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INTRODUCCIÓN
HELENA BONET ROSADO
Directora del Museu de Prehistòria de València
La iniciativa de hacer una exposición itinerante sobre Las Mujeres en la Prehistoria, así como la edición
de este libro, surge como respuesta a una asignatura pendiente que tiene el Museu de Prehistòria de
València de sumarse a las actuales tendencias sobre la Arqueología de Género cuyo último fin es resaltar, a través de nuevas lecturas de la cultura material y del registro arqueológico, la importancia que tuvo
la mujer tanto en la vida privada como en la vida pública a lo largo de miles de años. Se trata de valorar
de una forma objetiva su posición social así como los roles que desempeñaron en la vida cotidiana los
hombres y las mujeres de las distintas comunidades y culturas de nuestro pasado más remoto.
El título de la exposición enmarca claramente en el tiempo el periodo de estudio -la Prehistoria-,
deteniéndose el discurso expositivo en los albores de la protohistoria sin llegar a abordar, por tanto, la
situación de la mujer en sociedades mucho más complejas y jerarquizadas que empezaron a gestarse
en la Península Ibérica a partir del siglo VIII a.C. hasta culminar con la Cultura Ibérica.
Efectivamente, para el mundo griego y romano tenemos la gran ventaja de contar con una gran
riqueza iconográfica y con las fuentes escritas, lo que ha permitido a la arqueología clásica tradicional
situar a la mujer en su contexto social. Pero, a pesar de ello y de contar con una larga tradición investigadora, ha sido la Arqueología de Género la que ha revolucionado, acorde con sus tiempos, los estudios sobre la mujer despertando en todas nosotras un especial interés por conocer las numerosas facetas en las que participó la mujer en la antigüedad.
En esta línea de trabajo habría que situar, también, los estudios de género en el mundo Ibérico, la
alta cultura que introduce nuestras tierras en la Historia. Para esta etapa, desgraciadamente, no podemos traducir la lengua en la que fueron escritos los textos y las escasas referencias que dan los autores clásicos sobre los pueblos iberos están, como todas las fuentes escritas de la Antigüedad, cargadas
de ideología masculina. A pesar de ello, el imaginario ibérico es muy rico y nos ofrece, a través de la pintura, escultura, joyería, etc.., una amplia información sobre el aspecto de la mujer ibera y su estatus
social. Hoy sabemos qué representaciones del imaginario ibérico corresponden a diosas y cuales a
LAS MUJERES EN LA PREHISTORIA
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damas de las elites ciudadanas e incluso tenemos representadas las mujeres oferentes u orantes. Pero
toda esta información, incluso los excelentes resultados que se están obteniendo de los estudios sobre
los restos antropológicos en las necrópolis, nos ilustran sobre las mujeres de alto rango, las elites de esta
sociedad fuertemente jerarquizada y ya urbana.
También el registro arqueológico es más generoso con las clases altas, poseedoras de sólidas
casas, bien acondicionadas y con abundantes enseres domésticos que permiten interpretar la funcionalidad de los espacios y las distintas tareas que se realizaban en el hogar, como son la molienda, el tejido, la cocina, el almacenaje, las áreas de culto y reunión, etc. Pero las/os estudiosas/os de esta cultura nos hacemos nuevas preguntas, como ¿cuáles eran las relaciones sociales y de parentesco entre
hombres y mujeres? ¿era la situación social de la mujer ibera similar a la de la mujer griega, o gozaba de
una mayor libertad, como la mujer etrusca? ¿dónde están, o cual es la huella que deja en el registro
arqueológico, la mujer de las clases más humildes que no aparece representada en la iconografía ibérica, ni tiene derecho a ser incinerada y enterrada en las necrópolis?
Las/os investigadoras/es que excavamos el mundo de los hábitats, y por tanto los ámbitos domésticos en su más amplio sentido, nos interesa especialmente la vida cotidiana, ver el conjunto de la sociedad, no sólo los altos personajes representados en el arte y reconocibles a través de los ricos enseres,
sino a los personajes invisibles, es decir la mayoría de la población cuya identificación es difícil de apreciar en la excavación. Y si esto resulta difícil para las etapas históricas, cuanto más debe resultar para
los contextos prehistóricos que se remontan a miles y miles de años. De ahí el reto de hacer una exposición sobre la mujer en la Prehistoria, máxime cuando va destinada al gran público.
Se trata, por tanto, de buscar nuevas vías de lectura del hallazgo arqueológico y de su contexto,
indagar e intentar comprender la mentalidad de los hombres y de las mujeres que hicieron posible la
aventura humana. Partimos del hecho real, asumido por toda/os las/os investigadora/es, de que el registro arqueológico es un registro parcial, pero ello no impide que nos preocupe cada vez más saber quién
esta detrás de cada utensilio, e incluso quién está detrás de los objetos y actividades que no dejan huella. En definitiva ¿dónde están las mujeres de la Prehistoria que poblaron la tierra y cual fue su papel en
la evolución y desarrollo de la humanidad? ¿cuales eran sus hábitos, sus medios de subsistencia, sus
ritos, su forma de relacionarse y de comunicarse?.
Éstas y muchas más cuestiones están tratadas en este catálogo por reconocidas especialistas del
mundo de la arqueología cuyo esfuerzo por sexuar el pasado es encomiable pues sólo de esta manera es posible que la mujer deje de ser ignorada y de recibir un trato discriminatorio por los historiadores,
logrando así romper con muchos estereotipos que todavía están presentes en nuestra sociedad.
Además, “ Las Mujeres en la Prehistoria” es, sobre todo, una puesta al día de las últimas investigaciones
en la Arqueología de Género, abarcando su temática desde aspectos teóricos y etnoarqueológicos hasta
los más recientes trabajos de campo sobre el mundo funerario, sobre la imagen de la mujer y su simbología en el arte rupestre, sus adornos y útiles de trabajo, su espacio vital, y, en definitiva, el incuestionable papel social de la mujer en las tareas de mantenimiento del grupo humano.
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Como trabajadora e investigadora del Servicio de Investigación Prehistórica desde hace veinte años,
quisiera dar una pincelada sobre la presencia y la aportación de la mujer en este Servicio, si bien es verdad que después de hacer un rápido repaso a la historia de la institución, esta reflexión habría que hacerla dentro de unas décadas, pues el S.I.P. hasta hace bien pocos años ha sido una institución esencialmente masculina, término que en ningún momento considero peyorativo sino reflejo de una realidad histórica, pues estamos hablando de un centro de investigación que se crea en el año 1927 en el seno de
la Diputación de Valencia, por tanto con cerca de 80 años de historia.
Sin entrar a valorar en estas líneas el alto nivel científico de la labor desarrollada por el S.I.P. y de las
magníficas colecciones que alberga su museo, tenemos el ejemplo de una institución que muestra de
forma inmejorable esa lenta participación e incorporación de la mujer arqueóloga en los centros de investigación. Así, las grandes figuras que hicieron posible la creación del S.I.P., su reconocimiento nacional e
internacional, a través de sus rigurosas excavaciones y publicaciones, fueron siempre hombres. Hombres
de la talla de Isidro Ballester, Domingo Fletcher, Enrique Pla y Bernat Martí que han dirigido el Museo de
Prehistoria desde el año 1927 hasta fechas muy recientes -mediados de los años 90 del siglo XX- con
un talante humano y una filosofía del trabajo en equipo que han marcado a varias generaciones.
También los grandes colaboradores y agregados del S.I.P. que trabajaron intensamente entre los
años 1928 y finales de los 60, tanto en la dirección de excavaciones y prospecciones, como en calcos de pinturas rupestres, fueron hombres, reconocidos investigadores como Lluis Pericot, Francisco
Jordá, Julian San Valero, Fernando Porcar, Mariano Jornet, Gonzalo Viñes, Emilio Gomez Nadal, José
Alcácer, Manuel Vidal, etc.
Sin duda, debemos a todos ellos que el S.I.P. y el Museu de Prehistòria de València sea hoy uno
de los mejores museos y centros de investigación a nivel peninsular. ¿pero cuando empieza a colaborar
y a incorporarse la mujer arqueóloga en el S.I.P.? En las primeras décadas, la única mujer que figura en
“La labor del Servicio de Investigación Prehistórica y su museo” como agregada del S.I.P., es Josefa
Chaume Aguilar que colabora, entre los años 1931 y 1935, con Mariano Jornet en los calcos y los dibujos de la Bastida de les Alcusses de Moixent. También es puntual la colaboración femenina en los años
40 y 50 con sólo dos mujeres, Mª Ángeles Vall y Carmen Sentandreu, becarias y colaboradoras desde
los años 1954 y 1955 respectivamente.
Ya habrá que esperar a los años 60, con una mayor presencia de las mujeres en la Universidad,
para que cuatro investigadoras, formadas en la cátedra de Miquel Tarradell, prosiguieran esa estrecha
colaboración que siempre existió entre el S.I.P. y el Departament de Prehistòria i Arqueologia de la
Universitat de València. Así, Gabriela Martín, como profesora de la cátedra de Arqueología, y colaboradora del S.I.P., dirige en 1964 las excavaciones en la factoría romana de la Punta del Arenal de Xàbia. A
ella, le seguirán las profesoras Milagro Gil-Mascarell, que desgraciadamente nos dejó prematuramente,
Carmen Aranegui y Rosa Enguix -grandes mujeres, maestras y amigas- que colaboraron activamente en
el S.I.P. a partir de los 70, excavando y publicando prácticamente todos los periodos históricos desde la
Edad del Bronce hasta la Época Romana. Y fue a través de ellas, de sus enseñanzas y de su talante
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feminista y progresista que las siguientes generaciones de mujeres fuimos introduciéndonos, primero en
la biblioteca del S.I.P. y posteriormente en la colaboración y dirección de excavaciones arqueológicas.
La historia de nuestra institución, es, por tanto, fiel reflejo de la evolución de la sociedad valenciana a lo largo del siglo XX. Un oficio, como el de arqueólogo, tan íntimamente ligado a las tareas de campo
no era en absoluto apropiado para la mujer de los años 30 y 50, en donde había que realizar trabajos
tradicionalmente vinculados al hombre como dirigir peones, cavar, subir montañas, excavar en cuevas o
convivir con hombres. Todo ello resultaba muy difícil, o más bien imposible, a la hora de compaginarlo
con la vida familiar, a no ser que se tratase de una mujer soltera (aún así estaba mal visto) o fuese mujer
de arqueólogo (con lo cual siempre estaba en un segundo plano).
Sólo a partir de finales de los años 60 con las reivindicaciones feministas y el movimiento de liberación de la mujer se podía plantear que una mujer dirigiese una excavación, y en este sentido tanto la
Universitat de València como el S.I.P. apoyaron en todo momento las iniciativas de esas mujeres universitarias. También habrá que esperar al año 1974 para que entre en la plantilla del Museo de Prehistoria
la primera mujer, Mª Victoria Goberna, bibliotecaria-historiadora que se responsabilizará de la biblioteca
especializada, mientras que será en 1986 cuando una mujer, la que suscribe estas palabras, entre a formar parte del equipo de técnicos arqueólogos del S.I.P. Efectivamente, como ocurre en el resto del país,
la incorporación de la mujer en la investigación arqueológica ha ido en constante aumento y así aparece reflejado en la actualidad en muchas instituciones científicas y en puestos claves de la administración, museos, universidades, ayuntamientos, etc. También la plantilla del Museo de Prehistoria, a partir
de la década de los 90, vivió un cambio trascendental y en la actualidad cuenta con más mujeres que
hombres en las áreas de Biblioteca, Restauración, Administración, Difusión y Didáctica mientras que la
proporción se invierte entre los Conservadores de Museo y Técnicos Arqueólogos siendo más del doble
la presencia de hombres que de mujeres, si bien muestra el contrapunto que la dirección del S.I.P. y del
museo esté a cargo de una mujer.
Hoy en día, desde la dirección del S.I.P. y del Museo nuestro compromiso con la sociedad es múltiple pues además de continuar con la labor investigadora y museística debemos ser conscientes que
somos un centro educativo por donde pasan al año más de 180.000 visitantes, la mayoría de ellos escolares, y que a través del lenguaje expositivo de los paneles y objetos, además de las actividades didácticas, estamos transmitiendo no sólo la historia de nuestro remoto pasado sino también ideología. En este
sentido, un correcto tratamiento del papel de la mujer es fundamental, tanto en el discurso de los textos
como en las representaciones, con el fin de no trasmitir un trato desigual de hombres y mujeres. Ni que
decir tiene que nuestro compromiso y obligación, como mujer, es profundizar en esta línea de trabajo y
saber difundir a las generaciones futuras la importancia que tuvieron las mujeres en la Prehistoria.
Esperemos que esta exposición y libro contribuya a ello.
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INTRODUCCIÓN
HELENA BONET ROSADO
Directora del Museu de Prehistòria de València
La iniciativa de hacer una exposición itinerante sobre Las Mujeres en la Prehistoria, así como la edición
de este libro, surge como respuesta a una asignatura pendiente que tiene el Museu de Prehistòria de
València de sumarse a las actuales tendencias sobre la Arqueología de Género cuyo último fin es resaltar, a través de nuevas lecturas de la cultura material y del registro arqueológico, la importancia que tuvo
la mujer tanto en la vida privada como en la vida pública a lo largo de miles de años. Se trata de valorar
de una forma objetiva su posición social así como los roles que desempeñaron en la vida cotidiana los
hombres y las mujeres de las distintas comunidades y culturas de nuestro pasado más remoto.
El título de la exposición enmarca claramente en el tiempo el periodo de estudio -la Prehistoria-,
deteniéndose el discurso expositivo en los albores de la protohistoria sin llegar a abordar, por tanto, la
situación de la mujer en sociedades mucho más complejas y jerarquizadas que empezaron a gestarse
en la Península Ibérica a partir del siglo VIII a.C. hasta culminar con la Cultura Ibérica.
Efectivamente, para el mundo griego y romano tenemos la gran ventaja de contar con una gran
riqueza iconográfica y con las fuentes escritas, lo que ha permitido a la arqueología clásica tradicional
situar a la mujer en su contexto social. Pero, a pesar de ello y de contar con una larga tradición investigadora, ha sido la Arqueología de Género la que ha revolucionado, acorde con sus tiempos, los estudios sobre la mujer despertando en todas nosotras un especial interés por conocer las numerosas facetas en las que participó la mujer en la antigüedad.
En esta línea de trabajo habría que situar, también, los estudios de género en el mundo Ibérico, la
alta cultura que introduce nuestras tierras en la Historia. Para esta etapa, desgraciadamente, no podemos traducir la lengua en la que fueron escritos los textos y las escasas referencias que dan los autores clásicos sobre los pueblos iberos están, como todas las fuentes escritas de la Antigüedad, cargadas
de ideología masculina. A pesar de ello, el imaginario ibérico es muy rico y nos ofrece, a través de la pintura, escultura, joyería, etc.., una amplia información sobre el aspecto de la mujer ibera y su estatus
social. Hoy sabemos qué representaciones del imaginario ibérico corresponden a diosas y cuales a
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damas de las elites ciudadanas e incluso tenemos representadas las mujeres oferentes u orantes. Pero
toda esta información, incluso los excelentes resultados que se están obteniendo de los estudios sobre
los restos antropológicos en las necrópolis, nos ilustran sobre las mujeres de alto rango, las elites de esta
sociedad fuertemente jerarquizada y ya urbana.
También el registro arqueológico es más generoso con las clases altas, poseedoras de sólidas
casas, bien acondicionadas y con abundantes enseres domésticos que permiten interpretar la funcionalidad de los espacios y las distintas tareas que se realizaban en el hogar, como son la molienda, el tejido, la cocina, el almacenaje, las áreas de culto y reunión, etc. Pero las/os estudiosas/os de esta cultura nos hacemos nuevas preguntas, como ¿cuáles eran las relaciones sociales y de parentesco entre
hombres y mujeres? ¿era la situación social de la mujer ibera similar a la de la mujer griega, o gozaba de
una mayor libertad, como la mujer etrusca? ¿dónde están, o cual es la huella que deja en el registro
arqueológico, la mujer de las clases más humildes que no aparece representada en la iconografía ibérica, ni tiene derecho a ser incinerada y enterrada en las necrópolis?
Las/os investigadoras/es que excavamos el mundo de los hábitats, y por tanto los ámbitos domésticos en su más amplio sentido, nos interesa especialmente la vida cotidiana, ver el conjunto de la sociedad, no sólo los altos personajes representados en el arte y reconocibles a través de los ricos enseres,
sino a los personajes invisibles, es decir la mayoría de la población cuya identificación es difícil de apreciar en la excavación. Y si esto resulta difícil para las etapas históricas, cuanto más debe resultar para
los contextos prehistóricos que se remontan a miles y miles de años. De ahí el reto de hacer una exposición sobre la mujer en la Prehistoria, máxime cuando va destinada al gran público.
Se trata, por tanto, de buscar nuevas vías de lectura del hallazgo arqueológico y de su contexto,
indagar e intentar comprender la mentalidad de los hombres y de las mujeres que hicieron posible la
aventura humana. Partimos del hecho real, asumido por toda/os las/os investigadora/es, de que el registro arqueológico es un registro parcial, pero ello no impide que nos preocupe cada vez más saber quién
esta detrás de cada utensilio, e incluso quién está detrás de los objetos y actividades que no dejan huella. En definitiva ¿dónde están las mujeres de la Prehistoria que poblaron la tierra y cual fue su papel en
la evolución y desarrollo de la humanidad? ¿cuales eran sus hábitos, sus medios de subsistencia, sus
ritos, su forma de relacionarse y de comunicarse?.
Éstas y muchas más cuestiones están tratadas en este catálogo por reconocidas especialistas del
mundo de la arqueología cuyo esfuerzo por sexuar el pasado es encomiable pues sólo de esta manera es posible que la mujer deje de ser ignorada y de recibir un trato discriminatorio por los historiadores,
logrando así romper con muchos estereotipos que todavía están presentes en nuestra sociedad.
Además, “ Las Mujeres en la Prehistoria” es, sobre todo, una puesta al día de las últimas investigaciones
en la Arqueología de Género, abarcando su temática desde aspectos teóricos y etnoarqueológicos hasta
los más recientes trabajos de campo sobre el mundo funerario, sobre la imagen de la mujer y su simbología en el arte rupestre, sus adornos y útiles de trabajo, su espacio vital, y, en definitiva, el incuestionable papel social de la mujer en las tareas de mantenimiento del grupo humano.
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LAS MUJERES EN LA PREHISTORIA
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Como trabajadora e investigadora del Servicio de Investigación Prehistórica desde hace veinte años,
quisiera dar una pincelada sobre la presencia y la aportación de la mujer en este Servicio, si bien es verdad que después de hacer un rápido repaso a la historia de la institución, esta reflexión habría que hacerla dentro de unas décadas, pues el S.I.P. hasta hace bien pocos años ha sido una institución esencialmente masculina, término que en ningún momento considero peyorativo sino reflejo de una realidad histórica, pues estamos hablando de un centro de investigación que se crea en el año 1927 en el seno de
la Diputación de Valencia, por tanto con cerca de 80 años de historia.
Sin entrar a valorar en estas líneas el alto nivel científico de la labor desarrollada por el S.I.P. y de las
magníficas colecciones que alberga su museo, tenemos el ejemplo de una institución que muestra de
forma inmejorable esa lenta participación e incorporación de la mujer arqueóloga en los centros de investigación. Así, las grandes figuras que hicieron posible la creación del S.I.P., su reconocimiento nacional e
internacional, a través de sus rigurosas excavaciones y publicaciones, fueron siempre hombres. Hombres
de la talla de Isidro Ballester, Domingo Fletcher, Enrique Pla y Bernat Martí que han dirigido el Museo de
Prehistoria desde el año 1927 hasta fechas muy recientes -mediados de los años 90 del siglo XX- con
un talante humano y una filosofía del trabajo en equipo que han marcado a varias generaciones.
También los grandes colaboradores y agregados del S.I.P. que trabajaron intensamente entre los
años 1928 y finales de los 60, tanto en la dirección de excavaciones y prospecciones, como en calcos de pinturas rupestres, fueron hombres, reconocidos investigadores como Lluis Pericot, Francisco
Jordá, Julian San Valero, Fernando Porcar, Mariano Jornet, Gonzalo Viñes, Emilio Gomez Nadal, José
Alcácer, Manuel Vidal, etc.
Sin duda, debemos a todos ellos que el S.I.P. y el Museu de Prehistòria de València sea hoy uno
de los mejores museos y centros de investigación a nivel peninsular. ¿pero cuando empieza a colaborar
y a incorporarse la mujer arqueóloga en el S.I.P.? En las primeras décadas, la única mujer que figura en
“La labor del Servicio de Investigación Prehistórica y su museo” como agregada del S.I.P., es Josefa
Chaume Aguilar que colabora, entre los años 1931 y 1935, con Mariano Jornet en los calcos y los dibujos de la Bastida de les Alcusses de Moixent. También es puntual la colaboración femenina en los años
40 y 50 con sólo dos mujeres, Mª Ángeles Vall y Carmen Sentandreu, becarias y colaboradoras desde
los años 1954 y 1955 respectivamente.
Ya habrá que esperar a los años 60, con una mayor presencia de las mujeres en la Universidad,
para que cuatro investigadoras, formadas en la cátedra de Miquel Tarradell, prosiguieran esa estrecha
colaboración que siempre existió entre el S.I.P. y el Departament de Prehistòria i Arqueologia de la
Universitat de València. Así, Gabriela Martín, como profesora de la cátedra de Arqueología, y colaboradora del S.I.P., dirige en 1964 las excavaciones en la factoría romana de la Punta del Arenal de Xàbia. A
ella, le seguirán las profesoras Milagro Gil-Mascarell, que desgraciadamente nos dejó prematuramente,
Carmen Aranegui y Rosa Enguix -grandes mujeres, maestras y amigas- que colaboraron activamente en
el S.I.P. a partir de los 70, excavando y publicando prácticamente todos los periodos históricos desde la
Edad del Bronce hasta la Época Romana. Y fue a través de ellas, de sus enseñanzas y de su talante
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feminista y progresista que las siguientes generaciones de mujeres fuimos introduciéndonos, primero en
la biblioteca del S.I.P. y posteriormente en la colaboración y dirección de excavaciones arqueológicas.
La historia de nuestra institución, es, por tanto, fiel reflejo de la evolución de la sociedad valenciana a lo largo del siglo XX. Un oficio, como el de arqueólogo, tan íntimamente ligado a las tareas de campo
no era en absoluto apropiado para la mujer de los años 30 y 50, en donde había que realizar trabajos
tradicionalmente vinculados al hombre como dirigir peones, cavar, subir montañas, excavar en cuevas o
convivir con hombres. Todo ello resultaba muy difícil, o más bien imposible, a la hora de compaginarlo
con la vida familiar, a no ser que se tratase de una mujer soltera (aún así estaba mal visto) o fuese mujer
de arqueólogo (con lo cual siempre estaba en un segundo plano).
Sólo a partir de finales de los años 60 con las reivindicaciones feministas y el movimiento de liberación de la mujer se podía plantear que una mujer dirigiese una excavación, y en este sentido tanto la
Universitat de València como el S.I.P. apoyaron en todo momento las iniciativas de esas mujeres universitarias. También habrá que esperar al año 1974 para que entre en la plantilla del Museo de Prehistoria
la primera mujer, Mª Victoria Goberna, bibliotecaria-historiadora que se responsabilizará de la biblioteca
especializada, mientras que será en 1986 cuando una mujer, la que suscribe estas palabras, entre a formar parte del equipo de técnicos arqueólogos del S.I.P. Efectivamente, como ocurre en el resto del país,
la incorporación de la mujer en la investigación arqueológica ha ido en constante aumento y así aparece reflejado en la actualidad en muchas instituciones científicas y en puestos claves de la administración, museos, universidades, ayuntamientos, etc. También la plantilla del Museo de Prehistoria, a partir
de la década de los 90, vivió un cambio trascendental y en la actualidad cuenta con más mujeres que
hombres en las áreas de Biblioteca, Restauración, Administración, Difusión y Didáctica mientras que la
proporción se invierte entre los Conservadores de Museo y Técnicos Arqueólogos siendo más del doble
la presencia de hombres que de mujeres, si bien muestra el contrapunto que la dirección del S.I.P. y del
museo esté a cargo de una mujer.
Hoy en día, desde la dirección del S.I.P. y del Museo nuestro compromiso con la sociedad es múltiple pues además de continuar con la labor investigadora y museística debemos ser conscientes que
somos un centro educativo por donde pasan al año más de 180.000 visitantes, la mayoría de ellos escolares, y que a través del lenguaje expositivo de los paneles y objetos, además de las actividades didácticas, estamos transmitiendo no sólo la historia de nuestro remoto pasado sino también ideología. En este
sentido, un correcto tratamiento del papel de la mujer es fundamental, tanto en el discurso de los textos
como en las representaciones, con el fin de no trasmitir un trato desigual de hombres y mujeres. Ni que
decir tiene que nuestro compromiso y obligación, como mujer, es profundizar en esta línea de trabajo y
saber difundir a las generaciones futuras la importancia que tuvieron las mujeres en la Prehistoria.
Esperemos que esta exposición y libro contribuya a ello.
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