Serie de Trabajos Varios 20
Estudio antropológico de los pobladores neo-eneolíticos de la Región Valenciana
Miguel Fusté Ara
1957
, 128 p.
[page-n-1]
S EH\ l e lo DE I \ \ ES TIGA C IO' PREIII S TOIlI C A
SECC IO '\ DEL C.::i .I.C . . J\ STIT UTO DE \ HQ LJ EOLOGI \ Bon ll IGO e \RO
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Nlím. 20
ESTUDIO ANTHOPOLOCICO
DE LOS
J~EO-ENEOLITICOS
POBLADOHES
DE LA
\ TALENCIA~A
HECI0N
po,
MIGUEL FUSTI; AnA
¡'H!',;i ll'ltlnr r.;" 111 ili"" del C. S. 1. C. '
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n/l crnar,linu 01 .. Su haglm" ( J) y Bnr,' (.IOI1 Il)
V.-\LE'\' C I-\
1 951
[page-n-2]
41 5 O
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D1PUTJ.CION
PROVINCIAL DE "'LENeIA
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INsnTUClON
"' 1.1'0:0080
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SERVICIO DE I NVEST IGA C IO N PREH IS TO RICA
SECCION DEL C.S.I.C .• INSTITUTO DE ARQUEOLOGIA RODRIGO CA n o
SERIE
DE
TIIAOJ.JOS
VAR I OS
Num. 20
ESTtJDIO ANTROPOLOGICO
DE LOS
.
,
POBLADORES NEO-ENEOLITICOS
DE LA
REGION VALENCIANA
p.'
MICUEL FUSTÉ ARA
InveSli!í.dQr Cientifico del C. S. 1. C. - InuilulQ "Bernard illO de Sahagun" ( D.- Barcelon.)
I
VALENC I A
19 5 1
[page-n-3]
ISSN 1989-540
j
•
·
•
•
•
•
I
[page-n-4]
1
SUMARIO
Págs.
INTRODUCCION ... ... . ..
5
l .-EL MATERIAL ESTUDIADO
A)
7
8
10
NlJ)(EJIO DE EJDlPURES Y PIlQCEDENClA
' B)
MORTALU)AI) POR EOADI>S
C)
CARACTERES PATOLOCICOS
•.
12
IJ.-ESTUDlO DE LOS CARACTERES EN LA SERIE
A
l
B
l
D)
NOIUl,\ ANn;I!IOR
El
NORMA POSTEJIIOR .• . . ..
F)
NORMA
G)
MANDIBULA
13
15
25
43
55
60
64
1-1)
DE.on1CION
70
C)
c"R¡\.CTERES GE.''U\IoLES DEL CJW
• ..
NolUU SUPeRIOR . .
NORMA LJlTEML . ..
INFERIOR
1II.-ANALlSIS TIPOLOGICO DE LA POBLACIQN
Al
Colol8lNAClON E!Io"ll\E LOS 1.''DICES C EFALlCO y VEIlTlCQ-LON_
CI'IVDINAL . •• • • • • •• ••• •. • ••• • . • . • • " • .
73
Bl
eo.\UIINACION Elo'TRE lNOleE CEJo' AUCO y ALT1JM AURICUl.A1\.
75
el
CoMOlN¡\CJOS El'o'TRE LOS IlIo'1)ICES CEFALICO y "ACIAL S UPENOR
D)
o ......... .
TIPOS RACIALES QUE
L',"n:G~"
LA POBLACIOS ESTUDIADA .
1 ...!...Perristencia.f de tipO.J del Paleolítico
2.-T/po eura!ricollo . ..
S._Tipo medltemíneo grácil
•
rupenor
78
78
78
..
91
[page-n-5]
Págs.
4.-Bro(/u;crÚIlCOS ... ..
. .....
5.--O/rO$ elementos . . . '...
98
100
. ..
O.-Frecllencias rC/llliVl1s ele los dlfercllles tipos ...
H'
...
IV.-COMPAR ..\CIO:-lES DE LA SEBIE ~EO_ENEO LITICA DEL
LEVANTE ESPARQL CON QTBAS SERIES PENIN_
SULARES
Al Co~'P" RACIONF.S CON O'l1\Mt POIlLACIONES PIlEHISTOltlCAS.
B)
•
102
103
103
Cololl'AI\ACIONI::S CON LAS " OIJLACIOSES 01:: EPOCA ROMANA
DE TARlur.oSA y A)II'URlAS, y CO:': I-A " GRA.'1IA iUSl'ANIC/f,".
107
V.-COMPARACIONES DE LA POBLACIOX NEO-ENEOLITICA
LEVANT I;>;A CON OTRAS EXTRAPENINSU LARES
109
VI. -RESUMEN y CO!'\CLUS IO:-lES ..
112.
VIL-PUBL ICACION ES CITADA S
115
RESUME: ...
123
SUMMARY
H'
'H
H'
•••
125
H'
127
ZUSAMM ENFASSUNG
TABLAS DE DATOS I:\DlVIDUALES
•
,
H.
129
,
•
[page-n-6]
•
INTRODUCCION
•
,
•
El material óseo objeto del presente trabajo constituye la importante colección craneol6gica del Museo del Servicio de Investigación Prehistórica de la Diputación Provincial ele \' alenda. Estú-dianse asim i ~mo algunos ejemplares que se conservan en el l\'!usea
Municipal de Alcoy.
La recolección de elatos métricos y craneosc6picos, así como la
del material gráflco pertinente, se realizó en dos etapas suces ivas
durante los :U10S de 1953 y 1954. Su elaboración y estudio han sido
llevados a cabo en el Laboratorio de Antropología de la Universi·
·dad d e Barcelona, sede del Departamento de Barcelona del Insti·
tuto "Bernarclino de Sahagún de Antropología y Etnología" del
Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Nos complacemos en expresar nuestra gratitud a la citada entidad valenciana y muy especialmente al Director y Subdirector de
la misma, Don Domingo Fletcller Val ls y Don Enrique Plá Bailes·
.ter, quienes nos brindaron, así como el pergonal a sus órdenes, y
muy especialmente Don Salvador Espí, toda suerte de facilidades
para llevar a cabo nuestra tarea. Análoga acogida nos fué dispensada en el Mll~ eo Municipal de Alcoy. También debemos agradecer
la concesión de dos becas de estlldio por parte uel Consejo Sllperior
de Investigaciones Científicas, que sufragaron lo,> gastos de despla..zamiento y estancia en las citadas localidade'i.
[page-n-7]
o
•
[page-n-8]
•
•
l.-EL MATERIAL ESTUDIADO
A)
•
•
NÚMERO DE EJEMPLARES y PROCEl>ENClA
Pudimos disponer de 117 cráneos y 88 mandíbulas. muchos de
los cuales estaban en muy deficiente estado de conservación. Por
eOo, y a pesar de las laboriosas reconstrucciones realizadas, el nú'
mero de ejemplares aseq uibles al estudio, previa exclusión de los
individuos infantiles, quedó reducido a 78. De éstos, buen número
son incompletos, por lo que las frecuencias seriales de los diferentes caracteres resultan de ordinario notablemente inferiores a esta
dfrá.
Los lugares de procedencia de los cráneos en cuestión son los
siguientes:
Yacimienlos
,
•
Cueva sepulcral del "Camí Real cl'Alacant", Albaida
(Valencia). (Ballester, 1928) ... o.. . ..
Ereta del Pedregal, Navarrés (V¡\lencia). ( Ballester,
1945 y 1949 ; Plá, 1946; Chocomeli, 1946) ... .. . ..
Cueva de la Pastora, Alcoy (Alicante), (Ballester, 1945
y 1949; Pla, 1946) .. .
.. . ... .. . ... .... ..
Cueva del Palanques, Navarrés (Valencia). (Inédita, ex·
cavada en 1946 por los señores Alcácer y Jordá. Ver
nota en Ballester, 1949). .. .. . ... ... .. . ... ... .. . ...
Cueva de la Torre del Mal Paso. Segorbe (Caste1l6n).
(Ballester, 1949; Fletcher, 1954) ...
.. . ... ... ...
Enterramiento en cueva de Beni-Sid, Vall d'Ebo (AH.
cante), (Inédita, excavada por el señor pla en 1948.
Ver nota en Ballester, 1949), ... ... ... ... ... ......
Enterramiento del Barrane del Sine. Alcoy (Alicante).
(V"edo, 1937)... ... ... .. . ... ...
.........
Núm. de
ejemrJlares
20
1
47
14
5
21
1
[page-n-9]
b
Cova de Les Llometes, :\100)' (Alicante), (Vilanoua y Vi·
laplano, 1920-~2)
Cueva del Mas de r.turne, Aleoy (Alicante)...
o"
••
• •••••
o..
4
4
117
La mayor parte del material es inédito, a excepción del procedente de la cueva sepulcral del Camí Real d'Alacant estudiado por
Ballester (1939), y nlgunos de los cráneos de la Cueva de la Pastora, cuyo estudio corrió :l cargo de Riquet (1953). Respecto a los primeros, buen número de reconstrucciones efectuadas por nosotros
en varios ejemplares aconsejaban su revisión; y en cuanto a los segundos, hemos creído de interés estudiar conjuntamente el material
de tan importante yacimiento (1).
El lector interesado hallará en la bibliografía que se indica en
la relación que antecede las características culturales y la cronología
de los respectivos yacimientos. Una visi6n de conjunto Ilgura en los
trabajos de Pericot (1950) y Fletcher (1953). S6lo ind icaremos aquí
que se trata casi siempre de cuevas sepulcrales neo-eneolíticas que
representan una expansi6n septentrional de la denominada cultura
de Almería , y en las que los huesos aparecen fragmentados en pequei'ias bolsadas por tratarse de segundo.~ enterramientos. No es d e
extrañar por ello que a causa del mal estado de conservación no se
prestase atención, por parte de los excavadores, a las piezas del esqueleto postcraneal.
B)
•
MORTAUDAD POR EDADES
Teniendo en CU{'11ta el estado de emergencia de las piezas dentarias en los cráneos infantiles y juveniles, y el grado de sin6stosis
de las suturas de la bóveda en los adultos (Vllllois, 1937), se diagnosticó In edad probable de cada ejemplnr, siempre que ello fué
posible. En el cuadro núm. 1 consta la distribución obtenida, previa
(1)
pretar
objeto
cional
Algunos de los ejcmplares de diversas procedencias qu .. cabe interCQmo persil>tencias de lipos humanos del Paleolítico superior, han sido
de una comunicación presentada por nosolros al IV Congreso Internade Ciencias Prehistóricas y Prolohi:¡tóricas ( PU$t/Í, 1954, a).
•
,
[page-n-10]
•
9
•
agrupación en categorías de edades, cuyos límites son los más apropiados para establecer comparaciones con otros grupos
"
ambo.
sexos
75
3,
varones
llIujer u
12
22
29'33 "'0
16'00 %
-
4
-
.-
•
13-20
0-12
12'12
17
-
5
2!"41
"
'7..
41
40;00 ' ,
60'61
-6
.
61-x
9
21-40
2
2'66
12'00 ""
7
~"
2
21'2 1 %
6'06 ,
2
O
0'00 '.
,
lO
58'82'
I
11 '76
,
Cuadro núm. l.-Clas¡llcación por edades de los ejemplares (,,(ludiado,
•
•
•
•
En ambos sexos, la m{¡s elevada mortalidad corresponde al pt:_
riodo comprendido entre Jos veinte y los cuarenta mlOs de edad.
Disminuye considerablemente en edades superiores a los cuarenta
;Iños y son muy escasos los individuos de edad avanzada.
Tal situación ofrece marcado contraste con el considerable aumento de la duración de la vida que se comprueba en las poblaciones actua les. Así, el 56'6 por 100 de la población española durante
el ai'io 1951, sobrepasó los sesenta años d e edad, al propio tiempo
lJue la mortalidad infantil quedó reducida al 17'6 por 100 de los
nacidos vivos.
La mortulidad infantil parecería poco importante en la población neo-eneolfticu del Levante espat101, a juzgar L las cifras del
){)r
cuadro núm. 1, ello es imputable, sin duda, a la maJa conscrvación de los esqueletos infantiles, los cuales se rragmentan mucho y
desaparecen a menudo. No obstante, ell el yacim iento de Beni·S id,
los restos infantiles corresponden al 60 por 100 del total d e individuos allí sepultados.
Esta (1llima cifra, au nque algo elevada, no parece ser excesiva
para el período (:ónsiderado, ya que no discrepa esencialmente de
las de otros yacimientos prehistóricos. Así, AngeL (19-17) calculó la
cura del 55 por 100 para un total de 151 sepulturas de seis cementerios del período I-Iellad ico medio (Bronce medio) en Grecia. En
uno de estos cementerios, el de Asine, la mortalidad infantil alcanzó el 72 por 100, según Frodin y Pearson (1938), y en 13 enterramientos de la Edad del Hierro, estos autores comprobaron que el
número de sepulturas infantiles ascendía al 67,4 por 100.
[page-n-11]
10
De la comparación entre los porcentajes de ambos sexo.'i, parece
inferirse mortalidad más precoz en el femenino, contrariamente a
lo que en la actualidad ocu rre, pero las respcl:ti\'us frecuencias son
demasiado bajas para poder establecer tal aserto. si bien es de advertir que análoga discrepancia respecto a poblaciones actuales ha
sido señalada para otras prehistóricas (Scnyiirck, 1947 y 1951 a;
Fr611Z y W¡IIkler, 1936; Pearsoll, 1901-02; M ac Donell, 1913; Cold·
steilJ , 1953).
En resumen, según pudimos establecer con anterioridad, previa
comparación con otras poblaciones prehistóricas y modernas (Fusté,
1954 b), se compruehan en la población levantina aquí estudiada
análogas tendencias a las de otras poblaciones más o menos coevas.
C)
CARACTERES PATOuX:ICOS
Es reducido el número de casos patológicos observados, lo cual
no es de extrañar por tratarse sólo de cráneos.
Citaremos, en primer lugar, un caso de escafoccfalia muy acusada, procedente de la cueva del Palanqués )' señalado con el número 6 entre los del yacim iento. Como se aprecia en las fotografías
(lámina 1, figuras a, b y c). t rátase de un caso de escafocefaLia típica,
es d ecir, sin la depresión circular post-bregmática que en ocasiones
puede acompañar!.\. La longitud máxima es muy considerable, puesto que alcanza 214 milímetros, y el índ ice cefálico se clasifIca en la
ultradolicocránea (58,41). Intermedio por el índice transverso-frontal es muy eurimetope por el transverso fronto-parietal.
A consecuencia de su gran longitud es camecráneo por los índices vérlico y aurícula-longitudinal. E n cambio, mientras que por el
vértioo-transversal es tapinocráneo, resulta muy acrocráneo por el
a urículo-transversal.
Tanto en la norma superior como en la posterior se observa la
acusada quilla sagital. En la última de estas nornus se aprecia muy
bien su contorno ojival y, en la primera, la sinóstosis completa de
la sutura sagital.
Trátase de un ind ividuo adulto masculino, con acusados caracteres de robustez. Las líneas crotá6tes están marcadas, el ¡nio es
prominente y las líneas nucales son muy patentes. Las apófisis mas-
[page-n-12]
,
•
.
•
•
•
•
•
11
toides son grandes y provistas de una cresta suprnmastoidea muy
acusada.
Procedente del mismo yacimiento es el Cl"líneo juvenil femenino
número 5 (lámina 1, figuras d, e, f, g). Con b6veda muy baja, es a la
vez muy camccrímeo y tapinocráneo por los índices vértico-longitudinal y vértico-transversal. Los índices auriculares le clasifican en
iguaJes categorías que los anteriores, pero su diferenci:l respecto al
límite superior de las mismas es menos notoria.
El valor excesivamente bajo de la altura basio-hregma es debido
a la posici6n relativamente alta de este último punto, ;l causa de W1
transtorno en la osificaci6n de la base del cráneo. Todo el bnsioccipital, por delante de una linea aproximadamente tangente al borde
posterior del agujero occipital parece hundid o hacia dentro de la
cavidad craneal. El contorno de dicho agujero es irregular y los
cóndilos occipitales, poco elevados y excavados en su tercio exterior, están dispuestos transversalmente.
Tal deformación presenta caracteres análogos a la d escrita con
el nombre de "defonnación plástica'" por Bomard Doois en 1862,
calificada por Broca con el nombre de platibasia (TQpil1ard, 1885),
habiéndose atribuído a raquitismo u osteomalacia.
En el cráneo núm. VII procedente de Camí Real, se observan
vestigios de una lesión localizada en el frontal, algo por detrás de
la protuberancia del lado d erecho. Se trata de una excavación elíptica (24X5 milímetros), en cuya parte central el hueso presenta cierta rugosidad indicativa d e una reacción cicatricial; la tabla interna
aparece intacta. Probablemente debió tratarse de algún traumatismo, aunque bien pudo ser debida a una trepanaci6n iniciada y no
continuada.
En el lado derecho del cuerpo del maxilar correspondiente al
cráneo núm. 21 de la Cueva de la Pastora, se observa una lesión que
se extiende en un trayecto de UDOS 27 milímetros de longitud, aproximadamente, desde el canino hasta el segundo molar, y 15 milímetros de altura. Esta lesión determinÓ la desaparición de la cara
externa del hueso, así como la del tejido esponjoso subyacente, quedando a1 descubierto las raíces de las piezas dentarias correspon·
dientes.
El límite inferior de la lesión, situado casi en el mismo borde
inferior del hueso, es liso en contraste con el resto del contorno de
la lesión, sumamente rugoso.
La. caries y otros procesos paradentarios serán considerados al
tratar de la dentición.
[page-n-13]
J2
UICIJEL I'tIsTÉ
O)
TREPANACIONES
Con distinta técnica (cepillado del hueso y perforación con UD
instrumento giratorio a modo de taladro) y localización (regiones
frontal, parietal y temporal) se observaron seis casos de trepanación
en el conjunto de la población estudiada, todos ellos en individuos
del yacim iento de la Cueva de la Pastora.
Cinco de estos ejemplares (cráneos A, B, e, D, E) han sido ya
dados a conocer (Rinc6n de Arellallo y Fe,wllosa, 1950), por lo que
:;610 los citaremos aquí limitándonos a señalar que, en cuatro de
ellos, en los que el individuo sobrevivió a la operación, y probablemente también en el quinto, en el que no se aprecian señales de regeneración del tejido 6seo, se trata de trepanaciones quirúrgicas,
según la denominación de Broca.
El cráneo trepanado no incluído en el trabajo citado, es el señalado con el núm. 25, y corres[X>nde a un individuo femenino de
unos veinte años de edad. La trepanación (lámina VI, figura b). se
halla localizada en la mitad anterior de la escama del temporal izquierdo. De fonna ovalada, su eje mayor, vertical. mide 19 milímetros y el menor 11 milímetros. En la mayor parte del contoroo se
aprecia el borde cortado en bisel, y sólo en la parte antero-inferior
del mismo el borde es irregular, ya por ruptura del hueso al practicar la operación, ya por algún traumatismo anterior a ella. La nitidez del borde cortante indica que la operación fué practicada en
vida o, en todo caso, en el hueso todavía fresco. La ausencia de toda
reacción cicatricial permite afirmar que el individuo no sobrevivió
¡I la intervención.
[page-n-14]
•
H.-ESTUDIO DE LOS CARACTERES EN LA SERIE
•
Este apartado está dedicado al estudio en particular de los ca·
racteres métricos y cmneosc6picos, así como al de las diferencias
sexuales para cada carácter. Con objeto de tener idea de la situación de esta serie respecto a la variabilidad humana en general, se
procede, siempre que eUo es posible, a In comparación de Jos diferentes promedios con los de los siguientes grupos: serie interracia! calculada por Van Bork-Feltkamp (1951), erania Hispánica, de
Arallzadi y Hoyos-Sáinz (1912), así como con las listas de prame.
dios consignados por Martín (1928). Es obvio advertir que en multipleso cnsiones, y a consecuencia del escaso número de variantes,
el resultado de tales comparaciones es muy aleatorio, especialmente en lo que se refiere a los caracteres del esplacnocráneo.
A)
CAlIACTERES CENERALES DEL
cRÁNEO
La mayor parte de los ejemplares son de dimensiones medianas
o grandes. Entre los diagnosticados como masculinos, predominan
los robustos, con acusados relieves de inserciones musculares y apófisis mastoides bien desarrolladas. El dimorfismo sexual en estos caracteres contrasta con la poco acusada diferencia que se advierte
en algunas de las medidas absolutas.
Las suturas de la bóveda sólo en algunos casos aisL-ldos son complicadas. y aun en la mayoria de ellos está limitada la complicación
a la sutura lambdoidea.
En la región del 1,ter¡o las suturas adoptan la disposición en H
en todos los casos observados.
Huesos Wormiallo$. - Su frecuencia y distribución es la siguiente:
[page-n-15]
14
•
M1CUEJ,. FIlSTi
Free. absol.
72
O"
...
o ••
. ,.
o
••
o
pañeto-escamosa .. .
parieto-mastoidea .. .
9'7
1
1
1
•••••
9'7
9
• ••
•
77'4
9
Sutura Jambdoidea .. . ... . ..
sagital
" parieto-esfcnoidaJ. .. ... . ..
• coronal
o',
%
1'1
1'1
1'1
93
Por su forma, tamruío y situaci6n, merecen ootarse los observados en los ejemplares siguientes:
Pastora nlÍm. 16.-Wonniano grande, en forma de triángulo isósceles, situado en la sutura sagital próximo al bregma, con el v~rtice
dirigido hacia éste.
Cam' Real ]-l.-Wonniano grande (caído), de igual forma que
el antes citado, con el vértice anterior en contacto con el frontal , por
]0 que, según Frassetto (1918, T. 11, páginas 177 y 178), cabe calificarlo de suturo-fantanclar.
Pastora 31.-D05 grandes worrnianos alargados transversalmente, situados uno a continuación del otro en la sutura sagital, de los
cuales, el inferior sería sutuTo-fontanelar, puesto que se extiende
por el territorio correspondiente a la fontanela lámbdica.
•
l .-Capacidad
La capacidad cruu€alla se calcu16 mediante las f6nnuJas interraciales de Lee-Peorsoll, tomando la altura auricul.lr como dimensi6n
vertical.
Sexo
"
mili . _ mllx.
m.8culino 31 1270'42- 1697'96
femenino 17 1209'38- 1511'99
"
±
on
1408'06± J6'03
t364'12± 17'68
a
± m.
, ± m.
89'28±I1'34 6'34±0'81
72'86+t2'~O 5'34±0'92
•
La clasiflcaci6n individual dentro de las categorías propuestas
por Sarasin e5 la siguiente:
[page-n-16]
•
15
,
Mujeres
Varones
•
Free, abso!.
Oligoencéfalos
Euenoofalos ...
-Aristencéfalos
9'68
... ...
O
61'29
3
19
9
•
Free. absoJ.
2
15
29'03
31
0'00
11'76
88'24
17
Aclviértese tendencia a la aristencefalia en el sexo femenino. El
promedio masculino corresponde a la euencefalla. y el femenino a
In categoría superior, si bien ambos quedan próximos al límite entre ambas. En relación con los promedios de los europeos en general (V.=1.450 e e ; 1\1 = 1.300 e e, según Martin), el masculino es algo
inferior al de los europeos actuales y superior al de éstos el feme-
•
•
nino.
La diferencia sexual (D±md=43,94±23'S6; l.= 1'84) es poco
acusada, y su probabilidad diferencial queda comprendida entre 90
y 95 por 100. Este escaso dimorfismo concuerda con la poco acusada
diferencia en las medidas absolutas que intervienen en el cálculo
de la capacidad, según más adelante se indica.
B)
NORMA SU PERIOR
2.-Contomo
La c1asrncaci6n del contorno de esta norma, atendiendo el sistema taxonómico de Sergi, es la siguiente;
Mujl!nl
I'fuOnl!1
CONTORNOS
•
•
Ovoide
Elipsoide
Pcnt_gonoidc
Romboide
O'l'oide-pentagonoidc
Ovoide-elipl oldc
Atlpieo8
Free.
alJl OI.
o
•
57'9
15'8
5
3'2
O 0,0
3
7"
1
2"
t
"6
22
6
38
Free .
_bao!'
Free.
% aLso!'
60'0
20'0
O 0'0
O 0'0
2 10'0
1
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1
5'0
12
•
20
AlOfilOl
Juvtnilu
TOTAL
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3 100'0
O
0'0
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O
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2
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1
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20'0
20'0
40'0
0'0
0'0
20'0
TI
tI
6
2
5
2
3
66
%
"'1
16' I
9'1
3'0
7"
3'0
4'5
[page-n-17]
J6
MICUEL FUSTE
En ambos sexos, el contorno ovoide es el más frecuente. Merece
destacarse la presencia de cráneos muy alargados, tanto en varones
como en mujeres, que comprenden el 227 por 100. Estos cráneos
alargados (véanse, por ejemplo, las láminas V, VI Y VII) presentan
diferentes tipos de contornos, según se advierte en la siguiente distribución:
J'flron~,
Mr.jeru
Free.
¡"rec.
absol.
Ovoide
Elipsoide
,
,
7
Pelllagonoide
RomlJOide
%
/lbsol.
,
77'8
1
11'1
-.-
11'1
O
~O
O
O
-,
-
•
N
Alofi·ol
Free.
"bsol.
Frte.
.'
• ._"h801.
, t OI)'O
75'0
O
O
O
?S'O
~O
~O
¡''''eni/u
-,
0'0
0'0
0'0
O
O
O
,
-1
TOTAL
lo'rec.
% absol.
0'0
%
11
78'3
2
13'3
6'7
6'7
,
,
~O
O'{f
1(1)'0
---r5
De acuerdo con el citado predominio de contornos ovoides y
elipsoides, las protuberancias parietales son generalmente muy rcdondeadas y poco acusadas. S610 en casos aislados son algo más pronunciadas y generalmente asociadas a contomos pentagonoides. En
cuanto a las protuberancias frontales, también suelen ser poco pa·
tentes en el sexo masculino y algo más en el femenino. En un solo
caso (cráneo del Palañto de Navarrés. lámina In, ñgura d), están
reunidas en una soJa central en forma de vidrio de reloj.
Poco frecuente es la verdadera fctlozigia, que se presenta única·
mente en el 2lJ'7 por 100 de los casos observados (22 en total).
3.-Longitud máxima
fiu "
"
,.
maseulino 36
remenino
m ln.
-
", :ís.
172-200
174-191
IJ
I
±
In
!84'44± 1.14
t81'84 ± I'09
I
,
I
7
±
111"
6'82± 0'80
.:¡' ; 5± 0'77
,
±
m ..
3'40± 0',"
2'ól + 0'42
Los promedios denotan cráneos largos, especialmente en el sexo
femenino, rebasando los que para este carácter Sé consignan en
la "Grania Hispanica", de Arilnzadi y Hoyos (1912), (183 miJímetros
para los varones y 174'5 para las mujeres).
[page-n-18]
"
Ambos discrepan poco del promedio ¡nterrada] calculado por
Van Bork-Feltkamp (1950), resultando ligeramente superior a éste
el masculino y coincidiendo prácticamente con él el femenino (di·
ferencia =0'66). La variabilidad de los varones es ligeramente superior a la media intrarracial. según el citado autor.
El dimorfismo sexual es poco importante (D ± Ill d= 2'60 ± 1'58.
t=I'65), y su probabiJidad diferencial está comprendida entre el 98
y el 99 por 100.
Atendiendo a la clasificación de Sclieidt (1927) los promedios de
ambos sexos se clasifican en la categoría de los largos, de acuerdo
oon la (li.~tribuci6n siguiente;
Free.
absoJ.
Límites
•
•
\.
CortOS ... ...
Medianos ...
Largos ... ...
Muy largos ...
x-174
175-182
183-192
... ...
"
x-lOO
167-174
175-184
1OO-x
185-x
V
S
15
14
4
"
O
•
V
M
8'S
0'0
2 417 10'5
11 38'9 579
6 In S1'6
36 19
,
•
Destaca la elevada frecuencia de cráneos largos y aun la de los
muy largos en el sexo femenino, acompañada de ausencia de ..cortos" . De todos modos conviene insistir en la escasa frecuencia de
individuos femeninos, por lo que dicha (listribuci6n es muy aleatoria.
Las frecuencias de cráneos largos y muy largos en ambos sexos
CQncuerda con lo dicho a propósito de los contomos.
En ]a figura J se representan los polígonos de variaci6n para
ambos sexos. Se observa en el masculino la presencia de un vértice
secundario a la derecha del principal y bastante distanciado del
mismo, por lo que el aspecto bimodal es manmesto. Tendencia semejante parece manifestarse en el femenino, si bien aquí la menor
frecuencia serial no autoriza a conceder demasiada importancia al
aspecto bicúspide del mismo. En todo caso, la asimetrla positiva de
los dos polígonos se relaciona bien con lo dicho anterionnente, tanto
respecto a la fonna del contorno de la nOnDa superior como a la
clasificación de las variantes.
[page-n-19]
18
ro
'"
,.
"
n
,,
,•,
,
, ,,
, ,
•
"
"
M
.
.
..
,"•
", ,
,
" ,
/1
U
fJ
12
n
,
,
,
,
•
•
M
•
•
1
,
J
,
,
2
~ ~",~,~,~a~'~'-'~l~~'-'7.?f~'C-;;"~";-;"'~';-;'~
"'-;"-;;-;'~"-;;-;'~'~¡~'-";;;'''''''~'''',jJ''''''~'¡-;'';;''¡-;''';;;--:'''~'"¡¡'
Figura 1
4.-AncllUra máxima
Sexo
"
míl1.- máx .
M± m
muculino 33
124- 147
136'52+ 0'88
remtl\ino
128- 147
1)8'21 ± I'OI
l.
~
±
ffia
5'O5± O'62
4'42± 0'12
., ±
ro ..
3'70± O'46
3'20± o'52
El promedio masculino es algo inferior al de la "Crania Hispánica" (M=l38'S), mientras el femenino supera en algunas unidades
al de esta serie (M = 133'5). Ambos resultan inferiores al interracial
calculado por Van Bork-Feltkamp (1950). La dispersión cuadrática
de la serie masculina coincide prácticamente con la intrarracial obtenida por este autor.
El dimorfismo sexual es poco importante (O ± ffid = 1'69 ± 1'34;
t=l'26) y no resulta signiScativo, siendo de advertir que el promedio femenino es superior al masculino. Ello concuerda con la
clasificaci6n de las variantes, según las categorías propuestas por
Scheidt:
[page-n-20]
,.
POJll.IoDOIlES NEO-D.'EOLÍncos DEL LEVAN'J'I!: ESPAÑOl.
Free.
•
V
Muy estrechos ... ... ...
Estrechos ...
Med ianos . ..
Anchos ... ...
V
M
x-131
132-142
143-151
152-x
•
absol.
Limites
M
V
M
x-l 25 5 O 15'2 0'0
126-136 23 5 69'7 26'3
137-145 5 13 15'2 66'4
146-x
O 1 0'0 5'3
33
19
en la ~ue se manillesta el predominio de formas estrechas en el sexo
masculino y el de medianas en el femenino.
%
•
Anchura mJxima
.
J2
JI
I
,",
"
11
11
n
¡~
"
"
al
,
I
"
I
22
W
I
19
I
I
I
I
"
n
11
"
"
0'-~
----
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"
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11
I
,
"
n
"
I
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I
I
12
I
11
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I
•
I
I
I
1
I
I
I
S
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I
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J
1
I
\
I
I
I
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\
\
\
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,
\
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I
11
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J;;,
".
y
Figura .2
[page-n-21]
20
De nuevo el polígono de variación de la serie masculina (fig. 2)
tiene aspecto bicúspide. Ello induce a suponer, como en el caso de
la longitud , la presencia de dos grupos en la serie. El femenino no
es bimodal, pero sí muestra cierta asimetría hacia el lado del vértICe
secundario de la serie masculina.
5.-1'ldice cefálico
-
Sexo
"
mío.
rnü!culino
33
fem enino
19
66'00-82'56
70'68-79'56
mlÍx.
"
±
•
m
n'88± O'60
75'84 ± 0'55
±
m.
3'43± O'42
2'41 ± O'39
v
±
m~
4'64±O'S7
J'17± 0'51
El promedio de la serie masculina se clasifica dentro de la doJj·
cocránea y el femenino en la mesocmnea, próximo al límite entre
ambas categorías. Los dos valores medios son inferiores a los de la
"erania Hispánica (V = 75, M=76).
El dimorfismo sexual es nonnal: D ± m d = l'96 ± O,Bl; t=2,42, y
su probabilidad diferencial queda comprendida entre el 98 )' el 99
por 100.
La clasificación en las categorías del índice es la siguiente:
•
Free. ah_o!'
V
Hiperdolicocráneos .. ...
Dolicocráneos ...
Mesocráneos
Braquicráneos ...
... ...
M
A
\
M
A
4 O
lS 7
9 12
2 O
0'0
O 12'1 0'0
54'5 OO'S SO'O
1
1 27'3 63'2 SO'O
O 6'1
0'0
0'0
33 19
2
Merece señalarse la presencia de mayor número de dolicocráneos entre los varones y de mesocráneos en las mujeres, de acuerdo
con la clasificación de los respectivos promedios. Asimismo es de
notar la exigua frecuencia de braquicráneos, representados únicamente en la serie por dos individuos masculinos, cuyos índices (82'56
y 81'36) se desvían poco del Hmite inferior de la categoría. Es, pues,
manifiesto el predominio de dolicomorfos, y también lo son aquellos
[page-n-22]
•
POBLADOII.ES SEO-ENEOLÍTICOS DEL UVANTF; .eSP~OL
21
ejemplares en los que el mal estado de conservaci6n no permite el
cálculo del índice. Ello se relaciona con el aspecto simétrico de los
polígonos de variación (Hg. 3), que denotan homogeneidad para este
carácter.
/mficl' Cl'iá/ico
%
J2
JI
~
I \
A\
JO
29
11
28
<7
28
•
I 1
I 1
I
25
24
\
\
\
cf
\
----
'?
\
\
,
?J
\
22
,
21
\
I
I
I
211
19
18
1
,
11
15
15
¡¿
\
\
\
1
I
I
,
\
I
I
I
IJ
1
2
/1
I
1
I
1
1
10
9
/J
1
1
I
7
6
5
I
I
1
I
\
1
1
1
1
4
j
2
I
IJ,
\
\
\
\
I
\
I
6J.5
~5 57.5 5M 11,5 1..5
lJ"
Figura 3
1lJ 1Sií 91,5 8JJ 8í"
[page-n-23]
•
)UCUEL FUSTÉ
La variabilidad puede considerarse mediana en ambas series.
6.-Anchura ftontal mínima
(con exclusión de los ejemplares met6picos)
Suo
mín.-m'J:.
"
87-101
89-107
masculino 26
15
(emenin o
M ±m
94'65±O'75
94'67± I'20
a
±
m,
v ± m ..
3'S5±O'53
4'63± O'S4
4'07±O'56
4'89±0'89
El promedio masculino corresponde a débiles anchuras, resultando algo inferior al interracial de VOll Bork-Feltkamp (95'9) y si·
tuándose hacia los valores bajos de la lista de promedios publicada por Mamn (pág. 817). El fem enino, que discrepa poco del anterior, resulta, en cambio, elevado en relación con los promedios para
este sexo.
La diferencia entre ambos es muy pequeña (D ± rn d =0'22 ±
1'41; t = O
'01) y no significativa.
El valor de Ir de la serie masculina es inferior al intrarracial
calculado por el primero de los citados autores ( Ir = 4'51). El femenino es en cambio ligeramente inferior.
7.-Allchura frontal m6xima
(con exclusión de los ejemplares metópicos)
k
Ttlí•. - máJ:.
S...
m.seutino
femenino
21
15
111 - 127
111 - 12'
"
±m
117'71 ±0'96
117'53± t'13
t;
± ma
4'40±O'68
: 4'39±O'BO
• ±m.
3'74± 0'58
3'74±0'68
Respecto a la lista publicada por M artill (p. 822), ambos resultan
medianos. Su diferencia es escasa y no signi6cativa : D ± m d =0'18
± 1'50; t ~ O'12.
•
[page-n-24]
POBLADORES NF.O-ENEOLÍTICOS DEL LE\lM"!,: ESPAÑOL
•
8.-1IIdice transverso frontal
"
mín . -mh.
masculino 21
remeDino
74'59- 87'83
75'83-88'43
Sexo
l'
•
23
M
±m
± m.
a
8O'33±0'72
3'31±0'51
3'93± 0'74
~ 0'07±1'05
v
±
m ..
4'12±0'64
4'91±0,93
Los dos valores medios son algo bajos respecto a los consignados por Martin (pág. 822). La diferencia entre ellos es muy pequeña
y desprovista de significación: D ± m d = 0'26 ± 1'27; t=O'20.
Respecto a las categorías del índice, ambos promedios se clasifican en la categoría intermedia entre esferometopes y paralelometopes, muy próximos al límite con la esferometopia. La frente resulta, pues, ligeramente estrechada hacia delante. La clasificación individual es la siguiente :
•
•
Free. absol.
V
Esferometopes ... ...
Intermedios ..
Paralelometopes ...
M
V
A
M
A
...
O 38'1 73'3 0'0
2 61'9 26'7 100'0
O 0'0 0'0 0'0
21
...
8 11
13 4
O O
2
15
La frecuencia de esferometopes es mucho más elevada en el sexo
femenino y menor la de intermedios. De todos modos, el número de
ejemplares es poco elevado para asignar mucho valor a estas diferencias.
9.-Indice transoerso fronto-parietal (sin metópicos)
"
min. _ mb.
M ±m
masculino 22
(emeniDo II
60'42-74'05
64'54-69'57
69'14±0'80
67'55±O'67
Sexo
•
1llt1
v ± m..
3'76±0'57
2'l1±0'47
5'44±0'82
3'27±0'70
!T
±
[page-n-25]
Los dos promedios resultan más bien medianos al comparar con
los consignados por Martin (pág. 820). El masculino se incluye entre Jos eurimetopes. y el femenino entre los metriometopes. Sus respectivos valores concuerdan con el notable predominio de contornos ovoides antes indicado, y también con las variaciones de las medidas puestas en relaci6n por el índice.
El dimorfismo sexual no es muy acusado (D ± ffi d= I'SO ± 1'04;
t=1 ,53) Y su probabilidad diferencial es inferior al 90 por 100.
La clasificaci6n de las variantes es la siguiente:
•
Free::. :tbsol.
V
Estenometopes ..
Metriometopes ...
Eurimetopes .. ,
... . ..
,;
M
15
11
2
V
M
A
O '1/1.7 45', 0'0
g'] 273 50'0
]
1 68'2 273 500
5
3
3
22
...
A
2
En ella se manifiesta la notable tendencia al eurimetopismo del
sexo masculino. En el femenino, en cambio, son los estenometopes
los que predominan a consecuencia de la más acusada anchura máxima comprobada en las mujeres.
1O.-Circunferencia IlOri;t.Qtltal
s...
mueulino
femenino
~
,.
mín._m' x.
490-563
49S-533
I "
521'67±3'O3
I 514'63± 2'83
± m
a±ma~
14'S4±2'14!2'84±0'41
Il'33±2'OO 2'20±0'39
El promedio masculino para este carácter resulta elevado, tanto
en comparación con el interracial calculado por Van Bork-Feltkamp
(M = 516), como respecto a la lista de promedios publicados por
Martin (pág. 7ST). El femenino difiere poco del interracial, pero
en cambio, supera a la totalidad de los consignados en la lista anterior. Cabe, pues, calificar a estos cráneos de grandes.
[page-n-26]
De acuerdo con lo dicho a propósito de la IOJlgitlld y anchura
máximas la diferencia sexual es relativamente pequeña; D ± m d
=7'03±4'14; t = I'70, y su probabilidad diferencial queda comprendida entre el 90 y el 95 por 100.
La variabilidad serial no es muy grande, difiriendo poco la mas_
culina de la intrarracial.
C)
NOH"'A LATERAl ,
ll.-Altura basio-bregma
-Suo
I"
,
m.~eulino \ 33
femenino
8
I
'nín.-n ll;~ .
123- 144
120- 137
±
\1
111
13.'G)± I'59
128'Si± I'92
I
~
±
m~
v
±
m ...
! 5'75± 1'13 ¡"27±O'"
I
5'44± !'36
4'22± 1'06
Los promedios para este carácter denotan alturas medianas, tanto en relaci6n con la lista de valores publicada por Martin (página 795) como respecto a la c1asificaci6n de Scheidt. Ambos valores
resultan más elevados que los de la Crania Hispánica (V = 132'7;
M=l26'l), y el masculino discrepa muy poco del promedio intrarracial establecido por Van Bork-Feltkamp (134'4). La dispersi6n
cuadrática es algo elevada respecto al promedio ( f7 = 4'94) obtenido
por este último autor.
El dimorfismo sexual es m{ls acusado que en la mayoría de caracteres (D ± m.J=5'81 ± 2'62; t=2'33), y su probabilidad diferen·
cial, a pesar del escaso número de grados de libertad, es casi del 98
por lOO.
L.'l c1asificaci6n de variantes en las categorías propuestas por
Scheidt es la siguiente:
llmileo,¡
V
Bajos ... .. .
Medianos ..
Altos ... ...
x-127
128-138
139-x
"
x-120
121-131
132·x
•
Free. 00001
.
V
2
8
"
1
3
S
2
13
8
V
IS'38
61'S4
23'08
M
12'50
62'50
25'00
[page-n-27]
lllCUEL YUSTÉ
De acuerdo con lo comprobado para los promedios, la mayor
frecuencia corresponde, en los dos sexos, a la categoría de los cráDeoS medianamente altos.
12.- Altura auricular
S C¡({1
~
Illllsc ulino 33
fem enino 17
min.-Illáx.
106- 126
106- 121
"
± m
v ±
a ± ma
114'24 ± 0'77
11 3'06± 0'93
4'44± t'55
3'82± 0'66
IIIv
I
3'89 ± 0'48 I
3'38 ± 0'58
Ambos promedios pueden considerarse más biclI bajos. El masculino se sitúa dentro de la categoría de los bajos en la clasificación
de Sclwmt, si bien discrepa muy poco del límite supe rior de la misma. En cambio, el femenino corresponde a los medianos, aunque
pr6ximo al lúnite con la c.'ltegoría inferior. Se confinna, pues, aquí
la discrepancia que respecto a la clasificación de Sclieidt para las
alturas basio-bregma y auricular, fué ya advertida con anterioridad
en otros grupos de predominio racial mediterráneo (POIlS, 1949, en
romanos de TarragoLla y Ampurias ; Prevosti, 1951, en judíos medievales de Barcelona).
El dimorfismo sexual (D ± ll1d=1'l8 ± 1'21 ; t=0'98) es exiguo y
desprovisto de significación estadística.
En la d istribución individual en las categorías establecidas por
Scheidt:
V
Bajos .. , " ,
Med ianos " ,
Altos .. , .. ,
x-115
116-124
125-x
•
Free. IIl,sol.
Limites
M
V
x-110 24
111-119 8
12Q-x
1
33
M
V
M
3 72'7 176
12 24'2 20'6
2 3'0 11'8
17
111 máxima frecuencia corresponde en el sexo masculino a los cráneos bajos, y a los medianos en el femenino. de acuerdo con la tendencia indicada p.\ra los promedios.
[page-n-28]
.4/lur" alJriclJ/O'r
%
'2
JI
JO
I
11
19
11
I1
I1
, 1
J8
J7
16
Ji
14
, I
Jl
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
JP
JI
JO
1'9
P'
2l
P6
PS
2J
19
18
17
!6
1
1
1
I
I
I
I
I
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"
I
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'1 1
11 I
I
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I
/1
10
9
4
7
6
5
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I
I
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I
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1
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l' - - - -
I
I
I
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PJ
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1
1
1
1
1
1
1
I
I
1
•
\
I I
I I
I
I
I
I
I
I
I
1
\
I
\ I
I
I
I
1
__ -,
1
~
,
\
\
\
\
\
I
1
IN,! 1M,5 191,5 110,5 11P.5 IIJ,J I/6,J 1/4,5 IPD,S 1??,5 IP;,J /PM l?8,J
Figura 4
[page-n-29]
28
\UCUEL
rusrÉ
La figura 4 representa los polígonos de variación para ambos
sell:OS.
13. -1Ildice vértico-lollgitudillol
Il,h-
±
Scx"
"
mío. -
IU¡ucnlino
13
69'11 - 76'92
72'85 ± 0'75
femenino
8
67'04- 7<4'14
71 '00 ± 0'96
\1
~
111
± "'-:
I3'71
1
V ± m~
2'70 ± O'53
:/:0'73
2'73 ± 0'68 3'85 "t 0'96
Ambos promedios denotan ortocránea, más patente en las mujeres que en los varones, en relación con la considerable longitud
de la mayoría de los cráneos femeninos y su meLlor altura respecto
:¡ los masculinos.
El promedio de la serie masculina es ligeramente superior al de
la Grania Hispánica y algo inferior al mismo el de la femenina (M
= 72 en ambos sexos).
La diferencia sexual para este carácter (D ± rn d = 1'85 ± 1'22;
t=1'52) es poco manifiesta y no alcanza el 90 por 100 de probabilidad diferencial.
En la clasificación individual:
•
Free. abso!'
V
Camecráneos ...
Ortocráneos ...
Hipsicráneos ...
M
A
V
M
A
2
7
3
S
IS'4
53'S
37'S
62'S
SO'O
SO'O
O
1
1
O
30'S
0'0
0'0
8
2
•
13
se aprecia predominio de los cráneos medianamente altos en ambos
sexos, a los que siguen en orden decreciente de frecuencias los altos
en el sexo masculino y Jos bajos en el fem enino. La escasa frecuen-
cia de ambas series no permite conceder especial importancia a estas diFerencias.
[page-n-30]
14.-lndice aurículo·longitudinal
,
Sexo
malculino
femenino
~
mino -mb.
M±m
58'16-66'48
59'69-64'71
61'73 ±O'J4
1'2'00 ± 0'35
'a ±
V ±ID~
mlJ
1'88±0'24 3'05±0'39
1'46 ±O,25 2'35±O'40
Como en el índice precedente, los dos promedios se clasifican
en la ortocránea, si bien aquí se sitúan próximos al límite superior
de la categoría. La tendencia a la hipsicránea se advierte también
en la distribución de las variantes dentro de las categorías del ín·
dice:
Free. absol.
V
Camecráneos .. .
Ortocráneos " ,
Hipsicráneos " ,
M
O
S
A
V
M
3';3
0'0
82'4
17'6
1
19
10
14
3
O
1
1
30
17
""
0'0
2
63'3
33'3
50'0
50'0
Esta distribución concuerda, en el sexo masculino, con la obtenida para el índice vértico-Iongitudinal.
Se presenta aquí una aparente discrepancia con lo dicho al tra-tar de la clasificación, según las categorías propuestas por Scheidt,
de las medidas que el índice relaciona. Ello induce a suponer que
los lúnites de tales categorías no se adaptan al grupo aquí estudia·
do, especialmente en lo q ue atañe a la altura auricular. (Véase 10
dicho a propósito de este carácter.)
La diferencia sexual es insignificante (D ± m,¡ =0'27 ± 0'49;
t ~ O'55),
En la figura núm. 5 se representan los polígonos de variación del
índice aurícula-longitudinal. El masculino presenta aspecto bicúspide, Jo que parece concordar con lo dicho a propósito del lx>lígono
de la longitud máxima. Más regular es el femenino, a pesar del escaso número de variantes.
[page-n-31]
80
15.-Contomo sagital
Al observar los cráneos aquí estudiados, según su noma lateral,
llama la atención el hecho de que algunos de los que presentan as·
pecto marcadamente dolicomorCo en la norrno superior, parecen
cortos por la lateral, debido a su considerable altura. Rompen, por
tanto, la correlación negativa que de ordinario existe entre longitud
y altura, así como la espúrea y positiva entre el índice cefálico y los
vértico y aurícula-longitudinal respectivamente, según se comprobará más adelante. Ello ocurre en los ejemplares considerados con
una frecuencia aproximada del 29'1 por 100 y suele ir acompañado
casi siempre de notable robustez. Citaremos los siguientes ejemplos: Cueva de la Pastora, números 13-22-24-25-40-47-54 ; (láminas
V, V] y VU) Camí Real, números A y VII (lámina IV).
Una marcada distinción entre ambos sexos adviértese al eonsi·
derar el desarrollo de la glabela. De acuerdo con el esquema publi·
cado por Martin (pág. 873), modificación del propuesto por Broca,
se obtuvo la siguiente clasificación :
•
Free. absol.
V
I
...
11 ...
1Il
IV
V
VI
M
1
3
3
16
6
O
O
14
8
7
4
37
O
V
2'7
S'I
37'S
21'6
IS'9
10'S
"
12'0
64'0
24'0
0'0
0'0
0'0
25
Importa hacer hincapié en el acusado dimorfismo sexual que se
manifiesta en ]a región frontal que, jWlto con otros que se irán señalando, contrastan con la pequeña diferencia que ofrecen la mayor
parte de los caracteres métricos.
El COlltOTllO sagital suele ser relativamente poco inclinado en la
frente de los varones, y es vertical y abombado en el sexo femenino.
Sólo el 73 por 100 de los ejemplares masculinos presentan la frente
huida. En el trayecto de la parte superior de la bóveda, desde algo
[page-n-32]
3'
[lor delante del bregma hnsta las protuberancias parietales, predominan los contornos en arco más o menos rebajado (6C),S por lOO),
llegando en algunos casos edremos casi al aplanamiento total de la
regi6n indicada. En los restantes, el contorno de esta región es bastante curvilíneo. Generalmente el bregma fanna resalte, por detrás
del cual suele presentarse con suma frecuencia la represión postbregmática, más o menos acusada, que de ordinario se extiende paralelamente a la sutura coronal, llegando en algunos casos a alean7ar las líneas temporales (Camí Real, A ; P'llanqués, 1 y 4).
.
Por detrás de las protuberancias parietales existe un aplulllunienlo post-obélico en casi todos los individuos, y el occi pucio es prominente en relación con el abombamiento de la escama occipital.
En algunos casos la considerable prominencia del occipucio llega
cils i a formar "ch ignon", en el que suele intervenir, adcm¡í.s de la
escama occipital, el borde posterior de los parietales. Ejemplos:
Camí Real: D y VII. S610 en un caso se observa ligera tendencia a
la planoccipitalia: Camí Real, VIII (lámina VIII, ñg. b).
Una neta diferencia sexual se observa en el !:,rrado de desarrollo
de ka protuberancia occipital externa o ¡nio. no obstante el escaso
número de ejemplares que permiten esta observación. De acuerdo
con el esquema de Broca se clasifican como sigue:
•
Free. absol.
Tipos
O
1
1-2
2
2-3
3
3-4
4
V
M
V
M
O
O
O
11
4
7
1
4
O
3
2
7
O
O
O
O
0'0
0'0
0'0
407
14'8
25'9
3'7
14'8
0'0
25'0
16'7
58'3
0'0
0'0
0'0
0'0
27
12
[page-n-33]
vum
~ncUl':L
S2
liloJct' av/'ICv/o -/Ot7?//t/O'Í'&/
%
JJ
1
52
1\
"
"
"
"
"
"
"
1Q
I \
I
\
\
#
I
I
I
I
I
12
I
I \
I
I \
I \
•
JI
11
"
I
I
Jl
JI
JS
JI
JJ
I
I
J9
J4
I
\\
1\
1\
I
I
I
I
I
I
I
I
"
\
\
\
\
\
----
~
\
12
JI
JO
\
"
"
"
"
I
I
I
17
I
I
I
PI
l!
?2
?I
I
,
I
,
I
,
I
'"
"
"
"
\
\
\
\
I
l'
16
11
\
\
\
\
\
\
\
I
/1
I
1
1
1
1
1
1
1
1
1
I¡
11
,
•
,
Nl
6
J
1
J
\
\
\
\
\,
,,
I
¡
,
I
I
J5.j
\
\
I
gl
19,5
61.5
Figura 5
6~5
M.J
4l.S
[page-n-34]
16.-Arco sagital frontal
Sexo
"
masculino
fem enino
29
23
min . _ máJ:.
115 115 -
M± m
a ± ma
127'72 ± 1'07
128'96 ± 1'22
141
14'
v± mv
5'77 ± 0'76 4'52 ± 0'59
5'87 ± 0'87 4'55 ± 0'67
El promedio masculino coincide con el interracial calculado por
Van Bork-Feltkamp (127'7). El femenin o es algo superior, pero el
dimorfismo es poco importante y est." desprovisto de significación:
D ± m d= l'24±l'65 ; t=077. En ambos sexos la variabilidad del
carácter es algo inferior a la intrarracial (.,.==6'12).
17.-Cuerda sagital frontal
Suo
masculino
femenino
n
míll.-máJ:.
30
102-118
103-118
l4
M
±
t.t ± mq
m
111 '40 ± O'77
110'92 ± O'87
v ± m..
4'24± 0'55 3'81 ± 0'49
4'26 ± 0'61 3'84 ± 0'55
La diferencia entre los promedios de ambos sexos resulta también aquí pequeña y desprovista de significación : D±m d =O'48±
1'16; t=0'41.
18.-1ndice sagital frontal
Sexo
"
min_mú
masculino
femenin o
2'
23
83'3]-90'00
83'08- 89'57
I
I
M
±
m
87'00 ± 0'40
85'87 ± 0'35
<::r
±
n.O'
2'15 ± O'28
1'69 ± 0'25
v±m ..
2'47 ± 0'32
l '97 ± O'29
Ambos promedios denotan ortometopismo, y aún acentuado el
femenino por resultar bajos. La diferencia sexual es normal (D ±
md =l'13 ± 0'53; t =2'13) Y su probabiüdad diferencial queda comprendida entre el 95 y el 98 por 100.
[page-n-35]
34
La marcada tendencia al ortometopismo queda también como
probada por la clasificación individual dentro de las categorías del
índice:
•
Free. absol.
V
28
Ortometopes. ...
Camemetopes ...
M
23
A
29
A
1
23
M
96'6
O
O
1
V
3'4
100'0
0'0
100'0
0'0
1
El único individuo camemetope se s itúa en el propio límite in-
ferior de la categoría.
I9.-Arco sagital parietal
Se.l:o
mín.-mh.
mll.~euliDo
I
n
3'
remenino
18
191 - 144
117- 143
"±
m
(1
129'9 1 ± 1'04
129'72± \'74
±
mcr
6'07 ±0'74
7'39± 1'23
v±my
4'67 ± O'57
5'70±O'95
La longitud del arco es grande en ambas series y los dos promedios son superiores n los de la lista publicada por Martín (página
762). Son más elevados que el interradal obtenido por Van BorkFeltkamp (126'4), situándose próximos a + a de la citada serie iDterracial.
La diferencia entre ellos es pequeña y carente de significaci6n:
D ± ma = O ±2'03; t=O'09. La variabilidad en el sexo masculino
'19
es algo inferior a la intrarracial (a =7'19) y ligeramente superior a
ésta la del femenin o.
La relaci6n entre el arco frontal y el parietal es la siguiente;
•
Jo·rec. absoJ.
V
F> P
F - P
F < p
M
V
M
7
8
25'9
.TI
2
O
7.
18
9
8ff7
0'0
52'9
27
17
[page-n-36]
35
El número de casos en los que el arco frontal es mayor que el
parietal es mayor en el sexo femenino, ocurriendo lo contrario en
el masculino.
2O.-Cucrda sagital parietal
Sexo
"
masculino 3'
feme ni no 19
11\111, _
111&:0:.
107-130
107-126
M± m
~ ± Ula
116'53±O'86
11 6'S9± 1'29
5'O3 ± 0'61
5'64 ± O'92
v
±
In ..
4'32 ± O'.52
4'83 ±0'78
Ambos promedios resultan elevados respecto al de la humanidad
en general (M = 112) citado por Martin (pág. 854). La diferencia entre
ellos es de nuevo pequeña y desprovista de significación: O ± m"
~ 0'36 ± 1'55; t = 0'23.
En los dos sexos, esta cuerda es notablemente superior a las del
frontal y occipital.
2L-11ldice sagital parietal
Sexo
"
mí n.-máx.
M± m
masculino
remenino
32
20
86'76- 94' 17
87'88-92'56
OO'¡9±O'JO
9O'05±O'32
(f
±
v
Illa
1'67±0'21
1'43 ±0'23
±
111 ..
1'85 + 0'23
l'59 ± O'25
Los dos valores medios resultan medianos, con ligera tendencia
a bajos (datos en Martill , pág. 857). El abombamiento de la región
es, pues, mediano. La d iferencia sexual es poco importante y carece
de signiflcaci6n: D ± md = 0'14 ± 0'44 ; t = 0'32.
22.-Arco sagital occipital
Sexo
n
míu . -m'x.
M±m
masculino
fem enino
12
8
107-1 28
11 9'00 ± 2'05
119'OO ±2'43
108 - 1~8
(1
±
ma
,±
m~
7' IO ± I'45 ~'97±1'22
6'89 ± 1'72 5'79 ± 1'45
[page-n-37]
Los promedios de ambos sexos son elevados. Se sitúan en el )jo
mite superior de la amplitud de los consignados por Martin (página 762), y son netamente superiores al interracial calculado por
Vall Bork-Feltkamp: M = 115'98, alcanzando casi + ti de esta
serie. No se comprueba dimorfismo sexual.
La variabilidad es semejante a la intrarracial calculada por el
autor antes citado. ( a = 7'08).
23.-Cuerda sagital occipital
Sexo
"
mín.-mlix.
M± m
m ..culino
JJ
femenino
8
90-105
94-107
99'OO± I'51
99'88± 1'59
ti
± mO'
5'45± I'07
4'49± "12
v ±
111 ..
5'SI±I'08
4'50± 1'13
Los promedios resultan elevados respecto a los valores publicados por Martin (pág. 847). El dimorfismo sexual es de nuevo exiguo
y desprovisto de significaci6n : O ±md =0'88 ± 2'19; t=O'40.
24.-lndice sagital occipital
Suo
- ----
n
lIIuculino 12
femenino
8
mÚl.-mÍI.
M± m
78'91-89'11
80'83-87'04
84'38± O'65
84'OO± O'G8
a ±
v
IUg
2'J5± O'46
1'93± 0'48
±
111 ..
2'79± O'55
2'30±O'58
Los valores de ambos promedios resultan elevados al comparar
con los datos publicados por Mamn (pág. 847). El abombamiento
de la regi6n occipital es, pues, poco importante. La diferencia entre ambos sexos es pequeña y carece de significaci6n: D ± md =
0'38 ± 0'94; .=0'40,
25.-Arco sagital de la escama occipital
Sexo
n
masculino 30
femenino 15
"'ín, _
máx,
60-966-85
M
±m
.5'60± 1'77
77'20± t'35
C'
±
mg
9'62± I'Z5
5'2S±0'95
v
± m.
I2'80± I'65
O
'77± 1'24
[page-n-38]
37
A causa del notable abombamiento de la escama que detennina
la prominencia de la regi6n occipital antes citada, los promedios
del arco sagital de la misma resultan notoriamente elevados respecto a los datos publicados por Martin (pág. 847).
La diferencia entre ambos promedios es aquí más considerable
que en los demás arcos. aunque igualmente desprovista de significación: O ± md = 1'60 ± 2'23: t=O'73. La variabilidad es grande
en el sexo masculino.
26.-Cuerda sagital de la escama occipital
Sexo
min.- máx.
"
mncu li no 30
remeniuo lO
M± m
58-81
69'47±1'29
70'88± 1'OO
61-77
•
±
In"
v
±
ni ..
7'06+0'91
IO'16±I'31
4'OI±O'71
5'66±1'OO
Como en el carácter anterior, resultan también muy elevados los
promedios para este carácter, que rehasan los consignados por Marlill (pág. 847).
El dimorfismo sexual es menos acusado que en el arco y carece
asimismo de significación estadi.~tica: D ± m d = 1'41 ± 1'63; t==O'87.
27.-bldice sagital de la escama occipital
Sexo
"
masculino 29
remeDiDO 15
mín.-mh.
82'22- 100'00
87'80- 95'89
" ±m
91'28±O'66
91'40±0'60
•
±
IUo-
3'57±O'47
2'33±0'43
\' ±
m.
3'91±O'51
2'55±0'47
Ambos promedios resultan medianos con tendencia a bajos respecto a los datos que figuran en Martin (pág. 847). Por tanto, se
confirma la tendencia serial a considerable abombamiento de la
región, ya indicada al tratar del decurso del contorno sagital.
La diferencia sexual es también aquf escasa y desprovista de
significación: D ± m d == 0'12 ± 0'89 ; t = O'13.
[page-n-39]
38
28.-Arco sagital total
Sexo
mío . _ m is.,
n
"
t
m
muculillo 11
352-393
37 j' 18± 4'SO
8
349-395
371i'25± 5'44
femenino
O
±
lila
14'94± 3'19
15'40±3'85
• ± m.
4'OO±0'85
4'O9±1'O2
De acuerdo con lo señalado para cada uno de los segmentos en
particular, el arco sagital total es largo, especialmente en 10 que
atañe al sexo femenino, cuyo promedio rebasa a los mayores de la
lista de Mamn (pág. 759). Respecto a los valores masculinos de
esta lista la tendencia no resulta tan acusada para el promedio de
los cráneos de este sexo aquí estudiados. Ambos superan al ¡nterracíaI calculado por Van Bork-Feltkamp: M = 370'5.
Como en los arcos parciales, el dimorfismo sexual carece totalmente de signiflcaci6n (D ± m d = 3'07 ± TOS; t=O'44).
29.-Longitud de la base
mío.
- mk
S...
n
masculino
,.
93-109
femenino
7
89-101
"
±m
100'71 ± 1'38
95'14± I'78
± m
.
• ± m.
4'n ±0'96
4'93±0'95
4'59+1'27
a
4'37±I'21
Ambos promedios resultan medianos por comparación con los
publicados por Martin (pág. 825). El de los varones coim.ide prácticamente con el interracial de Van Bork-Feltkamp (M = 100(6).
La diferencia entre las series masculina y femenina es la más
acusada de todas las dimensiones del cráneo (O ± m d =5'57 ± 2'25;
t = 2'48), y su probabilidad diferencial queda comprendida entre el
95 y el 98 por lOO, a pesar del escaso número de grados de
libertad. La variabilidad es algo superior a la interracial calculada
por Van Bork-Feltkamp ( a' = 4'16).
3O.-lndice sagital lotal
S...
masculino
femenino
n[
1~ \
mín._máx.
336'11-403'16
34&'51-423'33
M
± m
373'70± 6'27
39O'83± ll '72
(t
±
mo-
v
± my
18'82±4'32 5'O2 ± 1'16
26'26± 7'91 6'72±3'OO
[page-n-40]
Este índice ha sido calculado según el proceder preconizado por
Mollison (1938) (índice de curvatura totaJ), expresando el arco en
tantos por ciento de la longitud de la base, con lo que a valores crecientes del índice corresponden curvaturas mayores_ Ambos promedios denotan pronunciada curvatura por combinarse arcos sagitaJes
grandes con longitudes de la base medianas.
Lo mismo que el) la longitud de la base, el dimorfismo sexual es
importante, correspondiendo mayor abombamiento a la serie femenina. La diferencia entre ambos promedios es. pues, grande, si bien
a causa de la gran variabilidad del carácter y del escaso número de
variantes, la probabilidad estadística diferencial dista mucho de ser
signiScativa: O ±m d = 17'13 ± 13'29 ; t=l'29.
31.-Líneas temporales y ap6fisis mastoides
El desarrollo de las líneas crotáStes es regular en la mayor parte
de individuos masculinos y poco acentuado en los femeninos. No
faJtan. entre los primeros, ejemplares en los que alcanzan notable
desarrollo y en los que puede seguirse fácilmente la totalidad de su
trayecto; la inferior, formando arco, va a unirse sin soluci6n de continuidad con la cresta supramastoidea mientras que la superior continúa oblicuamente hacia detrás, descendiendo por debajo de la
protuberancia parietal. Esta particularidad se presenta, aproximadamente, en el 14'9 por 100 de los casos estudiados; ejemplos, Pa.laSto de Navarrés y Cueva de la Pastora, números 22 y 47 [láminas
IlI, Sgura b, y V. figura fl.
En la siguiente clasificaci6n, según los tres grados principales de
su desarrollo, se manifiesta una neta diferencia sexual en el tamaño
y robustez de Jas apófisis mastoides.
•
Free. absol.
V
Grandes ... ...
Medianas ...
Pequefias ... ...
... . .. ' ..
... ...
. ..
M
V
M
16
13
3
2
&rO
12'5
8
40'6
&rO
6
9"
37'5
32
16
[page-n-41]
40
loI1CUI!J..
I'UST~
Correlativamente con el grado de robustez de las apófisis mastoides y líneas temporales , alcanza la cresta supramastoidea, en la
mayoría d e los ejemplares masculinos, un acusado desarroUo, siendo
visible al observar el cráneo según sus normas anterior y posterior.
Esta característica se presenta también en dos de los cráneos femeninos. Véase como ejemplo: Pastora 22 y 47, Beni·Sid 9, y Torreta
1 (masculinos) y Pastora 20 (femerun o) (lámina V, Hg. f y lámina
Xl, Hg. e).
32.-Longitud de la cara
Se:ro
"
maseuJino 10
femenino
5
min.- mil(.
SS- lOO
86- 93
M± m
94'10± 1'40
9O'OO± 0'95
". ±
ma
4'42± O'99
2' 12± 0'67
\' ±
m ..
4'66± I'04
2'36± O'75
Según estos promedios la cara es corta si se comparan con los
datos de Martin (T)ág. 894), tanto si se atiende a la variabilidad de
]a humanidad en general como si se consideran en particular los referentes a los eur6pidos.
El dimorfismo sexual es algo acusado: D ± ffid =4'70 ::r:: 1'69, y
su probabilidad diferencial queda comprendida entre el 98 y el 99
po' 100 (.=2'78).
33.-lndice gnático
SOIO
"
muculiao 10
le.me.nino
5
mín . -
má x.
91'67- 99'01
91 '49-t02'25
M ,± m
96'OO ± 0'9J
95'00 ± 2'25
O"
± ma
v
± 111 ..
2'86 ± 0'64 2'98±0'67
5'05 ± 1'60 5'28 ± 1'67
La cara suele estar poco inclinada, por lo que ambos promedios
denotan ortognatismo, siendo escasa y no significativa su diferencia: D ±m d =0'40 ± 2'43; t=0'17.
La tendencia al ortognatismo se manifiesta también en la clasi.
ficación del índice:
[page-n-42]
PO IlLM>ORES
Nl!.O-HNooLÍncos OIU.
1,.!';V.U ITE
~S PAÑOL
•
Free. absol.
M
... ...
V
M
3
2
O
V
Ortognatos . ..
Mesognatos ...
Prognatos. ...
41
70'0
30'0
0'0
60'0
40'0
0'0
7
3
O
5
10
34.-Angulo del perlU total
Su.
n
mío. - mb·
masculino
8
CemenlDo
4
78"- Sr30'
79"-86"
M
±
m
tT
82' 13° ± 1'27
83'00· + 1'4-
±
v ± m"
IDO'
3'60 ± 0'90 4'38± \'10
2'94 ± 1'04 3'54 ± 1'25
Corresponden ambos promedios a la mesognatia, resultando de
nuevo pequeña y no signmcativa su diferencia; D ± m,¡ =0'87 ±
1'94 ; t = 0'45.
La distribuci6n de las variantes es la siguiente :
%
F ree. absoJ.
M
V
1
2
1
50'0
25'0
2
2
25'0
50'0
2.5'0
25'0
8
4
V
Prognatos. ... ... ...
Mesognatos ...
. ..
Ortognatos ... .. . ...
•
M
35.-Angulo del perfil nasal
Sexo
n
mín , _ mh .
melculino
femenino
•
80°-87"
82'"-87"
4
"±m
83'2so± O'90
84'OO"±1'16
•
± m,
2'S5± 0'64
2'Sl±0'82
v
±
m ..
3'06±0'77
2'7S±0'97
[page-n-43]
Como en el carácter anterior, se clasifican los promedios de ambos sexos en la mesognatia, situándose, no obstante. próximos al límite superior de la categoría. El dimorfismo sexual no es apreciable ; D ± m d = Oi5 ± 1'47 ; t=O'51.
La clasificación de las variantes parece indicar, a pesar de su número insuficiente. cierta tendencia al mesognatismo:
Free. absol.
V
V
M
O
6
2
M
0'0
75'0
25'0
O
2
2
8
Prognatos.
Mesognatos
Ortogoatos ... ...
%
0'0
4
SO'O
500
36.-Angulo del perfil alveolar
& ..
~
masclllino 8
femenino
6
•
mín.-mb.
M ± m
68"-82·
67 0 -78-
76't3"±2'41
74'810 ±1'83
±m.
v ± m..
7'OO±1'75 9'19±2'30
4'49± 1'30 6'OO±I'73
A diferencia de lo visto para lo! ángulos d e los per.6Jes total y
nasal, tanto los promedios de ambos sexos como la clasificación individual de las variantes señalan tendencia a marcada inclinación
de} segmento inferior de la cara :
•
t-re<:. absoJ.
%
v
..
v
4
1
3
O
1
5
O
SO'O
12'5
37'5
0'0
6
Hiperprognatos .
Prognatos .. .
Mesognatos ...
Ortognatos ..
M
6
O
M
16'7
83'3
0'0
0'0
[page-n-44]
Tampoco el dimorfismo sexual es aquí importante ni significativo : D ±md =1'30 ± 3'07 ; t=O'43,
Importa señalar que el prognatismo alveolar, más o menos acusado, no va acompañado en ningún caso de prodontia, siendo, por
tanto, de tipo eur6pido,
37,-Perfil nasal
La prominencia de la nariz ósea es generalmente poco importante, siendo más bien excepcionales los casos en que la nariz es
muy prominente, En relación con este carácter, está el grado de
desarrollo de la espina nasaJ anterior, Atendiendo al esquema de
Broca para su c1asiScaci6n se ha obtenido la distribuci6n siguiente:
Free, absol.
V
1
2
3
O
1
... ... ...
M
O
1
5
6
4
2
1
4
O
2
10
%
V
0'0
10'0
60'0
20'0
10'0
M
0'0
14'3
57'1
0'0
28'6
7
El tipo 3 es el más abundante en ambos sexos y corresponde a
desarrollo mediano de dicha formaci6n, siendo escasos los restantes
tipos, Todo ello de acuerdo con lo indicado a propósito de la prominencia de los huesos nasales.
D)
NOR.\fA ANTERIOR
Se prescinde aquí del estudio de las anchuras frontales, así como
de su relaci6n procentual expresada por el índice transverso-frontal.
ya considerados al tratar de la norma superior.
[page-n-45]
3B.-Metopismo
La persistencia de la sutura metópi~a en adultos, se presenta en
la serie aquí estudiada, según la siguiente distribuci6n:
Varones
4 ejelllp.eB'2 por 100
Mujeres
5 ejclLlP. e 25 por 100
Global
9 cjcmp. = 11'5 por 100
Con la única excepción de uno de los cróneos femeninos en el
que la sutura sólo se extiende en un trayecto de un centímetro aproximadamente por encima del nasio, en todos los restantes casos el
decurso de la misma es apreciable en toda su extensión. En dos
ejemplares, ambos masculinos, la citada sutura se continúa con la
sagital, originando la disposición designada con el nombre de caput
cruciatllm, y en otros dos del mismo sexo aparece desviada hacia
la izquierda de la sagital. En los tres cráneos femeninos en que puede averiguarse la relaci6n de la sutura met6pica oon la sagital (en
dos no puede apreciarse por estar lifrutada a una pequeña porción
por encima del nasio en uno y por faltar los parietales en el otro),
falta la disposición en cruz, apareciendo la desviación hacia la derecha en un caso y bacia la izquierda en los dos restantes.
Las frecuencias halladas cabe considerarlas como elevadas, especialmente la del sexo femenino , mas el escaso número de variantes de la serie para este sexo no permite conceder gran valor al porcentaje obtenido. Téngase en cuenta que, prescindiendo del ejemplar en que la sutura met6pica está limitada a una pequeña porci6n
por encima del nnsio y que, por lo mismo, no cabe considerarse
como propiamente met6pico, el porcentaje obtenido desciende a 15'4
por 100 y el global a 10'3 por 100,
El porcentaje global se ha calculado teniendo en cuenta los cráneos alo/isos y también algunos juveniles, en los que dicha sutura
estaba ya sinostosada, con lo que el número de ejemplares es ya considerable (n = 78) y menos aleatorio, por tanto, el porcentaje obtenido. Comparado este último con el conjunto de los numerosos datos recopilados por Comas (1!M2) se comprueba que de 207 series
globales de distintas épocas y procedencias sólo dieciséis ofrecen
mayor frecuencia de met6picos que la población eneolítica levantina, y únicamente seis coinciden o se aproximan mucho a ella.
Compruébase gran analogía con las siguientes cifras, obtenidas
por POTlS (1949) para una serie de cr{lIleos del levante español de
época romana:
[page-n-46]
n
135
70
Varones
Mujeres
Clobal..
222
%
Free. absol.
11
11
24
8'1 ± 2'S
15'7 ± 4'4
10'8 ± 2'1
en especial si se prescinde del citado cr{mco femenino, en el que la
sutura ha desaparecido casi por completo. Cabe indicar, además,
que el porcentaje global de nuestra serie queda comprendido entre
los calculados por Aranzadi (1913) para los cráneos de época reciente de la colecci6n Ol6riz:
Varones (n=702)
Met6picos; 11'0 por JOO
Mujeres (n=51O)
\Ietópicos: J 2'0 por 100
Con la única excepci6n de un cráneo masculino débilmente braquicéfalo (l. C. = 82'56), todos los restantes cráneos met6picos de
nuestra serie son dólico o mesocéfalos:
1. C.
Varones ..... .
Mujeres . ..
Clobal. ... ...... .. .
76'99
74'56
75'75
El promedio del índice cefálico de los varones met6picos supera
en más de dos unidades al de la serie masculina completa, resultando, en cambio, algo m¡'¡s bajo que el de la femenina el valor medio
de los metópicos de este sexo.
La considerable frecuencia de met6picos en esta serie del Lev::mte español parece corroborar la observaci6n de Comas (1942)
respecto a la independencia entre esta anomalía de osificaci6n del
neurocráneo y la fonna general del mismo, contraria a la sostenida
por otros autores, que consideran a la braquicefalia como causa
determinante del metopismo.
[page-n-47]
••
38.-Quilla sagital
El perfil transversal de la parte superior de la bóveda es generalmente redondeado, siendo poco abundantes los ejemplares que.
en grado más o menos acusado, y en mayor o menor extensión, presentan la denominada quilla sagital. Su frecuencia es como sigue:
Varones
Free. absol.
Con quilla ... .. .
Sin quilla
... ...
Muieres
•
Free. absol.
.. .
9
25'0
3
.. .
27
7S'O
21
•
12'S
87'S
24
36
39.-Clabela. y región supraorbitaria
El grado de desarrollo de la glabela, según el esquema establecido por Cunningham y Schwalbe (Mllrtin, pág. 876) se distribnye
así:
Mujeres
Varones
Tipos
Free. absol.
•
1
1,11
11
17
S
13
48'6
14'3
37'1
... ... .. . ... ...
35
Free. aOOol.
24
O
O
•
100'0
00'0
00'0
24
Adviértese el patente dimorfismo sexual, a pesar de las coincidencias en el tipo 1, en cuyos casos la prominencia de la glabela no
fué criterio decisivo para el diagnóstico del sexo.
[page-n-48]
40.-Altura de la cara superior
Se:zco
"
ma.sculino lO
remeni no
9
mín.-mlÍx .
59-74
67'19± I '07
00'11+1'33
±m"
v±m ..
4'27±0'75
3'98+0'94
6'36±¡'¡2
6'02+1'.(2
M± m
60-72
IS
Ambos promedios resultan algo más bajos que el interracial calculado por Val! Bork-Feltkomp (M = 70'4). Asimismo son ligeramente inferiores a los de la "Crania Hispánica" (varones, 71'3; mujeres, 67). Respecto a la lista de vaJore.s que figuran en Martin (página 895), no se aprecia desviación notable en ningún sentido.
La clasificaci6n individual, dentro de las categorías propuestas
por Scheidt, es la siguiente:
V
M
Limites
. Bajos ... ...
Medianos ...
Altos ... ...
x.&l
...
.-83
69-74
75-80
64-69
70-75
M
V
P,,,,.
absoJ.
9
7
O
•
56'3
43'7
0'0
16
F"".
absol .
3
5
1
•
33'S
55'6
11'1
9
La tendencia a caras bajas parece rugo más acentuada en el sexo
masculino, pero el escaso número de variantes no permite conceder
demasiada importancia a la anterior distribuci6n. Además, la diferencia entre los sexos es pequeña y desprovista de signiñcaci6n
O ± m.. = 1'08 ± 171 ¡ t=O'63. La variabilidad es superior a la calculada por Van Bork-Feltkamp para la serie intrarracial (11=4'80).
41.-Altura total de la cara
Sexo
muculino
femenino
~
miD .-mix.
M
108-120
99-117
11.5'00
109'33
[page-n-49]
..
A causa del reducido número de ejemp13re.~ s610 'iC ha calculado
el promedio. Respecto a la Crania Hispanica (varones, 118'5; mujeres. 109'5) se romprueba análoga discrepancia que la señalada
para la altura de la cara superior.
Según las categorías propuestas por Scfleidt, la distribución de
las escasas variantes es la siguiente:
v
... ... ...
... ...
... ...
Al,,,,
Muy altos ...
124·x
1
O
O
106-114
115-123
133·x
o ••• "
1
2
x-lOS
x-114
115-123
124-1S2
M
1
O
3
Bajos
Medianos
V
"
3
1
42.-Anchllra bicigomática
"
míu.-mi,;.
M±m
a±m".
mueulino 12
femenino 6
119-132
125'25± I'21
123'OO± 1'51
4'20±0'86
3'69±1'07
Sexo
116-127
v
±
m~
S'35±O'68
3'OO±O'87
La cara es más estrecha por término medio en la serie masculina
que en la interracial elaborada por Vall Bork-Fcftkamp (M = 133'5)
y también respecto a la "Crania Hispanica" (M = 1277), situán·
dose entre los valores poco elevados de la lista de Martin (páginas
815-896). El promedio femenino, en cambio, si bien es muy inferior
al interracial citado, rebasa algo al de la "'Crania Hispanica" (M =
118'5) y se clasifica entre los medianos consignados por Martin.
La distribución de variantes dentro de las categorías establecidas por Scheidt, concuerda con el resultado de las comparaciones
indicadas:
V
M
V
F,,,,
Limites
Pequeñas ... ...
Medianas ... ...
Crandes.
Muy grandes
..
...
x-l27
128-135
136-144
145-x
absol.
•
M
Frec.
absol.
•
x-U7
8
6(J'7
1
167
118-125
126-134
135-x
4
O
O
33'S
4
6(J'7
0'0
0'0
1
167
O
0'0
12
6
[page-n-50]
49
La diferencia sexual está desprovist.'l de significación estad ística
a causa de las pocas variantes: D ± ffi d = 2'25± 1'93 ; t=],17. La
variabilidad resulta inferior a la intrarracial d e Van Bork·Feltkamp
(, ~ 5'19) .
42.-/lId ice facial superior
Sexo
m uc ulin o
fem enin o
~
mirl.-máJ.
48'00-57'38
49'19- 58'62
M
±
ni
±ma
11
53'55± 0'91
54'33± 1'3\
v
± m,.
5'64 ± "20
S'91 ±1'71
3'O2±O'64
3'21±0'93
Corresponden ambos promedios a la mesenia, si bien se sitúan
muy próximos al límite superior de la misma. Respecto a la lista de
valores recopilada por Martin (páginas 902·903), res ultan medianos
con tendencia a altos. Aunque algo inferiores, discrepan poco de los
de la "Cranja Hispanica" (varones, 55'5; mujeres, 56'0).
La clasificación dentro de las categorías del índice es la si·
guiente:
M
V
Free. abso!'
Eurienos ...
Mesenos ...
Leptenos .. .
2
5
•
•
Frcc. absoJ
•
1
36'.
11
167
4
1
18'2
45'5
6fl'7
167
6
Los promedios de ambos sexos casi coinciden, y su escasa diferencia está desprovista de significación : D ± m¡J = 0'78 ± 1'59;
'=0'49.
43.-lndice
facial total
Sezo
-"
mln.-mb.
"
maaeu/iDo
3
3
90'76-98'32 .
79'84-g ¡'55
93'33
feme.nino
90'25
[page-n-51]
MIGUEL
t'Vsri
Los dos promedios son elevados en relaci6n a la vista de valores
publicada por Martm (páginas 900-0(1), clasificándose en la leptoprosapia. Discrepan ligeramente de los de la "Crania Hispanica"
(varones, 92'5 ; mujeres, 92'0).
El alargamiento de la cara en los escasos ejemplares estudiados
se aprL'Cia asimismo en la clasil'lcación de sus índices:
V
M
o
1
O
11ipcrcuriprosopo~ ... . ..
Euriprosopos
........ .
Mesoprosopos ... . ..
Leptoprosopos .. .
I-liperleptoprosopos .... ' ............ .
O
Suo
IIIR~culino
fem~nino
"
18
9
mín. -
mill.
45-53
45-51
O
1
3
44.-Altura
O
2
1
3
1
'108m
M±m
48'67± 0'56
48'1 1± 0'63
(f
± m".
2'38±O'40
1'90±0'45
,
±
In,
4'89±O'82
3'95±0'93
Ambos promedios son algo inreriores al interracial de VOII BorkFdtkamp (M = SO'S) y también, especialmente el masculino, a los
de la "Crania Hispanica" (Varones, 51; mujeres, 49). En relación
con los datos consignados en Martill (pág. 937) resultan medianos
con tendencia a bajos.
La direrencia sexual es pequeña e insignillcante: D ± md =
0'56 ± 0'S4 ; t = O
'67. La variabilidad expresada por la dispersi6n
cuadrática es inferior a la media intrarracial, en especiaL la correspondiente a la serie femenina.
45.-AJlchum nasal
s...
m.~eulino
femenino
l.
"
9
mín. _ m i1.
20-2.
20-25
M± m
22'69±0'42
22'1I ± 0'46
(f
±
ma-
l'66± O'29
1'37± 0'32
T
±m.
7'32± I'2!)
6'20±I'46
[page-n-52]
5'
Los valores medios resultan muy bajos, tanto en rel:lción con el
promedno ¡ntcrracial de Val! Bork-Peltkamp (M=25'3) como respecto a la lista de valores que flgura en MarUn (pág. 938). Son también menores q ue los de la "Crania Hisp.'1mcu" (varones, 24; mujeres, 23'5).
El dimorfismo sex ual es escaso y está desprovisto d e signiflcación
estad ística: D ± IIl d = 0'58 ± 0'62 ; t = O'g·l. Los valores de (¡
son inferiores a los de la mcdin intrarmcinl hallada por Van Borl.:·
FcltklJlllp (e = 176).
46.-lmlice nasal.
Sexo
n
mín .-mlÍl:.
M± m
masculino
14
41'67- 51'11
42'55 - 48'89
46'fi4 ± O'7 1
46'11 ± 0'98
rem e nino
•
Ir
±
, ±
ma
m,
2'65±O'51 5'68:t: 1'07
2'37 ±0'56 S'14 ± l'21
Clnsifícanse ambos promedios en la leptorrinia, próx imos al
límite supe rior de ésta. El valor bajo del índice es debido principalmente ¡l la escasa anchura nasal, ya que la altura es t¡lmbién 1'0(;0
considerable. Las diferencias respecto a los promedios de In "Cmnia lI ispanica" (varones, 46; mujeres, -17) son pequeñas.
La tendencia al alargamiento de la nariz se manifiesta claramente en la clasificación de las variantes:
M
V
Free. absol.
Leptorrinos
Mesorrinos.
Camerrinos
...
... ...
•
9
64'3
4
28'6
1
7'}
14
Free. absol
6
3
O
•
00'7
33'3
0'0
9
En ella se aprecia el predominio de formas leptorrinas. El {mico
individuo clasificndo en la camcrrinia se sit.úa en el propio limite
con la mesorrinia.
La diferencia sex ual es poco importante y desprovista de significación estadística : D ± tn d = 0'53 ± 1'21 ; t = 0'44.
[page-n-53]
51
\IIG UEI..
~·UST.:
47.-Cumctercs IIwrfológicos de lo lIori;:,
En todos los casos observados la forma de los nasales y de la
abertura piriforme es la rorncterística de los curópidos. El borde
inferior es casi siempre cortante; sólo en dos o tres casos es algo
romo, y en otros cinco está ligeramente desdoblado. formando un
ligero esbozo de fosa prenasal.
48.-Anchura illtcrQrbi/aria
-
s'"
masculino
rem e nillO
.
min.-mb.
M ±III
17
10
19-25
21-27
21 '94 ± O'4fi
2Z'80±O'ÓS
a
±
m",
, ±
m.
I
1'89 ± 0'32 8'61 t ll4'i1
:¿' 15 ± 0'48 9'43 ± O'21
Ambos proml.-dios resultan elevados respccto a los valOl'cs de In
lista publicada por Martln (p:¡gs. 967-968). L:l diferenci:l entre ellos
es poco importante: O ± md = 0'86 :1:- 0'82 y carece de significación estadlstica (t = 1'05).
19.-Altura de la úrbilfl
Sexo
Itluculino
femenino
..
16
9
mín. -
m'x.
28-34
29-33
,\I ± m
a ± n1a
31'31 ±O'46
31'67±O'41
I'S5 ± O'33
1'42 ± O'33
,. ±
111 ..
5'91 ± I'04
1'06
4'~8±
En v:llores absolutos, las órbitas son muy bajas en ambos sexos,
según resulta de la comparación de los promedios con los valores
que figuran en Mortin (pág. 959), con los de la "Crania Hispanicu>t
(varones, 34; mujeres, 34) y con el promedio interracial calculado
por Van Bork-Feltkamp, respecto al cual quedan por debajo de 2 (1.
El dimorHsmo sexual es poco acusado y carece de significación
estadística: O ± Old = 0'36 ± 0'66; t = 0'56. La variabilidad expresada por la dispersi6n cuadrática es inferior a la media intrarracial calculada por el citado autor holandés ( a = 2).
[page-n-54]
53
5O.-Anc/mra de hl órbita
I
Sexo
n
m'n. -mb,
masculino
15
37- 42
ferneninl)
9
I
I
37
"
±
M
ro
el"
±
v± m..
mq
1'55 ± 0'28
l'27 ± O'30
39'8? ± O'40
38'89 ± O'42
3'S9 ± O'7t
3'27 ±o'n
Al igual que en la altura. también son reducidos los valores de
h\ anchura de la órbita. Ambos promedios se sitÍlan entre los más
bajos de In lista de M(lrfill (pág. 0(0) y son asimismo inferiores al
interr'lcial calculado por Va l! Bork-Feltkamp.
El dimorfismo sexual es de nuevo pequeiío : D ± ffid = 0'98 ±
0'68 ; y su probabilidad diferencial próxima al 90 por 100 (t = 1'69).
Los valores de el" son poco inferiores a los del promedio intrarracial
(a ~ 1'72),
1
51.-lndice orbitario
I
I
Sexo
masculino
femeniDO
I
n
115
9
mi., - m"
70'73- 84'62
77'50- 86'84
M
±
a
m
±
v ± m ..
ffi(f
1
¡
78'73 ± 1'()Q
4'23 ± O'n 5'37 ± 0'98
3'49 ± O'B2 4'29 + 1'01
8I '33 ± 1'1t>
En ambos sexos predominan los ejemplares mesoconros, clasifiC'.í.ndose los dos promedios en la citada categoria .
v
M
Free. absol.
Cameconcos ...
Mesoconcos
Hipsiconcos .. .
Free. absol
33'3
o
5
9
60'0
8
1
6'6
1
\5
•
0'0
88'9
11'1
9
En la distribución destaca la escasa frecuencia de hi~iconC05
en ambos sexos, así como la ausencia de cameconcos en el femenino.
El promedio de este último sexo es el más elevado, tanto por
mayor altura absoluta como por menor anchura media. El dimor-
[page-n-55]
MIGUEL FUS'ri::
rlsmo es normal: O ± 111.. = 2'00 ± 1'59; y su probabilidad dife*
rencial, a pesar del escaso número de varientes, es poco inferior al
90 por 100.
52.-Morfología ele fa órbita
La mayor frecuencia en la clasificación de la forma del borde
orbitario, corresponde, en ambos sexos, a las órbitas redondeadas:
V
M
•
Free. absol.
Hcdondeadas ...
Suheuadrangulares
elUld rangutt res ..
Free. aluo!
•
10
45'5
5
SS'6
8
36"
2
2
22'2
,
18'2
22
22'2
9
El diámetro transversal es generalmente más o menos horizontal. Sólo en el 26 por 100 de la frecu encia global la inclinación del
mismo hacia fuera es algo acusarla.
Cabe. pues, l.'Oncluir que predominan ell la serie las órbitas de
dimensiones medianas, con poca d iferencia relativa entre sus dos
diámetros principales y de forma más o menos redondeada ; son,
por el contrario, poco frecuentes las órbitas bajas de contorno rectangular.
53.-Región malar
El notable dimorfismo sexual comprobado en el desarrollo de los
relieves de inserciones musculares en el neurocráneo, se manifiesta
asimismo en esta región. Entre Jos varones son más frecuentes los
ejemplares con malares relativamente grandes y robustos, y en los
que tanto el borde inferior como la cara externa son rugosos. Ello
es indicio del notable desarrollo de los músculos masetero y cigomáticos. Son también frecuentes los casos en que la apófisis orbita*
ria es ancha y robusta, y la apóflsis marginal suele presentar notable
desarrollo.
[page-n-56]
55
54.-Regi611 maxilar
La fosa can ina se halla presen te en casi todos los ejemplares de
ambos sexos.
En la región correspond iente a la inserción anterior del músculo
masetero se observa que el 26'3 por 100 de los varones presenta un
pequeño saliente hacia abajo en el ángulo externo de la apóflsis cigomática, (:oincidicndo con notable concavidad del borde inferior
de ésta.
55.-Inclice frollto-cigom(ttico
-
m.í.1.
Suo
"
mí".
IOII5CU¡'''{l
JI
69'84-80'67
72'58-82'76
I femenino
01
M±m
15'09±O'!l4
77'60+1'86
~
± ma
· ~3'11 + 0'66
l' 4'16± 1'32
v
±
nl~
--
4't4 ± 0'88
5'36± 1'70
Por CQmparaclon con la lista de valores publicada por J
\.-larti/l
(páginas 907-908) resultan elevados ambos promedios, y, especialmente, el femenino. El estrechamiento de la cara hacia arriba es,
pues, poco acusado en buen número de los individuos.
E) dimorfismo sexual más elevado que en otros caracteres O ±
md = 2'51 ± 2'07, no es significativo (t = 1'21). a causa, probablemente, del reducido número de ejemplares.
E)
NOR~IA POSTERlOII
56.-COtltoTllo
Es neto el predominio en ambos sexos de) contorno domifonne,
con las protuber:meias parietales generalmente redondeadas y altas.
Compruébese la lIlayor tendencia del sexo femenino a contornos redondeados, ya úpicamente bombifonnes, ya intermedios entre éstos
y los domiformes. En dos casos, por mayor estrechamiento de la
región auricular y rebajamiento de la porciÓD superior del contorno
situado por encima de las protuberancias. éste resulta algo trapezoidal.
[page-n-57]
UIGUEL YUSTI!
V
Free.
flbsol.
Domiformes. "
Domiformesbombifonncs
Bombifonnes
Trapezoidales
33
2
1
37
Juveniles
\1
Aloll~
Free.
"
Fr('C.
I~r('c.
absol.
nbsol. %
absol. %
89'2 10
2'7
5'4
4
- I
1
.'-
"
66'6
52'6
1 SO'O
4
21'0
21'0
5'3
1 SO'O
O 0'0
O 0'0
1 16'7
1 167
O 0'0
2
O
19
57. -Arco lralls tlerS(ll
SellO
,
masculino 21
femenino 12
mín .-m.íx.
M± m
300- 321
301 - 322
308'11 ± l '27
309'08± 1'99
.,. ± m ~
5'81 ± 0'90
6'89± 1'41
v± m,
1'88± O'29
2'23± O'46
El promedio masculino es más bien bajo, en tanto que el femenino resulta mediano con tendencia a elevado al comparar con las
listas de valores que figuran en Martill (pág. 760).
No se comprueba dimorfismo sexual apreciable para este carácter: D ± m d = 0'37 ± 2'36; t = 0'16.
58.-1rulice oértico-transoorSllJ,
Suo
,
masculino 13
feulenino
8
mín .- mÍl:.
91 '55- 107'46
86'33- 97'73
M ± 1I1
98'38± 1'50
93'OO± I'J3
~
±
111"
5'41 ± 1'06
3'76± O'94
.. ± mv
-S'SO± I'OB
4'04 ± I'Ol
A consecuencia principalmente de su escasa anchura media, la
altura relativa del cráneo en su nonna posterior es considerable en
el sexo masculino, cuyo promedio corresponde a la acrocránea, si
bien se sitúa en el límite inferior de esta categoría. La altura reJativa es aqtÚ algo más pronunciada que en la nonna lateral. En las
mujeres, la altura relativa res ulta menos acusada que en los varo-
[page-n-58]
•
57
nes. clasificándose el promedio dentro d e la metriocrál1ca, algo próximo al límite con la categoría inferior.
De acuerdo con lo que acabamos de indicar, el promedio masculino resulta más elevado que el de los varones de la "Crania Hispanica " (M = 95'5). en tanto que el femenino e¡:¡ ligeramente inferior .. 1 del sexo all{¡!ogo en esla serie (M = 9·4'0).
V
M
•
Free. abso!.
•
15'4
30'8
4
7
3
5
53'8
2
Tapinocránoos
Mctriocráneos.
Acrocráneos ...
Free. absol
O
13
•
375
62'5
0'0
8
•
Es notorio el predominio de ¡¡crocráneos en el sexo masculino,
en tanto que en el femenino son los metriocráneos los que están en
mayor número.
El dimorfismo sexual es imlxntante ' D ± IlId = 5'38 + 2'00;
y su probaüdad d ife rencial queda comprendida entre el 98 y el
99 por 100 (t = 2'69), a pesar del escaso número de graclos de li·
bertad.
59.-lndice aurículo-trallSVersal.
Suo
I"
I
mucllJino SO
femenino 17
míll,- rnh ,
17'78- 91'04
75'69-87'05
M
±
11\
83'30±0'64
82'OO±0'75
I
I
/1
± lila
J'51± O'45
J'IO± O'53
" ±
111"
4'2 1± O'M
J'78±0'65
Tanto el va10r de los promedios como la clasiJicaci6n de las variantes dentro de las categorías del lndice, manifiestan acusada tendencia a la metriocránea en ambos sexos.
[page-n-59]
mctIEL fVSTt
58
V
M
•
Free. aOOoI.
7
17
23'3
56'1
6
Tapinocráneos .. ,
\1etriocráncos
Acrocráneos
20'0
•
Free. absol
4
11
Z
23'5
64'7
11'8
17
30
La altura relativa del cráneo expresada por este índice, es menos
acusada que según el aurícula-longitudinal. Como en éste, parece
comprobarse, para el sexo femenino. mayor tendencia a fonnas ba-
jas. Con todo, la diferencia entre ambos promedios es pequeña y
escasa su probabilidad diferencial; J) ± iIId = 1'30 ± 0'99; t =
1'31.
Como en el índice aurícula-longitudinal, el polígono de variación de la serie masculina (fig. 6) presenta marcado aspecto bic6s-
pide. con dos vértices pr6ximos a los límites de la metriocránea con
las otras dos categorías.
También es irregular el polígono de la serie femenina, mas el
número de variantes es excesivamente pequeño para otorgar crédito
a esta distribución.
6O.-Caracteres craneoscópic;os de la reglón occipital
Hueso hepactal.---S610 en dos casos se observó esta anomalía
de la osi6coci6n del occipito!:
Crálleo
Variedad
Pastora n.O 31
Q~'
Pastora n,O 45
os illcoe laterale dextrum , completamente sinostosado IJOr tratarse de un cráneo senil, se aprecia el
decurso de las suturas que lo limitan.
incae laterme
~'inMtrum,
sin sinóstosis.
De los worrniallos, abundantes en la sutura lambdoidea, se trató
a propósito de Jos caracteres generales del cráneo.
Líneas nucales,-Como en las restantes inserciones musculares,
se aprecia en el desarroUo de estas líneas una clara diferencia sexual
[page-n-60]
•
rOBLADOR.IiS NEO-t:'n:oLÍTlCOS OF..L I..EVA.
59
•
.!/7o'ic~ allríctl/o -lraIlJvena/
%
27
26
25
2,f
,
,
,
,
,
,
r---TI
I I
I I
I I
I I
I
2J
22
21
•
•
lO
19
M
17
15
15
¡,¡
IJ
----
I
I
I
\
I
I
I
IU
9
8
/ \
\
I
\ I
II
1
~
r-
6
5
I
J
I
J
I
1
I
U
'f
I
,
,
,
12
//
I
I
/
73,5 15.5 lZ5 19,5 8~5 (JJ5 8~5 "Z5 89,5 g¿; $/f.;
Fig.6
•
•
[page-n-61]
~flCUEL
•
,
FUsn;
alcnnznndo un notnble grado dc robustez en el 38'7 por 100 de Jos
varones, especialmente las superiores. Sólo en tres casos las líneas
nucales supremas están bien desarrolladas, y en uno de ellos la región que las separa de las superiores está abultada. constituyendo
el lIam:-.do forll!; occipitalis.
F) NORMA
•
INFERIOH
61.-Anc1l11ra maxiloolveolar
Sexo
IUnculino
remenino
"
,.
6
mín.-m.h.
57-67
57-65
"±m
61'07 ± 0'1R
6O'17 ± 1'71
~
±
m
v
±
my
•
3'01 ±O'55 4'93±O'90
2'71 ± 0'78 4'SO±O'JO
Ambos promedios indican anchuras pequeñas respecto a los promedios que figuran en Martin (pág. 928).
El dimorfismo sexual es escaso y carece de significación estadística: D ± 01,1 = 0'90 ± 1'88: t = 0'48.
62.-LolIgillld maxiloolveolar
S~UI
I
.
,
[ IIIUCUlino 16
femenino
mílL.-nuíx.
49-59
51- 53
"±
,..
53'75 ± 0'83
52'OO ± 0' 18
"
± m,
3'30 ± 0'58
O'63 ± O'18
" ±
111 ..
6'14± 1'08
1'21 ± 0'35
Referidos a la amplitud de variación seiialada por Martin (página 928), ambos promedios resultan m<.-dianos, aunquc con cierta
tendencia hacia valores altos el masculino y a bajos el femenino. La
diferencia entre ambos es, pucs, m{IS patente que en la anchura:
D ± m.. = li5 ± 0'87, }' su probabilidad diferencial algo considerable, a pesar del escaso número de ~"md os de libcrtad, puesto
fJuc oscib entre el 95 y el 9S por 100 (t = 2'1 3).
-
[page-n-62]
•
•
63.-llldice maxifooloeular
I~"
masculino 114
felQen;uu
5
mln.-m.íl[.
IOI'1Z- I30'6\
109'02- 122'64
a
M±m
1I4'64 ± 2'13
115'20±2'24
±
m",
I
v
±
tIl ..
7'95± I'SO !fj'93± ¡'31
4'36± 1'38
S'02± I'59
Ambos valores medios se sitúan prúcticamente en el límite entre
la meso y la braq ui urania. El masculino resulta med iano, y algo bajo
el femenino por comparaci6n con la lista publicada por Mamo (pá·
ginas 928·929).
La c1asillcaci6n de las variantes es la siguiente :
•
V
M
•
Free. amol.
•
Dolicouránicos
Mesournnicos.
Braquiuránicos
'"
.. ,
.. ,
.. ,
Frcc. absol
4
28'6
1
3
7
21'4
2
50'0
2
1.
•
20'00
40'00
40'00
5
En el sexo masculino resulta claro el predo minio de brnquiurá·
nicos.
La d iferen ció' entre ambos promed ios es muy pequeña y carece
de signillcación estadística: O ± mol = 0'56 ± S'09; t = 0'18.
64.-Longitud del paladar
Su.
"
masculino lO
femenillO
"
6
mín. -
rnú.
44-53
40-49
M± m
46'38 ± 0'66
44'50 ± \'48
f1
±
m",
v±m ..
2'65 ± 0'47 5'71 ±1'{l1
3'63 ± 1'{lS 5'28 ± 1'36
La longitud es media na cn los varones y pequeña en las mujeres, en relaci6n con [os límites de In variaci6n interracinl mediu de
este carácter (Martill, p:'ig. 9S1). El poco aculIsado dimorfismo sexual:
O ± m d -:' 1'88 ± 1'62, c:lrece de signiflcnci6n cstadístic:l (t=l'16).
[page-n-63]
•
~IGUEL
62
f'USTK
65.-AIlc/Hlrtl del J>tlladllr
Sen
ml s<':ulino
femenino
"
17
6
mí .. , -
m&:I".
33- 47
32- 37
"
±m
!1
±
, ±m
..
111 '1
--
37'53± 0'81
S'95± I '54
5'71 :1:1'65
3'36-+::0'58
35'OO± 0'82
2'00+0'58
-
-
Ambos promedios y especialmente el femen ino. resu ltan bajos al
referirlos a la amplitud ele vnriación del carácter (Martin , pág. 931).
La diferencia entre ellos es mayor que la comprobada para la 100gitud : O ± m d = 2'53 ± 1'15. y su probabilidad el iferencial está
oomprend ida entre el 95 y el 98 por 100 (t = 2'20). :l pesar del escaso número de grados d~ libertad.
OO.-l llrfice ,m/atino
Sexo
"
mln.- ma..:.
ma!clIlino
femenin o
15
72'00-93'33
69'39-92'50
6
M ± rn
SO'80±I'fi2
79'OO± l'71
11
±
•±
IDq
6'06± 1' 13
S'32±2'51
111 ..
7'50±1'39
10'28±3'1O
Los dos valores medios se sitúan casi en el límite entre la lepto
y la mesoestafilinia. Análoga tendencia se advierte en la distribución individua.l de las variantes dentro de las categorías del índice:
V
Fr,-'C. nbsoJ.
Leptoestafilioos ... ..
Mesoesta6linos ...
...
Braquiestafi1inos ... ...
•
7
... ..
467
5
3
33'S
20'0
15
m,
M
Free. absol
3
2
1
•
50'0
33'S
16i
6
La diferencia sexual carece de significación estadística : D
1'80 ± 4'05 ; t = 0'44.
~
•
±
[page-n-64]
..
•
•
67.-Carocteres romatosc6pico& de la norma inferior
Toro palatino.-Esta fonnaci6n se presenta s6lo en dos de los
ejemplares estudiados y aun con débil desarrollo.
Aguiero occipital.-Las frecuencias comprobadas para las diferentes fonnas son las siguientes:
v
"
~rec.
absol.
3
2
5
3
Rómbico
Elíptico ..
Circular ..
Irregular ..
,
•
•
23'1
15'4
38'4
2
1
2
23'1
O
13
•
"",
absol.
"
•
40'0
20'0
40'0
0'0
Juveniles
Free.
aOOoI.
1
O
O
O
F,=
absol.
---100'0 O
%
0'0
0'0
0'0
1
I
O
%
0'0
5()'0
50'0
0'0
2
1
5
Aloruos
Cavidades glcnoideos.-Apréciase marcado dimorfismo sexual en
el grado tlel desarrollo de la cavidad articular del c6ndUo mandi·
bul:lr. según se illoica a continuación:
\'
Free.
absoJ.
Pequeñas .. ..
Medianas ..
Grandes .. , " ,
,
S
6
16
25
•
12'0
Free.
absol.
24'0
4
64'0
1
8
13
"
•
--
Juveni.l.es
lo
"rec.
Alolisos
p,,,,,
61'5
O
308
77
1
1
% absol. %
-0'0 3 50'0
50'0 2 33'3
50'0 1 16'6
5
6
absol.
Con distinto desarroUo se señala la presencia de una apófisis
post-glenoidea en los ejemplares siguientes: Más d'en Jaume, 1853 ;
Cueva de les Llometes, 114 (infantil); Palanqués, núm. 2; PaJaSto
de Navarrés; Cueva de la Pastora, núms. 3, 15 y 52. El grado máximo de desarrollo se obselVa en el ejemplar del Palafito de Navarrés, en el que la citad a formaci6n mide 15 milímetros de longitud
en la base y constituye la pared posterior de la cavidad en una extensión equivaJente a sus dos terceras partes. Tiene forma triangular, con base superior, y desciende hacia delante de la mitad ex-
•
•
[page-n-65]
64
\IIGUEL
•
rusn
tema del timpánico. La cisura de Glasser se dirige oblicuamente
hacia abajo y hacia fuera sobre la pared posterior de la cavidad,
separando la apófisis del hueso timpánico. El borde extema de dicha apófisis forma el tubérculo cigomático posterior.
as.-Caracteres generales
En los ejemplares estudiados se aprecia notable dimorfismo sexual en cuanto al grado de robustez, según se manifiesta en la siguiente distribución;
V
Free. l¡bsoL
Muy robusta~
Robustas ... ...
Medianas .. ...
Gráciles ... ...
7
IS
10
1
"
"
Frt:c. absol
"
21'2
•
0'0
6'S
31'S
O
4S'S
30'3
3'0
1
5
10
33
62'5
16
Algo menos patente resulta en general el dimorfismo cu cuanto
al tamaño. No obstante, predominan en el sc;c:o masculino las mandíbulas grandes, y las medianas y pequeñas en el femenino.
OO.-Longitud de la mandíbula.
&,"
mlaculinQ
femeninQ
/
~
10
9
mín._ mb.
M ± nl
06-105
100'60±0'92
97'67± 0'96
!n-IOI
a
±
ma
2'92± 0'65
2'87 ± 0'68
.. ±
m~
2'OO±O'ij5
2'94± 0'69
El dimorfismo sexual para este carácter es; D ± Il1 d = 2'93 ±
1'33, y su probabilidad diferencial queda comprendida entre el 9S
y el 98 po' 100 (t = 2'20).
[page-n-66]
•
65
I'OIILADORES NEQ-ENEol..Í'ncos VEL LEVA:',.!: ESI'AÑOL
•
70.-Al1cTtura bicondílea
Sexo
masculino
femenino
~
mín. - mb.
100 112 -
131
119
a ±
M±m
114'On ± 2'73
115'20 ± 1'16
m
.,
v±m..
8'62 ± I'1I3 7'.56 ± 1'69
Z'S9 ± 0'82 2'25 ± 0'71
Los dos promedios resultan medianos o más bien bajos, referidos a la amplitud de la variación para este caní.cter, según Martin
(pág. 972). La diferencia eotre ellos es poco importante y carece de
signillcaci6n estadística: D ± Illd = 1'20 ± 2'97 j t = 0'40.
7l.-Anchura bigoníaca
•
s...
muculino
feme nino
•
min._mñ.
M±m
"
80-113
82-102
9t'33±2'51
89'00±2'26
8
a
±
m".
v
±
m ..
9'72 ± l'n 10064 ± t '94
ó'3!)± )'60 7'18± 1'SO
Esta anchura es muy pequeña en relación con la serie de datos
publicados por Martín (pág. 897). Lo es también respecto a los promedios de la "Crania Hispanicu" (varones, 98'7; mujeres, 91'0). La
diferencia entre ambos promedios, D ± rn d = 2'33 ± 3'38, no es
significativa (t = 0'69).
72,-Morfología €kl cuerpo mandibular
El ment6n es prominente en casi todos los individuos de ambas
en especial en los varones, en los que el triángulo mentoniano es, por lo general, muy visible. Sólo en el 4'2 por 100 de los casos
aparece una escotadura en el borde inferior.
La cara posterior de la región sinfisaria está particularmente inclinada en tres ejemplares, los cuales presentan el Uamado planum
alveolare: Palanqués, núm. 9 ; Cueva de la Pastora, núm. 22. y mandíbu1a suelta núm. 10. Unicamente en la mandíbula suelta de BeniSid, núm. 3, y en la correspondiente al cráneo femenino núm. lB de
~xos,
•
[page-n-67]
•
66
la Cueva de la Pastora se aprecia la existencia de un ligero toro
mandibular. En este último caso la fosita sublingual alcanza notable
desarrollo.
73.-AItura de fa sínfisis
Scxo
n
masculin o
femenino
24
13
mío-m.,;
28-39
26- 35
M
±
m
33'33 ± O'6 1
J I'69 ± O'70
(f
± 111.,
2'97 ± O'43
2'53 ± O'50
v± m.
8'91 ± ,'29
7'98 ± , '56
Los promedios de ambos sexos son ligeramente superiores a los
de otras series en las que predomina el elemento racial mediterráneo [Romanos de Tarragona (Pons, 1949) ; varooes, 32'25; mujeres,
30'33; Judíos de Mont;uich (Prevosti, 1951) : varones, 31'95; mujeres, 28'64].
La diferencia sexual es normal: O ± md ,.. 1'64 ± 0'93, y su
probabilidad diferencial queda comprendida entre el 90 y el 95 por
100 (t ~ 1'76).
74.-Allura del cuerpo
Suo
n
m. ~euIiDO
28
femenino
"
mio. -
míx .
27- 36
27-32
M±m
!f±m"
31'32 ± O'45
29'29 ± O'4i
2'37 ± 0'32
t'64±O'31
v
±
m ..
7'57 ± t'OI
5'60 ± 1'06
La altura del cuerpo mandibular es mediana, con tendencia a
baja, respecto a los valores de la lista publicada por Martín (página 979). El dimorfismo sexual es acusado: O ± m.. = 2'03 ± 0'63,
y posee amplia significación estadística por quedar comprendida su
probabilidad diferencial entre el 99 y el 99'9 por 100 (t = 3'22).
75.-Espesor del cuerpo
s".
~
mueulino
femeDitlO
23
1.4
mÍn.-mb.
M± m
10- 14
8-14
11 '68 ± O'J9
11'07 ±0'39
a ± mO'
y
±
my
1'03 ± 0'14 S'S2 ± 1'18
1'~4 ± 0'27 13'01 +2'4&
•
•
[page-n-68]
•
.
,
67
POBLADOIlES f',."EO-ENEOU11COS 01';:1. l.EV~ ESPANOL
•
Este espesor es débil, según se deduce de la comparación de los
promedios con la lista de valores publicada por Manin (pág. 979).
El dimorfismo sexual es poco importante: D ± ffid = 0'61 ± 0'43.
y carece de signiflcaci6n estadística (t = 1'42).
76.-lndíce del cuerpo
Sexo
muculino
remenino
~
m{D._máx.
M±m
O' ± m".
30'56-46'13
29'63-46'67
37'61± 0'64
37'86± 1'42
3'37±0'45
5'30± I '00
v
±
m.
8'96 ± 1'20
14'00 ± 2'SS
También en relación con la altura, resulta estrecho el cuerpo
mandibular, según se advierte al comparar con los p:Tomedios que
figuran en Martin (pág. 979). La diferencia entre ambos promedios
es insignificante: D ± m d = 0'25 ± 1'56; t= 0'16.
77.-Morfología de la rama
En consonancia con el notable desarroUo que d,ebió alcanzar en
muchos casos el músculo masetero, según se indicó al tratar de tas
rugosidades correspondientes a la aponeurosis de su inserci6n en
el hueso malar, la regi6n del gonio es rugosa y extrovertida en buen
número de ejemplares masculinos, advirtiéndose para este cnr{,cter
notable dimorfismo sexual.
Predominan en el sexo femenino las ap6fisis coronoides bajas y
anchas de forma triangular; en el masculino son también frecuentes las que alcanzan gran desarrollo en altura.
Los cóndilos son generalmente pequeños en el sexo femenino y
medianos o grandes en el masculino.
La escotadura sigmoidea es más bien ancha y poco profunda en
la mayoría de los ejemplares de ambos sexos.
7B.-Altura de la rama
Sexo
•
masculino
remeniDo
n
mín. - m'lI.
¡O
52-68
8
52-61
-
M± m
61'61± 1'26
56'88±t'09
It
±
ffio-
v±m~
5'O2 ± O'89 8'15 ± t'44
3'09 ± 0'77 5'43 ± t'36
[page-n-69]
68
El promedio masculino resulta mediano y bajo el femenino , en
relación con la amplitud de variación individual que Martín (pá~
gina 983) señala para este carácter.
El dimorfismo sexual es importante: D ± m d = 4'75 ± 1'67 y
estadísticamente significativo, a pesar del escaso número de grados
de libertad, nlc:mzando S il probabilidad diferencial el 99 por 100
(t ~ 2'84).
•
79.-A1¡chura de la rama
I
"±
Sexo
I
n
mill .-m'::.:,
IlIa scuJillU
J7
12
26- 37
32'35 ± O'61
26-30
30'42 ± O'91
femenin o
m
(1"
± m o;r
2'53 ± O'43
S'15 ± 0'64
v
± 111 ..
7'82 ± 1'34
•
t0'36 ± 2'1I
•
Ambos promedios resultan más bien pequeños, especialmente
el femenino en relación con la variabilidad individual del carácter
(Mam .., pág. 983).
La diferencia entre los dos sexos es nomml: D ± 1lI.l = 1'93 ±
1'15. y su probabilidad diferencial queda comprendida entre el 80
y el 90 po' 100 (t = 1'68).
8O.-lndice de la rama
,
Sexo
"
l'
mnculino
femenino 10
min.-máx.
M± m
39'87-65'88
45'61-63'46
52'71 ± t'79
53'1O± 1'95
± mO'
v ± m..
6'71±1'27
6'17±i'38
12'73±2'41
11'ó2±2'60
O'
También en valores relativos resultan estrechos por término me·
dio los ejemplares aquí estudiados, según se deduce de la comparación de los promedios de ambos sexos con los de la lista de valores que figura en Mamn (pág. 983).
La diferencia sexual para este carácter es poco importante, D
± m¡l = 0'39 ± 2'65, y carece de significación estadística (t = 0'15).
•
[page-n-70]
•
69
,
8L-Angula 11lonclUndar
Sexo
"
m..eulino 13
femenino 9
M±m
mín.-máx.
100"'-126"
l1t-- 133"30
115'62"± 1'98
127'7S-±2'31
t1
±ma
7'16±1'40
6'9.±1'64
v
±
m.
6'19±)'21
5'61±1'32
El promedio masculino resulta mediano y elevado el femenino.
respecto a la amplitud de variación individual señalada por Martín
(pág. 985). Como es normal, el dimorfismo sexual para este carácter
es elevado: D ± Illd = S'16 ± 3'04. La probabilidad diferencial,
a pesar del escaso número de grados de libertad, queda comprendida entre el 98 y el 99 por 100 (t = 2'68).
•
•
82.-A'lgulo sinfisario
5e;l:o
"
ma$culino
21
femenino
10
=
mín. _
máll:.
66"-sg68·-89"
M± m
81'4)·± l'14
80'60" ± 2'29
(f
± Dio:
5'2.. ± 0'81
7'25± 1'62
v
±
m.
6'43± 0'99
9'OO± 2'O1
No se observa dimorftsmo sexual para este carúcter ; D :t
0'83 ± 2'62; t ~ 0'32.
ffid
83.-Indice gonio-cigomático
Sexo
míD.-miJ:.
"
masculino
femenino
•
-"
2
73'95-77'Z1
3
66' 13-73'20
75'61
69'56
El promedio de los ejemplares masculinos es mediano y algo
bajo el de los femeninos respecto a la variabilidad general de este
carácter (Martin , pág. 908).
[page-n-71]
•
10
MlCUEL FUSTÉ
•
H) DENTICIÓN
Forma del arco dentariO.-La fonna. predominante en ambos
sexos es la parabaloide, según se pone de manifiesto en la clasificación siguiente:
Free.
absol.
Upsiloide ... ... ... ...
Paraboloide ..
Elipsoide ... ... .........
O
17
2
Alofisos
M
V
Free.
absol.
-• - -- --
19
Free.
absol.
•
- - - ---
0'0
62'5
O
5
3
0'0
89'5
10'5
%
3T5
8
O
3
1
0'0
75'0
25'0
4
Desgaste dentario.-En el cuadro núm. 2 se mdica la clasificaci6n del grado de desgaste de los molares definitivos, según las categorías establecidas por Senyiirek (1949, a), basándose en las de
Broca:
•
Falta el desgaste ; cúspides agudas.
Sólo el esmalte está desgastado. El marfil permanece
intacto.
Las cúspides han sido erosionadas; se ven algunos
islotes de marfil.
El desgaste ha progresado de suerte que las cúspides
de la corona han sido desgastadas por completo y el
marfil completamente expuesto
El desgaste se ha extendido hasta el cuello; Ja corona
ha desaparecido por completo.
1
11
111
IV
V
Cuadro núm. 2.-Desgaste de los molares
M'
1
O
M,
O
0'0
,
21' 4
42'3
9
42'9
8
57 ' 1 13
34'2 15
"'., ,
21' 4 17
44'7 14
::17'8
1
36'8
7
18'4
,
18'9
3
15'8
1
2·6
1
2"
O
O'.
11
111
9
34'. 11
52'4
3
IV
6
23'1
1
;'8
O
0,0
O
0'0
O
0'0
O
0 '0
-2.
M,
0'0
11
V
M,
M'
.\1'
-
21
-
14
O
-
38
0'0
O
37
2
0'0
-
19
10'5
36'8
•
[page-n-72]
•
71
•
Se observa el predominio de los grados 11 y III de la clasificación. En general, la intensidad de la erosión corre parejas con el
orden de emergencia de las piezas. Como puede verse, no son raros
los casos en que el esmalte de In cara oelusal ha desaparecido casi
por completo, y se advierten intensas erosiones en el marfil. Tal desgaste se ha observado también en algunos casos en la dentición de
leche. Como es sabido, el intenso desgaste dentario de los hombres
prehistóricos ha sido relacionado con su modo de alimentarse.
Caries dcnlaria.-En Wl total de 525 piezas conservadas "in
situ", la frecuencia global de la caries asciende al TOS por 100 +
1,12. Su localización va indicada en el cuadro núm. 3.
Cuadro lIúm. 3.--Carics dentaria
Pie'~ llij
\Iuihll
•
~ "perior
,\Iu.ilar inrerior
e: Ir i e s
ca ric l
Pi ....
Pie...
"b.~.·
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.bool.
o b .~r_
%
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6
O
0'0
-- -1,
C
1',
P.
~I ,
M~·
M
,
•
13
18
31
O
-O
--
0'0
I'iu••
.~
.bo.ol _
13
O
-- -2.
O
-- 1- -0'0
%
-- --
-- --
1,
43
O
0'0
[¡-7
0'0
-0'0
--
-40
0'0
-" - - - - 1 - - - - 16' 7
18'2
6ó
" - 7- - - 1 - -12;- - 35
7
20'0
O
60
-- -- 1- -20
O
0'0
35
1
oboe._
ud ..
6'7
19
c" rie ~
t- ~ c_
39
o¡;
-- -O
-O
0'0
-0'0
-- -61
O
0'0
-- -73
- 75
lOS
95
-2'9
muifarc~
.bool_
--
-- 1- -3
9'70
42
1
2'4
-- --- -2
Amboa
55
;
5'5
-- -2
2'7
- -I7-u
19
-11
11 '6
-- -1
1'9
El porcentaje antes citado es muy bajo en relación con la freo
cuencia de la caries en las poblaciones actuales. No obstante, es a1go
más elevado que en otras poblaciones pre y proto·históricas, según
se deduce de su comparación con los siguientes datos;
[page-n-73]
72
·.
MlCUEL FUSri
%
%
Neolítico francés en general (Hartweg, 1950)
6'34 %
Calia pre-romana (Hartweg, 1950)
11'35 %
Calia romuDO (Hart.weg, 1950)
Francia (épOC3 actual) (Hartwcg, 1950) .... " .......... .. 33'00 %
Romanos de Ampurias (PorlS, datos inéditos) ....... " .. . 10'8 %
2'81
3'81
Neolítico del Macizo Central francés (fIartwcg, 1950)
O"
o"
o"
...
o,,
o ••
.
. . . ..
o ••
o • •
• "
•••••••••• ••• ,'
Servitas de Ampurias (época medieval) (Pons, datos inéditos)
o ••
o .... .
. . . . . . . ..
...
...
•
...
...
. ..
' "
o ••
•• • • ••
11'2
%
Prescindiendo de tres mUlldIbulas con reabsorción completa del
borde alveolar, debida probablemente a senilidad, el número de
piezas caídas ir¡ vivo por procesos patológicos (caries, abscesos.
piorrea, etc,), es de 51, entre ambos maxilares, a juzgar por el
número de alveolos reabsorbidos. Esta cifra representa el 4.'71 por
100 del número total de observaciones (1.067). De las 51 reabsorciones, que se distribuyen entre 14 individuos, s610 dos de un mismo
y a un C. En todos los demás casos
individuo corresponden a un
los alvéolos reabsorbidos lo son de molares. En gran número de
casos, las citadas reabsorciones se dan en bocas que presentan otras
piezas con caries.
Además de la importante lesi6n localizada en la mandíbula, correspondiente al cráneo núm. 21 de la cueva de la Pastora, ya indicada al tratar de la patología, existen lesiones debidas a abscesos
alveolares en los siguientes casos:
'2
•
•
Maxilar superior: Beni-Sid, números 9 y 13; Barrane del Sinc.
Maxilar inferior: Mandíbulas sueltas de Beni-Sid, núms. 3 y 21.
Persistencias anormales de piezas de la dentición de leche.-En
dos casos (mandJbulas sueltas: Pastora, núm. 3 y Palanqués. número 10), ha persistido el segundo molar de la primera dentición, no
habiendo sido sustituído por el correspondiente p.
111.- ANALlSJS TlPOLOG1GO DE LA l'OBLAGJON
Examinada en detalle la variaci6n serial de los caracteres en la
población, procede ahora atender a la individualización de sus elementos raciales.
Es obvio afirmar que el mal estado de conservación de buen número de ejemplares, especialmente en lo que se refiere al esplacno-
•
[page-n-74]
•
73
•
cráneo. dificulta col1sklerablcmcnte la distinción de tilXlS; y, por olra
parte, se trata de una población en la que no es de prever la presencia de elementos raciales morfológicamente muy dispares. Debe.
pues, procederse con suma cautela eu el análisis, muy en especial si
se quiere abordar el aspecto cuantitativo del problema.
Dos conclusiones pueden deducirse directamente del simple
examen del material, y que se confirman en el estudio analítico precedente: el acusado predominio de la tipología mediterránea en
sentido amplio y la falta de individuos braquicéfalos en número
suficiente para ser considerados elementos de importancia del complejo analizado.
Otra observación que sirve de punto de partida para orientar el
diagnóstico es la presencia, en número no escaso, de ejemplares ro-
•
bustos en los que la dolicocefalia, a veces muy acentuada, va acom,
pañada de considerable altura del cráneo, de tal modo, que observado éste según su nonna superior, resulta alargado y, en cambio,
parece oorto según la lateral a causa de su notable altura. Además,
se advirtió la presencia de algunos individuos atribuíbles a persistencias d e tipos del Paleolítico superior.
Analiznremos primeramente algunas combinaciolles binarias de
caracteres métrioos que pennitell la separación de los tipos.
A)
Cor.lBINACrÓN ENnlE LOS ÍNDlCt;S CE"'ÁLICO
y
vÉnTJCO-LONCITUDlNAL
En la figura núm. 7 se observa la falta de la usual correlación
positiva, de carácter espúreo, entre ambos caracleres. Pero si se
prescinde idealmente de los individuos rodeados por la línea de trazos, la correlación se manifiesta a pesar del esca€o número de ejemplares.
.
Todos los individuos situados en la zona antedicha constituyen
un grupo bastante homogéneo, combinándose en ellos la dótico o
mesocránea con hipsicránea, exceptuando uno s610, que resulta a
la vez hiperdolicocráneo y ortocrnneo próximo a hipsi. Al propio
tiempo, tales cráneos son grandes y robustos. En cambio, en la mayoría de los restantes la combinación más frecuente es la de dólico
o mesocránea con ortocránea. El único ejemplar braquicéfalo que
figura en el cuadro combinatorio es hipsicráneo.
La separación de los individuos en dos grupos principales, atendiendo a esta oombinación, parece concordar oon la distribución en
[page-n-75]
74
MICUEL FlIsU:
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•
[page-n-76]
I'OIlLM)()I\ES .... p"O-E .... mLÍ'n cos DEL LlWA!<.'TE E..<:r",SOL
•
la serie de algunos caracteres, como la longitud máxima, alturas
craneales e índices de altura. (Véanse los gráficos correspondientes.)
Ello constituye un nuevo dato en apoyo de su discrepancia real.
B)
COMB INACIÓ:.r ENTIlE EL ÍNDICE CEFÁLICO
y
LA ALTURA AURICULAR
La separación de los dos grupos que acabamos de indicar se confi rma al examinar 1 figura núm. 8, en In que se combinan el Índice
:1
cefálico con la altura auricular, utilizada de preferencia a la bnsiobregma en razón del mayor número de ejemplares en que pudo determinarse.
•
"
u
•
..
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l'
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•
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•
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•
•
•
11
.~
•
~
RI
'" '" '" '"
[page-n-77]
76
Apréciase igualmente la existencia de un grupo de ejemplares
muy dolkocéfalos ':! altos, que d iscrepan de otro, más numeroso, de
d6lico o mesocrlmeos, en los cuales la altura es mediana o baja.
Puede aimdirse, desde ahora. que en el segundo de estos dos
,
grupos L'Oncurren los más típicos C;lfaclcrcs del tipo medite rr{¡neo
grácil ; miClJtms pcrtcncecn al primero, individuos a los que tanto
por la falta de la antes aludida correlación como por otros detalles
que más adelante se indicarán, cnbe calificar de eurafricanos.
C)
Cm.IBL~ACIÓN &.""l'TRE LOS ÍNDICES CEFÁLICO
Y FACIAL SUPERIOR
En la flgura núm . 9 se observa que la mayor parte de los ejemplares se agrupa en la zona común a la dólico o mesocránea y a la
mesenia. De este grupo, d ivergen otros en los que la dólioo o mesocránea aparece combinada con eurienia. Puesto que la mayoría
de estos últimos presentan, además, otro~ caracteres, como son C:l.meconquia y contorno cuadrangular de las órbitas, rasgos caractcrísticos de la raza de Cro-Magnon, parece oportuno calificarlos de
cromaiíoides, exceptuando uno sólo, que es casi hipsiconco .
•
•••
Dada la deñciente conservación de muchos cráneos, sería inadecuado proseguir analizando con deta lle combinaciones de caracteres métricos, sobre todo los de la cnra, por reducirse demasindo el
n(,mero de ejemplares utilizables.
D)
TlPOS RACIALES QUE INTECRAN LA POsu.CI6:i ESTUDIAD.\
Las combinaciones comentadas con nrman la relativa hetcro~e.
neidad de la población, advertida ya en un primer examen, y permiten distinguir en la misma tre.<¡ elementos principales: mediterráneos gr{lciles, eurafricanos y cromañoides. Mención aparte me
recen los dos únicos ejemplares braquicéfalos de la sede, así como
también el cráneo procedente del Palanto de Navarrés, que, por varios rasgos. se aprox ima al tipo de Combe-C;lpcllc el el Paleolítico
superior.
•
[page-n-78]
•
77
rOIlLAPOfIES NF.o-ENEOLÍ'ncos DEL LEVAm'E ESPAÑOl.
•
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[page-n-79]
\IlCUEL
78
I"Usn
Consideraremos ahora cada grupo en particular, trattmdo de
establecer y fundamentar en lo posible unll clas ificación indi\iclual.
l.-Pers;ste"cilJ.~
de tipos del Paleolítico superior
1 :l.-TIPO CJlO~IA..VOIlJl::.--.1;je halla muy bien representado por los
cas¡)s siguientes: Torreta núm. 1, Bcn i·Sid, núm, 9 y Pastora núm. l .
E! primero de ellos (Mm. 11 , !1gs. :l, b y C ¡ ¡{lIll, Xl, flg. a) es muy
grande, pesado y robusto. Norma superior (xmtagonoide, a juzgar
por el contorno del bdo izquierdo, puesto que el derecho está deformado. Mesocráneo casi en el Hmite con la doHcocránea. Orto y
lTlctriocrlÍnoo. Arcos superciJiares y glabela muy prominentes. Eurieno. Camerrino próximo a meso. Cameconeo con 6rbitas cuadran({ulares. LeptoestafiJjno. Prob'Ilutismo sub-nasal. Aristencefalia. La
notable desannonía craneofacial , así como la robustez característica
del tipo se aprecian bien en la figura.
Caracteres semejantes concurren en el ejemplar de Beni·Sid número 9 (lám. 11. figs. d . e. f ; lám. Xl. fig. c). de tamaño y robustez
algo menores que el anterior. Dolicocrúneo algo pentagonoide. Orto
y acrocráneo. Glabela y arcos superciJial'es prominentes. Mese'llo
próximo a eurieno. Cameconco con órbitas cuadrangulares. Probablemente leptorrino. Leptoestafilino. Prognatismo subnasal. E uencéfalo.
En el tercero de los ejemplares citados se aprecia asimismo considerable robustez. Mesocráneo. El contorno de la norma superior
('5 pentagonoide, aunque algo atenuado por cl gran abombamiento
de las protuberancias parietales. Orto y tapinocráneo. Eurieno. Cameconco con órbitas cuadrangulares. Leptorrino. Progllatismo subnasal. Aristencefalia.
Al mismo tipo parecen pertenecer los ejemplares de Beni-Sid,
núm. 5 y Pastora núm. 10. Especialmente este último, en el que, a
pesar de su mal estado de conservación, se advierte la desarmonía
cráneo·facial caf:lcterística del grupo, acompañada de leptorrinia y
órbitas cuadrangulares, probablemente mesoconcas. Mesocráneo
casi en el límite con la dolicocránca. Aristencéfalo. Por su gracilidad, globulosidad, ortometopismo y escaso desarrollo de inserciones musculares, parece oportuno atribuirlo al sexo femenino. Al
mismo sexo pertenece el antes citado ejemplar de Beni-Sid núm. 5,
reducido al esqueleto Facial con parte del frontal en conexión. Por
estar rotos los arcos cigom:íticos no puede medirse In anchura de
•
[page-n-80]
7.
•
•
••
•
•
la cara, pero es muy probable que fuese euriell:l acompaííada de
mesorrinia y mesoconquia, siendo cuadrangular ..1 contorno del orificio orhitario.
Aunque algo ntenuados, se adv ierten algunos rasgos crom,uioides en el ejemplar masculino del Más e1'en Jaume. núm. 1.853, y en
otros, en los que el mal estado de ooO';cr'\'aci6n impide precisar el
diagnóst ico.
La presencia de un suhstrato cromañoide en la población cspa¡jola durante el Neolítico y Edade.<; de los Metales, ha sido señalada
{;on anterioridad, y aun sobrestimada, por la mayoría de autores exlranjeros que se han ocupado de Su estudio. A..'ií ¡aeques (1887) en
la población del Argar, correspondiente a la Edad del Bronce, señala la presencia del tipo de ero-Magnon. Saner (1926), tras caracterizar métricamente el tipo predominante en los yacimientos espaiioles de las épocas citadas, indica su semejanza con la citada raz.'l
paleolítica, si bien advierte que no se identifica plenamente con ella .
Asimismo Scheidt (1924), basúlldose en trabajos anteriores, aduce
que todos los observadores est:in de acuerdo en atribuir la importante participnción del tipo citado en d ichas poblaciones.
Pero prescindiendo de eslos estudios generales no íaltan las ci·
tas conereta.~ de ejemplares cromali oides en yacimientos de los períodos indicados. En la regi6n valenciana señaló su presencia Lebze!fer (19....'5) junto a elementos rneditcrni.ncos. ibero-mediterráneos
(¿curafrieanos?) y algullns formas braquicéfalas. Entre los eroma¡i.oicles mencionados por este autor figura el de época ncoliticn de
la Cueva de la Sarsa en Boeairente (Valencia), que hemos tenido
ocltsión de examinar en el ~ I useo de Prehistoria de Valencia. Representante típico del grupo es, a su vez, el de la Cueva de Enguero
(Valencia), (Burras de Arag6 .. 1930, a). 4simismo (;Ollcurrcn alb"-1Il0S
rasgos ele este tipo en el cdneo por nosotros estudiado, procedente
del Vedat de Torrente (Valencia), (Fusté y Flctchcr, 1953). También
en la regi6n \'alenciana se ha citado en los yacimientos paleolíticos
del Parpalló, Gandía (Valencia), Alcobé, 1947), y del Barmnc Blanc,
dc Rótov¡\ (Valencia), Alcobé (1953) ad\'ierte en un frontal de cUcha
procedencia aflnjdadcs morfológicas oon el tipo de Mechta-Afalou,
del Norte de Afdca. así como con ciertos guanches de Tenerifc.
Otros yacimientos españoles, en los que se ha señalado el tipo
en cuestión, son los siguientes: Cueva de la Solana de la Angostura
(Encina, Segovia, Barras de Aragón (1933, a) r H oyos Sáillz (1917)¡
Cueva del Tisuco (Sepúlvcda, Scgovia, HOlJoS Sáinz (1947); Torrelaguna (Madrid), Barras de AragólI (1928); Cueva del Tesoro, To,
¡-remolinos (Málaga), Barra.s de Aragó" (1933) y floyos Sáinz (1947);
[page-n-81]
•
!lO
Alcázar del Rey (Cuenca) Barras de Magó/I (1931). Asimismo se
halla representado entre los ejemplares procedentes de la Cava
Fonda de Salamó (Tarragona), descritos por Batista y Roca (192,.3),
que hemos tenido ocasión de examinar en el Museo Arqueológico
de Barcelona, y también entre los cráneos procedentes de El Pasteral (Gerona), estudiado por Riuró (19-12).
Basta con lo dicho para dar idea de la difusión e importancia
del tipo cromañoide como elemento constituyente de las colectividades prehistóricas españolas. Su persistencia en épocas posteriores
ha sido señalada por Pans (1949) en las poblaCiones d e época romana de Tarragona y Ampurias y por Fusté (1950, 1953) en cráneos de
la época de la cwtura helenístico-romana de Baleares. Ya de anti-
guo su persistencia entre los actuales vascos fu é señalada por Cartail1wc (1886).
1 b.-TIPO DE COMBE-CA!'ELLE.-}unto a las fonnas cromañoides
que acaban de ser mencionadas, parece oportuno considerar el cráneo procedente de la estación lacustre de Navarrés, al que varios
caracteres, y muy en esrecial sus dimensiones y su considerable robustez, le confieren cierto "aspecto" palcolítico. Posiblemente, cabria relacionarlo por varios rasgos con el grupo de eurafricanos,
pero discrepa de él IXIr la meDor alhlra relativa del cránaa. Por ello,
y aun cuando pueda considerarse con cicrta probabilidad como un
extremo de fluctuación de este grupo (téngase en cuenta que, si
bien es camecráneo en el limite con la ortocránea, es, al propio
tiempo, hiperdolicocráneo) se considera aquí por separado.
El cráneo que nos ocupa (lámina llI) debió pertenecer a un varón cuya edad aproximada cabe cifrar hacia los cincuenta años. Es
grande (aristencéfalo), macizo y pesado, ofreciendo un acusado des·
arrollo las impresiones musculares. El contorno de su norma superior es birsoide muy alargado. Hiperdolicocrflllco eu el límite con
la dolicocránea. Eurimetope.
En la nonna lateral se aprecia la considerable prominencia glahelar (tipo VI de Broca). El perfil sagital, algo huído en la región
frontal, sigue CUlVilineo en la parietal y presenta un notable aplanamiento post-obélico. Región occipital prominente, formando "chignon", en el que participan el borde posterior de los parietales, algo
inclinado hacia fuera, y la escama occipital considerablemente
abombada.
Las línlHlS tempora1es están muy acusadas en todo su recorrido ;
la inferior, fonnando arco, va a unirse con la cresta supramastoidea,
en tanto que la superior se dirige hacia atrás, hasta algo por debajo
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...
•
,
de la protuberancia parietal. Las apófisis mastoides son grandes y
robustas, con la cresta supramastoiclea muy acusada.
La cara está poco inclinada (mesogDato). El nasio está muy hundido debajo de la prominencia glabelar. Los nasales son prominentes y la espina nasal lo es también.
Cnmecrállco y ortocráneo (pr6ximo a carne) lXlr los índices vértico y aurícula-longitudinal.
En la norma anterior, la frente aparece ancha e incli nada, con
las protuberancias reunidas en una sola central. Se comprueba el
notable desarrollo de la glabela y de los arcos sl1perciliares (tipo JI
d e Cunnillghalll y SchwaU)c). La cara es grande y alargada (lcptoprosopo y leptcno), con relieve muy acusado. Las 6rbitas son med ianas, sub-cuadrangulares, con el eje transversal inclinado hacia
abajo y hacia fuera. El índice orbitario corresponde a la meSOCORquia. La nariz es algo alargada (mesorrina), con el borde inferior de
la abertura piriforme cortante y nasales en forma de reloj de arena.
Los malares son grandes y algo prominentes lateralmente; su
apófisis frontal es muy ancha y presenta un acusado proceso marginal. En la cara lateral de estos huesos existe un saliente oblicuo
hacia delante y hacia abajo, que corresponde a la inserción de los
músculos cigomáticos. El borde inferior de los maJares es rugoso,
evidenciando un notable desarrollo del masetero.
La región maxilar está bien desarrollada con el borde alveolar
alto. Paladar muy profundo. Raíces destarias con mucho relieve.
Las de los incisivos y caninos son curvas. Fosa canina bien marcada.
El contorno de la norma posterior, bastante asimétrico, es domiforme, con las protuberancias parietales redondeadas y aJtas y
ligera q uilla sagital. Las paredes laterales del cráneo están algo
abombadas, especialmente la del lado izq uierdo. Las líneas nucales
superiores, fuertes y arqueadas, se extienden hacia la sutura occipito-mastoidea, prolongándose por la cresta que atraviesa diagonalmente la cara externa de la apófisis masto idea. E l plallum tlucale
acusa con su rugosidad el fuerte desarrollo de los músculos de la
nuca, resultando algo abombado. Acrocrál1eo y metriocráneo por Jos
índices vértico y aurícula-transversal.
El arco dentario es paraboloide. El paladar es grande y alto. El
agujero occipital, ovalado. Los cóndilos occipitales son grandes y
prominentes, y las cavidades glenoideas profundas.
El cóndilo temporal, que limita anterionnentc Ja cavidad glenoidea, sobresale del plano inferior del cráneo. La apófisis post-glenoidea fonna, en los dos tercios exteriores, el límite posterior de la
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•
cavidad y tiene 15 milímetros de longitud. Es un saliente triangular de base superior, que desciende hacia delante de la mitad externa del timpánico. La cisura de Glasser sigile oblicuamente hacia
debajo y hacia fuera sobre la pared posterior de la cavidad, sepa-
rando el timpánico de la apófisis post-glenoidea. El borde externo
de la apófisis determina la fo rmación del t ubérculo cigom:í.tico posterior.
En consonancia con el cráneo, la mand íb ula es grande y robus-
ta, con el mentón redondeado y prominente. Apófisis geni robustas.
La rama ascendente es muy alta. Región goníaca redondeada, rugosa y extrovertida. Apófis is coronoides peq ucñas, de fOrma irregular. Escotad ura sigmoidea muy poco profunda.
•
A)
•
•
•
•
Comparación del cráneo cncolítico de Navtlrrés
aurj'-íacien.se ele Combe-Cal)elle
COII
el
En la figura núm. 10 se han superpuesto las craneogrnmas de la
norma lateral del cráneo del Palafito de Navarrés, y el correspondiente al cráneo de Combe-Ca pelle. con el que, desde un principio.
se apreció notable semejan7.:l.. Esta q ueda parente cn la superposición y se adviertc no sólo en los nlsgos principales, sino qHe trasciende incluso a numerosos detalles, tanto del espl¡¡Cnocníll(.'o como
del neurocráneo.
E l trayecto del contorno sagital es semejante, con parecida curvatura de las regiones que lo integran. Así, en ambos, la frente es
algo más vertical en el trayecto comprendido entre la glabela y las
prot uberancias frontales.
En ambos ejemplares el arco parietal es mayor que el frontal, la
escama occipital es alta y cUPla y el aplanamiento post-obélico es
semejante. La glabela y arcos superciliares son promincntes y de
conformación parecid a. También se comprueban patentes semejan...as en el hund imiento de la raíz nasal, grado de inclinación del perm de la cara, robustez d e las apófisis mastoides y en el desarrollo
de la cresta supramastoidea. El borde inferior de la apófisis orbitaria externa presenta, en los dos ejemplares que se comparan, un
espes:uniento de modo que sobresale en el lugar de su articulación
con la apófisis fronto-esfenoidal del malar.
Nuevas coincidencias se aprecian en la configuraci6 n de la apófis is post-glenoidea y en el trayecto de la cisura de Glasser según 1
6
expuesto al describ ir el cráneo levantino, el cual discrepa, por este
carácter, de la mayoría de los actuales európidos y coincide, en
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•
c:unbio,
COII
el p:tleolítico de Combc-Capelle. Análoga disposición
hall sClialudu Boufe y Vllffois (1930..1) t.:U lus c r!Ílleos del ti l)() de ~Iech ·
ta· Af:llo u.
También en la C:lrD. -se aprecian algunas coincidencias entre las
formas que se companlll. Así, por ejemplo, el desarrollo y configu.
raci6n de los malares y su prominencia latera l. En ambos se pteSC II la un proces9us nwrginalis bien desarrollado en la apófisis ftontoesfenoidal, y las inserciones de los músculos cigomáticos y masetero
ofrecen desarrollo semejante.
El contorno e inclinación de las órbitas son semejantes. Los Imesos nasales son pcquciíos y b espina nasal es prom inente en ambos
crítneos.
NEunOCHANEO
Pa lalilO
M,,'" ¡.J. s
Combe-Ca.pelle
Longitud máx ima ..
Anchura m:h'ima.,. ,_, ...
... ... ...
Anchura fro ntal mínima ...
máxima
Altura bas io-bregma ... ... ...
...
... .. ,
Circunferencia máxima ...
Arco sagital fro ntal
Arco sagital parietal ... ...
Arco sagital occipital ... ...
Cuerda sagital frontal ... . ..
Cuerda sagital parietal...
Cuerda sagital occipita l
l ndices
Cefálico ... ... ... ...
Vértice-longitudinal ... ..
",
"
"
•
,
...
.. ... ...
... ...
o ........
T ransverso frontal ... ... . ..
Transverso fronto-parietal
Capacidad ".. .. . '". o" ••• ...
..
...
:-"lIvarrés
•
198
196
202 (1)
ISO
137
13·. (1)
101
104 (1)
ISO (1)
115
139
136
136 (1)
559
540
132 (1)
ISO
138,5 (1)
135
119 (1)
125 (1)
115,7 (1)(1) 114
120 (1)
121
98,5 (1)
104 (1)
"
Vértico-transversal.
•
d.
...
+
65, 7
70,2 (2)
67,3 (2)
106,9 (2)
101,5 (2)
SO,O (2)
77,6 (2)
1.500
69,90
69,39
99,27
87,83
73,72
1.470,65
•
•
[page-n-86]
•
85
•
ESPLACNOCRANEO
Palarito
d,
CQmbe-Capelle
Anchura bicigolllática ...
Altura de la (:UI1I superior.
N..... rré~
130 (?)
Medidas
132
74
82
..
Anchura interorbital'ia
Anchura orbitaria ....
Altura de la órbita ...
Anchura nasal.. ... ...
Anchura bicondilea ...
Anchura bigoníaca ...
79 (1)
27
40
.. .
... . ..
. ..
. ..
. ..
Ahura del cuerpo mandibular ...
•
•
•
35
33,5
Espesor del cuerpo mandibular
Anchura de la rama ... ... . ..
4ú
•
Angula mandibular
Angula sinfisario
o, . . . . . . . . . .
o .....
114
92u
Q
, ••
llldices
Facial superior ".
Orbitario ........ .
Transverso cráneo-r:lCial
Fronto-cigolTIlítico
Gonio-cigomático ... ..,
del cuerpo mandibular "." ...
25
119
102
38
35
13
31
12
....... ,. _, .
40
32
2B
26
106
92
Altnra de la sínfisis ..
22
00,77 (2)
70,0
100 (2)
97,01 (2)
80,0 (2)
70,77 (2)
35'8
113$
so-
56,06
80,00
96,35
76,56
77,27
37,14
Cuadro Illlm , 4.-Comp:lración entre los c riUI('(K UI' Comix"-Capdl<, y del Palafito de Navarrés.
•
•
..
•
La semejanza morfológica que acabamos de indicar viene con(innada por el cotejo de los caracteres métricos de ambos ejemplares, según puede apreciarse en el c uadro núm. 4. Es notable la escasa diferencia que se advierte en las medidas absolutas, especialmente del neurocráneo, si bien son generalmente algo menores e n
el ejemplar valenciano. Las más acentuadas diferencias se hallan
en la anchura frontal máxima y la circunferencia horizontal. También son semejantes Jos índices del neurocráneo. Así, ambos son
hiperdolicocníneos, acrocráneos, según el índice vértico-transversal.
intermedios según el transverso frontal y curimetopes por el trans-
( 1)
Segim Moranl (1930-31 ).
(2)
Culcubdo flor
nO.~otros
:1 p:lflir de
If)~ dnto~
empíriC'f'l';
[page-n-87]
86
MIGl/El.
ru<¡n~
verso fTonto-parietal . En cuanto al vértico-Iongituclinal, el valor correspondiente al cráneo del Palafito de Nuvarrés que se sitúa en la
camecráneu, próximo al límite con la ortocránea, resulta intennedio
entre los valores que para este índice corresponden al ejemplar de
Combe-Capcllc, calculados a partir de las medidas absolutas publicadas por Klaatsch y Hallscr (1910) y Morant (1930-3 1).
En la cara, las discrepancias son más acentuadas. La anchura
intcrorbitaria es mayor en Combe-Capelle y la cara superior más
alta y 11\s órbitas algo más bajas, tanto en valores absolutos como
en relación con las respectivas anchuras. Valores semejantes corresponden en los dos crá neos a los índices transverso cráneo-facial y
frauto-cigomático.
Pero es en la mandíbula donde las diferencias entre ambos ejemplares son más importantes. Este hueso es más ancho, la rama más
alta y estrecha y el mentón m¡ls prominente en el cráneo valenciano. Por lo contrario, tanto el espesor como la altura del cuerpo y el
ángulo mand ibular tienen valores parecidos en ambos.
En resumen, gran número de semejanzas entre ambas formas
frente a ninguna discrepancia esencial, por lo q ue cabe concluir que
si debe buscarse un antecesor paleolítico al cráneo de Navarrés, éste
sería sin duda el tipo de Combe-Capelle o alguna de las formas afines al mismo (hombres del loess), ya que por la mayoría de sus rasgos, y especialmente por la morfología de la cara, se separa netamente de Cro-!vlagnon y Crimaldi. Importa asimismo sei'ialar que
las divergencias que el ejemplar \alenciuno presenta respecto al cráneo de Combe-Capelle lo aproximan más al tipo mediterráneo que
predomina en la poblaci6n aquí estudiada.
B) Comparaci6n del cráneo de Nuvarrés
eDil
otros hallazgos
Ifflieo y lIIe~"Olíticos
Comprobac.la la selllo::janza morfol6gica del cráneo de la estneién
lacustre de Navarrés con el de Combe·Capelle, parece oportuno
compararlo con algunas de las fonnas que se han relacionado asimismo con este último.
a)
Crúneo de la gruta de las "A-rene CUHd¡de"
Trátnse del cráneo descubierto en 1942 por Bcmab6 Brea en un
estrato del :luriñaciense superior, y a él ha dedicado dos notas
S. Scrgi (1950 y 1951). Perteneció a un individuo juvenil. cuya edad
•
•
[page-n-88]
B7
-
debe estimarse hacia el fin del período puberal y cuya estatura, calculada por CemlO. es de 165,4 centímetros. El cráneo presenta una
acusada deformación póstuma. Su capacidad es elevada. La nomla
superior elipsoide (?) alargada (por la situación posterior de la anchura máxima parecería más bien ovoide). Muy doUcomorfo. Bóveda a lta (acro--ortocráneo). Frente relativamente ancha (eurimetope).
Euriprosopo (a causa de escasa altura alveolar, aunque la cara no
es muy ancha). Ortognato, con ligero prognatismo alveolar. Meso-
cráneo. Camerrinia moderada. DoJicounínico. Leptoestafilino.
Estos son, según Sergi, los más destacados rasgos del ejemplar
de Arene Candidc, cuyo neurocrttneo, según el propio autor, se asc-
•
meja mucho por su forma y dimensiones al de Combe-Capelle, semejanza Cjue viene comprobada por las superposiciones de los contornos ~ag i tal y frontal , que figuran en la segunda de las publicaciones citadas.
Por no com:tar en ninguna de las dos notas los caracteres métricos del eráneo ligur, la comparaci6n con el de Navarrés queda limi\.'lda a los rasgos generales de su morfología y al cotejo de las fotografías del cr,íneo valenciano con las publicadas por Sergi, en el
primero de dichos trabajos. La semejanza enrre ambos parece indudable, y la principal discrepancia es la de la altura facial, carácter
por el cual el ejemplar va lenciano se aproxima más al de CombeCapelle que al de Arene Candide. Es particularmente semejante el
contorno sagital de ambos y la morfología de sus regiones maxilar
y malar.
b) CrlÍllCOS de la gruta. de San Teodoro (Messína)
E n estos cráneos, Graziosi (1947) señaló varios rasgos que los
asemejan al del Combe-CapeUe, especialmente en el señalado con
el núm. 3. El ejempla r de Navarrés coincide con este italiano en varios detalles, particularmente en el contorno de la nonna superior.
El cráneo valenciano es más robusto y en él la glabela y los llrcos
superciliares son más prominentes; d ifiere. además, del italiano por
su menor altura de la (.;ura (absoluta y relativa). Por todos estos rasgos, el cráneo de Navarrés se asemeja más al de Combe-Capelle.
e)
e rdllpo
auriliacumse de Les Cottés
Procedente de esta estación úancesa, Palte (1954) ha estudiado
recientemente un cráneo conocido desde antiguo. TTátase de un
[page-n-89]
88
ejemplar rohusto, probablemente femenino , y de edad superior a
los cincuenta años. Según el autor citado, este cráneo es muy semejante a la mujer magdaleniense de Oberkassel y, en genera], a
los hombres del 10es5. difiriendo, en cambio, del tipo de CroMagnon.
Es muy notable la smejanza de los contomos de este cráneo f6sil francés en todas sus nonnas con los del ejemplar de Navarrés,
semejanza que se extiende a numerosos detalles de su morfología.
y que también parece comprobarse al cotejar sus principales dimensiones :
Le~ C O tl €~
Longitud máxima .. .
Anchura máxima .. .
Indice cefálico .. . . ..
Arco sagital frontal ...
Arco sagital pariet.1l..
Arco sagital de la escama occipital
192
138
196
71'9
69'9
126
126-1291
180
185
96-
187
931
871
Las ligeras diferencbs advertidas están d e acuerdo con la diferencia de sexo de ambos ejemplares.
d)
C1'dneos mcsolíticos de Muga
Entre las varias 6liaciones propuestas para los restos de Muge.
es de notar que Mendes-Corréa (1931) señaló la semejanza. mas no
la identidad . de los mismos con Combe-Capelle, opini6n ya expresada con anterioridad por Haddoll (1924).
Vallois (1930) los paraugonó a los cromaÍlOllcs orientales (hombres delloess), lo que en opinión del propio MClldes-Corrca (1933, a)
no constituye d iscrepancia escociaL dadas las afinidades entre Combe-CapelJe y los citados cromañones del Este de Europa. Más I'ecientemente, Vallois (1953) los considera. jlmto con los natu6enses
de Palestina y ciertos capsienses uorteafricanos, como los primeros
representantes de ta raza mediterránea.
Por cuanto antecede hemos creído de interés comparar el cráneu
del Paln1lto de Navarrés con los mesolíticos de Muge, para lo cual
hemos utilizado las medidas publicadas por Vallois (1930). Sin entrar en pormenores, indicaremos únicamente que el cráneo valen-
•
[page-n-90]
'9
cianu se asemeja por su morfología facial a los hombres de Muge;
pero sus dimensiones, tanto del cráneo como de la cara, son mayores y más acusada su robustez que en el Hamo afcr taganus, del que
asimismo dillere por su ortognatismo, por su más acusada dolicocefalia y por su menor altura.. Cabe concluir, pues, que la semejanza
del cráneo del Palafito de Navarrés con el de Combe-Capelle es
mucho más patente que la comprobada entre este último y el citado
grupo portugués.
e)
Crólleo de Aill Métercltem
Fué descubierto por Lacorrc en 1948, en 011 conchero de la meseta de A'in Méterchem, al Sur de Túnez, junto con industria capsiellsc. El estudio del ejemplar 10 lIev6 a cabo el profesor Vallois
(1950), quien concluyó que "el esqueleto de A"in Méterchem pertenece, en términos generales, al tipo mediterráneo que constituye
actualmente el fondo de la población indígena del Africa del Norte.
Difiere, no obstante, de los mediterráneos actuales por cierto número de caracteres primitivos: gran robustez de los huesos, salientes y crestas especiales en é,c;tos, tosquedad general de la cabeza, volumen de Jos dientes cuyos incisivos se articulan borde contra borde" . Tal conclusión es de importancia, pues los cráneos inhUlll;.ldos
en los concheros norteafricanos no perteneciente..c; al tipo de Mechta,
se atribuían a enterramientos posteriores a la formación del conchero, lo cual no ocurrió oon el citado ejemplar, según permitieron
annnar las condiciones de su hallazgo.
/..,(lcorre, su descubridor, señaló posteriormente (1953) las semejanzas dc este esqueleto norteafricano con el auriñaciense de Combe-Capelle, insistiendo en la importancia que ello tiene desde el
punto de vista arq ueológioo, ya que justificaría, según él., la comun.idad de sus respectivas industrias.
En razón de las filiaciones propuestas para el cráneo de A'ín Méterchen, hemos creído oportuno compararlo con el del Palafito de
Navarrés, utilizando los escasos datos que figuran en las publicaciones citadas y que reproducimos a continuaci6n junto con las del
ejemplar valenciano:
[page-n-91]
)UGlJU I'"VSTl.
1)()
"'io \letf'rchrll1
70.2
7;3.3
101,3
lndi<:c cefálico .....
vért ieo-lol1git ud inal
vértico-tra nsversal
facial total..
fac ial supe rior. ..
nasal
orbitario
i\l1gulo d el perm alveolar
...
... ...
... ... ...
99,2
56,2
leptorrino
85,0
... ...
...
77'
" !I"r r ~~
69,90
69,39
99,27
90,91
56,06
50,00
80,00
81 '
Se {;orn prucb an algnlla~ se111ejanzas entre lo.~ dos ejemplares
eompa rados, siendo de advertir 'Iue h·~ divergencias d el eráneo valenciano respecto al nortcafricano, especialmente en la Citra (órbitas
menos elevadas, naríz lll:b ancha y menor prognatismo sl1 bnasal)
guardan relación (;o1l ~ lI mayor semejanza respecto al de CombeCn pellc. Los dos eráneos compar¡¡do~ se a'iemejan , adl.'m¡~s. por d
contorno de sus nonnas superior y sagital, así como por su robustez y el considerable desarrollo de los relieves de inserciones musculares.
f)
Comparaci6n con
1111
crtíllCO proccdcllte de 8abakoy (Turquía )
Al/gel (1951), tras describir la morfología de un er¡ínco procedentc de una sepultura d e Babakoy (Turquía), correspondiente a la
cultura d e Yorta (Troya ll), aduce tex tualmente: "si prescindimos
de la forma individual nautiloide de este cráneo, ,memos ver su
clara relación con el tipo generalizado d e Combe-Capelle, quizás
incluso Cún una ligera tend encia hacia Predmost". Aunque de mcnores dimensiones que el cráneo de Nava rrés, se ad vierte particular
semejanza entre ambos en la robustez y forma genera! del cníneo y,
muy notablemente, en el contorno de In norma posterior. La mayor
diferencia es la de la altura relativa. más considerable en el cr;meo
turco.
g)
Resultado de
{l/S
comparacioncs IJrcccdclltes
Como conclusión a las comparaciones que anteceden, subrayaremos las semejanzas advertidas entre el cráneo del Palafito de Navarrés y el de Combe-Ca pelle, así como entre aquél y varias formas
[page-n-92]
paleo y mesolíticas que algunos autores interpretan como pertenecientes al propio tipo de Combe-Capelle. o a descend ientes del
mismo, y otros como proto-mediterráneas_ Es de advertir que 1a semejanza d el cr{mco neo-encolítico valenciano es más patente con
el de Combe-Capelle que con los I'e~ta ntes con que se comparó.
Todo elJo parece. pues, ind icar ciertas analogías entre las diversas formas citadas de acuerdo con las interpretaciones de varios autores que las estudhlron. Así, el cráneo de Combe-Capelle fué considerado proto-mediterráneo por S. Sergi (1950), quien después de
insistir en la identificaci6n eon él del cráneo o,uriñaciense de Arene
Cand ide, cita las semejanza.s advertidas por Gra::.iosi, de los cráneos
paleolíticos de San Teodoro con el Hom o aurignaciensis, e insistiendo en la amplitud del área de distribución de la referida fonna
humana, se confirma en su opinión de que los meditcrdmeos primitivos proced en de Combe-Capelle. Esta hipótesis coincide con la de
otros investigadorf'S. en particular con G. Sergi, quien relacionó
el citrtdo fósil francés con las fon nas arcaicas que denomin6 "pelásgicas", muy difundidas en la región mcditerfÍlnea. El propio
S. Sergi (1941) comenta la interpretación de Fischer, p¡ua q uien
Combe-CapeUe podl'Ía asimilarse a la raza de Bmo (BTÜnn), de la
cual derivaría la med iterránea. Por otra parte, como hemos ya indicado, Vllllois (195:1, a) considera proto-mediterráneos los cráneos
de Muge, los nal ufielLscs de Palesti na y eiertos eapsienses norteafri canos, de los cuales el el'iÍnco nlasculino de A'in Méterehem sería
típico representante. Como más arriba se indica, Mendes-Correa
señaló en los hab itantes de Muge ciertas semejanzas con CombeCapelle, y lo propio hizo Lacorrc p.u a el cr{
·
Uleo de Mn Méterchem.
Cabe, pues, concluir, en vista de las opiniones citadas, en la posible existencia de vínculos ele parentesco racial entre los hallazgos
c..'O mentados. El cráneo del Palafito de Navarrés pertenecería, de ser
correcta esta interpretación, al grupo de formas proto-mediterráneas, cuya raíz paleolítica cabe buscar, con suma probabilidad, en
el tipo au rifi aciense de Combp·Capelle.
2.- Til)Q eurafricano (1)
En v¡trias ocas iones hemos señalado la presencia dentro de la
(>oblacibll estud iada, de cierto número de ejemplares de gran taEl término '\'urafr;c:\no" ru é aplicado originarirunentc por el antropólogo
italiano G. Sergi a los individuos d(llicocéfalos de r:\U\ bbnca dc Europa y
Africa. PosI{'rionll{'nt{'. ~f' ha venido ntililando de manl'm inadecuad:¡ para designar :l una vnri(,
[page-n-93]
•
MICUEL ruSl -K
maiio y acusada rob ustez. El cr{tneo de éstos es largo, y aun muy
largo, alca n ~.an do en un caso los 200 miHmetros de longihld máxi·
ma; al propio tiem po, es estrecho y alto. Casi t()(!os son aristencé·
falos, y pred ominan la d6lieo e hiperdolicocránca , comb inadas con
hipsicránea y acrocránca manifiestas. El contorno d e la norma
superior es ovoide o pentagonoide alargado. La glabela es promi·
nente y los arcos superciliares muy desarrollados, llegando en oca·
siones a formar toro supruorbitario. Las líneas temporales, as í como
otras inserciones musculares, están bien marcadas en todo su tra·
yecto, evidenciando buen desarrollo muscular que corre parejas con
la robustez del hueso. Las apófis is mastoides son grandes y robustas,
con cresta supramaSloidc:l bien acusada. Las líneas nucales y el ¡nio
son fuertes.
El contorno de la norma lateral es muy curvilíneo en todo el l ra~
yecto, menos rebajado en la región superior y c:on menor aplana~
miento post-obélico que en los mediterráneos típicos. La frente es
algo huída y el occipucio bien desarrollado, con escama occipital
alta y abombamiento d e la base del occipital por debajo de las lineas
nucales, lo que contribuye ¡\ redondear el contorno de esta región.
No es rara la presencia de una ligera quilla sagital, especialmente
en la región parietal.
La cara sólo ha podido estudiarse con detalle en dos ejempla ~
res, meseno uno y leptello pro bable el otro. Las órbitas son redondeadas, medianas o bajas, y la naríz leptorrina. Claro prognatismo
sub-nasal. Los pómulos son fuertes y prominentes.
Típicos representantes de este grupo son 105 sigu ientes ejem~
pl:tres:
VarO/les.-Camí Real, A (lámina IV) y D. Pastora, números 15,
22, 28 (láminas V, VI y Xl ).
Mu;eres.-Pastora, números 25 (lámina VI) y 51.
Junto a éstos y como era de esperar, son mucho más numerosos
los q ue, si bien por algunos caracteres se aproximan al grupo en
cuestión, discrepan, en cambio, por otros, ya por tratarse de extre~
cs tat l~ra, dc la raza mcdi ten{U1ca, )' en eslc ~cntido se utiliza en el presente
trahalO. Algunos autores prefieren para ('SIc tipo d calificativo de ntbnto-medilcc.rúnc;o. r.or. coincid ir la. I~l!lyorh~ d~ ~us enractere~ con los
Deniker
oons!dpf{) proPIO {le ""'e ultunn. ~I bU:"!"1 ('<, de ad\·crtir qll(' dic 10 aulor 10
S
COnSldNltha .mesocéfa lo, 1'11 lan lo quC' d tiro eUrllfric:mo se car:lCtrri7.:I por '11
CIne
aC1 I~I(b
doheocdallll.
,
[page-n-94]
•
mas de las nahlrales fluctuaciones dentro del grupo. ya por constituir el resultado de mezclas con otros elementos integrantes de la
poblacióu. Citaremos entre estos tipos, más o menos atenuados, los
siguicntc.
Varoncs.- Camí Rea.l, vn y IX.
Pastora, números 12, 13 (lámina VII), 40, 45, 47, 53, 54 (ltunina VII).
MII;eres.- Bcni Sid ,
•
•
n . Pastora,
21.
Cabe citar, por último, un cráneo infantil, de unos once núas de
,,'(jau, procedente del yacimiento de Les Llometes (Alcoy), número
L1<1. Es Laslante robusto para ser infantil, ya que las lineas crotálites y nucales están bastante desarrolladas. La apófisis post-glenoidea forma por detrás la pared posterior de la cavidad glenoidea en
casi toda su extensión, carácter ya advertido en el cráneo del Pabilla de Navarrés. Sin la pretensión de diagnosticar la tipología de
este cráneo infantil, es de sospechar con algún fundamento su probable inclusión dentro del grupo que nos ocupa.
Al clasificar los cráneos cuya morfología venimos comentando,
surge ante todo la posibilidad de su relación con el tipo eurafricano
cuyos caracteres craneológicos son similares a los de estos ejemplares. Las comparaciones del cuad ro núm. 5, con una serie pre o
protod inástica de A1'Ubaid (Mesopotamia), estudiada por Keith
(1927) y cuyOS componentes han sido calificados de eurafricanos
(COOfl, 1939) y, además, con un grupo de neo-eneolíticos procedentes de Sia lk (Irán), estudiados por Vallois (1940), con los que constituyó un tipo para el que propuso el o.'llificativo de tipo J o hiperdolicocéfalo proto-iraniano, señalando su semejanza con los eurafri canos estud iados por BuxtM y Rice (1931) procedentes de Kish
(l\'¡esopotamia). A pesar del escaso número de ejemplares en que se
basa la comparación, destaca la semejanza entre los tres grupos, corroborada, además, por la coincidencia de los caracteres descriptivos.
Como dato complementario, cabe aducir que la presencia del
tipo eurafricano. junto a la del mediterráneo grácil predominante.
ha sido mencionada por v. Eicksteclt (1943) en el complejo de la población española actual; y, particularmcnte para la región levantina , por Metlcles-Correll (1933, b) y A./eohé (1936), asigllflndo al primero de ambos tipos, frf'Cuen cia lo bastante elevada para inlluir en
l o~ promedios provinciales de algunos caracteres.
Su ¡>ersistencia ha sido asimismo ind icada en varias poblaciones
antiguas del Levante español y dc Baleares: POIIS (1949), lo encuen-
[page-n-95]
AL 'UBAID
(1)
EURAFRICANOS
Le"ante Español
Va rones
Neuroctáneo
Longitud máxima .
Anchura máxima .
Anchura frontal lTlͻima
Altura ba-b. . . . . . . .
Altura auricul ar . . .. .
Circunferencia máxima .
Arco sagital totaJ .
. . ... .
Capacidad.
1. cefáJioo . .
l. vértioo longitudinal.
l. vértioo·transversal. .
1. asiento-Iongitudinal
1. auriculo-transversa l.
,
,
4
•
,
,
2
3
2
3
2
2
3
3
,
M
Mujen: t
,
194,0
136,8
97,3
142,0
121,S
535,3
S85,O
1545,31
70,5
7S,I
106,0
63,5
88,3
2
2
1
2
2
2
2
2
1
1
2
2
"
188'S
140'0
92'5
137
121'0
527'0
393
1493'91
74'3
7~ 1
97'2
64'2
86"
,
S I ALK (' )
Tipo 1
V + M
•
,
6
7
-
-
•
,
,
-
"
192'S
140'1
97'0
136'5
-
72'6
71'2
98'3
-
Varones
"
5
5
-
,
,
5
,
5
5
5
~I
198'0
134'0
11 8'6
S3 1'O
381'8
1502'2-
67'.
-
59'9
88'2
~
Mnjeres
•
M
3
3
190'3
131'3
3
113'3
5 16'5
37S'0
358'3
-
2
2
3
3
-
3
3
-
68'96
•
~
-
59'5
15'5
;;
.~
E.splacnocr6neo
Altura cara superior .
Anchura bicigolllática.
Altura de la órbita . . .
Anchura de la órbita ..
Anchura intcrorhitaria . .
Altura n asa l. . . . . . .
Anchura nasal. . . . . . .
l. facial superior
1. orbitario.
. .. .. .
1. nasal . . . . . . . . .
2
1
2
2
2
2
2
I
2
2
69,0
127,
30,5
40,5
22,0
50,0
22,5
S2,8
75,2
45,0
-
I
-
-
5
5
,
7
-
-
•
•
,
-
3
5
-
-
72'0
127'6
33'6
40'0
-
54'0
25'7
!'i6'3
82'5
47'7
5
4
3
-
,
,
,I
-
75'0
134'3
20'3
-
55'2
85'0
'8"
2
2
6U'S
129
-
18'0
-
2
-
2
2
2
-
53'9
82'0
52'1
Cuadro núm. 5.-Comparación de los eurafricanos d el Levante espaiio] con los de AI'Ubaid y con el Tipo 1 d(' Siilllr..
(1) Diltos de Keitll (según COOIl 1939).
(2) Promedios calcubdos il Pilrtir de los datos publicados por Vallob (1940).
•
•
[page-n-96]
05
trI! entre los romanos de Tarragona y Ampurias, FlIsté (1950) en
cráneos d e la cultura helenístico-romana de Baleares y Prevasti
(1951) en judios medievales de Barcelona.
Por otra parte, es oportuno recordar la amplia clifusión entre las
poblaciones preh istóric'}s con predominio racial mediterráneo, da
un conjunto de formas cuyo cráneo es robusto, hil~rdolicocéfalo y
alto; y q ue, si bien calificadas con distintos nombres, presentan suficientes coincidencias para su ponerlas estrechamente relacionadas.
Así, entre las poblaciones prehistóricas de la India y del Próximo
Oriente, el tipo eurafricano ha sido señalado en Mohenjo-Daro
(va lle del Indo) (Sewell y Culw, 1931, Friedrichs y Miiller, 1933) en
Tépé Hissar (Irán, Krogmall , 1938) en Tépé-Ciyan (Irán, Vallois,
1935), en Sialk (Irán , VoHois, 1940) en Mesopotamia : AI'Ubaid ,
(Keit/¡, 1927), Ur (Keit h, 1927), Kish (Bw:ton y Rice, 1931, y Penni·
fllall , 193-1), Yorgantepe (Ellrie/¡ , 1939). Según Senyiirek (1941, a), la
mayoría de los habitantes de AnatoJia durante los períooos CalcolitiGO y del Cobre, eran dolicocéfalos de tipo mediterráneo y eur¡¡fr ícano, señalando la presencia de este último en múltiples yacimientos de dicha región: Tilkitepc (1951, b), Büyük Cüllücek (1950),
Kl1mtcpe (1949, b), Seyh Hoyük (1951, e) y Kültepe (1952). Considera también como curafricano el cráneo procedente de Babakoy
estud iado por Angel (1941). En Troya, según COOIl (1939), parecen
curafricanos tres cráneos de Troya In estudiados por Sclllieman
(1881), los cuales, según el propio COOI/ , se parecen a los hallados
en los "long-barrow" E/¡rich (19-10) indicó la presencia del tipo eurarricano en Tarsus.
En el material neo·eneolítico, sólo parciahncnte estudiado, de las
cole(:ciones prehistóric.'lS sicilianas del Instihlto Romano, Graziosi
(1947, páginas 212-213) indica In presencia d e cráneos quc difieren
del tipo de San Teodoro por " mayor tosquedad en la estructura craneal, especia lmente en la cara, acompañada en ocasiones de fuerte
de~arrollo de la región glabelar y superciliar, inclinación más o mcnos notable d c la frente y, a menudo, mayor anchura y forma más
redondeada de las órbitas". Respecto a los cráneos modemos del
Museo de Antropología de la Universidad de Florencia, afinna el
propio autor (pág. 718), que jUllto a tipos afinados que recuerdan a
los paleoHtkos de San Teodoro, se encuentran individuos con rasgos toscos, que recuerdan las forma!> toscas ya citadas en las series
neo·eneolíticas sicilianas. Es muy probable que tales fonnas puedan
parangonarse a los cráneos eurafricanos del Levante español.
Indicaremo s también que rugunos autores americanos engloban
en cierto número de tipos o razas, formas parecidas a las que veni·
[page-n-97]
00
mos comentando, tale~ como el tipo iraniano que':' Angel sciíala en
Troya y el n6rdico-iraniano que el propio autor halló en Crecia
(1946). predominando durante el Bronce medio, que concordaría
con Jos iranianos del Norte pertenecientes a la cultura de Hjssar III
de Krogmon (1940). Asimismo, GOQll (1939, pág. 104) insiste en la
semejanza de la raZo que denomina "cordada", con los cráneos su'l
merios de AI'Ubaid, en los que, como es sabido, predomina el tipo
eurafricano, y también halla concordancias con dos cráneos eurafricanos que G. SCl'gi (1908) encontró entre los kurganes del Sur d e
Rusia, desde el Neolítico a la Edad del Hierro.
No s6lo coexiste el tipo eurafricano con el mediterráneo grácil
en los países mediterráneos y del Próximo Oriente, sino que parece
llaber seguid o a éste eo su extensi6n hacia Europa Central remontando la cuenca del Danubio. Coon (1939) atribuye a sus "cordados" 29 cráneos procedentes de Silesia y Bohemia, insistiendo en
su gran longitud y escasa anchura, de dond e acnsada dolicocefalia
(M=71), y gran altura de la bóveda. La frente es relativamente alta,
con arcos superciliares acnsados y relieve.~ de inserciones musculares robustos. Recientemente, Ger1w.rdt (1953), en restos del período
de la cerámica de bandas procedentes de Bischleben (Cotha, Alemania), encuentra también junto a cráneos atribufbles al tipo mediterráneo grácil, otros, a los que. siguiend o la opini6n clásica. cubría calificar de teutonórclicos. Pero. según Ccrll(lrdt , es también
posible atribuirlos a IIna variedad con cráneo grande y relativamen te robusto, del tronco racial mediterráneo. Los principales rasgos
de estos ejemplares concucrd an con los del grupo por nosotros estudiado.
Otra aproximaciól1 en la que cabría pensar, es la del grnpo euramcano y los capsienses del Norte de Afriea, alguno de cuyos representantes, como el cráneo de /\in Métherchcm, al que nos hemos
referido con anterioridad, parece con<.'o ndar con la morfología general d el grupo en cuesti6n. Lo mismo cabría afirmar respecto a los
mesolíticos de Muge y a los natufienses de P:1le~ tina atendiendo a
buen número de sus rasgos, si bien es de notar In discrepancia en
la estatura de estos últimos grupos respecto 11 la m{lS elevada de los
curafricnnos.
En lo referente a las pob ]acio~es prehist6ricas de la Península
Ibérica, SaIwr (1926) indicó la presencia durante el Neolítico, de un
elemento hiperdolicocráneo. al que considera como persistencia de
formas del Paleolítico superior (Briinn, Galley-Hill, Grimaldi). Entre los habitantes de la cueva de Solana de la Angostura (Soria),
Coon (1939) distingue un tipo mediterráneo, relativamente grande,
[page-n-98]
•
•
y semejante al de las tumbas reales de Abydoss, el cual coincide
métricamente con los eurafrícanos de Mesopotamia. A juzgar por
las fotografías y d atos publicados por Barros de Arag6n (1933), al·
SUno de los cráneos del citado yacimiento (por ejemplo el señalado
con el número 637) se asemeja notablemente a los valencianos aquí
estudiados por su tamaño y robustez, así como por la mayoría de
los restantes caracteres. Por su robustez general, desarrollo de la
glabela y arcos superciliares, así como por otros rasgos, se aproxima
también a los eurafricanos del Levante, p! cráneo eneoHtico de AJcolea. considerado erróneamente por algunos autores como persistencia de la raza de Neandertal. No obstante, según las medidas
aproximadas ( ¡después de su ruptura en múltiples fragmentos 1) que
de él da Barras de Aragó» (1933, b), resultaría más bajo que aquéllos. Indicaremos, finalmente, que entre los restos procedentes del
yacimiento eneolítico de Erra Pedrinha (Condeixa, Portugal), Mendes-Co rTéa (1949) distingue, junto al tipo mediterráneo predominante, un elemento arcaic;) más robusto coincidente con el H. afer taganus o influenciado por éste. Según dicho autor, quizá fuer", pertinente hablar de una raza pre-mediterránea. Es posible que estos
elementos arcaicos guarden alguna relación con el grupo que venimos comentando, como pennite suponer la existencia de individuos
en los que la dolicocránea acusada se combina con hipsi y acrocránea, como {X)r ejemplo los señalados con los números 73 y 122, cuyo
lolSpecto, a juzgar por las fotografías, muestra particular semejanza
con nuestro grupo de eurafricanos.
Otra cuestión que creemos oportuno señalar aquí, es la del probable origen del tipo eurafricano. La mayoría de los autores que
han tratado de eIJo, lo relacionan con Combe-Capelle y formas análogas del Paleolítico superior, Ya al estudiar el cráneo del palafito
de Navarrés y señalar su paralelismo con el citado fósil francés,
indicábamos su posible relación con el grupo de eurafricanos, aunque sin presentar la gran altura relativa característica de este último
grupo. Por otra parte, indicábamos también allí que algunos autores
consideran protomediterráneo el tipo de Combe·CapelIe, y que
otros interpretan a los protomediterráneos como descendientes de
este último.
Sin la pretensión de englobar aquí a eurafricanos, protomedite:
rráneos y formas análogas dentro de un mismo y único grupo, sí
oonviene insistir en la posible existencia de estrechas relaciones entre todos ellos, tanto ' desde el punto de vista estrictamente morfológico oomo del biogeográfioo, Las recíprocas diferencias que ocasionalmente se advierten al cotejar las descripciones, pueden muy
[page-n-99]
.8
bien atribuirse, por 10 menos en parte, al escaso número de ejemplares asequible6 al estudio. y que al no pcnnitir el conocimiento
de la natural 8uctuaci6n de los caracteres, induce a sobreestimar
las diferencias más que las analogías.
Teniendo en cuenta lo que anteced e, conv iene insistir en que,
desde el mismo momento dc la diferenciación del tipo mediterráneo
gr.icil }' acompañándole en su expansión gcogrMka, se hu(:c ostensible una serie de fOllnil.~. coincidente.. en varios rasgos esenciales
de su morfología, las cuales están muy probablemente emparentadas con el tipo paleolítico de Combe-Capolle.
3.-Tipo ",editerrállco grácil
Comlituyc el elemento m¡'ls genera li7.udo de la población. Discrepa del tipo curafricilno. principalmente por cníneo más pequeño
y menos robusto. D6lico o mesocrúneo, (.'On menor alargamiento general y menor altura de la bóveda que en el tipo precedente, del
que lts imismo difiere por Sil menor tenr!('n('Ía al prognatismo subna"<1 I. El contorno de la norma superior es generalmente ovoide.
Cara mcsen3 o leptena , órbitas meso o hipsiconcas y naríz alargada,
constituyen los rasgos característicos de su esplacnocrúneo.
A las diferencias seiíaladas entre el tipo mediterráneo grácil y
el cllrafricano, se aliad c la más elevada estatura de este último, dato
que no podemos comprobar aquí por carecer de huesos largos,
Como ejemplares más característicos del tipo mediterráneo, dentro de nuestra serie, cita remos los siguientes; Cueva de la Pastora,
números: 2 (láminas LX y XlI), 4 (láminas X y Xli) y 5; Beni-Sid,
número 6 (láminas X y XII).
La amplia difusión del elemento mediterrflneo en las poblaciones neo·eneolíticas de lo.~ países n1l"d itcrráneos y del Próximo Orienle, así (!(linO en las del centro y ()('ddcnte de Europa , es de sobras
conocida. En cuanto a li U origen probable. quedaron ya indicadas
las principales opiniones al tratar del cráneo del Palafito de Navarrés y del tipo eurafricano.
4.-BraquiCf'áneos
Unicamente dos ejemplares son braquil.'éfalos, y aun moderados,
ya que rebasan muy poco el límite inferior de la categoría: el crá-
neo del Camí Real d'Alac31lt;' número VlJl, y el número 3 de la
Cueva de la Pastora.
[page-n-100]
•
00
El primero de ellos (l{uninas VIII y Xl), probablemente masculino, es un cráneo 1)()(.'O I'ObllstO, ovoide ancho, muy redondeado en
general. Por su norma lateral es alto (hipsicráneo) y bajo IXlr la posterior (tapinocráneo), cuyo contorno es bombifonne. El occipucio,
si bien redondeado, es muy poco prominente. A pesar de lo defectuosa que resulta In rC(.'Ollstrucción de la cara, cabe al'lrmnr que probablemente debió ser eurieno, hipsiconco y mesorrino. de acuerdo
1,.'011 los valores de Jos respectivos índices calculados con aproximación. (Véase el cuadro comb inatorio de la ligur:! I1lllll. 9.)
Es indudable la presencia cu este ejemplar de rasgos alpinokJes.
Formas alpinas se encuentran ya en esta época en poblaciones del
Mediterráneo y del Próximo Oriente. con las cuales cabe relacionar
a 1¡1 población levantina aquí estudiada, por 10 que no seria de extmñar la presencia en ésta de formas alpinas. Con todo, en este caso
particular pudiera tratarse de lItl extremo de fluctuación en el sen·
tido de la braquicefalia de la población mediterdtllea predominante.
Por su aspecto algo braquimorfo pudieran reltlcionarsc con el
cr{meo antedicho, cierto número de ejemplares, cuyo fndice cefálico, si bien corresponde a la mesocránea, es algo elevado, oscilando
entre 77,01 y 79,56. El contorno de la norma superior, aunque ovoide es ancho. Estos cdneos, todos ellos femeninos , pueden también interpret¡lrse corno fluctuaciones del tipo medíterdneo. El grupo en cuestión esl¡í integmdo por los ejemplares siguientes : Camí
Real d'Alacant C, Beni-Sid núm. 1, Cueva de la Pastora nÍlmeros
5, 20 Y 34.
Por la mayoría de sus caracteres, difiere del grupo anterior el
número 3 de la Cueva de la Pastora (láminas VIII y XI). Es un cráneo algo robusto, cuyo índice cefálico es más elevado que el del
cráneo antes comentado (82,56) y, además, su b6veda es más alta.
llipsicráneo lx>r los índices vértico y aurícula-longitudinal, resulta
tapinocránco pr6ximo a la metriocránea por los índices transversales de altura. El contorno de la norma superior es intermedio entre
ovoide y elipsoide. El occipucio es redondeado, pero poco prominente, y la bóveda algo aquillllda.
Difiere también del anterior por tener la cara m{ls alargada (Iepteno), 6rbitas medianas (mcsoconco) y nariz leptorrina. Los huesos
nasales son prominentes y curvados, y la espina nasa l anterior está
muy desarrollada, por lo que la naríz debió ser grande, prominente
y con dorso convexo. La cara resulta ortoguata. (Véase el cuadro
combinatorio de la figura núm. 9.)
Algunos rasgos de este ejemplar, especialmente en lo que atañe
al esqueleto facial , cabría califlcnrlos de "d inaroides". Por su a5pCc-
[page-n-101]
100
IIICUD. FU~TI;
lo genera l se Jlnrccc basta lite :l algunos cr:íneos de Baleares c:\lificados de dinárico-armenoidcs y, en particular. a uno de So¡;¡ Maym6
(Fusté, 1953), perteneciente a la cultura talay6tica de Baleares.
De ser cierta lu relación propuesta con los dináricos o dilláriooarmenoides, se tmtada, ind udablemente. de IIna forma atenuada.
Con anterioridad , había sido señalad:l la presencia del elemento
dtnárico en el Levante español, ya que así caJific6 Leúzd ter (1945)
a un cráneo procedente d e Torrcmanzan;\s (Alicante), débilmente
braquicMalo y elipsoide (l ).
También se hall citado o tros cráneos d ébilmente braquicéfalos
(1. C. inferior a 8:3) proceden tes de los siguientes yacimientos levantinos: Cueva de Enguera, Valencia, (Barras de Arag611, 1930), El
Sargal (Viver de las Aguas, Castellón, (Primitioo. 1929) y Serreta
de la Vella (Monóva r, Alicante, (Vilano va y Piera, 1881). Barras de
Arag6n, (1930, b), estudió un ejemplar d e este yacimiento, que parece ser el mismo cráneo citado por Viúmova como braquicéfalo,
cuyo Índice cefálico es de 75,27. También en la estación de San
Antón (Orihuela, Alicante), señaló el P. Furgús cráneos braquicéfalos; por varias razones, consideramos que dicha afirmnción debe
considerarse sujeta a revisión. Pero siempre los baquicráneos son
escasos en el Levante y se hallan junto con formas dolicocéfalas,
por lo cual es de 5uponer que en la mayoría de los casos se trate
de extremos de fluctuaci ón de la población dolicocéfala predominante.
5.-0tros elementos
Quedan señalados en cuanto antecede los principales elementos
de la población. Haremos ahora breve referCJU:ia a otros dos tipos,
cuya presencia cabría preslImir con algún fundamento en la población prehistórica estudiarlu; nos referimos al tipo pirenaico occidental mencionado por Jacques (1890) en la población de la Edad
d el Bronce de El Argar y al tipo, mal llamado "negroide", bien re(1) Tenninada ya la redacción de este trabajo. nos remite nuestro amigo
Fletcher los re~ tos exhumados en la excavación de una cueva sepulcral en
Chiva (Valencia). Entre los mismo.~. adviértesc la prt.'Sencia de un ejemplar con
acusada braquicefalia (l . C.=86,55), bóveda alta, contorno esrenoide de su
nonna superior y planoccipital, representante tipioo del complejO dinárico_
annenoide. Concuerda en todos los rasgos de ~ u Inorfología con otros procedentes de Menorca (Fuslé, 1953) e Ihila (AlcofJtt. 1940 y t943). pertcnccianles a la cultura hrlrn ístioo-rOI1l(lIl:. de Bnlrare,; y a la ocupación romana resp:;Uivamente.
[page-n-102]
PORLADORes ","E(}op.:-"EOLmcoS DEL LEV~ esPAÑOL
101
presentado entre los Neo-eneolíticos de la necrópolis de Snnt Quir.
ze de Calliners (Barcelona), (Fusté, 1952). Respecto a este último, es
de advertir que en ninguno de los cdneos aquí estudiados se obser·
varon semejanzas, ni siq lIiera parciales, con los rasgos morfológicos predominantes t:1l los ejemplares de la citada población saba·
dellense, que, desde el Jl~nto de vista antropol6gico, ocupa una pe.
culiar posici6n dentro del complejo racial del Levante español.
En la citada población de El Argar, describió Jacque$ algunos
crúneos que, especialmente por su menor altura y sienes algo abul·
tadas, creyó poder atribuir al tipo pirenaico-occidental. Este elemento, seglll\ el propio autor, es poco abundante en la citada pobla·
ción y está mejor representado en el sexo femenino.
Su presencia en lugar tan alejado de su actual área de difusión,
incluso teniendo en cuenta la más extensa que ocupó todavía en
rechas no muy lejanas, no parece "a priori" muy probable, y por otra
parte, los caracteres señalados por el autor belga en los cráneos en
cuestión, podrían constituir extremos de 8uctuación dentro de una
serie con indudable predominio mediterráneo, como parece tratarse
la de El Argar. Por todo ello, creemos que la presencia de tipo pirenaioo-occidental en el Sureste de España debe considerarse con
grandes reservas, hasta tanto no se proceda a una revisi6n del material en cuestión, realizada con criterio antropobiológico.
No obstante, hemos creído de interés averiguar si en la serie por
nosotros estudiada podía o no señalarse It\ presencia del citado elemento. Existen ciertamente en eUa algunos cráneos mesocéfalos con
bóveda baja y sienes abultadas, rasgos característicos del tipo pirenaico occidental. Prescindiendo del cráneo juvenil de Palanqués
núm. 5, de cuya defonnación patológica ya se trató, indicaremos
como Imis típico, entre los que presentan los citados caracteres, el
ejemplar remenino del Barranc del Sine, de Alcoy, Alicante (lámi·
nas IX y XII).
Es un cníneo gráci~ ovoide, mesocráneo, aristencéfalo, de escasa
altura relativa (camecráneo y tapinocmneo por los índices vértioo·
longitudinal y vértico-transversal y ortocráneo y tapinocránco, pró·
ximo a metrio, por los índices auriculares). Algo bombifonne, según
la norma posterior, presenta la región temporal algo abombada, ob·
servado según la anterior. La cara es alargada (Ieptoprosopo próximo a hiperleptoprosopo, y meseno próximo a lepteno). Mesoconco y leptorrino. Tanto por el citado abombamiento de la región temo
poral como por la escasa anchura bicigomática, I:t cara se estrecha
hacia a.bajo. Es, pues. obvia la presencia de varios r:lsgos que se ej.
t:m como característicos del ti(>D pirenaico-occidental y, por ello, se
[page-n-103]
102
ha comp:u-ado con una serie de cráneos vascos femeninos publicada
por Aranzadi (1922). En general, el cr-.íneo en cuestión no discrepa
esencialmente de la citada serie ni en las medidas absolutas ni en
sus principales proporciones. La m{ls acusada divergencia está en
la inclinación de la cara, esp<..'"Cialmente de su porción inferior, resultando mesognato pr6ximo a prognato por el índice gnático, existiendo asimisma cierto prognatismo alveolar en el maxilar inferior.
A pesar de las coincidencias que acabamos de indicar, el cráneo
presenta en su conjunto un aspecto netamente mediterráneo; lo
cual, junto 0011 la inclinación de la cara y con el hecho de que varios de los rasgos indicados pueden guardar relación COI1 el sexo, no
autoriza tI C:llifiC'.lr de pirenaico-occidental al cráneo del Barranc del
Sine, pudiéndose atribuir las semejunz.'lS a fenómenos de convergencia. Lo propio ocurre con otros dos o tres cráneos, en los cuales 1:\
posible analogía con el tipo pirenai<-'O-occidental queda reducida
todavía a mellor número de caracteres que en el caso que acabamos
de comentar.
No procede, pues, hablar de la presencia del citado elemento
dentro de la población estudiada, y quizá ocurra lo propio con la
población de El Argar, si bien el problema no puede darse definitiv:lIuente por resuelto.
6) Frecuellcias relativas de 10$ diferelltes tipos dentro de la
pobfación considerada
Con lo dicho, quedan de manifiesto los principales elementos
constitutivos del complejo racial de la población levantina aquí cstudiada. Como complemento al análisis precedente, conviene dar
idea de las frecuencias relativas de los tipos citados, pero este cometido sólo de manera muy aproximada e imprecisa puede realizarse, ya que por ser varios los elementos del complejo, con sus naturales ftuctuaciones y mezclas, resulta en muchos casos difícil o
imposible atribuir detenninados ejemplares a uno o a otro de los
tipos definidos. Aúádase a elJo el mal estado de C9nservación de
buena parte del material, especialmente del esqueleto facial, que
determina mengua en el número de caracteres utiHzables para el
diagnóstico.
Con las anteriores reservas. y a sabiendas de la imprecisión que
ello comporta, una distribución aproximada seria la siguiente:
•
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103
Mediterráneos gráciles o.. ... '".
Eurafricanos ... ... .. .
....... .
Persistencias de tipos paleoJíticos .. .
Braquicráneos ...
Tipología dudosa ...
O"
•••
41,79
¡ 7015
28,36 ~
,
8,95
2,99
17,91
De la misma, sólo cabe deducir, de manera precisa, el gran predominio del elemento mediterráneo, al cual deben de pertenecer
asimismo la mayoría de los ejemplares de tipología dudosa. Si se
reúnen los dos primeros tipos por considerarlos como variedades del
mediterráneo en sentido amplio, el predominio de éste es todavía
mucho mayor, alcanzando la cifra aproximada del 70 por 100.
IV.-COMPARACI0N DE LA SERIE NEO-ENEOLITlCA DEL
LEVANTE ESPAI'lOL CON OTRAS SERIES PENINSULARES
Considerada en el apartado anterior la composición racial de la
población neo..eneolítica levantina, procede ahora detennmar su situaci6n respecto a otras poblaciones peninsulares de diferentes épocas. A tal fin van encaminadas las comparaciones que siguen, en las
que se atiende únicamente a .'Iedes masculinas, ya que por ser demasiado bajas en general las frecuencias seriales del sexo femenino,
los resultados obtenidos serían demasiado aleatorios.
Con objeto de dar una idea visual de las comparaciones, se han
dibujado los correspondientes diagramas de desviaci6n.
a} Comparaciones
COft
ot ras poblaciones prehistóricas
En los diagramas representados en l!lb figuras 11 y 12, se comparan, con la serie neo-eneoHtica levantina tomada como baso, .las
de igual período procedentes de los yacimientos de Alcázar del Rey
(Cuenca), (Barras de Arugón, 1931); Tisuoo (S.egovia), (Barras de
Aragón, 1933) y la portuguesa de Eira Poorinha (Colldeha), (Mendes-CorriJa, 1949), Asimismo, se compara la serie de la Edad del
Bronce procedente de El Argar (Jacques, 1890).
Tanto en las dimensiones absolutas como en los índices del neurocráneo (6g. 11), se comprueba considerable semejanza entre las
cinco series comparadas. hasta tal punto, que cabe suponer UDa elItruetura parecida en todas estas poblaciones. También en el esplac-
[page-n-105]
104
MIGUEL n ¡sTÉ
¡lIE¿¡POCP.4¡l1EO
/rIEPI04S JlMOLOTAS
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LO/lfi/vtl IllrJxilll&
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lí.JVCQ .. . ... . ...
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Eira J)etlT/illla . , _
Fjg. 11
-
[page-n-106]
105
nocránco. con frecuencias seriales más reducidas, se aprecian coincidencias como, por ejemplo, la longitud de la cara, altura de la
cara superior, anchura bicigomática e índice facial superior. acompañadas de divergencias en algunos de los restantes caracteres del
esqueleto facial, especialmente en Jo que a las medidas absolutas se
refiere (Sg. 12).
Tales diferencias obedecen, sin duda. a la escasa frecuencia de
las series comparadas, y posiblemente también a discrepancias en
la técnica empleada en algunas mediciones. No debe olvidarse, además, que por ser menores generalmente las dispersiones cuadráticas de Jos caractel'es faciales, las divergencias en el craneograma
son más ostensibles que en el neurocráneo. Por ello, y aun cuando
no deba descartarse la existencia de posibles diferencias entre las
series comparadas, especialmente en lo que aL'lñe a las desiguales
frecuencias relativas de los diferentes tipos, las divergencias comprooadas no parecen constituir criterio suficiente para inferir de
cUas una discrepancia tipol6gica esencial, habida cuenta de la notable homogeneidad en las restantes medidas; y l>roporciones. y muy
en especial en los caracteres del neurocráneo.
Las anteriores companlciones entre series procedentes del Levante, centro y sudeste de la Península, sugieren la existencia de
considerable uniformidad tipol6gica. durante el período que media
cntre el NeoHtioo y el Bronce. Quizás convenga exceptuar algunas
regiones del norte, como Cantabria y ciertos valles Pirenaicos, donde se ha citado la presencia de formas braqu icéfalas durante el período considerado con mayor abundancia que en el Levante y otras
regiones donde, al parecer, son esporádicas.
Estos braquicéfalos norteños se han hallado en las minas asturianas de cobre de El Ammo, Milagro y Vidiago (Urla, 1941), así
como en megalitos de la comarca de Solsona (provincia de Lérida),
donde han sido citados por Serra y Vilar6 (1923 y 1927) y Aranuufi
(1920). En lo que atañe a estos últimos, hemos señalado recientemente (Fusté, 1955), su relación con el foco de braquicefalia centro-europeo, indicando su probable vía de penetración a través del
Pirineo. Cabe también relacionar posiblemente con este foco alguno
de los cráneos neolíticos de Seriñá, provincia de Gerona (Fwté,
1946), caJificables de alpinoides (no cromañoides, como, por error,
consta en la publicación).
En cuanto a las cuatro series comparadas, es la de El Argar"
cronológicamente más tardía, la que mayor número de braquicéfalos presenta (13,5 por 100 de la frecuencia total), siete de los cuales
con índices inferiores a 83,33 (subraquicéfalos de Broca). A dueren-
[page-n-107]
\HCUEL ruST E
100
ESPLACNOCRÁNEO
MEDIDAS ABSOLUTAS
Lmr/lfud de la cara
-u
M
+0"
-,_. I
,
.-.-.->
--'
AI/ura de la cara JV/lerior
ARdIura óici;omáfica
Altura naIal
/
--
JnclJura naJaI
Jnchura de la óroita
. -'- ...,
<::
Allura rIe la órolta
- --
LO"9iluo' del paladar
Ancnura rlellfaladar
LOII;IIIIII lIla,rlloalyeolar
4I/Cnura maxiloalveclar
/NIJICES
racial fUll"rifJr
tJrlJi/ario
lIaIal
-- ---
Pala/illo
Maxiloalveolar
f"iel!#R:
!'Ieo-eneolílim ¡fp/
ltlfillle e.Jpañol
J'friP (ol!)l!t!arJif.·
J
,4ld""r tfpl Pw _ __
t:/,4rp,yr .. . ..... _____ _
mueD .. ... . .... _._._._
fira Peo'rilllla . . . f ia.
12
__
[page-n-108]
101
cia de los antes citados, procedentes del Norte, quizá sea pertinente
considerar a estas formas más meridionales, como exponente de contactos raciales con poblaciones del Próximo Oriente.
b) Comparaciones con la población ele época romana de
Tarragollll. y COII la "Grania Hisp
La figura núm. 13 representa el diagrama de desviación que
compara a la serie neo-eneolíticn levantina con la tarraconense de
época romana estudiada por POIlS (1949) y con la serie de cráneos
modernos que integran la "Crania Hispanica" de Arallwdi y HoyosSáinz (1912).
Exceptuando las dimensiones absolutas de la cara y muy en especial la anchura bicigomática de la serie romana ---carácter cuya
divergencia respecto :1 otras series de predominio mediterráneo se·
i'iaJó ya POIIS en su estudio-, la semajanza entre las tres es considerable y. en particular, la que media entre la serie base y la "Crania Hispanica", tanto en las medidas absolutas como ell Ins propor·
ciones.
Esta comparación corrobora el aserto de Pons (1949), referente
a la estabilidad tipológica de la población del Levante español desde el Neolítico a nuestros días, y est{1 asimismo de acuerdo con las
siguientes afinnaciones que Olóri;;. (1894) dedujo de su estudio sobre
el índ ice cefálico: "La distribución general del índice ceffllico en
los tiempos que llamaremos prehistóricos, coincide en sus rasgos
principales con la que hoy se observa" ... "Podría, según esto, decirse respecto a España 10 mismo que resulta del trabajo de Zampa
(1891) respecto a Italia: que los tipos étnicos actuales existieron ya
en los tiempos primitivos y que, desde entonces, sólo han cambiado
las proporciones en que concurren n fonnnr la pobl:l.ción contemporánea."
Tal estabilidad tipológica podría extrni'iar en territorio de t;m
accidentada historia, como es I:l. Península Ibérica, cuyo suelo ha
sido objeto de múltiples invasiones y colonizaciones. Mas es de advertir que, exceptuando los pueblos de allende los Pirineos, los dem{IS que en ella irrumpieron estaban integr:ldos b{lsicamente por
análogos elementos raciales y caracterizados por el neto predominio
del tipo mediterráneo. Por otra parte, los contingentes alpinos y
nórdicos, principalmente. que Plldieron aportar las invasiones cfltica y visigótica no fueron 1 suficientemente importantes para alte0
rar, de mane ..." profunda, el complejo racial peninsular, salvo en
algunas regiones.
[page-n-109]
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IlMk1I1UJ tlp liwp&//&(Jtl/rJl/fI) . _ _ _
.
ti"cwia JI/¡¡;JI1!ccl (Yti/lJ/lffj. . ..
Fig. 13
_
[page-n-110]
109
\'.-cmIPARACIONES DE LA POBLACION NEO·ENEOLlTI ·
CA LEVANTrNA CON OTRAS EXTRAPENJNSULARES
Al comentar ¡ll1teriormente los diferentes tipos faciales discernibles en In población levantina durante el período Neo-cneolltico,
se establecieron ya algunos paralelismos con otras poblaciones del
Mediterráueo y Próximo Oriente. Es oportuno proceder ahora a la
comparación de) conjunto de la población estudiada con aquellas
que, desde un punto de vista biogeográñco o cultural, pudieran relacionarse con los habitantes prehistóricos del Levante español.
Figuran en el cuadro núm. 6 algunos datos entresacados del
abundante material comparativo recopilado por Angel (1951) en su
estudio del material óseo de Troya, a los que se añaden, con fines
comparativos los de la serie por nosotros estudiada. Tanto las medidas absolutas como los índices permiten, en términos generales,
señalar una notable semejanza entre el conjunto de poblaciones :l
que dichos datos se refieren, exceptuando las posibles diferencias
atribuíbles especialmente allí donde las frecuencias seriales son poco
elevadas a diferencias de proporci6n en la representaci6n de los diferentes tipos y otras a disparidad de técnicas en las mediciones.
Téngase en cuenta. además, que los cráneos egipcios han sido medidos según normas particulares de la escuela biométrica inglesa.
Exceptuando a Egipto. el material neo-eneolltico Ilorteafricano
de que disponemos es demasiado escaso para pennitir una comparaci6n detallada, q ue resultaría tanto más interesante cuanto que
culturalmente se supone, para esta región, estrechas relaciones con
la Península Ibérica. No obstante. hay indicios suficientes para suponer q ue la poblaci6n neo-eneolítica peninsular y la coetánea del
Norte del continente africano, no debieron discrepar de manera
importante en cuanto a los elementos raciales que las constituyeron.
Así. Bert/¡olon y Chantre (1913), resumiendo la tipología de varias
estaciones neolíticas señalan la presencia de los tipos mesaticéfalo
negroide y dolicocéfalo de pequeña estatura. A ellos se añalen. en
la etapa megalítica subsiguiente, una raza dolicocéfala de elevada
estatura, cara alargada y leptorrina y otra braquicéfala. escas."l todavía durante este período.
Prescindiendo del tipo caliñcado de negroide, cuya presencia ha
sido también advertida en numerosos yacimientos neolíticos y cuya
relación con los negros verdaderos no parece probable (Fusté, 1952).
el tipo dolicocéfalo de pequeña estatura parece corresponder al medilel"mneo grácil y el dolicocéfalo de elevada estatura al eumfricn-
•
[page-n-111]
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Longitud max.
Anchura mb.
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Altura auricular .
Anch. front . mln.
Long itud ba· b . . . .
l . Cefálioo
.
l. Wrtico·long .. . . . .
L Vértioo·trans . .
J. Au rícu lo-Iong.
1. Auriculo-trans.
1. Fronto-parietal . .
S,otoir'
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138.0
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61.7
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69.2
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91.1
100.3
72.1
73.7
98.2
63.40
87.92
69.22
93.0
127.1
68.0
48.5
24.4
32.7
39.3
>l"
11
13
13
11
11
11
10
13
98.7
128.2
70.2
7
10
123.6
83.1
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20
15
15
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19
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A. C.
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78
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81
77
41
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81
77
77
,
,
,
511.7
373.8
181.9
138.7
137.4
115.3
92.6
10118
761
40
36
41
43
38
I~I-'- 1
'
192.8
1.0.1
136.5
524.19
375.00
6
6
4
39
119.6
97.0
7
7
37
105.1
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40
40
75.5
99.4
38
x
63"
x
,
,
83.4
67.0
70.80
97.43
62.03
85.37
69.2.
\1
X
X
X
X
X
,
187.83
136.45
(132.58
122.56
94.96
103.63
72.86
70.59
91.16
65.25
89.82
69.59
N~o· ~" .o lj.i~"
1" :-
'- - 1-" ·
1 -
16
24
12
29
36
521.67
373.18
184.44
20 136.52
12) 134.69
16 114.24
24
94.65
8 100.71
28
73.88
72.81
98.38
61.73
83.30
,
,
,
,
,
"
33
13
S3
~
26
14
~
33
"
~
13
~.
30
30
69.14
22
94.70
O 125.25
67.19
5
48.67
5
22.69
6
13
31.31
12
39.87
53.55
x
10
ESfllacllocráneo
Longitud ba.pr. . . . . .
(99.5)
Anch. bizigomética . . .
127.81
Altura C:lra superior . .
67.2
Altura de la nariz . . .
SO.O
Anch. dt' la nariz .. .
23.6
Altura de la 6rbita . . . . 31.7
Anch. do la 6rbita . .. . 38.3
J. Facial superior .. .
53,41
l . Nasal ..
47.0
1 Orbitario
81.9
2
5
4
4
4
3
3
•
4
3
SO.5
SO.2
24.0
32.6
38.8
54.7
10
10
10
O
8
O
10
7
95.0
67.1
"8.4
24.8
32.0
38.4
54.20
51.6
fl3.3
33
61
34
34
76
34
33
X
34
38
96.0
127.2
715
51.4
24.5
33.3
39.7
56.2
47.7
84.1
Cuadro núm. 6.-Comparación de la serie neo-cneolitica del Levantc espaiiol COI!
(datos de Angel, 105 1)
. - ~ ------
37
104.0
29
38
38
127.6
5
5
5
33.6
4
126.56
70.00
55.80
23.83
33.73
35
40.0
3
41.43
X
56.43
47.59
30
40
38
35
!ltra~
72.0
54.0
25.7
84.00
6
6
,
x
x
55.31
42.71
81.41
X
X
46.64
78.73
12
16
18
16
16
."
15
15
del Meditcrráneo )' Próximo Oriente
,
[page-n-112]
111
no. Ello, junto con la antes aludida escasez de braquicéfalos, constituye un complejo similar al del Levante español. Hallazgos posteriores parecen confirmar las interpretaciones de los autores antes citados ; así Marclumd (1931) opina que algunos restos procedentes
de los dólmenes de Bcni-Messolls (Argelia) pertenecen a una "raza
blanca evolucionada y sin afinidad negroide". Recientemente, Valloi.<¡ (1953), atribuye los restos neolíticos de Kef-et-Agab (Túnez) a
un tipo med iterráneo muy primitivo, semejante al de los cráneos de
Beaumes-Chaudes, insistiendo en su persistencia hasta la época
actual.
Como conclus ión a las comparaciones entre las poblaciones cuyos datos figuran en el cuadro núm. 6, y a lo visto al tratar de Jos
tipos que integran la serie estudiada, no parece forzado admitir que
durante el período Neo-eneolítico, existió notable uniformidad tipológica en la mayoría de los paISes mediterráneos y dd Próximo
Oricnte_ Estos territorios parecen constituir en este período una
unidad biogeográfica acusada, cuyo origen cabe retrotraer con verosimilitud a épocas pretéritas.
Indicaremos por último que 10 dicho a prop6sito de las semejanzas advertidas entre los grupos comparados no debe considerarse necesariamente como indicativo de relaciones de parentesco directo, ya que el nexo genético entre ellos puede referirse a períodos
anteriores al Neolítico. Los contactos culturales acaecidos durante
el período Neo-eneolítico ---como ocurre en múltiples ocasionesno presuponen, pues, un necesario aporte de contingentes humanos
procedentes de los países que in8uyeron en la cultura de la zona
levantina. Por tanto, la semejanza antropológica a que venimos refiriéndonos 5610 con reservas puede ser esgrimida como dato en
apoyo de las relaciones culturales, con Egipto y el Próximo Oriente.
y menos aún para dil ucidar el camino que siguieron las antedichas
influencias culturales hasta alcanzar el litoral levantino de la Península Ibérica . Ya quc, en efecto. por cualquiera de los tres propuestos por los prehistoriadores, a saber. marítimo, norteafricano y
europeo por el Danubio hasta el centro de Europa y desde allí hacia
el Sur pudieron Uegar poblaciones de idéntico o muy parecido complejo racial. Re,~pecto :11 último. es de record ar la semejanza pue.~ta
de manifiesto por Sal/cr (1926) entre los elementos raciales del Neolítico español y los de la región del Danubio.
[page-n-113]
112
VI.-J\ESUMEN y CONCLUS IONES
Se estudian los ejemplares de la colección craneológica del Museo del Servicio de Investigaci6n Prehistórica de Valencia. No obs·
tante ascender a 117 el número de individuos que la componen, sólo
78 pudieron utilizarse para el estudio, y aun bucn número de éstos
suministraron pocos datos a consecuencia de su mal estado de conservación. Pf0ge
al período Neo-eneolítico.
La más elevad a mortalidad en ambos sexos, tuvo lugar durante
el período comprendido entre los veinte y los cuarenta años de edad,
siendo escasos los individuos longevos. La mortalidad infant il debi6
ser elevada; en uno d e los yacimientos, los restos infantiles comprenden el 60 por 100 del número total d e individuos, ci fra semejante a la de otros yacimientos prehistóricos.
Se presentan dos tipos de defonnación craneana, la escafoccfaHa y la calificada por Broca de platihasia, originada por raquitismo
u osteomalacia. Ambas se observaron en dos individuos del mismo
yacimiento.
Entre los ejemplares procedentes de la CueVll de la Pastora , se
señalan seis casos de trepanaciones craneanas, practicadas con técnicas diversas.
Las principales conclusiones que se deduccn del estudio son las
siguientes :
l.°-Predomina dentro de la población el tipo mediterráneo
grácil.
Junto a éste, aparece muy difundido el tipo curafrican o, que difiere de él por mayor tamaño y robustez y más acu~ada dolicocefalia, acompañada de considerable altura de la bóveda. E::.te tipo, generalmente ronsiderado romo una variedad más robusta de la raza
mediterránea, aparece junto al anterior en la mayoría de los yacimientos del Próximo Oriente anteriores a las Edades de los Metales, así romo en otras poblaciones prehistóricas mediterráneas y al
parecer en Europa Central, adonde llegarían ambos remontando el
Danubio. Presenta gran analogía ron algunos capsienses norteafricanos y otros elementos cali.6cados de proto-mediterráneos. Se supone pueda relacionarse con el tipo d e Combe-CapeUe del Paleolítico Superior.
2.--Sólo dos ejemplares pueden caliScarse de braquicráneos y
aun moderados (subraquicéIalos); uno de ellos es de morfología
[page-n-114]
113
alpinoide, aunque bien pudiera ser un extremo de fh,ctuaci6n de la
población típicamente dolico-mesocéfala. El segundo de ellos parece tratarse de una (anna con rasgos dinárico-annenoides, si bien
algo atenuados.
3.--Se señala la presencia de un substrato "paleomorfo", constituído principalmente ¡X>T individuos con rasgos cromañoides, ampliamente difundido en la mayoría de yacimientos neo-eneoHticos
españoles.
Fonnando también parte del citado substrato merece destacar
la presencia de un cráneo procedente de la estación palafítica de
Navarrés, que muestra particulares analogías con el cráneo nuriñadense de Combe-Capelle. Presenta, asimismo, algunas concordancias con otras formas paleo y mesalíticas, igualmente relacionadas
con el citado fósil: Arene Candide, San Teodoro, etc., y con algunos calificados de proto-mediterráneos, lo que ofrece notable interés en relación con el problema de la derivación del tipo mediterráneo a partir de formas paleolíticas.
4.--Las comparaciones con otras poblaciones prehistóricas peninsulares permiten afirmar la existencia de gran homogeneidad tipológica de la Península durante el periodo comprendido entre el
Neolítico y el Bronce, exceptuando algunas zonas del norte, que,
por el mayor número de braquicéfalos, parecen acusar su relación
con el centro de braquicefalizaci60 centroeuropeo.
5.--Otras comparaciones con una serie de época romana y otra
de cráneos modernos, ponen de manifiesto la notable estabilidad tiI'Ológica de la población española, desde el NeoJítico hasta la époce.
actual, ;} pesar de las múltiples invasiones y colonizaciones a que
la Península estuvo sometida. Ello obedece a que la mayoría de los
pueblos invasores y colonizadores poseían idéntico o muy parecido
complejo racial al de dicha poblaci6n y en los que ello no ocurría,
como son los de allende los Pirineos, no parece llegaran en contingentes Jo suficientemente importantes para alterar básicamente el
complejo racial peninsular.
6. --La población neo-eneolítica levantina es muy semejante en
cuanto a su tipología racial a la mayoría de las de otros países mediterráneos (Egipto y Africa del Norte en particular) y del Próximo
Oriente, extendiéndose hasta su extremo occidental la unidad biogeográfica de la cuenca del Mediterráneo.
Es probable que tal unidad biogeográfica pueda retrotraerse a
etapas anteriores, como parece atestiguar la morfología de los natufienscs de Palestina, la de los capsienses norteafricanos no pertenecientes al tipo de Mechta. la de los hombres de San Teodoro en Si-
[page-n-115]
114
cilia, de M uge en Portugal, etc. Por ello, la semejanza entre los levantinos aquí considerados y las poblaciones de otros lugares d~l
Mediterráneo, no es argumento decisivo en apoyo de los contactos
culturales con Egipto y el Próximo Oriente. y tampoco para dilucidar el camino utilizado para llegar al Lcvallte español desde el
Próximo Oriente o desde el Norte de Africa, durante el período
Neo-Encolítico, ya que por varios de los propuestos pudieron llegar
poblaciones con aná loga o mu}: parecida estructura racial.
[page-n-116]
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[page-n-124]
RESUMB
•
•
•
Le matériel étu~ié se compose principalemcnt de 78 cr.Ules, qui
fout partie des collections ostl.>ologiques du Musl.-c du "Servicio de
Investigación Prehistórica" de Valencia et du '" Musée Municipal"
de Alcoy (Alicante). Presque dans sa totalité ils proviennent de dCIIxiemes enterrements dans grattes sepulcrales de la région de
Valencia, appartenant
la période Néo-énéolithique. La plupart
de ces individus mourraicut entre 20 et 40 ans, et la mortalité infantile devait etre tres importante (elle atteignait 60 % d ans un gísement ou tous les cranes d'enfants furcot recueillis).
Deux cas de déformation cranienne d'origine pa thologique 50nt
a signaler: un d'escaphocéphalie et I'autre de platybasie. Parmi les
exemplaires de la gratte de la I)astora, six cas de trépanfltion furent
observés.
La composition raciale de cette population est caracterisée
d'abord par la forte prédominance du type méditérranéen gracile,
3.uquel suit en importance le type eurafricain, plus grand et plus
robuste que le premier, avec la tete plus aUongée et, en meme
temps, plus haute. Céneralement consideré comme une varieté ro·
buste ct de plus forte taille de la mee méditerranéenne, iI apparait
ensemble avec le premier, constituant les deux elémcnts mciaux les
plus importants dans la plupart des gisements des pays méditerra·
néens, ainsi que d ans ceux d u Proche Orient avant les Ages des Métaux. 1I parait rneme se trouver en Europe eentrale oll il serait ¡¡rri·
vé accompagné du type gracile, apres avoir remonté le bassin du
Danube. Des analogies sont a signaler entre le type eurafrica in et
quelques capsiens d e I'Afrique du Nonl , ainsi qu'nvec d';lIItres él!'!ments califiés de proto-méditerranéens.
Les fonn es brachycéphaJes !le sont représentées que par dCllX
exemplaires a faiblc hrachycéphalie (index inférieur a 83).
Qutre ces éléments, un fonds "paJéomorphe"' est a signaJer, conslitué notamment par des individus a traits cro-magnoides et qui,
d'ailleurs, se trouve tres répand u a ectte époque parmi In plupart
de giscments péninsulaircs tout au moins. A coté de' ~s cromagnoi-
a
[page-n-125]
124
•
de.~,
iI faut remartluer la présence, snr un {"ralle prm·enant d'une
station palallttique, d'un certain nombre de traits par lesquels il parnit se raprocher et du crnne aurignacien de Combe·Capelle, et
d'lIlJlreS formes paléo- ou mésolithiques qui, elles all~si , oul ?té mi~es en mpport ¡lvec ce dernier type,
Quelques comp:lraisons pcrmeltent de signaler une forle humogcnéit l- radale sur toute la Peninsulc Ibel'ique, pendllnt 1<1 pé riode
comprise entre le Néolithique et rAge dlt Bronze, excepté pe ut ctre
q uelr¡ ues régions septentriona les, qui semblent signaler -avec Jeur
plus granel nombre de brachycéphales- un rapporl nvec le centre
ele br:\('hycéphalisation centre-européen,
I)'autres comparaisons ;lvec des cranes d'6poque romaine el modeme, montrent une rem:.m ¡ uable stabilité typologique pcninsulaire depuis le Néolithique jusqu'a nos jours, en dépit des invasions et
co)onisations subies par les habltau ts de In P{'nin ~\l l e " ){'fique, au
cours d e l'histoire.
J)'ailleurs, tlne forte ressemblance est a signaler av!'!' des peuplndes préhistoriques du bassin méditerranéen et dn Proehe Orienl.
Elle nous autorise a le considérer commc unE" unit{> biog{·ogr3phi.
que tr~~ ancienne et tres (.'aracterisée.
•
•
•
[page-n-126]
•
SUMMARY
•
-
•
•
The main human remains studied here, are 78 skulls from the
ostcologicn l colledions hOIL~cd in the Museum of the "Servicio de
lu\cSligaci611 Prehbt6ric'l" in Valencia, :lne! jI! lhe ·'r>.luseo l\luniciptlJ" of Alcoy (Alicante). Almos! all this material comes from sewudary buríals in case!> il! l he rcgioH uf Valencia. bclollging lO l he
N('o-cneolithic periodo
Most oí these ind ividuals died between 20 :md 40 yea!'s of age,
and infantile mortality must be considerecl as very high, as it reached 60 % in one cave ""here all remains \Vere carefully collected.
Two CIISes of pathological cranial deformabans weJ'e recorded:
olle uf scaphocephaly and other oí platybasie. Among the specimcns
fOlllld in Pastora Cave, six cases of trephination were obscrved.
Typologically, thi.s prehistorie population of eastem Spain is eharaeterised by a st rong predominance of the bTfaeile mediterranean
racial type, togethcr with the numerieaUy less important eu rafriean
one, bigger and stouter than the l'irst, and with the skuU long and
h igh vaultc.>d. It is considered as a stronger and taller variety oí the
mediterranean <;to('k , and appears side by side with the slender type
as predominant racial elements in most rnediterranean populations,
and in Near Eastern ones prior to Metal Ages. It seems also to have
been found in Central Europe, where it probably carne with neolithical populations folIowing the danubian hasin. By rnany features, it secms to be related with sorne North Africa eapsiens, ami
with the so caUed proto-rnediterruneans.
On the other hand, brachycephalians are onJy represented by
two skulls with an index below 83.
l3esides the foregoing types, a palaeomorph background appears,
mainly com posed by individuals bearing cro-magnoic1 features which
are widespread in a very great number of neo-enea lithical peninsular stations. Moreo\'er. one skuJI coming from a palanttical site,
shows sorne ¡-ra it.~ by which it ressernbles tlle llllrignacian specimen
[page-n-127]
126
fron Comhe-Capelle, as \VeU as other palaeo and mesolithic remains
equally connected with the latter_
Sorne comparisons allow to emphasize a remarkable racial homogeneity in the lberian Peninsula fron the Neolithic until the Brom~e
Age, perbaps with the exclusion oC sorne northem regions, where a
greater number of brachycephals is known, probably of alpinc type.
and connectoo with tlle middle-european focu s of brachycephaly.
From other comparisons with roman and modern series, evidence is
ohtained oC a remarkable stability in the racial composition of the
Peninsuln From Neolithic up to present days, in spite oF the great
number of in vasions and colonisations undergone in the course oE
history.
Finally, a great similarity with sorne prehistorical populatiOI1S of
mediterranean and Near Eastern countries is pointed out. Conse·
quently, the mediterraneau basÍI) is lo be considerated as fonning
at that time a good characteristic biogeographical unity.
J
•
[page-n-128]
,
ZUSAMMENFASSUNG
•
Das bearbeitete Material umfasst 78 Schadel die ZU T osleologischen Sammlungen des Museums der "Servicio de Investigaci6n
Prehist6rica" in Valencia und des " Museo Municipal de Alcoy (Alicante) gehüren. Fast alle stammen aus Grabgrotten der "Levante"
die als Neo-eneolithisch zu bczeichnen sind.
Der grosste Teil dieser Individuen starb ¡m Alter von 20 bis 40
Jabren und die Kindersterblichkeit muss sehT hoch gewesen sein.
An einem der Fundorte, bei dem die Cewahr gegeben ¡st, dass alle
Kinderskclettc erfasst wurden, betrügt sic 60 %.
Zwei Mal wurden pathologische Schadelformationen beobach·
tet: nahmlich Skaphokephalie und Platibasie. Voter den Schadel
die aus der Cueva de la Pastora stammen, befinden sich sechs TrepanationsfaJle.
Die rassische Zusammensetzung dieser Bevolkerung zeichnel
sich durch reine Vorherrschaft des grazilen Mediterraniden Typus
aus, und der nachstbedeutendste ¡st der Eurafrikanide Schlag, welchef eine betriichtlichere Korpergrosse und Robustizitat aufweist,
und der Schadel ist gleichzeitig ¡¡inger und hóher als bei jener.
1m allgemeinen als einc starkere lInd grosser gestaltcte Abart der
meditcrranide Grllndstock betrachtet, erscheint er neben dem grazilcn Mediterraniden an dcn meisten Fundorten der Mittelmeerlander, wie ebenso des nahen Ostens vor dem Metallzeitalter. Er
scheint sicll auch in Mittel-europa vorzufinden, wohin er mit dem
ersteren durch das Donautal vordringend zussarnmengelang ware.
Er weist verschiedene Aehnlicllkeiten mit ein ige den norta&ikanischen Capsianer, sowie mit anderen Fonneu, aJs Protomediterranid bezciclUlet, auí.
Brachykephale fehlcn dagegen fast vollstandig. In der bearbeiteten Bevolkerung sind sic durch zwei einzige schwach kurschadeUge Exemplare vertretcn, deren Kopfindex unter 83 Iiegt.
Ausser den erwahnten Elementcn wirt cin "paliiomorphes" Untergrund bestimmt, welcher hauptsachlich von Individuen mit cm-
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magniclen Zügen gebildet wird , und sich in den meisten gleichallrige Fundarte der Halbinscl zu belegen sind. Neben diesen eromagniclen wUTden an einem Sehaclel nus palla6tischen Zeit cine
gewisse Anzc"lhl Wesenszüge erkannt, gemass welcher ee dem au.ignacschen Sclüidel Combe-Capelles uud anderen palaolitischen
uud mesolitischen SchadeLn anhelt, die auch mit clem Combe-CapeUeschen Typ in Beziehung gebracbt wurclen.
Einige der angestellten Vergleiche gestatten eine Wahrscheinlische Rassehomogenitüt nuf der ganzen lberischen Halbinscl \Vahrend der Zeitspannc zwischen dem Neolithikum und der Bronzezcit,
aufzuzeigcn, mit Ausnahme viclleicht einiger nord\icher Regionen ,
die mit ¡hecr gesteigerten Huufigkeit an Kurzchadeln cine Annühcrung an das mitteleuropaische Kurzchüdelzentrum aufzuwcisen
sehcinen . Anden> Vergleiehc mit Sehadeln aus der ROllwr- und
Neu7.eit. ""eisen auf cinc grosse typologische Stabilitat auf d er Halbinsel. wom Neolithikum bis zur Jer/.t-/.eit hin, ungeachtet der Einfalle und Kolonisationen die ¡m Lnufe der Geschichte stattgefunden haben.
Schliechlich \V ird dne becleutencle Aehnlichkeit mit gewissen
\'orgesch ichtlichen Volkcr~chnrtcn der Mittelmeerbassin uncl clem
nahen Osten aufgezeil, die d iese Bassin zu jener Zeit als cine sehr
characteristiche b iogrograflsche Einheit zu betrachten gestattut.
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(lIcdllcción aproximada 1/,)
[page-n-141]
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[page-n-142]
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Figllras d, e, f.' Cueva de la P:L-,tonl. núm. 3
(Hcdllcción nprOl.:irnadn 1/.• )
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[page-n-145]
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[page-n-146]
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[page-n-147]
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S EH\ l e lo DE I \ \ ES TIGA C IO' PREIII S TOIlI C A
SECC IO '\ DEL C.::i .I.C . . J\ STIT UTO DE \ HQ LJ EOLOGI \ Bon ll IGO e \RO
S EB l t:
lit:
TII.l. Il AJOS
\' .1.11105
Nlím. 20
ESTUDIO ANTHOPOLOCICO
DE LOS
J~EO-ENEOLITICOS
POBLADOHES
DE LA
\ TALENCIA~A
HECI0N
po,
MIGUEL FUSTI; AnA
¡'H!',;i ll'ltlnr r.;" 111 ili"" del C. S. 1. C. '
In SI; l ul"
n/l crnar,linu 01 .. Su haglm" ( J) y Bnr,' (.IOI1 Il)
V.-\LE'\' C I-\
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SERVICIO DE I NVEST IGA C IO N PREH IS TO RICA
SECCION DEL C.S.I.C .• INSTITUTO DE ARQUEOLOGIA RODRIGO CA n o
SERIE
DE
TIIAOJ.JOS
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Num. 20
ESTtJDIO ANTROPOLOGICO
DE LOS
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POBLADORES NEO-ENEOLITICOS
DE LA
REGION VALENCIANA
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MICUEL FUSTÉ ARA
InveSli!í.dQr Cientifico del C. S. 1. C. - InuilulQ "Bernard illO de Sahagun" ( D.- Barcelon.)
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VALENC I A
19 5 1
[page-n-3]
ISSN 1989-540
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•
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•
•
•
I
[page-n-4]
1
SUMARIO
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INTRODUCCION ... ... . ..
5
l .-EL MATERIAL ESTUDIADO
A)
7
8
10
NlJ)(EJIO DE EJDlPURES Y PIlQCEDENClA
' B)
MORTALU)AI) POR EOADI>S
C)
CARACTERES PATOLOCICOS
•.
12
IJ.-ESTUDlO DE LOS CARACTERES EN LA SERIE
A
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B
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D)
NOIUl,\ ANn;I!IOR
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NORMA POSTEJIIOR .• . . ..
F)
NORMA
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MANDIBULA
13
15
25
43
55
60
64
1-1)
DE.on1CION
70
C)
c"R¡\.CTERES GE.''U\IoLES DEL CJW
• ..
NolUU SUPeRIOR . .
NORMA LJlTEML . ..
INFERIOR
1II.-ANALlSIS TIPOLOGICO DE LA POBLACIQN
Al
Colol8lNAClON E!Io"ll\E LOS 1.''DICES C EFALlCO y VEIlTlCQ-LON_
CI'IVDINAL . •• • • • • •• ••• •. • ••• • . • . • • " • .
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eo.\UIINACION Elo'TRE lNOleE CEJo' AUCO y ALT1JM AURICUl.A1\.
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CoMOlN¡\CJOS El'o'TRE LOS IlIo'1)ICES CEFALICO y "ACIAL S UPENOR
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TIPOS RACIALES QUE
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LA POBLACIOS ESTUDIADA .
1 ...!...Perristencia.f de tipO.J del Paleolítico
2.-T/po eura!ricollo . ..
S._Tipo medltemíneo grácil
•
rupenor
78
78
78
..
91
[page-n-5]
Págs.
4.-Bro(/u;crÚIlCOS ... ..
. .....
5.--O/rO$ elementos . . . '...
98
100
. ..
O.-Frecllencias rC/llliVl1s ele los dlfercllles tipos ...
H'
...
IV.-COMPAR ..\CIO:-lES DE LA SEBIE ~EO_ENEO LITICA DEL
LEVANTE ESPARQL CON QTBAS SERIES PENIN_
SULARES
Al Co~'P" RACIONF.S CON O'l1\Mt POIlLACIONES PIlEHISTOltlCAS.
B)
•
102
103
103
Cololl'AI\ACIONI::S CON LAS " OIJLACIOSES 01:: EPOCA ROMANA
DE TARlur.oSA y A)II'URlAS, y CO:': I-A " GRA.'1IA iUSl'ANIC/f,".
107
V.-COMPARACIONES DE LA POBLACIOX NEO-ENEOLITICA
LEVANT I;>;A CON OTRAS EXTRAPENINSU LARES
109
VI. -RESUMEN y CO!'\CLUS IO:-lES ..
112.
VIL-PUBL ICACION ES CITADA S
115
RESUME: ...
123
SUMMARY
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125
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127
ZUSAMM ENFASSUNG
TABLAS DE DATOS I:\DlVIDUALES
•
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129
,
•
[page-n-6]
•
INTRODUCCION
•
,
•
El material óseo objeto del presente trabajo constituye la importante colección craneol6gica del Museo del Servicio de Investigación Prehistórica de la Diputación Provincial ele \' alenda. Estú-dianse asim i ~mo algunos ejemplares que se conservan en el l\'!usea
Municipal de Alcoy.
La recolección de elatos métricos y craneosc6picos, así como la
del material gráflco pertinente, se realizó en dos etapas suces ivas
durante los :U10S de 1953 y 1954. Su elaboración y estudio han sido
llevados a cabo en el Laboratorio de Antropología de la Universi·
·dad d e Barcelona, sede del Departamento de Barcelona del Insti·
tuto "Bernarclino de Sahagún de Antropología y Etnología" del
Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Nos complacemos en expresar nuestra gratitud a la citada entidad valenciana y muy especialmente al Director y Subdirector de
la misma, Don Domingo Fletcller Val ls y Don Enrique Plá Bailes·
.ter, quienes nos brindaron, así como el pergonal a sus órdenes, y
muy especialmente Don Salvador Espí, toda suerte de facilidades
para llevar a cabo nuestra tarea. Análoga acogida nos fué dispensada en el Mll~ eo Municipal de Alcoy. También debemos agradecer
la concesión de dos becas de estlldio por parte uel Consejo Sllperior
de Investigaciones Científicas, que sufragaron lo,> gastos de despla..zamiento y estancia en las citadas localidade'i.
[page-n-7]
o
•
[page-n-8]
•
•
l.-EL MATERIAL ESTUDIADO
A)
•
•
NÚMERO DE EJEMPLARES y PROCEl>ENClA
Pudimos disponer de 117 cráneos y 88 mandíbulas. muchos de
los cuales estaban en muy deficiente estado de conservación. Por
eOo, y a pesar de las laboriosas reconstrucciones realizadas, el nú'
mero de ejemplares aseq uibles al estudio, previa exclusión de los
individuos infantiles, quedó reducido a 78. De éstos, buen número
son incompletos, por lo que las frecuencias seriales de los diferentes caracteres resultan de ordinario notablemente inferiores a esta
dfrá.
Los lugares de procedencia de los cráneos en cuestión son los
siguientes:
Yacimienlos
,
•
Cueva sepulcral del "Camí Real cl'Alacant", Albaida
(Valencia). (Ballester, 1928) ... o.. . ..
Ereta del Pedregal, Navarrés (V¡\lencia). ( Ballester,
1945 y 1949 ; Plá, 1946; Chocomeli, 1946) ... .. . ..
Cueva de la Pastora, Alcoy (Alicante), (Ballester, 1945
y 1949; Pla, 1946) .. .
.. . ... .. . ... .... ..
Cueva del Palanques, Navarrés (Valencia). (Inédita, ex·
cavada en 1946 por los señores Alcácer y Jordá. Ver
nota en Ballester, 1949). .. .. . ... ... .. . ... ... .. . ...
Cueva de la Torre del Mal Paso. Segorbe (Caste1l6n).
(Ballester, 1949; Fletcher, 1954) ...
.. . ... ... ...
Enterramiento en cueva de Beni-Sid, Vall d'Ebo (AH.
cante), (Inédita, excavada por el señor pla en 1948.
Ver nota en Ballester, 1949), ... ... ... ... ... ......
Enterramiento del Barrane del Sine. Alcoy (Alicante).
(V"edo, 1937)... ... ... .. . ... ...
.........
Núm. de
ejemrJlares
20
1
47
14
5
21
1
[page-n-9]
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Cova de Les Llometes, :\100)' (Alicante), (Vilanoua y Vi·
laplano, 1920-~2)
Cueva del Mas de r.turne, Aleoy (Alicante)...
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• •••••
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4
4
117
La mayor parte del material es inédito, a excepción del procedente de la cueva sepulcral del Camí Real d'Alacant estudiado por
Ballester (1939), y nlgunos de los cráneos de la Cueva de la Pastora, cuyo estudio corrió :l cargo de Riquet (1953). Respecto a los primeros, buen número de reconstrucciones efectuadas por nosotros
en varios ejemplares aconsejaban su revisión; y en cuanto a los segundos, hemos creído de interés estudiar conjuntamente el material
de tan importante yacimiento (1).
El lector interesado hallará en la bibliografía que se indica en
la relación que antecede las características culturales y la cronología
de los respectivos yacimientos. Una visi6n de conjunto Ilgura en los
trabajos de Pericot (1950) y Fletcher (1953). S6lo ind icaremos aquí
que se trata casi siempre de cuevas sepulcrales neo-eneolíticas que
representan una expansi6n septentrional de la denominada cultura
de Almería , y en las que los huesos aparecen fragmentados en pequei'ias bolsadas por tratarse de segundo.~ enterramientos. No es d e
extrañar por ello que a causa del mal estado de conservación no se
prestase atención, por parte de los excavadores, a las piezas del esqueleto postcraneal.
B)
•
MORTAUDAD POR EDADES
Teniendo en CU{'11ta el estado de emergencia de las piezas dentarias en los cráneos infantiles y juveniles, y el grado de sin6stosis
de las suturas de la bóveda en los adultos (Vllllois, 1937), se diagnosticó In edad probable de cada ejemplnr, siempre que ello fué
posible. En el cuadro núm. 1 consta la distribución obtenida, previa
(1)
pretar
objeto
cional
Algunos de los ejcmplares de diversas procedencias qu .. cabe interCQmo persil>tencias de lipos humanos del Paleolítico superior, han sido
de una comunicación presentada por nosolros al IV Congreso Internade Ciencias Prehistóricas y Prolohi:¡tóricas ( PU$t/Í, 1954, a).
•
,
[page-n-10]
•
9
•
agrupación en categorías de edades, cuyos límites son los más apropiados para establecer comparaciones con otros grupos
"
ambo.
sexos
75
3,
varones
llIujer u
12
22
29'33 "'0
16'00 %
-
4
-
.-
•
13-20
0-12
12'12
17
-
5
2!"41
"
'7..
41
40;00 ' ,
60'61
-6
.
61-x
9
21-40
2
2'66
12'00 ""
7
~"
2
21'2 1 %
6'06 ,
2
O
0'00 '.
,
lO
58'82'
I
11 '76
,
Cuadro núm. l.-Clas¡llcación por edades de los ejemplares (,,(ludiado,
•
•
•
•
En ambos sexos, la m{¡s elevada mortalidad corresponde al pt:_
riodo comprendido entre Jos veinte y los cuarenta mlOs de edad.
Disminuye considerablemente en edades superiores a los cuarenta
;Iños y son muy escasos los individuos de edad avanzada.
Tal situación ofrece marcado contraste con el considerable aumento de la duración de la vida que se comprueba en las poblaciones actua les. Así, el 56'6 por 100 de la población española durante
el ai'io 1951, sobrepasó los sesenta años d e edad, al propio tiempo
lJue la mortalidad infantil quedó reducida al 17'6 por 100 de los
nacidos vivos.
La mortulidad infantil parecería poco importante en la población neo-eneolfticu del Levante espat101, a juzgar L las cifras del
){)r
cuadro núm. 1, ello es imputable, sin duda, a la maJa conscrvación de los esqueletos infantiles, los cuales se rragmentan mucho y
desaparecen a menudo. No obstante, ell el yacim iento de Beni·S id,
los restos infantiles corresponden al 60 por 100 del total d e individuos allí sepultados.
Esta (1llima cifra, au nque algo elevada, no parece ser excesiva
para el período (:ónsiderado, ya que no discrepa esencialmente de
las de otros yacimientos prehistóricos. Así, AngeL (19-17) calculó la
cura del 55 por 100 para un total de 151 sepulturas de seis cementerios del período I-Iellad ico medio (Bronce medio) en Grecia. En
uno de estos cementerios, el de Asine, la mortalidad infantil alcanzó el 72 por 100, según Frodin y Pearson (1938), y en 13 enterramientos de la Edad del Hierro, estos autores comprobaron que el
número de sepulturas infantiles ascendía al 67,4 por 100.
[page-n-11]
10
De la comparación entre los porcentajes de ambos sexo.'i, parece
inferirse mortalidad más precoz en el femenino, contrariamente a
lo que en la actualidad ocu rre, pero las respcl:ti\'us frecuencias son
demasiado bajas para poder establecer tal aserto. si bien es de advertir que análoga discrepancia respecto a poblaciones actuales ha
sido señalada para otras prehistóricas (Scnyiirck, 1947 y 1951 a;
Fr611Z y W¡IIkler, 1936; Pearsoll, 1901-02; M ac Donell, 1913; Cold·
steilJ , 1953).
En resumen, según pudimos establecer con anterioridad, previa
comparación con otras poblaciones prehistóricas y modernas (Fusté,
1954 b), se compruehan en la población levantina aquí estudiada
análogas tendencias a las de otras poblaciones más o menos coevas.
C)
CARACTERES PATOuX:ICOS
Es reducido el número de casos patológicos observados, lo cual
no es de extrañar por tratarse sólo de cráneos.
Citaremos, en primer lugar, un caso de escafoccfalia muy acusada, procedente de la cueva del Palanqués )' señalado con el número 6 entre los del yacim iento. Como se aprecia en las fotografías
(lámina 1, figuras a, b y c). t rátase de un caso de escafocefaLia típica,
es d ecir, sin la depresión circular post-bregmática que en ocasiones
puede acompañar!.\. La longitud máxima es muy considerable, puesto que alcanza 214 milímetros, y el índ ice cefálico se clasifIca en la
ultradolicocránea (58,41). Intermedio por el índice transverso-frontal es muy eurimetope por el transverso fronto-parietal.
A consecuencia de su gran longitud es camecráneo por los índices vérlico y aurícula-longitudinal. E n cambio, mientras que por el
vértioo-transversal es tapinocráneo, resulta muy acrocráneo por el
a urículo-transversal.
Tanto en la norma superior como en la posterior se observa la
acusada quilla sagital. En la última de estas nornus se aprecia muy
bien su contorno ojival y, en la primera, la sinóstosis completa de
la sutura sagital.
Trátase de un ind ividuo adulto masculino, con acusados caracteres de robustez. Las líneas crotá6tes están marcadas, el ¡nio es
prominente y las líneas nucales son muy patentes. Las apófisis mas-
[page-n-12]
,
•
.
•
•
•
•
•
11
toides son grandes y provistas de una cresta suprnmastoidea muy
acusada.
Procedente del mismo yacimiento es el Cl"líneo juvenil femenino
número 5 (lámina 1, figuras d, e, f, g). Con b6veda muy baja, es a la
vez muy camccrímeo y tapinocráneo por los índices vértico-longitudinal y vértico-transversal. Los índices auriculares le clasifican en
iguaJes categorías que los anteriores, pero su diferenci:l respecto al
límite superior de las mismas es menos notoria.
El valor excesivamente bajo de la altura basio-hregma es debido
a la posici6n relativamente alta de este último punto, ;l causa de W1
transtorno en la osificaci6n de la base del cráneo. Todo el bnsioccipital, por delante de una linea aproximadamente tangente al borde
posterior del agujero occipital parece hundid o hacia dentro de la
cavidad craneal. El contorno de dicho agujero es irregular y los
cóndilos occipitales, poco elevados y excavados en su tercio exterior, están dispuestos transversalmente.
Tal deformación presenta caracteres análogos a la d escrita con
el nombre de "defonnación plástica'" por Bomard Doois en 1862,
calificada por Broca con el nombre de platibasia (TQpil1ard, 1885),
habiéndose atribuído a raquitismo u osteomalacia.
En el cráneo núm. VII procedente de Camí Real, se observan
vestigios de una lesión localizada en el frontal, algo por detrás de
la protuberancia del lado d erecho. Se trata de una excavación elíptica (24X5 milímetros), en cuya parte central el hueso presenta cierta rugosidad indicativa d e una reacción cicatricial; la tabla interna
aparece intacta. Probablemente debió tratarse de algún traumatismo, aunque bien pudo ser debida a una trepanaci6n iniciada y no
continuada.
En el lado derecho del cuerpo del maxilar correspondiente al
cráneo núm. 21 de la Cueva de la Pastora, se observa una lesión que
se extiende en un trayecto de UDOS 27 milímetros de longitud, aproximadamente, desde el canino hasta el segundo molar, y 15 milímetros de altura. Esta lesión determinÓ la desaparición de la cara
externa del hueso, así como la del tejido esponjoso subyacente, quedando a1 descubierto las raíces de las piezas dentarias correspon·
dientes.
El límite inferior de la lesión, situado casi en el mismo borde
inferior del hueso, es liso en contraste con el resto del contorno de
la lesión, sumamente rugoso.
La. caries y otros procesos paradentarios serán considerados al
tratar de la dentición.
[page-n-13]
J2
UICIJEL I'tIsTÉ
O)
TREPANACIONES
Con distinta técnica (cepillado del hueso y perforación con UD
instrumento giratorio a modo de taladro) y localización (regiones
frontal, parietal y temporal) se observaron seis casos de trepanación
en el conjunto de la población estudiada, todos ellos en individuos
del yacim iento de la Cueva de la Pastora.
Cinco de estos ejemplares (cráneos A, B, e, D, E) han sido ya
dados a conocer (Rinc6n de Arellallo y Fe,wllosa, 1950), por lo que
:;610 los citaremos aquí limitándonos a señalar que, en cuatro de
ellos, en los que el individuo sobrevivió a la operación, y probablemente también en el quinto, en el que no se aprecian señales de regeneración del tejido 6seo, se trata de trepanaciones quirúrgicas,
según la denominación de Broca.
El cráneo trepanado no incluído en el trabajo citado, es el señalado con el núm. 25, y corres[X>nde a un individuo femenino de
unos veinte años de edad. La trepanación (lámina VI, figura b). se
halla localizada en la mitad anterior de la escama del temporal izquierdo. De fonna ovalada, su eje mayor, vertical. mide 19 milímetros y el menor 11 milímetros. En la mayor parte del contoroo se
aprecia el borde cortado en bisel, y sólo en la parte antero-inferior
del mismo el borde es irregular, ya por ruptura del hueso al practicar la operación, ya por algún traumatismo anterior a ella. La nitidez del borde cortante indica que la operación fué practicada en
vida o, en todo caso, en el hueso todavía fresco. La ausencia de toda
reacción cicatricial permite afirmar que el individuo no sobrevivió
¡I la intervención.
[page-n-14]
•
H.-ESTUDIO DE LOS CARACTERES EN LA SERIE
•
Este apartado está dedicado al estudio en particular de los ca·
racteres métricos y cmneosc6picos, así como al de las diferencias
sexuales para cada carácter. Con objeto de tener idea de la situación de esta serie respecto a la variabilidad humana en general, se
procede, siempre que eUo es posible, a In comparación de Jos diferentes promedios con los de los siguientes grupos: serie interracia! calculada por Van Bork-Feltkamp (1951), erania Hispánica, de
Arallzadi y Hoyos-Sáinz (1912), así como con las listas de prame.
dios consignados por Martín (1928). Es obvio advertir que en multipleso cnsiones, y a consecuencia del escaso número de variantes,
el resultado de tales comparaciones es muy aleatorio, especialmente en lo que se refiere a los caracteres del esplacnocráneo.
A)
CAlIACTERES CENERALES DEL
cRÁNEO
La mayor parte de los ejemplares son de dimensiones medianas
o grandes. Entre los diagnosticados como masculinos, predominan
los robustos, con acusados relieves de inserciones musculares y apófisis mastoides bien desarrolladas. El dimorfismo sexual en estos caracteres contrasta con la poco acusada diferencia que se advierte
en algunas de las medidas absolutas.
Las suturas de la bóveda sólo en algunos casos aisL-ldos son complicadas. y aun en la mayoria de ellos está limitada la complicación
a la sutura lambdoidea.
En la región del 1,ter¡o las suturas adoptan la disposición en H
en todos los casos observados.
Huesos Wormiallo$. - Su frecuencia y distribución es la siguiente:
[page-n-15]
14
•
M1CUEJ,. FIlSTi
Free. absol.
72
O"
...
o ••
. ,.
o
••
o
pañeto-escamosa .. .
parieto-mastoidea .. .
9'7
1
1
1
•••••
9'7
9
• ••
•
77'4
9
Sutura Jambdoidea .. . ... . ..
sagital
" parieto-esfcnoidaJ. .. ... . ..
• coronal
o',
%
1'1
1'1
1'1
93
Por su forma, tamruío y situaci6n, merecen ootarse los observados en los ejemplares siguientes:
Pastora nlÍm. 16.-Wonniano grande, en forma de triángulo isósceles, situado en la sutura sagital próximo al bregma, con el v~rtice
dirigido hacia éste.
Cam' Real ]-l.-Wonniano grande (caído), de igual forma que
el antes citado, con el vértice anterior en contacto con el frontal , por
]0 que, según Frassetto (1918, T. 11, páginas 177 y 178), cabe calificarlo de suturo-fantanclar.
Pastora 31.-D05 grandes worrnianos alargados transversalmente, situados uno a continuación del otro en la sutura sagital, de los
cuales, el inferior sería sutuTo-fontanelar, puesto que se extiende
por el territorio correspondiente a la fontanela lámbdica.
•
l .-Capacidad
La capacidad cruu€alla se calcu16 mediante las f6nnuJas interraciales de Lee-Peorsoll, tomando la altura auricul.lr como dimensi6n
vertical.
Sexo
"
mili . _ mllx.
m.8culino 31 1270'42- 1697'96
femenino 17 1209'38- 1511'99
"
±
on
1408'06± J6'03
t364'12± 17'68
a
± m.
, ± m.
89'28±I1'34 6'34±0'81
72'86+t2'~O 5'34±0'92
•
La clasiflcaci6n individual dentro de las categorías propuestas
por Sarasin e5 la siguiente:
[page-n-16]
•
15
,
Mujeres
Varones
•
Free, abso!.
Oligoencéfalos
Euenoofalos ...
-Aristencéfalos
9'68
... ...
O
61'29
3
19
9
•
Free. absoJ.
2
15
29'03
31
0'00
11'76
88'24
17
Aclviértese tendencia a la aristencefalia en el sexo femenino. El
promedio masculino corresponde a la euencefalla. y el femenino a
In categoría superior, si bien ambos quedan próximos al límite entre ambas. En relación con los promedios de los europeos en general (V.=1.450 e e ; 1\1 = 1.300 e e, según Martin), el masculino es algo
inferior al de los europeos actuales y superior al de éstos el feme-
•
•
nino.
La diferencia sexual (D±md=43,94±23'S6; l.= 1'84) es poco
acusada, y su probabilidad diferencial queda comprendida entre 90
y 95 por 100. Este escaso dimorfismo concuerda con la poco acusada
diferencia en las medidas absolutas que intervienen en el cálculo
de la capacidad, según más adelante se indica.
B)
NORMA SU PERIOR
2.-Contomo
La c1asrncaci6n del contorno de esta norma, atendiendo el sistema taxonómico de Sergi, es la siguiente;
Mujl!nl
I'fuOnl!1
CONTORNOS
•
•
Ovoide
Elipsoide
Pcnt_gonoidc
Romboide
O'l'oide-pentagonoidc
Ovoide-elipl oldc
Atlpieo8
Free.
alJl OI.
o
•
57'9
15'8
5
3'2
O 0,0
3
7"
1
2"
t
"6
22
6
38
Free .
_bao!'
Free.
% aLso!'
60'0
20'0
O 0'0
O 0'0
2 10'0
1
"O
1
5'0
12
•
20
AlOfilOl
Juvtnilu
TOTAL
Free.
Free.
% _bao!.
% _bao!'
3 100'0
O
0'0
1
O
O
0'0
O
~O
2
O
0'0
O
(Jo()
O
O
1
0'0
O
- 3
-5
-
,
0'0
20'0
20'0
40'0
0'0
0'0
20'0
TI
tI
6
2
5
2
3
66
%
"'1
16' I
9'1
3'0
7"
3'0
4'5
[page-n-17]
J6
MICUEL FUSTE
En ambos sexos, el contorno ovoide es el más frecuente. Merece
destacarse la presencia de cráneos muy alargados, tanto en varones
como en mujeres, que comprenden el 227 por 100. Estos cráneos
alargados (véanse, por ejemplo, las láminas V, VI Y VII) presentan
diferentes tipos de contornos, según se advierte en la siguiente distribución:
J'flron~,
Mr.jeru
Free.
¡"rec.
absol.
Ovoide
Elipsoide
,
,
7
Pelllagonoide
RomlJOide
%
/lbsol.
,
77'8
1
11'1
-.-
11'1
O
~O
O
O
-,
-
•
N
Alofi·ol
Free.
"bsol.
Frte.
.'
• ._"h801.
, t OI)'O
75'0
O
O
O
?S'O
~O
~O
¡''''eni/u
-,
0'0
0'0
0'0
O
O
O
,
-1
TOTAL
lo'rec.
% absol.
0'0
%
11
78'3
2
13'3
6'7
6'7
,
,
~O
O'{f
1(1)'0
---r5
De acuerdo con el citado predominio de contornos ovoides y
elipsoides, las protuberancias parietales son generalmente muy rcdondeadas y poco acusadas. S610 en casos aislados son algo más pronunciadas y generalmente asociadas a contomos pentagonoides. En
cuanto a las protuberancias frontales, también suelen ser poco pa·
tentes en el sexo masculino y algo más en el femenino. En un solo
caso (cráneo del Palañto de Navarrés. lámina In, ñgura d), están
reunidas en una soJa central en forma de vidrio de reloj.
Poco frecuente es la verdadera fctlozigia, que se presenta única·
mente en el 2lJ'7 por 100 de los casos observados (22 en total).
3.-Longitud máxima
fiu "
"
,.
maseulino 36
remenino
m ln.
-
", :ís.
172-200
174-191
IJ
I
±
In
!84'44± 1.14
t81'84 ± I'09
I
,
I
7
±
111"
6'82± 0'80
.:¡' ; 5± 0'77
,
±
m ..
3'40± 0',"
2'ól + 0'42
Los promedios denotan cráneos largos, especialmente en el sexo
femenino, rebasando los que para este carácter Sé consignan en
la "Grania Hispanica", de Arilnzadi y Hoyos (1912), (183 miJímetros
para los varones y 174'5 para las mujeres).
[page-n-18]
"
Ambos discrepan poco del promedio ¡nterrada] calculado por
Van Bork-Feltkamp (1950), resultando ligeramente superior a éste
el masculino y coincidiendo prácticamente con él el femenino (di·
ferencia =0'66). La variabilidad de los varones es ligeramente superior a la media intrarracial. según el citado autor.
El dimorfismo sexual es poco importante (D ± Ill d= 2'60 ± 1'58.
t=I'65), y su probabiJidad diferencial está comprendida entre el 98
y el 99 por 100.
Atendiendo a la clasificación de Sclieidt (1927) los promedios de
ambos sexos se clasifican en la categoría de los largos, de acuerdo
oon la (li.~tribuci6n siguiente;
Free.
absoJ.
Límites
•
•
\.
CortOS ... ...
Medianos ...
Largos ... ...
Muy largos ...
x-174
175-182
183-192
... ...
"
x-lOO
167-174
175-184
1OO-x
185-x
V
S
15
14
4
"
O
•
V
M
8'S
0'0
2 417 10'5
11 38'9 579
6 In S1'6
36 19
,
•
Destaca la elevada frecuencia de cráneos largos y aun la de los
muy largos en el sexo femenino, acompañada de ausencia de ..cortos" . De todos modos conviene insistir en la escasa frecuencia de
individuos femeninos, por lo que dicha (listribuci6n es muy aleatoria.
Las frecuencias de cráneos largos y muy largos en ambos sexos
CQncuerda con lo dicho a propósito de los contomos.
En ]a figura J se representan los polígonos de variaci6n para
ambos sexos. Se observa en el masculino la presencia de un vértice
secundario a la derecha del principal y bastante distanciado del
mismo, por lo que el aspecto bimodal es manmesto. Tendencia semejante parece manifestarse en el femenino, si bien aquí la menor
frecuencia serial no autoriza a conceder demasiada importancia al
aspecto bicúspide del mismo. En todo caso, la asimetrla positiva de
los dos polígonos se relaciona bien con lo dicho anterionnente, tanto
respecto a la fonna del contorno de la nOnDa superior como a la
clasificación de las variantes.
[page-n-19]
18
ro
'"
,.
"
n
,,
,•,
,
, ,,
, ,
•
"
"
M
.
.
..
,"•
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U
fJ
12
n
,
,
,
,
•
•
M
•
•
1
,
J
,
,
2
~ ~",~,~,~a~'~'-'~l~~'-'7.?f~'C-;;"~";-;"'~';-;'~
"'-;"-;;-;'~"-;;-;'~'~¡~'-";;;'''''''~'''',jJ''''''~'¡-;'';;''¡-;''';;;--:'''~'"¡¡'
Figura 1
4.-AncllUra máxima
Sexo
"
míl1.- máx .
M± m
muculino 33
124- 147
136'52+ 0'88
remtl\ino
128- 147
1)8'21 ± I'OI
l.
~
±
ffia
5'O5± O'62
4'42± 0'12
., ±
ro ..
3'70± O'46
3'20± o'52
El promedio masculino es algo inferior al de la "Crania Hispánica" (M=l38'S), mientras el femenino supera en algunas unidades
al de esta serie (M = 133'5). Ambos resultan inferiores al interracial
calculado por Van Bork-Feltkamp (1950). La dispersión cuadrática
de la serie masculina coincide prácticamente con la intrarracial obtenida por este autor.
El dimorfismo sexual es poco importante (O ± ffid = 1'69 ± 1'34;
t=l'26) y no resulta signiScativo, siendo de advertir que el promedio femenino es superior al masculino. Ello concuerda con la
clasificaci6n de las variantes, según las categorías propuestas por
Scheidt:
[page-n-20]
,.
POJll.IoDOIlES NEO-D.'EOLÍncos DEL LEVAN'J'I!: ESPAÑOl.
Free.
•
V
Muy estrechos ... ... ...
Estrechos ...
Med ianos . ..
Anchos ... ...
V
M
x-131
132-142
143-151
152-x
•
absol.
Limites
M
V
M
x-l 25 5 O 15'2 0'0
126-136 23 5 69'7 26'3
137-145 5 13 15'2 66'4
146-x
O 1 0'0 5'3
33
19
en la ~ue se manillesta el predominio de formas estrechas en el sexo
masculino y el de medianas en el femenino.
%
•
Anchura mJxima
.
J2
JI
I
,",
"
11
11
n
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"
"
al
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22
W
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19
I
I
I
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11
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0'-~
----
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J
1
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I
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11
•L..'",;;,S-¡-;I?;;~;;S:-I?I;;¡;S;-Rl;:;;
,,;-~;;;s;-;;,Jt::';-;;Jll;;';-;";;~;-;Jl'C,-'JJ9.::,;;,-'II.;;:":;S-";;~;;':-II.;;~';-,,::~:OS;--JJf='
J;;,
".
y
Figura .2
[page-n-21]
20
De nuevo el polígono de variación de la serie masculina (fig. 2)
tiene aspecto bicúspide. Ello induce a suponer, como en el caso de
la longitud , la presencia de dos grupos en la serie. El femenino no
es bimodal, pero sí muestra cierta asimetría hacia el lado del vértICe
secundario de la serie masculina.
5.-1'ldice cefálico
-
Sexo
"
mío.
rnü!culino
33
fem enino
19
66'00-82'56
70'68-79'56
mlÍx.
"
±
•
m
n'88± O'60
75'84 ± 0'55
±
m.
3'43± O'42
2'41 ± O'39
v
±
m~
4'64±O'S7
J'17± 0'51
El promedio de la serie masculina se clasifica dentro de la doJj·
cocránea y el femenino en la mesocmnea, próximo al límite entre
ambas categorías. Los dos valores medios son inferiores a los de la
"erania Hispánica (V = 75, M=76).
El dimorfismo sexual es nonnal: D ± m d = l'96 ± O,Bl; t=2,42, y
su probabilidad diferencial queda comprendida entre el 98 )' el 99
por 100.
La clasificación en las categorías del índice es la siguiente:
•
Free. ah_o!'
V
Hiperdolicocráneos .. ...
Dolicocráneos ...
Mesocráneos
Braquicráneos ...
... ...
M
A
\
M
A
4 O
lS 7
9 12
2 O
0'0
O 12'1 0'0
54'5 OO'S SO'O
1
1 27'3 63'2 SO'O
O 6'1
0'0
0'0
33 19
2
Merece señalarse la presencia de mayor número de dolicocráneos entre los varones y de mesocráneos en las mujeres, de acuerdo
con la clasificación de los respectivos promedios. Asimismo es de
notar la exigua frecuencia de braquicráneos, representados únicamente en la serie por dos individuos masculinos, cuyos índices (82'56
y 81'36) se desvían poco del Hmite inferior de la categoría. Es, pues,
manifiesto el predominio de dolicomorfos, y también lo son aquellos
[page-n-22]
•
POBLADOII.ES SEO-ENEOLÍTICOS DEL UVANTF; .eSP~OL
21
ejemplares en los que el mal estado de conservaci6n no permite el
cálculo del índice. Ello se relaciona con el aspecto simétrico de los
polígonos de variación (Hg. 3), que denotan homogeneidad para este
carácter.
/mficl' Cl'iá/ico
%
J2
JI
~
I \
A\
JO
29
11
28
<7
28
•
I 1
I 1
I
25
24
\
\
\
cf
\
----
'?
\
\
,
?J
\
22
,
21
\
I
I
I
211
19
18
1
,
11
15
15
¡¿
\
\
\
1
I
I
,
\
I
I
I
IJ
1
2
/1
I
1
I
1
1
10
9
/J
1
1
I
7
6
5
I
I
1
I
\
1
1
1
1
4
j
2
I
IJ,
\
\
\
\
I
\
I
6J.5
~5 57.5 5M 11,5 1..5
lJ"
Figura 3
1lJ 1Sií 91,5 8JJ 8í"
[page-n-23]
•
)UCUEL FUSTÉ
La variabilidad puede considerarse mediana en ambas series.
6.-Anchura ftontal mínima
(con exclusión de los ejemplares met6picos)
Suo
mín.-m'J:.
"
87-101
89-107
masculino 26
15
(emenin o
M ±m
94'65±O'75
94'67± I'20
a
±
m,
v ± m ..
3'S5±O'53
4'63± O'S4
4'07±O'56
4'89±0'89
El promedio masculino corresponde a débiles anchuras, resultando algo inferior al interracial de VOll Bork-Feltkamp (95'9) y si·
tuándose hacia los valores bajos de la lista de promedios publicada por Mamn (pág. 817). El fem enino, que discrepa poco del anterior, resulta, en cambio, elevado en relación con los promedios para
este sexo.
La diferencia entre ambos es muy pequeña (D ± rn d =0'22 ±
1'41; t = O
'01) y no significativa.
El valor de Ir de la serie masculina es inferior al intrarracial
calculado por el primero de los citados autores ( Ir = 4'51). El femenino es en cambio ligeramente inferior.
7.-Allchura frontal m6xima
(con exclusión de los ejemplares metópicos)
k
Ttlí•. - máJ:.
S...
m.seutino
femenino
21
15
111 - 127
111 - 12'
"
±m
117'71 ±0'96
117'53± t'13
t;
± ma
4'40±O'68
: 4'39±O'BO
• ±m.
3'74± 0'58
3'74±0'68
Respecto a la lista publicada por M artill (p. 822), ambos resultan
medianos. Su diferencia es escasa y no signi6cativa : D ± m d =0'18
± 1'50; t ~ O'12.
•
[page-n-24]
POBLADORES NF.O-ENEOLÍTICOS DEL LE\lM"!,: ESPAÑOL
•
8.-1IIdice transverso frontal
"
mín . -mh.
masculino 21
remeDino
74'59- 87'83
75'83-88'43
Sexo
l'
•
23
M
±m
± m.
a
8O'33±0'72
3'31±0'51
3'93± 0'74
~ 0'07±1'05
v
±
m ..
4'12±0'64
4'91±0,93
Los dos valores medios son algo bajos respecto a los consignados por Martin (pág. 822). La diferencia entre ellos es muy pequeña
y desprovista de significación: D ± m d = 0'26 ± 1'27; t=O'20.
Respecto a las categorías del índice, ambos promedios se clasifican en la categoría intermedia entre esferometopes y paralelometopes, muy próximos al límite con la esferometopia. La frente resulta, pues, ligeramente estrechada hacia delante. La clasificación individual es la siguiente :
•
•
Free. absol.
V
Esferometopes ... ...
Intermedios ..
Paralelometopes ...
M
V
A
M
A
...
O 38'1 73'3 0'0
2 61'9 26'7 100'0
O 0'0 0'0 0'0
21
...
8 11
13 4
O O
2
15
La frecuencia de esferometopes es mucho más elevada en el sexo
femenino y menor la de intermedios. De todos modos, el número de
ejemplares es poco elevado para asignar mucho valor a estas diferencias.
9.-Indice transoerso fronto-parietal (sin metópicos)
"
min. _ mb.
M ±m
masculino 22
(emeniDo II
60'42-74'05
64'54-69'57
69'14±0'80
67'55±O'67
Sexo
•
1llt1
v ± m..
3'76±0'57
2'l1±0'47
5'44±0'82
3'27±0'70
!T
±
[page-n-25]
Los dos promedios resultan más bien medianos al comparar con
los consignados por Martin (pág. 820). El masculino se incluye entre Jos eurimetopes. y el femenino entre los metriometopes. Sus respectivos valores concuerdan con el notable predominio de contornos ovoides antes indicado, y también con las variaciones de las medidas puestas en relaci6n por el índice.
El dimorfismo sexual no es muy acusado (D ± ffi d= I'SO ± 1'04;
t=1 ,53) Y su probabilidad diferencial es inferior al 90 por 100.
La clasificaci6n de las variantes es la siguiente:
•
Free::. :tbsol.
V
Estenometopes ..
Metriometopes ...
Eurimetopes .. ,
... . ..
,;
M
15
11
2
V
M
A
O '1/1.7 45', 0'0
g'] 273 50'0
]
1 68'2 273 500
5
3
3
22
...
A
2
En ella se manifiesta la notable tendencia al eurimetopismo del
sexo masculino. En el femenino, en cambio, son los estenometopes
los que predominan a consecuencia de la más acusada anchura máxima comprobada en las mujeres.
1O.-Circunferencia IlOri;t.Qtltal
s...
mueulino
femenino
~
,.
mín._m' x.
490-563
49S-533
I "
521'67±3'O3
I 514'63± 2'83
± m
a±ma~
14'S4±2'14!2'84±0'41
Il'33±2'OO 2'20±0'39
El promedio masculino para este carácter resulta elevado, tanto
en comparación con el interracial calculado por Van Bork-Feltkamp
(M = 516), como respecto a la lista de promedios publicados por
Martin (pág. 7ST). El femenino difiere poco del interracial, pero
en cambio, supera a la totalidad de los consignados en la lista anterior. Cabe, pues, calificar a estos cráneos de grandes.
[page-n-26]
De acuerdo con lo dicho a propósito de la IOJlgitlld y anchura
máximas la diferencia sexual es relativamente pequeña; D ± m d
=7'03±4'14; t = I'70, y su probabilidad diferencial queda comprendida entre el 90 y el 95 por 100.
La variabilidad serial no es muy grande, difiriendo poco la mas_
culina de la intrarracial.
C)
NOH"'A LATERAl ,
ll.-Altura basio-bregma
-Suo
I"
,
m.~eulino \ 33
femenino
8
I
'nín.-n ll;~ .
123- 144
120- 137
±
\1
111
13.'G)± I'59
128'Si± I'92
I
~
±
m~
v
±
m ...
! 5'75± 1'13 ¡"27±O'"
I
5'44± !'36
4'22± 1'06
Los promedios para este carácter denotan alturas medianas, tanto en relaci6n con la lista de valores publicada por Martin (página 795) como respecto a la c1asificaci6n de Scheidt. Ambos valores
resultan más elevados que los de la Crania Hispánica (V = 132'7;
M=l26'l), y el masculino discrepa muy poco del promedio intrarracial establecido por Van Bork-Feltkamp (134'4). La dispersi6n
cuadrática es algo elevada respecto al promedio ( f7 = 4'94) obtenido
por este último autor.
El dimorfismo sexual es m{ls acusado que en la mayoría de caracteres (D ± m.J=5'81 ± 2'62; t=2'33), y su probabilidad diferen·
cial, a pesar del escaso número de grados de libertad, es casi del 98
por lOO.
L.'l c1asificaci6n de variantes en las categorías propuestas por
Scheidt es la siguiente:
llmileo,¡
V
Bajos ... .. .
Medianos ..
Altos ... ...
x-127
128-138
139-x
"
x-120
121-131
132·x
•
Free. 00001
.
V
2
8
"
1
3
S
2
13
8
V
IS'38
61'S4
23'08
M
12'50
62'50
25'00
[page-n-27]
lllCUEL YUSTÉ
De acuerdo con lo comprobado para los promedios, la mayor
frecuencia corresponde, en los dos sexos, a la categoría de los cráDeoS medianamente altos.
12.- Altura auricular
S C¡({1
~
Illllsc ulino 33
fem enino 17
min.-Illáx.
106- 126
106- 121
"
± m
v ±
a ± ma
114'24 ± 0'77
11 3'06± 0'93
4'44± t'55
3'82± 0'66
IIIv
I
3'89 ± 0'48 I
3'38 ± 0'58
Ambos promedios pueden considerarse más biclI bajos. El masculino se sitúa dentro de la categoría de los bajos en la clasificación
de Sclwmt, si bien discrepa muy poco del límite supe rior de la misma. En cambio, el femenino corresponde a los medianos, aunque
pr6ximo al lúnite con la c.'ltegoría inferior. Se confinna, pues, aquí
la discrepancia que respecto a la clasificación de Sclieidt para las
alturas basio-bregma y auricular, fué ya advertida con anterioridad
en otros grupos de predominio racial mediterráneo (POIlS, 1949, en
romanos de TarragoLla y Ampurias ; Prevosti, 1951, en judíos medievales de Barcelona).
El dimorfismo sexual (D ± ll1d=1'l8 ± 1'21 ; t=0'98) es exiguo y
desprovisto de significación estadística.
En la d istribución individual en las categorías establecidas por
Scheidt:
V
Bajos .. , " ,
Med ianos " ,
Altos .. , .. ,
x-115
116-124
125-x
•
Free. IIl,sol.
Limites
M
V
x-110 24
111-119 8
12Q-x
1
33
M
V
M
3 72'7 176
12 24'2 20'6
2 3'0 11'8
17
111 máxima frecuencia corresponde en el sexo masculino a los cráneos bajos, y a los medianos en el femenino. de acuerdo con la tendencia indicada p.\ra los promedios.
[page-n-28]
.4/lur" alJriclJ/O'r
%
'2
JI
JO
I
11
19
11
I1
I1
, 1
J8
J7
16
Ji
14
, I
Jl
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
JP
JI
JO
1'9
P'
2l
P6
PS
2J
19
18
17
!6
1
1
1
I
I
I
I
I
If
IJ
"
"
I
,
\
'1 1
11 I
I
~
~I
I
/1
10
9
4
7
6
5
,
I
I
I
I
I
"
I \
I
1
1
l' - - - -
I
I
I
I
PI
PO
O
el'
,
PJ
22
t
I
1
1
1
1
1
1
1
I
I
1
•
\
I I
I I
I
I
I
I
I
I
I
1
\
I
\ I
I
I
I
1
__ -,
1
~
,
\
\
\
\
\
I
1
IN,! 1M,5 191,5 110,5 11P.5 IIJ,J I/6,J 1/4,5 IPD,S 1??,5 IP;,J /PM l?8,J
Figura 4
[page-n-29]
28
\UCUEL
rusrÉ
La figura 4 representa los polígonos de variación para ambos
sell:OS.
13. -1Ildice vértico-lollgitudillol
Il,h-
±
Scx"
"
mío. -
IU¡ucnlino
13
69'11 - 76'92
72'85 ± 0'75
femenino
8
67'04- 7<4'14
71 '00 ± 0'96
\1
~
111
± "'-:
I3'71
1
V ± m~
2'70 ± O'53
:/:0'73
2'73 ± 0'68 3'85 "t 0'96
Ambos promedios denotan ortocránea, más patente en las mujeres que en los varones, en relación con la considerable longitud
de la mayoría de los cráneos femeninos y su meLlor altura respecto
:¡ los masculinos.
El promedio de la serie masculina es ligeramente superior al de
la Grania Hispánica y algo inferior al mismo el de la femenina (M
= 72 en ambos sexos).
La diferencia sexual para este carácter (D ± rn d = 1'85 ± 1'22;
t=1'52) es poco manifiesta y no alcanza el 90 por 100 de probabilidad diferencial.
En la clasificación individual:
•
Free. abso!'
V
Camecráneos ...
Ortocráneos ...
Hipsicráneos ...
M
A
V
M
A
2
7
3
S
IS'4
53'S
37'S
62'S
SO'O
SO'O
O
1
1
O
30'S
0'0
0'0
8
2
•
13
se aprecia predominio de los cráneos medianamente altos en ambos
sexos, a los que siguen en orden decreciente de frecuencias los altos
en el sexo masculino y Jos bajos en el fem enino. La escasa frecuen-
cia de ambas series no permite conceder especial importancia a estas diFerencias.
[page-n-30]
14.-lndice aurículo·longitudinal
,
Sexo
malculino
femenino
~
mino -mb.
M±m
58'16-66'48
59'69-64'71
61'73 ±O'J4
1'2'00 ± 0'35
'a ±
V ±ID~
mlJ
1'88±0'24 3'05±0'39
1'46 ±O,25 2'35±O'40
Como en el índice precedente, los dos promedios se clasifican
en la ortocránea, si bien aquí se sitúan próximos al límite superior
de la categoría. La tendencia a la hipsicránea se advierte también
en la distribución de las variantes dentro de las categorías del ín·
dice:
Free. absol.
V
Camecráneos .. .
Ortocráneos " ,
Hipsicráneos " ,
M
O
S
A
V
M
3';3
0'0
82'4
17'6
1
19
10
14
3
O
1
1
30
17
""
0'0
2
63'3
33'3
50'0
50'0
Esta distribución concuerda, en el sexo masculino, con la obtenida para el índice vértico-Iongitudinal.
Se presenta aquí una aparente discrepancia con lo dicho al tra-tar de la clasificación, según las categorías propuestas por Scheidt,
de las medidas que el índice relaciona. Ello induce a suponer que
los lúnites de tales categorías no se adaptan al grupo aquí estudia·
do, especialmente en lo q ue atañe a la altura auricular. (Véase 10
dicho a propósito de este carácter.)
La diferencia sexual es insignificante (D ± m,¡ =0'27 ± 0'49;
t ~ O'55),
En la figura núm. 5 se representan los polígonos de variación del
índice aurícula-longitudinal. El masculino presenta aspecto bicúspide, Jo que parece concordar con lo dicho a propósito del lx>lígono
de la longitud máxima. Más regular es el femenino, a pesar del escaso número de variantes.
[page-n-31]
80
15.-Contomo sagital
Al observar los cráneos aquí estudiados, según su noma lateral,
llama la atención el hecho de que algunos de los que presentan as·
pecto marcadamente dolicomorCo en la norrno superior, parecen
cortos por la lateral, debido a su considerable altura. Rompen, por
tanto, la correlación negativa que de ordinario existe entre longitud
y altura, así como la espúrea y positiva entre el índice cefálico y los
vértico y aurícula-longitudinal respectivamente, según se comprobará más adelante. Ello ocurre en los ejemplares considerados con
una frecuencia aproximada del 29'1 por 100 y suele ir acompañado
casi siempre de notable robustez. Citaremos los siguientes ejemplos: Cueva de la Pastora, números 13-22-24-25-40-47-54 ; (láminas
V, V] y VU) Camí Real, números A y VII (lámina IV).
Una marcada distinción entre ambos sexos adviértese al eonsi·
derar el desarrollo de la glabela. De acuerdo con el esquema publi·
cado por Martin (pág. 873), modificación del propuesto por Broca,
se obtuvo la siguiente clasificación :
•
Free. absol.
V
I
...
11 ...
1Il
IV
V
VI
M
1
3
3
16
6
O
O
14
8
7
4
37
O
V
2'7
S'I
37'S
21'6
IS'9
10'S
"
12'0
64'0
24'0
0'0
0'0
0'0
25
Importa hacer hincapié en el acusado dimorfismo sexual que se
manifiesta en ]a región frontal que, jWlto con otros que se irán señalando, contrastan con la pequeña diferencia que ofrecen la mayor
parte de los caracteres métricos.
El COlltOTllO sagital suele ser relativamente poco inclinado en la
frente de los varones, y es vertical y abombado en el sexo femenino.
Sólo el 73 por 100 de los ejemplares masculinos presentan la frente
huida. En el trayecto de la parte superior de la bóveda, desde algo
[page-n-32]
3'
[lor delante del bregma hnsta las protuberancias parietales, predominan los contornos en arco más o menos rebajado (6C),S por lOO),
llegando en algunos casos edremos casi al aplanamiento total de la
regi6n indicada. En los restantes, el contorno de esta región es bastante curvilíneo. Generalmente el bregma fanna resalte, por detrás
del cual suele presentarse con suma frecuencia la represión postbregmática, más o menos acusada, que de ordinario se extiende paralelamente a la sutura coronal, llegando en algunos casos a alean7ar las líneas temporales (Camí Real, A ; P'llanqués, 1 y 4).
.
Por detrás de las protuberancias parietales existe un aplulllunienlo post-obélico en casi todos los individuos, y el occi pucio es prominente en relación con el abombamiento de la escama occipital.
En algunos casos la considerable prominencia del occipucio llega
cils i a formar "ch ignon", en el que suele intervenir, adcm¡í.s de la
escama occipital, el borde posterior de los parietales. Ejemplos:
Camí Real: D y VII. S610 en un caso se observa ligera tendencia a
la planoccipitalia: Camí Real, VIII (lámina VIII, ñg. b).
Una neta diferencia sexual se observa en el !:,rrado de desarrollo
de ka protuberancia occipital externa o ¡nio. no obstante el escaso
número de ejemplares que permiten esta observación. De acuerdo
con el esquema de Broca se clasifican como sigue:
•
Free. absol.
Tipos
O
1
1-2
2
2-3
3
3-4
4
V
M
V
M
O
O
O
11
4
7
1
4
O
3
2
7
O
O
O
O
0'0
0'0
0'0
407
14'8
25'9
3'7
14'8
0'0
25'0
16'7
58'3
0'0
0'0
0'0
0'0
27
12
[page-n-33]
vum
~ncUl':L
S2
liloJct' av/'ICv/o -/Ot7?//t/O'Í'&/
%
JJ
1
52
1\
"
"
"
"
"
"
"
1Q
I \
I
\
\
#
I
I
I
I
I
12
I
I \
I
I \
I \
•
JI
11
"
I
I
Jl
JI
JS
JI
JJ
I
I
J9
J4
I
\\
1\
1\
I
I
I
I
I
I
I
I
"
\
\
\
\
\
----
~
\
12
JI
JO
\
"
"
"
"
I
I
I
17
I
I
I
PI
l!
?2
?I
I
,
I
,
I
,
I
'"
"
"
"
\
\
\
\
I
l'
16
11
\
\
\
\
\
\
\
I
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I
1
1
1
1
1
1
1
1
1
I¡
11
,
•
,
Nl
6
J
1
J
\
\
\
\
\,
,,
I
¡
,
I
I
J5.j
\
\
I
gl
19,5
61.5
Figura 5
6~5
M.J
4l.S
[page-n-34]
16.-Arco sagital frontal
Sexo
"
masculino
fem enino
29
23
min . _ máJ:.
115 115 -
M± m
a ± ma
127'72 ± 1'07
128'96 ± 1'22
141
14'
v± mv
5'77 ± 0'76 4'52 ± 0'59
5'87 ± 0'87 4'55 ± 0'67
El promedio masculino coincide con el interracial calculado por
Van Bork-Feltkamp (127'7). El femenin o es algo superior, pero el
dimorfismo es poco importante y est." desprovisto de significación:
D ± m d= l'24±l'65 ; t=077. En ambos sexos la variabilidad del
carácter es algo inferior a la intrarracial (.,.==6'12).
17.-Cuerda sagital frontal
Suo
masculino
femenino
n
míll.-máJ:.
30
102-118
103-118
l4
M
±
t.t ± mq
m
111 '40 ± O'77
110'92 ± O'87
v ± m..
4'24± 0'55 3'81 ± 0'49
4'26 ± 0'61 3'84 ± 0'55
La diferencia entre los promedios de ambos sexos resulta también aquí pequeña y desprovista de significación : D±m d =O'48±
1'16; t=0'41.
18.-1ndice sagital frontal
Sexo
"
min_mú
masculino
femenin o
2'
23
83'3]-90'00
83'08- 89'57
I
I
M
±
m
87'00 ± 0'40
85'87 ± 0'35
<::r
±
n.O'
2'15 ± O'28
1'69 ± 0'25
v±m ..
2'47 ± 0'32
l '97 ± O'29
Ambos promedios denotan ortometopismo, y aún acentuado el
femenino por resultar bajos. La diferencia sexual es normal (D ±
md =l'13 ± 0'53; t =2'13) Y su probabiüdad diferencial queda comprendida entre el 95 y el 98 por 100.
[page-n-35]
34
La marcada tendencia al ortometopismo queda también como
probada por la clasificación individual dentro de las categorías del
índice:
•
Free. absol.
V
28
Ortometopes. ...
Camemetopes ...
M
23
A
29
A
1
23
M
96'6
O
O
1
V
3'4
100'0
0'0
100'0
0'0
1
El único individuo camemetope se s itúa en el propio límite in-
ferior de la categoría.
I9.-Arco sagital parietal
Se.l:o
mín.-mh.
mll.~euliDo
I
n
3'
remenino
18
191 - 144
117- 143
"±
m
(1
129'9 1 ± 1'04
129'72± \'74
±
mcr
6'07 ±0'74
7'39± 1'23
v±my
4'67 ± O'57
5'70±O'95
La longitud del arco es grande en ambas series y los dos promedios son superiores n los de la lista publicada por Martín (página
762). Son más elevados que el interradal obtenido por Van BorkFeltkamp (126'4), situándose próximos a + a de la citada serie iDterracial.
La diferencia entre ellos es pequeña y carente de significaci6n:
D ± ma = O ±2'03; t=O'09. La variabilidad en el sexo masculino
'19
es algo inferior a la intrarracial (a =7'19) y ligeramente superior a
ésta la del femenin o.
La relaci6n entre el arco frontal y el parietal es la siguiente;
•
Jo·rec. absoJ.
V
F> P
F - P
F < p
M
V
M
7
8
25'9
.TI
2
O
7.
18
9
8ff7
0'0
52'9
27
17
[page-n-36]
35
El número de casos en los que el arco frontal es mayor que el
parietal es mayor en el sexo femenino, ocurriendo lo contrario en
el masculino.
2O.-Cucrda sagital parietal
Sexo
"
masculino 3'
feme ni no 19
11\111, _
111&:0:.
107-130
107-126
M± m
~ ± Ula
116'53±O'86
11 6'S9± 1'29
5'O3 ± 0'61
5'64 ± O'92
v
±
In ..
4'32 ± O'.52
4'83 ±0'78
Ambos promedios resultan elevados respecto al de la humanidad
en general (M = 112) citado por Martin (pág. 854). La diferencia entre
ellos es de nuevo pequeña y desprovista de significación: O ± m"
~ 0'36 ± 1'55; t = 0'23.
En los dos sexos, esta cuerda es notablemente superior a las del
frontal y occipital.
2L-11ldice sagital parietal
Sexo
"
mí n.-máx.
M± m
masculino
remenino
32
20
86'76- 94' 17
87'88-92'56
OO'¡9±O'JO
9O'05±O'32
(f
±
v
Illa
1'67±0'21
1'43 ±0'23
±
111 ..
1'85 + 0'23
l'59 ± O'25
Los dos valores medios resultan medianos, con ligera tendencia
a bajos (datos en Martill , pág. 857). El abombamiento de la región
es, pues, mediano. La d iferencia sexual es poco importante y carece
de signiflcaci6n: D ± md = 0'14 ± 0'44 ; t = 0'32.
22.-Arco sagital occipital
Sexo
n
míu . -m'x.
M±m
masculino
fem enino
12
8
107-1 28
11 9'00 ± 2'05
119'OO ±2'43
108 - 1~8
(1
±
ma
,±
m~
7' IO ± I'45 ~'97±1'22
6'89 ± 1'72 5'79 ± 1'45
[page-n-37]
Los promedios de ambos sexos son elevados. Se sitúan en el )jo
mite superior de la amplitud de los consignados por Martin (página 762), y son netamente superiores al interracial calculado por
Vall Bork-Feltkamp: M = 115'98, alcanzando casi + ti de esta
serie. No se comprueba dimorfismo sexual.
La variabilidad es semejante a la intrarracial calculada por el
autor antes citado. ( a = 7'08).
23.-Cuerda sagital occipital
Sexo
"
mín.-mlix.
M± m
m ..culino
JJ
femenino
8
90-105
94-107
99'OO± I'51
99'88± 1'59
ti
± mO'
5'45± I'07
4'49± "12
v ±
111 ..
5'SI±I'08
4'50± 1'13
Los promedios resultan elevados respecto a los valores publicados por Martin (pág. 847). El dimorfismo sexual es de nuevo exiguo
y desprovisto de significaci6n : O ±md =0'88 ± 2'19; t=O'40.
24.-lndice sagital occipital
Suo
- ----
n
lIIuculino 12
femenino
8
mÚl.-mÍI.
M± m
78'91-89'11
80'83-87'04
84'38± O'65
84'OO± O'G8
a ±
v
IUg
2'J5± O'46
1'93± 0'48
±
111 ..
2'79± O'55
2'30±O'58
Los valores de ambos promedios resultan elevados al comparar
con los datos publicados por Mamn (pág. 847). El abombamiento
de la regi6n occipital es, pues, poco importante. La diferencia entre ambos sexos es pequeña y carece de significaci6n: D ± md =
0'38 ± 0'94; .=0'40,
25.-Arco sagital de la escama occipital
Sexo
n
masculino 30
femenino 15
"'ín, _
máx,
60-966-85
M
±m
.5'60± 1'77
77'20± t'35
C'
±
mg
9'62± I'Z5
5'2S±0'95
v
± m.
I2'80± I'65
O
'77± 1'24
[page-n-38]
37
A causa del notable abombamiento de la escama que detennina
la prominencia de la regi6n occipital antes citada, los promedios
del arco sagital de la misma resultan notoriamente elevados respecto a los datos publicados por Martin (pág. 847).
La diferencia entre ambos promedios es aquí más considerable
que en los demás arcos. aunque igualmente desprovista de significación: O ± md = 1'60 ± 2'23: t=O'73. La variabilidad es grande
en el sexo masculino.
26.-Cuerda sagital de la escama occipital
Sexo
min.- máx.
"
mncu li no 30
remeniuo lO
M± m
58-81
69'47±1'29
70'88± 1'OO
61-77
•
±
In"
v
±
ni ..
7'06+0'91
IO'16±I'31
4'OI±O'71
5'66±1'OO
Como en el carácter anterior, resultan también muy elevados los
promedios para este carácter, que rehasan los consignados por Marlill (pág. 847).
El dimorfismo sexual es menos acusado que en el arco y carece
asimismo de significación estadi.~tica: D ± m d = 1'41 ± 1'63; t==O'87.
27.-bldice sagital de la escama occipital
Sexo
"
masculino 29
remeDiDO 15
mín.-mh.
82'22- 100'00
87'80- 95'89
" ±m
91'28±O'66
91'40±0'60
•
±
IUo-
3'57±O'47
2'33±0'43
\' ±
m.
3'91±O'51
2'55±0'47
Ambos promedios resultan medianos con tendencia a bajos respecto a los datos que figuran en Martin (pág. 847). Por tanto, se
confirma la tendencia serial a considerable abombamiento de la
región, ya indicada al tratar del decurso del contorno sagital.
La diferencia sexual es también aquf escasa y desprovista de
significación: D ± m d == 0'12 ± 0'89 ; t = O'13.
[page-n-39]
38
28.-Arco sagital total
Sexo
mío . _ m is.,
n
"
t
m
muculillo 11
352-393
37 j' 18± 4'SO
8
349-395
371i'25± 5'44
femenino
O
±
lila
14'94± 3'19
15'40±3'85
• ± m.
4'OO±0'85
4'O9±1'O2
De acuerdo con lo señalado para cada uno de los segmentos en
particular, el arco sagital total es largo, especialmente en 10 que
atañe al sexo femenino, cuyo promedio rebasa a los mayores de la
lista de Mamn (pág. 759). Respecto a los valores masculinos de
esta lista la tendencia no resulta tan acusada para el promedio de
los cráneos de este sexo aquí estudiados. Ambos superan al ¡nterracíaI calculado por Van Bork-Feltkamp: M = 370'5.
Como en los arcos parciales, el dimorfismo sexual carece totalmente de signiflcaci6n (D ± m d = 3'07 ± TOS; t=O'44).
29.-Longitud de la base
mío.
- mk
S...
n
masculino
,.
93-109
femenino
7
89-101
"
±m
100'71 ± 1'38
95'14± I'78
± m
.
• ± m.
4'n ±0'96
4'93±0'95
4'59+1'27
a
4'37±I'21
Ambos promedios resultan medianos por comparación con los
publicados por Martin (pág. 825). El de los varones coim.ide prácticamente con el interracial de Van Bork-Feltkamp (M = 100(6).
La diferencia entre las series masculina y femenina es la más
acusada de todas las dimensiones del cráneo (O ± m d =5'57 ± 2'25;
t = 2'48), y su probabilidad diferencial queda comprendida entre el
95 y el 98 por lOO, a pesar del escaso número de grados de
libertad. La variabilidad es algo superior a la interracial calculada
por Van Bork-Feltkamp ( a' = 4'16).
3O.-lndice sagital lotal
S...
masculino
femenino
n[
1~ \
mín._máx.
336'11-403'16
34&'51-423'33
M
± m
373'70± 6'27
39O'83± ll '72
(t
±
mo-
v
± my
18'82±4'32 5'O2 ± 1'16
26'26± 7'91 6'72±3'OO
[page-n-40]
Este índice ha sido calculado según el proceder preconizado por
Mollison (1938) (índice de curvatura totaJ), expresando el arco en
tantos por ciento de la longitud de la base, con lo que a valores crecientes del índice corresponden curvaturas mayores_ Ambos promedios denotan pronunciada curvatura por combinarse arcos sagitaJes
grandes con longitudes de la base medianas.
Lo mismo que el) la longitud de la base, el dimorfismo sexual es
importante, correspondiendo mayor abombamiento a la serie femenina. La diferencia entre ambos promedios es. pues, grande, si bien
a causa de la gran variabilidad del carácter y del escaso número de
variantes, la probabilidad estadística diferencial dista mucho de ser
signiScativa: O ±m d = 17'13 ± 13'29 ; t=l'29.
31.-Líneas temporales y ap6fisis mastoides
El desarrollo de las líneas crotáStes es regular en la mayor parte
de individuos masculinos y poco acentuado en los femeninos. No
faJtan. entre los primeros, ejemplares en los que alcanzan notable
desarrollo y en los que puede seguirse fácilmente la totalidad de su
trayecto; la inferior, formando arco, va a unirse sin soluci6n de continuidad con la cresta supramastoidea mientras que la superior continúa oblicuamente hacia detrás, descendiendo por debajo de la
protuberancia parietal. Esta particularidad se presenta, aproximadamente, en el 14'9 por 100 de los casos estudiados; ejemplos, Pa.laSto de Navarrés y Cueva de la Pastora, números 22 y 47 [láminas
IlI, Sgura b, y V. figura fl.
En la siguiente clasificaci6n, según los tres grados principales de
su desarrollo, se manifiesta una neta diferencia sexual en el tamaño
y robustez de Jas apófisis mastoides.
•
Free. absol.
V
Grandes ... ...
Medianas ...
Pequefias ... ...
... . .. ' ..
... ...
. ..
M
V
M
16
13
3
2
&rO
12'5
8
40'6
&rO
6
9"
37'5
32
16
[page-n-41]
40
loI1CUI!J..
I'UST~
Correlativamente con el grado de robustez de las apófisis mastoides y líneas temporales , alcanza la cresta supramastoidea, en la
mayoría d e los ejemplares masculinos, un acusado desarroUo, siendo
visible al observar el cráneo según sus normas anterior y posterior.
Esta característica se presenta también en dos de los cráneos femeninos. Véase como ejemplo: Pastora 22 y 47, Beni·Sid 9, y Torreta
1 (masculinos) y Pastora 20 (femerun o) (lámina V, Hg. f y lámina
Xl, Hg. e).
32.-Longitud de la cara
Se:ro
"
maseuJino 10
femenino
5
min.- mil(.
SS- lOO
86- 93
M± m
94'10± 1'40
9O'OO± 0'95
". ±
ma
4'42± O'99
2' 12± 0'67
\' ±
m ..
4'66± I'04
2'36± O'75
Según estos promedios la cara es corta si se comparan con los
datos de Martin (T)ág. 894), tanto si se atiende a la variabilidad de
]a humanidad en general como si se consideran en particular los referentes a los eur6pidos.
El dimorfismo sexual es algo acusado: D ± ffid =4'70 ::r:: 1'69, y
su probabilidad diferencial queda comprendida entre el 98 y el 99
po' 100 (.=2'78).
33.-lndice gnático
SOIO
"
muculiao 10
le.me.nino
5
mín . -
má x.
91'67- 99'01
91 '49-t02'25
M ,± m
96'OO ± 0'9J
95'00 ± 2'25
O"
± ma
v
± 111 ..
2'86 ± 0'64 2'98±0'67
5'05 ± 1'60 5'28 ± 1'67
La cara suele estar poco inclinada, por lo que ambos promedios
denotan ortognatismo, siendo escasa y no significativa su diferencia: D ±m d =0'40 ± 2'43; t=0'17.
La tendencia al ortognatismo se manifiesta también en la clasi.
ficación del índice:
[page-n-42]
PO IlLM>ORES
Nl!.O-HNooLÍncos OIU.
1,.!';V.U ITE
~S PAÑOL
•
Free. absol.
M
... ...
V
M
3
2
O
V
Ortognatos . ..
Mesognatos ...
Prognatos. ...
41
70'0
30'0
0'0
60'0
40'0
0'0
7
3
O
5
10
34.-Angulo del perlU total
Su.
n
mío. - mb·
masculino
8
CemenlDo
4
78"- Sr30'
79"-86"
M
±
m
tT
82' 13° ± 1'27
83'00· + 1'4-
±
v ± m"
IDO'
3'60 ± 0'90 4'38± \'10
2'94 ± 1'04 3'54 ± 1'25
Corresponden ambos promedios a la mesognatia, resultando de
nuevo pequeña y no signmcativa su diferencia; D ± m,¡ =0'87 ±
1'94 ; t = 0'45.
La distribuci6n de las variantes es la siguiente :
%
F ree. absoJ.
M
V
1
2
1
50'0
25'0
2
2
25'0
50'0
2.5'0
25'0
8
4
V
Prognatos. ... ... ...
Mesognatos ...
. ..
Ortognatos ... .. . ...
•
M
35.-Angulo del perfil nasal
Sexo
n
mín , _ mh .
melculino
femenino
•
80°-87"
82'"-87"
4
"±m
83'2so± O'90
84'OO"±1'16
•
± m,
2'S5± 0'64
2'Sl±0'82
v
±
m ..
3'06±0'77
2'7S±0'97
[page-n-43]
Como en el carácter anterior, se clasifican los promedios de ambos sexos en la mesognatia, situándose, no obstante. próximos al límite superior de la categoría. El dimorfismo sexual no es apreciable ; D ± m d = Oi5 ± 1'47 ; t=O'51.
La clasificación de las variantes parece indicar, a pesar de su número insuficiente. cierta tendencia al mesognatismo:
Free. absol.
V
V
M
O
6
2
M
0'0
75'0
25'0
O
2
2
8
Prognatos.
Mesognatos
Ortogoatos ... ...
%
0'0
4
SO'O
500
36.-Angulo del perfil alveolar
& ..
~
masclllino 8
femenino
6
•
mín.-mb.
M ± m
68"-82·
67 0 -78-
76't3"±2'41
74'810 ±1'83
±m.
v ± m..
7'OO±1'75 9'19±2'30
4'49± 1'30 6'OO±I'73
A diferencia de lo visto para lo! ángulos d e los per.6Jes total y
nasal, tanto los promedios de ambos sexos como la clasificación individual de las variantes señalan tendencia a marcada inclinación
de} segmento inferior de la cara :
•
t-re<:. absoJ.
%
v
..
v
4
1
3
O
1
5
O
SO'O
12'5
37'5
0'0
6
Hiperprognatos .
Prognatos .. .
Mesognatos ...
Ortognatos ..
M
6
O
M
16'7
83'3
0'0
0'0
[page-n-44]
Tampoco el dimorfismo sexual es aquí importante ni significativo : D ±md =1'30 ± 3'07 ; t=O'43,
Importa señalar que el prognatismo alveolar, más o menos acusado, no va acompañado en ningún caso de prodontia, siendo, por
tanto, de tipo eur6pido,
37,-Perfil nasal
La prominencia de la nariz ósea es generalmente poco importante, siendo más bien excepcionales los casos en que la nariz es
muy prominente, En relación con este carácter, está el grado de
desarrollo de la espina nasaJ anterior, Atendiendo al esquema de
Broca para su c1asiScaci6n se ha obtenido la distribuci6n siguiente:
Free, absol.
V
1
2
3
O
1
... ... ...
M
O
1
5
6
4
2
1
4
O
2
10
%
V
0'0
10'0
60'0
20'0
10'0
M
0'0
14'3
57'1
0'0
28'6
7
El tipo 3 es el más abundante en ambos sexos y corresponde a
desarrollo mediano de dicha formaci6n, siendo escasos los restantes
tipos, Todo ello de acuerdo con lo indicado a propósito de la prominencia de los huesos nasales.
D)
NOR.\fA ANTERIOR
Se prescinde aquí del estudio de las anchuras frontales, así como
de su relaci6n procentual expresada por el índice transverso-frontal.
ya considerados al tratar de la norma superior.
[page-n-45]
3B.-Metopismo
La persistencia de la sutura metópi~a en adultos, se presenta en
la serie aquí estudiada, según la siguiente distribuci6n:
Varones
4 ejelllp.eB'2 por 100
Mujeres
5 ejclLlP. e 25 por 100
Global
9 cjcmp. = 11'5 por 100
Con la única excepción de uno de los cróneos femeninos en el
que la sutura sólo se extiende en un trayecto de un centímetro aproximadamente por encima del nasio, en todos los restantes casos el
decurso de la misma es apreciable en toda su extensión. En dos
ejemplares, ambos masculinos, la citada sutura se continúa con la
sagital, originando la disposición designada con el nombre de caput
cruciatllm, y en otros dos del mismo sexo aparece desviada hacia
la izquierda de la sagital. En los tres cráneos femeninos en que puede averiguarse la relaci6n de la sutura met6pica oon la sagital (en
dos no puede apreciarse por estar lifrutada a una pequeña porción
por encima del nasio en uno y por faltar los parietales en el otro),
falta la disposición en cruz, apareciendo la desviación hacia la derecha en un caso y bacia la izquierda en los dos restantes.
Las frecuencias halladas cabe considerarlas como elevadas, especialmente la del sexo femenino , mas el escaso número de variantes de la serie para este sexo no permite conceder gran valor al porcentaje obtenido. Téngase en cuenta que, prescindiendo del ejemplar en que la sutura met6pica está limitada a una pequeña porci6n
por encima del nnsio y que, por lo mismo, no cabe considerarse
como propiamente met6pico, el porcentaje obtenido desciende a 15'4
por 100 y el global a 10'3 por 100,
El porcentaje global se ha calculado teniendo en cuenta los cráneos alo/isos y también algunos juveniles, en los que dicha sutura
estaba ya sinostosada, con lo que el número de ejemplares es ya considerable (n = 78) y menos aleatorio, por tanto, el porcentaje obtenido. Comparado este último con el conjunto de los numerosos datos recopilados por Comas (1!M2) se comprueba que de 207 series
globales de distintas épocas y procedencias sólo dieciséis ofrecen
mayor frecuencia de met6picos que la población eneolítica levantina, y únicamente seis coinciden o se aproximan mucho a ella.
Compruébase gran analogía con las siguientes cifras, obtenidas
por POTlS (1949) para una serie de cr{lIleos del levante español de
época romana:
[page-n-46]
n
135
70
Varones
Mujeres
Clobal..
222
%
Free. absol.
11
11
24
8'1 ± 2'S
15'7 ± 4'4
10'8 ± 2'1
en especial si se prescinde del citado cr{mco femenino, en el que la
sutura ha desaparecido casi por completo. Cabe indicar, además,
que el porcentaje global de nuestra serie queda comprendido entre
los calculados por Aranzadi (1913) para los cráneos de época reciente de la colecci6n Ol6riz:
Varones (n=702)
Met6picos; 11'0 por JOO
Mujeres (n=51O)
\Ietópicos: J 2'0 por 100
Con la única excepci6n de un cráneo masculino débilmente braquicéfalo (l. C. = 82'56), todos los restantes cráneos met6picos de
nuestra serie son dólico o mesocéfalos:
1. C.
Varones ..... .
Mujeres . ..
Clobal. ... ...... .. .
76'99
74'56
75'75
El promedio del índice cefálico de los varones met6picos supera
en más de dos unidades al de la serie masculina completa, resultando, en cambio, algo m¡'¡s bajo que el de la femenina el valor medio
de los metópicos de este sexo.
La considerable frecuencia de met6picos en esta serie del Lev::mte español parece corroborar la observaci6n de Comas (1942)
respecto a la independencia entre esta anomalía de osificaci6n del
neurocráneo y la fonna general del mismo, contraria a la sostenida
por otros autores, que consideran a la braquicefalia como causa
determinante del metopismo.
[page-n-47]
••
38.-Quilla sagital
El perfil transversal de la parte superior de la bóveda es generalmente redondeado, siendo poco abundantes los ejemplares que.
en grado más o menos acusado, y en mayor o menor extensión, presentan la denominada quilla sagital. Su frecuencia es como sigue:
Varones
Free. absol.
Con quilla ... .. .
Sin quilla
... ...
Muieres
•
Free. absol.
.. .
9
25'0
3
.. .
27
7S'O
21
•
12'S
87'S
24
36
39.-Clabela. y región supraorbitaria
El grado de desarrollo de la glabela, según el esquema establecido por Cunningham y Schwalbe (Mllrtin, pág. 876) se distribnye
así:
Mujeres
Varones
Tipos
Free. absol.
•
1
1,11
11
17
S
13
48'6
14'3
37'1
... ... .. . ... ...
35
Free. aOOol.
24
O
O
•
100'0
00'0
00'0
24
Adviértese el patente dimorfismo sexual, a pesar de las coincidencias en el tipo 1, en cuyos casos la prominencia de la glabela no
fué criterio decisivo para el diagnóstico del sexo.
[page-n-48]
40.-Altura de la cara superior
Se:zco
"
ma.sculino lO
remeni no
9
mín.-mlÍx .
59-74
67'19± I '07
00'11+1'33
±m"
v±m ..
4'27±0'75
3'98+0'94
6'36±¡'¡2
6'02+1'.(2
M± m
60-72
IS
Ambos promedios resultan algo más bajos que el interracial calculado por Val! Bork-Feltkomp (M = 70'4). Asimismo son ligeramente inferiores a los de la "Crania Hispánica" (varones, 71'3; mujeres, 67). Respecto a la lista de vaJore.s que figuran en Martin (página 895), no se aprecia desviación notable en ningún sentido.
La clasificaci6n individual, dentro de las categorías propuestas
por Scheidt, es la siguiente:
V
M
Limites
. Bajos ... ...
Medianos ...
Altos ... ...
x.&l
...
.-83
69-74
75-80
64-69
70-75
M
V
P,,,,.
absoJ.
9
7
O
•
56'3
43'7
0'0
16
F"".
absol .
3
5
1
•
33'S
55'6
11'1
9
La tendencia a caras bajas parece rugo más acentuada en el sexo
masculino, pero el escaso número de variantes no permite conceder
demasiada importancia a la anterior distribuci6n. Además, la diferencia entre los sexos es pequeña y desprovista de signiñcaci6n
O ± m.. = 1'08 ± 171 ¡ t=O'63. La variabilidad es superior a la calculada por Van Bork-Feltkamp para la serie intrarracial (11=4'80).
41.-Altura total de la cara
Sexo
muculino
femenino
~
miD .-mix.
M
108-120
99-117
11.5'00
109'33
[page-n-49]
..
A causa del reducido número de ejemp13re.~ s610 'iC ha calculado
el promedio. Respecto a la Crania Hispanica (varones, 118'5; mujeres. 109'5) se romprueba análoga discrepancia que la señalada
para la altura de la cara superior.
Según las categorías propuestas por Scfleidt, la distribución de
las escasas variantes es la siguiente:
v
... ... ...
... ...
... ...
Al,,,,
Muy altos ...
124·x
1
O
O
106-114
115-123
133·x
o ••• "
1
2
x-lOS
x-114
115-123
124-1S2
M
1
O
3
Bajos
Medianos
V
"
3
1
42.-Anchllra bicigomática
"
míu.-mi,;.
M±m
a±m".
mueulino 12
femenino 6
119-132
125'25± I'21
123'OO± 1'51
4'20±0'86
3'69±1'07
Sexo
116-127
v
±
m~
S'35±O'68
3'OO±O'87
La cara es más estrecha por término medio en la serie masculina
que en la interracial elaborada por Vall Bork-Fcftkamp (M = 133'5)
y también respecto a la "Crania Hispanica" (M = 1277), situán·
dose entre los valores poco elevados de la lista de Martin (páginas
815-896). El promedio femenino, en cambio, si bien es muy inferior
al interracial citado, rebasa algo al de la "'Crania Hispanica" (M =
118'5) y se clasifica entre los medianos consignados por Martin.
La distribución de variantes dentro de las categorías establecidas por Scheidt, concuerda con el resultado de las comparaciones
indicadas:
V
M
V
F,,,,
Limites
Pequeñas ... ...
Medianas ... ...
Crandes.
Muy grandes
..
...
x-l27
128-135
136-144
145-x
absol.
•
M
Frec.
absol.
•
x-U7
8
6(J'7
1
167
118-125
126-134
135-x
4
O
O
33'S
4
6(J'7
0'0
0'0
1
167
O
0'0
12
6
[page-n-50]
49
La diferencia sexual está desprovist.'l de significación estad ística
a causa de las pocas variantes: D ± ffi d = 2'25± 1'93 ; t=],17. La
variabilidad resulta inferior a la intrarracial d e Van Bork·Feltkamp
(, ~ 5'19) .
42.-/lId ice facial superior
Sexo
m uc ulin o
fem enin o
~
mirl.-máJ.
48'00-57'38
49'19- 58'62
M
±
ni
±ma
11
53'55± 0'91
54'33± 1'3\
v
± m,.
5'64 ± "20
S'91 ±1'71
3'O2±O'64
3'21±0'93
Corresponden ambos promedios a la mesenia, si bien se sitúan
muy próximos al límite superior de la misma. Respecto a la lista de
valores recopilada por Martin (páginas 902·903), res ultan medianos
con tendencia a altos. Aunque algo inferiores, discrepan poco de los
de la "Cranja Hispanica" (varones, 55'5; mujeres, 56'0).
La clasificación dentro de las categorías del índice es la si·
guiente:
M
V
Free. abso!'
Eurienos ...
Mesenos ...
Leptenos .. .
2
5
•
•
Frcc. absoJ
•
1
36'.
11
167
4
1
18'2
45'5
6fl'7
167
6
Los promedios de ambos sexos casi coinciden, y su escasa diferencia está desprovista de significación : D ± m¡J = 0'78 ± 1'59;
'=0'49.
43.-lndice
facial total
Sezo
-"
mln.-mb.
"
maaeu/iDo
3
3
90'76-98'32 .
79'84-g ¡'55
93'33
feme.nino
90'25
[page-n-51]
MIGUEL
t'Vsri
Los dos promedios son elevados en relaci6n a la vista de valores
publicada por Martm (páginas 900-0(1), clasificándose en la leptoprosapia. Discrepan ligeramente de los de la "Crania Hispanica"
(varones, 92'5 ; mujeres, 92'0).
El alargamiento de la cara en los escasos ejemplares estudiados
se aprL'Cia asimismo en la clasil'lcación de sus índices:
V
M
o
1
O
11ipcrcuriprosopo~ ... . ..
Euriprosopos
........ .
Mesoprosopos ... . ..
Leptoprosopos .. .
I-liperleptoprosopos .... ' ............ .
O
Suo
IIIR~culino
fem~nino
"
18
9
mín. -
mill.
45-53
45-51
O
1
3
44.-Altura
O
2
1
3
1
'108m
M±m
48'67± 0'56
48'1 1± 0'63
(f
± m".
2'38±O'40
1'90±0'45
,
±
In,
4'89±O'82
3'95±0'93
Ambos promedios son algo inreriores al interracial de VOII BorkFdtkamp (M = SO'S) y también, especialmente el masculino, a los
de la "Crania Hispanica" (Varones, 51; mujeres, 49). En relación
con los datos consignados en Martill (pág. 937) resultan medianos
con tendencia a bajos.
La direrencia sexual es pequeña e insignillcante: D ± md =
0'56 ± 0'S4 ; t = O
'67. La variabilidad expresada por la dispersi6n
cuadrática es inferior a la media intrarracial, en especiaL la correspondiente a la serie femenina.
45.-AJlchum nasal
s...
m.~eulino
femenino
l.
"
9
mín. _ m i1.
20-2.
20-25
M± m
22'69±0'42
22'1I ± 0'46
(f
±
ma-
l'66± O'29
1'37± 0'32
T
±m.
7'32± I'2!)
6'20±I'46
[page-n-52]
5'
Los valores medios resultan muy bajos, tanto en rel:lción con el
promedno ¡ntcrracial de Val! Bork-Peltkamp (M=25'3) como respecto a la lista de valores que flgura en MarUn (pág. 938). Son también menores q ue los de la "Crania Hisp.'1mcu" (varones, 24; mujeres, 23'5).
El dimorfismo sex ual es escaso y está desprovisto d e signiflcación
estad ística: D ± IIl d = 0'58 ± 0'62 ; t = O'g·l. Los valores de (¡
son inferiores a los de la mcdin intrarmcinl hallada por Van Borl.:·
FcltklJlllp (e = 176).
46.-lmlice nasal.
Sexo
n
mín .-mlÍl:.
M± m
masculino
14
41'67- 51'11
42'55 - 48'89
46'fi4 ± O'7 1
46'11 ± 0'98
rem e nino
•
Ir
±
, ±
ma
m,
2'65±O'51 5'68:t: 1'07
2'37 ±0'56 S'14 ± l'21
Clnsifícanse ambos promedios en la leptorrinia, próx imos al
límite supe rior de ésta. El valor bajo del índice es debido principalmente ¡l la escasa anchura nasal, ya que la altura es t¡lmbién 1'0(;0
considerable. Las diferencias respecto a los promedios de In "Cmnia lI ispanica" (varones, 46; mujeres, -17) son pequeñas.
La tendencia al alargamiento de la nariz se manifiesta claramente en la clasificación de las variantes:
M
V
Free. absol.
Leptorrinos
Mesorrinos.
Camerrinos
...
... ...
•
9
64'3
4
28'6
1
7'}
14
Free. absol
6
3
O
•
00'7
33'3
0'0
9
En ella se aprecia el predominio de formas leptorrinas. El {mico
individuo clasificndo en la camcrrinia se sit.úa en el propio limite
con la mesorrinia.
La diferencia sex ual es poco importante y desprovista de significación estadística : D ± tn d = 0'53 ± 1'21 ; t = 0'44.
[page-n-53]
51
\IIG UEI..
~·UST.:
47.-Cumctercs IIwrfológicos de lo lIori;:,
En todos los casos observados la forma de los nasales y de la
abertura piriforme es la rorncterística de los curópidos. El borde
inferior es casi siempre cortante; sólo en dos o tres casos es algo
romo, y en otros cinco está ligeramente desdoblado. formando un
ligero esbozo de fosa prenasal.
48.-Anchura illtcrQrbi/aria
-
s'"
masculino
rem e nillO
.
min.-mb.
M ±III
17
10
19-25
21-27
21 '94 ± O'4fi
2Z'80±O'ÓS
a
±
m",
, ±
m.
I
1'89 ± 0'32 8'61 t ll4'i1
:¿' 15 ± 0'48 9'43 ± O'21
Ambos proml.-dios resultan elevados respccto a los valOl'cs de In
lista publicada por Martln (p:¡gs. 967-968). L:l diferenci:l entre ellos
es poco importante: O ± md = 0'86 :1:- 0'82 y carece de significación estadlstica (t = 1'05).
19.-Altura de la úrbilfl
Sexo
Itluculino
femenino
..
16
9
mín. -
m'x.
28-34
29-33
,\I ± m
a ± n1a
31'31 ±O'46
31'67±O'41
I'S5 ± O'33
1'42 ± O'33
,. ±
111 ..
5'91 ± I'04
1'06
4'~8±
En v:llores absolutos, las órbitas son muy bajas en ambos sexos,
según resulta de la comparación de los promedios con los valores
que figuran en Mortin (pág. 959), con los de la "Crania Hispanicu>t
(varones, 34; mujeres, 34) y con el promedio interracial calculado
por Van Bork-Feltkamp, respecto al cual quedan por debajo de 2 (1.
El dimorHsmo sexual es poco acusado y carece de significación
estadística: O ± Old = 0'36 ± 0'66; t = 0'56. La variabilidad expresada por la dispersi6n cuadrática es inferior a la media intrarracial calculada por el citado autor holandés ( a = 2).
[page-n-54]
53
5O.-Anc/mra de hl órbita
I
Sexo
n
m'n. -mb,
masculino
15
37- 42
ferneninl)
9
I
I
37
"
±
M
ro
el"
±
v± m..
mq
1'55 ± 0'28
l'27 ± O'30
39'8? ± O'40
38'89 ± O'42
3'S9 ± O'7t
3'27 ±o'n
Al igual que en la altura. también son reducidos los valores de
h\ anchura de la órbita. Ambos promedios se sitÍlan entre los más
bajos de In lista de M(lrfill (pág. 0(0) y son asimismo inferiores al
interr'lcial calculado por Va l! Bork-Feltkamp.
El dimorfismo sexual es de nuevo pequeiío : D ± ffid = 0'98 ±
0'68 ; y su probabilidad diferencial próxima al 90 por 100 (t = 1'69).
Los valores de el" son poco inferiores a los del promedio intrarracial
(a ~ 1'72),
1
51.-lndice orbitario
I
I
Sexo
masculino
femeniDO
I
n
115
9
mi., - m"
70'73- 84'62
77'50- 86'84
M
±
a
m
±
v ± m ..
ffi(f
1
¡
78'73 ± 1'()Q
4'23 ± O'n 5'37 ± 0'98
3'49 ± O'B2 4'29 + 1'01
8I '33 ± 1'1t>
En ambos sexos predominan los ejemplares mesoconros, clasifiC'.í.ndose los dos promedios en la citada categoria .
v
M
Free. absol.
Cameconcos ...
Mesoconcos
Hipsiconcos .. .
Free. absol
33'3
o
5
9
60'0
8
1
6'6
1
\5
•
0'0
88'9
11'1
9
En la distribución destaca la escasa frecuencia de hi~iconC05
en ambos sexos, así como la ausencia de cameconcos en el femenino.
El promedio de este último sexo es el más elevado, tanto por
mayor altura absoluta como por menor anchura media. El dimor-
[page-n-55]
MIGUEL FUS'ri::
rlsmo es normal: O ± 111.. = 2'00 ± 1'59; y su probabilidad dife*
rencial, a pesar del escaso número de varientes, es poco inferior al
90 por 100.
52.-Morfología ele fa órbita
La mayor frecuencia en la clasificación de la forma del borde
orbitario, corresponde, en ambos sexos, a las órbitas redondeadas:
V
M
•
Free. absol.
Hcdondeadas ...
Suheuadrangulares
elUld rangutt res ..
Free. aluo!
•
10
45'5
5
SS'6
8
36"
2
2
22'2
,
18'2
22
22'2
9
El diámetro transversal es generalmente más o menos horizontal. Sólo en el 26 por 100 de la frecu encia global la inclinación del
mismo hacia fuera es algo acusarla.
Cabe. pues, l.'Oncluir que predominan ell la serie las órbitas de
dimensiones medianas, con poca d iferencia relativa entre sus dos
diámetros principales y de forma más o menos redondeada ; son,
por el contrario, poco frecuentes las órbitas bajas de contorno rectangular.
53.-Región malar
El notable dimorfismo sexual comprobado en el desarrollo de los
relieves de inserciones musculares en el neurocráneo, se manifiesta
asimismo en esta región. Entre Jos varones son más frecuentes los
ejemplares con malares relativamente grandes y robustos, y en los
que tanto el borde inferior como la cara externa son rugosos. Ello
es indicio del notable desarrollo de los músculos masetero y cigomáticos. Son también frecuentes los casos en que la apófisis orbita*
ria es ancha y robusta, y la apóflsis marginal suele presentar notable
desarrollo.
[page-n-56]
55
54.-Regi611 maxilar
La fosa can ina se halla presen te en casi todos los ejemplares de
ambos sexos.
En la región correspond iente a la inserción anterior del músculo
masetero se observa que el 26'3 por 100 de los varones presenta un
pequeño saliente hacia abajo en el ángulo externo de la apóflsis cigomática, (:oincidicndo con notable concavidad del borde inferior
de ésta.
55.-Inclice frollto-cigom(ttico
-
m.í.1.
Suo
"
mí".
IOII5CU¡'''{l
JI
69'84-80'67
72'58-82'76
I femenino
01
M±m
15'09±O'!l4
77'60+1'86
~
± ma
· ~3'11 + 0'66
l' 4'16± 1'32
v
±
nl~
--
4't4 ± 0'88
5'36± 1'70
Por CQmparaclon con la lista de valores publicada por J
\.-larti/l
(páginas 907-908) resultan elevados ambos promedios, y, especialmente, el femenino. El estrechamiento de la cara hacia arriba es,
pues, poco acusado en buen número de los individuos.
E) dimorfismo sexual más elevado que en otros caracteres O ±
md = 2'51 ± 2'07, no es significativo (t = 1'21). a causa, probablemente, del reducido número de ejemplares.
E)
NOR~IA POSTERlOII
56.-COtltoTllo
Es neto el predominio en ambos sexos de) contorno domifonne,
con las protuber:meias parietales generalmente redondeadas y altas.
Compruébese la lIlayor tendencia del sexo femenino a contornos redondeados, ya úpicamente bombifonnes, ya intermedios entre éstos
y los domiformes. En dos casos, por mayor estrechamiento de la
región auricular y rebajamiento de la porciÓD superior del contorno
situado por encima de las protuberancias. éste resulta algo trapezoidal.
[page-n-57]
UIGUEL YUSTI!
V
Free.
flbsol.
Domiformes. "
Domiformesbombifonncs
Bombifonnes
Trapezoidales
33
2
1
37
Juveniles
\1
Aloll~
Free.
"
Fr('C.
I~r('c.
absol.
nbsol. %
absol. %
89'2 10
2'7
5'4
4
- I
1
.'-
"
66'6
52'6
1 SO'O
4
21'0
21'0
5'3
1 SO'O
O 0'0
O 0'0
1 16'7
1 167
O 0'0
2
O
19
57. -Arco lralls tlerS(ll
SellO
,
masculino 21
femenino 12
mín .-m.íx.
M± m
300- 321
301 - 322
308'11 ± l '27
309'08± 1'99
.,. ± m ~
5'81 ± 0'90
6'89± 1'41
v± m,
1'88± O'29
2'23± O'46
El promedio masculino es más bien bajo, en tanto que el femenino resulta mediano con tendencia a elevado al comparar con las
listas de valores que figuran en Martill (pág. 760).
No se comprueba dimorfismo sexual apreciable para este carácter: D ± m d = 0'37 ± 2'36; t = 0'16.
58.-1rulice oértico-transoorSllJ,
Suo
,
masculino 13
feulenino
8
mín .- mÍl:.
91 '55- 107'46
86'33- 97'73
M ± 1I1
98'38± 1'50
93'OO± I'J3
~
±
111"
5'41 ± 1'06
3'76± O'94
.. ± mv
-S'SO± I'OB
4'04 ± I'Ol
A consecuencia principalmente de su escasa anchura media, la
altura relativa del cráneo en su nonna posterior es considerable en
el sexo masculino, cuyo promedio corresponde a la acrocránea, si
bien se sitúa en el límite inferior de esta categoría. La altura reJativa es aqtÚ algo más pronunciada que en la nonna lateral. En las
mujeres, la altura relativa res ulta menos acusada que en los varo-
[page-n-58]
•
57
nes. clasificándose el promedio dentro d e la metriocrál1ca, algo próximo al límite con la categoría inferior.
De acuerdo con lo que acabamos de indicar, el promedio masculino resulta más elevado que el de los varones de la "Crania Hispanica " (M = 95'5). en tanto que el femenino e¡:¡ ligeramente inferior .. 1 del sexo all{¡!ogo en esla serie (M = 9·4'0).
V
M
•
Free. abso!.
•
15'4
30'8
4
7
3
5
53'8
2
Tapinocránoos
Mctriocráneos.
Acrocráneos ...
Free. absol
O
13
•
375
62'5
0'0
8
•
Es notorio el predominio de ¡¡crocráneos en el sexo masculino,
en tanto que en el femenino son los metriocráneos los que están en
mayor número.
El dimorfismo sexual es imlxntante ' D ± IlId = 5'38 + 2'00;
y su probaüdad d ife rencial queda comprendida entre el 98 y el
99 por 100 (t = 2'69), a pesar del escaso número de graclos de li·
bertad.
59.-lndice aurículo-trallSVersal.
Suo
I"
I
mucllJino SO
femenino 17
míll,- rnh ,
17'78- 91'04
75'69-87'05
M
±
11\
83'30±0'64
82'OO±0'75
I
I
/1
± lila
J'51± O'45
J'IO± O'53
" ±
111"
4'2 1± O'M
J'78±0'65
Tanto el va10r de los promedios como la clasiJicaci6n de las variantes dentro de las categorías del lndice, manifiestan acusada tendencia a la metriocránea en ambos sexos.
[page-n-59]
mctIEL fVSTt
58
V
M
•
Free. aOOoI.
7
17
23'3
56'1
6
Tapinocráneos .. ,
\1etriocráncos
Acrocráneos
20'0
•
Free. absol
4
11
Z
23'5
64'7
11'8
17
30
La altura relativa del cráneo expresada por este índice, es menos
acusada que según el aurícula-longitudinal. Como en éste, parece
comprobarse, para el sexo femenino. mayor tendencia a fonnas ba-
jas. Con todo, la diferencia entre ambos promedios es pequeña y
escasa su probabilidad diferencial; J) ± iIId = 1'30 ± 0'99; t =
1'31.
Como en el índice aurícula-longitudinal, el polígono de variación de la serie masculina (fig. 6) presenta marcado aspecto bic6s-
pide. con dos vértices pr6ximos a los límites de la metriocránea con
las otras dos categorías.
También es irregular el polígono de la serie femenina, mas el
número de variantes es excesivamente pequeño para otorgar crédito
a esta distribución.
6O.-Caracteres craneoscópic;os de la reglón occipital
Hueso hepactal.---S610 en dos casos se observó esta anomalía
de la osi6coci6n del occipito!:
Crálleo
Variedad
Pastora n.O 31
Q~'
Pastora n,O 45
os illcoe laterale dextrum , completamente sinostosado IJOr tratarse de un cráneo senil, se aprecia el
decurso de las suturas que lo limitan.
incae laterme
~'inMtrum,
sin sinóstosis.
De los worrniallos, abundantes en la sutura lambdoidea, se trató
a propósito de Jos caracteres generales del cráneo.
Líneas nucales,-Como en las restantes inserciones musculares,
se aprecia en el desarroUo de estas líneas una clara diferencia sexual
[page-n-60]
•
rOBLADOR.IiS NEO-t:'n:oLÍTlCOS OF..L I..EVA.
59
•
.!/7o'ic~ allríctl/o -lraIlJvena/
%
27
26
25
2,f
,
,
,
,
,
,
r---TI
I I
I I
I I
I I
I
2J
22
21
•
•
lO
19
M
17
15
15
¡,¡
IJ
----
I
I
I
\
I
I
I
IU
9
8
/ \
\
I
\ I
II
1
~
r-
6
5
I
J
I
J
I
1
I
U
'f
I
,
,
,
12
//
I
I
/
73,5 15.5 lZ5 19,5 8~5 (JJ5 8~5 "Z5 89,5 g¿; $/f.;
Fig.6
•
•
[page-n-61]
~flCUEL
•
,
FUsn;
alcnnznndo un notnble grado dc robustez en el 38'7 por 100 de Jos
varones, especialmente las superiores. Sólo en tres casos las líneas
nucales supremas están bien desarrolladas, y en uno de ellos la región que las separa de las superiores está abultada. constituyendo
el lIam:-.do forll!; occipitalis.
F) NORMA
•
INFERIOH
61.-Anc1l11ra maxiloolveolar
Sexo
IUnculino
remenino
"
,.
6
mín.-m.h.
57-67
57-65
"±m
61'07 ± 0'1R
6O'17 ± 1'71
~
±
m
v
±
my
•
3'01 ±O'55 4'93±O'90
2'71 ± 0'78 4'SO±O'JO
Ambos promedios indican anchuras pequeñas respecto a los promedios que figuran en Martin (pág. 928).
El dimorfismo sexual es escaso y carece de significación estadística: D ± 01,1 = 0'90 ± 1'88: t = 0'48.
62.-LolIgillld maxiloolveolar
S~UI
I
.
,
[ IIIUCUlino 16
femenino
mílL.-nuíx.
49-59
51- 53
"±
,..
53'75 ± 0'83
52'OO ± 0' 18
"
± m,
3'30 ± 0'58
O'63 ± O'18
" ±
111 ..
6'14± 1'08
1'21 ± 0'35
Referidos a la amplitud de variación seiialada por Martin (página 928), ambos promedios resultan m<.-dianos, aunquc con cierta
tendencia hacia valores altos el masculino y a bajos el femenino. La
diferencia entre ambos es, pucs, m{IS patente que en la anchura:
D ± m.. = li5 ± 0'87, }' su probabilidad diferencial algo considerable, a pesar del escaso número de ~"md os de libcrtad, puesto
fJuc oscib entre el 95 y el 9S por 100 (t = 2'1 3).
-
[page-n-62]
•
•
63.-llldice maxifooloeular
I~"
masculino 114
felQen;uu
5
mln.-m.íl[.
IOI'1Z- I30'6\
109'02- 122'64
a
M±m
1I4'64 ± 2'13
115'20±2'24
±
m",
I
v
±
tIl ..
7'95± I'SO !fj'93± ¡'31
4'36± 1'38
S'02± I'59
Ambos valores medios se sitúan prúcticamente en el límite entre
la meso y la braq ui urania. El masculino resulta med iano, y algo bajo
el femenino por comparaci6n con la lista publicada por Mamo (pá·
ginas 928·929).
La c1asillcaci6n de las variantes es la siguiente :
•
V
M
•
Free. amol.
•
Dolicouránicos
Mesournnicos.
Braquiuránicos
'"
.. ,
.. ,
.. ,
Frcc. absol
4
28'6
1
3
7
21'4
2
50'0
2
1.
•
20'00
40'00
40'00
5
En el sexo masculino resulta claro el predo minio de brnquiurá·
nicos.
La d iferen ció' entre ambos promed ios es muy pequeña y carece
de signillcación estadística: O ± mol = 0'56 ± S'09; t = 0'18.
64.-Longitud del paladar
Su.
"
masculino lO
femenillO
"
6
mín. -
rnú.
44-53
40-49
M± m
46'38 ± 0'66
44'50 ± \'48
f1
±
m",
v±m ..
2'65 ± 0'47 5'71 ±1'{l1
3'63 ± 1'{lS 5'28 ± 1'36
La longitud es media na cn los varones y pequeña en las mujeres, en relaci6n con [os límites de In variaci6n interracinl mediu de
este carácter (Martill, p:'ig. 9S1). El poco aculIsado dimorfismo sexual:
O ± m d -:' 1'88 ± 1'62, c:lrece de signiflcnci6n cstadístic:l (t=l'16).
[page-n-63]
•
~IGUEL
62
f'USTK
65.-AIlc/Hlrtl del J>tlladllr
Sen
ml s<':ulino
femenino
"
17
6
mí .. , -
m&:I".
33- 47
32- 37
"
±m
!1
±
, ±m
..
111 '1
--
37'53± 0'81
S'95± I '54
5'71 :1:1'65
3'36-+::0'58
35'OO± 0'82
2'00+0'58
-
-
Ambos promedios y especialmente el femen ino. resu ltan bajos al
referirlos a la amplitud ele vnriación del carácter (Martin , pág. 931).
La diferencia entre ellos es mayor que la comprobada para la 100gitud : O ± m d = 2'53 ± 1'15. y su probabilidad el iferencial está
oomprend ida entre el 95 y el 98 por 100 (t = 2'20). :l pesar del escaso número de grados d~ libertad.
OO.-l llrfice ,m/atino
Sexo
"
mln.- ma..:.
ma!clIlino
femenin o
15
72'00-93'33
69'39-92'50
6
M ± rn
SO'80±I'fi2
79'OO± l'71
11
±
•±
IDq
6'06± 1' 13
S'32±2'51
111 ..
7'50±1'39
10'28±3'1O
Los dos valores medios se sitúan casi en el límite entre la lepto
y la mesoestafilinia. Análoga tendencia se advierte en la distribución individua.l de las variantes dentro de las categorías del índice:
V
Fr,-'C. nbsoJ.
Leptoestafilioos ... ..
Mesoesta6linos ...
...
Braquiestafi1inos ... ...
•
7
... ..
467
5
3
33'S
20'0
15
m,
M
Free. absol
3
2
1
•
50'0
33'S
16i
6
La diferencia sexual carece de significación estadística : D
1'80 ± 4'05 ; t = 0'44.
~
•
±
[page-n-64]
..
•
•
67.-Carocteres romatosc6pico& de la norma inferior
Toro palatino.-Esta fonnaci6n se presenta s6lo en dos de los
ejemplares estudiados y aun con débil desarrollo.
Aguiero occipital.-Las frecuencias comprobadas para las diferentes fonnas son las siguientes:
v
"
~rec.
absol.
3
2
5
3
Rómbico
Elíptico ..
Circular ..
Irregular ..
,
•
•
23'1
15'4
38'4
2
1
2
23'1
O
13
•
"",
absol.
"
•
40'0
20'0
40'0
0'0
Juveniles
Free.
aOOoI.
1
O
O
O
F,=
absol.
---100'0 O
%
0'0
0'0
0'0
1
I
O
%
0'0
5()'0
50'0
0'0
2
1
5
Aloruos
Cavidades glcnoideos.-Apréciase marcado dimorfismo sexual en
el grado tlel desarrollo de la cavidad articular del c6ndUo mandi·
bul:lr. según se illoica a continuación:
\'
Free.
absoJ.
Pequeñas .. ..
Medianas ..
Grandes .. , " ,
,
S
6
16
25
•
12'0
Free.
absol.
24'0
4
64'0
1
8
13
"
•
--
Juveni.l.es
lo
"rec.
Alolisos
p,,,,,
61'5
O
308
77
1
1
% absol. %
-0'0 3 50'0
50'0 2 33'3
50'0 1 16'6
5
6
absol.
Con distinto desarroUo se señala la presencia de una apófisis
post-glenoidea en los ejemplares siguientes: Más d'en Jaume, 1853 ;
Cueva de les Llometes, 114 (infantil); Palanqués, núm. 2; PaJaSto
de Navarrés; Cueva de la Pastora, núms. 3, 15 y 52. El grado máximo de desarrollo se obselVa en el ejemplar del Palafito de Navarrés, en el que la citad a formaci6n mide 15 milímetros de longitud
en la base y constituye la pared posterior de la cavidad en una extensión equivaJente a sus dos terceras partes. Tiene forma triangular, con base superior, y desciende hacia delante de la mitad ex-
•
•
[page-n-65]
64
\IIGUEL
•
rusn
tema del timpánico. La cisura de Glasser se dirige oblicuamente
hacia abajo y hacia fuera sobre la pared posterior de la cavidad,
separando la apófisis del hueso timpánico. El borde extema de dicha apófisis forma el tubérculo cigomático posterior.
as.-Caracteres generales
En los ejemplares estudiados se aprecia notable dimorfismo sexual en cuanto al grado de robustez, según se manifiesta en la siguiente distribución;
V
Free. l¡bsoL
Muy robusta~
Robustas ... ...
Medianas .. ...
Gráciles ... ...
7
IS
10
1
"
"
Frt:c. absol
"
21'2
•
0'0
6'S
31'S
O
4S'S
30'3
3'0
1
5
10
33
62'5
16
Algo menos patente resulta en general el dimorfismo cu cuanto
al tamaño. No obstante, predominan en el sc;c:o masculino las mandíbulas grandes, y las medianas y pequeñas en el femenino.
OO.-Longitud de la mandíbula.
&,"
mlaculinQ
femeninQ
/
~
10
9
mín._ mb.
M ± nl
06-105
100'60±0'92
97'67± 0'96
!n-IOI
a
±
ma
2'92± 0'65
2'87 ± 0'68
.. ±
m~
2'OO±O'ij5
2'94± 0'69
El dimorfismo sexual para este carácter es; D ± Il1 d = 2'93 ±
1'33, y su probabilidad diferencial queda comprendida entre el 9S
y el 98 po' 100 (t = 2'20).
[page-n-66]
•
65
I'OIILADORES NEQ-ENEol..Í'ncos VEL LEVA:',.!: ESI'AÑOL
•
70.-Al1cTtura bicondílea
Sexo
masculino
femenino
~
mín. - mb.
100 112 -
131
119
a ±
M±m
114'On ± 2'73
115'20 ± 1'16
m
.,
v±m..
8'62 ± I'1I3 7'.56 ± 1'69
Z'S9 ± 0'82 2'25 ± 0'71
Los dos promedios resultan medianos o más bien bajos, referidos a la amplitud de la variación para este caní.cter, según Martin
(pág. 972). La diferencia eotre ellos es poco importante y carece de
signillcaci6n estadística: D ± Illd = 1'20 ± 2'97 j t = 0'40.
7l.-Anchura bigoníaca
•
s...
muculino
feme nino
•
min._mñ.
M±m
"
80-113
82-102
9t'33±2'51
89'00±2'26
8
a
±
m".
v
±
m ..
9'72 ± l'n 10064 ± t '94
ó'3!)± )'60 7'18± 1'SO
Esta anchura es muy pequeña en relación con la serie de datos
publicados por Martín (pág. 897). Lo es también respecto a los promedios de la "Crania Hispanicu" (varones, 98'7; mujeres, 91'0). La
diferencia entre ambos promedios, D ± rn d = 2'33 ± 3'38, no es
significativa (t = 0'69).
72,-Morfología €kl cuerpo mandibular
El ment6n es prominente en casi todos los individuos de ambas
en especial en los varones, en los que el triángulo mentoniano es, por lo general, muy visible. Sólo en el 4'2 por 100 de los casos
aparece una escotadura en el borde inferior.
La cara posterior de la región sinfisaria está particularmente inclinada en tres ejemplares, los cuales presentan el Uamado planum
alveolare: Palanqués, núm. 9 ; Cueva de la Pastora, núm. 22. y mandíbu1a suelta núm. 10. Unicamente en la mandíbula suelta de BeniSid, núm. 3, y en la correspondiente al cráneo femenino núm. lB de
~xos,
•
[page-n-67]
•
66
la Cueva de la Pastora se aprecia la existencia de un ligero toro
mandibular. En este último caso la fosita sublingual alcanza notable
desarrollo.
73.-AItura de fa sínfisis
Scxo
n
masculin o
femenino
24
13
mío-m.,;
28-39
26- 35
M
±
m
33'33 ± O'6 1
J I'69 ± O'70
(f
± 111.,
2'97 ± O'43
2'53 ± O'50
v± m.
8'91 ± ,'29
7'98 ± , '56
Los promedios de ambos sexos son ligeramente superiores a los
de otras series en las que predomina el elemento racial mediterráneo [Romanos de Tarragona (Pons, 1949) ; varooes, 32'25; mujeres,
30'33; Judíos de Mont;uich (Prevosti, 1951) : varones, 31'95; mujeres, 28'64].
La diferencia sexual es normal: O ± md ,.. 1'64 ± 0'93, y su
probabilidad diferencial queda comprendida entre el 90 y el 95 por
100 (t ~ 1'76).
74.-Allura del cuerpo
Suo
n
m. ~euIiDO
28
femenino
"
mio. -
míx .
27- 36
27-32
M±m
!f±m"
31'32 ± O'45
29'29 ± O'4i
2'37 ± 0'32
t'64±O'31
v
±
m ..
7'57 ± t'OI
5'60 ± 1'06
La altura del cuerpo mandibular es mediana, con tendencia a
baja, respecto a los valores de la lista publicada por Martín (página 979). El dimorfismo sexual es acusado: O ± m.. = 2'03 ± 0'63,
y posee amplia significación estadística por quedar comprendida su
probabilidad diferencial entre el 99 y el 99'9 por 100 (t = 3'22).
75.-Espesor del cuerpo
s".
~
mueulino
femeDitlO
23
1.4
mÍn.-mb.
M± m
10- 14
8-14
11 '68 ± O'J9
11'07 ±0'39
a ± mO'
y
±
my
1'03 ± 0'14 S'S2 ± 1'18
1'~4 ± 0'27 13'01 +2'4&
•
•
[page-n-68]
•
.
,
67
POBLADOIlES f',."EO-ENEOU11COS 01';:1. l.EV~ ESPANOL
•
Este espesor es débil, según se deduce de la comparación de los
promedios con la lista de valores publicada por Manin (pág. 979).
El dimorfismo sexual es poco importante: D ± ffid = 0'61 ± 0'43.
y carece de signiflcaci6n estadística (t = 1'42).
76.-lndíce del cuerpo
Sexo
muculino
remenino
~
m{D._máx.
M±m
O' ± m".
30'56-46'13
29'63-46'67
37'61± 0'64
37'86± 1'42
3'37±0'45
5'30± I '00
v
±
m.
8'96 ± 1'20
14'00 ± 2'SS
También en relación con la altura, resulta estrecho el cuerpo
mandibular, según se advierte al comparar con los p:Tomedios que
figuran en Martin (pág. 979). La diferencia entre ambos promedios
es insignificante: D ± m d = 0'25 ± 1'56; t= 0'16.
77.-Morfología de la rama
En consonancia con el notable desarroUo que d,ebió alcanzar en
muchos casos el músculo masetero, según se indicó al tratar de tas
rugosidades correspondientes a la aponeurosis de su inserci6n en
el hueso malar, la regi6n del gonio es rugosa y extrovertida en buen
número de ejemplares masculinos, advirtiéndose para este cnr{,cter
notable dimorfismo sexual.
Predominan en el sexo femenino las ap6fisis coronoides bajas y
anchas de forma triangular; en el masculino son también frecuentes las que alcanzan gran desarrollo en altura.
Los cóndilos son generalmente pequeños en el sexo femenino y
medianos o grandes en el masculino.
La escotadura sigmoidea es más bien ancha y poco profunda en
la mayoría de los ejemplares de ambos sexos.
7B.-Altura de la rama
Sexo
•
masculino
remeniDo
n
mín. - m'lI.
¡O
52-68
8
52-61
-
M± m
61'61± 1'26
56'88±t'09
It
±
ffio-
v±m~
5'O2 ± O'89 8'15 ± t'44
3'09 ± 0'77 5'43 ± t'36
[page-n-69]
68
El promedio masculino resulta mediano y bajo el femenino , en
relación con la amplitud de variación individual que Martín (pá~
gina 983) señala para este carácter.
El dimorfismo sexual es importante: D ± m d = 4'75 ± 1'67 y
estadísticamente significativo, a pesar del escaso número de grados
de libertad, nlc:mzando S il probabilidad diferencial el 99 por 100
(t ~ 2'84).
•
79.-A1¡chura de la rama
I
"±
Sexo
I
n
mill .-m'::.:,
IlIa scuJillU
J7
12
26- 37
32'35 ± O'61
26-30
30'42 ± O'91
femenin o
m
(1"
± m o;r
2'53 ± O'43
S'15 ± 0'64
v
± 111 ..
7'82 ± 1'34
•
t0'36 ± 2'1I
•
Ambos promedios resultan más bien pequeños, especialmente
el femenino en relación con la variabilidad individual del carácter
(Mam .., pág. 983).
La diferencia entre los dos sexos es nomml: D ± 1lI.l = 1'93 ±
1'15. y su probabilidad diferencial queda comprendida entre el 80
y el 90 po' 100 (t = 1'68).
8O.-lndice de la rama
,
Sexo
"
l'
mnculino
femenino 10
min.-máx.
M± m
39'87-65'88
45'61-63'46
52'71 ± t'79
53'1O± 1'95
± mO'
v ± m..
6'71±1'27
6'17±i'38
12'73±2'41
11'ó2±2'60
O'
También en valores relativos resultan estrechos por término me·
dio los ejemplares aquí estudiados, según se deduce de la comparación de los promedios de ambos sexos con los de la lista de valores que figura en Mamn (pág. 983).
La diferencia sexual para este carácter es poco importante, D
± m¡l = 0'39 ± 2'65, y carece de significación estadística (t = 0'15).
•
[page-n-70]
•
69
,
8L-Angula 11lonclUndar
Sexo
"
m..eulino 13
femenino 9
M±m
mín.-máx.
100"'-126"
l1t-- 133"30
115'62"± 1'98
127'7S-±2'31
t1
±ma
7'16±1'40
6'9.±1'64
v
±
m.
6'19±)'21
5'61±1'32
El promedio masculino resulta mediano y elevado el femenino.
respecto a la amplitud de variación individual señalada por Martín
(pág. 985). Como es normal, el dimorfismo sexual para este carácter
es elevado: D ± Illd = S'16 ± 3'04. La probabilidad diferencial,
a pesar del escaso número de grados de libertad, queda comprendida entre el 98 y el 99 por 100 (t = 2'68).
•
•
82.-A'lgulo sinfisario
5e;l:o
"
ma$culino
21
femenino
10
=
mín. _
máll:.
66"-sg68·-89"
M± m
81'4)·± l'14
80'60" ± 2'29
(f
± Dio:
5'2.. ± 0'81
7'25± 1'62
v
±
m.
6'43± 0'99
9'OO± 2'O1
No se observa dimorftsmo sexual para este carúcter ; D :t
0'83 ± 2'62; t ~ 0'32.
ffid
83.-Indice gonio-cigomático
Sexo
míD.-miJ:.
"
masculino
femenino
•
-"
2
73'95-77'Z1
3
66' 13-73'20
75'61
69'56
El promedio de los ejemplares masculinos es mediano y algo
bajo el de los femeninos respecto a la variabilidad general de este
carácter (Martin , pág. 908).
[page-n-71]
•
10
MlCUEL FUSTÉ
•
H) DENTICIÓN
Forma del arco dentariO.-La fonna. predominante en ambos
sexos es la parabaloide, según se pone de manifiesto en la clasificación siguiente:
Free.
absol.
Upsiloide ... ... ... ...
Paraboloide ..
Elipsoide ... ... .........
O
17
2
Alofisos
M
V
Free.
absol.
-• - -- --
19
Free.
absol.
•
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62'5
O
5
3
0'0
89'5
10'5
%
3T5
8
O
3
1
0'0
75'0
25'0
4
Desgaste dentario.-En el cuadro núm. 2 se mdica la clasificaci6n del grado de desgaste de los molares definitivos, según las categorías establecidas por Senyiirek (1949, a), basándose en las de
Broca:
•
Falta el desgaste ; cúspides agudas.
Sólo el esmalte está desgastado. El marfil permanece
intacto.
Las cúspides han sido erosionadas; se ven algunos
islotes de marfil.
El desgaste ha progresado de suerte que las cúspides
de la corona han sido desgastadas por completo y el
marfil completamente expuesto
El desgaste se ha extendido hasta el cuello; Ja corona
ha desaparecido por completo.
1
11
111
IV
V
Cuadro núm. 2.-Desgaste de los molares
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1
O
M,
O
0'0
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21' 4
42'3
9
42'9
8
57 ' 1 13
34'2 15
"'., ,
21' 4 17
44'7 14
::17'8
1
36'8
7
18'4
,
18'9
3
15'8
1
2·6
1
2"
O
O'.
11
111
9
34'. 11
52'4
3
IV
6
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1
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O
0,0
O
0'0
O
0'0
O
0 '0
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M,
0'0
11
V
M,
M'
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21
-
14
O
-
38
0'0
O
37
2
0'0
-
19
10'5
36'8
•
[page-n-72]
•
71
•
Se observa el predominio de los grados 11 y III de la clasificación. En general, la intensidad de la erosión corre parejas con el
orden de emergencia de las piezas. Como puede verse, no son raros
los casos en que el esmalte de In cara oelusal ha desaparecido casi
por completo, y se advierten intensas erosiones en el marfil. Tal desgaste se ha observado también en algunos casos en la dentición de
leche. Como es sabido, el intenso desgaste dentario de los hombres
prehistóricos ha sido relacionado con su modo de alimentarse.
Caries dcnlaria.-En Wl total de 525 piezas conservadas "in
situ", la frecuencia global de la caries asciende al TOS por 100 +
1,12. Su localización va indicada en el cuadro núm. 3.
Cuadro lIúm. 3.--Carics dentaria
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-- --- -2
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5'5
-- -2
2'7
- -I7-u
19
-11
11 '6
-- -1
1'9
El porcentaje antes citado es muy bajo en relación con la freo
cuencia de la caries en las poblaciones actuales. No obstante, es a1go
más elevado que en otras poblaciones pre y proto·históricas, según
se deduce de su comparación con los siguientes datos;
[page-n-73]
72
·.
MlCUEL FUSri
%
%
Neolítico francés en general (Hartweg, 1950)
6'34 %
Calia pre-romana (Hartweg, 1950)
11'35 %
Calia romuDO (Hart.weg, 1950)
Francia (épOC3 actual) (Hartwcg, 1950) .... " .......... .. 33'00 %
Romanos de Ampurias (PorlS, datos inéditos) ....... " .. . 10'8 %
2'81
3'81
Neolítico del Macizo Central francés (fIartwcg, 1950)
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Servitas de Ampurias (época medieval) (Pons, datos inéditos)
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11'2
%
Prescindiendo de tres mUlldIbulas con reabsorción completa del
borde alveolar, debida probablemente a senilidad, el número de
piezas caídas ir¡ vivo por procesos patológicos (caries, abscesos.
piorrea, etc,), es de 51, entre ambos maxilares, a juzgar por el
número de alveolos reabsorbidos. Esta cifra representa el 4.'71 por
100 del número total de observaciones (1.067). De las 51 reabsorciones, que se distribuyen entre 14 individuos, s610 dos de un mismo
y a un C. En todos los demás casos
individuo corresponden a un
los alvéolos reabsorbidos lo son de molares. En gran número de
casos, las citadas reabsorciones se dan en bocas que presentan otras
piezas con caries.
Además de la importante lesi6n localizada en la mandíbula, correspondiente al cráneo núm. 21 de la cueva de la Pastora, ya indicada al tratar de la patología, existen lesiones debidas a abscesos
alveolares en los siguientes casos:
'2
•
•
Maxilar superior: Beni-Sid, números 9 y 13; Barrane del Sinc.
Maxilar inferior: Mandíbulas sueltas de Beni-Sid, núms. 3 y 21.
Persistencias anormales de piezas de la dentición de leche.-En
dos casos (mandJbulas sueltas: Pastora, núm. 3 y Palanqués. número 10), ha persistido el segundo molar de la primera dentición, no
habiendo sido sustituído por el correspondiente p.
111.- ANALlSJS TlPOLOG1GO DE LA l'OBLAGJON
Examinada en detalle la variaci6n serial de los caracteres en la
población, procede ahora atender a la individualización de sus elementos raciales.
Es obvio afirmar que el mal estado de conservación de buen número de ejemplares, especialmente en lo que se refiere al esplacno-
•
[page-n-74]
•
73
•
cráneo. dificulta col1sklerablcmcnte la distinción de tilXlS; y, por olra
parte, se trata de una población en la que no es de prever la presencia de elementos raciales morfológicamente muy dispares. Debe.
pues, procederse con suma cautela eu el análisis, muy en especial si
se quiere abordar el aspecto cuantitativo del problema.
Dos conclusiones pueden deducirse directamente del simple
examen del material, y que se confirman en el estudio analítico precedente: el acusado predominio de la tipología mediterránea en
sentido amplio y la falta de individuos braquicéfalos en número
suficiente para ser considerados elementos de importancia del complejo analizado.
Otra observación que sirve de punto de partida para orientar el
diagnóstico es la presencia, en número no escaso, de ejemplares ro-
•
bustos en los que la dolicocefalia, a veces muy acentuada, va acom,
pañada de considerable altura del cráneo, de tal modo, que observado éste según su nonna superior, resulta alargado y, en cambio,
parece oorto según la lateral a causa de su notable altura. Además,
se advirtió la presencia de algunos individuos atribuíbles a persistencias d e tipos del Paleolítico superior.
Analiznremos primeramente algunas combinaciolles binarias de
caracteres métrioos que pennitell la separación de los tipos.
A)
Cor.lBINACrÓN ENnlE LOS ÍNDlCt;S CE"'ÁLICO
y
vÉnTJCO-LONCITUDlNAL
En la figura núm. 7 se observa la falta de la usual correlación
positiva, de carácter espúreo, entre ambos caracleres. Pero si se
prescinde idealmente de los individuos rodeados por la línea de trazos, la correlación se manifiesta a pesar del esca€o número de ejemplares.
.
Todos los individuos situados en la zona antedicha constituyen
un grupo bastante homogéneo, combinándose en ellos la dótico o
mesocránea con hipsicránea, exceptuando uno s610, que resulta a
la vez hiperdolicocráneo y ortocrnneo próximo a hipsi. Al propio
tiempo, tales cráneos son grandes y robustos. En cambio, en la mayoría de los restantes la combinación más frecuente es la de dólico
o mesocránea con ortocránea. El único ejemplar braquicéfalo que
figura en el cuadro combinatorio es hipsicráneo.
La separación de los individuos en dos grupos principales, atendiendo a esta oombinación, parece concordar oon la distribución en
[page-n-75]
74
MICUEL FlIsU:
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[page-n-76]
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•
la serie de algunos caracteres, como la longitud máxima, alturas
craneales e índices de altura. (Véanse los gráficos correspondientes.)
Ello constituye un nuevo dato en apoyo de su discrepancia real.
B)
COMB INACIÓ:.r ENTIlE EL ÍNDICE CEFÁLICO
y
LA ALTURA AURICULAR
La separación de los dos grupos que acabamos de indicar se confi rma al examinar 1 figura núm. 8, en In que se combinan el Índice
:1
cefálico con la altura auricular, utilizada de preferencia a la bnsiobregma en razón del mayor número de ejemplares en que pudo determinarse.
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[page-n-77]
76
Apréciase igualmente la existencia de un grupo de ejemplares
muy dolkocéfalos ':! altos, que d iscrepan de otro, más numeroso, de
d6lico o mesocrlmeos, en los cuales la altura es mediana o baja.
Puede aimdirse, desde ahora. que en el segundo de estos dos
,
grupos L'Oncurren los más típicos C;lfaclcrcs del tipo medite rr{¡neo
grácil ; miClJtms pcrtcncecn al primero, individuos a los que tanto
por la falta de la antes aludida correlación como por otros detalles
que más adelante se indicarán, cnbe calificar de eurafricanos.
C)
Cm.IBL~ACIÓN &.""l'TRE LOS ÍNDICES CEFÁLICO
Y FACIAL SUPERIOR
En la flgura núm . 9 se observa que la mayor parte de los ejemplares se agrupa en la zona común a la dólico o mesocránea y a la
mesenia. De este grupo, d ivergen otros en los que la dólioo o mesocránea aparece combinada con eurienia. Puesto que la mayoría
de estos últimos presentan, además, otro~ caracteres, como son C:l.meconquia y contorno cuadrangular de las órbitas, rasgos caractcrísticos de la raza de Cro-Magnon, parece oportuno calificarlos de
cromaiíoides, exceptuando uno sólo, que es casi hipsiconco .
•
•••
Dada la deñciente conservación de muchos cráneos, sería inadecuado proseguir analizando con deta lle combinaciones de caracteres métricos, sobre todo los de la cnra, por reducirse demasindo el
n(,mero de ejemplares utilizables.
D)
TlPOS RACIALES QUE INTECRAN LA POsu.CI6:i ESTUDIAD.\
Las combinaciones comentadas con nrman la relativa hetcro~e.
neidad de la población, advertida ya en un primer examen, y permiten distinguir en la misma tre.<¡ elementos principales: mediterráneos gr{lciles, eurafricanos y cromañoides. Mención aparte me
recen los dos únicos ejemplares braquicéfalos de la sede, así como
también el cráneo procedente del Palanto de Navarrés, que, por varios rasgos. se aprox ima al tipo de Combe-C;lpcllc el el Paleolítico
superior.
•
[page-n-78]
•
77
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[page-n-79]
\IlCUEL
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I"Usn
Consideraremos ahora cada grupo en particular, trattmdo de
establecer y fundamentar en lo posible unll clas ificación indi\iclual.
l.-Pers;ste"cilJ.~
de tipos del Paleolítico superior
1 :l.-TIPO CJlO~IA..VOIlJl::.--.1;je halla muy bien representado por los
cas¡)s siguientes: Torreta núm. 1, Bcn i·Sid, núm, 9 y Pastora núm. l .
E! primero de ellos (Mm. 11 , !1gs. :l, b y C ¡ ¡{lIll, Xl, flg. a) es muy
grande, pesado y robusto. Norma superior (xmtagonoide, a juzgar
por el contorno del bdo izquierdo, puesto que el derecho está deformado. Mesocráneo casi en el Hmite con la doHcocránea. Orto y
lTlctriocrlÍnoo. Arcos superciJiares y glabela muy prominentes. Eurieno. Camerrino próximo a meso. Cameconeo con 6rbitas cuadran({ulares. LeptoestafiJjno. Prob'Ilutismo sub-nasal. Aristencefalia. La
notable desannonía craneofacial , así como la robustez característica
del tipo se aprecian bien en la figura.
Caracteres semejantes concurren en el ejemplar de Beni·Sid número 9 (lám. 11. figs. d . e. f ; lám. Xl. fig. c). de tamaño y robustez
algo menores que el anterior. Dolicocrúneo algo pentagonoide. Orto
y acrocráneo. Glabela y arcos superciJial'es prominentes. Mese'llo
próximo a eurieno. Cameconco con órbitas cuadrangulares. Probablemente leptorrino. Leptoestafilino. Prognatismo subnasal. E uencéfalo.
En el tercero de los ejemplares citados se aprecia asimismo considerable robustez. Mesocráneo. El contorno de la norma superior
('5 pentagonoide, aunque algo atenuado por cl gran abombamiento
de las protuberancias parietales. Orto y tapinocráneo. Eurieno. Cameconco con órbitas cuadrangulares. Leptorrino. Progllatismo subnasal. Aristencefalia.
Al mismo tipo parecen pertenecer los ejemplares de Beni-Sid,
núm. 5 y Pastora núm. 10. Especialmente este último, en el que, a
pesar de su mal estado de conservación, se advierte la desarmonía
cráneo·facial caf:lcterística del grupo, acompañada de leptorrinia y
órbitas cuadrangulares, probablemente mesoconcas. Mesocráneo
casi en el límite con la dolicocránca. Aristencéfalo. Por su gracilidad, globulosidad, ortometopismo y escaso desarrollo de inserciones musculares, parece oportuno atribuirlo al sexo femenino. Al
mismo sexo pertenece el antes citado ejemplar de Beni-Sid núm. 5,
reducido al esqueleto Facial con parte del frontal en conexión. Por
estar rotos los arcos cigom:íticos no puede medirse In anchura de
•
[page-n-80]
7.
•
•
••
•
•
la cara, pero es muy probable que fuese euriell:l acompaííada de
mesorrinia y mesoconquia, siendo cuadrangular ..1 contorno del orificio orhitario.
Aunque algo ntenuados, se adv ierten algunos rasgos crom,uioides en el ejemplar masculino del Más e1'en Jaume. núm. 1.853, y en
otros, en los que el mal estado de ooO';cr'\'aci6n impide precisar el
diagnóst ico.
La presencia de un suhstrato cromañoide en la población cspa¡jola durante el Neolítico y Edade.<; de los Metales, ha sido señalada
{;on anterioridad, y aun sobrestimada, por la mayoría de autores exlranjeros que se han ocupado de Su estudio. A..'ií ¡aeques (1887) en
la población del Argar, correspondiente a la Edad del Bronce, señala la presencia del tipo de ero-Magnon. Saner (1926), tras caracterizar métricamente el tipo predominante en los yacimientos espaiioles de las épocas citadas, indica su semejanza con la citada raz.'l
paleolítica, si bien advierte que no se identifica plenamente con ella .
Asimismo Scheidt (1924), basúlldose en trabajos anteriores, aduce
que todos los observadores est:in de acuerdo en atribuir la importante participnción del tipo citado en d ichas poblaciones.
Pero prescindiendo de eslos estudios generales no íaltan las ci·
tas conereta.~ de ejemplares cromali oides en yacimientos de los períodos indicados. En la regi6n valenciana señaló su presencia Lebze!fer (19....'5) junto a elementos rneditcrni.ncos. ibero-mediterráneos
(¿curafrieanos?) y algullns formas braquicéfalas. Entre los eroma¡i.oicles mencionados por este autor figura el de época ncoliticn de
la Cueva de la Sarsa en Boeairente (Valencia), que hemos tenido
ocltsión de examinar en el ~ I useo de Prehistoria de Valencia. Representante típico del grupo es, a su vez, el de la Cueva de Enguero
(Valencia), (Burras de Arag6 .. 1930, a). 4simismo (;Ollcurrcn alb"-1Il0S
rasgos ele este tipo en el cdneo por nosotros estudiado, procedente
del Vedat de Torrente (Valencia), (Fusté y Flctchcr, 1953). También
en la regi6n \'alenciana se ha citado en los yacimientos paleolíticos
del Parpalló, Gandía (Valencia), Alcobé, 1947), y del Barmnc Blanc,
dc Rótov¡\ (Valencia), Alcobé (1953) ad\'ierte en un frontal de cUcha
procedencia aflnjdadcs morfológicas oon el tipo de Mechta-Afalou,
del Norte de Afdca. así como con ciertos guanches de Tenerifc.
Otros yacimientos españoles, en los que se ha señalado el tipo
en cuestión, son los siguientes: Cueva de la Solana de la Angostura
(Encina, Segovia, Barras de Aragón (1933, a) r H oyos Sáillz (1917)¡
Cueva del Tisuco (Sepúlvcda, Scgovia, HOlJoS Sáinz (1947); Torrelaguna (Madrid), Barras de AragólI (1928); Cueva del Tesoro, To,
¡-remolinos (Málaga), Barra.s de Aragó" (1933) y floyos Sáinz (1947);
[page-n-81]
•
!lO
Alcázar del Rey (Cuenca) Barras de Magó/I (1931). Asimismo se
halla representado entre los ejemplares procedentes de la Cava
Fonda de Salamó (Tarragona), descritos por Batista y Roca (192,.3),
que hemos tenido ocasión de examinar en el Museo Arqueológico
de Barcelona, y también entre los cráneos procedentes de El Pasteral (Gerona), estudiado por Riuró (19-12).
Basta con lo dicho para dar idea de la difusión e importancia
del tipo cromañoide como elemento constituyente de las colectividades prehistóricas españolas. Su persistencia en épocas posteriores
ha sido señalada por Pans (1949) en las poblaCiones d e época romana de Tarragona y Ampurias y por Fusté (1950, 1953) en cráneos de
la época de la cwtura helenístico-romana de Baleares. Ya de anti-
guo su persistencia entre los actuales vascos fu é señalada por Cartail1wc (1886).
1 b.-TIPO DE COMBE-CA!'ELLE.-}unto a las fonnas cromañoides
que acaban de ser mencionadas, parece oportuno considerar el cráneo procedente de la estación lacustre de Navarrés, al que varios
caracteres, y muy en esrecial sus dimensiones y su considerable robustez, le confieren cierto "aspecto" palcolítico. Posiblemente, cabria relacionarlo por varios rasgos con el grupo de eurafricanos,
pero discrepa de él IXIr la meDor alhlra relativa del cránaa. Por ello,
y aun cuando pueda considerarse con cicrta probabilidad como un
extremo de fluctuación de este grupo (téngase en cuenta que, si
bien es camecráneo en el limite con la ortocránea, es, al propio
tiempo, hiperdolicocráneo) se considera aquí por separado.
El cráneo que nos ocupa (lámina llI) debió pertenecer a un varón cuya edad aproximada cabe cifrar hacia los cincuenta años. Es
grande (aristencéfalo), macizo y pesado, ofreciendo un acusado des·
arrollo las impresiones musculares. El contorno de su norma superior es birsoide muy alargado. Hiperdolicocrflllco eu el límite con
la dolicocránea. Eurimetope.
En la nonna lateral se aprecia la considerable prominencia glahelar (tipo VI de Broca). El perfil sagital, algo huído en la región
frontal, sigue CUlVilineo en la parietal y presenta un notable aplanamiento post-obélico. Región occipital prominente, formando "chignon", en el que participan el borde posterior de los parietales, algo
inclinado hacia fuera, y la escama occipital considerablemente
abombada.
Las línlHlS tempora1es están muy acusadas en todo su recorrido ;
la inferior, fonnando arco, va a unirse con la cresta supramastoidea,
en tanto que la superior se dirige hacia atrás, hasta algo por debajo
[page-n-82]
...
•
,
de la protuberancia parietal. Las apófisis mastoides son grandes y
robustas, con la cresta supramastoiclea muy acusada.
La cara está poco inclinada (mesogDato). El nasio está muy hundido debajo de la prominencia glabelar. Los nasales son prominentes y la espina nasal lo es también.
Cnmecrállco y ortocráneo (pr6ximo a carne) lXlr los índices vértico y aurícula-longitudinal.
En la norma anterior, la frente aparece ancha e incli nada, con
las protuberancias reunidas en una sola central. Se comprueba el
notable desarrollo de la glabela y de los arcos sl1perciliares (tipo JI
d e Cunnillghalll y SchwaU)c). La cara es grande y alargada (lcptoprosopo y leptcno), con relieve muy acusado. Las 6rbitas son med ianas, sub-cuadrangulares, con el eje transversal inclinado hacia
abajo y hacia fuera. El índice orbitario corresponde a la meSOCORquia. La nariz es algo alargada (mesorrina), con el borde inferior de
la abertura piriforme cortante y nasales en forma de reloj de arena.
Los malares son grandes y algo prominentes lateralmente; su
apófisis frontal es muy ancha y presenta un acusado proceso marginal. En la cara lateral de estos huesos existe un saliente oblicuo
hacia delante y hacia abajo, que corresponde a la inserción de los
músculos cigomáticos. El borde inferior de los maJares es rugoso,
evidenciando un notable desarrollo del masetero.
La región maxilar está bien desarrollada con el borde alveolar
alto. Paladar muy profundo. Raíces destarias con mucho relieve.
Las de los incisivos y caninos son curvas. Fosa canina bien marcada.
El contorno de la norma posterior, bastante asimétrico, es domiforme, con las protuberancias parietales redondeadas y aJtas y
ligera q uilla sagital. Las paredes laterales del cráneo están algo
abombadas, especialmente la del lado izq uierdo. Las líneas nucales
superiores, fuertes y arqueadas, se extienden hacia la sutura occipito-mastoidea, prolongándose por la cresta que atraviesa diagonalmente la cara externa de la apófisis masto idea. E l plallum tlucale
acusa con su rugosidad el fuerte desarrollo de los músculos de la
nuca, resultando algo abombado. Acrocrál1eo y metriocráneo por Jos
índices vértico y aurícula-transversal.
El arco dentario es paraboloide. El paladar es grande y alto. El
agujero occipital, ovalado. Los cóndilos occipitales son grandes y
prominentes, y las cavidades glenoideas profundas.
El cóndilo temporal, que limita anterionnentc Ja cavidad glenoidea, sobresale del plano inferior del cráneo. La apófisis post-glenoidea fonna, en los dos tercios exteriores, el límite posterior de la
[page-n-83]
~IICUt;L
rusl.i
I
I
I
I
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•
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o
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[page-n-84]
•
cavidad y tiene 15 milímetros de longitud. Es un saliente triangular de base superior, que desciende hacia delante de la mitad externa del timpánico. La cisura de Glasser sigile oblicuamente hacia
debajo y hacia fuera sobre la pared posterior de la cavidad, sepa-
rando el timpánico de la apófisis post-glenoidea. El borde externo
de la apófisis determina la fo rmación del t ubérculo cigom:í.tico posterior.
En consonancia con el cráneo, la mand íb ula es grande y robus-
ta, con el mentón redondeado y prominente. Apófisis geni robustas.
La rama ascendente es muy alta. Región goníaca redondeada, rugosa y extrovertida. Apófis is coronoides peq ucñas, de fOrma irregular. Escotad ura sigmoidea muy poco profunda.
•
A)
•
•
•
•
Comparación del cráneo cncolítico de Navtlrrés
aurj'-íacien.se ele Combe-Cal)elle
COII
el
En la figura núm. 10 se han superpuesto las craneogrnmas de la
norma lateral del cráneo del Palafito de Navarrés, y el correspondiente al cráneo de Combe-Ca pelle. con el que, desde un principio.
se apreció notable semejan7.:l.. Esta q ueda parente cn la superposición y se adviertc no sólo en los nlsgos principales, sino qHe trasciende incluso a numerosos detalles, tanto del espl¡¡Cnocníll(.'o como
del neurocráneo.
E l trayecto del contorno sagital es semejante, con parecida curvatura de las regiones que lo integran. Así, en ambos, la frente es
algo más vertical en el trayecto comprendido entre la glabela y las
prot uberancias frontales.
En ambos ejemplares el arco parietal es mayor que el frontal, la
escama occipital es alta y cUPla y el aplanamiento post-obélico es
semejante. La glabela y arcos superciliares son promincntes y de
conformación parecid a. También se comprueban patentes semejan...as en el hund imiento de la raíz nasal, grado de inclinación del perm de la cara, robustez d e las apófisis mastoides y en el desarrollo
de la cresta supramastoidea. El borde inferior de la apófisis orbitaria externa presenta, en los dos ejemplares que se comparan, un
espes:uniento de modo que sobresale en el lugar de su articulación
con la apófisis fronto-esfenoidal del malar.
Nuevas coincidencias se aprecian en la configuraci6 n de la apófis is post-glenoidea y en el trayecto de la cisura de Glasser según 1
6
expuesto al describ ir el cráneo levantino, el cual discrepa, por este
carácter, de la mayoría de los actuales európidos y coincide, en
[page-n-85]
•
c:unbio,
COII
el p:tleolítico de Combc-Capelle. Análoga disposición
hall sClialudu Boufe y Vllffois (1930..1) t.:U lus c r!Ílleos del ti l)() de ~Iech ·
ta· Af:llo u.
También en la C:lrD. -se aprecian algunas coincidencias entre las
formas que se companlll. Así, por ejemplo, el desarrollo y configu.
raci6n de los malares y su prominencia latera l. En ambos se pteSC II la un proces9us nwrginalis bien desarrollado en la apófisis ftontoesfenoidal, y las inserciones de los músculos cigomáticos y masetero
ofrecen desarrollo semejante.
El contorno e inclinación de las órbitas son semejantes. Los Imesos nasales son pcquciíos y b espina nasal es prom inente en ambos
crítneos.
NEunOCHANEO
Pa lalilO
M,,'" ¡.J. s
Combe-Ca.pelle
Longitud máx ima ..
Anchura m:h'ima.,. ,_, ...
... ... ...
Anchura fro ntal mínima ...
máxima
Altura bas io-bregma ... ... ...
...
... .. ,
Circunferencia máxima ...
Arco sagital fro ntal
Arco sagital parietal ... ...
Arco sagital occipital ... ...
Cuerda sagital frontal ... . ..
Cuerda sagital parietal...
Cuerda sagital occipita l
l ndices
Cefálico ... ... ... ...
Vértice-longitudinal ... ..
",
"
"
•
,
...
.. ... ...
... ...
o ........
T ransverso frontal ... ... . ..
Transverso fronto-parietal
Capacidad ".. .. . '". o" ••• ...
..
...
:-"lIvarrés
•
198
196
202 (1)
ISO
137
13·. (1)
101
104 (1)
ISO (1)
115
139
136
136 (1)
559
540
132 (1)
ISO
138,5 (1)
135
119 (1)
125 (1)
115,7 (1)(1) 114
120 (1)
121
98,5 (1)
104 (1)
"
Vértico-transversal.
•
d.
...
+
65, 7
70,2 (2)
67,3 (2)
106,9 (2)
101,5 (2)
SO,O (2)
77,6 (2)
1.500
69,90
69,39
99,27
87,83
73,72
1.470,65
•
•
[page-n-86]
•
85
•
ESPLACNOCRANEO
Palarito
d,
CQmbe-Capelle
Anchura bicigolllática ...
Altura de la (:UI1I superior.
N..... rré~
130 (?)
Medidas
132
74
82
..
Anchura interorbital'ia
Anchura orbitaria ....
Altura de la órbita ...
Anchura nasal.. ... ...
Anchura bicondilea ...
Anchura bigoníaca ...
79 (1)
27
40
.. .
... . ..
. ..
. ..
. ..
Ahura del cuerpo mandibular ...
•
•
•
35
33,5
Espesor del cuerpo mandibular
Anchura de la rama ... ... . ..
4ú
•
Angula mandibular
Angula sinfisario
o, . . . . . . . . . .
o .....
114
92u
Q
, ••
llldices
Facial superior ".
Orbitario ........ .
Transverso cráneo-r:lCial
Fronto-cigolTIlítico
Gonio-cigomático ... ..,
del cuerpo mandibular "." ...
25
119
102
38
35
13
31
12
....... ,. _, .
40
32
2B
26
106
92
Altnra de la sínfisis ..
22
00,77 (2)
70,0
100 (2)
97,01 (2)
80,0 (2)
70,77 (2)
35'8
113$
so-
56,06
80,00
96,35
76,56
77,27
37,14
Cuadro Illlm , 4.-Comp:lración entre los c riUI('(K UI' Comix"-Capdl<, y del Palafito de Navarrés.
•
•
..
•
La semejanza morfológica que acabamos de indicar viene con(innada por el cotejo de los caracteres métricos de ambos ejemplares, según puede apreciarse en el c uadro núm. 4. Es notable la escasa diferencia que se advierte en las medidas absolutas, especialmente del neurocráneo, si bien son generalmente algo menores e n
el ejemplar valenciano. Las más acentuadas diferencias se hallan
en la anchura frontal máxima y la circunferencia horizontal. También son semejantes Jos índices del neurocráneo. Así, ambos son
hiperdolicocníneos, acrocráneos, según el índice vértico-transversal.
intermedios según el transverso frontal y curimetopes por el trans-
( 1)
Segim Moranl (1930-31 ).
(2)
Culcubdo flor
nO.~otros
:1 p:lflir de
If)~ dnto~
empíriC'f'l';
[page-n-87]
86
MIGl/El.
ru<¡n~
verso fTonto-parietal . En cuanto al vértico-Iongituclinal, el valor correspondiente al cráneo del Palafito de Nuvarrés que se sitúa en la
camecráneu, próximo al límite con la ortocránea, resulta intennedio
entre los valores que para este índice corresponden al ejemplar de
Combe-Capcllc, calculados a partir de las medidas absolutas publicadas por Klaatsch y Hallscr (1910) y Morant (1930-3 1).
En la cara, las discrepancias son más acentuadas. La anchura
intcrorbitaria es mayor en Combe-Capelle y la cara superior más
alta y 11\s órbitas algo más bajas, tanto en valores absolutos como
en relación con las respectivas anchuras. Valores semejantes corresponden en los dos crá neos a los índices transverso cráneo-facial y
frauto-cigomático.
Pero es en la mandíbula donde las diferencias entre ambos ejemplares son más importantes. Este hueso es más ancho, la rama más
alta y estrecha y el mentón m¡ls prominente en el cráneo valenciano. Por lo contrario, tanto el espesor como la altura del cuerpo y el
ángulo mand ibular tienen valores parecidos en ambos.
En resumen, gran número de semejanzas entre ambas formas
frente a ninguna discrepancia esencial, por lo q ue cabe concluir que
si debe buscarse un antecesor paleolítico al cráneo de Navarrés, éste
sería sin duda el tipo de Combe-Capelle o alguna de las formas afines al mismo (hombres del loess), ya que por la mayoría de sus rasgos, y especialmente por la morfología de la cara, se separa netamente de Cro-!vlagnon y Crimaldi. Importa asimismo sei'ialar que
las divergencias que el ejemplar \alenciuno presenta respecto al cráneo de Combe-Capelle lo aproximan más al tipo mediterráneo que
predomina en la poblaci6n aquí estudiada.
B) Comparaci6n del cráneo de Nuvarrés
eDil
otros hallazgos
Ifflieo y lIIe~"Olíticos
Comprobac.la la selllo::janza morfol6gica del cráneo de la estneién
lacustre de Navarrés con el de Combe·Capelle, parece oportuno
compararlo con algunas de las fonnas que se han relacionado asimismo con este último.
a)
Crúneo de la gruta de las "A-rene CUHd¡de"
Trátnse del cráneo descubierto en 1942 por Bcmab6 Brea en un
estrato del :luriñaciense superior, y a él ha dedicado dos notas
S. Scrgi (1950 y 1951). Perteneció a un individuo juvenil. cuya edad
•
•
[page-n-88]
B7
-
debe estimarse hacia el fin del período puberal y cuya estatura, calculada por CemlO. es de 165,4 centímetros. El cráneo presenta una
acusada deformación póstuma. Su capacidad es elevada. La nomla
superior elipsoide (?) alargada (por la situación posterior de la anchura máxima parecería más bien ovoide). Muy doUcomorfo. Bóveda a lta (acro--ortocráneo). Frente relativamente ancha (eurimetope).
Euriprosopo (a causa de escasa altura alveolar, aunque la cara no
es muy ancha). Ortognato, con ligero prognatismo alveolar. Meso-
cráneo. Camerrinia moderada. DoJicounínico. Leptoestafilino.
Estos son, según Sergi, los más destacados rasgos del ejemplar
de Arene Candidc, cuyo neurocrttneo, según el propio autor, se asc-
•
meja mucho por su forma y dimensiones al de Combe-Capelle, semejanza Cjue viene comprobada por las superposiciones de los contornos ~ag i tal y frontal , que figuran en la segunda de las publicaciones citadas.
Por no com:tar en ninguna de las dos notas los caracteres métricos del eráneo ligur, la comparaci6n con el de Navarrés queda limi\.'lda a los rasgos generales de su morfología y al cotejo de las fotografías del cr,íneo valenciano con las publicadas por Sergi, en el
primero de dichos trabajos. La semejanza enrre ambos parece indudable, y la principal discrepancia es la de la altura facial, carácter
por el cual el ejemplar va lenciano se aproxima más al de CombeCapelle que al de Arene Candide. Es particularmente semejante el
contorno sagital de ambos y la morfología de sus regiones maxilar
y malar.
b) CrlÍllCOS de la gruta. de San Teodoro (Messína)
E n estos cráneos, Graziosi (1947) señaló varios rasgos que los
asemejan al del Combe-CapeUe, especialmente en el señalado con
el núm. 3. El ejempla r de Navarrés coincide con este italiano en varios detalles, particularmente en el contorno de la nonna superior.
El cráneo valenciano es más robusto y en él la glabela y los llrcos
superciliares son más prominentes; d ifiere. además, del italiano por
su menor altura de la (.;ura (absoluta y relativa). Por todos estos rasgos, el cráneo de Navarrés se asemeja más al de Combe-Capelle.
e)
e rdllpo
auriliacumse de Les Cottés
Procedente de esta estación úancesa, Palte (1954) ha estudiado
recientemente un cráneo conocido desde antiguo. TTátase de un
[page-n-89]
88
ejemplar rohusto, probablemente femenino , y de edad superior a
los cincuenta años. Según el autor citado, este cráneo es muy semejante a la mujer magdaleniense de Oberkassel y, en genera], a
los hombres del 10es5. difiriendo, en cambio, del tipo de CroMagnon.
Es muy notable la smejanza de los contomos de este cráneo f6sil francés en todas sus nonnas con los del ejemplar de Navarrés,
semejanza que se extiende a numerosos detalles de su morfología.
y que también parece comprobarse al cotejar sus principales dimensiones :
Le~ C O tl €~
Longitud máxima .. .
Anchura máxima .. .
Indice cefálico .. . . ..
Arco sagital frontal ...
Arco sagital pariet.1l..
Arco sagital de la escama occipital
192
138
196
71'9
69'9
126
126-1291
180
185
96-
187
931
871
Las ligeras diferencbs advertidas están d e acuerdo con la diferencia de sexo de ambos ejemplares.
d)
C1'dneos mcsolíticos de Muga
Entre las varias 6liaciones propuestas para los restos de Muge.
es de notar que Mendes-Corréa (1931) señaló la semejanza. mas no
la identidad . de los mismos con Combe-Capelle, opini6n ya expresada con anterioridad por Haddoll (1924).
Vallois (1930) los paraugonó a los cromaÍlOllcs orientales (hombres delloess), lo que en opinión del propio MClldes-Corrca (1933, a)
no constituye d iscrepancia escociaL dadas las afinidades entre Combe-CapelJe y los citados cromañones del Este de Europa. Más I'ecientemente, Vallois (1953) los considera. jlmto con los natu6enses
de Palestina y ciertos capsienses uorteafricanos, como los primeros
representantes de ta raza mediterránea.
Por cuanto antecede hemos creído de interés comparar el cráneu
del Paln1lto de Navarrés con los mesolíticos de Muge, para lo cual
hemos utilizado las medidas publicadas por Vallois (1930). Sin entrar en pormenores, indicaremos únicamente que el cráneo valen-
•
[page-n-90]
'9
cianu se asemeja por su morfología facial a los hombres de Muge;
pero sus dimensiones, tanto del cráneo como de la cara, son mayores y más acusada su robustez que en el Hamo afcr taganus, del que
asimismo dillere por su ortognatismo, por su más acusada dolicocefalia y por su menor altura.. Cabe concluir, pues, que la semejanza
del cráneo del Palafito de Navarrés con el de Combe-Capelle es
mucho más patente que la comprobada entre este último y el citado
grupo portugués.
e)
Crólleo de Aill Métercltem
Fué descubierto por Lacorrc en 1948, en 011 conchero de la meseta de A'in Méterchem, al Sur de Túnez, junto con industria capsiellsc. El estudio del ejemplar 10 lIev6 a cabo el profesor Vallois
(1950), quien concluyó que "el esqueleto de A"in Méterchem pertenece, en términos generales, al tipo mediterráneo que constituye
actualmente el fondo de la población indígena del Africa del Norte.
Difiere, no obstante, de los mediterráneos actuales por cierto número de caracteres primitivos: gran robustez de los huesos, salientes y crestas especiales en é,c;tos, tosquedad general de la cabeza, volumen de Jos dientes cuyos incisivos se articulan borde contra borde" . Tal conclusión es de importancia, pues los cráneos inhUlll;.ldos
en los concheros norteafricanos no perteneciente..c; al tipo de Mechta,
se atribuían a enterramientos posteriores a la formación del conchero, lo cual no ocurrió oon el citado ejemplar, según permitieron
annnar las condiciones de su hallazgo.
/..,(lcorre, su descubridor, señaló posteriormente (1953) las semejanzas dc este esqueleto norteafricano con el auriñaciense de Combe-Capelle, insistiendo en la importancia que ello tiene desde el
punto de vista arq ueológioo, ya que justificaría, según él., la comun.idad de sus respectivas industrias.
En razón de las filiaciones propuestas para el cráneo de A'ín Méterchen, hemos creído oportuno compararlo con el del Palafito de
Navarrés, utilizando los escasos datos que figuran en las publicaciones citadas y que reproducimos a continuaci6n junto con las del
ejemplar valenciano:
[page-n-91]
)UGlJU I'"VSTl.
1)()
"'io \letf'rchrll1
70.2
7;3.3
101,3
lndi<:c cefálico .....
vért ieo-lol1git ud inal
vértico-tra nsversal
facial total..
fac ial supe rior. ..
nasal
orbitario
i\l1gulo d el perm alveolar
...
... ...
... ... ...
99,2
56,2
leptorrino
85,0
... ...
...
77'
" !I"r r ~~
69,90
69,39
99,27
90,91
56,06
50,00
80,00
81 '
Se {;orn prucb an algnlla~ se111ejanzas entre lo.~ dos ejemplares
eompa rados, siendo de advertir 'Iue h·~ divergencias d el eráneo valenciano respecto al nortcafricano, especialmente en la Citra (órbitas
menos elevadas, naríz lll:b ancha y menor prognatismo sl1 bnasal)
guardan relación (;o1l ~ lI mayor semejanza respecto al de CombeCn pellc. Los dos eráneos compar¡¡do~ se a'iemejan , adl.'m¡~s. por d
contorno de sus nonnas superior y sagital, así como por su robustez y el considerable desarrollo de los relieves de inserciones musculares.
f)
Comparaci6n con
1111
crtíllCO proccdcllte de 8abakoy (Turquía )
Al/gel (1951), tras describir la morfología de un er¡ínco procedentc de una sepultura d e Babakoy (Turquía), correspondiente a la
cultura d e Yorta (Troya ll), aduce tex tualmente: "si prescindimos
de la forma individual nautiloide de este cráneo, ,memos ver su
clara relación con el tipo generalizado d e Combe-Capelle, quizás
incluso Cún una ligera tend encia hacia Predmost". Aunque de mcnores dimensiones que el cráneo de Nava rrés, se ad vierte particular
semejanza entre ambos en la robustez y forma genera! del cníneo y,
muy notablemente, en el contorno de In norma posterior. La mayor
diferencia es la de la altura relativa. más considerable en el cr;meo
turco.
g)
Resultado de
{l/S
comparacioncs IJrcccdclltes
Como conclusión a las comparaciones que anteceden, subrayaremos las semejanzas advertidas entre el cráneo del Palafito de Navarrés y el de Combe-Ca pelle, así como entre aquél y varias formas
[page-n-92]
paleo y mesolíticas que algunos autores interpretan como pertenecientes al propio tipo de Combe-Capelle. o a descend ientes del
mismo, y otros como proto-mediterráneas_ Es de advertir que 1a semejanza d el cr{mco neo-encolítico valenciano es más patente con
el de Combe-Capelle que con los I'e~ta ntes con que se comparó.
Todo elJo parece. pues, ind icar ciertas analogías entre las diversas formas citadas de acuerdo con las interpretaciones de varios autores que las estudhlron. Así, el cráneo de Combe-Capelle fué considerado proto-mediterráneo por S. Sergi (1950), quien después de
insistir en la identificaci6n eon él del cráneo o,uriñaciense de Arene
Cand ide, cita las semejanza.s advertidas por Gra::.iosi, de los cráneos
paleolíticos de San Teodoro con el Hom o aurignaciensis, e insistiendo en la amplitud del área de distribución de la referida fonna
humana, se confirma en su opinión de que los meditcrdmeos primitivos proced en de Combe-Capelle. Esta hipótesis coincide con la de
otros investigadorf'S. en particular con G. Sergi, quien relacionó
el citrtdo fósil francés con las fon nas arcaicas que denomin6 "pelásgicas", muy difundidas en la región mcditerfÍlnea. El propio
S. Sergi (1941) comenta la interpretación de Fischer, p¡ua q uien
Combe-CapeUe podl'Ía asimilarse a la raza de Bmo (BTÜnn), de la
cual derivaría la med iterránea. Por otra parte, como hemos ya indicado, Vllllois (195:1, a) considera proto-mediterráneos los cráneos
de Muge, los nal ufielLscs de Palesti na y eiertos eapsienses norteafri canos, de los cuales el el'iÍnco nlasculino de A'in Méterehem sería
típico representante. Como más arriba se indica, Mendes-Correa
señaló en los hab itantes de Muge ciertas semejanzas con CombeCapelle, y lo propio hizo Lacorrc p.u a el cr{
·
Uleo de Mn Méterchem.
Cabe, pues, concluir, en vista de las opiniones citadas, en la posible existencia de vínculos ele parentesco racial entre los hallazgos
c..'O mentados. El cráneo del Palafito de Navarrés pertenecería, de ser
correcta esta interpretación, al grupo de formas proto-mediterráneas, cuya raíz paleolítica cabe buscar, con suma probabilidad, en
el tipo au rifi aciense de Combp·Capelle.
2.- Til)Q eurafricano (1)
En v¡trias ocas iones hemos señalado la presencia dentro de la
(>oblacibll estud iada, de cierto número de ejemplares de gran taEl término '\'urafr;c:\no" ru é aplicado originarirunentc por el antropólogo
italiano G. Sergi a los individuos d(llicocéfalos de r:\U\ bbnca dc Europa y
Africa. PosI{'rionll{'nt{'. ~f' ha venido ntililando de manl'm inadecuad:¡ para designar :l una vnri(,
[page-n-93]
•
MICUEL ruSl -K
maiio y acusada rob ustez. El cr{tneo de éstos es largo, y aun muy
largo, alca n ~.an do en un caso los 200 miHmetros de longihld máxi·
ma; al propio tiem po, es estrecho y alto. Casi t()(!os son aristencé·
falos, y pred ominan la d6lieo e hiperdolicocránca , comb inadas con
hipsicránea y acrocránca manifiestas. El contorno d e la norma
superior es ovoide o pentagonoide alargado. La glabela es promi·
nente y los arcos superciliares muy desarrollados, llegando en oca·
siones a formar toro supruorbitario. Las líneas temporales, as í como
otras inserciones musculares, están bien marcadas en todo su tra·
yecto, evidenciando buen desarrollo muscular que corre parejas con
la robustez del hueso. Las apófis is mastoides son grandes y robustas,
con cresta supramaSloidc:l bien acusada. Las líneas nucales y el ¡nio
son fuertes.
El contorno de la norma lateral es muy curvilíneo en todo el l ra~
yecto, menos rebajado en la región superior y c:on menor aplana~
miento post-obélico que en los mediterráneos típicos. La frente es
algo huída y el occipucio bien desarrollado, con escama occipital
alta y abombamiento d e la base del occipital por debajo de las lineas
nucales, lo que contribuye ¡\ redondear el contorno de esta región.
No es rara la presencia de una ligera quilla sagital, especialmente
en la región parietal.
La cara sólo ha podido estudiarse con detalle en dos ejempla ~
res, meseno uno y leptello pro bable el otro. Las órbitas son redondeadas, medianas o bajas, y la naríz leptorrina. Claro prognatismo
sub-nasal. Los pómulos son fuertes y prominentes.
Típicos representantes de este grupo son 105 sigu ientes ejem~
pl:tres:
VarO/les.-Camí Real, A (lámina IV) y D. Pastora, números 15,
22, 28 (láminas V, VI y Xl ).
Mu;eres.-Pastora, números 25 (lámina VI) y 51.
Junto a éstos y como era de esperar, son mucho más numerosos
los q ue, si bien por algunos caracteres se aproximan al grupo en
cuestión, discrepan, en cambio, por otros, ya por tratarse de extre~
cs tat l~ra, dc la raza mcdi ten{U1ca, )' en eslc ~cntido se utiliza en el presente
trahalO. Algunos autores prefieren para ('SIc tipo d calificativo de ntbnto-medilcc.rúnc;o. r.or. coincid ir la. I~l!lyorh~ d~ ~us enractere~ con los
Deniker
oons!dpf{) proPIO {le ""'e ultunn. ~I bU:"!"1 ('<, de ad\·crtir qll(' dic 10 aulor 10
S
COnSldNltha .mesocéfa lo, 1'11 lan lo quC' d tiro eUrllfric:mo se car:lCtrri7.:I por '11
CIne
aC1 I~I(b
doheocdallll.
,
[page-n-94]
•
mas de las nahlrales fluctuaciones dentro del grupo. ya por constituir el resultado de mezclas con otros elementos integrantes de la
poblacióu. Citaremos entre estos tipos, más o menos atenuados, los
siguicntc.
Varoncs.- Camí Rea.l, vn y IX.
Pastora, números 12, 13 (lámina VII), 40, 45, 47, 53, 54 (ltunina VII).
MII;eres.- Bcni Sid ,
•
•
n . Pastora,
21.
Cabe citar, por último, un cráneo infantil, de unos once núas de
,,'(jau, procedente del yacimiento de Les Llometes (Alcoy), número
L1<1. Es Laslante robusto para ser infantil, ya que las lineas crotálites y nucales están bastante desarrolladas. La apófisis post-glenoidea forma por detrás la pared posterior de la cavidad glenoidea en
casi toda su extensión, carácter ya advertido en el cráneo del Pabilla de Navarrés. Sin la pretensión de diagnosticar la tipología de
este cráneo infantil, es de sospechar con algún fundamento su probable inclusión dentro del grupo que nos ocupa.
Al clasificar los cráneos cuya morfología venimos comentando,
surge ante todo la posibilidad de su relación con el tipo eurafricano
cuyos caracteres craneológicos son similares a los de estos ejemplares. Las comparaciones del cuad ro núm. 5, con una serie pre o
protod inástica de A1'Ubaid (Mesopotamia), estudiada por Keith
(1927) y cuyOS componentes han sido calificados de eurafricanos
(COOfl, 1939) y, además, con un grupo de neo-eneolíticos procedentes de Sia lk (Irán), estudiados por Vallois (1940), con los que constituyó un tipo para el que propuso el o.'llificativo de tipo J o hiperdolicocéfalo proto-iraniano, señalando su semejanza con los eurafri canos estud iados por BuxtM y Rice (1931) procedentes de Kish
(l\'¡esopotamia). A pesar del escaso número de ejemplares en que se
basa la comparación, destaca la semejanza entre los tres grupos, corroborada, además, por la coincidencia de los caracteres descriptivos.
Como dato complementario, cabe aducir que la presencia del
tipo eurafricano. junto a la del mediterráneo grácil predominante.
ha sido mencionada por v. Eicksteclt (1943) en el complejo de la población española actual; y, particularmcnte para la región levantina , por Metlcles-Correll (1933, b) y A./eohé (1936), asigllflndo al primero de ambos tipos, frf'Cuen cia lo bastante elevada para inlluir en
l o~ promedios provinciales de algunos caracteres.
Su ¡>ersistencia ha sido asimismo ind icada en varias poblaciones
antiguas del Levante español y dc Baleares: POIIS (1949), lo encuen-
[page-n-95]
AL 'UBAID
(1)
EURAFRICANOS
Le"ante Español
Va rones
Neuroctáneo
Longitud máxima .
Anchura máxima .
Anchura frontal lTlͻima
Altura ba-b. . . . . . . .
Altura auricul ar . . .. .
Circunferencia máxima .
Arco sagital totaJ .
. . ... .
Capacidad.
1. cefáJioo . .
l. vértioo longitudinal.
l. vértioo·transversal. .
1. asiento-Iongitudinal
1. auriculo-transversa l.
,
,
4
•
,
,
2
3
2
3
2
2
3
3
,
M
Mujen: t
,
194,0
136,8
97,3
142,0
121,S
535,3
S85,O
1545,31
70,5
7S,I
106,0
63,5
88,3
2
2
1
2
2
2
2
2
1
1
2
2
"
188'S
140'0
92'5
137
121'0
527'0
393
1493'91
74'3
7~ 1
97'2
64'2
86"
,
S I ALK (' )
Tipo 1
V + M
•
,
6
7
-
-
•
,
,
-
"
192'S
140'1
97'0
136'5
-
72'6
71'2
98'3
-
Varones
"
5
5
-
,
,
5
,
5
5
5
~I
198'0
134'0
11 8'6
S3 1'O
381'8
1502'2-
67'.
-
59'9
88'2
~
Mnjeres
•
M
3
3
190'3
131'3
3
113'3
5 16'5
37S'0
358'3
-
2
2
3
3
-
3
3
-
68'96
•
~
-
59'5
15'5
;;
.~
E.splacnocr6neo
Altura cara superior .
Anchura bicigolllática.
Altura de la órbita . . .
Anchura de la órbita ..
Anchura intcrorhitaria . .
Altura n asa l. . . . . . .
Anchura nasal. . . . . . .
l. facial superior
1. orbitario.
. .. .. .
1. nasal . . . . . . . . .
2
1
2
2
2
2
2
I
2
2
69,0
127,
30,5
40,5
22,0
50,0
22,5
S2,8
75,2
45,0
-
I
-
-
5
5
,
7
-
-
•
•
,
-
3
5
-
-
72'0
127'6
33'6
40'0
-
54'0
25'7
!'i6'3
82'5
47'7
5
4
3
-
,
,
,I
-
75'0
134'3
20'3
-
55'2
85'0
'8"
2
2
6U'S
129
-
18'0
-
2
-
2
2
2
-
53'9
82'0
52'1
Cuadro núm. 5.-Comparación de los eurafricanos d el Levante espaiio] con los de AI'Ubaid y con el Tipo 1 d(' Siilllr..
(1) Diltos de Keitll (según COOIl 1939).
(2) Promedios calcubdos il Pilrtir de los datos publicados por Vallob (1940).
•
•
[page-n-96]
05
trI! entre los romanos de Tarragona y Ampurias, FlIsté (1950) en
cráneos d e la cultura helenístico-romana de Baleares y Prevasti
(1951) en judios medievales de Barcelona.
Por otra parte, es oportuno recordar la amplia clifusión entre las
poblaciones preh istóric'}s con predominio racial mediterráneo, da
un conjunto de formas cuyo cráneo es robusto, hil~rdolicocéfalo y
alto; y q ue, si bien calificadas con distintos nombres, presentan suficientes coincidencias para su ponerlas estrechamente relacionadas.
Así, entre las poblaciones prehistóricas de la India y del Próximo
Oriente, el tipo eurafricano ha sido señalado en Mohenjo-Daro
(va lle del Indo) (Sewell y Culw, 1931, Friedrichs y Miiller, 1933) en
Tépé Hissar (Irán, Krogmall , 1938) en Tépé-Ciyan (Irán, Vallois,
1935), en Sialk (Irán , VoHois, 1940) en Mesopotamia : AI'Ubaid ,
(Keit/¡, 1927), Ur (Keit h, 1927), Kish (Bw:ton y Rice, 1931, y Penni·
fllall , 193-1), Yorgantepe (Ellrie/¡ , 1939). Según Senyiirek (1941, a), la
mayoría de los habitantes de AnatoJia durante los períooos CalcolitiGO y del Cobre, eran dolicocéfalos de tipo mediterráneo y eur¡¡fr ícano, señalando la presencia de este último en múltiples yacimientos de dicha región: Tilkitepc (1951, b), Büyük Cüllücek (1950),
Kl1mtcpe (1949, b), Seyh Hoyük (1951, e) y Kültepe (1952). Considera también como curafricano el cráneo procedente de Babakoy
estud iado por Angel (1941). En Troya, según COOIl (1939), parecen
curafricanos tres cráneos de Troya In estudiados por Sclllieman
(1881), los cuales, según el propio COOI/ , se parecen a los hallados
en los "long-barrow" E/¡rich (19-10) indicó la presencia del tipo eurarricano en Tarsus.
En el material neo·eneolítico, sólo parciahncnte estudiado, de las
cole(:ciones prehistóric.'lS sicilianas del Instihlto Romano, Graziosi
(1947, páginas 212-213) indica In presencia d e cráneos quc difieren
del tipo de San Teodoro por " mayor tosquedad en la estructura craneal, especia lmente en la cara, acompañada en ocasiones de fuerte
de~arrollo de la región glabelar y superciliar, inclinación más o mcnos notable d c la frente y, a menudo, mayor anchura y forma más
redondeada de las órbitas". Respecto a los cráneos modemos del
Museo de Antropología de la Universidad de Florencia, afinna el
propio autor (pág. 718), que jUllto a tipos afinados que recuerdan a
los paleoHtkos de San Teodoro, se encuentran individuos con rasgos toscos, que recuerdan las forma!> toscas ya citadas en las series
neo·eneolíticas sicilianas. Es muy probable que tales fonnas puedan
parangonarse a los cráneos eurafricanos del Levante español.
Indicaremo s también que rugunos autores americanos engloban
en cierto número de tipos o razas, formas parecidas a las que veni·
[page-n-97]
00
mos comentando, tale~ como el tipo iraniano que':' Angel sciíala en
Troya y el n6rdico-iraniano que el propio autor halló en Crecia
(1946). predominando durante el Bronce medio, que concordaría
con Jos iranianos del Norte pertenecientes a la cultura de Hjssar III
de Krogmon (1940). Asimismo, GOQll (1939, pág. 104) insiste en la
semejanza de la raZo que denomina "cordada", con los cráneos su'l
merios de AI'Ubaid, en los que, como es sabido, predomina el tipo
eurafricano, y también halla concordancias con dos cráneos eurafricanos que G. SCl'gi (1908) encontró entre los kurganes del Sur d e
Rusia, desde el Neolítico a la Edad del Hierro.
No s6lo coexiste el tipo eurafricano con el mediterráneo grácil
en los países mediterráneos y del Próximo Oriente, sino que parece
llaber seguid o a éste eo su extensi6n hacia Europa Central remontando la cuenca del Danubio. Coon (1939) atribuye a sus "cordados" 29 cráneos procedentes de Silesia y Bohemia, insistiendo en
su gran longitud y escasa anchura, de dond e acnsada dolicocefalia
(M=71), y gran altura de la bóveda. La frente es relativamente alta,
con arcos superciliares acnsados y relieve.~ de inserciones musculares robustos. Recientemente, Ger1w.rdt (1953), en restos del período
de la cerámica de bandas procedentes de Bischleben (Cotha, Alemania), encuentra también junto a cráneos atribufbles al tipo mediterráneo grácil, otros, a los que. siguiend o la opini6n clásica. cubría calificar de teutonórclicos. Pero. según Ccrll(lrdt , es también
posible atribuirlos a IIna variedad con cráneo grande y relativamen te robusto, del tronco racial mediterráneo. Los principales rasgos
de estos ejemplares concucrd an con los del grupo por nosotros estudiado.
Otra aproximaciól1 en la que cabría pensar, es la del grnpo euramcano y los capsienses del Norte de Afriea, alguno de cuyos representantes, como el cráneo de /\in Métherchcm, al que nos hemos
referido con anterioridad, parece con<.'o ndar con la morfología general d el grupo en cuesti6n. Lo mismo cabría afirmar respecto a los
mesolíticos de Muge y a los natufienses de P:1le~ tina atendiendo a
buen número de sus rasgos, si bien es de notar In discrepancia en
la estatura de estos últimos grupos respecto 11 la m{lS elevada de los
curafricnnos.
En lo referente a las pob ]acio~es prehist6ricas de la Península
Ibérica, SaIwr (1926) indicó la presencia durante el Neolítico, de un
elemento hiperdolicocráneo. al que considera como persistencia de
formas del Paleolítico superior (Briinn, Galley-Hill, Grimaldi). Entre los habitantes de la cueva de Solana de la Angostura (Soria),
Coon (1939) distingue un tipo mediterráneo, relativamente grande,
[page-n-98]
•
•
y semejante al de las tumbas reales de Abydoss, el cual coincide
métricamente con los eurafrícanos de Mesopotamia. A juzgar por
las fotografías y d atos publicados por Barros de Arag6n (1933), al·
SUno de los cráneos del citado yacimiento (por ejemplo el señalado
con el número 637) se asemeja notablemente a los valencianos aquí
estudiados por su tamaño y robustez, así como por la mayoría de
los restantes caracteres. Por su robustez general, desarrollo de la
glabela y arcos superciliares, así como por otros rasgos, se aproxima
también a los eurafricanos del Levante, p! cráneo eneoHtico de AJcolea. considerado erróneamente por algunos autores como persistencia de la raza de Neandertal. No obstante, según las medidas
aproximadas ( ¡después de su ruptura en múltiples fragmentos 1) que
de él da Barras de Aragó» (1933, b), resultaría más bajo que aquéllos. Indicaremos, finalmente, que entre los restos procedentes del
yacimiento eneolítico de Erra Pedrinha (Condeixa, Portugal), Mendes-Co rTéa (1949) distingue, junto al tipo mediterráneo predominante, un elemento arcaic;) más robusto coincidente con el H. afer taganus o influenciado por éste. Según dicho autor, quizá fuer", pertinente hablar de una raza pre-mediterránea. Es posible que estos
elementos arcaicos guarden alguna relación con el grupo que venimos comentando, como pennite suponer la existencia de individuos
en los que la dolicocránea acusada se combina con hipsi y acrocránea, como {X)r ejemplo los señalados con los números 73 y 122, cuyo
lolSpecto, a juzgar por las fotografías, muestra particular semejanza
con nuestro grupo de eurafricanos.
Otra cuestión que creemos oportuno señalar aquí, es la del probable origen del tipo eurafricano. La mayoría de los autores que
han tratado de eIJo, lo relacionan con Combe-Capelle y formas análogas del Paleolítico superior, Ya al estudiar el cráneo del palafito
de Navarrés y señalar su paralelismo con el citado fósil francés,
indicábamos su posible relación con el grupo de eurafricanos, aunque sin presentar la gran altura relativa característica de este último
grupo. Por otra parte, indicábamos también allí que algunos autores
consideran protomediterráneo el tipo de Combe·CapelIe, y que
otros interpretan a los protomediterráneos como descendientes de
este último.
Sin la pretensión de englobar aquí a eurafricanos, protomedite:
rráneos y formas análogas dentro de un mismo y único grupo, sí
oonviene insistir en la posible existencia de estrechas relaciones entre todos ellos, tanto ' desde el punto de vista estrictamente morfológico oomo del biogeográfioo, Las recíprocas diferencias que ocasionalmente se advierten al cotejar las descripciones, pueden muy
[page-n-99]
.8
bien atribuirse, por 10 menos en parte, al escaso número de ejemplares asequible6 al estudio. y que al no pcnnitir el conocimiento
de la natural 8uctuaci6n de los caracteres, induce a sobreestimar
las diferencias más que las analogías.
Teniendo en cuenta lo que anteced e, conv iene insistir en que,
desde el mismo momento dc la diferenciación del tipo mediterráneo
gr.icil }' acompañándole en su expansión gcogrMka, se hu(:c ostensible una serie de fOllnil.~. coincidente.. en varios rasgos esenciales
de su morfología, las cuales están muy probablemente emparentadas con el tipo paleolítico de Combe-Capolle.
3.-Tipo ",editerrállco grácil
Comlituyc el elemento m¡'ls genera li7.udo de la población. Discrepa del tipo curafricilno. principalmente por cníneo más pequeño
y menos robusto. D6lico o mesocrúneo, (.'On menor alargamiento general y menor altura de la bóveda que en el tipo precedente, del
que lts imismo difiere por Sil menor tenr!('n('Ía al prognatismo subna"<1 I. El contorno de la norma superior es generalmente ovoide.
Cara mcsen3 o leptena , órbitas meso o hipsiconcas y naríz alargada,
constituyen los rasgos característicos de su esplacnocrúneo.
A las diferencias seiíaladas entre el tipo mediterráneo grácil y
el cllrafricano, se aliad c la más elevada estatura de este último, dato
que no podemos comprobar aquí por carecer de huesos largos,
Como ejemplares más característicos del tipo mediterráneo, dentro de nuestra serie, cita remos los siguientes; Cueva de la Pastora,
números: 2 (láminas LX y XlI), 4 (láminas X y Xli) y 5; Beni-Sid,
número 6 (láminas X y XII).
La amplia difusión del elemento mediterrflneo en las poblaciones neo·eneolíticas de lo.~ países n1l"d itcrráneos y del Próximo Orienle, así (!(linO en las del centro y ()('ddcnte de Europa , es de sobras
conocida. En cuanto a li U origen probable. quedaron ya indicadas
las principales opiniones al tratar del cráneo del Palafito de Navarrés y del tipo eurafricano.
4.-BraquiCf'áneos
Unicamente dos ejemplares son braquil.'éfalos, y aun moderados,
ya que rebasan muy poco el límite inferior de la categoría: el crá-
neo del Camí Real d'Alac31lt;' número VlJl, y el número 3 de la
Cueva de la Pastora.
[page-n-100]
•
00
El primero de ellos (l{uninas VIII y Xl), probablemente masculino, es un cráneo 1)()(.'O I'ObllstO, ovoide ancho, muy redondeado en
general. Por su norma lateral es alto (hipsicráneo) y bajo IXlr la posterior (tapinocráneo), cuyo contorno es bombifonne. El occipucio,
si bien redondeado, es muy poco prominente. A pesar de lo defectuosa que resulta In rC(.'Ollstrucción de la cara, cabe al'lrmnr que probablemente debió ser eurieno, hipsiconco y mesorrino. de acuerdo
1,.'011 los valores de Jos respectivos índices calculados con aproximación. (Véase el cuadro comb inatorio de la ligur:! I1lllll. 9.)
Es indudable la presencia cu este ejemplar de rasgos alpinokJes.
Formas alpinas se encuentran ya en esta época en poblaciones del
Mediterráneo y del Próximo Oriente. con las cuales cabe relacionar
a 1¡1 población levantina aquí estudiada, por 10 que no seria de extmñar la presencia en ésta de formas alpinas. Con todo, en este caso
particular pudiera tratarse de lItl extremo de fluctuación en el sen·
tido de la braquicefalia de la población mediterdtllea predominante.
Por su aspecto algo braquimorfo pudieran reltlcionarsc con el
cr{meo antedicho, cierto número de ejemplares, cuyo fndice cefálico, si bien corresponde a la mesocránea, es algo elevado, oscilando
entre 77,01 y 79,56. El contorno de la norma superior, aunque ovoide es ancho. Estos cdneos, todos ellos femeninos , pueden también interpret¡lrse corno fluctuaciones del tipo medíterdneo. El grupo en cuestión esl¡í integmdo por los ejemplares siguientes : Camí
Real d'Alacant C, Beni-Sid núm. 1, Cueva de la Pastora nÍlmeros
5, 20 Y 34.
Por la mayoría de sus caracteres, difiere del grupo anterior el
número 3 de la Cueva de la Pastora (láminas VIII y XI). Es un cráneo algo robusto, cuyo índice cefálico es más elevado que el del
cráneo antes comentado (82,56) y, además, su b6veda es más alta.
llipsicráneo lx>r los índices vértico y aurícula-longitudinal, resulta
tapinocránco pr6ximo a la metriocránea por los índices transversales de altura. El contorno de la norma superior es intermedio entre
ovoide y elipsoide. El occipucio es redondeado, pero poco prominente, y la bóveda algo aquillllda.
Difiere también del anterior por tener la cara m{ls alargada (Iepteno), 6rbitas medianas (mcsoconco) y nariz leptorrina. Los huesos
nasales son prominentes y curvados, y la espina nasa l anterior está
muy desarrollada, por lo que la naríz debió ser grande, prominente
y con dorso convexo. La cara resulta ortoguata. (Véase el cuadro
combinatorio de la figura núm. 9.)
Algunos rasgos de este ejemplar, especialmente en lo que atañe
al esqueleto facial , cabría califlcnrlos de "d inaroides". Por su a5pCc-
[page-n-101]
100
IIICUD. FU~TI;
lo genera l se Jlnrccc basta lite :l algunos cr:íneos de Baleares c:\lificados de dinárico-armenoidcs y, en particular. a uno de So¡;¡ Maym6
(Fusté, 1953), perteneciente a la cultura talay6tica de Baleares.
De ser cierta lu relación propuesta con los dináricos o dilláriooarmenoides, se tmtada, ind udablemente. de IIna forma atenuada.
Con anterioridad , había sido señalad:l la presencia del elemento
dtnárico en el Levante español, ya que así caJific6 Leúzd ter (1945)
a un cráneo procedente d e Torrcmanzan;\s (Alicante), débilmente
braquicMalo y elipsoide (l ).
También se hall citado o tros cráneos d ébilmente braquicéfalos
(1. C. inferior a 8:3) proceden tes de los siguientes yacimientos levantinos: Cueva de Enguera, Valencia, (Barras de Arag611, 1930), El
Sargal (Viver de las Aguas, Castellón, (Primitioo. 1929) y Serreta
de la Vella (Monóva r, Alicante, (Vilano va y Piera, 1881). Barras de
Arag6n, (1930, b), estudió un ejemplar d e este yacimiento, que parece ser el mismo cráneo citado por Viúmova como braquicéfalo,
cuyo Índice cefálico es de 75,27. También en la estación de San
Antón (Orihuela, Alicante), señaló el P. Furgús cráneos braquicéfalos; por varias razones, consideramos que dicha afirmnción debe
considerarse sujeta a revisión. Pero siempre los baquicráneos son
escasos en el Levante y se hallan junto con formas dolicocéfalas,
por lo cual es de 5uponer que en la mayoría de los casos se trate
de extremos de fluctuaci ón de la población dolicocéfala predominante.
5.-0tros elementos
Quedan señalados en cuanto antecede los principales elementos
de la población. Haremos ahora breve referCJU:ia a otros dos tipos,
cuya presencia cabría preslImir con algún fundamento en la población prehistórica estudiarlu; nos referimos al tipo pirenaico occidental mencionado por Jacques (1890) en la población de la Edad
d el Bronce de El Argar y al tipo, mal llamado "negroide", bien re(1) Tenninada ya la redacción de este trabajo. nos remite nuestro amigo
Fletcher los re~ tos exhumados en la excavación de una cueva sepulcral en
Chiva (Valencia). Entre los mismo.~. adviértesc la prt.'Sencia de un ejemplar con
acusada braquicefalia (l . C.=86,55), bóveda alta, contorno esrenoide de su
nonna superior y planoccipital, representante tipioo del complejO dinárico_
annenoide. Concuerda en todos los rasgos de ~ u Inorfología con otros procedentes de Menorca (Fuslé, 1953) e Ihila (AlcofJtt. 1940 y t943). pertcnccianles a la cultura hrlrn ístioo-rOI1l(lIl:. de Bnlrare,; y a la ocupación romana resp:;Uivamente.
[page-n-102]
PORLADORes ","E(}op.:-"EOLmcoS DEL LEV~ esPAÑOL
101
presentado entre los Neo-eneolíticos de la necrópolis de Snnt Quir.
ze de Calliners (Barcelona), (Fusté, 1952). Respecto a este último, es
de advertir que en ninguno de los cdneos aquí estudiados se obser·
varon semejanzas, ni siq lIiera parciales, con los rasgos morfológicos predominantes t:1l los ejemplares de la citada población saba·
dellense, que, desde el Jl~nto de vista antropol6gico, ocupa una pe.
culiar posici6n dentro del complejo racial del Levante español.
En la citada población de El Argar, describió Jacque$ algunos
crúneos que, especialmente por su menor altura y sienes algo abul·
tadas, creyó poder atribuir al tipo pirenaico-occidental. Este elemento, seglll\ el propio autor, es poco abundante en la citada pobla·
ción y está mejor representado en el sexo femenino.
Su presencia en lugar tan alejado de su actual área de difusión,
incluso teniendo en cuenta la más extensa que ocupó todavía en
rechas no muy lejanas, no parece "a priori" muy probable, y por otra
parte, los caracteres señalados por el autor belga en los cráneos en
cuestión, podrían constituir extremos de 8uctuación dentro de una
serie con indudable predominio mediterráneo, como parece tratarse
la de El Argar. Por todo ello, creemos que la presencia de tipo pirenaioo-occidental en el Sureste de España debe considerarse con
grandes reservas, hasta tanto no se proceda a una revisi6n del material en cuestión, realizada con criterio antropobiológico.
No obstante, hemos creído de interés averiguar si en la serie por
nosotros estudiada podía o no señalarse It\ presencia del citado elemento. Existen ciertamente en eUa algunos cráneos mesocéfalos con
bóveda baja y sienes abultadas, rasgos característicos del tipo pirenaico occidental. Prescindiendo del cráneo juvenil de Palanqués
núm. 5, de cuya defonnación patológica ya se trató, indicaremos
como Imis típico, entre los que presentan los citados caracteres, el
ejemplar remenino del Barranc del Sine, de Alcoy, Alicante (lámi·
nas IX y XII).
Es un cníneo gráci~ ovoide, mesocráneo, aristencéfalo, de escasa
altura relativa (camecráneo y tapinocmneo por los índices vértioo·
longitudinal y vértico-transversal y ortocráneo y tapinocránco, pró·
ximo a metrio, por los índices auriculares). Algo bombifonne, según
la norma posterior, presenta la región temporal algo abombada, ob·
servado según la anterior. La cara es alargada (Ieptoprosopo próximo a hiperleptoprosopo, y meseno próximo a lepteno). Mesoconco y leptorrino. Tanto por el citado abombamiento de la región temo
poral como por la escasa anchura bicigomática, I:t cara se estrecha
hacia a.bajo. Es, pues. obvia la presencia de varios r:lsgos que se ej.
t:m como característicos del ti(>D pirenaico-occidental y, por ello, se
[page-n-103]
102
ha comp:u-ado con una serie de cráneos vascos femeninos publicada
por Aranzadi (1922). En general, el cr-.íneo en cuestión no discrepa
esencialmente de la citada serie ni en las medidas absolutas ni en
sus principales proporciones. La m{ls acusada divergencia está en
la inclinación de la cara, esp<..'"Cialmente de su porción inferior, resultando mesognato pr6ximo a prognato por el índice gnático, existiendo asimisma cierto prognatismo alveolar en el maxilar inferior.
A pesar de las coincidencias que acabamos de indicar, el cráneo
presenta en su conjunto un aspecto netamente mediterráneo; lo
cual, junto 0011 la inclinación de la cara y con el hecho de que varios de los rasgos indicados pueden guardar relación COI1 el sexo, no
autoriza tI C:llifiC'.lr de pirenaico-occidental al cráneo del Barranc del
Sine, pudiéndose atribuir las semejunz.'lS a fenómenos de convergencia. Lo propio ocurre con otros dos o tres cráneos, en los cuales 1:\
posible analogía con el tipo pirenai<-'O-occidental queda reducida
todavía a mellor número de caracteres que en el caso que acabamos
de comentar.
No procede, pues, hablar de la presencia del citado elemento
dentro de la población estudiada, y quizá ocurra lo propio con la
población de El Argar, si bien el problema no puede darse definitiv:lIuente por resuelto.
6) Frecuellcias relativas de 10$ diferelltes tipos dentro de la
pobfación considerada
Con lo dicho, quedan de manifiesto los principales elementos
constitutivos del complejo racial de la población levantina aquí cstudiada. Como complemento al análisis precedente, conviene dar
idea de las frecuencias relativas de los tipos citados, pero este cometido sólo de manera muy aproximada e imprecisa puede realizarse, ya que por ser varios los elementos del complejo, con sus naturales ftuctuaciones y mezclas, resulta en muchos casos difícil o
imposible atribuir detenninados ejemplares a uno o a otro de los
tipos definidos. Aúádase a elJo el mal estado de C9nservación de
buena parte del material, especialmente del esqueleto facial, que
determina mengua en el número de caracteres utiHzables para el
diagnóstico.
Con las anteriores reservas. y a sabiendas de la imprecisión que
ello comporta, una distribución aproximada seria la siguiente:
•
[page-n-104]
103
Mediterráneos gráciles o.. ... '".
Eurafricanos ... ... .. .
....... .
Persistencias de tipos paleoJíticos .. .
Braquicráneos ...
Tipología dudosa ...
O"
•••
41,79
¡ 7015
28,36 ~
,
8,95
2,99
17,91
De la misma, sólo cabe deducir, de manera precisa, el gran predominio del elemento mediterráneo, al cual deben de pertenecer
asimismo la mayoría de los ejemplares de tipología dudosa. Si se
reúnen los dos primeros tipos por considerarlos como variedades del
mediterráneo en sentido amplio, el predominio de éste es todavía
mucho mayor, alcanzando la cifra aproximada del 70 por 100.
IV.-COMPARACI0N DE LA SERIE NEO-ENEOLITlCA DEL
LEVANTE ESPAI'lOL CON OTRAS SERIES PENINSULARES
Considerada en el apartado anterior la composición racial de la
población neo..eneolítica levantina, procede ahora detennmar su situaci6n respecto a otras poblaciones peninsulares de diferentes épocas. A tal fin van encaminadas las comparaciones que siguen, en las
que se atiende únicamente a .'Iedes masculinas, ya que por ser demasiado bajas en general las frecuencias seriales del sexo femenino,
los resultados obtenidos serían demasiado aleatorios.
Con objeto de dar una idea visual de las comparaciones, se han
dibujado los correspondientes diagramas de desviaci6n.
a} Comparaciones
COft
ot ras poblaciones prehistóricas
En los diagramas representados en l!lb figuras 11 y 12, se comparan, con la serie neo-eneoHtica levantina tomada como baso, .las
de igual período procedentes de los yacimientos de Alcázar del Rey
(Cuenca), (Barras de Arugón, 1931); Tisuoo (S.egovia), (Barras de
Aragón, 1933) y la portuguesa de Eira Poorinha (Colldeha), (Mendes-CorriJa, 1949), Asimismo, se compara la serie de la Edad del
Bronce procedente de El Argar (Jacques, 1890).
Tanto en las dimensiones absolutas como en los índices del neurocráneo (6g. 11), se comprueba considerable semejanza entre las
cinco series comparadas. hasta tal punto, que cabe suponer UDa elItruetura parecida en todas estas poblaciones. También en el esplac-
[page-n-105]
104
MIGUEL n ¡sTÉ
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Fjg. 11
-
[page-n-106]
105
nocránco. con frecuencias seriales más reducidas, se aprecian coincidencias como, por ejemplo, la longitud de la cara, altura de la
cara superior, anchura bicigomática e índice facial superior. acompañadas de divergencias en algunos de los restantes caracteres del
esqueleto facial, especialmente en Jo que a las medidas absolutas se
refiere (Sg. 12).
Tales diferencias obedecen, sin duda. a la escasa frecuencia de
las series comparadas, y posiblemente también a discrepancias en
la técnica empleada en algunas mediciones. No debe olvidarse, además, que por ser menores generalmente las dispersiones cuadráticas de Jos caractel'es faciales, las divergencias en el craneograma
son más ostensibles que en el neurocráneo. Por ello, y aun cuando
no deba descartarse la existencia de posibles diferencias entre las
series comparadas, especialmente en lo que aL'lñe a las desiguales
frecuencias relativas de los diferentes tipos, las divergencias comprooadas no parecen constituir criterio suficiente para inferir de
cUas una discrepancia tipol6gica esencial, habida cuenta de la notable homogeneidad en las restantes medidas; y l>roporciones. y muy
en especial en los caracteres del neurocráneo.
Las anteriores companlciones entre series procedentes del Levante, centro y sudeste de la Península, sugieren la existencia de
considerable uniformidad tipol6gica. durante el período que media
cntre el NeoHtioo y el Bronce. Quizás convenga exceptuar algunas
regiones del norte, como Cantabria y ciertos valles Pirenaicos, donde se ha citado la presencia de formas braqu icéfalas durante el período considerado con mayor abundancia que en el Levante y otras
regiones donde, al parecer, son esporádicas.
Estos braquicéfalos norteños se han hallado en las minas asturianas de cobre de El Ammo, Milagro y Vidiago (Urla, 1941), así
como en megalitos de la comarca de Solsona (provincia de Lérida),
donde han sido citados por Serra y Vilar6 (1923 y 1927) y Aranuufi
(1920). En lo que atañe a estos últimos, hemos señalado recientemente (Fusté, 1955), su relación con el foco de braquicefalia centro-europeo, indicando su probable vía de penetración a través del
Pirineo. Cabe también relacionar posiblemente con este foco alguno
de los cráneos neolíticos de Seriñá, provincia de Gerona (Fwté,
1946), caJificables de alpinoides (no cromañoides, como, por error,
consta en la publicación).
En cuanto a las cuatro series comparadas, es la de El Argar"
cronológicamente más tardía, la que mayor número de braquicéfalos presenta (13,5 por 100 de la frecuencia total), siete de los cuales
con índices inferiores a 83,33 (subraquicéfalos de Broca). A dueren-
[page-n-107]
\HCUEL ruST E
100
ESPLACNOCRÁNEO
MEDIDAS ABSOLUTAS
Lmr/lfud de la cara
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--'
AI/ura de la cara JV/lerior
ARdIura óici;omáfica
Altura naIal
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JnclJura naJaI
Jnchura de la óroita
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Allura rIe la órolta
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LO"9iluo' del paladar
Ancnura rlellfaladar
LOII;IIIIII lIla,rlloalyeolar
4I/Cnura maxiloalveclar
/NIJICES
racial fUll"rifJr
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Pala/illo
Maxiloalveolar
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J'friP (ol!)l!t!arJif.·
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fira Peo'rilllla . . . f ia.
12
__
[page-n-108]
101
cia de los antes citados, procedentes del Norte, quizá sea pertinente
considerar a estas formas más meridionales, como exponente de contactos raciales con poblaciones del Próximo Oriente.
b) Comparaciones con la población ele época romana de
Tarragollll. y COII la "Grania Hisp
compara a la serie neo-eneolíticn levantina con la tarraconense de
época romana estudiada por POIlS (1949) y con la serie de cráneos
modernos que integran la "Crania Hispanica" de Arallwdi y HoyosSáinz (1912).
Exceptuando las dimensiones absolutas de la cara y muy en especial la anchura bicigomática de la serie romana ---carácter cuya
divergencia respecto :1 otras series de predominio mediterráneo se·
i'iaJó ya POIIS en su estudio-, la semajanza entre las tres es considerable y. en particular, la que media entre la serie base y la "Crania Hispanica", tanto en las medidas absolutas como ell Ins propor·
ciones.
Esta comparación corrobora el aserto de Pons (1949), referente
a la estabilidad tipológica de la población del Levante español desde el Neolítico a nuestros días, y est{1 asimismo de acuerdo con las
siguientes afinnaciones que Olóri;;. (1894) dedujo de su estudio sobre
el índ ice cefálico: "La distribución general del índice ceffllico en
los tiempos que llamaremos prehistóricos, coincide en sus rasgos
principales con la que hoy se observa" ... "Podría, según esto, decirse respecto a España 10 mismo que resulta del trabajo de Zampa
(1891) respecto a Italia: que los tipos étnicos actuales existieron ya
en los tiempos primitivos y que, desde entonces, sólo han cambiado
las proporciones en que concurren n fonnnr la pobl:l.ción contemporánea."
Tal estabilidad tipológica podría extrni'iar en territorio de t;m
accidentada historia, como es I:l. Península Ibérica, cuyo suelo ha
sido objeto de múltiples invasiones y colonizaciones. Mas es de advertir que, exceptuando los pueblos de allende los Pirineos, los dem{IS que en ella irrumpieron estaban integr:ldos b{lsicamente por
análogos elementos raciales y caracterizados por el neto predominio
del tipo mediterráneo. Por otra parte, los contingentes alpinos y
nórdicos, principalmente. que Plldieron aportar las invasiones cfltica y visigótica no fueron 1 suficientemente importantes para alte0
rar, de mane ..." profunda, el complejo racial peninsular, salvo en
algunas regiones.
[page-n-109]
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IlMk1I1UJ tlp liwp&//&(Jtl/rJl/fI) . _ _ _
.
ti"cwia JI/¡¡;JI1!ccl (Yti/lJ/lffj. . ..
Fig. 13
_
[page-n-110]
109
\'.-cmIPARACIONES DE LA POBLACION NEO·ENEOLlTI ·
CA LEVANTrNA CON OTRAS EXTRAPENJNSULARES
Al comentar ¡ll1teriormente los diferentes tipos faciales discernibles en In población levantina durante el período Neo-cneolltico,
se establecieron ya algunos paralelismos con otras poblaciones del
Mediterráueo y Próximo Oriente. Es oportuno proceder ahora a la
comparación de) conjunto de la población estudiada con aquellas
que, desde un punto de vista biogeográñco o cultural, pudieran relacionarse con los habitantes prehistóricos del Levante español.
Figuran en el cuadro núm. 6 algunos datos entresacados del
abundante material comparativo recopilado por Angel (1951) en su
estudio del material óseo de Troya, a los que se añaden, con fines
comparativos los de la serie por nosotros estudiada. Tanto las medidas absolutas como los índices permiten, en términos generales,
señalar una notable semejanza entre el conjunto de poblaciones :l
que dichos datos se refieren, exceptuando las posibles diferencias
atribuíbles especialmente allí donde las frecuencias seriales son poco
elevadas a diferencias de proporci6n en la representaci6n de los diferentes tipos y otras a disparidad de técnicas en las mediciones.
Téngase en cuenta. además, que los cráneos egipcios han sido medidos según normas particulares de la escuela biométrica inglesa.
Exceptuando a Egipto. el material neo-eneolltico Ilorteafricano
de que disponemos es demasiado escaso para pennitir una comparaci6n detallada, q ue resultaría tanto más interesante cuanto que
culturalmente se supone, para esta región, estrechas relaciones con
la Península Ibérica. No obstante. hay indicios suficientes para suponer q ue la poblaci6n neo-eneolítica peninsular y la coetánea del
Norte del continente africano, no debieron discrepar de manera
importante en cuanto a los elementos raciales que las constituyeron.
Así. Bert/¡olon y Chantre (1913), resumiendo la tipología de varias
estaciones neolíticas señalan la presencia de los tipos mesaticéfalo
negroide y dolicocéfalo de pequeña estatura. A ellos se añalen. en
la etapa megalítica subsiguiente, una raza dolicocéfala de elevada
estatura, cara alargada y leptorrina y otra braquicéfala. escas."l todavía durante este período.
Prescindiendo del tipo caliñcado de negroide, cuya presencia ha
sido también advertida en numerosos yacimientos neolíticos y cuya
relación con los negros verdaderos no parece probable (Fusté, 1952).
el tipo dolicocéfalo de pequeña estatura parece corresponder al medilel"mneo grácil y el dolicocéfalo de elevada estatura al eumfricn-
•
[page-n-111]
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10
ESfllacllocráneo
Longitud ba.pr. . . . . .
(99.5)
Anch. bizigomética . . .
127.81
Altura C:lra superior . .
67.2
Altura de la nariz . . .
SO.O
Anch. dt' la nariz .. .
23.6
Altura de la 6rbita . . . . 31.7
Anch. do la 6rbita . .. . 38.3
J. Facial superior .. .
53,41
l . Nasal ..
47.0
1 Orbitario
81.9
2
5
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4
4
3
3
•
4
3
SO.5
SO.2
24.0
32.6
38.8
54.7
10
10
10
O
8
O
10
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34
76
34
33
X
34
38
96.0
127.2
715
51.4
24.5
33.3
39.7
56.2
47.7
84.1
Cuadro núm. 6.-Comparación de la serie neo-cneolitica del Levantc espaiiol COI!
(datos de Angel, 105 1)
. - ~ ------
37
104.0
29
38
38
127.6
5
5
5
33.6
4
126.56
70.00
55.80
23.83
33.73
35
40.0
3
41.43
X
56.43
47.59
30
40
38
35
!ltra~
72.0
54.0
25.7
84.00
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6
,
x
x
55.31
42.71
81.41
X
X
46.64
78.73
12
16
18
16
16
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15
15
del Meditcrráneo )' Próximo Oriente
,
[page-n-112]
111
no. Ello, junto con la antes aludida escasez de braquicéfalos, constituye un complejo similar al del Levante español. Hallazgos posteriores parecen confirmar las interpretaciones de los autores antes citados ; así Marclumd (1931) opina que algunos restos procedentes
de los dólmenes de Bcni-Messolls (Argelia) pertenecen a una "raza
blanca evolucionada y sin afinidad negroide". Recientemente, Valloi.<¡ (1953), atribuye los restos neolíticos de Kef-et-Agab (Túnez) a
un tipo med iterráneo muy primitivo, semejante al de los cráneos de
Beaumes-Chaudes, insistiendo en su persistencia hasta la época
actual.
Como conclus ión a las comparaciones entre las poblaciones cuyos datos figuran en el cuadro núm. 6, y a lo visto al tratar de Jos
tipos que integran la serie estudiada, no parece forzado admitir que
durante el período Neo-eneolítico, existió notable uniformidad tipológica en la mayoría de los paISes mediterráneos y dd Próximo
Oricnte_ Estos territorios parecen constituir en este período una
unidad biogeográfica acusada, cuyo origen cabe retrotraer con verosimilitud a épocas pretéritas.
Indicaremos por último que 10 dicho a prop6sito de las semejanzas advertidas entre los grupos comparados no debe considerarse necesariamente como indicativo de relaciones de parentesco directo, ya que el nexo genético entre ellos puede referirse a períodos
anteriores al Neolítico. Los contactos culturales acaecidos durante
el período Neo-eneolítico ---como ocurre en múltiples ocasionesno presuponen, pues, un necesario aporte de contingentes humanos
procedentes de los países que in8uyeron en la cultura de la zona
levantina. Por tanto, la semejanza antropológica a que venimos refiriéndonos 5610 con reservas puede ser esgrimida como dato en
apoyo de las relaciones culturales, con Egipto y el Próximo Oriente.
y menos aún para dil ucidar el camino que siguieron las antedichas
influencias culturales hasta alcanzar el litoral levantino de la Península Ibérica . Ya quc, en efecto. por cualquiera de los tres propuestos por los prehistoriadores, a saber. marítimo, norteafricano y
europeo por el Danubio hasta el centro de Europa y desde allí hacia
el Sur pudieron Uegar poblaciones de idéntico o muy parecido complejo racial. Re,~pecto :11 último. es de record ar la semejanza pue.~ta
de manifiesto por Sal/cr (1926) entre los elementos raciales del Neolítico español y los de la región del Danubio.
[page-n-113]
112
VI.-J\ESUMEN y CONCLUS IONES
Se estudian los ejemplares de la colección craneológica del Museo del Servicio de Investigaci6n Prehistórica de Valencia. No obs·
tante ascender a 117 el número de individuos que la componen, sólo
78 pudieron utilizarse para el estudio, y aun bucn número de éstos
suministraron pocos datos a consecuencia de su mal estado de conservación. Pf0ge
La más elevad a mortalidad en ambos sexos, tuvo lugar durante
el período comprendido entre los veinte y los cuarenta años de edad,
siendo escasos los individuos longevos. La mortalidad infant il debi6
ser elevada; en uno d e los yacimientos, los restos infantiles comprenden el 60 por 100 del número total d e individuos, ci fra semejante a la de otros yacimientos prehistóricos.
Se presentan dos tipos de defonnación craneana, la escafoccfaHa y la calificada por Broca de platihasia, originada por raquitismo
u osteomalacia. Ambas se observaron en dos individuos del mismo
yacimiento.
Entre los ejemplares procedentes de la CueVll de la Pastora , se
señalan seis casos de trepanaciones craneanas, practicadas con técnicas diversas.
Las principales conclusiones que se deduccn del estudio son las
siguientes :
l.°-Predomina dentro de la población el tipo mediterráneo
grácil.
Junto a éste, aparece muy difundido el tipo curafrican o, que difiere de él por mayor tamaño y robustez y más acu~ada dolicocefalia, acompañada de considerable altura de la bóveda. E::.te tipo, generalmente ronsiderado romo una variedad más robusta de la raza
mediterránea, aparece junto al anterior en la mayoría de los yacimientos del Próximo Oriente anteriores a las Edades de los Metales, así romo en otras poblaciones prehistóricas mediterráneas y al
parecer en Europa Central, adonde llegarían ambos remontando el
Danubio. Presenta gran analogía ron algunos capsienses norteafricanos y otros elementos cali.6cados de proto-mediterráneos. Se supone pueda relacionarse con el tipo d e Combe-CapeUe del Paleolítico Superior.
2.--Sólo dos ejemplares pueden caliScarse de braquicráneos y
aun moderados (subraquicéIalos); uno de ellos es de morfología
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113
alpinoide, aunque bien pudiera ser un extremo de fh,ctuaci6n de la
población típicamente dolico-mesocéfala. El segundo de ellos parece tratarse de una (anna con rasgos dinárico-annenoides, si bien
algo atenuados.
3.--Se señala la presencia de un substrato "paleomorfo", constituído principalmente ¡X>T individuos con rasgos cromañoides, ampliamente difundido en la mayoría de yacimientos neo-eneoHticos
españoles.
Fonnando también parte del citado substrato merece destacar
la presencia de un cráneo procedente de la estación palafítica de
Navarrés, que muestra particulares analogías con el cráneo nuriñadense de Combe-Capelle. Presenta, asimismo, algunas concordancias con otras formas paleo y mesalíticas, igualmente relacionadas
con el citado fósil: Arene Candide, San Teodoro, etc., y con algunos calificados de proto-mediterráneos, lo que ofrece notable interés en relación con el problema de la derivación del tipo mediterráneo a partir de formas paleolíticas.
4.--Las comparaciones con otras poblaciones prehistóricas peninsulares permiten afirmar la existencia de gran homogeneidad tipológica de la Península durante el periodo comprendido entre el
Neolítico y el Bronce, exceptuando algunas zonas del norte, que,
por el mayor número de braquicéfalos, parecen acusar su relación
con el centro de braquicefalizaci60 centroeuropeo.
5.--Otras comparaciones con una serie de época romana y otra
de cráneos modernos, ponen de manifiesto la notable estabilidad tiI'Ológica de la población española, desde el NeoJítico hasta la époce.
actual, ;} pesar de las múltiples invasiones y colonizaciones a que
la Península estuvo sometida. Ello obedece a que la mayoría de los
pueblos invasores y colonizadores poseían idéntico o muy parecido
complejo racial al de dicha poblaci6n y en los que ello no ocurría,
como son los de allende los Pirineos, no parece llegaran en contingentes Jo suficientemente importantes para alterar básicamente el
complejo racial peninsular.
6. --La población neo-eneolítica levantina es muy semejante en
cuanto a su tipología racial a la mayoría de las de otros países mediterráneos (Egipto y Africa del Norte en particular) y del Próximo
Oriente, extendiéndose hasta su extremo occidental la unidad biogeográfica de la cuenca del Mediterráneo.
Es probable que tal unidad biogeográfica pueda retrotraerse a
etapas anteriores, como parece atestiguar la morfología de los natufienscs de Palestina, la de los capsienses norteafricanos no pertenecientes al tipo de Mechta. la de los hombres de San Teodoro en Si-
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114
cilia, de M uge en Portugal, etc. Por ello, la semejanza entre los levantinos aquí considerados y las poblaciones de otros lugares d~l
Mediterráneo, no es argumento decisivo en apoyo de los contactos
culturales con Egipto y el Próximo Oriente. y tampoco para dilucidar el camino utilizado para llegar al Lcvallte español desde el
Próximo Oriente o desde el Norte de Africa, durante el período
Neo-Encolítico, ya que por varios de los propuestos pudieron llegar
poblaciones con aná loga o mu}: parecida estructura racial.
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[page-n-124]
RESUMB
•
•
•
Le matériel étu~ié se compose principalemcnt de 78 cr.Ules, qui
fout partie des collections ostl.>ologiques du Musl.-c du "Servicio de
Investigación Prehistórica" de Valencia et du '" Musée Municipal"
de Alcoy (Alicante). Presque dans sa totalité ils proviennent de dCIIxiemes enterrements dans grattes sepulcrales de la région de
Valencia, appartenant
la période Néo-énéolithique. La plupart
de ces individus mourraicut entre 20 et 40 ans, et la mortalité infantile devait etre tres importante (elle atteignait 60 % d ans un gísement ou tous les cranes d'enfants furcot recueillis).
Deux cas de déformation cranienne d'origine pa thologique 50nt
a signaler: un d'escaphocéphalie et I'autre de platybasie. Parmi les
exemplaires de la gratte de la I)astora, six cas de trépanfltion furent
observés.
La composition raciale de cette population est caracterisée
d'abord par la forte prédominance du type méditérranéen gracile,
3.uquel suit en importance le type eurafricain, plus grand et plus
robuste que le premier, avec la tete plus aUongée et, en meme
temps, plus haute. Céneralement consideré comme une varieté ro·
buste ct de plus forte taille de la mee méditerranéenne, iI apparait
ensemble avec le premier, constituant les deux elémcnts mciaux les
plus importants dans la plupart des gisements des pays méditerra·
néens, ainsi que d ans ceux d u Proche Orient avant les Ages des Métaux. 1I parait rneme se trouver en Europe eentrale oll il serait ¡¡rri·
vé accompagné du type gracile, apres avoir remonté le bassin du
Danube. Des analogies sont a signaler entre le type eurafrica in et
quelques capsiens d e I'Afrique du Nonl , ainsi qu'nvec d';lIItres él!'!ments califiés de proto-méditerranéens.
Les fonn es brachycéphaJes !le sont représentées que par dCllX
exemplaires a faiblc hrachycéphalie (index inférieur a 83).
Qutre ces éléments, un fonds "paJéomorphe"' est a signaJer, conslitué notamment par des individus a traits cro-magnoides et qui,
d'ailleurs, se trouve tres répand u a ectte époque parmi In plupart
de giscments péninsulaircs tout au moins. A coté de' ~s cromagnoi-
a
[page-n-125]
124
•
de.~,
iI faut remartluer la présence, snr un {"ralle prm·enant d'une
station palallttique, d'un certain nombre de traits par lesquels il parnit se raprocher et du crnne aurignacien de Combe·Capelle, et
d'lIlJlreS formes paléo- ou mésolithiques qui, elles all~si , oul ?té mi~es en mpport ¡lvec ce dernier type,
Quelques comp:lraisons pcrmeltent de signaler une forle humogcnéit l- radale sur toute la Peninsulc Ibel'ique, pendllnt 1<1 pé riode
comprise entre le Néolithique et rAge dlt Bronze, excepté pe ut ctre
q uelr¡ ues régions septentriona les, qui semblent signaler -avec Jeur
plus granel nombre de brachycéphales- un rapporl nvec le centre
ele br:\('hycéphalisation centre-européen,
I)'autres comparaisons ;lvec des cranes d'6poque romaine el modeme, montrent une rem:.m ¡ uable stabilité typologique pcninsulaire depuis le Néolithique jusqu'a nos jours, en dépit des invasions et
co)onisations subies par les habltau ts de In P{'nin ~\l l e " ){'fique, au
cours d e l'histoire.
J)'ailleurs, tlne forte ressemblance est a signaler av!'!' des peuplndes préhistoriques du bassin méditerranéen et dn Proehe Orienl.
Elle nous autorise a le considérer commc unE" unit{> biog{·ogr3phi.
que tr~~ ancienne et tres (.'aracterisée.
•
•
•
[page-n-126]
•
SUMMARY
•
-
•
•
The main human remains studied here, are 78 skulls from the
ostcologicn l colledions hOIL~cd in the Museum of the "Servicio de
lu\cSligaci611 Prehbt6ric'l" in Valencia, :lne! jI! lhe ·'r>.luseo l\luniciptlJ" of Alcoy (Alicante). Almos! all this material comes from sewudary buríals in case!> il! l he rcgioH uf Valencia. bclollging lO l he
N('o-cneolithic periodo
Most oí these ind ividuals died between 20 :md 40 yea!'s of age,
and infantile mortality must be considerecl as very high, as it reached 60 % in one cave ""here all remains \Vere carefully collected.
Two CIISes of pathological cranial deformabans weJ'e recorded:
olle uf scaphocephaly and other oí platybasie. Among the specimcns
fOlllld in Pastora Cave, six cases of trephination were obscrved.
Typologically, thi.s prehistorie population of eastem Spain is eharaeterised by a st rong predominance of the bTfaeile mediterranean
racial type, togethcr with the numerieaUy less important eu rafriean
one, bigger and stouter than the l'irst, and with the skuU long and
h igh vaultc.>d. It is considered as a stronger and taller variety oí the
mediterranean <;to('k , and appears side by side with the slender type
as predominant racial elements in most rnediterranean populations,
and in Near Eastern ones prior to Metal Ages. It seems also to have
been found in Central Europe, where it probably carne with neolithical populations folIowing the danubian hasin. By rnany features, it secms to be related with sorne North Africa eapsiens, ami
with the so caUed proto-rnediterruneans.
On the other hand, brachycephalians are onJy represented by
two skulls with an index below 83.
l3esides the foregoing types, a palaeomorph background appears,
mainly com posed by individuals bearing cro-magnoic1 features which
are widespread in a very great number of neo-enea lithical peninsular stations. Moreo\'er. one skuJI coming from a palanttical site,
shows sorne ¡-ra it.~ by which it ressernbles tlle llllrignacian specimen
[page-n-127]
126
fron Comhe-Capelle, as \VeU as other palaeo and mesolithic remains
equally connected with the latter_
Sorne comparisons allow to emphasize a remarkable racial homogeneity in the lberian Peninsula fron the Neolithic until the Brom~e
Age, perbaps with the exclusion oC sorne northem regions, where a
greater number of brachycephals is known, probably of alpinc type.
and connectoo with tlle middle-european focu s of brachycephaly.
From other comparisons with roman and modern series, evidence is
ohtained oC a remarkable stability in the racial composition of the
Peninsuln From Neolithic up to present days, in spite oF the great
number of in vasions and colonisations undergone in the course oE
history.
Finally, a great similarity with sorne prehistorical populatiOI1S of
mediterranean and Near Eastern countries is pointed out. Conse·
quently, the mediterraneau basÍI) is lo be considerated as fonning
at that time a good characteristic biogeographical unity.
J
•
[page-n-128]
,
ZUSAMMENFASSUNG
•
Das bearbeitete Material umfasst 78 Schadel die ZU T osleologischen Sammlungen des Museums der "Servicio de Investigaci6n
Prehist6rica" in Valencia und des " Museo Municipal de Alcoy (Alicante) gehüren. Fast alle stammen aus Grabgrotten der "Levante"
die als Neo-eneolithisch zu bczeichnen sind.
Der grosste Teil dieser Individuen starb ¡m Alter von 20 bis 40
Jabren und die Kindersterblichkeit muss sehT hoch gewesen sein.
An einem der Fundorte, bei dem die Cewahr gegeben ¡st, dass alle
Kinderskclettc erfasst wurden, betrügt sic 60 %.
Zwei Mal wurden pathologische Schadelformationen beobach·
tet: nahmlich Skaphokephalie und Platibasie. Voter den Schadel
die aus der Cueva de la Pastora stammen, befinden sich sechs TrepanationsfaJle.
Die rassische Zusammensetzung dieser Bevolkerung zeichnel
sich durch reine Vorherrschaft des grazilen Mediterraniden Typus
aus, und der nachstbedeutendste ¡st der Eurafrikanide Schlag, welchef eine betriichtlichere Korpergrosse und Robustizitat aufweist,
und der Schadel ist gleichzeitig ¡¡inger und hóher als bei jener.
1m allgemeinen als einc starkere lInd grosser gestaltcte Abart der
meditcrranide Grllndstock betrachtet, erscheint er neben dem grazilcn Mediterraniden an dcn meisten Fundorten der Mittelmeerlander, wie ebenso des nahen Ostens vor dem Metallzeitalter. Er
scheint sicll auch in Mittel-europa vorzufinden, wohin er mit dem
ersteren durch das Donautal vordringend zussarnmengelang ware.
Er weist verschiedene Aehnlicllkeiten mit ein ige den norta&ikanischen Capsianer, sowie mit anderen Fonneu, aJs Protomediterranid bezciclUlet, auí.
Brachykephale fehlcn dagegen fast vollstandig. In der bearbeiteten Bevolkerung sind sic durch zwei einzige schwach kurschadeUge Exemplare vertretcn, deren Kopfindex unter 83 Iiegt.
Ausser den erwahnten Elementcn wirt cin "paliiomorphes" Untergrund bestimmt, welcher hauptsachlich von Individuen mit cm-
[page-n-129]
128
MIC1JEL FU:.,í:
magniclen Zügen gebildet wird , und sich in den meisten gleichallrige Fundarte der Halbinscl zu belegen sind. Neben diesen eromagniclen wUTden an einem Sehaclel nus palla6tischen Zeit cine
gewisse Anzc"lhl Wesenszüge erkannt, gemass welcher ee dem au.ignacschen Sclüidel Combe-Capelles uud anderen palaolitischen
uud mesolitischen SchadeLn anhelt, die auch mit clem Combe-CapeUeschen Typ in Beziehung gebracbt wurclen.
Einige der angestellten Vergleiche gestatten eine Wahrscheinlische Rassehomogenitüt nuf der ganzen lberischen Halbinscl \Vahrend der Zeitspannc zwischen dem Neolithikum und der Bronzezcit,
aufzuzeigcn, mit Ausnahme viclleicht einiger nord\icher Regionen ,
die mit ¡hecr gesteigerten Huufigkeit an Kurzchadeln cine Annühcrung an das mitteleuropaische Kurzchüdelzentrum aufzuwcisen
sehcinen . Anden> Vergleiehc mit Sehadeln aus der ROllwr- und
Neu7.eit. ""eisen auf cinc grosse typologische Stabilitat auf d er Halbinsel. wom Neolithikum bis zur Jer/.t-/.eit hin, ungeachtet der Einfalle und Kolonisationen die ¡m Lnufe der Geschichte stattgefunden haben.
Schliechlich \V ird dne becleutencle Aehnlichkeit mit gewissen
\'orgesch ichtlichen Volkcr~chnrtcn der Mittelmeerbassin uncl clem
nahen Osten aufgezeil, die d iese Bassin zu jener Zeit als cine sehr
characteristiche b iogrograflsche Einheit zu betrachten gestattut.
[page-n-130]
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[page-n-135]
FUSTE I\n ,\ .- p"hlldos Ileo-enooliticos.
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[page-n-136]
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F UST E An t\ . -I'ohl" tlnr<" 11L'(}-('II('()lít icos.
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F ig uras a. !J , e : Cueva de In T orrct il, m'nll.
Fig uras el, e, f: Bc ni -Sid, '\lim. O
(R<...:lucció n apro.\inmda
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[page-n-137]
Fl'STE ,\HA.-pol,l:¡dor(>, IlL'O-I"Ilcolílico_,
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Cdn('O d,,1 P¡Llnfito 11('
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[page-n-138]
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FUSTE ARA.-PohbdorC'S
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Figura. ti, b. c. d,: Cami Real d',\lacant, A
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Figuras e, f; Cami R¡oal d 'Alacant, IX
(" educción Hpro;o;i1llnda
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[page-n-139]
FUSTE I\RA .-J'obladores nco-cncoliticos.
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Figuras 11. !J. e, Cu('va de la P,,~I()ra. m'un. 15
F igl1ra~ 11, e, f: Cueva
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[page-n-140]
FUSTE AHA.-Poblnd(¡rt..,
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I1(,O·I·neolit¡c/)~.
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Fi'.!"r.h (l. Ú, e: CIH'va d(· la P:lslnra, "ÓIU. 25
,:ig",.as d. e. f: Cm'va de la I'¡L~t<)ra. núm. 28
(lIcdllcción aproximada 1/,)
[page-n-141]
FU':;T!:: AR.o\.- l'ohladores n("(l-l'lH.'f;líticos.
L\:-'lIi\A
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Figllras 11. IJ. e: Clleva de 1.1 P,lst(lra. Tlt'J m . 13
F iguras d, e, f: C ueva dc 1:1 Pa,tora. '\(1111. 54
f
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[page-n-142]
1.•.1\\11:'\.\ Y IIl
FUSTE AI1.\ . -Pohladon-s IIt,o· ... nro liti<:os.
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I~igllr:ls a, h, e: C:Ull í n eal ,rA[aeant. VIII
Figllras d, e, f.' Cueva de la P:L-,tonl. núm. 3
(Hcdllcción nprOl.:irnadn 1/.• )
I
[page-n-143]
FUSTE AH \ .-Pohladorc,
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1ll'C-cnt'(l l ítioo~ ..
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f igllra~ 11. {J, e : eu",,,,, dc' la P,,-,tnra. m·lIn. :2
Figunl' d. e, í: Bnrranc dd Sine
LA\lI;';.\ IX
[page-n-144]
LA \1['JA X
FUSTE AHA.-I'ohl.ldor<.>s 1l(... I_(""Il(Y1l,ti cm.
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Figuras fl. !J, e: Cueva de la I'a~tora. núm. '1
Figuras d, e. f: Bcni_Sid. numo R
([\ed"<..:cio'>n ;oprmdmada 1/ ,)
[page-n-145]
FUSTE .\11 \. -I>ohl.ulnrb
Ileo-enoolítico~.
LAMIXA Xl
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Figura
eu..,\,:! do la Tonda, m'un.
11; ClIeva do
Pastora. Illun. 15
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~igum c; H,'ni-Si(!, ulnl!. 9
FiJ.{ura ti: Caml !leal d·Abc.1nt. V III
Figura
Cu(-va de
P;blor:t. m',m.
11;
l~ig1Jra
r
"
"
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(Ileducci<'>n apmximadl1 " ~ )
[page-n-146]
LAMINA XII
FUSTE ARA.-Pobladorcs
lll'O-C11('()lítico~.
•
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1
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d
Figura a: CUL'Va
Figur~1
d,
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Pastora, núm.
,
!J: l3 arrane del Sine
Figura e: Cueva
do
Pastor:!., ntlffi. 4
"
F igura d: Beni. Sid, núm. 6
(Reducci6n apTOJ(imada 1/.)
•
[page-n-147]
1MPII.~"P,
P lI.ovtl'lCI AL -
\'ALESCU
[page-n-148]