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MIGUEL TARRADELL MATEU
(TetUÁn)
El túmulo de. /'\uora (/'\arrue.cO$)
Entre Jos vestigios antiguos más notables del Norte de Marruecos
figura el gra n túmulo rodeado de mo nolitos que acostumbra a dC&ig.
narse con el nombre de Túmulo de Mezora (o M'za ra). según la
transcripción Que se adopte (1) por ser el de la cabila donde está
situado.
Se halla junto al poblado de Chuahcd, en los llanos ligeramente
ondulados que rodean Zoco el T cRin de Sidi Iamani, del que queda
a unos 5 Kms ., o sea a 15 Kms. a vuelo de pájaro y en dirección
S. E. de Areita, que es el núcleo urbano más próximo.
Aunque muy conocido por 'Ios reeidentl"ti en el país intcrC1>adOs
en su remoto pas:ldo, este monumento no ha sido objeto todav ía
de la publicación detallada de que es merecedor. Situado ya por
Arlhur Coppc] de Brookc (2) en la primera mitad del siglo pasado y
brevemente descrito por él, fué objeto también de la atención de
Ti8sot, el infatigabl e I
prospector de Marruecos (3), y luego ha sido
repetidamente publicado, aunque casi siempre en periódicos locales
o revistas de carácter no especializado, considerándoselc de época
prehi stó rica y atribuyéndole. por lo general, una antigüedad fabulosa. De todas la8 publicaciones posteriores a 1'i8801. las únicas que
se ve etJCrlto también Mzora. Msora e incluso Ernrora.
"Sketchea m Spaln and Morocco". Londres, 1831.
CHARLES Tl8SOT: "Oéographle comparée de la Mauritanle
tane". Parls, 18'18. ,Pe. 314.
(1)
(2)
(3)
T1nfl.~
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2
presentan interés
M. TARRADEI.L MATEU
cien~ífico
son las de Angclo Ghirelli, que da unas
notas sobro Mezora en sus Aplmtcs de Prc Mstoria Norte-Marroquí
(4) y sobre lodo en su artícu lo más extenso, Los m Otl/W1C1Itos m e·
galíticOs de M zara (5). En cuanto a public:lcio ncs más conocidas
de ca rácter estrictamente arqueológico, s610 conocemos la referencia
do Emilc Carla ilhac (6), de donde saca su informació n Maurice Reygasse para incluirlo en su reciente obra MonunJ ents Jrméraircs préisfarlliqllcs de I'AJriqllC du Nord (7). En Ila h,troJucci6" a la Arqu eología, de Martín Almagro, se da una Coto aérea de este túmu·
lo. si milar a las q ue aquí publicamos, poniéndole e n relación con
las cu lt uras megalíticas europeas, pero sin comentario detenido (8) .
Casi toda est::! bibliografía dispersa e insuficiente es anterior' a la
excavaci6n que en 108 años 1935 y,1936 realiz6 César Luis de Mo nt.tlbán , abriendo una enorme zanja transversal que se bifurca y que
li mpió toda la parte central del túmulo. Desgraciadamente su autor
no public6 los resultados de es te trabajo ni se conserva cn la biblioteca del Museo Arqueológico de Tetuá n, como sucede con ot ras
excavaciones de! mismo Montalbán, memoria alguna ni nOlas refcrentes a la misma, Ignoramos, pues, lo que pudo a9arecer. Se habb
del hallazgo de una cista sepulcral en el cent ro del túmulo, pero en
todo caso tampoco existe en las coleociones del citado Museo de
T Cluán, donde se han reunido todos los hallazgos arqueológicos del
Protec to rado, .p ieza alguna procedente' Ce Cite singular conjunto,
11
El mo numento está esencialmento constituido por un gran túmulo
y un círculo dc piedras co1ocadás de pie, que le rodean (L.ám. 1). El
túmul o es circular, aunque no exacto, pues su diámetro mide 54
metros en la dirección Norte-Sur y 58 m . en la de E stc-Ocste (fi gura
(,,) Publicados en " Notas y comunicaciones del InstItuto Geológloo y MInero de Q>pa.f'ia". Afio V, nWn. 4, Madrid, 1932. PAgo 64 y slgulente5 de la se-
parata.
(5) "AtriO&, Revista de TrOpu COloniales" CCuta. Agoeto, 1930, pág. 122.
(6) "Matériaux pour 1'hls tolre prlmlUve et naturelle de l'homme". Vol 10,
segunda serie. Tom. VI, 1875, pág. 211.
(7) Publlcado por el "Servlee des Antlqu ités" del OObterno General de Ar~1Ia. Parls, 1950, pég. 13.
Tarnblen ligeramente descrito por ANTONIO BLAZQUEZ en ~ Preh1storia
de la Regi6n Norte de Ma.rrueeos n , PubUcaeiones del Boletln de la Real SOCiedad GeogrMca. MadrId, 1913. P ág. 16 de la &ep:u-ata.
(8) Barcelona, 19ft, tlg, 188.
-230-
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3
EL TUMULO DE MElORA
l .") y está formado por unn gran masa de ,piedras y tierra, dominando
ésta en la parte alta . Su altura máxima en el ce ntro el de 6 m. En la
circunferencia exterior la ti erra del túmulo so a;oya sobre unas hiladas luper,puestas de bloques rectangulares, bien labrados y escuadrad06, de piedra arenisca ferruginosa, que miden por térm ino me-
N.
t .rcala
j
"i·-
·,
•••••••L.(c••L·.·.·.i. . . . . . . .
FIg. 1.'-P:anta del
~Umulo
de Mezora
dio 2'50 m. de longilOd, 1 m. de anchura y 0'40 m. de gru'!So, ha ·
liándose cuidadosamente ensamb lados sin materia alguna que los
una (Lám. n, 1).
Rodeando el túmul o y junto a ($te muro bajo de silla res que
limitan su circunferencia, se levantan 167 monolitos; Co ppcl, en
1831, había contado más de 90, mientras Que Tissot en 1876 señaló
sólo unos 40, Que es el mismo número que halla aproximadamente
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4
M. TARRAD¡';LL MATEU
Chirelli en 1930. Pero los autores indicados realizaron su C6ludio
sobre el monumento tal como aparecía en sus rcsocctiv3S épocas,
sin que se hubiera limpiado ni excavado. La labor de Montalbán de
hace 15 años permite hoy reconocer no sólo los monolitos Que todavía se hallan en p ie, sino muchos caídos y olrol rolas que habiendo sido cubiertos ,por la 'tierra y las chumberas que invadían la parte baja del monumento, no eran visibles.
Los monolitos, también de la misma :lrcnisca que los citados si.
Ibres, est:ln en buena parte, como se indica, rotos tanto por [a acción atmosférica como por mano humana o tumbados en el sucio.
En su mayoría miden, cuando se hallan intactos, 1.50 m. de altura
y 2,30 m. de ci rcunferencia. Sin embargo, es difícil dar medidas
generales puesto Que presentan poca unifor midad . Hay algunos baso
tante más altos, especialmente en el sector Oeste, donde se lovant:!
el maya r, que tiene S m. de altura y es llamado por los indígenas
«el Uled» (la estaca o el piquete), nombre que nosotros creemos
oportuno dllr para designar la totalidad del monumentO, ya Que el
de Mezo ra , como se ha indicado, corresponde a un territorio exte n.
so y al mismo tiempo alrededor del túmulo parece se h:lllan otros,
que algún día, cuando se realicen trabajos de excav:lc'ión más inlen·
sos que quizá permillln exhumarlos, será preciso diferenciar. Aliado
de El Uted yace, caído. otro gr:ln monO'lito de 4,20 m. de altura
(Um. 1, 2).
Todos los monolitos se diferencian no tablemente de los menhi ·
res prehistóricos de tipo megalítico que 'a parecen en Europa, ya
(Iue han sido desbastados y alisados por ·Ia mano del hombre. Su
sección es de tres modelos d islinlos: circul:l r, ovalada (l..:ím. 11, 2)
y rectangula r con los ángulos redondeados, teniendo en cuenta que
c:lsi nune:1 son regulares. Asimismo los tres tipos se reparten alte(.
nándose sin o rden, excepto en un sector de 5,BO m. en el lado Nor.
te, en que hay varios monolitos seguidos de sección recta ngular.
T odos tienden a estrecharse hacia.]a parte alta y terminan en forma
redo ndc:.da , .p resen tando un :'I soecto que rccucrd:l a'l obelisco , pero
sin ca ntos. El Uted tiene un agujero de 20 cm. de di:ímetro en la
superficie, en forma de embudo que va est redl<Índo&e hasta llegar
:l una profundidad de 20 cm.; está situado en la ,parte del monolito
Que mira hacia el túmulo, o sea hacia el Este, a una altura de I,SO
metros del suelo, siendo evidentemente 3rtifici:t1. En otros mono·
litas se observan agujeros simila'res, aunque menores y menos ear:tc·
terizados como obra artificial.
_ 232 _
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EL TUMULO DE MElORA
5
Como se ha dicho, el túmu lo en la actualidad es tá atravesado por
una gra n za nja de varios metros de ancho que lo p:tne totalmente,
encontr:índOle todo su centro vacío de tierra (Lám. n, 3). E n I3s
adjuntas 'folOgra fías aéreas (Lám. 1) puede apreciarse parcialmente,
pues datan del nnal de la primera ca mpaña de excavaciones , o sea
que hoy la apertu ra os todavía mayor. Unas [ajas clavadas en el suelo
aproximadamente en el centro del monu mento, son consideradas por
:tlgunos co mo resfos de una sepultura de tipo de cista que dicen fué
hallada en talCl excavaciones. Pero, reiterando ·10 escrito, no lene. m06 datos seguros ni concretos sobre tal descubrimiento, a unque no
es nada improbable, ya que, como veremos, lo más lógico es que fe
trate de un mo numento sepulcral.
Este gran túmulo formaba parte de un conjunto de co nstruccíones
si mi la res, aunque probablemente de meno res dimensiones. En efecto, a unos SO m. al N. O. se halla una serie de 16 mo nolitos caídos
tcmejantes, en cua nto a tamaño, clase de piedra y fo rma, a los dichos,
ali neados fo rm ando un sector de circ unferencia de 18 m. de lo~
gitud q ue parece debían constit ui r parte de un círcu lo que sería aproximadamen te tangente al mo numento descrito. Es posible que los
restantes mo nolitos de esta segunda serie se hallen todavía enterradOl, ya que los visibles en la actualidad están situad06 en una pequeña depres ión que también fué obj eto de una ligera 'Iabor de limpieza en las excavacio nes de Montalbán. En ca mbio, nada queda
del posible tú mul o, si lo hubo, p ues la tierra de sus al rededores es
totalmente llana .
A 150 m. más o menos al N. del túmu lo grande o de El U ted,
se hall an ta mbién algunos monol itos similares derribados, no siendo
posib le, si n previos trabajos de excavación, decidir si forman igua lmente parte de ci rcunferencias parecidas, puesto que a!)ólrecen dil!persas.
III
El carác ter sep ulcral del túmulo de M e~ora, indusoprescindiendo de la supuesta tumba hallada, parece fu era de duda . I>orquo si
bien no se conoce hoy en todo el Norte de Africa un mo numento
igual, sí existen otras que presentan con él suficien tC6 semeja nzas
para que po(bmol inscribirlo dentro de la gra n tradición de mo numentos funera rios preisl:ímicos, todos ellos de inhumaci6n, descu.
biertos en Túnez, Argelia, Sahara y au n en el mismo Marruecos.
-
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6
M. TARRADElJ. MATEU
De los cinco grandes grupos en que Reygasse clasifica eslas ¡umb.1' (9), es decir: 1) túmulos - llamados bazina en bereber y kerkur
o roojem en árabe-; 2) monumentos en forma cilíndrica; 3) círCU'los
de piedras ; 4) .dólmenes_, y 5) cámaras funerarias excavadas en la
roca , el monumento de Mezora participa de formas de las tres pri.
meras divisiones. por 'Ser un túmulo, por su forma ci rcular y los
aillares qUe 10 rodean. y por el círculo de monolitos.
Los lúmu" son muy numerosos en toda el Africa Menor y csJ08
'Pccialmentc en .el Sahara (0) . En general son simples amontonamientos de .piedras o de .piedras y tierra, de forma red ondeada, cuyo diámetro oscila entre ~os S y los ISO m., dominando el tipo pequeño. En el cenlro se halla o bien una fosa simple o bien una cista
conteniendo un esqueleto -en algunos casos poco frecuentes, dos
o más de d08- sin ajuar o con ajuar muy cscaso, por lo general je
difícil dal aci6n. Sin embargo, la presencia rcpetida de ob.jetos de cobre y de hierro y algunas veces de cerámica que puede emparentarse con la de culturas históricas, ya ¡púnica, ya romana, permite
asegurar, sin ningún' género de dudas, que no se trata de monumentos prchist6ricos, sino de época protoh istórica o, simplemente, dd
amplio y vago período que en"laza en ~tas ti~rras el mundo neo lítico
con los ,principios de la islamizaci6 n.
Mientras que los túmulos del tipo desc rito acostumbran a hallar,e en territoriO! meridiona les del Africa Menor, cuando no ya francamente saharianos -así en Marruecos, por ejemplo, e l grupo más
nutrido es la necrópolis próxima a Erfud, en Tafilatet (11)-, en 'las
zonas más próxi mas a la costa tenemos dos conocidos monumentos
que no son en realidad sino sepulcros de tipo tumular de grande:o¡
dimensiones y de construcción perfeccionada ,p Or el contacto que sus
constructores indígenas han mantenido con las civilizaciones históricas med iterráneas. Trátasc de la llamada Tumba dc la Cristiana
(12). no lejos de Tipasa, sobre una colina cos tera sit uada a 60 Kms.
al O. de Argel y de El Medraccn, a 94 Km s. al S. de Constantina,
(9) REYOA88E, OO. clt., pAg. 6.
(10) 14em. Véase bibliografía al ftnal de la obra. Igualmente, T . MONQO:
"L'Adrar Ahmet. Oontrlbutlon
I'étude arcbéologlque d'un dl.strlct saharien".
Parla. Travaux et Memolres de 1'ln5t.itut d 'Etl!.noJ<>gle. 1932.
(11) ARMAND ROHL.'\{ANN: "Les recheJ'ches de ·PrélUstoire dans l'extreme Sud Marocalne". NIlom.. 5 de las publlcac10nes del "Serv1ce d es AnUquHás
du Maroc". Rabat-P&rls. 1939.
(12) STEPHANE GSELL: "Les Monumen~ antlques de l'Algkie". ~rls,
1901 , 1, P'f. 85.
a
-2M_
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EL TUMULO DE MEZORA
7
amb,u, por tanto, en Argelia. La Tumba de h Cristi ana es un edi.·
ficio circular de 64 m. de diámetro y que, en su estado completo ,
dobía al canza r unos 40 de ahura; está compues ta por un tambo r
cilíndrico que descansa sobre una base cuadrada y que está coro nado por un cono escalonado; alrededor del cilindro se le aplicaron
60 col umnas ió nicas de medio tambor. A Jos cuatro punto¡ cardinales so levantan cuatro falsas puerlas, puesto que la entrada a los corred ores y cámaras interiores se encuentra debajo de la falsa puerta
del lado E . Mu y pareoido en cuan to a forma s y dimensiones es el
mausoleo de El Medracen (1 3). Aquí el ci lindro mide 59 m. de diámetro y el cono escalonado 20 de altura. Igualmente existen el mismo número de col umnas adosadas, pero de orden dórico y además
una cornisa que parece de tipo púnico. Un largo corredor conduce
a una ¡pequeña cámara subterránea central, que se ha hall ado vacía,
al ig ua l Que las cámaras de la Tumba de 'la Cristiana cua ndo se realizaro n excavaciones. Conviene hacer no tar que El Medracen se
halla rodeado de una serie de tumbas formadas po r montones cónicos de piedras, Que deben de encontrarse en cstrceha relaci6n en
cuan lo al tipo con el mo numento,O sea que ambos gra ndes mausoleOl son sep ulcros tumu lares bien const ruídos .
Otra derivación, también perfeccionada, de tumbas de esta
claso, son , al parecer, los llamados «djeddaru (14), localizados en la
¡provincia de Orán, al S. O . de T ia ret, mo numentos de planta cuadrada , comp uestos pOr una base de paredes recias de buenos sillares
y co ronados por una pirámide escalonada , con las consiguientes cámaras funerarias con corredor de acceso en su interior, que C sell
(1 5) co nsidera obra de una dinastía de príncipes indíge nas viviendo
alredodor de los siglos VI_VII.
E l para,lelo más pr6ximo, tanto tipÜ'lógica como geográfi ca mente,
lo tenemos en el gra n túmu lo de Sidi Slimane, en el Carb (o Rharb,
co mo escriben los franceses), cerca de Petitie:.m, o sea a-I N. de la
Zona Francesa de Marruecos, no 'lejos del At lántico, que fué exc.¡vado y pub-licado .pOr Ruhlmann (16) . Se trala de un túmulo .le
dimensiones muy semejantes al do Mezora, ya que tiene 47 metros
(3 )
I clern, plg. 69. Véase tambIén Colonel BRUNON : "Memolre s ur les
toullles elttlCutées au Madcaeen ". Bulletln de la SOc. Arch. de CoMtantJne, 18'13.
(14 ) REYOASSE : Ob. cit., pég. 31 )' lAmo 30.
(5) OSELL : " HL5tolre Andenne de ]'Afrique du Norcl.'·, VI, pág. 231 Y 11,
p6&1na 418.
.
.
OS ) "Le Tumulus de Stdl S1imane (Rharb) " . Bullet1n ele la SOck:té de~·
h l5to1re du Maroe, 1.0 . 2.0 semestre, 1939.
-235 _
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8
M. TARRADEJ.L MATE U
de d iámet ro y 6 de altura máxima , si bien en cste caso no está rodeado de monolitos. Una primera cata en cruz no di6 resultado, pero en uno de los cuadranles que resul laron de la ca la , el de E., apareció un mo numento sepulcral oricnt:ldo de E. a O., construcción
rectangular de 13,25 por 5,SO y 2 m. de altu ra, construido en ladri.
11 05 sin cocer. ESl nba constit uido p or un corredor y dos cámaras
·jnteriores separadas por una puerta que había ,ido tapiada, la última
cáma ra cubierta por un techo de seis troncos de tUYa y pavimenta'd a por trcs gra ndes JOsas. Se encontr6 un esqueleto en el corredor,
o tro en la primera cá ma ra y a Iras dos en ·la segunda y última . E l
material fu é escasísimo" fragmentos de cerámica de lorno bien co:
cida , con la que Ruhlmann reconstruyó en dibujo una jarra panzu.
da con dos asas; varios fragmentos de cerá mica, cilindros de hueso
agujereados (charnelas de caja) y un clavo de hierro. Su excav:ldor
lo considera de época romana, si n que ni el tipo del monumento ni
los hallazgos permitan dar una cronología muy segura . Quizá esté en
relación con él una inscripción líbica hall ada antes de la excavación
cerca dcl túmulo.
El único monumento, ademáll del que estu.diamos, que responda
a la misma tradición, conocido en In Zona Española de Marruecos ,
es algo distinto tipo lógica mente del de Mezora. Se hall a en la parte
baja del tío Martín, en territorio de Seni Maadan (cabila de SeO!
H ozmar), en tre la ciudad de Tetuán y el mar, unos S Kms. aguas
arriba del río a pa rtir de su desembocadura, yen su o rilla derecha .
Descubiert o po r Pallary, en 1902 (17). Ghirelli 'Ie dedicó un artículo
describiéndolo (18) cuando ya se hall aba muy destruido por haberse
constr uído sobre él un blokao durante la cam paña de Marruecos.
Es una pirá mide tr uncada con base cuad rangular, de 12 metros de
lado y 4 de ahun, rematada por una .plataforma superi or, también
cua drada , de 6 met ros de lado. No ha sido objeto de exploraci6n
arqueológica, pero su lamentable estado .perm ite sospechar que éS!Ol
sería inú til.
Más difíál es hOl11 ar paralelos eXOlcto8 a lOlS grandes piedras que
rodean al gran sepulcro de El U ted de Mezora, aunque ta mpoco
(17)
"Recherehes Paleoethnologiques au MUOC".
( 8) "El TIlmuk> de Benl Maadan". En la revisto. "Afrlca". Marzo 1931,
PlIoglna 53.
-236 _
[page-n-237]
EL TUMULO DE MJo20RA
9
sea r3m encont rar piedras clav3das en el suelo. de pie, al rededor de
Jos túmulos no rteafricanos (19) .
IV
Dados estos an tecedente$, es evidente, pues, que hay que deslig3r
el monumento que estudiamos de las disrint3s culturas megalíticas
prehistóricas de Europa y de ot rOS puntos del Mediterráneo, como
hay que hacerlo t3mbiénpara los llamados dólmenes norteafr icanos
(20). Y, cla ro e6lá, las 3tribuciones de alta antigüedad que hasla
aho ra se le han venido at ribuyendo. De la relación de dicho monu mento con la estaci6n al aire libre de sílex q ue se hall a a su :rl rededor ni es preciso hablar, puesto Que so trata de una estaci6 n paleolítica, concretamen te mustericnse-ateri ense.
E n ¡pri mer lugar el carácter no pre histó rico de El V ted do Mezora, viene dado por sus mismas característ icas constructivag: los monolitos no son menhires, puesto que han sido alisados dándoles secciones más o menos regulares y forma ,puntiaguda y redondeada en
su parte alta, como se ind ica. La labra de los bloques que rodean
al túmulo, sobre todo, perfectamente escuadrados, lampoco ofrecen
dudas sobre que los constructOres del monumento poseían una técnica ava nzada, de ninguna manera atribuible Clrhuralmento a gentes
de ,la edad de la piedra, y que habían visto edificaciones levantaaa s
sobre el suelo del país por colonizadore$ pertenecientes a culturas
históricas.
Escribimos «habían visto:. porque el ca rácter ind ígena del túmulo de Mozora tarTlJ>OCO ofrece dudas a n uestro juicio. Su apartamiento de todos los sis temas sepu lcrales púnicos o romanOs por una
pa rto, y los numerosos ejemplares comparativos noneafricanos que
hemos podido citllr, ,por o tra parte, son bien elocuentes.
( 9) T-l\mulo rodeado de un muro circular en El Boinan!. (T. MONOD :
"Bur quelques monuments Ht.hiQue.s du Sahara Occidental". Actas '11 M"emoriaS
de kI. Socl«lad Espat\olade Antropologfa, Etnologia y Prehistoria, t. XXDl, Ma~
drkt, 1948, fiI. 5). Entre otras, tumbas tumulares de pequetlaa dImensiones ro~
doadM de monolitos, en REYQASSE, oo. clt., pég. 46, lim. 50 Y 51.
(20) Sobre el ca.rict.er no prehistórico de los dólmenes norteafrlean05 no
permiten dudar Jos haJ1a7.gos efectuados en varios de ellos que no hablan $l.do
todavla saqueados, como es comente en estos monumentos; opor ejemplo en
GaBtel (Ar¡el\a), óonde ha aparecido oerimIca bMt.a, en va.rlos c:&aoII imitando
modelos pUnk:o~heJ.enlst.lcos, y luoeTIUUS de igUal culturtL. REYOASSE, ob. clt.,
1A.m. 2 a 6, y en Rotnl.a (Argelia), REYOASBE, ídem, p6.g. 25, Y J . R. BOUR~
QUlONAT, "Hl3toire des Monuments Megal..IUUque:s de Rokn1a, prcS d'Ham~
maro Mesll:outlne". P1I.rls, 1868.
-m-
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10
M. TARRADEJ.L MATEU
Lo más lógico es que se trate del sepulcro de algún personaje
indígena importante, o de una familia, quizá un reyezuelo maurilana de la época anterior a 13 anexión del país como provincia romana (año 40 después de Jesucristo), pues no es de suponer que
¡pos terio rmen te a esta fecha ningún jefe indígena tuviera suficie nte
poder e influencia para edificar para sí o para los suyos un- sepulcro
de lal categoría, Que exige una co nsiderable movilización de brazos.
dadas las con diciones políticas. en Que quedó Mau ritania después de
-a ocupación tolal po r parte de los ro manos .
l
v
Queda pendiente una curiosa cuestión que hasta :lIlO r:l nunca so
ha tratado en relaci ó n con este monu me nto. Varios textos ro manos
se refier~n. a una legendaria y mo numental sepultura del giga nt e Antea, tan ligado 3. est3.S tierras 3.CriCan3s del Estrecho de Gibr:lhar
(21) . Se decía que en 13.5 proxim idades de LiXU5 exist í3. una tumba
mo numen t:¡.[ , a b que se asignaba una longit ud de 60 codos, donde
estaba enterrado el cadáver del mitológico personaje Que, según la
conocida leyenda, murió en manos de H ércules en una de las luchas
que el héroe desa rrolló. La loca lización, natural mente, se da de una
manera vaga, pero po r una parte se liga a Uxus (22) y pOr ot ra .t
Tingis, o sea que es 'Iógico suponer que pod ría hallarse entre ambas
ciudades. Se dice que ·Ia vió Sertorío en la época en que ya e n dcsgracia en Ro ma, desp ués de la derrota del partido pompeyano y ano
tes de su brillante actuación en Hispani a, intervino en las luchas CIviles de los reyes mauritanos de esta zona del ext remo N. O. afri·
cano. Schulten, agudamente, supone (23) Que esta llamada tumba de
Anteo no sería otra cosa que el mausoleo de un rey o personaje ¡m·
po rt3.nte indígen 3., diciendo textualmente: .Se refería si n duda a
una de las sepulturas reales ·líbicas co n la fomia de un gigantesco
cono de las cua les algun,as se conservan, y probablemente se computó la medida del esqueleto con la del monumento funerario en·
tero •. Oc haber conocido Schulten la exis!encia del túmulo que hoy
publica mos, único p Or sus dimensiones Que pudieran hacerl o creer
- -'--(21) P lutaroo, Sertor:lo, 9. Estrabón, lb. XVII, cap. nI, 8.. Pomponlo Mela,
m , l06.
(22) Estrabón, loe. clt.
(23) "8ertorlo". Traducción española de M. Carreras. Bareekma, 1949, pAgina 7f.
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EL TUMULO DE MElORA
11
una sepultura de gigantes en la región recorrida por Sertorio, no
hubiera dudado, seguramen te, en su identificación. Po r otra parte, es
muy probable que ninguno de los autores que .,c han ocu pado de
ta l mo numento, todos ellos con formación más bien de prehistoriador que de clasicista, conocieran los citados textos y, pOr tan to, no
era posible que se plantearan la identidad que a nosotros nos parece
muy probable. En efecto, no cabe duda de que Serlorio, que atacó
Tánger desde el Sur, pasó nccCfiariamente por el Tenin de Sidi 1:1mani o por sus proximidades, do nde se halla enclavado El Uted de
Mezora, ya que ca un ca mino natural que une Tánger con Larache
(po r el Que pasaba aproximadamente la vía romana que se abrió en
época pos te rior.)
T :1i identificaci6n, Que no ofrece desde el punto de vista del estudio def túmulo otro interés que el puramente anecdótico, podría
darnos una ayuda .para determinar con alguna mayor aproximación
su cro no logía . Esto nos indicaría la existencia del monumento en
vida de Scrtorio, o sea en el siglo I antes de Jesucristo , y además el
hecho de que en la l época se hubiera ya perdido el recuerd o de
quién era el personaje enterrado y se atribuyera a una figura mitológica, permite supo ner que so levantó algunas generacio nes antes,
las necesa rias .pa ra que hubiera llegado el olvido. De ser cierto este
d ato tendríamos que remontar, pues, la fecha del mo num ento de
Mezora hasta ·Ios siglos I11 -1J. como mín imo, lo que, po r otra parte,
no nos parece nada improbahle.
-239-
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"l'ARRA.DEL.- ~ EI
túmul o de
MHOra ~
VIsLas aéreas del tlúmwo de Mezora (Marru ocos)
LAMo l .
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TARRADELf...-" EI túmulo de Mewra "
LAM. il
2
í
3
1.-.Aspe:to de los grandes sillares labrados, que clerran el circulo, y de algunos
de ~os monolitos que Jo rodean.
2.- UI10 de los monalil.06 de sección ovalada.
l. - VJ.sta lateral de conjunto. En el centro se aprecIa el corte de la eltcavaelón.
"El Ute<:I.", el mM alto de los monolitos, a la derecha.
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MIGUEL TARRADELL MATEU
(TetUÁn)
El túmulo de. /'\uora (/'\arrue.cO$)
Entre Jos vestigios antiguos más notables del Norte de Marruecos
figura el gra n túmulo rodeado de mo nolitos que acostumbra a dC&ig.
narse con el nombre de Túmulo de Mezora (o M'za ra). según la
transcripción Que se adopte (1) por ser el de la cabila donde está
situado.
Se halla junto al poblado de Chuahcd, en los llanos ligeramente
ondulados que rodean Zoco el T cRin de Sidi Iamani, del que queda
a unos 5 Kms ., o sea a 15 Kms. a vuelo de pájaro y en dirección
S. E. de Areita, que es el núcleo urbano más próximo.
Aunque muy conocido por 'Ios reeidentl"ti en el país intcrC1>adOs
en su remoto pas:ldo, este monumento no ha sido objeto todav ía
de la publicación detallada de que es merecedor. Situado ya por
Arlhur Coppc] de Brookc (2) en la primera mitad del siglo pasado y
brevemente descrito por él, fué objeto también de la atención de
Ti8sot, el infatigabl e I
prospector de Marruecos (3), y luego ha sido
repetidamente publicado, aunque casi siempre en periódicos locales
o revistas de carácter no especializado, considerándoselc de época
prehi stó rica y atribuyéndole. por lo general, una antigüedad fabulosa. De todas la8 publicaciones posteriores a 1'i8801. las únicas que
se ve etJCrlto también Mzora. Msora e incluso Ernrora.
"Sketchea m Spaln and Morocco". Londres, 1831.
CHARLES Tl8SOT: "Oéographle comparée de la Mauritanle
tane". Parls, 18'18. ,Pe. 314.
(1)
(2)
(3)
T1nfl.~
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2
presentan interés
M. TARRADEI.L MATEU
cien~ífico
son las de Angclo Ghirelli, que da unas
notas sobro Mezora en sus Aplmtcs de Prc Mstoria Norte-Marroquí
(4) y sobre lodo en su artícu lo más extenso, Los m Otl/W1C1Itos m e·
galíticOs de M zara (5). En cuanto a public:lcio ncs más conocidas
de ca rácter estrictamente arqueológico, s610 conocemos la referencia
do Emilc Carla ilhac (6), de donde saca su informació n Maurice Reygasse para incluirlo en su reciente obra MonunJ ents Jrméraircs préisfarlliqllcs de I'AJriqllC du Nord (7). En Ila h,troJucci6" a la Arqu eología, de Martín Almagro, se da una Coto aérea de este túmu·
lo. si milar a las q ue aquí publicamos, poniéndole e n relación con
las cu lt uras megalíticas europeas, pero sin comentario detenido (8) .
Casi toda est::! bibliografía dispersa e insuficiente es anterior' a la
excavaci6n que en 108 años 1935 y,1936 realiz6 César Luis de Mo nt.tlbán , abriendo una enorme zanja transversal que se bifurca y que
li mpió toda la parte central del túmulo. Desgraciadamente su autor
no public6 los resultados de es te trabajo ni se conserva cn la biblioteca del Museo Arqueológico de Tetuá n, como sucede con ot ras
excavaciones de! mismo Montalbán, memoria alguna ni nOlas refcrentes a la misma, Ignoramos, pues, lo que pudo a9arecer. Se habb
del hallazgo de una cista sepulcral en el cent ro del túmulo, pero en
todo caso tampoco existe en las coleociones del citado Museo de
T Cluán, donde se han reunido todos los hallazgos arqueológicos del
Protec to rado, .p ieza alguna procedente' Ce Cite singular conjunto,
11
El mo numento está esencialmento constituido por un gran túmulo
y un círculo dc piedras co1ocadás de pie, que le rodean (L.ám. 1). El
túmul o es circular, aunque no exacto, pues su diámetro mide 54
metros en la dirección Norte-Sur y 58 m . en la de E stc-Ocste (fi gura
(,,) Publicados en " Notas y comunicaciones del InstItuto Geológloo y MInero de Q>pa.f'ia". Afio V, nWn. 4, Madrid, 1932. PAgo 64 y slgulente5 de la se-
parata.
(5) "AtriO&, Revista de TrOpu COloniales" CCuta. Agoeto, 1930, pág. 122.
(6) "Matériaux pour 1'hls tolre prlmlUve et naturelle de l'homme". Vol 10,
segunda serie. Tom. VI, 1875, pág. 211.
(7) Publlcado por el "Servlee des Antlqu ités" del OObterno General de Ar~1Ia. Parls, 1950, pég. 13.
Tarnblen ligeramente descrito por ANTONIO BLAZQUEZ en ~ Preh1storia
de la Regi6n Norte de Ma.rrueeos n , PubUcaeiones del Boletln de la Real SOCiedad GeogrMca. MadrId, 1913. P ág. 16 de la &ep:u-ata.
(8) Barcelona, 19ft, tlg, 188.
-230-
[page-n-231]
3
EL TUMULO DE MElORA
l .") y está formado por unn gran masa de ,piedras y tierra, dominando
ésta en la parte alta . Su altura máxima en el ce ntro el de 6 m. En la
circunferencia exterior la ti erra del túmulo so a;oya sobre unas hiladas luper,puestas de bloques rectangulares, bien labrados y escuadrad06, de piedra arenisca ferruginosa, que miden por térm ino me-
N.
t .rcala
j
"i·-
·,
•••••••L.(c••L·.·.·.i. . . . . . . .
FIg. 1.'-P:anta del
~Umulo
de Mezora
dio 2'50 m. de longilOd, 1 m. de anchura y 0'40 m. de gru'!So, ha ·
liándose cuidadosamente ensamb lados sin materia alguna que los
una (Lám. n, 1).
Rodeando el túmul o y junto a ($te muro bajo de silla res que
limitan su circunferencia, se levantan 167 monolitos; Co ppcl, en
1831, había contado más de 90, mientras Que Tissot en 1876 señaló
sólo unos 40, Que es el mismo número que halla aproximadamente
_ 231_
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4
M. TARRAD¡';LL MATEU
Chirelli en 1930. Pero los autores indicados realizaron su C6ludio
sobre el monumento tal como aparecía en sus rcsocctiv3S épocas,
sin que se hubiera limpiado ni excavado. La labor de Montalbán de
hace 15 años permite hoy reconocer no sólo los monolitos Que todavía se hallan en p ie, sino muchos caídos y olrol rolas que habiendo sido cubiertos ,por la 'tierra y las chumberas que invadían la parte baja del monumento, no eran visibles.
Los monolitos, también de la misma :lrcnisca que los citados si.
Ibres, est:ln en buena parte, como se indica, rotos tanto por [a acción atmosférica como por mano humana o tumbados en el sucio.
En su mayoría miden, cuando se hallan intactos, 1.50 m. de altura
y 2,30 m. de ci rcunferencia. Sin embargo, es difícil dar medidas
generales puesto Que presentan poca unifor midad . Hay algunos baso
tante más altos, especialmente en el sector Oeste, donde se lovant:!
el maya r, que tiene S m. de altura y es llamado por los indígenas
«el Uled» (la estaca o el piquete), nombre que nosotros creemos
oportuno dllr para designar la totalidad del monumentO, ya Que el
de Mezo ra , como se ha indicado, corresponde a un territorio exte n.
so y al mismo tiempo alrededor del túmulo parece se h:lllan otros,
que algún día, cuando se realicen trabajos de excav:lc'ión más inlen·
sos que quizá permillln exhumarlos, será preciso diferenciar. Aliado
de El Uted yace, caído. otro gr:ln monO'lito de 4,20 m. de altura
(Um. 1, 2).
Todos los monolitos se diferencian no tablemente de los menhi ·
res prehistóricos de tipo megalítico que 'a parecen en Europa, ya
(Iue han sido desbastados y alisados por ·Ia mano del hombre. Su
sección es de tres modelos d islinlos: circul:l r, ovalada (l..:ím. 11, 2)
y rectangula r con los ángulos redondeados, teniendo en cuenta que
c:lsi nune:1 son regulares. Asimismo los tres tipos se reparten alte(.
nándose sin o rden, excepto en un sector de 5,BO m. en el lado Nor.
te, en que hay varios monolitos seguidos de sección recta ngular.
T odos tienden a estrecharse hacia.]a parte alta y terminan en forma
redo ndc:.da , .p resen tando un :'I soecto que rccucrd:l a'l obelisco , pero
sin ca ntos. El Uted tiene un agujero de 20 cm. de di:ímetro en la
superficie, en forma de embudo que va est redl<Índo&e hasta llegar
:l una profundidad de 20 cm.; está situado en la ,parte del monolito
Que mira hacia el túmulo, o sea hacia el Este, a una altura de I,SO
metros del suelo, siendo evidentemente 3rtifici:t1. En otros mono·
litas se observan agujeros simila'res, aunque menores y menos ear:tc·
terizados como obra artificial.
_ 232 _
[page-n-233]
EL TUMULO DE MElORA
5
Como se ha dicho, el túmu lo en la actualidad es tá atravesado por
una gra n za nja de varios metros de ancho que lo p:tne totalmente,
encontr:índOle todo su centro vacío de tierra (Lám. n, 3). E n I3s
adjuntas 'folOgra fías aéreas (Lám. 1) puede apreciarse parcialmente,
pues datan del nnal de la primera ca mpaña de excavaciones , o sea
que hoy la apertu ra os todavía mayor. Unas [ajas clavadas en el suelo
aproximadamente en el centro del monu mento, son consideradas por
:tlgunos co mo resfos de una sepultura de tipo de cista que dicen fué
hallada en talCl excavaciones. Pero, reiterando ·10 escrito, no lene. m06 datos seguros ni concretos sobre tal descubrimiento, a unque no
es nada improbable, ya que, como veremos, lo más lógico es que fe
trate de un mo numento sepulcral.
Este gran túmulo formaba parte de un conjunto de co nstruccíones
si mi la res, aunque probablemente de meno res dimensiones. En efecto, a unos SO m. al N. O. se halla una serie de 16 mo nolitos caídos
tcmejantes, en cua nto a tamaño, clase de piedra y fo rma, a los dichos,
ali neados fo rm ando un sector de circ unferencia de 18 m. de lo~
gitud q ue parece debían constit ui r parte de un círcu lo que sería aproximadamen te tangente al mo numento descrito. Es posible que los
restantes mo nolitos de esta segunda serie se hallen todavía enterradOl, ya que los visibles en la actualidad están situad06 en una pequeña depres ión que también fué obj eto de una ligera 'Iabor de limpieza en las excavacio nes de Montalbán. En ca mbio, nada queda
del posible tú mul o, si lo hubo, p ues la tierra de sus al rededores es
totalmente llana .
A 150 m. más o menos al N. del túmu lo grande o de El U ted,
se hall an ta mbién algunos monol itos similares derribados, no siendo
posib le, si n previos trabajos de excavación, decidir si forman igua lmente parte de ci rcunferencias parecidas, puesto que a!)ólrecen dil!persas.
III
El carác ter sep ulcral del túmulo de M e~ora, indusoprescindiendo de la supuesta tumba hallada, parece fu era de duda . I>orquo si
bien no se conoce hoy en todo el Norte de Africa un mo numento
igual, sí existen otras que presentan con él suficien tC6 semeja nzas
para que po(bmol inscribirlo dentro de la gra n tradición de mo numentos funera rios preisl:ímicos, todos ellos de inhumaci6n, descu.
biertos en Túnez, Argelia, Sahara y au n en el mismo Marruecos.
-
233_
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6
M. TARRADElJ. MATEU
De los cinco grandes grupos en que Reygasse clasifica eslas ¡umb.1' (9), es decir: 1) túmulos - llamados bazina en bereber y kerkur
o roojem en árabe-; 2) monumentos en forma cilíndrica; 3) círCU'los
de piedras ; 4) .dólmenes_, y 5) cámaras funerarias excavadas en la
roca , el monumento de Mezora participa de formas de las tres pri.
meras divisiones. por 'Ser un túmulo, por su forma ci rcular y los
aillares qUe 10 rodean. y por el círculo de monolitos.
Los lúmu" son muy numerosos en toda el Africa Menor y csJ08
'Pccialmentc en .el Sahara (0) . En general son simples amontonamientos de .piedras o de .piedras y tierra, de forma red ondeada, cuyo diámetro oscila entre ~os S y los ISO m., dominando el tipo pequeño. En el cenlro se halla o bien una fosa simple o bien una cista
conteniendo un esqueleto -en algunos casos poco frecuentes, dos
o más de d08- sin ajuar o con ajuar muy cscaso, por lo general je
difícil dal aci6n. Sin embargo, la presencia rcpetida de ob.jetos de cobre y de hierro y algunas veces de cerámica que puede emparentarse con la de culturas históricas, ya ¡púnica, ya romana, permite
asegurar, sin ningún' género de dudas, que no se trata de monumentos prchist6ricos, sino de época protoh istórica o, simplemente, dd
amplio y vago período que en"laza en ~tas ti~rras el mundo neo lítico
con los ,principios de la islamizaci6 n.
Mientras que los túmulos del tipo desc rito acostumbran a hallar,e en territoriO! meridiona les del Africa Menor, cuando no ya francamente saharianos -así en Marruecos, por ejemplo, e l grupo más
nutrido es la necrópolis próxima a Erfud, en Tafilatet (11)-, en 'las
zonas más próxi mas a la costa tenemos dos conocidos monumentos
que no son en realidad sino sepulcros de tipo tumular de grande:o¡
dimensiones y de construcción perfeccionada ,p Or el contacto que sus
constructores indígenas han mantenido con las civilizaciones históricas med iterráneas. Trátasc de la llamada Tumba dc la Cristiana
(12). no lejos de Tipasa, sobre una colina cos tera sit uada a 60 Kms.
al O. de Argel y de El Medraccn, a 94 Km s. al S. de Constantina,
(9) REYOA88E, OO. clt., pAg. 6.
(10) 14em. Véase bibliografía al ftnal de la obra. Igualmente, T . MONQO:
"L'Adrar Ahmet. Oontrlbutlon
I'étude arcbéologlque d'un dl.strlct saharien".
Parla. Travaux et Memolres de 1'ln5t.itut d 'Etl!.noJ<>gle. 1932.
(11) ARMAND ROHL.'\{ANN: "Les recheJ'ches de ·PrélUstoire dans l'extreme Sud Marocalne". NIlom.. 5 de las publlcac10nes del "Serv1ce d es AnUquHás
du Maroc". Rabat-P&rls. 1939.
(12) STEPHANE GSELL: "Les Monumen~ antlques de l'Algkie". ~rls,
1901 , 1, P'f. 85.
a
-2M_
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EL TUMULO DE MEZORA
7
amb,u, por tanto, en Argelia. La Tumba de h Cristi ana es un edi.·
ficio circular de 64 m. de diámetro y que, en su estado completo ,
dobía al canza r unos 40 de ahura; está compues ta por un tambo r
cilíndrico que descansa sobre una base cuadrada y que está coro nado por un cono escalonado; alrededor del cilindro se le aplicaron
60 col umnas ió nicas de medio tambor. A Jos cuatro punto¡ cardinales so levantan cuatro falsas puerlas, puesto que la entrada a los corred ores y cámaras interiores se encuentra debajo de la falsa puerta
del lado E . Mu y pareoido en cuan to a forma s y dimensiones es el
mausoleo de El Medracen (1 3). Aquí el ci lindro mide 59 m. de diámetro y el cono escalonado 20 de altura. Igualmente existen el mismo número de col umnas adosadas, pero de orden dórico y además
una cornisa que parece de tipo púnico. Un largo corredor conduce
a una ¡pequeña cámara subterránea central, que se ha hall ado vacía,
al ig ua l Que las cámaras de la Tumba de 'la Cristiana cua ndo se realizaro n excavaciones. Conviene hacer no tar que El Medracen se
halla rodeado de una serie de tumbas formadas po r montones cónicos de piedras, Que deben de encontrarse en cstrceha relaci6n en
cuan lo al tipo con el mo numento,O sea que ambos gra ndes mausoleOl son sep ulcros tumu lares bien const ruídos .
Otra derivación, también perfeccionada, de tumbas de esta
claso, son , al parecer, los llamados «djeddaru (14), localizados en la
¡provincia de Orán, al S. O . de T ia ret, mo numentos de planta cuadrada , comp uestos pOr una base de paredes recias de buenos sillares
y co ronados por una pirámide escalonada , con las consiguientes cámaras funerarias con corredor de acceso en su interior, que C sell
(1 5) co nsidera obra de una dinastía de príncipes indíge nas viviendo
alredodor de los siglos VI_VII.
E l para,lelo más pr6ximo, tanto tipÜ'lógica como geográfi ca mente,
lo tenemos en el gra n túmu lo de Sidi Slimane, en el Carb (o Rharb,
co mo escriben los franceses), cerca de Petitie:.m, o sea a-I N. de la
Zona Francesa de Marruecos, no 'lejos del At lántico, que fué exc.¡vado y pub-licado .pOr Ruhlmann (16) . Se trala de un túmulo .le
dimensiones muy semejantes al do Mezora, ya que tiene 47 metros
(3 )
I clern, plg. 69. Véase tambIén Colonel BRUNON : "Memolre s ur les
toullles elttlCutées au Madcaeen ". Bulletln de la SOc. Arch. de CoMtantJne, 18'13.
(14 ) REYOASSE : Ob. cit., pég. 31 )' lAmo 30.
(5) OSELL : " HL5tolre Andenne de ]'Afrique du Norcl.'·, VI, pág. 231 Y 11,
p6&1na 418.
.
.
OS ) "Le Tumulus de Stdl S1imane (Rharb) " . Bullet1n ele la SOck:té de~·
h l5to1re du Maroe, 1.0 . 2.0 semestre, 1939.
-235 _
[page-n-236]
8
M. TARRADEJ.L MATE U
de d iámet ro y 6 de altura máxima , si bien en cste caso no está rodeado de monolitos. Una primera cata en cruz no di6 resultado, pero en uno de los cuadranles que resul laron de la ca la , el de E., apareció un mo numento sepulcral oricnt:ldo de E. a O., construcción
rectangular de 13,25 por 5,SO y 2 m. de altu ra, construido en ladri.
11 05 sin cocer. ESl nba constit uido p or un corredor y dos cámaras
·jnteriores separadas por una puerta que había ,ido tapiada, la última
cáma ra cubierta por un techo de seis troncos de tUYa y pavimenta'd a por trcs gra ndes JOsas. Se encontr6 un esqueleto en el corredor,
o tro en la primera cá ma ra y a Iras dos en ·la segunda y última . E l
material fu é escasísimo" fragmentos de cerámica de lorno bien co:
cida , con la que Ruhlmann reconstruyó en dibujo una jarra panzu.
da con dos asas; varios fragmentos de cerá mica, cilindros de hueso
agujereados (charnelas de caja) y un clavo de hierro. Su excav:ldor
lo considera de época romana, si n que ni el tipo del monumento ni
los hallazgos permitan dar una cronología muy segura . Quizá esté en
relación con él una inscripción líbica hall ada antes de la excavación
cerca dcl túmulo.
El único monumento, ademáll del que estu.diamos, que responda
a la misma tradición, conocido en In Zona Española de Marruecos ,
es algo distinto tipo lógica mente del de Mezora. Se hall a en la parte
baja del tío Martín, en territorio de Seni Maadan (cabila de SeO!
H ozmar), en tre la ciudad de Tetuán y el mar, unos S Kms. aguas
arriba del río a pa rtir de su desembocadura, yen su o rilla derecha .
Descubiert o po r Pallary, en 1902 (17). Ghirelli 'Ie dedicó un artículo
describiéndolo (18) cuando ya se hall aba muy destruido por haberse
constr uído sobre él un blokao durante la cam paña de Marruecos.
Es una pirá mide tr uncada con base cuad rangular, de 12 metros de
lado y 4 de ahun, rematada por una .plataforma superi or, también
cua drada , de 6 met ros de lado. No ha sido objeto de exploraci6n
arqueológica, pero su lamentable estado .perm ite sospechar que éS!Ol
sería inú til.
Más difíál es hOl11 ar paralelos eXOlcto8 a lOlS grandes piedras que
rodean al gran sepulcro de El U ted de Mezora, aunque ta mpoco
(17)
"Recherehes Paleoethnologiques au MUOC".
( 8) "El TIlmuk> de Benl Maadan". En la revisto. "Afrlca". Marzo 1931,
PlIoglna 53.
-236 _
[page-n-237]
EL TUMULO DE MJo20RA
9
sea r3m encont rar piedras clav3das en el suelo. de pie, al rededor de
Jos túmulos no rteafricanos (19) .
IV
Dados estos an tecedente$, es evidente, pues, que hay que deslig3r
el monumento que estudiamos de las disrint3s culturas megalíticas
prehistóricas de Europa y de ot rOS puntos del Mediterráneo, como
hay que hacerlo t3mbiénpara los llamados dólmenes norteafr icanos
(20). Y, cla ro e6lá, las 3tribuciones de alta antigüedad que hasla
aho ra se le han venido at ribuyendo. De la relación de dicho monu mento con la estaci6n al aire libre de sílex q ue se hall a a su :rl rededor ni es preciso hablar, puesto Que so trata de una estaci6 n paleolítica, concretamen te mustericnse-ateri ense.
E n ¡pri mer lugar el carácter no pre histó rico de El V ted do Mezora, viene dado por sus mismas característ icas constructivag: los monolitos no son menhires, puesto que han sido alisados dándoles secciones más o menos regulares y forma ,puntiaguda y redondeada en
su parte alta, como se ind ica. La labra de los bloques que rodean
al túmulo, sobre todo, perfectamente escuadrados, lampoco ofrecen
dudas sobre que los constructOres del monumento poseían una técnica ava nzada, de ninguna manera atribuible Clrhuralmento a gentes
de ,la edad de la piedra, y que habían visto edificaciones levantaaa s
sobre el suelo del país por colonizadore$ pertenecientes a culturas
históricas.
Escribimos «habían visto:. porque el ca rácter ind ígena del túmulo de Mozora tarTlJ>OCO ofrece dudas a n uestro juicio. Su apartamiento de todos los sis temas sepu lcrales púnicos o romanOs por una
pa rto, y los numerosos ejemplares comparativos noneafricanos que
hemos podido citllr, ,por o tra parte, son bien elocuentes.
( 9) T-l\mulo rodeado de un muro circular en El Boinan!. (T. MONOD :
"Bur quelques monuments Ht.hiQue.s du Sahara Occidental". Actas '11 M"emoriaS
de kI. Socl«lad Espat\olade Antropologfa, Etnologia y Prehistoria, t. XXDl, Ma~
drkt, 1948, fiI. 5). Entre otras, tumbas tumulares de pequetlaa dImensiones ro~
doadM de monolitos, en REYQASSE, oo. clt., pég. 46, lim. 50 Y 51.
(20) Sobre el ca.rict.er no prehistórico de los dólmenes norteafrlean05 no
permiten dudar Jos haJ1a7.gos efectuados en varios de ellos que no hablan $l.do
todavla saqueados, como es comente en estos monumentos; opor ejemplo en
GaBtel (Ar¡el\a), óonde ha aparecido oerimIca bMt.a, en va.rlos c:&aoII imitando
modelos pUnk:o~heJ.enlst.lcos, y luoeTIUUS de igUal culturtL. REYOASSE, ob. clt.,
1A.m. 2 a 6, y en Rotnl.a (Argelia), REYOASBE, ídem, p6.g. 25, Y J . R. BOUR~
QUlONAT, "Hl3toire des Monuments Megal..IUUque:s de Rokn1a, prcS d'Ham~
maro Mesll:outlne". P1I.rls, 1868.
-m-
[page-n-238]
10
M. TARRADEJ.L MATEU
Lo más lógico es que se trate del sepulcro de algún personaje
indígena importante, o de una familia, quizá un reyezuelo maurilana de la época anterior a 13 anexión del país como provincia romana (año 40 después de Jesucristo), pues no es de suponer que
¡pos terio rmen te a esta fecha ningún jefe indígena tuviera suficie nte
poder e influencia para edificar para sí o para los suyos un- sepulcro
de lal categoría, Que exige una co nsiderable movilización de brazos.
dadas las con diciones políticas. en Que quedó Mau ritania después de
-a ocupación tolal po r parte de los ro manos .
l
v
Queda pendiente una curiosa cuestión que hasta :lIlO r:l nunca so
ha tratado en relaci ó n con este monu me nto. Varios textos ro manos
se refier~n. a una legendaria y mo numental sepultura del giga nt e Antea, tan ligado 3. est3.S tierras 3.CriCan3s del Estrecho de Gibr:lhar
(21) . Se decía que en 13.5 proxim idades de LiXU5 exist í3. una tumba
mo numen t:¡.[ , a b que se asignaba una longit ud de 60 codos, donde
estaba enterrado el cadáver del mitológico personaje Que, según la
conocida leyenda, murió en manos de H ércules en una de las luchas
que el héroe desa rrolló. La loca lización, natural mente, se da de una
manera vaga, pero po r una parte se liga a Uxus (22) y pOr ot ra .t
Tingis, o sea que es 'Iógico suponer que pod ría hallarse entre ambas
ciudades. Se dice que ·Ia vió Sertorío en la época en que ya e n dcsgracia en Ro ma, desp ués de la derrota del partido pompeyano y ano
tes de su brillante actuación en Hispani a, intervino en las luchas CIviles de los reyes mauritanos de esta zona del ext remo N. O. afri·
cano. Schulten, agudamente, supone (23) Que esta llamada tumba de
Anteo no sería otra cosa que el mausoleo de un rey o personaje ¡m·
po rt3.nte indígen 3., diciendo textualmente: .Se refería si n duda a
una de las sepulturas reales ·líbicas co n la fomia de un gigantesco
cono de las cua les algun,as se conservan, y probablemente se computó la medida del esqueleto con la del monumento funerario en·
tero •. Oc haber conocido Schulten la exis!encia del túmulo que hoy
publica mos, único p Or sus dimensiones Que pudieran hacerl o creer
- -'--(21) P lutaroo, Sertor:lo, 9. Estrabón, lb. XVII, cap. nI, 8.. Pomponlo Mela,
m , l06.
(22) Estrabón, loe. clt.
(23) "8ertorlo". Traducción española de M. Carreras. Bareekma, 1949, pAgina 7f.
-238-
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EL TUMULO DE MElORA
11
una sepultura de gigantes en la región recorrida por Sertorio, no
hubiera dudado, seguramen te, en su identificación. Po r otra parte, es
muy probable que ninguno de los autores que .,c han ocu pado de
ta l mo numento, todos ellos con formación más bien de prehistoriador que de clasicista, conocieran los citados textos y, pOr tan to, no
era posible que se plantearan la identidad que a nosotros nos parece
muy probable. En efecto, no cabe duda de que Serlorio, que atacó
Tánger desde el Sur, pasó nccCfiariamente por el Tenin de Sidi 1:1mani o por sus proximidades, do nde se halla enclavado El Uted de
Mezora, ya que ca un ca mino natural que une Tánger con Larache
(po r el Que pasaba aproximadamente la vía romana que se abrió en
época pos te rior.)
T :1i identificaci6n, Que no ofrece desde el punto de vista del estudio def túmulo otro interés que el puramente anecdótico, podría
darnos una ayuda .para determinar con alguna mayor aproximación
su cro no logía . Esto nos indicaría la existencia del monumento en
vida de Scrtorio, o sea en el siglo I antes de Jesucristo , y además el
hecho de que en la l época se hubiera ya perdido el recuerd o de
quién era el personaje enterrado y se atribuyera a una figura mitológica, permite supo ner que so levantó algunas generacio nes antes,
las necesa rias .pa ra que hubiera llegado el olvido. De ser cierto este
d ato tendríamos que remontar, pues, la fecha del mo num ento de
Mezora hasta ·Ios siglos I11 -1J. como mín imo, lo que, po r otra parte,
no nos parece nada improbahle.
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"l'ARRA.DEL.- ~ EI
túmul o de
MHOra ~
VIsLas aéreas del tlúmwo de Mezora (Marru ocos)
LAMo l .
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TARRADELf...-" EI túmulo de Mewra "
LAM. il
2
í
3
1.-.Aspe:to de los grandes sillares labrados, que clerran el circulo, y de algunos
de ~os monolitos que Jo rodean.
2.- UI10 de los monalil.06 de sección ovalada.
l. - VJ.sta lateral de conjunto. En el centro se aprecIa el corte de la eltcavaelón.
"El Ute<:I.", el mM alto de los monolitos, a la derecha.
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