Serie de Trabajos Varios 73
Las ánforas prerromanas valencianas (fenicias, ibéricas y púnicas)
Albert Ribera Lacomba
1982
, ISBN 84-00-05088-6
978-84-00-05088-7 , 144 p.
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SERVICIO DE INVESTIGACION PREHISTORICA
DIPUTACION PROVINCIAL DE VALENCIA
SERIE DE TRABAJOS VARIOS
Núm. 7 3
LAS ANPORAS
PRERROMANAS VALENCIANAS
(FENICIAS, IBERICAS Y PUNICAS)
Por
ALBERT RIBERA LACOMBA
VALENCIA
1982
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SERVICIO DE INVESTIGACION PREHISTORICA
DIPUTACION PROVINCIAL DE VALENCIA
SERIE DE TRABAJOS VARIOS
Núm. 7 3
LAS ANPORAS
PRERROMANAS VALENCIANAS
(FENICIAS, IBERICAS Y PUNICAS)
Por
ALBERT RIBERA LACOMBA
VALENCIA
1982
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DIPUTACION PROVINCIAL DE VALENCIA
- INSTITUCION ALFONSO EL MAGNANIMO
SERVICIO DE INVESTIGACION PREHISTORICA
SECCION DE PREHISTOñIA EN VALENCIA DEL C.S.I.C.
SERIE DE TRABAJOS VARIOS
NCim. 73
Editorial F. Domenech, S. A.-Paseo Alameda, 9
I.S.B.N. 84-00-05088-6.-I.S.S.N. 0 2 11-2264
Depósito Legal: V. 902-1 982
© de la edición digital: Museu de Prehistòria de València, 2010 — ISSN 1989-0540
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El presente trabajo es un intento de estudiar en el ámbito geográfico del País Valenciano y durante la época ibéiica las ánforas, que,
procedentes en un principio del mundo fenicio, fueron rápidamente
imitadas por los iberos, a la vez que, sobre todo en las zonas costeras,
estos seguían recibiendo importaciones púnicas, que también serán
objeto de nuestra atención.
Por ánfora se entiende una (jarra de almacenamiento, generalmente de tamaño grande, perñl macizo y boca estrecha, siempre con
dos asas)). (W. Bray y D. Trump 1976, pág. 16).
La actual palabra ánfora, de acuerdo con su etimología, parece
o
lo
provenir de Grecia: dmphiphoreus~ ~Amphoreusn encontramos
ya en el periodo Micénico, escrito en lineal B (V. Grace 1965)y posteriormente, Homero también usa la palabra para referirse a unas jarras de vino (Odisea, 290, 349, 379).
En este estudio se tendrán en cuenta recipientes de almacenamiento y10 transporte de tamaño grande, por lo general, aunque también nos ocuparemos de algunos pocos ejemplares de tamaño mediano e incluso pequeño, que presentan formas que evidentemente las relacionan con los tipos más grandes; pero no incluiremos en nuestra
relación vasos de finalidad y forma diferente, aunque algo semejante,
a los que también se les conoce por ánforas, como por ejemplo, algunas formas de la cerámica de figuras rojas y negras de la Grecia Clásica y otras vasijas, asimismo griegas, anteriores, ni tampoco a algunos
tipos de tinajas púnicas a los que también se les denomina ánforas,
como, p. ej., el número 325 de la clasificación de P. Cintas (1950).
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La palabra ánfora también tuvo otro significado, aunque esté relacionado con el más corriente; en Atenas, ((arnforeus)) una mediera
da de capacidad para líquidos, y entre los romanos se usó para medir
líquidos y sólidos; esta unidad de medición corresponde aproximadamente a unos 23'233 litros; además también servía para medir la capacidad de los navíos. (Ch. Daremberg y E. Saglio 1877,pp. 248-250).
Como se puede apreciar, la etimología y el uso en gran escala, y
por consiguiente nuestro conocimiento de las ánforas, corresponde al
mundo clásico, aunque aquí pretendemos estudiar las ánforas que son
derivación de formas procedentes del mundo fenicio-púnico y que solo en sus tipos más evolucionados reciben algunas influencias de los
ejemplares clásicos.
Podemos considerar que el estudio de las ánforas ha alcanzado ú1timamente gran importancia y desarrollo, sobre todo, y casi exclusivamente, el de las ánforas romanas, de las que en los pasados años se
pueden citar gran cantidad de estudios de conjunto, monografías de
tipos, de pecios, de zonas concretas y de alfares, por lo que actualmente poseemos un conocimiento bastante satisfactorio sobre la materia.
No podemos decir lo mismo de las ánforas fenicias, púnicas e ibéricas, que son las que vamos a tratar aquí, y que han merecido poca
atención por parte de los investigadores; esto se puede explicar porque, en primer lugar, si las comparamos con las romanas son menos
abundantes, lo cual no quiere decir que sean escasas, en especial en
algunas zonas determinadas, y en segundo lugar, porque su forma parece bastante monótona y presenta detalles poco significativos que faciliten su clasificación.
Así, R. Pascual Guasch afirma, refiriéndose a las ánforas ibéricas:
((debido a que su forma se resiste a toda seriación tipológica, ya que
no son un producto industrializado y por lo tanto sus variedades que
se usaron a lo menos durante tres centurias anteriores al cambio de
Era, son infinitas y difícilmente fechabfes, si-no es por el contexto))
(R. Pascual Guasch 1968, págs. 68-70), aunque poco después parece
recapacitar: «ahora empiezo a pensar que quizás aprovechando las
que tengan una fecha más o menos, podríamos establecer una cronología relativa)) (R. Pascual Guasch 1969, pág. 9-41.
Pero verdaderamente, hasta hoy no se ha intentado hacer ninguna clasificación de estos recipientes ibéricos, que por contra, son
abundantísimos e.n todos los poblados constituyendo un porcentaje
muy alto sobre el total de la cerámica, aunque su estudio presenta
una serie de dificultades, amén de las ya mencionadas, que consideramos oportuno destacar.
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La primera, es que por regla general aparecen bastante fragmentadas dado que tienen unas paredes muy finas para el gran tamaño de
la vasija, pues apenas alcanzan en pocos casos el centimetro de espesor, y cuando aparecen enteras siempre estan fragmentadas en numerosos trozos ya que su fragilidad no resiste la presión de la tierra y
revientan en muchos pedazos; de este modo, de los ejemplares estudiados sólo están intactos unos pocos.
Si a todo esto añadimos que la restauración de vasijas tan voluminosas, y, como acabamos de ver, muy frágiles, debe ser una faena engorrosa para los restauradores, comprenderemos mejor el poco interés que ha despertado este tipo de recipientes en la investigación
tradicional, a lo cual ha ayudado el que, salvo pocas excepciones,
cuando se publican su representación gráfica deja mucho que desear,
lo cual, obviamente, dificulta aún más su estudio.
Otro inconveniente grave ha sido el no haber una denominación
apropiada para estos recipientes; así, es normal encontrar en la bibliografía las denominaciones de ánforas greco-púnicas, ibero-púnicas, ánforas de tipo de bellota, de obús, de berenjena, de saco, de torpedo, de huso, ..... que son usadas indiscriminadamente, por su imprecisión, para referirse en muchos casos a un mismo tipo de ánfora,
a la vez que ánforas diferentes reciben la misma denominación; esto
va ligado a que existe incertidumbre sobre su origen, por la ausencia
del conocimiento de sus centros de producción y de un estudio tipológico.
Una última dificultad grave es que en varias ocasiones carezcamos de la consignación de los contextos concretos en que han aparecido.
Todo esto también lo podemos aplicar a las ánforas de procedencia
fenico-púnica, aunque éstas han sido algo más afortunadas, en lo que
a bibliografía se refiere, pues a pesar de que sólo existe un trabajo dedicado exclusivamente a las ánforas púnicas (J.Mañá 195l ) en el que
también se incluyen algunas ibéricas, hay algunos estudios generales
de la cerámica (P. Cintas 1950; A. M. Bisi 1970) y de elementos de
procedencia púnica en los que tienen un lugar destacado las ánforas,
algunas de las cuales son ibéricas, (F. Benoit 1965; Y. Solier 1968; E.
Llobregat 1974; J.J. Jully 1975) y que junto a los trabajos de M. Almagro Basch sobre Emporion (1953 y 1954) examinaremos en otro
apartado.
A continuación veremos la aparición de las primeras ánforas y su
posterior difusión, para pasar seguidamente al eje de este trabajo, que
es estudiar una tipología cerámica de manera monográfica dentro de
un marco geográfico delimitado, como un primer paso para la elabo-
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ración de un estudio general de estos recipientes en la Península Ibérica y las islas Baleares durante el período que abarca la cultura ibérica, sobre lo que existe, como ya hemos visto, un vacio bibliográfico
considerable, a pesar de ser un material muy abundante en las áreas
geográficas ibérica y púnica.
Lo esencial del presente trabajo es el repertorio de materiales,
compuesto por los pocos que se han publicado hasta hoy, y en su mayor parte, por los recogidos por nosotros, en su mayoría inéditos, y
que provienen en un tanto por cien muy elevado de los fondos de los
Museos Arqueológicos del Servicio de Investigación Prehistórica de la
Diputación Provincial de Valencia, del Municipal de Alcoi y del Provincial de Alicante a cuyos directores nos sentimos muy agradecidos.
Este trabajo de recogida de materiales, que se ha intentado realizar de la fonna más exhaustiva posible, consistió en la representación
gráfica, a escala 1:10 (la escala de los materiales no dibujados por nosotros se indicara en su lugar), y en la descripción detallada de cada
ejemplar, lo cual se ha complementado en muchos casos con fotografías; además, siempre se ha tenido en cuenta el contexto arqueológico, cuando lo había, para poder precisar la cronología y la posible
funcionabilidad de estos recipientes.
Consecuencia lógica de este catálogo de materiales son las conclusiones que hemos podido deducir de él; en primer lugar, hemos establecido una tipología de las diversas formas en que se pueden diferenciar estas vasijas, cada una de las cuales será objeto de un detenido
estudio en el que, en la medida que sea posible, se examinará su origen, cronología, difusión, finalidad, ... dentro del marco geográfico
que hemos delimitado, aunque haremos constantes y necesarias alusiones a otras zonas geográficas para completar, ampliar y confirmar
algunas de nuestras aseveraciones.
A continuación veremos las pocas marcas y signos que se encuentran en estas ánforas.
Seguidamente examinaremos los resultados a los que se ha llegado a través del análisis de las pastas de varias ánforas del alfar de El
Campello y del Tossal de Manises, para acabar con las conclusiones
de tipo general a que lleguemos con este trabajo.
El marco geográfico ideal de este estudio debería corresponderse
con los límites territoriales de los pueblos ibéricos citados por las
fuentes clásicas que poblaban la parte central de las costas del Este de
la Península Ibérica y las zonas interiores próximas; pero dado que no
se pueden delimitar con claridad dichos límites por la falta de preci-
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ANFORAS PRERROMANAS
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sión y concordancia de los autores antiguos, nos hemos decidido por
centrar nuestro trabajo en el área ocupada por el actual País Valenciano.
Tenemos que resaltar que la elaboración de este trabajo no hubier a sido posible sin la valiosa y estimable ayuda de varias personas y
entidades, a los que nos consideramos muy agradecidos: don Nobert
Mesado, del Museo Histórico Municipal de Borriana; don Facundo
Roca, restaurador del Museo de Sagunto; don J . Gil-Orozco, del Museo de Requena; don Rafael y don Francisco Gabaldón de Caudete de
las Fuentes; don José Maria Soler García, director del Museo arqueológico de Villena, y nuestro amigo y compañero de Villena, Damián
Martinez; el Centro Excursionista Eldense; don Federico Rubio, director y José Maria Segura, restaurador, del Museo Municipal de Arqueología de Alcoi ((Camilo Visedo Moltó)); la Casa de la Cultura de la
Vila Joiosa; el Ayuntamiento de Benidorm; mis compañeros Pere Pau
Ripollés y Diego Ramia, que nos proporcionaron materiales inéditos;
R. Ramos Fernandez que puso a nuestra disposición fotografias de
materiales de 1'Alcudia.
Mención especial merece don Enrique Llobregat y Vicente Bernabeu, director y restaurador del Museo Arqueológico Provincial de Alicante y don Juan Alonso Pascual, catedrático de la Universidad Politécnica de Valencia, que nos interpretó los análisis efectuados en varias ánforas por don Javier Alarcón, a quien también agradecemos su
cooperación.
Del todo indispensable ha sido la ayuda del S.I.P. de la Diputación
Provincial de Valencia, y la de todo el personal del Museo de Prehistoria de Valencia.
. Nuestro reconocimiento también va dirigido a la doctora Milagros
Gil-Mascarell, del Departamento de Arqueología de la Universidad de
Valencia, por los consejos que nos ha dado y al doctor Manuel Pellicer, de la Universidad de Sevilla, por la atención e indicaciones que
nos hizo durante nuestra estancia en Sevilla.
Vaya además, mi más sincero agradecimiento al doctor don
Martín Almagro Gorbea, director de nuestra Tesis de Licenciatura,
leída en Valencia el cinco de febrero de 1979 con el título «Las ánforas
prerromanas en el País Valenciano. Fenicias, ibéricas y púnicas)) y
que en esencia constituye el presente trabajo.
Y ya para acabar esta introducción, solo nos resta señalar que estamos en la obligación de mencionar a la doctora Carmen Aranegui
por su especial intervención y ayuda en la elaboración y puesta a punto de este estudio.
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Con el propósito de conservar la toponimia valenciana, damos a
continuación una relación de localidades mencionadas en el texto,
con su equivalencia gráfica en castellano
Alcala de Xivert = Alcalá de Chivert
Alcoi = Alcoy
Atzeneta dfAlbaida = Atzaneta de Albaida
Benicassim = Benicasim
Betxí = Bechí
Borriana = Burriana
Calp = Calpe
Crevillent = Crevillente
Elx = Elche
Llucena = Lucena del Cid
Moixent = Mogente
Lliria = Liria
Orxeta = Orcheta
Peníscola = Peñiscola
La Pobla Tornesa = Puebla Tornesa
Rossell = Rosell
~a-vila
Joiosa = Villajoyosa
Vilanova dlAlcolea = Villanueva de Alcolea
Vinarós = Vinaroz
Xativa = Játiva
Xabia = Jávea
Xixona = Jijona
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ANTECEDENTES
A) ESTUDIOS ANTERIORES
El primer trabajo de conjunto sobre la cerámica púnica es el de P.
Cintas (1950),basado sobre todo en materiales procedentes de Cartago, y en menor escala, de Utica, Cabo Bon, Motya, Cerdeña, Villaricos
y otros yacimientos.
La parte esencial es un catálogo con un gran número, quizás excesivo, de formas, muchas de las cuales no son más que pequeñas variantes de un mismo tipo.
Dentro de este catálogo varias pueden considerarse ánforas: los
números 233-235, 237, 268, 269-284 (Lám. XXII), 285-300 (Lám.
XXIIII), 301-3 11 (Lám. XXV) y 312-32 1.
Como afirma Cintas, la parte fundamental de la obra es este catálogo de formas y un repertorio de sus lugares de origen, a partir de los
cuales se puede estudiar la evolución de la cerámica púnica. (P. Cintas 1950, pág. 460).
Siguiendo, pues, las indicaciones de P. Cintas sobre este repertorio, y refiriéndonos ya a las ánforas, lo primero que llama nuestra
atención es la gran variedad de formas desde las épocas más antiguas; así, sólo para los siglos VI1 y VI a. C. P. Cintas nos muestra varios tipos: los números 237, 268-278, 281-284, 289-291, 297 y 314
bis; esto contrasta con los escasos tipos señalados para estas fechas
en la Península Ibérica, en la que de momento sólo se pueden señalar
los tipos 235, 237 y el 284.
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Con las ánforas restantes, más tardías, ocurre lo mismo, pues sólo
pocos tipos aparecen claramente representados en la Península: el
293, en Villaricos, que debe ser el tipo que estudia R. Pascua1 (1969
b), los 3 12-3 13 (que se corresponden con el tipo C de Mañá), el 3 14, el
3 15 (tipo D de Mañá), el 3 17 (tipo E de Mañá) y el 3 18, en el caso de
que sea un ánfora púnica, pues su forma recuerda mucho a los tipos
greco-romanos, igual que los números 320 y 32 1 que parecen corresponder a los tipos Dressel 1 y Lamboglia 2.
De los restantes tipos no tenemos clara constancia en la Península, aunque como veremos más tarde, hay formas de probable raigambre púnica en tierras valencianas y en otras zonas ibéricas que no están representadas en el Catálogo de P. Cintas a pesar de su gran extensión; esto puede que sea debido a que esta obra sólo debe considerarse totalmente válida para Cartago y zonas próximas, por lo que debería manejarse con algunas precauciones cuando se trate de regiones
más alejadas, aunque estén inmersas en la órbita púnica, como se ha
hecho, por ejemplo en Eivissa y en Orania (M. Tarradell y M. Font
1975, págs. 149-150).
Casi al mismo tiempo apareció el primer y, hasta hoy, único estudio sobre las ánforas púnicas, el de J. M. Mañá (1951), aunque sólo se
refiere a las que se encuentran en la Península Ibérica, y sobre todo a
los materiales de la isla de Eivissa.
Mañá ya puso de relieve la falta de ejemplares bien publicados y
de una terminología adecuada.
Dividió las ánforas púnicas en cinco tipos, según su perfil, y son
los siguientes:
- Tipo A) ((Sin cuello con reborde en la boca, dos pequeñas asas
colocadas en ocasiones oblícuamente sobre el vaso y perfil sinuoso...
Este tipo más o menos evolucionado es el característico de Ibiza, donde aparece con gran abundancia.))
Ejemplares de esta forma, típicamente ebusitana procedentes del
Puig dels Molins, los tenemos representados desde principios de siglo
(J. Román 1906, Lám. XIV, 3; C. Román 19 13, Lám. LXXXIII) por lo
que consideramos inadecuada la denominación de ánforas ((ampuritanas))que también se les da (Fundación March 1977, pág. 6 1) porque
aparecen en la zona emporitana (M. Oliva 1954, fig. IV; id. 1956-57,
fig. 63 y 64; id. 1960 fig. 5 1).Hay que recalcar que J. M. Mañá consideraba típico de Eivissa no al tipo A en general, sino que en concreto a
una variante ((máso menos evolucionado» de este tipo, que subdividió
en cinco subtipos que sufrieron la siguiente evolución:
- Subtipo A- 1: Se caracteriza por ser ancha y tener el cuerpo y la
panza el mismo diámetro; piensa que es el ánfora típicamente
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ANFORAS PRERROMANAS
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cartaginesa por su dispersión geográfica (aparece en Eivissa y Villaricos) y que fue imitada por los íberos, que introdujeron algunas variantes, como en algunos ejemplares de Galera, la Albufereta y la Bastida.
- Subtipo A-2: ((Es muy semejante al 1, pero se diferencia en lo
que ya es el perfil característico del ánfora púnica de Ibiza ... parte superior del vaso menos ancha que la inferior, estrechándose
ésta hacia una base redondeada en un principio, pero en seguida
apuntada.))
- Subtipos A-3, A-4 y A-5: ((Despuésel perfil del ánfora se va afinando tendiendo a una mayor esbeltez, y la unión de las dos curvas inversas se va suavizando poco a poco hasta fundirse en una
sola.))Considera que el último subtipo perdura durante la romanización.
- Tipo B) Lo caracteriza por tener la boca pequeña con reborde
y dos pequeñas asas cerca de ella, con perfil sencillamente ovoide o
cónico, que después es cilíndrico de base apuntada.
Señala tres variantes; la número 1, con base plana, procedente de
Murcia (A. Fernández Avilés 1934, Lám. 2, A); la número 2, más alargada y con cuerpo de tendencia cilíndrica ((dela cual hay un ejemplar
-aunque raro- en Ibiza))y señala otros en el Tossal de Manises y Benidorm; la variante número 3 la considera de tipo ibérico «de la costa
catalana)) del que dice que no aparece en Eivissa, pero sí en Trapucó
(Menorca).
- Tipo C) Su principal distinción es que presenta algo de cuello
y un cuerpo cilíndrico acabado en punta y posteriormente en época
romana ésta se transforma en pequeña espiga.
Da dos subtipos, el C 1 y el C 2, con cuello más o menos marcado y
boca más o menos abierta; en Eivissa existe aunque no abunde y además menciona otros ejemplares en Cartago, Benidorm, Cádiz, Melilla
1
y Trapucó. Los fecha a partir del siglo 1 1 a. C.
- Tipo DI
Según Mañá es una variante del tipo C por tener «el
mismo perfil cilíndrico y base apuntada con espiga)) y los considera
contemporáneos, en lo cual parece que iba algo equivocado.
Son ánforas cilíndricas, carecen de cuello, con una boca cortada
en el diámetro del ánfora y base corta apuntada.
Es el tipo denominado de ((obús))
que es frecuente en Cartago a fines del período púnico, mencionando otros ejemplares en Murcia, Alicante y Emporion, y sólo dos en Eivissa, uno con una marca de alfarero en púnico.
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- Tipo E) De característico perfil bitroncocónico; Mañá pensaba que su forma derivaba de la evolución del tipo A, aunque dice que
en Eivissa «se encuentra por verdadera excepción))y cita ejemplares
en Xabia, Tossal de Manises, Elx y Alcoi, por lo que piensa que pueda
ser privativa de la zona sur del territorio valenciano.
1
Le da una cronología posterior al siglo 1 1a. C. y piensa que tuvo
una vida efímera.
El corto, pero estimable, trabajo de Maná acaba con una pequeña
síntesis donde observa que sólo el tipo A es anterior a las Guerras Púnicas; los demás tipos aparecerían a partir de los Bárquidas.
Hace poco R. Pascual Guasch reeditó, acertadamente, por haberse hecho raro, el trabajo de Mañá, añadiendole un apéndice con la
puesta al día de la cuestión y con dibujos bien hechos pues los de Mañá son demasiado esquemáticos y no permiten muchas precisiones (R.
Pascual Guasch, 1974).
Nosotros pensamos que algunas de las ánforas ilustradas por R.
Pascual no corresponden a la forma exacta de Mañá, en especial las
de la forma Mañá A y la B-2 ; así, los dibujos del tipo A no se corresponden con el texto ni las figuras de Mañá, aunque ya lo advierte, y
presenta un proceso de evolución de las ánforas del tipo A, que no es
exactamente el supuesto por Mañá; a nuestro modo de ver los ejemplares que R. Pascual señala como A- 1, 2 y 3, más bien se asemejan a
los números 2, 3 y 5 de Mañá, respectivamente, mientras el tipo A-5
de R. Pascual debe corresponder a un tipo claro de Mañá E.
Sobre el tipo B está de acuerdo con Mañá, aunque nosotros pensemos que el ejemplar que coloca como prototipo del subtipo B-2 no se
corresponde con el texto de Mañá, ni con su cronología pues es un
1
ejemplar de la primera mitad del s. 1 1a. C. procedente del Pecio Cabrera 2 y más bien es encuadrable en el tipo C - l (D. Cerdá, 1974;
Lám. 11, fig. 9); además los ejemplares a los que hacía referencia Mañá procedentes del Tossal de Manises y Benidorm se pueden ver en el
inventario (núm. 8 del Tossal de la Cala y números 15-17 del Tossal
de Manises) y en nuestras láminas y se verá su diferencia con esta ánfora de Cabrera (fig. 23, 4-6; 17, 1; Lám. XI, 1; XIII, 3 y 4; XIV, 1).
Al tipo C le amplía, acertadamente, su dispersión geográfica y al
D su cronología, pues coloca su aparición en el s. IV a. C., recalcando
que ambas formas no son variantes de un mismo tipo, en lo que estamos plenamente de acuerdo.
En lo que respecta al tipo E, también le alarga su cronología, desde el s. I V a. C. hasta el 1 a. C., y su dispersión, comparándola con la
1
del tipo C, lo cual nos parece inexacto, pues perdura hasta el s. 1 a. C.
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(D. Cerdá, 1974; Lám. IV) y presenta una distribución más reducida
que la del tipo C, aunque rebasa la propuesta por Mañá, en cuya época sólo se conocían los ejemplares valencianos, aunque, como veremos, es en la parte meridional del País Valenciano donde hay mayor
densidad de hallazgos. Considera que no procede de una evolución del
tipo A, pues ambos son contemporáneos.
Poco después de la aparición de los trabajos de P. Cintas y de J.
M. Mañá se publicaron los dos volúmenes de «Las Necrópolis de Ampurias)) (M. Almagro Basch, 1935), cuyo primer volumen incluye dos
láminas con una variada representación de ánforas de tipo ibérico y
púnico, denominadas greco-púnicas por M. Almagro Basch, aparecidas en las citadas necrópolis (Ibídem, págs. 398-399); a cada ánfora
le asigna una cronología comprendida dentro de unos cincuenta años,
aunque como M. Almagro Basch afirma: «Sin embargo, hemos de hacer constar que los hallazgos de ánforas en esta necrópolis han sido
siempre en tumbas de niños que no ofrecían otro ajuar que el ánfora
misma. De aquí que la seriación tipológica resulte incierta.)) (Ibídem,
pág. 41).
En el año siguiente el mismo M. Almagro Basch publicó las ánforas griegas de Emporión, pero en realidad son ánforas de tipos púnicos e ibéricos en su mayoría, aunque se les denominó greco-púnicas
por considerar que era el ánfora común entre los griegos emporitanos,
de ahí dicha denominación, que fue seguida, posteriormente por varios autores, aunque actualmente pensemos que no es la más correcta, excepto cuando haga referencia a ánforas estrictamente del ámbito emporitano (Y. Solier, 1968, pág. 124).
En este último artículo (M. Almagro Basch, 1954),se puede ver la
evolución de estas ánforas, que en un principio eran cilíndricas terminando de manera cóncava en su tercio inferior, mientras la parte superior era estrecha y de perfil abultado; hacia la mitad del siglo V a.
C. tienden a ensancharse hacia los hombros y a adelgazarse en su tercio inferior, siguiendo este proceso hasta fines del s. IV a. C. en que el
extremo inferior es un simple cono y el resto del cuerpo un cilindro.
Señala que este tipo de ánforas aparece también en los poblados ibéricos.
En estos dos trabajos de M. Almagro Basch se encuentran presentes otros tipos de ánforas cuya filiación debe ser púnica, pero que
también denomina greco-púnica; son ejemplares del tipo D de Mañá
del que hay otros ejemplares en la Neapolis, los llamados filtros (E.
Gandía, 1909- 10; figs. 4 y 5) y otro ejemplar muy semejante al tipo C1 de Mañá del que debe ser un prototipo (V. Grace, 1956; fig. 6) y que
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A. RIBERA LACOMBA
M. Almagro Basch considera un tipo mixto entre el ánfora massaliota
y el ánfora greco-púnica.
En estos trabajos de M. Almagro Basch se dio a conocer por primera vez en la Península un amplio lote de material anfórico cuyas
formas son evidentemente fenico-púnicas, pero su masiva presencia
en las Necrópolis emporitanas nos pone en la duda de si fueron fabricadas en la colonia griega, como pensaba M. Almagro Basch, imitando modelos púnicos, pues las ánforas propiamente griegas de esta
época no se parecen en nada a estos tipos emporitanos (V. Grace,
1961), o si son importaciones de algún enclave púnico, por ejemplo
Ebusus, que parece ser que mantuvo activas relaciones con Emporion
(G. Trías, 1967, pág. XXXV), o tal vez sus fabricantes serían los iberos
de las regiones próximas, los indiketes, en cuyos poblados es una de
las formas cerámicas más abundantes, como se puede comprobar,
por ejemplo, en la cercana Ullastret (M. Oliva, 1954; figs. IV, XVIII,
XIX; id. 1956-57, figs. 63 y 65).
Varios años más tarde vio la luz la importante obra de F. Benoit
sobre la helenización del Midí francés (F. Benoit, 1965) que examina
las importaciones en dicha área, entre las cuales las de origen fenicio
constituyen una buena parte y están constituidas casi exclusivamente
por ánforas (Ibídem, págs. 56-59).
En primer lugar, revisa la clasificación de J. M. Mañá, de cuya tipología elimina al tipo A-5 y las tres variantes del tipo B las deja reducidas a una, aunque su principal innovación es la adición de dos prototipos orientales, el A' que se relaciona con la jarra cananita (V. Grace, 1956) del segundo milenio y el A" semejante a nuestro tipo F-L.
(Ibídem, fig. 4).
Estudia la presencia de las ánforas fenicias en el sur de la Galia,
donde son raros los ejemplares anteriores al 600 a. C. pero no los pos.teriores, que van asociados con buccero nero, ánforas etriiscas y cerámica ática de figuras negras, por lo que F. Benoit piensa en la posibilidad que fuesen transportadas por los etruscos.
En otro apartado examina los ejemplares más tardíos, contemporáneos o posteriores a las Guerras Púnicas; aquí se incluyen cuatro tipos de Mañá, excepto el A.
Por los hallazgos, se deduce que había relaciones comerciales independientes de las políticas, aunque después de la Segunda Guerra
Púnica aumentarían las exportaciones de la Península Ibérica por
medio de ánforas que ya presentan claras influencias romanas, como
el tipo Mañá C-2, que según F. Benoit transportaría salazones, olivas,
aceite y condimentos, como las posteriores ánforas época Imperial y
de origen hispánico, que continúan apareciendo en el Midi francés y
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que parecen proseguir una larga tradición comercial desde la Península Ibérica, que puede remontarse al siglo V I a. C.
Tres años después apareció un trabajo de Y. Solier (1968) cuya temática tiene que ver con la anterior obra de F. Benoit a la que complementa.
En este estudio sólo se examinan las cerámicas púnicas e iberopúnicas que aparecen en el Languedoc entre los siglos VI-11 a. C.,
constituidas en su inmensa mayoría por ánforas.
Corrobora la opinión de F. Benoit de que Massalia no mantuvo un
monopolio comercial en su área de influencia frente a etruscos y púnic o ~pues las costas del Languedoc recibieron productos púnicos des,
de el siglo VI a. C. hasta el final de las Guerras Púnicas, con lo que
habría relaciones comerciales independientes de las políticas, siguiendo la tesis de Benoit.
Para clasificar las ánforas, Solier sigue la tipología de Mañá; al tipo B le denomina también greco-púnico y catalán, y su abundante distribución por el Languedoc entre los siglos IV-11 a. C. lo considera como testimonio del comercio de Emporión.
Una de sus innovaciones es dividir en dos variedades al tipo D,
según la forma de la embocadura:
A) Boca cerrada por un disco de diámetro variable, acanalado o
ligeramente curvado; presenta a su vez dos variantes:
1) De pasta roja pálida; anchura de 0'20 m. a 0'22 m.; pared
recta hasta arriba; disco acanalado.
2) Pasta blanco-amarillenta; anchura de 0' 16-0' 18 m. ;las paredes rectas se inclinan ligeramente hacia la cúspide y se prolongan en un disco plano. Se conoce un ejemplar de Pech Maho con una estampilla circular.
La primera variante es muy común en Cartago y otras zonas, en
las que se incluyen los ejemplares del Tossal de Manises; los fecha en1
tre el siglo IV y principios del 1 a. C.
<
B) Se caracteriza por su parte superior, enteramente convexa, y
sin disco de cierre; su embocadura se limita por labios redondeados
que se colocan en el prolongamiento de la panza. Las asas tienen una
nervadura y pueden presentar estampillas; en el fondo no ofrece estrias tan marcadas como en los otros tipos.
Variante bastante rara y en el sur de Francia aparece en contex1
tos del siglo 1 1 a. C.
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A. RIBERA LACOMBA
Lo más destacable del tipo D es que presenta una pasta característica: «Leur pate est tant6t jaune pale, tantot rouge clair et, dans
ce cas, revetue d'un enduit jaunatre tres fragile.)) Pastas de estas características son normales en las ánforas de este tipo del Tossal de
Manises.
Acaba con un tipo que denomina D-E, que no aparece en la clasificación de P. Cintas, ni en la de J. Mañá, y al que tipológicamente considera una variante intermedia entre los tipos D y E; se trata del tipo
G, que veremos más ampliamente en el capítulo de conclusiones.
Las conclusiones de este trabajo son que las relaciones con fenicios, púnicos e ibero-púnicos, fueron continuas, pudiéndose distinguir
dos períodos: uno, más antiguo, de los siglos VI y V a. C. relacionado
con la expansión comercial púnica hasta la batalla de Himera; el otro
comprendería los siglos IV-111 en que se refuerza la presencia cartaginesa en el sur de la Península Ibérica, de donde procederían la mayoría de las importaciones púnicas, que quizás pasaran a través de
Emporion, que sería un posible intermediario entre el mundo púnico
de Ebusus y el sur y el Languedoc (G. Trías, 1967; pág. XXXV).
En 1970 apareció la obra de A. M. Bisi sobre la cerámica púnica,
a la cual divide en sólo dieciséis formas, con sus variantes, con lo que
las numerosas, más de seiscientas, formas de P. Cintas (1950)se ven
reducidas a unas pocas. (A. M. Bisi, 1970).
De entre éstas, sólo tres tipos pueden considerarse ánforas: los tipos 11, 12 a y b y 13 a y b.
Este intento de clasificar la cerámica púnica contrasta con el anterior de P. Cintas por su reducido número de formas, a las que A. M.
Bisi considera como las formas púnicas más típicas, que aún no han
recibido influencias griegas y provienen de tipos fenicios y chipriotas.
A nuestro modo de ver, consideramos insuficiente este trabajo, ya
que si la clasificación de P. Cintas era excesivamente amplia, ésta llega al otro extremo, y es demasiado esquemática, con muy pocas formas, a las que dedica tan sólo un breve estudio pormenorizado, dejando mucho que desear la representación gráfica.
En el VI Symposium de Prehistoria Peninsular, dedicado a las islas Baleares, E. Llobregat estudió las relaciones del País Valenciano
con la colonia púnica de Ebusus basándose en los elementos materiales de ambas zonas; un apartado lo dedica a las ánforas, donde en primer lugar plantea con todo rigor los problemas que presenta su estu1974,
dio ( ~ . ' ~ l o b r e ~ a t , págs. 292 y 294); piensa que no está claro que
todas sean de origen púnico o ebusitano, por lo que presenta todo el
material que pueda tener tal origen «a la espera de que estudios semejantes sobre otras áreas aclaren un poco más el panorama)).
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ANFORAS PRERROMANAS
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Para clasificar estos materiales usa la tipología de Mañá, a la que
añade el nuevo tipo de R. Pascua1 (1969 b) y menciona otra posible
forma de la que señala ejemplares en el Tossal de Manises (figs. 23, 1
y 2; Lám. XIII, 1 y 2 ) y que es la que veremos en el apartado de conclusiones como forma G; a la vez establece otro sistema clasificatorio,
el cronológico, dividiendo las ánforas según sean anteriores o posteriores a los Bárquidas.
Este estudio se puede considerar como un precedente del que hemos realizado, a pesar de su pequeña extensión, y nos ha sido de gran
utilidad para introducirnos en el tema.
El último que vamos a ver es el de J. J. Jully (1975)que analiza la
presencia de objetos fenico-púnicos en el Mediterráneo Occidental durante la Edad del Hierro. Valora la existencia de un activo comercio
semita que incluso se dejaría notar al Norte de Emporion, como ya señalaron Y. Solier y F. Benoit.
Sólo tiene en cuenta los documentos cerámicos de los que realiza
un extenso análisis, dividiéndolos en cuatro grandes grupos, de los
cuales el último está compuesto por recipientes de gran capacidad y
de transporte, o sea ánforas.
Este grupo lo subdivide a su vez en tres categorías: las dos primeras son ánforas sirio-fenicias y la tercera está compuesta por ánforas
de derivación púnica, pero de fabricación no exclusivamente púnica;
estas categorías se subdividen según la forma, siguiendo el siguiente
esquema:
1) Fondo cónico
Anforas
Sirio-Fenicias
(
1
Cuerpo ovoide
Cuerpo con ligazón discontinua
C)
Cuerpo cilíndrico
d ) Cuerpo troncocónico o bitroncocónico
b)
1i:
11) Fondo redondeado
?$gico
1 a)
1 1 Anforas de
1)
derivación púnica
\
En obús (Mañá D)
b) Tipo Catalán
C)
Mañá C
d) Tipo de Bellota
e) Mañá E
A nuestro modo de ver, lo más loable de esta clasificación es que
maneja gran cantidad de material de procedencia muy diversa, aunque quizás por esta razón su esquema presenta bastantes imprecisio-
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A. RIBERA LACOMBA
nes; así en algunos grupos hay materiales de cronología y localización
muy dispar, que además no está muy claro que puedan englobarse
conjuntamente, por tener formas poco semejantes.
Después de pasar revista a la bibliografía, llegamos a la conclusión de que en las tipologías de Mañá-Pascual, Benoit, Solier, Llobregat y Jully, hay tres tipos que aparecen claramente definidos y que
además tienen una amplia distribución geográfica; se trata de los tipos C, D y E, mientras en los otros dos, el A y el B, no parecen ponerse
muy de acuerdo, pues no se corresponden las clasificaciones, lo cual
se debe a que en estas dos categorías se han incluido formas diferentes; así, bajo el mismo tipo se han colocado ánforas que en muchos casos no deben tener ninguna relación entre si.
Por ello en nuestra clasificación no usaremos estos dos tipos confusos, el A y el B, pero si los tres últimos de Mañá, que tienen características bastante claras y definidas, y que además deben tener un
origen ajeno al País Valenciano, seguramente en el mundo púnico.
Los ejemplares, bastante numerosos, que no encajan en estos tres
grupos, serán objeto de un intento de clasificación aparte, atendiendo
a sus características formales y a su cronología.
B) LA EVOLUCION DEL ANFORA Y SU INTRODUCCION
EN LA PENINSULA IBERICA
El primer recipiente que puede considerarse un ánfora, o por lo
menos un antecesor de ésta, es la denominada jarra cananea (V. Grace, 1956) que aparece en la zona Sirio-Palestina a principios del 1 mi1
lenio.
En dicha área, su forma ahusada y de base convexa y el estar hecha a torno, destaca como novedad frente a las jarras de épocas anteriores dedicadas a la misma función, almacenamiento y transporte,
que tienen la base plana y están aún hechas a mano, y además no llevan asas; estas características formales representan un avance técnico, pues se trata de una vasija más manejable y resistente al peso, que
ahora se reparte por toda la vasija, sin descargarlo en la base: ((There
can be no doubt that, in the history of the design of large containers
for transport, the introduction of the pointed based vessel represents
quite a technological revolution.)) (P. J. Parr, 1973, pág. 177).
Estos vasos, junto con otros tipos nuevos que no nos interesan
aquí, aparecen en Palestina como una innovación que se ha interpretado como una irrupción de gentes, pues se aprecia un claro cambio
en el repertorio cerámico de la zona Sirio-Palestina en el Bronce Medio 1.
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ANFORAS PRERROMANAS
21
Por lo tanto, el origen de la jarra cananea habría que relacionarlo
con este hecho, que habría que interpretarlo como consecuencia de la
aparición de los amoritas la forma de la jarra cananea parece derivar de un tipo de vasija similar que estaba en uso al sur de Mesopota1
mia a fines del 1 1milenio, o sea algo antes de que apareciese en Palestina. (J. P. Parr, 1973, págs. 179-180).
Su forma se mantuvo casi invariable durante más de mil años,
aunque sufrió cierta evolución: el cuerpo, algo oval, desarrolla el
hombro; la estrecha base redonda se hace más gruesa acabando en
un botón; las asas ascienden al hombro, ya pronunciado, y el labio se
vuelve más plano. (R. Amiran, 1970, pág. 141).
A partir de su aparición en Palestina, a principios del 1 milenio,
1
se fue difundiendo por toda el área del Mediterráneo Oriental, convirtiéndose en un recipiente de transporte de uso general apareciendo en
gran cantidad en Egipto habiéndose hallado también en la Grecia
Micénica (Atenas, Micenas, Argos, Menidi), Chipre (D. L. Saltz, 1977,
Lám. XIII, 12-13) aunque donde son más abundantes es en su lugar
de procedencia, el área Sirio-Palestina, desde Ugarit, donde apareció
un almacén con gran número de ejemplares (V. Grace, 196 1, fig. 14),
a Gaza (Id., 1956, fig. 5; R. Amiran, 1970; págs. 141-142, Lám. 43).
Su forma se imitó en Egipto donde fue adoptada y usada en gran
escala, sobre todo para envasar vino. Sería introducida por los mismos cananeos, que a partir de Tutmés 1 1 llevaron al país del Nilo
1
gran cantidad de sus productos, ya como tributo, ya como comercio,
como se puede ver en varias pinturas murales egipcias (V. Grace,
1956; fig. 2).
La jarra cananea transportó, además de vino, una amplia gama
de productos, como de nuevo nos demuestran las pinturas murales
egipcias que describen los contenidos de estas vasijas, mencionando
la presencia de miel, vino dulce, incienso y aceite de oliva. (V. Grace,
1961).
que era una mediSu capacidad estaba relacionada con el ((bath))
d a cananea de líquidos que fue también usada por los fenicios e israelitas (V. Grace, 1956; págs. 84-86).
Como ya hemos dicho antes, esta forma tuvo larga vida, ya que
estuvo vigente por más de un milenio; así, formas claramente deriva1
das de la jarra cananea persisten en el Hierro 1 A, B y C de Palestina
(1000-587 a. C.) (R. Amiran, 1970; Láms. 79, 80, 81 y 82, fotos 245,
247, págs. 238-242). V. Grace piensa que su última evolución está representada'por unas ánforas del Agora de Atenas, fechables a partir
1
del s. 1 a. C., claramente emparentadas con el tipo C de Mañá, a las
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A. RIBERA LACOMBA
que considera que pueden ser fenicias, ya que algunas llevan marcas
púnicas (V. Grace, 1956; fig. 6).
Volviendo a épocas más antiguas, durante el Hierro A-B (1000800 a. C.) en el Norte de Tierra Santa hace su aparición una nueva
forma, la ((sausage-shapedjan) con hombro pronunciado que alcanza1
r a su mayor difusión en el Hierro 1 C (800-587 a. C.) (R. Amiran,
1970, Láms. 79, 2, pág. 238); este tipo de recipientes es considerado
por algunos (F. Benoit, 1965; pág. 57) como derivación de la jarra cananea, cuyos ejemplares de fines del 1 milenio presentan un carac1
terístico hombro aristado.
La ((sausage-jan) se encuentra en yacimientos palestinos, como
Meggido (R. Amiran, 1970; Lám. 79, 2), Yamani (J. Kaplan, 1969;
figs. 8, 7), Aroer (A. Biran y R. Cohen, 1977 ; Lám. 38, b), así como en
la costa fenicia, en Biblos (M. Dunand, 1954; fig. 441), llegando al
Mediterráneo Occidental, a Utica (P. Cintas, 1951 ; fig. 33), debiendo
corresponder a la forma 237 de P. Cintas, el cual la fecha en los siglos
VI1 y VI, a. C. (P. Cintas, 1950; Lám. XVIII, pág. 135) de la que comenta que «...ont découvert a Palestine des jarres assez semblables et
quelque peu anterieures a 237 puisqu'ils les ont datées de la XXe dynastie dlEgypte, il en a également été trouvé d'autres tout a fait semblables a nos 237 A Samarie ou elles sont exactement contemporaines
a celles de Carthage puisque Samarie fut fondée en 950 par Omri et
rasée en 722 par Sargón)) (P. Cintas, 1950; pág. 485). Los ejemplares
de Samaria deben ser los que publican G. M. Crowfoot y K. M. Kenyon
(1957, fig. 21, núm. 2).
A este tipo de ánfora hay que considerarla de sumo interés pues
fue la que utilizarían los navegantes fenicios para transportar sus productos desde su tierra de origen a las colonias y factorías del Mediterráneo Occidental; el principal producto que contendrían debía ser el
vino, que era desconocido en esta parte del Mediterráneo antes de la
llegada de los semitas.
Confirmando la hipótesis de que se trata de una jarra comercial,
está su amplia dispersión pues incluso al Oeste de Cartago es muy
abundante, teniendo constancia de su presencia en Rachgoun y Mersa Madak (G. Vuillemot, 1965; fig. 17, 1 y fig. 5 1) en los siglos VI1 y
VI a. C.; en Lixus (A. Jodin, 1966; pág. 130) y en el lejano Mogador
donde son muy numerosas (se recogieron restos de 170 ejemplares,
por lo menos), de ahí que a veces también se designe a este tipo de án(A.
fora como tipo ((Mogador)) Jodin, 1966, fig. 25) cuyo excavador las
ha comparado con ejemplares de Cartago (Ibídem, pág. 125).
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ANFORAS PRERROMANAS
23
A. M. Bisi incluye esta forma, junto con algunas más, en su tipo
11, del que ya hemos hablado en el apartado anterior, señalando su
presencia en Monte Sirai, Motya, Panormus y Selinunte (A. M. Bisi,
1969; pág. 18).
Este tipo lo tenemos también en la Península Ibérica, donde lo encontramos abundantemente en las factorías fenicio-occidentales, como en Almuñecar, donde se pueden fechar a principios del s. VI1 a. C.
por la presencia de dos kitiloi protocorintios (M. Pellicer, 1962 b,
págs. 63-65, fig. 32, 4 y 7), en las Chorreras, fechables a partir de la
segunda mitad del siglo VI11 a. C. (M. E. Aubet, 1974, pág. 108),en el
Morro de Mezquitilla, donde se distingue fácilmente su clásico hombro carenado (H. Schubart y H. Niemeyer, 1976; Láms. 9, 224, 10,
373), en Toscanos (H. Schubart, H. Niemeyer y G. Lindeman, 1973;
fig. 5, h) y sobre todo en Trayamar de donde se conocen cuatro ejemplares enteros, que se pueden datar desde mediados a fines del siglo
VI1 a. C. (H. Schubart y H. Niemeyer, 1976; Láms. 13, 558, 559, 17,
634, 18, 631; págs. 236-237), en la fase 1de Guadalhorce (A. Arribas
y O. Arteaga, 1975; Láms. XLIII, XLV y LVII) y por último parece que
también se encuentra en Villaricos, en el grupo de tumbas más antiguas (M. Astruc, 195 1; Lám. XI, 2).
A partir de estas factorías se distribuirían, e incluso se imitarían
por los indígenas (J. M. Carriazo, 1969, pág. 325; M. Almagro Gorbea, 1977; pág. 373) que llegaron a fabricarlas a mano (M. del Amo,
1978 ; Lám. IV, 1 y 2) convirtiéndose en uno de los recipientes más populares (J. M. Carriazo, 1969; pág. 325).
El momento de su introducción se ve en el Cerro Macareno en su
nivel 25, de donde procede un fragmento de hombro claramente perteneciente a este tipo de ánfora y que M. Pellicer colocó hacia el 700
a. C., aunque no se generalizan hasta mediados del siglo VII, en el que
ya vemos hombros redondeados (datos provisionales extraidos de materialés inéditos, que amablemente nos dejó consultar el doctor Manuel Pellicer).
En el Carambolo parece ocurrir algo parecido, pues en el Poblado
Alto, más antiguo, sólo aparecen restos de algunos pocos ejemplares
de ánforas en los niveles superiores, que se distinguen por ser más robustos, de mayor capacidad y asas más grandes y gruesas, mientras
que en el Poblado Bajo es el tipo de cerámica más abundante, siendo
menores, de paredes delgadas y de asas más pequeñas que en el Alto,
aunque la forma parece ser la misma con mínimas variaciones (J.M.
Carriazo, 1969; pág. 325; id. 1970; págs. 104-106; id. 1974; pág.
384, fig. 51).
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24
A. RIBERA LACOMBA
De la necrópolis de la Joya conocemos una serie de ejemplares enteros, que sus excavadores han fechado entre la primera mitad del siglo VI1 a. C. y comienzos del VI a. C. (J.P. Garrido y E. M. Orta, 1978;
figs. 69, 70, 90, 91, 101 y 102, págs. 189-193).
Del Cabezo de la Esperanza (Huelva) proviene un fragmento de
ánfora de este tipo con una inscripción fenicia que J. Ferrón transcribe como KRY y fecha en la primera mitad del siglo VI1 a. C., pensando
que dicha inscripción debe referirse a Caria y que el contenido de esta
vasija debía ser vino cario, que era muy conocido en la antigüedad (J.
Ferrón, M. Fernández-Miranda y J. P. Garrido, 1975; págs. 201-203).
Se conocen otras marcas y grafitos sobre ánforas de este tipo, como los de Mogador (A. Jodin, 1966; págs. 18l - 183; Láms. LIII y LIV)
y los más cercanos de Medellín que se consideran no posteriores al siglo V 1 a. C. (M. Almagro Gorbea, 1977; pág. 270, fig. 95, 6573-6574).
I
Otros ejemplares de ánforas de esta forma se conocen en el Cerro Salomón (A. Blanco, J. Luzón y D. Ruiz, 1970; núm. 333: A. Blanco,
b,
1962; pág. 36-37) y en la cruz del Negro (L. ~ o n t e a ~ u d 1953; fig.
360).
Esta clase de recipientes parece arribar a las costas meridionales
de la Península Ibérica a mediados o fines del siglo VI11 a. C. como se
ve en las Chorreras y Toscanos, siendo en el siglo siguiente cuando se
hace más general, aunque perduraría hasta un momento indeterminado del siglo VI en el que ya se ven algunos hombros redondeados,
como en la Colina de los Quemados (J. M. Luzón y D. Ruiz, 1973;
Lám. XIX, d), a la vez que se alarga el cuerpo como veremos en otro
apartado.
Pero esta clase de ánforas no es la única que encontramos en los
primeros momentos de la colonización fenicia en el Mediterráneo Occidental; en Cartago, por ejemplo, en los siglos VI1 y VI a. C. ya vimos
que existían un considerable número de formas, muchas de las cuales
tienen claros antecedentes en el Mediterráneo Oriental, como el número 282 de P. Cintas, del que encontramos claros paralelos en Chipre en el siglo VI1 (E. Gjerstad, 1948; pág. 424, fig. XLIV, 10)y en Biblos, donde es uno de los dos tipos más corrientes de grandes jarras
(M. Dunand, 1954; fig. 262, núms. 9.014, 9.037 y 11.120, pág. 419).
Asimismo, en las costas meridionales de la Península tenemos
otras formas, menos abundantes, por estos mismos momentos, como
el tipo Trayamar-2, del que hablaremos detenidamente en el apartado de las conclusiones, y el Trayamar-3 (H. Schubart y H. Niemeyer,
1976; págs. 2 13-2 14, Láms. 18, 632) del que sólo se conoce un ejemplar en toda la península, aunque parece más común en varios yaci-
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ANFORAS PRERROMANAS
25
mientos de Chipre (O. Masson y M. Sznycer, 1972; Lám. XIII, 2 y 4;
XIV, 3 y XV; V. Karageorghis, 1972; fig. 9, Lám. XXXI, fig. 1 1 , 3 )en el
siglo VI a. C. y en Cartago (P. Cintas, 1950; Lám. XCIII, núm. 276).
Y por último, en el Morro de Mezquitilla hay un tipo de ánfora de
forma distinta, con hombro que asciende aproximadamente a la vertical y con reborde engrosado (H. Schubart y H. Niemeyer, 1976; Lám.
10, 387, 388, 399,433) que parece más tardía y que H. Schubart y H.
Niemeyer relacionan con la forma Pascual F (R. Pascual Guasch,
1969 b) o más bien, con un prototipo de ésta.
La distribución de algunos de estos tipos, a los que llamaremos
fenicio-occidentales y no púnicos, por considerar que no deben relacionarse aún con el mundo cartaginés (M. Tarradell, 1967; págs. 303308; H. Schubart, H. Niemeyer y G. Lindeman, 1973; pág. 11, nota 3)
en el País Valenciano y otras zonas de la Península la examinaremos
con más atención en el capítulo de las Conclusiones.
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CATALOGO DE LAS ANFORAS FENICIO-OCCIDENTALES,
PUNICAS E IBERICAS EN EL PAlS VALENCIANO
A) INTRODUCCION
Como ya hemos hecho referencia en otro lugar, el objetivo de
nuestro trabajo es estudiar un tipo de ánforas determinado, enmarcadas en un área geográfica, la Región Valenciana, y en un momento
cultural, la época ibérica, aunque veamos también los ejemplares inmediatamente anteriores al inicio de esta etapa cultural, las llamadas
ánforas fenicio-occidentales, de las que ya hemos adelantado algo en
el apartado anterior.
La intencionalidad de nuestro estudio es llenar en la medida que
sea posible el vacío de investigación que existe sobre todo lo concerniente a estos recipientes; para realizar este trabajo nos animó bastante la existencia en varios museos valencianos de gran número de
ejemplares completos, que aunque estaban inéditos en su mayoría,
fueron amablemente puestos a nuestra disposición, por lo que hemos
podido realizar un ((corpus)) más completo que nos ha sido posible, a
lo
través del que hemos extraído una tipología, más o menos provisional,
de estas vasijas, que de momento, en muchos aspectos, sólo consideramos válida para el País Valenciano, a la espera de monografías semejantes referidas a otras zonas geográficas, lo cual nos permitiría
poseer un conocimiento más exacto sobre estos materiales.
Así, podríamos delimitar con mejores garantías tipos característicos que se den en zonas determinadas, como, por ejemplo, parece ocurrir con un ánfora casi cilíndrica que se encuentra en la An-
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ANFORAS PRERROMANAS
27
dalucía Atlántica (M. Belén y M. Fernández-Miranda, 1978, fig. 22,l)
y en Marruecos y del que se conoce incluso un alfar (M. Ponsich,
1968, pág. 11, fig. 1-11, Lám. V 1 y con otras grandes, panzudas, de
I1
perfil sinuoso y sin asas, que parecen típicas de Albacete y de las que
conocemos un ejemplar de Amarejo (en el Museo del Centro Excursionista Eldense) y varios de Casa de Berruga (Lezuza)(E. García Solana,
1966, Lám. IV, inf. izq.); no podemos dejar de mencionar al ánfora
llamada de la costa catalana, de boca plana, cuerpo cilíndrico de diámetro máximo superior a 25 cms. y de larga base cónica que es típica
y abundantísima en los poblados ibéricos catalanes: Turó de la Rovira
(J. Colominas, 1945-46, fig. 3), El Cogullo (M. Cura-Ferrán, y A. Ferrán, 1969, pág. 124), la Vinya del Pau (P. Giró, 1947, fig. 31-34),
Mas Boscá (E. Junyent y V. Baldellou, 1972, fig. 13, bis), etc., etc ... y
en la colonia griega de Emporion (M. Almagro Basch, 1953, págs.
398-399, núms. 7-15, 17-20), así como en el Languedoc (Y. Solier,
1968, fig. 4; J. Jannoray, 1955, Lám. LII, 5 ; Y. Solier y J. Giry, 1973,
fig. 16) aunque no conocemos su presencia en el País Valenciano, en
el que tenemos una forma parecida pero de dimensiones diferentes.
Es decir, que haría falta más estudios monográficos para llegar a
conocer con precisión los tipos específicos de cada zona y, por otra
parte, las formas de distribución general, como ya se verá en el estudio de cada uno de los tipos púnicos, que debía tener una clara relación con el comercio marítimo, lo cual también podría aplicarse a
algún tipo ibérico como veremos en las Conclusiones.
En este catálogo incluiremos las ánforas y los fragmentos o simples noticias ya publicados y los ejemplares hasta hoy inéditos, recogidos por nosotros, enmarcándolos, siempre que nos ha sido posible,
dentro de su contexto arqueológico a fin de obtener los mayores datos
que nos permitan solucionar problemas cronológicos y de otra índole,
como la finalidad de estos recipientes, e incluso, de los departamentos
en que aparecen, ya que se ha constatado en varias ocasiones que no
es raro encontrar bastante ejemplares juntos en una misma habitación, como veremos en el Tossal de Manises, la Serreta y Sant Miquel
de Llíria, lo cual ocurre también en poblados ibéricos de otras regiones como en Ullastret (F. Benoit, 1965, pág. 76), Mas Boscá (E. Junyent y V. Baldellou, 1972, pág. 34) el Macalón (M. A. García Guinea,
1960, pág. 72 1) y también en el área púnica, como en Motya (V. Tusa
et alia, 1969, Lám. iii, pág. 11) y en poblados ibéricos romanizados,
como el Cabezo del Tío Pío, en el que se halló una gran habitación con
muchas ánforas romanas del tipo Dressel 1 (J. San Valero y D. Fletcher, 1947, Lám. VIII, págs. 32 y 34).
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ANFORAS PRERROMANAS
Mapa 1. - Localización de los yacimientos del inventario.1: el Puig (Vinarbs).2: el Puig
(Benicarló). 3: el Polsegué (Rossell). 4: el Castellet (Peiiiscola).5: Vallterra (Santa Magdalena
de Polpis). 6: Barrancs (Santa Magdalena de Polpis). 7: el Palau (Alcalá de Xivert). 8: la Tome
de Foios (Llucena). 9: la Vilavella (Vilanova d'Alcolea).lO: la Pobla Tornesa. 11: Mas del Pi
(Benicassim). 12: Desembocadura del Millars (Borriana). 13: Vinmagell (Borriana). 14: Torre
d'Onda (Borriana). 15: el Tirao (Borriana). 16: el Solaig (Betxi). 17: Orleyl (La Vall d'Uxó). 18:
el Castell (Almenara). 19: Masia Magraile (Araiiuel).20: la Cueva del Mal Paso (Castellnovo).
21 : Rotxina (Sot de Ferrer). 22: el Rabosero (Torres Torres). 23: Sagunturn: 24: alfares saguntinos. 25: Sant Miquel (Lliria). 26: los Villares (Caudete de las Fuentes). 27: el Castellar
(Horhmas). 28: el Moluengo (Viliargordo del Cabriel). 29: Cerro Lucena (Enguera). 30: la Bastida de les Alcuses (Moixent).3 1: Altet del Cami de BBlgida (Atzeneta d'Albaida). 32: el Puntal (Salinas). 33: el Monastil (Elda). 34: la Serreta (Alcoi).35: el Puig (Alcoi).36: Alt de Benimaquia (Denia).37: Denia. 38: Xábia (Javea). 39: Ifac (Calp).40: Altea. 41 : Tossal de la Cala
(Benidorm). 42: la Tome la Creu (La Vila Joiosa). 4.3: La Vila Joiosa. 44: Orxeta. 45: YIlleta
(El Campello). 46: el Tossal de Manises (Alicante).47: la Albufereta (Alicante).48: Alicante
49: el Castell de Santa Barbara (Xixona). 50: l'Alcudia (Elx). 51: Eix (Elche). 52: el Castellar
i~revi¡¡ent). 53: la Escuera (San Fulgencio). 54: los Saladares (Orihuela). 55: San Antón (Orihuela). 56: Orihuela. 57: alfar de El Campello.
[page-n-31]
A. RIBERA LACOMBA
30
A continuación pasaremos al inventario de los materiales objeto
de nuestra atención y que seguirá un orden aproximado de Norte a
Sur.
B)
INVENTARIO DE MATERIALES
Para los materiales ya dados a conocer nos limitaremos a seguir
las indicaciones de las publicaciones correspondientes, que en algunos casos serán complementadas por aportaciones más recientes y
por algún dibujo o fotografía.
Los ejemplares ilustrados por nosotros lo están a una escala de
1:10 excepto los detalles de los bordes y algunos fragmentos que hemos dibujado a 1:2,en los dibujos de materiales ya publicados indicaremos la escala que le corresponda.
En la descripción de cada vasija se han tenido en cuenta las características del borde, del hombro (entendido como la unión entre el
borde y la panza), del cuerpo o panza, de la base y de la forma, sección y colocación de las asas, amén de la forma general del recipiente.
También consignamos las pastas y superficies, el estado de conservación y el lugar donde se encuentra actualmente cada ejemplar;
mientras no se indique lo contrario, la medida del diámetros (diám.)
de la boca siempre se referirá al diámetro interno.
Y, por último, hay que constatar que las medidas se expresarán
siempre en centímetros.
Puig (Vinards):
De este yacimiento conocemos la mención de fragmentos de ánforas carenadas de filiación fenicia algo tardía, fechables a fines del siglo VI o a inicios del V a. C. (F. Gusi, 1976; F. Gusi y Sanmartí, 197678, pág. 362) y la parte superior de un ánfora de filiación fenicia, de
9 cm. de diámetro en la boca (A. Oliver, 1977, pág. 319, fig. 4).
- El
- E Puig (Benicarló):
l
Interesante poblado ibérico, con una fase anterior a la que pertenecen fragmentos de ánforas fenicias, y que de momento se han fechado en el siglo VI o finales del VI1 a. C. por la presencia de un oenochoe de boca trilobulada y dos fragmentos de cerámica pintada a
bandas estrechas (F. Gusi y E. Sanmartí, 1976-78, págs. 378-380).
- E Polsegué (Rossell); El Castellet (Peñíscola); Barrancs y La
l
Vallterra (Santa Magdalena de Polpís); El Palau (Alcala de Xivert) y
La Vilavella (Vilanova d'Alcolea):
[page-n-32]
ANFORAS PRERROMANAS
31
De todos estos poblados se conoce la presencia de ánforas fenicias. (N. Mesado, 1974, pág. 150; F. Gusi y E. Sanmartí, 1976-78,
pág. 362).
- La Torre de Foios (Llucena) (fig. 1, 6):
De este yacimiento provienen seis fragmentos de borde y treinta y cuatro de cuerpo pertenecientes a una vasija que puede ser un ánfora. Presenta restos de pintura roja en la parte
interna del borde. La pasta y la superficie son amarillentas al exterior y anaranjadas al interior. Diám. boca: 15 cms. Grosor: 0'8 cms.
Aparecieron en la zona 1, cata 10, capa 1 que es el nivel contemporáneo de la muralla externa, que se puede fechar, más o menos, por una urna de orejetas, entre fines del s. V I y el s.
V a. C.
Material facilitado por M. Gil-Mascarell, excavadora del yacimiento (M. Gil-Mascarell, 1973).
Mantenemos alguna duda de que puede tratarse de un ánfora,
aunque ejemplares parecidos, con pintura en el borde se conocen en
Teruel (P. Atrian y M. Martínez, 1976, fig. 6).
- La Pobla Tornesa:
Cerca de esta localidad se encontró un ánfora incrustada en un
hoyo hecho en piedra blanda y cubierta por una tapadera de tapás,
piedra local, de cinco cms. de altura y dieciocho de anchura. Actualmente se halla en un domicilio particular (fig. 1 , l ; Lám. 1, 1 y 2).
Es un ánfora de borde recto, algo inclinado al interior, hombro casi plano marcado por
una arista a cuya altura surgen dos asas en forma de herradura y de sección geminada; a
partir del hombro la panza se ensancha adoptando una forma globular; la base es ligeramente cóncava. Pasta color gamuza claro con desgrasante de piedras pequeñas de color negro.
alt.: 45 cms., diám. máx.: 30 cms., diám. boca: 12.
Descripción y dibujo proporcionados por Pere Pau Ripollés.
- Mas del P (Benicassim) (fig. 1,5).
í
Fragmento de borde de vasija globular, seguramente de un ánfora fenicia, hecha a tomo.
Reborde ligeramente saliente. Arcilla muy esquistosa gris-oscura y granate, con probable baño arcilloso muy deteriorado.
Material de prospección facilitado por Diego Ramia.
- Desembocadura
del Millars (Borriana) (fig. 1,7).
Hallazgo submarino compuesto por un fragmento de hombro carenado del que surge un
ie
asa. La ~ u p e ~ cexterna está recubierta de restos marinos; en la interna se aprecia una coloración marrón con puntitos negros. La pasta es arenosa y de color marrón oscuro. Diám.
del hombro: 30 cms., alt. conservada: 15'5 cms. Grosor: 1 cm.
Por su forma y características se puede relacionar con los ejemplares similares del próximo poblado de Vinarragell que veremos a continuación.
Se conserva en el Museo Arqueológico Municipal de Borriana y
nos fue facilitado por su director Norbert Mesado.
- Vinarragell (Borriana) (fig. 2-41,
[page-n-33]
Fig. 1.-1: La Pobla Tornesa; 2: Torre d'Onda (Badana); 3: Sagunto; 4: Cueva del Mal Paso
(Castellnovo);5: Mas del Pi (Benicasim);6: Torre de Foios (Llucena);7: Desembocadura del
Millars (Bomana)
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[page-n-35]
Fig. 3.-Fragmentos de ánforas de Vinarragell
[page-n-36]
Fig. 4.-1-4: Fragmentos de ánforas de Vinarragell; 5: Masía Magraile (Araiiuel)
[page-n-37]
36
A. RIBERA LACOMBA
De este poblado ibéric0.y protoibérico veremos los materiales publicados que da a conocer N. Mesado, ordenados de los niveles superiores a los inferiores.
Las ánforas son abundantes y aparecen en casi todos los niveles,
teniendo larga pervivencia; los estratos en los que aparecen se fechan, provisionalmente, en el s. VI a. C. y parte del V (N. Mesado,
1974, pág. 165), aunque parece exitir alguna objección; así, F. Gusi
(1
975, pág. 177) coloca estos niveles de las primeras importaciones
fenicias a fines del s. VI1 a. C. basándose precisamente en la presencia
de las ánforas, las cuales, como veremos en otro apartado, presentan
una cronología amplia y no pueden servir para establecer fechas
aproximadas, sobre todo si tenemos en cuenta que se trata de restos
muy fragmentados que no nos dan la forma ni las dimensiones exactas.
Los materiales se encuentran depositados en el Museo Histórico
Municipal de Borriana.
Las referencias de estos materiales son:
Hallazgos de superficie:
- Fig. 2,3 (N. Mesado, 1974; pág. 25, fig. 5,171.
Niveles A-C:
- Fig. 2,10 (Ibidem, pág. 59, fig. 28, 201).
- Fig. 2,8 (Ibidem, pág. 60, fig. 28, 243).
- Fig. 2,9 (Ibidem, pág. 60, fig. 28, 254).
- Fig. 2,l (Ibidem, pág. 79, fig. 44, 6).
- Fig. 2,2 (Ibidem, pág. 85, fig. 46, 10).
- Fig. 2,6 (Ibidem, pág. 1 18, fig. 67, Lám. LVII).
Nivel CH:
- Fig. 2,4 (Ibidem, pág. 123, fig. 69,8,Lám. LXIII, 8).
- Fig. 2,5 (Ibidem, pág. 123, fig. 69,9,Lám. LXIII, 9).
Nivel CH-D:
- Fig. 2,12 (Ibidem, pág. 123, fig. 70,1,Lám. LXIII, 1 ).
- Fig. 2,13 (Ibidem, pág. 123, fig. 70, 2, Lám. LXIII, 2).
Nivel D:
- Fig. 2,7 (Ibidem, pág. 61, 298, fig. 3 1).
Nivel F:
- Fig. 3,2 (Ibidem, pág. 45, fig. 20, 2).
- Fig. 3,3 (Ibidem, pág. 45, fig. 20, 3).
- Fig. 2, 1 1 (Ibidem, fig. 19,2,Lám. XXI, 1).
- Fig. 3,4 (Ibidem, pág. 67, fig. 34, 373).
- Fig. 3,l (Ibidem, pág. 9 1, fig. 49,10,Lám. M U X , 1).
- Fig. 3,9 (Ibidem, pág. 130, fig. 74,5,Lám. LXXII, 5).
- Fig. 3, 6 y 7 (Ibídem, pág. 130, fig. 74, 6-7,Lám. LXXXII, 6-71,
Nivel G:
- Fig. 4,l y 4 (Ibidem, pág. 68,fig. 37, 402-403).
- Fig. 4, 3 (Ibidem, pág. 69, fig. 37, 419).
- Fig. 3,8 (Ibidem, pág. 95, fig. 51,8,L b . XLIII, 6).
- Fig. 3,5 (Ibidem, pág. 95, fig. 5 1,9).
[page-n-38]
ANFORAS PRERROMANAS
Nivel 1:
- Fig. 4,2 (Ibídem, pág. 72, fig. 39, 512).
- Torre d'Onda o Carregador d'Onda (Borriana):
Yacimiento costero, seguramente un embarcadero, de fines de la
época ibérica, que se encuentra a cuatro Kms. al Sur de Borriana, y
en el que han aparecido kálathos ibéricos decorados, abundante cerámica campaniense y bastantes ánforas romanas republicanas del tipo
Dressel 1 y Lamboglia 2 (N. Lamboglia, 1955; págs. 262-263; figs. 1718),todo lo cual nos lleva a colocarlo en la primera mitad del s. 1a. C.
(G.E.R.V. pág. 267).
Entre otros muchos materiales de este yacimiento que se conservan en el Museo Histórico
Municipal de Borriana, se encuentran los restos de un ánfora aparecida en el mar, enfrente
de este poblado; presenta una panza cilíndrica que en su parte superior tiene dos asas de sección casi elíptica, cuello alto y curvo hacia el interior; en foto de principios de siglo se ve que
presentaba un pivote alargado (C. Sarthou, s.a., pág. 777) que no se conserva actualmente,
careciendo también de boca. Superficie exterior marrón-rojiza. Alt. conservada: 77 cms.,
diám. máximo: 23 cm. Grosor: 1'2 cm. (fig. 1 2 ) .
Parece tratarse de un ejemplar del tipo Mañá C-2.
R'rao (Borriana).
De esta necrópolis ibérica provienen tres bordes típicos de ánforas, en un conjunto de los s. 111-11 a. C. (N. Mesado, 1969; fig. 8, 2729).
- El
- El Solaig (Betxí):
En este poblado aparecieron varios fragmentos de ánforas ibéricas.
La única fecha que podemos dar nos la proporciona fragmentos
de campaniense A aparecidos en superficie.
(D. Fletcher y N. Mesado, 1967; págs. 20-21, fig. 17 (331,
21(3,4,5).)
- La
Punta d'Orleyl (Val1 dlUxó):
Por referencia oral de N. Mesado conocemos la existencia de pequeños pivotes de ánfora que se pueden relacionar con las ánforas de
tipo saguntino que veremos a continuación.
- El
Castell d'Almenara:
En el Museo Histórico Municipal de Borriana hay una base de ánfora con pivote estrecho alargado que debe pertenecer a un ánfora del
tipo saguntino.
Este poblado perdura desde el s. V I a. C. a los s. 11-1 a. C. (E. Sanmartí y F. Gusi, 1975).
[page-n-39]
38
A. RIBERA LACOMBA
- Masia
Magraile (Arañuel):
De este yacimiento inédito se conoce un borde de ánfora (fig. 4,5)
algo alto por lo que se puede relacionar con los tipos preibéricos.
Dibujo facilitado por C. Aranegui.
- La
Cueva del Mal Paso (Castellnovo):
Del Sector C, nivel 3 de esta cueva procede la parte superior de una pequeña ánfora ibérica (fig. 1,4) de borde algo exvasado con una moldura en la parte inferior; asas de sección circular bajo el hombro, del que surgen las paredes de tendencia cilíndrica. Superficie y pasta
anaranjada. Alt. conservada: 10 cm., diám. boca: 8,5.Diám. máximo: 17,6. Grosor: 0'5. Se
conserva en el Museo del S.I.P.
En el mismo nivel había cerámica ibérica decorada con series de
circunferencias y semicírculos tangentes y concéntricos y un kálathos, por lo que su excavador, D. Fletcher, considera que debe tratarse
de ejemplares de época tardía (D. Fletcher, 1954; págs. 192-193;
Lám. VI, l ) ,lo cual se confirma al compararlo con otras pequeñas ánforas de Sant Miquel de Llíria (figs. 5, 2 y 3).
- Rochina
(Sot de Ferrer):
En el Departamento XIII de este pequeño poblado ibérico apareció una pequeña ánfora
de boca plana con dos pequeños salientes perforados a modo de asideros y acabada en punta.
Alt. 12 cm.
Además se consigna la presencia de dos ánforas de cuello largo que no se reproducen y
que pudieran ser romanas.
El paradero actual del material de este poblado se desconoce. (D.
Fletcher, 1940; Lám. XIX, 2,; págs. 131 y 134.)
La fecha más correcta debe ser a partir del s. 1 a. C. (G.E.R.V.,
1
10, págs. 113-114).
El Rabosero (Torres-Torres):
Poblado conocido desde muy antiguo (F. Almarche, 1918; pág.
149) aunque nunca se ha hecho excavaciones. De él tenemos una serie de bocas de ánforas ibéricas (M. Gil-Mascarell y C. Aranegui,
1977; fig. 1, págs. 195-196).
-
Sagunto:
En el Museo Arqueológico de esta localidad se encuentran, sin saberse su exacta procedencia, aunque es seguro que vienen del área
saguntina o de excavaciones antiguas, los siguientes ejemplares:
-
Anfora (fig. 1,3; Lám. I,3) de cuerpo fusiforme, acabada en estrecho pivote; el hombro
es redondeado en cuya parte inferior empiezan dos pequeñas asas circulares; el borde es un
pequeño resalte. Superficie amarillenta clara a modo de engobe con pequeñas piedrecitas incrustadas. Pasta rojiza-anaranjada. Reconstruida incompleta.
Alt.: 68 cm., diám. boca: 104 mm., diám. máximo: 30 cm. Grosor: 0'65.
Base de ánfora con estrecho y alargado pivote, semejante al ejemplar anterior. Superficie anaranjada.
Pasta anaranjada al exterior y gris al interior.
[page-n-40]
ANFORAS PRERROMANAS
39
Fragmento de cuerpo con asa de un ánfora con profundos surcos en la pared que parece corresponder a una vasija del tipo Mafiá E. Superficie marrón clara. Pasta marrón oscura.
- Alfares
saguntinos:
En una de nuestras visitas al Museo de Sagunto, F. Roca nos informó de la existencia, hasta hace pocos años, de alfares ibéricos en
las márgenes del Palancia, entre cuyas producciones figuraban ánforas acabadas en pivotes, de las que hemos visto un ejemplar reconstruido en Sagunto y fragmentos de otras en la Punta dlOrleyl y en Almenara.
Relacionado con esto están las noticias de A. Monzó que prospectó
la zona y señaló la existencia de hornos cerámicos ibéricos en el Mont
dels Terrers (A. Monzó, 1954, pág. 17) y Els Arcs (E. Llobregat, 1972
b, pág. 67) ambos en el término de Estivella, en el Barranc del Plá de
llAljub, La Murta (A. Monzó, 1946; págs. 36, 39) y en el Planet de Albalat dels Tarongers, sobre el último del cual recalca que «se ven también bases de ánforas en punta» (Ibídem, págs. 65-66) lo cual igual
puede referirse a ánforas romanas que a estas ánforas ibéricas que
parecen propias de Sagunto; aún hay más noticias sobre otros diez
hornos en la partida de Montíver (Ibidem, pág. 62).
Con esto se puede comprobar que en Sagunto y su hinterland hubo
una importante industria cerámica que no pasó desapercibida a los
ojos de los autores clásicos; así, Plinio el Viejo en su ((NaturalisHistoria» (libro XXXV, 160) dice «Se alaba todavía a la cerámica de Samos
como vajilla de mesa. La misma fama conserva la de Arretium en Italia ...; en Hispania, Saguntum; en Asia, Pergamon ...»;el desarrollo de
esta industria alfarera se puede además relacionar con la favorable
estructura geológica de la zona (M. D. Gallart, 1977).
- Sant Miquel d e Lliria:
De este poblado, famoso por su cerámica ibérica decorada con
motivos humanos, vamos a ver un buen lote de ánforas compuesto
por nueve ejemplares, de los que sólo se han publicado dos, los números 1 y 2 (1.Ballester et alia, 1954; pág. 11;Lám. IV, 4 y 6);de las siete restantes, cinco proceden de un mismo Departamento, el 102, en el
que aparecieron otros materiales que nos ayudarán a fechar las ánforas (1. Ballester, 1949; pág. 150):un kálathos de decoración geométrica y floral con rizos y remates dragonados (1. Ballester et alia,
1954; Lám. XXIX, pág. 33), un «guttus»y una lucerna de barniz negro
que fueron estudiados y fechados, el primero entre los s. IV-11 a. C. y
1
la segunda en el s. 1 a. C. (M. A. Mezquiriz, 1954; págs. 170 y 174),lo
1
cual nos lleva a colocar estos ejemplares hacia el s. 1 a. C., cronología
que debe aplicarse a la mayoría de los materiales de este poblado,
[page-n-41]
Fig. 5.-Anforas ibbricas de S. Miquel de Liíria
[page-n-42]
ANFORAS PRERROMANAS
41
aunque sin olvidar que en varios lugares de la Montaña de Sant Mique1 han aparecido algunos otros más antiguos (G. Trías, 1967;págs.
3 19-320; Mata, 1978)que nos indican la larga duración del poblaC.
do.
Se tiende a identificar con la antigua Lauro, destruida por Serto-rio en el 76 a. C. y verdaderamente las cerámicas importantes más
modernas nos llevan a principios del s. 1a. C. (M. A. Mezquíriz, 1954;
págs. 175-176) cual se corrobora por la existencia de cerámica
lo
campaniense del tipo B, que antes se desconocía en este poblado (M.
Gil-Mascarell, 1971 ; págs. 283-284).
Los materiales se encuentran depositados en el Museo del S.I.P.
de la Diputación Provincial de Valencia.
Las ánforas son las siguientes:
1) Anfora de tipo fusiforme (fig. 5 , l ; Lám. II,3), con boca plana y base puntiaguda, con
dos pequeñas asas laterales por debajo del hombro. Superficie y pasta amarillenta.
Reconstruida, bastante completa.
Diám. máximo: 23 cm., diám. boca: 9'8 cm., alt.: 80'5 cm. Grosor: 0'65 cm.
Departamento 77. Campaña 1942. N.O inventario 362.
Bib: 1: Ballester et alia, 1954; pág. 11, Lám. IV, 6.
1. Ballester, 1949, pág. 147.
2) Pequeña ánfora cilíndrica, de base redonda, boca en pestaña y pequeñas asas laterales bajo el hombro (fig. 5,2; Lám. 11.1). Superficie gris-anaranjada de varios tonos. Pasta
amarillenta. Reconstruida e incompleta.
Diám. máximo: 23 cm., diám. boca: 11'3 cm., alt. 4 4 cm.
Depart. 100. Campaña 1943. Núm. invent. 367.
Bib: 1. Ballester et alia, 1954; pág. 11; Lám. IV, 4.
3) Anfora sin reconstruir, de forma semejante a las del Departamento 102 que se describen a continuación (fig. 5,s). Superficie anaranjada. Pasta en sandwich, anaranjada al exterior y gris al centro. Casi completa, pendiente de reconstrucción.
Diám. boca: 10'8, alt. reconstruida: 14 cm. Grosor: 0'5 cm.
Depart. 109. Campaña 1943.
4 ) Pequeña ánfora semejante a la núm. 2 (fig. 5,3; Lám. I I , 2 ) . Superficie de coloración
variada, de rojo-anaranjada a marrón. Pasta anaranjada. Reconstruida, bastante completa.
Diám. máximo: 2 4 cm., diám. boca: 8'5 cm., alt.: 4 0 cm. Grosor: 0'5 cm. Depart. 102. Campaña 1947.
5) Anfora de forma casi cilíndrica (fig. 5,6; Lám. II,4), el hombro está formando ángulo
recto con la panza, es decir, que es casi plano, y bajo de él se insertan dos pequeñas asas circulares y de sección redondeada; la base está formada por un brusco estrechamiento de la
panza y acaba en una pequeña convexidad. El borde es un abultamiento bastante grueso par a este tipo de vasijas; el borde y el hombro se encuentran algo deformados. S ~ p e ~ cgrisáie
cea de varias tonalidades. Pasta gris oscura. Reconstruida, bastante completa. Diám. máximo: 41 cm., diám. boca: 14'5., alt.: 78'5. Grosor: 0'7.
Depart. 102. Campaña 1947.
6) . Anfora semejante a la anterior (fig. 5,7; Lám. II,5).
Supeficie anaranjada en diversos tonos oscuros. Pasta gris. Restos de un peinado irregular en la parte superior de la panza. Reconstruida, bastante completa.
Diám. máximo: 38 cm., diám. boca: 12'7, alt.: 78'5 cm. Grosor: 0'5.
Depart. 102. Campaña 1947.
[page-n-43]
Fig. 6.-1 y 2: S. Miquel de Llíria; 3 y 6: Los Villares (Caudete de las Fuentes);4: Castellar de
Hortunas; 5: Cerro Lucena (Enguera)
[page-n-44]
ANFORAS PRERBOMANAS
43
7) Anfora semejante a las dos anteriores, aunque más alargada y con el hombro inclinado (fig. 6 , l ; Lám. II,2). Superficie rojizo-anaranjada de varias tonalidades. Pasta gris. En
algunas partes de la superficie presenta una especie de peinado. Reconstruida, bastante completa.
Diám. máximo: 37 cm., diám. boca: 11 cm., alt.: 86 cm.
Depart. 102. Campaña 1947.
8 ) Anfora semejante a la anterior (fig. 6,2; Lám. II,1).
Superficie anaranjada. Pasta en sandwich, anaranjada recubierta por una capa gris. Reconstruida, casi completa.
Diám. máximo: 39'5, diám. boca: 11'5 cm., alt.: 89'5. Grosor: 0'8 cm.
Depart. 102. Campaña 1947.
9) Anfora incompleta de la que sólo podemos reconstruir el borde (fig. 5,4) aunque debe
tener una forma semejante a las anteriores. Superficie marrón clara. Pasta en dos capas, marrón al exterior y calabaza al interior.
Diám. boca: 11'5 cm., alt. reconstruida: 3'4 cm. Grosor: 0'5 cm.
Villares (Caudete de las Fuentes):
Importante poblado ibérico que presenta varios niveles arqueológicos, desde la Edad del Bronce a fines de la época ibérica (E. Plá,
1962 y 1980).
D& las dos ánforas que presentamos aquí, una no tiene contexto,
por proceder de un hallazgo casual, y la otra procede de las excavaciones del S.I.P.
- Los
1) Anfora de perfil ligeramente curvo y base redondeada. El borde es un ligero abultamiento del hombro, el cual presenta una inclinación de unos 40"; entre él y la panza hay dos
asas de sección redonda en cuya parte superior aparece una marca impresa en forma de espina de pescado en ángulo recto y simétrica; los espacios entre la ((espina)) encuentran rese
hundidos y la ((espina))en relieve. Superficie anaranjada clara. Pasta algo más oscura. Reconstruida completa.
Bib.: E. Plá, 1980; fig. 8 ; págs. 82-84.
Diám. máx.: 38, diám. boca: 12'1, alt.: 82'3. Grosor: 0'8 cm.
Hallazgo casual que se conserva en el Museo de Caudete de las Fuentes (fig. 6,6; Lám.
XIV, 2 y 3).
2) Anfora de paredes algo curvas; el borde es un resalte exvasado, el hombro presenta
una inclinación de unos 45O y bajo él se aprecia el inicio de un asa; el perfil de la panza es
curvo con varias irregularidades; la base es algo ancha y convexa. Superficie de color variado, desde amarillo-verdoso a beige; pasta marrón oscura y rojiza. Reconstruida, incompleta,
faltándole trozos del cuerpo y dos asas, aunque se ven los restos de una (fig. 6,3; Lám. III,3).
Depart. 2, Estrato 1 (de los siglos 11-1 a. C.).
Se conserva en el Museo del S.I.P.
Bib.: E. Plá, 1980; fig. 6; pág. 28).
De este poblado ibérico procede un ánfora que se conserva en el
Museo de Requena y ha sido publicada por J. Aparicio y F. Latorre
( 1977, págs. 37-38), los cuales señalan en el mismo poblado una gran
urna decorada con motivos geométricos y zoomorfos (pájaros estilizados),un kálathos con dos asas simétricas y trenzadas pegadas al cuerpo decorado con círculos, habiendo otras cerámicas ibéricas, con de-
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coración geométrica en su mayoria (Ibidem, págs. 2 1-22). A la vista
de estos materiales le podríamos asignar al poblado una cronología
1entre los s. 1 11 a. C.
El ánfora en cuestión (fig. 6,4) tiene un borde que no es más que una pequeña moldura
externa; dos pequeñas asas de sección circular se sitúan bajo el hombro, a partir del que bajan unas paredes casi cilíndricas que acaban en una base ligeramente apuntada. Superficie
anaranjada. Pasta en dos capas: anaranjada al exterior y marrón al interior. Reconstruida,
casi completa. Diám. máximo: 39 cm., diám. boca: 13 cm., alt.: 83 cm., Grosor: 0'7 cm.
Moluengo (Villargordo del Cabriel):
Posible necrópolis ibérica prospectada superfialmente por Mila
Gil-Mascarell y nosotros, y de la que proceden cuatro fragmentos perademás de cerámica pintenecientes a ánforas del tipo ibérico (fig. 8),
tada bícroma, urnas de cabeza de ánade, cerámica ibérica pintada a
bandas rojas y cabellos ondulantes, grandes vasijas, un fragmento de
soporte y una estatua zoomorfa de barro, todo lo cual se conserva en
el Museo del S.I.P.
- El
- Cerro Lucena (Enguera):
1
Poblado excavado por J. Aparicio que lo fecha entre los s. 1 1y 1a.
C., aunque tiene una fase, de la que apenas quedan restos, de los s. I V
y V a. C. (J. Aparicio, 1974; pág. 17).
En la campaña de 1969 apareció en la capa 5 de la Habitación 4,un ánfora ibérica (fig.
6,5; Lám. III,4) de paredes curvas que se estrechan hacia la base que parece acabar ligeramente apuntada; dos pequeñas asas se inician bajo el hombro que apenas se distingue de la
panza; el borde es un pequeño resalte lateral. La superficie externa es amarillenta y la interna gris verdosa. Pasta marrón-rojiza. Reconstruida, algo incompleta.
Diám. máximo: 38 cm., alt. aproximada: 83 cm. Grosor: 0'7 cm.
- La Bastida de les Alcuses (Moixent):
Sobre este famoso poblado existen varios estudios, entre los que
destaca el de N. Lamboglia (1954) sobre la cerámica precampana,
que llevó a colocar al fin del yacimiento hacia mediados del s. IV a. C.,
lo cual es complementado por la cerámica griega (G. Trías 1967,
págs. 323-333), aunque actualmente debido a la revisión de la cronología de la cerámica de barniz negro se podría rebajar algo, llegando a
1
inicios del s. 1 1 a. C. (E. Plá 1977, pág. 8, donde se puede encontrar
toda la bibliografía referida al poblado en las págs. 9-10).
Conocemos tres ánforas y un fragmento de borde:
1 ) M o r a de boca plana (fig. 7,2;Lám.IV, 1) y cuerpo cilíndrico que presenta dos flexiones curvas antes de llegar a la base que es redondeada. Superficie externa amarillenta clara;
superficie interna algo más oscura. Reconstruida casi completa.
Diám. máximo: 29'20 cm., diám. boca: 8'7 cm., alt.: 50'9 cm. Grosor: 0'6 cm.
Depart. 7. Núm. inventario B-2.143.
Se encuentra en el Museo del S.I.P. de Valencia.
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Pig. 7.-Anforas de la Bastida de Moixent
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Bib: D. Flectcher, E. Plá y J. Alcacer 1965, págs. 53-54.
2) Anfora de cuello achatado y cuerpo en formade odre, con varios agujeros de lañado
cerca de la base ífig. 7,3; Lám. IV,3). Superficie marron oscura. Keconstruida , casi completa.
Diám. máximo: 28'8 cm., diám. boca: 12 cm., alt.: 50'9 cm. Grosor: 0'6 cm.
Depart. 50. Núm. inventario: B-137.
Se encuentra en el Museo del S.I.P. de Valencia.
Bib: D. Fletcher, E. Plá y J. Alcacer 1965, págs. 249-250.
3 ) Fragmento de ánfora, con boca en bordón. (fig. 7 , l ) .
Diám. máximo: 24 cm., diám. boca: 10'4 cm., alt. conservada: 6 cm.
Depart. 51. Núm. inventario: B-3.344.
Se encuentra en el Museo del S.I.P. de Valencia.
Bib: D. Fletcher, E. Plá y J. Alcácer, 1969, pág. 10).
4 ) Anfora de pared curva, borde algo resaltado sin engrosar, asas con acanaladura externa y base algo convexa, casi plana. Superficie rosada oscura. Pasta gris. Estrías bastante
marcadas en toda la superficie. Reconstruida, casi completa. (fig. 9 , l ; Lám. IV,2).
Diám. máximo: 42 cm., diám. boca: 10'4 cm. Grosor: 0'6 cm.
Núm. inventario: 2.141.
Se encuentra en el Museo del S.I.P. de Valencia.
Fig. 8.-Fragmentos de ánfora del Moluengo (Villargordo del Cabriel)
Altet del Cami de Bélgida (Atzeneta dlAlbaida):
De este poblado se conoce la mención de la aparición de ((ánforas
de las corrientes en lo ibero-púnico y de las vinarias frecuentes en lo
ibero-romano bajo)) (1. Ballester 1945, pág. 332).
-
Puntal (Salinas):
Este yacimiento, formado por un poblado y su necrópolis, excavado por J. Maria Soler, debe incluirse entre los más interesantes de la
época ibérica, aunque apenas se conoce por haber pocos materiales
publicados, ya que sólo se han dado a conocer los objetos de oro (J.
- El
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Fig. 9.-1: Bastida de Moixent; 2-5: Puntal de Salinas
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María Soler, 1969, págs. 13-15), el ajuar de una tumba (S. Nordstrom
1969, pág. 52), y la cerámica griega (G. Trias 1967, págs. 353-357) a
través de lo cual podemos conocer que la necrópolis corresponde a
una sola fase arqueológica ya que todas las sepulturas son contemporáneas fechandose en el s. IV a. C. (G. Trias 1967, págs. 354 y 355)
con lo que parece que ambos, poblado y necrópolis son contemporáneos.
Los materiales de este yacimiento se encuentran depositados en el
Museo Jose Maria Soler de Villena.
Las ánforas provienen todas del poblado y son las siguientes:
1) Anfora cuyo borde es un pequeño resalte exvasado al que sigue un hombro redondeado sobre el que hay dos asas con acanaladura externa y marca de digitación en la parte
superior. Bajo el hombro la panza tiene un perfil sinuoso que se estrecha en la mitad del vaso
para ensancharse hasta acabar en una base seguramente redondeada. (fig. 9,3; Lám. IV,4).Superficie exterior anaranjada clara. Pasta rojiza oscura. Reconstruida, bastante incompleta.
Diám. máximo: 40 cm., diám. boca: 10'3 cm., alt.: 86 cm. Grosor: 0'5 cm.
2) Anfora semejante a la anterior, con las asas algo más gruesas de sección circular y
cuatro iíneas incisas en el hombro.
9,2). Superficie exterior grisácea, bastante estríada;
pasta anaranjada. Reconstruida, incompleta.
Diám. máximo: 38 cm., diám. boca: 10'5 cm., alt.: 84 cm. Grosor: 0'53 cm.
(6.
3) Anfora semejante a las dos anteriores, por lo que no se dibuja. Superficie verdosaanaranjada. Reconstruida y muy incompleta, faltando la boca y las asas.
Alt. aproximada: 74 cm. Grosor: 0'7 cm.
4) Anfora semejante a las anteriores pero más estrecha (fig. 9,5). Superficie exterior
verdosa-anaranjada. Reconstruida, bastante incompleta.
Diám. máximo: 33 cm., diám. boca: 13'5 cm., alt.: 89 cm. Grosor: 0'5 cm.
5) Anfora de perfil bastante sinuoso, con una pequeña inflexión a mitad de la panza, cuya parte inferior se ensancha mucho más que la superior y acaba en una base algo redondeada. Dos asas en forma de herradura y con acanaladura externa se colocan sobre el hombro
que acaba en un borde que no es más que un resalte ligeramente exvasado. (fig. 10,l; Lám.
V,3).Superficie externa beige claro; pasta naranja oscuro. Reconstruida, casi completa.
Diám. máximo: 51 cm., diám. boca: 10 cm., alt.: 92 cm. Grosor: 0'75 cm.
6 ) Gran ánfora cuyo borde es una prolongación exvasada y sin engrosar del cuerpo; dos
asas con acanaladura externa se situan sobre el hombro a partir del que la panza se ensancha poco a poco para, casi al final, estrecharse, formando una base redondeada. (fig. 10,2;
Lám. V,2). Superficie amarillenta-verdosa; pasta anaranjada. Reconstruida, casi completa.
Diám. máximo: 44 cm., diám. boca: 10'5 cm., alt.: 100 cm. Grosor: 0'47 cm.
7) Anfora de boca casi plana y hombro redondo bajo el que se insertan las asas de sección elíptica; la panza presenta una pequeña inflexión en su tercio superior por lo que tiene
un pefil sinuoso, acabando en una base cónica de extremo redondeado (fig. 9,4; Lám. V, 1).
Superficie exterior anaranjada clara con restos de engobe beige claro; pasta y superficie
externa anaranjada oscura. Restaurada, incompleta, faltándole un asa, el extremo de la base
v parte del borde.
Diám. máximo: 28 cm., diám. boca: 9'3 cm., alt.: 79 cm. Grosor: 0'45 cm.
8) Anfora de forma similar a la núm. 6; en proceso de restauración.
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Fig. 10.-1 y 2: Puntal de Salinas; 3-5: Monastil (Elda)
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- El Monastil (Elda):
Interesante yacimiento con varios poblados superpuestos, desde
la Edad del Bronce a época Bajo Imperial Romana, entre los que se
desarrolló un poblado ibérico del que proceden las ánforas que veremos a continuación.
La mayoría de los materiales ibéricos nos dan fechas tardías, entre los s. 111 y 1 a. C. (campaniense A y B, cerámica megárica, monedas, cerámica ibérica pintada con figuras humanas y zoomorfas: estilos Elche-Archena y pintor del Monastil), aunque hay algo anterior
(cerámica ática de figuras rojas y de barniz negro), como se puede ver
en lo poco que se ha publicado (Centro Excursionista Eldense, 1972).
Los materiales se conservan en Elda, en el Museo del Centro Excursionista Eldense.
Las ánforas objeto de nuestra atención son las siguientes:
1) Anfora de tamaño mediano; el borde es una pequeña moldura al exterior; a partir
del hombro, señalado por dos pequeñas líneas incisas, descienden dos asas con acanaladura
externa; el hombro presenta una inclinación de unos 45" respecto al eje vertical; la pared del
ánfora es algo curva, acabando en un pequeño pivote (fig. 10,3).
Superficie exterior marrón-amarillenta oscuro. Pasta rosácea. Reconstruida, completa.
Diám. máximo: 33 cm., diám. boca: 10 cm., alt.:70'5.
Núm. inventario: 2 18.
Bib: Centro Excursionista Eldense, 1972, Lám. VI, 8, pág. 205.
2) Anfora cuyo borde es un ligero abultamiento del hombro, el cual acaba en dos pequeñas líneas incisas a cuya altura aparecen dos asas con acanaladura externa; la mitad superior de la panza presenta una ligera tendencia trococónica, mientras la inferior se cierra y
acaba en una base ligeramente apuntada (fig. 10,5; Lám. V, 4).
Superficie externa anaranjada clara; pasta marrón clara.
Reconstruida, casi completa, con agujeros de lañado.
Diám. máximo: 33 cm., diámetro boca: 9 cm., alt.: 74 cm.
Núm. inventario: 116.
3) Anfora de forma fusiforme; el borde es un pequeño resalte, apenas engrosado, al que
sigue un hombro con dos pequeñas líneas incisas bajo las que se colocan dos asas algo más
anchas de lo normal y con acanaladura externa; en el extremo de la base presenta un pequeño botón (fig. 10,4; Lám. V, 5).
Superficie amarillenta; pasta rojiza. Reconstruida, casi completa.
Diám. máximo: 26 cm., diám. boca: 11'2 cm., alt.: 82 cm.
Núm. inventario: 2 19.
- La Serreta (Alcoi):
En este conocido poblado-santuario se han realizado varias campañas de excavaciones, aunque sólo se han publicado unos pocos materiales (E. Llobregat, 1972 a, pág. 57-58) faltando la monografía que
el yacimiento merece.
En lo referente a la cronología tendremos que seguir las indicaciones de su último excavador, M. Tarradell, que ve dos niveles en el poblado (M. Tarradell, 1968, pág. 359-360):
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Fig. 1 1.-Anforas de La Serreta (Alcoi)
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-
Serreta 1: con materiales del s. IV a. C.
Nivel muy deteriorado.
- Serreta 11: a este nivel pertenecen la mayoría de los materia1
les; acabaría hacia la mitad del s. 1 a. C. por la falta de campaniense B y se iniciaría en el s. 1 1 a. C. por la falta de cerá1
mica ática y precampaniense; a esta fase deben corresponder
las ánforas, pues en el nivel inferior los materiales están muy
fragmentados y además la forma de las ánforas va bien con
esta fecha.
El conjunto de ánforas ibéricas y púnicas de este poblado es bastante numeroso, dieciocho ejemplares, formando uno de los conjuntos
más importantes de nuestro estudio; las veremos siguiendo un orden,
según las campañas de excavación a que pertenezcan, colocando en
primer lugar los ejemplares de los que no se tiene constancia de su
fecha de hallazgo y que deben ser de las primeras campañas que se
hicieron en la segunda década del presente siglo.
Los materiales se encuentran en el Museo Arqueológico Municipal
((Camilo Visedo Moltó)).
1) Parte superior de ánfora de borde inclinado al exterior bajo el que aparecen dos asas
de sección circular; la panza presenta tendencia troncocónica (fig. 11,2).
Superficie externa e interna gris; pasta rosada.
Reconstruida muy incompleta.
Diám. máximo: 22 cm., diám. boca externo: 19 cm., alt. conservada: 31 cm. Grosor: 0'7
cm.
2) Anfora de perfil un poco sinuoso que se va ensanchando de arriba a abajo acabando
en una base redondeada en cuyo extremo presenta un botón; el borde es un lig&roresalte algo
ancho al que sigue un hombro delimitado por dos pequeñas líneas incisas sobre las que se colocan las asas de sección circular (fig. 1 1 , l ; Lám. VI,2). Superficie amarillenta-marrón con
posibles restos de engobe rojizo. Pasta gris. Reconstruida, bastante incompleta, faltándole un
asa y una tercera parte del cuerpo.
Diám. máximo: 38'2 cm., diám. boca: 12'5 cm., alt.: 83'5 cm. Grosor: 0'5 cm.
Núm. registro: 2.327.
3) Anfora de paredes casi cilíndricas, aunque algo curvas; hombro redondeado acabado en tres pequeñas líneas incisas sobre las que se instala un asa, no quedando restos de la
otra; el borde es un pequeño resalte; acaba en un pequeño pivote delgado. Superficie anaranjada oscura. Restaurada, incompleta (fig. 11,3; Lám. VI, 1).
Diám. máximo: 31'5 cm., diám. boca: 11 cm., alt.: 81'4 cm. Grosor: 0'6 cm.
Núm. registro: 2.345.
4) Anfora bitroncocónica de la forma Mañá E (fig. 11,5;Lám.VII, 2). Sin la parte superior y un asa. Restaurada incompleta.
Superficie marrón-amarillenta.
Diám. máximo: 30'5 cm. alt. conservada: 100'5 cm. Grosor: 0'9 cm.
Núm. registro: 2.342.
5) Anfora de panza casi cilíndrica, que se estrecha en su parte inferior formando una
Base convexa. El borde es un pequeño resalte engrosado al que sigue un hombro algo inclinado delimitado por cuatro pequeñas líneas incisas sobre las que se inician dos asas de sección
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ANFORAS PRERROMANAS
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circular (fig. 1 1,4; Lám. VI, 4). Superficie rosáceo-grisácea al exterior y marrón clara al interior. Restaurada, algo incompleta.
Diám. máximo: 36 cm., diám. boca: 11 cm.,alt.; 79'4 cm. Grosor: 0'5 cm.
Núm. registro: 2.347.
6) Anfora de forma semejante a la anterior (fig. 11,6; Lám. VI, 3).
Superficie amarillenta y anaranjada. Pasta rosácea.
Restaurada, incompleta.
Diám. máximo: 38 cm., diám. boca: 13 cm., alt.: 79'7 cm.
Núm. registro: 2.350.
7) Anfora de boca plana, hombro con una inclinación de 45" sobre el eje vertical cuyo
fin está marcado por dos pequeñas líneas incisas sobre las que surgen dos asas con una pequeña acanaladura externa; la panza tiene un perfil ligeramente curvo estrechándose en su
tercio final para acabar en una pequeña punta (fig. 13,2; Lám. VII, 1).
Superficie externa amarillenta e interna más clara; a la altura del hombro presenta restos de peinado. Pasta anaranjada. Restaurada incompleta.
Diám. máximo: 35'4 cm., diám. boca: 11'2 cm., alt.: 67'6 cm. Grosor: 0'5 cm.
Campaña 1956. Núm. registro: 2.117.
8 ) Anfora de forma parecida a la anterior, pero un poco más grande; las asas son de
sección circular y tiene un pequeiio resalte en el borde (fig. 13,3; Lám. VII, 3).
Superficie externa anaranjada e interna rojiza oscura; restos de peinado a la altura del
hombro. Pasta gris.
Restaurada incompleta.
Diám. máximo: 39 cm., diám. boca: 12 cm., alt.: 70'5 cm. Grosor: 0'7 cm.
Campaña 1956. Núm. registro: 2.118.
9) Anfora fusiforme, cuya base debe ser apuntada; el borde es un pequeño abultamiento al que sigue un hombro redondo bajo el que se disponen dos asas con acanaladura externa
(fig. 13,5; Lám. VII, 4).
Superficie externa e interna anaranjada clara. Restaurada, incompleta, le falta la base y
parte del cuerpo.
Diám. máximo: 24 cm., diám. boca: 8'8 cm., alt.: 70 cm. Grosor: 0'5 cm.
Campaña 1956. Núm. registro: 2.119.
10) Anfora semejante a la núm. 5 (fig. 1 3 , l ; Lám. VI, 5).
Superficie gris-rojiza. Pasta rojiza clara. Restaurada, casi completa.
Diám. máximo: 35'6 cm., diám. boca: 11'2 cm., alt.: 78 cm. Grosor: 0'7 cm.
Departamento 1. Campaña 1956. Núm. registro: 2.329.
11) Asa de ánfora de tipo ibérico con marca estampillada en forma de ((planta pedis» de
lectura dudosa por estar los rasgos poco nítidos; estampilla rehundida quedando las letras en
relieve (fig. 12).
Interpretacibn:
a ) En ibérico: BA - N:lN
b) Si son letras púnicas sería 1 y en tal caso la rebaba de arcilla formaría parte
de la primera letra. Lectura: N. P.
Campaña de 1968. Calle IV.
<
12) Fragmento de ánfora de tipo ibérico con una asa en cuya parte superior hay una estampilla de difícil identificación, con una representación que parece ser un delfín.
Cámara 4. Campaña 1968.
Este fragmento y el anterior han sido proporcionados por C. Aranegui.
13) Anfora semejante a la núm. 5, aunque presenta una ligera inflexión bajo las asas lo
que le da un perfil algo sinuoso (fig. 13,4; Lám. VII, 5).
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Fig. 12.-Asa con marca de La Serreta (Alcoi)
Superficie exterior anaranjada.
Restaurada, casi completa.
Diám. máximo: 40 cm., diám. boca: 11'8 cm., alt.: 80'4 cm. Grosor: 0'8 cm.
Departamento 4. Campaña 1968. Núm. registro: 2.325.
14) Anfora semejante a la riúm. 5 (fig. 13,6; Lám. VIII, 1).
Superficie externa anaranjada clara. Pasta seguramente del mismo color. Agujeros de lañado en la base. Reconstruida, incompleta.
Diám. máximo: 38 cm., diám. boca: 11'8 cm., alt.: 76'4 cm. Grosor: 0'45 cm.
Departamento 4. Campaña 1968. Núm. registro: 2.326.
15) Anfora semejante a la núm. 13, aunque presenta el hombro menos inclinado (fig.
1 4 , l ; Lám. VIII, 2).
Superficie amarillenta-rojiza. Pasta anaranjada.
Reconstruida, casi completa.
Diám. máximo: 38 cm., diám. boca: 12'5 cm., alt.: 74'3 cm. Grosor: 0'5 cm.
Departamento 4. Campana 1968. Núm. registro: 2.330.
16) Anfora semejante a la núm. 5 (fig. 14,2; Lám. VIII, 3).
Superficie anaranjada clara. Pasta anaranjada. Agujeros de lañado. Restaurada, casi
completa.
Diám. máximo: 41'6 cm., diám. boca: 12'5 cm., alt.: 77'5 cm. Grosor: 0'5 cm.
Departamento 4. Campaña 1968. Núm. registro: 2.344.
17) Anfora de borde inclinado al exterior bajo el cual se insertan dos asas de sección
circular; la panza es troncocónica con estrías profundas, acabando de forma redondeada
(fig. 14.4; Lám. VIII, 5).
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Fig. 13.-Anforas de La Serreta (Alcoi)
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Fig. 14.-Anforas de La Serreta (Alcoi)
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ANFORAS PRERROMANAS
Fig. 15.-Anforas de El Puig (Alcoi)
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58
A. RIBERA LACOMBA
La superficie externa presenta dos coloraciones distintas, amarillenta-rojiza y gris oscuro. Presenta un tacto algo rasposo por la presencia de pequeñas piedrecitas blancas y negras.
Pasta rosada, también con abundantes piedrecitas. Reconstruida, incompleta, faltándole la
base.
Diám. máximo: 30 cm., diám. boca: 21 cm., alt.: 87 cm. Grosor: 0'9 cm.
Departamento 26. Campaña 1968. Núm. registro: 2.321.
18) Anfora semejante a la núm. 5 (fig. 14,6; Lám. IX, 1).
Superficie rosáceo-grisácea, bastante desconchada; pasta del mismo color. Restaurada,
casi completa, faltándole un asa.
Diám. máximo: 36 cm., diám. boca: 12'2 cm., alt.: 81 cm. Grosor: 0'6 cm.
Departamento 34. Campaña 1968. Núm. registro: 2.323.
19) Anfora de forma fusiforme y base apuntada; el borde es un pequeño resalte; hombro redondeado que apenas se diferencia de la panza; dos asas con acanaladura externa colocadas asimétricamente (fig. 14.5; Lám. IX, 2). Superficie externa anaranjada y la interna
anaranjada clara. Restaurada, casi completa.
Diám. máximo: 23'5 cm., diám. boca: 8'3 cm., alt.: 77'5 cm. Grosor: 0'6 cm.
Departamento 35. Campaña 1968. Núm. registro: 2.343.
20) Anfora de boca casi plana; el hombro y la panza apenas se diferencian, ya que el
perfil es una curva casi continua, desde el borde a la base, que acaba en una pequeña punta
(fig. 14,3; Lám. VIII, 4). Superficie externa amarillenta. Pasta rojiza oscura. Reconstruida,
incompleta y bastante descochada en la superficie.
Diám. máximo: 33 cm., diám. boca: 11 cm., alt.: 57'3 cm. Grosor: 1 cm.
Campaña 1968. Núm. registro: 2.322.
Poblado ibérico superpuesto a otro del Bronce; los materiales del
primero parecen corresponder a un mismo momento cultural que se
fecharía en los siglos 111-IV a. C. por las cerámicas importadas, que
son áticas de figuras rojas y de barniz negro (E. Llobregat, 1972,
pág. 53).
El material anfórico está representado por los ejemplares siguientes, que se conservan en el Museo Arqueológico Municipal ((CamiloVisedo Moltó)) de Alcoi.
1) Parte superior de ánfora de cuerpo troncocbnico a la que le falta la parte inferior; el
borde es alargado y ligeramente inclinado al exterior; dos asas con acanaladura externa se
sitúan bajo la boca (fig. 15,2; Lám. IX, 3).
Superficie exterior rosácea e interior anaranjada. Pasta asimismo anaranjada. Reconstruida, incompleta.
Diám. máximo: 28 cm., diám. boca: 19'8 cm., alt. conservada: 62. Grosor: 0'7 cm.
Campaña 1948. Núm. registro: 1.526.
Bib: V. Pascual Pérez, 1952, Lám. 11, 1, pág. 140.
2) Anfora de pared recta y base casi semiesférica; el borde es un pequeño abultamiento; hombro circular sobre el que se insertan dos asas con acanaladura externa (fig. 1 5 , l ;
Lám. IX, 5). Superficie rojiza oscura. Reconstruida, bastante incompleta.
Diám. máximo: 32 cm., diám. boca: 12'5 cm., alt.: 74 cm. Grosor: 0'6 cm.
Campaña 1948. Núm. registro: 1525.
Bib: V. Pascual Pérez , 1952, Lám. 11, 3, pág. 140, donde se dice que este ejemplar tiene
la base cóncava.
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ANFORAS PRERROMANAS
59
3) Parte superior de ánfora; el borde es un pequeño resalte al que sigue un hombro redondeado sobre el que se inserta un asa de sección trilobulada; bajo el hombro parece señalarse una ligera inflexión en la panza (fig. 17,2).
Superficie externa anaranjada fuerte y amarillenta; pasta anaranjada fuerte; marcas de
peinado en el hombro. Restaurada, incompleta, faltándoles un asa y casi todo el cuerpo.
Diám. máximo: 30 cm., diám. boca: 10'5 cm., alt. conservada: 33'5 cm. Grosor: 0'9 cm.
Campaña 1965. Núm. registro 3.399.
4) Anfora cuyo borde es un engrosamiento de la pared; dos asas en forma de oreja, y
con una pequeña acanaladura externa se colocan sobre el hombro y la panza, que se ensancha poco a poco a medida que desciende (fig. 15,3; Lám. IX, 4).
Superficie externa beige oscura; superficie interna y pasta beige clara. Restos de peinado
por encima del hombro. Agujeros de lañado. Restaurada, incompleta, faltándole la base.
Diám. máximo: 38 cm., diám. boca: 11'5 cm., alt. conservada: 77 cm. Grosor: 0'8 cm.
Departamento 2. Campaña 1975. Núm. registro 2.320.
- El
Alt d e Benimaquia (Denia):
De esta fortificación ibérica, que se fecha en los siglos V-IV a. C.
(H. Schubart, D. Flectcher. y J. Oliver 1962, pág. 27) provienen algunos bordes de ánfora ibérica, que no se pueden diferenciar en estratos diferentes.
-
Denia :
De algún lugar de esta ciudad procede un ánfora bitroncocónica
(fig. 1 6 , l ) casi completa, con borde algo alargado y dos asas circulares situadas hacia la mitad del tronco de cono superior; se trata de un
claro ejemplar del tipo Maña E (R. Chabás 1874, Lám. V, 1).
- Xabia:
De esta ciudad o de sus cercanías se conocen dos ánforas que pertenecen al mismo tipo:
1) Anfora de la forma Mañá E de la que conocemos Sólo una fotografía de F. Figueras Pacheco (1945, fig. 14, págs. 18-19)quien dice que es del tipo que abunda en los estratos
inferiores del Tossal de Manises; el ejemplar en cuestión asegura que es de Xhbia, pero no conoce su origen exacto. Paradero actual desconocido.
2) Parte superior de un ánfora del tipo Mañá E. Borde engrosado y saliente, cuerpo trOncocónico estriado con estrias finas y uniformes. (fig. 18,l).
Fue pescada en el mar, cerca de Xabia; forma parte de la colección de D. Mariano Navarro (G. Martin y D. Serres 1970, Lám. XXXIV, fig. 52, pág. 105).
- Ifac (Calp):
Poblado ibérico situado en las laderas del Penyó dlIfac actualmente en curso de estudio por C. Aranegui que ha publicado algunos
materiales procedentes de trabajos anteriores, como los de J. Belda
depositados en el Departamento de Arqueología de Valencia, entre los
que «los tiestos de ánforas son abundantes. Los bordes nos indican
que predominan los que no tienen cuello, con la boca reforzada por un
engrosamiento de la pasta muy característico de los poblados ibéri-
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A. RIBERA LACOMBA
Pig. 16.-1: Denia; 2 y 3: La Cala (Benidorm)
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ANFORAS PRERROMANAS
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cos. Al lado de éstos tenemos un fragmento de la parte superior de un
ánfora (fig. 1 9 , l )de boca ancha y paredes de tendencia cilíndrica, cuya pasta es de un color blanquecino-grisáceo semejante al tipo D-E de
Y. Solier)) (C. Aranegui 1973, pág. 63, fig. 8).
La fecha de este poblado se puede aventurar después de la publicación de algunas de las cerámicas de barniz negro procedentes de
las excavaciones llevadas a cabo en 1975 y 1977 las cuales nos dan
fechas desde la segunda mitad del s. V a. C. al s. 1 a. C. (C. Aranegui
1977, págs. 52-53).
- Altea:
En un restaurante de esta población E. Llobregat señala la presencia de dos ejemplares de ánforas del tipo Mañá E (E. Llobregat, 1974,
pág. 294).
- El Tossal de la Cala (Benidorm y Finestrat):
En este cerro, también llamado Tossal de Polop, parece que hubo
dos o tres establecimientos ibéricos de diversas épocas; en la ladera,
según las referencias de su primer excavador (J.Belda 19531, que por
cierto, son algo confusas, habría un poblado ibérico de época antigua
(llamado «factoría»por J. Belda) con un santuario o quizas una necrópolis contigua, de lo cual ya no queda nada, sepultado como está por
los edificios actuales construidos en los últimos años (E. Llobregat
1972 a, págs. 60-62).
En la parte superior del cerro aún se pueden ver algunos restos de
un poblado ibérico de época posterior, cuyo auge sitúa E. Llobregat
(Ibidem)entre el siglo 1 a. C. y la primera mitad del 1 a. C. por la ce1
rámica importada y la numismática; M. Tarradell lo coloca en su grupo IV en el que se incluyen los poblados ibéricos más tardíos (M. Tarradell, 1961, pág. 20).
De este poblado superior provienen las ánforas púnicas e ibéricas
que veremos a continuación, junto a las cuales aparecieron ánforas
romanas del tipo Dressel 1 y Lamboglia 2 fechables en torno al s. 1 a.
C., datación que también nos da la cerámica campaniense B y sus imitaciones, de la cual, se conserva un buen lote en el Museo del S.I.P. de
Valencia.
Así, tendriamos que considerar que es hacia la primera mitad del
s. 1 a. C. cuando hay que colocar la mayor parte de los materiales del
poblado, aunque no se pueden establecer conclusiones definitivas
hasta que no se publiquen sus materiales, inéditos en su gran mayoría
y dispersos en los museos arqueológicos de Valencia, Alicante y en el
Ayuntamiento de Benidorm.
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Fig. 17.-1, 3-5: La Cala (Benidom); 2: El Puig (Alcoi)
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ANFORAS PRERROMANAS
63
Hay que recalcar que muchos de estos materiales provienen de
múltiples excavaciones efectuadas sin control y además casi todas las
ánforas, todas menos las del tipo C, han sido consideradas como provenientes del Tossal de Manises o de la Albufereta, aunque la primera
vez que las encontramos en una publicación se dan como del Tossal
de la Cala (J.Belda, 1953, fig. 73) de ahí que consideremos que ésta
sea su procedencia.
1) Anfora britroncocónica del tipo Maiiá E. Borde alargado, algo inclinado al exterior y
de perfil irregular; las asas se colocan en la mitad del cono superior; acaba en un pequeño bot6n. (fig. 16,3; Lám. X,3). Superficie anaranjada clara. Reconstruida, completa.
Diám. máximo: 32 cm., diám. boca: 11 cm., alt.: 121'5 cm.
Bib: J. Belda, 1953, fig. 73,4.
Se conserva en el Museo Arqueológico Provincial de Alicante.
2) En el Museo del S.I.P. de Valencia se conservan gran número de bordes y de fragmentos del tipo Mañá E.
3) Anfora de borde exvasado con dos molduras en el extremo, cuerpo cilíndrico acabado en un largo pivote. (fig. 16,2; Lám. X,2). Es un ánfora del tipo Mañá C-2. Superficie externa amarillenta-rojiza, interna rojo ladrillo. Reconstruida, completa.
Diám. máximo: 25 cm., diám. boca: 22'5 cm., alt.: 112 cm. Grosor: 1'7 cm.
Bib: J. Belda 1953, fig. 73,2.
Se conserva en el Museo de Alicante.
4) Anfora semejante a la anterior. Superficie externa amarillento-verdosa, interna
rojiza-ladrillo. Entera.
Diám. máximo: 29 cm., diám. boca: 24 cm., alt.: 112 cm. Grosor: 1'3 cm.
Se conserva en el Museo de Alicante.
semejante a las dos anteriores pero con el cuello mas largo y las asas de sec5) ~ n f o r a
ción poco común. (fig. 17,3; Lám. X, 1). Superficie externa marrón-amarillenta con visibles
piedrecitas; pasta similar. Reconstruida, casi completa.
Diám. máximo: 25 cm., diám. boca: 25'2 cm., alt.: 114 cm. Grosor: 1'4 cm.
Se conserva en el Ayuntamiento de Benidorm.
6) Anfora semejante a la anterior, con borde menos complicado. (fig. 17,5). Superficie
exterior verdosa clara, pasta anaranjada. Sin reconstruir, pero completa.
Diám. máximo: 25'5 cm., dihm. boca: 24 cm., alt.: 110 cm. Grosor: 1'8 cm.
Se conserva en el Ayuntamiento de Benidorm.
7) Anfora semejante a las anteriores que no se dibuja por estar en mal estado y muy reconstruida.
8) Anfora fusiforme acabada de manera apuntada; el borde es un pequeño abultamiento al que sigue un hombro bajo el que se sitúan dos asas con acanaladura externa. (fig. 1 7 , l ;
Lám. XI, 1). Superficie anaranjada; pasta anaranjada clara. Reconstruida, bastante completa.
Diám. máximo: 22 cm., diám. boca: 9'2 cm., alt.: 78'5 cm. Grosor: 0'6 cm.
Bib: J. Belda 1953, fig. 73,l.
Se conserva en el Museo de Alicante.
9) Anfora de forma poco común (fig. 17,4; Lám. X, 4); boca plana, hombro corto e inclinado; la panza la podemos dividir en dos partes; la superior es cilíndrica y en su parte superior hay dos pequeñas asas, y la inferior es fusiforme, existiendo entre ambos una zona más
abultada. La base es estrecha y plana. Superficie amarillenta, a modo de engobe. Pasta beige,
con el centro marrón oscuro. Reconstruida, casi completa.
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A. RIBERA LACOMBA
Fig. 18.-1: Xabia; 2-4: Tossal de Manises (Alicante)
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ANFORAS PRERROMANAS
Fig. 19.-1: Ifac (Calp); 2: L'IUeta de El ~ampeuo
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Fig. 20.-1-3: La Vila Joiosa; 4: Orxeta; 5-8: El Campelio
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ANFORAS PRERROMANAS
Diám. máximo: 22 cm., diám. boca: 9 cm., alt.: 11 1 cm. Grosor: 0'65 cm.
Bib: J. Belda, 1953, fig. 73,3.
Se conserva en el Museo de Alicante.
10) En el Museo del S.I.P.de Valencia se conservan gran número de bordes y fragmentos de ánforas de tipo ibérico indeterminado.
- La Torre de la Creu (La Vila Joiosa):
Yacimiento conocido por una villa romana con mosaico que fue
extraido por J. Belda quien nos da referencias sobre la existencia de
y
otros niveles anteriores en los que las ánforas ((fusiformes)) de ((bellota» no son raras (J. Belda, 1946, pág. 146).
- La
Vila Joiosa:
Cerca de esta población han aparecido tres ánforas púnicas del tipo Mañá E, que parece tan abundante en la costa valenciana al sur de
Denia.
Se trata de tres hallazgos casuales, dos de los cuales proceden de
la mar.
1) Anfora bitroncocónica del tipo Mañá E (fig. 20,3; Lám. XI, 5). Borde alargado
e inclinado; dos asas de sección elíptica se hallan hacia la mitad del cono superior, a partir de
las cuales la superficie aparece llena de estrías casi hasta la base que es apuntada. Superficie
amarillenta; pasta marrón clara. Esta completa excepto parte de la boca.
Diám. máximo: 25 cm., diám. boca: 9 cm., alt.: 122 cm. Grosor: 1 cm.
Apareció en la calle Mártires al realizar las obras de alcantarillado.
Se conserva en la Casa de la Cultura de la Vila Joiosa.
2) Anfora bitroncocónica del tipo Mañá E, semejante a la anterior pero un poco más ancha (fig. 20,2; Lám. XI, 3).
Superficie anaranjada clara o rosada; pasta beige. No presenta las clásicas estrías profundas de este tipo sino pequeños surcos poco profundos. Reconstruida, casi todo el cono inferior no existe.
Diám. máximo: 29 cm., diám. boca: 9'5 cm., alt. conservada: 85 cm. Grosor: 0'8 cm.
Hallazgo submarino que fue donado al S.I.P., donde se conserva, por el reverendo J. M."
Bes Clavel.
Bib: La labor del S.1.P ... 1966, pág. 86.
3) Mitad superior de ánfora del tipo Mañá E (fig. 20;l; Lám. XI, 4).
Borde alargado y algo inclinado; a partir de las asas de sección elíptica la superficie aparece cubierta de las profundas estrías típicas de estas ánforas. Superficie llena de concreciones marinas y algo desconchada. Pasta marrón clara de varias tonalidades. Restaurada, incompleta, faltándole un asa.
Diám. máximo: 27 cm., diám. boca: 10 cm., alt. conservada: 60 cm. Grosor: 1 cm.
Hallazgo submarino que se conserva en la Casa de la Cultura de la Vila Joiosa.
-
Orxeta:
Procedente de esta localidad y donada por don Camilo Visedo Moltó se encuentra en el
Museo Arqueológico Municipal de Alcoi un ánfora de forma bitroncocónica claramente relacionable con el tipo Mañá E (fig. 20,4; Lám. XI, 1) a la que le falta la boca y el extremo de la
base.
La superficie exterior es marrón-rojiza y está surcada por profundas estrías a partir de
las asas que son de sección elíptica; la superficie interna es marrón clara.
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A. RIBERA LACOMBA
Diám. máximo: 27 cm., alt. conservada: 98 cm. Grosor: 0'8 cm.
Núm. registro: 72.
- L'Illeta de El Campello:
Este yacimiento, interesante por la existencia de varios niveles
desde la Edad del Bronce a la romanización, se encuentra actualmente en curso de excavación por E. Llobregat, director del Museo Arqueológico de Alicante.
A las excavaciones anteriores pertenece un ánfora hallada en la faja sudeste, durante la
campaña de 1935.Es un ejemplar de forma troncocónica con dos pequeñas asas bajo la boca
que parece algo alargada y un poco inclinada al exterior. Superficie estriada (fig. 19,2).
Diám. máximo: 26 cm., diám. boca: 15 cm., alt.: 83 cm.
La descripción y medidas se han hecho a partir de un dibujo publicado por F. Figueras
(1950, 16, núm. 137)ya que desconocemos el actual paradero de este ejemplar. Se debe
fig.
colocar en los siglos IV-111 a. C. (E. Llobregat, 1972 a, pág. 63).
Enfrente de 1'Illeta se encuentra un alfar de ánforas y otras cerámicas que examinaremos a continuación; en la parte Este quedan los restos de una factoría salazonera.
- El alfar d e El Campello:
Sabemos de la existencia de algunos alfares y hornos ibéricos, pero de ellos apenas nos es dado saber algo más que su mera existencia.
En Catalunya hay varias pequeñas notas que nos hablan de estos
hornos cerámicos (J.Almirall, 1975; J. Colomines 192 1-22; id. 192731) siendo de especial interés para nosotros el de Fontscaldes, en el
que, junto a otros tipos cerámicos, se fabricaron también ánforas de
tipo ibérico: ((abundant la de les grans gerres de boca plana i peu conic, com les de Cabrera de Mataró, Sidamunt, Puig Castellar))(J.Colomines, 1915-20, fig. 385, pág. 603).
De Andalucía sólo conocemos la somera mención de algunos en
Tútugi (J. Cabré y F. Motos, 1920, pp. 87-88).
Del mundo púnico conocemos alfares de ánforas en Utica (D. Harden, 1967, pág. 180), Kouass (M. Ponsich, 1968) y otros pocos lugares.
La fabricación de las ánforas no se haría de una vez en el torno sino que se efectuaría en sucesivas etapas dado que por su tamaño, la
arcilla húmeda se desmoronaría antes de secarse; este proceso de fabricación debía ser similar al que propone P. Cintas: ((Certainesde ces
jarres atteignent des dimensions inconnues A Carthage. Elles dépassent un m6tre de haut. Et cela explique pourquoi la plupart du temps
leur panse est cotelée. 11 est, en effet, impossible ou du moins tres
compliqué d'obtenir, avec le tour, des vaisseaux d'une semblable taille. Leur propre poids suffirait A écrasser l'argile encore molle de leurs
bases. Et, le potier, pour les fabriquer, a procédé en plusieurs temps.
La base seule a été faite tout d'abord. Puis, quand l'argile a eu pris, en
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ANFORAS PRERROMANAS
69
séchant, une consistence appropriée, il a, en se servant de colombins
de terre, dressé les parois. La soudure des colombins a été obtenue
par lissage et c'est pourqoi, trés souvent, le lissage n'ayant pas été
pussé a fond, l'extérieur des jarres garde l'aspect cannelé des colombins superposés. Puis, le potier a tourné le col et placé les anses.))
(P. Cintas, 1951, pág. 71.)
Del País Valenciano ya hemos visto los alfares del área saguntina,
y ahora examinaremos con más detalle otro, ubicado en el El Campe110 y situado en la costa, casi encima del mar, a pocos kilómetros al
Norte del Tossal de Manises y justo enfrente de 1'Illeta del Campello.
Este yacimiento fue descubierto por F. Figueras en 1931 quien lo
dio a conocer someramente: «está constituido por una masa enorme
de restos de grandes vasos. Todos, con ligeras variantes, obedecen al
mismo tipo: ánforas de forma abellotada, carentes de cuello y provistas de pequeñas asas cerca de la boca, l a cual generalmente aparece
orlada por un pequeno resalte. El barro es ordinario y su color, amarillento rojizo más o menos claro, según el grado de cochura. La extraordinaria cantidad de tiestos extraidos, nos revela desde los primeros momentos que se trataba de un vertedero ... todos los restos encontrados procedían de grandes vasijas de la misma técnica y de tipos
iguales o muy parecidos ... pensamos entonces que debía tratarse de
un alfar ... tuvimos la suerte de comprobar plenamente la sospecha,
descubriendo tres de los hornos en que debió cocerse la cerámica aludida.))
A continuación describe las características de los hornos, que
omitimos en mor a la brevedad, y describe las ánforas: «La falta absoluta de material romano en el yacimiento, obliga a pensar en otros
tiempos. Las ánforas de la Torre son parecidas, pero no iguales, a la
que se presentan en el Tossal de Manises, a partir del estrato correspondiente a la ciudad de los Bárcidas. Si un estudio más detenido del
material de las dos estaciones no demuestra que las diferencias son
secundarias, habrá que atribuir los alfares del Campello a un período
todavía más antiguo...)) (F. Figueras, 1943, pp. 49-50).
Posteriormente volvió a ocuparse de este yacimiento: «Al parecer
fueron ánforas de tendencia cilíndrica y ovales o abellotadas, predominando notablemente estas últimas)). (F. Figueras, 1950, pág. 22.)
Después de la lectura de las notas de F. Figueras está claro que
nos encontramos ante alfares dedicados a la fabricación de ánforas
de tipo ibérico, aunque los pocos detalles que nos da y la inexistencia
de material ilustrado nos impide extraer más datos.
Debido a esto decidimos desplazarnos al yacimiento lo cual pudimos hacer gracias a la ayuda de V. Bernabeu, restaurador del Museo
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70
A. RIBERA LACOMBA
Arqueológico Provincial de Alicante; en el curso de nuestra visita pudimos comprobar que aún quedaba a la vista varios vertederos en los
que se adivinaba fácilmente la presencia de fragmentos de ánforas
con boca plana o apenas resaltada (fig. 20, 5-8), cuales, sin emlos
bargo, eran lo bastante pequeños, como para impedirnos reconstruir
su forma; entre los fragmentos de cerámica pertenecientes a ánforas
había algunos pocos de cerámica más fina.entre los que se distinguían
algunos de cerámica pintada de lo que no dejo constancia F. Figueras.
De entre los materiales recogidos en superficie, seleccionamos
cinco fragmentos que, junto a otras cinco muestras de ánforas de tipos variados, procedentes del Tossal de Manises fueron sometidos a
un análisis por difractometría de Rayos X gracias a la colaboración
del doctor J. Alonso Pascual, que puso a nuestra disposición el laboratorio de Resistencia de Materiales de la Universidad Politécnica de
Valencia y nos interpretó dicho análisis; también debemos agradecer
la cooperación de Javier Alarcón que se encargó de realizar dichos
análisis.
A continuación veremos los materiales, escasos, de nuestra prospección y el resultado de los análisis a que fueron sometidos, junto a
los cinco fragmentos de ánforas del Tossal de Manises que también
sufrieron el mismo proceso:
1) Borde de ánfora ibérica casi plano (fig. 20,5).
Superficie amarillenta oscura, pajiza. Pasta en dos capas de igual grosor, pajiza al exterior y roja oscura al interior.
Diám. aproximado: 9'8 cm. Grosor: 1'1 cm.
El análisis nos dio una pasta compuesta principalmente por una mezcla de calcita y cuarzo, no destacándose la fracción arcillosa, que no se especifica claramente y «parece» estar
formada por clorita, sepiolita y algún feldespato.
2) Borde de ánfora ibérica formado por un ligero engrosamiento (fig. 20,6) cuya parte
superior está bastante deteriorada. Superficie exterior marrón oscura, interior rojiza oscura;
la pasta presenta la misma disposición. En su parte inferior se aprecian los restos del inicio
de un asa.
Diám. aproximado: 13 cm. Grosor: 0'9 cm.
Está formada por calcita, menos cuarzo y como minerales de la arcilla presenta caolinita
y mica, con algo de feldespato. Parece algo distinta a la número 1.
3) Borde de ánfora ibérica formado por un ligero engrosamiento que está claramente
separado del hombro por una acanaladura en su parte inferior (fig. 20,7).
Superficie exterior amarillenta, interior amarillenta oscura; pasta exterior rojiza, interior marrón muy oscura.
Diám. aproximado: 10 cm. Grosor: 0'7 cm.
En su composició~ ve que sería, aunque no esté muy claro, feldespática, con algo de
se
calcita, talco y clorita, y biotita con escasa hematites. Muy diferente a las dos anteriores.
4) Borde apenas engrosado de ánfora ibérica (fig. 20,8). Superficie exterior amarillenta, interior más oscura.
Pasta exterior rojiza, interior marrón muy oscura.
Diám. aproximado: 10 cm. Grosor: 1 cm.
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ANFORAS PRERROMANAS
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En su composición se asemeja a la número 1, pero es más netamente calcítica no alterada, con cuarzo, moscovita y algún feldespato.
5) Fragmento de cuerpo de ánfora ibérica.
En su composición se ve que predomina el componente micáceo, con caoiín, mica y calcita y probablemente, pero escasa, la sepiolita y el hierro goethitico.
Las cinco muestras que acabamos de ver proceden de nuestra prospección superficial en
el alfar de El Campello; las que veremos a continuación provienen del Tossal de Manises.
6) Boca de ánfora del tipo Mañá C-2 (fig. 32,4) que en su borde presenta dos molduras.
Superficie amarillenta-verdosa y pasta marrón.
Diám. boca: 24'4 cm., alt. conservada: 7'5 cm. Grosor: 1 cm.
Su composición es predominantemente micácea (moscovita, sepiolita, biotita) con calcita
y dolomita, y c a o h , con presencia de varias formas de hierro y titanio.
7) Fragmento de borde casi plano de ánfora ibérica (fig. 32,5). Superficie exterior
amarillenta, interior más oscura. Pasta marrón. Mica brillante en superficie y pasta.
Grosor: 0'7 cm.
Su composición es algo rara, con feldespatos más caolín, yeso, calcita y mica.
8) Fragmento de borde de ánfora del tipo Mañá E. (fig. 32,3). Superficie marrón clara;
pasta algo más oscura con pequeño y abundante desgrasante brillante.
Alt. conservada: 3'4 cm. Grosor: 0'6 cm.
La composición de la pasta es cuarcífera con yeso y mica, algo de caolín y hierro, probable escasa sepiolita.
9) Fragmento de cuerpo de ánfora del tipo púnico G. En su composición encontramos
cuarzo más mica y algo de hidróxidos de aluminio y escaso hierro (hematites).
10) Fragmento de borde de ánfora ibérica algo engrosado y claramente delimitado en
su parte inferior por una pequeña incisión (fig. 32,2). Superficie exterior marrón clara con
restos de decoración peinada. Pasta en dos capas, marrón oscura al exterior y rojo oscura al
interior; desgrasante calizo y micáceo brillante abundante y visible, tanto en la pasta como
en la superficie.
Alt. conservada: 6 cm. Grosor:0'7 cm.
Muestra de base calcítica, con sepiolita y mica, cuarzo y escasísimo caolín o feldespato.
Parece de material terciario.
- El Tossal de Manises (Alicante).
De este yacimiento proviene uno de los conjuntos más variados e
interesantes y a la vez de más difícil estudio e interpretación, pues los
materiales proceden de excavaciones antiguas, cuyos autores, o dejaron notas vagas e imprecisas, en el mejor de los casos, o no dieron
ninguna referencia sobre sus trabajos de campo.
De este modo, de algunos de los ejemplares que veremos a continuación solo sabemos que vienen del Tossal de Manises, y en algunos
casos tampoco está claro su origen pues se confunden con otros ejemplares de la Albufereta o del Tossal de la Cala.
Los excavadores antiguos se basaron en las fuentes clásicas para
interpretar los problemas de este yacimiento en el que imaginaron
que se superponían varias ciudades ibéricas, cartaginesas y romanas;
posteriormente, E. Llobregat basándose en la arqueología y luego de
las excavaciones llevadas a cabo por M. Tarradell y por él mismo, su-
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72
A. RIBERA LACOMBA
pone la existencia de sólo tres niveles superpuestos, de los cuales dos
son de época ibérica; el más antiguo, de los siglos IV-111 a. C., conserva pocos restos, y al siguiente, de los siglos 111-1 a. C. pertenecen las
murallas, mientras el nivel superior es de época Alto Imperial romana. (E. Llobregat, 1972 a, pág. 71).
Para poder situar en su contexto los materiales que vamos a estudiar sólo podemos fiarnos de algunas noticias dispersadas por la bibliografía y que son escasas y bastante parcas en su contenido:
«De cerámica ordinaria lo más abundante son las ánforas de la
forma corriente cilíndrica con dos asas y terminadas en punta alargada» (J. Lafuente 1934, pág. 45).
Por debajo de los niveles romanos los antiguos excavadores identificaron otros dos niveles de construcción; en el más profundo habia
«...vidrios polícromos, barros campanienses.. ..cerámicas ibéricas con
decoración geométrica y multitud de ánforas de diversas formas extrañas a las típicas del romanismo. Las encontramos cilíndricas, abellotadas, fusiformes y bicónicas. La semejanza del material encontrado en este estrato con el de la necrópolis .....es evidente)) (F. Figueras
1947, págs. 2 16-217).
«En el almacén de que hablamos y colocadas a veces unas junto a
otras en contacto a sus muros aparecieron ánforas de todos los tipos,
lo mismo de las cartaginesas que de las romanas. En conjunto, toneladas de restos, con bastantes ejemplares indemnes, o por lo menos restaurables)) (F. Figueras, 1947, pág. 2 17).
((Las grandes jarras, ánforas cilíndricas o de obús, de las que se
han hallado ejemplos en Murcia y algunos otros lugares, aparecen
aquí en cantidad considerable en los estratos inferiores del Tossal. A
veces se apoyan en la sección más antigua del parámento interior de
las murallas)). (F. Figueras 1947, pág. 232).
De este posible almacén tenemos otra noticia más: «y como en su
parte posterior que da a la muralla y en las habitaciones de al lado se
encontraron numerosas ánforas de tipo cartaginés y romano, y en lo
hondo unos ladrillos cuadrados rojos con señales de fuego, como si
formasen parte de un horno antiguo, llegamos a suponer que se tratase de un alfar para fabricación de ánforas en la época cartaginesa)).
(J. Lafuente, 1954, págs. 29-30).
Como se puede comprobar, los datos de que disponemos son exiguos y poco claros; lo que nos permitirá fechar con alguna aproximación algunos ejemplares es la presencia de ánforas greco-itálicas junto con otras púnicas, en una especie de almacén, u horno cerárnico, en
el que se hallaron gran cantidad de ánforas de tipos diversos
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A. RIBERA LACOMBA
A la hora de elaborar el repertorio de los materiales de este yacimiento nos hemos basado, en primer lugar, en los que se conservan
actualmente en el Museo Arqueológico Provincial de Alicante, y, en
segundo lugar, en la relación de hallazgos de las campañas de 19331935 (F. Figueras 197 1), procurando relacionarlos entre si, lo cual ha
sido posible en bastantes ejemplares, pero no en algunos pocos que no
cuadraban con la detallada, y a la vez imprecisa, relación de F. Figueras, en la que además, se mencionan otros ejemplares que no nos han
llegado, pero que igualmente consignaremos.
Sin más preámbulo, pasemos a examinar las ánforas de este yacimiento:
1) Anfora cilíndrica de la forma Mañá D, variante 1 de Y. Solier (1968, fig. 6,2) caracterizada por paredes rectas hasta la embocadura, que está formada por un disco horizontal
acanalado en el que se abre un orificio. Dos asas de sección elíptica se sitúan cerca del borde.
Base de forma troncocónica surcada por varias pequeñas molduras, acabando en un pequeño
pivote plano. (fig. 2 1,3).Superficieamarillenta con pequeñísimos puntitos negros. Pasta anaranjada. Reconstruida, casi completa.
Diám. máximo: 21'4 cm., diám. boca: 10'3 cm., alt.: 123'5. Grosor: 1'5 cm.
2) Anfora semejante a la anterior, aunque presenta menos estrías en la superficie (fig.
2 1,2). Superficie amarillenta-verdosa. Pasta rojo-oscura con desgrasante de pequeñas piedrecitas blancas. Reconstruida, bastante completa, faltándole un asa.
Diám. máximo: 22 cm., diám. boca: 10 cm., alt.: 126'5 cm. Grosor: 1 cm.
3) Anfora semejante a las dos anteriores (fig. 2 1,l). Superficie amarillenta-verdosa.
Pasta rojo oscura. Entera. Bastante asimétrica.
Diám. máximo: 22'5 cm., diám. boca: 10'5 cm., alt.: 122'5 cm. Grosor: 1'1 cm.
Hay tres ejemplares del registro de F. Figueras del tipo Mañá D que no se corresponden
con éstos tres que acabamos de ver a causa de la medida de la altura, ya que Figueras les
asigna unas alturas de 1'36, 1'38 y ~ 1 ' 9 2 7 Figueras 1971, pág. 22, núms. 29-31) aunque
(F.
pensamos que deben estar equivocadas, ya que a la medida exagerada del último ejemplar se
une el que en otra ocasión afirme que un ánfora 1'35 m. sea la más alta de todas, por lo que
debe tratarse de las mismas ánforas.
4) Aún hay otra ánfora del tipo Mañá D en la relación de F. Figueras y que no se puede
relacionar con ninguna de las depositadas en el Museo de Alicante; su descripción es la siguiente :
Anfora cilíndrica, tipo obús, color amarillento rojizo. Dos pequeñas asas, entre circulares
y alargadas, cerca de la boca. Esta es simplemente un orificio circular, abierto en el plano
con que concluye el tubo por uno de sus extremos. Por el otro, o sea la base, presenta tendencia al cono truncado y se cierra escalonada y rápidamente.
Termina con un pequeño cilindro.
Dimensiones: alt.: 1'32 m., diám. boca: 10'9 cm., 'diám. máximo: 24 cm.
Se halló en la estancia contigua a la muralla del gran aljibe a poco más de 1'5 m. de profundidad, el 31 -XII-1935.
Bib: F. Figueras, 1971, pág. 145, núm. 542.
5) Anfora semejante a las tres primeras, aunque algo más grande y con un pivote corto
en la base; además no presenta estrías en su superficie y el disco de la embocadura es más
grueso e irregular (fig. 22,l; Lám. XII,2).
Superficie amarillenta-verdosa que en algunas zonas desaparece, dejando al descubierto
una pasta marrón clara y anaranjada. Reconstruida, casi entera.
Diám. máximo: 25'2 cm., diám. boca: 11'5 cm., alt.: 136'5.
[page-n-76]
ANFORAS PRERROMANAS
Fig. 22.-Anforas del tipo Mañá D del Tossal de Manises
75
[page-n-77]
A. RIBERA LACOMBA
76
Apareció en la calle Popilio, Unidad 5 , estancia 3.", capa romana, pero no la superior. 16X-1935.
Bib: F. Figueras, 1971, pág. 117, núm. 4 1 8 .
6 ) Anfora semejante a la anterior (fig. 2 2 , 2 ) .
Superficie amarillenta; pasta rojiza-anaranjada. Reconstruida, casi completa.
Diám. máximo: 2 4 cm., diám. boca: 10'9 cm., alt.: 132'5 cm. Grosor: 1'8 cm.
Calle Popilio, Unidad, 15, estancia l.", nivel hondo.
Bib: F. Figueras, 1971, pág. 146-147, núm. 550.
7 ) Anfora semejante a las tres primeras (fig. 2 2 , 3 ) .
Superficie amarillenta-verdosa que en buena parte de la vasija deja al descubierto la parte interna de color rojo oscuro con pequeño desgrasante blanco. Reconstruida bastante completa.
Diám. máximo: 22'5 cm., diám. boca: 12'2 cm., alt.: 125 cm. Grosor: 1'2 cm.
,
Calle Popilio, Unidad 15, Estancia l e a 30-XII-1935.
Bib: F. Figueras, 1971, ¿pág. 147, núm. 5521
8 ) Anfora de paredes cilíndricas, acabada en un cono surcado por pequeñas molduras
que culmina en un pequeño botón. La embocadura es redonda, lo que le diferencia de los demás ejemplares de tipo semejante que la tienen plana (fig. 2 1 , 4 ; Lám. XII, 3).
Superficie amarillentarojiza; pasta amarillenta. Reconstruida, casi completa, faltándole
un asas. Bastante asimétrica.
Diám. máximo: 2 2 cm., diám. boca: 9 cm., alt.: 127 cm. Grosor: 1'5 cm.
Calle Popilio, Unidad 7. Se halló sobre la roca junto a las primeras termas.
Bib: F. Figueras, 197 1, pág. 2 1, núm. 28.
9 ) Anfora bitroncocónica del tipo Mañá E (fig. 18,2).
Reconstruida, incompleta, faltándole la boca y parte del cuello. Superficie rojizo oscura.
Diám. máximo: 3 2 cm., alt.: 111 cm. Grosor: 0'7.
Bib: E. Llobregat, 1974, fig. 5 , l . a a la izquierda.
10) Anfora semejante a la anterior (fig. 18,3).
Superficie, marrón clara. Reconstruida, incompleta, faltándole la boca y parte del cuello.
Diám. máximo: 3 0 cm., alt. conservada: 118 cm. Grosor: ¿ ?
Bib: E. Llobregat, 1974, fig. 5, 2.a a la izquierda.
11) Anfora bitroncocónica del tipo Maná E. Borde formado por un engrosamiento de la
pared; las asas se sitúan en la mitad superior del tronco de cono de arriba, lo cual puede que
sea un posible signo de antigüedad, junto a la forma del borde (fig. 18,4; Lám. XII, 4 ) . Superficie blanquecina-rosácea; pasta rojiza. Reconstruida, completa.
Diám. máximo: 31'4 cm., diám. boca: 9'5 cm., alt.: 108 cm. Grosor: 0'6 cm.
Bib: E. Llobregat, 1974, fig. 5 , l . " a la derecha.
D. Cerdá, 1974, Lám. IV, 6.
12) Anfora de paredes rectas que acaban de forma cónica; el borde es una pequeña inclinación de la pared; dos asas de sección circular se sitúan cerca del borde (fig. 2 3 , l ; Lám.
XIII, 1).
Superficie amarillenta con gran número de granos de desgrasante; pasta seguramente
del mismo color, aunque apenas se puede apreciar. Reconstruida, casi completa.
Diám. máximo: 18'8 cm., diám. boca: 1 4 cm., alt.: 8 3 cm. Grosor: 0'7 cm.
Calle Popilio, Unidad 4 , estancia 1, 2-XII-1935.
Bib: F. Figueras, 1947, Lám. XIV, núm. 4 7 4 .
F. Figueras, 1971, pág. 130, núm. 4 7 4 .
13) Anfora semejante a la anterior (fig. 23,2; Lám. XIII, 2).
Superficie amarillenta con piedrecitas de desgrasante; pasta marrón, aunque no se aprecia bien, con desgrasante de piedrecitas. Casi completa.
Diám. máximo: 2 0 cm., diám. boca: 13 cm., alt.: 8 0 cm. Grosor: 0'9 cm.
[page-n-78]
Pig. 23.-Anforas del Tossal de Manises
[page-n-79]
78
'
A. RIBERA LACOMBA
Estancia contigua a la muralla del gran aljibe; en la misma estancia había un ejemplar de
la forma Maná D (núm. 7) a 1'50 m. de profundidad, aunque no nos dio la profundidad de este ejemplar.
Bib: F. Figueras, 1971, pág. 144-145, núm. 541.
14) Anfora de perfil curvo; el borde es un engrosamiento exvasado; dos asas circulares, un poco grandes dentro de esta clase de ánforas, y de sección circular, se colocan bajo
el hombro que está delimitado por dos líneas incisas; la base acaba en un pequeño botón (fig.
23,3; Lám. XII, 1).
Superficie anaranjada; pasta gris al interior y rojo-granate al exterior. Reconstruida, casi
completa.
Diám. máximo: 36 cm., diám. boca: 11'5 cm., alt.: 84'5 cm. Grosor: 0'5 cm.
Calle Popilio, Estancia 2.a Ó 3.a, capa romana no superior; en el nivel romano no superior
hay ánforas greco-itálicas y Mañá D (F. Figueras, 1971, números 428, 429 y 418).
Bib: F. Figueras, 1971, pp. 119-120, núm. 427.
15) Anfora fusiforme, con dos asas con acanaladura externa colocadas bajo del hombro; el borde es un pequeño resalte (fig. 23,5; Lám. XIV, 1). Superficie amarillenta-rosácea;
pasta gris. Reconstruida, bastante completa.
Diám. máximo: 26 cm., diám. boca: 9'5 cm. alt.: 82 cm. Grosor: 0'6 cm.
Estancia próxima a la muralla del gran aljibe, apareciendo con otras tres del mismo tipo
y otras de obús en el nivel hondo que se interna bajo un muro divisorio.
Bib: F. Figueras, 1971, núm. 553 ó 572.
16) Anfora fusiforme de boca plana semejante a la anterior. Superficie amarillenta-rojiza. Reconstruida, algo incompleta (fig. 23,6; Lám. XIII, 3).
Diám. máximo: 25 cm., diám. boca: 8'8 cm., alt.: 79 cm. Grosor: 0'5 cm.
Estancia próxima a la muralla del gran aljibe.
Bib: F. Figueras, 197 1, núm. 555.
17) Anfora fusiforme semejante a las dos anteriores (fig. 23,4; Lám. XIII, 4). Superficie
rojizo-amarillenta; pasta anaranjada. A la altura del hombro presenta huellas de un peinado
o raspado. Reconstruida, casi completa.
Diám. máximo: 24 cm., diám. boca: 8'8 cm., alt.: 76'5 cm. Grosor: 0'8 cm.
Estancia próxima a la muralla del gran aljibe.
Bib: F. Figueras, 1971, núm. 570.
18) De este ejemplar sólo conocemos la referencia de F. Figueras: Anfora de forma fusiforme. Color amarillo claro. Barro ibérico. Dos asas pequeñas en el tercio superior. Dos zonas
de canales o surcos circundantes. Factura greco-púnica. Dimensiones: largo: 1'10 m., diám.
boca: 0'130 m., diám. máximo: 0'250 m.
Se halló en la calle núm. 2, enterrada en una zanja de la roca bajo dos losas, una sobre la
boca y otra sobre el extremo inferior. Orientación N-S. Probablemente un enterramiento.
Bib: F. Figueras, 1971, pág. 21, núm. 27.
Albufereta (Alicante):
Se trata de la necrópolis del yacimiento anterior, aunque sólo parece que se conserven las tumbas del poblado más antiguo, de los siglos IV-111 a. C.
Parece que también aparecieron algunas ánforas de los tipos que
estudiamos pero no hemos podido identificar ninguna con seguridad,
aunque muchas de las ánforas del Tossal de Manises aparecen en la
bibliografía como halladas en la necrópolis, de la que sólo tenemos
unas pocas referencias de sus excavadores sobre la aparición de ánforas.
- La
[page-n-80]
ANFORAS PRERROMANAS
Fig. 24.-1 y 2: Sin procedencia; 3: La Escuera (San Fulgencio)
[page-n-81]
I
Fig. 25.-E1 Castellar de Crevillent
[page-n-82]
ANFORAS PRERROMANAS
81
J. Lafuente habla de ((ánforas en forma cilíndrico-cónica, semejantes a las de Ibiza y de las que sólo hemos podido reconstruir una
entera) (J. Lafuente, 1934, pág. 26). Puede que este ejemplar reconstruido sea el que hemos incluido en el Tossal de Manises con el número 11.
Más tarde, el mismo autor nos muestra una fotografía de una ánfora del tipo Mañá D que apareció en la necrópolis cerca de una gran
urna ovoídea y de una imagen de Tanit. (J. Lafuente, 1944, fig. 17,
pág. 76.)
Y por último, F. Figueras nos describe un ánfora de tipo no muy
claro. (F. Figueras, 1971, pp. 73-74, núm. 254).
- Costa alicantina:
En el Museo Arqueológico Provincial de Alicante se hallan depositadas, entre otras más, dos ánforas púnicas de la colección Quiles,
formada por ejemplares de procedencia submarina de las costas alicantinas.
1) Mitad superior de un ánfora del tipo Mañá D, cuya embocadura es un disco perpendicular a las paredes surcado por varias estrías (fig. 24,l). Superficie rojiza oscura; pasta
anaranjada.
Diám. máximo: 25 cm., diám. boca: 11'6 cm., alt. conservada: 70 cm.
2) Mitad superior de un ánfora del tipo Maná E con el borde alargado e inclinado. Superficie rojiza; pasta marrón clara (fig. 24,2).
Diám. máximo: 26 cm., diám. boca: 8'6 cm., alt. conservada: 75 cm. Grosor: 0'9 cm.
- El Castell de Santa Bárbara (Xixona):
De este poblado tenemos la noticia de la aparición de ((bastantes restos de estos largos recipientes (se refiere a ánforas del tipo Mañá D) que acertadamente denomina (J.Belda) «de obús))por su especial configuración» (A. Fernández Avilés, 1934, pág. 2 2 1).
- EZX:
J. Mañá cita la existencia de ánforas del tipo E. (J. Mañá, 195 1,
pág. 208).
- L'Alcudia (Elx):
Este importante y conocido yacimiento, famoso por sus hallazgos
escultóricos y de cerámica ibérica pintada (estilo Elche-Archena),presenta una de las estratigrafías más completas e interesantes para el
estudio de la evolución de la Cultura Ibérica.
Ha sido excavado y estudiado por la familia Ramos; un repertorio
de la bibliografía referente a este yacimiento se puede ver en R. Ramos Fernández, 1975, pp. 41-57.
[page-n-83]
A. RIBERA LACOMBA
Pig. 26.-L'Alcudia (Elx)
[page-n-84]
ANFORAS PRERROMANAS
83
En lo que respecta a los niveles de época ibérica, presentan la siguiente sucesión estratigráfica (A. Ramos Folqués,y R. Ramos Fernández, 1976, pp. 16-19):
-nivel D: de mediados del s. 1 a. C. al 1 d. C.
- nivel E: desde época bárquida a mediados del s. 1a. C. ; es el que
se ha denominado ibero-púnico.
- nivel F: de principios del s. V a. C. al 228 a. C. ; es el nivel de la
Dama y en él es corriente la cerámica ática.
- nivel G: principios de la Cultura ibérica.
- nivel H: Eneolítico-Bronce Valenciano.
SUS excavadores piensan que estos niveles, amén de los posteriores, se dan de igual forma en todos los lugares del yacimiento (A. Ramos Folqués y R. Ramos Fernández, 1976, pág. 16).
Nosotros hemos ordenado los materiales de este yacimiento, dispersos en una amplia bibliografía, siguiendo las indicaciones estratigráficas, procurando colocar cada ejemplar en su contexto arqueológico.
Los materiales de este yacimiento se conservan en el Museo Monográfico de 1'Alcudia de Elx.
Las ánforas son las siguientes:
1) Fragmento de boca de ánfora (Lám. XV, 1) de barro rojizo con engobe amarillento.
Diám. boca: 14 cm.
Estrato H,que corresponde al Bronce Valenciano, lo cual nos parece bastante extraño.
Bib: R. Ramos Fernández, 1975, Lám. XXVI, 2
2) Anfora ibérica de tipo cónico que carece de base (fig. 26,3).
Estrato F.
Bib: A. Ramos Folqués, 1952.
Id., 1953 a, Lám. 11, 2.
3 ) Parte superior de ánfora de barro rojo con engobe blanco grisáceo, con el típico rameado en relieve próximo a la boca (fig. 32,l).
Campaña 1973.
Estrato F.
Bib: A. Ramos Folqués y R. Ramos Fernández, 1976, Lám. LXXXII, 1 y 2, fig. 45.
4) Pequeña olla de forma anforiforme.
Superficie sin lavar y sin decoración.
Diám. boca: 8 cm. alt.: 18'5 cm.
Estrato F.
Bib: R. Ramos Fernández, 1975, Lám. XLIII, 4.
5) Tres pequeñas anforitas de barro ordinario, amarillo, con panza estrangulada y dos
asitas circulares y verticales, recordando en su forma a las ánforas en forma de berenjena de
Eivissa y Villaricos (fig. 26,6).
Estrato F.
Bib: A. Ramos Folqués, 1952.
Id., 1953 A, Lám. 11, 1.
Anfora del tipo Mañá D. Apareció sobre un lecho de gravas y arenas en posición hori6)
zontal y orientada de E. a W. (fig. 26,2).
[page-n-85]
84
A. RIBERA LACOMBA
Campaña 1942.
Nivel de la Dama.
Bib: A. Ramos Folqués, 1948, Lám. XXVI.
Id., 1952.
Id., 1953 b, Lám. XCVI, pág. 127.
7) Anfora ibérica que carece de boca (fig. 26,5).
Nivel E.
Bib: A. Ramos Folqués, 1952.
8 y 9) Dos ánforas de perfil curvo (Lám. XV, 4).
Campaña 1954.
Nivel E.
Bib: A. Ramos Folqués, 1962, Lám. LXXIV, 13 a.
Id., 1970, (fig. A, Lám. V).
10) Anfora de barro gris de la forma Cintas 318. (fig. 26,l;Lám. XV, 7).
Nivel E.
Bib: A. Ramos Folqués, 1952.
Id., 1953 A, Lám. 11, 3.
Los signos pueden iden11) Asa de ánfora con marca en caracteres ibéricos (fig. 26,7).
tificarse como de tipo turdetano, siendo su posible lectura CU N C E, no obstante R. Ramos
A
Fernández también la lee de izquierda a derecha con lo que tendríamos E C N CU, relacioA
nable con el vasco «ekar» (llevar)por lo que piensa que se podría aludir al transporte de líquido, o que sería la marca de un fabricante, aunque reconoce que la lectura es muy dudosa. E.
Llobregat la lee directamente, por la dirección de los trazos horizontales de la primera letra.
Campaña 1953.
Nivel E.
Bib: A. Ramos Folqués, 1962, Lám. LXVII, 8.
R. Ramos Fernández, 1969, fig. 2, Lám. 1, 2.
E. Llobregat, 1972 a, pág. 129.
12) Marca de alfarero con caracteres púnicos, impresa sobre un asa de ánfora. Ha sido
estudiada por J. M. Solá Solé, quien da la siguiente lectura:
Tanto el primer signo como el Último no ofrecen dificultades de lectura (son tres signos).
Más difícil de identificar es el segundo, que, si bien a nuestro entender se trataría de un
((nun)),también pudiera ser leído, a causa de la estilización de su mitad inferior, como «lamedh». De todas maneras, es posible que nos hallemos ante una abreviación del nombre teofórico y neopúnico de Melqart.
Campaña 1953.
Nivel E.
Bib: A. Ramos Folqués, 1953 a, Lám. 11, 4.
Id., 1962, Lám. LXVII, 10.
Id., 1968,fig. 3, PP. 364-365.
13) Asa de ánfora con estampilla púnica (Lám. XV, 2).J. M. SoláSolé nos da la siguiente interpretación:
En esta marca se ven dos signos que están al revés. Mirados a través del espejo, ambos
aparecen fácilmente identificables. Se trataría, seguramente, de la abreviación de un nombre
propio; pero como sea que no conocemos, por lo menos hasta ahora, ningún nombre de persona fenicio (púnico o neopúnico) o hebraico con (tlamedh))inicial y «heth»final, cabe preguntarse si nos hallamos, en realidad, ante un descuido o impericia del grabador del cuño negativo,
que hubiera invertido los caracteres sin cambiar su orden respectivo, en cuyo caso tendríamos la abreviación corrientemente usada para el conocido y famoso nombre púnico de Aníbal.
Nivel E.
Bib: A. Ramos Folqués, 1968, fig. 2, pág. 365.
[page-n-86]
ANFORAS PRERROMANAS
85
14) El último ejemplar de 1'Alcudia es un ánfora entera que vemos ilustrada por A. Ibarra (1879, Lám. V) y de la que desconocemos su actual paradero (fig. 26, 4).
Por último hay que citar que Mañá señala la existencia de ánforas del tipo Mañá E en Elx
(J. Mañá, 1951, pág. 208).
Escuera (San Fulgencio):
De este poblado proviene un ánfora entera que se publicó, pero no
se dibujó y se tienen noticias sobre la existencia de restos de otras
más; nosotros dibujamos ese ejemplar (fig. 24,3) en los demás seguiy
remos las indicaciones dadas en su publicación (S. Nordstrom, 1967).
1
Parece que podemos fechar en el siglo 1 1 a. C. los niveles que
contienen las ánforas, aunque hay algún material de siglo anterior y,
1
más escaso aún, pero presente, de inicios del siglo 1 a. de C.
Las noticias que da de las ánforas son las siguientes:
- La
Bancal A. Sector 1:
- Departamento a: ánforas de bellota, cañón y huso, con preponderancia de las primeras.
-Departamento b: ánforas de cañón, abundantes, de barro rojo aunque en dos casos
verdoso.
- Departamento d: ánforas de bellota.
Bancal B:
- Departamento b: amontonamiento de fragmentos de ánforas de bellota en cerámica
rojo oscura.
- Departamento c: tiestos de dos grandes ánforas de bellota en los ángulos opuestos de la
habitación, que se describen a continuación:
1) Anfora de perfil curvo («de bellota))) con borde redondeado y asas acanaladas, una
más alta que la otra. A la altura del arranque de éstas van tres líneas incisas circundantes,
que en un lado se reducen a dos. Superficie rojiza, bien cocida, bajo la que se ve una pasta
anaranjada.
Diám. máximo: 37 cm., diám. boca: 9'5 cm., alt.: 77 cm.
Grosor: 0'7 cm. (fig. 24,3).
Número inventario: 68.
Bib.: S. Nordstrom 1967, pág. 45, Lám. XVI, C.
2) Anfora de bellota, reconstruida parcialmente.
Número inventario: 69.
Bib.: S. Nordstrom 1967, pág. 45.
Como síntesis podemos decir que junto a restos de ánforas ibéricas (o de «bellota»)tenemos también ejemplares púnicos que deben ser
del tipo Mañá D (de cañón) y otras que pueden ser del tipo Mañá E (de
huso), además de ánforas de tipo greco-itálico (S. Nordstrom 1967,
fig. 19).
Los materiales de este poblado se conservan en el Museo Arqueológico Provincial de Alicante.
- El Castellar y la Penya Negra (Crevillent):
De este interesante poblado proto-ibérico, en curso de excavación
y estudio por A. Gonzalez Prats, volvemos a encontrarnos con las án-
[page-n-87]
a4
Fig. ~ ~ . - L O S
Saladares (Orihuela)
-'
.
. "-
Lii--
[page-n-88]
ANFORAS PRERROMANAS
87
foras de tipo fenicio con su característico hombro marcado (fig. 25).
En cuento a su fecha, «Nos encontramos ante un yacimiento indígena situado cronológicamente entre fines del siglo VI1 y primera mitad del siglo VI a. C., cuyos materiales denotan una fuerte influencia
orientalizante. .N (A. Gonzalez Prats 1977, pág. 679).
Nuestras ilustraciones (fig. 25) provienen de A. Gonzalez Prats
(1977, Lám. 1, 2, b; 1979 a, pág. 81; 1979 b, fig. 119).
Saladares (Orihuela):
Este yacimiento del Bajo Segura ha aportado valiosos datos para
el estudio de los orígenes de la Cultura Ibérica.
Reproducimos las ánforas aparecidas siguiendo un orden cronológico desde los niveles más antiguos a los más modernos (fig. 27-3 1).
Antes del siglo VI aparecen exclusivamente ánforas de tipo fenicio
que en este siglo son sustituidas por otras más alargadas y de hombro
redondeado semejantes a las del Puntal de Salinas, que parecen fecharse hacia el s. IV a. C.; los ejemplares posteriores a la mitad del s.
V a. C. presentan un hombro redondeado y un perfil algo sinuoso.
Las referencias de las ánforas son:
- Los
Fase 1-A3:
-Fig.
- Fig.
- Fig.
- Fig.
- Fig.
27,l (0. Arteaga y.M. R. Serna, 1975 a, pág. 39, Lám. VIII, 52).
27,2 (Ibidem, pág. 39, Lám. VIII, 53).
27,3 (Ibidem, pág. 39, Lám. VIII, 54).
27,4 (Ibidem, pág. 39, Lám. VIII, 55).
27,5 (Ibidem, pag. 39, Lám. VIII, 56).
Fase 1-B1 :
- Fig.
27,6 (Ibidem, pag. 41, Lám. XII, 84).
- Fig. 27,7 (Ibidem, Lám. XIII, 100).
Fase 1-B2:
- Fig.
- Fig.
- Fig.
- Fig.
- Fig.
- Fig.
- Fig.
- Fig.
- Fig.
28,l (Ibidem, pág. 46, Lám. XX, 149).
28,2 (Ibidem, pág. 46, Lám. XX, 150).
28,3 (Ibidem, pág. 46, Lám. XX, 15 1 ).
28,4 (Ibidem, pág. 46, Lám. XX, 152).
28,5 (Ibidem, pág. 46, Lám. XX, 153).
28,6 (Ibidem, pág. 46, Lám. XX, 154).
28,7 (Ibidem, pág. 46, Lám. XX, 155).
28,8 (Ibidem, pág. 46, Lám. XX, 156).
29,l (0. Artega y M. R. Serna 1975 b, pág. 744, fig. 3,l).
Fase 11-B:
-Fig. 29,2 (0. Arteaga y M. R. Serna, 1975 a, pág. 51, Lám. XXX, 228).
- Fig. 29,3 (Ibidem, pág. 51, Lám. XXXI, 234).
- Fig. 29,4 (Ibidem, pág. 52, Lám. XXXI, 235).
- Fig. 29,5 (Ibidem, pág. 52, Lám. XXXI, 236).
- Figs. 29,6 y 7 (Ibídem, pág. 52, Lám. XXXI, 237 y 238).
[page-n-89]
Fig. 28.-Los Saladares (Orihuela)
[page-n-90]
ANFORAS PRERROMANAS
Fig. 29.-Los Saladares (Orihuela)
[page-n-91]
A. RIBERA LACOMBA
-
1
Fig. 30.-Los Saladares (Orihuela)
[page-n-92]
ANFORAS PRERROMANAS
Fig. 31.-1-5: Los Saladares (Orihuela);6: S. Antón (Orihuela)
[page-n-93]
A. RIBERA LACOMBA
Fig. 32.-1: L'Alcudia (Elx)
(escala sin determinar);2-5: ejemplares del Tossal de ivianises de
los que se extrajeron muestras para su análisis (2, 3 y 5, misma escala)
[page-n-94]
ANFORAS PRERROMANAS
Fase 11-C:
- Fig. 30,3 (Ibidem, pág. 54, Lám. XXXVI, 265).
- Fig.
30,4 (Ibidem, pág.
30,l (Ibidem, pág.
- Fig. 30,2 (Ibidem, pág.
- Fig. 30,6 (Ibidem, pág.
- Fig. 30,5 (Ibidem, pág.
- Fig.
54,
54,
54,
55,
55,
Lám.
Lám.
Lám.
Lám.
Lám.
XXXVI, 268).
XXXVII, 270).
XXXVII, 27 1).
XXXVII, 276).
XXXVII, 275).
Fase 111-A:
- Fig. 31,l (Ibidem, pág. 57, Lám. XLI, 298).
- Fig.
31,2 (Ibidem, pág. 57, Lám. XLI, 299).
- Fig. 3 1,3 (Ibidem, pág. 57, Lám. XLI, 300).
- Fig. 31,4 (Ibidem, pág. 57, Lám. XLI, 302).
Fase 111-B2:
- Fig. 3 1,5 (Ibidem, pág. 60, Lám. XLVII, 339).
- San
Antón (Orihuela):
Se trata de una necrópolis ibérica y de otra del Bronce, excavadas ya hace tiempo por J.
Furgús, quien encontró: ((ámfores(fig. 31,6) a fang prou fí o ben cuit i de color groguenc o rosadenc)) (J. Furgús 1937, pág. 27, Lám. 11, l). Las compara con ejemplares de Cabrera de
Mar (J. Barberá, 1968, fig. 2).
E. Llobregat piensa que se trata de ánforas del tipo Mañá D (E. Llobregat, 1974, pág.
296) aunque a nosotros nos parece que deba tratarse de algún tipo de ánfora ibérica por los
datos que nos da J. Furgús referentes a su altura, 80 cm., su larga base cónica, sus paredes
muy finas y la comparación que hace con los ejemplares de Cabrera de Mar, ya que el pequeño dibujo que realizó es muy poco preciso como para fiarse de él.
Este yacimiento se incluye, aunque con dudas, entre los de época más antigua de los de la
Cultura Ibérica (M. Tarradell 1961, pág. 18).
La mayor parte de los materiales de esta necrópolis han desaparecido.
.- Orihuela:
En la Biblioteca Fernando Loazes, de Orihuela, se encuentra un ánfora bitrocóconica del
tipo Maná E a la que le falta el extremo de la base. La boca es una moldura alargada e inclinada al exterior. Las asas se insertan en la mitad del tronco de cono superior y a partir de
ellas hacia abajo aparecen una serie de profundos surcos característicos de esta clase de ánforas (J. B. Vilar 1975, fig. 26).
[page-n-95]
CONCLUSIONES
A)
ESTUDIO DE LOS TIPOS
Teniendo en cuenta los materiales vistos en el inventario, vamos a
tratar de extraer una tipología, más o menos provisional, de estos recipientes, que por lo menos sea válida para el País Valenciano, amén
de que en algunos casos también sea aplicable a otras zonas, lo cual se
podría corroborar, o no, con estudios monográficos semejantes en las
referidas zonas geográficas.
1) TIPOS FENICIO-OCCIDENTALES
El término fenicio-occidental es el que se emplea actualmente por
gran parte de la investigación para designar al complejo cultural que
anteriormente se denominaba paleopúnico y que podría hacer incurrir en errores terminológicos (H. Schubart, H. Niemeyer y G. Lindeman 1973, pág. 11, nota 3) ya que siempre se considera a lo púnico
como sinónimo de cartaginés, de ahí que hayamos adoptado esta terminología; en el estado actual de los estudios no se pueden relacionar
los primeros momentos de la colonización fenicia en Occidente con las
fases más antiguas de Cartago, sino que más bien habría que considerar que el foco Occidental aún mantenía relaciones directas con sus
metrópolis, antes de caer en la órbita púnico-cartaginesa, lo cual ocurriría a partir del siglo V a. C.
Esto parece que se pueda aplicar con bastante seguridad al Sur de
la Península, pero no totalmente a las costas del Este Penínsular, donde sólo se pueden ver claramente relaciones con este mundo del Sur de
[page-n-96]
ANFORAS PRERROMANAS
95
la Península en las zonas más meridionales valencianas, lo cual es 1ógico por simples razones de proximidad geográfica y por tratarse de
una zona de fácil comunicación con el foco tartésico-turdetano; mientras en la parte Septentrional del Pais Valenciano los materiales de
raigambre semítica tienen menos variedad que los meridionales y se
pueden reducir, a grandes rasgos, a sólo tres tipos cerámicos: pies-trípodes, vasijas con asas en el borde y ánforas, mientras que en los yacimientos sureños tenemos además cerámicas grises y de barniz rojo.
Esto último podría relacionarse con la existencia de otro núcleo
distinto al del Sur que distribuiría estos productos cerámicos, y que
podría ser Ebusus en la que no hay barniz rojo, como en Cartago a
partir del siglo VI a. C. (M. Tarradell 1967, pág. 290), desde donde se
fundó la factoría ebusitana, según las fuentes en el 654 a. C., pero en
la isla parece que apenas hay algo anterior al siglo V a. C. (M. Tarradel1 y M. Font 1975, pág. 154), aunque últimamente se ha señalado la
existencia de ((ánforas de tipo arcaico)) (A. Gonzalez Prats 1979, pág.
69) por lo que el término paleopúnico podría revalorizarse; también
se ha supuesto la posible presencia de una hipotética factoría fenicia
en la desembocadura del Ebro (J. Maluquer, 1969).
Por lo que se ve, tendremos que esperar a que las investigaciones
futuras sigan avanzando en este campo para poder establecer conclusiones más definitivas.
En la numeración de nuestra tipología de ánforas fenicio-occidentales usaremos los mismos números que se han empleado en la necrópolis de Trayamar a fin de no complicar, ya desde sus inicios, los intentos de clasificación de este tipo de vasijas, de las que suponemos
deben existir algunos tipos más.
Delante del número que le corresponda a cada tipo colocaremos
la letra F mayúscula para indicar que se trata de un tipo fenicio.
TIPO F - l
\
Se puede relacionar con el Trayamar 1 (H. Schubart y H. Niemeyer
1976, pág. 213), elR 1 de Orania(G. Vuillemot 1965, 17;'l)yel237 de
P. Cintas (1950).
Se caracteriza por un hombro hemiesférico marcado por una arista a la que sigue un cuerpo globular que parece acabar en una base
redondeada, aunque en otros lugares se conocen variantes con bases
algo apuntadas.
El borde es un resalte que puede llegar a tener más de dos centímetros de altura, pero no parece inferior a tales medidas; los bordes
de estas ánforas parece que sufren una evolución en la que va dismi-
[page-n-97]
Mapa 2.-Distribución de las ánforas fenicias
[page-n-98]
ANFORAS PRERROMANAS
97
nuyendo su altura; así, en los Saladares los ejemplares más antiguos,
del nivel 1-A3, presentan bordes de una altura superior a los dos cms.
(fig. 27,l y 2), mientras en los niveles 1-B1 y 1-B2 ya son de dos cms. o
algo inferiores (figs. 27,7 ; 28,l-6 ; 29,l) y se asemejan más a los de Vinarragell (figs. 2, 12 y 13; 3, l , 2, 4 y 9; 4 , l y 4).
Las asas son de sección circular, por lo general, y se insertan en la .
carena del hombro.
Sobre su origen e introducción en la Península Ibérica ya hemos
hablado en otro apartado.
En tierras valencianas este tipo de ánfora se concentra en dos zonas, hasta el momento: la Nordeste y el extremo Meridional; de la primera proviene el abundante lote de Vinarragell (figs. 2 , l l ; 3 y 4)junto a algunos pocos fragmentos procedentes de varios yacimientos apenas prospectados, lo cual nos da una alta densidad de hallazgos, que
se pueden relacionar con la existencia de materiales fenicios de los siglos VI1 y VI en la zona costera catalana, desde 1'Illa d'En Reixac (A.
Marti y E. Sanmartí 1976-78, fig. 4,4 y fig. 6,lO) a las bocas del Ebro
(J.Maluquer 1969),pasando por Sant Just Desvern (J.Barberá y E.
Sanmarti 1977, fig. 4, 1 y 2) y el Coll-Alt de Tivissa (J. Barberá y E.
Sanmartí 1976-78, fig. 2,4),que como acabamos de ver se puede relacionar con las actividades de Eivissa o de una hipotética factoría que
usaría el Ebro como fácil vía de penetración.
De la parte Meridional tenemos los ejemplares del Castellar de
Crevillent (fig. 25) y de los Saladares (fig. 27, 28 y 29,l) y con bastantes dudas, la parte superior de un ánfora de 1'Alcudia de Elx (Lám.
XV, 1) que apareció en un nivel del Bronce Valenciano (sic)(R. Ramos
Fernandez 1975, pág. 82).
Sobre la cronología de este tipo, ya hemos visto como se fechan en
el Sur de la Península entre fines del siglo VI11 o tal vez algo antes, a
principios del siglo VI a. C.; en tierras valencianas las de hombro carenado se colocan antes del siglo VI a. C. en los Saladares, mientras
que en Crevillent A. González Prats (1979, pág. 6 1) le asigna una fecha centrada en el siglo VI a. C. y, asimismo, en Vinarragell se colocan en el siglo VI y parte del V a. C. (N. Mesado 1974, pág. 165),aunque en opinión de O. Arteaga (1976, pág. 190) deben colocarse en la
segunda mitad del s. VI1 y principios del VI, a. C. ; F. Gusi también las
sitúa en el siglo VI1 a. C..
Por nuestra parte, pensamos que este tipo de ánforas aparecería
en tierras valencianas a fines del siglo VI1 a. C. alcanzando su auge en
la primera mitad del siglo VI a. C.
[page-n-99]
98
A. RIBERA LACOMBA
TIPO F-2
De este tipo sólo conocemos hasta el momento un ejemplar en el
Pais Valenciano (fig. 1 , l ; Lám. 1, 1 y 2) procedente de la Pobla Tornesal en la Planta Alta, y por tanto englobable dentro del área Septentrional de mayor densidad de hallázgos fenicios.
La incluimos en nuestra relación por su forma, que recuerda a la
F- 1, más que por su función, ya que mayormente se usa como urna cineraria; es la forma 29 del barniz rojo tartesio-Oriental de Cuadrado
(1969, fig. 9).
Su forma es globular, con hombro corto, apenas inclinado. El born
de es recto y poco abultado, algo inclinado al interior; las asas se j sertan en la carena del hombro y son de sección geminada. No está
decorada, aunque la mayoría de los ejemplares de esta forma presentan algún tratamiento en la superficie.
Como salió sin contexto tendremos que recurrir a ejemplares de
otras zonas para fecharlo.
En la Península sólo conocemos su presencia en la costa andaluza; en la necrópolis de Trayamar son el tipo 2, que aparece en barniz
rojo y servían de urna cineraria, como nuestro ejemplar, fechándose
hacia mediados del siglo VI1 a. C. o algo antes (H. Schubart y H. Niemeyer 1976, págs. 236-237, fig. 12, 547, 557, figs. 16,606);enla factoría de Toscanos también tenemos esta forma pero aquí aparece con
decoración pintada policroma y se fecha hacia el 700 a. C. o algo después (estrato I V b) por la presencia de restos de ánfora S.O.S. (H.
Schubart, H. Niemeyer y ,M. Pellicer 1969, págs. 145-147, Lám. 8,
8621868); en la factoría de Guadalhorce hay ejemplares semejantes
que también presentan decoración pintada aunque su forma difiere
algo de los de Toscanos, lo cual se explica por razones cronológicas,
1
ya que estas ánforas se encuadran en Guadalhorce 1 que tiene unas
fechas de la primera mitad del siglo VI a. C. (A. Arribas y O. Arteaga
1975, Lám. XVI, 73 XXVIII, 138, XXXIII, 165, págs. 96-97, 82-84).
En la Península Ibérica, pues, tenemos este tipo de ánfora en barniz rojo y en cerámica policroma, y ahora también en cerámica sin
tratamiento de superficie.
Tenemos paralelos en otros yacimientos fenicio-púnicos fuera de
la Península; en las costas de Orania está en el s. VI a. C. en Mersa
Madakh y en Les Xndalouses (G. Vuillemot 1965, figs. 56 y 117) con
decoración pintada y en Rachgoun es el tipo R-4 que aparece en barniz rojo, como en Trayamar (Ibídem, fig. 17,4);sin decoración hay un
ejemplar de aguas de la misma Rachgoun (E. Janier 1953);en Cartago hay algunas formas semejantes pintadas, aunque son más peque-
[page-n-100]
ANFORAS PRERROMANAS
99
ñas, que también estan en Motya (P. Cintas 1950, núms. 235, 238 bis,
pág. 135).
Los tipos F-1 y F-2 son, de momento, las Únicas formas de ánforas
fenicios-occidentales que se encuentran claramente representadas en
las tierras valencianas, aunque es posible que hayan otros tipos o variantes; así, del nivel 1 de Vinarragell tenemos un borde plano de ánfora (fig. 4,2) que no se puede incluir en ninguno de los dos tipos conocidos, y en la fase 1-B1 de Saladares (fig. 27,6) hay un fragmento de
hombro marcado, seguramente de ánfora, con pintura, con lo que
también tendríamos ánforas fenicias pintadas, como en Andalucía.
En los tiempos inmediatamente anteriores a la aparición de la
Cultura Ibérica estas ánforas fenicias o sus imitaciones son casi las
únicas que aparecen en los yacimientos del País Valenciano, pues
apenas se conoce alguna W c a (A. Ribera, en prensa) o griega arcaica (A. Ribera y P.P. Ripollés, 1977, págs. 171-173),por lo que los iberos se tuvieron que basar en los recipientes fenicios para elaborar sus
ánforas.
2) TIPOS IBERICOS
En esta categoría incluiremos un tipo de ánforas que por ser el
más abundante en los poblados ibéricos y tener la certeza de que fueron fabricadas dentro del área cultural ibérica (alfares de Sagunto, El
Campello y Fontscaldes) le asignamos dicha denominación aunque su
forma deriva claramente de prototipos fenicios de los que también tenemos constancia de su aparición en el País Valenciano.
Estas ánforas ibéricas, en sus diversas variantes, las encontramos
desde el Sur de Francia a Andalucía, seguramente desde el siglo V a.
C. hasta el cambio de Era, ocupando toda el área geográfica de la Cultura Ibérica, aunque de Aragón sólo conocemos un ejemplar completo
(M. Pellicer, 1962 a, fig. 1) y algunos fragmentos poco significativos
(P. Atrián y M. Martínez, 1976, fig. 4 y 6; M. Pellicer, 1977, pág. 19)
siendo inexistentes en un gran poblado como Azaila (M. Beltrán Lloris, 1976, pág. 254); en esta zona, sin embargo, son abundantes las
(J.
grandes vasijas de tipo ((Ilduratin)) Cabré, 1944, fig. 15 a, Lám. 6 1,
2) que se fechan a partir del s. 1 a. C. (M. Pellicer, 1962 a, fig. 8, 1)y
1
que también encontramos en las tierras celtíberas (F. Wattenberg,
1963, Lám. X, 795 y 796; B. Taracena, 1929, Lám. VII).
Al ser un producto apenas industrializado estas ánforas se nos
presentan con muchas variedades de forma, tanto en el espacio como
en el tiempo, pues pasando revista de una manera superficial a los tipos de toda el área ibérica vemos que algunas formas son peculiares
[page-n-101]
1 O0
A. RIBERA LACOMBA
de una zona determinada; por ejemplo en Andalucía Oriental en los
siglos V-IV a. C. hay unas ánforas ovoides y de perfil sinuoso con la
superficie totalmente pintada (M. Almagro Basch, 1967; J. Cabré,
192 1, pág. 2 1-25; C. Olaria, 1972) lo cual no es normal en estas vasijas, aunque hay algunos ejemplares pintados en Portugal (P. Bosch
Gimpera, 1932, pág. 488, fig. 453) y Aragón (M. Pellicer, 1962 a, fig.
1)pero estos últimos presentan una decoración mucho más pobre que
las ánforas andaluzas; en tierras albaceteñas y catalanas ya vimos al
1
principio del capítulo 1 1que también se dan unas formas características.
A continuación reseñamos las ánforas valencianas que consideramos ibéricas, algunas de las cuales sólo son propias de estas tierras,
mientras otras las encontramos también en otras zonas.
A cada tipo le asignaremos un número delante del cual pondremos una «i»mayúscula, 1, para indicar que son formas ibéricas, tal como hicimos con las fenicias; procuraremos seguir en nuestra numeración un orden cronológico, empezando por los tipos más antiguos.
Las formas de las que dispongamos de un solo ejemplar o que sólo
se encuentren en un yacimiento no serán incluidas, de momento, en
esta tipología, hasta que no tengamos más elementos que nos den una
visión más clara sobre cada forma.
TIPO 1-1)
Este tipo se caracteriza por tener un borde apenas engrosado y de
altura superior al centímetro; el perfil de la panza es sinuoso y alcanza su máximo diámetro en su mitad inferior, aunque en unos pocos
casos el diámetro de la mitad superior sea el mismo que el de la inferior, pero nunca mayor (fig. 9,3; Lám. IV, 4; fig, 9,5);el hombro es redondeado y sobre él se colocan las asas que son de sección circular o
con acanaladura externa; la base es algo redondeada.
En este tipo incluimos ánforas del Puntal de Salinas (figs. 9, 2, 3 y
5; 10, 1 y 2) y de los Saladares (figs. 29,4-7; 30, 1-3);la fecha de las
primeras es del siglo I V a. C., aunque se trata de un poblado poco estudiado, y los ejemplares de los Saladares se colocan en las fases 11-B
y 11-C, que corresponden al llamado período Ibérico Antiguo, que va
desde mediados del siglo VI a mediados del V a. C. (O. Arteaga y M.
Serna, 1975 a, fig. 12, pág. 72) por lo que tendremos que considerar
una amplia perduración de este tipo, durante dos siglos por lo menos.
Un ánfora del Puig (Alcoi)podría ser también de este tipo (fig. 15,3;
Lám. IX, 4).
Perfiles similares a estos tenemos en Ebusus (R. Pascua1 Guasch,
1974, fig. 5, A), Villaricos (L. Siret, 1906, Lám. XVIII, 23 y 5), en la
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Mapa 3.-Distribución de las Moras ibbricas
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1
35
1
1
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A
Agrupación de los tipos de Moras ibhricas, según su altura y su diámetro máximo. Los signos son los mismos que en el mapa 4
Nota.-Para la elaboraci6~ide gr8ficas 2 , 3 y 4 8610 se han tenido en cuenta los ejemplares que no ofrecían dudas de filiacibn, desechándose las duda8
las
incompletas.
0
~
~
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ANFORAS PRERROMANAS
[page-n-105]
104
A. RIBERA LACOMBA
necrópolis de Emporion, donde se fechan entre el 525 y 540 (M. Almagro Basch, 1953, pág. 398, 2-4) y en el Castañuela (Huelva)en los
siglos IV-111 a. C. (M. Del Amo, 1978, Lám. VII, 1); fuera de la península aparece en Tipasa con perfil semejante, pero asas mucho más
grandes, fechándose entre los siglos V-111 a. C. (S. Lancel, 1968, fig.
80-82, pág. 121).
Este tipo debe ser derivación de la forma F- 1, que evolucionaría
alargando el cuerpo y redondeando el hombro; del nivel inferior de la
Neápolis de Emporion tenemos un ejemplar que aún conserva restos de la carena del hombro, pero que ya ha alargado su cuerpo y que
se fecha hacia la segunda mitad del siglo VI a. C. (M. Almagro Basch,
1949, pág. 105, fig. 46) y que es idéntico a otras dos ánforas del Coll
del Moro (S. Vilaseca, 1953, Lám. XIV, 5; XV, 1) que se han fechado
en el siglo V a. C. (M. Pellicer-, 1962 a, pág. 53), por lo que es posible
que entre fines del siglo V I y principios del V a. C. aparezca el tipo 1-1
que duraría hasta el siglo IV a. C., amén de que el tipo F-1 haya seguido una evolución distinta en el País Valenciano.
TIPO 1-21
Se caracteriza por un perfil apenas sinuoso, borde generalmente
sin engrosar, dos asas sobre el hombro y base redondeada, casi plana.
Debe considerarse como una evolución del tipo 1-1, mediante la
suavización del doble perfil curvo del tipo anterior.
Dentro de esta forma colocamos ejemplares del Puig d'Alcoi (fig.
15,l y 3 ; Lám. IX, 4y5),laBastida(fig. 9,l;Lám. IV, 2)ydelnivelF
de 1'Alcudia (fig. 26,3) fechables en los siglos IV-111 a. C.
Dentro de este tipo, o en el anterior, se podrían incluir los ejem1
plares del Macalón, anteriores al siglo 1 1a. C. (M. A. García Guinea,
1960, fig. 11, 5).
A partir de este tipo derivarán las ánforas de tamaño grande de
los siglos 1 1 1a. C., como la forma 1-6.
1TIPO 1-3)
Anforas de boca plana o casi plana, perfil sinuoso con dos inflexiones en el cuerpo antes de alcanzar la base que es redondeada y alargada; el hombro es asimismo redondo y en él se insertan las asas.
A este tipo pertenecen ánforas del Puntal de Salinas (fig. 9,4;
Lám. V, 11, la Bastida de Moixent (fig. 7,2; LBm. IV, 1), lrAlcudia (fig.
26,4; Lám. XV, 6) y posiblemente otras más que son un poco dudosas
por estar incompletas, y que son del Puig dlAlcoi (fig. 17,2)y del nivel
F de L'Alcudia (fig. 32,l).
[page-n-106]
ANFORAS PRERROMANAS
105
Las fechas de estas ánforas en tierras valencianas son de los siglos IV y 1 1
1.
Fuera del País Valenciano está en Emporion (M. Almagro-Gorbea
1962, fig. 2, pág. 22 6); en Ullastret, donde se fechan a fines del siglo V
a. C. (M. Oliva 1954, fig. XXI, pág. 3 14);en la Torre dels Encantats de
Arenys de Mar (R. Pascual Guasch, 1968, Lám. 1, l),en pecio de Punta Salinas (F. Foerster y R. Pascual.1971, fig. 5, pág. 37) donde se ha1
llaron con ánforas greco-itálicas de inicios del siglo 1 a. C., en el pecio
de Benisafuller, donde se encontraron los restos de 150 ejemplares,
junto a ánforas Mañá E del tipo antiguo que consideramos de los siglos IV-111 a. C., en el fondeadero de Cales Coves (Fundación J. March
1977, figs. 33; 34 y 28, 9 y 10)y por último está en aguas de la isla de
Freu donde apareció un ejemplar aislado (R. Pascual Guasch y L. Esteva 1971, fig. 3, 7).
Por lo que se ve, se trata de un tipo de amplia distribución, que fue
objeto de algún comercio marítimo y cuyo lugar de origen aún no podemos determinar, por lo que es posible que algunos de los ejemplares
mencionados puedan ser púnicos, los cuales quizás fueron tomados
como modelos por los iberos.
TIPO I-4
En este tipo incluimos ánforas de borde poco resaltado, perfil formando una sola curva, base apuntada, en un caso acabada en pivote,
asas en forma de herradura colocadas a partir del hombro.
Sólo lo conocemos en las tierras meridionales valencianas: en
el Monastil (fig. 10,5; Lám. V, 4), Tossal de Manises (fig. 23,3; Lám.
XII, l ) , IrAlcudia (LBm. XV, 4) y eyi la Escuera (fig. 24,3), donde se
puede fechar en el siglo 1 1a. C., mientras las de llAlcudia son del lla1
1
mado nivel ibero-púnico, que comprende del siglo 1 1a la primera mitad del 1a. C. ; los restante's ejemplares no tienen un contexto bien definido, pero muy bien pueden colocarse en la misma época que en los
dos anteriores, por lo que le asignamos a esta forma una cronología
entre los siglos 111-11 a. C.
Hay una posible variante, que sería del siglo 1 a. C., de tamaño
1
más reducido y que encontramos en la Serreta (fig. 13,2; Lám. VII, 1;
fig. 14,3; Lám. VIII, 4) y en el Monastil (fig. 10,3).
TIPO 1-5
Su principal característica es su cuerpo fusiforme; el borde es plano o apenas resaltado; las asas siempre presentan la típica acanaladura externa y se sitúan justo por debajo del hombro; acaba en una
base apuntada, que en un solo caso presenta un botón.
[page-n-107]
106.
A. RIBERA LACOMBA
Es posible que sea una evolución del tipo anterior, aunque lo encontramos en una zona más amplia, desde S. Miquel de Lliria (fig.
5 , l ; Lám. 11, 3) al Tossal de Manises (figs. 23, 4 -6; Lám. XIII, 3 y 4;
XIV, l ) ,pasando por la Serreta (fig. 13,5; 14,5; Láms. VII, 4; IX,2), el
Monastil (fig. 10,4; Lám. V, 5) y el Tossal de la Cala (fig. 17,l; Lám.
XI, 1).
Es decir, que aparece en poblados de cronología tardía, entre fines del siglo 1 1y el 1 a. C., lo cual se puede corroborar en Itálica, cu1
yos materiales son posteriores al siglo 1 1a. C. y entre ellos parece que
1
hay ánforas de esta forma (J.Luzón 1973, pág. 47, Lám. L, fig. 14, A)
aunque no podemos asegurarlo por ser su representación gráfica poco
exacta.
El ánfora llamada de la costa catalana, de cuerpo cilíndrico y larga base cónica se asemeja algo a este tipo pero su diámetro es mucho
mayor.
TIPO 1-6
Borde engrosado de perfil variado sin ser superior a 1'5 cm. de altura y en muchas ocasiones algo ancho; cuerpo casi cilíndrico, ligeramente curvado; el contacto entre el hombro y el cuerpo suele estar
marcado por líneas de estrías en número variable, a partir de las cuales se sitúan dos pequeñas asas de sección circular; la base es casi
plana, formando una ligera convexidad; la inclinación del hombro va
de ser casi plana a alcanzar un ángulo de 45 O en algunos ejemplares.
En este tipo hemos incluido la mayoría de las ánforas de S. Miquel
de Llíria (figs. 5, 5-7; 6, 1 y 2; Lám. 11, 1 y 2, 4 y 5) y de la Serreta
(figs. 11, 4 y 5; 13, 1, 3 y 6; 14, 2 y 6; Láms. VI, 3-5, VII, 3; VIII, 1 y
3) y a otras de los Villares (fig. 6,3; Lám. 111, 3) y del Castellar de Hortunas (fig. 6,4); asimismo también consideramos de esta forma otras
dos ánforas que parecen un poco diferentes por tener la base más
apuntada y no distinguirse tanto la diferencia entre el cuerpo y el
hombro, lo cual podría ser un indicio de antigüedad; se trata de un
ánfora del Cerro Lucena (Enguera)(fig. 6,5; Lám. III,4) y otra aparecida en los Villares (fig. 6,6; Lám. XIV. 2 y 3).
Sólo le hemos encontrado un paralelo en el número 3 14 bis de P.
Cintas que fecha entre el siglo VI1 y finales del período púnico apareciendo en Cartago, Motya y Villaricos (P. Cintas 1950, pág. 149).
SUBTIPO I-6 A
Se trata de un variante del tipo anterior, del que sólo se diferencia
por una inflexión hacia la mitad de la panza, lo que le da un perfil sinuoso.
[page-n-108]
ANFORAS PRERROMANAS
107
Tenemos tan sólo dos ejemplares de la Serreta (figs. 13,4; 1 4 , l ;
Láms. VII, 5; VIII, 2) y otro en el Cerro del Pino de Ontur (Albacete)
(J. Sánchez Gimenez 1947, Lám. V).
TIPO 1- 7
Se asemeja en la forma al tipo 1-6, aunque sus dimensiones son
mucho más reducidas.
Su cronología es la misma que la del tipo 1-6.
Conocemos dos ejemplares de Sant Miquel de Lliria (figs. 5,2 y 3;
Láms. 11, 1 y 2) y uno de la cueva del Mal Paso (fig. 1,4).
TIPO 1-8
Anfora de cuerpo fusiforme acabado en un estrecho pivote; hombro redondeado bajo el que se sitúan dos asas de sección circular; el
borde es el típico pequeño resalte (fig. 1,3; Lám. 1, 3).
Aunque sólo conocemos un ejemplar entero, sabemos de la existencia de fragmentos de este tipo en el Museo de Sagunto y en otros
poblados cerca de esta población, como la Punta de lfOrley (Val1
dfUxó)y el Castell de Almenara, amén de conocer la posible existencia
de algunos hornos cerámicos en los que parece ser que se fabricaron
estas ánforas.
Por la forma fusiforme, la presencia de un pequeño pivote y el tener las asas bajo el hombro se puede fechar, provisionalmente, entre
los siglos 111-1a. C.
Debe tratarse de un ánfora que se usaría en el ámbito saguntino,
según se desprende de la distribución de los escasos hallazgos.
Estos son los tipos de ánforas ibéricas valencianas que nos parecen los más representativos, pues aún hay algunas formas que no incluimos en esta tipología, por estar representadas por un solo ejemplar o por alguno más pero dentro del mismo yacimiento, y de los que
además, no le encontramos paralelos fuera de la región valenciana.
En este caso se encuentran las pequeñas ánforas de Rochina, la
Bastida (fig. 7,3; Lám. IV, 3) y l'Alcudia (fig. 26,6) dos ánforas de la
Serreta (fig. 11, 1 y 3; Lám. VI, 1 y 2) y otra de 1'Alcudia (fig. 26,5).
3)
TIPOS PUNICOS
Para clasificar estas ánforas seguiremos la tipología de Mañá a la
que añadiremos dos tipos más, el F (R. Pascua1 Guasch 1969 b), que
no aparece en el País Valenciano, y el G, aunque no tendremos en
cuenta a los tipos A y B, por los motivos que ya adelantamos al final
1
del capítulo 1 A.
[page-n-109]
Mapa 4.-Distribucibn de las dnforas púnicas
[page-n-110]
ANFORAS PRERROMANAS
109
Las formas incluidas en este apartado corresponden a tipos que
deben tener su origen en Cartago o en la zona de influencia cartaginesal que se extendió por el Norte de Africa, Cerdeña, parte Occidental
1
de Sicilia y Sur de la Península Ibérica, desde el siglo V a fines del 1 1
a. C., aunque los tipos púnicos o de derivación púnica continúan apareciendo hasta bien entrado el siglo 1a. C., y en el caso del C-2, prosiguen su evolución en época Imperial.
Las denominamos púnicas porque de unos tipos, el C-2 y el F,
amén de otros que no aparecen en la Península, se conocen alfares en
esta zona; de otro, el DI su dispersión coincide claramente con el área
de influencia púnica; al tipo E también lo consideramos púnico, y en
concreto de Eivissa ( l ) ,apareciendo gran cantidad de ejemplares en
las costas valencianas al Sur del Cap de la Nau; y por último, al tipo
que hemos denominado G, lo incluimos en nuestra relación por ser su
forma parecida a los tipos púnicos y además se encuentra en yacimientos en los que también hay otras ánforas de origen semita.
TIPO MAÑA C
Mañá subdividió este tipo en dos variedades, la C, 1 y la C,2, como
1
ya vimos en el apartado 1 A.
Se corresponde con los tipos 3 12-313 de P. Cintas (1950) y 13 a de
A. M. Bisi (1970).
Se caracteriza por tener un cuerpo cilíndrico que acaba ligeramente apuntado (C-1)o en largo pivote ((2-2)como las ánforas de tipo
clásico; el cuello al principio es apenas incipiente (C-1) y evoluciona
poco a poco alargándose (C-2);la boca es un pequeño resalte, más o
menos alto, que igual es recto que redondeado (C-1)y con el tiempo se
va ensanchando y complicando con varias molduras (C-2).
En la región valenciana sólo tenemos registrada la presencia del
subtipo C-2, que es poco abundante, pues sólo conocemos un ejemplar
de Torre dlOnda (Borriana)(fig. 1,2),una boca del Tossal de Manises
(fig. 32,4), varios ejemplares en el Tossal de la Cala (figs. 16,2; 17,3 y
5; Láms. X, 1 y 2) y uno de llAlcudia (Lám. XV,5).
A pesar de ésto es el tipo que presenta mayor difusión dentro de
las ánforas púnicas, apareciendo en toda la costa Mediterránea de la
Península, aunque nunca en gran densidad: en Catalunya está la variante C-2 en Els Riells (E. Ripoll y M. Llongueras 1974, figs. 8, l y 2,
y fig. 10,14); en Burriac (M. Ribas, 1964, pág. 80, fig. 9) y la C-1 en
Emporion (M. Almagro Basch, 1953, pág. 399,26).
( 1 ) Como se ha puesto de relieve recientemente (J. Ramón, 198 1 «La producción anfórica púnico-ebusitana)).
Delegación del Ministerio de Cultura de Eivissa) cuando este trabajo ya
estaba entregado para su publicación.
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110
A. RIBERA LACOMBA
En Andalucia es más abundante, habiendose encontrado el subtipo C-2 tanto en el mar, en Adra y en la Higuera (R. Pascua1 Guasch
1971-72, fig. 9,3, pág. 3331, como en tierra firme, en el Cerro del Mar
(H. Schubart, H. Niemeyer y M. Pellicer 1969, Lám. XXVII,68), en Asta Regia (M. Esteve 1950, fig. 5,III), Belo (C. bomergue 1973, pág.
110)y Huelva (M. Belen, M. Fernandez-Miranda y J.P. Garrido 1977,
fig. 13,7);también se halla en Portugal (G. Cardoso 1978, pág. 69). El
tipo C-1 está en la necrópolis de Cadiz (P. Quintero 1926, Lám. 111).
Asimismo, las dos variedades las encontramos en varios pecios
balearicos, como el del Cap Negret (M. J. Almagro-Gorbea y B. vilar
1966, figs. 4 y 5); Cales Coves (Fundación Juan March 1977, figs. 29,
1-6) y en aguas ebusitanas (F. Company 1971, figs. 2 y 31, todos con
ánforas del subtipo C-2, mientras el C- 1 aparece en Pecio Cabrera (C.
Veny y D. Cerdá 1972, figs. 5 A y B), en el Sec (D. Cerdá 1974, Lám.
11, fig. 7) y en Na Guardis (Ibídem, Lám. 11, fig. 8); con esto ya se puede demostrar que era un ánfora que fue objeto de un activo comercio
marítimo, lo cual explica que se encuentren ánforas de este tipo desde
el Sur de Francia (F. Benoit 1965, Lám. 42) a Atenas (V. Grace 1956,
fig. 6,2-6), pasando por el Norte de Italia (N. Lamboglia 1955, figs. 8,
9, 1 1, 12, 14-16) y varios otros yacimientos de Sicilia (A. M. Bisi,
1969, pág. 18).
Sus centros de producción tenemos que buscarlos, por lo menos
para la variante C-2, en el Norte de Africa, de donde conocemos algunos alfares, el más completo de los cuales es el de Kouass (M. Ponsich
1968, fig. 2, IV) existiendo otras en Sala y Volubilis (J.Boube 197375, pág. 23 1), pero del tipo C-1 no conocemos siquiera un ejemplar en
el Norte de Africa, mientras el C-2 está presente desde Cartago, Gouraya (P. Cintas 1950, pág. 149, Lám. XXVI, 3 12-313) e Hipona (J.P.
More1 1968, fig. 37) a Thamusida (J. P. Callu et alia 1965, Lám.
XLIX, fig. 100) pasando por varios yacimientos con gran número de
ejemplares, como Les Andalouses (G. Vuillemot 1965, fig. 69, 2-4) y la
necrópolis de Melilla (M. Tarradell 1954, Lám. 3 1 y 32) y otros muchos más que sería prolijo enumerar.
El origen del tipo C-1 es más dudoso, habiéndosele supuesto un
posible centro de fabricación en el Sur de Italia (F. Benoit 1965, pág.
77), lo que explicaría su aparición en pecios con ánforas greco-itálicas
desde el siglo IV al 1 a. C., como se ve en Porto Vecchio (B. Liou 1973,
1
pág. 604), el Gran Conglué (F. Benoit 1961); el Sec y Cabrera 2 (D.
Cerdá 1974) y otros, por lo que no sería púnica.
En lo que a cronología se refiere esta claro que la variante C- 1 es
anterior a la C-2 ; la primera aparece ya en el siglo IV en el pecio del
Sec y en el de Na Guardis (D. Cerdá 1974, Lám. 11, 8 y 9) y en la ne-
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ANFORAS PRERROMANAS
111
crópolis de Emporion (M. Almagro Basch 1953, pág. 399,26), continuando en el siglo 1 1 como se ve en el pecio Cabrera 2 (C. Veny y D.
1
1
Cerdá 1972, fig. 5, A y C) y a principios del 1 a. C., con los ejemplares
atenienses (V. Grace 1956, fig. 6 , 2 y 3); a partir de esta fecha el subtipo C-1 va desarrollando algo el cuello y en el borde aparecen algunas
molduras, y a fines de dicho siglo ya tenemos plenamente formada la
variante C-2 (V. Grace 1956, figs. 6, 4 y 5) que parece alcanzar su
apogeo en el siglo 1 a. C., perdurando en época Alto Imperial romana
con la forma Dressel 18; incluso en épocas más tardías como el siglo
I V d. C. en el que hay ejemplares que se pueden relacionar con esta
forma, como el tipo Almagro-53 (M. Almagro 1953, pág. 311).
Volviendo a la variedad C-2, podemos conocer con más aproximación su cronología, según la evolución de la forma del borde, pues éste
a fines del siglo 1 y principios del 1 a. C. presenta dos molduras bajo
1
el labio de forma variada, como en Albintimilium (N. Lamboglia 1955,
figs. 8, 9, 1 1, 12, 14-16)y en nuestros ejemplares de Benidorm, mientras en época Augustea es más simple y alargado (C. Domergue 1973,
pág. 110).En épocas posteriores parece que se quedó el borde sin molduras como puede verse en el prototipo de Dressel de la forma 18,
1
aunque a fines del siglo 1 d. C. y principios del 1 d. C. aún tenemos
bordes moldurados (J. Alarqao et alia 1976, págs. 86-87, Lám. XXII,
núm. 42 y 43) aunque la tónica general parece que es que se hagan
menos elaborados y más verticales (J.H. Humphrey 1976, pág. 110).
El contenido de este tipo de ánforas pudo ser los productos derivados del pescado, que tanta importancia tuvieron en las costas del Sur
y Sudeste de la Península Ibérica y Marruecos (M. Ponsich y M. Tarradell 1965) que es donde encontramos estos recipientes en gran número; esto se puede demostrar, en ciero grado, si las comparamos con
otras ánforas que sabemos que contenían estos productos, como los tipos 7-1 1 de Dressel y 46 de Pelichet que presentan bocas bastante
abiertas como el tipo Mañá C-2; además el tipo Dressel 18, que es la
evolución en época Imperial romana del Mañá C-2, sabemos, por una
inscripción del Castro Pretorio, que contenía Hal(ex) Coc(tiva) o
Hal(ex) Soc(iorum), según se lea la inscripción (F. Zevi 1966, págs.
220-22 1). Sin embargo se conoce un ejemplar de Mañá C-2, con cuello
corto, que contenía olivas (G. Santamaria 1961, pág. 172, fig. 8).
Una vez vaciado su contenido inicial estos recipientes los encontramos en muchos casos realizando funciones secundarias; así, en
Ruscino (Roselló, Francia) apareció una canalización con ánforas del
tipo C-2 con el fondo seccionado que se incrustaba a su vez en la boca
del ejemplar siguiente, lo cual se aseguraba con mortero (J.Jannoray
1956); en Tarragona se halló una cisterna, cuya bóveda estaba for-
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112
A. RIBERA LACOMBA
mada por veinticuatro ánforas del tipo C o del Almagro 53 (J. Serra
Vilaró 1930, Lám. XX,fig. 32); algo semejante ocurre en Cartago (J.J.
Jully 1975, pág. 77); también se usaron para cubrir tumbas, como en
la necrópolis de Melilla (M. Tarradell 1954, Lám. 11).
Algunos pocos ejemplares de la variante C-2 presentan sobre la
panza o en el cuello marcas en letras púnicas en los tipos más antiguos (S. Lancel, J. Deneauve y J. M. Carrié 1977, pág. 27, fig. 9; J.
Jannoray 1956; M. Tarradell 1954, Lám. IX, 32 bis; ....) y en letras
latinas en los más avanzados (J. Boube 1973-75, págs. 170-172; M.
Tarradell 1954, Lám. IX, a, pág. 261).
TIPO MANA D
Se corresponde con el 13 b de A. M. Bisi (1970) y los 3 15-316 de
P. Cintas (1950).
Este tipo se caracteriza por su largo cuerpo cilíndrico a1cabadoen
una pequeña base apuntada; la boca se abre en un disco situado verticalmente al eje del cuerpo, o algo curvada, o no presenta disco de cierre, estando formada entonces por un prolongamiento de la panza,'
que se cierra en su parte superior; en el primer caso se trata de la primera variedad de Y. Solier (1968) y en el siguiente de la segunda.
Característico de este tipo es una pasta rojiza recubierta de un engobe amarillento-verdoso que aparece en ejemplares de procedencia
muy diversa.
En el País Valenciano tenemos este tipo sólo en el Tossal de Manises, 1'Alcudia d'Elx y el Castell de Santa Bárbara de Xixona, aunque
es probable que también haya aparecido en la Albufereta y la Escuer a ; podemos mencionar además otros dos ejemplares, idénticos a los
del Tossal de Manises, en el Santuario de la Luz (Murcia) (A. Fernandez Avilés 1934, figs. 1 y 2); todos, menos uno (fig. 2 1,4; Lám. XII, 3)
pertenecen a la primera variante de Y. Solier.Algunos de los ejemplares del Tossal de Manises aparecieron en contacto con ánforas de tipo
greco-itálico (Republicano 1 de Benoit, Lamboglia 4) que M. Beltrán
fecha en el siglo 1 a. C. (M. Beltrán, 1970, págs. 344-345), aunque
1
1
también se puede datar en el siglo 1 1 a. C. (P. Joncheray, 197 1, pág.
11, Lám. 111)al igual que el tipo Mañá D, que ya aparece en el siglo
IV, siendo más abundante en el 1 1 a. C.; a estas fechas pertenece el
1
ejemplar de 1'Alcudia (fig. 26,2) que se halló en el nivel correspondiente a la Dama que es de estas fechas (E. Llobregat, 1972 a, págs.
16 1- 165); por lo tanto, a este tipo debemos asignarle una cronología
1
desde el siglo IV a. C. al siglo 1 a. C., lo cual se ve corroborado por
una amplia serie de yacimientos: en las necrópolis emporitanas se
han fechados en el s. IV a. C. (M. Almagro Basch, 1953, pág. 399, 23);
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ANFORAS PRERROMANAS
113
en Ullastret está en los niveles superiores que pueden ser del siglo 1 1
1
a. C. (M. Oliva, 196 1-62, fig. 2, 1, pág. 341 ); en el pecio Cabrera 2 a
principios del siglo 1 1a. C. (C. Veny y D. Cerdá, 1972, fig. 6 a y b); en
1
el Sec, a principios del s. IV a. C., hay un ejemplar incompleto (F. Pallarés, 1972, fig. 38,4);en la necrópolis de Villaricos también aparece
con ánforas de tipo greco-itálico (M. Astruc, 1951, Lám. XXXVII, 2);
en Asta Regia hay una variante diferente con las asas más distantes
de la boca y sin disco de embocadura, estando el borde formado por
un reborde engrosado interno (M. Esteve, 1945, Lám. XII, 2a y 2c)
que también la tenemos en el Cabezo de San Pedro con fechas de los
siglos 11-1 a. C., por lo que se debe de tratar de una derivación tardía
(M. Belén, M. Fernández-Miranda y J. P. Garrido, 1977, fig. 3 8 , l ) ; a
excepción de estos dos últimos ejemplares, los demás se encuadran en
la primera variante de Y. Solier.
En Itálica se cita la presencia de ánforas del tipo Mañá D en niveles del siglo 1 a. C., pero su representación gráfica no permite asegurarlo (J. Luzón 1973, pág. 47, fig. 14,b).
Fuera de la Península está en el Languedoc en niveles de los siglos
IV-111 a. C. en los que también encontramos la asociación con ánforas greco-itálicas (Y. Solier 1968, fig. 6, págs. 139-143; Solier y J .
Giry 1973, fig. 8,8);más al Este está en Massalia (J.Joncheray 1976,
Lám. VI, 61).
Donde está ampliamente representada es en el área propiamente
púnica: en Cartago (núms. 3 15-316 de P. Cintas) en los siglos IV-111 a.
C.; en Kerkouane a mediados del siglo 1 1a. C. (J. P. More1 1969, fig.
1
35); en Les Andalouses (G. Vuillemot 1965, fig. 6 9 , l )y en varios yacimientos púnicos del Mediterráneo Occidental y Central como la necrópolis de Olbia (Cerdeña)(A. M. Bisi 1970, Lám. XXIV, 2) fechables
1
a mediados del siglo IV y hasta el siglo 1 a. C.; y en Sicilia, en Lilibeo
1)
(Ibídem, Lám. XXVIII, 3), Motya (V. Tusa 1969, Lám. 1 1 y Erice (A.
Bisi 1971, figs. 4, 6, 8, y 18 b).
Esta forma parece derivar de una semejante que hallamos en Cartago y Utica hacia el siglo VI1 a. C. (P. Cintas 1950, fig. 19, pág. 485;
id. 1951, fig. 32).
La utilidad de estos recipientes, que en muchos casos alcanzan alturas superiores al metro, no acaba de estar clara; en Emporion aparecieron varias de ellas haciendo las funciones de filtro de una cisterna (E. Gandia 1909-10, fig. 445), mientras en la necrópolis servían
para recubrir el cadáver (M. Almagro Basch 1953, pág. 399, 23), como ocurre en Les Andalouses (G. Vuillemot, 1965, fig. 69,l).
La mayoría de los ejemplares del Tossal de Manises aparecieron
junto a otras ánforas en algo que parecía un almacén, aunque no nos
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A. RIBERA LACOMBA
es dado saber lo que contenían, aunque debió ser algo comercializable, dado que tenemos algunos ejemplares de procedencia submarina
como los del Pecio del Sec y del de Cabrera 2, siendo los recipientes de
este último yacimiento muy semejantes a los del Tossal de Manises.
Sobre las asas de este tipo de ánfora aparecen en algunas ocasiones estampillas con letras púnicas, como ocurre en Peyrac-Sur-Mer
(Y.Solier 1968, figs. 6, 7, pág. 142) Ebusus (J. M. Mañá 1951, pág.
207), Villaricos (M. Astruc, 1951, Lám. XXXVII, 5) y en Emporion,
aunque aquí se trataba del signo de Tanit (M. Almagro Basch 1952,
pág. 225, núm. 251).
Su forma es posible que fuera imitada por los iberos en unas ánforas semejantes, aunque no iguales, como una del Tossal de la Cala de
Benidorm (fig. 17,4; Lám. X, 4) y otra del poblado de Margalef (Lleida) (E. Junyent 1972, págs. 91-92, 107, fig. 9).
TIPO MAÑA E
Este tipo se caracteriza por su forma bitroncocónica. Se corresponde con el tipo 3 17 de P. Cintas ( 1950).
De tierras valencianas conocemos bastantes ejemplares: en el
Museo de Sagunto hemos visto varios fragmentos, pero es en la parte
Meridional donde es más abundante, siendo la forma púnica más numerosa del País Valenciano: la tenemos en Denia y Xibia (figs.
1 6 , l ; 1 8 , l ) ;el Tossal de la Cala (fig. 16,3; Lám. X, 3);Altea; La Serreta (fig. 11,5; Lám. VII, 2), la Vila Joiosa (fig. 20, 1-3; Lám. XI, 3-5);
Orxeta (fig. 20,4; Lám. XI, 1), el Tossal de Manises (fig. 18, 2-4; Lám.
XII, 4) y en Orihuela; también es posible que esté en la Escuera, citando J. M. Mañá su presencia en Elx (J. M. Mañá 1951, pág. 208).
Por el contrario podemos citar su presencia en pocos lugares fuera del ámbito valenciano; más al Sur sólo conocemos hallazgos submarinos: el de Les Escolletes, en aguas de Cartagena (J. Mas 1975,
pág. 69); el pecio del Vapor, en Andalucia (R. Pascual Guasch 197 172, fig. 11,3) y otro en aguas de Cadiz en el que aparecieron ánforas
de forma un poco extraña entre las que parece haber algún posible
ejemplar del tipo Mañá E (A. Garcia y Bellido 1971, fig. 12).
Más al Norte está en Mas Boscá (E. Junyent y V. Baldellou 1972,
fig. 13 bis); Emporion (R. Pascual Guasch 1974, fig. 6,5) y en Ullastret, donde han aparecido varios especímenes de la variante más antigua de este tipo (M. Oliva 1954, fig. XXII, pág. 315; id. 1956-57, figs.
64 y 65, 1 y 2; id. 1960, fig. 5 11, mientras del Sur de Francia sólo conocemos algún ejemplar aislado en Ruscino, Provenza y Enserune (Y.
Solier 1968, pág. 143, fig. 8) presentando este último una forma un
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ANFORAS PRERROMANAS
115
poco diferente, semejante a otra ánfora hallada en Fos (J.Joncheray
1976, Lám. VI, 65).
En el área norteafricana la tenemos sólo en la parte Oriental, en
Cartago, Gouraya (P. Cintas 1950, pág. 149, núm. 3 17) y Tipasa (S.
Lance1 1968, fig. ,83).
Donde este tipo es abundante, además de en tierras valencianas,
es en las aguas baleáricas, de cuyos pecios se pueden extraer gran número de datos sobre estos recipientes, como ha hecho D. Cerdá ( 1974,
Lám. IV) que ha sistematizado gráficamente la evolución de este tipo,
que nosotros seguimos a grandes rasgos y que es la siguiente: empezaría a partir de un ejemplar bastante reconstruido y por tanto de for-ma poco segura, del pecio del Sec, de inicios del siglo IV a. C., con borde vertical sin engrosar y sin diferenciarse de la pared del cuerpo, que
se asemeja a un ánfora incompleta de Enserune (Y. Solier 1968, fig. 8)
con borde semejante; los ejemplares siguientes de los siglos I V y 1 1a.
1
C. tendrían un borde engrosado de perfil redondeado y las paredes algo curvadas, correspondiendo al subtipo A-5 de Mañá; a esta étapa
pertenecen ánforas del pecio Cabrera 2 (D. Cerdá 1974, Lám. IV, fig.
5), de la Colonia de Sant Jordi (J.Mascaró 1971, fig. 4, pág. 73) y una
del Tossal de Manises (fig. 18,4; Lám. XII,4); también se pueden incluir los ejemplares de Ullastret que son de estas fechas, y que acabamos de citar, los de Ebusus (J. Román 1906, Lám. XIV,3) y Mas Boscá, este último de fines del siglo 1 1o inicios del 1 a. C. (E. Junyent y
1
1
V. Baldellou 1972, pág. 67).
Posteriormente del siglo 1 1 a. C. parece que el borde sufre una
1
evolución y se va alargando, y las paredes se van haciendo más rectas, como en los ejemplares de la Vila Joiosa, Denia, Xdbia y Orihuela,
así como en el de Tipasa; y por último, su evolución acabaría'en el siglo 1 a. C. en el que aparece un botón en el extremo de la base, como
vemos en el Tossal de la Cala, Capocorp Ve11 (B. Font 1970, pág. 424)
y en So N'Oms, este último hacia el cambio de Era (D. Cerdá 1974,
Lám. IV, 3 y 4) como los tipos más tardíos.
Como acabamos de ver se trata de un tipo de ánfora distribuido
básicamente en cuatro zonas concretas: el área emporitana, las costas Meridionales del País Valenciano, las islas Baleares y algo menos
en Cartago y la costa argelina, siendo áreas en las que además es frecuente el hallazgo de monedas ebusitanas, sobre todo en las dos primeras zonas (M. Campo 1976, págs. 82, 95-96) lo cual nos hace pensar que es posible que su centro difusor sea Ebusus, y se podría comprobar conociendo la totalidad del material anfórico de esta isla, ya
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ANFORAS PRERROMANAS
117
que el trabajo de J . M. Mañá, modélico en su época, ha quedado superado (2).
Sobre estas ánforas sólo conocemos un caso, y un poco dudoso, de
que estén estampilladas; se trata de un fragmento de asa de Ullastret
(M. Oliva 1960, fig. 52, pág. 390).
TIPO PASCUAL F
En 1969 R. Pascual dió a conocer un nuevo tipo de ánfora púnica,
que sería una derivación del tipo Mañá A, ya que parece ser que hay
ejemplares intermedios entre dicho tipo y éste, aunque puede que su
origen sea bastante antiguo, pues un posible protipo puede ser un
ejemplar de la necrópolis de la Joya (Huelva)fechable a principios del
s. VI a. C. (J.P. Garrido 1970, fig. 37, Lám. XLIV, 2), y como veremos
ya era común en el V.
Su dispersión se centra en el Sur de la Península y en Marruecos,
donde existe un alfar (M. Ponsich 1968); en el País Valenciano no
aparece, aunque E. Llobregat (1974, pág. 296) considera, con dudas,
que un ejemplar del Puig d'Alcoi (fig. 15,2, Lám. IX, 3) pueda relacionarse con este tipo.
Además del centro de Kouass, debería de haber más focos de fabricación, pues a simple vista se aprecian bastantes variantes de esta
forma, que debió de ser objeto de comercio, pues han aparecido algunos ejemplares submarinos en Cadiz, Adra, Cartagena y Ceuta, aunque no se sabe con certeza lo que transportaban, pero su distribución
parece coincidir con la de las fabricas de salazón.
La mayoría de los ejemplares fechados por Pascual son del siglo
1 1o algo posteriores, pero la mayor parte de los recipientes encontra1
dos carecen de contexto arqueológico; actualmente podemos dar
otras fechas fiables. En el Castañuelo (Huelva)se fechan en los siglos
IV-111 a. C. (M. del Amo 1978, pág. 327, Lám. VII, 2). De especial interés son los ejemplares de Corinto (Ch. Kaufman y J. F. Fisher 1976,
Lám. 20; Ch. Kaufman 1978, fig. 6; id. 1979, pág. 107) donde se hallaron varias ánforas juntas, fechables en el siglo V a. C., y que transportaban pescado, lo cual coincide con las noticias dadas por Sofocles
y Esquilo sobre el garum en Grecia (Ch. Daremberg y E. Saglio 1877,
pág. 1459).
A este nuevo tipo de ánfora proponemos que se le asigne la denominación de tipo Pascual F, siguiendo y ampliando la lista de Mañá
( 2 ) Esta suposición ha sido confirmada, estando ya en prensa este trabajo, por J. Ram6n quien ha localizado en Eivissa muchos ejemplares hasta ahora inéditos y en especial algunos hornos que atestiguan claramente el origen de estas ánforas bitroncocónicas.
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A. RIBERA LACOMBA
referida a las ánforas púnicas de la Península Ibérica y del archipiélago Balear.
TIPO G
Incluiremos bajo esta denominación un tipo de ánfora que es poco
abundante, pero que hemos localizado en distintas zonas.
Se caracteriza por un cuerpo cilíndrico, a veces de tendencia cónica, acabado de forma apuntada o redondeada; el borde es un abultamiento, más o menos exvasado, del cuerpo, bajo el que se sitúan dos
pequeñas asas; por regla general gran parte del cuerpo esta surcada
por estrías.
En este tipo colocamos siete ejemplares valencianos: El Puig (Alcoi) (fig. 15,2; Lám. IX, 3);,&aSerreta (fig. 11,2; 14,4; Lám. VIII, 5);
Ifac (fig. 19,l);L'Illeta de El Campello (fig. 19,2)y del Tossal de Manises (fig. 23,l y 2; Lám. XIII, l y 2).
Los ejemplares del Puig y El Campello se pueden datar en los siglos IV-111 a. C. y son diferentes con un cuerpo troncocónico, aunque
no podemos saber su forma exacta, por lo que los colocamos provisionalmente dentro de este tipo, del que podrían ser un protipo más antiguo; los de La Serreta se fecharían en el s. 1 a. C. y presentan una
1
tendencia más troncocónica que cilíndrica, mientras los del Tossal de
Manises son cilíndricos y acabados en punta, pareciendo contemporáneos o posteriores del tipo Mañá D, ya que tenemos la referencia de
que aparecieron junto o por encima de un ejemplar de dicha forma (F.
Figueras 197 1, págs. 144-145)que como hemos visto se puede fechar
1
desde el siglo I V a inicios del 1 a. C.; el último ejemplar, el de Ifac, no
puede fecharse por desconocerse su contexto y por ser un poblado de
larga duración.
Pocos paralelos hemos encontrado para este tipo; en Andalucia
está en el Pajar del Altillo de Italica (J.M. Luzón 1973, fig. 14; Lám.
XXXVI, XLIX A, pág. 47) fechándose en el siglo 1a. C.; en el Cerro Macareno en niveles del siglo 1a. C. o fines del 1 a. C. (J.C. Martín de la
1
Cruz 1976, fig. 11,14; F. Fernández, R. Chasco y D. Oliva 1979, fig.
28) y en Huelva también aparece por estas fechas en el Cabezo de San
Pedro (M. Belén, M. Fernálndez-Miranda y J. P. Garrido 1977, fig.
37,4) y sin fecha clara en el poblado de la Tiñosa (M. Belén y M.
Fernández-Miranda 1978, figs. 12,l; 34,14; 22,3).
En el Languedoc hay un ejemplar entero de Peyriac-Sur-Mer Sechable en la segunda mitad del siglo 1 1a. C. con el fondo redondeado,
1
casí idéntico a un ánfora de La Serreta (fig. 14,4; Lám. VIII, 5) (Y. Solier 1968, fig. 6,5; págs. 143-144);esta ánfora del Sur de Francia presenta una pasta roja revestida de un enlucido amarillento, similar a
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ANFORAS PRERROMANAS
119
los ejemplares del Tossal de Manises de este tipo y a los del tipo Mañá
D de Peyriac e igualmente del Tossal de Manises.
Consideramos, con reservas, que puede tratarse de un ánfora de
origen bético, por su distribución, con lo que la denominación de púnica no sería muy acertada; por su forma parece un antecesor del tipo
Dressel 21-22 que se fabricó en la Bética en época Imperial (C. Domergue 1973, págs. 112-115).
En tierras valencianas aún tenemos otro posible tipo púnico en
lfAlcudia de Elx (fig. 26,l; Lám. XV, 7) que se corresponde exactamente con el número 3 18 de P. Cintas ( 1950), aunque de momento no
lo incluiremos entre los tipos púnicos por no estar seguros de que se
trate verdaderamente de una forma púnica, aunque su distribución,
bastante densa en el Norte-de Africa, nos hace sospechar que guarde
alguna relación con las ánforas que acabamos de ver, a pesar de que
su forma recuerde bastante los tipos greco-romanos.
Anforas de esta forma hay en Gouraya, Djidjelli y Motya (P. Cintas 1950, pág. 15 1) y en les Andalouses (G. Vuillemot 1965, f i ~69, 6.
7) siempre con fechas posteriores al siglo 1 1 a. C.
1
También la podemos relacionar con la forma 85 de M. Beltrán
Lloris (1976, fig. 51 bis c, núm. 3824, págs. 200-201) que aparece en
Azaila, Cáceres el Viejo y Numancia, donde se fechan en el siglo 1a. C.
Por todo esto, tendremos que esperar antes de encuadrar este tipo
entre las formas púnicas.
B)
LAS MARCAS
En la jarra cananea ya tenemos ejemplos de marcas desde los siglos XIV-XIII a. C. (V. Grace 1956, fig. 8) así como en otros recipientes
semejantes algo más tardíos del Próximo Oriente (R. Amiran 1970,
pág. 242, foto 248) aunque en los tipos de ánforas que hemos visto no
es frecuente la aparición de marcas o signos pintados, impresos o grabados, a pesar de lo cual hemos podido recoger unos pocos.
Sobre las ánforas fenicio-occidentales sólo aparecen grafitos pero
no hemos hallado ninguno en el País Valenciano, aunque sí los hay en
la Península, en Medellín (M. Almagro-Gorbea 1977, pág. 270, fig.
95, Lám. LVI, 1 ) y el Cabezo de la Esperanza (J. Ferrón, M.
Fernandez-Miranda y J. P. Garrido 1975).
Las marcas de época posterior las tenemos representadas en el
llamado nivel ibero-púnico de lfAlcudia de Elx (fig. 26,7; Lám. XV, 2),
de donde proceden tres asas de ánfora de forma indeterminada; dos
de ellas llevan marcas púnicas que J. M. Solá Solé interpreta como
abreviaturas de nombres (A. Ramos Folques 1968, págs. 364-365);
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A. RIBERA LACOMBA
.J(
120
varias marcas semejantes sobre asas de ánforas han aparecido en la
colina de Byrsa, en Cartago
Ferrón y M. Pinard 1955, págs. 69-70;
id. 1960-61, págs. 117-120).
Pocas marcas púnicas conocemos en la Península Ibérica: una en
Emporion (M. Carriazo y E. Gandía 19 13-14, fig. 14);varias en Ullastret (M. Oliva 1959, fig. 23; id. 1960, fig. 52; id. 1961-62, fig. 34,15) una
de las cuales pertenece a un ánfora del tipo Mañá E antiguo; en Villaricos (M. Astruc 1951, fig. XXXVII, 5) y en Ebusus, sobre Mañá D (J.
Mañá 1951, pág; 207).
Fuera de la Penín>ula hay sobre Mañá C-2 en Cartago (S. Lance1
et alia 1977, pág. 27, fig. 9); Melilla (M. Tarradell 1954, Lám. IX, 32
bis); Atenas (V. Grace 1956, fig. 6,4) y en Ruscino (J.Jannoray 1956);
sobre Mañá D en Peyriac-de-Mer (Y. Solier 1968, fig. 6, 6 y 7,
pág. 142).
La otra marca ilicitana está en escritura ibero-turtedana y ha sido
estudiada por R. Ramos Fernandez (1969, fig. 2, Lám. 1, 2) y E. Llobregat (1972 a, pág. 195); el primero da dos lecturas, una directa, CU
N CA E, y otra inversa, E CA N CU, relacionando esta última con el
euskera «ekar» (=llevar), por lo que piensa que podría aludir al
transporte de líquido o que seria la marca de un fabricante; por su
parte, E. Llobregat la lee directamente por la dirección de los trazos
horizontales de la primera letra.
Otra marca esta en la parte superior de las dos asas de un ánfora
ibérica de los Villares (fig. 6,6; Lám. XIV, 3), aunque en esta ocasión
no presenta ninguna clase de letra, pudiéndose tratar de alguna especie de signo, semejante a algunos de El Macalón (M. A. Garcia Guinea
1960, fig. 8).
Y por último, en la Serreta tenemos dos asas de ánfora de tipo ibérico, que nos ha proporcionado C. Aranegui; una es del Departamento
4, en el que aparecieron varias ánforas del tipo 1-6 durante la campaña de 1968, y presenta una estampilla de dudosa identificación; la
otra se halló en la Calle I V y asimismo presenta una lectura dudosa;
C. Aranegui nos ha dado dos lecturas: la primera en ibérico, seria lpl :
B N; la segunda, si fuese púnica 1 5 : N P (fig. 12).
A
Fuera del área valenciana sólo podemos mencionar los grafitos
sobre ánforas del tipo 1-3 aparecidos en Benisafuller (Fundación J.
March 1977, figs. 36-38) y sobre ánforas del tipo ((costa catalana))en
la Cayla de Mailhac (O. y J. Taffanel 1947, fig. 2,8) y una asa con estampilla de Ullastret (M. Oliva 1955, fig. XLVI, págs. 89-90).
Y sobre este tipo de ánforas ya no podemos decir nada más referido a las marcas y estampillas, que como se ve son escasas, poco explí-
[page-n-122]
ANFORAS PRERROMANAS
121
citas y por lo general aparecen en asas que se han separado de la vasija lo cual nos priva de poder relacionar la forma del vaso con la marca.
C) ANALISIS DE PASTAS
El análisis por difractometría de rayos X de diez muestras de ánf o r a ~ cinco de las cuales proceden del alfar de El Campello, y las
,
otras cinco del Tossal de Manises, nos permite extraer los siguientes
datos:
- Las cinco muestras del Tossal de Manises no parecen proceder
del mismo punto, sino que presentan bastantes diferencias entre sí:
- La muestra
6 (Mañá C 2): tiene una pasta más elaborada que las demás (mica, sepiolita, cuarzo, calcita, dolomita).
- La muestra 7 (ánfora ibérica) es rara: fracción arcillosa con yeso.
- La muestra 8 (MañáE) parece verse yeso, pero no es parecida a la anterior, como se ve
en la línea intensa de cuarzo y goethita.
- La muestra 9 (tipo G)presenta cuarzo y mica, con hidróxido de aluminio y algo de carbonato de hierro.
- La base de la muestra 10 (ánfora ibérica) es cuarzo y mica con menos sepiolita (parece
material terciario).
- Las cinco restantes, del alfar de El Campello, presentan algunas
diferencias entre si, pero menos acusadas que las del Tossal de Manises, siendo las más diferentes, la 3 (carácter feldespático) y la 5 (micácea con caolín), pareciéndose más la 1 y la 4.
- Todas las pastas no son arcillosas, ni finas, sino más bien, arenosas y frágiles.
-Está claro que los análisis hechos no son suficientes pero sirven
para definir las características de la pasta, sobre todo las de alfar.
D) CONCLUSIONES GENERALES
El principal fin de este trabajo ha sido la elaboración de una tipología de las ánforas ibéricas valencianas, que esperamos que de ahora
en adelante facilite el estudio de estos recipientes, aunque no consideramos nuestra clasificación como definitiva, ya que una simple ojeada al mapa de hallazgos y a la gráfica de distribución de los tipos por
poblados nos hará caer en la cuenta de la existencia de grandes vacios geográficos, que simplemente son debidos a la falta de acción investigadora en determinadas zonas.
Con esto queremos decir que esta tipología tendría que usarse con
cautela y no.querer aplicarla a toda el área ibérica, lo cual pensamos
que no pueda ser, en parte, imposible, pero habría que realizar otros
estudios al respecto a fin de disponer de un ((corpus))aceptable que
nos permitiese aclarar nuestra actual perspectiva.
[page-n-123]
122
A. RIBERA LACOhU3A
Por consiguiente, las conclusiones que hemos extraído estarán algo limitadas.
En primer lugar, podemos consignar la línea evolutiva general de
estos recipientes ibéricos que parecen derivar del ánfora F-1, que de
modestas dimensiones al principio, va alargando su cuerpo hasta llegar al metro de altura, desarrollando un perfil sinuoso, a la vez que el
hombro carenado se va redondeando, con lo que tendríamos al tipo 11, en los primeros tiempos de la Cultura Ibérica; este tipo, a su vez,
iría poco a poco formando un perfil menos complicado y curvo, dando
lugar al tipo 1-2, que en la última fase ibérica se convertirá en el tipo
1-6; ésta, a grandes rasgos, pudó ser la linea evolutiva de los ejemplares de tamaño más grande, que también puede aplicarse a los de tamaño mediano, 1-3, 1-4, 1-5, e incluso a los más pequeños, de los que
sólo poseemos un ejemplar, de La Bastida de les Alcuses, (fig. 7,3;
Lám. IV, 3) que puede ser del siglo 1 1 o anterior, y que presenta un
1
claro perfil sinuoso, mientras las ánforitas posteriores se asemejan a
los modelos grandes contemporáneos (figs. 5,2 y 3; 1,4; Lám. 11,
1 y 2).
Aunque esto no se cumple siempre, como vimos en la variante 16a, que a pesar de tener una fecha del siglo 1 a. C. aproximadamente
1
presenta una clara inflexión en la mitad de la panza que le da un perfil que recuerda las formas anteriores, aunque el resto de sus características la relacionan con el tipo 1-6.
Del estudio de estas ánforas hemos podido constatar que un claro
1
indicio para situarlas en fechas anteriores al siglo 1 a. C. es la posición y orientación de las asas, que cuando se colocan sobre el hombro
y tienen una forma y disposición que recuerda a unas orejas se pueden fechar entre los siglos 111-V a. C., y por el contrario, cuando estan
por debajo de la linea de separación del hombro y la panza y se colocan paralelas a esta, son posteriores al siglo 1 1
1.
Los recipientes con bases apuntadas o que presentan pivotes y botones en el extremo de la base dehen fecharse asimismo a partir del
1
siglo 1 1 a. C..
En lo que respecta a los bordes, no parecen tener un claro significado cronológico, como se desprende de su variedad entre ánforas de
la misma época, aunque los del tipo 1-1 se distinguen por ser más altos
que los demás y apenas engrosado, mientras las bocas del 1-6 son bajas y bastante engrosadas.
Sobre la finalidad de estos recipientes ibéricos parece que servirían para guardar y conservar alimentos, más que para transportarlos; el único tipo que aparece en yacimientos submarinos es el 1-3,
[page-n-124]
ANFORAS PRERROMANAS
123
del que tenemos dudas sobre su origen ibérico; la inmensa mayoría de
estas ánforas han aparecido en poblados (salvo unas pocas del tipo I3), en algunos de los cuales se encontrhrón varios ejemplares juntos
sn el mismo Departamento: en el 102 de Sant Miquel de Llíria con varias ánforas del tipo 1-6 y 1-7; en el 4 de La Serreta, con varias del tipo
1-6 y 1-6a; en el Tossal de Manises, con ánforas Maná D y greco-itálicas; esto nos lleva a deducir la existencia de posibles almacenes, como también ocurre en poblados ibéricos catalanes, como Ullastret (F.
Benoit 1965, pág. 76) y Mas Boscá, en el que aparecieron los restos de
veintidós ánforas del tipo catalán en una habitación, una de las cuales
presentaba en el fondo un polvo blanquecino que se analizó y comprobó que era vino (E. Junyent y V. Baldellou 1972, pág. 34) lo cual se corroboró también en el poblado ibero-romano del Cabezo del Tío Pío en
Archena, aunque aquí se trataba de ánforas del tipo Dressel 1 B, (J.
San Valero y D. Fletcher 1947, Lám. VIII, págs. 32 y 34);es decir que
en el mundo ibérico el vino ya era un producto bastante generalizado.
Aunque nosotros pensemos que el contenido de estas ánforas debía
ser muy heterogéneo, desde vino y otros líquidos, como el agua, a productos sólidos.
Lo que parece deducirse es la existencia de un excedente que seria almacenado en las ánforas, pero nuestra falta de conocimiento sobre los principales productos que se daban en las distintas áreas ibéricas nos impide precisarlo; lo que parece claro es que la forma de las
ánforas ibéricas no está relacionada con su contenido, que seguramente debía ser muy variado, no apareciendo las ánforas de forma
especializada hasta época Imperial romana; el único caso valenciano
en que podemos atribuir un contenido determinado a las ánforas ibéricas lo tenemos en el alfar de El Campello que se encuentra en la costa a escasa distancia de una factoria de salazones, pero no conocemos
la forma de estas ánforas.
En el País Valenciano no se conocen los silos ibéricos que son tan
abundantes en algunas zonas de Catalunya en los que es fácil que
aparezcan ánforas ibéricas (M. Ribas 1966; P. Giró 1947 ; id. 196 1; J.
Colominas 1945-46); asimismo, en tierras catalanas aparecen ánforas en algunas necrópolis, como en Emporion (M. Almagro Basch
1953) y en Cabrera de Mar (J.Barberá 1969-70),fenómeno que se da
en Andalucia con ánforas pintadas en Tútugi (J. Cabré y F. Motos
1920, Lám. XV); Villaricos (M. Astruc 1951, Lám. XXXVII) y en Baza
(V. Presedo 1973, fig. 2, Lám. VIII) y en el Puig dels Molins (A. Garcia
y Bellido 1942, fig. 3 1; C. Roman 1913, Lám. LXXXIII); en tierras valencianas tenemos pequeños indicios de la existencia de ánforas ibéri-
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124
A. RIBERA LACOMBA
cas en sepulturas, dejando aparte las púnicas que pudo haber en La
Albufereta ; son los fragmentos del Tirao (Borriana)y del Moluengo
(Villargordo del Cabriel) (fig. 8), aunque en ambos casos se trata de
fragmentos muy diminutos; además tenemos el caso de la necrópolis
de la ladera de San Antón en Orihuela (fig. 3 1,6) con ánforas de tipo
dudoso.
Otro problema es el saber cuando se dejarón de usar estos recipientes; lo más probable es que su uso decayese, hasta desaparecer, a
lo largo del s. 1 a. C. coincidiendo su fin con el de la Cultura Ibérica;
del yacimiento de Can Feu (Sabadell)proviene un fragmento de borde
fechable a fines del s. 1 a. C. (D. Miquel, P. Casanovas y E. Morral
1978, fig. 5); es curioso constatar que en época tardorromana tenemos un recipiente parecido a las ánforas ibéricas y púnicas, la forma
Almagro 54, del s. I V d. C. y siguientes, que aparece en Tarragona,
Emporion y Pollentia (M. Vegas 1973, pág. 145).
Las ánforas púnicas vemos que se concentran claramente en las
zonas costeras, concretamente en la costa meridional al Sur del Cap
de la Nau, habiendo sólo dos ejemplares más al Norte; esto se debería
a contínuos contactos con el mundo púnico, incluso después de las
Guerras Púnicas pues los hechos bélicos y el comercio no siempre se
desarrollan en relación directa. Como estas ánforas no está claro que
procedan de un sólo centro, su dispersión indicaría áreas de tradición
púnica que no se alteran por una guerra; así, el tipo Mañá E puede venir de Ebusus; el G seguramente de Andalucia y el Maná C-2 se fabricó en el Norte de Marruecos.
Es decir, que para los siglos IV-1 a. C. tenemos que valorar en la
costa meridional de la región valenciana la presencia de productos
púnicos, aunque no hay que extraer de esto conclusiones apresuradas
pues, en el caso de las ánforas tenemos que tener en cuenta que en estos yacimientos meridionales hay también ánforas greco-itálicas y
Dressel 1, que suelen aparecer con ánforas púnicas, tal como ocurre
en La Serreta (en el Museo de Alcoi);La Escuera (S. Nordstrom 1967,
fig. 19); El Tossal de la Cala (J.Belda 1953, fig. 73); L'Alcudia (A. Ramos Folques 1952) y en El Tossal de Manises del que se conserva un
buen número de ánforas greco-itálicas, amén de otros poblados; también se han localizado en el País Valenciano tres ánforas de tipo massaliota (A. Ribera y P.P. Ripolles, 1977, págs. 171-173).
Después de todo esto tendríamos que considerar que las costas
meridionales valencianas recibieron productos anfóricos de procedencias diversas, lo cual concuerda con lo que sabemos de otras zonas, sobre todo del Sur de Francia, en donde, paradójicamente, abun-
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ANFORAS PRERROMANAS
Cuadro cronológico de las ánforas prerromanas valencianas
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126
A. RIBERA LACOMBA
dan las ánforas púnicas, lo cual demuestra que ni Massalia, ni Emporion, ejercían un monopolio comercial en sus áreas de más directa influencia, y que en el mundo antiguo las relaciones comerciales iban,
en muchos casos, en desacuerdo con las relaciones políticas (F. Benoit
1965; Y. Solier 1968; J.J. Jully 1975).
Pero tendremos que considerar que la parte meridional del actual
Pais Valenciano estaba inscrita en la zona de influencia púnica, tal
como también nos demuestra la Numismatica (P.P. Ripolles 1978,
págs. 242-243, 249, 304, mapas 19 y 28; E. Llobregat 1968).
Aunque parezca extraño, muchas de estas ánforas parecen tener
una cronología posterior a la segunda Guerra Púnica, ya que tan sólo
un ejemplar del Puig de Alcoi (fig. 15,2; Lám. IX, 3), otro de El Campe1 0 (fig. 19,2),los del tipo Mañá D, con dudas, y quizás un ejemplar de
1
la forma Mañá E del Tossal de Manises (fig. 184; Lám. XII, 4) pueden
considerarse anteriores, o más bien contemporáneos a este acontecimiento.
Esto podría explicarse fácilmente ya que una vez acabada la Gue,
rra de ~ n i b a lmuchas ciudades hispano-púnicas, como Gades y Ebusus, hicieron pactos con Roma que les permitieron sobrevivir y, además, desarrollarse cara al exterior; así, en un reciente estudio, se
ha visto que el mayor número de monedas de Ebusus halladas fuera
1
de la isla corresponden a las acuñaciones de los siglos 1 y 1a. C., aunque la isla ya acuñaba desde antes, siendo gran parte de estos hallazgos de la costa mediterránea de la Península Ibérica'(M. Campo 1976,
pág. 95).
Además, hay que tener en cuenta que Cartago mantuvo su importancia hasta su destrucción en el 146 a. C., que fué motivada precisamente por que mantenía un importante desarrollo económico.
Y ya, por último, las ánforas fenicio-occidentales que aparecen en
las tierras valencianas pueden relacionarse con el comercio del vino
que sería de este modo introducido en la Península; en posible relacibn con esto tenemos un texto de Herodoto (111, IV) que dice: «...aunque llegan al país (se refiere a Egipto) dos veces al año, parte de todos
los puntos de Grecia, parte también de la Fenicia, un sin número de tinajas llenas de vino)).
VALENCIA, 1979
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ADDENDUM
Una vez finalizado este estudio y estando a punto de imprimirse,
supimos de la existencia en tierras valencianas de algunas ánforas
más, cuya relación damos a continuación, aunque no han influido en
el apartado de las conclusiones, ni en los de mapas y gráficos; en el
caso de ánforas de yacimientos ya registrados en el inventario su numeración seguirá la ya iniciada.
- Vinarós:
A 60 km. de la costa y enfrente de la citada población se halló un
ánfora de 65 cm. de altura y 37 de diám. máximo; el diám. de la boca
era de 10 cm. ; se trata de un ejemplar de tipo púnico o ibérico, que no
parece encajar en ninguna de nuestras formas, aunque s610 hemos
podido ver un somero dibujo proporcionado por el grupo Scorpa de
Castelló de la Plana; es el mismo ejemplar que menciona A. Ofiver
(1977, pág. 3 19) quien cita un ánfora de filiación fenicia encontrada
en el mar.
- Torre la Sal (Cabanes):
También por medio del grupo Scorpa nos ha sido posible conocer
la presencia de ánforas púnicas del tipo Mañá C (sin determinar la variedad) y E, así como un ánfora de la ((costacatalana))y otra de forma
de ((berengena));al tratarse de noticias orales no podemos precisar
más.
[page-n-129]
Fig. 33.-1 y 2: Los Vülares; 3: Cerro de la Cabeza
Fig. 34.-E1 Moluengo
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ANFORAS PRERROMANAS
129
Vinarragell (Borriana):
La publicación de una nueva campaña nos ha proporcionado fragmentos de ánforas de tipo fenicio y de otros indeterminables. (N. Mesado y O. Arteaga 1979, fig. 16, núm. 16, págs. 29 y 54; fig. 16, núm.
23, pág. 57; fig. 20, núm. 46).
-
- Los
Villares (Caudete de las Fuentes):
de
3) Anfora ibérica del tipo 1-6, base convexa, algo ancha. Superficie marrón oscura,
alisada y cuidada; pasta anaranjada oscura. Reconstruída, casi entera. Se conserva en casa
de E. Morán de Buñol (fig. 33,l).
Alt.: 83 cm.; diám; m a x h o : 38; dikm. boca: 12'2. Grosor: 0'7.
4) Anfora púnica del tipo Mañá E, sin boca. Superficie beige y pasta rosada. Se encuentra en poder de F. Gabaldón de Caudete de las Fuentes (fig. 33,2).
Alt. conservada: 99'5 cm.; diám. máximo: 31 cm. Grosor: 1'5.
-
Cerro de la Cabeza (Campo Arcís):
Anfora ibérica del tipo 1-6, de base algo apuntada y reentrante en su parte superior.
Superficie gris y anaranjada, según zonas; pasta anaranjada. Reconstruída, casi entera. Apareció junto a otras dos que no hemos podido ver (fig. 33,3).Se encuentra en el Museo de Buñol.
Alt.: 77 cm.; diám. máximo: 35'5 cm.; diám. boca: 11'3. Grosor: 0'7.
1)
- Moluengo
(Villargordo del Cabriel):
En unas prospecciones efectuadas en septiembre de 1980 aparecierón dos asas de ánfora ibérica con marca: de una sólo se conserva
la parte superior, que lleva una marca en forma de pie que recuerda
mucho a las estampillas de la sigillata itálica ((in planta pedis)) (fig.
34,l);la otra es un asa completa con restos de una marca deteriorada
de la que sólo se adivinan unas pequeñas impresiones circulares (fig.
34,2).
- La Malvarrosa (Valencia):
G. Morote nos mostró la fotografía de un ánfora de procedencia
submarina hallada en la playa de la Malvarrosa y que parece relacionarse con nuestra forma 1-3, aunque no podemos asegurarlo ya que
no hemos podido examinar personalmente este ejemplar.
Castellar y La Peña Negra (Crevillent):
Recientemente han sido publicados varios ejemplares más de ánforas de tradición fenicia (A. Gonzalez Prats 1979 b, figs. 30, 33, 35,
36, 52, 53, 70, 91, 92, 99) y un estudio pormenorizado de ellas (A.
Gonzalez Prats 1979 a, págs. 67-70).
- El
[page-n-131]
ANFORAS
1B E R J
50cm
Fig. 35.-Cuadro tipológico de las Moras ibéricas
[page-n-132]
ANFORAS PRERROMANAS
A
N
F
O
R
A
A N F O R A S
S
F
E
N
I
C
I
A
S
P U N I CAS
Fig. 36.-Cuadro tipológico de las Moras fenicias y púnicas
[page-n-133]
A. RIBERA LACOMBA
132
- L'Alcudia (Elx):
Ya a punto de finalizar este trabajo tuvimos conocimiento, a
través de unas fotos enviadas por don Rafael Ramos, de los siguientes
ejemplares, que dado lo avanzado de nuestro estudio no pudieron ser
tomados en cuenta para la elaboración de las conclusiones:
15) Parte superior de ánfora, seguramente del tipo Maiiá D ( L b . XV, 3).
16) Anfora a la que le falta la parte superior, del tipo Maná C-2.(Lám. XV, 5).
17) Anfora ibérica de paredes onduladas y base redonda, del tipo 1-3 (Lám. XV, 6).
Lo más destacable de estos materiales es la presencia de un ejemplar de ánfora púnica Mañá E en Los Villares (Caudete de las Fuentes), lo que supone una penetración muy hacia el interior de estas ánf o r a ~que aparecen casí siempre en la costa, como el nuevo ejemplar
,
de Torre la Sal, excepción hecha de esta ánfora de Los Villares y de
otra de La Serreta (Alcoi).
Los demás ejemplares confirman y amplían las áreas de difusión.
[page-n-134]
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INDICE GENERAL
A)
B)
Estudios anteriores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
La evolución del ánfora y su introducción en la
Península Ibérica ..............................
111.-CATALOGO D E LAS ANFORAS FENICIO-OCCIDENTALES, IBERICAS Y PUNICAS E N EL PAIS VALENCIANO
A) Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
B) Inventario de materiales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
1V.-CONCLUSIONES
A) Estudio de los tipos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
1) Tipos fenicio occidentales . . . . . . . . . . . . . . . . .
2) Tipos ibéricos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
3) Tipos púnicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
B) Las marcas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
C) Análisis de pastas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
D ) Conclusiones generales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Pág .
[page-n-145]
LAMINAS
[page-n-146]
RIBERA LACOMBA.-Anforas prerromanas
1 y 2: La Pobla Tornesa; 3: Sagunto
LAM. 1
[page-n-147]
RIBERA LACOMBA.-Anforas prerromanas
Anforas de S. Miquel de Llíria
LAM. 11
[page-n-148]
RIBERA LACOMBA.-Anforas prerromanas
LANT. 111
1 y 2: Anforas de S. Miquel de Liíria; 3: Los Villares (Caudete de las Fuentes); 4: Cerro Lucena
(Engueral
[page-n-149]
RIBERA LACOMBA.-Anforas prerromanas
1, 2 y 3: La Bastida de les Alcuses; 4: Puntal de Salinas
LAM. IV
[page-n-150]
RIBERA LACOMBA.-Anforas prerromanas
1, 2 y 3: Puntal de Salinas; 4 y 5: El Monastil (Elda)
LAM. V
[page-n-151]
RiBERA LACOMBA.-Anforas prerromanas
Adoras de La Serreta (Alcoi)
LAM. VI
[page-n-152]
RIBERA LACOMBA.-Anforas prerromanas
Anforas de La Serreta (Alcoi)
LAM. VI1
[page-n-153]
RIBERA LACOMBA.-Moras prerromanas
Anforas de La Serreta (Alcoi)
LAM. VIII
[page-n-154]
RIBERA LACOMBA.-Anforas prerromanas
1 y 2: La Serreta (Alcoi);3, 4 y 5: El Puig (Alcoi)
LAM. IX
[page-n-155]
RIBERA LACOMBA.-Anforas prerromanas
LAM. X
[page-n-156]
1: La Cala (Benidorm);2: Orxeta; 3, 4 y 5: La Vila Joiosa
[page-n-157]
RIBERA LACOMBA.-Adoras prerromanas
LAM. XII
[page-n-158]
RIBERA LACOMBA.-Anforas prerromanas
LAM. Xm
[page-n-159]
RIBERA LACOMBA.-Anforas prerromanas
LAM. Xnr
1: Tossal de Manises (Alicante); 2 y 3: Los Villares (Caudete de las Fuentes)
[page-n-160]
RIBERA LACOMBA.-Anforas prerromanas
LAM. XV
Anforas de L'Alcudia (Elx)
(Fotos R. Ramos Femández)
[page-n-161]
[page-n-162]
SERVICIO DE INVESTIGACION PREHISTORICA
DIPUTACION PROVINCIAL DE VALENCIA
SERIE DE TRABAJOS VARIOS
Núm. 7 3
LAS ANPORAS
PRERROMANAS VALENCIANAS
(FENICIAS, IBERICAS Y PUNICAS)
Por
ALBERT RIBERA LACOMBA
VALENCIA
1982
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SERVICIO DE INVESTIGACION PREHISTORICA
DIPUTACION PROVINCIAL DE VALENCIA
SERIE DE TRABAJOS VARIOS
Núm. 7 3
LAS ANPORAS
PRERROMANAS VALENCIANAS
(FENICIAS, IBERICAS Y PUNICAS)
Por
ALBERT RIBERA LACOMBA
VALENCIA
1982
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DIPUTACION PROVINCIAL DE VALENCIA
- INSTITUCION ALFONSO EL MAGNANIMO
SERVICIO DE INVESTIGACION PREHISTORICA
SECCION DE PREHISTOñIA EN VALENCIA DEL C.S.I.C.
SERIE DE TRABAJOS VARIOS
NCim. 73
Editorial F. Domenech, S. A.-Paseo Alameda, 9
I.S.B.N. 84-00-05088-6.-I.S.S.N. 0 2 11-2264
Depósito Legal: V. 902-1 982
© de la edición digital: Museu de Prehistòria de València, 2010 — ISSN 1989-0540
[page-n-6]
El presente trabajo es un intento de estudiar en el ámbito geográfico del País Valenciano y durante la época ibéiica las ánforas, que,
procedentes en un principio del mundo fenicio, fueron rápidamente
imitadas por los iberos, a la vez que, sobre todo en las zonas costeras,
estos seguían recibiendo importaciones púnicas, que también serán
objeto de nuestra atención.
Por ánfora se entiende una (jarra de almacenamiento, generalmente de tamaño grande, perñl macizo y boca estrecha, siempre con
dos asas)). (W. Bray y D. Trump 1976, pág. 16).
La actual palabra ánfora, de acuerdo con su etimología, parece
o
lo
provenir de Grecia: dmphiphoreus~ ~Amphoreusn encontramos
ya en el periodo Micénico, escrito en lineal B (V. Grace 1965)y posteriormente, Homero también usa la palabra para referirse a unas jarras de vino (Odisea, 290, 349, 379).
En este estudio se tendrán en cuenta recipientes de almacenamiento y10 transporte de tamaño grande, por lo general, aunque también nos ocuparemos de algunos pocos ejemplares de tamaño mediano e incluso pequeño, que presentan formas que evidentemente las relacionan con los tipos más grandes; pero no incluiremos en nuestra
relación vasos de finalidad y forma diferente, aunque algo semejante,
a los que también se les conoce por ánforas, como por ejemplo, algunas formas de la cerámica de figuras rojas y negras de la Grecia Clásica y otras vasijas, asimismo griegas, anteriores, ni tampoco a algunos
tipos de tinajas púnicas a los que también se les denomina ánforas,
como, p. ej., el número 325 de la clasificación de P. Cintas (1950).
[page-n-7]
6
A. RIBERA LACOMBA
La palabra ánfora también tuvo otro significado, aunque esté relacionado con el más corriente; en Atenas, ((arnforeus)) una mediera
da de capacidad para líquidos, y entre los romanos se usó para medir
líquidos y sólidos; esta unidad de medición corresponde aproximadamente a unos 23'233 litros; además también servía para medir la capacidad de los navíos. (Ch. Daremberg y E. Saglio 1877,pp. 248-250).
Como se puede apreciar, la etimología y el uso en gran escala, y
por consiguiente nuestro conocimiento de las ánforas, corresponde al
mundo clásico, aunque aquí pretendemos estudiar las ánforas que son
derivación de formas procedentes del mundo fenicio-púnico y que solo en sus tipos más evolucionados reciben algunas influencias de los
ejemplares clásicos.
Podemos considerar que el estudio de las ánforas ha alcanzado ú1timamente gran importancia y desarrollo, sobre todo, y casi exclusivamente, el de las ánforas romanas, de las que en los pasados años se
pueden citar gran cantidad de estudios de conjunto, monografías de
tipos, de pecios, de zonas concretas y de alfares, por lo que actualmente poseemos un conocimiento bastante satisfactorio sobre la materia.
No podemos decir lo mismo de las ánforas fenicias, púnicas e ibéricas, que son las que vamos a tratar aquí, y que han merecido poca
atención por parte de los investigadores; esto se puede explicar porque, en primer lugar, si las comparamos con las romanas son menos
abundantes, lo cual no quiere decir que sean escasas, en especial en
algunas zonas determinadas, y en segundo lugar, porque su forma parece bastante monótona y presenta detalles poco significativos que faciliten su clasificación.
Así, R. Pascual Guasch afirma, refiriéndose a las ánforas ibéricas:
((debido a que su forma se resiste a toda seriación tipológica, ya que
no son un producto industrializado y por lo tanto sus variedades que
se usaron a lo menos durante tres centurias anteriores al cambio de
Era, son infinitas y difícilmente fechabfes, si-no es por el contexto))
(R. Pascual Guasch 1968, págs. 68-70), aunque poco después parece
recapacitar: «ahora empiezo a pensar que quizás aprovechando las
que tengan una fecha más o menos, podríamos establecer una cronología relativa)) (R. Pascual Guasch 1969, pág. 9-41.
Pero verdaderamente, hasta hoy no se ha intentado hacer ninguna clasificación de estos recipientes ibéricos, que por contra, son
abundantísimos e.n todos los poblados constituyendo un porcentaje
muy alto sobre el total de la cerámica, aunque su estudio presenta
una serie de dificultades, amén de las ya mencionadas, que consideramos oportuno destacar.
[page-n-8]
ANFORAS PRERROMANAS
7
La primera, es que por regla general aparecen bastante fragmentadas dado que tienen unas paredes muy finas para el gran tamaño de
la vasija, pues apenas alcanzan en pocos casos el centimetro de espesor, y cuando aparecen enteras siempre estan fragmentadas en numerosos trozos ya que su fragilidad no resiste la presión de la tierra y
revientan en muchos pedazos; de este modo, de los ejemplares estudiados sólo están intactos unos pocos.
Si a todo esto añadimos que la restauración de vasijas tan voluminosas, y, como acabamos de ver, muy frágiles, debe ser una faena engorrosa para los restauradores, comprenderemos mejor el poco interés que ha despertado este tipo de recipientes en la investigación
tradicional, a lo cual ha ayudado el que, salvo pocas excepciones,
cuando se publican su representación gráfica deja mucho que desear,
lo cual, obviamente, dificulta aún más su estudio.
Otro inconveniente grave ha sido el no haber una denominación
apropiada para estos recipientes; así, es normal encontrar en la bibliografía las denominaciones de ánforas greco-púnicas, ibero-púnicas, ánforas de tipo de bellota, de obús, de berenjena, de saco, de torpedo, de huso, ..... que son usadas indiscriminadamente, por su imprecisión, para referirse en muchos casos a un mismo tipo de ánfora,
a la vez que ánforas diferentes reciben la misma denominación; esto
va ligado a que existe incertidumbre sobre su origen, por la ausencia
del conocimiento de sus centros de producción y de un estudio tipológico.
Una última dificultad grave es que en varias ocasiones carezcamos de la consignación de los contextos concretos en que han aparecido.
Todo esto también lo podemos aplicar a las ánforas de procedencia
fenico-púnica, aunque éstas han sido algo más afortunadas, en lo que
a bibliografía se refiere, pues a pesar de que sólo existe un trabajo dedicado exclusivamente a las ánforas púnicas (J.Mañá 195l ) en el que
también se incluyen algunas ibéricas, hay algunos estudios generales
de la cerámica (P. Cintas 1950; A. M. Bisi 1970) y de elementos de
procedencia púnica en los que tienen un lugar destacado las ánforas,
algunas de las cuales son ibéricas, (F. Benoit 1965; Y. Solier 1968; E.
Llobregat 1974; J.J. Jully 1975) y que junto a los trabajos de M. Almagro Basch sobre Emporion (1953 y 1954) examinaremos en otro
apartado.
A continuación veremos la aparición de las primeras ánforas y su
posterior difusión, para pasar seguidamente al eje de este trabajo, que
es estudiar una tipología cerámica de manera monográfica dentro de
un marco geográfico delimitado, como un primer paso para la elabo-
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8
A. RIBERA LACOMBA
ración de un estudio general de estos recipientes en la Península Ibérica y las islas Baleares durante el período que abarca la cultura ibérica, sobre lo que existe, como ya hemos visto, un vacio bibliográfico
considerable, a pesar de ser un material muy abundante en las áreas
geográficas ibérica y púnica.
Lo esencial del presente trabajo es el repertorio de materiales,
compuesto por los pocos que se han publicado hasta hoy, y en su mayor parte, por los recogidos por nosotros, en su mayoría inéditos, y
que provienen en un tanto por cien muy elevado de los fondos de los
Museos Arqueológicos del Servicio de Investigación Prehistórica de la
Diputación Provincial de Valencia, del Municipal de Alcoi y del Provincial de Alicante a cuyos directores nos sentimos muy agradecidos.
Este trabajo de recogida de materiales, que se ha intentado realizar de la fonna más exhaustiva posible, consistió en la representación
gráfica, a escala 1:10 (la escala de los materiales no dibujados por nosotros se indicara en su lugar), y en la descripción detallada de cada
ejemplar, lo cual se ha complementado en muchos casos con fotografías; además, siempre se ha tenido en cuenta el contexto arqueológico, cuando lo había, para poder precisar la cronología y la posible
funcionabilidad de estos recipientes.
Consecuencia lógica de este catálogo de materiales son las conclusiones que hemos podido deducir de él; en primer lugar, hemos establecido una tipología de las diversas formas en que se pueden diferenciar estas vasijas, cada una de las cuales será objeto de un detenido
estudio en el que, en la medida que sea posible, se examinará su origen, cronología, difusión, finalidad, ... dentro del marco geográfico
que hemos delimitado, aunque haremos constantes y necesarias alusiones a otras zonas geográficas para completar, ampliar y confirmar
algunas de nuestras aseveraciones.
A continuación veremos las pocas marcas y signos que se encuentran en estas ánforas.
Seguidamente examinaremos los resultados a los que se ha llegado a través del análisis de las pastas de varias ánforas del alfar de El
Campello y del Tossal de Manises, para acabar con las conclusiones
de tipo general a que lleguemos con este trabajo.
El marco geográfico ideal de este estudio debería corresponderse
con los límites territoriales de los pueblos ibéricos citados por las
fuentes clásicas que poblaban la parte central de las costas del Este de
la Península Ibérica y las zonas interiores próximas; pero dado que no
se pueden delimitar con claridad dichos límites por la falta de preci-
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ANFORAS PRERROMANAS
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sión y concordancia de los autores antiguos, nos hemos decidido por
centrar nuestro trabajo en el área ocupada por el actual País Valenciano.
Tenemos que resaltar que la elaboración de este trabajo no hubier a sido posible sin la valiosa y estimable ayuda de varias personas y
entidades, a los que nos consideramos muy agradecidos: don Nobert
Mesado, del Museo Histórico Municipal de Borriana; don Facundo
Roca, restaurador del Museo de Sagunto; don J . Gil-Orozco, del Museo de Requena; don Rafael y don Francisco Gabaldón de Caudete de
las Fuentes; don José Maria Soler García, director del Museo arqueológico de Villena, y nuestro amigo y compañero de Villena, Damián
Martinez; el Centro Excursionista Eldense; don Federico Rubio, director y José Maria Segura, restaurador, del Museo Municipal de Arqueología de Alcoi ((Camilo Visedo Moltó)); la Casa de la Cultura de la
Vila Joiosa; el Ayuntamiento de Benidorm; mis compañeros Pere Pau
Ripollés y Diego Ramia, que nos proporcionaron materiales inéditos;
R. Ramos Fernandez que puso a nuestra disposición fotografias de
materiales de 1'Alcudia.
Mención especial merece don Enrique Llobregat y Vicente Bernabeu, director y restaurador del Museo Arqueológico Provincial de Alicante y don Juan Alonso Pascual, catedrático de la Universidad Politécnica de Valencia, que nos interpretó los análisis efectuados en varias ánforas por don Javier Alarcón, a quien también agradecemos su
cooperación.
Del todo indispensable ha sido la ayuda del S.I.P. de la Diputación
Provincial de Valencia, y la de todo el personal del Museo de Prehistoria de Valencia.
. Nuestro reconocimiento también va dirigido a la doctora Milagros
Gil-Mascarell, del Departamento de Arqueología de la Universidad de
Valencia, por los consejos que nos ha dado y al doctor Manuel Pellicer, de la Universidad de Sevilla, por la atención e indicaciones que
nos hizo durante nuestra estancia en Sevilla.
Vaya además, mi más sincero agradecimiento al doctor don
Martín Almagro Gorbea, director de nuestra Tesis de Licenciatura,
leída en Valencia el cinco de febrero de 1979 con el título «Las ánforas
prerromanas en el País Valenciano. Fenicias, ibéricas y púnicas)) y
que en esencia constituye el presente trabajo.
Y ya para acabar esta introducción, solo nos resta señalar que estamos en la obligación de mencionar a la doctora Carmen Aranegui
por su especial intervención y ayuda en la elaboración y puesta a punto de este estudio.
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A. RIBERA LACOMBA
Con el propósito de conservar la toponimia valenciana, damos a
continuación una relación de localidades mencionadas en el texto,
con su equivalencia gráfica en castellano
Alcala de Xivert = Alcalá de Chivert
Alcoi = Alcoy
Atzeneta dfAlbaida = Atzaneta de Albaida
Benicassim = Benicasim
Betxí = Bechí
Borriana = Burriana
Calp = Calpe
Crevillent = Crevillente
Elx = Elche
Llucena = Lucena del Cid
Moixent = Mogente
Lliria = Liria
Orxeta = Orcheta
Peníscola = Peñiscola
La Pobla Tornesa = Puebla Tornesa
Rossell = Rosell
~a-vila
Joiosa = Villajoyosa
Vilanova dlAlcolea = Villanueva de Alcolea
Vinarós = Vinaroz
Xativa = Játiva
Xabia = Jávea
Xixona = Jijona
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ANTECEDENTES
A) ESTUDIOS ANTERIORES
El primer trabajo de conjunto sobre la cerámica púnica es el de P.
Cintas (1950),basado sobre todo en materiales procedentes de Cartago, y en menor escala, de Utica, Cabo Bon, Motya, Cerdeña, Villaricos
y otros yacimientos.
La parte esencial es un catálogo con un gran número, quizás excesivo, de formas, muchas de las cuales no son más que pequeñas variantes de un mismo tipo.
Dentro de este catálogo varias pueden considerarse ánforas: los
números 233-235, 237, 268, 269-284 (Lám. XXII), 285-300 (Lám.
XXIIII), 301-3 11 (Lám. XXV) y 312-32 1.
Como afirma Cintas, la parte fundamental de la obra es este catálogo de formas y un repertorio de sus lugares de origen, a partir de los
cuales se puede estudiar la evolución de la cerámica púnica. (P. Cintas 1950, pág. 460).
Siguiendo, pues, las indicaciones de P. Cintas sobre este repertorio, y refiriéndonos ya a las ánforas, lo primero que llama nuestra
atención es la gran variedad de formas desde las épocas más antiguas; así, sólo para los siglos VI1 y VI a. C. P. Cintas nos muestra varios tipos: los números 237, 268-278, 281-284, 289-291, 297 y 314
bis; esto contrasta con los escasos tipos señalados para estas fechas
en la Península Ibérica, en la que de momento sólo se pueden señalar
los tipos 235, 237 y el 284.
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A. RIBERA LACOMBA
Con las ánforas restantes, más tardías, ocurre lo mismo, pues sólo
pocos tipos aparecen claramente representados en la Península: el
293, en Villaricos, que debe ser el tipo que estudia R. Pascua1 (1969
b), los 3 12-3 13 (que se corresponden con el tipo C de Mañá), el 3 14, el
3 15 (tipo D de Mañá), el 3 17 (tipo E de Mañá) y el 3 18, en el caso de
que sea un ánfora púnica, pues su forma recuerda mucho a los tipos
greco-romanos, igual que los números 320 y 32 1 que parecen corresponder a los tipos Dressel 1 y Lamboglia 2.
De los restantes tipos no tenemos clara constancia en la Península, aunque como veremos más tarde, hay formas de probable raigambre púnica en tierras valencianas y en otras zonas ibéricas que no están representadas en el Catálogo de P. Cintas a pesar de su gran extensión; esto puede que sea debido a que esta obra sólo debe considerarse totalmente válida para Cartago y zonas próximas, por lo que debería manejarse con algunas precauciones cuando se trate de regiones
más alejadas, aunque estén inmersas en la órbita púnica, como se ha
hecho, por ejemplo en Eivissa y en Orania (M. Tarradell y M. Font
1975, págs. 149-150).
Casi al mismo tiempo apareció el primer y, hasta hoy, único estudio sobre las ánforas púnicas, el de J. M. Mañá (1951), aunque sólo se
refiere a las que se encuentran en la Península Ibérica, y sobre todo a
los materiales de la isla de Eivissa.
Mañá ya puso de relieve la falta de ejemplares bien publicados y
de una terminología adecuada.
Dividió las ánforas púnicas en cinco tipos, según su perfil, y son
los siguientes:
- Tipo A) ((Sin cuello con reborde en la boca, dos pequeñas asas
colocadas en ocasiones oblícuamente sobre el vaso y perfil sinuoso...
Este tipo más o menos evolucionado es el característico de Ibiza, donde aparece con gran abundancia.))
Ejemplares de esta forma, típicamente ebusitana procedentes del
Puig dels Molins, los tenemos representados desde principios de siglo
(J. Román 1906, Lám. XIV, 3; C. Román 19 13, Lám. LXXXIII) por lo
que consideramos inadecuada la denominación de ánforas ((ampuritanas))que también se les da (Fundación March 1977, pág. 6 1) porque
aparecen en la zona emporitana (M. Oliva 1954, fig. IV; id. 1956-57,
fig. 63 y 64; id. 1960 fig. 5 1).Hay que recalcar que J. M. Mañá consideraba típico de Eivissa no al tipo A en general, sino que en concreto a
una variante ((máso menos evolucionado» de este tipo, que subdividió
en cinco subtipos que sufrieron la siguiente evolución:
- Subtipo A- 1: Se caracteriza por ser ancha y tener el cuerpo y la
panza el mismo diámetro; piensa que es el ánfora típicamente
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ANFORAS PRERROMANAS
13
cartaginesa por su dispersión geográfica (aparece en Eivissa y Villaricos) y que fue imitada por los íberos, que introdujeron algunas variantes, como en algunos ejemplares de Galera, la Albufereta y la Bastida.
- Subtipo A-2: ((Es muy semejante al 1, pero se diferencia en lo
que ya es el perfil característico del ánfora púnica de Ibiza ... parte superior del vaso menos ancha que la inferior, estrechándose
ésta hacia una base redondeada en un principio, pero en seguida
apuntada.))
- Subtipos A-3, A-4 y A-5: ((Despuésel perfil del ánfora se va afinando tendiendo a una mayor esbeltez, y la unión de las dos curvas inversas se va suavizando poco a poco hasta fundirse en una
sola.))Considera que el último subtipo perdura durante la romanización.
- Tipo B) Lo caracteriza por tener la boca pequeña con reborde
y dos pequeñas asas cerca de ella, con perfil sencillamente ovoide o
cónico, que después es cilíndrico de base apuntada.
Señala tres variantes; la número 1, con base plana, procedente de
Murcia (A. Fernández Avilés 1934, Lám. 2, A); la número 2, más alargada y con cuerpo de tendencia cilíndrica ((dela cual hay un ejemplar
-aunque raro- en Ibiza))y señala otros en el Tossal de Manises y Benidorm; la variante número 3 la considera de tipo ibérico «de la costa
catalana)) del que dice que no aparece en Eivissa, pero sí en Trapucó
(Menorca).
- Tipo C) Su principal distinción es que presenta algo de cuello
y un cuerpo cilíndrico acabado en punta y posteriormente en época
romana ésta se transforma en pequeña espiga.
Da dos subtipos, el C 1 y el C 2, con cuello más o menos marcado y
boca más o menos abierta; en Eivissa existe aunque no abunde y además menciona otros ejemplares en Cartago, Benidorm, Cádiz, Melilla
1
y Trapucó. Los fecha a partir del siglo 1 1 a. C.
- Tipo DI
Según Mañá es una variante del tipo C por tener «el
mismo perfil cilíndrico y base apuntada con espiga)) y los considera
contemporáneos, en lo cual parece que iba algo equivocado.
Son ánforas cilíndricas, carecen de cuello, con una boca cortada
en el diámetro del ánfora y base corta apuntada.
Es el tipo denominado de ((obús))
que es frecuente en Cartago a fines del período púnico, mencionando otros ejemplares en Murcia, Alicante y Emporion, y sólo dos en Eivissa, uno con una marca de alfarero en púnico.
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A. RIBERA LACOMBA
- Tipo E) De característico perfil bitroncocónico; Mañá pensaba que su forma derivaba de la evolución del tipo A, aunque dice que
en Eivissa «se encuentra por verdadera excepción))y cita ejemplares
en Xabia, Tossal de Manises, Elx y Alcoi, por lo que piensa que pueda
ser privativa de la zona sur del territorio valenciano.
1
Le da una cronología posterior al siglo 1 1a. C. y piensa que tuvo
una vida efímera.
El corto, pero estimable, trabajo de Maná acaba con una pequeña
síntesis donde observa que sólo el tipo A es anterior a las Guerras Púnicas; los demás tipos aparecerían a partir de los Bárquidas.
Hace poco R. Pascual Guasch reeditó, acertadamente, por haberse hecho raro, el trabajo de Mañá, añadiendole un apéndice con la
puesta al día de la cuestión y con dibujos bien hechos pues los de Mañá son demasiado esquemáticos y no permiten muchas precisiones (R.
Pascual Guasch, 1974).
Nosotros pensamos que algunas de las ánforas ilustradas por R.
Pascual no corresponden a la forma exacta de Mañá, en especial las
de la forma Mañá A y la B-2 ; así, los dibujos del tipo A no se corresponden con el texto ni las figuras de Mañá, aunque ya lo advierte, y
presenta un proceso de evolución de las ánforas del tipo A, que no es
exactamente el supuesto por Mañá; a nuestro modo de ver los ejemplares que R. Pascual señala como A- 1, 2 y 3, más bien se asemejan a
los números 2, 3 y 5 de Mañá, respectivamente, mientras el tipo A-5
de R. Pascual debe corresponder a un tipo claro de Mañá E.
Sobre el tipo B está de acuerdo con Mañá, aunque nosotros pensemos que el ejemplar que coloca como prototipo del subtipo B-2 no se
corresponde con el texto de Mañá, ni con su cronología pues es un
1
ejemplar de la primera mitad del s. 1 1a. C. procedente del Pecio Cabrera 2 y más bien es encuadrable en el tipo C - l (D. Cerdá, 1974;
Lám. 11, fig. 9); además los ejemplares a los que hacía referencia Mañá procedentes del Tossal de Manises y Benidorm se pueden ver en el
inventario (núm. 8 del Tossal de la Cala y números 15-17 del Tossal
de Manises) y en nuestras láminas y se verá su diferencia con esta ánfora de Cabrera (fig. 23, 4-6; 17, 1; Lám. XI, 1; XIII, 3 y 4; XIV, 1).
Al tipo C le amplía, acertadamente, su dispersión geográfica y al
D su cronología, pues coloca su aparición en el s. IV a. C., recalcando
que ambas formas no son variantes de un mismo tipo, en lo que estamos plenamente de acuerdo.
En lo que respecta al tipo E, también le alarga su cronología, desde el s. I V a. C. hasta el 1 a. C., y su dispersión, comparándola con la
1
del tipo C, lo cual nos parece inexacto, pues perdura hasta el s. 1 a. C.
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ANFORAS PRERROMANAS
15
(D. Cerdá, 1974; Lám. IV) y presenta una distribución más reducida
que la del tipo C, aunque rebasa la propuesta por Mañá, en cuya época sólo se conocían los ejemplares valencianos, aunque, como veremos, es en la parte meridional del País Valenciano donde hay mayor
densidad de hallazgos. Considera que no procede de una evolución del
tipo A, pues ambos son contemporáneos.
Poco después de la aparición de los trabajos de P. Cintas y de J.
M. Mañá se publicaron los dos volúmenes de «Las Necrópolis de Ampurias)) (M. Almagro Basch, 1935), cuyo primer volumen incluye dos
láminas con una variada representación de ánforas de tipo ibérico y
púnico, denominadas greco-púnicas por M. Almagro Basch, aparecidas en las citadas necrópolis (Ibídem, págs. 398-399); a cada ánfora
le asigna una cronología comprendida dentro de unos cincuenta años,
aunque como M. Almagro Basch afirma: «Sin embargo, hemos de hacer constar que los hallazgos de ánforas en esta necrópolis han sido
siempre en tumbas de niños que no ofrecían otro ajuar que el ánfora
misma. De aquí que la seriación tipológica resulte incierta.)) (Ibídem,
pág. 41).
En el año siguiente el mismo M. Almagro Basch publicó las ánforas griegas de Emporión, pero en realidad son ánforas de tipos púnicos e ibéricos en su mayoría, aunque se les denominó greco-púnicas
por considerar que era el ánfora común entre los griegos emporitanos,
de ahí dicha denominación, que fue seguida, posteriormente por varios autores, aunque actualmente pensemos que no es la más correcta, excepto cuando haga referencia a ánforas estrictamente del ámbito emporitano (Y. Solier, 1968, pág. 124).
En este último artículo (M. Almagro Basch, 1954),se puede ver la
evolución de estas ánforas, que en un principio eran cilíndricas terminando de manera cóncava en su tercio inferior, mientras la parte superior era estrecha y de perfil abultado; hacia la mitad del siglo V a.
C. tienden a ensancharse hacia los hombros y a adelgazarse en su tercio inferior, siguiendo este proceso hasta fines del s. IV a. C. en que el
extremo inferior es un simple cono y el resto del cuerpo un cilindro.
Señala que este tipo de ánforas aparece también en los poblados ibéricos.
En estos dos trabajos de M. Almagro Basch se encuentran presentes otros tipos de ánforas cuya filiación debe ser púnica, pero que
también denomina greco-púnica; son ejemplares del tipo D de Mañá
del que hay otros ejemplares en la Neapolis, los llamados filtros (E.
Gandía, 1909- 10; figs. 4 y 5) y otro ejemplar muy semejante al tipo C1 de Mañá del que debe ser un prototipo (V. Grace, 1956; fig. 6) y que
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A. RIBERA LACOMBA
M. Almagro Basch considera un tipo mixto entre el ánfora massaliota
y el ánfora greco-púnica.
En estos trabajos de M. Almagro Basch se dio a conocer por primera vez en la Península un amplio lote de material anfórico cuyas
formas son evidentemente fenico-púnicas, pero su masiva presencia
en las Necrópolis emporitanas nos pone en la duda de si fueron fabricadas en la colonia griega, como pensaba M. Almagro Basch, imitando modelos púnicos, pues las ánforas propiamente griegas de esta
época no se parecen en nada a estos tipos emporitanos (V. Grace,
1961), o si son importaciones de algún enclave púnico, por ejemplo
Ebusus, que parece ser que mantuvo activas relaciones con Emporion
(G. Trías, 1967, pág. XXXV), o tal vez sus fabricantes serían los iberos
de las regiones próximas, los indiketes, en cuyos poblados es una de
las formas cerámicas más abundantes, como se puede comprobar,
por ejemplo, en la cercana Ullastret (M. Oliva, 1954; figs. IV, XVIII,
XIX; id. 1956-57, figs. 63 y 65).
Varios años más tarde vio la luz la importante obra de F. Benoit
sobre la helenización del Midí francés (F. Benoit, 1965) que examina
las importaciones en dicha área, entre las cuales las de origen fenicio
constituyen una buena parte y están constituidas casi exclusivamente
por ánforas (Ibídem, págs. 56-59).
En primer lugar, revisa la clasificación de J. M. Mañá, de cuya tipología elimina al tipo A-5 y las tres variantes del tipo B las deja reducidas a una, aunque su principal innovación es la adición de dos prototipos orientales, el A' que se relaciona con la jarra cananita (V. Grace, 1956) del segundo milenio y el A" semejante a nuestro tipo F-L.
(Ibídem, fig. 4).
Estudia la presencia de las ánforas fenicias en el sur de la Galia,
donde son raros los ejemplares anteriores al 600 a. C. pero no los pos.teriores, que van asociados con buccero nero, ánforas etriiscas y cerámica ática de figuras negras, por lo que F. Benoit piensa en la posibilidad que fuesen transportadas por los etruscos.
En otro apartado examina los ejemplares más tardíos, contemporáneos o posteriores a las Guerras Púnicas; aquí se incluyen cuatro tipos de Mañá, excepto el A.
Por los hallazgos, se deduce que había relaciones comerciales independientes de las políticas, aunque después de la Segunda Guerra
Púnica aumentarían las exportaciones de la Península Ibérica por
medio de ánforas que ya presentan claras influencias romanas, como
el tipo Mañá C-2, que según F. Benoit transportaría salazones, olivas,
aceite y condimentos, como las posteriores ánforas época Imperial y
de origen hispánico, que continúan apareciendo en el Midi francés y
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ANFORAS PRERROMANAS
4
17
que parecen proseguir una larga tradición comercial desde la Península Ibérica, que puede remontarse al siglo V I a. C.
Tres años después apareció un trabajo de Y. Solier (1968) cuya temática tiene que ver con la anterior obra de F. Benoit a la que complementa.
En este estudio sólo se examinan las cerámicas púnicas e iberopúnicas que aparecen en el Languedoc entre los siglos VI-11 a. C.,
constituidas en su inmensa mayoría por ánforas.
Corrobora la opinión de F. Benoit de que Massalia no mantuvo un
monopolio comercial en su área de influencia frente a etruscos y púnic o ~pues las costas del Languedoc recibieron productos púnicos des,
de el siglo VI a. C. hasta el final de las Guerras Púnicas, con lo que
habría relaciones comerciales independientes de las políticas, siguiendo la tesis de Benoit.
Para clasificar las ánforas, Solier sigue la tipología de Mañá; al tipo B le denomina también greco-púnico y catalán, y su abundante distribución por el Languedoc entre los siglos IV-11 a. C. lo considera como testimonio del comercio de Emporión.
Una de sus innovaciones es dividir en dos variedades al tipo D,
según la forma de la embocadura:
A) Boca cerrada por un disco de diámetro variable, acanalado o
ligeramente curvado; presenta a su vez dos variantes:
1) De pasta roja pálida; anchura de 0'20 m. a 0'22 m.; pared
recta hasta arriba; disco acanalado.
2) Pasta blanco-amarillenta; anchura de 0' 16-0' 18 m. ;las paredes rectas se inclinan ligeramente hacia la cúspide y se prolongan en un disco plano. Se conoce un ejemplar de Pech Maho con una estampilla circular.
La primera variante es muy común en Cartago y otras zonas, en
las que se incluyen los ejemplares del Tossal de Manises; los fecha en1
tre el siglo IV y principios del 1 a. C.
<
B) Se caracteriza por su parte superior, enteramente convexa, y
sin disco de cierre; su embocadura se limita por labios redondeados
que se colocan en el prolongamiento de la panza. Las asas tienen una
nervadura y pueden presentar estampillas; en el fondo no ofrece estrias tan marcadas como en los otros tipos.
Variante bastante rara y en el sur de Francia aparece en contex1
tos del siglo 1 1 a. C.
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A. RIBERA LACOMBA
Lo más destacable del tipo D es que presenta una pasta característica: «Leur pate est tant6t jaune pale, tantot rouge clair et, dans
ce cas, revetue d'un enduit jaunatre tres fragile.)) Pastas de estas características son normales en las ánforas de este tipo del Tossal de
Manises.
Acaba con un tipo que denomina D-E, que no aparece en la clasificación de P. Cintas, ni en la de J. Mañá, y al que tipológicamente considera una variante intermedia entre los tipos D y E; se trata del tipo
G, que veremos más ampliamente en el capítulo de conclusiones.
Las conclusiones de este trabajo son que las relaciones con fenicios, púnicos e ibero-púnicos, fueron continuas, pudiéndose distinguir
dos períodos: uno, más antiguo, de los siglos VI y V a. C. relacionado
con la expansión comercial púnica hasta la batalla de Himera; el otro
comprendería los siglos IV-111 en que se refuerza la presencia cartaginesa en el sur de la Península Ibérica, de donde procederían la mayoría de las importaciones púnicas, que quizás pasaran a través de
Emporion, que sería un posible intermediario entre el mundo púnico
de Ebusus y el sur y el Languedoc (G. Trías, 1967; pág. XXXV).
En 1970 apareció la obra de A. M. Bisi sobre la cerámica púnica,
a la cual divide en sólo dieciséis formas, con sus variantes, con lo que
las numerosas, más de seiscientas, formas de P. Cintas (1950)se ven
reducidas a unas pocas. (A. M. Bisi, 1970).
De entre éstas, sólo tres tipos pueden considerarse ánforas: los tipos 11, 12 a y b y 13 a y b.
Este intento de clasificar la cerámica púnica contrasta con el anterior de P. Cintas por su reducido número de formas, a las que A. M.
Bisi considera como las formas púnicas más típicas, que aún no han
recibido influencias griegas y provienen de tipos fenicios y chipriotas.
A nuestro modo de ver, consideramos insuficiente este trabajo, ya
que si la clasificación de P. Cintas era excesivamente amplia, ésta llega al otro extremo, y es demasiado esquemática, con muy pocas formas, a las que dedica tan sólo un breve estudio pormenorizado, dejando mucho que desear la representación gráfica.
En el VI Symposium de Prehistoria Peninsular, dedicado a las islas Baleares, E. Llobregat estudió las relaciones del País Valenciano
con la colonia púnica de Ebusus basándose en los elementos materiales de ambas zonas; un apartado lo dedica a las ánforas, donde en primer lugar plantea con todo rigor los problemas que presenta su estu1974,
dio ( ~ . ' ~ l o b r e ~ a t , págs. 292 y 294); piensa que no está claro que
todas sean de origen púnico o ebusitano, por lo que presenta todo el
material que pueda tener tal origen «a la espera de que estudios semejantes sobre otras áreas aclaren un poco más el panorama)).
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ANFORAS PRERROMANAS
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Para clasificar estos materiales usa la tipología de Mañá, a la que
añade el nuevo tipo de R. Pascua1 (1969 b) y menciona otra posible
forma de la que señala ejemplares en el Tossal de Manises (figs. 23, 1
y 2; Lám. XIII, 1 y 2 ) y que es la que veremos en el apartado de conclusiones como forma G; a la vez establece otro sistema clasificatorio,
el cronológico, dividiendo las ánforas según sean anteriores o posteriores a los Bárquidas.
Este estudio se puede considerar como un precedente del que hemos realizado, a pesar de su pequeña extensión, y nos ha sido de gran
utilidad para introducirnos en el tema.
El último que vamos a ver es el de J. J. Jully (1975)que analiza la
presencia de objetos fenico-púnicos en el Mediterráneo Occidental durante la Edad del Hierro. Valora la existencia de un activo comercio
semita que incluso se dejaría notar al Norte de Emporion, como ya señalaron Y. Solier y F. Benoit.
Sólo tiene en cuenta los documentos cerámicos de los que realiza
un extenso análisis, dividiéndolos en cuatro grandes grupos, de los
cuales el último está compuesto por recipientes de gran capacidad y
de transporte, o sea ánforas.
Este grupo lo subdivide a su vez en tres categorías: las dos primeras son ánforas sirio-fenicias y la tercera está compuesta por ánforas
de derivación púnica, pero de fabricación no exclusivamente púnica;
estas categorías se subdividen según la forma, siguiendo el siguiente
esquema:
1) Fondo cónico
Anforas
Sirio-Fenicias
(
1
Cuerpo ovoide
Cuerpo con ligazón discontinua
C)
Cuerpo cilíndrico
d ) Cuerpo troncocónico o bitroncocónico
b)
1i:
11) Fondo redondeado
?$gico
1 a)
1 1 Anforas de
1)
derivación púnica
\
En obús (Mañá D)
b) Tipo Catalán
C)
Mañá C
d) Tipo de Bellota
e) Mañá E
A nuestro modo de ver, lo más loable de esta clasificación es que
maneja gran cantidad de material de procedencia muy diversa, aunque quizás por esta razón su esquema presenta bastantes imprecisio-
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20
A. RIBERA LACOMBA
nes; así en algunos grupos hay materiales de cronología y localización
muy dispar, que además no está muy claro que puedan englobarse
conjuntamente, por tener formas poco semejantes.
Después de pasar revista a la bibliografía, llegamos a la conclusión de que en las tipologías de Mañá-Pascual, Benoit, Solier, Llobregat y Jully, hay tres tipos que aparecen claramente definidos y que
además tienen una amplia distribución geográfica; se trata de los tipos C, D y E, mientras en los otros dos, el A y el B, no parecen ponerse
muy de acuerdo, pues no se corresponden las clasificaciones, lo cual
se debe a que en estas dos categorías se han incluido formas diferentes; así, bajo el mismo tipo se han colocado ánforas que en muchos casos no deben tener ninguna relación entre si.
Por ello en nuestra clasificación no usaremos estos dos tipos confusos, el A y el B, pero si los tres últimos de Mañá, que tienen características bastante claras y definidas, y que además deben tener un
origen ajeno al País Valenciano, seguramente en el mundo púnico.
Los ejemplares, bastante numerosos, que no encajan en estos tres
grupos, serán objeto de un intento de clasificación aparte, atendiendo
a sus características formales y a su cronología.
B) LA EVOLUCION DEL ANFORA Y SU INTRODUCCION
EN LA PENINSULA IBERICA
El primer recipiente que puede considerarse un ánfora, o por lo
menos un antecesor de ésta, es la denominada jarra cananea (V. Grace, 1956) que aparece en la zona Sirio-Palestina a principios del 1 mi1
lenio.
En dicha área, su forma ahusada y de base convexa y el estar hecha a torno, destaca como novedad frente a las jarras de épocas anteriores dedicadas a la misma función, almacenamiento y transporte,
que tienen la base plana y están aún hechas a mano, y además no llevan asas; estas características formales representan un avance técnico, pues se trata de una vasija más manejable y resistente al peso, que
ahora se reparte por toda la vasija, sin descargarlo en la base: ((There
can be no doubt that, in the history of the design of large containers
for transport, the introduction of the pointed based vessel represents
quite a technological revolution.)) (P. J. Parr, 1973, pág. 177).
Estos vasos, junto con otros tipos nuevos que no nos interesan
aquí, aparecen en Palestina como una innovación que se ha interpretado como una irrupción de gentes, pues se aprecia un claro cambio
en el repertorio cerámico de la zona Sirio-Palestina en el Bronce Medio 1.
[page-n-22]
ANFORAS PRERROMANAS
21
Por lo tanto, el origen de la jarra cananea habría que relacionarlo
con este hecho, que habría que interpretarlo como consecuencia de la
aparición de los amoritas la forma de la jarra cananea parece derivar de un tipo de vasija similar que estaba en uso al sur de Mesopota1
mia a fines del 1 1milenio, o sea algo antes de que apareciese en Palestina. (J. P. Parr, 1973, págs. 179-180).
Su forma se mantuvo casi invariable durante más de mil años,
aunque sufrió cierta evolución: el cuerpo, algo oval, desarrolla el
hombro; la estrecha base redonda se hace más gruesa acabando en
un botón; las asas ascienden al hombro, ya pronunciado, y el labio se
vuelve más plano. (R. Amiran, 1970, pág. 141).
A partir de su aparición en Palestina, a principios del 1 milenio,
1
se fue difundiendo por toda el área del Mediterráneo Oriental, convirtiéndose en un recipiente de transporte de uso general apareciendo en
gran cantidad en Egipto habiéndose hallado también en la Grecia
Micénica (Atenas, Micenas, Argos, Menidi), Chipre (D. L. Saltz, 1977,
Lám. XIII, 12-13) aunque donde son más abundantes es en su lugar
de procedencia, el área Sirio-Palestina, desde Ugarit, donde apareció
un almacén con gran número de ejemplares (V. Grace, 196 1, fig. 14),
a Gaza (Id., 1956, fig. 5; R. Amiran, 1970; págs. 141-142, Lám. 43).
Su forma se imitó en Egipto donde fue adoptada y usada en gran
escala, sobre todo para envasar vino. Sería introducida por los mismos cananeos, que a partir de Tutmés 1 1 llevaron al país del Nilo
1
gran cantidad de sus productos, ya como tributo, ya como comercio,
como se puede ver en varias pinturas murales egipcias (V. Grace,
1956; fig. 2).
La jarra cananea transportó, además de vino, una amplia gama
de productos, como de nuevo nos demuestran las pinturas murales
egipcias que describen los contenidos de estas vasijas, mencionando
la presencia de miel, vino dulce, incienso y aceite de oliva. (V. Grace,
1961).
que era una mediSu capacidad estaba relacionada con el ((bath))
d a cananea de líquidos que fue también usada por los fenicios e israelitas (V. Grace, 1956; págs. 84-86).
Como ya hemos dicho antes, esta forma tuvo larga vida, ya que
estuvo vigente por más de un milenio; así, formas claramente deriva1
das de la jarra cananea persisten en el Hierro 1 A, B y C de Palestina
(1000-587 a. C.) (R. Amiran, 1970; Láms. 79, 80, 81 y 82, fotos 245,
247, págs. 238-242). V. Grace piensa que su última evolución está representada'por unas ánforas del Agora de Atenas, fechables a partir
1
del s. 1 a. C., claramente emparentadas con el tipo C de Mañá, a las
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22
A. RIBERA LACOMBA
que considera que pueden ser fenicias, ya que algunas llevan marcas
púnicas (V. Grace, 1956; fig. 6).
Volviendo a épocas más antiguas, durante el Hierro A-B (1000800 a. C.) en el Norte de Tierra Santa hace su aparición una nueva
forma, la ((sausage-shapedjan) con hombro pronunciado que alcanza1
r a su mayor difusión en el Hierro 1 C (800-587 a. C.) (R. Amiran,
1970, Láms. 79, 2, pág. 238); este tipo de recipientes es considerado
por algunos (F. Benoit, 1965; pág. 57) como derivación de la jarra cananea, cuyos ejemplares de fines del 1 milenio presentan un carac1
terístico hombro aristado.
La ((sausage-jan) se encuentra en yacimientos palestinos, como
Meggido (R. Amiran, 1970; Lám. 79, 2), Yamani (J. Kaplan, 1969;
figs. 8, 7), Aroer (A. Biran y R. Cohen, 1977 ; Lám. 38, b), así como en
la costa fenicia, en Biblos (M. Dunand, 1954; fig. 441), llegando al
Mediterráneo Occidental, a Utica (P. Cintas, 1951 ; fig. 33), debiendo
corresponder a la forma 237 de P. Cintas, el cual la fecha en los siglos
VI1 y VI, a. C. (P. Cintas, 1950; Lám. XVIII, pág. 135) de la que comenta que «...ont découvert a Palestine des jarres assez semblables et
quelque peu anterieures a 237 puisqu'ils les ont datées de la XXe dynastie dlEgypte, il en a également été trouvé d'autres tout a fait semblables a nos 237 A Samarie ou elles sont exactement contemporaines
a celles de Carthage puisque Samarie fut fondée en 950 par Omri et
rasée en 722 par Sargón)) (P. Cintas, 1950; pág. 485). Los ejemplares
de Samaria deben ser los que publican G. M. Crowfoot y K. M. Kenyon
(1957, fig. 21, núm. 2).
A este tipo de ánfora hay que considerarla de sumo interés pues
fue la que utilizarían los navegantes fenicios para transportar sus productos desde su tierra de origen a las colonias y factorías del Mediterráneo Occidental; el principal producto que contendrían debía ser el
vino, que era desconocido en esta parte del Mediterráneo antes de la
llegada de los semitas.
Confirmando la hipótesis de que se trata de una jarra comercial,
está su amplia dispersión pues incluso al Oeste de Cartago es muy
abundante, teniendo constancia de su presencia en Rachgoun y Mersa Madak (G. Vuillemot, 1965; fig. 17, 1 y fig. 5 1) en los siglos VI1 y
VI a. C.; en Lixus (A. Jodin, 1966; pág. 130) y en el lejano Mogador
donde son muy numerosas (se recogieron restos de 170 ejemplares,
por lo menos), de ahí que a veces también se designe a este tipo de án(A.
fora como tipo ((Mogador)) Jodin, 1966, fig. 25) cuyo excavador las
ha comparado con ejemplares de Cartago (Ibídem, pág. 125).
[page-n-24]
ANFORAS PRERROMANAS
23
A. M. Bisi incluye esta forma, junto con algunas más, en su tipo
11, del que ya hemos hablado en el apartado anterior, señalando su
presencia en Monte Sirai, Motya, Panormus y Selinunte (A. M. Bisi,
1969; pág. 18).
Este tipo lo tenemos también en la Península Ibérica, donde lo encontramos abundantemente en las factorías fenicio-occidentales, como en Almuñecar, donde se pueden fechar a principios del s. VI1 a. C.
por la presencia de dos kitiloi protocorintios (M. Pellicer, 1962 b,
págs. 63-65, fig. 32, 4 y 7), en las Chorreras, fechables a partir de la
segunda mitad del siglo VI11 a. C. (M. E. Aubet, 1974, pág. 108),en el
Morro de Mezquitilla, donde se distingue fácilmente su clásico hombro carenado (H. Schubart y H. Niemeyer, 1976; Láms. 9, 224, 10,
373), en Toscanos (H. Schubart, H. Niemeyer y G. Lindeman, 1973;
fig. 5, h) y sobre todo en Trayamar de donde se conocen cuatro ejemplares enteros, que se pueden datar desde mediados a fines del siglo
VI1 a. C. (H. Schubart y H. Niemeyer, 1976; Láms. 13, 558, 559, 17,
634, 18, 631; págs. 236-237), en la fase 1de Guadalhorce (A. Arribas
y O. Arteaga, 1975; Láms. XLIII, XLV y LVII) y por último parece que
también se encuentra en Villaricos, en el grupo de tumbas más antiguas (M. Astruc, 195 1; Lám. XI, 2).
A partir de estas factorías se distribuirían, e incluso se imitarían
por los indígenas (J. M. Carriazo, 1969, pág. 325; M. Almagro Gorbea, 1977; pág. 373) que llegaron a fabricarlas a mano (M. del Amo,
1978 ; Lám. IV, 1 y 2) convirtiéndose en uno de los recipientes más populares (J. M. Carriazo, 1969; pág. 325).
El momento de su introducción se ve en el Cerro Macareno en su
nivel 25, de donde procede un fragmento de hombro claramente perteneciente a este tipo de ánfora y que M. Pellicer colocó hacia el 700
a. C., aunque no se generalizan hasta mediados del siglo VII, en el que
ya vemos hombros redondeados (datos provisionales extraidos de materialés inéditos, que amablemente nos dejó consultar el doctor Manuel Pellicer).
En el Carambolo parece ocurrir algo parecido, pues en el Poblado
Alto, más antiguo, sólo aparecen restos de algunos pocos ejemplares
de ánforas en los niveles superiores, que se distinguen por ser más robustos, de mayor capacidad y asas más grandes y gruesas, mientras
que en el Poblado Bajo es el tipo de cerámica más abundante, siendo
menores, de paredes delgadas y de asas más pequeñas que en el Alto,
aunque la forma parece ser la misma con mínimas variaciones (J.M.
Carriazo, 1969; pág. 325; id. 1970; págs. 104-106; id. 1974; pág.
384, fig. 51).
[page-n-25]
24
A. RIBERA LACOMBA
De la necrópolis de la Joya conocemos una serie de ejemplares enteros, que sus excavadores han fechado entre la primera mitad del siglo VI1 a. C. y comienzos del VI a. C. (J.P. Garrido y E. M. Orta, 1978;
figs. 69, 70, 90, 91, 101 y 102, págs. 189-193).
Del Cabezo de la Esperanza (Huelva) proviene un fragmento de
ánfora de este tipo con una inscripción fenicia que J. Ferrón transcribe como KRY y fecha en la primera mitad del siglo VI1 a. C., pensando
que dicha inscripción debe referirse a Caria y que el contenido de esta
vasija debía ser vino cario, que era muy conocido en la antigüedad (J.
Ferrón, M. Fernández-Miranda y J. P. Garrido, 1975; págs. 201-203).
Se conocen otras marcas y grafitos sobre ánforas de este tipo, como los de Mogador (A. Jodin, 1966; págs. 18l - 183; Láms. LIII y LIV)
y los más cercanos de Medellín que se consideran no posteriores al siglo V 1 a. C. (M. Almagro Gorbea, 1977; pág. 270, fig. 95, 6573-6574).
I
Otros ejemplares de ánforas de esta forma se conocen en el Cerro Salomón (A. Blanco, J. Luzón y D. Ruiz, 1970; núm. 333: A. Blanco,
b,
1962; pág. 36-37) y en la cruz del Negro (L. ~ o n t e a ~ u d 1953; fig.
360).
Esta clase de recipientes parece arribar a las costas meridionales
de la Península Ibérica a mediados o fines del siglo VI11 a. C. como se
ve en las Chorreras y Toscanos, siendo en el siglo siguiente cuando se
hace más general, aunque perduraría hasta un momento indeterminado del siglo VI en el que ya se ven algunos hombros redondeados,
como en la Colina de los Quemados (J. M. Luzón y D. Ruiz, 1973;
Lám. XIX, d), a la vez que se alarga el cuerpo como veremos en otro
apartado.
Pero esta clase de ánforas no es la única que encontramos en los
primeros momentos de la colonización fenicia en el Mediterráneo Occidental; en Cartago, por ejemplo, en los siglos VI1 y VI a. C. ya vimos
que existían un considerable número de formas, muchas de las cuales
tienen claros antecedentes en el Mediterráneo Oriental, como el número 282 de P. Cintas, del que encontramos claros paralelos en Chipre en el siglo VI1 (E. Gjerstad, 1948; pág. 424, fig. XLIV, 10)y en Biblos, donde es uno de los dos tipos más corrientes de grandes jarras
(M. Dunand, 1954; fig. 262, núms. 9.014, 9.037 y 11.120, pág. 419).
Asimismo, en las costas meridionales de la Península tenemos
otras formas, menos abundantes, por estos mismos momentos, como
el tipo Trayamar-2, del que hablaremos detenidamente en el apartado de las conclusiones, y el Trayamar-3 (H. Schubart y H. Niemeyer,
1976; págs. 2 13-2 14, Láms. 18, 632) del que sólo se conoce un ejemplar en toda la península, aunque parece más común en varios yaci-
[page-n-26]
ANFORAS PRERROMANAS
25
mientos de Chipre (O. Masson y M. Sznycer, 1972; Lám. XIII, 2 y 4;
XIV, 3 y XV; V. Karageorghis, 1972; fig. 9, Lám. XXXI, fig. 1 1 , 3 )en el
siglo VI a. C. y en Cartago (P. Cintas, 1950; Lám. XCIII, núm. 276).
Y por último, en el Morro de Mezquitilla hay un tipo de ánfora de
forma distinta, con hombro que asciende aproximadamente a la vertical y con reborde engrosado (H. Schubart y H. Niemeyer, 1976; Lám.
10, 387, 388, 399,433) que parece más tardía y que H. Schubart y H.
Niemeyer relacionan con la forma Pascual F (R. Pascual Guasch,
1969 b) o más bien, con un prototipo de ésta.
La distribución de algunos de estos tipos, a los que llamaremos
fenicio-occidentales y no púnicos, por considerar que no deben relacionarse aún con el mundo cartaginés (M. Tarradell, 1967; págs. 303308; H. Schubart, H. Niemeyer y G. Lindeman, 1973; pág. 11, nota 3)
en el País Valenciano y otras zonas de la Península la examinaremos
con más atención en el capítulo de las Conclusiones.
[page-n-27]
CATALOGO DE LAS ANFORAS FENICIO-OCCIDENTALES,
PUNICAS E IBERICAS EN EL PAlS VALENCIANO
A) INTRODUCCION
Como ya hemos hecho referencia en otro lugar, el objetivo de
nuestro trabajo es estudiar un tipo de ánforas determinado, enmarcadas en un área geográfica, la Región Valenciana, y en un momento
cultural, la época ibérica, aunque veamos también los ejemplares inmediatamente anteriores al inicio de esta etapa cultural, las llamadas
ánforas fenicio-occidentales, de las que ya hemos adelantado algo en
el apartado anterior.
La intencionalidad de nuestro estudio es llenar en la medida que
sea posible el vacío de investigación que existe sobre todo lo concerniente a estos recipientes; para realizar este trabajo nos animó bastante la existencia en varios museos valencianos de gran número de
ejemplares completos, que aunque estaban inéditos en su mayoría,
fueron amablemente puestos a nuestra disposición, por lo que hemos
podido realizar un ((corpus)) más completo que nos ha sido posible, a
lo
través del que hemos extraído una tipología, más o menos provisional,
de estas vasijas, que de momento, en muchos aspectos, sólo consideramos válida para el País Valenciano, a la espera de monografías semejantes referidas a otras zonas geográficas, lo cual nos permitiría
poseer un conocimiento más exacto sobre estos materiales.
Así, podríamos delimitar con mejores garantías tipos característicos que se den en zonas determinadas, como, por ejemplo, parece ocurrir con un ánfora casi cilíndrica que se encuentra en la An-
[page-n-28]
ANFORAS PRERROMANAS
27
dalucía Atlántica (M. Belén y M. Fernández-Miranda, 1978, fig. 22,l)
y en Marruecos y del que se conoce incluso un alfar (M. Ponsich,
1968, pág. 11, fig. 1-11, Lám. V 1 y con otras grandes, panzudas, de
I1
perfil sinuoso y sin asas, que parecen típicas de Albacete y de las que
conocemos un ejemplar de Amarejo (en el Museo del Centro Excursionista Eldense) y varios de Casa de Berruga (Lezuza)(E. García Solana,
1966, Lám. IV, inf. izq.); no podemos dejar de mencionar al ánfora
llamada de la costa catalana, de boca plana, cuerpo cilíndrico de diámetro máximo superior a 25 cms. y de larga base cónica que es típica
y abundantísima en los poblados ibéricos catalanes: Turó de la Rovira
(J. Colominas, 1945-46, fig. 3), El Cogullo (M. Cura-Ferrán, y A. Ferrán, 1969, pág. 124), la Vinya del Pau (P. Giró, 1947, fig. 31-34),
Mas Boscá (E. Junyent y V. Baldellou, 1972, fig. 13, bis), etc., etc ... y
en la colonia griega de Emporion (M. Almagro Basch, 1953, págs.
398-399, núms. 7-15, 17-20), así como en el Languedoc (Y. Solier,
1968, fig. 4; J. Jannoray, 1955, Lám. LII, 5 ; Y. Solier y J. Giry, 1973,
fig. 16) aunque no conocemos su presencia en el País Valenciano, en
el que tenemos una forma parecida pero de dimensiones diferentes.
Es decir, que haría falta más estudios monográficos para llegar a
conocer con precisión los tipos específicos de cada zona y, por otra
parte, las formas de distribución general, como ya se verá en el estudio de cada uno de los tipos púnicos, que debía tener una clara relación con el comercio marítimo, lo cual también podría aplicarse a
algún tipo ibérico como veremos en las Conclusiones.
En este catálogo incluiremos las ánforas y los fragmentos o simples noticias ya publicados y los ejemplares hasta hoy inéditos, recogidos por nosotros, enmarcándolos, siempre que nos ha sido posible,
dentro de su contexto arqueológico a fin de obtener los mayores datos
que nos permitan solucionar problemas cronológicos y de otra índole,
como la finalidad de estos recipientes, e incluso, de los departamentos
en que aparecen, ya que se ha constatado en varias ocasiones que no
es raro encontrar bastante ejemplares juntos en una misma habitación, como veremos en el Tossal de Manises, la Serreta y Sant Miquel
de Llíria, lo cual ocurre también en poblados ibéricos de otras regiones como en Ullastret (F. Benoit, 1965, pág. 76), Mas Boscá (E. Junyent y V. Baldellou, 1972, pág. 34) el Macalón (M. A. García Guinea,
1960, pág. 72 1) y también en el área púnica, como en Motya (V. Tusa
et alia, 1969, Lám. iii, pág. 11) y en poblados ibéricos romanizados,
como el Cabezo del Tío Pío, en el que se halló una gran habitación con
muchas ánforas romanas del tipo Dressel 1 (J. San Valero y D. Fletcher, 1947, Lám. VIII, págs. 32 y 34).
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ANFORAS PRERROMANAS
Mapa 1. - Localización de los yacimientos del inventario.1: el Puig (Vinarbs).2: el Puig
(Benicarló). 3: el Polsegué (Rossell). 4: el Castellet (Peiiiscola).5: Vallterra (Santa Magdalena
de Polpis). 6: Barrancs (Santa Magdalena de Polpis). 7: el Palau (Alcalá de Xivert). 8: la Tome
de Foios (Llucena). 9: la Vilavella (Vilanova d'Alcolea).lO: la Pobla Tornesa. 11: Mas del Pi
(Benicassim). 12: Desembocadura del Millars (Borriana). 13: Vinmagell (Borriana). 14: Torre
d'Onda (Borriana). 15: el Tirao (Borriana). 16: el Solaig (Betxi). 17: Orleyl (La Vall d'Uxó). 18:
el Castell (Almenara). 19: Masia Magraile (Araiiuel).20: la Cueva del Mal Paso (Castellnovo).
21 : Rotxina (Sot de Ferrer). 22: el Rabosero (Torres Torres). 23: Sagunturn: 24: alfares saguntinos. 25: Sant Miquel (Lliria). 26: los Villares (Caudete de las Fuentes). 27: el Castellar
(Horhmas). 28: el Moluengo (Viliargordo del Cabriel). 29: Cerro Lucena (Enguera). 30: la Bastida de les Alcuses (Moixent).3 1: Altet del Cami de BBlgida (Atzeneta d'Albaida). 32: el Puntal (Salinas). 33: el Monastil (Elda). 34: la Serreta (Alcoi).35: el Puig (Alcoi).36: Alt de Benimaquia (Denia).37: Denia. 38: Xábia (Javea). 39: Ifac (Calp).40: Altea. 41 : Tossal de la Cala
(Benidorm). 42: la Tome la Creu (La Vila Joiosa). 4.3: La Vila Joiosa. 44: Orxeta. 45: YIlleta
(El Campello). 46: el Tossal de Manises (Alicante).47: la Albufereta (Alicante).48: Alicante
49: el Castell de Santa Barbara (Xixona). 50: l'Alcudia (Elx). 51: Eix (Elche). 52: el Castellar
i~revi¡¡ent). 53: la Escuera (San Fulgencio). 54: los Saladares (Orihuela). 55: San Antón (Orihuela). 56: Orihuela. 57: alfar de El Campello.
[page-n-31]
A. RIBERA LACOMBA
30
A continuación pasaremos al inventario de los materiales objeto
de nuestra atención y que seguirá un orden aproximado de Norte a
Sur.
B)
INVENTARIO DE MATERIALES
Para los materiales ya dados a conocer nos limitaremos a seguir
las indicaciones de las publicaciones correspondientes, que en algunos casos serán complementadas por aportaciones más recientes y
por algún dibujo o fotografía.
Los ejemplares ilustrados por nosotros lo están a una escala de
1:10 excepto los detalles de los bordes y algunos fragmentos que hemos dibujado a 1:2,en los dibujos de materiales ya publicados indicaremos la escala que le corresponda.
En la descripción de cada vasija se han tenido en cuenta las características del borde, del hombro (entendido como la unión entre el
borde y la panza), del cuerpo o panza, de la base y de la forma, sección y colocación de las asas, amén de la forma general del recipiente.
También consignamos las pastas y superficies, el estado de conservación y el lugar donde se encuentra actualmente cada ejemplar;
mientras no se indique lo contrario, la medida del diámetros (diám.)
de la boca siempre se referirá al diámetro interno.
Y, por último, hay que constatar que las medidas se expresarán
siempre en centímetros.
Puig (Vinards):
De este yacimiento conocemos la mención de fragmentos de ánforas carenadas de filiación fenicia algo tardía, fechables a fines del siglo VI o a inicios del V a. C. (F. Gusi, 1976; F. Gusi y Sanmartí, 197678, pág. 362) y la parte superior de un ánfora de filiación fenicia, de
9 cm. de diámetro en la boca (A. Oliver, 1977, pág. 319, fig. 4).
- El
- E Puig (Benicarló):
l
Interesante poblado ibérico, con una fase anterior a la que pertenecen fragmentos de ánforas fenicias, y que de momento se han fechado en el siglo VI o finales del VI1 a. C. por la presencia de un oenochoe de boca trilobulada y dos fragmentos de cerámica pintada a
bandas estrechas (F. Gusi y E. Sanmartí, 1976-78, págs. 378-380).
- E Polsegué (Rossell); El Castellet (Peñíscola); Barrancs y La
l
Vallterra (Santa Magdalena de Polpís); El Palau (Alcala de Xivert) y
La Vilavella (Vilanova d'Alcolea):
[page-n-32]
ANFORAS PRERROMANAS
31
De todos estos poblados se conoce la presencia de ánforas fenicias. (N. Mesado, 1974, pág. 150; F. Gusi y E. Sanmartí, 1976-78,
pág. 362).
- La Torre de Foios (Llucena) (fig. 1, 6):
De este yacimiento provienen seis fragmentos de borde y treinta y cuatro de cuerpo pertenecientes a una vasija que puede ser un ánfora. Presenta restos de pintura roja en la parte
interna del borde. La pasta y la superficie son amarillentas al exterior y anaranjadas al interior. Diám. boca: 15 cms. Grosor: 0'8 cms.
Aparecieron en la zona 1, cata 10, capa 1 que es el nivel contemporáneo de la muralla externa, que se puede fechar, más o menos, por una urna de orejetas, entre fines del s. V I y el s.
V a. C.
Material facilitado por M. Gil-Mascarell, excavadora del yacimiento (M. Gil-Mascarell, 1973).
Mantenemos alguna duda de que puede tratarse de un ánfora,
aunque ejemplares parecidos, con pintura en el borde se conocen en
Teruel (P. Atrian y M. Martínez, 1976, fig. 6).
- La Pobla Tornesa:
Cerca de esta localidad se encontró un ánfora incrustada en un
hoyo hecho en piedra blanda y cubierta por una tapadera de tapás,
piedra local, de cinco cms. de altura y dieciocho de anchura. Actualmente se halla en un domicilio particular (fig. 1 , l ; Lám. 1, 1 y 2).
Es un ánfora de borde recto, algo inclinado al interior, hombro casi plano marcado por
una arista a cuya altura surgen dos asas en forma de herradura y de sección geminada; a
partir del hombro la panza se ensancha adoptando una forma globular; la base es ligeramente cóncava. Pasta color gamuza claro con desgrasante de piedras pequeñas de color negro.
alt.: 45 cms., diám. máx.: 30 cms., diám. boca: 12.
Descripción y dibujo proporcionados por Pere Pau Ripollés.
- Mas del P (Benicassim) (fig. 1,5).
í
Fragmento de borde de vasija globular, seguramente de un ánfora fenicia, hecha a tomo.
Reborde ligeramente saliente. Arcilla muy esquistosa gris-oscura y granate, con probable baño arcilloso muy deteriorado.
Material de prospección facilitado por Diego Ramia.
- Desembocadura
del Millars (Borriana) (fig. 1,7).
Hallazgo submarino compuesto por un fragmento de hombro carenado del que surge un
ie
asa. La ~ u p e ~ cexterna está recubierta de restos marinos; en la interna se aprecia una coloración marrón con puntitos negros. La pasta es arenosa y de color marrón oscuro. Diám.
del hombro: 30 cms., alt. conservada: 15'5 cms. Grosor: 1 cm.
Por su forma y características se puede relacionar con los ejemplares similares del próximo poblado de Vinarragell que veremos a continuación.
Se conserva en el Museo Arqueológico Municipal de Borriana y
nos fue facilitado por su director Norbert Mesado.
- Vinarragell (Borriana) (fig. 2-41,
[page-n-33]
Fig. 1.-1: La Pobla Tornesa; 2: Torre d'Onda (Badana); 3: Sagunto; 4: Cueva del Mal Paso
(Castellnovo);5: Mas del Pi (Benicasim);6: Torre de Foios (Llucena);7: Desembocadura del
Millars (Bomana)
[page-n-34]
[page-n-35]
Fig. 3.-Fragmentos de ánforas de Vinarragell
[page-n-36]
Fig. 4.-1-4: Fragmentos de ánforas de Vinarragell; 5: Masía Magraile (Araiiuel)
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A. RIBERA LACOMBA
De este poblado ibéric0.y protoibérico veremos los materiales publicados que da a conocer N. Mesado, ordenados de los niveles superiores a los inferiores.
Las ánforas son abundantes y aparecen en casi todos los niveles,
teniendo larga pervivencia; los estratos en los que aparecen se fechan, provisionalmente, en el s. VI a. C. y parte del V (N. Mesado,
1974, pág. 165), aunque parece exitir alguna objección; así, F. Gusi
(1
975, pág. 177) coloca estos niveles de las primeras importaciones
fenicias a fines del s. VI1 a. C. basándose precisamente en la presencia
de las ánforas, las cuales, como veremos en otro apartado, presentan
una cronología amplia y no pueden servir para establecer fechas
aproximadas, sobre todo si tenemos en cuenta que se trata de restos
muy fragmentados que no nos dan la forma ni las dimensiones exactas.
Los materiales se encuentran depositados en el Museo Histórico
Municipal de Borriana.
Las referencias de estos materiales son:
Hallazgos de superficie:
- Fig. 2,3 (N. Mesado, 1974; pág. 25, fig. 5,171.
Niveles A-C:
- Fig. 2,10 (Ibidem, pág. 59, fig. 28, 201).
- Fig. 2,8 (Ibidem, pág. 60, fig. 28, 243).
- Fig. 2,9 (Ibidem, pág. 60, fig. 28, 254).
- Fig. 2,l (Ibidem, pág. 79, fig. 44, 6).
- Fig. 2,2 (Ibidem, pág. 85, fig. 46, 10).
- Fig. 2,6 (Ibidem, pág. 1 18, fig. 67, Lám. LVII).
Nivel CH:
- Fig. 2,4 (Ibidem, pág. 123, fig. 69,8,Lám. LXIII, 8).
- Fig. 2,5 (Ibidem, pág. 123, fig. 69,9,Lám. LXIII, 9).
Nivel CH-D:
- Fig. 2,12 (Ibidem, pág. 123, fig. 70,1,Lám. LXIII, 1 ).
- Fig. 2,13 (Ibidem, pág. 123, fig. 70, 2, Lám. LXIII, 2).
Nivel D:
- Fig. 2,7 (Ibidem, pág. 61, 298, fig. 3 1).
Nivel F:
- Fig. 3,2 (Ibidem, pág. 45, fig. 20, 2).
- Fig. 3,3 (Ibidem, pág. 45, fig. 20, 3).
- Fig. 2, 1 1 (Ibidem, fig. 19,2,Lám. XXI, 1).
- Fig. 3,4 (Ibidem, pág. 67, fig. 34, 373).
- Fig. 3,l (Ibidem, pág. 9 1, fig. 49,10,Lám. M U X , 1).
- Fig. 3,9 (Ibidem, pág. 130, fig. 74,5,Lám. LXXII, 5).
- Fig. 3, 6 y 7 (Ibídem, pág. 130, fig. 74, 6-7,Lám. LXXXII, 6-71,
Nivel G:
- Fig. 4,l y 4 (Ibidem, pág. 68,fig. 37, 402-403).
- Fig. 4, 3 (Ibidem, pág. 69, fig. 37, 419).
- Fig. 3,8 (Ibidem, pág. 95, fig. 51,8,L b . XLIII, 6).
- Fig. 3,5 (Ibidem, pág. 95, fig. 5 1,9).
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ANFORAS PRERROMANAS
Nivel 1:
- Fig. 4,2 (Ibídem, pág. 72, fig. 39, 512).
- Torre d'Onda o Carregador d'Onda (Borriana):
Yacimiento costero, seguramente un embarcadero, de fines de la
época ibérica, que se encuentra a cuatro Kms. al Sur de Borriana, y
en el que han aparecido kálathos ibéricos decorados, abundante cerámica campaniense y bastantes ánforas romanas republicanas del tipo
Dressel 1 y Lamboglia 2 (N. Lamboglia, 1955; págs. 262-263; figs. 1718),todo lo cual nos lleva a colocarlo en la primera mitad del s. 1a. C.
(G.E.R.V. pág. 267).
Entre otros muchos materiales de este yacimiento que se conservan en el Museo Histórico
Municipal de Borriana, se encuentran los restos de un ánfora aparecida en el mar, enfrente
de este poblado; presenta una panza cilíndrica que en su parte superior tiene dos asas de sección casi elíptica, cuello alto y curvo hacia el interior; en foto de principios de siglo se ve que
presentaba un pivote alargado (C. Sarthou, s.a., pág. 777) que no se conserva actualmente,
careciendo también de boca. Superficie exterior marrón-rojiza. Alt. conservada: 77 cms.,
diám. máximo: 23 cm. Grosor: 1'2 cm. (fig. 1 2 ) .
Parece tratarse de un ejemplar del tipo Mañá C-2.
R'rao (Borriana).
De esta necrópolis ibérica provienen tres bordes típicos de ánforas, en un conjunto de los s. 111-11 a. C. (N. Mesado, 1969; fig. 8, 2729).
- El
- El Solaig (Betxí):
En este poblado aparecieron varios fragmentos de ánforas ibéricas.
La única fecha que podemos dar nos la proporciona fragmentos
de campaniense A aparecidos en superficie.
(D. Fletcher y N. Mesado, 1967; págs. 20-21, fig. 17 (331,
21(3,4,5).)
- La
Punta d'Orleyl (Val1 dlUxó):
Por referencia oral de N. Mesado conocemos la existencia de pequeños pivotes de ánfora que se pueden relacionar con las ánforas de
tipo saguntino que veremos a continuación.
- El
Castell d'Almenara:
En el Museo Histórico Municipal de Borriana hay una base de ánfora con pivote estrecho alargado que debe pertenecer a un ánfora del
tipo saguntino.
Este poblado perdura desde el s. V I a. C. a los s. 11-1 a. C. (E. Sanmartí y F. Gusi, 1975).
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A. RIBERA LACOMBA
- Masia
Magraile (Arañuel):
De este yacimiento inédito se conoce un borde de ánfora (fig. 4,5)
algo alto por lo que se puede relacionar con los tipos preibéricos.
Dibujo facilitado por C. Aranegui.
- La
Cueva del Mal Paso (Castellnovo):
Del Sector C, nivel 3 de esta cueva procede la parte superior de una pequeña ánfora ibérica (fig. 1,4) de borde algo exvasado con una moldura en la parte inferior; asas de sección circular bajo el hombro, del que surgen las paredes de tendencia cilíndrica. Superficie y pasta
anaranjada. Alt. conservada: 10 cm., diám. boca: 8,5.Diám. máximo: 17,6. Grosor: 0'5. Se
conserva en el Museo del S.I.P.
En el mismo nivel había cerámica ibérica decorada con series de
circunferencias y semicírculos tangentes y concéntricos y un kálathos, por lo que su excavador, D. Fletcher, considera que debe tratarse
de ejemplares de época tardía (D. Fletcher, 1954; págs. 192-193;
Lám. VI, l ) ,lo cual se confirma al compararlo con otras pequeñas ánforas de Sant Miquel de Llíria (figs. 5, 2 y 3).
- Rochina
(Sot de Ferrer):
En el Departamento XIII de este pequeño poblado ibérico apareció una pequeña ánfora
de boca plana con dos pequeños salientes perforados a modo de asideros y acabada en punta.
Alt. 12 cm.
Además se consigna la presencia de dos ánforas de cuello largo que no se reproducen y
que pudieran ser romanas.
El paradero actual del material de este poblado se desconoce. (D.
Fletcher, 1940; Lám. XIX, 2,; págs. 131 y 134.)
La fecha más correcta debe ser a partir del s. 1 a. C. (G.E.R.V.,
1
10, págs. 113-114).
El Rabosero (Torres-Torres):
Poblado conocido desde muy antiguo (F. Almarche, 1918; pág.
149) aunque nunca se ha hecho excavaciones. De él tenemos una serie de bocas de ánforas ibéricas (M. Gil-Mascarell y C. Aranegui,
1977; fig. 1, págs. 195-196).
-
Sagunto:
En el Museo Arqueológico de esta localidad se encuentran, sin saberse su exacta procedencia, aunque es seguro que vienen del área
saguntina o de excavaciones antiguas, los siguientes ejemplares:
-
Anfora (fig. 1,3; Lám. I,3) de cuerpo fusiforme, acabada en estrecho pivote; el hombro
es redondeado en cuya parte inferior empiezan dos pequeñas asas circulares; el borde es un
pequeño resalte. Superficie amarillenta clara a modo de engobe con pequeñas piedrecitas incrustadas. Pasta rojiza-anaranjada. Reconstruida incompleta.
Alt.: 68 cm., diám. boca: 104 mm., diám. máximo: 30 cm. Grosor: 0'65.
Base de ánfora con estrecho y alargado pivote, semejante al ejemplar anterior. Superficie anaranjada.
Pasta anaranjada al exterior y gris al interior.
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ANFORAS PRERROMANAS
39
Fragmento de cuerpo con asa de un ánfora con profundos surcos en la pared que parece corresponder a una vasija del tipo Mafiá E. Superficie marrón clara. Pasta marrón oscura.
- Alfares
saguntinos:
En una de nuestras visitas al Museo de Sagunto, F. Roca nos informó de la existencia, hasta hace pocos años, de alfares ibéricos en
las márgenes del Palancia, entre cuyas producciones figuraban ánforas acabadas en pivotes, de las que hemos visto un ejemplar reconstruido en Sagunto y fragmentos de otras en la Punta dlOrleyl y en Almenara.
Relacionado con esto están las noticias de A. Monzó que prospectó
la zona y señaló la existencia de hornos cerámicos ibéricos en el Mont
dels Terrers (A. Monzó, 1954, pág. 17) y Els Arcs (E. Llobregat, 1972
b, pág. 67) ambos en el término de Estivella, en el Barranc del Plá de
llAljub, La Murta (A. Monzó, 1946; págs. 36, 39) y en el Planet de Albalat dels Tarongers, sobre el último del cual recalca que «se ven también bases de ánforas en punta» (Ibídem, págs. 65-66) lo cual igual
puede referirse a ánforas romanas que a estas ánforas ibéricas que
parecen propias de Sagunto; aún hay más noticias sobre otros diez
hornos en la partida de Montíver (Ibidem, pág. 62).
Con esto se puede comprobar que en Sagunto y su hinterland hubo
una importante industria cerámica que no pasó desapercibida a los
ojos de los autores clásicos; así, Plinio el Viejo en su ((NaturalisHistoria» (libro XXXV, 160) dice «Se alaba todavía a la cerámica de Samos
como vajilla de mesa. La misma fama conserva la de Arretium en Italia ...; en Hispania, Saguntum; en Asia, Pergamon ...»;el desarrollo de
esta industria alfarera se puede además relacionar con la favorable
estructura geológica de la zona (M. D. Gallart, 1977).
- Sant Miquel d e Lliria:
De este poblado, famoso por su cerámica ibérica decorada con
motivos humanos, vamos a ver un buen lote de ánforas compuesto
por nueve ejemplares, de los que sólo se han publicado dos, los números 1 y 2 (1.Ballester et alia, 1954; pág. 11;Lám. IV, 4 y 6);de las siete restantes, cinco proceden de un mismo Departamento, el 102, en el
que aparecieron otros materiales que nos ayudarán a fechar las ánforas (1. Ballester, 1949; pág. 150):un kálathos de decoración geométrica y floral con rizos y remates dragonados (1. Ballester et alia,
1954; Lám. XXIX, pág. 33), un «guttus»y una lucerna de barniz negro
que fueron estudiados y fechados, el primero entre los s. IV-11 a. C. y
1
la segunda en el s. 1 a. C. (M. A. Mezquiriz, 1954; págs. 170 y 174),lo
1
cual nos lleva a colocar estos ejemplares hacia el s. 1 a. C., cronología
que debe aplicarse a la mayoría de los materiales de este poblado,
[page-n-41]
Fig. 5.-Anforas ibbricas de S. Miquel de Liíria
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ANFORAS PRERROMANAS
41
aunque sin olvidar que en varios lugares de la Montaña de Sant Mique1 han aparecido algunos otros más antiguos (G. Trías, 1967;págs.
3 19-320; Mata, 1978)que nos indican la larga duración del poblaC.
do.
Se tiende a identificar con la antigua Lauro, destruida por Serto-rio en el 76 a. C. y verdaderamente las cerámicas importantes más
modernas nos llevan a principios del s. 1a. C. (M. A. Mezquíriz, 1954;
págs. 175-176) cual se corrobora por la existencia de cerámica
lo
campaniense del tipo B, que antes se desconocía en este poblado (M.
Gil-Mascarell, 1971 ; págs. 283-284).
Los materiales se encuentran depositados en el Museo del S.I.P.
de la Diputación Provincial de Valencia.
Las ánforas son las siguientes:
1) Anfora de tipo fusiforme (fig. 5 , l ; Lám. II,3), con boca plana y base puntiaguda, con
dos pequeñas asas laterales por debajo del hombro. Superficie y pasta amarillenta.
Reconstruida, bastante completa.
Diám. máximo: 23 cm., diám. boca: 9'8 cm., alt.: 80'5 cm. Grosor: 0'65 cm.
Departamento 77. Campaña 1942. N.O inventario 362.
Bib: 1: Ballester et alia, 1954; pág. 11, Lám. IV, 6.
1. Ballester, 1949, pág. 147.
2) Pequeña ánfora cilíndrica, de base redonda, boca en pestaña y pequeñas asas laterales bajo el hombro (fig. 5,2; Lám. 11.1). Superficie gris-anaranjada de varios tonos. Pasta
amarillenta. Reconstruida e incompleta.
Diám. máximo: 23 cm., diám. boca: 11'3 cm., alt. 4 4 cm.
Depart. 100. Campaña 1943. Núm. invent. 367.
Bib: 1. Ballester et alia, 1954; pág. 11; Lám. IV, 4.
3) Anfora sin reconstruir, de forma semejante a las del Departamento 102 que se describen a continuación (fig. 5,s). Superficie anaranjada. Pasta en sandwich, anaranjada al exterior y gris al centro. Casi completa, pendiente de reconstrucción.
Diám. boca: 10'8, alt. reconstruida: 14 cm. Grosor: 0'5 cm.
Depart. 109. Campaña 1943.
4 ) Pequeña ánfora semejante a la núm. 2 (fig. 5,3; Lám. I I , 2 ) . Superficie de coloración
variada, de rojo-anaranjada a marrón. Pasta anaranjada. Reconstruida, bastante completa.
Diám. máximo: 2 4 cm., diám. boca: 8'5 cm., alt.: 4 0 cm. Grosor: 0'5 cm. Depart. 102. Campaña 1947.
5) Anfora de forma casi cilíndrica (fig. 5,6; Lám. II,4), el hombro está formando ángulo
recto con la panza, es decir, que es casi plano, y bajo de él se insertan dos pequeñas asas circulares y de sección redondeada; la base está formada por un brusco estrechamiento de la
panza y acaba en una pequeña convexidad. El borde es un abultamiento bastante grueso par a este tipo de vasijas; el borde y el hombro se encuentran algo deformados. S ~ p e ~ cgrisáie
cea de varias tonalidades. Pasta gris oscura. Reconstruida, bastante completa. Diám. máximo: 41 cm., diám. boca: 14'5., alt.: 78'5. Grosor: 0'7.
Depart. 102. Campaña 1947.
6) . Anfora semejante a la anterior (fig. 5,7; Lám. II,5).
Supeficie anaranjada en diversos tonos oscuros. Pasta gris. Restos de un peinado irregular en la parte superior de la panza. Reconstruida, bastante completa.
Diám. máximo: 38 cm., diám. boca: 12'7, alt.: 78'5 cm. Grosor: 0'5.
Depart. 102. Campaña 1947.
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Fig. 6.-1 y 2: S. Miquel de Llíria; 3 y 6: Los Villares (Caudete de las Fuentes);4: Castellar de
Hortunas; 5: Cerro Lucena (Enguera)
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ANFORAS PRERBOMANAS
43
7) Anfora semejante a las dos anteriores, aunque más alargada y con el hombro inclinado (fig. 6 , l ; Lám. II,2). Superficie rojizo-anaranjada de varias tonalidades. Pasta gris. En
algunas partes de la superficie presenta una especie de peinado. Reconstruida, bastante completa.
Diám. máximo: 37 cm., diám. boca: 11 cm., alt.: 86 cm.
Depart. 102. Campaña 1947.
8 ) Anfora semejante a la anterior (fig. 6,2; Lám. II,1).
Superficie anaranjada. Pasta en sandwich, anaranjada recubierta por una capa gris. Reconstruida, casi completa.
Diám. máximo: 39'5, diám. boca: 11'5 cm., alt.: 89'5. Grosor: 0'8 cm.
Depart. 102. Campaña 1947.
9) Anfora incompleta de la que sólo podemos reconstruir el borde (fig. 5,4) aunque debe
tener una forma semejante a las anteriores. Superficie marrón clara. Pasta en dos capas, marrón al exterior y calabaza al interior.
Diám. boca: 11'5 cm., alt. reconstruida: 3'4 cm. Grosor: 0'5 cm.
Villares (Caudete de las Fuentes):
Importante poblado ibérico que presenta varios niveles arqueológicos, desde la Edad del Bronce a fines de la época ibérica (E. Plá,
1962 y 1980).
D& las dos ánforas que presentamos aquí, una no tiene contexto,
por proceder de un hallazgo casual, y la otra procede de las excavaciones del S.I.P.
- Los
1) Anfora de perfil ligeramente curvo y base redondeada. El borde es un ligero abultamiento del hombro, el cual presenta una inclinación de unos 40"; entre él y la panza hay dos
asas de sección redonda en cuya parte superior aparece una marca impresa en forma de espina de pescado en ángulo recto y simétrica; los espacios entre la ((espina)) encuentran rese
hundidos y la ((espina))en relieve. Superficie anaranjada clara. Pasta algo más oscura. Reconstruida completa.
Bib.: E. Plá, 1980; fig. 8 ; págs. 82-84.
Diám. máx.: 38, diám. boca: 12'1, alt.: 82'3. Grosor: 0'8 cm.
Hallazgo casual que se conserva en el Museo de Caudete de las Fuentes (fig. 6,6; Lám.
XIV, 2 y 3).
2) Anfora de paredes algo curvas; el borde es un resalte exvasado, el hombro presenta
una inclinación de unos 45O y bajo él se aprecia el inicio de un asa; el perfil de la panza es
curvo con varias irregularidades; la base es algo ancha y convexa. Superficie de color variado, desde amarillo-verdoso a beige; pasta marrón oscura y rojiza. Reconstruida, incompleta,
faltándole trozos del cuerpo y dos asas, aunque se ven los restos de una (fig. 6,3; Lám. III,3).
Depart. 2, Estrato 1 (de los siglos 11-1 a. C.).
Se conserva en el Museo del S.I.P.
Bib.: E. Plá, 1980; fig. 6; pág. 28).
De este poblado ibérico procede un ánfora que se conserva en el
Museo de Requena y ha sido publicada por J. Aparicio y F. Latorre
( 1977, págs. 37-38), los cuales señalan en el mismo poblado una gran
urna decorada con motivos geométricos y zoomorfos (pájaros estilizados),un kálathos con dos asas simétricas y trenzadas pegadas al cuerpo decorado con círculos, habiendo otras cerámicas ibéricas, con de-
[page-n-45]
A. RIBERA LACOMBA
44
coración geométrica en su mayoria (Ibidem, págs. 2 1-22). A la vista
de estos materiales le podríamos asignar al poblado una cronología
1entre los s. 1 11 a. C.
El ánfora en cuestión (fig. 6,4) tiene un borde que no es más que una pequeña moldura
externa; dos pequeñas asas de sección circular se sitúan bajo el hombro, a partir del que bajan unas paredes casi cilíndricas que acaban en una base ligeramente apuntada. Superficie
anaranjada. Pasta en dos capas: anaranjada al exterior y marrón al interior. Reconstruida,
casi completa. Diám. máximo: 39 cm., diám. boca: 13 cm., alt.: 83 cm., Grosor: 0'7 cm.
Moluengo (Villargordo del Cabriel):
Posible necrópolis ibérica prospectada superfialmente por Mila
Gil-Mascarell y nosotros, y de la que proceden cuatro fragmentos perademás de cerámica pintenecientes a ánforas del tipo ibérico (fig. 8),
tada bícroma, urnas de cabeza de ánade, cerámica ibérica pintada a
bandas rojas y cabellos ondulantes, grandes vasijas, un fragmento de
soporte y una estatua zoomorfa de barro, todo lo cual se conserva en
el Museo del S.I.P.
- El
- Cerro Lucena (Enguera):
1
Poblado excavado por J. Aparicio que lo fecha entre los s. 1 1y 1a.
C., aunque tiene una fase, de la que apenas quedan restos, de los s. I V
y V a. C. (J. Aparicio, 1974; pág. 17).
En la campaña de 1969 apareció en la capa 5 de la Habitación 4,un ánfora ibérica (fig.
6,5; Lám. III,4) de paredes curvas que se estrechan hacia la base que parece acabar ligeramente apuntada; dos pequeñas asas se inician bajo el hombro que apenas se distingue de la
panza; el borde es un pequeño resalte lateral. La superficie externa es amarillenta y la interna gris verdosa. Pasta marrón-rojiza. Reconstruida, algo incompleta.
Diám. máximo: 38 cm., alt. aproximada: 83 cm. Grosor: 0'7 cm.
- La Bastida de les Alcuses (Moixent):
Sobre este famoso poblado existen varios estudios, entre los que
destaca el de N. Lamboglia (1954) sobre la cerámica precampana,
que llevó a colocar al fin del yacimiento hacia mediados del s. IV a. C.,
lo cual es complementado por la cerámica griega (G. Trías 1967,
págs. 323-333), aunque actualmente debido a la revisión de la cronología de la cerámica de barniz negro se podría rebajar algo, llegando a
1
inicios del s. 1 1 a. C. (E. Plá 1977, pág. 8, donde se puede encontrar
toda la bibliografía referida al poblado en las págs. 9-10).
Conocemos tres ánforas y un fragmento de borde:
1 ) M o r a de boca plana (fig. 7,2;Lám.IV, 1) y cuerpo cilíndrico que presenta dos flexiones curvas antes de llegar a la base que es redondeada. Superficie externa amarillenta clara;
superficie interna algo más oscura. Reconstruida casi completa.
Diám. máximo: 29'20 cm., diám. boca: 8'7 cm., alt.: 50'9 cm. Grosor: 0'6 cm.
Depart. 7. Núm. inventario B-2.143.
Se encuentra en el Museo del S.I.P. de Valencia.
[page-n-46]
Pig. 7.-Anforas de la Bastida de Moixent
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A. RIBERA LACOMBA
46
Bib: D. Flectcher, E. Plá y J. Alcacer 1965, págs. 53-54.
2) Anfora de cuello achatado y cuerpo en formade odre, con varios agujeros de lañado
cerca de la base ífig. 7,3; Lám. IV,3). Superficie marron oscura. Keconstruida , casi completa.
Diám. máximo: 28'8 cm., diám. boca: 12 cm., alt.: 50'9 cm. Grosor: 0'6 cm.
Depart. 50. Núm. inventario: B-137.
Se encuentra en el Museo del S.I.P. de Valencia.
Bib: D. Fletcher, E. Plá y J. Alcacer 1965, págs. 249-250.
3 ) Fragmento de ánfora, con boca en bordón. (fig. 7 , l ) .
Diám. máximo: 24 cm., diám. boca: 10'4 cm., alt. conservada: 6 cm.
Depart. 51. Núm. inventario: B-3.344.
Se encuentra en el Museo del S.I.P. de Valencia.
Bib: D. Fletcher, E. Plá y J. Alcácer, 1969, pág. 10).
4 ) Anfora de pared curva, borde algo resaltado sin engrosar, asas con acanaladura externa y base algo convexa, casi plana. Superficie rosada oscura. Pasta gris. Estrías bastante
marcadas en toda la superficie. Reconstruida, casi completa. (fig. 9 , l ; Lám. IV,2).
Diám. máximo: 42 cm., diám. boca: 10'4 cm. Grosor: 0'6 cm.
Núm. inventario: 2.141.
Se encuentra en el Museo del S.I.P. de Valencia.
Fig. 8.-Fragmentos de ánfora del Moluengo (Villargordo del Cabriel)
Altet del Cami de Bélgida (Atzeneta dlAlbaida):
De este poblado se conoce la mención de la aparición de ((ánforas
de las corrientes en lo ibero-púnico y de las vinarias frecuentes en lo
ibero-romano bajo)) (1. Ballester 1945, pág. 332).
-
Puntal (Salinas):
Este yacimiento, formado por un poblado y su necrópolis, excavado por J. Maria Soler, debe incluirse entre los más interesantes de la
época ibérica, aunque apenas se conoce por haber pocos materiales
publicados, ya que sólo se han dado a conocer los objetos de oro (J.
- El
[page-n-48]
Fig. 9.-1: Bastida de Moixent; 2-5: Puntal de Salinas
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48
A. RIBERA LACOMBA
María Soler, 1969, págs. 13-15), el ajuar de una tumba (S. Nordstrom
1969, pág. 52), y la cerámica griega (G. Trias 1967, págs. 353-357) a
través de lo cual podemos conocer que la necrópolis corresponde a
una sola fase arqueológica ya que todas las sepulturas son contemporáneas fechandose en el s. IV a. C. (G. Trias 1967, págs. 354 y 355)
con lo que parece que ambos, poblado y necrópolis son contemporáneos.
Los materiales de este yacimiento se encuentran depositados en el
Museo Jose Maria Soler de Villena.
Las ánforas provienen todas del poblado y son las siguientes:
1) Anfora cuyo borde es un pequeño resalte exvasado al que sigue un hombro redondeado sobre el que hay dos asas con acanaladura externa y marca de digitación en la parte
superior. Bajo el hombro la panza tiene un perfil sinuoso que se estrecha en la mitad del vaso
para ensancharse hasta acabar en una base seguramente redondeada. (fig. 9,3; Lám. IV,4).Superficie exterior anaranjada clara. Pasta rojiza oscura. Reconstruida, bastante incompleta.
Diám. máximo: 40 cm., diám. boca: 10'3 cm., alt.: 86 cm. Grosor: 0'5 cm.
2) Anfora semejante a la anterior, con las asas algo más gruesas de sección circular y
cuatro iíneas incisas en el hombro.
9,2). Superficie exterior grisácea, bastante estríada;
pasta anaranjada. Reconstruida, incompleta.
Diám. máximo: 38 cm., diám. boca: 10'5 cm., alt.: 84 cm. Grosor: 0'53 cm.
(6.
3) Anfora semejante a las dos anteriores, por lo que no se dibuja. Superficie verdosaanaranjada. Reconstruida y muy incompleta, faltando la boca y las asas.
Alt. aproximada: 74 cm. Grosor: 0'7 cm.
4) Anfora semejante a las anteriores pero más estrecha (fig. 9,5). Superficie exterior
verdosa-anaranjada. Reconstruida, bastante incompleta.
Diám. máximo: 33 cm., diám. boca: 13'5 cm., alt.: 89 cm. Grosor: 0'5 cm.
5) Anfora de perfil bastante sinuoso, con una pequeña inflexión a mitad de la panza, cuya parte inferior se ensancha mucho más que la superior y acaba en una base algo redondeada. Dos asas en forma de herradura y con acanaladura externa se colocan sobre el hombro
que acaba en un borde que no es más que un resalte ligeramente exvasado. (fig. 10,l; Lám.
V,3).Superficie externa beige claro; pasta naranja oscuro. Reconstruida, casi completa.
Diám. máximo: 51 cm., diám. boca: 10 cm., alt.: 92 cm. Grosor: 0'75 cm.
6 ) Gran ánfora cuyo borde es una prolongación exvasada y sin engrosar del cuerpo; dos
asas con acanaladura externa se situan sobre el hombro a partir del que la panza se ensancha poco a poco para, casi al final, estrecharse, formando una base redondeada. (fig. 10,2;
Lám. V,2). Superficie amarillenta-verdosa; pasta anaranjada. Reconstruida, casi completa.
Diám. máximo: 44 cm., diám. boca: 10'5 cm., alt.: 100 cm. Grosor: 0'47 cm.
7) Anfora de boca casi plana y hombro redondo bajo el que se insertan las asas de sección elíptica; la panza presenta una pequeña inflexión en su tercio superior por lo que tiene
un pefil sinuoso, acabando en una base cónica de extremo redondeado (fig. 9,4; Lám. V, 1).
Superficie exterior anaranjada clara con restos de engobe beige claro; pasta y superficie
externa anaranjada oscura. Restaurada, incompleta, faltándole un asa, el extremo de la base
v parte del borde.
Diám. máximo: 28 cm., diám. boca: 9'3 cm., alt.: 79 cm. Grosor: 0'45 cm.
8) Anfora de forma similar a la núm. 6; en proceso de restauración.
[page-n-50]
Fig. 10.-1 y 2: Puntal de Salinas; 3-5: Monastil (Elda)
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A. RIBERA LACOMBA
50
- El Monastil (Elda):
Interesante yacimiento con varios poblados superpuestos, desde
la Edad del Bronce a época Bajo Imperial Romana, entre los que se
desarrolló un poblado ibérico del que proceden las ánforas que veremos a continuación.
La mayoría de los materiales ibéricos nos dan fechas tardías, entre los s. 111 y 1 a. C. (campaniense A y B, cerámica megárica, monedas, cerámica ibérica pintada con figuras humanas y zoomorfas: estilos Elche-Archena y pintor del Monastil), aunque hay algo anterior
(cerámica ática de figuras rojas y de barniz negro), como se puede ver
en lo poco que se ha publicado (Centro Excursionista Eldense, 1972).
Los materiales se conservan en Elda, en el Museo del Centro Excursionista Eldense.
Las ánforas objeto de nuestra atención son las siguientes:
1) Anfora de tamaño mediano; el borde es una pequeña moldura al exterior; a partir
del hombro, señalado por dos pequeñas líneas incisas, descienden dos asas con acanaladura
externa; el hombro presenta una inclinación de unos 45" respecto al eje vertical; la pared del
ánfora es algo curva, acabando en un pequeño pivote (fig. 10,3).
Superficie exterior marrón-amarillenta oscuro. Pasta rosácea. Reconstruida, completa.
Diám. máximo: 33 cm., diám. boca: 10 cm., alt.:70'5.
Núm. inventario: 2 18.
Bib: Centro Excursionista Eldense, 1972, Lám. VI, 8, pág. 205.
2) Anfora cuyo borde es un ligero abultamiento del hombro, el cual acaba en dos pequeñas líneas incisas a cuya altura aparecen dos asas con acanaladura externa; la mitad superior de la panza presenta una ligera tendencia trococónica, mientras la inferior se cierra y
acaba en una base ligeramente apuntada (fig. 10,5; Lám. V, 4).
Superficie externa anaranjada clara; pasta marrón clara.
Reconstruida, casi completa, con agujeros de lañado.
Diám. máximo: 33 cm., diámetro boca: 9 cm., alt.: 74 cm.
Núm. inventario: 116.
3) Anfora de forma fusiforme; el borde es un pequeño resalte, apenas engrosado, al que
sigue un hombro con dos pequeñas líneas incisas bajo las que se colocan dos asas algo más
anchas de lo normal y con acanaladura externa; en el extremo de la base presenta un pequeño botón (fig. 10,4; Lám. V, 5).
Superficie amarillenta; pasta rojiza. Reconstruida, casi completa.
Diám. máximo: 26 cm., diám. boca: 11'2 cm., alt.: 82 cm.
Núm. inventario: 2 19.
- La Serreta (Alcoi):
En este conocido poblado-santuario se han realizado varias campañas de excavaciones, aunque sólo se han publicado unos pocos materiales (E. Llobregat, 1972 a, pág. 57-58) faltando la monografía que
el yacimiento merece.
En lo referente a la cronología tendremos que seguir las indicaciones de su último excavador, M. Tarradell, que ve dos niveles en el poblado (M. Tarradell, 1968, pág. 359-360):
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Fig. 1 1.-Anforas de La Serreta (Alcoi)
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A. RIBERA LACOMBA
52
-
Serreta 1: con materiales del s. IV a. C.
Nivel muy deteriorado.
- Serreta 11: a este nivel pertenecen la mayoría de los materia1
les; acabaría hacia la mitad del s. 1 a. C. por la falta de campaniense B y se iniciaría en el s. 1 1 a. C. por la falta de cerá1
mica ática y precampaniense; a esta fase deben corresponder
las ánforas, pues en el nivel inferior los materiales están muy
fragmentados y además la forma de las ánforas va bien con
esta fecha.
El conjunto de ánforas ibéricas y púnicas de este poblado es bastante numeroso, dieciocho ejemplares, formando uno de los conjuntos
más importantes de nuestro estudio; las veremos siguiendo un orden,
según las campañas de excavación a que pertenezcan, colocando en
primer lugar los ejemplares de los que no se tiene constancia de su
fecha de hallazgo y que deben ser de las primeras campañas que se
hicieron en la segunda década del presente siglo.
Los materiales se encuentran en el Museo Arqueológico Municipal
((Camilo Visedo Moltó)).
1) Parte superior de ánfora de borde inclinado al exterior bajo el que aparecen dos asas
de sección circular; la panza presenta tendencia troncocónica (fig. 11,2).
Superficie externa e interna gris; pasta rosada.
Reconstruida muy incompleta.
Diám. máximo: 22 cm., diám. boca externo: 19 cm., alt. conservada: 31 cm. Grosor: 0'7
cm.
2) Anfora de perfil un poco sinuoso que se va ensanchando de arriba a abajo acabando
en una base redondeada en cuyo extremo presenta un botón; el borde es un lig&roresalte algo
ancho al que sigue un hombro delimitado por dos pequeñas líneas incisas sobre las que se colocan las asas de sección circular (fig. 1 1 , l ; Lám. VI,2). Superficie amarillenta-marrón con
posibles restos de engobe rojizo. Pasta gris. Reconstruida, bastante incompleta, faltándole un
asa y una tercera parte del cuerpo.
Diám. máximo: 38'2 cm., diám. boca: 12'5 cm., alt.: 83'5 cm. Grosor: 0'5 cm.
Núm. registro: 2.327.
3) Anfora de paredes casi cilíndricas, aunque algo curvas; hombro redondeado acabado en tres pequeñas líneas incisas sobre las que se instala un asa, no quedando restos de la
otra; el borde es un pequeño resalte; acaba en un pequeño pivote delgado. Superficie anaranjada oscura. Restaurada, incompleta (fig. 11,3; Lám. VI, 1).
Diám. máximo: 31'5 cm., diám. boca: 11 cm., alt.: 81'4 cm. Grosor: 0'6 cm.
Núm. registro: 2.345.
4) Anfora bitroncocónica de la forma Mañá E (fig. 11,5;Lám.VII, 2). Sin la parte superior y un asa. Restaurada incompleta.
Superficie marrón-amarillenta.
Diám. máximo: 30'5 cm. alt. conservada: 100'5 cm. Grosor: 0'9 cm.
Núm. registro: 2.342.
5) Anfora de panza casi cilíndrica, que se estrecha en su parte inferior formando una
Base convexa. El borde es un pequeño resalte engrosado al que sigue un hombro algo inclinado delimitado por cuatro pequeñas líneas incisas sobre las que se inician dos asas de sección
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ANFORAS PRERROMANAS
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circular (fig. 1 1,4; Lám. VI, 4). Superficie rosáceo-grisácea al exterior y marrón clara al interior. Restaurada, algo incompleta.
Diám. máximo: 36 cm., diám. boca: 11 cm.,alt.; 79'4 cm. Grosor: 0'5 cm.
Núm. registro: 2.347.
6) Anfora de forma semejante a la anterior (fig. 11,6; Lám. VI, 3).
Superficie amarillenta y anaranjada. Pasta rosácea.
Restaurada, incompleta.
Diám. máximo: 38 cm., diám. boca: 13 cm., alt.: 79'7 cm.
Núm. registro: 2.350.
7) Anfora de boca plana, hombro con una inclinación de 45" sobre el eje vertical cuyo
fin está marcado por dos pequeñas líneas incisas sobre las que surgen dos asas con una pequeña acanaladura externa; la panza tiene un perfil ligeramente curvo estrechándose en su
tercio final para acabar en una pequeña punta (fig. 13,2; Lám. VII, 1).
Superficie externa amarillenta e interna más clara; a la altura del hombro presenta restos de peinado. Pasta anaranjada. Restaurada incompleta.
Diám. máximo: 35'4 cm., diám. boca: 11'2 cm., alt.: 67'6 cm. Grosor: 0'5 cm.
Campaña 1956. Núm. registro: 2.117.
8 ) Anfora de forma parecida a la anterior, pero un poco más grande; las asas son de
sección circular y tiene un pequeiio resalte en el borde (fig. 13,3; Lám. VII, 3).
Superficie externa anaranjada e interna rojiza oscura; restos de peinado a la altura del
hombro. Pasta gris.
Restaurada incompleta.
Diám. máximo: 39 cm., diám. boca: 12 cm., alt.: 70'5 cm. Grosor: 0'7 cm.
Campaña 1956. Núm. registro: 2.118.
9) Anfora fusiforme, cuya base debe ser apuntada; el borde es un pequeño abultamiento al que sigue un hombro redondo bajo el que se disponen dos asas con acanaladura externa
(fig. 13,5; Lám. VII, 4).
Superficie externa e interna anaranjada clara. Restaurada, incompleta, le falta la base y
parte del cuerpo.
Diám. máximo: 24 cm., diám. boca: 8'8 cm., alt.: 70 cm. Grosor: 0'5 cm.
Campaña 1956. Núm. registro: 2.119.
10) Anfora semejante a la núm. 5 (fig. 1 3 , l ; Lám. VI, 5).
Superficie gris-rojiza. Pasta rojiza clara. Restaurada, casi completa.
Diám. máximo: 35'6 cm., diám. boca: 11'2 cm., alt.: 78 cm. Grosor: 0'7 cm.
Departamento 1. Campaña 1956. Núm. registro: 2.329.
11) Asa de ánfora de tipo ibérico con marca estampillada en forma de ((planta pedis» de
lectura dudosa por estar los rasgos poco nítidos; estampilla rehundida quedando las letras en
relieve (fig. 12).
Interpretacibn:
a ) En ibérico: BA - N:lN
b) Si son letras púnicas sería 1 y en tal caso la rebaba de arcilla formaría parte
de la primera letra. Lectura: N. P.
Campaña de 1968. Calle IV.
<
12) Fragmento de ánfora de tipo ibérico con una asa en cuya parte superior hay una estampilla de difícil identificación, con una representación que parece ser un delfín.
Cámara 4. Campaña 1968.
Este fragmento y el anterior han sido proporcionados por C. Aranegui.
13) Anfora semejante a la núm. 5, aunque presenta una ligera inflexión bajo las asas lo
que le da un perfil algo sinuoso (fig. 13,4; Lám. VII, 5).
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Fig. 12.-Asa con marca de La Serreta (Alcoi)
Superficie exterior anaranjada.
Restaurada, casi completa.
Diám. máximo: 40 cm., diám. boca: 11'8 cm., alt.: 80'4 cm. Grosor: 0'8 cm.
Departamento 4. Campaña 1968. Núm. registro: 2.325.
14) Anfora semejante a la riúm. 5 (fig. 13,6; Lám. VIII, 1).
Superficie externa anaranjada clara. Pasta seguramente del mismo color. Agujeros de lañado en la base. Reconstruida, incompleta.
Diám. máximo: 38 cm., diám. boca: 11'8 cm., alt.: 76'4 cm. Grosor: 0'45 cm.
Departamento 4. Campaña 1968. Núm. registro: 2.326.
15) Anfora semejante a la núm. 13, aunque presenta el hombro menos inclinado (fig.
1 4 , l ; Lám. VIII, 2).
Superficie amarillenta-rojiza. Pasta anaranjada.
Reconstruida, casi completa.
Diám. máximo: 38 cm., diám. boca: 12'5 cm., alt.: 74'3 cm. Grosor: 0'5 cm.
Departamento 4. Campana 1968. Núm. registro: 2.330.
16) Anfora semejante a la núm. 5 (fig. 14,2; Lám. VIII, 3).
Superficie anaranjada clara. Pasta anaranjada. Agujeros de lañado. Restaurada, casi
completa.
Diám. máximo: 41'6 cm., diám. boca: 12'5 cm., alt.: 77'5 cm. Grosor: 0'5 cm.
Departamento 4. Campaña 1968. Núm. registro: 2.344.
17) Anfora de borde inclinado al exterior bajo el cual se insertan dos asas de sección
circular; la panza es troncocónica con estrías profundas, acabando de forma redondeada
(fig. 14.4; Lám. VIII, 5).
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Fig. 13.-Anforas de La Serreta (Alcoi)
[page-n-57]
Fig. 14.-Anforas de La Serreta (Alcoi)
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ANFORAS PRERROMANAS
Fig. 15.-Anforas de El Puig (Alcoi)
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A. RIBERA LACOMBA
La superficie externa presenta dos coloraciones distintas, amarillenta-rojiza y gris oscuro. Presenta un tacto algo rasposo por la presencia de pequeñas piedrecitas blancas y negras.
Pasta rosada, también con abundantes piedrecitas. Reconstruida, incompleta, faltándole la
base.
Diám. máximo: 30 cm., diám. boca: 21 cm., alt.: 87 cm. Grosor: 0'9 cm.
Departamento 26. Campaña 1968. Núm. registro: 2.321.
18) Anfora semejante a la núm. 5 (fig. 14,6; Lám. IX, 1).
Superficie rosáceo-grisácea, bastante desconchada; pasta del mismo color. Restaurada,
casi completa, faltándole un asa.
Diám. máximo: 36 cm., diám. boca: 12'2 cm., alt.: 81 cm. Grosor: 0'6 cm.
Departamento 34. Campaña 1968. Núm. registro: 2.323.
19) Anfora de forma fusiforme y base apuntada; el borde es un pequeño resalte; hombro redondeado que apenas se diferencia de la panza; dos asas con acanaladura externa colocadas asimétricamente (fig. 14.5; Lám. IX, 2). Superficie externa anaranjada y la interna
anaranjada clara. Restaurada, casi completa.
Diám. máximo: 23'5 cm., diám. boca: 8'3 cm., alt.: 77'5 cm. Grosor: 0'6 cm.
Departamento 35. Campaña 1968. Núm. registro: 2.343.
20) Anfora de boca casi plana; el hombro y la panza apenas se diferencian, ya que el
perfil es una curva casi continua, desde el borde a la base, que acaba en una pequeña punta
(fig. 14,3; Lám. VIII, 4). Superficie externa amarillenta. Pasta rojiza oscura. Reconstruida,
incompleta y bastante descochada en la superficie.
Diám. máximo: 33 cm., diám. boca: 11 cm., alt.: 57'3 cm. Grosor: 1 cm.
Campaña 1968. Núm. registro: 2.322.
Poblado ibérico superpuesto a otro del Bronce; los materiales del
primero parecen corresponder a un mismo momento cultural que se
fecharía en los siglos 111-IV a. C. por las cerámicas importadas, que
son áticas de figuras rojas y de barniz negro (E. Llobregat, 1972,
pág. 53).
El material anfórico está representado por los ejemplares siguientes, que se conservan en el Museo Arqueológico Municipal ((CamiloVisedo Moltó)) de Alcoi.
1) Parte superior de ánfora de cuerpo troncocbnico a la que le falta la parte inferior; el
borde es alargado y ligeramente inclinado al exterior; dos asas con acanaladura externa se
sitúan bajo la boca (fig. 15,2; Lám. IX, 3).
Superficie exterior rosácea e interior anaranjada. Pasta asimismo anaranjada. Reconstruida, incompleta.
Diám. máximo: 28 cm., diám. boca: 19'8 cm., alt. conservada: 62. Grosor: 0'7 cm.
Campaña 1948. Núm. registro: 1.526.
Bib: V. Pascual Pérez, 1952, Lám. 11, 1, pág. 140.
2) Anfora de pared recta y base casi semiesférica; el borde es un pequeño abultamiento; hombro circular sobre el que se insertan dos asas con acanaladura externa (fig. 1 5 , l ;
Lám. IX, 5). Superficie rojiza oscura. Reconstruida, bastante incompleta.
Diám. máximo: 32 cm., diám. boca: 12'5 cm., alt.: 74 cm. Grosor: 0'6 cm.
Campaña 1948. Núm. registro: 1525.
Bib: V. Pascual Pérez , 1952, Lám. 11, 3, pág. 140, donde se dice que este ejemplar tiene
la base cóncava.
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ANFORAS PRERROMANAS
59
3) Parte superior de ánfora; el borde es un pequeño resalte al que sigue un hombro redondeado sobre el que se inserta un asa de sección trilobulada; bajo el hombro parece señalarse una ligera inflexión en la panza (fig. 17,2).
Superficie externa anaranjada fuerte y amarillenta; pasta anaranjada fuerte; marcas de
peinado en el hombro. Restaurada, incompleta, faltándoles un asa y casi todo el cuerpo.
Diám. máximo: 30 cm., diám. boca: 10'5 cm., alt. conservada: 33'5 cm. Grosor: 0'9 cm.
Campaña 1965. Núm. registro 3.399.
4) Anfora cuyo borde es un engrosamiento de la pared; dos asas en forma de oreja, y
con una pequeña acanaladura externa se colocan sobre el hombro y la panza, que se ensancha poco a poco a medida que desciende (fig. 15,3; Lám. IX, 4).
Superficie externa beige oscura; superficie interna y pasta beige clara. Restos de peinado
por encima del hombro. Agujeros de lañado. Restaurada, incompleta, faltándole la base.
Diám. máximo: 38 cm., diám. boca: 11'5 cm., alt. conservada: 77 cm. Grosor: 0'8 cm.
Departamento 2. Campaña 1975. Núm. registro 2.320.
- El
Alt d e Benimaquia (Denia):
De esta fortificación ibérica, que se fecha en los siglos V-IV a. C.
(H. Schubart, D. Flectcher. y J. Oliver 1962, pág. 27) provienen algunos bordes de ánfora ibérica, que no se pueden diferenciar en estratos diferentes.
-
Denia :
De algún lugar de esta ciudad procede un ánfora bitroncocónica
(fig. 1 6 , l ) casi completa, con borde algo alargado y dos asas circulares situadas hacia la mitad del tronco de cono superior; se trata de un
claro ejemplar del tipo Maña E (R. Chabás 1874, Lám. V, 1).
- Xabia:
De esta ciudad o de sus cercanías se conocen dos ánforas que pertenecen al mismo tipo:
1) Anfora de la forma Mañá E de la que conocemos Sólo una fotografía de F. Figueras Pacheco (1945, fig. 14, págs. 18-19)quien dice que es del tipo que abunda en los estratos
inferiores del Tossal de Manises; el ejemplar en cuestión asegura que es de Xhbia, pero no conoce su origen exacto. Paradero actual desconocido.
2) Parte superior de un ánfora del tipo Mañá E. Borde engrosado y saliente, cuerpo trOncocónico estriado con estrias finas y uniformes. (fig. 18,l).
Fue pescada en el mar, cerca de Xabia; forma parte de la colección de D. Mariano Navarro (G. Martin y D. Serres 1970, Lám. XXXIV, fig. 52, pág. 105).
- Ifac (Calp):
Poblado ibérico situado en las laderas del Penyó dlIfac actualmente en curso de estudio por C. Aranegui que ha publicado algunos
materiales procedentes de trabajos anteriores, como los de J. Belda
depositados en el Departamento de Arqueología de Valencia, entre los
que «los tiestos de ánforas son abundantes. Los bordes nos indican
que predominan los que no tienen cuello, con la boca reforzada por un
engrosamiento de la pasta muy característico de los poblados ibéri-
[page-n-61]
A. RIBERA LACOMBA
Pig. 16.-1: Denia; 2 y 3: La Cala (Benidorm)
[page-n-62]
ANFORAS PRERROMANAS
61
cos. Al lado de éstos tenemos un fragmento de la parte superior de un
ánfora (fig. 1 9 , l )de boca ancha y paredes de tendencia cilíndrica, cuya pasta es de un color blanquecino-grisáceo semejante al tipo D-E de
Y. Solier)) (C. Aranegui 1973, pág. 63, fig. 8).
La fecha de este poblado se puede aventurar después de la publicación de algunas de las cerámicas de barniz negro procedentes de
las excavaciones llevadas a cabo en 1975 y 1977 las cuales nos dan
fechas desde la segunda mitad del s. V a. C. al s. 1 a. C. (C. Aranegui
1977, págs. 52-53).
- Altea:
En un restaurante de esta población E. Llobregat señala la presencia de dos ejemplares de ánforas del tipo Mañá E (E. Llobregat, 1974,
pág. 294).
- El Tossal de la Cala (Benidorm y Finestrat):
En este cerro, también llamado Tossal de Polop, parece que hubo
dos o tres establecimientos ibéricos de diversas épocas; en la ladera,
según las referencias de su primer excavador (J.Belda 19531, que por
cierto, son algo confusas, habría un poblado ibérico de época antigua
(llamado «factoría»por J. Belda) con un santuario o quizas una necrópolis contigua, de lo cual ya no queda nada, sepultado como está por
los edificios actuales construidos en los últimos años (E. Llobregat
1972 a, págs. 60-62).
En la parte superior del cerro aún se pueden ver algunos restos de
un poblado ibérico de época posterior, cuyo auge sitúa E. Llobregat
(Ibidem)entre el siglo 1 a. C. y la primera mitad del 1 a. C. por la ce1
rámica importada y la numismática; M. Tarradell lo coloca en su grupo IV en el que se incluyen los poblados ibéricos más tardíos (M. Tarradell, 1961, pág. 20).
De este poblado superior provienen las ánforas púnicas e ibéricas
que veremos a continuación, junto a las cuales aparecieron ánforas
romanas del tipo Dressel 1 y Lamboglia 2 fechables en torno al s. 1 a.
C., datación que también nos da la cerámica campaniense B y sus imitaciones, de la cual, se conserva un buen lote en el Museo del S.I.P. de
Valencia.
Así, tendriamos que considerar que es hacia la primera mitad del
s. 1 a. C. cuando hay que colocar la mayor parte de los materiales del
poblado, aunque no se pueden establecer conclusiones definitivas
hasta que no se publiquen sus materiales, inéditos en su gran mayoría
y dispersos en los museos arqueológicos de Valencia, Alicante y en el
Ayuntamiento de Benidorm.
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Fig. 17.-1, 3-5: La Cala (Benidom); 2: El Puig (Alcoi)
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ANFORAS PRERROMANAS
63
Hay que recalcar que muchos de estos materiales provienen de
múltiples excavaciones efectuadas sin control y además casi todas las
ánforas, todas menos las del tipo C, han sido consideradas como provenientes del Tossal de Manises o de la Albufereta, aunque la primera
vez que las encontramos en una publicación se dan como del Tossal
de la Cala (J.Belda, 1953, fig. 73) de ahí que consideremos que ésta
sea su procedencia.
1) Anfora britroncocónica del tipo Maiiá E. Borde alargado, algo inclinado al exterior y
de perfil irregular; las asas se colocan en la mitad del cono superior; acaba en un pequeño bot6n. (fig. 16,3; Lám. X,3). Superficie anaranjada clara. Reconstruida, completa.
Diám. máximo: 32 cm., diám. boca: 11 cm., alt.: 121'5 cm.
Bib: J. Belda, 1953, fig. 73,4.
Se conserva en el Museo Arqueológico Provincial de Alicante.
2) En el Museo del S.I.P. de Valencia se conservan gran número de bordes y de fragmentos del tipo Mañá E.
3) Anfora de borde exvasado con dos molduras en el extremo, cuerpo cilíndrico acabado en un largo pivote. (fig. 16,2; Lám. X,2). Es un ánfora del tipo Mañá C-2. Superficie externa amarillenta-rojiza, interna rojo ladrillo. Reconstruida, completa.
Diám. máximo: 25 cm., diám. boca: 22'5 cm., alt.: 112 cm. Grosor: 1'7 cm.
Bib: J. Belda 1953, fig. 73,2.
Se conserva en el Museo de Alicante.
4) Anfora semejante a la anterior. Superficie externa amarillento-verdosa, interna
rojiza-ladrillo. Entera.
Diám. máximo: 29 cm., diám. boca: 24 cm., alt.: 112 cm. Grosor: 1'3 cm.
Se conserva en el Museo de Alicante.
semejante a las dos anteriores pero con el cuello mas largo y las asas de sec5) ~ n f o r a
ción poco común. (fig. 17,3; Lám. X, 1). Superficie externa marrón-amarillenta con visibles
piedrecitas; pasta similar. Reconstruida, casi completa.
Diám. máximo: 25 cm., diám. boca: 25'2 cm., alt.: 114 cm. Grosor: 1'4 cm.
Se conserva en el Ayuntamiento de Benidorm.
6) Anfora semejante a la anterior, con borde menos complicado. (fig. 17,5). Superficie
exterior verdosa clara, pasta anaranjada. Sin reconstruir, pero completa.
Diám. máximo: 25'5 cm., dihm. boca: 24 cm., alt.: 110 cm. Grosor: 1'8 cm.
Se conserva en el Ayuntamiento de Benidorm.
7) Anfora semejante a las anteriores que no se dibuja por estar en mal estado y muy reconstruida.
8) Anfora fusiforme acabada de manera apuntada; el borde es un pequeño abultamiento al que sigue un hombro bajo el que se sitúan dos asas con acanaladura externa. (fig. 1 7 , l ;
Lám. XI, 1). Superficie anaranjada; pasta anaranjada clara. Reconstruida, bastante completa.
Diám. máximo: 22 cm., diám. boca: 9'2 cm., alt.: 78'5 cm. Grosor: 0'6 cm.
Bib: J. Belda 1953, fig. 73,l.
Se conserva en el Museo de Alicante.
9) Anfora de forma poco común (fig. 17,4; Lám. X, 4); boca plana, hombro corto e inclinado; la panza la podemos dividir en dos partes; la superior es cilíndrica y en su parte superior hay dos pequeñas asas, y la inferior es fusiforme, existiendo entre ambos una zona más
abultada. La base es estrecha y plana. Superficie amarillenta, a modo de engobe. Pasta beige,
con el centro marrón oscuro. Reconstruida, casi completa.
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A. RIBERA LACOMBA
Fig. 18.-1: Xabia; 2-4: Tossal de Manises (Alicante)
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ANFORAS PRERROMANAS
Fig. 19.-1: Ifac (Calp); 2: L'IUeta de El ~ampeuo
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Fig. 20.-1-3: La Vila Joiosa; 4: Orxeta; 5-8: El Campelio
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ANFORAS PRERROMANAS
Diám. máximo: 22 cm., diám. boca: 9 cm., alt.: 11 1 cm. Grosor: 0'65 cm.
Bib: J. Belda, 1953, fig. 73,3.
Se conserva en el Museo de Alicante.
10) En el Museo del S.I.P.de Valencia se conservan gran número de bordes y fragmentos de ánforas de tipo ibérico indeterminado.
- La Torre de la Creu (La Vila Joiosa):
Yacimiento conocido por una villa romana con mosaico que fue
extraido por J. Belda quien nos da referencias sobre la existencia de
y
otros niveles anteriores en los que las ánforas ((fusiformes)) de ((bellota» no son raras (J. Belda, 1946, pág. 146).
- La
Vila Joiosa:
Cerca de esta población han aparecido tres ánforas púnicas del tipo Mañá E, que parece tan abundante en la costa valenciana al sur de
Denia.
Se trata de tres hallazgos casuales, dos de los cuales proceden de
la mar.
1) Anfora bitroncocónica del tipo Mañá E (fig. 20,3; Lám. XI, 5). Borde alargado
e inclinado; dos asas de sección elíptica se hallan hacia la mitad del cono superior, a partir de
las cuales la superficie aparece llena de estrías casi hasta la base que es apuntada. Superficie
amarillenta; pasta marrón clara. Esta completa excepto parte de la boca.
Diám. máximo: 25 cm., diám. boca: 9 cm., alt.: 122 cm. Grosor: 1 cm.
Apareció en la calle Mártires al realizar las obras de alcantarillado.
Se conserva en la Casa de la Cultura de la Vila Joiosa.
2) Anfora bitroncocónica del tipo Mañá E, semejante a la anterior pero un poco más ancha (fig. 20,2; Lám. XI, 3).
Superficie anaranjada clara o rosada; pasta beige. No presenta las clásicas estrías profundas de este tipo sino pequeños surcos poco profundos. Reconstruida, casi todo el cono inferior no existe.
Diám. máximo: 29 cm., diám. boca: 9'5 cm., alt. conservada: 85 cm. Grosor: 0'8 cm.
Hallazgo submarino que fue donado al S.I.P., donde se conserva, por el reverendo J. M."
Bes Clavel.
Bib: La labor del S.1.P ... 1966, pág. 86.
3) Mitad superior de ánfora del tipo Mañá E (fig. 20;l; Lám. XI, 4).
Borde alargado y algo inclinado; a partir de las asas de sección elíptica la superficie aparece cubierta de las profundas estrías típicas de estas ánforas. Superficie llena de concreciones marinas y algo desconchada. Pasta marrón clara de varias tonalidades. Restaurada, incompleta, faltándole un asa.
Diám. máximo: 27 cm., diám. boca: 10 cm., alt. conservada: 60 cm. Grosor: 1 cm.
Hallazgo submarino que se conserva en la Casa de la Cultura de la Vila Joiosa.
-
Orxeta:
Procedente de esta localidad y donada por don Camilo Visedo Moltó se encuentra en el
Museo Arqueológico Municipal de Alcoi un ánfora de forma bitroncocónica claramente relacionable con el tipo Mañá E (fig. 20,4; Lám. XI, 1) a la que le falta la boca y el extremo de la
base.
La superficie exterior es marrón-rojiza y está surcada por profundas estrías a partir de
las asas que son de sección elíptica; la superficie interna es marrón clara.
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A. RIBERA LACOMBA
Diám. máximo: 27 cm., alt. conservada: 98 cm. Grosor: 0'8 cm.
Núm. registro: 72.
- L'Illeta de El Campello:
Este yacimiento, interesante por la existencia de varios niveles
desde la Edad del Bronce a la romanización, se encuentra actualmente en curso de excavación por E. Llobregat, director del Museo Arqueológico de Alicante.
A las excavaciones anteriores pertenece un ánfora hallada en la faja sudeste, durante la
campaña de 1935.Es un ejemplar de forma troncocónica con dos pequeñas asas bajo la boca
que parece algo alargada y un poco inclinada al exterior. Superficie estriada (fig. 19,2).
Diám. máximo: 26 cm., diám. boca: 15 cm., alt.: 83 cm.
La descripción y medidas se han hecho a partir de un dibujo publicado por F. Figueras
(1950, 16, núm. 137)ya que desconocemos el actual paradero de este ejemplar. Se debe
fig.
colocar en los siglos IV-111 a. C. (E. Llobregat, 1972 a, pág. 63).
Enfrente de 1'Illeta se encuentra un alfar de ánforas y otras cerámicas que examinaremos a continuación; en la parte Este quedan los restos de una factoría salazonera.
- El alfar d e El Campello:
Sabemos de la existencia de algunos alfares y hornos ibéricos, pero de ellos apenas nos es dado saber algo más que su mera existencia.
En Catalunya hay varias pequeñas notas que nos hablan de estos
hornos cerámicos (J.Almirall, 1975; J. Colomines 192 1-22; id. 192731) siendo de especial interés para nosotros el de Fontscaldes, en el
que, junto a otros tipos cerámicos, se fabricaron también ánforas de
tipo ibérico: ((abundant la de les grans gerres de boca plana i peu conic, com les de Cabrera de Mataró, Sidamunt, Puig Castellar))(J.Colomines, 1915-20, fig. 385, pág. 603).
De Andalucía sólo conocemos la somera mención de algunos en
Tútugi (J. Cabré y F. Motos, 1920, pp. 87-88).
Del mundo púnico conocemos alfares de ánforas en Utica (D. Harden, 1967, pág. 180), Kouass (M. Ponsich, 1968) y otros pocos lugares.
La fabricación de las ánforas no se haría de una vez en el torno sino que se efectuaría en sucesivas etapas dado que por su tamaño, la
arcilla húmeda se desmoronaría antes de secarse; este proceso de fabricación debía ser similar al que propone P. Cintas: ((Certainesde ces
jarres atteignent des dimensions inconnues A Carthage. Elles dépassent un m6tre de haut. Et cela explique pourquoi la plupart du temps
leur panse est cotelée. 11 est, en effet, impossible ou du moins tres
compliqué d'obtenir, avec le tour, des vaisseaux d'une semblable taille. Leur propre poids suffirait A écrasser l'argile encore molle de leurs
bases. Et, le potier, pour les fabriquer, a procédé en plusieurs temps.
La base seule a été faite tout d'abord. Puis, quand l'argile a eu pris, en
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ANFORAS PRERROMANAS
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séchant, une consistence appropriée, il a, en se servant de colombins
de terre, dressé les parois. La soudure des colombins a été obtenue
par lissage et c'est pourqoi, trés souvent, le lissage n'ayant pas été
pussé a fond, l'extérieur des jarres garde l'aspect cannelé des colombins superposés. Puis, le potier a tourné le col et placé les anses.))
(P. Cintas, 1951, pág. 71.)
Del País Valenciano ya hemos visto los alfares del área saguntina,
y ahora examinaremos con más detalle otro, ubicado en el El Campe110 y situado en la costa, casi encima del mar, a pocos kilómetros al
Norte del Tossal de Manises y justo enfrente de 1'Illeta del Campello.
Este yacimiento fue descubierto por F. Figueras en 1931 quien lo
dio a conocer someramente: «está constituido por una masa enorme
de restos de grandes vasos. Todos, con ligeras variantes, obedecen al
mismo tipo: ánforas de forma abellotada, carentes de cuello y provistas de pequeñas asas cerca de la boca, l a cual generalmente aparece
orlada por un pequeno resalte. El barro es ordinario y su color, amarillento rojizo más o menos claro, según el grado de cochura. La extraordinaria cantidad de tiestos extraidos, nos revela desde los primeros momentos que se trataba de un vertedero ... todos los restos encontrados procedían de grandes vasijas de la misma técnica y de tipos
iguales o muy parecidos ... pensamos entonces que debía tratarse de
un alfar ... tuvimos la suerte de comprobar plenamente la sospecha,
descubriendo tres de los hornos en que debió cocerse la cerámica aludida.))
A continuación describe las características de los hornos, que
omitimos en mor a la brevedad, y describe las ánforas: «La falta absoluta de material romano en el yacimiento, obliga a pensar en otros
tiempos. Las ánforas de la Torre son parecidas, pero no iguales, a la
que se presentan en el Tossal de Manises, a partir del estrato correspondiente a la ciudad de los Bárcidas. Si un estudio más detenido del
material de las dos estaciones no demuestra que las diferencias son
secundarias, habrá que atribuir los alfares del Campello a un período
todavía más antiguo...)) (F. Figueras, 1943, pp. 49-50).
Posteriormente volvió a ocuparse de este yacimiento: «Al parecer
fueron ánforas de tendencia cilíndrica y ovales o abellotadas, predominando notablemente estas últimas)). (F. Figueras, 1950, pág. 22.)
Después de la lectura de las notas de F. Figueras está claro que
nos encontramos ante alfares dedicados a la fabricación de ánforas
de tipo ibérico, aunque los pocos detalles que nos da y la inexistencia
de material ilustrado nos impide extraer más datos.
Debido a esto decidimos desplazarnos al yacimiento lo cual pudimos hacer gracias a la ayuda de V. Bernabeu, restaurador del Museo
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A. RIBERA LACOMBA
Arqueológico Provincial de Alicante; en el curso de nuestra visita pudimos comprobar que aún quedaba a la vista varios vertederos en los
que se adivinaba fácilmente la presencia de fragmentos de ánforas
con boca plana o apenas resaltada (fig. 20, 5-8), cuales, sin emlos
bargo, eran lo bastante pequeños, como para impedirnos reconstruir
su forma; entre los fragmentos de cerámica pertenecientes a ánforas
había algunos pocos de cerámica más fina.entre los que se distinguían
algunos de cerámica pintada de lo que no dejo constancia F. Figueras.
De entre los materiales recogidos en superficie, seleccionamos
cinco fragmentos que, junto a otras cinco muestras de ánforas de tipos variados, procedentes del Tossal de Manises fueron sometidos a
un análisis por difractometría de Rayos X gracias a la colaboración
del doctor J. Alonso Pascual, que puso a nuestra disposición el laboratorio de Resistencia de Materiales de la Universidad Politécnica de
Valencia y nos interpretó dicho análisis; también debemos agradecer
la cooperación de Javier Alarcón que se encargó de realizar dichos
análisis.
A continuación veremos los materiales, escasos, de nuestra prospección y el resultado de los análisis a que fueron sometidos, junto a
los cinco fragmentos de ánforas del Tossal de Manises que también
sufrieron el mismo proceso:
1) Borde de ánfora ibérica casi plano (fig. 20,5).
Superficie amarillenta oscura, pajiza. Pasta en dos capas de igual grosor, pajiza al exterior y roja oscura al interior.
Diám. aproximado: 9'8 cm. Grosor: 1'1 cm.
El análisis nos dio una pasta compuesta principalmente por una mezcla de calcita y cuarzo, no destacándose la fracción arcillosa, que no se especifica claramente y «parece» estar
formada por clorita, sepiolita y algún feldespato.
2) Borde de ánfora ibérica formado por un ligero engrosamiento (fig. 20,6) cuya parte
superior está bastante deteriorada. Superficie exterior marrón oscura, interior rojiza oscura;
la pasta presenta la misma disposición. En su parte inferior se aprecian los restos del inicio
de un asa.
Diám. aproximado: 13 cm. Grosor: 0'9 cm.
Está formada por calcita, menos cuarzo y como minerales de la arcilla presenta caolinita
y mica, con algo de feldespato. Parece algo distinta a la número 1.
3) Borde de ánfora ibérica formado por un ligero engrosamiento que está claramente
separado del hombro por una acanaladura en su parte inferior (fig. 20,7).
Superficie exterior amarillenta, interior amarillenta oscura; pasta exterior rojiza, interior marrón muy oscura.
Diám. aproximado: 10 cm. Grosor: 0'7 cm.
En su composició~ ve que sería, aunque no esté muy claro, feldespática, con algo de
se
calcita, talco y clorita, y biotita con escasa hematites. Muy diferente a las dos anteriores.
4) Borde apenas engrosado de ánfora ibérica (fig. 20,8). Superficie exterior amarillenta, interior más oscura.
Pasta exterior rojiza, interior marrón muy oscura.
Diám. aproximado: 10 cm. Grosor: 1 cm.
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ANFORAS PRERROMANAS
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En su composición se asemeja a la número 1, pero es más netamente calcítica no alterada, con cuarzo, moscovita y algún feldespato.
5) Fragmento de cuerpo de ánfora ibérica.
En su composición se ve que predomina el componente micáceo, con caoiín, mica y calcita y probablemente, pero escasa, la sepiolita y el hierro goethitico.
Las cinco muestras que acabamos de ver proceden de nuestra prospección superficial en
el alfar de El Campello; las que veremos a continuación provienen del Tossal de Manises.
6) Boca de ánfora del tipo Mañá C-2 (fig. 32,4) que en su borde presenta dos molduras.
Superficie amarillenta-verdosa y pasta marrón.
Diám. boca: 24'4 cm., alt. conservada: 7'5 cm. Grosor: 1 cm.
Su composición es predominantemente micácea (moscovita, sepiolita, biotita) con calcita
y dolomita, y c a o h , con presencia de varias formas de hierro y titanio.
7) Fragmento de borde casi plano de ánfora ibérica (fig. 32,5). Superficie exterior
amarillenta, interior más oscura. Pasta marrón. Mica brillante en superficie y pasta.
Grosor: 0'7 cm.
Su composición es algo rara, con feldespatos más caolín, yeso, calcita y mica.
8) Fragmento de borde de ánfora del tipo Mañá E. (fig. 32,3). Superficie marrón clara;
pasta algo más oscura con pequeño y abundante desgrasante brillante.
Alt. conservada: 3'4 cm. Grosor: 0'6 cm.
La composición de la pasta es cuarcífera con yeso y mica, algo de caolín y hierro, probable escasa sepiolita.
9) Fragmento de cuerpo de ánfora del tipo púnico G. En su composición encontramos
cuarzo más mica y algo de hidróxidos de aluminio y escaso hierro (hematites).
10) Fragmento de borde de ánfora ibérica algo engrosado y claramente delimitado en
su parte inferior por una pequeña incisión (fig. 32,2). Superficie exterior marrón clara con
restos de decoración peinada. Pasta en dos capas, marrón oscura al exterior y rojo oscura al
interior; desgrasante calizo y micáceo brillante abundante y visible, tanto en la pasta como
en la superficie.
Alt. conservada: 6 cm. Grosor:0'7 cm.
Muestra de base calcítica, con sepiolita y mica, cuarzo y escasísimo caolín o feldespato.
Parece de material terciario.
- El Tossal de Manises (Alicante).
De este yacimiento proviene uno de los conjuntos más variados e
interesantes y a la vez de más difícil estudio e interpretación, pues los
materiales proceden de excavaciones antiguas, cuyos autores, o dejaron notas vagas e imprecisas, en el mejor de los casos, o no dieron
ninguna referencia sobre sus trabajos de campo.
De este modo, de algunos de los ejemplares que veremos a continuación solo sabemos que vienen del Tossal de Manises, y en algunos
casos tampoco está claro su origen pues se confunden con otros ejemplares de la Albufereta o del Tossal de la Cala.
Los excavadores antiguos se basaron en las fuentes clásicas para
interpretar los problemas de este yacimiento en el que imaginaron
que se superponían varias ciudades ibéricas, cartaginesas y romanas;
posteriormente, E. Llobregat basándose en la arqueología y luego de
las excavaciones llevadas a cabo por M. Tarradell y por él mismo, su-
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A. RIBERA LACOMBA
pone la existencia de sólo tres niveles superpuestos, de los cuales dos
son de época ibérica; el más antiguo, de los siglos IV-111 a. C., conserva pocos restos, y al siguiente, de los siglos 111-1 a. C. pertenecen las
murallas, mientras el nivel superior es de época Alto Imperial romana. (E. Llobregat, 1972 a, pág. 71).
Para poder situar en su contexto los materiales que vamos a estudiar sólo podemos fiarnos de algunas noticias dispersadas por la bibliografía y que son escasas y bastante parcas en su contenido:
«De cerámica ordinaria lo más abundante son las ánforas de la
forma corriente cilíndrica con dos asas y terminadas en punta alargada» (J. Lafuente 1934, pág. 45).
Por debajo de los niveles romanos los antiguos excavadores identificaron otros dos niveles de construcción; en el más profundo habia
«...vidrios polícromos, barros campanienses.. ..cerámicas ibéricas con
decoración geométrica y multitud de ánforas de diversas formas extrañas a las típicas del romanismo. Las encontramos cilíndricas, abellotadas, fusiformes y bicónicas. La semejanza del material encontrado en este estrato con el de la necrópolis .....es evidente)) (F. Figueras
1947, págs. 2 16-217).
«En el almacén de que hablamos y colocadas a veces unas junto a
otras en contacto a sus muros aparecieron ánforas de todos los tipos,
lo mismo de las cartaginesas que de las romanas. En conjunto, toneladas de restos, con bastantes ejemplares indemnes, o por lo menos restaurables)) (F. Figueras, 1947, pág. 2 17).
((Las grandes jarras, ánforas cilíndricas o de obús, de las que se
han hallado ejemplos en Murcia y algunos otros lugares, aparecen
aquí en cantidad considerable en los estratos inferiores del Tossal. A
veces se apoyan en la sección más antigua del parámento interior de
las murallas)). (F. Figueras 1947, pág. 232).
De este posible almacén tenemos otra noticia más: «y como en su
parte posterior que da a la muralla y en las habitaciones de al lado se
encontraron numerosas ánforas de tipo cartaginés y romano, y en lo
hondo unos ladrillos cuadrados rojos con señales de fuego, como si
formasen parte de un horno antiguo, llegamos a suponer que se tratase de un alfar para fabricación de ánforas en la época cartaginesa)).
(J. Lafuente, 1954, págs. 29-30).
Como se puede comprobar, los datos de que disponemos son exiguos y poco claros; lo que nos permitirá fechar con alguna aproximación algunos ejemplares es la presencia de ánforas greco-itálicas junto con otras púnicas, en una especie de almacén, u horno cerárnico, en
el que se hallaron gran cantidad de ánforas de tipos diversos
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A. RIBERA LACOMBA
A la hora de elaborar el repertorio de los materiales de este yacimiento nos hemos basado, en primer lugar, en los que se conservan
actualmente en el Museo Arqueológico Provincial de Alicante, y, en
segundo lugar, en la relación de hallazgos de las campañas de 19331935 (F. Figueras 197 1), procurando relacionarlos entre si, lo cual ha
sido posible en bastantes ejemplares, pero no en algunos pocos que no
cuadraban con la detallada, y a la vez imprecisa, relación de F. Figueras, en la que además, se mencionan otros ejemplares que no nos han
llegado, pero que igualmente consignaremos.
Sin más preámbulo, pasemos a examinar las ánforas de este yacimiento:
1) Anfora cilíndrica de la forma Mañá D, variante 1 de Y. Solier (1968, fig. 6,2) caracterizada por paredes rectas hasta la embocadura, que está formada por un disco horizontal
acanalado en el que se abre un orificio. Dos asas de sección elíptica se sitúan cerca del borde.
Base de forma troncocónica surcada por varias pequeñas molduras, acabando en un pequeño
pivote plano. (fig. 2 1,3).Superficieamarillenta con pequeñísimos puntitos negros. Pasta anaranjada. Reconstruida, casi completa.
Diám. máximo: 21'4 cm., diám. boca: 10'3 cm., alt.: 123'5. Grosor: 1'5 cm.
2) Anfora semejante a la anterior, aunque presenta menos estrías en la superficie (fig.
2 1,2). Superficie amarillenta-verdosa. Pasta rojo-oscura con desgrasante de pequeñas piedrecitas blancas. Reconstruida, bastante completa, faltándole un asa.
Diám. máximo: 22 cm., diám. boca: 10 cm., alt.: 126'5 cm. Grosor: 1 cm.
3) Anfora semejante a las dos anteriores (fig. 2 1,l). Superficie amarillenta-verdosa.
Pasta rojo oscura. Entera. Bastante asimétrica.
Diám. máximo: 22'5 cm., diám. boca: 10'5 cm., alt.: 122'5 cm. Grosor: 1'1 cm.
Hay tres ejemplares del registro de F. Figueras del tipo Mañá D que no se corresponden
con éstos tres que acabamos de ver a causa de la medida de la altura, ya que Figueras les
asigna unas alturas de 1'36, 1'38 y ~ 1 ' 9 2 7 Figueras 1971, pág. 22, núms. 29-31) aunque
(F.
pensamos que deben estar equivocadas, ya que a la medida exagerada del último ejemplar se
une el que en otra ocasión afirme que un ánfora 1'35 m. sea la más alta de todas, por lo que
debe tratarse de las mismas ánforas.
4) Aún hay otra ánfora del tipo Mañá D en la relación de F. Figueras y que no se puede
relacionar con ninguna de las depositadas en el Museo de Alicante; su descripción es la siguiente :
Anfora cilíndrica, tipo obús, color amarillento rojizo. Dos pequeñas asas, entre circulares
y alargadas, cerca de la boca. Esta es simplemente un orificio circular, abierto en el plano
con que concluye el tubo por uno de sus extremos. Por el otro, o sea la base, presenta tendencia al cono truncado y se cierra escalonada y rápidamente.
Termina con un pequeño cilindro.
Dimensiones: alt.: 1'32 m., diám. boca: 10'9 cm., 'diám. máximo: 24 cm.
Se halló en la estancia contigua a la muralla del gran aljibe a poco más de 1'5 m. de profundidad, el 31 -XII-1935.
Bib: F. Figueras, 1971, pág. 145, núm. 542.
5) Anfora semejante a las tres primeras, aunque algo más grande y con un pivote corto
en la base; además no presenta estrías en su superficie y el disco de la embocadura es más
grueso e irregular (fig. 22,l; Lám. XII,2).
Superficie amarillenta-verdosa que en algunas zonas desaparece, dejando al descubierto
una pasta marrón clara y anaranjada. Reconstruida, casi entera.
Diám. máximo: 25'2 cm., diám. boca: 11'5 cm., alt.: 136'5.
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ANFORAS PRERROMANAS
Fig. 22.-Anforas del tipo Mañá D del Tossal de Manises
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Apareció en la calle Popilio, Unidad 5 , estancia 3.", capa romana, pero no la superior. 16X-1935.
Bib: F. Figueras, 1971, pág. 117, núm. 4 1 8 .
6 ) Anfora semejante a la anterior (fig. 2 2 , 2 ) .
Superficie amarillenta; pasta rojiza-anaranjada. Reconstruida, casi completa.
Diám. máximo: 2 4 cm., diám. boca: 10'9 cm., alt.: 132'5 cm. Grosor: 1'8 cm.
Calle Popilio, Unidad, 15, estancia l.", nivel hondo.
Bib: F. Figueras, 1971, pág. 146-147, núm. 550.
7 ) Anfora semejante a las tres primeras (fig. 2 2 , 3 ) .
Superficie amarillenta-verdosa que en buena parte de la vasija deja al descubierto la parte interna de color rojo oscuro con pequeño desgrasante blanco. Reconstruida bastante completa.
Diám. máximo: 22'5 cm., diám. boca: 12'2 cm., alt.: 125 cm. Grosor: 1'2 cm.
,
Calle Popilio, Unidad 15, Estancia l e a 30-XII-1935.
Bib: F. Figueras, 1971, ¿pág. 147, núm. 5521
8 ) Anfora de paredes cilíndricas, acabada en un cono surcado por pequeñas molduras
que culmina en un pequeño botón. La embocadura es redonda, lo que le diferencia de los demás ejemplares de tipo semejante que la tienen plana (fig. 2 1 , 4 ; Lám. XII, 3).
Superficie amarillentarojiza; pasta amarillenta. Reconstruida, casi completa, faltándole
un asas. Bastante asimétrica.
Diám. máximo: 2 2 cm., diám. boca: 9 cm., alt.: 127 cm. Grosor: 1'5 cm.
Calle Popilio, Unidad 7. Se halló sobre la roca junto a las primeras termas.
Bib: F. Figueras, 197 1, pág. 2 1, núm. 28.
9 ) Anfora bitroncocónica del tipo Mañá E (fig. 18,2).
Reconstruida, incompleta, faltándole la boca y parte del cuello. Superficie rojizo oscura.
Diám. máximo: 3 2 cm., alt.: 111 cm. Grosor: 0'7.
Bib: E. Llobregat, 1974, fig. 5 , l . a a la izquierda.
10) Anfora semejante a la anterior (fig. 18,3).
Superficie, marrón clara. Reconstruida, incompleta, faltándole la boca y parte del cuello.
Diám. máximo: 3 0 cm., alt. conservada: 118 cm. Grosor: ¿ ?
Bib: E. Llobregat, 1974, fig. 5, 2.a a la izquierda.
11) Anfora bitroncocónica del tipo Maná E. Borde formado por un engrosamiento de la
pared; las asas se sitúan en la mitad superior del tronco de cono de arriba, lo cual puede que
sea un posible signo de antigüedad, junto a la forma del borde (fig. 18,4; Lám. XII, 4 ) . Superficie blanquecina-rosácea; pasta rojiza. Reconstruida, completa.
Diám. máximo: 31'4 cm., diám. boca: 9'5 cm., alt.: 108 cm. Grosor: 0'6 cm.
Bib: E. Llobregat, 1974, fig. 5 , l . " a la derecha.
D. Cerdá, 1974, Lám. IV, 6.
12) Anfora de paredes rectas que acaban de forma cónica; el borde es una pequeña inclinación de la pared; dos asas de sección circular se sitúan cerca del borde (fig. 2 3 , l ; Lám.
XIII, 1).
Superficie amarillenta con gran número de granos de desgrasante; pasta seguramente
del mismo color, aunque apenas se puede apreciar. Reconstruida, casi completa.
Diám. máximo: 18'8 cm., diám. boca: 1 4 cm., alt.: 8 3 cm. Grosor: 0'7 cm.
Calle Popilio, Unidad 4 , estancia 1, 2-XII-1935.
Bib: F. Figueras, 1947, Lám. XIV, núm. 4 7 4 .
F. Figueras, 1971, pág. 130, núm. 4 7 4 .
13) Anfora semejante a la anterior (fig. 23,2; Lám. XIII, 2).
Superficie amarillenta con piedrecitas de desgrasante; pasta marrón, aunque no se aprecia bien, con desgrasante de piedrecitas. Casi completa.
Diám. máximo: 2 0 cm., diám. boca: 13 cm., alt.: 8 0 cm. Grosor: 0'9 cm.
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Pig. 23.-Anforas del Tossal de Manises
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Estancia contigua a la muralla del gran aljibe; en la misma estancia había un ejemplar de
la forma Maná D (núm. 7) a 1'50 m. de profundidad, aunque no nos dio la profundidad de este ejemplar.
Bib: F. Figueras, 1971, pág. 144-145, núm. 541.
14) Anfora de perfil curvo; el borde es un engrosamiento exvasado; dos asas circulares, un poco grandes dentro de esta clase de ánforas, y de sección circular, se colocan bajo
el hombro que está delimitado por dos líneas incisas; la base acaba en un pequeño botón (fig.
23,3; Lám. XII, 1).
Superficie anaranjada; pasta gris al interior y rojo-granate al exterior. Reconstruida, casi
completa.
Diám. máximo: 36 cm., diám. boca: 11'5 cm., alt.: 84'5 cm. Grosor: 0'5 cm.
Calle Popilio, Estancia 2.a Ó 3.a, capa romana no superior; en el nivel romano no superior
hay ánforas greco-itálicas y Mañá D (F. Figueras, 1971, números 428, 429 y 418).
Bib: F. Figueras, 1971, pp. 119-120, núm. 427.
15) Anfora fusiforme, con dos asas con acanaladura externa colocadas bajo del hombro; el borde es un pequeño resalte (fig. 23,5; Lám. XIV, 1). Superficie amarillenta-rosácea;
pasta gris. Reconstruida, bastante completa.
Diám. máximo: 26 cm., diám. boca: 9'5 cm. alt.: 82 cm. Grosor: 0'6 cm.
Estancia próxima a la muralla del gran aljibe, apareciendo con otras tres del mismo tipo
y otras de obús en el nivel hondo que se interna bajo un muro divisorio.
Bib: F. Figueras, 1971, núm. 553 ó 572.
16) Anfora fusiforme de boca plana semejante a la anterior. Superficie amarillenta-rojiza. Reconstruida, algo incompleta (fig. 23,6; Lám. XIII, 3).
Diám. máximo: 25 cm., diám. boca: 8'8 cm., alt.: 79 cm. Grosor: 0'5 cm.
Estancia próxima a la muralla del gran aljibe.
Bib: F. Figueras, 197 1, núm. 555.
17) Anfora fusiforme semejante a las dos anteriores (fig. 23,4; Lám. XIII, 4). Superficie
rojizo-amarillenta; pasta anaranjada. A la altura del hombro presenta huellas de un peinado
o raspado. Reconstruida, casi completa.
Diám. máximo: 24 cm., diám. boca: 8'8 cm., alt.: 76'5 cm. Grosor: 0'8 cm.
Estancia próxima a la muralla del gran aljibe.
Bib: F. Figueras, 1971, núm. 570.
18) De este ejemplar sólo conocemos la referencia de F. Figueras: Anfora de forma fusiforme. Color amarillo claro. Barro ibérico. Dos asas pequeñas en el tercio superior. Dos zonas
de canales o surcos circundantes. Factura greco-púnica. Dimensiones: largo: 1'10 m., diám.
boca: 0'130 m., diám. máximo: 0'250 m.
Se halló en la calle núm. 2, enterrada en una zanja de la roca bajo dos losas, una sobre la
boca y otra sobre el extremo inferior. Orientación N-S. Probablemente un enterramiento.
Bib: F. Figueras, 1971, pág. 21, núm. 27.
Albufereta (Alicante):
Se trata de la necrópolis del yacimiento anterior, aunque sólo parece que se conserven las tumbas del poblado más antiguo, de los siglos IV-111 a. C.
Parece que también aparecieron algunas ánforas de los tipos que
estudiamos pero no hemos podido identificar ninguna con seguridad,
aunque muchas de las ánforas del Tossal de Manises aparecen en la
bibliografía como halladas en la necrópolis, de la que sólo tenemos
unas pocas referencias de sus excavadores sobre la aparición de ánforas.
- La
[page-n-80]
ANFORAS PRERROMANAS
Fig. 24.-1 y 2: Sin procedencia; 3: La Escuera (San Fulgencio)
[page-n-81]
I
Fig. 25.-E1 Castellar de Crevillent
[page-n-82]
ANFORAS PRERROMANAS
81
J. Lafuente habla de ((ánforas en forma cilíndrico-cónica, semejantes a las de Ibiza y de las que sólo hemos podido reconstruir una
entera) (J. Lafuente, 1934, pág. 26). Puede que este ejemplar reconstruido sea el que hemos incluido en el Tossal de Manises con el número 11.
Más tarde, el mismo autor nos muestra una fotografía de una ánfora del tipo Mañá D que apareció en la necrópolis cerca de una gran
urna ovoídea y de una imagen de Tanit. (J. Lafuente, 1944, fig. 17,
pág. 76.)
Y por último, F. Figueras nos describe un ánfora de tipo no muy
claro. (F. Figueras, 1971, pp. 73-74, núm. 254).
- Costa alicantina:
En el Museo Arqueológico Provincial de Alicante se hallan depositadas, entre otras más, dos ánforas púnicas de la colección Quiles,
formada por ejemplares de procedencia submarina de las costas alicantinas.
1) Mitad superior de un ánfora del tipo Mañá D, cuya embocadura es un disco perpendicular a las paredes surcado por varias estrías (fig. 24,l). Superficie rojiza oscura; pasta
anaranjada.
Diám. máximo: 25 cm., diám. boca: 11'6 cm., alt. conservada: 70 cm.
2) Mitad superior de un ánfora del tipo Maná E con el borde alargado e inclinado. Superficie rojiza; pasta marrón clara (fig. 24,2).
Diám. máximo: 26 cm., diám. boca: 8'6 cm., alt. conservada: 75 cm. Grosor: 0'9 cm.
- El Castell de Santa Bárbara (Xixona):
De este poblado tenemos la noticia de la aparición de ((bastantes restos de estos largos recipientes (se refiere a ánforas del tipo Mañá D) que acertadamente denomina (J.Belda) «de obús))por su especial configuración» (A. Fernández Avilés, 1934, pág. 2 2 1).
- EZX:
J. Mañá cita la existencia de ánforas del tipo E. (J. Mañá, 195 1,
pág. 208).
- L'Alcudia (Elx):
Este importante y conocido yacimiento, famoso por sus hallazgos
escultóricos y de cerámica ibérica pintada (estilo Elche-Archena),presenta una de las estratigrafías más completas e interesantes para el
estudio de la evolución de la Cultura Ibérica.
Ha sido excavado y estudiado por la familia Ramos; un repertorio
de la bibliografía referente a este yacimiento se puede ver en R. Ramos Fernández, 1975, pp. 41-57.
[page-n-83]
A. RIBERA LACOMBA
Pig. 26.-L'Alcudia (Elx)
[page-n-84]
ANFORAS PRERROMANAS
83
En lo que respecta a los niveles de época ibérica, presentan la siguiente sucesión estratigráfica (A. Ramos Folqués,y R. Ramos Fernández, 1976, pp. 16-19):
-nivel D: de mediados del s. 1 a. C. al 1 d. C.
- nivel E: desde época bárquida a mediados del s. 1a. C. ; es el que
se ha denominado ibero-púnico.
- nivel F: de principios del s. V a. C. al 228 a. C. ; es el nivel de la
Dama y en él es corriente la cerámica ática.
- nivel G: principios de la Cultura ibérica.
- nivel H: Eneolítico-Bronce Valenciano.
SUS excavadores piensan que estos niveles, amén de los posteriores, se dan de igual forma en todos los lugares del yacimiento (A. Ramos Folqués y R. Ramos Fernández, 1976, pág. 16).
Nosotros hemos ordenado los materiales de este yacimiento, dispersos en una amplia bibliografía, siguiendo las indicaciones estratigráficas, procurando colocar cada ejemplar en su contexto arqueológico.
Los materiales de este yacimiento se conservan en el Museo Monográfico de 1'Alcudia de Elx.
Las ánforas son las siguientes:
1) Fragmento de boca de ánfora (Lám. XV, 1) de barro rojizo con engobe amarillento.
Diám. boca: 14 cm.
Estrato H,que corresponde al Bronce Valenciano, lo cual nos parece bastante extraño.
Bib: R. Ramos Fernández, 1975, Lám. XXVI, 2
2) Anfora ibérica de tipo cónico que carece de base (fig. 26,3).
Estrato F.
Bib: A. Ramos Folqués, 1952.
Id., 1953 a, Lám. 11, 2.
3 ) Parte superior de ánfora de barro rojo con engobe blanco grisáceo, con el típico rameado en relieve próximo a la boca (fig. 32,l).
Campaña 1973.
Estrato F.
Bib: A. Ramos Folqués y R. Ramos Fernández, 1976, Lám. LXXXII, 1 y 2, fig. 45.
4) Pequeña olla de forma anforiforme.
Superficie sin lavar y sin decoración.
Diám. boca: 8 cm. alt.: 18'5 cm.
Estrato F.
Bib: R. Ramos Fernández, 1975, Lám. XLIII, 4.
5) Tres pequeñas anforitas de barro ordinario, amarillo, con panza estrangulada y dos
asitas circulares y verticales, recordando en su forma a las ánforas en forma de berenjena de
Eivissa y Villaricos (fig. 26,6).
Estrato F.
Bib: A. Ramos Folqués, 1952.
Id., 1953 A, Lám. 11, 1.
Anfora del tipo Mañá D. Apareció sobre un lecho de gravas y arenas en posición hori6)
zontal y orientada de E. a W. (fig. 26,2).
[page-n-85]
84
A. RIBERA LACOMBA
Campaña 1942.
Nivel de la Dama.
Bib: A. Ramos Folqués, 1948, Lám. XXVI.
Id., 1952.
Id., 1953 b, Lám. XCVI, pág. 127.
7) Anfora ibérica que carece de boca (fig. 26,5).
Nivel E.
Bib: A. Ramos Folqués, 1952.
8 y 9) Dos ánforas de perfil curvo (Lám. XV, 4).
Campaña 1954.
Nivel E.
Bib: A. Ramos Folqués, 1962, Lám. LXXIV, 13 a.
Id., 1970, (fig. A, Lám. V).
10) Anfora de barro gris de la forma Cintas 318. (fig. 26,l;Lám. XV, 7).
Nivel E.
Bib: A. Ramos Folqués, 1952.
Id., 1953 A, Lám. 11, 3.
Los signos pueden iden11) Asa de ánfora con marca en caracteres ibéricos (fig. 26,7).
tificarse como de tipo turdetano, siendo su posible lectura CU N C E, no obstante R. Ramos
A
Fernández también la lee de izquierda a derecha con lo que tendríamos E C N CU, relacioA
nable con el vasco «ekar» (llevar)por lo que piensa que se podría aludir al transporte de líquido, o que sería la marca de un fabricante, aunque reconoce que la lectura es muy dudosa. E.
Llobregat la lee directamente, por la dirección de los trazos horizontales de la primera letra.
Campaña 1953.
Nivel E.
Bib: A. Ramos Folqués, 1962, Lám. LXVII, 8.
R. Ramos Fernández, 1969, fig. 2, Lám. 1, 2.
E. Llobregat, 1972 a, pág. 129.
12) Marca de alfarero con caracteres púnicos, impresa sobre un asa de ánfora. Ha sido
estudiada por J. M. Solá Solé, quien da la siguiente lectura:
Tanto el primer signo como el Último no ofrecen dificultades de lectura (son tres signos).
Más difícil de identificar es el segundo, que, si bien a nuestro entender se trataría de un
((nun)),también pudiera ser leído, a causa de la estilización de su mitad inferior, como «lamedh». De todas maneras, es posible que nos hallemos ante una abreviación del nombre teofórico y neopúnico de Melqart.
Campaña 1953.
Nivel E.
Bib: A. Ramos Folqués, 1953 a, Lám. 11, 4.
Id., 1962, Lám. LXVII, 10.
Id., 1968,fig. 3, PP. 364-365.
13) Asa de ánfora con estampilla púnica (Lám. XV, 2).J. M. SoláSolé nos da la siguiente interpretación:
En esta marca se ven dos signos que están al revés. Mirados a través del espejo, ambos
aparecen fácilmente identificables. Se trataría, seguramente, de la abreviación de un nombre
propio; pero como sea que no conocemos, por lo menos hasta ahora, ningún nombre de persona fenicio (púnico o neopúnico) o hebraico con (tlamedh))inicial y «heth»final, cabe preguntarse si nos hallamos, en realidad, ante un descuido o impericia del grabador del cuño negativo,
que hubiera invertido los caracteres sin cambiar su orden respectivo, en cuyo caso tendríamos la abreviación corrientemente usada para el conocido y famoso nombre púnico de Aníbal.
Nivel E.
Bib: A. Ramos Folqués, 1968, fig. 2, pág. 365.
[page-n-86]
ANFORAS PRERROMANAS
85
14) El último ejemplar de 1'Alcudia es un ánfora entera que vemos ilustrada por A. Ibarra (1879, Lám. V) y de la que desconocemos su actual paradero (fig. 26, 4).
Por último hay que citar que Mañá señala la existencia de ánforas del tipo Mañá E en Elx
(J. Mañá, 1951, pág. 208).
Escuera (San Fulgencio):
De este poblado proviene un ánfora entera que se publicó, pero no
se dibujó y se tienen noticias sobre la existencia de restos de otras
más; nosotros dibujamos ese ejemplar (fig. 24,3) en los demás seguiy
remos las indicaciones dadas en su publicación (S. Nordstrom, 1967).
1
Parece que podemos fechar en el siglo 1 1 a. C. los niveles que
contienen las ánforas, aunque hay algún material de siglo anterior y,
1
más escaso aún, pero presente, de inicios del siglo 1 a. de C.
Las noticias que da de las ánforas son las siguientes:
- La
Bancal A. Sector 1:
- Departamento a: ánforas de bellota, cañón y huso, con preponderancia de las primeras.
-Departamento b: ánforas de cañón, abundantes, de barro rojo aunque en dos casos
verdoso.
- Departamento d: ánforas de bellota.
Bancal B:
- Departamento b: amontonamiento de fragmentos de ánforas de bellota en cerámica
rojo oscura.
- Departamento c: tiestos de dos grandes ánforas de bellota en los ángulos opuestos de la
habitación, que se describen a continuación:
1) Anfora de perfil curvo («de bellota))) con borde redondeado y asas acanaladas, una
más alta que la otra. A la altura del arranque de éstas van tres líneas incisas circundantes,
que en un lado se reducen a dos. Superficie rojiza, bien cocida, bajo la que se ve una pasta
anaranjada.
Diám. máximo: 37 cm., diám. boca: 9'5 cm., alt.: 77 cm.
Grosor: 0'7 cm. (fig. 24,3).
Número inventario: 68.
Bib.: S. Nordstrom 1967, pág. 45, Lám. XVI, C.
2) Anfora de bellota, reconstruida parcialmente.
Número inventario: 69.
Bib.: S. Nordstrom 1967, pág. 45.
Como síntesis podemos decir que junto a restos de ánforas ibéricas (o de «bellota»)tenemos también ejemplares púnicos que deben ser
del tipo Mañá D (de cañón) y otras que pueden ser del tipo Mañá E (de
huso), además de ánforas de tipo greco-itálico (S. Nordstrom 1967,
fig. 19).
Los materiales de este poblado se conservan en el Museo Arqueológico Provincial de Alicante.
- El Castellar y la Penya Negra (Crevillent):
De este interesante poblado proto-ibérico, en curso de excavación
y estudio por A. Gonzalez Prats, volvemos a encontrarnos con las án-
[page-n-87]
a4
Fig. ~ ~ . - L O S
Saladares (Orihuela)
-'
.
. "-
Lii--
[page-n-88]
ANFORAS PRERROMANAS
87
foras de tipo fenicio con su característico hombro marcado (fig. 25).
En cuento a su fecha, «Nos encontramos ante un yacimiento indígena situado cronológicamente entre fines del siglo VI1 y primera mitad del siglo VI a. C., cuyos materiales denotan una fuerte influencia
orientalizante. .N (A. Gonzalez Prats 1977, pág. 679).
Nuestras ilustraciones (fig. 25) provienen de A. Gonzalez Prats
(1977, Lám. 1, 2, b; 1979 a, pág. 81; 1979 b, fig. 119).
Saladares (Orihuela):
Este yacimiento del Bajo Segura ha aportado valiosos datos para
el estudio de los orígenes de la Cultura Ibérica.
Reproducimos las ánforas aparecidas siguiendo un orden cronológico desde los niveles más antiguos a los más modernos (fig. 27-3 1).
Antes del siglo VI aparecen exclusivamente ánforas de tipo fenicio
que en este siglo son sustituidas por otras más alargadas y de hombro
redondeado semejantes a las del Puntal de Salinas, que parecen fecharse hacia el s. IV a. C.; los ejemplares posteriores a la mitad del s.
V a. C. presentan un hombro redondeado y un perfil algo sinuoso.
Las referencias de las ánforas son:
- Los
Fase 1-A3:
-Fig.
- Fig.
- Fig.
- Fig.
- Fig.
27,l (0. Arteaga y.M. R. Serna, 1975 a, pág. 39, Lám. VIII, 52).
27,2 (Ibidem, pág. 39, Lám. VIII, 53).
27,3 (Ibidem, pág. 39, Lám. VIII, 54).
27,4 (Ibidem, pág. 39, Lám. VIII, 55).
27,5 (Ibidem, pag. 39, Lám. VIII, 56).
Fase 1-B1 :
- Fig.
27,6 (Ibidem, pag. 41, Lám. XII, 84).
- Fig. 27,7 (Ibidem, Lám. XIII, 100).
Fase 1-B2:
- Fig.
- Fig.
- Fig.
- Fig.
- Fig.
- Fig.
- Fig.
- Fig.
- Fig.
28,l (Ibidem, pág. 46, Lám. XX, 149).
28,2 (Ibidem, pág. 46, Lám. XX, 150).
28,3 (Ibidem, pág. 46, Lám. XX, 15 1 ).
28,4 (Ibidem, pág. 46, Lám. XX, 152).
28,5 (Ibidem, pág. 46, Lám. XX, 153).
28,6 (Ibidem, pág. 46, Lám. XX, 154).
28,7 (Ibidem, pág. 46, Lám. XX, 155).
28,8 (Ibidem, pág. 46, Lám. XX, 156).
29,l (0. Artega y M. R. Serna 1975 b, pág. 744, fig. 3,l).
Fase 11-B:
-Fig. 29,2 (0. Arteaga y M. R. Serna, 1975 a, pág. 51, Lám. XXX, 228).
- Fig. 29,3 (Ibidem, pág. 51, Lám. XXXI, 234).
- Fig. 29,4 (Ibidem, pág. 52, Lám. XXXI, 235).
- Fig. 29,5 (Ibidem, pág. 52, Lám. XXXI, 236).
- Figs. 29,6 y 7 (Ibídem, pág. 52, Lám. XXXI, 237 y 238).
[page-n-89]
Fig. 28.-Los Saladares (Orihuela)
[page-n-90]
ANFORAS PRERROMANAS
Fig. 29.-Los Saladares (Orihuela)
[page-n-91]
A. RIBERA LACOMBA
-
1
Fig. 30.-Los Saladares (Orihuela)
[page-n-92]
ANFORAS PRERROMANAS
Fig. 31.-1-5: Los Saladares (Orihuela);6: S. Antón (Orihuela)
[page-n-93]
A. RIBERA LACOMBA
Fig. 32.-1: L'Alcudia (Elx)
(escala sin determinar);2-5: ejemplares del Tossal de ivianises de
los que se extrajeron muestras para su análisis (2, 3 y 5, misma escala)
[page-n-94]
ANFORAS PRERROMANAS
Fase 11-C:
- Fig. 30,3 (Ibidem, pág. 54, Lám. XXXVI, 265).
- Fig.
30,4 (Ibidem, pág.
30,l (Ibidem, pág.
- Fig. 30,2 (Ibidem, pág.
- Fig. 30,6 (Ibidem, pág.
- Fig. 30,5 (Ibidem, pág.
- Fig.
54,
54,
54,
55,
55,
Lám.
Lám.
Lám.
Lám.
Lám.
XXXVI, 268).
XXXVII, 270).
XXXVII, 27 1).
XXXVII, 276).
XXXVII, 275).
Fase 111-A:
- Fig. 31,l (Ibidem, pág. 57, Lám. XLI, 298).
- Fig.
31,2 (Ibidem, pág. 57, Lám. XLI, 299).
- Fig. 3 1,3 (Ibidem, pág. 57, Lám. XLI, 300).
- Fig. 31,4 (Ibidem, pág. 57, Lám. XLI, 302).
Fase 111-B2:
- Fig. 3 1,5 (Ibidem, pág. 60, Lám. XLVII, 339).
- San
Antón (Orihuela):
Se trata de una necrópolis ibérica y de otra del Bronce, excavadas ya hace tiempo por J.
Furgús, quien encontró: ((ámfores(fig. 31,6) a fang prou fí o ben cuit i de color groguenc o rosadenc)) (J. Furgús 1937, pág. 27, Lám. 11, l). Las compara con ejemplares de Cabrera de
Mar (J. Barberá, 1968, fig. 2).
E. Llobregat piensa que se trata de ánforas del tipo Mañá D (E. Llobregat, 1974, pág.
296) aunque a nosotros nos parece que deba tratarse de algún tipo de ánfora ibérica por los
datos que nos da J. Furgús referentes a su altura, 80 cm., su larga base cónica, sus paredes
muy finas y la comparación que hace con los ejemplares de Cabrera de Mar, ya que el pequeño dibujo que realizó es muy poco preciso como para fiarse de él.
Este yacimiento se incluye, aunque con dudas, entre los de época más antigua de los de la
Cultura Ibérica (M. Tarradell 1961, pág. 18).
La mayor parte de los materiales de esta necrópolis han desaparecido.
.- Orihuela:
En la Biblioteca Fernando Loazes, de Orihuela, se encuentra un ánfora bitrocóconica del
tipo Maná E a la que le falta el extremo de la base. La boca es una moldura alargada e inclinada al exterior. Las asas se insertan en la mitad del tronco de cono superior y a partir de
ellas hacia abajo aparecen una serie de profundos surcos característicos de esta clase de ánforas (J. B. Vilar 1975, fig. 26).
[page-n-95]
CONCLUSIONES
A)
ESTUDIO DE LOS TIPOS
Teniendo en cuenta los materiales vistos en el inventario, vamos a
tratar de extraer una tipología, más o menos provisional, de estos recipientes, que por lo menos sea válida para el País Valenciano, amén
de que en algunos casos también sea aplicable a otras zonas, lo cual se
podría corroborar, o no, con estudios monográficos semejantes en las
referidas zonas geográficas.
1) TIPOS FENICIO-OCCIDENTALES
El término fenicio-occidental es el que se emplea actualmente por
gran parte de la investigación para designar al complejo cultural que
anteriormente se denominaba paleopúnico y que podría hacer incurrir en errores terminológicos (H. Schubart, H. Niemeyer y G. Lindeman 1973, pág. 11, nota 3) ya que siempre se considera a lo púnico
como sinónimo de cartaginés, de ahí que hayamos adoptado esta terminología; en el estado actual de los estudios no se pueden relacionar
los primeros momentos de la colonización fenicia en Occidente con las
fases más antiguas de Cartago, sino que más bien habría que considerar que el foco Occidental aún mantenía relaciones directas con sus
metrópolis, antes de caer en la órbita púnico-cartaginesa, lo cual ocurriría a partir del siglo V a. C.
Esto parece que se pueda aplicar con bastante seguridad al Sur de
la Península, pero no totalmente a las costas del Este Penínsular, donde sólo se pueden ver claramente relaciones con este mundo del Sur de
[page-n-96]
ANFORAS PRERROMANAS
95
la Península en las zonas más meridionales valencianas, lo cual es 1ógico por simples razones de proximidad geográfica y por tratarse de
una zona de fácil comunicación con el foco tartésico-turdetano; mientras en la parte Septentrional del Pais Valenciano los materiales de
raigambre semítica tienen menos variedad que los meridionales y se
pueden reducir, a grandes rasgos, a sólo tres tipos cerámicos: pies-trípodes, vasijas con asas en el borde y ánforas, mientras que en los yacimientos sureños tenemos además cerámicas grises y de barniz rojo.
Esto último podría relacionarse con la existencia de otro núcleo
distinto al del Sur que distribuiría estos productos cerámicos, y que
podría ser Ebusus en la que no hay barniz rojo, como en Cartago a
partir del siglo VI a. C. (M. Tarradell 1967, pág. 290), desde donde se
fundó la factoría ebusitana, según las fuentes en el 654 a. C., pero en
la isla parece que apenas hay algo anterior al siglo V a. C. (M. Tarradel1 y M. Font 1975, pág. 154), aunque últimamente se ha señalado la
existencia de ((ánforas de tipo arcaico)) (A. Gonzalez Prats 1979, pág.
69) por lo que el término paleopúnico podría revalorizarse; también
se ha supuesto la posible presencia de una hipotética factoría fenicia
en la desembocadura del Ebro (J. Maluquer, 1969).
Por lo que se ve, tendremos que esperar a que las investigaciones
futuras sigan avanzando en este campo para poder establecer conclusiones más definitivas.
En la numeración de nuestra tipología de ánforas fenicio-occidentales usaremos los mismos números que se han empleado en la necrópolis de Trayamar a fin de no complicar, ya desde sus inicios, los intentos de clasificación de este tipo de vasijas, de las que suponemos
deben existir algunos tipos más.
Delante del número que le corresponda a cada tipo colocaremos
la letra F mayúscula para indicar que se trata de un tipo fenicio.
TIPO F - l
\
Se puede relacionar con el Trayamar 1 (H. Schubart y H. Niemeyer
1976, pág. 213), elR 1 de Orania(G. Vuillemot 1965, 17;'l)yel237 de
P. Cintas (1950).
Se caracteriza por un hombro hemiesférico marcado por una arista a la que sigue un cuerpo globular que parece acabar en una base
redondeada, aunque en otros lugares se conocen variantes con bases
algo apuntadas.
El borde es un resalte que puede llegar a tener más de dos centímetros de altura, pero no parece inferior a tales medidas; los bordes
de estas ánforas parece que sufren una evolución en la que va dismi-
[page-n-97]
Mapa 2.-Distribución de las ánforas fenicias
[page-n-98]
ANFORAS PRERROMANAS
97
nuyendo su altura; así, en los Saladares los ejemplares más antiguos,
del nivel 1-A3, presentan bordes de una altura superior a los dos cms.
(fig. 27,l y 2), mientras en los niveles 1-B1 y 1-B2 ya son de dos cms. o
algo inferiores (figs. 27,7 ; 28,l-6 ; 29,l) y se asemejan más a los de Vinarragell (figs. 2, 12 y 13; 3, l , 2, 4 y 9; 4 , l y 4).
Las asas son de sección circular, por lo general, y se insertan en la .
carena del hombro.
Sobre su origen e introducción en la Península Ibérica ya hemos
hablado en otro apartado.
En tierras valencianas este tipo de ánfora se concentra en dos zonas, hasta el momento: la Nordeste y el extremo Meridional; de la primera proviene el abundante lote de Vinarragell (figs. 2 , l l ; 3 y 4)junto a algunos pocos fragmentos procedentes de varios yacimientos apenas prospectados, lo cual nos da una alta densidad de hallazgos, que
se pueden relacionar con la existencia de materiales fenicios de los siglos VI1 y VI en la zona costera catalana, desde 1'Illa d'En Reixac (A.
Marti y E. Sanmartí 1976-78, fig. 4,4 y fig. 6,lO) a las bocas del Ebro
(J.Maluquer 1969),pasando por Sant Just Desvern (J.Barberá y E.
Sanmarti 1977, fig. 4, 1 y 2) y el Coll-Alt de Tivissa (J. Barberá y E.
Sanmartí 1976-78, fig. 2,4),que como acabamos de ver se puede relacionar con las actividades de Eivissa o de una hipotética factoría que
usaría el Ebro como fácil vía de penetración.
De la parte Meridional tenemos los ejemplares del Castellar de
Crevillent (fig. 25) y de los Saladares (fig. 27, 28 y 29,l) y con bastantes dudas, la parte superior de un ánfora de 1'Alcudia de Elx (Lám.
XV, 1) que apareció en un nivel del Bronce Valenciano (sic)(R. Ramos
Fernandez 1975, pág. 82).
Sobre la cronología de este tipo, ya hemos visto como se fechan en
el Sur de la Península entre fines del siglo VI11 o tal vez algo antes, a
principios del siglo VI a. C.; en tierras valencianas las de hombro carenado se colocan antes del siglo VI a. C. en los Saladares, mientras
que en Crevillent A. González Prats (1979, pág. 6 1) le asigna una fecha centrada en el siglo VI a. C. y, asimismo, en Vinarragell se colocan en el siglo VI y parte del V a. C. (N. Mesado 1974, pág. 165),aunque en opinión de O. Arteaga (1976, pág. 190) deben colocarse en la
segunda mitad del s. VI1 y principios del VI, a. C. ; F. Gusi también las
sitúa en el siglo VI1 a. C..
Por nuestra parte, pensamos que este tipo de ánforas aparecería
en tierras valencianas a fines del siglo VI1 a. C. alcanzando su auge en
la primera mitad del siglo VI a. C.
[page-n-99]
98
A. RIBERA LACOMBA
TIPO F-2
De este tipo sólo conocemos hasta el momento un ejemplar en el
Pais Valenciano (fig. 1 , l ; Lám. 1, 1 y 2) procedente de la Pobla Tornesal en la Planta Alta, y por tanto englobable dentro del área Septentrional de mayor densidad de hallázgos fenicios.
La incluimos en nuestra relación por su forma, que recuerda a la
F- 1, más que por su función, ya que mayormente se usa como urna cineraria; es la forma 29 del barniz rojo tartesio-Oriental de Cuadrado
(1969, fig. 9).
Su forma es globular, con hombro corto, apenas inclinado. El born
de es recto y poco abultado, algo inclinado al interior; las asas se j sertan en la carena del hombro y son de sección geminada. No está
decorada, aunque la mayoría de los ejemplares de esta forma presentan algún tratamiento en la superficie.
Como salió sin contexto tendremos que recurrir a ejemplares de
otras zonas para fecharlo.
En la Península sólo conocemos su presencia en la costa andaluza; en la necrópolis de Trayamar son el tipo 2, que aparece en barniz
rojo y servían de urna cineraria, como nuestro ejemplar, fechándose
hacia mediados del siglo VI1 a. C. o algo antes (H. Schubart y H. Niemeyer 1976, págs. 236-237, fig. 12, 547, 557, figs. 16,606);enla factoría de Toscanos también tenemos esta forma pero aquí aparece con
decoración pintada policroma y se fecha hacia el 700 a. C. o algo después (estrato I V b) por la presencia de restos de ánfora S.O.S. (H.
Schubart, H. Niemeyer y ,M. Pellicer 1969, págs. 145-147, Lám. 8,
8621868); en la factoría de Guadalhorce hay ejemplares semejantes
que también presentan decoración pintada aunque su forma difiere
algo de los de Toscanos, lo cual se explica por razones cronológicas,
1
ya que estas ánforas se encuadran en Guadalhorce 1 que tiene unas
fechas de la primera mitad del siglo VI a. C. (A. Arribas y O. Arteaga
1975, Lám. XVI, 73 XXVIII, 138, XXXIII, 165, págs. 96-97, 82-84).
En la Península Ibérica, pues, tenemos este tipo de ánfora en barniz rojo y en cerámica policroma, y ahora también en cerámica sin
tratamiento de superficie.
Tenemos paralelos en otros yacimientos fenicio-púnicos fuera de
la Península; en las costas de Orania está en el s. VI a. C. en Mersa
Madakh y en Les Xndalouses (G. Vuillemot 1965, figs. 56 y 117) con
decoración pintada y en Rachgoun es el tipo R-4 que aparece en barniz rojo, como en Trayamar (Ibídem, fig. 17,4);sin decoración hay un
ejemplar de aguas de la misma Rachgoun (E. Janier 1953);en Cartago hay algunas formas semejantes pintadas, aunque son más peque-
[page-n-100]
ANFORAS PRERROMANAS
99
ñas, que también estan en Motya (P. Cintas 1950, núms. 235, 238 bis,
pág. 135).
Los tipos F-1 y F-2 son, de momento, las Únicas formas de ánforas
fenicios-occidentales que se encuentran claramente representadas en
las tierras valencianas, aunque es posible que hayan otros tipos o variantes; así, del nivel 1 de Vinarragell tenemos un borde plano de ánfora (fig. 4,2) que no se puede incluir en ninguno de los dos tipos conocidos, y en la fase 1-B1 de Saladares (fig. 27,6) hay un fragmento de
hombro marcado, seguramente de ánfora, con pintura, con lo que
también tendríamos ánforas fenicias pintadas, como en Andalucía.
En los tiempos inmediatamente anteriores a la aparición de la
Cultura Ibérica estas ánforas fenicias o sus imitaciones son casi las
únicas que aparecen en los yacimientos del País Valenciano, pues
apenas se conoce alguna W c a (A. Ribera, en prensa) o griega arcaica (A. Ribera y P.P. Ripollés, 1977, págs. 171-173),por lo que los iberos se tuvieron que basar en los recipientes fenicios para elaborar sus
ánforas.
2) TIPOS IBERICOS
En esta categoría incluiremos un tipo de ánforas que por ser el
más abundante en los poblados ibéricos y tener la certeza de que fueron fabricadas dentro del área cultural ibérica (alfares de Sagunto, El
Campello y Fontscaldes) le asignamos dicha denominación aunque su
forma deriva claramente de prototipos fenicios de los que también tenemos constancia de su aparición en el País Valenciano.
Estas ánforas ibéricas, en sus diversas variantes, las encontramos
desde el Sur de Francia a Andalucía, seguramente desde el siglo V a.
C. hasta el cambio de Era, ocupando toda el área geográfica de la Cultura Ibérica, aunque de Aragón sólo conocemos un ejemplar completo
(M. Pellicer, 1962 a, fig. 1) y algunos fragmentos poco significativos
(P. Atrián y M. Martínez, 1976, fig. 4 y 6; M. Pellicer, 1977, pág. 19)
siendo inexistentes en un gran poblado como Azaila (M. Beltrán Lloris, 1976, pág. 254); en esta zona, sin embargo, son abundantes las
(J.
grandes vasijas de tipo ((Ilduratin)) Cabré, 1944, fig. 15 a, Lám. 6 1,
2) que se fechan a partir del s. 1 a. C. (M. Pellicer, 1962 a, fig. 8, 1)y
1
que también encontramos en las tierras celtíberas (F. Wattenberg,
1963, Lám. X, 795 y 796; B. Taracena, 1929, Lám. VII).
Al ser un producto apenas industrializado estas ánforas se nos
presentan con muchas variedades de forma, tanto en el espacio como
en el tiempo, pues pasando revista de una manera superficial a los tipos de toda el área ibérica vemos que algunas formas son peculiares
[page-n-101]
1 O0
A. RIBERA LACOMBA
de una zona determinada; por ejemplo en Andalucía Oriental en los
siglos V-IV a. C. hay unas ánforas ovoides y de perfil sinuoso con la
superficie totalmente pintada (M. Almagro Basch, 1967; J. Cabré,
192 1, pág. 2 1-25; C. Olaria, 1972) lo cual no es normal en estas vasijas, aunque hay algunos ejemplares pintados en Portugal (P. Bosch
Gimpera, 1932, pág. 488, fig. 453) y Aragón (M. Pellicer, 1962 a, fig.
1)pero estos últimos presentan una decoración mucho más pobre que
las ánforas andaluzas; en tierras albaceteñas y catalanas ya vimos al
1
principio del capítulo 1 1que también se dan unas formas características.
A continuación reseñamos las ánforas valencianas que consideramos ibéricas, algunas de las cuales sólo son propias de estas tierras,
mientras otras las encontramos también en otras zonas.
A cada tipo le asignaremos un número delante del cual pondremos una «i»mayúscula, 1, para indicar que son formas ibéricas, tal como hicimos con las fenicias; procuraremos seguir en nuestra numeración un orden cronológico, empezando por los tipos más antiguos.
Las formas de las que dispongamos de un solo ejemplar o que sólo
se encuentren en un yacimiento no serán incluidas, de momento, en
esta tipología, hasta que no tengamos más elementos que nos den una
visión más clara sobre cada forma.
TIPO 1-1)
Este tipo se caracteriza por tener un borde apenas engrosado y de
altura superior al centímetro; el perfil de la panza es sinuoso y alcanza su máximo diámetro en su mitad inferior, aunque en unos pocos
casos el diámetro de la mitad superior sea el mismo que el de la inferior, pero nunca mayor (fig. 9,3; Lám. IV, 4; fig, 9,5);el hombro es redondeado y sobre él se colocan las asas que son de sección circular o
con acanaladura externa; la base es algo redondeada.
En este tipo incluimos ánforas del Puntal de Salinas (figs. 9, 2, 3 y
5; 10, 1 y 2) y de los Saladares (figs. 29,4-7; 30, 1-3);la fecha de las
primeras es del siglo I V a. C., aunque se trata de un poblado poco estudiado, y los ejemplares de los Saladares se colocan en las fases 11-B
y 11-C, que corresponden al llamado período Ibérico Antiguo, que va
desde mediados del siglo VI a mediados del V a. C. (O. Arteaga y M.
Serna, 1975 a, fig. 12, pág. 72) por lo que tendremos que considerar
una amplia perduración de este tipo, durante dos siglos por lo menos.
Un ánfora del Puig (Alcoi)podría ser también de este tipo (fig. 15,3;
Lám. IX, 4).
Perfiles similares a estos tenemos en Ebusus (R. Pascua1 Guasch,
1974, fig. 5, A), Villaricos (L. Siret, 1906, Lám. XVIII, 23 y 5), en la
[page-n-102]
Mapa 3.-Distribución de las Moras ibbricas
[page-n-103]
1
35
1
1
l l
i
l
l
l
l
,
i
i
l
I
50
I
A
I
I
I
I
1
i
70
60
L
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I
I
I
1
I
l
~
80
l
l
l
l
I
lI
l
l
l
l
90
'
l
1
1
1
1
1
I
I
I
10
A
Agrupación de los tipos de Moras ibhricas, según su altura y su diámetro máximo. Los signos son los mismos que en el mapa 4
Nota.-Para la elaboraci6~ide gr8ficas 2 , 3 y 4 8610 se han tenido en cuenta los ejemplares que no ofrecían dudas de filiacibn, desechándose las duda8
las
incompletas.
0
~
~
[page-n-104]
ANFORAS PRERROMANAS
[page-n-105]
104
A. RIBERA LACOMBA
necrópolis de Emporion, donde se fechan entre el 525 y 540 (M. Almagro Basch, 1953, pág. 398, 2-4) y en el Castañuela (Huelva)en los
siglos IV-111 a. C. (M. Del Amo, 1978, Lám. VII, 1); fuera de la península aparece en Tipasa con perfil semejante, pero asas mucho más
grandes, fechándose entre los siglos V-111 a. C. (S. Lancel, 1968, fig.
80-82, pág. 121).
Este tipo debe ser derivación de la forma F- 1, que evolucionaría
alargando el cuerpo y redondeando el hombro; del nivel inferior de la
Neápolis de Emporion tenemos un ejemplar que aún conserva restos de la carena del hombro, pero que ya ha alargado su cuerpo y que
se fecha hacia la segunda mitad del siglo VI a. C. (M. Almagro Basch,
1949, pág. 105, fig. 46) y que es idéntico a otras dos ánforas del Coll
del Moro (S. Vilaseca, 1953, Lám. XIV, 5; XV, 1) que se han fechado
en el siglo V a. C. (M. Pellicer-, 1962 a, pág. 53), por lo que es posible
que entre fines del siglo V I y principios del V a. C. aparezca el tipo 1-1
que duraría hasta el siglo IV a. C., amén de que el tipo F-1 haya seguido una evolución distinta en el País Valenciano.
TIPO 1-21
Se caracteriza por un perfil apenas sinuoso, borde generalmente
sin engrosar, dos asas sobre el hombro y base redondeada, casi plana.
Debe considerarse como una evolución del tipo 1-1, mediante la
suavización del doble perfil curvo del tipo anterior.
Dentro de esta forma colocamos ejemplares del Puig d'Alcoi (fig.
15,l y 3 ; Lám. IX, 4y5),laBastida(fig. 9,l;Lám. IV, 2)ydelnivelF
de 1'Alcudia (fig. 26,3) fechables en los siglos IV-111 a. C.
Dentro de este tipo, o en el anterior, se podrían incluir los ejem1
plares del Macalón, anteriores al siglo 1 1a. C. (M. A. García Guinea,
1960, fig. 11, 5).
A partir de este tipo derivarán las ánforas de tamaño grande de
los siglos 1 1 1a. C., como la forma 1-6.
1TIPO 1-3)
Anforas de boca plana o casi plana, perfil sinuoso con dos inflexiones en el cuerpo antes de alcanzar la base que es redondeada y alargada; el hombro es asimismo redondo y en él se insertan las asas.
A este tipo pertenecen ánforas del Puntal de Salinas (fig. 9,4;
Lám. V, 11, la Bastida de Moixent (fig. 7,2; LBm. IV, 1), lrAlcudia (fig.
26,4; Lám. XV, 6) y posiblemente otras más que son un poco dudosas
por estar incompletas, y que son del Puig dlAlcoi (fig. 17,2)y del nivel
F de L'Alcudia (fig. 32,l).
[page-n-106]
ANFORAS PRERROMANAS
105
Las fechas de estas ánforas en tierras valencianas son de los siglos IV y 1 1
1.
Fuera del País Valenciano está en Emporion (M. Almagro-Gorbea
1962, fig. 2, pág. 22 6); en Ullastret, donde se fechan a fines del siglo V
a. C. (M. Oliva 1954, fig. XXI, pág. 3 14);en la Torre dels Encantats de
Arenys de Mar (R. Pascual Guasch, 1968, Lám. 1, l),en pecio de Punta Salinas (F. Foerster y R. Pascual.1971, fig. 5, pág. 37) donde se ha1
llaron con ánforas greco-itálicas de inicios del siglo 1 a. C., en el pecio
de Benisafuller, donde se encontraron los restos de 150 ejemplares,
junto a ánforas Mañá E del tipo antiguo que consideramos de los siglos IV-111 a. C., en el fondeadero de Cales Coves (Fundación J. March
1977, figs. 33; 34 y 28, 9 y 10)y por último está en aguas de la isla de
Freu donde apareció un ejemplar aislado (R. Pascual Guasch y L. Esteva 1971, fig. 3, 7).
Por lo que se ve, se trata de un tipo de amplia distribución, que fue
objeto de algún comercio marítimo y cuyo lugar de origen aún no podemos determinar, por lo que es posible que algunos de los ejemplares
mencionados puedan ser púnicos, los cuales quizás fueron tomados
como modelos por los iberos.
TIPO I-4
En este tipo incluimos ánforas de borde poco resaltado, perfil formando una sola curva, base apuntada, en un caso acabada en pivote,
asas en forma de herradura colocadas a partir del hombro.
Sólo lo conocemos en las tierras meridionales valencianas: en
el Monastil (fig. 10,5; Lám. V, 4), Tossal de Manises (fig. 23,3; Lám.
XII, l ) , IrAlcudia (LBm. XV, 4) y eyi la Escuera (fig. 24,3), donde se
puede fechar en el siglo 1 1a. C., mientras las de llAlcudia son del lla1
1
mado nivel ibero-púnico, que comprende del siglo 1 1a la primera mitad del 1a. C. ; los restante's ejemplares no tienen un contexto bien definido, pero muy bien pueden colocarse en la misma época que en los
dos anteriores, por lo que le asignamos a esta forma una cronología
entre los siglos 111-11 a. C.
Hay una posible variante, que sería del siglo 1 a. C., de tamaño
1
más reducido y que encontramos en la Serreta (fig. 13,2; Lám. VII, 1;
fig. 14,3; Lám. VIII, 4) y en el Monastil (fig. 10,3).
TIPO 1-5
Su principal característica es su cuerpo fusiforme; el borde es plano o apenas resaltado; las asas siempre presentan la típica acanaladura externa y se sitúan justo por debajo del hombro; acaba en una
base apuntada, que en un solo caso presenta un botón.
[page-n-107]
106.
A. RIBERA LACOMBA
Es posible que sea una evolución del tipo anterior, aunque lo encontramos en una zona más amplia, desde S. Miquel de Lliria (fig.
5 , l ; Lám. 11, 3) al Tossal de Manises (figs. 23, 4 -6; Lám. XIII, 3 y 4;
XIV, l ) ,pasando por la Serreta (fig. 13,5; 14,5; Láms. VII, 4; IX,2), el
Monastil (fig. 10,4; Lám. V, 5) y el Tossal de la Cala (fig. 17,l; Lám.
XI, 1).
Es decir, que aparece en poblados de cronología tardía, entre fines del siglo 1 1y el 1 a. C., lo cual se puede corroborar en Itálica, cu1
yos materiales son posteriores al siglo 1 1a. C. y entre ellos parece que
1
hay ánforas de esta forma (J.Luzón 1973, pág. 47, Lám. L, fig. 14, A)
aunque no podemos asegurarlo por ser su representación gráfica poco
exacta.
El ánfora llamada de la costa catalana, de cuerpo cilíndrico y larga base cónica se asemeja algo a este tipo pero su diámetro es mucho
mayor.
TIPO 1-6
Borde engrosado de perfil variado sin ser superior a 1'5 cm. de altura y en muchas ocasiones algo ancho; cuerpo casi cilíndrico, ligeramente curvado; el contacto entre el hombro y el cuerpo suele estar
marcado por líneas de estrías en número variable, a partir de las cuales se sitúan dos pequeñas asas de sección circular; la base es casi
plana, formando una ligera convexidad; la inclinación del hombro va
de ser casi plana a alcanzar un ángulo de 45 O en algunos ejemplares.
En este tipo hemos incluido la mayoría de las ánforas de S. Miquel
de Llíria (figs. 5, 5-7; 6, 1 y 2; Lám. 11, 1 y 2, 4 y 5) y de la Serreta
(figs. 11, 4 y 5; 13, 1, 3 y 6; 14, 2 y 6; Láms. VI, 3-5, VII, 3; VIII, 1 y
3) y a otras de los Villares (fig. 6,3; Lám. 111, 3) y del Castellar de Hortunas (fig. 6,4); asimismo también consideramos de esta forma otras
dos ánforas que parecen un poco diferentes por tener la base más
apuntada y no distinguirse tanto la diferencia entre el cuerpo y el
hombro, lo cual podría ser un indicio de antigüedad; se trata de un
ánfora del Cerro Lucena (Enguera)(fig. 6,5; Lám. III,4) y otra aparecida en los Villares (fig. 6,6; Lám. XIV. 2 y 3).
Sólo le hemos encontrado un paralelo en el número 3 14 bis de P.
Cintas que fecha entre el siglo VI1 y finales del período púnico apareciendo en Cartago, Motya y Villaricos (P. Cintas 1950, pág. 149).
SUBTIPO I-6 A
Se trata de un variante del tipo anterior, del que sólo se diferencia
por una inflexión hacia la mitad de la panza, lo que le da un perfil sinuoso.
[page-n-108]
ANFORAS PRERROMANAS
107
Tenemos tan sólo dos ejemplares de la Serreta (figs. 13,4; 1 4 , l ;
Láms. VII, 5; VIII, 2) y otro en el Cerro del Pino de Ontur (Albacete)
(J. Sánchez Gimenez 1947, Lám. V).
TIPO 1- 7
Se asemeja en la forma al tipo 1-6, aunque sus dimensiones son
mucho más reducidas.
Su cronología es la misma que la del tipo 1-6.
Conocemos dos ejemplares de Sant Miquel de Lliria (figs. 5,2 y 3;
Láms. 11, 1 y 2) y uno de la cueva del Mal Paso (fig. 1,4).
TIPO 1-8
Anfora de cuerpo fusiforme acabado en un estrecho pivote; hombro redondeado bajo el que se sitúan dos asas de sección circular; el
borde es el típico pequeño resalte (fig. 1,3; Lám. 1, 3).
Aunque sólo conocemos un ejemplar entero, sabemos de la existencia de fragmentos de este tipo en el Museo de Sagunto y en otros
poblados cerca de esta población, como la Punta de lfOrley (Val1
dfUxó)y el Castell de Almenara, amén de conocer la posible existencia
de algunos hornos cerámicos en los que parece ser que se fabricaron
estas ánforas.
Por la forma fusiforme, la presencia de un pequeño pivote y el tener las asas bajo el hombro se puede fechar, provisionalmente, entre
los siglos 111-1a. C.
Debe tratarse de un ánfora que se usaría en el ámbito saguntino,
según se desprende de la distribución de los escasos hallazgos.
Estos son los tipos de ánforas ibéricas valencianas que nos parecen los más representativos, pues aún hay algunas formas que no incluimos en esta tipología, por estar representadas por un solo ejemplar o por alguno más pero dentro del mismo yacimiento, y de los que
además, no le encontramos paralelos fuera de la región valenciana.
En este caso se encuentran las pequeñas ánforas de Rochina, la
Bastida (fig. 7,3; Lám. IV, 3) y l'Alcudia (fig. 26,6) dos ánforas de la
Serreta (fig. 11, 1 y 3; Lám. VI, 1 y 2) y otra de 1'Alcudia (fig. 26,5).
3)
TIPOS PUNICOS
Para clasificar estas ánforas seguiremos la tipología de Mañá a la
que añadiremos dos tipos más, el F (R. Pascua1 Guasch 1969 b), que
no aparece en el País Valenciano, y el G, aunque no tendremos en
cuenta a los tipos A y B, por los motivos que ya adelantamos al final
1
del capítulo 1 A.
[page-n-109]
Mapa 4.-Distribucibn de las dnforas púnicas
[page-n-110]
ANFORAS PRERROMANAS
109
Las formas incluidas en este apartado corresponden a tipos que
deben tener su origen en Cartago o en la zona de influencia cartaginesal que se extendió por el Norte de Africa, Cerdeña, parte Occidental
1
de Sicilia y Sur de la Península Ibérica, desde el siglo V a fines del 1 1
a. C., aunque los tipos púnicos o de derivación púnica continúan apareciendo hasta bien entrado el siglo 1a. C., y en el caso del C-2, prosiguen su evolución en época Imperial.
Las denominamos púnicas porque de unos tipos, el C-2 y el F,
amén de otros que no aparecen en la Península, se conocen alfares en
esta zona; de otro, el DI su dispersión coincide claramente con el área
de influencia púnica; al tipo E también lo consideramos púnico, y en
concreto de Eivissa ( l ) ,apareciendo gran cantidad de ejemplares en
las costas valencianas al Sur del Cap de la Nau; y por último, al tipo
que hemos denominado G, lo incluimos en nuestra relación por ser su
forma parecida a los tipos púnicos y además se encuentra en yacimientos en los que también hay otras ánforas de origen semita.
TIPO MAÑA C
Mañá subdividió este tipo en dos variedades, la C, 1 y la C,2, como
1
ya vimos en el apartado 1 A.
Se corresponde con los tipos 3 12-313 de P. Cintas (1950) y 13 a de
A. M. Bisi (1970).
Se caracteriza por tener un cuerpo cilíndrico que acaba ligeramente apuntado (C-1)o en largo pivote ((2-2)como las ánforas de tipo
clásico; el cuello al principio es apenas incipiente (C-1) y evoluciona
poco a poco alargándose (C-2);la boca es un pequeño resalte, más o
menos alto, que igual es recto que redondeado (C-1)y con el tiempo se
va ensanchando y complicando con varias molduras (C-2).
En la región valenciana sólo tenemos registrada la presencia del
subtipo C-2, que es poco abundante, pues sólo conocemos un ejemplar
de Torre dlOnda (Borriana)(fig. 1,2),una boca del Tossal de Manises
(fig. 32,4), varios ejemplares en el Tossal de la Cala (figs. 16,2; 17,3 y
5; Láms. X, 1 y 2) y uno de llAlcudia (Lám. XV,5).
A pesar de ésto es el tipo que presenta mayor difusión dentro de
las ánforas púnicas, apareciendo en toda la costa Mediterránea de la
Península, aunque nunca en gran densidad: en Catalunya está la variante C-2 en Els Riells (E. Ripoll y M. Llongueras 1974, figs. 8, l y 2,
y fig. 10,14); en Burriac (M. Ribas, 1964, pág. 80, fig. 9) y la C-1 en
Emporion (M. Almagro Basch, 1953, pág. 399,26).
( 1 ) Como se ha puesto de relieve recientemente (J. Ramón, 198 1 «La producción anfórica púnico-ebusitana)).
Delegación del Ministerio de Cultura de Eivissa) cuando este trabajo ya
estaba entregado para su publicación.
[page-n-111]
110
A. RIBERA LACOMBA
En Andalucia es más abundante, habiendose encontrado el subtipo C-2 tanto en el mar, en Adra y en la Higuera (R. Pascua1 Guasch
1971-72, fig. 9,3, pág. 3331, como en tierra firme, en el Cerro del Mar
(H. Schubart, H. Niemeyer y M. Pellicer 1969, Lám. XXVII,68), en Asta Regia (M. Esteve 1950, fig. 5,III), Belo (C. bomergue 1973, pág.
110)y Huelva (M. Belen, M. Fernandez-Miranda y J.P. Garrido 1977,
fig. 13,7);también se halla en Portugal (G. Cardoso 1978, pág. 69). El
tipo C-1 está en la necrópolis de Cadiz (P. Quintero 1926, Lám. 111).
Asimismo, las dos variedades las encontramos en varios pecios
balearicos, como el del Cap Negret (M. J. Almagro-Gorbea y B. vilar
1966, figs. 4 y 5); Cales Coves (Fundación Juan March 1977, figs. 29,
1-6) y en aguas ebusitanas (F. Company 1971, figs. 2 y 31, todos con
ánforas del subtipo C-2, mientras el C- 1 aparece en Pecio Cabrera (C.
Veny y D. Cerdá 1972, figs. 5 A y B), en el Sec (D. Cerdá 1974, Lám.
11, fig. 7) y en Na Guardis (Ibídem, Lám. 11, fig. 8); con esto ya se puede demostrar que era un ánfora que fue objeto de un activo comercio
marítimo, lo cual explica que se encuentren ánforas de este tipo desde
el Sur de Francia (F. Benoit 1965, Lám. 42) a Atenas (V. Grace 1956,
fig. 6,2-6), pasando por el Norte de Italia (N. Lamboglia 1955, figs. 8,
9, 1 1, 12, 14-16) y varios otros yacimientos de Sicilia (A. M. Bisi,
1969, pág. 18).
Sus centros de producción tenemos que buscarlos, por lo menos
para la variante C-2, en el Norte de Africa, de donde conocemos algunos alfares, el más completo de los cuales es el de Kouass (M. Ponsich
1968, fig. 2, IV) existiendo otras en Sala y Volubilis (J.Boube 197375, pág. 23 1), pero del tipo C-1 no conocemos siquiera un ejemplar en
el Norte de Africa, mientras el C-2 está presente desde Cartago, Gouraya (P. Cintas 1950, pág. 149, Lám. XXVI, 3 12-313) e Hipona (J.P.
More1 1968, fig. 37) a Thamusida (J. P. Callu et alia 1965, Lám.
XLIX, fig. 100) pasando por varios yacimientos con gran número de
ejemplares, como Les Andalouses (G. Vuillemot 1965, fig. 69, 2-4) y la
necrópolis de Melilla (M. Tarradell 1954, Lám. 3 1 y 32) y otros muchos más que sería prolijo enumerar.
El origen del tipo C-1 es más dudoso, habiéndosele supuesto un
posible centro de fabricación en el Sur de Italia (F. Benoit 1965, pág.
77), lo que explicaría su aparición en pecios con ánforas greco-itálicas
desde el siglo IV al 1 a. C., como se ve en Porto Vecchio (B. Liou 1973,
1
pág. 604), el Gran Conglué (F. Benoit 1961); el Sec y Cabrera 2 (D.
Cerdá 1974) y otros, por lo que no sería púnica.
En lo que a cronología se refiere esta claro que la variante C- 1 es
anterior a la C-2 ; la primera aparece ya en el siglo IV en el pecio del
Sec y en el de Na Guardis (D. Cerdá 1974, Lám. 11, 8 y 9) y en la ne-
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ANFORAS PRERROMANAS
111
crópolis de Emporion (M. Almagro Basch 1953, pág. 399,26), continuando en el siglo 1 1 como se ve en el pecio Cabrera 2 (C. Veny y D.
1
1
Cerdá 1972, fig. 5, A y C) y a principios del 1 a. C., con los ejemplares
atenienses (V. Grace 1956, fig. 6 , 2 y 3); a partir de esta fecha el subtipo C-1 va desarrollando algo el cuello y en el borde aparecen algunas
molduras, y a fines de dicho siglo ya tenemos plenamente formada la
variante C-2 (V. Grace 1956, figs. 6, 4 y 5) que parece alcanzar su
apogeo en el siglo 1 a. C., perdurando en época Alto Imperial romana
con la forma Dressel 18; incluso en épocas más tardías como el siglo
I V d. C. en el que hay ejemplares que se pueden relacionar con esta
forma, como el tipo Almagro-53 (M. Almagro 1953, pág. 311).
Volviendo a la variedad C-2, podemos conocer con más aproximación su cronología, según la evolución de la forma del borde, pues éste
a fines del siglo 1 y principios del 1 a. C. presenta dos molduras bajo
1
el labio de forma variada, como en Albintimilium (N. Lamboglia 1955,
figs. 8, 9, 1 1, 12, 14-16)y en nuestros ejemplares de Benidorm, mientras en época Augustea es más simple y alargado (C. Domergue 1973,
pág. 110).En épocas posteriores parece que se quedó el borde sin molduras como puede verse en el prototipo de Dressel de la forma 18,
1
aunque a fines del siglo 1 d. C. y principios del 1 d. C. aún tenemos
bordes moldurados (J. Alarqao et alia 1976, págs. 86-87, Lám. XXII,
núm. 42 y 43) aunque la tónica general parece que es que se hagan
menos elaborados y más verticales (J.H. Humphrey 1976, pág. 110).
El contenido de este tipo de ánforas pudo ser los productos derivados del pescado, que tanta importancia tuvieron en las costas del Sur
y Sudeste de la Península Ibérica y Marruecos (M. Ponsich y M. Tarradell 1965) que es donde encontramos estos recipientes en gran número; esto se puede demostrar, en ciero grado, si las comparamos con
otras ánforas que sabemos que contenían estos productos, como los tipos 7-1 1 de Dressel y 46 de Pelichet que presentan bocas bastante
abiertas como el tipo Mañá C-2; además el tipo Dressel 18, que es la
evolución en época Imperial romana del Mañá C-2, sabemos, por una
inscripción del Castro Pretorio, que contenía Hal(ex) Coc(tiva) o
Hal(ex) Soc(iorum), según se lea la inscripción (F. Zevi 1966, págs.
220-22 1). Sin embargo se conoce un ejemplar de Mañá C-2, con cuello
corto, que contenía olivas (G. Santamaria 1961, pág. 172, fig. 8).
Una vez vaciado su contenido inicial estos recipientes los encontramos en muchos casos realizando funciones secundarias; así, en
Ruscino (Roselló, Francia) apareció una canalización con ánforas del
tipo C-2 con el fondo seccionado que se incrustaba a su vez en la boca
del ejemplar siguiente, lo cual se aseguraba con mortero (J.Jannoray
1956); en Tarragona se halló una cisterna, cuya bóveda estaba for-
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112
A. RIBERA LACOMBA
mada por veinticuatro ánforas del tipo C o del Almagro 53 (J. Serra
Vilaró 1930, Lám. XX,fig. 32); algo semejante ocurre en Cartago (J.J.
Jully 1975, pág. 77); también se usaron para cubrir tumbas, como en
la necrópolis de Melilla (M. Tarradell 1954, Lám. 11).
Algunos pocos ejemplares de la variante C-2 presentan sobre la
panza o en el cuello marcas en letras púnicas en los tipos más antiguos (S. Lancel, J. Deneauve y J. M. Carrié 1977, pág. 27, fig. 9; J.
Jannoray 1956; M. Tarradell 1954, Lám. IX, 32 bis; ....) y en letras
latinas en los más avanzados (J. Boube 1973-75, págs. 170-172; M.
Tarradell 1954, Lám. IX, a, pág. 261).
TIPO MANA D
Se corresponde con el 13 b de A. M. Bisi (1970) y los 3 15-316 de
P. Cintas (1950).
Este tipo se caracteriza por su largo cuerpo cilíndrico a1cabadoen
una pequeña base apuntada; la boca se abre en un disco situado verticalmente al eje del cuerpo, o algo curvada, o no presenta disco de cierre, estando formada entonces por un prolongamiento de la panza,'
que se cierra en su parte superior; en el primer caso se trata de la primera variedad de Y. Solier (1968) y en el siguiente de la segunda.
Característico de este tipo es una pasta rojiza recubierta de un engobe amarillento-verdoso que aparece en ejemplares de procedencia
muy diversa.
En el País Valenciano tenemos este tipo sólo en el Tossal de Manises, 1'Alcudia d'Elx y el Castell de Santa Bárbara de Xixona, aunque
es probable que también haya aparecido en la Albufereta y la Escuer a ; podemos mencionar además otros dos ejemplares, idénticos a los
del Tossal de Manises, en el Santuario de la Luz (Murcia) (A. Fernandez Avilés 1934, figs. 1 y 2); todos, menos uno (fig. 2 1,4; Lám. XII, 3)
pertenecen a la primera variante de Y. Solier.Algunos de los ejemplares del Tossal de Manises aparecieron en contacto con ánforas de tipo
greco-itálico (Republicano 1 de Benoit, Lamboglia 4) que M. Beltrán
fecha en el siglo 1 a. C. (M. Beltrán, 1970, págs. 344-345), aunque
1
1
también se puede datar en el siglo 1 1 a. C. (P. Joncheray, 197 1, pág.
11, Lám. 111)al igual que el tipo Mañá D, que ya aparece en el siglo
IV, siendo más abundante en el 1 1 a. C.; a estas fechas pertenece el
1
ejemplar de 1'Alcudia (fig. 26,2) que se halló en el nivel correspondiente a la Dama que es de estas fechas (E. Llobregat, 1972 a, págs.
16 1- 165); por lo tanto, a este tipo debemos asignarle una cronología
1
desde el siglo IV a. C. al siglo 1 a. C., lo cual se ve corroborado por
una amplia serie de yacimientos: en las necrópolis emporitanas se
han fechados en el s. IV a. C. (M. Almagro Basch, 1953, pág. 399, 23);
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ANFORAS PRERROMANAS
113
en Ullastret está en los niveles superiores que pueden ser del siglo 1 1
1
a. C. (M. Oliva, 196 1-62, fig. 2, 1, pág. 341 ); en el pecio Cabrera 2 a
principios del siglo 1 1a. C. (C. Veny y D. Cerdá, 1972, fig. 6 a y b); en
1
el Sec, a principios del s. IV a. C., hay un ejemplar incompleto (F. Pallarés, 1972, fig. 38,4);en la necrópolis de Villaricos también aparece
con ánforas de tipo greco-itálico (M. Astruc, 1951, Lám. XXXVII, 2);
en Asta Regia hay una variante diferente con las asas más distantes
de la boca y sin disco de embocadura, estando el borde formado por
un reborde engrosado interno (M. Esteve, 1945, Lám. XII, 2a y 2c)
que también la tenemos en el Cabezo de San Pedro con fechas de los
siglos 11-1 a. C., por lo que se debe de tratar de una derivación tardía
(M. Belén, M. Fernández-Miranda y J. P. Garrido, 1977, fig. 3 8 , l ) ; a
excepción de estos dos últimos ejemplares, los demás se encuadran en
la primera variante de Y. Solier.
En Itálica se cita la presencia de ánforas del tipo Mañá D en niveles del siglo 1 a. C., pero su representación gráfica no permite asegurarlo (J. Luzón 1973, pág. 47, fig. 14,b).
Fuera de la Península está en el Languedoc en niveles de los siglos
IV-111 a. C. en los que también encontramos la asociación con ánforas greco-itálicas (Y. Solier 1968, fig. 6, págs. 139-143; Solier y J .
Giry 1973, fig. 8,8);más al Este está en Massalia (J.Joncheray 1976,
Lám. VI, 61).
Donde está ampliamente representada es en el área propiamente
púnica: en Cartago (núms. 3 15-316 de P. Cintas) en los siglos IV-111 a.
C.; en Kerkouane a mediados del siglo 1 1a. C. (J. P. More1 1969, fig.
1
35); en Les Andalouses (G. Vuillemot 1965, fig. 6 9 , l )y en varios yacimientos púnicos del Mediterráneo Occidental y Central como la necrópolis de Olbia (Cerdeña)(A. M. Bisi 1970, Lám. XXIV, 2) fechables
1
a mediados del siglo IV y hasta el siglo 1 a. C.; y en Sicilia, en Lilibeo
1)
(Ibídem, Lám. XXVIII, 3), Motya (V. Tusa 1969, Lám. 1 1 y Erice (A.
Bisi 1971, figs. 4, 6, 8, y 18 b).
Esta forma parece derivar de una semejante que hallamos en Cartago y Utica hacia el siglo VI1 a. C. (P. Cintas 1950, fig. 19, pág. 485;
id. 1951, fig. 32).
La utilidad de estos recipientes, que en muchos casos alcanzan alturas superiores al metro, no acaba de estar clara; en Emporion aparecieron varias de ellas haciendo las funciones de filtro de una cisterna (E. Gandia 1909-10, fig. 445), mientras en la necrópolis servían
para recubrir el cadáver (M. Almagro Basch 1953, pág. 399, 23), como ocurre en Les Andalouses (G. Vuillemot, 1965, fig. 69,l).
La mayoría de los ejemplares del Tossal de Manises aparecieron
junto a otras ánforas en algo que parecía un almacén, aunque no nos
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114
A. RIBERA LACOMBA
es dado saber lo que contenían, aunque debió ser algo comercializable, dado que tenemos algunos ejemplares de procedencia submarina
como los del Pecio del Sec y del de Cabrera 2, siendo los recipientes de
este último yacimiento muy semejantes a los del Tossal de Manises.
Sobre las asas de este tipo de ánfora aparecen en algunas ocasiones estampillas con letras púnicas, como ocurre en Peyrac-Sur-Mer
(Y.Solier 1968, figs. 6, 7, pág. 142) Ebusus (J. M. Mañá 1951, pág.
207), Villaricos (M. Astruc, 1951, Lám. XXXVII, 5) y en Emporion,
aunque aquí se trataba del signo de Tanit (M. Almagro Basch 1952,
pág. 225, núm. 251).
Su forma es posible que fuera imitada por los iberos en unas ánforas semejantes, aunque no iguales, como una del Tossal de la Cala de
Benidorm (fig. 17,4; Lám. X, 4) y otra del poblado de Margalef (Lleida) (E. Junyent 1972, págs. 91-92, 107, fig. 9).
TIPO MAÑA E
Este tipo se caracteriza por su forma bitroncocónica. Se corresponde con el tipo 3 17 de P. Cintas ( 1950).
De tierras valencianas conocemos bastantes ejemplares: en el
Museo de Sagunto hemos visto varios fragmentos, pero es en la parte
Meridional donde es más abundante, siendo la forma púnica más numerosa del País Valenciano: la tenemos en Denia y Xibia (figs.
1 6 , l ; 1 8 , l ) ;el Tossal de la Cala (fig. 16,3; Lám. X, 3);Altea; La Serreta (fig. 11,5; Lám. VII, 2), la Vila Joiosa (fig. 20, 1-3; Lám. XI, 3-5);
Orxeta (fig. 20,4; Lám. XI, 1), el Tossal de Manises (fig. 18, 2-4; Lám.
XII, 4) y en Orihuela; también es posible que esté en la Escuera, citando J. M. Mañá su presencia en Elx (J. M. Mañá 1951, pág. 208).
Por el contrario podemos citar su presencia en pocos lugares fuera del ámbito valenciano; más al Sur sólo conocemos hallazgos submarinos: el de Les Escolletes, en aguas de Cartagena (J. Mas 1975,
pág. 69); el pecio del Vapor, en Andalucia (R. Pascual Guasch 197 172, fig. 11,3) y otro en aguas de Cadiz en el que aparecieron ánforas
de forma un poco extraña entre las que parece haber algún posible
ejemplar del tipo Mañá E (A. Garcia y Bellido 1971, fig. 12).
Más al Norte está en Mas Boscá (E. Junyent y V. Baldellou 1972,
fig. 13 bis); Emporion (R. Pascual Guasch 1974, fig. 6,5) y en Ullastret, donde han aparecido varios especímenes de la variante más antigua de este tipo (M. Oliva 1954, fig. XXII, pág. 315; id. 1956-57, figs.
64 y 65, 1 y 2; id. 1960, fig. 5 11, mientras del Sur de Francia sólo conocemos algún ejemplar aislado en Ruscino, Provenza y Enserune (Y.
Solier 1968, pág. 143, fig. 8) presentando este último una forma un
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ANFORAS PRERROMANAS
115
poco diferente, semejante a otra ánfora hallada en Fos (J.Joncheray
1976, Lám. VI, 65).
En el área norteafricana la tenemos sólo en la parte Oriental, en
Cartago, Gouraya (P. Cintas 1950, pág. 149, núm. 3 17) y Tipasa (S.
Lance1 1968, fig. ,83).
Donde este tipo es abundante, además de en tierras valencianas,
es en las aguas baleáricas, de cuyos pecios se pueden extraer gran número de datos sobre estos recipientes, como ha hecho D. Cerdá ( 1974,
Lám. IV) que ha sistematizado gráficamente la evolución de este tipo,
que nosotros seguimos a grandes rasgos y que es la siguiente: empezaría a partir de un ejemplar bastante reconstruido y por tanto de for-ma poco segura, del pecio del Sec, de inicios del siglo IV a. C., con borde vertical sin engrosar y sin diferenciarse de la pared del cuerpo, que
se asemeja a un ánfora incompleta de Enserune (Y. Solier 1968, fig. 8)
con borde semejante; los ejemplares siguientes de los siglos I V y 1 1a.
1
C. tendrían un borde engrosado de perfil redondeado y las paredes algo curvadas, correspondiendo al subtipo A-5 de Mañá; a esta étapa
pertenecen ánforas del pecio Cabrera 2 (D. Cerdá 1974, Lám. IV, fig.
5), de la Colonia de Sant Jordi (J.Mascaró 1971, fig. 4, pág. 73) y una
del Tossal de Manises (fig. 18,4; Lám. XII,4); también se pueden incluir los ejemplares de Ullastret que son de estas fechas, y que acabamos de citar, los de Ebusus (J. Román 1906, Lám. XIV,3) y Mas Boscá, este último de fines del siglo 1 1o inicios del 1 a. C. (E. Junyent y
1
1
V. Baldellou 1972, pág. 67).
Posteriormente del siglo 1 1 a. C. parece que el borde sufre una
1
evolución y se va alargando, y las paredes se van haciendo más rectas, como en los ejemplares de la Vila Joiosa, Denia, Xdbia y Orihuela,
así como en el de Tipasa; y por último, su evolución acabaría'en el siglo 1 a. C. en el que aparece un botón en el extremo de la base, como
vemos en el Tossal de la Cala, Capocorp Ve11 (B. Font 1970, pág. 424)
y en So N'Oms, este último hacia el cambio de Era (D. Cerdá 1974,
Lám. IV, 3 y 4) como los tipos más tardíos.
Como acabamos de ver se trata de un tipo de ánfora distribuido
básicamente en cuatro zonas concretas: el área emporitana, las costas Meridionales del País Valenciano, las islas Baleares y algo menos
en Cartago y la costa argelina, siendo áreas en las que además es frecuente el hallazgo de monedas ebusitanas, sobre todo en las dos primeras zonas (M. Campo 1976, págs. 82, 95-96) lo cual nos hace pensar que es posible que su centro difusor sea Ebusus, y se podría comprobar conociendo la totalidad del material anfórico de esta isla, ya
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A. RIBERA LACOMBA
[page-n-118]
ANFORAS PRERROMANAS
117
que el trabajo de J . M. Mañá, modélico en su época, ha quedado superado (2).
Sobre estas ánforas sólo conocemos un caso, y un poco dudoso, de
que estén estampilladas; se trata de un fragmento de asa de Ullastret
(M. Oliva 1960, fig. 52, pág. 390).
TIPO PASCUAL F
En 1969 R. Pascual dió a conocer un nuevo tipo de ánfora púnica,
que sería una derivación del tipo Mañá A, ya que parece ser que hay
ejemplares intermedios entre dicho tipo y éste, aunque puede que su
origen sea bastante antiguo, pues un posible protipo puede ser un
ejemplar de la necrópolis de la Joya (Huelva)fechable a principios del
s. VI a. C. (J.P. Garrido 1970, fig. 37, Lám. XLIV, 2), y como veremos
ya era común en el V.
Su dispersión se centra en el Sur de la Península y en Marruecos,
donde existe un alfar (M. Ponsich 1968); en el País Valenciano no
aparece, aunque E. Llobregat (1974, pág. 296) considera, con dudas,
que un ejemplar del Puig d'Alcoi (fig. 15,2, Lám. IX, 3) pueda relacionarse con este tipo.
Además del centro de Kouass, debería de haber más focos de fabricación, pues a simple vista se aprecian bastantes variantes de esta
forma, que debió de ser objeto de comercio, pues han aparecido algunos ejemplares submarinos en Cadiz, Adra, Cartagena y Ceuta, aunque no se sabe con certeza lo que transportaban, pero su distribución
parece coincidir con la de las fabricas de salazón.
La mayoría de los ejemplares fechados por Pascual son del siglo
1 1o algo posteriores, pero la mayor parte de los recipientes encontra1
dos carecen de contexto arqueológico; actualmente podemos dar
otras fechas fiables. En el Castañuelo (Huelva)se fechan en los siglos
IV-111 a. C. (M. del Amo 1978, pág. 327, Lám. VII, 2). De especial interés son los ejemplares de Corinto (Ch. Kaufman y J. F. Fisher 1976,
Lám. 20; Ch. Kaufman 1978, fig. 6; id. 1979, pág. 107) donde se hallaron varias ánforas juntas, fechables en el siglo V a. C., y que transportaban pescado, lo cual coincide con las noticias dadas por Sofocles
y Esquilo sobre el garum en Grecia (Ch. Daremberg y E. Saglio 1877,
pág. 1459).
A este nuevo tipo de ánfora proponemos que se le asigne la denominación de tipo Pascual F, siguiendo y ampliando la lista de Mañá
( 2 ) Esta suposición ha sido confirmada, estando ya en prensa este trabajo, por J. Ram6n quien ha localizado en Eivissa muchos ejemplares hasta ahora inéditos y en especial algunos hornos que atestiguan claramente el origen de estas ánforas bitroncocónicas.
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118
A. RIBERA LACOMBA
referida a las ánforas púnicas de la Península Ibérica y del archipiélago Balear.
TIPO G
Incluiremos bajo esta denominación un tipo de ánfora que es poco
abundante, pero que hemos localizado en distintas zonas.
Se caracteriza por un cuerpo cilíndrico, a veces de tendencia cónica, acabado de forma apuntada o redondeada; el borde es un abultamiento, más o menos exvasado, del cuerpo, bajo el que se sitúan dos
pequeñas asas; por regla general gran parte del cuerpo esta surcada
por estrías.
En este tipo colocamos siete ejemplares valencianos: El Puig (Alcoi) (fig. 15,2; Lám. IX, 3);,&aSerreta (fig. 11,2; 14,4; Lám. VIII, 5);
Ifac (fig. 19,l);L'Illeta de El Campello (fig. 19,2)y del Tossal de Manises (fig. 23,l y 2; Lám. XIII, l y 2).
Los ejemplares del Puig y El Campello se pueden datar en los siglos IV-111 a. C. y son diferentes con un cuerpo troncocónico, aunque
no podemos saber su forma exacta, por lo que los colocamos provisionalmente dentro de este tipo, del que podrían ser un protipo más antiguo; los de La Serreta se fecharían en el s. 1 a. C. y presentan una
1
tendencia más troncocónica que cilíndrica, mientras los del Tossal de
Manises son cilíndricos y acabados en punta, pareciendo contemporáneos o posteriores del tipo Mañá D, ya que tenemos la referencia de
que aparecieron junto o por encima de un ejemplar de dicha forma (F.
Figueras 197 1, págs. 144-145)que como hemos visto se puede fechar
1
desde el siglo I V a inicios del 1 a. C.; el último ejemplar, el de Ifac, no
puede fecharse por desconocerse su contexto y por ser un poblado de
larga duración.
Pocos paralelos hemos encontrado para este tipo; en Andalucia
está en el Pajar del Altillo de Italica (J.M. Luzón 1973, fig. 14; Lám.
XXXVI, XLIX A, pág. 47) fechándose en el siglo 1a. C.; en el Cerro Macareno en niveles del siglo 1a. C. o fines del 1 a. C. (J.C. Martín de la
1
Cruz 1976, fig. 11,14; F. Fernández, R. Chasco y D. Oliva 1979, fig.
28) y en Huelva también aparece por estas fechas en el Cabezo de San
Pedro (M. Belén, M. Fernálndez-Miranda y J. P. Garrido 1977, fig.
37,4) y sin fecha clara en el poblado de la Tiñosa (M. Belén y M.
Fernández-Miranda 1978, figs. 12,l; 34,14; 22,3).
En el Languedoc hay un ejemplar entero de Peyriac-Sur-Mer Sechable en la segunda mitad del siglo 1 1a. C. con el fondo redondeado,
1
casí idéntico a un ánfora de La Serreta (fig. 14,4; Lám. VIII, 5) (Y. Solier 1968, fig. 6,5; págs. 143-144);esta ánfora del Sur de Francia presenta una pasta roja revestida de un enlucido amarillento, similar a
[page-n-120]
ANFORAS PRERROMANAS
119
los ejemplares del Tossal de Manises de este tipo y a los del tipo Mañá
D de Peyriac e igualmente del Tossal de Manises.
Consideramos, con reservas, que puede tratarse de un ánfora de
origen bético, por su distribución, con lo que la denominación de púnica no sería muy acertada; por su forma parece un antecesor del tipo
Dressel 21-22 que se fabricó en la Bética en época Imperial (C. Domergue 1973, págs. 112-115).
En tierras valencianas aún tenemos otro posible tipo púnico en
lfAlcudia de Elx (fig. 26,l; Lám. XV, 7) que se corresponde exactamente con el número 3 18 de P. Cintas ( 1950), aunque de momento no
lo incluiremos entre los tipos púnicos por no estar seguros de que se
trate verdaderamente de una forma púnica, aunque su distribución,
bastante densa en el Norte-de Africa, nos hace sospechar que guarde
alguna relación con las ánforas que acabamos de ver, a pesar de que
su forma recuerde bastante los tipos greco-romanos.
Anforas de esta forma hay en Gouraya, Djidjelli y Motya (P. Cintas 1950, pág. 15 1) y en les Andalouses (G. Vuillemot 1965, f i ~69, 6.
7) siempre con fechas posteriores al siglo 1 1 a. C.
1
También la podemos relacionar con la forma 85 de M. Beltrán
Lloris (1976, fig. 51 bis c, núm. 3824, págs. 200-201) que aparece en
Azaila, Cáceres el Viejo y Numancia, donde se fechan en el siglo 1a. C.
Por todo esto, tendremos que esperar antes de encuadrar este tipo
entre las formas púnicas.
B)
LAS MARCAS
En la jarra cananea ya tenemos ejemplos de marcas desde los siglos XIV-XIII a. C. (V. Grace 1956, fig. 8) así como en otros recipientes
semejantes algo más tardíos del Próximo Oriente (R. Amiran 1970,
pág. 242, foto 248) aunque en los tipos de ánforas que hemos visto no
es frecuente la aparición de marcas o signos pintados, impresos o grabados, a pesar de lo cual hemos podido recoger unos pocos.
Sobre las ánforas fenicio-occidentales sólo aparecen grafitos pero
no hemos hallado ninguno en el País Valenciano, aunque sí los hay en
la Península, en Medellín (M. Almagro-Gorbea 1977, pág. 270, fig.
95, Lám. LVI, 1 ) y el Cabezo de la Esperanza (J. Ferrón, M.
Fernandez-Miranda y J. P. Garrido 1975).
Las marcas de época posterior las tenemos representadas en el
llamado nivel ibero-púnico de lfAlcudia de Elx (fig. 26,7; Lám. XV, 2),
de donde proceden tres asas de ánfora de forma indeterminada; dos
de ellas llevan marcas púnicas que J. M. Solá Solé interpreta como
abreviaturas de nombres (A. Ramos Folques 1968, págs. 364-365);
[page-n-121]
A. RIBERA LACOMBA
.J(
120
varias marcas semejantes sobre asas de ánforas han aparecido en la
colina de Byrsa, en Cartago
Ferrón y M. Pinard 1955, págs. 69-70;
id. 1960-61, págs. 117-120).
Pocas marcas púnicas conocemos en la Península Ibérica: una en
Emporion (M. Carriazo y E. Gandía 19 13-14, fig. 14);varias en Ullastret (M. Oliva 1959, fig. 23; id. 1960, fig. 52; id. 1961-62, fig. 34,15) una
de las cuales pertenece a un ánfora del tipo Mañá E antiguo; en Villaricos (M. Astruc 1951, fig. XXXVII, 5) y en Ebusus, sobre Mañá D (J.
Mañá 1951, pág; 207).
Fuera de la Penín>ula hay sobre Mañá C-2 en Cartago (S. Lance1
et alia 1977, pág. 27, fig. 9); Melilla (M. Tarradell 1954, Lám. IX, 32
bis); Atenas (V. Grace 1956, fig. 6,4) y en Ruscino (J.Jannoray 1956);
sobre Mañá D en Peyriac-de-Mer (Y. Solier 1968, fig. 6, 6 y 7,
pág. 142).
La otra marca ilicitana está en escritura ibero-turtedana y ha sido
estudiada por R. Ramos Fernandez (1969, fig. 2, Lám. 1, 2) y E. Llobregat (1972 a, pág. 195); el primero da dos lecturas, una directa, CU
N CA E, y otra inversa, E CA N CU, relacionando esta última con el
euskera «ekar» (=llevar), por lo que piensa que podría aludir al
transporte de líquido o que seria la marca de un fabricante; por su
parte, E. Llobregat la lee directamente por la dirección de los trazos
horizontales de la primera letra.
Otra marca esta en la parte superior de las dos asas de un ánfora
ibérica de los Villares (fig. 6,6; Lám. XIV, 3), aunque en esta ocasión
no presenta ninguna clase de letra, pudiéndose tratar de alguna especie de signo, semejante a algunos de El Macalón (M. A. Garcia Guinea
1960, fig. 8).
Y por último, en la Serreta tenemos dos asas de ánfora de tipo ibérico, que nos ha proporcionado C. Aranegui; una es del Departamento
4, en el que aparecieron varias ánforas del tipo 1-6 durante la campaña de 1968, y presenta una estampilla de dudosa identificación; la
otra se halló en la Calle I V y asimismo presenta una lectura dudosa;
C. Aranegui nos ha dado dos lecturas: la primera en ibérico, seria lpl :
B N; la segunda, si fuese púnica 1 5 : N P (fig. 12).
A
Fuera del área valenciana sólo podemos mencionar los grafitos
sobre ánforas del tipo 1-3 aparecidos en Benisafuller (Fundación J.
March 1977, figs. 36-38) y sobre ánforas del tipo ((costa catalana))en
la Cayla de Mailhac (O. y J. Taffanel 1947, fig. 2,8) y una asa con estampilla de Ullastret (M. Oliva 1955, fig. XLVI, págs. 89-90).
Y sobre este tipo de ánforas ya no podemos decir nada más referido a las marcas y estampillas, que como se ve son escasas, poco explí-
[page-n-122]
ANFORAS PRERROMANAS
121
citas y por lo general aparecen en asas que se han separado de la vasija lo cual nos priva de poder relacionar la forma del vaso con la marca.
C) ANALISIS DE PASTAS
El análisis por difractometría de rayos X de diez muestras de ánf o r a ~ cinco de las cuales proceden del alfar de El Campello, y las
,
otras cinco del Tossal de Manises, nos permite extraer los siguientes
datos:
- Las cinco muestras del Tossal de Manises no parecen proceder
del mismo punto, sino que presentan bastantes diferencias entre sí:
- La muestra
6 (Mañá C 2): tiene una pasta más elaborada que las demás (mica, sepiolita, cuarzo, calcita, dolomita).
- La muestra 7 (ánfora ibérica) es rara: fracción arcillosa con yeso.
- La muestra 8 (MañáE) parece verse yeso, pero no es parecida a la anterior, como se ve
en la línea intensa de cuarzo y goethita.
- La muestra 9 (tipo G)presenta cuarzo y mica, con hidróxido de aluminio y algo de carbonato de hierro.
- La base de la muestra 10 (ánfora ibérica) es cuarzo y mica con menos sepiolita (parece
material terciario).
- Las cinco restantes, del alfar de El Campello, presentan algunas
diferencias entre si, pero menos acusadas que las del Tossal de Manises, siendo las más diferentes, la 3 (carácter feldespático) y la 5 (micácea con caolín), pareciéndose más la 1 y la 4.
- Todas las pastas no son arcillosas, ni finas, sino más bien, arenosas y frágiles.
-Está claro que los análisis hechos no son suficientes pero sirven
para definir las características de la pasta, sobre todo las de alfar.
D) CONCLUSIONES GENERALES
El principal fin de este trabajo ha sido la elaboración de una tipología de las ánforas ibéricas valencianas, que esperamos que de ahora
en adelante facilite el estudio de estos recipientes, aunque no consideramos nuestra clasificación como definitiva, ya que una simple ojeada al mapa de hallazgos y a la gráfica de distribución de los tipos por
poblados nos hará caer en la cuenta de la existencia de grandes vacios geográficos, que simplemente son debidos a la falta de acción investigadora en determinadas zonas.
Con esto queremos decir que esta tipología tendría que usarse con
cautela y no.querer aplicarla a toda el área ibérica, lo cual pensamos
que no pueda ser, en parte, imposible, pero habría que realizar otros
estudios al respecto a fin de disponer de un ((corpus))aceptable que
nos permitiese aclarar nuestra actual perspectiva.
[page-n-123]
122
A. RIBERA LACOhU3A
Por consiguiente, las conclusiones que hemos extraído estarán algo limitadas.
En primer lugar, podemos consignar la línea evolutiva general de
estos recipientes ibéricos que parecen derivar del ánfora F-1, que de
modestas dimensiones al principio, va alargando su cuerpo hasta llegar al metro de altura, desarrollando un perfil sinuoso, a la vez que el
hombro carenado se va redondeando, con lo que tendríamos al tipo 11, en los primeros tiempos de la Cultura Ibérica; este tipo, a su vez,
iría poco a poco formando un perfil menos complicado y curvo, dando
lugar al tipo 1-2, que en la última fase ibérica se convertirá en el tipo
1-6; ésta, a grandes rasgos, pudó ser la linea evolutiva de los ejemplares de tamaño más grande, que también puede aplicarse a los de tamaño mediano, 1-3, 1-4, 1-5, e incluso a los más pequeños, de los que
sólo poseemos un ejemplar, de La Bastida de les Alcuses, (fig. 7,3;
Lám. IV, 3) que puede ser del siglo 1 1 o anterior, y que presenta un
1
claro perfil sinuoso, mientras las ánforitas posteriores se asemejan a
los modelos grandes contemporáneos (figs. 5,2 y 3; 1,4; Lám. 11,
1 y 2).
Aunque esto no se cumple siempre, como vimos en la variante 16a, que a pesar de tener una fecha del siglo 1 a. C. aproximadamente
1
presenta una clara inflexión en la mitad de la panza que le da un perfil que recuerda las formas anteriores, aunque el resto de sus características la relacionan con el tipo 1-6.
Del estudio de estas ánforas hemos podido constatar que un claro
1
indicio para situarlas en fechas anteriores al siglo 1 a. C. es la posición y orientación de las asas, que cuando se colocan sobre el hombro
y tienen una forma y disposición que recuerda a unas orejas se pueden fechar entre los siglos 111-V a. C., y por el contrario, cuando estan
por debajo de la linea de separación del hombro y la panza y se colocan paralelas a esta, son posteriores al siglo 1 1
1.
Los recipientes con bases apuntadas o que presentan pivotes y botones en el extremo de la base dehen fecharse asimismo a partir del
1
siglo 1 1 a. C..
En lo que respecta a los bordes, no parecen tener un claro significado cronológico, como se desprende de su variedad entre ánforas de
la misma época, aunque los del tipo 1-1 se distinguen por ser más altos
que los demás y apenas engrosado, mientras las bocas del 1-6 son bajas y bastante engrosadas.
Sobre la finalidad de estos recipientes ibéricos parece que servirían para guardar y conservar alimentos, más que para transportarlos; el único tipo que aparece en yacimientos submarinos es el 1-3,
[page-n-124]
ANFORAS PRERROMANAS
123
del que tenemos dudas sobre su origen ibérico; la inmensa mayoría de
estas ánforas han aparecido en poblados (salvo unas pocas del tipo I3), en algunos de los cuales se encontrhrón varios ejemplares juntos
sn el mismo Departamento: en el 102 de Sant Miquel de Llíria con varias ánforas del tipo 1-6 y 1-7; en el 4 de La Serreta, con varias del tipo
1-6 y 1-6a; en el Tossal de Manises, con ánforas Maná D y greco-itálicas; esto nos lleva a deducir la existencia de posibles almacenes, como también ocurre en poblados ibéricos catalanes, como Ullastret (F.
Benoit 1965, pág. 76) y Mas Boscá, en el que aparecieron los restos de
veintidós ánforas del tipo catalán en una habitación, una de las cuales
presentaba en el fondo un polvo blanquecino que se analizó y comprobó que era vino (E. Junyent y V. Baldellou 1972, pág. 34) lo cual se corroboró también en el poblado ibero-romano del Cabezo del Tío Pío en
Archena, aunque aquí se trataba de ánforas del tipo Dressel 1 B, (J.
San Valero y D. Fletcher 1947, Lám. VIII, págs. 32 y 34);es decir que
en el mundo ibérico el vino ya era un producto bastante generalizado.
Aunque nosotros pensemos que el contenido de estas ánforas debía
ser muy heterogéneo, desde vino y otros líquidos, como el agua, a productos sólidos.
Lo que parece deducirse es la existencia de un excedente que seria almacenado en las ánforas, pero nuestra falta de conocimiento sobre los principales productos que se daban en las distintas áreas ibéricas nos impide precisarlo; lo que parece claro es que la forma de las
ánforas ibéricas no está relacionada con su contenido, que seguramente debía ser muy variado, no apareciendo las ánforas de forma
especializada hasta época Imperial romana; el único caso valenciano
en que podemos atribuir un contenido determinado a las ánforas ibéricas lo tenemos en el alfar de El Campello que se encuentra en la costa a escasa distancia de una factoria de salazones, pero no conocemos
la forma de estas ánforas.
En el País Valenciano no se conocen los silos ibéricos que son tan
abundantes en algunas zonas de Catalunya en los que es fácil que
aparezcan ánforas ibéricas (M. Ribas 1966; P. Giró 1947 ; id. 196 1; J.
Colominas 1945-46); asimismo, en tierras catalanas aparecen ánforas en algunas necrópolis, como en Emporion (M. Almagro Basch
1953) y en Cabrera de Mar (J.Barberá 1969-70),fenómeno que se da
en Andalucia con ánforas pintadas en Tútugi (J. Cabré y F. Motos
1920, Lám. XV); Villaricos (M. Astruc 1951, Lám. XXXVII) y en Baza
(V. Presedo 1973, fig. 2, Lám. VIII) y en el Puig dels Molins (A. Garcia
y Bellido 1942, fig. 3 1; C. Roman 1913, Lám. LXXXIII); en tierras valencianas tenemos pequeños indicios de la existencia de ánforas ibéri-
[page-n-125]
124
A. RIBERA LACOMBA
cas en sepulturas, dejando aparte las púnicas que pudo haber en La
Albufereta ; son los fragmentos del Tirao (Borriana)y del Moluengo
(Villargordo del Cabriel) (fig. 8), aunque en ambos casos se trata de
fragmentos muy diminutos; además tenemos el caso de la necrópolis
de la ladera de San Antón en Orihuela (fig. 3 1,6) con ánforas de tipo
dudoso.
Otro problema es el saber cuando se dejarón de usar estos recipientes; lo más probable es que su uso decayese, hasta desaparecer, a
lo largo del s. 1 a. C. coincidiendo su fin con el de la Cultura Ibérica;
del yacimiento de Can Feu (Sabadell)proviene un fragmento de borde
fechable a fines del s. 1 a. C. (D. Miquel, P. Casanovas y E. Morral
1978, fig. 5); es curioso constatar que en época tardorromana tenemos un recipiente parecido a las ánforas ibéricas y púnicas, la forma
Almagro 54, del s. I V d. C. y siguientes, que aparece en Tarragona,
Emporion y Pollentia (M. Vegas 1973, pág. 145).
Las ánforas púnicas vemos que se concentran claramente en las
zonas costeras, concretamente en la costa meridional al Sur del Cap
de la Nau, habiendo sólo dos ejemplares más al Norte; esto se debería
a contínuos contactos con el mundo púnico, incluso después de las
Guerras Púnicas pues los hechos bélicos y el comercio no siempre se
desarrollan en relación directa. Como estas ánforas no está claro que
procedan de un sólo centro, su dispersión indicaría áreas de tradición
púnica que no se alteran por una guerra; así, el tipo Mañá E puede venir de Ebusus; el G seguramente de Andalucia y el Maná C-2 se fabricó en el Norte de Marruecos.
Es decir, que para los siglos IV-1 a. C. tenemos que valorar en la
costa meridional de la región valenciana la presencia de productos
púnicos, aunque no hay que extraer de esto conclusiones apresuradas
pues, en el caso de las ánforas tenemos que tener en cuenta que en estos yacimientos meridionales hay también ánforas greco-itálicas y
Dressel 1, que suelen aparecer con ánforas púnicas, tal como ocurre
en La Serreta (en el Museo de Alcoi);La Escuera (S. Nordstrom 1967,
fig. 19); El Tossal de la Cala (J.Belda 1953, fig. 73); L'Alcudia (A. Ramos Folques 1952) y en El Tossal de Manises del que se conserva un
buen número de ánforas greco-itálicas, amén de otros poblados; también se han localizado en el País Valenciano tres ánforas de tipo massaliota (A. Ribera y P.P. Ripolles, 1977, págs. 171-173).
Después de todo esto tendríamos que considerar que las costas
meridionales valencianas recibieron productos anfóricos de procedencias diversas, lo cual concuerda con lo que sabemos de otras zonas, sobre todo del Sur de Francia, en donde, paradójicamente, abun-
[page-n-126]
ANFORAS PRERROMANAS
Cuadro cronológico de las ánforas prerromanas valencianas
[page-n-127]
126
A. RIBERA LACOMBA
dan las ánforas púnicas, lo cual demuestra que ni Massalia, ni Emporion, ejercían un monopolio comercial en sus áreas de más directa influencia, y que en el mundo antiguo las relaciones comerciales iban,
en muchos casos, en desacuerdo con las relaciones políticas (F. Benoit
1965; Y. Solier 1968; J.J. Jully 1975).
Pero tendremos que considerar que la parte meridional del actual
Pais Valenciano estaba inscrita en la zona de influencia púnica, tal
como también nos demuestra la Numismatica (P.P. Ripolles 1978,
págs. 242-243, 249, 304, mapas 19 y 28; E. Llobregat 1968).
Aunque parezca extraño, muchas de estas ánforas parecen tener
una cronología posterior a la segunda Guerra Púnica, ya que tan sólo
un ejemplar del Puig de Alcoi (fig. 15,2; Lám. IX, 3), otro de El Campe1 0 (fig. 19,2),los del tipo Mañá D, con dudas, y quizás un ejemplar de
1
la forma Mañá E del Tossal de Manises (fig. 184; Lám. XII, 4) pueden
considerarse anteriores, o más bien contemporáneos a este acontecimiento.
Esto podría explicarse fácilmente ya que una vez acabada la Gue,
rra de ~ n i b a lmuchas ciudades hispano-púnicas, como Gades y Ebusus, hicieron pactos con Roma que les permitieron sobrevivir y, además, desarrollarse cara al exterior; así, en un reciente estudio, se
ha visto que el mayor número de monedas de Ebusus halladas fuera
1
de la isla corresponden a las acuñaciones de los siglos 1 y 1a. C., aunque la isla ya acuñaba desde antes, siendo gran parte de estos hallazgos de la costa mediterránea de la Península Ibérica'(M. Campo 1976,
pág. 95).
Además, hay que tener en cuenta que Cartago mantuvo su importancia hasta su destrucción en el 146 a. C., que fué motivada precisamente por que mantenía un importante desarrollo económico.
Y ya, por último, las ánforas fenicio-occidentales que aparecen en
las tierras valencianas pueden relacionarse con el comercio del vino
que sería de este modo introducido en la Península; en posible relacibn con esto tenemos un texto de Herodoto (111, IV) que dice: «...aunque llegan al país (se refiere a Egipto) dos veces al año, parte de todos
los puntos de Grecia, parte también de la Fenicia, un sin número de tinajas llenas de vino)).
VALENCIA, 1979
[page-n-128]
ADDENDUM
Una vez finalizado este estudio y estando a punto de imprimirse,
supimos de la existencia en tierras valencianas de algunas ánforas
más, cuya relación damos a continuación, aunque no han influido en
el apartado de las conclusiones, ni en los de mapas y gráficos; en el
caso de ánforas de yacimientos ya registrados en el inventario su numeración seguirá la ya iniciada.
- Vinarós:
A 60 km. de la costa y enfrente de la citada población se halló un
ánfora de 65 cm. de altura y 37 de diám. máximo; el diám. de la boca
era de 10 cm. ; se trata de un ejemplar de tipo púnico o ibérico, que no
parece encajar en ninguna de nuestras formas, aunque s610 hemos
podido ver un somero dibujo proporcionado por el grupo Scorpa de
Castelló de la Plana; es el mismo ejemplar que menciona A. Ofiver
(1977, pág. 3 19) quien cita un ánfora de filiación fenicia encontrada
en el mar.
- Torre la Sal (Cabanes):
También por medio del grupo Scorpa nos ha sido posible conocer
la presencia de ánforas púnicas del tipo Mañá C (sin determinar la variedad) y E, así como un ánfora de la ((costacatalana))y otra de forma
de ((berengena));al tratarse de noticias orales no podemos precisar
más.
[page-n-129]
Fig. 33.-1 y 2: Los Vülares; 3: Cerro de la Cabeza
Fig. 34.-E1 Moluengo
[page-n-130]
ANFORAS PRERROMANAS
129
Vinarragell (Borriana):
La publicación de una nueva campaña nos ha proporcionado fragmentos de ánforas de tipo fenicio y de otros indeterminables. (N. Mesado y O. Arteaga 1979, fig. 16, núm. 16, págs. 29 y 54; fig. 16, núm.
23, pág. 57; fig. 20, núm. 46).
-
- Los
Villares (Caudete de las Fuentes):
de
3) Anfora ibérica del tipo 1-6, base convexa, algo ancha. Superficie marrón oscura,
alisada y cuidada; pasta anaranjada oscura. Reconstruída, casi entera. Se conserva en casa
de E. Morán de Buñol (fig. 33,l).
Alt.: 83 cm.; diám; m a x h o : 38; dikm. boca: 12'2. Grosor: 0'7.
4) Anfora púnica del tipo Mañá E, sin boca. Superficie beige y pasta rosada. Se encuentra en poder de F. Gabaldón de Caudete de las Fuentes (fig. 33,2).
Alt. conservada: 99'5 cm.; diám. máximo: 31 cm. Grosor: 1'5.
-
Cerro de la Cabeza (Campo Arcís):
Anfora ibérica del tipo 1-6, de base algo apuntada y reentrante en su parte superior.
Superficie gris y anaranjada, según zonas; pasta anaranjada. Reconstruída, casi entera. Apareció junto a otras dos que no hemos podido ver (fig. 33,3).Se encuentra en el Museo de Buñol.
Alt.: 77 cm.; diám. máximo: 35'5 cm.; diám. boca: 11'3. Grosor: 0'7.
1)
- Moluengo
(Villargordo del Cabriel):
En unas prospecciones efectuadas en septiembre de 1980 aparecierón dos asas de ánfora ibérica con marca: de una sólo se conserva
la parte superior, que lleva una marca en forma de pie que recuerda
mucho a las estampillas de la sigillata itálica ((in planta pedis)) (fig.
34,l);la otra es un asa completa con restos de una marca deteriorada
de la que sólo se adivinan unas pequeñas impresiones circulares (fig.
34,2).
- La Malvarrosa (Valencia):
G. Morote nos mostró la fotografía de un ánfora de procedencia
submarina hallada en la playa de la Malvarrosa y que parece relacionarse con nuestra forma 1-3, aunque no podemos asegurarlo ya que
no hemos podido examinar personalmente este ejemplar.
Castellar y La Peña Negra (Crevillent):
Recientemente han sido publicados varios ejemplares más de ánforas de tradición fenicia (A. Gonzalez Prats 1979 b, figs. 30, 33, 35,
36, 52, 53, 70, 91, 92, 99) y un estudio pormenorizado de ellas (A.
Gonzalez Prats 1979 a, págs. 67-70).
- El
[page-n-131]
ANFORAS
1B E R J
50cm
Fig. 35.-Cuadro tipológico de las Moras ibéricas
[page-n-132]
ANFORAS PRERROMANAS
A
N
F
O
R
A
A N F O R A S
S
F
E
N
I
C
I
A
S
P U N I CAS
Fig. 36.-Cuadro tipológico de las Moras fenicias y púnicas
[page-n-133]
A. RIBERA LACOMBA
132
- L'Alcudia (Elx):
Ya a punto de finalizar este trabajo tuvimos conocimiento, a
través de unas fotos enviadas por don Rafael Ramos, de los siguientes
ejemplares, que dado lo avanzado de nuestro estudio no pudieron ser
tomados en cuenta para la elaboración de las conclusiones:
15) Parte superior de ánfora, seguramente del tipo Maiiá D ( L b . XV, 3).
16) Anfora a la que le falta la parte superior, del tipo Maná C-2.(Lám. XV, 5).
17) Anfora ibérica de paredes onduladas y base redonda, del tipo 1-3 (Lám. XV, 6).
Lo más destacable de estos materiales es la presencia de un ejemplar de ánfora púnica Mañá E en Los Villares (Caudete de las Fuentes), lo que supone una penetración muy hacia el interior de estas ánf o r a ~que aparecen casí siempre en la costa, como el nuevo ejemplar
,
de Torre la Sal, excepción hecha de esta ánfora de Los Villares y de
otra de La Serreta (Alcoi).
Los demás ejemplares confirman y amplían las áreas de difusión.
[page-n-134]
Abreviaturas utilizadas:
AA: Antiquités Africaines.
ACCV: Anales del Centro de Cultura Valenciana.
ACFABA: Anuario del Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos.
AEA: Archivo Español de Arqueología.
AAH: Acta Arqueológica Hispana.
AIEC: Anuari del Institut d'Estudis Catalans.
AIEG: Anales del Instituto de Estudios Gerundenses.
Amp: Ampurias.
APL: Archivo de Prehistoria Levantina.
BAA: Bullettin d'Archéologie Algerienne.
BAM: Bullettin dlArchéologie Marocaine.
BEFAR: Biblioteque des Ecoles Franqaises dlAthenes et Rome.
BPH: Biblioteca Praehistorica Hispana.
BSEE: Boletín de la Sociedad Española de Excursiones.
CAME: Congreso Arqueológico del Marruecos Espafiol.
CASE: Congreso Arqueológico del Sudeste Español.
CB: Cahiers de Byrsa.
CIAS: Congreso Internacional de Arqueología Submarina.
CNA: Congreso Nacional de Arqueología.
CPA: Cuadernos de Prehistoria y Arqueología (Madrid).
CPAC: Cuadernos de Prehistoría y Arqueología Castellonense.
CPUG: Cuadernos de Prehistoria de la Universidad de Granada.
CSiC: Consejo Superior de investigaciones Cienmcas.
CVH: Corpus Vasorvm Hispanomm.
DHAVSA: Departamento de Historia Antigua de Valencia. Serie Arqueológica.
EAE: Excavaciones Arqueológicas en España.
EI: Estudios Ibéricos.
ETAM: Etudes et Travaux dlArchéologie Marocaine.
[page-n-135]
134
A. RIBERA LACOMBA
FHA: Fontes Hispaniae Antiquae.
GERV: Gran Enciclopedia de la Región Valenciana.
IA: Información Arqueológica.
IEA: Instituto de Estudios Alicantinos.
IEJ: Israel Exploration Journal.
IMCGEA: Informes y Memorias de la Comisaria General de Excavaciones y Antigüedades.
JSEA: Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades.
La Labor: La Labor del SIP y su Museo en el pasado año ...
MA: Monografias Arqueológicas (Zaragoza).
MEFRA: Melanges de 1'Ecole Francaise de Rome. Antiquité.
MMAP: Memorias de los Museos Arqueológicos Provinciales.
NAH: Noticiario Arqueológico Hispánico.
PE: Publicaciones Eventuales (Barcelona).
PLAV: Papeles del Laboratorio de Arqueología de Valencia.
PUF: Presses Universitaires de France.
PV: Principe de Viana.
RABM: Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos.
RDAC: Report of the Departament of Antiquities, Cyprus.
RIEA: Revista del Instituto de Estudios Alicantinos.
RSL: Rivista di Studi Liguri.
RUC: Revista de la Universidad Complutense.
SIP: Servicio de Investigación Prehistórica de la Diputación Provincial de Valencia.
SIPP: Simposium Internacional de Prehistoria Peninsular.
TP: Trabajos Prehistoria
TVSIP: Trabajos Varios del SIP.
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- 1953 : ((Las necrópolis de Ampurias)). Monografias Ampuritanas 1 1
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[page-n-144]
INDICE GENERAL
A)
B)
Estudios anteriores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
La evolución del ánfora y su introducción en la
Península Ibérica ..............................
111.-CATALOGO D E LAS ANFORAS FENICIO-OCCIDENTALES, IBERICAS Y PUNICAS E N EL PAIS VALENCIANO
A) Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
B) Inventario de materiales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
1V.-CONCLUSIONES
A) Estudio de los tipos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
1) Tipos fenicio occidentales . . . . . . . . . . . . . . . . .
2) Tipos ibéricos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
3) Tipos púnicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
B) Las marcas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
C) Análisis de pastas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
D ) Conclusiones generales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Pág .
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LAMINAS
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RIBERA LACOMBA.-Anforas prerromanas
1 y 2: La Pobla Tornesa; 3: Sagunto
LAM. 1
[page-n-147]
RIBERA LACOMBA.-Anforas prerromanas
Anforas de S. Miquel de Llíria
LAM. 11
[page-n-148]
RIBERA LACOMBA.-Anforas prerromanas
LANT. 111
1 y 2: Anforas de S. Miquel de Liíria; 3: Los Villares (Caudete de las Fuentes); 4: Cerro Lucena
(Engueral
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RIBERA LACOMBA.-Anforas prerromanas
1, 2 y 3: La Bastida de les Alcuses; 4: Puntal de Salinas
LAM. IV
[page-n-150]
RIBERA LACOMBA.-Anforas prerromanas
1, 2 y 3: Puntal de Salinas; 4 y 5: El Monastil (Elda)
LAM. V
[page-n-151]
RiBERA LACOMBA.-Anforas prerromanas
Adoras de La Serreta (Alcoi)
LAM. VI
[page-n-152]
RIBERA LACOMBA.-Anforas prerromanas
Anforas de La Serreta (Alcoi)
LAM. VI1
[page-n-153]
RIBERA LACOMBA.-Moras prerromanas
Anforas de La Serreta (Alcoi)
LAM. VIII
[page-n-154]
RIBERA LACOMBA.-Anforas prerromanas
1 y 2: La Serreta (Alcoi);3, 4 y 5: El Puig (Alcoi)
LAM. IX
[page-n-155]
RIBERA LACOMBA.-Anforas prerromanas
LAM. X
[page-n-156]
1: La Cala (Benidorm);2: Orxeta; 3, 4 y 5: La Vila Joiosa
[page-n-157]
RIBERA LACOMBA.-Adoras prerromanas
LAM. XII
[page-n-158]
RIBERA LACOMBA.-Anforas prerromanas
LAM. Xm
[page-n-159]
RIBERA LACOMBA.-Anforas prerromanas
LAM. Xnr
1: Tossal de Manises (Alicante); 2 y 3: Los Villares (Caudete de las Fuentes)
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RIBERA LACOMBA.-Anforas prerromanas
LAM. XV
Anforas de L'Alcudia (Elx)
(Fotos R. Ramos Femández)
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