
Estatua de bronce descubierta en la playa de Pinedo (Valencia)
Antonio García y Bellido
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ANTONIO GARCIA Y BELLIDO
(Madrid)
Estatua de bronce descubi er t a
en la playa de Pinedo (Valencia)
Entre los hallazgos submarinos de Importancia acaecidos en España
destacan egreg1amente dos: el magnifico sarcófago de marmol con el
mito de Hippólitos y Phaidra ( 1), pieza griega excelente «pescada>> en
Punta de la Mora, cerca de Tarragona en 1946 y hoy gala de su Museo,
y el e~"tupendo éphebos de bronce recientemente rescatado de las arenas
de la playa de Pinedo, sita a unos 6 km. al Sur de El Grao de Valencia.
y ahora en el Museo de la Diputación de la ciudad del Turia (2).
Los hallazgos submarinos vun siempre acompañados de circunstancias
curiosas, hasta novelescas. Asi ocurrió con este de Pinedo, El dia 8 de
diciembre del año 1963 un grupo de nadadores se dedicaban a la pesca
submarina como a unos 300 metros de la orilla y a una profundidad de
uno~ 10 metros cuando uno de ellos se apoyó en algo movedizo que re·
sultó ser un pie humano. Como la estatua yacía entre rocas y estaba cu·
bierta de arena de modo que sólo asomaba el pie, el nadador, creyendo
e-ra el de un cadáver, subió a la superficie para dar cuenta a sus com·
pañeros del macabro encuentro, Descendieron varios y tras limpiar el iu·
gar se hallaron a11te la magnifica estatua broncínea de que vamos a tra ·
tar. Rescatada de l fondo, al dfa siguiente fue trasladada al Museo donde
ingresó el 9 del mismo mes y año. En la misma zona -aunque a l parecer de ctro pecio-- han aparecido varias ánforas romanas y algunos ce·
(1) V6ase mi libro "Esc:ulruras rtnn=u de Es~ y Portugal". Madrid, 1949, n.• 262.
(2) La primera noticia científica de ella la dio don D . Flctcbcr en "Geocralitot". Valencia, núm. 4 y S, 1963-1964, 71 s.
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A. GARCIA BaLIDO
pos de onda Indicando que el lugar puede aún darnos alguna nueva sor-
presa (3)
La figura es por su tamaño algo menor que el nalural. Mide 1,45 m.
de longitud, pero como la actitud de la estatua es un poco encogida, ello
viene a corresponder a una f1gura que, erguida, medsria corno un metro
y medio, o poco más, lo que hace de ella una imagen algo menor que el
natural. Tiene pátina verde con manchas ocres, verde oscuro y verde claro. El grosor del bronce es, por término medio, de 1 mm. Fueron piez.Js
aparte lcr.; dos brazos y las dos piernas. Muestra multitud de fallos de
fundlci6:-~ que fueron en parte rellenos con piececitas rectangulares embutidas. Son abundantes éstas, sobre todo en la rodilla izquierda y en el
cuello. Los ojos, como es harto frecuente, fueron piezas (¿de pasta vitrea?) aparte y embutidas. Al perderse éstas o descomponerse por su secular sumersión en un med1o corrOSIVO, quedaron las cuencas oculares
vacías, como hoy las vemos (Um. 1 a 111).
Figuras grandes y enteras de bronce, sólo han aparecido en España
(prescindimos, naturalmente, de aquellas otras de las que se t1enen notic•as pero no han llegado los ejemplares a nosotros, así como las de tamaño pequeño o medio), como una media docena nada más. El Apolo de
Tielmes (Soria), en el Museo Arqueológico Nacional (4), el lampadoforo
del Museo de Tarragona (5), varios trozos de la gran estatua de emperador cpescada» en las aguas de Sancti Petri y hoy día en el Museo de
Cádiz (6) y, recientemente, el magnifico Baco joven descubierto en An
tequera (7). Ahora se añade a ellas la de Pinedo.
Representa el ejemplar valenciano a Apolo más bien que a Baco con
el que pudiera, sin embargo, confund•rse y acaso identificarse si con la
est&~tua hubiese aparecido algún atributo que dirimiese el problema. Pero
en lo que hoy nos es dado ver las guedejas que caen en bucles o rizos
sobre los hombros más nos parecen de Apolo que de Baco, tanto m.i:;
cuanto que, de ser este último, su cabeza se hubiese adornado probablemente con corona de yedra o pámpanos de vid, cosa que no parece presentar. Se le figura corno sentado mdolentemente, con la cabeza ligeramente alzada y el brazo derecho en alto, apoyando su mano en la cabeo:a o, más bien, dejándola descansar sobre ella, pues apenas la toca. Probablemente se sentaba sobre una roca de piedra natural, aunque labrada,
(3) V&se en este mismo ''olumcn d t.ntbajo de Martin y Saludu sobn otros ballu-
gos en esta
ZOTJ.L
(4) F . ALVAIU!Z-OSSORIO : "Una visita al MuS
(S) "Etcuutwu", :1'11 citada, mlm. 467.
(6) A. GARCIA Y BELLIDO: "Hcrculcs Gaditaous~. ArchiVo Espoñol de A.rqucoloeia, X:X.X'VI. Madrid, 1963, poi¡. 90 y u.
(7) A GARCIA Y BELUDO : ''El Mdlcphebos en bronce de Antequua". Artlúvo
Español de Arqucolcgf.a, XXXVTT. Madrid, 1964, pág. 22 y u.
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m. BRONCE
DB PINI!DO
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al modo que lo están otras figuras similares, también broncíneas y en la
misma actitud, como las de Nápoles El tronco se echa un poco hacia
atrás dando lugar a una curvatura acentuada de la espalda y 11 una depresión equivalente de la región abdominal. Ello haría creer que el asiento (cualquiera que fuese) tenia respaldo, pero tal suposición no parece
viable, al menos juzgando por los casos similares conocidos. La pierna
derecha, que fal ta, se extendía hacia adelante al paso que la izquierda,
que conserva íntegra, se retrae un poco, todo al modo de sus más cerca·
nos paralelos que luego citaremos. Afortunadamente se ha conservado
muy bien el resto y no requiere un gran esfuerzo de imaginación el figurarse la estatua entera, tal corno era a l salir del taller del fundidor (fig. 1).
Flg. 1
Fáltale sólo, para que esta restitución mental sea más exacta, una limpieza cuidada que arranque sin daño para la estatua ni para su bella pátina, las concreciones que la cubren desfigurando sobre todo el rostro.
El día que esto se haga y un escultor bien impuesto le añada la piema
que falta (cosa factible sin menoscabo del respeto debido a la pieza y sin
caer en lo que pudiera parecer mixtificación), la estatua de Pinedo se
presentará ante los ojos del contemplador con toda su real hermosura.
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A. GARCIA B1!LLID0
Apolo (si ta l es) se hal la representado aquí según un tipo derivado
de una creación del siglo IV antes de J. C., concretamente de F'raxiteles
Y digo derivado porque no es precisamente el mismo modelo praxitélico
el que se ha seguido aquí, sino una adaptación posterior en la que, con·
servando lo sustancial, es decir, su gesto en brazos y tronco, se le ha re·
presentado no en pie y erguido como en su prototipo, sino sentado, según gusto a lgo posterior que ha de caer ya en plena época helenística.
En efecto, la posición de los brazos y, especialmente el derecho, que apo·
ya sobre la cabeza, aparece en creaciones praxitéllcas, muy particularmente en el llamado Apolo Lykeios. De esta creación es el mejc;r trasun·
to la copia que guardan los UHizl de Florencia (8). Pero hay otras répli·
cas y variantes más o menos próximas como son las dej Albertinum 4e
Dresden, la del Museo Capi talino de Roma, la de Cassel, la del LouyN,
el Apolo de Sutri, en el Museo de las Termas, etc. (9) . Por la posición
de ambos brazos, el bronce de Pinedo sigue muy de cerca este modelo
praxitélico al wal evidentemente imita. Pero aunque Praxíteles cr~6 otras
obras con características similares en el modo de jugar con los br,.zos ( 1O)
no sabemos haya hecho ninguna sentado, como es el caso .de nuestro
bronce. Al parecer es luego cuando se crea (respetando, em~rCJ, la actitud del tronco} la modalidad sedente que inspira a dos fi~uras estrecha·
mente emparentadas con la valenciana. Me refiero al Sátiro ebrio, en
mármol, del Museo de l Vaticano (11) y al Satirillo durmiente de Hercu·
lano (Lám. IV, a} hoy en el Museo de Nápoles, deliciosa obra en bronce
que nos permite reconstruir in mente lo que fuera en su tiempo el Apo·
lo (?) de Plnedo (12},
En estas dos últimas piezas la cabeza está algo más echada hacia
atrás que en la nuestra. Ello es fácilmente explicable por querer repre·
sentar la embriaguez o la somnolencia propia de l embriagado. En la de
Pinedo, que parece figurar a Apolo, esto no era necesario por lo que si·
gue al pie de la letra el prototipo praxitélico, SI bien c.on a lguna mayor
inclinación hacia atrás de ella. Tal postura, un tanto anhelante, sentimental, «doliente}> diríamos mejor, es su mayor diferencia con el topo praxl·
télico que conocemos, principalmente en el ejemplar citado de Florencia.
Este, dada su posición general, debla estar apoyando e.l brazo izquierdo
(8) Vide, por más reciente y cc>mplcta, la exposición de G. A. MANSUELLI: ~Ga
l!rria degü Uffizi. Le sculture 1". Roma, 1958, 74, núm. 46, donde se da toda la bibliografía pen:inenre.
(9) Vide G. E. RIZZO: "Pmssitde». Milán-Roma,
( 10) p. e. Hérmes de Olymoia y Sátiro e$Cilndando
plica en Ton:aoona). Vide mis "Esculturos". dtad., núm.
(11) AMBLONG : "Vatican-Katalog", ll , 463 ss.
(12) RII!ZLER, eo ' 'Brunn-Brukmann Denkmlilcr",
y paralelos • la que remito por brevedad.
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1932, ltlm$. U9 "(del que tenemos una bella ré81.
l~m.
594 y la lista de r6plkas
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S
en un soporte. El bronce de Pineda, cuyo brazo siniestro tiene la mosma
postura, debía reposar también sobre algo, pero no hay restos que lo testifiquen. La laxitud de la mano, sin embargo, indica que ésta se apoyaba
suavemente, sin presión ni peso, sobre algo que yo sospecho fuera la lyra
apolínea, que descansaría en el terrazo.
A esta postura sedente y con el brazo derecho en alto responden va·
rios testimonios más que no es preciso enumerar Uno de ellos el torso
recientemente hallado en Barcelona y conservado en el Museo de la Ciu·
dad (13), otro el de Pérgamon, en el Museo de Berlín (14) El broncecito de Elche representando a Hermes, hoy en e l Museo Arqueológico
de Madrid ( 15) (Lám IV, b) es un paralelo muy cercano a la figura de
Pinedo, y en cierto modo también el Hermes sedente en mármol de Mé·
tida (16).
Una pregunta salta a la punta de la pluma, ¿es original o copia? Aunque no es prudente responder a ella antes de la limpieza de la figura, me
atrevería a creer más en una réplica de la escuela de los copostas neoátticos que tanto trabajaron en tiempos de César y de Augusto, que en
un original propiamente dicho. No obstante obedece, en todo caso, a
creaciones tan próximas de sus Imitadores que podria tenerse como pie·
zn poco posterior a los modelos que imita y, por tanto, como un quasl
original
(13) A. BAUL: "Materiala P=l un Corpus de C$CU!tura romana del Convmtw
Español de Arqueología, XXXV. Madrld, 1962, pág. IS3 y
,._, donde ae mumc:rnn algunO$ paralelos.
(1-4) Ver "PUJ1111I16n", VIl, 14m. 26, 10,
{IS) "Escultur.os", l'1l cittda, núm. 70.
{16) Ibidtm núm. 66.
Tnrracooensia (11)". Ald!ívo
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GMtC'IA l' BELLIDO.- Estat ua de bronu de Pinedo
J.A~1.
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GAJtOlA Y BELLWO.-Est:o tu a de bron ce de Pluedo
~
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GARClA l' BELLIDO.- Esta!ua rle bronce rl e Plnedo
LAM. I D .
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OARCIA l' BELLIDO.- Est:ttun ele bronce de Pincdo
LAI\1. IV.
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Estatua de bronce descubi er t a
en la playa de Pinedo (Valencia)
Entre los hallazgos submarinos de Importancia acaecidos en España
destacan egreg1amente dos: el magnifico sarcófago de marmol con el
mito de Hippólitos y Phaidra ( 1), pieza griega excelente «pescada>> en
Punta de la Mora, cerca de Tarragona en 1946 y hoy gala de su Museo,
y el e~"tupendo éphebos de bronce recientemente rescatado de las arenas
de la playa de Pinedo, sita a unos 6 km. al Sur de El Grao de Valencia.
y ahora en el Museo de la Diputación de la ciudad del Turia (2).
Los hallazgos submarinos vun siempre acompañados de circunstancias
curiosas, hasta novelescas. Asi ocurrió con este de Pinedo, El dia 8 de
diciembre del año 1963 un grupo de nadadores se dedicaban a la pesca
submarina como a unos 300 metros de la orilla y a una profundidad de
uno~ 10 metros cuando uno de ellos se apoyó en algo movedizo que re·
sultó ser un pie humano. Como la estatua yacía entre rocas y estaba cu·
bierta de arena de modo que sólo asomaba el pie, el nadador, creyendo
e-ra el de un cadáver, subió a la superficie para dar cuenta a sus com·
pañeros del macabro encuentro, Descendieron varios y tras limpiar el iu·
gar se hallaron a11te la magnifica estatua broncínea de que vamos a tra ·
tar. Rescatada de l fondo, al dfa siguiente fue trasladada al Museo donde
ingresó el 9 del mismo mes y año. En la misma zona -aunque a l parecer de ctro pecio-- han aparecido varias ánforas romanas y algunos ce·
(1) V6ase mi libro "Esc:ulruras rtnn=u de Es~ y Portugal". Madrid, 1949, n.• 262.
(2) La primera noticia científica de ella la dio don D . Flctcbcr en "Geocralitot". Valencia, núm. 4 y S, 1963-1964, 71 s.
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A. GARCIA BaLIDO
pos de onda Indicando que el lugar puede aún darnos alguna nueva sor-
presa (3)
La figura es por su tamaño algo menor que el nalural. Mide 1,45 m.
de longitud, pero como la actitud de la estatua es un poco encogida, ello
viene a corresponder a una f1gura que, erguida, medsria corno un metro
y medio, o poco más, lo que hace de ella una imagen algo menor que el
natural. Tiene pátina verde con manchas ocres, verde oscuro y verde claro. El grosor del bronce es, por término medio, de 1 mm. Fueron piez.Js
aparte lcr.; dos brazos y las dos piernas. Muestra multitud de fallos de
fundlci6:-~ que fueron en parte rellenos con piececitas rectangulares embutidas. Son abundantes éstas, sobre todo en la rodilla izquierda y en el
cuello. Los ojos, como es harto frecuente, fueron piezas (¿de pasta vitrea?) aparte y embutidas. Al perderse éstas o descomponerse por su secular sumersión en un med1o corrOSIVO, quedaron las cuencas oculares
vacías, como hoy las vemos (Um. 1 a 111).
Figuras grandes y enteras de bronce, sólo han aparecido en España
(prescindimos, naturalmente, de aquellas otras de las que se t1enen notic•as pero no han llegado los ejemplares a nosotros, así como las de tamaño pequeño o medio), como una media docena nada más. El Apolo de
Tielmes (Soria), en el Museo Arqueológico Nacional (4), el lampadoforo
del Museo de Tarragona (5), varios trozos de la gran estatua de emperador cpescada» en las aguas de Sancti Petri y hoy día en el Museo de
Cádiz (6) y, recientemente, el magnifico Baco joven descubierto en An
tequera (7). Ahora se añade a ellas la de Pinedo.
Representa el ejemplar valenciano a Apolo más bien que a Baco con
el que pudiera, sin embargo, confund•rse y acaso identificarse si con la
est&~tua hubiese aparecido algún atributo que dirimiese el problema. Pero
en lo que hoy nos es dado ver las guedejas que caen en bucles o rizos
sobre los hombros más nos parecen de Apolo que de Baco, tanto m.i:;
cuanto que, de ser este último, su cabeza se hubiese adornado probablemente con corona de yedra o pámpanos de vid, cosa que no parece presentar. Se le figura corno sentado mdolentemente, con la cabeza ligeramente alzada y el brazo derecho en alto, apoyando su mano en la cabeo:a o, más bien, dejándola descansar sobre ella, pues apenas la toca. Probablemente se sentaba sobre una roca de piedra natural, aunque labrada,
(3) V&se en este mismo ''olumcn d t.ntbajo de Martin y Saludu sobn otros ballu-
gos en esta
ZOTJ.L
(4) F . ALVAIU!Z-OSSORIO : "Una visita al MuS
(6) A. GARCIA Y BELLIDO: "Hcrculcs Gaditaous~. ArchiVo Espoñol de A.rqucoloeia, X:X.X'VI. Madrid, 1963, poi¡. 90 y u.
(7) A GARCIA Y BELUDO : ''El Mdlcphebos en bronce de Antequua". Artlúvo
Español de Arqucolcgf.a, XXXVTT. Madrid, 1964, pág. 22 y u.
[page-n-173]
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DB PINI!DO
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al modo que lo están otras figuras similares, también broncíneas y en la
misma actitud, como las de Nápoles El tronco se echa un poco hacia
atrás dando lugar a una curvatura acentuada de la espalda y 11 una depresión equivalente de la región abdominal. Ello haría creer que el asiento (cualquiera que fuese) tenia respaldo, pero tal suposición no parece
viable, al menos juzgando por los casos similares conocidos. La pierna
derecha, que fal ta, se extendía hacia adelante al paso que la izquierda,
que conserva íntegra, se retrae un poco, todo al modo de sus más cerca·
nos paralelos que luego citaremos. Afortunadamente se ha conservado
muy bien el resto y no requiere un gran esfuerzo de imaginación el figurarse la estatua entera, tal corno era a l salir del taller del fundidor (fig. 1).
Flg. 1
Fáltale sólo, para que esta restitución mental sea más exacta, una limpieza cuidada que arranque sin daño para la estatua ni para su bella pátina, las concreciones que la cubren desfigurando sobre todo el rostro.
El día que esto se haga y un escultor bien impuesto le añada la piema
que falta (cosa factible sin menoscabo del respeto debido a la pieza y sin
caer en lo que pudiera parecer mixtificación), la estatua de Pinedo se
presentará ante los ojos del contemplador con toda su real hermosura.
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A. GARCIA B1!LLID0
Apolo (si ta l es) se hal la representado aquí según un tipo derivado
de una creación del siglo IV antes de J. C., concretamente de F'raxiteles
Y digo derivado porque no es precisamente el mismo modelo praxitélico
el que se ha seguido aquí, sino una adaptación posterior en la que, con·
servando lo sustancial, es decir, su gesto en brazos y tronco, se le ha re·
presentado no en pie y erguido como en su prototipo, sino sentado, según gusto a lgo posterior que ha de caer ya en plena época helenística.
En efecto, la posición de los brazos y, especialmente el derecho, que apo·
ya sobre la cabeza, aparece en creaciones praxitéllcas, muy particularmente en el llamado Apolo Lykeios. De esta creación es el mejc;r trasun·
to la copia que guardan los UHizl de Florencia (8). Pero hay otras répli·
cas y variantes más o menos próximas como son las dej Albertinum 4e
Dresden, la del Museo Capi talino de Roma, la de Cassel, la del LouyN,
el Apolo de Sutri, en el Museo de las Termas, etc. (9) . Por la posición
de ambos brazos, el bronce de Pinedo sigue muy de cerca este modelo
praxitélico al wal evidentemente imita. Pero aunque Praxíteles cr~6 otras
obras con características similares en el modo de jugar con los br,.zos ( 1O)
no sabemos haya hecho ninguna sentado, como es el caso .de nuestro
bronce. Al parecer es luego cuando se crea (respetando, em~rCJ, la actitud del tronco} la modalidad sedente que inspira a dos fi~uras estrecha·
mente emparentadas con la valenciana. Me refiero al Sátiro ebrio, en
mármol, del Museo de l Vaticano (11) y al Satirillo durmiente de Hercu·
lano (Lám. IV, a} hoy en el Museo de Nápoles, deliciosa obra en bronce
que nos permite reconstruir in mente lo que fuera en su tiempo el Apo·
lo (?) de Plnedo (12},
En estas dos últimas piezas la cabeza está algo más echada hacia
atrás que en la nuestra. Ello es fácilmente explicable por querer repre·
sentar la embriaguez o la somnolencia propia de l embriagado. En la de
Pinedo, que parece figurar a Apolo, esto no era necesario por lo que si·
gue al pie de la letra el prototipo praxitélico, SI bien c.on a lguna mayor
inclinación hacia atrás de ella. Tal postura, un tanto anhelante, sentimental, «doliente}> diríamos mejor, es su mayor diferencia con el topo praxl·
télico que conocemos, principalmente en el ejemplar citado de Florencia.
Este, dada su posición general, debla estar apoyando e.l brazo izquierdo
(8) Vide, por más reciente y cc>mplcta, la exposición de G. A. MANSUELLI: ~Ga
l!rria degü Uffizi. Le sculture 1". Roma, 1958, 74, núm. 46, donde se da toda la bibliografía pen:inenre.
(9) Vide G. E. RIZZO: "Pmssitde». Milán-Roma,
( 10) p. e. Hérmes de Olymoia y Sátiro e$Cilndando
plica en Ton:aoona). Vide mis "Esculturos". dtad., núm.
(11) AMBLONG : "Vatican-Katalog", ll , 463 ss.
(12) RII!ZLER, eo ' 'Brunn-Brukmann Denkmlilcr",
y paralelos • la que remito por brevedad.
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l~m.
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postura, debía reposar también sobre algo, pero no hay restos que lo testifiquen. La laxitud de la mano, sin embargo, indica que ésta se apoyaba
suavemente, sin presión ni peso, sobre algo que yo sospecho fuera la lyra
apolínea, que descansaría en el terrazo.
A esta postura sedente y con el brazo derecho en alto responden va·
rios testimonios más que no es preciso enumerar Uno de ellos el torso
recientemente hallado en Barcelona y conservado en el Museo de la Ciu·
dad (13), otro el de Pérgamon, en el Museo de Berlín (14) El broncecito de Elche representando a Hermes, hoy en e l Museo Arqueológico
de Madrid ( 15) (Lám IV, b) es un paralelo muy cercano a la figura de
Pinedo, y en cierto modo también el Hermes sedente en mármol de Mé·
tida (16).
Una pregunta salta a la punta de la pluma, ¿es original o copia? Aunque no es prudente responder a ella antes de la limpieza de la figura, me
atrevería a creer más en una réplica de la escuela de los copostas neoátticos que tanto trabajaron en tiempos de César y de Augusto, que en
un original propiamente dicho. No obstante obedece, en todo caso, a
creaciones tan próximas de sus Imitadores que podria tenerse como pie·
zn poco posterior a los modelos que imita y, por tanto, como un quasl
original
(13) A. BAUL: "Materiala P=l un Corpus de C$CU!tura romana del Convmtw
Español de Arqueología, XXXV. Madrld, 1962, pág. IS3 y
,._, donde ae mumc:rnn algunO$ paralelos.
(1-4) Ver "PUJ1111I16n", VIl, 14m. 26, 10,
{IS) "Escultur.os", l'1l cittda, núm. 70.
{16) Ibidtm núm. 66.
Tnrracooensia (11)". Ald!ívo
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GMtC'IA l' BELLIDO.- Estat ua de bronu de Pinedo
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GARClA l' BELLIDO.- Esta!ua rle bronce rl e Plnedo
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