
La Ereta del Castellar (Vilafranca): avance a la revisión de un yacimiento del Bronce Valenciano
Eva Ripollés Adelantado
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ARCHIVO DE PREffiSTORIA LEVANTINA
Vol. XXll (Valencia, 1997)
Eva R.!POLLÉS
ADELANTADO*
LA ERETA DEL CASTELLAR (VILAFRANCA): AVANCE A LA REVISIÓN DE
UN YACIMIENTO DEL BRONCE VALENCIANO
«El término de Villafranca tiene de sur a norte cerca de dos horas entre los de Benassal e
lglesuela, y dos y media de oriente a poniente entre los de Ares y Mosqueruela: es el último del
Reino por esta parte, y análogo al de Ares, sembrado de montes o peñas con poca tierra, de modo
que apenas se cultiva el tercio, que se destina a granos».
Este párrafo de A.J. Cavanilles sirve para situar físicamente el yacimiento de la Ereta del
Castellar (Vilafranca del Maestrat) dentro del Alto Maestrazgo, siendo la zona un paso natural
hacia el interior de la Sierra de Gúdar (1), a la vez que comunica a través del Río Bergantes con
la zona del Bajo Aragón (2) (fig. 1).
El yacimiento se ubica sobre un abrupto espolón cuyas vertientes sur y este recaen al
barranco de La Fo~, que se une un poco más abajo al Riu Sec, y que es profundo y muy encajado
en esta zona. Hacia el norte el espolón es una continuidad de la elevada altiplanicie, por encima
de los 1.100 m. s.n.m., en la que se ubica en la actualidad el pueblo de Vilafranca.
Sus coordenadas U.T.M. son (3): 33 4 78 8.
Este espacio constituye una divisoria de aguas: hacia el sur el Barranc de la Fo~ se dirige
hacia el Riu Sec que a su vez desagua en el Riu Montlleó, afluente del Millars; hacia el norte
conecta con la cuenca del Río Bergantes que a través del Guadalope confluirá en el Ebro.
Su situación de área de paso queda evidenciada por las vías existentes en época romana, así
como por los numerosos caminos de ganado que desde los pastos de la alta montaña turolense se
dirigían a zonas de menor altura en época de frío (4),
*
Servei d'lnvestigació Prehistórica. C/ Corona, 36. 46003 Valencia.
A. J. CAVANILLES : Observaciones sobre la Historia Natural, Geografía, Agricultura, Población y Frutos del Reino de
Valencia. Vol. J, segunda edición, Zaragoza, 1958 p. 117.
(2) G. RUIZ ZAPATERO: Los Campos de Urnas del noreste de la Pen(nsula Ibérica. Tesis Doctoral 1983/85, Madrid, 1985,
p. 676.
(3) Hoja D0 569 (Villafranca del Cid) de la Cartografía militar de España. E. J :50.000. 1" Edición, !981.
(4) F. ARASA: «Estudio arqueológico de Villafranca del Cid (Castellón)». C. P.A. C., 4, Tortosa, 1977, p. 243-269.
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Cuencas hidrográficas
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Fig. 1.- Mapa de situación del yacimiento.
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Terrenos de cultivo
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Fig. 2.- Planta del yacimiento según la publicación.
Las características de su situación son muy similares a las del cercano yacimiento de Les
Planetes (Mas d'En Serrans, Benassal) (5), ubicado en el mismo cauce del Riu Sec, con el que
también tiene bastantes puntos en común en cuanto a la tipología de los materiaies.
Por tanto en el ambiente cultural que durante la Edad del Bronce se desarrolla en este espacio
físico, es donde intentaremos ubicar el yacimiento de la Ereta, dado que participa de los procesos
que se desarrollarán durante la Edad del Bronce en la zona del Alto Mijares, en tomo a la Sierra
de Gúdar (6).
EL YACIMIENTO Y SU PROBLEMÁTICA
El yacimiento de la Ereta del Castellar fue excavado en una corta campaña de verano en
1957, tras ser localizado fortuitamente hacia 1954 por el arqueólogo francés H. Prades (7). Se
excavaron inicialmente cinco cuadros contiguos de 1 m2 en la parte superior del yacimiento que
fueron ampliados posteriormente siguiendo las estructuras localizadas hasta configurar lo que
denominaron habitaciones 1, n y m (fig. 2).
(S) A. GONZÁLEZ PRATS: <
(Castellón)». C.P.A.C., S, Castellón, 1978, pp. 207-241.
(6) J.V. PlCAZO MILLÁN: La Edad del Bronce en el Sur del Sistema Ibérico Turolense, 1: Las Materiales Cerámicos.
Monografías Arqueológicas del S.A.E.T., 7, Terne!, 1993.
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Eret. del Castellar (Vilalranca, Castellón)
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Genó (Aitona, Lérida)
Sosa (Huesca)
Escondines (Mazaleón, Teruel)
Cabezo del Cuervo (Aicañiz, Teruel)
Ca.bezo Sellado (Aicañiz, Teruel)
Zalranales (Fraga, Huesca)
Masada de Ratón (Fraga, Huesca)
Cueva de los Encantados (Belchite, Zaragoza)
Moncfn (Borja, Zaragoza)
Castellet de Barrial (Barrial, Castellón)
Castillo de Frias (Aibarracin, Teruel)
Sima del Ruidbr (Aldehuela, Teruel)
Hoya Quemada (Mora de Rubielos, Teruel)
Les Planetes (Benassal, Castellón)
Peña de la Dueña (Teresa, Castellón)
Puntal de Cambra (VIIIar del Arzobispo, Valencia)
Pie deis Corbs (Sagunt, Valencia)
Les Raboses (Aibalat deis Tarongers, Valencia)
Vinarragell (Burriana, Castellón)
Torrelló d"Onda (Onda, Castellón)
Orpesa· la Vella (Orpesa del Mar, Castellón)
Cabezo Monleón (Caspa, Zaragoza)
La Pedrera (Valllogona de Balaguer, Lérida)
'"loma de Betxí (Patema, Valencia)
Muntanya Assolada (Aizira, Valencia)
Mola d 'Agres (Agres, Alicante)
Cabezo Redondo (Villen¡;¡, Alicante)
Agullana (Lérida)
La Bartolina (Calatayud, Zaragoza)
lllescas (Calatayud, Zaragoza)
Monte Ardid (Aicañiz, Teruel)
Cabecico dé la Heredad (Bordón, Teruel)
Fig. 3.- Mapa de ubicación de los yacimientos citados en el texto.
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LA ERETA DEL CASTELLAR
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Tras su publicación en 1968 por J. Arnal, H. Prades y D. Fletcher (8), quienes lo incluyeron
«en el conjunto de poblados de la denominada Edad del Bronce Valenciano», el yacimiento ha
pasado en la bibliografía como uno más de los muchos existentes.
No obstante, el yacimiento de la Ereta se ha considerado, dentro de los círculos de investigación en la zona, como un yacimiento de cronología avanzada, y de hecho así aparece en el
nuevo montaje de las colecciones del Museo de Prehistoria de Valencia.
En este artículo nos proponemos dar a conocer algunos de los resultados obtenidos del
estudio tanto de los materiales publicados como de los que se conservan inéditos en el Museo de
Prehistoria de Valencia, y que tuvimos oportunidad de revisar para su inclusión en nuestra Tesis
Doctoral (9). El ofrecer este avance se debe a que consideramos de sumo interés, en el contexto
actual de la investigación sobre la Edad del Bronce en Valencia, fijar los elementos que permiten
hablar con claridad de un encuadre cronológico para el yacimiento, sobre la base de comparaciones tipológicas, teniendo siempre presente el entorno físico y cultural en el que se encuentra.
A las conclusiones que más adelante avanzaremos han contribuido tanto la revisión desde
una perspectiva actual de los materiales ya publicados, como el estudio de los materiales inéditos,
de los que daremos a conocer una selección.
Destaca, en primer lugar, del yacimiento su posición física marginal respecto a los que
bibliográficamente se han venido manejando en los estudios del denominado Bronce Valenciano,
hecho que tal vez haya influido en la poca atención que tras su publicación se le ha prestado, a
pesar de que entre los materiales publicados existían elementos suficientes como para plantear
cuestiones de interés.
Así como los yacimientos más meridionales han sido objeto de polémica sobre su inclusión
o no dentro del círculo de influencia argárica, el yacimiento de la Ereta del Castellar, siendo uno
de los más septentrionales, no ha sido objeto de polémica alguna. Tal vez este hecho se deba a
que el límite norte del denominado Bronce Valenciano no cuenta con un referente tan definido
como la cultura del Argar (fig. 3).
De la lectura detallada de la publicación, deducimos algunas cuestiones que consideramos
de interés a la hora de realizar el estudio del material.
PareGen existir varios momentos de construcción en el yacimiento. La primera unidad la
constítuirían lo que los autores denominan niveles 1, 2 y 3, el último de los cuales parece quedar
limitado por un enlosado de base al que se asocian los grandes vasos publicados, que según se
observa en las fotografías antiguas aparecen prácticamente en superficie, por lo que hay que
pensar en una desaparición de los niveles superiores bien por la erosión o por las labores agrícolas. La segunda unidad la constituiría fundamentalmente el nivel4 en el que habría que incluir,
según la publicación, los muros de arcilla, los muros de piedra en seco y una serie de depósitos.
El nivel 5 debe corresponder con la base o preparación del asentamiento, aunque se cita la aparición de algunos materiales.
Sin embargo existen muchos elementos poco claros que no encajan en este esquema general:
Los muros de arcilla y el muro C (de piedra en seco) que en la publicación se atribuyen al nivel
4, son los que delimitan las habitaciones en las que se ubican los grandes vasos con cordones del
(8) J. ARNAL, H. PRADES, D. FLETCHER: La Ere/a del Castellar (Villafranca del Cid, Castellón). Serie de Trabajos Varios n"
35, Servicio de Investigación Prehistórica de la Diputación de Valencia, Valencia, 1968.
(9) Agradecemos al personal del S .l. P. y a su director por entonces, D. Bernardo Martf, las facilidades que nos dieron para
el estudio del material.
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nivel superior (nivel 1); por tanto o bien los muros de arcilla no son exclusivamente del nivel 4
o la atribución de los vasos del nivel superior a las diferentes habitaciones se hace a posteriori. A
esta falta de claridad contribuyen algunos detalles como que en el cuadro 5 el muro de arcilla
tiene unos 45 cm. de altura, según la publicación, mientras que el nivel 4 del mismo cuadro solo
tiene 35 cm. de potencia. También se comenta que los muros de arcilla no parecen del momento
inicial de la construcción, puesto que el piso del nivel 4 pasa por debajo de ellos.
Del muro de piedra en seco (muro e) comentan: «... parece más reciente. Da la sensación de
que hubo un muro muy antiguo que fue reparado posteriormente».
Nos parece sin embargo que la construcción del muro de piedra es anterior a la ubicación de
los depósitos, que tal vez coincidirían con la construcción de los muros de arcilla. Esto es lo que
parece desprenderse tanto de la observación de las fotografías antiguas (lám. m, 4) en las que el
depósito se ve apoyado sobre el muro de piedra, como de algunos comentarios de la publicación,
cuando se habla por ejemplo del Depósito T.2: «Detrás de las piedras antes citadas hay otras dos
puestas de canto y apoyándose sobre el muro e que fue modificado, por no decir destruido para
ello». También en el Depósito T.3 señalan: «está protegido por múltiples piedras, muchas de las
cuales se apoyaban sobre el muro de piedra en seco». En el Depósito T.4 se dice: «Está protegido
el depósito por seis piedras groseramente dispuestas en círculo, dando la impresión de que el vaso
principal se colocó sobre el nivel 4, ligeramente excavado para asegurarle equilibrio, reforzándolo, además, con gruesas piedras alrededor».
Por otra parte el análisis del material también apoyaría esta idea, ya que como veremos es en
los niveles superiores y en los conjuntos formados por los depósitos donde se localizan los materiales que denotan cronologías más avanzadas.
En la Ereta la planta publicada muestra una estructura de habitación rectangular delimitada
por muros de arcilla. Al describir estos muros se dice: «... no es un simple bloque de arcilla, pues
contiene en la masa cierto número de piedras medianas dispuestas sin orden aparente ... ». El muro
A y E crean una zona de paso a un espacio interior limitado por un murete medianero (muro B)
que según se señala está enlucido en los laterales y la parte superior, y que tiene unas dimensiones
de 30 cm. de ancho por 2 '90 m. de largo y 45 cm. de altura. Este murete crea un pasillo entre su
extremo norte y el muro e (de piedra) que comunica con lo que denominan Habitación II, separada a su vez también mediante un muro de arcilla (muro F) de la Habitación m.
Entendemos que al menos la habitación I y 11 debieron de crear una unidad, funcionando la
primera como espacio de vivienda y la segunda como espacio de almacenamiento (presencia de
grandes vasos), en el supuesto de que los grandes vasos de almacenamiento aparecidos puedan
relacionarse con estos muros de arcilla.
Todos los materiales que podemos considerar por sus dimensiones como de almacenaje, se
concentran en los espacios de las habitaciones II y m, según la publicación y las referencias de
los materiales revisados, con lo cual tanto si el espacio quedaba definido por los muros B y F del
nivel IV como si no, la zona debió ser sin lugar a dudas un espacio de almacenamiento, ya que
se documentan al menos cuatro recipientes en un espacio de 1'60 x 1'60 m. comprendido entre
el muro B y F, y ocho entre el muro F y el final de la excavación. Hay que tener en cuenta que
los diámetros máximos de los recipientes exceden en algunos casos los 50 cm., con lo que el
espacio disponible de paso sería mínimo. El carácter de espacio de almacenamiento queda evi-162-
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Fig. 4.- Dispersión de los recipientes de almacenaje que conservan referencia de ubicación
sobre la planta de las estructuras localizadas en la excavación.
denciado por la capacidad de los recipientes, que hemos calculado en torno a los 120 Kg de grano
para los más grandes (10) (fig. 4).
Respecto a otros elementos constructivos a destacar, estaría la mención que se hace en la
habitación II de la presencia de adobes, aunque no sabemos si se refieren a fragmentos de pellas
de barro o a auténticos adobes. Hay que tener en cuenta que la primera referencia clara a coílstrucción con adobes en la zona de Castellón es la del yacimiento de Vinarragell-II (11), poblado
del Bronce Final II (12), según la secuencia establecida por M. Gil-Mascarell, que en fechas próximas al 700-600 a.C. entra en contacto con los Campos de Urnas del Hierro (13).
(10) El cálculo experimental para la conversiónde volumen a peso (1 Kg.= 1.225 1.) lo hemos realizado con trigo actual,
cuya densidad no es equivalente a la del trigo prehistórico ni por supuesto a la cebada. Este cálculo difiere aproximadamente en un
kilo respecto a la equivalencia establecida en el s. XV en Aragón: 1 Pie cúbico (16.841.)=1 Arroba ponderada (12.629 Kg.).
P. LARA IZQUIERDO: Sistemp aragonés de pesos y medidas. La metrología histórica aragonesa y sus relaciones con la caste,
llana. Colección básica aragonesa 45, Ed. Guara, Zaragoza, 1984.
(11) N. MESADO, O. ARTEAGA: Vinarragell (Burriana, Castellón). Serie de Trabajos Varios n• 61 , Servicio de Investigación
Prehistórica de la Diputación de Valencia, Valéncia, 1979.
(-12) M. Gll.-MASCARELL BOSCÁ: «Bronce Tardío y Bronce Final». Monografías del Laboratorio de Arqueología de Valencia
n• 1, Valencia, 1981 p. 31.
(13) La nomenclatura que vamos a utilizar al referirnos a cuestiones de cronología sigue la que se maneja para la zona de
Aragón y Cataluña, basada por su parte en el modelo tripartito utilizado en la zona francesa (Guilaine, 1972) con sucesivas modificaciones (Ruiz Zapatero, 1985; Rodanés Vicente, 1992; J.L. Maya, 1992):
Bronce Final 1 o Bronce Reciente- 1250-1100 a.C.
Bronce Final ll- 1100-900 a.C. (Campos de Urnas Antiguos).
Bronce Final lliA - 900-800n5o a.C.
Brónce Fin;U lliB - 800n50-650 a.C.
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No obstante también se señala la presencia de adobes, aunque no con mucha claridad, en los
yacimientos de Orpesa la Vella (Orpesa, Castellón) y Torrelló d'Onda (Onda, Castellón). En el
primero se citan en el N.IIL nivel que debe ser posterior a la primera ocupación del yacimiento,
posterior por tanto al 1260±70 a.C., y que los autores llevan el final incluso hasta el s. X a.C. En
el Torrelló se señala la presencia de fragmentos de adobes mal cocidos en la cimentación de la
vivienda A (Cuadro Q-2, N.II); la fecha de Cl4 (1315 a.C.) se tomó por debajo de este nivel, y
el autor lo sitúa a finales del II e inicios del 1 milenio (14 ).
Adobes sobre un basamento de piedra se utilizan en la construcción de yacimientos como La
Pedrera lla (Vallfogona de Balaguer) o Cabezo Monleón (Caspe), con cronologías que están en
tomo al Bronce Final ill (950-900/750-700 a.C.) (15).
Otros elementos de construcción interesantes son restos de barro con improntas de acanaladuras paralelas en el interior que corresponden a fragmentos de ángulos, en algunos casos con
restos de cal.
La construcción de muretes ·de barro, como los localizados en la Ereta, suele ser habitual en
yacimientos del Bronce Pleno, tal como se documenta por ejemplo en el yacimiento de la Hoya
Quemada (16). También plantas rectangulares bien definidas, como se observa en los dibujos
publicados de la Ereta del Castellar, quedan bien documentadas en el Bronce Pleno (Muntanya
Assolada, LLoma de Betxí, entre otros) (17), a la vez que recuerdan a la serie de yacimientos que
en tomo al 1100 a.C. se desarrollan en las confluencias de los ríos Cinca y Segre, en el llano
oscense y leridano (18). Yacimientos como Carretela y Genó en Lérida y Masada de Ratón o los
Zafranales en Huesca se ubican en espolones sobre el valle de un río, ubicación muy similar a la
de la Ereta, o en montículos que dominan los llanos próximos, muy adecuados para el cultivo
cerealista. Estos yacimientos parecen marcar claramente el desarrollo de un urbanismo estable en
la zona, a la vez que se inicia una territorialización con el establecimiento de límites entre diferentes clanes y tribus (19), proceso que se verá intensificado con la llegada de los primeros
Campos de Urnas (20).
(14) F. GUSI JENER: <>. Cuadernos de Prehistoria y
Arqueología Castellonense, l, Castellón, 1974, pp. 19-62. f. GUSI JENER: «Orpesa la Vella, Orpesa (La Plana Alta)>>. Membries
Arqueolbgiques a la Comunitat Valenciana 1984-85, Valencia, 1988, pp. 152-154.
(15) RUIZ ZAPATERO: Op. cit. nota 2, t. 1., pp. 295-311. A. BELTRÁN. A. ÁLVAREZ: «Una comprobación de las excavaciones
del poblado del Bronce Final y de la I Edad del Hierro del Cabezo Monleón, Caspe (Zaragoza)>>. Boletfn del Museo de Zaragoza,
6, Zaragoza, 1987, p. 67.
(16) F. BURILLO, J. PICAZO: El poblado del Bronce Medio de la Hoya Quemada (Mora de Rubielos, Teruel). Seminario de
Arqueología y Etnología Turolense, Colegio Universitario de Teruel, Teruei, 1986.
(17) M'.J. DE PEDRO: Modelo tradicional y nuevas evidencias sobre los poblados del Bronce Valem;iano: La Muntanya
Assolada (Alzira) y La Llama de Betxf (Paterna). Tesis Doctoral, inédita, Valencia, 1995. B. MARTÍ OLIVER, M'. J. DE PEDRO MICHÓ:
«Los poblados de la cultura del Bronce Valenciano: Modelo tradicional y nuevas excavaciones>>. Homenaje a la Dra. Milagro GilMascarell Boscá, ExtremaduraArqueológica V, Cáceres, 1995, pp. 101-114.
( 18) J.L. MAYA: «Genó (Aitona)>>. Excavacions Arqueolbgiques a Catalunya, l, Barcelona, 1982, pp. 159-160. J.M. RODANÉS:
«Investigaciones arqueológicas en el bajo Cinca: Campañas de excavaciones de 1989/1990 en el poblado de la Edad del Bronce de
Masada de Ratón (Fraga, Huesca)>>. Bolskan, 8, Huesca, 1991, pp. 165-198. F.J. MONTÓN BROTO: «Avance al estudio de los materiales del yacimiento de la Edad del Bronce de Zafranales, en Fraga (Huesca)>>. Bolskan, 5, Huesca, 1988, pp. 201-247.
(19) J.L. MAYA GONZÁLEZ: «Primera Edad del Hierro». Historia de España, Tomo I, Cap. 4. Ed. Planeta, Barcelona, 1990,
pp. 295-378.
(20) E. JUNYENT, A. LAFUENTE, J.B. LÓPEZ: «L'origen de !'arquitectura en pedra i l'urbanisrne a la Catalunya Occidental>>.
Cota Zero, 10, Barcelona, 1994, pp.73-89.
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LA ERETA DEL CASTELLAR
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ESTUDIO DEL MATERIAL
El yacimiento de la Ereta del Castellar, tanto por el conjunto general de los materiales como
por algunos elementos aislados, resulta de sumo interés para entender el tránsito entre el final del
Bronce Pleno y el Bronce Final.
En el estudio de los materiales, tanto los publicados como los que permanecían inéditos en
los fondos del Museo de Prehistoria, hemos intentado separar, siempre que ha sido posible, los
que por localizarse juntos, depósitos, o por conservar la referencia de excavación pueden ayudar
a su ubicación cronológica. No obstante, dado que las referencias estratigráficas no suelen ser
claras, serán las asociaciones de materiales en los denominados depósitos las que nos sirvan
como referencia válida.
En los materiales revisados se mantenía como unidad la numeración de los cajones, suponemos que según el orden de recogida, que hemos mantenido de cara a que pudiesen responder
a proximidad física del material. En algunos casos había referencias a su ubicación espacial, bien
cuadros o cabañas, y en menos ocasiones a estratigrafía.
Del material ya publicado hemos dibujado las piezas que consideramos más interesantes y
que pudimos manejar sin dificultad, a la vez revisamos todo el bloque de materiales que se conservaban en los almacenes y que nos ha permitido reconstruir el perfil de 62 formas, de las cuales
presentamos las que consideramos más significativas, a la vez que también se muestran algunos
fragmentos destacados.
Dentro de los vasos de perfil sencillo abierto predominan los de tendencia troncocónica, en
algunos casos con el borde marcadamente exvasado, que no presentan decoración. Se ha reconstruido el perfil de 23 piezas.
Las formas sencillas de perfil cerrado son algo más escasas, hemos reconstruido el perfil <;le
5 piezas, todas sin decoración.
Las formas de perfil en «S» se caracterizan por ser en algunos casos marcadamente exvasadas, abundando en este grupo la decoración plástica, sobretodo en recipientes de almacenaje.
Se ha reconstruido un total de 19 piezas.
Los carenados presentan una tipología bastante variada, habiéndose reconstruido el perfil de
15 piezas, todas sin decoración.
Por lo que respecta a los elementos de prensión predominan las asas anulares sobre las asas
en cinta, siendo también importante la presencia de mamelones sobre cuencos de perfil sencillo.
Aunque como hemos señalado predomina la decoración plástica, aparece algún fragmento
con decoración incisa en zig-zag, impresa y acanalada.
Consideramos que una constante en este yacimiento es la perduración de formas del Bronce
Pleno que aparecen junto a otras ajenas al contexto formal de dicha etapa en la zona, aunque la
falta de claridad en la estratigrafía no nos permite definir si se debe a la existencia de varios
niveles de ocupación o a pervivencias de elementos del Bronce Pleno en un momento más avanzado. Esta pervivencia o mezcla de formas parece darse en lo que los excavadores denominan
nivel 4, quedando bastante claro que tanto los materiales de los depósitos como los que se localizan en los niveles superiores forman un conjunto bastante uniforme.
Una de las características más significativas del yacimiento son las decoraciones plásticas
que se centran en cordones aplicados, sobre todo lisos, de sección triangular en la mayoría de los
casos, o en asociaciones de cordones y mamelones (fig. 5). Estas decoraciones se desarrollan
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Fig. 5.- Los núms. 1 y 3, materiales procedentes de la revisión de fondos (Cabaña lli, Cabaña ID/capa 1);
el núm. 2, ya publicado (Habitación ll, nivel 1).
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LA ERETA DEL CASTELLAR
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sobre grandes recipientes de almacenaje de perfil en «S», excepto en algún caso en que aparecen
sobre formas de tendencia cerrada. Según los datos de la excavación se localizan en los niveles
superiores, apoyadas sobre un enlosado que sella el nivel donde aparecen los denominados depósitos, con lo cual su cronología debe ser posterior a la que apuntan los materiales de estos depósitos.
'Las decoraciones plásticas, tal como ya señaló Tarradell (21), son frecuentes en yacimientos
de la zona norte de Valencia como Pie dels Corbs (Sagunt) (22), Les Raboses (Albalat dels
Tarongers) (23), Peña la Dueña (Teresa) (24) o Puntal de Cambra (Villar del Arzobispo) (25)
entre otros, si bien en estos casos suelen ser cordones impresos que desarrollan motivos en guirnalda fundamentalmente. También se localizan profusamente este tipo de decoraciones en yacimientos próximos de la zona de Teruel, donde los recientes trabajos muestran una tradición que
desde el Bronce Antiguo se desarroliará hacia el Bronce Pleno en decoraciones barrocas. Esta
tendencia a la aparición de decoraciones barrocas se observa perfectamente en el yacimiento de
la Hoya Quemada, donde se localizan formas muy similares a las de Ereta. En un caso aparecen
cordones lisos, y en otro cordones impresos peribucales asociados a mamelones que recuerda
también a una pieza de Ereta (fig. 6, 4), aunque diferente en la forma (26). Sin embargo se
observa en el Torrelló d'Onda una pieza idéntica a la que hemos mencionado de la Hoya
Quemada que se localiza por encima del nivel datado en 1315 a.C. (N.ll) (27). También aparece
una píeza muy similar en el yacimíento de Sosa 1 (Huesca) datado en el Bronce Medio Reciente
o Bronce Final l.
La pieza de Ereta bien podría ser una evolución de este tipo de formas que serán frecuentes
después en contextos de C.U.
En el yacimiento del Cabezo del Cuervo (28) también se documentan materiales con decoración de cordones lisos sobre grandes recipientes de almacenaje, aunque no podamos ver su
forma, muy similares a los de Ereta. También en el yacimiento de la Cueva de los Encantados
(Belchite, Zaragoza) (29), se dan paralelos muy claros, tanto por la decoración plástica en
grandes recipientes de almacenaje como por la presencia de algunas carenas y una punta de
flecha de metal idéntica a la localizada en la Ereta. Su cronología, a pesar de la falta de estratigrafía, podría ser similar a la de la Sima del Ruidor (1230±50, 1090±50 a.C.) (30), dada la similitud de sus formas carenadas.
(21) M. TARRADELL: «La C ultura del Bronce Valenciano: nuevo ensayo de aproximación». Papeles del Laboratorio de
Arqueología de Valencia, 6, Miscelánea Pericot, Valencia, 1969, p. 26.
(22) TARRADELL: Op. cit. nota 21, lám. V.
(23) E. RIPOLLÉS ADELANTADO: <
Palaocia>>. Archivo de Prehistoria Levantina, 21, Valencia, 1994, pp. 47-80.
(24) J. ALCÁCER: «Dos estaciones argáricas en la región levantina>>. Archivo de Prehistoria Levantina, 2, Valencia, 1945, pp.
151- 163.
(25) J. ALCÁCER: «El Puntal de Cambra (Villar del Arzobispo, Valencia)». Archivo de Prehistoria Levantina, 5, Valencia,
1954, pp. 65-84.
(26) PICAZO: Op. cit. nota 6, p. 113, fig. 77 (Hq 2 1).
(27) GUSI: Op. cit. nota 14, lárn. XV.
(28) J.A BE.j'IAVENTE SERRANO: «Novedades sobre el Bronce Final-Hierro 1 en Alcañiz (Teruel)>>. Bajo Aragón. Prehistoria,
IX-X, Zaragoza, 1986, pp. 107-121. P. PARJS, V. BAROAVTU: «Excavaciones en el Cabezo del Cuervo, término de Alcañiz (Teruel)>>.
Junta Superior de Excavaciones y Antiguedades, 66, Madrid, 1923-24, láin. VID.
(29) l. BARANDTARÁN MAESTU: «Cueva de los Encantados (Belchite, Zaragoza)». Noticiario Arqueológico Hispánico XVI,
Madrid, 1971, pp. 11-49.
(30) F. BURJLLO MOZOTA, lV. PICAZO MlLLÁN: «Cronología y periodización de la Edad del Bronce en la. Provincia de
Tert~el>>. Kalaihos, 11-12, Teruel, 1991-92, pp. 43-89.
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Fig. 6.- Los núms. 1, 3 y 5, materiales ya publicados (Depósito T.6/nivel 4, 2" sondeo/nivel IIl,
Depósito T.S/nivel 4); los núms. 2 y 4, procedentes de la revisión de fondos (Depósito T.6, carré 1-2 aut),
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LA ERETA DEL CASTELLAR
13
Cordones lisos finos, similares a los de Er:eta, se localizan en yacimientos de cronología
Br:once Final, asociados a cordones impresos (31) o sogueados, típicos de los C. U. del Hierro. En
el poblado de Mola (Tarragona) (32) aparece una forma lisa similar a la publicada de la Ereta (fig.
6, 4) que suele ser frecuente en yacimientos de esta cronología, junto a cordones lisos y decoración de círculos impresos que también aparece en un fragmento de Ereta. En Agullana se localizan también formas similares a ésta, así como formas en «S» exvasadas y de base plana muy
próximas a las de Ereta con una cronología en tomo al 750-500 a.C. (33).
Ruiz Zapatero habla de que podrían diferenciarse los cordones de C. U. de los del Bronce
Medio de tradición local en que los últimos son cordones pellizcados y no aplicados, más gruesos
y de sección trapezoidal, mientras que los de C.U. son siempre aplicados (34). En el caso de la
Ereta son cordones aplicados y finos, casi de sección triangular, pero este tipo de cordones sí se
documentan en el Bronce Pleno en la zona. Al hablar de los diseños dice que suelen ser cordones
peribucales o cordones paralelos y en zig-zag que recorren toda la vasija, no obstante este tipo de
diseños, aunque escasos, también se documentan con anterioridad. Lo que sí parece claro es que
los cordones lisos suelen ser bastante escasos en contextos de Bronce Pleno, donde predominan
los cordones impresos, mientras que en Ereta, aun existiendo cordones impresos, las vasijas más
características presentan decoración a base de cordones lisos.
En todo caso esta decoración plástica sobre recipientes de almacenaje, dada la presencia de
claros paralelos en yacimientos de la zona con cronología del Bronce Pleno, hace que haya que
entender este tipo de decoración como el desarrollo final de una rica tradición local anterior que
desde la zona del Jalón, con yacimientos como La Bartolina e Illescas (35) se extiende hasta las
serranías turolenses en yacimientos como Castillo de Frías (Albarracín) (36) y la Hoya Quemada
hasta alcanzar los rebordes montañosos del Sistema Ibérico en Valencia (Puntal de Cambra, Peña
la Dueña, Les Raboses, Pie deis Corbs), y que quizá en los momentos finales del desarrollo del
Bronce Pleno y en contactq con nuevas influencias se decanten más hacia desarrollos decorativos
que recuerdan, por la proximidad de los cordones, acanalados verticales, o a desarrollos en zigzag, que aunque presentes en momentos anteriores son bastante escasos.
Dentro de las formas de perfil en «S», las ollas ovales con cuello cerrado y asas (fig. 6, 3)
que en el yacimiento del Pie dels Corbs (Sagunt) podrían corresponder a un Bronce Pleno (37),
aquí aparecen en un caso al menos claramente asociadas a otras formas que evidentemente en la
zona no pueden vincularse al Bronce Antiguo/Pleno (recipiente de almacenaje de perfil entrante,
con base plana y cordones), ¡¡_unque sí se documentan sin embargo en contextos antiguos en la
zona catalana con diferente desarrollo decorativo (38).
(31) N. MESADO OLIVER: Vinarragell (Burriana, Castellón). Trabajos Varios del S.I.P, no 46, Valencia, 1974, lám. XVII, 5.
(32) J. MALUQUER DE MOTES: <
(33) RUIZ ZAPATERO: Op. cit. nota 2, pp. 78-98, fig. 24, T.l62. P. PALOP: La necrópolis de Agullana. Biblioteca
Praehistorica Hispana, vol. l, Madrid, 1958, tabla Vlll, 21, 107.
(34) RUIZ ZAPATERO: Op. cit. nota 2, pp. 797-798.
(35) A. GIMENO, M".P. GALINDO: <
y Bronce Antiguo en la zona del Alto y medio Jalón». XVIII C.N.A., Zaragoza, 1987, pp. 459-495.
(36) P. ATRIÁN JORDÁN: «Un yacimiento de la Edad del Bronce en Frías de Albarracín». Rev. Teruel, 52, Teruel, 1974, pp. 7-32.
(37) M. VEGA RISET: <
Saguntó, diciembre 1964, pp. 10-11. E. PLA BALLESTER: <
yacimientos valencianos». Arse, año IX, n° 8, Sagunto, mayo 1966, pp. 8-10. TARRADELL: Op. cit. nota 21, pp. 1-24, lám. III.
(38) M.A. PETIT MENDIZÁBAL: Contribución al estudio de la Edad del Bronce en Cataluña (Mares, Vallés oriental, Vallés
occidental, Maresme, Barcelonés, Baix Llobregat). Tesis Doctoral, Barcelona, 1985.
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Fig. 7.- Los núms. 2, 3, 4 y 6, materiales procedentes de la revisión de fondos (Cabaña lll/capa 1,
sin referencia clara, Cabaña ll, Cabaña 11);1os núms, 1 y 5, ya publicados (Depósito T.3, cuadro 4/nivel4).
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LA ERETA DEL CASTELLAR
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Formas muy similares a éstas aparecen en la Sima del Ruidor (Aldehuela), que en la zona de
Teruel es un yacimiento de cronología avanzada, aunque parecen tener su precedente en el yacimiento de la Hoya Quemada (39). También se encuentr~ en este yacimiento piezas de tendencia
abierta y ligero perfil en «S» muy similares a una de la Ereta (fig. 7, 184).
Otra pieza a destacar dentro de las formas de perfil en «S» es un pequeño vasito de borde
claramente exvasado (fig. 6, 194) que encuentra un paralelo muy próximo en el yacimiento de
Monte Ardid (Alcañiz) en un ambiente cultural de los C. U. del Hierro (40). Aparecen también en
este mismo yacimiento bordes biselados, de los que se localizan en Ereta dos ejemplares (fig. 9,
302 y 392).
En cuanto a las formas carenadas, aunque encontramos algunas que se vinculan perfectamente con las habituales en el Bronce Pleno (fig. 8, 164) incluso avanzado (41 ), en general se
alejan de los tipos carenados que aparecen en yacimientos como la Hoya Quemada o Torrelló
d'Onda, con fechas que alcanzarían hasta un 1300 a.C. aproximadamente, por cuanto éstas son
piezas mayoritariamente planas en Jas que el exvasamiento bastante marcado de la parte superior
del cuerpo es progresivo desde la línea de carena, mientras que en la Ereta encontramos piezas
en las que el exvasamiento no tan pronunciado se sitúa a nivel del borde, teniendo la parte superior del cuerpo una tendencia recta (fig. 8, 18 y 52), conectando de esta manera con yacimientos
situados más al norte como Masada de Ratón o Sosa 1 (Huesca), en las confluencias de los ríos
Cinca y Segre. En estos yacimientos se localizan también, al igual que en los Zafranales (Huesca)
o en el yacimiento de Genó (Lérida), formas carenadas de tendencia bitroncocónica y borde exvasado con las que podríamos relacionar una de las piezas publicadas de la Ereta (fig. 8, 9), que
tiene además un paralelo próximo en el yacimiento de Orpesa la Vella (Castellón) cuya referencia
de excavación (C.4, E.lll) hace que haya que situarla con posterioridad a la fecha publicada de
1260±70 a.C. (42).
Otra forma de inte(és derttr:o de los materiales revisados de la Ereta es una fuente de carena
alta (fig. 7, 134) que podría encontrar paralelos en yacimientos como Cabezo del Cuervo o
Cabezo SelJado (43), situados al norte en las cuencas del Guadalope y Regallo. Estos yacimientos
parecen tener una dinámica común, en cuanto a que son yacimientos que con un desarrollo anterior reciben influencias de Cogotas 1 y de los C.U. antiguos (44), mostrando así el tránsito entre
el Bronce Medio y el Bronce Tardío (45). En el Cabezo del Cuervo, si bien en las recientes excavaciones no se ha documentado en estratigrafía los niveles correspondientes a este momento, en
los materiales publicados de la colección de los Padres Escolapios (46) aparecen formas carenadas, sobretodo algunas fuentes de carena alta asimilables a la tradición final de Cogotas 1 muy
similares a la pieza de la Ereta. Según Ruiz Zapatero estas fuentes troncocónicas de carena alta
(39) PlCAZO MllLÁN: Op. cit. nota 6, pp. 112-113.
(40) BENAVENTE SERRANO: Op. cit. nota 28, p. 119.
(41) M. GIL-MASCARELL BOSCÁ: «A propósito de una forma cerámica del Bronce Valenciano>>. Saguntum, !5, Valencia,
1980, pp. 93-98.
(42) F. GUSI, C. OLARIA: <
de Prehistoria y Arqueología Castellonense, 4, Castellón, 1979, pp. 79-100, fig. 6, 15.
(43) J.A. BENAVENTE SERRANO: «Prospecciones en el Cabezo Sellado (Alcañiz, Teruel)>>. Kalathos, 5-6, Terne!, 1985-86,
pp. 9-31 .
(44) BENAVENTE SERRANO: Op. cit. nota 28, pp. 109 y 113.
(45) BURILLO MOZOTA, PICAZO MlLLÁN: Op. cit. nota 30.
(46) J.A. BENAVENTE SERRANO, M. GASCA: Catdlogo de la Colección de los Padres Esco(apios de Alcañiz (Terne/).
Diputación General de Aragón, Zaragoza, 1989, pp. 25-38, fig. 6, l.
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Fig. 8,- Los núms. 1, 2 y 4, materiales procedentes de la revisión de fondos
(sin referencia, Cabaña ll C.7, Cabaña Il); el núm. 3, ya p\lblicado (Depósito T.2).
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LA ERETA DEL CASTELLAR
17
sin decoración que se localizan en el Cabezo del Cuervo responden más a perduraciones durante
la primera Edad del Hierro que a una auténtica penetración de Cogotas I en su momento de
expansión (47).
Otra pieza interesante es una forma muy poco profunda con el cuerpo superior de tendencia
recta e inflexión marcada del borde, que en el interior aparece biselado (fig. 7, 361). La pasta es
gris porosa, y en el bloque de materiales revisados apareció junto a dos fragmentos de cerámica
ibérica. Una forma muy próxima a ésta aparece en el yacimiento del Cabecico de la Heredad
(Bordón, Teruel), con un inicio en la denominada Edad del Hierro y una ocupación ibérica posterior, poniendo los autores en relación esta forma con la tradición final del Bronce (48).
Respecto a los cuencos de perfil sencillo y abierto predominan las formas troncocónicas, tal
como se observa también en la Hoya Quemada o la Sima del Ruidor, si bien aparece una clara
tendencia al exvasamiento del borde (fig. 10, 16). En este último yacimiento se documentan, al
igual que en la Ereta y en el yacimiento de Orpesa la Vella (49) cuencos cerrados y poco profundos, siendo éstos ajenos al mundo del Bronce Antiguo-Pleno.
Otro elemento de sumo interés para acercarnos a la cronología del yacimiento es el soporte
carrete que apareció según la publicación en el depósito T-3 (fig. 10, 8). Junto a él se localizó,
según se describe, un gran vaso de almacenaje con cordones peribucales con abundante trigo, una
cazuela troncocónica y una olla de perfil en «S»TOJTcuello similar a las publicadas. En el ámbito
valenciano este tipo de formas se documentan en la Mola de Agres (50) y en la Peña Negra de
Crevillent (51).
Los soportes carrete son bien conocidos por ser habituales en los ambientes orientalizantes
del Bronce Final del sur, donde conviven los de perfil continuo, similares a los de Ereta, con los
de nervadura central. Son piezas que imitan prototipos metálicos y que se fechan a partir del 800
a.C. (52).
También se localizan este tipo de piezas en la Meseta en contextos avanzados de Cogotas 1,
momento expansivo donde aparecen formas nuevas como los soportes-carrete (53).
Sin embargo, por proximidad geográfica, los paralelos más razonables para la pieza de la
Ereta son los que se encuentran en yacimientos de Lérida y Huesca. Nos referimos a El Genó
(Aitona, Lérida) y Zafranales (Fraga, Huesca) (54), yacimientos que no ofrecen dudás en cuanto
(47) G. RUIZ ZAPATERO, A. LORRIO ALVARADO: <
Congreso de Historia de Castilla-la Mancha, Tomo Jll: Pueblos y culturas prehistóricas y protohistóricas (2), Toledo, 1988, pp.
257-267.
(48) A. OLIVER FOIX, J. BOVER PUIG: <
Prehistoria, VI, Caspe, 1985, pp. 245-252.
(49) GUSl, QLARIA: Op. cit. nota 42, fig. 5, 14 y 15, fig. 16, 6 a 12.
(50) J.L. PEÑA SÁNCHEZ et alii: El poblado de la Mola d'Agres. Homenaje a Milagro Gil-Mascarell Boscá. Generalitat
Valenciana, Conselleria de Cultura, Educació i Ciencia, Valencia, 1996, p. 114.
(51) A. GONZÁLEZ PRATS : «La tipología cerámica del horiwnte IJ de Crevillente». Saguntum-PIAV. 14, Valencia, 1979,
pp. 74-75.
(52) J.P. GARRIDO ROIG, E.M'. ORTA GARCÍA: <>.
Excavaciones Arqueológicas en España, 117, Madrid, 1981, pp. 118 y 161.. C. MARTÍNEZ. M. BOTELLA: <>.
Historia de Espolia, /, Prehistoria, Ed. Gredos, Madrid, 1989, p. 420. '
(53) M. ALMAGRO: <> . Historia de Espatia dirigida por R. Mené.ndez Pida!, Ed. Espasa-Calpe,
Madrid, 1952, fig. 181 y 196. M.D. FERNÁNDEZ POSSE: «La cultura de Cogotas h>. Homenaje a Siret /934-1984, Madrid, 1986,
pp. 475-487, fig. 3-4. J. VALIENTE MAYA: El Cerro Padrastro de Santamera y la protohistoria del valle del Henares. Memorias del
Seminario de H" Antigua TI, Universidad de Alcalá,_pp. 11-44, f\g. 3, 23.
(54) MAYA: Op. cit. nota 18. MAYA: Op. cit. n()ta 19, p. 327. MONTÓN BROTO: Op. cit. nota 18, fig. 17.
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Fig. 9.- Los números 2, 3 y 4, m¡¡teriales procedentes de la revisión de fondos (Cabaña DI/Capa 1
Cajón 11, Cabaña WC.4, Cabaña IIJC.4 Cajón 8); el núm. 1, ya publicado (Cuadro 4/nivel 3).
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LA ERETA DEL CASTELLAR
19
a su cronología por presentar secuencias muy cortas en el tiempo y bien definidas, con presencia
de materiales de C.U. antiguos y asas de apéndice de botón. La cronología de El Genó se sitúa
en el Bronce Final II, y la de Zafranal~s en el final del Bronce Final I o Bronce Reciente inicios
del Bronce Final ll, en tomo por tanto al 1100 a.C.
Tanto desde la Meseta como desde Cataluña se ha intentado relacionar este tipo de piezas
con el mundo Campaniforme por la pieza localizada en el yacimiento de Los Alcores (Sevilla),
pero los mismos excavadores señalan que esta forma resulta absolutamente extraña en el contexto
campaniforme, de modo que no descartan la idea de relacionarla con las conocidas de época posterior (Cogotas I). También se ha hablado de vincularlas a paralelos centroeuropeos, aunque no
conocemos piezas similares en contextos de C.U.
Nos parece que la explicación a la aparición de estas piezas, sin estar clara, dada su escasa
frecuencia, debe relacionarse con los movimientos que tanto a nivel peninsular como extrapeninsular se dan a partir del Bronce Final I-ll, teniendo en cuenta que cronológicamente serían tan antiguas las piezas localizadas en Aragón y Cataluña como, al parecer, algunos soportes a tomo de
procedencia mediterránea que se documentan en algunos yacimientos andaluces como Llanete de
los Moros (Montoro, Córdoba), Cuesta del Negro (Purullena, Granada) o Carmona (Sevilla) (55).
Un elemento a considerar, a pesar de su presencia meramente testimonial, es la aparición entre
los materiales revisados de un fragmento cerámico con decoración de acanaladuras paralelas en la
parte superior e inicio de un desarrollo de arcos concéntricos en la inferior. La pasta es compacta,
de color gris-ocre al exterior y gris en el interior, con desgrasante fino y bien repartido, observándose algunas partículas brillantes. Presenta restos de espatulado o bruñido (fig. 9, 9).
La referencia de ubicación que se conserva sitúa este fragmento en los niveles superiores
(Cajón 11, Cabane lll, Capa 1).
Para el País Valenciano los contextos más antiguos de C.U. se sitúan en la primera fase de
los C.U. Recientes (950/900-800 a.C.), caracterizándose por la presencia intrusiva de materiales
de C. U. en contextos del Bronce Valenciano. Los elementos más antiguos serían los de la Mola
d'Agres, situados poco después del 1000 a.C., Castellet de Borriol, finales del s. X inicios del s.
IX a.C., y Pie deis Corbs, finales del s. IX a.C. (56). Sin embargo en la zona del N/E peninsular
los primeros elementos de C.U. se sitúan en la transición de los s. Xll-XI a.C., señalándose la
fecha de 1100 a.C. como inicio de apertura a los nuevos elementos en Cataluña (57) y Bajo
Aragón (58). Sería el caso de El Genó (Aitona, Lérida), Masada de Ratón o Zafranales (Fraga,
Huesca), y Cabezo del Cuervo o Cabezo Sellado (Alcañiz, Teruel). En relación con esto podemos
señalar que el fragmento de C. U. localizado en Ereta presenta un diseño decorativo similar a un
fragmento de Zafranales (59) y a otro de El Genó (60).
(55) C. MARTÍN DE LA CRUZ: <
los hallazgos de Montoro (Córdoba)». Encuentro Internacional Arqueología de la Magna Grecia, Sicilia y Penfnsula Ibérica,
Córdoba, 1994, pp. 111-146.
(56) RUIZ ZAPATERO: Op. cir. nota 2.
(57) J,L. MAYA: <>. Bajo Aragón. Prehisroria, IX-X, Caspe,
1986, pp. 7-50.
(58) A. ÁLVAREZ GRACIA: <
Aragón. Prehisroria, IX-X, Caspe, 1986, pp. 51-62.
(59) MONTÓN BROTO: Op. cil. nota 18, fig. 18, 36.
(60) MAYA: Op. cit. nota 57, Cuadro I, n• 4.
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Teniendo en cuenta que al parecer en la zona del Segre-Cinca se dan elementos más antiguos
de C. U. que en Tarragona, parece lógico pensar, tal como ya señaló Ruiz Zapatero, en una vía que
siguiendo el curso del Guadal o pe y del Bergantes penetrara en la zona del Alto Maestrazgo, constituyéndose el yacimiento de la Ereta como un punto intermedio que conectaría con las referencias
más septentrionales que en el País Valenciano se tiene de los C. U. La importancia de la zona como
vía de penetración de influencias queda patente en la abundancia de referencias a yacimientos relacionados con los C.U. Recientes y del Hierro: Mas del Rosco (Benassal), Moleta deis Frares
(Forcall), Hostal Nou (Ares del Maestre), El Polsegué ( Rossell) (61).
Otra. pieza que podría apuntar hacia la cronología avanzada del yacimiento sería la fusayola
publicada con la referencia segundo Sondeo, nivel 3 (fig. 9, 3). Se trata de una fusayola de tipo
discoidal con gruesa perforación central que no suele aparecer en contextos de Bronce Pleno.
Esta pieza aparece recogida en un trabajo de síntesis donde se observa que los tipos discoidales
no se dan en yacimientos del Bronce Final-Hierro (62), coincidiendo con la apreciación de Ruiz
Zapatero quien indica que los tipos básicos de los contextos de C.U. son las cilíndricas y bitroncocónicas (63).
Sin embargo fusayolas discoidales como la de Ereta aparecen en el Cabezo Redondo
(Villena) asociadas a tipos bicónicos (64), y en el yacimiento de Moncín (Borja, Zaragoza) en los
niveles superficiales (65). Ambos yacimientos de cronología avanzada.
En la revisión de los materiales de Ereta nos apareció otra pieza interesante. Se trata de un
fragmento de costilla dentada como las que aparecen también en el yacimiento de Moncín (66)
correspondientes al nivel ll A del Bronce Final (950-850 a.C.), aunque al parecer en la zona de
Madrid se documentan desde el Bronce Medio. Su funcionalidad estaría relacionada con el aserrado de materias blandas, ya que en algunos casos presentan pátina de cereal, o bien como peine
de alfarero (67) (fig. 9, 286).
CONCLUSIONES
Después de todo lo ana1izado, y aun teniendo en cuenta la posibilidad de la existencia en el
yacimiento de la Ereta de niveles de base que podrían situarse en un Bronce Pleno, cabe plantear
que el bloque general de los materiales y la presencia de elementos puntuales nos remite hacia
una cronología avanzada,
En el contexto de la zona norte del denominado Bronce Valenciano estaría entre lo que podríamos considerar como Bronce Pleno, representado en el yacimiento de Torrelló d'Onda (Onda,
(61)
(62)
(63)
(64)
Gil-Albert,
(65)
A. GONZÁLEZ PRATS: Carta Arqueológica del Alto Maestrazgo. Trabajos Varios del S.I.P, no 63, Valencia, 1979.
z. CASTRO CUREL: «Fusayolas Ibéricas, ;mtecedentes y empleo». Cypse/a, IIl, Girona, 1980, pp. 127-146.
RUIZ ZAPATERO: Op. cit. nota 2, p. 819.
J. M. SOLER GARCÍA: Excavaciones arqueológicas en el Cabezo redondo (Vi/lena, Alicante). Instituto de Estudios Juan
Alicante, 1987, lám. 54, 2 y 6, fig . 39, 1 y 3.
G. MORENO LÓPEZ: <
Zaragoza, 3, Zaragoza, 1984, pp. 277-283, fig . 2. R.J. HARRJSON , G. MORENO, A.J. LEGGE: <
Edad del Bronce (1)>>. Noticiario Arqueológico Hispánico, 29, 1987, Madrid, 1984, pp. 7-102, fig. 36, 82.
(66) R. HARRISON, G. MORENO, J.M. RODANÉS :
<
Boletfn del Museo de Zaragoza, 5, Homenaje a Beltran, Zaragoza, 1986, pp. 73-99, lám. IX, l y 2.
(67) J.M'. RODANÉS: La industria ósea prehistórica e~ el valle del Ebro (Neolítico-Edad del Bronce). Dirección General de
Arqueología, Zaragoza, 1986, p. 124.
-176-
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LA ERETA DEL CASTELLAR
21
Castellón) con paralelos extremadamente próximos, tanto en tipología como en fechas C 14, a la
Hoya Quemada (Mora de Rubielos, Teruel), cuyo límite podría estar en torno al 1300 a.C., y la
fecha inicial del yacimiento de Vinarragell (Borriana, Castellón) de mediados del s. VIII a.C. El
yacjmiento de Vinarragell coincidiría tanto en tipología como en cronología con el yacimiento de
Escondines Baixes (Bajo Aragón), que se encuadra en la primera fase de los C.U. del Bajo
Aragón (C. U. Recientes), y cuyas características formas carenadas no aparecen evidentemente en
la Ereta.
Esto supone un lapsus temporal de unos cinco siglos, algo más si se consideran fechas calibradas (68), que es difícil de cubrir por el momento con la documentación existente, y en el que
deberían desarrollarse lo que se viene denominando Bronce Tardío y Bronce Final I en Valencia,
según la terminología de M. Gil-Mascarell, o Bronce Final 1, 11 y lilA en la zona noreste.
Habría que situar por tanto el yacimiento en el trá.nsito del Bronce Final 1 o Bronce Reciente
al Bronce Final II, con fechas muy próximas al cambio de milenio, abriendo la posibilidad de
alargar algo más el final si atendemos a la presencia del fragmento de C.U. y consideramos
posible un ligero desfase cronológico por su posición geográfica respecto a los yacimientos del
norte.
Aun así, desde este límite forzado, quedaría un periodo de dos siglos, s. X-IX a.C., en el que
es difícil precisar qué sucede: si hay una continuidad de estos elementos del Bronce Reciente que
se observan en la Ereta y que son diferenciables, a pesar de las posibles perduraciones, del contexto material del Bronce Pleno, o si se aprecian elementos que permitan diferenciar un Bronce
Final inicial tal como ocurre en otras zonas.
Consideramos, tal como se señala para la zona del Bajo Aragón, que en las zonas en las que
la llegada de elementos de C.U. se produce débilmente es difícil llegar a identificar un Bronce
Final anterior a la primera Edad del Hierro, puesto que es el Bronce Reciente el que ocupa su
lugar, y éste a sil vez en algunos casos resulta también difícil de distinguir del Bronce Medio.
Desde este punto de vista, aparte de la posible falta de documentación para este periodo en
nuestra zona de estudio, es posible ql.le el vacío cronológico, difícil de explicar, se deba a que está
ocupado por yacimientos que a pesar de su cronología avanzada presentan una cultura material
con bastantes elementos de la tradición del Bronce Pleno y sin los elementos característicos que
permiten en otras zonas definir las etapas fmales del Bronce. Quizas la publicación detallada de
algunos yacimientos actualmente en estudio pueda dar la clave para entender esta etapa.
El problema que se plantea de cara al futuro es deslindar, a partir de la base que en su día
estableció M. Gil-Mascaren lo que ella denominó Bronce Tardío (Bronce Reciente o Bronce
Final 1 en otras zonas) del Bronce Final 1, si esto es posible, dado que esta diferencia material, de
apreciarse, se produce sin un cambio en la tipología de los emplazamientos que mantienen las
características de ubicación generalizadas desde el Bronce Antiguo-Pleno.
Quizas sea más lógico pensar, en una etapa de final de un proceso como debió de ser ésta,
en una vía de desarrollo paralela antes que en un proceso lineal uniforme. En algunos casos
desembocaría en una evolución más clara con la introducción de nuevos elementos; en otros,
(68) Hemos utilizado fechas convencionales (a.C.) por cuanto no contamos con series de fechas calibradas para todas las
zonas a las que hacemos referencia. No obstante somos conscientes de que la vaJidez del método Cl4 pasa por la calibración de \as
fechas obtenidas. Sin embargo hemos observado cómo para el tramo de la curva correspondiente a los últimos siglos del 11 milenio
las diferencias entre las fechas convencionales y las calibradas no son demasiado importantes, aumentando estas diferencias en los
periodos más antiguos.
-177-
[page-n-178]
22
E. RIPOLLÉS ADELANTADO
donde los contactos fueron más escasos, asistiríamos a perduraciones más marcadas. En esta
línea parecen situarse también otros autores (69).
Tal vez los elementos que hemos manejado para definirnos sobre la cronología del yacimiento puedan considerarse escasos o muy puntuales, y evidentemente habrá que establecer tipológicamente las bases de este desarrollo, pero son lo suficientemente significativos como para
que nos sirvan de punto de reflexión sobre el desarrollo final de la Edad del Bronce e11 nuestras
tierras.
Valencia, 7 de octubre de 1996
(69) M. GIL-MASCARELL BOSCÁ, R. ENGUIX ALEMANY: < Cultura del Bronce Valenciano: estado de la investigación>>.
Homenaje a Luis Siret ( 1934-1984), Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, M¡¡drid , 1986, pp. 418.424.
-178-
[page-n-179]
ARCHIVO DE PREffiSTORIA LEVANTINA
Vol. XXll (Valencia, 1997)
Eva R.!POLLÉS
ADELANTADO*
LA ERETA DEL CASTELLAR (VILAFRANCA): AVANCE A LA REVISIÓN DE
UN YACIMIENTO DEL BRONCE VALENCIANO
«El término de Villafranca tiene de sur a norte cerca de dos horas entre los de Benassal e
lglesuela, y dos y media de oriente a poniente entre los de Ares y Mosqueruela: es el último del
Reino por esta parte, y análogo al de Ares, sembrado de montes o peñas con poca tierra, de modo
que apenas se cultiva el tercio, que se destina a granos».
Este párrafo de A.J. Cavanilles sirve para situar físicamente el yacimiento de la Ereta del
Castellar (Vilafranca del Maestrat) dentro del Alto Maestrazgo, siendo la zona un paso natural
hacia el interior de la Sierra de Gúdar (1), a la vez que comunica a través del Río Bergantes con
la zona del Bajo Aragón (2) (fig. 1).
El yacimiento se ubica sobre un abrupto espolón cuyas vertientes sur y este recaen al
barranco de La Fo~, que se une un poco más abajo al Riu Sec, y que es profundo y muy encajado
en esta zona. Hacia el norte el espolón es una continuidad de la elevada altiplanicie, por encima
de los 1.100 m. s.n.m., en la que se ubica en la actualidad el pueblo de Vilafranca.
Sus coordenadas U.T.M. son (3): 33 4 78 8.
Este espacio constituye una divisoria de aguas: hacia el sur el Barranc de la Fo~ se dirige
hacia el Riu Sec que a su vez desagua en el Riu Montlleó, afluente del Millars; hacia el norte
conecta con la cuenca del Río Bergantes que a través del Guadalope confluirá en el Ebro.
Su situación de área de paso queda evidenciada por las vías existentes en época romana, así
como por los numerosos caminos de ganado que desde los pastos de la alta montaña turolense se
dirigían a zonas de menor altura en época de frío (4),
*
Servei d'lnvestigació Prehistórica. C/ Corona, 36. 46003 Valencia.
A. J. CAVANILLES : Observaciones sobre la Historia Natural, Geografía, Agricultura, Población y Frutos del Reino de
Valencia. Vol. J, segunda edición, Zaragoza, 1958 p. 117.
(2) G. RUIZ ZAPATERO: Los Campos de Urnas del noreste de la Pen(nsula Ibérica. Tesis Doctoral 1983/85, Madrid, 1985,
p. 676.
(3) Hoja D0 569 (Villafranca del Cid) de la Cartografía militar de España. E. J :50.000. 1" Edición, !981.
(4) F. ARASA: «Estudio arqueológico de Villafranca del Cid (Castellón)». C. P.A. C., 4, Tortosa, 1977, p. 243-269.
( 1)
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E. RlPOLLÉS ADELANTADO
lt
La Ereta del Castellar
Cuencas hidrográficas
~
Fig. 1.- Mapa de situación del yacimiento.
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Terrenos de cultivo
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LA ERETA DEL CASTELLAR
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Fig. 2.- Planta del yacimiento según la publicación.
Las características de su situación son muy similares a las del cercano yacimiento de Les
Planetes (Mas d'En Serrans, Benassal) (5), ubicado en el mismo cauce del Riu Sec, con el que
también tiene bastantes puntos en común en cuanto a la tipología de los materiaies.
Por tanto en el ambiente cultural que durante la Edad del Bronce se desarrolla en este espacio
físico, es donde intentaremos ubicar el yacimiento de la Ereta, dado que participa de los procesos
que se desarrollarán durante la Edad del Bronce en la zona del Alto Mijares, en tomo a la Sierra
de Gúdar (6).
EL YACIMIENTO Y SU PROBLEMÁTICA
El yacimiento de la Ereta del Castellar fue excavado en una corta campaña de verano en
1957, tras ser localizado fortuitamente hacia 1954 por el arqueólogo francés H. Prades (7). Se
excavaron inicialmente cinco cuadros contiguos de 1 m2 en la parte superior del yacimiento que
fueron ampliados posteriormente siguiendo las estructuras localizadas hasta configurar lo que
denominaron habitaciones 1, n y m (fig. 2).
(S) A. GONZÁLEZ PRATS: <
(6) J.V. PlCAZO MILLÁN: La Edad del Bronce en el Sur del Sistema Ibérico Turolense, 1: Las Materiales Cerámicos.
Monografías Arqueológicas del S.A.E.T., 7, Terne!, 1993.
(7) E. PLA: <
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E. RIPOLLÉS ADELANTADO
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Eret. del Castellar (Vilalranca, Castellón)
a
Genó (Aitona, Lérida)
Sosa (Huesca)
Escondines (Mazaleón, Teruel)
Cabezo del Cuervo (Aicañiz, Teruel)
Ca.bezo Sellado (Aicañiz, Teruel)
Zalranales (Fraga, Huesca)
Masada de Ratón (Fraga, Huesca)
Cueva de los Encantados (Belchite, Zaragoza)
Moncfn (Borja, Zaragoza)
Castellet de Barrial (Barrial, Castellón)
Castillo de Frias (Aibarracin, Teruel)
Sima del Ruidbr (Aldehuela, Teruel)
Hoya Quemada (Mora de Rubielos, Teruel)
Les Planetes (Benassal, Castellón)
Peña de la Dueña (Teresa, Castellón)
Puntal de Cambra (VIIIar del Arzobispo, Valencia)
Pie deis Corbs (Sagunt, Valencia)
Les Raboses (Aibalat deis Tarongers, Valencia)
Vinarragell (Burriana, Castellón)
Torrelló d"Onda (Onda, Castellón)
Orpesa· la Vella (Orpesa del Mar, Castellón)
Cabezo Monleón (Caspa, Zaragoza)
La Pedrera (Valllogona de Balaguer, Lérida)
'"loma de Betxí (Patema, Valencia)
Muntanya Assolada (Aizira, Valencia)
Mola d 'Agres (Agres, Alicante)
Cabezo Redondo (Villen¡;¡, Alicante)
Agullana (Lérida)
La Bartolina (Calatayud, Zaragoza)
lllescas (Calatayud, Zaragoza)
Monte Ardid (Aicañiz, Teruel)
Cabecico dé la Heredad (Bordón, Teruel)
Fig. 3.- Mapa de ubicación de los yacimientos citados en el texto.
-160-
[page-n-161]
LA ERETA DEL CASTELLAR
5
Tras su publicación en 1968 por J. Arnal, H. Prades y D. Fletcher (8), quienes lo incluyeron
«en el conjunto de poblados de la denominada Edad del Bronce Valenciano», el yacimiento ha
pasado en la bibliografía como uno más de los muchos existentes.
No obstante, el yacimiento de la Ereta se ha considerado, dentro de los círculos de investigación en la zona, como un yacimiento de cronología avanzada, y de hecho así aparece en el
nuevo montaje de las colecciones del Museo de Prehistoria de Valencia.
En este artículo nos proponemos dar a conocer algunos de los resultados obtenidos del
estudio tanto de los materiales publicados como de los que se conservan inéditos en el Museo de
Prehistoria de Valencia, y que tuvimos oportunidad de revisar para su inclusión en nuestra Tesis
Doctoral (9). El ofrecer este avance se debe a que consideramos de sumo interés, en el contexto
actual de la investigación sobre la Edad del Bronce en Valencia, fijar los elementos que permiten
hablar con claridad de un encuadre cronológico para el yacimiento, sobre la base de comparaciones tipológicas, teniendo siempre presente el entorno físico y cultural en el que se encuentra.
A las conclusiones que más adelante avanzaremos han contribuido tanto la revisión desde
una perspectiva actual de los materiales ya publicados, como el estudio de los materiales inéditos,
de los que daremos a conocer una selección.
Destaca, en primer lugar, del yacimiento su posición física marginal respecto a los que
bibliográficamente se han venido manejando en los estudios del denominado Bronce Valenciano,
hecho que tal vez haya influido en la poca atención que tras su publicación se le ha prestado, a
pesar de que entre los materiales publicados existían elementos suficientes como para plantear
cuestiones de interés.
Así como los yacimientos más meridionales han sido objeto de polémica sobre su inclusión
o no dentro del círculo de influencia argárica, el yacimiento de la Ereta del Castellar, siendo uno
de los más septentrionales, no ha sido objeto de polémica alguna. Tal vez este hecho se deba a
que el límite norte del denominado Bronce Valenciano no cuenta con un referente tan definido
como la cultura del Argar (fig. 3).
De la lectura detallada de la publicación, deducimos algunas cuestiones que consideramos
de interés a la hora de realizar el estudio del material.
PareGen existir varios momentos de construcción en el yacimiento. La primera unidad la
constítuirían lo que los autores denominan niveles 1, 2 y 3, el último de los cuales parece quedar
limitado por un enlosado de base al que se asocian los grandes vasos publicados, que según se
observa en las fotografías antiguas aparecen prácticamente en superficie, por lo que hay que
pensar en una desaparición de los niveles superiores bien por la erosión o por las labores agrícolas. La segunda unidad la constituiría fundamentalmente el nivel4 en el que habría que incluir,
según la publicación, los muros de arcilla, los muros de piedra en seco y una serie de depósitos.
El nivel 5 debe corresponder con la base o preparación del asentamiento, aunque se cita la aparición de algunos materiales.
Sin embargo existen muchos elementos poco claros que no encajan en este esquema general:
Los muros de arcilla y el muro C (de piedra en seco) que en la publicación se atribuyen al nivel
4, son los que delimitan las habitaciones en las que se ubican los grandes vasos con cordones del
(8) J. ARNAL, H. PRADES, D. FLETCHER: La Ere/a del Castellar (Villafranca del Cid, Castellón). Serie de Trabajos Varios n"
35, Servicio de Investigación Prehistórica de la Diputación de Valencia, Valencia, 1968.
(9) Agradecemos al personal del S .l. P. y a su director por entonces, D. Bernardo Martf, las facilidades que nos dieron para
el estudio del material.
-161-
[page-n-162]
6
E. RIPOLLÉS ADELANTADO
nivel superior (nivel 1); por tanto o bien los muros de arcilla no son exclusivamente del nivel 4
o la atribución de los vasos del nivel superior a las diferentes habitaciones se hace a posteriori. A
esta falta de claridad contribuyen algunos detalles como que en el cuadro 5 el muro de arcilla
tiene unos 45 cm. de altura, según la publicación, mientras que el nivel 4 del mismo cuadro solo
tiene 35 cm. de potencia. También se comenta que los muros de arcilla no parecen del momento
inicial de la construcción, puesto que el piso del nivel 4 pasa por debajo de ellos.
Del muro de piedra en seco (muro e) comentan: «... parece más reciente. Da la sensación de
que hubo un muro muy antiguo que fue reparado posteriormente».
Nos parece sin embargo que la construcción del muro de piedra es anterior a la ubicación de
los depósitos, que tal vez coincidirían con la construcción de los muros de arcilla. Esto es lo que
parece desprenderse tanto de la observación de las fotografías antiguas (lám. m, 4) en las que el
depósito se ve apoyado sobre el muro de piedra, como de algunos comentarios de la publicación,
cuando se habla por ejemplo del Depósito T.2: «Detrás de las piedras antes citadas hay otras dos
puestas de canto y apoyándose sobre el muro e que fue modificado, por no decir destruido para
ello». También en el Depósito T.3 señalan: «está protegido por múltiples piedras, muchas de las
cuales se apoyaban sobre el muro de piedra en seco». En el Depósito T.4 se dice: «Está protegido
el depósito por seis piedras groseramente dispuestas en círculo, dando la impresión de que el vaso
principal se colocó sobre el nivel 4, ligeramente excavado para asegurarle equilibrio, reforzándolo, además, con gruesas piedras alrededor».
Por otra parte el análisis del material también apoyaría esta idea, ya que como veremos es en
los niveles superiores y en los conjuntos formados por los depósitos donde se localizan los materiales que denotan cronologías más avanzadas.
En la Ereta la planta publicada muestra una estructura de habitación rectangular delimitada
por muros de arcilla. Al describir estos muros se dice: «... no es un simple bloque de arcilla, pues
contiene en la masa cierto número de piedras medianas dispuestas sin orden aparente ... ». El muro
A y E crean una zona de paso a un espacio interior limitado por un murete medianero (muro B)
que según se señala está enlucido en los laterales y la parte superior, y que tiene unas dimensiones
de 30 cm. de ancho por 2 '90 m. de largo y 45 cm. de altura. Este murete crea un pasillo entre su
extremo norte y el muro e (de piedra) que comunica con lo que denominan Habitación II, separada a su vez también mediante un muro de arcilla (muro F) de la Habitación m.
Entendemos que al menos la habitación I y 11 debieron de crear una unidad, funcionando la
primera como espacio de vivienda y la segunda como espacio de almacenamiento (presencia de
grandes vasos), en el supuesto de que los grandes vasos de almacenamiento aparecidos puedan
relacionarse con estos muros de arcilla.
Todos los materiales que podemos considerar por sus dimensiones como de almacenaje, se
concentran en los espacios de las habitaciones II y m, según la publicación y las referencias de
los materiales revisados, con lo cual tanto si el espacio quedaba definido por los muros B y F del
nivel IV como si no, la zona debió ser sin lugar a dudas un espacio de almacenamiento, ya que
se documentan al menos cuatro recipientes en un espacio de 1'60 x 1'60 m. comprendido entre
el muro B y F, y ocho entre el muro F y el final de la excavación. Hay que tener en cuenta que
los diámetros máximos de los recipientes exceden en algunos casos los 50 cm., con lo que el
espacio disponible de paso sería mínimo. El carácter de espacio de almacenamiento queda evi-162-
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LA ERETA DEL CASTELLAR
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Fig. 4.- Dispersión de los recipientes de almacenaje que conservan referencia de ubicación
sobre la planta de las estructuras localizadas en la excavación.
denciado por la capacidad de los recipientes, que hemos calculado en torno a los 120 Kg de grano
para los más grandes (10) (fig. 4).
Respecto a otros elementos constructivos a destacar, estaría la mención que se hace en la
habitación II de la presencia de adobes, aunque no sabemos si se refieren a fragmentos de pellas
de barro o a auténticos adobes. Hay que tener en cuenta que la primera referencia clara a coílstrucción con adobes en la zona de Castellón es la del yacimiento de Vinarragell-II (11), poblado
del Bronce Final II (12), según la secuencia establecida por M. Gil-Mascarell, que en fechas próximas al 700-600 a.C. entra en contacto con los Campos de Urnas del Hierro (13).
(10) El cálculo experimental para la conversiónde volumen a peso (1 Kg.= 1.225 1.) lo hemos realizado con trigo actual,
cuya densidad no es equivalente a la del trigo prehistórico ni por supuesto a la cebada. Este cálculo difiere aproximadamente en un
kilo respecto a la equivalencia establecida en el s. XV en Aragón: 1 Pie cúbico (16.841.)=1 Arroba ponderada (12.629 Kg.).
P. LARA IZQUIERDO: Sistemp aragonés de pesos y medidas. La metrología histórica aragonesa y sus relaciones con la caste,
llana. Colección básica aragonesa 45, Ed. Guara, Zaragoza, 1984.
(11) N. MESADO, O. ARTEAGA: Vinarragell (Burriana, Castellón). Serie de Trabajos Varios n• 61 , Servicio de Investigación
Prehistórica de la Diputación de Valencia, Valéncia, 1979.
(-12) M. Gll.-MASCARELL BOSCÁ: «Bronce Tardío y Bronce Final». Monografías del Laboratorio de Arqueología de Valencia
n• 1, Valencia, 1981 p. 31.
(13) La nomenclatura que vamos a utilizar al referirnos a cuestiones de cronología sigue la que se maneja para la zona de
Aragón y Cataluña, basada por su parte en el modelo tripartito utilizado en la zona francesa (Guilaine, 1972) con sucesivas modificaciones (Ruiz Zapatero, 1985; Rodanés Vicente, 1992; J.L. Maya, 1992):
Bronce Final 1 o Bronce Reciente- 1250-1100 a.C.
Bronce Final ll- 1100-900 a.C. (Campos de Urnas Antiguos).
Bronce Final lliA - 900-800n5o a.C.
Brónce Fin;U lliB - 800n50-650 a.C.
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8
E. RlPOLLÉS ADELANTADO
No obstante también se señala la presencia de adobes, aunque no con mucha claridad, en los
yacimientos de Orpesa la Vella (Orpesa, Castellón) y Torrelló d'Onda (Onda, Castellón). En el
primero se citan en el N.IIL nivel que debe ser posterior a la primera ocupación del yacimiento,
posterior por tanto al 1260±70 a.C., y que los autores llevan el final incluso hasta el s. X a.C. En
el Torrelló se señala la presencia de fragmentos de adobes mal cocidos en la cimentación de la
vivienda A (Cuadro Q-2, N.II); la fecha de Cl4 (1315 a.C.) se tomó por debajo de este nivel, y
el autor lo sitúa a finales del II e inicios del 1 milenio (14 ).
Adobes sobre un basamento de piedra se utilizan en la construcción de yacimientos como La
Pedrera lla (Vallfogona de Balaguer) o Cabezo Monleón (Caspe), con cronologías que están en
tomo al Bronce Final ill (950-900/750-700 a.C.) (15).
Otros elementos de construcción interesantes son restos de barro con improntas de acanaladuras paralelas en el interior que corresponden a fragmentos de ángulos, en algunos casos con
restos de cal.
La construcción de muretes ·de barro, como los localizados en la Ereta, suele ser habitual en
yacimientos del Bronce Pleno, tal como se documenta por ejemplo en el yacimiento de la Hoya
Quemada (16). También plantas rectangulares bien definidas, como se observa en los dibujos
publicados de la Ereta del Castellar, quedan bien documentadas en el Bronce Pleno (Muntanya
Assolada, LLoma de Betxí, entre otros) (17), a la vez que recuerdan a la serie de yacimientos que
en tomo al 1100 a.C. se desarrollan en las confluencias de los ríos Cinca y Segre, en el llano
oscense y leridano (18). Yacimientos como Carretela y Genó en Lérida y Masada de Ratón o los
Zafranales en Huesca se ubican en espolones sobre el valle de un río, ubicación muy similar a la
de la Ereta, o en montículos que dominan los llanos próximos, muy adecuados para el cultivo
cerealista. Estos yacimientos parecen marcar claramente el desarrollo de un urbanismo estable en
la zona, a la vez que se inicia una territorialización con el establecimiento de límites entre diferentes clanes y tribus (19), proceso que se verá intensificado con la llegada de los primeros
Campos de Urnas (20).
(14) F. GUSI JENER: <
Arqueología Castellonense, l, Castellón, 1974, pp. 19-62. f. GUSI JENER: «Orpesa la Vella, Orpesa (La Plana Alta)>>. Membries
Arqueolbgiques a la Comunitat Valenciana 1984-85, Valencia, 1988, pp. 152-154.
(15) RUIZ ZAPATERO: Op. cit. nota 2, t. 1., pp. 295-311. A. BELTRÁN. A. ÁLVAREZ: «Una comprobación de las excavaciones
del poblado del Bronce Final y de la I Edad del Hierro del Cabezo Monleón, Caspe (Zaragoza)>>. Boletfn del Museo de Zaragoza,
6, Zaragoza, 1987, p. 67.
(16) F. BURILLO, J. PICAZO: El poblado del Bronce Medio de la Hoya Quemada (Mora de Rubielos, Teruel). Seminario de
Arqueología y Etnología Turolense, Colegio Universitario de Teruel, Teruei, 1986.
(17) M'.J. DE PEDRO: Modelo tradicional y nuevas evidencias sobre los poblados del Bronce Valem;iano: La Muntanya
Assolada (Alzira) y La Llama de Betxf (Paterna). Tesis Doctoral, inédita, Valencia, 1995. B. MARTÍ OLIVER, M'. J. DE PEDRO MICHÓ:
«Los poblados de la cultura del Bronce Valenciano: Modelo tradicional y nuevas excavaciones>>. Homenaje a la Dra. Milagro GilMascarell Boscá, ExtremaduraArqueológica V, Cáceres, 1995, pp. 101-114.
( 18) J.L. MAYA: «Genó (Aitona)>>. Excavacions Arqueolbgiques a Catalunya, l, Barcelona, 1982, pp. 159-160. J.M. RODANÉS:
«Investigaciones arqueológicas en el bajo Cinca: Campañas de excavaciones de 1989/1990 en el poblado de la Edad del Bronce de
Masada de Ratón (Fraga, Huesca)>>. Bolskan, 8, Huesca, 1991, pp. 165-198. F.J. MONTÓN BROTO: «Avance al estudio de los materiales del yacimiento de la Edad del Bronce de Zafranales, en Fraga (Huesca)>>. Bolskan, 5, Huesca, 1988, pp. 201-247.
(19) J.L. MAYA GONZÁLEZ: «Primera Edad del Hierro». Historia de España, Tomo I, Cap. 4. Ed. Planeta, Barcelona, 1990,
pp. 295-378.
(20) E. JUNYENT, A. LAFUENTE, J.B. LÓPEZ: «L'origen de !'arquitectura en pedra i l'urbanisrne a la Catalunya Occidental>>.
Cota Zero, 10, Barcelona, 1994, pp.73-89.
-164-
[page-n-165]
LA ERETA DEL CASTELLAR
9
ESTUDIO DEL MATERIAL
El yacimiento de la Ereta del Castellar, tanto por el conjunto general de los materiales como
por algunos elementos aislados, resulta de sumo interés para entender el tránsito entre el final del
Bronce Pleno y el Bronce Final.
En el estudio de los materiales, tanto los publicados como los que permanecían inéditos en
los fondos del Museo de Prehistoria, hemos intentado separar, siempre que ha sido posible, los
que por localizarse juntos, depósitos, o por conservar la referencia de excavación pueden ayudar
a su ubicación cronológica. No obstante, dado que las referencias estratigráficas no suelen ser
claras, serán las asociaciones de materiales en los denominados depósitos las que nos sirvan
como referencia válida.
En los materiales revisados se mantenía como unidad la numeración de los cajones, suponemos que según el orden de recogida, que hemos mantenido de cara a que pudiesen responder
a proximidad física del material. En algunos casos había referencias a su ubicación espacial, bien
cuadros o cabañas, y en menos ocasiones a estratigrafía.
Del material ya publicado hemos dibujado las piezas que consideramos más interesantes y
que pudimos manejar sin dificultad, a la vez revisamos todo el bloque de materiales que se conservaban en los almacenes y que nos ha permitido reconstruir el perfil de 62 formas, de las cuales
presentamos las que consideramos más significativas, a la vez que también se muestran algunos
fragmentos destacados.
Dentro de los vasos de perfil sencillo abierto predominan los de tendencia troncocónica, en
algunos casos con el borde marcadamente exvasado, que no presentan decoración. Se ha reconstruido el perfil de 23 piezas.
Las formas sencillas de perfil cerrado son algo más escasas, hemos reconstruido el perfil <;le
5 piezas, todas sin decoración.
Las formas de perfil en «S» se caracterizan por ser en algunos casos marcadamente exvasadas, abundando en este grupo la decoración plástica, sobretodo en recipientes de almacenaje.
Se ha reconstruido un total de 19 piezas.
Los carenados presentan una tipología bastante variada, habiéndose reconstruido el perfil de
15 piezas, todas sin decoración.
Por lo que respecta a los elementos de prensión predominan las asas anulares sobre las asas
en cinta, siendo también importante la presencia de mamelones sobre cuencos de perfil sencillo.
Aunque como hemos señalado predomina la decoración plástica, aparece algún fragmento
con decoración incisa en zig-zag, impresa y acanalada.
Consideramos que una constante en este yacimiento es la perduración de formas del Bronce
Pleno que aparecen junto a otras ajenas al contexto formal de dicha etapa en la zona, aunque la
falta de claridad en la estratigrafía no nos permite definir si se debe a la existencia de varios
niveles de ocupación o a pervivencias de elementos del Bronce Pleno en un momento más avanzado. Esta pervivencia o mezcla de formas parece darse en lo que los excavadores denominan
nivel 4, quedando bastante claro que tanto los materiales de los depósitos como los que se localizan en los niveles superiores forman un conjunto bastante uniforme.
Una de las características más significativas del yacimiento son las decoraciones plásticas
que se centran en cordones aplicados, sobre todo lisos, de sección triangular en la mayoría de los
casos, o en asociaciones de cordones y mamelones (fig. 5). Estas decoraciones se desarrollan
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10
E. RIPOLLÉS ADELANTADO
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Fig. 5.- Los núms. 1 y 3, materiales procedentes de la revisión de fondos (Cabaña lli, Cabaña ID/capa 1);
el núm. 2, ya publicado (Habitación ll, nivel 1).
-166-
[page-n-167]
LA ERETA DEL CASTELLAR
11
sobre grandes recipientes de almacenaje de perfil en «S», excepto en algún caso en que aparecen
sobre formas de tendencia cerrada. Según los datos de la excavación se localizan en los niveles
superiores, apoyadas sobre un enlosado que sella el nivel donde aparecen los denominados depósitos, con lo cual su cronología debe ser posterior a la que apuntan los materiales de estos depósitos.
'Las decoraciones plásticas, tal como ya señaló Tarradell (21), son frecuentes en yacimientos
de la zona norte de Valencia como Pie dels Corbs (Sagunt) (22), Les Raboses (Albalat dels
Tarongers) (23), Peña la Dueña (Teresa) (24) o Puntal de Cambra (Villar del Arzobispo) (25)
entre otros, si bien en estos casos suelen ser cordones impresos que desarrollan motivos en guirnalda fundamentalmente. También se localizan profusamente este tipo de decoraciones en yacimientos próximos de la zona de Teruel, donde los recientes trabajos muestran una tradición que
desde el Bronce Antiguo se desarroliará hacia el Bronce Pleno en decoraciones barrocas. Esta
tendencia a la aparición de decoraciones barrocas se observa perfectamente en el yacimiento de
la Hoya Quemada, donde se localizan formas muy similares a las de Ereta. En un caso aparecen
cordones lisos, y en otro cordones impresos peribucales asociados a mamelones que recuerda
también a una pieza de Ereta (fig. 6, 4), aunque diferente en la forma (26). Sin embargo se
observa en el Torrelló d'Onda una pieza idéntica a la que hemos mencionado de la Hoya
Quemada que se localiza por encima del nivel datado en 1315 a.C. (N.ll) (27). También aparece
una píeza muy similar en el yacimíento de Sosa 1 (Huesca) datado en el Bronce Medio Reciente
o Bronce Final l.
La pieza de Ereta bien podría ser una evolución de este tipo de formas que serán frecuentes
después en contextos de C.U.
En el yacimiento del Cabezo del Cuervo (28) también se documentan materiales con decoración de cordones lisos sobre grandes recipientes de almacenaje, aunque no podamos ver su
forma, muy similares a los de Ereta. También en el yacimiento de la Cueva de los Encantados
(Belchite, Zaragoza) (29), se dan paralelos muy claros, tanto por la decoración plástica en
grandes recipientes de almacenaje como por la presencia de algunas carenas y una punta de
flecha de metal idéntica a la localizada en la Ereta. Su cronología, a pesar de la falta de estratigrafía, podría ser similar a la de la Sima del Ruidor (1230±50, 1090±50 a.C.) (30), dada la similitud de sus formas carenadas.
(21) M. TARRADELL: «La C ultura del Bronce Valenciano: nuevo ensayo de aproximación». Papeles del Laboratorio de
Arqueología de Valencia, 6, Miscelánea Pericot, Valencia, 1969, p. 26.
(22) TARRADELL: Op. cit. nota 21, lám. V.
(23) E. RIPOLLÉS ADELANTADO: <
(24) J. ALCÁCER: «Dos estaciones argáricas en la región levantina>>. Archivo de Prehistoria Levantina, 2, Valencia, 1945, pp.
151- 163.
(25) J. ALCÁCER: «El Puntal de Cambra (Villar del Arzobispo, Valencia)». Archivo de Prehistoria Levantina, 5, Valencia,
1954, pp. 65-84.
(26) PICAZO: Op. cit. nota 6, p. 113, fig. 77 (Hq 2 1).
(27) GUSI: Op. cit. nota 14, lárn. XV.
(28) J.A BE.j'IAVENTE SERRANO: «Novedades sobre el Bronce Final-Hierro 1 en Alcañiz (Teruel)>>. Bajo Aragón. Prehistoria,
IX-X, Zaragoza, 1986, pp. 107-121. P. PARJS, V. BAROAVTU: «Excavaciones en el Cabezo del Cuervo, término de Alcañiz (Teruel)>>.
Junta Superior de Excavaciones y Antiguedades, 66, Madrid, 1923-24, láin. VID.
(29) l. BARANDTARÁN MAESTU: «Cueva de los Encantados (Belchite, Zaragoza)». Noticiario Arqueológico Hispánico XVI,
Madrid, 1971, pp. 11-49.
(30) F. BURJLLO MOZOTA, lV. PICAZO MlLLÁN: «Cronología y periodización de la Edad del Bronce en la. Provincia de
Tert~el>>. Kalaihos, 11-12, Teruel, 1991-92, pp. 43-89.
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Fig. 6.- Los núms. 1, 3 y 5, materiales ya publicados (Depósito T.6/nivel 4, 2" sondeo/nivel IIl,
Depósito T.S/nivel 4); los núms. 2 y 4, procedentes de la revisión de fondos (Depósito T.6, carré 1-2 aut),
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LA ERETA DEL CASTELLAR
13
Cordones lisos finos, similares a los de Er:eta, se localizan en yacimientos de cronología
Br:once Final, asociados a cordones impresos (31) o sogueados, típicos de los C. U. del Hierro. En
el poblado de Mola (Tarragona) (32) aparece una forma lisa similar a la publicada de la Ereta (fig.
6, 4) que suele ser frecuente en yacimientos de esta cronología, junto a cordones lisos y decoración de círculos impresos que también aparece en un fragmento de Ereta. En Agullana se localizan también formas similares a ésta, así como formas en «S» exvasadas y de base plana muy
próximas a las de Ereta con una cronología en tomo al 750-500 a.C. (33).
Ruiz Zapatero habla de que podrían diferenciarse los cordones de C. U. de los del Bronce
Medio de tradición local en que los últimos son cordones pellizcados y no aplicados, más gruesos
y de sección trapezoidal, mientras que los de C.U. son siempre aplicados (34). En el caso de la
Ereta son cordones aplicados y finos, casi de sección triangular, pero este tipo de cordones sí se
documentan en el Bronce Pleno en la zona. Al hablar de los diseños dice que suelen ser cordones
peribucales o cordones paralelos y en zig-zag que recorren toda la vasija, no obstante este tipo de
diseños, aunque escasos, también se documentan con anterioridad. Lo que sí parece claro es que
los cordones lisos suelen ser bastante escasos en contextos de Bronce Pleno, donde predominan
los cordones impresos, mientras que en Ereta, aun existiendo cordones impresos, las vasijas más
características presentan decoración a base de cordones lisos.
En todo caso esta decoración plástica sobre recipientes de almacenaje, dada la presencia de
claros paralelos en yacimientos de la zona con cronología del Bronce Pleno, hace que haya que
entender este tipo de decoración como el desarrollo final de una rica tradición local anterior que
desde la zona del Jalón, con yacimientos como La Bartolina e Illescas (35) se extiende hasta las
serranías turolenses en yacimientos como Castillo de Frías (Albarracín) (36) y la Hoya Quemada
hasta alcanzar los rebordes montañosos del Sistema Ibérico en Valencia (Puntal de Cambra, Peña
la Dueña, Les Raboses, Pie deis Corbs), y que quizá en los momentos finales del desarrollo del
Bronce Pleno y en contactq con nuevas influencias se decanten más hacia desarrollos decorativos
que recuerdan, por la proximidad de los cordones, acanalados verticales, o a desarrollos en zigzag, que aunque presentes en momentos anteriores son bastante escasos.
Dentro de las formas de perfil en «S», las ollas ovales con cuello cerrado y asas (fig. 6, 3)
que en el yacimiento del Pie dels Corbs (Sagunt) podrían corresponder a un Bronce Pleno (37),
aquí aparecen en un caso al menos claramente asociadas a otras formas que evidentemente en la
zona no pueden vincularse al Bronce Antiguo/Pleno (recipiente de almacenaje de perfil entrante,
con base plana y cordones), ¡¡_unque sí se documentan sin embargo en contextos antiguos en la
zona catalana con diferente desarrollo decorativo (38).
(31) N. MESADO OLIVER: Vinarragell (Burriana, Castellón). Trabajos Varios del S.I.P, no 46, Valencia, 1974, lám. XVII, 5.
(32) J. MALUQUER DE MOTES: <
Praehistorica Hispana, vol. l, Madrid, 1958, tabla Vlll, 21, 107.
(34) RUIZ ZAPATERO: Op. cit. nota 2, pp. 797-798.
(35) A. GIMENO, M".P. GALINDO: <
(36) P. ATRIÁN JORDÁN: «Un yacimiento de la Edad del Bronce en Frías de Albarracín». Rev. Teruel, 52, Teruel, 1974, pp. 7-32.
(37) M. VEGA RISET: <
(38) M.A. PETIT MENDIZÁBAL: Contribución al estudio de la Edad del Bronce en Cataluña (Mares, Vallés oriental, Vallés
occidental, Maresme, Barcelonés, Baix Llobregat). Tesis Doctoral, Barcelona, 1985.
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Fig. 7.- Los núms. 2, 3, 4 y 6, materiales procedentes de la revisión de fondos (Cabaña lll/capa 1,
sin referencia clara, Cabaña ll, Cabaña 11);1os núms, 1 y 5, ya publicados (Depósito T.3, cuadro 4/nivel4).
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LA ERETA DEL CASTELLAR
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Formas muy similares a éstas aparecen en la Sima del Ruidor (Aldehuela), que en la zona de
Teruel es un yacimiento de cronología avanzada, aunque parecen tener su precedente en el yacimiento de la Hoya Quemada (39). También se encuentr~ en este yacimiento piezas de tendencia
abierta y ligero perfil en «S» muy similares a una de la Ereta (fig. 7, 184).
Otra pieza a destacar dentro de las formas de perfil en «S» es un pequeño vasito de borde
claramente exvasado (fig. 6, 194) que encuentra un paralelo muy próximo en el yacimiento de
Monte Ardid (Alcañiz) en un ambiente cultural de los C. U. del Hierro (40). Aparecen también en
este mismo yacimiento bordes biselados, de los que se localizan en Ereta dos ejemplares (fig. 9,
302 y 392).
En cuanto a las formas carenadas, aunque encontramos algunas que se vinculan perfectamente con las habituales en el Bronce Pleno (fig. 8, 164) incluso avanzado (41 ), en general se
alejan de los tipos carenados que aparecen en yacimientos como la Hoya Quemada o Torrelló
d'Onda, con fechas que alcanzarían hasta un 1300 a.C. aproximadamente, por cuanto éstas son
piezas mayoritariamente planas en Jas que el exvasamiento bastante marcado de la parte superior
del cuerpo es progresivo desde la línea de carena, mientras que en la Ereta encontramos piezas
en las que el exvasamiento no tan pronunciado se sitúa a nivel del borde, teniendo la parte superior del cuerpo una tendencia recta (fig. 8, 18 y 52), conectando de esta manera con yacimientos
situados más al norte como Masada de Ratón o Sosa 1 (Huesca), en las confluencias de los ríos
Cinca y Segre. En estos yacimientos se localizan también, al igual que en los Zafranales (Huesca)
o en el yacimiento de Genó (Lérida), formas carenadas de tendencia bitroncocónica y borde exvasado con las que podríamos relacionar una de las piezas publicadas de la Ereta (fig. 8, 9), que
tiene además un paralelo próximo en el yacimiento de Orpesa la Vella (Castellón) cuya referencia
de excavación (C.4, E.lll) hace que haya que situarla con posterioridad a la fecha publicada de
1260±70 a.C. (42).
Otra forma de inte(és derttr:o de los materiales revisados de la Ereta es una fuente de carena
alta (fig. 7, 134) que podría encontrar paralelos en yacimientos como Cabezo del Cuervo o
Cabezo SelJado (43), situados al norte en las cuencas del Guadalope y Regallo. Estos yacimientos
parecen tener una dinámica común, en cuanto a que son yacimientos que con un desarrollo anterior reciben influencias de Cogotas 1 y de los C.U. antiguos (44), mostrando así el tránsito entre
el Bronce Medio y el Bronce Tardío (45). En el Cabezo del Cuervo, si bien en las recientes excavaciones no se ha documentado en estratigrafía los niveles correspondientes a este momento, en
los materiales publicados de la colección de los Padres Escolapios (46) aparecen formas carenadas, sobretodo algunas fuentes de carena alta asimilables a la tradición final de Cogotas 1 muy
similares a la pieza de la Ereta. Según Ruiz Zapatero estas fuentes troncocónicas de carena alta
(39) PlCAZO MllLÁN: Op. cit. nota 6, pp. 112-113.
(40) BENAVENTE SERRANO: Op. cit. nota 28, p. 119.
(41) M. GIL-MASCARELL BOSCÁ: «A propósito de una forma cerámica del Bronce Valenciano>>. Saguntum, !5, Valencia,
1980, pp. 93-98.
(42) F. GUSI, C. OLARIA: <
(43) J.A. BENAVENTE SERRANO: «Prospecciones en el Cabezo Sellado (Alcañiz, Teruel)>>. Kalathos, 5-6, Terne!, 1985-86,
pp. 9-31 .
(44) BENAVENTE SERRANO: Op. cit. nota 28, pp. 109 y 113.
(45) BURILLO MOZOTA, PICAZO MlLLÁN: Op. cit. nota 30.
(46) J.A. BENAVENTE SERRANO, M. GASCA: Catdlogo de la Colección de los Padres Esco(apios de Alcañiz (Terne/).
Diputación General de Aragón, Zaragoza, 1989, pp. 25-38, fig. 6, l.
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Fig. 8,- Los núms. 1, 2 y 4, materiales procedentes de la revisión de fondos
(sin referencia, Cabaña ll C.7, Cabaña Il); el núm. 3, ya p\lblicado (Depósito T.2).
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LA ERETA DEL CASTELLAR
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sin decoración que se localizan en el Cabezo del Cuervo responden más a perduraciones durante
la primera Edad del Hierro que a una auténtica penetración de Cogotas I en su momento de
expansión (47).
Otra pieza interesante es una forma muy poco profunda con el cuerpo superior de tendencia
recta e inflexión marcada del borde, que en el interior aparece biselado (fig. 7, 361). La pasta es
gris porosa, y en el bloque de materiales revisados apareció junto a dos fragmentos de cerámica
ibérica. Una forma muy próxima a ésta aparece en el yacimiento del Cabecico de la Heredad
(Bordón, Teruel), con un inicio en la denominada Edad del Hierro y una ocupación ibérica posterior, poniendo los autores en relación esta forma con la tradición final del Bronce (48).
Respecto a los cuencos de perfil sencillo y abierto predominan las formas troncocónicas, tal
como se observa también en la Hoya Quemada o la Sima del Ruidor, si bien aparece una clara
tendencia al exvasamiento del borde (fig. 10, 16). En este último yacimiento se documentan, al
igual que en la Ereta y en el yacimiento de Orpesa la Vella (49) cuencos cerrados y poco profundos, siendo éstos ajenos al mundo del Bronce Antiguo-Pleno.
Otro elemento de sumo interés para acercarnos a la cronología del yacimiento es el soporte
carrete que apareció según la publicación en el depósito T-3 (fig. 10, 8). Junto a él se localizó,
según se describe, un gran vaso de almacenaje con cordones peribucales con abundante trigo, una
cazuela troncocónica y una olla de perfil en «S»TOJTcuello similar a las publicadas. En el ámbito
valenciano este tipo de formas se documentan en la Mola de Agres (50) y en la Peña Negra de
Crevillent (51).
Los soportes carrete son bien conocidos por ser habituales en los ambientes orientalizantes
del Bronce Final del sur, donde conviven los de perfil continuo, similares a los de Ereta, con los
de nervadura central. Son piezas que imitan prototipos metálicos y que se fechan a partir del 800
a.C. (52).
También se localizan este tipo de piezas en la Meseta en contextos avanzados de Cogotas 1,
momento expansivo donde aparecen formas nuevas como los soportes-carrete (53).
Sin embargo, por proximidad geográfica, los paralelos más razonables para la pieza de la
Ereta son los que se encuentran en yacimientos de Lérida y Huesca. Nos referimos a El Genó
(Aitona, Lérida) y Zafranales (Fraga, Huesca) (54), yacimientos que no ofrecen dudás en cuanto
(47) G. RUIZ ZAPATERO, A. LORRIO ALVARADO: <
257-267.
(48) A. OLIVER FOIX, J. BOVER PUIG: <
(49) GUSl, QLARIA: Op. cit. nota 42, fig. 5, 14 y 15, fig. 16, 6 a 12.
(50) J.L. PEÑA SÁNCHEZ et alii: El poblado de la Mola d'Agres. Homenaje a Milagro Gil-Mascarell Boscá. Generalitat
Valenciana, Conselleria de Cultura, Educació i Ciencia, Valencia, 1996, p. 114.
(51) A. GONZÁLEZ PRATS : «La tipología cerámica del horiwnte IJ de Crevillente». Saguntum-PIAV. 14, Valencia, 1979,
pp. 74-75.
(52) J.P. GARRIDO ROIG, E.M'. ORTA GARCÍA: <
Excavaciones Arqueológicas en España, 117, Madrid, 1981, pp. 118 y 161.. C. MARTÍNEZ. M. BOTELLA: <
Historia de Espolia, /, Prehistoria, Ed. Gredos, Madrid, 1989, p. 420. '
(53) M. ALMAGRO: <
Madrid, 1952, fig. 181 y 196. M.D. FERNÁNDEZ POSSE: «La cultura de Cogotas h>. Homenaje a Siret /934-1984, Madrid, 1986,
pp. 475-487, fig. 3-4. J. VALIENTE MAYA: El Cerro Padrastro de Santamera y la protohistoria del valle del Henares. Memorias del
Seminario de H" Antigua TI, Universidad de Alcalá,_pp. 11-44, f\g. 3, 23.
(54) MAYA: Op. cit. nota 18. MAYA: Op. cit. n()ta 19, p. 327. MONTÓN BROTO: Op. cit. nota 18, fig. 17.
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Fig. 9.- Los números 2, 3 y 4, m¡¡teriales procedentes de la revisión de fondos (Cabaña DI/Capa 1
Cajón 11, Cabaña WC.4, Cabaña IIJC.4 Cajón 8); el núm. 1, ya publicado (Cuadro 4/nivel 3).
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LA ERETA DEL CASTELLAR
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a su cronología por presentar secuencias muy cortas en el tiempo y bien definidas, con presencia
de materiales de C.U. antiguos y asas de apéndice de botón. La cronología de El Genó se sitúa
en el Bronce Final II, y la de Zafranal~s en el final del Bronce Final I o Bronce Reciente inicios
del Bronce Final ll, en tomo por tanto al 1100 a.C.
Tanto desde la Meseta como desde Cataluña se ha intentado relacionar este tipo de piezas
con el mundo Campaniforme por la pieza localizada en el yacimiento de Los Alcores (Sevilla),
pero los mismos excavadores señalan que esta forma resulta absolutamente extraña en el contexto
campaniforme, de modo que no descartan la idea de relacionarla con las conocidas de época posterior (Cogotas I). También se ha hablado de vincularlas a paralelos centroeuropeos, aunque no
conocemos piezas similares en contextos de C.U.
Nos parece que la explicación a la aparición de estas piezas, sin estar clara, dada su escasa
frecuencia, debe relacionarse con los movimientos que tanto a nivel peninsular como extrapeninsular se dan a partir del Bronce Final I-ll, teniendo en cuenta que cronológicamente serían tan antiguas las piezas localizadas en Aragón y Cataluña como, al parecer, algunos soportes a tomo de
procedencia mediterránea que se documentan en algunos yacimientos andaluces como Llanete de
los Moros (Montoro, Córdoba), Cuesta del Negro (Purullena, Granada) o Carmona (Sevilla) (55).
Un elemento a considerar, a pesar de su presencia meramente testimonial, es la aparición entre
los materiales revisados de un fragmento cerámico con decoración de acanaladuras paralelas en la
parte superior e inicio de un desarrollo de arcos concéntricos en la inferior. La pasta es compacta,
de color gris-ocre al exterior y gris en el interior, con desgrasante fino y bien repartido, observándose algunas partículas brillantes. Presenta restos de espatulado o bruñido (fig. 9, 9).
La referencia de ubicación que se conserva sitúa este fragmento en los niveles superiores
(Cajón 11, Cabane lll, Capa 1).
Para el País Valenciano los contextos más antiguos de C.U. se sitúan en la primera fase de
los C.U. Recientes (950/900-800 a.C.), caracterizándose por la presencia intrusiva de materiales
de C. U. en contextos del Bronce Valenciano. Los elementos más antiguos serían los de la Mola
d'Agres, situados poco después del 1000 a.C., Castellet de Borriol, finales del s. X inicios del s.
IX a.C., y Pie deis Corbs, finales del s. IX a.C. (56). Sin embargo en la zona del N/E peninsular
los primeros elementos de C.U. se sitúan en la transición de los s. Xll-XI a.C., señalándose la
fecha de 1100 a.C. como inicio de apertura a los nuevos elementos en Cataluña (57) y Bajo
Aragón (58). Sería el caso de El Genó (Aitona, Lérida), Masada de Ratón o Zafranales (Fraga,
Huesca), y Cabezo del Cuervo o Cabezo Sellado (Alcañiz, Teruel). En relación con esto podemos
señalar que el fragmento de C. U. localizado en Ereta presenta un diseño decorativo similar a un
fragmento de Zafranales (59) y a otro de El Genó (60).
(55) C. MARTÍN DE LA CRUZ: <
Córdoba, 1994, pp. 111-146.
(56) RUIZ ZAPATERO: Op. cir. nota 2.
(57) J,L. MAYA: <
1986, pp. 7-50.
(58) A. ÁLVAREZ GRACIA: <
(59) MONTÓN BROTO: Op. cil. nota 18, fig. 18, 36.
(60) MAYA: Op. cit. nota 57, Cuadro I, n• 4.
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Teniendo en cuenta que al parecer en la zona del Segre-Cinca se dan elementos más antiguos
de C. U. que en Tarragona, parece lógico pensar, tal como ya señaló Ruiz Zapatero, en una vía que
siguiendo el curso del Guadal o pe y del Bergantes penetrara en la zona del Alto Maestrazgo, constituyéndose el yacimiento de la Ereta como un punto intermedio que conectaría con las referencias
más septentrionales que en el País Valenciano se tiene de los C. U. La importancia de la zona como
vía de penetración de influencias queda patente en la abundancia de referencias a yacimientos relacionados con los C.U. Recientes y del Hierro: Mas del Rosco (Benassal), Moleta deis Frares
(Forcall), Hostal Nou (Ares del Maestre), El Polsegué ( Rossell) (61).
Otra. pieza que podría apuntar hacia la cronología avanzada del yacimiento sería la fusayola
publicada con la referencia segundo Sondeo, nivel 3 (fig. 9, 3). Se trata de una fusayola de tipo
discoidal con gruesa perforación central que no suele aparecer en contextos de Bronce Pleno.
Esta pieza aparece recogida en un trabajo de síntesis donde se observa que los tipos discoidales
no se dan en yacimientos del Bronce Final-Hierro (62), coincidiendo con la apreciación de Ruiz
Zapatero quien indica que los tipos básicos de los contextos de C.U. son las cilíndricas y bitroncocónicas (63).
Sin embargo fusayolas discoidales como la de Ereta aparecen en el Cabezo Redondo
(Villena) asociadas a tipos bicónicos (64), y en el yacimiento de Moncín (Borja, Zaragoza) en los
niveles superficiales (65). Ambos yacimientos de cronología avanzada.
En la revisión de los materiales de Ereta nos apareció otra pieza interesante. Se trata de un
fragmento de costilla dentada como las que aparecen también en el yacimiento de Moncín (66)
correspondientes al nivel ll A del Bronce Final (950-850 a.C.), aunque al parecer en la zona de
Madrid se documentan desde el Bronce Medio. Su funcionalidad estaría relacionada con el aserrado de materias blandas, ya que en algunos casos presentan pátina de cereal, o bien como peine
de alfarero (67) (fig. 9, 286).
CONCLUSIONES
Después de todo lo ana1izado, y aun teniendo en cuenta la posibilidad de la existencia en el
yacimiento de la Ereta de niveles de base que podrían situarse en un Bronce Pleno, cabe plantear
que el bloque general de los materiales y la presencia de elementos puntuales nos remite hacia
una cronología avanzada,
En el contexto de la zona norte del denominado Bronce Valenciano estaría entre lo que podríamos considerar como Bronce Pleno, representado en el yacimiento de Torrelló d'Onda (Onda,
(61)
(62)
(63)
(64)
Gil-Albert,
(65)
A. GONZÁLEZ PRATS: Carta Arqueológica del Alto Maestrazgo. Trabajos Varios del S.I.P, no 63, Valencia, 1979.
z. CASTRO CUREL: «Fusayolas Ibéricas, ;mtecedentes y empleo». Cypse/a, IIl, Girona, 1980, pp. 127-146.
RUIZ ZAPATERO: Op. cit. nota 2, p. 819.
J. M. SOLER GARCÍA: Excavaciones arqueológicas en el Cabezo redondo (Vi/lena, Alicante). Instituto de Estudios Juan
Alicante, 1987, lám. 54, 2 y 6, fig . 39, 1 y 3.
G. MORENO LÓPEZ: <
(66) R. HARRISON, G. MORENO, J.M. RODANÉS :
Boletfn del Museo de Zaragoza, 5, Homenaje a Beltran, Zaragoza, 1986, pp. 73-99, lám. IX, l y 2.
(67) J.M'. RODANÉS: La industria ósea prehistórica e~ el valle del Ebro (Neolítico-Edad del Bronce). Dirección General de
Arqueología, Zaragoza, 1986, p. 124.
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LA ERETA DEL CASTELLAR
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Castellón) con paralelos extremadamente próximos, tanto en tipología como en fechas C 14, a la
Hoya Quemada (Mora de Rubielos, Teruel), cuyo límite podría estar en torno al 1300 a.C., y la
fecha inicial del yacimiento de Vinarragell (Borriana, Castellón) de mediados del s. VIII a.C. El
yacjmiento de Vinarragell coincidiría tanto en tipología como en cronología con el yacimiento de
Escondines Baixes (Bajo Aragón), que se encuadra en la primera fase de los C.U. del Bajo
Aragón (C. U. Recientes), y cuyas características formas carenadas no aparecen evidentemente en
la Ereta.
Esto supone un lapsus temporal de unos cinco siglos, algo más si se consideran fechas calibradas (68), que es difícil de cubrir por el momento con la documentación existente, y en el que
deberían desarrollarse lo que se viene denominando Bronce Tardío y Bronce Final I en Valencia,
según la terminología de M. Gil-Mascarell, o Bronce Final 1, 11 y lilA en la zona noreste.
Habría que situar por tanto el yacimiento en el trá.nsito del Bronce Final 1 o Bronce Reciente
al Bronce Final II, con fechas muy próximas al cambio de milenio, abriendo la posibilidad de
alargar algo más el final si atendemos a la presencia del fragmento de C.U. y consideramos
posible un ligero desfase cronológico por su posición geográfica respecto a los yacimientos del
norte.
Aun así, desde este límite forzado, quedaría un periodo de dos siglos, s. X-IX a.C., en el que
es difícil precisar qué sucede: si hay una continuidad de estos elementos del Bronce Reciente que
se observan en la Ereta y que son diferenciables, a pesar de las posibles perduraciones, del contexto material del Bronce Pleno, o si se aprecian elementos que permitan diferenciar un Bronce
Final inicial tal como ocurre en otras zonas.
Consideramos, tal como se señala para la zona del Bajo Aragón, que en las zonas en las que
la llegada de elementos de C.U. se produce débilmente es difícil llegar a identificar un Bronce
Final anterior a la primera Edad del Hierro, puesto que es el Bronce Reciente el que ocupa su
lugar, y éste a sil vez en algunos casos resulta también difícil de distinguir del Bronce Medio.
Desde este punto de vista, aparte de la posible falta de documentación para este periodo en
nuestra zona de estudio, es posible ql.le el vacío cronológico, difícil de explicar, se deba a que está
ocupado por yacimientos que a pesar de su cronología avanzada presentan una cultura material
con bastantes elementos de la tradición del Bronce Pleno y sin los elementos característicos que
permiten en otras zonas definir las etapas fmales del Bronce. Quizas la publicación detallada de
algunos yacimientos actualmente en estudio pueda dar la clave para entender esta etapa.
El problema que se plantea de cara al futuro es deslindar, a partir de la base que en su día
estableció M. Gil-Mascaren lo que ella denominó Bronce Tardío (Bronce Reciente o Bronce
Final 1 en otras zonas) del Bronce Final 1, si esto es posible, dado que esta diferencia material, de
apreciarse, se produce sin un cambio en la tipología de los emplazamientos que mantienen las
características de ubicación generalizadas desde el Bronce Antiguo-Pleno.
Quizas sea más lógico pensar, en una etapa de final de un proceso como debió de ser ésta,
en una vía de desarrollo paralela antes que en un proceso lineal uniforme. En algunos casos
desembocaría en una evolución más clara con la introducción de nuevos elementos; en otros,
(68) Hemos utilizado fechas convencionales (a.C.) por cuanto no contamos con series de fechas calibradas para todas las
zonas a las que hacemos referencia. No obstante somos conscientes de que la vaJidez del método Cl4 pasa por la calibración de \as
fechas obtenidas. Sin embargo hemos observado cómo para el tramo de la curva correspondiente a los últimos siglos del 11 milenio
las diferencias entre las fechas convencionales y las calibradas no son demasiado importantes, aumentando estas diferencias en los
periodos más antiguos.
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E. RIPOLLÉS ADELANTADO
donde los contactos fueron más escasos, asistiríamos a perduraciones más marcadas. En esta
línea parecen situarse también otros autores (69).
Tal vez los elementos que hemos manejado para definirnos sobre la cronología del yacimiento puedan considerarse escasos o muy puntuales, y evidentemente habrá que establecer tipológicamente las bases de este desarrollo, pero son lo suficientemente significativos como para
que nos sirvan de punto de reflexión sobre el desarrollo final de la Edad del Bronce e11 nuestras
tierras.
Valencia, 7 de octubre de 1996
(69) M. GIL-MASCARELL BOSCÁ, R. ENGUIX ALEMANY: < Cultura del Bronce Valenciano: estado de la investigación>>.
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