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ARCHIVO DE PREHISTORIA LEVANTINA
Vol. XVID (Valencia, 1988)
ALFREDO GONZALEZ PRATS
(Alicante)
SOBRE UNOS DISEÑOS DECORATIVOS DE COGOTAS I
Si se ha producido un notable avance en la investigación arqueológica española de
los últimos quince años, habremos de convenir, por lo que al tramo de la Prehistoria
reciente se refiere, que han sido sobre todo las culturas de las Motillas manchegas y de
Las Cogotas Antiguas las protagonistas de semejante esfuerzo.
Desde que el complejo material y la problemática cronológica de Cogotas I empezaron a perfilar su personalidad en los estudios prehistóricos hispanos (1), gran parte de
los investigadores entrevió con claridad la vinculación de sus cerámicas de incrustación con la propia del V aso Campaniforme, con excepciones que se decantarían hacia
la influencia panceltista de la postguerra, proponiendo en base a las cerámicas excisas
una explicación genética fruto de la arribada de gentes indoeuropeas a comienzos del
primer milenio precristiano (2).
Aunque existía el modelo interpretativo de la tradición cerámica campaniforme, en
realidad el principal caballo de batalla era la propia surgencia como cultura distintiva
del conjunto que ya conocíamos como Cogotas I. Ello dependía directamente del
problema cronológico. Y no sería hasta la década de los años setenta en que se dispuso
(!) C. MORAN: «Excavaciones arqueológicas en el Cerro del BerrueCO>•. Memorias de la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedadeo.
núm. 66. Madrid, 1924.
J . MALUQUER DE MOTES: «La técnica de incrustación de boquique y la dualidad de tradiciones cerámicas en la Meseta durante la Edad
del Hierro». Zepbyrus VTI. 2. Salamanca, 19ó6.
J . MALUQUER DE MOTES: «Excavaciones arquelógicas en el Cerro del Berrueeo>>. Salamanca. 1958.
P. PALOP SALEU.AS: «Notas para la sistematización de la Primera Edad del Hierro en Castilla la Vieja. Los silos del barrio de San P..dro
Regalado de Valladolid•. Homenaje a P. Boscb Gimpara. México, 1963.
F. WA'M'ENBERG: «Hallazgos arqueológicos en Renedo de Esgueva•. Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, núm. 23.
Valladolid. 1957.
(2) M. ALMAGRO BASCH: «La cerámica excisa de la Primera Edad del Hierro de la Península Ibérica». Ampurias. 1 1939.
,
1'. ROSCH GIMPERA : • Two Celtic Waves in Spain». Sir John Rhys Memorial Lecture on Celtic Archaeology. Proceedings of the British
,.\c¡¡demy. London. 1942.
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A. GONZALEZ PRATS
por un lado de las proposiciones de investigadores de la Meseta Norte para envejecer
la cultura hasta el segundo milenio AC (3), y, por otro, de las dataciones de radiocarbono de la Cuesta del Negro de Purullena (4), viniendo a situar un desarrollo de la facies
meseteña en los siglos XIII-XII a.C.
Por su parte, los registros paralelos de las cuevas segovianas de Arevalillo (5) y La
Vaquera (6), esta última con dataciones de C-14 que venían a corroborar las altas
fechas de Puruilena, permitían esbozar un esquema que se completaría con la detección de un primer horizonte Proto-Cogotas (7), con la excavación del Ecce Horno y sus
dataciones absolutas (8) y con los trabajos en el impresionante yacimiento de Los
Tolmos de Caracena (9) que aporta hoy por hoy las más antiguas fechas radiocarbónicas para la cultura.
En la actualidad, queda bastante clara la recepción de la herencia campaniforme
de Cogotas 1 no sólo en el aspecto decorativo de sus cerámicas, sino en otros aspectos
culturales como podría ser el ritual de enterramiento en fosa (10). Recientes estudios
de conjunto han dejado sentados todos estos aspectos (11), con lo que hoy la investigación puede emplearse en otros puntos específicos de interés.
Uno de ellos es el de los repertorios temáticos que afectan a las decoraciones
realizadas con incisión e impresión y así estas líneas no son sino un intento de
correlación de uno de estos motivos que se pueden individualizar en el conjunto
temático que Cogotas 1 ejecuta mediante técnicas tan variadas como impresión,
incisión, boquique o excisión. Si l;>ien estas dos últimas son las que han acaparado toda
la atención de la investigación, prácticamente, merced a su significatividad dentro de
la ornamentación pre y protohistórica peninsular, cuando hemos conocido mayor
número de yacimientos de estas facies del Bronce Medio y Final meseteño es cuando
las otras técnicas, incisión sobre todo, han recuperado una entidad y estimación que
las hace merecedoras de compartir, al menos, la misma valoración.
Si bien se considera que el binomio incisión-impresión sería más propio de un
(3) R. MARTIN VALLS y G. DEIJBES DE CASTRO: «Recientes hallazgos cerámicos de la fase Cogotas 1 en la provincia de Salamanca>>.
Boletfn del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, núm. 39. Valladolid, 1973.
R. MARTIN VALLS y G. DELIBES DE CASTRO: «Problemas en torno a la Primera Edad del Hierro en el Sector Occidental de la Meseta
Norte». XD1 CongTeao Nacional de Arqueología. Zaragoza, 1975.
R. MARTIN VALLS y G. DELIBES DE CASTRO: «Sobre la cerámica de la fase Cogotas 1». Boletfn del Seminario de Estudios de Arte y
Arqueologfa, núm. 42. Valladolid. 1976,
(4) F. MOLINA y E. PAREJA: «Excavaciones en la Cuesta del Negro (Purullena, Granada). Campal\a de 1971». Excavaciones ArqueolóJi·
cas en EspaJia, núm. 86. Madrid, 1975.
(5) M. D. FERNANDEZ.POSSE: «lnf'onne de la 1.• campaña (1977) en la Cueva de Arevalillo (Segovia)». Noticiario Arqueológico Hispánico,
núm. 6. Madrid, 1979.
M. D. FERNANDEZ.POSSE: «La Cueva de Arevalillo de Cega (Segovia)>•. Noticiario Arqueológico Hispánico, núm. 12. Madrid, 1981.
(6) A. ZAMORA CANELLADA: «Excavaciones de la Cueva de la Vaquera, Torreiglesias, Segovia. (Edad del Bronce)». '6egovia, 1976.
(7) G. DELIBES y J. FERNANDEZ MANZANO: «El castro protohistórico de La Plaza en Cogecea del Monte (Valladolid). Re.Oexiones sobre
el origen de la fase Cogotas 1». Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología. núm. 47. Valladolid, 1981.
(8) M. ALMAGRO GORB~ y D. FERNANDEZ GALIANO: «Excavaciones en el cerro Ecce Homo (Alcalá de Henarea, Madrid)>•. Madrid,
1980.
(9) A. JIMENO MARTINEZ: «Los Tolmos de Caracena (Soria). Campañas de 1977, 1978 y 1979. Nuevas bases para el estudio de la Edad del
Bronce en la zona del 'Alto Duero». Excavaciones Arqueológicas en España, núm. 134. Madrid, 1984.
(10) G. DEWBES DE CASTRO: «Una inhumación triple de facies Cogotas 1 en San Román de la Hornija (Valladolid)». Trabajos de
Prehistoria. núm. 36. Madrid, 1978.
(11) M. D. FERNANDEZ.POSSE: «Consideraciones sobre la técnica de boquique». Trabajos de Prehistoria, núm. 89. Madrid. 1982.
G. LOPEZ MONTEAGUDO: «Consideraciones sobre la cerámica de boquique». Archivo Español de Arqueología. núm. 52. Madrid, 1979.
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DISE~OS DECORATIVOS COGOTAS 1
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primer momento de la cultura (12), en realidad parece tratarse de unas técnicas de
desarrollo paralelo al boquique y a la excisión, con mayor o menor grado de ejecución
en los diversos yacimientos, lo que ha inducido a proponer una presunta diferenciación de personalismos y facies en algunos puntos (13).
Resulta por ello, pues, que el papel que jugó la decoración incisa en las Cogotas
Antiguas fue de primer orden. Y ello nos emplaza ante un fenómeno de singular interés
cual es la explicación de la existencia de algunos diseños y composiciones decorativas
durante el Bronce Final, ejecutadas mediante incisión, en alguna facies peninsular sin
vinculación directa aparente con el desarrollo de la gran cultura meseteña de la Edad
del Bronce ni con el propio de los Campos de Urnas. Me estoy refiriendo a dos facies
muy concretas como son Penya Negra 1, en el Sudeste, y la del Bajo Aragón.
La insuficiente valoración de las tradiciones anteriores ha obligado a relacionar
ambos grupos en un sentido norte-sur (14), por lo que me alegra comprobar que la
nueva lectura (15) sobre nuestra facies del Sudeste encuentra confl.l'1llación en una
valoración no menos nueva del conjunto bajoaragonés en la que se incluye ahora la
variable de Cogotas 1 (16). Temas como los reticulados, dameros o ajedrezados incisos
siempre eran puestos en relación con la temática propia de los Campos de Urnas.
Sirviendo de homenaje al entrañable maestro D. Domingo Fletcher, con cuyos
consejos y apoyos disfruté en mi quehacer arqueológico en tierras castellonenses y
alicantinas, traemos a colación la constatación en el repertorio decorativo de Cogotas
1 de un tema relacionado con la problémática de los ajedrezados y diseños metopados,
ejecutados en un horizonte más o menos contemporáneo y casi inicial de la cultura
meseteña.
En la revisión de aquellos motivos ejecutados mediante incisión o impresión
destaca, en primer lugar, aquella composición que sitúa en disposición ajedrezada
varios tramos de motivos de espigas o de espina de pez, originando un diseño en que
alternan espacios lisos y otros decorados.
Semejante disposición podemos documentarla en varios casos. La vemos en un vaso
procedente del castro del Alto de Yecla en Silos, Burgos. El dibujo que existe publicado (17) no permite identificar con nitidez ni la técnica con que se han ejecutado las
espigas ni la forma del vaso. La cortesía del profesor Delibes me ha proporcionado el
dibujo original de la pieza, que dista mucho de la que disponíamos y que encabeza
nuestra figura l. Sobre el conjunto cerámico en cuestión del castro burgalés pesa la
(12) FERNANDEZ-POSSE: Op. cit. nota 11, pág. 156.
(13) J. SANCHEZ MESEGUER, A. FERNANDEZ, C. GALAN y C. POYATO: «El neolltico y la Edad del Bronce en la región de Madrid».
Pág. 82, Madrid, 1983.
,
(14) G. RUIZ ZAPATERO: «Los Campos de Umaa del NE de la Península Ibérica». Vol. U. pág. 697. Madrid, 1985.
(16) A. GONZALEZ PRATS: «La Peña Negra 1976-1986. Aportaciones de diez años de excavaciones a la problemática protohistórica
peninsular». Homenaje al Prof..J. Maluquer de Motes. Barcelona (en prensa).
A. GONZALEZ PRATS: «La Peña Negra VI (1983-1985). Aportaciones al conocimiento de una facies epi-Cogotas len el Sudeste peninsular y
a la metalurgia atlántica del Occidente europeo» (en prensa).
(16) M. PELLICER CATALAN: •La problemática del Bronce Final-Hierro del Nordeste hispano. Elementos de sustrato». Scripta Praehistorica Francisco Jordá Oblata. Pág. 418. Salamanca, 1984.
(17) M. ALMAGRO BASCH: «Ls invasión céltica en España». Historia de España dirigida por R. Menéndez Pida!, tomo l, vol. U, 6g. 181,1.
Madrid, 1976.
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Fig. l.-Vasijas con el tema de ajedrezados de espigas. 1, Alto de Yecla; 2, Cueva de la Vaquera; 3, Los
Tolmos; 4, Cabezo Redondo. Diversas escalas.
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cronología derivada de la presencia de una fíbula de codo (18), pero la carencia de
estratigrafía impide valorar correctamente tal asociación y que centremos nuestra
atención en otras piezas con contexto preciso.
El segundo ejemplo proviene de la segoviana cueva de La Vaquera, en Torreiglesias. Se trata, de nuevo, de un cuenco de carena alta muy acusada procedente del nivel
VII de la secuencia estratigráfica (19), incluido en el tramo superior de la misma para
el que se cuenta con una datación de radiocarbono de 1.110 be, considerada baja por el
excavador (20). La datación CSIC-149 se realizó sobre muestras óseas reunidas de los
niveles III, V y VI, por lo que la datación real de la vasija podría ser anterior, como por
otro lado hace suponer el hecho de que fragmentos de la misma se recogieran en los
niveles VI, VII y VIII.
El yacimiento de Los Tolmos de Caracena nos provee de un tercer ejemplo cerámico
con el diseño que analizamos de la mano del vaso núm. 1.356, otro cuenco de carena
alta hallado en el Sector B de la excavación (21). El horizonte representado por el
contexto material del yacimiento ha venido a convertirse en representativo de uno de
los primeros momentos de la cultura meseteña, contando con el refrendo de siete
dataciones absolutas que enmarcan el desarrollo de esta facies entre 1.430 ± 50 y 1.140
± 50 be (22).
Fuera de la Meseta disponemos de un último ejemplo en tierras alicantinas. El vaso
en cuestión parece provenir de una inhumación practicada en el Cabezo Redondo de
Villena, desgraciadamente saqueada, según los datos que proporciona su excavador
(23). Aquí el campo ajedrezado está, como en Silos, previamente definido por líneas
incisas. La adscripción de esta inhumación y los restos cerámicos del ajuar que pudo
llegar a recuperar don José María Soler al horizonte de Cogotas I parece más que
probable. El vaso objeto de nuestra atención apareció acompañado de otro que hacía
gala de una decoración excisa nada ajena a estos ambientes tempranos, como han
venido a poner de relieve varios investigadores (24) y los ejemplos sorianos de la
Cueva del Asno y de Los Tolmos.
Sentimos tener que entregar estas líneas con anterioridad a la esperada e inminente publicación del yacimiento villenense, ya que ello nos priva de una visión de
conjunto de la facies del Bronce Reciente que se desarrolla en el poblado. No obstante,
(18) S. OONZALEZ SALAS: «El castro de Yecla en Santo Domingo de Siloe (Burgos)•. lntormee y Memoriu. 7, lám. XJX. Madrid. 1946.
(19) ZAMORA CANELLADA: Op. cit. nota 6, pág. 21 y lig. Vlli (92).
(20) ZAMORA CANELLADA: Op. cit. nota 6, pág. 63.
(21) JIMENO MARTINEZ: Op. cit. nota 9, lig. 140.
(22) A. JIMENO MARTINEZ: •Un yacimiento del Bronce Medio meaeteño. Loe Tolmos de Caracena (Soria)o>. Revista de Arqueologia, niÍIII.
23. Madrid. 1982.
(23) J . M. SOLER GARCIA: «Villena. Poblado del Cabezo Redondo». Noticiario Arqueológico Hispánico, 1 (1-3), págs. 39-40 y lám. VI.
Madrid, 1958.
J . M. SOLER GARCIA: .Cerámica omada en la Edad del Bronce. Dos inteN8811tee vasijas del Cabezo Redondo». Revista ViUena, niÍIII. 4,
págs. 8 y 4. Villena. 1954.
(24) F. MOLINA y O. ARTEAGA: «Problematica y diferenciación en grupos de la cerámica con decoración excisa en la Penlnsulalbérica>>.
Cuadernos de Prehistoria de Granada, núm. l . Granada. 1976.
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A . GONZALEZ PRATS
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Fig. 2.-Algunos.-ej"empl~s d~ tema de metopas de espigas. 1 y 2, Alto de Yecla; 3 a 6, Los Tolmos; 7 a
9, La Plaza; 10 a 12, Las Cogotas; 13 y 14, Cerro del Berrueco. Diversas escalas.
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DISEf.lOS DECORATIVOS COGOTAS 1
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una de las dataciones de C-14 realizada sobre madera del poste de una de las viviendas
arrojó una fecha de 1.350 be, que encajaría en el marco cronológico de dicha facies
(25). Recordemos, además, que la datación en la época del Bronce Tardío del Tesorillo
aparecido en el poblado (26) viene corroborada por la existencia del mismo tipo de
colgante en el nivel perteneciente aCogotas 1 de la Cuesta del Negro (27) para el que
se dispone asimismo de dataciones absolutas de 1.210 y 1.145 be.
El diseño que acabamos de documentar viene complementado por aquel más
sencillo que desarrolla un juego metopado de grupos de espigas en el borde de cuencos
y cazuelas de carena alta, la forma más característica . de Cogotas l. Lo tratamos
también por pertenecer a la misma concepción decorativa que los ajedrezados --que
no son sino su repetición- y porque igualmente parece exclusivo de ese primer
horizonte cronológico.
Este segundo diseño de metopas de espigas aparece acompañando al anterior en el
Alto de Y ecla (28) y en Los Tolmos de Caracena (29), pero también lo hace en solitario
en otros yacimientos relacionados y encuadrables en esta facies como es el caso del
castro de La Plaza en Cogeces del Monte, Valladolid (30), en el yacimiento epónimo de
la cultura, en Cardeñosa, Avila (31), en El Berrueco, Salamanca (32), en donde el
diseño metopado alcanzó especial desarrollo que afectó a otros motivos aparte de las
espigas, y en el cerro del Ecce Horno (33), que nos proporciona cuatro dataciones
radiocarbónicas situándolo entre 1.150 y 1.040 be.
Por tanto, los diseños de espigas en ajedrezado y en metopas parecen responder a
una sintaxis decorativa propia de la primera fase de Cogotas 1 y en ello insisten
reiterativamente las dataciones absolutas, emplazándonos en un período comprendido
entre los siglos XV y XI a.C.
Ello viene a coincidir con la periodización establecida por otros autores (34) que
destacan, asimismo, el papel de protagonismo desempeñado por los diseños a base de
espigas en unos momentos en los que el boquique y la excisión aún no son las técnicas
dominantes.
De este modo dispondríamos, como antes señalábamos, de precedentes indígenas
inmediatos para diseños similares que vemos reaparecer en contextos peninsulares del
Bronce Final, pudiendo desechar cómodamente el modelo explicativo «continental»
que veníamos aplicando a tales composiciones.
(25) J . M. SOLER GARCIA: «El oro de los tesoros de ViUena". Trabajos Varios del S.I.P.. núm. 36, pág. 20. Valencia. 1969.
(26) J. M. SOLER GARCIA: Op. cit. nota 25, láma. 111 y IX.
(27) MOLINA·PAREJA: Op. cit. nota 4. fig. 68 y lám. XI, l.
(28) GONZALEZ SALAS: Op. cit. nota 18, Jáms. IV y V.
(29) JIMENO MARTINEZ: Op. cit. nota 9. fig. 143.
(30) G. DEUBES y J . FERNANDEZ MANZANO: Op. cit. nota 7. pág. 62 y figa. tí (1 y 4) y 6 (3).
(81) J . CABRE AGUILO: «Excavaciones de Las Cogotas. Cardedosa (Avila).l. El Castro•. Memorias de la Junta Superior de Excavaciones y
Antigüedades. núm. 110, láma. XIII, XIV (1 y 2) y XVI (4). Madrid. 1931.
(32) MALUQUER DE MOTES: Op. cit. nota 1, pág. 64. fig. 7 (1) y 8 (2). 1958.
(33) ALMAGRO GORBEA y FERNANDEZ GALIANO: Op. cit. nota 8, fig. 34 (8/60).
(34) DELIBES y FERNAN~EZ MANZANO: Op. cit. nota 7. págs. ~. 1981.
FERNANDEZ.POSSE: Op. cit. nota 11. pág. 156. 1982.
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No en vano el papel genético de Cogotas 1 en el Bronce Tardío o Argar C del
Sudeste y Andalucía oriental resulta cada día más evidente y habría que otorgarle
cabida dentro de las influencias que operan en el surgimiento del Bronce Final
Meridional -mediterráneas, atlánticas y continentales (35}- y que han sido las
únicamente valoradas.
Alicante, octubre de 1987
(311) F. MOLINA GONZALEZ: «La cultura del Bronce Final en el Sudeste de la Peninaula Ibérica». Resumen de tesis. Granada. 1977.
F. MOLINA GONZALEZ: «Definición y sistematización del Bronce Tardío y Final en el Sudeste de la Peninaula Ibérica». Cuadernos de
Prehistoria de Granada. núm. 3, pá¡s. 206-207. Granada, 1978.
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SOBRE UNOS DISEÑOS DECORATIVOS DE COGOTAS I
Si se ha producido un notable avance en la investigación arqueológica española de
los últimos quince años, habremos de convenir, por lo que al tramo de la Prehistoria
reciente se refiere, que han sido sobre todo las culturas de las Motillas manchegas y de
Las Cogotas Antiguas las protagonistas de semejante esfuerzo.
Desde que el complejo material y la problemática cronológica de Cogotas I empezaron a perfilar su personalidad en los estudios prehistóricos hispanos (1), gran parte de
los investigadores entrevió con claridad la vinculación de sus cerámicas de incrustación con la propia del V aso Campaniforme, con excepciones que se decantarían hacia
la influencia panceltista de la postguerra, proponiendo en base a las cerámicas excisas
una explicación genética fruto de la arribada de gentes indoeuropeas a comienzos del
primer milenio precristiano (2).
Aunque existía el modelo interpretativo de la tradición cerámica campaniforme, en
realidad el principal caballo de batalla era la propia surgencia como cultura distintiva
del conjunto que ya conocíamos como Cogotas I. Ello dependía directamente del
problema cronológico. Y no sería hasta la década de los años setenta en que se dispuso
(!) C. MORAN: «Excavaciones arqueológicas en el Cerro del BerrueCO>•. Memorias de la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedadeo.
núm. 66. Madrid, 1924.
J . MALUQUER DE MOTES: «La técnica de incrustación de boquique y la dualidad de tradiciones cerámicas en la Meseta durante la Edad
del Hierro». Zepbyrus VTI. 2. Salamanca, 19ó6.
J . MALUQUER DE MOTES: «Excavaciones arquelógicas en el Cerro del Berrueeo>>. Salamanca. 1958.
P. PALOP SALEU.AS: «Notas para la sistematización de la Primera Edad del Hierro en Castilla la Vieja. Los silos del barrio de San P..dro
Regalado de Valladolid•. Homenaje a P. Boscb Gimpara. México, 1963.
F. WA'M'ENBERG: «Hallazgos arqueológicos en Renedo de Esgueva•. Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, núm. 23.
Valladolid. 1957.
(2) M. ALMAGRO BASCH: «La cerámica excisa de la Primera Edad del Hierro de la Península Ibérica». Ampurias. 1 1939.
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1'. ROSCH GIMPERA : • Two Celtic Waves in Spain». Sir John Rhys Memorial Lecture on Celtic Archaeology. Proceedings of the British
,.\c¡¡demy. London. 1942.
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por un lado de las proposiciones de investigadores de la Meseta Norte para envejecer
la cultura hasta el segundo milenio AC (3), y, por otro, de las dataciones de radiocarbono de la Cuesta del Negro de Purullena (4), viniendo a situar un desarrollo de la facies
meseteña en los siglos XIII-XII a.C.
Por su parte, los registros paralelos de las cuevas segovianas de Arevalillo (5) y La
Vaquera (6), esta última con dataciones de C-14 que venían a corroborar las altas
fechas de Puruilena, permitían esbozar un esquema que se completaría con la detección de un primer horizonte Proto-Cogotas (7), con la excavación del Ecce Horno y sus
dataciones absolutas (8) y con los trabajos en el impresionante yacimiento de Los
Tolmos de Caracena (9) que aporta hoy por hoy las más antiguas fechas radiocarbónicas para la cultura.
En la actualidad, queda bastante clara la recepción de la herencia campaniforme
de Cogotas 1 no sólo en el aspecto decorativo de sus cerámicas, sino en otros aspectos
culturales como podría ser el ritual de enterramiento en fosa (10). Recientes estudios
de conjunto han dejado sentados todos estos aspectos (11), con lo que hoy la investigación puede emplearse en otros puntos específicos de interés.
Uno de ellos es el de los repertorios temáticos que afectan a las decoraciones
realizadas con incisión e impresión y así estas líneas no son sino un intento de
correlación de uno de estos motivos que se pueden individualizar en el conjunto
temático que Cogotas 1 ejecuta mediante técnicas tan variadas como impresión,
incisión, boquique o excisión. Si l;>ien estas dos últimas son las que han acaparado toda
la atención de la investigación, prácticamente, merced a su significatividad dentro de
la ornamentación pre y protohistórica peninsular, cuando hemos conocido mayor
número de yacimientos de estas facies del Bronce Medio y Final meseteño es cuando
las otras técnicas, incisión sobre todo, han recuperado una entidad y estimación que
las hace merecedoras de compartir, al menos, la misma valoración.
Si bien se considera que el binomio incisión-impresión sería más propio de un
(3) R. MARTIN VALLS y G. DEIJBES DE CASTRO: «Recientes hallazgos cerámicos de la fase Cogotas 1 en la provincia de Salamanca>>.
Boletfn del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, núm. 39. Valladolid, 1973.
R. MARTIN VALLS y G. DELIBES DE CASTRO: «Problemas en torno a la Primera Edad del Hierro en el Sector Occidental de la Meseta
Norte». XD1 CongTeao Nacional de Arqueología. Zaragoza, 1975.
R. MARTIN VALLS y G. DELIBES DE CASTRO: «Sobre la cerámica de la fase Cogotas 1». Boletfn del Seminario de Estudios de Arte y
Arqueologfa, núm. 42. Valladolid. 1976,
(4) F. MOLINA y E. PAREJA: «Excavaciones en la Cuesta del Negro (Purullena, Granada). Campal\a de 1971». Excavaciones ArqueolóJi·
cas en EspaJia, núm. 86. Madrid, 1975.
(5) M. D. FERNANDEZ.POSSE: «lnf'onne de la 1.• campaña (1977) en la Cueva de Arevalillo (Segovia)». Noticiario Arqueológico Hispánico,
núm. 6. Madrid, 1979.
M. D. FERNANDEZ.POSSE: «La Cueva de Arevalillo de Cega (Segovia)>•. Noticiario Arqueológico Hispánico, núm. 12. Madrid, 1981.
(6) A. ZAMORA CANELLADA: «Excavaciones de la Cueva de la Vaquera, Torreiglesias, Segovia. (Edad del Bronce)». '6egovia, 1976.
(7) G. DELIBES y J. FERNANDEZ MANZANO: «El castro protohistórico de La Plaza en Cogecea del Monte (Valladolid). Re.Oexiones sobre
el origen de la fase Cogotas 1». Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología. núm. 47. Valladolid, 1981.
(8) M. ALMAGRO GORB~ y D. FERNANDEZ GALIANO: «Excavaciones en el cerro Ecce Homo (Alcalá de Henarea, Madrid)>•. Madrid,
1980.
(9) A. JIMENO MARTINEZ: «Los Tolmos de Caracena (Soria). Campañas de 1977, 1978 y 1979. Nuevas bases para el estudio de la Edad del
Bronce en la zona del 'Alto Duero». Excavaciones Arqueológicas en España, núm. 134. Madrid, 1984.
(10) G. DEWBES DE CASTRO: «Una inhumación triple de facies Cogotas 1 en San Román de la Hornija (Valladolid)». Trabajos de
Prehistoria. núm. 36. Madrid, 1978.
(11) M. D. FERNANDEZ.POSSE: «Consideraciones sobre la técnica de boquique». Trabajos de Prehistoria, núm. 89. Madrid. 1982.
G. LOPEZ MONTEAGUDO: «Consideraciones sobre la cerámica de boquique». Archivo Español de Arqueología. núm. 52. Madrid, 1979.
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primer momento de la cultura (12), en realidad parece tratarse de unas técnicas de
desarrollo paralelo al boquique y a la excisión, con mayor o menor grado de ejecución
en los diversos yacimientos, lo que ha inducido a proponer una presunta diferenciación de personalismos y facies en algunos puntos (13).
Resulta por ello, pues, que el papel que jugó la decoración incisa en las Cogotas
Antiguas fue de primer orden. Y ello nos emplaza ante un fenómeno de singular interés
cual es la explicación de la existencia de algunos diseños y composiciones decorativas
durante el Bronce Final, ejecutadas mediante incisión, en alguna facies peninsular sin
vinculación directa aparente con el desarrollo de la gran cultura meseteña de la Edad
del Bronce ni con el propio de los Campos de Urnas. Me estoy refiriendo a dos facies
muy concretas como son Penya Negra 1, en el Sudeste, y la del Bajo Aragón.
La insuficiente valoración de las tradiciones anteriores ha obligado a relacionar
ambos grupos en un sentido norte-sur (14), por lo que me alegra comprobar que la
nueva lectura (15) sobre nuestra facies del Sudeste encuentra confl.l'1llación en una
valoración no menos nueva del conjunto bajoaragonés en la que se incluye ahora la
variable de Cogotas 1 (16). Temas como los reticulados, dameros o ajedrezados incisos
siempre eran puestos en relación con la temática propia de los Campos de Urnas.
Sirviendo de homenaje al entrañable maestro D. Domingo Fletcher, con cuyos
consejos y apoyos disfruté en mi quehacer arqueológico en tierras castellonenses y
alicantinas, traemos a colación la constatación en el repertorio decorativo de Cogotas
1 de un tema relacionado con la problémática de los ajedrezados y diseños metopados,
ejecutados en un horizonte más o menos contemporáneo y casi inicial de la cultura
meseteña.
En la revisión de aquellos motivos ejecutados mediante incisión o impresión
destaca, en primer lugar, aquella composición que sitúa en disposición ajedrezada
varios tramos de motivos de espigas o de espina de pez, originando un diseño en que
alternan espacios lisos y otros decorados.
Semejante disposición podemos documentarla en varios casos. La vemos en un vaso
procedente del castro del Alto de Yecla en Silos, Burgos. El dibujo que existe publicado (17) no permite identificar con nitidez ni la técnica con que se han ejecutado las
espigas ni la forma del vaso. La cortesía del profesor Delibes me ha proporcionado el
dibujo original de la pieza, que dista mucho de la que disponíamos y que encabeza
nuestra figura l. Sobre el conjunto cerámico en cuestión del castro burgalés pesa la
(12) FERNANDEZ-POSSE: Op. cit. nota 11, pág. 156.
(13) J. SANCHEZ MESEGUER, A. FERNANDEZ, C. GALAN y C. POYATO: «El neolltico y la Edad del Bronce en la región de Madrid».
Pág. 82, Madrid, 1983.
,
(14) G. RUIZ ZAPATERO: «Los Campos de Umaa del NE de la Península Ibérica». Vol. U. pág. 697. Madrid, 1985.
(16) A. GONZALEZ PRATS: «La Peña Negra 1976-1986. Aportaciones de diez años de excavaciones a la problemática protohistórica
peninsular». Homenaje al Prof..J. Maluquer de Motes. Barcelona (en prensa).
A. GONZALEZ PRATS: «La Peña Negra VI (1983-1985). Aportaciones al conocimiento de una facies epi-Cogotas len el Sudeste peninsular y
a la metalurgia atlántica del Occidente europeo» (en prensa).
(16) M. PELLICER CATALAN: •La problemática del Bronce Final-Hierro del Nordeste hispano. Elementos de sustrato». Scripta Praehistorica Francisco Jordá Oblata. Pág. 418. Salamanca, 1984.
(17) M. ALMAGRO BASCH: «Ls invasión céltica en España». Historia de España dirigida por R. Menéndez Pida!, tomo l, vol. U, 6g. 181,1.
Madrid, 1976.
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Fig. l.-Vasijas con el tema de ajedrezados de espigas. 1, Alto de Yecla; 2, Cueva de la Vaquera; 3, Los
Tolmos; 4, Cabezo Redondo. Diversas escalas.
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cronología derivada de la presencia de una fíbula de codo (18), pero la carencia de
estratigrafía impide valorar correctamente tal asociación y que centremos nuestra
atención en otras piezas con contexto preciso.
El segundo ejemplo proviene de la segoviana cueva de La Vaquera, en Torreiglesias. Se trata, de nuevo, de un cuenco de carena alta muy acusada procedente del nivel
VII de la secuencia estratigráfica (19), incluido en el tramo superior de la misma para
el que se cuenta con una datación de radiocarbono de 1.110 be, considerada baja por el
excavador (20). La datación CSIC-149 se realizó sobre muestras óseas reunidas de los
niveles III, V y VI, por lo que la datación real de la vasija podría ser anterior, como por
otro lado hace suponer el hecho de que fragmentos de la misma se recogieran en los
niveles VI, VII y VIII.
El yacimiento de Los Tolmos de Caracena nos provee de un tercer ejemplo cerámico
con el diseño que analizamos de la mano del vaso núm. 1.356, otro cuenco de carena
alta hallado en el Sector B de la excavación (21). El horizonte representado por el
contexto material del yacimiento ha venido a convertirse en representativo de uno de
los primeros momentos de la cultura meseteña, contando con el refrendo de siete
dataciones absolutas que enmarcan el desarrollo de esta facies entre 1.430 ± 50 y 1.140
± 50 be (22).
Fuera de la Meseta disponemos de un último ejemplo en tierras alicantinas. El vaso
en cuestión parece provenir de una inhumación practicada en el Cabezo Redondo de
Villena, desgraciadamente saqueada, según los datos que proporciona su excavador
(23). Aquí el campo ajedrezado está, como en Silos, previamente definido por líneas
incisas. La adscripción de esta inhumación y los restos cerámicos del ajuar que pudo
llegar a recuperar don José María Soler al horizonte de Cogotas I parece más que
probable. El vaso objeto de nuestra atención apareció acompañado de otro que hacía
gala de una decoración excisa nada ajena a estos ambientes tempranos, como han
venido a poner de relieve varios investigadores (24) y los ejemplos sorianos de la
Cueva del Asno y de Los Tolmos.
Sentimos tener que entregar estas líneas con anterioridad a la esperada e inminente publicación del yacimiento villenense, ya que ello nos priva de una visión de
conjunto de la facies del Bronce Reciente que se desarrolla en el poblado. No obstante,
(18) S. OONZALEZ SALAS: «El castro de Yecla en Santo Domingo de Siloe (Burgos)•. lntormee y Memoriu. 7, lám. XJX. Madrid. 1946.
(19) ZAMORA CANELLADA: Op. cit. nota 6, pág. 21 y lig. Vlli (92).
(20) ZAMORA CANELLADA: Op. cit. nota 6, pág. 63.
(21) JIMENO MARTINEZ: Op. cit. nota 9, lig. 140.
(22) A. JIMENO MARTINEZ: •Un yacimiento del Bronce Medio meaeteño. Loe Tolmos de Caracena (Soria)o>. Revista de Arqueologia, niÍIII.
23. Madrid. 1982.
(23) J . M. SOLER GARCIA: «Villena. Poblado del Cabezo Redondo». Noticiario Arqueológico Hispánico, 1 (1-3), págs. 39-40 y lám. VI.
Madrid, 1958.
J . M. SOLER GARCIA: .Cerámica omada en la Edad del Bronce. Dos inteN8811tee vasijas del Cabezo Redondo». Revista ViUena, niÍIII. 4,
págs. 8 y 4. Villena. 1954.
(24) F. MOLINA y O. ARTEAGA: «Problematica y diferenciación en grupos de la cerámica con decoración excisa en la Penlnsulalbérica>>.
Cuadernos de Prehistoria de Granada, núm. l . Granada. 1976.
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A . GONZALEZ PRATS
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Fig. 2.-Algunos.-ej"empl~s d~ tema de metopas de espigas. 1 y 2, Alto de Yecla; 3 a 6, Los Tolmos; 7 a
9, La Plaza; 10 a 12, Las Cogotas; 13 y 14, Cerro del Berrueco. Diversas escalas.
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una de las dataciones de C-14 realizada sobre madera del poste de una de las viviendas
arrojó una fecha de 1.350 be, que encajaría en el marco cronológico de dicha facies
(25). Recordemos, además, que la datación en la época del Bronce Tardío del Tesorillo
aparecido en el poblado (26) viene corroborada por la existencia del mismo tipo de
colgante en el nivel perteneciente aCogotas 1 de la Cuesta del Negro (27) para el que
se dispone asimismo de dataciones absolutas de 1.210 y 1.145 be.
El diseño que acabamos de documentar viene complementado por aquel más
sencillo que desarrolla un juego metopado de grupos de espigas en el borde de cuencos
y cazuelas de carena alta, la forma más característica . de Cogotas l. Lo tratamos
también por pertenecer a la misma concepción decorativa que los ajedrezados --que
no son sino su repetición- y porque igualmente parece exclusivo de ese primer
horizonte cronológico.
Este segundo diseño de metopas de espigas aparece acompañando al anterior en el
Alto de Y ecla (28) y en Los Tolmos de Caracena (29), pero también lo hace en solitario
en otros yacimientos relacionados y encuadrables en esta facies como es el caso del
castro de La Plaza en Cogeces del Monte, Valladolid (30), en el yacimiento epónimo de
la cultura, en Cardeñosa, Avila (31), en El Berrueco, Salamanca (32), en donde el
diseño metopado alcanzó especial desarrollo que afectó a otros motivos aparte de las
espigas, y en el cerro del Ecce Horno (33), que nos proporciona cuatro dataciones
radiocarbónicas situándolo entre 1.150 y 1.040 be.
Por tanto, los diseños de espigas en ajedrezado y en metopas parecen responder a
una sintaxis decorativa propia de la primera fase de Cogotas 1 y en ello insisten
reiterativamente las dataciones absolutas, emplazándonos en un período comprendido
entre los siglos XV y XI a.C.
Ello viene a coincidir con la periodización establecida por otros autores (34) que
destacan, asimismo, el papel de protagonismo desempeñado por los diseños a base de
espigas en unos momentos en los que el boquique y la excisión aún no son las técnicas
dominantes.
De este modo dispondríamos, como antes señalábamos, de precedentes indígenas
inmediatos para diseños similares que vemos reaparecer en contextos peninsulares del
Bronce Final, pudiendo desechar cómodamente el modelo explicativo «continental»
que veníamos aplicando a tales composiciones.
(25) J . M. SOLER GARCIA: «El oro de los tesoros de ViUena". Trabajos Varios del S.I.P.. núm. 36, pág. 20. Valencia. 1969.
(26) J. M. SOLER GARCIA: Op. cit. nota 25, láma. 111 y IX.
(27) MOLINA·PAREJA: Op. cit. nota 4. fig. 68 y lám. XI, l.
(28) GONZALEZ SALAS: Op. cit. nota 18, Jáms. IV y V.
(29) JIMENO MARTINEZ: Op. cit. nota 9. fig. 143.
(30) G. DEUBES y J . FERNANDEZ MANZANO: Op. cit. nota 7. pág. 62 y figa. tí (1 y 4) y 6 (3).
(81) J . CABRE AGUILO: «Excavaciones de Las Cogotas. Cardedosa (Avila).l. El Castro•. Memorias de la Junta Superior de Excavaciones y
Antigüedades. núm. 110, láma. XIII, XIV (1 y 2) y XVI (4). Madrid. 1931.
(32) MALUQUER DE MOTES: Op. cit. nota 1, pág. 64. fig. 7 (1) y 8 (2). 1958.
(33) ALMAGRO GORBEA y FERNANDEZ GALIANO: Op. cit. nota 8, fig. 34 (8/60).
(34) DELIBES y FERNAN~EZ MANZANO: Op. cit. nota 7. págs. ~. 1981.
FERNANDEZ.POSSE: Op. cit. nota 11. pág. 156. 1982.
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No en vano el papel genético de Cogotas 1 en el Bronce Tardío o Argar C del
Sudeste y Andalucía oriental resulta cada día más evidente y habría que otorgarle
cabida dentro de las influencias que operan en el surgimiento del Bronce Final
Meridional -mediterráneas, atlánticas y continentales (35}- y que han sido las
únicamente valoradas.
Alicante, octubre de 1987
(311) F. MOLINA GONZALEZ: «La cultura del Bronce Final en el Sudeste de la Peninaula Ibérica». Resumen de tesis. Granada. 1977.
F. MOLINA GONZALEZ: «Definición y sistematización del Bronce Tardío y Final en el Sudeste de la Peninaula Ibérica». Cuadernos de
Prehistoria de Granada. núm. 3, pá¡s. 206-207. Granada, 1978.
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