Pautas de procesado y consumo de lepóridos en los depósitos mesolíticos de Cueva de la Cocina (Dos Aguas, Valencia)
Manuel Pérez Ripoll
Oreto García Puchol
2019
[page-n-1]
12
PAUTAS DE PROCESADO Y CONSUMO DE LEPÓRIDOS EN
LOS DEPÓSITOS MESOLÍTICOS DE CUEVA DE LA COCINA
(DOS AGUAS, VALENCIA)
Manuel Pérez Ripoll y Oreto García Puchol
ABSTRACT
Cueva de la Cocina is an emblematic site of the Mesolithic. Archaeological
interventions have been numerous; they began in the 40s by Luis Pericot,
continued in the 70s by Javier Fortea and now have been reappeared with
the aim of obtaining information on the paleoeconomic, paleoenvironmental and cultural sequence (excavations from 2015 to 2018 by Oreto García Puchol). Regarding the studies of paleoeconomics, the first results were
published in the III Jornades d’Arqueozoologia, which has been based on
the excavations of 1941 and 1942. The present work is focused on the study
of Leporidae to know their importance in subsistence of the latest hunter
and gatherer groups.
INTRODUCCIÓN
A lo largo del Paleolítico superior y Epipaleolítico, los yacimientos situados en
la vertiente mediterránea de la península ibérica ofrecen un número de restos
de conejo muy elevado. Al mismo tiempo, el aprovechamiento de sus recursos
es intenso, tanto en lo referente a la piel, como a la carne y a la médula, según
el estudio de las marcas antrópicas. En gran parte de los conjuntos analizados
la responsabilidad de la formación de los mismos es casi exclusiva de los humanos; la intervención de los agentes no antrópicos por tanto es mínima. Con
el Mesolítico asistimos a un cambio cuantitativo referido al número de restos,
que desciende de una forma muy llamativa, pero se mantiene la exclusividad
humana en la formación de estos conjuntos (Aura et al., 2009).
Recursos marins en el passat. IV Jornades d’arqueozoologia.
Museu de Prehistòria de València (2019): 279-292.
[page-n-2]
MANUEL PÉREZ RIPOLL Y ORETO GARCÍA PUCHOL
La revisión en curso de las intervenciones realizadas en Cueva de la Cocina (Dos Aguas, Valencia) permite aportar datos relevantes a este respecto al incorporar una valoración inicial de las pautas de procesado y consumo de lepóridos en uno de los sitios emblemáticos para el análisis de
las dinámicas socio-ecológicas de los últimos cazadores y recolectores del
Mesolítico. El yacimiento cuenta con una amplia secuencia de ocupaciones mesolíticas (8700-7600 cal BP), además de ocupaciones más recientes
que incluyen niveles del Neolítico antiguo y posteriores, del Calcolítico y la
Edad del Bronce (García Puchol et al., 2018a; Pardo Gordó et al., 2018). Los
primeros trabajos fueron dirigidos por Lluís Pericot en los años 40 en las inmediaciones de la entrada (figura 1), afectando a una amplia área divida en
sectores (1941, 1942, 1943 y 1945) y subsectores (Pericot, 1945). En la década
de los años 70, Javier Fortea dirigió una serie de campañas en el área central
de la cavidad (sector E, figura 1) que fue dividido en cuadrículas y excavado
por capas agrupadas en niveles arqueológicos (Fortea et al., 1987). En los últimos años (2015 a 2018) un nuevo programa de actuaciones ha permitido la
excavación de varios sondeos en diferentes puntos de la cueva con el fin de
recabar información pormenorizada para la reconstrucción de la secuencia
paleoambiental, paleoeconómica y cultural (García Puchol et al., 2018b).
El trabajo que presentamos se refiere al estudio de los restos de conejo correspondientes a las excavaciones antiguas de las campañas de 1941
y 1942, y a las del sector E excavado por Fortea, en concreto de las agrupaciones realizadas en los estratos mesolíticos (suelos de ocupación H1, H2,
H3 y H4). El sector excavado en 1941 ocupaba una extensión aproximada de
10,5 m2 y alcanzó 1,8 m de profundidad. El análisis de los materiales remite
en su conjunto a una cronología mesolítica. El sector de 1942 ocupaba una
superficie de unos 12 m2 y una profundidad de 3 m. Exceptuando la primera
capa (Rincón SE capa 1), con presencia de restos de cerámica, las restantes
igualmente se identifican con la secuencia mesolítica del sitio (figura 1). Del
sector E excavado por Fortea se han analizado las agrupaciones establecidas
durante el trabajo de campo cuyo análisis remite igualmente a los niveles
mesolíticos de la cavidad (Pardo Gordó et al., 2018).
LA IMPORTANCIA NUMÉRICA DEL CONEJO
El descenso de los restos de conejo es un hecho generalizado en los yacimientos del mesolítico valenciano (Aura et al., 2006), como podemos
280
[page-n-3]
Procesado y consumo de lepóridos en el Mesolítico de la Cueva de la Cocina
FIGURA 1. Plano de la cueva, con indicación de las áreas de actuación según las campañas de excavación.
281
[page-n-4]
MANUEL PÉREZ RIPOLL Y ORETO GARCÍA PUCHOL
observar a partir de un breve repaso de los yacimientos de este periodo.
En Tossal de la Roca los porcentajes correspondientes al Magdaleniense y
Epipaleolítico del sector interior se sitúan entre un 64% y un 92%, mientras descienden en los niveles mesolíticos del sector exterior, que alcanzan
valores situados entre un 42% al 10% (Pérez-Ripoll y Martínez-Valle, 1995).
Coves de Santa Maira muestra una composición muy parecida, con porcentajes situados en el 83% para el Magdaleniense (SM5), 79% al 85% para el
Epipaleolítico (SM4.1a, SM4.1b, SM4.1c y SM4.2), mientras que en el Mesolítico descienden al 31% (SM3) (Aura et al., 2006; Morales-Pérez, 2015). La
Cueva del Lagrimal contiene unas proporciones que se sitúan entre un 33%
del Nivel III y un 44% del nivel IV (Pérez-Ripoll, 1991).
La muestra de Mas Gelat es muy reducida, aunque llama la atención el escaso
número de conejos (Miret, 2006). El yacimiento de Benàmer tiene problemas
de conservación de los restos óseos, pero aun así podemos destacar la escasa
presencia de huesos de lepóridos sobre el total de la muestra determinada
(Tormo, 2011). Cova Fosca contiene un paquete de 0,50 m de espesor que ha
sido identificado como mesolítico (entre las cotas de -250 a -298), pero carece
de dataciones de C14 (Llorente, 2010) y de un estudio cultural específico. El
promedio de restos de conejos para estas profundidades es de 11,05% y el de
liebres es de 1,9% (campañas 1999-2003, Sector C, Llorente, 2010). En este
yacimiento no se dispone de un estudio tafonómico para los restos de conejo,
pero sí lo hay para los de la liebre. Sin embargo, las evidencias del consumo
humano para este último taxón son pocas, pues no hay restos con marcas
líticas, no hay cilindros y sólo hay dos restos con señales de fuego. En otros
yacimientos, como Arenal de la Virgen o Casa Corona, la conservación de los
restos de fauna es muy deficiente, por lo que no disponemos de información
(Fernández-López et al., 2015). El yacimiento de El Collao está actualmente en
revisión. Sabemos de la importancia de las presas pequeñas (tortuga de agua
y lepóridos) pero desconocemos los estudios específicos (López de Pablo et
al., 2015). Los restos óseos de los niveles mesolíticos de Falguera son pocos,
pero interesantes. El conjunto del nivel VII (Sector 3) y VIII sólo contiene 69
restos fauna, dos de ciervo, dos de corzo, cuatro de cabra y 61 de conejo. El
porcentaje de este último es de un 88%, muy alto para estos momentos. Pero
el estudio tafonómico nos indica que los restos de conejo fueron alterados por
humanos, por carnívoros (zorros) y por rapaces, por lo que la acción humana
es inferior a la del porcentaje indicado (Pérez-Ripoll, 2006).
282
[page-n-5]
Procesado y consumo de lepóridos en el Mesolítico de la Cueva de la Cocina
En líneas generales, a lo largo del Paleolítico superior los conejos fueron
consumidos en unas proporciones muy elevadas. La cuestión que abordamos
en este texto se centra en poner de relieve su importancia y su papel durante
la secuencia correspondiente a los últimos cazadores y recolectores. No hay
cambios taxonómicos fundamentales en la composición de la fauna entre
el Paleolítico-Epipaleolítico y el Mesolítico (a excepción de un aumento
relativo del jabalí, corzo y rebeco), pero sí variaciones numéricas que
afectan al conejo.
Realizado este repaso, entramos a valorar el estudio de los lepóridos
de la Cueva de la Cocina. Para ello, contamos con el material óseo de las
excavaciones de L. Pericot (años 41 y 42) y de las excavaciones de J. Fortea
(años 70), cuya muestra es muy numerosa y constituye un referente sobre
las trasformaciones económicas de estos momentos (Pérez-Ripoll y GarcíaPuchol, 2017). En las excavaciones de los años 70, los porcentajes del NR de
conejos en relación con el total de la fauna estudiada, son muy variables,
según las cuadrículas, que van desde el 1,1% al 21,6%. Hay cuadros que en
general tienen pocos materiales óseos (A3c6, A4c5, B3c6, B5c6) y en ellas no
hay restos de conejo (cuadro 1). Los porcentajes medios para cada suelo de
ocupación, quedan de la forma siguiente: H1 (11,1%), H2 (14,3%), H3 (12,7%)
y H4 (5,7%). Este último contiene los porcentajes más bajos debido a que
corresponde a los cuadros y capas antes mencionados (cuadro 1).
Las excavaciones de los años 41 y 42 muestran unas variaciones aún
mayores. Sus porcentajes van desde el 2,2% al 56,3%. Llama la atención el
Rincón SE c1 que tiene una muestra numerosa de restos de mesomamíferos
y, sin embargo, no contiene huesos de conejo (cuadro 2); seguramente, esta
ausencia se debe a la recogida selectiva en excavación o a un extravío de estos restos. El promedio por sectores es más homogéneo, desde el 8,6% del
Rincón Sur al 28,6% de la Cata (cuadro 2).
A pesar de las diferencias entre los resultados de ambas campañas de
excavación, los promedios globales son casi idénticos, 11,4% para las campañas de los años 40 y 11,5% para las de los años 70 (cuadro 3). La explicación de esta coincidencia habría que buscarla en el sesgo de la recogida del
material. Las excavaciones de los años 41 y 42 no incluyen ciertos elementos esqueléticos y fragmentos de diáfisis tanto de la fauna grande como de
la pequeña. La recogida del material óseo de los años 70 fue sistemática,
sin tomar en consideración el tamaño de los huesos, como comprobamos a
283
[page-n-6]
MANUEL PÉREZ RIPOLL Y ORETO GARCÍA PUCHOL
H1
A3
c3
A4
c2
A5
c3
A6
c3
B3
c3
B4
c3
B5
c3
C2
c3
C3
c5
C4
c4
C5
c3
C6
c3
Tot
NR tot
37
36
18
35
14
36
48
25
37
13
13
12
324
NR O.cu.
3
4
2
2
1
2
8
2
8
1
1
2
36
%
8,1
11,1
11,1
5,7
7,1
5,5
16,6
8
21,6
7,6
7,6
16,6
11,1
H2
A3
c4
A4
c3
B3
c4
B4
c4
B5
c4
C3
c6
C4
c6
C5
c4
Tot
NR tot
13
47
27
59
8
11
119
57
341
NR O.cu.
2
4
3
9
1
6
17
7
49
%
15,3
8,5
11,1
15,2
12,5
54,5
14,2
12,2
14,3
H3
A3
c5
A4
c4
B3
c5
B4
c5
B5
c5
C3
c7
C4
c7
C5
c5
Tot
NR tot
16
17
42
27
79
47
35
36
299
NR O.cu.
5
3
12
4
6
6
38
%
12,5
0
11,9
11,1
15,1
8,5
16,6
16,6
12,7
H4
A3
c6
A4
c5
B3
c6
B4
c6
B5
c6
C3
c8
C4
c8
C5
c6
Tot
4
2
19
94
9
28
26
27
3
6
2
3
12
21,4
7,6
11,1
5,7
NR tot
2
NR O.cu.
%
1
0
0
0
1,1
0
CUADRO 1. Relación del número de restos (NR) totales determinados, NR de conejos y sus porcentajes en relación con el total determinado. Excavación de los
años 70 según sectores y capas.
continuación. Por ello, como este sesgo afecta por igual a las dos agrupaciones de mamíferos, sus proporciones no se ven afectadas.
COMPARATIVA DE LAS MUESTRAS DE LOS AÑOS 40 Y 70
Al estudiar los restos de los macro y mesomamíferos de 1941 y 1942, observamos un sesgo importante en la recogida del material. En los mesomamíferos,
la muestra de maxilares, mandíbulas, dientes sueltos y partes articulares es
muy amplia en comparación con los fragmentos de diáfisis que apenas están
representados (Pérez-Ripoll y García-Puchol, 2017). Esto mismo ocurre con
los restos de conejo. Las agrupaciones anatómicas de los elementos esqueléticos muestran claramente estas diferencias (figura 2). Las excavaciones
de los años 70 fueron sistemáticas, los sedimentos se cribaron con agua y el
material pasó por tamices de diferente tamaño, tanto en lo referente a la fauna pequeña (micromamíferos) como a la grande (macro y mesomamíferos).
284
[page-n-7]
Procesado y consumo de lepóridos en el Mesolítico de la Cueva de la Cocina
1941
Cata
c1
c2
c3
c4
c5
c6
c7
c8
c9
c10
c11
c12
c13
NR tot
28
133
70
39
43
40
47
29
22
25
14
13
13
516
NR O.c.
1
75
19
13
14
4
7
2
3
3
4
3
148
%
3,5
56,3
27,1
33,3
32,5
10
14,8
6,8
13,6
12
0
30,7
23
28,6
1941
Amp
c1
c2
c3
c4
c5
c6
c7
c8
c9
c10
c11
c12
c13
Tot
NR tot
18
15
29
14
25
18
13
32
32
29
14
12
13
264
Tot
NR O.c.
1
2
6
1
0
3
1
2
4
3
1
3
3
30
%
5,5
13,3
20,6
7,1
0
16,6
7,6
6,2
12,5
10,3
7,1
25
23
11,3
1942
R SE
RS
ZA
ZB
c1
c1
Tot
c2
c2
c3
c4
c5
c6
c7
c8
c9
c11
Tot
NR tot
647
221
868
14
49
127
110
39
48
37
21
16
9
469
NR O.c.
0
19
19
1
13
4
6
2
6
4
2
2
3
43
%
0
8,6
2,1
7,1
26,5
3,1
5,4
5,1
12,5
10,8
9,5
12,5
33,3
9,1
1942
ZC
ZBC
ZD
c2
c3
c4
c5
c6
c7
c8
c9
Tot
c2
c3
c4
c5
c6
25
NR tot
106
67
52
33
44
63
15
13
316
95
130
86
40
NR O.c.
8
6
4
1
1
11
2
1
34
6
24
9
6
2
%
7,5
8,9
7,6
3
2,2
17,4
13,3
7,6
10,7
6,3
18,4
10,4
15
8
CUADRO 2. Relación del número de restos (NR) totales determinados, NR de conejos
y sus porcentajes en relación con el total determinado. Excavación de las campañas de
1941 y 1942, según sectores y capas.
Se puede observar que en las excavaciones de los años 40, la mandíbula
es el elemento esquelético más numeroso, con un 50% sobre el total de cada
elemento de las partes anatómicas; le sigue la diáfisis de tibia, con un 27,3%
y de lejos el maxilar, la pelvis y la diáfisis de fémur, con un 5,6%, 4,6% y 4,3%
respectivamente. Los huesos del cráneo, vértebras, costillas, escápula, húmero, radio, ulna, fragmento proximal del fémur, fragmento de diáfisis de
la tibia, calcáneo y falange I no sobrepasan el 1%. Los restantes elementos
esqueléticos no están presentes (figura 2).
La representación esquelética de las excavaciones de los años 70 muestra una composición diferente. Los distintos elementos están más equilibrados, con predominio de la mandíbula (18,4%), seguida de la diáfisis de
la tibia (14,3%), metatarso (9,5%), escápula (6,8%), maxilar, pelvis (ambos
con un 6,1%), costillas, articulación proximal de radio, metacarpos, ulna,
285
[page-n-8]
MANUEL PÉREZ RIPOLL Y ORETO GARCÍA PUCHOL
1941-1942
R SE
RS
Cata
Amp
ZAB
ZC
ZD
Tot
NR tot
647
221
516
264
469
316
376
2809
NR O.c.
0
19
148
30
43
34
47
321
%
0
8,6
28,6
11,3
9,1
10,7
12,5
11,4
1970
H1
H2
H3
H4
Tot
NR tot
324
341
299
209
1173
NR O.c.
36
49
38
12
135
%
11,1
14,3
12,7
5,7
11,5
CUADRO 3. Total NR determinados, NR de conejos y sus porcentajes según sectores.
fragmentos de diáfisis de tibia (todos ellos con un 3,4%). Los porcentajes
descienden en el calcáneo (1,8%), húmero, radio, fragmento proximal y articulación distal de fémur, articulación distal de tibia (todos ellos con un
1,2%). Por debajo del 1%, tenemos al cráneo, vértebras, diáfisis de radio y
falange I. No están representadas las diáfisis de húmero, articulación proximal de fémur y de tibia, astrágalo y falanges II y III (figura 2).
Consecuentemente, las diferencias entre ambos conjuntos se deben a
la selección del material llevada a cabo durante las excavaciones de los
años 40.
EL ESTUDIO TAFONÓMICO
El estudio de las marcas indica que los humanos son los responsables de la
introducción de conejos en la cueva, según sus tipologías tanto en el tratamiento de la carne como de la médula. No hay ningún indicio sobre la actuación de aves rapaces o de carnívoros en la muestra recuperada (cuadro 3).
Las fracturas antrópicas
No hay elementos esqueléticos enteros correspondientes a los huesos largos. Las fracturas para la extracción de la médula son abundantes, especialmente en estos huesos (figura 3). La morfología de las fracturas es la misma
que la determinada para los conjuntos de época paleolítica (Pérez-Ripoll,
2005-06), basada fundamentalmente en la acción de los dientes para el
aprovechamiento de los restos de carne adheridos al hueso y en la fracturación de las zonas articulares para facilitar la desarticulación y el aprovecha-
286
[page-n-9]
Procesado y consumo de lepóridos en el Mesolítico de la Cueva de la Cocina
FIGURA 2. Distribución proporcional del NR según las unidades anatómicas.
miento de la médula. En el primer caso, las huellas de los dientes aparecen
en el ramus de la mandíbula y muy especialmente en la pelvis (figura 3: B)
y se manifiestan en forma de pequeños surcos finos y paralelos y otros más
pronunciados que terminan en pequeñas melladuras en el borde del ilium.
En el segundo caso, las mordeduras de desarticulación se observan sobre
el ramus de la mandíbula, el olécranon de la ulna, zona articular distal del
radio y de la tibia.
La fracturación de las zonas articulares de los huesos largos tiene como
objetivo liberar las diáfisis de sus partes articulares para facilitar el acceso al
contenido medular. El resultado es la producción de diáfisis (cilindros), que
en la tibia son muy abundantes, tanto en la muestra de las campañas de los
años 40 como de los años 70 (figura 3: A). Las diáfisis de húmero y de fémur
son pocas en ambos casos.
Los cortes líticos
Las marcas líticas no son abundantes. Se localizan sobre una mandíbula, tres
diáfisis de húmero y 15 diáfisis de tibia (figura 3: C) para la muestra de los
años 40. En los huesos de los años 70 se han determinado en dos diáfisis de
húmero, una diáfisis de fémur y una diáfisis de tibia. La gran mayoría son de
desarticulación (mandíbula y parte distal de las diáfisis de tibia). El descarnado está poco desarrollado (diáfisis de húmero, fémur y dos diáfisis de tibia).
El conjunto de estas marcas parece indicar que las pautas de aprovechamiento del conejo son muy parecidas a las utilizadas en el Paleolítico regional,
287
[page-n-10]
MANUEL PÉREZ RIPOLL Y ORETO GARCÍA PUCHOL
FIGURA 3. A. Mandíbula y pelvis con marcas de mordeduras humanas, situadas en el
ramus y ala del ilium. Diáfisis de tibia; la de la derecha presenta una zona quemada
que abarca la parte proximal y mitad del hueso. B. Detalle de las marcas por mordedura humana situadas a lo largo del borde del ilium, en forma de pequeñas muescas
y pequeños arrastres. C. Diáfisis de tibia que muestra pequeños cortes oblicuos a lo
largo de la cara medial, producidos por el descarnado de esta parte anatómica.
especialmente en lo referente al aprovechamiento de la médula, con la producción de cilindros en los huesos largos. La escasez de marcas de descarnado
puede indicar que el consumo de la carne era mayoritariamente inmediato.
Las marcas de fuego son pocas. En el conjunto de los años 40 hay dos
restos en la Cata de 1941, ninguno en la Ampliación, cuatro en los sectores
B y C y tres en el D (Cata 1942). En el conjunto de restos de los años 70,
sólo hay uno con este tipo de marca. Por otro lado, hay un resto muy interesante, se trata de una diáfisis de tibia de la Zona D (capa 2) que muestra
una incoherencia con respecto a la localización de la zona quemada, ya que
aparece en la parte proximal de la diáfisis de tibia (figura 3: A), lugar en el
que se concentrado el paquete muscular, y no en la parte distal, como cabría
esperar al estar libre de carne.
CONCLUSIONES
La proporción de los restos de conejo en Cueva de la Cocina es baja. Este
aspecto es coincidente con los estudios de otros yacimientos de la misma
época: Tossal de la Roca, Abric de la Falguera, Coves de Santa Maira y Cueva
del Lagrimal. Las causas pueden ser:
-Medioambientales: aumento de la masa forestal en detrimento de los espacios abiertos, lo que no favorecería el desarrollo de las poblaciones de lepóridos si lo comparamos con los espacios abiertos de los momentos glaciares.
288
[page-n-11]
Procesado y consumo de lepóridos en el Mesolítico de la Cueva de la Cocina
H1
NR O.c.
A3
c3
A4
c2
A5
c3
A6
c3
B3
c3
B4
c3
B5
c3
C2
c3
C3
c5
C4
c4
C5
c3
C6
c3
3
4
2
2
1
2
8
2
8
1
1
2
NR i
1
NR fr
H2
NR O.c.
1
2
2
1
A3
c4
A4
c3
B3
c4
B4
c4
B5
c4
C3
c6
C4
c6
C5
c4
13
47
27
59
8
11
119
57
NR i
1
NR fr
3
1
1
3
2
H3
NR O.c.
1
A3
c5
A4
c4
B3
c5
B4
c5
B5
c5
C3 c
C4
c7
C5
c5
16
17
42
27
79
47
35
36
NR i
1
NR fr
1
H4
NR O.c.
1
1
2
A3
c6
A4
c5
B3
c6
B4
c6
B5
c6
C3
c8
C4
c8
C5
c6
4
2
19
94
9
28
26
27
NR i
2
1
NR fr
1
CUADRO 4. NR de conejos con marcas antrópicas: líticas (i) y fracturas (fr)
para aprovechar la médula y desarticular los elementos esqueléticos. Años 70.
-Económicas: ocupaciones estacionales, cortas, que tenían la finalidad
de la caza de mamíferos de talla media, como ciervos y especialmente cabras, y marginalmente grandes mamíferos, como uros y caballos. La Cueva
de la Cocina era un cazadero de cabras, cuyos individuos eran abatidos según pautas selectivas por edad y sexo con la finalidad de obtener los mayores rendimientos (Pérez-Ripoll y García-Puchol, 2017). Es por ello que
los conejos serían utilizados como alimento complementario durante las
estancias humanas en sus campañas de caza.
No hay aportaciones de lepóridos por parte de carnívoros y rapaces, lo
que parece indicar que los momentos de desocupación por humanos serían cortos y en ellos no habría tiempo suficiente para que la cavidad fuese
ocupada por carnívoros, o que la aves rapaces pudieran anidar en las inmediaciones. Las pautas de la utilización de los recursos de los lepóridos son
las mismas que las desarrolladas durante el Paleolítico superior y Epipaleolítico. Aunque los restos de conejo no son elevados, el aprovechamiento
289
[page-n-12]
MANUEL PÉREZ RIPOLL Y ORETO GARCÍA PUCHOL
CATA
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
NR O.c.
1
4
7
2
3
3
0
4
3
2
1
3
2
75
19
13
14
i
1
3
1
1
fr
14
12
6
2
1
4
3
AMPLIA.
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
NR O.c.
1
7
6
1
0
3
1
2
4
3
0
3
3
2
2
i
3
fr
1
1
4
2
1
Z.A-B
1
2
3
4
5
6
2
7
8
9
11
NR O.c.
1
13
4
6
3
6
4
2
2
3
i
fr
1
1
Z. C
2
3
4
5
3
6
7
8
9
1
NR O.c.
6
6
4
1
1
11
2
1
i
2
2
4
1
Z.D
fr
2
3
4
5
6
NR O.c.
6
24
9
6
2
i
3
fr
4
2
1
5
6
1
CUADRO 5. NR de conejos con marcas antrópicas: líticas (i) y fracturas (fr) para
aprovechar la médula y desarticular los elementos esqueléticos. Años 1941 y 1942.
era máximo: piel, carne y médula. Parece ser que el consumo era inmediato
debido a las escasez de marcas líticas de descarnado, cuya presencia supondría que la carne era conservada. La médula de los huesos largos era
consumida, con la consecuente producción de cilindros. El mordisqueo de
los huesos es intenso, afectando a la mandíbula, radio, ulna, pelvis, fémur
y tibia. En definitiva, los datos aportados por el análisis llevado a cabo en
Cueva de la Cocina confirmarían el descenso señalado de la presencia de
lepóridos en los depósitos antrópicos de los últimos cazadores-recolectores
en la fachada mediterránea peninsular.
290
[page-n-13]
Procesado y consumo de lepóridos en el Mesolítico de la Cueva de la Cocina
BIBLIOGRAFÍA
Aura, J. E., Carrión, Y., García-Puchol, O., Jardón, P., Jordá, J. F., Molina, Ll., MoralesPérez, J. V., Pascual Benito, J. L., Pérez-Jordá, G., Pérez-Ripoll, M., Rodrigo,
M. J., Verdasco. C. (2006): Epipaleolítico-Mesolítico en las comarcas centrales
valencianas. En A. Alday (ed.), El Mesolítico de muescas y denticulados en la
cuenca del Ebro y el litoral mediterráneo peninsular. Vitoria- Gasteiz: Arbak Foru
Aldundia 11, 65-118.
Aura, J. E., Jordá, J. F., Morales, J. V., Pérez-Ripoll, M., Villalba, M. P., Alcover, J. A.
(2009): Economic transitions in finis terra: the western Mediterranean of Iberia,
16-7 ka BP. Befor Farming, article 4, 1-17.
Fernández-López de Pablo, J., Ferrer García, C., Gómez Puche, M., Tormo
Cuñat, C., Sanchis Serra, A. (2015): Open-air Mesolithic sites in the
central Mediterranean region of Spain: New evidences and research
directions. En N. Bicho, C. Detry, D. Price y E. Cunha (eds.), Muge 150 th:
The 150 th Anniversary of the Diccovery of Mesolithic Shellmiddens. Vol.2.
Cambridge Scholars Publishing, 75-91.
Fortea Pérez, J., Martí, B., Fumanal, M. P., Dupré, M., Pérez-Ripoll, M. (1987):
Epipaleolítico y neolitización en la zona oriental de la Península Ibérica. En
J. Guilaine, J. Courtin, J.-L. Roudil y J. Vernet (eds.), Premières Communautés
Paysannes en Méditerranée Occidental. Actes Du Colloque International Du
CNRS. (Montpellier, 1983). Editions du CNRS, Paris, 599–606.
García Puchol, O., McClure, S. B., Juan-Cabanilles, J., Díez, A., Bernabeu, J., Martí,
B., Pardo, S., Pascual Benito, J. L., Pérez-Ripoll, M., Molina, Ll., Kennett, D.
J. (2018): Cocina cave revisited: Bayesian radiocarbon chronology for the last
hunter-gatherers and first farmers in Eastern Iberia. Quaternary International
472b, 259-271, http://dx.doi.org/10.1016/j.quaint.2016.10.037.
Llorente, L. (2010): The Hares from Cova Fosca (Castellón, Spain). Archaeofauna
19, 59-97.
Miret, C., Morales-Pérez, J. V., Pérez-Ripoll, M., García-Puchol, O., Aura, J. E. (2006):
Els materials mesolítics de la Cova del Mas Gelat (Alcoi, l’Alcoià, Alacant).
Recerques del Museu d’Alcoi 15, 7-18.
Morales-Pérez, J. V. (2015): Explotació dels mamífers i economía de les darreres
comunitats caçadores-recol·lectores del vessant mediterrani ibèric durant la
transició Tardiglacial-Holocé. Tesi Doctoral. Universitat de València.
Pardo-Gordó, S., García Puchol, O., Diez Castillo, A., McClure, S. B., Juan Cabanilles,
J., Pérez-Ripoll, M., Molina Balaguer, Ll., Bernabeu Aubán, J., Pascual Benito, J.
L., Kennett, D. J., Cortell Nicolau, A., Basile, M., (2018): Taphonomic processes
291
[page-n-14]
MANUEL PÉREZ RIPOLL Y ORETO GARCÍA PUCHOL
inconsistent with indigenous Mesolithic acculturation during the transition to
the Neolithic in the Western Mediterranean, Quaternary International 483, 136147. https://doi.org/10.1016/j.quaint.2018.05.008
Pérez-Ripoll, M. (1991): Estudio zooarqueológico. En J. M. Soler, La Cueva del
Lagrimal. Villena (Alicante)-Yecla (Murcia). Caja de Ahorros Provincial de
Alicante, 145-158.
Pérez-Ripoll, M. (2005-06): Caracterización de las fracturas antrópicas y sus
tipologías en huesos de conejo procedentes de los niveles gravetienses de la Cova
de Les Cendres (Alicante). Homenaje a Jesús Altuna. Tomo 1. Paleontología y
Arqueozoología. Munibe 57, 239-254.
Pérez-Ripoll, M. (2006): Estudio arqueozoológico del Abric de la Falguera (Alcoi,
Alacant). En O. García Puchol y J. E. Aura Tortosa (coords.), El abric de la
Falguera (Alcoi, Alacant). 8.000 años de ocupación humana en la cabecera del
río de Alcoi. Diputación de Alicante. Ayuntamiento de Alcoy y Caja de Ahorros
del Mediterráneo. Vol. 2, 120-157.
Pérez-Ripoll, M., García-Puchol, O. (2017): Los últimos caza-recolectores en la
Cueva de La Cocina (Dos Aguas, Valencia). Estudio arqueozoológico del material
procedente de las campañas de 1941 y 1942. En A. Sanchis y J. L. Pascual Benito
(eds.), Interaccions entre felins i humans. III Jornades d’arqueozoologia. Museu
de Prehistòria de València, 399-424.
Pérez-Ripoll, M. y Martínez-Valle, R. (1995): Análisis arqueozoológico de los
restos. Macrofauna y mesofauna. En C. Cacho et al., El Tossal de la Roca (Vall
d’Alcalà, Alicante). Reconstrucción paleoambiental y cultural de la transición
del Tardiglaciar al Holoceno inicial. Recerques del Museu d’Alcoi 4, 42-58.
Pericot, L. (1945): La Cueva de la Cocina (Dos Aguas). Nota preliminar. Archivo de
Prehistoria Levantina 2, 39-73.
Tormo, C. (2011): Arqueozoología. En P. Torregrosa, F. J. Jover y E. López (dirs.).
Benàmer (Muro d’Alcoi, Alacant). Mesolíticos y neolíticos en las tierras
meridionales valencianas. Serie de Trabajos Varios del SIP 112, 113-120.
292
[page-n-15]
12
PAUTAS DE PROCESADO Y CONSUMO DE LEPÓRIDOS EN
LOS DEPÓSITOS MESOLÍTICOS DE CUEVA DE LA COCINA
(DOS AGUAS, VALENCIA)
Manuel Pérez Ripoll y Oreto García Puchol
ABSTRACT
Cueva de la Cocina is an emblematic site of the Mesolithic. Archaeological
interventions have been numerous; they began in the 40s by Luis Pericot,
continued in the 70s by Javier Fortea and now have been reappeared with
the aim of obtaining information on the paleoeconomic, paleoenvironmental and cultural sequence (excavations from 2015 to 2018 by Oreto García Puchol). Regarding the studies of paleoeconomics, the first results were
published in the III Jornades d’Arqueozoologia, which has been based on
the excavations of 1941 and 1942. The present work is focused on the study
of Leporidae to know their importance in subsistence of the latest hunter
and gatherer groups.
INTRODUCCIÓN
A lo largo del Paleolítico superior y Epipaleolítico, los yacimientos situados en
la vertiente mediterránea de la península ibérica ofrecen un número de restos
de conejo muy elevado. Al mismo tiempo, el aprovechamiento de sus recursos
es intenso, tanto en lo referente a la piel, como a la carne y a la médula, según
el estudio de las marcas antrópicas. En gran parte de los conjuntos analizados
la responsabilidad de la formación de los mismos es casi exclusiva de los humanos; la intervención de los agentes no antrópicos por tanto es mínima. Con
el Mesolítico asistimos a un cambio cuantitativo referido al número de restos,
que desciende de una forma muy llamativa, pero se mantiene la exclusividad
humana en la formación de estos conjuntos (Aura et al., 2009).
Recursos marins en el passat. IV Jornades d’arqueozoologia.
Museu de Prehistòria de València (2019): 279-292.
[page-n-2]
MANUEL PÉREZ RIPOLL Y ORETO GARCÍA PUCHOL
La revisión en curso de las intervenciones realizadas en Cueva de la Cocina (Dos Aguas, Valencia) permite aportar datos relevantes a este respecto al incorporar una valoración inicial de las pautas de procesado y consumo de lepóridos en uno de los sitios emblemáticos para el análisis de
las dinámicas socio-ecológicas de los últimos cazadores y recolectores del
Mesolítico. El yacimiento cuenta con una amplia secuencia de ocupaciones mesolíticas (8700-7600 cal BP), además de ocupaciones más recientes
que incluyen niveles del Neolítico antiguo y posteriores, del Calcolítico y la
Edad del Bronce (García Puchol et al., 2018a; Pardo Gordó et al., 2018). Los
primeros trabajos fueron dirigidos por Lluís Pericot en los años 40 en las inmediaciones de la entrada (figura 1), afectando a una amplia área divida en
sectores (1941, 1942, 1943 y 1945) y subsectores (Pericot, 1945). En la década
de los años 70, Javier Fortea dirigió una serie de campañas en el área central
de la cavidad (sector E, figura 1) que fue dividido en cuadrículas y excavado
por capas agrupadas en niveles arqueológicos (Fortea et al., 1987). En los últimos años (2015 a 2018) un nuevo programa de actuaciones ha permitido la
excavación de varios sondeos en diferentes puntos de la cueva con el fin de
recabar información pormenorizada para la reconstrucción de la secuencia
paleoambiental, paleoeconómica y cultural (García Puchol et al., 2018b).
El trabajo que presentamos se refiere al estudio de los restos de conejo correspondientes a las excavaciones antiguas de las campañas de 1941
y 1942, y a las del sector E excavado por Fortea, en concreto de las agrupaciones realizadas en los estratos mesolíticos (suelos de ocupación H1, H2,
H3 y H4). El sector excavado en 1941 ocupaba una extensión aproximada de
10,5 m2 y alcanzó 1,8 m de profundidad. El análisis de los materiales remite
en su conjunto a una cronología mesolítica. El sector de 1942 ocupaba una
superficie de unos 12 m2 y una profundidad de 3 m. Exceptuando la primera
capa (Rincón SE capa 1), con presencia de restos de cerámica, las restantes
igualmente se identifican con la secuencia mesolítica del sitio (figura 1). Del
sector E excavado por Fortea se han analizado las agrupaciones establecidas
durante el trabajo de campo cuyo análisis remite igualmente a los niveles
mesolíticos de la cavidad (Pardo Gordó et al., 2018).
LA IMPORTANCIA NUMÉRICA DEL CONEJO
El descenso de los restos de conejo es un hecho generalizado en los yacimientos del mesolítico valenciano (Aura et al., 2006), como podemos
280
[page-n-3]
Procesado y consumo de lepóridos en el Mesolítico de la Cueva de la Cocina
FIGURA 1. Plano de la cueva, con indicación de las áreas de actuación según las campañas de excavación.
281
[page-n-4]
MANUEL PÉREZ RIPOLL Y ORETO GARCÍA PUCHOL
observar a partir de un breve repaso de los yacimientos de este periodo.
En Tossal de la Roca los porcentajes correspondientes al Magdaleniense y
Epipaleolítico del sector interior se sitúan entre un 64% y un 92%, mientras descienden en los niveles mesolíticos del sector exterior, que alcanzan
valores situados entre un 42% al 10% (Pérez-Ripoll y Martínez-Valle, 1995).
Coves de Santa Maira muestra una composición muy parecida, con porcentajes situados en el 83% para el Magdaleniense (SM5), 79% al 85% para el
Epipaleolítico (SM4.1a, SM4.1b, SM4.1c y SM4.2), mientras que en el Mesolítico descienden al 31% (SM3) (Aura et al., 2006; Morales-Pérez, 2015). La
Cueva del Lagrimal contiene unas proporciones que se sitúan entre un 33%
del Nivel III y un 44% del nivel IV (Pérez-Ripoll, 1991).
La muestra de Mas Gelat es muy reducida, aunque llama la atención el escaso
número de conejos (Miret, 2006). El yacimiento de Benàmer tiene problemas
de conservación de los restos óseos, pero aun así podemos destacar la escasa
presencia de huesos de lepóridos sobre el total de la muestra determinada
(Tormo, 2011). Cova Fosca contiene un paquete de 0,50 m de espesor que ha
sido identificado como mesolítico (entre las cotas de -250 a -298), pero carece
de dataciones de C14 (Llorente, 2010) y de un estudio cultural específico. El
promedio de restos de conejos para estas profundidades es de 11,05% y el de
liebres es de 1,9% (campañas 1999-2003, Sector C, Llorente, 2010). En este
yacimiento no se dispone de un estudio tafonómico para los restos de conejo,
pero sí lo hay para los de la liebre. Sin embargo, las evidencias del consumo
humano para este último taxón son pocas, pues no hay restos con marcas
líticas, no hay cilindros y sólo hay dos restos con señales de fuego. En otros
yacimientos, como Arenal de la Virgen o Casa Corona, la conservación de los
restos de fauna es muy deficiente, por lo que no disponemos de información
(Fernández-López et al., 2015). El yacimiento de El Collao está actualmente en
revisión. Sabemos de la importancia de las presas pequeñas (tortuga de agua
y lepóridos) pero desconocemos los estudios específicos (López de Pablo et
al., 2015). Los restos óseos de los niveles mesolíticos de Falguera son pocos,
pero interesantes. El conjunto del nivel VII (Sector 3) y VIII sólo contiene 69
restos fauna, dos de ciervo, dos de corzo, cuatro de cabra y 61 de conejo. El
porcentaje de este último es de un 88%, muy alto para estos momentos. Pero
el estudio tafonómico nos indica que los restos de conejo fueron alterados por
humanos, por carnívoros (zorros) y por rapaces, por lo que la acción humana
es inferior a la del porcentaje indicado (Pérez-Ripoll, 2006).
282
[page-n-5]
Procesado y consumo de lepóridos en el Mesolítico de la Cueva de la Cocina
En líneas generales, a lo largo del Paleolítico superior los conejos fueron
consumidos en unas proporciones muy elevadas. La cuestión que abordamos
en este texto se centra en poner de relieve su importancia y su papel durante
la secuencia correspondiente a los últimos cazadores y recolectores. No hay
cambios taxonómicos fundamentales en la composición de la fauna entre
el Paleolítico-Epipaleolítico y el Mesolítico (a excepción de un aumento
relativo del jabalí, corzo y rebeco), pero sí variaciones numéricas que
afectan al conejo.
Realizado este repaso, entramos a valorar el estudio de los lepóridos
de la Cueva de la Cocina. Para ello, contamos con el material óseo de las
excavaciones de L. Pericot (años 41 y 42) y de las excavaciones de J. Fortea
(años 70), cuya muestra es muy numerosa y constituye un referente sobre
las trasformaciones económicas de estos momentos (Pérez-Ripoll y GarcíaPuchol, 2017). En las excavaciones de los años 70, los porcentajes del NR de
conejos en relación con el total de la fauna estudiada, son muy variables,
según las cuadrículas, que van desde el 1,1% al 21,6%. Hay cuadros que en
general tienen pocos materiales óseos (A3c6, A4c5, B3c6, B5c6) y en ellas no
hay restos de conejo (cuadro 1). Los porcentajes medios para cada suelo de
ocupación, quedan de la forma siguiente: H1 (11,1%), H2 (14,3%), H3 (12,7%)
y H4 (5,7%). Este último contiene los porcentajes más bajos debido a que
corresponde a los cuadros y capas antes mencionados (cuadro 1).
Las excavaciones de los años 41 y 42 muestran unas variaciones aún
mayores. Sus porcentajes van desde el 2,2% al 56,3%. Llama la atención el
Rincón SE c1 que tiene una muestra numerosa de restos de mesomamíferos
y, sin embargo, no contiene huesos de conejo (cuadro 2); seguramente, esta
ausencia se debe a la recogida selectiva en excavación o a un extravío de estos restos. El promedio por sectores es más homogéneo, desde el 8,6% del
Rincón Sur al 28,6% de la Cata (cuadro 2).
A pesar de las diferencias entre los resultados de ambas campañas de
excavación, los promedios globales son casi idénticos, 11,4% para las campañas de los años 40 y 11,5% para las de los años 70 (cuadro 3). La explicación de esta coincidencia habría que buscarla en el sesgo de la recogida del
material. Las excavaciones de los años 41 y 42 no incluyen ciertos elementos esqueléticos y fragmentos de diáfisis tanto de la fauna grande como de
la pequeña. La recogida del material óseo de los años 70 fue sistemática,
sin tomar en consideración el tamaño de los huesos, como comprobamos a
283
[page-n-6]
MANUEL PÉREZ RIPOLL Y ORETO GARCÍA PUCHOL
H1
A3
c3
A4
c2
A5
c3
A6
c3
B3
c3
B4
c3
B5
c3
C2
c3
C3
c5
C4
c4
C5
c3
C6
c3
Tot
NR tot
37
36
18
35
14
36
48
25
37
13
13
12
324
NR O.cu.
3
4
2
2
1
2
8
2
8
1
1
2
36
%
8,1
11,1
11,1
5,7
7,1
5,5
16,6
8
21,6
7,6
7,6
16,6
11,1
H2
A3
c4
A4
c3
B3
c4
B4
c4
B5
c4
C3
c6
C4
c6
C5
c4
Tot
NR tot
13
47
27
59
8
11
119
57
341
NR O.cu.
2
4
3
9
1
6
17
7
49
%
15,3
8,5
11,1
15,2
12,5
54,5
14,2
12,2
14,3
H3
A3
c5
A4
c4
B3
c5
B4
c5
B5
c5
C3
c7
C4
c7
C5
c5
Tot
NR tot
16
17
42
27
79
47
35
36
299
NR O.cu.
5
3
12
4
6
6
38
%
12,5
0
11,9
11,1
15,1
8,5
16,6
16,6
12,7
H4
A3
c6
A4
c5
B3
c6
B4
c6
B5
c6
C3
c8
C4
c8
C5
c6
Tot
4
2
19
94
9
28
26
27
3
6
2
3
12
21,4
7,6
11,1
5,7
NR tot
2
NR O.cu.
%
1
0
0
0
1,1
0
CUADRO 1. Relación del número de restos (NR) totales determinados, NR de conejos y sus porcentajes en relación con el total determinado. Excavación de los
años 70 según sectores y capas.
continuación. Por ello, como este sesgo afecta por igual a las dos agrupaciones de mamíferos, sus proporciones no se ven afectadas.
COMPARATIVA DE LAS MUESTRAS DE LOS AÑOS 40 Y 70
Al estudiar los restos de los macro y mesomamíferos de 1941 y 1942, observamos un sesgo importante en la recogida del material. En los mesomamíferos,
la muestra de maxilares, mandíbulas, dientes sueltos y partes articulares es
muy amplia en comparación con los fragmentos de diáfisis que apenas están
representados (Pérez-Ripoll y García-Puchol, 2017). Esto mismo ocurre con
los restos de conejo. Las agrupaciones anatómicas de los elementos esqueléticos muestran claramente estas diferencias (figura 2). Las excavaciones
de los años 70 fueron sistemáticas, los sedimentos se cribaron con agua y el
material pasó por tamices de diferente tamaño, tanto en lo referente a la fauna pequeña (micromamíferos) como a la grande (macro y mesomamíferos).
284
[page-n-7]
Procesado y consumo de lepóridos en el Mesolítico de la Cueva de la Cocina
1941
Cata
c1
c2
c3
c4
c5
c6
c7
c8
c9
c10
c11
c12
c13
NR tot
28
133
70
39
43
40
47
29
22
25
14
13
13
516
NR O.c.
1
75
19
13
14
4
7
2
3
3
4
3
148
%
3,5
56,3
27,1
33,3
32,5
10
14,8
6,8
13,6
12
0
30,7
23
28,6
1941
Amp
c1
c2
c3
c4
c5
c6
c7
c8
c9
c10
c11
c12
c13
Tot
NR tot
18
15
29
14
25
18
13
32
32
29
14
12
13
264
Tot
NR O.c.
1
2
6
1
0
3
1
2
4
3
1
3
3
30
%
5,5
13,3
20,6
7,1
0
16,6
7,6
6,2
12,5
10,3
7,1
25
23
11,3
1942
R SE
RS
ZA
ZB
c1
c1
Tot
c2
c2
c3
c4
c5
c6
c7
c8
c9
c11
Tot
NR tot
647
221
868
14
49
127
110
39
48
37
21
16
9
469
NR O.c.
0
19
19
1
13
4
6
2
6
4
2
2
3
43
%
0
8,6
2,1
7,1
26,5
3,1
5,4
5,1
12,5
10,8
9,5
12,5
33,3
9,1
1942
ZC
ZBC
ZD
c2
c3
c4
c5
c6
c7
c8
c9
Tot
c2
c3
c4
c5
c6
25
NR tot
106
67
52
33
44
63
15
13
316
95
130
86
40
NR O.c.
8
6
4
1
1
11
2
1
34
6
24
9
6
2
%
7,5
8,9
7,6
3
2,2
17,4
13,3
7,6
10,7
6,3
18,4
10,4
15
8
CUADRO 2. Relación del número de restos (NR) totales determinados, NR de conejos
y sus porcentajes en relación con el total determinado. Excavación de las campañas de
1941 y 1942, según sectores y capas.
Se puede observar que en las excavaciones de los años 40, la mandíbula
es el elemento esquelético más numeroso, con un 50% sobre el total de cada
elemento de las partes anatómicas; le sigue la diáfisis de tibia, con un 27,3%
y de lejos el maxilar, la pelvis y la diáfisis de fémur, con un 5,6%, 4,6% y 4,3%
respectivamente. Los huesos del cráneo, vértebras, costillas, escápula, húmero, radio, ulna, fragmento proximal del fémur, fragmento de diáfisis de
la tibia, calcáneo y falange I no sobrepasan el 1%. Los restantes elementos
esqueléticos no están presentes (figura 2).
La representación esquelética de las excavaciones de los años 70 muestra una composición diferente. Los distintos elementos están más equilibrados, con predominio de la mandíbula (18,4%), seguida de la diáfisis de
la tibia (14,3%), metatarso (9,5%), escápula (6,8%), maxilar, pelvis (ambos
con un 6,1%), costillas, articulación proximal de radio, metacarpos, ulna,
285
[page-n-8]
MANUEL PÉREZ RIPOLL Y ORETO GARCÍA PUCHOL
1941-1942
R SE
RS
Cata
Amp
ZAB
ZC
ZD
Tot
NR tot
647
221
516
264
469
316
376
2809
NR O.c.
0
19
148
30
43
34
47
321
%
0
8,6
28,6
11,3
9,1
10,7
12,5
11,4
1970
H1
H2
H3
H4
Tot
NR tot
324
341
299
209
1173
NR O.c.
36
49
38
12
135
%
11,1
14,3
12,7
5,7
11,5
CUADRO 3. Total NR determinados, NR de conejos y sus porcentajes según sectores.
fragmentos de diáfisis de tibia (todos ellos con un 3,4%). Los porcentajes
descienden en el calcáneo (1,8%), húmero, radio, fragmento proximal y articulación distal de fémur, articulación distal de tibia (todos ellos con un
1,2%). Por debajo del 1%, tenemos al cráneo, vértebras, diáfisis de radio y
falange I. No están representadas las diáfisis de húmero, articulación proximal de fémur y de tibia, astrágalo y falanges II y III (figura 2).
Consecuentemente, las diferencias entre ambos conjuntos se deben a
la selección del material llevada a cabo durante las excavaciones de los
años 40.
EL ESTUDIO TAFONÓMICO
El estudio de las marcas indica que los humanos son los responsables de la
introducción de conejos en la cueva, según sus tipologías tanto en el tratamiento de la carne como de la médula. No hay ningún indicio sobre la actuación de aves rapaces o de carnívoros en la muestra recuperada (cuadro 3).
Las fracturas antrópicas
No hay elementos esqueléticos enteros correspondientes a los huesos largos. Las fracturas para la extracción de la médula son abundantes, especialmente en estos huesos (figura 3). La morfología de las fracturas es la misma
que la determinada para los conjuntos de época paleolítica (Pérez-Ripoll,
2005-06), basada fundamentalmente en la acción de los dientes para el
aprovechamiento de los restos de carne adheridos al hueso y en la fracturación de las zonas articulares para facilitar la desarticulación y el aprovecha-
286
[page-n-9]
Procesado y consumo de lepóridos en el Mesolítico de la Cueva de la Cocina
FIGURA 2. Distribución proporcional del NR según las unidades anatómicas.
miento de la médula. En el primer caso, las huellas de los dientes aparecen
en el ramus de la mandíbula y muy especialmente en la pelvis (figura 3: B)
y se manifiestan en forma de pequeños surcos finos y paralelos y otros más
pronunciados que terminan en pequeñas melladuras en el borde del ilium.
En el segundo caso, las mordeduras de desarticulación se observan sobre
el ramus de la mandíbula, el olécranon de la ulna, zona articular distal del
radio y de la tibia.
La fracturación de las zonas articulares de los huesos largos tiene como
objetivo liberar las diáfisis de sus partes articulares para facilitar el acceso al
contenido medular. El resultado es la producción de diáfisis (cilindros), que
en la tibia son muy abundantes, tanto en la muestra de las campañas de los
años 40 como de los años 70 (figura 3: A). Las diáfisis de húmero y de fémur
son pocas en ambos casos.
Los cortes líticos
Las marcas líticas no son abundantes. Se localizan sobre una mandíbula, tres
diáfisis de húmero y 15 diáfisis de tibia (figura 3: C) para la muestra de los
años 40. En los huesos de los años 70 se han determinado en dos diáfisis de
húmero, una diáfisis de fémur y una diáfisis de tibia. La gran mayoría son de
desarticulación (mandíbula y parte distal de las diáfisis de tibia). El descarnado está poco desarrollado (diáfisis de húmero, fémur y dos diáfisis de tibia).
El conjunto de estas marcas parece indicar que las pautas de aprovechamiento del conejo son muy parecidas a las utilizadas en el Paleolítico regional,
287
[page-n-10]
MANUEL PÉREZ RIPOLL Y ORETO GARCÍA PUCHOL
FIGURA 3. A. Mandíbula y pelvis con marcas de mordeduras humanas, situadas en el
ramus y ala del ilium. Diáfisis de tibia; la de la derecha presenta una zona quemada
que abarca la parte proximal y mitad del hueso. B. Detalle de las marcas por mordedura humana situadas a lo largo del borde del ilium, en forma de pequeñas muescas
y pequeños arrastres. C. Diáfisis de tibia que muestra pequeños cortes oblicuos a lo
largo de la cara medial, producidos por el descarnado de esta parte anatómica.
especialmente en lo referente al aprovechamiento de la médula, con la producción de cilindros en los huesos largos. La escasez de marcas de descarnado
puede indicar que el consumo de la carne era mayoritariamente inmediato.
Las marcas de fuego son pocas. En el conjunto de los años 40 hay dos
restos en la Cata de 1941, ninguno en la Ampliación, cuatro en los sectores
B y C y tres en el D (Cata 1942). En el conjunto de restos de los años 70,
sólo hay uno con este tipo de marca. Por otro lado, hay un resto muy interesante, se trata de una diáfisis de tibia de la Zona D (capa 2) que muestra
una incoherencia con respecto a la localización de la zona quemada, ya que
aparece en la parte proximal de la diáfisis de tibia (figura 3: A), lugar en el
que se concentrado el paquete muscular, y no en la parte distal, como cabría
esperar al estar libre de carne.
CONCLUSIONES
La proporción de los restos de conejo en Cueva de la Cocina es baja. Este
aspecto es coincidente con los estudios de otros yacimientos de la misma
época: Tossal de la Roca, Abric de la Falguera, Coves de Santa Maira y Cueva
del Lagrimal. Las causas pueden ser:
-Medioambientales: aumento de la masa forestal en detrimento de los espacios abiertos, lo que no favorecería el desarrollo de las poblaciones de lepóridos si lo comparamos con los espacios abiertos de los momentos glaciares.
288
[page-n-11]
Procesado y consumo de lepóridos en el Mesolítico de la Cueva de la Cocina
H1
NR O.c.
A3
c3
A4
c2
A5
c3
A6
c3
B3
c3
B4
c3
B5
c3
C2
c3
C3
c5
C4
c4
C5
c3
C6
c3
3
4
2
2
1
2
8
2
8
1
1
2
NR i
1
NR fr
H2
NR O.c.
1
2
2
1
A3
c4
A4
c3
B3
c4
B4
c4
B5
c4
C3
c6
C4
c6
C5
c4
13
47
27
59
8
11
119
57
NR i
1
NR fr
3
1
1
3
2
H3
NR O.c.
1
A3
c5
A4
c4
B3
c5
B4
c5
B5
c5
C3 c
C4
c7
C5
c5
16
17
42
27
79
47
35
36
NR i
1
NR fr
1
H4
NR O.c.
1
1
2
A3
c6
A4
c5
B3
c6
B4
c6
B5
c6
C3
c8
C4
c8
C5
c6
4
2
19
94
9
28
26
27
NR i
2
1
NR fr
1
CUADRO 4. NR de conejos con marcas antrópicas: líticas (i) y fracturas (fr)
para aprovechar la médula y desarticular los elementos esqueléticos. Años 70.
-Económicas: ocupaciones estacionales, cortas, que tenían la finalidad
de la caza de mamíferos de talla media, como ciervos y especialmente cabras, y marginalmente grandes mamíferos, como uros y caballos. La Cueva
de la Cocina era un cazadero de cabras, cuyos individuos eran abatidos según pautas selectivas por edad y sexo con la finalidad de obtener los mayores rendimientos (Pérez-Ripoll y García-Puchol, 2017). Es por ello que
los conejos serían utilizados como alimento complementario durante las
estancias humanas en sus campañas de caza.
No hay aportaciones de lepóridos por parte de carnívoros y rapaces, lo
que parece indicar que los momentos de desocupación por humanos serían cortos y en ellos no habría tiempo suficiente para que la cavidad fuese
ocupada por carnívoros, o que la aves rapaces pudieran anidar en las inmediaciones. Las pautas de la utilización de los recursos de los lepóridos son
las mismas que las desarrolladas durante el Paleolítico superior y Epipaleolítico. Aunque los restos de conejo no son elevados, el aprovechamiento
289
[page-n-12]
MANUEL PÉREZ RIPOLL Y ORETO GARCÍA PUCHOL
CATA
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
NR O.c.
1
4
7
2
3
3
0
4
3
2
1
3
2
75
19
13
14
i
1
3
1
1
fr
14
12
6
2
1
4
3
AMPLIA.
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
NR O.c.
1
7
6
1
0
3
1
2
4
3
0
3
3
2
2
i
3
fr
1
1
4
2
1
Z.A-B
1
2
3
4
5
6
2
7
8
9
11
NR O.c.
1
13
4
6
3
6
4
2
2
3
i
fr
1
1
Z. C
2
3
4
5
3
6
7
8
9
1
NR O.c.
6
6
4
1
1
11
2
1
i
2
2
4
1
Z.D
fr
2
3
4
5
6
NR O.c.
6
24
9
6
2
i
3
fr
4
2
1
5
6
1
CUADRO 5. NR de conejos con marcas antrópicas: líticas (i) y fracturas (fr) para
aprovechar la médula y desarticular los elementos esqueléticos. Años 1941 y 1942.
era máximo: piel, carne y médula. Parece ser que el consumo era inmediato
debido a las escasez de marcas líticas de descarnado, cuya presencia supondría que la carne era conservada. La médula de los huesos largos era
consumida, con la consecuente producción de cilindros. El mordisqueo de
los huesos es intenso, afectando a la mandíbula, radio, ulna, pelvis, fémur
y tibia. En definitiva, los datos aportados por el análisis llevado a cabo en
Cueva de la Cocina confirmarían el descenso señalado de la presencia de
lepóridos en los depósitos antrópicos de los últimos cazadores-recolectores
en la fachada mediterránea peninsular.
290
[page-n-13]
Procesado y consumo de lepóridos en el Mesolítico de la Cueva de la Cocina
BIBLIOGRAFÍA
Aura, J. E., Carrión, Y., García-Puchol, O., Jardón, P., Jordá, J. F., Molina, Ll., MoralesPérez, J. V., Pascual Benito, J. L., Pérez-Jordá, G., Pérez-Ripoll, M., Rodrigo,
M. J., Verdasco. C. (2006): Epipaleolítico-Mesolítico en las comarcas centrales
valencianas. En A. Alday (ed.), El Mesolítico de muescas y denticulados en la
cuenca del Ebro y el litoral mediterráneo peninsular. Vitoria- Gasteiz: Arbak Foru
Aldundia 11, 65-118.
Aura, J. E., Jordá, J. F., Morales, J. V., Pérez-Ripoll, M., Villalba, M. P., Alcover, J. A.
(2009): Economic transitions in finis terra: the western Mediterranean of Iberia,
16-7 ka BP. Befor Farming, article 4, 1-17.
Fernández-López de Pablo, J., Ferrer García, C., Gómez Puche, M., Tormo
Cuñat, C., Sanchis Serra, A. (2015): Open-air Mesolithic sites in the
central Mediterranean region of Spain: New evidences and research
directions. En N. Bicho, C. Detry, D. Price y E. Cunha (eds.), Muge 150 th:
The 150 th Anniversary of the Diccovery of Mesolithic Shellmiddens. Vol.2.
Cambridge Scholars Publishing, 75-91.
Fortea Pérez, J., Martí, B., Fumanal, M. P., Dupré, M., Pérez-Ripoll, M. (1987):
Epipaleolítico y neolitización en la zona oriental de la Península Ibérica. En
J. Guilaine, J. Courtin, J.-L. Roudil y J. Vernet (eds.), Premières Communautés
Paysannes en Méditerranée Occidental. Actes Du Colloque International Du
CNRS. (Montpellier, 1983). Editions du CNRS, Paris, 599–606.
García Puchol, O., McClure, S. B., Juan-Cabanilles, J., Díez, A., Bernabeu, J., Martí,
B., Pardo, S., Pascual Benito, J. L., Pérez-Ripoll, M., Molina, Ll., Kennett, D.
J. (2018): Cocina cave revisited: Bayesian radiocarbon chronology for the last
hunter-gatherers and first farmers in Eastern Iberia. Quaternary International
472b, 259-271, http://dx.doi.org/10.1016/j.quaint.2016.10.037.
Llorente, L. (2010): The Hares from Cova Fosca (Castellón, Spain). Archaeofauna
19, 59-97.
Miret, C., Morales-Pérez, J. V., Pérez-Ripoll, M., García-Puchol, O., Aura, J. E. (2006):
Els materials mesolítics de la Cova del Mas Gelat (Alcoi, l’Alcoià, Alacant).
Recerques del Museu d’Alcoi 15, 7-18.
Morales-Pérez, J. V. (2015): Explotació dels mamífers i economía de les darreres
comunitats caçadores-recol·lectores del vessant mediterrani ibèric durant la
transició Tardiglacial-Holocé. Tesi Doctoral. Universitat de València.
Pardo-Gordó, S., García Puchol, O., Diez Castillo, A., McClure, S. B., Juan Cabanilles,
J., Pérez-Ripoll, M., Molina Balaguer, Ll., Bernabeu Aubán, J., Pascual Benito, J.
L., Kennett, D. J., Cortell Nicolau, A., Basile, M., (2018): Taphonomic processes
291
[page-n-14]
MANUEL PÉREZ RIPOLL Y ORETO GARCÍA PUCHOL
inconsistent with indigenous Mesolithic acculturation during the transition to
the Neolithic in the Western Mediterranean, Quaternary International 483, 136147. https://doi.org/10.1016/j.quaint.2018.05.008
Pérez-Ripoll, M. (1991): Estudio zooarqueológico. En J. M. Soler, La Cueva del
Lagrimal. Villena (Alicante)-Yecla (Murcia). Caja de Ahorros Provincial de
Alicante, 145-158.
Pérez-Ripoll, M. (2005-06): Caracterización de las fracturas antrópicas y sus
tipologías en huesos de conejo procedentes de los niveles gravetienses de la Cova
de Les Cendres (Alicante). Homenaje a Jesús Altuna. Tomo 1. Paleontología y
Arqueozoología. Munibe 57, 239-254.
Pérez-Ripoll, M. (2006): Estudio arqueozoológico del Abric de la Falguera (Alcoi,
Alacant). En O. García Puchol y J. E. Aura Tortosa (coords.), El abric de la
Falguera (Alcoi, Alacant). 8.000 años de ocupación humana en la cabecera del
río de Alcoi. Diputación de Alicante. Ayuntamiento de Alcoy y Caja de Ahorros
del Mediterráneo. Vol. 2, 120-157.
Pérez-Ripoll, M., García-Puchol, O. (2017): Los últimos caza-recolectores en la
Cueva de La Cocina (Dos Aguas, Valencia). Estudio arqueozoológico del material
procedente de las campañas de 1941 y 1942. En A. Sanchis y J. L. Pascual Benito
(eds.), Interaccions entre felins i humans. III Jornades d’arqueozoologia. Museu
de Prehistòria de València, 399-424.
Pérez-Ripoll, M. y Martínez-Valle, R. (1995): Análisis arqueozoológico de los
restos. Macrofauna y mesofauna. En C. Cacho et al., El Tossal de la Roca (Vall
d’Alcalà, Alicante). Reconstrucción paleoambiental y cultural de la transición
del Tardiglaciar al Holoceno inicial. Recerques del Museu d’Alcoi 4, 42-58.
Pericot, L. (1945): La Cueva de la Cocina (Dos Aguas). Nota preliminar. Archivo de
Prehistoria Levantina 2, 39-73.
Tormo, C. (2011): Arqueozoología. En P. Torregrosa, F. J. Jover y E. López (dirs.).
Benàmer (Muro d’Alcoi, Alacant). Mesolíticos y neolíticos en las tierras
meridionales valencianas. Serie de Trabajos Varios del SIP 112, 113-120.
292
[page-n-15]