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Archivo de Prehistoria Levantina
Vol. XXIX, Valencia, 2012, p. 273-287
Sonia MACHAUSE LÓPEZ a
Pesas de telar ibéricas con decoración zoomorfa
RESUMEN: En este trabajo se recogen las pesas de telar de cronología ibérica (ss. V-I a.C.) con decoración
zoomorfa identificable. Se realiza una descripción del contexto de hallazgo de los pondera, así como sus características decorativas y formales. La escasez de decoraciones figuradas (vegetal, animal o humana) en este tipo
de piezas, podría ser una muestra de su posible significado simbólico.
PALABRAS CLAVE: Fauna, pesa de telar, estampilla, Edad del Hierro, Cultura Ibérica.
Iberian loom weights with zoomorphic decoration
ABSTRACT: This work is a collection of the loom weights of Iberian chronology (5th-1st c. BC) with identifiable zoomorphic decoration. It has been made a description of the find context of the loom weights and theirs
decorative and formal characteristics. Thus, the rarity of this kind of formal decoration on the piece (plant,
animal or human) might indicate their possible symbolical meaning.
KEYWORDS: Fauna, loom weights, stamp, Iron Age, Iberian Culture.
a Estudiante de Postgrado en la Universitat de València.
sonia.machause@gmail.com
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S. Machause López
INTRODUCCIÓN
Existen numerosos ejemplos de iconografía animal dentro de la cultura ibérica, adoptando en cada momento
un significado y una función diversa según el soporte y el contexto. Aquí trataremos las representaciones
faunísticas sobre los pondera o pesas de telar, dentro de un amplio proyecto de investigación del Departamento
de Prehistoria y Arqueología de la Universitat de València. Dicho proyecto, “De lo real a lo imaginario. II.
Aproximación a la fauna ibérica de la Edad del Hierro” (HAR2008-03810), es la continuación del dedicado
a la flora, cuya base de datos está actualmente disponible en la red (www.florayfaunaiberica.org). Para el
estudio de la fauna, se ha adoptado la misma metodología que se llevó a cabo para la flora (Mata et al., 2007 y
2010), realizando un análisis previo y una catalogación de todos los ítems animales representados en diversos
soportes (cerámica, elementos arquitectónicos, escultura en piedra, objetos metálicos y monedas), así como
de los restos orgánicos.
MÉTODO DE TRABAJO
Para la catalogación de los ítems faunísticos se ha elaborado una ficha con diversos campos. En el primer
apartado se identifica el animal representado, señalando el grupo principal al que pertenece, su familia, género
y especie, indicando asimismo su nombre en castellano y detallando si el animal representado está completo
o incompleto. En segundo lugar, se tiene en cuenta la localización, es decir, se recogen los datos referentes al
yacimiento donde se ha encontrado el animal identificado, lugar de hallazgo, la colección donde se encuentra
depositado, etc.
Seguidamente, se lleva a cabo una descripción detallada de las representaciones, atendiendo a su soporte
y sus dimensiones (siempre que se especifiquen en la publicación). Por una parte, se realiza una descripción
de la pieza y por otra, una descripción anatómica del ítem representado (indicando si aparece relacionado con
otros animales u otros componentes dentro de la misma pieza). A la hora de describir el tipo de estampilla
sobre la que se enmarcan las decoraciones, se utilizará la tipología de Ruiz y Nocete (1981), ya que es uno
de los estudios más completos sobre este tipo de enmarques. Dicha clasificación se basa en dos factores
esenciales: la forma del enmarque en el que se encuadra la estampilla (A-D) y el motivo decorativo (I-VIII).
Aquí se hará referencia a la estampilla A (cuadrangular o rectangular), la B (circular u ovalada) y la D
(adaptada al motivo), siempre relacionadas con el número VIII, que es el que hace referencia a los motivos
figurativos.
Por último, se indica la información acerca de la documentación y el estado de la misma, la cronología de
la pieza y otras observaciones. También se incluye una imagen, a ser posible, original. El objetivo es publicar
parte de esta información en una base de datos en la red, tal y como se hizo con el proyecto de flora ibérica
(www.florayfaunaiberica.org). Gracias a este banco de datos de acceso libre, se podrán realizar búsquedas
generales o pormenorizadas y visualizar imágenes, así como mapas de dispersión de los restos.
PESAS DE TELAR
Las pesas de telar conforman un elemento indispensable para la manufactura textil, siendo de gran importancia
dentro de la economía doméstica de la cultura ibérica.
El pondus es un contrapeso utilizado en un telar vertical para mantener tensos los diferentes hilos de
la urdimbre (Alfaro, 1984; Mata y Bonet, 1992). Aun así, algunos investigadores pusieron en duda esta
interpretación basándose en datos como la diversidad del peso de los pondera hallados en un mismo contexto
o la dispersión espacial de los mismos (Castro, 1985 y 1986), siendo posible un carácter multifuncional.
El material con el que se realizan suele ser el barro cocido, aunque también hay unos pocos en piedra o
en barro sin cocer. Algunos pueden llevar decoración incisa, impresa o esgrafiada, así como epígrafes más
o menos largos. Existe una gran variedad de tipos y tamaños, con una o varias perforaciones. Según la
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clasificación de Mata y Bonet (1992), podemos diferenciar entre pondus troncopiramidal, cuadrangular,
paralelepipédico, discoidal y piramidal o cónico.
Los pondera que nos interesan aquí son aquellos que cuentan con decoración figurada de animales. El
estudio realizado indica que las pesas de telar decoradas con imágenes de animales, vegetales o humanas son
muy escasas y se encuentran en lugares muy dispersos de la geografía peninsular. Además, dicha figuración
no suele ser esgrafiada sino realizada precocción, aportando a la misma un valor adicional, pudiéndose tratar
seguramente de encargos.
Teniendo en cuenta su interpretación más generalizada como objeto de trabajo textil, resulta interesante
que sólo algunas piezas cuenten con decoraciones figuradas. Dicha escasez podría estar indicando una posible
relación simbólica entre las figuras representadas y el género femenino, el cual se asocia en todo momento al
ámbito doméstico y al trabajo del tejido.
CATÁLOGO
A continuación realizaremos una presentación general de cada yacimiento (ordenados geográficamente de
Norte a Sur), en los que se han hallado y publicado pesas de telar con decoración zoomorfa y llevaremos a
cabo una breve descripción de las características de estos pondera (fig. 1).
Fig. 1. Situación de los yacimientos mencionados en el texto.
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Puig Castellar (Santa Coloma de Gramenet, Barcelona)
El poblado del Puig Castellar está situado en la cima del Turó del Pollo (303 m) y cuenta con una extensión de
5.000 m2 aproximadamente. Su emplazamiento le ofrece una buena visión y comunicación con los asentamientos
próximos, controlando un importante tramo de costa. Su estado de conservación es muy bueno y cuenta con una
estructura urbanística que se adapta a las características del terreno (de la Pinta, 1993).
Es uno de los poblados de la zona más excavados y de mayor relevancia, como demuestran sus
construcciones defensivas. Las primeras actuaciones en la zona se realizaron a principios del s. XX por
F. de Sagarra y de Siscar (propietario del terreno), seguido por las excavaciones del Institut d’Estudis
Catalans (1922-1925) y las del Centre Excursionista Puig Castellar (1954-1958). La cronología de las
construcciones visibles se relaciona con el Ibérico Pleno, mientras que la cultura material estudiada
indica que el asentamiento se enmarca desde el s. VI hasta principios del s. II a.C. (cuando fue destruido
violentamente). Tras las primeras campañas de excavación, los trabajos fueron retomados por la Universitat
de Barcelona. Los materiales extraídos de las diversas excavaciones se encuentran mayoritariamente en
el Museo Torre Balldovina (Santa Coloma de Gramenet) y en el MAC-Barcelona (de la Pinta, 1986-89;
Sanmartí et al., 1992).
Las piezas cerámicas a comentar (fig. 2.1, 2.2 y 2.3) se conservan en los almacenes del MACBarcelona (de la Pinta, 1993). Se trata de cuatro pesas de telar con forma paralelepipédica, de dimensiones
prácticamente idénticas: 11 cm de alto y unos 9,4 cm de ancho aprox. Las representaciones que aparecen en
estos pondera son estampillas adaptadas al motivo figurativo (tipo D-VIII: Ruiz y Nocete, 1981) y han sido
interpretadas como posibles plantas de pie de animales con tres dedos cada una (de la Pinta, 1993; Sanmartí
et al., 1992), aunque la esquematización de las mismas permite interpretaciones muy diversas. Es posible
que se trate de huellas de ave, ya que aunque los pájaros tengan cuatro dedos, al caminar solo se marcarían
los tres delanteros. Además, otros animales que pueden dejar marcas de tres dedos son especies exóticas
inexistentes en la península ibérica como los rinocerontes o los tapires.
En los tres pondera que cuentan con una acanaladura frontal orientada perpendicularmente hacia la
perforación, las estampillas se sitúan en la cara superior (fig. 2.1, 2.2 y 2.3), mientras que en el otro se
hallan en la pared frontal (de la Pinta y Río-Miranda, 1981). La disposición de las estampillas varía en
cada ejemplar. Aparecen bien en dos grupos de tres estampillas dispuestas radialmente (fig. 2.1), bien en
dos grupos de tres y dos enfrentadas (fig. 2.3) o bien dos huellas en el centro diametralmente opuestas y
separadas por un aspa incisa (fig. 2.2). Su cronología exacta no se especifica en la bibliografía consultada,
aunque sabemos que se enmarcaría entre los ss. VI-III a.C. como el yacimiento.
El Fonollar (Vallbona d’Anoia, Barcelona)
Localizado en los alrededores del término municipal de Vallbona d’Anoia (Barcelona), dicho yacimiento
permanece todavía inédito. Gracias a las prospecciones de la Secció d’Estudis del Museu Municipal Puig
Castellar de Santa Coloma de Gramenet (finales de los años 80), se han constatado dos asentamientos de época
ibérica a ambos lados de la Riera Seca. En el conocido como yacimiento A, situado a la orilla derecha de la
riera, se evidenciaba una acumulación de fragmentos cerámicos hallados tras un rebaje de tierras producido
por la construcción de un camino rural. Tanto estos materiales como los recuperados en la superficie de la
orilla opuesta, conocido como yacimiento B (seguramente desechos de un horno cerámico que no se localizó),
evidencian una cronología en torno a los ss. II-I a.C. (de la Pinta, 1986-89 y 1993).
La pieza cerámica que nos interesa (fig. 2.4) pertenece al yacimiento B (de la Pinta, 1986-89 y 1993).
Se trata de un fragmento de pesa de telar de forma paralelepipédica, de 5,2 cm de alto conservado y 3,6 cm
de ancho. En su cara mayor muestra una acanaladura central, la cual se orienta perpendicularmente hacia la
perforación del pondus. La decoración de la cara superior consta de un aspa incisa. Sobre ésta, se hallan dos
estampillas similares con ítems zoomorfos de enmarque ovalado: tipo B-VIII (Ruiz y Nocete, 1981). Dentro
de las estampillas se representa un cuadrúpedo de difícil identificación, pudiendo pertenecer a la familia de
los cánidos (de la Pinta, 1986-89 y 1993), que aparece en movimiento, con la cabeza adelante y la cola corta
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Fig. 2. Pesas de telar con decoración zoomorfa: 1, 2 y 3, Puig Castellar (fotos E. Collado); 4, El Fonollar (según J. Ll. de
la Pinta); 5, Els Vilans (según J. Ll. Ribes) © Museu de Lleida: diocesà i comarcal (Jordi V. Pou); 6, Cabezo de Alcalá de
Azaila (según J. Cabré).
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y erguida. Las estampillas ovaladas que lo enmarcan (6 mm de ancho y 12 mm de largo aprox.), aparecen
dispuestas transversalmente y separadas entre sí unos 15 mm. A la izquierda de éstas, es probable que hubiera
una tercera estampilla que continuaría la serie, aunque simplemente se conserve en la actualidad un pequeño
resto del enmarque. Este pondus fue recogido en superficie y ha sido interpretado como parte de los desechos
de un posible horno cerámico ubicado en los alrededores (ss. I-II a.C.).
Els Vilans (Aitona, Lleida)
Els Vilans o Els Vilàs está situado al margen izquierdo del río Segre y al S del barranco de Carretelà (que
separa el término municipal de Aitona del término del Seròs). Fue descubierto en el año 1944 a raíz de los
estudios de poblamiento dirigidos por R. Pita en la zona del Bajo Segre y el Bajo Cinca. Gracias a estas
actuaciones se detectaron dos yacimientos principales, un poblado ibérico conocido como Els Vilans A y
una villa romana o Els Vilans B (separados por unos 500 m). Así mismo, se identificó lo que se conoce
como Els Vilans C, una zona de contacto entre ambos poblados con restos dispersos de cerámica variada,
muros, sepulturas... Y por último, al Este de la zona de Els Vilans C, se detectó Els Vilans D, una necrópolis
de inhumación (Pita, 1951).
El yacimiento que nos atañe aquí es el de época ibérica, que se situaba sobre un cerro que dominaba
visualmente el barranco. Es un poblado de forma redondeada, con una acrópolis en su zona NE. Tanto
éste como los demás yacimientos identificados en el cerro, salieron a la luz debido a la construcción de
numerosas trincheras durante la Guerra Civil. Este hecho afectó en gran medida la conservación de los
restos, aunque también aportó gran información sobre la historia del poblado, dejando a la luz numerosos
restos y estratigrafías de casi dos metros de potencia (González, 2002).
Los hallazgos materiales de este yacimiento fueron documentados por R. Pita (director de la Comisaría
de Excavaciones Arqueológicas del Bajo Segre), con la colaboración del profesor A. Vallés. En 1970
E. Junyent realizó un sondeo inédito, ya que los trabajos agrícolas amenazaban la conservación del
yacimiento, pero desafortunadamente estos cambios del terreno acabaron destruyendo completamente
el poblado ibérico. Su cronología se extendería desde la Primera Edad del Hiero hasta el Ibérico pleno
(ss. V-III a.C. aprox.), cuando fue destruido por un incendio seguramente provocado por las tropas
romanas que ocuparon la zona del Segre en esta época. La mayoría de los materiales se encuentran en
el Museu de l’Institut d’Estudis Ilerdencs de Lleida, entre ellos la pesa de telar a comentar (fig. 2.5),
que fue hallada en los años 50 como resultado de las excursiones escolares dirigidas por el profesor A.
Vallés (Pita, 1962).
Se trata de una pesa de telar paralelepipédica con dos perforaciones en la parte superior (fig. 2.5). Con
15,6 cm de alto, 12 cm aprox. de ancho y un peso de 1.285 g, es seguramente el pondus de mayor tamaño
de todos los estudiados en este trabajo. La totalidad de la pieza, exceptuando la base mayor, está decorada
con líneas incisas en zig-zag y puntos impresos (Pita, 1962). La decoración figurada se sitúa en una de
las caras mayores y, a diferencia de la mayoría de piezas estudiadas en este trabajo, no se trata de una
estampilla, sino que está realizada mediante incisiones precocción. La imagen representada se interpretó
como un pájaro situado sobre la cima de un árbol (Pita, 1962). Basándonos en esta interpretación,
relacionaríamos la línea vertical situada en el centro con el tronco del arboriforme, y las líneas que salen
del mismo, con las ramas. Encima del tronco se encuentra la posible ave, formada por un rectángulo
con dos líneas a cada lado, representando las patas y tres líneas rectas en su parte trasera que figurarían
la cola. En la parte delantera, una línea similar a las supuestas patas se interpreta como el cuello del
ave, con la cabeza mirando hacia abajo. Aun así, su excesivo esquematismo dificulta en gran medida su
interpretación y la hace bastante subjetiva, ya que otros ven en esta figura a un antropomorfo con adornos
en la cabeza (González, 2002).
La cronología exacta de la pieza es difícil de determinar, debido a la amplia vida del yacimiento (ss.
V-III a.C.), aunque como fue hallada casi en superficie se suele ubicar en el s. III a.C., coincidiendo con la
llegada de los romanos al Segre y la consecuente destrucción del poblado ibérico (Pita, 1962).
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Cabezo de Alcalá (Azaila, Teruel)
El Cabezo de Alcalá se encuentra al Norte de la provincia de Teruel, en el valle del río Aguas Vivas (a 1
km aprox. al sur de la población actual de Azaila). Está sobre una colina aislada (323 m) de una superficie
alrededor de 1 ha, lo que le otorga un gran valor estratégico en una zona óptima para las comunicaciones. El
conjunto arqueológico comprende una acrópolis, varias edificaciones y una necrópolis ibérica (Asensio, 1995;
Beltrán Lloris, 1976).
Fue descubierto a finales del s. XIX por P. Gil y Gil, y posteriormente investigado por J. Cabré (quien
dirigió las campañas de excavación desde 1918 hasta 1944 de manera ininterrumpida). También fue estudiado
por A. Beltrán Martínez y más tarde por M. Beltrán Lloris (Beltrán Lloris, 1976 y 1995). Gracias a los trabajos
realizados por estos investigadores, se ha llegado a determinar que la ciudad contó con diversos momentos
de ocupación, uno desde el s. VII hasta finales del s. III a.C. y otro plenamente ibérico aunque con mayor
influencia romana entre los ss. II-I a.C. El final de Azaila es una cuestión que suscita continuos debates y
autorrectificaciones, ya que parte de su cultura material no cuenta con una datación exacta fiable. Algunos
autores opinan que se debió a una destrucción a raíz del paso de los ejércitos de Julio César (mediados del s.
I a.C.) (Ribera i Lacomba y Marín Jordá, 2005), mientras que otros se inclinan por una destrucción sertoriana
a principios del s. I a.C. (Beltrán Lloris, 2007). La mayoría de los vestigios procedentes de este yacimiento se
conservan en el M.A.N. (Madrid).
De este asentamiento procede una pesa de telar (fig. 2.6) que, destacando por su gran nivel decorativo,
es sin ninguna duda la más espectacular del conjunto que hemos estudiado. Descubierta en el nivel superior
de la acrópolis, tiene forma rectangular ligeramente troncopiramidal (12 cm de alto, 10 de ancho y 6,5 de
grosor). Cuenta con una perforación casi central en el lado mayor y, a diferencia de la mayoría de los pondera
conocidos, está hecho de alabastro (lo que le da una excepcionalidad añadida). Tres de sus caras laterales están
decoradas con motivos figurados y su cara superior con letreros grabados. J. Cabré le otorgó una cronología
de finales del s. I a.C. (Cabré, 1944), aunque sus decoraciones pudieron pertenecer a diferentes momentos
cronológicos, ya que son grabadas, sin relación entre ellas y con unas características plásticas diferentes.
La decoración cubre casi la totalidad de la pieza. En el lado superior, junto a dos signos ibéricos: “uti”,
que podrían interpretarse como las siglas del primer propietario (Cabré, 1944; Beltrán Lloris, 1976), aparece
uno o varios antropónimos: “bilosbalkarkais” (Siles, 1985; Untermann, 1990). Según J. Cabré, es posible que
estos vocablos hagan referencia a la persona que decoró el pondus. En una de sus caras mayores, en la parte
inferior, aparece un elefante grabado en posición horizontal y mirando a la izquierda. Sobre su lomo, se sitúa lo
que Cabré interpretó como una torre de guerra o torreta (Cabré, 1944). Encima, aparece representada la mitad
anterior de un cánido en posición horizontal. El dibujo sitúa el animal hacia la izquierda y mirando de frente,
con orejas puntiagudas, ojos redondos y pelaje detallado. Ambas figuras aparecen separadas por la perforación
del pondus.
En la cara opuesta, encontramos dos jabalíes. Uno de ellos aparece grabado en la parte inferior izquierda
de la pieza (en posición vertical hacia abajo). Cuenta con algunos detalles marcados como la cola enrollada,
un pequeño ojo, las orejas triangulares, los caninos inferiores salientes y ligeramente curvados y la crin erizada
que recorre su lomo. Esta última característica se suele representar cuando se quiere mostrar el enfurecimiento
del animal. Aunque una de las extremidades posteriores no es visible, su conservación es mejor que la del
jabalí de la parte superior de la misma cara del pondus, del cual sólo es visible su mitad posterior y lo que
parecen ser sus dos orejas (sin presentar ningún detalle). Alrededor de estos animales también se observan
otros motivos sin clara identificación.
Por último, en uno de los laterales encontramos la representación de una cuádriga (en posición vertical
hacia abajo) galopando a la izquierda, llevada por un auriga. Dada la ordenación de los caballos, J. Cabré
opinó que la imagen pudo estar influenciada por los denarios consulares del Período III, 134-80 a.C. Aun
así, el caballo que aparece en primer término, del cual se ve todo su contorno, se representa con la cabeza
vuelta hacia atrás, característica poco común en la numismática de la República romana y más común en las
cuádrigas de hipocampos galopando a la derecha de Marco Antonio (Cabré, 1944). De todas formas, estos
razonamientos son meras hipótesis de limitada solidez al basarse en figuras demasiado esquemáticas.
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El Palao (Alcañiz, Teruel)
El Palao es un yacimiento ibero-romano cercano a Alcañiz situado sobre un cerro amesetado y aislado (428
m), lo cual le aporta un importante control visual. Dicho poblado, de unas 3 ha, constituye, junto con el Cabezo
de Alcalá de Azaila citado con anterioridad, el asentamiento de mayor importancia del sector central del Bajo
Aragón, por lo que seguramente ejerciera las funciones de ciudad rectora del territorio (sobre todo a partir del
s. II a.C.). El yacimiento cuenta con numerosos restos de construcciones privadas y públicas (cisterna, foso,
edificios rituales...). Se asocia por parte de algunos investigadores con la ciudad, mencionada en las fuentes
antiguas, de Osicerda o Usekerte (Benavente et al., 2003).
El asentamiento es conocido desde principios del s. XX y ha pasado por diversas fases de excavación desde
las primeras iniciativas de P. Paris. En 1928, con directores como V. Bardavíu y R. Thouvenot; entre 1978-1985,
F. Marco (Universidad de Zaragoza); y actualmente (desde 2003) F. Marco, P. Moret y J.A. Benavente (Alfayé
et al., 2004). Los hallazgos obtenidos hasta el momento, tanto materiales como de estructuras constructivas,
permiten confirmar su ocupación ibérica desde por lo menos finales del s. III a.C., prolongándose hasta el s. I
d.C. (Benavente et al., 2003).
La pieza a comentar (fig. 3.4) pertenece a la colección arqueológica de los Padres Escolapios de Alcañiz
(Benavente et al., 1989). Se trata de un fragmento de pesa de telar cerámica, de forma cuadrangular, que
presenta restos de una perforación central en uno de sus lados mayores. Está decorada en la cara superior
con un sello en el que se representa un posible caballo y restos de otra impresión, así como una incisión o
acanaladura en un ángulo. El animal aparece en movimiento, enmarcado en una estampilla ovalada (tipo
B-VIII: Ruiz y Nocete, 1981). Apenas se indican las dos patas traseras y no cuenta con muchos detalles
anatómicos, aunque podemos identificar la crin característica y una cola erguida (actitud poco usual en los
équidos). La cronología exacta de la pieza se desconoce, aunque sabemos que se enmarcaría entre los ss. III
a.C.-I d.C., como el yacimiento.
La Balaguera (la Pobla Tornesa, Castellón)
El yacimiento se sitúa en el cerro del mismo nombre, en una de las estribaciones septentrionales de la sierra de
Les Conteses (500 m), otorgándole una amplia visibilidad sobre su entorno (Allepuz, 1999). Ocupa un espacio
de unas 5 ha, en el que se documentaron estructuras diversas de habitación y un posible edificio de carácter
público. Aparece rodeado por una muralla en su parte este y norte, con una puerta de acceso posiblemente
flanqueada por dos torres.
El yacimiento fue dado a conocer por J.J. Senent a principios del s. XX. Pero será a partir de 1950, con
los resultados de las campañas de excavación efectuadas por F. Jordá, cuando se acentuará la importancia
del asentamiento. Numerosos investigadores han realizado estudios pormenorizados sobre el material
arqueológico hallado: desde D. Fletcher y P.P. Ripollès, hasta F. Arasa o X. Allepuz, entre otros. Gracias a
estas investigaciones, podemos establecer los inicios del asentamiento hacia el Bronce final. Tras un posible
paréntesis ocupacional será ocupado nuevamente desde el Ibérico Antiguo hasta el Tardío (siendo abandonado
durante la primera mitad del s. I a.C.) (Allepuz, 1999).
La pieza cerámica a comentar (fig. 3.6) fue hallada en contexto doméstico. Es de forma rectangular
y cuenta con una perforación central, presentando una decoración en la cara superior con impresiones
distribuidas en tres líneas paralelas y realizadas con dos sellos circulares diferentes (B-VIII: Ruiz y Nocete,
1981). En la línea central, dentro de las dos estampillas de mayor diámetro, aparece una figura humana
sentada con el brazo derecho estirado y apoyado en una posible jarra. En las filas de estampillas superior e
inferior (de tres cada una), aparece representado un ciervo en posición estática (con diferentes orientaciones).
La imagen carece de detalle, aunque se distingue una gran cornamenta. La cronología exacta de esta pieza
se desconoce (Allepuz, 1999).
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Pesas de telar ibéricas con decoración zoomorfa
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Fig. 3. Pesas de telar con decoración zoomorfa: 1 y 2, El Cerro de las Cabezas (Archivo del Museo Municipal de
Valdepeñas); 3, Casillas del Cura (foto D. Quixal); 4, El Palao (según J. A. Benavente); 5, Bolvax (según P. A. Lillo);
6, La Balaguera (según X. Allepuz); 7, Casillas del Cura (dibujo A. Martínez y J. J. Castellano, y foto C. Mata).
Casillas del Cura (Venta del Moro, Valencia)
El yacimiento arqueológico de Casillas del Cura está situado en una suave ladera de la Sierra del Rubial (900
m), orientada al S-O, cercana al río Cabriel (límite occidental de la provincia de Valencia con la de Cuenca).
Se trata de un asentamiento especializado en la producción cerámica (ss. V-IV a.C.) formado por varios hornos
y diversas dependencias relacionadas, que seguramente abastecería a los yacimientos de alrededor (Martínez
y Castellano, 1997).
El descubrimiento del yacimiento fue fortuito, ya que en 1987 se realizó un desfonde en la zona de la
ladera para un cambio de cultivo. Los daños producidos fueron irreparables, ya que en este punto era donde se
encontraban los hornos y, por tanto, la mayor concentración de material. En el año 1996, se llevó a cabo una
intervención de salvamento. El material superficial procedente de la prospección, así como el extraído de las
excavaciones, se encuentra en el Museo Municipal de Requena (Martínez y Castellano, 1997).
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De este asentamiento proceden las pesas de telar cerámicas a comentar (fig. 3.3 y 3.7). Una de ellas
fue recogida por un vecino de Venta del Moro pocos días después de realizarse el desfonde del yacimiento,
momento en el cual se hallaron otros cinco pondera de características similares que no se publican (Martínez
y Castellano, 1997). Se trata de un pondus troncopiramidal con base rectangular (fig. 3.7). En su cara superior
presenta una estampilla en forma de rectángulo (A-VIII: Ruiz y Nocete, 1981) que se repite tres veces. El
animal representado en la estampilla podría relacionarse con la figura de un cánido sin más rasgos definitorios
que unas fauces abiertas, siendo posible que se quisiera representar a un perro ladrando. Las dos estampillas
laterales aparecen de manera transversal, mientras que la central tiene una orientación longitudinal (con el
animal mirando hacia la derecha). Otro de los pondera procedente de este yacimiento y con el mismo motivo
figurativo, fue recogido durante las prospecciones oficiales realizadas por C. Mata (fig. 3.3). A diferencia
del anterior, se representan sólo dos estampillas en una de sus caras mayores (A-VIII: Ruiz y Nocete, 1981),
separadas por una doble perforación. El motivo figurado es el mismo y se orienta transversalmente.
La cronología exacta de estas piezas es desconocida, ya que se hallaron en superficie, pero se deduce que
sería la misma que la del horno (ss. V-IV a.C.).
El Cerro de las Cabezas (Valdepeñas, Ciudad Real)
El yacimiento se halla sobre el cerro que le da nombre, a 800 m aprox. Además, su situación en el margen
izquierdo del río Jabalón, le otorga una estratégica posición de cara a las comunicaciones con los territorios de
alrededor (Fernández Maroto et al., 2007).
Las excavaciones llevadas a cabo en el yacimiento desde 1985 dependen de la Junta de Comunidades de
Castilla la Mancha y del Excmo. Ayuntamiento de Valdepeñas. Éstas han permitido documentar casi 1 ha de la
superficie entre almacenes, áreas domésticas, santuarios y parte de su sistema defensivo. Aunque la zona fue
ocupada con anterioridad (Bronce Final), será a partir del s. VI a.C. cuando el oppidum ibérico comenzará a
desarrollarse, aumentando su tamaño hasta el s. III a.C., cuando se abandona. Entre todo el material cerámico
recuperado a lo largo de las diversas campañas de excavación, destacan las cerámicas estampilladas (ss. IV-III
a.C.). Un ejemplo de la expresividad de sus motivos lo vemos en las decoraciones de los pondera a comentar
(Fernández Maroto et al., 2007).
La primera de ellas (fig. 3.1) es una pesa de telar con bordes redondeados y de forma cuadrangular. Cuenta
con una perforación y en su parte superior presenta una estampilla cuadrada (A-VIII: Ruiz y Nocete, 1981).
El animal, orientado hacia la derecha, al cual enmarca el sello, ha sido interpretado como un lobo (Fernández
Maroto et al., 2007). Aunque no presenta detalles anatómicos definidos, contiene algunos rasgos que permiten
suponer que se trate de un perro, como por ejemplo sus largas orejas o sus fauces abiertas que podrían
interpretarse como un ladrido (características ambas ajenas a los lobos).
La otra (fig. 3.2), es una pesa de telar cuadrangular que presenta en su parte superior una estampilla
adaptada al motivo figurativo de un cervatillo o una cierva (tipo D-VIII: Ruiz y Nocete, 1981). Dicho animal
aparece representado longitudinalmente y la dirección de sus extremidades, tanto traseras como delanteras,
evoca una clara actitud de movimiento.
A diferencia de las pesas de telar comentadas hasta el momento, éstas cuentan con una sola estampilla que
cubre la totalidad de la cara del pondus. La cronología de ambas piezas, como hemos señalado con anterioridad,
se situaría en los ss. IV-III a.C. (cuando se produce la mayor cantidad de las cerámicas estampilladas).
Bolvax / Bolbax (Cieza, Murcia)
Sobre una alta colina a 3 km al sur de la actual Cieza, este yacimiento se sitúa en un paso estratégico hacia al Alto
Segura al localizarse en un lugar de estrechamiento del valle. Su posición le otorga una fácil defensa natural
y abundancia de recursos, por lo que será ocupado desde mediados del III milenio hasta época musulmana.
Aunque no se han realizado hasta el momento excavaciones metódicas, se ha recogido un amplio conjunto
de materiales que nos informan de que el poblamiento ibérico inicial correspondería a la segunda mitad del
s. V a.C., siendo romanizado durante el s. II a.C. Aun así, no se dispone de informaciones fiables sobre los
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momentos exactos de destrucción y reestructuración del poblado de época ibérica ni de su necrópolis (Lillo,
1981). Los materiales se encuentran repartidos entre el Museo de Siyasa (Cieza), el Museo Arqueológico de
Murcia y colecciones particulares.
El nombre del yacimiento ha sufrido algunas modificaciones, por lo que en la bibliografía sobre el mismo,
podemos encontrarlo escrito como Bolbax (Lillo, 1981) o como Bolvax (Yelo Templado, 1993-1994; Salmerón
Juan, 2007). Aquí se utilizará la nomenclatura con la que aparece en la bibliografía más reciente: Bolvax.
La pieza cerámica expuesta a continuación (fig. 3.5) es un pondus de forma troncopiramidal, con un orificio
de suspensión en la parte superior. Está decorada en la cara menor con una estampilla ovalada (tipo B-VIII:
Ruiz y Nocete, 1981), en la que se representa un cánido mirando a la derecha y con las extremidades delanteras
extendidas hacia delante. El animal cuenta con unas orejas puntiagudas y una cola curva orientada hacia abajo,
presentando la boca abierta de la que sale lo que ha sido interpretado por P.A. Lillo (1981) como una larga
lengua ondulada, aunque también podría relacionarse con el fuego que caracteriza a numerosos animales
fantásticos. Además, podríamos interpretar la protuberancia que aparece en la parte inferior delantera como
un signo de su sexo femenino. Su cronología exacta no se especifica en la bibliografía consultada, aunque
sabemos que se situaría entre los ss. V-II a.C., como el yacimiento.
CONCLUSIONES
Mediante la información recogida a través de todas las pesas de telar estudiadas procedentes de diversos
yacimientos ibéricos, se podrán realizar algunas reflexiones sobre su posible significado simbólico.
Las pesas de telar son elementos que normalmente se suelen hallar en cantidades significativas, por lo
que es bastante excepcional la documentación, hasta ahora, de sólo 14 pondera con decoración zoomorfa.
Además, estos pondera suelen ser objetos únicos en cada uno de los yacimientos en los que se han encontrado,
exceptuando Puig Castellar, Casillas del Cura y el Cerro de las Cabezas, donde se han hallado varios con esta
decoración.
Su dispersión geográfica es muy heterogénea, ya que se encuentran en yacimientos que van desde el N
hasta el SE peninsular, sin presentar mayor concentración en ninguna de las zonas del territorio ibérico (fig.
1). Mientras el estudio de los pondera con decoración floral (www.florayfaunaiberica.org) mostró que éstos se
encontraban en un espacio geográfico más concentrado (Cataluña y Aragón) y con una cronología mucho más
limitada (ss. III-I a.C.), la figuración zoomorfa sobre estas piezas se extiende por todo el territorio ibérico en
una horquilla cronológica muy amplia. Al no disponer de la datación exacta para la mayoría de los pondera
no se pueden realizar comparaciones cronológicas fiables, pero en general sabemos que abarcan desde el siglo
VI hasta el I a.C.
Si se tiene en cuenta el tipo de estampilla (tabla. 1), se puede observar que la mayoría de ellas son de
tipo B (fig. 2.4, 3.4, 3.5 y 3.6), es decir, con enmarque circular u ovalado, mientras que el tipo A, cuadrado
o rectangular, sólo se presenta en tres de los pondera estudiados (fig. 3.1, 3.3 y 3.7). Otros cinco (4 del Puig
Castellar y 1 del Cerro de las Cabezas) tienen enmarques de tipo D, es decir adaptados al motivo figurativo
(fig. 2.1, 2.2, 2.3 y 3.2) (Ruiz y Nocete, 1981). Si se estudia la especie animal en relación al tipo de sello y a
la forma de pesa de telar, se observa que no existe una asociación clara (fig. 4).
En relación a los animales representados, si se acepta que las huellas de los pondera de Puig Castellar
(fig. 2.1, 2.2, 2.3) pertenecen a un ave, junto con la de Els Vilans (fig. 2.5), dicha especie animal sería la más
representada. Si no, aquel que aparece en mayor número de pondera es el cánido (clasificación genérica de
lobos y perros), seguido del caballo y del ciervo, finalizando por el jabalí y el elefante (fig. 4). También se puede
ver que las figuras representadas aparecen siempre aisladas y enmarcadas dentro de una estampilla (excepto en
el pondus de Cabezo de Alcalá de Azaila y el de Els Vilans). Ni siquiera cuando aparecen dos animales en un
mismo soporte se relacionan entre ellos, a excepción de la cuadriga del pondus de Azaila (fig. 2.6).
Un número tan limitado impide extraer conclusiones en relación con la iconografía representada y su
significado. En cuanto a las especies animales, como por ejemplo el cánido o el jabalí, hay numerosos
paralelismos en diversos soportes del ámbito ibérico, demostrando su relevancia iconográfica en dicha
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S. Machause López
Tabla 1. Características de cada uno de los pondera.
Nº animales
1. Caballos
4
>1
2. Cánidos
Tipo y material (1)
Tipo estampilla (2)
Cabezo de Alcalá
A V. 7.1. alabastro
El Palao
A.V. 7.2. cerámica
B-VIII
B-VIII
El Fonollar
A V. 7. cerámica
1
Cabezo de Alcalá
A V. 7.1. alabastro
3
Casillas del Cura (3)
A V. 7.1. cerámica
A-VIII
2
Casillas del Cura (3)
A V. 7.1. cerámica
A-VIII
1
3. Ciervos
>2
Yacimiento
Bolvax/Bolbax
A V. 7.1 cerámica
B-VIII
6
La Balaguera
A V. 7.3. cerámica
B-VIII
D-VIII
1
El Cerro de las Cabezas
A V. 7. cerámica
4. Elefantes
1
Cabezo de Alcalá
A V. 7.1. alabastro
5. Jabalíes
2
Cabezo de Alcalá
A V. 7.1. alabastro
6. Aves (cf.)
Puig Castellar
A V. 7.3. cerámica
D-VIII
Puig Castellar
A V. 7.3. cerámica
D-VIII
6
Puig Castellar
A V. 7.3. cerámica
D-VIII
2
Puig Castellar
A V. 7.3. cerámica
D-VIII
1
7. Perros
8
8
Els Vilans
A V. 7. 1 cerámica
1
El Cerro de las Cabezas
A V. 7. cerámica
A-VIII
(1) Tipología según Mata y Bonet, 1992; (2) tipología según Ruiz y Nocete, 1981; (3) se conoce la existencia de otros
pondera de características similares en este yacimiento, pero no se publican.
Fig 4. Gráfica comparativa de los animales representados y el número de pondera.
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Pesas de telar ibéricas con decoración zoomorfa
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cultura. A menudo, se representan en actitud amenazante con las fauces abiertas (fig. 3.1, 3.3 y 3.7) y la crin
erizada (fig. 2.6), por lo que la mayoría de investigadores relaciona este tipo de representaciones con un valor
mágico-protector (Fernández et al., 2007). La imagen del cánido en el mundo ibérico pudo tener múltiples
significados, desde un animal guerrero, feroz y cruel, hasta el animal protector del difunto que se relaciona en
la mayoría de las culturas mediterráneas con el Más Allá (Pérez Almoguera, 1995; Hernández Pérez, 2004;
Mata y Soria, 2012). En general, tanto el ciervo, el lobo o el jabalí (presas habituales de la caza), como el
caballo o el perro (acompañantes en las actividades cinegéticas), son animales prestigiosos que tienen un
importante valor aristocrático y que se suelen relacionar con la imagen del hombre-héroe cuando aparecen
en otros soportes, como la escultura o la cerámica (Hernández Pérez, 2004; Almagro-Gorbea y Torres Ortiz,
1999; Almagro-Gorbea, 2005). Pero también hay otras imágenes menos corrientes, como la del supuesto
elefante que carga una torreta de guerra en el pondus de Azaila (fig. 2.6), que se relacionarían a su vez con la
figura del hombre-guerrero. Por ello, no deja de ser llamativo que todas estas representaciones se encuentren
en objetos vinculados a la mujer. El único animal que tiene una relación clara con la garante del hogar es el
ave (fig. 2.1, 2.2, 2.3 y 2.5), símbolo femenino por excelencia tanto en la cultura ibérica como en muchas otras
culturas (Izquierdo y Prados, 2004; Prados, 2007).
Todo esto es un indicio de que seguramente las imágenes cambian de significado dependiendo del
soporte en el que se encuentran o el uso para el que fueron destinadas (Olmos, 1998). Por lo tanto, su estudio
servirá para conocer aspectos esenciales de la estructura socio-económica y la ideología de la cultura en la
que se incluyan.
De todas formas, dilucidar el significado de estas decoraciones es algo muy complejo, ya que las imágenes
de animales en los pondera aparecen completamente aisladas. Algunos investigadores las interpretan como
simples marcas de fábrica que evidenciarían su pertenencia a un taller concreto o algún grupo familiar (de la
Pinta, 1993). Pero seguramente el objetivo de estas decoraciones excepcionales (premeditadas y realizadas
precocción) debió de ser diferente al de funcionar como un mero marcador. Además, sólo se conoce la
repetición de las mismas impresiones en algunos pondera de los yacimientos de Puig Castellar y Casillas del
Cura. Es posible que se realizaran para entregarse como regalos cuya propiedad tuviera un significado especial.
También puede ser que se utilizaran como expresión de una mentalidad o rito doméstico determinado, o ser
creadas en relación al contexto socio-económico que las envuelve. Algunos investigadores son partidarios de
ver estos objetos estampillados, en su mayoría, como piezas con valor simbólico de protección, que ocuparían
un lugar privilegiado dentro del espacio doméstico (Fernández et al., 2007). Y otros las relacionan con las
placas-ídolo que penderían del techo de las casas siguiendo tradiciones de épocas anteriores (Pita, 1962).
La cultura ibérica tiene una iconografía con significados muy variados, difíciles de interpretar debido a
la ausencia de fuentes escritas sobre estos temas. Si se tiene en cuenta el contexto arqueológico, se pueden
extraer algunas hipótesis sobre el significado de las representaciones. En el caso de las pesas de telar, aunque
no se conozca el contexto exacto para la totalidad de las piezas, casi todas han sido halladas en lugares de
hábitat. En estos lugares es donde se llevaba a cabo el trabajo del tejido y teniendo en cuenta que esta actividad
es un verdadero símbolo de la mujer ibérica (Aranegui et al., 1997), algunas de las imágenes que aparecen en
los pondera pudieron estar relacionadas con la esfera femenina y su actividad.
Aun así, desafortunadamente por el momento no se puede afirmar el significado de sus decoraciones, ni si
las piezas sobre las que se realizaron contaban con un valor simbólico extraordinario. Dicha discusión queda
abierta a futuras investigaciones y su estudio será de gran importancia para entender el significado que el
mundo animal tenía entre los iberos, tanto a nivel económico y social como religioso.
AGRADECIMIENTOS
Agradezco las valiosas observaciones de cara a la interpretación de las imágenes al Dr. Pere Pau Ripollès (Universitat de
València) y al Dr. Alfred Sanchis (SIP). A David Quixal, Eva Collado y al Dr. Xavier Allepuz por facilitarme las imágenes
necesarias. A Hervé Bohbot (CNRS), por la realización del mapa. Y sobre todo, a la Dra. Consuelo Mata (Universitat
de València) que me ha prestado su apoyo incondicional, aconsejándome y facilitándome toda clase de información,
publicada y sin publicar.
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S. Machause López
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Archivo de Prehistoria Levantina
Vol. XXIX, Valencia, 2012, p. 273-287
Sonia MACHAUSE LÓPEZ a
Pesas de telar ibéricas con decoración zoomorfa
RESUMEN: En este trabajo se recogen las pesas de telar de cronología ibérica (ss. V-I a.C.) con decoración
zoomorfa identificable. Se realiza una descripción del contexto de hallazgo de los pondera, así como sus características decorativas y formales. La escasez de decoraciones figuradas (vegetal, animal o humana) en este tipo
de piezas, podría ser una muestra de su posible significado simbólico.
PALABRAS CLAVE: Fauna, pesa de telar, estampilla, Edad del Hierro, Cultura Ibérica.
Iberian loom weights with zoomorphic decoration
ABSTRACT: This work is a collection of the loom weights of Iberian chronology (5th-1st c. BC) with identifiable zoomorphic decoration. It has been made a description of the find context of the loom weights and theirs
decorative and formal characteristics. Thus, the rarity of this kind of formal decoration on the piece (plant,
animal or human) might indicate their possible symbolical meaning.
KEYWORDS: Fauna, loom weights, stamp, Iron Age, Iberian Culture.
a Estudiante de Postgrado en la Universitat de València.
sonia.machause@gmail.com
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274
S. Machause López
INTRODUCCIÓN
Existen numerosos ejemplos de iconografía animal dentro de la cultura ibérica, adoptando en cada momento
un significado y una función diversa según el soporte y el contexto. Aquí trataremos las representaciones
faunísticas sobre los pondera o pesas de telar, dentro de un amplio proyecto de investigación del Departamento
de Prehistoria y Arqueología de la Universitat de València. Dicho proyecto, “De lo real a lo imaginario. II.
Aproximación a la fauna ibérica de la Edad del Hierro” (HAR2008-03810), es la continuación del dedicado
a la flora, cuya base de datos está actualmente disponible en la red (www.florayfaunaiberica.org). Para el
estudio de la fauna, se ha adoptado la misma metodología que se llevó a cabo para la flora (Mata et al., 2007 y
2010), realizando un análisis previo y una catalogación de todos los ítems animales representados en diversos
soportes (cerámica, elementos arquitectónicos, escultura en piedra, objetos metálicos y monedas), así como
de los restos orgánicos.
MÉTODO DE TRABAJO
Para la catalogación de los ítems faunísticos se ha elaborado una ficha con diversos campos. En el primer
apartado se identifica el animal representado, señalando el grupo principal al que pertenece, su familia, género
y especie, indicando asimismo su nombre en castellano y detallando si el animal representado está completo
o incompleto. En segundo lugar, se tiene en cuenta la localización, es decir, se recogen los datos referentes al
yacimiento donde se ha encontrado el animal identificado, lugar de hallazgo, la colección donde se encuentra
depositado, etc.
Seguidamente, se lleva a cabo una descripción detallada de las representaciones, atendiendo a su soporte
y sus dimensiones (siempre que se especifiquen en la publicación). Por una parte, se realiza una descripción
de la pieza y por otra, una descripción anatómica del ítem representado (indicando si aparece relacionado con
otros animales u otros componentes dentro de la misma pieza). A la hora de describir el tipo de estampilla
sobre la que se enmarcan las decoraciones, se utilizará la tipología de Ruiz y Nocete (1981), ya que es uno
de los estudios más completos sobre este tipo de enmarques. Dicha clasificación se basa en dos factores
esenciales: la forma del enmarque en el que se encuadra la estampilla (A-D) y el motivo decorativo (I-VIII).
Aquí se hará referencia a la estampilla A (cuadrangular o rectangular), la B (circular u ovalada) y la D
(adaptada al motivo), siempre relacionadas con el número VIII, que es el que hace referencia a los motivos
figurativos.
Por último, se indica la información acerca de la documentación y el estado de la misma, la cronología de
la pieza y otras observaciones. También se incluye una imagen, a ser posible, original. El objetivo es publicar
parte de esta información en una base de datos en la red, tal y como se hizo con el proyecto de flora ibérica
(www.florayfaunaiberica.org). Gracias a este banco de datos de acceso libre, se podrán realizar búsquedas
generales o pormenorizadas y visualizar imágenes, así como mapas de dispersión de los restos.
PESAS DE TELAR
Las pesas de telar conforman un elemento indispensable para la manufactura textil, siendo de gran importancia
dentro de la economía doméstica de la cultura ibérica.
El pondus es un contrapeso utilizado en un telar vertical para mantener tensos los diferentes hilos de
la urdimbre (Alfaro, 1984; Mata y Bonet, 1992). Aun así, algunos investigadores pusieron en duda esta
interpretación basándose en datos como la diversidad del peso de los pondera hallados en un mismo contexto
o la dispersión espacial de los mismos (Castro, 1985 y 1986), siendo posible un carácter multifuncional.
El material con el que se realizan suele ser el barro cocido, aunque también hay unos pocos en piedra o
en barro sin cocer. Algunos pueden llevar decoración incisa, impresa o esgrafiada, así como epígrafes más
o menos largos. Existe una gran variedad de tipos y tamaños, con una o varias perforaciones. Según la
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Pesas de telar ibéricas con decoración zoomorfa
275
clasificación de Mata y Bonet (1992), podemos diferenciar entre pondus troncopiramidal, cuadrangular,
paralelepipédico, discoidal y piramidal o cónico.
Los pondera que nos interesan aquí son aquellos que cuentan con decoración figurada de animales. El
estudio realizado indica que las pesas de telar decoradas con imágenes de animales, vegetales o humanas son
muy escasas y se encuentran en lugares muy dispersos de la geografía peninsular. Además, dicha figuración
no suele ser esgrafiada sino realizada precocción, aportando a la misma un valor adicional, pudiéndose tratar
seguramente de encargos.
Teniendo en cuenta su interpretación más generalizada como objeto de trabajo textil, resulta interesante
que sólo algunas piezas cuenten con decoraciones figuradas. Dicha escasez podría estar indicando una posible
relación simbólica entre las figuras representadas y el género femenino, el cual se asocia en todo momento al
ámbito doméstico y al trabajo del tejido.
CATÁLOGO
A continuación realizaremos una presentación general de cada yacimiento (ordenados geográficamente de
Norte a Sur), en los que se han hallado y publicado pesas de telar con decoración zoomorfa y llevaremos a
cabo una breve descripción de las características de estos pondera (fig. 1).
Fig. 1. Situación de los yacimientos mencionados en el texto.
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Puig Castellar (Santa Coloma de Gramenet, Barcelona)
El poblado del Puig Castellar está situado en la cima del Turó del Pollo (303 m) y cuenta con una extensión de
5.000 m2 aproximadamente. Su emplazamiento le ofrece una buena visión y comunicación con los asentamientos
próximos, controlando un importante tramo de costa. Su estado de conservación es muy bueno y cuenta con una
estructura urbanística que se adapta a las características del terreno (de la Pinta, 1993).
Es uno de los poblados de la zona más excavados y de mayor relevancia, como demuestran sus
construcciones defensivas. Las primeras actuaciones en la zona se realizaron a principios del s. XX por
F. de Sagarra y de Siscar (propietario del terreno), seguido por las excavaciones del Institut d’Estudis
Catalans (1922-1925) y las del Centre Excursionista Puig Castellar (1954-1958). La cronología de las
construcciones visibles se relaciona con el Ibérico Pleno, mientras que la cultura material estudiada
indica que el asentamiento se enmarca desde el s. VI hasta principios del s. II a.C. (cuando fue destruido
violentamente). Tras las primeras campañas de excavación, los trabajos fueron retomados por la Universitat
de Barcelona. Los materiales extraídos de las diversas excavaciones se encuentran mayoritariamente en
el Museo Torre Balldovina (Santa Coloma de Gramenet) y en el MAC-Barcelona (de la Pinta, 1986-89;
Sanmartí et al., 1992).
Las piezas cerámicas a comentar (fig. 2.1, 2.2 y 2.3) se conservan en los almacenes del MACBarcelona (de la Pinta, 1993). Se trata de cuatro pesas de telar con forma paralelepipédica, de dimensiones
prácticamente idénticas: 11 cm de alto y unos 9,4 cm de ancho aprox. Las representaciones que aparecen en
estos pondera son estampillas adaptadas al motivo figurativo (tipo D-VIII: Ruiz y Nocete, 1981) y han sido
interpretadas como posibles plantas de pie de animales con tres dedos cada una (de la Pinta, 1993; Sanmartí
et al., 1992), aunque la esquematización de las mismas permite interpretaciones muy diversas. Es posible
que se trate de huellas de ave, ya que aunque los pájaros tengan cuatro dedos, al caminar solo se marcarían
los tres delanteros. Además, otros animales que pueden dejar marcas de tres dedos son especies exóticas
inexistentes en la península ibérica como los rinocerontes o los tapires.
En los tres pondera que cuentan con una acanaladura frontal orientada perpendicularmente hacia la
perforación, las estampillas se sitúan en la cara superior (fig. 2.1, 2.2 y 2.3), mientras que en el otro se
hallan en la pared frontal (de la Pinta y Río-Miranda, 1981). La disposición de las estampillas varía en
cada ejemplar. Aparecen bien en dos grupos de tres estampillas dispuestas radialmente (fig. 2.1), bien en
dos grupos de tres y dos enfrentadas (fig. 2.3) o bien dos huellas en el centro diametralmente opuestas y
separadas por un aspa incisa (fig. 2.2). Su cronología exacta no se especifica en la bibliografía consultada,
aunque sabemos que se enmarcaría entre los ss. VI-III a.C. como el yacimiento.
El Fonollar (Vallbona d’Anoia, Barcelona)
Localizado en los alrededores del término municipal de Vallbona d’Anoia (Barcelona), dicho yacimiento
permanece todavía inédito. Gracias a las prospecciones de la Secció d’Estudis del Museu Municipal Puig
Castellar de Santa Coloma de Gramenet (finales de los años 80), se han constatado dos asentamientos de época
ibérica a ambos lados de la Riera Seca. En el conocido como yacimiento A, situado a la orilla derecha de la
riera, se evidenciaba una acumulación de fragmentos cerámicos hallados tras un rebaje de tierras producido
por la construcción de un camino rural. Tanto estos materiales como los recuperados en la superficie de la
orilla opuesta, conocido como yacimiento B (seguramente desechos de un horno cerámico que no se localizó),
evidencian una cronología en torno a los ss. II-I a.C. (de la Pinta, 1986-89 y 1993).
La pieza cerámica que nos interesa (fig. 2.4) pertenece al yacimiento B (de la Pinta, 1986-89 y 1993).
Se trata de un fragmento de pesa de telar de forma paralelepipédica, de 5,2 cm de alto conservado y 3,6 cm
de ancho. En su cara mayor muestra una acanaladura central, la cual se orienta perpendicularmente hacia la
perforación del pondus. La decoración de la cara superior consta de un aspa incisa. Sobre ésta, se hallan dos
estampillas similares con ítems zoomorfos de enmarque ovalado: tipo B-VIII (Ruiz y Nocete, 1981). Dentro
de las estampillas se representa un cuadrúpedo de difícil identificación, pudiendo pertenecer a la familia de
los cánidos (de la Pinta, 1986-89 y 1993), que aparece en movimiento, con la cabeza adelante y la cola corta
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Pesas de telar ibéricas con decoración zoomorfa
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Fig. 2. Pesas de telar con decoración zoomorfa: 1, 2 y 3, Puig Castellar (fotos E. Collado); 4, El Fonollar (según J. Ll. de
la Pinta); 5, Els Vilans (según J. Ll. Ribes) © Museu de Lleida: diocesà i comarcal (Jordi V. Pou); 6, Cabezo de Alcalá de
Azaila (según J. Cabré).
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y erguida. Las estampillas ovaladas que lo enmarcan (6 mm de ancho y 12 mm de largo aprox.), aparecen
dispuestas transversalmente y separadas entre sí unos 15 mm. A la izquierda de éstas, es probable que hubiera
una tercera estampilla que continuaría la serie, aunque simplemente se conserve en la actualidad un pequeño
resto del enmarque. Este pondus fue recogido en superficie y ha sido interpretado como parte de los desechos
de un posible horno cerámico ubicado en los alrededores (ss. I-II a.C.).
Els Vilans (Aitona, Lleida)
Els Vilans o Els Vilàs está situado al margen izquierdo del río Segre y al S del barranco de Carretelà (que
separa el término municipal de Aitona del término del Seròs). Fue descubierto en el año 1944 a raíz de los
estudios de poblamiento dirigidos por R. Pita en la zona del Bajo Segre y el Bajo Cinca. Gracias a estas
actuaciones se detectaron dos yacimientos principales, un poblado ibérico conocido como Els Vilans A y
una villa romana o Els Vilans B (separados por unos 500 m). Así mismo, se identificó lo que se conoce
como Els Vilans C, una zona de contacto entre ambos poblados con restos dispersos de cerámica variada,
muros, sepulturas... Y por último, al Este de la zona de Els Vilans C, se detectó Els Vilans D, una necrópolis
de inhumación (Pita, 1951).
El yacimiento que nos atañe aquí es el de época ibérica, que se situaba sobre un cerro que dominaba
visualmente el barranco. Es un poblado de forma redondeada, con una acrópolis en su zona NE. Tanto
éste como los demás yacimientos identificados en el cerro, salieron a la luz debido a la construcción de
numerosas trincheras durante la Guerra Civil. Este hecho afectó en gran medida la conservación de los
restos, aunque también aportó gran información sobre la historia del poblado, dejando a la luz numerosos
restos y estratigrafías de casi dos metros de potencia (González, 2002).
Los hallazgos materiales de este yacimiento fueron documentados por R. Pita (director de la Comisaría
de Excavaciones Arqueológicas del Bajo Segre), con la colaboración del profesor A. Vallés. En 1970
E. Junyent realizó un sondeo inédito, ya que los trabajos agrícolas amenazaban la conservación del
yacimiento, pero desafortunadamente estos cambios del terreno acabaron destruyendo completamente
el poblado ibérico. Su cronología se extendería desde la Primera Edad del Hiero hasta el Ibérico pleno
(ss. V-III a.C. aprox.), cuando fue destruido por un incendio seguramente provocado por las tropas
romanas que ocuparon la zona del Segre en esta época. La mayoría de los materiales se encuentran en
el Museu de l’Institut d’Estudis Ilerdencs de Lleida, entre ellos la pesa de telar a comentar (fig. 2.5),
que fue hallada en los años 50 como resultado de las excursiones escolares dirigidas por el profesor A.
Vallés (Pita, 1962).
Se trata de una pesa de telar paralelepipédica con dos perforaciones en la parte superior (fig. 2.5). Con
15,6 cm de alto, 12 cm aprox. de ancho y un peso de 1.285 g, es seguramente el pondus de mayor tamaño
de todos los estudiados en este trabajo. La totalidad de la pieza, exceptuando la base mayor, está decorada
con líneas incisas en zig-zag y puntos impresos (Pita, 1962). La decoración figurada se sitúa en una de
las caras mayores y, a diferencia de la mayoría de piezas estudiadas en este trabajo, no se trata de una
estampilla, sino que está realizada mediante incisiones precocción. La imagen representada se interpretó
como un pájaro situado sobre la cima de un árbol (Pita, 1962). Basándonos en esta interpretación,
relacionaríamos la línea vertical situada en el centro con el tronco del arboriforme, y las líneas que salen
del mismo, con las ramas. Encima del tronco se encuentra la posible ave, formada por un rectángulo
con dos líneas a cada lado, representando las patas y tres líneas rectas en su parte trasera que figurarían
la cola. En la parte delantera, una línea similar a las supuestas patas se interpreta como el cuello del
ave, con la cabeza mirando hacia abajo. Aun así, su excesivo esquematismo dificulta en gran medida su
interpretación y la hace bastante subjetiva, ya que otros ven en esta figura a un antropomorfo con adornos
en la cabeza (González, 2002).
La cronología exacta de la pieza es difícil de determinar, debido a la amplia vida del yacimiento (ss.
V-III a.C.), aunque como fue hallada casi en superficie se suele ubicar en el s. III a.C., coincidiendo con la
llegada de los romanos al Segre y la consecuente destrucción del poblado ibérico (Pita, 1962).
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Pesas de telar ibéricas con decoración zoomorfa
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Cabezo de Alcalá (Azaila, Teruel)
El Cabezo de Alcalá se encuentra al Norte de la provincia de Teruel, en el valle del río Aguas Vivas (a 1
km aprox. al sur de la población actual de Azaila). Está sobre una colina aislada (323 m) de una superficie
alrededor de 1 ha, lo que le otorga un gran valor estratégico en una zona óptima para las comunicaciones. El
conjunto arqueológico comprende una acrópolis, varias edificaciones y una necrópolis ibérica (Asensio, 1995;
Beltrán Lloris, 1976).
Fue descubierto a finales del s. XIX por P. Gil y Gil, y posteriormente investigado por J. Cabré (quien
dirigió las campañas de excavación desde 1918 hasta 1944 de manera ininterrumpida). También fue estudiado
por A. Beltrán Martínez y más tarde por M. Beltrán Lloris (Beltrán Lloris, 1976 y 1995). Gracias a los trabajos
realizados por estos investigadores, se ha llegado a determinar que la ciudad contó con diversos momentos
de ocupación, uno desde el s. VII hasta finales del s. III a.C. y otro plenamente ibérico aunque con mayor
influencia romana entre los ss. II-I a.C. El final de Azaila es una cuestión que suscita continuos debates y
autorrectificaciones, ya que parte de su cultura material no cuenta con una datación exacta fiable. Algunos
autores opinan que se debió a una destrucción a raíz del paso de los ejércitos de Julio César (mediados del s.
I a.C.) (Ribera i Lacomba y Marín Jordá, 2005), mientras que otros se inclinan por una destrucción sertoriana
a principios del s. I a.C. (Beltrán Lloris, 2007). La mayoría de los vestigios procedentes de este yacimiento se
conservan en el M.A.N. (Madrid).
De este asentamiento procede una pesa de telar (fig. 2.6) que, destacando por su gran nivel decorativo,
es sin ninguna duda la más espectacular del conjunto que hemos estudiado. Descubierta en el nivel superior
de la acrópolis, tiene forma rectangular ligeramente troncopiramidal (12 cm de alto, 10 de ancho y 6,5 de
grosor). Cuenta con una perforación casi central en el lado mayor y, a diferencia de la mayoría de los pondera
conocidos, está hecho de alabastro (lo que le da una excepcionalidad añadida). Tres de sus caras laterales están
decoradas con motivos figurados y su cara superior con letreros grabados. J. Cabré le otorgó una cronología
de finales del s. I a.C. (Cabré, 1944), aunque sus decoraciones pudieron pertenecer a diferentes momentos
cronológicos, ya que son grabadas, sin relación entre ellas y con unas características plásticas diferentes.
La decoración cubre casi la totalidad de la pieza. En el lado superior, junto a dos signos ibéricos: “uti”,
que podrían interpretarse como las siglas del primer propietario (Cabré, 1944; Beltrán Lloris, 1976), aparece
uno o varios antropónimos: “bilosbalkarkais” (Siles, 1985; Untermann, 1990). Según J. Cabré, es posible que
estos vocablos hagan referencia a la persona que decoró el pondus. En una de sus caras mayores, en la parte
inferior, aparece un elefante grabado en posición horizontal y mirando a la izquierda. Sobre su lomo, se sitúa lo
que Cabré interpretó como una torre de guerra o torreta (Cabré, 1944). Encima, aparece representada la mitad
anterior de un cánido en posición horizontal. El dibujo sitúa el animal hacia la izquierda y mirando de frente,
con orejas puntiagudas, ojos redondos y pelaje detallado. Ambas figuras aparecen separadas por la perforación
del pondus.
En la cara opuesta, encontramos dos jabalíes. Uno de ellos aparece grabado en la parte inferior izquierda
de la pieza (en posición vertical hacia abajo). Cuenta con algunos detalles marcados como la cola enrollada,
un pequeño ojo, las orejas triangulares, los caninos inferiores salientes y ligeramente curvados y la crin erizada
que recorre su lomo. Esta última característica se suele representar cuando se quiere mostrar el enfurecimiento
del animal. Aunque una de las extremidades posteriores no es visible, su conservación es mejor que la del
jabalí de la parte superior de la misma cara del pondus, del cual sólo es visible su mitad posterior y lo que
parecen ser sus dos orejas (sin presentar ningún detalle). Alrededor de estos animales también se observan
otros motivos sin clara identificación.
Por último, en uno de los laterales encontramos la representación de una cuádriga (en posición vertical
hacia abajo) galopando a la izquierda, llevada por un auriga. Dada la ordenación de los caballos, J. Cabré
opinó que la imagen pudo estar influenciada por los denarios consulares del Período III, 134-80 a.C. Aun
así, el caballo que aparece en primer término, del cual se ve todo su contorno, se representa con la cabeza
vuelta hacia atrás, característica poco común en la numismática de la República romana y más común en las
cuádrigas de hipocampos galopando a la derecha de Marco Antonio (Cabré, 1944). De todas formas, estos
razonamientos son meras hipótesis de limitada solidez al basarse en figuras demasiado esquemáticas.
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El Palao (Alcañiz, Teruel)
El Palao es un yacimiento ibero-romano cercano a Alcañiz situado sobre un cerro amesetado y aislado (428
m), lo cual le aporta un importante control visual. Dicho poblado, de unas 3 ha, constituye, junto con el Cabezo
de Alcalá de Azaila citado con anterioridad, el asentamiento de mayor importancia del sector central del Bajo
Aragón, por lo que seguramente ejerciera las funciones de ciudad rectora del territorio (sobre todo a partir del
s. II a.C.). El yacimiento cuenta con numerosos restos de construcciones privadas y públicas (cisterna, foso,
edificios rituales...). Se asocia por parte de algunos investigadores con la ciudad, mencionada en las fuentes
antiguas, de Osicerda o Usekerte (Benavente et al., 2003).
El asentamiento es conocido desde principios del s. XX y ha pasado por diversas fases de excavación desde
las primeras iniciativas de P. Paris. En 1928, con directores como V. Bardavíu y R. Thouvenot; entre 1978-1985,
F. Marco (Universidad de Zaragoza); y actualmente (desde 2003) F. Marco, P. Moret y J.A. Benavente (Alfayé
et al., 2004). Los hallazgos obtenidos hasta el momento, tanto materiales como de estructuras constructivas,
permiten confirmar su ocupación ibérica desde por lo menos finales del s. III a.C., prolongándose hasta el s. I
d.C. (Benavente et al., 2003).
La pieza a comentar (fig. 3.4) pertenece a la colección arqueológica de los Padres Escolapios de Alcañiz
(Benavente et al., 1989). Se trata de un fragmento de pesa de telar cerámica, de forma cuadrangular, que
presenta restos de una perforación central en uno de sus lados mayores. Está decorada en la cara superior
con un sello en el que se representa un posible caballo y restos de otra impresión, así como una incisión o
acanaladura en un ángulo. El animal aparece en movimiento, enmarcado en una estampilla ovalada (tipo
B-VIII: Ruiz y Nocete, 1981). Apenas se indican las dos patas traseras y no cuenta con muchos detalles
anatómicos, aunque podemos identificar la crin característica y una cola erguida (actitud poco usual en los
équidos). La cronología exacta de la pieza se desconoce, aunque sabemos que se enmarcaría entre los ss. III
a.C.-I d.C., como el yacimiento.
La Balaguera (la Pobla Tornesa, Castellón)
El yacimiento se sitúa en el cerro del mismo nombre, en una de las estribaciones septentrionales de la sierra de
Les Conteses (500 m), otorgándole una amplia visibilidad sobre su entorno (Allepuz, 1999). Ocupa un espacio
de unas 5 ha, en el que se documentaron estructuras diversas de habitación y un posible edificio de carácter
público. Aparece rodeado por una muralla en su parte este y norte, con una puerta de acceso posiblemente
flanqueada por dos torres.
El yacimiento fue dado a conocer por J.J. Senent a principios del s. XX. Pero será a partir de 1950, con
los resultados de las campañas de excavación efectuadas por F. Jordá, cuando se acentuará la importancia
del asentamiento. Numerosos investigadores han realizado estudios pormenorizados sobre el material
arqueológico hallado: desde D. Fletcher y P.P. Ripollès, hasta F. Arasa o X. Allepuz, entre otros. Gracias a
estas investigaciones, podemos establecer los inicios del asentamiento hacia el Bronce final. Tras un posible
paréntesis ocupacional será ocupado nuevamente desde el Ibérico Antiguo hasta el Tardío (siendo abandonado
durante la primera mitad del s. I a.C.) (Allepuz, 1999).
La pieza cerámica a comentar (fig. 3.6) fue hallada en contexto doméstico. Es de forma rectangular
y cuenta con una perforación central, presentando una decoración en la cara superior con impresiones
distribuidas en tres líneas paralelas y realizadas con dos sellos circulares diferentes (B-VIII: Ruiz y Nocete,
1981). En la línea central, dentro de las dos estampillas de mayor diámetro, aparece una figura humana
sentada con el brazo derecho estirado y apoyado en una posible jarra. En las filas de estampillas superior e
inferior (de tres cada una), aparece representado un ciervo en posición estática (con diferentes orientaciones).
La imagen carece de detalle, aunque se distingue una gran cornamenta. La cronología exacta de esta pieza
se desconoce (Allepuz, 1999).
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Pesas de telar ibéricas con decoración zoomorfa
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Fig. 3. Pesas de telar con decoración zoomorfa: 1 y 2, El Cerro de las Cabezas (Archivo del Museo Municipal de
Valdepeñas); 3, Casillas del Cura (foto D. Quixal); 4, El Palao (según J. A. Benavente); 5, Bolvax (según P. A. Lillo);
6, La Balaguera (según X. Allepuz); 7, Casillas del Cura (dibujo A. Martínez y J. J. Castellano, y foto C. Mata).
Casillas del Cura (Venta del Moro, Valencia)
El yacimiento arqueológico de Casillas del Cura está situado en una suave ladera de la Sierra del Rubial (900
m), orientada al S-O, cercana al río Cabriel (límite occidental de la provincia de Valencia con la de Cuenca).
Se trata de un asentamiento especializado en la producción cerámica (ss. V-IV a.C.) formado por varios hornos
y diversas dependencias relacionadas, que seguramente abastecería a los yacimientos de alrededor (Martínez
y Castellano, 1997).
El descubrimiento del yacimiento fue fortuito, ya que en 1987 se realizó un desfonde en la zona de la
ladera para un cambio de cultivo. Los daños producidos fueron irreparables, ya que en este punto era donde se
encontraban los hornos y, por tanto, la mayor concentración de material. En el año 1996, se llevó a cabo una
intervención de salvamento. El material superficial procedente de la prospección, así como el extraído de las
excavaciones, se encuentra en el Museo Municipal de Requena (Martínez y Castellano, 1997).
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De este asentamiento proceden las pesas de telar cerámicas a comentar (fig. 3.3 y 3.7). Una de ellas
fue recogida por un vecino de Venta del Moro pocos días después de realizarse el desfonde del yacimiento,
momento en el cual se hallaron otros cinco pondera de características similares que no se publican (Martínez
y Castellano, 1997). Se trata de un pondus troncopiramidal con base rectangular (fig. 3.7). En su cara superior
presenta una estampilla en forma de rectángulo (A-VIII: Ruiz y Nocete, 1981) que se repite tres veces. El
animal representado en la estampilla podría relacionarse con la figura de un cánido sin más rasgos definitorios
que unas fauces abiertas, siendo posible que se quisiera representar a un perro ladrando. Las dos estampillas
laterales aparecen de manera transversal, mientras que la central tiene una orientación longitudinal (con el
animal mirando hacia la derecha). Otro de los pondera procedente de este yacimiento y con el mismo motivo
figurativo, fue recogido durante las prospecciones oficiales realizadas por C. Mata (fig. 3.3). A diferencia
del anterior, se representan sólo dos estampillas en una de sus caras mayores (A-VIII: Ruiz y Nocete, 1981),
separadas por una doble perforación. El motivo figurado es el mismo y se orienta transversalmente.
La cronología exacta de estas piezas es desconocida, ya que se hallaron en superficie, pero se deduce que
sería la misma que la del horno (ss. V-IV a.C.).
El Cerro de las Cabezas (Valdepeñas, Ciudad Real)
El yacimiento se halla sobre el cerro que le da nombre, a 800 m aprox. Además, su situación en el margen
izquierdo del río Jabalón, le otorga una estratégica posición de cara a las comunicaciones con los territorios de
alrededor (Fernández Maroto et al., 2007).
Las excavaciones llevadas a cabo en el yacimiento desde 1985 dependen de la Junta de Comunidades de
Castilla la Mancha y del Excmo. Ayuntamiento de Valdepeñas. Éstas han permitido documentar casi 1 ha de la
superficie entre almacenes, áreas domésticas, santuarios y parte de su sistema defensivo. Aunque la zona fue
ocupada con anterioridad (Bronce Final), será a partir del s. VI a.C. cuando el oppidum ibérico comenzará a
desarrollarse, aumentando su tamaño hasta el s. III a.C., cuando se abandona. Entre todo el material cerámico
recuperado a lo largo de las diversas campañas de excavación, destacan las cerámicas estampilladas (ss. IV-III
a.C.). Un ejemplo de la expresividad de sus motivos lo vemos en las decoraciones de los pondera a comentar
(Fernández Maroto et al., 2007).
La primera de ellas (fig. 3.1) es una pesa de telar con bordes redondeados y de forma cuadrangular. Cuenta
con una perforación y en su parte superior presenta una estampilla cuadrada (A-VIII: Ruiz y Nocete, 1981).
El animal, orientado hacia la derecha, al cual enmarca el sello, ha sido interpretado como un lobo (Fernández
Maroto et al., 2007). Aunque no presenta detalles anatómicos definidos, contiene algunos rasgos que permiten
suponer que se trate de un perro, como por ejemplo sus largas orejas o sus fauces abiertas que podrían
interpretarse como un ladrido (características ambas ajenas a los lobos).
La otra (fig. 3.2), es una pesa de telar cuadrangular que presenta en su parte superior una estampilla
adaptada al motivo figurativo de un cervatillo o una cierva (tipo D-VIII: Ruiz y Nocete, 1981). Dicho animal
aparece representado longitudinalmente y la dirección de sus extremidades, tanto traseras como delanteras,
evoca una clara actitud de movimiento.
A diferencia de las pesas de telar comentadas hasta el momento, éstas cuentan con una sola estampilla que
cubre la totalidad de la cara del pondus. La cronología de ambas piezas, como hemos señalado con anterioridad,
se situaría en los ss. IV-III a.C. (cuando se produce la mayor cantidad de las cerámicas estampilladas).
Bolvax / Bolbax (Cieza, Murcia)
Sobre una alta colina a 3 km al sur de la actual Cieza, este yacimiento se sitúa en un paso estratégico hacia al Alto
Segura al localizarse en un lugar de estrechamiento del valle. Su posición le otorga una fácil defensa natural
y abundancia de recursos, por lo que será ocupado desde mediados del III milenio hasta época musulmana.
Aunque no se han realizado hasta el momento excavaciones metódicas, se ha recogido un amplio conjunto
de materiales que nos informan de que el poblamiento ibérico inicial correspondería a la segunda mitad del
s. V a.C., siendo romanizado durante el s. II a.C. Aun así, no se dispone de informaciones fiables sobre los
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Pesas de telar ibéricas con decoración zoomorfa
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momentos exactos de destrucción y reestructuración del poblado de época ibérica ni de su necrópolis (Lillo,
1981). Los materiales se encuentran repartidos entre el Museo de Siyasa (Cieza), el Museo Arqueológico de
Murcia y colecciones particulares.
El nombre del yacimiento ha sufrido algunas modificaciones, por lo que en la bibliografía sobre el mismo,
podemos encontrarlo escrito como Bolbax (Lillo, 1981) o como Bolvax (Yelo Templado, 1993-1994; Salmerón
Juan, 2007). Aquí se utilizará la nomenclatura con la que aparece en la bibliografía más reciente: Bolvax.
La pieza cerámica expuesta a continuación (fig. 3.5) es un pondus de forma troncopiramidal, con un orificio
de suspensión en la parte superior. Está decorada en la cara menor con una estampilla ovalada (tipo B-VIII:
Ruiz y Nocete, 1981), en la que se representa un cánido mirando a la derecha y con las extremidades delanteras
extendidas hacia delante. El animal cuenta con unas orejas puntiagudas y una cola curva orientada hacia abajo,
presentando la boca abierta de la que sale lo que ha sido interpretado por P.A. Lillo (1981) como una larga
lengua ondulada, aunque también podría relacionarse con el fuego que caracteriza a numerosos animales
fantásticos. Además, podríamos interpretar la protuberancia que aparece en la parte inferior delantera como
un signo de su sexo femenino. Su cronología exacta no se especifica en la bibliografía consultada, aunque
sabemos que se situaría entre los ss. V-II a.C., como el yacimiento.
CONCLUSIONES
Mediante la información recogida a través de todas las pesas de telar estudiadas procedentes de diversos
yacimientos ibéricos, se podrán realizar algunas reflexiones sobre su posible significado simbólico.
Las pesas de telar son elementos que normalmente se suelen hallar en cantidades significativas, por lo
que es bastante excepcional la documentación, hasta ahora, de sólo 14 pondera con decoración zoomorfa.
Además, estos pondera suelen ser objetos únicos en cada uno de los yacimientos en los que se han encontrado,
exceptuando Puig Castellar, Casillas del Cura y el Cerro de las Cabezas, donde se han hallado varios con esta
decoración.
Su dispersión geográfica es muy heterogénea, ya que se encuentran en yacimientos que van desde el N
hasta el SE peninsular, sin presentar mayor concentración en ninguna de las zonas del territorio ibérico (fig.
1). Mientras el estudio de los pondera con decoración floral (www.florayfaunaiberica.org) mostró que éstos se
encontraban en un espacio geográfico más concentrado (Cataluña y Aragón) y con una cronología mucho más
limitada (ss. III-I a.C.), la figuración zoomorfa sobre estas piezas se extiende por todo el territorio ibérico en
una horquilla cronológica muy amplia. Al no disponer de la datación exacta para la mayoría de los pondera
no se pueden realizar comparaciones cronológicas fiables, pero en general sabemos que abarcan desde el siglo
VI hasta el I a.C.
Si se tiene en cuenta el tipo de estampilla (tabla. 1), se puede observar que la mayoría de ellas son de
tipo B (fig. 2.4, 3.4, 3.5 y 3.6), es decir, con enmarque circular u ovalado, mientras que el tipo A, cuadrado
o rectangular, sólo se presenta en tres de los pondera estudiados (fig. 3.1, 3.3 y 3.7). Otros cinco (4 del Puig
Castellar y 1 del Cerro de las Cabezas) tienen enmarques de tipo D, es decir adaptados al motivo figurativo
(fig. 2.1, 2.2, 2.3 y 3.2) (Ruiz y Nocete, 1981). Si se estudia la especie animal en relación al tipo de sello y a
la forma de pesa de telar, se observa que no existe una asociación clara (fig. 4).
En relación a los animales representados, si se acepta que las huellas de los pondera de Puig Castellar
(fig. 2.1, 2.2, 2.3) pertenecen a un ave, junto con la de Els Vilans (fig. 2.5), dicha especie animal sería la más
representada. Si no, aquel que aparece en mayor número de pondera es el cánido (clasificación genérica de
lobos y perros), seguido del caballo y del ciervo, finalizando por el jabalí y el elefante (fig. 4). También se puede
ver que las figuras representadas aparecen siempre aisladas y enmarcadas dentro de una estampilla (excepto en
el pondus de Cabezo de Alcalá de Azaila y el de Els Vilans). Ni siquiera cuando aparecen dos animales en un
mismo soporte se relacionan entre ellos, a excepción de la cuadriga del pondus de Azaila (fig. 2.6).
Un número tan limitado impide extraer conclusiones en relación con la iconografía representada y su
significado. En cuanto a las especies animales, como por ejemplo el cánido o el jabalí, hay numerosos
paralelismos en diversos soportes del ámbito ibérico, demostrando su relevancia iconográfica en dicha
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Tabla 1. Características de cada uno de los pondera.
Nº animales
1. Caballos
4
>1
2. Cánidos
Tipo y material (1)
Tipo estampilla (2)
Cabezo de Alcalá
A V. 7.1. alabastro
El Palao
A.V. 7.2. cerámica
B-VIII
B-VIII
El Fonollar
A V. 7. cerámica
1
Cabezo de Alcalá
A V. 7.1. alabastro
3
Casillas del Cura (3)
A V. 7.1. cerámica
A-VIII
2
Casillas del Cura (3)
A V. 7.1. cerámica
A-VIII
1
3. Ciervos
>2
Yacimiento
Bolvax/Bolbax
A V. 7.1 cerámica
B-VIII
6
La Balaguera
A V. 7.3. cerámica
B-VIII
D-VIII
1
El Cerro de las Cabezas
A V. 7. cerámica
4. Elefantes
1
Cabezo de Alcalá
A V. 7.1. alabastro
5. Jabalíes
2
Cabezo de Alcalá
A V. 7.1. alabastro
6. Aves (cf.)
Puig Castellar
A V. 7.3. cerámica
D-VIII
Puig Castellar
A V. 7.3. cerámica
D-VIII
6
Puig Castellar
A V. 7.3. cerámica
D-VIII
2
Puig Castellar
A V. 7.3. cerámica
D-VIII
1
7. Perros
8
8
Els Vilans
A V. 7. 1 cerámica
1
El Cerro de las Cabezas
A V. 7. cerámica
A-VIII
(1) Tipología según Mata y Bonet, 1992; (2) tipología según Ruiz y Nocete, 1981; (3) se conoce la existencia de otros
pondera de características similares en este yacimiento, pero no se publican.
Fig 4. Gráfica comparativa de los animales representados y el número de pondera.
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Pesas de telar ibéricas con decoración zoomorfa
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cultura. A menudo, se representan en actitud amenazante con las fauces abiertas (fig. 3.1, 3.3 y 3.7) y la crin
erizada (fig. 2.6), por lo que la mayoría de investigadores relaciona este tipo de representaciones con un valor
mágico-protector (Fernández et al., 2007). La imagen del cánido en el mundo ibérico pudo tener múltiples
significados, desde un animal guerrero, feroz y cruel, hasta el animal protector del difunto que se relaciona en
la mayoría de las culturas mediterráneas con el Más Allá (Pérez Almoguera, 1995; Hernández Pérez, 2004;
Mata y Soria, 2012). En general, tanto el ciervo, el lobo o el jabalí (presas habituales de la caza), como el
caballo o el perro (acompañantes en las actividades cinegéticas), son animales prestigiosos que tienen un
importante valor aristocrático y que se suelen relacionar con la imagen del hombre-héroe cuando aparecen
en otros soportes, como la escultura o la cerámica (Hernández Pérez, 2004; Almagro-Gorbea y Torres Ortiz,
1999; Almagro-Gorbea, 2005). Pero también hay otras imágenes menos corrientes, como la del supuesto
elefante que carga una torreta de guerra en el pondus de Azaila (fig. 2.6), que se relacionarían a su vez con la
figura del hombre-guerrero. Por ello, no deja de ser llamativo que todas estas representaciones se encuentren
en objetos vinculados a la mujer. El único animal que tiene una relación clara con la garante del hogar es el
ave (fig. 2.1, 2.2, 2.3 y 2.5), símbolo femenino por excelencia tanto en la cultura ibérica como en muchas otras
culturas (Izquierdo y Prados, 2004; Prados, 2007).
Todo esto es un indicio de que seguramente las imágenes cambian de significado dependiendo del
soporte en el que se encuentran o el uso para el que fueron destinadas (Olmos, 1998). Por lo tanto, su estudio
servirá para conocer aspectos esenciales de la estructura socio-económica y la ideología de la cultura en la
que se incluyan.
De todas formas, dilucidar el significado de estas decoraciones es algo muy complejo, ya que las imágenes
de animales en los pondera aparecen completamente aisladas. Algunos investigadores las interpretan como
simples marcas de fábrica que evidenciarían su pertenencia a un taller concreto o algún grupo familiar (de la
Pinta, 1993). Pero seguramente el objetivo de estas decoraciones excepcionales (premeditadas y realizadas
precocción) debió de ser diferente al de funcionar como un mero marcador. Además, sólo se conoce la
repetición de las mismas impresiones en algunos pondera de los yacimientos de Puig Castellar y Casillas del
Cura. Es posible que se realizaran para entregarse como regalos cuya propiedad tuviera un significado especial.
También puede ser que se utilizaran como expresión de una mentalidad o rito doméstico determinado, o ser
creadas en relación al contexto socio-económico que las envuelve. Algunos investigadores son partidarios de
ver estos objetos estampillados, en su mayoría, como piezas con valor simbólico de protección, que ocuparían
un lugar privilegiado dentro del espacio doméstico (Fernández et al., 2007). Y otros las relacionan con las
placas-ídolo que penderían del techo de las casas siguiendo tradiciones de épocas anteriores (Pita, 1962).
La cultura ibérica tiene una iconografía con significados muy variados, difíciles de interpretar debido a
la ausencia de fuentes escritas sobre estos temas. Si se tiene en cuenta el contexto arqueológico, se pueden
extraer algunas hipótesis sobre el significado de las representaciones. En el caso de las pesas de telar, aunque
no se conozca el contexto exacto para la totalidad de las piezas, casi todas han sido halladas en lugares de
hábitat. En estos lugares es donde se llevaba a cabo el trabajo del tejido y teniendo en cuenta que esta actividad
es un verdadero símbolo de la mujer ibérica (Aranegui et al., 1997), algunas de las imágenes que aparecen en
los pondera pudieron estar relacionadas con la esfera femenina y su actividad.
Aun así, desafortunadamente por el momento no se puede afirmar el significado de sus decoraciones, ni si
las piezas sobre las que se realizaron contaban con un valor simbólico extraordinario. Dicha discusión queda
abierta a futuras investigaciones y su estudio será de gran importancia para entender el significado que el
mundo animal tenía entre los iberos, tanto a nivel económico y social como religioso.
AGRADECIMIENTOS
Agradezco las valiosas observaciones de cara a la interpretación de las imágenes al Dr. Pere Pau Ripollès (Universitat de
València) y al Dr. Alfred Sanchis (SIP). A David Quixal, Eva Collado y al Dr. Xavier Allepuz por facilitarme las imágenes
necesarias. A Hervé Bohbot (CNRS), por la realización del mapa. Y sobre todo, a la Dra. Consuelo Mata (Universitat
de València) que me ha prestado su apoyo incondicional, aconsejándome y facilitándome toda clase de información,
publicada y sin publicar.
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