Profundizando en la ritualidad ibérica de la Sima de l’Aigua (Simat de la Valldigna-Carcaixent, València)
Sonia Machause López
Cristina Real Margalef
Darío Pérez Vidal
Gianni Gallello
Marta Blasco Martín
2024
Museu de Prehistòria de València
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Archivo de Prehistoria Levantina
Vol. XXXV, 2024, e4
Permanent IRI: http://mupreva.org/pub/1623
Creative Commons BY-NC-SA 4.0 ES
ISSN: 0210-3230 / eISSN: 1989-0508
Sonia MACHAUSE LÓPEZ a, Cristina REAL MARGALEF b,
Darío PÉREZ VIDAL a, Gianni GALLELLO b y Marta BLASCO MARTÍN a
Profundizando en la ritualidad ibérica
de la Sima de l’Aigua
(Simat de la Valldigna-Carcaixent, València)
RESUMEN: La Sima de l’Aigua es una de las cavidades rituales ibéricas más relevantes del actual País
Valenciano, sin embargo, nunca había sido objeto de un estudio monográfico, más allá de las menciones
en catálogos generales sobre cuevas-santuario. El estudio multidisciplinar detallado de los materiales
recuperados en los años 70 (conservados en el Museu de Prehistòria de València), junto con los datos
obtenidos de la prospección desarrollada en 2022, ha permitido plantear diversas hipótesis en relación
al uso y depósito de ciertos objetos. El rito se materializaría a través de diversas ofrendas cíclicas y
pautadas de cerámicas, principalmente caliciformes, así como adornos metálicos y, probablemente,
restos de fauna. Algunas de estas cerámicas pudieron estar sumergidas en la conocida como Sala de los
Gours, utilizadas previamente como recipientes de iluminación y/o como contenedores de ofrendas.
PALABRAS CLAVE: Cueva ritual, cultura ibérica, Edad del Hierro, ritualidad, ofrendas, agua.
Delving into the Iberian rituality
of Sima de l’Aigua (Simat de la Valldigna-Carcaixent, València)
ABSTRACT: Sima de l’Aigua is one of the most important ritual caves in the Valencia region. However,
other than short mentions in general catalogs on cave-shrines it has never been studied. A detailed
multidisciplinary approach based on the materials recovered in the 1970s (conserved in the Museum of
Prehistory of Valencia), along with data obtained from the 2022 survey, has allowed to develop various
hypotheses regarding the use and deposition of certain objects. The ritual would materialise through
diverse cyclical and patterned offerings of ceramics, mainly calyx-form vessels, as well as metallic
ornaments and, probably, faunal remains. Some of these ceramics might have been submerged in what
is known as the Sala de los Gours (rimstone pools chamber), previously used as containers for lighting
and/or as receptacles for offerings.
KEYWORDS: Ritual cave, Iberian Iron Age, rituality, offerings, water.
a
b
Departament de Prehistòria, Arqueologia i Història Antiga, Grup de Recerca en Arqueologia de la
Mediterrània (GRAM), Universitat de València.
sonia.machause@uv.es | dapevi2@alumni.uv.es | marta.blasco@uv.es
Departament de Prehistòria, Arqueologia i Història Antiga, Prehistòria de la Mediterrània Occidental
(PREMEDOC), Universitat de València.
cristina.real@uv.es | gianni.gallello@uv.es
Recibido: 12/01/2024. Aceptado: 02/04/2024. Publicado en línea: 29/07/2024.
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S. Machause López, C. Real Margalef, D. Pérez Vidal, G. Gallello y M. Blasco Martín
1. INTRODUCCIÓN
Las cuevas han sido siempre espacios frecuentados por los grupos humanos a lo largo del tiempo. Estas
han sido utilizadas como lugar de hábitat y refugio e, incluso en determinados momentos, han adquirido
un valor simbólico de vital importancia para las comunidades que las visitaban (Bonsall y Tolan-Smith,
1997; Moyes, 2012; Bergsvik y Skeates, 2012; Dowd, 2015; Bergsvik y Dowd, 2017; Büster et al., 2019;
Machause et al., 2021; entre otros). En el mundo ibérico, estos destinos sagrados se convirtieron en
escenarios de una gran diversidad de rituales de paso (Rueda, 2013; Grau y Rueda, 2018). Los estudios
sobre estas cuevas, conocidas tradicionalmente como cuevas-santuario ibéricas (Gil-Mascarell, 1975), han
evolucionado notablemente durante las últimas décadas, mostrando una gran variedad de pautas en las
ofrendas y los movimientos rituales relacionados con el mundo subterráneo. Recientes investigaciones han
permitido plantear nuevas preguntas, sobre las diferentes fases del proceso ritual vinculado a estas cuevas,
teniendo en cuenta una gran diversidad de modelos (Amorós, 2012; Machause et al., 2014; Ocharán, 2015;
Cots et al., 2021; Machause y Falcó 2023; entre otros). Además, estos estudios están considerando no
solo variables materiales, sino también territoriales e, incluso, sensoriales (Rueda, 2011; Grau y Amorós
2013; González Reyero et al., 2014; López-Mondéjar 2015; Machause y Quixal, 2018; Machause, 2019;
Machause y Skeates, 2022; Machause y Diez, 2022, entre otros).
En este contexto, la Sima de l’Aigua, también conocida como Cova de l’Aigua1 (Simat de la ValldignaCarcaixent, València), destaca entre las cuevas rituales del este peninsular. Fue en los años 70 cuando se
documentaron las primeras evidencias arqueológicas en su interior: una gran acumulación de cerámicas
ibéricas, principalmente vasos caliciformes, así como un conjunto de anillos y anillas de bronce (Aparicio,
1976). Estos objetos hicieron que directamente se identificara como un espacio ritual y se mencionara
en las distintas recopilaciones sobre cuevas-santuario ibéricas, publicándose algunas fotografías de los
materiales hallados (Aparicio, 1976: lám. III; 1997: 347-348; Serrano y Fernández, 1992: 21; GonzálezAlcalde, 1993: 70; 2002-2003: 210-211; Moneo, 2003: 193-194; entre otros). Además, esta cueva también
se recoge en los catálogos sobre evidencias arqueológicas en la comarca valenciana de la Ribera (Mas
Ivars, 1973: 63; Martínez Pérez, 1984: 166), en los que se publican, por primera vez, dibujos de las
cerámicas recogidas en los trabajos de prospección (Serrano, 1987: 129-133). Sin embargo, la totalidad
de sus materiales y el contexto en el que fueron hallados nunca habían sido objeto de un estudio en
profundidad.
Con el interés de avanzar en el conocimiento de una de las cuevas-santuario más destacadas del actual
País Valenciano, presentamos el análisis pormenorizado de esta cavidad, prestando atención a los elementos
que pudieron estar vinculados con su frecuentación ibérica: cerámicas, principalmente, pero también
materiales metálicos y restos de fauna. Sin embargo, no incluimos en esta publicación los materiales
asociados a época romana (ss. II-IV d.C.) (Aparicio, 1976: 14; González-Alcalde, 2002-2003: 288). La
revisión de los restos arqueológicos procedentes de diversas recogidas superficiales (entre los años 70-80
del s. XX, depositados en el Museu de Prehistòria de València, en adelante MPV), junto con los hallados en
la reciente campaña de prospección (2022)2, nos permitirá acercarnos a la realidad ritual de este espacio y
plantear su análisis, teniendo presentes otros casos de similares características.
1
2
En algunos registros de la base de datos del Museu de Prehistòria de València aparecían vinculados los materiales de esta cueva
con el término “Pla de l’Aigua”.
Prospección llevada a cabo en abril de 2022 bajo la dirección de Sonia Machause López y enmarcada en el proyecto: “Els
Horitzons Aquàtics: cultes, imaginari i simbolisme de les aigües en època ibèrica” (Trabajo Final de Máster de Joan Falcó Alcázar,
dirigido por Sonia Machause López y Consuelo Mata Parreño). La prospección contó con el permiso pertinente de la Dirección
General del Patrimonio Cultural Valenciano (Prospección: 2022/0054-CV).
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Fig. 1. Ubicación de la Sima de l’Aigua (1) y evidencias de frecuentación ibérica en el área estudiada (2).
Cuevas: 1. Avenc dels dos Forats; 2. La Covatxa; 3. Cova dels Francesos; 4. Covatxa de Julio; 5. Cova del Lledoner; 6.
Coveta de la Simeta del Ibero; 7. Cova de la Galera; 8. Cova del Gats. Evidencias de hábitat: 9. El Torretxó; 10. Molí de
Fus; 11. El Pla-Molí de Genís; 12. Cases de Moncada; 13. Cases de Xixerà; 14. El Trinquet; 15. Sequer de Sant Bernat;
16. Escoles Píes; 17. La Villa - Avinguda de la Ribera; 18. Benibaire Alt; 19 Convent del Corpus Christi; 20. Font de
Botet; 21. Altet de la Cova Santa; 22. La Granja; y posibles lugares de hábitat: 23. Alzira; 24. Carcaixent.
2. CONTEXTO TERRITORIAL
La Sima de l’Aigua se ubica en un área muy abrupta, del mismo modo que ocurre en otras cuevas rituales
ibéricas del este peninsular (Grau y Amorós, 2013; Machause y Quixal, 2018; Machause y Diez, 2022).
La cueva está enmarcada por la Serra de les Agulles y la Serra del Realenc, cercana a cursos de agua y
vías de paso (fig. 1). Esta zona precisa de un estudio territorial en profundidad, que nos permita conocer
su poblamiento durante época ibérica3. Sin embargo, a grandes rasgos, podemos indicar que la Sima de
l’Aigua se situaría en el límite sur del territorio controlado por el asentamiento de Sucro (Albalat de la
Ribera) (fig. 1: 2), limitando al sur con los territorios de Saiti (Xàtiva) y El Rabat (Rafelcofer) (Bonet
y Mata, 2001; Grau, 2000, 2002). Aun así, recientes estudios (Pérez Vidal, 2021) han sugerido que los
yacimientos comprendidos entre la Serra del Realenc, la Serra de les Agulles y la Serra de Corbera deberían
ser analizados como un subgrupo geográfico diferenciado, en el extremo suroriental del territorio de la
Ribera. Esta diferenciación se propone en base a sus características orográficas, a su ubicación, así como
por la tipología, caracterización y sugerida funcionalidad. Gran parte de los yacimientos registrados son
cuevas, covachas u otras cavidades con diferentes morfologías.
En esta zona se documentan un total de nueve cuevas con evidencias materiales de cronología ibérica
(fig. 1: 2). Ninguna de ellas ha sido objeto de una intervención arqueológica con afán de estudiar los niveles
ibéricos de manera singularizada. Los materiales documentados proceden de recogidas superficiales. Sin
embargo, las características tipológicas y la cantidad de estos materiales (principalmente cerámicos) han
hecho que las investigaciones previas las incluyan en las categorías tradicionales de refugio esporádico o
lugares rituales (Gil-Mascarell, 1975). Tres de ellas han sido consideradas cuevas-refugio, al contar con
3
A desarrollar en los próximos años en el marco del proyecto “Paisajes económicos y organización territorial del periodo púnico
a la romanización: estudio comparado entre las áreas de Cartago (Túnez) y las de Arse/Sagunto y Sucro” (QartLAnd) (I+D+I del
MINECO: PID2022-139214NB-I00), IP: Iván Fumadó Ortega y David Quixal Santos.
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restos materiales poco representativos: la Covatxa (Carcaixent) y la Coveta de la Simeta del Ibero (recogidas
en el Inventario de la Dirección General del Patrimonio Cultural Valenciano: DGPCV)4 y la Covatxa de
Julio (Alzira) (Martínez, 1984; Serrano, 1987); mientras que las otras seis se categorizan como cuevassantuario, simplemente por contener algún fragmento de vaso caliciforme. Entre estas cuevas se encuentra
la propia Sima de l’Aigua, pero también el Avenc dels Dos Forats o del Monedero (Carcaixent), la Cova
del Lledoner (Carcaixent) (Pla Ballester, 1984), la Cova de la Galera (Favareta), la Cova dels Francesos
(Alzira) (Martínez, 1984) y la Cova dels Gats (Alzira) (Fletcher, 1967; Martínez Pérez, 1984) (algunas
de ellas, simplemente mencionadas en el inventario de la DGPCV). Evidentemente, esta clasificación
precisa de una revisión exhaustiva del registro material y del contexto físico de cada espacio, evitando
generalizaciones erróneas sobre la interpretación de estos lugares.
3. CARACTERÍSTICAS FÍSICAS E INTERVENCIONES
EN LA SIMA DE L’AIGUA
La Sima de l’Aigua se sitúa a unos 370 m s.n.m., en los montes del Realenc, cercana al conocido como
Convent o Barraca d’Aigües Vives (Donat, 1966: 46). Su ubicación se enmarca en el límite entre los
términos actuales de Carcaixent y Simat de la Valldigna (València)5 (fig. 1). La entrada, ligeramente
descendente, se encuentra parcialmente cubierta por abundante vegetación. La boca, de unos 7x2 m, da
paso a una pendiente de 15 m, aproximadamente. Es una cavidad que cuenta con un recorrido total de 240 m
y presenta fuertes procesos reconstructivos y varias salas (Fernández et al., 1980: 214).
Desde la boca de acceso (fig. 2: A), la morfología de la cavidad facilita el paso hacia el noreste, sin
enfrentarse a los desniveles presentes en la zona sureste. Tras los primeros 20 m, aproximadamente,
encontramos un paso de reducidas dimensiones (40x70 cm) que da acceso a una sala más amplia, pero de
baja altura, que obliga a los y las visitantes a caminar en cuclillas (fig. 2: B). Tras unos 10 m, se llega a la
conocida como Sala de los Gours (fig. 2: C-D). Esta sala, de 15x5 m y una altura irregular entre 1,50 y 1,70
m de alto, es la más amplia de la cavidad y está repleta de gours que conservan todavía agua en su interior.
Las menciones en diversos catálogos espeleológicos indican que desde esta sala se accede a dos simas muy
profundas, de unos 50 y 70 m de profundidad, respectivamente (Donat, 1966: 46) y que no fueron visitadas
en la prospección de 2022 por no contar con el material ni la experiencia adecuada.
La Sima de l’Aigua fue explorada espeleológicamente por J. Donat en los años 60. Sin embargo, ni
en su publicación del Catálogo de simas y cavernas de la provincia de Valencia (Donat, 1960: 28), ni en
el Catálogo espeleológico de la provincia de Valencia (Donat, 1966: 46), hace referencia a la presencia
de materiales arqueológicos en su interior, como sí hace en otras cavidades inventariadas. Esta primera
identificación arqueológica se atribuye al espeleólogo M. Flores, quien informó del hallazgo y cedió los
materiales al Servei d’Investigació Prehistòrica (SIP) (cf. Aparicio, 1976: 14, donde no se especifica el año
de esta mención de M. Flores). Además, I. Sarrión también recogió y cedió al museo otro conjunto de piezas
(Aparicio, 1976: 14). Según el archivo documental del SIP, estos últimos hallazgos se llevaron a cabo el 24
de septiembre de 1971. Asimismo, en nuestra revisión hemos podido comprobar que la base de datos del
MPV recoge otros materiales de depositario desconocido.
Según las referencias publicadas hasta la fecha, la mayoría de los materiales procederían de la conocida
como Sala de los Gours, depositados en el interior de estos o entre las formaciones espeleotémicas (Aparicio,
1997: 348). Sin embargo, se desconoce el lugar de procedencia exacto de parte de los materiales recogidos
por D. Serrano en los años 80, ya que se encontraron amontonados delante de la boca de entrada a la cueva,
4
5
https://ceice.gva.es/es/web/patrimonio-cultural-y-museos/arqueologia
La boca de entrada pertenece a Simat de la Valldigna, pero el interior está en el término de Carcaixent (ficha en el inventario de
la Dirección General del Patrimonio Cultural Valenciano).
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Fig. 2. Planta de la Sima de l’Aigua (a partir de Serrano y Fernández, 1922: 22, topografía: J. Espin y J. Bustamante:
1972) e imágenes del acceso (A) y del interior de la misma (B-D). Escalas de 50 cm.
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donde sin duda habían sido abandonados (Serrano, 1987: 130). De todos modos, las características de
conservación homogénea de los recipientes cerámicos, con muestras de concreción en varios fragmentos,
nos hace plantear la posible procedencia original de esta misma sala.
Durante nuestra visita, en abril de 2022, pudimos recorrer la mayoría de las salas accesibles,
documentando material arqueológico tan solo en la Sala de los Gours, todavía visible en superficie y en
algunos casos sumergido parcialmente (estos materiales se encuentran fuertemente alterados por la acción
del agua y las innumerables visitas que recibe la cavidad) (fig. 2).
A pesar de la ausencia de excavaciones, consideramos que un conjunto de materiales puede asociarse a
la frecuentación ibérica de la cavidad. Su publicación completa por primera vez contribuye al conocimiento
de las prácticas rituales ibéricas.
4. MATERIALES Y MÉTODOS
El conjunto de materiales que estudiamos en esta publicación es variado, tanto objetos de bronce y restos
de fauna, como recipientes cerámicos (siendo mayoritarios estos últimos). La mayoría de los materiales
proceden de las recogidas antiguas, aunque también incluimos 13 fragmentos cerámicos hallados en la
prospección de 2022. La ausencia de una excavación arqueológica, así como de la referencia concreta de la
procedencia de los materiales, nos obliga a realizar un análisis de conjunto.
Para el estudio de los restos cerámicos de época ibérica se ha seguido el ensayo tipológico de C. Mata
y H. Bonet (1992). En esta clasificación de cerámicas ibéricas se diferencia entre las de Clase A (cerámicas
finas) y las de Clase B (cerámicas toscas). En ella se identifican grupos dependiendo de la funcionalidad de
los recipientes. Para la clasificación de las importaciones áticas, se ha seguido la tipología de N. Lamboglia
(1952, 1954) y B. A. Sparkes y L. Talcott (1970). Para calcular el número mínimo de individuos (NMI a
partir de ahora) se ha tenido en cuenta el atributo formal más característico de cada tipo, debido al alto
nivel de fragmentación y deterioro de las pastas y las superficies, derivado de la rotura intencional y los
procesos postdeposicionales. Por ejemplo, en el caso de los caliciformes, que son las formas más numerosas
del conjunto, se han tenido en cuenta las bases completas. La identificación del NMI se ha desarrollado,
siguiendo las metodologías pertinentes para el análisis estadístico de los datos (Raux, 1998).
Los objetos metálicos se han clasificado tipológicamente y se han analizado mediante la Fluorescencia
de Rayos-X (pXRF), una técnica no invasiva, empleando un equipo portátil de la serie Vanta C que incluye
un tubo de rodio (Rh) de 40 kV, un detector de silicio SDD (Silicon Drift Detector) con una resolución
en energía de 135 eV (FWHM @ 5.9 keV) y un analizador multicanal integrado. Esta técnica también
se ha implementado en el análisis de oxidaciones presentes en algunos fragmentos cerámicos. El análisis
cuantitativo de la composición elemental de los materiales metálicos se ha realizado a partir de la calibración
Metal Alloys Plus 2-beam METHOD-G2-VCR (Ferrer i Jané et al., 2021; Rubio-Barberá et al., 2019, para
más detalle sobre la medición y la metodología de análisis).
El análisis de los restos de fauna se ha basado, por un lado, en un estudio taxonómico y anatómico,
mediante el uso de la colección osteológica de referencia del Gabinete de Fauna Cuaternaria Inocencio
Sarrión del MPV y diversos atlas anatómicos (p. ej. Barone, 1976). Además, se incluye la identificación de las
edades de muerte, las cuales se han establecido teniendo en cuenta el estado de fusión de las articulaciones,
así como al estado de erupción y desgaste dental (Barone, 1976; Pérez Ripoll, 1988; Serrano et al., 2004;
Silver, 1980). Asimismo, se ha realizado un análisis tafonómico de los huesos, teniendo en cuenta el origen
y la morfología de las fracturas (Real et al., 2022; Villa y Mahieu, 1991), las modificaciones antropogénicas
como marcas de corte, fracturas directas, marcas dentales y termoalteraciones (p. ej. Binford, 1981; Pérez
Ripoll, 1992; Shipman y Rose, 1983; Soulier y Costamagno, 2017; Stiner et al., 1995; Théry-Parisot et
al., 2004; Vettese et al., 2020), las modificaciones producidas por otros depredadores (p. ej. Andrews,
1990; Binford, 1981; Domínguez-Rodrigo y Piqueras, 2003; Yravedra, 2013), así como las alteraciones
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diagenéticas (Andrews, 1990; Fernández-Jalvo y Andrews, 2016; Yravedra, 2013). La cuantificación se ha
establecido a partir del número de restos (NR), número de restos identificados (NISP), número mínimo de
individuos (NMI) y número mínimo de elementos anatómicos (NME) (Lyman, 1994, 2008).
5. RESULTADOS
Debido a la ausencia de referencias espaciales claras presentamos, a continuación, un análisis global
del conjunto de materiales seleccionados para este estudio del interior de la Sima de l’Aigua. Prestamos
atención, en primer lugar, a aquellos elementos que se han podido vincular claramente con la frecuentación
ibérica de la cavidad: las cerámicas. Mostramos, seguidamente, los resultados de los análisis de los objetos
metálicos, restos de fauna e industria ósea que, pese a su adscripción cronológica indeterminada, podrían
estar relacionados con cronología ibérica. Finalmente, mencionamos la presencia de otros elementos que
muestran una frecuentación de la cueva en época romana.
5.1. Materiales de época ibérica
Las cerámicas
El total de cerámicas asociadas con los momentos de frecuentación ibérica es de 3412 fragmentos
(considerando los 3399 fragmentos de recogidos en el s. XX y los 13 recogidos en 2022), que representan
un NMI de 172 (evidenciando un alto nivel de fragmentación). Si nos basamos en el NMI/recipientes
identificados, son claramente más numerosas las cerámicas ibéricas (99,4 %), ya que tan solo se documenta
una cerámica importada (0,6 %). Entre las cerámicas ibéricas, destacan las finas o de Clase A (74,7 % del
total de fragmentos; 84,9 % del total de NMI), en especial el grupo III o vajilla de mesa (95,9 % de las
cerámicas de clase A y 80,1 % del NMI total de cerámicas de cronología ibérica). Dentro de este grupo, el
recipiente más documentado es el caliciforme, con un NMI de 119 (96,6 % del NMI del grupo III y 67,61
% del total de recipientes de cronología ibérica) (fig. 3). Destaca la cocción reductora para la mayoría de
los recipientes (95,8 % del NMI y 93,7 % de los fragmentos). Esta selección es mucho más evidente en los
119 caliciformes, de los cuales el 95,8 % son de cocción reductora.
Cerámica ibérica - Clase B
14,5 %
Importaciones
0,6 %
Cerámica ibérica - Clase A
84,9 %
Indeterminado
2,1 %
Grupo II
2,1 %
Grupo III
95,9 %
Fig. 3. Representación porcentual de las cerámicas de cronología ibérica halladas en la Sima de l’Aigua. Recuento
basado en el NMI.
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S. Machause López, C. Real Margalef, D. Pérez Vidal, G. Gallello y M. Blasco Martín
Debido al número y la fragmentación de los recipientes, en las figuras de esta publicación se recogen
los ejemplos más representativos de cada tipo, mostrando los perfiles con mejor conservación. En
algunos casos ha sido imposible representarlos gráficamente debido a las alteraciones que presentan:
fragmentación, concreción, piezas adheridas entre ellas, etc. Estas alteraciones pueden ser consecuencia de
factores postdeposicionales naturales, así como de un uso determinado durante la práctica ritual y depósito
(fragmentación y ofrenda de recipientes sumergidos) (ver discusión en el apartado 6.2) (fig. 4).
1
2
3
4
11
5
6
7
8
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10
Fig. 4: Ejemplos de la concreción presente en algunas piezas cerámicas: fragmento de borde de olla (1); fragmentos de
caliciformes: bordes (2), informe (3), bases (4-6); fragmentos informes con decoración (7-9), fragmento cerámico con
evidencias de contacto con elementos metálicos (10). Caliciforme hallado durante la prospección de 2022 en el interior
de uno de los gours (11).
Las formas
Las cerámicas finas o de Clase A son las más documentadas del conjunto de materiales, identificando al
menos 146 recipientes (tabla 1).
Sin duda, el grupo III o vajilla de mesa es el más numeroso del conjunto, con un NMI de 140 (95,9% del
total de Clase A) (figs. 3, 5 y 6 y tabla 1). Documentamos vajilla de mesa destinada al servicio de bebida,
como botellas (1) y jarros (1), así como para la comida: platos (19) (figs. 5.16 y 6.1-6.11). Entre los platos
(A.III.8), encontramos tanto platos con borde exvasado (7), de diámetros generalmente menores a los 15
cm (fig. 6.1-6.6), como platos con borde entrante o pátera (11) (fig. 6: 9 y 11). Es interesante remarcar que
dos de estos recipientes presentan superficies termoalteradas (internas y externas).
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Profundizando en la ritualidad ibérica de la Sima de l’Aigua
Tabla 1: Resumen del inventario de materiales cerámicos de cronología ibérica hallados en la Sima de
l’Aigua (NMI-G: número mínimo de individuos de cada grupo; NF: número de fragmentos; NMI-T:
número mínimo de individuos de cada tipo).
Clase cerámica
Grupo
A
II
III
NMI-G
3
140
Forma
Tipo
Tinajilla
Urna orejetas
2
4.1
Botella
Jarro
Caliciforme
1
2.1
4
4.1
4.2
4.3
8
8.1
8.1.1
8.2
Plato
Pátera
Indeterminado
B
3
25
Importación ática
Total
1
Olla
Tapadera
1
6
Copa
Inset lip
NF
NMI
6
1
2
1
2
32
859
121
105
72
16
14
2
25
1
1
106
6
3
4
0
6
2
11
3
3
156
1
24
1
5
1
1420
172
Los vasos caliciformes cuentan con un NMI de 119 (fig. 3 y tabla 1). Generalmente, no se ha podido
identificar el subtipo concreto, ya que muy pocos conservaban el perfil. La mayoría (NMI 106), se enmarcan
en la categoría general (A.III.4), mientras que 6 pertenecerían al subtipo 4.1 (cuerpo globular) (fig. 5: 1-5),
3 al subtipo 4.2 (perfil en “S”) (fig. 5.6-5.8) y 4 al subtipo 4.3 (carenado) (fig. 5.9-5.12). Generalmente,
presentan alturas y diámetros bastante uniformes (diámetros de base: entre 4 y 5 cm; y diámetros de boca:
entre 8 y 12 cm,). Al conservarse muy pocos ejemplares completos, desconocemos la altura de estos
recipientes. Sin embargo, en aquellos casos en los que se ha conservado el perfil, la altura se encuentra
entre los 5,5 y los 7 cm, aproximadamente. Del total de 119 caliciformes, tan solo se han identificado
dos recipientes con perfil completo que presentan orificios precocción en sus bordes (fig. 5.6), los cuales
también están presentes en algunos platos (fig. 6.3 y 7). Estos orificios también se documentan en 16
fragmentos de borde pertenecientes a otros caliciformes.
Por lo que respecta a la conservación de las superficies, algunos de los vasos presentan termoalteraciones
y concreciones, tanto las piezas procedentes de recogidas antiguas, como las halladas durante la prospección
de 2022 (fig. 4). Destacamos aquí una de las bases de caliciforme (fig. 4.5), que conserva adherido bajo
la concreción, derivada de su contacto con el agua, parte del contenido con el que fue depositado (ver
apartado 6.2)6.
6
Hay que tener en cuenta que la totalidad de cerámicas depositadas en el SIP no habían sido lavadas, posibilitando, 50 años
después, la toma de muestras del contenido de las mismas.
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10
S. Machause López, C. Real Margalef, D. Pérez Vidal, G. Gallello y M. Blasco Martín
Fig. 5. Formas más representativas del conjunto de vasos caliciformes: cuerpo globular (1-5), perfil en “S” (6-8) y
carenado (9-12); formas no identificadas: pie alto (13) y posibles cubiletes (14-15); y botella A.III.1 (16).
Del resto de grupos, se han podido identificar tan solo tres individuos del grupo II (2,1 % del total de
Clase A), con fragmentos muy pequeños pertenecientes a dos tinajillas (pequeños contenedores) y a una
urna de orejetas. Finalmente, se documentan otras formas por determinar: un pie alto de un recipiente
indeterminado, que no puede relacionarse con las formas de vajilla de mesa, tipo copa, por su grosor
(pudiendo tratarse de una imitación en cocción reductora) (fig. 5.13); un recipiente con una hendidura en el
labio y un recipiente con forma de cubilete, pero con un tamaño que no se corresponde al identificado en
estos recipientes (fig. 5.14-5.15).
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Profundizando en la ritualidad ibérica de la Sima de l’Aigua
11
Fig. 6. Formas más representativas del conjunto de platos (1-11) y ollas (12-19).
Las cerámicas toscas o de Clase B tan solo están presentes en el conjunto revisado por 157 fragmentos,
que suponen un NMI de 25 (14,5 % del NMI total de cerámicas de cronología ibérica) (fig. 3 y tabla 1). La
mayoría son ollas, recipientes destinados a la cocina o al depósito de alimentos, que presentan diámetros
entre 15 y 20 cm, aproximadamente, para los bordes (fig. 6.12-6.17) y de entre 4 y 10 cm, aproximadamente,
para las bases (fig. 6.19). Tan solo documentamos un ejemplo de una tapadera (B.6) (fig. 6.18). En cuanto
a la conservación, la concreción identificada en algunos vasos caliciformes, también se documenta en uno
de los bordes de Clase B (fig. 4: 1).
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S. Machause López, C. Real Margalef, D. Pérez Vidal, G. Gallello y M. Blasco Martín
Por último, identificamos cinco fragmentos muy rodados pertenecientes a un recipiente de origen ático:
forma Lamboglia 42A (Lamboglia, 1952, 1954) o inset lip, según la tipología del Ágora de Atenas (Sparkes
y Talcott, 1970: 98-102, n.º 469-6).
Además de todos estos recipientes, sabemos que se recogieron otras formas muy características, pero
estas no se encuentran en el conjunto depositado en el SIP. Estas cerámicas fueron inventariadas en las
publicaciones previas, como, por ejemplo, las urnas de orejetas (al menos dos) (Aparicio, 1976: 14, 1997:
348) o las tapaderas (al menos tres) (Serrano, 1987: 130-133, fig. 40.10, 40.16, 40.20). Lamentablemente,
estos materiales no están disponibles y no han podido incluirse en este estudio.
Las decoraciones
Del total de 3412 fragmentos, tan solo 75 (2,20 %) cuentan con algún tipo de decoración conservada, siendo
la mayoría de estos de Clase A. Se trata de decoraciones muy sencillas, a base de pintura, incisiones o
baquetones (fig. 6: 12-15). Algunos fragmentos presentan restos de espatulados (fig. 5: 10). La decoración
pintada es monocroma, de motivos geométricos simples: líneas, bandas, círculos concéntricos y retículas (fig.
4: 7-9). En muchos casos la conservación no permite identificar el motivo representado. Otros fragmentos
muestran oxidaciones de color verde o anaranjado, evidenciando su contacto con elementos metálicos
(fig. 4: 10). Los análisis por pXRF llevados a cabo en la superficie de algunos de ellos han confirmado la
presencia de cobre (oxidaciones verdosas) y hierro (oxidaciones anaranjadas) como elementos mayoritarios.
Los objetos metálicos
La mayoría de los objetos metálicos son elementos de adorno y objetos de uso personal: anillos (7) y anillas
(7). Se conservan un total de nueve anillos de cinta lisos: cinco completos y dos fragmentados. Todos
ellos son de sección rectangular. Los diámetros se encuentran entre los 17,03 mm y los 19,95 mm, estando
algunos de ellos deformados. Presentan grosores entre los 0,58-0,93 mm. El peso oscila entre los 0,21 g, en
los anillos más finos, y los 1,38 g (fig. 7).
Por lo que respecta a las anillas, hay dos piezas completas, cinco casi completas y dos fragmentos
filiformes (un total de 9 fragmentos), que pueden ser interpretadas como pulseras y/o brazaletes. La única
diferencia entre estos dos adornos es que las pulseras tienen diámetros menores, ya que se pondrían en
las muñecas, y los brazaletes se suelen portar en los antebrazos, contando con diámetros mayores. Sin
embargo, no debemos olvidar que estos tamaños pueden estar relacionados, también, con la edad de sus
portadores o portadoras (individuos infantiles). Todas ellas cuentan con una sección ovalada y circular. Los
ejemplares que están completos, o casi completos, tienen diámetros máximos que oscilan entre los 4,6 y
los 6,4 cm y espesores medios de 0,08-0,2 cm. Se trata de anillas muy ligeras: desde 0,54-1,75 g (pesando
0,74 g y 1,36 g las dos anillas que se conservan completas) (fig. 7: 8-7: 16). Son anillas simples, realizadas
a partir de una única varilla de bronce, existiendo dos ejemplares que presentan decoración (fig. 7: 11B y
7: 12B). Sin embargo, los inventarios publicados con anterioridad indican la existencia de muchas más
anillas, ya que se recogen cuatro anillas metálicas completas y 28 fragmentos pertenecientes a otras anillas
(Aparicio, 1997: foto 1).
Los anillos y anillas son elementos de estructura sencilla y que están presentes en cronologías muy
amplias. Sin embargo, tal y como veremos en el apartado 6.2., las características de los hallados en la
Sima de l’Aigua son muy similares a las de otros contextos ibéricos. Al identificar coloraciones doradas en
algunas de las piezas (fig. 7: 5B y 7: 16B), se realizó un análisis por pXRF. Los datos obtenidos confirman la
ausencia de oro en la composición de las anillas y anillos, siendo la aleación empleada para la manufactura
de estos objetos cobre (Cu), estaño (Sn) y plomo (Pb), mayoritariamente (tabla 2), que corresponde a
un bronce ternario (Montero-Ruiz, 2008; Rubio-Barberá et al., 2019). Estos resultados se diferencian del
cobre (Cu) y zinc (Zn), elementos mayoritarios que caracterizan como latón una aguja de tipología romana
procedente de las recogidas de los años 70 (ver apartado 5.2). El latón se empieza a producir en modo
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Profundizando en la ritualidad ibérica de la Sima de l’Aigua
13
Fig. 7. Anillos y anillas de bronce hallados en la Sima de l’Aigua.
extensivo desde el s. I a.C., coincidiendo con el desarrollo de esta técnica en el mundo romano (Craddock,
1978; Montero-Ruiz y Perea, 2007). Hay también que destacar que en algunos de los objetos analizados
se observan valores más elevados de hierro (Fe) que de plomo (Pb). Así mismo, se detecta también la
presencia de plata (Ag) (tabla 2). Esta heterogeneidad en el perfil elemental del conjunto de anillas y anillos
podría relacionarse con el uso de diferentes procesos de manufacturación y diferentes materias primas
(Rubio-Barberá et al., 2019).
Industria ósea
Entre los restos óseos destaca un fragmento de diáfisis de hueso largo de meso mamífero: 52,76 mm de
largo; 4,95 mm de anchura máxima y 1,83 mm de anchura mínima; 2.90 mm de grosor. La pieza, de sección
plano-convexa, está completa y tiene marcas de una ligera abrasión (tanto en los laterales, como en la cara
frontal) (fig. 8). Se trata de una esquirla ósea alargada, ligeramente preparada para resultar biapuntada,
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S. Machause López, C. Real Margalef, D. Pérez Vidal, G. Gallello y M. Blasco Martín
Tabla 2. Peso, diámetro y concentraciones de los elementos mayoritarios en las anillas, anillos y el alfiler.
El diámetro máximo está expresado en milímetros (mm), el peso en gramos (g) y las concentraciones
elementales en porcentaje masa/masa (wt%). LOD: Limit of detection. Las piezas 5, 15 y 16 presentaban
apariencia dorada (ver fotos en fig. 7).
N
Tipo
Conservación
ø máx.
Peso
Elementos mayoritarios (wt%)
Fe
Cu
Zn
Ag
Sn
Sb
Pb
34
4
1
Anillo
Completo
19,77
1,369
11
33
0,1
0,2
2
Anillo
Completo
18,6
0,83
0,5
85
0,1
8
0,1
2
3
Anillo
Completo
19,1
0,56
2
55
0,1
0,1
22
0,8
8
4
Anillo
Completo
19,95
1,38
0,2
84
0,1
7
0,2
2
5
Anillo
Completo
18,75
0,9
0,7
78
11
1
6
Anillo
Fragmentado
18,86
0,38
0,4
85
0,2
5
0,9
0,9
7
Anillo
Fragmentado
17,03
0,21
10
26
0,1
0,4
32
0,4
15
8
Anilla
Fragmentado
55
1,45
2
71
0,1
13
1
9
Anilla
Fragmentado
52
1,37
0,4
75
12
0,3
10 Anilla
Fragmentado
49
1,004
4
46
0,2
40
0,2
11
Fragmentado
57
0,54
2
66
0,1
19
0,3
12 Anilla
Anilla
Completo
46
1,36
2
62
0,1
16
0,2
3
13 Anilla
Fragmentado
58
1,75
3
39
0,2
44
0,2
14 Anilla
Fragmentado
Indet.
0,278
0,7
60
0,1
0,2
20
2
15 Anilla
Fragmentado
64
0,78
0,1
85
10
2
16 Anilla
Completo
56
0,74
0,2
85
8
2
17 Aguja
Completo
1,1
0,271
0,5
62
16
0,04
Fig. 8. Útil apuntado con evidencias
de piqueteado (1) y abrasión (2).
Fotografías de detalle tomadas con
Lupa Leica M165C del MPV (15 X y
12 X aumentos, respectivamente).
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Profundizando en la ritualidad ibérica de la Sima de l’Aigua
pudiendo ser considerada como una pieza del grupo de industria ósea secundaria o expeditiva (fragmentos
óseos empleados de forma puntual pero no trabajados con detalle) (Blasco Martín, 2022: 27). Aunque no
podamos precisar su cronología, podemos asegurar que esta pieza fue utilizada, ya que ambos extremos o
puntas cuentan con un ligero piqueteado. Además, como veremos más adelante, es interesante indicar que
esta pieza se encontraba almacenada en un sobre que indicaba su hallazgo en el “interior de una urna más
grande”, lo que podría evidenciar su depósito dentro de una de las ollas ibéricas documentadas en la cueva.
5.2. Materiales de época romana
Consideramos relevante indicar también la existencia de materiales asociados con cronologías más tardías.
La revisión de los fondos del SIP nos ha permitido corroborar las referencias mencionadas en publicaciones
previas. Por una parte, existe una aguja de latón, mencionada anteriormente. Estas agujas, conocidas como
acus crinalis, con cabeza globular y un vástago muy fino, de sección circular, eran un utensilio empleado
generalmente para sujetar los cabellos de las mujeres romanas (Stephens, 2008). También se documentan
varios fragmentos de lucernas romanas (ss. II-III d.C.) (González-Alcalde, 2002-2003: 288) (depositados
en el SIP) y, supuestamente, una moneda de Constantino (s. IV d.C.) (Aparicio, 1976: 14) (ausente en el
catálogo numismático del MPV).
5.3. Materiales de cronología indeterminada
Restos de fauna
Se han analizado un total de 18 restos de fauna (tabla 3), de los cuales el 72,2 % se ha podido identificar
taxonómica y anatómicamente. El resto (27,8 %) comprende cinco fragmentos indeterminados a nivel de
especie y clasificados como talla pequeña-media. Si bien su adscripción cronológica es indeterminada,
presentamos aquí los resultados de su estudio que nos permitirá plantear diversas hipótesis en base al
tratamiento y selección de los restos. Estos datos podrán concretarse en un futuro cuando contemos con
datos cronológicos más precisos.
Tabla 3. Composición taxonómica y edades de muerte de los restos de fauna de la Sima de l’Aigua.
NISP
n
Det.
Indet.
Total
NISP
%
13 72,2
5 27,8
18
NME
10
3
NME NMI
n
%
11
61,1
8
1*
Sus sp.
2
11,1
2
1**
Pequeña/media
5
27,8
3
Ovicaprino
13
18
13
2
NISP
Cráneo
Maxilar
Mandíbula
Diente
Metacarpo
Falange 1
Escápula
Ulna
Cráneo
Hueso plano
Hueso largo
n
%
4
1
2
2
1
1
1
1
2
2
1
18
22,2
5,6
11,1
11,1
5,6
5,6
5,6
5,6
11,1
11,1
5,6
NME
1
1
2
2
1
1
1
1
1
1
1
13
* Joven (5-6 meses) | ** Adulto (>12 meses).
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S. Machause López, C. Real Margalef, D. Pérez Vidal, G. Gallello y M. Blasco Martín
En cuanto al conjunto de restos determinados, se han identificado 11 huesos de ovicaprino y tan solo
dos de Sus sp. Los restos de Sus sp. podrían corresponder con el jabalí dado la anchura de la superficie
articular. Anatómicamente, se documentan sobre todo restos craneales en el caso del ovicaprino, además
de un metacarpo y una falange. En base a la presencia de dos dientes permanentes (M1/ y M/1) iniciando
el desgaste y un decidual (D4/) con muy poco desgaste, los restos de ovicaprino corresponderían a un
individuo joven de unos 5-6 meses de edad. Esta edad podría relacionarse también con una falange primera
y un metacarpo sin osificar (fig. 9: 4). En cuanto al Sus sp., corresponderían a un individuo subadulto/adulto
según indica la osificación de la escápula.
El conjunto está bien conservado, tan solo un resto presenta alteraciones diagenéticas por manganeso.
En cuanto a la fragmentación, dos huesos (falange y metacarpo de ovicaprino) están completos. El resto
(83,33 %) están fragmentados, y la mayoría presenta fracturas de origen indeterminado (38,89 %) y fresco
(22,22 %) (tabla 4).
Tabla 4. Clasificación de los restos de fauna de la Sima de l’Aigua según el origen de la fractura.
NISP
NISP
Completo
Fragmentado
Reciente
Ovicaprino
11
Sus sp.
2
Talla pequeña/media
3
Total
16
Cráneo
Maxilar
Mandíbula
Diente
Metacarpo
Falange 1
Escápula
Ulna
Cráneo
Hueso largo
4
1
2
2
1
1
1
1
2
1
16
1
1
2
2
Fresco
2
1
1
2
4
Indeterminado
4
1
1
1
7
Las modificaciones identificadas son todas de origen antrópico y corresponden a marcas de corte,
de fractura directa y termoalteraciones. Las marcas de corte se documentan en el cuerpo de la cavidad
alveolar de las dos mandíbulas de ovicaprino: por un lado, dos incisiones cortas, transversales y leves;
y, por otro lado, otras dos incisiones, largas, oblicuas y de intensidad moderada (fig. 9: 4). Estas podrían
estar vinculadas con el aprovechamiento de la carne o con el pelado. También hay varias incisiones cortas
y oblicuas en la zona media de la diáfisis y en la articulación proximal de la ulna de Sus sp. Este hueso
presenta fracturas directas tanto en la zona proximal como distal (fig. 9: 1), las cuales podrían deberse a la
acción de agentes no humanos, pero no hay otras marcas dentales como punciones o arrastres que ayuden
a determinar dicho origen. La escápula de Sus sp. presenta una muesca por fractura directa (fig. 9: 2). Por
último, los dos fragmentos indeterminados de hueso plano están termoalterados.
Otros materiales
Así mismo, existen otros materiales que podrían relacionarse con la frecuentación ibérica de la cavidad, que
no fueron depositados en el MPV. Este es el caso del fragmento de cráneo humano, entre el lote de materiales
acumulados delante de la boca de la entrada (Serrano, 1987: 130). Si bien la presencia de restos humanos
inhumados suele asociarse a momentos de frecuentación previa, las recientes dataciones están demostrando
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Profundizando en la ritualidad ibérica de la Sima de l’Aigua
2
3
17
4
1
Fig. 9. Restos de fauna de la Sima de l’Aigua: ulna de Sus sp. con fracturas directas y marca de corte (1); escápula de
Sus sp. con una muesca (2); mandíbula de ovicaprino joven con marcas de corte (3); falange primera y metacarpo sin
osificar de ovicaprino (4).
que existen algunos casos en los que las cuevas fueron escenarios de algún tipo de ritual funerario en época
ibérica, como ocurre en la Cueva del Sapo (Chiva, València) (Machause et al., 2014: 170) y en la Cueva
Merinel (Bugarra, València) (Machause y Skeates, 2022: 8). En este sentido, es interesante remarcar la
presencia de varias urnas de orejetas en la Sima de l’Aigua, como se ha documentado en otras cuevas
rituales. Recientemente se han hallado estos recipientes en la Cueva del Sapo, una cavidad que albergó una
gran diversidad de prácticas rituales, entre las que destaca la inhumación de un individuo femenino del siglo
IV-III a.C. (Machause et al., 2014).
6. DISCUSIÓN
6.1. Marco cronológico
La información disponible hasta la fecha muestra que la Sima de l’Aigua fue frecuentada entre los siglos V/
IV a.C. y el s. IV d.C. Sin embargo, la mayoría de los materiales se asocian con la frecuentación ibérica de
la cueva (ss. V-IV a.C.). Esta cronología coincide con el uso de otras cavidades rituales del este peninsular
(Grau y Amorós, 2013; Ocharán, 2015; Machause, 2019, entre otros).
Por lo que respecta a las cerámicas ibéricas, sus características decorativas, conservación y formas nos
impiden acotar un momento de frecuentación más preciso. Sin embargo, la presencia de un recipiente de
importación ática indica que la cueva pudo ser visitada desde la segunda mitad del s. V/primer tercio del
siglo IV a.C. (Shefton, 1982; Sánchez, 1992: 328; Rodríguez Pérez, 2019: 73-74, entre otros). Dicho marco
cronológico coincide con los siglos con los que suelen relacionarse las formas carenadas de caliciformes
(A. III.4.3), presentes en la cavidad (Mata y Bonet, 1992).
La ausencia de una tipología clara para anillos y anillas de época ibérica dificulta su atribución cronológica.
Sin embargo, las características tipológicas de las anillas son muy similares a las halladas en otros contextos
ibéricos del siglo IV a.C., como en la necrópolis de Casa del Monte (Valdeganga, Albacete) (comunicación
personal de C. Mata) o en otras cuevas rituales como la Cova de les Dones (Millares, València) (Machause
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18
S. Machause López, C. Real Margalef, D. Pérez Vidal, G. Gallello y M. Blasco Martín
y Falcó, 2023: fig. 13) o la Cova dels Pilars (Agres, Alicante) (Grau y Amorós, 2013: fig. 2). Así pues, los
anillos y las anillas podrían estar en relación con las ofrendas depositadas en esta cavidad durante época
ibérica, momento en el cual existe una mayor densidad de ofrendas cerámicas. Si bien se recogieron otros
elementos metálicos de cronología romana, como el acus crinalis, los elementos generales detectados con la
técnica de fluorescencia de rayos X (pXRF) indican que estas ofrendas pudieron pertenecer a dos momentos
distintos. Los elementos químicos mayoritarios detectados indican la presencia de bronce ternario en las
anillas y los anillos, mientras que el perfil químico identificado en la aguja de tipología romana es latón.
Esto confirma que las técnicas de manufactura fueron distintas. Aunque estos datos no permiten ubicar
cronológicamente estos objetos, sí que nos aportan datos interesantes para plantear hipótesis sobre la posible
pertenencia a distintas fases de uso del espacio o a momentos cronológicos distintos.
Por lo que respecta a los restos de fauna, estos pudieron estar asociados con cualquier momento de
frecuentación de la cavidad. Sin embargo, hemos considerado relevante incluirlos en esta publicación por
si futuros datos, ya sean estratigráficos o resultado de dataciones radiocarbónicas, permiten comparar estos
resultados con los ejemplos hallados en otras cuevas ibéricas.
Finalmente, debemos indicar que la cronología de la pieza de industria ósea también es desconocida.
Sin embargo, en el contexto de un depósito ritual, es interesante remarcar la mención concreta sobre su
hallazgo en el interior de la Sima de l’Aigua. Inocencio Sarrión escribió en el sobre en el que depositó los
restos en el SIP: “interior urna más grande”. Esta referencia nos hace plantearnos el carácter de ofrenda
de esta pieza, depositada posiblemente en el interior de una de las ollas, asociada a la frecuentación
ibérica de la cavidad.
6.2. Prácticas rituales identificadas
El análisis de los materiales recuperados en las distintas recogidas y prospecciones en la cavidad confirma
su relevancia en el desarrollo de diversas prácticas rituales en época ibérica. La materialidad del rito
presente en la Sima de l’Aigua demuestra un depósito de ofrendas cerámicas estandarizado, con presencia
de vasos, principalmente, platos y ollas, y, seguramente, de anillos y anillas de bronce, que formarían parte
de distintas prácticas rituales. Sin embargo, debemos ser conscientes de las limitaciones marcadas por los
procesos postdeposicionales que pudieron alterar la formación del registro, así como las características de
su recogida. Los datos conservados sobre la procedencia de los materiales son muy escasos. Además, no
descartamos la posibilidad de una posible selección de materiales durante esta recogida, mostrando una
visión parcial de la pauta ritual. Pese a estas limitaciones, planteamos a continuación diversas hipótesis
sobre las acciones que pudieron desarrollarse en la Sima de l’Aigua.
En primer lugar, cabe destacar la presencia de más de un centenar de vasos caliciformes, que pudieron
adquirir múltiples significados rituales: ofrendas, recipientes para libaciones, contenedores de ofrendas o,
incluso, elementos de iluminación depositados de manera ritualizada (Martínez Perona, 1992; Izquierdo,
2003). Estos recipientes, que aparecen también en el ámbito doméstico, han sido tradicionalmente
vinculados con las prácticas simbólicas en cuevas (González-Alcalde, 2009). El valor simbólico que
adquieren en estos espacios reside en su depósito formalizado de manera repetida y estandarizada
(Machause 2019: 163-168). Sin embargo, su multifuncionalidad no siempre permite concretar en su
interpretación. En el caso de la Sima de l’Aigua no contamos con datos exactos sobre su contexto y
posición, ni sobre su asociación directa con otros recipientes o su posible contenido orgánico. Sin embargo,
en este sentido, es interesante indicar que esta cueva fue una de las primeras cuevas en las que se remarcó
la necesidad de realizar análisis de residuos. J. Aparicio (1976: 14) indica: (…) un vasito ibérico de
cerámica negruzca y perfil caliciforme, lleno de substancia blanquecina está siendo sometido a análisis
por si se tratara de algún resto de ofrenda. Los resultados de este análisis, llevado a cabo en el Instituto de
Agroquímica y Tecnología de Alimentos de Valencia, revelaron que no contenía cereales. Años después,
APL XXXV, 2024
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19
Profundizando en la ritualidad ibérica de la Sima de l’Aigua
una publicación indica que seguramente se trate de substancias oleaginosas, resinosas o bituminosas,
naturaleza a analizar, interpretadas como restos de la ofrenda o de iluminación (relacionado con el uso
de estos vasos como lámparas de aceite) (Aparicio, 1997: 348). Por desgracia, los resultados finales no
llegaron a publicarse. En nuestro caso, al evidenciar residuos conservados en uno de los vasos (fig. 4: 5),
llevamos a cabo diversos análisis, tanto antropológicos como químicos, para conocer su contenido. Estos
resultados se encuentran actualmente en estudio.
Las características de estos vasos muestran un amplio abanico de posibilidades de uso, que en muchas
ocasiones no son excluyentes. Las termoalteraciones presentes en tres de ellos podrían evidenciar su
uso como recipientes de iluminación o recipientes de ofrendas vegetales que fueran quemadas en el
marco de prácticas rituales. Las concreciones conservadas en al menos 23 fragmentos procedentes
de recogidas antiguas (cinco informes, un fragmento de cuello y cinco fragmentos de bases) y dos
fragmentos recuperados en la prospección de 2022 (un fragmento de cuello y una base), evidencian su
depósito en contacto con el agua. Sin embargo, las características observadas no nos permiten descartar
la selección de fragmentos, ni su depósito intencionado siguiendo una orientación concreta. Lo que sí
que podemos plantear con más seguridad es que gran parte de estos vasos pudieron ser objeto de una
rotura intencional (fueran utilizados o no previamente), a juzgar por el elevado número de fragmentos
y fracturas antiguas que presentan los caliciformes (fig. 10). Esta práctica se ha documentado en una
gran variedad de contextos cultuales desde la Prehistoria, simbolizando el sacrificio del objeto ofrecido
y su inutilización (Grinsell, 1961; Chapman, 2000; Denti, 2013). Sin embargo, para poder avanzar en
el conocimiento de la pauta ritual en cuevas vinculada con estos vasos (como, por ejemplo, el contacto
total o parcial con el agua subterránea o la selección de fragmentos previos a su depósito) precisamos de
datos estratigráficos claros, como se está identificando en estos últimos años en otros contextos ibéricos
(Rodríguez Ariza et al., 2023: 158).
Si bien no conocemos la ubicación original de la totalidad de los materiales, planteamos la elección
de la Sala de los Gours para el depósito de la mayoría de las ofrendas cerámicas, tal y como se sugirió en
publicaciones previas (Aparicio, 1997: 348). Esta propuesta se basa en dos evidencias: las características
de conservación de las cerámicas (en contacto con el agua); y su localización, durante la prospección de
1
2
0
5 cm
Fig. 10. Algunos ejemplos de la fragmentación presente en los vasos caliciformes de la Sima de l’Aigua: bases anilladas
(1) y bases indicadas (2).
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S. Machause López, C. Real Margalef, D. Pérez Vidal, G. Gallello y M. Blasco Martín
2022 concentrada en esta sala (fig. 2: D), no documentándose ningún fragmento cerámico en las otras zonas
de la cavidad. Esta selección implicaría diversas cuestiones relevantes a tener en cuenta en el marco de un
ritual de paso: acceso complejo a ciertas salas que solamente puede ser superado de manera individual,
simbolizando una fase liminal (1); completa oscuridad y necesidad de iluminación artificial para desarrollar
las ofrendas y transitar por el espacio subterráneo (2); y contacto directo con el agua durante el gesto final
de ofrenda, el cual puede ser parcial, introduciendo solo ciertas partes del cuerpo, o total (3).
El papel simbólico del agua en los rituales ibéricos ha sido remarcado en diversos contextos, tanto
subterráneos como en superficie (Sánchez Moral, 2020; Machause y Falcó, 2023: 65-66). En concreto, el
agua subterránea es considerada en muchas sociedades como un elemento divino y sobrenatural, integrada
activamente en los rituales personificados en estos espacios, a través de la bebida, la purificación o la
libación (Whitehouse, 2007; Oestigaard, 2020). En el caso de la Sima de l’Aigua, además de valorar su uso
durante las prácticas rituales, debemos considerar su simbolismo al convertirse en contenedor y transmisor
de ofrendas, en las últimas fases del rito. El agua, por tanto, sería uno de los elementos protagonistas en
los rituales personificados en esta cavidad, del mismo modo que ocurre, por ejemplo, en la Cova de les
Dones (Millares, València) (Machause y Falcó, 2023). La Sala de los Gours sería el destino final del viaje
ritual emprendido desde los lugares de hábitat hasta las cuevas, un proceso transformador que culminaría al
depositar la ofrenda cerámica en contacto con al agua subterránea en las salas más profundas de la cavidad.
Sin embargo, esta propuesta interpretativa no descarta la realización de prácticas rituales en otras zonas de
Sima de l’Aigua, de las cuales no se conservan evidencias arqueológicas hasta la fecha (como, por ejemplo,
libaciones u ofrendas de elementos vegetales).
Algunas de estas prácticas podrían estar precedidas, por ejemplo, por algún tipo de ritual de
comensalidad. Estas prácticas simbólicas están presentes directa o indirectamente en una gran variedad de
contextos cultuales del Mediterráneo (Sardà, 2010; Amorós, 2019). La presencia de vajilla de mesa (tanto
de cerámica ática, como de cerámica ibérica: una veintena de platos), así como de una veintena de ollas
podría relacionarse con diversas prácticas de consumo previas al depósito. Sin embargo, en relación a este
aspecto, es notoria la ausencia de grandes contenedores como ánforas o tinajas que sí están presentes en
otras cuevas del este peninsular (Machause 2019). En este sentido, es interesante recordar la identificación
de dos platos con termoalteraciones internas y externas, pudiendo ser utilizados en la preparación de
alimentos u ofrendas orgánicas.
Finalmente, aunque no contemos con una adscripción cronológica clara, proponemos la vinculación de
parte de las ofrendas cerámicas con la presencia de objetos metálicos relacionados con el adorno personal
(seguramente más de una veintena de anillos y anillas de bronce, a juzgar por los fragmentos depositados en
el SIP y las referencias bibliográficas: Aparicio, 1997: foto 1). Observando otros ejemplos coetáneos, estos
elementos podrían indicar la realización de rituales de paso que implicaran el cambio de apariencia, regidos
por distintos códigos sociales de indumentaria relacionados con la edad, el género y/o el grupo social.
En concreto, la presencia de anillas/aros metálicos se suele relacionar con las ofrendas de cabello, en el
marco de rituales de paso, en distintos contextos, tanto en las cuevas del este peninsular (González-Alcalde,
2011: 144), como en el Alto Guadalquivir (Rueda, 2011). Sin embargo, el grosor y el peso de las anillas
procedentes de la Sima de l’Aigua podría relacionarse también con algún tipo de pulseras o brazaletes,
seguramente propiedad de individuos infantiles (a juzgar por los diámetros conservados).
Aunque desconozcamos la cronología de los restos de fauna, también es interesante indicar su posible
vinculación con los rituales desarrollados en época ibérica (si bien no presentan evidencias de concreción
como las piezas cerámicas). En concreto, valoramos la posible selección de suidos y ovicaprinos, las
alteraciones de origen antrópico (marcas de corte y termoalteraciones), así como el consumo y la ofrenda de
determinadas partes anatómicas. Estas características se documentan, también, en otras cavidades del este
peninsular (p.e. Blay, 1992; Machause y Sanchis, 2015). Sin embargo, para profundizar en el simbolismo
de estos animales, en el marco de las prácticas rituales ibéricas de la Sima de l’Aigua, necesitaríamos datos
cronológicos y estratigráficos más precisos.
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Profundizando en la ritualidad ibérica de la Sima de l’Aigua
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7. CONCLUSIONES
El análisis de las evidencias materiales halladas en los años 70, junto con los resultados de la reciente
prospección, desarrollada en 2022, demuestra que la Sima de l’Aigua acogió diversas prácticas rituales
durante época ibérica (ss. V-IV a.C.). El rito se materializaría a través de diversas ofrendas cerámicas,
principalmente caliciformes (pero también platos y ollas) y, posiblemente, adornos metálicos, objetos de
hueso y restos de fauna. Estas ofrendas muestran un comportamiento cíclico y pautado, presente en otros
ejemplos de cronología similar.
Pese al sesgo existente en la documentación, que nos impide asegurar la adscripción cronológica de
algunos elementos, consideramos necesaria la realización de este tipo de estudios que profundicen en la
heterogeneidad de las dinámicas rituales en los espacios subterráneos. Además, estos resultados serán de
vital importancia para plantear futuras intervenciones arqueológicas en la cavidad que permitan obtener
información contextualizada, así como recuperar restos bióticos (infrarrepresentados en las cavidades que
cuentan con prospecciones o excavaciones antiguas).
Una de las vertientes que sin duda deberá recibir un análisis más pormenorizado en próximas
investigaciones es la interrelación de esta y otras cuevas cercanas con los núcleos de hábitat más próximos.
En este sentido, conforme evolucionen los estudios de poblamiento de este territorio, se valorará la
realización de cálculos de visibilidad acumulada para observar su prominencia en el paisaje en relación con
los núcleos habitados, así como los caminos que pudieron servir para transitar hacia estos espacios. Los
datos disponibles hasta la fecha muestran una aparente lejanía de las zonas de poblamiento, reforzando el
carácter limítrofe de las cuevas, como se ha evidenciado en otros territorios. Esta zona cuenta con varios
yacimientos con materiales ibéricos. Nos referimos a los hallazgos encontrados en Convent del Corpus
Christi, Font de Botet, Benibaire Alt, Sequer de Sant Bernat, La Villa-Avinguda de la Ribera, Molí de
Fus, Escoles Píes, El Torretxó, Cases de Xixerà o El Pla-Molí de Genís (que se encuentran alrededor de
a las actuales localidades de Carcaixent y Alzira) (fig. 1: 2). Entre estos destacarían los posibles núcleos
de habitación en los actuales términos de Carcaixent y Alzira, a unos 8 km de la Sima de l’Aigua, y un
importante núcleo de habitación en la actual Albalat de la Ribera (Sucro) a unos 15 km aproximadamente
(Aranegui, 2015; Albelda, 2016; Pérez Vidal, 2021).
Consideramos que, si bien quedan muchas cuestiones en las que profundizar en futuras investigaciones,
esta publicación demuestra la importancia de “excavar” en los fondos museísticos y analizar el contexto
espacial y físico de los hallazgos. Tan solo a través de un análisis detallado, tanto de la materialidad y su
contexto estratigráfico y espacial, como del contexto territorial logaremos profundizar en el conocimiento
de las sociedades del pasado y sus prácticas rituales.
AGRADECIMIENTOS
La mayor parte del análisis de los materiales de la Sima de l’Aigua se inició con la beca postdoctoral de la primera
autora (APOSTD-Generalitat Valenciana-Fondo Social Europeo) y se finalizó en el marco del proyecto “Deep in caves:
ritualidad ibérica en contexto” (Generalitat Valenciana - CIGE/2022/94). Agradecemos la colaboración de Joan Falcó
Alcázar, durante la prospección llevada a cabo en la Sima. Así mismo, expresamos nuestra gratitud al personal del Museu de Prehistòria de València y, en especial, a Jaime Vives-Ferrándiz y a su directora, María Jesús de Pedro. También
agradecemos los comentarios de Consuelo Mata Parreño, así como de los/las evaluadores/as y el equipo editorial, que
han mejorado enormemente el resultado final de este artículo. Finalmente, agradecemos a la Conselleria d’Educació,
Cultura i Esport de la Generalitat Valenciana por la financiación del proyecto NeoNetS “A Social Network Approach to
Understanding the Evolutionary Dynamics of Neolithic Societies (C. 7600-4000 cal. BP)” (Prometeo/2021/007) con el
cual se ha adquirido la instrumentación analítica para llevar a cabo el estudio. Gianni Gallello agradece el ayuda Beatriz Galindo (2018) financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (Project BEA-GAL18/00110
“Development of analytical methods applied to archaeology”).
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APL XXXV, 2024
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Archivo de Prehistoria Levantina
Vol. XXXV, 2024, e4
Permanent IRI: http://mupreva.org/pub/1623
Creative Commons BY-NC-SA 4.0 ES
ISSN: 0210-3230 / eISSN: 1989-0508
Sonia MACHAUSE LÓPEZ a, Cristina REAL MARGALEF b,
Darío PÉREZ VIDAL a, Gianni GALLELLO b y Marta BLASCO MARTÍN a
Profundizando en la ritualidad ibérica
de la Sima de l’Aigua
(Simat de la Valldigna-Carcaixent, València)
RESUMEN: La Sima de l’Aigua es una de las cavidades rituales ibéricas más relevantes del actual País
Valenciano, sin embargo, nunca había sido objeto de un estudio monográfico, más allá de las menciones
en catálogos generales sobre cuevas-santuario. El estudio multidisciplinar detallado de los materiales
recuperados en los años 70 (conservados en el Museu de Prehistòria de València), junto con los datos
obtenidos de la prospección desarrollada en 2022, ha permitido plantear diversas hipótesis en relación
al uso y depósito de ciertos objetos. El rito se materializaría a través de diversas ofrendas cíclicas y
pautadas de cerámicas, principalmente caliciformes, así como adornos metálicos y, probablemente,
restos de fauna. Algunas de estas cerámicas pudieron estar sumergidas en la conocida como Sala de los
Gours, utilizadas previamente como recipientes de iluminación y/o como contenedores de ofrendas.
PALABRAS CLAVE: Cueva ritual, cultura ibérica, Edad del Hierro, ritualidad, ofrendas, agua.
Delving into the Iberian rituality
of Sima de l’Aigua (Simat de la Valldigna-Carcaixent, València)
ABSTRACT: Sima de l’Aigua is one of the most important ritual caves in the Valencia region. However,
other than short mentions in general catalogs on cave-shrines it has never been studied. A detailed
multidisciplinary approach based on the materials recovered in the 1970s (conserved in the Museum of
Prehistory of Valencia), along with data obtained from the 2022 survey, has allowed to develop various
hypotheses regarding the use and deposition of certain objects. The ritual would materialise through
diverse cyclical and patterned offerings of ceramics, mainly calyx-form vessels, as well as metallic
ornaments and, probably, faunal remains. Some of these ceramics might have been submerged in what
is known as the Sala de los Gours (rimstone pools chamber), previously used as containers for lighting
and/or as receptacles for offerings.
KEYWORDS: Ritual cave, Iberian Iron Age, rituality, offerings, water.
a
b
Departament de Prehistòria, Arqueologia i Història Antiga, Grup de Recerca en Arqueologia de la
Mediterrània (GRAM), Universitat de València.
sonia.machause@uv.es | dapevi2@alumni.uv.es | marta.blasco@uv.es
Departament de Prehistòria, Arqueologia i Història Antiga, Prehistòria de la Mediterrània Occidental
(PREMEDOC), Universitat de València.
cristina.real@uv.es | gianni.gallello@uv.es
Recibido: 12/01/2024. Aceptado: 02/04/2024. Publicado en línea: 29/07/2024.
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2
S. Machause López, C. Real Margalef, D. Pérez Vidal, G. Gallello y M. Blasco Martín
1. INTRODUCCIÓN
Las cuevas han sido siempre espacios frecuentados por los grupos humanos a lo largo del tiempo. Estas
han sido utilizadas como lugar de hábitat y refugio e, incluso en determinados momentos, han adquirido
un valor simbólico de vital importancia para las comunidades que las visitaban (Bonsall y Tolan-Smith,
1997; Moyes, 2012; Bergsvik y Skeates, 2012; Dowd, 2015; Bergsvik y Dowd, 2017; Büster et al., 2019;
Machause et al., 2021; entre otros). En el mundo ibérico, estos destinos sagrados se convirtieron en
escenarios de una gran diversidad de rituales de paso (Rueda, 2013; Grau y Rueda, 2018). Los estudios
sobre estas cuevas, conocidas tradicionalmente como cuevas-santuario ibéricas (Gil-Mascarell, 1975), han
evolucionado notablemente durante las últimas décadas, mostrando una gran variedad de pautas en las
ofrendas y los movimientos rituales relacionados con el mundo subterráneo. Recientes investigaciones han
permitido plantear nuevas preguntas, sobre las diferentes fases del proceso ritual vinculado a estas cuevas,
teniendo en cuenta una gran diversidad de modelos (Amorós, 2012; Machause et al., 2014; Ocharán, 2015;
Cots et al., 2021; Machause y Falcó 2023; entre otros). Además, estos estudios están considerando no
solo variables materiales, sino también territoriales e, incluso, sensoriales (Rueda, 2011; Grau y Amorós
2013; González Reyero et al., 2014; López-Mondéjar 2015; Machause y Quixal, 2018; Machause, 2019;
Machause y Skeates, 2022; Machause y Diez, 2022, entre otros).
En este contexto, la Sima de l’Aigua, también conocida como Cova de l’Aigua1 (Simat de la ValldignaCarcaixent, València), destaca entre las cuevas rituales del este peninsular. Fue en los años 70 cuando se
documentaron las primeras evidencias arqueológicas en su interior: una gran acumulación de cerámicas
ibéricas, principalmente vasos caliciformes, así como un conjunto de anillos y anillas de bronce (Aparicio,
1976). Estos objetos hicieron que directamente se identificara como un espacio ritual y se mencionara
en las distintas recopilaciones sobre cuevas-santuario ibéricas, publicándose algunas fotografías de los
materiales hallados (Aparicio, 1976: lám. III; 1997: 347-348; Serrano y Fernández, 1992: 21; GonzálezAlcalde, 1993: 70; 2002-2003: 210-211; Moneo, 2003: 193-194; entre otros). Además, esta cueva también
se recoge en los catálogos sobre evidencias arqueológicas en la comarca valenciana de la Ribera (Mas
Ivars, 1973: 63; Martínez Pérez, 1984: 166), en los que se publican, por primera vez, dibujos de las
cerámicas recogidas en los trabajos de prospección (Serrano, 1987: 129-133). Sin embargo, la totalidad
de sus materiales y el contexto en el que fueron hallados nunca habían sido objeto de un estudio en
profundidad.
Con el interés de avanzar en el conocimiento de una de las cuevas-santuario más destacadas del actual
País Valenciano, presentamos el análisis pormenorizado de esta cavidad, prestando atención a los elementos
que pudieron estar vinculados con su frecuentación ibérica: cerámicas, principalmente, pero también
materiales metálicos y restos de fauna. Sin embargo, no incluimos en esta publicación los materiales
asociados a época romana (ss. II-IV d.C.) (Aparicio, 1976: 14; González-Alcalde, 2002-2003: 288). La
revisión de los restos arqueológicos procedentes de diversas recogidas superficiales (entre los años 70-80
del s. XX, depositados en el Museu de Prehistòria de València, en adelante MPV), junto con los hallados en
la reciente campaña de prospección (2022)2, nos permitirá acercarnos a la realidad ritual de este espacio y
plantear su análisis, teniendo presentes otros casos de similares características.
1
2
En algunos registros de la base de datos del Museu de Prehistòria de València aparecían vinculados los materiales de esta cueva
con el término “Pla de l’Aigua”.
Prospección llevada a cabo en abril de 2022 bajo la dirección de Sonia Machause López y enmarcada en el proyecto: “Els
Horitzons Aquàtics: cultes, imaginari i simbolisme de les aigües en època ibèrica” (Trabajo Final de Máster de Joan Falcó Alcázar,
dirigido por Sonia Machause López y Consuelo Mata Parreño). La prospección contó con el permiso pertinente de la Dirección
General del Patrimonio Cultural Valenciano (Prospección: 2022/0054-CV).
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Profundizando en la ritualidad ibérica de la Sima de l’Aigua
3
Fig. 1. Ubicación de la Sima de l’Aigua (1) y evidencias de frecuentación ibérica en el área estudiada (2).
Cuevas: 1. Avenc dels dos Forats; 2. La Covatxa; 3. Cova dels Francesos; 4. Covatxa de Julio; 5. Cova del Lledoner; 6.
Coveta de la Simeta del Ibero; 7. Cova de la Galera; 8. Cova del Gats. Evidencias de hábitat: 9. El Torretxó; 10. Molí de
Fus; 11. El Pla-Molí de Genís; 12. Cases de Moncada; 13. Cases de Xixerà; 14. El Trinquet; 15. Sequer de Sant Bernat;
16. Escoles Píes; 17. La Villa - Avinguda de la Ribera; 18. Benibaire Alt; 19 Convent del Corpus Christi; 20. Font de
Botet; 21. Altet de la Cova Santa; 22. La Granja; y posibles lugares de hábitat: 23. Alzira; 24. Carcaixent.
2. CONTEXTO TERRITORIAL
La Sima de l’Aigua se ubica en un área muy abrupta, del mismo modo que ocurre en otras cuevas rituales
ibéricas del este peninsular (Grau y Amorós, 2013; Machause y Quixal, 2018; Machause y Diez, 2022).
La cueva está enmarcada por la Serra de les Agulles y la Serra del Realenc, cercana a cursos de agua y
vías de paso (fig. 1). Esta zona precisa de un estudio territorial en profundidad, que nos permita conocer
su poblamiento durante época ibérica3. Sin embargo, a grandes rasgos, podemos indicar que la Sima de
l’Aigua se situaría en el límite sur del territorio controlado por el asentamiento de Sucro (Albalat de la
Ribera) (fig. 1: 2), limitando al sur con los territorios de Saiti (Xàtiva) y El Rabat (Rafelcofer) (Bonet
y Mata, 2001; Grau, 2000, 2002). Aun así, recientes estudios (Pérez Vidal, 2021) han sugerido que los
yacimientos comprendidos entre la Serra del Realenc, la Serra de les Agulles y la Serra de Corbera deberían
ser analizados como un subgrupo geográfico diferenciado, en el extremo suroriental del territorio de la
Ribera. Esta diferenciación se propone en base a sus características orográficas, a su ubicación, así como
por la tipología, caracterización y sugerida funcionalidad. Gran parte de los yacimientos registrados son
cuevas, covachas u otras cavidades con diferentes morfologías.
En esta zona se documentan un total de nueve cuevas con evidencias materiales de cronología ibérica
(fig. 1: 2). Ninguna de ellas ha sido objeto de una intervención arqueológica con afán de estudiar los niveles
ibéricos de manera singularizada. Los materiales documentados proceden de recogidas superficiales. Sin
embargo, las características tipológicas y la cantidad de estos materiales (principalmente cerámicos) han
hecho que las investigaciones previas las incluyan en las categorías tradicionales de refugio esporádico o
lugares rituales (Gil-Mascarell, 1975). Tres de ellas han sido consideradas cuevas-refugio, al contar con
3
A desarrollar en los próximos años en el marco del proyecto “Paisajes económicos y organización territorial del periodo púnico
a la romanización: estudio comparado entre las áreas de Cartago (Túnez) y las de Arse/Sagunto y Sucro” (QartLAnd) (I+D+I del
MINECO: PID2022-139214NB-I00), IP: Iván Fumadó Ortega y David Quixal Santos.
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4
S. Machause López, C. Real Margalef, D. Pérez Vidal, G. Gallello y M. Blasco Martín
restos materiales poco representativos: la Covatxa (Carcaixent) y la Coveta de la Simeta del Ibero (recogidas
en el Inventario de la Dirección General del Patrimonio Cultural Valenciano: DGPCV)4 y la Covatxa de
Julio (Alzira) (Martínez, 1984; Serrano, 1987); mientras que las otras seis se categorizan como cuevassantuario, simplemente por contener algún fragmento de vaso caliciforme. Entre estas cuevas se encuentra
la propia Sima de l’Aigua, pero también el Avenc dels Dos Forats o del Monedero (Carcaixent), la Cova
del Lledoner (Carcaixent) (Pla Ballester, 1984), la Cova de la Galera (Favareta), la Cova dels Francesos
(Alzira) (Martínez, 1984) y la Cova dels Gats (Alzira) (Fletcher, 1967; Martínez Pérez, 1984) (algunas
de ellas, simplemente mencionadas en el inventario de la DGPCV). Evidentemente, esta clasificación
precisa de una revisión exhaustiva del registro material y del contexto físico de cada espacio, evitando
generalizaciones erróneas sobre la interpretación de estos lugares.
3. CARACTERÍSTICAS FÍSICAS E INTERVENCIONES
EN LA SIMA DE L’AIGUA
La Sima de l’Aigua se sitúa a unos 370 m s.n.m., en los montes del Realenc, cercana al conocido como
Convent o Barraca d’Aigües Vives (Donat, 1966: 46). Su ubicación se enmarca en el límite entre los
términos actuales de Carcaixent y Simat de la Valldigna (València)5 (fig. 1). La entrada, ligeramente
descendente, se encuentra parcialmente cubierta por abundante vegetación. La boca, de unos 7x2 m, da
paso a una pendiente de 15 m, aproximadamente. Es una cavidad que cuenta con un recorrido total de 240 m
y presenta fuertes procesos reconstructivos y varias salas (Fernández et al., 1980: 214).
Desde la boca de acceso (fig. 2: A), la morfología de la cavidad facilita el paso hacia el noreste, sin
enfrentarse a los desniveles presentes en la zona sureste. Tras los primeros 20 m, aproximadamente,
encontramos un paso de reducidas dimensiones (40x70 cm) que da acceso a una sala más amplia, pero de
baja altura, que obliga a los y las visitantes a caminar en cuclillas (fig. 2: B). Tras unos 10 m, se llega a la
conocida como Sala de los Gours (fig. 2: C-D). Esta sala, de 15x5 m y una altura irregular entre 1,50 y 1,70
m de alto, es la más amplia de la cavidad y está repleta de gours que conservan todavía agua en su interior.
Las menciones en diversos catálogos espeleológicos indican que desde esta sala se accede a dos simas muy
profundas, de unos 50 y 70 m de profundidad, respectivamente (Donat, 1966: 46) y que no fueron visitadas
en la prospección de 2022 por no contar con el material ni la experiencia adecuada.
La Sima de l’Aigua fue explorada espeleológicamente por J. Donat en los años 60. Sin embargo, ni
en su publicación del Catálogo de simas y cavernas de la provincia de Valencia (Donat, 1960: 28), ni en
el Catálogo espeleológico de la provincia de Valencia (Donat, 1966: 46), hace referencia a la presencia
de materiales arqueológicos en su interior, como sí hace en otras cavidades inventariadas. Esta primera
identificación arqueológica se atribuye al espeleólogo M. Flores, quien informó del hallazgo y cedió los
materiales al Servei d’Investigació Prehistòrica (SIP) (cf. Aparicio, 1976: 14, donde no se especifica el año
de esta mención de M. Flores). Además, I. Sarrión también recogió y cedió al museo otro conjunto de piezas
(Aparicio, 1976: 14). Según el archivo documental del SIP, estos últimos hallazgos se llevaron a cabo el 24
de septiembre de 1971. Asimismo, en nuestra revisión hemos podido comprobar que la base de datos del
MPV recoge otros materiales de depositario desconocido.
Según las referencias publicadas hasta la fecha, la mayoría de los materiales procederían de la conocida
como Sala de los Gours, depositados en el interior de estos o entre las formaciones espeleotémicas (Aparicio,
1997: 348). Sin embargo, se desconoce el lugar de procedencia exacto de parte de los materiales recogidos
por D. Serrano en los años 80, ya que se encontraron amontonados delante de la boca de entrada a la cueva,
4
5
https://ceice.gva.es/es/web/patrimonio-cultural-y-museos/arqueologia
La boca de entrada pertenece a Simat de la Valldigna, pero el interior está en el término de Carcaixent (ficha en el inventario de
la Dirección General del Patrimonio Cultural Valenciano).
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Profundizando en la ritualidad ibérica de la Sima de l’Aigua
5
Fig. 2. Planta de la Sima de l’Aigua (a partir de Serrano y Fernández, 1922: 22, topografía: J. Espin y J. Bustamante:
1972) e imágenes del acceso (A) y del interior de la misma (B-D). Escalas de 50 cm.
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6
S. Machause López, C. Real Margalef, D. Pérez Vidal, G. Gallello y M. Blasco Martín
donde sin duda habían sido abandonados (Serrano, 1987: 130). De todos modos, las características de
conservación homogénea de los recipientes cerámicos, con muestras de concreción en varios fragmentos,
nos hace plantear la posible procedencia original de esta misma sala.
Durante nuestra visita, en abril de 2022, pudimos recorrer la mayoría de las salas accesibles,
documentando material arqueológico tan solo en la Sala de los Gours, todavía visible en superficie y en
algunos casos sumergido parcialmente (estos materiales se encuentran fuertemente alterados por la acción
del agua y las innumerables visitas que recibe la cavidad) (fig. 2).
A pesar de la ausencia de excavaciones, consideramos que un conjunto de materiales puede asociarse a
la frecuentación ibérica de la cavidad. Su publicación completa por primera vez contribuye al conocimiento
de las prácticas rituales ibéricas.
4. MATERIALES Y MÉTODOS
El conjunto de materiales que estudiamos en esta publicación es variado, tanto objetos de bronce y restos
de fauna, como recipientes cerámicos (siendo mayoritarios estos últimos). La mayoría de los materiales
proceden de las recogidas antiguas, aunque también incluimos 13 fragmentos cerámicos hallados en la
prospección de 2022. La ausencia de una excavación arqueológica, así como de la referencia concreta de la
procedencia de los materiales, nos obliga a realizar un análisis de conjunto.
Para el estudio de los restos cerámicos de época ibérica se ha seguido el ensayo tipológico de C. Mata
y H. Bonet (1992). En esta clasificación de cerámicas ibéricas se diferencia entre las de Clase A (cerámicas
finas) y las de Clase B (cerámicas toscas). En ella se identifican grupos dependiendo de la funcionalidad de
los recipientes. Para la clasificación de las importaciones áticas, se ha seguido la tipología de N. Lamboglia
(1952, 1954) y B. A. Sparkes y L. Talcott (1970). Para calcular el número mínimo de individuos (NMI a
partir de ahora) se ha tenido en cuenta el atributo formal más característico de cada tipo, debido al alto
nivel de fragmentación y deterioro de las pastas y las superficies, derivado de la rotura intencional y los
procesos postdeposicionales. Por ejemplo, en el caso de los caliciformes, que son las formas más numerosas
del conjunto, se han tenido en cuenta las bases completas. La identificación del NMI se ha desarrollado,
siguiendo las metodologías pertinentes para el análisis estadístico de los datos (Raux, 1998).
Los objetos metálicos se han clasificado tipológicamente y se han analizado mediante la Fluorescencia
de Rayos-X (pXRF), una técnica no invasiva, empleando un equipo portátil de la serie Vanta C que incluye
un tubo de rodio (Rh) de 40 kV, un detector de silicio SDD (Silicon Drift Detector) con una resolución
en energía de 135 eV (FWHM @ 5.9 keV) y un analizador multicanal integrado. Esta técnica también
se ha implementado en el análisis de oxidaciones presentes en algunos fragmentos cerámicos. El análisis
cuantitativo de la composición elemental de los materiales metálicos se ha realizado a partir de la calibración
Metal Alloys Plus 2-beam METHOD-G2-VCR (Ferrer i Jané et al., 2021; Rubio-Barberá et al., 2019, para
más detalle sobre la medición y la metodología de análisis).
El análisis de los restos de fauna se ha basado, por un lado, en un estudio taxonómico y anatómico,
mediante el uso de la colección osteológica de referencia del Gabinete de Fauna Cuaternaria Inocencio
Sarrión del MPV y diversos atlas anatómicos (p. ej. Barone, 1976). Además, se incluye la identificación de las
edades de muerte, las cuales se han establecido teniendo en cuenta el estado de fusión de las articulaciones,
así como al estado de erupción y desgaste dental (Barone, 1976; Pérez Ripoll, 1988; Serrano et al., 2004;
Silver, 1980). Asimismo, se ha realizado un análisis tafonómico de los huesos, teniendo en cuenta el origen
y la morfología de las fracturas (Real et al., 2022; Villa y Mahieu, 1991), las modificaciones antropogénicas
como marcas de corte, fracturas directas, marcas dentales y termoalteraciones (p. ej. Binford, 1981; Pérez
Ripoll, 1992; Shipman y Rose, 1983; Soulier y Costamagno, 2017; Stiner et al., 1995; Théry-Parisot et
al., 2004; Vettese et al., 2020), las modificaciones producidas por otros depredadores (p. ej. Andrews,
1990; Binford, 1981; Domínguez-Rodrigo y Piqueras, 2003; Yravedra, 2013), así como las alteraciones
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Profundizando en la ritualidad ibérica de la Sima de l’Aigua
7
diagenéticas (Andrews, 1990; Fernández-Jalvo y Andrews, 2016; Yravedra, 2013). La cuantificación se ha
establecido a partir del número de restos (NR), número de restos identificados (NISP), número mínimo de
individuos (NMI) y número mínimo de elementos anatómicos (NME) (Lyman, 1994, 2008).
5. RESULTADOS
Debido a la ausencia de referencias espaciales claras presentamos, a continuación, un análisis global
del conjunto de materiales seleccionados para este estudio del interior de la Sima de l’Aigua. Prestamos
atención, en primer lugar, a aquellos elementos que se han podido vincular claramente con la frecuentación
ibérica de la cavidad: las cerámicas. Mostramos, seguidamente, los resultados de los análisis de los objetos
metálicos, restos de fauna e industria ósea que, pese a su adscripción cronológica indeterminada, podrían
estar relacionados con cronología ibérica. Finalmente, mencionamos la presencia de otros elementos que
muestran una frecuentación de la cueva en época romana.
5.1. Materiales de época ibérica
Las cerámicas
El total de cerámicas asociadas con los momentos de frecuentación ibérica es de 3412 fragmentos
(considerando los 3399 fragmentos de recogidos en el s. XX y los 13 recogidos en 2022), que representan
un NMI de 172 (evidenciando un alto nivel de fragmentación). Si nos basamos en el NMI/recipientes
identificados, son claramente más numerosas las cerámicas ibéricas (99,4 %), ya que tan solo se documenta
una cerámica importada (0,6 %). Entre las cerámicas ibéricas, destacan las finas o de Clase A (74,7 % del
total de fragmentos; 84,9 % del total de NMI), en especial el grupo III o vajilla de mesa (95,9 % de las
cerámicas de clase A y 80,1 % del NMI total de cerámicas de cronología ibérica). Dentro de este grupo, el
recipiente más documentado es el caliciforme, con un NMI de 119 (96,6 % del NMI del grupo III y 67,61
% del total de recipientes de cronología ibérica) (fig. 3). Destaca la cocción reductora para la mayoría de
los recipientes (95,8 % del NMI y 93,7 % de los fragmentos). Esta selección es mucho más evidente en los
119 caliciformes, de los cuales el 95,8 % son de cocción reductora.
Cerámica ibérica - Clase B
14,5 %
Importaciones
0,6 %
Cerámica ibérica - Clase A
84,9 %
Indeterminado
2,1 %
Grupo II
2,1 %
Grupo III
95,9 %
Fig. 3. Representación porcentual de las cerámicas de cronología ibérica halladas en la Sima de l’Aigua. Recuento
basado en el NMI.
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[page-n-8]
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S. Machause López, C. Real Margalef, D. Pérez Vidal, G. Gallello y M. Blasco Martín
Debido al número y la fragmentación de los recipientes, en las figuras de esta publicación se recogen
los ejemplos más representativos de cada tipo, mostrando los perfiles con mejor conservación. En
algunos casos ha sido imposible representarlos gráficamente debido a las alteraciones que presentan:
fragmentación, concreción, piezas adheridas entre ellas, etc. Estas alteraciones pueden ser consecuencia de
factores postdeposicionales naturales, así como de un uso determinado durante la práctica ritual y depósito
(fragmentación y ofrenda de recipientes sumergidos) (ver discusión en el apartado 6.2) (fig. 4).
1
2
3
4
11
5
6
7
8
9
10
Fig. 4: Ejemplos de la concreción presente en algunas piezas cerámicas: fragmento de borde de olla (1); fragmentos de
caliciformes: bordes (2), informe (3), bases (4-6); fragmentos informes con decoración (7-9), fragmento cerámico con
evidencias de contacto con elementos metálicos (10). Caliciforme hallado durante la prospección de 2022 en el interior
de uno de los gours (11).
Las formas
Las cerámicas finas o de Clase A son las más documentadas del conjunto de materiales, identificando al
menos 146 recipientes (tabla 1).
Sin duda, el grupo III o vajilla de mesa es el más numeroso del conjunto, con un NMI de 140 (95,9% del
total de Clase A) (figs. 3, 5 y 6 y tabla 1). Documentamos vajilla de mesa destinada al servicio de bebida,
como botellas (1) y jarros (1), así como para la comida: platos (19) (figs. 5.16 y 6.1-6.11). Entre los platos
(A.III.8), encontramos tanto platos con borde exvasado (7), de diámetros generalmente menores a los 15
cm (fig. 6.1-6.6), como platos con borde entrante o pátera (11) (fig. 6: 9 y 11). Es interesante remarcar que
dos de estos recipientes presentan superficies termoalteradas (internas y externas).
APL XXXV, 2024
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9
Profundizando en la ritualidad ibérica de la Sima de l’Aigua
Tabla 1: Resumen del inventario de materiales cerámicos de cronología ibérica hallados en la Sima de
l’Aigua (NMI-G: número mínimo de individuos de cada grupo; NF: número de fragmentos; NMI-T:
número mínimo de individuos de cada tipo).
Clase cerámica
Grupo
A
II
III
NMI-G
3
140
Forma
Tipo
Tinajilla
Urna orejetas
2
4.1
Botella
Jarro
Caliciforme
1
2.1
4
4.1
4.2
4.3
8
8.1
8.1.1
8.2
Plato
Pátera
Indeterminado
B
3
25
Importación ática
Total
1
Olla
Tapadera
1
6
Copa
Inset lip
NF
NMI
6
1
2
1
2
32
859
121
105
72
16
14
2
25
1
1
106
6
3
4
0
6
2
11
3
3
156
1
24
1
5
1
1420
172
Los vasos caliciformes cuentan con un NMI de 119 (fig. 3 y tabla 1). Generalmente, no se ha podido
identificar el subtipo concreto, ya que muy pocos conservaban el perfil. La mayoría (NMI 106), se enmarcan
en la categoría general (A.III.4), mientras que 6 pertenecerían al subtipo 4.1 (cuerpo globular) (fig. 5: 1-5),
3 al subtipo 4.2 (perfil en “S”) (fig. 5.6-5.8) y 4 al subtipo 4.3 (carenado) (fig. 5.9-5.12). Generalmente,
presentan alturas y diámetros bastante uniformes (diámetros de base: entre 4 y 5 cm; y diámetros de boca:
entre 8 y 12 cm,). Al conservarse muy pocos ejemplares completos, desconocemos la altura de estos
recipientes. Sin embargo, en aquellos casos en los que se ha conservado el perfil, la altura se encuentra
entre los 5,5 y los 7 cm, aproximadamente. Del total de 119 caliciformes, tan solo se han identificado
dos recipientes con perfil completo que presentan orificios precocción en sus bordes (fig. 5.6), los cuales
también están presentes en algunos platos (fig. 6.3 y 7). Estos orificios también se documentan en 16
fragmentos de borde pertenecientes a otros caliciformes.
Por lo que respecta a la conservación de las superficies, algunos de los vasos presentan termoalteraciones
y concreciones, tanto las piezas procedentes de recogidas antiguas, como las halladas durante la prospección
de 2022 (fig. 4). Destacamos aquí una de las bases de caliciforme (fig. 4.5), que conserva adherido bajo
la concreción, derivada de su contacto con el agua, parte del contenido con el que fue depositado (ver
apartado 6.2)6.
6
Hay que tener en cuenta que la totalidad de cerámicas depositadas en el SIP no habían sido lavadas, posibilitando, 50 años
después, la toma de muestras del contenido de las mismas.
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10
S. Machause López, C. Real Margalef, D. Pérez Vidal, G. Gallello y M. Blasco Martín
Fig. 5. Formas más representativas del conjunto de vasos caliciformes: cuerpo globular (1-5), perfil en “S” (6-8) y
carenado (9-12); formas no identificadas: pie alto (13) y posibles cubiletes (14-15); y botella A.III.1 (16).
Del resto de grupos, se han podido identificar tan solo tres individuos del grupo II (2,1 % del total de
Clase A), con fragmentos muy pequeños pertenecientes a dos tinajillas (pequeños contenedores) y a una
urna de orejetas. Finalmente, se documentan otras formas por determinar: un pie alto de un recipiente
indeterminado, que no puede relacionarse con las formas de vajilla de mesa, tipo copa, por su grosor
(pudiendo tratarse de una imitación en cocción reductora) (fig. 5.13); un recipiente con una hendidura en el
labio y un recipiente con forma de cubilete, pero con un tamaño que no se corresponde al identificado en
estos recipientes (fig. 5.14-5.15).
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Profundizando en la ritualidad ibérica de la Sima de l’Aigua
11
Fig. 6. Formas más representativas del conjunto de platos (1-11) y ollas (12-19).
Las cerámicas toscas o de Clase B tan solo están presentes en el conjunto revisado por 157 fragmentos,
que suponen un NMI de 25 (14,5 % del NMI total de cerámicas de cronología ibérica) (fig. 3 y tabla 1). La
mayoría son ollas, recipientes destinados a la cocina o al depósito de alimentos, que presentan diámetros
entre 15 y 20 cm, aproximadamente, para los bordes (fig. 6.12-6.17) y de entre 4 y 10 cm, aproximadamente,
para las bases (fig. 6.19). Tan solo documentamos un ejemplo de una tapadera (B.6) (fig. 6.18). En cuanto
a la conservación, la concreción identificada en algunos vasos caliciformes, también se documenta en uno
de los bordes de Clase B (fig. 4: 1).
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S. Machause López, C. Real Margalef, D. Pérez Vidal, G. Gallello y M. Blasco Martín
Por último, identificamos cinco fragmentos muy rodados pertenecientes a un recipiente de origen ático:
forma Lamboglia 42A (Lamboglia, 1952, 1954) o inset lip, según la tipología del Ágora de Atenas (Sparkes
y Talcott, 1970: 98-102, n.º 469-6).
Además de todos estos recipientes, sabemos que se recogieron otras formas muy características, pero
estas no se encuentran en el conjunto depositado en el SIP. Estas cerámicas fueron inventariadas en las
publicaciones previas, como, por ejemplo, las urnas de orejetas (al menos dos) (Aparicio, 1976: 14, 1997:
348) o las tapaderas (al menos tres) (Serrano, 1987: 130-133, fig. 40.10, 40.16, 40.20). Lamentablemente,
estos materiales no están disponibles y no han podido incluirse en este estudio.
Las decoraciones
Del total de 3412 fragmentos, tan solo 75 (2,20 %) cuentan con algún tipo de decoración conservada, siendo
la mayoría de estos de Clase A. Se trata de decoraciones muy sencillas, a base de pintura, incisiones o
baquetones (fig. 6: 12-15). Algunos fragmentos presentan restos de espatulados (fig. 5: 10). La decoración
pintada es monocroma, de motivos geométricos simples: líneas, bandas, círculos concéntricos y retículas (fig.
4: 7-9). En muchos casos la conservación no permite identificar el motivo representado. Otros fragmentos
muestran oxidaciones de color verde o anaranjado, evidenciando su contacto con elementos metálicos
(fig. 4: 10). Los análisis por pXRF llevados a cabo en la superficie de algunos de ellos han confirmado la
presencia de cobre (oxidaciones verdosas) y hierro (oxidaciones anaranjadas) como elementos mayoritarios.
Los objetos metálicos
La mayoría de los objetos metálicos son elementos de adorno y objetos de uso personal: anillos (7) y anillas
(7). Se conservan un total de nueve anillos de cinta lisos: cinco completos y dos fragmentados. Todos
ellos son de sección rectangular. Los diámetros se encuentran entre los 17,03 mm y los 19,95 mm, estando
algunos de ellos deformados. Presentan grosores entre los 0,58-0,93 mm. El peso oscila entre los 0,21 g, en
los anillos más finos, y los 1,38 g (fig. 7).
Por lo que respecta a las anillas, hay dos piezas completas, cinco casi completas y dos fragmentos
filiformes (un total de 9 fragmentos), que pueden ser interpretadas como pulseras y/o brazaletes. La única
diferencia entre estos dos adornos es que las pulseras tienen diámetros menores, ya que se pondrían en
las muñecas, y los brazaletes se suelen portar en los antebrazos, contando con diámetros mayores. Sin
embargo, no debemos olvidar que estos tamaños pueden estar relacionados, también, con la edad de sus
portadores o portadoras (individuos infantiles). Todas ellas cuentan con una sección ovalada y circular. Los
ejemplares que están completos, o casi completos, tienen diámetros máximos que oscilan entre los 4,6 y
los 6,4 cm y espesores medios de 0,08-0,2 cm. Se trata de anillas muy ligeras: desde 0,54-1,75 g (pesando
0,74 g y 1,36 g las dos anillas que se conservan completas) (fig. 7: 8-7: 16). Son anillas simples, realizadas
a partir de una única varilla de bronce, existiendo dos ejemplares que presentan decoración (fig. 7: 11B y
7: 12B). Sin embargo, los inventarios publicados con anterioridad indican la existencia de muchas más
anillas, ya que se recogen cuatro anillas metálicas completas y 28 fragmentos pertenecientes a otras anillas
(Aparicio, 1997: foto 1).
Los anillos y anillas son elementos de estructura sencilla y que están presentes en cronologías muy
amplias. Sin embargo, tal y como veremos en el apartado 6.2., las características de los hallados en la
Sima de l’Aigua son muy similares a las de otros contextos ibéricos. Al identificar coloraciones doradas en
algunas de las piezas (fig. 7: 5B y 7: 16B), se realizó un análisis por pXRF. Los datos obtenidos confirman la
ausencia de oro en la composición de las anillas y anillos, siendo la aleación empleada para la manufactura
de estos objetos cobre (Cu), estaño (Sn) y plomo (Pb), mayoritariamente (tabla 2), que corresponde a
un bronce ternario (Montero-Ruiz, 2008; Rubio-Barberá et al., 2019). Estos resultados se diferencian del
cobre (Cu) y zinc (Zn), elementos mayoritarios que caracterizan como latón una aguja de tipología romana
procedente de las recogidas de los años 70 (ver apartado 5.2). El latón se empieza a producir en modo
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Profundizando en la ritualidad ibérica de la Sima de l’Aigua
13
Fig. 7. Anillos y anillas de bronce hallados en la Sima de l’Aigua.
extensivo desde el s. I a.C., coincidiendo con el desarrollo de esta técnica en el mundo romano (Craddock,
1978; Montero-Ruiz y Perea, 2007). Hay también que destacar que en algunos de los objetos analizados
se observan valores más elevados de hierro (Fe) que de plomo (Pb). Así mismo, se detecta también la
presencia de plata (Ag) (tabla 2). Esta heterogeneidad en el perfil elemental del conjunto de anillas y anillos
podría relacionarse con el uso de diferentes procesos de manufacturación y diferentes materias primas
(Rubio-Barberá et al., 2019).
Industria ósea
Entre los restos óseos destaca un fragmento de diáfisis de hueso largo de meso mamífero: 52,76 mm de
largo; 4,95 mm de anchura máxima y 1,83 mm de anchura mínima; 2.90 mm de grosor. La pieza, de sección
plano-convexa, está completa y tiene marcas de una ligera abrasión (tanto en los laterales, como en la cara
frontal) (fig. 8). Se trata de una esquirla ósea alargada, ligeramente preparada para resultar biapuntada,
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14
S. Machause López, C. Real Margalef, D. Pérez Vidal, G. Gallello y M. Blasco Martín
Tabla 2. Peso, diámetro y concentraciones de los elementos mayoritarios en las anillas, anillos y el alfiler.
El diámetro máximo está expresado en milímetros (mm), el peso en gramos (g) y las concentraciones
elementales en porcentaje masa/masa (wt%). LOD: Limit of detection. Las piezas 5, 15 y 16 presentaban
apariencia dorada (ver fotos en fig. 7).
N
Tipo
Conservación
ø máx.
Peso
Elementos mayoritarios (wt%)
Fe
Cu
Zn
Ag
Sn
Sb
Pb
34
4
1
Anillo
Completo
19,77
1,369
11
33
0,1
0,2
2
Anillo
Completo
18,6
0,83
0,5
85
0,1
8
0,1
2
3
Anillo
Completo
19,1
0,56
2
55
0,1
0,1
22
0,8
8
4
Anillo
Completo
19,95
1,38
0,2
84
0,1
7
0,2
2
5
Anillo
Completo
18,75
0,9
0,7
78
11
1
6
Anillo
Fragmentado
18,86
0,38
0,4
85
0,2
5
0,9
0,9
7
Anillo
Fragmentado
17,03
0,21
10
26
0,1
0,4
32
0,4
15
8
Anilla
Fragmentado
55
1,45
2
71
0,1
13
1
9
Anilla
Fragmentado
52
1,37
0,4
75
12
0,3
10 Anilla
Fragmentado
49
1,004
4
46
0,2
40
0,2
11
Fragmentado
57
0,54
2
66
0,1
19
0,3
12 Anilla
Anilla
Completo
46
1,36
2
62
0,1
16
0,2
3
13 Anilla
Fragmentado
58
1,75
3
39
0,2
44
0,2
14 Anilla
Fragmentado
Indet.
0,278
0,7
60
0,1
0,2
20
2
15 Anilla
Fragmentado
64
0,78
0,1
85
10
2
16 Anilla
Completo
56
0,74
0,2
85
8
2
17 Aguja
Completo
1,1
0,271
0,5
62
16
0,04
Fig. 8. Útil apuntado con evidencias
de piqueteado (1) y abrasión (2).
Fotografías de detalle tomadas con
Lupa Leica M165C del MPV (15 X y
12 X aumentos, respectivamente).
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15
Profundizando en la ritualidad ibérica de la Sima de l’Aigua
pudiendo ser considerada como una pieza del grupo de industria ósea secundaria o expeditiva (fragmentos
óseos empleados de forma puntual pero no trabajados con detalle) (Blasco Martín, 2022: 27). Aunque no
podamos precisar su cronología, podemos asegurar que esta pieza fue utilizada, ya que ambos extremos o
puntas cuentan con un ligero piqueteado. Además, como veremos más adelante, es interesante indicar que
esta pieza se encontraba almacenada en un sobre que indicaba su hallazgo en el “interior de una urna más
grande”, lo que podría evidenciar su depósito dentro de una de las ollas ibéricas documentadas en la cueva.
5.2. Materiales de época romana
Consideramos relevante indicar también la existencia de materiales asociados con cronologías más tardías.
La revisión de los fondos del SIP nos ha permitido corroborar las referencias mencionadas en publicaciones
previas. Por una parte, existe una aguja de latón, mencionada anteriormente. Estas agujas, conocidas como
acus crinalis, con cabeza globular y un vástago muy fino, de sección circular, eran un utensilio empleado
generalmente para sujetar los cabellos de las mujeres romanas (Stephens, 2008). También se documentan
varios fragmentos de lucernas romanas (ss. II-III d.C.) (González-Alcalde, 2002-2003: 288) (depositados
en el SIP) y, supuestamente, una moneda de Constantino (s. IV d.C.) (Aparicio, 1976: 14) (ausente en el
catálogo numismático del MPV).
5.3. Materiales de cronología indeterminada
Restos de fauna
Se han analizado un total de 18 restos de fauna (tabla 3), de los cuales el 72,2 % se ha podido identificar
taxonómica y anatómicamente. El resto (27,8 %) comprende cinco fragmentos indeterminados a nivel de
especie y clasificados como talla pequeña-media. Si bien su adscripción cronológica es indeterminada,
presentamos aquí los resultados de su estudio que nos permitirá plantear diversas hipótesis en base al
tratamiento y selección de los restos. Estos datos podrán concretarse en un futuro cuando contemos con
datos cronológicos más precisos.
Tabla 3. Composición taxonómica y edades de muerte de los restos de fauna de la Sima de l’Aigua.
NISP
n
Det.
Indet.
Total
NISP
%
13 72,2
5 27,8
18
NME
10
3
NME NMI
n
%
11
61,1
8
1*
Sus sp.
2
11,1
2
1**
Pequeña/media
5
27,8
3
Ovicaprino
13
18
13
2
NISP
Cráneo
Maxilar
Mandíbula
Diente
Metacarpo
Falange 1
Escápula
Ulna
Cráneo
Hueso plano
Hueso largo
n
%
4
1
2
2
1
1
1
1
2
2
1
18
22,2
5,6
11,1
11,1
5,6
5,6
5,6
5,6
11,1
11,1
5,6
NME
1
1
2
2
1
1
1
1
1
1
1
13
* Joven (5-6 meses) | ** Adulto (>12 meses).
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16
S. Machause López, C. Real Margalef, D. Pérez Vidal, G. Gallello y M. Blasco Martín
En cuanto al conjunto de restos determinados, se han identificado 11 huesos de ovicaprino y tan solo
dos de Sus sp. Los restos de Sus sp. podrían corresponder con el jabalí dado la anchura de la superficie
articular. Anatómicamente, se documentan sobre todo restos craneales en el caso del ovicaprino, además
de un metacarpo y una falange. En base a la presencia de dos dientes permanentes (M1/ y M/1) iniciando
el desgaste y un decidual (D4/) con muy poco desgaste, los restos de ovicaprino corresponderían a un
individuo joven de unos 5-6 meses de edad. Esta edad podría relacionarse también con una falange primera
y un metacarpo sin osificar (fig. 9: 4). En cuanto al Sus sp., corresponderían a un individuo subadulto/adulto
según indica la osificación de la escápula.
El conjunto está bien conservado, tan solo un resto presenta alteraciones diagenéticas por manganeso.
En cuanto a la fragmentación, dos huesos (falange y metacarpo de ovicaprino) están completos. El resto
(83,33 %) están fragmentados, y la mayoría presenta fracturas de origen indeterminado (38,89 %) y fresco
(22,22 %) (tabla 4).
Tabla 4. Clasificación de los restos de fauna de la Sima de l’Aigua según el origen de la fractura.
NISP
NISP
Completo
Fragmentado
Reciente
Ovicaprino
11
Sus sp.
2
Talla pequeña/media
3
Total
16
Cráneo
Maxilar
Mandíbula
Diente
Metacarpo
Falange 1
Escápula
Ulna
Cráneo
Hueso largo
4
1
2
2
1
1
1
1
2
1
16
1
1
2
2
Fresco
2
1
1
2
4
Indeterminado
4
1
1
1
7
Las modificaciones identificadas son todas de origen antrópico y corresponden a marcas de corte,
de fractura directa y termoalteraciones. Las marcas de corte se documentan en el cuerpo de la cavidad
alveolar de las dos mandíbulas de ovicaprino: por un lado, dos incisiones cortas, transversales y leves;
y, por otro lado, otras dos incisiones, largas, oblicuas y de intensidad moderada (fig. 9: 4). Estas podrían
estar vinculadas con el aprovechamiento de la carne o con el pelado. También hay varias incisiones cortas
y oblicuas en la zona media de la diáfisis y en la articulación proximal de la ulna de Sus sp. Este hueso
presenta fracturas directas tanto en la zona proximal como distal (fig. 9: 1), las cuales podrían deberse a la
acción de agentes no humanos, pero no hay otras marcas dentales como punciones o arrastres que ayuden
a determinar dicho origen. La escápula de Sus sp. presenta una muesca por fractura directa (fig. 9: 2). Por
último, los dos fragmentos indeterminados de hueso plano están termoalterados.
Otros materiales
Así mismo, existen otros materiales que podrían relacionarse con la frecuentación ibérica de la cavidad, que
no fueron depositados en el MPV. Este es el caso del fragmento de cráneo humano, entre el lote de materiales
acumulados delante de la boca de la entrada (Serrano, 1987: 130). Si bien la presencia de restos humanos
inhumados suele asociarse a momentos de frecuentación previa, las recientes dataciones están demostrando
APL XXXV, 2024
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Profundizando en la ritualidad ibérica de la Sima de l’Aigua
2
3
17
4
1
Fig. 9. Restos de fauna de la Sima de l’Aigua: ulna de Sus sp. con fracturas directas y marca de corte (1); escápula de
Sus sp. con una muesca (2); mandíbula de ovicaprino joven con marcas de corte (3); falange primera y metacarpo sin
osificar de ovicaprino (4).
que existen algunos casos en los que las cuevas fueron escenarios de algún tipo de ritual funerario en época
ibérica, como ocurre en la Cueva del Sapo (Chiva, València) (Machause et al., 2014: 170) y en la Cueva
Merinel (Bugarra, València) (Machause y Skeates, 2022: 8). En este sentido, es interesante remarcar la
presencia de varias urnas de orejetas en la Sima de l’Aigua, como se ha documentado en otras cuevas
rituales. Recientemente se han hallado estos recipientes en la Cueva del Sapo, una cavidad que albergó una
gran diversidad de prácticas rituales, entre las que destaca la inhumación de un individuo femenino del siglo
IV-III a.C. (Machause et al., 2014).
6. DISCUSIÓN
6.1. Marco cronológico
La información disponible hasta la fecha muestra que la Sima de l’Aigua fue frecuentada entre los siglos V/
IV a.C. y el s. IV d.C. Sin embargo, la mayoría de los materiales se asocian con la frecuentación ibérica de
la cueva (ss. V-IV a.C.). Esta cronología coincide con el uso de otras cavidades rituales del este peninsular
(Grau y Amorós, 2013; Ocharán, 2015; Machause, 2019, entre otros).
Por lo que respecta a las cerámicas ibéricas, sus características decorativas, conservación y formas nos
impiden acotar un momento de frecuentación más preciso. Sin embargo, la presencia de un recipiente de
importación ática indica que la cueva pudo ser visitada desde la segunda mitad del s. V/primer tercio del
siglo IV a.C. (Shefton, 1982; Sánchez, 1992: 328; Rodríguez Pérez, 2019: 73-74, entre otros). Dicho marco
cronológico coincide con los siglos con los que suelen relacionarse las formas carenadas de caliciformes
(A. III.4.3), presentes en la cavidad (Mata y Bonet, 1992).
La ausencia de una tipología clara para anillos y anillas de época ibérica dificulta su atribución cronológica.
Sin embargo, las características tipológicas de las anillas son muy similares a las halladas en otros contextos
ibéricos del siglo IV a.C., como en la necrópolis de Casa del Monte (Valdeganga, Albacete) (comunicación
personal de C. Mata) o en otras cuevas rituales como la Cova de les Dones (Millares, València) (Machause
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S. Machause López, C. Real Margalef, D. Pérez Vidal, G. Gallello y M. Blasco Martín
y Falcó, 2023: fig. 13) o la Cova dels Pilars (Agres, Alicante) (Grau y Amorós, 2013: fig. 2). Así pues, los
anillos y las anillas podrían estar en relación con las ofrendas depositadas en esta cavidad durante época
ibérica, momento en el cual existe una mayor densidad de ofrendas cerámicas. Si bien se recogieron otros
elementos metálicos de cronología romana, como el acus crinalis, los elementos generales detectados con la
técnica de fluorescencia de rayos X (pXRF) indican que estas ofrendas pudieron pertenecer a dos momentos
distintos. Los elementos químicos mayoritarios detectados indican la presencia de bronce ternario en las
anillas y los anillos, mientras que el perfil químico identificado en la aguja de tipología romana es latón.
Esto confirma que las técnicas de manufactura fueron distintas. Aunque estos datos no permiten ubicar
cronológicamente estos objetos, sí que nos aportan datos interesantes para plantear hipótesis sobre la posible
pertenencia a distintas fases de uso del espacio o a momentos cronológicos distintos.
Por lo que respecta a los restos de fauna, estos pudieron estar asociados con cualquier momento de
frecuentación de la cavidad. Sin embargo, hemos considerado relevante incluirlos en esta publicación por
si futuros datos, ya sean estratigráficos o resultado de dataciones radiocarbónicas, permiten comparar estos
resultados con los ejemplos hallados en otras cuevas ibéricas.
Finalmente, debemos indicar que la cronología de la pieza de industria ósea también es desconocida.
Sin embargo, en el contexto de un depósito ritual, es interesante remarcar la mención concreta sobre su
hallazgo en el interior de la Sima de l’Aigua. Inocencio Sarrión escribió en el sobre en el que depositó los
restos en el SIP: “interior urna más grande”. Esta referencia nos hace plantearnos el carácter de ofrenda
de esta pieza, depositada posiblemente en el interior de una de las ollas, asociada a la frecuentación
ibérica de la cavidad.
6.2. Prácticas rituales identificadas
El análisis de los materiales recuperados en las distintas recogidas y prospecciones en la cavidad confirma
su relevancia en el desarrollo de diversas prácticas rituales en época ibérica. La materialidad del rito
presente en la Sima de l’Aigua demuestra un depósito de ofrendas cerámicas estandarizado, con presencia
de vasos, principalmente, platos y ollas, y, seguramente, de anillos y anillas de bronce, que formarían parte
de distintas prácticas rituales. Sin embargo, debemos ser conscientes de las limitaciones marcadas por los
procesos postdeposicionales que pudieron alterar la formación del registro, así como las características de
su recogida. Los datos conservados sobre la procedencia de los materiales son muy escasos. Además, no
descartamos la posibilidad de una posible selección de materiales durante esta recogida, mostrando una
visión parcial de la pauta ritual. Pese a estas limitaciones, planteamos a continuación diversas hipótesis
sobre las acciones que pudieron desarrollarse en la Sima de l’Aigua.
En primer lugar, cabe destacar la presencia de más de un centenar de vasos caliciformes, que pudieron
adquirir múltiples significados rituales: ofrendas, recipientes para libaciones, contenedores de ofrendas o,
incluso, elementos de iluminación depositados de manera ritualizada (Martínez Perona, 1992; Izquierdo,
2003). Estos recipientes, que aparecen también en el ámbito doméstico, han sido tradicionalmente
vinculados con las prácticas simbólicas en cuevas (González-Alcalde, 2009). El valor simbólico que
adquieren en estos espacios reside en su depósito formalizado de manera repetida y estandarizada
(Machause 2019: 163-168). Sin embargo, su multifuncionalidad no siempre permite concretar en su
interpretación. En el caso de la Sima de l’Aigua no contamos con datos exactos sobre su contexto y
posición, ni sobre su asociación directa con otros recipientes o su posible contenido orgánico. Sin embargo,
en este sentido, es interesante indicar que esta cueva fue una de las primeras cuevas en las que se remarcó
la necesidad de realizar análisis de residuos. J. Aparicio (1976: 14) indica: (…) un vasito ibérico de
cerámica negruzca y perfil caliciforme, lleno de substancia blanquecina está siendo sometido a análisis
por si se tratara de algún resto de ofrenda. Los resultados de este análisis, llevado a cabo en el Instituto de
Agroquímica y Tecnología de Alimentos de Valencia, revelaron que no contenía cereales. Años después,
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una publicación indica que seguramente se trate de substancias oleaginosas, resinosas o bituminosas,
naturaleza a analizar, interpretadas como restos de la ofrenda o de iluminación (relacionado con el uso
de estos vasos como lámparas de aceite) (Aparicio, 1997: 348). Por desgracia, los resultados finales no
llegaron a publicarse. En nuestro caso, al evidenciar residuos conservados en uno de los vasos (fig. 4: 5),
llevamos a cabo diversos análisis, tanto antropológicos como químicos, para conocer su contenido. Estos
resultados se encuentran actualmente en estudio.
Las características de estos vasos muestran un amplio abanico de posibilidades de uso, que en muchas
ocasiones no son excluyentes. Las termoalteraciones presentes en tres de ellos podrían evidenciar su
uso como recipientes de iluminación o recipientes de ofrendas vegetales que fueran quemadas en el
marco de prácticas rituales. Las concreciones conservadas en al menos 23 fragmentos procedentes
de recogidas antiguas (cinco informes, un fragmento de cuello y cinco fragmentos de bases) y dos
fragmentos recuperados en la prospección de 2022 (un fragmento de cuello y una base), evidencian su
depósito en contacto con el agua. Sin embargo, las características observadas no nos permiten descartar
la selección de fragmentos, ni su depósito intencionado siguiendo una orientación concreta. Lo que sí
que podemos plantear con más seguridad es que gran parte de estos vasos pudieron ser objeto de una
rotura intencional (fueran utilizados o no previamente), a juzgar por el elevado número de fragmentos
y fracturas antiguas que presentan los caliciformes (fig. 10). Esta práctica se ha documentado en una
gran variedad de contextos cultuales desde la Prehistoria, simbolizando el sacrificio del objeto ofrecido
y su inutilización (Grinsell, 1961; Chapman, 2000; Denti, 2013). Sin embargo, para poder avanzar en
el conocimiento de la pauta ritual en cuevas vinculada con estos vasos (como, por ejemplo, el contacto
total o parcial con el agua subterránea o la selección de fragmentos previos a su depósito) precisamos de
datos estratigráficos claros, como se está identificando en estos últimos años en otros contextos ibéricos
(Rodríguez Ariza et al., 2023: 158).
Si bien no conocemos la ubicación original de la totalidad de los materiales, planteamos la elección
de la Sala de los Gours para el depósito de la mayoría de las ofrendas cerámicas, tal y como se sugirió en
publicaciones previas (Aparicio, 1997: 348). Esta propuesta se basa en dos evidencias: las características
de conservación de las cerámicas (en contacto con el agua); y su localización, durante la prospección de
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5 cm
Fig. 10. Algunos ejemplos de la fragmentación presente en los vasos caliciformes de la Sima de l’Aigua: bases anilladas
(1) y bases indicadas (2).
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S. Machause López, C. Real Margalef, D. Pérez Vidal, G. Gallello y M. Blasco Martín
2022 concentrada en esta sala (fig. 2: D), no documentándose ningún fragmento cerámico en las otras zonas
de la cavidad. Esta selección implicaría diversas cuestiones relevantes a tener en cuenta en el marco de un
ritual de paso: acceso complejo a ciertas salas que solamente puede ser superado de manera individual,
simbolizando una fase liminal (1); completa oscuridad y necesidad de iluminación artificial para desarrollar
las ofrendas y transitar por el espacio subterráneo (2); y contacto directo con el agua durante el gesto final
de ofrenda, el cual puede ser parcial, introduciendo solo ciertas partes del cuerpo, o total (3).
El papel simbólico del agua en los rituales ibéricos ha sido remarcado en diversos contextos, tanto
subterráneos como en superficie (Sánchez Moral, 2020; Machause y Falcó, 2023: 65-66). En concreto, el
agua subterránea es considerada en muchas sociedades como un elemento divino y sobrenatural, integrada
activamente en los rituales personificados en estos espacios, a través de la bebida, la purificación o la
libación (Whitehouse, 2007; Oestigaard, 2020). En el caso de la Sima de l’Aigua, además de valorar su uso
durante las prácticas rituales, debemos considerar su simbolismo al convertirse en contenedor y transmisor
de ofrendas, en las últimas fases del rito. El agua, por tanto, sería uno de los elementos protagonistas en
los rituales personificados en esta cavidad, del mismo modo que ocurre, por ejemplo, en la Cova de les
Dones (Millares, València) (Machause y Falcó, 2023). La Sala de los Gours sería el destino final del viaje
ritual emprendido desde los lugares de hábitat hasta las cuevas, un proceso transformador que culminaría al
depositar la ofrenda cerámica en contacto con al agua subterránea en las salas más profundas de la cavidad.
Sin embargo, esta propuesta interpretativa no descarta la realización de prácticas rituales en otras zonas de
Sima de l’Aigua, de las cuales no se conservan evidencias arqueológicas hasta la fecha (como, por ejemplo,
libaciones u ofrendas de elementos vegetales).
Algunas de estas prácticas podrían estar precedidas, por ejemplo, por algún tipo de ritual de
comensalidad. Estas prácticas simbólicas están presentes directa o indirectamente en una gran variedad de
contextos cultuales del Mediterráneo (Sardà, 2010; Amorós, 2019). La presencia de vajilla de mesa (tanto
de cerámica ática, como de cerámica ibérica: una veintena de platos), así como de una veintena de ollas
podría relacionarse con diversas prácticas de consumo previas al depósito. Sin embargo, en relación a este
aspecto, es notoria la ausencia de grandes contenedores como ánforas o tinajas que sí están presentes en
otras cuevas del este peninsular (Machause 2019). En este sentido, es interesante recordar la identificación
de dos platos con termoalteraciones internas y externas, pudiendo ser utilizados en la preparación de
alimentos u ofrendas orgánicas.
Finalmente, aunque no contemos con una adscripción cronológica clara, proponemos la vinculación de
parte de las ofrendas cerámicas con la presencia de objetos metálicos relacionados con el adorno personal
(seguramente más de una veintena de anillos y anillas de bronce, a juzgar por los fragmentos depositados en
el SIP y las referencias bibliográficas: Aparicio, 1997: foto 1). Observando otros ejemplos coetáneos, estos
elementos podrían indicar la realización de rituales de paso que implicaran el cambio de apariencia, regidos
por distintos códigos sociales de indumentaria relacionados con la edad, el género y/o el grupo social.
En concreto, la presencia de anillas/aros metálicos se suele relacionar con las ofrendas de cabello, en el
marco de rituales de paso, en distintos contextos, tanto en las cuevas del este peninsular (González-Alcalde,
2011: 144), como en el Alto Guadalquivir (Rueda, 2011). Sin embargo, el grosor y el peso de las anillas
procedentes de la Sima de l’Aigua podría relacionarse también con algún tipo de pulseras o brazaletes,
seguramente propiedad de individuos infantiles (a juzgar por los diámetros conservados).
Aunque desconozcamos la cronología de los restos de fauna, también es interesante indicar su posible
vinculación con los rituales desarrollados en época ibérica (si bien no presentan evidencias de concreción
como las piezas cerámicas). En concreto, valoramos la posible selección de suidos y ovicaprinos, las
alteraciones de origen antrópico (marcas de corte y termoalteraciones), así como el consumo y la ofrenda de
determinadas partes anatómicas. Estas características se documentan, también, en otras cavidades del este
peninsular (p.e. Blay, 1992; Machause y Sanchis, 2015). Sin embargo, para profundizar en el simbolismo
de estos animales, en el marco de las prácticas rituales ibéricas de la Sima de l’Aigua, necesitaríamos datos
cronológicos y estratigráficos más precisos.
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7. CONCLUSIONES
El análisis de las evidencias materiales halladas en los años 70, junto con los resultados de la reciente
prospección, desarrollada en 2022, demuestra que la Sima de l’Aigua acogió diversas prácticas rituales
durante época ibérica (ss. V-IV a.C.). El rito se materializaría a través de diversas ofrendas cerámicas,
principalmente caliciformes (pero también platos y ollas) y, posiblemente, adornos metálicos, objetos de
hueso y restos de fauna. Estas ofrendas muestran un comportamiento cíclico y pautado, presente en otros
ejemplos de cronología similar.
Pese al sesgo existente en la documentación, que nos impide asegurar la adscripción cronológica de
algunos elementos, consideramos necesaria la realización de este tipo de estudios que profundicen en la
heterogeneidad de las dinámicas rituales en los espacios subterráneos. Además, estos resultados serán de
vital importancia para plantear futuras intervenciones arqueológicas en la cavidad que permitan obtener
información contextualizada, así como recuperar restos bióticos (infrarrepresentados en las cavidades que
cuentan con prospecciones o excavaciones antiguas).
Una de las vertientes que sin duda deberá recibir un análisis más pormenorizado en próximas
investigaciones es la interrelación de esta y otras cuevas cercanas con los núcleos de hábitat más próximos.
En este sentido, conforme evolucionen los estudios de poblamiento de este territorio, se valorará la
realización de cálculos de visibilidad acumulada para observar su prominencia en el paisaje en relación con
los núcleos habitados, así como los caminos que pudieron servir para transitar hacia estos espacios. Los
datos disponibles hasta la fecha muestran una aparente lejanía de las zonas de poblamiento, reforzando el
carácter limítrofe de las cuevas, como se ha evidenciado en otros territorios. Esta zona cuenta con varios
yacimientos con materiales ibéricos. Nos referimos a los hallazgos encontrados en Convent del Corpus
Christi, Font de Botet, Benibaire Alt, Sequer de Sant Bernat, La Villa-Avinguda de la Ribera, Molí de
Fus, Escoles Píes, El Torretxó, Cases de Xixerà o El Pla-Molí de Genís (que se encuentran alrededor de
a las actuales localidades de Carcaixent y Alzira) (fig. 1: 2). Entre estos destacarían los posibles núcleos
de habitación en los actuales términos de Carcaixent y Alzira, a unos 8 km de la Sima de l’Aigua, y un
importante núcleo de habitación en la actual Albalat de la Ribera (Sucro) a unos 15 km aproximadamente
(Aranegui, 2015; Albelda, 2016; Pérez Vidal, 2021).
Consideramos que, si bien quedan muchas cuestiones en las que profundizar en futuras investigaciones,
esta publicación demuestra la importancia de “excavar” en los fondos museísticos y analizar el contexto
espacial y físico de los hallazgos. Tan solo a través de un análisis detallado, tanto de la materialidad y su
contexto estratigráfico y espacial, como del contexto territorial logaremos profundizar en el conocimiento
de las sociedades del pasado y sus prácticas rituales.
AGRADECIMIENTOS
La mayor parte del análisis de los materiales de la Sima de l’Aigua se inició con la beca postdoctoral de la primera
autora (APOSTD-Generalitat Valenciana-Fondo Social Europeo) y se finalizó en el marco del proyecto “Deep in caves:
ritualidad ibérica en contexto” (Generalitat Valenciana - CIGE/2022/94). Agradecemos la colaboración de Joan Falcó
Alcázar, durante la prospección llevada a cabo en la Sima. Así mismo, expresamos nuestra gratitud al personal del Museu de Prehistòria de València y, en especial, a Jaime Vives-Ferrándiz y a su directora, María Jesús de Pedro. También
agradecemos los comentarios de Consuelo Mata Parreño, así como de los/las evaluadores/as y el equipo editorial, que
han mejorado enormemente el resultado final de este artículo. Finalmente, agradecemos a la Conselleria d’Educació,
Cultura i Esport de la Generalitat Valenciana por la financiación del proyecto NeoNetS “A Social Network Approach to
Understanding the Evolutionary Dynamics of Neolithic Societies (C. 7600-4000 cal. BP)” (Prometeo/2021/007) con el
cual se ha adquirido la instrumentación analítica para llevar a cabo el estudio. Gianni Gallello agradece el ayuda Beatriz Galindo (2018) financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (Project BEA-GAL18/00110
“Development of analytical methods applied to archaeology”).
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