[page-n-193]
D FLETCHER VAL.LS
(Valencia)
Consideraciones sobre la fundación
de Valencia
Con motivo del XXI centenario de la fundación de Valencia, se na
vuelto a plantear la cuestión de la po5ible pre-existencia de o.na ciudad
•ndigena en el solar que aquélla ocupÓ, y aunque ya en 1953 ( 1) trata·
mos ampl•amente este tema, creem05 conveniente pasar revista, una vez
mas, a esta n•p6tes1s señalando las d1ficultades que, a nuestro ju•CIO,
presenta, y aportando nuevos dato5 en confirmación del nacim•ento de
Valenc1a en tiempos romanos
Los defensores de la ciudad indígena, predecesora directa de la roma·
na, fundamentan su opinión prinCipalmente en los siguientes puntos
1 "-Los versos 479/482 del poema <
Aviene.
2 •-Los textos de Applano, Diodoro de Sicilia y Tito Livio, y
3 •-La fórmula «valentini veterani el veteres» de las lápidas romanas de Valencia.
Sobre estos extremos nacemos a cont•nuaci6n las oportunas cons•de·
raciones.
(ll O FLETCHER VAU.S ''Lo Tyrl•
de lo Plano, 1953.
l~roco
193 -
,
y lo Volenho romano" Co.t•llun
d~
[page-n-194]
2
O FLETCHER VALLS
LOS VERSOS 479/482 DEL POEMA ORA MARIT IMA DE RUFO
FESTO AVIENO
En los versos en cuesttón, principalmente en el 482 (2), se fundamenta la teoría de la ex1stenciil de la ciudad 1ndigena
En ellos se lee
479
480
481
482
Attolit 1nde se S1cana civitas
Propinque ab amm s1c vocata H1beric1s
Neque longe ab hu1us fluminis di~ortio
Praestnng1t amnis Tynus opp1dum Tynn.
mterpretándoseles en el sentido de que, después de la c1udad Sicana, el
rio Tyrio (iden tificado con el Turia) baña la ciudad de Tyris, cuyo empla·
zamiento se si túa en l¡¡ actual ValenCia.
Pero, ¿del tex to de Avieno pueden ded ucirse, e fectivamente, estas
identificaciones'
An te todo, para poder ju:z:gar de tal posibilidad, conviene no olvidar
que el periplo de Av1eno e~ una simple compos1c1ón poética, totalmente
exenta de todo mtento y ngor científicos. Añádase a ello que el poeta
basó su información en descripciOnes de, por lo menos, 800 años antes e
mterpoló nottcias y pasajes de diversos autores y épocas posteriores, lo
que unido a los naturales errores de las fuentes de información y a los no
menos graves de los cop1stas que nos han transmihdo el texto, explica su·
ficientemente las omisiones, transposiciones, repeticiones, etc., que se se·
ñalan en el poema, lo que obliga a proceder con la máx1 prudenc1a en
ma
su utillzac1
ón. Buena prueba de lo dicho son las mú ltiples y dispares interpretaciones que existen del m1smo (3)
121 A SCHULTEN: "A~·eno Oro Mcrlllrr.o" . F.H.A., 1 Bottdc'10, 1922
A. SCHULTEN • •· Avoono Ore Motolo m<>" F.H.A., 1 t.evundo cdtco6nJ , Borcelono J 955.
131 A BLASQUEZ Y DELGADO AGUILERA: "A~·enc Oro Mortltmo" Moclrod
1923
A BERTHELOT ,.F~ tu~ A"1enu-s Oto Monr.mo.. Poós. 193.:
J COSTA: ··ulorcl tbotroco del M
pog 2-19, 285 y 375 . Volen<•c. 1893.
J. LAFUENTE VIOAL: "troducciórt del potma de Av1eno. 01'0 Mon11mo, y locol,zo.,.
''"'' d• "" cuos gt'O~rol•cos", ES!udoos Gecor<>ft
t-.; f' GOMEZ SERRANO: "S•Io~o. Con111buc:i6n al esh•d10 IOponom,,o de lo Oro Mo••ttm<> dtdl F Av1er.o" . Ancles c!ol C..ntro de Culturo Valenciano 1, num 1, póg 91 y 1,
num. 2, p;,g 1'16 Vole.,coo, 1928.
191 -
[page-n-195]
FUNOACION DE V,O.LENCIA
Pero es que, ondependientemente de la incertidumbre que el periplo
pueda suscotar en nuestro ánomo, nos encontramos con que los versos en
cuestión no concretan el emplazamiento de Tyris, puesto que tan sólo la citan, soguoendo la ruta de sur a nor te, a continuación de la <
cuya situación tampoco está suficientemente determinada, y la mosm.:. duda
y vacilación se plantean con respecto a Tyris, la que ha sido emplazada en
Turís (cuyo nombre le cuad a admorablemente y en donde en lo alto del
monte de «la Carencoa» exoste un importante poblado ibérico), en Alcira,
en el < Vedat . de Torrente (lugar estratégocamente sotuado domonando
toda la llanada entre la Albufera y el Turia y en donde se excavó un pobla·
do de la Edad del Bronce) (4) en Valencoa, Vonaroz, Tirig, Teruel, Tortosa,
etcétera, etc.. según las preferencias de los diversos autores que han Ira·
lado la cuestoón, son que se haya llegado a un acuerdo defino tivo Y lo m os·
mo podemos decir con respecto al rio Tyroo, situado en diversos lugares de
la costa
El propto periplo mencoona más adei.Jnte otra ctudad Tyroche (verso
498) y otro rio Tyrius (verso 595). lo que no es de extrañar si tenemos en
cuenta, no sólo las posibles confusoones de Avoeno, sino tarnb1én que el
nombre, perteneciente al substrato pre-lndoeuropeo, significando <
o «altura» (5). se halla dofundldo por toda el área del Mediterráneo, lo
que l,ace dificil la identificación del nombre Turia con el vasco «ZU·
"" = blanco, como se ha supuesto por algunos autores, basándose en que
se da esta denominación al río !Blanco o GuadalavoarJ en parte de su curso
De la vacolación en la ubocación de Tyros es claro exponente, aparte
de las múltiples localizaciones antes menctonadas, la postura adoptad<~
t4J D. FLETCHER V,O.Ll.S y E. PLA 81\LLESTER· "El poblodo de lo Edad del 8ror>ee
lo Montanyeto de Cobrera (Vedot do Torrent~. Volenclal" Set1~ de Trobo1<>< VariO\
d•l S IP . num. 18. Valencta, 1956
151 Agradec""'os vivamente al Prof G. CAPOVILLA •u amplto lnformaclon, por cor
d~
to de 28 de marzo de 1962, de lo que ex 1roctomo~ al s•gutente pórro·fo: "Estoy convcn
c•do de quo &e troto de Lm nombro meducrróneo, perlenec.ento aJ substrato pre-andoeuro·
pcO T~nemos tres Turl en lo Jtolla m~:ndional: "Thur¡G.!. urbem '" Solar'Hinisu (TitO Llvlo,
X, 2}, en el confín entre Luconio y Bruuu.m "Thuni" 'Eitrobon, VI, 263} y "Tkuuo lons"
Turl H cncuenrro o 30 km de Bori peoro no et. lo C•Udod on11guo. En Mtt:tfl~ opa
roce rn 1os ttoXIos del l.meal 8 Tu.rt IMy Fa, 101, 51; Turl aporece en C""'sa. JKN
Ve 3S8) Num!rosos son los com-purstos do Jos qu~ Tu.n constituye la bote. Lo formo
"Tur,o ti,., de Valencia y tomb•tn el onhQUÍiu'nO Tyru. d!' Valencia. 6 medut- rQneo,
puct,ttf"'do hobM sido unportodo por novf!'gontts croteniCS ~ e4 ' XV-XIV o C • durontct
los oc:t•vos cOI'l'\b.os comerctofrs ftotudos por Jos metalesH
v~..,.
odemó>
G. CAPOVILLA ''AIIe or•g•n¡ detla toponornost•co •toltOto«. <;1\;odcml deH'htttuto d1
GlauaiQ9tO, V 1195.:>), Bolo~no, 1961, pog 53 y u
G CAPOVJLL~: ''Linee !.ul rappa~u ptOtOStOt.CI lspono·~:ulo.nuc•". Romon•o. scr•U•
olferll o Fronce>
U SCHMOLL .. D,t Sprochen dar vork~h·~hen •ndogc:rmonen H•spcmums und d
Kohlbft•sc:he" Wossboden, 1959, pólil' 80 y 114.
195
[page-n-196]
-1
D.
FLETCHE~
VALLS
por el llorado profesor Schul ten, qu•en en 1922 escribía: c
Tyris debió estar en donde más tarde floreció y florece todav!a hoy Valencia» (6), pero en 1933 opinaba, hablando de los acontecimientos de los
años 220/219 a. C.· <6i el territorio de Sagunto alcanzaba por el sur hasta el Júcar, es imposible que entonces hub1era por allf otra ciudad independiente en el lugar de la actual Valencia. La ciudad Tyris, citada por
el periplo como ex1stente en este lugar, debió ser destruida. Valencia no
tue fundada por los romanos hasta el año 138» (7). y en 1955 se limitaba
a decir·
Valencia», rechazando así la identidad de ambas ciudades.
No menos dudéis y vacilaciones encontramos, a este respecto, en las
pubilcaciones de don Nicolás Primitivo Gómez Serrano, uno de los investigadores que más ha estudiado el subsuelo de la ciudad de Valencia y el
periplo de Avieno en lo concermente a nuestras costas (9).
En definitiva, la conclusión a que se llega en el estudio de los versos
479/482 del periplo de Avieno y de las múltiples discrepancias en su Interpretación, es que el emplazamiento de la Tyris ibérica en el solar que
hoy ocupa Valencia, no se o¡~poya en ninguna base sólida y objetiva, reduciéndose a razones de índole subjetiva carentes del refrendo del dato arqueológico concreto y defimtivo, por cuyo motivo nosotros únicamente
nos atreveríamos a aventurar la cp1nión de que «en tierras valencianas
pudo existir una ciudad pre-romana llamada Tyns)), pero no osaríamos
precísar su exacta situación.
SCHULTEN, op '"· noto 2 ll • edocoon), pog. 119
A. SCHULTEN: "los guerrO!I de 231 154 a J. C.". F.H.A 111, Ba"elpno,
1933. pó¡¡s. 27 y 28.
18) SCHULTEN, op col nola 2 (2- edición), póg. 133.
¡91 N. P GOMEZ SERRANO: ''D'orqueolog¡o Exccvoc•ons do Volenpo#. Ancles
del ConlrO de Cultura Valenciana, 11, 3 pág. 15, y 4, pág. 154, Vale.,clo, 1929.
N. P. GOMEZ SERRANO: "Excavoclo!'ls do Valencia" Anales d•l Conh'o de Cultura
Va!enciaM, V. Valencia. 1932. aóg 1
N P. GOMEZ SERRANO: "f>ccovocions de Volonc:lo omb motlu del• scus canterellot•
1 eo)(omple:; oro de bellnO
N. P GOMEZ SERRANO. "Arqueología de los rcfugoo$ de Valencia". Almanaque de
"los P(ovlnclos". Valencia, 1941, pág. 48?
N. P. GOMEZ SERRANO· "f>
16)
!1)
lo Gf!nerolidod" . .A.tchlvo de Pfehí.stotlo Levantino, lt. Valencia, 1946, póg. 269.
N. P. GO.\AEZ SERRANO: "Epocos de la ciudad de Volencoo. Tyns. Vol~lia, BruJobnoJ Vo1ontilo, Bolensyo, Volenc
N P. GOMEZ SERRANO: "Brulobroo". Valencia, 1961.
-
196-
[page-n-197]
5
FUNOACION DE VALENCIA
11
LOS TEXTOS DE APPIANO, DIODORO Y TITO LIVIO
Tres pasajes, de estos tres autores, !e sacan a colación y relacionan
entre si, en apoyo de la tesis de la fundac1ón de la Valencia romana sobre
una ciudad indígena
El primero (Appiano, lb. 72) reviste unicamente mterés en relación
con los otros dos, ya que, por lo sucinto de su texto, poco nos Ilustra,
dice asl: <
Virlato) y les concedió tierras suficientes para que la necesidad no les impu lsara al bandidaje>>, sin especificar dónde estaban dichas tierras.
Diodoro de Sicilia (XXXI II, 1, 3) es algo más explicito, puesto que
menciona, además de las tierras, una dudad, pero desgraciadamente no nos
da su nombre: «Y habiendo ate;rado a su sucesor (al sucesor d~ Vinato)
y a los que le seguían, obligándoles a aceptar las condiciones que a él {es
decir, a Cepionl le parecieron, les concedió tierras y una ciudad donde
establecerse».
De los tres, el que más concreta es Tito Livio (per. 55J en su corJOc1da
frase
agros et oppidum dedit, quod Valentía vocatum est».
A la vista de estas discrepancias nos asalta la duda de si los tres textos
se refieren a un mismo hecho o a dos independientes entre sí.
Efectivamente, los tres coinciden solamente en lo de la donación de
tierras, ya que, por un lado, se habla de Cepion, e l cónsu l inductor del
asesinato de Viríato, y por otro de Junio Bruto; Appiano no hace mención
de ciudad alguna y Diodoro no da e l nombre de la que cita; ambos concretan que la donacrón se hizo a las derrotadas tropas de Viriato, mientras que Tito Lívía, da e l nombre de la ciudad, especificando que se dio a
<
hasta ahora ha venido haciéndose, es decir,
r 'C.H Recordcm05 que ''svb Oom•tlano" no se traduce "o los órden<$ de 0001,cfanou
,-¡no Hen tiempos. de Oomltlano" .
En nues1ro conferencio pronunc1odo e' 24 de n011TembJe d~ 1961 eh el Ateneo Mercantil de Vol.:-"'ldo, balo d thulo ''El problamo de: la Tyris Ibérico y lo VolenQio romano~',
pJontailbamos es.to lnr~rprotoclón que ho me.reddo favorable oeogido pot los espec:ialfs;.
10$... Con onl~•orldod a nosoti'OS tomb1én lo entendió en este sentido Ambros1o de /1/!ora ..
les, quien escribió: "Luego que Junio Bru1o llegó a !apaño, premió o los soldados que
kabiol"! seguido mu~hos oños Jo guerro c.ontt o Vlrfoto; dioJes rlarros
dad r,ue llamoron Volencto".
-
197-
v
fundaron uno
(iU·
[page-n-198]
6
D. FlETCHER VALLS
el e$caso amb:ente mdigena que los hallazgos arqueológ1cos de Valencia
proporcionan
Es muy posible, pues, que Appoano y Doodoro se ref1r1esen a l asen
tamiento de las tropas de V1r1ato, mientras que T1to Livio hablara del de
los veteranoi del ejército romano que habían hecho la campaña contra
V1nato. s1endo, por tanto, dos los hecho$ y los lugares y no uno solo
Los partidarios de la primitiva población indígena objetan que SI l1v10
hubiera querido expresar que Brulo fundó de plantil la ciudad, habrfa
escrito «Oppidum condidlt» y no ~oppidum dedil y «VOcatum fwt y no
«vocatum est», pero ha de tenerse en cuenta que l1vio onforma globalmente de la donacu)n de tierras y de la ciudad l• agro$ el oppidum
ded1h) y de que ésta en su tiempo se llama Valencoa; adem.i.>, ex1ste la
fórmula paralela «vocitatus esh> que se interprela como expresando la
idea de que el nombre se da a la ciudad a que se aplica, en el mo•nento de
su fundacoón ( 1 1)
Por otro lado, los propios textos literaroos se oponen a la pos1b1ildad
de una población preexiStente, como veremos en el oportuno apartado
Con respecto a qué Valencia pudo referirse T oto Livoo, von.1s son las
ciudades de este nombre que se han disputado tal honor.
Zurita creyó que se trataba de Valencia de Alcántara, y J Bautista
Pérez supuso que era Valen~a do Mmho, pero 111 uno ni otro tuvieron en
cuando se produjo una floración de ciudades con la denomonación de «ValenCia», es decir, «fortaleza" a uno y otro lado de la frontera con Portugal
Asl sucede con Valencia de Alcántara que recibe el nombre en 1221,
Vale~a do Mínho se llamó Contrasta hasta 1262, fecha en que al ser re
constrwda por Alfonso 111 de Portugal, se denominó Valencia. Otro tanto
ocurrió con Valencoa de Don Juan, que hasta 1206 se llamó (oyanza, con
Valenc;a do Douro, Va lencia de las Torres, Va lencia del Ventoso, etc., et
cétera, repitiéndose este fenómeno en otros lugares. tales como, por ejem-
11 11 En defensa de la> Ciudad ondigeno t.on íl'lcuto•
P. MADOZ "Docc•onoroo geogr6foco-cuodr.,,co-hlsrorlco de España" Modrod. 1848I.SSO. ~ v Volencto
J. FEO GARCIA- "'Na10 ..obre lo supu"lo dMtrucco:>n ~ lo onhguo T
Emo"to
XII , 1 Madud. 1944,póg 129
J FEO GARCIA . "'Tur•am ú>njeouro o Colón IJordón 351 y o l1v10 !XXXIII , 44
4)'". Sootobo XI Volencoo, 19~6. pog : 1
C. TORRES. "la fundación de Volen
F. MATEU Y LLOPIS: "LO< monedo• 'emanas d• Volenuo'' NumO&mo 111 b. Mo:irid.
1953, I>ÓO 9
Por" to r n-mu·o .,vc)r IIOiu-; est)' vúo:::.e
G PETRACCO SICARDI "Roce
G.;r..,.,.o, 19~9. 039 19
-
108-
[page-n-199]
FUNDACION DE VALENCIA
.,
plo, Valencta d' Aneu , que cornenz.ó a llamarse asl a partrr de 1289, o Va
lencla d'Agen que recibió el nombre en 1285 ( 12}.
Contrariamente, el nombre de la Valencra de las márgenes del Turía
es de época romana, como lo prueban las monedas y lápidas aparecidas en
el sub;,uelo de la ciudad y las menc•ones de los autores romanos, como por
ejemplo Mela y Plinio. entre otro:;.
No hay duda, pues, que la Valencta a que se refinó Tito Lrv•o fue a
la s1tuada a orillas dPI río Turia, y tambten está fuera de toda duda que
los textos citados de Appiano, Diodoro y Livio no aportan nrngún dato
concre to sobre la extstenc•a de una crudad lndigena predecesora directa
de la romana
111
LA FORMULA «VALENTINI VETERANI ET vmRES» DE LAS
LAPIDAS ROMANAS
Tenemos referencia de siete láprdas en las que aparece esta fórmula
(13). aduCida en defensa de las dos ciudades, pero su interpretaCIÓn dista
mucho de probar tal aserto
Cortes y López tdenttftcó a los uveteres» con los pnmeros pobladores
o sus descendientes, todos hispanos. pero no refiriéndose a los habitantes
de Tyris, puesto que para él esta c•udad era Vmaroz., sino a los 1ndigenas
españoles que militaron en el ejérc1to de Vinato, los «veteranilo serian l i~
cenciados romanos 11 '1).
Mateu y Llopts considera a los «veteresn como los habitantes anteno~
res al 138 y sus descendientes, y a los «veterani» como leg1onarios roma
nos (15).
C. Torres, no obstante admitir la ex1stencia de la población prerroma
na, no onterpreta esta fórmula en de1ensa de las dos ciudades, s1no que
t121 "Dicclonaroo Gcogroloco Un,.ersal " Bareclana, 183~
J. GINER: "Con,.,deracion\ rn torn el nom Volrnuo" Confrrenc1o ~n Lo Rat Pt=no1
el 19 ¡un;o do 1962
(131 C 1 L 3133 3734,3135.3136,3737,3739y3HI Loss~osl)'orn~•asdtllll
d. C. y la. Ulhrna cont•drrodo del s t d4 C., por Moreu v Llop,s_. op. c1t noto 11
V. edema. PIO BELTRAN ~n Anales ck>l C~n1ra de Cuhuro Valet>
y
'69 Vofe:-ocoa. 1928.
1141 M CORTES Y LOPEZ "Doccoonoroo _.ót.co·ho.,óroco dot la Españo Anl guo"
Modrod 1836
1151 I>'ATEU Y LLOPIS. op. col noto 11
199
[page-n-200]
8
D. FLETCHER VALLS
supone a los «veteranl» colonos ant1guos y a los «veteres» más recientes,
tal vez de tiempos de las guerras sertorianas ( 16).
Beltrán Martinez opina que los
138 y los «ve te res» gentes asentadas con posterioridad
Según Gómez Serrano, los <
terani» los indígenas «tiritanOS» (17).
Nosotros nos limitamos a recordar que <
una colon ia~ y en Plinio «nuestros antepasados», y en cuanto a «veterani»
son para César y Cicerón «soldados v•ejos>l, sin que ninguno de ambos vocablos haga referencia a gentes preexistentes en el l,ugar donde se fundara una colonia Interpretamos, pues, \> como los primeros coloni·
zadores romanos y sus descendientes y «veterani» como los soldados romanos asentados posteriormente, bien en tiempos de Sertorio o Pompeyo,
bien con Afranio cuartdo éste fue legado el año 55 a. C., lo que explicaría
la existencia de una lápida (L Afranio A. f.cos. conscrip(ti) et col(loni)
col. Valent(lnae), (C.I.L. IX, 5275) a él dedicada por los valencianos, sin
que ni «veteranill ni «Veteres» tengan nada que ver con unos supuestos
1ndigenas habitantes de este lugar con anterioridad al 138 a. C.
A este respecto escribió Pérez. Pujo! ( 18): «Alguna vez se enviaron
nuevos colonos a aumentar la población de una colonia ya establecida y no
confundiéndose los antiguos con los nuevos pobladores, vinieron a ~uedar
constituidos dos municipios independientes, dos civitates distintas, con
sus curias o senados especiales. Así, las inscripciones de Valencia, nos dan
a conocer los valentini veterani et veteres y el uterque ordo decurionurm>
Por lo expuesto, comprobamos que la fórmula «Veterani et veteres»
no aporta dato alguno en defensa del directo asentamien to de la ciudad
romana sobre la supuesta indigena
IV
OTROS DATOS DE CARACTER NEGATIVO
A las objeciones que acabamos de exponer, pueden unirse otros datos
de índole literaria y arqueológica, que se oponen igua lmente a la hipótesis
de la ciudad indígena.
(16)
(17)
(l 8)
TORRES, op. clt. nola 11.
GOMEZ SERRANO, op. cll. noto 9.
E. PEREZ PUJOL: "Hislorla de lo• ln•tttueiones oocloles d• lo España godo", 1
Valencoo, 1896,
pÓg
164
-200-
[page-n-201]
FUNDACION DE VALENCIA
9
1 - Datos litera rios.
Los propoos textos clásicos se encargan de rechazar la tesos de la c•u·
dad prerromana
Tito lovio (XXI, 7, 2) destaca, al hablar de la guerra anibáloca, que
Sagunto era la más opulenta de las ciudades soluadas allende el Ebro son
referirse para nada a Tyns que, de haber exostido desde el siglo VI a C,
habría tenido suficiente abolengo para merecer ser citada
No menos elocuente es el testimoniO de Pollboo (3, 17) quoen al narrar
el paso de los ejercitas de Anibal por e l litoral valenciano, en su marcha
de Cartagena a Sagunto, no menciona ciudad alguna emplazada en estos
pil•ljes
la misma 0m1s1ón encontramos por tres veces, las únocas que se refoe·
ra a estas costas, en Estrabon En una ocasoón ( 111, 4, 6) escnbe «Cuando
va hacia el otro lado del Suero y la boca del Ebro se halla Sagunto»; en
111. 4, 9, dice «De alll, la vía, después de haber pasado por Sagunto y
Saelabis, se aparta del mar~, y en 111, 5. 1 «De las oslas cercanas a lbe·
M!
ría, las dos P1tyussas y las dos Gymnesoas, llamadas también Balearides, se
ha llan situadas frente a la costa comprendid.J en tre Tarraco y el Suero,
en la que se ievanla Sagunto>>
El persostente silenc1o de Estrabon no se debe a que su obra haya
llegado tncompleta hasta nosotros o que sus descripciones no sean monu·
coosas, sino porque, no habiendo estado en España, tomó su mformación
de Posidon1o y Artemidoro, en t1empo de los cuales, hacoa el año 100 a.
C. Valencoa, de recientisoma fundación. carecía de la suficiente ompor·
tanda para merecer ser mencio!lada
Sólo más tarde, cuando ya Valencia lenia 180 años de vida, escribe
Mela (Chorogr 11, 921 «Entre las ciudades que bordean sus costas, las
más importantes son sobre todo Valencia y 1~ antigua Sagun to», frase en
la que se contrapone la modernidad de la primera frente a la antoguedad
de la segunda, y poco despues Plinio (N H 111, 20) nos tnforma que Ya·
lencia es una colonia sota a 3.000 pasos del mar
Como vemos, los autores clásocos no hacen referencta a la coudad
tndogena que, de haber existido, habría sodo nombrada en alguna oca·
sión {19), Stendo de suponer que, como en el caso de otras muchas ciuda·
bido
des, como por ejemplo Arse -Sagunto y Vibo-Valentia, hubiese rec1
prime rame!')te e l nombre de Tyrís-Valen t1a para qued ar después úntca·
e19¡ La
s:Jte de
-o XXXIII. 4·~, 4, aun siendo wmamenre tntc-resant~. ccuecc de dotOi probo·
tor10i que lo ovoltn, oor rl momen1o.
u. .
16
-
201 -
[page-n-202]
o
O FLETCHER VAUS
mente Valentía, pero no en los escritos de los autores antoguos ni en las
lápidas ni en las monedas, se hace mención a Tyris ni a los «tyrotanos»
2 -Datos arqueológicos.
Los testimonoos de carácter arqueológo son, en deflnl tova, los que
co
han de dilucidar la cuestIón
Los hallazgos de este topo, efectuados en el subsuelo de Valencia, con·
trariamenle a lo que han supuesto algunos autore3, no sólo no prueban
la existencia de una coudad ondigena sobre la que directamente se asen·
tara la romana, s•no que no soquiera muestran un fuerte ambiente ondigena
que permita pensar en el asentamiento de los soldados de Voríato.
a) -Las lápidas.
No se conoce hasta el presente nonguna onscropcoón obéroca procedente
de la ciudad de Valencia, puesto que la publicada por Hübner no es de la
capital sino de un pueblo de la provo
ncia (20). Y cotamos este dato negaoivo más como prueba del poco arraigo de lo indígena en Valencia que con
el propósi to de rebatir la existencia de Tyris, puesto que e l hecho de que
pudiera aparecer alguna lápida con caracteres Ibéricos no sería, por si solo,
prueba de ello, ya que 1,, escritura ibérica se utol o hasta nuestr<~ era
z6
En cuanto a las !ápodas romanas de Valencia, de las que tenemos noticia de más de setenta (21), ninguna de ellas hace referencoa a Tyris, a los
promotovos «tyrotanos• o a sus descendientes Los escasisimos nombres de
orogen Indígena que pudieran aparecer en estas lápidas, boen pOCo podrían
decirnos, pues asomosmo hay nombres de otras muchas procedencoas y no
son prueba de substratos prerromanos, sono de afoncamoento o estancia
transitoria !22)
b).-Las monedas.
Valencia no acuñó moneda iberica, y no porque en el momento de su
fur'ldación estuviera la romanizaco en un periodo tan avanzado que ya
6n
no fuera posible hacerlo, puesto que en otras ciudades hubo moneda ibéroca hasta entrado el siglo 1 a. C., ni porque no huboera ten1do suficiente
201 M. L. 1 XXXII
F ALMARCHE VAZQUEZ· "Lo onooguo c••ol.zoc:ton •bénco del R<'•no el<' Vol
Volrncoo, 1918, 1><>0 47,
1211 C. l . L 3125-3775, 3903, 4948 5127, 6004 6005, y
J SANCHIS SIVERA: "Eptgrolio romono valenc•aN~" , ,..,m, ·HB / 450 y •167/412.
Vol~ncro.
19.20.
1221 A BALIL "Economto v kobllonot· no ¡,¡~""' d•l lcvonoo úpaoiol duranoe el
fmptru) romono" Arch1v0 dt Prt~h•s.tono Levontino. V. Valencia, 1954, póg. 251
-202-
[page-n-203]
11
FUNDACION DE VAlENCIA
categoría, de haber sido la antigua Tyris, sino sencillamente porque los
fundadores de la ciudad no eran indígenas.
Mateu y Llopis explica la carencia de moneda lbéric.a a causa de
modestia de Tyns junto a la poderosa Arse» , pero no creemos sea suticien
te justificación, pues de haber existido desde el siglo VI a
y de haber
ten1do la Importancia que pretende dársele, hubiera emitido moneda y,
aunque así no lo hubiera hecho, habría, al menos, mantenido forzosamente relaciones comerciales con otras ciudades próximas, cuyas monedas
se hallarfan con relativa frecuencia en el subsuelo de Valencia; sin embargo, no sucede as1, siendo escasisirno el numerario ibérico de otras cecas,
apareciendo siempre en los niveles romanos, destacando como más importante el hallazgo de la Plaza de la Vlfgen, consistente en unas pocas mo·
nedas del tipo de venera y delfín, de Arse o Aidubats, cuya datación es de
hacia las guerras sertorianas.
Por el contrario, Valencia acuñó moneda romana desde poco después
de su fundación, encohtrándose ases de 19'25, 18'80, 15'45, 13'70 y 13
gr¡¡mos respectivamente, lo que es prueba de la existencia de emis•ones
anteriores y posteriores al 89 a
(ley Plautia Papl rial, pudiendo remorr
tarse las primeras a fines del siglo 11 a. C. (hac1a el 123), siendo por tanto
anteriores a muchas emisiones Ibéricas y Valencia una de las primeras
r.:ecas ro manas de España, terminando sus acuñaciones hacia el 75
a. e (23)
Entre los hallazgos de monedas romanas de diversas procedencias y
fechas podemos citar, una del «municlpium Calagurris Julia)>, un media ·
no bronce de Claudia 1 y otro de Domiclano, Jos tres en la calle de Serranos, aparecidos a 4 metros de profundidad; un bronce de Marco Aurelio,
a 2,80 m. de profundidad; una moneda de Valentía a 3,70 y un as de la
familia Jun1a a 4,30, los tres junto a la torre vieja de la Generalidad (24);
al abrir los cimientos de la torre nueva de la Generalidad, se halló una
moneda de Trajano; en otro lugar, una de Constando JI, etc., etc., sin que
e
e
Lo monedo rornono de Volendo ho sido estudiada, fu.ndomento.lmente par
A. VIVES ESCUDERO: "lo monedo H•~ntca", IV, Mod,d, 1924, pág. ]5.
A. BELTRAN MARTtNEZ: "Curso d~ Numlsmótico" Cor1o¡¡eno, 1950, pág 355
MATEU Y LLOPI$. op. cll. noto 11, V
F. 'v\ATEU Y LLOPIS: "Los topárumoo monetoles del Remo de Vole,o:a'" VIl Conll,..,.., lntern.,clonol de Llngülslico Rom.lnlco. Borcalona 1 1953
P BELTRAN VILLAGRASA: "lo que dicen los Jópidos y los monedas vo!endonas en
reloct6n con lo c,udod y sus orig.enes" Conferene•o en el Ateneo Mcrconrd t!e Volencto.
pronunciado el 1.• de d•clembre de 1961
(23,
(24) GOMEZ SERRANO, op. c•t no1a 9, "'Ar:¡ueologio de los retugios. "'
F. MATEU Y UOPIS: "Hollozgos orqueológlcos en lo ploxa de la Almaíno". Arcl11vo
de
Prehislorla Levanlino. 111. Valencia, 1952,
póg
-203
215.
[page-n-204]
'2
O FLETCHER Vl\ll5
moneda alguna haya aparecido por debajo de los 4,30 m de profundidad
con respecto al p•so actual de la ciudad, n1 rebase, cronológoc;~mente, la
fecha de fundaclón que se le atribuye
e)
-la cerámica.
Del subsuelo de Valencia van saliendo vasijas de doversos tiempos, pe·
ro por no interesar aqui, dejamos de referirnos a las cerámicas modernas
y medievales, haciendo mención ún•camente de las antiguas, es decor, de
las llamadas «ibérica», «Campanoense y «sigillata , por ser las que más
directamente afectan al rema que tratamos.
De la cerám•ca 1béroca se han encontrado restos en d1versos puntos de
Valencia (25). pero su presenc•a no puede inducimos a suponer la existen·
cia de una poblacoón 1ndigena prerromana, ya que esta cer.im•ca alcanzó
gran difus•ón en el siglo 1 a
(26). por lo que no tiene nada de extraño
que se encuentre en Valencoa, situada en plena zona ibéroca. Aoemás, el
salor siempre mezclada con cerámicas de estirpe romana, el no aparecer
nunca por debajo de los noveles romanos y el reduCido porcentaje de ha
llazgos frente a la abundante terra sigillata, son claros Indicios de que se
trata de una producción de época avanzada no enraozada con el espiritu
de las gentes que aquf vivian
La «terra s•gillata», en sus diversas modalidades, aparece con frecuen·
cia, dándonos la cronología de los dostintos estratos romanos posteriores al
camb•o de era, lo que resulta del mayor mterés para la historia de la ciu·
dad, pero más interés presenta ahora para nosotros la mencoón de la ce·
rámica «campan•ense», por proporcionamos los datos que nos perm•ten
establecer con Cierta certeza la fecha de fundación de Valencia
Efectivamente, se ha pod1do fijar la existencia de las variedades A y
B, la primera, cuya fabricación llega más acá de la mitad del s•glo 11 a C,
aparece mezclada, en los noveles más profundos de la coudad, con la B,
cuya producción comienza después del 150 a e Esta mezcla se da o
gual·
mente en otros lugares, tales como Venrimiglia y Pollentia, en noveles con
dataclón bien establecida (27).
El hecho de que ambos tipos cerámo
cos, el A y el B, aparezcan Juntos
en los niveles más profundos, fija con bastante seguridad el momento del
e
,..,o
1251 GOMEZ S~RRANO, op <11
11 "Excovoc•o""s poro lo ompl•ocoon "
S. RODA SORIANO • A-•oc•bn ol ntud•o de lo orqutoiog•o volrn
1955
1261 D. FLETCHER VALLS: ''Problema> d• lo cul1uro ,f>e,co' S."e do Trobo¡os Vo""' del S.I.P., num 22 Vol~nc•a, 1960, p6g. 70.
r271 N LAMBOGLIA· ''Per uno clo\Jtttoztone ptel1mmote de lo cerom1CO camJ)Ono" Alll d~l 1 Con¡¡r.,..., lnl.,-nat~onah d• Slud• Ligur! Bordoghcra, 1952, póg 142.
-204-
[page-n-205]
rl
FUNDACION DE VALENCIA
13
nacimiento de Valencia, cuya fecha ha de girar alrededor de la señalada
por Ttto Ltvto, es dectr, hacia el 138 a C. 128).
En las excavaciones llevadas a cabo en la Plaza de la VIrgen, del re·
sultado de las cuales dará oportunamente cuenta su excavador, señor Uor·
ca Rodríguez, podemos anticipar que, por debajo de los nivel'es romanos y
separados de éstos por una capa de arcillas arqueológicamente estériles,
de un espesor de unos dos metros, aparecieron, a la profund idad de S ,50
metros con respecto al suelo actual de la etudad, una decena de frag ·
mentos cerámicos, posiblemente de la Edad del Bronce, por deba¡o de los
cuales aparel!ió nuevamente la arcilla estértl.
A los mencionados fragmentos se les ha concedido gran importancia,
queriéndoseles utilizar para justificar la existencia de la ciudad indígena,
olvidándose de que dada la topografía del lugar de hallazgo, tan cercano
al rio, no puede descartarse la posibilidad de unos simples arrastres, o también que pudieran ser abandonados por pastores o cazadores de los poblados situados en las alturas circundantes (29), posibilidad que abona el
hecho de que no aparecieran restos de fondo de cabañas ni construcción
alguna que denotara ocupactón permanente.
Pero, aun prescindiendo de las anteriores observaciones y aceptando
esos fragmentos como prueba de la existencia de un poblado indigena,
tendríamos, asimismo, que admitir que cuando fueron abiertos los cimien·
tos de la etudad romana, la supuesta población indígena yacía sepultada
bajo una capa de arcilla de dos metros de espesor y, por tanto, su presen·
cia hubiera pasado desapercibida a los nuevos habitantes del lugar, con lo
que queda descartada la hipótesis de la continuidad de una a otra ciudad.
La tónica general de los hallazgos romanos en el casco antiguo de
Valencia es la de no sobrepasar los S m. de profundidad, siendo lo normal
los 4/4,30 m. y en ningún caso por debajo y a continuación de los restos
romanos aparecen objetos arqueológicos datables de periodos anteriores.
Los fragmentos citados más arriba estaban separados de los niveles roma·
nos por dos metros de arcilla, según hemos dicho.
(28) M. TARRADELL. ·•u, fundoc•6 de la C!Uiot de Volencoo" Bo•celono, 1962
A. GARCIA Y BELLIDO: "Los colon•os romanas d4 España" . Anuar~o do Hostorto del
Derecha Español, 29. Madrid, 1959, póg. 447, y
A. GARCIA Y BELLIDO: "Aportaciones ol estudio del proceso de lo romoni>O<;Ión del
S. E. de lo Penin•ulo" Homenaje ol Profesor Coyetano de Mergellno, Murcoo. 1962.
( 29) Exlston numerosos poblados de lo Edad del 6ronce .., los !ToQnfltuiM que mcundon lo llenado en lo que oe nollo Volenclo, tales como Font de I'Aimaguer jAifo'l>), Vedat tTartentel, Els Getmanells (Rafelbuñoll, etc., "'"·
- 205 -
[page-n-206]
O FlETCHER VAUS
V
RESUMEN
Mucho nos agradari;¡ que futuras excavaciones probaran de forma incontrovertible la exostencia de la población ibénca y su dorecta contonui·
dad en la Valencia romana, pero hemos de reconocer que, hasta el presente, no han pododo demostrarse nonguna de ambas cosas, por lo que re ·
sumomos lo anteroormente expuesto y el estado actual de la cuestoón manofestando
l • Que hasta el presente no existen pruebas loteraroas ni arqueoló·
gocas que permitan aformar irrefutablemente que exostió una ctudad tndogena prerromana, llamada o no Tyris, sobre la que se asentó direct<~mente
la Valencia romana
2:• Que si en el futuro se probara que aquí existió una ctudad pre·
rromana, se probaria al mtsmo ltempo que no fue la predecesora directa
de Valenda, por CU.lnto una espesa capa de arcillas y gravas separarían
una ciudad de otra, desconocoendo los fundadores de la segunda la ex•s·
tencoa de la promera
3. Que Valencoa se fundó con locenciados del ejércoto romano y no
con los restos de las derrotadas tropas de Vinato. La carencoa de !apodas
y ceca iberica, la escasez de monedas obéncas de otras procedencias, el reducido porcentaje de fragmentos de cerámoca ibénca, prueban el poco
amb•ente ondigena, lo que, unido a la interpretaCión que d
«sub Viriato militaverant», nos afirma en que estamos ante una funda ·
ción estrictamente romana
4." Que la apanción, en los niveles arqueológteos más profundos de
la ciudad, de la cerámica campaniense en sus variedades A y B, puesta en
relación con el texto de Ti to Livio, permite situar la fecha de la fundac•ón
de Valenda hada el año 138 a. C
200 -
[page-n-207]
D FLETCHER VAL.LS
(Valencia)
Consideraciones sobre la fundación
de Valencia
Con motivo del XXI centenario de la fundación de Valencia, se na
vuelto a plantear la cuestión de la po5ible pre-existencia de o.na ciudad
•ndigena en el solar que aquélla ocupÓ, y aunque ya en 1953 ( 1) trata·
mos ampl•amente este tema, creem05 conveniente pasar revista, una vez
mas, a esta n•p6tes1s señalando las d1ficultades que, a nuestro ju•CIO,
presenta, y aportando nuevos dato5 en confirmación del nacim•ento de
Valenc1a en tiempos romanos
Los defensores de la ciudad indígena, predecesora directa de la roma·
na, fundamentan su opinión prinCipalmente en los siguientes puntos
1 "-Los versos 479/482 del poema <
2 •-Los textos de Applano, Diodoro de Sicilia y Tito Livio, y
3 •-La fórmula «valentini veterani el veteres» de las lápidas romanas de Valencia.
Sobre estos extremos nacemos a cont•nuaci6n las oportunas cons•de·
raciones.
(ll O FLETCHER VAU.S ''Lo Tyrl•
de lo Plano, 1953.
l~roco
193 -
,
y lo Volenho romano" Co.t•llun
d~
[page-n-194]
2
O FLETCHER VALLS
LOS VERSOS 479/482 DEL POEMA ORA MARIT IMA DE RUFO
FESTO AVIENO
En los versos en cuesttón, principalmente en el 482 (2), se fundamenta la teoría de la ex1stenciil de la ciudad 1ndigena
En ellos se lee
479
480
481
482
Attolit 1nde se S1cana civitas
Propinque ab amm s1c vocata H1beric1s
Neque longe ab hu1us fluminis di~ortio
Praestnng1t amnis Tynus opp1dum Tynn.
mterpretándoseles en el sentido de que, después de la c1udad Sicana, el
rio Tyrio (iden tificado con el Turia) baña la ciudad de Tyris, cuyo empla·
zamiento se si túa en l¡¡ actual ValenCia.
Pero, ¿del tex to de Avieno pueden ded ucirse, e fectivamente, estas
identificaciones'
An te todo, para poder ju:z:gar de tal posibilidad, conviene no olvidar
que el periplo de Av1eno e~ una simple compos1c1ón poética, totalmente
exenta de todo mtento y ngor científicos. Añádase a ello que el poeta
basó su información en descripciOnes de, por lo menos, 800 años antes e
mterpoló nottcias y pasajes de diversos autores y épocas posteriores, lo
que unido a los naturales errores de las fuentes de información y a los no
menos graves de los cop1stas que nos han transmihdo el texto, explica su·
ficientemente las omisiones, transposiciones, repeticiones, etc., que se se·
ñalan en el poema, lo que obliga a proceder con la máx1 prudenc1a en
ma
su utillzac1
ón. Buena prueba de lo dicho son las mú ltiples y dispares interpretaciones que existen del m1smo (3)
121 A SCHULTEN: "A~·eno Oro Mcrlllrr.o" . F.H.A., 1 Bottdc'10, 1922
A. SCHULTEN • •· Avoono Ore Motolo m<>" F.H.A., 1 t.evundo cdtco6nJ , Borcelono J 955.
131 A BLASQUEZ Y DELGADO AGUILERA: "A~·enc Oro Mortltmo" Moclrod
1923
A BERTHELOT ,.F~ tu~ A"1enu-s Oto Monr.mo.. Poós. 193.:
J COSTA: ··ulorcl tbotroco del M
J. LAFUENTE VIOAL: "troducciórt del potma de Av1eno. 01'0 Mon11mo, y locol,zo.,.
''"'' d• "" cuos gt'O~rol•cos", ES!udoos Gecor<>ft
num. 2, p;,g 1'16 Vole.,coo, 1928.
191 -
[page-n-195]
FUNOACION DE V,O.LENCIA
Pero es que, ondependientemente de la incertidumbre que el periplo
pueda suscotar en nuestro ánomo, nos encontramos con que los versos en
cuestión no concretan el emplazamiento de Tyris, puesto que tan sólo la citan, soguoendo la ruta de sur a nor te, a continuación de la <
y vacilación se plantean con respecto a Tyris, la que ha sido emplazada en
Turís (cuyo nombre le cuad a admorablemente y en donde en lo alto del
monte de «la Carencoa» exoste un importante poblado ibérico), en Alcira,
en el < Vedat . de Torrente (lugar estratégocamente sotuado domonando
toda la llanada entre la Albufera y el Turia y en donde se excavó un pobla·
do de la Edad del Bronce) (4) en Valencoa, Vonaroz, Tirig, Teruel, Tortosa,
etcétera, etc.. según las preferencias de los diversos autores que han Ira·
lado la cuestoón, son que se haya llegado a un acuerdo defino tivo Y lo m os·
mo podemos decir con respecto al rio Tyroo, situado en diversos lugares de
la costa
El propto periplo mencoona más adei.Jnte otra ctudad Tyroche (verso
498) y otro rio Tyrius (verso 595). lo que no es de extrañar si tenemos en
cuenta, no sólo las posibles confusoones de Avoeno, sino tarnb1én que el
nombre, perteneciente al substrato pre-lndoeuropeo, significando <
que l,ace dificil la identificación del nombre Turia con el vasco «ZU·
"" = blanco, como se ha supuesto por algunos autores, basándose en que
se da esta denominación al río !Blanco o GuadalavoarJ en parte de su curso
De la vacolación en la ubocación de Tyros es claro exponente, aparte
de las múltiples localizaciones antes menctonadas, la postura adoptad<~
t4J D. FLETCHER V,O.Ll.S y E. PLA 81\LLESTER· "El poblodo de lo Edad del 8ror>ee
lo Montanyeto de Cobrera (Vedot do Torrent~. Volenclal" Set1~ de Trobo1<>< VariO\
d•l S IP . num. 18. Valencta, 1956
151 Agradec""'os vivamente al Prof G. CAPOVILLA •u amplto lnformaclon, por cor
d~
to de 28 de marzo de 1962, de lo que ex 1roctomo~ al s•gutente pórro·fo: "Estoy convcn
c•do de quo &e troto de Lm nombro meducrróneo, perlenec.ento aJ substrato pre-andoeuro·
pcO T~nemos tres Turl en lo Jtolla m~:ndional: "Thur¡G.!. urbem '" Solar'Hinisu (TitO Llvlo,
X, 2}, en el confín entre Luconio y Bruuu.m "Thuni" 'Eitrobon, VI, 263} y "Tkuuo lons"
Turl H cncuenrro o 30 km de Bori peoro no et. lo C•Udod on11guo. En Mtt:tfl~ opa
roce rn 1os ttoXIos del l.meal 8 Tu.rt IMy Fa, 101, 51; Turl aporece en C""'sa. JKN
Ve 3S8) Num!rosos son los com-purstos do Jos qu~ Tu.n constituye la bote. Lo formo
"Tur,o ti,., de Valencia y tomb•tn el onhQUÍiu'nO Tyru. d!' Valencia. 6 medut- rQneo,
puct,ttf"'do hobM sido unportodo por novf!'gontts croteniCS ~ e4 ' XV-XIV o C • durontct
los oc:t•vos cOI'l'\b.os comerctofrs ftotudos por Jos metalesH
v~..,.
odemó>
G. CAPOVILLA ''AIIe or•g•n¡ detla toponornost•co •toltOto«. <;1\;odcml deH'htttuto d1
GlauaiQ9tO, V 1195.:>), Bolo~no, 1961, pog 53 y u
G CAPOVJLL~: ''Linee !.ul rappa~u ptOtOStOt.CI lspono·~:ulo.nuc•". Romon•o. scr•U•
olferll o Fronce>
195
[page-n-196]
-1
D.
FLETCHE~
VALLS
por el llorado profesor Schul ten, qu•en en 1922 escribía: c
años 220/219 a. C.· <6i el territorio de Sagunto alcanzaba por el sur hasta el Júcar, es imposible que entonces hub1era por allf otra ciudad independiente en el lugar de la actual Valencia. La ciudad Tyris, citada por
el periplo como ex1stente en este lugar, debió ser destruida. Valencia no
tue fundada por los romanos hasta el año 138» (7). y en 1955 se limitaba
a decir·
No menos dudéis y vacilaciones encontramos, a este respecto, en las
pubilcaciones de don Nicolás Primitivo Gómez Serrano, uno de los investigadores que más ha estudiado el subsuelo de la ciudad de Valencia y el
periplo de Avieno en lo concermente a nuestras costas (9).
En definitiva, la conclusión a que se llega en el estudio de los versos
479/482 del periplo de Avieno y de las múltiples discrepancias en su Interpretación, es que el emplazamiento de la Tyris ibérica en el solar que
hoy ocupa Valencia, no se o¡~poya en ninguna base sólida y objetiva, reduciéndose a razones de índole subjetiva carentes del refrendo del dato arqueológico concreto y defimtivo, por cuyo motivo nosotros únicamente
nos atreveríamos a aventurar la cp1nión de que «en tierras valencianas
pudo existir una ciudad pre-romana llamada Tyns)), pero no osaríamos
precísar su exacta situación.
SCHULTEN, op '"· noto 2 ll • edocoon), pog. 119
A. SCHULTEN: "los guerrO!I de 231 154 a J. C.". F.H.A 111, Ba"elpno,
1933. pó¡¡s. 27 y 28.
18) SCHULTEN, op col nola 2 (2- edición), póg. 133.
¡91 N. P GOMEZ SERRANO: ''D'orqueolog¡o Exccvoc•ons do Volenpo#. Ancles
del ConlrO de Cultura Valenciana, 11, 3 pág. 15, y 4, pág. 154, Vale.,clo, 1929.
N. P. GOMEZ SERRANO: "Excavoclo!'ls do Valencia" Anales d•l Conh'o de Cultura
Va!enciaM, V. Valencia. 1932. aóg 1
N P. GOMEZ SERRANO: "f>ccovocions de Volonc:lo omb motlu del• scus canterellot•
1 eo)(omple:; oro de bellnO
"los P(ovlnclos". Valencia, 1941, pág. 48?
N. P. GOMEZ SERRANO· "f>
!1)
lo Gf!nerolidod" . .A.tchlvo de Pfehí.stotlo Levantino, lt. Valencia, 1946, póg. 269.
N. P. GO.\AEZ SERRANO: "Epocos de la ciudad de Volencoo. Tyns. Vol~lia, BruJobnoJ Vo1ontilo, Bolensyo, Volenc
N P. GOMEZ SERRANO: "Brulobroo". Valencia, 1961.
-
196-
[page-n-197]
5
FUNOACION DE VALENCIA
11
LOS TEXTOS DE APPIANO, DIODORO Y TITO LIVIO
Tres pasajes, de estos tres autores, !e sacan a colación y relacionan
entre si, en apoyo de la tesis de la fundac1ón de la Valencia romana sobre
una ciudad indígena
El primero (Appiano, lb. 72) reviste unicamente mterés en relación
con los otros dos, ya que, por lo sucinto de su texto, poco nos Ilustra,
dice asl: <
Diodoro de Sicilia (XXXI II, 1, 3) es algo más explicito, puesto que
menciona, además de las tierras, una dudad, pero desgraciadamente no nos
da su nombre: «Y habiendo ate;rado a su sucesor (al sucesor d~ Vinato)
y a los que le seguían, obligándoles a aceptar las condiciones que a él {es
decir, a Cepionl le parecieron, les concedió tierras y una ciudad donde
establecerse».
De los tres, el que más concreta es Tito Livio (per. 55J en su corJOc1da
frase
A la vista de estas discrepancias nos asalta la duda de si los tres textos
se refieren a un mismo hecho o a dos independientes entre sí.
Efectivamente, los tres coinciden solamente en lo de la donación de
tierras, ya que, por un lado, se habla de Cepion, e l cónsu l inductor del
asesinato de Viríato, y por otro de Junio Bruto; Appiano no hace mención
de ciudad alguna y Diodoro no da e l nombre de la que cita; ambos concretan que la donacrón se hizo a las derrotadas tropas de Viriato, mientras que Tito Lívía, da e l nombre de la ciudad, especificando que se dio a
<
r 'C.H Recordcm05 que ''svb Oom•tlano" no se traduce "o los órden<$ de 0001,cfanou
,-¡no Hen tiempos. de Oomltlano" .
En nues1ro conferencio pronunc1odo e' 24 de n011TembJe d~ 1961 eh el Ateneo Mercantil de Vol.:-"'ldo, balo d thulo ''El problamo de: la Tyris Ibérico y lo VolenQio romano~',
pJontailbamos es.to lnr~rprotoclón que ho me.reddo favorable oeogido pot los espec:ialfs;.
10$... Con onl~•orldod a nosoti'OS tomb1én lo entendió en este sentido Ambros1o de /1/!ora ..
les, quien escribió: "Luego que Junio Bru1o llegó a !apaño, premió o los soldados que
kabiol"! seguido mu~hos oños Jo guerro c.ontt o Vlrfoto; dioJes rlarros
dad r,ue llamoron Volencto".
-
197-
v
fundaron uno
(iU·
[page-n-198]
6
D. FlETCHER VALLS
el e$caso amb:ente mdigena que los hallazgos arqueológ1cos de Valencia
proporcionan
Es muy posible, pues, que Appoano y Doodoro se ref1r1esen a l asen
tamiento de las tropas de V1r1ato, mientras que T1to Livio hablara del de
los veteranoi del ejército romano que habían hecho la campaña contra
V1nato. s1endo, por tanto, dos los hecho$ y los lugares y no uno solo
Los partidarios de la primitiva población indígena objetan que SI l1v10
hubiera querido expresar que Brulo fundó de plantil la ciudad, habrfa
escrito «Oppidum condidlt» y no ~oppidum dedil y «VOcatum fwt y no
«vocatum est», pero ha de tenerse en cuenta que l1vio onforma globalmente de la donacu)n de tierras y de la ciudad l• agro$ el oppidum
ded1h) y de que ésta en su tiempo se llama Valencoa; adem.i.>, ex1ste la
fórmula paralela «vocitatus esh> que se interprela como expresando la
idea de que el nombre se da a la ciudad a que se aplica, en el mo•nento de
su fundacoón ( 1 1)
Por otro lado, los propios textos literaroos se oponen a la pos1b1ildad
de una población preexiStente, como veremos en el oportuno apartado
Con respecto a qué Valencia pudo referirse T oto Livoo, von.1s son las
ciudades de este nombre que se han disputado tal honor.
Zurita creyó que se trataba de Valencia de Alcántara, y J Bautista
Pérez supuso que era Valen~a do Mmho, pero 111 uno ni otro tuvieron en
Asl sucede con Valencia de Alcántara que recibe el nombre en 1221,
Vale~a do Mínho se llamó Contrasta hasta 1262, fecha en que al ser re
constrwda por Alfonso 111 de Portugal, se denominó Valencia. Otro tanto
ocurrió con Valencoa de Don Juan, que hasta 1206 se llamó (oyanza, con
Valenc;a do Douro, Va lencia de las Torres, Va lencia del Ventoso, etc., et
cétera, repitiéndose este fenómeno en otros lugares. tales como, por ejem-
11 11 En defensa de la> Ciudad ondigeno t.on íl'lcuto•
P. MADOZ "Docc•onoroo geogr6foco-cuodr.,,co-hlsrorlco de España" Modrod. 1848I.SSO. ~ v Volencto
J. FEO GARCIA- "'Na10 ..obre lo supu"lo dMtrucco:>n ~ lo onhguo T
Emo"to
XII , 1 Madud. 1944,póg 129
J FEO GARCIA . "'Tur•am ú>njeouro o Colón IJordón 351 y o l1v10 !XXXIII , 44
4)'". Sootobo XI Volencoo, 19~6. pog : 1
C. TORRES. "la fundación de Volen
F. MATEU Y LLOPIS: "LO< monedo• 'emanas d• Volenuo'' NumO&mo 111 b. Mo:irid.
1953, I>ÓO 9
Por" to r n-mu·o .,vc)r IIOiu-; est)' vúo:::.e
G PETRACCO SICARDI "Roce
-
108-
[page-n-199]
FUNDACION DE VALENCIA
.,
plo, Valencta d' Aneu , que cornenz.ó a llamarse asl a partrr de 1289, o Va
lencla d'Agen que recibió el nombre en 1285 ( 12}.
Contrariamente, el nombre de la Valencra de las márgenes del Turía
es de época romana, como lo prueban las monedas y lápidas aparecidas en
el sub;,uelo de la ciudad y las menc•ones de los autores romanos, como por
ejemplo Mela y Plinio. entre otro:;.
No hay duda, pues, que la Valencta a que se refinó Tito Lrv•o fue a
la s1tuada a orillas dPI río Turia, y tambten está fuera de toda duda que
los textos citados de Appiano, Diodoro y Livio no aportan nrngún dato
concre to sobre la extstenc•a de una crudad lndigena predecesora directa
de la romana
111
LA FORMULA «VALENTINI VETERANI ET vmRES» DE LAS
LAPIDAS ROMANAS
Tenemos referencia de siete láprdas en las que aparece esta fórmula
(13). aduCida en defensa de las dos ciudades, pero su interpretaCIÓn dista
mucho de probar tal aserto
Cortes y López tdenttftcó a los uveteres» con los pnmeros pobladores
o sus descendientes, todos hispanos. pero no refiriéndose a los habitantes
de Tyris, puesto que para él esta c•udad era Vmaroz., sino a los 1ndigenas
españoles que militaron en el ejérc1to de Vinato, los «veteranilo serian l i~
cenciados romanos 11 '1).
Mateu y Llopts considera a los «veteresn como los habitantes anteno~
res al 138 y sus descendientes, y a los «veterani» como leg1onarios roma
nos (15).
C. Torres, no obstante admitir la ex1stencia de la población prerroma
na, no onterpreta esta fórmula en de1ensa de las dos ciudades, s1no que
t121 "Dicclonaroo Gcogroloco Un,.ersal " Bareclana, 183~
J. GINER: "Con,.,deracion\ rn torn el nom Volrnuo" Confrrenc1o ~n Lo Rat Pt=no1
el 19 ¡un;o do 1962
(131 C 1 L 3133 3734,3135.3136,3737,3739y3HI Loss~osl)'orn~•asdtllll
d. C. y la. Ulhrna cont•drrodo del s t d4 C., por Moreu v Llop,s_. op. c1t noto 11
V. edema. PIO BELTRAN ~n Anales ck>l C~n1ra de Cuhuro Valet>
'69 Vofe:-ocoa. 1928.
1141 M CORTES Y LOPEZ "Doccoonoroo _.ót.co·ho.,óroco dot la Españo Anl guo"
Modrod 1836
1151 I>'ATEU Y LLOPIS. op. col noto 11
199
[page-n-200]
8
D. FLETCHER VALLS
supone a los «veteranl» colonos ant1guos y a los «veteres» más recientes,
tal vez de tiempos de las guerras sertorianas ( 16).
Beltrán Martinez opina que los
Según Gómez Serrano, los <
Nosotros nos limitamos a recordar que <
son para César y Cicerón «soldados v•ejos>l, sin que ninguno de ambos vocablos haga referencia a gentes preexistentes en el l,ugar donde se fundara una colonia Interpretamos, pues, \
zadores romanos y sus descendientes y «veterani» como los soldados romanos asentados posteriormente, bien en tiempos de Sertorio o Pompeyo,
bien con Afranio cuartdo éste fue legado el año 55 a. C., lo que explicaría
la existencia de una lápida (L Afranio A. f.cos. conscrip(ti) et col(loni)
col. Valent(lnae), (C.I.L. IX, 5275) a él dedicada por los valencianos, sin
que ni «veteranill ni «Veteres» tengan nada que ver con unos supuestos
1ndigenas habitantes de este lugar con anterioridad al 138 a. C.
A este respecto escribió Pérez. Pujo! ( 18): «Alguna vez se enviaron
nuevos colonos a aumentar la población de una colonia ya establecida y no
confundiéndose los antiguos con los nuevos pobladores, vinieron a ~uedar
constituidos dos municipios independientes, dos civitates distintas, con
sus curias o senados especiales. Así, las inscripciones de Valencia, nos dan
a conocer los valentini veterani et veteres y el uterque ordo decurionurm>
Por lo expuesto, comprobamos que la fórmula «Veterani et veteres»
no aporta dato alguno en defensa del directo asentamien to de la ciudad
romana sobre la supuesta indigena
IV
OTROS DATOS DE CARACTER NEGATIVO
A las objeciones que acabamos de exponer, pueden unirse otros datos
de índole literaria y arqueológica, que se oponen igua lmente a la hipótesis
de la ciudad indígena.
(16)
(17)
(l 8)
TORRES, op. clt. nola 11.
GOMEZ SERRANO, op. cll. noto 9.
E. PEREZ PUJOL: "Hislorla de lo• ln•tttueiones oocloles d• lo España godo", 1
Valencoo, 1896,
pÓg
164
-200-
[page-n-201]
FUNDACION DE VALENCIA
9
1 - Datos litera rios.
Los propoos textos clásicos se encargan de rechazar la tesos de la c•u·
dad prerromana
Tito lovio (XXI, 7, 2) destaca, al hablar de la guerra anibáloca, que
Sagunto era la más opulenta de las ciudades soluadas allende el Ebro son
referirse para nada a Tyns que, de haber exostido desde el siglo VI a C,
habría tenido suficiente abolengo para merecer ser citada
No menos elocuente es el testimoniO de Pollboo (3, 17) quoen al narrar
el paso de los ejercitas de Anibal por e l litoral valenciano, en su marcha
de Cartagena a Sagunto, no menciona ciudad alguna emplazada en estos
pil•ljes
la misma 0m1s1ón encontramos por tres veces, las únocas que se refoe·
ra a estas costas, en Estrabon En una ocasoón ( 111, 4, 6) escnbe «Cuando
va hacia el otro lado del Suero y la boca del Ebro se halla Sagunto»; en
111. 4, 9, dice «De alll, la vía, después de haber pasado por Sagunto y
Saelabis, se aparta del mar~, y en 111, 5. 1 «De las oslas cercanas a lbe·
M!
ría, las dos P1tyussas y las dos Gymnesoas, llamadas también Balearides, se
ha llan situadas frente a la costa comprendid.J en tre Tarraco y el Suero,
en la que se ievanla Sagunto>>
El persostente silenc1o de Estrabon no se debe a que su obra haya
llegado tncompleta hasta nosotros o que sus descripciones no sean monu·
coosas, sino porque, no habiendo estado en España, tomó su mformación
de Posidon1o y Artemidoro, en t1empo de los cuales, hacoa el año 100 a.
C. Valencoa, de recientisoma fundación. carecía de la suficiente ompor·
tanda para merecer ser mencio!lada
Sólo más tarde, cuando ya Valencia lenia 180 años de vida, escribe
Mela (Chorogr 11, 921 «Entre las ciudades que bordean sus costas, las
más importantes son sobre todo Valencia y 1~ antigua Sagun to», frase en
la que se contrapone la modernidad de la primera frente a la antoguedad
de la segunda, y poco despues Plinio (N H 111, 20) nos tnforma que Ya·
lencia es una colonia sota a 3.000 pasos del mar
Como vemos, los autores clásocos no hacen referencta a la coudad
tndogena que, de haber existido, habría sodo nombrada en alguna oca·
sión {19), Stendo de suponer que, como en el caso de otras muchas ciuda·
bido
des, como por ejemplo Arse -Sagunto y Vibo-Valentia, hubiese rec1
prime rame!')te e l nombre de Tyrís-Valen t1a para qued ar después úntca·
e19¡ La
-o XXXIII. 4·~, 4, aun siendo wmamenre tntc-resant~. ccuecc de dotOi probo·
tor10i que lo ovoltn, oor rl momen1o.
u. .
16
-
201 -
[page-n-202]
o
O FLETCHER VAUS
mente Valentía, pero no en los escritos de los autores antoguos ni en las
lápidas ni en las monedas, se hace mención a Tyris ni a los «tyrotanos»
2 -Datos arqueológicos.
Los testimonoos de carácter arqueológo son, en deflnl tova, los que
co
han de dilucidar la cuestIón
Los hallazgos de este topo, efectuados en el subsuelo de Valencia, con·
trariamenle a lo que han supuesto algunos autore3, no sólo no prueban
la existencia de una coudad ondigena sobre la que directamente se asen·
tara la romana, s•no que no soquiera muestran un fuerte ambiente ondigena
que permita pensar en el asentamiento de los soldados de Voríato.
a) -Las lápidas.
No se conoce hasta el presente nonguna onscropcoón obéroca procedente
de la ciudad de Valencia, puesto que la publicada por Hübner no es de la
capital sino de un pueblo de la provo
ncia (20). Y cotamos este dato negaoivo más como prueba del poco arraigo de lo indígena en Valencia que con
el propósi to de rebatir la existencia de Tyris, puesto que e l hecho de que
pudiera aparecer alguna lápida con caracteres Ibéricos no sería, por si solo,
prueba de ello, ya que 1,, escritura ibérica se utol o hasta nuestr<~ era
z6
En cuanto a las !ápodas romanas de Valencia, de las que tenemos noticia de más de setenta (21), ninguna de ellas hace referencoa a Tyris, a los
promotovos «tyrotanos• o a sus descendientes Los escasisimos nombres de
orogen Indígena que pudieran aparecer en estas lápidas, boen pOCo podrían
decirnos, pues asomosmo hay nombres de otras muchas procedencoas y no
son prueba de substratos prerromanos, sono de afoncamoento o estancia
transitoria !22)
b).-Las monedas.
Valencia no acuñó moneda iberica, y no porque en el momento de su
fur'ldación estuviera la romanizaco en un periodo tan avanzado que ya
6n
no fuera posible hacerlo, puesto que en otras ciudades hubo moneda ibéroca hasta entrado el siglo 1 a. C., ni porque no huboera ten1do suficiente
201 M. L. 1 XXXII
F ALMARCHE VAZQUEZ· "Lo onooguo c••ol.zoc:ton •bénco del R<'•no el<' Vol
1211 C. l . L 3125-3775, 3903, 4948 5127, 6004 6005, y
J SANCHIS SIVERA: "Eptgrolio romono valenc•aN~" , ,..,m, ·HB / 450 y •167/412.
Vol~ncro.
19.20.
1221 A BALIL "Economto v kobllonot· no ¡,¡~""' d•l lcvonoo úpaoiol duranoe el
fmptru) romono" Arch1v0 dt Prt~h•s.tono Levontino. V. Valencia, 1954, póg. 251
-202-
[page-n-203]
11
FUNDACION DE VAlENCIA
categoría, de haber sido la antigua Tyris, sino sencillamente porque los
fundadores de la ciudad no eran indígenas.
Mateu y Llopis explica la carencia de moneda lbéric.a a causa de
te justificación, pues de haber existido desde el siglo VI a
y de haber
ten1do la Importancia que pretende dársele, hubiera emitido moneda y,
aunque así no lo hubiera hecho, habría, al menos, mantenido forzosamente relaciones comerciales con otras ciudades próximas, cuyas monedas
se hallarfan con relativa frecuencia en el subsuelo de Valencia; sin embargo, no sucede as1, siendo escasisirno el numerario ibérico de otras cecas,
apareciendo siempre en los niveles romanos, destacando como más importante el hallazgo de la Plaza de la Vlfgen, consistente en unas pocas mo·
nedas del tipo de venera y delfín, de Arse o Aidubats, cuya datación es de
hacia las guerras sertorianas.
Por el contrario, Valencia acuñó moneda romana desde poco después
de su fundación, encohtrándose ases de 19'25, 18'80, 15'45, 13'70 y 13
gr¡¡mos respectivamente, lo que es prueba de la existencia de emis•ones
anteriores y posteriores al 89 a
(ley Plautia Papl rial, pudiendo remorr
tarse las primeras a fines del siglo 11 a. C. (hac1a el 123), siendo por tanto
anteriores a muchas emisiones Ibéricas y Valencia una de las primeras
r.:ecas ro manas de España, terminando sus acuñaciones hacia el 75
a. e (23)
Entre los hallazgos de monedas romanas de diversas procedencias y
fechas podemos citar, una del «municlpium Calagurris Julia)>, un media ·
no bronce de Claudia 1 y otro de Domiclano, Jos tres en la calle de Serranos, aparecidos a 4 metros de profundidad; un bronce de Marco Aurelio,
a 2,80 m. de profundidad; una moneda de Valentía a 3,70 y un as de la
familia Jun1a a 4,30, los tres junto a la torre vieja de la Generalidad (24);
al abrir los cimientos de la torre nueva de la Generalidad, se halló una
moneda de Trajano; en otro lugar, una de Constando JI, etc., etc., sin que
e
e
Lo monedo rornono de Volendo ho sido estudiada, fu.ndomento.lmente par
A. VIVES ESCUDERO: "lo monedo H•~ntca", IV, Mod,d, 1924, pág. ]5.
A. BELTRAN MARTtNEZ: "Curso d~ Numlsmótico" Cor1o¡¡eno, 1950, pág 355
MATEU Y LLOPI$. op. cll. noto 11, V
F. 'v\ATEU Y LLOPIS: "Los topárumoo monetoles del Remo de Vole,o:a'" VIl Conll,..,.., lntern.,clonol de Llngülslico Rom.lnlco. Borcalona 1 1953
P BELTRAN VILLAGRASA: "lo que dicen los Jópidos y los monedas vo!endonas en
reloct6n con lo c,udod y sus orig.enes" Conferene•o en el Ateneo Mcrconrd t!e Volencto.
pronunciado el 1.• de d•clembre de 1961
(23,
(24) GOMEZ SERRANO, op. c•t no1a 9, "'Ar:¡ueologio de los retugios. "'
F. MATEU Y UOPIS: "Hollozgos orqueológlcos en lo ploxa de la Almaíno". Arcl11vo
de
Prehislorla Levanlino. 111. Valencia, 1952,
póg
-203
215.
[page-n-204]
'2
O FLETCHER Vl\ll5
moneda alguna haya aparecido por debajo de los 4,30 m de profundidad
con respecto al p•so actual de la ciudad, n1 rebase, cronológoc;~mente, la
fecha de fundaclón que se le atribuye
e)
-la cerámica.
Del subsuelo de Valencia van saliendo vasijas de doversos tiempos, pe·
ro por no interesar aqui, dejamos de referirnos a las cerámicas modernas
y medievales, haciendo mención ún•camente de las antiguas, es decor, de
las llamadas «ibérica», «Campanoense y «sigillata , por ser las que más
directamente afectan al rema que tratamos.
De la cerám•ca 1béroca se han encontrado restos en d1versos puntos de
Valencia (25). pero su presenc•a no puede inducimos a suponer la existen·
cia de una poblacoón 1ndigena prerromana, ya que esta cer.im•ca alcanzó
gran difus•ón en el siglo 1 a
(26). por lo que no tiene nada de extraño
que se encuentre en Valencoa, situada en plena zona ibéroca. Aoemás, el
salor siempre mezclada con cerámicas de estirpe romana, el no aparecer
nunca por debajo de los noveles romanos y el reduCido porcentaje de ha
llazgos frente a la abundante terra sigillata, son claros Indicios de que se
trata de una producción de época avanzada no enraozada con el espiritu
de las gentes que aquf vivian
La «terra s•gillata», en sus diversas modalidades, aparece con frecuen·
cia, dándonos la cronología de los dostintos estratos romanos posteriores al
camb•o de era, lo que resulta del mayor mterés para la historia de la ciu·
dad, pero más interés presenta ahora para nosotros la mencoón de la ce·
rámica «campan•ense», por proporcionamos los datos que nos perm•ten
establecer con Cierta certeza la fecha de fundación de Valencia
Efectivamente, se ha pod1do fijar la existencia de las variedades A y
B, la primera, cuya fabricación llega más acá de la mitad del s•glo 11 a C,
aparece mezclada, en los noveles más profundos de la coudad, con la B,
cuya producción comienza después del 150 a e Esta mezcla se da o
gual·
mente en otros lugares, tales como Venrimiglia y Pollentia, en noveles con
dataclón bien establecida (27).
El hecho de que ambos tipos cerámo
cos, el A y el B, aparezcan Juntos
en los niveles más profundos, fija con bastante seguridad el momento del
e
,..,o
1251 GOMEZ S~RRANO, op <11
11 "Excovoc•o""s poro lo ompl•ocoon "
S. RODA SORIANO • A-•oc•bn ol ntud•o de lo orqutoiog•o volrn
1261 D. FLETCHER VALLS: ''Problema> d• lo cul1uro ,f>e,co' S."e do Trobo¡os Vo""' del S.I.P., num 22 Vol~nc•a, 1960, p6g. 70.
r271 N LAMBOGLIA· ''Per uno clo\Jtttoztone ptel1mmote de lo cerom1CO camJ)Ono" Alll d~l 1 Con¡¡r.,..., lnl.,-nat~onah d• Slud• Ligur! Bordoghcra, 1952, póg 142.
-204-
[page-n-205]
rl
FUNDACION DE VALENCIA
13
nacimiento de Valencia, cuya fecha ha de girar alrededor de la señalada
por Ttto Ltvto, es dectr, hacia el 138 a C. 128).
En las excavaciones llevadas a cabo en la Plaza de la VIrgen, del re·
sultado de las cuales dará oportunamente cuenta su excavador, señor Uor·
ca Rodríguez, podemos anticipar que, por debajo de los nivel'es romanos y
separados de éstos por una capa de arcillas arqueológicamente estériles,
de un espesor de unos dos metros, aparecieron, a la profund idad de S ,50
metros con respecto al suelo actual de la etudad, una decena de frag ·
mentos cerámicos, posiblemente de la Edad del Bronce, por deba¡o de los
cuales aparel!ió nuevamente la arcilla estértl.
A los mencionados fragmentos se les ha concedido gran importancia,
queriéndoseles utilizar para justificar la existencia de la ciudad indígena,
olvidándose de que dada la topografía del lugar de hallazgo, tan cercano
al rio, no puede descartarse la posibilidad de unos simples arrastres, o también que pudieran ser abandonados por pastores o cazadores de los poblados situados en las alturas circundantes (29), posibilidad que abona el
hecho de que no aparecieran restos de fondo de cabañas ni construcción
alguna que denotara ocupactón permanente.
Pero, aun prescindiendo de las anteriores observaciones y aceptando
esos fragmentos como prueba de la existencia de un poblado indigena,
tendríamos, asimismo, que admitir que cuando fueron abiertos los cimien·
tos de la etudad romana, la supuesta población indígena yacía sepultada
bajo una capa de arcilla de dos metros de espesor y, por tanto, su presen·
cia hubiera pasado desapercibida a los nuevos habitantes del lugar, con lo
que queda descartada la hipótesis de la continuidad de una a otra ciudad.
La tónica general de los hallazgos romanos en el casco antiguo de
Valencia es la de no sobrepasar los S m. de profundidad, siendo lo normal
los 4/4,30 m. y en ningún caso por debajo y a continuación de los restos
romanos aparecen objetos arqueológicos datables de periodos anteriores.
Los fragmentos citados más arriba estaban separados de los niveles roma·
nos por dos metros de arcilla, según hemos dicho.
(28) M. TARRADELL. ·•u, fundoc•6 de la C!Uiot de Volencoo" Bo•celono, 1962
A. GARCIA Y BELLIDO: "Los colon•os romanas d4 España" . Anuar~o do Hostorto del
Derecha Español, 29. Madrid, 1959, póg. 447, y
A. GARCIA Y BELLIDO: "Aportaciones ol estudio del proceso de lo romoni>O<;Ión del
S. E. de lo Penin•ulo" Homenaje ol Profesor Coyetano de Mergellno, Murcoo. 1962.
( 29) Exlston numerosos poblados de lo Edad del 6ronce .., los !ToQnfltuiM que mcundon lo llenado en lo que oe nollo Volenclo, tales como Font de I'Aimaguer jAifo'l>), Vedat tTartentel, Els Getmanells (Rafelbuñoll, etc., "'"·
- 205 -
[page-n-206]
O FlETCHER VAUS
V
RESUMEN
Mucho nos agradari;¡ que futuras excavaciones probaran de forma incontrovertible la exostencia de la población ibénca y su dorecta contonui·
dad en la Valencia romana, pero hemos de reconocer que, hasta el presente, no han pododo demostrarse nonguna de ambas cosas, por lo que re ·
sumomos lo anteroormente expuesto y el estado actual de la cuestoón manofestando
l • Que hasta el presente no existen pruebas loteraroas ni arqueoló·
gocas que permitan aformar irrefutablemente que exostió una ctudad tndogena prerromana, llamada o no Tyris, sobre la que se asentó direct<~mente
la Valencia romana
2:• Que si en el futuro se probara que aquí existió una ctudad pre·
rromana, se probaria al mtsmo ltempo que no fue la predecesora directa
de Valenda, por CU.lnto una espesa capa de arcillas y gravas separarían
una ciudad de otra, desconocoendo los fundadores de la segunda la ex•s·
tencoa de la promera
3. Que Valencoa se fundó con locenciados del ejércoto romano y no
con los restos de las derrotadas tropas de Vinato. La carencoa de !apodas
y ceca iberica, la escasez de monedas obéncas de otras procedencias, el reducido porcentaje de fragmentos de cerámoca ibénca, prueban el poco
amb•ente ondigena, lo que, unido a la interpretaCión que d
ción estrictamente romana
4." Que la apanción, en los niveles arqueológteos más profundos de
la ciudad, de la cerámica campaniense en sus variedades A y B, puesta en
relación con el texto de Ti to Livio, permite situar la fecha de la fundac•ón
de Valenda hada el año 138 a. C
200 -
[page-n-207]