[page-n-265]
Archivo de Prehistoria Levantina
Vol. XXIX, Valencia, 2012, p. 265-271
Arturo OLIVER FOIX a
Una figura de Astarté
en la Vilavella (Castellón)
RESUMEN: Se da a conocer una terracota con la representación de la diosa Astarté encontrada en la localidad
de la Vilavella (Castellón). La pieza se data en los siglos VII-VI a.C., y se relaciona con el resto de representaciones de la divinidad localizadas en la península Ibérica. Se propone una motivación para el culto de esta diosa
en la zona del hallazgo.
PALABRAS CLAVE: Religión, divinidad, navegación, fenicio, púnico.
A figure of Astarté in la Vilavella (Castellón)
ABSTRACT: It is presented a Terracotta related to the representation of the goddess Astarté, located in the town
of Vilavella (Castellón). The piece is dated between the seventh and the sixth centuries BC, and it is related
with the rest of representations located in the Iberian Peninsula. We propose a motivation for the worship of this
goddess in the area of the find.
KEY WORDS: Religion, divinity, navigation, Phoenitian, Punic.
a Museo de Bellas Artes de Castellón. Avda. Hermanos Bou, 28; 12003 Castellón.
aoliver@dipcas.es
[page-n-266]
266
A. Oliver Foix
INTRODUCCIÓN
La localidad de la Vilavella se encuentra ubicada en la falda de las últimas colinas de la sierra de Espadán,
las cuales se adentran en el llano litoral de la Plana de Castellón, estando actualmente a una distancia de siete
kilómetros de la costa. Por tanto, la zona geológicamente pertenece por una parte al Triásico y por otra al
Cuaternario, con areniscas y argilitas, así como calizas, arcillas y dolomías, en la composición de los materiales del primer periodo geológico, el perteneciente a las colinas, mientras que la parte llana cuaternaria lo
forman cantos gruesos mezclados con arcilla y sobre todo arenisca rojiza.
Relacionada con la geología se localiza una manifestación termal, la Font Calda, que se origina en las fallas
que afectan a los bloques triásicos. El agua termal presenta temperaturas de 40 a 45oC. Surge a dos metros bajo
el nivel del suelo y su aforo diario es de 130.000 litros. El agua está muy mineralizada, clasificándose entre las
oligometálicas bicarbonatadas cálcicas, y no se utiliza como bebida. Junto a esta surgencia existen otras como
la Font Freda que aparece en la base del cerro del Castell de manera intermitente, cuando hay lluvia, aunque
hace tres o cuatro siglos tenía un caudal más regular (Domingo et al., 1977).
Esta zona de la Plana castellonense ha sido ocupada por grupos humanos desde el Calcolítico, como demuestran los hallazgos en yacimientos arqueológicos, caso del Racó de Focs y la Cova del Sou. La siguiente
etapa histórica, la Edad del Bronce, está constatada en el yacimiento de Santa Bàrbara, el cual también tiene
niveles hispanorromanos, en los que concretamente se ha identificado un santuario (Arasa y Vicent, 19901991; Vicent, 1979). Así mismo de la Edad del Bronce hay indicios en El Castell y en El Pilonet de Santa
Bàrbara. De la fase final de esta etapa prehistórica se han localizado restos de un enterramiento de cremación
que se puede datar a lo largo del siglo VIII a.C. (Barrachina, 2002-2003; Barrachina y Agustí, 2004-2005).
En el cerro del Castell existe una ocupación de época ibérica tardía, tal y como indican las cerámicas de
barniz negro itálicas, la decoración de la cerámica ibera y los hallazgos numismáticos, concretamente de la
ceca de Bilbilis y Arse (Domingo et al., 1977). Sobre todo ello se localiza el castillo medieval de la Vilavella
con sus orígenes en la época musulmana (fig. 1).
Fig 1. Situación del yacimiento del Castell de la Vilavella.
El yacimiento más estudiado, pues se realizaron excavaciones arqueológicas y se ha ido recogiendo en
superficie a lo largo de los años un interesante material arqueológico, es el correspondiente a Santa Bàrbara
en su etapa romana. Tal y como se indica más arriba se trata de un santuario, posiblemente dedicado a una divinidad guerrera, y datado en el Alto Imperio. Dentro del material recuperado destacan las inscripciones y las
esculturas, entre los restos de estas últimas una con representaciones de posibles olas de agua y équidos. Hay
vasos caliciformes, forma cerámica que está muy relacionada con los santuarios ibéricos, así como monedas,
caso de un shekel cartaginés, un sestante republicano y cuadrans de Arse (Ripollès, 1979; Vicent, 1979).
APL XXIX, 2012
[page-n-267]
Una figura de Astarté en la Vilavella (Castellón)
267
LA TERRACOTA ANTROPOMORFA DEL CASTELL
En la colina del Castell de la Vilavella se encontró en 1987 de forma casual por el director del Museo de Nules,
el señor Vicent Felip Semper, una pequeña terracota con una imagen femenina que fue depositada en el museo
de su dirección, y en donde la hemos podido estudiar gracias a su amabilidad (fig. 2).
Se trata de una pieza actualmente incompleta, pues se encuentra partida de forma transversal faltando la
parte inferior. Está realizada con molde. Se hizo con arcilla rojiza. Tiene una altura de 60 mm, una anchura de
38 mm y un grosor de 19 mm. En una de las caras está representada una figura femenina, de la que se conserva
la cabeza y el busto desnudo, sujetándose los pechos con las manos por debajo de ellos. La cabeza presenta el
pelo peinado de forma egipcia, lacio que cae por los lados y flequillo, y tiene 22 mm de alto y una anchura de
18 mm. Presenta una nariz prominente con cejas muy marcadas, y ojos almendrados. La boca apenas queda
representada por unos tenues labios. Las manos, con las que sujeta los pechos, tienen cuatro dedos juntos y
el pulgar separado hacia arriba. Los brazos están pegados a la parte lateral del cuerpo y los antebrazos a la
delantera. El reverso de la pieza es completamente liso con un ligero abombamiento debido al molde con el
que fue hecho.
La terracota corresponde a lo que se conoce como “plaquitas de Astarté”, piezas estudiadas por J.P. Riis
(1949: 70). Ésta en concreto pertenece al tipo A I de su clasificación: figura desnuda sujetándose los pechos,
cara con nariz y ojos prominentes y mechones de pelos en cada lado de la cara más o menos gruesos. Este tipo
cronológicamente se centra especialmente en los siglos VII y VI a.C. Al no tener un contexto arqueológico
para la muestra de la Vilavella poco podemos aportar a la cronología de la pieza desde este punto de vista, por
lo que hay que datarla teniendo en cuenta los paralelos, especialmente los peninsulares, lo que nos llevaría
Fig. 2. Plaquita de terracota del Castell de la Vilavella con la representación de Astarté.
APL XXIX, 2012
[page-n-268]
268
A. Oliver Foix
hacia un siglo VII-VI a.C. como datación más antigua, tal y como vemos por la fechación de J.P. Riis y por la
pieza del Cabezo de San Pedro de Huelva, y un momento final del siglo IV a.C. por las necrópolis de Cartago.
Este tipo de imagen está perfectamente estudiada y se relaciona con la diosa fenicia Astarté, aunque hay
autores que tienen sus dudas (Bonnet, 1994: 154). Por las características de la pieza debe corresponder a la
representación de la diosa de pie como las piezas que se localizan en las islas de Chipre, Cerdeña, Sicilia e
Ibiza a partir del siglo VII a.C.
Las figuras de este tipo con los senos descubiertos y sujetándolos con las manos se da desde el III milenio
en la zona mesopotámica, y a partir de entonces se extiende a Siria-Palestina donde alcanza un gran desarrollo.
Seguramente con la expansión fenicia estas representaciones llegan a Chipre, al centro mediterráneo y a la
península Ibérica. Aunque para J.P. Riis (1949: 84) las representaciones en terracota aparecen en Chipre en el
siglo IX a.C. debido a la influencia griega en la isla y en la zona costera de Siria.
Esta divinidad también tiene su predicamento, al menos iconográficamente, en Egipto, muy relacionada
con las diosas egipcias Hathor e Isis. Astarté aparece con elementos iconográficos egiptizantes, como el pelo o
la tiara, así como con otros rasgos. En la segunda mitad del primer milenio antes de Cristo el culto de Astarté
parece que se confunde o queda sustituido por el de la diosa Tanit cartaginesa. Posteriormente en el proceso de
sincretismo religioso la advocación de la divinidad se relacionará en el mundo clásico con Afrodita, Artemisa,
Venus y Juno Celeste.
El desarrollo iconográfico de la diosa Astarté a lo largo de la Historia ha sido suficientemente estudiado por
lo que no vamos a comentarlo, remitiéndonos a trabajos como los de C. Bonnet (1994), M.C. Marín (1978),
J.M. Blázquez (1983), A. Poveda (1999), entre otros, para los que se refieren a la península Ibérica.
EL CONTEXTO PENINSULAR DE ASTARTÉ
En la península Ibérica este tipo de placas cerámicas con la representación de la divinidad se encuentra en el
Cabezo de San Pedro de Huelva, pero en este yacimiento andaluz con la variante vestida (Corral, 1980-81).
En bronce con una composición similar hay una representación en Galera (Granada), localidad en la que se
localizó también la famosa figura de la Dama de Galera, siglo VII a.C., que se trata de una Astarté, pero en esta
ocasión se encuentra entronizada y vestida, al igual que otras representaciones del Puig dels Molins de Ibiza,
en este caso insular relacionadas con tiara egipcia (Blázquez, 2004). La entronización está ligada a la protección de la realeza. Estas piezas junto con las conocidas como de Sevilla, el bronce Carriazo o la de Cástulo,
son las que darían la cronología más antigua, entre el siglo VIII y VI a.C. en la Península, pero en el caso de la
Dama de Galera se localizó en un contexto mucho más tardío ya en pleno desarrollo de la Cultura Ibérica. No
consideramos de momento la representación de la diosa en el cilindro sello de Málaga datado entre el 1450 y
el 1300 a.C., debido a la falta de datos del contexto del hallazgo, aunque posiblemente se encontraría dentro
de un enterramiento púnico, en un momento mucho más tardío (García, 1998).
Será precisamente durante la Cultura Ibérica cuando parece que esta divinidad se encuentra mejor representada y asimilada por el mundo indígena ya desde el inicio de la iberización en el siglo VI a.C. (Poveda,
1999), lo que muestra la gran popularidad que alcanzó, tal y como ya había pasado en otros entornos mediterráneos.
Las imágenes aladas en la iconografía ibérica se han relacionado con esta diosa, así como las divinidades
que se representan entre animales, e incluso damas entronizadas como la de Baza. O también representaciones
de jóvenes como la del timaterio de La Quéjola de San Pedro (Albacete), o las jóvenes acompañadas de flores
como las de loto o rosetas que decoran los vasos ibéricos.
En el contexto griego peninsular Astarté sería la Artemisa de Efeso que tenía un culto temprano en la
palaiápolis de Ampurias (Estrabón, III, 4,8). Posteriormente la existencia de divinidades romanas que asimilan
las advocaciones de Astarté en la península Ibérica se da desde el inicio de la romanización, como es el caso
de la diosa Venus o Juno Celeste. Por tanto, el culto a esta divinidad o a otras locales que asimilan sus características, está presente a lo largo de al menos toda la Protohistoria y la Antigüedad peninsular.
Para las plaquitas de arcilla y ya fuera del contexto de la Cultura Ibérica, y en uno plenamente fenicio y
APL XXIX, 2012
[page-n-269]
Una figura de Astarté en la Vilavella (Castellón)
269
púnico, hemos de ir a la población insular de Ibiza, en donde se localizan estas representaciones en necrópolis
y en templos (Almagro, 1980; San Nicolás, 1987, 1992). También en la isla se localiza una lámina de oro con
la representación de la diosa con el torso desnudo sujetándose los pechos (San Nicolás, 1986), una iconografía
que sería muy similar a la placa de terracota de la Vilavella.
MOTIVACIONES DEL CULTO DE ASTARTÉ
EN EL CASTELL DE LA VILAVELLA
En primer lugar hay que indicar que esta representación de Astarté es la que geográficamente se encuentra más
al norte de la península Ibérica, lo que amplia en cierta medida la extensión del culto de la divinidad. A no ser
que tomemos los famosos pebeteros de terracota como las representaciones de Tanit, sucesora de Astarté, tal y
como propuso ya M.C. Marín (1987). Pebeteros a los que se les da un origen dentro de los ambientes cultuales
púnicos (Marín y Horns, 2007). Esta identificación de los pebeteros con la diosa púnica llevaría a relacionar
santuarios situados a la orilla de la costa, santuarios marinos, con Tanit y a su vez con Astarté; es el caso del
Bordisal de Camarles, el Castillo de Guardamar, el Tossal de la Cala de Benidorm, Illeta dels Banyets del
Campello, Cap Negret de Altea, Cádiz, Peñón de Salobreña, Algaida de Sanlúcar de Barrameda o el Terrón
de Lepe.
La diosa que nos ocupa está relacionada con la guerra y con el agua, esta última relación ya sea como
elemento fecundante en lo referente a los manantiales con los que va ligada la divinidad ya desde su origen
en el Próximo Oriente, o como protectora de la navegación. No olvidemos la adscripción que se da al santuario romano de Santa Bàrbara en la colina cercana al Castell, dedicado a una divinidad guerrera, ni tampoco
podemos dejar de mencionar la escultura con olas, ni la fuente termal de la zona en la ladera de la colina en
donde se localizó la pieza que estudiamos.
Como diosa marina también tendría su relación con la zona debido a los puntos de desembarco. En la costa
que hay frente a la Vilavella se ha constatado una serie de puntos de desembarco al menos desde época ibérica
y romana, así sería el caso de la Torre de Onda en Borriana (Arasa y Mesado, 1997). Estos desembarcaderos
se verían favorecidos por la existencia en la Antigüedad de lagunas con comunicación con el mar, pero a la
vez cerradas por las llamadas golas que protegían a las naves de los fuertes oleajes del mar abierto. Lo que
podemos reseguir en la línea de paleocosta de la zona, en el caso de las lagunas de Nules y Moncofa, esta
última todavía usada como importante puerto en el siglo XVII, siendo uno de los lugares elegidos para el embarco de los moriscos expulsados del Reino de Valencia en 1609. Esta línea de paleocosta a su vez nos situaría
los embarcaderos mucho más cercanos a la colina del Castell.
Las plaquitas tal y como se puede reseguir en la bibliografía correspondiente aparecen en santuarios y en
necrópolis, lo vemos perfectamente en la isla de Ibiza. Hoy por hoy, el único indicio de necrópolis de la zona
es el hallazgo de la urna de cremación datada en el siglo VIII a.C., fecha que nos parece muy temprana para
relacionarla con la terracota. Diferente es el caso del santuario vecino hispanorromano de Santa Bàrbara, vinculado con un culto a las fuentes y surgimientos de agua, sobre todo de aguas caldas, como la de la Vilavella.
Así pues, la presencia de esta terracota podría indicar la existencia de un santuario anterior a época romana,
que es el que se constata a través de las excavaciones arqueológicas. El agua está muy unida a los cultos feniciopúnicos como elemento purificador y fuente de vida. Así en el templo de Melqart gaditano hay referencias
de pozos, al igual que los pozos de la Vilavella. Se pueden citar las cisternas relacionas con este culto existentes desde Byrsa en Cartago hasta Baria en Villaricos, el pozo lustral de la Algaida, pasando por el estanque
de Es Cuiram e Illa Plana en Ibiza.
No obstante, hay que indicar que las cronologías que ofrecen los materiales de los diferentes yacimientos
arqueológicos de la zona no abarcan la horquilla cronológica que hemos propuesto para la terracota, ya que las
cerámicas de época ibérica dan una fecha mucho más tardía.
Astarté también es una divinidad relacionada con la realeza, como protectora de los linajes reales, como
podría ser el caso de la representación de la tumba de Pozo Moro en la localidad de Chinchilla, y ello se conecta, aparte de la fecundidad, con la protección a los caballos, como diosa de estos équidos (Blázquez, 1997),
APL XXIX, 2012
[page-n-270]
270
A. Oliver Foix
ya que ellos son un símbolo de la realeza y la aristocracia. La protección de Astarté a los animales se relaciona
con otras especies con las que se representa, por ejemplo aves o leones. Entre la estatuaria del santuario hispanorromano de Santa Bàrbara hay elementos correspondientes a estos animales.
No podemos dejar pasar la existencia de otro posible santuario dedicado a Afrodita cercano a Sagunto, y
por tanto de la zona de la Plana, que se ha considerado situado en la Muntanyeta dels Estanys de Almenara
debido al hallazgo de una lápida funeraria con la mención de esta diosa (Corell, 1986), aunque hay dudas sobre
esta vinculación (Arasa, 1999). El santuario también estaría motivado por una zona de desembarco. Se sitúe
en el punto que se quiera, indudablemente este santuario se encuentra en los alrededores de Sagunto y está
indicando un culto concreto relacionado con la navegación y la fecundidad al igual que en siglos anteriores
podría corresponder al de Astarté del Castell de la Vilavella. Por lo tanto, este tipo de advocación no es extraño
en la zona de la Plana.
Así pues, la presencia de esta terracota en el yacimiento podría indicar la existencia de un lugar de culto,
concretamente un templo bajo la advocación de Astarté, o de una divinidad local asimilable a ella, y a tenor de
los escasos datos que existen dentro de un contexto completamente indígena, ya que aunque desde al menos
el siglo VII a.C. en la zona existe un fuerte contacto comercial fenicio, tal y como indican los yacimientos
cercanos del Torrelló de Almassora, Vinarragell de Borriana o la Torrassa en la Vall d’Uixó, no existen hoy
por hoy en los alrededores del Castell indicios de materiales foráneos si exceptuamos la moneda cartaginesa.
Astarté presenta un culto completamente asimilado por el mundo indígena, por lo tanto no debe considerarse
extraña su iconografía en el contexto cultural indígena del momento en la colina del Castell de la Vilavella.
La diosa Astarté que aparece en el siglo VII a.C. ya relacionada con zonas de tráfico marítimo como puede
ser el santuario del Carambolo, pasa a partir del siglo IV a.C. a ser representada por las terracotas llamadas
pebeteros, que como hemos indicado se dan entre otros lugares en santuarios relacionados con la costa; posteriormente ya en época romana este culto en santuarios de costa puede convertirse en Venus, como sería el
caso de la Algaida o el de Almenara. En algunos casos estos santuarios se encuentran sobre colinas cercanas
al mar, o incluso son pequeñas penínsulas como puede ser El Castell de Guardamar, el Tossal de la Cala de
Benidorm, el Peñón de Solobreña, o el propio Castell de la Vilavella. Por tanto, la Astarté de la Vilavella sería
una divinidad relacionada con la navegación y/o el culto a las aguas.
BIBLIOGRAFÍA
ALMAGRO GORBEA, M.J. (1980): Corpus de las terracotas de Ibiza. Bibliotheca Praehistorica Hispana, XVIII,
Academia de la Historia, Madrid.
ARASA GIL, F. (1999): “Noves propostes d’interpretació sobre el conjunt monumental de la Muntanyeta dels Estanys
d’Almenara (la Plana Baixa, Castelló)”. Archivo de Prehistoria Levantina, XXIII, Valencia, p.301-358.
ARASA GIL, F. y MESADO OLIVER, N. (1997): La ceràmica d’importació del jaciment ibèric de la Torre d’Onda
(Borriana, la Plana Baixa)”. Archivo de Prehistoria Levantina, XXII, Valencia, p. 375-408.
ARASA GIL, F. y VICENT CAVALLER, J. (1990-91): “Troballa d’una inscripció al santuari de la muntanya de Santa
Bàrbara. Notes sobre l’arqueologia urbana de la Vilavella (la Plana Baixa)”. Cuadernos de Prehistoria y Arqueología
Castellonense, 15, Castellón, p. 463-466.
BARRACHINA, E. (2002-2003): “Dos noves necròpolis d’incineració a la conca del Millars: el Mesón del Carro i La
Vilavella (Castelló)”. Quaderns de Prehistòria i Arqueologia de Castelló, 23, Castellón, p.141-150.
BARRACHINA, E. y AGUSTÍ, B. (2004-2005): “Estudi d’antropologia física de dues incineracions de l’Edat del
Ferro d’Ares del Maestre i La Vilavella (Castelló)”. Quaderns de Prehistòria i Arqueologia de Castelló, 24,
Castellón, p. 151-162.
BLÁZQUEZ, J.M. (1983): Primitivas religiones ibéricas. II. Religiones prerromanas. Ediciones Cristiandad, Madrid.
BLÁZQUEZ, J.M. (1997): “Astarté, señora de los caballos en la Hispania prerromana”. Rivista di Studi Fenici, XXV, 1,
Roma, p. 79-95.
APL XXIX, 2012
[page-n-271]
Una figura de Astarté en la Vilavella (Castellón)
271
BLÁZQUEZ, J.M. (2004): “Astarté entronizada entre esfinges de Puig dels Molins, Ibiza”. Huelva Arqueológica, 20
(Actas del III Congreso Español de Antiguo Oriente Próximo, Huelva, 2003), Huelva, p. 115-126.
BONNET, C. (1994): “Astarté d’une rive à l’autre de la méditerranée”. El mundo púnico. Historia, Sociedad y Cultura.
Murcia, p. 143-158.
BONNET, C. (1996): Astarté. Dossier documentaire et perspectives historiques. I.C. Fenicia e Punica, Roma.
CORRAL CAÑÓN, M. (1980-1981): “Una terracota inédita procedente del Cabezo de San Pedro (Huelva)”. Cuadernos
de Prehistoria y Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid, 7-8, Madrid, p. 93-107.
CORELL, J. (1986): “La dedicatoria a Venus de la ‘Muntanyeta dels Estanys’ (Almenara, Castellón) y Polibio 3,97, 6-8”.
Boletín de la Sociedad Castellonense de Cultura, LXII, Castellón, p. 247-260.
GARCÍA ALFONSO, E. (1998): “El cilindro sello de Vélez Málaga”. Madrider Mitteilungen, 39, Mainz, p. 49-66.
MARÍN CEBALLOS, M.C. (1987): “¿Tanit en España?”. Lucentum, VI, Alicante, p. 43-80.
MARÍN CEBALLOS, M.C. (1978): “Documents pour l’étude de la religion phenico-punique dans la péninsule
ibérique: Astarté”. Actes du IIème Congrès International d’étude des cultures de la Méditerranée occidentale,
vol. II. Alger, p. 21-32.
MARÍN CEBALLOS, M.C. y HORNS, F. (eds.) (2007): Imagen y culto en la Iberia prerromana: los pebeteros en forma
de cabeza femenina. Spal Monografias, 9, Universidad de Sevilla, Sevilla.
POVEDA NAVARRO, A.M. (1999): “Melqart y Astarté en el occidente mediterráneo: la evidencia de la península Ibérica
(siglos VIII-VI a.C.)”. De oriente a occidente: los dioses fenicios en las colonias occidentales. XII Jornadas de
Arqueología fenicio púnica (Eivissa, 1997). Treballs del Museu Arqueològic d’Eivissa i Formentera, 43, Museu
Arqueològic d’Eivissa, Eivissa, p. 25-61.
RIIS, J.P. (1949): “The Syrian Astarté Plaques and their Western connections”. Berytus, IX, 2, Copenhague, p. 69-90.
RIPOLLÈS ALEGRE, P.P. (1979): Los hallazgos monetarios de la excavación de Santa Bárbara (Vilavella, Castellón).
Cuadernos de Prehistoria y Arqueología Castellonense, 6, Castellón, p. 223-246.
SAN NICOLÁS PEDRAZ, M.P. (1986): “Orfebrería púnica: los collares de Ibiza en el Museo Arqueológico Nacional de
Madrid”. Saguntum, 20, Valencia, p. 57-96.
SAN NICOLÁS PEDRAZ, M.P. (1987): Las terracotas figuradas de la Ibiza púnica. I.C. Fenicia e Punica, Roma.
SAN NICOLÁS PEDRAZ, M.P. (1992): “Coroplastia fenicio-púnica”. Trabajos del Museo Arqueológico de Ibiza, 27,
Ibiza, p. 7-10.
VICENT CAVALLER, J. (1979): “Excavacions al santuari hispanoromà de Santa Bàrbara (la Vilavella, Castelló)”.
Cuadernos de Prehistoria y Arqueología Castellonense, 6, Castellón, p. 181-222.
APL XXIX, 2012
[page-n-272]
[page-n-273]
Archivo de Prehistoria Levantina
Vol. XXIX, Valencia, 2012, p. 265-271
Arturo OLIVER FOIX a
Una figura de Astarté
en la Vilavella (Castellón)
RESUMEN: Se da a conocer una terracota con la representación de la diosa Astarté encontrada en la localidad
de la Vilavella (Castellón). La pieza se data en los siglos VII-VI a.C., y se relaciona con el resto de representaciones de la divinidad localizadas en la península Ibérica. Se propone una motivación para el culto de esta diosa
en la zona del hallazgo.
PALABRAS CLAVE: Religión, divinidad, navegación, fenicio, púnico.
A figure of Astarté in la Vilavella (Castellón)
ABSTRACT: It is presented a Terracotta related to the representation of the goddess Astarté, located in the town
of Vilavella (Castellón). The piece is dated between the seventh and the sixth centuries BC, and it is related
with the rest of representations located in the Iberian Peninsula. We propose a motivation for the worship of this
goddess in the area of the find.
KEY WORDS: Religion, divinity, navigation, Phoenitian, Punic.
a Museo de Bellas Artes de Castellón. Avda. Hermanos Bou, 28; 12003 Castellón.
aoliver@dipcas.es
[page-n-266]
266
A. Oliver Foix
INTRODUCCIÓN
La localidad de la Vilavella se encuentra ubicada en la falda de las últimas colinas de la sierra de Espadán,
las cuales se adentran en el llano litoral de la Plana de Castellón, estando actualmente a una distancia de siete
kilómetros de la costa. Por tanto, la zona geológicamente pertenece por una parte al Triásico y por otra al
Cuaternario, con areniscas y argilitas, así como calizas, arcillas y dolomías, en la composición de los materiales del primer periodo geológico, el perteneciente a las colinas, mientras que la parte llana cuaternaria lo
forman cantos gruesos mezclados con arcilla y sobre todo arenisca rojiza.
Relacionada con la geología se localiza una manifestación termal, la Font Calda, que se origina en las fallas
que afectan a los bloques triásicos. El agua termal presenta temperaturas de 40 a 45oC. Surge a dos metros bajo
el nivel del suelo y su aforo diario es de 130.000 litros. El agua está muy mineralizada, clasificándose entre las
oligometálicas bicarbonatadas cálcicas, y no se utiliza como bebida. Junto a esta surgencia existen otras como
la Font Freda que aparece en la base del cerro del Castell de manera intermitente, cuando hay lluvia, aunque
hace tres o cuatro siglos tenía un caudal más regular (Domingo et al., 1977).
Esta zona de la Plana castellonense ha sido ocupada por grupos humanos desde el Calcolítico, como demuestran los hallazgos en yacimientos arqueológicos, caso del Racó de Focs y la Cova del Sou. La siguiente
etapa histórica, la Edad del Bronce, está constatada en el yacimiento de Santa Bàrbara, el cual también tiene
niveles hispanorromanos, en los que concretamente se ha identificado un santuario (Arasa y Vicent, 19901991; Vicent, 1979). Así mismo de la Edad del Bronce hay indicios en El Castell y en El Pilonet de Santa
Bàrbara. De la fase final de esta etapa prehistórica se han localizado restos de un enterramiento de cremación
que se puede datar a lo largo del siglo VIII a.C. (Barrachina, 2002-2003; Barrachina y Agustí, 2004-2005).
En el cerro del Castell existe una ocupación de época ibérica tardía, tal y como indican las cerámicas de
barniz negro itálicas, la decoración de la cerámica ibera y los hallazgos numismáticos, concretamente de la
ceca de Bilbilis y Arse (Domingo et al., 1977). Sobre todo ello se localiza el castillo medieval de la Vilavella
con sus orígenes en la época musulmana (fig. 1).
Fig 1. Situación del yacimiento del Castell de la Vilavella.
El yacimiento más estudiado, pues se realizaron excavaciones arqueológicas y se ha ido recogiendo en
superficie a lo largo de los años un interesante material arqueológico, es el correspondiente a Santa Bàrbara
en su etapa romana. Tal y como se indica más arriba se trata de un santuario, posiblemente dedicado a una divinidad guerrera, y datado en el Alto Imperio. Dentro del material recuperado destacan las inscripciones y las
esculturas, entre los restos de estas últimas una con representaciones de posibles olas de agua y équidos. Hay
vasos caliciformes, forma cerámica que está muy relacionada con los santuarios ibéricos, así como monedas,
caso de un shekel cartaginés, un sestante republicano y cuadrans de Arse (Ripollès, 1979; Vicent, 1979).
APL XXIX, 2012
[page-n-267]
Una figura de Astarté en la Vilavella (Castellón)
267
LA TERRACOTA ANTROPOMORFA DEL CASTELL
En la colina del Castell de la Vilavella se encontró en 1987 de forma casual por el director del Museo de Nules,
el señor Vicent Felip Semper, una pequeña terracota con una imagen femenina que fue depositada en el museo
de su dirección, y en donde la hemos podido estudiar gracias a su amabilidad (fig. 2).
Se trata de una pieza actualmente incompleta, pues se encuentra partida de forma transversal faltando la
parte inferior. Está realizada con molde. Se hizo con arcilla rojiza. Tiene una altura de 60 mm, una anchura de
38 mm y un grosor de 19 mm. En una de las caras está representada una figura femenina, de la que se conserva
la cabeza y el busto desnudo, sujetándose los pechos con las manos por debajo de ellos. La cabeza presenta el
pelo peinado de forma egipcia, lacio que cae por los lados y flequillo, y tiene 22 mm de alto y una anchura de
18 mm. Presenta una nariz prominente con cejas muy marcadas, y ojos almendrados. La boca apenas queda
representada por unos tenues labios. Las manos, con las que sujeta los pechos, tienen cuatro dedos juntos y
el pulgar separado hacia arriba. Los brazos están pegados a la parte lateral del cuerpo y los antebrazos a la
delantera. El reverso de la pieza es completamente liso con un ligero abombamiento debido al molde con el
que fue hecho.
La terracota corresponde a lo que se conoce como “plaquitas de Astarté”, piezas estudiadas por J.P. Riis
(1949: 70). Ésta en concreto pertenece al tipo A I de su clasificación: figura desnuda sujetándose los pechos,
cara con nariz y ojos prominentes y mechones de pelos en cada lado de la cara más o menos gruesos. Este tipo
cronológicamente se centra especialmente en los siglos VII y VI a.C. Al no tener un contexto arqueológico
para la muestra de la Vilavella poco podemos aportar a la cronología de la pieza desde este punto de vista, por
lo que hay que datarla teniendo en cuenta los paralelos, especialmente los peninsulares, lo que nos llevaría
Fig. 2. Plaquita de terracota del Castell de la Vilavella con la representación de Astarté.
APL XXIX, 2012
[page-n-268]
268
A. Oliver Foix
hacia un siglo VII-VI a.C. como datación más antigua, tal y como vemos por la fechación de J.P. Riis y por la
pieza del Cabezo de San Pedro de Huelva, y un momento final del siglo IV a.C. por las necrópolis de Cartago.
Este tipo de imagen está perfectamente estudiada y se relaciona con la diosa fenicia Astarté, aunque hay
autores que tienen sus dudas (Bonnet, 1994: 154). Por las características de la pieza debe corresponder a la
representación de la diosa de pie como las piezas que se localizan en las islas de Chipre, Cerdeña, Sicilia e
Ibiza a partir del siglo VII a.C.
Las figuras de este tipo con los senos descubiertos y sujetándolos con las manos se da desde el III milenio
en la zona mesopotámica, y a partir de entonces se extiende a Siria-Palestina donde alcanza un gran desarrollo.
Seguramente con la expansión fenicia estas representaciones llegan a Chipre, al centro mediterráneo y a la
península Ibérica. Aunque para J.P. Riis (1949: 84) las representaciones en terracota aparecen en Chipre en el
siglo IX a.C. debido a la influencia griega en la isla y en la zona costera de Siria.
Esta divinidad también tiene su predicamento, al menos iconográficamente, en Egipto, muy relacionada
con las diosas egipcias Hathor e Isis. Astarté aparece con elementos iconográficos egiptizantes, como el pelo o
la tiara, así como con otros rasgos. En la segunda mitad del primer milenio antes de Cristo el culto de Astarté
parece que se confunde o queda sustituido por el de la diosa Tanit cartaginesa. Posteriormente en el proceso de
sincretismo religioso la advocación de la divinidad se relacionará en el mundo clásico con Afrodita, Artemisa,
Venus y Juno Celeste.
El desarrollo iconográfico de la diosa Astarté a lo largo de la Historia ha sido suficientemente estudiado por
lo que no vamos a comentarlo, remitiéndonos a trabajos como los de C. Bonnet (1994), M.C. Marín (1978),
J.M. Blázquez (1983), A. Poveda (1999), entre otros, para los que se refieren a la península Ibérica.
EL CONTEXTO PENINSULAR DE ASTARTÉ
En la península Ibérica este tipo de placas cerámicas con la representación de la divinidad se encuentra en el
Cabezo de San Pedro de Huelva, pero en este yacimiento andaluz con la variante vestida (Corral, 1980-81).
En bronce con una composición similar hay una representación en Galera (Granada), localidad en la que se
localizó también la famosa figura de la Dama de Galera, siglo VII a.C., que se trata de una Astarté, pero en esta
ocasión se encuentra entronizada y vestida, al igual que otras representaciones del Puig dels Molins de Ibiza,
en este caso insular relacionadas con tiara egipcia (Blázquez, 2004). La entronización está ligada a la protección de la realeza. Estas piezas junto con las conocidas como de Sevilla, el bronce Carriazo o la de Cástulo,
son las que darían la cronología más antigua, entre el siglo VIII y VI a.C. en la Península, pero en el caso de la
Dama de Galera se localizó en un contexto mucho más tardío ya en pleno desarrollo de la Cultura Ibérica. No
consideramos de momento la representación de la diosa en el cilindro sello de Málaga datado entre el 1450 y
el 1300 a.C., debido a la falta de datos del contexto del hallazgo, aunque posiblemente se encontraría dentro
de un enterramiento púnico, en un momento mucho más tardío (García, 1998).
Será precisamente durante la Cultura Ibérica cuando parece que esta divinidad se encuentra mejor representada y asimilada por el mundo indígena ya desde el inicio de la iberización en el siglo VI a.C. (Poveda,
1999), lo que muestra la gran popularidad que alcanzó, tal y como ya había pasado en otros entornos mediterráneos.
Las imágenes aladas en la iconografía ibérica se han relacionado con esta diosa, así como las divinidades
que se representan entre animales, e incluso damas entronizadas como la de Baza. O también representaciones
de jóvenes como la del timaterio de La Quéjola de San Pedro (Albacete), o las jóvenes acompañadas de flores
como las de loto o rosetas que decoran los vasos ibéricos.
En el contexto griego peninsular Astarté sería la Artemisa de Efeso que tenía un culto temprano en la
palaiápolis de Ampurias (Estrabón, III, 4,8). Posteriormente la existencia de divinidades romanas que asimilan
las advocaciones de Astarté en la península Ibérica se da desde el inicio de la romanización, como es el caso
de la diosa Venus o Juno Celeste. Por tanto, el culto a esta divinidad o a otras locales que asimilan sus características, está presente a lo largo de al menos toda la Protohistoria y la Antigüedad peninsular.
Para las plaquitas de arcilla y ya fuera del contexto de la Cultura Ibérica, y en uno plenamente fenicio y
APL XXIX, 2012
[page-n-269]
Una figura de Astarté en la Vilavella (Castellón)
269
púnico, hemos de ir a la población insular de Ibiza, en donde se localizan estas representaciones en necrópolis
y en templos (Almagro, 1980; San Nicolás, 1987, 1992). También en la isla se localiza una lámina de oro con
la representación de la diosa con el torso desnudo sujetándose los pechos (San Nicolás, 1986), una iconografía
que sería muy similar a la placa de terracota de la Vilavella.
MOTIVACIONES DEL CULTO DE ASTARTÉ
EN EL CASTELL DE LA VILAVELLA
En primer lugar hay que indicar que esta representación de Astarté es la que geográficamente se encuentra más
al norte de la península Ibérica, lo que amplia en cierta medida la extensión del culto de la divinidad. A no ser
que tomemos los famosos pebeteros de terracota como las representaciones de Tanit, sucesora de Astarté, tal y
como propuso ya M.C. Marín (1987). Pebeteros a los que se les da un origen dentro de los ambientes cultuales
púnicos (Marín y Horns, 2007). Esta identificación de los pebeteros con la diosa púnica llevaría a relacionar
santuarios situados a la orilla de la costa, santuarios marinos, con Tanit y a su vez con Astarté; es el caso del
Bordisal de Camarles, el Castillo de Guardamar, el Tossal de la Cala de Benidorm, Illeta dels Banyets del
Campello, Cap Negret de Altea, Cádiz, Peñón de Salobreña, Algaida de Sanlúcar de Barrameda o el Terrón
de Lepe.
La diosa que nos ocupa está relacionada con la guerra y con el agua, esta última relación ya sea como
elemento fecundante en lo referente a los manantiales con los que va ligada la divinidad ya desde su origen
en el Próximo Oriente, o como protectora de la navegación. No olvidemos la adscripción que se da al santuario romano de Santa Bàrbara en la colina cercana al Castell, dedicado a una divinidad guerrera, ni tampoco
podemos dejar de mencionar la escultura con olas, ni la fuente termal de la zona en la ladera de la colina en
donde se localizó la pieza que estudiamos.
Como diosa marina también tendría su relación con la zona debido a los puntos de desembarco. En la costa
que hay frente a la Vilavella se ha constatado una serie de puntos de desembarco al menos desde época ibérica
y romana, así sería el caso de la Torre de Onda en Borriana (Arasa y Mesado, 1997). Estos desembarcaderos
se verían favorecidos por la existencia en la Antigüedad de lagunas con comunicación con el mar, pero a la
vez cerradas por las llamadas golas que protegían a las naves de los fuertes oleajes del mar abierto. Lo que
podemos reseguir en la línea de paleocosta de la zona, en el caso de las lagunas de Nules y Moncofa, esta
última todavía usada como importante puerto en el siglo XVII, siendo uno de los lugares elegidos para el embarco de los moriscos expulsados del Reino de Valencia en 1609. Esta línea de paleocosta a su vez nos situaría
los embarcaderos mucho más cercanos a la colina del Castell.
Las plaquitas tal y como se puede reseguir en la bibliografía correspondiente aparecen en santuarios y en
necrópolis, lo vemos perfectamente en la isla de Ibiza. Hoy por hoy, el único indicio de necrópolis de la zona
es el hallazgo de la urna de cremación datada en el siglo VIII a.C., fecha que nos parece muy temprana para
relacionarla con la terracota. Diferente es el caso del santuario vecino hispanorromano de Santa Bàrbara, vinculado con un culto a las fuentes y surgimientos de agua, sobre todo de aguas caldas, como la de la Vilavella.
Así pues, la presencia de esta terracota podría indicar la existencia de un santuario anterior a época romana,
que es el que se constata a través de las excavaciones arqueológicas. El agua está muy unida a los cultos feniciopúnicos como elemento purificador y fuente de vida. Así en el templo de Melqart gaditano hay referencias
de pozos, al igual que los pozos de la Vilavella. Se pueden citar las cisternas relacionas con este culto existentes desde Byrsa en Cartago hasta Baria en Villaricos, el pozo lustral de la Algaida, pasando por el estanque
de Es Cuiram e Illa Plana en Ibiza.
No obstante, hay que indicar que las cronologías que ofrecen los materiales de los diferentes yacimientos
arqueológicos de la zona no abarcan la horquilla cronológica que hemos propuesto para la terracota, ya que las
cerámicas de época ibérica dan una fecha mucho más tardía.
Astarté también es una divinidad relacionada con la realeza, como protectora de los linajes reales, como
podría ser el caso de la representación de la tumba de Pozo Moro en la localidad de Chinchilla, y ello se conecta, aparte de la fecundidad, con la protección a los caballos, como diosa de estos équidos (Blázquez, 1997),
APL XXIX, 2012
[page-n-270]
270
A. Oliver Foix
ya que ellos son un símbolo de la realeza y la aristocracia. La protección de Astarté a los animales se relaciona
con otras especies con las que se representa, por ejemplo aves o leones. Entre la estatuaria del santuario hispanorromano de Santa Bàrbara hay elementos correspondientes a estos animales.
No podemos dejar pasar la existencia de otro posible santuario dedicado a Afrodita cercano a Sagunto, y
por tanto de la zona de la Plana, que se ha considerado situado en la Muntanyeta dels Estanys de Almenara
debido al hallazgo de una lápida funeraria con la mención de esta diosa (Corell, 1986), aunque hay dudas sobre
esta vinculación (Arasa, 1999). El santuario también estaría motivado por una zona de desembarco. Se sitúe
en el punto que se quiera, indudablemente este santuario se encuentra en los alrededores de Sagunto y está
indicando un culto concreto relacionado con la navegación y la fecundidad al igual que en siglos anteriores
podría corresponder al de Astarté del Castell de la Vilavella. Por lo tanto, este tipo de advocación no es extraño
en la zona de la Plana.
Así pues, la presencia de esta terracota en el yacimiento podría indicar la existencia de un lugar de culto,
concretamente un templo bajo la advocación de Astarté, o de una divinidad local asimilable a ella, y a tenor de
los escasos datos que existen dentro de un contexto completamente indígena, ya que aunque desde al menos
el siglo VII a.C. en la zona existe un fuerte contacto comercial fenicio, tal y como indican los yacimientos
cercanos del Torrelló de Almassora, Vinarragell de Borriana o la Torrassa en la Vall d’Uixó, no existen hoy
por hoy en los alrededores del Castell indicios de materiales foráneos si exceptuamos la moneda cartaginesa.
Astarté presenta un culto completamente asimilado por el mundo indígena, por lo tanto no debe considerarse
extraña su iconografía en el contexto cultural indígena del momento en la colina del Castell de la Vilavella.
La diosa Astarté que aparece en el siglo VII a.C. ya relacionada con zonas de tráfico marítimo como puede
ser el santuario del Carambolo, pasa a partir del siglo IV a.C. a ser representada por las terracotas llamadas
pebeteros, que como hemos indicado se dan entre otros lugares en santuarios relacionados con la costa; posteriormente ya en época romana este culto en santuarios de costa puede convertirse en Venus, como sería el
caso de la Algaida o el de Almenara. En algunos casos estos santuarios se encuentran sobre colinas cercanas
al mar, o incluso son pequeñas penínsulas como puede ser El Castell de Guardamar, el Tossal de la Cala de
Benidorm, el Peñón de Solobreña, o el propio Castell de la Vilavella. Por tanto, la Astarté de la Vilavella sería
una divinidad relacionada con la navegación y/o el culto a las aguas.
BIBLIOGRAFÍA
ALMAGRO GORBEA, M.J. (1980): Corpus de las terracotas de Ibiza. Bibliotheca Praehistorica Hispana, XVIII,
Academia de la Historia, Madrid.
ARASA GIL, F. (1999): “Noves propostes d’interpretació sobre el conjunt monumental de la Muntanyeta dels Estanys
d’Almenara (la Plana Baixa, Castelló)”. Archivo de Prehistoria Levantina, XXIII, Valencia, p.301-358.
ARASA GIL, F. y MESADO OLIVER, N. (1997): La ceràmica d’importació del jaciment ibèric de la Torre d’Onda
(Borriana, la Plana Baixa)”. Archivo de Prehistoria Levantina, XXII, Valencia, p. 375-408.
ARASA GIL, F. y VICENT CAVALLER, J. (1990-91): “Troballa d’una inscripció al santuari de la muntanya de Santa
Bàrbara. Notes sobre l’arqueologia urbana de la Vilavella (la Plana Baixa)”. Cuadernos de Prehistoria y Arqueología
Castellonense, 15, Castellón, p. 463-466.
BARRACHINA, E. (2002-2003): “Dos noves necròpolis d’incineració a la conca del Millars: el Mesón del Carro i La
Vilavella (Castelló)”. Quaderns de Prehistòria i Arqueologia de Castelló, 23, Castellón, p.141-150.
BARRACHINA, E. y AGUSTÍ, B. (2004-2005): “Estudi d’antropologia física de dues incineracions de l’Edat del
Ferro d’Ares del Maestre i La Vilavella (Castelló)”. Quaderns de Prehistòria i Arqueologia de Castelló, 24,
Castellón, p. 151-162.
BLÁZQUEZ, J.M. (1983): Primitivas religiones ibéricas. II. Religiones prerromanas. Ediciones Cristiandad, Madrid.
BLÁZQUEZ, J.M. (1997): “Astarté, señora de los caballos en la Hispania prerromana”. Rivista di Studi Fenici, XXV, 1,
Roma, p. 79-95.
APL XXIX, 2012
[page-n-271]
Una figura de Astarté en la Vilavella (Castellón)
271
BLÁZQUEZ, J.M. (2004): “Astarté entronizada entre esfinges de Puig dels Molins, Ibiza”. Huelva Arqueológica, 20
(Actas del III Congreso Español de Antiguo Oriente Próximo, Huelva, 2003), Huelva, p. 115-126.
BONNET, C. (1994): “Astarté d’une rive à l’autre de la méditerranée”. El mundo púnico. Historia, Sociedad y Cultura.
Murcia, p. 143-158.
BONNET, C. (1996): Astarté. Dossier documentaire et perspectives historiques. I.C. Fenicia e Punica, Roma.
CORRAL CAÑÓN, M. (1980-1981): “Una terracota inédita procedente del Cabezo de San Pedro (Huelva)”. Cuadernos
de Prehistoria y Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid, 7-8, Madrid, p. 93-107.
CORELL, J. (1986): “La dedicatoria a Venus de la ‘Muntanyeta dels Estanys’ (Almenara, Castellón) y Polibio 3,97, 6-8”.
Boletín de la Sociedad Castellonense de Cultura, LXII, Castellón, p. 247-260.
GARCÍA ALFONSO, E. (1998): “El cilindro sello de Vélez Málaga”. Madrider Mitteilungen, 39, Mainz, p. 49-66.
MARÍN CEBALLOS, M.C. (1987): “¿Tanit en España?”. Lucentum, VI, Alicante, p. 43-80.
MARÍN CEBALLOS, M.C. (1978): “Documents pour l’étude de la religion phenico-punique dans la péninsule
ibérique: Astarté”. Actes du IIème Congrès International d’étude des cultures de la Méditerranée occidentale,
vol. II. Alger, p. 21-32.
MARÍN CEBALLOS, M.C. y HORNS, F. (eds.) (2007): Imagen y culto en la Iberia prerromana: los pebeteros en forma
de cabeza femenina. Spal Monografias, 9, Universidad de Sevilla, Sevilla.
POVEDA NAVARRO, A.M. (1999): “Melqart y Astarté en el occidente mediterráneo: la evidencia de la península Ibérica
(siglos VIII-VI a.C.)”. De oriente a occidente: los dioses fenicios en las colonias occidentales. XII Jornadas de
Arqueología fenicio púnica (Eivissa, 1997). Treballs del Museu Arqueològic d’Eivissa i Formentera, 43, Museu
Arqueològic d’Eivissa, Eivissa, p. 25-61.
RIIS, J.P. (1949): “The Syrian Astarté Plaques and their Western connections”. Berytus, IX, 2, Copenhague, p. 69-90.
RIPOLLÈS ALEGRE, P.P. (1979): Los hallazgos monetarios de la excavación de Santa Bárbara (Vilavella, Castellón).
Cuadernos de Prehistoria y Arqueología Castellonense, 6, Castellón, p. 223-246.
SAN NICOLÁS PEDRAZ, M.P. (1986): “Orfebrería púnica: los collares de Ibiza en el Museo Arqueológico Nacional de
Madrid”. Saguntum, 20, Valencia, p. 57-96.
SAN NICOLÁS PEDRAZ, M.P. (1987): Las terracotas figuradas de la Ibiza púnica. I.C. Fenicia e Punica, Roma.
SAN NICOLÁS PEDRAZ, M.P. (1992): “Coroplastia fenicio-púnica”. Trabajos del Museo Arqueológico de Ibiza, 27,
Ibiza, p. 7-10.
VICENT CAVALLER, J. (1979): “Excavacions al santuari hispanoromà de Santa Bàrbara (la Vilavella, Castelló)”.
Cuadernos de Prehistoria y Arqueología Castellonense, 6, Castellón, p. 181-222.
APL XXIX, 2012
[page-n-272]
[page-n-273]