
Publicacions diverses
Nociones de Prehistoria
Domingo Fletcher Valls
1952
, 74 p.
[page-n-1]
DOMINGO
FLET C HER VALLS
NOCIONES DE
PREHISTORIA
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INSTITUCION ALFONSO El. MAGNANIMO
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NOCIONES DE PREHISTORIA
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DOM I NGO
F L E T C H ER
NOCIONES DE
PREHI S TORIA
SERVICIO DE INVESTrGACION PREHISTORICA
INSTITU C!ON ALFONSO EL MAGNANIMO
DIPUTACION PROVINCIAL DE VALENCIA
1952
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NOTA PRELIMINAR
Esta~
son la cristalización
de una necesidad sentida desde hace muchos años,
reflejada en los arts. 64 y 85 del Reglamento de 16 de
abril de 1936 y más recientemente en la 1 Asamblea Nacional de Comisarios de Excavaciones Arqueológicas, celebrada en Madrid el pasado enero, en la que se propuso
la preparación de una cartilla y cuestionario de arqueoloJ
gía. El SERVICIO DE INVESTIGACIÓN PREHISTÓRICA de la
Excma. Diputación de Valencia, que ha sabido Ilevar
a cabo estudios monográficos y excavaciones de grari
trascendencia científica internacional, haciéndose eco
de esta necesidad y siempre en vanguardia en las tareas culturales, presenta estas NOCIONES DE PREHISTORIA,
completándolas con un extracto de la Legislación Vigente
sobre excavaciones y un cuestionarid que el S. /. P.
ruega y espera sea e:umplimentado por el mayor número posible de personas.
No pretendemos que estas NocrONÉS DR PREHISTORIA
sean un manual de iniciación, puesto que ya los hay
y buenos en nuestra Patria¡ ciframos nuestros deseos
y propósitos en que las páginas que siguen sirvan para
llamar la atención y despertar el interés del profano hacia
las espléndidas riquezas arqueológicas que encierran
NociONES DE PREHISTORIA
7
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nuestras tíer·ras y que por ignorancia, despreocupación o
codicia, se pierden diariamente pora el acervo cultural espatio!. Nuestro esfuerzo se encamina, pues, a advertir al
110 iniciado que exisl'!JJ unas piedrecitas, unos trozos de
cacharro, unos restos de bronce o hierr
de todo valor monetario, lo tienen, y mucho, científico.
Pretendemos así defender el patrimonio arqueológico nacional que, tanto por ser «el recuerdo de familia» de rwestros remotos abuelos, como por la aportación que significa
pm·a el conocimiento de las vicisitudes por• que pasaron los
primeros homb1·es y los lentos progresos que llevaron a
cabo en lucha contra toda suerte de adversidades basta
alcanzar la meta actual, debemos salvaguardar de la
pérdida o destrucción.
Si al lector le abren las siguientes páginas nuevos horizontes hasta ahora desconocidos para él y, en su inquietud intelectual, quiere profundizar en este emocionttnte
campo de la Prehistoria, es entonces cuando podrá bucear
en los magníficos manuales que le conc¡·etarán y ampliarán cada uno de los problemas de esta joven ciencia, tan
arraigada ya en todos los centros culturales del mundo.
Si con estas NociONES DE PREHISTORIA despertamos
una corr•iente de interés y respeto hacia los restos arqueológicos, habremos cumplido la misión que nos propusimos al redactarlas, llevados del cariño a Jos estudios
prehistóricos y a la cultura de n·uestra Patria.
D.F. V.
Valencja, ?4.de mayo de 1951
:
.
8
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G ENERALIDADES
QUB ES PREHISTORIA
Se denomina PREHISTORIA la ciencia que estudia las
primeras manifestaciones culturales de la Humanidad, ll e~
gando en sus investigaciones hasta el momento en que
aparecen documentos escritos.
Por ello la Prehistoria no tiene idéntica extensión en
todas las partes del mundo ya que las noticias escritas
no surgen a la vez en todos los pueblos y así, por ejem~
plo, mientras los del Cercano Oriente entran relativamente pronto en el campo de la Historia, los pueblos del
noroeste de E uropa lo hacen mucho más tarde y aun hoy
existen gentes que desarrollan sus actividades dentro de
cultui:as de carácter prehistórico.
Esta diferencia cronológica que distancia unos pueblos
de otros en su entrada en el campo de la Historia, origina
una etapa mixta en la que algunos de ellos nos son conocidos históricamente a través de las noticias escritas que nos
proporcionan los autores de otros países. Este período
mixto en la vida de un pueblo se denomina PROTOHISTORIA, la cual, por utílizar fundamentalmente el método
arqueológico, se considera como una etapa dentro . de la
Prehistoria.
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MÉTODOS
QUE
UTILIZA LA PREHISTORIA
El estudio de la vida de la Humanidad en sus primeros
momentos tiene que hacerse a base de los restos de toda
índole que nos ha dejado el hombre de aquellas edades.
Sus útiles, sus lugares de habitación, sus sepulturas, los
restos de su alimentación, su arte y aun .sus propios
restos óseos, sirven para que deduzcamos sus creencias,
organización s ocial, régimen económico, técnicas industriales, y, en fin, cómo era la vida de nuestros remotos
antepasados.
Pero el estudio ~e todos estos restos requiere métodos especiales de trabajo, el primero de los cuales es el
llamado método arqueológico o de «la azada», ya que son
imprescindibles las tareas preliminares de rigurosa excavación para el acopio de los datos que luego han de·servir de estudio a los investigadores.
Otros métodos los proporcionan un buen número de
otras ciencias relacionadas mas o menos directamente con
los estudios prehistóricos. Así, la GEOLOGÍA, dándonos
a conocer las condiciones climáticas, distintas fisonomías
por las que ha pasado la Tierra y época a que pertenecen los niveles en que aparecen las manifestaciones de
la presencia humana; la PALEONTOLOGíA, clasificando
los restos de plantas y animales, explicandonos cómo
eran los seres vivos que rodearon, sirvieron de alimento
y fueron enemigos del hombre primitivo; la ANTROPOLOGíA, que estudia el aspecto físico de éste; la ETNOLOGíA,
que nos da a conocer, por comparación con los primitivos
pueblos actuales, cuál era el estado social, religioso, etc.
en que se encontraba el hombre fósil; la LtNGüiSTICA,
ayudándonos a localizar, a través del estudio de las lenguas, los movimientos migratorios de los pueblos, sus
10
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relaciones e influencias; y aun entre otras más, la Asy QuÍMicA que prestan su colaboración para
poder dar fechas a los períodos y hallazgos prehistóricos.
TRONOMÍA
LUGARES DE HALLAZGO
Los restos de interés arqueológico pueden hallarse:
Al aire libre, sin ningun otro materi~ que los cubra. Frecuentemente se dan estos hallazgos en las terrazas de los ríos, zonas habitadas en los períodos de clima
benigno, por el hombre p1·imitivo. Las terrazas con posibles hallazgos se encuentran, normalmente, a relativa distancia de los actuales cauces de los ríos, debido a que estos han ahondado su cauce y disminuido su caudal, restringiendo la anchura de su lecho. Por ello, los hallazgos
de época más antiguos se efectúan en las terrazas mas
elevadas, si los materiales no han sufrido arrastre o remoción. (Fig. 1)
En cuevas, en las que, por la persistente utilización por
el hombre, se han formado diversos niveles superpuestos,
encontrándose en ellos los restos típicos de cada época
lo que nos permite la comprobación de las secuencias técnicas e industriales de cada momento. Cuanto más antiguos sean los restos a mayor profundidad se hallarán, sí
los niveles no están revueltos. En las paredes de las cuevas, covachas o abrigos de las laderas de barrancos, pueden hallarse pin.turas o grabados de época p1·ehistórica
(Fig. 2).
En sepulturas, bien en campo abierto, cavadas en la
tierra o dentro de urnas de cerámica, o bajo amontonamientos de piedras; bien en contrucciones funerarias de
diversa factura, segun la época; bien en grietas de las rocas o dentro de las cuevas, etc. etc. (Figs. 3 y 4).
ll
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En despoblados, restos de antiguas poblaciones aban~
donadas voluntaria o involuntariamente por sus habitan~
tes. E n el transcurso del tiempo estos restos han ido cubriéndose por la tierra y la vegetación hasta tal punto que
es dificilísimo muchas veces distinguirlos a simple vista y
solamente, después de la excavación, pueden ponerse al
descubierto las cimentaciones de las casas y sacar los ajua~
res, que a veces aparecen a la prohmdidad de varios metros. También en los poblados pueden darse diversos niveles por construcción de viviendas superpuestas en el
transcurso del tiempo de ocupación. Generalmente los
poblados se asientan en lugares elevados con relación a
las tierras circundantes, de difícil acceso, cerca de los cm·sos de agua, frecuentemente en la confluencia de dos
barrancos o riachuelos. (Fig. 5).
Cada uno de los puntos de hallazgo o yacimiento se
llama estación arqueológica.
La búsqueda y excavación de yacimientos prehistóricos
por aficionados, ha causado la pérdida irreparable, para
el estudio, de gran número de piezas que, por no haberse
efectuado su hallazgo con los requisitos que la ciencia
exige, carecen de todo valor científico. De ahi los esfuerzos de las Autoridades Españolas para evitar estas continua pérdidas, esfuerzos que han cristalizado en la actual
Comisal'ía General de Excavaciones Arqueológicas y en la
vigente legislación, de la cual damos un resumen al Jin de
estas NociONRs. Aparte de la terminante prohibición de
excavar ningún yacimiento por quien no esté autorizado
por la Ley, todo ciudadano tiene la ob1ígación moral de
dar a conocer cualquier hallazgo arqueológico, del que
tenga noticia, a las entidades especializadas en estos estudios, las cuales disponen de medíos adecuados para practicar los trabajos necesarios y lograr así el mayor provecho científico del hallazgo.
12
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ETAPAS
DE
LA PREHISTORIA
A mediados del siglo pasado, al constituh·se la Prehistoria como verdadera ciencia, se estableció 1a división
,
fundamental en tres edades: de la PIEDRA del BRONCE
y del HIERRO.
Después de varias tentativas y modificaciones se llegó
a la subdivisión de la Prehistoria en diversos períodos
que han quedado como clásicos y a pesar de que esta
clasificación no es exacta para todos los puntos del Mundo, ni siquiera para toda Europa, puede decirse que todavía está vigente, aunque con algunas modificaciones. Por
ello 1a seguimos aquí, de acuerdo con los resultados de la
moderna investigación:
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PALEOLITlCO INFERIOR. .
PRECHELENSE
CHELENSE (~ABBEVILL~N
SE) -CLACTONlENSE
ACHEULENSE- LEVALLOISIENSE
MUSTERIENSE- LEVALLOISIENSE
PALEOLITICO SUPERIOR. .
ALIRIÑACIENSE- GRAVETTI ENSE
SOLUTRENSE
MAGDALENIENSE
CAPSIENSE
l
AZILIENSE
MESOLITICO. . . . . . . . . .
NEOLITICO.... . . . . · · .
ASTURIENSE
TARDENOISIENSE
ETC. ETC.
¡
CULTURA HISPANO MAURITANA
CULTURA IBERO SAHARIANA
EDAD DEL BRONCE. . . .
EDAD DEL H IERRO. . . . .
ROMANIZACION
14
~
BRONCE MEDITERRANEO
~ BRONCE ATLANTICO
!
CULTURAS 1 HALLSTATT,
CELTICAS 1 LA TENE
CULTURA IBERICA
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CRONOLOGÍAS
Otra de las grandes dificultades que ha de salvar la
Prehistoria es la de señalar fechas para cada uno de sus
períodos. En esta tarea han colaborado todas las ciencias
con ella relacionadas, pero las discrepancias a que llegan
los investigadores en sus conclusiones, son lo suficientemente grandes para que ninguna de las hipótesis se imponga totalmente.
Aquí, dejando al margen las múltiples tablas cronológicas que se han confeccionado y las razones que avalan
cada una de ellas, damos la cronología que actualmente
está más aceptada, de acuerdo con las conclusiones a que
llegan los profesores Pericot y Martinez Santa-Olaila. Así,
en España, podemos considerar las siguientes fechas:
PALEOLITICO INFERIOR, duraría hasta el 50.000
a.
J. C.
En el PALEOLITICO SUPERIOR, el Auriñacense y el
Solutrense llegarían hasta el 20.000 y el resto, hasta
el 8.500, lo ocuparía el Magdaleniense.
El MESOLITICO comenzaría en el 8.500 y terminaría
hacia el 3.500 a. J. C.
El NEOLITICO desde esta fecha hasta el 2.000 a.
J. C.
El BRONCE se iniciaría el 2.000 y llegaría hasta
el 650 a. J. C., y
El HIERRO ocuparía desde la anterior fecha hasta la
Romanización.
15
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•
EL PALEOLITICO
Sus CARACTBRíSTICAs
La era Cuaternaria comprende dos grandes períodos,
diferenciados por el clima, flora y fauna. El primero de
estos períodos recibe el nombre de Pleistoceno, Díluvium,
Cuaternario propiamente dicho o Era Glaciar, por ser su
característica especial las grandes transformaciones climáticas llamadas glaciaciones, las cuales ocasionaron
radicales cambios en la flora y fauna y con ellos en la
vida del hombre, la presencia del cual sobre la tierra está
comprobada a partir de este primer momento de la Era
Cuaternaria.
a).- Los Glaciares.- No son bien conocidas las causas
que motivaron estas oleadas de hielo que transformaron
la superficie de la Tierra, rebajando montes y originando
lagos en distintas partes de Europa Central y Oriental.
Las teorías explicativas de este fenómeno (alteración
de la órbita terrestre; distinta intensidad de la radiación
solar¡ cambios en el contenido de ácido carbónico de la
atmósfera; d~splazamiento de los polos y continentes, etc.
etc.) pecan de insuficientes, por lo que las causas originarías de los glaciares no están establecidas claramente. Solamente se ha llegado a la conclusión de que en la Europa Occidental pueden señalarse cuatro periodos glaciares
separados por épocas interglaciares. Estos cuatro períodos reciben el nombre de cuatro ríos alpinos y su
correspondencia con las etapas culturales sería como
sigue (Fig. 6):
¡7
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:I>
Primer Glaciar-Gil:SZ !rle poca
~xtension ·!
Che!ense
Interglaciar
Segundo Glacia r - ;\11:\ú[L t.?l ;n¿s exteJJso)
A~heulense
lmcrglacia r
·¡ ercer Glaciar-R.!SS fmás
~xtens c-
que el p!in;ero.
Post -gla{wr
Acheulense.
Ao.:h~ulense
!mergla(¡ar
Cuerto Glaciar-\\'LIR\1
Chehmse y Acheu !ens,.>
{;:.:n -. ":-ias
iluouacion.-s t.
y )..\usteric>nse.
:O.htslertcnse y P. Su¡..eri.c-:·.
\!vsolili co y culturas l,i'lsteriores hasta 1.:-s
::~m pos z~. ;uaies
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8:1 clima del centro de España en las épocas glaciares
sería como el actual de Polonia; el de la costa norte como
el de Escocia y el d• 1 sm semejante al actual del mediodía de Francia. En los periodos interglaciares en el reino
de Valencia habría un clima sub-desértico.
b). - Fiora y Faurza.- En relación directa con el clima están la flora y fauna. La primera, en los periodos glaciares, estaría representada en las tier ras valencianas,
por bosques y en los períodos interglaciares por especies
actualmente africanas. En cuanto a la fauna, el levante
español presentaría pocas variaciones, ya que aparte del
gran número de animales indiferentes al clima, los cambios climáticos no fueron tan bruscos como en el norte.
Muchas especies vivieron indistintamente en un momento
u otro del paleolítico; algunas de ellas (r inocerontes, elefantes, etc.) han desaparecido de las tierras valencianas;
otras (jabalí, ciervo, caballo, toro) han llegado hasta
nuestl·os días.
c).-El hombre.- A base de las características generales que presentan los restos óseos humanos, se ha formado un tipo racial pru·a el Paleolítico Interior, denominado
Horno Primigenius o neanderthalensis. Sus rasgos distintivos serían: una estatura media de 1'60; piernas cortas y
musculosas, arqueadas en las rodillas y caderas¡ tronco
achaparrado; manos co1·tas y anchas; cabeza voluminosa
con cráneo de gruesas paredes; frente baja y deprimida,
dhigida hacia atrás; fuertes arcos superciliares; mandíbula
inferior robusta, carente de ba1·billa (la cual se va formando durante el musteriense), etc. etc.
Al iniciarse el segundo momento del Paleolitico, desaparece este hombre neanderthalensis dando paso a un
nuevo tipo, caracterizado por su fr~nte alta y abombada,
mentón prominente, dolicocefalia, nariz derecha, o sea, en
general, con características semejantes al hombre moderno.
19
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Este tipo racial se ha llamado Horno Sapiens o de Cromagnon; aunque se señalan otros tipos raciales dentro del
Paleolítico Superior (Chancelade, Grimaldi, etc.) podemos
considerar el Hombre de Cromagnon como el más típico
del segundo momento del paleolítico.
En las posteriores etapas culturales de la Humanidad
no hay cambios fundamentales en el tipo humano.
d). - Vida materia l. - E! hombre paleolítico vivió un
nomadismo que podríamos denominar circulante, desplazándose de un lugar a otro obligado por las necesidades
alimenticias, pero girando siempre dentro de las comarcas
que le eran más favorables, lo que da origen al desarrollo
de variantes técnicas regionales.
Acampaba en las proximidades de las corrientes fluviales, al aire libre en épocas de clima benigno y frecuentemente en cuevas en las de bajas temperaturas, aunque
tambien solía vivir al aire libre en los períodos fríos.
Desconocíase la agricultura, ganadería, obtención de
los metales, escritura, la cerámica, etc. o sea todos los elementos formativos de culturas superiores. El hombre y el
animal son enemigos en la lucha por la existencia. El primero vivía de la caza, pesca y recolección de frutos, tallos
y raíces; de los animales cazados aprovechaba la piel, cerdas y tendones para· confeccionar sus vestidos; la carne
para su alimento; la grasa para alumbrarse; la sangre
como aglutinante para sus pinturas y los huesos para confeccionar sus útiles (puñales, arpones, agujas, etc.). La recolección se encomendaba, sin duda alguna, a las mujeres
y niños.
En épocas de buen clima vivirían desnudos o semidesnudos, cubriéndose con pieles en tiempo frío, aunque su
capacidad de resistencia a las bajas temperaturas les permitiria ir poco vestidos en zonas algo alejadas de los
hielos. Aparte de la indumentcuia imprescindible por el
clima o t·azones de rudiwentaria moral, cubrían el cuerpo
20
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con adornos y tatuajes que en ocasiones hay que conside~
rar al propio tiempo como indumento.
La dificil existencia del hombre prehistórico se refleja
en sus restos óseos, en los que puede observarse la mella
que en él hacía la vida en constante lucha con la na tura~
leza; sufría reumatismo, caries dental y otras varias en fer~
medades derivadas de su deficiente alimentación y lugares
de habitación, dando todo ello como resultado que el ín~
dice de longevidad fuera inferior al del hombre actual,
rebasando muy raramente los cuarenta años en el Paleolítico Inferior y no pasando de los 60 en el Superior, lo que
motivó un deficietario potencial humano que explica los
muchos miles de años que necesitó la Humanidad para
superar las primeras etapas de su existencia.
Es muy posible que el hombre en su vida social, constituida en familia monogámica y en horda, sostuviera relaciones mutuas por medio del intercambio, como se deduce del hallazgo de conchas procedentes de las costas
atlánticas en yacimientos italianos y otras típicas del
Mediterráneo en cuevas de Austria, Suiza, etc., aunque
muchos de estos hallazgos pueden obedecer no a simple
intercambio sino a posibles migraciones de pueblos.
En cuanto al utillaje para su diaria lucha por la exis~
tencia, en primer término, el hombre utilizó simplemente
sus manos, ayudándose con ramas, huesos, asta
y piedra, tal como la naturaleza se lo ofrecía; despues
fueron modificándose estos útiles adaptándolos a las ne~
cesidades cotidianas, siendo entonces cuando puede hablarse de verdadera cultura ya que es a partü de dicho
momento cuando e1 hombre impone, conscientemente, modificaciones a la naturaleza en provecho propio.
Entre las piedras principalmente utilizadas por el hombre primitivo están la cuarcita y el sílex. La primera, por
la rudeza de su trabajo, ha pasado desapercibida durante
mucho tiempo para los investigadores, que buscaban los
mas llamativos y claros útiles de sílex. La técnica de tra21
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bajo de éste ha podido ser estud iada gracias a los pueblos
primitivos actuales y a los experimentos llevados a cabo
por los prehistoriadores. En lineas generales podemos
considerar las siguientes técnicas fundamentales para la
obtención de los útiles:
Percusión, dando golpes en un núcleo de
sílex.
Tempel'atura, por calen tamiento del núcleo
de silex y rápido enfriamiento mediante
agua, lo que produce cuarteamientos y
largas fracturas en el mícleo.
Presión, utilizada mucho durante el solutrense y posteriormente en el neolítico. Con
un pequeño hueso espatulado se sacaban
esquirlas presionando desde el centro a
la periferia, a lo largo de la superficie
de la lasca desgajada, por percusión o
temperatura, del nódulo.
A base de estas técnicas confeccionó el hombre cuaternario variadísimos tipos de a1·mas y útiles, de acuerdo
con s us necesidades, desde grandes hachas hasta pequeños buriles.
Uno de los hallazgos mas transcendentales que realizó
el hombre prehistórico en su constante superación cultural, fué la obtención del fuego a su voluntad. Las dificuL
tades para conseguirlo y conservarlo y la importancia que
tiene para la vida de la Humanidad a través de todas las
épocas, se reflejan en el culto que los pueblos le han rendido en todo tiempo. Cómo, cuándo y donde se supo producir el fuego a voluntad son preguntas que no tendrán
nunca contestación, pero no hay duda de que era conocido
por el hombre cuaternario quien lo utilizó par~ calentarse,
22
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condimentar sus alimentos y para alumbrarse en sus correrías por las sombrías galerías de las cuevas, pintando
y grabando en sus paredes las maravillosas obras de arte
que nos ha legado, a la luz de las lámparas de piedra de
las que conservamos ejemplares procedentes de cuevas del
norte de España.
e).- Vida espiritual. - El intento de explicarse los hechos que están fuera del alcance de su inteligencia y el
deseo de dominar las fuerzas de la naturaleza, llevan al
hombre primitivo al campo de la mat;;ia, que reviste distintas formas. El hechicero con sus mandatos y transcendencia social es el verdadero dueño y señor y su «tabú» es la
primera ley que conoce la sociedad primitiva. Una de las
mas importantes manifestaciones de la magia estaría en
relación con la caza; reproducían en escultura, bajo-relieve, grabado o pintura, en los más recónditos lugares
de las cuevas, las figura s de los animales que deseaban
cazar o exterminar, asaetando o alanceando estas imágenes para hacer propicia la cac~::.ría, práctica que aún se encuentra entre los bosquimanos.
Por los hallazgos de restos humanos se comprueba que
rendían culto a los difuntos, mostrándose claramente la
existencia de prácticas funerarias a partir del musteriense.
Al cadáver acompañaban sus adornos, armas, representación del totem y taJ vez alimentos, lo que prueba la creencia en otra vida. En algunas fosas aparecen restos de ocre
y los esqueletos coloreados por esta misma materia. Parece ser que el cráneo tarnbien rué motivo de culto, habiéndose encontrado depósitos de e11os dispuestos en
círculo.
Por algunos restos.humanos se deduce la práclica de la
antropofagia no como necesidad física sino con carácter
ritual para conservar el espiritu del difunto entre sus famillares o para asimilarse su fuerza y valor.
A partir del Paleolítico Superior conocemos manifes23
[page-n-26]
taciones artísticas que desde el primer momento presentan
una asombrosa perfección. Por las condiciones en que se
ofrecen las obras de arte hay que desechar el mero goce
estético y admitir un fin utilitario relacianado con la magia, pero no debe excluirse un sentido artístico y unas
dotes de extraordinaria maestría artística, sin las cuales no hubiera sido posible la realización de estas obras
de innegable belleza.
ll7"aS
:;too~~~-+-- "PI~ no t4 lascado.
Lasca ideal con indicación de la nomenclatura técnica de las
diversas partes de la misma
[page-n-27]
LAS INDUSTRIAS PALEOLITICAS
A.- PALEOLITJCO
INFERIOR.
No todas las técnicas tuvieron idéntica duración ni
desarrollo paralelo en todo el Mundo. Frecuentemente las
técnicas del paleolítico Inferior conviven en lugar de desplazat·se unas a otras. Hasta el musteriense, puede decirse
que se extienden por gran parte de la superficie de la tierra
con características semejantes, pero a partir de éste comienzan las variantes regionales.
Prechelense.-Denominado asi por situarse antes del
chelense. Es la ¡:¡rímera etapa cultural conocida. Se cal·acteriza por una industria tosca y miserable que utiliza indistintamente el sílex o la cuarcita. Su rudeza es tal que
muchas veces se tiene certeza de que se debe a la mano
humana y no a los agentes de la naturaleza, por aparecer
junto a otros objetos mas característicos. El hombre aprovecha lascas naturales a las que apenas da forma, aunque
pueden distinguirse p1·ecursores del hacha de mano, raspadores, cuchillos, etc. etc.
Chelense (= Abbevíl/ense).- Denominado así por el yacimiento de Chelles en las proximidades de París. Hoy se
25
[page-n-28]
conoce más con el nombre de Abbevillense. En general la
técnica de trabajo es bastante defectuosa, caracterizándose por el hacha de mano de filo muy irregular y dimensiones variables , hasta c:Je 25 centímetros (Fig. 7"), raederas,
cuchillos, buriles, etc. etc. En el oeste de Elll'opa se encuentra otra industria paralelamente al chelense, es el
llamado clactoniense (de Clacton on Sea, en Inglaterra)
que s e caracteriza por grandes lascas trabajadas por una
cara, con plano de percusión muy oblicuo con respecto al
plano de lascado y con el bulbo de percusión muy saliente
(Fig. 8a). Ambas técnicas, chelense y c1actoniense, se
encuentran a veces en la misma pieza.
Acheulense.-Recibe el nombre de Saint-Acheul, en las
cercanías de París. Es un perfeccionamiento del chelense
sobre el que aparece estratigráficamente. El hacha de
mano es más plana que en el período anterior, con los
bordes mas retocados y el filo más rectilíneo. La longitud
media es de unos 15 centímetros; tambien aparecen raederas, raspadores, etc. (Fig. 9a).
Paralelamente sigue desarrollándose el clacloniense y
otra técnica derivada de éste, el Jevalloisiense, caracterizada por lascas gra1
1des con talla superficial, pero s in retoque inferior y con el bu lbo de percusión poco acentuado
(Fig. 10a). Otra derivación del clactoniense es el tayaciense
que por reunir diversas características, propias así mismo
de otras técnicas, todavía no está bien definido.
Musteriense.- Su nombre procede de Le Moustier, en la
Dordoña (Francia). Se le denomina Paleolítico Medio y se
caracteriza por el empleo de tipos más pequeños que en
las anteriores etapas, trabajados en lascas; asi raederas,
buriles, puntas triangulares, etc. conservándose en los primeros momentos el hacha de mano de tipo acheulense.
Persisten las técnicas Jevalloisiense y tayacieuse. Hacia el
fin del .musteriense el micoquiense marca clara evolución
al auriñaciense (Fig. 11 y 12).
26
[page-n-29]
0. - PALROLfTtCo SuPERIOR.
En el Paleolítico Superior la industria del hacha de
mano deja paso a la de hojas que en algunos tipos se conserva a través de todo este período y siguientes. Otras características que pueden señalarse es el empleo del hueso
en gran escala y la aparición del arte. La relativa uniformidad del primer paleolítico desaparece para dejar paso a
los regionalismos aunque todavía perduren paralelismos
técn icos y tipológicos en puntos alejados entre sí.
Auriñaciense.- Recibe el nombre de la cueva de Aurignac, a1to Garona (Francia).
Se inicia con la perduración de elementos musterienses
y terminada esta fase de transictón se halla el perigordiense o gra vettiense, caracterizado, entre otras cosas por las
puntas de la Gravette y Font Robert, puntas de muesca, raspadores aquillados, etc. Paralelamente se desarrolla el llamado auriñaciense medio, o auriñaciense típico, con grandes hojas bien retocadas, raspadores cónicos y aquillados;
es típico de este momento el buril de punta arqueada y la
punta de hueso de base hendida, primero triangular, despues en forma de losange y finalmente subcilíndrica (Figuras 13 y 14).
Solutrense.-De la Solutré (Macon, departamento Saona-et-Loire, Francia).
Es una técnica que se introduce en cuña en la normal
evolución de las industrias del paleolítico superior, difundiéndose rápidamente. Se caracteriza por los retoques a
presión sobre toda la superficie de la pieza en sentido perpendicular al eje de la misma, técnica que se reproduce en
27
[page-n-30]
el neolítico. Son típicas las hojas denominadas de laurel,
las de sauce y la ptmta pedunculada con aletas (Fig 15, 16
y 17).
En el norte de Africa, la mezcla de dos técnicas, sbaikiense y ateriense, origina una típica industria solutroide denominada actualmente ateriense, que es considerada
por muchos autores como el posible origen del solutrense
europeo. Este convive con el gravetiense el cual, a la desaparición del solutrense continúa surgiendo en muchos
yacimientos, lo que demuestra que el solutrense es una
intrusión en el normal desarrollo de las técnicas del paleolítico s uperior. La floración gravetiense, superpuesta a los
niveles solutrenses, se denomina Epigravetiense y se caracteriza por la persistencia de tipos anteriores y la punta
de muesca.
Magdaleníense.-De La Madeleine (Tursac, Dordoña,
Francia).
Es un cambio radical con respecto al solutrense. Las
lascas de sílex son, a menudo, de pobre calidad y mal trabajadas; en contraposición, el hueso se utiliza abundantemente en forma de azagayas (con uno o dos extremos en
bisel) de sección cilíndrica o cuadrada¡ arpones de dientes
rudimentarios o de una o dos hileras de dientes destacados¡ el denominado • bastón de mando• que ya se encontraba en el auriñaciense¡ y el propulsor, frecuentemente
decorado con bellos grabados (Fig. 18). El sílex s e trabaja
con técnica gravetiense pero a partir de mediados del mag
daleniense aparecen los lla mados micro1itos, pequeñas
piezas de silex, que van alcanzando mayor preponderancia conforme avanza el período, hasta convertirse en el objeto más destacado de las culturas mesoliticas (Fig. 19).
Capsiense.-(Gafsa, en Tunez).
Paralelamente a los momentos avanzados del magdaleniense europeo, se desarrolla en Africa del Norte, una
28
[page-n-31]
cultura denominada Capsiense, caracterizada por útiles de
pequeño tamaño, adoptando perfiles geométricos que se
imponen en nuestra península al finalizar el magdaleniense, dando origen a una s erie de culturas derivadas del
contacto entre ambos.
Sílex trapezoidales de la Cova
de les Mallaetes (Bá rig)
29
[page-n-32]
[page-n-33]
EL MESOLITICO
Entre el final del paleolítico y comienzos del neolítico
hay una etapa en la que se opera la transición climáticogeológica al mundo actual. Este período de tiempo está
ocupado culturalmente por el denominado Mesolilico, términ o que viene a ser equivalente al de Edad Media de la
Piedra. Durante él, se estabiliza el clima y los grandes contrastes cuatemarios, ocasionados por las glaciaciones e
intet·glaciaciones,dejan paso a un año climático en el que
se suceden las estaciones de un modo bastante semejante
al actual. La gran caza tanto la de clima cálido como la de
frío, se retrae a determínada5 comarcas, desapareciendo
algunas especies y teniendo que recul'rir el hombre a la
caza menor y a la recolección ct·eándose a3í una economía de pequeños cazadores que han de adaptar s us útiles
y armas a la nueva modalidad de vida. Materialmente ello
significa un retroceso, tanto en la técnica de obtención del
utillaje como en la economía; el hombre sufre las consecuencias de la adaptación a las nuevas condiciones, y los
deficientes medios de subsistencia, repercutiendo en su
alimentación, ocasionan un índice de longevidad ligeramente inferior al del paleolítico superior, a pesar de las
mejoras climáticas.
31
[page-n-34]
Desaparecen las bellas técnicas del trabajo del sílex,
quedando sólo las de retoque marginal de trayectoria gravetiense; predominan los microlitos y formas geométricas
que ya hicieron su aparición en el magdaleniense; degenera la industria del hueso, siendo distintivo principal lapobreza y tosquedad de sus instrumentos, que recuerdan
técnicas primitivas.
El espléndido arte paleolítico desaparece, pero en contraposición, se atribuye a este período mesolítico el dinámico arte rupestre levantino que tendría sus raíces en el
paleolítico superior.
Las industrias mas características de nuestro Mesolí-
tico son:
En el norte y oeste de la península aparece una cultura excesivamente especializada, con una economía de tipo
marítimo costero, cuya base alimenticia la constituyen los
mariscos. Se caracteriza por la talla de instrumentos en
cantos rodados de cuarcita, siendo el tipo principal el pico
o bendtdor. Es la llamada cultura Asturiense que parece
llegar hasta territol'io catalán.
Tambien en la zona pirenaica y cantábrica se encuentra
la denominada cultura Aziliense, degeneración del antiguo
magdaleniense, en la que el hueso continúa trabajándose,
produciendo arpones con agujero en la base y su industria
de sílex se encuadra dentro de las formas microlíticas, pero
sin piezas trapezoidales, que se dan en el denominado Tardenoisiense que no es más que una industria de tradición
capsiense, con sílex microliticos geométricos, que aparecen
por todo el ámbito de la Península.
En la región levantina la cultura mesolitica está perrectamente definida, encontrándose materiales que llevan
desde el epigravetiense hasta comienzos del Neolítico, de
acuerdo con las siguientes subdivisiones:
Un primer momento en el que donlinan las puntas
triangulares, escalenas, con base casi hortzontal, lastra32
[page-n-35]
pezoidales de forma alargada con algo de pedúnculo y los
trapecios regulares de bordes rectos o ligeramente curvados. Lo más típico de este momento es, sin embargo, la industria tosca l~brada en caliza compa cta.
E l segundo estadio se ca racteriza por puntas triangulares escalenas y las trapezoidales, que abundan mas que
en el período anterior, así como los microburiles. Aparecen cantos rodados con seña les de pintura.
El tercer momento representa el pleno mesolítico y se
caracteriza por la a bundancia de microburiles, hojas de
muesca (que ya se daban en anteriores períodos paleolíticos), trapecios y puntas triangulares con pedúnculo lateral
que son típicas de este momento. Hay plaquitas de caliza
con g rabados geométricos (series de rayas paralelas, rayas
de trazo punteado y zonas o fajas con rayado interno). En
los últimos momentos del Mesolífico aparecen los microHtos en forma de gajo de naranja. Esta industria perdurará
en el período siguiente, en el Neolítico, llegando algunas
formas hasta los albores de la Edad del Bronce (Figs. 20,
21,22 y 23).
Losa con divel'sos grabados procedente
del Parpalló (Gandia)
33
[page-n-36]
[page-n-37]
EL ARTE CUATERNARIO
En el Paleolítico Superior aparece un arte extraordinariamente perfecto tanto en estatuaria como en bajo relieve,
grabado y pintura. Esta floración está carente de antecedentes ya que, aunque es de suponer que las primeras inquietudes estéticas comenzarían sobre el propio cuerpo
humano, con mutilaciones y tatuages, la realidad es que
no se encuentran balbuceos ni ensayos previos que nos
lleven lentamente al estadio de perfección artística que se
nos muestra en los hallazgos del periodo auriñaciense, a
partir del cual y a través de todo el Paleolítico Superior no
faltarán les representaciones artísticas.
Este arte se desarrolló por razones de índole mágica
pero no debe olvidarse el profundo sentido artístico del
hombre del paleolítico superior que no se conformaba con
simples y esquemáticos trazos, como hará el hombre del
neolítico, sino que se esfuerza y supera en la representación animal, esculpiendo, grabando o pintando en hueso,
asta, marfil o sobre losetas de piedra y aún en ]as mismas
paredes de las cuevas, maravillosas obras de arte, valiendose para ello de los más rudimentarios medios materiales.
35
[page-n-38]
En el arte mobiliar son célebres las estatuíllas femeni~
nas llamadas « Venus~ que se consideran relacionadas con
ritos de la fecundidad. Tambien deben mencionarse los
propulsores, bastones de mando, varillas, etc. con anima~
les esculpidos y grabados¡ las losetas de piedra con gra~
bado y pintura de animales. En la gran escultura exenta,
se conservan figuras de oso y bisonte modeladas en arci~
lla; en bajo~relieve, se encuentran en las paredes de las
Cl;levas figuras humanas y animales de gran tamaño. Pero
de todo esto, a excepción de las losetas grabadas y pinta~
das, hay muy poco en nuestra Península, donde más
frecuente es el hallazgo de pinturas y grabados en las pa~
redes de las cuevas de ciertas comarcas.
Este arte pariete1l paleolitico denominase franco~can~
tábrico, hispano-aquitano o altamirense y su área, dentro
de España, abarca la zona cantábrica, zona de Burgos y
Guada1ajara, y zona malagueña. En la provincia de Valencia hay muestras de este arte, pero en losetas.
El arte hispano~aquitano se caracteriza por la bella
representación de animales (bisonte, mamuth, elefante,
jabalí, reno, caballo, etc. según la fauna predominante en
cada zona) grabados o pintados en lugares recónditos y
de difícil acceso de algunas cuevas lo que prueba que no se
producían por el simple goce estético ya que no en todas
se encuentran y en las que hay pinturas, el llegar a ellas y
su contemplación es, aím hoy día, de suma dificultad, en la
mayoría de los casos. Las figuras aparecen generalmente,
en posición estática, aisladas, sin constituir, por tanto, es~
cenas, superponiéndose unas a otras, sin orden ni preocupación de conservar las ya existentes; la figura humana se
representa raramente y de manera torpe, en ocasiones disfrazada de animal, como si se tratara de un hechicero.
Grabados tambien en pequeñas losetas calizas se encuentran caballos, ciervos, toros, jabalíes, signos espiraliformes, serpentiformes, etc (Fig. 24, 25 y 26).
Frente a este arte, se encuentra en toda la zona oriental
36
[page-n-39]
de la península, desde Lérida a Almería, otro arte pictórico
que teniendo sus raíces en el paleolítico superior, se extiende cronológicamente a lo largo del Mesolítico. Este
arte denominado Arte rupestre Levantino, presenta características bien definidas que lo distinguen del hispanoaquitano, puramente paleolítico. El arte levantino no se da
en los lugares recónditos de las cuevas, sino al aire libre,
en las covachas o abrigos de las rocas, en los barrancos o
acantilados, generalmente orientados al mediodía (Fig.
27 y 28). La figura humana abunda y tanto ésta como la
animal no están en actitud de reposo sino dotadas de gran
dinamismo, formando expresivas escenas de caza o de
guerra, recolección, etc. (Fig. 29) Los hombres se representan a veces con robustas piernas y cuerpo grácil (Fig. 30),
otras con cuerpo y piernas con trazos delicados y pequeños (Fig. 31) pero con gran expresión y llenos de viveza,
todo ello esbozando las características artísticas del Mediterráneo español: mucha luz, mucho dinamismo y un impresionismo típicamente levantinos. Aunque este arte
tiene un extraordinario valor narrativo no hay que dejar
de lado la posibilidad de un valor mágico (fig 32).
Jabalí pintado en la pared de
Cueva Remigia (Castellón)
37
[page-n-40]
[page-n-41]
EL NEOL I TICO
Hacia e1 3.500 a. J. C. se refleja en nuestra Península el
cambio transcendental que en las condiciones de vida del
hombre se habían operado en el Oriente Mediterráneo. En
el llamado «Creciente Fértil» desde Mesopotamia a Egipto
producense una serie de inventos fundamentales para la
Humanidad, el influjo de los cuales llega a España a través de Africa del norte y vía marítima, Mediterráneo adelante, dando lugar a la presencia de nuevas gentes que, sin
eliminar a las anteriores, cambian el complejo social y
económico, dando origen a nuevas formas de vida que caracterizan el periodo neolítico que en España se inicia
hacia el 3.500 a. J. C. y termina hacia el 2.000 a. J. C.
Se caracteriza este período fundamentalmente por la
domesticación, la ganadería y la agricultura, las artes cerámicas y textiles, consecuencia de todo lo cual es la creciente complicación social. La domesticación, que comenzó
con el perro y siguió con la cabra, oveja y cerdo, permite, aparte de una mayor seguridad en las provisiones,
acortar las distancias al utilizar los animales para la
carga, siendo el carro un invento de pueblos agrícolas ..La
posibilidad de extraer de la tierra el alimento diario hace
39
[page-n-42]
más sedentario al hombt:>e (aunque no plenamente sedentario, pues cuando las tierras se agotaban agrícolamente
o cuando el grupo social era supel'ior a las posibilidades alimenticias de una zona, se buscaban nuevas tierras
que cultivar, con el consiguiente desplazamiento de núcleos de población); las cosechas plantean el problema de
su conservación y defensa contra las depredaciones de
otras gentes más pobres, menos preparadas para las tareas agrícolas o con menos suerte en la cosecha; ello les
obligó a la construcción de pequeños poblados en sitios
elevados, de fáciles defensas que acrecent:ll'on con la
erección de murallas; la vida urbana trae consigo la jerarquización social con clases rectoras y fuerte autoridad.
Se bacen frecuentes las guerras por el afán de posesión
de las más ricas tierras o po1· existir los intentos de robo
de las cosechas y ganados, pero además la agricultura
trae consigo otras complicaciones¡ se perfeccionan los útiles para el laboreo de las tierJ'as, desde el simple palo con
una bola de piedra perforada haciendo de contrapeso, utilizado como laya, basta el hacha pulida (en muchos
casos realmente azada) y posteriormente el arado, todo
de madera al principio y con reja de piedra pulimentada
después. En épocas posteriores, al conocerse el metal, se
perfeccionará-este instrumento llegándose al tipo que aún
tiene vigencia actualmente en el Mediterráneo. La conservación de los cereales y legumbres obliga a .la construcción de silos y, para la molturación, se utilizan do~ piedras,
una pasiva abarquillada y otra activa, en movimiento de
vaivén. La obtención de algunas plantas permite la confección de vestidos y con el esparto-y afines se tejen bolsas, €inturones, alpargatas, etc.
Otra característica fundamental del neolítico es la
cerámica; el hombre -paleolítico"aunque debió hmer recipientes. (cráneos, troncos ahue-cados, conchas, etc.) desconoció el arte cerámico, que ·debe considerarse <:omo un
invento neolít~co, atribuible a la mujer. Las primeras va40
[page-n-43]
sijas se obtendrían recubriendo con barro cestos de
mimbre, como lo prueba tanto la forma de los recipientes
como los adornos de algunos de ellos, que recuerdan los
primitivos trenzados. Otras formas las lograrían recu~
briendo calabazas y támbién confeccionándolas a mano,
como el casquete semiesférico que es la más primitiva for~
rna hecha directamente sobre barro, tanto en la fabricación
a mano como siglos después al modelar a torno.
Existen unas más complejas creencias religiosas, al~
gunas de origen paleolítico (como el culto a la Diosa
Madre), pero otras son de carácter agrícola habiendo per~
durado en algunos casos hasta las modernas sociedades
agTícolas. Tal vez como práctica religioso~rnédica pueda
considerarse la trepanación de cráneos humanos, hecha
en vida del paciente en muchos casos, bien por legrado
(raspado), bien por percusión. En algunos casos el «ope~
rado» sobrevivió a la trepanación y el boquete se cerró,
dejando huella de la intervención que había soportado.
Se conocen ídolos recortados en hueso o pintados y gra~
bados en dicha materia.
En cuanto a los ritos funerarios parece ser que existió
la p1•áctica de segundos enterramientos: el cadáver era
expuesto primeramente a la voracidad de Jos animales o
simplemente a las inclemencias del tiempo, o sepultado
en un lugar que no era el definitivo enterramiento; posteriormente, al quedar descarnado el esqueleto, se recogían
el cráneo y huesos más nobles, y con los objetos de ador~
no (collares y brazaletes de concha u otra materia, colmillos pel'forados, etc.) (fig. 34 y 35) se enterraban definitivamente en una cueva sepulcral, en algunas de las cuales
han aparecido estos conjuntos en gran cantidad. En períodos finales del neolítico se construyen grandes edificaciones, verdaderos panteones, en donde se enterraba el cadá~
ver con todo su ajuar.
Estas características generales, tipicas del neolítico,
no se dan totalmente en nuestra Peninsula dentro de di41
[page-n-44]
cho período, pues pronto comenzaron a llegar, igualmente
de Oriente, nuevas influencias y más complicadas formas
de vida, con lo que el neolítico español tiene reahn¿nte
escasa duración, pues cuando llega a su plena floración, los nuevos influjos mediterráneos nos traen los elementos propios de la Edad del Bronce.
EL NROL!TICO HISPANO-MAURITANO
Siguiendo la estructuración que para el neolítico español ha establecido el Profesor Martínez Santa-Olalla,
pueden señalarse dos grandes etapas, una cuyas características la relacionan con el período anterior, el Mesolítico,
con vivienda en las cuevas, muy rudimentaria agricultura,
escasez de hachas de sección cilíndrica u oval, sílex trapezoidales derivados del tardenoisiense o traídos de Africa de culturas hermauas de éste, cerámica pintada en rojo,
estampillada con impresiones de bordes de conchas (la
llamada cerámica «cardial») (fig. 36 y 37), con relieves, etc.,
viviendo fundamentalmente de la ganadería, llevando una
vida pacíiica y que tiene su más próximo ascendiente en
el neolítico africano de tradición capsiense. Es el complejo cultural denominado por el Profesor Martínez Santa
Olalla ((Hispano-maurítano» (hace unos años conocido
bajo el nombre «Cultura de las Cuevas»), cuya aparición en España puede fecharse hacia e13.000 a. J. C.
EL NROLITICO IBERO-SAHARIANO
Otra etapa posterior se inicia hacia el 2.500 a. J. C. al
tocar tierras españolas por las playas de Almeria
otras gentes que traen cerámica lisa bien trabajada¡ hachas pulidas de sección rectangular¡ las típicas puntas de
42
[page-n-45]
flecha de pedúnculos y aletas, romboidales, cruciformes;
ídolos sobre hueso decorados con grandes ojos, utfles de
hueso (fíg. 38, 39, 40, 41 y 42), pinturas esquemáticas
en las paredes de las cuevas, etc. etc.; agricultura
desarrollada, viviendo en la mayoría de los casos en
poblados bien defendidos; son guerreros de gran fuerza
expansiva extendiendo rápidamente sus modos de vida
por toda la Península. Su ascendiente más próximo se encuentra en el neolítico sabarianv que a su vez deriva del
egipcio, de ahí que puedan señalarse hallazgos en tierras
valencianas que tienen su raíz en las culturas egipcias
predínásticas. Este complejo cultural se denomina por
Martínez Santa-Olalla «Ibero sahariano" (anteriormente
era conocido con el nombre de «Cultura de Almeria») y
puede considerarse como precedente del pueblo denominado
«ibero» posteriormente.
Hacia fines del neolítico, ambos grupos, el hispanomauritano y el ibero-sahariano, se mezclan y unifican,
ocupando toda la Península y expandiéndose sus formas
de vida por toda Europa a principios de la Edad del
Bronce, llevando el típico «vaso campaniforme» representación material de la expansión cultural española.
Perfil y desarrollo de la decoración cardial de un vaso
de la · Cova de la Sarsa•
43
[page-n-46]
[page-n-47]
LA E DAD DE L BRONCE
Al período neolitico sucede una etapa que hasta hace
algunos años (y aun actualmente por algunos investigadores) se denominaba Eneolítico o Edad del Cobre y se
consideraba caracterizada por el empleo de este metal en
la fabricación de armas y otros objetos. Actualmente, esa
etapa eneolítica no se admite, sino que se incluye, por
gran número de prehistoriadores, en la Edad del Bronce,
ya que realmente resúlta dificilísimo determinar con exactitud si los instrumentos de cobre que aparecen en los
yacimientos españoles son anteriores, contemporáneos o
posteriores al conocimiento del bronce en España, pues es
muy posible que se utilizara el cobre imitando los tipos que
aquí llegaron fabricados en bronce, bien por ser más fácil
la manipulación de aquél, bien por desconocerse la aleación
de éste o carecer de estaño para lograrla. Esta dificultad
de discriminar la prioridad de utilización no es de extrañar
ya que en yacimientos clasificados como típicos de la
Edad del Bronce, existe mayor porcentaje de útiles de
cobre que de bronce.
Este no es un mineral nativo sino una aleación, de
estaño y cobre al principio de proporciones variables y
45
[page-n-48]
más tarde a la clásica del 10 por 100. En realidad la alea ~
ción no es únicamente de cobre y estaño sino que aparecen
otros componentes, bien por defíciente depuración de
aquellos, bien por considerar conveniente la adición de otro
mineral, bien por intenciones fraudulentas. Por ello en los
análisis se señala la presencia de antimonio y plomo en
muchas aleaciones.
La obtención del bronce parece ser que ya era conocida
en Mesopotamia unos 4.000 años a. J. C. Desde Oriente lle~
garía a las costas españolas el conocimiento de este metal
traído por gentes que aportaron en las tierras mineras de
Almería y Murcia.
Podemos sintetizar la Edad del Bronce en tierras valencianas, siguiendo en líneas generales la estructuración
dada por Martinez Santa~Ola11a, en dos círculos distintos.
EL
BRONCE MEDITERRÁNEO
El primero de ellos comenzaría hacia el 2.000 a. J. C.;
en él continúan en líneas generales, las características se~
ñaladas para el segundo momento del neolítico. En otros
puntos de España (zona andaluza y portuguesa, por
ejemplo) florece en sus primeros tiempos la 11amada cultu~
ra megalítica, denominada así por ]a construcción de monumentos funerarios con grandes bloques de piedra.
Caracterizan este primer período del Bronce la agricultura y ganadería; la utilización del sílex para armadura de
las hoces, puntas de flecha, cuchillos, etc., o sea elementos
constitutivos del último momento del período anterior, a
todo lo cual hay que añadir el empleo del cobre en punzones, brazaletes y hachas planas rectangulares y la aparición de una nueva familia cerámica, cuya decoración parece
derivar de la «cardial», conocida con el nombre de «Vaso
Campaniforme•>, de perfil de tulipa, generalmente, y deco46
[page-n-49]
rada en zonas incisas horizontales rellenas de trazos oblícuos; su origen se ha considerado andaluz, pero no faltan
investigadores que suponen pudo originarse en tierras
levantinas, donde la decoración cardial se da con mayor
riqueza que en otras partes de España, pot· lo menos en lo
conocido hasta ahorí'l.
Hacia 1.700 a. J. C. se produce un estancamiento cultural en este círculo manteniéndose en las tierras valencianas a través de todo el resto de la Edad del Bronce con las
características apuntadas, Jo que hace difícil señalar la
cronología concreta de muchos hallazgos levantinos, a
causa de esta perduración, a pesar de la aparición de
nuevas modalidades debidas a otro co mpleJO cultural.
Esta otra etapa o trayectoria, corresponde a la llamada
Cultura Argárica (del yacimiento primet·amznte conocido
con tales características, «El At·gar», en la pJ·ovincia de
Almería). Se extiende aproximadamente desde 1.500 a
1.200 a. J. C., y es la más típica cultura del Bronce
español, tanto es así que cualquier hollazgo en el
que aparece algún útil de este metal queda clasificado
por antonomasia como argárico, dando lugar a la
errónea creencia de que la etapa argárica ocupó toda la
Península, lo cual no es cierto ya que, analizados detenidamente los materiales, se compt·ueba que muchos yacimientos considerados como argárícos no lo son, pues
faltan sus elementos típicos, o sea, en los ritos funerarios,
las construcciones denominadas cislas, consistentes en
seis lajas de piedra de unos 0'80 m. de largo, una de las
cuales servía de base, otra de cubierta y cuatro de laterales; en ellas se inhumaba el cadáver metiéndolo enco~i do.
Otra forma de enterramiento, privativa de la zona pie- ·
namente argárica, es la del sepelio en grandes urnas
ovoides de cerámica muchas veces emplazadas en el
subsuelo de la propia vivienda del difunto (figs. 3.8 y 4.a).
En la cerámica, los vasos de gran cuello en escora y
pequeño vientre en casquete (perfil que con cuello corto y
47
[page-n-50]
vientre más elevado se encuentra desde mucho antes), y la
copa de pie alto, elaborados a mano, de pasta gris oscura,
lisa y bruñida (fig. 43).
Entre las armas, la alabarda, el hacha de filo en abanico, el puñal alargado, etc., hechas en bronce o cobre, ya
que ambos metales se utilizan indistintamente (en el yacímiento tipo, El Argar, el empleo del cobre supera al del
bronce)¡ la carencia casi total de punta<> de flecha, pues las
que se encuentran esporádicamente en Jos poblados considerados argáricos son escasisimas y nunca se hallan, normalmente, en las sepulturas, sucediendo lo mismo con las
puntas de lanza (fig. 44).
En oro aparecen diademas hechas de láminas con los
extremos apuntados.
Todo este complejo cultural se da en tierras valencianas
hasta la cuenca del Segura (Callosa, Ot·ihuela) pues más
al norte da la sensación de que se trata únicamente de reflejos, ya que los hallazgos nos propo1·cíonan alguna
alabarda o algún puñal o alguna vasija de largo cuello en
escora, bien juntos, bien aislados (lo más frecuente lo segu ndo) pero nunca formando un conjunto con enterramientos en gran urna, ni copas de pie alto, etc., o sea todo
lo que se considera como propiamente argárico (fíg. 45).
EL BRONCa ATLÁNTICO
El segundo circulo del Bronce tendría su origen hacia 1.200 y se caracteriza por la pervivencia del anterior
y por la aparición de nuevos elementos culturales proceden ~.!s de Europa (el Bronce Atlántico I y JI de Martínez Santa-Olalla, que nosotros, dada la escasa densidad
de hallazgos, hasta el presente, en tierras valencianas,
sintetizamos en uno pru·a la mayor concisión de estas
48
[page-n-51]
Nociones). Las invasiones de gentes europeas nos traen
el rito de enterrar en túmulos; largas espadas y puñales;
hoces¡ cuchillas de afeitar; puntas de lanza, y hachas de
talón y cubo, todo en bronce¡ cerámica con decoración
incisa o excisa y pintada, etc. En tierras de Valencia hasta
el presente muy pocos son los hallazgos que pueden considerarse de tal procedencia y como por otra parte la
antropología indica que la población indígena de estas
tierras levantinas parece estar estabilizada desde el neolítico, por lo menos, hay que suponer que el influjo europeo
no fué muy intenso, ni cultural ni físicamente, en las zonas
costeras del Sureste y Levante de la península, durante la
Edad de.l Bronce.
Vaso decorado de Los Millares
49
[page-n-52]
[page-n-53]
LA E DAD D EL HIERRO
El hierro es conocido desde mucho antes de que en rea~
lidad podamos hablar de una verdadera Edad del Hierro,
existiendo en época muy anterior al año 1.000 a. J. C. do~
cumentos en los que se hace mención a este metal, más
co mo precioso que como utilitario. Cuando se emplea en
este sentido no presupone la automática desaparición del
bronce y de sus tradiciones espirituales, artísticas e in~
dustriales, sino que la tipología de este período pervive
en armas, cerámica, motivos ornamentales, ritos funerarios, etc, desapareciendo todo ello muy lentamente al
dejar paso a los nuevos elementos característicos de la
Edad del Hierro.
Por los prototipos predominantes en cada momento se
ha dividido ésta en dos grandes etapas Hallstatt y La Te~
ne, siendo suplantada la primera por la segunda en Europa Occidental, a excepción del Sur de Francia y gran parte de España en que aquella vive evolucionando sobre sus
propios elementos dando or igen a la llamada cultura
posthallstáttica que es típica de los pueblos celtibéricos.
Concretándonos al Levante de España, hacia el 650
a. J. C. nuevos cambios comienzan a producirse en las
51
[page-n-54]
culturas de la Edad del Bronce, cambios ocasionados
por corrientes venidas, como en épocas anteriores, de
Europa y del Mediterráneo. A fines de la Edad del Bronce se intensifican los influjos europeos que se habían
dejado sentir desde 1.200 a . J. C.; las nuevas aportaciones
nos traerán el conocimiento del hierro, pero, como se
ha indicado antes, no determina ello el fin de la utilización del bronce que continúa empleándose dentro de
la Edad del Hierro.
Los
I NFLUJOS EUROPEOS
La primera de estas etapas europeas, la hallstáttica,
identificada con Jos celtas, tiene como más destacadas
caracterlsticas el incinerar a los difuntos y enterrar
sus cenizas, metidas en urnas bitroncocónicas hechas
a mano, lisas o decoradas con acanaladuras e incisiones paralelas en zigzag; las urnas suelen ir acompañadas
del ajuar del difunto (espada de empuñadura de antenas,
brazaletes, fíbulas, broches de cinturón, puñal, etc., en
bronce). Esta etapa hallstáttica s~ extiende por tierras
catalanas, señalándose algunos hallazgos sueltos en
tierras valencia nas. Cronológicamente llegan hasta
el 500 a. J. C. a partir de cuya fecha comienza la evolución •in situ» de estos elementos, dando origen a
la cultura posthallstáttica española. A partir del 350
a. J. C. aproximadamente, se enriquece con nuevos
elementos llegados con los celtas britones, que traen la
cultura de La Tene, la cual desplaza el rito de incineración
en toda Europa, menos en España, en la que continúa
quemándose el cadáver hasta época romana. En esta
segunda etapa se construyen importantes ciudades, la cerámica se enriquece con las nuevas técnicas del torno y la
pintura, aprendidas ambas de las costas del Mediterráneo;
52
[page-n-55]
la orfebrería y metalurgia alcanzan un alto grado de
desarrollo, siendo difícil en algun os casos determinar si
los hallazgos corresponden a la época hallstáttica o a su
perduración den tro de La Tene (fig. 46). Hay fíbu las de
caballito, espadas de empuñadura doble globular, etc.
Los
INFLUJOS MEDITERRANEOS
Las otras corrientes que modifican la vida de las gentes
del litoral levantino tienen sus raíces en el Mediterráneo
oriental y central. Estas aportaciones mediterráneas, llamadas impropiamente colonizaciones, darán fin a la prehistoria española, que termina virtualmente al llegar a
nuestras costas navegantes de otros países que dejan
noticias escritas de sus viajes a España, iniciándose con
ellas nuestra Protohistoria.
De estas navegaciones históricas de los pueblos colonizadores hasta las costas españolas, las más antiguas
parecen ser las de los fenicios, quienes para algunos investigadores, llegaron antes del año 1.000 a. J. C., aunque las
excavaciones sólo proporcionan materiales clasificables,
los más antiguos, como del siglo vm a. J. C. En muchas
ocasiones es difícil determinar qué se debe propiamente a
los fenicios y qué a los cartagineses de los primeros siglos
de andanzas por el Mediterráneo occidental. Objeto del
comercio fenicio serían sortijas con chatón grabado, braserillos, brazaletes de plata, escarabeos, plaquitas y peines
de marfil, todas las cuales cosas son difíciles de señalar
en tierras valencianas hasta la fecha. Pero sí pueden considerarse como cartaginesas buen número de figurillas de
arcilla, vasijas, pendientes amorcillados, monedas, etc. en
muchos casos deficientes copias comerciales de originales
helénicos.
53
[page-n-56]
También desde muy antiguo, tal vez el s. rx a. J. C., visitan nuestras costas los navegantes griegos, siendo frecuentes los hallazgos de tal procedencia, datables a partir
del 550 a. J. C.; así, esculturas, monedas, bronces,
cerámica, procedentes de la Grecia propia y Magna Grecia, que se hallan no sólo en los poblados
indígenas costeros sino tambien muy al interior, lo
que prueba la intensidad y potencia del comercio helénico
en general (fig. 47).
Junto a estas dos fuertes corrientes comerciales e indirectamente culturales (ya que el propósito de los navegantes era exclusivamente el comercio y no el propagar cultura) podrían señalarse, tal vez, las de oh·as procedencias
llegadas, bien directamente, bien a través de fenicios,
griegos y cartagineses.
Todo este mundo mediterráneo, junto con las aportaciones europeas ya indicadas, al entrar en contacto con
las étnias indígenas del S. E. y Levante, que llevan viviendo una lánguida vida de tradición neolítico-bronce, transforman tan fuertemente su complejo cultural que, hacia
mediados del primer milenio a. J. C. dan lugar a una nueva
floración típicamente costera mediterránea, denominada
Cultura Ibérica, por desarrollarse en las tierras ocupadas,
en parte, por los pueblos que los autores griegos y romanos conocieron bajo el nombre de Iberos.
LA
CULTURA ffiÉRICA
Las gentes de estirpe mediterránea asentadas en
estas costas por lo menos desde el neolítico, conocidas en los textos clásicos con el nombre de «iberos•,
influídas culturalmente por los contactos con fenicios,
griegos y cartagineses, comienzan a desarrollar a partir
54
[page-n-57]
del s. v a. J. C. hasta la época de Augusto, en la estrecha
faja litoral que va del Segura al Ródano, la llamada
Cultura Ibérica.
Se caracteriza ésta principalmente por la construcción
de ciudades en lugares de difícil acceso, frecuentemente en
los espolones montañosos formados por la confluencia de
corrientes de agua, con fuertes defensas en los puntos más
débiles; casas de planta rectangular o cuadrada (fig. 48),
edificadas con sillarejos irregulares, enlucidos por la
cara recayente al interior de las habitaciones; joyas
(pendientes, sortijas, diademas, cadenillas, fíbulas, pinzas
de depilación, etc.) de clara ascendencia o procedencia
mediterránea y céltica (fig. 49)¡ armas típicamente ibéricas
son la «falcata », copia del sable griego, con empuñadura
rematada en cabeza de pájaro o caballo, adornada con
hilos de plata incrustados, y la jabalina, provista muchas
veces de «amentum»; en estatuaria en bronce macizo existen innumerables figurillas representándo damas, (fig. 50)
guerreros a pie o a caballo, animales diversos, brazos,
piernas, ojos, dientes, etc., todo ello con carácter de exvotos; en la escultura en piedra abundan las llamadas «bichas», «leones» y también la representación humana como
por ejemplo la celebérrima Dama de Elche (fig. 51); se sigue incinerando los cadáveres, encerrándose las cenizas
en urnas hechas a torno, acompañadas d~l ajuar del difunto. Pero lo más característico de la cultura ibérica es, sin
duda alguna, su cerámica; hecha a torno, de diversos perfiles y tamaños, decorada corrientemente con temas geométricos y, las más ricas, con temas de flores , animales y
humanos y basta inscripciones (figs. 52, 53, 54 y 55)
pudiendo conocerse a través de estas ornamentaciones algunos de los modos de vida de aquellas gentes: sus danzas,
la guerra, la recolección, la navegación y otros varios aspectos coincidentes muchos de ellos con las narraciones que
de los íberos nos dejaron los escritores griegos y romanos.
En algunas de estas cerámicas y también sobre finas lamí55
[page-n-58]
nillas de plomo, se encuentran, escritos con caracteres ibéricos, textos cuyo conten ido todavía no ha podido descifrarse, a pesar de los esfuerzos llevados a cabo por la
Filología. Acuñan monedas, siendo frecuentes las que
llevan en el reverso el típico jinete ibérico, con inscripción
bilingüe en algunos casos.
Esta cultura costera, va adentrándose lentamente en la
península hasta ocupar, con los romanos, amplias zonas
de la misma.
Plato ibérico
56
d~l c~rro d~
San
Migu~l
(Liria)
[page-n-59]
LA ROMANIZACION
Con los romanos, los verdaderos colonizadores de
España, la cultura se unifica y los hallazgos se prodigan
por todas partes, tanto en cerámica de barniz rojo brillante, (la llamada •terra sigillata• ), como en ánforas, mosaicos, lucernas, monedas, lápidas, tejas, piedras circulares
de molino, etc., etc. (figs. 56, 57, 58 y 59). Se hallan restos
de construcciones pertenecientes a villas o casas de campo, y tambien acueductos, anfiteatros o teatros, todo ello
de sumo interés para el estudio de la arqueología y poblamiento romano de España por lo que, a pesar de la
frecuencia de muchos de estos hallazgos conviene dar
cuenta de los mismos, por insignificantes que parezcan,
contribuyendo así a la formación del Mapa Romano de
España que se lleva a cabo por Jos organismos competentes de conformidad con los acuerdos científicos internacionales.
Pacificada España bajo el imperio de Augusto, entra
de neno en su verdadera etapa histórica y por tanto hemos
llegado al término de nuestras esquemáticas NociONES DR
PREHISTORIA, pues aunque los restos que de épocas poste57
[page-n-60]
riores tienen igualmente un transcendente valor arqueológico y como tales nos interesan, caen fuera del propósito
de estas páginas.
Desorrollo de la drcoración de un •sombrero
de copa• ibero-romano, hallado al abrir los
cimientos de la nueva torre del Palacio de la
Generalidad (Valencia)
58
[page-n-61]
INDICE DE ALGUNAS VOCES TECNICAS
EMPLEADAS EN PREHISTORIA
ALABARDA.-Arma de bronce, plana, de punta triangular alargadl! y
base abierta en forma semilunar, a la que se fijaba perpendicularmente el astil o mango, mediante pequeños clavos.
AMENTUM.-Correa sujeta al astil del dardo o jabalina, formando un
pequeño lazo por el que se pasaban los dedos al disponerse
a lanzarlo, para darle mayor impulso.
ARPON AZLLIENSE.- Arpón de hueso o asta, de varios dientes, con
agujero en la base.
ARTE MOBILIAR.- El realizado sobre losetas, huesos, asta, etcétera.
Se manifestaba en grabados, pinturas y esculturas.
ARTE PARIETAL.-El realizado sobre las paredes o techos de cuevas
o abrigos. Se manifestaba en pinturas, grabados y bajorelieves.
AZAGAYA.-Punta de hueso o asta, que se un la a un astil de madera;
suele tener uno o ambos extremos en bisel y su sección es cilíndrica o aplanada.
BASTON DE MANDO.- Bastoncillo hecho de candil de ciervo, con
una perforación en un extremo y que en ocasiones lleva grabada ornamentación zoomorfa.
BICHA.-Escultura ibérica en piedra representando un animal más o
menos fabuloso.
BIFAZ.-V. Hacha de mano.
BULBO DE PERCUSION. - Convexidad o abultamiento que queda en
el plano de lascado. Si se produce por percusión es cónico, y
si por temperaturd, semiesférico (v. figura de la página 24).
BULBO REBAJADO.- Se denomina así el bulbo que, a pequeños golpes, ha sido eliminado.
59
[page-n-62]
BURIL.-Hoja de sílex en uno de cuyos bordes se ha producido, mediante golpes, una muesca muy afilada que sh·ve para grabar.
Según su forma y tamaño recibe los nombres de central, lateral,
en pico de loro, en pico de flauta, microburil, etc.
CAMPANIFORME.-Vasos cerámicos, que tienen geueralmente forma
de tulipa, con decoración incisa, formando zonas paralelas
horizontales rellenas de trazos oblicuos.
CARDIAL-Cerámica cuya decoración consiste en diversos motivos
formados por la impresión, sobre la pasta blanda, del borde y
uatis de la concha del •cardium ...
CISTA.- Caja formada por seis losas de regular tamaño, una sirviendo
de base, otra de tapa y las cuatro restantes de paredes, que
servía de sepultura.
ESCARABEO.-Piedra generalmente preciosa, o vidrio, de forma semiesférica, en cuya superficie plana se grababa un motivo ornamental.
ESPADA DE ANTENAS.- La que tiene la empuñadura terminada en
dos cuernecillos separados en forma de U.
ESPADA DOBLE GLOBULAR.- Aquella cuya empuñadura termina en
dos esferas más o menos en contacto.
EXCISA.- Liámase así la decoración que se hace sobre la vasija
aún blanda, sacándole pasta a punta de cuchillo y quedando el
tema ornamental como en relieve.
FALCATA.-Sable de hoja curva y empuñadura en forma de cabeza de
pájaro o caballo, típico de los iberos, que tiene su precedente y
Qrígen en el sable griego.
FIBULA.- lmperdible de diversas formas y mecanismo de cierre según
la época.
HACHA DE MANO.-Util de piedra, generalmente hecho sobre núcleo, que se talla por ambas caras, para sacarle bordes corta11tes y forma más o menos de almendra, con un extremo
apuntado y el otro, llamado talón, redondeado, y que frecuentemente se desbasta. El borde cortante dibuja una línea
sinuosa, siendo las hachas más modernas cuanto más recto
sea el filo.
HACHA PULIDA.-Característica del neolítico. De superficie lisa, conseguida mediante frotamiento, no p1·esentado más arista que la
del filo, Suelen tener la sección oval o cilindrica.
HENDIDOR.-V. Pico asturiense.
HOJA DE DORSO REBAJADO.- Hoja desprendida de un nódulo, a la
que se ha tallado uno de sus bordes para producirle filo mientras que el otro se ha retocado para rebajarlo, adoptando las
características de una hoja de cuchillo.
60
[page-n-63]
LASCA.-Porción delgada desprendida del nódulo, mediante pres1ón,
percusión o temperatura.
LASCA CL<\CTONIENSE.-Aquella cuyo plano de percusión, sin pre~
parar, es grande, y forma un ángulo extremadamente abierto
con el plano lascado.
LASCA LEVALLOISJENSE.-De gran tamailo, retocada por una cara
y de superficie plana por la otra. Su característica fundamental
es la de presentar el plano de percusión preparado en el nódulo,
antes de ser separada, mediante finos retoques, que se notan
después en la lasca definitiva.
LASCA MUSTERIENSE.- La que presenta generalmente retoques en
el bulbo de percusión, para rebajarlo.
LA YA.-lnstrumeuto agrícola consistente en una especie de bastón, que
se introducía en la tierra y servía para removerla.
LUCERNA.- Candil o lamparilla de aceite, hecha de barro o bronce.
MARTlLLO.-Piedra o madera con que se golpeaba el nódulo par<~ sa~
ca rle lascas.
MEGALITO.-'-Construcción hecha de grandes piedras sin desbastar y
que adopta diversas formas.
MlCROBURIL.- Buril de muy pequeño tamaño.
MICROLITO.- Instrumento de silex de pequeño tamaño.
NÓDULO.- Masa de piedra de poco volúmen de donde se sacan las
lascas para transformarlas en útiles.
PATINA.- Alteración que sufre el sílex a l estar en contacto con el aire,
detritus, tierras, etc., produciéndose una fina peJicula de diversa
coloración. Las descomposiciones animales patinan el sílex en
negro, la potasa en blanco, etc.
PERCUTOR.- V. Martillo.
PERFORADOR.- Hoja de sílex terminada en punta aguzada.
PICO ASTURIENSE.- Instrumeuto tallado en un1:anto rodado de cuar~
cita, a l que se le ha producido, mediante percusión, un ex!Temo
aguzaJo, dejando la base sin retocar.
PLANO DE LASCADO.-Superfi.cie que se origina en la lasca al sepa~
rarse del nódulo.
PLANO DE PEIKUSION.- El q111~ se produce sobre la lasca a par tir
del punto de percusión, formando ángulo más o menos abierto
con el plano de lascado.
PROPULSOR.-Artefacto de madera o hueso, con un extremo en gan~
cho, que servía para dar mayor impulso a los dardos.
PUNTA.- Hoja o lasca, con retoques en los bordes, que le dan forma
~!argada.
61
[page-n-64]
PUNTA DE BASE HENDIDA.-Punta de flecha o dardo, de hueso, con
escotadura en la base en forma de ángulo muy cerrado para
sujetarla al astí!.
PUNTA DE CHATELPERRON.-Punta de perfil semilunar con el borde
convexo rebajado.
PUNTA DE LA FONT ROBERT.-Punta biconvexa, con pedúnculo
destacado.
PUNTA DE LA GRAVETTB.- Punta alargada con el extremo su ·
perior muy aguzado mediante p8queños retoques en sentido
paralelo al eje de la pieza, y con el dorso rebajado.
PUNfA DE MUESCA.-La que, por golpe, se le ha producido una escotadura en la parte basal, que deja un pedúnculo lateral.
PUNTA SOLUTRENSE. - Punta de talla bifacial, que adopta las
formas de boja de sauce, hoja de laurel, punta con pedúnculo
y aldas, etc.
PUNTO DE PERCUSION.- Lugar del nódulo en donde se da el golpe
para producir la lasca.
RAEDERA - - Lasca con un borde tallado.
RASPADO R.-Lasca u hoja con un extremo tallado en bisel, mediante
múltiples retoques. Según la forma y la talla denomínanse
nucleiformes, discoidales, en extremo de hoja, aquillados, etc.
TERRA SJG!LLATA.- Cerámica romana, de pasta roja brillante y con
decoración en relieve.
TÚMULO.·- Montón sem i~sféríco de tierra que servía para cubrir y
guardar uno o va rios enterramientos.
YUNQUE.- Grdn piedra sobre la que se golpea un nódulo con mazo
de piedra o madera, o directamente sobre é l para sacar lascas.
62
[page-n-65]
EXTRACTO DE LA LEGISLACION VIGENTE
SOBRE EXCAVAClONES
LEY DB 7 DE JULIO DE 1911
(Gaceta de Madrid de 8-7-11)
Art. 1.0 - Se entiende por excavaciones, las remociones deliberadas y
metódicas de terrenos respecto a los cuales existan indicios de
yacimientos arqueológicos, ya sean restos de ~:onstrucciones o
ya antigüedades.
Art. 2. 0 -Se consideran como antigüedades todas las obras de arte y
productos industriales pertenecientes a las edades prehistoricas
antigua y medía. Dichos preceptos se aplicaran de igual modo
a las ruinas de edificios antiguos que se descubran, a las hoy
existentes que entrañen importan cía arqueológica y a los edificios de interés artístico abandonados a los es tragos del tiempo.
Art. 4. 0 - Las ruinas, ya se encuentren bajo tierra o sobre e 1 su el o, as
como las antigüedades utilizadas como material de construcción en cualquier clase de obras, podrán pasar a propiedad
del Estado, mediante expediente de utilidad pública y previa la
correspondiente indemnización al dueño del terreno y al explorador si existiere.
Art. 5.0 -Serán propiedad del Estado a partir de la promulgación de esta
Ley, las antigüedades descubiertas casualmente en el subsuelo
o encontradas al demoler antiguos edificios. El descubridor
recibirá ... como indemnítación, la mitad del importe de la lasación legal de dichos objetos, correspondiendo la otra mitad ... al dueño del terreno.
.63
[page-n-66]
Art. 6.•- Cuando los hallazgos se realicen en obras públicas o subvencionadas por el Estado, éste dará al descubridor como premio
una equivalencia d~ su valor intrínseco, si el objeto es de metal
o piedras preciosas y en Jos demás casos un quinto del valor
referido.
Art. 8."-EI Estado concede a los descubridores españoles, autorizados
por él, la propiedad de los objetos descubiertos en sus excavaciones.
Art. 10.-Estarán sujetos a responsabilidad, indemnización y pérdida de
las antigüedades descubiertas, según los casos, los exploradores no autorizados y los que oculten, deterioren o destruyan
ruinas o antigüedades.
REGLAMENTO PROVISIONAL DE 1.• DE MARZO DE 1912
(Gaceta de Madrid de 5-3-12)
Art. 3."-Se prohibe en absoluto, aun a los propietarios, el deterioro
intencionado de las ruinas y antigüedades, a tenor de lo dispuesto en la Ley, por las Sanciones que .en ella y en este
Reglamento se establecen, en relación con el Código Penal.
Art. 8. 0 - EI Estado se reserva el derecho de hacer excavaciones en propiedades particulares, ya adquiriéndolas por expediente de
utilidad pública, ya indemnizando al proptetario de los daños
y perjuicios que la excavación ocasione en su finca, según
tasación legal. La parte de indemnización correspondiente a
los daños y perjuicios que puedan ser apreciados antes de
comenzar las excavaciones se abonará previamente al propietario, y a su debido tiempo, y sin demora, la parte de
indemnización que no haya sido prevista antes.
Art. 13.-EI Estado puede otorgar autorización a las Corporaciones oficiales de la Nación para hacer excavaciones en terrenos públicos y privados sin gravámen alguno sobre lo que se descubriese, siempre que los objetos hallados se conserven expuestos
64
[page-n-67]
al público décorosamente; pero pasando éstos, en caso contrario, al dominio y posesión del Estado.
Art. 14.-Los particulares y las Sociedades científicas españolas y extranjeras podrán obtener autorización para practicar excavadones en terrenos públicos y de particulares, bajo la Inspección del Estado, el cual anulará la concesión si los trabajos no
se practican del modo científico adecuado.
Art. 27.- El cumplimiento de la Ley y de este Reglamento quedará
encomendado al Ministerio de instrucción Pública y Bellas
Artes (hoy Ministerio de Educación Nacional)... Las Autoridades provinciales y locales del orden gubernativo habrán de
prestar siempre el apoyo de su autoridad cuando a ello se les
requiera.
Art. 33.- En toda solicitud habrá de constar, además de las condiciones
particulares del solicitante, un croquis o plano en el que se
[ije claramente la situación topográfica de lo descubierto o
que se vaya a excavar o explorar, una sucinta relación del
descubrimiento, manifestando el fin que se persiga, arqueológico, paleontológico o artístico¡ el plan de la exploración y
sistema a observar en los estudios de lo que. se vaya descubriendo, los ofrecimientos o reconocimientos de derechos que
se hagan y las garantías que se ofrezcan. De toda solicitud
se. dará recibo en el que conste el día y hora de su presentación.
Art. 34.-Dentro de los quince días de solicitada la inscripción se entregará, si procediere, al solicitante la autorización que se haya
acordado. Esta autorización basta para el reconocimiento de
la legítima adquisición de los objetos hallados, al tenor de. Jo
dispuesto en la Ley.
LEY DE 13 DE MAYO DE 1933
(Gaceta de Madrid de 25-5-33)
Art 39.- Se prohibe la excavación a los particulares que no hayan obtenido permiso especial mediante las condiciones y garantias
que para cada caso se fijen por la Junta Superior del Tesoro
Artístico (hoy Comisaría General de e;xcavaciones Arqueoló-
[page-n-68]
gícas). Las excavaciones hechas por particulares sin el permiso debido, se declararán rraudulentas, decomísándose los
objetos que en ellas se hubieren hallado.
REGLAMENTO DE 16 DE ABRIL DE 1936
(Gaceta de Madrid de 17-4-36)
Art. 51.- La Junta (hoy Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas), podrá conceder autorización para efectuar excavaciones arqueológicas en terrenos públicos y privados a las
Sociedades y Corporaciones científicas, y a particulares nacionales o extrajeres, siempre que cumplan con los preceptos de
la Ley del Tesoro Artístico, de la de Excavaciones Vigente y
los de este Reglamento.
Arl. 52.- Las peticiones de autorización para hacer excavaciones arqueológicas irán acompañadas de un plano topográfico o por
lo menos de un croquis, en el que se fijarán escrupulosamente
los limites del yacimiento y el propietario o propietarios de los
terrenos.
Art. 53.-Los solicitantes promoverán, si .no están previamente concertados con el dueño del terreno, el expediente a que hace referencia el arto 4 de la Ley de Excavaciones, abonando la parte
de indemnizacion apreciable.
Art. 55.-Los particulares españoles al formular su petición, indicarán
el modo en que va11 a reJiizar los trabajos y podrán, o indicar
el nombre de la persona que ha de dirigirlos, que aprobará o
rechazará la Junta (hoy Comisaria General de Excavaciones
Arqueológicas), o bien solicitarán de ésta el nombramiento
de un técnico a quien abonará el concesionario los emolumentos, dietas y gastos de locomoción correspondientes, que serán
los mismos de los Delegados Directores.
Art 51.-De acuerdo con la Sección de ·Oirusión de la Cultura Artística•, de la Junta, se procurará llegue a conocimiento del
66
[page-n-69]
mayor número posible de individuos el valor cien tilico de los
hallazgos y se invitará a todos los ~spañol~s y esp~dalme11t~ a
los Maestros Nacionales y a las Autoridades Municipales,
Provinciales, regionales y nacionales, a que den cuenta a la
junta Superior del Tesoro Artfstico (actualmente Comisaría
General de Excavaciones Arqueológicas) de toda clase de
hallazgos arqueológicos y formulen las correspondientes denuncias cuando tengan conocimiento de haberse vulnerado
Jo dispuesto por las Leyes del Tesoro Artístico, Excavaciones
y el presente Reglamento.
• • •
POR ORDEN DE 9 DE MARZO DE 1939 fué creada la
Comisaria General de Excavaciones Arqueológicas, que sustituye a la antigua Junta Superior del Tesoro PLrtistico, lo que
fue refrendado por DECRETO DR 17 DE OCTUBRE DE 1940
(Boletín Oficial del 30-10-40).
• • •
Por disposición de la Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas ha sido designado, en Junio de 1951,
el MUSEO DE LA EXCMA. DIPUTACION PROVIN-
CIAL como depositario de cuantos hallazgos de carácter
arqueológico se produzcan casualmente o en excavaciones no autorizadas, dentro de la provincia.
67
[page-n-70]
[page-n-71]
CUESTIONARIO DE ARQUEOLOGIA
1. - Pueblo.
2. - Partida.
3. - Lugar del hallazgo o yacimiento.
a) .- Cueva.
b).-Abrigo.
c).- Al aire libre.
d).- En antiguos poblados en ruinas.
e).-En necrópolis.
etcétera.
4. - Nombre con que se conoce el lugar de hallazgo o
yacimiento.
5.- Caracteristicas geográficas del lugar de hallazgo
o yacimiento.
6.-Nombre del propietario del terreno donde se produjo
el hallazgo o está el yacimiento.
7. - Croquú del lugar de hallazgo o yacimiento.
8.-Croquis de su emplazamiento y vías de comunicación.
9. - Descripción de Jos hallazgos.
10.-Dibujo o fotografía de los hallazgos (con indicación
de medidas).
69
[page-n-72]
11.-Caso de haberse trasladado los objetos desde el
tugar del hallazgo ¿en poder de quién se hallan
actualmente?
12. -¿Quién fué el descubridor?
13. - ¿lin qué fecha?
14.- ¿Se han hecho exploraciones o excavaciones en el
lugar del hallazgo o yacimiento?
15.- ¿Por quién?
16.- ¿Cuándo?
1:7.-¿Se sabe el resultado de dichos trabajos?
18.-¿Existen yacimientos de pedernal?
19. - ¿Existen minas en explotación actualmente? ¿De
qué?
20.- ¿Rxiste memoria de antiguas minas hoy abandonadas?
21.-¿Existen cuevas o abrigos? Indíquense las que se
conozcan, aunque no hayan proporcionado restos
prehistóricos.
22. - ¿Hay alguna leyenda sobre las cuevas o algún paraje
del término?
23.- ¿Hay algún paraje del término denominado «bastida , , «castellet», «castellet deis moros•, «cova dels
moros », «Castillejo» , ccastillico de los moros»,
«ereta de los moros», «algar•, «cova de les calaveres», «cueva de los letreros•>, «campo de las
ollas•, etc., etr:;.?
24.- ¿Se tiene noticia de que en tareas agrícolas se hayan
hallado huesos, cacharros, espadas, sillares, tejas,
sepulturas, monedas, etc.?
25.- ¿Hay memoria de ruinas de antiguas poblaciones?
26.. - ¿se· sabe que haya alguna publicación sobre hallazgos arqueológicos del término?
27.- Algún otro dato que se considere de interés.
28.-Nombre y apellido de quien cumplimenta este cuestionario.
70
[page-n-73]
29.- Domicilio.
30. - Fecha.
I NSTRUCCI ONES PA RA COMPL EMENTAR EL PRESENTE
CU ESTIONARIO
1.d- EJ CUESTIONARIO ha de servir únicamente como
pauta para su cumplimentación, debiendo contestarse en papel aparte, empleando la boja u hojas
necesat·ias para cada hallazgo o yacimiento, sin
que en ningún caso se consigne más de un
asunto en una misma contestación.
2.11 - NO es necesario anteponer a cada contestación el
enunciado. Basta con consignar el número (y en
su caso la letra) del apartado que se conteste.
3.d- Los apartados que no tengan contestación se s uprimirán en la respuesta.
4.cl- Las respuestas serán lo más concretas posible, sin
salírse de la claridad y concisión imprescindibles
para un positivo resultado.
5.a- Diríjanse las consultas y contestaciones al
COMISARIO PROVINCIAL DE EXCAVACIONES
ARQUEOLOGICAS Y DIRECTO R DEL SERVICIO DE
INVESTIGACION PREHISTORICA
DE LA EXCMA. DLP UTACION PROVINCIAL
DE VALENCIA
CABALLEROS, 2
VALENCIA
71
[page-n-74]
[page-n-75]
IN DICE
Págs.
NOTA PRELlMINAR
7
GENERALIDADES
Qué es Prehistoria . . . . . .
Métodos que utiliza ta Prehistoria
Lugares de hallazgo . .
Etapas de la Prehistoria .
Cronologías . . . . .
9
10
11
13
15
EL PALEOLITICO
Sus caracterlsticas .
a).-Los Glaciares
b).- Flora y Fauna
c). - E/ Hombre .
d).- Vida material
e). - Vida espiritual .
17
17
19
19
20
23
INDUSTRIAS PALEOLICAS
A.- Paleolltico Inferior
Prechelense
Chelense. .
Acheulense .
Musteriense .
25
25
25
26
26
í3
[page-n-76]
Págs.
B.-Paleolítico Superior.
Auriñaciense. .
Solutreose . .
Magdalenieose
Capsiense
27
27
27
28
28
EL MESOLITICO . .
31
EL ARTE CUATERNARIO .
35
EL NEOLITICO . . . . .
39
El neolítico hispano-mauritano
El neolitico ibero-sahariano
42
42
LA EDAD DEL BRONCE . .
45
El bronce mediterráneo .
El bronce atlántico
46
48
LA EDAD DEL HlERRO.
Los influjos europeos .
Los influjos mediterráneos .
La cultura ibérica
51
~2
53
54
LA ROMANIZACION .
57
ALGUNAS VOCES TECNJCAS USADAS E.'l PREHISTORIA
59
EXTRACTO DE LA LEGISLACION VIGENTE SOBRE EX·
CAVACIONES . . . . . . . .
63
CUESTIONARIO DE ARQUEOLOGIA
69
74
[page-n-77]
LAMINAS
[page-n-78]
[page-n-79]
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[page-n-80]
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ho¡~d'r'h y fOsdes .~. i'Q n
P•'>o 1'1e>.hJ'f ~l · d~ la c
COk: rE
E S rR ATI & RAF I CO '
Fig. 2.' - Esquema de la superposición de niveles arqueológicos en
una cueva
(O lb. E. PI á 1
[page-n-81]
Fig. 3.•- Enterramiento en urna
Fig. 4.'- Enterramiento en cista
[page-n-82]
[page-n-83]
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[page-n-84]
Fig. 7."- Típicas hachas cheulensu
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Fig.
Lasca clactoniense con
indicación del ángulo que rorman
los planos de percusión y lascado
Fig. 10.- Lasca
levaloisiense
Dtb. H. PIJI
[page-n-85]
Fig. 9.•-1) Bifaz ovoide, acheulense.- 2) Bifaz tria ngular lanceolada, acheulense avanzado.- 3¡ Bifaz ovoide, acheulense medío.
4 a 8) Lascas levaloisienses
Olb. E . Plá)
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Fig. 12.- lnstrum(ntos musterienses de !ranskión al paleolítico superior: 1) Lasca con
muesca.- 2 a 7) Cuchillos.- 8 a 1O) Raspado res en extremo de lasca.-11 y 12) Raspa·
dores cónicos.- 13) Raspador aquillado.-14) Buril lateral
(0 11>. F. jord6)
[page-n-88]
Fíg. 13.- Industria auríñaciens".- 1, 2 y 3) Puntas :gravetíenses - 4 y
5) Puntas tipo de La Font Robert.- 6) Punta de muesca.- 7, 8 y 9) Diversos tipos de raspador.- IO,y 11 ) Buriles.- l .
de base hendida, del auríñaciense medio
(Oib. E. Pl6 1
[page-n-89]
Plg. 14.- Hoja de dorso rebajado, graveltiense
tDib. F. Jo.d~)
•
[page-n-90]
Fig. 15.- Diversos instrumentos solutrenses.- 1 y 4) Hojas de
laurel.- 2, 7 y 8) Puntas de muesca.- 3) Hoja de sauce.5) Hoja con retoques m~rgina les.- 6) Punta trapezoidal 9) Punta de pedú nculo.- 10 y 11 ) Pun~ones de hueso.- 12) Raspador en ut.remo de hoja.- 13) Punta en curso de ejecución.14) Raspador con retoque unifacial.- 15) Microburil. - 16) Hoja
de dorso rebajado.- 17) Perrorador
(Dib. R. Plá)
[page-n-91]
Pi¡;¡. 16.-Divusos tipos de puntas solutrenses
Pig. 17.- Puntds solulnnses de pedúnculo y aletas y de laurel
[page-n-92]
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Fig. 18.- Piezas características del magdalenieose.- 1) Hojita-cuchuillo
de dorso rebajado.- 2) Raedera.- 3 y 4) Buriles de pico de loro.- 5) Buril-raspador.- 6 a 9) Puntas geométricas.- 10 a 14) Diversos tipos de
arpón.- 15) Buril la teral.- t6)·Raspador nucleiforme.- 17) Hoja dentada,
de dorso rebajado.- 18) Microburil.- 19) Aguja de coser, de hueso.:10 a 22) Puntas de hueso
(Dib. 1!. Phi )
[page-n-93]
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Pq. 19. Microlítos magdaleniensu
[page-n-94]
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Fig. :10.- Trapecios y triángulos microliticos
(Oib. F. Jordá
[page-n-95]
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Fig. 21.-Puntas microlíticas y microburiles
[page-n-96]
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Fig. 22.- Medias lunas microlíticas
[page-n-97]
Fig. 23.- Plaquitas de caliza con ¡rrabados geométricos,
d~ época neolítica
[page-n-98]
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[page-n-99]
Fig.:25.- Loseta con cierva pintada y g rabada
Fig. 26.- Loseta con cabeza de caballo pin tada
[page-n-100]
Fig. 27.-Típico lugar de aparición de pinturas rupestres levantinas
Fig. 28.- Acanli lado con covachas con pi•Huras rupes1res
[page-n-101]
F1g 29
Escena de recolección de miel
Fig. JO
Figura de hombre corriendo
[page-n-102]
Fig. 31.- Representadones diversas del arte rupestre levanlino
[page-n-103]
Fi~.
32 y 33. - Figuras pmtadas en un CO\'acho del término de
Dos Aguas (Valenda)
[page-n-104]
F1g. Jq.
Hrazalaes d< pectunculo de época neo\itica
[page-n-105]
Fig. 35. - 0bjetos de adorno de época neolítica
[page-n-106]
Fig. 36.-Fragmentos de cerámica •Cardial•
[page-n-107]
Fig. 37
Vasijas con ornamentación •Cardial•
[page-n-108]
F'ig. ~.-Hachas y puntas de flecha neohtkas
[page-n-109]
[page-n-110]
Ftg 40.- ldolos lle hueso con OJoS y o tros temas pintado~
[page-n-111]
Fig. 41.- ldolo grabado sobrl? hueso
[page-n-112]
Fig. 42.
Diversos objetos de hueso de época neolilica
[page-n-113]
Fig. 43.- Tipos cerámicos de la edad del Bronce, cultura argárica
[page-n-114]
rig. 44.- Hachas planas, alabardas, puñal y
ar¡¡árica
brazal~ tes
de
~!poca
[page-n-115]
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Fig. 45.- Hachas, cuchillos, diemes de hoz, agujas y otros
objetos de época argárica
[page-n-116]
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Urna del hierro céltico
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Fig. 51.- E.sculturas en piedra, ibéricas
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Fig. 53.
EscendS pintadas sobre vasijas ibéricas
[page-n-124]
Fig. 54.- Grandes vasos ibéricos con ornamentación de escenas
de caza y guerra
[page-n-125]
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Fig. 55.- lnscripdones ibéricas sobre vasos cerámicos
[page-n-126]
Fig. 56.- Fragmentos de ceramtca romana llamada
•lerra sigillala·
[page-n-127]
Fig. 57 .-Lucernas romanas
[page-n-128]
Fig. 58.-Monedas romanas
[page-n-129]
Fig. 59.- Muela de molino y discos de yeso, de época romana
[page-n-130]
[page-n-131]
DO MI NGO FLETC H ER VAL L S
NOCIONES DE
PREHISTORIA
SEIIVICIO DL 1:-IVESTIGACION PREHISTORICA
INSTITUCION ALFONSO EL MAGNAN!MO
DIPUUCION PRO\'IN IAL Ul \'AI.E.NCI\
1952
lmpr~nla
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Vnh·ro<'lu
[page-n-132]
DOMINGO
FLET C HER VALLS
NOCIONES DE
PREHISTORIA
fR\>IUO D
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INSTITUCION ALFONSO El. MAGNANIMO
OIHilACION
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[page-n-2]
[page-n-3]
[page-n-4]
[page-n-5]
NOCIONES DE PREHISTORIA
[page-n-6]
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[page-n-7]
DOM I NGO
F L E T C H ER
NOCIONES DE
PREHI S TORIA
SERVICIO DE INVESTrGACION PREHISTORICA
INSTITU C!ON ALFONSO EL MAGNANIMO
DIPUTACION PROVINCIAL DE VALENCIA
1952
[page-n-8]
[page-n-9]
NOTA PRELIMINAR
Esta~
son la cristalización
de una necesidad sentida desde hace muchos años,
reflejada en los arts. 64 y 85 del Reglamento de 16 de
abril de 1936 y más recientemente en la 1 Asamblea Nacional de Comisarios de Excavaciones Arqueológicas, celebrada en Madrid el pasado enero, en la que se propuso
la preparación de una cartilla y cuestionario de arqueoloJ
gía. El SERVICIO DE INVESTIGACIÓN PREHISTÓRICA de la
Excma. Diputación de Valencia, que ha sabido Ilevar
a cabo estudios monográficos y excavaciones de grari
trascendencia científica internacional, haciéndose eco
de esta necesidad y siempre en vanguardia en las tareas culturales, presenta estas NOCIONES DE PREHISTORIA,
completándolas con un extracto de la Legislación Vigente
sobre excavaciones y un cuestionarid que el S. /. P.
ruega y espera sea e:umplimentado por el mayor número posible de personas.
No pretendemos que estas NocrONÉS DR PREHISTORIA
sean un manual de iniciación, puesto que ya los hay
y buenos en nuestra Patria¡ ciframos nuestros deseos
y propósitos en que las páginas que siguen sirvan para
llamar la atención y despertar el interés del profano hacia
las espléndidas riquezas arqueológicas que encierran
NociONES DE PREHISTORIA
7
[page-n-10]
nuestras tíer·ras y que por ignorancia, despreocupación o
codicia, se pierden diariamente pora el acervo cultural espatio!. Nuestro esfuerzo se encamina, pues, a advertir al
110 iniciado que exisl'!JJ unas piedrecitas, unos trozos de
cacharro, unos restos de bronce o hierr
Pretendemos así defender el patrimonio arqueológico nacional que, tanto por ser «el recuerdo de familia» de rwestros remotos abuelos, como por la aportación que significa
pm·a el conocimiento de las vicisitudes por• que pasaron los
primeros homb1·es y los lentos progresos que llevaron a
cabo en lucha contra toda suerte de adversidades basta
alcanzar la meta actual, debemos salvaguardar de la
pérdida o destrucción.
Si al lector le abren las siguientes páginas nuevos horizontes hasta ahora desconocidos para él y, en su inquietud intelectual, quiere profundizar en este emocionttnte
campo de la Prehistoria, es entonces cuando podrá bucear
en los magníficos manuales que le conc¡·etarán y ampliarán cada uno de los problemas de esta joven ciencia, tan
arraigada ya en todos los centros culturales del mundo.
Si con estas NociONES DE PREHISTORIA despertamos
una corr•iente de interés y respeto hacia los restos arqueológicos, habremos cumplido la misión que nos propusimos al redactarlas, llevados del cariño a Jos estudios
prehistóricos y a la cultura de n·uestra Patria.
D.F. V.
Valencja, ?4.de mayo de 1951
:
.
8
[page-n-11]
G ENERALIDADES
QUB ES PREHISTORIA
Se denomina PREHISTORIA la ciencia que estudia las
primeras manifestaciones culturales de la Humanidad, ll e~
gando en sus investigaciones hasta el momento en que
aparecen documentos escritos.
Por ello la Prehistoria no tiene idéntica extensión en
todas las partes del mundo ya que las noticias escritas
no surgen a la vez en todos los pueblos y así, por ejem~
plo, mientras los del Cercano Oriente entran relativamente pronto en el campo de la Historia, los pueblos del
noroeste de E uropa lo hacen mucho más tarde y aun hoy
existen gentes que desarrollan sus actividades dentro de
cultui:as de carácter prehistórico.
Esta diferencia cronológica que distancia unos pueblos
de otros en su entrada en el campo de la Historia, origina
una etapa mixta en la que algunos de ellos nos son conocidos históricamente a través de las noticias escritas que nos
proporcionan los autores de otros países. Este período
mixto en la vida de un pueblo se denomina PROTOHISTORIA, la cual, por utílizar fundamentalmente el método
arqueológico, se considera como una etapa dentro . de la
Prehistoria.
9
[page-n-12]
MÉTODOS
QUE
UTILIZA LA PREHISTORIA
El estudio de la vida de la Humanidad en sus primeros
momentos tiene que hacerse a base de los restos de toda
índole que nos ha dejado el hombre de aquellas edades.
Sus útiles, sus lugares de habitación, sus sepulturas, los
restos de su alimentación, su arte y aun .sus propios
restos óseos, sirven para que deduzcamos sus creencias,
organización s ocial, régimen económico, técnicas industriales, y, en fin, cómo era la vida de nuestros remotos
antepasados.
Pero el estudio ~e todos estos restos requiere métodos especiales de trabajo, el primero de los cuales es el
llamado método arqueológico o de «la azada», ya que son
imprescindibles las tareas preliminares de rigurosa excavación para el acopio de los datos que luego han de·servir de estudio a los investigadores.
Otros métodos los proporcionan un buen número de
otras ciencias relacionadas mas o menos directamente con
los estudios prehistóricos. Así, la GEOLOGÍA, dándonos
a conocer las condiciones climáticas, distintas fisonomías
por las que ha pasado la Tierra y época a que pertenecen los niveles en que aparecen las manifestaciones de
la presencia humana; la PALEONTOLOGíA, clasificando
los restos de plantas y animales, explicandonos cómo
eran los seres vivos que rodearon, sirvieron de alimento
y fueron enemigos del hombre primitivo; la ANTROPOLOGíA, que estudia el aspecto físico de éste; la ETNOLOGíA,
que nos da a conocer, por comparación con los primitivos
pueblos actuales, cuál era el estado social, religioso, etc.
en que se encontraba el hombre fósil; la LtNGüiSTICA,
ayudándonos a localizar, a través del estudio de las lenguas, los movimientos migratorios de los pueblos, sus
10
[page-n-13]
relaciones e influencias; y aun entre otras más, la Asy QuÍMicA que prestan su colaboración para
poder dar fechas a los períodos y hallazgos prehistóricos.
TRONOMÍA
LUGARES DE HALLAZGO
Los restos de interés arqueológico pueden hallarse:
Al aire libre, sin ningun otro materi~ que los cubra. Frecuentemente se dan estos hallazgos en las terrazas de los ríos, zonas habitadas en los períodos de clima
benigno, por el hombre p1·imitivo. Las terrazas con posibles hallazgos se encuentran, normalmente, a relativa distancia de los actuales cauces de los ríos, debido a que estos han ahondado su cauce y disminuido su caudal, restringiendo la anchura de su lecho. Por ello, los hallazgos
de época más antiguos se efectúan en las terrazas mas
elevadas, si los materiales no han sufrido arrastre o remoción. (Fig. 1)
En cuevas, en las que, por la persistente utilización por
el hombre, se han formado diversos niveles superpuestos,
encontrándose en ellos los restos típicos de cada época
lo que nos permite la comprobación de las secuencias técnicas e industriales de cada momento. Cuanto más antiguos sean los restos a mayor profundidad se hallarán, sí
los niveles no están revueltos. En las paredes de las cuevas, covachas o abrigos de las laderas de barrancos, pueden hallarse pin.turas o grabados de época p1·ehistórica
(Fig. 2).
En sepulturas, bien en campo abierto, cavadas en la
tierra o dentro de urnas de cerámica, o bajo amontonamientos de piedras; bien en contrucciones funerarias de
diversa factura, segun la época; bien en grietas de las rocas o dentro de las cuevas, etc. etc. (Figs. 3 y 4).
ll
[page-n-14]
En despoblados, restos de antiguas poblaciones aban~
donadas voluntaria o involuntariamente por sus habitan~
tes. E n el transcurso del tiempo estos restos han ido cubriéndose por la tierra y la vegetación hasta tal punto que
es dificilísimo muchas veces distinguirlos a simple vista y
solamente, después de la excavación, pueden ponerse al
descubierto las cimentaciones de las casas y sacar los ajua~
res, que a veces aparecen a la prohmdidad de varios metros. También en los poblados pueden darse diversos niveles por construcción de viviendas superpuestas en el
transcurso del tiempo de ocupación. Generalmente los
poblados se asientan en lugares elevados con relación a
las tierras circundantes, de difícil acceso, cerca de los cm·sos de agua, frecuentemente en la confluencia de dos
barrancos o riachuelos. (Fig. 5).
Cada uno de los puntos de hallazgo o yacimiento se
llama estación arqueológica.
La búsqueda y excavación de yacimientos prehistóricos
por aficionados, ha causado la pérdida irreparable, para
el estudio, de gran número de piezas que, por no haberse
efectuado su hallazgo con los requisitos que la ciencia
exige, carecen de todo valor científico. De ahi los esfuerzos de las Autoridades Españolas para evitar estas continua pérdidas, esfuerzos que han cristalizado en la actual
Comisal'ía General de Excavaciones Arqueológicas y en la
vigente legislación, de la cual damos un resumen al Jin de
estas NociONRs. Aparte de la terminante prohibición de
excavar ningún yacimiento por quien no esté autorizado
por la Ley, todo ciudadano tiene la ob1ígación moral de
dar a conocer cualquier hallazgo arqueológico, del que
tenga noticia, a las entidades especializadas en estos estudios, las cuales disponen de medíos adecuados para practicar los trabajos necesarios y lograr así el mayor provecho científico del hallazgo.
12
[page-n-15]
ETAPAS
DE
LA PREHISTORIA
A mediados del siglo pasado, al constituh·se la Prehistoria como verdadera ciencia, se estableció 1a división
,
fundamental en tres edades: de la PIEDRA del BRONCE
y del HIERRO.
Después de varias tentativas y modificaciones se llegó
a la subdivisión de la Prehistoria en diversos períodos
que han quedado como clásicos y a pesar de que esta
clasificación no es exacta para todos los puntos del Mundo, ni siquiera para toda Europa, puede decirse que todavía está vigente, aunque con algunas modificaciones. Por
ello 1a seguimos aquí, de acuerdo con los resultados de la
moderna investigación:
[page-n-16]
PALEOLITlCO INFERIOR. .
PRECHELENSE
CHELENSE (~ABBEVILL~N
SE) -CLACTONlENSE
ACHEULENSE- LEVALLOISIENSE
MUSTERIENSE- LEVALLOISIENSE
PALEOLITICO SUPERIOR. .
ALIRIÑACIENSE- GRAVETTI ENSE
SOLUTRENSE
MAGDALENIENSE
CAPSIENSE
l
AZILIENSE
MESOLITICO. . . . . . . . . .
NEOLITICO.... . . . . · · .
ASTURIENSE
TARDENOISIENSE
ETC. ETC.
¡
CULTURA HISPANO MAURITANA
CULTURA IBERO SAHARIANA
EDAD DEL BRONCE. . . .
EDAD DEL H IERRO. . . . .
ROMANIZACION
14
~
BRONCE MEDITERRANEO
~ BRONCE ATLANTICO
!
CULTURAS 1 HALLSTATT,
CELTICAS 1 LA TENE
CULTURA IBERICA
[page-n-17]
CRONOLOGÍAS
Otra de las grandes dificultades que ha de salvar la
Prehistoria es la de señalar fechas para cada uno de sus
períodos. En esta tarea han colaborado todas las ciencias
con ella relacionadas, pero las discrepancias a que llegan
los investigadores en sus conclusiones, son lo suficientemente grandes para que ninguna de las hipótesis se imponga totalmente.
Aquí, dejando al margen las múltiples tablas cronológicas que se han confeccionado y las razones que avalan
cada una de ellas, damos la cronología que actualmente
está más aceptada, de acuerdo con las conclusiones a que
llegan los profesores Pericot y Martinez Santa-Olaila. Así,
en España, podemos considerar las siguientes fechas:
PALEOLITICO INFERIOR, duraría hasta el 50.000
a.
J. C.
En el PALEOLITICO SUPERIOR, el Auriñacense y el
Solutrense llegarían hasta el 20.000 y el resto, hasta
el 8.500, lo ocuparía el Magdaleniense.
El MESOLITICO comenzaría en el 8.500 y terminaría
hacia el 3.500 a. J. C.
El NEOLITICO desde esta fecha hasta el 2.000 a.
J. C.
El BRONCE se iniciaría el 2.000 y llegaría hasta
el 650 a. J. C., y
El HIERRO ocuparía desde la anterior fecha hasta la
Romanización.
15
[page-n-18]
[page-n-19]
•
EL PALEOLITICO
Sus CARACTBRíSTICAs
La era Cuaternaria comprende dos grandes períodos,
diferenciados por el clima, flora y fauna. El primero de
estos períodos recibe el nombre de Pleistoceno, Díluvium,
Cuaternario propiamente dicho o Era Glaciar, por ser su
característica especial las grandes transformaciones climáticas llamadas glaciaciones, las cuales ocasionaron
radicales cambios en la flora y fauna y con ellos en la
vida del hombre, la presencia del cual sobre la tierra está
comprobada a partir de este primer momento de la Era
Cuaternaria.
a).- Los Glaciares.- No son bien conocidas las causas
que motivaron estas oleadas de hielo que transformaron
la superficie de la Tierra, rebajando montes y originando
lagos en distintas partes de Europa Central y Oriental.
Las teorías explicativas de este fenómeno (alteración
de la órbita terrestre; distinta intensidad de la radiación
solar¡ cambios en el contenido de ácido carbónico de la
atmósfera; d~splazamiento de los polos y continentes, etc.
etc.) pecan de insuficientes, por lo que las causas originarías de los glaciares no están establecidas claramente. Solamente se ha llegado a la conclusión de que en la Europa Occidental pueden señalarse cuatro periodos glaciares
separados por épocas interglaciares. Estos cuatro períodos reciben el nombre de cuatro ríos alpinos y su
correspondencia con las etapas culturales sería como
sigue (Fig. 6):
¡7
[page-n-20]
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Primer Glaciar-Gil:SZ !rle poca
~xtension ·!
Che!ense
Interglaciar
Segundo Glacia r - ;\11:\ú[L t.?l ;n¿s exteJJso)
A~heulense
lmcrglacia r
·¡ ercer Glaciar-R.!SS fmás
~xtens c-
que el p!in;ero.
Post -gla{wr
Acheulense.
Ao.:h~ulense
!mergla(¡ar
Cuerto Glaciar-\\'LIR\1
Chehmse y Acheu !ens,.>
{;:.:n -. ":-ias
iluouacion.-s t.
y )..\usteric>nse.
:O.htslertcnse y P. Su¡..eri.c-:·.
\!vsolili co y culturas l,i'lsteriores hasta 1.:-s
::~m pos z~. ;uaies
[page-n-21]
8:1 clima del centro de España en las épocas glaciares
sería como el actual de Polonia; el de la costa norte como
el de Escocia y el d• 1 sm semejante al actual del mediodía de Francia. En los periodos interglaciares en el reino
de Valencia habría un clima sub-desértico.
b). - Fiora y Faurza.- En relación directa con el clima están la flora y fauna. La primera, en los periodos glaciares, estaría representada en las tier ras valencianas,
por bosques y en los períodos interglaciares por especies
actualmente africanas. En cuanto a la fauna, el levante
español presentaría pocas variaciones, ya que aparte del
gran número de animales indiferentes al clima, los cambios climáticos no fueron tan bruscos como en el norte.
Muchas especies vivieron indistintamente en un momento
u otro del paleolítico; algunas de ellas (r inocerontes, elefantes, etc.) han desaparecido de las tierras valencianas;
otras (jabalí, ciervo, caballo, toro) han llegado hasta
nuestl·os días.
c).-El hombre.- A base de las características generales que presentan los restos óseos humanos, se ha formado un tipo racial pru·a el Paleolítico Interior, denominado
Horno Primigenius o neanderthalensis. Sus rasgos distintivos serían: una estatura media de 1'60; piernas cortas y
musculosas, arqueadas en las rodillas y caderas¡ tronco
achaparrado; manos co1·tas y anchas; cabeza voluminosa
con cráneo de gruesas paredes; frente baja y deprimida,
dhigida hacia atrás; fuertes arcos superciliares; mandíbula
inferior robusta, carente de ba1·billa (la cual se va formando durante el musteriense), etc. etc.
Al iniciarse el segundo momento del Paleolitico, desaparece este hombre neanderthalensis dando paso a un
nuevo tipo, caracterizado por su fr~nte alta y abombada,
mentón prominente, dolicocefalia, nariz derecha, o sea, en
general, con características semejantes al hombre moderno.
19
[page-n-22]
Este tipo racial se ha llamado Horno Sapiens o de Cromagnon; aunque se señalan otros tipos raciales dentro del
Paleolítico Superior (Chancelade, Grimaldi, etc.) podemos
considerar el Hombre de Cromagnon como el más típico
del segundo momento del paleolítico.
En las posteriores etapas culturales de la Humanidad
no hay cambios fundamentales en el tipo humano.
d). - Vida materia l. - E! hombre paleolítico vivió un
nomadismo que podríamos denominar circulante, desplazándose de un lugar a otro obligado por las necesidades
alimenticias, pero girando siempre dentro de las comarcas
que le eran más favorables, lo que da origen al desarrollo
de variantes técnicas regionales.
Acampaba en las proximidades de las corrientes fluviales, al aire libre en épocas de clima benigno y frecuentemente en cuevas en las de bajas temperaturas, aunque
tambien solía vivir al aire libre en los períodos fríos.
Desconocíase la agricultura, ganadería, obtención de
los metales, escritura, la cerámica, etc. o sea todos los elementos formativos de culturas superiores. El hombre y el
animal son enemigos en la lucha por la existencia. El primero vivía de la caza, pesca y recolección de frutos, tallos
y raíces; de los animales cazados aprovechaba la piel, cerdas y tendones para· confeccionar sus vestidos; la carne
para su alimento; la grasa para alumbrarse; la sangre
como aglutinante para sus pinturas y los huesos para confeccionar sus útiles (puñales, arpones, agujas, etc.). La recolección se encomendaba, sin duda alguna, a las mujeres
y niños.
En épocas de buen clima vivirían desnudos o semidesnudos, cubriéndose con pieles en tiempo frío, aunque su
capacidad de resistencia a las bajas temperaturas les permitiria ir poco vestidos en zonas algo alejadas de los
hielos. Aparte de la indumentcuia imprescindible por el
clima o t·azones de rudiwentaria moral, cubrían el cuerpo
20
[page-n-23]
con adornos y tatuajes que en ocasiones hay que conside~
rar al propio tiempo como indumento.
La dificil existencia del hombre prehistórico se refleja
en sus restos óseos, en los que puede observarse la mella
que en él hacía la vida en constante lucha con la na tura~
leza; sufría reumatismo, caries dental y otras varias en fer~
medades derivadas de su deficiente alimentación y lugares
de habitación, dando todo ello como resultado que el ín~
dice de longevidad fuera inferior al del hombre actual,
rebasando muy raramente los cuarenta años en el Paleolítico Inferior y no pasando de los 60 en el Superior, lo que
motivó un deficietario potencial humano que explica los
muchos miles de años que necesitó la Humanidad para
superar las primeras etapas de su existencia.
Es muy posible que el hombre en su vida social, constituida en familia monogámica y en horda, sostuviera relaciones mutuas por medio del intercambio, como se deduce del hallazgo de conchas procedentes de las costas
atlánticas en yacimientos italianos y otras típicas del
Mediterráneo en cuevas de Austria, Suiza, etc., aunque
muchos de estos hallazgos pueden obedecer no a simple
intercambio sino a posibles migraciones de pueblos.
En cuanto al utillaje para su diaria lucha por la exis~
tencia, en primer término, el hombre utilizó simplemente
sus manos, ayudándose con ramas, huesos, asta
y piedra, tal como la naturaleza se lo ofrecía; despues
fueron modificándose estos útiles adaptándolos a las ne~
cesidades cotidianas, siendo entonces cuando puede hablarse de verdadera cultura ya que es a partü de dicho
momento cuando e1 hombre impone, conscientemente, modificaciones a la naturaleza en provecho propio.
Entre las piedras principalmente utilizadas por el hombre primitivo están la cuarcita y el sílex. La primera, por
la rudeza de su trabajo, ha pasado desapercibida durante
mucho tiempo para los investigadores, que buscaban los
mas llamativos y claros útiles de sílex. La técnica de tra21
[page-n-24]
bajo de éste ha podido ser estud iada gracias a los pueblos
primitivos actuales y a los experimentos llevados a cabo
por los prehistoriadores. En lineas generales podemos
considerar las siguientes técnicas fundamentales para la
obtención de los útiles:
Percusión, dando golpes en un núcleo de
sílex.
Tempel'atura, por calen tamiento del núcleo
de silex y rápido enfriamiento mediante
agua, lo que produce cuarteamientos y
largas fracturas en el mícleo.
Presión, utilizada mucho durante el solutrense y posteriormente en el neolítico. Con
un pequeño hueso espatulado se sacaban
esquirlas presionando desde el centro a
la periferia, a lo largo de la superficie
de la lasca desgajada, por percusión o
temperatura, del nódulo.
A base de estas técnicas confeccionó el hombre cuaternario variadísimos tipos de a1·mas y útiles, de acuerdo
con s us necesidades, desde grandes hachas hasta pequeños buriles.
Uno de los hallazgos mas transcendentales que realizó
el hombre prehistórico en su constante superación cultural, fué la obtención del fuego a su voluntad. Las dificuL
tades para conseguirlo y conservarlo y la importancia que
tiene para la vida de la Humanidad a través de todas las
épocas, se reflejan en el culto que los pueblos le han rendido en todo tiempo. Cómo, cuándo y donde se supo producir el fuego a voluntad son preguntas que no tendrán
nunca contestación, pero no hay duda de que era conocido
por el hombre cuaternario quien lo utilizó par~ calentarse,
22
[page-n-25]
condimentar sus alimentos y para alumbrarse en sus correrías por las sombrías galerías de las cuevas, pintando
y grabando en sus paredes las maravillosas obras de arte
que nos ha legado, a la luz de las lámparas de piedra de
las que conservamos ejemplares procedentes de cuevas del
norte de España.
e).- Vida espiritual. - El intento de explicarse los hechos que están fuera del alcance de su inteligencia y el
deseo de dominar las fuerzas de la naturaleza, llevan al
hombre primitivo al campo de la mat;;ia, que reviste distintas formas. El hechicero con sus mandatos y transcendencia social es el verdadero dueño y señor y su «tabú» es la
primera ley que conoce la sociedad primitiva. Una de las
mas importantes manifestaciones de la magia estaría en
relación con la caza; reproducían en escultura, bajo-relieve, grabado o pintura, en los más recónditos lugares
de las cuevas, las figura s de los animales que deseaban
cazar o exterminar, asaetando o alanceando estas imágenes para hacer propicia la cac~::.ría, práctica que aún se encuentra entre los bosquimanos.
Por los hallazgos de restos humanos se comprueba que
rendían culto a los difuntos, mostrándose claramente la
existencia de prácticas funerarias a partir del musteriense.
Al cadáver acompañaban sus adornos, armas, representación del totem y taJ vez alimentos, lo que prueba la creencia en otra vida. En algunas fosas aparecen restos de ocre
y los esqueletos coloreados por esta misma materia. Parece ser que el cráneo tarnbien rué motivo de culto, habiéndose encontrado depósitos de e11os dispuestos en
círculo.
Por algunos restos.humanos se deduce la práclica de la
antropofagia no como necesidad física sino con carácter
ritual para conservar el espiritu del difunto entre sus famillares o para asimilarse su fuerza y valor.
A partir del Paleolítico Superior conocemos manifes23
[page-n-26]
taciones artísticas que desde el primer momento presentan
una asombrosa perfección. Por las condiciones en que se
ofrecen las obras de arte hay que desechar el mero goce
estético y admitir un fin utilitario relacianado con la magia, pero no debe excluirse un sentido artístico y unas
dotes de extraordinaria maestría artística, sin las cuales no hubiera sido posible la realización de estas obras
de innegable belleza.
ll7"aS
:;too~~~-+-- "PI~ no t4 lascado.
Lasca ideal con indicación de la nomenclatura técnica de las
diversas partes de la misma
[page-n-27]
LAS INDUSTRIAS PALEOLITICAS
A.- PALEOLITJCO
INFERIOR.
No todas las técnicas tuvieron idéntica duración ni
desarrollo paralelo en todo el Mundo. Frecuentemente las
técnicas del paleolítico Inferior conviven en lugar de desplazat·se unas a otras. Hasta el musteriense, puede decirse
que se extienden por gran parte de la superficie de la tierra
con características semejantes, pero a partir de éste comienzan las variantes regionales.
Prechelense.-Denominado asi por situarse antes del
chelense. Es la ¡:¡rímera etapa cultural conocida. Se cal·acteriza por una industria tosca y miserable que utiliza indistintamente el sílex o la cuarcita. Su rudeza es tal que
muchas veces se tiene certeza de que se debe a la mano
humana y no a los agentes de la naturaleza, por aparecer
junto a otros objetos mas característicos. El hombre aprovecha lascas naturales a las que apenas da forma, aunque
pueden distinguirse p1·ecursores del hacha de mano, raspadores, cuchillos, etc. etc.
Chelense (= Abbevíl/ense).- Denominado así por el yacimiento de Chelles en las proximidades de París. Hoy se
25
[page-n-28]
conoce más con el nombre de Abbevillense. En general la
técnica de trabajo es bastante defectuosa, caracterizándose por el hacha de mano de filo muy irregular y dimensiones variables , hasta c:Je 25 centímetros (Fig. 7"), raederas,
cuchillos, buriles, etc. etc. En el oeste de Elll'opa se encuentra otra industria paralelamente al chelense, es el
llamado clactoniense (de Clacton on Sea, en Inglaterra)
que s e caracteriza por grandes lascas trabajadas por una
cara, con plano de percusión muy oblicuo con respecto al
plano de lascado y con el bulbo de percusión muy saliente
(Fig. 8a). Ambas técnicas, chelense y c1actoniense, se
encuentran a veces en la misma pieza.
Acheulense.-Recibe el nombre de Saint-Acheul, en las
cercanías de París. Es un perfeccionamiento del chelense
sobre el que aparece estratigráficamente. El hacha de
mano es más plana que en el período anterior, con los
bordes mas retocados y el filo más rectilíneo. La longitud
media es de unos 15 centímetros; tambien aparecen raederas, raspadores, etc. (Fig. 9a).
Paralelamente sigue desarrollándose el clacloniense y
otra técnica derivada de éste, el Jevalloisiense, caracterizada por lascas gra1
1des con talla superficial, pero s in retoque inferior y con el bu lbo de percusión poco acentuado
(Fig. 10a). Otra derivación del clactoniense es el tayaciense
que por reunir diversas características, propias así mismo
de otras técnicas, todavía no está bien definido.
Musteriense.- Su nombre procede de Le Moustier, en la
Dordoña (Francia). Se le denomina Paleolítico Medio y se
caracteriza por el empleo de tipos más pequeños que en
las anteriores etapas, trabajados en lascas; asi raederas,
buriles, puntas triangulares, etc. conservándose en los primeros momentos el hacha de mano de tipo acheulense.
Persisten las técnicas Jevalloisiense y tayacieuse. Hacia el
fin del .musteriense el micoquiense marca clara evolución
al auriñaciense (Fig. 11 y 12).
26
[page-n-29]
0. - PALROLfTtCo SuPERIOR.
En el Paleolítico Superior la industria del hacha de
mano deja paso a la de hojas que en algunos tipos se conserva a través de todo este período y siguientes. Otras características que pueden señalarse es el empleo del hueso
en gran escala y la aparición del arte. La relativa uniformidad del primer paleolítico desaparece para dejar paso a
los regionalismos aunque todavía perduren paralelismos
técn icos y tipológicos en puntos alejados entre sí.
Auriñaciense.- Recibe el nombre de la cueva de Aurignac, a1to Garona (Francia).
Se inicia con la perduración de elementos musterienses
y terminada esta fase de transictón se halla el perigordiense o gra vettiense, caracterizado, entre otras cosas por las
puntas de la Gravette y Font Robert, puntas de muesca, raspadores aquillados, etc. Paralelamente se desarrolla el llamado auriñaciense medio, o auriñaciense típico, con grandes hojas bien retocadas, raspadores cónicos y aquillados;
es típico de este momento el buril de punta arqueada y la
punta de hueso de base hendida, primero triangular, despues en forma de losange y finalmente subcilíndrica (Figuras 13 y 14).
Solutrense.-De la Solutré (Macon, departamento Saona-et-Loire, Francia).
Es una técnica que se introduce en cuña en la normal
evolución de las industrias del paleolítico superior, difundiéndose rápidamente. Se caracteriza por los retoques a
presión sobre toda la superficie de la pieza en sentido perpendicular al eje de la misma, técnica que se reproduce en
27
[page-n-30]
el neolítico. Son típicas las hojas denominadas de laurel,
las de sauce y la ptmta pedunculada con aletas (Fig 15, 16
y 17).
En el norte de Africa, la mezcla de dos técnicas, sbaikiense y ateriense, origina una típica industria solutroide denominada actualmente ateriense, que es considerada
por muchos autores como el posible origen del solutrense
europeo. Este convive con el gravetiense el cual, a la desaparición del solutrense continúa surgiendo en muchos
yacimientos, lo que demuestra que el solutrense es una
intrusión en el normal desarrollo de las técnicas del paleolítico s uperior. La floración gravetiense, superpuesta a los
niveles solutrenses, se denomina Epigravetiense y se caracteriza por la persistencia de tipos anteriores y la punta
de muesca.
Magdaleníense.-De La Madeleine (Tursac, Dordoña,
Francia).
Es un cambio radical con respecto al solutrense. Las
lascas de sílex son, a menudo, de pobre calidad y mal trabajadas; en contraposición, el hueso se utiliza abundantemente en forma de azagayas (con uno o dos extremos en
bisel) de sección cilíndrica o cuadrada¡ arpones de dientes
rudimentarios o de una o dos hileras de dientes destacados¡ el denominado • bastón de mando• que ya se encontraba en el auriñaciense¡ y el propulsor, frecuentemente
decorado con bellos grabados (Fig. 18). El sílex s e trabaja
con técnica gravetiense pero a partir de mediados del mag
daleniense aparecen los lla mados micro1itos, pequeñas
piezas de silex, que van alcanzando mayor preponderancia conforme avanza el período, hasta convertirse en el objeto más destacado de las culturas mesoliticas (Fig. 19).
Capsiense.-(Gafsa, en Tunez).
Paralelamente a los momentos avanzados del magdaleniense europeo, se desarrolla en Africa del Norte, una
28
[page-n-31]
cultura denominada Capsiense, caracterizada por útiles de
pequeño tamaño, adoptando perfiles geométricos que se
imponen en nuestra península al finalizar el magdaleniense, dando origen a una s erie de culturas derivadas del
contacto entre ambos.
Sílex trapezoidales de la Cova
de les Mallaetes (Bá rig)
29
[page-n-32]
[page-n-33]
EL MESOLITICO
Entre el final del paleolítico y comienzos del neolítico
hay una etapa en la que se opera la transición climáticogeológica al mundo actual. Este período de tiempo está
ocupado culturalmente por el denominado Mesolilico, términ o que viene a ser equivalente al de Edad Media de la
Piedra. Durante él, se estabiliza el clima y los grandes contrastes cuatemarios, ocasionados por las glaciaciones e
intet·glaciaciones,dejan paso a un año climático en el que
se suceden las estaciones de un modo bastante semejante
al actual. La gran caza tanto la de clima cálido como la de
frío, se retrae a determínada5 comarcas, desapareciendo
algunas especies y teniendo que recul'rir el hombre a la
caza menor y a la recolección ct·eándose a3í una economía de pequeños cazadores que han de adaptar s us útiles
y armas a la nueva modalidad de vida. Materialmente ello
significa un retroceso, tanto en la técnica de obtención del
utillaje como en la economía; el hombre sufre las consecuencias de la adaptación a las nuevas condiciones, y los
deficientes medios de subsistencia, repercutiendo en su
alimentación, ocasionan un índice de longevidad ligeramente inferior al del paleolítico superior, a pesar de las
mejoras climáticas.
31
[page-n-34]
Desaparecen las bellas técnicas del trabajo del sílex,
quedando sólo las de retoque marginal de trayectoria gravetiense; predominan los microlitos y formas geométricas
que ya hicieron su aparición en el magdaleniense; degenera la industria del hueso, siendo distintivo principal lapobreza y tosquedad de sus instrumentos, que recuerdan
técnicas primitivas.
El espléndido arte paleolítico desaparece, pero en contraposición, se atribuye a este período mesolítico el dinámico arte rupestre levantino que tendría sus raíces en el
paleolítico superior.
Las industrias mas características de nuestro Mesolí-
tico son:
En el norte y oeste de la península aparece una cultura excesivamente especializada, con una economía de tipo
marítimo costero, cuya base alimenticia la constituyen los
mariscos. Se caracteriza por la talla de instrumentos en
cantos rodados de cuarcita, siendo el tipo principal el pico
o bendtdor. Es la llamada cultura Asturiense que parece
llegar hasta territol'io catalán.
Tambien en la zona pirenaica y cantábrica se encuentra
la denominada cultura Aziliense, degeneración del antiguo
magdaleniense, en la que el hueso continúa trabajándose,
produciendo arpones con agujero en la base y su industria
de sílex se encuadra dentro de las formas microlíticas, pero
sin piezas trapezoidales, que se dan en el denominado Tardenoisiense que no es más que una industria de tradición
capsiense, con sílex microliticos geométricos, que aparecen
por todo el ámbito de la Península.
En la región levantina la cultura mesolitica está perrectamente definida, encontrándose materiales que llevan
desde el epigravetiense hasta comienzos del Neolítico, de
acuerdo con las siguientes subdivisiones:
Un primer momento en el que donlinan las puntas
triangulares, escalenas, con base casi hortzontal, lastra32
[page-n-35]
pezoidales de forma alargada con algo de pedúnculo y los
trapecios regulares de bordes rectos o ligeramente curvados. Lo más típico de este momento es, sin embargo, la industria tosca l~brada en caliza compa cta.
E l segundo estadio se ca racteriza por puntas triangulares escalenas y las trapezoidales, que abundan mas que
en el período anterior, así como los microburiles. Aparecen cantos rodados con seña les de pintura.
El tercer momento representa el pleno mesolítico y se
caracteriza por la a bundancia de microburiles, hojas de
muesca (que ya se daban en anteriores períodos paleolíticos), trapecios y puntas triangulares con pedúnculo lateral
que son típicas de este momento. Hay plaquitas de caliza
con g rabados geométricos (series de rayas paralelas, rayas
de trazo punteado y zonas o fajas con rayado interno). En
los últimos momentos del Mesolífico aparecen los microHtos en forma de gajo de naranja. Esta industria perdurará
en el período siguiente, en el Neolítico, llegando algunas
formas hasta los albores de la Edad del Bronce (Figs. 20,
21,22 y 23).
Losa con divel'sos grabados procedente
del Parpalló (Gandia)
33
[page-n-36]
[page-n-37]
EL ARTE CUATERNARIO
En el Paleolítico Superior aparece un arte extraordinariamente perfecto tanto en estatuaria como en bajo relieve,
grabado y pintura. Esta floración está carente de antecedentes ya que, aunque es de suponer que las primeras inquietudes estéticas comenzarían sobre el propio cuerpo
humano, con mutilaciones y tatuages, la realidad es que
no se encuentran balbuceos ni ensayos previos que nos
lleven lentamente al estadio de perfección artística que se
nos muestra en los hallazgos del periodo auriñaciense, a
partir del cual y a través de todo el Paleolítico Superior no
faltarán les representaciones artísticas.
Este arte se desarrolló por razones de índole mágica
pero no debe olvidarse el profundo sentido artístico del
hombre del paleolítico superior que no se conformaba con
simples y esquemáticos trazos, como hará el hombre del
neolítico, sino que se esfuerza y supera en la representación animal, esculpiendo, grabando o pintando en hueso,
asta, marfil o sobre losetas de piedra y aún en ]as mismas
paredes de las cuevas, maravillosas obras de arte, valiendose para ello de los más rudimentarios medios materiales.
35
[page-n-38]
En el arte mobiliar son célebres las estatuíllas femeni~
nas llamadas « Venus~ que se consideran relacionadas con
ritos de la fecundidad. Tambien deben mencionarse los
propulsores, bastones de mando, varillas, etc. con anima~
les esculpidos y grabados¡ las losetas de piedra con gra~
bado y pintura de animales. En la gran escultura exenta,
se conservan figuras de oso y bisonte modeladas en arci~
lla; en bajo~relieve, se encuentran en las paredes de las
Cl;levas figuras humanas y animales de gran tamaño. Pero
de todo esto, a excepción de las losetas grabadas y pinta~
das, hay muy poco en nuestra Península, donde más
frecuente es el hallazgo de pinturas y grabados en las pa~
redes de las cuevas de ciertas comarcas.
Este arte pariete1l paleolitico denominase franco~can~
tábrico, hispano-aquitano o altamirense y su área, dentro
de España, abarca la zona cantábrica, zona de Burgos y
Guada1ajara, y zona malagueña. En la provincia de Valencia hay muestras de este arte, pero en losetas.
El arte hispano~aquitano se caracteriza por la bella
representación de animales (bisonte, mamuth, elefante,
jabalí, reno, caballo, etc. según la fauna predominante en
cada zona) grabados o pintados en lugares recónditos y
de difícil acceso de algunas cuevas lo que prueba que no se
producían por el simple goce estético ya que no en todas
se encuentran y en las que hay pinturas, el llegar a ellas y
su contemplación es, aím hoy día, de suma dificultad, en la
mayoría de los casos. Las figuras aparecen generalmente,
en posición estática, aisladas, sin constituir, por tanto, es~
cenas, superponiéndose unas a otras, sin orden ni preocupación de conservar las ya existentes; la figura humana se
representa raramente y de manera torpe, en ocasiones disfrazada de animal, como si se tratara de un hechicero.
Grabados tambien en pequeñas losetas calizas se encuentran caballos, ciervos, toros, jabalíes, signos espiraliformes, serpentiformes, etc (Fig. 24, 25 y 26).
Frente a este arte, se encuentra en toda la zona oriental
36
[page-n-39]
de la península, desde Lérida a Almería, otro arte pictórico
que teniendo sus raíces en el paleolítico superior, se extiende cronológicamente a lo largo del Mesolítico. Este
arte denominado Arte rupestre Levantino, presenta características bien definidas que lo distinguen del hispanoaquitano, puramente paleolítico. El arte levantino no se da
en los lugares recónditos de las cuevas, sino al aire libre,
en las covachas o abrigos de las rocas, en los barrancos o
acantilados, generalmente orientados al mediodía (Fig.
27 y 28). La figura humana abunda y tanto ésta como la
animal no están en actitud de reposo sino dotadas de gran
dinamismo, formando expresivas escenas de caza o de
guerra, recolección, etc. (Fig. 29) Los hombres se representan a veces con robustas piernas y cuerpo grácil (Fig. 30),
otras con cuerpo y piernas con trazos delicados y pequeños (Fig. 31) pero con gran expresión y llenos de viveza,
todo ello esbozando las características artísticas del Mediterráneo español: mucha luz, mucho dinamismo y un impresionismo típicamente levantinos. Aunque este arte
tiene un extraordinario valor narrativo no hay que dejar
de lado la posibilidad de un valor mágico (fig 32).
Jabalí pintado en la pared de
Cueva Remigia (Castellón)
37
[page-n-40]
[page-n-41]
EL NEOL I TICO
Hacia e1 3.500 a. J. C. se refleja en nuestra Península el
cambio transcendental que en las condiciones de vida del
hombre se habían operado en el Oriente Mediterráneo. En
el llamado «Creciente Fértil» desde Mesopotamia a Egipto
producense una serie de inventos fundamentales para la
Humanidad, el influjo de los cuales llega a España a través de Africa del norte y vía marítima, Mediterráneo adelante, dando lugar a la presencia de nuevas gentes que, sin
eliminar a las anteriores, cambian el complejo social y
económico, dando origen a nuevas formas de vida que caracterizan el periodo neolítico que en España se inicia
hacia el 3.500 a. J. C. y termina hacia el 2.000 a. J. C.
Se caracteriza este período fundamentalmente por la
domesticación, la ganadería y la agricultura, las artes cerámicas y textiles, consecuencia de todo lo cual es la creciente complicación social. La domesticación, que comenzó
con el perro y siguió con la cabra, oveja y cerdo, permite, aparte de una mayor seguridad en las provisiones,
acortar las distancias al utilizar los animales para la
carga, siendo el carro un invento de pueblos agrícolas ..La
posibilidad de extraer de la tierra el alimento diario hace
39
[page-n-42]
más sedentario al hombt:>e (aunque no plenamente sedentario, pues cuando las tierras se agotaban agrícolamente
o cuando el grupo social era supel'ior a las posibilidades alimenticias de una zona, se buscaban nuevas tierras
que cultivar, con el consiguiente desplazamiento de núcleos de población); las cosechas plantean el problema de
su conservación y defensa contra las depredaciones de
otras gentes más pobres, menos preparadas para las tareas agrícolas o con menos suerte en la cosecha; ello les
obligó a la construcción de pequeños poblados en sitios
elevados, de fáciles defensas que acrecent:ll'on con la
erección de murallas; la vida urbana trae consigo la jerarquización social con clases rectoras y fuerte autoridad.
Se bacen frecuentes las guerras por el afán de posesión
de las más ricas tierras o po1· existir los intentos de robo
de las cosechas y ganados, pero además la agricultura
trae consigo otras complicaciones¡ se perfeccionan los útiles para el laboreo de las tierJ'as, desde el simple palo con
una bola de piedra perforada haciendo de contrapeso, utilizado como laya, basta el hacha pulida (en muchos
casos realmente azada) y posteriormente el arado, todo
de madera al principio y con reja de piedra pulimentada
después. En épocas posteriores, al conocerse el metal, se
perfeccionará-este instrumento llegándose al tipo que aún
tiene vigencia actualmente en el Mediterráneo. La conservación de los cereales y legumbres obliga a .la construcción de silos y, para la molturación, se utilizan do~ piedras,
una pasiva abarquillada y otra activa, en movimiento de
vaivén. La obtención de algunas plantas permite la confección de vestidos y con el esparto-y afines se tejen bolsas, €inturones, alpargatas, etc.
Otra característica fundamental del neolítico es la
cerámica; el hombre -paleolítico"aunque debió hmer recipientes. (cráneos, troncos ahue-cados, conchas, etc.) desconoció el arte cerámico, que ·debe considerarse <:omo un
invento neolít~co, atribuible a la mujer. Las primeras va40
[page-n-43]
sijas se obtendrían recubriendo con barro cestos de
mimbre, como lo prueba tanto la forma de los recipientes
como los adornos de algunos de ellos, que recuerdan los
primitivos trenzados. Otras formas las lograrían recu~
briendo calabazas y támbién confeccionándolas a mano,
como el casquete semiesférico que es la más primitiva for~
rna hecha directamente sobre barro, tanto en la fabricación
a mano como siglos después al modelar a torno.
Existen unas más complejas creencias religiosas, al~
gunas de origen paleolítico (como el culto a la Diosa
Madre), pero otras son de carácter agrícola habiendo per~
durado en algunos casos hasta las modernas sociedades
agTícolas. Tal vez como práctica religioso~rnédica pueda
considerarse la trepanación de cráneos humanos, hecha
en vida del paciente en muchos casos, bien por legrado
(raspado), bien por percusión. En algunos casos el «ope~
rado» sobrevivió a la trepanación y el boquete se cerró,
dejando huella de la intervención que había soportado.
Se conocen ídolos recortados en hueso o pintados y gra~
bados en dicha materia.
En cuanto a los ritos funerarios parece ser que existió
la p1•áctica de segundos enterramientos: el cadáver era
expuesto primeramente a la voracidad de Jos animales o
simplemente a las inclemencias del tiempo, o sepultado
en un lugar que no era el definitivo enterramiento; posteriormente, al quedar descarnado el esqueleto, se recogían
el cráneo y huesos más nobles, y con los objetos de ador~
no (collares y brazaletes de concha u otra materia, colmillos pel'forados, etc.) (fig. 34 y 35) se enterraban definitivamente en una cueva sepulcral, en algunas de las cuales
han aparecido estos conjuntos en gran cantidad. En períodos finales del neolítico se construyen grandes edificaciones, verdaderos panteones, en donde se enterraba el cadá~
ver con todo su ajuar.
Estas características generales, tipicas del neolítico,
no se dan totalmente en nuestra Peninsula dentro de di41
[page-n-44]
cho período, pues pronto comenzaron a llegar, igualmente
de Oriente, nuevas influencias y más complicadas formas
de vida, con lo que el neolítico español tiene reahn¿nte
escasa duración, pues cuando llega a su plena floración, los nuevos influjos mediterráneos nos traen los elementos propios de la Edad del Bronce.
EL NROL!TICO HISPANO-MAURITANO
Siguiendo la estructuración que para el neolítico español ha establecido el Profesor Martínez Santa-Olalla,
pueden señalarse dos grandes etapas, una cuyas características la relacionan con el período anterior, el Mesolítico,
con vivienda en las cuevas, muy rudimentaria agricultura,
escasez de hachas de sección cilíndrica u oval, sílex trapezoidales derivados del tardenoisiense o traídos de Africa de culturas hermauas de éste, cerámica pintada en rojo,
estampillada con impresiones de bordes de conchas (la
llamada cerámica «cardial») (fig. 36 y 37), con relieves, etc.,
viviendo fundamentalmente de la ganadería, llevando una
vida pacíiica y que tiene su más próximo ascendiente en
el neolítico africano de tradición capsiense. Es el complejo cultural denominado por el Profesor Martínez Santa
Olalla ((Hispano-maurítano» (hace unos años conocido
bajo el nombre «Cultura de las Cuevas»), cuya aparición en España puede fecharse hacia e13.000 a. J. C.
EL NROLITICO IBERO-SAHARIANO
Otra etapa posterior se inicia hacia el 2.500 a. J. C. al
tocar tierras españolas por las playas de Almeria
otras gentes que traen cerámica lisa bien trabajada¡ hachas pulidas de sección rectangular¡ las típicas puntas de
42
[page-n-45]
flecha de pedúnculos y aletas, romboidales, cruciformes;
ídolos sobre hueso decorados con grandes ojos, utfles de
hueso (fíg. 38, 39, 40, 41 y 42), pinturas esquemáticas
en las paredes de las cuevas, etc. etc.; agricultura
desarrollada, viviendo en la mayoría de los casos en
poblados bien defendidos; son guerreros de gran fuerza
expansiva extendiendo rápidamente sus modos de vida
por toda la Península. Su ascendiente más próximo se encuentra en el neolítico sabarianv que a su vez deriva del
egipcio, de ahí que puedan señalarse hallazgos en tierras
valencianas que tienen su raíz en las culturas egipcias
predínásticas. Este complejo cultural se denomina por
Martínez Santa-Olalla «Ibero sahariano" (anteriormente
era conocido con el nombre de «Cultura de Almeria») y
puede considerarse como precedente del pueblo denominado
«ibero» posteriormente.
Hacia fines del neolítico, ambos grupos, el hispanomauritano y el ibero-sahariano, se mezclan y unifican,
ocupando toda la Península y expandiéndose sus formas
de vida por toda Europa a principios de la Edad del
Bronce, llevando el típico «vaso campaniforme» representación material de la expansión cultural española.
Perfil y desarrollo de la decoración cardial de un vaso
de la · Cova de la Sarsa•
43
[page-n-46]
[page-n-47]
LA E DAD DE L BRONCE
Al período neolitico sucede una etapa que hasta hace
algunos años (y aun actualmente por algunos investigadores) se denominaba Eneolítico o Edad del Cobre y se
consideraba caracterizada por el empleo de este metal en
la fabricación de armas y otros objetos. Actualmente, esa
etapa eneolítica no se admite, sino que se incluye, por
gran número de prehistoriadores, en la Edad del Bronce,
ya que realmente resúlta dificilísimo determinar con exactitud si los instrumentos de cobre que aparecen en los
yacimientos españoles son anteriores, contemporáneos o
posteriores al conocimiento del bronce en España, pues es
muy posible que se utilizara el cobre imitando los tipos que
aquí llegaron fabricados en bronce, bien por ser más fácil
la manipulación de aquél, bien por desconocerse la aleación
de éste o carecer de estaño para lograrla. Esta dificultad
de discriminar la prioridad de utilización no es de extrañar
ya que en yacimientos clasificados como típicos de la
Edad del Bronce, existe mayor porcentaje de útiles de
cobre que de bronce.
Este no es un mineral nativo sino una aleación, de
estaño y cobre al principio de proporciones variables y
45
[page-n-48]
más tarde a la clásica del 10 por 100. En realidad la alea ~
ción no es únicamente de cobre y estaño sino que aparecen
otros componentes, bien por defíciente depuración de
aquellos, bien por considerar conveniente la adición de otro
mineral, bien por intenciones fraudulentas. Por ello en los
análisis se señala la presencia de antimonio y plomo en
muchas aleaciones.
La obtención del bronce parece ser que ya era conocida
en Mesopotamia unos 4.000 años a. J. C. Desde Oriente lle~
garía a las costas españolas el conocimiento de este metal
traído por gentes que aportaron en las tierras mineras de
Almería y Murcia.
Podemos sintetizar la Edad del Bronce en tierras valencianas, siguiendo en líneas generales la estructuración
dada por Martinez Santa~Ola11a, en dos círculos distintos.
EL
BRONCE MEDITERRÁNEO
El primero de ellos comenzaría hacia el 2.000 a. J. C.;
en él continúan en líneas generales, las características se~
ñaladas para el segundo momento del neolítico. En otros
puntos de España (zona andaluza y portuguesa, por
ejemplo) florece en sus primeros tiempos la 11amada cultu~
ra megalítica, denominada así por ]a construcción de monumentos funerarios con grandes bloques de piedra.
Caracterizan este primer período del Bronce la agricultura y ganadería; la utilización del sílex para armadura de
las hoces, puntas de flecha, cuchillos, etc., o sea elementos
constitutivos del último momento del período anterior, a
todo lo cual hay que añadir el empleo del cobre en punzones, brazaletes y hachas planas rectangulares y la aparición de una nueva familia cerámica, cuya decoración parece
derivar de la «cardial», conocida con el nombre de «Vaso
Campaniforme•>, de perfil de tulipa, generalmente, y deco46
[page-n-49]
rada en zonas incisas horizontales rellenas de trazos oblícuos; su origen se ha considerado andaluz, pero no faltan
investigadores que suponen pudo originarse en tierras
levantinas, donde la decoración cardial se da con mayor
riqueza que en otras partes de España, pot· lo menos en lo
conocido hasta ahorí'l.
Hacia 1.700 a. J. C. se produce un estancamiento cultural en este círculo manteniéndose en las tierras valencianas a través de todo el resto de la Edad del Bronce con las
características apuntadas, Jo que hace difícil señalar la
cronología concreta de muchos hallazgos levantinos, a
causa de esta perduración, a pesar de la aparición de
nuevas modalidades debidas a otro co mpleJO cultural.
Esta otra etapa o trayectoria, corresponde a la llamada
Cultura Argárica (del yacimiento primet·amznte conocido
con tales características, «El At·gar», en la pJ·ovincia de
Almería). Se extiende aproximadamente desde 1.500 a
1.200 a. J. C., y es la más típica cultura del Bronce
español, tanto es así que cualquier hollazgo en el
que aparece algún útil de este metal queda clasificado
por antonomasia como argárico, dando lugar a la
errónea creencia de que la etapa argárica ocupó toda la
Península, lo cual no es cierto ya que, analizados detenidamente los materiales, se compt·ueba que muchos yacimientos considerados como argárícos no lo son, pues
faltan sus elementos típicos, o sea, en los ritos funerarios,
las construcciones denominadas cislas, consistentes en
seis lajas de piedra de unos 0'80 m. de largo, una de las
cuales servía de base, otra de cubierta y cuatro de laterales; en ellas se inhumaba el cadáver metiéndolo enco~i do.
Otra forma de enterramiento, privativa de la zona pie- ·
namente argárica, es la del sepelio en grandes urnas
ovoides de cerámica muchas veces emplazadas en el
subsuelo de la propia vivienda del difunto (figs. 3.8 y 4.a).
En la cerámica, los vasos de gran cuello en escora y
pequeño vientre en casquete (perfil que con cuello corto y
47
[page-n-50]
vientre más elevado se encuentra desde mucho antes), y la
copa de pie alto, elaborados a mano, de pasta gris oscura,
lisa y bruñida (fig. 43).
Entre las armas, la alabarda, el hacha de filo en abanico, el puñal alargado, etc., hechas en bronce o cobre, ya
que ambos metales se utilizan indistintamente (en el yacímiento tipo, El Argar, el empleo del cobre supera al del
bronce)¡ la carencia casi total de punta<> de flecha, pues las
que se encuentran esporádicamente en Jos poblados considerados argáricos son escasisimas y nunca se hallan, normalmente, en las sepulturas, sucediendo lo mismo con las
puntas de lanza (fig. 44).
En oro aparecen diademas hechas de láminas con los
extremos apuntados.
Todo este complejo cultural se da en tierras valencianas
hasta la cuenca del Segura (Callosa, Ot·ihuela) pues más
al norte da la sensación de que se trata únicamente de reflejos, ya que los hallazgos nos propo1·cíonan alguna
alabarda o algún puñal o alguna vasija de largo cuello en
escora, bien juntos, bien aislados (lo más frecuente lo segu ndo) pero nunca formando un conjunto con enterramientos en gran urna, ni copas de pie alto, etc., o sea todo
lo que se considera como propiamente argárico (fíg. 45).
EL BRONCa ATLÁNTICO
El segundo circulo del Bronce tendría su origen hacia 1.200 y se caracteriza por la pervivencia del anterior
y por la aparición de nuevos elementos culturales proceden ~.!s de Europa (el Bronce Atlántico I y JI de Martínez Santa-Olalla, que nosotros, dada la escasa densidad
de hallazgos, hasta el presente, en tierras valencianas,
sintetizamos en uno pru·a la mayor concisión de estas
48
[page-n-51]
Nociones). Las invasiones de gentes europeas nos traen
el rito de enterrar en túmulos; largas espadas y puñales;
hoces¡ cuchillas de afeitar; puntas de lanza, y hachas de
talón y cubo, todo en bronce¡ cerámica con decoración
incisa o excisa y pintada, etc. En tierras de Valencia hasta
el presente muy pocos son los hallazgos que pueden considerarse de tal procedencia y como por otra parte la
antropología indica que la población indígena de estas
tierras levantinas parece estar estabilizada desde el neolítico, por lo menos, hay que suponer que el influjo europeo
no fué muy intenso, ni cultural ni físicamente, en las zonas
costeras del Sureste y Levante de la península, durante la
Edad de.l Bronce.
Vaso decorado de Los Millares
49
[page-n-52]
[page-n-53]
LA E DAD D EL HIERRO
El hierro es conocido desde mucho antes de que en rea~
lidad podamos hablar de una verdadera Edad del Hierro,
existiendo en época muy anterior al año 1.000 a. J. C. do~
cumentos en los que se hace mención a este metal, más
co mo precioso que como utilitario. Cuando se emplea en
este sentido no presupone la automática desaparición del
bronce y de sus tradiciones espirituales, artísticas e in~
dustriales, sino que la tipología de este período pervive
en armas, cerámica, motivos ornamentales, ritos funerarios, etc, desapareciendo todo ello muy lentamente al
dejar paso a los nuevos elementos característicos de la
Edad del Hierro.
Por los prototipos predominantes en cada momento se
ha dividido ésta en dos grandes etapas Hallstatt y La Te~
ne, siendo suplantada la primera por la segunda en Europa Occidental, a excepción del Sur de Francia y gran parte de España en que aquella vive evolucionando sobre sus
propios elementos dando or igen a la llamada cultura
posthallstáttica que es típica de los pueblos celtibéricos.
Concretándonos al Levante de España, hacia el 650
a. J. C. nuevos cambios comienzan a producirse en las
51
[page-n-54]
culturas de la Edad del Bronce, cambios ocasionados
por corrientes venidas, como en épocas anteriores, de
Europa y del Mediterráneo. A fines de la Edad del Bronce se intensifican los influjos europeos que se habían
dejado sentir desde 1.200 a . J. C.; las nuevas aportaciones
nos traerán el conocimiento del hierro, pero, como se
ha indicado antes, no determina ello el fin de la utilización del bronce que continúa empleándose dentro de
la Edad del Hierro.
Los
I NFLUJOS EUROPEOS
La primera de estas etapas europeas, la hallstáttica,
identificada con Jos celtas, tiene como más destacadas
caracterlsticas el incinerar a los difuntos y enterrar
sus cenizas, metidas en urnas bitroncocónicas hechas
a mano, lisas o decoradas con acanaladuras e incisiones paralelas en zigzag; las urnas suelen ir acompañadas
del ajuar del difunto (espada de empuñadura de antenas,
brazaletes, fíbulas, broches de cinturón, puñal, etc., en
bronce). Esta etapa hallstáttica s~ extiende por tierras
catalanas, señalándose algunos hallazgos sueltos en
tierras valencia nas. Cronológicamente llegan hasta
el 500 a. J. C. a partir de cuya fecha comienza la evolución •in situ» de estos elementos, dando origen a
la cultura posthallstáttica española. A partir del 350
a. J. C. aproximadamente, se enriquece con nuevos
elementos llegados con los celtas britones, que traen la
cultura de La Tene, la cual desplaza el rito de incineración
en toda Europa, menos en España, en la que continúa
quemándose el cadáver hasta época romana. En esta
segunda etapa se construyen importantes ciudades, la cerámica se enriquece con las nuevas técnicas del torno y la
pintura, aprendidas ambas de las costas del Mediterráneo;
52
[page-n-55]
la orfebrería y metalurgia alcanzan un alto grado de
desarrollo, siendo difícil en algun os casos determinar si
los hallazgos corresponden a la época hallstáttica o a su
perduración den tro de La Tene (fig. 46). Hay fíbu las de
caballito, espadas de empuñadura doble globular, etc.
Los
INFLUJOS MEDITERRANEOS
Las otras corrientes que modifican la vida de las gentes
del litoral levantino tienen sus raíces en el Mediterráneo
oriental y central. Estas aportaciones mediterráneas, llamadas impropiamente colonizaciones, darán fin a la prehistoria española, que termina virtualmente al llegar a
nuestras costas navegantes de otros países que dejan
noticias escritas de sus viajes a España, iniciándose con
ellas nuestra Protohistoria.
De estas navegaciones históricas de los pueblos colonizadores hasta las costas españolas, las más antiguas
parecen ser las de los fenicios, quienes para algunos investigadores, llegaron antes del año 1.000 a. J. C., aunque las
excavaciones sólo proporcionan materiales clasificables,
los más antiguos, como del siglo vm a. J. C. En muchas
ocasiones es difícil determinar qué se debe propiamente a
los fenicios y qué a los cartagineses de los primeros siglos
de andanzas por el Mediterráneo occidental. Objeto del
comercio fenicio serían sortijas con chatón grabado, braserillos, brazaletes de plata, escarabeos, plaquitas y peines
de marfil, todas las cuales cosas son difíciles de señalar
en tierras valencianas hasta la fecha. Pero sí pueden considerarse como cartaginesas buen número de figurillas de
arcilla, vasijas, pendientes amorcillados, monedas, etc. en
muchos casos deficientes copias comerciales de originales
helénicos.
53
[page-n-56]
También desde muy antiguo, tal vez el s. rx a. J. C., visitan nuestras costas los navegantes griegos, siendo frecuentes los hallazgos de tal procedencia, datables a partir
del 550 a. J. C.; así, esculturas, monedas, bronces,
cerámica, procedentes de la Grecia propia y Magna Grecia, que se hallan no sólo en los poblados
indígenas costeros sino tambien muy al interior, lo
que prueba la intensidad y potencia del comercio helénico
en general (fig. 47).
Junto a estas dos fuertes corrientes comerciales e indirectamente culturales (ya que el propósito de los navegantes era exclusivamente el comercio y no el propagar cultura) podrían señalarse, tal vez, las de oh·as procedencias
llegadas, bien directamente, bien a través de fenicios,
griegos y cartagineses.
Todo este mundo mediterráneo, junto con las aportaciones europeas ya indicadas, al entrar en contacto con
las étnias indígenas del S. E. y Levante, que llevan viviendo una lánguida vida de tradición neolítico-bronce, transforman tan fuertemente su complejo cultural que, hacia
mediados del primer milenio a. J. C. dan lugar a una nueva
floración típicamente costera mediterránea, denominada
Cultura Ibérica, por desarrollarse en las tierras ocupadas,
en parte, por los pueblos que los autores griegos y romanos conocieron bajo el nombre de Iberos.
LA
CULTURA ffiÉRICA
Las gentes de estirpe mediterránea asentadas en
estas costas por lo menos desde el neolítico, conocidas en los textos clásicos con el nombre de «iberos•,
influídas culturalmente por los contactos con fenicios,
griegos y cartagineses, comienzan a desarrollar a partir
54
[page-n-57]
del s. v a. J. C. hasta la época de Augusto, en la estrecha
faja litoral que va del Segura al Ródano, la llamada
Cultura Ibérica.
Se caracteriza ésta principalmente por la construcción
de ciudades en lugares de difícil acceso, frecuentemente en
los espolones montañosos formados por la confluencia de
corrientes de agua, con fuertes defensas en los puntos más
débiles; casas de planta rectangular o cuadrada (fig. 48),
edificadas con sillarejos irregulares, enlucidos por la
cara recayente al interior de las habitaciones; joyas
(pendientes, sortijas, diademas, cadenillas, fíbulas, pinzas
de depilación, etc.) de clara ascendencia o procedencia
mediterránea y céltica (fig. 49)¡ armas típicamente ibéricas
son la «falcata », copia del sable griego, con empuñadura
rematada en cabeza de pájaro o caballo, adornada con
hilos de plata incrustados, y la jabalina, provista muchas
veces de «amentum»; en estatuaria en bronce macizo existen innumerables figurillas representándo damas, (fig. 50)
guerreros a pie o a caballo, animales diversos, brazos,
piernas, ojos, dientes, etc., todo ello con carácter de exvotos; en la escultura en piedra abundan las llamadas «bichas», «leones» y también la representación humana como
por ejemplo la celebérrima Dama de Elche (fig. 51); se sigue incinerando los cadáveres, encerrándose las cenizas
en urnas hechas a torno, acompañadas d~l ajuar del difunto. Pero lo más característico de la cultura ibérica es, sin
duda alguna, su cerámica; hecha a torno, de diversos perfiles y tamaños, decorada corrientemente con temas geométricos y, las más ricas, con temas de flores , animales y
humanos y basta inscripciones (figs. 52, 53, 54 y 55)
pudiendo conocerse a través de estas ornamentaciones algunos de los modos de vida de aquellas gentes: sus danzas,
la guerra, la recolección, la navegación y otros varios aspectos coincidentes muchos de ellos con las narraciones que
de los íberos nos dejaron los escritores griegos y romanos.
En algunas de estas cerámicas y también sobre finas lamí55
[page-n-58]
nillas de plomo, se encuentran, escritos con caracteres ibéricos, textos cuyo conten ido todavía no ha podido descifrarse, a pesar de los esfuerzos llevados a cabo por la
Filología. Acuñan monedas, siendo frecuentes las que
llevan en el reverso el típico jinete ibérico, con inscripción
bilingüe en algunos casos.
Esta cultura costera, va adentrándose lentamente en la
península hasta ocupar, con los romanos, amplias zonas
de la misma.
Plato ibérico
56
d~l c~rro d~
San
Migu~l
(Liria)
[page-n-59]
LA ROMANIZACION
Con los romanos, los verdaderos colonizadores de
España, la cultura se unifica y los hallazgos se prodigan
por todas partes, tanto en cerámica de barniz rojo brillante, (la llamada •terra sigillata• ), como en ánforas, mosaicos, lucernas, monedas, lápidas, tejas, piedras circulares
de molino, etc., etc. (figs. 56, 57, 58 y 59). Se hallan restos
de construcciones pertenecientes a villas o casas de campo, y tambien acueductos, anfiteatros o teatros, todo ello
de sumo interés para el estudio de la arqueología y poblamiento romano de España por lo que, a pesar de la
frecuencia de muchos de estos hallazgos conviene dar
cuenta de los mismos, por insignificantes que parezcan,
contribuyendo así a la formación del Mapa Romano de
España que se lleva a cabo por Jos organismos competentes de conformidad con los acuerdos científicos internacionales.
Pacificada España bajo el imperio de Augusto, entra
de neno en su verdadera etapa histórica y por tanto hemos
llegado al término de nuestras esquemáticas NociONES DR
PREHISTORIA, pues aunque los restos que de épocas poste57
[page-n-60]
riores tienen igualmente un transcendente valor arqueológico y como tales nos interesan, caen fuera del propósito
de estas páginas.
Desorrollo de la drcoración de un •sombrero
de copa• ibero-romano, hallado al abrir los
cimientos de la nueva torre del Palacio de la
Generalidad (Valencia)
58
[page-n-61]
INDICE DE ALGUNAS VOCES TECNICAS
EMPLEADAS EN PREHISTORIA
ALABARDA.-Arma de bronce, plana, de punta triangular alargadl! y
base abierta en forma semilunar, a la que se fijaba perpendicularmente el astil o mango, mediante pequeños clavos.
AMENTUM.-Correa sujeta al astil del dardo o jabalina, formando un
pequeño lazo por el que se pasaban los dedos al disponerse
a lanzarlo, para darle mayor impulso.
ARPON AZLLIENSE.- Arpón de hueso o asta, de varios dientes, con
agujero en la base.
ARTE MOBILIAR.- El realizado sobre losetas, huesos, asta, etcétera.
Se manifestaba en grabados, pinturas y esculturas.
ARTE PARIETAL.-El realizado sobre las paredes o techos de cuevas
o abrigos. Se manifestaba en pinturas, grabados y bajorelieves.
AZAGAYA.-Punta de hueso o asta, que se un la a un astil de madera;
suele tener uno o ambos extremos en bisel y su sección es cilíndrica o aplanada.
BASTON DE MANDO.- Bastoncillo hecho de candil de ciervo, con
una perforación en un extremo y que en ocasiones lleva grabada ornamentación zoomorfa.
BICHA.-Escultura ibérica en piedra representando un animal más o
menos fabuloso.
BIFAZ.-V. Hacha de mano.
BULBO DE PERCUSION. - Convexidad o abultamiento que queda en
el plano de lascado. Si se produce por percusión es cónico, y
si por temperaturd, semiesférico (v. figura de la página 24).
BULBO REBAJADO.- Se denomina así el bulbo que, a pequeños golpes, ha sido eliminado.
59
[page-n-62]
BURIL.-Hoja de sílex en uno de cuyos bordes se ha producido, mediante golpes, una muesca muy afilada que sh·ve para grabar.
Según su forma y tamaño recibe los nombres de central, lateral,
en pico de loro, en pico de flauta, microburil, etc.
CAMPANIFORME.-Vasos cerámicos, que tienen geueralmente forma
de tulipa, con decoración incisa, formando zonas paralelas
horizontales rellenas de trazos oblicuos.
CARDIAL-Cerámica cuya decoración consiste en diversos motivos
formados por la impresión, sobre la pasta blanda, del borde y
uatis de la concha del •cardium ...
CISTA.- Caja formada por seis losas de regular tamaño, una sirviendo
de base, otra de tapa y las cuatro restantes de paredes, que
servía de sepultura.
ESCARABEO.-Piedra generalmente preciosa, o vidrio, de forma semiesférica, en cuya superficie plana se grababa un motivo ornamental.
ESPADA DE ANTENAS.- La que tiene la empuñadura terminada en
dos cuernecillos separados en forma de U.
ESPADA DOBLE GLOBULAR.- Aquella cuya empuñadura termina en
dos esferas más o menos en contacto.
EXCISA.- Liámase así la decoración que se hace sobre la vasija
aún blanda, sacándole pasta a punta de cuchillo y quedando el
tema ornamental como en relieve.
FALCATA.-Sable de hoja curva y empuñadura en forma de cabeza de
pájaro o caballo, típico de los iberos, que tiene su precedente y
Qrígen en el sable griego.
FIBULA.- lmperdible de diversas formas y mecanismo de cierre según
la época.
HACHA DE MANO.-Util de piedra, generalmente hecho sobre núcleo, que se talla por ambas caras, para sacarle bordes corta11tes y forma más o menos de almendra, con un extremo
apuntado y el otro, llamado talón, redondeado, y que frecuentemente se desbasta. El borde cortante dibuja una línea
sinuosa, siendo las hachas más modernas cuanto más recto
sea el filo.
HACHA PULIDA.-Característica del neolítico. De superficie lisa, conseguida mediante frotamiento, no p1·esentado más arista que la
del filo, Suelen tener la sección oval o cilindrica.
HENDIDOR.-V. Pico asturiense.
HOJA DE DORSO REBAJADO.- Hoja desprendida de un nódulo, a la
que se ha tallado uno de sus bordes para producirle filo mientras que el otro se ha retocado para rebajarlo, adoptando las
características de una hoja de cuchillo.
60
[page-n-63]
LASCA.-Porción delgada desprendida del nódulo, mediante pres1ón,
percusión o temperatura.
LASCA CL<\CTONIENSE.-Aquella cuyo plano de percusión, sin pre~
parar, es grande, y forma un ángulo extremadamente abierto
con el plano lascado.
LASCA LEVALLOISJENSE.-De gran tamailo, retocada por una cara
y de superficie plana por la otra. Su característica fundamental
es la de presentar el plano de percusión preparado en el nódulo,
antes de ser separada, mediante finos retoques, que se notan
después en la lasca definitiva.
LASCA MUSTERIENSE.- La que presenta generalmente retoques en
el bulbo de percusión, para rebajarlo.
LA YA.-lnstrumeuto agrícola consistente en una especie de bastón, que
se introducía en la tierra y servía para removerla.
LUCERNA.- Candil o lamparilla de aceite, hecha de barro o bronce.
MARTlLLO.-Piedra o madera con que se golpeaba el nódulo par<~ sa~
ca rle lascas.
MEGALITO.-'-Construcción hecha de grandes piedras sin desbastar y
que adopta diversas formas.
MlCROBURIL.- Buril de muy pequeño tamaño.
MICROLITO.- Instrumento de silex de pequeño tamaño.
NÓDULO.- Masa de piedra de poco volúmen de donde se sacan las
lascas para transformarlas en útiles.
PATINA.- Alteración que sufre el sílex a l estar en contacto con el aire,
detritus, tierras, etc., produciéndose una fina peJicula de diversa
coloración. Las descomposiciones animales patinan el sílex en
negro, la potasa en blanco, etc.
PERCUTOR.- V. Martillo.
PERFORADOR.- Hoja de sílex terminada en punta aguzada.
PICO ASTURIENSE.- Instrumeuto tallado en un1:anto rodado de cuar~
cita, a l que se le ha producido, mediante percusión, un ex!Temo
aguzaJo, dejando la base sin retocar.
PLANO DE LASCADO.-Superfi.cie que se origina en la lasca al sepa~
rarse del nódulo.
PLANO DE PEIKUSION.- El q111~ se produce sobre la lasca a par tir
del punto de percusión, formando ángulo más o menos abierto
con el plano de lascado.
PROPULSOR.-Artefacto de madera o hueso, con un extremo en gan~
cho, que servía para dar mayor impulso a los dardos.
PUNTA.- Hoja o lasca, con retoques en los bordes, que le dan forma
~!argada.
61
[page-n-64]
PUNTA DE BASE HENDIDA.-Punta de flecha o dardo, de hueso, con
escotadura en la base en forma de ángulo muy cerrado para
sujetarla al astí!.
PUNTA DE CHATELPERRON.-Punta de perfil semilunar con el borde
convexo rebajado.
PUNTA DE LA FONT ROBERT.-Punta biconvexa, con pedúnculo
destacado.
PUNTA DE LA GRAVETTB.- Punta alargada con el extremo su ·
perior muy aguzado mediante p8queños retoques en sentido
paralelo al eje de la pieza, y con el dorso rebajado.
PUNfA DE MUESCA.-La que, por golpe, se le ha producido una escotadura en la parte basal, que deja un pedúnculo lateral.
PUNTA SOLUTRENSE. - Punta de talla bifacial, que adopta las
formas de boja de sauce, hoja de laurel, punta con pedúnculo
y aldas, etc.
PUNTO DE PERCUSION.- Lugar del nódulo en donde se da el golpe
para producir la lasca.
RAEDERA - - Lasca con un borde tallado.
RASPADO R.-Lasca u hoja con un extremo tallado en bisel, mediante
múltiples retoques. Según la forma y la talla denomínanse
nucleiformes, discoidales, en extremo de hoja, aquillados, etc.
TERRA SJG!LLATA.- Cerámica romana, de pasta roja brillante y con
decoración en relieve.
TÚMULO.·- Montón sem i~sféríco de tierra que servía para cubrir y
guardar uno o va rios enterramientos.
YUNQUE.- Grdn piedra sobre la que se golpea un nódulo con mazo
de piedra o madera, o directamente sobre é l para sacar lascas.
62
[page-n-65]
EXTRACTO DE LA LEGISLACION VIGENTE
SOBRE EXCAVAClONES
LEY DB 7 DE JULIO DE 1911
(Gaceta de Madrid de 8-7-11)
Art. 1.0 - Se entiende por excavaciones, las remociones deliberadas y
metódicas de terrenos respecto a los cuales existan indicios de
yacimientos arqueológicos, ya sean restos de ~:onstrucciones o
ya antigüedades.
Art. 2. 0 -Se consideran como antigüedades todas las obras de arte y
productos industriales pertenecientes a las edades prehistoricas
antigua y medía. Dichos preceptos se aplicaran de igual modo
a las ruinas de edificios antiguos que se descubran, a las hoy
existentes que entrañen importan cía arqueológica y a los edificios de interés artístico abandonados a los es tragos del tiempo.
Art. 4. 0 - Las ruinas, ya se encuentren bajo tierra o sobre e 1 su el o, as
como las antigüedades utilizadas como material de construcción en cualquier clase de obras, podrán pasar a propiedad
del Estado, mediante expediente de utilidad pública y previa la
correspondiente indemnización al dueño del terreno y al explorador si existiere.
Art. 5.0 -Serán propiedad del Estado a partir de la promulgación de esta
Ley, las antigüedades descubiertas casualmente en el subsuelo
o encontradas al demoler antiguos edificios. El descubridor
recibirá ... como indemnítación, la mitad del importe de la lasación legal de dichos objetos, correspondiendo la otra mitad ... al dueño del terreno.
.63
[page-n-66]
Art. 6.•- Cuando los hallazgos se realicen en obras públicas o subvencionadas por el Estado, éste dará al descubridor como premio
una equivalencia d~ su valor intrínseco, si el objeto es de metal
o piedras preciosas y en Jos demás casos un quinto del valor
referido.
Art. 8."-EI Estado concede a los descubridores españoles, autorizados
por él, la propiedad de los objetos descubiertos en sus excavaciones.
Art. 10.-Estarán sujetos a responsabilidad, indemnización y pérdida de
las antigüedades descubiertas, según los casos, los exploradores no autorizados y los que oculten, deterioren o destruyan
ruinas o antigüedades.
REGLAMENTO PROVISIONAL DE 1.• DE MARZO DE 1912
(Gaceta de Madrid de 5-3-12)
Art. 3."-Se prohibe en absoluto, aun a los propietarios, el deterioro
intencionado de las ruinas y antigüedades, a tenor de lo dispuesto en la Ley, por las Sanciones que .en ella y en este
Reglamento se establecen, en relación con el Código Penal.
Art. 8. 0 - EI Estado se reserva el derecho de hacer excavaciones en propiedades particulares, ya adquiriéndolas por expediente de
utilidad pública, ya indemnizando al proptetario de los daños
y perjuicios que la excavación ocasione en su finca, según
tasación legal. La parte de indemnización correspondiente a
los daños y perjuicios que puedan ser apreciados antes de
comenzar las excavaciones se abonará previamente al propietario, y a su debido tiempo, y sin demora, la parte de
indemnización que no haya sido prevista antes.
Art. 13.-EI Estado puede otorgar autorización a las Corporaciones oficiales de la Nación para hacer excavaciones en terrenos públicos y privados sin gravámen alguno sobre lo que se descubriese, siempre que los objetos hallados se conserven expuestos
64
[page-n-67]
al público décorosamente; pero pasando éstos, en caso contrario, al dominio y posesión del Estado.
Art. 14.-Los particulares y las Sociedades científicas españolas y extranjeras podrán obtener autorización para practicar excavadones en terrenos públicos y de particulares, bajo la Inspección del Estado, el cual anulará la concesión si los trabajos no
se practican del modo científico adecuado.
Art. 27.- El cumplimiento de la Ley y de este Reglamento quedará
encomendado al Ministerio de instrucción Pública y Bellas
Artes (hoy Ministerio de Educación Nacional)... Las Autoridades provinciales y locales del orden gubernativo habrán de
prestar siempre el apoyo de su autoridad cuando a ello se les
requiera.
Art. 33.- En toda solicitud habrá de constar, además de las condiciones
particulares del solicitante, un croquis o plano en el que se
[ije claramente la situación topográfica de lo descubierto o
que se vaya a excavar o explorar, una sucinta relación del
descubrimiento, manifestando el fin que se persiga, arqueológico, paleontológico o artístico¡ el plan de la exploración y
sistema a observar en los estudios de lo que. se vaya descubriendo, los ofrecimientos o reconocimientos de derechos que
se hagan y las garantías que se ofrezcan. De toda solicitud
se. dará recibo en el que conste el día y hora de su presentación.
Art. 34.-Dentro de los quince días de solicitada la inscripción se entregará, si procediere, al solicitante la autorización que se haya
acordado. Esta autorización basta para el reconocimiento de
la legítima adquisición de los objetos hallados, al tenor de. Jo
dispuesto en la Ley.
LEY DE 13 DE MAYO DE 1933
(Gaceta de Madrid de 25-5-33)
Art 39.- Se prohibe la excavación a los particulares que no hayan obtenido permiso especial mediante las condiciones y garantias
que para cada caso se fijen por la Junta Superior del Tesoro
Artístico (hoy Comisaría General de e;xcavaciones Arqueoló-
[page-n-68]
gícas). Las excavaciones hechas por particulares sin el permiso debido, se declararán rraudulentas, decomísándose los
objetos que en ellas se hubieren hallado.
REGLAMENTO DE 16 DE ABRIL DE 1936
(Gaceta de Madrid de 17-4-36)
Art. 51.- La Junta (hoy Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas), podrá conceder autorización para efectuar excavaciones arqueológicas en terrenos públicos y privados a las
Sociedades y Corporaciones científicas, y a particulares nacionales o extrajeres, siempre que cumplan con los preceptos de
la Ley del Tesoro Artístico, de la de Excavaciones Vigente y
los de este Reglamento.
Arl. 52.- Las peticiones de autorización para hacer excavaciones arqueológicas irán acompañadas de un plano topográfico o por
lo menos de un croquis, en el que se fijarán escrupulosamente
los limites del yacimiento y el propietario o propietarios de los
terrenos.
Art. 53.-Los solicitantes promoverán, si .no están previamente concertados con el dueño del terreno, el expediente a que hace referencia el arto 4 de la Ley de Excavaciones, abonando la parte
de indemnizacion apreciable.
Art. 55.-Los particulares españoles al formular su petición, indicarán
el modo en que va11 a reJiizar los trabajos y podrán, o indicar
el nombre de la persona que ha de dirigirlos, que aprobará o
rechazará la Junta (hoy Comisaria General de Excavaciones
Arqueológicas), o bien solicitarán de ésta el nombramiento
de un técnico a quien abonará el concesionario los emolumentos, dietas y gastos de locomoción correspondientes, que serán
los mismos de los Delegados Directores.
Art 51.-De acuerdo con la Sección de ·Oirusión de la Cultura Artística•, de la Junta, se procurará llegue a conocimiento del
66
[page-n-69]
mayor número posible de individuos el valor cien tilico de los
hallazgos y se invitará a todos los ~spañol~s y esp~dalme11t~ a
los Maestros Nacionales y a las Autoridades Municipales,
Provinciales, regionales y nacionales, a que den cuenta a la
junta Superior del Tesoro Artfstico (actualmente Comisaría
General de Excavaciones Arqueológicas) de toda clase de
hallazgos arqueológicos y formulen las correspondientes denuncias cuando tengan conocimiento de haberse vulnerado
Jo dispuesto por las Leyes del Tesoro Artístico, Excavaciones
y el presente Reglamento.
• • •
POR ORDEN DE 9 DE MARZO DE 1939 fué creada la
Comisaria General de Excavaciones Arqueológicas, que sustituye a la antigua Junta Superior del Tesoro PLrtistico, lo que
fue refrendado por DECRETO DR 17 DE OCTUBRE DE 1940
(Boletín Oficial del 30-10-40).
• • •
Por disposición de la Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas ha sido designado, en Junio de 1951,
el MUSEO DE LA EXCMA. DIPUTACION PROVIN-
CIAL como depositario de cuantos hallazgos de carácter
arqueológico se produzcan casualmente o en excavaciones no autorizadas, dentro de la provincia.
67
[page-n-70]
[page-n-71]
CUESTIONARIO DE ARQUEOLOGIA
1. - Pueblo.
2. - Partida.
3. - Lugar del hallazgo o yacimiento.
a) .- Cueva.
b).-Abrigo.
c).- Al aire libre.
d).- En antiguos poblados en ruinas.
e).-En necrópolis.
etcétera.
4. - Nombre con que se conoce el lugar de hallazgo o
yacimiento.
5.- Caracteristicas geográficas del lugar de hallazgo
o yacimiento.
6.-Nombre del propietario del terreno donde se produjo
el hallazgo o está el yacimiento.
7. - Croquú del lugar de hallazgo o yacimiento.
8.-Croquis de su emplazamiento y vías de comunicación.
9. - Descripción de Jos hallazgos.
10.-Dibujo o fotografía de los hallazgos (con indicación
de medidas).
69
[page-n-72]
11.-Caso de haberse trasladado los objetos desde el
tugar del hallazgo ¿en poder de quién se hallan
actualmente?
12. -¿Quién fué el descubridor?
13. - ¿lin qué fecha?
14.- ¿Se han hecho exploraciones o excavaciones en el
lugar del hallazgo o yacimiento?
15.- ¿Por quién?
16.- ¿Cuándo?
1:7.-¿Se sabe el resultado de dichos trabajos?
18.-¿Existen yacimientos de pedernal?
19. - ¿Existen minas en explotación actualmente? ¿De
qué?
20.- ¿Rxiste memoria de antiguas minas hoy abandonadas?
21.-¿Existen cuevas o abrigos? Indíquense las que se
conozcan, aunque no hayan proporcionado restos
prehistóricos.
22. - ¿Hay alguna leyenda sobre las cuevas o algún paraje
del término?
23.- ¿Hay algún paraje del término denominado «bastida , , «castellet», «castellet deis moros•, «cova dels
moros », «Castillejo» , ccastillico de los moros»,
«ereta de los moros», «algar•, «cova de les calaveres», «cueva de los letreros•>, «campo de las
ollas•, etc., etr:;.?
24.- ¿Se tiene noticia de que en tareas agrícolas se hayan
hallado huesos, cacharros, espadas, sillares, tejas,
sepulturas, monedas, etc.?
25.- ¿Hay memoria de ruinas de antiguas poblaciones?
26.. - ¿se· sabe que haya alguna publicación sobre hallazgos arqueológicos del término?
27.- Algún otro dato que se considere de interés.
28.-Nombre y apellido de quien cumplimenta este cuestionario.
70
[page-n-73]
29.- Domicilio.
30. - Fecha.
I NSTRUCCI ONES PA RA COMPL EMENTAR EL PRESENTE
CU ESTIONARIO
1.d- EJ CUESTIONARIO ha de servir únicamente como
pauta para su cumplimentación, debiendo contestarse en papel aparte, empleando la boja u hojas
necesat·ias para cada hallazgo o yacimiento, sin
que en ningún caso se consigne más de un
asunto en una misma contestación.
2.11 - NO es necesario anteponer a cada contestación el
enunciado. Basta con consignar el número (y en
su caso la letra) del apartado que se conteste.
3.d- Los apartados que no tengan contestación se s uprimirán en la respuesta.
4.cl- Las respuestas serán lo más concretas posible, sin
salírse de la claridad y concisión imprescindibles
para un positivo resultado.
5.a- Diríjanse las consultas y contestaciones al
COMISARIO PROVINCIAL DE EXCAVACIONES
ARQUEOLOGICAS Y DIRECTO R DEL SERVICIO DE
INVESTIGACION PREHISTORICA
DE LA EXCMA. DLP UTACION PROVINCIAL
DE VALENCIA
CABALLEROS, 2
VALENCIA
71
[page-n-74]
[page-n-75]
IN DICE
Págs.
NOTA PRELlMINAR
7
GENERALIDADES
Qué es Prehistoria . . . . . .
Métodos que utiliza ta Prehistoria
Lugares de hallazgo . .
Etapas de la Prehistoria .
Cronologías . . . . .
9
10
11
13
15
EL PALEOLITICO
Sus caracterlsticas .
a).-Los Glaciares
b).- Flora y Fauna
c). - E/ Hombre .
d).- Vida material
e). - Vida espiritual .
17
17
19
19
20
23
INDUSTRIAS PALEOLICAS
A.- Paleolltico Inferior
Prechelense
Chelense. .
Acheulense .
Musteriense .
25
25
25
26
26
í3
[page-n-76]
Págs.
B.-Paleolítico Superior.
Auriñaciense. .
Solutreose . .
Magdalenieose
Capsiense
27
27
27
28
28
EL MESOLITICO . .
31
EL ARTE CUATERNARIO .
35
EL NEOLITICO . . . . .
39
El neolítico hispano-mauritano
El neolitico ibero-sahariano
42
42
LA EDAD DEL BRONCE . .
45
El bronce mediterráneo .
El bronce atlántico
46
48
LA EDAD DEL HlERRO.
Los influjos europeos .
Los influjos mediterráneos .
La cultura ibérica
51
~2
53
54
LA ROMANIZACION .
57
ALGUNAS VOCES TECNJCAS USADAS E.'l PREHISTORIA
59
EXTRACTO DE LA LEGISLACION VIGENTE SOBRE EX·
CAVACIONES . . . . . . . .
63
CUESTIONARIO DE ARQUEOLOGIA
69
74
[page-n-77]
LAMINAS
[page-n-78]
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Fig. 2.' - Esquema de la superposición de niveles arqueológicos en
una cueva
(O lb. E. PI á 1
[page-n-81]
Fig. 3.•- Enterramiento en urna
Fig. 4.'- Enterramiento en cista
[page-n-82]
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Fig. 7."- Típicas hachas cheulensu
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Fig.
Lasca clactoniense con
indicación del ángulo que rorman
los planos de percusión y lascado
Fig. 10.- Lasca
levaloisiense
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[page-n-85]
Fig. 9.•-1) Bifaz ovoide, acheulense.- 2) Bifaz tria ngular lanceolada, acheulense avanzado.- 3¡ Bifaz ovoide, acheulense medío.
4 a 8) Lascas levaloisienses
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[page-n-86]
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[page-n-87]
Fig. 12.- lnstrum(ntos musterienses de !ranskión al paleolítico superior: 1) Lasca con
muesca.- 2 a 7) Cuchillos.- 8 a 1O) Raspado res en extremo de lasca.-11 y 12) Raspa·
dores cónicos.- 13) Raspador aquillado.-14) Buril lateral
(0 11>. F. jord6)
[page-n-88]
Fíg. 13.- Industria auríñaciens".- 1, 2 y 3) Puntas :gravetíenses - 4 y
5) Puntas tipo de La Font Robert.- 6) Punta de muesca.- 7, 8 y 9) Diversos tipos de raspador.- IO,y 11 ) Buriles.- l .
(Oib. E. Pl6 1
[page-n-89]
Plg. 14.- Hoja de dorso rebajado, graveltiense
tDib. F. Jo.d~)
•
[page-n-90]
Fig. 15.- Diversos instrumentos solutrenses.- 1 y 4) Hojas de
laurel.- 2, 7 y 8) Puntas de muesca.- 3) Hoja de sauce.5) Hoja con retoques m~rgina les.- 6) Punta trapezoidal 9) Punta de pedú nculo.- 10 y 11 ) Pun~ones de hueso.- 12) Raspador en ut.remo de hoja.- 13) Punta en curso de ejecución.14) Raspador con retoque unifacial.- 15) Microburil. - 16) Hoja
de dorso rebajado.- 17) Perrorador
(Dib. R. Plá)
[page-n-91]
Pi¡;¡. 16.-Divusos tipos de puntas solutrenses
Pig. 17.- Puntds solulnnses de pedúnculo y aletas y de laurel
[page-n-92]
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Fig. 18.- Piezas características del magdalenieose.- 1) Hojita-cuchuillo
de dorso rebajado.- 2) Raedera.- 3 y 4) Buriles de pico de loro.- 5) Buril-raspador.- 6 a 9) Puntas geométricas.- 10 a 14) Diversos tipos de
arpón.- 15) Buril la teral.- t6)·Raspador nucleiforme.- 17) Hoja dentada,
de dorso rebajado.- 18) Microburil.- 19) Aguja de coser, de hueso.:10 a 22) Puntas de hueso
(Dib. 1!. Phi )
[page-n-93]
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Pq. 19. Microlítos magdaleniensu
[page-n-94]
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Fig. :10.- Trapecios y triángulos microliticos
(Oib. F. Jordá
[page-n-95]
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Fig. 21.-Puntas microlíticas y microburiles
[page-n-96]
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Fig. 22.- Medias lunas microlíticas
[page-n-97]
Fig. 23.- Plaquitas de caliza con ¡rrabados geométricos,
d~ época neolítica
[page-n-98]
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Ftg · 7.4
·.-Toro Y ctervo grab ad os en l .:>se tas
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[page-n-99]
Fig.:25.- Loseta con cierva pintada y g rabada
Fig. 26.- Loseta con cabeza de caballo pin tada
[page-n-100]
Fig. 27.-Típico lugar de aparición de pinturas rupestres levantinas
Fig. 28.- Acanli lado con covachas con pi•Huras rupes1res
[page-n-101]
F1g 29
Escena de recolección de miel
Fig. JO
Figura de hombre corriendo
[page-n-102]
Fig. 31.- Representadones diversas del arte rupestre levanlino
[page-n-103]
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32 y 33. - Figuras pmtadas en un CO\'acho del término de
Dos Aguas (Valenda)
[page-n-104]
F1g. Jq.
Hrazalaes d< pectunculo de época neo\itica
[page-n-105]
Fig. 35. - 0bjetos de adorno de época neolítica
[page-n-106]
Fig. 36.-Fragmentos de cerámica •Cardial•
[page-n-107]
Fig. 37
Vasijas con ornamentación •Cardial•
[page-n-108]
F'ig. ~.-Hachas y puntas de flecha neohtkas
[page-n-109]
[page-n-110]
Ftg 40.- ldolos lle hueso con OJoS y o tros temas pintado~
[page-n-111]
Fig. 41.- ldolo grabado sobrl? hueso
[page-n-112]
Fig. 42.
Diversos objetos de hueso de época neolilica
[page-n-113]
Fig. 43.- Tipos cerámicos de la edad del Bronce, cultura argárica
[page-n-114]
rig. 44.- Hachas planas, alabardas, puñal y
ar¡¡árica
brazal~ tes
de
~!poca
[page-n-115]
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Fig. 45.- Hachas, cuchillos, diemes de hoz, agujas y otros
objetos de época argárica
[page-n-116]
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Urna del hierro céltico
[page-n-117]
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Fig. 51.- E.sculturas en piedra, ibéricas
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Fig. 53.
EscendS pintadas sobre vasijas ibéricas
[page-n-124]
Fig. 54.- Grandes vasos ibéricos con ornamentación de escenas
de caza y guerra
[page-n-125]
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Fig. 55.- lnscripdones ibéricas sobre vasos cerámicos
[page-n-126]
Fig. 56.- Fragmentos de ceramtca romana llamada
•lerra sigillala·
[page-n-127]
Fig. 57 .-Lucernas romanas
[page-n-128]
Fig. 58.-Monedas romanas
[page-n-129]
Fig. 59.- Muela de molino y discos de yeso, de época romana
[page-n-130]
[page-n-131]
DO MI NGO FLETC H ER VAL L S
NOCIONES DE
PREHISTORIA
SEIIVICIO DL 1:-IVESTIGACION PREHISTORICA
INSTITUCION ALFONSO EL MAGNAN!MO
DIPUUCION PRO\'IN IAL Ul \'AI.E.NCI\
1952
lmpr~nla
l't<>vluthtl.
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[page-n-132]