Sima de la Pedrera (Benicull, Poliñá del Júcar) (Valencia)
José Aparicio Pérez
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J. APARICIO PEREZ
(Valencia)
SIMA DE LA PEDRERA
(Benicull, Polifté del Júcar)
(Valencia)
1
DESCUBRIMIENTO Y PROTECCION
El día 17 de noviembre de 1973, la maestra nacional de Benicull,
barrio de Poliñá del Júcar, doña María del Carmen Ezquer Borrás,
mostró a don Felipe Garfn Llombart, director del Museo Provincial de
Bellas Artes, unas cerámicas decoradas que los niños habían encontrado en una cavidad junto al pueblo. Ambos se personaron en este
Servicio de Investigación Prehistórica de la Excma. Diputación Provincial, y a la vista de los materiales, que resultaron pertenecer a un
vaso campaniforme, el director del S. l. P. nos encargó la exploración de la cavidad, lo que acompañado por dicha maestra hicimos
aquella misma tarde (1 ).
Cuando llegamos al lugar en cuestión vimos que alrededor de la
boca de la pequeña sima, y dada su situación junto a las casas del
pueblo, se había congregado una nutrida multitud de vecinos, algunos
de los cuales ya habían penetrado en su interior, extrayendo numerosos huesos humanos que yacían amontonados junto a la boca de la cavidad. Hicimos retirar a la gente y explorando su interior compraba111 l. MASCARELL: •Restos humanos y de cerámica en Benlcull(Pol.idá del Júcar). - Los hallazgos
h an sido realizados por escolares. - Tienen una antigüedad aproximada de cuatro mil Bilos.t «Levante»,
Valencia. 22 de noviembre de 1973.
V. VENTURA: «PoliAá'del Júcar. Re,tos prehistóricos en Be.nlcull de PoliAé.t. «Laa Provinciau. Valencia, 29 de noviembre de 1973.
«La labor del S. l . P. y au Museo en el pasado a1lo 1973t. Valencia, 1975, págs. 108-109.
J . APARICIO PEREZ: «Pedrera, Sima de lat. Gran Enciclopedia de la Región Valenciana. Vol. 8, Valencia, 1976, pág. 219.
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J. APARICIO P~REZ
mo& que se trataba de una pequeña sima, propia del relieve cárstico a
que pertenece la prominencia caliza sobre la cual se asientan las casas del barrio, y que destaca sobre las tierras llanas de aluvión del valle del Júcar. La superficie de la sedimentación que la rellenaba se
presentaba caótica, debido a las remociones a que la habían sometido
los niños inadvertidamente cuando jugaban en su interior, y luego los
vecinos ante los misteriosos rumores que corrieron entre la población.
Dada la situación planteada resolvimos rápidamente taponar la
pequeña entrada con una gruesa capa de hormigón, lo que hicimos inmediatamente, y puestos en contacto con el comandante del puesto de
la Guardia Civil de Poliñá del Júcar, lo llevamos al yacimiento y le explicamos lo que había que vigilar.
Puesto en antecedentes de la situación el director del S. l. P., y
ante el peligro de saqueo total que existía, dados los falsos rumores
propagados y la alarma entre la gente, nos encomendó la urgente excavación del yacimiento.
li
SITUACION Y CARACTERISTICAS
La Sima de la Pedrera, como ya hemos indicado, se encuentra situada en las inmediaciones de Benicull, barrio de Poliiiá del Júcar, a
unos 2 Kms. del núcleo principal de población, que se extiende por la
misma orilla del rfo, sobre las tierras llanas de aluvión de la Ribera
Baixa (fig. 1 y 2).
Benicull se ubica sobre una pequeña eminencia rocosa, de constitución caliza, que alcanza una altura máxima de unos 31 metros
s. n. m. En su parte N. y a unos 20 metros de la zona urbana se abre la
boca de la pequeña oquedad, que equidista, a su vez, unos 6'80 metros del frente de una antigua cantera (pedrera), hoy paralizada, de
donde toma el nombre. Si dicha cantera hubiera continuado la explotación de la caliza, es casi seguro que la cavidad habría desaparecido,
como pudo ocurrir con otras posibles oquedades; felizmente su paralización lo impidió. En los alrededores se percibe la existencia de otras
pequeñas simas totalmente rellenas, que quizá puedan contener otros
restos furrerarios, aunque ninguna de ellas ha sido investigada.
(Lám. !).
La pequeña entrada, que se abre a ras del suelo, apenas tiene 0'50
metros de diámetro en su parte más ancha y a través de una chimenea de unos 0'90 metros de longitud se accede a una diminuta cavidad de forma ovalada irregular, de 3 x 2'50 metros de medidas longi-
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SiMA DE LA l'liDRF.RA
Fig. J.-Mapa da laR~ ValanciD.IIa eon yaclrxdant
Xarla; 4: RaOO de la TitJna¡IS: La Joquera IJ (h La Joquera ll; 7: El lttholcat;
81 Covacha Giner; 9.: Milo da Bou¡ 11); La úanalla
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Flg. 2.-Mapa & la Ribera Baha y La safor con la.dtn~ón de dlvltrtm ya~utoJ, algunos de iimila~
re~~ ouacterlsticu con el de La Sima deJa Padn!ra,-1; Sima da la Pedrera; 2: Atllo d9 Bou; 3: Cuvda
Gint.tr¡.4;: covacha Rib&ra¡ 5: Malla Vn&¡ e: COV4l deJa GaUI¡ 7: :Barranc de Xuta; 8: La Poy9tea; 9:
':Maravellea; 10: Cova del Retoret; 11: Cova Negra; 12: Cova delllarranc del Nano; 13: Cova dflls
Pon:e; 14: Coveta zaeam; 15: a.oambra: Uh Cova dt l'Aigue; 171 Cova Bolta
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SIMA DE LA PEDRERA
5
tudinales extremas y 1 metro de altura máxima de bóveda antes de su
e>..cavación, lo que dificultó los trabajos en un principio; por la parte
S-E. se iniciaba una galería completamente rellena de tierras y piedras, con indicios de profundizar y comunicarse con el exterior. Su
génesis es la propia de las oquedades abiertas en terrenos calizos sujetos a fenómenos cársicos (figs. 3 a 5).
La sedimentación que la rellenaba presentaba inclinación desde
la vertical de la entrada hacia la grieta, siguiendo la del piso de la cavidad, con acumulación bajo la chimenea por caída de materiales
desde el exterior como consecuencia de la acción mecánica humana y
atmosférica.
III
LA EXCAVACION Y LA SEDIMENTACION
Al penetrar por primera vez en la cavidad observamos que a raíz
de su descubrimiento los niños en Wl principio, y posteriormente algunos adultos, habían realizado varios hoyos de escasa profundidad y
diámetro, extrayendo algunos materiales fuera de la cavidad y esparciendo otros por la superficie interior, que presentaba aspecto desordenado, con restos diversos procedentes del vertido en la zona suburbana, que se mezclaban con restos óseos y cerámicos como consecuencia de la ya descrita remoción del depósito.
Los primeros trabajos consistieron en el tamizado de la tierra sacada al exterior, asi como en la limpieza del interior, recogiendo cuidadosamente todos los restos óseos y cerámicos visibles. Posteriormente tamizamos todas las tierras removidas del interior, entre las
que encontramos el puñal de lengüeta, varias cuentas de collar, fragmentos cerámicos y restos óseos.
Una vez aislado el sedimento arqueológico no removido procedimos a su cuadriculación con arreglo al sistema usual {fig. 3) e inmediatamente a la excavación propiamente dicha. En primer lugar excavamos la capa 1 (C-1) en la cuadrícula Al, capa que forma una auténtica brecha huesosa, más dura cuanto más próxima a la pared de la
Lavidad, y formada por la precipitación de abundante carbonato cálcico, cuyo carácter natural fue confmnado por los análisis efectuados
en una muestra enviada a la Facultad de Ciencias de la Universidad
de Valencia, lo que descartó el que se tratase de algún material de fabricación humana vertido con el depósito. Hacia el centro encontramos algunas piedras gruesas entre tierra marrón oscura no afectada
por la acción hídrica. Los hallazgos se redujeron a huesos y algún
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SIMA DE LA PEDRERA
,
ovacha exterior
SiMA
DE LA PEDRERA
PERFIL TRANSVERSAL
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Fig. 4
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8
J. APARICIO
P~REZ
fragmento cerámico, procediendo de aquí parte del cuenco campaniforme núm. 4. Debajo de esta primera y única capa aparecía el piso
rocoso de la cavidad.
A2 presentó las mismas características que Al, capa única con
brecha ósea junto a la pared y tierra marrón oscura hacia B2. Los materiales, por el contrario, fueron muy abundantes, aunque en disposición desordenada, recogiéndose la mayor parte de las cuentas de collar, el punzón de cobre y la punta de flecha en silex, así como el cuenco campaniforme núm. 3, siendo numerosísimos los restos óseos.
B 1 y B2 presentaban una capa superficial de un conglomerado o
brecha como el descrito anteriormente, aunque éste de matriz rojiza
por abundancia de arcillas; debajo la tierra era marrón aunque dura,
y hacia B3 del mismo color aunque suelta. También han sido muy
abundantes los restos óseos, sumamente fragmentados, habiéndose
acumulado mayor cantidad debajo mismo de la chimenea de acceso.
En B2 recogimos la punta Palmela y varios fragmentos del vaso campaniforme núm. 2 (fig. 7). En B3 y zonas próximas de C2 y C3, la tierra era marrón, suelta, con abundantes piedras pequeftas y con poco
espesor, recogiéndose algunos huesos humanos y varios fragmentos
cerámicos.
A3 presentaba, como Al y A2, fortísima brecha de similares características, la tierra marrón oscura suelta hacia el centro. Junto a
la pared se abría la galería lateral, que debido al poco espesor de la
sediinentación en A3 juzgamos de escasa importancia, sin embargo, a
medida que extraíamos la tierra marrón oscura y suelta que la rellenaba nos dimos cuenta de que contenia mucha sedimentación y que
profundizaba muchísimo, por lo que nos vimos obligados a prolongar
la excavación que habiamos creído ultimada. Entre la tierra marrón
oscura existían numerosas piedras de todos los tamaños, y abundantes restos óseos humanos. Al principio de la galerfa, junto a A3 se encontraron los dos botones con perforación en V, únicos restos del
ajuar funerario recogidos aqui. Una bolsada de tierra marrón oscura
muy fina presentó la particularidad de contener numerosos huesos de
animales, entre los cuales un fragmento de asta de cérvido. Debido a
su estrechez y profundidad no pudo ser vaciada en su totalidad, por
ser materialmente imposible la extracción de las gruesas piedras encajadas en la pared de la grieta a más de 2 metros de profundidad y
menos de O' 50 metros de ancho.
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•
SIMA DE LA PEDJI.ERA
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J. APARICIO PEREZ
IV
ESTRUCTURAS
Hay una falta absoluta de monumentos funerarios en piedra (megalitos) en toda la Región Valenciana, fenómeno no estudiado ni explicado, para lo cual nosotros buscariamos causas socioeconómicas más
que culturales, ubicándose todos los restos funerarios en cavidades
naturales, tipo cueva, covacha o sima como en el caso que nos ocupa. La disposición de los restos óseos y del ajuar funerario en estos lugares es materia que ha preocupado sistemáticamente a los arqueólogos valencianos, llegando a la conclusión de que los realizados durante el
Eneolítico y durante la Fase de Transición obedecían a los llamados
segundos enterramientos, perfectamente detectados en la Covacha
del Cami Reial d' Alacant por don Isidro Ballester (2) en forma de paquetes de huesos, así como en otros muchos lugares. Sin embargo no
ha sido señalada por el momento ningún tipo de estructura digna de
mención.
En la Sima de la Pedrera resulta evidente que todos los cadáveres
{siete con seguridad y más de una docena como probable} fueron vertidos por la chimenea o agujero vertical de entrada en la bóveda, acumulándose especialmente debajo de ella, así como en A1, A2 y A3, rodando muchos restos al fondo de la galería y grieta. Absolutamente
ninguna preocupación ordenancista presidió su disposición, ni la del
ajuar, ni en el interior hubo ningún acondicionamiento del espacio,
disponiéndose restos humanos y útiles diversos tal y como quedaron
después de su vertido, salvo los que fueron desplazados por los descubridores o por los animales subterráneos que pudieron utilizar la cavidad.
La posibilidad de empleo de algún producto calizo {cal) con el fin
de cubrir los restos se desvaneció una vez eféctuado el análisis de la
muestra, tal y como hemos indicado.
V
LOS MATERIALES
CERAMI!!A
L Vaso campaniforme de perfil en ese muy suave e irregular por su factura a mano, lo que dn Jugar
la disimetría reflejada.en el dibujo. Pasta gris con impurezas y desgraaa.nte. Superficie rojiza o negn!2ca según zonas. Se conserva casi integro, s_alvo parte de la hase plana, en 15 fragmentos unidos y 2 su el-
¡¡
(2) I. BALLESTER TORMO: «La Covachaseplllcral del Canú Real, Albaida>. tu-chivo de Prehistoria
Levantina, 1, Valencia, 1929. pág. 3l.
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SIMA DE LA PEDRERA
tos. Decorado mediante catorce ba.ndas desde el borde hasta. el comien:to de le. base, manifiestamente
p[a.na; de le.s ce.torce bande.s siete están deccrades medJa.nte reticulado inciso en seria alterna con las
otras siete lisas; la linea circunvalar que las enmarca también es incisa. Considerado el reticulado en
sentido vertice.l, primeramente se marcaron las incisiones trazadas de derecha a Izquierda oblicuamente, que han quedado señaladas levemente sobre loa trazadas de Izquierda a derecha, cuyo surco es profundo. Tanto el circulo reservado de la base como las handaa no decorade.s presentan un ligero alisado
de la superficie.
En general, la casi correspondencia. entre la a.nchura y la altura le da Wl aspecto poco airoso.
Se clesffica entre los tipos marítimos, lnternaclonllles o paneuropeua (fig. 6 y Lé.m. II, AJ. Alt. 11'95
cm.; .0'boca 13'6 cm., .e' base 13'3 cm.
2. Vaso campaniforme de pasta negruzca en el alma y superficie interlcr: superficie exterior marrón, con algún punto negruzcQ, e inmediatamente debaJo pasta rojiza. en fina pelicula que no liega al alma. Desgrasante f"mo de meterla desconQcida. Unicamente ae hallaron 11 fragmentos del va.sn, que han
permitido su reconstrucción en sus dos terceras partes, y 1 fragmento que no encaJa.
El cuerpo y cuello son casi rectos, exvedndose ligeramente en el b
forma de casquete esférico con el ap
en la unión del cuerpo y base al iniciarse ht curvatura de ésta. Destaca el mayor diámetro del casquete
qua el de la boca.
En la dec
oblicuas que dibujan un zig-zag enmarcado por Incisión circunvalar. En el cuello y cuerpo franja con cinco bandas horizontales delimitadas p
mediante apretadas incisiones vertillales que cortan otra inclslón horl~ontal central las de Jos extremos.
En el arranque del casquete ..¡en este mismo fr8ll,ja con 4 bande.s horizontales, reserve.das las dos
centrales, enmarcadas por 5lineas Incisas; la banda superior similar a las de l
anterlor, y la lnferlor decorada mediante lfneas Incisas oblicuas que dibtUan, también, una especie de
zig-zag.
En el centro del casquete serie de trlé.nguJ
que arrancan de una linea incisa horizontal.
Circunvalando lá concavidad del ple doble ffia da hoyitos lnclsoa en serie alterna.
Aunque el parm y decoración no se ajusta.n estrictamente al modelo tipificado, es evidente que por el
mismo, y por la decorac!ón, tanto por su disposición en fra.n,jas, p
pertenece ~1 tipo coptinental ?e estilo Carmona, Cie.mpo~uelos y Palmella. lfig. 7 y Lé.m. n. l!l.
Alt. 12 1 cm.: boca, 115 cm.; fdmAxlmo, 12 2 Qm.
m
3. Cuenco en forma de casquete esférlco de basa cóncava; pasta negruzca muy depurada, sin des·
grasante apreciable. Superficie exterior alisada de color marrón claro. Unicamente se han podido encajar 17 fragmentos, con lo que se ha podido reconstruil.' aproximadamente la mitad, existiendo otros muchos de imposible encaje.
Decore.do técnicamente mediante elllamad
de 6 ó 7lineas puntilladas en disp
abajo. (flg. 8 y Lám. III, C).
Alt. 4'5 cm.; ¡J boca, 11 cm.
4. Pedazo de cuenco hecho a ma.no, en 6 frogmentoa,
superficie interior y exterior marrón y negruzca según zonae, cnn abundante y grueso desgrasante sillcao
en la masa.
Un fragmento se encontró en la cuadricula A-3, al prlncipi
conglomerado calizo (en A-1, C-1 ), 111 cual justifica au mal estado de coru~ervaclón.
Con lo conservado se ha p11dido reconstruir la forma y detenninar el~ de boca, de unos 14 cm., la
base debió ser cóncava, ~lmilar a la del litro cuenco decorado, lo que se deduce por la banda decorada
que beJa verticalmente entre la cenefa de triángulos a buscar el posible cil'cnlo basal.
La superficie exterior, decorada con temática campaniforme, presenta cuatro bandas limitadas por
lineas horizontales incisas, rellenas la segunda y la cuarta mediante reticulado oblicuo inciso. Debajo de
la cuarta banda, cenefa de triángulos Isósceles, rellenos de Incisiones paralelas
Como ocurre con el vaso de la fig. 7, aunque le técnica decorativa corresponde al estilo continental o
de la meseta (III de Castillo], asl como la cenefa de triángulos, la disposición en bandas regulares decora·
das en series alternas es propia de los tipos marltim
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5, Fragmento cerámico hecho a mano, de pasta negruzcR depurada sln de~>grasante apreciable.
Superficie exterior manón claro con decoración al parecer incisa, aunque con indicios de puntillado,
y temlitica de sendas cenefas de trlé.ngulos ls6ece1Bs opuestos por los vlirtices y scp11n.dos por sencHla linea incisa horizontal.
Es el único fragmento aparecido y debe corresponder a un vaso campaniforme de tipo continental
(fig. 9 y Lám. III, d).
6. Cuenco ham.Jesférico da base cl'lncava. Pasta gris con desgrasan te indeterminado y superficie exterior marrón-negruzca según zonas. Sln decoración. Recolllitruido en 2/3, el nato en unos 15 fragmentos. (fig. 10, A y Lám. IV, E).
Altura 5'4 cm.;;ihoca, 10 cm.
7. Cuenco hemlesférlco. Pasta negrozca con abundantes granos de desgrasante calizo. Superficie
interior y exterior marrón oscuro, sin decorar. Se conserva algo més de la mitad en 12 fragmentos unidos. (fig. 10, B y Lám. IV, G).
Alt., 5'95 cm.: ji( boca, 12'6 cm.
8. Cuenco de bese aplanada y paca alzada. Pasta negruzca con abundantes y gruesos granos de
desgrasan te calizo; superficie interior marrón y exterior maiTón-negruz.ca según zonas. Sin decoración.
Falta 1/4 de la pieza y del resto hay 22 fragmentos unidos. (fig. 10, C y Lém. IV, Fl.
Alt., 5'5 cm.;,013'6 cm.
9. Cuenco hemiesfBr!co hecho a mano, de pasta negruzca con desgrasante s.illceo y calho, superficies rojizas o negruzcas según zonas. Sin decorar. Se conserva aproximadamente un tercio en dos pedazos que no unen, precediendo uno de ellos da la cuadricula A-1, C-1 (en dos fragmentos), y el otro (en 5
fragmentos] de la superficie, (fig. 10, 11.
10. Cuenco hemiesférioo hecho a mano, de pasta gris-oscura con desgrasante slliceo o calizo. superficie exterior rojiza. marrón o negruzca según zonas e interior rojiza y gris. También sin decorar. Como el anterior se conserva aproximadamente un tercio en dos pedazos que no unen, uno de ellos en tres
fragmentos y el otro en diez, prGced.lendo todGB de la superficie. (fig. 10, 2).
11. Tres fragmentos del borde de un cuenco hecho a mano con abundante desgrasan te siliceo en la
masa, pasta y superficies grises. 6'2 x 4'6 x 0'6 cms.
12. Fragmento del borde de un cuenco hecho a mano con desgra~ante calizo y silíceo en la masa.
Pasta marrón-oscura y superficie marrón-negruzca. Procede de la superficie. 5'4 x 2'7 x 0'5 cm.
/Tanto de la superficie como de la sedimentación ptoceden diversos fragmentos cerámicos que por su
atipismo y pequeñas dimensiones no se describen ni se represent¡¡n,
COBRE
l. Puñal de lengüeta ancha y dentada. Aunque no se ha analizado creemos que es de cobre. Presenta biseles estrechos junto a los bordes, aunque poco marcados. Mide 14'5 cm. de longitud por 3' 15 cm. de
anchura máxima, siendo su espesor medio de 0'3 cm. y pea e 41 gr. Se encontró en la cuadricula B-3, casi
en la misma superficie, probablemente arrastrado da las partes altas. (Hg. 11 y Lém. V).
2. Punta Palmela de ancha hoja y fuerte vli.stego rectangular, probable punta de arma arrojadiza
tipo jabalina. También de cobre. Las prominencias en las aristas del vástago nos hacen creer que éste pudo ser fabricado mediante martillado sobre yunque. Apareció en la cuadricula B-2. Mide 10'5 cm. de longitud, por 2'2 cm. da anchura málrlma y pesa 22 gr. lf¡g, 11 y Lám. VJ.
3. Punzón o lezna biapuntado, de cobre; secciOD cuadrangular. Mide 5'4 cm. de longitud, por 0'25
cm. de anchura máxima y pesa 1'60 gr. Se encontró en la cuadricula A-2. (fig. 11 y Lám. VI).
SILEX
l. Punta de flecha de s!le>t blancuzco, con largas aletas y pequeftlsimo pedúnculo; tallada bifacielmente. Apareció en 1¡¡. cuadricula A-2. (fig. 11 y Um. VI).
HUESO Y CONCHA
P
l. Botón cónico de hueso con perforación en IVJ. Mida de la base ¡•g cm. y la altura 1 cm. Proce·
de del comienzo de la galer!a, (flg. 11, 1 y Lám. VI, 2).
2. Botón cónico de hueso con perforación en
Mido 9f de la base 1'5 cm. y la altura o·a cm. Se
recogió junto al anterior. (fig. 11, 2 y Lém. VI, 1).
•V•.
3. Fragmento de punzón o aguja plana de hueso, se encontró en A·3, al principio de le galerla o
grieta. Mide 6'5 x 1'3 Jt 0'5 CIIIS, (fig. 9 y Lám. VI).
4. Una valva do pectúnculo sin horadar, se encontró en superficie. Mide 3'5 x 3'8 cms.
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Fig. 7.-Va.so campaniforme, nUm. 2
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SIMA DE LA PEDRERA
Fig, a.-cuonco campanif'ormo, núm. 3
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J. APARICIO PEREZ
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Fig. 9.-Fragmento de cuenco campaniforme, núm. 4.
Fragmento cerámico con decoradón de estilo campaniforme, núm. 5.
Fragmento de punzón o aguja plana de huuo.
-
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Fig 10.-A, B, e: Cuencos números 6, 7 y 8,
1 y 2: Cuem::os números 9 y 10.
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Fig. 11 ,-Puñal de lengüeta, punta Palmeta, punzón, cuenta de collar, punta de
flecha an piedra y botonea en V
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SIMA DE LA PEDRERA
l9
OBJETOS DE ADORNO
Los objetos de adorno se reducen a cuentas de collar (fig. 11 y Lám. VI), cuyo nómero y caracterlsticas son
las siguientes:
Una cuenta cillndrica en minera) duro de culur rujlzu. Mide 1'6
Uig. 11).
Cll.l.
de larga, por 0"7 cm. de ancha.
139 cuentas drculares aphmadas, unas de colur miiiTón y otras negru!cas, probablemente de hueso,
pudiendu ser, una negra, de lignito.
3 cuentas circulares similares a las anterl<>res.
2 e<>nus perforad<>s para ensartar.
1 diminuta clpraea.
RESTOS OSEOS
Entre los restos óseos hUDlanos, y especialmente en lo bolsada seflalada en la grieta, recogimos algu·
nos huesos de aniinales, evidentemente form!llldo parte del depósito funerario, aunque su finalidad se
nos escapa.
Dado que no han sido estudiados no conocemos las posibles especies, pudiendo seil.alar únlcamente
un asta de cérvido en la grieta.
VI
RESTOS ANTROPOLOGICOS
Esparcidos por todas las cuadriculas, aunque con mayor concentración en Al, A2 y A3, se han recogido numerosos huesos humanos,
muy deteriorados por la naturaleza del depósito.
La falta de su pormenorizado y minucioso estudio impide poseer
los importantes datos deducidos del mismo, debiendo contentarnos
con el simple examen ocular que tuvo la amabilidad de realizar el Dr.
Campillo Valero a nuestro requerimiento, y que proporcionó los siguientes datos provisionales:
- Segura existencia de siete individuos como mínimo, y más de
una docena como probable, pudiendo distinguir entre ellos 3 adultos;
un niño menor de 1 año, otro de 1 año, el tercero de 4 y el mayor de
12, en total 4 niños.
Actualmente el Departamento de Historia de la Medicina de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valencia, que dirige el Dr.
López Piñero, se encuentra realizando el oportuno estudio.
VII
CRONOLOGIA Y CONCLUSIONES
Aún cuando no dispongamos de cronología absoluta a través de
análisis de C14, su edad relativa nos viene dada por dos útiles del
ajuar funerario muy sintomáticos, el puñal de lengüeta y los botones
con perforación en V.
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J. APARICIO PÉREZ'
Ambos aparecen en nuestra Región a fmales del Eneolítico, entré
.éste y la Edad del Bronce Valenciano; siendo tipicos de los enterramientos de la que hemos llamado Etapa de Transición, que situarrios
entre el 1700 y el 1600 antes de Cristo (3).
La problemática que acompaña a ambos útiles ya la hemos eXpuesto en un reciente trab~o (4), relacionando allí la totalidad de puL
ñales de lengüeta o botones en V que conocíamos entonces en nuestra
Región, y aunque dicha lista ha sUfrido aumento desde 'entonces, no
en circunstancias que puedan hacer variar nuestras conclusiones,· sino confirmarlas.
Por otra parte, la evidencia de que nos encontramos ante un enterramiento colectivo, especialmente abundantes, ricos y variados du~
rante parte del Eneolltico, no es _óbice para asignarle la fecha indicada,
ya que, como hemos demostrado en la obra especificada, ésta caracteristica del ritual depende exclusivamente de factores socioeconómicos, derivados de la estabilidad y permanencia de las poblaciones,
continuándose y coexistiendo con otras formas a través de toda la
Edad del Bronce Valenciano (5).
La existencia de vasos y cuencos campaniformes (o con decoración de estilo campaniforme si se prefiere) no aclará. nada al respecto,
máxime ante la coexistencia de ambos estilos, el maritimo o internacional y el continental o de la Meseta. B~o nuestro punto de vista
ambos tipos, en este caso, y de acuerdo con las normas más estrictas,
nos ofrecen modelos muy evolucionados, con amplia mescolanza de
formas, técnicas y estilos decorativos, lo que vendria en apoyo de
nuestra afrrmación.
Hoy por hoy la cronología del vaso campaniforme se presenta tan
incierta ·como en los tiempos en que Castillo publicara su famosa
obra (6), así como la división en grupos que realizara. Mientras que
una recientísima obra de conjunto, tanto que no hemos tenido ocasióri
de consultarla todavía, escrita por R. J. Harrison, no creemos que
pueda resolver la cuestión, ni siquiera aproximarse a su solución a
juzgar por lo publicado también en fecha reciente por el mismo inves·
tigador (7).
(3) D. FLETCHER: •Campaniforme>. Gran Enciclopedia de la Región Valenciana, vol. 2. Valencia, 1974,
págs. 306·307.
(4) J. APARICIO PEREZ:. Publloaclones
del Archivo Municipal. Estudios Monográficos, 8. Valencia, 1976,
(5)
O. c. nota anterior.
(6) A. CASTILLO YURRITA: «La cultura del Vaso Campaniforme (su origen y extensión en Europa)•.
Universidad de Barcelona. Facultad de FUasolla y Letras. Barcelona., 1928.
(7)
R. J. l~ARRISON: •El Vaso Campairlformo como horizonte delimitador en el Levflllte e5pañol.o.
Cuademos de Prehi5toria y Arqueologla CasteUononse, l. Castellón, 1974, pé.gs. 63·70.
- 88 -
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SIMA DE LA PEDRERA
La posibilidad de que la clave, o por lo menos una de ellas, para la
solución del problema, se encuentre en la Región Valenciana, manifestada por el mismo Harrison, no lo creemos posible de acuerdo con
los datos conocidos y publicados para nuestra Región, donde a un
Neolítico II, con final fechado hacia el 3.000 a. de C., sucedería un
Eneolítico Inicial con habitación todavía en cueva y con cerámicas en
las que aparecen formas con carena ligeramente marcada y decoración incisa derivada de la que caracteriza al Neolítico II, mientras que
ciertas decoraciones parecen preludiar las del vaso campaniforme de
tipo continental {estilo Somaén-Salamó), lo cual se desarrollaría entre
el 3.000 y el 2.600 aproximadamente.
Todo lo cual es sumamente sugerente, y sí algunos problemas
planteados con el desarrollo de este esquema se presentan insalvables
en el estado actual de la investigación, otros encuentran nuevos puntos de apoyo. Por un lado la vieja tendencia a hacer derivar el tipo con
decoración puntillada de la temática card.ial se vería corroborada, sin
necesidad de considerar tan larga duración a la misma decoración
cardial. Por el otro, las fechas recientes dadas por medio del C14 a los
niveles campaniformes de Somaén {8), que posibilitan la credibilidad
en las altas cronologías de Bosch (9), vendrían a verse confirmadas y
a asegurar la mayor antigüedad de los tipos incisos, directamente enlazados técnica y temáticamente con la tradicional decoración heredada de etapas anteriores.
Pero, con respecto a Valencia, si aceptáramos que hacia mediados
del tercer milenio aparecen los primeros tipos campaniformes, de técnica incisa y estilo Somaén-Salamó; que algo más tarde los puntillados de estilo marítimo-internacional; y que ambos coexisten geográfica y cronológicamente, evolucionando tipológica y temáticamente
mediante préstamos mutuos hasta la Etapa de Transición, entre el
1700-1600 a. de C., en que desaparecen totalmente, nos encontraríamos con la siguiente problemática:
l. ¿Dónde colocar los numerosos enterramientos colectivos
eneolíticos, en los que no se han encontrado cerámicas de tipo campaniforme, a pesar de la abundancia, riqueza y variedad de sus ajuares?
(8) L BARANDIARAN: «Revisión estratigráfica de (a Cueva de la Mora (Somaén, Sorial
Arque
1968~.
Noticiario
191 P. BOSCH GIMPERA: oThe Types and Chronology of Western European Beakers». Man, XL.
London, 1940, págs. 6-10.
P. BOSCH GIMPERA: «El poblamiento antiguo y la formación de los pueblos de España». Me>
1944.
P. BOSCH GIMPERA: «Las relaciones prehistóricas mediterráneas». Anales de Antropología, vol I\'
Me>
-
"
89 -
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J. APARICIO PÉREZ
2. ¿Cómo explicar la falta de cerámica campaniforme en el poblado eneolítico de la Ereta del Pedregal de Navarrés, fechado mediante el Cl4hacia ell950 a. de Cristo?
3. ¿Con qué llenar el vacío existente entre el 2600-2500 y
el 2000?
Con respecto al primer problema la única posibilidad sería el considerar que dichos enterramientos corresponden al Eneolítico Inicial,
fechándolos, pues, entre el3000 y el2600-2500 a. de C. Lo cual explicaría la falta de cerámica campaniforme.
El segundo ya hemos intentado explicarlo en fecha reciente (10),
debido a la pésima conservación de la cerámica, por causas ambientales, en dicho yacimiento, de ahí que no se haya podido reconstruir
ningún vaso cerámico, a pesar de las numerosas campafias de excavación realizadas por el S. 1. P. de la Diputación de Valencia, estando
los escasos trozos recogidos muy deteriorados.
Para explicar el tercero hemos elaborado el siguiente esquema:
A). ENEOLITICO 1. Entre el 3000 y el 2600/2500. Correspondería
a la última fase de la vida en cuevas como forma de habitación generalizada. Cerámicas decoradas con temas incisos de tradición antigua; aparición de formas carenadas. Puntas de flecha en piedra
abundantes. Enterramientos colectivos con ajuar rico y variado separados de las cuevas-habitación, aprovechando cuevas o covachas no
habitables.
B). ENEDLITICO II. Entre el 2600-2500 y el 2000. Paulatino abandono de las cuevas como lugares de habitación y construcción de poblados al aire libre con cierta organización urbana; en lugares llanos
generalmente. Cerámica de tipo campaniforme inciso, posiblemente
de estilo Somaén-Salamó en un principio e internacional-marítimo
posteriormente.
C). ENEOLITICO ID. Entre el 2000 y el 1700. Construcción de poblados en alturas de dificil acceso, con urbanismo más desarrollado y
complejo. Cerámicas campaniformes de ambos estilos. Ajuares ricos y
variados con extraordinaria abundancia de puntas de flecha en piedra.
IIOI J. APARICIO PEREZ, J. V. MJ\RTINEZ PERONA y J. SAN VALERO APARISl: •El Puntal sobre la
Rambla Castellarda y ol poblamienw eneolítico en la Región ValenCiana». Saitabi XXVII. Valenda, 1978, págs.
37-62.
-
90 -
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SIMA DE LA PEDRERA
23
D). ETAPA DE TRANSICION. Entre el 1700 y el 1600. Presente en
la base de poblados de la Edad del Bronce Valenciano antiguos. Seconoce preferentemente por enterramientos, entre los que predominan
los colectivos, con ajuares menos ricos y variados, siendo frecuentes y
apareciendo por vez primera:
- Puftales de lengüeta.
-Botones con perforación en V.
- Brazaletes de arquero.
Siendo propios los vasos campaniformes evolucionados; alguna
punta de flecha en piedra, aunque escasas; punzones de cobre y alguno de hueso, pero también escasos.
El enterramiento que hemos estudiado pertenecetia, pues, a esta
última fase, de acuerdo con el esquema que hemos elaborado.
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APARICIO.-Sima de la Pedrera
LAM. I
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APARICIO.-Sima de la Pedrera
A .-Vaso campan iforme núm. 1 (2/ 3 aprox.)
B.-Vaso campaniforme núm. 2 (lígeramente reducido)
LAM . II
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APA RI CIO.-Sima de la Pedrera
LAM. 111
Fragmentos de cuencos campaniformes.-C (núm. 3) (ligeramente reducido) . O (núm. 4)
(a su tamaño aproximadamente). y d (núm. 5) (a su tamaño aproximadamente)
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APARICIO.-Sima de la Pedrera
Cuencos E (núm. 6) . F (núm. 8) y G (núm. 7)
(ligeramente reducidos)
LAM. IV
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LAM. V
APARICIO.-Sima de la Pedrera
Puñal de lengüeta y punta Palmela
(t. n .)
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APARICIO.- Sima de la Pedrera
LAM. VI
1
1
4
•
1
Punta de flecha en silex, puru6n de cobre, cuentas de collar.
botones con perforación en V y aguja o punzón de hueso
(t. n.)
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J. APARICIO PEREZ
(Valencia)
SIMA DE LA PEDRERA
(Benicull, Polifté del Júcar)
(Valencia)
1
DESCUBRIMIENTO Y PROTECCION
El día 17 de noviembre de 1973, la maestra nacional de Benicull,
barrio de Poliñá del Júcar, doña María del Carmen Ezquer Borrás,
mostró a don Felipe Garfn Llombart, director del Museo Provincial de
Bellas Artes, unas cerámicas decoradas que los niños habían encontrado en una cavidad junto al pueblo. Ambos se personaron en este
Servicio de Investigación Prehistórica de la Excma. Diputación Provincial, y a la vista de los materiales, que resultaron pertenecer a un
vaso campaniforme, el director del S. l. P. nos encargó la exploración de la cavidad, lo que acompañado por dicha maestra hicimos
aquella misma tarde (1 ).
Cuando llegamos al lugar en cuestión vimos que alrededor de la
boca de la pequeña sima, y dada su situación junto a las casas del
pueblo, se había congregado una nutrida multitud de vecinos, algunos
de los cuales ya habían penetrado en su interior, extrayendo numerosos huesos humanos que yacían amontonados junto a la boca de la cavidad. Hicimos retirar a la gente y explorando su interior compraba111 l. MASCARELL: •Restos humanos y de cerámica en Benlcull(Pol.idá del Júcar). - Los hallazgos
h an sido realizados por escolares. - Tienen una antigüedad aproximada de cuatro mil Bilos.t «Levante»,
Valencia. 22 de noviembre de 1973.
V. VENTURA: «PoliAá'del Júcar. Re,tos prehistóricos en Be.nlcull de PoliAé.t. «Laa Provinciau. Valencia, 29 de noviembre de 1973.
«La labor del S. l . P. y au Museo en el pasado a1lo 1973t. Valencia, 1975, págs. 108-109.
J . APARICIO PEREZ: «Pedrera, Sima de lat. Gran Enciclopedia de la Región Valenciana. Vol. 8, Valencia, 1976, pág. 219.
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,..,._
'
J. APARICIO P~REZ
mo& que se trataba de una pequeña sima, propia del relieve cárstico a
que pertenece la prominencia caliza sobre la cual se asientan las casas del barrio, y que destaca sobre las tierras llanas de aluvión del valle del Júcar. La superficie de la sedimentación que la rellenaba se
presentaba caótica, debido a las remociones a que la habían sometido
los niños inadvertidamente cuando jugaban en su interior, y luego los
vecinos ante los misteriosos rumores que corrieron entre la población.
Dada la situación planteada resolvimos rápidamente taponar la
pequeña entrada con una gruesa capa de hormigón, lo que hicimos inmediatamente, y puestos en contacto con el comandante del puesto de
la Guardia Civil de Poliñá del Júcar, lo llevamos al yacimiento y le explicamos lo que había que vigilar.
Puesto en antecedentes de la situación el director del S. l. P., y
ante el peligro de saqueo total que existía, dados los falsos rumores
propagados y la alarma entre la gente, nos encomendó la urgente excavación del yacimiento.
li
SITUACION Y CARACTERISTICAS
La Sima de la Pedrera, como ya hemos indicado, se encuentra situada en las inmediaciones de Benicull, barrio de Poliiiá del Júcar, a
unos 2 Kms. del núcleo principal de población, que se extiende por la
misma orilla del rfo, sobre las tierras llanas de aluvión de la Ribera
Baixa (fig. 1 y 2).
Benicull se ubica sobre una pequeña eminencia rocosa, de constitución caliza, que alcanza una altura máxima de unos 31 metros
s. n. m. En su parte N. y a unos 20 metros de la zona urbana se abre la
boca de la pequeña oquedad, que equidista, a su vez, unos 6'80 metros del frente de una antigua cantera (pedrera), hoy paralizada, de
donde toma el nombre. Si dicha cantera hubiera continuado la explotación de la caliza, es casi seguro que la cavidad habría desaparecido,
como pudo ocurrir con otras posibles oquedades; felizmente su paralización lo impidió. En los alrededores se percibe la existencia de otras
pequeñas simas totalmente rellenas, que quizá puedan contener otros
restos furrerarios, aunque ninguna de ellas ha sido investigada.
(Lám. !).
La pequeña entrada, que se abre a ras del suelo, apenas tiene 0'50
metros de diámetro en su parte más ancha y a través de una chimenea de unos 0'90 metros de longitud se accede a una diminuta cavidad de forma ovalada irregular, de 3 x 2'50 metros de medidas longi-
70 -
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SiMA DE LA l'liDRF.RA
Fig. J.-Mapa da laR~ ValanciD.IIa eon yaclrxdant
81 Covacha Giner; 9.: Milo da Bou¡ 11); La úanalla
.. 71 -
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•ntre
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íQO m,
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Flg. 2.-Mapa & la Ribera Baha y La safor con la.dtn~ón de dlvltrtm ya~utoJ, algunos de iimila~
re~~ ouacterlsticu con el de La Sima deJa Padn!ra,-1; Sima da la Pedrera; 2: Atllo d9 Bou; 3: Cuvda
Gint.tr¡.4;: covacha Rib&ra¡ 5: Malla Vn&¡ e: COV4l deJa GaUI¡ 7: :Barranc de Xuta; 8: La Poy9tea; 9:
':Maravellea; 10: Cova del Retoret; 11: Cova Negra; 12: Cova delllarranc del Nano; 13: Cova dflls
Pon:e; 14: Coveta zaeam; 15: a.oambra: Uh Cova dt l'Aigue; 171 Cova Bolta
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SIMA DE LA PEDRERA
5
tudinales extremas y 1 metro de altura máxima de bóveda antes de su
e>..cavación, lo que dificultó los trabajos en un principio; por la parte
S-E. se iniciaba una galería completamente rellena de tierras y piedras, con indicios de profundizar y comunicarse con el exterior. Su
génesis es la propia de las oquedades abiertas en terrenos calizos sujetos a fenómenos cársicos (figs. 3 a 5).
La sedimentación que la rellenaba presentaba inclinación desde
la vertical de la entrada hacia la grieta, siguiendo la del piso de la cavidad, con acumulación bajo la chimenea por caída de materiales
desde el exterior como consecuencia de la acción mecánica humana y
atmosférica.
III
LA EXCAVACION Y LA SEDIMENTACION
Al penetrar por primera vez en la cavidad observamos que a raíz
de su descubrimiento los niños en Wl principio, y posteriormente algunos adultos, habían realizado varios hoyos de escasa profundidad y
diámetro, extrayendo algunos materiales fuera de la cavidad y esparciendo otros por la superficie interior, que presentaba aspecto desordenado, con restos diversos procedentes del vertido en la zona suburbana, que se mezclaban con restos óseos y cerámicos como consecuencia de la ya descrita remoción del depósito.
Los primeros trabajos consistieron en el tamizado de la tierra sacada al exterior, asi como en la limpieza del interior, recogiendo cuidadosamente todos los restos óseos y cerámicos visibles. Posteriormente tamizamos todas las tierras removidas del interior, entre las
que encontramos el puñal de lengüeta, varias cuentas de collar, fragmentos cerámicos y restos óseos.
Una vez aislado el sedimento arqueológico no removido procedimos a su cuadriculación con arreglo al sistema usual {fig. 3) e inmediatamente a la excavación propiamente dicha. En primer lugar excavamos la capa 1 (C-1) en la cuadrícula Al, capa que forma una auténtica brecha huesosa, más dura cuanto más próxima a la pared de la
Lavidad, y formada por la precipitación de abundante carbonato cálcico, cuyo carácter natural fue confmnado por los análisis efectuados
en una muestra enviada a la Facultad de Ciencias de la Universidad
de Valencia, lo que descartó el que se tratase de algún material de fabricación humana vertido con el depósito. Hacia el centro encontramos algunas piedras gruesas entre tierra marrón oscura no afectada
por la acción hídrica. Los hallazgos se redujeron a huesos y algún
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SIMA DE LA PEDRERA
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SiMA
DE LA PEDRERA
PERFIL TRANSVERSAL
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Fig. 4
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8
J. APARICIO
P~REZ
fragmento cerámico, procediendo de aquí parte del cuenco campaniforme núm. 4. Debajo de esta primera y única capa aparecía el piso
rocoso de la cavidad.
A2 presentó las mismas características que Al, capa única con
brecha ósea junto a la pared y tierra marrón oscura hacia B2. Los materiales, por el contrario, fueron muy abundantes, aunque en disposición desordenada, recogiéndose la mayor parte de las cuentas de collar, el punzón de cobre y la punta de flecha en silex, así como el cuenco campaniforme núm. 3, siendo numerosísimos los restos óseos.
B 1 y B2 presentaban una capa superficial de un conglomerado o
brecha como el descrito anteriormente, aunque éste de matriz rojiza
por abundancia de arcillas; debajo la tierra era marrón aunque dura,
y hacia B3 del mismo color aunque suelta. También han sido muy
abundantes los restos óseos, sumamente fragmentados, habiéndose
acumulado mayor cantidad debajo mismo de la chimenea de acceso.
En B2 recogimos la punta Palmela y varios fragmentos del vaso campaniforme núm. 2 (fig. 7). En B3 y zonas próximas de C2 y C3, la tierra era marrón, suelta, con abundantes piedras pequeftas y con poco
espesor, recogiéndose algunos huesos humanos y varios fragmentos
cerámicos.
A3 presentaba, como Al y A2, fortísima brecha de similares características, la tierra marrón oscura suelta hacia el centro. Junto a
la pared se abría la galería lateral, que debido al poco espesor de la
sediinentación en A3 juzgamos de escasa importancia, sin embargo, a
medida que extraíamos la tierra marrón oscura y suelta que la rellenaba nos dimos cuenta de que contenia mucha sedimentación y que
profundizaba muchísimo, por lo que nos vimos obligados a prolongar
la excavación que habiamos creído ultimada. Entre la tierra marrón
oscura existían numerosas piedras de todos los tamaños, y abundantes restos óseos humanos. Al principio de la galerfa, junto a A3 se encontraron los dos botones con perforación en V, únicos restos del
ajuar funerario recogidos aqui. Una bolsada de tierra marrón oscura
muy fina presentó la particularidad de contener numerosos huesos de
animales, entre los cuales un fragmento de asta de cérvido. Debido a
su estrechez y profundidad no pudo ser vaciada en su totalidad, por
ser materialmente imposible la extracción de las gruesas piedras encajadas en la pared de la grieta a más de 2 metros de profundidad y
menos de O' 50 metros de ancho.
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•
SIMA DE LA PEDJI.ERA
6'10m. frrnte de
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•
Fig.
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con el inicio de la grieta f el pu.nto donde u aneonttó ol pufud dfl JMgüuta
- 77 -
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10
J. APARICIO PEREZ
IV
ESTRUCTURAS
Hay una falta absoluta de monumentos funerarios en piedra (megalitos) en toda la Región Valenciana, fenómeno no estudiado ni explicado, para lo cual nosotros buscariamos causas socioeconómicas más
que culturales, ubicándose todos los restos funerarios en cavidades
naturales, tipo cueva, covacha o sima como en el caso que nos ocupa. La disposición de los restos óseos y del ajuar funerario en estos lugares es materia que ha preocupado sistemáticamente a los arqueólogos valencianos, llegando a la conclusión de que los realizados durante el
Eneolítico y durante la Fase de Transición obedecían a los llamados
segundos enterramientos, perfectamente detectados en la Covacha
del Cami Reial d' Alacant por don Isidro Ballester (2) en forma de paquetes de huesos, así como en otros muchos lugares. Sin embargo no
ha sido señalada por el momento ningún tipo de estructura digna de
mención.
En la Sima de la Pedrera resulta evidente que todos los cadáveres
{siete con seguridad y más de una docena como probable} fueron vertidos por la chimenea o agujero vertical de entrada en la bóveda, acumulándose especialmente debajo de ella, así como en A1, A2 y A3, rodando muchos restos al fondo de la galería y grieta. Absolutamente
ninguna preocupación ordenancista presidió su disposición, ni la del
ajuar, ni en el interior hubo ningún acondicionamiento del espacio,
disponiéndose restos humanos y útiles diversos tal y como quedaron
después de su vertido, salvo los que fueron desplazados por los descubridores o por los animales subterráneos que pudieron utilizar la cavidad.
La posibilidad de empleo de algún producto calizo {cal) con el fin
de cubrir los restos se desvaneció una vez eféctuado el análisis de la
muestra, tal y como hemos indicado.
V
LOS MATERIALES
CERAMI!!A
L Vaso campaniforme de perfil en ese muy suave e irregular por su factura a mano, lo que dn Jugar
la disimetría reflejada.en el dibujo. Pasta gris con impurezas y desgraaa.nte. Superficie rojiza o negn!2ca según zonas. Se conserva casi integro, s_alvo parte de la hase plana, en 15 fragmentos unidos y 2 su el-
¡¡
(2) I. BALLESTER TORMO: «La Covachaseplllcral del Canú Real, Albaida>. tu-chivo de Prehistoria
Levantina, 1, Valencia, 1929. pág. 3l.
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SIMA DE LA PEDRERA
tos. Decorado mediante catorce ba.ndas desde el borde hasta. el comien:to de le. base, manifiestamente
p[a.na; de le.s ce.torce bande.s siete están deccrades medJa.nte reticulado inciso en seria alterna con las
otras siete lisas; la linea circunvalar que las enmarca también es incisa. Considerado el reticulado en
sentido vertice.l, primeramente se marcaron las incisiones trazadas de derecha a Izquierda oblicuamente, que han quedado señaladas levemente sobre loa trazadas de Izquierda a derecha, cuyo surco es profundo. Tanto el circulo reservado de la base como las handaa no decorade.s presentan un ligero alisado
de la superficie.
En general, la casi correspondencia. entre la a.nchura y la altura le da Wl aspecto poco airoso.
Se clesffica entre los tipos marítimos, lnternaclonllles o paneuropeua (fig. 6 y Lé.m. II, AJ. Alt. 11'95
cm.; .0'boca 13'6 cm., .e' base 13'3 cm.
2. Vaso campaniforme de pasta negruzca en el alma y superficie interlcr: superficie exterior marrón, con algún punto negruzcQ, e inmediatamente debaJo pasta rojiza. en fina pelicula que no liega al alma. Desgrasante f"mo de meterla desconQcida. Unicamente ae hallaron 11 fragmentos del va.sn, que han
permitido su reconstrucción en sus dos terceras partes, y 1 fragmento que no encaJa.
El cuerpo y cuello son casi rectos, exvedndose ligeramente en el b
qua el de la boca.
En la dec
En el arranque del casquete ..¡en este mismo fr8ll,ja con 4 bande.s horizontales, reserve.das las dos
centrales, enmarcadas por 5lineas Incisas; la banda superior similar a las de l
zig-zag.
En el centro del casquete serie de trlé.nguJ
Circunvalando lá concavidad del ple doble ffia da hoyitos lnclsoa en serie alterna.
Aunque el parm y decoración no se ajusta.n estrictamente al modelo tipificado, es evidente que por el
mismo, y por la decorac!ón, tanto por su disposición en fra.n,jas, p
Alt. 12 1 cm.: boca, 115 cm.; fdmAxlmo, 12 2 Qm.
m
3. Cuenco en forma de casquete esférlco de basa cóncava; pasta negruzca muy depurada, sin des·
grasante apreciable. Superficie exterior alisada de color marrón claro. Unicamente se han podido encajar 17 fragmentos, con lo que se ha podido reconstruil.' aproximadamente la mitad, existiendo otros muchos de imposible encaje.
Decore.do técnicamente mediante elllamad
Alt. 4'5 cm.; ¡J boca, 11 cm.
4. Pedazo de cuenco hecho a ma.no, en 6 frogmentoa,
en la masa.
Un fragmento se encontró en la cuadricula A-3, al prlncipi
Con lo conservado se ha p11dido reconstruir la forma y detenninar el~ de boca, de unos 14 cm., la
base debió ser cóncava, ~lmilar a la del litro cuenco decorado, lo que se deduce por la banda decorada
que beJa verticalmente entre la cenefa de triángulos a buscar el posible cil'cnlo basal.
La superficie exterior, decorada con temática campaniforme, presenta cuatro bandas limitadas por
lineas horizontales incisas, rellenas la segunda y la cuarta mediante reticulado oblicuo inciso. Debajo de
la cuarta banda, cenefa de triángulos Isósceles, rellenos de Incisiones paralelas
de la meseta (III de Castillo], asl como la cenefa de triángulos, la disposición en bandas regulares decora·
das en series alternas es propia de los tipos marltim
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J. APARICIO PÉREZ
5, Fragmento cerámico hecho a mano, de pasta negruzcR depurada sln de~>grasante apreciable.
Superficie exterior manón claro con decoración al parecer incisa, aunque con indicios de puntillado,
y temlitica de sendas cenefas de trlé.ngulos ls6ece1Bs opuestos por los vlirtices y scp11n.dos por sencHla linea incisa horizontal.
Es el único fragmento aparecido y debe corresponder a un vaso campaniforme de tipo continental
(fig. 9 y Lám. III, d).
6. Cuenco ham.Jesférico da base cl'lncava. Pasta gris con desgrasan te indeterminado y superficie exterior marrón-negruzca según zonas. Sln decoración. Recolllitruido en 2/3, el nato en unos 15 fragmentos. (fig. 10, A y Lám. IV, E).
Altura 5'4 cm.;;ihoca, 10 cm.
7. Cuenco hemlesférlco. Pasta negrozca con abundantes granos de desgrasante calizo. Superficie
interior y exterior marrón oscuro, sin decorar. Se conserva algo més de la mitad en 12 fragmentos unidos. (fig. 10, B y Lám. IV, G).
Alt., 5'95 cm.: ji( boca, 12'6 cm.
8. Cuenco de bese aplanada y paca alzada. Pasta negruzca con abundantes y gruesos granos de
desgrasan te calizo; superficie interior marrón y exterior maiTón-negruz.ca según zonas. Sin decoración.
Falta 1/4 de la pieza y del resto hay 22 fragmentos unidos. (fig. 10, C y Lém. IV, Fl.
Alt., 5'5 cm.;,013'6 cm.
9. Cuenco hemiesfBr!co hecho a mano, de pasta negruzca con desgrasante s.illceo y calho, superficies rojizas o negruzcas según zonas. Sin decorar. Se conserva aproximadamente un tercio en dos pedazos que no unen, precediendo uno de ellos da la cuadricula A-1, C-1 (en dos fragmentos), y el otro (en 5
fragmentos] de la superficie, (fig. 10, 11.
10. Cuenco hemiesférioo hecho a mano, de pasta gris-oscura con desgrasante slliceo o calizo. superficie exterior rojiza. marrón o negruzca según zonas e interior rojiza y gris. También sin decorar. Como el anterior se conserva aproximadamente un tercio en dos pedazos que no unen, uno de ellos en tres
fragmentos y el otro en diez, prGced.lendo todGB de la superficie. (fig. 10, 2).
11. Tres fragmentos del borde de un cuenco hecho a mano con abundante desgrasan te siliceo en la
masa, pasta y superficies grises. 6'2 x 4'6 x 0'6 cms.
12. Fragmento del borde de un cuenco hecho a mano con desgra~ante calizo y silíceo en la masa.
Pasta marrón-oscura y superficie marrón-negruzca. Procede de la superficie. 5'4 x 2'7 x 0'5 cm.
/Tanto de la superficie como de la sedimentación ptoceden diversos fragmentos cerámicos que por su
atipismo y pequeñas dimensiones no se describen ni se represent¡¡n,
COBRE
l. Puñal de lengüeta ancha y dentada. Aunque no se ha analizado creemos que es de cobre. Presenta biseles estrechos junto a los bordes, aunque poco marcados. Mide 14'5 cm. de longitud por 3' 15 cm. de
anchura máxima, siendo su espesor medio de 0'3 cm. y pea e 41 gr. Se encontró en la cuadricula B-3, casi
en la misma superficie, probablemente arrastrado da las partes altas. (Hg. 11 y Lém. V).
2. Punta Palmela de ancha hoja y fuerte vli.stego rectangular, probable punta de arma arrojadiza
tipo jabalina. También de cobre. Las prominencias en las aristas del vástago nos hacen creer que éste pudo ser fabricado mediante martillado sobre yunque. Apareció en la cuadricula B-2. Mide 10'5 cm. de longitud, por 2'2 cm. da anchura málrlma y pesa 22 gr. lf¡g, 11 y Lám. VJ.
3. Punzón o lezna biapuntado, de cobre; secciOD cuadrangular. Mide 5'4 cm. de longitud, por 0'25
cm. de anchura máxima y pesa 1'60 gr. Se encontró en la cuadricula A-2. (fig. 11 y Lám. VI).
SILEX
l. Punta de flecha de s!le>t blancuzco, con largas aletas y pequeftlsimo pedúnculo; tallada bifacielmente. Apareció en 1¡¡. cuadricula A-2. (fig. 11 y Um. VI).
HUESO Y CONCHA
P
l. Botón cónico de hueso con perforación en IVJ. Mida de la base ¡•g cm. y la altura 1 cm. Proce·
de del comienzo de la galer!a, (flg. 11, 1 y Lám. VI, 2).
2. Botón cónico de hueso con perforación en
Mido 9f de la base 1'5 cm. y la altura o·a cm. Se
recogió junto al anterior. (fig. 11, 2 y Lém. VI, 1).
•V•.
3. Fragmento de punzón o aguja plana de hueso, se encontró en A·3, al principio de le galerla o
grieta. Mide 6'5 x 1'3 Jt 0'5 CIIIS, (fig. 9 y Lám. VI).
4. Una valva do pectúnculo sin horadar, se encontró en superficie. Mide 3'5 x 3'8 cms.
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SIMA DE LA PEOI\li:RA
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J. APARICIO PÉREZ
Fig. 7.-Va.so campaniforme, nUm. 2
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SIMA DE LA PEDRERA
Fig, a.-cuonco campanif'ormo, núm. 3
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J. APARICIO PEREZ
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Fig. 9.-Fragmento de cuenco campaniforme, núm. 4.
Fragmento cerámico con decoradón de estilo campaniforme, núm. 5.
Fragmento de punzón o aguja plana de huuo.
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SIMA DE LA PEDRERA
Fig 10.-A, B, e: Cuencos números 6, 7 y 8,
1 y 2: Cuem::os números 9 y 10.
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J APARICIO PERE7
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Fig. 11 ,-Puñal de lengüeta, punta Palmeta, punzón, cuenta de collar, punta de
flecha an piedra y botonea en V
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SIMA DE LA PEDRERA
l9
OBJETOS DE ADORNO
Los objetos de adorno se reducen a cuentas de collar (fig. 11 y Lám. VI), cuyo nómero y caracterlsticas son
las siguientes:
Una cuenta cillndrica en minera) duro de culur rujlzu. Mide 1'6
Uig. 11).
Cll.l.
de larga, por 0"7 cm. de ancha.
139 cuentas drculares aphmadas, unas de colur miiiTón y otras negru!cas, probablemente de hueso,
pudiendu ser, una negra, de lignito.
3 cuentas circulares similares a las anterl<>res.
2 e<>nus perforad<>s para ensartar.
1 diminuta clpraea.
RESTOS OSEOS
Entre los restos óseos hUDlanos, y especialmente en lo bolsada seflalada en la grieta, recogimos algu·
nos huesos de aniinales, evidentemente form!llldo parte del depósito funerario, aunque su finalidad se
nos escapa.
Dado que no han sido estudiados no conocemos las posibles especies, pudiendo seil.alar únlcamente
un asta de cérvido en la grieta.
VI
RESTOS ANTROPOLOGICOS
Esparcidos por todas las cuadriculas, aunque con mayor concentración en Al, A2 y A3, se han recogido numerosos huesos humanos,
muy deteriorados por la naturaleza del depósito.
La falta de su pormenorizado y minucioso estudio impide poseer
los importantes datos deducidos del mismo, debiendo contentarnos
con el simple examen ocular que tuvo la amabilidad de realizar el Dr.
Campillo Valero a nuestro requerimiento, y que proporcionó los siguientes datos provisionales:
- Segura existencia de siete individuos como mínimo, y más de
una docena como probable, pudiendo distinguir entre ellos 3 adultos;
un niño menor de 1 año, otro de 1 año, el tercero de 4 y el mayor de
12, en total 4 niños.
Actualmente el Departamento de Historia de la Medicina de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valencia, que dirige el Dr.
López Piñero, se encuentra realizando el oportuno estudio.
VII
CRONOLOGIA Y CONCLUSIONES
Aún cuando no dispongamos de cronología absoluta a través de
análisis de C14, su edad relativa nos viene dada por dos útiles del
ajuar funerario muy sintomáticos, el puñal de lengüeta y los botones
con perforación en V.
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J. APARICIO PÉREZ'
Ambos aparecen en nuestra Región a fmales del Eneolítico, entré
.éste y la Edad del Bronce Valenciano; siendo tipicos de los enterramientos de la que hemos llamado Etapa de Transición, que situarrios
entre el 1700 y el 1600 antes de Cristo (3).
La problemática que acompaña a ambos útiles ya la hemos eXpuesto en un reciente trab~o (4), relacionando allí la totalidad de puL
ñales de lengüeta o botones en V que conocíamos entonces en nuestra
Región, y aunque dicha lista ha sUfrido aumento desde 'entonces, no
en circunstancias que puedan hacer variar nuestras conclusiones,· sino confirmarlas.
Por otra parte, la evidencia de que nos encontramos ante un enterramiento colectivo, especialmente abundantes, ricos y variados du~
rante parte del Eneolltico, no es _óbice para asignarle la fecha indicada,
ya que, como hemos demostrado en la obra especificada, ésta caracteristica del ritual depende exclusivamente de factores socioeconómicos, derivados de la estabilidad y permanencia de las poblaciones,
continuándose y coexistiendo con otras formas a través de toda la
Edad del Bronce Valenciano (5).
La existencia de vasos y cuencos campaniformes (o con decoración de estilo campaniforme si se prefiere) no aclará. nada al respecto,
máxime ante la coexistencia de ambos estilos, el maritimo o internacional y el continental o de la Meseta. B~o nuestro punto de vista
ambos tipos, en este caso, y de acuerdo con las normas más estrictas,
nos ofrecen modelos muy evolucionados, con amplia mescolanza de
formas, técnicas y estilos decorativos, lo que vendria en apoyo de
nuestra afrrmación.
Hoy por hoy la cronología del vaso campaniforme se presenta tan
incierta ·como en los tiempos en que Castillo publicara su famosa
obra (6), así como la división en grupos que realizara. Mientras que
una recientísima obra de conjunto, tanto que no hemos tenido ocasióri
de consultarla todavía, escrita por R. J. Harrison, no creemos que
pueda resolver la cuestión, ni siquiera aproximarse a su solución a
juzgar por lo publicado también en fecha reciente por el mismo inves·
tigador (7).
(3) D. FLETCHER: •Campaniforme>. Gran Enciclopedia de la Región Valenciana, vol. 2. Valencia, 1974,
págs. 306·307.
(4) J. APARICIO PEREZ:
del Archivo Municipal. Estudios Monográficos, 8. Valencia, 1976,
(5)
O. c. nota anterior.
(6) A. CASTILLO YURRITA: «La cultura del Vaso Campaniforme (su origen y extensión en Europa)•.
Universidad de Barcelona. Facultad de FUasolla y Letras. Barcelona., 1928.
(7)
R. J. l~ARRISON: •El Vaso Campairlformo como horizonte delimitador en el Levflllte e5pañol.o.
Cuademos de Prehi5toria y Arqueologla CasteUononse, l. Castellón, 1974, pé.gs. 63·70.
- 88 -
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SIMA DE LA PEDRERA
La posibilidad de que la clave, o por lo menos una de ellas, para la
solución del problema, se encuentre en la Región Valenciana, manifestada por el mismo Harrison, no lo creemos posible de acuerdo con
los datos conocidos y publicados para nuestra Región, donde a un
Neolítico II, con final fechado hacia el 3.000 a. de C., sucedería un
Eneolítico Inicial con habitación todavía en cueva y con cerámicas en
las que aparecen formas con carena ligeramente marcada y decoración incisa derivada de la que caracteriza al Neolítico II, mientras que
ciertas decoraciones parecen preludiar las del vaso campaniforme de
tipo continental {estilo Somaén-Salamó), lo cual se desarrollaría entre
el 3.000 y el 2.600 aproximadamente.
Todo lo cual es sumamente sugerente, y sí algunos problemas
planteados con el desarrollo de este esquema se presentan insalvables
en el estado actual de la investigación, otros encuentran nuevos puntos de apoyo. Por un lado la vieja tendencia a hacer derivar el tipo con
decoración puntillada de la temática card.ial se vería corroborada, sin
necesidad de considerar tan larga duración a la misma decoración
cardial. Por el otro, las fechas recientes dadas por medio del C14 a los
niveles campaniformes de Somaén {8), que posibilitan la credibilidad
en las altas cronologías de Bosch (9), vendrían a verse confirmadas y
a asegurar la mayor antigüedad de los tipos incisos, directamente enlazados técnica y temáticamente con la tradicional decoración heredada de etapas anteriores.
Pero, con respecto a Valencia, si aceptáramos que hacia mediados
del tercer milenio aparecen los primeros tipos campaniformes, de técnica incisa y estilo Somaén-Salamó; que algo más tarde los puntillados de estilo marítimo-internacional; y que ambos coexisten geográfica y cronológicamente, evolucionando tipológica y temáticamente
mediante préstamos mutuos hasta la Etapa de Transición, entre el
1700-1600 a. de C., en que desaparecen totalmente, nos encontraríamos con la siguiente problemática:
l. ¿Dónde colocar los numerosos enterramientos colectivos
eneolíticos, en los que no se han encontrado cerámicas de tipo campaniforme, a pesar de la abundancia, riqueza y variedad de sus ajuares?
(8) L BARANDIARAN: «Revisión estratigráfica de (a Cueva de la Mora (Somaén, Sorial
Arque
1968~.
Noticiario
191 P. BOSCH GIMPERA: oThe Types and Chronology of Western European Beakers». Man, XL.
London, 1940, págs. 6-10.
P. BOSCH GIMPERA: «El poblamiento antiguo y la formación de los pueblos de España». Me>
P. BOSCH GIMPERA: «Las relaciones prehistóricas mediterráneas». Anales de Antropología, vol I\'
Me>
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J. APARICIO PÉREZ
2. ¿Cómo explicar la falta de cerámica campaniforme en el poblado eneolítico de la Ereta del Pedregal de Navarrés, fechado mediante el Cl4hacia ell950 a. de Cristo?
3. ¿Con qué llenar el vacío existente entre el 2600-2500 y
el 2000?
Con respecto al primer problema la única posibilidad sería el considerar que dichos enterramientos corresponden al Eneolítico Inicial,
fechándolos, pues, entre el3000 y el2600-2500 a. de C. Lo cual explicaría la falta de cerámica campaniforme.
El segundo ya hemos intentado explicarlo en fecha reciente (10),
debido a la pésima conservación de la cerámica, por causas ambientales, en dicho yacimiento, de ahí que no se haya podido reconstruir
ningún vaso cerámico, a pesar de las numerosas campafias de excavación realizadas por el S. 1. P. de la Diputación de Valencia, estando
los escasos trozos recogidos muy deteriorados.
Para explicar el tercero hemos elaborado el siguiente esquema:
A). ENEOLITICO 1. Entre el 3000 y el 2600/2500. Correspondería
a la última fase de la vida en cuevas como forma de habitación generalizada. Cerámicas decoradas con temas incisos de tradición antigua; aparición de formas carenadas. Puntas de flecha en piedra
abundantes. Enterramientos colectivos con ajuar rico y variado separados de las cuevas-habitación, aprovechando cuevas o covachas no
habitables.
B). ENEDLITICO II. Entre el 2600-2500 y el 2000. Paulatino abandono de las cuevas como lugares de habitación y construcción de poblados al aire libre con cierta organización urbana; en lugares llanos
generalmente. Cerámica de tipo campaniforme inciso, posiblemente
de estilo Somaén-Salamó en un principio e internacional-marítimo
posteriormente.
C). ENEOLITICO ID. Entre el 2000 y el 1700. Construcción de poblados en alturas de dificil acceso, con urbanismo más desarrollado y
complejo. Cerámicas campaniformes de ambos estilos. Ajuares ricos y
variados con extraordinaria abundancia de puntas de flecha en piedra.
IIOI J. APARICIO PEREZ, J. V. MJ\RTINEZ PERONA y J. SAN VALERO APARISl: •El Puntal sobre la
Rambla Castellarda y ol poblamienw eneolítico en la Región ValenCiana». Saitabi XXVII. Valenda, 1978, págs.
37-62.
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SIMA DE LA PEDRERA
23
D). ETAPA DE TRANSICION. Entre el 1700 y el 1600. Presente en
la base de poblados de la Edad del Bronce Valenciano antiguos. Seconoce preferentemente por enterramientos, entre los que predominan
los colectivos, con ajuares menos ricos y variados, siendo frecuentes y
apareciendo por vez primera:
- Puftales de lengüeta.
-Botones con perforación en V.
- Brazaletes de arquero.
Siendo propios los vasos campaniformes evolucionados; alguna
punta de flecha en piedra, aunque escasas; punzones de cobre y alguno de hueso, pero también escasos.
El enterramiento que hemos estudiado pertenecetia, pues, a esta
última fase, de acuerdo con el esquema que hemos elaborado.
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APARICIO.-Sima de la Pedrera
LAM. I
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APARICIO.-Sima de la Pedrera
A .-Vaso campan iforme núm. 1 (2/ 3 aprox.)
B.-Vaso campaniforme núm. 2 (lígeramente reducido)
LAM . II
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APA RI CIO.-Sima de la Pedrera
LAM. 111
Fragmentos de cuencos campaniformes.-C (núm. 3) (ligeramente reducido) . O (núm. 4)
(a su tamaño aproximadamente). y d (núm. 5) (a su tamaño aproximadamente)
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APARICIO.-Sima de la Pedrera
Cuencos E (núm. 6) . F (núm. 8) y G (núm. 7)
(ligeramente reducidos)
LAM. IV
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LAM. V
APARICIO.-Sima de la Pedrera
Puñal de lengüeta y punta Palmela
(t. n .)
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APARICIO.- Sima de la Pedrera
LAM. VI
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4
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1
Punta de flecha en silex, puru6n de cobre, cuentas de collar.
botones con perforación en V y aguja o punzón de hueso
(t. n.)
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