Leopardos del Pleistoceno en el territorio valenciano
Alfred Sanchis Serra
Carmen Tormo Cuñat
Víctor Sauqué
2017
[page-n-1]
3
LEOPARDOS DEL PLEISTOCENO EN EL TERRITORIO
VALENCIANO
Alfred Sanchis, Carmen Tormo y Víctor Sauqué
ABSTRACT
We present a review of the Pleistocene fossil record of leopard (Panthera
pardus Linnaeus 1758) in the Valencian area. The most prominent distribution of this felid in the area takes place during the Late Pleistocene and
the latest references coincide with the expansion of anatomically modern
humans at the Early Upper Paleolithic (Aurignacian-Gravettian). Also, we
present an overview of the characteristics of the leopard fossil record, the
taxonomy of remains, and the possible evidence of interaction between humans and leopards in some archaeological contexts during the Middle and
Upper Paleolithic.
INTRODUCCIÓN
El leopardo es un felino de talla media con un comportamiento solitario, territorial y oportunista. Presenta dimorfismo sexual y generalmente los machos
son de mayor tamaño que las hembras. Su carácter ubiquista lo convierte en
un animal muy bien adaptado a diferentes biotopos, lo que explica que en la
actualidad esté presente en distintas zonas de África y Asia (Stein y Hayssen,
2013). Durante el Pleistoceno su distribución fue mucho más amplia y ocupó
la mayor parte de Europa incluida la península ibérica (Sommer y Benecke,
2006). En este trabajo se hace un repaso a la presencia del leopardo en yacimientos arqueológicos y paleontológicos de la zona valenciana.
Interaccions entre felins i humans. III Jornades d’arqueozoologia.
Museu de Prehistòria de València (2017): 81-92.
[page-n-2]
ALFRED SANCHIS, CARMEN TORMO Y VÍCTOR SAUQUÉ
EL LEOPARDO EN EL TERRITORIO VALENCIANO
Distribución diacrónica y paleogeográfica
Las primeras evidencias de la presencia del leopardo en el territorio valenciano se remontan al Pleistoceno medio, en yacimientos como la Cova del Bolomor y la Cova del Corb (MIS 7; ca. 180 ka BP). Sin embargo la mayor parte de
las citas corresponden al Pleistoceno superior, desde su inicio o MIS 5e (Cova
del Bolomor), durante el MIS 4 y 3 (Abric del Pastor) y hasta el Paleolítico
superior inicial (Cova Foradada y Cova de les Malladetes). Recientemente se
han hallado restos de este felino en la Cova del Comte, posiblemente anteriores a la primera ocupación de la cavidad durante el Gravetiense. Como se
expondrá después, la reciente datación efectuada sobre un resto de leopardo
de Racó del Duc confirma la perduración de la especie en nuestro territorio
al menos hasta el Gravetiense (Sauqué y Sanchis, 2017, en esta misma obra).
Una consideración aparte merecen los materiales de Cova Negra, con restos
de leopardo presentes en diversos niveles, puesto que los últimos trabajos de
revisión en el yacimiento relativos a su crono-estratigrafía nos impiden precisar más la posición de los restos (Pleistoceno medio o superior). En el caso
de un fragmento de escápula hallada en el Salt atribuida al leopardo, se encuentra bajo revisión para poder confirmar la taxonomía (figura 1, cuadro 1).
La distribución cronológica de los restos de leopardo hallados en el territorio valenciano coincide grosso modo con la del resto de la península ibérica
(Sanchis et al., 2015). Hasta este momento sus restos habían sido identificados en 86 yacimientos (Sanchis, 2015; Sanchis et al., 2015), pero su número va
en aumento con las nuevas citas que presentamos en este trabajo. La mayor
concentración de restos corresponde al Cantábrico y a la vertiente mediterránea, aunque también se observan ciertas agrupaciones en el centro de Portugal y en el sistema central e ibérico, zonas que en general muestran un gran
desarrollo del karst. La primera evidencia peninsular se remonta a los niveles
del Pleistoceno medio de Lezetxiki (234 ka BP) mientras que la mayoría de
citas se concentran durante el Pleistoceno superior, si bien en el Cantábrico
existen algunas referencias en el Tardiglaciar e incluso en el Holoceno inicial
(El Juyo y La Riera) (Sanchis et al., 2015). Estos datos parecen ser consecuentes con una mayor perduración de la especie en el Cantábrico respecto al Mediterráneo, aunque será necesario contar con una muestra más amplia en el
82
[page-n-3]
Leopardos del Pleistoceno en el territorio valenciano
Este peninsular y en general en el resto de la península para poder confirmar
o matizar esta visión. La península ibérica, como también sucede en Grecia
(Nagel, 1999), pudo actuar como un refugio ecológico de la especie hasta su
extinción (Sauqué y Cuenca-Bescós, 2013; Sanchis et al., 2015). En Europa, la
presencia más antigua del leopardo podría corresponder al Pleistoceno inferior de Le Vallonet (Moullé et al., 2006), aunque el número de hallazgos se
hace más destacado ya a partir del Pleistoceno medio y sobre todo durante el
Pleistoceno superior (Turner, 1995; Testu, 2006).
Desde un punto de vista paleogeográfico, en el ámbito valenciano se han
identificado un total de 17 citas de leopardo que se concentran de manera
muy destacada en la zona de las comarcas centrales, que engloba el sur de
Valencia y el norte de Alicante, donde queda alguna referencia dispersa más
al interior de Valencia y en el norte, cerca del litoral de Castellón (figura 1).
FIGURA 1. Mapa con yacimientos del Pleistoceno de la zona valenciana con restos
de leopardo.
83
[page-n-4]
84
Yacimiento
Cau
d'En
Borràs
(Orpesa)
Cau
d'En
Borràs
(Orpesa)
Cueva
Horadada
(Azuebar)
Cueva
Merino
(Dos
Aguas)
Cova
de
les
Meravelles
(Alzira)
Cova
del
Bolomor
(T.
de
Valldigna)
Cova
del
Bolomor
(T.
de
Valldigna)
Cova
Malladetes
(Barx)
Cova
Negra
(Xàtiva)
Cova
Negra
(Xàtiva)
Cova
Negra
(Xàtiva)
Cova
Negra
(Xàtiva)
Cova
de
Racó
del
Duc
I
(Vilallonga)
Cova
de
Racó
del
Duc
II
(Vilallonga)
Avenc
de
Joan
Guitón
(F.
dels
Cova
del
Corb
(Ondara)
Cova
del
Corb
(Ondara)
Cova
Foradada
(Xàbia)
Cova
del
Comte
(Pedreguer)
Cova
de
les
Calaveres
(Benidoleig)
Cova
del
Parat
(Tollos)
La
Salema
(Fageca)
El
Salt
(Alcoi)
Abric
del
Pastor
(Alcoi)
Nivel
_
_
_
Salita
interior
_
XIII
EI
sub
XIII
SE
c16-‐17,
SD
c22,
SI
c28
_
S/N,
SE
c4,
c24,
SF
c7,
SB
c29,
VI,
IIIa,
II
Revuelto
Infra-‐Solutrense
Pozo
Galería
Brecha
externa;
IV
Brecha
interna
VII,
VI,
V
103,1
_
_
Superficial
D6,
X
La,
Lev
6
nº3
A.
limpieza
corte,
AP-‐1633
msnm Contexto Cronología
140
P
PM
P
PM
ca.300 A
PS
(Pal
sup)
ca.400 P
PS
60
?
P
90
A
PM
(MIS
7)
A
PS
(MIS
5e)
631
A
PS
(Au.)
100
A
P
A
P
A
P
A
P
ca.
200 A
PS
(25,8
ka
P
P
774
P
PS
200
A
PM
(MIS
7)
A
PS
(Pal
sup)
40
A
PS
(Au)
260
A
PS
(Pal
sup)
131
A
PS
(Pal
sup)
ca.
776 A
PSI
770
P
P
700
A
PS
(Must)
800
A
PS
(Must)
Taxon
Pantera
P.
pardus
P.
pardus
P.
pardus
P.
pardus
P.
pardus
P.
pardus
P.
pardus
Felix
P.
pardus
P.
pardus
P.
pardus
P.
pardus
P.
pardus
P.
pardus
P.
pardus
P.
pardus
P.
pardus
P.
pardus
P.
pardus
P.
pardus
P.
pardus
P.
pardus
P.
pardus
NISP NMI
Presencia
1
1
1
1
2
1
1
1
3
1
1
1
4
2
2
1
10
2
6
1
3
1
41
2
47
1
221
1
1
1
1
1
7
3
1
1
1
1
3
1
5
1
1
1
1
1
Referencia
(1)
Carbonell
et
al.
1979;
Fernández
2004
Sanchis
et
al.
2015
Sanchis
et
al.
2015
Sarrión
1984;
Fernández
2004
Sanchis
et
al.
2015
Sanchis
et
al.
2015
Fernández
2004;
Sanchis
et
al.
2015
Sanchis
et
al.
2015
Royo
1942
Pérez
1977
Martínez
1996,
2009
Sanchis
et
al.
2015
Sanchis
et
al.
2015
Sanchis
et
al.
2015
Sanchis
et
al.
2015
Sarrión
1990;
Fernández,
com.
pers.
Sarrión
1990;
Fernández,
com.
pers.
Pantoja
et
al.
2011
Sanchis,
en
estudio
Aparicio
et
al.
1982
Martínez,
com.
pers.
Ponsoda
et
al.
2017
(2)
Morales,
Brugal
y
Pérez,
com.
pers.;
Sanchis
et
al.
Morales
y
Pérez,
com.
pers.;
Sanchis
et
al.
2015
CUADRO 1. Yacimientos de la zona valenciana con restos de leopardo. Los números hacen referencia a los yacimientos de la figura
1. Contexto: P (paleontológico); A (arqueológico). Cronología: P (Pleistoceno); PM (Pleistoceno medio); PSI (Pleistoceno superior
inicial); PS (Pleistoceno superior); Must (Musteriense); Pal S (Paleolítico superior); Au (Auriñaciense). (1) Ver referencias en Sanchis
et al. 2015. (2) En esta misma obre.
Nº
1
1
2
3
4
5
5
6
7
7
7
7
8
8
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10
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16
17
ALFRED SANCHIS, CARMEN TORMO Y VÍCTOR SAUQUÉ
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Leopardos del Pleistoceno en el territorio valenciano
Los yacimientos valencianos con restos de leopardo muestran un rango altitudinal entre <100 y 800 m (cuadro 1). Si consideramos los restos hallados en
contextos paleontológicos como el esqueleto del Avenc de Joan Guitón, individuo que murió al caer a esta sima, o aquellos presentes en yacimientos arqueológicos sin evidencias de manipulación antrópica correspondientes a individuos que ocuparon estos enclaves y donde al parecer murieron por causas
naturales (Cova de les Malladetes y Cova del Racó del Duc), la distribución
de estos felinos parece estar vinculada a zonas de media montaña. Los restos
de leopardo han sido hallados tanto en fases templadas como en rigurosas.
El registro fósil
La mayoría de los hallazgos de leopardo en la zona valenciana se han realizado en yacimientos arqueológicos, aunque en muchos casos puede tratarse
de acumulaciones de origen natural ya que la ocupación de estos espacios
por los leopardos pudo tener lugar en fases de desocupación humana; tan
solo en dos casos se ha probado el carácter antrópico posible de los restos de
leopardo: Cova Negra y Cova Foradada. Los hallazgos en yacimientos paleontológicos son minoritarios.
La estructura de edad de los leopardos recuperados en la zona valenciana
está dominada por los individuos adultos ya que la mayor parte de los huesos
están osificados y los restos dentales son piezas definitivas que muestran diverso grado de desgaste. Únicamente en el caso de Malladetes se han hallado
dos restos de un individuo juvenil: un germen de m1 y una primera falange
sin osificar. Esta situación de predominio de los ejemplares adultos se hace
extensible al resto de la península.
En el ámbito valenciano dominan los conjuntos de leopardo formados por
menos de diez restos y se trata fundamentalmente de pequeños huesos de
las extremidades, como metápodos (34,1% NISP) y falanges (29,3% NISP),
aunque también aparecen fragmentos de huesos largos (17,1 % NISP), dientes
(12,2% NISP), cinturas (4,9% NISP) y tarsos (2,4% NISP). Este tipo de registro
también es el más común para toda la península ibérica.
Los esqueletos de leopardo conservados en mayor o menor medida son
escasos. En Racó del Duc contamos con tres esqueletos parciales: dos individuos pertenecientes a una acumulación natural asociada a restos de cabra
montés de cronología pre-Solutrense (nivel F-G) y un tercero, también de
origen natural, hallado en un pozo al fondo de la cueva. Se han realizado dos
85
[page-n-6]
ALFRED SANCHIS, CARMEN TORMO Y VÍCTOR SAUQUÉ
dataciones para confirmar la cronología de este conjunto del nivel F-G: la
primera sobre un hueso de leopardo (Nº ref. Beta Analytic 434.367) que ha
aportado una fecha radiocarbónica de 25.870 ± 100 BP; la segunda sobre una
escápula de cabra montés afectada por una mordedura de carnívoro (Nº ref.
Beta Analytic 434.368) cuyo resultado radiocarbónico ha sido de 23.010 ± 100
BP. Sus rangos de calibración a uno y dos sigmas a partir del programa OxCal
4.2.3. (Bronk Ramsey y Lee, 2013) utilizando la curva IntCal 13 (Reimer et al.,
2013) han sido 30.323-29.871 AP – 30.527-29.680 AP para el hueso de leopardo
y 27.475-27.237 AP – 27.547-27.111 AP para el de cabra. Las fechas de las dataciones sitúan al conjunto en el Gravetiense, en una fase anterior al nivel de
ocupación humana de la cavidad al final del Solutrense. Aunque el resto de
leopardo es más antiguo que el de cabra nos muestra que los leopardos ocuparon la cavidad en esta fase. El estudio tafonómico (ver Sauqué y Sanchis,
2017, en esta obra) nos confirma que los leopardos transportaron carcasas de
cabra a la cavidad para consumirlas. En la península ibérica han sido hallados
diversos esqueletos parciales de leopardo como los de Algar da Manga Larga, Los Rincones, Torrejones, Boquete de Zafarraya, s’Espasa o Abric Romaní
(Sanchis et al., 2015).
Recientemente disponemos de un esqueleto casi completo de leopardo
hallado en el Avenc de Joan Guitón, una sima localizada en el término de
Fontanars dels Alforins, al sur de la provincia de Valencia. Se conservan 221
elementos que lo convierten en el esqueleto de leopardo del Pleistoceno más
completo de la península ibérica y uno de los más completos de Europa (figura 2). El proceso de recuperación, restauración, estudio y exhibición de
los restos puede consultarse en Sanchis (2015) y Sanchis et al. (2015). Ha sido
imposible la datación radiocarbónica de este esqueleto por el bajo contenido
en colágeno de los fósiles, si bien las características de esta hembra de leopardo de 1,5-2 años de edad coinciden con las de otros ejemplares ibéricos del
Pleistoceno superior (entre 130.000 y 10.000 AP).
En relación a la taxonomía de los leopardos europeos del Pleistoceno, el
debate actual se centra en la existencia de varias subespecies o de una sola
especie. Para Diedrich (2013), existen cuatro subespecies de leopardo vinculadas a diferentes migraciones, la más reciente y propia del Pleistoceno superior Panthera pardus spelaea, con morfología propia y diferencias respecto a
la especie actual. Ghezzo y Rook (2015) consideran que todos los leopardos
europeos corresponden a una misma crono-especie Panthera pardus y las di-
86
[page-n-7]
Leopardos del Pleistoceno en el territorio valenciano
FIGURA 2. Esqueleto de leopardo del Avenc de Joan Guitón (Fontanars dels Alforins, Valencia).
ferencias morfológicas observadas en los fósiles, a la espera de posibles análisis genéticos, se relacionan con la variabilidad intraespecífica.
Volviendo al esqueleto del Avenc de Joan Guitón, presenta caracteres
morfológicos, sobre todo en el cráneo, que lo diferencian de la especie actual
como una mayor anchura nasal y de la zona frontal y un occipital más globular, también observables en otros cráneos fósiles de la península ibérica
(Cardoso y Regala, 2006; Altuna y Mariezkurrena, 2013). Las dimensiones
del ejemplar del Avenc de Joan Guitón son similares a las de los leopardos
actuales, aunque en general los fósiles europeos presentan metápodos más
robustos. En ambos casos, estas variaciones pueden estar relacionadas con
una adaptación de los leopardos europeos a zonas de media montaña, como
parece confirmar su presencia en cavidades valencianas situadas en este rango altitudinal. La falta de fósiles de leopardo atribuibles al Pleistoceno medio
nos impide confirmar la existencia de subespecies entre el material procedente de yacimientos de la zona valenciana. Por ello el esqueleto del Avenc de
Joan Guitón se clasificó como Panthera pardus (Sanchis et al., 2015).
Interacciones entre leopardos y humanos
Los procesos de interacción entre leopardos y los grupos humanos prehistóricos en la zona valenciana denotan procesos de competencia por el uso de las
cuevas y por el acceso a las presas (Brugal y Fosse, 2004; Sanchis, 2015; Sanchis
87
[page-n-8]
ALFRED SANCHIS, CARMEN TORMO Y VÍCTOR SAUQUÉ
et al., 2015). En algunos casos estos procesos dieron lugar a la confrontación
directa entre felinos y humanos, neandertales y humanos anatómicamente
modernos. Existen dos ejemplos de huesos de leopardo con señales de intervención humana (figura 3). En Cova Negra, en niveles del Paleolítico medio,
un quinto metatarso termoalterado presenta diversas incisiones originadas
por útiles líticos sobre la cara dorsal de la diáfisis que se han relacionado con
la obtención de la piel de este animal. En los niveles auriñacienses de Cova
Foradada se ha hallado un metápodo con marcas de corte y una ulna pulida y
trabajada en su extremo distal (Pantoja et al., 2011; Sanchis et al., 2015). Estas
evidencias de interacción entre leopardos y humanos también han sido identificadas en otros yacimientos peninsulares del Pleistoceno superior como
Torrejones, con marcas de corte sobre un cráneo (Arribas, 1997) y Sima de
las Palomas, con restos termoalterados y asociados a huesos de neandertales
(Walker et al., 2012). Otro conjunto muy interesante es el del nivel VI del
Cono Posterior de la Cueva de Llonín (Asturias) datado en el Paleolítico superior inicial. Este conjunto está siendo estudiado por nosotros en este momento y, aunque los restos no presentan señales directas de la acción humana,
podrían corresponder a un contexto antrópico ya que diversos elementos de
un individuo se encontraron rodeados por cinco fragmentos de estalactita en
FIGURA 3. Evidencias de interacción entre leopardos y humanos en yacimientos valencianos. A: parietal de Neandertal infantil con mordeduras de felino, Cova Negra
(Camarós et al., 2015). B: metatarso V de leopardo termoalterado y con marcas de
corte, Cova Negra (Sanchis et al., 2015).
88
[page-n-9]
Leopardos del Pleistoceno en el territorio valenciano
asociación con otros restos de fauna y líticos, conjunto que podría tener un
carácter simbólico (Fortea et al., 1999; Sanchis et al., 2015).
Otro modelo de interacción sería el ataque de un leopardo a un humano
que en nuestra zona podría estar representado por un fragmento craneal de
Neandertal infantil de Cova Negra; el resto presenta dos depresiones interpretadas como las marcas de las cúspides de los caninos de un leopardo (Camarós et al., 2015, en esta misma obra).
Tampoco hay que olvidar el papel del leopardo como agente tafonómico
y su capacidad a la hora de acumular y modificar conjuntos óseos (Sauqué
et al., 2014). Este aspecto es muy importante y aparece desarrollado en otros
trabajos (Sauqué y Sanchis, 2017, en esta obra).
Funcionalidad de los yacimientos
Los datos que acabamos de exponer sobre los conjuntos de leopardo nos remiten a un uso diferencial de los yacimientos. En sitios arqueológicos como Cova
Negra o Cova Foradada, los humanos transportan, muy posiblemente, pieles de
leopardos que contienen adheridas las partes óseas de las extremidades como
los metápodos y falanges. Los restos inmaduros de Malladetes pueden corresponder a un cubil de cría al igual que se ha documentado en otros yacimientos
de la península ibérica como Jou Puerta en Asturias (Álvarez-Laó, 2014) o de
Europa meridional como Equi en Italia (Ghezzo y Rook, 2015) o Vraona en Grecia (Nagel, 1999). La presencia de cubiles de cría de este felino en yacimientos
arqueológicos también nos aporta información sobre el carácter de las ocupaciones humanas. Los esqueletos parciales hallados en yacimientos como el
Racó del Duc nos muestran la utilización de la cueva como lugar de transporte,
ocultación o consumo de presas (Sanchis et al., 2015; Sauqué y Sanchis, 2017,
en esta obra). Los esqueletos más o menos completos como el del Avenc de
Joan Guitón (Sanchis, 2015; Sanchis et al., 2015) o el de Algar da Manga Larga
(Cardoso y Regala, 2006) corresponden a hallazgos paleontológicos aislados.
CONCLUSIONES
El leopardo es uno de los grandes carnívoros presentes en la península ibérica
durante el Pleistoceno medio y superior. Se trata de una zona con especial abundancia de restos de este felino, sobre todo si se compara con el registro de otros
grandes carnívoros como la hiena o el león de las cavernas. Es muy probable que
89
[page-n-10]
ALFRED SANCHIS, CARMEN TORMO Y VÍCTOR SAUQUÉ
los territorios situados en los márgenes de Europa, como el caso de la península
ibérica, actuaran como zona de refugio de la especie al final del Pleistoceno superior y provocaran su perduración hasta el Tardiglaciar/Holoceno inicial como
sucede en el Cantábrico. En la zona central del Mediterráneo ibérico las citas
más recientes de presencia del leopardo corresponden al final del MIS 3 e inicio
del MIS 2, coincidentes con las fases iniciales del Paleolítico superior.
Los procesos de interacción entre leopardos y humanos por el uso de las
cuevas y por el acceso a las presas provocaron en algunos casos la confrontación directa. La probable capacidad del leopardo como formador de yacimientos arqueopaleontológicos es un aspecto muy importante a la hora de
definir las características de las ocupaciones de los grupos humanos prehistóricos durante la desaparición de los Neandertales y la aparición de los primeros humanos anatómicamente modernos, fase en la que diversos carnívoros
parecen proliferar y frecuentar las cavidades.
El leopardo todavía es una especie mal conocida en el registro arqueológico y paleontológico ibérico debido a la parcialidad del mismo, por lo que es
fundamental contar con nuevos hallazgos.
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ALFRED SANCHIS, CARMEN TORMO Y VÍCTOR SAUQUÉ
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92
[page-n-13]
3
LEOPARDOS DEL PLEISTOCENO EN EL TERRITORIO
VALENCIANO
Alfred Sanchis, Carmen Tormo y Víctor Sauqué
ABSTRACT
We present a review of the Pleistocene fossil record of leopard (Panthera
pardus Linnaeus 1758) in the Valencian area. The most prominent distribution of this felid in the area takes place during the Late Pleistocene and
the latest references coincide with the expansion of anatomically modern
humans at the Early Upper Paleolithic (Aurignacian-Gravettian). Also, we
present an overview of the characteristics of the leopard fossil record, the
taxonomy of remains, and the possible evidence of interaction between humans and leopards in some archaeological contexts during the Middle and
Upper Paleolithic.
INTRODUCCIÓN
El leopardo es un felino de talla media con un comportamiento solitario, territorial y oportunista. Presenta dimorfismo sexual y generalmente los machos
son de mayor tamaño que las hembras. Su carácter ubiquista lo convierte en
un animal muy bien adaptado a diferentes biotopos, lo que explica que en la
actualidad esté presente en distintas zonas de África y Asia (Stein y Hayssen,
2013). Durante el Pleistoceno su distribución fue mucho más amplia y ocupó
la mayor parte de Europa incluida la península ibérica (Sommer y Benecke,
2006). En este trabajo se hace un repaso a la presencia del leopardo en yacimientos arqueológicos y paleontológicos de la zona valenciana.
Interaccions entre felins i humans. III Jornades d’arqueozoologia.
Museu de Prehistòria de València (2017): 81-92.
[page-n-2]
ALFRED SANCHIS, CARMEN TORMO Y VÍCTOR SAUQUÉ
EL LEOPARDO EN EL TERRITORIO VALENCIANO
Distribución diacrónica y paleogeográfica
Las primeras evidencias de la presencia del leopardo en el territorio valenciano se remontan al Pleistoceno medio, en yacimientos como la Cova del Bolomor y la Cova del Corb (MIS 7; ca. 180 ka BP). Sin embargo la mayor parte de
las citas corresponden al Pleistoceno superior, desde su inicio o MIS 5e (Cova
del Bolomor), durante el MIS 4 y 3 (Abric del Pastor) y hasta el Paleolítico
superior inicial (Cova Foradada y Cova de les Malladetes). Recientemente se
han hallado restos de este felino en la Cova del Comte, posiblemente anteriores a la primera ocupación de la cavidad durante el Gravetiense. Como se
expondrá después, la reciente datación efectuada sobre un resto de leopardo
de Racó del Duc confirma la perduración de la especie en nuestro territorio
al menos hasta el Gravetiense (Sauqué y Sanchis, 2017, en esta misma obra).
Una consideración aparte merecen los materiales de Cova Negra, con restos
de leopardo presentes en diversos niveles, puesto que los últimos trabajos de
revisión en el yacimiento relativos a su crono-estratigrafía nos impiden precisar más la posición de los restos (Pleistoceno medio o superior). En el caso
de un fragmento de escápula hallada en el Salt atribuida al leopardo, se encuentra bajo revisión para poder confirmar la taxonomía (figura 1, cuadro 1).
La distribución cronológica de los restos de leopardo hallados en el territorio valenciano coincide grosso modo con la del resto de la península ibérica
(Sanchis et al., 2015). Hasta este momento sus restos habían sido identificados en 86 yacimientos (Sanchis, 2015; Sanchis et al., 2015), pero su número va
en aumento con las nuevas citas que presentamos en este trabajo. La mayor
concentración de restos corresponde al Cantábrico y a la vertiente mediterránea, aunque también se observan ciertas agrupaciones en el centro de Portugal y en el sistema central e ibérico, zonas que en general muestran un gran
desarrollo del karst. La primera evidencia peninsular se remonta a los niveles
del Pleistoceno medio de Lezetxiki (234 ka BP) mientras que la mayoría de
citas se concentran durante el Pleistoceno superior, si bien en el Cantábrico
existen algunas referencias en el Tardiglaciar e incluso en el Holoceno inicial
(El Juyo y La Riera) (Sanchis et al., 2015). Estos datos parecen ser consecuentes con una mayor perduración de la especie en el Cantábrico respecto al Mediterráneo, aunque será necesario contar con una muestra más amplia en el
82
[page-n-3]
Leopardos del Pleistoceno en el territorio valenciano
Este peninsular y en general en el resto de la península para poder confirmar
o matizar esta visión. La península ibérica, como también sucede en Grecia
(Nagel, 1999), pudo actuar como un refugio ecológico de la especie hasta su
extinción (Sauqué y Cuenca-Bescós, 2013; Sanchis et al., 2015). En Europa, la
presencia más antigua del leopardo podría corresponder al Pleistoceno inferior de Le Vallonet (Moullé et al., 2006), aunque el número de hallazgos se
hace más destacado ya a partir del Pleistoceno medio y sobre todo durante el
Pleistoceno superior (Turner, 1995; Testu, 2006).
Desde un punto de vista paleogeográfico, en el ámbito valenciano se han
identificado un total de 17 citas de leopardo que se concentran de manera
muy destacada en la zona de las comarcas centrales, que engloba el sur de
Valencia y el norte de Alicante, donde queda alguna referencia dispersa más
al interior de Valencia y en el norte, cerca del litoral de Castellón (figura 1).
FIGURA 1. Mapa con yacimientos del Pleistoceno de la zona valenciana con restos
de leopardo.
83
[page-n-4]
84
Yacimiento
Cau
d'En
Borràs
(Orpesa)
Cau
d'En
Borràs
(Orpesa)
Cueva
Horadada
(Azuebar)
Cueva
Merino
(Dos
Aguas)
Cova
de
les
Meravelles
(Alzira)
Cova
del
Bolomor
(T.
de
Valldigna)
Cova
del
Bolomor
(T.
de
Valldigna)
Cova
Malladetes
(Barx)
Cova
Negra
(Xàtiva)
Cova
Negra
(Xàtiva)
Cova
Negra
(Xàtiva)
Cova
Negra
(Xàtiva)
Cova
de
Racó
del
Duc
I
(Vilallonga)
Cova
de
Racó
del
Duc
II
(Vilallonga)
Avenc
de
Joan
Guitón
(F.
dels
Cova
del
Corb
(Ondara)
Cova
del
Corb
(Ondara)
Cova
Foradada
(Xàbia)
Cova
del
Comte
(Pedreguer)
Cova
de
les
Calaveres
(Benidoleig)
Cova
del
Parat
(Tollos)
La
Salema
(Fageca)
El
Salt
(Alcoi)
Abric
del
Pastor
(Alcoi)
Nivel
_
_
_
Salita
interior
_
XIII
EI
sub
XIII
SE
c16-‐17,
SD
c22,
SI
c28
_
S/N,
SE
c4,
c24,
SF
c7,
SB
c29,
VI,
IIIa,
II
Revuelto
Infra-‐Solutrense
Pozo
Galería
Brecha
externa;
IV
Brecha
interna
VII,
VI,
V
103,1
_
_
Superficial
D6,
X
La,
Lev
6
nº3
A.
limpieza
corte,
AP-‐1633
msnm Contexto Cronología
140
P
PM
P
PM
ca.300 A
PS
(Pal
sup)
ca.400 P
PS
60
?
P
90
A
PM
(MIS
7)
A
PS
(MIS
5e)
631
A
PS
(Au.)
100
A
P
A
P
A
P
A
P
ca.
200 A
PS
(25,8
ka
P
P
774
P
PS
200
A
PM
(MIS
7)
A
PS
(Pal
sup)
40
A
PS
(Au)
260
A
PS
(Pal
sup)
131
A
PS
(Pal
sup)
ca.
776 A
PSI
770
P
P
700
A
PS
(Must)
800
A
PS
(Must)
Taxon
Pantera
P.
pardus
P.
pardus
P.
pardus
P.
pardus
P.
pardus
P.
pardus
P.
pardus
Felix
P.
pardus
P.
pardus
P.
pardus
P.
pardus
P.
pardus
P.
pardus
P.
pardus
P.
pardus
P.
pardus
P.
pardus
P.
pardus
P.
pardus
P.
pardus
P.
pardus
P.
pardus
NISP NMI
Presencia
1
1
1
1
2
1
1
1
3
1
1
1
4
2
2
1
10
2
6
1
3
1
41
2
47
1
221
1
1
1
1
1
7
3
1
1
1
1
3
1
5
1
1
1
1
1
Referencia
(1)
Carbonell
et
al.
1979;
Fernández
2004
Sanchis
et
al.
2015
Sanchis
et
al.
2015
Sarrión
1984;
Fernández
2004
Sanchis
et
al.
2015
Sanchis
et
al.
2015
Fernández
2004;
Sanchis
et
al.
2015
Sanchis
et
al.
2015
Royo
1942
Pérez
1977
Martínez
1996,
2009
Sanchis
et
al.
2015
Sanchis
et
al.
2015
Sanchis
et
al.
2015
Sanchis
et
al.
2015
Sarrión
1990;
Fernández,
com.
pers.
Sarrión
1990;
Fernández,
com.
pers.
Pantoja
et
al.
2011
Sanchis,
en
estudio
Aparicio
et
al.
1982
Martínez,
com.
pers.
Ponsoda
et
al.
2017
(2)
Morales,
Brugal
y
Pérez,
com.
pers.;
Sanchis
et
al.
Morales
y
Pérez,
com.
pers.;
Sanchis
et
al.
2015
CUADRO 1. Yacimientos de la zona valenciana con restos de leopardo. Los números hacen referencia a los yacimientos de la figura
1. Contexto: P (paleontológico); A (arqueológico). Cronología: P (Pleistoceno); PM (Pleistoceno medio); PSI (Pleistoceno superior
inicial); PS (Pleistoceno superior); Must (Musteriense); Pal S (Paleolítico superior); Au (Auriñaciense). (1) Ver referencias en Sanchis
et al. 2015. (2) En esta misma obre.
Nº
1
1
2
3
4
5
5
6
7
7
7
7
8
8
9
10
10
11
12
13
14
15
16
17
ALFRED SANCHIS, CARMEN TORMO Y VÍCTOR SAUQUÉ
[page-n-5]
Leopardos del Pleistoceno en el territorio valenciano
Los yacimientos valencianos con restos de leopardo muestran un rango altitudinal entre <100 y 800 m (cuadro 1). Si consideramos los restos hallados en
contextos paleontológicos como el esqueleto del Avenc de Joan Guitón, individuo que murió al caer a esta sima, o aquellos presentes en yacimientos arqueológicos sin evidencias de manipulación antrópica correspondientes a individuos que ocuparon estos enclaves y donde al parecer murieron por causas
naturales (Cova de les Malladetes y Cova del Racó del Duc), la distribución
de estos felinos parece estar vinculada a zonas de media montaña. Los restos
de leopardo han sido hallados tanto en fases templadas como en rigurosas.
El registro fósil
La mayoría de los hallazgos de leopardo en la zona valenciana se han realizado en yacimientos arqueológicos, aunque en muchos casos puede tratarse
de acumulaciones de origen natural ya que la ocupación de estos espacios
por los leopardos pudo tener lugar en fases de desocupación humana; tan
solo en dos casos se ha probado el carácter antrópico posible de los restos de
leopardo: Cova Negra y Cova Foradada. Los hallazgos en yacimientos paleontológicos son minoritarios.
La estructura de edad de los leopardos recuperados en la zona valenciana
está dominada por los individuos adultos ya que la mayor parte de los huesos
están osificados y los restos dentales son piezas definitivas que muestran diverso grado de desgaste. Únicamente en el caso de Malladetes se han hallado
dos restos de un individuo juvenil: un germen de m1 y una primera falange
sin osificar. Esta situación de predominio de los ejemplares adultos se hace
extensible al resto de la península.
En el ámbito valenciano dominan los conjuntos de leopardo formados por
menos de diez restos y se trata fundamentalmente de pequeños huesos de
las extremidades, como metápodos (34,1% NISP) y falanges (29,3% NISP),
aunque también aparecen fragmentos de huesos largos (17,1 % NISP), dientes
(12,2% NISP), cinturas (4,9% NISP) y tarsos (2,4% NISP). Este tipo de registro
también es el más común para toda la península ibérica.
Los esqueletos de leopardo conservados en mayor o menor medida son
escasos. En Racó del Duc contamos con tres esqueletos parciales: dos individuos pertenecientes a una acumulación natural asociada a restos de cabra
montés de cronología pre-Solutrense (nivel F-G) y un tercero, también de
origen natural, hallado en un pozo al fondo de la cueva. Se han realizado dos
85
[page-n-6]
ALFRED SANCHIS, CARMEN TORMO Y VÍCTOR SAUQUÉ
dataciones para confirmar la cronología de este conjunto del nivel F-G: la
primera sobre un hueso de leopardo (Nº ref. Beta Analytic 434.367) que ha
aportado una fecha radiocarbónica de 25.870 ± 100 BP; la segunda sobre una
escápula de cabra montés afectada por una mordedura de carnívoro (Nº ref.
Beta Analytic 434.368) cuyo resultado radiocarbónico ha sido de 23.010 ± 100
BP. Sus rangos de calibración a uno y dos sigmas a partir del programa OxCal
4.2.3. (Bronk Ramsey y Lee, 2013) utilizando la curva IntCal 13 (Reimer et al.,
2013) han sido 30.323-29.871 AP – 30.527-29.680 AP para el hueso de leopardo
y 27.475-27.237 AP – 27.547-27.111 AP para el de cabra. Las fechas de las dataciones sitúan al conjunto en el Gravetiense, en una fase anterior al nivel de
ocupación humana de la cavidad al final del Solutrense. Aunque el resto de
leopardo es más antiguo que el de cabra nos muestra que los leopardos ocuparon la cavidad en esta fase. El estudio tafonómico (ver Sauqué y Sanchis,
2017, en esta obra) nos confirma que los leopardos transportaron carcasas de
cabra a la cavidad para consumirlas. En la península ibérica han sido hallados
diversos esqueletos parciales de leopardo como los de Algar da Manga Larga, Los Rincones, Torrejones, Boquete de Zafarraya, s’Espasa o Abric Romaní
(Sanchis et al., 2015).
Recientemente disponemos de un esqueleto casi completo de leopardo
hallado en el Avenc de Joan Guitón, una sima localizada en el término de
Fontanars dels Alforins, al sur de la provincia de Valencia. Se conservan 221
elementos que lo convierten en el esqueleto de leopardo del Pleistoceno más
completo de la península ibérica y uno de los más completos de Europa (figura 2). El proceso de recuperación, restauración, estudio y exhibición de
los restos puede consultarse en Sanchis (2015) y Sanchis et al. (2015). Ha sido
imposible la datación radiocarbónica de este esqueleto por el bajo contenido
en colágeno de los fósiles, si bien las características de esta hembra de leopardo de 1,5-2 años de edad coinciden con las de otros ejemplares ibéricos del
Pleistoceno superior (entre 130.000 y 10.000 AP).
En relación a la taxonomía de los leopardos europeos del Pleistoceno, el
debate actual se centra en la existencia de varias subespecies o de una sola
especie. Para Diedrich (2013), existen cuatro subespecies de leopardo vinculadas a diferentes migraciones, la más reciente y propia del Pleistoceno superior Panthera pardus spelaea, con morfología propia y diferencias respecto a
la especie actual. Ghezzo y Rook (2015) consideran que todos los leopardos
europeos corresponden a una misma crono-especie Panthera pardus y las di-
86
[page-n-7]
Leopardos del Pleistoceno en el territorio valenciano
FIGURA 2. Esqueleto de leopardo del Avenc de Joan Guitón (Fontanars dels Alforins, Valencia).
ferencias morfológicas observadas en los fósiles, a la espera de posibles análisis genéticos, se relacionan con la variabilidad intraespecífica.
Volviendo al esqueleto del Avenc de Joan Guitón, presenta caracteres
morfológicos, sobre todo en el cráneo, que lo diferencian de la especie actual
como una mayor anchura nasal y de la zona frontal y un occipital más globular, también observables en otros cráneos fósiles de la península ibérica
(Cardoso y Regala, 2006; Altuna y Mariezkurrena, 2013). Las dimensiones
del ejemplar del Avenc de Joan Guitón son similares a las de los leopardos
actuales, aunque en general los fósiles europeos presentan metápodos más
robustos. En ambos casos, estas variaciones pueden estar relacionadas con
una adaptación de los leopardos europeos a zonas de media montaña, como
parece confirmar su presencia en cavidades valencianas situadas en este rango altitudinal. La falta de fósiles de leopardo atribuibles al Pleistoceno medio
nos impide confirmar la existencia de subespecies entre el material procedente de yacimientos de la zona valenciana. Por ello el esqueleto del Avenc de
Joan Guitón se clasificó como Panthera pardus (Sanchis et al., 2015).
Interacciones entre leopardos y humanos
Los procesos de interacción entre leopardos y los grupos humanos prehistóricos en la zona valenciana denotan procesos de competencia por el uso de las
cuevas y por el acceso a las presas (Brugal y Fosse, 2004; Sanchis, 2015; Sanchis
87
[page-n-8]
ALFRED SANCHIS, CARMEN TORMO Y VÍCTOR SAUQUÉ
et al., 2015). En algunos casos estos procesos dieron lugar a la confrontación
directa entre felinos y humanos, neandertales y humanos anatómicamente
modernos. Existen dos ejemplos de huesos de leopardo con señales de intervención humana (figura 3). En Cova Negra, en niveles del Paleolítico medio,
un quinto metatarso termoalterado presenta diversas incisiones originadas
por útiles líticos sobre la cara dorsal de la diáfisis que se han relacionado con
la obtención de la piel de este animal. En los niveles auriñacienses de Cova
Foradada se ha hallado un metápodo con marcas de corte y una ulna pulida y
trabajada en su extremo distal (Pantoja et al., 2011; Sanchis et al., 2015). Estas
evidencias de interacción entre leopardos y humanos también han sido identificadas en otros yacimientos peninsulares del Pleistoceno superior como
Torrejones, con marcas de corte sobre un cráneo (Arribas, 1997) y Sima de
las Palomas, con restos termoalterados y asociados a huesos de neandertales
(Walker et al., 2012). Otro conjunto muy interesante es el del nivel VI del
Cono Posterior de la Cueva de Llonín (Asturias) datado en el Paleolítico superior inicial. Este conjunto está siendo estudiado por nosotros en este momento y, aunque los restos no presentan señales directas de la acción humana,
podrían corresponder a un contexto antrópico ya que diversos elementos de
un individuo se encontraron rodeados por cinco fragmentos de estalactita en
FIGURA 3. Evidencias de interacción entre leopardos y humanos en yacimientos valencianos. A: parietal de Neandertal infantil con mordeduras de felino, Cova Negra
(Camarós et al., 2015). B: metatarso V de leopardo termoalterado y con marcas de
corte, Cova Negra (Sanchis et al., 2015).
88
[page-n-9]
Leopardos del Pleistoceno en el territorio valenciano
asociación con otros restos de fauna y líticos, conjunto que podría tener un
carácter simbólico (Fortea et al., 1999; Sanchis et al., 2015).
Otro modelo de interacción sería el ataque de un leopardo a un humano
que en nuestra zona podría estar representado por un fragmento craneal de
Neandertal infantil de Cova Negra; el resto presenta dos depresiones interpretadas como las marcas de las cúspides de los caninos de un leopardo (Camarós et al., 2015, en esta misma obra).
Tampoco hay que olvidar el papel del leopardo como agente tafonómico
y su capacidad a la hora de acumular y modificar conjuntos óseos (Sauqué
et al., 2014). Este aspecto es muy importante y aparece desarrollado en otros
trabajos (Sauqué y Sanchis, 2017, en esta obra).
Funcionalidad de los yacimientos
Los datos que acabamos de exponer sobre los conjuntos de leopardo nos remiten a un uso diferencial de los yacimientos. En sitios arqueológicos como Cova
Negra o Cova Foradada, los humanos transportan, muy posiblemente, pieles de
leopardos que contienen adheridas las partes óseas de las extremidades como
los metápodos y falanges. Los restos inmaduros de Malladetes pueden corresponder a un cubil de cría al igual que se ha documentado en otros yacimientos
de la península ibérica como Jou Puerta en Asturias (Álvarez-Laó, 2014) o de
Europa meridional como Equi en Italia (Ghezzo y Rook, 2015) o Vraona en Grecia (Nagel, 1999). La presencia de cubiles de cría de este felino en yacimientos
arqueológicos también nos aporta información sobre el carácter de las ocupaciones humanas. Los esqueletos parciales hallados en yacimientos como el
Racó del Duc nos muestran la utilización de la cueva como lugar de transporte,
ocultación o consumo de presas (Sanchis et al., 2015; Sauqué y Sanchis, 2017,
en esta obra). Los esqueletos más o menos completos como el del Avenc de
Joan Guitón (Sanchis, 2015; Sanchis et al., 2015) o el de Algar da Manga Larga
(Cardoso y Regala, 2006) corresponden a hallazgos paleontológicos aislados.
CONCLUSIONES
El leopardo es uno de los grandes carnívoros presentes en la península ibérica
durante el Pleistoceno medio y superior. Se trata de una zona con especial abundancia de restos de este felino, sobre todo si se compara con el registro de otros
grandes carnívoros como la hiena o el león de las cavernas. Es muy probable que
89
[page-n-10]
ALFRED SANCHIS, CARMEN TORMO Y VÍCTOR SAUQUÉ
los territorios situados en los márgenes de Europa, como el caso de la península
ibérica, actuaran como zona de refugio de la especie al final del Pleistoceno superior y provocaran su perduración hasta el Tardiglaciar/Holoceno inicial como
sucede en el Cantábrico. En la zona central del Mediterráneo ibérico las citas
más recientes de presencia del leopardo corresponden al final del MIS 3 e inicio
del MIS 2, coincidentes con las fases iniciales del Paleolítico superior.
Los procesos de interacción entre leopardos y humanos por el uso de las
cuevas y por el acceso a las presas provocaron en algunos casos la confrontación directa. La probable capacidad del leopardo como formador de yacimientos arqueopaleontológicos es un aspecto muy importante a la hora de
definir las características de las ocupaciones de los grupos humanos prehistóricos durante la desaparición de los Neandertales y la aparición de los primeros humanos anatómicamente modernos, fase en la que diversos carnívoros
parecen proliferar y frecuentar las cavidades.
El leopardo todavía es una especie mal conocida en el registro arqueológico y paleontológico ibérico debido a la parcialidad del mismo, por lo que es
fundamental contar con nuevos hallazgos.
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