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DE C. SERRA RAFOLS
llIantlou)
El e!>tudio de la Cultu ra Megalftica
Catalana
Con razón dice el profesor Pericot que pocos manifestaciones
de la Prehistoria resulton ton fáciles de estudior como los sepulcros megaliti cos, pues "son éstos ton visibles que mucho ont.¿s de
que los eruditos inicioron el estudio científico de los vestigios prehistóricos, los ... dólmenes habían atraido ya lo otención de los aficionados a lo antigüedad " ( 1).
Con todo, la que fue tesis doctoral de nuestro viejo a migo y su
segundo edición (esta vez en verdad "corregido y aumen tado") (21
quedon continuamente superadas por los nuevos descubrim ien tos
como él mismo prevé y deseo, en cuan to o su corócter de catálogo
exhaustivo de los monumentos mega líticos ca tolanes.
y es que los dólmenes, a pesar d¿ su visibi lidad, se acuitan
mós de lo que parece posible y siguen proporcionando nuevos e jemplares de estas sepulturas las comarcas mós frecventados por todo
género de viandan tes, desde los pseudo - excursionis tas, que sólo
desean devora r kilóme tros y realizan sus travesías con un carócl'é!r
poco dif.erente de sus botas y bastones, hasta los que, mien tras
andan, investigan el paisaje y sus elemen tos naturol-es y humanos.
Señolemos como ejemplo muy demostra t ivo, bien reciente, el descubrimiento por el Coloborador d~ la Comisaría Provincial de Excat 11 l . PERICOT GARC IA: "la cultura megalilico en .... rogan·· , Pirineos,
VIII, pÓg. 485, Zaraga:la, 1952.
(2) lo PERICOT GARCIA : "la civill:loc;ón megalítico cOlolan.o y la culturo
pirenaico", Barcelona, 1925.
L. PERICOT GARCIA: "Los sepulcros megalílicos catalanes y la cultura pire _
noico", Barcelona, 1950.
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"odones Arqueológicos de Barcelono, don Antonio Guilleumes, de
los dól menes mós próximos o la capital ca talona que se conocen
hasta ahoro, en una zona que, desde hoce t¡ ~ m po. se conside raba
agotada en este aspecto (3) .
Recordemos o es te propósito las campañas sistemóticos orga nizados RO' nuestro maestro Bosch -Gimpero llevando como ouxilia r
01 mismo Perico ! y que teni endo, como quien dice, megalitos 01
a lcance de lo mano, se iban o buscar, en penosos excursiones, casi
o 200 kilóme tros de distancio .
Si es to poso en los transi tadisimas montañas que tocan o Barce lona, se puede suponer que daben quedar sin s'3ñolor decenos y
decenos de estos sepulturas en los vastos manchas exi stentes dentro de la zona dolmenica, donde no se seña lo ni un solo megal ito
(4 ), en comarcas donde no ha habido ningún investigador local
(precioso e indispensa ble colaborador de la investigación ~ n c ral ,
01 que con frecuencia se regateo y hasta se n iego lo beligerancia),
y lo mismo e n aquellos qu '~ han sido mós o menos inte nsamen te ex plorados.
Ademós ha de considera rse casi un axioma que, incluso los
dólmenes mós des truidos y aquellos que son mas visibles y que por
la tonto han sido violados desde mós antiguo y de seguro innumerables veces, contienen todavía algún resto eh los hombres que los
levantaron y de sus industrias, y con fre cuencia de aquellos que los
utilizaron posteriormente. Incluso dólmenes que han sido excava dos por pe rsonas experimentados, no siempre es seguro estén agotados en sus hallazgos. Es frecuent ~ qu e en los compañas de e xploración dolménico no se cuen te mós que con unos escosas horas (o
seguido de una camina ta agotadora) poro explorar un megalito, y
que esto Ipbor se rea lice apresuradament e, en uno verdade ro carrero con t ra el reloj . Como se aprecio en seguido que el dolmen ha
sido violado, y por lo tonto se sabe qu e su conten ido ha de aparecer
removido, se considero qu e los observociones de car6cte r es tra ti gráfico no han de dar resultado alguno, y por lo tonto casi se prescinde de ellos. Libl'es de este es torbo que obligo o trabaja r lentamente, los exploradores buscan ton só lo recoger lo mós rópidamen t e posible las restos de huesos o mobi liar ia que hayan podido
(3 )
,ovo•.
Dolmen d e
VoJlfornan~,
;ned ito, pero eKplorodo, y o lro todov¡o sin ell(-
(4) Veose el mós rec iente mapa de su d istribución en L. PERICOT: "Los sepukros megoHtic:os ... ", fig . 86.
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ESTUDIO
D~
LA CULTURA MEGAlITICA
3
subsistir, y como estos suelen reducirse o fragmentos de cerómica
liso, con frecuencia ton menudos y desg:Jstodo;; que resultan casi
inclosificabl~s, pronto se agoto, junto con el escoso ti empo de que
se dispone, el in t eres del explorador, y sin que honradamente se
puedo a firmar que ha sido removido y ta mizado todo lo tierra susceptible de con tener olgun resto, se do por terminado lo excovación . Y este termino es poco menos que defini t ivo, yo que el dol men explorado estó ton alejado del pun to de residencio y partido
del arqueólogo, que es muy di fic il que este vuelvo o encantrar ocasión favorable poro repetir lo la rgo y penoso excursión, que esto
vez tendró el -escoso aliciente de visi tar un megal ito yo conocido y
teóricamente excavado. Personalmente hemos de reconocer que en
los no muy numerosos dólmenes en cuyo excavación hemos colaborado, hoce yo mucho;; años, no tenemos lo seguridad (ni incluso
dentro de lo que son los seguridades humanos) de que estén exhoustivamente excavados. Y si nuestros colegas Que han intervenido en compoñas seme jan t es quieren ser sinceros, reconocerán lo
mismo en cuanto a gran numero de sus trabajos. Hoy que pensor
que esto faha, que serio menos que venial en excavaciones de salvamento, es decir, aquellos realizados apresuradamente y forzosa mente poro salvar todo lo posible de yacimientos que van o ser
destruidos por motivos ajenos o la arqueología, es más grave cuan do se troto de excavaciones intencionalmente llevados a cabo, en
lugares que o veces podrían esperar tranquilamente tiempos futu ros, incluso generaciones futuros, en Que los cosas pudieran hacerse en mejores condiciones.
Por esto o lo pe t ición que hoce Pericot de Que se comprueben
los plantos de los dólmenes conocidos, un imos por nuestro parte
que se comprueben los excavaciones efec tuados, cosa que él tam bién aconse jo; lo rec tificación de plantas ha de ir acompañado de
observaciones minuciosas sobre lo existencia de en losados, formados por piedras mós o menos planos, de dimensiones no muy grandes. Nos ha admirado que en dos dólmenes cuyo reciente excava ción detenido hemos presenciado y orien tado, pertenecien tes o comarcas bastante dis tant es y de características geográficos y geológicos diferentes, hayamos podido comprobar la -existencia de ta les
en losados en sus respectivos cámaras. Nos resis timos o creer que
se trote de casos excepcionales; más bien opinamos que tol-es pisos
en muchos cosos han posado desapercibidos a los exploradores y
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que su exist encia debió ser bastante mós g!nerol de lo que se de duciría de los estudios efectuados (5) .
Son estos labores muy Q propósi to, como primeros a rmas en 10
arqueología de campo, de las nuevas y numerosas promOCiones de
jóvenes arqueólogos que aparecen continuamente en el palenque
cien t ífico. Aleccionadoras por uno porte y científicamen te útiles,
por otro, Ahora bien, quienes los verifiquen han de pensar que
codo megalito o replan tear y reexploror requ iere, poro hacer bien
los dos cosos, un t iempo bastan te largo, ya que poro recoer en lo
fa lta que hemos de tallado no vale la peno de gas lar nuevos ener-
gías.
•
Repu tamos, pues, que en el es tr ic to campo de los mega litos que
lIoma mos pirenaicos queda uno considera ble labor a hacer, qu e si
se hoce bien, puede proporciona r todavio elemen tos de es tudio muy
importa ntes.
Pero, como sigue señalando Pericot, al lodo de las dólmenes
en su mismo órea geográfico, exist en ot ros 'estaciones que revelan
uno cul turo idén t ico y cuyo est udio, poro usar sus propios palabras, "ofrece todavía un amplia campo a lo invest igación" (6) .
Bosch Gi mpera fue el primero, yo hace años, en apreciar esto
iden tidad cu ltura l (1) y esta apreciación ha sido a m pliame n te
comprobado por los nuevos hallazgos. Se t ro to principalmen te de
cuevas, en lo que me jor conocemos de ellas, de cuevas sepulcrales.
Es decir que también aquí, pora conocer lo manero de vivir de
aque llos gentes, nos hemos de va le r de sus sepu ltu ras . Ton to es lo
iden tidad cul tural de estos tumbos trog lodí t icos y megalíticos, que
juzgamos no hay mot ivo de separar el anólisis de los elementos
proporcionados por el estudio de los a jua res descubiertos en unas
y en ot ros.
También aquí, y todavía mós que en los dólm enes, ha de intentarse corr-egi r lo imperfección de los excavaciones. Uno cueva, aun
(5) L. PERICOT GARCIA: "Los sepulcros mepoli ticos ... ". póg. 39. dice unicomente o prOpÓsi to de lo existencio de povimen tos en los dólmenes: "en \fOrios
cosos se ho observodo uno espeo;:ie de e nlosodo hecho con loso, delg.odos en lo
porle de lo en trado; osí, en los sepulcros del Barranc y de lo f ant del Ra ulo en
Espolio, y de COl lelltou ".
Como hemos dicho, e n los dos cosos citodos el ensolodo ho sido descubierto
e n los cómoros 9ropiomente dichos. Uno de estos enlosados, el del dolm en de
Vollromones, ofrece circunstoncias especioles Que OQul no pOdemos delollor.
(6) L. PERICOT GARClA: "Los sepulcros megolllicos ... ", pllg. 91.
PI P. BOSCH-GIMPERA: "PrehistOrio Catolono", Borcelono, 1920. En es to
ob
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ESTUDIO DE LA CULTURA MEGAUTICA
s
siendo pequeño, se considero ya uno entidad con mayor personalidad que un dolmen y, por lo tonto, yo no se juzgo que unos horos
de apresurado labor basten poro excavarlo. Pero lo proporción de
t iempo y esfuerzo que o ellos se dedican, en relación al volumen
de trabajo que en realidad ofrece su exploración, es del mismo orden del apreciado en los dólmenes. Un ejemplo aleccionador de lo
formo de explorar, y publicar, una muy pequeño cueva sepulcral
(no importa pertenezco a ot ro cultura que lo dolménica pi renaico
de lo que nos ocupamos ahora), nos lo d io don Isidro Ballester, en
su excavación y publicación de lo covacha sepulcral de "Cam í Real"
de Albaida (8) . Puede si se qu iere, hacer abst racciÓn del capítulo
IV de lo monografía qu e dedicó o ello, y de lo ú ltimo porte de l VI,
de.; tinodos o comparaciones, pero lo restan te, dedicado 01 estudio
propiamen te de lo covooha, puede ofrecerse como modelo, t rasun1"0 de uno ·excavaciÓn igualmente modélico, y hoy que recordar que
se t ral6 de uno excavación de salvamen to, verificado, ciertamente,
en ópt imos condiciones.
Así, pues, algunos de los cuevas que cataloga Pericot, hoy que
reconocerlos nuevamente an tes de considerarlas agotados. Exceptuaríamos los cosos en que se hubiese, intencionadamente, de jado
una porción por excavar como testimonio, próctica ton aconsejable, Siempre que seo posible, coma poco ate ndido . P\! ro no recordamos que se hoyo seguido en ninguno de los cuevas de excavación
reciente que se enumeran .
Pero el campo más amplio de las nuevos investigaciones se encuentra en los cuevas y abrigos bo ja roca no explorados. Mas aquí
no nos cansaremos de aconsejar 10 máximo prudencia, lo m ismo o
los investigadores locales que a los arqueólogos profesiona les, con se jo que, na turalmen te, no se refiere sólo o las cuevas de la zona
de 1 cu ltu ro megoHtica pirena ico, sino o todos los de l país. Si uno
0
cueva no corre peligro de ser dest ru ido o vaciado por cua lquier
causo, a removido por personas ignorantes, es decir, si hoy motivos
para creer no será tocado su yaci mien to, 10 excavación no ha de
emprenderse sin que se cuen te con todo seguridad con Jos medios
adecuados poro llevarlo adelante con los máximas garantías ci en tíficos de que ninguno observación podrá perderse, y no hablamos
del material, pues éste es mós fócil de recoger que no los observo(8) l. 8ALLESTER TORMO: "La covacha sepulcral de Comi Reol d 'Alacanl
(AIIJQido,", Archivo de Prehistoria Levont ina, 1, p6g. 3 1, Valencia, 1929.
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ciones referentes 01 mismo. Hay que pensar que es en los cuevas
principalmen te donde podemos esperor encon t ror estratigrafías, y
que és tos pueden perderse por fal to de tiempo, de atención o de
conocimien tos, y entonces, si tales estratigrafías existian, el volor
ci entífico de los objetos recogidos es pun to menos que nulo en comparación 0 1 Que habrían podido lener. Hoy que con tor, pues, con
el t iempo suficien t e y los med ios económicos indispensables, odemás de los conocimi en tos y lo próctica necesarios y ta m bién la aptitud inno ta pora ser 'e xcavador (9) Que hoy que suponer en todo
persono qu e se enfren te con empr.esa de esto na tu ra leza .
Claro que lo legislación arqueológico vigen te sólo concede 'e l
¿-erecho de rea lizar toles traba jos o personas competentes, previamen te au torizados, y que ni los Comisarios de Excavaciones arqueológ icos, Directores de Museos o Profesores Universitarios, no
t ienen, por su si mple calidad de tales, esta autorización . Pera esta
legislación, como tantas otras, 'resu lto, con aflict ivo frecuencia, in operante en Jo práctico. Poro frenar impaciencias hoy Que pensar
que <.le lo misma manera que no nos cabe duda de que ac tual mente,
por lo general, excovamos mejor que lo hadan nuest ros predecesores de comienzos de siglo, tampoco la tenemos de que mejor
lo harán nuestros sucesores de principios del siglo próximo. No es
que pc
!nsemos que el progreso de los técnicos y los reolizociones
cien t íficos en estas moterias, s igan una I¡n eo ascendente ininterrumpida, hoy sus altos y sus bajas, que tados podemos apreciar,
pero r.as parece que un concepto mós exac to de lo que se busco en
estos exploraciones, que no es la recolección de objetos poro llenar
vitrinas de museo; o colecciones privados, ni lo lia tisfacción de una
Simpl e cur iosidad, sino lo ~edacción de un capítulo de 1 H istoria,
0
influye a lgo en que coda cual siento la responsabil idad que contrae
a l realizar uno tarea de es te orden .
Heohas estos digresiones, en ,el campo de los estaciones de
esto clase, donde hay una labor ton vasto o hacer, queremos señalar muy particu la rm ente el interés que ofrece uno cat egoría de
(9 ) Ho y personas con grondes conocim ientos a rqueo lógicos y verdadero talento de inves tigadores Que na son capaces de permanecer pac.ientemente, o vec es
durol'll e largos dios, las ocho o mois naros de la ¡o
tol es es muchisi mo mejor Que no excaven y e n cambio a coso puedan aprovechar
magnificamente los resultados de los excavaciones a jenas. No d iremos o ... e excaven dl!$Co rg óndo<;e to tal mente, de hecha, e n bvenas ayudant es, ounq"' e estos na
d eberian falt a r n ... nca , P"' e$ e n este coso na serón ellos los verdaderos elCcovodoO'i
res, y 01 hacer lo cons ta r así en 1 publicaciones se ves tlrón con plvmos a jenos y
los grajos de lo lóbul o n ... nco no<¡ han si mpatiza do.
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EST UD IO m . LA CULTURA MEGAU T ICA
1
ellas, que viene o cons tituir un intermedio -entre los dól menes y los
cueva s sepulcrales propia men te dichas, y que, en dete rminadas coma rcas, ofr ecen caracterist icos peculiares, sobre la s que no se ha bia f ijado debidamen t e la a tención.
El abr igo bajo roca (admit imos esto expresión o pesa r de su
carác ter de galici smo) es un ti po de estación bi en conocido, y que,
según su a mplitud, el hombre pri mit ivo u t ili zó poro refu gio de vivas a de muertas. Insensiblemen te se pasa de él o lo cueva, con
todos los grados de t rans ición . Aun en te rre nas quebrados, según
seo la composición geológica de l s uela, na a bundan o na exis te n
las verdaderos cuevas, pero los agentes na tu rales no ha n de jado de
desgas ta r desigua lmen te las rocas, creando pequeñas refugias que
han s ida muy buscados por los gen tes de vida pr imitiva. Debida a
los reducidos proporc iones de muchas de ellos, gran núme ro han
desa parecido, yo seo que la s aguas, los ali maña s a las m ismos
hombres las hayan vaciada de su con te n ido ant iguo, ya seo que
los acarreas los hayan cub ierto tota lmen te (en cuya coso for man
uno na despreciable " rese rva" pa ro la arqueolog ía del porveni r)
(l O) .
En la camarca lla mada de la Maresma , en las sierras a l evante de Barcelona, elemen tos de la viejo cadena hercin iana que all í
bordea el actua l litoral , el te rreno está cons tituido por granitos
que han sufrido uno m u/ti mile norio eros ión y descomposición quí m ico. Lo que debieron se r mon tañas elevadas se han conver tido en
suaves co linos de pocos cen tenares de me t ros de oh uro sobre el
nivel del mor, que ahora baño sus pies. El hombre prim it ivo, queremos refer irnos a las gen tes del Neo lí t ica y Eneoli tica, en parl e
encon t ra ron el país e n uno forma no muy ditere.nte de la a c tual,
0
por lo Que se refi ere o su re li eve. Es cie rto que desde en la nces 1
erosión ha segu ido traba ja ndo inte nsamente aquellos roca s, cuya
superf icie, some t ido o la acciÓn químico que de te rm ino su caolin izoción, se disgrega fócil men te por lo acción mecónica del agua y
del vien to. La pruebo la tenemos en la enorme acumu loción de
orenos (lo descomposición del sauló de la te rm inologío local)
110) Lo covocno de Com í Reol , Q lo q ue nos helTlO!; referido , es un ejemplo
de eSle modo d e desopOric iÓtl, v sólo u no casuali da d lo PUSO 01 descubierto. Los
covocnas del Borro neo de Son t Ole-guer, e n Sobodell, con enterramientos de segu ndo g rado del e neol ilico o Bronce 1, son 01 ' 0 ej emplo parecido , en Un terreno de
consliluclOn geológ ico semejon le. Vease poro eSlos: J. de C. SE RRA y RAFOlS:
"Sepoullu ros con YOSO camponifor me descubiert os en Sobodell" , Ivronono, vol. 1,
;>p. 17 -92, $obodell, 1950.
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qu e se han acumu lado en los valles y en los borra ncos y que cubre,
con estra tos potent ísimos, restos de lo a nt iguo presencio humana
E'n estos lugares ( 11) . Pero de la parte a lta de lO sie rros, la denu S
doción ha sido en genera l menos in t enso que la acumulación de
arenos e n los barrancos y portes bo jas, arrancados aquéllos principal men t e de los laderas.
En este relieve suave, en muchos ci ma s exis ten pequeños pla n icies donde e l suelo se ha ma nten ido o un nive l seme jante 0 1 de
hoce cuotro milenios. De ello tenemos uno pruebo arqueológico,
proporcionada precisamente p or los dólm enes ex is ten t.es en es tos
lugares, qu e no se ofr ecen ni enterrados por acorreos, ni sobreelevodos por reba je de los tierras circundan tes, Los lúmu los, natura lmen te,
probabl emen t e con ac tivo cooperación humano , .Ejemplos de lo que
deci mos son La Roca d'En Toni, de Vilossor de Do lt, uno d e los
dólmenes ca ta la n es conocidos desde fecho mós an t igua, y 'e l de
Yollromones, uno de los de descubr imien to mós reciente.
En es tas mismas zonas los grani tos erosionados se ofrecen en
forma de acumulaciones de rocas de -pe rfiles suaves y desgastados,
que a veces reciben el nombre de boles, precisamen te par lo formo
vagamen te es fé rico que a fec tan en ciertos casos sus portes más
salien te s (12). Estos a mon tona mientos graní t icos, surgiendo d e un
medio vege ta l de pinar y matorral no espinoso, no e xces ivamen te
densas, en el que a veces subsiste n algunos elemen tos test imonia -
,
11 11 Uno necrópolis de urnas de la Primer a Ed ad d e l Hierra, sit uada en u na
nondana da de la riera de Argentona, ce rca de Mo toró, no librado unos pocos
tumbos, encont rados casua lmen te 01 per forar pozos, o pro fu ndidades d e nosta 22
me lros. Un miliario de la Vio Augusta, desc ubie rto el 12 de junio de 1954, cerco
de la pa rt ici Ón de los tér minos de Vilossar de Mar y Cabrera d e Ma to ró, jun ta 01
110modo Ca mí del mig, en Un terreno abierto y 110:'\0, en el que lo acumulación
de tierrClS arenosas no es particula rmente activa , queda ba e n lo par te superi or di.!
lo bese, q ue corresponde 01 nivel de had o comi e nzos de lo Ero, o cerco d e dos
me tros d e p ro fund idad , Sobre los n ive les a ntiguas en es to comarco véase M . RISAS
Y B~ RTRAN : " El poblame nt d 'lId ura" , MemOries de la Secció Hlstórica - Arq ueoIbg ico d e l' lns litu t d'Es tud is Ca la lans, Barcel ona , 195 2.
(1 2) Al es tudiar los mega litos hoy que lener en cuen to 1 no luro lez a pe rro_
0
gró fico de los pied ras que los forma n y e l medio climó tica en qu e se leva ntan,
paro explicarse varios hechos referentes o los 1
050S de que es tó n hechos y su condesaparecer, ma teria lme n _
servación. Los dólmenes de grani to están d es ti nados
te, podr iomos d e<: ir, poi' disoludón, cOflvirtiéndase en areno. No es mejor la suert e
q ue han d e correr los formados poi' aI ras racas todavía mós sujetas o resquebra_
jarse, en especial en zOnas d e helados in tensos. Cloro que es to lo p
los generaciones futurClS, Si los ge ntes de l poleoli tko In ferior hubiesen levo n loda
dólmenes, no Quedado ninguno de ell os. e xcep to los que hubiesen sida p ro teg idos
por sus tumu l05, des tru idos poi' lo acciÓn lenta pero im;¡locoble d e los agen tes
na turales,
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ESTUDIO DE LA CULTURA MEGAlITICA
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les de antiguos encinares y robledales, llegan o forma r un paisaje
muy característico de los crestas de estos sierros, intensamente
mediterráneo y no exento de belleza . Con frecuencia unos rocas se
apoyan sobre a Iras y don lugar o lo existencia de cavidades más o
menos amplios, que no pueden llamarse propiamente cuevas, y que
en lo comarco reciben o veces el nombre de caus (a lgo osi como
guarida o madriguera). Como es natura l, tol es caU$ sue len t ener
varios entrados, a unque ero fáci l cerra r una o más ar t if icial men t e.
Los más visibles tienen nombres, ot ras carecen de él. Al lodo de estos caU$ o guaridas bien definidos, hoy masas graníti cos qu e se
han desgastado mós por la base o que se han incl inado has ta formar precarios abrigos.
El primer g rupo de es tos for macion2S na tu ral es que en lo co marco llamó 10 a tención de los estudiosos, fue el si tuada cerco de
la masía d e Can Baquet. Allí el colaborador de la Comisario de
Excavaciones Arqueológicas de Barcelona dan Jaime Ventura, que
es el delegada de lo misma en Vilassar de Dolt o San t Genis de
Vi lassor, térm ino muni ci pal 01 que per tenece lo masía ciloda, y
varios colaboradores suyos, especial men te Pablo Ubach, efectuaron
uno prospección en aquellas rocas, y los resultados obten idos fu eron verdadera mente óptimos, Con gran cuidado se exploraron dos
de es tas caU$, uno llamado cou de la Granoto, probablemente por
lo vago formo de rano que a fecta uno de las grandes rocas que lo
forman ; 'el a iro sin nombre, que fu e bautizado cava d'En Pou. por
el de su descubridor, situados a un cen tenar de metros de dis tancio
el uno del otro,
Los hallazgos efect uados en ellos pertenecen plenamente o lo
cultu ro dolménico, y de la proximidad de es tos estaciones arqueológi cas o un megali to da ideo el que el citado dolmen de La Roca
d'En Taní se ha llamado también dolmen de Can Boquet. Ef ec tiva mente, del dolmen o los dos caU$ citados hay menos de qui ni entos
me tros de dis tancio. Se tra to de lugares util izados poro en terramien tos, y ello evidencio qu e lo población eneolí t ica en cuyo com ple jo cultural figura ba el rito o costumbre de sepultar a sus mu ertos en tumbos formados por gra ndes piedras, 01 encon tra r a montonamien tos de rocas que en muchos cosos a mayor escalo p roporcionaba n uno estructuro semejan te, no los desdeñaban poro
u tilizarlos con lo m ismo fina lidad .
A base del ma teria l encontrado, abundan t es cuchillos y bellos
puntos de fl echo de s ílex, ploqu itos de pizarra, granos de collar,
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cerómica , no puede reputarse que quienes aqu í r¿ posaron fueron
de cond ición distin ta, mós hum ilde, que los sepul tados en los dólmenes (13) .
Ot ros a br igos próximos con menos p~(sono1idod , pertenecientes
0 1 mismo núcleo de Can Boquet han proporcionado ta mbié n ind icios de util ización por el hom bre pri mitivo, a unque de menos entidad. Se Ih!go casi 01 conve nci mien to de q ue toda roca o con jun to
de rocos qu e o fre cía un leve refug io fu e a provechado desde t iempos a n ter iores a los dólme nes hasta época más recien te que e llos,
ya que los ha lla zgos, gene ralme nte reducidos a pequeños fragmentos de cerámi co, va n desde los t iempos de lo decoración cordial
has ta lo época ho lls tótti ca .
El núcleo de Can Boquet, del que forma n p ort e con juntos laberín t icos de amon tonamientos de rocas, como el llamado Roca Llabatera, de exploración muy d ifícil por su complicación, es trechez
y peligrosidad de sus gri et as y espesor del ma torra l, no es un coso
ún ico n i excepciona l 'e n nuest ros sierros de Levan te o Maresma .
Al con tra rio, exis ten en o tros té rm inos zonas de caracterist ica s seme ja ntes; seña lemos como ejemplos el Cou o COYO del Dimoni, er.
té rmino de Premió de Da lt, ta mbién descubierto como estación
prehistórico por el señor Ven turo, parcial men te explorado, y que
ofrece tes t imonios de u t ilización primitivo, no sólo en su conten ido
(limi tado o fragm e n tos de ba rros), 'Sino e n res tos de labro h um an ~
claramente percept ibl es en las rocas que lo forman.
En otro lugar de pa recido aspecto, en lo porte monta ñosa del
t érmino de Uinós de l Vo ll és, ,ho sido explorado o tro ca u, seña lado
por el ci tado y act ivisi mo colaborador de lo Comisario señor Gui-
t 13) No haremos oqui lo publicoci6n de es los eslociones. Indiquemos que
en el citado libro de RIBAS y BERTRA N, se dio uno breve not ici o d e e llos. De
hallazgo realmente muy reciente. ~on prócticomenle ined ilos. Con lodo observoremo, Que I~ reSl~ de huesos huma r.O$ eron extraor d inariamente escasos. Creemos Que eUo es d ebido mós Que o lo remoción de los COY I, especi alme nte par 10$
a limoños, lobos y zorros principalmente, Que debían tener en ellos sus g uoridos,
nosT Que próc ticomen te se ex tinguieron en el eu rlO del siglo pOlOdo, o lo no turo_
o
le;r;a silíceo del t('<"reno. Lo vegetación exiSTente e!'l tol6 terre!'los es óvido de los
subs tancias eoli;r;os y 10$ d igiere rÓpidame"te. Es to delOiXlrición d e los huesos lo
hemos observado, tooovio mUs acentuadomente, en dólmenes si tuados e n condi ciont$ de T
erreno semejan tes. En los ,a UI los raíces penetran menos abundantemente
y por ello se conserven tadovío a lgunos restos de hu esos. En el dolme n de I/ollro_
manes, en i¿e n lico terreno ócido, pero ll eno de vegetación, uno escrupuloso rebusco no pe rm itió encontrar n ingún fragmen lo óseo, e n tont o Que ptoporcionoba
l(llet'esonte material de a Iro clase. Serio muy util Que los conocedOfes d e estos
problemas de Do lónico y edafología estud iasen toles cuestiones, QI.>t, nosotro:;,
sólo POdemos trotar muy ligeramente, par fo h o de conocimien tos especia!i;r;odos.
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ESTUD IO DE LA CULTURA MEGAUTtCA
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Ileumes, de características naturales muy interesan tes, y cuya ex cavación, todavía na terminada, y que ha sido fr uto de uno si mpá tica y desinteresado co laboración de e!ementas de Barcelona y
de muy diversas l oca l ¡da ~·~s de la com a~ca, que caincidian en el
lugar de trabajo proceden tes de las cuatro puntos cardinales, ha
dado resu ltados compa rables o los apuntados en Can Boquet y los
hallazgos enca jan también dentro de la culturo dol ménica. Hemos
bau ti zado esto guarida con el nombre de Cau de la Mustela 11, por
existir, mejor dicho, haber existido, o cinwenta posos de distancia,
otra madriguera cC!1oci:;!a por Cau de la Mustela en la que también quedaban res tos de utilización por e l hombre primi ti vo.
Esto nos obligo a consignar uha no ta pesim ista fi na l. Rocas naturales como todos los citados, si tuadas en lo alto de los s ierras
en terrenos de basoui! y motorral, parece deberían estor per se,
preservadas de lo d ~s trucc¡ón por le acción humana. Desgraciada mente nodo mós lejes de ella. Lo proximidad de un núcleo humano
monstruoso como Barcelona, de necesidades in:Jgo tobl .~s en tod:Js
los órdenes, ha det ::!rminodo el nacimiento de pequeños can teros
que explo tan los grani tos poro abastecer o lo urbe de bordillos poro sus calles. Resultando mós económico explota r es tas boles q ue
profundi zar en lo roca, pequeños contratis tas arri~ndan parcelas de
mon te poro "limpiarlas" de ellas. CU:Jnda nuestro compoñera
señor Guilleumes visitó el lugar, el CaU de la Mustela había yo desaparecido casi totalmente en una de estas explotaciones, y sólo
pudo verificar que entre los rocas que lo form aron aparecían fragmentos de cerómica prehistórico. Localizado en otro cau sin nombre, se inició su exploración pensando fuese "de salvamen to", en
lon to la Comisaría h:Jcia ges tiones, que momentóneamente han
t enido resultado, para S'J preservación, ya qu~ se troto de un con junto tan típico que, o pesar de ser natural, ofrece ve rdadero interés arqueológico conservarlo, sin contar que formo parte de él
un monolito na tural con impor tantes s::!ñales de trabajo humano.
Esa qui ere decir que, a lo menos hasta donde llego desgrac iadamente la ¡nfluencia des tructora de lo capital, es tas exploracion es
tienen mÓS urgencia de lo que aparentemen te padría pensarse.
Las notas anteriores demuestran que existen aún amplios cami~
nos paro aumentar el caudol de conocimientos que tenemos sobre
esto cu ltura que ti ene su espina dorsal en lo cadena pi renaico y
cuyo origen y desarrollo ofr~ce to:::lavía tontos prabl .~mos no resuel los.
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J.
DE C. SERRA RAFOLS
llIantlou)
El e!>tudio de la Cultu ra Megalftica
Catalana
Con razón dice el profesor Pericot que pocos manifestaciones
de la Prehistoria resulton ton fáciles de estudior como los sepulcros megaliti cos, pues "son éstos ton visibles que mucho ont.¿s de
que los eruditos inicioron el estudio científico de los vestigios prehistóricos, los ... dólmenes habían atraido ya lo otención de los aficionados a lo antigüedad " ( 1).
Con todo, la que fue tesis doctoral de nuestro viejo a migo y su
segundo edición (esta vez en verdad "corregido y aumen tado") (21
quedon continuamente superadas por los nuevos descubrim ien tos
como él mismo prevé y deseo, en cuan to o su corócter de catálogo
exhaustivo de los monumentos mega líticos ca tolanes.
y es que los dólmenes, a pesar d¿ su visibi lidad, se acuitan
mós de lo que parece posible y siguen proporcionando nuevos e jemplares de estas sepulturas las comarcas mós frecventados por todo
género de viandan tes, desde los pseudo - excursionis tas, que sólo
desean devora r kilóme tros y realizan sus travesías con un carócl'é!r
poco dif.erente de sus botas y bastones, hasta los que, mien tras
andan, investigan el paisaje y sus elemen tos naturol-es y humanos.
Señolemos como ejemplo muy demostra t ivo, bien reciente, el descubrimiento por el Coloborador d~ la Comisaría Provincial de Excat 11 l . PERICOT GARC IA: "la cultura megalilico en .... rogan·· , Pirineos,
VIII, pÓg. 485, Zaraga:la, 1952.
(2) lo PERICOT GARCIA : "la civill:loc;ón megalítico cOlolan.o y la culturo
pirenaico", Barcelona, 1925.
L. PERICOT GARCIA: "Los sepulcros megalílicos catalanes y la cultura pire _
noico", Barcelona, 1950.
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J. DE C. SERRA RAFOLS
"odones Arqueológicos de Barcelono, don Antonio Guilleumes, de
los dól menes mós próximos o la capital ca talona que se conocen
hasta ahoro, en una zona que, desde hoce t¡ ~ m po. se conside raba
agotada en este aspecto (3) .
Recordemos o es te propósito las campañas sistemóticos orga nizados RO' nuestro maestro Bosch -Gimpero llevando como ouxilia r
01 mismo Perico ! y que teni endo, como quien dice, megalitos 01
a lcance de lo mano, se iban o buscar, en penosos excursiones, casi
o 200 kilóme tros de distancio .
Si es to poso en los transi tadisimas montañas que tocan o Barce lona, se puede suponer que daben quedar sin s'3ñolor decenos y
decenos de estos sepulturas en los vastos manchas exi stentes dentro de la zona dolmenica, donde no se seña lo ni un solo megal ito
(4 ), en comarcas donde no ha habido ningún investigador local
(precioso e indispensa ble colaborador de la investigación ~ n c ral ,
01 que con frecuencia se regateo y hasta se n iego lo beligerancia),
y lo mismo e n aquellos qu '~ han sido mós o menos inte nsamen te ex plorados.
Ademós ha de considera rse casi un axioma que, incluso los
dólmenes mós des truidos y aquellos que son mas visibles y que por
la tonto han sido violados desde mós antiguo y de seguro innumerables veces, contienen todavía algún resto eh los hombres que los
levantaron y de sus industrias, y con fre cuencia de aquellos que los
utilizaron posteriormente. Incluso dólmenes que han sido excava dos por pe rsonas experimentados, no siempre es seguro estén agotados en sus hallazgos. Es frecuent ~ qu e en los compañas de e xploración dolménico no se cuen te mós que con unos escosas horas (o
seguido de una camina ta agotadora) poro explorar un megalito, y
que esto Ipbor se rea lice apresuradament e, en uno verdade ro carrero con t ra el reloj . Como se aprecio en seguido que el dolmen ha
sido violado, y por lo tonto se sabe qu e su conten ido ha de aparecer
removido, se considero qu e los observociones de car6cte r es tra ti gráfico no han de dar resultado alguno, y por lo tonto casi se prescinde de ellos. Libl'es de este es torbo que obligo o trabaja r lentamente, los exploradores buscan ton só lo recoger lo mós rópidamen t e posible las restos de huesos o mobi liar ia que hayan podido
(3 )
,ovo•.
Dolmen d e
VoJlfornan~,
;ned ito, pero eKplorodo, y o lro todov¡o sin ell(-
(4) Veose el mós rec iente mapa de su d istribución en L. PERICOT: "Los sepukros megoHtic:os ... ", fig . 86.
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ESTUDIO
D~
LA CULTURA MEGAlITICA
3
subsistir, y como estos suelen reducirse o fragmentos de cerómica
liso, con frecuencia ton menudos y desg:Jstodo;; que resultan casi
inclosificabl~s, pronto se agoto, junto con el escoso ti empo de que
se dispone, el in t eres del explorador, y sin que honradamente se
puedo a firmar que ha sido removido y ta mizado todo lo tierra susceptible de con tener olgun resto, se do por terminado lo excovación . Y este termino es poco menos que defini t ivo, yo que el dol men explorado estó ton alejado del pun to de residencio y partido
del arqueólogo, que es muy di fic il que este vuelvo o encantrar ocasión favorable poro repetir lo la rgo y penoso excursión, que esto
vez tendró el -escoso aliciente de visi tar un megal ito yo conocido y
teóricamente excavado. Personalmente hemos de reconocer que en
los no muy numerosos dólmenes en cuyo excavación hemos colaborado, hoce yo mucho;; años, no tenemos lo seguridad (ni incluso
dentro de lo que son los seguridades humanos) de que estén exhoustivamente excavados. Y si nuestros colegas Que han intervenido en compoñas seme jan t es quieren ser sinceros, reconocerán lo
mismo en cuanto a gran numero de sus trabajos. Hoy que pensor
que esto faha, que serio menos que venial en excavaciones de salvamento, es decir, aquellos realizados apresuradamente y forzosa mente poro salvar todo lo posible de yacimientos que van o ser
destruidos por motivos ajenos o la arqueología, es más grave cuan do se troto de excavaciones intencionalmente llevados a cabo, en
lugares que o veces podrían esperar tranquilamente tiempos futu ros, incluso generaciones futuros, en Que los cosas pudieran hacerse en mejores condiciones.
Por esto o lo pe t ición que hoce Pericot de Que se comprueben
los plantos de los dólmenes conocidos, un imos por nuestro parte
que se comprueben los excavaciones efec tuados, cosa que él tam bién aconse jo; lo rec tificación de plantas ha de ir acompañado de
observaciones minuciosas sobre lo existencia de en losados, formados por piedras mós o menos planos, de dimensiones no muy grandes. Nos ha admirado que en dos dólmenes cuyo reciente excava ción detenido hemos presenciado y orien tado, pertenecien tes o comarcas bastante dis tant es y de características geográficos y geológicos diferentes, hayamos podido comprobar la -existencia de ta les
en losados en sus respectivos cámaras. Nos resis timos o creer que
se trote de casos excepcionales; más bien opinamos que tol-es pisos
en muchos cosos han posado desapercibidos a los exploradores y
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J. DE C. SERRA RAFOLS
que su exist encia debió ser bastante mós g!nerol de lo que se de duciría de los estudios efectuados (5) .
Son estos labores muy Q propósi to, como primeros a rmas en 10
arqueología de campo, de las nuevas y numerosas promOCiones de
jóvenes arqueólogos que aparecen continuamente en el palenque
cien t ífico. Aleccionadoras por uno porte y científicamen te útiles,
por otro, Ahora bien, quienes los verifiquen han de pensar que
codo megalito o replan tear y reexploror requ iere, poro hacer bien
los dos cosos, un t iempo bastan te largo, ya que poro recoer en lo
fa lta que hemos de tallado no vale la peno de gas lar nuevos ener-
gías.
•
Repu tamos, pues, que en el es tr ic to campo de los mega litos que
lIoma mos pirenaicos queda uno considera ble labor a hacer, qu e si
se hoce bien, puede proporciona r todavio elemen tos de es tudio muy
importa ntes.
Pero, como sigue señalando Pericot, al lodo de las dólmenes
en su mismo órea geográfico, exist en ot ros 'estaciones que revelan
uno cul turo idén t ico y cuyo est udio, poro usar sus propios palabras, "ofrece todavía un amplia campo a lo invest igación" (6) .
Bosch Gi mpera fue el primero, yo hace años, en apreciar esto
iden tidad cu ltura l (1) y esta apreciación ha sido a m pliame n te
comprobado por los nuevos hallazgos. Se t ro to principalmen te de
cuevas, en lo que me jor conocemos de ellas, de cuevas sepulcrales.
Es decir que también aquí, pora conocer lo manero de vivir de
aque llos gentes, nos hemos de va le r de sus sepu ltu ras . Ton to es lo
iden tidad cul tural de estos tumbos trog lodí t icos y megalíticos, que
juzgamos no hay mot ivo de separar el anólisis de los elementos
proporcionados por el estudio de los a jua res descubiertos en unas
y en ot ros.
También aquí, y todavía mós que en los dólm enes, ha de intentarse corr-egi r lo imperfección de los excavaciones. Uno cueva, aun
(5) L. PERICOT GARCIA: "Los sepulcros mepoli ticos ... ". póg. 39. dice unicomente o prOpÓsi to de lo existencio de povimen tos en los dólmenes: "en \fOrios
cosos se ho observodo uno espeo;:ie de e nlosodo hecho con loso, delg.odos en lo
porle de lo en trado; osí, en los sepulcros del Barranc y de lo f ant del Ra ulo en
Espolio, y de COl lelltou ".
Como hemos dicho, e n los dos cosos citodos el ensolodo ho sido descubierto
e n los cómoros 9ropiomente dichos. Uno de estos enlosados, el del dolm en de
Vollromones, ofrece circunstoncias especioles Que OQul no pOdemos delollor.
(6) L. PERICOT GARClA: "Los sepulcros megolllicos ... ", pllg. 91.
PI P. BOSCH-GIMPERA: "PrehistOrio Catolono", Borcelono, 1920. En es to
ob
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ESTUDIO DE LA CULTURA MEGAUTICA
s
siendo pequeño, se considero ya uno entidad con mayor personalidad que un dolmen y, por lo tonto, yo no se juzgo que unos horos
de apresurado labor basten poro excavarlo. Pero lo proporción de
t iempo y esfuerzo que o ellos se dedican, en relación al volumen
de trabajo que en realidad ofrece su exploración, es del mismo orden del apreciado en los dólmenes. Un ejemplo aleccionador de lo
formo de explorar, y publicar, una muy pequeño cueva sepulcral
(no importa pertenezco a ot ro cultura que lo dolménica pi renaico
de lo que nos ocupamos ahora), nos lo d io don Isidro Ballester, en
su excavación y publicación de lo covacha sepulcral de "Cam í Real"
de Albaida (8) . Puede si se qu iere, hacer abst racciÓn del capítulo
IV de lo monografía qu e dedicó o ello, y de lo ú ltimo porte de l VI,
de.; tinodos o comparaciones, pero lo restan te, dedicado 01 estudio
propiamen te de lo covooha, puede ofrecerse como modelo, t rasun1"0 de uno ·excavaciÓn igualmente modélico, y hoy que recordar que
se t ral6 de uno excavación de salvamen to, verificado, ciertamente,
en ópt imos condiciones.
Así, pues, algunos de los cuevas que cataloga Pericot, hoy que
reconocerlos nuevamente an tes de considerarlas agotados. Exceptuaríamos los cosos en que se hubiese, intencionadamente, de jado
una porción por excavar como testimonio, próctica ton aconsejable, Siempre que seo posible, coma poco ate ndido . P\! ro no recordamos que se hoyo seguido en ninguno de los cuevas de excavación
reciente que se enumeran .
Pero el campo más amplio de las nuevos investigaciones se encuentra en los cuevas y abrigos bo ja roca no explorados. Mas aquí
no nos cansaremos de aconsejar 10 máximo prudencia, lo m ismo o
los investigadores locales que a los arqueólogos profesiona les, con se jo que, na turalmen te, no se refiere sólo o las cuevas de la zona
de 1 cu ltu ro megoHtica pirena ico, sino o todos los de l país. Si uno
0
cueva no corre peligro de ser dest ru ido o vaciado por cua lquier
causo, a removido por personas ignorantes, es decir, si hoy motivos
para creer no será tocado su yaci mien to, 10 excavación no ha de
emprenderse sin que se cuen te con todo seguridad con Jos medios
adecuados poro llevarlo adelante con los máximas garantías ci en tíficos de que ninguno observación podrá perderse, y no hablamos
del material, pues éste es mós fócil de recoger que no los observo(8) l. 8ALLESTER TORMO: "La covacha sepulcral de Comi Reol d 'Alacanl
(AIIJQido,", Archivo de Prehistoria Levont ina, 1, p6g. 3 1, Valencia, 1929.
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J. DE C. SERRA RNOLS
ciones referentes 01 mismo. Hay que pensar que es en los cuevas
principalmen te donde podemos esperor encon t ror estratigrafías, y
que és tos pueden perderse por fal to de tiempo, de atención o de
conocimien tos, y entonces, si tales estratigrafías existian, el volor
ci entífico de los objetos recogidos es pun to menos que nulo en comparación 0 1 Que habrían podido lener. Hoy que con tor, pues, con
el t iempo suficien t e y los med ios económicos indispensables, odemás de los conocimi en tos y lo próctica necesarios y ta m bién la aptitud inno ta pora ser 'e xcavador (9) Que hoy que suponer en todo
persono qu e se enfren te con empr.esa de esto na tu ra leza .
Claro que lo legislación arqueológico vigen te sólo concede 'e l
¿-erecho de rea lizar toles traba jos o personas competentes, previamen te au torizados, y que ni los Comisarios de Excavaciones arqueológ icos, Directores de Museos o Profesores Universitarios, no
t ienen, por su si mple calidad de tales, esta autorización . Pera esta
legislación, como tantas otras, 'resu lto, con aflict ivo frecuencia, in operante en Jo práctico. Poro frenar impaciencias hoy Que pensar
que <.le lo misma manera que no nos cabe duda de que ac tual mente,
por lo general, excovamos mejor que lo hadan nuest ros predecesores de comienzos de siglo, tampoco la tenemos de que mejor
lo harán nuestros sucesores de principios del siglo próximo. No es
que pc
!nsemos que el progreso de los técnicos y los reolizociones
cien t íficos en estas moterias, s igan una I¡n eo ascendente ininterrumpida, hoy sus altos y sus bajas, que tados podemos apreciar,
pero r.as parece que un concepto mós exac to de lo que se busco en
estos exploraciones, que no es la recolección de objetos poro llenar
vitrinas de museo; o colecciones privados, ni lo lia tisfacción de una
Simpl e cur iosidad, sino lo ~edacción de un capítulo de 1 H istoria,
0
influye a lgo en que coda cual siento la responsabil idad que contrae
a l realizar uno tarea de es te orden .
Heohas estos digresiones, en ,el campo de los estaciones de
esto clase, donde hay una labor ton vasto o hacer, queremos señalar muy particu la rm ente el interés que ofrece uno cat egoría de
(9 ) Ho y personas con grondes conocim ientos a rqueo lógicos y verdadero talento de inves tigadores Que na son capaces de permanecer pac.ientemente, o vec es
durol'll e largos dios, las ocho o mois naros de la ¡o
magnificamente los resultados de los excavaciones a jenas. No d iremos o ... e excaven dl!$Co rg óndo<;e to tal mente, de hecha, e n bvenas ayudant es, ounq"' e estos na
d eberian falt a r n ... nca , P"' e$ e n este coso na serón ellos los verdaderos elCcovodoO'i
res, y 01 hacer lo cons ta r así en 1 publicaciones se ves tlrón con plvmos a jenos y
los grajos de lo lóbul o n ... nco no<¡ han si mpatiza do.
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EST UD IO m . LA CULTURA MEGAU T ICA
1
ellas, que viene o cons tituir un intermedio -entre los dól menes y los
cueva s sepulcrales propia men te dichas, y que, en dete rminadas coma rcas, ofr ecen caracterist icos peculiares, sobre la s que no se ha bia f ijado debidamen t e la a tención.
El abr igo bajo roca (admit imos esto expresión o pesa r de su
carác ter de galici smo) es un ti po de estación bi en conocido, y que,
según su a mplitud, el hombre pri mit ivo u t ili zó poro refu gio de vivas a de muertas. Insensiblemen te se pasa de él o lo cueva, con
todos los grados de t rans ición . Aun en te rre nas quebrados, según
seo la composición geológica de l s uela, na a bundan o na exis te n
las verdaderos cuevas, pero los agentes na tu rales no ha n de jado de
desgas ta r desigua lmen te las rocas, creando pequeñas refugias que
han s ida muy buscados por los gen tes de vida pr imitiva. Debida a
los reducidos proporc iones de muchas de ellos, gran núme ro han
desa parecido, yo seo que la s aguas, los ali maña s a las m ismos
hombres las hayan vaciada de su con te n ido ant iguo, ya seo que
los acarreas los hayan cub ierto tota lmen te (en cuya coso for man
uno na despreciable " rese rva" pa ro la arqueolog ía del porveni r)
(l O) .
En la camarca lla mada de la Maresma , en las sierras a l evante de Barcelona, elemen tos de la viejo cadena hercin iana que all í
bordea el actua l litoral , el te rreno está cons tituido por granitos
que han sufrido uno m u/ti mile norio eros ión y descomposición quí m ico. Lo que debieron se r mon tañas elevadas se han conver tido en
suaves co linos de pocos cen tenares de me t ros de oh uro sobre el
nivel del mor, que ahora baño sus pies. El hombre prim it ivo, queremos refer irnos a las gen tes del Neo lí t ica y Eneoli tica, en parl e
encon t ra ron el país e n uno forma no muy ditere.nte de la a c tual,
0
por lo Que se refi ere o su re li eve. Es cie rto que desde en la nces 1
erosión ha segu ido traba ja ndo inte nsamente aquellos roca s, cuya
superf icie, some t ido o la acciÓn químico que de te rm ino su caolin izoción, se disgrega fócil men te por lo acción mecónica del agua y
del vien to. La pruebo la tenemos en la enorme acumu loción de
orenos (lo descomposición del sauló de la te rm inologío local)
110) Lo covocno de Com í Reol , Q lo q ue nos helTlO!; referido , es un ejemplo
de eSle modo d e desopOric iÓtl, v sólo u no casuali da d lo PUSO 01 descubierto. Los
covocnas del Borro neo de Son t Ole-guer, e n Sobodell, con enterramientos de segu ndo g rado del e neol ilico o Bronce 1, son 01 ' 0 ej emplo parecido , en Un terreno de
consliluclOn geológ ico semejon le. Vease poro eSlos: J. de C. SE RRA y RAFOlS:
"Sepoullu ros con YOSO camponifor me descubiert os en Sobodell" , Ivronono, vol. 1,
;>p. 17 -92, $obodell, 1950.
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B
J . DE C. SERRA RAFOLS
qu e se han acumu lado en los valles y en los borra ncos y que cubre,
con estra tos potent ísimos, restos de lo a nt iguo presencio humana
E'n estos lugares ( 11) . Pero de la parte a lta de lO sie rros, la denu S
doción ha sido en genera l menos in t enso que la acumulación de
arenos e n los barrancos y portes bo jas, arrancados aquéllos principal men t e de los laderas.
En este relieve suave, en muchos ci ma s exis ten pequeños pla n icies donde e l suelo se ha ma nten ido o un nive l seme jante 0 1 de
hoce cuotro milenios. De ello tenemos uno pruebo arqueológico,
proporcionada precisamente p or los dólm enes ex is ten t.es en es tos
lugares, qu e no se ofr ecen ni enterrados por acorreos, ni sobreelevodos por reba je de los tierras circundan tes, Los lúmu los, natura lmen te,
deci mos son La Roca d'En Toni, de Vilossor de Do lt, uno d e los
dólmenes ca ta la n es conocidos desde fecho mós an t igua, y 'e l de
Yollromones, uno de los de descubr imien to mós reciente.
En es tas mismas zonas los grani tos erosionados se ofrecen en
forma de acumulaciones de rocas de -pe rfiles suaves y desgastados,
que a veces reciben el nombre de boles, precisamen te par lo formo
vagamen te es fé rico que a fec tan en ciertos casos sus portes más
salien te s (12). Estos a mon tona mientos graní t icos, surgiendo d e un
medio vege ta l de pinar y matorral no espinoso, no e xces ivamen te
densas, en el que a veces subsiste n algunos elemen tos test imonia -
,
11 11 Uno necrópolis de urnas de la Primer a Ed ad d e l Hierra, sit uada en u na
nondana da de la riera de Argentona, ce rca de Mo toró, no librado unos pocos
tumbos, encont rados casua lmen te 01 per forar pozos, o pro fu ndidades d e nosta 22
me lros. Un miliario de la Vio Augusta, desc ubie rto el 12 de junio de 1954, cerco
de la pa rt ici Ón de los tér minos de Vilossar de Mar y Cabrera d e Ma to ró, jun ta 01
110modo Ca mí del mig, en Un terreno abierto y 110:'\0, en el que lo acumulación
de tierrClS arenosas no es particula rmente activa , queda ba e n lo par te superi or di.!
lo bese, q ue corresponde 01 nivel de had o comi e nzos de lo Ero, o cerco d e dos
me tros d e p ro fund idad , Sobre los n ive les a ntiguas en es to comarco véase M . RISAS
Y B~ RTRAN : " El poblame nt d 'lId ura" , MemOries de la Secció Hlstórica - Arq ueoIbg ico d e l' lns litu t d'Es tud is Ca la lans, Barcel ona , 195 2.
(1 2) Al es tudiar los mega litos hoy que lener en cuen to 1 no luro lez a pe rro_
0
gró fico de los pied ras que los forma n y e l medio climó tica en qu e se leva ntan,
paro explicarse varios hechos referentes o los 1
050S de que es tó n hechos y su condesaparecer, ma teria lme n _
servación. Los dólmenes de grani to están d es ti nados
te, podr iomos d e<: ir, poi' disoludón, cOflvirtiéndase en areno. No es mejor la suert e
q ue han d e correr los formados poi' aI ras racas todavía mós sujetas o resquebra_
jarse, en especial en zOnas d e helados in tensos. Cloro que es to lo p
dólmenes, no Quedado ninguno de ell os. e xcep to los que hubiesen sida p ro teg idos
por sus tumu l05, des tru idos poi' lo acciÓn lenta pero im;¡locoble d e los agen tes
na turales,
°
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ESTUDIO DE LA CULTURA MEGAlITICA
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les de antiguos encinares y robledales, llegan o forma r un paisaje
muy característico de los crestas de estos sierros, intensamente
mediterráneo y no exento de belleza . Con frecuencia unos rocas se
apoyan sobre a Iras y don lugar o lo existencia de cavidades más o
menos amplios, que no pueden llamarse propiamente cuevas, y que
en lo comarco reciben o veces el nombre de caus (a lgo osi como
guarida o madriguera). Como es natura l, tol es caU$ sue len t ener
varios entrados, a unque ero fáci l cerra r una o más ar t if icial men t e.
Los más visibles tienen nombres, ot ras carecen de él. Al lodo de estos caU$ o guaridas bien definidos, hoy masas graníti cos qu e se
han desgastado mós por la base o que se han incl inado has ta formar precarios abrigos.
El primer g rupo de es tos for macion2S na tu ral es que en lo co marco llamó 10 a tención de los estudiosos, fue el si tuada cerco de
la masía d e Can Baquet. Allí el colaborador de la Comisario de
Excavaciones Arqueológicas de Barcelona dan Jaime Ventura, que
es el delegada de lo misma en Vilassar de Dolt o San t Genis de
Vi lassor, térm ino muni ci pal 01 que per tenece lo masía ciloda, y
varios colaboradores suyos, especial men te Pablo Ubach, efectuaron
uno prospección en aquellas rocas, y los resultados obten idos fu eron verdadera mente óptimos, Con gran cuidado se exploraron dos
de es tas caU$, uno llamado cou de la Granoto, probablemente por
lo vago formo de rano que a fecta uno de las grandes rocas que lo
forman ; 'el a iro sin nombre, que fu e bautizado cava d'En Pou. por
el de su descubridor, situados a un cen tenar de metros de dis tancio
el uno del otro,
Los hallazgos efect uados en ellos pertenecen plenamente o lo
cultu ro dolménico, y de la proximidad de es tos estaciones arqueológi cas o un megali to da ideo el que el citado dolmen de La Roca
d'En Taní se ha llamado también dolmen de Can Boquet. Ef ec tiva mente, del dolmen o los dos caU$ citados hay menos de qui ni entos
me tros de dis tancio. Se tra to de lugares util izados poro en terramien tos, y ello evidencio qu e lo población eneolí t ica en cuyo com ple jo cultural figura ba el rito o costumbre de sepultar a sus mu ertos en tumbos formados por gra ndes piedras, 01 encon tra r a montonamien tos de rocas que en muchos cosos a mayor escalo p roporcionaba n uno estructuro semejan te, no los desdeñaban poro
u tilizarlos con lo m ismo fina lidad .
A base del ma teria l encontrado, abundan t es cuchillos y bellos
puntos de fl echo de s ílex, ploqu itos de pizarra, granos de collar,
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J. DE C. SERRA RAFOLS
cerómica , no puede reputarse que quienes aqu í r¿ posaron fueron
de cond ición distin ta, mós hum ilde, que los sepul tados en los dólmenes (13) .
Ot ros a br igos próximos con menos p~(sono1idod , pertenecientes
0 1 mismo núcleo de Can Boquet han proporcionado ta mbié n ind icios de util ización por el hom bre pri mitivo, a unque de menos entidad. Se Ih!go casi 01 conve nci mien to de q ue toda roca o con jun to
de rocos qu e o fre cía un leve refug io fu e a provechado desde t iempos a n ter iores a los dólme nes hasta época más recien te que e llos,
ya que los ha lla zgos, gene ralme nte reducidos a pequeños fragmentos de cerámi co, va n desde los t iempos de lo decoración cordial
has ta lo época ho lls tótti ca .
El núcleo de Can Boquet, del que forma n p ort e con juntos laberín t icos de amon tonamientos de rocas, como el llamado Roca Llabatera, de exploración muy d ifícil por su complicación, es trechez
y peligrosidad de sus gri et as y espesor del ma torra l, no es un coso
ún ico n i excepciona l 'e n nuest ros sierros de Levan te o Maresma .
Al con tra rio, exis ten en o tros té rm inos zonas de caracterist ica s seme ja ntes; seña lemos como ejemplos el Cou o COYO del Dimoni, er.
té rmino de Premió de Da lt, ta mbién descubierto como estación
prehistórico por el señor Ven turo, parcial men te explorado, y que
ofrece tes t imonios de u t ilización primitivo, no sólo en su conten ido
(limi tado o fragm e n tos de ba rros), 'Sino e n res tos de labro h um an ~
claramente percept ibl es en las rocas que lo forman.
En otro lugar de pa recido aspecto, en lo porte monta ñosa del
t érmino de Uinós de l Vo ll és, ,ho sido explorado o tro ca u, seña lado
por el ci tado y act ivisi mo colaborador de lo Comisario señor Gui-
t 13) No haremos oqui lo publicoci6n de es los eslociones. Indiquemos que
en el citado libro de RIBAS y BERTRA N, se dio uno breve not ici o d e e llos. De
hallazgo realmente muy reciente. ~on prócticomenle ined ilos. Con lodo observoremo, Que I~ reSl~ de huesos huma r.O$ eron extraor d inariamente escasos. Creemos Que eUo es d ebido mós Que o lo remoción de los COY I, especi alme nte par 10$
a limoños, lobos y zorros principalmente, Que debían tener en ellos sus g uoridos,
nosT Que próc ticomen te se ex tinguieron en el eu rlO del siglo pOlOdo, o lo no turo_
o
le;r;a silíceo del t('<"reno. Lo vegetación exiSTente e!'l tol6 terre!'los es óvido de los
subs tancias eoli;r;os y 10$ d igiere rÓpidame"te. Es to delOiXlrición d e los huesos lo
hemos observado, tooovio mUs acentuadomente, en dólmenes si tuados e n condi ciont$ de T
erreno semejan tes. En los ,a UI los raíces penetran menos abundantemente
y por ello se conserven tadovío a lgunos restos de hu esos. En el dolme n de I/ollro_
manes, en i¿e n lico terreno ócido, pero ll eno de vegetación, uno escrupuloso rebusco no pe rm itió encontrar n ingún fragmen lo óseo, e n tont o Que ptoporcionoba
l(llet'esonte material de a Iro clase. Serio muy util Que los conocedOfes d e estos
problemas de Do lónico y edafología estud iasen toles cuestiones, QI.>t, nosotro:;,
sólo POdemos trotar muy ligeramente, par fo h o de conocimien tos especia!i;r;odos.
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ESTUD IO DE LA CULTURA MEGAUTtCA
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Ileumes, de características naturales muy interesan tes, y cuya ex cavación, todavía na terminada, y que ha sido fr uto de uno si mpá tica y desinteresado co laboración de e!ementas de Barcelona y
de muy diversas l oca l ¡da ~·~s de la com a~ca, que caincidian en el
lugar de trabajo proceden tes de las cuatro puntos cardinales, ha
dado resu ltados compa rables o los apuntados en Can Boquet y los
hallazgos enca jan también dentro de la culturo dol ménica. Hemos
bau ti zado esto guarida con el nombre de Cau de la Mustela 11, por
existir, mejor dicho, haber existido, o cinwenta posos de distancia,
otra madriguera cC!1oci:;!a por Cau de la Mustela en la que también quedaban res tos de utilización por e l hombre primi ti vo.
Esto nos obligo a consignar uha no ta pesim ista fi na l. Rocas naturales como todos los citados, si tuadas en lo alto de los s ierras
en terrenos de basoui! y motorral, parece deberían estor per se,
preservadas de lo d ~s trucc¡ón por le acción humana. Desgraciada mente nodo mós lejes de ella. Lo proximidad de un núcleo humano
monstruoso como Barcelona, de necesidades in:Jgo tobl .~s en tod:Js
los órdenes, ha det ::!rminodo el nacimiento de pequeños can teros
que explo tan los grani tos poro abastecer o lo urbe de bordillos poro sus calles. Resultando mós económico explota r es tas boles q ue
profundi zar en lo roca, pequeños contratis tas arri~ndan parcelas de
mon te poro "limpiarlas" de ellas. CU:Jnda nuestro compoñera
señor Guilleumes visitó el lugar, el CaU de la Mustela había yo desaparecido casi totalmente en una de estas explotaciones, y sólo
pudo verificar que entre los rocas que lo form aron aparecían fragmentos de cerómica prehistórico. Localizado en otro cau sin nombre, se inició su exploración pensando fuese "de salvamen to", en
lon to la Comisaría h:Jcia ges tiones, que momentóneamente han
t enido resultado, para S'J preservación, ya qu~ se troto de un con junto tan típico que, o pesar de ser natural, ofrece ve rdadero interés arqueológico conservarlo, sin contar que formo parte de él
un monolito na tural con impor tantes s::!ñales de trabajo humano.
Esa qui ere decir que, a lo menos hasta donde llego desgrac iadamente la ¡nfluencia des tructora de lo capital, es tas exploracion es
tienen mÓS urgencia de lo que aparentemen te padría pensarse.
Las notas anteriores demuestran que existen aún amplios cami~
nos paro aumentar el caudol de conocimientos que tenemos sobre
esto cu ltura que ti ene su espina dorsal en lo cadena pi renaico y
cuyo origen y desarrollo ofr~ce to:::lavía tontos prabl .~mos no resuel los.
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