Arqueozoología y tafonomía de la Cova Foradada (Oliva, Valencia). Una comparativa entre conjuntos del Paleolítico medio y superior inicial
Raquel Pardo Tendero
Aleix Eixea Vilanova
Alfred Sanchis Serra
2024
Museu de Prehistòria de València
[page-n-1]
Archivo de Prehistoria Levantina
Vol. XXXV, 2024, e3
Permanent IRI: http://mupreva.org/pub/1622
Creative Commons BY-NC-SA 4.0 ES
ISSN: 0210-3230 / eISSN: 1989-0508
Raquel PARDO TENDERO a, Aleix EIXEA a y Alfred SANCHIS b
Arqueozoología y tafonomía
de la Cova Foradada (Oliva, Valencia).
Una comparativa entre conjuntos
del Paleolítico medio y superior inicial
RESUMEN: En este trabajo se presentan los datos preliminares del estudio arqueozoológico y
tafonómico de la macrofauna correspondiente a dos capas adscritas, una al Paleolítico medio y otra al
Gravetiense de la Cova Foradada (Oliva, Valencia). El principal objetivo de este trabajo es aportar nueva
información que sirva de comparativa con otros conjuntos faunísticos de época paleolítica situados en
la fachada mediterránea ibérica. Los datos obtenidos indican que en los dos conjuntos analizados los
lepóridos son el grupo taxonómico con mejor representación, aunque también destacan los cérvidos.
El conjunto del Paleolítico medio muestra una mayor diversidad, con presencia de quelonios, suidos y
cánidos de tamaño medio. Équidos y bóvidos aparecen con porcentajes menores. El estudio tafonómico
señala el origen principalmente antropogénico de estos conjuntos faunísticos.
PALABRAS CLAVE: Cova Foradada, Paleolítico medio, Gravetiense, Arqueozoología, Tafonomía,
Mediterráneo ibérico.
Archaeozoology and taphonomy from Cova Foradada (Oliva, Valencia)
A comparison between Middle and Early Upper Palaeolithic assemblages
ABSTRACT: This paper presents a preliminary data from the archaeozoological and taphonomic study
of macrofauna corresponding to two layers belonging to the Middle Palaeolithic and Gravettian levels
from Cova Foradada (Oliva, Valencia). The main objective of this work is to provide new information
to serve as a comparison with other faunal assemblages from the Palaeolithic period located on the
Iberian Mediterranean basin. The data obtained indicate that leporids are the taxonomic group with
the best representation in the two assemblages analysed, although cervids also stand out. The Middle
Palaeolithic assemblage shows a greater diversity, with the presence of chelonians, suids and mediumsized canids. Equids and bovids appear in smaller percentages. The taphonomic study indicates the
mainly anthropogenic origin of these faunal assemblages.
KEYWORDS: Cova Foradada, Middle Palaeolithic, Gravettian, Archaeozoology, Taphonomy, Iberian
mediterranean.
a
b
Departament de Prehistòria, Arqueologia i Història Antiga, Universitat de València.
raparten@alumni.uv.es | alejo.eixea@uv.es
Servei d’Investigació Prehistòrica, Museu de Prehistòria de València, Diputació de València.
alfred.sanchis@dival.es
Recibido: 10/10/2023. Aceptado: 06/03/2024. Publicado en línea: 18/04/2024.
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R. Pardo Tendero, A. Eixea y A. Sanchis
1. INTRODUCCIÓN
Los estudios arqueozoológicos del Paleolítico medio y Paleolítico superior inicial desarrollados en la zona
mediterránea de la Península Ibérica demuestran que los grupos humanos realizaron una amplia y variada
explotación de la fauna con la que cohabitaron (entre otros, Pérez Ripoll, 1977, 2004; Martínez Valle,
1996; Blasco, 2011; Sanchis, 2012; Sanchis et al., 2016, 2023; Pérez, 2019; Real et al., 2019, 2020; Moya
et al., 2021; Villaverde et al., 2021a; Real y Villaverde, 2022). Esta explotación estaría relacionada con las
diferentes condiciones paleoecológicas existentes a lo largo del territorio (Aguirre, 2007; Rosas et al., 2023).
En el área central mediterránea, ámbito que nos ocupa, durante el Paleolítico medio podemos ver un modelo
cinegético más diversificado, generalista u oportunista, basado en el consumo de ungulados de talla mediagrande, principalmente cérvidos y équidos (Pérez Ripoll y Martínez Valle, 2001; Aura et al., 2002; Blasco
y Fernández Peris, 2012; Sanchis, 2012; Salazar-García et al., 2013; Eixea et al., 2020, 2023; Moya et al.,
2021). Este modelo también presta cierta atención a los mamíferos de talla grande (elefantes, hipopótamos,
rinocerontes y uros) y a la captación de pequeñas presas (aves, tortugas y lepóridos), aunque en este último
caso sin alcanzar el valor porcentual que estos recursos, en especial el conejo, adquirirán durante las fases
más avanzadas del Paleolítico superior, desde el Gravetiense y fundamentalmente durante el Solutrense
y Magdaleniense (Pérez Ripoll y Villaverde, 2015). A partir de los datos faunísticos procedentes de los
yacimientos de Cova de les Cendres (Teulada-Moraira), Cova de les Malladetes (Barx) y Cova Beneito
(Muro d’Alcoi), entre otros, sabemos que en estas últimas fases se asiste a un cambio hacia un modelo de
caza más especializada, centrada en ciervos o cabras, según la localización de los yacimientos. También
se observa una mayor atención hacia las pequeñas presas como recurso complementario, con una especial
importancia de los lepóridos (Martínez Valle, 1996; Pérez Ripoll, 2004; Villaverde et al., 2019; 2021b; Real
y Villaverde, 2022; Monterrosa, 2023; Sanchis et al., 2023). Además, se constata la presencia de algunos
restos de carnívoros con marcas antropogénicas, principalmente de lince (Real et al., 2017b). Todo ello
proporciona un panorama que resulta propio de ocupaciones de mayor intensidad y especialización, pero
con carácter estacional (Real et al., 2017a; Villaverde et al., 2019, 2021a, 2021b).
En este trabajo se presenta por primera vez información inédita sobre los conjuntos de fauna recuperados
en la Cova Foradada de Oliva (Valencia). En este sentido se han seleccionado dos conjuntos, uno del
Paleolítico medio y otro del Gravetiense, procedentes de las excavaciones desarrolladas entre 1988 y 2013
en la cavidad por José Aparicio Pérez. Estos materiales fueron depositados en el Museu de Prehistòria de
Valencia y han permanecido inéditos hasta la fecha. Los objetivos son:
- Determinar las características del conjunto faunístico (representación taxonómica y anatómica, perfiles
de edad de los individuos, entre otros).
- Analizar el estado de conservación de las muestras a través del estudio tafonómico de los restos,
atendiendo al nivel de fragmentación y estudiando las posibles modificaciones producidas en la fase
bioestratinómica y diagenética, para determinar el origen de las acumulaciones óseas.
- A partir de la información obtenida, definir el papel de los recursos faunísticos dentro de las actividades
cinegéticas de los grupos cazadores-recolectores paleolíticos de la Cova Foradada (en cuanto a su origen y
transporte), y establecer las posibles diferencias entre ambas fases. Del mismo modo, realizar inferencias
sobre los tipos de ocupación de la cavidad por los grupos humanos.
2. LA COVA FORADADA
La Cova Foradada se localiza en el término municipal de Oliva (Valencia). Concretamente, se abre en la
parte oeste de la loma de escasa altura, que forma parte del conjunto de las llamadas Muntanyetes d’Oliva,
últimas estribaciones de la Serra de Mustalla, sobre la llanura aluvial litoral del Golfo de Valencia (fig. 1).
El paraje en el que se enclava se conoce con el nombre de Racó de Gisbert. La cavidad ofrece dos aberturas,
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la de Poniente y la de Levante o del este, que se abrió con posterioridad, a los inicios del Holoceno, al
hundirse la bóveda de esta en la parte más profunda de la cavidad (Aparicio et al., 2014). El yacimiento
se enclava en un entorno variado que incluye zonas costeras, lacustres, así como llanuras y áreas de media
montaña. La característica más destacada es su alta biodiversidad, ya que participa en el momento actual
de cuatro medios, el marítimo por la cercanía de la línea de costa, aunque no hay que olvidar sus grandes
fluctuaciones a lo largo de todo el Pleistoceno y, en menor medida, durante el Holoceno; la zona más
montañosa con la Serra de Mustalla; y el medio acuático determinado por el río del Vedat, que drena toda
la sierra mencionada y que nutre a la zona lagunar, de marjal o albufera según la época (Aparicio, 2015).
Parte de este ecosistema se ve reflejado en los restos de la fauna consumida y justifica la permanencia y
continuidad de uso de esta cavidad por parte de diversos agentes.
El yacimiento se descubrió en los años 70 del siglo XX, pero no fue hasta 1975 cuando se reunió un
lote de materiales líticos, correspondientes al Paleolítico medio, que despertaron el interés por el mismo.
A raíz de ello, en 1977 comenzaron las campañas de excavación arqueológica, que se desarrollaron hasta
el 2013 a cargo de José Aparicio Pérez. El hecho de que se haya intervenido en el yacimiento durante
una treintena de años sin un claro objetivo de estudio hace que hoy en día nos encontremos con diversos
factores problemáticos al intentar estudiarlo (Eixea y Sanchis, 2022).
Actualmente, se ha iniciado un nuevo proyecto de investigación por parte del Museu de Prehistòria
de València en colaboración con la Universitat de València, dirigido por Alfred Sanchis y Aleix Eixea, y
formado por un equipo científico multidisciplinar. Su principal objetivo es el estudio de las colecciones
arqueológicas obtenidas en las campañas pasadas de excavación. Del mismo modo que, con las nuevas
excavaciones llevadas a cabo a partir de 2023 obtener una secuencia arqueológica, que parece abarcar
buena parte del Paleolítico medio y superior además de épocas más recientes. Su finalidad es verificar el
potencial arqueológico del yacimiento y su posición en el contexto regional.
Fig. 1. Situación geográfica de la Cova
Foradada (Oliva). Mapa elaborado a
partir del Institut Cartogràfic Valencià.
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3. MATERIALES Y MÉTODOS
El material estudiado en este trabajo se encuentra depositado en el Museu de Prehistòria de Valencia. El
conjunto procede del material recuperado en las capas 18 y 27, correspondientes al cuadro b16 (1 m2) situado
en la zona este de la cavidad (fig. 2). El análisis tecno-tipológico de los materiales líticos de esta zona permite
relacionar la capa 18 con el Gravetiense y la 27 con el Paleolítico medio (Eixea y Sanchis, 2022).
Para la identificación taxonómica y anatómica de los materiales óseos y dentales se ha empleado
principalmente la colección de fauna actual depositada en el Gabinet de Fauna Quaternària Innocenci
Sarrión (Museu de Prehistòria de València). También, se han consultado diferentes atlas de anatomía
comparada (Pales y Lambert, 1971; Schmid, 1972; Barone, 1976; Hillson, 1992), así como una serie de
monografías y trabajos especializados en ciertos taxones: lagomorfos (Sanchis, 2012), quelonios (Hervet,
2000; Morales y Sanchis, 2009; Sanchis et al., 2015; Boneta, 2022) y cánidos (Pérez Ripoll et al., 2010).
En el caso concreto de la familia Equidae, dada las dificultades para su determinación, se han empleado
criterios morfométricos que nos permitan diferenciar entre huesos de asnos (Equus hydruntinus) y caballos
(Equus ferus) salvajes (Davis, 1989; Sanz-Royo et al., 2020; Monterrosa et al., 2021).
En cuanto a los restos indeterminados, estos han sido agrupados por tallas: pequeña, media y grande;
y tipo de hueso: largo, esponjoso, plano y dental. Los huesos de <3 cm se han registrado como esquirlas.
Para la cuantificación se ha utilizado el Número de Restos (NR), el Número de Especímenes Identificados
Fig. 2. Planta general de la cavidad con los cuadros de excavación (modificado a partir de Aparicio, 2015).
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(NISP), el Número Mínimo de Elementos (NME) y el Número Mínimo de Individuos (NMI) (Brain, 1981).
En los lepóridos se ha establecido el número mínimo de unidades animales (MAU) y su estandarización
(% MAU), y se ha aplicado el coeficiente T de Kendall que relaciona la densidad de los elementos (Pavao y
Stahl, 1999) y su % MAU de cara a verificar la conservación y fragmentación del conjunto (Lyman, 2008).
En la clasificación de las fracturas se ha seguido la metodología propuesta por Villa y Mahieu (1991) y
la determinación de los morfotipos de fractura específicos, vinculados sobre todo a la explotación de la
médula, se ha realizado en base al trabajo de Real et al. (2022). Las termoalteraciones halladas en los restos
se clasifican a partir de la coloración y localización de las mismas y grados de cremación, según establecen
Nicholson (1993), Stiner et al. (1995) y Théry-Parisot et al. (2004).
Para distinguir las modificaciones de origen antropogénico de las de otros agentes se ha seguido la
metodología de Lyman (1994), Lloveras y Nadal (2015) y Fernández-Jalvo y Andrews (2016). Aquellos
restos con posibles modificaciones han sido observados microscópicamente, utilizándose dos herramientas,
la lupa de mano y la lupa binocular. En el primer caso, se ha empleado una lupa portátil de 20 aumentos
con led incluido (Leuchtturm, Ref. LU 30 Led), con la cual se ha observado la superficie de todos los restos
y ha permitido la identificación de alteraciones y marcas no observables a simple vista. Tras este primer
análisis, aquellos restos con marcas de interés se han sometido a una mayor observación bajo lupa binocular
(Olympus SZ11) de hasta 110 aumentos. Toda la información arqueozoológica y tafonómica se recoge en la
base de datos específica desarrollada desde la Universitat de València y el Museu de Prehistòria de València
(Real, 2017, 2021; Real et al., 2022).
4. RESULTADOS
4.1. Composición taxonómica
El conjunto arqueofaunístico estudiado comprende un total de 4282 restos, de los cuales 2368 corresponden
a la capa 27 adscrita al Paleolítico medio (a partir de ahora PM) y 1914 a la capa 18 perteneciente al
Gravetiense (a partir de ahora GR). Se ha podido identificar taxonómicamente el 20,4 % de los restos del
conjunto del PM y el 19,6 % del GR. Entre los restos indeterminados clasificados por tallas de peso destaca
la mayor presencia de la talla media (el 9,2 % en el conjunto del PM y el 7,9 % en el del GR). Además, en
ambas capas poseemos un gran número de restos indeterminados clasificados como esquirlas (alrededor del
90 % de los indeterminados). Se han identificado siete familias de taxones: Equidae, Bovidae, Cervidae,
Suidae, Canidae, Leporidae y Testudinidae (tabla 1; fig. 3). No obstante, tres de ellas (Suidae, Canidae
y Testudinidae) aparecen exclusivamente en el registro del conjunto del PM. No se ha podido llegar a
identificar la especie para todos los fragmentos estudiados, debido a las alteraciones postdeposicionales y
al nivel de fragmentación de la muestra. Por tanto, hemos preferido limitarnos a la categoría de familia o
subfamilia para una parte destacada del conjunto. En este caso, nos hemos centrado exclusivamente en los
restos de macrofauna y hemos descartado los de avifauna y microfauna, conjuntos éstos últimos en proceso
de estudio que nos aportarán principalmente información de índole paleoambiental o cronoestratigráfica.
En el conjunto del PM los lepóridos son el grupo mejor representado entre los determinados (69,6 % del
NISP), seguidos de los cérvidos (13,4 %) y las tortugas (11,6 %). El resto de los taxones muestran valores
muy escasos (équidos, bovinos, caprinos, suidos y cánidos). En el conjunto del GR destacan de nuevo los
lepóridos, con porcentajes todavía mayores entre los determinados (92 %), seguidos por los cérvidos (5 %)
y los équidos (2,7 %). Es de destacar en ambos conjuntos la escasa presencia de caprinos (<1 %), la mayor
diversidad taxonómica en el conjunto del PM, así como un papel algo más importante de los équidos en el
conjunto del GR respecto al del PM (tabla 1).
Cabe resaltar la identificación de un astrágalo de un cánido de talla media-grande en el conjunto del PM
que se encuentra en estudio y de un hueso de asno silvestre (Equus hydruntinus) en el conjunto del GR.
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Tabla 1. Especies representadas en el conjunto faunístico del Paleolítico medio (PM, capa 27) y del
Gravetiense (GR, capa 18), cuadro b16, según el NISP, % NISP, NME y NMI por edad y total. Edad: juvenil
(J.), subadulto (S.), adulto (A.), viejo (V.).
PM (capa 27)
NISP % NISP NME
GR (capa 18)
NMI por edad
NISP % NISP NME
J. S. A. V. Total
Determinados
484
20,4
Perissodactyla
6
1,2
2
Equidae
6
1,2
2
Equus sp.
-
Equus hydruntinus
J. S. A. V. Total
376
19,6
10
2,7
6
2
0,5
1
-
7
1,9
4
-
-
1
0,3
1
Artiodactyla
78
16,1
30
20
5,3
9
Bovinae
5
1,0
5
-
-
Cervidae
52
10,7
7
17
4,5
5
Cervus elaphus
13
2,7
12
1
3
2
0,5
2
Caprinae
3
0,6
1
1
1
1
0,3
1
Capra pyrenaica
-
-
1
0,3
1
Sus scrofa
5
1,0
5
-
-
Carnivora
7
1,4
7
-
-
Canidae
7
1,4
7
-
-
Lagomorpha
337
69,6
315
346
92,0
215
Leporidae
337
69,6
315
346
92,0
215
56
11,6
53
-
-
56
11,6
53
-
-
1884
79,6
1538
80,4
Testudines
Testudo hermanni
Indeterminados
1
1
1
1
1
1
2
1
1
4
1
4
1
8
4
Talla grande
29
5
Talla media
173
121
36
28
1646
1384
Talla pequeña
Esquirlas
Total
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2368
407
21
NMI por edad
1914
230
1
2
1
1
6
3
1
2
1
6
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6
5
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0
3 cm
Fig. 3. 1) Placas y restos óseos fracturados de tortuga
mediterránea (PM). 2) M1/M2 superior derecho de un équido
con un alto grado de concreción (GR). 3) Astrágalo izquierdo
de Canidae (PM). 4) Astrágalo izquierdo de Capra pyrenaica
(GR). 5) Huesos largos de lepórido fracturados (GR).
6) Falange primera de équido fracturada (GR).
Los restos de quelonio del conjunto del PM suman un total de 56, representados tanto por placas
óseas como por huesos postcraneales. A partir de su estudio morfológico, el conjunto ha sido asignado
taxonómicamente a la tortuga mediterránea (Testudo o Chersine hermanni), especie terrestre con placas y
líneas de crecimiento de mayor grosor que hacen descartar a los galápagos o tortugas dulceacuícolas del
género Emys y Mauremys, el primero de ellos presente también en la zona valenciana durante el Paleolítico
medio, en concreto en Cova Negra, junto a la tortuga mediterránea (Boneta, 2022).
4.2. Perfiles de edad y anatómicos
El número mínimo de individuos contabilizados en el conjunto del PM es de 21, de los cuales ocho son
lepóridos, cuatro tortugas, tres ciervos y dos bovinos, mientras que équidos, suidos, caprinos y cánidos están
representados por un individuo. En el caso del conjunto del GR el número mínimo de individuos es más bajo
(12), con predominio de los lepóridos con seis ejemplares y de los équidos con tres, después los cérvidos
con dos, mientras que los caprinos corresponden a un único individuo (tabla 1). Respecto a las edades de
muerte de estos animales, en el conjunto del PM hemos obtenido información de diversos taxones de talla
grande (équidos y bovinos), media (ciervos, caprinos, jabalíes y cánidos) y pequeña (lepóridos). Teniendo
en cuenta que la muestra es muy reducida, comentamos solo el perfil de edad de aquellos individuos mejor
representados. En el caso del ciervo, los restos corresponden a un subadulto, un adulto y un viejo. Respecto
a los lepóridos, se han determinado cuatro individuos juveniles y cuatro adultos. En el conjunto del GR los
seis lepóridos son juveniles, los tres équidos corresponden a dos adultos y un subadulto, mientras que entre
los ciervos aparece un adulto y un viejo (tabla 1).
En la tabla 2 se presentan los valores de representación anatómica (NISP) de los diferentes grupos
taxonómicos según conjuntos (PM y GR). En el caso de los lepóridos, el grupo con la muestra más
numerosa, en ambos conjuntos destacan los restos craneales (27,3 % y 27,5 % del NISP respectivamente).
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También, es destacable la presencia de elementos del miembro posterior (27,6 % y 24,6 %), seguidos
del miembro anterior (19,6 % y 20,5 %), entre los que podemos ver cifras altas de escápula y húmero
y más bajas de radio, ulna y metacarpos. Menores valores comportan las vértebras y costillas (16,6 % y
12,7 %). Finalmente, las primeras, segundas y terceras falanges (8,9 % y 14,7 %) son los elementos peor
representados (tabla 2).
Tabla 2. Representación anatómica según el NISP de los grupos taxonómicos presentes en los dos conjuntos:
Paleolítico medio (PM) y Gravetiense (GR).
Equidae
Bovinae
Cervidae
Caprinae
Suidae
Canidae
Leporidae
Testudo
PM
GR
PM
PM
GR
PM
GR
PM
PM
PM
GR
PM
Total
6
10
5
65
19
3
2
5
7
337
346
56
Craneal
6
7
2
55
16
1
92
95
Cráneo
27
40
Maxilar
6
5
46
44
4
Asta
Diente aislado
5
Incisivo
6
1
1
Premolar
Molar
1
1
44
13
4
1
4
1
3
1
2
1
2
Hemimandíbula
13
6
56
44
Vértebra
5
16
Vértebra cervical
10
2
Axial
2
Vértebra torácica
1
2
8
Vértebra lumbar
13
21
Sacro
3
1
Costilla
Miembro anterior
1
1
1
3
1
Escápula
Húmero
1
1
17
4
66
71
17
13
7
19
Coracoides
1
Ulna
Metacarpo
1
4
8
6
6
1
4
5
9
Metacarpo 2
9
3
Metacarpo 3
6
3
Metacarpo 4
10
3
Metacarpo 5
2
3
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2
4
Radio
Carpo
6
1
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9
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Tabla 2 (cont.).
Equidae
PM
GR
Miembro posterior
Bovinae
Cervidae
Caprinae
PM
PM
PM
1
4
GR
GR
Suidae
Canidae
PM
PM
PM
GR
PM
1
93
85
5
1
Leporidae
Testudo
Coxal
1
14
15
1
Fémur
2
13
13
4
15
10
3
5
Tibia
Tarso
1
1
Patella
2
Astrágalo
1
4
8
Calcáneo
6
5
Metatarso
13
11
Metatarso 2
9
4
Metatarso 3
6
5
Metatarso 4
2
6
Metatarso 5
6
3
Extremidades
2
Falange 1
1
Falange 2
2
3
1
1
1
2
Falange 3
Sesamoideo
1
1
5
30
51
1
1
27
17
1
3
24
2
1
2
1
1
Placas óseas
10
1
45
Los cérvidos y équidos en ambos conjuntos aparecen representados mayoritariamente por dientes
aislados, y en menor medida por restos de los miembros y extremidades. El resto de los mamíferos de la
muestra (bovinos, caprinos, suidos y cánidos) presentan un número de restos muy escaso. Respecto a las
tortugas, destacan las placas óseas, con dominio de las del espaldar (44) sobre las del plastrón (1), mientras
que es menor la representación de los huesos de los miembros, y no hay presencia de restos craneales.
4.3. Análisis tafonómico
La muestra faunística presenta un índice muy alto de fragmentación. En el conjunto del PM tan solo 120
restos (5,1 %) están completos, 93 (4,9 %) en el conjunto del GR. La mayoría de los elementos completos
en ambas capas (más de un 75 %) pertenecen a lepóridos. En este grupo taxonómico únicamente se da
correlación significativamente estadística en el caso del índice de conservación del conjunto del PM (<
0,05), indicando un posible sesgo tafonómico en el conjunto que puede alcanzar el 0,39 de la muestra en
base a 1. En este sentido, aunque existe cierta pérdida de elementos, se considera que esa cantidad permite
descartar un proceso tafonómico que implique la destrucción de una parte importante del conjunto de
lepóridos (tablas 3 y 4). De los restos fragmentados en el total de las dos muestras, el 65 % corresponde
a fracturas antiguas, mientras que un 34 % del material está afectado por fracturas recientes originadas
mayoritariamente durante el proceso de excavación, y el 1 % restante por fracturas indeterminadas. La
mayoría de las fracturas antiguas se han producido en fresco, el 79,1 % en el conjunto del PM, junto a un
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R. Pardo Tendero, A. Eixea y A. Sanchis
16,8 % de indeterminadas y un 3,6 % de fracturas con caracteres mixtos, así como un 0,3 % causadas en
seco (postdeposicionales). En el caso del conjunto del GR, el 66,2 % de las fracturas son en fresco, el 18,2
% indeterminadas, el 12,1 % muestra caracteres mixtos y el 3 % se han producido en seco.
Tabla 3. NME, MAU y % MAU de los elementos anatómicos de los lepóridos
representados en el conjunto del Paleolítico medio (PM) y del Gravetiense (GR).
PM
GR
NME
MAU
% MAU
NME
MAU
% MAU
Cráneo
1
0,125
13,34
2
0,333
36,35
Maxilar
6
0,375
4
5
0,416
44,4
Diente aislado
43
0,191
20,38
39
0,232
25,33
Hemimandíbula
9
0,562
59,98
3
0,25
27,29
Vértebra
1
0,004
0,43
3
0,018
1,96
V. cervical
10
0,178
19
2
0,07
7,64
V. torácica
8
0,07
7,47
0
0
0
V. lumbar
13
0,325
34,68
19
0,633
69,1
Sacro
3
0,375
40,02
1
0,166
18,12
Costilla
13
0,05
5,34
4
0,023
2,51
Escápula
15
0,937
100
11
0,916
100
Húmero
6
0,375
40,02
11
0,916
100
Radio
4
0,25
26,68
6
0,5
54,58
Ulna
6
0,375
40,02
6
0,5
54,58
Carpo
0
0
0
4
0,083
9,06
Metacarpo
5
0,07
7,47
9
0,187
20,41
Metacarpo 2
9
0,562
59,98
3
0,25
27,29
Metacarpo 3
6
0,375
40,02
3
0,25
27,29
Metacarpo 4
10
0,625
66,7
3
0,25
27,29
Metacarpo 5
2
0,125
13,34
3
0,25
27,29
Coxal
11
0,687
73,32
6
0,5
54,58
Fémur
7
0,437
46,64
8
0,666
72,7
Tibia
14
0,875
93,38
6
0,5
54,58
Tarso
3
0,093
9,92
5
0,208
22,7
Patella
2
0,125
13,34
0
0
0
Astrágalo
4
0,25
26,68
8
0,666
72,7
Calcáneo
6
0,375
40,02
5
0,416
44,4
Metatarso
11
0,171
18,25
11
0,229
25
Metatarso 2
9
0,562
59,98
4
0,333
36,35
Metatarso 3
6
0,375
40,02
5
0,416
44,4
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Arqueozoología y tafonomía de la Cova Foradada (Oliva, Valencia)
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Tabla 3 (cont.).
PM
GR
NME
MAU
% MAU
NME
MAU
% MAU
Metatarso 4
2
0,125
13,34
6
0,5
54,58
Metatarso 5
6
0,375
40,02
3
0,25
27,29
Falange 1
27
0,21
22,41
17
0,157
17,14
Falange 2
3
0,02
2,13
24
0,222
24,23
Falange 3
0
0
0
10
0,09
9,82
Total
281
255
Tabla 4. Coeficiente de correlación de rango de Kendall que relaciona la densidad de
los elementos en los lepóridos (Pavao y Stahl, 1999) y el % MAU, aplicado en los
dos conjuntos (PM y GR).
(S) Densidad conejo
(Pavao y Stahl, 1999)
PM (% MAU)
100,0
60,0
27,3
9,5
5,3
2,5
V. cervical
62,2
19,0
7,6
V. lumbar
47,3
34,7
69,1
V. sacra
58,1
40,0
18,1
Escápula
44,6
100,0
100,0
Húmero
58,1
40,0
100,0
Radio
18,9
26,7
54,6
Ulna
31,1
40,0
54,6
Metacarpos
17,6
66,7
27,3
Coxal
60,8
73,3
54,6
Fémur
55,4
46,6
72,7
Tibia
73,0
93,4
54,6
Astrágalo
37,8
26,7
72,7
Calcáneo
45,9
40,0
44,4
Tarsos
45,9
9,9
22,7
Metatarsos
16,2
60,0
36,4
Falange 1
1,4
22,4
17,1
Falange 2
1,4
2,1
24,2
Falange 3
1,4
0,0
9,8
Correlación Kendall's tau
0,39
0,31
Probabilidad
0,02
0,18
Elemento anatómico
Mandíbula
Costillas
GR (% MAU)
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R. Pardo Tendero, A. Eixea y A. Sanchis
La mayoría de las fracturas en fresco están realizadas sobre huesos largos de individuos de talla media y
pequeña (fig. 4). Acerca de la morfología de las fracturas que hemos podido identificar, el morfotipo II.4.1
es el más abundante en ambos conjuntos, el cual remite a lascas resultado de una percusión antropogénica.
Al igual que el morfotipo II.4.2, del que tenemos una amplia representación en el conjunto del PM,
originándose una diáfisis de circunferencia incompleta como consecuencia de una fractura en fresco que
afecta tanto al eje longitudinal como al transversal. No obstante, también podemos destacar el morfotipo
II.3 y el II.1, este último da como resultado cilindros de diáfisis de circunferencia completa, muy comunes
en los huesos largos de lepóridos.
En relación con las modificaciones (tabla 5), se han encontrado un total de 20 huesos con marcas, 14
en el conjunto del PM y seis en el GR. En el conjunto del PM la mayoría (13) son de origen antropogénico
(incisiones y raspados líticos) presentes principalmente sobre huesos largos y planos del miembro anterior
y posterior pertenecientes a animales de talla media y a cérvidos, aunque también a animales de talla
grande y pequeña (lepóridos). La mayoría de las marcas líticas presentan una distribución unilateral, con
diferente intensidad, cantidad múltiple y morfología rectangular o larga (fig. 5). Un único resto de lepórido,
concretamente un fragmento distal de tibia presenta señales de corrosión digestiva. En el conjunto GR se
repite el mismo patrón de marcas líticas sobre huesos largos de animales de talla media (cérvidos) y grande,
junto a dos huesos de lepórido (escápula y radio) también con señales de corrosión digestiva, y a otro de
cabra montés (astrágalo) con marcas de arrastres dentales.
Fig. 4. Morfotipos de fractura (NISP) en
los dos conjuntos asociados a huesos largos
fracturados en fresco correspondientes
a Equidae, Bovinae, Cervidae, Canidae,
Leporidae, Talla Pequeña, Talla Media y
Talla Grande.
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Arqueozoología y tafonomía de la Cova Foradada (Oliva, Valencia)
13
Tabla 5. Relación de modificaciones biostratinómicas identificadas y sus características sobre los restos de
fauna presentes en el conjunto del Paleolítico medio (PM) y del Gravetiense (GR).
Taxón
Hueso
Tipo de marca Origen
Distribución
Intensidad
Cantidad
Morfología
PM (capa 27)
Leporidae
Ulna
Incisión
Lítica
Unilateral
Leve
Múltiple
Rectangular
Leporidae
Tibia
Corrosión
Digestión
-
-
-
-
Cervidae
Fémur
Raspado
Lítica
Unilateral
Ligera
Simple
Rectangular
Cervidae
Fémur
Raspado
Lítica
Unilateral
Alta
Múltiple
Larga
Talla media
Hueso largo
Incisión
Lítica
Unilateral
Alta
Múltiple
Rectangular
Talla media
Hueso plano
Raspado
Lítica
Unilateral
Alta
Dos
Larga
Talla media
Hueso largo
Incisión
Lítica
Unilateral
Alta
Múltiple
Rectangular
Talla media
Hueso largo
Incisión
Lítica
Unilateral
Ligera
Dos
Rectangular
Talla media
Hueso plano
Incisión
Lítica
Unilateral
Alta
Múltiple
Rectangular
Talla media
Hueso largo
Incisión
Lítica
Unilateral
Fuerte
Múltiple
Rectangular
Talla media
Hueso plano
Raspado
Lítica
Unilateral
Leve
Múltiple
Rectangular
Talla grande
Tibia
Incisión
Lítica
Unilateral
Fuerte
Múltiple
Larga
Talla grande
Fémur
Incisión
Lítica
Unilateral
Alta
Múltiple
Larga
Talla grande
Hueso largo
Incisión
Lítica
Unilateral
Fuerte
Múltiple
Larga
GR (capa 18)
Leporidae
Radio
Corrosión
Digestión
-
-
-
-
Leporidae
Escápula
Corrosión
Digestión
-
-
-
-
Cervidae
Húmero
Incisión
Lítica
Bilateral
Fuerte
Múltiple
Larga
Cervidae
Radio
Incisión
Lítica
Bilateral
Ligera
Múltiple
Larga
Talla grande
Hueso largo
Incisión
Lítica
Unilateral
Moderada
Múltiple
Corta
Arrastre
Dental
Unilateral
Leve
Múltiple
Larga
Capra pyrenaica Astrágalo
Se han localizado un total de 233 restos con termoalteraciones en el conjunto del PM (9,8 %) y 77 en el del
GR (4 %). Hemos detectado diferentes grados de afección térmica, del marrón al blanco, pero concretamente
las coloraciones negras relacionadas con la fase de carbonización son las mejor representadas en ambos
conjuntos (63,5 % y 69,2 % del NISP respectivamente). No obstante, se observan algunas diferencias entre
conjuntos. Así, en el del PM las coloraciones marrón y marrón/negro están bien representadas, mientras
que en el conjunto del GR la coloración blanca muestra valores más destacados, lo que correspondería con
un nivel de fuego muy intenso (fig. 6). En el conjunto del PM las termoalteraciones se distribuyen sobre
esquirlas indeterminadas (46 %), de talla media (27 %), grande (8 %) y pequeñas (2 %), así como sobre
restos de lepóridos (8 %), cérvidos (4 %), tortugas (2 %), équidos (2 %), bovinos (0,4 %) y caprinos (0,4
%). En el conjunto del GR las señales de fuego aparecen sobre esquirlas indeterminadas (70 %), de talla
media (16 %) y sobre restos de cérvidos (10 %) y lepóridos (4 %). En general, además de sobre esquirlas,
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R. Pardo Tendero, A. Eixea y A. Sanchis
1
2
3
4
5
0
3 cm
0
3 cm
Fig. 5. Restos de fauna con modificaciones antropogénicas. 1) Hueso largo de talla media con incisiones y termoalteración
(PM). 2) Hueso largo de talla media con incisiones (PM). 3) Hueso largo de talla media con incisiones y marca de
percusión (PM). 4) Húmero de cérvido con incisiones (GR). 5) Remontaje de dos fragmentos de un hueso largo de talla
grande con incisiones (GR).
Fig. 6. Restos de fauna con termoalteraciones (% NISP) de los dos conjuntos y su distribución según coloraciones.
las evidencias de fuego se observan sobre fragmentos de huesos largos de talla media y grande, y en menor
medida sobre huesos planos y esponjosos. Aunque no hemos encontrado marcas de corte sobre los restos
de tortuga, sí que cuatro placas óseas muestran termoalteraciones parciales (colores blanquecinos y negros),
aunque su origen no está muy claro.
En lo referente a las modificaciones fosildiagenéticas, en el conjunto del PM el número asciende a un
total de 946 restos lo que representa el 40 % del total, afectando a la muestra con un nivel de incidencia
medio/alto. De entre todas ellas destaca sobre todo la alta presencia de concreciones de carbonato cálcico
sobre los huesos (42,4 %), manchas de óxido de manganeso (22,3 %) e improntas de raíces (16,3 %).
En cambio, en el conjunto del GR estas alteraciones tienen una menor incidencia, afectando solo a 147
restos (7,7 %), en la mayoría de los casos sin casi modificar su superficie, donde destacan también las
concreciones (76 %) y las manchas de manganeso (15 %) (fig. 7). Por el momento, desconocemos las
causas de esta desigual conservación.
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Arqueozoología y tafonomía de la Cova Foradada (Oliva, Valencia)
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Fig. 7. Restos de fauna (% NISP) de
los dos conjuntos con modificaciones
fosildiagenéticas.
5. DISCUSIÓN
5.1. Origen de los aportes de fauna
Para el conjunto del PM, las evidencias registradas ponen de manifiesto un origen mayoritariamente
antropogénico derivado de las actividades cinegéticas, consumo y desecho por parte de los grupos humanos.
La presencia de otros agentes biológicos es prácticamente nula, pues solamente se ha encontrado un resto
digerido de lagomorfo, que podría ser resultado de una presencia muy puntual de las aves rapaces o de
otros agentes biológicos, pero tratándose de un fragmento de pequeño tamaño no descartamos que su origen
también pueda ser humano. Además, el elevado nivel de fragmentación del conjunto (solo se conserva
alrededor de un 5 % de huesos completos), sumado a la presencia de incisiones, raspados y a la variedad de
huesos termoalterados parece relacionarse con una intensa explotación de los recursos faunísticos por parte
de los grupos neandertales que ocuparon la cavidad durante esta fase.
En relación con el conjunto del GR, no podemos atribuir el origen de los restos únicamente a la acción
de los humanos, ya que encontramos el mismo número de marcas antropogénicas que de otros posibles
agentes biológicos. No obstante, la identificación de marcas de corte, fracturas en fresco y termoalteraciones
evidencia la presencia humana en la cavidad, al menos de forma esporádica. La revisión del material lítico
de esta capa correspondiente a las antiguas excavaciones aporta numerosos restos líticos en forma de dorsos
y piezas astilladas, así como una azagaya, que confirman la presencia humana en la cavidad durante el
Gravetiense (Eixea y Sanchis, 2022). A la evidencia humana se suma la presencia puntual de carnívoros,
aunque tan solo se ha identificado una marca dental sobre un astrágalo de caprino. Del mismo modo,
los dos restos de lepóridos digeridos nos indicarían que otros agentes pudieron estar presentes durante la
formación del depósito gravetiense, aunque sin descartar tampoco un origen humano de los mismos según
la problemática expuesta en el anterior conjunto.
En este sentido, podemos decir que la fauna analizada de la Cova Foradada presenta unas características
análogas a las observadas en otros yacimientos de la vertiente mediterránea con conjuntos de cronología
similar. Los estudios sobre conjuntos de fauna del Paleolítico medio de yacimientos como el Abrigo de
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R. Pardo Tendero, A. Eixea y A. Sanchis
la Quebrada, El Salt, la Cova del Bolomor o la Cova del Puntal del Gat apuntan a los grupos humanos
como principales responsables de la creación de los agregados arqueofaunísticos (Blasco, 2011; Blasco y
Fernández Peris, 2012; Sanchis et al., 2013; Pérez, 2014, 2019; Real et al., 2019; Moya et al., 2021; Eixea et
al., 2023), si bien en algunos yacimientos se determina una presencia más destacada de carnívoros, como por
ejemplo en los niveles basales de Cova Negra y de la Cova de les Malladetes (Villaverde et al., 1996; Eixea
et al., 2020; Sanchis y Villaverde, 2020; Sanchis et al., 2023). Con respecto a los conjuntos gravetienses, en
yacimientos como Cova Beneito, L’Arbreda, Cova de les Malladetes y Cova de les Cendres los agregados
faunísticos estudiados responden mayoritariamente a actividades de los grupos humanos (Estévez, 1987;
Iturbe et al., 1993; Villaverde et al., 2021b; Sanchis et al., 2023).
En los dos conjuntos de Foradada observamos unas estrategias cinegéticas focalizadas hacia los herbívoros
de talla media (cérvidos) y, en menor medida, grande (équidos), si bien es cierto que en el conjunto del PM
encontramos una mayor diversidad de especies. Admitiendo así el origen predominantemente humano de
las presas, la dieta basada sobre todo en ungulados y lepóridos podría ser completada con otros pequeños
animales, como tortugas o moluscos (Blasco, 2008; Blasco y Fernández Peris, 2012; Morales y Sanchis,
2009; Sanchis et al., 2015).
Los lepóridos son el taxón más abundante y los cérvidos tienen bastante importancia en la dieta de ambos
grupos humanos. También se aprecia una mayor presencia de équidos en el depósito del GR, posiblemente
debido a las características del entorno con la existencia de una amplia llanura litoral durante esta fase. Sin
embargo, el conjunto del PM es más diverso desde el punto de vista taxonómico.
5.2. Transporte y explotación
A la hora de hablar sobre la adquisición y transporte de las presas, debemos hacer referencia a la secuencia
de aprovisionamiento descrita por Grayson (1988) que contempla una primera fase nutricional en el lugar de
la caza y destinada al consumo de las vísceras. Después, se seleccionan los elementos que serían trasladados
hasta el lugar de hábitat. Los criterios de selección de los restos varían en función de la talla de peso del
animal, de la distancia entre el campamento base y del tamaño del grupo de cazadores (Grayson, 1988;
O’Connell y Hawkes, 1988; Metcalfe y Jones, 1998).
Partiendo de los datos que hemos obtenido, a partir de la representación esquelética de los lepóridos
(% MAU), en ninguno de los dos conjuntos tratados se da un transporte selectivo. En ambos se observa
la representación de todos los elementos anatómicos, si bien con porcentajes más importantes en el caso
de las cinturas y de los huesos largos del estilopodio y zeugopodio, así como de las vértebras de la mitad
posterior y mandíbulas, correspondiendo en general a las zonas con mayor contenido cárnico (tabla 3).
Los lepóridos son animales de talla y peso reducido y a partir del patrón de conservación anatómica, se
intuye que estas presas fueron trasladadas completas hasta el lugar de hábitat y procesado, para realizar
allí las tareas de descarnado, desarticulación y pelado de las carcasas. Al hablar de los animales de
talla grande (NISP), es posible que en el lugar de caza se produjera una selección previa de las partes
anatómicas a transportar. En el caso de los équidos y en ambos conjuntos, se observa una alta presencia
de dientes aislados y en menor medida de partes del miembro anterior y extremidades. Algo similar
sucede con los bovinos, en los que destacan sobre todo los dientes aislados, así como los fragmentos del
miembro posterior y de falanges, que se explotarían debido a su alto contenido medular. Este modelo de
distribución en la representación esquelética nos indica un aprovechamiento centrado en las partes más
ricas en nutrientes, tanto en contenido cárnico como en medular, a través de la selección de miembros
apendiculares y hemimandíbulas. Así pues, nos informarían de un acceso primario a las presas de talla
grande, la elección de elementos en el lugar de obtención y finalmente el transporte selectivo de los restos
al yacimiento (Blumenschine y Selvaggio, 1988). En cuanto a los animales de talla media, atendiendo a
la representación de los cérvidos (NISP) por ser la especie de la que más datos hemos obtenido, presentan
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Arqueozoología y tafonomía de la Cova Foradada (Oliva, Valencia)
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un patrón basado en el predominio de partes craneales y de los miembros. Por tanto, en ambos conjuntos
las carcasas serían trasladadas enteras a la cueva para su posterior procesado. En todo caso, hay que tener
en cuenta que, excepto en el caso de los lepóridos que aportan un número de restos más destacado, la
representación del resto de los taxones es bastante escasa, por lo que los planteamientos expuestos en
el caso de las presas de talla grande y media son meras hipótesis. En este sentido, somos conscientes de
que la muestra estudiada corresponde a un solo cuadro y a capas de excavación artificiales, por lo que
es probable que puedan contener más de un evento de ocupación/procesado/consumo de animales en la
cavidad, y de que sin un estudio arqueoestratigráfico riguroso resulta del todo imposible demostrar la
sincronía del material asociado en cada caso.
Respecto a la edad de las presas, es más variable en el conjunto del PM, donde también se da una mayor
diversidad de taxones, mientras que en el GR destacan los individuos adultos. Esto nos podría indicar, en el
primer caso, que los neandertales de Cova Foradada desarrollaron unas estrategias cinegéticas vinculadas
a los recursos disponibles en su entorno, como parte de un modelo más generalista o diversificado y
posiblemente oportunista. En cambio, durante el Paleolítico superior inicial los grupos humanos que
habitaron la zona de estudio desarrollaron un patrón cinegético más especializado (Blumenschine y Marean,
1993; Bunn, 2001) observado en otros yacimientos del ámbito regional como Beneito o Malladetes (Iturbe
et al., 1993; Martínez Valle, 1996; Villaverde et al., 2021b; Sanchis et al., 2023), y caracterizado por la caza
de ciervos adultos y también de lepóridos, aunque en este último caso en el conjunto GR de Foradada todos
los individuos son juveniles, posiblemente como consecuencia de la parcialidad de la muestra.
En los dos conjuntos analizados las marcas de procesado y consumo de origen antropogénico son
evidentes, pues hemos encontrado diversas marcas de corte, de percusión, huesos con termoalteraciones y
la mayoría de las fracturas están realizadas en fresco. Con respecto a las incisiones localizadas en individuos
de talla media y grande, la mayoría se encuentran sobre las diáfisis de los huesos largos. Al igual que sucede
con los restos estudiados de otros yacimientos como El Salt o Malladetes, entre otros, en los que encontramos
la mayor parte de las incisiones y de las marcas de fractura sobre estas zonas con la finalidad de descarnar y
de extraer la médula (Pérez, 2014, 2019; Villaverde et al., 2021b). Las características y localización de estas
marcas sobre las diáfisis podrían estar relacionadas con el descarnado de los miembros después de haber
sido trasladados al yacimiento. Solamente encontramos un pequeño porcentaje de incisiones sobre huesos
planos, posiblemente restos de costillas o de hemimandíbulas, que podrían ser consecuencia de trabajos de
evisceración y de aprovechamiento de la médula (Blasco et al., 2013).
En el caso de los lepóridos, no se han hallado marcas de corte sobre sus huesos, aunque sí numerosos
fragmentos de diáfisis fragmentadas desprovistos de las epífisis y que conservan toda la circunferencia
(cilindros), como consecuencia de los procesos de fractura de los principales huesos largos (húmero, fémur
y tibia) para el consumo de la médula. Patrón de explotación y consumo de estas pequeñas presas que
se repite en diversos yacimientos, por ejemplo, en la Cova de les Cendres, donde los conejos, de origen
principalmente humano, alcanzan valores de representación en torno al 80-90 % (Pérez Ripoll, 2004;
Sanchis et al., 2016; Real, 2020, 2021).
El origen de las alteraciones por fuego sobre los restos es difícil de establecer. En este sentido, además
del posible origen antropogénico durante la preparación de la carne, no hay que obviar la posibilidad de que
pudieran estar producidas por la afección de un hogar localizado en niveles inferiores o superiores (Pérez
et al., 2017) o incluso por causas naturales.
5.3. Tipos de ocupación
A partir de los datos faunísticos que poseemos es complicado profundizar en los tipos de ocupación de
la cueva y su temporalidad, sobre todo por tratarse de una muestra de estudio correspondiente a 1 m2, y
teniendo en cuenta los escasos datos disponibles sobre el proceso y método de excavación. Para poder
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R. Pardo Tendero, A. Eixea y A. Sanchis
realizar inferencias sobre los posibles modelos de ocupación de la cavidad desarrollados por los grupos
humanos y abordar un análisis preliminar, junto con la arqueozoología es necesario sumar otras variables,
como los estudios de la tecnología lítica y de distribución y la relación de los materiales en el espacio.
Poniendo en relación estos estudios los dos conjuntos responden a un patrón de ocupación que parece
similar. En este sentido y con la información disponible procedente de otras secuencias del panorama
regional, pensamos que se trata de ocupaciones de carácter corto y esporádico imbricadas a modo de
palimpsesto, en las que los grupos humanos probablemente visitarían la cavidad de forma recurrente, y
dirigidas, entre otros objetivos, hacia la caza de diversos taxones (Pérez, 2019; Eixea et al., 2020; Pérez et al.,
2020; Eixea y Sanchis, 2022). Este tipo de ocupaciones se asemejan a las observadas en otros yacimientos
valencianos del Paleolítico medio como el Abrigo de la Quebrada o la Cova del Puntal del Gat. Ambas se
caracterizan por haber sido frecuentadas de forma reiterada durante diferentes fases, determinadas en el
registro a partir de unas estrategias de caza diversificadas y a la documentación de unas cadenas operativas
líticas con una elevada fragmentación, bajo índice de elementos remontados, presencia de algunos toolkits
y piezas con filos poco reutilizados (Eixea et al., 2019; Real et al., 2019). No podemos llegar a determinar
ocupaciones singulares dedicadas a la realización de actividades específicas, como se ha planteado en
los yacimientos de El Salt o el Abric del Pastor (Machado et al., 2011; Machado y Pérez, 2016; Mayor
et al., 2022; Sossa et al., 2022). Como se documenta en la mayor parte de los yacimientos de la fachada
mediterránea, ejerce un papel importante en los tipos de actividad que se desarrollan tanto la accesibilidad
a los recursos, ya sean bióticos o abióticos, como la ubicación de los mismos lugares (Sañudo et al., 2012;
Rosell et al., 2017; Marín et al., 2019; Eixea et al., 2020). En yacimientos como la Cova del Bolomor o
el Abrigo de la Quebrada se observan similitudes en cuanto a que la mayor parte del registro es aportado
por los grupos humanos y en el que los carnívoros son minoritarios (Fernández Peris, 2003; Sañudo y
Fernández Peris, 2007; Blasco, 2011; Real et al., 2019, 2020). Por el contrario, en Cova Negra, en algunos
niveles se atestigua una representación de varias especies de carnívoros correspondientes a tres familias
(Canidae, Felidae y Ursidae). En dicho yacimiento destaca la acción de este tipo de animales (Pérez Ripoll,
1977; Villaverde et al., 1996) en el contexto de unas ocupaciones muy esporádicas de la cavidad que se
ratifican a partir de la presencia o no de colonias de quirópteros (Guillem, 1995).
Por todo ello, podemos establecer la hipótesis de que la cavidad, tanto durante el Paleolítico medio como
el Gravetiense, tuvo sobre todo un uso humano, probablemente con estancias esporádicas de corta duración,
durante las que los grupos llevaron a cabo un aprovechamiento muy intenso de los recursos faunísticos,
disponibles en el entorno de la cueva. Tenemos que esperar a nuevos estudios actualmente en proceso
(antracología, carpología, isótopos, micromorfología, dataciones, etc.) para poder abordar con mayor detalle los
modos de vida de las poblaciones que vivieron durante los dos periodos tratados en este trabajo. Obviamente,
lo limitado de la muestra analizada nos obliga a ser cautos y a valorar los datos presentados como preliminares.
6. CONCLUSIONES
Existe cierta diversidad en relación con las estrategias de subsistencia de los grupos humanos del Paleolítico
medio y superior inicial (Gravetiense). Aunque en ambos casos, las especies predominantes son los cérvidos
y los lepóridos, se observan diferencias que afectan al transporte de las presas, relacionadas con el tamaño
de estas y con el valor nutricional de ciertas partes anatómicas. El estudio tafonómico de los restos muestra
a los grupos humanos, neandertales en el caso del conjunto del PM, Humanos Anatómicamente Modernos
en el del GR, como los principales agentes de aporte y modificación de los restos. La presencia de otros
predadores parece bastante limitada en la muestra analizada. Esto podría estar relacionado en ambos casos
con un uso bastante reiterado de la cueva por parte de los distintos grupos humanos, relacionado con la
propia localización, la riqueza de biotopos en sus cercanías, y la posibilidad de acceso a un amplio espectro
de recursos animales y vegetales.
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Las limitaciones del estudio ya han sido explicadas, pero las conclusiones obtenidas pueden ser
verificadas o matizadas a través del análisis de nuevos materiales. En este sentido, el yacimiento está
actualmente en fase de excavación dentro de un nuevo proyecto de investigación (Eixea y Sanchis, 2022).
AGRADECIMIENTOS
Agradecemos al Museu de Prehistòria de València y a su directora María Jesús de Pedro las facilidades prestadas para
el estudio de los materiales. También, damos las gracias a José Castelló Barber, Vicent Burguera y Josep Gisbert, por
su ayuda e interés en el proyecto. Además, queremos agradecer a todos los integrantes de este nuevo proyecto y a los
voluntarios que han formado parte de la primera campaña de excavación. Finalmente, agradecemos los comentarios de
Leopoldo Pérez y de Jaime Vives-Ferrándiz que han contribuido a mejorar el manuscrito original. Este trabajo forma
parte del proyecto PID2021-122308NA-I00 financiado por MCIN/AEI/10.13039/501100011033/ y FEDER Una manera de hacer Europa.
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VILLAVERDE, V.; SANCHIS, A.; BADAL, E.; BEL, M. A.; BERGADÀ, M. M.; EIXEA, A.; GUILLEM, P. M.;
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APL XXXV, 2024
[page-n-24]
[page-n-25]
Archivo de Prehistoria Levantina
Vol. XXXV, 2024, e3
Permanent IRI: http://mupreva.org/pub/1622
Creative Commons BY-NC-SA 4.0 ES
ISSN: 0210-3230 / eISSN: 1989-0508
Raquel PARDO TENDERO a, Aleix EIXEA a y Alfred SANCHIS b
Arqueozoología y tafonomía
de la Cova Foradada (Oliva, Valencia).
Una comparativa entre conjuntos
del Paleolítico medio y superior inicial
RESUMEN: En este trabajo se presentan los datos preliminares del estudio arqueozoológico y
tafonómico de la macrofauna correspondiente a dos capas adscritas, una al Paleolítico medio y otra al
Gravetiense de la Cova Foradada (Oliva, Valencia). El principal objetivo de este trabajo es aportar nueva
información que sirva de comparativa con otros conjuntos faunísticos de época paleolítica situados en
la fachada mediterránea ibérica. Los datos obtenidos indican que en los dos conjuntos analizados los
lepóridos son el grupo taxonómico con mejor representación, aunque también destacan los cérvidos.
El conjunto del Paleolítico medio muestra una mayor diversidad, con presencia de quelonios, suidos y
cánidos de tamaño medio. Équidos y bóvidos aparecen con porcentajes menores. El estudio tafonómico
señala el origen principalmente antropogénico de estos conjuntos faunísticos.
PALABRAS CLAVE: Cova Foradada, Paleolítico medio, Gravetiense, Arqueozoología, Tafonomía,
Mediterráneo ibérico.
Archaeozoology and taphonomy from Cova Foradada (Oliva, Valencia)
A comparison between Middle and Early Upper Palaeolithic assemblages
ABSTRACT: This paper presents a preliminary data from the archaeozoological and taphonomic study
of macrofauna corresponding to two layers belonging to the Middle Palaeolithic and Gravettian levels
from Cova Foradada (Oliva, Valencia). The main objective of this work is to provide new information
to serve as a comparison with other faunal assemblages from the Palaeolithic period located on the
Iberian Mediterranean basin. The data obtained indicate that leporids are the taxonomic group with
the best representation in the two assemblages analysed, although cervids also stand out. The Middle
Palaeolithic assemblage shows a greater diversity, with the presence of chelonians, suids and mediumsized canids. Equids and bovids appear in smaller percentages. The taphonomic study indicates the
mainly anthropogenic origin of these faunal assemblages.
KEYWORDS: Cova Foradada, Middle Palaeolithic, Gravettian, Archaeozoology, Taphonomy, Iberian
mediterranean.
a
b
Departament de Prehistòria, Arqueologia i Història Antiga, Universitat de València.
raparten@alumni.uv.es | alejo.eixea@uv.es
Servei d’Investigació Prehistòrica, Museu de Prehistòria de València, Diputació de València.
alfred.sanchis@dival.es
Recibido: 10/10/2023. Aceptado: 06/03/2024. Publicado en línea: 18/04/2024.
[page-n-2]
2
R. Pardo Tendero, A. Eixea y A. Sanchis
1. INTRODUCCIÓN
Los estudios arqueozoológicos del Paleolítico medio y Paleolítico superior inicial desarrollados en la zona
mediterránea de la Península Ibérica demuestran que los grupos humanos realizaron una amplia y variada
explotación de la fauna con la que cohabitaron (entre otros, Pérez Ripoll, 1977, 2004; Martínez Valle,
1996; Blasco, 2011; Sanchis, 2012; Sanchis et al., 2016, 2023; Pérez, 2019; Real et al., 2019, 2020; Moya
et al., 2021; Villaverde et al., 2021a; Real y Villaverde, 2022). Esta explotación estaría relacionada con las
diferentes condiciones paleoecológicas existentes a lo largo del territorio (Aguirre, 2007; Rosas et al., 2023).
En el área central mediterránea, ámbito que nos ocupa, durante el Paleolítico medio podemos ver un modelo
cinegético más diversificado, generalista u oportunista, basado en el consumo de ungulados de talla mediagrande, principalmente cérvidos y équidos (Pérez Ripoll y Martínez Valle, 2001; Aura et al., 2002; Blasco
y Fernández Peris, 2012; Sanchis, 2012; Salazar-García et al., 2013; Eixea et al., 2020, 2023; Moya et al.,
2021). Este modelo también presta cierta atención a los mamíferos de talla grande (elefantes, hipopótamos,
rinocerontes y uros) y a la captación de pequeñas presas (aves, tortugas y lepóridos), aunque en este último
caso sin alcanzar el valor porcentual que estos recursos, en especial el conejo, adquirirán durante las fases
más avanzadas del Paleolítico superior, desde el Gravetiense y fundamentalmente durante el Solutrense
y Magdaleniense (Pérez Ripoll y Villaverde, 2015). A partir de los datos faunísticos procedentes de los
yacimientos de Cova de les Cendres (Teulada-Moraira), Cova de les Malladetes (Barx) y Cova Beneito
(Muro d’Alcoi), entre otros, sabemos que en estas últimas fases se asiste a un cambio hacia un modelo de
caza más especializada, centrada en ciervos o cabras, según la localización de los yacimientos. También
se observa una mayor atención hacia las pequeñas presas como recurso complementario, con una especial
importancia de los lepóridos (Martínez Valle, 1996; Pérez Ripoll, 2004; Villaverde et al., 2019; 2021b; Real
y Villaverde, 2022; Monterrosa, 2023; Sanchis et al., 2023). Además, se constata la presencia de algunos
restos de carnívoros con marcas antropogénicas, principalmente de lince (Real et al., 2017b). Todo ello
proporciona un panorama que resulta propio de ocupaciones de mayor intensidad y especialización, pero
con carácter estacional (Real et al., 2017a; Villaverde et al., 2019, 2021a, 2021b).
En este trabajo se presenta por primera vez información inédita sobre los conjuntos de fauna recuperados
en la Cova Foradada de Oliva (Valencia). En este sentido se han seleccionado dos conjuntos, uno del
Paleolítico medio y otro del Gravetiense, procedentes de las excavaciones desarrolladas entre 1988 y 2013
en la cavidad por José Aparicio Pérez. Estos materiales fueron depositados en el Museu de Prehistòria de
Valencia y han permanecido inéditos hasta la fecha. Los objetivos son:
- Determinar las características del conjunto faunístico (representación taxonómica y anatómica, perfiles
de edad de los individuos, entre otros).
- Analizar el estado de conservación de las muestras a través del estudio tafonómico de los restos,
atendiendo al nivel de fragmentación y estudiando las posibles modificaciones producidas en la fase
bioestratinómica y diagenética, para determinar el origen de las acumulaciones óseas.
- A partir de la información obtenida, definir el papel de los recursos faunísticos dentro de las actividades
cinegéticas de los grupos cazadores-recolectores paleolíticos de la Cova Foradada (en cuanto a su origen y
transporte), y establecer las posibles diferencias entre ambas fases. Del mismo modo, realizar inferencias
sobre los tipos de ocupación de la cavidad por los grupos humanos.
2. LA COVA FORADADA
La Cova Foradada se localiza en el término municipal de Oliva (Valencia). Concretamente, se abre en la
parte oeste de la loma de escasa altura, que forma parte del conjunto de las llamadas Muntanyetes d’Oliva,
últimas estribaciones de la Serra de Mustalla, sobre la llanura aluvial litoral del Golfo de Valencia (fig. 1).
El paraje en el que se enclava se conoce con el nombre de Racó de Gisbert. La cavidad ofrece dos aberturas,
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Arqueozoología y tafonomía de la Cova Foradada (Oliva, Valencia)
3
la de Poniente y la de Levante o del este, que se abrió con posterioridad, a los inicios del Holoceno, al
hundirse la bóveda de esta en la parte más profunda de la cavidad (Aparicio et al., 2014). El yacimiento
se enclava en un entorno variado que incluye zonas costeras, lacustres, así como llanuras y áreas de media
montaña. La característica más destacada es su alta biodiversidad, ya que participa en el momento actual
de cuatro medios, el marítimo por la cercanía de la línea de costa, aunque no hay que olvidar sus grandes
fluctuaciones a lo largo de todo el Pleistoceno y, en menor medida, durante el Holoceno; la zona más
montañosa con la Serra de Mustalla; y el medio acuático determinado por el río del Vedat, que drena toda
la sierra mencionada y que nutre a la zona lagunar, de marjal o albufera según la época (Aparicio, 2015).
Parte de este ecosistema se ve reflejado en los restos de la fauna consumida y justifica la permanencia y
continuidad de uso de esta cavidad por parte de diversos agentes.
El yacimiento se descubrió en los años 70 del siglo XX, pero no fue hasta 1975 cuando se reunió un
lote de materiales líticos, correspondientes al Paleolítico medio, que despertaron el interés por el mismo.
A raíz de ello, en 1977 comenzaron las campañas de excavación arqueológica, que se desarrollaron hasta
el 2013 a cargo de José Aparicio Pérez. El hecho de que se haya intervenido en el yacimiento durante
una treintena de años sin un claro objetivo de estudio hace que hoy en día nos encontremos con diversos
factores problemáticos al intentar estudiarlo (Eixea y Sanchis, 2022).
Actualmente, se ha iniciado un nuevo proyecto de investigación por parte del Museu de Prehistòria
de València en colaboración con la Universitat de València, dirigido por Alfred Sanchis y Aleix Eixea, y
formado por un equipo científico multidisciplinar. Su principal objetivo es el estudio de las colecciones
arqueológicas obtenidas en las campañas pasadas de excavación. Del mismo modo que, con las nuevas
excavaciones llevadas a cabo a partir de 2023 obtener una secuencia arqueológica, que parece abarcar
buena parte del Paleolítico medio y superior además de épocas más recientes. Su finalidad es verificar el
potencial arqueológico del yacimiento y su posición en el contexto regional.
Fig. 1. Situación geográfica de la Cova
Foradada (Oliva). Mapa elaborado a
partir del Institut Cartogràfic Valencià.
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4
R. Pardo Tendero, A. Eixea y A. Sanchis
3. MATERIALES Y MÉTODOS
El material estudiado en este trabajo se encuentra depositado en el Museu de Prehistòria de Valencia. El
conjunto procede del material recuperado en las capas 18 y 27, correspondientes al cuadro b16 (1 m2) situado
en la zona este de la cavidad (fig. 2). El análisis tecno-tipológico de los materiales líticos de esta zona permite
relacionar la capa 18 con el Gravetiense y la 27 con el Paleolítico medio (Eixea y Sanchis, 2022).
Para la identificación taxonómica y anatómica de los materiales óseos y dentales se ha empleado
principalmente la colección de fauna actual depositada en el Gabinet de Fauna Quaternària Innocenci
Sarrión (Museu de Prehistòria de València). También, se han consultado diferentes atlas de anatomía
comparada (Pales y Lambert, 1971; Schmid, 1972; Barone, 1976; Hillson, 1992), así como una serie de
monografías y trabajos especializados en ciertos taxones: lagomorfos (Sanchis, 2012), quelonios (Hervet,
2000; Morales y Sanchis, 2009; Sanchis et al., 2015; Boneta, 2022) y cánidos (Pérez Ripoll et al., 2010).
En el caso concreto de la familia Equidae, dada las dificultades para su determinación, se han empleado
criterios morfométricos que nos permitan diferenciar entre huesos de asnos (Equus hydruntinus) y caballos
(Equus ferus) salvajes (Davis, 1989; Sanz-Royo et al., 2020; Monterrosa et al., 2021).
En cuanto a los restos indeterminados, estos han sido agrupados por tallas: pequeña, media y grande;
y tipo de hueso: largo, esponjoso, plano y dental. Los huesos de <3 cm se han registrado como esquirlas.
Para la cuantificación se ha utilizado el Número de Restos (NR), el Número de Especímenes Identificados
Fig. 2. Planta general de la cavidad con los cuadros de excavación (modificado a partir de Aparicio, 2015).
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Arqueozoología y tafonomía de la Cova Foradada (Oliva, Valencia)
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(NISP), el Número Mínimo de Elementos (NME) y el Número Mínimo de Individuos (NMI) (Brain, 1981).
En los lepóridos se ha establecido el número mínimo de unidades animales (MAU) y su estandarización
(% MAU), y se ha aplicado el coeficiente T de Kendall que relaciona la densidad de los elementos (Pavao y
Stahl, 1999) y su % MAU de cara a verificar la conservación y fragmentación del conjunto (Lyman, 2008).
En la clasificación de las fracturas se ha seguido la metodología propuesta por Villa y Mahieu (1991) y
la determinación de los morfotipos de fractura específicos, vinculados sobre todo a la explotación de la
médula, se ha realizado en base al trabajo de Real et al. (2022). Las termoalteraciones halladas en los restos
se clasifican a partir de la coloración y localización de las mismas y grados de cremación, según establecen
Nicholson (1993), Stiner et al. (1995) y Théry-Parisot et al. (2004).
Para distinguir las modificaciones de origen antropogénico de las de otros agentes se ha seguido la
metodología de Lyman (1994), Lloveras y Nadal (2015) y Fernández-Jalvo y Andrews (2016). Aquellos
restos con posibles modificaciones han sido observados microscópicamente, utilizándose dos herramientas,
la lupa de mano y la lupa binocular. En el primer caso, se ha empleado una lupa portátil de 20 aumentos
con led incluido (Leuchtturm, Ref. LU 30 Led), con la cual se ha observado la superficie de todos los restos
y ha permitido la identificación de alteraciones y marcas no observables a simple vista. Tras este primer
análisis, aquellos restos con marcas de interés se han sometido a una mayor observación bajo lupa binocular
(Olympus SZ11) de hasta 110 aumentos. Toda la información arqueozoológica y tafonómica se recoge en la
base de datos específica desarrollada desde la Universitat de València y el Museu de Prehistòria de València
(Real, 2017, 2021; Real et al., 2022).
4. RESULTADOS
4.1. Composición taxonómica
El conjunto arqueofaunístico estudiado comprende un total de 4282 restos, de los cuales 2368 corresponden
a la capa 27 adscrita al Paleolítico medio (a partir de ahora PM) y 1914 a la capa 18 perteneciente al
Gravetiense (a partir de ahora GR). Se ha podido identificar taxonómicamente el 20,4 % de los restos del
conjunto del PM y el 19,6 % del GR. Entre los restos indeterminados clasificados por tallas de peso destaca
la mayor presencia de la talla media (el 9,2 % en el conjunto del PM y el 7,9 % en el del GR). Además, en
ambas capas poseemos un gran número de restos indeterminados clasificados como esquirlas (alrededor del
90 % de los indeterminados). Se han identificado siete familias de taxones: Equidae, Bovidae, Cervidae,
Suidae, Canidae, Leporidae y Testudinidae (tabla 1; fig. 3). No obstante, tres de ellas (Suidae, Canidae
y Testudinidae) aparecen exclusivamente en el registro del conjunto del PM. No se ha podido llegar a
identificar la especie para todos los fragmentos estudiados, debido a las alteraciones postdeposicionales y
al nivel de fragmentación de la muestra. Por tanto, hemos preferido limitarnos a la categoría de familia o
subfamilia para una parte destacada del conjunto. En este caso, nos hemos centrado exclusivamente en los
restos de macrofauna y hemos descartado los de avifauna y microfauna, conjuntos éstos últimos en proceso
de estudio que nos aportarán principalmente información de índole paleoambiental o cronoestratigráfica.
En el conjunto del PM los lepóridos son el grupo mejor representado entre los determinados (69,6 % del
NISP), seguidos de los cérvidos (13,4 %) y las tortugas (11,6 %). El resto de los taxones muestran valores
muy escasos (équidos, bovinos, caprinos, suidos y cánidos). En el conjunto del GR destacan de nuevo los
lepóridos, con porcentajes todavía mayores entre los determinados (92 %), seguidos por los cérvidos (5 %)
y los équidos (2,7 %). Es de destacar en ambos conjuntos la escasa presencia de caprinos (<1 %), la mayor
diversidad taxonómica en el conjunto del PM, así como un papel algo más importante de los équidos en el
conjunto del GR respecto al del PM (tabla 1).
Cabe resaltar la identificación de un astrágalo de un cánido de talla media-grande en el conjunto del PM
que se encuentra en estudio y de un hueso de asno silvestre (Equus hydruntinus) en el conjunto del GR.
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6
R. Pardo Tendero, A. Eixea y A. Sanchis
Tabla 1. Especies representadas en el conjunto faunístico del Paleolítico medio (PM, capa 27) y del
Gravetiense (GR, capa 18), cuadro b16, según el NISP, % NISP, NME y NMI por edad y total. Edad: juvenil
(J.), subadulto (S.), adulto (A.), viejo (V.).
PM (capa 27)
NISP % NISP NME
GR (capa 18)
NMI por edad
NISP % NISP NME
J. S. A. V. Total
Determinados
484
20,4
Perissodactyla
6
1,2
2
Equidae
6
1,2
2
Equus sp.
-
Equus hydruntinus
J. S. A. V. Total
376
19,6
10
2,7
6
2
0,5
1
-
7
1,9
4
-
-
1
0,3
1
Artiodactyla
78
16,1
30
20
5,3
9
Bovinae
5
1,0
5
-
-
Cervidae
52
10,7
7
17
4,5
5
Cervus elaphus
13
2,7
12
1
3
2
0,5
2
Caprinae
3
0,6
1
1
1
1
0,3
1
Capra pyrenaica
-
-
1
0,3
1
Sus scrofa
5
1,0
5
-
-
Carnivora
7
1,4
7
-
-
Canidae
7
1,4
7
-
-
Lagomorpha
337
69,6
315
346
92,0
215
Leporidae
337
69,6
315
346
92,0
215
56
11,6
53
-
-
56
11,6
53
-
-
1884
79,6
1538
80,4
Testudines
Testudo hermanni
Indeterminados
1
1
1
1
1
1
2
1
1
4
1
4
1
8
4
Talla grande
29
5
Talla media
173
121
36
28
1646
1384
Talla pequeña
Esquirlas
Total
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2368
407
21
NMI por edad
1914
230
1
2
1
1
6
3
1
2
1
6
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Arqueozoología y tafonomía de la Cova Foradada (Oliva, Valencia)
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3
4
6
5
7
0
3 cm
Fig. 3. 1) Placas y restos óseos fracturados de tortuga
mediterránea (PM). 2) M1/M2 superior derecho de un équido
con un alto grado de concreción (GR). 3) Astrágalo izquierdo
de Canidae (PM). 4) Astrágalo izquierdo de Capra pyrenaica
(GR). 5) Huesos largos de lepórido fracturados (GR).
6) Falange primera de équido fracturada (GR).
Los restos de quelonio del conjunto del PM suman un total de 56, representados tanto por placas
óseas como por huesos postcraneales. A partir de su estudio morfológico, el conjunto ha sido asignado
taxonómicamente a la tortuga mediterránea (Testudo o Chersine hermanni), especie terrestre con placas y
líneas de crecimiento de mayor grosor que hacen descartar a los galápagos o tortugas dulceacuícolas del
género Emys y Mauremys, el primero de ellos presente también en la zona valenciana durante el Paleolítico
medio, en concreto en Cova Negra, junto a la tortuga mediterránea (Boneta, 2022).
4.2. Perfiles de edad y anatómicos
El número mínimo de individuos contabilizados en el conjunto del PM es de 21, de los cuales ocho son
lepóridos, cuatro tortugas, tres ciervos y dos bovinos, mientras que équidos, suidos, caprinos y cánidos están
representados por un individuo. En el caso del conjunto del GR el número mínimo de individuos es más bajo
(12), con predominio de los lepóridos con seis ejemplares y de los équidos con tres, después los cérvidos
con dos, mientras que los caprinos corresponden a un único individuo (tabla 1). Respecto a las edades de
muerte de estos animales, en el conjunto del PM hemos obtenido información de diversos taxones de talla
grande (équidos y bovinos), media (ciervos, caprinos, jabalíes y cánidos) y pequeña (lepóridos). Teniendo
en cuenta que la muestra es muy reducida, comentamos solo el perfil de edad de aquellos individuos mejor
representados. En el caso del ciervo, los restos corresponden a un subadulto, un adulto y un viejo. Respecto
a los lepóridos, se han determinado cuatro individuos juveniles y cuatro adultos. En el conjunto del GR los
seis lepóridos son juveniles, los tres équidos corresponden a dos adultos y un subadulto, mientras que entre
los ciervos aparece un adulto y un viejo (tabla 1).
En la tabla 2 se presentan los valores de representación anatómica (NISP) de los diferentes grupos
taxonómicos según conjuntos (PM y GR). En el caso de los lepóridos, el grupo con la muestra más
numerosa, en ambos conjuntos destacan los restos craneales (27,3 % y 27,5 % del NISP respectivamente).
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R. Pardo Tendero, A. Eixea y A. Sanchis
También, es destacable la presencia de elementos del miembro posterior (27,6 % y 24,6 %), seguidos
del miembro anterior (19,6 % y 20,5 %), entre los que podemos ver cifras altas de escápula y húmero
y más bajas de radio, ulna y metacarpos. Menores valores comportan las vértebras y costillas (16,6 % y
12,7 %). Finalmente, las primeras, segundas y terceras falanges (8,9 % y 14,7 %) son los elementos peor
representados (tabla 2).
Tabla 2. Representación anatómica según el NISP de los grupos taxonómicos presentes en los dos conjuntos:
Paleolítico medio (PM) y Gravetiense (GR).
Equidae
Bovinae
Cervidae
Caprinae
Suidae
Canidae
Leporidae
Testudo
PM
GR
PM
PM
GR
PM
GR
PM
PM
PM
GR
PM
Total
6
10
5
65
19
3
2
5
7
337
346
56
Craneal
6
7
2
55
16
1
92
95
Cráneo
27
40
Maxilar
6
5
46
44
4
Asta
Diente aislado
5
Incisivo
6
1
1
Premolar
Molar
1
1
44
13
4
1
4
1
3
1
2
1
2
Hemimandíbula
13
6
56
44
Vértebra
5
16
Vértebra cervical
10
2
Axial
2
Vértebra torácica
1
2
8
Vértebra lumbar
13
21
Sacro
3
1
Costilla
Miembro anterior
1
1
1
3
1
Escápula
Húmero
1
1
17
4
66
71
17
13
7
19
Coracoides
1
Ulna
Metacarpo
1
4
8
6
6
1
4
5
9
Metacarpo 2
9
3
Metacarpo 3
6
3
Metacarpo 4
10
3
Metacarpo 5
2
3
APL XXXV, 2024
2
4
Radio
Carpo
6
1
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9
Arqueozoología y tafonomía de la Cova Foradada (Oliva, Valencia)
Tabla 2 (cont.).
Equidae
PM
GR
Miembro posterior
Bovinae
Cervidae
Caprinae
PM
PM
PM
1
4
GR
GR
Suidae
Canidae
PM
PM
PM
GR
PM
1
93
85
5
1
Leporidae
Testudo
Coxal
1
14
15
1
Fémur
2
13
13
4
15
10
3
5
Tibia
Tarso
1
1
Patella
2
Astrágalo
1
4
8
Calcáneo
6
5
Metatarso
13
11
Metatarso 2
9
4
Metatarso 3
6
5
Metatarso 4
2
6
Metatarso 5
6
3
Extremidades
2
Falange 1
1
Falange 2
2
3
1
1
1
2
Falange 3
Sesamoideo
1
1
5
30
51
1
1
27
17
1
3
24
2
1
2
1
1
Placas óseas
10
1
45
Los cérvidos y équidos en ambos conjuntos aparecen representados mayoritariamente por dientes
aislados, y en menor medida por restos de los miembros y extremidades. El resto de los mamíferos de la
muestra (bovinos, caprinos, suidos y cánidos) presentan un número de restos muy escaso. Respecto a las
tortugas, destacan las placas óseas, con dominio de las del espaldar (44) sobre las del plastrón (1), mientras
que es menor la representación de los huesos de los miembros, y no hay presencia de restos craneales.
4.3. Análisis tafonómico
La muestra faunística presenta un índice muy alto de fragmentación. En el conjunto del PM tan solo 120
restos (5,1 %) están completos, 93 (4,9 %) en el conjunto del GR. La mayoría de los elementos completos
en ambas capas (más de un 75 %) pertenecen a lepóridos. En este grupo taxonómico únicamente se da
correlación significativamente estadística en el caso del índice de conservación del conjunto del PM (<
0,05), indicando un posible sesgo tafonómico en el conjunto que puede alcanzar el 0,39 de la muestra en
base a 1. En este sentido, aunque existe cierta pérdida de elementos, se considera que esa cantidad permite
descartar un proceso tafonómico que implique la destrucción de una parte importante del conjunto de
lepóridos (tablas 3 y 4). De los restos fragmentados en el total de las dos muestras, el 65 % corresponde
a fracturas antiguas, mientras que un 34 % del material está afectado por fracturas recientes originadas
mayoritariamente durante el proceso de excavación, y el 1 % restante por fracturas indeterminadas. La
mayoría de las fracturas antiguas se han producido en fresco, el 79,1 % en el conjunto del PM, junto a un
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R. Pardo Tendero, A. Eixea y A. Sanchis
16,8 % de indeterminadas y un 3,6 % de fracturas con caracteres mixtos, así como un 0,3 % causadas en
seco (postdeposicionales). En el caso del conjunto del GR, el 66,2 % de las fracturas son en fresco, el 18,2
% indeterminadas, el 12,1 % muestra caracteres mixtos y el 3 % se han producido en seco.
Tabla 3. NME, MAU y % MAU de los elementos anatómicos de los lepóridos
representados en el conjunto del Paleolítico medio (PM) y del Gravetiense (GR).
PM
GR
NME
MAU
% MAU
NME
MAU
% MAU
Cráneo
1
0,125
13,34
2
0,333
36,35
Maxilar
6
0,375
4
5
0,416
44,4
Diente aislado
43
0,191
20,38
39
0,232
25,33
Hemimandíbula
9
0,562
59,98
3
0,25
27,29
Vértebra
1
0,004
0,43
3
0,018
1,96
V. cervical
10
0,178
19
2
0,07
7,64
V. torácica
8
0,07
7,47
0
0
0
V. lumbar
13
0,325
34,68
19
0,633
69,1
Sacro
3
0,375
40,02
1
0,166
18,12
Costilla
13
0,05
5,34
4
0,023
2,51
Escápula
15
0,937
100
11
0,916
100
Húmero
6
0,375
40,02
11
0,916
100
Radio
4
0,25
26,68
6
0,5
54,58
Ulna
6
0,375
40,02
6
0,5
54,58
Carpo
0
0
0
4
0,083
9,06
Metacarpo
5
0,07
7,47
9
0,187
20,41
Metacarpo 2
9
0,562
59,98
3
0,25
27,29
Metacarpo 3
6
0,375
40,02
3
0,25
27,29
Metacarpo 4
10
0,625
66,7
3
0,25
27,29
Metacarpo 5
2
0,125
13,34
3
0,25
27,29
Coxal
11
0,687
73,32
6
0,5
54,58
Fémur
7
0,437
46,64
8
0,666
72,7
Tibia
14
0,875
93,38
6
0,5
54,58
Tarso
3
0,093
9,92
5
0,208
22,7
Patella
2
0,125
13,34
0
0
0
Astrágalo
4
0,25
26,68
8
0,666
72,7
Calcáneo
6
0,375
40,02
5
0,416
44,4
Metatarso
11
0,171
18,25
11
0,229
25
Metatarso 2
9
0,562
59,98
4
0,333
36,35
Metatarso 3
6
0,375
40,02
5
0,416
44,4
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Arqueozoología y tafonomía de la Cova Foradada (Oliva, Valencia)
11
Tabla 3 (cont.).
PM
GR
NME
MAU
% MAU
NME
MAU
% MAU
Metatarso 4
2
0,125
13,34
6
0,5
54,58
Metatarso 5
6
0,375
40,02
3
0,25
27,29
Falange 1
27
0,21
22,41
17
0,157
17,14
Falange 2
3
0,02
2,13
24
0,222
24,23
Falange 3
0
0
0
10
0,09
9,82
Total
281
255
Tabla 4. Coeficiente de correlación de rango de Kendall que relaciona la densidad de
los elementos en los lepóridos (Pavao y Stahl, 1999) y el % MAU, aplicado en los
dos conjuntos (PM y GR).
(S) Densidad conejo
(Pavao y Stahl, 1999)
PM (% MAU)
100,0
60,0
27,3
9,5
5,3
2,5
V. cervical
62,2
19,0
7,6
V. lumbar
47,3
34,7
69,1
V. sacra
58,1
40,0
18,1
Escápula
44,6
100,0
100,0
Húmero
58,1
40,0
100,0
Radio
18,9
26,7
54,6
Ulna
31,1
40,0
54,6
Metacarpos
17,6
66,7
27,3
Coxal
60,8
73,3
54,6
Fémur
55,4
46,6
72,7
Tibia
73,0
93,4
54,6
Astrágalo
37,8
26,7
72,7
Calcáneo
45,9
40,0
44,4
Tarsos
45,9
9,9
22,7
Metatarsos
16,2
60,0
36,4
Falange 1
1,4
22,4
17,1
Falange 2
1,4
2,1
24,2
Falange 3
1,4
0,0
9,8
Correlación Kendall's tau
0,39
0,31
Probabilidad
0,02
0,18
Elemento anatómico
Mandíbula
Costillas
GR (% MAU)
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R. Pardo Tendero, A. Eixea y A. Sanchis
La mayoría de las fracturas en fresco están realizadas sobre huesos largos de individuos de talla media y
pequeña (fig. 4). Acerca de la morfología de las fracturas que hemos podido identificar, el morfotipo II.4.1
es el más abundante en ambos conjuntos, el cual remite a lascas resultado de una percusión antropogénica.
Al igual que el morfotipo II.4.2, del que tenemos una amplia representación en el conjunto del PM,
originándose una diáfisis de circunferencia incompleta como consecuencia de una fractura en fresco que
afecta tanto al eje longitudinal como al transversal. No obstante, también podemos destacar el morfotipo
II.3 y el II.1, este último da como resultado cilindros de diáfisis de circunferencia completa, muy comunes
en los huesos largos de lepóridos.
En relación con las modificaciones (tabla 5), se han encontrado un total de 20 huesos con marcas, 14
en el conjunto del PM y seis en el GR. En el conjunto del PM la mayoría (13) son de origen antropogénico
(incisiones y raspados líticos) presentes principalmente sobre huesos largos y planos del miembro anterior
y posterior pertenecientes a animales de talla media y a cérvidos, aunque también a animales de talla
grande y pequeña (lepóridos). La mayoría de las marcas líticas presentan una distribución unilateral, con
diferente intensidad, cantidad múltiple y morfología rectangular o larga (fig. 5). Un único resto de lepórido,
concretamente un fragmento distal de tibia presenta señales de corrosión digestiva. En el conjunto GR se
repite el mismo patrón de marcas líticas sobre huesos largos de animales de talla media (cérvidos) y grande,
junto a dos huesos de lepórido (escápula y radio) también con señales de corrosión digestiva, y a otro de
cabra montés (astrágalo) con marcas de arrastres dentales.
Fig. 4. Morfotipos de fractura (NISP) en
los dos conjuntos asociados a huesos largos
fracturados en fresco correspondientes
a Equidae, Bovinae, Cervidae, Canidae,
Leporidae, Talla Pequeña, Talla Media y
Talla Grande.
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Arqueozoología y tafonomía de la Cova Foradada (Oliva, Valencia)
13
Tabla 5. Relación de modificaciones biostratinómicas identificadas y sus características sobre los restos de
fauna presentes en el conjunto del Paleolítico medio (PM) y del Gravetiense (GR).
Taxón
Hueso
Tipo de marca Origen
Distribución
Intensidad
Cantidad
Morfología
PM (capa 27)
Leporidae
Ulna
Incisión
Lítica
Unilateral
Leve
Múltiple
Rectangular
Leporidae
Tibia
Corrosión
Digestión
-
-
-
-
Cervidae
Fémur
Raspado
Lítica
Unilateral
Ligera
Simple
Rectangular
Cervidae
Fémur
Raspado
Lítica
Unilateral
Alta
Múltiple
Larga
Talla media
Hueso largo
Incisión
Lítica
Unilateral
Alta
Múltiple
Rectangular
Talla media
Hueso plano
Raspado
Lítica
Unilateral
Alta
Dos
Larga
Talla media
Hueso largo
Incisión
Lítica
Unilateral
Alta
Múltiple
Rectangular
Talla media
Hueso largo
Incisión
Lítica
Unilateral
Ligera
Dos
Rectangular
Talla media
Hueso plano
Incisión
Lítica
Unilateral
Alta
Múltiple
Rectangular
Talla media
Hueso largo
Incisión
Lítica
Unilateral
Fuerte
Múltiple
Rectangular
Talla media
Hueso plano
Raspado
Lítica
Unilateral
Leve
Múltiple
Rectangular
Talla grande
Tibia
Incisión
Lítica
Unilateral
Fuerte
Múltiple
Larga
Talla grande
Fémur
Incisión
Lítica
Unilateral
Alta
Múltiple
Larga
Talla grande
Hueso largo
Incisión
Lítica
Unilateral
Fuerte
Múltiple
Larga
GR (capa 18)
Leporidae
Radio
Corrosión
Digestión
-
-
-
-
Leporidae
Escápula
Corrosión
Digestión
-
-
-
-
Cervidae
Húmero
Incisión
Lítica
Bilateral
Fuerte
Múltiple
Larga
Cervidae
Radio
Incisión
Lítica
Bilateral
Ligera
Múltiple
Larga
Talla grande
Hueso largo
Incisión
Lítica
Unilateral
Moderada
Múltiple
Corta
Arrastre
Dental
Unilateral
Leve
Múltiple
Larga
Capra pyrenaica Astrágalo
Se han localizado un total de 233 restos con termoalteraciones en el conjunto del PM (9,8 %) y 77 en el del
GR (4 %). Hemos detectado diferentes grados de afección térmica, del marrón al blanco, pero concretamente
las coloraciones negras relacionadas con la fase de carbonización son las mejor representadas en ambos
conjuntos (63,5 % y 69,2 % del NISP respectivamente). No obstante, se observan algunas diferencias entre
conjuntos. Así, en el del PM las coloraciones marrón y marrón/negro están bien representadas, mientras
que en el conjunto del GR la coloración blanca muestra valores más destacados, lo que correspondería con
un nivel de fuego muy intenso (fig. 6). En el conjunto del PM las termoalteraciones se distribuyen sobre
esquirlas indeterminadas (46 %), de talla media (27 %), grande (8 %) y pequeñas (2 %), así como sobre
restos de lepóridos (8 %), cérvidos (4 %), tortugas (2 %), équidos (2 %), bovinos (0,4 %) y caprinos (0,4
%). En el conjunto del GR las señales de fuego aparecen sobre esquirlas indeterminadas (70 %), de talla
media (16 %) y sobre restos de cérvidos (10 %) y lepóridos (4 %). En general, además de sobre esquirlas,
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R. Pardo Tendero, A. Eixea y A. Sanchis
1
2
3
4
5
0
3 cm
0
3 cm
Fig. 5. Restos de fauna con modificaciones antropogénicas. 1) Hueso largo de talla media con incisiones y termoalteración
(PM). 2) Hueso largo de talla media con incisiones (PM). 3) Hueso largo de talla media con incisiones y marca de
percusión (PM). 4) Húmero de cérvido con incisiones (GR). 5) Remontaje de dos fragmentos de un hueso largo de talla
grande con incisiones (GR).
Fig. 6. Restos de fauna con termoalteraciones (% NISP) de los dos conjuntos y su distribución según coloraciones.
las evidencias de fuego se observan sobre fragmentos de huesos largos de talla media y grande, y en menor
medida sobre huesos planos y esponjosos. Aunque no hemos encontrado marcas de corte sobre los restos
de tortuga, sí que cuatro placas óseas muestran termoalteraciones parciales (colores blanquecinos y negros),
aunque su origen no está muy claro.
En lo referente a las modificaciones fosildiagenéticas, en el conjunto del PM el número asciende a un
total de 946 restos lo que representa el 40 % del total, afectando a la muestra con un nivel de incidencia
medio/alto. De entre todas ellas destaca sobre todo la alta presencia de concreciones de carbonato cálcico
sobre los huesos (42,4 %), manchas de óxido de manganeso (22,3 %) e improntas de raíces (16,3 %).
En cambio, en el conjunto del GR estas alteraciones tienen una menor incidencia, afectando solo a 147
restos (7,7 %), en la mayoría de los casos sin casi modificar su superficie, donde destacan también las
concreciones (76 %) y las manchas de manganeso (15 %) (fig. 7). Por el momento, desconocemos las
causas de esta desigual conservación.
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Arqueozoología y tafonomía de la Cova Foradada (Oliva, Valencia)
15
Fig. 7. Restos de fauna (% NISP) de
los dos conjuntos con modificaciones
fosildiagenéticas.
5. DISCUSIÓN
5.1. Origen de los aportes de fauna
Para el conjunto del PM, las evidencias registradas ponen de manifiesto un origen mayoritariamente
antropogénico derivado de las actividades cinegéticas, consumo y desecho por parte de los grupos humanos.
La presencia de otros agentes biológicos es prácticamente nula, pues solamente se ha encontrado un resto
digerido de lagomorfo, que podría ser resultado de una presencia muy puntual de las aves rapaces o de
otros agentes biológicos, pero tratándose de un fragmento de pequeño tamaño no descartamos que su origen
también pueda ser humano. Además, el elevado nivel de fragmentación del conjunto (solo se conserva
alrededor de un 5 % de huesos completos), sumado a la presencia de incisiones, raspados y a la variedad de
huesos termoalterados parece relacionarse con una intensa explotación de los recursos faunísticos por parte
de los grupos neandertales que ocuparon la cavidad durante esta fase.
En relación con el conjunto del GR, no podemos atribuir el origen de los restos únicamente a la acción
de los humanos, ya que encontramos el mismo número de marcas antropogénicas que de otros posibles
agentes biológicos. No obstante, la identificación de marcas de corte, fracturas en fresco y termoalteraciones
evidencia la presencia humana en la cavidad, al menos de forma esporádica. La revisión del material lítico
de esta capa correspondiente a las antiguas excavaciones aporta numerosos restos líticos en forma de dorsos
y piezas astilladas, así como una azagaya, que confirman la presencia humana en la cavidad durante el
Gravetiense (Eixea y Sanchis, 2022). A la evidencia humana se suma la presencia puntual de carnívoros,
aunque tan solo se ha identificado una marca dental sobre un astrágalo de caprino. Del mismo modo,
los dos restos de lepóridos digeridos nos indicarían que otros agentes pudieron estar presentes durante la
formación del depósito gravetiense, aunque sin descartar tampoco un origen humano de los mismos según
la problemática expuesta en el anterior conjunto.
En este sentido, podemos decir que la fauna analizada de la Cova Foradada presenta unas características
análogas a las observadas en otros yacimientos de la vertiente mediterránea con conjuntos de cronología
similar. Los estudios sobre conjuntos de fauna del Paleolítico medio de yacimientos como el Abrigo de
APL XXXV, 2024
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16
R. Pardo Tendero, A. Eixea y A. Sanchis
la Quebrada, El Salt, la Cova del Bolomor o la Cova del Puntal del Gat apuntan a los grupos humanos
como principales responsables de la creación de los agregados arqueofaunísticos (Blasco, 2011; Blasco y
Fernández Peris, 2012; Sanchis et al., 2013; Pérez, 2014, 2019; Real et al., 2019; Moya et al., 2021; Eixea et
al., 2023), si bien en algunos yacimientos se determina una presencia más destacada de carnívoros, como por
ejemplo en los niveles basales de Cova Negra y de la Cova de les Malladetes (Villaverde et al., 1996; Eixea
et al., 2020; Sanchis y Villaverde, 2020; Sanchis et al., 2023). Con respecto a los conjuntos gravetienses, en
yacimientos como Cova Beneito, L’Arbreda, Cova de les Malladetes y Cova de les Cendres los agregados
faunísticos estudiados responden mayoritariamente a actividades de los grupos humanos (Estévez, 1987;
Iturbe et al., 1993; Villaverde et al., 2021b; Sanchis et al., 2023).
En los dos conjuntos de Foradada observamos unas estrategias cinegéticas focalizadas hacia los herbívoros
de talla media (cérvidos) y, en menor medida, grande (équidos), si bien es cierto que en el conjunto del PM
encontramos una mayor diversidad de especies. Admitiendo así el origen predominantemente humano de
las presas, la dieta basada sobre todo en ungulados y lepóridos podría ser completada con otros pequeños
animales, como tortugas o moluscos (Blasco, 2008; Blasco y Fernández Peris, 2012; Morales y Sanchis,
2009; Sanchis et al., 2015).
Los lepóridos son el taxón más abundante y los cérvidos tienen bastante importancia en la dieta de ambos
grupos humanos. También se aprecia una mayor presencia de équidos en el depósito del GR, posiblemente
debido a las características del entorno con la existencia de una amplia llanura litoral durante esta fase. Sin
embargo, el conjunto del PM es más diverso desde el punto de vista taxonómico.
5.2. Transporte y explotación
A la hora de hablar sobre la adquisición y transporte de las presas, debemos hacer referencia a la secuencia
de aprovisionamiento descrita por Grayson (1988) que contempla una primera fase nutricional en el lugar de
la caza y destinada al consumo de las vísceras. Después, se seleccionan los elementos que serían trasladados
hasta el lugar de hábitat. Los criterios de selección de los restos varían en función de la talla de peso del
animal, de la distancia entre el campamento base y del tamaño del grupo de cazadores (Grayson, 1988;
O’Connell y Hawkes, 1988; Metcalfe y Jones, 1998).
Partiendo de los datos que hemos obtenido, a partir de la representación esquelética de los lepóridos
(% MAU), en ninguno de los dos conjuntos tratados se da un transporte selectivo. En ambos se observa
la representación de todos los elementos anatómicos, si bien con porcentajes más importantes en el caso
de las cinturas y de los huesos largos del estilopodio y zeugopodio, así como de las vértebras de la mitad
posterior y mandíbulas, correspondiendo en general a las zonas con mayor contenido cárnico (tabla 3).
Los lepóridos son animales de talla y peso reducido y a partir del patrón de conservación anatómica, se
intuye que estas presas fueron trasladadas completas hasta el lugar de hábitat y procesado, para realizar
allí las tareas de descarnado, desarticulación y pelado de las carcasas. Al hablar de los animales de
talla grande (NISP), es posible que en el lugar de caza se produjera una selección previa de las partes
anatómicas a transportar. En el caso de los équidos y en ambos conjuntos, se observa una alta presencia
de dientes aislados y en menor medida de partes del miembro anterior y extremidades. Algo similar
sucede con los bovinos, en los que destacan sobre todo los dientes aislados, así como los fragmentos del
miembro posterior y de falanges, que se explotarían debido a su alto contenido medular. Este modelo de
distribución en la representación esquelética nos indica un aprovechamiento centrado en las partes más
ricas en nutrientes, tanto en contenido cárnico como en medular, a través de la selección de miembros
apendiculares y hemimandíbulas. Así pues, nos informarían de un acceso primario a las presas de talla
grande, la elección de elementos en el lugar de obtención y finalmente el transporte selectivo de los restos
al yacimiento (Blumenschine y Selvaggio, 1988). En cuanto a los animales de talla media, atendiendo a
la representación de los cérvidos (NISP) por ser la especie de la que más datos hemos obtenido, presentan
APL XXXV, 2024
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Arqueozoología y tafonomía de la Cova Foradada (Oliva, Valencia)
17
un patrón basado en el predominio de partes craneales y de los miembros. Por tanto, en ambos conjuntos
las carcasas serían trasladadas enteras a la cueva para su posterior procesado. En todo caso, hay que tener
en cuenta que, excepto en el caso de los lepóridos que aportan un número de restos más destacado, la
representación del resto de los taxones es bastante escasa, por lo que los planteamientos expuestos en
el caso de las presas de talla grande y media son meras hipótesis. En este sentido, somos conscientes de
que la muestra estudiada corresponde a un solo cuadro y a capas de excavación artificiales, por lo que
es probable que puedan contener más de un evento de ocupación/procesado/consumo de animales en la
cavidad, y de que sin un estudio arqueoestratigráfico riguroso resulta del todo imposible demostrar la
sincronía del material asociado en cada caso.
Respecto a la edad de las presas, es más variable en el conjunto del PM, donde también se da una mayor
diversidad de taxones, mientras que en el GR destacan los individuos adultos. Esto nos podría indicar, en el
primer caso, que los neandertales de Cova Foradada desarrollaron unas estrategias cinegéticas vinculadas
a los recursos disponibles en su entorno, como parte de un modelo más generalista o diversificado y
posiblemente oportunista. En cambio, durante el Paleolítico superior inicial los grupos humanos que
habitaron la zona de estudio desarrollaron un patrón cinegético más especializado (Blumenschine y Marean,
1993; Bunn, 2001) observado en otros yacimientos del ámbito regional como Beneito o Malladetes (Iturbe
et al., 1993; Martínez Valle, 1996; Villaverde et al., 2021b; Sanchis et al., 2023), y caracterizado por la caza
de ciervos adultos y también de lepóridos, aunque en este último caso en el conjunto GR de Foradada todos
los individuos son juveniles, posiblemente como consecuencia de la parcialidad de la muestra.
En los dos conjuntos analizados las marcas de procesado y consumo de origen antropogénico son
evidentes, pues hemos encontrado diversas marcas de corte, de percusión, huesos con termoalteraciones y
la mayoría de las fracturas están realizadas en fresco. Con respecto a las incisiones localizadas en individuos
de talla media y grande, la mayoría se encuentran sobre las diáfisis de los huesos largos. Al igual que sucede
con los restos estudiados de otros yacimientos como El Salt o Malladetes, entre otros, en los que encontramos
la mayor parte de las incisiones y de las marcas de fractura sobre estas zonas con la finalidad de descarnar y
de extraer la médula (Pérez, 2014, 2019; Villaverde et al., 2021b). Las características y localización de estas
marcas sobre las diáfisis podrían estar relacionadas con el descarnado de los miembros después de haber
sido trasladados al yacimiento. Solamente encontramos un pequeño porcentaje de incisiones sobre huesos
planos, posiblemente restos de costillas o de hemimandíbulas, que podrían ser consecuencia de trabajos de
evisceración y de aprovechamiento de la médula (Blasco et al., 2013).
En el caso de los lepóridos, no se han hallado marcas de corte sobre sus huesos, aunque sí numerosos
fragmentos de diáfisis fragmentadas desprovistos de las epífisis y que conservan toda la circunferencia
(cilindros), como consecuencia de los procesos de fractura de los principales huesos largos (húmero, fémur
y tibia) para el consumo de la médula. Patrón de explotación y consumo de estas pequeñas presas que
se repite en diversos yacimientos, por ejemplo, en la Cova de les Cendres, donde los conejos, de origen
principalmente humano, alcanzan valores de representación en torno al 80-90 % (Pérez Ripoll, 2004;
Sanchis et al., 2016; Real, 2020, 2021).
El origen de las alteraciones por fuego sobre los restos es difícil de establecer. En este sentido, además
del posible origen antropogénico durante la preparación de la carne, no hay que obviar la posibilidad de que
pudieran estar producidas por la afección de un hogar localizado en niveles inferiores o superiores (Pérez
et al., 2017) o incluso por causas naturales.
5.3. Tipos de ocupación
A partir de los datos faunísticos que poseemos es complicado profundizar en los tipos de ocupación de
la cueva y su temporalidad, sobre todo por tratarse de una muestra de estudio correspondiente a 1 m2, y
teniendo en cuenta los escasos datos disponibles sobre el proceso y método de excavación. Para poder
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R. Pardo Tendero, A. Eixea y A. Sanchis
realizar inferencias sobre los posibles modelos de ocupación de la cavidad desarrollados por los grupos
humanos y abordar un análisis preliminar, junto con la arqueozoología es necesario sumar otras variables,
como los estudios de la tecnología lítica y de distribución y la relación de los materiales en el espacio.
Poniendo en relación estos estudios los dos conjuntos responden a un patrón de ocupación que parece
similar. En este sentido y con la información disponible procedente de otras secuencias del panorama
regional, pensamos que se trata de ocupaciones de carácter corto y esporádico imbricadas a modo de
palimpsesto, en las que los grupos humanos probablemente visitarían la cavidad de forma recurrente, y
dirigidas, entre otros objetivos, hacia la caza de diversos taxones (Pérez, 2019; Eixea et al., 2020; Pérez et al.,
2020; Eixea y Sanchis, 2022). Este tipo de ocupaciones se asemejan a las observadas en otros yacimientos
valencianos del Paleolítico medio como el Abrigo de la Quebrada o la Cova del Puntal del Gat. Ambas se
caracterizan por haber sido frecuentadas de forma reiterada durante diferentes fases, determinadas en el
registro a partir de unas estrategias de caza diversificadas y a la documentación de unas cadenas operativas
líticas con una elevada fragmentación, bajo índice de elementos remontados, presencia de algunos toolkits
y piezas con filos poco reutilizados (Eixea et al., 2019; Real et al., 2019). No podemos llegar a determinar
ocupaciones singulares dedicadas a la realización de actividades específicas, como se ha planteado en
los yacimientos de El Salt o el Abric del Pastor (Machado et al., 2011; Machado y Pérez, 2016; Mayor
et al., 2022; Sossa et al., 2022). Como se documenta en la mayor parte de los yacimientos de la fachada
mediterránea, ejerce un papel importante en los tipos de actividad que se desarrollan tanto la accesibilidad
a los recursos, ya sean bióticos o abióticos, como la ubicación de los mismos lugares (Sañudo et al., 2012;
Rosell et al., 2017; Marín et al., 2019; Eixea et al., 2020). En yacimientos como la Cova del Bolomor o
el Abrigo de la Quebrada se observan similitudes en cuanto a que la mayor parte del registro es aportado
por los grupos humanos y en el que los carnívoros son minoritarios (Fernández Peris, 2003; Sañudo y
Fernández Peris, 2007; Blasco, 2011; Real et al., 2019, 2020). Por el contrario, en Cova Negra, en algunos
niveles se atestigua una representación de varias especies de carnívoros correspondientes a tres familias
(Canidae, Felidae y Ursidae). En dicho yacimiento destaca la acción de este tipo de animales (Pérez Ripoll,
1977; Villaverde et al., 1996) en el contexto de unas ocupaciones muy esporádicas de la cavidad que se
ratifican a partir de la presencia o no de colonias de quirópteros (Guillem, 1995).
Por todo ello, podemos establecer la hipótesis de que la cavidad, tanto durante el Paleolítico medio como
el Gravetiense, tuvo sobre todo un uso humano, probablemente con estancias esporádicas de corta duración,
durante las que los grupos llevaron a cabo un aprovechamiento muy intenso de los recursos faunísticos,
disponibles en el entorno de la cueva. Tenemos que esperar a nuevos estudios actualmente en proceso
(antracología, carpología, isótopos, micromorfología, dataciones, etc.) para poder abordar con mayor detalle los
modos de vida de las poblaciones que vivieron durante los dos periodos tratados en este trabajo. Obviamente,
lo limitado de la muestra analizada nos obliga a ser cautos y a valorar los datos presentados como preliminares.
6. CONCLUSIONES
Existe cierta diversidad en relación con las estrategias de subsistencia de los grupos humanos del Paleolítico
medio y superior inicial (Gravetiense). Aunque en ambos casos, las especies predominantes son los cérvidos
y los lepóridos, se observan diferencias que afectan al transporte de las presas, relacionadas con el tamaño
de estas y con el valor nutricional de ciertas partes anatómicas. El estudio tafonómico de los restos muestra
a los grupos humanos, neandertales en el caso del conjunto del PM, Humanos Anatómicamente Modernos
en el del GR, como los principales agentes de aporte y modificación de los restos. La presencia de otros
predadores parece bastante limitada en la muestra analizada. Esto podría estar relacionado en ambos casos
con un uso bastante reiterado de la cueva por parte de los distintos grupos humanos, relacionado con la
propia localización, la riqueza de biotopos en sus cercanías, y la posibilidad de acceso a un amplio espectro
de recursos animales y vegetales.
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Las limitaciones del estudio ya han sido explicadas, pero las conclusiones obtenidas pueden ser
verificadas o matizadas a través del análisis de nuevos materiales. En este sentido, el yacimiento está
actualmente en fase de excavación dentro de un nuevo proyecto de investigación (Eixea y Sanchis, 2022).
AGRADECIMIENTOS
Agradecemos al Museu de Prehistòria de València y a su directora María Jesús de Pedro las facilidades prestadas para
el estudio de los materiales. También, damos las gracias a José Castelló Barber, Vicent Burguera y Josep Gisbert, por
su ayuda e interés en el proyecto. Además, queremos agradecer a todos los integrantes de este nuevo proyecto y a los
voluntarios que han formado parte de la primera campaña de excavación. Finalmente, agradecemos los comentarios de
Leopoldo Pérez y de Jaime Vives-Ferrándiz que han contribuido a mejorar el manuscrito original. Este trabajo forma
parte del proyecto PID2021-122308NA-I00 financiado por MCIN/AEI/10.13039/501100011033/ y FEDER Una manera de hacer Europa.
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