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RCHWO
DE'
Prehistoria L EVANTINA
A xvAlUO DEL SElMCJO DE I~ON PRI!HIS1ORIC'A.
oa lA e xc:lo&4. O JPVTACION PRoYJli:CJ.U. lJEyAIm¡~
VOL 1
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ARCHIVO DE PREHISTORIA LEY ANTINA
1-1928
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•
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fRCHIVO
DE
PREH ISTORIf1 LEVf1NTINf1
I'INUI'II~IO DEL SERVICIO DE INVESTlGI'ICIÓN
PREHISTÓRICI'I DE LI'I EXCELENTfSIMI'I
DIPUmCIÓN PROVINCII'IL DE VI'ILENCII'I
VOL I
1928
VI'ILENCII'I MCMXXIX
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"
ISSN 1989-540
INP.
DOMENECH.-VAI.~NCIA
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A GUISA DE PROEMIO
EL SERVICIO DE INVESTlGACIÚN
PREHISTÚRICA y SU ANUARIO
La Diputación provincial de Valencia distinguióse
siempre por su persistente actuación cultural. Desde
1863 viene manteniendo sus pensionados de Pintura y
Escultura en Roma; más tarde creó la pensión de Música
y luego ha establecido las para ampliación de estudios en
el extranjero, que han de recaer en Licenciados de las
Facultades de Derecho, Medicina, Ciencias Históricas y
Ciencias Naturales de la Universidad valenciana. Atiende,
además, la Diputación, a diversas enseñanzas, entre ellas
la de Artes Industriales; subvenciona centros culturales
y revistas, edita libros de interés regional y viene cuidando, en una palabra, de cuanto significa desenvolvimiento intelectual levantino.
Sólo Jos trabajos de investigación de nuestro remoto
pasado han dejado de merecer a la Diputación valenciana, hasta hace poco, la cuidadosa atención que desde
hace años venlan dedicando a estos estudios otras Corporaciones similares; y ello era más de lamentar en una región cuya extraordinaria fecundidad arqueológica denotaban los hallazgos casuales y las pocas excavaciones
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sistemáticas emprendidas. La labor de investigación pre·
histórica venia asi quedando en manos de unas cuantas
personas estudiosas que, imponiéndose no pocos sacrifi·
cios, laboraban callada y aisladamente; pero la necesaria
limitación de estos laudables esfuerzos individuales, tanto como la falta de un plan orgánico, hacia precisa la in·
tervención de una entidad oficial que creara el adecuado organismo y lo dotara suficientemente.
Ya en constituciones de la Diputación anteriores a
1923 intentamos la creación de un Servicio a imitación
del de investigaciones arqueológicas de las Diputaciones catalanas, pero reduciendo su actuación sólo a lo prehistórico, en busca de la máxima eficacia del esfuerzo
con el menor sacrificio económico; pero la pobreza en
que se debatían los organismos provinciales de aquella
época hizo imposible la realización de tan buenos deseos.
Pasados unos años las Haciendas provinciales se han enriquecido con los nuevos y saneados tributos proporcionados por el Estatuto de 20 de Marzo de 1925, y ello, y
la buena voluntad de los componentes de la Diputación,
han bastado a dar realidad a lo Gue antes no pudo tenerla
Decidida la comp ra de la colección Ponsell corno base
de la fundación de un Museo, bien pronto se dió cuenta
la Diputación de la inutilidad de su esfuerzo si no iba seguido de la creación de un Servicio de Investigación Prehistórica, cuya labor de excavaciones fuera nutriendo el
Museo en proyecto, teniendo su material en constante renovación; y así hubo de acordarse ya avanzado 1927 (l).
(1) La Comisión permanente de la Diputación que tomara el acuerdo ~taba
constituIda por el Presidente Exmo. Sr. D. Jos~ M.- Carrau Juan: Vicepresidente,
Exmo. Sr. D. Juan NOEuera. Marqub de Juan Bautista Robert Mendiolagolta, D. EnrIque Castell Oria, D. Jost Crollo
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Del resultado de la actuación del Servicio en los dos años
que lleva de vida, como de la desinteresada labor de nuestros colaboradores, nos está vedado hablar.
La publicación del presente Anuario había de ser inmediata consecuencia de la creación del Servicio, pues la
aridez inherente a todo trabajo técnico, que le hace impropio de revistas corrientes, así como la necesidad de su
máxima difusión en el adecuado medio cienUfico, exigfan
una publicación especializada; pero esta no debía limitarse a dar solo a conocer las investigaciones del Servicio,
si había de quedar cumplida la finalidad de propulsión
y ayuda a estos estudios que la Diputación deseara, sino
acoger también en sus páginas la labor de los prehistoriadores levantinos que trabajan fuera de aquél y de
cuantos españoles y aún extranjeros estudian nuestro
pasado.
Ese es el plan propuesto. Pretendemos recoger en el
Anuario toda la actuación cienUfico-prehistórica de Levante; deseamos sea aquél reflejo de lo que en él y sobre
él se trabaja; por ello le intitulamos ARCHIVO DE PREHISTORIA LEVANTINA. Al crearse el Servicio pedimos ayuda
y cooperación a cuantos centros levantinos dedicaban
su atención a la arqueologla antigua. Hoy ofrece aquél
las páginas de su Anuario a los investigadores todos que
se ocupen en laborar sobre extremos relacionados con
nuestra prehistoria, pero muy especialmente a los estudiosos de las tres provincias hermanas, asl como a los de
Murcia, Albacete, Teruel y Cuenca por su actual y pretéChlarrl. D. Manuel Llopls Sapii'la. D. Enrique Mariner Gurrea y D. Julio Tarln Sa·
bater. Al Interes de todos por cuanto exalte el nombre de la Diputación. y en es·
pecla! a! del ponente de Instrucción Pllbllca y Bellas Artes, Sr. Gastell. se debe
la creación del Servicio. Tambi~n es digna de mencl6n la entusiasta Intervención
del eulto Secretario de la Corporacl6n D. Francisco Monle6n Torres.
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rita relación con ellas. Quisiéramos que la labor cientffica impulsada por la Diputación valenciana fuese obra
conjunta y fraterna de todo Levante, de un amplio Levante ibérico; obra presidida por una gran transigencia
que imposibilite exclusivismos de personas y de escuelas.
El Servicio de Investigación Prehistórica sigue necesitando y requiere el auxilio de todos, desde las grandes
figuras de la Prehistoria a los más humildes investigadores. y de la Exma. Diputación Provincial de Valencia
espera la continuidad y perseverancia en una actuación
que tanto la enaltece.
l. Bailes/sr Tormo
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GONZALO
J.
V¡I'IES
TrlblJOI del Strvlclo de l nvutlglClon PrehlftorlCl
La t Cava-Negra > (Játiva)
Al Iniciarse en el próximo pasado año la labor de campo del Servicio de Investigación Prehistórica de la Excma. Diputación de Valencia, fué un acierto de su Dirección pensar en la exploración de la estación prehistórica conocida por el nombre que encabeza esta nota
Hállase aquélla situada en término de Játiva, cerca de Bellús.
en un desfiladero, socavado por las aguas del rfo Albaida, procedente
del valle del mismo nombre, al descender al de J átiva, a los cuales
valles pone en comunicación, a través de la cordillera de Sena-grasa.
El paraje no puede ser más adecuado al modo de vivir de las tribus
del Cuaternario.
Mucho se ha hablado, pero poco con exactitud respecto de la cultura señalada por la mencionada estación. Si creemos a antiguas o
ligeras investigaciones y a obras en ellas inspIradas, Cova-negra deberá Incluirse en el período Capsiense. y aún esto es nada comparado
con las afirmaciones de quienes han llegado a suponerla neolítica.
No hemos compartido semejantes apreciaciones, sino que basándonos en investigaciones personales de hace más de veinte años, menos
detenidas y sistemáticas de lo que mereciera tema tan importante,
juzgamos el depósito como musteriense (1). Razón tuvo, por tanto,
el Director del Servicio cuando, a l encargarme de los trabajos en dicha
estación, me decía: teS de sumo interés resolver de una vez el problema de Cova-negra .•
y esta solución ha surgido mediante doce días de excavaciones;
si bien su complejidad requiere labor más detenida, a la cual pensa(1) Vo!anse nuestros li bros '"HidrOfTo!fo se/obtns,·"
¡(¡t{va'" 1923.
-11 -
1914 y "Lo Po/rono d,
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2
GONZAl.O 1. VIÑES
mas dar término en la próxima campaña de excavaciones. Por esto,
nos limitamos hoya publicar una sucinta nota, cifra y compendio
de nuestras últimas observaciones.
Presumí desde el primer momento que nada nuevo se ofrecería
en el yacimiento del interior de la cueva, sIno el confirmarme en su profunda remoción y desaparici6n en gran parte, pues su nivel primitivo ha bajado más de dos metros, y me lancé a explorar la rampa que
da acceso a aquélla. Comp6nese de un depósito detrftico de materiales amarillo-rosados, de algunos metros de espesor, separados sus estratos, profundamente dislocados e interrumpido su desarrollo merced a enormes peñascos. por lechos de tierras negras Además, en el
contrafuerte izquierdo, subiendo, que limita la mencionada cuesta, se
abre una galería, cegada por los mismos materiales, muy endurecidos
por el tiempo y las presiones, de extraordinario interés, por hallarse
a cubierto de toda profanaci6n. Mientras en ésta apenas si hemos hecho otra cosa que preparar su penetraci6n para la campaña del pr6ximo año, en la cuesta hemos llegado hasta más abajo de su base, donde
aparecen margas. sin duda triásicas. que sustentan el depósito cuaternario.
Cinco probables niveles he podido distinguir en él, todos ellos
acompañados de Instrumentos tallados y de gran número de despojos
de fauna, más pobres aquéllos cuanto más profundos.
Dominan en los instrumentos las formas musterienses. que llegan
a una gran perfecci6n en los niveles medios. y que evolucionan hacia
otras más modernas en los superiores. Sin ser extraordinarios, ni en
número ni en tamaño, los hay tan típicos que no cabe dudar de la época a que pertenecen. Raederas, puntas y perforadores, con los característicos retoques escaleriformes; hachilas de mano, admirablemente talladas; y Junto a éstos, otros instrumentos atípicos; algunos
que perdieron su forma por el uso y el nuevo tallado, y una gran cantidad de lascas, a veces pequeñísimas. desecho del trabajo de talla.
Todo ello nos hace pensar en la existencia de uno de esos frecuentes
talleres, donde los artistas musterienses elaboraron y tal vez perfeccionaron aquellas primeras manifestaciones de la industria humana
(v. figs. I Y 2).
Sincrónica del arte es también la fauna. En la gran cantidad de despojos de los animales coetáneos del hombre de CGua-negra, hállanse
multitud de dientes de caballo y de ciervo; bastantes insertos todavía
en sus mandíbulas, algunos incrustados en tobas y brechas huesosas,
formando parte integrante del malerial de todos los niveles. En los
inferiores aparecieron nuevos tipos: un molar de Elephas anliquus y
varios, ya de leche, ya de adulto, de Rhinoceros Merckíí, según clasificación del profesor Dr. Obermaier. También se encontraron fragmen-12-
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LA .COVA NEGRA. (JÁTlVA)
3
tos de colmillos, pequeños cuernos y otros despojos no bien determInados. No faltan esquirlas de hueso, aguzadas fortuita o intencionadamente, que llaman poderosamente la atenci6n.
Resumiendo: la estaci6n prehist6rica de Coua-negra pertenece de
lleno a l período musteriense, evolucionado hasta un límite que no po_
demos ni debemos hoy aventurar, mientras no completemos las excavaciones y hagamos de los materiales recogidos un minucioso y
detenido estudio.
fr, 1. PltlU 4t Iilrx de (.an-Nrcrl
-
¡j""'.¡' Mil.. de 111 tamlflo nllllflr
13-
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r
•
GONZALO
J. vIÑes
La importancia de estos descubrimientos es bien notoria. Hastól
ahora se había creído que en el Levante español no existía el paleolitlco inferior: por capsienses se tenían los yacimientos de las cuevas
del Parpalló, de les Marauefles, etc., etc.; de la estación setabense ya.
dijimos [o que sienten los escritores que de ella se han ocupado. Desde
hoy Cova-negra debe señalarse como perteneciente al Paleolltlco inferior. y tengo la seguridad de que no será única en su género.
Si el servicio de Investigación Prehist6rica de la Excma. Diputaci6n de Valencia no contara con muchos y mis brlllantes éxitos en el
primer año de su actuación, éste ser[a suficiente para Justificar cumplidamente su creaci6n.
-14 -
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,
H. BREUIL
Station moustérie.nne. e.t pe.inture.s
préhistorique.s du «Canalizo e.1 Rayo >
,
Minate.da (i'llbace.te.)
l. STATION MOUSTt RI ENNE
C'est torsque j'étudiais les roches pelntes de Minateda que le
découvris [es stations moustériennes des environs.
Minateda est sur la vole qul met la Mancha en communication avec
la région de Carthagene et de Murcie, par le cours du rio Mundo et de
son affluent la Rambla del Moro (ou rio de Tobarra).
Entre Hellín et Agramon, se trouve une resserrement de cette voie
entre des cerros escarpés de calcaire miocene plus ou molos gréseux
ou molassiques, qui présentent. principalement vers leur base, des
conglomérats de galets de quartzlte et calcaire dur venant par érosion
des montagnes antérieures au rniocene qul dominent la région.
Le banc de galets á roches dures se rencontre, autour de Minateda,
presque au niveau de la plaine, et un peu partout dans les terres cul_
ti vées on rencontre des éclats moustériens épars, le plus souvent de
quartzite, mais parfols de silex, et portant des concrétions d'aspect
gypseux.
Un peu au no rd du village de Minateda (environ 2 kl. 1/2) se trouve
le vallon dit Rinconada del Canalizo El Rayo, dépression ouverte a
J'est, de contour rectangulaire, a fonds plat et cultivé, mesurant enviran 800 ms. de long. par 300 de large. Sauf a I'est, elle est rebordée
de petits abris ou a pies, oú j'ai trouvé 2 raches peintes d'importance
secondaire.
G'est la, surtout dans sa moltlé méridlonale, que se trouve l'agglomération principale des vestiges moustérlennes; il s'agit d'une véri-
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2
H. BREUIL
table atelier de taille. dont les rtsldus jonchent les terres cuJtiv~es.
A cause du voisinage des lignes d'abris, on peut penser que sous le
remplissage principalement da au ruissellement des croupes d'alen tour, on aurait des chances, en pratiquant des sondages. de trouver
des niveaux en place et peut-Stre des foyers.
Depuis ce point jusqu'au village de Minateda, toujours au volsl·
nage du pied du versant, les trouvailles se continuent, mais pas avec
une densité comparable. Je n'ai pas vérifié s'jl en était de meme au
nord du Canalizo El Rayo.
L'industrie est typiquement moustérlenne, avec tres nombreux
disqucs-nucleus et éclats, parmi lesquels il en est de retouchés en polntes, racloirs, parfois grattoirs courts et per~oirs. Comme pi,éces exceptionnelles, je signalerai un racloir triangulaire terminé en vrai burln
ép.lis et un éclat court a pédoncule bIen défini rappelant les pointes
atéricnnes du Nord de l'Afrique (PIs. l-¡V).
Cette industrie est identique, sauf peut-etre qu'elle est travalllée
avec moins de soín, a ecHe trouvée par Louis Siret dans les abrís du
région de Murcie et d'Almeria, et elle n'appelle aucune observatlon
spéciale; elle appartient sans doute la une période tardive du Moust6ríen, autant que sa morphologie et la situation peu profonde dans
un sol de remplissage subaérlen peuvent permettre de le penser
11 . ROCHES PEINTES
La premithe roche peinte qu'on rencontre dans le vallon en venant
de Minateda, est située tout la I'entrée, non loín des exploitations de
gypse qui exlstent au seuil de la Rinconada. Cette rocheest orientée au
nord et mesure environ 20 ms. de large. A part quelques vestiges de
peintures évanouies on n'y pouvait lire, la plus de 2 ms. de haut, qu'une
seule figure; c'était une Biche pelnte en brun foncé, se détachant tres
peu sur la patine de la roche et de fOT médiocre facture, mals certal·
t
nement appartenant la I'art orIental espagnol. rai falt détacher
cette figure isolée et médiocre, maintenant conservée la ]'Institut de
Paleontologie Humaine.
La seconde roche, plus petite, et dominant d'une dizaine de métres le fond N. W. du vallon, mesure environ 12 m. de large; c'est un
vrai abrl, quoique peu profond. ouvert au sud et dominant un talus
la assises archéologiques, si I'on en juge aux silex et aux tessons qu'on
y rencontre en surface.
Les peintures qu'on y observe ne constituent qu'un petit panneau
ou ¡'on distingue les traces successives de trois époques tres diHérentes.
Les plus anciennes sont représentées seulement par des débris de
-16 _
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STATION DU tCANALlZO EL RAYO.
3
figures paléolithiques de couleur brun-noir, représenlant la plus grande partie du corps d'une Biche de bon style et sous son ventre, la
tete d'un petit animal de meme espere, peut-etre un faon. L'écaillement
des surfaces a emporté tout le reste.
Ultérieurement les néolithiques sont venus et ont peint en rougevif
une série de figures schématlques humaines aux jambes fléchies et
paraissant se tenir par la maln. D'autres vestiges plus faibles se
voient un peu plus baso qul sont oblitérées par le troisieme groupe de
peintures, qul est en noir et assez mal conservé. J 'y vois une inscrip·
tion en caractéres sémitiques, ara bes ou autres, qui n'ont aucun
rapport avec ces études.
-
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,
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BREU IL • tMinatedat.
QuarlzJtn nIOLlIltrltnnn du Can&luo "El Ri fO" (Mlnllt4l'
PLANC HE I
(,r. na t.)
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BREUIL
~
,Minatedat.
PLANCHE 11
Cgr. nat.)
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BREUIL · t Minateda••
Qua rlllte. mOillltf~ n" 4u Ca naJ lu "El Rayo" (Mlnatdl )
PLANCHE 11 1
(fr. nat.)
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BREUlL - . Minatedat.
Quarllltn moullrrlrnnn du C.nall:lo "El Rayo" (Mlnaltila)
PLANCHE IV
(er. nal.)
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H. BREUIL
Ve!>tige!> de peinture!> préhi!>torique!>
a Le 6 Mars 1917, j'exploral quelques grottes ou abrís du voislnage
de la pittoresque ville de Jativa. Je ne découvris de vestiges intéressants que dans la seu le Cueva del Pernil, située a tres faíble distance
de la ville. dans les basses craupes avoisinant immédiatement le Calvario et un peu en amont de celul-cl. Ce point est situé entre la ville
de Jativa et la crete rocheuse portant les ruines imposantes de ses
Casllllos dont ceJui d'amont le domine presque irnmédiatement.
La grotte-abri contenant des peintures forme un recoln a angle
droit dont le toít est soutenu par un pilier naturel. Elle est creusée
dans une roche, calcaire ou gres molassique. qui m'a paru du Tertiaire
rbnt, et qul est portée comme Pliocéne dans la carte géologique générale d'Espagne au 1.500.000.
La grotte qui sert souvent de refuge adesnomades, est peu agréabJe
comme séjour a cause de sa saJeté. Les surfaces en sont généraJement
peu propres a. avoir gardé des peintures, sauf une grande surface perpendiculaire, lisse et haute comme une muraille, a. droite de I'entrée
occidentale et presque en dehors. Sous des inscriptions modernes qul
la souillent, cette surface présente des vestiges mal conservés de peintures préhistoriques, probablement de styJe oriental espagnol, mais
plus grandes que d'ordinaire. Etant donné Ja difficulté de les lire convenablement, on ne peut se falre une Idée exacte de ce qu'elles étaient
ti l'état frais, d'autant plus qu'elles se sont en partie surchargées entre
elles.
On trouvera dans le dessln eI-Jolnt, qui est la mise au propre de
mon décalque, tout ce que ¡'al su y déchlffrer. IJ se peut qu'en vlsl-19-
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2
H. BRIWIL
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I
1.
_20_
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PEINTURES PREHISTOR IQUES A 'LA CUEVA DEL PERNILt
3
taot la grotte A diverses heures, 00 puisse y voir d'autres détai ls qul
m'onl échappé et meme corriger plus ou moins ma lecture. Je n'étais
pas, lors de ma découverte, en expéditioo régulü~re de recherches et
n'étais muni que du slriet indispensable pour un relevé de fortune.
j'espérais avoir d'autres occasions de revoir ces lieux. qui ne se sont
plus renouvelées.
Sur le panneau peint, et superposé a de larges bandes rouges tres
palies appartenant a de grandes silhouettes. plus anciennes. se voit a
gauche. en rouge plus intense. une sorte de ramure de cervidé, formée
de 4 branches tres disparates; une a gauche. en grand arc de cercle.
puis une plus eourte, droite, une t roisieme, droite aussi, mais plus
longue, et avec deux étages d'andouillers opposés par paires, enlin
une courte bande asciforme s'évasant légerement vers I'exlrémité. Au
dessous, se volt une tete a museau en polnte, une ligne de poitrail el
des vestiges de ventre.
Un peu en avant et plus bas, se remarque un grand axe oblique.
peut-etre surmonté d'une tete, el du haut duquel descendent en s'écartant 2 bras symétriques, dont le gauehe se termine en main tridentée.
Plus a droite, vient un grand motif orienté verticalement. séparé
en deux segments; le supérieur, en plus mauvaise état et qui parait
se terminer carrément en haut. a le coté gauche tres sinueux, et le
droit a peine coudé; j'inférieur est un trapeze formé de 4 traits s'écartant en éventall jusqu'a la base de la figure. j'ignore le sens de celte
figure, extremement conventionnelle et gui s'écarle de ce que je con·
nais. Peut-.étre serait-ce un grand Poisson de style trés conventionnel?
A l'exlrémité droite, existe encore une reste de petit rameau a
double étage. ressemblant assez symétriquement a I'une des ramures
de cerf précédent; comme on ne peut savoir s'jl s'agit d'une figure
entiere ou d'un débris, toule interprétation serait risquée.
Tels sont les tres modestes vestiges que contient la Cueva del Pernil,
lis doivent inclter les chercheurs de la région a continuer leurs prospectlons dans cet orient de l'Espagne dont I'art rupestre paléoHthique
supérleur est si attachant el souléve tant de probh!mes.
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LUIS PERICOT
TrabaJol del Servicio de Invn llgacl6n Prt hlltórlu
El d!l.pó!.ito d!l. brazal!l.t!l.!. d!l. p!l.ctúnculo
d!l. «P!l.nya Rója» (Cuatr!l.tond!l.ta)
A comienzos de 1928 tuvo noticia el colaborador de.! Servicio, Don
Fernando Ponse!!, del hallazgo de unos brazaletes de pectúnculo realizado por un pastor en el término de Cuatretondeta (provincia de Alicante); tres de ellos habían pasado a poder del conocido investigador
de Alcoy, D. Camilo Visedo. Todavía rué posible a dicho colaborador
nuestro el recoger del pastor, autor del descubrimierrto, parte de lo
encontrado sin que se pudieran precisar con las indicaciones de éste
las circunstancias exactas del hallazgo, aunque indudablemente se
perdieron o destrozaron muchas de las piezas halladas. El lugar del
hallazgo fué localizado en una visita del Sr. Ponsell acompañado del
pastor, recogiéndose todavía varias piezas enteras que aparecían
como agrupadas de mayor a menor, a corta distancia de la superficie.
Ante la esperanza de que se tratara de una o varias sepulturas de
las que pudieran quedar otros restos, organiz6 el Servicio una expedición al lugar del hallazgo (1). Este se encuentra al pie del acantilado llamado Penya Roja, uno de los escalones por los que desciende
la montaña de la Serrella al pintoresco y cortado valle donde se asienta
Cuatretondeta, y a una media hora de camino de esta última.
Procedimos a realizar unas catas y tras de no escasa labor, hubimos de convencernos de que en el lugar preciso del hallazgo de los
brazaletes, ni a su inmediato alrededor, no existfan vestigios de nin(1) Hemos de hacer constar aqul nuestro agradecimiento por lu Innumerables
atenciones de qua fuimos objeto. tanto el Sr. Ponsell como el autor de este trabajo.
por parte de D." Ma.tllde Péret, Alcalde de CUatretondeta.
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2
LUIS f'ERICOT
guna especie que pudieran hacer sospechar la presencia de habitaciones o enterramientos. Tan 05610 hallamos revueltos en la tierra superficial, escapados sin duda a las pesquisas del pastor que descubrió el
depósito, un número escaso de fragmentos de brazalete. Algunos
pocos y pequeños fragmentos de cerámica a mano. atlpica aunque de
aspecto neolitico, hallado en la tierra removida al hacer las catas, no
son indicio suficiente para suponer allí la existencia de restos más
completos.
Debe tratarse, pues, de los restos de un depósito o de un taller
(aunque para suponer esto último nos falten piezas en curso de fabricación), que no dejan de indicar la conveniencia de una exploración
metódica de la sierra de la Serrella, en busca de restos de ocupación
eneolítica, que con seguridad existirán en ella.
El número de piezas recogIdas y que han pasado al Museo de Prehistoria de la DIputación, es de -4 brazaletes enleros, 3 casi enteros y 29
fragmentos. Todos ellos ofrecen el mismo aspecto y técnica con la
sola diferencia del grueso y del diámetro (v. lám. 1). El mayor de los
cuatro enteros mide 7-7'5 cms. de diámetro exterior y 5'5-6 cms. de
diámetro interior, siendo su grueso de 9 mms.; en el menor de los cuatro estas medidas son, respectivamente, 5'7,4-4'5 cms. y 7 mms. El
grueso máximo lo hemos podido apreciar en uno de los fragmentos,
llegando a 1'1 cms. De estas dimensiones podrfa deducirse una duda
respecto a [a denominación que reciben, ya que su reducido diámetro
interior parece impedirles, excepto casos excepcionales, que en los de
Cuatretondeta no se presentan, el ser utilizados como brazaletes a no
ser en mujeres de mano pequeña o en niños, y aún en estos casos resultarían ¡nutillzables los de tamaño reducido. Podrían suponerse colgantes como ocurre con otras piezas hechas de pectúnculo que se encuentran en estaciones de esta época yen este caso el roce con la cuer• da o fibra de que colgaran podría haber causado el desgaste que parece
apreciarse en la parte que corresponde al fondo de la concha. El hecho
de que en Cuatretondeta aparecieran algunos formando serie, no nos
Ilustra mayormente sobre la cuestlón.
Como característica de [os de esta estaci6n frente a la mayoría de
los restantes que conocemos, podemos señalar la de que forman un circulo bastante completo, careciendo del saliente que corresponde al
fondo de la concha.
Si es cierto que la concha de pectcn tuvo un carácter ritual o sagrado en muchas comarcas del Mediterráneo (1), Y que fué empleada
(1) V. CoRDON CHILoe: Th, Down 01 'UTO/lfon ci¡¡ilisafian. Londres, 1926,
p. 30, recogiendo los datos de autores que tratan de esta materia para el Mcdlterri.-
neo oriental.
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BRAZALETES PE PECTÚNCULO PE 'PENYA ROJ....
3
para fabricar cuentas de collar de distintas formas en muchas comarcas
europeas. su utilización para brazaletes parece más propia del Levante
español, habiendo sido elegida por Bosch Gimpera (1) como una de
las caracterlsticas de la cultura almeriense en el neolítico final y eneo·
lítico inicial.
En la provincia de Almería es frecuente la aparición de aniJIos de
piedra y de cuentas de collar de concha; los llamados brazaletes de
pectúnculo aparecen: en las cistas de Palacés, en gran número por cierto
(24 enteros y un centenar de fragmentos), al lado de unos arcos o
medias lunas del mismo material y técnica, agujereados, para ser usa·
dos indudablemente como colgantes; en los poblados de El Garcel y
Cuartillas (aquí hay ejemplares hechos de pectúnculos fósiles) y en
la cueva de Lucas (esta ya al N. de Aguilas, en la prov. de Mureta)
(2), Los sepulcros de Palacés eran colocados por Bosch entre los se·
pulcros no megalíticos de la primera época, neolltico final. Según
Siret (3) aparecen en AlmeTÍa los brazaletes en las casas y sepulturas
neolíticas, bien en mármol, en esquisto o en pectúnculo; faltan en el
eneolítico y vuelven con la edad del bronce, lo cual confirmaría la
fecha atrasada para los de pectúnculo. No lejos de esta región, en la
cueva de la Mujer (Alhama de Granada), halló Macpherson un brazalete del mismo tipo (4) y en un dolmen de Monachil ha encontrado
recientemente C. de Mergelina tres ejem plares, de buen tamaño, jun to con numerosos cuchillos de sílex (5).
Ya mas al Norte, conocemos varios ejemplares hallados por Vllanova y Piera en un enterramiento, en una grieta, cerca de Monovar
(prov. Alicante) junto con hachas de piedra, cuchillos de sílex y útiles de cobre (6); varios de la provincia de Murcia, por 10 menos uno
(1) V. entre otros trabajos de este autor, La Arqueololla praomalra hlspdrri_
(a, a~ndlce a la trad. de Hisparrla, de Schulten.- Gtntruli/u/s sob" lis Slpulefts
110 mllolflics co/a/áns (Alluarl de ¡·Institut d ·Estudls CataJans VI. 1915-1920, pAgI.
na 4721.-BosCH-Pl!RlcoT: US (Ivilisotion¡ de la Penrllsul~ ¡~rlque pl1/1dolll l.
/U'Olilhique Ir I"tlrreoU/lrlqu,. L·Anthropologie, vol. XXXV, 1925, p. 27 slgs.
(2) Las tres primeras estaciones se hallan publicadas en L. y H. SI/U.T, Las
primITas Idades dc/ 1711/01 In ,¡ S. E. de España, Barcelona 1890. De la CUl:!va
do Lucas se expone un ejemplar, tos(:(), en la sección de Prehistoria del PIoJlaclo
Nacional dI:! la Exposición Illternaelonal de Batoelona.
(31 L. SrIU!T: Qutlslions dI ( MO
l/atogie el d·,lIrnal,aphi, ¡W,iques, Pa·
rl.s 1913, p. 38.
(4) M"c PHI!IUQN; La cutva dtlla mu;e" parte IJ, IAm. VIII.
(S) Debemos e:¡tc in teresante dato al autor del descubrimiento, el dl5Ungul.
do Investigador D. Cayetano de Mergelina, al que agradecemos profundamente
su amabilidad.
(6) V1LANOV" y PI!!.!!:,,: Esl.addn pflhisl.drka de MonDIHU (Revista de Valen·
cla, I Diciembre 1881. p. 66).
-25-
[page-n-31--data::data]
4
LU I! PERICOT
de una cueva cercana a Alhama de Murcia ( I ); un fragmento procedente de un poblado O) en Miravet (prov. de Castellón) hallado Junto con puntas de flecha de sílex de los tipos romboidal y con pedunculo y aletas (2); dos ejemplares de una gruta de las )aderas de
Albarracín (3).
Donde. acaso por haber sido más intensamente ex plora da. se conocen mayor número de estaciones con piezas semejantes, es en Cata luña. Aq uí las ci rcunstancias que acompaña n su hallazgo en la mayoría
de los casos, parecen justificar la teoría de que se trata de uno de los
elementos de la cultura llamada de los sepulcros no megalíticos, distinta de la de las cuevas y de la pirenaica y que representa en Cataluña
el reflejo de la cultura almeriense al extenderse hacia el Norte, si bien
no dejan de encontrarse ejemplares en algunas cuevas de la provincia
de Lérída. En Cataluña parece basta nte clara la época eneolitlca inicial de ta les piezas (4).
( 1) EI1 el articulo anterior 5U autor dIce posee r cjemplarcs de otros punto.
de la provincia de Murcia; en su obra (en colaboración con RADA y DtLOADO)
GtQ1or1o JI P,oIQhi:dQr;CI ibhicos, Madrid 1890. p. 459, habla del ejemplar de la
cueva cercana a Alhama de Murcia, que lo rué regal ado por el Sr, Fernlndez Du.
ro. Habla aqul ta mbién de cua tro ejemplares depositados en el Museo Arqueo.
lógico Naciol1al prooedentes de la colección Gongora por lo que cabe suponer
lucran hallados en la región andaluu..
(2) P. Boscl1 CII.Pt ~A : Considt1ocio", ~_afs sol»', I,s ' :dacio", ,,,lQIlllqul$
dtf Ba;x Aragd ; dtl Rtf" tI d, Val,,,cia. Anuar! 1. E. C.. VI, 1915·20, p. 463.
Debemos a nucstro amigo D. Nlcol!:; Primitivo Gómez la Indicación exacta del
lugar dQ hallazgo de este ejemplar de la colección Senent.
(3) GVNGOI(A Mo~TINtz: Los b,ozoltllS puMslÓ'icO$ (La Ilust ración Esl'al'lola
y Americana. Abril IBSl l. Ch. por VILA N
OVA y PII!~A.RoDo Y DtLooDo, ob.
cil .. p. 469.
(4) Sobre los de Cataluia v. Clpecialmente P. BoscH C I ",n~A: P,tlusforiCl
cola/ana, Barcelona. 1919, p, 90; del mismo autor: G,nualita/s $l:}bu ti/s ~pulcr,j
"O lIItralilics calaldns. Se conocen en Cataluña lo:; siguientes brazaletes de peco
túnculo; de un sepulcro de Tonola (pr. Tarragona). dos eJemplares (v, P!~ I OOT:
La Co/· lll':ci6 Prtll!isf6,ica dd MuStlu dtl Girona, Barcelona 1923.IAm. 1/: clsta de
Co rnu della 01 (Bosc H: P"hisl. Cal" p, 90) (1 ej .): sepulcro de Puigt'Cig (B()$cH:
Prthist. Col .• p, 901 sepulcro de Borgcs d'U rgell (prov, Lérlda) ( BoscH: S,plllcrtls
dd Balx U'rtll, Anuar! 1. E. e., VI. p. 470, lig. 95) (2 ell.): cista no megalltica del
AstlnyA (Noves. prov. Urlda) (J. CoLOMINES ROCA: S,pll lcr,s tln cistts no mtra·
I/tiqlltsa rAII Urrlff, Auuar!!. E, C. VI, p, 470. lig. 96)(7 ejs,): sepulcro de El Cerc
(OJius, prov. de Urlda) (4 els. enteras y varios fragms.) (J. S!RRA VILARÓ: Cillilit.
zoció lIIt1fa/ilica a Calalllnya, Solson., 1927, p, 137, flg. 135. Los citados hasta aho.
ra prooeden de sepulcro$ no mer.lltlcos; de cuevas son los siguIentes: Cova gran de
CoUba tó (prov. de Barcelona) (2 els., uno de ellos a medio hacer) {]. CoLONIN~S
ROCA: La P"hisJor(a dtl MOfll~rr(ll, Montse rrat, 1925, p.24, flg. 17), cova de J'Al.
gua (Alós de Balaguer, prov. de Lérlda) (1 fragmento) (1. SU~A RAI'OLS: La Co,
(·Itt:ci6 pr,hisl6rica Ullis Mt1TiCl" Vida/, Barcelona, 1921, p. 10, 11m. 11, lig, 20), cova
del Tabaco (Gamarasa, prov, Lérlda) (1 fragmento) (j. SURA RAPo!.S: Db, cit.,
-26-
[page-n-32--data::data]
BRAZALETES DE PECTÚNCULO DE CPENYA ROJ.....
5
En Portugal conocemos un ejemplar, de pequeño tamaño, que
adornaba un húmero en un enterramiento de la gruta de Cabeyo
dos Mosqueiros (Alcobaya) (1).
Véase la distrlbuci6n de los ejemplares conocidos de la Península
en el mapa, fig. 1.
Fuera de la Península hemos visto citados muy raramente [os brazaletes de pectúnculo, mientras [os de otras materias son bien frecuen tes, teniendo como ejemplares más perfectos los de sllex y nácar del
Egipto. En Francia es conocido e[ taller de brazaletes de esquisto
de Montcombroux (AlIier), con más de 3.000 fragmentos más o menos
terminados y las conchas de Spondylus trabajadas para formar más
bien anillos que brazaletes (2). De igual tipo al nuestro conocemos uno
hallado en una sepultura de Dijon (3) y otro, de gran tamaño y conservando el saliente de la parte del fondo de la concha, de una sepultura
cerca de Arvier (valle de Aosta, Italia) (4). En el eneolltico de Greda, Tracia y del Danubio es corriente el empleo de brazaletes de
concha, principalmente de Spondylus (5).
No nos hemos propuesto en esta noticia el estudiar el origen y desarrollo de este Interesante tipo de brazalete agotando el material , lo
cual exIgiría un trabajo cuidadoso no s610 de revisi6n de publicaciones, sino, y muy especialmente. de estudio de museos. ya que segura-
p. 11, 14m, J, num o S). cova Joan d'Os (Tartareu. prov. Ulida ) ( J fragmento) (011.
en J. Co LOMINr:S ROCA: La Pr~histo'¡a d~ Mont5€TTat. p. 73), Coves de Monrev'
(Mard., prov. de. Tarragona) (un rragmento) (SALVAOOIt VILASr:CA: La , ol·IIuió
PTlhis/órl,a Montarut. di Marso, Rev. del Centre de Lectura. ReU$, n.O 188,
Dic. 1928, p. 340). Cova de la Fou (Bor. prov. Urida) (var ios fragment03 )
(J. CO LO Nltfl!.5 ROCA: La p"hisloTia d~ Monl$lTrat, p. 85). De un depósit o o se·
pulcro,on Reus. procedeln cinco ejemplares, dos de ellos completos (SALVAOOI{
VILASI:CA: Troballa pr,hiSIÓ,ira. BTOfaltts di ptdunc/, a Rtus, Rev. del Centre
de Lectura, n. a 172. Ag. 1927). De procedencia desconocida. 3 brauletes. dos de
ol1os incompletos, conservados en el Museo de Montscrrat (j. COLOMINr:S ROCA:
La PTehisto,ia d, Motll~T,al. p. 117. fig.79). Todos 101 sepulcros no megaliUcou
citados lo mismo que las cuevas, excepto la de Tartareu. se colocan desdo el Neo.
lltico final al Eneolltico Inicial.
(l) M. VIr:lItA NATIVIDAOr:: Grutas dt AI'obofa. Portugalia, 1, p. -452, lig. 94;
el!. por G. WILlCe: Sud~sl~uTopllisch, m~ra/ithkulluT und ih" btzilhunrtn lum
Orilnt, Würtburg 1912, p. 99, fig. 90. Al distinguido prehistorJador po rt ugub
Ruy de Serpa Pinto debemo3 la Indicación, que agradecemos. de que aparte
este ejemplar no parece existir este tipo en Portugal.
(2) V. Or:CHr:LI!TTI!: Manu~1 de Archt%gi, Prtlristorique, vol. 1, p. 577.
(3) Cit. en L. y H. SUtl!r: Las primeras tdades dtl mttal tn ti S. E_ dI España.
texto, p. 40.
(-4) MOItTlLLI!T: Mug~ Puhisloriqu~, 2 ed., llm. LXVIII.
(5) CoItOOtf CHILDI!: Ob. cit. , pigs. 66, 167 Y 173.
- 27-
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6
LUIS PI! RICOT
u
•
"
1'11 . .." M.,. dol replflo de JOI bru.ltetn de )ltchlnc"IG In ti Llvant. uplllol,
1. CUNa d,la Mujer (Alhama de Granada),- -[ bis. Mona.chll (prov. do Cra.
nada).-2. Cuartillas (prov. de Almerla).-J. El Caree! (ld,),-4. Palac~s (ld.).-4 b i~. CllftlQ di Lueas (prov. de Murcia).-5. Alhama (ld.).-6. Sarda fa Vello
(Monovar, prov. de Alioante).-7. Pl!l1ya Roja (Cuatre tondeta, prov. de Alicante).
--8. Miravet (prov. de CasteIl6n).--8 bis. Sierra de Albarracln (prov. de Teruel).-
9. COIla de la Morcva (Marsa, prov. de Tarragona).-IO. Reus (prov. de Tarragona).
_ 11. Torroja (ld.).-12. Cornudella (ld.).-13. 80rges d'Urgell (prov. de Urlda).14. Collbat6 (prov. de Barcelona).- IS. Pulgrelg (ld.).-16. El Cl!rc (01lus. prov. de
Urlda).-17. eoua d.I'Aigua (Alós de Balaguer. Id.j.-IB. COIla del TabDt:o {Ca·
m:¡¡rau. ld.).-19. COIla de loan d'Os (Tartareu. id.).-20. Ast;nl'd (Noves, id.).21. COlla dI la FOil (Bor, id.).
-28-
[page-n-34--data::data]
BRAZALETES DE PECTÓNCULO DE CPENYA ROJA_
7
mente existirán en ellos muchas de estas piezas inéditas (1). Sin embar·
go podemos aceptar provisionalmente que los llamados brazaletes de
pectúnculo, sobre cuyo uso nada se puede asegurar con toda certeza,
tuvieron su época de desarrollo máximo durante la primera parte del
eneoHtico y que la regi6n levantina de la Penlnsula ibérica, donde la
utilizaci6n de toda clase de conchas lIeg6 a su más alto grado (cuentas
de collar y otros tipos de colgantes, decoraci6n de la cerámica) parece
por ahora ser el centro de fabricaci6n de tales tipos, a imitaci6n de lo
que en otros lugares se hacIa con otras materias. Dentro de esta zona,
de la que desconocemos exactamente las relaciones con otras comarcas
mediterráneas, no podemos señalar más concretamente la regi6n donde
se produjeran estas piezas. El gran número de las halladas en Palacés
yen Cuatretondeta, indica el Sur, a pesar de que mayor número de
estaciones se conocen en Cataluña, de donde al Igual que ocurri6 con
otros tipos peninsulares (2), pudo éste pasar a la cuenca del R6dano.
Que las gentes almerienses que se inhumaban en los sepulcros no me·
gallticos, fueran los divulgadores de este tipo de brazalete, resulta pro·
bable a base de lo que hasta ahora conocemos (3).
(11 Como dato curioso citaremos el hecho de que en Norte Am~rlca se han se·
ftalado entre los Indlol Pueblos los brazaletes y anlllol hechos de Ptdtn gigan_
ItuS, tratindose aqul de verdaderos brazaletes (j. WALTI!It Fewltes: Pocific co,
asl shtlls Irom prthistoric Tusayan Putblos, American Anthropologist. vol. IX.
Wa,hington 1896). J. C. Ander:;on Interpreta como pendientes y no como bra·
zaletes los finos anillos de concha hallados en las sepulturas de Sha Kuo Tun
(China) (j. C. AMDI!IlSOM: ThI calJt dtposil al Sha Kuo T'ulI in Ft"glitn, Palaeontologia slnica, ser. D. vol. 1, Ceologlcal Survey or China, !IISC. 1, Pekln 1923).
Una Investigaci6n cuidadosa en el campo de la Etnografla mundial podria sin
duda presentar nuevos oasos de esta curiosa tknica.
(2) V. BoscH: La mlgrallon dts /ypes hispalliqlles o l'mlolilhlql/I 1I Gil dlbut
d, I'oge du bronll. Revue Archeologique, 1. XXII, 1925. p. 13 slp.
(3) A los datos expuC!ltos y al mapa correspondiente (fig. 1), hay que agregar
los ejemplares hallados por F. de MotO$ en sepuituras de la región de V4!lu Blanco
(F. oe MOTOS: La tdad nto/I/iea ,n Vllu Blanco, Mems. Comis. de Invs. ?al,.
y PIehl .. Madrid 1918, p. 75, fig.37).
Tambi6n hemos de hlcer constar que el brazalete de pect6nculoexpuC!llo en
el Palacio Nacional de la Exposlci6n de Barcelona y que hemO$ dado como pro.
cedente de la eUtua dt Lucas, de acuerdo con los letreros provisionales que
ostentaban 10$ objetos alll exhibidos, resulta según la gula definitiva (P. BoscH
CIMPeRJt.: El url, ,n España, Culo d, fa seccidn Espaífa primitiva. Exposición
Internacional de Barcelona, 1929, p. 60). que procede del LlallO d, las Hur,rlas
(Herrerlas, provincia de Almerla).
-29-
[page-n-35--data::data]
[page-n-36--data::data]
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(1 1/3)
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1. BALLESTER TORMO
La covacha
~"pulcral
d" "Camf R"al"
~LB~ID~
SITUACION y HALLAZGO DEL YACIMIENTO
A la entrada misma del puerto de Albaida, comunicación única,
medianamente practicable en tiempos antiguos, entre el valle de aquel
n'ombre y las comarcas alicantinas, álzase aislado, defendiendo el paso,
el cerro del Castelluell. La importancia estratégica que en todo tiempo
se le reconociera, den6tala su corona de murallas medievales y cubos
de más fuerte argamasa, los cimientos de muros de piedra en seco,
probablemente ibéricos, y apreciables indicios de población más remota.
En sus inmediaciones abundan las estaciones prehist6ricas, ibéricas
unas, otras al parecer eneolíticas o argáricas. Aún hoy confluyen al pie
del cerro, a la entrada de la cañada, la carretera general de Játiva a
Alicante y la vecinal de Adzaneta, coincidiendo en su trazado con los
dos antiguos caminos reales, el que subía por Albaida tras recoger los
afluentes del oeste del valle y el que, atravesándolo diagonalmente,
atajaba, viniendo de Játiva, por Palomar y Adzaneta,
Al pie del Castelluell, en la rambla del do Albaida que le rodea por
levante, aflora el alumbramiento de las nuevas aguas potables de la
ciudad, viniendo a salir la zanja de conducci6n por junto al puente de
la mencionada carretera vecinal, y tendiéndose luego por la fa lda del
cerro, corto trecho, hasta entrar en las inmediatas tierras de labor. Al
ahondarse la zanja, a consecuencia de una rectificaci6n de perfil en
el tramo comprendido entre el puente y el terreno cultivado, aparecieron el 23 de Diciembre de 1928 los restos humanos reveladores de la
sepultura. A la mañana siguiente, con ocasi6n de pasar por la carretera
- 31 -
[page-n-38--data::data]
1.
a. . LLESTER
TORNÓ
inmediata, nos daba cuenta del hallazgo el capataz de las obras Bau·
tista Bernabeu. Junto a la zanja se veían unos capazos terreros cante·
nlendo cráneos humanos, fragmentos de otros y gran cantidad de di·
versos huesos revueltos. Todo ello, con algunos pequeños tiestos, era
el producto de la afanosa rebusca a que se dedicaran los obreros en la
mañana de aquel día yen la tarde del anterior. Las figuras de la lámina 1.& permiten formar idea de la situación de la sepultura con respecto al Caslellvell y a los caminos mencionados.
Reconocimos el yacimiento, que fué encontrado a 40 metros del
puente, 16 de la carretera vecinal de Adzaneta y sobre 9 de [as aún
manifiestas huellas de [o que fué, y aún sigue nombrándose, Caml Real
d' Afacan!, de cuyo trazado, casi siempre coincidente, se separa en tal
punto la carretera dicha. La zanja, abierta paralelamente a estas vías,
en terreno de aluvión cuaternario y orientada al NNO., alcanzaba en
tal punto profundidad de unos 275 cms. y ancho de sobre 70; y al
hender la masa de conglomerado y tobas que afloraba en la loma,
habla sido cortada la covacha que cobijaba. Las paredes de la excava·
ción mostraban, uno frente a otro, los perfiles de dos oquedades, restos
de la cámara destruida. El hueco quedado a poniente, parecia una
pequeña rinconada abierta en el aluvión. La oquedad de levante
dejaba ver una bóveda irregular, de tobas y conglomerado, que se al·
zaba hacia el sur hasta una altura de sobre 170 cms., punto donde apa·
recia todo el espacio obstruido, cerrado por una masa de tierra muy
suelta y piedras de mediano tamaño; y el fondo de esta rinconada ocupábalo un gran bloque de conglomerado, con pronunciado talud hacia
la zanja y separado de la bóveda por un espacio de 25 a 40 cms. Los
perfiles que aparecen en [as figuras 1.& y 2.& Y las dos de la lámina
11.& completan nuestra descripción.
El fondo de la zanja, sobre que se tendía el tubo de hierro de la
conducción, aparecía ocupado por revuelto montón de tierra, rojiza
:..-_ _ _ _~: '''''Iro
fll. l . Cm.,. P. d, l. Huch. Pn'll dt l. l1li11....
&1 tortlrl. 11
u.a.J.
't 11 CI)II'lIctt6n "
-32-
~1I.d ...
lu qIIli
11 O.
[page-n-39--data::data]
•
LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAMI REAL "
3
en unos lados y grisácea en otros, unas cuantas piedras gruesas y algunos fragmentos de huesos.
' -_ __ _ _~: Wllro
FI:. 2. "mara P. tlt ti covach • . Pmll dt '- Oquedad que qutda al E.
al I U tortada por '1 ~anJ' de la tOnduccl6n
Según referencia de Bernabeu, que nos acompañaba en el reconocimiento, nada denotaba la existencia del enterramiento antes de ahondar la zanja. Sólo en opuestos lados de ésta marcábanse los perfiles de
las oquedades descritas. al destacarse en el terreno natural de aluvión
el relleno grisáceo de tierra suelta y medianas piedras que lo constituían,
viéndose en lo alto de aquellos, anchos agujeros irregulares producidos
por asentamiento del material que las rellenaba. Fué al rebajar sobre
35 cms. el fondo de la zanja, cuando aparecieron los primeros huesos
humanos reveladores del enterramiento. Los obreros revolvieron aquélla
y socavaron los aún rellenos huecos laterales, restos de la cámara destruida, hasta convencerse del escaso provecho de su labor. Aseguraban
que los huesos aparechn principalmente en el centro de la zan ja, revueltos y como apilados contra la rinconada de poniente y separados
generalmente de ellos los cráneos, sobre algunos de los cuales se encono
traban gruesas piedras tobáceas; disposición especialmente comprobada
en tres cráneos agrupados que se hallaron a la entrada de la oquedad de
levante. Inmediato a ellos apareció un vaso de fondo conve xo y cuerpo
troncoc6nico alargado, que se deshizo al sacarle, cuyos restos se dispersaron en parte y que ha sido reconstruído aproximadamente aproo
vechando los tlestos que pudieron recogerse y las indicaciones del que
lo halló (Iám. VI, fig .• B, 1).
Retiramos tres cráneos casi completos (uno con mandíbula superior
y dos sin ella) y fragmentos de otros siete que se nos aseguró se rom o
-33-
[page-n-40--data::data]
4
l. BA1.LESTER TORMO
pieron al extraerlos. Designamos estos cráneos con las letras A a j
para dlstlnguirles de los por nosotros encontrados en las excavaciones,
los cuales se indican con números romanos, por el orden en que se descubrieran. Los cráneos A, B Y
son los hallados en grupo.
Entre los restantes huesos humanos revueltos y fraccionados, de
antiguo unos y de reciente otros, hallamos la pieza de marfil incompleta
que describiremos más adelante y que aparece en la lámina VIII,
fig. 1Io A, 23.
Aparte el vaso antes aludido, los hallazgos cerámicos realizados
por los obreros, redujéronse a tiestos de muy escaso interés.
e,
11
LAS EXCAVACIONES
El alboroto producido al cundir en Adzaneta y Albaida la noticia
del hallazgo, agrandada con las exageraciones propias de estos casos,
el encontrarse el yacimiento junto a la transitada carretera que une
ambas poblaciones y a muy escasa distancia de las mismas (sobre kil6metro y medio), aconsejaba excavarlo sin pérdida de tiempo; pero la
imposibilidad de contratar braceros durante las inmediatas Pascuas
obHg6 a pequeño aplazamiento. El Ayuntamiento de Albaida, que efectuaba de su cuenta los expresados trabajos en la conducci6n, dando
plausible y poco frecuente ejemplo de auxilio a estas labores de investigaci6n, se encarg6 de la custodia del yacimiento no s610 en los aludidos
dlas, sino en los que posteriormente hubimos de suspender los trabajos
a causa de los temporales; complaciéndonos hacer constar aquí nuestro
agradecimiento a Corporaci6n tan culta.
Ni aun con tales precauciones logr6 evitarse que, durante la suspensi6n impuesta por las lluvias. surgiera el siempre esperado buscador
de tesoros, que, aprovechando horas desusadas, revolviera pequeña
parte del estrato. A su involuntaria colaboraci6n debimos el hallazgo
de la primer hacha y de una de las más bellas puntas de flecha. objetos
que dej6 abandonados, junto a la cata que abriera, como cosas de poca
monta.
El cribado de la tierra revuelta por los obreros municipales di6 esquirlas de huesos, dientes y muelas humanos, diversos tiestos, una
turritela (lámina VII 1, Hg.- A, 17), un pequeño caracol (lámina y fig.anterior, 18) varios fragmentos de otra laminilla de marfil que han
permitido reconstruirla en su mayor parte (Id., 22), un pequeño rascador discolde de pedernal (lámina VII, S, 2) Y un fino cuchillito de lo
mismo (A, 3).
-34 -
[page-n-41--data::data]
L.A COVACHA SEPUL.CRAL. DE "CAMI REAL"
5
Con la tierra removida se extrajo alguna piedra mediana y gruesas
tobas que declan los obreros ser las halladas sobre los cráneos.
Libre la zanja de los materiales que la ocupaban, excavamos lo
que parecía estrato intacto.
A la entrada de la oquedad de poniente se encontró, casi superficial,
un frontal roto en dos trozos (cráneo I), junto a fragmentos de costillas
y de cañas de largos huesos indeterminables, y dos cóndilos temporales.
Algo más hacia la zanja, aparecieron otros tres cóndilos, un malar izquierdo, gran parte de un parietal y de un occipital; y a 25 cms. al sur
un trozo de mand(bula inferior.
Ensanchando el fondo de tal oquedad, en un rincón que entraba
hacia el NO., se halló un occipital (V) y otros restos de bóveda craneana
peor conservados. Debajo del occipital, sin poder precisarse si entre
la tierra que con tenia o sobre la que descansaba, apareció la punta de
flecha, romboidal, asimétrica, de pedernal melado, número 4 de la
Hg.- A. lám," VIII. También cribando las tierras del mismo sitio se
encontró otra punta de flecha, la amigdaloide número 3 de la misma
lámina, y el cuchillito de pedernal, n.O 1 de la VII, fig.· A. En el fondo
del propio hueco, y cerca una de otra, aparecieron las puntas de caliza
negruzca 1 y 2 de las lámina y figura antedichas.
El límite sur de la zona removida por los obreros quedaba bien
indicado en la zanja por un escalón de sobre 40 centímetros, diferencia
de nivel entre el dado a aquella y el a que llegaran los braceros en sus
rebuscas. Casi en el borde de tal escalón, y apenas cubierta de tierra,
apareció una gruesa toba, con la parte más llana hacia abajo, cuyos
bordes descansaban en piedras de mediano tamaño y su centro sobre
un cráneo (11) apoyado en la parte más alta del parietal Izquierdo, ligeramente inclinado adelante y con la frente al SSE., y al que faltaban
los huesos faciales y las mandlbulas, de las que no se halló rastro alguno;
no encontrándose más hueso inmediato que una tibia, en posIción horizontal y casi tocando el cráneo por el NO. La posición en que estaba
(lámina 11, Bl, dió lugar seguramente a que se rellenara de tierra rojonegruzca a consecuencia de las filtraciones. Fué encontrado este
cráneo a 315 cms. de profundidad, contada de la superficie de la loma.
Más hacia el sur, a unos 45 cms. de aquél y bajo un empedrado formado
con medianas piedras sueltas, apareció un lecho de huesos humanos
en desorden, pudiéndose precisar entre ellos fragmentos de húmeros,
costillas y un coxal.
En la tierra que rodeaba este cráneo se encontró una punta de flecha
más perfecta que las anteriores, ya con iniciación de pedúnculo, y otra
-35 -
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6
1. BALLESTER TORMO
parecida. aunque barbada, bajo el lecho de huesos inmediato (lámi na V II I. A, 3 Y 7).
La exploración del extremo norte de la zanja, donde terminaba
la zona revuelta, evidenció que el estrato no se exlendia más allá de
[a oquedad de poniente. Frente al final de ésta, y en el borde de la
zanja, se halló una cuenta globular aplanada de callais (Jám. VI II,
A, 16.)
En la oquedad de levante quedaba por explorar una estrecha e
irregular faja intacta, paralela a la zanja y limitada por eIJa, al pie del
talud del bloque de conglomerado que, como hemos dicho. ocupaba
casi todo el fondo, y un angosto rincón que, formado por el saliente de
la bóveda y el mencionado bloque. se extendia en dirección norte y
parecfa torcer a levante por det rás de aquel.
A la entrada de esta rinconada, donde se acumularon algunas tierras
procedentes de la exploración del mencionado talud, halláronse las
bellas puntas barbadas de flecha, de adm irable labor, números 8 y 12;
Y al pie del mismo, algo más al sur, la número 6, casi romboidal y de
piedra y labor más toscas.
Al excavar el referido rincón orientado hacia el norte, en el que se
veía tierra grisácea, removida superficialmente sólo en la entrada, y
en est rato evidentemente intacto, encontramos otro cráneo (111), caldo
sobre el parietal derecho, con ligera inclinación a la linea frontopariet ... 1
y la frente orientada al NNO., y al que rodeaban algunos fragmentos
de huesos inclasificables. Aunque completo en el sitio, se deshizo al
sacarle, quedando sólo unida la bóveda y no del todo integra.
Quince centímetros al NE. del anterior, y a unos 5 sobre el nivel del
mismo, se halló otra bóveda craneana con los parietales casi completos
y parte del frontal, apoyada sobre el lado izquierdo y con la frente al
norte (IV). Junto a ella apareció una mandíbula inferior casi completa,
un fragmento de otra y otro de una superior.
Entre el sitio en que aparecieron ambos cráneos, que se encontraban
llenos de tierra rojo grisácea, y lo más profundo de la angosta rinconada,
fueron hallándose, disemin~dos, una mandíbula inferior en dos trozos,
fragmentos de cañas de medianos huesos, de alguno grueso y de costillas
un sacro muy descompuesto, al parecer de varón, otro fragmen to d
pelvis, una falange y tres falanginas.
En diversos sitios y a distintos niveles, siempre en puntos inmediatos
a la zanja, aparecieron diversos tiestos, que denotaban hasta que punto
fueron fracturados en remotos tiempos los vasos de que procedlan.
El fondo del terreno, salvo algunos sitios donde apareció arcilla roja
arrastrada probablemente por las filtraciones , estaba compuesto por
guijo mediano, muy suelto, y alguna veta de lavada arena amarillenta.
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LA COVACHA SEPULCRAL DE " CAMi REAL"
7
Agotado el yacimiento en las inmediaciones de la zanja, se dirigio
la exploración hacia levante, o sea en el frente sur de la cavidad de
dicho lado, donde taponando la boca de la covacha se acusaba, como
queda dicho, un terreno mezcla de tierra grisácea y piedras, tan suelto
que evidenciaba su formación intencional.
Pronto se dejó ver que la covacha, cortada por la conducción de
las aguas, se prolongaba sobre 4 metros en dirección al E. por encima
y más allá del bloque de conglomerado, como había hecho sospechar
el reconocimiento de la cavidad ya explorada.
La excavación de todo el frente sur de la covacha, llevada hasta
comprobado terreno estéril, alcanzó un área aproximada de 5 metros de
ancho por otro tanto de largo. con una profundidad media de lBS cms.
Las piedras de mediano tamaño, que con la tierra suelta. como recién
removida, compon[a el estrato en tal punto. se mezclaban en el fondo
y al E. de la cata con gruesos bloques del conglomerado mismo quc
constituía el terreno en que se abría la cavidad aprovechada para enterramiento (Iám. 11 1. B): y la tierra. gris en las inmediaciones de aquél.
lb.:l tomando a mayor distancia un tono rojizo obscuro, sin llegar al
del terreno natural inmediato.
La fecundidad de esta zona del yacimiento rué extraordinaria, contra
lo que era de esperar.
A 42 cms. de profundidad apareció una valva de pectúncu!o, de
mediano tamaño (lámina V I II. A, 21).
A 160, un fuerte rascador rectangular de pedernal grisáceo (lámina VII, B, 1).
La bella punta de flecha de sílex gris obscuro y aletas muy desarrotladas(n.o la de la lámina V I I, A,) que nos proporcionara la involuntaria colaboración del buscador de tesoros, debió salir a unos 170 cms.,
según permitió calcular la pequeña cata que abriera.
Once cuchillos de sílex, [os números 4 a 10, 12 a 14 y 17 (lámina
VIi, A) fueron encontrados a profundidades varlables entre 8 y lBS
centímetros; juntos 105 7 Y 8, que por su igualdad de técnica, piedra
y curvatura. daban la impresión de proceder del mismo nódulo.
También se encontraron once hachas de piedra a profundidades
que oscilaban entre 80 y 190 cms. (láminas V y VI, A). La primera
hallada (número 1, lam.· VI, A) junto con la mencionada punta de
flecha n.O 10 yen las propias circunstancias que ésta.
La situación de estos hallazgos queda fijada en la planta de la
covacha, que aparece en la fig.1Io 3.•.
Es de interés observar que la mayoría de los cuchillos y la totalidad
de las hachas que diera la excavación, aparecieron fuera de la covacha;
es decir. relativamente lejos del sitio en que se hicieran los enterramientos y en donde era de suponer se depositaran estas ofrendas.
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8
l. BAl.LESTER TORMO
DI6 asimismo tal cata pequeños tiestos, casi siempre esparcidos, y
más superficiales en la parte levante de aquella, donde salió alguno a
menos de 10 ems. de profundidad. Eran escasos los que acusaban formas;
s610 en el centro de la cata, frente a la cámara que llamamos de levante, aparecieron fragmentos de una como cazuela de fondo ancho y
plano, ya la entrada de aquélla varios pertenecientes a un vaso en forma
de casquete.
De igual modo, diseminados por toda el área excavada y a profun~
didades distintas, fueron encontrándose fragmentos de huesos humanos.
casi siempre de largas cañas de extremidades, mucho más descompuestos que los hallados en la cámara antes excavada. Trozos de un fémur
y de una tibia aparecieron muy cerca de los cuchillos 4 y 5.
La extraccl6n de tierras, con el consiguiente rebajamiento de nivel
en el área dicha frontera a la covacha y a lo largo de ésta, descubriendo
en toda su extensi6n el perfil de la misma. puso de manifiesto que la
masa de conglomerado, ocupando su centro, dividlala en dos cámaras.
la de poniente, ya excavada, y otra, a que hemos ya aludido, correspondiente al extremo opuesto e indicada, desde que se comenz6 a rebajar
el terreno, por un alzamiento semicircular de la b6veda y por la cavidad
bien visible quedada entre aquella y los materiales que la rellenaban.
También entre el bloque de conglomerado y la b6veda quedaba un
espacio, de altura variable, que en algún punto pasaba de 45 cms., y en
su entrada aparecla cerrada con los mismos materiales que constitulan
el estrato de la zona frontera. En la figura A de [a lámina 111 aparece
una vista del centro de la covacha.
Es una particularidad digna de menci6n, que en el centro de aquélla,
o sea en lugar aproximadamente equidistante de ambas cámaras, al
nivel de la b6veda y junto a la misma. apareciera una gran piedra
caliza (95 por 60 cms. de superficie y 57 de grueso medio), con la parte
superior casi del todo plana y de forma trapezoidal, sentada con perfecta
horizontalidad y descansando sobre unos bloques de conglomerado.
Tal piedra, de la caliza dura y astillosa Uamada del cRechlb en el pals,
por ser de la misma las canteras de la partida que le da nombre, se
mostraba en la cata como algo extraño al terreno y debi6 alll subirse
de 1" inmediata barranquera, donde llegarla arrastrada por las fuertes
avenidas, desde un kil6metro más arriba, sitio en que asoman bancos
de la propia caliza. Su horizontalidad, aparentemente intencional, su
aspecto inconfundible con las restantes rocas existentes en el estrato,
y su colocaci6n entre ambas cámaras, hace pensar si se puso am hitando
el espacio de separaci6n de aquéllas, como punto de referencia que
facilitara el acceso a las mismas,
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l.A COVACHA SEPULCRAL DE "CAMI REAl."
9
La excavación de la cámara de levante, con su yacimiento intacto,
habia de tener, y tuvo, singular interés.
Entre el arco que dibujaba el borde de la bóveda y la tierra gris
cenicienta que la rellenaba, aparecía una cavidad, como irregular segmento de círculo, producida seguramente por asentamiento del material
que la ocupaba y que alcanzaba una altura máxima de sobre 3S cms.
En la superficie se encontraron algunos tiestos, entre ellos dos bordes
de cazuela pertenecientes a piezas distintas, uno de ellos con mamel6n;
y algunos huesos humanos descompuestos e inclasific:lbles; más al E., y
a unos 50 cms. de la entrada, un fragmento de parietal con parte de
la sutura con el frontal; y en el centro, a 45 ems. de aquélla y unos 20 de
la bóveda, entre pudinga y tierra endurecida, una caña de tibia.
También en el relleno, compuesto de tierra gris con alguna piedra menuda, se hallaron diseminados algunos tiestos y diversos trozos de
huesos humanos.
A escasa profundidad, cubriendo el espacio existente entre el centro
de la cámara y el bloque de conglomerado que la limitaba por oeste,
apareció un empedrado formado por cualro grandes rocas tobáceas,
como las que se sacaron de la otra cámara, y tres más pequeñas, que
cubrían un grupo de cráneos, situado a 140 cms. de la entrada de la
cámara y sobre 60 de la bóveda.
Uno de ellos (VI), el más próximo a la entrada e inmediato al bloque,
apareció sentado normalmente, con ligera inclinación a la izquierda,
orientado al NNO. y en contacto, por la frente, con la lámina de un
coxal, y por la derecha con el cráneo VII; hallándose muy inmediata,
al SO. yen posición también normal, una mandíbula inferior, falla de
algunos dientes, y al sur, algo más alejados, una caña, al parecer de
cúbito, y parte de un radio. Este cráneo, salvo el hundimiento de la
parte alta de la bóveda (parietal derecho especialmente) producido por
presión de la piedra que 10 cubría, estaba completo in si/u, separándose,
al extraerle, los temporales, as! como los huesos faciales y de la base
que en su mayoria se deshicieron. La reciente rolura dicha dió lugar
a que se rellenara de tierra del estrato. A este cráneo pertenecerfa, probablemente, la mandibula inferior encontrada junto a él.
A levante de tal cráneo yen contacto con él por cerca de la sutura
parietoocclpltal derecha, apareció otro (VII) tumbado sobre el lado
derecho, con ligera inclinación hacia adelante y con el parietal izquierdo
suelto y algo rolo por el peso de otra piedra. Rodeábanle por el sur algunos fragmentos óseos de- imposible clasificación, al levante se encontraba el cráneo VIII, de que nos ocuparemos seguidamente, y al que
tocaba aquel por el ángulo frontal izquierdo, y apoyáhase por detrás
en la misma lámina de coxal con la que, como hemos visto, estaba en
contacto el cráneo VI. Se halló sin huesos faciales, separándose los
-
39-
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10
1. BALLESTER TORMO
temporales y destruyéndose también casi todos los de la base, al extraerle. Inmediatamente debajo de este cráneo encontróse un fragmento
de mandíbula superior, que pudiera ser del mismo.
Al NE. del anterior, y en contacto con el borde derecho del occipital,
apareció otro cráneo (VIII) en posición normal, ligeramente inclinado
hacia arriba y con orientaci6n al ENE. Se encontraba a nivel algo más
bajo que los precedentes, mostraba hundida buena parte del parietal
derecho, a su alrededor se veían diversos fragmentos de huesos y un
fémur se apoyaba en el lado izquierdo del frontal, hallándose precisamente debajo un peroné y trozos de una mandibula superior. También
conservaba en equilibrio los huesos de la cara y de la base, y, como en
los anteriores cráneos, soltáronse todos ellos, asf como los temporales
Al NO. del cráneo VI, en contacto por dicho lado con el coxal en
que se apoyaban aquél y el VII, y ya en el ángulo de arranque del bloque
central de conglomerado (por el batimento de sombra deja de verse
en las figuras de la lámina IV), se ha1l6 otro cráneo (IX) sentado sobre
el occipital, con pronunciada inclinación hacia arriba y orientado a
levante. Faltábanle los huesos faciales y también se le desprendieron,
al sacarle, los temporales y los de la base. J unto a él encontramos un
malar izquierdo y una falangina.
Al levantar el cráneo VI apareci6 debajo del mismo y algo corrido
en direcci6n al IX, un frontal también inclinado hacia arriba y con
orientaci6n al sur, que probablemente pertenecería al mismo cráneo
que otros fragmentos de b6veda encontrados esparcidos en la propia
cámara (X). Con él se hallaron un par de malares y muchos restos 6seos
indeterminables.
Todos los cráneos encontrábanse vacíos de tierra, a excepción del
IX. que estaba lleno de una rojonegruzca, igual a la que contentan lo!:
de la otra cámara hallados en posici6n anormal. Sólo el VIII, sentado
casi normalmente, con pronunCiada inclinaci6n hacia :'Irriba, mostraba
en el fondo del occipital un poco de tierra como sedimentada. Y ya queda
dicho que el VI se llen6 accidentalmente de la tierra gris del estrato
al separar la g~uesa piedra que lo cubria y como consecuencia de la
rotura que la misma produjera.
Las vistas, de conjunto de la cámara y de detalle del grupo de cráneos, que damos en la lámina IV (A Y Bl, ayudarán a formar idea de la
disposici6n y situaciÓn de aquéllos.
El área ocupada por los cráneos, y aun algo más de espacio a su alrededor, aparecía sembrada de restos 6seos muy fragmentados; pudiendo
determinarse, junto al coxal antes mencionado, trozos de costillas y
otros de cúbito y de radio. Entre tales restos destacábanse algunos aún
en peor estado de conservaci6n que la generalidad de los encontrados.
Al excavar el resto del estrato halláronse más fragmentos óseos de
-40 -
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LA COVACHA SEPULCRAL DE " CA"'! REAL"
!1
clasificación difícil. Un fémur y una vértebra se encontraron en el fondo
de la cámara; y en la angostura, detrás del bloque de conglomerado.
gran parte de una mandibula.
En la misma hendidura, aun llena de tierra, a 22 cms. de la b6veda
y colocado con inclinación de sobre 45 grados. se halló el cuenco de la
lámina VI (8, 2). Otros tiestos aparecieron diseminados por toda el
área de la cámara; y en lo más hondo de ella varios pertenecientes al
fondo casi plano de un vaso de mediano tamaño.
Entre la tierra sobre que se sentaban los cuatro cráneos agrupados,
apareci6 la punta de flecha de silex gris amarillento, de perfil triangular
alargado, con los ángulos de la base cortados y pequeño pedúnculo,
número 9 de la lámina VIII (A); al cribar la tierra a aquellos inmediata, la número 11, de piedra blanca, bordes paralelos y pequeña base
triangular; a la misma entrada de la cámara, inmediatas al bloque que
la limita por la izquierda y a unos 15 centímetros de profundidad,
del terreno firme de la cata, encontráronse juntas las 13 y 14, ambas
de sílex gris blanquecino, perfil foliáceo e igual tamaño; yen la angostura de detrás del bloque, superficial, algo más a levante de donde se
hallara el cuenco, la bella punta de sílex negro brillante y perfil también
foliáceo, número 15 de la propia lámina.
El cuchillo número 15 (lámina VII, Al triangular y de pedernal
melado, se encontró, asimismo, al cribar la tierra de debajo del grupo
de cráneos; los 16, 18 Y 19 (gruesa lámina blanca muy retocada, aquel,
fragmento grisáceo el segundo y trozo triangular de sierrecilla el último),
halláronse al cribar la tierra de la mitad derecha de la cámara, pero
inmediata a la entrada; y la bella lámina de silex blanco, con alguna
mancha rosada, sin retoques, número 1 I de la lámina de referencIa,
apareci6 en el fondo de la cámara, al NE., cerca del arranque de la
bóveda.
También en el lecho de tierra y huesos de debajo de los cráneos
ha1l6se una varilla aplanada de marfil, rota por ambos extremos, y
algo más profunda una pequeña pieza cilíndrica, de la misma materIa,
con ranuras circulares y con taladro longitudinal; objetos ambos que
daban la impresi6n de haber formado uno solo (lámma VI lI, A, números 19 y 20).
La proyección y planta y las secciones que se insertan en las figuras 3. a, 4. a y 5. a permiten formar idea exacta de la cámara de levante
después de excavada.
-41-
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12
l. BALLESTER TORMO
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LA CO VA CHA SEPU LCR AL DE " CAMJ RE AL"
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-<3-
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14
1. BALLESTER T ORMO
11 1
LA SEPULT URA
Pusieron de manifiesto las excavaciones, como llevamos dicho, que
una extensa masa de conglomerado que afloraba en la loma y se extendía po r la vertiente en dirección al barranco próximo, servla de cobija
al abrigo apro vechado para sepultura, y que se companra ésta de dos
cámaras, una a cada extremo, la del oeste destruida al henderla, de
ent rada a fondo, la zanja de la conducción de aguas, y ambas separadas
por el tantas veces mencionado bloque de conglomerado. desprendido
o separado de la bóveda, que ocupaba el centro de [a covacha. La figura
3. a ayuda a formar juicio exacto de su disposición. La naturaleza del
terreno, permitiendo la filtración de aguas, cxpllC humanos.
Difícil es afirmar si se trata de una covacha natural o debida en
parte al trabajo del hombre. La relativa regularidad de la pequeña
oquedad quedada a occidente de la zanja al cortar ésta la cámara de
dicho lado, cavidad abierta en terreno de aluvión que permite el trabajo
humano, por una parte, y por otra las grandes masas de conglomerado
h'llladas sueltas en el estrato frontero al abrigo, nos inducen a creer
que debió aprovecharse una covacha natural. agrandándola donde fué
posible, ya ensanchando el espacio abierto en el aluvión más suelto, ora
extrayendo los bloques de conglomerado que, desprendidos de la bóveda
como el aún hallado en el centro de la covacha, ocuparían buena parte
del espacio de la misma. No es difícil encontrar este caso entre las variadísimas fo rmas de enterramientos propias de este período.
La extensión de la covacha debió ser, en la época de su aprovechamiento, la misma que tenía al excavarla, excepción hecha del sur de la
cámara del oeste, donde la cortadura efectuada al abrir la zanja acusaba
la continuación de la bóveda en tal dirección y seguramente en espacio
bastante a quedar protegido todo el terreno que vimos ocupaba el
cráneo 11 y el inmediato paquet e de huesos encontrados más a mediodía.
En la planta y proyección de la cueva. que aparece en la ya citada
figura 3.", queda indicada como probable, mediante línea de puntos.
esa sospechada extensión del abrigo.
_4~
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L.A COVACHA SEPUl.CRAl. DE "CAMI REAL."
15
Gontenía la sepultura restos pertenecientes a diez y nueve individios, cuando menos, a contar por los cráneos completos y los frontales
hallados sueltos.
No se encontró ningún esqueleto relativamente Integro, ni siquiera
restos ordenados que dieran motivo para suponer una primera inhumación, sino lechos de huesos revueltos, y aun muchos rotos, o paquetes
de ellos, sobre los que, o cerca de los cuales, descansaban los cráneos
agrupados o separados, habiéndose protegido unos y otros, especialmente los cráneos, con piedras cuidadosamente colocadas sobre ellos,
defensa que parecla faltar cuando, por acomodarles en rinconadas de
difícil acceso, se estimaba innecesaria.
Todo esto nos hace ver que se trata, más que de una sepultura, de
un verdadero osario, tipo de enterramiento bien corriente en las culturas europeas del neoHtico y eneolftico (1). A él debieron llevarse sucesivamente, separadas o en grupo, los esqueletos, tras un descarnamiento
previo, rito funerario cuya existencia en dichos periodos ha ido admitiéndose como cierta (2), o bien trasladados de otras sepulturas tal vez
preferibles para una primera inhumación por estar más próximas al
poblado y por tanto bajo su inmediato cuidado y defensa, y para cuyo
mejor aprovechamiento irían extrayéndose, de cuando en cuando, los
esqueletos más antiguos. Esta última hipótesis. más verosimil, daría
base para explicar, como consecuencia de un traslado poco minucioso,
el hecho de encontrarse muchas ofrendas incompletas, hacha inclusive,
y no haberse hallado los fragmentos que faltan, no obstante el cuidadoso
cribado de tierras; explicación más lógica que estimar la pérdida de
dichos fragmentos como efecto de revolverse muchas veces la sepultura. De haberse enterrado esqueletos intencionalmente descarnados,
les hubieran acompañado, por tratarse de primeras inhumaciones, las
ofrendas íntegras, aunque aparecieran generalmente rotas y diseminadas por revolverse en diversas ocasiones la sepultura.
Cada vez que se depositaran restos debió abrirse una cata delante
de la cueva y cortar el macizado de tierra y piedras que la cerraba,
sirviéndose probablemente de la piedra del Rechit. que se halló tan bien
sentada entre ambas cámaras, para orientarse según se tratara de dirigirse a una u otra de ellas; y la colocación de nuevos esqueletos, ya
ocupadas en parte las últimas, obligaría a remover las preexistentes.
con el consiguiente trasiego de tierras que motivaría la dispersión y
mayor fraccionamiento de los huesos, incluso de algún cráneo, de los
vasos y de las demás ofrendas, que, como se ha visto, aparecían en gran
(1) SIRI!T: QUIsli""s dI chro"ologie el d'eth""graphil lbtriquIs, 1,
C:HI!LI!TTE: Ma/'lutl d'auhlal"til , l. p. 4SO.
(2) DI!CHEl-ETTI!: ¡bid., p. 469.
-45-
r.
136.; DE
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16
l. BALLESTER TORMO
parte desparramadas por todo el espacio de la covacha y aun en un
área de sobre cinco metros frente a la misma; dando idea del reiterado
movimiento de tierras en la sepultura el verse mezclados, con los huesos
sobre que descansaban los cráneos de la cámara de levante, otros más
descompuestos, con igual aspecto que los que encontrábamos en el
estrato frontero al enterramiento, donde hablan estado expuestos durante tanto milenio a la acción directa y constante de las filtraciones.
Tal movimiento de tierras y la pronunciada pendiente de la loma dió
lugar a que la fuerte erosión producida por las aguas pluviales, con el
natural asentamiento del terreno removido, ocasionara una amplia
depresión enfrente de la covacha, bien explicable después de excavarla.
No encontramos justificación al hecho de que casi todos los cuchillos
grandes, y todas las hachas, se hallaran fuera de la sepultura; pues no
pudiendo por su tamaño pasar desapercibidos al extraer las tierras
para depositar nuevos esqueletos, parecía lógico que se separa ran para
volverlos a su sitio antes de cerrar de nuevo aquélla; cabléndonos aún
la duda de si las hachas estuvieron alguna vez dentro de las cámaras,
pues es bien extraño que no quedara alguna de ellas, como acontecfa
con los cuchillos.
Por lo que se ve, no trataron los enterradores de nuevos restos con
gran respeto a los ya existentes, pues sólo los cráneos, y no siempre,
merecieron el cuidado de ser colocados en sitio de dificil acceso como
a salvo de futuras remociones. En cambio, es manifiesto el cuidado
puesto en los últimos enterramientos efectuados, y tenemos por tales
los hallados intactos junto a las entradas de las cámaras, como los de
los cráneos 11, VI, VII Y VIII, Y huesos que los acompañaban, los que,
como queda dicho, aparecían cubiertos con piedras cuidadosamente
dispuestas, como para indicar su existencia y protegerles de involuntarias profanaciones en inhumacíones posteriores.
El abandono de esta sepultura no obedecería, seguramente, al agotamiento de su capacidad; pues, como se ha visto, quedó por aprovechar,
cuando menos, casi la mitad levante de la cámara de este lado.
Difícil es afirmar a qué poblado perteneció tal sepultura. En la
cima del Casftllvell. tan inmediata (véase lám. l.a, A), ocupada como
hemos visto en épocas tan diversas, existe algún indicio de población
anterior a la ibérica. Algo más lejos, en algunos contrafuertes de la
cercana umbría de Covalta (la Rabosa, el Canta/al' y La Tl'onefa), se
perciben restos de pequeños poblados que parecen pertenecer al eneolitico o al principio del bronce, el más cercano (el Cantalar) distará sobre
dos kilómetros en linea recta. La contigüidad del Caslellvell hace presumir que fueran sus probables ocupantes eneolíticos los que aprovecharan la covacha.
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LA COVACHA SEPULCRAL DE "CANI REAL"
17
Es muy interesante observar como coinciden, en algunas particularidades, el enterramiento de Caml Real d' Alacan! y el también eneolítico
de Canyarel de Calaceite (Teruel), hasta el extremo de que mediante
la excavación del de Albaida se ratifican observaciones y aclaran cuestiones que planteara la exploracl6n del segundo.
Se enterró en Canyare! al abrigo del saliente de unos escarpes. Las
excavaciones practicadas, primero por D. Juan Cabré (1) y luego por
el Insfiluf d'Esludis Calalans (2), permitieron suponer que sobre un
solado de losetas fueron apilándose los restos humanos y las ofrendas
en desorden, teniendo s610 cuidado de depositar los cráneos unos al lado
de otros sobre el lecho de huesos, cubriéndolo todo con una capa de tierra
sobre la que se sent6 otra de losetas. Como se ve, es manifiesta la coincidencia de los enterramientos de Albaida y Calaceite en el desorden de
los restos y de las ofrendas, asl como en la agrupaci6n de los cráneos
y hasta en la defensa de unos y otros cubriéndoles con piedras. Esta
última disposición , que en la sepultura albaidense obedeci6 seguramente
a evitar profanaciones que hacia posibles la remoci6n de los restos para
efectuar nuevos enterramientos en el reducido espacio de sus cámaras,
en Canyare!era precisa e imponia la protecci6n más eficaz del enlosado,
la ci rcunstancia de tratarse de enterramiento bajo un abrigo muy abierto
y por tanto más expuesto a intencionales profanaciones.
El desorden de los restos humanos hizo suponer al Sr. Cabré que
todos los enterramientos fueron realizados de una sola vez, habiéndose
reunido alli los huesos ya descarnados en otro sitio. No se decidía el
Sr. Bosch Gimpera, que dirigió las excavaciones practicadas por el
lnsfilut, a aceptar tal conclusi6n, fundándose en que si bien era cierto
que la colocaci6n de los cráneos juntos, sobre lechos de huesos, indicaban la remoción de su primer enterramiento, crela no haber razón para
suponer que éste fuese en otro sitio; llegando a la consecuencia de que
probablemente, a medida que se depositaban nuevos cadáveres, los
restos de los anteriores eran apilados en la forma observada; hipótesis
ésta que tampoco pudo tener comprobaci6n, porque, no habiéndose
encontrado intacta la entrada de la sepultura, se Imposibilit6 el conocimiento de los últimos enterramientos Las excavaciones de Cami Real
d' Alacan! han esclarecido tales dudas, comprobándose que en sepulturas de este tipo no se practicaban primeras inhumaciones, sino que
en ellas iban depositándose, individualmente o en grupos, restos esqueléticos, trasladados de otros primeros enterramientos o después de sufrir
( 1) CAlld: Un osario humano dtf tn6Olílico tn Ca/actitt. (Bal. dt lo R. S. E. dt
H. N .• Febrero 19~. p. 90).
(2) B03CH C I MPERA: El upu/cTl dI Canya", a Ca/auO (An. del l. d' E. e.,
1915-2), p. 457).
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18
l. BALt.ESTER TORMO
un previo intencional descarnamiento, más probable aquéllo que ésto,
por las razones ya expuestas.
También el Sr. Cabré halló en Canyaref, fuera de la sepultura, y a
pocos metros de distancia de la misma, algunas ofrendas: una punta
de saeta de sflex, triangular, con aletas y espiga, tres menos retocadas
y cuatro rascadores de forma ovalada. Lo que comprueba que también
aqui. como en la sepultura albaidense, se removieron los restos preexistentes para colocar otros, dejándose fuera de aquélla, inadvertirlamente, parte de las ofrendas al volver a su sitio lo extraido; lo que
contradice la hipótesis del enterramiento de esqueletos efectuarlo de
una sola vez.
IV
OTRAS CUEVAS SEPULCRALES LEVANTINAS DEL ENEOLITICO
NI en el Valle de Albaida ni en las comarcas ci rcundantes habfanse
excavado completa y sistemáticamente, hasta ahora, cuevas sepulcrales eneolíticas. De las que nos son conocidas, unas han sido exploradas ligera o superficialmente; en otras se destruy6 el yacimiento
totalmente antes de poderse estudiar o fué en buena parte revuelto,
pudiendo excavarse solo lo que restaba intacto ; y alguna vez practic6se
la exploraci6n con escasos cuidado y experiencia. Los datos que sobre
tales yacimientos poseemos han de ser, por todo ello, necesariamente
fragmentarios, incompletos y confusos. Creemos, esto no obstante, conveniente incluir en este trabajo una relaci6n, con ligera referencia al
material, de las más importantes cuevas sepulcrales del eneolítico aparecidas en territorios cercanos a la de Caml Real d' Alacan/, es decir, en
el sur de la provincia de Valencia y norte de la de Alicante: de alguna,
inédita, precisa dar noticia; otras tienen una bibliografía de difícil consulta; y todas gran interés para relacionarlas entre si y con la sepultura
albaidense, obteniéndose de este modo la Impresión de conjunto de
descubrimientos de tal clase en la zona dicha.
COila del Barranc del Casfellel
Es la más próxima al enterramiento de Albaida, hallándose situada
a unos cinco kilómetros a levante de aquel, en el término de Carrícola.
inmediata al valle, a la entrada y en la ladera de un abrupto barranco de
la umbría de Benicadell. Descubriéronla hace bastantes años unos
cazadores, quienes enterados por los datos que se les pidieron. tiempo
después, de que intentábamos explorarla, apresuráronse a revolver el
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LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAMI REAL"
19
yacimiento en busca del tesoro oculto. No hace mucho acabaron inad·
vertldamente la obra de destrucción unos obreros de la repoblación
forestal, extrayendo el depósito para construir el terraplén de una senda,
sin darse cuenta de los destrozados huesos humanos sacados a luz, que
durante algún tiempo han rodado por aquélla. Recientemente hemos
excavado los restos del yacimiento, que por suerte quedara intacto en
algunas rinconadas de la cueva, y se ha cribado cuanta tierra de la senda
ha sido posible sin que peligrara el muro de más de dos metros de altura
que la sustenta en la inmediación del yacimiento.
Trátase de una pequeña cueva, en forma de valva irregular, de sobre
cinco metros de fondo por un poco más de ancho, y tres aproximada.
mente de altura máxima. La entrada, que mira al SE. , debió ser pequeña
e inmediata a la cúspide y cerr6se probablemente con gruesas piedras.
Aseguran los que la descubrieron, que en la parte superior, y sobre un
a manera de poyo, hallábase un esqueleto humano en posición decúbito
supino, y que al revolver el suelo encontraron, casi superficial, un vasito
de cerámica hecho a mano, con fondo de casquete y paredes lisas de
perfil reentrante, o sea del tipo que evoluciona hasta el característico
del grado de El Argar. Nuestra reciente excavaci6n permiti6 apreciar
una capa de tierra blanca, como cal endurecida, que, con algún casquijo,
contenia particulas de carbón y alguna vez aprisionaba trozos de huesos
humanos, y que cubría un estrato fecundo, de tierra negruzca con alguna
mediana piedra, restos óseos y, frecuentemente, ofrendas; capa que a
su vez sentábase sobre un estrato de arenisca limpia, con gruesas piedras,
escasos huesos y ofrendas, probable fondo natural de la cueva, en el
que, correspondiéndose con la supuesta salida natural, observóse una
amplia mancha de tierra obscura, como de cenizas, y algún carbón.
También evidenci6 la excavaciÓn de las rinconadas intactas el desorden
en que se hallaban colocados los restos humanos y las ofrendas en buena
parte rotas.
Completamos la anticipada noticia de este yacimiento con una re·
ferencia somera y tal vez incompleta, por no haber sido aún debidamente examinado, del material encontrado en la cueva y en la senda.
Sllex: núcleos y lascas; rascadores, láminas de talla bárbara, fragmentos
de cuchillos de buen material y técnica, y algunos pequeños y hasta
minúsculos bien labrados; trozos de aquellos trabajados como para
fabricar otros objetos diversos, y algunos cortados transversalmente
y retocados hasta conseguir piezas trapezoidales con un ángulo muy
agudo y la base recta o ligeramente cóncava, como los microBtos geométricos atribuídos al capsiense final (conchero de Mugem, Portugal,
por ejemplo) y otros hallados en estaciones eneoliticas catalanas yencon.
trados por el Sr. Siret en algunas almerienses y que éste estima puntas
de flecha; y buen número de éstas, de silex blanco, gris amarillento,
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20
1. BALLESTER TORMO
ceniciento y melado, y de perfiles con aletas inidales. foliáceas estrechas.
romboidales más o menos evolucionadas y un tipo de cuerpo foliáceo y
base saliente en forma de pequeño triángulo equilátero; siendo las pri·
meras de labor tosca , las restantes de buen trabajo y la última de ad·
mirable labra. Conchas: de ciprea, de pectúnculo, de pecten y de cardium. Cuentas de collar: pequeños caracoles marinos y minúsculas dpreas agujereadas, y bastantes dentáliums; gran cantidad de cuentas
discoides. generalmente blancas y alguna vez grises, y de diámetros
graduales. que parecen hechas de piedra blanca unas y otras de concha:
otras, también discoides, pero más gruesas, de piedra verdosa, probablemente ca/lais, algunas en forma de rolivlU . de roca floja de color
verde más o menos obscuro y con vetas blanqlecinas; una esférica,
térrea, también de color verdoso; bastantes, asimismo discoides y otras
cilíndricas, de una materia negra grisácea, de escaso peso; colgantes
elipsoidales curvados, de materia blanca y dura indeterminable, que
recuerdan mucho otros estudiados por el profesor Taramelli en Cerdeña, en estaciones del mismo perfodo. Res/os de animales: falanges, tabas,
dientes, algunos de cáprido y de cerdo con taladro en un extremo, y
otra pieza plana y curvada, también agujereada, pareciendo haber
servido todas ellas de colgantes; fragmentos de láminas de hueso o marfil que semejan haber pertenecido al astil de unas piezas como los alfileres planos del enterramiento albaidense; y otra pequeña pieza consistente en delgado y corto cilindro, ligeramente apuntado por un extremo
e incompleta por el otro, ornado con un acanalado en espiral, pieza que
no es sino un pendeloque parecido a otros de la Cóva de la 8arsella y
de los Blanquizares de Lebor y semejante, sino igual, al supuesto tornillo
de la Cava de les Llameles; y algún fragmento de punzón de la misma
materia. Cobre a bronce: pequeños punzones de sección romboidal y
trozos de laminillas. Cerámica: además del pequeño vaso antes citado,
se han halJado tiestos, también sin decoración, generalmente bruñidos
y de tonos obscuros o grisáceos; un interesante fragmento de borde
recto, con ancho mamelón, amplio taladro circular y cordón resaltado,
en dirección oblicua; otros con decoración incisa consistente en faja s
punteadas o combinaciones de rayas horizontales y verticales; uno
amado con Impresiones cardiales; y varios tiestos de estilo campaniforme, también decorados con zonas paralelas cuadrilladas, pertenecientes unos a una pieza de la tan conocida forma de cáliz, y otros a
un vaso de fondo muy plano, apareciendo un fragmento adornado con
parte de un cinto de triángulos rayados. Los restos humanos que hemos
podido recoger son trozos de largas cañas, de mandíbulas, de parietales,
pequeños huesos de manos y pies, y buena cantidad de dientes y muelas.
Aparte la cuestión que pueda plantear la presencia de los sílex geométricos dichos, se han de apreciar en este yacimiento dos niveles, uno
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LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAMI REAL"
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superior conteniendo el esqueleto alargado que los cazadores hallaran
y otro inferior separado de aquél por la capa de tierra blanca mencionada; siendo bien probable que el último sirviera de común depósito
a primeras inhumaciones efectuadas en el superior.
Algunos tipos de flechas de este enterramiento recuerdan las de
Parazuelos; otro, el más perfedo. el de cuerpo foliáceo y base triangular, se ve entre el material de Les Uomefes, en el que se encuentra también el colgante de hueso con acanalados en espiral, hallándose asimismo, como se ha dicho, piezas semejantes en La Barselta y los
Blalfquizares de Lebor; lo que, unido a la cerámica campaniforme y
cardial, y no obstante los punzones, probablemente de bronce. parece
dar a esta estación una cronología cercana al pleno eneolítico. El
enterramiento in silu, de la parte superior, no sería muy posterior al
resto del yacimiento, como semeja deducirse del hecho de no encontrarse
entre el material objeto alguno que contraste manlf!estamente.
C~Ya
de les Marauelles
Más a levante de Albaida, al otro extremo del estrecho paso denominado desde antiguo CMI de Uautó, que une el valle de aquel nombre
con la Huerta de Gandfa, ábrese frente a la llanada de Cotalba, ya en
término de Gandia, la C~Yade les Maravelles. Su yacimiento, revuelto
por entendidos y profanos, fué finalmente destruido por el propietario
de aquélla. Además de un nivel inferior paleolítico y epi paleolítico apreciado por Vilanova, Boscá y Breuil, definense, como en otro sitio hemos
dicho (1), dos niveles; uno con lucernas y monedas romanas y algunos
objetos ibéricos, que hacen pensar en una necrópolis de la romanización; y otro inferior, también probable enterramiento eneolftico, al que
de bieron pertenecer un pequeñito cuenco hecho a mano, bien bruñido,
algún tiesto cardial, unos toscos cuchillitos de pedernal y la punta
de flecha, de perfección notable, citada por Vilanova, y probablemente
una lámina de marfil, ovoidaltrregular, de que nos hablara el P. Calvo,
que exploró también el yacimiento. y un vaso en forma de barrilete, de
barro obscuro. con cuello cilíndrico, cuatro pequeñas asas pareadas y
y decoración de líneas punteadas, visto por nosotros. Escaso provecho
puede sacarse de esta estación, excavada mal e incompletamente, y
con material disperso.
,n
(1 ¡ Ullas C/!rámlcas ¡'¡I{eresallles
111 Valle de Albaida, p. 12" t1"'rada aparte
de Cultura Va/tI/dalia, alo 1928, núrns. 111 y IV).
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22
1. BALLESTER TORMO
COVQ de Les Foyetes
En la vertiente E. del barranco de Les Poyetes, del término de Tabernes de Valldigna, descubrieron unos cazadores la cueva que recibe
el nombre de aquél y que ha sido ligeramente explorada por nuestro
ilustrado amigo D. Francisco Valiente. La boca de entrada era irregularmente circular, de sobre 90 centímetros de diámetro, continuando
en forma tubular y ligera pendiente hasta una pequeña cámara circular de bóveda baja y tres metros de diámetro, a la derecha de la cual
un estrecho conducto comunicaba con un divertículo de metro y medio
de ancho y de menos altura. El reconocimiento efectuado permitió
encontrar, a flor de tierra, tres cráneos, de que nos ocuparemos luego,
y algunos otros restos humanos, uno de aquéllos recubierto de concreción caliza producida por la estalactita que goteaba aún sobre él; y a
25 cms. aproximadamente de profundidad, en el estrato formado de
tierra y piedras de regular tamaño, halláronse algunos huesos humanos; evidenciándose que cráneos y huesos aparecian sin orden alguno
y como removidos. El material arqueológico hasta ahora encontrado,
redúcese a un pequeño vaso semiesférico, hecho a mano, de superficie
muy regular y perfecta, y color gris obscuro, hallado sobre una piedra
en el divertículo mencionado (1).
De los datos que hoy se tienen de esta cueva sepulcral, se deduce
que también en ella se depositaban los restos humanos en desorden.
Cova de la Sarsa
De la sierra de Mariola, tan inmediata por el sur al Valle de Albaida, conócense dos cuevas sepulcrales exploradas, siquiera sea someramente, y pertenecientes a 10 que estimamos una modalidad levantina
de la cultura eneolítica, la cardial, caracterizada principalmente por
la cerámica ornada con bellos y variados motivos Incisos producidos
con el borde, el costillaje y el natis de valvas de cardium, generalmente ,
y alguna vez de pecten.
Es una de ellas la COVQ de la Sarsa, descubierta y explorada ligeramente por el entusiasta colaborador del Servicio de Investigación Prehistórica de la Diputaci6n valenciana D. Fernando Ponsell, quien ha
cedido a la última los derechos que para excavar se le concedieran mediante oportuna R. O. Hállase en uno de los altos de la sierra dicha,
(1)
F. VA,LIENTI!: Afrunt s dadts ptr a f'tsludi dt la pTthisteria dt Vafldiena.
La c&a funeraria dI US Foydts. (Taufa d, If,tr,s lIol,ncion,s. núm. 19, p. 10).
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LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAMl REAL"
23
término de Bocairente, y se ha encontrado en ella: una bóveda craneana casi completa y otros restos humanos; algún vaso y abundantes
tiestos de cerámica cardial y de ornamentación Incisa, de extraordinaria
riqueza decorativa; otros con cordones resaltados exornados a su vez
con incisiones, impresiones digitales o pequeños mamelones; cuchillos
de sílex, brazaletes de pizarra y diversos útiles de hueso, tales como
punzones, espátulas, etc.
Covacha de la Caseta de Molina
Esta es la otra cueva antes aludida, situada en la vertiente NO. de
Mariola y término también de Bocairente. Ha sido superficialmente
explorada por el Inteligente Investigador alcoyano D. Camilo Vicedo,
quien encontró, con una bóveda craneana Incompleta y otros huesos
humanos, tiestos de vasos cardiales, de otros con decoración incisa,
lisos de tipo almeriense y alguna lasca de s[Jex; sacando la impresión
de que se trata de un enterramiento profanado tiempo ha (1).
CtJlJa de us L/omeles
Hallóse este enterramiento en las inmediaciones de Alcoy, en 1884.
Lo constituía una oquedad natural, formada por dislocación del conglomerado diluvial, de sobre S metros de larga por 2 y medio de ancha.
Revuelto el yacimiento, por los obreros que lo encontraron, lo exploró poco después D. Enrique Vilaplana Juliá, quien estimó existentes
dos niveles bien determinados: uno, el superior, con estrato de tierra
negruzca, de sobre 20 cms. de espesor, que contenía seis esqueletos en
posición decúbito supino, descansando (?) los cráneos sobre sendas
ollas, encontrándose junto a aquellos ofrendas de cobre puro y batido,
de las que pudieron recogerse una punta de lanza y un útil semejante
a una espátula, en que eran aparentes las soldaduras de los trozos de
cobre nativo y los golpes con que se forjaron; y otro nivel inferior, de
tierra arenosa, con cantos rodados y sobre 160 cms. de profundidad,
que contenía dieciocho esqueletos acurrucados (el frontal de uno de
ellos con dos taladros circulares) descansando generalmente sobre el
lado Izquierdo, y a los que acompañaban cuñas, hachas y escoplos de
diorita, pequeñas hachas votlvas de pizarra, una de feldespato, cuchillos
de sección triangular y trapezoidal, raspadores de silex, una sierra de
(1) Vo!ase, respecto a estas cuevas, con material cardlal. nuestro antecitado
trabajo, y para la de la Sana el articulo del Sr. Ponsell en el mismo número del
AlI;CHIVO DE PR! H ISTORI" en que se publica este trabajo.
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24
1. BALLESTER TORMO
lo mismo, piedras de afilar y pul!r, puntas de flecha con aletas, punzones
y agujas de hueso, un percutor de la propia materia, un trozo de bastón
de mando
de asta de ciervo, dos objetos de marfil. uno que se supuso
raspador y otro que se imaginó tornillo de cabeza aplanada con taladro
en el centro, una ostra y algunos tiestos de vasos toscos a mano. También
se estimó existente en este último nivel un hogar, con huesos humanos
quemados, y una comunicación con el elCterior para ventilación de la
tumba.
Entresacamos la anterior referencia a la disposición del enterramiento y al material encontrado, de los apuntes que guardara D. Enrique Vllaplana y de la memoria inédita que escribiera en colaboración
con V!lanova y Piera, documentos que conserva el hijo de aquél, don
Adolfo Vilaplana (l). En poder de éste obra parte del material salvado
de la general dispersión, del que pudimos hacer rápido examen en corta
visita a su poseedor. Figura entre este material: un instrumento de
cobre, laminar, con tendencia a triangular, y que parece estrecharse
en forma de lengOeta a partir de la parte más ancha, según deja entrever
su borde incompleto; debiendo tratarse de la punta de lanza (más, tosco
puñal de lengUeta) que recogiera Vilaplana procedente del nivel superior; pieza semejante a la hallada en el enterramiento, también alcoyano, del Rebo/ea/. Un hacha de piedra gris, granulosa y basta, de perfil
triangular; una azuela bien pulida, de buena roca verdosa y perfil trapezoidal; un hacha de bella piedra bien pulimentada y perfil rectangular muy alargado: y otras dos, al parecer de fibrolita, una casi cilíndrica,
que semeja gubia, y otra más pequeña. Una sierra de sílex, bien dentada
en los dos bordes y muy pulida por el uso; otra lámina, no muy perfecta,
apuntada y tendiendo a triangular, que pudo servir de lanza o puñal
a no ser tan débil; y algún fragmento de cuchillo de mejor técnica. Una
punta de flecha, de sílex blanquecino, del Interesante tipo del Barrane
del Cas/elle/, de cuerpo foliáceo y saliente base triangular. Algún tosco
punzón de hueso, un fragmento de estrecha lámina de lo mismo o de
marfil, que parece de astil de alfiler plano, como los de Cam! Real
d' Alaeanf, y un delgado y corto cilindro, de la misma materia, ligeramente apuntado por la parte inferior y aplanado por la opuesta, donde
lleva un taladro transversal, y decorado a lo largo con una ranura o
acanalado en espiral, pieza que, anunciada por Vilaplana como tornillo,
tanto intrigara a los prehistoriadores hace cerca de medio siglo, y que
no es sino un colgante, tal vez de significación fálica, como el Incompleto
hallado en el Barrane de Cas/ellet, y semejante a otros encontrados en
La Barsella (Torremanzanas) y en los Blanquizares de Lebo, (Totana),
m,
(1) Se Insertan apuntes y memoria en la obra de R. VICI!OO, Historia de Alcoy,
tomo I.
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LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAMI REAL"
2S
y que relaciona cronológicamente todas estas estaciones. Y tres cráneos
humanos (uno, al que falta la mandíbula inferior, y dos bóvedas) de que
nos ocuparemos más adelante, sin que pueda saberse si proceden del
nivel superior o del ¡nferior del yacimiento.
El Sr. Vilaplana pudo apreciar claramente la existencia de los mencionados niveles y con la separación de su material dar algún elemento
para la diferenciación cronológica de aquéllos, que parece contuvieron
primeros enterramientos pertenecientes a grados muy próximos, sino
inmediatos, del eneoliUco, tal vez llegando el superior al avanzado
eneolítico. La dispersión y pérdida del material encontrado en el estrato
superior, el haberse revuelto y probablemente mezclado éste con el inferior por las rebuscas de los campesinos, subsiguientes al descubrimiento, y tal vez la falta de cribado de tierras, que hace sospechar la carencia de menudos objetos, como cuentas de collar, por ejemplo, tan
abundantes en sepulturas de esta época, sobre todo en primeras inhumaciones, han restado valiosos elementos de Juicio sobre este tan
importante enterramiento.
Su disposición debió ser semejante a la del Barranc del Caslellel,
con la diferencia, según se ha dicho, de que en este el nivel inferior
parecía contener un osario.
El Rebolcal
También en las inmediaciones de Alcoy, sitio llamado El Rebolcat,
en el fondo de la vertiente dol cerro de La Serre/a, bien conocido por contener en la cima restos de un poblado y de un Interesante santuario
Ibéricos, y cerca de la casilla de peones camineros de la carretera de
Callosa de Ensarriá, aparecieron restos humanos al rebajarse el terreno
de una cantera mediante barrenos. Bien poco se pudo saber de la di·
posición de la sepultura, ni si se trataba o no de primeras Inhumaciones,
sospechándose fuese una covacha hundida por los barrenos. En el suelo,
en unas grietas, halláronse restos que, por los huesos de cráneos, pareelan corresponder a seis individuos. D. Camilo Visedo pudo recoger:
una bóveda craneana; parte de un vaso semiesférico hecho a mano, de
barro gris basto; una esquila de cobre y una lámina triangular de lo
mismo, de sobre 10 cros. de largo, que se estrecha por la base para form"3;r
ancha lengüeta, pudiendo servir de puñal; objeto parecido, aunque
más completo, al ya descrito de Les llome/es.
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"
26
l. BALLESTER TORMO
La Barsella
Unos cuantos kilómetros al SE. de Alcoy, hállase una caverna se·
pulcral cuya excavación pudo ser de extraordinario interés para el
estudio del eneoHtico en Levante. Encuéntrase como a dos tercios de
altura de un cerro cónico llamado La Barsella, frente al pueblo de
Torremanzanas. DescubriéronJa, hace años, unos cazadores, y comenzó
a explorarla en 1928, con entusiasmo que compensaba la inexperiencia,
e imponiéndose toda clase de sacrificios, el buen párroco de dicha población D. José Belda Domínguez. Segun los datos que éste nos diera
sobre el terreno y lo que dejaba entrever la caverna, en parte destruida
con motivo de la exploración, tenía aquélla una galerfa de entrada de
cerca de un metro de alto por poco más de ancho, en la boca, y cuatro
aproximadamente de largo, que terminaba en un hoyo, a manera de
pozo Irregular, de algo más de tres metros de profundidad, en cuyo fondo
abriase una oquedad que se extendfa por debajo de! pasadizo de entrada.
Frente a éste, yen la parte opuesta del hoyo, velase otra galeria inexplorable por ruinosa, según se nos dijo.
Contiene la caverna, aun en exploración, un rico yacimiento de cuya
fecundidad dará idea la siguiente ligera referencia del material hasta
ahora encontrado, pudiendo hallarse más detallada descripción en la
memoria que, redactada por el Sr. Belda, está para publicarse. De
cobre: punzones de sección cuadrangular, algunos de buen tamaño; dos
piezas a modo de escoplos; algunas láminas inclasificables; otra pequeña,
triangular, aguzada por el extremo completo y que se estrecha por el
opuesto para formar lengUeta, que aparece rota, pero mostrando los
agujeros para los clavillos, recordando este objeto otros de mayor tamaño descritos al ocuparnos de las cuevas de Les L/ameles y del Rebolea!; y otra laminil!a, aún más pequeña, de perfil aproximadamente
romboidal, con un ángulo más aguzado, que sirvió de hoja de minúsculo
puñal, y el opuesto, algo redondeado, para enmangarlo mediante tres
clavillos, pieza esta que encuentra su Igual en el poblado almeriense de
Lugarlco Viejo, y otras, un poco mayores de tamaño, en el de El
Argar (1). Hachas de piedra: las hay de perfiles rectangulares y triangulares, pocas de piedras escogidas, y otras piezas de tipo azuela y gubia.
Cuchillos de sílex con extremos casi siempre bien redondeados con
retoques; uno minúsculo y algunos de buenas dimensiones. Rascadores
de lo mismo, de distintas formas y tamaños. Cran número de puntas
de flecha, también de sílex de colores diversos y de los sigu ientes tipos:
(1) H. Y L. SIIt!T: ÚJs primuas tdadts dtf mt/af ... Alfas, Um. 16, n.o 11 y
lámina 37, núms. 213 y 275.
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LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAMí REAL"
27
romboidales más o menos largas, como las de Barranc del Casfellet;
alguna corta con bordes muy curvados y aletas; foliáceas estrechas y
anchas de las llamadas hojas de laurel y algún ejemplar de las derivadas
de éstas, alargándose y aguzándose por un extremo y apuntándose
ligeramente por el otro, pieza vista en la Cueva de la Roca (Orihuela)
y en el SE.; triangulares de bordes rectos, algunas muy estiradas y con
largo pedúnculo; una de bordes paralelos, punta en ojiva y pequeña base
triangular saliente, de la que hablaremos luego, y numerosas del tipo
característico de esta estación, que denominamos cruciforme por tener
largos muñones perpendiculares, a modo de aletas, en los ángulos laterales del cuerpo romboidal. Pequeñas láminas, rectangulares, de rocas
no clasificadas, con agujero en uno o en los dos lados menores. Largas
láminas de hueso aguzadas por un extremo, que a ser más resistentes,
pudieran servir de puñales; y otras, más estrechas, posibles ástiles
de alfileres para la cabeza. Otras piezas, también de hueso o de marfil,
probables alfileres de los dichos, compuestos de dos partes, una, la
cabeza, constituída por una pieza cilíndrica, con ligera tendencia a
troncocónica, ornada con una serie de acanalados circulares, y otra,
el vástago, de sección rectangular o circular, aguzada por un extremo
y adelgazada por el otro para sujetarla en el taladro de la primera.
Varias clases de colgantes, de lo mismo: unos semejan minúsculas
hachas, y otros, unas veces planos y otras cilíndricos, curvados o
rectos, todos con agujero en un extremo, que cuando son cilíndricos
suelen estár decorados con ranuras circulares paralelas entre sí, o
tal vez una en espiral, como los mencionados al hablar del Barranc del
Cas/elle/ y de Les llame/es, piezas que hacen pensar en una representación fálica, o bien substituyen a las ranuras amplios acanalados que
vienen a producir ornamentación de bastas perlas en serie; mereciendo
especial mención un pequeño colgante de los de la antedicha clase de
vástago cilíndrico, ranuras circulares que dan la impresión de espiral,
con taladro transversal junto a un extremo y terminando en el opuesto
con cabeza en forma de casquete esférico, objeto que a primera vista
parece un tornillo. Discos de hueso, con dos agujeros en el centro, semejantes a botones, ignorándose si son de hueso de cráneo humano.
Otras láminas de hueso recortadas en forma de caja de guitarra, el fragmento de una con la base recta terminada en cortos dientes a modo de
peine, pareciéndonos representaciones esquematizadas de [a figura
humana, incluso aquélla, que no semeja peine, por las puas cortas;
siendo pieza única otra, probablemente destinada a colgante, formada
por una estrecha laminilla, con agujero en la parte superior, que se
bifurca en la base, revolviéndose hacia arriba, hasta cerca del vástago,
formando un par de anillitos planos colocados simétricamente a los
lados, pareciendo haber llevado otro par en el centro, semejando estlli-57-
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28
l. BAl.LESTER TORMO
zación de brazos y pies, objeto también hallado en los Blanquizares
de Lebor. Botones de hueso piramidales, de bases cuadrangulares con
perforación en V. Punzones de la propia materia hechos con huesos
aguzados, que en el extremo destinado a empuñadura conservan la
parte de la articulación. Extraordinario número de cuentas de collar,
cuyas principales clases son las siguientes: de dientes agujereados; pequeñas cipreas; de roca verdosa en forma de tolivat; gran número de
discoidales blancas, de piedra o de concha, especie bien conocida en
el eneolítico de todo el E. español; no menor cantidad de otras también
discoidales, muy pequeñas, de una materia negra indeterminada, y
otras bitroncoc6nicas, de mayor tamaño, que semejan de materia parecida al azabache; una, globular, de ámbar y otra de callais, lenticular
aplanada, con taladro junto al borde. También se ha encontrado alguna
valva de pectúnculo. La cerámica, grisácea, a mano y escasamente
pulida, da tipos de cuencos semiesféricos, cilindrico de base plana con
mamelones, troncoc6nico alargado también con mamelones en el borde.
esferoidal con perfil reentrante para formar el cuello y otro en que
parece iniciarse el contorno de línea quebrada.
Se han encontrado también gran número de huesos humanos y unos
treinta cráneos, de ellos siete perfectamente conservados. Según datos
que pudimos recoger en la visita hecha a la caverna Junto con D. Ricardo Moltó y D. Fernando Ponsell, y acompañados por el Sr. Belda, los
restos humanos fueron hallados en la siguiente disposición: en el pasillo
de acceso, como a un metro de la entrada, y casi superficial, encontróse
un cráneo, cerca otro, e inmediatos algunos huesos, entre ellos fragmentos de costillas; más al fondo, algunas cañas de huesos largos, y otro
cráneo algo más al interior; en lo hondo del hoyo se recogió el que por
estar superficial llamó la atención de los cazadores; hallándose en el
mismo sitio, al excavar, cuatro o cinco cráneos más. No se observó
que sobre los paquetes de huesos, ni encima de los cráneos, existieran
piedras que los indicaran o defendieran, precaución tal vez estimada
inútil dada la amplitud de la caverna. Lo que aparecia bien claro era
el no haberse hasta entonces hallado restos tan ordenadamente dispuestos que permitieran sentar la afirmación rotunda de una primera
inhumación. Hoy ya no podemos decir tal: el Sr. Belda, que confiara
a su buena memoria todos los detalles de la excavaci6n, parece recordar
que los esqueletos encontrábanse replegados. Lamentando que nuestros
datos contradigan la actual referencia del Sr. Belda, nos creemos en
el ineludible deber de exponer 10 que antecede.
Parte del material reseñado hemos visto que relaciona este enterramiento con otras cuevas sepulcrales de Levante. La relación con estaciones del SE. es también clara. Las láminas de hueso que semejan
figuras humanas estilizadas, se ven, aunque con mayor estilización, en
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LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAMI REAL"
29
los Blanquizares de úbor (Totana). El colgante de hueso con pares de
anillos en el centro y en la base, también probable representaci6n humana, encuéntrase, asimismo, en los Blanquizares, junto con los otros
cilíndricos, decorados con ranuras circulares o con acanalados, piezas
éstas que en forma tubular aparecen, según veremos, como cuentas de
collar en estaciones almerienses del avallzado eneolltico excavadas por
don Luis Siret. Las puntas de flecha predominantes en esta sepultura,
aparte la cruciforme que es tlpica en ella, son las triangulares de lados
rectos o curvos, con espiga y aletas más o menos desarrolladas, y las
foliáceas, que abundan en Campos y los Millares. Y el puñalito formado
por una pequeña lámina romboidal, con clavillos, de La Barsel/a, es
igual, como hemos visto, a otro ejemplar de Lugarico Viejo y muy
semejante a unos de El Argar.
Tales paralelismos parece dan a esta sepultura una cronologia que
comprende desde tiempos cercanos al pleno eneolítico al período de
transici6n con la edad de bronce, si es que no alcanza al Inicial de éste.
En La Barsella, pues, tal vez se depositaron restos, o realizáronse
primeras inhumaciones, durante largo tiempo, sin interrupci6n, o aprovech6se diversas veces la sepultura en el lapso dicho.
La Serreta de la Vella
Algo más al sur, casi ya en el centro de la provincia de Alicante,
en el término de Monovar, descubri6se. hace cerca de cincuenta. años,
una covacha sepulcral que es poco conocida, tal vez por lo que escasea
la publicacl6n en que se insertara el trabajo del Sr Vilanova dando
cuenta de ello (1). De los datos que en él aparecen, nada puede sacarse
en limpio tocante al modo de estar dispuestos en este enterramiento
los restos humanos; omisi6n explicable, por cuanto Vilanova hubo de
recogerlos después de destruido el yacimiento.
Constituida una sociedad, nada menos que para buscar los tesoros
que la Imaglnaci6n popular suponia ocultos en unas grietas rocosas de
la Serreta de la Vella, de dicha poblaci6n, y comenzados los trabajos,
descubri6se en una de ellas, abierta a la intemperie, una sepultura que
parecía contener restos de siete Individuos y que destruyeron los braceros, quienes revolvieron también otras grietas que por estar cubiertas
cabla pensar si serian habitaciones. Pudieron recogerse, de manos de
aquéllos, tres cráneos sacados del enterramiento dicho, y el siguiente
material, sin poderse especificar si procedía de aquél o de las otras
(1) VU..... NOV ...: La l.rtad6n pr,hi.rt6rica d, ManouQr (Ra/islQ dl Va/lndQ, 1.0 de
DIcIembre 1881, t. 11, p. 66).
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•
30
1. 8AL.LESTER TORMO
grietas exploradas: huesos y dientes de mamíferos, en especial de caballo
y de ciervo; gran cantidad de conchas de caracoles terrestres, restos de
valvas de pectúnculo y de pecten; brazaletes de lo último; cuchillos
de pedernal; hachas pulimentadas de diorita y de otras rocas tenaces,
y un hacha gubia de petrosilex; y algunos objetos de metal, retirados
por los obreros, y de los que pudo recogerse una punta de flecha o lanza
que por el color y el aspecto se juzgó de cobre puro. Son los únicos e
imprecisos datos que podemos obtener de este yacimiento.
A otros dos yacimientos hemos aún de referirnos, no obstante hallarse
más alejados de Caml Real d' Alacanf. A su importante material tuvimos
que aludir hace poco; y su situación, entre las cuevas sepulcrales valencianas y las conocidas estaciones almerienses, les da gran interés para
quien quiera estudiar el enlace de ambas culturas en el eneolitico.
Cueva de la Roca
Se encuentra en el término de Orihuela, en la sierra inmediata a la
población, abriéndose su estrecha entrada en un escarpe casi Inaccesible;
observándose que, de cuatro departamentos que la componfan , uno
solo contuvo estrato arqueológico. Unos buscadores de minas revolvieron aquél y casi vaciaron la cueva allá por los años 1840 a 42 del pasado siglo. Según manifestaciones de alguno de ellos, hechas muchos
años después. aparecían en el yacimiento, revueltos, tiestos, huesos y
ofrendas. D. Santiago Moreno, distinguido Coronel de Ingenieros residente en Orihuela, que explorara inteligentemente las estaciones prehistóricas de su sierra, recogió entre los escombros del vaciado de la
cueva dicha, además de huesos humanos muy fragmentados, el siguiente
material: dos hachas de piedra pulimentada, una de roca blanca y otra
obscura, de sobre 15 cms.; algunos sílex de probable pertenencia al paleolítico y otros que pudieran ser rascadores de época posterior; cuchillos
toscos, salvo algún fragmento que parece de técnica mejor; puntas de
flecha, también de sílex, generalmente melado, con secciones planoconvexas y biconvexas, formas romboidales, triangulares de bordes
rectos y pedúnculo, bitriangulares con base saliente, pedunculadas
con aletas en curva reentrante, otras anchas con pedúnculo y bordes
en ojiva, foliáceas y otras de igual perfil pero aguzadas por un extremo
y apuntadas por el otro; variadas cuentas de coltar, de dentálium, elipsoidales de roca talcosa de color plomizo. otras bitroncopiramidales
de piedra que semejaba esteatita, cilíndricas veteadas de blanco, discoida!es verdosas (¿calla/s?) gruesas, y otras blancas, más pequeñas y
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LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAMI REAL"
31
delgadas hechas de conchas; un menudo objeto cillndrico de una piedra
dura verdosa y veteada, con taladro a lo largo y aplanado por un lado
en Igual sentido, donde lleva dos taladros más que en forma de V comunican con el longitudinal; algunas conchas de pectúnculo y ciprea; y
tiestos toscos, de barro mal escogido, y un borde decorado con dos
zonas inmediatas, separadas por paralelas, en que van, espaciados,
grupos de cuatro rayas oblicuas, y más abajo, una faja punteada (1).
Fué también explorado este yacimiento por el Sr. Vilanova, quién
hall6, entre material semejante al reseñado, bastantes huesos humanos (una mandíbula con marcado prognatismo), en general de indivl·
duos j6venes; haciéndole pensar, el encontrarse aquellos ennegrecidos
por el fuego, en la antropofágia o en la cremaci6n (2).
También en poder de D. Francisco L6pez, de Orihuela, que efectuara
por entonces rebuscas en la cueva, obraba algún material de esta procedencia: elegantes puntas de flecha, hojas y sierras de pedernal y algunos tiestos (3).
La cue/Ja de los Blanquizares de ubor
Al sur de la provincia de Murcia, ya casi en la de Almeria, descubri6se en el término de Totana, hace unos años, esta cueva sepulcral,
que ha comenzado a explorar D. Juan Cuadrado (4). Se ha encontrado, que sepamos, el siguiente material. Una lámina, aproximadamente
rectangular, que se estrecha por un extremo para formar a manera de
estilete, y tres punzones de secci6n cuadrangular y diversos tamaños,
todo de cobre. Una interesante hacha de piedra, de buen tamaño , aún
sujeta al ástil o mango de madera, muy bien dispuesto para el eficaz
esfuerzo, y perfectamente conservado. Numerosas puntas de flecha,
(]) Tomamos los anteriores datos de una Memoria inédita quo con el titulo
Apuntes sob" las Istadonls prehisI6ricas dI la Sierra dI Orihu,la. escribiera en ]872
D. SANTI .... OO MOl'CI!:Ho. c(m un cuIdado y con una preparación poco frecuentes en
época en que los estudios de prehl~orla merecan escasa atención. El culto Inves.
tlgador regnlcola D. Nicolás Primitivo GÓmez. poseedo r del manuscrito, piensa
honrar la memoria del Sr. Moreno publicando aquél, con una nota blográf!ca de
su autor, en Archi/lO dI P"hi$lo,ja ú/Jantina. Quedamos obligados una ve: más a
D. Nicolás Primitivo por haber puesto a. nuestra disposición el manuscrito dicho.
(2) VIl.AHOVA y PlfRA: Orign, na/tlra/ua y antigütdad dt/ hombre, p. 389.
VILAHOVA y P1I!:RA Y RAO .... y DeLG .... DO: GtO/ogfa)' Protohistoria lb/ricas (Madrid,
1890), p. 461.
(3) H. Y L. SU~ItT: Las primuas tdades del metaL., p. 308.
(4) El 51-. Cuadrado se O celona, habiendo llevado a la Sección de Arqueologia de la Exposición de la misma,
pano del material hallado.
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32
1. BALL.ESTER TORMO
de sllex, entre las que predominan [os tipos faliáceos anchos, viéndose
también la de aletas desarrolladas, de perfil cóncavo, que recuerda la
de Caml Real, as! como la de contorno bltriangular con muñones laterales, del Barranc del Castellel, y la cruciforme de La BaTsella, aunque
de forma menos acusada que en esta. Un colgante formado por una
laminilla alargada, de hueso o marfil, con taladro en un extremo, que
en el centro, y en sentido opuesto, lleva recortados unos anillos y que
se bifurca en la base. arqueándose hacia afuera y hacia arriba, sin llegar
a tocar el vástago central, formando otro par de anillos como acontece
en la pieza igual de La Barsella; y otro colgante de la misma materia.
consistente en delgado cilindro agujereado transversalmente en un extremo y ligeramente apuntado por el otro, exornado con ranuras o
acanalados circulares paralelos, o sea del mismo tipo que los de Les
Uomeles, La Barsefla y el Barranc del Caslellel. Una pieza, también de
hueso o de marfil, cilíndrica, con ligera tendencia a troncoc6nlca, decorada con serie de acanalados, cabeza de alfiler de una clase de que
hemos de ocuparnos, que aparece en Caml Real y en La Barullo. Varias
lámInas de hueso, de perfil simétricamente quebrado en los bordes laterales, otras recortadas en forma de triángulos opuestos por los vértices,
que alguna vez llevan otro mAs pequeño sobre la base del superior,
y que parecen representaciones de figuras humanas, aún mAs estili·
zadas que los objetos semejantes de Torremanzanas. Punzones fabri·
cados con huesos que conservan las articulaciones destinadas seguramente a empuñadura. Fragmentos de laminillas de marfil o hueso,
abrillantadas por el uso, que recuerdan trozos de ástil del tipo de
alfiler plano de Caml Real d' Alacant. Entre las cuentas de collar aparecen numerosas pequeñas ciprea.s agujereadas como las del Barranc
del Castellei, otras piezas tubulares de hueso, algunas iguales, de materia
gris y otras blancas discoidales. Según parece, también en este enterramiento, cómo en el albaidense, halláronse grupos de cráneos, 10
que supone más un osario que sepultura de primeras inhumaciones.
Es blén interesante observar cómo la disposición de los enterramientos en las cuevas sepulcrales levantinas del eneolítico, unas veces,
y otras el material de ellas conocido, va relacionándolas entre sí. y
con otras situadas más al sur, hasta enlazarlas todas con las estaciones del SE.
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LA COVA CHA SEPULCRAL DE " CAMi REAL"
33
v
El. MATERIAL
No es el encontrado en Caml Real d' Alocan/ lo numeroso que en
algunos otros enterramientos de Levante y del SE. Causa extrañeza
la falta de menudos objetos (cuentas de collar sobre todo) tan variados
y abundantes en las estaciones dichas; pareciendo justificarlo el tratarse
de un segundo enterramiento y lo difícil que habría de ser recoger las
pequeñas ofrendas, ya dispersas y mezcladas con la tierra, en el lugar de
la inhumación primera. No es menos digno de subrayarse el hecho de
la falta de objetos de metal.
Conchas
Entre las tierras removidas por los obreros encontramos las de
durritellat y caracol terrestre números 17 y 18 de la lámina VII, fig. a A.
El último pudo ser arrastrado a la sepultura en una de las remociones
de tierras efectuadas al depositar nuevos restos. Por faltar a la
durritellat parte del borde, no puede saberse si estaba agujereada y
por tanto si se empleó como cuenta de collar.
En el estrato frontero a la covacha hallóse la valva de pectúnculo
número 21 de la misma lámina. Es frecuente, como se ha visto, el hallazgo de conchas de tal clase, así como de cardium, pecten y ciprea, en
sepulturas de esta época.
Cuenla de .cal/aIs.
Es la única cuenta de collar encontrada, una de callais, cilíndrica
irregular, con taladro tubular central y de manifiesta tosquedad (lámina VIII, A, 16).
La que conocemos de La Barsella es más perfecta, de tamaño parecido y de form a lenticular, con agujero junto al borde. Una yotra
son diferentes a las del Barrancdel Cas/ellel, donde se dan más pequeñas,
discoidales gruesas, desiguales entre si y no muy regulares, tipo más
corriente en Levante.
Rascadores de pedernal
Se hallaron dos: uno grande, grueso, aproximadamente rectangular
(55 por 36 milfmetros, medidas medias), con una cara casi plana y la
otra con alto lomo toscamente rebajado en dirección a los bordes, encontróse en el estrato frontero a la covacha; y el otro, pequeño, discoidal
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34
1. BAl.LESTER TORMO
irregular (24 milfmetros de diámetro). rebajado por ambos lados y con
retoques en todo el borde. apareció entre la tierra removida por los
obreros municipales. Véanse en la lámina VII, fig.· B.
También suelen hallarse con frecuencia en las cuevas sepulcrales
levantinas.
Hachas de piedra
Encontráronse once, casi todas con roturas antiguas y de mediano
tamaño, pues oscilan entre 6 y 11 centímetros de largo máximo. Véanse
en las láminas V y VI, figo" A, los grabados de sus perfiles mayores.
Ninguna de estas piezas apareció dentro del enterramiento, sino en
el espacio frontero al mismo, a distancias y profundidades diversas.
En la planta y proyección de la covacha, que aparece en la figura
3.', quedan fijados los lugares de estos hallazgos.
De ellas merecen propiamente el nombre de hachas las J, JI, IV Y
VII a XI, en las que el filo se produce por intersección de las dos superficies laterales, con curvaturas simétricas, más o menos pronunciadas.
Sus perfiles mayores son triangulares, salvo en la XI en que es trapezoi.
dal, y elipsoidales sus secciones transversales, excepto en dos (X y XI)
que los tienen rectangulares. Son generalmente gruesas y de poco filo,
habiendo podido usarse algunas como cuñas.
Todas estas hachas, menos las VII, X Y XI, son de roca basta, granulosa, con laminillas brillantes, gris en la superficie y masa plomiza
obscura. Nos parece de igual piedra un hacha de Les Llomeles, tal vez
la de mayor tamaño, y la mayo da de las de La Barselfa.
Las tres de que se ha hecho excepción tienen mayor interés. La VII
es de fibrolita de tonos claros y bien pulida; la X, de acusada ondulación en los lados, es de piedra gris clara finamente moteada de negro
y poco pulimentada; y la XI, de buena piedra verde, de dureza escasa,
toscamente desbastada, con talón plano y muy bien bruñida en el espacio inmediato al mo, que aparece torcido y ondeado por los diversos
planos de afilamiento.
No obstante el distinto aspecto de las rocas con que se construyeron
estas hachas, todas ellas han sido clasificadas como ofitas (1).
Las tres restantes piezas de la lámina VI, figura A, no pueden comprenderse en la denominación de hachas, por su filo en bisel. Las Vy VI,
de buena piedra jaspeada, de color verde obscuro, bien pulimentadas,
perfil triangular y superficies laterales mayores plana una y abombada
(1) La clasificación de tales ple:as, asl como de las que noa ocupamos a conti·
nuación, ha sido heeha por el catedrUlco de la FaC'Ultad de Ciencias de Valencla,
D. Francisco 8cltrtn.
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•
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LA COVACHA SEPULCR"L DE "CA M! REAL"
3S
la otra, cortadas en pronunciado bisel, deben estimarse azuelas. La 111,
de roca obscura, granulosa, escasamente pulida, cuerpo tendiendo a
cilíndrico y gran abombamiento en la superficie curvada, que, al ser
cortada en bisel, produce un filo cóncavo, pudo emplearse como gubia.
También las rocas de estas piezas han sido estimadas ofitas. La Cova
de les Llomeles ha dado algún hacha de roca verdosa muy semejante a
la de las V y VI.
Pudo observarse reiteradamente, durante la excavación, que las
hachas de piedra menos fina, que fueron las más numerosas según se
ha visto, conservaban el pulido solo bajo la fuerte concreción térrea que
recubría la superficie sobre que descansaban, perdiéndola en la que, por
quedar hacia arriba, estaba expuesta a la acción de las filtraciones, que
tan frecuentes e intensas debieron ser en el estrato frontero a la cueva,
donde, como se ha repetido, halláronse todas. Tal particularidad, bien
comprobada, obliga a gran circunspección al aprovechar el mayor o
menor pulimento de las hachas como dato en que fundamentar deducciones cronológicas.
No obstante las piezas de rocas más escogidas, el tote de hachas
encontradas en la sepultura albaidense tiene aspecto de tosquedad si
se le compara con las pocas que hemos podido ver de Les Llameles,
generalmente de mejores piedras, más bien pulidas y algunas de perfiles
rectangulares. Tampoco se ven en La Barse/la piedras muy escogidas,
predominando también las piezas de contornos semejantes a los de
Albaida.
Cuchillos de sI/ex
También bajo la denominación genérica de cuchillos comprendemos
los así propiamente llamados y las restantes piezas semejantes que
debieron tener destino distinto.
Son diecinueve las láminas encontradas, entre piezas completas y
fragmentos. Véanse todas ellas en [a lámina VII, tig.· A.
Las hojas I a 9, [1 Y 13, muy curvadas, con filos vivos sin retoque
alguno más que cuando su Irregularidad lo hacía preciso, son útiles
seguramente destinados a corlar. Están fabricados de sílex de colores
melado, grisáceo y blanco, variando sus dimensiones entre 106 (n.o 11)
Y 42 (n.o 1) milímetros de largo, y 24 (n.o 9) y 8 (n.o 3) de ancho, siendo
sus secciones transversales generalmente triangulares y trapezoidales,
y alguna vez (n.o 7) pentagonal irregular. Los 7 y 8, de curvatura igual
y la misma piedra, hallados juntos. dan la Impresión de proceder del
mismo nódulo.
Es manifiesta la pobreza de este lote de cuchillos, de tamaño rela·
tivamente pequeño, piedras poco escogidas y sin retoque alguno en
-65-
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36
l . BALLESTER TORMO
sus extremos irregulares, como los diera el nódulo de que se desgajaran.
Parecen formar grupo aparte el fragmento 1 y los cuchillitos 3 y 4,
únicos de pedernal melado. cuyas hojas pequeñas y finas fueron conseguidas con mayor perfección.
Aunque con la misma técnica, separamos de los cuchillos las lámi·
nas 10 y 14, porque sus perfiles triangulares alargados y aguzadas
puntas les hace aptas, no obstante la escasa resistencia de sus delgadas
hojas, más para punzar que para cortar, habiendo podido empIcarse
como puñales u hojas de lanza. A la 10, que mide 108 milímetros de
largo por 13 en la base recta, se le aguz61a punta con retoques; y la 14,
que tiene de largo y base 77 y 11 milímetros respectivamente, lleva
también pequeños retoques cerca de su extremo despuntado.
Forman grupo bien definido las piezas 12, y 15 a 19, hojas todas
ellas demasiado gruesas y retocadas en los filos para que pudieran destinarse eOcazmente a cuchillos. La 18 es un fragmento de hoja recta,
de sílex ceniciento y sección triangular, con los bordes retocados irregularmente. La 19, trozo casi triangular de hoja de sílex melado, sección
trapezoidal y bordes dentados, parece ser resto de una sierra. La 17,
corta y gruesa lámina curvada de 43 millmetros de largo por 1I de
ancho medio y sección angular de lados curvos, con los filos retocados,
es poco o nada apta para cortar. La 16 es una hoja recta, de buen sl1ex
blanco y sección trapezoidal de 5 milímetros de altura, que mide 55 de
largo y 15 de ancho casi uniforme, con los bordes retocados en toda su
extensión, pareciendo, por su resistencia, una sierra de dientes desgastados. La 15 es una gruesa lámina triangular ala rgada, al parecer des·
puntada, de sílex melado, con 60 milímetros de largo y 16 de ancho en
la base, y secciones transversales, trapezoidal en e:ota y triangular hacia
la punta; la base es recta y retocada hasta redondearle tos ángulos,
continuando los retoques en los bordes hasta cerca de la punta; siendo
esta una pieza que, por su disposición y resistencia, pudo emplearse
con eficacia como puñal. Y es la 12 una gruesa y fuerte lámina de buen
sHex blanco, ligeramente curvada, con alto lomo redondeado con hábnes
retoques que llegan a todo el borde de la pieza, consiguiéndose un perrn
lanceolado, con la base apuntada en ojiva y el extremo opuesto muy
aguzado; mide 96 milímetros de largo por 17 de ancho máximo, dando
una sección transversal también en ojiva, y viene a ser un útil con
sobradas condiciones para emplearle como puñal o lanza, facilitando
el enmangamiento su base apuntada.
Como queda dicho, al reseñar las excavaciones, de todas estas láminas fueron halladas: dos (1 y 3) en la cámara de P., seis (2,11, 15, 16,
18 Y [9) en la de L., y las restantes en el estrato fronlero a la sepultura
y a distancias y profundidades diferentes. En la figura 3.' queda pre-b6-
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LA COVACHA SRPUI..CRAI.. DE "CAMI REAl....
3',
cisado el lugar de los hallazgos, dándose a las piezas la numeraci6n
que llevan en el diario de excavaciones en vez de la ordinal de que
acabamos de hacer uso.
Contrasta en este material la tosquedad de los cuchillos propiamente
dichos con el lote de piezas últimamente descritas, sobre todo con la 12,
pareCiendo algunas de ellas productos de una cultura cronol6gicamente
más avanzada que la a que pertenecen aquéllos, o de otra sincr6nica
pero más perfecta, llegados a virtud de relaciones comerciales a un
pueblo retrasado o de mayor pobreza.
Los cuchillos de La Barsella acusan generalmente mayor perfecci6n
técnica: son sus láminas más regulares, de extremos redondeados con
retoques y de rocas escogidas. De Les Llomeles hemos visto, además
de una sierra, una lámina triangular parecida a las JO y 14, y algunos
fragmentos de cuchillo de mejor técnica que aquella, y desde luego que
los de Cam/ Real d' Alacan/. Otro tanto sucede en el Barranc del Caslellel si se exceptúan dos láminas más toscas que las de aquél.
Los paralelos almerienses de los cuchillos albaidenses, menos perfectos, habría tal vez que buscarlos, en cuanto a técnica, en el poblado
de La Gerundia: siendo mucho más perfectos, como veremos, los de
Parazuelos y Campos.
En cambio, ni en las estaciones levantinas ni en las almerIenses,
Incluso las más avanzadas, encontramos pieza que se semeje al pequeño
puñal estiloide antes descrito.
Punlas de flecha
Ha dado este yacimiento. como qued6 oportunamente expuesto,
las quince puntas de silex que aparecen en la lámina VIII, fig.& A.
También en la planta y proyecci6n de la figura 3.& se fijan los sitios
donde fueron encontradas.
Las 1 y 2, ha!ladas casi juntas en el fondo del rinc6n izquierdo de
la cámara de P., son de floja piedra obscura con vetas negras, tal vez
caliza. Aquélla no es sino una lasca, apuntada por un extremo y con
bisel en el otro para enastarla; y la segunda, romboidal. con los ángulos
laterales redondeados, es gruesa, biconvexa, de punta y bordes poco
vivos y eficaces, debiendo haberse formado de un pequeño canto. La 4
encontrada en la misma rinconada, aunque algo más al NO. y en las
circunstancias oportunamente referidas, es asimétrica, de perfil romboidal con los lados en Iígera curva reentrante, lo que, haciendo destacar
los ángulos laterales, produce la iniciaci6n de aletas, y fué construida
de una lámina de s[Jex melado, de dorso en diedro, del que resta parte
de los planos, y cuyos bordes se rebajaron con retoques. Estas piezas
dan sensaci6n de arcaismo o de escasa habilidad técnica.
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38
l. BALLESTER TORMO
La 5, aparecida hacia el NO. de la zanja, entre la tierra removida
por los obreros, se fabric6 también de una laminilla de vulgar sllex grisáceo, en diedro por el dorso y de sección triangular, a la que se dl6
contorno de ojiva con escotaduras en la parte inferior para formar una
base, más que pedúnculo, triangular. N6tase también en el dorso parte
de uno de los planos.
La 3 se hall6, asimismo, en la cámara de P., entre las tierras inmediatas al cráneo 11. Es de sílex ceniciento, gruesa, abombada, de tipo amigdaloide, con pequeño pedúnculo roto y de labor mediana, pareciendo
proceder también de un pequeño guijarro. La 7, encontrada cerca del
paquete de huesos inmediatos al cráneo dicho. es de sílex gris amarillento, bIconvexa, pero más plana que la anterior, de contorno en ojiva
con gruesos dientes, uno de los cuales constituye la punta, y base angular.
La 6 apareció al pie del bloque que limita por la derecha la cámara
de P. Es de s[lex blanco mate, ligeramente biconvexa, algo tosca, pareciendo fabricada de una gruesa lámina a juzgar por el resto de plano
subsislente en una de las caras; es de perfil romboidal alargado, y forma
la base un ángulo de lados reentrantes.
Las 8 y 12 encontráronse, no lejos una de olra, en el mismo lado de
la propia cámara, a la entrada de la angostura existente más hacia el N.
La 8 es un bello ejemplar de sílex melado y blanquecino, biconvexa, de
caras simétricas, ancho cuerpo en ojiva finamente dentada, con pronunciadas escotaduras laterales y base angular. Y la 12, de sílex blanco
y brillante, es plano convexa, de lomo uniformemente redondt:ado con
hábiles retoques que dan a todo el contorno aspecto de fino dentado;
teniendo un perfil bien asimétrico, pues aparte la base en ángulo, es
curvo un borde y recto el otro. más largo éste que aquél.
La lO, hallada en el estrato de frenle a la sepultura, es de sílex ceniciento, biconvexa, de perfil triangular, ligeramente reentrante, aletas
ya muy desarrolladas y pequeño pedúnculo.
La 9, aparecida debajO del grupo de cráneos de la cámara de L.. es
pequeña, de sllex melado grisáceo. contorno triangular al::J.rgado, con
los vértices de la base truncados y menudo pedúnculo.
La JI se encontró entre las tierras de alrededor de los cráneos mencionados y es de piedra blanca, plano convexa. con largo cuerpo de
bordes paralelos en que se acusa la espina de la lámina de que se formó.
y minúscula base triangular cuyos ángulos sobresalen ligeramente.
y las 13, 14 Y 15 son del mismo tipo que parece caracterizar este
enterramiento, o sea de cuerpo roliáceo y base angular separados por
muñoncitos. como se ve en la última de aquéllas, que es el ejemplar
más completo, tipo que parece derivar más del de contorno romboidal
que del foliáceo propiamente dicho. Las 13 Y 14, halladas juntas en el
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LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAMf REAL"
39
lado izquierdo de la entrada de la cámara de L .• son casi Iguales, de
sílex de color claro, plano convexas y ligeramente curvadas: y la 15,
encontrada en el fondo de aquella, en la angostura que [a comunicaba
con la cámara de P., es un bello ejemplar de sílex negro brillante, caras
simétricamente abombadas y hábilmente retocadas.
Es bien poco uniforme este material: en cuanto a formas. constituye
un verdadero muestrario, pues sólo las tres últimas tienen, como hemos
visto, el mismo perfil; y en lo que atañe a técnica. aparte la 1, que no
puede tomarse en cuenta por ser una pieza anormal. es tosca la 2, tal
vez por la materia de que se fabricara, mediocres las 3 a 6, y de buena
labor las restantes, en especial las 8, lO, 12 Y 15.
También estas diversidades de técnica dan lugar a la misma duda,
expuesta al ocuparnos de los cuchillos, sobre si obedecen aquellas a
diferencias cronológicas o si son consecuencia de mezclarse productos
provinientes de centros cultu rales desarrollados en grados distintos.
Al ocuparnos de la cronología de esta estación, volveremos sobre ello.
En la cueva sepulcral de La Barsella donde hasta ahora predominan, como se ha dicho, los tipos cruciforme, foliáceos ancho y est recho
y triangular de bordes rectos, no aparece más forma de Caml Real, aparte
alguna romboidal de contorno parecido a la 6, que otra también de
sílex blanco, de largo cuerpo de bordes paralelos y pequeña base triangular ligeramente saliente, o sea de igual perfil que la 11, aunque algo
más ancha. Las triangulares suelen llevar largo pedúnculo y ángulos
inferiores no t runcados; y las foliáceas son de las propiamente llamadas
así. por el contorno curvo en toda su extensión o sea de tipo distinto a
las mixtas de la sepultura a[baidense.
Ni en Les L/omeles ni en el Barranc del Caslellef se haJla tipo alguno
de los del enterramiento albaidense. Lo que se encuentra en el Barranc
es una serie de puntas cuyos contornos van desde la forma romboidal
rectilínea a una muy semejante a la 15 de Caml Real. lo que pudiera
explicar el origen de este tipo más como evolución de aquella que como
derivación de las foliáceas. La romboidal inicial evoluciona alargando
mucho el ángulo destinado a punta, hasta dar el contorno de dos trián·
gulos, uno equilátero y otro lsósceles, yuxtapuestos por las bases coin·
cldentes, forma que alguna vez lleva sendos muñones en los ángulos
laterales; luego la base del triángulo destinado a punta es más estrecha
que la del triángulo que la sustenta, sobresaliendo éste por los lados; y
por último, el cuerpo rectillneo toma perfil foliáceo, ocasionando un
contorno parecido a la 15.
Tampoco entre el material conocido de la cueva de la Roca se encuentran las formas de puntas de la sepultura de Al baida. El tipo triangular de aquella es muy alargado de punta y pedúnculo, como alguno
de La Barsella; y en el triangular con aletas, de perfil reentrante, se
-69-
[page-n-76--data::data]
40
l. BALLESTER TORMO
inclinan aquellas hacia el pedúnculo en vez de ser divergentes como en
la forma más parecida de Cami Real.
En las estaciones almerienses no vemos, asimismo, las formas albaidenses. En Campos, a cuyos tipos parecen semejarse en técnica las
mejores de aquellas piezas, predominan los contornos foliáceos anchos
y estrechos y las puntas triangulares pedunculadas, rectilíneas o más
o menos curvadas y con aletas poco o muy desarrolladas.
Objetos de marfil
Al reseñar las excavaciones se aludió a fragmentos de piezas, que.
por su aspecto externo y el de sus roturas, semejaban de marfil, y que
componían los út!les Incompletos que aparecen en la lámina VIII, figura A, con los números 19,20,22 Y 23.
El objeto núm. 22 lo constituye una lámina incompleta. ligeramente
curvada, que mide 142 miHmetros de largo por 17 y 9 de ancho y 3 y 2
de grueso, respectivamente en sus extremos, lámina que se ensancha
regularmente por uno de éstos hasta ser limpiamente cortada en sentido
perpendicular al eje mayor, y se estrecha gradualmente por el otro para
formar un astil plano de bordes casi paralelos, que parece tender a
estrecharse suavemente. Son manifiestas en esta pieza las huellas pro·
ducidas por un instrumento, piedra de afilar probablemente, con que se
trabajó la lámina, adelgazándola y dándole la forma deseada.
El núm. 23 es un útil semejante, diferenciándose del anterior, en que
es recto, algo más grueso y en que el extremo mayor no está corlado,
sino que lo constituye el arranque de la pieza de que se obtuviera esta
lámina. Mide, Incompleta, 145 mm. de largo, 16 y 9 de ancho en sus
extremidades y 6 Y 3 aproximada y respectivamente de grueso en estas.
La mayor parte de las fracturas de ambas piezas eran antiguas; y
encontráronse sus fragmentos, como se ha dicho, los de la 22, entre
la tierra revuelta por los obreros en el centro de la zanja, y los de la
23 junto con los pequeños huesos humanos que aquellos retiraron.
Las dimensiones de estos objetos, su escaso peso, el adelgazamiento
hacia un extremo y el verse en estaciones similares piezas de hueso o
marfil semejantes, apuntadas y sin resistencia suficiente para empleo
distinto, permite conjeturar que también estas terminaban en punta
por el extremo incompleto y que fueron empleadas como alfileres para
el cabello.
Otras cuevas sepulcrales de Levante contuvieron objelos semejantes.
Entre las láminas aguzadas por un extremo, halladas en La Barsella,
hay algunas que se parecen a las descritas, en especial a la 23; en el
Barranc del Cas/elle! hallamos fragmentos que deben pertenecer a la
parte más ancha, unos, y otros al astil, de piezas como las albaidenses;
-71)-
[page-n-77--data::data]
LA. COVA.CHA. SEPULCRA.L DE "CA.MI REA.L"
41
Yen Les llametes se dan fragmentos de los últimos, as! como en los Blan·
quizares de Lebor.
Entre la tierra sobre que se sentaba el lecho de huesos y el grupo
de cráneos de la cámara de L., encontráronse, a menos profundidad
la primera que la segunda, las piezas 19 y 20 de la citada lámina. Es
aquélla un vástago incompleto de sección aproximadamente rectangular aplanada (7 X 3 milímetros), con fractura antigua por uno de
los extremos, y 67 mj)[metros de largo. El segundo objeto es un cilindro
con ligera tendencia troncoc6nica, que mide 26 milfmetros de largo y
10 Y 11 de diámetro en sus bases, está decorado con trece acanalados
circulares paralelos entre sr, toscamente labrados, y lo atraviesa un
ancho taladro coincidente con su eje mayor, donde aparece alojado UH
espigón de la propia materia, cortado al ras por la base mayor, y que
asoma roto por la más pequeña. Daban ambas piezas la impresión de
haber pertenecido a un solo objeto, debiendo adelgazarse el vástago
por un extremo para formar el espigón, que se ve encajado en el cilindro, y aguzándose por el otro a manera de punzón o alfiler; suposición
confirmada poco después al conocer el material de La Barsella.
Se conoce buen número de alfileres de este tipo, provinientes de
enterramientos eneoliticos peninsulares.
En la cueva sepulcral de Casa da Maura (Cesareda· Portugal),
apareció una pieza de hueso con cabeza plana y cuadrada, otra más
semejante a la de Caml Real, con cabeza cilíndrica lisa y el fragmento
de a lfiler en ella incrustado, y tres más del mismo tipo que la que
nos ocupa o sea de gruesa cabeza cilíndrica, oroada con acanalados, y
vástago independiente ajustado en ella. Se halló con ello: una lezna
de cobre, en forma de losange alargado; cerámica decorada con bandas
de líneas incisas formando diversas composiciones; hachas, azuela y
cinceles de piedra, en número de un centenar; sobre cien puntas de
flecha de siJex, de tipos varIados, predominando las de base cóncava;
diversos ídolos de pizarra. con decoración geométrica; otros, casi cilíndricos, en marmo! y también ornados con líneas incisas; un cayado
de pizarra decorado de igual modo por ambos lados; botones de hueso;
algunas perlas, entre ellas de calla;s y de azabactle. Entre muy abundantes restos humanos, se halló un cráneo con principio de trepanación (1).
La cueva sepulcral de Lapa Furada, también en Cesareda, dió un
ejemplar de alfiler, que se supone de hueso, igual que los de Casa da
Moura, con la cabeza corta y gruesa oroada con serie de acanalados
(1)
E. CJt,KTJt,ILHJt.C: ~s
d,es
p,~Ir¡.sIOfiqu,s d~
f' Espagn, Ifl du Portugal. Parls
1869. p. 81 y 101, flg. 117. NitoS ABERCl, La cillilisation IlIloIithiquI dans la
Pl1linsul, iWriquI, Upsala 1921. [l. 75 Y sigs.
-71 -
[page-n-78--data::data]
42
1. SALLESTER TORMO
circulares, y el vástago, al parecer, como en aquella ciHndrico y pronunciadamenle curvado y constituyendo pieza aparte: y otro alfiler,
roto por el ástil. en que las ranuras de la cabeza son tan profundas.
que dan la impresión de serie de discos superpuestos. Les acompañaba
el siguiente material: tres hachas en piedra, algunas talladas groseramente; grandes astillas de sílex, punzones de hueso y fragmentos de
cerámica sin decoración (1).
En la lámina VI II , figura B, aparece con el número 1 un ejemplar
de estos alfileres de Cesare da.
Estima el Sr. Bosch que estos enterramientos pertenecen a la cultura
portuguesa del pleno eneolítico, subperíodo A.
También ha encontrado tales objetos D. Luis 5iret en sus excavaciones del SE .. en las siguientes sepulturas:
En una de cúpula. cercana a Tabernas (Los Linlales. n.O 9), junto
con dos flechas triangulares de sílex, un cuchillo de lo mismo y varias
vasijas, una de ellas de yeso.
En una sepultura cuadrangular de losas, cerca de Fonetas (n.o 13),
que di6 también fragmentos de vasija de yeso, y una de esas láminas
trapezoidales, de sítex, con uno de los ángulos aguzado y la base opuesta
generalmente cóncava, que encontramos también nosotros en el Barran,
del Caslellel, y que el Sr, Siret estima puntas de flecha.
En una sepultura dolménica inmediata a Fonelas (n.o 12), con tres
láminas o flechas de las antedichas, un cuchitlo y trozos de vasija de
yeso. Es este alfiler de marfil, con la cabeza larga y pronunciadamente
troncoc6nica y vástago recto, de sección circular; midiendo en lolal
sobre 24 centímetros (2), También se incluye en las mencionadas lámina y figura con el número 2.
En otra sepultura dolménica . también de las cercanías de Fonelas
(Llano de la Teja, n.O 1), junto con dos láminas de las anlecitadas y
tres flechas triangulares de sílex.
y asimismo en otra sepultura dolménica e inmediata a Fonelas
(Llano de la Teja. n.O 19), en que se encontraron t res láminas del repetido tipo. tres puntas de flecha triangulares, dos de base cóncava, una
con pedúncu lo y aletas, todo de sílex, y algunos tIestos.
No aparece en los Millares el alfiler de que nos ocupamos. no obstante
juzgarse su necr6polis contemporánea de las sepulturas citadas.
Debemos los anteriores datos a la gentileza del ilustre investigador
del SE., Sr. Siret. Conste aquí nuestro agradecimiento.
Algo al Norte de Almería, en la cueva de los Blanquizares de Lebor,
(1) CAItTAILHAC: lbid., p. 103. flg. IIS.-ABUO, ¡bjd.. p.80. flp. 102 Y 103.
-BOSCH C INPUA: lA arqumofia pTr"o1f1olla hisp61/¡eo, Jam. 111. 54, y p. 153.
(2) L. SIItH: L'Espofnt pr¡lrisloriqut, tig. 232.
-72-
[page-n-79--data::data]
LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAN! REAL"
43
de que nos hemos ocupado ya, se ha encontrado una cabeza acanalada
de alfiler de esta clase, ignoramos si de hueso o de marfil. Es ligeramente
troncoc6nica, el taladro longitudinal no parece atravesarla totalmente,
viéndose en él alojado, como en el ejemplar albaidense, parte del espig6n
del vástago, que sobresale de la cara inferior.
De la caverna de La Barsella conocemos dos alfileres más de este
tipo, uno completo (véase el n.o 3 de las repetidas lámina y figura)
y otro al que falta parte del vástago, así como dos cabezas sueltas. Es
el vástago de aquél de sección triangular en su tercio Inferior, aguzándose para formar la punta; siendo igual que en Caml Real el sistema
de sujeción de ambas piezas.
Es curioso observar el gusto del hombre eneolítlco por la ornamentaci6n de ranuras o acanalados. La misma decoración con acanalados
circulares, en serie paralela, que se ve en los alfileres dichos. substituida
otras veces por uno en apretado espiral, que produce el propio efecto
visual, se encuentra en los pequeños colgantes de hueso o marfil, rectos
o curvos, ligeramente apuntados por un extremo y con un taladro
transversal en el otro, que hemos indicado en el Barranc del Caslellel,
en Les Llomeles, en La BarSllla y en los Blanquizares de Lebor. También
el Sr. Siret halla tubos parecidos a los colgantes dichos y a las cabezas
de los repetidos alfileres, usados como cuentas de collar en las estaciones
coetáneas almerienses. generalizándose más su uso en la edad del
bronce (1).
Cerámico
Sólo se han hallado las dos vasijas a que hicimos referencia y que
aparecen en la lámina VI, figura B.
La de fondo convexo y cuerpo troncoc6nico encontrada por los
obreros en la cámara de L.. junto a tres cráneos agrupados, se deshizo
al extraerla, destruyéndose y perdiéndose en parte, habiéndola podido
reconstruir aproximadamente, aprovechando los fragmentos recogidos.
con arreglo a las indicaciones del que la encontr6.
El cuenco, con mamel6n inmediato al borde, ya quedó dicho c6mo
y en qué sitio se halló, al excavar la cámara de L,
Ambas piezas son de barro basto, ceniciento, con alguna partícula
brillante, y apenas si conservan huellas de haber sido pulimentadas.
De los restantes tiestos encontrados s6lo algunos acusan formas
apreciables: bordes de cuencos, uno mamelonado; borde y pared de
(1) L. SlRI!T: Quutions d,
numo 18, y VII 1, núm. 26.
chrO'loIOli~
-73 -
ti d'tthnolrophi, iblriquts. IAm. VII,
[page-n-80--data::data]
44
l. BAl.LESTER TORMO
vasija de pcrfll quebrado: y partes de otras piezas parecidas a cazuelas
de fondo aplanado. En la figura 6.& damos sus perfiles.
f ll. 6. Tabla de IDrm. . .cu .... 1lJ por 1 ,,..mtnfol tcrt mlUI.
01
Mllu 'r MI ' .mlllo
La Irregularidad del grueso de las paredes. las tierras nada escogidas
y la defectuosa cocción. dan a estos tiestos el mismo aspecto de tosquedad que a los vasos.
Entre los vasos de La BarSl!lIa hemos visto que se encuentra, lamo
bién, el de fondo convexo y cuerpo troncoc6nico, pero más abombado
y alargado que el de Cami Real, y con unos cuantos mamelones junto
al borde.
VI
LOS RESTOS H UMANOS
Los reslos humanos hallados en este enterramiento están aún por
estudiar por persona especializada. Su examen superficial acusa la
existencia de restos esqueléticos pertenecientes a personas de ambos
sexos y a algún individuo no adulto.
La situación y estado de huesos y cráncos quedó precisada al reseñar
las excavaciones, y sería inútil repetirlo aquí (véase en cuanto a la
situación de los cráneos hallados por nosot ros la figura 3.·). Ya se
dijo que las humedades propias de un terreno de aluvión les habían
afectado mucho.
Diez fueron los cráneos hallados por los obreros, destruyéndose
todos al extraerlos, salvo los tres encontrados agrupados en la cámara
de P.; los huesos sueltos o rotos corresponden a siete cráneos más. Son
los indicados con las letras A a J, para distinguirlos de los que nos dieran
las excavaciones, que fueron señalándose con números romanos por el
orden de su descubrimiento.
-74 -
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LA COVACHA SEPULCRAL DE "CANI REAL"
45
Siete son los cráneos relativamente completos por nosolros hallados
(11. 111. IV Y VI a IX), además de algunos huesos sueltos pertenecientes, a l parecer, a dos cráneos más (los I y Xl, teniendo dudas sobre
si corresponden a otro o a alguno de los últimos, un occipital y algunos
restos de b6veda, encontrado todo junto. y a los que al excavar se le
di6 el número V. También estos cráneos, con los huesos en equilibrio
en el yacimiento, se deshacían generalmente al extraerlos, soltándose
especialmente los huesos de la cara y de la base.
Por lo expuesto puede calcularse que los restos humanos depositados en Caml Real pertenecían, cuando menos, a 19 individuos.
Ningún cráneo lué encontrado con las dos mandíbulas, y uno solo
(Al llevaba unida la superior. Algunas de ellas y fragmen tos de otras
sollan rodear, junto con otros huesos, los cráneos.
Es el A el único que conserva todos los huesos de la base, y los B
y e la mayor parte de ellos.
Otro de estos, el VII , muestra por encima de la protuberancia fronlal
derecha la extensa huella, bien manifiesta, de una gran fractura en
vida. soldada luego, pero dejando marcada depresi6n callosa y el correspondiente abombamiento en la cara interna.
En la lámina IX .• reproducimos las principales normas de los nueve
cráneos más completos, dando con ello idea del actual estado de los
mismos y evitándonos enojosas descripciones. De alguno de estos cráneos
se conservan, separados, los huesos de la cara y de la base; y los no
reproducidos podrán probablemente completarse con gran cantidad de
huesos sueltos o rotos que se guardan.
Damos a continuación los índices cefálicos (Broca) de ocho de los
cráneos reproducidos en la lámina dicha. La falla de buena parte del
parietal izquIerdo del 1I 1, impide obtener su índice. El faltarle también
al 1I pequeña porción de un parietal, y existir una menuda rotura en
la glabela del VII, hace posible algún ligero error en sus índices.
Cráneo
A.
Indice
•
•
•
B.
•
•
•
•
•
c.
11.
VI.
VIL
VIII
IX.
•
•
•
•
•
•
DoH.
Doli.
78'66 ........ MesaU
70'49 (1) .. ..
Doli.
75'27 ....
Sub-doli.
71'87(1) ...
Doli.
80'55 ....
Sub-braqui
75'13 ........
Sub-doli.
73'33 ........
72'48 ........
-75-
[page-n-82--data::data]
46
L BALLESTER TORMO
Se conocen en el antiguo Reino de Valencia otros cráneos cneoHticos
cuyo estado permite su estudio. unos hallados en algunas de las cuevas
de que nos ocupamos antes, y otros en enterramientos de la provincia
de Castell6n. Damos a continuación noticia de los que nos son conocidos, sin que pretendamos haber hecho una relación completa de los
existentes.
Cava de les Poyeles. - Halláronse, como se ha dicho. tres cráneos.
uno de ellos recubierto de concreciÓn caliza producida por una estalactita que aún goteaba sobre él. Han sido estudiados tales cráneos
por los Sres. Barras de Arag6n y Sánchez. quienes, no obstante haberse
encontrado todos en el mismo nivel, s6lo se deciden a estimar uno
perteneciente al neolítico o a época algo posterior. a juzgar por sus
caracteres morfol6gicos. No conocemos su índice. pero se le clasifica
entre los subdolicocéfalos de Broca y cerca de los mesocéfalos de Fra nkfort. Según dichos señores, presenta la cara prognatismo poco acentuado,
clasificándose en el grupo de los ortognatos; el contorno superior acu;a
una sensible platicefalia; las dimensiones de la cara, bien proporcionadas con el cráneo, muestran las características del tipo étnico de la
Europa meridional. Tiene este cráneo una capacidad de 1.621 '3 c.C. (1).
C(}/Ja de la Sarsa.-No puede determinarse el índice de la bóveda
craneana encontrada en esta estación, por faltarle parte de un parietal;
pero se aprecia su dolicocefalia.
C(}/Ja de les Uomeles. - Halláronse, como se ha dicho, seis esqueletos
tendidos en el nivel superior y otros dieciocho, acurrucados, en el inferior; el frontal de uno de éstos. con dos taladros circulares. Han desaparecido casI todos los cráneos retirados de este enterramiento. Quedan
tres en poder de D. Adolfo Vilaplana, de Alcoy; uno, a l que (alta sólo
la mandíbula inferior, y dos bóvedas más algo Incompletas. He aquí
sus ¡ndices:
Cráneo
1. ¡ndice 75'70 ....... . Sub-doll.
11.
•
68'93 ....... . Dol.
•
71'75 ....... . 0011.
111.
•
•
El Rebolea!. - De los restos humanos hallados en este enterramIento
y que parecían pertenecer, como se ha dicho, a seis Individuos, pudo
salvar D. Camilo Visedo, de Alcoy, una b6veda craneana que da un
índice de 74'10 (doli).
Serreta de la Vella. - Se pudieron recoger, de manos de los obreros
empleados en la búsqueda del tesoro, tres cráneos completos, todos
pequeños, de huesos delgados, braquicéfalos y de cara ortognata (2).
F. V ... UI'!MTI!:; Ibid.
VI1.AMOV ... y PII'!RA:.La 6stacion prdist6r'-ca d6 MO"{)(IQll (Rtllista dI Va/trI·
cia, l.a Diciembre 1881, t. 11, p.66).
(I)
(2)
-76 -
[page-n-83--data::data]
LA COVACHA SEPULCRAL DE " CAN ! REAL"
47
Cova de la Barsella. - Encontráronse, según oportunamente diJimos, unos treinta cráneos; bastantes en muy buen tstado de conservaci6n. Pudimos tomar el índice de siete de ellos:
Cráneo
•
•
•
•
•
•
1.
11.
111.
IV.
V.
VI
VII.
I ndice 76'00 ........
79'09 ........
82'35 ..
77'32 ........
73'10 ........
75'65 ........
75'00 ........
•
•
•
•
•
•
Sub-doli.
Mesati.
Sub-braqui
Sub-doli.
DoII.
Sub-doli.
Doli.
Respecto a la provincia de Castell6n, poseemos los siguientes datos
que hemos pOdido completar gracias a la atención, que sinceramente
agradecemos, del Dr. D. Joaquín Tuixans, de VilJarreal, distinguido
investigador levantino (1).
Filomena (Villarreal). - Bien conocida es esta estaci6n, en [a que
aparece, entre interesante material, el vaso campaniforme. Bajo un
túmulo halláronse veintiún enterramientos en silos de tipos diversos
que contenían, según parece, restos humanos pertenecientes a más de
treinta individuos. El Sr. Sos y Baynat ha podido estudiar tales restos,
deduciendo. de los fémurs hallados, las siguientes probables tallas:
hombre, 1'677 metros; mujer, 1'556; joven, 1'528; Yobteniendo de cuatro
de los seis cráneos encontrados los siguientes índices (2):
Cráneo
•
1.
11.
111.
Indice 72'44 ........
69'31 ........
•
IV.
64'02 ........
•
•
•
•
66'28 ........
DoII.
•
•
•
El Dr. Tuixans da como índice de dos de estos cráneos 69'85 y 68'70
y otro. medido por el mismo y D. Francisco Traver, 72'22 (3). Tales
diferencias no son bastantes para influir en la clasificación de aquellos
(1)
Para el estudIo de las estaciones castellonenses a que vamos 3. referirnos,
TUIXAti'S: La ~s/ac;(;n enroli/;CQ Fi/omlna, d~ Villa"cal (Gllla Allllorio dI'
la provincia d, Casttl/6n). - El cua/trnario y fa prehis/ar¡o (1 mp. J. Botella, (923).
Estaci6n prthis/6rica d~ Viwr (Htrafdo dI Cas/tI/6n, 29 Junio 1926).-D. V'1I pa/tal/tico capsi~ns. (Htr(Jfdo d, Cas/eff6n, 3 Octubre ¡Ci28).-Por titrras d~ V/!'I'r
(H~rQfdo de Cas/eI/6n, 4 Septiembre J928).-S,pufturas ,ntafiticas ~n ~l Bovel(.o d,
Afmalora (Heraldo d, Cas/t1l6n, 23 Noviembre 1928).
vbse
(2)
J.
V. 500
y
BAYNAT; Una tSlad6n prthis/6rica In Vil/arreal (B(>/. de fa S. C.
d, C .. 1. [JI, 1<)22; [V, 1923 Y V, 1924, Caslellón. Para los da.tos antropológIco"
t. [V, p. 99).
(3) F. TllAvllt: Los hallalgos prthist6ricos dI Vil/arrra/ (Las PrO/lincias. 17 Sep·
tlembre 1922).
-n-
[page-n-84--data::data]
48
i. BAt.l.ESTER TORMO
Fonl Talfade, Desierto de las Palmas (Benicasim). - Sepultura en
túmulo. Encontráronse dos cráneos, uno de ellos con índlce de 76'50
(sub·doli).
El Sargal (Viver). - Enterramientos en abrigos; en uno de elJos
un esqueleto en cuclillas. Indice de un cráneo: 82'70 (sub-braqui) (1 l.
El Boverot (Almazora). - Enterramiento en silos o vasijas. Hallátonse tres esqueletos. Un cn1neo con índice de 77 (sub-doli).
Con las medidas de todos los cráneos. de que acabamos de ocuparnos,
pudimos intentar un ensayo de mapa regional de distrlbuci6n de índices
cefáUcos; pero el hallarse sin incorporar al peninsular que iniciara hace
años el distinguido catedrático de Oporto Sr. Mendes Correa (2), no
s610 los cráneos eneollticos hallados en Levante, sino [os de otras muchas
estaciones españolas, nos induce a continuar la labor que aquél comenzara, tendiendo a completarla con los dalos que hemos podldo recoger,
sin pretender haber agotado lodos los existentes y aprovechables.
Además de los cráneos de las sepulturas levantinas, a que acabamos
de hacer referencia, quedan incorporados al nuevo mapa, que damos
en la figura 7.', los de las siguientes estaciones (3);
Cueva de la Mora (jabugo, provincia de Huelva) (4).
Cueva de la Mujer (Alhama, provincia de Granada) (6),
La Alcarria (VlIlanueva de Córdoba) (5),
Navalazarza (Montoro, provincia de Córdoba) (7).
Atcolen (provincia de Córdoba) (8).
(1) N. PRIMITIVO CóMI'!.1;; Las e"l'lIas del Sargal fn Virli'r dI' /I1S Agllas, (V, Las
f'nw illcias, 28 Agosto 1929).
(2) M!NDU CORRE": Os pows primitillOs da Lusitatlia, Porto, 1924, p, 214,
figura 22.
(3) En la rebusca de estos datos noshaprest3do enc:u: ayuda D. Luit Perioot,
(lulon ha dibujado, además, el mapa que Insertamo~, Le quedamos, por lodo ello,
obligados.
(") EDU"RDO DI"z; Avanct al tstrrdio d, la .Cutva dt la M"ra" f1/ jabufo,
p,ovitleia de Huellla (Actas y Memorias de la Soco Esp. de An/,.. Eln. y P"h., l. 1,
/9Z3, p. 119).
(5) V. JACQU.I!.S: E/tlotogla (A~ndice a la. ob. cil. de H. y L. Slret, p. 4'14. Ciul.
a V!RHI!AU: La rae' di erO· Mag7llJII, su migra/ions, SI'S dl'Sl;endan/$, RIIJ. d·An/h"
1886. p. 10).
(6) F. Da us BARRAS DI'! ARAOÓH: Dos 1/O/as rt/lTen/es a tres crdll,'l)s de /0'
alb.?r,s dt la edad del (abr,. (Aelas y Mem:Jorias dllu Soc. Esp. dI A",r. Eln y P"h ..
t, V, 1926, p. 29),
(7) BARRAS DI! AR"G6H: {bid,
(9) CAR80N!LL·PUI! Hn: -D[A~~ LA tstaci611 pr,hisl6rica de Alcol,a (Bol. d, la
Aed. d, C¡",tias. B,lIas utras y Noblts ArflS dI C6,doba, !924).
-78 -
[page-n-85--data::data]
LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAMI REAL"
49
Perales de Tajuña (provincia de Madrid) (1).
Castelnuevo (Moli na de Aragón, provincia de Guadalajara) (2).
I
Palazuelos de Cuesta Urria (provincia de Burgos) (3).
Morolla, Ojebary La Hermita (Limpias, provincia de Santander) (4 ).
CUIIIO del Subidor (Albalate del Arzobispo, provincia de Teruel) (S).
Cal/yarel (Calaceite, provincia de Teruel) (6)
COLla del Buld6 (Rojals, provincia de Tarragona) (7).
Sepulcro de Les Piles (Santa Coloma de Queralt, provIncia. de Tarragona) (8).
COLla Fonda (Sa lam6, provincia de Tarragona) (9).
COLla josefina (Escornalbou, provincia de Tarragona) (lO).
Sepulcro de Call Vallés (BTuch, provincia de Barcelona) (11).
Roca del Moro, de Can Cer/Jero(Serrateig, provincia de Barcelona) (1 2)
Cnu de ¡es parets del Clo/ fondo de Coromilles (Viver, provincia de
Barcelona) ( 13).
Maslo NOlla (Vilanova, provincia de Barcelona) (14).
Dolmen de Colf del' Orel/er (Espilnalbet, provincia de Barcelona) ( 15),
Dolmen de Col/el de les Forques (Espunyola, provincia de Barcelona) (16).
Dolmen de Codonye! (Cint, provincia de Barcelona) (17)
(1) Se tienen dudas sobre sI pertenece el cráneo hallado. al eneolltleo. PITT,ut o: Un erOllt prtsunrlquo/trnolrt Irou/ll,n Espotnt (Rtu. dt r Ecol, d'A /llhropolo.
ri. d. Paris, VIII, 1903, Parls; p. 278).
(2) e ....tllAS DI!: AItAOÓH: Ibid.
(3) T. DI!: AItAHZADI: Les tsqut!tlos tntolfticos dt Polozutlos dI Cursto Urrio
(Brl//I. As. Col. dt A .. E. i p .. vol. 111.2,1929. p. In).
(4) K. SALLIIII:: Di, TaSstn du ¡ulnguen Sttinuit in dtn Mitllllmurlarnd"n
(8ul/l. As. Coto d·A .. E. i p .. 1926, p. [l.
(5) Y. BAItDAvru: His/orio de Albalott del Anobispo. 191 4, p. 18.
(6) T. 011 AItAHLADI: ES/lldi mé/ric del croni It/"l1l!nl ¡ d'allru rutes hllmons d,¡
upulcrt dt Co loceit. (Am,- dtll. d'E. C .. VI, ]915·20, p. 460).
(7) S. YILASI!:CA [ J. IGUSIES: Explorod6 prthis/6rico dt /'0/10 conco del 8ru·
,trllt.-I. La C¡Jvo dtl 8uld6. (Rru. dr! Ctl!trt de Ut/llra, any X. núm . 192, Abril,
1929. Reus).
(6) VILA.S!CA I! I OL!!sl!!s: Ibid.
(9) 1. BATISTA RO!;A: Conlribud6 o /'t$ludi ontropol6tic deis poblts prtlris/6Tics
dl Colalunyo (BI/I. As. Col. d'A .. E. i P., 1. ]923).
(lO) J. SllftltA VII.ARÓ: Escwno/bou puhist6ric (Escornalbou, [925, p. 53).
(11) 1. COLO~INAS; Lo Prthistorio dt Monstrrot (Monse.rTat, 1925. p. 156).
(12) 1. SI!IIRA V I LAIIÓ: El vos componilormt o Cololunyo I lIS COUIIS stpuferals
"" olftiquu (Solsona, 1923. p. 74).
(1
3) 1. Su itA V I LAItÓ; El /las componilormt ... , p. 79.
(1 4) j. BATISTA Ro!;,,; lbld .. p. 1
04.
(15) J. Sl!lIftA V,UItÓ: Ciuifi/zoci6 mtto/ftlco o Cololunyo(Solsona. 1927, p. 126).
(16) J. SlltftA V,LAftÓ: Ciuilit~oci6 mttoUtico .... p. 142.
( 17) 1. SIItItA. VILAlI:ó: Civiliuod6 mtgolltica ... , p. 223.
-79-
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A. Dolicocefalia o d6lico-con mesocefalia (punteado en los casos dudosos).
B. Mesocefalia.
C. Dólico-y braquicefalia con predominio de la primera.
D. Braquicefalia predominante o exclusiva.
E. Estaciones de las que carecemos de datos craniométricos seguros.
Estaciones figuradas en el mapa:
l . Aralar (provs. de Navarra y Cuipúzeoa).-2. PaJuuelos de Cuesta Unla (prov. de Burgos.}--3. Limpias (prov. de Santander).----4. Ovle.
dO.-5. Coste/nutllo (Mollna de Arag6n. prov. de Cadalajara).-ó. Perales de Tajufta (prov. de Madrld).-7. Clempozuelos (ld.).-8. AlquevO$
(Portugalj.-9. Aleobaca (Idj.-IO. Cesareda (Id.j.-II. Aleobertas (ld.).-12. Sorra das Mutelas (ld.).-13. Monte junto (ld.).-14. Folha
das Barradas (Id.).-IS. Uoela (ld.).-16. Palmella (ld.j.-17. Rotura (Id. j.-lB. Pav1.a (ld.).-19. Nil.a (ld.}.-20. Algarve (ld.).-21. Cutlla
d, la Moro (Jabugo, prov. de Huelva).-22. La Al,a"ia (Villanueva, prov. de Córdoba).-23. NavafazOTla (Montoro, Id.).-2•. Aleolea
~ (prov. Id.).-2S. Cibraltar.--26. Cueva del TlSora (Torremolln03, prov. de MAJaga).-27. eUlIJa de la Muiv (Alhama. prov. de Crana.
da).-26. Almerla.-29. Los Blar/quil ores d, LIbar (Totana, prov. de Murcia).--30. Lo Alfarfa (Orlhuela, prov. de AlIcante).-31. Se.
rrela dI la VIlla (Mon6var, Id.).-32. La BarSllla (Torrcmanzanas. Id.).--33. E/ R,bDlcal (Aleoy. Id.).-34. Les L/ameles (Id. Id.).-35. Cdva
d, la Sarsa (Bocalrente-Valencla).-36. Caml Real (Albaida.ld.).-37. CO/Ja de les Foyeles (Taberncs de Valldigna, Idem).-3B. Filomena(VI.
llarrea!. prov. de Castell6n).-39. El BOIItrQt (Almuora, Idem).-40. Cr)va del Sargal (Viver, Id.).-4I. Fonllallad, (BenlcAs.lm. Id.j.-42. Cutlla
d,1 Subidar (AlbaJate del Arzobispo, prov. de Teruel).--43. Conyortt {CaJaoelte, Id.J.-44. CtJva Josefina (EscornaJbou, prov. de Tarragona).45. Cdva dtlBllldó (RoJals. Id.).-46. Les Pi/,s (Santa Coloma de Quera!t. Id. )........oj,7. Cdua Fonda (Salam6. Id.).-48. Maslo Nouo {Vllanova,
prov. de Baroelona).-49. Sitge:¡ (prov. Id.J.-50. Can Volfls (Bruch, Id.).-5l. Cou d~/s Ossos (Torroella de Montgrl, prov. de Cerona).52. eduo d~ls Enconls (Scrlnyi. Id.) ........sJ.-Col Pa/lol (Puigreig, prov. de Baroelona).-54. Brtssal d, la MOTI d, Dtu (Corre'. Id.).55. Cedonyit (Cint, Id.).-S6. CoUa d, lIS Forques (Espunyola, Id.l.-57. Call de /,Orell" (Esplnalbet. Id.).-58. Roca dtl moro d, con
CtrVlra (Sorrate!)I;. Id. l.-59. Cou de ¡es porets del dol fondo d, Coromin,s (Vlver, Id.).-60. Esplufa ntfra (Ca$te!ltort. prov. de Urlda).
-ól. El Vilar dI S imaSiJ (OJlus, Id.l.--62. Cn[j/l,s (Java!, Id.).--63. CIará (prov. Id.).--64.-L'Alalaia (Solsona, ld.l.--65. Solar (Rlner.
ld.j.-66. Cr)va d'AifU'S lIiVls (Brles. Id.).--67. L'Auritori (Cuissona, Id. ).--68. L/ord {Castellar de la Ribera, Id.).--69. Roca deis moros d, Fi·
nlslre$ {Madrona, Idem).-70. COIIo d, PuifonSlric {San Miguel de I'Aguda. Id.).-71. S,nyús, (prov. Id.).-72. P,dro Cabana (El Vilar de
C&bó. Id.l.-73. Cabana del Moro {Bescartn. Id.).-74. L'Ombrilll (dep. del Arlege. Francla).-75. Trou de Villils (Nubena, Francia).
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VI
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52
1. BAI-LESTER TORMO
Dolmen del Bresso/ de la Mare de Déu (Correá, provincia de Barcelona) (1).
Dolmen de Cal Palio/ (Puigreig, provincIa de Barcelona) (2).
Dolmen de CIará (provincia de Lérida) (3).
CtJua d' Aigues Vives (Bries, provincia de Lérida) (4).
Roca deis Moros de Fines/res (Madrona, provincia de Lérida) (S).
Espluga Negra (Castelltort, provincia de Lérida) (6).
Cova de Puigansuic (San Miguel de la Aguda, provincia de Lérida) (7).
Dolmen de L' Atalaia (501sooa, provincia de Lérlda) (8).
Dolmen de Colifles (Joval, provincia de Lérida) (9).
Dolmen de Solar (Riner, provincia de Lérida) (la).
Dolmen de Llord (Castellar de la Ribera, provincia de Lérida) (11).
Dolmen de El Vilar de Simo$a (Olius, provincia de Lérida) (12).
Dolmen de Pedra Cabana(Ei Vilar de Cab6, provIncIa de Lérida) (13).
Dolmen de Senyús (provincia de Lérida) (14).
Dolmen de Cabana del Moro (Sesearán , provincia de Lérlda) (15).
Sepulcro del Aurilori (Guissona, provincia de Lérida) (16).
Cau deIs OsS()s (Torroella de Montgrí, provincia de Gerona) (17).
Cova deis Encanfafs (Seriñá, provincia de Gerona) (16).
Aun situadas ya en el sur de Francia, hemos considerado de interés,
por su contigUedad, incluir en el mapa las dos estaciones de L' Ombrive
(Ariege) (19) y Trou de Vivies (Narbona) (20).
J. SI!.U.A VILARb:
J. SURA VILARÓ:
J. SERRA VII"ARÓ:
(.. ) J. SERRA VILARÓ:
(l)
(2)
(3)
(5)
(6)
(7)
(8)
(9)
( 10)
(11)
(12)
( 13)
(14)
(15)
( 16)
CiviUflaci6 _golf/jea .... p. 226.
Civi/iflaei6 _galf/ica .... p. 325.
Cfvilfllaci6 ""'galf/iea .... p. 172.
Elvaseampaniforml .... p. 39.
J. SERRA VII.ARÓ: El vas eampaniformll .... p. 68.
J. SERRA VILAR6: Etvas eampaniloTI1'III...• p. 68.
J. SERRA VII,ARó: Civiliflaci6 megalftiea.... p. 46.
J. SERRA VILAR6: CivfU/laci6 l1Vgallliea .... p. 50.
J. SERRA VILARÓ: CfvUi/laci6 ""'gall/iea .... p. 79.
J. SI!RRA V I LARÓ: CivifiUaci6 I1'IIIgalf/iea ... , p. 95.
J. SERRA VILARÓ: Civilifzaci6 wgall/ica ...• p. 116.
J. SI!RRA VILARÓ: Civili/zaci6 mtgal/lica ... , p. 133.
1. SERRA VII.ARÓ: Civili/laci6 _gaUfica.... p. 382.
J. SERRA VILAR6: Civili/zoci6 _gaUllca.... p. 288.
J. SERRA VlLAR6: Civili/zaci6 metal/trea... p. 306.
P. BOSCH GIMPERA: SeplllcTe a Guissona (An. /. E. C .• vol. V, 19 13-14.
p. 812).
(17)
J.
BAUTISTA RocA: /bid.
(1 8) M. CAZURRO; La cuev/J de StTiñd (An. /. E. C.• 11. 1908. p. 68).
(19)
VALLOIS: Lesosseml n/s ¡nw lilhiqllesde /'Ombriw(Ar;.ge) (L' An/hTop. 1927
p. 277).
(4!l) TH. n PH. HELENA: La callUne sepulcrale du Trou de Viv;' s JI Narbolllle
(8ut/f. As. Cato d'A .• E. ¡P., 111, 1925. p. 1).
-82-
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LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAMI REAL"
53
No se ha llevado al mapa, de modo adecuado, la estación de los Blanquizares de Lebor, por no haber conseguido obtener los datos precisos
de sus cráneos. También faltan mediciones conocidas de los cráneos
procedentes de la Cueva del Tesoro (Torremolinos, provincia de Málaga).
La Algorfa (Orihuela-Murcia) y Sitges (Barcelona), conservados respectivamente en los museos Antropol6gico Nacional. de los PP. Jesuitas de Orihuela y Arqueol6gico de Barcelona. Estas cuatro estaciones inclúyense en el mapa con indicación gráfica suficiente para
localizar la existencia de cráneos eneolíticos, sin determinaci6n de
¡ndices predominantes (1 ,.
VII
CRONOLOGIA
Las diferencias tipo16gicas y de técnica apreciables en el material
de Caml Real d' Alacanl (cuchillos y puntas de flecha), plantean la
cuestl6n de si responden a diversidades cronol6gicas o son motivadas
por la convivencia de culturas de distinto nivel. No creemos que tales
diferencias en el material sean lo suficientemente acusadas para atribuirle en parte a épocas muy distantes entre sí. Parece más 16gico que
se enterraran en este pequeño osario restos de primeras inhumaciones
no sincr6nicas, aunque sí cercanas, que se ocupara en dos periodos
tan distanciados que hiciera posible diferenciar su material. Más admisible es atribuir las diversidades notadas, a haberse introducido en una
cultura local, pobre y retardada, productos de otra sincr6nica pero más
perfecta.
El simple examen del material deja ver que las puntas de flecha de
buena labor, que son las más, excluyen esta sepultura de un eneolftico
muy inicial. En cambio, la falta de objetos de cobre, incluso de los más
rudimentarios, haciendo presumir que son aún muy estimados por su
escasez, parece obstáculo para una dataci6n eneolftlca muy avanzada.
La evidente semejanza, que en muchos casos llega a Identidad, entre
las culturas neo y eneoliticas de Levante y las del SE., tan estudiadas
( 1) Ya Otl tirada e3to trabajo recibimos el de TU."PORO DI!: AII.ANZADI.
Res/os lu~manos de las cavernas de San/imamiñ,(CortIIUbi). Afllti (E"ño) y Lu·
nwntxa (Ltqueitio). ,Ir Vilcaya, (A:loclacI6n E$paftola para e l progreso de las
cienciu--Congreso de Barcelona, T . VI-Clenclas Naturaes-p. 11, Madrid. 1929),
en el que se da cuenta de un cráneo dolloo~falo de la cueva de Santimamll'le.
que debe pertenecer al neolltloo o enoolltloo. No hemos podido. por ello. Incluir
este dato en el mapa adjunto.
-83 -
[page-n-90--data::data]
54
L BALLI!STER TORMO
y cuya cronología ha intentado el Sr. Bosch Gimpera (J), obliga a
buscar en las estaciones almerienses los necesarios elementos de comparación.
En el poblado de la Gerundia se ven algunas láminas tan toscas
como las peores de Camí Real, y las puntas de flecha semejan más retrasadas que las más bastas de éste, excepto la 1, que es un tipo anormal.
Parece la sepultura de Albaida, aun atendiendo a su material menos
perfecto, más avanzada que la de este poblado almeriense, datado en
un primer subperíodo (Al del eneolitico inicial (2).
En Parazuelos, junto con punzones de cobre, vense cuchillos en
general mejor cortados que en Camf Real. sin que parezcan existir
piezas tan perfectas como el puñal estiloide de éste; y [as puntas de flecha,
de tipos no coincidentes con los albaidenses, semejan de técnica peor
que las menos perfectas de éstas. Ello no obstante, parecen más pr6ximos el enterramiento de Albaida y este poblado, atribuido también
al eneolítico inicial, pero a un tiempo más avanzado (subperiodo a).
Los cuchillos del poblado de Campos, largos, de bordes limpios y
extremos cuidadosamente redondeados con retoques, son más evolucionados que los de Caml Real. En cambio, las puntas de flecha de éste
nada tienen que envidiar, en cuanto a técnica, a las de aquél, donde
predominan las de perfiles foliáceos, estrecho y ancho, y las triangulares
pedunculadas de bordes rectilíneos o en ojiva más o menos pronunciada,
no encontrándose más forma albaidense que la triangular y aun no del
todo coincidente, lo que impide el establecimiento de paralelos tipo16gicos. Este poblado, en el que aparecen ya punzones, cinceles, hacha
plana y brazaletes de cobre, atribúyese, asimismo, al subperiodo a del
eneolítico inicial, pero algo más cerca de los Millares o sea del pleno
eneolítico.
La comparaci6n con los Millares, en 10 que respecta al mismo material, da parecido resultado; pero la del material restante no permite
estimar la sepultura albaidense de época muy inmediata a aquel.
La conclusi6n a que conduce la relaci6n del material de los poblados
y el de Camf Real, es la de atribuir éste a tiempos inmediatos a Campos,
sin que pueda llegar a los Millares.
Otro elemento puede sernos también úttl para este ensayo de cronologia, y es el alfiler de cabeza cilíndrica con acanalados circulares. Ya
hemos visto que a partir de Albaida va apareciendo en el E. (Torremanzanas, Totana) en direcci6n a Almeria, donde se halla en sepulturas de
( 1) BOSCH CIMPl!ltA.; Lo arqutolagia preTlamana hispdnica (A~ndloe a Hil.
pania, de Schulten. p. 159).
(2) H. y L. SLR IH: ¡bid. (Alfol. lám. 1; para la subsiguiente referencia a Pa·
razuelos. lilms. 6 y 7; y para la cita de Campos, láms. 10 y 11).
-84 -
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-'
LA COVACHA SEPUl.CRAL DE " CAMI REAL"
55
diversas clases, que su excavador Sr. Siret juzga contemporáneas de los
Millares. o sea del pleno eneotítico, encontrándose también en las cuevas
sepulcrales de Cesareda (Portugal), estimadas por el Sr. Bosch como
pertenecientes al pleno eneolítlco de la cultura portuguesa, sub período
A, del que es el alfiler dicho uno de los objetos característicos. Estos
paralelos vienen a dar a la sepultura albaidense datación del pleno
eneolftico, es decir, algo posterior a la que parece deducirse de la comparación del material de aquélla y el de los poblados almerienses.
Los alfileres portugueses de este tipo semejan menos perfectos que
los del SE. y levantinos: uno de Casa da Moura tiene. como hemos
visto, la cabeza lisa, sin acanalados; y los restantes, como el de Lapa
Furada, los llevan en una cabeza rechoncha y corta, menos proporcionada y esbelta que los del E. peninsular. Si ello obedeciera a que son
im itaci6n de prototipos almerienses llegados en virtud de Influencias
y de relaciones mutuas ya bien comprobadas, tal vez hubiera que retrasar algo la dataci6n de las estaciones de Levante y del SE. con
los expresados alfileres, viniendo así a acordarse la cronología deducida
a base de los últimos con la que semeja dar la comparaci6n del material
lítico albaidense y el de los poblados, es decir, algo anterior al pleno
eneolítico; con 10 cual quedaría también explicado por qué no se hallan
tales objetos en los Millares, ya que las sepulturas almerienses en que
aparecen vendrlan a ser un poco anteriores y no coetáneas de aquél.
Resta por explicar el hecho de que en una estación como esta,
eneolítica ya evolucionada. no haya aparecido objeto alguno de
cobre. En otras sepulturas atribuidas también al pleno eneolitico
(Calaceite, por ejemplo) sucede otro tanto.
-85-
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. OALLESTER - . Cami Realt.
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A. la sttu.d6n df la coy.eh y la ytflltDlt dll CultDnll .
B. VIIII de la CGVldl .. tanJII y _Inos.
LÁMINA 1.
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BALLESTER - . Camí Reab.
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B
LÁMINA 11.
[page-n-95--data::data]
BALLESTER - . Cami Reab.
LÁMINA 111.
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A. Parte ftntral de 11 «Iv.fhl.
B. Cone en ti eltr.l0 frontera I 11 misma. La UUrI d. «I1or fllrD de 11 parle luperlor procede
k 11 Iptrlun. de 11 zanJI.
[page-n-96--data::data]
BALLESTER - . (amí Reab.
LÁMINA IV.
A
B
A.
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ltl'l.ntt, fOn ti Irupo lit r r i - . 1 mlbll dt tita....,..
B. Dtllllt dt 1 mlsml.
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[page-n-97--data::data]
LÁMINA V.
BALLESTER • tCamí Realf.
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VII
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m" de 1/2).
B. Atllltrn de ClftU leanllada: 1, C...,t4I-PorIUlaJ: 2, Ponr...·Alme-ria: 'J 3, Tonem.anll~Anclnlt. (1 y 2. lta menos h la 1/% Y 3 IDbrt 1/3).
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LAMINA I X
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FERNANDO PONSELL
Trabajos del ServIcio de Investigacl6 n Prehlst6rlca
La «Cóva de la Sarsa> (Bocairente)
La presente y corta nota tiene por único objeto el no retardar al
conocImiento de los investigadores la noticia de un hallazgo que viene
a plantear interesantes problemas al rededo r de la cerámica con decoracl6n cardial. HabIendo de ser objeto la cueva de la Sarsa de una excavación met6dica de l Servicio de Investigación, se deja para el pr6ximo Anuario el hacer el estudio completo de la misma y del material
que ya en la actualidad posee aquél, después de las catas que en ella
practicamos.
La cueva denominada de tIa Sarsa., se halla situada en el término
de Bocairente, en la partida de San Gregorio, dentro de la montaña
de Mariola, en sus estribaciones NO. ya unos cinco kil6metros de distancia de Bocairente. La cueva, adornada por numerosas estalactitas,
es muy grande, contando con varias galerías para entra r en alguna de
las cuales es preciso atravesar difíciles pasos. El hallazgo en ella de
restos humanos. que permitirán un interesante estudio antropol6gica, sugiere la idea de haber sido utilizada, por lo menos en parte, como
cueva sepulcral. Las catas realizadas hasta ahora lo han sido en la
entrada y parte central de [a cueva.
Lo hallado hasta ahora comprende, además de la cerámica, numerosos punzones de hueso de tipos variados, cuchillos de silex, finos y
pequeños, tres fragmentos de brazaletes de pizarra (?) y varias conchas.
La cerámica aparece en su casi totalidad decorada por medio del
empleo de un cardium y tanto por la riqueza de los motivos como por
su técnica y por [a forma de las vasijas. debe compararse con la famosa
-1!7 -
[page-n-103--data::data]
FERNANDO POfIISELL
2
cerámica de las cuevas de Montserrat (1). Antes de los descubrimientos de Montserrat la decoración cardial en la cerámica se conoela sólo
por hallazgos dispersos, en los que poca atención se puso. Con Montserrat pareció que se había encontrado el centro creador de esta técnica decorativa, ya que era hasta entonces la única estación en que
se daba con abundancia y variedad; tras el descubrimiento de la cueva de la Sarsa, que hemos tenido la fortuna de realizar, hay que convenir en que, por 10 menos, se trata de una manera decorativa propia
del Levante español. ¿En qué relación se halla con la cultura almeriense'? A éste y a otros interesantes problemas que plantea el nuevo hallazgo, intenta, con toda clase de reservas, responder I. Ballester en
un trabajo reciente y al que remitimos al lector (2), en espera de que
las próximas excavaciones, produciendo hallazgos más decisivos, permitan recoger y analizaren el Anuario de 1929, con mayor fundamento,
las teorías expuestas hasta el presente.
Vamos a dar un avance de las formas y tipos de decoración de la
cerámica, reproduciéndose algunos de los ejemplares más típicos en
la lámina adjunta (v. lám. 1). Por lo que hasta ahora puede juzgarSt',
tenemos en la cerámica las siguientes formas principales: casquete
esférico, que con frecuencia alarga las paredes hasta convertirse en
ovoideo; vasija esférica con cuello cilíndrico (al igual que en Montserrat yen numerosas estaciones levantinas del eneolítico, tipo que se ha
considerado como almeriense) y un tipo curioso de cuenco esférico
pequeño con una sola asa horizontal de proporciones desmesuradas.
Hay un caso de dos cuencos gemelos con un orificio entre ambos. Sorprendente riqueza por sus variadas formas y aún por hallarse casi
siempre cubiertas de ornamentos, la ofrecen las asas; tenemos entre
ellas las asas tubulares horizontales. las asas con saliente para apoyar el dedo, las asas en ángulo agudo, las verticales con doble orificio,
las agujereadas, etc.
En la decoración predomina la de carácter cardial, pero no faltan
los fragmentos con los relieves con impresiones digitales ni los simplemente incisos o puntillados. Las incisiones aparecen sueltas y profundas o son más finas y formando motivos; hagamos notar especialmente, un vaso ovoideo del que sólo se conserva una parte, que muestra
series de líneas paralelas acompañadas de pequeñas rayitas inclinadas,
de las que salen otras series verticales que terminan en un friso de triángulos rellenos. El puntillado. idéntico al del vaso campaniforme. apa-
(1) j. CoLOWIN~S Roc~: Lo. Prehistoria d, MOlllsvro.t, Montserrat, 1925.
(2) 1. B~I.I_I!STI!R TORillO: UlIo.s cuámicos intutso.nl,s dll valll dI AfbQido. en
Culturo. Vo.f,,,do.no., any [11 (l928), quadem. [11 y IV.
-&8-
[page-n-104--data::data]
LA. tCOVA DE LA SARS.u (aOCA IRENTE)
3
rece en zonas horizontales, verticales o en zig-zag siempre rellenas con
lineas inclinadas que aquí son de inclinaci6n constante.
La decoración cardlal comprende motivos muy variados que no
podemos ahora enumerar por completo; citemos tan s610 los zig-zags
combinados a veces con líneas paralelas, los triángulos en cuyo vértice se aplica el fondo del cardium, los círculos o semicírculos concéntricos de los que suelen irradiar fajas paralelas (en un caso, finísimos
círculos concéntricos alrededor de un mamelón); pero, sobre todo,
zonas paralelas limitadas por una o varias lineas y que se rellenan con
líneas Inclinadas, Imitando al vaso campaniforme, o de otras maneras
muy diversas. Todo o casi todo el vaso suele llenarse de impresiones
cardiales sin respetar, en general, las asas.
Entre las muchas consideraciones a que se presta esta interesante
cerámica, s6lo queremos llamar la atenci6n sobre el hecho de aparecer
varios fragmentos que solo se diferencian de los restantes en que su
decoración es la de zonas rellenas de líneas inclinadas con el clásico
puntillado, inconfundible, de la especie del vaso campaniforme, sin
que por otra parte aparezca esta forma, prueba evidente y decisiva,
al parecer, del enlace entre ambas especies cerámicas, que aunque hubieran pertenecido a culturas o a momentos distintos, llegaron a encontrarse y a influirse.
-89-
[page-n-105--data::data]
[page-n-106--data::data]
PONSELL - . COva de la Sarsu.
Fralmtntos 41
LAMINA l.
~tmlc:a
con dROfltl6n uf41 ...
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MAR IANO jORNET
Prehi!.toria de Bélgida
HALLAZGOS ENEOLITI COS
Hace ya bastantes años nos propusimos recopilar cuantas notas
vinieran a nuestras manos referentes a la villa de Bélgida y su térmi no
municipal; pero el año 1913, al redactar la parte histórica de aquel
trabajo, tropezamos con que los datos recogidos en archivos y bibliotecas fueron en tan corto número, que no bastaron a colmar nuestros
deseos. Pensamos entonces en que acaso en el subsuelo patrio pudieran
hallarse enterradas algunas páginas de su historia, y comenzamos a
reconocer detenidament e el término, teniendo la satisfacción de ver
confirmadas nuest ras sospechas por una serie de descubrimientos
arqueológicos de datas y culturas dist intas y t odos ellos interesantes.
Daremos a conocer, de estos descubrimientos, los correspondientes a
la etapa más antigua que hasta hoy conocemos de la prehistoria de
Bélgida , la eneolítica; y teniendo en cuenta que D. Isidro Ballester
ha publicado un trabajo sobre la técnica de estos hallazgos en los
números 111 y IV de la revist a Cultura Valenciana, del año 1928,
limitaremos nuestra labo r a la simple reseña de los yacimientos arqueológicos, con una breve descripción de los objetos encontrados.
PARTIDA DE ATAReÓ
Fué en el año 1915, cuando, al roturar un erial que D. Francisco
Faus posee en la meseta de la loma Atarcó, aparecieron unos cascos
de vasi jas que por el aspecto llamaron la atención de l administrador
D. Vicente R. Micó; practicada la exploración por nosotros, observamos que los fragmentos de cerámica descubiertos y los que luego encontramos ocupaban un hoyo circular de un metro de diámetro por
- 91-
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M. JORNET
2
0,60 metros de profundidad, abierto en la marga blanca endurecida,
característica del terciario del valle de Albaida, ofreciendo las tierras
de relleno coloración gris e igual dureza que la marga.
Como la roturaci6n de los pocos eriales que restan en la comarca
s610 tiene lugar cuando por el exceso de humedad de los demás cam·
pos no pueden los braceros ocuparse en otras labores, ocurrió que el
mismo día en que apareció el hoyo mentado se suspendió la opera·
clón de desfonde, sufriendo con
ello la exploración un aplaza·
Atareó
miento indefinido. Mas nos·
otros, atosigados por el deseo
de conocer la importancia del
descubrimiento, dimos un vis·
tazo a lo que del erial quedaba
por romper, y allí donde el
tomltlo yel romero presentaban
mayor desarrollo, alH hicimos
una cata, logrando de esta ma·
nera descubrir los hoyos consigo
nados en el croquis de la fig. 1.
Todos tenían las dimensiones
Indicadas más arriba, a excep·
ción del D, que se describirá
fl¡. 1. CrOC! u lt del pob lada dtl At.rc6
después. Los hoyos B y e es·
taban casi tangentes, pues apenas les separaba un decimelro de
tierra. El contenido formaba un todo muy apelmazado, compuesto
de tierra con cenizas, piedras y cascos de vasijas.
Las piedras eran cantos rodados de un tamaño comprendido entre
el del puño y la cabeza; sacamos muchas labradas en la forma oblonga
y plano.convexa, que indica la lámina 1, A: son todas parecidas en
la forma~xcepto la de la Hg. 2,- pero desiguales en magnitud.
Una de las piedras, también plano·convexa, pero no tan cuidadosamen·
te trabajada, presenta en la convexidad un hoyo hemisférico, de 0,065
metros de ancho por 0,03 de profundidad, como de haber servido de
quicio (lám. lll, F). Ninguna cumplfa en el hoyo el objeto para que
fué construida, ya que las hallamos colocadas, Indistintamente, de plano
o de canto, pero en desorden siempre. Por el interés que pueden ofrecer,
.•... ' ~
recogimos unas cuantas y las llevamos
a casa. La superficie de estas piezas,
.. ..•. .
que debió ser lisa en un principio,
'~" :
presenta hoy un picado que puede
haberlo producido, por corrosión , el
ácido carb6nlco de la atmósfera.
"
.
- 92-
[page-n-109--data::data]
3
PREHISTORIA DE BÉLGIDA
No vimos en los hoyos ni alrededores indicio alguno de argamasa.
Los cascos de vasija que hallamos pertenecen, en su mayor parte,
a vasos hemisféricos de los llamados cuencos, fabricados a mano y
l1
"
ii
,
t
•
// ~
con pequeñc. .. mamelones o tetones cerca
... -.- ''':~.:'-' ''' ..... ;.:..........
del borde, haciendo de asas (Hg. 3); son
:
toscos, y solamente dos de ellos aparecen
, ' ,,
trabajados con mayor esmero y presentan
dibujos grabados en forma de estrella el
uno, y el otro dispuesto en fajas horizontales de 12 milímetros de anchura, alternando las lisas con las rayadas, según se
ve en la lámina 11, A, I Y 3. Este último
corresponde a un vaso campaniforme.
La fractura de los tiestos, en unos es rojiza
y blanda, y en otros, la mayor parte, ne~-~ ....... ,
gra, muy brillante y dura.
También recogimos una piedra caliza
de [,755 kilogramos de peso, algo hemis- fll. 4. H.~h 4t ama dd Alarc6
férica y con señales evidentes de haber
servido para moler a mano o triturar; varios trozos de pedernal, tallados algunos en forma de cuchillo o raspador; un fragmento de hacha
o piedra afiladora (Iám. 11, A, 4) Y otro de un hacha pequeña, de
ofita 0), pulimentada y cortada a manera de escoplo, como indica
[a fig. 4. Este instrumento apareció en la capa inferior del hoyo L,
explorado en Noviembre del año [918.
El citado arqueólogo don Isidro Ballester, apenas vió los primeros
hallazgos los refirió al período eneolítico, y señaló cerno evidentemente
ccampaniformes. los tiestos de la lám . 11, A, I y 3, que, ornados de
decoración incisa, son también de dicho período de transicIón a los metales. Asimismo nos advirtió la importancia de estos últimos, por ser
escasos los vestigios campaniformes encontrados-hasta entonces- en
la región valenciana.
Hay indicios de haber existido más hoyos de esta naturaleza en
-93-
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4
M. JORNET
los campos inmediatos, y que al roturarlos en otro tiempo debieron
ser destruidos.
Ultimamente recogimos, a flor de tierra y unos 50 metros a l Sur
de la estación, el fragmento de piedra moledora que representa la
flg. 2; debió tener forma rectangular, con las dos caras labradas para
el mismo uso. pero que acaso, por el desgaste, llegaría a inutilizarse.
Hemos dejado la descripción del hoyo D para el final, por diferenciarse totalmente de los demás. Está situado en la meseta de la loma;
tiene 1,15 metros de profundidad; no es de forma ciHndrica, como los
demás, sino ventruda, con 1,25 metros en la parte más ancha, y en
el fondo hallamos siete piedras mayores que la cabeza, colocadas en
dos hiladas dispuestas en semicírculo, y en el centro, o sea en la concavidad de las piedras, un cráneo humano que se deshacfa al tocarlo
y vari",s huesos (cañas), que tenemos cuidadosamente guardados; pero
no había ninguna vértebra, ni costilla, ni tampoco alguno de los huesecitos de los pies y manos. Debemos anotar que mientras la tierra de relleno de los demás hoyos es de un gris oscuro, por las cenizas y carbones que contiene, la de éste es blanca, como la de la loma en que fué
abierto.
Por todo lo expuesto, podemos asegu rar que el hombre primitivo
habitó la estación que nos ocupa en la etapa eneolítica.
INDICIOS DE ESTA '::POCA EN LAS PARTIDAS MANDOlA, CASETA
DEL GENERAL, CAMINO DEL AlFOGÁS, BENIPRI y RENDAGUARA
Del mismo período de transición de la Edad de Piedra a la de los
Metales, hemos encontrado restos en las partidas 8enipri y Rendaguaña, que por aparecer mezclados con los de civilizaciones posteriores,
debiéramos relacionarlos al descri bir, en su dia, las expresadas estaciones, pero, para dar unidad a este trabajo, incluiremos aquí los que
de este período hemos hallado en las partidas Mandola, Caseta del General, camino del Alfogás, 8eniprí y Rendaguaña .
Mando/a-Pe rtenece a Mandola una vasija esférica de 14 lit ros
de capacidad, fabricada a mano en barro basto de un centímetro de
grueso, color claro y sin asas, que encont ró, en el año 1920, D. Daniel
Soler en tierras de su propiedad (Iám. 1, B). Estaba en un hoyo de un
metro de profundidad, abierto en el rlap. (marga blanca), y por el
barro, forma y labor, además de la circunstancia de encontrarse con
otros pequeños fragmentos cerámicos (uno de los cuales tenia por asa
el conocido mamelón), evidentement.e eneoHticos, no dudamos en
incluir el depósito entre los de este periodo.
- 94 _
[page-n-111--data::data]
PREHISTOR I A DE BÉLG IDA
5
Caseta del General.-La Caseta del General es un pequeño edificio
enclavado en la partida Alto del Atare6, y 250 metros a l Sur de este
edificio descubrimos, en 1921, un hoyo de forma idéntica a los de
Atarc6; en él hallamos muchos tiestos rayados por dentro y fuera de
una manera irregular cuyos perfiles damos en la fig. 5 (v. en la
lám. 111 , A y 8 uno de los eJemplares), y otros lisos, pero todos de
la misma fabricaci6n; varios trozos de pedernal amorfo y un fragmento
de hacha pulimentada.
Camino del Alfogás. Los caminos que van a la
Ped rera y a l Alfogás deter·
minan una faja de terreno
estrecha y com bada con una
prominencia en el centro, de
meseta plana y cu ltivada.
Al Sur de esta meseta, entre Fil. 5. PHllla ele ,. c."mlca •• la cud • • eI Glnl' • •
ella y el camino del Alfogás,
hay dos parcelas plantadas de algarrobos. que son las que contienen
los restos eneolfticos que vamos a relacionar. Nadie, que no haga un
reconocimiento tan minucioso del terreno como el que nosotros hemos
tenido necesidad de hacer, podrá sospechar que aquel sitio fuese mo·
rada del hombre primitivo; máxime habiendo arbolado en los campos,
que, como sabemos, suelen contener en abundancia escombros procedentes de los derribos
. ...e c de la poblacl6n destiD ·· ..... ....• ...... .... .... ." .. '
.:
nados a abono.
..........
Un tiestecito, enconq'
trado al azar a bas,D
tante distancia del pie
de los algarrobos, fué
....
'.
el principio del descubrimiento. Efect iva·
E ; loDQ
...
mente: pract icadas va·
rias catas, tuvimos el
acierto de tropezar con
los hoyos marcados en
el croquis de la fig. 6.
de idéntica fo rma y
dimensiones a los de
Atarc6. En ellos encontramos, como allí,
las mismas piedras y
f l¡. 6. Cl'OCIub del ,0'••110 eld A1rOIU
r[am~ d, A,o~ás
'"
"
.'
- 95 -
[page-n-112--data::data]
•
M. JORNET
tierras negruzcas mezcladas con cenizas y carbones, dos fragmentos
de hachas pulimentadas (una de ellas sin acabar, lám. 11 . D. 7) , muchos tralOS de pedernal amorfo y otro tallado en forma de raspador poligonal, varios de conchas marinas, un fragmento de pulsera de mármol
(Iám. 1I , D. 6), muchos fragmentos de cerámica negruzca de fractu ra
brillante y una punta de flecha de silex (pedernal), pequeña. que maravilla cómo aquellas gentes pudieron tallar, con Instrumentos rudimentarios, un útil tan delicado con tanta perfecci6n (Jám 1Il , C). De
. Jos tiestos hemos recogido principalmente los que presentan algún dibuJo, debiendo advertir que éste es siempre lineal e inciso, como en Atare6. No hay más diferencia que, mientras en Atareó la Ilnea o trazo
es continuo, aquí es punteado en a lgunos ejemplares, pero igualmente
relleno de substancia blanquecina. Hay algunos tiestos (lám. 11, D,
3 y 4), seguramente de una misma vasija, que la cara exterior es roJiza y el dibujo algo más pequeño, pero Igualmente dispuesto en fajas
horizontales como el que se cita de Atareó, y que, como aquél, pertenecen a otro vaso campaniforme. Ot ro de los tiestos corresponde
a media cazuela plana, es decir, de poco fondo , tamaño grande (28 centimetros de diámetro), de barro negro con decoración por dentro y
fuera en el borde, y solo por fuera, en el vientre (fig. 7, I Y lám . l li,
D). Son también de esta estación los tiestos de la lám. 11 , D, I Y 5.
Este último presenta como adorno un picado hecho con instrumento
triangular.
L
Fil.
)
1.
Pt rlllH de la urlmlu
del Alfo,is
FIl' 8. Sttcl6n del cu enco haUado en Btnlprl
Beniprf -Un reconocimiento practicado en la partida Ben iprí,
nos proporcionó un cuchillo o raspador de pedernal , y entre otros,
doce tiestos de una misma vasija, que por el dibujo, calidad del barro
y factura son característicos del período eneolltico (lám. 11, A, 2).
Dichos tiestos pertenecen a un hermoso cuenco de 36 centímetros de
diámet ro (Hg. 8) ; ninguno de ellos nos muestra el dibujo completo de
la vasija, ni son tampoco todos contiguos, pero el que cada fragmen to presente algo del anterior y parte del siguiente, nos ha permitido
reconstruir toda la composición artística de la misma, como puede
verse en la lám. 11 1, E; en el sitio en que aparecieron, que por cierto
está en el límite de dos estaciones (ibérica la una e íbero-romana la
-96-
•
[page-n-113--data::data]
PREH ISTOR IA DE BÉLGIDA
7
otra), excavamos un cuadrado de diez metros de lado por 0,50 de profundidad, sin poder formar juicio alguno; las labores agrícolas borraron toda huella: únicamente tropezamos, en el fondo de la excavaci6n, con un lecho de piedras sueltas y desiguales, que por entonces
respetamos
Rendaguaña.-En la partida Rendaguaña, lado izquierdo del camino que va a Bufalit, aparecieron en 1915, al
roturar uno de los campos, muchos carbones.
cenizas, piedras calcinadas y varios fragmentos
de cerámica negra idéntica a la de esta clase
descrita anteriormente, sin decoración alguna;
"
so lamente uno de los tiestos, que pertenece a
un cuenco de regulares dimensiones, presenta
unas muescas o incisiones transversales regularmente dispuestas en el borde. Los fragmentos
ce,6mlu di Rrn.llI l1ln •
acusan, a d em ás de Ia forma de cuenco d Ic ha,
el perfil ligeramente caliciforme que también se da en el At:lrcó (fig . 4) .
En la fig, 9 incluimos los perfiles de la Rendaguaña.
1
OTROS HALLA ZGOS
Hemos hallado la morada del hombre eneolítico en la localidad.
documento importantísimo para la historia primitiva de nuestra pequeña patria. De su paso por la misma teníamos conocimiento, ha
mucho tiempo, por las hachas recogidas en distintas ocasiones, y aun ·
que se citan algunas en otro lugar, haremos aquí. de todas. breve
relación
A tierras de Bélgida corresponden las hachas de ofita O) que tenemos de Pibaztan y camino de la Pedrera, otra de las ruinas del palacio
del marqués, una más de la casa núm. 21 de la calle de la Nevera
(lám. 11 , B), otra de la29 de la calle Nueva (lám. 11, C), otra de Atarc6 (Iám. 1, el y varios fragmentos, de la misma clase, de las partidas
Veto (Iám. 11, A), Bardal, Atarcó, Alto del Atareó y camino del AIfogAs, sin contar algunos fragmentos de objetos pulimentados de la
misma procedencia.
Pero el más bello ejemplar en hachas de este período, lo debemos
a nuestro querido amigo D. Vicente R. Sebadilla; apareció en tierras
de su propiedad, de la partida Fasicampo, en Marzo de 1916. Es un
hacha pequeña, cuidadosamente fabricada; su labor constituye un hermoso ejemplo de paciencia y habilidad.
~97~
[page-n-114--data::data]
8
M. JORNET
CRONOlOGIA
Si examinamos con detención los yacimientos de Bétgida, correspondientes al período eneolítico, y los comparamos con los de la mism:l etapa de los alrededores de Madrid (Las Carolinas y Ciempozuelos), veremos que, con la sola diferencia de no aparecer metal alguno
en Bélgida, unos y otros son análogos. Allí, como aquí, se encuentran
los mismos hoyos con cenizas, carbones, huesos de animales, fragmentos de hachas pulimentadas. sllex amorfos y sílex retocados, cerá·
mica de barro negro, fabricada a mano, tosca, con mamelones y sin
decoración alguna , y fina, de varias formas , con ornamentación incisa
y lineal incrustada de pasta blanca. De ser contemporáneos, debemos
asignar a los primeros belgidenses, cuya huella nos es conocida, una
antigüedad que no debe bajar de los 2000 años antes de J. C., toda
vez que en esta fecha acaba , para Europa, la Edad de la Piedra pulimentada (incluso la del C EL ELIPSOIDE DE LA ZALEMA
De propio intento hemos dejado para el final de los hallazgos prehist6ricos ocuparnos del descubrimiento de un objeto que, por las
condiciones del terreno en que lo encontramos, debe, a nuestro juicio,
haberlo fabricado el hombre en época muy remota.
Las avenidas del barranco del Pleit han abierto, a fuer1.3 de s[glos,
un tajo profundo en el manchón holoceno de la Zalema y los labradores, polra el mejor aprovechamiento de aquellos ribazos, tuvieron
que empezar por trazar sendas y contener por medio de malecones
las tierras. Al cortar, antaño, el aluvión para formar una de estas
sendas (la inmediata al llamado garro/er de la Grano/a) , quedó al
descubierto una piedra que, por el color, puHmento y forma geométrica, nos lIam6 la atención en uno de los muchos reconocimientos
que con fines distintos hemos tenido que hacer por allf. Dicha piedra
(Iám. 1, C), que es un elipsoide de silex, mide en los tres ejes O, 114. O,OSO
y 0,065 metros, respectivamente, y estaba a 3,50 metros de profundidad, debiendo advertir que el aluvión presenta allí, a la vista, unos
JO metros de espesor y no ha sido removida desde su origen la estratificación. El zapapico, probablemente, debió hacerle saltar el trozo
( 1) 1. Pe/l.u DI! BARRADAS. ArtIculo publicado en la Rftlisro dr/o Biblio/lta
ArthilJD y MUSID del AyuntamientD dt Madrid. Afio 111. EnerD. 1926. Ntlm. IX.
Huoo OIil!/I."AlI!:R: El hDmbTl fósil. M8morla de la Comisión de Invutlgae!o.
nes Paleon tológIcas y Prehistóricas. Ntlm. 9. 2.· edición, p~gina 401.
-98-
[page-n-115--data::data]
9
PREHISTOR IA DE BÉLGlDA
que resaltaba del margen, equivalente a un cuarto de la pieza, causándole una sección oblicua al eje mayor.
Fué dicha piedra evidentemente labrada por el hombre prehistórico; lo creemos así, por la forma geométrica y porque no pudo adquirir. rodando en espacio tan corto (1). un pulimento tan acabado
mientras [as demás son todas ásperas, angulosas y de distinta naturaleza. Su remota antigüedad la acredita el nivel geológico de la 7.alema. Se trata de un aluvión antiguo. formado, sí, bastante después
de la desecación del valle, pero sobre él no pudieron colocarse nuevos
materiales, por la disposición del terreno, en un lapso de tiempo grande de entonces a hoy. El elipsoide de que hablamos es contemporáneo
de la formación, que suponemos del período ~holoceno~ sin otra razón,
por ahora, que la del útil encontrado.
RESUMEN DE LOS OBJETOS ENEOLlTICOS tlALLADOS EN SnOIDA
Numerosos fragmentos de cerámica negra, brillante. perteneciente
a vasos de diferentes forma y tamaño, sin adorno alguno.
Otros, de la misma clase , con decoración incisa y lineal. de trazo
continuo en unos y punteado en otros, representando figuras geométricas.
Otros, rayados por dentro y fuera de manera irregular.
Ot ro, que presenta como adorno un picado hecho con instrumento
triangular.
Otro. con incisiones transversales en el borde.
Una vasija esférica de 14 litros de capacidad.
Gran parte de una cazuela plana con decorado inciso punteado.
Hachas y fragmentos de hachas, pulimentadas.
Cuchillos y raspadores de pedernal.
Numerosos trozos de pedernal amorfo.
Una punta de flecha de sllex (pedernal).
Un fragmento de pulsera de mármol.
Piedras moledoras.
Una piedra-quicio (?).
Un elipsoide de sílex.
Un cráneo humano y algunos huesos más de la misma especie.
Con los objetos anteriores hemos hallado dientes de ciervo (a
nuestro parecer), conchas marinas completas e incompleta~ , huesos de
animales distintos, cenizas. carbone~ y piedras y losetas calcinadas
(1) Desde la dlvl:soria de agua5 al pun t o de hallazgo
recorrido de 2.800 metros.
-99 -
apena~
hay un mblmo
[page-n-116--data::data]
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JORNET - . Bélgida••
LÁMINA 1.
A
B
e
l .• Moledoras de AI •• dI ~ 8. V•.,. ,trhlro de Mndob ~ C. Ituba pullmenladl del Allft6 y tllpsol.h
dt ,lIex de ZII,ma
[page-n-118--data::data]
jORNET - t Oélgldat.
LÁMINA 11.
A
e
B
D
A. C 'mlcl y oble!o ~e p!drl de Alatril 'f fu~mlcl (núm. 2), de Benlprl - B y C. Hlchl) de pledr.
...
O. C,"mln y obJetQ) .tl Clmlno del Alioli. y ttrimlao {nOmo 8~ de la Cuetl del len .... !.
[page-n-119--data::data]
JORNET ~ t:Bélgida..
LÁMINA 111.
e
A
B
D
F
E
A Y H. Crr'mka de "Canla del ceneral" _ C. Punla di lIecha de 11In del tanllno del Allot's - O. Vaso del camino
dd A110," _ E. FrazmtnlO di «<'mka de Benlprl - F. Quklo de ,lfllra de Alarc6
[page-n-120--data::data]
LUIS PERICOT y FERNANDO PONSELL
Trabajos
d~1
Servicio de InvesUgac!ón Prthlslórlen
El poblado de «I"as de I"enente» (fllcoy)
El poblado cuyos restos se encuentran en la finca .Mas de Menentet,
partida de Barchell, término de Alcoy, descubierto por F. Ponsell en
4 de Diciembre de 1924, fué explorado por éste en los primeros meses
de 1925. El resultado de parte de los trabajos de exploración fué publicado en 1926 en las Memorias de la junta Superior de Excavaciones
y Antigüedades (1), pero habiendo continuado los trabajos de cuenta
de l Servicio de Investigación de la Diputación de Valencia , a quien
cediera sus derechos, reconstruída la cerámica y expuesto todo el material en el Museo de Prehistoria de la Diputación, creemos conveniente
publicar el conjunto de los trabajos y hallazgos realizados, puntualizando la cronología en lo posible y comparando para ello esta estación
con otras vecinas.
El poblado.-Se encuentra en la ladera meridional de un monte
aislado, de 830 ms. de altura sobre el mar, junto al Mas de Menente,
estribaciones de la sierra de Mariola. Su situación es estratégica, dominando la vega del BarcheIJ y al lado de un antiguo camino que atravesando la sierra se dirige a los pueblos de Bañeras, Benejama y Biar
(lám. 1, 1).
El poblado estaba rodeado, en la parte más fácilmente vulnerable.
por un fuerte mu ro de f:IJ cms. de espesor, del que apenas quedan restos,
que altgual que las paredes interiores(de35cms. de grueso) se hallaba
formado por un aparejo tosco de pied ras unidas por una especie de arga·
masa y en su parte interior revestidas por una capa de arciUa (Iáms. I.
2yll,I).
(1) FEIUIANDO PONSELL CoRTES: Exuw«iolles /In la linea .Mas d/l Ml1nen/Q,
Urmino d/l Alcoy (Alieon//I). Mmroria ..... udactada por ..... ; Junta Superior de El[·
cavaclones y Antigüedades, numo g1. 'lB, nUmo 8 de 1924·25. (Madrid, 1926).
-
101-
[page-n-121--data::data]
2
LUIS PERICOT-FERNANDO PONSELL
Las habitaciones en número de ocho, bien visibles (hasta doce contando otras más destruidas) se hallaban dispuestas a 10 largo del muro
y de una posible calle. Tan s610 en un caso uno de los departamentos
tiene claramente puerta a la calle, comunicándose otras dos habitaciones entre sí. Las aberturas que a manera de puertas señalamos,
miden aproximadamente I metro.
Las habitaciones, sin ser del todo regulares. se acercan a la forma
rectangular o trapezoidal, con dimensiones que varfan, ya que mientras
la n.O V mide 5 ms. de longitud por unos 4 ms. de anchu ra, la n.o IV
tiene sólo 3 X 4 ros., medidas que en la n.O VII se reducen a 2 x 3 ms
(véase el plano. fig. 1).
l'
,
VII
11
~I
IV
111
•
'¡¡l.,
flJ. 1.
Cro~ull
1,.
dt l. planla dd poblado de Mu d. Menent.
La altura de los muros conservados alcanza hasta a un metro por
término medio. El suelo presenta un apisonado de la capa arcillosa.
Por último, cada una de las habitaciones tiene un banco semicircular
donde, a juzgar por la abundancia de restos de ceniza, se hallarla el hogar;
Junto a este banco, o a lo largo de las paredes, estaban dispuestas con
cierto orden las vasijas que aparecieron, como veremos, en gran número
y por lo general enteras o poco menos.
Al realizarse la excavación aparecieron las siguientes capas: primero,
un estrato superficial de humus mezclado con piedras, de un espesor
que varía de O cms. a 30 cms., según las habitaciones, en el que aparecieron algunos fragmentos de cerámica procedentes de los estratos inferiores. Segura una capa arcillosa o de una especie de argamasa caliza,
con piedras, de espesor que va desde 3Ocms. a 80 cms., según las habitaciones, y dentro de la cual aparecieron ya numerosas piezas cerámicas
y de otras materias unidas por la argamasa hasta el punto de ser difícil
separarlas. Finalmente, una capa de tierra gris, de Oa 20 cms. de espe-
102-
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3
EL POBLADO DE tNAS DE MENENTEt (ALCOY)
sor, que contenía las cenizas, semillas y el resto de los objetos. La distribución de estos tres estratos era sensiblemente la misma en todas
las habitaciones, separándose algo de las restantes únicamente la n.O IV
que, entre las dos últimas capas, tenía otra, de 30 cms. de espesor, de
piedras.
Objelosde meta/.-Cinco han sido los objetos de metal hallados, todos
ellos en la capa de tierra gris donde aparecieron la mayoría de objetos
(v. lám. 11,2 Y fig.2).
e •
01
•
FI¡. 1. Pnm '1 Ifcd6n
beba, '1111&11101, Ituo ~I ,Inra '1 ,IIn16n
"lIt" lit 111 tama/la natural.
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collr ••
Un hacha en la habitación n.O 111; dimensiones: 8'7 cms. de longitud. 4'7 cms. de anchura en el filo y 1'5 cms. en la parte superior; su forma es trapezoidal, pero con dos prolongaciones del filo vueltas hacia
arriba, dándole un aspecto que se sale de lo corriente; el filo es muy
aguzado.
Un puñalito triangular, que conserva los dos clavos de fijación del
mango; dimensiones: 6 cms. de longitud y 2'5 cms. de anchura; en la
habitación n.O 111.
Otro puñalito de tipo muy parecido, aunque un poco mayor (7'5 cms.
de longitud y 3'3 cms. de anchura); aparece roto por [os agujeros de
sujeción al mango, lo que produce la impresión de que se trata de un
puñal con el mango de una sola pieza; en la habitación n.O 1.
Un fragmento de sierra, en la habitaci6n n.O 111; mide 2 X 2 cms.
Un punzón, de secci6n cuadrada, de 4'5 cms. de longitud y 0'4 cms.
de grueso.
Analizados estos objetos por el catedrático de Qulmica de [a Universidad de Valencia D. Enrique Castell, han resultado todos ellos de
cobre puro, sin indicios de estaño; tan sólo el punzón presenta indicios
de antimonio.
Objetos de piedra.-Son muy abundantes. En primer lugar, ocho
molinos de mano, de longitud que varía desde 25 a 60 cms.; apareci6
-
100-
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•
4
LUIS PERICOT-FERNANDO PONSELt.
f E¡. 3.
p~n,
unl6n de un
41_ ,. ,¡ellra &,uJ tru , o.
Mitad de 5U ' . mallo nalural
uno en cada habitaci6n , excepto en la habi·
tación n.O 11 en que aparecieron dos y la
n.O VI en que faltó esta pieza; generalmente
aparecieron en la parte superior de las habi·
taciones, cerca del hogar (v. lám. 11,3).
Una piedra plana ligeramente circular. de
unos 4 ems. de diámetro, con agujero cerca del
borde, para ser usada como colgante (fig. 3).
"
,
o
Fil . 4. PtrlU Y m:clo"n de bachu eran'eI de pledr• • MIIMI de MI lamallo natural.
-104-
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EL POBLAOO
ne
'MA.S OE MENENTEt (A.LCOY)
5
Las hachas de piedra son en número de 14, si bien alguna es de clasificación dudosa por lo desgastado del filo. Varias están fragmentadas.
Difieren los tamaños habiéndolas grandes y toscas (13'5 cms. de longitud, 10 cms. de anchura y4'5 cms. de grueso), medianas, toscas en parte.
de diorita (de 6 a S'Scms. de longitud, 3'5 a 5'5 cms. de ancho y 1'5 a 3'7
centímetros de grueso) y pequeñas. Estas últimas son tres, lodas ellas
de piedras finas y con pulimento muy perfecto; una, de fibrolita, mide
4'2 X .3 X 1 cms.; otra. completa, 4'5 X 3'5 X 1'2 cms., présentando
el canto lateral plano con los bordes agudos; la tercera, a la que falta
la parte superior, mide 3'3 X 2'8 X 1 cms. y ofrece la curiosa particularidad de una arista central cuyos bordes van a juntarse con los del
fiJo (véanse figs. 4 y S).
f ll. 5. Per'lfl , lKclonn de ptqUt"- hlch.. de pltllrl.
Mitad de '" Ilmallo na tural
Varios cantos rodados y afiladores. Una lámina, de piedra pizarrosa, de seccion rectangular; mide 8 X 1'8 X 0'7 cms.; tiene sus extremos rotos por el lugar donde ten fa, a cada lado, un agujero.
De sílex son numerosas sierras y fragmentos de hojas de cuchillo.
Estos últimos son en número de 8, de sílex negro o melado; entre ellos,
-
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6
LUIS PERICOT-FERNANDO PONSELl.
tan sólo uno puede ser considerado completo. midiendo 5'7 ems. de longitud por '4 de anchura (v. fig. 6). Las hojas de sierra son en número
de 68; las hojas de sílex se
han preparado de manera a
dejar un lado grueso, el lado
que sirve para enmangar en
una lámina de madera, y
otro lado aguzado, en el que
f ll. ti. Cu chillo de IUn. T'lI1.IlIo n. tural
se tallan los dientes de la
sierra; asi es que tales hojas vienen a tener una sección análoga a la
de nuest ras navajas de afeitar. La longitud de estas pequeñas hojas
de sierra varía desde 1'7 a 3'3 ems. , su anchura de 1 a 1'6 ems. yel
grueso suele ser poco mayor de medio centímetro. Es curioso que todas
ellas (algunas no tienen más Que un diente) están muy desgastadas
y los dientes muy poco salientes ya, mientras la anchura de éstos
llega hasta 0'5 cms. (v. Hg. 7). Seis de estas hojas aparecieron en la
habitación n.O IV, junto a Jos restos de hoz de madera de que habla·
remos, por lo que cabe suponer formarían parte de ésta.
Cerámica.-Es, como siempre ocurre, el material más abundante,
pero en este poblado es de notar el hecho de que los numerosos vasos
encontrados apareciesen enteros o fácil mente reconstruibles, siendo en
cambio relativamente escasa la proporción de fragmentos dispersos.
El número total de piezas reconstruidas y expuestas en el Museo alcanza
a 163.
Las formas principales son las siguientes: cuencos con las variantes
cónica, de casquete semiesférico más o menos rebajado y de tendencia
ovóidea; ollas con tendencia campaniforme; vasos semiovóideos; algunos
con tendencia a formar el reborde central; de panza esférica y corto,
pero ancho, cuello cilíndrico; grandes vasijas ovóideas con pequeño
cuello, una de ellas troncocónica en su parte superior; con fondo de casquete esférico, reborde saliente y cue!to cóncavo (perfil llamado argári .
col; cilíndrico (dos ejemplares, uno con asa y otro sin ella). Todas estas
fo rmas admiten asas, de tipo normal o pezones en nú mero de uno a
cuatro . Tan sólo en dos vasijas de las de perfil argárico, aparece a ambos
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EL POBLADO DE « MAS DE MENENTEt (ALCOY)
7
lados un reborde en el que se abren dos orificios que se destinarlan a
colgar la vasija (v. fig. 8).
';JcctJrCJ~C~
C~C(](J
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I
;
Fil. 8. Cudra di 1.. forml' prlndplln d. I1 c,,'mlca dfl poblado d. MI' de "', n,nlt.
1/10 de ... Ilmlllo natur.l.
La pasta es de regular finura y la coccIón buena. presentando todos
los vasos un cier to pulimento de su superficie que compensa la falta
de decoración; su color varía del amarillento rojizo al gris negruzco.
La decoración falta por completo; tan sólo los bordes de dos grandes
cuencos tienen una líneas incisas oblicuas en todo su contorno.
Las dimensiones menores suelen encontrarse entre los cuencos (los
hay de 7 cms. de diámetro de la boca por3'Scms. de altura), aunque al·
guno de ellos sea de regulares proporciones(30 cms. diam. boca y 11 cms.
altura); los vasitos ov6ideos suelen ser también pequeños, lo mismo que
los campaniformes y algunos de reborde cent ral (medIdas de algunos:
7'5 cms. diám. X 6'5 cms. alt.; 11 cms. boca X 13 cms. diám. max. X 9
cenHmetros alt.; 7 cms. boca X 9 ems. diám. máx. X 6'5 cms. alt.).
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LUIS PERICOT-FERNANOO PONSELL
Medianos suelen ser los de reborde central. midiendo el mayor de ellos
13 ems. de diám. de la boca, 18 ems. de dlám. máx. y 13'S ems. de alt.
Los dos cilindricos miden, el uno S'S ems. de alt. y I J ems. de diám. de
la boca, y el otro, JI ems. de alt., 15'5 diám. boca y [4 ems. diám. base.
Por ultimo, son de grandes dimensiones algunas de las ollas campaniformes y las vasijas de panza esférica u ov6idea con bocas de más de
20 cms. de diámetro. máximas anchuras superiores a 30 ems. y alturas
de 30 ems. cuando menos. Una vasija. mayor que todas, mide 40 eros.
de diám. de la boca y 56 ems. de alto (v. láms. 111 y 1V).
Olros objetos de barro.-Parte de un aro de barro tosco; el grosor
es de 20 ems. y el diámetro de la pieza 65 ems.; parece tratarse del
resto de un horno o de un sostén de vasija.
Varias piezas elipsoidales planas (dimensiones 16 X 23 x 5 cms.), con cuatro agu
jeros, de fin indeterminable (v. lám. V, 1).
,
Varias pellas de arcilla con perforación,
a manera de morillos para sostener una
Ii
barra (v. lám. V, 1).
Parte del pavimento de una habitación,
,
con la impresión de un cesto (v. lám. V, 2).
,
!~
Objetos de hueso.-Un hueso, decorado
curiosamente cerca de ambos extremos por
una faja de lineas inclinadas que se cruzan
entre dos líneas paralelas (v. Hg. 9).
Cinco fragmentos de punzones, uno de
ellos de 7'3 cms. de long. yotro, muy bien
Fil. t. (Ipru a,uJeruda y hutsG
conservado, con la punta de sección trianeon decoradOn Incisa.
gular (5 x 0'6 centímetros); parte de un
Mitad d. t u lamalo n.l u,,1
hueso, acaso punzón asimismo.
Objetos uarios.-Un mango de hoz de madera; consiste en una varilla
ligeramente curvada, de 40 cms. de longitud y s610 1'3 cms. de grueso
(v . lám. V, 3).
Tres conchas; una ciprea con dos agujeros para usarla como colgante
(Y. fig. 9).
Granos de trigo (?) carbonizados hallados dentro de una vasija.
Deducciones cronológicas.-El fijar la cronología de esta, como de
otrJ.s estaciones levantinas, unas pocas pubHcadas, muchas inéditas
todavía (1), ha de ser difícil mientras se trabaje sobre un corto número
,
.
(1) E.s realmente enorme el numero de estacl nnes descuhlert" de estos periodos en toda la regi6n levantIna y de las que se conooen en algunos casos hallazgos
sIn que hayan sIdo pubUcados ni siquiera exploradas debIdamente, Vtase. en prueba
de ello. el trabajo de D. Nioolás Primitivo Cómez inserto en otro lugar del presente
AItCHIVO.
-
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EL POBLADO DE tMAS DE MENENTH (ALCOY)
9
de ellas, ya que por su pobreza común carecen de los elementos típicos
suficientes para darles un lugar bien delimitado dentro del cuadro
general de la prehistoria hispánica.
Analizemos cada uno de los elementos que el Mas de Menente nos
ha proporcionado en orden a la cronología. Los objetos de metal nos
dan ya como término post quem, el eneolítico avanzado, ya que su variedad indica una época en que los útiles de metal se han divulgado y
multiplicado; el tratarse de cobre puro parece ser un obstáculo, no
insuperable, para que rebajemos su edad hasta la edad del bronce en
sus comienzos; es bien sabida ya la poca fijeza respecto al uso de cobre
puro o de bronce en los tiempos limítrofes entre el eneolítico y los comienzos de aquella edad. El punzón y los puñalitos indican el eneolítico; el fragmento de sierra da idea de algo más moderno, y el hacha
confirma esta última suposición; la forma sumamente rara de ésta,
con los salientes recurvados, no puede colocarse en un momento anti
guo, a pesar de que conserva todavía el cuerpo trapezoIdal de las hachas
de los primeros tiempos. En resumen, a base de los objetos de metal,
colocaríamos el poblado en la época de transición entre el pleno eneolítico y la época de El Argar.
La cerámica viene a confirmárnoslo. En ella falta toda decoración;
ni el más leve Indicio nos recuerda las decoraciones que en otro tiempo
florecieron en Levante, los reHeves de la cerámica de la cultura de las
cuevas, las incisiones de la cerámica cardial y del vaso campaniforme:
de acuerdo con el carácter tlplco de [a cerámica almeriense, acentuado
al acercarnos a El Argar, la decoración desaparece y en cambio la factura
es algo más perfecta y la superficie mejor alisada. Pero hay otro indicio
de los mismo en las formas; el cuenco cónico y, sobre todo, alguno de
los vasos con reborde central muy acusado, preludian las formas de
El Argar; no hemos llegado aún a éstas, pero nos hallamos en su camino. De notar son también por su originalidad las dos vasijas cllfndricas.
Aún podemos reforzar la hipótesis por medio del sflex. Ni una sola
punta de flecha; escasísimos cuchillos, mientras abunda extraordina·
riamente el tipo de sierra; todo ello nos indica que hemos pasado ya
del pleno eneolítico.
Los demás objetos no contradicen esta cronologfa; el buen número
de hachas de piedra nos impediría rebajar demasiado la edad del poblado; pero entre ellas hay dos ejemplares pequeños y de delicado trabajo que, el uno por lo agudo de sus cantos y el otro por el curioso r&borde central, nos hablan de un momento avanzado, también acaso
imitando ya las piezas de metal.
De todo ello concluimos que hay que colocar este poblado entre los
años de 2500 a 2000 antes de J.-C., siguiendo la cronología de P. Bosch
-
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LUIS PER ICOT-FERNANOO PONSELL
Gimpera. renovada últimamente (1), en la que se tiende a rebajar la
fecha de El Argar, dejando as! un amplio margen para la transición de
la época del cobre a la del bronce, dentro de la cual situamos la estaci6n
que nos ocupa, creemos que con sobradas razones.
Comparaciones.-De alto interés sería el poder agrupar este poblado
con las restantes manifestaciones análogas de la región levantina y ver
qué lugar ocupa en la evolución de su cultura; pero faltando realmente
trabajos de sistematización para aquélla, que recojan los datos últi·
mos (2), resultaría esta tarea fuera de lugar aquí. Por ello nos limitaremos a comparar el Mas de Menenfe con otras estaciones de los alrededores de Alcoy como primer núcleo para ir extendiendo en otra ocasi6n
el sistema a las restantes estaciones valencianas.
En su término o en los vecinos tenemos noticia de múltiples estaciones de época análoga: US llome/es, UIl del Moro, Mola Al/a de Serelles, necrópolis El Revolea! (Cocentaina), Mola d' Agres, Coua Blanca
o de Bolumini, Cabezo de Mariola, prescindiendo de otras más alejadas
(Bocairente, Gayanes, Carricola, Bélglda, Bellús, Albaida, Torremanzanas, etc.) (3),
La única bien excavada y estudiada es el poblado de la Mola Alta
(1) Vhse particularmente el trabajo de P. BOSCH GIMPtRA: O l'lto·,n,olitico
'la Europa Ocid,ntal, o problema do sita CTlJllologia (TTabalhos da Sociedade Por·
tUglllSO dI Antropologia, Etnologia. vol. ][], fase. IV, Porto, ]928), del que damos
un Te$umen en ]a Sección Bibliogri!ica de este ARCHIVO. En su nuevo sistema. el
proft$Or Bosch Gimpera subdivide el primer periodo de la Edad del Bronce (transición a El Argar) en dos subperlodos, y como se verá.. no nos atrevemos en muchos
casos a concretar ]a cronologla de las estaciones alcoyanas hasta el punto de distinguir en ellas estos dos subperlodos: sin embargo, cuando nos referimos al eneolltioo
final, como ocurre al hablar de la Mola Alta dI SfTllfes, tal denominación viene a
coincidir pr¡cticamente con el comienzo de la Edad del Bronce I a b del sistema de
80sch Glmpera.
(2) V. P. Basc!1 GIMPE!{A: Consirferocions g,niTo/s sobrlllSlstolicms tntoUli.
qUtS dll Boix Arog6 i dll Regnt dI Vollncfo, Anuarl 1. E. e., VI, Barcelona
1915.20, p. 463.
(3) Para el con/unto de estas estaciones, v. RI!MIOIO VICI!OO: Historia d6 Alea)'.
vol. I (Alcoy. 1920): C.... MlLO VIS~ 00: B"u noticia $Oh" /t!s pri_"s Ida/s d,¡ Itu/lolI
a liS proximilats d' Aleo)' (Bu/I/ttl d6 l' Associad6 Catalana d'Antropologia, Efl/(JIofia
i P"hfst6rio, vol. 111, fase. 11, Barcelona. 1925, p. 173). De algunas (~Igida, 80·
calrente, Albaida), se habla In distintos lugares de este ARCHIVO especialmente
en el trabajo de 1. Ballester sobre la estación del Caml Rlal d' Aloconl (A]bai.
da) donde se sistematiza lo refertlnte a tuevas sepulcrales de la comarca. La
estacl6n de Torrtlmanzanas, explorada por el pirroco de esta localidad, Sr. Belda,
ha sido publicada por ~I en la M6morio n.O 102 de la Junta Superior de Extavaclones de Antigüedades, MadrId 1929.
- 110-
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EL POBLADO DE IMAS DE MENEN'rEt (ALCOY)
11
de Serelles (1). A nuestro juicio, este poblado, que se halla a pocos kilómetros en línea recta del de Mas de Menen/e. representa una misma
cultura , unas mismas gentes, viviendo en un momento inmediatamente
anterior. En él tenemos la misma pobreza en la decoraci6n cerámica,
parecidas formas, pero menos variadas y con falta del vaso con perfil
argárico; los cordones con impresiones digitales no son raros; los objetos
de sílex denotan mayor riqueza y los de metal menos, que los correspondientes del Mas de Menenfe. En una palabra, produce la impresi6n
de pertenecer a un eneolítico avanzado o final. pobre.
La cueva sepulcral de Les Llameles, junto a Alcoy, ofrece grandísimo
interés. Por desgracia, fué descubierta y explorada en una época en
que se prestaba todavía poca atenci6n a estos hallazgos, lo cual explica que nos falte de ella una publicaci6n completa y que se hayan
perdido gran parte de [os objetos y restos humanos que se hallaron. De
la descripción que se conserva de su exploraci6n (2) se deduce que
existían en ella dos capas, la superior con los cadáveres extendidos y
con útiles de cobre, que pertenecería al final del eneolítico o comienzos
de la época de transici6n al bronce, contemporánea en el primer caso
de la Mola Afia de Serelles, y otra inferior con los cadáveres en cuclillas
y cerámica sin decoraci6n, útiles de piedra, hueso y marfil (3); esta
capa inferior seria del pleno eneolítico, contemporánea de los enterramientos del Caml Real d' Alocan! (Albaida) y de la edila de la 8arsella
(Torremanzanas).
En Vil del Moro (La Serreta, Alcoy), hay restos de un poblado con
muros sin argamasa, que ha proporCionado una rica colecci6n de piezas
de sílex (puntas de flecha con aletas, entre otras), un pequeño escoplo
de cobre. cerámica tosca, hachas de piedra, etc. Lo suponemos del
eneolítico final, contemporáneo de la Mola Afia (4). La Mola de Agres,
algo más alejada ya que se halla en las estribaciones septentrionales de
Mariola, es otro poblado con numerosos restos de grandes muros del
que procede cerámica tosca y algunos objetos de piedra poco típicos;
(1) ERNESTO BOTELL", CUIOIIL"': Excavaciones.n la tMola AIIIff d. Ser./les
(Alcoy]. Memoria núm. 79 de las publicadas por la Junta SuperIor de Excavaciones
y Antigüedades (Madrid 1926). Del mismo autor y con el mismo titulo, Memoria
número 94 de las publicadas por la dicha Junta (Madrid. 1928).
(2) V. la copia de la Memoria redactada por D. Enrique Vilapl=a y D. J. Vilanova y Piera poco despu!s del descubrimiento en la Historia di Alcoy, de R. VII;~OO,
Tomo 1, donde !le contienen. adem:1s, otros datos Interesantes sobre este yacimIento.
(3) Entre ellos un llamado torlfillo que serla la cabeza de una aguja semejante
a la del Caml Rlol d'AlaCQ/lt; v. el trabajo de 1. 8allester sobre el último en Otro lugar
del ARCHIVO.
(4) R. VII;eDO, ob. cll.. p. 77 y 83; C. VIsaDO. ob. cit.
-
111 -
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12
LUIS PERICOT-FERNANOD PONSELL
acaso pudiera provisiona.lmente considerarse como del pleno eneolítico (l). En La Canal (Masias El Romá y Vi/aplana, Alcoy), frente al
poblado ibérico del Puig, se hallaron cadáveres y hachas de piedra;
provisionalmente atribuimos estos enterramientos al pleno encolltico;
lo mismo diremos de los enterramientos deis Dubots (al Este de La Serreta) y de La Menara y de los hallazgos de hachas y cerámica realizados
en los lugares denominados El Sargento y BaradeJios (2).
Al pleno eneolítico pertenecen también la Cava de Bolumini (3) con
cerámIca con decoración incisa, los fondos de cabaña de Bélgida C/) !1
vaso campaniforme, la Coua de fa Sarsa (Bocairente), con cerámica de'
decoración cardial (4) y los enterramientos del Caml Real d' Ala.:allt
(Alb:lidl) y la Coua de la Barsella (Torremanzanas) . La necrópolis d ' ~
GJ.yanes (5) acaso fllera un poco posterior, contemporánea de la Mola
Alta de Serelles, mientras el enterramiento de Carríco la (6) parece
también del pleno eneolítico. Por último, el CabefÓ de Mariola (7), con
un puñal de bronce de tipo avanzado nos lleva ya a una época plen3mente argárica, posterior, por lo tanto, a todas las estaciones que llevamos enumeradas.
Con esto hemos esbozado un primer intento de clasificación crono16giC.l de las numerosas estaciones de los alrededores de Alcoy, a base
de los escasos datos publicados. Esperemos que nuevos estudios en la
com3rca permitirán mejorar nuestra tentativa rectificando [os errores
que por las deficiencias de exploración forzosamente se habrán deslizado en ella. La abundancia de Jos hallazgos justifica por anticipado
cuantos esfuerzos se realicen en este sentido.
( 1) R. V1C~DO: ob. cit .. p. 77 Y 83; e, VrSEDO: ob. cil .
(2) R. VrC!Do: oh. cit .• p. 77 Y slgs.
(3) C. VIS!DO: oh. cit.; P. Bosch Glmpera y A. del Castillo. en SIl$ trabajos
sobre el vaso campaniforme. han atrIbuido la ocramlca de esta cueva a la especie
del vaso campaniforme, u otra emparentada con ella.
(") Aparte de la Cdva di la SaTsa, hay en el término de Bocairente otra pe.
quela cueva con el mismo tipo oeramlco (C. VIS~DO: ob. cil.).
(5) C. VISE DO: ob. cil. Esta necrópolis no $e ha publicado de manera completa y su material se halla disperso.
(El) Publicado po::l T C. VISEDO: ob. cil .. atrlbuy,!mdolo a Adzaneta; dicho autor
reproduce un vaso hallado en él, de acusado perf!l QTglfTico como algunos ejlmplares
del Mas d, M,,,mle. Recientemente (1929) 1. Ballester ha terminado su uplo.
raetón encontrando materia.l semejante al de otras cuevas sepulcrales eneolltleas.
(7)
R. VICE DO: oh.
cit.; C.
VISE DO: ob. cil.
_
112-
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PERICOT - PONSELL - . 11as de Menente&.
2
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2. Vbta 'c lo ballllllclonts dd po..... do.
LÁMINA I.
[page-n-133--data::data]
LÁMINA !l .
PERICOT· PONSELL · . Mas de Menentt>¡.
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[page-n-134--data::data]
PERICOT - PONSELL - . Mas de Menente..
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Cerimlea del pobllldo.
LÁMINA 11 1.
[page-n-135--data::data]
PERICOT - PONSELL - t Mas de Menenfe••
2
LÁMINA IV.
[page-n-136--data::data]
PERICOT· PONSELL· .Mas de Menentu•
LÁMINA V.
•
,
3
1, Pltzu el, "lTO de Il1O Il'Idelerm ll'lado - 2, ImprH I61'1 tri el balTa d. 111'1 londo d, tala
3. Hal ele madera t lln piti as de lile>:.
[page-n-137--data::data]
NICOLÁS PRIMITI VO GOMEZ
Un "Hiatus" prehistórico
EN LAS ESTACIQNESARQUEOLÚGICAS DE ALTURA, LEVANTINAS
LOS QUE TRABAJAN
La Región de Levante, sobre todo la parte valenciana. no se distinguió, hasta ahora, por la abundosa aportación al esclarecimiento de
la Prehistoria española: antes puede decirse, que era poco menos que
campo yermo, en el que sólo acá y allá, destacaban algunas pequeñas
parcelas que, hombres entusiastas, de una manera esporádica, desbrozaban y cultivaban . a veces con superesfuerzo, y, casi siempre, sin
encontrar eco que les animase a persistir en su tarea.
En el último tercio del siglo XIX, di6 ánimo e impulso a algunas excavaciones, nuestro Vilanova y Plera, recorriendo la Región, visitando
bastantes yacimientos y excavando. estudiando o simplemente refiriendo, algunos de ellos (1); mas aquel fuego se extingui6, sin casi dejar
(1) Creemos que no se ha hecho a nuestro Vilanova la Justicia que merece su
memoria. El y Caslano del Prado, principalmente, fueron los Introductones de los
estudios prehistóricos en Espa!'la, y sobre lodo Vilanova, esplritu empre ndedor,
propagandista y un poco trashumante, como buen geólogo, que acudió a cas! todos
los CongresDll de Prehistoria de su i!lpoca, defendiendo sus tesis. sobre todo la de
las famosas pinturas rupestres de Altamlra, tan combatidas por lo que podemos
llamar Escuela Francesa.
Jimbie~ de Cisneros ~ testigo presencial de lo que iilllama tborrascosa sesión.,
en que fuii Impugnada la existencia de dicho arte cuaternario - , echaba de menos
que Margan no hubiese citado a Vilancva en su obra tLa Humanidad Prehistórica, (1)
Hemos de cItar. en hcnor a la Justicia, la sesión solemne que se dedicó a honrar
la memoria de Vl1anova y Piera, con motivo de la Exposición de Arte Rupestre,
celebrada en Madrid por ,Los Amigos dcl Arte •.
(1)
Ji""
¡lid. p. 5,
lIC~tL
-113
~
[page-n-138--data::data]
2
NICOLÁS PRIMITIVO CÓMEZ
rescoldo, y la Región levantina, que pareció por un momento que iba
a entrar en el concierto del estudio de la Prehistoria. quedó en la semiobscuridad, y s6lo algunos, con más voluntad que medios, continuaron
dando, alguna que otra vez, señales de vida.
No es nuestro ánimo historiar los trabajos hechos en la Región. y
no vamos, por tanto, a hacer una reseña de sus prehistoriadores;
pero antes de entrar en materia, y como inicio a esta labor de cooperación, nos creemos en el deber de hacer referencia a algunos de los que,
en plena actividad hoy, todavía se esfuerzan en mantener el fuego
sagrado; para que les sirva de cariñoso saludo, a fin de darles alientos
con que persistir en su labor y contribuir a una obra de relación que
nos lleve a efectuar un trabajO de conjunto que evite, de una vez, la
acción solitaria y aislada, perdida casi siempre, queo-se suele realizar,
generalmente, en Levante.
Entre todos, podemos decir que descuella el patriarca de la arqueología regional, D. Pedro lbarra y Ruiz, cuyos crecidos cuarenta años
de trabajos de rebusca en el campo de la prehistórica llIici, le han permitido archivar, en meritísimas publicaciones (1), numerosos datos y
atinadas observaciones, muy dignas de tenerse en cuenta; también el
veterano D. Daniel jiménez de Cisneros, que, desde el campo de la
geología, ha podido investigar bastantes estaciones prehistóricas en
las regiones de Murcia y de Alicante (2); y el infatigable Senent Ibáñez (3), que hermana sus deberes pedag6gicos con sus aficiones prehistóricas, hoy en Alicante, como ayer en Castellón y Valencia; y en
Alcoy y sus contornos, la pléyade de los Vicedo (H.) (4), Visedo (C.) (5),
Ponsell (6), Moltó, Gisbert, Reig y Botella (7); y en Torremansanes, Belda Domínguez (8); y Martínez y Martínez en Altea y sus alrededores yen
los confines de Valencia y Cuenca (9); y en Pego y sus alrededores el
venerable D. Bernardino Sastre; y Ballester Tormo, que tan buenos
trabajos de investigación tiene hechos en el valle de Albaida (10) y otras
( 1) I barra Elche: ¡barra His. No pretendemos consignar la completa blbliografla
publicada por estos señores que citamos; muchos de sus trabajos andan perdidos en
revIstas locales o en monograflas agotadas y no han llegado a nuestras manos.
(2) fimo Alg.; fimo Ali.: fimo Catl: fimo EJfc.: fimo GIO.: fimo ¡'Id.: fimo
Mom.; fimo Neg.: fimo P,ña: fimo Restos: fimo Silrra: fimo S. y SW.: Jim. Tabe·
YO'l: fimo Yacim.: fim. Zarza.
(3) Bosch. 5''1''11.: Senen/. Bar.; Scntll/. Esl.: Senelll. Mar.
(4) VicS. Alcoy: VicS. Guia.
(5) VisM. B,tu; VisM. Pre.: VisM. S'TTeta.
(6) P"'lstll.
(7) Bort/la.
(6) B,lda.
(9) MM. Castro.: MM. HeH!.
(lO) 8¡l/l~sLlT. Cer.; Balles/er. Par.
-
114 -
[page-n-139--data::data]
UN "HIATUS" PREHISTÓRICO
3
comarcas de Albacete y Valencia; y Jornet Perales, que contribuye
afanoso al esclarecimiento de la prehistoria del dicho valle albaidense;
y Viñes Masip a la de J átiva (1) Y el P. Amado Burguera a la de Sueca
(2) y Valiente Izquierdo (3) y Grau Bono a la de Tabernes de Valldigna (4), y Uriel a la de Liria (5), y Corbfn Carbó a la de Siete-Aguas (6),
ya la de Náquera Lluch Amal (7) y Seytre, y G6mez Nadal a la de Serra;
y el Dr. Beltrán Bigorra (8), que desde el estadio de las Ciencias Natura[es ha donado también su 6bolo a la Prehistoria; y el veterano D. Pascual Meneu en Bechí (9); y Guillén Benages y RivelJes GuilJem en Vi ver;
y los Sres. Baynat (10), Nebot y Tuixans (11) en ViIlarreal; y los Peris
Fuentes (J.) (12) Y (M.) (13) en Burriana y distintos puntos de la provincia -de Castellón, así como igualmente [os Porcar y Esteve; y Monzó
Nogués en Ludiente y Torrechiva; y el conocid[simo investigador Cabré
(14), en la Vallforla y distintas partes de Teruel; y, en varios puntos
de esta misma provincia, el cronista deCalaceite D. Santiago Vidiella(IS)
y los Pérez Temperado (16), PalJarés y Ejérique, y finalmente, Zuazo
y Palacios, que en los confines de Albacete y Valencia, especialmente
Meca y el Cerro de los Santos, ha efectuado investigaciones apreciables,
de todos conocidas (17).
También algunas entidades se esfuerzan en llenar el vaclo que se
nota en nuestra Región - en cuanto a Prehistoria se refiere - casi
todas sin medios económicos, y hemos de señalar entre ellas a las CoViñ,s. I
Burgulfa.
(3) Vali,nt,.
(4) Grau.
(5) Urill.
(6) Corbin. Ca5.; Corbin. Rai.
(7) Lluch.
(B) B,llrdll.
(9) M,nlu. Cas.: Meneu. Pui,.: Menlu. Sal.
(10) Sos. Est.
(I!) Trlixans. Clla.: Tuixans. Fil.
(12) ¡PF. E~arctos.
(13) MPF. Mirabel.
(14) Bfluil. Cabr~.; Cabr~. Alb.; Cobr~. Arlt.; Cabr~. A/lts.; CQbr~. Alaila.:
CJb'i. Brone"5.: CQbr~. Ctr.; Cabr~. Estiles.; Cabli. Exc.: Cabrl. Hall.: Cabrl.
Ob;.; Cabrio Osar.: Cabrl. Pe/l.: Cabrl. PIra.: Cabrl. T,s.; Cabrl. Vall.
Debemos advertir, que en ~te pun t o, no citamos mas que levantinos trabal ando
en Levante y las sus obras que de esta Región traten, bajo alguno de los aspectos
prehistórleos de la misma, oon exclusión de las que queden al margen de los estu·
dios prerromanos.
(15) ViditllQ. Cal.; Viditllo. Est.
(16) Cabr~. Pirtl.
(17) Zual~. Bib.; ZuaJO. Matio.; Zualo. M«a.; ZualO. Mont.: ZUQzt). Trab.
-115(1)
(2)
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4
NICOLÁS PRIMITIVO CÓMEZ
misiones de Monumentos de Alicante y de Albacete. a la Sociedad Castellonense de Cultura, al Laboratorio de Arqueología de la Universidad
de Valencia, al Centro de Cultura Valenciana y a nuestra Diputación
Provincial; habiendo dado esta última un gran Impulso a los trabajos
de investigación (1) que han permitido iniciar un Museo en el que, en
corto tiempo, se han acumulado ya restos que comienzan a descorrer
el velo del pasado valenciano y a contribuir a la Prehistoria Cenera l.
La meritoria actitud de nuestra Diputación, secundada por el Director
de dichos trabajos, nuestro entusiasta Ballester Tormo, ayudado por
el Dr. Pericot - al que hay que considerar como un valenciano más y D. Mariano Jomet. entre otros, merecen un sincero aplauso de todos
los amantes de estos estudios y nos impulsan a desear que tal condlcta
sea imitada por otras entidades de nuestra Región, en bien de la cultura
patria.
Sin duda hemos dejado de mencionar personas y cent ros que en
Levante laboran en pro de la Prehistoria; pero acháquese a la fa lta
de relaciones en que muchos estudiosos se desenvuelven, lo que es
pernicioso para la investigación; y por esto no nos cansaremos de aconsejar que todos los que se sientan con ánimos de colaborar, de una
manera sistemática y con miras científicas, al progreso de la Prehistoria de nuestra comarca, se dirijan a las entidades que en ella se preocupen de tales trabajos, seguros de que serán acogidas amorosamente
sus consultas y tendrán una guía que permita aunar esfuerzos, a fin
de llegar a un plan de conjunto, que impida la pérdida de datos interesantes, a veces conseguidos a costa de grandes sacrificios pecuniarios.
y comenzamos nuestra labor, una vez cumplimentado este pequeño,
pero necesario, deber de cortesía.
11
LAS ESTACIONES PREHISTÓRICAS DE ALTURA
Entre las estaciones arqueológicas más fáciles de descubrir, están
las situadas en alturas; a veces, las ruinas de un castillo medieval nos
inducen a buscar, y allí se encuentran restos de edades pretéritas;
cuando no, la situaciÓn junto al paso de un camino antiguo, al ma rgen
de un río, a la vista del mar o a espaldas de una población actual, coincidiendo con puntos quebrados, de fácil defensa; o guiados por la topo-
(1)
S6l1icio.
-
116 -
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UN "HIATUS" PREHISTÓRICO
5
nimia: Alcalá, Ala/aya, Bastida, Balerfa, Castell, Caslellar (1), Casfellef
Castillo , Castillejo, Talayuela, etc.
Por esta facilidad misma de invenci6n, estos puntos han sido expo·
liados desde antiguo: por los buscadores de tesoros, por simple curiosidad, por los amadores de cosas antiguas y por los que se aprovecharon
de los restos para construcci6n de sus viviendas; todo lo cual, unido a
la acci6n devastadora, continuada, de los elementos, sobre todo las
aguas, ha hecho que, en la mayor parte de sitios, apenas existan señales,
teniendo, muchas de ellas, completamente desnuda su superficie; algunas con ingentes riscos completamente erosionados, que llevan al animo
la duda de que allí hubiese podido haber estaci6n humana, de no encontrar en los intersticios, y escalonados en las faldas, restos testimoniales que lo aseveren.
Por esto, a [a facilidad de hallarse con restos prehist6ricos en las
alturas, se une la dificultad de encontrar estaciones excava bIes, como
la afortunada de E/s COn/el/ars, encima del Mas de Menenle (Alcoy),
dada a luz por Ponsell Cortés (2), en donde, distintas causas, han permitido que se conservasen muchas piezas intactas, incluso casi licios,
todavía con su enlucido yesoso.
Casi todas las excavaciones efectuadas por los hermanos Siret lo
fueron en lugares elevados, mas o menos inaccesibles, y constaron de
dos partes: las viviendas y las sepulturas, y mientras que, gran número
de estas, fueron halladas vírgenes de saqueo, permitiendo un estudio
profundo sobre las costumbres funerarias de aquellos remotos antepasados, las viviendas apenas proporcionaron material; lo que es 16gico, ya que, en todas épocas, debieron ser materia de latrocinio, aparte
del expolio, consiguiente a su destrucci6n o abandono.
Estos puntos acantilados y fácilmente defendibles, por este hecho,
en todo tiempo pasado, en que la humanidad se vi6 ne~sitada de
defensa, han estado en peligro de ser ocupados, y muchos de ellos lo
(1) Se da el caso, hasta ahora, de no haber encontrado ningún punto apellidado
CastellaT, situado en altura, que no haya tenido restos lb~rlcos: habd. podido no
tenerlos de las primeras edades del metal, ni anteriores; o no haberlos tenido poste·
rlores a lo ibérico; pero de esta ~poca., Indefectiblemente los tenlan. Por eso aconse·
Jamos a los investigadores que, alll donde se encuentren con este topónimo, aunque
no hallen restos superficiales nI en las laderas - tal ve: porque estén cubiertos por
otros más modernos o por abundantes aluviones -, si no estA completamente
denudada la superficie, hagan catas, que es casi seguro que encuentren restos ibéricos. Por esto tambl~n, all! donde este topónimo se encuentre en llano y lejos de
todo monte, debe suponerse, en principio, que recuerda una estación ib~rica de
llanura y tal, es po51ble que ocurra con nuestro poblado de tCastellart, cerca y al
rnedlodla de Valencia, a bastantes kilómetros de lomas y montal'ias.
(2)
PonS$/I.
-117-
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NICOLÁS PRIMITIVO C6MEZ
6
han sido. por este motivo, en distintas épocas; pero como no siempre
el hombre ha coincidido en todos ellos, resulta que, mientras unos fueron
ocupados en una sola etapa, otros lo fueron en dos y hasta, en bastantes,
se pueden señalar no menos de tres épocas distintas de ocupación;
fenómeno que ya, en otro sitio, hicimos resaltar (1).
Las eslaciones de ladera, es decir, las situadas en el talud de [as mono
tañas, como la de San Antón de Orihuela del Segura, deben corresponderse, gran parte de ellas, con las de altura - cabezos y muelas (2)ya como sus escombreras. ya como sus necrópolis, ya como las poblacio-
nes sucesoras; por la tendencia a descender de los riscos, cuando ha
pasado el motivo por el cual buscaron una situación de defensa.
Los S!ret señalan edificaciones fuera de los cerramientos de muros
defensivos, en varias estaciones - Ifre, Zapata, El Oficio ... (3) - Y
en las vertientes, así como sepultu ras, a pesar de la tendencia manl ·
fiesta a enterrar, no s610 en el recinto, sino en sus mismas viviendas (4) ,
y estas prolongaciones, más que contemporáneas de las poblaciones
encasti11adas, pudieran ser las inmediatas tendencias al descenso, ya que
es difícil pensar en viviendas cercanas al exterior del muro, cuando
éste tenía un valor militar inmediato. Los mismos autores se inclinan
(1)
Ni,. Sil. p. 196.
(2)
Los Siret, al hablar de los restos que se hallaban en la ladera de San Antón,
de Orlhuela, dIcen (1): .Crelamos nosotros que estos escombros deblan provenir
t odos de la estrecha explanada que aparece sobre la cresta pelascosa, en la que
debla haber existido el caserlo; cuando al explorar este sitio, nos encontramos con
una superficIe muy escabrosa, presentandose la roca pelada por toda:¡ partest.
Posteriormente, La:¡ excavaciones de l p, Furgus pusieron de manifiesto que dichos
restos proccdlan de una e:densa necrópolis sItuada en dicha ladera; pero nosotros
creemos que esta obedecla a una estación situada en la c1Í.5pide, no siendo suficiente
el que no queden arriba m:s que Las rocas peladas pata negar que haya existIdo,
pues asl ocurre en muchos lugares faltos de meseta o de muros que contuviesen Los
objetos, y todavl.a existen muchas estaciones arqueológicas comprobables, en que,
s[ no fuese por [os escasos testimonios fehacientes que restan, nos parecerla impo.
sible la situación de viviendas en semejantes riscos.
Algunas estacIones de altura comprueban su pel'llistencia en las laderas o cuando
menos su traslado por los elementos, como las citadas m:s abajo, de los Slret, y la
antigua Lo.dera y Meseta de San Migu'¡, de Orihuela del Segura, citadas por Gis·
bert (2) y Vllanova y Rada y Delgado (3) y la otra Lodera de Canosa del Segura
que excavó e[ P. Furgos (4), cuya situación silenció !ste por temor a que la estropea·
sen los .busca·tesorOSt, tratándose. al pllreQCr, de una necrópolis del bronoe.
(3) Sirlt, Mil" p. lI O, 127, 128.239.
(-4) Sirtl. Mil" p, l~, Y passim,
(1)
(2)
(3)
5Irt/. Mil. p,309,
Gi~b",. p. 16.
VllalWlla. Rada. p. 0462.
(4)
"url llt. N".
-
•
118 -
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UN "HIATUS" PREHISTÓRICO
7
a aceptar, en Fuente Alamo (1), un descenso de la población de la
acrópolis, ocupando las vertientes, en tiempo posterior.
La probabilidad de invención de estas estaciones, estriba, a veces,
en la importancia de la estación de altura, pues siendo, posiblemente,
las pequeñas, simples atalayas o túmulos, más que viviendas, el rastro
de supervivencia que dejaron tras sí debió ser escaso y problemático;
aparte de que toda construcción en ladera es destruida prontamente
por los elementos, ya que, formada en parte por medio de ribazos, para
conseguir planos para el asiento de viviendas, aquellos son deshechos
por las aguas, cuando se dejan abandonados; como ya observaron en
lfre los mencionados hermanos Siret (2).
Otro tipo de estaciones interesante a nuestro estudio, por su sincro·
nismo con las de altura, 10 forman las megalíticas que, en nuestra Región,
no ha sido claramente señalado todavía, a excepción del clásico y problemático del Cas/elle! del Porque!, en la OUería, y de algunos otros
igualmente dudosos.
La ausencia, hasta ahora, de esta clase de construcciones prehistóricas, ha dado lugar a la creencia de queen Levante no las haya habido.
Pericot (3) hace resaltar la falta de dólmenes entre el N. de Cataluña
y Andalucía, y Obermaier (4) publica un mapa del suelo peninsular
en el que, si bien aparece esta Región sombreada con algunos puntos,
es debido a datos dudosos como el citado del Cas/ellel del Porquet (5);
mas nada hay de concreto todavía.
En Cataluña faltan también en las zonas bajas del país, como si
los constructores de dólmenes tuviesen preferencia por los sitios mono
tañosos, explicándose Pericot esta carencia (6), por la intensidad del
cultivo, que habrá ocasionado su destrucción en las partes bajas.
Sirel. Mel .. p. 255.
Sird. Met. p. 109. Cuando contemplamos la poblaci6n de Chulilla (Valen.
cia) y otras, situadas en vertientes de rapidísimo lalud, no podemos menos de pensar
(1)
(2)
que, si en el futuro son abandonadas. serán necesarios poCO$ siglos para que nadie
crea que alli pudo haber población, ya que, sobre no quedar resto alguno. deshe·
chos y arrastrados por las aguas. se contemplar:!. una vertiente pronunciada y
desnuda.
(3) P~,/cot, p. 19.
(") OtN,. Mata. p. 9.
(5) Adem¡s del Cas/el/tI del Porque/, en la Ollerla. :;e cita el del Mun/6 de les
MtnU,es. de Ayelo de Malferit, y otro. m¡s problem/lllco todavla, en el Cas/illo dtl
10$ MQS(;onl$ de Bicorp (1) Y aún otros, no m¡s seguros. en la provincia de Gaste·
lIón; uno de los cuales. de Segorbe. publicado pclr Huguet (2) como dolmen. parece
tener de ello muy poco.
(ó) Perico/, p. 21.
(1)
(21
V6ue ",ti adelante la
H~, ..". p. 19.
blbIIoC.afl~
de e.tas Ires "taclones.
-119 -
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8
NICOLÁS PRIMITIVO CÓMEZ
Estas faltas arqueológicas en terreno llano, no son exclusivas en
los megalitos, ya que pueden también ootarse en otras épocas más
modernas, y aun, actualmente, es en las partes montañosas, pobres e
¡ntdeadas, donde se conservan los monumentos antiguos, mientras
que, en las partes bajas, de ordinario más ricas, continuamente renuevan
sus monumentos 0, sencillamente, los hacen desaparecer cuando, ya
anticuados y fuera del gusto del día, estorban (JI) para la vida más
modernizada.
y ésta, es posible que sea una concausa de la falta que observamos,
porque no nos parece lógico que, una civilización tan extensa como la
megalltica y tan duradera, haya dejado claros tan notables, precisamente en los puntos en donde creemos que debió tener mayor desarrollo y esplendidez por la riqueza y exhuberancia vital de las regiones
en donde se nota esta carencia, que tenemos el convencimiento de que
no es debida a que dicha civilizaci6n les fuese ajena, sinoa causas posteriores que la destruyeron, al parecer, de raíz; siendo éstas, principalmente, el ansia destructora de los buscadores de tesoros y lo que llamaremos voracidad de la piedra constructiva. Por la primera causa
quedaron los monumentos al descubierto, y por la segunda fueron utilizados como fácil cantera; y aun vino posteriormente la agricultura
nivelando los túmulos y amontonamientos de restos que quedaron
auxiliados por [os aluviones de los rios y torrenteras; desapareciendo
de cuajo los megalitos sin dejar rastro siquiera, como resulta hasta
ahora, bajo el espeso sudario de los arrastres de las aguas y del polvo
atmosférico.
A este propósito queremos emitir todavía algunas opiniones más
sobre la probable existencia de megalitos en la Región valenciana y
las causas de su desaparición.
11 1
EL VALOR DE LA PI EDRA
Los monumentos megalíticos fueron expoHados desde los tiempos
prehistóricos y, seguramente, debieron serlo ya por los mismos contemporáneos; así, el dolmen de Matarrubilla, di6 barros pintados ibéricos (1)
como señal del paso de los buscadores de tesoros en aquella prehistórica
edad ; que no se limitaron a los megalitos, como parecen atestiguarlo,
en las Cuevas del Sargal de Viver de las aguas - que excavan Guillén
Benages y Rivelles Guillén - el hallazgo de algunos fragmentos de
( 1)
ObeT. Mala. p. 55.
-120-
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UN "HIATUS"
PREHISTÓRICO
9
cerámica pintada de dicha época (1) entre los demás restos, contemporá·
neos de los dólmenes, probablemente; y muchas otras estaciones, como
iremos viendo.
En tiempos de Roma continuaron €-"poliándose estos monumentos.
En el dolmen del Romeral, por ejemplo, se encontraron, según Merge.
lina (2), fragmentos de tegulae e imbrices y un cuello de hidria que dan
fe de haberse verificado una expoliación en época romana; extendién·
dose también la acción de los depredadores de esta época a otros monu·
mentos de dicha edad, como la necrópolis de Filomena, en ViIlarreal,
en donde se encontraron monedas de emperadores romanos, según
Tuixans (3); y en el dolmen de Soto de Trigueros (Huelva), excavado
por Obermaier (4), fueron hallados, según éste, en la escombrera ex·
traída, fragmentos de ce rámica romana y árabe; demostrando estos
últimos que en época mahometana se continuó el saqueo devastador,
que sigue en nuestros días (5).
Estas depredaciones, aunque parezca una paradoja, debieron ser
mayores en las regiones ricas que en las pobres, por cuanto en aquellas,
el mercado es más extenso y no ya se limita a los objetos de valor In·
trinseco, sino a otros espléndidamente pagados, a veces, por coleccionistas·o simplemente caprichosos, y por los hombres de estudio; y así
parece significarlo el que muchos dólmenes se encuentran muy removidos
de antiguo, como lo demuestra el no hallarse en ellos, ordinariamente,
más que fragmentos con minutos de cerámica y huesos (6), y el que ape·
nas se encuentren hachas y otros instrumentos, en muchos, porque
debieron tener mercado, además, como amuletos. Véase lo que quedará
a la posteridad de los que se excavan actualmente con miras arqueológicas, en donde hasta se criban las tierras a fin de no dejar olvidada ni
la pequeñísima cuenta de collar.
Los buscadores de tesoros y antiguallas no llegan al punto de ser
litófagos y hacer desaparecer hasta el rastro; pero dejan al descubierto
la existencia del pedregal, y cada megalito queda convertido, por el
hecho del descubrimiento , en cantera fácil, lo que en tiempos pasados,
(1) Nic.Sarral.
(2) Mer. NtC. p. 84.
(3) Tulxans (J.), Comunlcacl6n al Centro de Cultura ValencIana, en primero
de NovIembre de 1922,
(4) Oller. S%. p. 22.
(5) Cuevl11as y 80uza (1) citan que, al principio del siglo XVII, Xohan VUqUCl
de Orxas, quej6se ante la Justicia de que, en el transcurso de pocas semanas, hablan
sido abler1a.s mAs de tres mil mlimoos.
(6) Ollv. Mata. p. 54; San. Caso p. 292; Sena. L/u. p. lO.
(1)
CII",,1/I11J.
8011111.
p. 7.
-121-
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10
NICOLÁS PRIMITIVO CÓMEZ
en los que la piedra era tan difícil de extraer, fué una condena a su absoluta desaparición y, aunen la actualidad, todavia, una de las causas,
seguramente la más importante, de la destrucción de los monumentos
arquitectónicos en despoblado, es el ansia de la piedra constructiva (1).
Pero es que, además, en tiempos pasados, el valor relativo de la piedra
era mucho mayor que el actual, por la dificultad de extracción. Hay
que haber visitado las antiguas canteras y aprendido el proceso trabaJoso de la obtención de los bloques, para darse cuenta del valor de un
sitiar en los tiempos megalíticos.
Valencia, ciudad grande y rica desde antiguo, está, en sus contornos
rocosos próximos, circuída de canteras que le proporcionaban las enormes cantidades de piedra que la abastecían para sus edificios, vías,
murallas, torres, puentes y pretiles. En muchas de ellas, abandonadas
hoy, se ven los señales de la antigua explotación yen algunas, como
las del Toy Pelat (Bétera), se puede contemplar todo el proceso de
arranque, desde el tormo (sillar), que está comenzado, hasta el que ya
se encuentra a punto de extraer. Da la sensación de que, estas canteras, fueron abandonadas en plena producción, repentinamente, y parece
confirmarlo el que algunos viejos canteros de Masarrochos, población
cercana, las conocen con el nombre de pedreres del pleit (canteras del
pleito), por algunas diferencias surgidas, tal vez, entre los tallapedres
(canteros) y el dueño de la loma donde están [as abandonadas tascas.
El cantero empezaba por desmontar el terreno de acarreo hasta
(1) C6mez·Moreno (1) dilZ al hablar del dolmen de Viera , ... empezaron a
llevarse las losas... quid. para nuevos edificios.• Amor6s y Sancho, en su estudio
sobre el talayot d'Es Ra/el Cagallts (Manacor) (2), dllZn: tAl visitar por primera
vez el monumento, nos advirtió su propietario que estaba en vlas de una com o
pleta destrucción. ya que eran muy solicitadas las piedras para edificaciones en
las propiedades vecinas ...• ; Virgilio Correia cIta varIas alltas de las que tiene noticia y que se han perdido por completo, yen la desaparecida del Ouftliro da Forca (3), dice textualmente que: , ... deseando el propietario aprovechar la piedra,
mand6 excavar el anta ...• Muchos casos podríamos citar de destrucción de monu·
mentos, por el afán del aprovechamiento de la piedra; pero nos limitaremos al heoho
curioso _ y que prueba hasta qué punto atraen los can tos y s!llares en disposición
de utllización - de un labrador que iba desmcntando piedras de la cap!l!a gótica
del Castillo de la Reina Mora, situado entre riscos Ingentes y de trabajoso acceso.
en término de Benifairó de Valldigna, llevándoselas. a brazOS, a algunos k!1ómetros
de distancia, a Tabernes, para ediflcarse su vivienda: caso que nos citó Vallente
Izquierdo, médico de dicha población, cuando, en nuestra excul"$lón a dicho Castillo
nos pareció ext ral'lo no encontrar caldas las piedras que faltaban, de reciente, en
dicha capilla.
(1)
G6"m.Ml)/'tlN". p. 87.
(2) "'_6s. 5"",11". p. 1%.
(J) C""I¡". p. J2.
-122-
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UN "HIATUS" PREHISTÓRICO
11
llegar a la roca apetecida y propia para obtener el sillar (1), y después,
señalando las proporciones de éste con el pico, cortaba un canal alrededor del bloque - para dejarle aislado de la peña - tan profundamente como fuera el espesor apetecido (Hg. 1, lám. A) (2) Y cuando
éste era alcanzado, cortaba otro canal para aislarlo según el grosor,
tan hondo como le era posible procediendo después a clavar cuñas
de madera seca en estos canales y, mojándolas, esperar que, al absorber
el agua la madera, por capilaridad, y tender a la hinchazón, hiciera
saltarel bloque apetecido; ytodavia, más o menos, se emplea en algunos
puntos este procedimiento para obtener pequeños bloques de areniscas
como en E/s Muntanyars de Jávea (fig. 2, lám. A).y en la playa de Calpe
(Alicante), habiendo sustituido las cuñas de madera, por otras de hierro.
Del valor relativo que tenía la piedra en la Edad Media, parece que
nos dé testimonio un acuerdo del Concejo de Valencia, de fines del
siglo XIV, en el que se pone de manifiesto que los Maestres Piquen
(Maestros canteros) se quejaban de que los lallapedres y los trajineros
de las canteras cometlan fraude en la piedra que extraían o transportaban (3), y también parece probarlo el que en muchos testamentos
(1) A veces, cuando el terreno que cubrla la roca útil estaba sostenido por In
costra de caliza cuaternaria llamada IQPQ~, no se desmontaba sIno que se obtenlan
loa bloques, mientras hubiese consistencia en dicha costra, formando cuevas a
menudo monumentales, como las indIcadas de us Vinyeles, Junto a las del TOf
Pelal.
(2) Bloque aIslado y a punto de clavar cunu para arrancarlo. En el TOf Pe/al
(s.§tera, Valencia). Antigua cantera abandonada.
(3) Manual. Follo lxxvJ vuelto: tAnno a natjvila/' dominLM.cec.1xxij. Die·
tuen"ls de mane,xxx. mensls aprills ..... Follo IXllvHj: Item com en Jacme cUbells,
.Maestre plquer, per si] per los altrts Maestres plquers dela dita Ciutat, hagu6s ex·
tposat al di! Consell que, per los Tallapedres, 9OCS, per aqullls qui tallen lIS pedrlS
ten la pedrera, a obs d,les obres dela dita Ciutat {e pt'r los Traglners deles dites
tpedres, eren retes alcunts fraus en consumament deles dltts pedres I en dan d"la
teOSa pública dela dita Ciutat; hagu6s, ulmateill, uposat que, p"r hautr mellorla
ti abondament deles dites pedres 11 que alcuna partldes de montanya, contigues
tal loch dela dita pedrera. rossen deslgnades i atorgades a ler lenya als tallapedrts
tI a lur vs, I qu" altrj no pogués aqui fer lenya, vul1i!.s per esquiuar contrasts j occa_
«slons I vullas ptr quels dlts tallapedrts no saquessen a pleujr deIs ceps d,les vinyes
tI altrlS arbreo Iruytals daqutlles partldes. E lo dlt honrat Consell no hagu6s pIe·
tIIura, jnformació I urtll!cació d"ls dlts affers, en quant catan en fet; per tal, delli'
tberadament I concordant I Comanáren als honrat! micer Ramo!! toba, jurat j
uduocat penslonat d" la dlta Ciutat ¡en Miqu.1 de palomar, Mostat;:af daquella, i
tan Jacme cubells, damunt dlt, que ells velen I regoneguen, dl1lgentment, los dits
taflers. E flta relació daqu.lls, als honrats jurats dela dita Ciutat I ab consell da·
tquelb, hi facen aquelles p"rulsions I establiments, simples o })enals, de part I en nom
ti loch dtl di! Consell, qu, a lur saujea I consultats segons es dit los dlts juratsV
.aparra mils tOer faedor.t (1 J.
(11
La puntuacl6n
e. nuaslra.
-
lZl-
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12
NICOLÁS PRIMITIVO C6MEZ
de dicha época, aparecen inventariadas cantidades Irrisorias de una
arroba. media y, aun. sólo de algunas libras de piedra (1 l.
Esta dificultad obligaba a escoger rocas blandas, preferentemente,
para la construcción: areniscas (rodenos) y calizas de las llamadas popularmente toscas, que tanto abundan en los alrededores de Valencia;
y puede observarse que casi todas las construcciones antiguas de nuestra
ciudad, están realizadas, generalmente, con esta clase de piedra: la
Seo, el Miguelete, las Torres de los Serranos, la Lonja, los puentes, los
pretiles, etc. Las canteras de estas calizas - el TOf Pe/al (Bétera),
les Vinyeles (Moncada), el Badall y l' Horlela (Masarrochos), etc., fueron
abandonadas por otras de calizas más compactas, al iovenir nuevos
medios de explotaci6n y mayores exigencias comerciales.
y si todas estas dificultades transcritas ocurrían en tiempos en
que las canteras empleaban ya herramientas de acero - aunque obtenido por el temple mediante la sangre de toro, los orines, los excrementos y otros medios igualmente empíricos, pero que daban al hierro
las condiciones apetecidas en aquellas épocas - piénsese en las dificultades de extracci6n cuando el hierro se obtenía sin norma que le diese
un apropiado temple o cuando s6lo se conocía la piedra (2). En estos
tiempos sería muy costoso separar los bloques de las rocas, como no
fuera aprovechando una grieta natural de las mismas, para aplicar un
tronco de árbol y hacer saltar el monolito palanqueando o por medio
de la aplicaci6n de cuñas o cuando la roca era blanda (3).
(1) Notals . • Die ventris xviij Kaltndas junlj (1348 ) ..... Item miga aroua dt
pedra ... ; Die lunl pridie Kaltndas julij (1348) ..... Vna aroua di pedra; Die macurlj
sexto nonas lulil (1348) ..... Item miga roua de pedra; Ole Jou!s Nono Kaltndas
augunl Anno Domíni Milles.simo cee xlIx ..... vna roua dt pedra ... ; Die ventris kaltndas augunl (1349) ..... Item vn aroua di pedra ... ; Ole luno prldlo nonas augun i
(1349) ..... ltem vna roua do pedra... ; Die marUs nonas augusll (1349) ... Item Ix
lliures de pedra ... ; Ole martis septimo kaltndas septembrlll ..... 111m mIga roua de
¡:¡edra ... : Ole martis viij jdus aprilis (1349) ..... 111m un canaslo 111m vn qulntar di
¡:¡edra trtS roues vna roua miga roua de pedra ....
(2) Hacemos caso omiso del bronce y del cobre, por ser poco aptos para los
trabalos de cantera, y es problem1tico que hayan podido adoptalU para tales
faenas, sobre todo el cobre, ya que, ciertas rocas, utll!:adascomo pIcos, darlan un
trabajo no inferior e incomparablemente m:!.s económico.
(3) Los hormanos Siret (1) hablan en Paruuelos do t ... losas de pudingas, pro_
bablemente cortadas en las orillas mismas del cerrillo .... y en o! Argar dicen que
.... las losas de que se hacia uso ... (en las cistas) ... han sido casi todu cortadu do
unos bancos de arenisca mic1cea ...I; tamblbn citan el empleo de tIalas de yeso cristaliu.dOt. En el Olicio dicen que .... en la cima de la acrópolis obl;brvanse pedazos
de callz.a arrancados del mismo suelo ocupado por las casas.... y se trata de .... ca·
111U blanquecinas cuaternarias (Iapaf) que iban a buscarse a lallanura ...• empleando
(1)
$[111. Mil. p. &3, L61, L67, 168 '1241.
-12
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UN "HIATUS" PREHISTÓRICO
13
La separaci6n del/ormo, de la roca de que forma parte, es sin duda
posterior a la posibilidad de trabajado del mismo, y por lo tanto, al
grabado rupestre. Este pudo practicarse algunos miles de años antes,
y de hecho se practic6, como indican los grandes relieves en roca: el
friso de Cap Blanc (Dordoña) , del magdalenense superior, con un cabaUo grabado, y las figuras de hombre y mujer, del oriñacense final,
del abrigo de Laussel, de la misma localidad (1) y en el dolmen de
Matarrubilla, cita Obermaier (2) una pila o altar de mármol jaspeado,
trabajado, aunque toscamente, con picos de roca, al parecer; y muchos
más ejemplos que se podrían citar del trabajado de la piedra, como
posiblemente anterior al arrancado de los grandes bloques.
IV
LA CONSTRUCCION DEL DOLMEN
Las canteras del hombre primitivo debieron ser principalmente los
delgados estratos, posiblemente desgaja bies - las costras de calizas
cuaternarias, las pizarras, las areniscas en lajas, etc. -los cantos
erráticos de tos deshielos, los lechos de los ríos y las faldas de los montes,
también •... lajas de arenisca, terciaria ...•. Hablando de las losas empleadas en el
Argar dicen; •... la operaci6n de descubrir y arrancar esas losas no deja de ser
bastante laboriosa; y el transporte de las mismas a la poblacl6n (El Argar) con
bestias de carga, tampoco debla ser muy cómodo ...•. Cóme:-Moreno (1) dice, refiriéndose a los d6lmenes de Menga y Viera, que •... su piedra es una brecha caliza
amarillenta con granos de CUartO y de formaci6n triásica probablemente bajada del
dominante cerro de la Cruz, donde se ve manifiesta la cantera...• y Mergellna (2) tu.·
tando de la misma, al estudiar el dolmen de Menga, hace observar que .... todavla
puede determinarse en esta primitiva cantera, el lugar de donde :;c extrajeron los
enormes monolitos .... y, a continuación. que f ... para formar la cubierta pudieron
desgaJa~ un gran número de monolitos, de los que sólo cinco se admiran .... Es
asombroso pensar que los enormes bloques de estos d6lmenes pudiesen desgajarse
del monte a golpes de piedra: pero el trabajado de los mismos de que se hacen eco
Cóme:·Moreno y Mergellna, contribuyen a asegurar que asl sea, además de que
en las rocas blandas y en las más o menos friables. atacables por el marUllo de
piedra, nada se opone a que :;cemplease el mismo procedimiento de extracci6n por
corte en canalillo y cul'las de madera que hemos indicado más arriba.
(1) OINr. Fosi/. lám. VII y Hg. 91.
(2) Ober. Mala. p. 52.
1L) G6mu .Mcrl1lo. p. 84.
N".. N«. p. SS.
12)
-
125-
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14
NICOLÁs PR IMITIVO C6MEZ
con las losas desprendidas por los elementos naturales (1); desde cuyos
puntos trasladaría los bloques al lugar de emplazamiento, por medio
de rodillos o angarillas (2), aunque dudamos que este último procedimiento pudiese ser empleado cuando el peso de las losas fuese excesivo,
y en algunos casos alcanzaba bastantes toneladas (3). Lo probable es
que el medio más usado fuese el de caminos de rodamiento formados
por polines y que colocando los tormos sobre dos troncos largueros,
formasen una especie de carro ~ de modo igual a como todavía se
suele hacer en las canteras, para desplazamientos cortos - y llevando
palancas, los peones que marchasen detrás, para evitar el retroceso y
ayudar el avance, y cuerdas y correas los delanteros. ayudados por
bueyes, ir desplazando el bloque hacia el lugar apetecido, construyendo
rampas y terraplenes para salvar [os desniveles y los fosos, o bien poniendo troncos, formando puentes y declives, sobre los que correrlan
los rodillos que conducirían las a modo de galeras, formadas con las
pIedras transportadas y los troncos largueros, quedando, en principio,
formlda, rústica y elementalmente, la caja del carro; y el hecho de que
la misma raíz haya sido aplicada al vehículo ya las piedras y canteras,
parece querer significar que fué en esta época cuando tuvo origen el
carro y la carrela, porque también carreau, carrjir~ y carriera, de la
(1) Vldal (L. M.l (1). publica una fotograHa donde pueden observarse las losas
calizas desprendi~ndose del monte como ruinas naturales, fen6meno que podemos
contemplar alll donde existan estratos de eseaso e:Jipesor alternados con otros ticilmente erosionables, y en muchos lugares montal'losos hay puntos - montes, faldas
o barrancos _ que ostentan los nombres de Can/alar, Losar o Molar, en algunos de
los cuales todavia comprobarnos la existencla de canteras naturales.
Este desprendimiento de monolitos, muy frecuente. es sel'lalado por Senent (2)
en la Mola d, Morella la Vella y nosotros, entre otrOll sitios, 10 hemos observado
en Morrtdondo, estación prehistórica de Torrente (Valencia). en donde se desgajan
bloques de diferentes tamaños, llamando la atención el que aqul sólo quedan los
miU recientes, sin duda porque los antiguos fueron utilizados.
(2) Corrtia, p. 65.
(3) Cazurro (3) calcula que la cubierto. del dolmen del Mas·Pui" de Darnius,
que es de granito. pesar~ alrededor de 9 toneladas; y GÓmez.Moreno, refiriéndose
a los dólmene~ del Romeral y Viera (4). dice: l ... ni los ponderados megalitos fran.
ceses creo que sean capaces de ostentar serie tan gigantesca de piedras puestas en
obra como que la mayor del Romeral calculo pesarA unas 75 t oneladas, y en Menga
llega al limite nuestro asombro al ver otra de 68 metros cúbicos, cuyo pe50 no baja
de 170 teneladas ...•
(1)
(2)
(Jj
(4j
A NI/arl. J908. p. 5-tS.
S#'II"'. MM".
CUI/rro. p. 57.
G6/f11Z·MoUNO. po 107.
-126 -
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UN "H IATUS" PREH ISTÓRICO
15
misma raíz, se refieren a las rocas, lo que certifica Carrara, famosa cantera italiana de mármol (1).
Los megalitos, ordinarlamente, se construían con la pied ra del mismo
lugar o proximidades (2) ya que, regularmente, son de igual naturaleza
que el suelo en donde están; resultando por esto que unas veces son
de granito, otras de pizarra, de basalto, de cuarzo, de areniscas, etc.
Esta diversidad demuestra que no había preferencia rltual por una
determinada clase; se echaba mano del material de que se disponía y
les agradaba, cercano o alejado, y por eso, cuando aparecen rocas distintas del terreno en donde están, hay que achacarlo a la carestía de
losas utilizables en las inmediaciones, que obligó a buscarlas en los
losares y canta/ares más lejanos, más bien que a necesidad de índole
religiosa.
En el dolmen de Cabana arqueta (Espolia), las losas graníticas están
en terreno pizarroso y según Cazurro (3) .... las hubieron de arrastrar
desde el punto donde se encuentra el granito, a lo menos a un kilómetro
y subirlas a lo alto de la loma, con un desnivel de más de 60 metros ....
El mismo autor cita el de Arregañats (4) en el que se produce idéntico
fenómeno y Obermaler en el repetidamente nombrado de MatarrubilIa (5) supone que uno de los materiales, el granito, de que está compuesto ... . ha sido acarreado desde una distancia de unos 20 kilómetros, por 10 menos .... Más, todavía, demuest ra n nuestro aserto, los dólmenes en donde las losas son de distintas rocas, como en este último
citado, en el que, a las de arenisca, recogidas en los alrededores, se unen
las de granito, Igualmente citadas, traídas de lejos, y el bloque de
( 1) No podemos menos que hacer observar que una de las maderas mb resiso
tentes de nuestro pals, la encina, lleva el nombre popular de ,ar,a$i;a - en Levante
es el nombre con que se la conoce - . Con esta madera se suelen construir todavía
las partes principales y de mAs resistencIa de los CorTOS.
El sufijo ase parece Indicar abundancia y tamafio. y asl se comprueba en peilasco,
de peña. y chubasco, del galalco·portugu&l ,huva (lluvIa). vi~ndosc en esto el es·
trecho parentesco de dicho sufijo con el adverbio eús kera aslco (mucho).
La ra lz carr acabamos de ver que no s610 significa vehlculo sino pena. y d~ndole
a ase el significado que hemos dicho, podremos traducir carrasca qui:á mb bien
que por tcarro grandeJ por tpelasCOt o ~ran losa.. por haber servido duran te largos
siglos, en los d6lmenes, para la construccl6n do puntales, palancas, cuñas y puntos
de apoyo; pero, princIpalmente, como polines o rodillos, que es de donde posible·
mente le vino el nombre. Otra madera que por lo resistente pudo ser empleada. si
es que yaexistlaen nUC$tro pals en aquellasedadC$. es el algarrobo, ya que su nombre
crecmos que equivale a ti carrobo. tambi~n de ,orr,
(2) Cazurro, p. 10.
(J) Cazurro. p. 40.
(4) Cnlurro. p. 46.
(5) Obe,. Mala. p. 44.
-
127 _
•
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16
NICOl.ÁS PRIMITIVO C6MI!.Z
mármol, para formación del ara; y Coneia (1) cita en el anta octava de
la heredad de la Caeira, el caso de un sostén de granito entre varios
de pizarra.
La inclinación sistemática de los monolitos parietales dolménicos
hacia el interior y la existencia del túmulo, en muchos de ellos. parecen
denunciarnos claramente la técnica de la construcción de estos monumentos, que se efectuaría propablemente de la forma que sigue: Aportados los bloques y demás materiales necesarios al lugar de emplazamiento. se procedía a la construcci6n de lo que en la termlnologia de
la fundición llamamos un naya (núcleo), es decir, a formar el bastimento
que había de oCl:1par 10 que luego iba a ser el hueco interior del dolmen
(fig. 1, a). Este cuerpo, bastante fuerte para no hundirse al peso de
FI:. l. COflllrueel6n de IIn dolmen: a, oúeleo o .noyo.; b, 1o$U; e, pallnel.: d, pvnlos
~e apoyo ~, las palancas; " laIlJaI par. planlar .... tola, hrKhu
las losas, tendría las paredes suficientemente Inclinadas, formando
una pirámide truncada, a fin de que las piedras, al ser levantadas derechas, pudieran llegar a descansar sobre el naya, evitando el peligro de
que cayesen hacia el exterior o interior, si se plantaban verticales,
dada cuenta de la falta de base estable, en tales bloques, de cantos y
caras desiguales (2) y por lo tanto, difícilmente situables en posici6n
Corrtia. p. 52.
(2) M~llda (1) al hablar de las piedras que componen un dolmen de la Vega
del Cuadancll, dIce de estas que están , ... mejor labradas ... que en [os antedi·
chos.... ; pero por las fotograflas de unos y de otros se vequcson cantos Irregula·
res sIn labra de escuadrado. por lo que la frase mejor labradas. debe ser s610 una
manera de decir, que se presta a confusIón. Pericot (2), refirl~ndose a los catalanes.
opina que t ... en ningún caso ... puede asegurarse la ellistencia de un labrado de las
losas...' No obstante, en otros monumentos encontramos la labra de la piedra; C6me~·
Moreno (3). hablando de las losas que forman el dolmen de Viera, dIce: t ... MI pri·
(1)
(1)
(2)
(3)
Mllida. p. 9 y 14m. V.
Ptritol. p. 22.
G6_.Mr;wr".,. p.8S.
-128 -
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UN "HIATUS" PREHISTÓRICO
17
normal al suelo, y era por esto necesario que la construcción se hiciese
as[, para que pudiese realizarse con absoluta seguridad, pues téngase
en cuenta que, si bien se encuentran bloques parietales, en los dólmenes que, a pesar de estar inclinados, se mantienen en situación de equi·
librio estable, por caer su centro de gravedad hacia el interior de su
base los hay también muchos, quizá los más, en posición inestable, y
éstos había que retenerlos - que es el motivo de la construcción del
núcleo-hasta su fijacIón y el acabamiento de la obra; con lo que
quedaban, además, solidarios unos de otros.
Practicábase alrededor del núcleo una zanja para albergar dichos
pies derechos b, haciéndola lo suficientemente profunda para que, una
vez las losas derechas y apisonadas con tierra y cascote, se mantusiesen
en su sitio, después de deshacer el noyo. Los bloques b se colocaban
acostados y apuntando - lo que habla de ser base - a la zanja e,
perpendicularmente a a y situados a su alrededor; y una vez hecho esto,
con palancas e se iban levantando los bloques, y rellenando con piedras
mera impresión, viendo la e$merada labor de las mismas, su lisura y ajustes. que
apenas dejan resquiclo, fu~ creer en el uso de herramientas de metal; pero exami·
nando con detención, ¡amb he podido rastrear su huella, y por el contrario, algunas
piedras, hacia la boca del corredor, que se labrarlan a lo último, presentan su haz
lleno de concavidades redondas, hechas con un instrumento romo y contundente,
con el ci ncel o hacha de piedra. con que se procederla. machacando mils bien que
tallando. de conformidad con la naturaleza de la roca, desmoronadiza sin gran
esfuerzo. cuando aún conservase el agua de cantera.... Obermaler (1), refiri~ndose
al de Matarrubilla. dice que t ... ninguna de las piedras de cubierta muestran huellas
de aparejo de t rabajo, si no que se trata s610 de piezas usadas en el mismo estado
en que se encontraron en las canteras próximas .... ; pero al hablar de la pila o altar
de m1rmol hallado en el mismo, dice que est1 tallado y t ••• los surcos de la talla son
cort05, poco agudos e irregulares, lo cual hace suponer, desde luego. el que fuera
picada la depresión, lenta y trabajosamente, con martillos de piedra. mils que con
herramientas de me ta!.. .• : también en el dolmen de Viera, aparece una puerta
cortada en uno de los monolltos, y unas en talladuras importantes, lo cual t ... no se
realizó si no con Instrumento de piedra ...• (2),
Es, pues, indudable que se trabajaban las Josas algunas veces: pero de ordinario,
se utlllnban en bruto. La piedra se labraba, se pulla, se grabab", - como 'Ja hemos
indicado mils arrlba-~ perforaba y hasta se aserraba, $egún dloe Munro (3) al
hablar del palafito del lago de Mooseedorf - cant6n de Berna - que atribuye a
la Edad de Piedra: 1... 1, scia" d, lo pieT" Ilail ,0nllu d al/I! Ipoque. ai"si qUI! le
dlmonlre1l1 lIS porfians d, pieT"S 91('on o fToullhtS sciúS,,,t; pero no se refiere sino a
pequeflas porciones.
(1)
O/ur.
(2)
Mno. N«. p. 78 1 79.
13)
M~n'Q.
MaIQ. p,
52
p,80,
-129 -
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18
NICOLÁS PRIMIT IVO CÓMEZ
y tierra el espacio que quedaba hueco por debajo (Fig. 11 g. g) para que
los sostuviese; detalle muy esencial a tener en cuenta, porque iba
formándose un piso alrededor de a que permitla el accionamiento de
las palancas y peones cada vez más arriba. a medida que las losas b', b",
s~ levantaban; y de esta manera, elevando alternativamente los tormos,
el suelo, los hombres y las palancas, acababan por enderezar los monolitos b' b" y tener al mismo tiempo casi formado un túmulo g, (,
producto de la técnica constructiva y no del ritual funerario (1).
Una vez todos los bloques descansando en el noyo y relleno el es-
Flg. H. ConllrucclOn de ~n dolmen: //, noyo; b' b", 1
000al: ,', pa¡anc.; d, punl o
de apoyo de la palana: ~', 101(1: t ,', hrra,lfn.
(1) Hemos de dar somera cuenta de algunas opiniones vertidas sobre construcción de dólmenes; GÓmez·Moreno (1) presupone el támulo hecho al empezar la cons·
trucclón, cuando dice: t .•. primero formaban la caja del edificio en medio del tú·
mulo; sublan por el las piedras ... deJábanlas caer luego en la cortadurA, resul.
tando, a poco trabajo, cubiertas.... Aparte de que levantar las losas y desllzatlas
resultarla muy dificil en este sistema y el descendimiento por la cortadura, a medida
que ~ta fuese mis profunda, convertirla el tormo en un terrible arriete, cuyo manejo
y dirección seria temerario, peligrando la integridad del mismo bloque, el dispendio
de fuerza habla de ser muy superior, pues calculando, Erosso modo, un tormo de
20 toneladas, elevado a un túmulo de unos tres metros, consumirla no menos de
6O.CXXI k!lográmetros, sólo por este hecho. sin contar su enderezamiento y descenso,
al que no hablamos de conceder menos de JO.CXXI, que es 10 que, a 10 más, consumiria por el prooedimlento de las flp. 1, 11 Y 111, es decir, una tercera parte so·
lamente.
Mergelina (2) cree que para conslrulr el dolmen de Menga L. se eligió un cerrete
próximo, constituido por una toba caliza, fácil de trabajar. En la parte superior
de ~te se abrió un ancho foso, lo suficientemente capa.¡: para albergar el monu·
mento... Alrededor de esta excavación por el interior y próximo a las paredes, se
abrió una zanja de unos 30 centlmetros, que habrla de servir para la cimentación ...
se subieron los monollto$ hasta la parte superior del oerrete excavado, y con ayuda
de palancas, se fueron desllumdo hasta caer sobre la zanja.... El prooedlmlent o es
esencialmente el mismo preconizado por su maestro, y si realmente el dolmen, como
dice, está Incrustado en un cerro caJlzo y la caja del megalito se ha cortado en el
mismo, nada tenemos que objetar, y el procedimiento, efectivamente, debe haber
:ddo, mAs o men~, el descrito; pero si no es tal cerrete y si el túmulo artificial, como
(t)
(2)
G6mu.MQ""Q. p. 86.
M~,. Net:. p. H.
-
130-
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UN "HIATUS" PREHISTÓRICO
19
pacio 1, que pudiera quedar entre aquéllos y el terraplén que habíase
formado para levantarlos, el poner los de la cubierta h (Hg. 11 1) era
sencillo para aquellas gentes acostumbradas a trasladarlos desde muchos
Flg. 111 . Conl lruccl6n d ~ un dolmen! 6". losas d~cchll; ,', t~Tlpl~n; h, 101& d ~
cubltrta; /, amontonam ie nto de tierra pita evitar II l1uvll en el Interior: i, muros
d. contfllcl6n del lelTllplfn,
posiblemente lo sea, 6ste ha debido ser consecuencia de la construcción del dolmen
como hemos hecho ver.
Mergelina llama textra!!'a Inclinación, (1) a la que presentan las losas derechas,
hacia el Interior de esto~ monumentos, como se ve en b" (Hg. 111) Y en un dibujo
que publica. representa dichos bloques en equilibrio Inestable, diciendo que .... el
mismo peso de la piedra Impedirla a 6sta venocl'SCl hacia el Interior de la construc.
cI6n .... lo cual podrla ocurrir en aquellos casos en que el centro de gravedad cayese
dentro de la base, pero no en los dem:.s, que seria 10 m:.s frecuente, sin duda. Al
pensar dicho prehistoriador en la colocación de las piedras de cubierta, se ve compe.
Iido a rellenar el Interior del dolmen de piedras y tlerra. Esto pone de manifiesto la
16gica de la construcción del IIOyo o (fig. 1) desde el principio, a fin de descansar
las losas parietales sobre ~I y poder poner la cubierta.
El procedimiento de excavar la fosa para luego revestir Interiormente las
paredes de losas, es el seguido en las cistas, generalmente de paredes de lajas delgadas (2). pero dificil mente se hallarán dólmenes que no est~n o exentos - excep·
tuando la :.anJa de cimentación -o recubiertos de un tómulo artificial, porquo
6!te. repetimos, es, en su origen, lógica consecuencia de la construcción de los gran·
des dólmenes y ademb porque, vaciar la caja de &tos en un cerro, para luego introducir a11l los monolltos, es de dificultades tan enormes para aquellos prehistóri.
COSo que nos atrever!amos a callflcarlas de insuperables, y as! lo vló ya Ca!!.al (3),
y el mismo Gómez·Moreno (4), preveyendo esto mismo, supone, para llevar a cabo
la construcci6n, a su modo , ... un sistema de mecánica duarrollada, que es dificil
Idear aqu!, por mucho que se avispase el ingenio de los andaluces .... y esta duda
sobre la capacidad de estos prehistóricos, le lleva a suponer que fueran fenicios los
arquitectos ' ... pues ellos, por su aprendizaje con los egipcios, se adiestraron en el
empleo de materiales corpulentos... , Nosotros, al contrario, clllemos que, para la
~nstrucci6n de los mis grandes dólmenes, bastó el conocimiento práctico de la
palanca y el rodillo, y disponer con suficiencia, y según los casos, de peones y de
animales de tiro.
(11
(2)
(JI
(4)
MO". N". p. sa,
Sird. Mil. p. 101 Y ~n{,.,.
Cañal. p. 192.
G6mtl,Normo, p. 107,
-
131 -
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20
NICOLÁS PRIM IT IVO GÓMEZ
kilómetros, a veces, y a subirlos por pendientes abruptas, bastante
elevadas, cuando era preciso. Así. pues, les bastaba con fabricar una
rampa que permitiese llegar hasta el terraplén g' y una vez alli. con
más sencillez todavía, situar el sombrero h sobre aquella cabeza y deshacer el noya Q, con lo que el dolmen quedaba terminado.
Seguramente que, en gran número de casos, sobre todo en los me·
galitos de modestas proporciones, sería más sencillo construir el edificio
que acarrear los materiales para formarlo. y no habría necesidad de
formar apenas terraplén; pero en pocos se podria hacer caso omiso del
noyo, ya que siempre aparecen las losas parietales b" b" inclinadas
hacia el interior, aunque esto, en algunos casos, pudiera ser más efecto
de la costumbre adquirida que de la necesidad constructiva.
Dejando aparte la discusión de si todos los dólmenes tuvieron o
no túmulo (1) es seguro que, por lo menos, en los más monumentales,
hubo de construirse un terraplén para edificarlos, y que, en la cubierta,
se colocarla un montón de tierra y cascotes, i, apisonado, especie de
capuchón, para evitar que el dolmen se lloviese por dentro (2), tal como
se hace hoy, en nuestra región, al construir los mollons o cacherufets (3)
edificios hechos con piedra seca, las más veces, cuya bóveda es de falsa
(1) Cazu"o. p. 11; Cond,. p. 28: Peric%~~ p. 22 y 117.
(2) Algunos dólmenes se ven provistos de grandes losas de cubierta que rebasan
lo suficiente las paredes para. que sirvan de resguardo a la lluvia; .,1 se ve, por eJemplo, en Cazurro (1) y SelTa Ráfols (2). En Olros dólmenes se ve mAs patenle la in _
tención de resguardar el interior, ya que las uniones de las losas que forman la
cubierta. esttn tapadas por otras colocadas encima de la junta, como se observa
en el de la Crtu d" En Cubtrtella y en el de la Banata del Lladre (3). ESle hecho hace
sospechar que estos monumentos no hayan tenido nunca ni capuchÓn ni túmulo,
a pes.ar del resto de amontonamiento de piedras que se ve en alguno de ellos, como
en este último citado.
(3) El cachuul,t es una. construcciÓn rústica que consiste en la formación de
un muro mb o menos circular. con hiladas de piedras en bruto, reentrantes, que van
cerrando el recinto por la parte superior, en donde queda, finalmente. un agujero
que tapa una piedra que no es lave de cúpula, sino que descansaenclm¡¡(flg.IV).
Una vez terminado, se pone a la parte de arriba un amasijo de tierra para evitar
que el rtlfugio se llueva po r dentro.
Esta construcción, de la misma t~nlca que los dólmenes llamados de falsa Cú'
pula. es muy corriente entre los labradores de los secanos del lltoral valenclanocatalán: terminando en la linea castellano·aragonesa, más adentro de la cual no
hemos encontrado este tipo. empleado en la actualidad para guarecerse de la lluvia
y de l sol. en los campos secanos y que casi siempre se halla sin puerta de cierrtl.
'11
(2)
C/U",,..,. p. 31, 36, 38. "7, SI, S3 Y SS.
SR. EJlp. p. 7". fI~. 28.
(31
Cuw"a. p. SS; BrJSdr. S.p. p. 482.
-
132-
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UN "HIATUS" PREHISTÓRICO
21
cúpula (figs. 3 Y 41ám. A)(l) supervivencia sin duda de las construcciones
megaUticas.
Hecho el terraplén por necesidad de la edificación, y el capucho
para evitar el agua, la unión de ambos para formar el túmulo, pudo
hacerlo el tiempo y la estética, además de que seria más cómodo dejar
el terraplén que deshacerlo, quedando mucho más resguardado el
dolmen, como hoy ocurre con los dichos cacherulefs que fabrican los
obreros en nuestras canteras para guardar sus herramientas (2), cuyas
construcciones las recubren de verdaderos montículos de cascote y
F". IV. AILldo y planta de.u n ntherult l l11(l demo. Tipo valenciano.
(1) Co n:rtruccl6n rural moderna, de falsa cúpula, llamad3. CachlfUltl en la partida del Condrl. de Alcudia de Crespins (Valencia). e interior de ~u falsa cúpula.
(2) AdemAs de los labradores, construyen tambl~n esta clase de refugios los
canterOS y los caleros.
-13]-
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22
NICOLÁS PRIMITIVO CÓMEZ
tierras, a fin de que les sea más dificil a los ladrones saltearlas (Hg. 1,
lám. B) (l).
El tamaño del túmulo estada en proporciones de la grandiosidad
del monumento funerario que había de cubrir y de la riqueza a contener,
y es posible que la costumbre, que aún persiste entre nosotros, de echar
puñados de tierra encima del ataúd, los que presencian la inhumación,
y la otra de tirar piedras los caminantes al lugar en donde se produjo una
muerte desgraciada - con lo que se forman grandes montones de
piedras (2) en corto tiempo - tengan sus rafees en la época dolménica;
pero no sabemos, en realidad, el significado primitivo de estas ofrendas (3).
Se puede asegurar, después de todo lo dicho, que la construcción
de los dólmenes, era una manifestaci6n arquitect6nica de la época,
que no estaba al alcance de todo el mundo, habida cuenta de la gran
cantidad de mano de obra que representaban; habiendo tenido, indudablemente, en muchos casos, que movilizar verdaderos ejércitos de peones
y bestias, y emplear una no despreciable cuantía en maderamen, cuerdas
y correas, además de la piedra, que, 16gicamente, había de alcanzar
un gran valor, debido a su gran consumo y dificultad de extracci6n.
Esta escasez, frente a la necesidad adquirida de construir, hizo, sin
duda. adoptar el aparejo pequeño de los d6lmenes llamados de .talsa
cúpula~, que consiste en hiladas de piedras reentrantes, cubiertas por
grandes losas. Este reentramiento da a los paramentos interiores de
estos d6lmenes, una inclinaci6n que recuerda la que adoptaron los
monolitos para caer sobre los noyos, por lo que hace suponer que el
(1) Co CodeJla (Valencia). El de la derecha sirve de refugIo y el de i:qulerda, con puerta,
como almadn de herramientas.
(2) Hem~ podido oomprobar esta costumbre yendo a visitar el pantano de
Buseo, desde Sot de Chera: en BronchaJes (Teruel) (tig. 2, lAmo B) (1) Y en otros
sitios. Un origen parecido deben tener los omillodo{ros - amontonamientos de
piedras _ que se forman alrededor del Santuario de San Andr60 de Telxld6, cerca
del Cabo Ortegal (Galicia), con las piedras arrojadas por los romeros en se~.l de
cumpUmlento de votos (2).
En muchos d6lmenes sin túmulo se ven alrededor amontonamientos de pIedras
oomo 1>1 fuesen los restos testimoniales de est., costumbres o del monHculo que
los cubrirla. tal ve:.
(3) JaJhag (3) dloe: •... No es raro enoontrar alrededor de nuestras iglesias y
ermitas rominlcu, piedras de forma parecida a la de una cabeu, señalando el lugar
de antiguas sepulturas... t
(1) eru: d. Pedro B' ..<'O 'J I montonamlento de piedra; a la derecha del camIno del Tre..w..
da! (Bronelta'''', Tlltuel)
(2)
Ml;1c/iI.j, o.
31 jo/hot. p. 13.
-134 -
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UN "HIATUS" PREH ISTÓR ICO
23
origen de semejante tipo de construcción, es la imitación del dolmen de
grandes bloques derechos, y para cerciorarse de ello, basta examinar
el de Matarrubilla (1 J, en donde la longitud de las losas era suficiente
I'ara descansar sobre las paredes, aunque éstas hubiesen sido verticales;
también se observa en los dibujos que Dechelette publica del de Alcalar
(Algarve) (2), lo que demuestra que el reentramiento, no fué preconcebido a fin de aprovechar losas más cortas, sino, posiblemente, por
imitación a los dólmenes de pies monolíticos, como decimos, ya que,
para la construcción de los monumentos de falsa cúpula y grandes
losas de cubierta, hubieron de necesitar igualmente, y aun con mayor
motivo, de la formación de un núcleo o noyo.
En a lgunos dólmenes de losas ciclópeas, existen detrás de éstas,
muros formados por lajas y cantos de piedra (fig. Ill, j, j). Asl a parecen
en los de Viera y Menga (3) y en el de .Soto de Trigueros. (4). Estos
muros son, seguramente, de descarga y sirven para la contención de
las tierras laterales del túmulo, a fin de que no pese sobre los bloques
parietales, dejando a estos, solamente, la función de sostener la cubierta.
Al pequeño aparejo le hacían tomar la desviación de las losas a que estaba
adosado, y, cuando éstas desaparecieron (5) de la construcción, continuó
(I)
(2)
(3)
(4)
Obu. Mata. ¡¡p. 19 Y 2).
DICMlttlt. p. 37, Hg. 6.
Gdmlz,Mcwtna. p. 86.
Obtr. Soto. p. 8.
(5) Va a ser dificil averiguar exactamente el tnnsito del lipo de megalitos
parietales al de pequeflo aparej o; una hlp6t.el:is aceptable CTeemO!! que seria la de
que el flaqueamlento de algunO!! bloques pusiera de manifiesto la resistencia del
muro de aseas y canto!! pequeños que habla en el intedor. para descarga del túmulo,
G6mez·Moreno (1) se Inclina por un prooeso contrario, y opina que la Cueva del
Romeral de falsa cúpula es anterior a la de Menga, de grandes monolitos, pues dice
que , ... la Inclinacl6n de las paredes en la cueva de Menga, como por lo común en
las antas, apenas resultarla justificable si no recordando los saledizos del Romeral,
y pueden ser tambl~n un resabio del sistema aparejado de los contramuros de
liviana mamposterla, Igualmente vistos en el tesoro de Orcomene y tumulo de
Sardes... , y supone (2) que este cambio de construcci6n se efectu6 l ..• hacia el siglo
XI antes de Cristo ... en que los fenicIos ... quid influyeron en la arquitectura, transo
formándola de aparejada en megalltica ...•
Mantenemos nuestra oplnl6n de que las losas parietales tomaron la Inclinacl6n
po r la necesidad de descansarlas en algo que las substentase durante la construcción
y entlbamlento, faltas en su mayorla de base para sostenerse por si mismas; y que
los muros de descarga tomaron la natural inclinación de las losas a las que se ado.
saron y que el peque!l.o aparejo continu6 inclinado por costumbre mlts bien que
por necesidad, hasta que por el tiempo se aprenderla su utllldad para el cerra·
miento con piedras de menor tama!l.o.
(1)
P)
C6mtl.Morll'o. Po 107 Y 108.
C61f11u.MDI'uo. p. IJO.
-
135-
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24
NICOLÁS PRIMITIVO 06MEZ
fabricándose inclinado, sin aprovechar su ventaja . Fué posteriormente,
sin duda, cuando la práctica puso a los megalíticos sobre el secreto
del cierre superior con losas, de vez en vez más pequeñas, hasta llegar
al cacherulef (1) actual (fig. IV), cuyas fa lsas cúpulas se cierran por u~
lasca. la mayor parte de las veces no mayor que las demás que forman
las paredes.
Es muy probable que a este resultado fuese impulsado el hombre
por la carencia de losas y el coste excesivo de la mano de obra, lo que
justifica también el que, paralelamente a esta clase de sepelios siempre caros, más o menos, y a veces fastuosos, y no prodigables, por
lo tanto - hubiesen de existir otros más modestos, en cistas, aprovechando las cuevas y grietas naturales. en silos, etc.; algo quizA, parecido
a como si dijéramos: [os panteones de los poderosos (dólmenes), los
nichos de la clase media (cistas) y la fosa común (cuevas y pozos funerarios).
Parece confirmar esta distinción, el que en los dólmenes es siempre
escasa la cantidad de los ocupantes, comprobable; aunque en algunos
casos, y como excepción, se eleve el número, sin que depase la posibilidad de que se trate de un largo uso de la cámara funeraria u otras
circunstancias igualmente explicables (2).
Sentado, pues, que la arquitectura dolménica era cara y por lo tanto
solamente asequible a las gentes más poderosas - relativamente a la
riqueza del pars en donde se situaban - es l6gico suponer que es, en
[os valles ricos en donde mejor debieron edificarse los más espléndidos
monumentos, para cobijar a sus jefes; y es precisamente en los lugares
donde suelen faltar; pero lo l6gico es esto, que no existan a la vista,
sabiendo el gran valor que, en todo tiempo, ha tenido la piedra en las
llanuras y, en éstas, en la cercanía de las grandes ciudades, y que era
muchlsimo más barato y fácil aprovechar las losas que les deparaban
los megalitos, que no arrancarlas.
(1) Cacho/as llaman los ribereños del Cinca a unas cuevas artif!ciales habitadas
en tiempos pasados (1); en Irancés cacha significa ~ndel'f. Es posible que. tanto
cacJwla oomo cachuultl, deriven de la misma rau y equivalgan a lI'efugio., que es
lo que en realidad son, sobre todo estos últimos.
(2) En un dolmen de cúpula de Almizaraque. descubierto por L. Siret, se ha·
liaron restos de mis de cincuenta indlviduos (2). Nada Impide pensar que se tratase
de un pante6n familiar, y no de una fosa común.
(1) Lo .abemol por reforenclas.
(2) Ob". Milla. p. 22.
-
1
36-
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UN "HIATUS" PREHISTÓR ICO
2S
v
LA CIVILIZACiÓN MEGALITICA
Durante la época megalltica, no hay duda que existiría gran respeto
hacia sus monumentos funerarios, que posiblemente fueron ya salteados
por los contemporáneos buscadores de sus riquezas de manera sigilosa;
aunque, ordinariamente, debió respetarse la construcción, por lo menos
aparentemente; un gran número de dólmenes, persistirla durante siglos,
los suficientes para que los aluviones de los dos, en los vaHes, los fuesen
cubriendo y dejando cada vez más disimulados y hasta perdidos (1).
No hemos de perder, pues, la esperanza de que, un dia, la excavación
fortuita descubra en el llano monumentos megallticos, ya la existencia
de túmulos es posible que, en parte, se deba el gran número de topónimos que, en nuestro valle valenciano, significan altozanos u oteros:
alter, coJelles, monlells, 100os, pujo/s, etc., nombres de lugar que han
de dar que sospechar al prehistoriador, sobre todo los a veces, situados
en lugares completamente llanos; porque es proverbial el afán por la
tierra culti vable que tiene nuestro pueblo de la llanura y hay que ver
cómo va conquistando al agua marjales y campos, convirtiendo el
Iluenf (laguna) en arrozales, y éstos, por el tiempo, en huertas. Para
esto desmonta los sitios altos, convirtiéndolos en regadfos, y baja, en
barquichuelos sin qu!lla '-'" por los canales y escorredores hasta los
pantanos -las tierras arrancadas y las arroja en los lagunazos a fin de
ir dejándolos en seco y cultivarlos
De alguno de estos afien desmontado, hemos oido hablar de hallazgos de sepulturas y otros restos, como el del Alteró de Miquel de Sollana,
(1) La tendencia nlvelatorla de las aguas, disminuyendo las cimas y rellenando
los valles, as! como la del arado, ha disimulado los túmulos, con o sin dólmenes, y
sin duda, en mucha:¡ partu, deben de existir ignorados y que sólo el azar pondrá al
descubIerto en su dla, o una InvestigaciÓn y tanteo conscientes.
Obermaier (1 l, del dolmen de Matarrubil!a, dioe que •... primitivamente, estarla
cubierto por una colina de tierra de regulares dimenslonu, pero es probable que se
allanase en e] tranSCUT$D de los allos, de modo que hoy no se destaca nada este
lugar, en el paisaje ondulado ...•; y Callal al hablar del de ]a Cutlla d, la Pastora (2),
da a entender que el túmulo que la contiene no se distingue de los muchos oteros o
altounos que le rodean, y asl se podrla decir de algunos, hallados al azar de los
trabajos agrlco las, como este de la Pastora.
(1)
(2)
Obt, . Mala. p. 44.
Cañal. p. 192.
-
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26
NICOLÁS PR IMITIVO CÓMEZ
partida de Les Basses o Barraquel. arrasado hace años; en el que se
halló un hacha de ofita de fondo verdoso. con manchas obscuras, de 205
mllfmetros de longitud (fig. 3, lám. B). Se hallaba en la colección
Almarche. El señor Vera Verdú, ilustrado médico de dicha localidad, nos
dijo que en dicho alter había sido hallado un dolmen y una sepultura:
pero no pudimos hallar comprobación de 10 primero, habido el tiempo
que ya la excavación había sido hecha y las manos profanas que la
realizaron.
Son innumerables los alters y pujols desmontados, de los que se
puede tener noticia, unas veces por relación de los agricultores que tos
trabajaron o que recuerdan haberlo oldo contar a sus mayores, otros
por [a toponimia; y no podemos menos que pensar en que, sin duda,
muchos de ellos debieron ser arqueológicos - recuérdense, también ,
e/s pujols de Castellón de la Plana (1) - y guardarán quizás en su seno,
todavía, el monumento que les confia ron nuestros antepasados prehistóricos, algunos posiblemente intactos, así como otros debieron des·
aparecer por completo.
Sería demasiado hipotético nuestro razonamiento, si fundásemos
b. posibilidad de la existencia de dólmenes en las llanuras, en estas
razones y escasos indicios aducidos aunque añadamos en apoyo de
nuestra hipótesis el argumento de la persistencia de las construcciones
de nuestros secanos llamadas cacherufels; pero es que además, en apoyo
de nuestra argumentación, tenemos el hecho de que en la época de
los megalitos hay comunidad de cultura entre estos y ciertas estaciones
de altura, cuevas, silos, cistas, fosas y túmulos; y existiendo estos tipos
en nuestra región, constituyendo algunos aspectos de aquella civilización que floreció al principio de los metales, no parece lógico que la
faceta funeraria más suntuosa de aquella cultura - como son los dólmenes - sea precisamente la que falte de ordinario, en los llanos, casi
siempre más ricos y, sobre todo, en una de las regiones de más opulencia
natural, que ya en aquellas épocas, sin duda alguna, florecería, cuando
menos, po r su ganadería.
Los megalitos perduraron desde el neolftico hasta principios del
bronce, a través de todo el eneolítico y forman uno de los sectores de
cultura más estudiados, a causa de su gran extensión, que abarca desde
la India al Mar del Norte, siendo principalmente litoral (2), manifestando su difusión y vitalidad ser efecto de una civilización tan persistente que llegó a una gran uniformidad y se enseñoreó, en el transcurso del tiempo, t ... de las zonas costeras del Mar Mediterráneo, del
Atlántico, del Mar de l Norte y del Báltico ...• Estos monumentos - com(1)
(2)
AlmaTch,. p.35 y 87; Hugutl. p.(I96.
Obu. Mola, PS, 5, 6 y 7.
-
138 -
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UN "HIATUS" PREHISTÓRICO
27
probado en gran número de casos su oficio funerario, de carácter más
o menos aristocrático, casi siempre -se habían de corresponder con
otros más modestos y asequibles, digamos populares, y de hecho, tenemos los silos, como la estaci6n de Filomena, en Vi1larreal; las cistas
y tinajas, como en la Ladera de San Ant6n; los túmulos, como el de
Gayanes, el Casfillarejo, de Enguera, y el de la Monlaña de Rafel, de
Tabernes de Valldigna (1); y las cuevas funerarias, como la del Barranc
deles Foyeles, de la misma localidad, y dada a luz por Valiente Izquierdo;
las del Sargal, en Viver (Caste1l6n), y otras Inéditas tOdavla; con material argárico unas estaciones, campaniforme otras, como la de Filomena citada (2); la de la Sarra de 80calrente (3), denunciada por Ponsell Cortés, con cerámica decorada con Incisiones cardiales, y las ya
clásicas Cuevas: de Roca (4), de Orihuela del Segura, de la Avellanera
(Catadau) (5), de San Nicolás (Ollería) (6), de les Marauelfes (Gandla) (7)
y aún otras, con sus discutidos restos del neolítico. De las cuevas con
cultura sim!lar a la de los megalitos, Pericot (8), al estudiarlas, dice:
.Hace pocos años que p, 80sch Gimpera se di6 cuenta por vez primera
de esta identidad de cultura que vamos a señalar (Bosch, Prehis!ória
Calalana, pág, 77 Ysiguientes) y lo que entonces era s6lo una hip6tesis
a comprobar, ha recibido estos últimos tiempos tantos refuerzos, que
no puede ya dudarse de su certeza .... ; hecho que confirma el mismo
80sch en Hispania, un año más tarde (9), indicando a continuaci6n
que .... los restos de poblados y talleres neolíticos dan un material
parecido al de los megalitos y cuevas .... y Serra Vilar6 (10) en su Memoria sobre el dolmen de Llanera, dijo anteriormente: .En año y medio
que llevo dedicado a estas exploraciones, he encontrado ya unas veinte
cuevas conservando restos prehist6ricos, siendo s6lo seis habitaciones,
(1) Va!i,nt,.
(2) Sos. Est, 192.t, p. SI.
(3) Bal/,st". Cer. p. 17. 18,2),21,22; Servicio, p. 12.
(4) Gisbt,t. T. 1, ps, 16. 19 Y IAm.; Vi/ancua. O,ip".I¡.m. I numo 14 y 15, ps. 222,
235 y 389; Vi/anaua. Rada. ps. 423, 461 Y 462; Moreno. passim.
Oon Santiago Moreno Tovlllas estudió esta cueva y sus restos, presentando en
1872 una Memoria detallada con dibujos. a la Sociedad Arqueológica Valenciana
que no llegó a publicar; cuyo manuscrito tuvimos la ocasión de encontrar en una
libreria de lance y que procuraremos dar a luz en breve.
(5) Vi/anoua. Est. p. 72: Vi/anoua. M~m. ps. 21, 462, 482 y 483; Vi/anoua,
• Orig",. p. 363; Vi/a1lova. Rada, p. 453, 492.
(6) Vi/a1loua. M,m. ps. 21, 462,482 Y 483; Vilanova. Origen. ps. 349 y 353;
VilanOlla. Rada. pS. 447 y 452.
(7) Bal/Isttr, CIT. passim.; Vilanava. Mem" pS. 21.y483; Vilanava. Orig,n,
p.s. 250. 349 y 364; Vi/anova, Rada, p.s. 447, 452.
(8) P,,¡,at, p. 59.
(9) Bosch Arq., p. 159.
(10) Sura Ua .• p. 4.
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28
NICOLÁS PRIMITIVO CÓMEZ
y sepulturas las demás. El mismo pueblo que utilizaba estas viviendas
y necrópolis que le deparaba la naturaleza. era el constructor de los
sepulcros megalfticos y turnularest.
y así como acabamos de ver que, en la cultura megalítica. a los aristocráticos dólmenes corresponden otras sepulturas más humildes,
también a las humildes cuevas habitadas, como las que señala Serra
Vilar6, correspondían viviendas más o menos suntuosas, al aire libre:
las colocadas en alturas acantiladas y defendidas - poblados, fortalezas y atalayas - que desde la época neoHtica ya través de [a edad del
Cobre, perduraron hasta principios del bronce; tal como ocurre en los
dólmenes, de cuya paridad dijo Correia en su estudio del cabezo llamado
El Castillo, a orillas del Téra (Portugal) que eran (1) L los restos de
una aldea neolítica cuyo estado de civilizaci6n acusaba ya influencias
del periodo del cobre ... siendo los hombres que la habitaron los mismos
que erigieron las antas (2) diseminadas por los alrededores.....
En nuestra Regi6n tenemos estaciones de altura cuyo periodo
abarca toda la duraci6n de la cultura megalítica, sin duda, ya que, entre
el neolltlco, según Bosch, del Puntal deIs Moros, de Náquera (3). y los
albores del bronce de la lloma del Comellars, al Mas de Menen/e, de
Alcoy (4), existen innumerables estaciones, entre las que podemos citar
las halladas por M. Jornet, con cerámicas del eneoHtico, en el valle de
Albaida y estudiadas por nuestro Ballester Tormo (5).
Es tal el número de estaciones de altura correspondientes a esta
civilizaci6n - no bien determinada todavía, ni menos matizada, por
cuanto cada día surgen elementos inesperados que obligan a desplazamientos, ampliaciones o conjunciones, de culturas que se tenían por
diversas - que es difícil hallar un valle, en nuestra regi6n, por pequeño
que sea, que no la tenga, y hay rincones donde encontramos, no una,
sino tres y más, como en Corbera de Alcira, Olocau, Náquera y otros
puntos; y un valle como el valenciano, al que naturaleza dot6 con
dos ríos de buen caudal- aparte de los afluentes y menores.- que
estaba, en gran parte, formado en dicha época, no debi6, en manera
alguna, quedar al margen de la cultura de los d6lmenes, y. más estando
como está rodeado de estaciones de altura - contemporáneas y de
técnica mobiliaria equivalente-con tal profusión que, ya uno parece
que lJeve el convencimiento de hallar restos prehist6ricos, al subir a
cualquier cabezo: el Puntal deIs Moros, Montaspre, els Trencalls y les
(1)
(2)
(3)
Co"eio. J). 12.
Ll:imanse, en Portugal, 01l/0S a los d6lmenes.
Bosel!. Proble1l1lS, p. 96.
(4)
(5)
POll~lI.
BolleS/er. Cero
-
140 -
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UN "HIATUS"
PREH ISTÓRICO
Solsides, en Náquera (1); el Salf de Ria, deSerra; el Porlichol, Peuya Roja
y el Punlal del Mungany, en Olocau (2); el Cabefo de la Casa de Camp en
Casinos; la Cava Foradá, la Ermita de Sent Miquel (Hg. 2, lám. C) y la
Caua del Cauall, en Liria (3); la de Montiel. en Benaguacil; (Hg. 3,
fám. C) (4) la Montanyefa de Cabrera, (fig. 4, lám. Cl (5) y Morredondo
en Torrente; el Portell, en Montserrat; el Caslelle! de Senyera (fig. 1,
lám. D) la Montanya de Carlos, el Punlal del' Ahuela y el Caslell, en Corbera de Alcira (fig 2, lám. D) (6); la Serreta del pos Buuap, en Tabernes
de Valldigna (Hg. 4, lám. D); el Cabet¡ol, en Cullera (fig. 3, lám. D) (7)
el Castellet de la LIorna de Bechl, en la Vallesa de Mandor; el Cabef del
Puig (8) y muchos otros puntos de que tenemos noticia y no hemos visitado, y más, seguramente, que yacen todavía en la obscuridad y de los
que ni noticias tenemos, que contemplan el valle valenciano, al que
sólo nos circunscribimos en este momento.
VI
LAS CIUDADES DEL LLANO
Tal conjunto de estaciones de altura, la mayor parte probablemente
militares, es natural que algo tuviesen que defender, además de que
tampoco es lógico pensar que la gran extensión de la llanura, rica y
feraz, quedase deshabitada y que este valle, surcado por los ríos, los
canales y los lagos - de [os que quedan [os cauces actuales, la Albufera
yel recuerdo de la toponimia - tan apropiado para ser asiento de navegantes, ya que la naturaleza presentaba un sinnúmero de puertos
naturales, apropiados para la navegación prehistórica, quedase en
barbecho, contemplado por innumerables gentes. viviendo en incómodos y estériles riscos.
y en efecto, este valle fué asiento de un gran pueblo navegante,
(2)
Lluch.
Nic. Ol«au.
(3)
Uriel .
(1)
(4) El no Tuna y al fondo, derecha la Ermitadt Monti,l desde VHlamarchante.
(5) La MOI1la"ytfa d, Cabrlfa, a la derecha y al fondo Iz:quierda Torrente
(Valencia).
(6) En primer t6'mino el Punta, entre 80queta y FontaneJ1es; en segundo
término; izquierda, la Monta"ya d, Carlos, la población al centro yel Casl6/1 a
la derecha. Al fondo la Montany6ta d, S,nt Miqutl y la Ribera del Júcar.
(7) La Ribera bala del JOcar y al fondo la montaf'ia de CulJera oon las estaciones
de El Caberol, hacia la ¡z:qulerda, el Fort en la parte alta de la derecha y el Caslell
en la vertiente de dicho lado.
(e) Véase, mé.s adelante, el estudio de estas estaciones.
-
141_
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30
NICOLÁS PRIMITIVO CÓMEZ
los Sicanos, del que nos hablan los historiadores antiguos (1) aunque
de una manera parca, dándonos a entender que colonizaron en el Me·
diterráneo Central (2) y que pertenecían a las gentes iberas (3) y que
estaban situados hacia la desembocadura del J úcar (4).
Los íberos llegan hasta los linderos de la historia subdivididos en
multitud de pueblos a los que todavía se les recuerda dicho origen,
mientras que los Tartesios estaban olvidados ya desde el siglo v antes
de Cristo (5) a causa, seguramente, de su destrucción por los Cartagine·
ses (6), efectuada, según Schulten, en las proximidades de dicho siglo.
Los Tartesios estaban enclavados entre gentes iberas-como parece
atestiguarlo el periplo de Avieno (7) -cuyo fenómeno podía ser de(l) V~ase una blbUografla bastante completa en Vicedo San Felipe (1). No
participamos de sus conclusiones al Identificar el Sicano con el Serpls y situar a
sus habitantes en la reglón alcoyana.
(2) Diod. Sic., V, 6; Phifipon. p. 102.
PI Diod. Holic. 1,22. Seguramente que tal afirmación proceder' de alguna
tradlci6n antigua que situase a los Siconosen el solar que luego ocuparon los iberos;
pero pudo ser tambl~n que aquellos fuesen una parte de estas gentes o que se tra_
tase de una Inflltraclón de colonias el los Ibero:;,
El fenómeno del picha!, en el habla valenciana - que distingue la del valle ocupado por la capital de la del resto de la regi6n, y que alguno:; han supuesto que se
originaba en la repoblaci6n de la Reconquista, sin conseguir demostrarlo - debe
obedecer a la Influencia de una colonlzacl6n extral'la de larga persistencia, tal vez,
en la prehistoria.
(4) Allieno, 479 y 480;
altolit inde :u sicana cillilas,
propinquo ab om"i sic /IOCala Hibtricis ..•
(5) S,hlllt,,,. Tar.. ps. 109 Y siguientes.
(6) Schult,,,. Tar., p. 97.
(7) Allieno. 248 a 255. 463 y 464, 473 a 476.
al Hibuus ¡lId, manat amnis. d IlXos
fa;u"da/ u"da; plurimi it ipsc fuunt
dictas Hibtros. nO/l ab iIIo Ilumi",
quod inquietos (110) Vasconas praelabilur.
nam quidquid om",m ge"tis huius adiacet
IXc(duum ad Olfem, Hibe,iam 'Ol/lominan/,
Pars porro loa tontin" Tarlts;os
,/ Cilbicenos ..................... .
........... . hit /e"";,,us quo"dam sütil
Tortlsiorum; hic Huna civilas fuil.
El ton/ro Hiberi ¡tI usque Pirtn, ir/gum
jus protlllle" prop/u ¡"terius ma"
101, IlXuti; prima torum civj/as
Iluda surgi/ ...................... ..... .
Habla, por lo tanto, Iberos antes y despub de Tartesios, estando metida entre
dichas gentes, como una cuí'la. esta ciudad.
(ll
VicS. Ale. T. 11,
p. 140 '1 slgulent=.
-142-
[page-n-167--data::data]
UN "HIATUS" PREHISTÓRICO
31
bldo a que aquel pueblo formase parte de los Iberos o a que fuesen
gentes extrañas que, como una cuña, hubiesen invadido el territorio,
viniendo del Norte de Africa o por el mar. Schulten se inclina a creerles
un sedimento de los Ligures y extraños, por lo tanto, a los Iberos (1);
pero la lingüística y la toponimia, más parecen probar que se trate
de un pueblo invasor, venido posteriormente a la existencia de los
Iberos en el territorio tartesio (2).
Los Tartesios se disputaron con los Fenicios la talasocracia durante
siglos, en los que ocurrieron, según toda probabilidad, alternativas en
el ejercicio de la hegemonla sobre los mares conocidos, por los dos pue·
bIas navegantes (3), Bosch Gimpera no encuentra razones suficientes
para hacer retroceder en la antigüedad, a los Fenicios, más allá del
siglo VUI a, de C. (4); pero en esta época, ya las maves de TarsiS8 eran
célebres desde el siglo x cuando menos (5); lo que parece significar que
los Tartesios pudieran ser anteriores y alcanzando las postrimerías de
la Edad del Bronce o una antigüedad todavía mayor (6).
Los Sicanos aparecen en los escritores antiguos un poco fabulosa·
mente e ignorados en sus cualidades marineras, que debieron tener,
ya que ejercieron, seguramente, la talasocracia, en un tiempo, cuando
fundaron colonias en Sicilla y otros puntos del Mediterráneo. Thuci·
dides (7) dice que los Sicanos pasaron a Sicilia ahuyentados por los
Ligures, de lo que se hacen eco otros autores. Philipon (8), aunque
opInando que proceden de Asia, dice que los lberosicanos son los pri.
meros Indoeuropeos que ocuparon la Italia, apoyándose en Virgilio
y otros autores, que afirman de ellos que fueron los más antiguos habi·
tantes del Lacio, digamos, colonizadores.
Los Iberos protohistóricos no se distinguen como navegantes, sino
que tevitan el mar. (9) y ninguno de los escritores antiguos habIa de
(1) Schull,n, Tar., ps. 164 Y 165.
(2) Andalucla y Murcia Interrumpen la ur¡idad for¡l!itlca del litoral español,
mucho más similar en el NE. y Levante, cor¡ el W. y NW. que no con el S. y SE.
Algunos top6r¡imos, como Albuñol, Castllferro, Muela de Montalvlch (Al merla). etc.,
son como sedlmer¡tos de la fon6tlca Ibera. anterlor a la actual. que hemos supuesto
tartesia.
(3) BO$Ch. Fl nitia.; Schullln. Ta,.
(4) BO$Ch. Flnicio, p.34a.
(5) BO$Ch. Fenicia. p. 315: Schultln. Tar., p. 11 Y siguientes.
(6) Schulten. Ta,. passim. C6mez·Moreno (1) supone a los Tarll5ios COl'IStructores de los d61menes andaluces.
{7} Curlls. Sicana Clyltas.
(a) Philipon., p. 102 y siguientes.
(9) Schulten. Tar., p. 165.
-143 _
[page-n-168--data::data]
32
NICOLÁS PRIMITIVO C6MEZ
ellos por sus condiciones como tales; y no son, por lo tanto, de esta época
los Iberosicanos, aparte de que, en lo poco que hablan de ellos los
escritores antiguos, les dan como muy anteriores. Nada sabemos tampoco de relaciones ni de luchas que tuvieran con otros navegantes,
como Cartagineses, Griegos ni Tartesios, lo que hace suponer que los
Sicanos sean anteriores a todos estos pueblos, y parece afirmarlo más
el contacto en que los escritores de la antigüedad, los ponen con los
Ligures, que es el pueblo que, en la Prehistoria de Occidente, aparece
como el más antiguo, entre los menos míticos.
Hay que colocar a los Sicanos entre los Ligures y los Iberotartesios,
como contemporáneos o, aun, anteriores a los fundado res de este gran
pueblo de Occidente, y por lo tanto, en la época megalítica o hacia el
fin de la misma (1) .
Los Sicanos tenían su ciudad junto al río, como las antiguas Babilo(1) A comproba.r la antigüedad de los Slcanos y su condlci6n de navegantes
vIene la Odisea, pues con motivo del episodio de la llegada de UUses a la t ierra. do
los Feaclos. cita algunos nombres como el de Nallsithoos y su hIJo Alkilloo. padro
do Nausikaa; que nos dan alguna lu% sobre la naturaleza de aquellas gentes slcanas.
Nausikia (Nr.tUl!Jldr.t), hija do Alclnoo (Al.af...,.,~), rey de los Feaclos, se encuen·
tra con Ulises a la. orilla del rlo a donde esta princesa habla ido, con sus servidores,
a lavar las ropas. y le conduce a la ciudad (1 ¡.
Los Feacios, según la Odisea, eran marinos cuyas naves surcaban los mares «:l..
pidas como el ala y como el pensamiento. (2). y procedlan de la upaciosa Iberia (3),
lo que significa que eran colon~ en la tierra donde estaban.
Champault. que ha estudiado a tondo esta cuesti6n (4), opina que la tierra reacia
era una isla del Mediterráneo central y que eTa montai'iosa y volcinlca, Identificán_
dola con lschla y a los Feacios con los Fenicios. pero las mismas condiciones parece
tener SiciJia y está de acuerdo con la tradici6n antigua de que de Iberia fueron los
Sieanas a colonIzar la antigua. SlcuUa e Italia.
Por otra parte, Nausjkáa se deja descomponer en nau y sjkáa, siendo na« una
palabra luso. valenciana que slgnlflca ,"ave. y sjeáa, del orden del portugués al~máa
(alemana), sáa (sana), etc., y aun del valenciano ed (can), y otras del mismo tipo.
puede muy bien significar oslcana..•Nave sicana. - alcui'ia quIzá queriendo significar _hermosa., tesbelta_, ant iguos de nombrar a los hijos con frases agradables y apropiadas y que todavla
siguen modernamente otros pueblos que no se han Incorporado t odavla a la civilizacl6n oooldenta! y, en cierta manera, los apodos de nuestros pueblos rurales son
una supervivencIa de semejante consuetud.
No pretendemos explicar todos los nombres que aparecen en el pal.s feaclo ;
pero 51 haremos observar que Alclnoo tiene el articulo ib~rlco al y Nal1lll thoo
( N a;~~¡9Qo:;¡ puede descomponerse como el de su nieta en nau y SII6a, siendo el prl.
(1)
Odi~a.
12)
Od"~a.
VI.
VII. J4 Y 3:>; Clra"'JHI~1I p. 143 , -le.
(J) OdiNII. V I, 4. Tltlpd1), db el texto; ~ro II p Y l. b se $!b.lhuyen fon6ticamente
oon luma flclUdld Y. por Jo tan lo, en la ,rIU ..
( 4) Clrampa~ll. Pussim.
- 1 44 -
[page-n-169--data::data]
UN UH IATUS" PREHISTÓRICO
nia, Nlnive, Tebas, Memfis, Ta rtesos ... y otras que han llegado a los
tiempos modernos (1): Lisboa, Valencia, Génova, Venecia, Londres ... ;
sus astilleros y viviendas estarían al fondo de los canales, donde pudieran
poner sus naves en seco y construirlas, carenarlas y tenerlas al abrigo
en puertos donde .hubiese toda seguridad. sIn necesidad de cuerdas ni
áncoras ni de amarrar las naves, yen los que eJ marino pudiera quedar
tanto tiempo como desease espetando el buen viento., según nos dIce
mero nave, como hemos dicho. y $;/60 igual a 5ie60, como Sitana igual a Slcana
segUn se ha reconCH::ido (1).
Sic60 puede ser 5;edo. pues por la manera especial de pronunciar _ como se
puede comprobar en algunos pueblos del W. hispano
este dip tcngo nasal do
pudo ser graflado por 60en cuyo caso la palabra seria tSlcano •. 8ln que pueda admi.
ramos este caso aparente de 8ilepsl= .•nave slcanot en vez de mave slcana., pues
en nueSlra toponimia tenemos numerosos ClISO$: RCH::a·fort. Vila·llonc. Pella,foTl,
Quera·fumat, etc.
Una nueva prueba de nuestros asertos. la da Ullses cuando vuelto a Itaca y
preguntado qul~n era, responde: 4- Soy de Alibont,... pero la mala 8uerte me Ilovó
aqul. contra mi voluntad, desdo Slcania .... (2)
Alibol/t, (A).ú,&";:~;) tiene forma hIspánica caslld6ntlca a AUca,,!,; sin que pretendamos que exista paridad de significado, Además, UHses, griego y en su pals.
pudo presentarse a los suyos diciendo que venia de Slcanla y que era de allá, porquo
nabiendo llegado del pals de los Ftocios, hablaba como ellos y como ellos Iba
vestido, ya que afTIM a sus playas desnudo completamente, debido a sus luchas
en el mar, y presentándose a Nousik6a tapado con unas ramas, esta nubo de darle
ropas (3). para cubrir su desnudez. Estos h~hos tienden a demostrar que Afilian/e: y
los FIados perteneclan a las gente:s slcanas. de donde decla haber llegado Ullses.
y finalmente. la leyenda que cuenta que el pelasgo DMalo. arrojado de Creta
por el rey Minos. se refugIó en la corte de Coca/os, rey de los Sicanos (4). atestIgua
la remota antlgi.ledad de estos navegantes. Coca/os es tambi6n fcrma hlsp'nlca.
como demuestran nuestros topónimos Coca y Cocallo y las variantes Cucalon. Cu·
cayo, Cucos, Cucul y Otros, y Cucala. aoellido valenciano de nuestra Región,
Algunos lectores tacharan quiz' de anacrónicas nuestras deducciones toponlmicas: pero los que nos lean desde antes de ahora. sabrén que, hace tiempo que
defendemos la hipótesi:; de que los lenguajes hispánicos estaban ya formados en la
prehistoria. no habiendo innuldo en ellos las lenguas cultas: griego. latln, lenguajes
ge rmél}loos. arabe. etc.. más que de una manera su¡..erflclal Y. casi nada, en el
fondo delienguaJe hablado popular y no se olvide que c: ~ te es el de la tradiciÓn y
por lo tanto el de la primera historIa.
No es esta ocasión de extendernos en mas disqulsicionOll lingülstlcas, que guardamos para otro lugar.
(1) Schult",. Bosell., p. 25; Schult,n. Tar" p. [34,
(1)
,/,i",o
t21
(JI
(4)
B/d, q¡uJ, p. 34: Schllllm. Bosel•. p. 72. nOln. En l. edLoL6n prJncLpe d. la 0", MIS
ap.'III'. Si'.I/a 1. Il~ abola"I •• l. mlyo, PHt. da 101 oomen,. dn.u 00"'2. SicQlla.
AI,mal/l', p. 4; 041.,:1. XXIV, J04 '1.I¡.
04i..a, VI ¡HUS'm_
Plrfli~I/. p, 111.
-l-lS -
[page-n-170--data::data]
34
NICOLÁS PR I MITIVO C6MEZ
la OdiSlO, del puerto de la isla cercana de los Cyclopes (1). en tCuyo
fondo corría un arroyo de Ifmpidas aguast.
El puerto y ciudad de los Sicanos deberla distar a algunos kil6metras de la costa actual, tierra adentro, en donde estaría elfluminis diuortia (2), al fondo de un lago surcado de canales y. por [o tanto, en plena
lIan l'ra actual, a bastantes metros de profundidad, enterrados por los
millones de metros cúbicos de aluviones que los dos del valle. y sobre
todo el Júcar, han descendido hacia el mar, durante los milenios pasados desde tal época.
Estas son, por este motivo. las estaciones arqueológicas más difíciles
de situar, porque de tan remotas fechas es dificil que quede ni toponimia
que sepamos interpretar, ni dato documental aprovechable, ni rastro
arqueológico, como el azar no haya llevado la herramienta del trabaja dor del campo hacia el lugar preciso; y una prueba de tales dificultades
de acierto la tenemos en los trabajos del sabio profesor Schulten, realizados después de un erudito y concienzudo estudio prellminar (3), que
parecía conducirle de la mano al completo éxito.
Todavía no ha sonado la hora, en Occidente, de desenterrar sus civilizaciones prehistóricas contemporáneas de las de los países del
Mediterráneo Oriental; hasta ahora apareció la parle más pobre de
nuestras culturas, o la más visible, y por lo tanto la más fácilmente
expoliable en todo tiempo; pero la magnifica civilización, la de los poderosos mineros, la de los navegantes mediadores entre la fabulo sa
Oestrimnia y el Oriente remoto, la de las tradiciones milenarias, la que
refieren los mitos de Oriente, de esa, apenas sabemos las primeras palabras; pero confiamos en que no tarde en hallarse el rastro y en que,
cuando empieze a descorrerse el velo, nos encontraremos con la grata
sorpresa de que nuestra Región no habrá ido a la zaga en su con trib ución a la cultura prehistórica de la Penlnsula ibérica y del mundo
antiguo.
(1)
(2)
Odiua, IX.
AI'lm" , 46 1.
(3)
S,lIu/ttn. Tar.
nnjU' loltl' ab
lIuiu$ ¡/wmini: dr/lOl'lio ..
-146 -
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UN "HIATUS" PREHISTÓRI CO
3S
VII
LOS CASTROS PR EHISTÓRI COS
En los valles no se encuentran. superficialmente, restos arqueol6gicos, pasados unos siglos de la destrucción o abandono de las cosas:
las maderas y los hierros se aprovechan y desaparecen; los sillares se
desmontan, los muros se caen, y los escombros no utilizados forman
una ondulaci6n que las aguas y el polvo atmosférico se encarga de
cubrir y los aluviones de las torrenteras cercanas de nivelar, ayudadas
y por la
por el tiempo - del que la naturaleza dispone sin tasa
mano del hombre .
Ya para encontrar restos romanos, en la superficie, es necesario
Investigar en las partes altas de nuestros valles, a!!l donde apenas
llegó el riego antiguo y los aluviones son escasos; donde comienzan los
oteros y las aguas de los torrentes ha siglos que no llegaron; y para
¡nvenir lo prerromano, hay que remontar las faldas y llegar a los cabezos; alli podemos encontrar los restos de la cultura prehist6rica de los
vivos, conocida hasta ahora. Entre el cabezo y el valle, hasta el presente, apenas se nos ha manifestado más que la muerte. con las tumbas.
La vida parece haberse concretado en lo alto, y en las cuevas.
Desde la cumbre al valle, en las faldas. en las cimas y en las cuevas,
la excavaci6n ha puesto de manifiesto sepulturas de tipo diverso: inhumaciones e incineraciones; en las cimas, se manifiesta la vida pasad::!,
a flor de tierra; la mayor parte de veces. sin necesidad de excavaciones
a priori; acaso sin posible excavaci6n. Al ascender por las faldas de los
cabezos, se nota la siembra de restos. frecuentemente, y ascendemos
con el temor de no llegar a tiempo de encontrar la estaci6n de d6nde
proceden . porque son muchas las ocasiones en las que el arque6logo
llega tarde, no encontrando ni un vestigio, ni un solo testimonio en
las alturas, porque destruído y arrasado todo por el hombre y los elementos en mutua colaboración, las aguas arrastraron los restos por el
camino de las vertientes. sepultándolos en las faldas o desfigurándolos
y deshaciéndolos en las torrenteras.
La carencia de habitación humana fuera de las alturas abruptas y
de las cuevas, acaba por Hamar la atención del prehistoriador que, a
medida que examina estas estaciones y las encuentra todas ellas más
o menos fortificadas, y en lugares fácilmente defendibles, acaba por
convencerse de que se halla ante un país en armas, que estaba preparado para la defensa de sus intereses y vid"IS. Además de esto, cuando
observa la abundancia de poblados, fortalezas y atalayas, sobre todo
-147 -
[page-n-172--data::data]
36
NICOl.ÁS PRIMIT IVO C6MEZ
del principio de los metales, que existen en Levante, acaba por creer
firmemente que toda manifestación de vida está concentrada en las
alturas y no piensa que pudieran existir tambien poblaciones en el
fondo de los valles, porque a primera vista, en algunos lugares. hasta
parece que la densidad de población debió estar a favor de aquellas
remotas edades.
Ya los hermanos Siret, al estudiar la cultura almeriense. tuvieron
oc~i6n. más de una vez, de darse cuenta del perenne estado de guerra
de esta civilización , observando en el Lugarico viejo - por sus defensas
naturales y facticias (1) - ~... el miedo siempre creciente a un enemigo
que debía ser poderoso ...• y haciéndoles exclamar el examen de las fortificaciones de Ifre (2): ~Na d ie va a construi r su vivienda en la cima
de un peñasco cuando no tiene que guardarse de un mal vecino o de
un invasor lejano ...• y otras observaciones, igualmente interesantes
a este respecto. que les hacen presentar como una de las caracterfsl icas
de este pueblo (3) , ... la elecci6n que hacían, pa ra edificar sus caseríos,
de colinas escarpadas, defendidas en parte por la naturaleza y en parte
artificialmente por murallas de piedra trabada con tierra.'
Pero esto no es s610 una característica de la cultura del SE., sino.
más bien. de lodos los poblados de la Península ibérica, en dicha época:
varían su técnica, su extensi6n y grado de fortificaci6n y estrategia:
pero todos ellos dan la sensaci6n de estar preparados para la ddensa
contra un enemigo más o menos lejano y poderoso, y este mismo
fenómeno volvemos a encontrarlo en la llamada época Ibérica. la de
los barros pintados de elevada cochura. la de los círculos concéntricos.
la de la fa/cota. la de los molinos discoides. la que luchó con los Cartagineses y perdiÓ su personalidad con los Romanos.
Tampoco de este período se encuentran viviendas más que en las
alturas escarpadas, a veces con formidables fortificaciones y siempre
con sus defensas. También estas estaciones están expoliadas y revueltas
desde inmemorial y sólo algún rincón olvidado se logra hallar sin saquear
ni remover; y entre aquellas del principio de los metales, con cerámica
basta, manu facla y cocida a baja temperatura: con objetos de cobre y
bronce y abundancia de utensilios de piedra, y estas de la Se.gunda Edad
del Hie.rro, con barros finos, torneados y cocidos a elevada temperatura,
y objetos de hierro abundantes y diversos, se ve que hay un abismo de
tlempo imposible de llenar satisfactoriamente. hasta ahora, y durante
el cual estas estaciones estuvieron, sin duda, abandonadas.
(1)
(2)
(3)
Siul. M~/., p. 105.
S¡rd. M~t .• p. 109.
Sird. Md., p.315.
-148 -
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UN "HIATUS"
PREHISTÓRICO
37
Hasta ahora, como hemos dicho repetidamente, la vida prehistórica
está concretada casi exclusivamente en las alturas, mostrando el estado
militar de un pueblo Invadido, o en guerra civil, en dos períodos distintos de la prehistoria; [a civilización de la paz, [a de las llanuras, floreciente sin duda en ese interregno ignorado - entre la aurora de los
metales y lo ibérico .. nos es desconocida hasta el presente. poco menos
que en absoluto; por eso es de un alto interés el situar y descubrir una
de estas ciudades de [os valles, de la civilización que podemos llamar de
los ríos. ya que junto a ellos se situaron aquellos prehistóricos, según
puede colegirse por lo poco que de los escritores antiguos nos queda,
y por 10 que los mismos nombres de los antiguos antepasados nuestros
nos demuestran: SicQnos, Tartesios, Iberos, y quizás, entre otros, Ligures y Sefes (1).
La falta de esta hIpotética civilización de las llanuras, da gran importancia al estudio de [os restos de los pueblos que se encastillaron.
porque, aunque expoliados, van mostrando acá y allá cosas escapadas
Los Sicanos tomaron nombre del rlo que pasaba junto a su ciudad:
atolla ind. u Sitana civitas
propin9uo ab amni si, lIfJ(ata H'~ri,is (1),
Lo ml~mo puede decirse de los Tartcsios:
., ...... " """, ..... Tarlessius
ag" Ms adhacrd adeuitqUf ,aespilem
TOTI,ssus amnis ... (2)
E igualmente de los 1beros:
al HiN"'s inde manal amnis d lecos
!«undar unda plurimi tJ( ipSD /eTunt
dictos inqui.tos (va) Vasconas PTodabituT_ .. (3)
(J)
En cuanto a los Ligllus, sospechamos que este nombre provenga de L'i,o, como
L' i~T YU'ibu(4) yslendo 19or _ /'I(>Tcomo IbeT _ l' ~T, no 5Crla extral'io que for
significara o fuese nombre de rio, ya que en Espal'ia hay alguno que 5C llama asi.
S,/es es plural de Se/a _ 3ft/a, rab; de Sevilla = Sefilla. Probablemente, $ella signIficaba torma., .Ia tIerra blanda de la orilla., de donde, por slmllllud de estado al
tac to, pasase a t:;Cbot, - seu, en valenciano, y as! como bera o VIIra (orilla) proviene de ber(rlo) y ora (orilla) de Q (rlo), también quid, U/,MII, uu, fuesen nombres
r
prehistóricos de las corrientes de agua, y esta variedad de denominaciones de los
cursos de agua poco nos debe elttral'iar, ya que hoy tenemos, tambien, muchas
maneras de expresarlo; rlo, barranco, tor¡ ente, canal. nava, cañada, arroyo, reguero,
cte. Los Se/ls. pues, pudIeran, de la misma manera que los otros, tomar el nombre
do un rio de donde fueran originarios y en donde tendrlan su principal asiento.
AvünQ. 479
y 480.
223, 224 y 225,
248, 249, 250 y l!>t.
(1)
(2)
A~iuQ.
(3)
14)
Auiuo.
Nlc, Silo ~Q.
p.
.-oo.
-
149-
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38
NICOLÁS PRIMITIVO CÓMEZ
a la rapiña de las pasadas edades, y descorren el velo de la prehistoria.
apenas levantado; aunque nos hagamos, de vez en vez, la ilusi6n de
que estamos en posesión de los hilos que nos Induzcan al esclarecimiento
de la cultura de aquellos tiempos. Lejos de esto, estamos convencido!>
y no 10 estará menos el que con independencia de criterio siga paso a
paso el progreso del conocimiento de la prehistoria de los metales en
nuestra península, de que apenas conocemos una pequeña parte de
los usos funerarios, y casi nada de las maneras, capacidad ni posIbilidades de su civilización en los vivos.
As! como en la Edad Media habían castillos roqueros y poblaciones
encastilladas, pero al propio tiempo, también, en el llano, ciudades
populosas y ricas - Valencia, Barce[ona, Sevilla y muchas otras son
buena prueba de ello - ibérica, no habla de haber ocurrido lo mismo? Nada Impide, técnicamente, que aquellas gentes que aprendieron a construir monumentos
como los dolménicos, supieran al propio tiempo construir muraBas del
tipo de las inferiores de Tarragona, altas como pirámides, si era menester, para que resguardasen sus ciudades del Bano. Es [a misma técnica y
la misma posibilidad.
Por esto, convencidos de que 10 ubérrimo de la civllizaci6n prehist6·
rica está guardado misteriosamente en el seno de [os valles, en las
orillas de los Tios, en el interior de los antiguos lagos y en las cercan las
del mar, es por lo que decimos que las alturas s6lo nos muestran un
aspecto de la vida belicosa de las fortalezas y de la civil de [os pueblos
humildes y pastoriles, destrozada y expoliada por los hombres y barrida
por los elementos; es decir, un aspecto pobre de su cultura, conservado
de una manera más paupérrima todavía.
Nosotros nos limitaremos a dar una ojeada a unas cuantas de estas
estaciones prehist6ricas de altura de la Regi6n levantina, que nos servirán para afi rmar, más rotundamente, nuestra hlp6tesis de un hiofll$
de abandono de estas fortalezas entre la época megalítica y la ibérica,
en cuyo interregno. no pudiendo admitir [a despoblaci6n de nuestra
Península, no cabe más que la conclusi6n de que existi6, como hemos
dicho, una ~civilizac¡6n de las llanuraSJI, de [a que apenas podemos
conjeturar su existencia, hasta el presente.
-
150-
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UN "HIATUS" PREHISTÓRICO
39
VIII
PERIODO MEGALITICO
Hemos visto antes c6mo, este periodo, según la autorizada opini6n
de Obermaier - no desmentida ni modificada todavía, sino más bien
seguida y robust!lcida por otros (!) - perduraba desde la Edad Neolítica hasta el prIncipio de la del Bronce, a través de todo el eneolitico;
y hemos dicho también que, en las estaciones de altura, existe una
etapa que, paralelamente, parece persistir durante el mismo periodo
de tiempo, obseT;"vaci6n manifestada ya por otros (2), y a este fen6meno
de sincronismo dedicamos este capítulo.
A la sumidad de esta civilización, o sea al fin del neolítico, pertene·
cen el Castro de Liceia, cerca de Barcarena (Lisboa), estudiado por
Ribelro (3); [a estaci6n de El Castillo, al W. de Pavia, en el Alcntejo
(Portugal), según Correla (4); las estaciones de El Gárcel, La Gerundia,
Cuartillas, Tres Cabezos y La Pernera, en la provincia de Almería, según
los hermanos Siret (5); el Puntal deis Moros, de Náquera (Valencia) (6)
y el Puig de les Animes, de Caldas de Malavella (Gerona), según Boseh
Gimpera (7).
A las distintas etapas, supuestas, del eneolítico, corresponden los
castros de Ofeiro de Assenla, en Obidos, según Alves Pereira (8); los de
Chihanes y Rofura, en los alrededores de Setubal (Portugal), estudiados
por Márques da Costa (9); el del Cerro de las Canferas, de Vélc% Blasco
(Almería) (10); las estaciones excavadas por los Sirel (1 1) en Parazuelfos,
(1) Bostlr. Arq.. p. 156.
(l¡ Bosch Gimpeta dloe (1): .Los restos de poblados y tallcl'C$ neol!tlco, dan
un m1l.tc rlal parecido al de los mcgallticos y cueVall ... 1
(3) Mllndes, p. 202.
(4 ) Corrl¡a, p. 11.
(5) 5i"l. MIl.
(6) Bostlr. Problemes, p. 96
(7) Bastir, Cat., p. 127.
(8) AP. E$!.
(9) Mdrquts.
(10) Molos.
(11) 5lrtl. Mtl" p. S9.
(1)
BoWt. Arq. p. 1$9.
-ISI -
[page-n-176--data::data]
40
NrcoLÁS PRIMITIVO CÓMEZ
Campos, Lugarico Viejo y Fuenlt Vermcja (1) Y algunas del Valle de
Albaida estudiadas por Ballester Tormo (2): Alarcó, Bellipri...
Pero la Edad de Oro de las estaciones de altura. al fin del Período
Megalítico, parece constituirla una época de transición entre el fin del
EneoHtico y los comienzos del Bronce; perfedo por antonomas ia llamado
orgárico, por ser la estación del Argar, en Almerfa - excavada por los
repetidamente nombrados hermanos Siret - [a que sirve de prototipo,
por ser tan copiosa en hal1azgos, y haber sido estudiada tan a fondo y
concienzudamente por los dichos prehistoriadores. A este período per-
tenecen, sin duda, la inmensa mayoda de las estaciones de altura, ya
que es rara la en que no se encuentra , en abundancia relativa, los
restos de dicha época almeriense, sobre todo la cerámica: Jfre, Zapa/a,
La Roca, La Ciñuela, El Argar, Catas, El Oficio, Fuente Alama y otras
en Almería (3); Els Comellars al Mas de Menenle (4) y L(1' Mola Alta
de Serelles, en Alcoy (5); E/s Trencalls, ús So/cides, Monlaspre, en Ná·
quera (6) y muchísimas otras, no bien características o apenas estudiadas, solamente indicadas o todavía inéditas.
Para la clasificación de estas estaciones citadas, no nos ha movido
en general nuestra propia opinión, sino lo que se deduce de la de sus
excavadores o de los autores que las han estudiado (7), pudiéndose
asegurar que en las estaciones de estas edades es muy difícil llegar
a una estratigrafía verídica, ya que en la mayoría de los casos, el material está revuelto de antiguo o los estratos no pueden determinarse,
o no existen en absoluto; y no suele haber material relacionado, de
cronología conocida, que permita fechar la estación ni menos sus dIversas etapas.
En las estaciones de altura, se suele encontrar material de todas las
(1)
(.2)
(3)
(4)
(5)
5Irt!. Mt! .. p. 103.
8QIfIS/er. C6, .. ps. 3 y 5.
5i,6I. M6I.
Prm~lI.
So/tilo.
Lll.lch.
(7) SegulmO$ mis bien la opi nión de 10$ excavadores, $Obre todo para los po.
blados de AlmerLa, que 80sch Gimpera dcpLau un pooo (1), sin que pretendamos
enmendarle la plana a este prehl.storlador; mis bien so ha de entender que conce·
demos escaso val or a las subdivl$:iones del periodo Megalltleo, un tanto provislo.
nales y un mucho prematuras, que han de sufrir revlsi6n a la vista de los const antes
descubrimientos nuevos.
(6)
fII
BOKIt, A". p. 1$'1 J 166.
-15Z -
[page-n-177--data::data]
UN "HIATUS" PREHISTÓRICO
41
culturas paralelas al Período Megalítico (1): cuevas, dólmenes y sepulturas no megallticas (2): pero de una manera más escasa, más pobre,
como demostró la extensa y sistemática excavación de los hermanos
Siret, dentro del círculo cultural almeriense; fenómeno que suele repetirse en cuantos sitios ha podido comprobarse. Es decir, que los poblados son una repercusión de todas las manifestaciones funerarias del
período, y como a parte de las cuevas - viviendas en número relativamente escaso - son la única manifestación de vida y, sus testimonios
paupérrimos, puede decirse que lo poco que conocemos de sus manifestaciones vitales, lo es, más bien, a través de sus muertos (3).
Es dudoso que la duración de las estaciones de altura sea exactamente paralela al desarrol!o de los megalitos; parece más bien que, los
poblados más antiguos. sean posteriores a los primitivos dólmenes y
que su última etapa argárica sea posterior a su desaparición; aunque
contemporánea de la falsa cúpula y de la cista no megalítica. En este
caso tenddamos que los poblados contemporáneos de los megalitos
primitivos eslarfan en los llanos - ¿civilizaciones líguras? - los cuales
deberían verse obligados a encastillarse, quizá defendiéndose de un
(I) Al expresarnos de este modo. parece que nosotros opinemos que se trala
de culturas distintas dentro de un mismo perIodo, y, como tendremos aculón de
ver durante el transcurso de este trabajo, no opinamos asl, sino que se trata de
distIntos aspectos de una misma cultura.
Actualmente, las oerAmlcl3 de Onda, Manises. Alacuas y Ca:.teiló dc 10:5 Jerres.
por ejemplo, no $On manifestaciones de culturas distintas, sino distintas manIfestaciones de una sola; la absoluta uniformidad de ciertos utensilios en grandes extensiones territoriales, en la PrehiJtoria, permiten pensar en centros de fabricación,
única manera de explicarse una unIformIdad ImposIble de conservar por medio de
una fact ura individual a distancia; lo mismo que explica ciertas coincidencias de
tipos diversos y predominIo de unos sobre otros, según la rique%a de las estaciones.
La existencIa de estos centros de fabricación no excluirla la de la manufactura local,
en menor escala; como las grandes fábricas de ferreterla. cer:!.mkas. etc., no excluyen
hoy, en los pueblos. las herrerlas, ladrl11ares, allarerlas. etc.
(2) t ... cuando llegamos al final del eneolltico - dice Pericot (1) - las tres
cul turas catalanas (megalitos. cuevas y sepulcros no megallticos) se han puesto en
contacto y las Influencias mutuas son en gran número ..... lo que supone culturas
distintas.
(3) Los Siret (2) vienen a pensar esto cuando dicen: t ••• los objetos depositados
eG las tumbas, he ahl lo que nos ha permitido llegar a conocer tan Intlmamente a
estos pueblos....
(ti
P~¡"".
(21
SI,,,. MIt. p. 122.
p. 83.
-153 -
[page-n-178--data::data]
42
NICOLÁS PRIM ITIVO C6MEZ
invasor - ¿Se/es? ¿ Ofiusos? - conservando, durante algún tiempo
las construcciones dolménicas, que ya ejecutaban cuando vivían en las
llanuras y que, poco a poco, se transformaron; bajando de los riscos al
advenimiento del bronce - construyendo ya la tfalsa cúpula. y la
cista - al haber expulsado al enemigo o caer bajo el dominio de otro
más humano o más poderoso - ¿ Cretenses? ¿Sicanos?
Difícil es saber hoy, todavía, si este encastillamiento ocupó un solo
momento evolutivo - que duraría precisamente la transición de la
piedra al bronce -llenado todo él por un movimiento de colonizaci6n
y conquista de centros productores o mediadores, efectuado por pueblos
extra peninsulares, o bien si ese período de encastillamiento tuvo varias
etapas de ascenso y descenso, producidas por alternativas de independencia e invasi6n y colonizaci6n.
No cabe duda que existe una diferenciaci6n de material, en las estaciones de altura, y que uno ha de ser el de la primera etapa y otro el
del final del encastillamiento; así, entre los cimientos de cabañas del
Punlal deis Moros, entre rectangulares y ovales, formados por piedras
plantadas (fig. 4, lám. B) los de la Mola Murada de Chert: los cimientos ovales y redondos citados por Motos
en Vélez Blanco (1) con paredes de piedra,
revestlda de arcilla; los casilicios. más o
menos rectangulares, del Mas de Menen/e,
de Alcoy, con muros de cantos y barro con
enlucido yesoso (rig. 1, lám. C) y los de
la Mola Afia de Serelles, de la misma
localidad, parece que debe existir una diferencia, no ya técnica, que esto es evidente, sino de épo:.a. Igualmente se observan
1__:
diferencias entre los microlitos de El Cárcel.
flc· v. Pun la dt IIt cha de ';Iu
supuestas puntas de flecha (2); las que
I r'" nt¡rUlCO Pfoctdenl t dd Sa ll
dI RI. (S ur.)
realmente lo son, triangulares de base c6ncava . más o menos evolucionadas, datadas
como de las diversas etapas del eneolítico (3), y las hermosas, pedun culadas con aletas, de Parazuelos , Campos (4), Vélez 81allco (5),
Alfogás (6), Saft de Ria, de Se rra (fig, V) etcétera, cuyas formas per-
,
(1)
(2)
(3)
(.¡)
(5)
(b)
MI)/os, p. 13 Y passim.
5if t/. Mtl., p. 8.
Boselt. Arq.. l;m. 11 'f 111.
5¡rtl . Mel .. I:lm. b, 7, O Y JI.
MolOS. Hg. 21,
SaIlUI". Cer., lig. 8.
-154-
[page-n-179--data::data]
UN "HIATUS"
43
PREHISTÓR ICO
"5lsten al iniciarse el metal, continuando su tipo en bronce (fig. VI) Y
aun despuM en hierro (Hg. VII); conside-
randoasimismo verosimil una evolución de
unas formas a otras, efectuada con el tiem-
po; y lo mismo nos ocurre con las hachas.
con los cuchillos de sílex, con el nacimiento
y progreso del metal y con la evolución
cerámica, en la que los vasos toscos de formas sencillas, como el cuenco, y con ador-
nos o con cordones, con impresiones digitales, parece que han de ser anteriores al
vaso campaniforme y a las incisiones cardiales; teniéndose éstas como precedentes
a las formas argaricas. de cerámica lisa,
.
.
de mo de Ios vana dos y super f·leles pu I·das,
1
f il· VI .
Punl. de
(?J IIroctdtnlt
nu h. de
bron~ t
del C.lllllo dt Alc"
en muchos casos, y sin adorno ninguno,
rra (Cu' ncal
aparte de las asas, perforaciones y demás aditamientos útiles.
Pero todo esto es un poco impreciso en las alturas; la mayor
parte de las veces, la clasificación
es puramente subjetiva, no existe
en los objetos, por imposibilidad
de estratificación, y nos encono
tramos en un mismo lugar objetos
que se tienen por anacrónicos y
acabamos por dudar del neolitismo
de estas estaciones y de la precisión de la divisoria del cobre y el
bronce (1); pero hemos de rendirnos a la evidencia de una verdad
que no puede negarse: que estamos
'.
en presencia del tránsito de la
Edad de la piedra a la de los meta·
les, única cosa cierta que creemos
:: ~
. . __ •• J • • 0. _ __ .:No __ _
que puede afi rmarse al presente
,
,
en estos encastillamientos, de una
,
: :
''.,,
manera bastante probable. Todo
lo demás se presenta aquí impref ll. VII. Puntl ' e IIt(ll. de h ~rro proctdtnlt
' tl C4Jst,1I de UIMHon l (Tl n acona)
ciso, por estar a merced de la ri·
· ..
· ..
·.
·
·
·
·.
.....
(1) Los hermanos Siret (1) no creian que el cobre era anterior al bronce, y du,
rante largo tiempo hubo participes de esta opini~n,
(t J Sj'lI. "'d. p. Xl? 7 P4ui ...
-155-
•
[page-n-180--data::data]
NICOLÁS PRIMITIVO CÓMEZ
queza de los poblados, del estado civil o militar de los habitantes~
de su clase social-pastores, agricultores. mineros, pescadores. navegantes, etc. - de la expoliación sufrida, de su destrucción por los
hombres y por los elementos, y, aún, de su estado de adelantamiento
relativo; para poder llegar a apreciar el punto de la evolución donde
estaban colocados (1).
Una manera de llegar al conocimiento de estas estaciones de altura
del Período Megalitico, sería estudiar en Cataluña, en Levante, en
Andalucía, en Portugal, en el NW., el N. y aun en el Centro, este fenó·
meno del encastillamiento, con la misma intensidad y extensión que
los hermanos Siret en la provincia de Almería, seguros de que llega·
ríamos a resultados aceptables (2). aunque nunca lo suficientemente
claros. como de lograr la exhumación de algunas de las ciudades del lLano.
anteriores y posteriores a la subida y descenso de aquellos remotos
españoles, a los riscos y cabezos más o menos inexpugnables..
Un cálculo hecho por los hermanos Siret (3), de la duración del
poblado del Argar. última etapa de este período de los primeros metales, que estud iamos, les asigna una persistencia de cienlo c[ncuenla
años, para una densidad de cuatrocientos habitantes; a cuyos resultados llegaron después de prolijas conjeturas, que no dejan de tener
su lógica. Si tuviésemos algunos otros cálculos de los distlntos grados
del eneolítico, así como de la última elapa neolítica - primera de
estos poblados, según se opina (4) - podríamos conjeturar la duración
total de este periodo de defensa peninsular contra un enemigo.
(1) En mur.hos CIl$O,. dos e$tadones pueden considerarse SUl'le$lvas, sIendo
C"ntcmroléneas, por ~u diferente grado de riqueza, condidón social, expo!i; ,le,l,lel (4') Hay qu<" l'e(Xjnocer la m('rilíslma labor hecha ya por el Institut d' Estudij
Catalans en el Bajo Arag6n y la de algunos prehistoriadore:o en lo, castros galo.
portugueses. limit{mdonos en eala cita, solamente, a las estacione:! de altura.
(3) SrTet. Met .• p. 202 y sig,
(4) Bardaviu POOl: habla de restos paleollticos en las e$tacione$ de altura (1).
-156-
•
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NICOLAS PRIMITIVO - Un . HiatuSt prehistórico.
LÁMINA l. (Al.
[page-n-182--data::data]
NICOLAS PRIMITIVO - Un:. HiatuSt prehistórico.
LÁMINA 11. (Bj.
[page-n-183--data::data]
NICOLAS PRIMITIVO - Un .Hiatus. prehistórico.
i
LÁMINA 111. (C).
2
[page-n-184--data::data]
NICOLAS PRIMITIVO - Un . Hiatuso prehistórico.
LÁMINA IV. (D).
[page-n-185--data::data]
LUIS PERICOT
Trl blJo. dfl Servicio de Inv u llglclón PrfhlstórlCII
El poblado ibérico
d~1
. Charpolar»
En una de sus exploraciones por la interesante comarca que sirve
de paso entre Pego y Denta, por una parte, y el antiguo condado de
Cocentaina. por otro, hubo de fijarse nuestro colaborador D. Fer·
nando Ponsell en el monte conocido por .EI Charpolart. que en estra·
tégica posici6n domina el valle de Gallinera. hallándose enclavado
entre los términos municipales de Alcalá, Margarida y Benisili (pro·
vincia de Alicante). Indudablemente el paso indicado hubo de tener
importancia como vía comercial en los siglos del apogeo ibérico, y a
través de él debieron circular muchas de las influencias que la cultura
griega, desde la costa y en especial desde la cercana factorra de Heme·
roscopeion. ejerci6 sobre la indígena. La importancia del estudio del
m:lyor número posible de estaciones ibéricas en el hinterland de Denia
es, pues, evidente.
El señor Ponsell pudo visitar el poblado y practicar en él algunas
sencillas catas, suficientes para compro bar el interés que ha de ofrecer
una excavaci6n completa del mismo. que esperamos no ha de tardar
en poder realizarse. Vamos a dar cuenta someramente del resultado
de dicha exploraci6n. El material hallado ocupa una de las vitrinas
del Museo de Prehistoria de la Diputaci6n de Valencia.
EL POBLADO (v. lAm. 1. 1)
Situado a más de 900 ms. de altura, ocupa una meseta de forma
que se acerca a la rectangular, con declives pronunciados y rocosos
por tres de sus lados y cortada a pico por el lado Norte. La parte del
monte que mira a Occidente es la que ofrece una subida más suave
-
157-
[page-n-186--data::data]
2
LU IS PER ICOT
y una más fáci l entrada al poblado. Aún sin realizar su excavaci6n,
se percibe la existencia de varios muros, uno exterior, que sigue el con·
torno de la meseta, y otros interiores, al parecer encerrando en rectángulo al verdadero poblado, cuya dimensión máxima pasa poco de
los 100 ms.; se a precia también la acumulaciÓn de defensas por el
lado menos protegido naturalmente. Dentro del recinto del poblado
se observan los restos de numerosas habitaciones. en una de las cuales
se realizaron las catas que han producido el material que vamos a
describir,
OBJETOS DE HIERRO (v. 14m. 1,2 y 11, 1. 2,3 y 4)
Son numerosos, como en otros poblados de la región (Covalta,
La Bastida), lo cual indica que nos hallamos en un territorio de intensa metalurgia. Sobresalen: una falcata a la que falta gran part~
del mango, teniendo la mitad inferior de la hoja muy deteriorada,
siendo por elJo la primera reconstrucción hecha de la misma algo defectuosa; su longitud es de 61 cms. y [a anchura en el comienzo de
la hoja de 6,5 ems. Una argolla, articulada en el centro. formando
dos grandes anillos (7 ems. de diámetro) doblados, en sus extremos;
la longitud máxima de la pieza es de 25 ems., el ancho de la lámin3
de 2.5 cms.; el ceñir perfectamente el cuello de una persona sugiere
la idea de un instrumento de prisión. Una llave con el mango doblado
y terminado en un anillo y con cuatro dientes. siendo la longitud de
la varilla de la que nacen estos últimos, 7.5 cms. Una hoz, rota en
la punta, de 25 ems. de long. Una azuela de 17 ems. de long. y 3 ems.
de anchura en el fHo. Un cincel tubular de 2 cms. de anchura y 10,5
centlmetros de longitud. Por último, una varilla de 28 ems. de longi tud, con los extremos doblados; una placa rectangular (10 X 8 cms.),
con orificios en los ángulos y una varilla curvada de sección circular
OBJETOS DE BRONCE (v. lAmo 11.4]
Una aguja finísima. algo doblada. de 6 cms. de long. y 2 mm. de
ancho en la cabeza. que tiene forma cuadrada. Una aguja saquero!!,
doblada. de cabeza rota; su longitud es de 14 cms. y el ancho de la
cabeza de 4 mm. Un anillo de 2.7 ems. de diámetro. Un cardium, de
3 cms. de diámetro. Un peso, de forma troncocónica, superficie algo
cóncava y agujero central; diám. de la base, 2 cms.; altura, 1,6 eros.;
peso, 35 grs. Fragmento de una fíbula de doble resorte (4 centfmetros
de longitud).
-
1,)8 -
[page-n-187--data::data]
EL POBLADO I BÉRICO DEL "CHARPOLAR"
3
OBJETOS VARIOS (v. 11m. 11,4 y 11[, 1)
Un anillo de hueso de 2,8 cms. de diámetro y I cm. de anchura.
Una moneda ibérica de bronce. de Cástulo. Una piedra de molino de
75 cms. de diámetro. Ocho fusayolas, de las que cinco ofrecen el tipo
curioso c6nico con abultamiento más o menos acentuado en la parte
superior; una de éstas muestra una línea incisa cerca de la base; las
tres restantes son de los tipos troncoc6nico, bitroncoc6nlco y esferoidal, la primera de ellas con dos series de lineas puntiHadas que dejan
en el centro una estrecha faja lisa
CERÁMICA (v. lamo 111,2 y 3)
Son ya bastantes las piezas de cerámica que han podido reconstruirse. De ellas, dos, un plato reconstruido y un fondo de plato, son
de especie campaniana, Entre [as restantes, ibéricas, sobresalen cuatro
fragmentos de bellísima decoraci6n de espirales y vegetal estilizada,
con rayado que llena los motivos, y animal. viéndose en tres de los
fragmentos conservados, que posiblemente pertenecian a una sola y
grande vasija, patas y un cuarto trasero de caballo. El resto comprende 21 piezas, la mayoría reconstruidas ya torno. Entre ellas notamos una vasija cilíndrica de 15 cms. de altura y 18,5 cms. de diámetro máximo; una vasija de panza esférica y boca en embudo de 14
centímetros de anchura máxima y de altura; un vaso bitroncoc6nico,
con asa de 9,5 cms. de altura y 6,5 cms. de diám. de la boca; varias
vasijas más o menos ovoideas mas toscas; un pequeño jarrito con
asa, con salientes en el punto en que ésta se enlaza con el borde; varios
vasitos finos. uno de eltos de la especie negra campaniforme. frecuente
en las estaciones ibéricas, y un plato de 21 cms. de diámetro. El resto
de las piezas cerámicas lo constituyen tapaderas, platos y vasijas de
varias formas, en general de factura más tosca que los descritos anteriormente; hecho a mano es un tarro casi cilíndrico, de 9 cms. de altura
y 10 cms. de diám. de la boca. Las dos primeras de las vasijas descritas y el plato de buena técnica, muestran decoraciones bien conservadas. En todas ellas se reducen a los motivos geométricos: fajas.
zig-zags. rombos. series de líneas onduladas y segmentos de clrculos
concéntricos.
-
159 -
[page-n-188--data::data]
4
LÚIS PERICOt
DEDUCCIONES
Las sencillas catas realizadas permiten ya suponer que se trata
de un poblado que puede proporcionar abundante material; resalta
la riqueza en piezas de hierro y bronce con ejemplares poco frecuentes
como la argolla y aún la misma falcata. Aquélla es parecida a otros
ejemplares procedentes de las necrópolis de la meseta, especialmente
al ejemplar hallado en el cerro de los Castejones (Calatañazor) (1) , al
de la necrópolis de Almedin!lla (2) y al del campamento V de Renieblas (3).
También es interesante la fíbula de doble resorte de la que se han
encontrado otros ejemplares en estaciones ibéricas de Levante y el
Bajo Aragón (Villaricos, sepulcro de Salzadella, poblado de San Antonio de Calaceite). Otras consideraciones respecto a las restantes
piezas interesantes, las reservamos para cuando se publique extensamente el resultado de las excavaciones en este poblado. Unlcamente
nos fijaremos en las representaciones de caballos y haremos notar también el interés de las fusayolas, con abultamiento en la parte superior,
raras en las estaciones ibéricas de Levante, aunque pueden encontrarse
paralelos a las mismas.
De alto interés son las representaciones de caballos en la cerámica,
pues muestran uno de los tipos más elevados a que !legó el arte de
la decoraci6n entre los iberos, y del que nos quedan pocos ejemplares. Se conocen representaciones de caballos en 103 vasos de Archena,
(l) V. 81. ....s T .... R.... cP:N .... : Euavacionts t1f diwrsos lugarts d, la provincia d,
S",¡a (Memorias de la Junta Supo de Excs. y Antigs. núm. 75, 192~-25), pago 22,
IlI.m. VI. La pie:ta de que habla el seftor Taracen:! es fundamentalmente id~ntica
a la del Charpolar, aunque ésta se halle reducIda a la sola argolla y le falten las
otras piezas menores que en Calataftazor se artIculan con ella. Ademi.s en el Charo
polar se trata, por su mayor tamaf'l o, no de CSpOS:lS, sino de un dogal lo cual
explica su mayar sencl11e:t.
(2) V. P. P"Rls-A. ENaEL: FQui/lts ti r",htrchts a Alm,dillil/a (Rev. Archeo·
16glque, 4.° ser.. t. V] 11, 1906) p. 84. Por la descrlpci6n se trata tambl~n de un
dogal o cepo de prisionero diferenclll.ndose el de Almedinilla por tener los extre·
mos en forma de piezas en espiga que ajustan al oerrarse. En el easo del Charpolar ]a presencia de los anillos termi nales sugiere la Idea de un cIerre mediante
una cadena o candado.
(3) V. A. ScHULTI!N: NllrllQn tiD, 1, IV (Di, LAg" bti R'llÍtblas); la deserlp·
cl6n, en la pA~. 226, es debida al especialista M. von Croller; reproducldo en la
111m. 49, 1, a, b.; en este ejempblr se trata de un cepo para lo, tobillos ya que
su d!i.metro no pasa de 12 cms.; termina en anillas, una de las euaJes, alarga·
da, se introduce en la otra, circular, obtenlhidose un curioso cIerre.
-
160-
[page-n-189--data::data]
EL POBLADO I BÉRICO DEL "CHARPOLAR"
5
Elche, La Serreta (Alcoy), Oli va, Calacei te, Azaila y Numancia (1).
Los hallados en el Charpolar vienen, pues, a hacer más denso el mapa
de tales representaciones en la región levantina. No es posible comparar por completo su estilo con
el de los otros ejemplares conocidos, por faltar en el Charpola r las
cabezas y partes anteriores de los
caballos. Hagamos observar, al
lado de una interpretación algo
defectuosa de la pata de uno de
los fragmentos, la aparición, en la
única que se ve completa del espolón bien acusado (v. fig. 1), lo cual
contrasta con la CorOla triangular fl~ . 1. f rll(mento de VISO Ibirlea dtl IIObldo
de la pezuña en Alcoy y Archena, do! CharllOrl r, ton decorlt l6n ve, tll! flIUIy que en cambio volvemos a en- lid. f p.rtr dr un uballa (dlb. Pons.II).
contrar en algunas representaciones de caballos-de las estelas del Bajo
Aragón (2). Los motivos
vegetales estilizados que
aparecen junto con los caballos. y que desgraciadamente se conservan solo en
muy reducida partf', son de
una perfección y riqueza
de combinaciones no superada, presentando el mismo rayado interior de los
motivos de los vasos más
perfectos de la región (Elf ll. 2. frl l me nlo ~ t '1'" tbtllco delllOblllkl dtl Chupo'a,
che, Archena, Oliva) (v. fiton dlCOIU r6n nerla' "IUllld. f ' trIe de dw caballol
(dlb. Ponsell).
guras 1 y 2).
(1) Los vasos de Archena, Elche, La Serreta y Numancill han sido reproduci.
dos con frecuencIa. L., necrópolis de Oliva se ha lla ¡nMita. pero en algunos tra·
bajos recientes se han publicado fotogra fl as de alguna de sus vasiJas. Por vez
primera So(! publica el desarrollo de las represen t aciones humanas y anImales de sus
dos va:O$ mb Importantes en el trobajo de P. Boscli GIMPI!:R¡,. Inserto en el pre·
sente AII.CIiIVO. Para las numerosas e interesantes repre~ .. ntaclone·¡ hallad~ en
Aulla V. J. CUII.É. La urdmica pintada dt Alaila. Archivo espai'lol de Arle y
Arqueologla, n.o VI. 1926. p, 215,-l!Id .. Los estililaciolltS de aun}' caballos de
Alaila, Acta., y Memorias do la Sociedad Espai'lola de Antropología. Etnogralla
y Prehistoria, t. v. 1926. mem, XLIII.
(2) V. p, Boscli CIWPI!:R¡,: Les inwstigaciolls dtla cultura iblrica al Baj¡,; Ara.
t6. Anuari del Institut d'Eatudis Calal~ns. vol. VI. 1915·3). p6gs. M I y slgs .•
IIg. "93, En este trabajo pueden verse reproducidas las l Ose" reF-resentaclones
de caballos del poblado de S. Antonio (Calacelte).
-161 -
•
[page-n-190--data::data]
6
LUIS PERICOT
Otras consideraciones, as! como un intento de dotar de crono[ogia
a este poblado, han de dejarse para cuando se excave en mayor escala.
Sin embargo, de lo encontrado hasta ahora parece deducirse que el
poblado es de la mejor época de la cultura ibérica del S. E., debiendo
atribuirse el hallazgo de la moneda de Cástula a un hecho casual,
pues no hay otros restos de época tan avanzada, y que si hemos de
conceder valor decisivo a los fragmentos de cerámica campaniana,
este poblado podría atribuirse al segundo periodo de la cultura ibérica
de Levante. que corresponde aproximadamente al siglo 1II a. de J. e
según el sistema de P. 80sch Cimpera (1)
(1) V. entre otros trabajos de slstematlzacl6n de este autor, L',slal acllUlI dtl
cOIl,iumt1l' d, /a ciuililaó6 ¡Wr;ca dtl "171' dt Vol,,,cia. Anuarl dellnstitut d'E,·
tudls Catal1ns, vol. VI, 1915·20, p:l.g. 624 slgs.-El estado actual dI la ¡71utsligOt:i6n
d. la cultura iWrica, Bol. R. Ao. de la Historia, Madrid, 1929.
-
162-
[page-n-191--data::data]
LÁMINA I
PERICOT • , El Charpolan.
2
l. Yllla del poblado ¡,mad' dude el S. E. -
2. Objtlol de bltrto (Z/5 .prn.).
[page-n-192--data::data]
PERICOT - t E! Charpolau .
LÁMINA [1.
3
2
e
"------o ca==-
•
l. Fakala - 2. DOIaI di hIerro (1/5 IprU.) - 3. Llavt de 1I1trrQ (1/4 'Jlrox.) - 4. ObJetot di hierro, bronce y hueso
[page-n-193--data::data]
LÁMINA 111.
PERICOT - tEI Charpolan.
2
~~~~~~
--
- - - -- - - - - -
------------
3
l. ' ....yalas -
2 'J 3. Crrimlea IWrlea.
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P BOSCH GIMPERA
Relacionu entre el arte ibérico
y el griego
Para resolver el problema del origen y evolución del arte ibérico
.se ha acudido siempre al arte griego buscando en él parale[os que muestran realmente una gran semejanza y que hablan de una íntima relación entre ambos círculos de cultura y de una poderosa influencia del
arte griego sobre el ibérico_ Pero al querer comparar aspectos concretos, se ha fracasado debido a que muchas veces la cronología, cuando
es posible obtenerla con alguna exactitud, se opone a estos paralelos
al no corresponderse las épocas de las manifestaciones artísticas griega e ibérica que se comparan (1)_ Es conocido el caso de la comparación
de la cerámica ibérica con la micénica iniciada ya por F'urtwang[er
y Perrot, presentada en mayor escala por Pierre Paris y que llevó a
conclusiones erróneas a pesar de que no puede negarse una positiva
semejanza en la ornamentación de ambas especies de cerámica. También
se ha comparado la plástica, en piedra y en bronce, de los iberos. con
prototipos griegos y orientales, pero no ha podido pasarse de [a aHrrnación de la semejanza formal y estilisticaentre determinados tipos, que
(1)
Trabajos de conjunto con bibliografia completa sobre el a rte y la cultura
y sobre los problemas cronológicos: Base,", CIIoIPf;R ... : i r estado oc/uol
d, lo inv,slitacióll d, lo cultura iblrica (Boletin de la R. Academia de la His·
lorl;! 1929). Aoerca de la cuestIón de las relaciones con el arle griego. BoseH
ClIolPI!It .... Trabajo citado y IlNrisch, Kritttrkop/t ous dtn Cerro dI' ["s Son/.'s
(Sponitn): (An/ikt Plaslik. Ftslschri/I lii~ W. Alfle/ung. 5erlln, Cruyler. 1928,
p. 31 slp.). R. C ... It PI!JHI!R: Tht g,uks inSpa¡II (Bryn_Mawr. 1925) Y R. L ... HTII!It,
El S3ntuor(o iblriro dI Cos/tllo, de SOllti$l,ban ¡Madrid. 1917: M~morln de la
Coml~Ón de Investlgacl6n Paleontológicas y Prehistóricas). p. 57 Y ,Ig.
lb~rlcas
-163 -
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2
P. BOSCH G1MPERA
no aclaran el origen y desarrollo del arte ibérico, ya que la mayoría de
los monumentos de la plástica hispana carecen de cronología segura,
y el precedente de lo ocurrido con la cerámica impide establecer esta
cronología a base de los paralelos tipológicos: en la cerámica los orna·
mentos que recuerdan los micénicos y los geométricos, donde apare·
cen con mayor abundancia es en los grupos más modernos de la cerá·
mica ibérica, en los siglos 11I e incluso en el 11. mientras grupos que
con seguridad son anteriores, de los siglos V Y IV, presentan otro ca·
rácter.
Poco a poco se van descubriendo en España nuevos monumentos
y se va llegando a resultados cronológicos seguros. Pero hemos de re·
conocer que nos hallamos todavía muy lejos de que las condiciones
del problema nos permitan esperar una solución satisfactoria. Con
los nuevos materiales tan sólo podemos plantear el problema sobre
una base más amplia y con ello discutir las diversas soluciones del mismo.
En el presente trabajo queremos intentar un resumen del estado
actual de [a cuestión.
LA A RQ UITEC T URA
Los restos arquitectónicos que permiten establecer comparacio·
nes, si exceptuamos los restos de ciudades, cuyo conocimiento es muy
deficiente por lo que respecta a los primeros tiempos de la cultura ibé·
rica. son bastante escasos. Sin embargo permiten interesantes paralelos,
Mencionemos en primer lugar los llamados muros ciclópeos de Tarragona. A pesar del aspecto primitivo que ofrecen 105 enormes sillares
de piedras sin desbastar, la disposición de las puertas y de las torres
cuadradas en íntima relación con ellas (v.lám. 1, 1), indica una técnica
constructiva muy adelantada que debe compararse con la técnica de
fortificación que muestran los muros de la colonia griega de Emporion
en la costa catalana (1). En Emporion la entrada de la ciudad se halla
también protegida por torres cuadradas, además de presentar el muro
olras torres, construídas muchas veces todas ellas con toscos si11ares
e incluso verdaderas peñas (v.lám, 1, 2 Y 3), Nada hay en ellas dela bella
técnica poligonal griega, por lo que debemos pensar en una to~ca labor
provincial, acaso emprendida también con auxiliares indígenas, Dc este
modo están., construídas las murallas indígenas que suponemos más
antiguas, lo mIsmo en Tarragona que en Gerona (2), as! como las más
(1,
V. BoseH Gn,pI!RA:
Prob/~mlS
d'tlrqllfOloria i d'hiSloria antita lorraroni·
nu (Tarragona, 1925), p. 58 sigs.
(2) P. P .... 'us: Essoi sur I'orl " t indll$/ri,
p. 11, fig. 9.
-164 -
d~
l'Espotn, prinulllH I (Parb.
19(3),
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RELACIONES ENTRE EL ARTE IBÉRICO y EL CRIECO
3
modestas de los poblados Ibéricos de Aragón (1 l. En esta última comarca evoluciona paulatinamente el tosco muro de circunvalación hasta
convertirse en una perfecta muralla con torres, que ya encontramos
en la terraza superior de San Antonio de Calaceite, perfeccionándose
en la inferior del mismo poblado, construída posteriormente, siendo la
forma de la torre oval, mientras las torres de la muralla de Osuna en
Andalucía (2), construidas en época más avanzada, son circulares. En
Cataluña, la fortaleza de Olérdola muestra todavía torres cuadradas:
la técnica de sus muros, construídos en el siglo I J I a. de J. C, como
parecen haber demostrado las excavaciones de Pallarés (3), ya no
es la llamada ciclópea, sino que indica alguna influencia de la técnica
poligonal griega.
Un tipo enteramente distinto es el que hallamos en muchas fortificacIones de Valencia y Aragón, que deben considerarse como la
continuación de una técnica de fortificaciones indígenas, puramente
ibéricas. En Los Foyos (Lucena del Cid, prov. de Castellón) lo mismo
que en La Torre Cremada (Valdeltormo, prov. de Teruel), se encuentran
grandes torres circulares u ovales; pero no en el muro que rodea el poblado, sino en medio de éste (4). Aunque de excelente técnica, recuerdan, sin embargo. no sólo a los fuertes eneoliticos de Los Millares en
Almería, cuya planta es asimismo circular, sino también al tipo de fortificación corriente en el Mediterráneo occidental y en el NO. de Africa: los talayots de las Baleares y los nuraghes de Cerdeña, los mismo
que muchas fortalezas modernas del Sahara y Niger superior (5).
Todas ellas par~n reproducir un tipo originario de torre de observación circular colocada en el centro del poblado y alrededor de la cual
se agrupan las viviendas, rodeadas a su vez por un muro exterior
Problema todavía insoluble es el de los talayots cuadrados de Lluchmajar en Mallorca, que por la semejanza formal de la técnica construc(1) BOSCH C1MPUA: ~s in~stigoci01ls dll la culluro ¡N'¡ea del Baix Aroró
(Anuo'¡ dtllns({(ul d'Esludis Caloláns VI, 19[5·20, p. 641 slgs.), y la !Iotlcla sobre las excavaciones de los allos siguientes en el Alluar¡ VI l. actualmente en pren·
sa, con planos de los poblados. Tambi~n BoSCH, La cultura Iblrleo dtl Bajo
Aragón (IV Congreso Internacional de Arqueologla, Barcelona 1929).
(2) A. ENGI!I. y P. P"R1S: Un' lorllrts~ iNriqut a Osuna (Nouwllts archiws
du mlssions sci,ntiliqu,s " Iitt"aiTts, XIII, ParLs, 1905, p. 357 slp.l, IAm. XIV.
(3) M. PALLAR&.s: ExctWaci6ns a Ollrdola (Anuo,¡ d,{ /nstitul d'Estlldis CataIdns, VI, 1915-20, p. 598-599). V. tambl~n. A. L,,¡,nU!Ri!R: OUrd%. Di, i~risclY:
8ur, des Panodls( D'lIlsch, Z,itung IIOn Spani,n, VIII, Baroelona, [925, numo [60(61), y BOSCH, Probl,m,s d'Arqutologia i d·Histo,ia anU,a la"a,onin,s, p. 62·63.
(4) BOSCH C¡IoIPI!RA y J. Si!NI!NT, La lo", iblrlea d, L/uetna del Cid (Anuo.
" dtf lnstilllt d'Estudis Cotaláns, VI, 19[5-20, p. (62[ slgs.). Para la Torre Crema·
da v. la nota de las excavaciones en Anuori VII (en prensa).
(5) L. FROHI!NIUS: Das IIn~kannlt Atrika (Muneh 1923), parte J J l.
- [65-
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4
P. BOSCH CIMPERA
tiva no difieren de los muros y talayots de la cultura de la avanzada
edad del bronce de las islas del Mediterráneo occidental. Acaso debió·
ramos pensar en una ruda técnica indígena profundamente arraigada
en el Occidente, aunque también seria posible proponer para la forma
cuadrada de los talayots de Capocorp la hipótesis de influencias orientales prehelénicas, lo cual se relaciona con otras complicadas cuestiones (1).
Otras particularidades de la técnica de fortificación ibérica hacen
pensar también en la inrluencia griega. Acaso puedan notarse estas
influencias en el plano regular de la ciudad de Meca (2), con su camino cubierto hasta la ciudadela lo mismo que en [a colocación de los puestos de vigilancia exterior en varios lugares del anfiteatro montañoso
de San Antonio de Calaceite. Pero el número de planos completos de
las ciudades ibéricas que poseemos es todavia demasiado reducido
para poder emitir un juicio definitivo.
Influencias extrañas se observan con seguridad en el templo del
Cerro de los Santos (3). El templo es una celia rectangular alargada
y en sus cercanfas se han hallado restos de capiteles y otros elementos
arquitectónicos, que constItuyen una copia indígena de modelos jónicos. También aparecen capiteles jónico-ibéricos en Elche (4) y se
observa la influencia del sistema decorativo arquitect6nico griego en
los restos de construcciones de la ciudad de Osuna (5), y en los restos
de las tumbas andaluzas de Galera (6).
Pero la disposlcl6n interior del santuario del Cerro de los Santos
presenta interesantes problemas. Es probable que las conocidas esta·
tuas votivas se hallasen colocadas sobre una especie de bancos aplicados a los muros laterales en el interior del edificio. Resulta a~í una
notable disposici6n del interior del templo que recuerda fuertemente
ciertos templos orientales e indudablemente el antiguo templo de Ishtar
en Assur (7), en el que las esculturas sumerias se alineaban junto a
los muros. Podrían citarse otros casos de persistencia de antiguas culturas orientales en época mucho más avanzada, como nos la presenta
la escultura con la llamada Bicha de Ba!azote, un toro con cabeza
BosCH: Probl,m,s d'Arqutologia i d'Historia antiga laTTagonines, p. 59.
(2) Descrlpci6n de Meca:A. SCHULH:tI: Mua, ,in,iberisch, Fefunsladt¡Deut·
sche ZllIung von Spanil1n, VII, 1922. núm. 145-47.)
(3) P. PARIS: Essai, 1, p. 40, slgs. lip. 29·35, y J. OE D. DE LA RAOA DEl.0,0,00: AntigüedadtS dll C,"O dI los Santos (Madrid 1875).
(4) P. PARIS: Essai 1, 11m. 111 y figs. 36·37.
(5) A. EHGI!L y P. PARIS: Unt lort~"sst ¡Wr{qUI d Osuna. lam. V.
(6) CABRé: y MOTOS: EJ«avacion,s ,n fa nter6polis iNrita dt Galtra (Granada).
(M,morias de la Junla superior dI tllLQlIQCiontS )' Qntigfltdadls, núm. 25. 1918).
(7) W. ANDRAI':: Der IschIQr(,rnptl in Assur (WisstnschQIIIi,~ VuÓlltlllli(hulIg'l1 dtr D'uISth,n Ori,n( G'stllschal', Lelpzlg, 1922).
(1)
-
166-
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RELA.CIONES ENTRE EL ARTE IBÉRICO Y EL GR I EGO
5
humana, parecido a los de la antigua Babilonia (1 l. Naturalmente
no hemos de pensar en relaciones directas con Mesopotamia. Sin embargo, podria suscitarse la cuesti6n de si tales fen6menos no tienen
paralelos en el Oriente griego, donde podrían explicarse a través de
Asia menor.
También en los sepulcros monumentales de Andalucia se puede
encontrar Inflencias extrañas. En contraste con los sencillos túmulos
con una pequeña cista rectangular o con una cámara semejante construida con aparejo pequeño del Levante y Arag6n, continuaci6n de
los antiguos sepulcros almerienses, o con las tumbas de los Alcores,
pequeñas fosas bajo grandes túmulos, muchas de las sepult uras de la
Andalucfa oriental (Galera, Toya) (2), consisten en grandes cámaras
de piedra con anejos y corredor de entrada de buena técnica arquitec·
t6nica, con molduras esculturadas (v. lám. 11 , 11, restos de estuco en los
muros y con las juntas de las puertas conve rgentes como en muchas
cámaras sepulcrales del Occidente de! Asia Menor. En el Oriente griego
(3) podrían presentarse paralelos semejantes aunque más modestos
en las cámaras sepulcrales de Samas. y no parece deberse a la casualidad el hecho de que en estas sepulturas españolas (Galera) se hallan
cistas de caliza (¿urnas cinerarias?) con pinturas policromas, entre
ellas figuras de grifos (41, (v. lám. !l, 2 Y 31 que recuerdan motivos
griegos y en particular los sarcófagos de Clazomene.
LA PLÁSTICA
En el campo de la plástica ibérica hallamos diversidad técnica.
no s610 entre los diversos grupos locales, sino también dentro de la
misma comarca geográfica. Lo mismo en la plástica del SE. que en la
andaluza, aparecen junto a obras perfectas, verdaderamente artlslicas, ol ras de gran rudeza o de rasgos pnmitivos o degenerados. Pero
debe evitarse el tomar estas diferencias tipo16gicas como prueba de
una cronologra o evoluci6n distintas. La prudencia nos es recomendada
por las esculturas de Osuna, donde se hallan representaciones de aspecto muy primitivo y arcaizante junto a otras verdaderamente herL. HEUZr:Y: Monumenls el Mlmoirts Piol, 1901, p. 122 slgs.
EUQJlQCionls en la nICrdpolis iblrica di Golera (Granada)
(Memoria" de la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades. p.25. 191 6)
Y J . C.o.ad: El upufero de Toya (Archivo espaí'iol de arte yarqueologia. 1925.
pAgina 73 y sig.)
(3) B6HUU: Aus ionischln und ilalischen Ndr;Topolln (Leipzlg 1696), p. 19·20.
(4) 1. C¡!ldl: La nICrdpofis de Tutugi Objetos ex6tlcos y de procedencia
oriental en 111$ necrópolis turdetanas (Boletin de la Socitdad IspoilolQ di ex·
cursionls, 193). lám. 1.
-167 (1)
(2)
C.BI!.IIJ y MOfOS:
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6
P. aOSCH CIMPERA
mosas y perfectas; pero precisamente en aquéllas. que se compararlan
de buena gana con representaciones arcaicas de la plástica griega,
Jos guerreros llevan escudos celtas del tipo de La Téne [1 (1), por lo que
no pueden fecharse antes de los siglos IV-1I1 a. de J. C. También en
los bronces votivos de Castellar de Santlsteban (que Lantier compara
con productos de arte griego) y Santa Elena en Despeñaperros. se ha
reconocido siempre que entre los centenares de estatuíllas, los tipos al
parecer más primitivos y rudos, eran los productos descuidados y baratos, fabricados en grandes masas.
R. Carpenter (2) ha planteado otra interesante cuestión que limita todavía más la discusión sobre las influencias extrañas en la plástIca ibérica. Aparte de tipos al parecer arcaizantes que permiten erróneas comparaciones con modelos extranjeros, ya que se trata en este
caso simplemente de un fenómeno de convergencia, incluso en las esculturas ibéricas más perfectas, se debe atribuir su parte al normal desarrollo indígena puro. Por esta razón deben considerarse muchas de las
mejores estatuíllas de bronce de La Luz (Murcia), como producto
del apogeo de la plástica ibérica, que no se deben a la influencia
extranjera
Posibles relaG,iones con la plástica griega se hallan ante todo en las
esculturas de animales.
El conocido toro con cabeza humana barbuda llamado ..la bicha
de Balazotef (3), ha sido con razón comparado con antiguos tiros babilónicos y asirios y podría ponerse en relación con tipos del Asia Menor, caldeos yetruscos (4). Pero también sería posible ver en él la misma manera en el tratamiento de la cabeza y la postura reposada de
las representaciones griegas de animales (5), al mismo tiempo que la
falta en la cabeza barbuda de positivas semejanzas ~tilísticas con
los tipos mesopotámicos,
Las representaciones de leones (Bocairente, Baena, Córdoba) constituyen un verdadero paralelo con la plástica arcaica griega. De especial interés es la semejanza del león de 80cairente con el león de Fo-
(1) A. ENOtL y P. PARlS: Une lo"l'tsSl ibi,iqlll ti OSI/no, limo XIV,
(2) Tht Iruks 111 Spaill, p, 41, $Igs, y p. 92.
(J) L. Hl:uzn: rl b. di .. 'f p, PAltls: Essai 1, p. 117 sigs.
(4) Como por ejemplo el toro barbudo de la Tamba del Torl en Tarqulnla.
(5) CARPI:IHI!R: Thl ,'«ks ¡II Spoin, p. 161, no ¡;,.,o que las tbi¡;has. sean
«as11ti<:ast, sino que ofreoem el tipo del toro ¡;on ¡;allen humana barbuda, ¡;onien_
le en los dioses alados griego$ del siglo VI y que podrlan en¡;ontrarse paralelos
para la t6cnlca y estilo de tales represen ladones en la plAstlca griega arcaka de Si-
cilla.
- 168-
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RELACIONES ENTRE EL ARTE IBÉR ICO Y EL GRIEGO
7
cea (1) Y el hecho de que rocea sea precisamente la metrópoli de las
colonIas griegas en España.
En las esfi nges se han observado, so bre todo, paralelos con la plástica griega arcaica. Las de Agost (v . lám. IV, 1) Y Villacarrillo proceden
con seguridad de prototipos griegos arcaicos y especialmente las primeras producen una fuerte impresión de cosa griega. Carpenter (2) las
ha comparado con la esfinge de Chipre . La influencia griega se confirma también en las esfinges del Salobral (3); pero éstas son de otro
género y no orrecen el tipo corriente de aves, sino que represen tan cua·
drúpedos alados, cuyas alas pueden compararse con las de los grifos
pintados de las pequeñas cistas de Galera, con figuras de la cerámica
jonia e incluso con pinturas murales etruscas (4).
Se puede atribuir a la Influencia griega la afici6n a [as representaciones de animales, entre ellos a los diversos tipos de toros que observamos sobre todo en el SE. y Andalucía, así como la frecuente aparición de leones y esfinges y la tendencia a los seres alados. Tales influencias procedían de las comarcas orientales del mundo griego, ya que
alli la afición a la plástica animalística y a los seres alados en relación
con Asia Menor dura desde la época orientalizante hasta la arcaica.
lo cual se halla de acuerdo con el origen oriental de las colonias griegas de España.
La in fl uencia griega se ve confirmada y explicada por el friso de
Emporion con las dos esfinges, obra del período arcaico avanzado (5);
en él vemos, en suelo español. una representación emparentada con
la plástica de animales ibérica.
La cuestión cronológica debe quedar provisionalmente por resolver. Desgraciadamente las circunstancias de los hallazgoz españoles
110 permiten conclusiones seguras.
En las representaciones humanas, tanto en piedra como en bronce,
se dejan ver distintas in fl uencias. Queremos aquí prescindir de lo que
refleja importación directa oriental, siria o fenicia. Realmente se pueden observar muchos rastros de ella en el traje y en los adornos de
las estatuas: la dama de Elche lleva collares fenicios semejantes a los
del tesoro fenicio de La Aliseda (6) . Se ha comparado también la ter( 1) Sobre elieón de Bo en F. SAftTIAUX: RklrtTClrtS sur 1, sil, d, ra ncien"t Plrocl, (Comples rtndusd, r Aea·
d,m;, des Inscriptions el 8tl/u uf/us, 191 4). p. 6. $Igs. Y Hg. 2.
(2) Ob. cit . p. 160. Lae$f!nge deChipre en el Bufftlin dt eOrrtSI!(>/Id,lIICt hlll,niqu" 1894, p. 3 16, IAm.
(3) P. PARIs.: Essai l. p. 127, $igs.ligs. 96·97.
(4 ) Para Calera, CAB RR: La nter6polis d, Tu/ugi, lam. 1.
(5) Anuar( d, f Inst i/ul d'Es/udis Cata/el" s VI, 1915-20. p. 707. IIg. 546.
(6 ) J. MtL I DA: Elltsoro d, /a Aliuda (Bo/etin dI la SOCIedad ISpailola d, ' x·
cursionts, 1921), lam. l'y IV.
-
169 -
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8
P. BOSCH GIMPERA
mlnaci6n puntiaguda del manto de las figuras femeninas que se apoya en una especie de aparato sobre la cabeza, con tocados sirios u
orientales; pero en la Dama de Elche se ve que el velo como el manto
puntiagudo de las mujeres, se fijan a la cabeza por medio de un peine.
que corresponde a la actual «peineta.. para sostener la .mantilla., de
manera que cabe suponer que estas formas de disposición del velo
corresponden a costumbres indígenas muy antiguas.
Las esculturas tipol6gicamente más antiguas que podrían hallarse influidas por la plástica extranjera, serían muchas de las figuras
sentadas del Llano de la Consolación que Carpenter, siguiendo a P
Paris. compara con las esculturas de los Branquidas (1). A una etapa
anterior de la plástica griega correspondería también una estatuílla
de bronce, inédita, del santuario de Castellar de Santisteban, representando una mujer desnuda, que podría compararse con los más
antiguos monumentos de la plástica ática antigua (v. lám. IV, 2-3).
Otro grupo lo constituyen un par de bronces de Despeñaperros,
en los que Carpenter ha comprobado con seguridad la influencia jónica. Uno de ellos (figura femenina) podría según él ser incluso un
original jonio (v. lám. IV), lo mismo que una pequeña estatuilla de
Hera del SE. (2). Y entre las figuritas de bronce de Despeñaperros
se hallan también toscas imitaciones de la citada figura femenina posiblemente jonia.
Además puede observarse en el estilo de los paños de las figuras
femeninas del Cerro de los Santos, una semejanza en la manera de
tratar los pliegues con las estatuas femeninas arcaicas, jónicas o áticas
Algunos tipos españoles recuerdan las Cores de la Acrópolis, y es notable el hecho de que estas figuras femeninas del Cerro de los Santos
tengan un paralelo también en Etruria en una estatua, de toba, de
VuJci (3).
Los paralelos arcaicos concluyen con dos cabezas de guerreros
del Cerro de los Santos que he publicado en el Fesfschri[l [ür Ame·
¡ung (4) (v. lám. lll, 1 Y 2). Corresponden a la época del arcaismo griego, tal como lo revela el frontón de Egina.
Según Carpenter (5) las influencias arcaicas dieron el impulso a
(1)
(2)
P.
CAIlPI:IHU: ob.
CARPI:HTI!Il: ab.
P"'~IS:
cit., p. [60. V. P. PARIS: Enoi 1, p. 260, flg. 296.
cit., p. 38 slgs. y lám. IV B. La estatuilla de Hera en
Essai 1, p. [OB, figs. 82·63.
S/oria dtlror/e e/rusco
11 (Florencia 1927), lAmo 63, núm. 197.
E$ notable que una estatuilla de bronce publicada en esta misma [amlna (con el
número 196), prO de los bronoes IMricos de Andalucla.
(4) lberischl Krf."rkdpl' ous dlm Cerro di los San/os.
(5) Ob. cit., p. 92.
-170 -
(3)
DIJCATI:
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RELACIONES ENTRE EL ARTE IBÉRICO Y EL CRIECO
9
a plástica ibérica, que después se desarrolló independientemente, y
sólo más tarde volvió a ponerse en contacto con la griega. Así se explicarían la mayorla de las obras de la plástica en bronce y en piedra,
en las que o bien se encuentra una persistencia de Jos tipos arcaizantes o un perfeccionamiento de la técnica, obtenida con sus propios
medios, Excepción de ello es la Dama de Elche, que se halla muy por
encima de las posibilidades corrientes de las obras ibéricas, y para la
cual Carpenter vuelve a adoptar la opinión de Th. Reinach: sería de
puro estilo griego con un modelo ibérico, acaso obra de un escultor
griego Carpenter compara la Dama de Elche con el Apollo
Chatsworth, y fecha su estilo hacia el 450 a. de J. C.
Acaso no debemos excluir un más duradero Influjo griego. El torso
del guerrero con la falcata, de Elche (1), as! como muchas esculturas
de Osuna (2), quizás significan un nuevo influjo griego, especialmente de la plástica del siglo IV. A su lado, empero, se observan siempre
las persistencias arcaizantes de los tipos más antiguos, como lo prueba la figura citada de Osuna, de estilo arcaizante y con el escudo de
La Tene.
PINTURA
La cerámica Ibérica pintada nos aparece hoy, después de muchos
trabajos de sistematización (3), como un arte de multlples variantes
locales que se desarrolla desde el siglo V a a lo más desde finales del VI ,
hasta entrada la época romana. No sabemos todavía hasta qué momento de la época romana se fabricó cerámica ibérica pintada, pero aparecen fragmentos Ibéricos Junto con sigil-Iata en numerosas estaciones e incluso en las capas romanas de Emporion y otras ciudades, por
lo que es seguro que por lo menos duró hasta el comienzo de la época
imperial. No sabemos cuándo debe suponerse que empezó la pintura
de la cerámica en España. Los vasos ibéricos más antiguos pueden se r
los de la necrópolis de los Alcores en Carmona, donde alcanzamos el
limite cronológico superior en la segunda mitad del siglo VI con la fibula de tipo avanzado de La Certosa, Pero los vasos de los Alcores
son de decoración muy sencilla: fajas pintadas y motivos geométricos
(1) P. PAIUS: Es.sai l. p. 305, flg. 307.
(2) V. la blbliografla citada antes.
(3) Ademis de la primera slntesb del material en P. PAII.ls: ESSlJi 11, v. BosCH:
ZrlT F,aCII di' ibuisch'tI Ktramik (Mlmtlon 1913. p. 166 slp.). completado en la
edición espaí'lola: El p,obf,ma d, fa cm'mica iW,¡ca (Madrid 1915). Vhse también
E. POTTIfR: l.t p,obUml di fa ",ámiquI iN,iquI (joumal dts savan/s, 1918, p.
28 1 $Igs.), y BOSCH: El estado actual de la investigación de la cul t ura flsica
¡Soletln de la R. Academia de la Historia, 1929) y el art iculo Pyrtn,iischl Hal ·
b¡tI~f en el Rtalltxifron de E5tRT. V. tamb ién CARP1!NTI!R; ob. d I., p. 82 sigl!o
-171 -
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10
P. BOSCH CIMPERA
de poca importancia y de formas posiblemente influidas por la cerámica cartaginesa, por lo que sirven poco para resolver el problema.
Los mejores ejemplares de la cerámica ibérica de Andalucía y del SE ..
así como vasos semejantes de Emporion, aparecen junto con vasos
griegos de figuras rojas de los siglos V-IV, mientras en la necrópolis
de OJiva (Valencia) (1), se hallan acompañados por cerámica de bar-
niz negro del final del siglo ¡Vo principios del 111. y en el Bajo Aragón con cerámica helenística del siglo 111. Por las excavaciones de
Cabréen Azaila parece que el grupo de Azaila es todavía posterior (2),
ya que allí los vasos más hermosos aparecen junto con vasos helenísticos avanzados, monedas ibéricas y romanas hasta la época de la guerra serloriana y con grandes ánforas para vino helenfstico-rornanas_
En Castilla, la primera aparici6n de la cerámica Ibérica pintada
tiene lugar en las necr6polis célticas post-hallstátticas del siglo 111,
junto con espadas y fíbulas de La Tene 11 (3) Y s6lo entonces se
desarrolla paulatinamente la especie numantina que alcanza un flore·
cimiento peculiar y que, si hemos de aceptar la cronología relativa
fundamental de Taracena (4), muestra primero tipos muy distintos
de la cerámica ibérica corriente, que se originan independientemente
en el campo de la cultura post·hallstáttica (vasos poHcromos), y s610
más tarde, en el siglo 11, adopta los tipos ibéricos generales, aunque
siempre desarrollados con originalidad. Más hacia el Oeste se encuentra
la cerámIca Ibérica como una Influencia forastera en la cultura posthallstáttica, no antes que en Celtiberia (Las Cogotas, prov. de Avila),
y dura con formas degeneradas hasta la avanzada época romana (5).
La cerámica ibérica de Portugal, cuando es antigua, es del tipo
andaluz de los Alcores (Faro en Algarve, .Castros_ de los alrededores
de Figueira) y se mezcla como importaci6n o influencia extranjera
(1) BosCH; Articulo Oliva en el Rtafll.'xlkoll de E811!:RT y BosCH-SUItA. El
Muuo Arqult016licn d, BarctlQlla ([V Congreso Internacional de Arqueologla,
Barcelona 1929). por tada y p. 26.
(2) CA8R¡1;: Dos luoros d, monedas d, brollce all/6110mas de Alaila. [MemQria
numism6/ico tspaiJoI, 1921 junio) y del mismo. La. c"ámica ibUica pill/ada de
Alaila [Archivo ,spañol de arl, )' arqultO/ofla [1,192.6, p. 215 sig$.) y Ala,Itl ( IV
Congre$o lntemaclonal de Arqueologla, Barcelona. 1929).
(3) BOSCH: El probl,ma d, la cer6mica iWrjca. p. 32·44 y ngs. 13-15. Ocl mbInO, Los "Itas)' la dui/izaci6/1 e¡//ica ~n la P~nfnsllla iWrica (BCJI~1I11 d, la Socü.
dad ~spañola d, '1CI:llrSiOlltS, 1921) Y articulo Pyr~"liisch~ Halblnul D en el RralI~xikon de EOERT.
(4) B. TARACENA: La cu6mica iWrjca dt Numancia (Co/tccjc>nisn¡a, Madrid,
1924) y resumen del mÍ!lmo; Arll iblrico. Los ua$CS )' las /ifllros d~ barro d, Nu·
mancia en IPEK 1, 1925, p. 75 $Ig5.
(5) BO$CH: El probl'ma d, la etrdmictl iblrica, p. 33. Las Cogotas, In~dlto.
- 172-
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RELACIONES ENTRE EL ARTE IBÉRICO Y EL CRIECO
11
con la cultura post-hallstáttica, o bien, en el Norte de Portugal (Guiff6es, CaldellasJ, es muy rara y de época. muy avanzada (1 J.
La cuna y los grupos más antiguos de la cerámica pintada ibérica
resultan, pues, hallarse en el S, y SE. de España, siendo los restantes
grupos derivaciones del anterior, ya que en el Ebro sólo aparece una
transformación de los motivos de la cerámica del SE., y en Celtiberia
se muestra un desarrollo indígena en el que aparte unos pocos elementos
de la cerámica del Ebro no se da casi nada en común con los restantes
grupos.
Siguiendo a Pierre Paris, que fué el primero que se ocupó sistemáticamente de la cerámica ibérica, se buscó el origen de sus motivos en
la cerámica micénica (especialmente los círculos concéntricos y las lineas onduladas), como ya habían supuesto Furtwangler y Perrot. Al
conocerse la cerámica numantina, se habló de la influencia de la especie geométrica griega a causa de la primitiva estllizaci6n de la figura
humana y la frecuente aparición de la swástica y de [os motivos ajedrezados. La cronología habla en contra de tales paralelos y debemos
hoy prescindir de los mismos
La mayoría de los motivos de la cerámica andaluza y del SE" se
pueden encontrar en las especies griegas y principalmente en la cerámica orientaHzante final y jónica. En este punto llegamos a los mismos
resultados que en las restantes muestras del arte ibérico, en el que se
comprueban influencias griegas arcaicas
Hasta la avanzada cerámica jonia se conserva la división del va~o
por medio de anchas zonas pintadas, que constituyen el único adorno
en los vasos decorados pobremente o sea en los vasos de uso corriente
y en muchos vasos chipriotas. Es interesante el hecho de que en la colonia griega de Emporion, se hallan ejemplares de esta cerámica en
las tumbas del siglo VI (2). Naturalmente que estos como muchos
otros ornamentos, derivan de una remota tradición que continúa
desde especies muy primitivas y que es común a la cerámica siria y
del Asia Menor. Como que la cerámica cartaginesa, cuando está deco·
rada, casi siempre muestra tan s6lo estas fajas pintadas, y como estas
predominan en la cerámica andaluza, en la que por otra parte se deja
sentir la influencia de muchas formas de vasos cartagineses, se puede
penS.'lr en ambos orígenes para Ips motivos más sencillos de la cerámica ibérica. Debido a lo escaso de los hallazgos fenicios antiguos y al
hecho de no abundar las importaciones cartaginesas en las necrópolis
(1) Bosclt: II Islado actual de la in~sti,at:i6n de la cul/uTa ¡bh¡ca (Bolclln de
la R. Academia de La Historia, 1929).
(2)
A.
F"-U;KI!:NIiAUS:
Grildi$ehe Vo.stn
QUS
Empor;on (AnuoT;
di'
l. d'E.
C. 11, 1908, p. 195 slgs.), p, :aJ1 slgs., nUffi$, 2·3 {Iigs, 5·9). V. ~t1LAu: Aus fo"/$ehtn und ilaf($eht" Ntkropol,n (Leip¡!g, 1898). lam. 11,4. !il.m. VI y VIII.
-173-
[page-n-205--data::data]
1~
P. aOSCH CIMPERA
ibéricas de Andalucía hasta el siglo IV (1 l. mientras los citados hallaz·
gas de Emporion prueban la presencia en España de cerámica jónica
avanzada. hemos de considerar más importante la influencia griega.
Los semicírculos que se cruzan, muy frecuentes en la cerámica del
SE. y E. y en los grupos del Arag6n influidos por aquéllos, podrían tener un precedente en los llamados vasos eolios. que ciertamente no
han sido nunca hallados en España, pero que en Italia aparecen junto con especies del final de la época orientalizante, que han sido también
halladas en Emporion.
Respecto de muchos otros motivos geométricos: tableros de ajedrez.
swásticas, meandros, dientes de lobo. series de s y de espirales, pueden hallarse para ellos innumerables paralelos griegos de todas las épocas. Especial interés ofrece la espiral doble a la que se juntan moti·
vos de palmetas o estilización de capullos, alcanzando un desarrollo
rico y origin:!l en la cerámica del SE., hasta el punto de formar la base
'para una gran parte de la decoración local, pasando a todos los grupos
lnfluídos por la cerámica del SE. En Greda aparecen hasta en la cerámica ática de los siglos VI-V y como motivos de relleno o bajo las asas
de las grandes vasijas; en las especies Jónicas y especialmente en las
orientalizantes avanzadas, como por ejemplo en los vasos de Fikellura, son muy frecuentes ya menudo tratados como moticos independientes como ocurre en la cerámica ibérica. Estos paralelismos han sido
también señalados por Carpenter.
Las combinaciones de líneas onduladas y clrculos o semicirculos
concéntricos que aparecen en todas las regiones, pero que se hallan más
arraigadas y desarrolladas en Andalucía, se pierden en las especies
griegas de época avanzada y son frecuentes en las más antiguas entre
las micénicas y geométricas. Llegan, sin embargo, hasta las especies
orientalizantes avanzadas como motivo de relleno.
Las líneas de hojas de yedra paralelas a ambos lados de una línea
horizontal (como en muchos vasos ibéricos del SE. y Emporion) o en
guirnaldas (como perduran hasta las especies avanzadas: Azaila), (v,
lám. VI, 1-2) se hallan sobre todo en la cerámica jónica del siglo VI;
pero continúan usándose hasta épocas muy avanzadas y el paralelo
más evidente que se puede encontrar en Grecia al plato de Azaila y
a otros vasos de Belmonte (2), en Jos que las hojas de yedra se hallan
magníficamente desarrolladas, sería un plato de Marlon en Chipre, del
siglo ¡V-III (3); también en la cerámica de barniz negro helenística se
(1)
Vi1IariCOS, Galera.
Para Belmonte v. BoseH: NOlts d, p"hisldria aragontsa ( Bulllell de {'As·
SlXiaci6 (ata/ana d'Anlropologla, Em%gla i Prehistdria 1, 1923), p. 60 slgs. y lig. 19.
(3) P. HURIoIAIHI: Das G,aMr!e/d /l(}n Mario" aut CYfM'n (43 W¡n( kelmanns·
prol,amm, Berlln, 1888), p. 51, IIg. 32 y p. 58, fjg. 42.
-174 (2)
[page-n-206--data::data]
RELACIONES ENTRE EL ARTE ISÉRI CO y EL CRIECO
13
encuentran con frecuencia estas guirnaldas de yedra en el cuello de
las crateras con asa. Como que estas crateras helenísticas se han
hallado en relaci6n con cerámica ibérica del siglo 111, en Ensérune
(S. de Francia) (1) yen Emporion, Cabrera de Matar6, Puig Castellar
y San Antonio de Calaceite (2), debemos creer en la posibilidad do
una influencia continuada durante diversas épocas.
También los ramos con rellenos de hojas se pueden comparar, como
ha hecho Carpenter (3), con motivos griegos semejantes. especialmente de hidrias ceretanas.
De nuevo hallamos en la cerámica griega importantes paralelos
de los motivos animales del SE., que s610 aquí llegan a ser motivos
fundamentales. Aunque aparecen también en Arag6n, son de evidente
monotonfa o pobreza de estilo (Azaila) o constituyen solo una excepci6n en el circulo de los motivos florales o geométricos (Ca laceite
S!damunt). En el SE. y en los más antiguos vasos emparentados (L'
Aigüeta). se desarrollan con independencia. Los más interesantes por
su paralelismo con la cerámica griega son los carnfvoros (los llamados
.carnassiersf) y las aves (v. lám. V, 1-2). Estas últimas recuerdan
mucho las aves estilizadas de las mejores especies geométricas y orlen talizantes antiguas griegas. Los carnívoros recuerdan muchas Hguras
semejantes de las especies orientalizantes y corintia e incluso de la
cerámica del siglo VI. Y la posibilidad de una relaci6n nos la aseguran
también los hallazgos de España: en la necr6polis arcaica de Emporion entre los hallazgos más antiguos se hall6 una pequeña o[nochoe calcldica con un friso de animales, entre los cuales hay uno
parecido a los tcarnassierst (4). Carpenter (S), que también acepta la
influencia griega en los .carnassiers., cree que tales animales son una
reproducci6n inriel e ininteligible de las panteras y leopardos desconocidos en España y que aparecen en la cerámica orientalizante griega.
También pueden admitirse con Carpenter (6) influencias griegas
en los conejos de Elche yen las cabezas de caballo de los vasos de Ar-
(1) F. MOVR!T: CoUtdion Mourel (Fouilles d'Ensüunll. (Corpus Vosorll",
Ant!qr¡orIOlI, Parls), Iá.m. 14-19.
(2) S. Antonio de Calaoelte, BOSCH: US inl.lesligacións de /a eu/tllro ib/riea al
Buix Aragó (Anuari /. E. C.. VI, 1915-20). p. ó62.66J Y Lo eullll'o iblrieo del
8u;0 Arogón , IV Congreso lnte.-nacional de Arql.lcologla, Barcelona 1929). Pulg
Castellar, Bosctl: Art. Pyrtn¡iischl Hulbinsel en el R,ullllJ(ikoll de EeIlRT, h.m.
162, h. BOSCH: El donot/u dI Puig Castellar (Anuo,! VI, 1915·20). p. 597,
IIg. 370 y 391.
(3) C,IoIorP!.HHR: The gruks in Spoin. Iá.m. XV.
(") FRICItIlNH.o.I.lS: ob. cil., numo 13 a (fig. 16).
(5) Ob. eil., p. &4.
(6) Ob. ell .. lam. XIV·XVI y el te:o;to correspondien te.
-175-
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14
P. BOSCH CIMPERA
chena. A éstos pueden juntarse ahora los caballos de los vasos de Olio
va y de La Serreta de Alcoy (J l.
En las representaciones de la figura humana puede ootarse menos
la influencia griega, ya que en su mayoría son por completo bárbaras
e infantiles. Pero si se reúnen los pocos vasos con figuras humanas
que poseemos, pueden observarse en éstas reflejos de la cerámica
griega de distintas épocas. El hermoso vaso de Emporion. con la escena de una cacería (2) (Y. lám. V, JJ, ha de ponerse en relaci6n,
de acuerdo con Carpenter (3), con las representaciones jonias, ac.:l.SO
con los negros del vaso de Busiris. Un tipo enteramente distinto del
de la cerámica griega aparece en las ingenuas y toscas representaciones
de! vaso de [os guerreros de Archena (4); la disposición simple de
las figuras de guerreros que luchan de dos en dos puede compararse
con el estilo ático severo, lo cual coincidiría con la cronología probable del vaso de Archena, en la segunda mitad del siglo V o primera
mitad del IV.
Los vasos de Archena parecen representar una etapa anterior,
dentro de la cerámica ibérica, a los de Oliva y Alcoy, que han de colocarse en la transición del siglo IV al 11 1 por el hallazgo de cerámica
helenística antigua; el estilo de Archena es más severo y más puro en
las combin"lciones de espirales y palmetas, as! como también se halla
más próximo a los prototipos arcaicos griegos en las representaciones
de aves y carnívoros. Los vasos de Oliva (v. lám. VI, 2 Y 3) y Alcoy
mu!!stran una decoración barroca y evolucionad3. derivada en cuanto
a las espirales y palmetas y a la decoración de capullos de la etapa
anterior, de Archena, En los motivos hum:J.nos, aparte detalles atribuíbies a un progreso indígena, se observan nuevas influencias de la
c!!rámica griega: la urna con una escena de batalla (5), en la que
comblten dos grupos de guerreros a pie ya cabl110 en planos distintos,
recuerda la complicada disposición de las escenas de los vasos del S. de
It3Ha, así como el distinto tamaño de las figuras prlncipales que sobre~alen de las figuras cercanas de menor tamaño.
Lo mismo que para los restantes ornamentos, la cerámica numan-
(1) BOSCH y J. DI!: C. SI!:/UtA. n MuUfl Arqulolólit:od, Borctlo'!a(IV Con,
g",,5O Internacional de Arqueologla. Barcelona 1929). p, 26.
(2) Reproducido en BOSCH y J, DI!: C. S1!!~", Emporio'! (IV Congreso Interna·
clon:!1 de ArqUClologla, B:!rcelona 1929), p, 18.
(3) Ob. lit" nota 36 en la p. 151.
(4) Articulo Art:htno en el RIQ//txikon de EOERT, reproducido en la lim. 45.
(S) Reproducido en BOSCH; Pyr, Halbil/$'[ D en el Rtallui/rOn de EOE!T,
en I:! lamo 153 c y en colores en BOs.!ll!kT: Ctschi,ht, dlS Kun$tl_r/w$ 1 (Berlln,
192a), lim. XIII, 2.
-176 -
[page-n-208--data::data]
~EL ... CIONES ENTRE EL ARTE IBtRICO y EL CRIEGO
15
tina representa también algo aparte en los motivos humanos. Queremos suponer por ello que debe considerarse mejor como una evolución
independiente.
•••
Si queremos resumir nuestros resultados, hemos de reconocer que
en el arte ibérico se deja sentir un eco poderoso de las corrientes arUsticas de la Grecia oriental en las épocas orientalizantes avanzada y
arcaica.
A juzgar por los escasos hallazgos con fecha segura, se ve, sin emblrgo, que la tradlci6n antigua sobrevive largo tiempo, y que Carpenter (J), acertadamente, califica al arte ibérico como fa stagnant art
set In motion by archaic greek example•. Pero de tarde en tarde ha Ido
recibiendo nuevas influencias griegas. Desgraciadamente no podemos
medir aún con exactitud su importancia de la misma manera que resu lta toda vía dificil averiguar el camino que siguieron para llegar aquí.
Todo contribuye a hacer de esta una cuestión muy complicada. y a
pesar de la gran importancia de la primera colonizaci6n focea del siglo
VI, continúa sin explicar la fuerte tendencia arcaizante del arte ibérico, así como el verdadero papel desempeñado por la colonia de Hemeroscopeion, que perdur6 hasta época avanzada y en cuyo hinterland
floreci6 el arte del SE. Podemos preguntarnos si no contribuy6 a ello
la contemplaci6n directa de obras de arte griegas en lugares puramente
helénicos, donde los productos de la época arcaica se conservaron
largo tiempo. Sabemos efectivamente por la tradicl6n hlst6rica que
los iberos tomaron parte, como soldados mercenarios, en la guerra greco-púnica, de Slcllta, que dur6 desde el 480 hasta avanzado el siglo IV,
tanto en los ejércitos griegos como en los cartagineses. Serra posible
que, además de la Influencia directa de las colonias españolas, estos
soldados, acostumbrados a la vida y costumbres griegas durante su
serVICIo, sirvieran de intermediarios, y que a Sicilia deba atribuirse
un gran papel en el desarrollo del arte ibérico.
(1)
Ob. cil., p. 92.
-In-
•
[page-n-209--data::data]
[page-n-210--data::data]
BOSCH - . RelacloneSt.
LÁMI NA 1.
l. TINTe Ik '" rnllros UamadOll "dcI6peos" dt Tanlona.
2. Torrt Ik la ,"IIr11l1
lr~11
de Ernporlon. (Fol. Bosch)o
(FOto 80"",,).
3. Tone con Ip.utJO tfOHnl, hecho con r rinda
"D"IlIa de rO)U, Ik Emporlon. (Fo t. 8oICh¡.
[page-n-211--data::data]
BOSCH - «Relaciones••
LÁMINA 11 .
l . Frl¡mtnlo Irqulltcl6nko dt un Itpukrordt Galen.
(Fol.
Co.b r~1
3. OtlaDe de la ur ... plnl.... de G..1m!
¡aocOn C.b"l·
[page-n-212--data::data]
DoseH - . Relaciones..
l.
e.HU
LÁMINA 111.
de I "UfHO, 4, pll1I"" del CftTD de los SantOL
( M'l:UO de M urcia)
(1'01. Colominas ).
(Fol. MIIL s.reelona¡
[page-n-213--data::data]
BOSCH - _Relaciones••
lÁMINA IV.
1. Elflnle de AIOII (LOUl'I'f).
(Fot. M:ueo de B.,ulon&, do un -"'&cbdo).
2 Y 3. f1lurll. ele bronu de Cllle... f de SanUaltban
fOlrccl6n J lmtnu de Cllnnos, AlnltIÚI.
(Fot. Servicio lov. Arq. Ba..... ).
4. flcurtta de bronce
(Mua. Al .. N.c.)
't
Da~IIa,mol
(Fot. ell).
[page-n-214--data::data]
BOSCH -
4 Relacione~.
LÁMINA V.
1 '1 2. Va..,. prnldOl dr Arthma (Mul . Ir BIIrerlona) (Fot. Mus. Barreronl ).
3. D««a.:l6n de un vaso IWrko dI Emporlon . (Cnl«cl6n CUlIITo) (DIbujo GudroJ).
[page-n-215--data::data]
BOSCH - . Relacioneso
.
LÁMINA VI.
I 'J 2. VlSOI ,lnlldOl, de AuU • • (Mul. dt 8Ir~"GIII I (Fol. Mus. S._lona).
3. D_roUG de la d"orad6n de un VI1G, de OUva. (Mul. SarUlonl) (Clb. Cudlol).
4. Dell/'JGIIG de la duond6n 1M un vaso. de Olh .. 1M",. 'e 811'1Ionl). (Dib. Cudlol).
[page-n-216--data::data]
1. BALLESTER TORMO - L. PERICOT
Tflbajo. del ServIcIo de Invutl gacllln Prehlslll rlca
La Bas.tida de (I'ogente)
EL CERRO Y EL DESPOBLADO DE LA BASTIDA DE ,LES ALCUSES.
Separa las cuencas del Albaida y del Cáñoles el pequeño sistema
montuoso denominado SeTTa-grossa, que, ya muy a poniente de los valles a que dan nombre aquéllos, viene a disgregarse en pequeños mon tículos, teniendo antes por término un largo y estrecho cerro de sobre
700 metros de altura, separado de la sierra dicha por profundo barranco, que le deja aislado entre la llanada del Alfod (Fontanares) por
el sur y la de Les Alcusts (Mogente) por el norte. Son las laderas de
este monte de tan rápida pendiente, que sólo tiene fácil acceso por su
extremo occidental, desde donde la cima, de escasa anchura, va poco
a poco elevándose, alcanzando su máxima altura y amplitud ya cerca
del extremo opuesto, que es precisamente el sitio que ocupó el poblado. En la lámina 11, figura A, aparece el cerro de La Bastida ,
visto desde el norte o sea de Les A/cuses, con indicación del lugar en
que se extienden las ruinas.
El nombre de La Bastida, con que se conoce este monte, aparece
en Levante denominando otros cerros, siempre con despoblados de
época más o menos remota.
Dominase desde esta altura un amplio panorama sólo limitado al
este por el macizo montañoso de que forma parte. En la misma orientación, por encima de los cerros más altos de la sierra , emergen lejanos
las crestas rocosas de Benicadell. Al sureste, en el fondo, destácase,
surgiendo de la masa montuosa de Mariola, la cumbre de Moncabrer,
-
179-
[page-n-217--data::data]
2
l. BALl.ESTER TORMO· L. PERICOT
y más bajo y próximo, parte del Valle de Albaida y la pintoresca hoz
del Pduclar (Onteniente), donde comienza la interesante zona de las
cuevas conocidas en el pais por les casetes d'e/s moros. Al mediodía se
ve en primer término la llanura del Alfor/, sembrada de caseríos,
con el pueblecito de Fontanares como núcleo urbano, cuyo amplio
paso da acceso desde el valle dicho a la meseta albaceteña, por tierras de Caudete; y más allá del llano los montes de la Umbria que
lo cierran por el sur, yen ellos, bien a la vista, la estaci6n de la Zafra
y aún alguna otra de época más remota, como la deIs Gamellóns, Por
el lado opuesto, al pie del cerro, bajo de un rellano de la loma cubierto
de pinar, extiéndese de norte a poniente la llanada de Les Alcuses,
(lámina 11, B) también con numerosos caserios; algo más lejos, pero
en igual sentido, la honda cañada formada por la rambla del Cáñoles, paralelos a la cua l suben los actuales caminos (carretera y línea fé rrea) que comunican la costa con Albacete; y en último término los
montes que separan la cuenca dicha de la serranla de Enguera. Y al
suroeste, donde vienen a comunicar fáci lmente ambas llanuras, la del
Alforí y Les Alcuses, aparece Fuente la Higuera pegada al cortinón
montañoso de Mariaga, zona también fecunda en restos prehistóricos
(Torre de Tallada, El Angel, AII de la Fundisió, Mola de Torró, Sangomengo, etc.); más allá, los dilatados horizontes que sobrepasan las
tierras de Caudete y Almansa, y por encima de ésta, percíbese, recortándose en el fondo, casi esfumada, la inconfundible silueta de la
despoblada ciudad de Meca.
Situación tan estratégica permitió a los pobladores de La Bastida atalayar los pasos de la meseta, bien visibles a oeste y suroeste, e
intervenir los caminos naturales que, a través de los mencionados valles, comunicaban aquélla con las ricas comarcas levantinas y con el
mar.
La primera referencia a esta estación hizonosla D. Luis Tortosa,
de Onteniente, en el verano de 1909, cuando con motivo de la catalogación de monumentos de la provincia de Valencia, encomendada al se·
ñor Conzález Simancas, inquirla éste, con uno de nosotros, la existencia de yacimientos prehistóricos en el sur de aquella. El Sr. Tortosa
posefa algunas piezas de bronce, fíbulas especialmente, de tal procedencia. Años después volvla a hablarnos de este despoblado D. Gonzalo J. Viñes, con quien 10 visitamos luego. La Importancia del esfuerzo que exigía la excavación de tal yacimient o, ha imposibilitado su
exploración hasta crearse el Servicio de Investigación Prehistórica
por la Diputación valenciana.
Extendíase el poblado, como queda dicho, en la parte más elevada
y ancha de la meseta. La subida a ésta por el lado más fácil o sea por
poniente, cortábala primeramente una muralla que, atravesando transo
-
180 -
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LA BASTIOA
oe
"LES ALCUSESt (NOCENTE)
3
versalmente la cima, continuaba hacia levante por el borde de las
laderas, uniéndose a poco en ellas a otra muralla que, atajando también el paso por la cresta, curvábase hacia las vertientes y continuaba
por ellas hasta Juntarse de nuevo en el lado opuesto, cerrándose
así el cinturón de defensas en el extremo levante del poblado. Precisamente en el punto en que las ruinas de ambos cintos de muro cortan
la espina de la loma, casi coincidiendo con el eje mayor del despoblado, aparecen sendos! rompimentos, de bastante amplitud, en los
muros, denotadores del lugar de las puertas de este tado de la población, entradas cuyas defensas debieron estar reforzadas con fortificaciones especiales, como veremos. En el extremo levante alcanza a
notarse otra puerta, también en 10 más alto de la cresta, en el punto
de unión de las murallas laterales, lugar donde parecen verse probable,
ruinas de torre; entreviéndose hacia el norte, también confusamente
algo como paso. Estos restos de derruidas fortIficaciones son conocidas en Les A/cuses por les baferies d'els moros. Véase en el croquis
de la figura La el probable trazado de las murallas según permiten
apreciar las ruinas, y en láminas 11 , e y 111. A y B, las vistas de los
rompimientos de las puertas.
Como aparece de 10 expuesto, contuvo el poblado dos recintos:
uno, el del extremo este, es el del poblado propiamente dicho y se compone de dos porciones, la inmediata a la puerta de poniente, más llana
y baja, y la restante, a levante, con rápida inclinación al norte; y en
toda el área, salvo donde aflora la roca, vénse las lineas de las paredes
y aún la traza completa de alguna construcción; siendo éste, entre los
poblados levantinos que nos son conocidos, el en que más manifiestamente se mostraba su existencia; y en cambio en el recinto de oeste,
o sea el comprendido entre las dos murallas de dicho lado, no obstante
ser adecuado, por lo llano, para contener la población, no se exterIoriza, ni probablemente hubo, construcción alguna; lo que nos
hace pensar, si al mismo tiempo que tal espacio murado servla de
refuerzo a la defensa por el punto más débil, vino a desempeñar también
papel parecido al a/bocar de los castillos de muchos siglos después
o sea de lugar cercado y defendido donde guardar las be:stias y ganados en caso de peligro o sitio.
En lo más elevado del despoblado propiamente dicho, aparecen dos
cavidades, a manera de simas, tal vez utilizadas como algibes, si bien
por estar emplazados tan altas, no sería mucha el agua pluvial que
en ellas pudiera recogerse. Los buscadores de tesoros de las cercanías,
tentados por el misterio de estas oquedades, hiciéronlas motivo de sus
afanes, según dejan ver los montones del extraído depósito que las rellenara.
- 181-
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4
1. BAlL.ESTER TORMO , L. PER ICOT
11
LAS EXCAVACIONES DEL DESPOBLADO
Como queda dicho, la importancia de la labor a emprender ha hecho
que la excavación de La Bastida no se pudiera realizar hasta que,
creado por la Diputación Provincia l de Valencia su Servicio de Investigación Prehistórica, se decidiera a efectuarla. sin regatear medios,
solicitándose de la Junta Superior el procedente permiso (1), y comen·
zando los trabajos el primero de J ulio de 1928. bajo la dirección de uno
de nosotros, pero quedando al frenle de los mismos el colaborador
del Servicio D. Mariano Jornel Perales. auxiliado eficazmente, cuando olras labores de investigación lo han hecho posible, por D. Luis
Pericot y D. Gonzalo J. Viñes, subdirector y colaborador respectivamente de aquéL La cuidadosa labor del Sr. Jornet, a quien se deben
además los trabajos planimétricos efectuados en La Bastida, es digna
de todo encomio.
La comisión de excavaciones no puede agradecer bastante a D. Enrique Segura y D. Manuel Lera, las atenciones tenidas con su personal, pues han puesto a disposición de este las casas de labor
que poseen en Les Alcuses y aún sus particulares habitaciones.
La dirección de estos trabajos ha sido una de las más fáciles que
hemos realizado, pues el estrato estaba intacto y afloraban en buena
parte, en el suelo. [os restos de las construcciones, siendo por demás
sencilla la labor de su descubrimiento.
Fil. 1. Pllnll del poblada Ibhlca de L" B,,>tldll. La lOnl rayada Indica
el a ... clo Utlvado huta ahorl.
EIt. 1 : 6.000
Inicióse la excavación, de norte a sur, en el centro de lo más elevado
del despoblado, partiendo de un a manera de camino de ronda, bien
claro junto a la muralla norte: habiéndose explorado, hasta que redactamos este trabajo, casi toda la parte central de aquél, como aparece en el croquis de la figura 1.&, donde se ve rayado el espacio excavado.
(1) Se concedió por R. O. de 23 de Abril de 1929.
- 182-
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LA 8ASTIDA DE fLES ALCUSESt (MOCENTE)
5
Ni en las murallas ni en las puertas se ha efectuado, hasta ahora,
exploración ninguna.
La pronunciada pendiente que de sur a norte tiene el área excava·
da, y su fondo rocoso, dan lugar a que [a profundidad del estrato sea
variadísima. En muchos lugares, y aún en anchos espacios, aflora la
roca, rellenando escasa tierra sus oquedades naturales; y en otros, en
especial en el centro del área dicha, suelen encontrarse las profundi·
dades máximas, que disminuyen algo al llanear un poco el terreno en
las inmediaciones de la muralla. La profundidad mayor en las habita·
ciones ha llegado a 74 centimetros.
La estratificación general es igual a la de los otros poblados
valencianos de la misma época, y comprobaci6n manifiesta de la de
Covalta (Albaida), poblado excavado desde hace bastantes años por
uno de nosotros. Dentro de las construcciones aprécianse dos capas:
una, la superficial, compuesta de mantillo; otra, la más profunda, de
tierra gris rojiza semejante a descomposición de enlucido de barro,
estrato que a veces se endurece en el fondo, donde suele hallarse algu.
na zona gris cenicienta. Separa las dos capas otra mezcla de la tierra
de ambas. Aparece revu~ta en estas abundante piedra del tamaño
usual en las construcciones, nunca en cantidad bastante a dar a las
paredes la altura necesaria en una habitación ordinaria de una sola
planta. En el exterior de las viviendas, junto a sus paredes, se acusan
también los dos estratos dichos: yen el resto del espacio se suele ver.
bajo la capa mantillosa, algo de la rojiza, y otras, aunque escasas veces,
alguna mancha grisácea, como resto de acumulacl6n de cenizas. La pro·
fundidad de dichos estratos es bien variable; el de humus suele tener
15 o 20 centímetros.
La fecundidad de este yacimiento, como la de los otros poblados
coetáneos de Levante, es tal que s6lo en la primera campaña de exca·
vaciones, que no llegó a durar un mes, se obtuvieron cerca de 2.000
objetos, algunos de extraordinario valor arqueológico que se verá;
llegando el número de vasos completos encontrados a la cifra de 116,
algunos de ellos de tipos nuevos.
Objetos de todas clases, de adorno, armas, útiles diversos, pequeñas
joyas y hasta menudos vasos y las conocidas piedras de molino a mano,
aparecen esparcidos, como sembrados, por todas partes, en las habi·
taciones y fuera de ellas, en todas las capas del estrato, aunque abun·
dando más en el fondo de la gris rojiza de dentro de las viviendas,
donde suelen hallarse muchos objetos in situ, vasos especialmente.
Son manifiestas las huellas de un gran desorden acaecido en el po·
blado. Bajo de una gran piedra rodada de la pared sur del departamen.
to 18, hacia su centro, encontramos dos pequeños platos completos,
uno de ellos campaniano. Fuera del 36, a sobre un metro de su pared
-
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6
l. BAl.LESTER TORMO - l.. PERICOT
norte y cerca de la divisoria con 32. hall6se un lote de 12 anillos o are·
tes de bronce juntos, que debieron estar alados o enhebrados, pues
de olro modo se hubieran dispersado antes de llegar hasta allí. Una
interesante cacha de madera, de las del tipo de espada co rriente en [a
necrópolis Ibérica de la Casa del Monte (Albacete) excavada por uno de
nosotros (1), tipo del que se conoce un ejemplar de 1II0ra y otro de Al panseque, fué hallada sin haber podido dar, no obstante el extremado
cuidado puesto, con el menor fragmento del arma a que perteneció.
El pequeño tesoro compuesto de dos pares de pendientes de oro, presea
estimada de una bastidana de los últimos días del poblado , hall6se
también junto. constituyendo las cuatro piezas un lote (tal vez porque
los sugetara algún atadijo), fuera de las construcciones 39 y 40, en el
ángulo que al norte forman ambas ya 15 centímetros de la última
y 30 de profundidad , bajo de una piedra desprendida de las inme diatas paredes. En el fondo del departamento 42 se halló un molino,
caldo junto al poyo que debió ocupar, y cerca una soliférrea rota
(véase figura B, lámina V). Serían inacabables las citas de hechos pare cidos. Lo excepcional es encontrar las cosas en su posición normal, in ·
cluso las que aparecen en el sitio donde de5ieron estar al extinguirse
la población.
Confirman las excavaciones que no fué aquélla abandonada vo luntaria y pacifica mente, sino que, como los demás poblados de la
comarca situados en las sierras, peligrosos por su fácil defensa o
por su posición estratégica, fué arrasada y tal vez incendiada, probablemente después de un asalto.
Se ve que no hubo tiempo de retirarse sus ocupantes llevándose los
vasos pequeños y de lujo, cuando menos, los útiles de trabajo, ni siquiera los menudos objetos de adorno y las joyas, como sortijas de plata y
bronce, pendientes de oro, fíbulas, pinzas, agrafes con incrustaciones de
plata. Sólo quedó algo en su sitio en los fondos de habitaciones, donde
el sistemático asolamiento no llegó a alcanzar. En el departamento
48 se encontraban in si/u, cerca de la pared norte, el pequeño molino
bajo el que asomaba la lámina de plomo escrita. y en otro lado. cui·
dadosamente amontonados, buen número de pesos que nos hace suponer un telar desmontado (véase el fondo de esta casa en la lámina VII l.
figura Al. En la 91 hall6se también otro montón de pesos en igual
número (lámina IV, figura B), y en el lado opuesto varios vasos en
posición normal; hecho este registrado en no pocos departamentos,
muy en especial en el 49, donde encontramos muchos diseminados
(1) 1. BALI.I!$TEIt Toltllo. Comunjcacionu 01 /V Conrr,so int,rnodonol d,
Arqutolorio: JI. AlID.nc, o/ ,s/Ildio d. /0 n«r6polis IWrlco d. /0 Caso dtl Mont, (Al·
baclt,),
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LA BASTIDA DE _LES Al.CUSESt (MOCENTE)
7
en el fondo, junto con a lgunos afiladores, y en particular cerca del
ángulo norte, donde se veía colocada en posición normal una loseta de
asperón, con huellas de reiterados afilamientos, y una gran pieza discolde de plomo que estuvo sujeta en el sitio a enérgica acción del fuego y hallábase rodeada de tierras cenicientas, y donde apareció nutrido
grupo de vasijas pequeñas y medianas, finas y bastas, que debieron
dejar los habitantes del poblado, en las últimas horas de éste. rodeando el llar. En las figuras A y B de la lámina VI, damos dos vistas.
tomadas en sentido contrario, de este fondo de habitación.
Que hubo lucha dentro de la población parece confi rmarlo el encontrarse, en las habitaciones y fuera de ellas, herrajes de las armaduras de los escudos, asideros de los mismos. uno muy perfecto y com pleto rodeado de clavos cortos de gruesa cabeza en forma de casquete
esférico que tal vez sujetaron el cuero de aquéllos, así como la soliférrea
y no pocos regatones y hojas de jabalina de otros tipos y de lanzas, armas en estado de haber sido aprovechadas al debelarse el poblado.
Inducen a pensar que éste fué incendiado, las amplias zonas de
tierras cen icientas que suelen registrarse bajo del mantillo, el carbón
rollizo encontrado alguna vez en bastante cantidad , como en el fondo
del departamento 48 (figura A, lámina VIII ), y sobre todo que en el
cubo de las moharras de algunas lanzas y jabalinas y en el hueco de
sus regatones se ven carbonizados los restos de madera de las astas
que en ellos se aseguraran; particularidad también notada en algún
instrumento o útil de hierro que llevó madera adherida o sujeta.
Las habitaciones, de las que nos hemos de ocupar más adelante,
son rectangulares, de dimensiones bien distintas, y aparecen agrupa·
das como constituyendo una sola vivienda, con paredes comunes a diversos compartimientos, viéndose claramente alguna vez su delimita·
ción y siendo difícil de precisar ot ras.
También la excavación del poblado nos proporciona indicios sobre
el destino de alguna de las dependencias agrupadas formando vivienda. Asi, por ejemplo, parece existir en cada grupo un departamento
donde se hallara montado el telar. Las construcciones 48 y 91 contenian
apilados buen número de pesos; lo que hace pensar si se trataba de
dos telares que hallábanse desmontados al fenecer el poblado. Parece
confirmarlo el que en el departamento 35 encontráranse también gran
número de pesos; doce formando grupo y algunos más sobre larga
lámina de hierro roblonada, gemela de otra hallada en el propio
departamento, láminas que sugieren la idea del armazón del telar. no
desmontado, en este caso, sino posiblemente destrufdo.
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185 -
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8
1. BALLESTER TORMO - L. PERICOT
También parece que hubo en cada grupo, como es lógico. un departamento destinado a cocina. Por ejemplo el número 49, con el lote
de vasos, la loseta de afilar y la placa discoidal de plomo. posible llar,
de que hablamos antes; debiendo tener igual desUno alguna otra dependencia en que se encontrara placa semejante, asl como en las que
suele hallarse buen número de vasos colocados en posición normal.
Tal vez alguna dependencia en que aparecieron grandes vasos, como
en las 37 y 31, se destinara a pequeña bodega o a depósito de granos.
Es confirmaci6n de la finalidad diversa de cada departamento, el he·
cho de que en los del grupo constituído por los 1 a 4, s6lo el 3 contenía
piezas cerámicas, circunstancia que semeja repetirse en otras dependencias, aunque no tan claramente .
Es de importancia el hallazgo. en el ángulo occidental del departamento 16, de un lote constituido por ocho pesas de bronce y plomo, y
formas diversas, de que nos ocuparemos detalladamente; descubrimiento cuyo interés aumenta si se relaciona con el de un platillo de balanza, de latón, de 7 centlmetros de diámetro y con tres agujeritos en
los bordes para su suspensión. encontrado en la propia dependencia (1).
De un hallazgo, más curioso que trascendental, conviene dar
cuenta: en la rinconada que lleva el número 78, y cuya excavación
fué en extremo fecunda, encontráronse, separados sobre 50 centímetros, dos vasos, uno de ellos del tipo de boca acampanada, rotos por
la presión de las tierras, que contenían entre las que los rellenaban,
ya su alrededor, noventa tabas de tamaño pequeño muy uniforme,
salvo cuatro. algo más gruesas. Supuesto su destino de piezas de
juego, no deja de ser curioso el encontrar esta especie de almacén de
juguetes tales.
.También es interesante el hallazgo, entre el departamento 90 y
el que se insinúa a poniente del 96, de un lote d'e los conocidos discos
de cerámica recortada, de los cuales mide el mayor 63 milímetros
de diámetro y 23 el más pequeño.
Conviene subrayar la particularidad de que, entre los abundantisimas restos de vasos, no aparezca [a más pequeña muestra de cerámica saguntina, ni de ninguna otra variedad que con certeza quepa
datar como romana. Tampoco han dado hasta hora las excavaciones
moneda alguna.
(1) V6aste 1. BALLlSTtR TORNO, ComunicQdones QII V COI/IriSO Inltmac{onal
dt A,qutolol{a: l. Ú)S pondD'Qlts ibúicos d.1 tipo cova/lino.
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LA. BA.ST1DA. DE . LES ALCUSESt (MOCENTE)
9
111
LAS CONSTR UCCION ES
Dicho queda que hasta ahora se ha excavado sólo parte del po·
blado, no habi~ndose practicado exploración alguna en las fortifica ·
ciones.
El superficial reconocimiento de los restos de éstas deja ver que se
construyeron de piedra en seco, siendo aquélla sin desbastar y generalmente de tamaño no grande. De las dos murallas que defienden el
poblado por poniente, la interior semeja por las ruinas haber sido
más elevada y fuerte que la externa y tal vez que todo el resto del re·
cinto. Unos rompimientos en el paramento de la doble muralla de l
oeste, coincidentes con la espina de la loma y correspondi~ndose con
el eje mayor del poblado, hemos dicho ya que semejan ser las puertas
de dicho doble recinto; vislumbrándose, fuera y dentro de la interior,
restos de construcciones que completaron su defensa, así como a los
lados grandes amontonamientos de piedra que parecen indicios de
sendas torres destinadas a igual fin. También en el lado opuesto del
poblado, en el extremo levante del recinto, donde las murallas extendiéndose por el borde de las laderas vienen a encontrarse formando
agudo ángulo, nótase asimismo otro amontonamiento de piedras que
hace suponer la existencia de otra torre, refuerzo de la defensa de la
puerta que debiera existir en tal lugar, de la que parece también indicio un dudoso paso o entrada, existente en el nordeste de la supuesta
torre. En las figuras e de la lámina 11 y B de la 111 aparecen fotograHas de los rompimientos, probables puertas de poniente, vistos de
fuera a dentro y en sentido contrario la posible puerta de levante.
También nos hemos ocupado antes del probable destino, semejante al albacar de los castillos de siglos después, que a nuestro juido
pudo tener el recinto exterior.
Tocante a las habitaciones, el sistema de construcción es el
mismo de las fortificaciones: paredes de piedra en seco, seguramente
sentada con barro que el tiempo ha hecho desaparecer.
Lo descubierto consiste en series de departamentos, aproximadamente rectangulares, de medidas que oscilan entre 10 y 2,5 metros
aproximadamente. Excavábase el suelo aplanando en lo posible la
pronunciada vertiente, y sobre unas paredes, como base de la construcción, apoyábanse otras, dividiendo el área en compartimientos de la
forma dicha; soliendo tener las paredes de 45 a 7fJ centfmetros de anchas; siendo excepcional medidas mayores y el empleo de mejor apareJo, como en la pared norte de los departamentos 61 a 65 (véase fi·
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10
l. BALLESTER TORMO · L. PERICOT
gura e, lámina 111), o bien como en la del sur del 18 en que se aprovecharon gruesas piedras ahiladas para formarla.
Como deja ver el plano de lo excavado, inserto en la lámina 1.
los compartimientos parecen agruparse para constituír una sola vivienda. Es clara la agrupación formada por los departamentos 45 a
56 y tal vez el 59. Un amplio departamento central, el 48, sirve de
núcleo a los restantes, generalmente pequeños. En su pared norte. y
a nivel inferior, ap6yanse los departamentos 49 a 52, viéndose más
al norte de estos, restos de otros tantos, en parte destruí dos. En el
lado opuesto, o sea al sur del departamento central, y a nivel superior, descubriéronse tres dependencias mayores y más regulares
que las antedichas; y aún más al sur, los espacios 58 y 59 pudieran
ser departamentos pertenecientes a la misma vivienda.
Se destacan, también, claramente algunos otros grupos: el formado
por los 1 a 4, excavado incompletamente; los constituídos por los departamentos 5 a 18, 19 a 24, 25 a 27, 61 a 65 y 77, 89 a 94 y 97. Se
hace dudosa la determinaciÓn de otras viviendas al agruparse las dependencias sin solución de continuidad , confusiÓn que puede nacer de
estimar como restos de departamentos algunas paredes, mejor diríamos cimientos, que pudieron servi r sólo para contención de tierras
o aplanamiento del suelo, tan desigual, donde se levanta la parte
excavada del despoblado. Por ejemplo el espacio señalado con el número 36, que sólo conserva la dudosa pared del norte, y que por el
lado sur semeja limitado por unas rocas que afloran, pudiera no ser
habitación, no obstante el buen número de objetos que diera, sino
hueco de paso de la parte alta de la población a la muralla. En tal
caso las dependencias 28 a 35 constituirían probablemente una vivienda. Otro tanto sucede con el espacio 44, que semeja también separar de 42 y 43 el grupo de dependencias que se apoyan en 48.
El desnivel existente entre los diversos departamentos que constituyen una sola vivienda, como consecuencia de la pronunciada pendiente del suelo, debió ser salvado por medio de escaleras o de rampas. As! en el grupo denominado casa del plomo (48 a 50), el departamento central debió unirse al 47 por una de aquéllas que seguramente
se apoyaría en la gran piedra saliente bajo la pared colindante. En
el ángulo levante de 46 apareció un escalón que facllitarfa el acceso
desde 58 a 46; y en éste, uniéndose oblicuamente a la pared lindando
con 48, hall6se una hilera de piedras planas, como formando otro
escalón, resto de la escalera que le uniera a lguna vez con 48, y decimos alguna vez porque no debió existir en los últimos tiempos de
la población, puesto que la pared separatoria de ambos se hallaba a
mayor alt ura que el escalón dicho. También la comunicación de
48 con la serie de departamentos de nivel inferior, tal vez se resol-188 -
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LA BASTIDA DE tLES ALCUSES» (MOCENTE)
11
viera de modo parecido, especialmente con SO y 51, ya que se nota
por la parte de los últimos, y en la pared divisoria, gruesas piedras
en que estribaría la escalera: si bien hemos de hacer constar que no
existía resto alguno de escal6n que sirviera para salvar la altura de
la expresada pared por la parte de 48. Pocos Indicios más se pueden
observar referente a este punto.
Alguna otra particularidad constructiva suele apreciarse en las
habitaciones. En el ángulo sur de 42 hallóse un pequeño poyo de igual
técnica que las paredes (cuarenta centímetros de altura y 65 por 75
aproximadamente de superficie), que pudo servir para sentar en él el
pequeño molino que, completo aunque roto, encontrábase derribado
Junto a él (véase la figura B de la lámina V). También hemos expuesto antes de ahora que en el ángulo norte de 49 encontróse, sentada
horizontalmente, una loseta de piedra arenisca, con huellas de su empleo como afiladora. En otros departamentos, como en la pared levante del 72 y las poniente y norte del 64, ha1l6se a manera de una segun·
da pared más baja, que por su disposici6n y medidas debi6 emplearse
a modo de banco o poyo. En la figura A de la mIsma lámina, damos
una vista del interior del departamento 64, en que se manifiestan bien
claramente los supuestos bancos.
Antes de ahora hemos aludido también a la técnIca de estas construcciones. Generalmente fueron fabricadas con piedras de mediano
tamaño, siempre sin el empleo de argamasa, soliendo tener las paredes
de 45 a 70 centimetros de anchura, que se aumenta excepcionalmente,
como por ejemplo en las intermedias de 62, 63 y 64 Y 65. También la
pared norte que une todas aquellas es de técnica más cuidada que la
corriente en el poblado, como deja ver el primer término de la
citada figura A.
Es asimismo comprobacl6n de interés la de que, como en Covalta,
no pudieron las paredes, a juzgar por sus restos, exceder mucho de I,SO
metros; lo que hace pensar que en éste, como en aquel poblado, se completaron las paredes con adobes o con tabiques de cañas o ramas revocados con barro, si bien hemos de hacer constar que no hallamos
en La. Bastida las pellas de barro, con improntas de aquellas, que en Covalta aparecen.
De esta técnica, de ramaje o cañas con revoque de barro, debieron
ser las cubiertas de los departamentos. Su sustentación se haría con
rollizos de madera, de los que aparecen algunos restos carbonizados.
Difícil es resolver el problema de luces de algunos pequeños compartimientos, que hállanse empotrados entre otros que pudieron tenerlas directas.
Otro tanto sucede con las vertientes de aguas; pues también en este
poblado dejan de observarse los estrechos espacios, de menos de un
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12
1. BALLESTER TORMO - l. PERICOT
metro de anchura, que separan las construcciones de Covalta, sIguiendo la inclinaci6n nalural del suelo.
Parece haber predominado en La Bastida el ensolado de las habitaciones con barro o tierra apisonada. Sus restos suelen constitui r
una dura capa de tierra rojo-grisácea, perceptible alguna vez por bajo
del estrato de tierra más suelta de parecido color y naturaleza. As!
sucedió en la excavación de los departamentos 63, 64 Y 66. Ot ras veces encuénlranse restos de enlosado, como acontece en el departamento 62, en el que se hallaron dos grupos de piedras planas, compuesto uno de seis y otro de cuatro; y otro de tres losetas descubriose
en el ángulo norle de 42.
Pocas veces perclbense en las paredes los huecos para las puertas.
Sólo en algunas suelen reconocerse cla ramente, como en el departamento 4, entre el 12 yel 11, el 15 y el 16 y más claramente que en
ningún otro sitio en la entrada al 92 y comunicación de éste con el
91 y 93.
IV
LA LAMI NA DE PLOMO ESCRITA
Al excavarse el fondo de la habitación 48, el 28 de Julio de 1928,
y al tratar de determinar y limpiar el macizado de unos 15 centímetros
sobre que se sentaba el pequeño molino de que reiteradamente se ha
hablado, apareciÓ, a pocos centlmetros por bajo de la muela fija y en
posici6n horizontal que denotaba colocaciÓn intencional, una lámina
de plomo arrollada en espiral, de la que se veía sólo pequeña parte.
De ella vamos a ocuparnos.
Trátase de una delgada planchuela rectangular, que mide lBO milímetros de largo por 49 de ancho y se halla escrita por ambos lados en caracteres ibéricos. En la lámina IX aparecen ambos textos
en tamaño natural y en las figuras S, e, D y E de la lámina VIII
la propia planchuela antes de ser desarrollada.
En la cara B contiene 177 signos y 96 en la A, o sea en suma 273,
cabiendo la posibilidad de algún ligero error al contarlos. La superficie de ambas caras dividi6se en zonas o espacios mediante lineas
horizontales paralelas, fuertemente trazadas; y los dos textos escribiéronse sobre tal pautado, siempre de derecha a izquierda, sin terminar las líneas, de tal manera que sobr6 buen espacio en blanco en
alguna de ellas, más en A que en B; comenzándose a aprovechar parte
del de dos líneas de aquella, escribiendo en sentido contrario.
Los grupos de signos, frases o palabras (nada sabemos de cierto) ,
hállanse como separados por lineas de puntos, generalmente colocados
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LA BASTIDA DE tLES ALCUSESf (NOOENTE)
13
en fila vertical y en número distinto, que suele variar de dos a ocho;
observándose la particularidad de que, no cabiendo en el ancho de la
pauta el número de aquellos que se pretendió grabar, colocáronse los
sobrantes alIado mismo. En una de las caras destácanse los puntos
más confusamente, por haberse arrastrado al grabarles, en vez de
levantarse, el punzón.
Es Interesante observar que, de las 19 frases o palabras del texto
B, 16 terminan con el mismo signo y las tres restantes con otro;
y entre aquellas, en 12 se repite no sólo el último sino también el penúltimo signo, yen las otras cuatro se da otra combinación de los dos
signos finales; todo lo cual parece suponer la repetición de iguales
desinencias.
Otra particularidad del mismo texto (B), consiste en encontrarse
algunas de sus frases cruzadas horizontalmente por otras lineas menos
enérgicamente grabadas que las del pautado. Unas veces tal rayado
alcanza a una sola frase; otras, con un solo trazo crúzanse varias de
ellas; yen alguna ocasión se han cruzado frases inmediatas con trazos
distintos; lo que hace suponer que pudieron no trazarse en el mismo
momento, sino en ocasiones diferentes.
En el texto del lado opuesto (Al observánse caracterlstlcas parecidas, pero sin tachaduras, ni tantas repeticiones de letras linales. Es
su texto más corto y, según hemos expuesto, trató de aprovecharse
para nueva escritura y en sentido contrario, el espacio libre de las dos
últimas líneas del pautado.
Nuestra falta de preparación en la materia nos obliga a dejar el
estudio integro de este preciado documento a persona suficientemente especializada (1). Ello no es obstáculo a que demos nuestra Impre·
sión, consecuencia de las particularidades observadas, de que uno
de los textos dichos semeja una serie de apuntes que fueron tachados
en su mayor parte, dejando subsistentes otros, como la última frase
de la segunda linea; y de que las series de puntos, con que parecen
terminar frases o palabras, semejan tener significación más importante
que la de mera puntuación separatoria de aquéllas, a juzgar por su
número diverso y por el cuidado que se puso en completar la serie,
como cosa indispensable, aún no cabiendo en el ancho del pautado.
Las circunstancias de encontrarse el importante documento de
que tratamos, en su sitio yen el fondo de una mansión a donde no llegara la destrucción del poblado, permitiendo suponer que vivió aquél
los últimos días de éste, autorizan a darle, como cronologia bastante
(1) Se ha encargado de tal trabajo el sabio profe,or Sr. Cómez Moreno, tan ex·
traordlnarlamente preparado para labor de esta índole. Su estudio aparecer! pro_
bablemente en el Inmediato número de ARCHIVO O!l PRl:H"TORIA LEVANTINA.
-191-
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14
l. BALLESTER TORMO - L. f'ERICOT
precisa, la del momento final de La Bastida; particularidad que ava lora extraordinariamente la importancia del hallazgo , pues es la única
pieza de esta clase cuyo descubrimiento se documenta tan completamente. En la lámina VIII, figura A, incluimos la fotografía del interior
de la repetida habitación, viéndose a la Izquierda de la muela inferior
la lámina de plomo, aún en el sitio en que se hallara.
v
PESOS DE T ELAR
Son abundantes esta clase de piezas en la estación que nos ocupa;
hallándolas en las habitaciones y fuera de ellas; en general de tamaño
mediano (dimensiones máximas: 15 centímetros longitud, 7,5 por
7,5 base mayor, 6 por 5,5 base menor; dimensiones m[nimas: 8. 4,5
por 5 y 3,5 por 3, respectivamente), troncopiramidales de base rectangular y de barro casi siempre tosco y poco cocho, por lo que generalmente han salido incompletos, rompiéndose al intentar sacarlos de
la tierra en que se hallaban.
La construcción 3 dió dos pesos de esta clase; dos más la 7; en
el centro de la 26 sobre doce más o menos completos, entre restos
de otros diversos; en la 35 número igual yen ci rcunstancias semejantes; en la 37 un peso y fragmentos de otro; uno más en el departamento 75; y en el 48 y 91 sendos montones de ')fJ pesos, hallazgos interesantes que hacen suponer se trataba de te lares desmontados en el
momento de destrucción del poblado (véanse ]cminas IV, B
Y VIII AJ.
Tal vez las largas láminas de hierro, dobladas hasta formar dos ramas paralelas unidas por roblones equidistantes, de igual medida
ambas, pudieran relacionarse con los hallazgos de pesos, pensando,
si formarlan parte del montaje de los telares.
En la base menor de dos de los pesos se observan borrosas impresiones de carácter floral, en apariencia.
-
192-
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LA BA.STIDA DE .LES ALCUSEst (NOCENTE)
15
VI
LAS fUSAVOLAS
Como es corriente en todos los lugares de habitaci6n del hombre
primitivo o del salvaje a partir del momento en que conoce ya el arte
textil, la abundancia de husos o fusayolas, por lo general de barro,
es considerable. Aparecen en La Bastida, un poco en todas partes, sin
que se pueda observar acumulaci6n en determinadas habitaciones,
como ocurre con los pesos de telar.
El número de las halladas hasta ahora y expuestas en el Museo,
es de 180. Salvo raras excepciones se han conservado enteras. Sus
formas son muy variadas, pero domina la de doble tronco de cono
con sus dos partes desiguales. Las bases suelen ser planas o ligeramente rehundidas. Si bien son frecuentes los casos en que la forma bitroncoc6nlca está bien marcada, generalmente en los ejemplares más perfectos, de superficie alisada o pulida y color negruzco en la mayorfa
de los casos, pueden observarse todos los grados de la transici6n a
otras formas. Por una parte el cono superior, siempre más alto que el
inferior, va exagerándose hasta producir el tipo simplemente troncocónico y por otra se va perdiendo la rigidez de la silueta. pasando a
ser esferoidal. Otras veces deriva hacia la forma discoidal o a la cilíndrica. Además surgen un número reducido de casos especiales con superncies cóncavas o con abultamientos en la parte superior o en la
Inferior. Véase en la lámina X, E, muestras de todos los tipos.
Las dimensiones varfan también aunque la mayoría de piezas suelen medir alrededor de 2,5 centímetros de altura y de diámetro máximo; las más pequeñas llegan a tener t ,6 centímetros en ambas dimensiones, mientras en las mayores observamos diámetros de 4 centfmetros
y alturas cercanas a 3.
Treinta y seis de los ejemplares encontrados presentan decoraci6n;
17 de ellos con lineas incisas: una, dos o dos series de dos, dispuestas
paralelamente a las bases; s610 en un caso vemos líneas perpendicu lares cortando a estas transversales. Tres con líneas y puntos. Cuatro
con series de puntos, incisos profundamente y en un caso con un punz6n triangular. Por último, 15 con líneas puntilladas, paralelas, radiales, en cuadricula o en zig-zag. formando en algún caso combinaciones
realmente bellas.
Como ya hemos indicado su color suele ser negruzco o grisáceoterroso, a veces algo rosado, presentando algunos ejemplares huellas
de haber sufrido la acci6n del fuego.
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16
l. BALLESTER TORMO - L. peRICOT
VII
OTROS OBJETOS DE CERÁMICA
Adem.u de los pesos de telar y las fusayolas de que acabamo5 de
ocuparnos, existen otras piezas cerámicas de interés.
Los objetos de índole varia o de dudosa determinación, hallados
en La Bastida, son los siguientes: Un fondo agujereado o colador. de
cerámica tosca, incompleto, aproximadamente discoidal, de 6,5 centtmetros de diámetro (lámina X, B); una especie de pequeña cubeta
o recipiente cuadra ngular con los tados cur vados hacia dentro , de
5,5 centlmetros de lado y 2,5 centlmetros de altura (lámina X, F) ;
fragmentos de otro recipiente irregular y de paredes mlis gruesas,
con varios compartimientos, de 4 centímetros de altura; la parte del
cuello de una vasija, vuelto al revés y recortado en su parte superior
en forma de curioso almenado, que mide 19 centlmetros de diámetro
y 8 de altura: una pieza inclasificable. con Impresiones parecidas a
palmetas en sus cuatros caras, 6 centimetros de longitud por 3 de
grueso máximo (lámina citada, C); una pieza larga, de sección tra~
pezoidal, con impresiones digitales a lo largo de su cara mayor, de
uso indeterminable; un tubo corto que no puede asegurarse pertene~
ciera a una vasija ; varios discos de cerámica recortada cuyo diámetro
alcanza 6'2 centlmetros y 1,3 centímetros su altura. Al hablar de las
excavaciones nos ocupamos del interesante hallazgo de un lote de
11 de estas piezas, de tamaños en serie, que varian de 62 a 23 miH~
metros de diámetro y que fueron encontrados, casi superficia les, junto
a la pared NE de 96 y a so bre un metro de otra pared aún borrosa
que parece salla de aquella en la me~cionada orient¡ición.
Deben incluirse aquí dos soportes cerámIcos para vasos (láminas
X, D y XIX , B) de los que se hará referencia.
VIII
VASOS
SI de alto Interés resultan las piezas de todo género halladas en el
poblado que nos ocupa, se distinguen entre todas, por la abundancia
y variedad, los vasos cerámicos. Claro es que este hecho no ha de extra~
ñarnos cuando es sabido que la abundancia de fragmentos de vasijas.
es lo normal en los poblados ibéricos e incluso en todas las estaciones
prehistóricas a partir del NeoHtico; pero ya resulta más curioso si agregamos que en La Bastida, la proporci6n de vasos reconstrulbles fácil~
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LA BAST I DA De tLe$ ALCUSESt (MOCENTE)
11
mente, cuando no enteros, es muy crecida; y además la variedad
y riqueza de formas es en este poblado muy notable.
En resumen, podríamos considerar como caracteres que resaltan
en la cerámica de La Bastida, los siguientes: frecuencia de vasos enteros o completos, lo cual constituye otra prueba del hecho, apuntado
ya, del repentino e impremeditado abandono de la ciudad, y pobreza
de la decoración pintada, que contrasta con la variedad y novedad de
las formas.
Como en todos los poblados prehistóricos, es lo corriente que las
cantidades enormes de fragmentos cerámicos irreconstruíbles aparezcan dispersos dentro y fuera de las habitaciones, mientras los frecuentes vasos enteros o rotos por la presión de las tierras, conservando
todos sus fragmentos, suelen aparecer en lugares determinados de
las habitaciones, en rincones de éstas o agrupados junto a lo que puede
suponerse hogar (véase lAmina VI y lo dicho en el capitulo 11),
En las presentes notas trataremos de dar una ligera idea de la cerámica de La Bastida, debiendo tenerse en cuenta que del centenar
de cajas llenas de fragmentos que se han recogido, sólo una mfnima
parte ha podido hasta ahora se r lavada y reconstruida, por lo que esta
reseña forzosamente ha de ser provisional y limitada a recoger tan solo
los ejemplares que desde el primer momento pudieron completarse.
Podemos dividirla en tres grandes grupos: cerámica helenlstlca;
cerámica ibérica fina; cerámica ibérica tosca. ExaminémosJos sucesivamente.
CERÁM ICA HELENISTICA.-AI igual que en la mayoria de poblados Ibéricos de la costa oriental de España, son aquf en extremo
abundantes los hallazgos de fragmentos de cerámica griega de baja
época (1). Al lado de un número reducido de fragmentos con figuras
pintadas, tenemos un número grande de piezas del tipo llamado cam·
paniano, en que el barniz negro brillante, caracteristico de la cerAmica
helénica, ocupa toda la superficie del vaso sin que aparezca en él decoración figurada.
Fragmentos con ligurQ$,-Pertenecen a las últimas manifestaciones, muy decandentes ya, del estilo de figuras rojas. Los fragmentos
conservados son parte de varios vasos cuya forma es difícil imaginar,
{Il Es bien sabido que la presencia de fragmentos cerimlcos grlego~ ha sido
uti!luda par¡¡ datar los productos Indlgenas aparecidos juntamente y puede de_
cirse que en gran p:lrte la cronologla de la cultura IMrlca se basa eo esos hallazgos.
Pero es de lamentar que por tratarM! de piezas de bala época, de fabrlcación reglo.
nal, la cronologla no puede nunca precisarse, como ocurrlrla 5 se tratase do eJemplares de buena época en que puede llegarse al autor o a la escuela.
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18
.
1. BA.LLESTER TORMO - L.. PERICOT
aunque en algunos casos parece tratarse de copas (1) (véanse los más
Importantes en la lámina XIII) .
Varios de los fragmentos pertenecen a un vaso del que se conserva
una figura bastante completa: una mujer, a la que falta la cabeza,
en actitud de dirigirse o abrazar a una figura desnuda, sentada de
frente, de la que se vé sólo una pequeña parte; de un estilo muy libre
y con poco cuidado en la aplicación de la pintura negra que limita
las figuras dejadas en el tono rojo del fondo, la creemos una buena mue~
tra de la cerámica italiota de figuras rojas del siglo IV a. de J. C. (B,
centro). Fragmentos de otros vasos, más incompletos aún, muestran el
mismo estilo.
En cambio otra serie de fragmentos, entre los que sobresale uno
con parle de una cabeza con corona floral y una especie de alas a la
espalda, presenta un fondo color ceniza achocolatado, siendo los trazos negros que forman la figura muy finos y rfgidos; además la ¡:.arte
interior del vaso queda sin pintar. De este vaso hay varios fragmentos (e, derecha). Otro vaso, con motivos florales en estilo semejante,
parece tener, a juzgar por los fragmentos conservados, un cuello relativamente estrecho (íd., centro). Otros fragmentos proceden de un plato o de una copa baja con borde recto, decorada con varias figuras de
animales (¿cánidos o félidos, aves?) al parecer afrontados, y también
han adquirido este tono ceniciento, seguramente a causa del fuego
(Al. Todos ellos no salen, sin embargo, del área de la cerámica italiota
del siglo IV.
Podemos citar aquf también los fragmentos, escasos, de vasbs de
estilo campaniano con adornos ;sencillos de motivos vegetales, en
negro o en rojo, generalmente cerca del borde del vaso y de eJecuci6n
tosca.
Vasos campanianas.-La gran proporci6n de vaws de barniz negro
brillante, llamados campanianos, que han aparecido en La Bastida,
no constituye un fen6meno aislado, ya que esta especie cerámica es
la que suele acompañar a la ibérica en los poblados de época inmediatament e prerromana . Pero al igual de [o que ocurre con [a ferro sigil1010 de época romana, y acaso en mayor escala aún, se nota [a falta
de estudios de conjunto. en especial para las variantes que aparecen
en la P~nínsula. Por ello resulta imposible, en la actualidad, distinguir
de variedades y procedencias e incluso no se puede extremar con ella
( 1) Entre las estaciones españolas en que aparecen fragmentos de vasos grle·
gos con figuras, de baja !!poca. podemo~ citar las de Ampurlas, Bagur. Cabrera
de Mataró, Pulg Castellar, Les Umbre~. San Antonio de Calacelte, TArrega,
Sagunto, lblu, Covalta, Elche, Casa del Monte, Rojales, Amare jo, Redoban,
Villarlcos. CaJera, Peal del Becerro, Almedlnil1a y Castellar de Santlsteban; en
la portuguesa de Alcacer do Sal aparecen tambl!!n vasos de este tIpo.
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LA BASTIDA DE tLES ALCUSES- (NOCENTE)
19
la cronología por desconocerse ésta en detalle, lo contrario de lo que
ocurre con la restante cerámica griega. Incluso cabria preguntarse
si la abundancia de sus ejemplares en las estaciones de la Península
no obliga a suponer que en esta existieran centros de fabricaci6n,
como ha podido demostrarse para la (erra sigil-/ola.
Así. por necesario que nos parezca este estudio, que debiera ser
previo, para poder localizar cronol6gica y estilística mente nuestros ha·
lIazgos, no podemos hacerlo aquí, debiendo limitarnos a [a descripci6n
de las piezas halladas y a su comparaci6n con las descubiertas en otras
estaciones españolas (1).
Las características generales de los vasos de esta especie. hallados
en La Bastida, coinciden con las ya conocidas: fina pasta de color rosáceo generalmente, a veces ceniciento por la acci6n del fuego. excelente cocci6n, forma perfecta y elegante y barniz negro brillante.
Este último por la acci6n de la tierra ha perdido mucha de su brillanttz
y en algunos vasos se nota un fuerte descascarillado de la capa superficial. Sólo en alguno que otro vaso se conserva el brillo original en
toda su esplendidez, con el hermoso reflejo metálico (plateado) que
(I) No Intentando aqul hacer el e.studio de la cerAmlca campaniana en las esta·
taclones ibtricas espallolu. nos abstenemos de dar la It.:.ta de los lugares en que
aparece, asl como la blbliografla acerca de los mi$mos.
La cerámica de barnIz negro brillante, conocida generalmente con el nombre
de campaniana. tiene un orIgen muy remoto. ya que vasijas con dicho barniz. imi·
tanda el brillo de los vasos metálicos. y sin decoración figurada. se encuentran
en Crecia en el siglo VI a. de J. C.. viviendo paralelamente a la cerámica idca
de figuras y cuando 6sta decae se multiplica la fabricación de los vasos sin figuras.
surgiendo numerosos centros con productos que presentan entre si naturales di.
ferencias. Como centro de los productos de esta especie halladcs en Espai'ía se ha
considerado la Italia meridional y mis concretamente la Campanla. dc donde ha
recibido el nombre. Otras especies que presen tan algunas analoglas eon ella. las
de Cales. Mcgara y otros centros del mundo helcnlstlco. son de I!poca parecida.
pero sus productos no tienen la sencillez ni la difusi6n (que alcanta a Francia y
Espalla) de los producto, del estilo campaniano (I'Iruxo·colllpollO, según Ducati).
La época de su fabrlcacl6n es. según este conocido historiador de la ceramica gric·
ga. el siglo I V Y la primera mitad del JI l. pero parece durar realmente aLgo mis.
fabrictndose durante todo el siglo III a. de J. C. en la misma Areuo. donde a co,
mien~os del siglo 11 desaparece paulatinamente ante la cerAmlca que sustituye
el negro brillante por el rojo coralino de la cerilmica aretina o /'''0 sigil./a/o. La va·
rledad del tipo campanlano que suele darse en la Penlnsula es naturalmente la mis
sencilla y a veces Incluso de fabrlcaci6n inferior. siendo lisa, a lo mb gallonada
en contadas ocasiones. y con e,tamplllados de palmetas y franjas de puntos y
rayltas onduladas o alguna franja de hojas. blanca o dorada.
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1. SALLESTER TORMO - L. PER ICOT
posee en los ejemplares mejor conservados, mientras en muchos
otros se ha vuelto mate (1).
A pesar de que relativamente son muchas las vasijas de esta especie reconstruidas y expuestas en el Museo, sin embargo, queda un número considerable de fragmentos que suelen repetir los tipos que reproducimos, pero en los que acaso un estudio más detenido, con la posiblidad de completarlos tras paciente rebusca, pueda descubrir variantes inéditas.
Uno de los tipos más interesantes y que no es raro, es el de crátera.
La crátera campaniana es corriente en la costa española, ya que la
podemos señalar, sin que pretendamos agota r la lista de estaciones,
en Enserune, Ampu rias, Cabrera de Matar6, Pulg Castellar. Sa n Antonio de Calaceite y Covalta. Se tral a de una variedad sencilla de la
crátera, de dimensiones pequeñas, sin adornos en el cuello, con asas
verticales bastante esbeltas, terminadas siempre en un apéndice de
sección rectangular y puntiagudo (2); en algunos casos se nota cierta
irregularidad o imperfección subiendo una de las asas más que la olra.
El borde superior es recto o presenta un reborde. Uno de los siete
ejemplares completos, que figu ran ya en el Museo, tiene la panza gallonada y otros dos presentan el fondo interior decorado con un círculo
de pequeñas líneas y con palmetas rodeadas por un circulo de rayitas.
respectivamente. Un ejemplar incompleto tiene también cualro palmetas en cruz y dos fajas de rayitas. Véanse los ejemplares más completos en la lámina X l, D.; y la gallonada en la figura E de la misma lámina.
Si comparamos las crateras de La Bastida con las de Enserune.
de donde poseemos magnífica y completa publicación (3), nos daremos
cuenta de la mayor riqueza de la estación francesa, aunque las formas
suelen coincidir, especialmente en la parte del pie; las nuestras podrían
ponerse a l lado, so bre todo. de las que Mou ret atribuye acaso a una
Imitación de las piezas buenas.
En cuanto al tamaño, el ejempla r de panza gallonada mide 18,2
centímetros de un ext remo a ot ro de asa. JI centímetros de diámetro
(1) No cree mos que el color mate do algunos ejemplare~:;ea debIdo a un orIgen
distinto. Sogun DUCATI (C/ass/lication du uram(quls ollliqUIS, Pa rls, 1927. C/as·
si/iealiCII 9. ClTamica della P,n;sola italiana. p. 28). la opacidad en el barnl: ca·
racteri: arla los productos de la Italia central (Etrurla) frente a la bril1ant.e: de
los de la Italia meridional (Campania).
(2) La, asas a PDuciers de los autores franc:eo-...es.
(3) F. MOUReT. Col/«tion Mourel (Fouiflls d' EIISlTUIII), en el Corpus Vasorum
Anliquorum, fase. 6 de Francia. Paris, 1927.
Véase en la poigina 20 de dicha obra la blb1iogrda de la oerimlca campanlana
que nos abstenemos de dar.
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LA BASTI DA DE tLES ALCUSESt (NOCENTE)
21
de la boca, 5,7 centímetros el del pie y 10,5 centímetros de altura; en
los restantes ejemplares estas medidas oscilan respectivamente entre
los 14,3 y 19 centímetros, B,7 y 10 centímetros, 4,B y 5,7 centlmdros
y B y 10,5 centímetros
Un tipo menos frecuente es el de oinochoe; el ejemplar de La Bastida
puso ser reconstruído utilizando gran número de fragmentos, resul·
tanda una pieza esbelta y fina, de cuerpo gallonado (lámina X I, H) y
con los lóbulos de la boca puntiagudos. Mide 12 centlmetros de altura,
5,5 centímetros de anchura en la boca y 4 centímetros de diámetro del
pie. De las estaciones levantinas no recordamos otro ejemplar de
este tipo que uno de Ampurlas (1), gallonado también y parecido
tanto en forma como en dimensiones, excepto en lo puntiagudo de los
tres lóbulos, al que nos ocupa. Indudablemente de este y otros mode·
los griegos se copiadan los ejemplares ibéricos, menos elegantes, de
que luego hemos de hablar.
Algo más abundante (conocemos ejemplares en Ampurias y en
Enserune) es el tipo de lekythas aribolislica del que apareció en La Bas·
tlda un ejemplar incompleto, ya que le falta el asa y la boca, no sien·
do seguro que una boca, que cerca se encontró, corresponda precisamente a este ejemplar, hallado por cierto en muy mal estado de con ·
servaci6n por haber saltado casi todo el barniz. Mide B,5 centrmetros
de altura, 4,7 centlmetros de diámetro del pie, 6 centlmetros de an o
chura máxima y 2 centlmetros de diámetro del cuello (lámina XI , F).
Tampoco es raro el tipo de copa de pie bajo que se acerca al sky·
phos, o al K a/yle, del que poseemos dos ejemplares completos (lámina
XII, D Y E). Ambos tienen en su fondo un círculo de rayitas y en
el centro palmetas en cruz. Uno de ellos, bastante descascarillado.
muestra el color de la cerámica, rojizo-negruzco. Sus medidas son: al·
tura, 4,7 y 6 centímetros, respectivamente; longitud máxima, 18,5 y
21 centímetros; ancho de la boca, 10,8 y 12,7 centímetros; diámetro del
pie, 7 y 8,5 centlmetros. En Enserune hay varios ejemplares de este
tipo (2).
Muy curioso es el vasito en forma de astrágalo, incompleto por
faltarle el asa y la boca; en la cerámica griega se nota la afición
a los vasos de fo rmas raras (askas, rhyton), pero no son frecuentes
los de forma de astrágalo; recordemos el bello ejemplar con figuras
(1) En la seccl6n de Prehistoria del Palacio Nacional de la Exposición Interna·
clonal de Barcelona, procedente del Museo Municipal de Arte y Arqueologla de
dicha ciudad, n.O 6.358.
(2) Se encuentra tambl6'! en Ampurlas y con seguridad en otras esta ciones
peninsulares. La variante hel&!lca llamada KoIyl~ es acaso la que mAs se acerca a
este tipo.
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1. BALLESTER TORMO - L. PERICOT
rojas del Museo Británico (1); el hallar aqul este ejemplar es otra prueba de la importaci6n de cent ros Importantes y del gusto indigena por
estas rarezas. El ejemplar de La Bastida (lámina Xl. C) mide 8 cen tfmetros de longitud por 4 de ancho y 4,5 de altura, siendo el diámetro de la boca rota, 1,7 centimetros. Su factura es buena. No conocemos otro ejemplar en la Peninsula.
Lo que más abunda es, al Igual que en otras estaciones, el tipo de
plato o de escudilla pequeña. De aquél reproducimos (lámina XI, e y
X I I, el tres ejemplares; dos de ellos son de fondo curvado y boca
reentrante y el tercero es de fondo plano y boca con rehorde. Ambas
variantes se encuentran en Enserune; pero es más abundante la primera , que se halla en casi todas las estaciones Ibéricas (2), Los dos
ejempla res de la mIsma, procedentes de La Bastida, miden 24 y
2 ,8 centímet ros de diámetro máximo, 12,8 y 12 centímetros de diámetro del pie y 6,4 Y 5,8 centlmetros de altura; uno de ellos presenta
su fondo decorado con palmetas rodeadas por cinco hileras circulares
de pequeños t riángulos Impresos y el otro con nueve palmetas elegantemente unidas por semicfrculos que se cortan, rodeadas por una
faja circular de rayitas sinuosas, El ejemplar de boca con reborde
mide 24 centímetros de ancho máximo, 12,5 centímetros de diámetro
del pie y 7 centimetros de altura; también se halla su fondo decorado
por diez palmetas unidas por semiclrculos rodeadas por una faja circular de triples rayit as (3).
Entre los numerosos fragmentos irreconstruibles abundan los pertenecientes a bordes o fondos de piezas de este tipo, y entre los últimos los hay bellamente decorados con los motivos estampados corrientes,
Este tipo de plato grande con palmetas en el fondo se encuentra
(1) Se trata en este caso de un depósito de a.!ItrAgalos para el juego, que mide
15 centlmetros de longitud. Vi;ase el filS(l. 5 de Inglaterra del Co,pus VasorUI1I
Anlfqllorrlm (B,ftfs!J Mu~um, fase. 4, por H. B. WALnlU. Londres, 1929), pAgi.
na 3, lámina 26; en ~! se da una bibllograUa de este tipo con IndIcación de otroseJem.
piares. En el volumen V, página 31, figura 6.742 del Dictionnai" du anUquf/es
f r«quts ,1 'amaints. de DARENBI!RO y SAOUO, puede verse otro recipIente de la
misma forma. procedente de Eglna y utllltado como lámpara.
(2) Ybnse los ejemplares de Ampuriaa en el Museo de Barcelona y reproduccIón
de algunos de ellos en CAlURRO·G"' purias y la ~plXa dI SI/S "stos (Anuari de J'I. d'E. C.. IV, 1913·14, páginas 657 y
siguIentes). En el Museo Prehistórico Provincial de Valencia pueden verse algun os
platos de este tipo procedentes de Ampurllill, que pertenecieron a la colección Cazurro, la cual en su mayor parte ha pasado a dicho Museo. Los de En:serune en la lÁmina 22 de la publicación citada.
(3) Véase esta decoración en las láminas 24 y siguientes de la publicación de
Enserune.
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:lOO -
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LA BASTIDA DE 'LES ALCUSES. (MOCENTE)
23
en casi todas las estaciones Ibéricas. Recordemos s6lo el hallazgo del
mismo en los poblados ibéricos del Urge! y del Bajo Aragón, en Ampurias, en El Charpolar, etc.
Las pequeñas escudillas son numeroslsimas. como en Enserune y
poblados Ibéricos españoles (1). Reproducimos aqul doce de ellas (lámina X [, A Y B); pero debe tenerse en cuenta que los fragmentos importantes con los que podrlan reconstruirse piezas de este tipo suman
muchas docenas. También en este tamaño pequeño son raras las escudillas de boca con reborde. mientras las de boca reentrante ofrecen
variantes por su esbeltez mayor o menor, el grueso de sus paredes y
la forma del pie (plano en los mejore" ejemplares, de sección bUida
y delgada en los más rechonchos). Entre el pie y la panza suele
quedar una ranura con el color rojo o rosado natural del vaso y en la
parte plana de los pies de algunos alternan las fajas circulares de este
color natural con las pintadas de negro, Las impresiones de palmetas
y círculos de rayitas son también muy frecuentes, uniéndose en algún
caso las palmetas entre si por medio de semicirculas. En varios ejemplares (lámina XII, A Y B) aparecen sólo las palmetas puestas en
cruz; en un fragmentos de un fondo se ven las cuatro palmetas rodeando un pequeño clrculo ya su vez dentro de otro. Otro fragmento.
no reconstruido, muestra una faja de diminutos circulitos entre pares
de circulos concéntricos y en el interior una faja circular de grupos de
tres circulitos. En una palabra. la variedad en la decoraci6n es grande y se hace preciso un estudio aparte, en que reunidas todas las estampillas, puedan compararse con las de otras estaciones e Iniciar
un estudio de fabricaciones y modelos que ha de ser de gran utilidad
para el conocimiento de esta especie cerámica. En tanto, s610 podemos indicar la abundancia en todas las estaciones Ibéricas de este tipo
de escudilla o plato pequeño y la presencia siempre en él de los citados
motivos decorativos en una u en otra forma aplicados.
Entre los fragmentos que no pueden reconstruirse hay representantes de las formas más frecuentes entre las citadas; copas o platos de
todas las variantes, algunos de barniz que han conservado todo su brillo original, cráteras, etc. Por tratarse de una forma que no hemos citado aún, haremos notar la presencia de parte de un pie de grandes
dimensiones que por la forma parece corresponder a una crátera en
campana o a una ánfora acaso con figuras. Un pequeño fragmento al
parecer con relieves, de cerámica delgada se separa de 10 corrIente;
tampoco es posible identificar su forma.
(11
V~ase
la limlna 22 de
la
publicación citada de Enserune,
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201 -
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24
L BALLESTER TORMO - L. PERICOT
CERÁMICA ISÉRICA FINA. - Es la que más abunda bien característica y conocida en un sin fin de estaciones (1). El barro. en general cuidado, es cocido de manera que produce una de las dos variedades principales siguientes: bien cocido, originándose una cerámica
de color ocre rosado a veces con capas de color ferruginoso en su interior, en la que la pintura adquiere singular relieve conservándose magnlflcamente, o mal cocida, resultando blanda y poco consistente,
poco favorable para la conservación de la pintura, ya que es casi imposible limpiarla de la tierra que en el transcurso de los siglos ha quedado adherida a su superficie. Esta última, que se nos muestra como
un signo de cierta decadencia, es la que aparece con mayor abundancia en La Bastida, lo cual, unido a la pobreza dominante en los motivos decorativos, contribuye a dar la impresión de cerámica pobre si
se compara con la conocida de otras estaciones levantinas cercanas.
Pero esta impresión queda. en parte por lo menos, borrada ante
la riqueza de formas: riqueza que ha podido apreciarse mejor por lo
completo de muchos vasos y por haberse realizado la excavación con
sumo cuidado y recogiendo todos los fragmentos, aún los más insignificantes. Una vez reconstruido todo el material, creemos que será este
uno de los poblados ibéricos conocidos en que pueda apreciarse mayor
número de formas, abundando en ellas las realmente curiosas como
vamos a ver.
Agrupemos los vasos por sus formas y después estudiaremos la
decoración que en ellos aparece.
Las formas.- Tratemos de reunirlas en número reducido de tipos
que describiremos.
Es evidente que de muchas de estas formas podemos hallar el pro·
totipo en vasijas helénicas o helenlsticas y acaso, a veces, cartaginesas.
y sus semejantes en otras estaciones ibéricas, pero creemos que en algunos casos se tr.ata de formas que damos por primera vez a conocer
y que tal vez fueran peculiares de La Bastida y de la comarca de ella
dependiente. Pero este es un estudio que hay que emprender en conjunto, teniendo en cuenta toda la cerámica de la región, lo cual se halla
ahora lejos de nuestro propósito.
Una de las formas más clásicas es la oinochoe. Del tipo griego y helenfstico, del que se suelen encontrar ejemplos en las estaciones ibé. ricas (en La Bastida mismo tenemos como se recordará un caso), debió derivar el modelo ibérico, menos elegante que el primero, pero
conservando todavla cierta esbeltez y gracia.
(1)
La bibllografla completa es en extremo abundante por lo que s610 citare-
mos como obras fundamentales: P. P .... RIS, Essai SUT I'arl 1I ¡'/nduslrfl d, /.Espaglll
pTlmitivt, 11, Parls, 1904.
P. B OSC H GI"l'l!ft~,
El pTobl,ma d, la ",.ómita iUdca, Madrid, 1915,
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LA BASTIDA DE tLES ALCUSESt (MOCENTE)
Uno de los ejemplares (lámina XIV, H) tiene el cuerpo cilindrico
y la parte superior cónica, siendo por tanto comparable a los ejemplares de Numancia, mucho menos esbeltos; mide 23 cenHmetros de
altura, 10,5 centrmetros de diámetro de la base y 10 cenHmetros de
anchura de la boca. Otros dos ejemplares tienen en cambio el cuerpo
formado por dos troncos de cono aproximadamente, unidos por ws
bases; el primero (lámina XIV, 1) mide 14,5 centimetros de altura (desde la base hasta la parte superior del asa, que sobresale de la boca)
y 10 centimetros aproximadamente de anchura máxima y 5 centímetros de diámetro del pie. El segundo (lámina XV, Al menos elegante, con un cuello irregular y una boca alargada, mide 17 centfmctros de altura, 9 centlmetros de anchura máxima, 6,5 centímetros de
longitud de la boca y 5,5 centímetros de diámetro del pie. SemeJante al primero de estos dos ejemplares, pero con el cuello provisto de
un abultamiento, y sin asa, hay otra vasija (lámina XIV, J) de 12
centímetros de altura, 10 centímetros de anchura máxima y 5 centímetros de diámetro del pie. Las cuatro piezas descritas están todas
decoradas con líneas pintadas.
Un tipo parecido nos lo ofrece otra elegante vasija que podrla denominarse hidria (lámina XV, C); de cuerpo cilíndrico abombado,
cuello estrecho e irregular y boca de contorno irregular también por
presentar unas escotaduras que inician a manera de un pico; su altu ra es de 15,8 centímetros, el ancho de 10 centímetros yel diámetro de
la boca de 5 centímetros; también aparece pintada con fajas de lineas paralelas y puntos en la parte cercana al cuello.
Otra forma bien característica es la de panza que va desde la forma
casi esférica hasta la bitroncocónica y con cuello y boca muy abiertos
o en forma de embudo otrompela, cuya boca exvasa pronunciadamente.
De ésta han aparecido numerosos ejemplares, habiéndose reconstruido
por ahora hasta nueve. Como puede verse por los grabados, no hay
dos ejemplares iguales y mientras unos están bellamente decorados
olros carecen de toda pintura. Alguno es casi esférico (lámina XV, F):
dimensiones: 16 centímetros de altura, 15 de anchura máxima, 14 de
boca y 7 de diámetrO de la base, con la boca extraordinarIamente
abierta y con motivos pintados en el inlerior de la misma. Otro es
alargado (lámina XIV, Al; dimensiones: 21,6 centímetros de altura,
15 cenUmetros de anchura máxima, 9,5 cenUmetros de diámetro de
la boca y 6,5 centímetros el del pie: otro muestra claramente la boca
en forma de embudo desproporcionado, por su tamaño, con el cuerpo
de la vasija (lámina XIV, C); dimensiones: altura 18 centlmetros, anchura máxima 14,5 centlmetros, diámetro del pie 6,5 centfmetros,
de la boca 10,3 centlmetros; tres ejemplares constituyen una transición a otro tipo que describiremos más adelante (lámina XIV, G);
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1. BALl.ESTER TORMO - L. PERICOT
dimensiones: de uno de ellos: altura 15,3 ccntrmelros. anchura máxima 14 centímetros, diámetro boca 9,5 centímetros, diámetro del pie
7 centímetros. Los restantes tres ejemplares (XIV, Bl, uno de ellos.
ofrecen formas intermedias entre las descritas, variando sus dimensiones entre los 14,5 y 19,8 centímetros de altura. 14,5 y 17 centímetros de anchura máxima y 9,5 a 10,5 el diámetro de la boca. En la
cerámica de Galera hallamos formas parecidas.
Un tipo distinto, con largo cuello, panza abultada y baja, y boca
poco abierta. lo tenemos en la elegante vasija, de perfil que nos alreveriamos a calificar de modernista (XV, Cl, decorada con fajas pintadas y series de Iíncas onduladas entre aquéllas. Sus dimensiones son:
17 centímetros de altura, 16 centímetros de anchura máxima, 8 centímetros de diámetro del pie y 6,5 cenHmetros de la boca, reduciéndose el diámetro interior del cuello a 3,2 centímetros, De paredes
bastantes gruesas, tiene un peso mayor del acostumbrado en estas
vasijas,
Por faltarle la boca no puede clasificarse de un modo definitivo,
pero parece pertenecer a este grupo un vaso de pie muy acusado,
abultamiento bajo y cuello con reborde(lámlna XV, E); dimensiones:
altura 19 centimetros, anchura máxima 13 centímetros, anchura de l
cuello 6 centímetros, diámetro del pie 7 centímetros: de cerámica
bastante tosca, con algunas lineas pintadas y con señales de la acci6n
del fuego en su exterior.
Otra forma, más difícil de describir, es la de urna de tamaño variable, con pie, panza troncoc6nica, cueHo Que se estrecha y se abre
flnalmente en la boca (lámina XV, I Y XVI. A, B. G). Estas urnas
aparecen siempre decoradas, por lo general con series de círculos
concéntricos secantes. Hay reconstruidas hasta ahora cinco piezas de
esta forma. variando sus dimensiones de 7,5 a 13 centimetros en altura, de 9 centímetros a 14,5 centímetros en anchura máxima y de 5
centímetros a ¡ 1,S centímetros en diámetro de la boca y de 5,5 a 7
centímetros en diámetro del pie. Esta forma es típicamente ibérica.
apareciendo en muchas estaciones del este y del sur de la Península;
pero parece más propia de las comarcas meridionales que de las
septentrionales. La falta de publicaciones sistemáticas de cerámica
ibérica impide, como hemos dicho otras veces, intentar siquiera un
cuadro de distribución de la misma; señalemos su presencia en Almedinilla, en Galera, en Castellar de Santisteban, etc. (1).
(1) En el trabajo de P. PARI$ Y A. EHGI!t., Fouillts ti r«htrchts a Almedr"illa
(Rcvuc Archcologlque, 1906, 11, páginas 49 y sIguIentes). se 1l!producen algunas
siluetas de vasos. Las referencias a formas de GaJera lu hacemos principalmente
a base de notas tomadas ante el material expuesto en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid.
->?4-
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LA BASTIDA DE ~LES ALCUSESt (MOCENTE)
Otro tipo nuevo, creemos, en la cerámica ibérica conocida (cuando
menos la publicada), es la de vaso cilíndrico horizontal que recuerda,
es cierto, al botijo actual de algunas comarcas del sudeste de España (l). Se trata de un cuerpo cilíndrico que termina a ambos lados
por dos casquetes más o menos esféricos o troncoc6nlcos, separados
del cuerpo por una ranura como para recibir una cuerda que a cada
lado 10 sugete para suspenderle y que fijan dos mamelones. en la forma
de que hablaremos. En el centro del cuerpo cillndrico se halla la boca.
Dos ejemplares se han reconstruido de este tipo, conservándose fragmentos dealgún otro, lo cual indica que efectivamente no es un tipo frecuente, Deaquéllos, uno ha podido completarse, mientras otro se ha dejado sin terminar ante la duda de si la parte que falta poseia alguna
particularidad insospechada. El ejemplar completo (lámina XVII, B),
de buena cerámica, es muy regular , tiene una boca relativamente pequeña y dos asas a ambos lados de la boca. Sus dimensiones son: 28 centlmetros de longitud total, 17 cenUmetros de diámetro del cilindro, 7 centlmetros de diámetro de las bases de los casquetes extremos; diámetro de la
boca 5 centímetros y altura de ésta 2,5 centlmetros. El ejemplar incompleto (lámina XVI l. C), esde cerámica tosca, más irregular y de boca cónica muy grande y provista de un pico; su longitud máxima es de 19 centímetros, la anchura mayor de 17 centímetros. el diámetro de la base
conservada 6 centimetros y 7 centímetros el diámetro de la boca.
Tenemos noticia del hallazgo de piezas semejantes en Bélgida
(provincia de Valencia), por D. Mariano Jornet (2). En [919, uno de
nosotros, l . Ballester, encontr6 en el Castlllico de Fortuna (provincia
de Murcia). la parte superior de una pieza de esta clase.
La misma forma, en mucho mayor tamaño, 54 centimetros de longitud y 32 centimetros de diámetro, la tenemos en el precioso ejemplar que bien podemos calificar de tonel o dep6sito de algún liquido.
reproducido en la lámina XVii , A. Es de cerámica tosca y gruesas
paredes. muy regular y con algunas particularidades curiosas: una
de ellas consiste en tener un pequeño agujero circular de 1,5 centlmetros de diámetro en la parte opuesta y enfrente de la boca, que
mide 10,5 centímetros de diámetro; otra es la presencia de los dos muñones inclinados a que acabamos de referirnos y que no miden más
que 2 ccntimetros de longitud el llevar una pronunciada ranura cir(1) Un dibujo de una vasija hallada por el Padre Furgus en Orihuela ( P. J.
FUIlGus). Lo ,dad prthisl6ri,o,n Orih~I,/o. apéndice ]11 a]a Hifitwia de Orihutlo.
de A. CISBIIIlT y BALLl!Srl!llos. Orlhue]a 1903. p.t.glnas 703 y siguientes). '1 que ~I
califica de tone lito. produce]a idea dt: un recipiente semejante al que nos ocupa,
pero sin los casque tes termlnale~ y con la boC1l desmesuradamente grande.
(2) Se publlcar.t. en el oportuno trabajo por e] autor del hallazgo. en el pr6xlmo
nQmero de] ARCHIVO.
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28
l. BALLESTER TORNO - L. PERlCOT
cular en los extremos del cuerpo cilíndrico y arranque de los casquetes laterales, ya hemos dicho nos hace pensar si sirvieron para las
cuerdas de suspensi6n de estas piezas, destinándose los aludidos muñones a evitar que aquéllas se desplazaran. En el tipo de anillas se ve
que la suspensión se afirmó en ellas_
Las grandes ánforas abundan también; la más completa de las
reconstruidas hasta ahora (lámina XIX, B), mide 48 centlmetros de
altura, 14,5 centímetros de diámetro de la boca y 26 centimetros de
diámetro máximo y tiene dos asas muy salientes; su forma coincide
con [a de otras ánforas halladas en distintas estaciones ibéricas y es en
realidad una forma corriente en Cartago. donde suele datarse como
del siglo IV. Este tipo de vasijas suele carecer de decoración o reducirse a lo más sencillo.
En la fotograHa que se reproduce aparece el ánfora colocada sobre
un soporte de cerámica de que han aparecido varios ejemplares con
dimensiones en los dos completos, que varlan desde 6 a 8 centímetros
de altura y de 21 centímetros a 23 de diámetro. Se encontraron semejantes en Almedinilla y Covalta.
Una forma curiosa y que no hemos visto descrita para otras estaciones, aunque seguramente no será exclusiva de La Bastida, es la
de gran vasija u olla con un orificio y un pico, en la parte baja de la
panza, para dar salida al líquido que contuviera. Por los fragmentos
recogidos serán en número considerable los vasos de esta especie
que podrán reconstruirse; hasta ahora son cuatro (tres de ellos reproducidos en la lámina XVII, D, E. F), con dimensiones que varían,
pues el más pequeño mide 29,2 centímetros de altura, 18 centímetros
de diámetro de la boca, 29,3 centímetros de diámetro máximo y
9,5 cenUmetros de diámetro del pie, viniendo a estar el extremo del
pico a 0,5 centímetros sobre el suelo; en cambio, el de mayor tamaño
mide respectivamente 57, 30, 49, 12 Y 8 centímetros. Aquel tiene dos
asas verticales acanaladas y está decorado, lo mismo que otro de los
cuatro ejemplares. con Hneas onduladas y drculos o segmentos de
circulo concéntricos. El ejemplar mayor es notable no sólo por las
dimensiones y por la perfecta cocción que ha permitido una conservación excelente de los motivos decorativos y que la distingue de la
mayoría de productos cerámicos hallados en La Bastida, sino por
un detalle curioso: la presencia de un asa sencilla colocada a través
del orificio de salida, en su parte interior; tan extraño dispositivo es
dificil saber a que obedeció, acaso sirviera para sujetar por el Interior
algo que se colocara allí, por ejemplo. un paño que actuara de filtro.
Una de hs cuatro va.sijas reconstruidas que a~bamos de enumer.n, más baja y de más ancha boca que sus compañeras, constituye
sencillamente una modificación de un tipo muy general y corriente
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LA BASTIDA DE .LES ALCUSESt (NOCENTE)
29
en todas las estaciones Ibéricas, el de gran vasija de tendencia ovoidea,
de boca más o menos ancha y con pie o sin él. Naturalmente abu ndan
en número enorme los fragmentos de piezas de este tipo, aunque hasta ahora, y ante la repetición del mismo, se hayan reconstruido sólo
un corto número de ejemplares que por lo general son de gran tamaño: existe una variedad alargada (lámina XX, G, ejemplar que mide
32,5 centimetros de diámetro de la boca, 54 centímetros de diámetro
máximo y 62,5 cenUmelro!l de altura) y otra baja y redondeada (lámi~
na X V, D), un ejemplar con las dimension~ siguientes: diámetro de la
boca 45 centímetros, ídem máximo 50 centímetros, altura 35,S centimetros (1). En el Museo figuran varias vasijas de tipo semejante pero
de menor tamaño, que pueden bien calificarse de ollas: una de ellas
(23 cent ímetros altura y 16 centímetros de diámetro de la boca) se
rompió en la antiguedad y rué recompuesta entonces por medio de
lañas de plomo (lámina XIV, D); otras seis son más groseras y ya veremos cómo abundan los ejemplares de forma semejante en cerámica
tosca. Por lo general las grandes vasijas de esta forma suelen carecer de decoración o bien se limita a fajas pintadas, empleándose
más raramente los circulos concéntricos u otros motivos.
Uno de los ejemplos más característicos de la imitación por el
arte Indígena de Jos modeJos helénicos lo tenemos en toda la zona de
cultura Ibérica, en la forma de copa con largas asas, el Kily): griego.
No son demasiado frecuentes las piezas de este tipo, habiendo nosotros
reconstruido uno tan sólo (lámina XV, B); este ejemplar mide 5,5
centlmetros de altura y 21,5 centímetros de máxima anchura de un
extremo a otro de asas; está decorado y no responde a la esbeltez de
los modelos helénicos. pero así y todo constituye una de las piezas
más elegantes dentro de la serie ibérica.
Otra bella muestra que da esta estación de la copía de modelos cerámicos griegos la tenemos en el ánfora de la lámina XI 1, G; algo incompleta en su parte inferior, con la elegante linea desu panza y cuello con abultamiento antes de llegar a la boca y sobre todo con sus
asas rectas desde el vientre al borde, formadas por dos cañas que
se doblan en vistosas volutas, constituye una de las piezas más
Interesantes halladas hasta ahora en La Bastida. La cerámica no es
muy fina y la decoración (clrculos, rombos, etc.) se halla muy deteriorada, presentando la superficie un color negruzco en casi toda la
vasija, efecto sin duda de la acción del fuego.
Las dimensiones de este notable recipiente son las siguientes: altu(1) Observemos la abundancia de este tipo preclsam.. nte en las e!;taclones ano
daluzas, como Galera, Castellar de Santlsteban, etc. En camtlo la variedad
alargada se da con mucha frecuencia en todo Levante, en Catalufia y Arag6n.
-aJ7-
•
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l. BALLESTER TORMO - L. PERICOT
Ta, 29 centímetros; diámetro de la boca, 17,5 centlmetros; diámetro
de la base, 11 centímetros; diámetro máximo, 20,5 cenHmetro.s; altura de las asas, 11,5 centímetros.
Algunos otros fragmentos de asas terminados con las mismas volutas se han encontrado en las excavaciones, pero no es posible afirmar pertenezcan a vasijas de la misma forma, aunque en algún caso
esto parezca probable. Abundan las volutas semejantes en la estación
de Covalta.
Entre la cerámica de otras estaciones ibéricas acaso pueda encontrarse un parecido con esta forma en una de Almedinilla (1), aunque
ésta parezca hallarse mucho más lejos del original helénico.
Seguramente debido a su pequeño tamaño se han conservado en
gran número, enteros, los menudos vasos que vamos a describir. Las
forma s pequeñas son las siguientes: copa, plato, sostén o tapadera,
vaso campaniforme, vasija alta.
Muy curiosa es la forma de copa pequeña, que en algún caso podría
compararse con la moderna huevera; los cinco ejemplares que conservamos completos y que en parte reproducimos (lámina XVIII, e y F),
muestran tres tipos distintos, variando también en cuanto a la ciase de cerámica y al color, sin que ninguno de ellos esté decorado. El
mayor mide s6lo 5 centlmetros de altura y 4,2 centlmetros el menor;
la anchura máxima varía desde 4,5 cenHmetros a 5,4 centímetros y
el diámetro del pie de 3 cenHmetros a 4,7 centímetros.
Las piezas de pie alto y fondo plano, de pequeño tamaño, abundan
también; tres de ellos están reproducidos en la lámina XVI I 1, e y F;
sus dimensiones varían desde 2,3 centimetros a 3,4 centímetros de altura, de 4 a 5 centimetros el diámetro del pie; de 6.8 a 7.8 centlmetros
el diámetro del plato, cuya profundidad no llega a medio centímetro.
Carecen todos ellos de decoraci6n. Podrían acaso suponerse tapaderas,
pero el hallazgo de una de estas piezas en suposici6n natural teniendo
encima una de las pequeñas vasijas que vamos a describir inmediatamente, nos confirma en la idea de que se trata de soportes. Este tipo
y el anterior aparecen también en Almedinilla.
Este último tipo de vasijas a que nos referíamos contiene numerosas
variantes y viene a ser la copia en tamaño reducido de las vasijas mayores que hemos denominado vasijas con el cuello en embudo. Seis
ejemplares casi completos o completos se han hallado y se reproducen
en la lámina XVI I 1, G; los dos mayores. de superficie color ceniza,
por la acción del fuego, presentan numerosas fajas pintadas. habiéndose transformado el color original hasta hacerse casi negro; sus
(1) P. PAR IS y A. ENGI!L, rouillts ti rlCh""ltts a Almtdinilla (Revue Archeo_
logique, 1906, 11, pAgina 49 y siguientes).
-208 -
•
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LA BASTIDA DE tLES ALCUSESt (NOCENTE)
31
dimensiones son: 7 y 7,5 centímetros, respectivamente, de altura; 3,5
y 5,2 centimetros de diámetro de la boca, 4 y 4,4 de diámetro del
pie, y 5.5 y 7 centímetros de diámetro máximo. Los dos tipos que
acabamos de describir encuentran sus paralelos en otras estaciones
ibéricas.
Un tipo abundantísimo en toda la cultura Ibérica del este y sur
de España es el de pequeña vasija campaniforme. De perfil elegante.
caracterizada además por un pulimento o barniz de su superficie que
la acerca, los mismo que su forma , a tipos helenísticos, llega a constituir un grupo especial, bien marcado. dentro del conjunto cerámico
indígena. Los ejemplares de La Bastida (quince en el Museo. reproduciéndose siete de ellos en la lámina XVI I 1, D, E y F) no se distinguen precisamente por su finura, ya que por el contrario son más toscos
e incluso de formas menos elegantes que lo general, por lo que pueden considerarse como imitaciones no bien logradas. Son de color
negro (es muy raro aquí el color ocre que en este tipo se da con
frecuencia en otras comarcas) y su altura oscila entre 5 y 7 centlmetros, el diámetro de su boca entre 7,5 y 9,5 centfmetros yel del pie
entre 3 y 4 centimctros. El estudio comparativo de este tipo sería
muy interesante; su aparición en las estaciones ibéricas catalanas fué
pronto observada y alguna vez se aplicó a ella el calificativo de helenística (1); no nos atreveríamos a admitir tanto, pero si reconocemos
que forma un grupo aparte del resto de la cerámica indígena. En levante tenemos la interesante cueva del Colmenar (Domeño), provincia de Valencia (2), en donde no aparece, hasta ahora, más cerámica
fina que la de este tipo y de la variedad más perfecta, de color negro
u ocre y en este último caso con líneas pintadas de rojo.
En las nuestras se observan variantes. y así el de la lámina
XVIII, F, ofrece una ancha boca. mientras otro es de forma más
clásica, con el cuello, casi cilíndrico. abriéndose ligeramente y el reborde marcado de la panza.
En cierto modo como variante de este tipo puede considerarse
el de cazoleta de perfil más acusado y de tamaño menor aún. Seis ejemplares poseemos de la misma (lámina XVIII, D, F Y G); el menor no
mide más que 2,3 centimetros de altura, 4,7 de diámetro de la boca,
3,3 centímetros de diámetro del pie y 5,2 centímetros de diAmetro
(1) V6ase por ejemplo: P. BOSCH G1MPER .... Pr,historfa catafana. Baroclona.
1911, paginas 254 y siguientes, y los utudlos de dicho autor sobre la cultura Ibérica catalana y del Bajo Aragón, publicados en el Anuarf d, f'lflstitut d' Esludis Cala/aflJ, VI. 1915-1920,
(2) Explorada superlicialmente por el Laboratorio de Arqueologla de la Unjo
veT$ldad de '/alencia, que se propone realltar la excavación. El material, inMito,
se guarda en la. colección del Laboratorlo_
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32
1. BALLESTER TORMO - L. PI!:RICOT
máximo. El ejemplar más alto no pasa de 4 centímetros y el más
ancho de 6. Carecen del barniz o pulimento del tipo anterior, así
como de toda decoraci6n pintada. pero están cuidadosamente hechos. De estos dos últimos tipos aparecen algunos ejemplares en
Covalta.
El tipo de plato ibérico tan abundante siempre, ha aparecido también aquí con frecuencia. Entre los muchos que se han reconstruido,
aparte el gran número de ejemplares incompletos o de fragmentos,
reproducimos algunos de eJlos. Cas! siempre se observa un parecido
con las formas helénicas, especialmente en los pequeños de boca reentrante (lámina XVIII, A, By F), comparables a los platitos helenísticos de que hemos hablado antes; éstos son los de dImensiones más
reducidas (en el menor de ellos el diámetro de la boca es de 7,5 centl·
metros y la altura de 2,3), siguiendo los abiertos (lámina XVIII, B;
dimensiones del menor: 3,5 centímetros de altura, 4 de diámetro del
pie y 12 centfmetros de diámetro máximo); finalmente algunos
tienen la parte superior ligeramente oblicua, constituyendo verdaderos platos y llegando hasta medir 6,5 centimetros de altura y 18
centímetros de diámetro máximo y 7 centfmetros de diámetro de pie_
Las dos últimas variantes suelen hallarse decoradas, y en los mayores
la decoración, muy elegante, es interior y exterior; de la misma puede dar idea la lámina XVI, e, D y E, donde se reproducen el exterior de tres de ellos completos o reconstruidos, cuyas dimensiones
son, respectivamente, las siguientes: 3,5, 4 Y S centímetros de altura, 12, 18 Y 17 centímetros de diámetro máximo y 4,3, 5,5 Y 6 centimetros de diámetro del pie. No falta el tipo de gran plato cónico,
parecido a los campanianos y aún a tipos de cuenco de épocas anteriores (dimensiones: 7,5 cenUmetros de altura y 24,S centímetros de
diámetro). De la variante en forma de copa esférica con pie bajo no hemos encontrado hasta ahora en La Bastida más que un ejemplar
muy incompleto.
Otro tipo menos frecuente, muy original y elegante y que recuero
da el psychier griego (1), lo tenemos en dos ejemplares uno de ellos
reproducido en la lámina XVIII, D (tercera pieza desde la izquierda),
de pie y boca semejantes en diámetro (4 y 4,5 centfmetros en uno y
6 Y 4,5 centfmetros en otro, siendo las respectivas alturas de 7 y 6,5
centímetros) y de panza regular y muy abultada (10,5 y 10 centímetros respectivamente de diámetro máximo). En otras estaciones espa-
(1) O alguna forma hallstáttica. Véaso el ejemplar de Estlche (provincia de Hues.
ca). reproducido por P. BoscH GIIIPERA , NotlS d, P"Jfisloria Arato.IISa. Butlloti
de la A:;$. cato d'Antr. Etn. i Preh.. volumen 1, 1923, página 57, figura 16.
-210 -
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LA BASTIDA DE fLES ALCUSEst (MOCENTE)
33
ñolas lo hallamos también, por ejemplo en Cádiz (1), Castellar de
Santlsteban. Galera, etc.
Variantes del mismo pueden considerarse dos vasijas (láminas XV,
H Y XVI. F), en que no se acusa menos el abultamiento de la panza
y la boca es más estrecha y está provista de un reborde; sus medidas
son las siguientes: altura, 6,2 y 10 centimetros: diámetro máximo, 8
y 14,5 centímetros; diámetro del pie, 3,7 y 6 centímetros, y diámetro
de la boca, 3,7 y 4 centímetros. Ambos ejemplares se hallan decorados; el menor, por haberse encontrado completo y la buena clase de
cerámica, es un bello ejemplar.
Entre la primera de estas dos formas y la que hemos denominado
campaniforme, se presenta un grado intermedio en el pequeño vaso
de la lámina XV III, D (segundo ejemplar por la izquierda) que mide
6,5 centimetros de altura, 6 diámetro de la boca, 4 centimetros de
diámetro del pie y 7,5 de diámetro máximo, y en otro de la misma
forma y algo mayor; esta forma recuerda otras que abundan en los
poblados ibéricos aragoneses (2).
La decoración.--Contrastando con la riqueza de formas, la decoración de los vasos de La Bastida es sumamente pobre. Se reduce a la
pintura de sencillos motivos en el color rojo vinoso caracterlstlco,
sobre el fondo amarillento rosado del vaso, más o menos alterado
todo ello por la acción del fuego y del tiempo.
Los motivos son puramente geométricos, no habiendo aparecido
hasta ahora un solo motivo vegetal o animal. fenómeno realmente sorprendente si tenemos en cuenta que no lejos se hallan estaciones en
que estos motivos decorativos son bien abundantes y que no cabe
tampoco suponer muy alejados cronológicamente.
Los motivos que hasta ahora hemos podido observar son los siguientes: líneas o fajas pintadas paralelas, de anchura varia; círculos concéntricos, tangentes, secantes o cortados a su vez por el centro por líneas
rectas; semiclrculos y segmentos de círculo concéntricos; series de
lineas onduladas paralelas, verticales o inclinadas; series de rombos
o de puntos. Como siempre, se sigue la agrupación en zonas de motivos distintos que se separan por fajas pintadas.
La ejecución de los motivos suele ser buena. En general se aplican
(1) V~se PI!:L. ... YO QU IIHUO, EXCQllac;onls tll Ixlramllros di la dI/dad di C6·
diz. Memorias de la Junta Superior de Exos. y Ants., numero 26, Madrid, 1920.
LAmina IV.
(2) Cada ve¡ parecen con¡;:retarse mejor los tipos derivado~ de los hallsu'tticos
que desde muy pronto se Introducen en la Penlnsula. Su apar!¡;:ión en Catalufla
y Aragón ha ,Ido espe¡;:ialmente estudiada por P. Bosch Glmpera en varios de
10$ trabajos citados en el presente articulo.
- 2 11 -
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34
1. BAt.LESTI!:R TORMO - L. PERICOT
a la parte central (panza) del vaso los motivos más complicados (crrculos generalmente).
Los vasos que suelen aparecer decorados con mayor frecuencia o
más ricamente son los que hemos llamado urnas y los platos. Las grandes vasijas si se decoran es con fajas pintadas simplemente, aunque
alguna tiene magnificas decoraciones de motivos más complicados y
elegantemente combinados.
Por la decoración , la cerámica de La Bastida se relaciona más con
el grupo andaluz (1) que con la propia del sureste; de si esta dependencia está en relaci6n con otros aspectos de la cultura que nos ofrece La
Bastida o de sí nos hallamos simplemente ante una diferencia cronológica respecto de las estaciones conocidas del sureste, trataremos al
final de nuestro estudio.
LA C ERÁMI CA ToscA.- AI lado de la cerámica fina que acabamos de estudiar, aparece en grandes cantidades la especie más
tosca, que también se fabrica a torno, pero que se distingue por el barro
mal preparado y que adquiere con la cocción un color negruzco, con
menor frecuencia rojizo y una superficie de apariencia porosa. Es de
notar también que en general su grosor es escaso, a pesar de lo cual
llegan los vasos de este tipo a tener notables dimensiones.
Todas estas circunstancias explican que se hayan conservado muy
mal las vasijas de esta especie y sus características poco acusadas dificultan grandemente la rebusca de los fragmentos pertenecientes al
mismo ejemplar, por lo que hasta ahora se han podido reconstruir
pocas, relativamente, de este tipo, y rarísimas entre las de mayores
dimensiones.
Salvo excepciones, la forma dominante dentro de esta especie es
la de olla de vientre esférico u ovoideo con la base sensiblemente plana
y el cuello vuelto (véase lámina XX, A, B, e y D), de la que se exponen
en el Museo hasta doce ejemplares. El de mayor tamaño alcanza 34
centímetros de diámetro de la boca y 48 centimetros de altura.
Otras formas menos frecuentes son las de tapadera y plato (láminas XVIII, C--en el centro- y XX, E y F), de dimensiones varias.
De esta misma clase de cerámica es una especie de cantimplora (lámina XIV, E) de forma ligeramente ovalada y aplastada; la boca está
rota y mide 3 centímetros de diámetro, el anchoes de 13,5 centímetros
y el diámetro máximo de 17,5. También es de factura tosca, lo cual
se observa sobre todo en su superficie, una gran vasija ovalada de
62,S centfmetros de altura, 32,5 de diámetro de la boca y 54 de diá·
(1)
Falta un estudio comparativo oompleto de la deooracl6n de la oerámlca
agrupada en regiones. V6a5I!. los datos presentados por P . BosCH GII.I'U.....
en El p,obllma d, la ,,,6mi,a ibúi,a, y en sus trabajos posteriores.
-212 ib~rica
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LA BASTIDA DE 'LES ALCUSEst (MOCENTE)
35
metro máximo (lámina XIX, Al. Por último, incluiremos aqu! la parte superior de una vasija cuya forma sería parecida a una botella actual, con los ángulos vigorosos, que tiene cerca del borde dos pares
de pequeños agujeros.
Como es l6gico, estas vasijas de superficie tosca y basta factura
carecen de decoraci6n pintada y aún la de otra clase es rarísima, recordando cuando existe, la decoracl6n de cerámica de épocas anteriores,
lograda gracias al relieve y la Incisi6n. Así en una pequeña olla (lámina
XX, D) Y en otros fragmentos, aparece debajo del cuello un cordón en
que [as clásicas impresiones digitales se han sustituido por una profunda incisión en zig-zag, de efecto parecido. En otra gran vasija ovoidea de gruesas paredes (lámina XX, H) el adorno del cuello consiste
en dos hileras muy juntas de fuertes incisiones, como acaso pudiera
encontrarse precedente en la cerámica hallstáttica catalana (1 l. En una
pequeña olla negruzca, alrededor del cuello, hay cinco triángulos de
grandes puntos.
Claro está que es difícil establecer una separaci6n radical entre la
cerámica tosca y la fina, por lo que no es de extrañar que algunas de
las piezas que colocamos entre ésta última tengan caracteres de la
anterior como ocurre con la especie de tonel y el botijo Incompleto
a que nos hemos referido anteriormente.
Es evidente que esta abundante cerámica tosca ocupa el lugar de
la cerámica a mano que aparece en otras estaciones Ibéricas. A nuestro
modo de ver la falta de esta última en esta estación puede ser un indicio más de la fecha avanzada de su desaparlci6n, a cuyo momento cabe
atribuir los restos hasta ahora encontrados.
(1) Asl por ejemplo en las ¡nclldones profundas que decoran la cerámica de la
cueva de Llorá, explorada por M. Pallar&l, que se publica en el AnuaT¡ dI l' ¡ d' E. e.,
volumen VII, 1920·25, no aparecido aún.
- 213-
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[page-n-252--data::data]
1. UALLESTER · L PERI CQT• •La Baolid. '.
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BALLESTER - L. PER1COT - ' La Bastida •.
LÁMINA 111.
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A Y B. P,oblbln putrln del prlmfro Y'flundO nelnto, I P . del poblado {vlIIU dt fUfr. I dfllUo).
C. Pard N. dt los depor'amfnlon 64 y U.
[page-n-255--data::data]
1. BALLESTER - L. PERICOT - ' La Ba slida».
LÁMINA IV.
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A. E~uvlCj(," dtl dr,_rlamenlo 18. En prlnltr tfrmlllO, dol In'"JI pltdras con que uctpclonalmtnlt n
tonstruy6, ahUindo la.. la ..... red S. En tllondo. y en lu 51110, u... de lal planthas dt ,lomo probable llar.
R. EKuVltl6n de la ha~ltatl6n
Mont6n de 11"01 dt lelar.
'l.
[page-n-256--data::data]
J. BAllESTER • lo PERICOT - . l a Bastida_.
1
LÁMINA V.
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A. D' .... rl.mrnID 64. Al londo y • IIllquluda ,"105 de poyol o banrOJ.
8 . tt lbllul6n 42. En prln'er l ~r ml1J(1. pueril IIU' k romunl~. ~On 41; Munrru '/ molino
.
dn111onladO ¡" .i/w; '/ t n • • ' ntulo Izqulet.O del londo el poyo ClUt delll6 lusttnt.rle.
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1. BALLESTER - lo PERICOT - _La Bastida••
LÁM INA VI.
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A , 8 . VItW In unUda 'Ittlnlo dd dtparllmtnlo 49, In dos momenlot dt 111 nClYlcl6n.
LaMia, dh"trlO' a"Jt!" ""lallol In ltI lUID.
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l. BALLESTER - L PERICOT - . La Bastida••
LÁMINA V II.
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A. Oe,atllmell lot.8 (a la Il.ulenla ), 45, 46 , 41 ji l. 4ftfChl dt aftl.,. ."')0 ).
O. Grupo
1 hableadones 61, lO, 73 , 88.
..
[page-n-259--data::data]
1. BALLESTER - l . PERICOT - . La B as tida~.
LÁMINA VIII.
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1. BALLESTER - L. PERICOT _ . La Bastidu.
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LÁM INA IX.
't ,lomo tsctlja.
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(t. nat.).
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l. BALLESTER - L. PERICOT - . La Bastida, .
LÁMINA X.
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l. BALLESTER - L. PERICOT - . La Bastida..
LÁ MINA XI.
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V ASOS CAMPAN I ANOS
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G. ViSitO tn lolllUl 't .'Irilllo. H. Ptquda oflf«lllH.
[page-n-263--data::data]
l. BALlEsrER - L. PERlcor - (¡la Bastida••
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LÁMINA X I I.
[page-n-264--data::data]
l. BALLESTER -
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LÁMINA XIII.
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Frllmenlos de cu'mla¡ de tllural ,oJIllI
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LÁMINA XIV.
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LÁM INA XVI.
l. BALLESTER - L. PERICOT - . La Bastida••
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Ceriml ~a
Ibtrlfa plnlada de diversos IlpoI.
[page-n-268--data::data]
lo BALLESTER - L. PERICOT - tLa Bastida ••
LAMINA XVII.
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(erimlca IWrlca tI.e •• VflIOI tIpcIt.
[page-n-269--data::data]
1. BALLESTER
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L PERICOT
4
«La Bastida"
LAM INA XV III .
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Cu'mlc. Ibirle. d, UpoS
pt(IlIfr.o. .
[page-n-270--data::data]
l. BALLESTER· L. PERlcor • f La Bastida••
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TlnlJI y linlor. ton ,"Ifn lit urlimlc.
LÁMINA XIX.
[page-n-271--data::data]
1. BALLESTER - L. PERICOT - . La Bastida ••
LÁ MINA XX.
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Vnlju ., barr. tosco fA .. F, HJ. TlnaJ- phltw (O).
[page-n-272--data::data]
NOTICI AS
NOTICIAS
En esta sección procuraremos incluir cuantas noticias podamos
adquirir respecto de actividades científicas, referentes siempre a la
Prehistoria levantina, ya se trate de excavaciones, hallazgos, conferencias, etc.; nuestro objeto. repetimos, es reflejar en su totalidad
el movimiento de investigación de esta región española.
Cursos de Prehistoria en la Universidad
Con motivo de la reforma universitaria reciente, ha recibido categoría de enseñanza oficial la de la Prehistoria. Esta queda asegurada
en un primer curso de Prehistoria general unida a la Historia Universal y de España antiguas, y en un curso de investigación de Prehistoria española. En nuestra Universidad queda al frente de la primera de dichas asignaturas el profesor Sr, Casado, y de la segunda, el
Sr, Pericot. En la última, el tema monográfico elegido para el
curso 1928-29 es el de ,La cultura de Almeria en la región levantina•.
Curso de Etnología en la Universidad de Valencia
Por vez primera recibe carácter oficial en España la enseñanza
de una ciencia que tantos servicios presta a la Prehistoria. Gracias a
la reforma universitaria, nuestra Facultad de Filosofía y Letras ha
podido crear una cátedra, del grupo e, de Etnología. de la que ha sido
encargado D. Manuel Cabrera, catedrático de Derecho Canónico, y
bien conocido por sus trabajos en aquella materia. Merece plácemes
tal acuerdo por ser la única cátedra de esta naturaleza que con carácter universitario existe en España.
-215 -
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2
NOTICIAS
El Centro de Cultura Valenciana y su sección de Prehistoria
La sección de Prehistoria del Centro de Cultura Valenciana, al frente de la cual se halla como director D. Nicolás Primitivo G6mez, ha
continuado los trabajos de recolección de datos para la Prehistoria
y la Historia antigua en general de Valencia, realizando visitas a varias estaciones prehistóricas. Ultimamente se ha dado gran impulso
en dicha sección, a los estudios de toponimia antigua, siendo en parte
resultado de los mismos, el estudio que el Boletín del Centro publica,
debido al citado Director, acerca de la Ora Marítima de Avieno.
El Laboratorio de Arqueología de la Universidad
Bajo la dirección del catedrático de la Universidad de Arqueología
D. Luis Gonzalvo. Ita continuado este Centro sus reuniones semanales ,
en las que se han presentado nuevos hallazgos y discutido cuestiones
que afectan a la Prehistoria levantina. Se han visitado, además, algunas estaciones prehistóricas, como los poblados eneoHticos de
Náquera.
Entre los más interesantes hallazgos que ha recogido el Laboratorio, figuran los procedentes de la Cueva del Colmenar (Domeño),
que posee un rico yacimiento de cerámica ibérica, con gran abundan'Cia del tipo de vaso pequeño, a torno, con tendencia campaniforme,
de color negro o gris oscuro y fina superficie.
Hallazgos de las
~poc a s lb ~ rica
y romana en Valencia
Al realizarse los trabajos para construir un nuevo alcantarillado
en la parte más antigua de la ciudad, han aparecido en diversos lugares de la misma, restos de la primitiva Valencia, de alto interés por ser
diffcil practicar excavaciones metódicas dentro de la ciudad, pudiendo contar solo para rehacer las fases arqueológicas de su más remoto
pasado con hallazgos casuales o de la especie de los referidos. Tenemos noticia del hallazgo de cerámica campanlana y de restos de un
sepulcro romano con lápidas (véase la recensión de un trabajo de don
Pío Beltrán sobre las mismas, en la sección bIbliográfica), junto al AImudln, de restos de un dolium en la calle del Trinquete de Caballeros,
cerca de la iglesia de la Congregación, y, en la plaza del Miguelete, de
un fragmento de cerámica ibérica con una faja pintada, hallado por
-
216 -
•
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3
NOT ICIAS
D. Nicolás Primitivo G6mez, y un fragmento de fino vaso campania·
no, recogido por el Servicio. Es de lamentar que la índole de los trabajos
realizados no haya permitido ampliaciones, que acaso hubieran producido hallazgos de mayor importancia
Exploraciones en Alicante
La actividad prehist6rica más destacada del año 1928, en las tierras valencianas del Sud, ha sido la labor realizada por la Comisi6n
Provincial de Monumentos de Alicante, en la Necr6polis ibérica de
El Molar, cuyos trabajos ha dirigido D. José Lafuente Vidal.
La estación arqueol6gica de que se trata, se halla situada en los
límites de los términos municipales de San Fulgencio y Elche, extendiéndose a ambos lados de la carretera que conduce a Guardamar, a
un kil6metro del Segura, y tres más allá del poblado de La Marina.
Aunque la exploraci6n realizada s6lo ha permitido estudiar una
pequeña parte de las sepulturas, ha sido lo suficiente para que podamos
asegurar su importancia. Es de esperar que las excavaciones que habrán de continuar en campañas sucesivas, nos muestren toda la trascendencia del hallazgo.
La segunda campaña de excavaclones del
~Servlcio ~
En curso la impresi6n de este primer número del ARCH ¡VO, se ha
dado término a la segunda campaña de excavaciones del .Serviciot, en
los meses de Junio y Julio del presente año 1929.
El colaborador D. Gonzalo J. Viñes ha continuado con éxito las
excavaciones de Cova Negra (Játiva), ratificándose la clasificaci6n de
musteriense que provisionalmente se diera a tal yacimiento.
También se ha continuado la excavacl6n emprendida en La Bastida de ús Alcuses (Mogente), bajo la direcci6n de la del ~Servicio.,
que encarg6 asimismo de ellas a D. Mariano Joroet, auxiliado por el
Sr. Viñes. Esta campaña ha sido menos intensa y duradera que [a del
verano anterior, por requerir más atenci6n y tiempo la Cova del Parpalió, de que hablaremos luego. Se han descubierto en La Bastida
construcciones más completas, en general que en la campaña anterior.
Perdura la fecundidad del estrato.
Se han iniciado las excavaciones en Cova del Parpalló, del término
de Gandía. La extraordinaria fecundidad de su yacimiento en el que
aparece abundanUsimo material lítico y óseo magdaleniense y gran
número de losetas con grabados de animales (ciervos, cabras, caballos,
-217 _
[page-n-275--data::data]
4
NOTICIAS
toros y jabalies) y signos geométricos indescifrables, además de gran
masa de restos de fauna, le coloca en lugar preeminente entre las esta·
ciones similares de la Peninsula. Parece iniciarse el yacimiento en un
magdaleniense próximo al final, en el que se dan algunos hendidores
de tipo asturiense, siguiendo acusando la estratificación del yacimiento.
sin solución de continuidad, la lenta evolución de tal cultura, haciendo
concebir la esperanza de su enlace con alguna cultura anterior. Las
excavaciones estuvieron bajo la dirección de D. Luis Pedeot, auxiliado
por D. Mariano J ornel.
La prensa diaria valenciana ha publicado en el último Agosto una
extensa nota dando detallada cuenta de los hallazgos efectuados en
las estaciones referidas; nota que se insertará en la Memoria oficial de
Secretaria de la Diputaci6n, de cuyos particulares se prepara tirada
aparte. Sobre el yacimiento del Parpa1l6 se ha publicado un avance por
1. Ballester en Cultura Valenciana, año 1929, cuaderno lII; habiéndose
presentado sobre lo mismo al IV Congreso Internacional de Arqueo·
logia celebrado en Barcelona en Septiembre de 1929, comunicacl6n de
los Sres. Pericot y Jornet y otra del Sr. Vlñes sobre los trabajos en
CdlJa Negra.
-218 -
[page-n-276--data::data]
NOTAS BIBl.IOCRÁFICAS
NOTAS BILlOGRAFICAS
En esta sección daremos cuenta de las oblas referentes a la Prehistoria levantina o que traten problemas Interesantes para bta, publicadas durante el afio.
En este primer volumen damos cuenta de las pubUcadas en los aflos 1927 y 1928
que han llegado a nuestro conoc[mlento, y especialmente de alguna de [926.
RuUulkon der Vorgtst h[e hte, publicado po r M"x ESI!R.r. BIlrlin.
Wa[ter de Cruyter.
•
Va ya aoercindose a su t~rmlno la publicación de esta Enciclopedia de la Pre.
historia, de la que clcsde el afio 1927 inclusive han aparecido los vols. VIII
(Maltaja·Noppenrign), IX (Norddeutschland·Ollusfund). X (Pacht. Pyrenaenhal.
blJl3eI), Xl (Qade$Ch_Soddl n) y XII (Seedoñertypus-SUd1!cles Afrlka) y hallándose en publ!caclón los vol,. XI I I y XIV. De estos vohlmenes Interesa aqul
citar los artlculos siguientes: Vol. VI II : Mon tgó (L. Perlcot), MorelJa la vella
(Obermaier), Mugron-Nlsche (Obermaler), MllJares (Lo,) (L. Perlcot), Mlnateda
(Obermaier), Megallth· grab (P. Boscn Clmpera); voL IX: Oficio (El) (A. del
CastllJo): vol. X: Parazuelos (A. del Castillo~ Perell6 (Obermaler). PhOnlklsche
bo3iedlung (P. Bosch Gimpera), Pilum (Beseh), Primltlve Kunst (H. KUhn). Pujol
(J. de C. Serra RAfob). Pyrenlen halblnsel (Obermaler·Besch); vol. X I: S. Antonio el Pobre (Serra), S. Antonl de Calaoeit (Sorra), Schnurkeramlk (Besch), Schrih
(lberisches) (Serra), Secans·Nische (Obermaler): vol. XII: Serreta (La) (A. del
Castillo), Sidamunt (Sorra), Soll ferreum (Bescn).
L. P.
M"HU!t1. CóNflt MOftI!HO: l.1 novf l. df Esp'''., Madrid, 1928. 415 pies.
El insigne maestro cuyas múltiples actividades en el campo de la HIstoria y
Arqueologla patrias han dado frutos tan admirados, acaba de producir un Ubro
sumamente original y que el propio autor reconoce que podrla llamarse Historio
nwdunis/o d, EspoRo. Se trata de una serie de cuadros hlstórlco.novelescos. que
abarcan desde los que ~l llama pre·adamie:¡ hasta Almanzor, en los que intenta
presentar, en rorma sugestiva y viviente. los episodios de nuestra historia primitiva
que en los libros de estudio corriente:¡ adoptan, como dioe acertadamente el autor,
un nono gri!a que los hace poco slmpitlcos y que se tdestlfle con el tiempo..
No representa esta obra algo aislado en nuestros dlas; como reaccl6n conlra el
hipercrltidsmo y sequedad de las monografias de investlgacl6n, surgen en estos
últimos tiempos ensayos como el que nos ocupa. No cabe duda que el devolver
algún colorido a la descrlpcl6n de las épocas p8S3das no puede hacemos sino sentir
-
219-
[page-n-277--data::data]
2
NOTAS BIBLIOCRÁFICAS
con mAl¡ fuerza y adaptar nuestro esplritu mejor a las genas pasadas. Un SQlo pe.
ligro podrla ofrecer el sistema: el de que lo intentara un investigador sin condiciones
literarias o un literato no espe el andamiaje de su obra, se perdiese en el laberinto de producciones monogrfl.flcas
en el que a 10$ mi$mos eruditOI cuesta trabajo moverse. Ambos pellgros quedan ad·
mlrablemente salvados en la obra del prol. Gómez Moreno. y quien como (§! conoce
euanto los siglos nos han conservado de la vida de nuestros antepasados y como (§l
ha oontrlbuldo a oonocerla, se hallaba en oondldones inmejo rables para reall~arla.
Dada la Indole de la obra, no puode ser nuestro objeto el receger aqul todas las
interesantes sugestiones que la misma contiene, no sólo en las vigorosas paginas
del texto, sino en los reversos eruditos que lo acompañan e Hustran. Algunas de
ellas, que se refieren a problemas candentes de la Prehistoria penInsular, merecen
profunda ,nenclón; podrin en parte discut irse, pues nuestro remoto pasado se hall3.
todavla plagado de misterios para el historiador moderno, pero precisamente por
esta razón es preeiSQ tener muy presentes las opIniones de todos los Investigadores
para procurar obtener del oonnaste de todas ellas la suma mayor posible de PI 0_
babllidades,
Entre tantas pAgInas de IntenSQ valor emotivo, llenas de Ideas valiosas, hagamos
resaltar las dedicadas a ponderar el papel de la eultura andaluza. tanesia. desde el
eneolltico y las que se refieren a la influeneia egea y griega en el S. y SE. do la
Penlnsula.
LUIS PI! RI COT
Bltl!ulI.: El yacimie nto palrolllleo de San
Bla,. er re. de Teruel. Asodoci6n EspoRo/a pora e/ PrOfUSO dI las
Ci'lIdas, ConfrlSO d, C6dil. Tomo VIII. pAgs, 11-15, .. figs. Ma_
drid 1927.
HUGO OOEIU.... IER·HINRI
Corta e interesante nota en que se da cuenta del hallugo en las terruas cuater·
narias del Rlo Alfambra, cerca del poblado de San Bias, no lejos de Teruel. Entre
los objetos recogidos se halla una jann de euarclta de edad ehelonso, un hacha de
mano amlgdalolde, de euarcita. perteneclonte al ehelense evolucionado o al aehe.
lense antiguo y numerosas piezas de cuarcita pertenecientes probablemente al
musteriense de tradicIón achelense. Indican los autores que la actividad de los
exploradores se verA seguramente coronada por el (§xlto con hallatgos numerosos
do la especie de 101 descritos, en la periferia de todos los macl~os euaroltlcos de la
Peninsula y en las zonas do aluvl6n de sus alrededores.
L. P.
Ole Ftlsmalerele n der . Cueva del Civil. (Valllort.
Schlucht; prov. Cu tellón). ¡PEK (jahrbuch jllr Prtihistorisch, I/ nd
Ethnorraphisch, KI/nst). 1927, pies_ 91-94, 2 flgs.
H. OBEIUU,IER:
En esta corta nota el autor cree necesarlo rectifIca r algunas de las afirmaciones
de J. Cabr(§ respecto 3. determinadas representaciones figuradas de los abrigos del
barranoo do la Valltorta; espe color blanco bordeando las figuras de la COlla d,1 Civil y la presencia en el abrigo
del Mas d',n JOSlP de una ligura de toro convertida en jaball por motivos mAgicas.
L. P.
-2>l-
[page-n-278--data::data]
NOTAS BIBLIOGRÁf'tCA S
3
Alld H. BII.r:U IL: Oeuvrn d'aTt paltolllhtqun InUttn du Pfrlgord tt
Art Orltntal d'f.,spagne, Revue Anthropologiqul. Avril· Juln 1927,
37<' année, nÚms. 4-6, ptgs. 101.108, 3 fl~.
En la seria de publicaclones provocada por la candente dlscusl6n aocrca la edad
da las pinturas rUpei5trell levantinas, el articulo de que damos cuenta figura entre
los mb lIalien(~, por aducir datos nuevos y de insospechado Inte~ en pro de la
edad paleolltlca de aquéllas. Aparte diversos objetos y dos flgurltu humanu ha.
liadas an las cuevas de Pechlalet (Grolejat. Oordoña), el interéis del articulo se halla
en una placa de esquisto da dicha cueva y en una pintura del abrigo Labatu! (Ser.
geac. Dordof'ia). La primera mide IS'S cms. en su dimensi6n mAxlma y presenta
en una de liUS caras un oso y dOli sere:; humanos grabados, uno de elloli cogido por
el animal y el otro en actitud de acudir a socorrerle; la composlcl6n recuerda la con·
cepelón artlstlca dal arte levantino espaftol; la cueva habla sido habitada durante
el paleolltlco superior, acaso el auriñadense final. En el abrigo Labatut de Sergeac.
Mr. Dldon des gable parecido con las representaciones semejantes del Este español: también. y
con toda segurIdad. procede esta pintura de la capa auriñaciense superior de dicho
abrIgo.
Resulta, pues, probable que durante el auriñaciense superior el arte franco
cant'brlco Influyó sobre el incipiente arte levantino, autóctono en parte; con el
aislamiento producido por el enfriamiento del solutrense y magda1eniense antiguo.
el arte levantino slgul6 una ruta peculiar abandonado a sus propios medios. Tales
son, en ruumen 1113 Interesante:; deducciones del sabio invesligador Mr. Breuil
que han do sor segura menta muy tenIdas en cuenta por los que se preocupan del pro.
blema de nuestras pinturas levantinas.
L. P.
HUGO OaI!:JltIol4lu:
N~ufntdf(kte
Elsz' ltmal rrek n In Tuuel (0515 pa·
nl en). IPEK, 1926, pigl. 287-88."
fi~.
Huno OBI!:RIoI,II!:R: Nuevas pinturas rupestres descubIertas en 101 al.
rededoru de Tormón (Terufl). Invtstigación y Pragreso. Madrid,
a!'Jo l . núm. 1, Abril 1927,2 págs.. 2
fi~.
Hvoo OB!RM'IER Y HI!:NRI BREUIL: las plnluras rupeltru de los al.
rededores de Tormón (Teruel). Bolelin de la Real Academia dI la
Historia. Tomo 90, 1927, págs. 511-531, l ng., 14 lims.
En astos trabajos los autores estudian el último hallazgo realizado en el do·
mInio del arte rupestre levantino. Los abrigos de Tormón merecen ellnteréis despertado, no sólo por venir a aumentar el conocimiento, bastante completo ya, del
arte rupestre levantino, sino po r liU valor intrln:;eco ya que estas pinturas, em·
parentadas con las cercanas de A1barracln. por su eJII(:ucl6n y valor estético, $11
hallan por encima de la mayorta de pinturas levantinas. según declaración de los
autores..
El abrigo prlncipaJ, d. los Toros, fu6 descubierto en 1926 por el P. Prudenclo
Carcla, y se halla en el valle de OUvanas. cerca do la casa forestal del Prado de Tor.
m6n (t6rmlno municipal de A1barradn); tiene una longitud de 9 m. En varios gTU.
-221 -
[page-n-279--data::data]
4
NOTAS BIBl..IOCRAJ>JCAS
pos eslan representados 10 figuras humanu, 5 ciervos, I gamo, 1 équido, 9 torOl.
2 bisontes dudosos, 3 animales Indet erminados y 2 ~gnos. Entre las figuras humanas sobresale la de un arquero desnudo y con gorro de dos plCO$, con parte del
cuerpo rayado, que se dirige hacia un gamo herido, de bella. técnica, color rojo;
hay también una figura de mujer con faldas, muy bolTosa. Entre las figuras de
animales sobresalen dos ciervos en rojo claro con las astas en pelusa (las represen.
taciones de las astas de los ciervos de Tormón recuerdan las del aurUlacense franco-canUbrlco, lo que refuerza, junto con el hallazgo del ciervo plnudo de Sergeac, la hipótesis de la edad cuaternaria del arte levantino), varios loros en neo
gro, o en negro y rojo (el mayor de 75 cms. de longitud) y vacas. algunas de ellas
do "pecie dis t in ta del 80S Primigtniu$ (acaso el 80$ 1
0ngilron$l, mientras ot ros
pertenecen a dicha especie y son en t odo Id¡§n t lcos a los represen tad os en lo~ abri.
gos de Albarraoln. De notar son dos posibles representaciones de bl$onte$, una
do ellas en blanco con los cuernos de pe rfil, caso Ilnlco en el arte lovantino. Los
autores establecen in teresantes paralolos entro algunas do estas figuras con otras
de las series que H. Breuil reconocl6 en las pinturas de Minadela y desde el punto
d, vista de la t6cnica plct6rlca reconocen nueve series en las pinturas del abrigo de
los Toros.
Otros dos abrigos cercanos descubri6 H. Breul1. los de la Ceja do Pic:earrodl1la
y La Cerrada del Tlo Jos¡§. ambas en el t¡§rmino dc Torm6n. En los dos hay un loro
pintado; el de La Ceja de Piezarrodi11a, de 74 cms, de longit ud, se parece a los de
Albarracln, con los cuernos en forma semejanto a una lira, tiene la silueta y la ca,
bua en negro tnfIs Intenso y debajo de ¡§I hay restos de otro t oro en blanco. Nume·
rosas y buenas ilustraciones acompañan estos interesantes trabajos.
LUIS PeRlcoT
PeDRO BOSCH G'WPCRA: Da, spanlche porlugl cslsche Kuns lgtrwtrbt!
vom Neolll hlk um bis ¡ ur R6ntHUIt. En la GlMhicJ!/e des KllnsJ·
l'wtrbts olltr /titen IInd /JO/kIT ... hsgn ... Dr. H. TH. BOSSERT, pá.
ginas 158-175, I lámina en colores, 2 láms. 7 págs. de figs. Ber·
IIn 1928 (Ernst Wasmuth).
En la H istoria de Las artes indus t riales que dirige el Dr. Bo:¡.:¡ert, la parte rofc·
ronto al arto prehistórico hispano a partir dol neolltico ha $ldo redactado por el
prof. Bosch Gimpera; consti tu ye un in teresante resumen claro y conciso con una
ilustraci6n selecta, entre la que nos In teresa ospeclalmente la lAmi na en color re·
produciendo el desarrollo de un vaso de Archena y el famoso vaso dc los guerro·
ros de Oliva.
L. P.
MAN UEl.. PU/S: Ml rabd· Fonlalli.- Hallazgol arqueoI6¡lcol.-Bol . d,
la Soco CaS/IUon,nu dtl Cultura, 1926, cuad. IV, p. 177.
In teresa ocuparnos de este t rabajo publleado on 1926. Da en ¡§l cuenta
su aut or de algunos hallazgos casuales y do otros producto do sus exploraCIOnes
cn el barranco de Mirabet. término de Cabanes, provincia de Caste1l6n; barranco foro
mado por la ladera occidental do las Agujas do Santa Agued.a y hUI estribaciones
orien tales del Bartola. Los hal1azgO$ espor.t.dlcos de .algunas h.achas de piedra pu.
Ilmen tada, llamando la atencl6n del Sr. Peris sobre determinado paraJo do la barran·
quera, induJ¡§ronle a un cuidadoso reconocimiento que dió lugar a nuovO$ hallazgos
-222-
[page-n-280--data::data]
5
NOTA S BIBL IOGR ÁFI CAS
de hathas y allex, y a l destubrimiento de restos de construtclones consistentes
en tuatro paredes de piedra en 5e¡;;O. a dos caras, reqillneas y de un metro de anchas,
situadas a sobre 71 pasos unas de otras, que arrancando del fondo del barranco
dirlglanse hacia la vertiente de la loma, donde desaparecía todo rastro a canse,
tuenda tal ve: de la fuerte erosl6n producida printipalmente por la pro nuntiada
pendien te de aqutlla, Entre el material hallado en el terreno, naturalmente abun.
dante en pedernales, se mendonan: pequel'ias hathas·gtJbias de fibroJi ta; una de
ohta de doble bisel; otra de los mismo, de mediano tamaño; una espede de buril
de calvla, una gubia de pedernal; una punta de lan:a de lo mismo: varias mas, de
lanza y de fletha.. de sllex: y algu nos mitroHtos.
Sin que quepa negar la dataci6n eneollt k a de alg ún material encont rado. los
sllex de esta procedencia. vist os en el Labo rat orio de Arqueologla de la Unlversl.
dad de Vale ncla. parecen de t iempos mutho mas ret rasados.
Admitidas la supuesta toctaneidad de las rial arqueol6glco, bie n difici l es talcular la fina lidad de aquellas. Su construcció n
!!In el fondo de la b.rranque ra, la direcci6n perpe nd it ul ar a la vertie nte. y 61encontrarse sltuadu debajo de un collado, paso nat ural de las Agujas. com unlcati6 n
obligada entre las llanuras Inmediatas al mar y la serranla . h izo pensar al aut or en
un t Iradero para t8%a mayor. La extre mada peq~ lIe: de la mayorla de lu hachas
no es indicio que corrobore ta l suposición. Ello, la abundanti a nat ural de pederna l
en el!ugar de las to nstruttiones, el t ipo de a lgunos objet os de sllex y la disposición
de aquellas en serie paralela. obliga a dcscthar la supuesta finalidad.
La ulstencia al lado del collado mencionado. Jun t o a las crestas de las Agu·
jas, de un despoblado (:On restos ibtricos y hasta de la do minatión musulmana.
da fundamento para relationar el yatimiento del fondo del barranco de Mirabel .
cualquiera que fuera su objeto, con los remotos habitantes de aquel, pues bien
Iretuentemente se comprueba tómo, a lTavé:; de muthos milenio:s. ha continua_
do el hombre de diversas culturas ocupando los propios lugares, necesarios para
su dominio o su seguridad.
1.
B"L!.esTe~
Nlco!.;'s P IU NITIVO (GÓ N l"l.): Salter io ArlJueuloglcu. L u cueva. de l
Sargal. tn Vlnr de las Aguas. ArtIculas publitados en Las Pro.
vinci(ls, 23 de Oct ubre y 25 de Diciembre 1928.
Da cuenta de una visi t a realizada a la:; cue vas del Sargal descubierta en VI_
ver: habla de 1011 hallazgos que vió, proceden tes de las exploraciones re alizadas
po r los SrCll. Ri velle, y Cuill tn; 3 cut hlllos de silex bien ret ocados, I hac ha pu·
lida, 2 punzones de hueso, rest os h umanos y de ani ma les. Co n este moti vo est udIa e l
autor la toponimia de Vive ro fiJan dose espetialmente en los ttrmlnos Barranco.ur6n (q ue identif ica con ba rran to.ro ). Zal6n y Mariané.
L. P.
Jo.$! M ... It¡" CO ltll[N: Due ubrlmlento$ Arqu eológico •. En lo I lerr ll
de las Cab rill as. Las Provincias . S Abril 1927.
l o.: En las sierras de las Clbrlllas. Estación roma na de Rl ldón (Slt te·
Aguu ). Las PrOllincias. 28 Febrero 1928.
[D.: En lu I lu rls de las Cabrllllas. Es tación t neoUllea de Rald6n (Siete·
Aguu ). Las Provincias. 10 J unio 1928.
-223 -
•
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6
NOTAS BI81.IOCRÁFICAS
1D.: En ¡IS slerru de las Cabrillas (Siete-Aguas ). EstaelÓn eneolltlnIbtrIQ del CII5I«II.... LAs P,wi"cias. 7 Agosto 1928.
En el primero de estos articul~ inicia el relato de 10$ intel'e3antea descubrl.
mlentos realizados en los sierras de laa Cahril1.:u: un poblado romano y otro enoo·
IIlleo cerca del pozo-fuente de Rald6n (t6Tmlno de Siete-Aguas), y un poblado
•
habitado en e] eneolttico y época ibérica en el Castellar ¡término de Turls) .
El poblado romano ha producido hasta ahora ese"" material: ánforas y tégulu. un posible quicio de puerta; hay restos de 20 cuas con muros de piedra de
1 m. de espesor.
Muy cerca de la anterior, en un puntal muy dominante y de dificil acceso, so
halla un poblado encalllieD cerrado por muTOs de piedra soca por IIIlI panes dI!! U,·
eil acceso. Al practlcarse all! unas catas pudieron hallarse numerosos fragmentos
de cerAmica, a mano, sin decorar, reconstruy6ndose algunas vasijas, ovoideas o
t ronoocónlcas, molinos de mano y trozos de cerAmlca mal cocida, lo que indica la
fabricación Indlgena, La fa lta de hallazgos de otra especie y la misma pobreza de la
cerAmlca, creemos que Impiden una fiJaoión cronol6gica y cultural segu ra, para lo
que hemos de esperar nuevas excavaciones mAs completas.
De mayor Importancia son los hallazgos en el Castellar, meseta de acceso muy
dLflcll y que domina toda la comarca veeina. rodeada en parte por el rlo Siete·Aguas·
La ocupación eneolltica parece comprobada por la cerAmlca de aspecto
neolltico (dato al que por si solo no darlamos excesiva importancia) y por un ras·
pador y un trozo de sierra. de sllex. El poblado iMrico. de mayor Interl!s. produjo
buen número de grandes vasijas y de plato$ y otrO$ Va$OS pintados; parece dedu·
cil'$tl del articulo que 10$ motivos son !IOlamente geométricos. En una de las ha·
bitaclone$. a I m. de profundidad. se hallo un pl$o de lo:;as de rodeno regulares co·
locadas sobre hormigon de gravilla y greda. como se dispone en algunes aposen.
tO$ rurales.
L. P.
1. SA1.1.I'!STI!R
TORMO: Un .. cnimlc.. Interuantu tn ti valle de Albai.
da. Cultura Valenciana, Any JI! ( 1928), quadem IJI, pigs. 89·100;
8 ligs.: quadem IV, p¡j,g. 170; 8 fip.
Publlcaoión de la cerAmica hallada en Bélgida por D. M. Jornet, con los comenta·
rios sugeridos por la pre~ n cia del vaso campaniforme en esta$ comarcas y por la
aparición de cerAmlca con decoración cardial. Esta última y el hallazgo de es te tipo
ce rim lco en la oueva de la Sarsa, cuya resel'la va en ot ra parte del presente Anua.
rio. sirve de base para que el autor plantee los problemas sugeridos po r 05105 recien·
tes desoubrimientos.
L. P.
EIolILIO LLUCH ARtlAL: Algunta nolta labre J'Arquto logi. en lo lerme I
p6ble de Náquer • . Culturo Valenciana, 1926. cuadernos 111. p. 86,
Y IV. p. 124.
AUn habl6ndonos propuesto recoger en est a sección del Anuario s610 las refe.
renclas bibliográficas de t rabajos publicados en 1927 y 28, que traten de nuestra
Prehistoria, creemO$ conveniente ocupamos de algún otro de fecha anterior, por
su evidente lnterb objetivo. para dar asl completa idea del actual estado de nues·
tra investigación prehistórica.
-224-
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NOTAS BIBLlOCRÁF1CAS
7
El culto mae$tro de InstruccIón primaria, autor del trabajo de que nos ocu·
pamos, exploró cuIdadosamente el t~rmino de NAquera. Habremos de aclarar,
para no Inducir a error a quIen nos lea, que en este como en otros cuos,
cuando hablemos de fCxploracióm de yacimientos, aludiremos sólo al examen
superficial del terreno o a la prtctica de alguna cata cuando mAs. A ello, mÁl! a
lo primero que a lo segundo, !le ha reducido hasta hace po<:(I casi toda la Inves·
tigaclón valenciana de ClIuclones, labor acometida por personas estudiosas, con
tanto entusiasmo como escasez de medios, siendo bien pocas las excavaciones
realizadas y aún algunas nada slstemAticas. La laboriosidad del Sr. L1uch pero
mitlóle lijar el lugar de algunos yacimientos. que juzgó neolitlcos unos, otros
eneotllleos y algunos romanos. Esta clas[ficaclón seria ya hoy rectificada segura·
mente por el autor. en especial en lo que respecta a parte de lo estimado eneolltlco.
De las supuestas estaciones neol!tlcas apenas hay elementos en que fundar un
Juicio.
Las romanas (el Sa/(, Vinyes y la Torreta) parecen contener los tipos de cerA·
mica corriente de tal clase, sigillata Inclusive; sin que sepamos si se da tambl~n,
como suele .ser frecuente en yacimientos de esta especie, la iMrlca pint ada decadente.
De las estaciones estimadas eneollticas (Els TTencafls, us Sofsides" Montasp"
y Plor/al d,ls MOros) se tienen mAs detalles. Son despoblados situados, como casi
todos los de Levante, en 1&:1 cima¡ de altozanos. con defensas naturales completadas
mediante murall.., de piedra en seco. El material recogido en la superficie es el
que suele verse en nuestros despoblados, desde El Argar inclusive para atrb, y
que, s.alvo rara excepción, es insuficiente al intentar fijar una cronologla entre el
neolltlco y el grado dicho.
El Puntal dlls M6ras se destaca, Interesante, entre los demb yacimientos alu.
didos, por particularIdades excepcionales: habitaciones de planta redonda, pare.
des de losas puestas de canto y cerámica a mano exornada con mamelones e 1m·
preslonCll digitales.
Sabido es que tal despoblado ha sido clasificado par el Sr. BoS(:h como enea
ltIco (Els probltnJts orqulol6g;cs di la pravo di CastlIi6).
Sin mAs datos a la vista que los grabados de piezas de sllex que se Insertan en
el trabajo que nos ocupa (la referencia a la cerAmica es muy vaga), habrla segura·
mente que retrasar la cronologla de algún otro yacimiento estimado eneolltlco.
EI'tNUTO BOTILLA CANDELA: Excavllc!on u en
t• • Mo la Alt .. de Se.
relle. (Alcoy ). Memoria de los trabajos y desc ubr imientos realiza.
dO!. Mlmarias pubUcados por fa Junio Superiar d, Excallodolles
y anligUtdad,s. Núm. galo 94, núm. 2 de 1927. Madrid 1928. 10 pA·
glnas, 11 laminas.
Es est a la segunda Memoria que los excavadores de la Mola Alta de Serelles
dedican a dar cuenta de los result ados de sus trabajos, que a jUlgar por el m~to.
do reflejado en la Memoria y por lo bien dispuesto del Museo particular donde se
guardan los hallugos, aparecen realiz:ados cuidadosamente, circunstancia que es
de alabar, por no ser frecuente entre los aficionados.
Hasta ahora van descubiertas varias habitaciones rectangu lares adosadas a
la muralla, todas ellas con unos huecos en el piso, destinados a hogar; en un caso
un grueso tronco carbonlz:ado y unas piedras planas podrlan indicar el procedl·
mient o usado para cubrir las habitaciones.
-225 -
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B
NOTAS B I B Ll OCRÁFICAS
Entre 108 hallazgos de esta segunda campafla figuran huesos de anI males, varios punzones de hueso de tipo tosco por lo general, dos hachas pulimentadas (una
de dIorita y otra de fibroUta), 14 clpreas do pequcno tamaflo y otra bastante mayor
(restos de un collar), una punta de flecha y un fragmento de cuchillo, de cobre.
la primera hallada fuera del poblado; do! molde:¡ para fundir hachu trapezoidales
algo evolucionadas, numerosos trozos de sIerras, cuchillos y raspadores de .lIell
y buen numero de muelas de mano, Se repiten las piezas de barro mal cocido, y
aparecen otras redondeadas y con varios agujeros, suponiendo los au tores quo
las primeras serian sostenes para as vasiJas, 'f [as segundas, piezas para torcer
las fibras y no pesos de telar.
La cerAmlca, es muy abundante y carece de deco ración; $610 en 10$
pcquel'io$ cuencos muestra cierta finura; las formas $on [a de cuenco, gran vasija
ovoidea y panza esMrlca con cuello ancho cil!ndrlco; los mamelones so n frecuentes.
El hallarse a poca profundidad los objetos de metal y los moldes, hacc $uponer
al autor quc el poblado se remonta al neolltlco, aunque a esta primera capa se
sobrepuso una civilizaci6n eneolltica.
Nuestra opinión sobre este interesante punto de cronologla va Inserto en uno
de nuestros trabajos (en colaboración con F. Ponsell) en otro lugar del presente
Anuario.
Excelentes plano y fotograflas, en buen número, acompai'ian esta Memoria.
LUIS PI!II~ I COT
AI.BEI'tTO GEl. C"STII.1.0 YUI'tI'tITA: La cultura del vu o campanJlorme
(. u origen y ut ensl ll n en Europa). UniversIdad de Barcelona. Fa·
oultad de Filosofla y Let ras. Barcelona 1926. 216 pAga., CCVI lA·
minas y dos mapas.
Pocos aspectos de la Prehistoria espaPlola, y a O dldamO$ europea, han adqulrl.
n
do mayor Importancia en menor tiempo que el referente al vaso campaniforme.
En pocos aftos los hallazgos de este Interesante tipo de cerAmica se han multlpll·
cado, no s610 en nuestro pals. sino en todo el Occidente de Europa, y se hacia sen·
tir cada vez con mé.:¡ fuerza la necesidad de un trabajo que recopilase todos los da·
tos dispersos y pusiera orden en las teorlu que forzosamente hablan surgido al
compé.:¡ de Jos hallazgos. Pero esta obra no podia ser fruto mé.:¡ que de largos estu.
dios y vbltas a los principales museos de la Europa Occidental. en todo$los cuales
se guardan ejemplares de dicha especie ceramlca. Por esta ra;¡;ón nos resulta mas
simpltlco el hecho de que haya sido un Investigador espalol. el encargado de
realizar este prime r ensayo de sistematización. Gracias a la labor de su profesor
D. Alberto del Castillo, quien se Impuso el sacrificio de residir largos aftas en
Franela, [nglaterra, Alemania e Italia, la Facultad de Fl1osofla y Letras de la
Universidad de Barcelona ha podido aftadir un precioso eslabón a la ya larga
cadena de sus Interesantes publicaciones, que present a por cierto con todo carifto.
Tras un examen del estado actual de la cuestl6n, dAndose la ImportancIa que
merecen a lo.!: anteriores ensayos de slstematizacl6n del problema realizados por Bosch
Gimpera, que constituyen, especialmente el último (CfochllbechtTkultur en el Rea·
lIexikon de Ebert), una base Imprescindible para su estudio, se oc upa del origen de
la cultura del vuo campaniforme. En este punto refuerza el autor su hipótesis
emitida anteriormente, de que forma y t ~cnlca decorativa del vaso campaniforme
tienen su origen desde el neolltlco final en el llamado circulo de cultura de las
cuevas de la Penlnsula y más concretamente en el subclrculo andal uz. Es Indudable
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NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
9
el hecho de que actualmente los autores extranjeros se hallan conformes en admI_
tir el origen cspai'lol del vaso campaniforme y realmente parece lógIca la deri_
vación de la cerámica ricamente decorada de las cuevas meridionales, siempre a
reserva de que nuevos hallazgos, que no parece hayan de producIrse en la región
valenciana. no nos obliguen a rectificar aquel supuesto al hacernos conocer mejor
las cerámicas ncollticas espall.olas. El autor cree que la supuesta Incrustación de
pasta blanca se debo al contacto con terrenos calizos o yesosos.
En la parte tercera de la obra se estudia la cultura del vaso campaniforme en
la Penlnsula iMrica. estudlindose los grupos de Andalucla o del Guadalquivir,
de la meseta inferior o toledano, de la meseta superior, del sistema iMrico central,
de Portugal o de la costa oocldental, de Almerla y de la costa levantina, de la Cata·
lufla nueva o de Salamó, PirenAIco yel de Gallcla, Nos Intere$3 aqul particular.
mente la parte que trata del grupo de Almerla y de la costa levantina, De este,
grupo cita el autor las estaolones de Los Millares, Llano de la Atalaya (Purchena),
MojAcar, Tabernas, San Antón (Orihuela). Cueva 80lumlnl (Alcoy) y Filomena
(VlJlarreal). Dejando aparte los interesantes vasos de la provincia de Almerta
quedan sólo los dos fragmentos, poco tlplcos, de Orihuela, y 10$ no mejores de la
cueva Bolumini, que a 10 mis serin de especies emparentadas con el vaso campa.
niforme, y por último, el vaso entero y los fragmentos de la necrópolis de Filomena,
de alto interes; ante esta esease:t, que no creemos permita grandes deducciones,
C$ doblemente de lamentar que por hallarse del todo In~ditos no haya podido utili·
:tar el autor los magnlflcos hallazgos de D. Mariano Jornet en ~lglda, que van
descritos en otra parte de este Anuario, Fundamentalmente no modifican las conclusiones que respecto a este grupo :;eflala el autor, pero conviene que hagamos notar la aparición en ellos del tipo de cazuela y la mayor rlquua de motivos,
En la parte cuarta estudia los grupos directamente derivados de los de la Pe·
nlnsula ib~rica (Medlodla de Franela, 8retal'la, Islas del Mcditerrineo Occidental.
5iciJia, litoral toscano y Norte de [talla); en la parte quinta [os grupos derivados
indirectamente de los de la Penlnsula ib~rica (Danubio superior y afluentes, Bohemia y Moravia, Austria, Hungrla, Silesia, Sajonia, SaJonia y Turlngla y territorios
adyacentes, Rln central y territorios adyacentes. Holanda, Gran Bmal'la, Irlanda.
y por último la influenela en los circules del Norte de Europa).
En las concluslonC3 5ell.ala el autor el camino que el vaso campaniforme ha se·
guido desde su cuna en Andalucla hasta llegar a los puntos extremos de su domi_
nio, acompal'lado muchas veces por otros objeto!!. (especialmente pul'lales de cobre
y placas rectangulares de piedra agujereadas), Una vla conduce a Portugal, otra
a las mesetas y otra a Almerla para subir por Levante hasta Catalull.a; la hIpótesis de la mayor pobreza de formas y deeoración en Levante creemos no puede ya
sostenerse ante los hallazgos de B61gtda y la rique:ta general que en otras estaciones
encollticas de la reglón se nos muestra. Desde Catalufla el vaso campaniforme se
prolongarla por el Pirineo acaso hasta Gallcia. La pO$lble relacIón con Africa queda en el misterio. Del¡de el Pirineo sigue la :tona del SE, de Franela, mientras el
grupo bretón se origina desde Portugal por el comercio marltlmo. De Almena pasa
el vaso campaniforme a Baleares, SlclHa y Cerdefla, y de ah! a Toscana y al valle
del Po, donde se encuentra con otra corriente cultural venida de los Alpes. Mas di.
IIcll es señalar caminos mis alli de los Alpes, pUC3 mientras Boach Gimpera prefiere el camino del Ródano·Rin para penetrar en el centro de Europa, A. del CasU.
110 adopta la ruta alpina (Adlgto.lnn) para puar al S. de Alemania, siguiendo a
Bohemia.Moravla, de donde parie una rama a Hungrla, otra a Silesia y otra a SaJonia. La corriente venida de SaJonia y otra, llegada mis dIrectamente de la Pe·
nlnsula (por el Ródano y los palafitos sui:tos), seencontrarlan en el Rln, por el que
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10
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
el vuo campaniforme desciende para llegar a Holanda, de donde palla ti Inglaterra. El vaso campaniforme Irlandhs parece más bIen de origen bretón.
En punto a conclusiones etnológlcu cree el autor prematuro cu,lquier afirma_
cl6n, pero 51 ve en la difusión dol vaso campaniforme en los grupos directamente
derivados de la Penlnsula una eo~cuencia del comercio del cobre.
Con s6lo indicar el número de 206 lAminas que siguen al teato, se puede formar
Idea de que el autor y la Facultad editora no han escatimado medios para que la
obra marcase un Jalón do Importancia en el curso floreciente de nuestra blbliograna prehistórica. No queremos termInar sin expresar nuestra esporantll de que a l
entrar las investlgaelones arqueológicas de Valencia en un periodo do gran actl·
vidad, van a multiplicarse los hallugos de cerimica del tipo que nos ocupa, has.
ta el punto de hacer necesario dentro de algunos al'los un nuevo ensayo de conJun.
to para este grupo.
LUIS PE/UCOT
PEORO BosCH CIMP!R": Las relac lontt de 101 pueblos . ' ''ntlcol y l.
Penhu ul. Ibblca en el eoeolltlco y en l. edad del bronce. lllllts·
tifaci6" y PrOfTtso. Arlo 1, núm. 7. Madrid, I Octubre 1921.2 págs.
Corta nota en que se exponen los fundamentos para una revIsión de la crono·
logia aceptada hasta ahora por el autor para el eneolltlco y Edad del Bronce, a base
de las relaciones atli!.nticas durante estas "'pocas. La cultura de los Millares pero
durarla mAs alli del 2500 a. de J. e. y después del 2000 tendrlamos todavla el Bron·
ce I c. Este punto, que es el que aqul nos Interesa del trabajo, ha sldoposterlormen.
te desarrollado por el autor en el articulo que sigue.
L. P.
P. BOSCH CINPI!RA: O neo.eneolfllco ni Europa occldent. 1 f o problem.
d. su. cunOlo,I•. Extracto do fuco IV do vol. 111, dos Trabalhos da
Sociedadt Por/ufutSa dt AII/Topafafla , E/"ofot{a. Porto 1928, 16
pAginas.
Como último trabajo en la larga serie de publicaciones del profesor catalán,
reviste éste especIal Interés por recogerse en 61 algunas sugestiones muy recientes
e Intentarse una mayor puntualización en la cronologia de la cultura. argárica.
Dificil es resumir un resumen. de por!1 tan denso de doctrina, como el que nos ocu·
pa. Nos IImltaremOI a decir que repasa el autor las distintas culturas por "'1 seí'la·
ladas en la Penlnsula y en Franela, sei'ialando las relaciones con los restantes pal.
ses europeos, Sumamente Interesantes son los datos que aporta respecto a las culo
turas de las cuevas y del Sahara en 01 Norte de Africa, hermanas, respectivamente,
do la de las cuevas y almeriense de la Penlnsula: el sahariense (con el neol!tico
bereber) seria desoendlente de las culturas esbaiklense y atenense del Paleol!tlco
Inferlcr: la cultura de las cuevu, tanto espaftola como africana, descender!a del
capslense. La cultura del Sahara llega hasta el Fayum, en Egipto.
El estudio del 1 periodo de la edad del bronce en la %Ona atlántica europea,
hacolJegar a la conclusión de que entre el plono eneollUco, con vaso campanifor·
me, y la plena edad del bronco, eabe colocar un periodo 1 de dicha edad. del quo
forman parte on la Penlnsula las ostaclones de Alealar y las de Almerl.a de tran·
sltión al Algar. y asl aunque se mantenga la fecha do H. Schmidt, el 2500 a. de J. e.,
como t"'rmino an/I qlllm para el desarrollo del vaso campaniforme, se pueden ad·
mltlr las tendencias a rehajar la lecha de El Argar y llenar de este modo el enorme
-228-
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NOTAS BIBLlOCRÁFlCAS
11
vaclo de nue$lra edad del bronce. As! es que el autor llega a fijar los slgulente$ pe.
rlodos que Intenta dotar de cronologla absoluta: Epipal,olflü:o·Prolontolftico (6000
a. de J. C. aprox.?). Ntolftico auanlado o final (-4000 a. de J. C. o antes?). Entall·
nco (3700-2500), con sus fases Inicial y plena. Edad d,1 bronc, ¡ (2500-17001) (su.
pervlvenclu eneolitlca.s; dividido en 1, a·b-Alcalar, última fue de los Millares,
Pirenlico evolucionado en Francia, grupo bretón evolucionado, comienzo de los
megalitos Irlandeses, vaso campaniforme Inglb y holandb. clstas nórdica:¡; y 1, oLugarlco Vlelo, Fuente Bermeja, Castro Marim, cistas bretonas, comlen:o del apo·
geo de la clvlllzaclón megalltica irlandesa).
Suprlmlmo$ la Indicación dentro de cada época de las culturas que la caracte·
rban para no vernO$ obUgados a copiar todo el articulo.
Por lo u:puesto se YO la Importancia del trabajo, que no hay necesidad de pon.
derar y que esporamos ver ampliado y difundido en nuestro pals. Unlcamente nos
permltlremos objetar al mismo. que aún reconociendo la necesidad de rectificar
las fechu 2500·2000 para la cultura de El Argar, lo que dejaba en blanco poco
monos do un milenIo de nuestra historia. que no podla llenarse solo con supervl.
venclU arglrlcas. nos parece excesivo el salto y crcemos mi!.s razonable asignar
al Bronce I las focbu 2500·2000 para dejar al Bron05 11 (Argar y supervivencias
Inmediatas. las de 2OQ().1400 apro:.:., siendo esta última fecha eompaUblo con la
cronologla acaso exageradamento corta de Gordon Childe, y dejando al mismo
tiempo amplio margen para un Bronce ][ 1, on el que la influencia europea se hace
más manifiesta y los tipos mediterráneos abundan.
LUIS PIIIUCOT
P. BOSCH GIMPIII!A: Los Intlguo, Iberos y .u orlgtn. Con/tundas da·
das ,,, ,1 C,nlTo d, ¡"lucambio inl,(< Madrtd 1928. 16 plgs., 8 rigs.
Una nueva aportación del ilustre profesor de Baroe!ona sobre el problema
de l origen de loe Iberos. en que ratificándose en puntos de vista expuestos ya. re·
fuerta con nuevos ti Interesante$ datos sus hipótesis. Tras de resumir las caracterls.
tlcas do la cultura de Almerla y su eJltensión en la Penlnsula, IndIca las culturu
contemporineas del Afrlca menor, por creer que aqu~lIa procede de eirta última
reglón y mb concretamente de la cultura del Sabara. Esta Illtlma, que cada dla
se nos aparece como mb Interesante, desarrollada por gentes a quiones los cambIos
climáticos do! final dol paleolltlco obl!garon a salir de las comarcas saharIanas,
se oJltlendo hasta el Egipto. donde forma un substractum cultural de gran Impor.
tancla. Las cistas bajo túmulo y las puntas de flecha de slloJl de esta cultura re·
cuerdan claramente las mismas manifestaciones del cIrculo almeriense. Acaso ten.
dremos con todo ello la solución dada por la Arqueologla a un problema de tan alto
Intor6s; falta ahora que la Fllolog1a y la Antropologla corflrmen los resultados ex.
puestos.
L. P.
w. J.
H!MP: Sorne rack·c ul tomb! Ind habllatlon cavu In Mlllorca.
Archatolafia, vol. LXXVI, Odord 1927, pigs. 121·160, 19 flgs.,
2 h'ims.
Wllfrld J. Hemp es uno de los representantes do la nueva escuela de prehbto.
dadores Ingleses que tanto se viene significando por su atención por las cosas de
nUC$tro pals. Bella muestra de este interés han sido [as excavaciones reaU%adu en al-
-22>-
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12
NOTAS BIBLlOCRÁFICAS
gunas cuevas artificiales de Mallorca, cuyo resultado se expone en la presente Memorla. Se trata de las cuevas del grupo de San Vicente, cerca de PolJensa, 13 cue·
vas artificiales destinadas unas a habitación y otras a enterramiento; es curioso en
ollas el recinto rectangular que queda ante su entrada.
El e$caso material encontrado comparado con el de otras cuevas excavadas por
otros Investigadores (Interesante el puñal de cobre o bronce de Son Mulet que se
publica por primera vez:), confirma su atribución al periodo afgarlco; el autor, In-
clinándose por la cronologla corta, de Gordon Chl1de, sItúa estas cuevas mallorquinas hacia el 15CX) a. de j. C.
Otros grupos e:o;plorados son los de la reglón de Santa Eugenia y Alcudia, Son
Suiler y Son Mari (cerca de Artill, presentándose nuevos y muy exactos planos de
las cuevas. En las de Son Mari, en relación Indudable con talayols del lugar, se halla
otro punal de cobre o bronce de tipo argArlco, lo cual hacc suponer a Mr. Hemp
que los talayots tuvieron su comienzo cuando subsistla al1n la anterIor cultura de
las cuevas.
Sugiere Ilnalmente el auto r el parecido de las cuevas artificiales de Mallorca
y la disposición de las navetas con las cuevas sepulcrales de Cerdel'la y Provenza (las llamadas galerlas cubiertas), y por 111tlmo, con las del Marne. haciendo un
detenido y útil estudio de estas semejanzas. Otras conclusIones son las siguientes:
tas cuevas circulares son de habitaciÓn; las alargadas. que suelen tener cAmaras
laterales, de InhumaciÓn. En ambos casos existe un vestlbulo sencillo o doble, al
aire libre; en alguna ocasión se cubri6 la cueva con un túmulo. Los cadáveres
se colocaban alargados con cerámica al lado.
Los estudios de Hemp completan los realizados por J. ColomInas, y confirman
la pOSibilidad de relaciones de las Baleares con Francia, que habrán de tenerse en
cuenta en adelante.
LUIS PI!IIICOT
J.
se.vl di MIJore.. Tlr. ap. de Aui dtl Convtlnc Ar·
chlc/orico Sordo. Reggio nell'Emllia. 1927. 12 pAgs., 18 ftg:;.
CoLOMINAS: G il
Es el ultImo de los trabajos publicados por el investigador catalAn resumiendo
la labor de muchos alos de excavaciÓn en Mallorca. Reitera los puntos de vista
ya conocidos por sus anteriores publicaciones, consIderando las siguIentes tres etapas: Primera edad del bronce: cuevas naturales de habitación y cuevas artificiales sepulcrales formando verdaderas necr6pol!s; material: cerAmlca de tipo argárl_
co y escasos objetos de metal de formas correspondIentes a la misma cultura. Pie·
na edad del bronce: desarrollo de la cultura llamada de los talayots; estos últ imos
no son otra cosa que las torres de defensa de poblados, algunos de los cuales
han podido todava ser estudiados, a pesar de lo dest ruidos que estAn la mayorla
de sus muros; continúan usándose las cuevas con fin funerario; Junto a la ceniml.
ca derivada del periodo anterior aparecen numerosos objetos de bronce de tipo
avanudo, como hachas tubulares y espadas y puna les de empunadura maciza
y hoja estrangulada. Seguramente se prolonga esta cultura hasta la 4!poca romana,
Ya de esta última, de la que conocemos poblados, santuarios y cuevas sepulcrales,
tenemos muestras de una cultura original, mezcla de diversos elementos con productO! de Interpretación dificil como placas de plomo y discos de bronce. regatones de
hierro termInados por una paloma o un toro, cabezas de toro de bronce, vasos
de bron~, vasos de doble fondo (en Menorca), etc, A pesar de que en algunos de
estG$l1ltlmos objetos se han querido ver pruebas de una Influencia egea, y sIn negar
que 4!sta pudiera ejercerse, está fuera de duda que han sIdo hallados con objetos
-230-
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NOTAS BlaLIOGRÁFICAS
13
de época romana siempre que se ha reallndo unaexcavacl6n met6dica. Continua.
mas, pues, sin datos ciertOll de lu relaciones de las Baleares con el Mediterrtneo
Oriental en época anterior a la Edad del Hierro.
L. P.
PEDRO BOSCH CINPERA: I rapPOTtl fTa le clvllli medlterrante nella fine
deU 'et! del bronIO. rir, ap. de Alli dI' ConVltrto arelllologi,o sardo.
Glugno 1926. Regglo nell'EmUla. 1927. 18 ptgs., 6 figs.
Una nueva aportaci6n del prof. ~ch Glmpera al estudio del Interesante problema de las relaciones medlterrineas en las edades prehist6rlcas y para cuya
solución nos cabe expresar la fundada esperann de que la labor de nuestro Servl.
clo ha de !Jer particularmente fecunda.
En el presente trabajo el praL Bosch Glmpera ratlflca conclusiones suyas de
otros trabajos anteriores y con nuevos datos a la vista resume el estado actual de
la cuestl6n. Parte el autor de las relacione!, hoy bIen comprobadas, que la Penlnsula
mantuvo durante el Eneolltlco, por un lado con el Atlli.ntlco y las Islas Brltli.nlclll,
por otro con las Islas del Mediterré.neo Occidental e italia. haciendo constar que
cree se trata en ambos casos de relaciones pacificas de caricter comercial y no de
emigraciones de pueblos.
Sobre todo son interesantes las relaciones de la cultura sarda de Anghelu.Ruju
con el eneolltlco del SE. de Francia y de Almerla (dlrlase mejor del Levante espa.
ftol) y de Cerdefta debe proceder tambIén la Idea de los grandes monumentos de
lu Baleares. Idea que parCQC proceder en último t~rmlno del que Frobeniua llama
tc!rculo cultural de Ja Sirte., correspondiente a pueblos sudaneses, en el N. de Atrl.
ca: es la misma Idea que encontramos desarrollada en dos torres de defensa Ibéricas,
la de Loll Foyos (Lucena del Cid) y de la Torre Cremada (Valdetormo, prov. de Te.
ruel). La edad del bronce peninsular la conocemos mal huta que al llegar al final del
la misma, numerosos dalaS nos comprueban las relaciones med lterráneas-hach a
plana con pedúnculos laterales. espadu de empuftadura maclu, fibula de arpa.
hachas planas macizas (prueba de una pe rduraci6n de los tIpas arcaicos en el Medl·
terráneo Oooldenlal). La aparición del hierro en los talayots y en el depósito de
CampotéJar (prov. de Cranada) prueban que el nuevo metal se propag6 por el Me·
dlterráneo en la misma ~pooa que en el Egeo (IOOQ·I2(X»), algo después que en Eglp.
' o (hacia el 1 Las relaciones exlstian, pues, entre ambos ellt remos del Mediterráneo, pero
Indirectamente, esto es, de Isla en Isla. Aprovecha la ocasl6n el autor para ratifl·
car su creencia de la falta de pruebas para admitir la poderosa Influencia egea en las
Baleares y en la Penlnsula, que algunos arqueólogos han supuesto.
Pasa después el autor a tratar de ellplioar la causa de las re laciones medltem1·
neas de Espafta y cree encontrarla en el comercio del metal: CQn la plena edad del
bronce esta fuente de producción se ve suplantada por loa yacimientos del Centro
de Europa y se debllltan las relaciones hispánicas. Acaso la plata espafola lleg6
hasta el Egeo.
Por último estudia brevemente la evolucl6n de las relaciones de los aqueos de
Egeo con SU!! vecinos (heUtas, Siria, Egipto) para deducir que los aqueOll segura.
mente buscaron los productos de Slcllla y por mediación de hta los metales de ü<:.
cldentc. cuando las luchu co n sus vecinos del E. les impIdieron el aprovislonamien.
t o en Chipre y Asia Menor; despub del siglo XII t odo el Egeo se halla en convul·
sl6n y no parece que deban ser aún los fenicios 10$ Intermedlarlos enue Espafa y
-
231 -
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14
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
el OrIente; es temerario afirmar que fueran los tartesios, siendo mAl¡ probable
que el comercio se realizara por etapas.
Finalmente "ltiste alguna baso arqueológica en Ce rdel'ia para suponer acerta.
da la Identificación de shardana, shakalsha y tursa con los sardos, slculos y etruscos. y que estos pueblos desde el AsIa Menor pasaran a Italia y sus Islas; los fenl·
elos no haclan otra cosa que seguir los pasos de estos viajes anteriores; el hallarsc
las BaIeiU"e$ fuera de su ruta, explica la decadencia y aislamiento de Mallorca y
Menorca hasta la época cartaginesa.
Creemos In11tl1 insistir en la importancia que tienen para la Prehistoria levan.
tina estos problemas y en la maelltrla y erudicIón oon que son tratados por el
autor de este trabajo, que va ilustrado con varios mapas.
LUIS PeRlcoT
ADOLf' SCHUL'fEN: Tartessos, Klio Bd. XXII, Heft 3, Lelpzlg, 1928,
pAginas 284-291.
Nuevo resumen, puesto al dla, de los datos referentes a Tartessos, recogidos
por el Incansable Investigador alem¡ID. Entro las afirmaciones que aqul nos Inte·
resan conviene haoer notar las siguientes. Se ratifica el camino seguido por los na.
vogantes meditem!.neos para llegar a Kotlnussa (Qdi:) por Cl-omyussa y Molussa
(Mallorca y Monorea), Pityussa (Ibl:a) y Ophlussa (Formentera); Hemeroscopelon
se hallaba en Denla, efectivamento; 01 Imperio tartesio llegaba hasta el cabo de la
Nao; la Dama de Elche es obra de un artista tartesio con una indlgena por mode·
lo y con el estilo griego arcaico do] sIglo V. Despu&! del ail.o 500 se fundan Alonl!
(junto a Benldorm) y Akra l..euko (Alicante). De especial ¡nter&!, aunque hayan
sido hechas con anterioridad por el propIo autor, son las siguientes afirmacIones:
todo el arte del S. y SE. es tarteslc; Ics tartesios fueron los dlsc!pulos de los grle·
gos: el arte Ibbrlco autóctono no existió, pues los iberos eran todavla bárbaros
un sIglo antes de J. e., a pesar de que ~obre ellos tambMn se oJorcióla Influencia
griega. Este contraste solo puede expl1carse con la hipótesis de que Tartessos ha.
bla sido fundada por gentes orientales, mis concretamente del Asia Menor en relación con los cretenses, de manera que Tartessos tenla una profunda raigambre
cultural; la tennlnaci6n .~$$Os, propia del Asia Menor y los objet08 de prooedencla
cretense a lo largo del Mediterráneo confirmarlan esta suposición.
L. P.
AOOLI' SCHULTEN: Die s! ulen des Herakl es. Tir. ap. de la obra O. lES'
S8N: Die Strasse yon Gibraltar. Berlin 1927, p;gs. 174·206, 5 flgs.
una ¡ámlna.
En el detallado estudio que A. Schulten dedica al estrecho de Gibraltar desde
el punto de vista hIstórico y topogr4fico antiguo, nos Interesan las comparaciones
con el Pellón de ¡fach. Este aparece tamblbn en relación con el nombre de Calpe
y volvemos a encontrar el nombre de Calpe en un promontorio de la Bitinia (hoy
Klrpe), llamado también column:l.ll de Hércules. En los tres C:l.ll03 se trata de altos
promontorl03 en forma de penlnsula. Por varlas razones supone Schulten que el
nombre de Calpe prooede de la Bitinia y fub traldo aci por los navogantes helenos
dándose primeramente este nombre al PeRón de lfach, antes que a Gibraltar.
L. P
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NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
15
P. B03CH GIMP!RA: Fralen der Chronologie der PhOni:r.lschen Kolonl5allo n In Spanlen. Tlr. ap. de Kfio, Bd. XXII, heft, 3. Lelpzig 1928.
24 pigs.
La cuestl6n de las colonizaciones sufridas por la f'enlnsula vuelve a hallarse
sobre el tapete. sobre todo desde que &:hulten despertó nuevamente el Inter~
por Tartessos y avivó la ya antigua poll!:mica sobre Avleno y los viales griegos a
Espana.
En el presente trabajo se intenta presentar todas las fuentes que tenemos de
Ja coJonlucl6n fenicia y por una razonable critica de las mismas hacer comprender
el escaso fundamento que existe para continuar dando fe a Ja tradIción. que quiere
una fecha muy remota para la fundación de Cádit y reserva un papel muy grande
a los fenicios. Asl llega el autor a las siguientes conclusiones: en los textos blbli·
cos se habla s610 de las tnaves de Tarschish, de manera vaga, pudIendo referirse
a un tipo de naves; la fecha tradicional de la fundación de Cádlz se conserva sólo
en fuentes muy posterlores, de escaso valor; sólo en el siglo VI J se encuentran
datos arqueológicos y literarios seguros del comercio fenicio; es posible por lo tanto, dudar con acUoc y con Clerc de que Cádiz fuera fundada anteriormente. Pasa
despuM a estudiar el estado actual del problema de Tartessos para concluir que la
aparición de los fenicios en la costa española no debe oolocarse mucho mis allá
del siglo VI JJ, que el comercio fenicio se desarroll6 durante eJ VII, durante el cual
se fundaron las colonias de Ibiza, que en el VI decayó hasta que con el fin de la
hegemonla focea en 535 es sustituido por la ocupación cartaginesa. que empieza
L. P.
la verdadera colonluoiÓn.
CAItLOS ROMÁN: Excavaciones en Ibl:r.a, Mlmorio dI lo J. S, dI Eu.s, y
AlltS., núm. 91 (9 de 1925·26), Madrid, 1927; 23 ps. con V lims.
Merece gran atención a nuestros Investigadores todo cuanto se refiere a la co·
Ionización y fugu dominio pílnico en Levante. porque su mejor conocimiento
ha de ayudar a esclarecer algunos problemas que plantea la excavación de estaclo.
nes de la avanzada edad del hierro cercanas a la costa. Gran importancia tienen
para ello las excavaciones que, desde tiempo ha, vienen practlc.indose en Ibiza.
trabajos emprendidos a partir de 1917 por la Junta Superior, que delega la dirección en D. Carlos Rom!n y Ferrer.
La Memoria de que nos ocupamos refil!:rese a la labor realinda en 1925 y liml.
tada a la zona de Puig du Mlllins, campaña menos fructuosa que las anteriores,
por haberse efectuado en terreno que fué antes objeto de reiteradas rebuscas clan.
destInas, Se excavaron siete fosas y 15 hipogeos, en su casi totalidad saqueados
tiempos ha. Encontráronse, entre el ya conocido material de esta procedencia, los
siguientes objetos merecedores de mención: anillo de oro con chat6n de forma eUp.
tlca, que lleva grabados una serpiente y ot ro animal no determinable; dos aretes,
de lo mismo, de forma corriente; amuleto de plata representando una divinidad
egipcia, algunos aretes y dos pendientes con remate circular, t odo de plata; dos
escarabeos, uno de ellos de cornalina, decorado con una orante de estilo egipcio y
montado en oro, y el otro, de diaspro. montado en plata, que lleva un león de glÜto
oriental; un esenciero de vidrio, en forma de anforlta, ornamentado con zlp-zap
de pasta vltrea verde, negro y ocre; un estilo o punzón de vidrio uul. incompleto;
cuentas de collar también de vidrio generalmente azul, y algunas policromadas
con tonos azul, ocre y verde; otras cuentas de hueso y de loza; amuletos, también
en su mayorla de estas mismas materias, con representaciones dlve~as en que pre·
-233-
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16
NOTAS BIB LIOGRÁFICAS
dominan 108 falos y slmbo!o! y divinidades eglpcla:s; lucernas rodias y pUn!cas: un
pequetlo arEbalos italogrlag" de forma achatada y de figuras rolB..!, decorada con
la de un tIgre; dos vasos biberones, de barro y forma ordinarios; un par de estatulllas de las de forma acampanada y otra de las de estilo que se JU!f. netamente
púnico, con orificio en la parte superior. para colgarla, y pares de taladros a los la·
dO$ para sujetar collares; y un vaso que afecta la forma de estatuJla de balTO,
busto de mujer vestida de túnica y tocada con tiara estrecha y alargada que cons-
tituye la boca de la vasiJa. figura que por su novedad y perfección parece destacarse
como excepcional entre los demás hallazgos de esta clase.
Es de tamentar la escasez de Ilustraciones que suelen aeompaflar a las Memorias de las excavaciones de Ibiza, lo que unido a la concIsión de las descripciones
de algunos objetos, hace poco aprovechables, a veces, los datos que nos sumlnls·
tra, para el estudio comparativo con material hallado en estaciones levantlnas.
1.
BA~1.P;.'HP;~
Nlco~b P~IW:ITIVO
(G6w:!z): SUana, contrlbucl6n al estudio toponlmico de la Ora Marltlma de Rulo futo Avleno. Aria/u d!f Ctnf,o
dt Culfura Va/tnclana. Afto 1, núm. 1, Enero.Junio de 1928. págl.
nas 97·112. Afta 1, nllm. 2, Jullo.Dlclembre 1928, pág. 176·208.
El Interesante estudio que nos ocupa y del que s6lo va publicada una pequefta
parte. representa un nuevo Intento de resolver las abst ruSlU cuestiones que el tan
manoseado texto de Avieno ha planteado entre los InvestIgadores. Limitando su
estudio a la parte de la 0'0 referente a la región levantina, el autor se ha colocado
en condIciones ventajosas frente a muchos ot ros autores espai'loJcs y extranjeros
que han tratado de Iden tificar los lugares indicados en aqu~na; estas cond iciones
derivan del detallado conocimiento que el autor t Iene de la costa levantina y de
Sll# continuas exploraciones por la reglón valencIana, que ha recorrido en todos
sentidos, descubriendo Innumerables estaciones de las edades prehistóricas. Por
osta razón hemos de felicitarnos de que haya emprendido el trabajo que nos ocu·
pa, pues de ,sI espe ra mos aclaraciones y puntos de vista enteramente nuevos on el
ya viejo problema de la InterpretaciÓn de Avieno.
En su primer articulo el autor supone que uno de los que manejaron el perlo
plo original antes de Avleno lo compendió. sup rimiendo párrafos enteros y co·
sIendo despu,ss los fragmentos resultantes que dejaron entre sI grandes vaclos,
a uno de estos cortes atribuye más adelante el autor la omisión de Em porlon y Rode.
Pasa después a estudiar la frase del Periplo: ... aquT Istuvo tf t~fmino dt los Taf.
Itsjos .. • Cree que el geógrafo original recogió en esta frase una t radicIón y no un
hecho ocurrido. Esto le da pie para hablar del valor de la tradi ción popula r. El
t,srmlno de los tartesios debe sit uarse para el autor en el mismo peMn de Calpo.
Del cúmulo de datos de diverso orden que aporta el autor con su erudición y pero
fecto conocImiento de los lugares. recoge remos los que nos parecen m!s Interesan·
tes, sin insistIr en los de orden filol6glco por pertenecer a una t6cnlca ajena a
nuestros estudios.
Calpc se hallaba en la ladera del ?cMn de Hach, donde se han hallado restos
do construeolones y objet os preromanos; este peflón recibe los nombres de Ifach
(que en lenguaje prcrromano cree probable significara gran caballo, colncidien.
do con la forma de caballo acostado que el pei'i6n presental, de Glbraltaret y de
Calpo (que el autor cree t opónimo valenciano Igual a fosal; navegantes slcanos,
antes de. la formacl6n del Imporlo t artesIo, lo llevarlan a Andaluela y despu& se
-23< -
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NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
17
formó la leyenda de que fueron los tartesios los que lo trajeron a Valencia (ya que
por ser los últimos todo les era atribuIdo como ahora ocurre oon los moros). Cree
equivocados a Carpenter, al suponer que aqul 110 encontraba Hemeroscope]o, ya
Schulten haciendo a [fach una de las tres Islas que seglln Avleno dilen ompliammle la costa (que para el autor son las tres de Tabarca).
Pasa despu~ a estudiar el lugar de Herna, que sitúa en Bemla, topónimo que
compara con Irlanda (Erin-Ern-Bem) y con Berna (Sui za), con significación
de es/ar ;unlo al rio. La sierra de Bemla, abrupta y fácil de defender, parece IndI_
cada para haber sellalado el t6rmino de los tartesios, pues el camino del puerto
de Bernla, junto al Mascarat, es de gran valor estrat~gloo. Herna debIó encontrarse alll y efectIvamente en el fort del Mascarat, en lo alto del paso, halló el au tor,
adem:1s de restos medievales, cerámIca de dos ~pocas: eneolltica e Ib6rica y helenlstlca. caso frecuente en las estaciones levantinas. Este hecho le da pretexto para
sentar una hipótesis que aunque posible, es a nuestro juicio algo prematu ra. Supone el autor que durante el eneolltlco se encastillaron las gentes en los
riscos, abandonAndose los poblados en las cumbres hacia el afta 2000, volvl~ndose
a ellos en la 6poca Ib6rica. quedando por lo tanto un hlatus de 1.500 a ftas, ~poca
de paz que termina con las luchas entre celtiberos del InterIor e iberos de la costa,
favorecidas por 10$ cartaglne,es que deseaban apoderarse de la corta. Durante
este hlatu$ se desarrollaron grandes ciudades. de las que sólo queda el nombre:
Tartessos. Masslena, Sitana, pues enterradas a muchos metros de profundidad
no han podido ser descubiertas. y en tanto nada sabemos de la civilización de las
llanuras. Al primer encastllJamiento deben referirse 10$ versos 137-145 de la Osa
Marltima, y quienes se encastillaron fueron los Ilgures (ligur_habitant e de la ori_
lla), que no formaban ni una raza, nI un pueblo, para defenderse de una nación
marltlma. Esta hipótesis puede verse desarrollada en el articulo del propio aUlor
Inserto en otro lugar del presente ARCHIVO.
Respecto a este pun to nos permitiremos observar, reconociendo lo sugestivo
de la hipótesis propuesta, que en nuestra opinión aunque exista realmente una ~po_
ca de la que tenemos pocos datos, acaso el hlatus no sea muy largo si aceptamos
el rejuvenecimiento de la cultura argArlca. tan en boga hoy dla, y por otra parte
tampoco ncs parece prudente llenarlo ccn una civilización hlpot~tica de la que
existen IndIcios sobrado escasos para afirmarla. Otro pun to muy Interesante y
que no oreemos suficientemente dilucidado, es el que se re fiere a la presencia de ce.
rAmica tosca, a mano, en los poblados Ibérlcos; creemos que mIentras no exista
estratigrafla segura, el hallazgo superflclal Q en un mismo nivel que la pintada,
de aquella especie cer4mica, no es razón decisiva para suponer un estaNeclmlen.
to neolltlco, aunque la t opografla de los poblados ibéricos nos seftale, a veces, a
priori, que dichos lugares hablan sido, probablemente, ocupadas ya por forta_
lezas neolltlcas.
Volviendo al Periplo, el autor deduce de lo afirmado hasta ahora, lo sIguien te:
habiendo estado Herna deshabitada entre los anos 2000 a 400 a. de j. C., entre
ambas fechas hay que fechar el Periplo, que seria escrIto acaso, según el aut or,
par un navegante nórdico, ya que la Oestrlmnla se hallaba qulzAs en Noruega;
adem:1s, no debió ser uno sólo sino dos por lo menos los periplos utilizados, siempre dentro del hlatus sena lado.
AsI, seglln el autor, los tartesios negaban en tiempo de la Ora hasta la sIerra
de SernJa. que era ocupada y defendida por otras gentes: los gimnetes, a los que
el autor Identifica con jinetas, que :;erla la denominación Indlgena. Aqul termina
la parte publicada del trabajo, cuya conti nuacIón debe esperarse con todo Jnter~,
LUIS PII'IICOT
-
235-
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18
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
A. SCHULTI!N: for st hllnc cn In Spanlt n. 1927. Archn)logiscJ¡" Anlti-
ttr, 19272-3,
Berilo 1927, pAgs. 198-243, 18 figs.
En el presente estudio se relatan los trabajos exploratorios realludos en 1927
por el profesor de Erlangen. Pre$cindlremos de la parte que dedica a Numancia,
Zamora, Santibáfle:. ctoeres y Cidl:, para referirnos tan s610 a la costa levantina, que recorri6 desde Alicante. y de cuya parte haremos un resumen detallado,
no habiendo sido posible Incluir su traducdón en el presente Anuario.
Empieza lamentándO$(l que la costa levantina espaliola que por sus colonias
griegas es, Junto con Andaluc.a., la región espaflola de mayor ínter&! para reali·
zar en ella excavaciones, haya sido huta ahora tan pOCQ e:o;plorada, mientras se
daba preferencia a los poblados pobres del interior,
Entre e l Sucro y Cartagena, Artemldoro cita tres colonias marsellesas. Una de
ollas os Alonls, quo por las citas de otros autcres hay que colocar en Benldorm
y su Isla: Ptolomeo la confun de con Portus !licitanus. Otra de las colonias marse·
Ilesas dobe ser Akra Leuke. citada por Oiodoro y Livio, situada en el actual
ca.:stillo de Santa Birbara (Alicante). La tercera era Hemoroscopelon (Denia).
En Alicante, Schulten comprobó las magnUlca.:s condiciones del eastUlo de Santa Birbara por su situación y amplio panorama. mientras en sus laderas hallaba
ceramica ib~rica y campaniana. En el Tossal de Manlses y La Condamina, 4 kms.
al N .. hay que colocar a Luoentum (han aparecido al!l muchas lapldu. cer:!.mlca
IWrlca y romana). Vlslt6 la isla Plana. la Planesla de Estrab6n. cuyo nombre deriva de .. 1.Tt'l,_vagabundo (pirata): el poblado debla hallarse en el Istmo que di.
vide la isla.
Un poco al O. de la actual Santa Pola se hallaba el Portus !licitanus. el puerto
de Elche; su importancia como punto de entrada do las Influencias hel~nlcu debió
ser grande como lo prueban los hallazgos de la Alcudia de Elche, que convendrla
excavar; en ella y en el Portus Ilicltanus se han hallado vasos griegos del sIglo VI,
cosa que s610 ha ocurrido en Ampurlas. Ademb. la Inscrlpci6n de Alcoy es Jonia,
del siglo VI, y se han encontrado en el hinterland figuras de bronoe de CIlite mismo
,Iglo.
Siguiendo hacia VllIaJoyosa se encuentra el Tos.sal del Moro, con oer:!.mica
ant Igua, yen aquella población hay restos romanos, pero segó.n el autor no puede
ser Alonls como se ha pretendido. En sus alrededores existieron numerosas villas.
Desde Altea vislt6 el lugar en donde supone se hallaba Alonis, Benldorm, situado
en una penlnsula, con la Isla de IU nombre a dos millas de dbtancla; en la isla
hay cer:!.mica iWriea y romana; el nombre debe proceder de la semeJan~a de la
forma de la Isla con la de un mont6n de 5<11.
Entre VillaJoyosa y Benidcrm hay un sepulcro romano, la Torre de San Jos~ ,
con varios pisos. Da cuenta después de Jos haJJa~gos realizados por don Francisco
Martlne~ en Altea y sus alrededores: en éstos se encuentran restos do numerosas
villas; un largo acueducto en ruinas muestra quo esta reglón se regaba, siendo la
irrigación levantina, segó.n Schulten, de origen romano o cartaginés, habiendo est udiado ~I mismo en el Aloca romana procedimientos semejantes. Junto al Cabo
Alblr exlstla una villa do importancIa. La comarca est:!. llena de restos de pobla_
dos Ibéricos. teniendo el aspec to de uno de éstos la mIsma Altea; cerca de ésta,
entre el mar y el tia Algar, exlstirla uno importante y otro se hallaba en Altea
la VieJa. cuya necr6polis ha encontrado D. Francisco Martlne~.
1Justrando su, palabra.:s con Interesantes planas y lotografla.:s habla de Calpe,
objeto en estos dlas de tantos estudios, como demuestran las presentes notas bl.
bllogr!ficas. El nombre de Calpe lo reclbl6 de los grle¡:os (v. la resela de su otro
-Zl6 -
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NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
19
trabajo: Di, 5;"1," dts Ht7ok/ts, en la pago 232, y del de D. Nlcol" PrimItivo G6.
me:: 5;'0110. en la pago 234), pudiendo ser el de lfach. ib~rlco, por el prefijo i-; de la
pella pasó el nombre de Calpe a la ciudad situada en su ladera, y desputs, al aban.
donarse 6$ta por la malaria, pa5ó al pueblo edificado mas 14fJos. Segun Schulten,
Clrpenter estudió bien Hach. pero su identificaciÓn con Hemcroscopeion no es ¡uso
ta, pues en Denla realmcnte hay una laguna y tiene condiciones de atalaya (con
este caracter sirviÓ a Sertorie). mientras la cumbre de [Iaeh no era acoesible hasta
hace poco.
En la ladera occidental del monte se han hallado numerosos restos. entre ellos
ceramleaeampanlana y atica (un fragmento de6$ta, del siglo V. se halla en la coleccl6n de D. Francisco Martlne:). El poblado que alll existi6 es mb veroslmll fuera
griego que lb6rioo, a Juzgar por el nombre y por la poca afiel6n al mar de los lberOl: las salinas exIstentes, con un paso abierto en la roca, servlrlan de puerto In_
terior. Al otro lado de las salinas, sobre una colina. se levantÓ un templo romano
seguramente dedicado a la Venus marina. yen la orilla, en el lugar llamado /:/(//los d, fa r,ína. hay restos de numerosas casas.
Ilach lu6 en 6poca prehist6rica una isla, pero en la 6pooa grIega ya era penln·
sula. Con ella debe Identificarse una de las tres islas eltadas en la 0'0 de Avleno
entre el Cabo de Pales y el de la Nao, pues los griegos llamaban tambl~n n,SQS a
las penlnsulas que vistas de IeJes semejaban islas.
En Denla (Dlantum, Dinlu), al pie del cerro del Castillo, se hallaba la ciudad
antigua. de la que queda un muro ib~rico, En el siglo VII_VI se establecieron alJl
los foceos. que levantaron un templo a su diosa nacional, Artemls; durante la gue·
na sertorlana sirvió a Serlorio y a sus piratas cilicios, hallándose el puerto al N.
del COITO, en una laguna. hoy seca; por el S. tambl~n penetraba el mar, de modo
que Denla era una penlnsula, La Dianium romana se hallaba en la ladera S. del
monte, DOmo la ciudad actual. Los restos de una capilla. de 10 x 5 ms_, visibles en
lo alto del monte, deben ser los de la cel_Ia del templo antlguo_
Re~peeto a la desembocadura del Júcar. acepta Schulten la~ indicaciones de
N_ P. G6mez, suponl~dole triple: la actual, una al N. hacia la Albufera, otra al
S. (por Favareta). Cree que Suero se hallaba al otro lado de Albalat. y fu~ destruida en la guerra sertorlana, pero quedó el puente romano sobre el Jucar y la esta·
clón de la via, Ad Sucronlm. Sleana, segUn el autor, puede hallarse en Cullcra.
pues el Poriplo pareco indicar que estarla junto a la costa.
Pasando a Almenara visit6 los restos que cree indudablemente del campamento
romano de los Esclplones en la segunda guerra puntea, citado por Poliblo, badndose en su magnifica sItuación a la vista de Sagunto, en las semejam:as con el campamento do Renleblas y la proximidad del templo de Venus. El campamen to se
adapta a la lade ra y forma un trapecio de una longitud que se aproxima a los SOO
metros; se conservan los muros de piedra, las puerta.s y los restos de 16 torres: en
su Interior hay sellales de edificios. pero faltan restos de ceramlca.
Del templo de Venus queda poco; se halla ahora a 2 kms. de la costa. pero en la
antlglledad se encontrarla en la orilla: una laguna sellala el puerto IndIcado por
PoUblo, en el que ancló la flota de los Escipiones_ El templo mide 15 X J2 ms .. vJ~n·
dese restos de una escalera, D. Luis Cebrian conserva un capitel JÓnico con dOI
delflnOll a am~ lados de un tImÓn; este templo fu~ edificado primero por [os 10ceos, pero el capitel es romano, Al S. del templo hay una necrópolis romana con
alguna dedIcatoria a V"n,ri(san,ta,,). Una ciudad Ibérica se levantaba en el monte
del castillo de Almenara y alll cerea se conservan tambl~n restos de una via romana,
Por último visitó el autor Borriol, donde comprobó que el collado en tre Sonlol
y Puebla, en el que abunda la pitarra negra, debe ser el lapid,s alri donde los
-237-
•
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20
NOTAS BIBl.IOGRÁl"¡CAS
romanos encerraron a Hasdrúbal; ¡liturg! debió hallarse Junto a Gabanes y Mentissa,
Junto a Borrlol.
El prol. Jesscn acompaña este importante relato con un estudio geográfico·
geológico de la costa desde Cartagena a Castellón.
Algunas de las identlflcaciones defendidas por el prof. Schulten no son acepta·
das por otros autores, y asl González Slmancas cree púnico el campamento de Al.
menara. Por ello remitimos al lector a las notas en que resumimos los trabajos de
los Sres. N. Primitivo Cómez, F. Martlnez y González Slmancas. Pero no pode·
mos dejar de expresar nuestra slmpatla por la labor infatigable del sabio catedrá·
tico de Erlangen. que ha aclarado tantos puntos obscuros de nuestra geogTafl.a
antigua y en la que no pueden tener importancia los dIsentimientos en cuestione!;
de detalle.
LUIS PUICOT
F. MAflrIH!Z y MAII.TIH!Z: Arqueologla Valenciana. H~moro!co ptlo t
Hach. Tir. ap. del BQf,lf" dI! la R. Acod. d, la H. Madrid 1928,30
páginas, una lám.
La publicación por el prof. Rhys Carpenter de su articulo sobre Hemerosco·
peion. que forma parte de su interesante Ubro Th, GTuks jI! Spa¡n, ha provocado,
como era de csperar, la respues ta de los que creen errónea su interpretación de los
textos antiguos al colocar dicha colonia griega en la punta o promontorio de lfach
junto a Calpe. abandonando ]a clásica teorla que identifica a aquella con Denla,
]a Dlanlum o Artemision. Y hay que con fesar que vista la cuestión serenamente,
despub de [os argumentos brillantemente aducidos por el autor del trabajo que
reseñamos, la hipótesIs tradicional parece resultar victoriosa.
Los argumentos que hace valer D. Franciaco Martlnez. son los siguientes. No
abundan en Cenia los restos cerámicos griegos, pero no faltan las monedas griegas
y los fragmentos campanianos y griega croe tambl(§n una cabeza de Atenea (que se
reprodUDe en una lámina) hallada en un huerto donde se supone estuvo el templo
de Diana. La antigua Dianlum concuerda en ab$Oluto con las condiciones que lijan
Avieno y Estrabon, ya que por una parte pueden aduclrse numerosas pruebas de
todo orden, Incluso folklÓricas. en favor de la existencIa de estanques y marismas
Junto a Denla y po r otra parte el vecino Montgó, de 761 ms. de altura, CIiI una ata·
laya de mucha mayor Importancia que el promontorio de Hach, y desde la misma
ciudad y DeHO de San Nicolás so divisa hasta Tarragona e Ibiza,
Su situación fácilmente defendible y las condiciones de su puerto aseguran
que debió ser la base naval de Sertorio de que nos habla Estrabón. Por último. CIiI
Indudable que en el castillo de Deniaexlsten restos que parecen pertenecer a un ano
tiguo templo, que seria el mencionado por Estrabón como dedicado a la diosa Diana.
En una segunda parte de su trabajo. el autor demuestra que lfach no pudo ser
HemerO$Copelon, Sobre el promontorio dicho, casi Inaccesible. no se encuentra
resto alguno de habitación: bajo el acantilado es Indudable que existió una pobla·
ción por hallarse los restos de las construcciones. con cerámica lbbica, campa·
nlana y romana, y aún posterior. pero no puede hablarse de templo en lo alto,
Como atalaya no sirve más que para el E. y S .. pero no hacia el N.; la existencIa
del puerto es completamente inadmisIble, a no suponer un movimiento de la
linea de la costa, el puesestanque hoy existente no tiene boca y si solo una
abertura en la roca, de 90 cms. de calado, inadecuado para grandes buques. Los
restos de construcciones de la finca llamada Alginech deben ser romanos por la
abundancia en ellos de terra slgil·lata; lo mismo ocurre con los conocidos Baños
•
-
238-
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NOTAS BIBLlOCRÁFICAS
21
d, fa R,ina. Finalmente da cuenta del hallazgo realizado por el Investigador in_
gl~ Mr. Hemp, de abundante cerámica ¡b~r¡ca y campanlana Junto a restos do
construcciones, en la olma del MontgÓ.
Es de desear que se multlpllquon estudios como el prosente, pues el conocimiento profundo del terreno da a los investigadores nacionales una onorme ven_
taja al tratar de I'fICOnSlrulr nUC$lra dificil gcograna anUlua.
LUIS PI!ItICOT
Peolto BoscH GIMPI!ItA: Ibulsche Krlelerkclpfe IIlI dem Cerro de 101
Sanlos (Spa nlen ). Tir. al'. de AlIlik, Plastilc, Beriln, 1928, 5 págs.,
4 lip.
Publicación de un busto conservado en el Museo provincial de Murcia, del
que habla ya dado cuenta P. Par!s, y de otro adquirido en 1917 por el Museo de Barcelona. En ambos casos se trata de represen t aciones de soldados, rara la primera
por la forma del casco, Interesantlslma la segunda po r la belleza de los rasgos y
perfección del trabajo; indudablemente mUC$tra uno de los prototipos que fueron toscamente reproducldD1l en tantas copias adocenadas como en el mismo Cerro de los Santos han aparecldo_ El primero de estos bustD1l presenta rasgos de ma·
yor soltura tl.cnica. pero ambos pueden ponerse como paralelos de la última etapa
del arte arcaico griego. Otras oonsideracionC$ sobre este aspecto pueden leerse
ampliadas en el trabajo del mismo auto r Inserto en el presente Anuario.
L. P.
J. CAed: Dccor.clonu hlspinlcu, ArchillO ISpailo/ d, ar', y arquto/of/a; Madrid, 1928, págs. 97·110, 20 liga.
Trata do reivindicar, el infatigable arqueólogo D. Juan Cabr6, en el trabajo
que Inicia, como propios de nuestra arqueologla prerromana, los productos do las
Industrias metalúrgiClllll dol periodo que viene denominándose hispánico, objetos
bien diferenciables de sus similares del resto de Europa; y tiende a comprobarlo
con el estudio de las placas de bronce para cinturón, de las que escoge, para ello,
las rectangulares sin calados InterloTCS.
Dedica el autor esta primera parte de su labor a los broches de tal tipo decorados con grabadoll más o menos prolundos, pielas que estima escasas y halladas
principalmente en el sur de la penlnsula, salvo algún que otro ejemplar descubier_
t o en el reino de Valencia, en la provIncia de Teruel y en Calaluna; y deja para más
adelante el estudio de. las placas exo rna das co n Incrusta ciones de metales precio·
sos y con delicados cincelados, pinas predominantes en la meseta central y más
abundantes que el tipo antedicho. Data el Sr. Cabr~ los broches del primer grupo
hacia los siglos VI a I II a. de J. C., por estimar van unidos a vasos griegos o Italo.
griegos ya restos escultóricos y tumbas aparejadas en slllerla, de tal ~poca; y las
del segundo grupo JÚl:galO$ de 10$ siglos 111 a 11, sosteniendo se dan en ajuares fu_
nerarios y acrópolis con objetos y armas correspondientes a dicho periodo.
Sirve de base al trabajo, el detenido enmen de los siguientes ejempates, de
los que se adjuntan reproducciones: el de Elche, el de AmareJo, tres del Santuario
de la Cueva de los JardInes. el de Cabrera de Mataró, uno de procedencIa desconocida existente en el Museo de MadrId, otro de Alcácer do Sal (Portugal) y cuatro
más que parecen proceder de un nuevo santuario, explotado clandest inamente,
que se cree situado cerca de Santa Elena (Ja~n).
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22
NOTAS B IBLIOCRÁPICAS
Estudia el autor, a continuación, la decoración de algunos restos arquitectónicos, levantinos unos (los fragmen t os de capitel de Elche y el de Montealegre,
que Incluye P. Peris en su Essoi). y andaluces 10$ mAs, como los fragmentos. ~cul
pido:;: en piedra, de Osuna, Cástula y castellar de Santisteban, [a cajita cineraria
de Tugla (Peal (le Becerro-Jaén) y, sobre todo, la .lapata de la pilastra central de
una tumba de la necrópolis de Tútugl (Calera Granada). e$taci6n donde aparecen.
entre otro material que no hace ahora al caso, fragmentos de cerámica griega o
It.1¡ogricga con figuras negras, junto con vasijas Indlgenas del tipo bien oonocido,
una urna cineraria de piedra pintada con orlas do meandros. ovas y cntreluado$
similares a los que exornan las repetidas placas de bronce, y una figura femenina
hierética, de eSlilo arcaico, sentada en un trono.
Las indudab!C$ analoglas existentes entre lu ornamentación de los citados
broches y los elementos decorativos de los aludidos rest os arquitectónicos, en espe·
cial los de Calera, asl como el mencionado materIal de tal yacimiento, Inducen al
Sr. Cabr~. como al principio expusimos, a datar el repetIdo gru po de placas hacIa
los sIglos VI a 111 antes de J. C. Merécenos dudas t al deducción cronológica
Aparte la inseguridad de su capital fundamentación en paralelismos oroamen.
tales de piezas de muy distinta naturaleza, asl como la acreoditada perdurabilidad o
reaparición de determinados tipos decorativo. a trav~ de culturas bien distantes,
contribuyen a nuestra perplejidad las circunstancIas de determinados hallazgos
de esta clase de brochcs, realizados por nosotros. En las excavaciones que deade
1918 a 20 efectuamos en la necrópolis de la Gua del Monte (VaJdeganga.Albacete)
tema de una de nuestras comunicaciones al I V Congreso Internacional de Arqueolo:
gla. encontramos, entre otras de tipos distintos, dos placas de cint urón de las es·
tudiadas por el Sr. Cabr~, una en la quc no se ve decoración, tal vez borrada por un
principio de fusión a que debió estar sometIda, y la otra, de perfil Iguala las que
se Insertan en el trabajo de que nos ocupamos, con los números 1, 10 Y 12, lleva
decoraolón acanalada casi id~ntica a la del número 3 y fajas de puntos y clrcull·
t os incIsos como la mayor parte de aqu~llas, decoraclón repetida en el elemento
'pasivcl de este broche, donde se hallan tambl~n tonas de pequeñas ovas como en
la mayorla de las placas reproducidas por Cabr6, y en especial en la pieza comple.
mentarla del broche número 12. La oerémlca campaniana y la helenlstlca de flgu·
ras 10Ja.s, muy decadente (aparecidas bien cerca de lal placa), asl como una espada
de antenas casi atrofiadas terminadas en bolas, dan a esta necrópolis una datación
de final del IV al 111. Yen las excavaciones del despoblado de La Bastida(Mogcnte).
realizadas por el Servicio de Investigación Prehistórica, donde tambl~n aparece
abundante cerémica campaniana y algunos escasos tiestos de helenlstica de fi.
guras rojas, encontramos, en nivel indiscutiblemente de los últ imos dlas del pobla·
do, un fragmento, Inmediat o al gancho, de una pieza de est a clase, que lleva la linea
de zlg·zags. como los números 6 y 12 del repetIdo trabajo, y dos placas mb, decora·
das con Incrustaciones de plata, en que tambl&l aparece la propIa ornamentación
de puntos y clrculltos, y la linea en zlg·zag Junto al gancho, decoración vista en la
mayor parte de los bro.::hes antecitados; pudiendo, como se ve. fijarse fundada·
mente a este poblado una cronolog!a bien próxima a la de la necrópolis albacetella,
Tales descubrimientos parecen, pues. aconsejar para las piezas que el Sr. Cabré
estudia, una datación mb rebajada (del final del IV al 111, como hemos visto).
Ello tal vez obligue, también, a rectificar ligeramente la cronologla dada por el
Sr. Bosch Cimpera a esta clase de broches con perfil curvUlneo Junto al ga.ncho,
como los mencionados encontrados por nosotros, variante que atribuye 11 los siglos
V.IV en el es t udio t ipológico de esta clase de objetos, hecho con toda clase de
reservas en su trabajo Los Ctltas y la ,¡'¡dlizaci6n ,I/l i,a .. , (figura 6).
- 24Q-
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NOTAS SIBLIOCRÁFIC/,s
23
El escuo material descubierto y el desconocimiento de las circunstancias del
hallazgo de buena parte de él, hacen aún muy insegura la clasiflcacl6n cronol6glca
de ",ta clase de pletas.
Este Intereunte trabajo, de arque610go tan destacado como el Sr. Cabré, tiene
la minuciosidad descriptiva que caracteriza sus obras.
NICOLÁS PRI~ITIVO (GóWl!;z):
Salterio Arqueológlto, Un vIaje a OlOClU,
Dia,io d# Va/Inda, nÚlns. de 1I Noviembre y 25 Diciembre 1928.
En elitos artlculO$ da cuenta el autor de los relNltados obtenIdos en una vIsita
al pueblo de Olocau y sus alrededores. En el tPuntal de ]a Penya roja. hay restos
de muros y de una especie de torre pollgona] en un recinto pequelo (47 ms. X 20 ms.
aproximadamente); en ~u In terior encontró restos escasos de épo Ilth:a. Refl rMndose a una partIda con nombre Aleald, emite la hlp6tesls de que tal
palabra no siempre es de origen Arabe, ~¡no que puede ser indlgena. En Olocau bus·
caba uno de los fuertes que defendlan el paso de Ja Celtiberia aJ llano Ibérico (como
tAlcalAl en Serra. el tRaboserot de Torres Torres); la gran fortaleza para defender
el paso de una a otra parte de los llanos iMricos era Sagunto, pues el autor cree
que el limIte de la Celtiberia coincldirla oon el del habla castellano-aragonesa en la
actualidad. Olocau se hallarla en tierra de olcades.
Encontr6 el autor restos de un acueducto romano que llevaba las aguas a Olocau.
En el Puntal deis Uops, encontr6 restos de una fortaleza ibérica con un recinto
de 60 x 20 ms., con muros y una especie de torre rectangular 'con pared de mis
de un metro de espesor. Su sltuaci6n estratégica dominando el camino que por Cá·
lova y Marines viene de Arag6n. prueba su importancia, acrecentada por la abun.
dante cerámica Ibérica y helenlstlca de su superficie. Considera probable el autor
que Anlbal destruyera esta fortaleza en su lucha con lOS olcades.
Entre las noticias recogidas figuran las que se refieren a la existencia deestacloncs
y restos neollticos en El Por/ichal y El Puntal d~1 Musgany. Ibéricas en El Puntal
81a1lt. romanas en Collado d, I~s Forquetes (restos de un acueducto). PitMri,
Ro", la vello, Ol«(¡u (¿parte de un tbalneum.?) e indeterminables en algunos otros
puntos.
Por lo transcrito podemos darnos ouenta de la Importancia arqueol6glca del
término de Olocau. reflejada en los interesantes hallazgos del incansable Investl·
gador autor de este trabajo.
L. P.
M¡NU.1lL GONzt,LEZ SIY¡NC¡S: Excavaciones de S_gunlo, MDlno,{a d,
la J. S. d, E. Y A. , núm. 92 (10 de 1925-26); 31 ps., dlvel"$os planos
y XXI láms.
Ocd~ en este trabajo. el Sr. González Simancas, dei resultado de sus exca·
vaciones en los allos 1923-26. del descubrimiento de la escultura del toro Ibérico
(de que tratara ya en otros sitios) y del Museo creado con los hallazgos efectuados.
Es bien digna de aplauso la decisl6n con que Conzáez Simancas acometie·
ra la empresa de excavar el castillo saguntino. La constante remocl6n del estra·
to a trav!$ de tantas y tan diversas dominaciones, con la destrucción de unas
obras y construccl6n de otros edificios y defensas que en cada nueva ocupacl6n
del castillo se juzgaron convenientes. habla de dificultar extremadamente la ex-
-
241 -
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24
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
t:3vaci6n, inconveniente superable sólo con una diligente atención que permitiera
recoger el menor atisbo de luz, y siempre con escasa esperanza de poder llegar a
conclusiones muy pre<:lsas.
Gracias al cuidado y perneverancia del experimentado directOr de estas excavaciones. va resultando fructuoso el empleo del pul'iado de pelletas que desde hace
algunos allos dedica el Eúado, como caso único y JU'SUflcado para dAdiva excepcio.
nal, a "clarecer la prehistoria de la región mis rica y contributiva de la naelón.
Eo las campa!as de referencia. en un laberinto de restos de edlf!caciones y cimientos do diferentes ¡§pocas, algunas veces sentados sobre relleno de escombros
de tIempos mis remotos, han continuado desc1brl~dose construcciones del tipo
de las ya conocidas por trabajos anteriores y que Gondlez Slmancas sigue estimando púnicas_
Son dignos de menci6n los siguientes hallazgos: una estatua de mármol blanco,
varonil, ac~fala y sin bratos, que viste túnica; la parto suporlor del torso de otra
estatua, tambl~n de varón, de piedra del pals estucada de bhlnco, con clAmlde suJeta al hombro por una flbula circular; trozos de anchas molduras, JlTobables restos de entablamentos; parte de fustes y basas de columnas; un capitel d6rlco; gran_
des placas y trozos de escultura decorativa, labrado todo en caUza; fragmentos de
friso, de la misma piedra, con moldura gallonada, sosteniendo cabezas de nmo;
podestales de O$tatua con dedicatorias latinas, una liplda de mirmol blanco dedicada a Tiberio y una inscripci6n ib~rlca incompleta esculpida en caliza azul marm6rea; algunos grafitos en cerámica y maTta.$ de alfarero; útiles de bronce y hueso,
elc~tera.
Es bien digno de mencionarse un hallazgo de restos humanos efectuado fuera
del recinto. al pie de las Importantes construC(:lones, calificadas de pUnleas, que
continúan formando parte de aqu~I, Extendidos en una capa de tierra de poco
espesor, bajo cenizas y sobre el escalonado fondo rteoso de dos departamentos rec_
tangulares, aparecieron restos pertenecientes a once individuos, entre los que
uno semejaba mujer y otro n.ii'lo, acompañando a aqu~lIa un anillo de bronce con
decoracl6n sencilla punteada y un arete del mismo metal; y mAs cerca de la muralla, bastante separados entre sI. algunos huesos y un craneo con dcs grandes
piedras encima, como arrojadas sobre la cabeza del muerto para rematarle, y otro
crlneo con clavos de los que hablaremos; dando el conjunto la impresl6n de que
los cadheres se colocaron alll, no como enterramiento ordinario, estando ya oon5truldas las obras cuya cimentaci6n se descubriera, Una extral'la y no explicable
particularidad se apreci6 en algunos de estos restos: la mayor parte de los crAneos
estaban rodeados por clavos de hierro, de cuatro centtmetrO! de longitud, dlspues,
tos en forma de nimbo radial; encontrándose tambl~n clavos Junto a las articulacio'
nes de brazos y piernas, en otros esqueletos, y en les pies de uno apare clan en sltuacl6n que hizo sospechar si estuviercn hincadcs en el cuerpo del muerto. Ha·
llósc tambi~n en los departamentos aludides el siguiente material: monedas saguntinas, una con leyenda Ib~rica, otras blllnglles, romanas de la misma proceden.
tia y una autónoma de Bilbilis; abundantes ceramica ib6rlca, llevando engobe
blanco los fragmentos pintados de color pardo roJizo; unos pocos tiestos de vasos
Italogrlegos y ninguno de roja barnizada,
No hemos de encarecer la Importancia que para la arqueologla valenciana
tienen las excavaciones que en Sagunto se realizan y la neOCllldad de que se
aumente la consignaci6n para que aquellos se Intensifiquen,
1.
-242-
BALLEST!1t
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NOTAS BIBLIOCRÁF1CAS
25
M. CotfZÁLI!Z Su.... tfC,.S: Elcavaclones arlluulllglcas ~n Alme nara. El
campamento de Aníbal. Las Prouindas, 18 Septiembre 1926.
En esta corta nota 01 autor da. cuenta de haber realizado por vez primera exca·
vaclones on 01 lugar llamado .Punt dtl Cid. en Almenara, que $efún ~I contle.
ne lo~ restos del campa~nto levantado por Anlbal al sitiar a la cercana Sagunto
y que Schulten croe. slguiondo opiniones anteriores. pcrtenoccn al campamento
do los Esciplones (v~a.se la nota del trabajo de este úttimo: Forschunfm in Spn·
nitn 1927). El autor conflrma su hipótesis por el hallazgo, en la exploracl6n, de
ciertos elomentos arquitect6nicos exactament e iguales a los que:se usaron en la
labra de los muros de la fortaleza púnica de Sagunto.
L. P.
SALVAOOIt Bl':LLMOI'IT: RuInas de una torre roma na. Anolts del Ctll.
/ro dI Culturo Voltndana. Alío 1, núm. 2, Ju lio. Diciembre 1928,
pi gs. 120- 122. 2 figs.
En el t~rmlno do Torrente, llndante con Alacuis,:se hallan las ruinas de una too
rre en una promInencia sobre el terreno, en el lugar conocido por La partd duon·
Id. Formaba una plrlmlde tru ncada octogonal, habiendo caldo hacia el exterior siete
de las paredCll, carent es de cimentaci6n . Los muros son de hormlg6n de cement o
y grava, con un espesor uniforme de 0,6 m. Los muros no :se unen, presentando
un bisel para su buen acoplamiento, Unos orificios dispuestos ~gu larmenle lueron hechos al construlr los muros: coinciden con las lineas de unión de las $OcelonCll de hormtg6n. El muro en pie presenta un enlucido de unos cuatro cms. No hay
puertas ni ventanas.
L. P.
NICOLÁS Pfl. UHTIVO CóWI!l: Una estlcl6n arquco l6glu rn . tu Pe.
nyel". de Torrtnte. (Conferencia dada en 21 de Enero de 1927, en
el Centro de Cultura Valenciana.) Las Prcvindas, de 4 de Septiem.
bre y 9 de Octubre de 1927, con varias figuras.
En dicho lugar existen extensas ruinas de la época romana, a orillas de un camino antiguo de Importancia local; cree el autor que :se trata de una villa urbana,
un p"lorio O do una uil/a rústico. o ¡rllcluario o de las tres cosas a la vez. Aparto los
restos de muro y piso se han hallado numerosos fragmentos cerlmlcos, un quicio de
puerta, un mortero, un moJ6n y una solera de prensa de acei te ('?J, todo lo cual
so avieno con la hip6tesls de un a explotación agrlcola cuyas campos $Crian regados.
L. P.
PIO BI!LTRÁt'I: lI allugo de "pidas romanas. Anales d.-l Crnfro d, Cultura Vaftnciana. Afto 1, núm. 1, 19.28, págs. 90·96, 4 {lgs.
Entre los halJazg03 realizados en la ciudad de Valencia al efeetuanc las obras
del alcantarlllado, figuran ~stos de sepulturas <:(ln lápidas romanas en el lugar lla·
mado ,La Cenia., cercano al Almudln. Cabe suponer que las :sepulturas son del
siglo VI, para lll$ que se utilizaron lápidas de la ~poea de Trajano. Las dos lápidas (con 4 Inscripciones), debieron pertenecer a un panteón familiar de Lucio An·
-
243-
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26
NOTAS BIBl.IOGRÁFICAS
tonlo Cresoentc y su esposa Julia Máxima, del que se no~ han conservado tan solo
dos losas laterales, Separando las inscripciones hay figuras de esclavos vestidos
a la usanza bárbara. El Sr. Beltrán, tras cuidadou lectura y traducción de las 11·
pldllll, ha podido reconstruir el Arbol genealógico de la familia, que comprende
cinco miembros conocidos; la indicación de los cargos que desempeflaron en la co·
lonla valentina con la confirmación de la existencia de las dos colonias reunidas
de Valent!nos veteranos y véteres, realzan el valor del hallazgo. Este excelente tra·
bajo estA !lustrado con varias figuras, entre ellas dos fotograflllll de las lápidas,
que se guardan en la torre de Serran03 de Valencia.
L. P.
P I O BI!LTRÁN:
Nueva Insc ripción romana . Analls di/ Cintra di Cultu·
ro Valenciana. Afta 1, núm. 2. julio.Dlclembre !928. Pitga. 169·170
una fig.
Publicaci6n de un cipo de piedra caliza con Inscrlpd6n dedicatoria al empera·
dor Aureliano divlniUldo, hallado al practicar las obras del alcantarillado, a 3 m.
de profundidad, entre la Catedral y el templo de Nuestra Seftora de los Desampa·
rados de la ciudad de Valencia.
L. P.
NIGOLAU PRIIUTlU (G6/o1l1:z): Salttrl Arquco1ógic, De cóm le ptrden eh
eamlM antics, Diario d.I Va/Inda, n(¡ma. de 8 de julio y 12 Agosto
de 1927.
Notable estudio en que se recogen numerosos datos acerca de caminos antiguos
de esta reglón que se van perdiendo por diversas causas, al dejarse de usar por la
construceión de v1as modernas,
Un documento de principios del siglo XIV comprueba que la destrucción o In·
utilización de los mismos, empezó ya de antiguo,
L. P.
La dirección del SERVICIO no se hace solidaria de las opiniones
cientílJcas vertidas en los trabajos que en ARCHIVO se inserten
-
244 -
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INDICE ALFABETlCO
Los nombres de los auto res van en letra
VERSALITA,
los de materias
en negrilla y los geográficos en cursiva
o
AultG (N1LS), 71.
Ad orn o. t n lo. VISOS camp.nlanos, 200.
Adlantta d, Altxlida (prov. Valencia), 31. 32, 34. 112.
Allladores, lOS.
Alast (prov. Alicante), 169.
Agram6n (prov. Albacetel, 15.
Albltar (posible ... en La Bastida). 181.
Albaida (prov. Valencia), 31 y sigs.. 110; v. Cam real; valle de .... 43,52. 92, 224.
AlbaTfOJ:ln (prov. Teruel), 26.
Albo/al. d,1 ATIObispD (prov. Teruel). 79.
A/t:o/6 (prov. Alicante). 157.
Alcarria (Vlllanucva de Córdoba), 78.
Alca/fu (Algarve), 135.
A/t:oleo (prov. Córdoba), 78.
Alc07'S, v. Los Aloores.
Alcoy (prov. Alicante). 53, 55. 76, 10 Y ~igs.
AIClIsts. v. Le, Alcu5es.
AlIntrtl de huno o marfil, 57, 62, 71 y si~ .. 85.
Aljog(¡$ (B6lg1da). 154.
Alfogds (Camino del) (B~lg¡da), 94 y sifll.
A/for/ (Fontanares. prov. Valencia), 179.
A/homo (Granada). 76.
A/homo (Murcia). 26.
Alicanlt.217.
Alistdo (Lo) (prov. Giceres). 169.
ALM ... RCHI!. (FR ... NC I SCO). 138.
Almazara (prov. Castel1ón), 78.
Almtdinilio (prov. ja6n). 160. 204. 206, 208,
Almrnora (prov, Castellón), 243.
Almtrlensu. 29.
Almilaraqu, (prov, Almerla), 136.
AII d, la lundid6 (Fuente La Higuera, prov. Va~ncia), 180.
AI/amira (prov. Santander), [13.
-
2<45-
[page-n-303--data::data]
AI/~r6
d. Miqu~1 (Sallana. prov. Valencia). 137.
Alto d,l Alarcd (Bélgida). 97.
AI.VES PEREIRA. 151.
Am ba r, 58.
AMoRós SANCHO. 122.
Ampurias (prov. Gerona). 198 sigs.. v. Emporlon.
ANDI!:RSON (j. G.), 'no
ANORA.!!: (W.). 166.
Ang~/, v. El Angel.
Anillo de hueso. 15.
ARANZAPI (TELESFORO DE). 79. 83.
A"h,na (prov. Murcia). 160, 176.
Artla (Ereño, prov. Vizcaya), aJ.
Argar. v. El Argar.
Argo lla (para prisioneros), ]58, 160.
Ar quitect ura Ibé rica, ]64.
ArregaRa/s (dolmen de .... Espolia. prov. Gerona). 127.
Arle grIego (relaciones con el Ibérico). 163 slgs.
Ar te Ibérico (relaciones con el griego). 163 slgs.
Arvi~r (Franela). 27.
AslS (tIpos de ... en la cerámica de La Sarsa). 88.
AS$ur. 166.
Ast urle nse (hendldores de tlpo ... ). 218.
Atarc6 (Bélglda), 152; partida de .... 91 slgs., 95. 97.
Alerle nse. 16.
Aurilori (:sepulcro deL .• Guissona, prov. Lérlda). 82.
Av,llanaa. v. Cueva de ...
Avleno. 142; v. Ora Marltima.
Aubache. 58, 71.
Alaila (prov. Zaragou). 161, In. 174, 175.
Babilonia. 167.
Ba,na (prov. Córc1oba), 168.
Bafalol~ (prov. Albaoete), 166. 168.
BALUSTER TORIIOIO (ISIDRO). 10. 88, 91, 93. 110. ] 11, 112. 114, ! 16. 140, 152, 184.
185. 205. 218, 223, 225. 234. 240, 243.
La covacha sepulcral de Caml Real. 31; Unas cerámicas Interesantes en el
valle de Albaida. 224" ..... y PERICOT (L). La Bastida de Irs Alcuses (Mo·
gente). 179.
BaiJeras (prov. Alicante). 101.
Barad~l1os (Alcoy). 112.
Borch~1I (Alcoy). 101.
Bardal (Bélglda). 97.
BARDAVIU PONZ (VICENTE), 79. 156.
Barraca d.1 liad" (dolmen. Espolia, prov. Gerona). 132.
Barrane d.1 Cast~l1et. v. Cova del...
Barrane d.I,s Foyel,s. v. Cova del ...
BARRAS OE ARACó« .76, 78. 79.
BarSlfla. v. Cova de la ...
Bastida. v. La Bastida.
BATISTA ROCA (jOSE M.), 79. 82.
BELPA DOlflNGUEZ (JOSE), 56, 58, liD, 114.
BIIgida (prov. Valencia), 91 y sigs.. 110. 112, 205.
B~Imon/, (prov. Zaragoza). 174.
-246-
[page-n-304--data::data]
BI!:LTRAN BIOORRA (FRANC ISCO), 64, 115.
B!LTRAN V ILLAORA.SA (PIO), 216; Hallazgo de lápidas romanas, 24.3; NUt.va ,no
crlpción romana, 244,
B!LLMONT (SALVAOOR), Ruinas de una torre romana, 243.
Blllús (prov, ValencIa), 11, 110.
Blnl;ama (p rov. Alicante), 101.
SInfcadlll (prov, Valencia), 48.
B,ni,ásim (prov. CastellÓn). 78.
Blniprl (Bélglda), 94, slgs.. 152; estación ibf;rica, 96.
Bt!nisili (p rov. Alicante), 157.
BI!:RNABI!:U (BAUT ISTA ), 32, 33.
BlScarán (prov. Urida). 82,
Blar (prov, Alicante). 10 1.
Blanca, v, Cova Blanca,
BlanQI/izarts di Llbor (Totana), v. Cueva de los...
Bocairent, (prov, Valencia). 53. 87 Y sigs" 110, 168.
BI:iIIl.... U. 167, 173.
BI,/'/mini, v, Cova de ...
Bo:;e ... (EOUARDO). 51.
130$CH CIMPI!:RA (PI!:DRO), 25, 26, 29, 47, 72, 82, 64, 85. 109. liD, ! [2, 139, 14')
143. 151, 152, [61, 162. 164, 165, 166, 171, 172. 173, 174, 175. 176,202. 2I.rt,
210,211.212.
Relaciones entre el arte IMrlco y el griego, 163, Das spanlsche-portugleslsch,
K,llstgewerbe vom Neolithiukm bis zur Romerz.elt, 222. Las relacIones de Ior.
pueblos atlantlcos y la Penlnsula Ibérica en el eneolitico y en la edad del bron.
c.:, llB. O noooC!leolitlco na Europa ocidental e o problema da sua cronolo.
fla, 228. Lo$ antiguos Iberos y su origen. '229. I rapporti fra la civiltá meditcrra.
occ ;,ella fine dell 'etá del bronzo. 231. Fragen der Chronolog;e cler phonlzischel'
Koio,llsatlon In Spanien. 233. ]berische Krlegerkopfe aus dem Cerro de los San·
tos (Spanlcn). 239.
BOSSEIU. 176.
BOTELLA CAN DeLA (ERNESTO), 111, 114; Eltcavaciones en la Mola Alta do Sore,
I.es, 215.
BotO!l~l de hueso, 58, 71.
Bo:,¡z... BRI!:Y (F!RMIN). 121.
Braza letes, de esquisto. 27; de mármol y esquisto, 25: de pectúnculo, 23 y slg~,
00: de pizarra, 87: de Spondylus. 27; de cobre, 84.
BrtssrJ/ d, la Ma" di D,u (Correá, prov, Barcelona). 82.
13I1.I!UIL (H I!NR I). 51: Statlon moustf;rienne et pelntures prehlstorlques du CanaJl
zo El Rayo. Mlnateda (Albacete), 15; Vestiges de peintures prehistorlqur~ a 1:'
Cueva de! Pern!l, Játlva (Valence), 19; Oeuvres d'art pal60llthlques In~dlte: dI
Perlgord et art orienta! d'Espagne, 221; v, QlltIl.M ... / !'.:R (H,),
BROC .... (P.), 75, 76,
Uro nte (objetos de ... ), 50. 158,
BURGUI!:RA (P, AM ... DO), 115.
Cabmll o (restos de ... ), 12; pintado en la cerámica ibi!rlca. 159 slgs.
Cabana Ar9111la (Espolia, prov. Gerona). 127,
Cabanll dll Moro (Sesearan, prov, Urida), 82,
Ca/Nf dd Puig (prov. Valencia), 141.
CalHfÓ di la Cllsa di Camp (Casinos, prov. Valencia). 14L
Cabt# d., Mllriola (prov, Alicante). 110, 112.
Cabefo do Mosq'lIiro (Alcobaoa. Portugal), 27,
Cabefo/ (Cullera, prov, Valencia), 141.
-247 -
[page-n-305--data::data]
CAIIKIÍ Aaun.6 (JUAN). 47, 48, 115, 161, 166, 167. 169, 172. Decoraciones hispA·
nleas, 239.
CAIIKl!KA WAKLJ!.TA (MANUEL). 215.
Cabrua d~ Ma/aró (prov. Barcelona), 175, 198.
Cacha de espada, de madera (hallada en La Bastida). 184.
Clcherul et , 132.
Cddiz. 211.
Catira (Portugal), 128.
Calactitt (prov. Teruel),85, 16 1; v. San Antonio de Calaceite.
Cald,lIas (Portugal). 173.
Cal Paf{o/ (dolmen, Puigreig, prov. Ban:elona). 82.
CAI.VO (P. Ll!ANORO), 51.
Callais, SO, 58, 60, 63. 71.
Callt dt la Ntvtra (Bélglda), 97.
Callt Nutlla (Bélglda). 97.
Cam inos antiguos (c6mo se pierden). 244.
Cami real d'Alacan/ (Albaida). v. Covacha del. ..
Carnpalllento. de Anlbal en Almenara, 243, o de los Esclplones. 237.
Call1pan lform e. v. Cer:!.mica campaniforme.
Campaill (Segunda ... de exploraciones del Servicio de Investigación Prehlstó.
rica). 217.
Campos (prov. Almerla), 59. 67. lO, 84. 151, 154.
Canal. v. La Canal.
Canalizo ti Rayo (Minateda). ¡S.
Can/alar (Albaida). 46.
Can Vallls (Bruch, prov. Barcelona). 79.
Canyart/ (Calacelte), 47. 48. 19.
CAlhl.. 131, 137.
Cap 81ane (Franela). 125.
Capocarp (Mallorca), ]66.
CapslfnSt, 11.
CAKIIONJ!.I.L, 78.
Carolinos. v. Las Carolinas.
~AKPBNTl!R (RHYS), 163. 168, 169, 170. 171, 175. 176, 177,
Carrkofa (prov. Valencia), 48, 110, 112.
CAKTAII.HAC (EMII.I!:). 71, 72.
Casa da Maura (portugal. 71, 85.
CASADO (Jost). 215.
Case/a del Gentral (Bélgida). 94.
Case/a dt MaUlla. v. Covacha de la...
Cau/es dtls moros (Ontenlente, prov. Valencia), IBO.
Cas/I/nutvo (Mollna de Arag6n. prov. Guada!ajara). 19.
Cas/tU (Corbera de Aleira). 141.
Cas/eU (Ulldecona, prov. Tarragona), 155.
Cas/tllar (Valencla). 117.
Casttllar (Siete Aguas. prov. Valencia), 224.
Casttllar dt Sanlis/tbQn (prov. Ja~). 168. 170,204,211.
Cas/tl/tt d, fa /loma dt 8«hi (Valle:>a de Mandor. prov. Valencia), 141.
Casttl/tI dd Parqutl (Olleda. prov. Valencia), 119.
Cas/tl/tI d. Stnyua (Corbera de Alcira). 141.
Castt/l6n (provincia de). 76. 77.
Casl,/lvtll (Albaida). 31. 32. 46.
Caslillcut;o (Enguera, prov. Valencia). 139.
-
248-
[page-n-306--data::data]
---
._-----------------------------,
Cas/illico (Fortuna, prov. Murcia), 205.
CUTILLO YU~RIT" (AJ.BUiTO DI!I.), 112. La cultura del vaso campanlformo, 226.
Castillo, v. El CUtlllo.
Costillo dI Altorra (Cuenca). 155.
Castillo dI los Moscon,s (Blcorp, prov. Valencia), 119.
CastTo dI Lit:,il,l (Portugal), 151.
Castros preh is tóricos, 147 slgs.
Cástula, 162.
Cotllluilo (brazaletes de pectúncul0 en, .• ), 26.
Cau dt/s OS$()$ (Torroolla do Montgr!, prov. Gerona), 82.
eau dI I,s pa"ts di' dDl jondo di COlominas (Viver. prov. Barcelona, 79).
Cal/oll. v. Cava del Caval!.
Cayado de pIzarra, 71.
CAZURRO (M ... NUI!L). 82, 126, 127, [32, 2CK).
Centro de Cultura V. I ~ ncl.n • • trabajos de su sección le Prehlstorlll., lib.
Cu. mlca, en Penya Roja, 24: en Caml Real y otras cuevas sepulcrales de Levante,
SO, 53. 55, 58. 61, 71, 72, 73, 74; en La Sarsa, 87; en ~lgLda, 92 slgl.: en Mas
do MononlO, 106; en Charpolar, 159: en La Bastida, 194; en Cl,lova nar, 216; argirlca, 106: campaniana, 159, 196, 217: campaniforme, 77, 88, 93,
96, 10~, 112,226: C tlca, 195: Ib6r1ca, 159, 171 si".: ibérica en Portugal, 172: Ibérlca fina 202 sigs.:
Ib6rlca to~ca, 211.
C,rro d, las Cant"QS (Vélez Blanco), 151.
C'TTO d, los CosttjOllts (Calatañazor. prov. Soria), 160.
C,rro d, los SOIl/OS (Montealegl'rl, prov. Albacete), 166, 170,239.
CnaTtdo (Portugal), 71, 72, 85.
Clcl6pu (t6cnlca), 165.
Ci,m~udos (prov. Madrid), 98.
Cierv o, restos en Cova Negra. 12.
Cln c,ln de cobre, 84.
Ciñlll/a, v. La Cll'l,lela.
Clpteas, 58, 62, 108.
Cludldes del Il lno, 141 slgs.
ClvUltac l6 n de liS II l nuras, 137, 149 slgs.
Ciará (dolmen, prov. Urlda), 82.
C/olom"", 167,
Co bre , piezas y útlle~, 25, 50, 53, 54, 55, 56, 61, 71, 84, IOJ, 111.
Cx,n/afllo (Condado de ),157.
Codony,1 (dolmen, Clnt, prov, Barcelona), 79.
Coto/as, v. Las Cogotas.
Colgl nles, 62: de hueso o marlll, 57, 73.
Co/illts (dolmen, Java], prov. Uridal, 82.
COlmlfll1T, v. Cueva del Colmenar,
CoLOMINAS ROCA (¡od), 26, 27, 79; Gil scavi di Majorca. 230.
Col/,I d, I,s ForquIs (dolmen, Espl,lnyola, prov. Barcelona), 79.
ColI di 1'0Tllltr (dolmen, Espinalbet, prov. Barcelona). 79.
ColI d, L/Qutd {prov. Valenclal, 51.
Comlllars, v. Els Comellal'll.
Co nchas, 24, SO, 61 , 63, 87,96, 108.
COTNTO d. AfeiTO (prov. Valencia). 140.
CoII:B1N CARBO (Josá M. l, 115; De$cubrlmientos arqueológlC Cabrillas, 223, 224.
C6rdob4, 168.
-249 -
[page-n-307--data::data]
GoRRillA (VEROILIO), 122, 140, 151.
Corthubi (prov. Vizcaya). 83.
Costa Il!vanfina, (Investigaciones de A. Schulten). 236,
Cava Blanca. v. Cova de Solumlnl.
Covacha dI! la Cau/a dI! Molino (Socalrente). 53.
Covacha upult:ral d, ComE Rl!ol ti' AIOJ;anl (Albaida). 31 slgs,. 112.
COuo de Bo/umini (Alcoy), 110, 112.
CÓVa d, lo Barullo (Torreman:anas), SO, 51, 54. 56, 59. 62. 63, 67, 6? 70. 71, 7J
74,77.111.112.
Cóva de la Sarsa (Sooalrente). 52, 76. 87, sigs .. 11 2. 139.
C6ua del Barran, del CasteIlef (Cardeola), 48, 54. 55, 57. 62. 63. 67. 69, 70. 72. 73.
C6uo dl!l Barranc d, les Foyetes o d, lIS Foydes (Tabemcs de Valldigna), 52. 76,
139.
COua del Bu/dd (Ro/als. prov. Tarragona), 79.
Cdua del CQ/lall (Urla. prtlv. Valenoia). 141.
Cóva dI! les Llometes(Alooy). 50, 51. 53. 55. 56. 57. 62, 65. 67. 69. 71 , 73. 76.
COua de I,s Morauell,s (Candla). 14, 51, 139.
Cduo del Parpall6 (Candla), 14.217,
CM deis Encon/ots (Seriñá), 82.
Cwo dI Monliel (BenaguaoiJ, prov. Valenoia). p. 141.
C6uo d, Piugonser¡c (San Miguel do la Aguda. prov. Uirida), 82.
C6uo Fonda (Salamó. prov. Tarragona). 79.
Cóva Foradti (Urla. prov. Valenola). 141.
C6uo JOHJino (Esoomalbou, prov. Tarragona), 79.
Coualta (Albaida). 46. 158, 183, 189. 198,206,208.210.
Cdcla NItra (Játlva, prov. ValencIa). 1l sigs.. 217.
Cráneos humanos, 53.55,58,59,62.71,74 slgs., 83. 94.
Crátera. 198.
Cre tenses. 154.
CTtU d',n Caber/ella (dolmen. Rosas. prov. Gerona), 132.
Cronologia do la eolonl:acl6n fenlola en Espaí'la. 233; de las estaciones de S~I~da,
93; del Charpolar, 162; de Mas de Menente, 108 slg5.; del neo yeneolltico penin·
sulares. 22~: de Caml Real. 83; de las cuevas sepulcrales levan tinas del eneoJl·
tlco, 48 slgs.
CUADRADO (JUAN). 61.
Cuartillas (prov. Almerla). 25. 151.
Cuatutandeta (prov. Alicante), 23 :dgs.
Cuchll10s d~ slln:. 25, 53. 60, 65, 72. 83. 84. 87, 96. lOS, 106.
Cu~nlas de eollar. 5'), 5a, 60, 73.
CU,II,) de la Aveflantra (Catadau, prov. Valencia). 139.
Cuella d, la Mora (Jabugo. prov. Huelva). 78.
Cueva d, fa Muier (Alhama de Granada). 25. 78.
Cueva dt la PastOTa (Castl11eja de Gu:mán, prov. Sevilla), 137.
Cutva dt lo Roca (Orlhuela). 57, 60, 69. 139.
CUlva del Cofmmar (Domeí'lo. prov. Valencia). 209. 216.
Cutva dd Panil (játlva. prov. Valencia), 19 5lgs.
Cu,va de los BlanquilaTtS de Ltbor (Tatana). SO, 51,54,58,59,61.71,72,73,83.
Cut/.la dd Subidor (Albalate del Arzobispo, prov. M:!.laga). 79.
CUIVC:Z dd Tescro (Torremollnos. prov. Teruel). 83.
C'lt!.>a de LtICQS (prov. de Murcia). 25.
Cueva d, San Nico/6.s (Ol!crla, prov. Valencia), 139.
Cuevas dd Sarga/ (Vi ver). 78, 120, 139. 223.
CuevllS d! Mallorca, 229.
-250 -
[page-n-308--data::data]
CUEVII.. LoU (FLOIlENT INO L.), 121.
ChaTpclar (1311. 157 slgs" 201.
Chibf.lllls (Setubal, Portugal), 15 1,
Chilla, 29.
Chul i//a (prov. Valencia), 119.
Dama de Elche, 170,
Danubio, 27.
DAIlIlNBEIlO, 200.
Decoración, en la oer1mlca de La Bastida, 211.
Decoraciones hlsp!lnlcas, 239.
DlcHIlLETTI (J,), 27,45, 135.
Dl1Iia (pro v , AUcante), 157.
Dentalhun, 60.
Depósit o, de brazaletes de pcctúoculo, 23.
Dlsi,r/o d. los Po/mas. (Bcn!c~lm. prov. CasteU6n), 78.
D,splifap", os (p rov. Ja.!n), 170.
D IAZ, 78.
DIAl: (E.), 78.
Dijon (Franela). 27.
Discos, de hueso, 57; de piedra agujereados. 104.
Dolmen (construcción del), 125 slgs.
Dubo/s, v. Els Dubots.
DUCATI (P.), 170, 198.
EUII:T (M.), 17 1, 172, 175, 176. Reallexikon der Vor¡::cschichte. 219.
Efina. 170.
E J EIlIQUE, 115.
El Angl/(Fuente La HIguera, prov. Valencia). lOO.
El Arfar (prov. Almerla), 49, 56, 59, 109, 110, 125. 152.
El BOVIrot (Almazora, prov. Ca3lell6nJ, 78.
E l Castillo (Pavta, Portugal), 140, 151.
El Charpolar,. v. Charpolar.
Elch, (pro v , Alicante), 161, 166. 169. 175.
Elephas anU(jIHn, 12.
El Ga",I (prov. Almerla), 25. 151, 15-4.
Elipsoide de I nex, 98.
El Molar (Alicante). 217.
El Olido (prov, Almerla), 118, 152.
El R.bolca/ (Alcoy) . 54. 55, 55, 76. 110.
El Sargl1lto (Alcoy). 112.
Els Dubots (Alcoy), 112.
E/s Comll/ars (Alcoy), ¡ ¡ 7. 140. 1:;2.
E/s Trtncalls (Ná.quera ). 140, 152.
El Vi/ar d. Cab6 (prov. Urlda). 82.
El Vi/ar dI Simosa (OHus. prov. Urid a ), 82.
Emporian. 164, 169, 171, 173, 174, 175, 176; v. Ampuri3~.
Encastmamlento en tos riscos. 153, slgs.
EneoliUeo, de ~tglda, 91 slp.; su cronologia. 228.
ENOIL (A.), 160, 165, 166, 168.204.208.
Ensrrun. (Francia), 175, 198, 199,200.
Enterrlm enlOJ, en abrigos, 78; en silos o vasijas, 78; en ~no~, 77.
Er mita d, S,nt Miqutl (Urla, prov. Valencia), 141.
Escornalbou (prov. de Tarragona), 79,
Esculturl, IWrlca, 168 slgs .. 239.
- .251-
[page-n-309--data::data]
Esq ueletos, 53, 76.
Espluga Negra, (Castelltort, prov, lérida), 82.
Es lac!onn de ladera, 118.
Estaclonn megal!t!cas, en Levante, 119 sigs.
Estaciones prehistóricas de altura, 116 slgs.
ESTl:VI!: (FRANCISCO), 115.
Elnologla (su ensel'lan:a en la Universidad de Valencia), 215.
Exposición d, BaJ"f;,lona (secci6n de Prehistoria), 29, 199.
Falcata, 158, 160,
FaTO (Portugal), 172.
Fosicompo (&Iglda), 97.
FenIcIos. 143.
FUNANDI!:: DURO (C,), 26.
Fl!:wltEs (J. WALTl:R), 29.
Flbula, 158.
Pigl/tira (Portugal). 172.
Figuras pintadas, esquemátlcas del Neoiltico, 17.
Filom,no (ViUarreal, prov. Caslell6n), n, 121, 139.
Foyd6, v, Cova del Barrane de IC3...
Foua. 169.
Fone/as (prov, Almerla), 72,
Fon/al/d, v, Mlrabet.
Fon! Tallad, (Bcnletslm, prov. Castell6n), 78.
Formas de la ctrllmlca. de Caml Real, 74; de la Sarsa, 88; de Bélg1da, 93 slgs.;
de Mas de Menente, 106 sip.: del Charpalar, 159; de la cerámica Ibérica fina
de La Bastida, 202.
Fortlf!Uclón, en el MedlterrAneo occidental, 165.
Foyos, V. lQS FQyos.
FROB8NLUS (l,). 165.
FRlcr;eNHAus (A.), 173, 175.
Fu,,,/, Alomo (prQv. Almerla), 152, 179.
Fu,,,t, Vum,¡a (prov. Almeria), 151.
FUROu! (P,). 118, 205.
FURTWANGLeR, 163, 173.
fusayo las, en Charpolar. 159; en La Bastida, 193.
Ga./tra (prov, Granada), 166, 167, 169,204.
Ga.llintra (valle de) (prov. Alicante). 157.
Comelfons, 180.
Gandla (prov. Valencia), 51, 200.
Ga.ru[, v, El Garcel.
G%s (prov. Almcrla), 152.
Cayo/les (prov. Alicante), ¡ 10, ¡ 12, [39,
CtrOrJa. 82, 16-4.
GtrurJdia. v. La Cerundia.
Gibraltar (estrechQ de). 232.
GISBIlRT, 114, 118,
GIS8I!:RT y BALLllsTl:ROS (H.), 205.
Gó!llU MORI!:NO (MANUEL), 122, 125, 128, 130. 131, 135, 191. La novela de EspaIa, 219.
GóMU NADAL {E~"J-IO}, 115.
G6wu SI!:RRAMO (NICOLÁS PRIMITIVO) 61, 78. lOO, 216, 217, Un Hlatla prehlst6rico en las estaciones arqUCQI6gtcas de altura. levantinas. 113; Salterio arqueol6glco, las cuevas del Sargal, 223; Sltana, 234; Salterio arqueol6gico, un viaje a 010-
-252-
[page-n-310--data::data]
cau, 241; Una estación arqueol6gica en Les Penyetes de Torrente, 243; Salteri
Arqueologlc, com se perden els carnlns antles, 244.
eóNOOII.A M.... RTrHez (M .... NueL), 26.
CONULI!Z SUU,NCAS (MANUI!L), 180. Excavaciones de Sagunto, 241: ExcavacIones
arqueológicas en Almenara, 243.
eoNZALvO PARf3 (LUIS), 216.
GORDON CHILDe (V.), 24, 27.
CRAU BONo, 115.
CrICia, 27.
GROLLI!R (M. VOIf), 160.
Guil/(}#$ (Portugal), 173.
Cu n.LI!N BI!IfAo!s, 115, 120,
H.blt. tlenu, en MAs de Menente, 102; en la Bastida, 185 slgs., su t6cn ica, 187
siguien tes.
Hachas. de cobrt, 84; de oflta. 138: de piedra pulimentada, 25, 53, 54, 56, 60,
61,64, 71, 72, 93, 97, 103 5igs,
HIlLeNA (PIf.), 82.
H ILelfA (TH.), 82.
H,flin (prov, Albacete), 15.
H,merO$(o/Mion, 237, 238.
H 1UCP (W. J.), Sorne rock,cut tombs ans habitalion caves In Mallorca, 229.
HIRRW .... "" (R.), 174.
Heuzl!Y (L.), 167, 168.
Hlllus, en las estaciones de altura, levantinas, 113.
Hltrro (objetos de), 158.
Hoyos (fondos de cabaña), 92.
Hoz de madera (mango de), IOB.
Hu uo (objetos do). on Caml Real, 54, 62, 73; en la Sarsa, 87; decorado, en Mas
de Menen le, 108.
Hunos humanos, 58, 60, 6 1, 7 1, 74.
HUGuu, 119.
IB .... RRA RU IZ (PEDRO), 114.
Iberos, 142. sigs., 149; su origen, 229.
Iberosleanol, 143.
Ibiza, 233.
IlIolos, de pizarra y mirmol, 71.
Ilach (prov. Alicante), 238.
IITI (prov. Almerl.), ! 18, 119, 148, 152.
I OLes l....S (J.), 79.
Indleu cdiUcos, 75 slgs., 80.
Inserlpcl6 n, on caracteres $Cmltlcos, 17; ibérica en la Bastida, 190 slgs.
Institul di Paltonlologit Humainl (Paris), 16.
jACQUI!S (VICTOR), 78,
Jáliva (prov. Valoncla), 11 sigs. 19 sigs.
JALH .... y (P. Eugenio), 134.
jeSS!If, Ole StrU$C van Gib raltar. 232.
J IM h;,ez DE CISNE ROS (DAtl"lel.). 113, 114.
JORH!T PIlIt.... LIlS (MAlu .... tfo), 115. 116, 140, 182,205,217,218. Prehistoria de
glda, 9 1.
¡oval (prov. Uirlda), 82.
L'Aigutla (Flgueras, prov. Gerona), 175.
La Algorla (Orihuela), 83.
La Bastida (Mogente), 158, 179,217.
-25J-:-
~I
[page-n-311--data::data]
Lob"alor¡o dt ArqueologEa, en la Universidad de Valencia, 21&.
La. Canal (Maslas El Romá y Vllaplana, Alcoy), 112.
La. C¡;¡utla (prov. Almena), 152.
Loduo (Callosa de Segura, prov. Alicante). 116.
La.dua d, San Antón (Orihuela). 139.
Ladua y mtseta d, San Migu,1 (Orihuela). 116.
L.'''UI!NTI!.
VIDAL (José), 217.
La Gmmdio (prov. Almerla). &7, 64. 151.
La. Ermita (Limpias. prov. Santander), 79.
La Lu/! (Santuario de) (Murcia), 166.
L(I M,nor(l (Alcoy), 112.
U ,mlna, de plomo escrita, IW sigs.; de hueso o marfll, 57, 70.
LAMMI!RI!R (A.). 165.
LANTII!R
(R.), 163, 166.
Lap(l Furoda (Portugal), 71, 65.
Lo Pernera (prov. Almerla). l51.
lápIdas roman as, 243, 244.
Lo Roca (prov. Almerla). 152.
Los Corolinos (MadrId), 96.
Los Cag%s (prov. Avila), 172.
Lo S,rre/a, (Alcoy), 55, 161. 176.
L'A/(lloyo (dolmen, SosQna). 62.
La Torre C"modo (Valdeltormo, prov. Teruel), 165.
Lousul (Franela), 125.
LI!RA (MANUI!L), 162.
Ufida. 62.
LIs Alt:uStS, v. La. Bastida.
1.4s L/omnlS. v. Cava de ...
LIs Penytlu (Torrente, prov. Valencia), 243.
LIs Pilts (Santa Coloma de Queralt, ,·rov. Tarragona), 79.
us Solcides (Náquera). 141. 152.
Lkt¡a (Portugal), 151.
Llguru, 143 slgs .. 149.
Limpios (prov. Santander), 79.
L'Ombri", (Arlege, Francia), 82.
Lopp;z (FRANCISCO). 61.
LQ$ Alcoru (Carmona, prov. Sevilla), 167, 171, 172.
Los Foyos (Lucena del Cid, prov. Caste1l6n), 165.
Los Lilliolts (Tabernas. prov. Almeríal, 72.
Los Millares (prov. Almerla), 55,59,64, 65.
Lr/eas, v. Cueva de Lucas.
Lugarico Vie;o (prov. Almeria), 56, 146, 151.
Lumt"txo (Lequeltio, Vizcaya), 63.
Llonero (prov. Urlda), 139.
Lla/lO dt la Consolaci6n (Montealegre, prov. Albaccte), 170.
Llano d~ los H~""fos (Herrerlas, prov. Almerla), ~.
Llama dtls Comtllars. v. EIs Comellars.
L/omll~s, v. Les Llometes.
Llorlf (:hlmen. Ca.tellar de la Ribera. prov. Urlda). 82.
LLUCII AJI:"'AL (E"'ILIO), liS; AIgunes notes sobre l'Arqueolog1a. en lo terme I p6ble
de Náquera, 224.
Lluc/fma;or (Mallorca), 165,
M"'CPHI!RSON, 25.
-254 -
[page-n-312--data::data]
MadTid, 79.
Magdalfnlensf, en la Cóva del Parpalló,218.
Mal/oTca. 229, 230.
Mandola (~Igida), 94 sigs.
Map., del reparto de brazaletes de pectúnculo en el Levante IISraflol, 28; de 1:1
dhtrlbucón del Indloe oefálico en la Penlnsula durante el Neolltlco y Eneoll
tlco, 80.
MaTa~/l,s, v, Cóva de IIIlI Maravellell.
Marlll (objetos de), 62, 70: colgantes, 73; raspador. tornillo, 54.
MaTrarida (prov. Alicante), 157.
Maria/a (sie rra de), 52, 87, 101, 111.
MaTion (Chipre), 174.
MAII.Quh DA COSTA. 151,
M ... II.T1Nez v MAI~T1NeZ (FII. ... NCISCO), 114; Arqueología valenciana, Hemerosoorc1to
e [fach, 238.
Mosd, M,ntnlt (Alcoy). 101 slgs., 117. 140, 154.
Mas/a NOlla (Vllanova, prevo Barcelona), 79,
Mas Puir (Darnlus. prov . Gerona), 126,
Mafarrllbilla (dolmen de, prov. Sevl11a). 120, 125, 127, 129, 135, 137.
M«a (prov, Albaoe te), 166, lOO,
Medi/tmJnto, 24.
MClamos, probable existencia de ellos en Valencia, 120 slgs.
Mh. IOA (J. R,), 12B, 169.
M!NDES CoRUA (A. A.l, 78.
M!tu:u (PASCUAl.), liS.
M,nga (Cueva de. Antequera, prov. Málaga), 125, 126, 131, 135.
MlnoTa, v. La Menara.
MUOIILINA (CAVIITANO 011). 25, 121, 125, 130, 131.
M1CÓ (Vu:;r;NTII R.), 91.
MlcroJltos, 72.
Millo"s, v. Los Millares.
Minaftria (prov. Albaoetel, 15slgs.
MiTatlf/. Fonfalld (Gabanes. prov. Castellón), 26. 222.
Moglnl, (prov. Valencia), 179 slgs.
Mala alfa dt StTIIIIS (Alcoy), 110, lJ 1, 112, 152, 154, 225.
Mo/a d'A grts (prov. Alicante), 1JO, 111.
Mola di Torrd (Fuente La Higuera, prov. Valencia), lOO.
Ma/a Murada (Chert, prov, Caste1l6n), 154.
MolaT, v. El Mola?
MOLT6 AeAo (R iCARDO), 58.114,
Moll ons, o caeherulets, supervivencia de las construcdones megalltlr¡¡¡:, 132. sig~.
Monachil (do lmen, prov. Granada), 25.
MOn eda lbllrlu, en Charpolar, 159,
MondllaT (prov, Alicante). 25, 59.
Monfanya dI CaTlos (Corbera de Alclra), 14 1.
Monfanytla d, CabTtra (Torrente, prov. Valencia), 14 1.
Manlaila d. Ral,1 (Tabernes de Valldlgna), 139.
MonfaspTt (NA.quera), 140, 152.
Montcom/)roux. (AllIe r, Francia), 27.
MOI1Utl, V. Cóva de MonUel.
Mont",o (prov. Córdoba), 78.
Manturrat (prov, Baroelona), 88,
MONtÓ NOGub, 115.
-255 -
[page-n-313--data::data]
MooSldorf (Berna, Suiza), 129.
MOREtlO Tovll.. L.AS (SAtlTIAOO), 60, 6 1, 139..
MOl'loAtl (H,), 113.
MDrollo. (Limpias, rrov. Santander), 79.
MWTldondo (Torrente, prov. Valencia), 141.
MORTILLET, 27.
Motivos anlmalu (en l. oer:1mlca IMrlca), 175.
Mollvos vege tal es (en la oeramlca ib~rlca), 174.
MOTOS (FI!IlEI'IICO DE), 29, 154, 166, 167.
MouRI!T (F.), 175, 198.
Mugem (Portugal), 49.
Mu;", v". Cueva de la Mujer.
Mundo (rlo), 15.
MUNRo, 129.
Munló d, I,s M,nlid,s (Ayelo de Malfe.it, prov. Valencia), 11 9.
Murallas, en La Bastida, 181 slgs.
Murcia (provincia de). 25.
MuS«) Antropológico Nacional (Madrid), 83.
MuS«) Arql/eológico (Barcelona). 83 .
MI/Seo d, los Podus juu[tas (Orlhuela), 83.
MU$l() d, PuhisJor;o d, lo Diputación (Valencia), 24,10 1, 106, 115,157, 193.
Musterltnse, de COva Negra, 12 sigs.; de Minateda, 15.
NtJquua, (prov. Valencia), 140, 227.
Naroona (Francia), 82.
Navalalarla (Montara, prov. Córdoba), 78.
NUOT, 115.
N,gra, v. COva Negra.
Neo1fllco y eneolítlco, en la Europa occidental, 228.
Norltamlrico. 29.
Notlclas. 215.
Numoncia (prov. Sorla), 161.
OBI!RhlAIEI'I (Huoo), 12,98, 121, 125. 127. 129, 137, 151. Ole FelsmaJerelen der
Cueva del Civil, 220; Neuendeckte EiszeitmaJereien in Teruel, 221; Nuevas pln.
turas rupestres descubiertas en los alrededores de Torm6n, 221; ... y BuulL (H.l,
El yacimiento paJeoJltico de San Bias, 220; Las pinturas rupestres de los aIre·
dedores de Tormón, 221.
Olicio, v, El Oficio.
Oflulol, 154,
Oilbar (Limpias, prov. Santander), 79.
OUrd% (prov, Baroelona), 165.
Oliva (prov. Valencia). 161, 172, 176.
Olocau (prov. Valencia), 140,241.
Ora MarlUma. de Avleno, estudio toponinimo, 234.
Orihutla (prov. Valencia), 60, 83.
Osuna (prov. Sevilla), 165, 166, 171.
Olúro d, Ass,nla (Obldos, Portugal), 151.
Ou(,iro da Forco. (portugal), 122.
Pa/acls (prov. Almcrla), 24, 29.
Palacio d,l Marquls (Btlgjda). 97.
PO/OlU'/OS de Cu,s/a Urrla (prov. Burgos), 79.
PaleoUUco, en San Bias (Terue!), 220; Inferior, v. PALLAltb (MATIAS), 115, 165, 213.
Parolu,/os(prov. Almerla), 51 . 67, 84.15[,154,
-256 -
[page-n-314--data::data]
PAlUS (PU':'lIU!), 160, 163, 164, 165, 166, 168, 169, 170, 171, 173, a)2, 204, 206'
Pwpo.lld, v. COva del Parpa1l6.
Pastora. v. Cueva de la Pastora.
Pcc!ünculos. 58; brazaletes de ... , 23; ... róslles, 25.
Pldra Caballa {dolmen, El Vilar de Cab6. prov. Lérida). 82.
P#drtra (~Ig1da), 95, 97.
P~IO (prov. Alicante), 157.
Pcndltnt u, de oro, 184.
P~nya Roia (Cuatretondeta, prov. Alicante), Z3 slgs.
P~nya Roia (Olocau. prov. Valencia), 141.
P~nyetes, v. Les ?enyetcs.
P~Tal~s de Ta;uña (prov, Madrid), 79.
Pbet (D.- MATILDII), 23.
Phl!t De BARRADAS (Jos!!), 98.
P!!RI!: TeMPRADo (LoReNto), ! 15.
PIIR ICOT CARCIA (LUIS), 26, 78, 116, 119, 128, 139. 153, 182,215,218,219,220,
221,222,223,224,226, 228,229,230,23[,232,233,235,238,239,240,24 1,243,
244. El Dep6slto de brazaletes de pectúnculo de Penya Roja, Cuatretondeta.
23; El poblado Ib/lrlCQ de l Charpolar, 157; ... y PONSELL (FERNANDO), El pob lado
de Mas de Menente, 10 1. v. SALLESTeR T ORMO (ISIDRO).
Perlado megaUtico, en Levante, 15 1 sigs.
PeR l' FueNTES (J.), 115.
PeRls FueNTes (MANueL), 115. Mlrabet-Fonttallá, 222.
Perlu de collar, 71.
P"ntra. v. La Pernera.
P"lIif, v. Cueva del Pernil.
PeRROT, 163, 173.
Pellu de arcma, 108.
Pesu, do bronoel y plomo, en La Bastida, 186.
Peso, do bronce, 158.
Pesos de telar, en La Bastida. 192.
PH1L IPON, 143.
Piblllfdn (~Iglda), 97.
Piedra, de afilar, 54; do pulir. 54; moledora, 92, 94; valor de la .... la) slp.
Plntura,lb6rlca, 171 sipo
Pinlura, rupestres, Mlnateda, 16; játlva, 19; Valltorta,22); Pertgord y Esto de
Eilpal'la, 221; Torm6n, 222.
PlnARD, 79.
Plbtlca, Ibérica, 167 slp.
PI,U (barranCQ de l) (Bélglda), 98.
Plomo (lámina do ... escrIta, on La. Bastida), 190 sigs.
Poblado, v. Mas de Monente. Charpolar, Bastida.
POtlSI1:LL CoRTb (FI1:RNANDO), 23, 52, 58, 101, 114, 117, 139, 157. La cova de la
Sarsa. 87. V. P!RICOT CARetA (LUIS).
POReAR, 115 .
Po'/eU (Monserrat, prov. Valonc!a). 141.
Po,lichol (Oll)(:au. pro v. Valencia), 141.
POTT I!R (E.), 171.
PRADO (CAS IANO DEL), 113.
Prehlstori. de Btlgld., 91 sig,o
PU!NT!, 78.
Pu;, (Alcoy), 112.
Pu.f, Cast,l/a, (Barcelona), 175, 198.
-
"257 -
[page-n-315--data::data]
Puig d, /,s Alliml's (GaIdas de Malavella, prov, Gerona), 151.
Pulsera, de mármol, 96.
Puntal d, I'Alm,(a (Corbera de Alcira, prov. Valencia), 141.
Puntal d,/s MOTO$ (Náquera). 140, 151, 154.
Puntas d.e lIeeha de ¡Jlex, 26, 54, 60, 61, 67. 71, 72, 83, 84, 96.
Puntillado (en la cerámica de la Sarsa), 88.
Punzones. de cobre, 84; de hueso, 62, 72, 87, 108.
Quicio, de piedra, 92.
QUINTERO (PELA yo). 211.
Raboso (La) (Albaida), 46.
RADA y DI!:LGADO (J. DE D.), 26, 61. 118, 166.
Raidon (Siete Aguas, prov. Valencia), 223.
Rambla d,1 Moro o Rio d, Tabarra (prov. Albacete), 15.
Rascadores de sllex, 63.
R,bokal, v. El Rebolcat.
RE!G, 114.
REINAcH (TH), 171.
Re lacio nes, entre el arte Ibérico yel griego, v. BOSCH C IIoCPI!RA (P.); entre 10$ pue·
blos atlánticos y la Penlnsula, 228; entre las clvll!zaclones mediterráneas a
fines de la edad del Bronce, 230,
R,ndaluo;'o (~Iglda), 94, 97.
R,n;,blos (prov, Soria), 160.
Restol de anlma lu, SO.
Ru los humanos, v. Huesos humanos.
Rdoq ue ese.lcrlforme (en el musterlense de COva Negra, JAtlva), 12.
Rhlnoeeros MerekU, 12.
RI8IIRO, 151.
Ri11t:ollada dll COllalizo ,1 Raya (Minateda), 15.
Rinl'r (prov. Urlda), 82.
RIVELLES GUILLEM, liS, 120.
Roca. v. Cueva de la ...
Roca d,( Moro d, Call CUVI'ro (Serratelg, prov. Bateelona), 79.
Roca d,ls Moros d, Fin,strl's (Madrona, prov. Urida),82.
R6daIlO (rio), 29.
ROMAN (CARLOS), Excavaciones en Ibl~a, 233.
RomlTol (dolmen del, Antequera, prov. Málaga), 121, 126, 135.
Rotura (Setubal), 151.
SAClLIO, 200.
Sagullto (prov. Valencia), 241.
Salalll6 (prov. Tarragona), 79.
Salobral (prov. Albacete), 169.
Sa/l d, Rio (Serra, prov. Valencia), 14 1, 154.
Sollad,lIa (prov. Caslellónl, lOO,
SALLER (K.l, 79.
Somos, 167.
5011 AII16n (Orlhuela), 118.
San Antollio dI' Ca/ouill' (prov. Teruel), 160, 16.$, 166, 175, 198.
Sallgolll'lIlo (Fuente La Higuera, prov. Valencia), 180.
San Nicolds, v. Cueva de ...
SonIa EI,IIQ, (prov. JaM), 168.
Sanlimamiif, (Cortb-ubt, Vizcaya), 83.
Sargal, v, COva del...
Sorsa. v. COva de la...
-2S8 -
[page-n-316--data::data]
Sor,'lIlo, v. El Sargento.
SAItTlAUX (F.). 169.
SI..$TItI! (BI!RItARO IItO), 1l4.
SCItULTl!tI' (AOOLP'). 142, 143, 146. 160, 166. Dil! Siuen des Herak1es. 232; Tar·
tessos, 232; Forschungen In Spanien. 236.
SUADILLA (VICIItTl! R.), 87.
Stfn, 149, 154.
S,gor/)l, (SUpUMtO dolmen, prov. Caste1l6n), 119.
SI!OURA (D. ENRIQul!). 182.
SIINIlItT I B¡IlI!z (J.), 114. 126, 165.
S,nyus (dolmen, prov. Urlda), 82,
S,,¡ild (prov. Gerona), 82.
SUPA P ltI' TO (Ruy CoRRI!A DI!), 27.
5'" 0 Crosso (prov. Valencia), 179.
SI!RRA R .....oLS (J . DI! G.). 26, 132, 172, 176.
SI!RRA VILAR6 (J UAtI'), 26, 79, 82, 139, 140.
5",,110 (prov. Alicante), 23.
5''''/0, v. La Serreta.
S,rrllo d, lo Vello (Mon6var), 59, 76,
S,rr,la dll Pos BUlJap (Tabernes de Valldlgnal, 141.
SI!YTII!, 115,
Slcanos, 142 slgs., 149, 154: navegantes, 144, 145: equivalontes a los feRclos, 145.
Sidlia, (su papell en el desarrollo del arte Ibérico), 177.
Sidamum (prov. Urlda), 175.
Silrro di Moria/o, v. Marlola.
Slerru, de sllex. 105, 106.
SUu, v. Cova Negra, caml Real, Bélglda, cuchillos de ...
SlI05, 77, 78.
SIItI!T (H. y L.), 25, 27, 56, 6 1, 84. (Lurs), 25, 27, 45, 49, 59, 72, 73, 85, 117, IH!
119, 122, 136, 148, 151, 152, 153, 153, 155, 156.
Si/Olla, 234.
Sitg,s (prov. Barcelona), 83.
So/al' (dolmen, Rlner, prov. Urlda), 82.
So(cid,s, v. Les Solcldes.
SoLI!It (OAltll!L), 94.
So/J4l1a (prov. Lérlda), 82.
Soport es cerAmlcol (en La Bastida). 194.
Sos y BAYItAT, 77, 115.
S% (dolmen, Trigueros, prov. Huelva), 121, 135.
Talnrnas (Almerla), 72.
Tob,nlls d, Volldillla (prov. Valencia), 52.
Talatoy d',s Ratel Cagol/u (Manacor, Mallorca), 122.
Ta ller, musterlen:;o, 15, 16.
TARAcl!tI'A (BLAS), 160, 172.
TARAMI!LL1, SO.
Torrolalla, ISO, 164.
Tartulos, 142. slgs., J49.
Tar/lS$Os, 232.
TH UCIO IOIS, 143,
T", P,lal (Bétera, prov. ValencIa), 122.
Torre C"",oda, v. La Torre Cremada.
Torre d, To(lodo (Fuente la Higuera, prov. Valencia), 180.
Torre",Ollla"OS (prov. Alicante), 54, 56, 62, 83, 84, 110. v. ava de la BarsellB
-259-
[page-n-317--data::data]
Torre romana (en Torrente), 243.
TORTOSA (LUIS), 180.
TO"Nllo de Monlrrl, v. Cau deis 05$05.
Tofana (prov. Murcia), 54, 59, 61, 84. v. Cueva de los Blanquitares de Lebor.
Toyo, 167.
Tr.baj O! de l Servicio de In veslllul6n Prehistórica, 11,23,87,101, 157, 179,2 17.
Tracia. 27.
TIlAVI!:R (FRANCISCO), 77.
Trencalls. v. ELs Trencalls.
Tris Cabtzos (prov. Almeda). 151.
Trigo (granos de ... ), 108.
Trontla (La). (Albaida), 46.
Trou. d, Vfllíts (Narbona, Francia), 82.
TUIXANS (JOAQUIN). 77, 115. 121.
Túmulo. 78.
Vil del Moro (La Serreta. Alcoy), 110. ]! 1.
UnIversIdad de V.[encla (C ursos de Pr ehistoria y Etn ologla), 215,
URlel.. 115.
Valencia. 216.
VALII!NTI! 1ZQUII!:I!:OO (FRANCISCO). 52. 76. liS. 122. 139,
VALLOIS.82.
Vaso ca mpaniform e. v. Cerámica campaniforme.
Vaso en larma de aslrlgalo. 199.
Vasos. v. cedmlca.
V,go dll Gu.adallcil, 128.
VI/tI Blanco (prov. A[mer!a). 29. 154.
VI!RA VI!RDÓ, 138.
VIRNeAu (R.). 78.
V,'o (~lglda). 97.
VICIIDO SAN FIILIPI (ReM!O!O), 54, 110, 111,112, 114, 142.
VIDAL (LU IS MARIANO), 126.
V IDIILLA (SANTIAOO). 115.
VIEIRA N.HIVIOAOII, 27.
Viuo (dolmen de .... Antequera:. prov. Malaga). 122, 125. 126. 128, 129. 135.
VILANOVA y PII!RA (JUAN). 25,5 1,54.59,6 ].76,79. [11. 113, 118.
VILAPLANA (AOOLPO). 54, 76.
VILAPLANA JULIÁ (ENRIQUE). 53, 54, 55, 111.
VILAseCA (SALVAOOR), 27, 79.
Villocoffillo (prov. Ja~n). 169.
Villallutva dt Córdoba, 78.
Vil/aricos (prov. Almer!a), 160.
Villarrta/ (prov. CasteIl6n). 77.
VIÑa MAS!P (GoNZALO J.). 1 [5.180,182.217,218. La COva Negra, JAtlva, 11.
VIIlOILlO, 143.
VISEDO (CAMILO). 23, 53, 55, 110 , 112,114, ]70.
VilllT (prov. CasteIl6n). 78. 79.
Vu!cí (Italia), 170.
WALTlRS (H. B.), 200.
WILU (G.). 27.
Yeso (vasijas de ... ). 72.
Zafra (La), 180.
ZO!tmll (~lglda). 98.
Zapata (prov. Almorla), 118, 152.
ZVAZO PALAC IOS (J.), 1 [5.
-260-
[page-n-318--data::data]
IHDIC.E GEHERIIL
(l.). A guiSQ IÚ prt»17Iio, El Suvicio de lnw$llgocidn Prthist6rieQ y su MUfMo. •• •• • • . • . . . • . • •• •• •• •• •• •• •• •• •• •• •• •• •• .• •• . . . .
B ... I.LI!.ST~1't TORMO
7
J.). La ,COvo NIgrO! (jáfiva).. ........ ................
11
BREUIL (H.). Station moustlrj,nn~ ,/ peintuTts pr¡historiquts du .Conofiw ti
Rayott, Mina/Ma (Afb«lIIej..........................................
BltBu1l.. (H.). Y,stigu dI plinturu pr'hisl,"iquIs (1 ,La el/wa del Punil_,
15
¡dtil/o(Vo/lnce)........................................ ............
19
V IRES (GONZALO
PIIUCOT (L.). El d,pdJito de blazo/tllS di ~1(¡n,uIQ dI 'Plnro Ro;m (Cua/r,.
londtta).............. .. .. ...... ...................................
BALLI!5TER TOIUfO (l.). l,.Q covruha upulcral dI ICamT /Ua/., Albaida.. . . . . . .
PONSI':L.l. (F.l. Lo. .Cooa d, la Sar sQt (Bocalrente)...... ........ .. .. .. ...
jORNET (M.). pr.histario d, Bllfido. J. Ho/lOlfas 'lItolfticos..............
PERICOT (L.) y PONSEL.l. (F.l. El poblado d•• Mas d, M'II'lIttt (Aleoy).. . ...
CóI.tl!.Z (NICOL.'u PRUUT1'VO). UII .H(atus. prlhlst6rico tll /as tsladonts QT.
qlltol6gicQS d, a/lura. Itvonlinas......................................
PERICOT (L.). El poblado Ibtrico d,I.ChllJ'pola,... ...... .. ................
Bo3clt CUIPE!t, (P.). R.rocianu 'nI" ,1 arl. ibtrico y ,/ fri'fo.... .. ......
B"I-UST!R TOINO (1.) y PEIUCOT (L.). Lo. Bastida dttús AICIIUSt (Moftnll). .
23
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1 13
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163
179
NOTICIAS
CUI'lIOlI de PrehIstoria en la Unlvel'llldad ................................
Cuno de Etnologla en la Univel'llldad de ValencIa...... ........ ....
El Centro de Cultura ValencIana y sus seccl6n de Prehistarla...... ........
El Laboratorio de Arqueologia de la Universidad................ ........
Hallazgos de lu ¡§pocu Ib¡§rlca y romana en Valencia ....................
ElI:ploraclones en Alicante................. . . .. . . . . . . . . .. . . .. . . .. • . . . ..
La segunda campai'la de excavaciones del Servicio.... .. ................
215
215
216
216
216
217
217
NOTAS BIBLlOORAFI CAS
Max Ebttl . Reallexlkon der Vo rgeschlchte........ ........ .. .. .. .... . ...
Ma71uII G6mtl Morlno. La novela de EspaPla ............................
Hura Obermoiu·H""i B,.ui!. El yacimiento paleolltlco de San BIas. cerca
de Teruel.... . .. . . . . .• .. .. . . . . .. . . . . . . . . . . .. .. . . .. .. . .
219
219
220
H. Obtrm'(tf. Die Felsmalerelen der tCueva del Civil. (Val!torta Schlucht;
prov.CasteI!6n) .....................................................
220
Abbt H. Br.uil. QeUVTeS d'art pal60llthlques In¡§elites du Perigord et Art
Oriental d' Espagne...... .... ................ .. .................. ..
Hugo Obtrmoitf. Neucn tdeckte Elszeitmalerelen In Terucl (Ostspanlen) ..
-261 -
221
22 1
[page-n-319--data::data]
•
p ....
HUIO ObumailT. Nuevas pinturas
rupost~
descubiertas en los alrededores
de Tormón (Teruel) ................................................ 221
HUle Obumaitr)l Henr; 8"ull . Las pinturas rupest~ de los alrededores de
Torm6n
221
p~,o Bosch Gim~,a. Das spaniche-portuglesische Kuns1gerwerbe vom Neo.
o, • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • ' , • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •
IIthikum bis zur Romeneit................. ........... ............ 222
Ma1l/tll P,'¡S. Mirabet·Fontall:L....................................... 222
Nicol6s Primitivo G6mez. Salterio arqueológico. Las cuevas del Sargal, en
Viver de las Aguas..... ... ............... ................ ......... 223
¡osI M.· Corb¡n. Descubrimientos arqueológicos en las sierras de las Ca·
brillas .. . ........... . . .. .. . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . .
Id. En la ~lerra de las Cabrillas. E~tación romana de RaM6n (Sieto Aguas) ..
Id. En las ~ierlas de las Cabrillas. Estación eneoUt tca de Raid6n (Siete Aguas).
Id. En las sIerras de las Cabrillas (SIete Aguas). Estaci6n eneolltica-Ib~rlca
del Castellar.. ..... ..... ............................................
l. 8o. IIesler Tormo. Unas cerámil::as Interesantes en 01 Vallo de Albaida ....
Emilio Llut:h Amal. Algunes notes sobre l'Arqueologla en lo t erme I pobe
de Nltquera............................ ........ .. .............. ... . .
Ernl!Sto Botella Co.nde/o.. Excavaciones en la .Mola AII», do Serelles (Alcoy)..
Albtrto del Castillo Yurrita. La cultura del vaso campanIforme ............
Ped,o Bosch Gimpua. La:; relaciones de los pueblo, atlAntlcos y la ?enln,u.
la IbérIca en el eneolitico y en la edad del bronce............ ..........
Id. O neo·eneol!tico na Europa ocidental e o problema da sua cronologla ..
Id . Los antiguos Iberos y su orIgen..................................
W. J. Hllmp. Sorne rock-cut_ tombs and habltallon caves In Mallorca ......
J. Colomino.s. Gil scavi di Majorca..
. . .. . . .. . . . . . . . . .. . . . . . . .. ..
Pedro SOSlh Gimp"a. 1 rapportl fra le clvlltlt medlterranee nella line dell'etá
del bronzo..... ........ ..... ......... ...................... ........
Adol! Sdlulten. Tartessos.......... . ............. ...................
P. Sosch Gimpua. Fragen der Chronologle de r Phonlzlschen Kolonlsation In
Spanlen .... ..... ..... ........... ' ........ . .......................
Carlos Romdn. Excavaciones en Ibiza... ....... .....................
Nit:olás p'imiti/lO GÓmel. Sitana, contribución al estu dio topon lmlco de la
Ora Marltlma de Rufo Festo Avieno........ .......... .. .. ...... .. ..
A. St:hull,n. Forschungen in Spanien. 1927...... .. .......... ............
F. Ma,tfntz y MarUntz. Arqueologla valenciana. Hemoroscopclo e [fach....
Pedro SOSlh Gimpuo.. lberische Krlegerkople aus dem Cerro de los Santos
(Spanlen}...... .. .......... .. .. ........ .. .. .. .......... ........ ..
J. Co.brl. Decoraclones hispánicas..................................
Nit:olds Primitivo GÓmel. SalterIo Arqueol6gico. Un viaje a Qloc:au......
Mo.I/ut¡ Gonzdlll Simo.ncas. ExcavacIones de Sagunto ..................
Id. Excavaciones arq~oI6g¡ cas en Almenara. El campamento de Anlbal..
Salvador Sel/mont. Ruinas de una torre romana.. .. ........ .. ............
Nit:olds Primiti/lO GÓmel. Una estación arqueol6gica en d...os ?enyeles, de
Torrente ..... .. . . . . . . .. .. .. .. . . . . . . .. .. . . .. . . . . . . . . . . .. . . . . . . .. . . ..
Plo B,I/, dn. Hallazgo de lápidas romanas.......... .. .. ............
Id. Nueva Inscrlpcl6n romana ........................................
Nit:o/o.w P,imit/w GÓmll. Salten Arqueológlc. De c6m se pc rden el! camln!
anlles..... ................ .. .......... .......... ..................
Advertencia............... .................. .............. ..........
Indice aHa~tico...•............................ ••
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223
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Z33
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244
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245
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Servicio de Investigación Prehistórica
DIRECTOR
D. Isidro Ballester Tormo.
SUBDIRECTOR
D. Luis Perico! Garcfa.
COLABORADORES
D. Mariano Jornet Perales.
D. Gonzalo
J. Viñes
Masip.
D. Fernando Ponsell Cortés.
AGREGADO
D. Emilio Gómez Nada!.
- -- - t - - + - --
El Museo, la Biblioteca y el Laboratorio de l Servicio e:'Itfln Instalados en el
Palacio de la Diputación de la Generalidad del Reino de Valencia (caUe de
Caballeros)
[page-n-321--data::data]
[page-n-322--data::data]
I .. ......
•
_._---~-
[page-n-323--data::data]
RCHWO
DE'
Prehistoria L EVANTINA
A xvAlUO DEL SElMCJO DE I~ON PRI!HIS1ORIC'A.
oa lA e xc:lo&4. O JPVTACION PRoYJli:CJ.U. lJEyAIm¡~
VOL 1
[page-n-2--data::data]
[page-n-3--data::data]
[page-n-4--data::data]
ARCHIVO DE PREHISTORIA LEY ANTINA
1-1928
[page-n-5--data::data]
•
[page-n-6--data::data]
fRCHIVO
DE
PREH ISTORIf1 LEVf1NTINf1
I'INUI'II~IO DEL SERVICIO DE INVESTlGI'ICIÓN
PREHISTÓRICI'I DE LI'I EXCELENTfSIMI'I
DIPUmCIÓN PROVINCII'IL DE VI'ILENCII'I
VOL I
1928
VI'ILENCII'I MCMXXIX
[page-n-7--data::data]
"
ISSN 1989-540
INP.
DOMENECH.-VAI.~NCIA
[page-n-8--data::data]
A GUISA DE PROEMIO
EL SERVICIO DE INVESTlGACIÚN
PREHISTÚRICA y SU ANUARIO
La Diputación provincial de Valencia distinguióse
siempre por su persistente actuación cultural. Desde
1863 viene manteniendo sus pensionados de Pintura y
Escultura en Roma; más tarde creó la pensión de Música
y luego ha establecido las para ampliación de estudios en
el extranjero, que han de recaer en Licenciados de las
Facultades de Derecho, Medicina, Ciencias Históricas y
Ciencias Naturales de la Universidad valenciana. Atiende,
además, la Diputación, a diversas enseñanzas, entre ellas
la de Artes Industriales; subvenciona centros culturales
y revistas, edita libros de interés regional y viene cuidando, en una palabra, de cuanto significa desenvolvimiento intelectual levantino.
Sólo Jos trabajos de investigación de nuestro remoto
pasado han dejado de merecer a la Diputación valenciana, hasta hace poco, la cuidadosa atención que desde
hace años venlan dedicando a estos estudios otras Corporaciones similares; y ello era más de lamentar en una región cuya extraordinaria fecundidad arqueológica denotaban los hallazgos casuales y las pocas excavaciones
-7_
[page-n-9--data::data]
sistemáticas emprendidas. La labor de investigación pre·
histórica venia asi quedando en manos de unas cuantas
personas estudiosas que, imponiéndose no pocos sacrifi·
cios, laboraban callada y aisladamente; pero la necesaria
limitación de estos laudables esfuerzos individuales, tanto como la falta de un plan orgánico, hacia precisa la in·
tervención de una entidad oficial que creara el adecuado organismo y lo dotara suficientemente.
Ya en constituciones de la Diputación anteriores a
1923 intentamos la creación de un Servicio a imitación
del de investigaciones arqueológicas de las Diputaciones catalanas, pero reduciendo su actuación sólo a lo prehistórico, en busca de la máxima eficacia del esfuerzo
con el menor sacrificio económico; pero la pobreza en
que se debatían los organismos provinciales de aquella
época hizo imposible la realización de tan buenos deseos.
Pasados unos años las Haciendas provinciales se han enriquecido con los nuevos y saneados tributos proporcionados por el Estatuto de 20 de Marzo de 1925, y ello, y
la buena voluntad de los componentes de la Diputación,
han bastado a dar realidad a lo Gue antes no pudo tenerla
Decidida la comp ra de la colección Ponsell corno base
de la fundación de un Museo, bien pronto se dió cuenta
la Diputación de la inutilidad de su esfuerzo si no iba seguido de la creación de un Servicio de Investigación Prehistórica, cuya labor de excavaciones fuera nutriendo el
Museo en proyecto, teniendo su material en constante renovación; y así hubo de acordarse ya avanzado 1927 (l).
(1) La Comisión permanente de la Diputación que tomara el acuerdo ~taba
constituIda por el Presidente Exmo. Sr. D. Jos~ M.- Carrau Juan: Vicepresidente,
Exmo. Sr. D. Juan NOEuera. Marqub de Juan Bautista Robert Mendiolagolta, D. EnrIque Castell Oria, D. Jost Crollo
-8-
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Del resultado de la actuación del Servicio en los dos años
que lleva de vida, como de la desinteresada labor de nuestros colaboradores, nos está vedado hablar.
La publicación del presente Anuario había de ser inmediata consecuencia de la creación del Servicio, pues la
aridez inherente a todo trabajo técnico, que le hace impropio de revistas corrientes, así como la necesidad de su
máxima difusión en el adecuado medio cienUfico, exigfan
una publicación especializada; pero esta no debía limitarse a dar solo a conocer las investigaciones del Servicio,
si había de quedar cumplida la finalidad de propulsión
y ayuda a estos estudios que la Diputación deseara, sino
acoger también en sus páginas la labor de los prehistoriadores levantinos que trabajan fuera de aquél y de
cuantos españoles y aún extranjeros estudian nuestro
pasado.
Ese es el plan propuesto. Pretendemos recoger en el
Anuario toda la actuación cienUfico-prehistórica de Levante; deseamos sea aquél reflejo de lo que en él y sobre
él se trabaja; por ello le intitulamos ARCHIVO DE PREHISTORIA LEVANTINA. Al crearse el Servicio pedimos ayuda
y cooperación a cuantos centros levantinos dedicaban
su atención a la arqueologla antigua. Hoy ofrece aquél
las páginas de su Anuario a los investigadores todos que
se ocupen en laborar sobre extremos relacionados con
nuestra prehistoria, pero muy especialmente a los estudiosos de las tres provincias hermanas, asl como a los de
Murcia, Albacete, Teruel y Cuenca por su actual y pretéChlarrl. D. Manuel Llopls Sapii'la. D. Enrique Mariner Gurrea y D. Julio Tarln Sa·
bater. Al Interes de todos por cuanto exalte el nombre de la Diputación. y en es·
pecla! a! del ponente de Instrucción Pllbllca y Bellas Artes, Sr. Gastell. se debe
la creación del Servicio. Tambi~n es digna de mencl6n la entusiasta Intervención
del eulto Secretario de la Corporacl6n D. Francisco Monle6n Torres.
-9-
[page-n-11--data::data]
rita relación con ellas. Quisiéramos que la labor cientffica impulsada por la Diputación valenciana fuese obra
conjunta y fraterna de todo Levante, de un amplio Levante ibérico; obra presidida por una gran transigencia
que imposibilite exclusivismos de personas y de escuelas.
El Servicio de Investigación Prehistórica sigue necesitando y requiere el auxilio de todos, desde las grandes
figuras de la Prehistoria a los más humildes investigadores. y de la Exma. Diputación Provincial de Valencia
espera la continuidad y perseverancia en una actuación
que tanto la enaltece.
l. Bailes/sr Tormo
-10-
[page-n-12--data::data]
GONZALO
J.
V¡I'IES
TrlblJOI del Strvlclo de l nvutlglClon PrehlftorlCl
La t Cava-Negra > (Játiva)
Al Iniciarse en el próximo pasado año la labor de campo del Servicio de Investigación Prehistórica de la Excma. Diputación de Valencia, fué un acierto de su Dirección pensar en la exploración de la estación prehistórica conocida por el nombre que encabeza esta nota
Hállase aquélla situada en término de Játiva, cerca de Bellús.
en un desfiladero, socavado por las aguas del rfo Albaida, procedente
del valle del mismo nombre, al descender al de J átiva, a los cuales
valles pone en comunicación, a través de la cordillera de Sena-grasa.
El paraje no puede ser más adecuado al modo de vivir de las tribus
del Cuaternario.
Mucho se ha hablado, pero poco con exactitud respecto de la cultura señalada por la mencionada estación. Si creemos a antiguas o
ligeras investigaciones y a obras en ellas inspIradas, Cova-negra deberá Incluirse en el período Capsiense. y aún esto es nada comparado
con las afirmaciones de quienes han llegado a suponerla neolítica.
No hemos compartido semejantes apreciaciones, sino que basándonos en investigaciones personales de hace más de veinte años, menos
detenidas y sistemáticas de lo que mereciera tema tan importante,
juzgamos el depósito como musteriense (1). Razón tuvo, por tanto,
el Director del Servicio cuando, a l encargarme de los trabajos en dicha
estación, me decía: teS de sumo interés resolver de una vez el problema de Cova-negra .•
y esta solución ha surgido mediante doce días de excavaciones;
si bien su complejidad requiere labor más detenida, a la cual pensa(1) Vo!anse nuestros li bros '"HidrOfTo!fo se/obtns,·"
¡(¡t{va'" 1923.
-11 -
1914 y "Lo Po/rono d,
[page-n-13--data::data]
2
GONZAl.O 1. VIÑES
mas dar término en la próxima campaña de excavaciones. Por esto,
nos limitamos hoya publicar una sucinta nota, cifra y compendio
de nuestras últimas observaciones.
Presumí desde el primer momento que nada nuevo se ofrecería
en el yacimiento del interior de la cueva, sIno el confirmarme en su profunda remoción y desaparici6n en gran parte, pues su nivel primitivo ha bajado más de dos metros, y me lancé a explorar la rampa que
da acceso a aquélla. Comp6nese de un depósito detrftico de materiales amarillo-rosados, de algunos metros de espesor, separados sus estratos, profundamente dislocados e interrumpido su desarrollo merced a enormes peñascos. por lechos de tierras negras Además, en el
contrafuerte izquierdo, subiendo, que limita la mencionada cuesta, se
abre una galería, cegada por los mismos materiales, muy endurecidos
por el tiempo y las presiones, de extraordinario interés, por hallarse
a cubierto de toda profanaci6n. Mientras en ésta apenas si hemos hecho otra cosa que preparar su penetraci6n para la campaña del pr6ximo año, en la cuesta hemos llegado hasta más abajo de su base, donde
aparecen margas. sin duda triásicas. que sustentan el depósito cuaternario.
Cinco probables niveles he podido distinguir en él, todos ellos
acompañados de Instrumentos tallados y de gran número de despojos
de fauna, más pobres aquéllos cuanto más profundos.
Dominan en los instrumentos las formas musterienses. que llegan
a una gran perfecci6n en los niveles medios. y que evolucionan hacia
otras más modernas en los superiores. Sin ser extraordinarios, ni en
número ni en tamaño, los hay tan típicos que no cabe dudar de la época a que pertenecen. Raederas, puntas y perforadores, con los característicos retoques escaleriformes; hachilas de mano, admirablemente talladas; y Junto a éstos, otros instrumentos atípicos; algunos
que perdieron su forma por el uso y el nuevo tallado, y una gran cantidad de lascas, a veces pequeñísimas. desecho del trabajo de talla.
Todo ello nos hace pensar en la existencia de uno de esos frecuentes
talleres, donde los artistas musterienses elaboraron y tal vez perfeccionaron aquellas primeras manifestaciones de la industria humana
(v. figs. I Y 2).
Sincrónica del arte es también la fauna. En la gran cantidad de despojos de los animales coetáneos del hombre de CGua-negra, hállanse
multitud de dientes de caballo y de ciervo; bastantes insertos todavía
en sus mandíbulas, algunos incrustados en tobas y brechas huesosas,
formando parte integrante del malerial de todos los niveles. En los
inferiores aparecieron nuevos tipos: un molar de Elephas anliquus y
varios, ya de leche, ya de adulto, de Rhinoceros Merckíí, según clasificación del profesor Dr. Obermaier. También se encontraron fragmen-12-
[page-n-14--data::data]
LA .COVA NEGRA. (JÁTlVA)
3
tos de colmillos, pequeños cuernos y otros despojos no bien determInados. No faltan esquirlas de hueso, aguzadas fortuita o intencionadamente, que llaman poderosamente la atenci6n.
Resumiendo: la estaci6n prehist6rica de Coua-negra pertenece de
lleno a l período musteriense, evolucionado hasta un límite que no po_
demos ni debemos hoy aventurar, mientras no completemos las excavaciones y hagamos de los materiales recogidos un minucioso y
detenido estudio.
fr, 1. PltlU 4t Iilrx de (.an-Nrcrl
-
¡j""'.¡' Mil.. de 111 tamlflo nllllflr
13-
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r
•
GONZALO
J. vIÑes
La importancia de estos descubrimientos es bien notoria. Hastól
ahora se había creído que en el Levante español no existía el paleolitlco inferior: por capsienses se tenían los yacimientos de las cuevas
del Parpalló, de les Marauefles, etc., etc.; de la estación setabense ya.
dijimos [o que sienten los escritores que de ella se han ocupado. Desde
hoy Cova-negra debe señalarse como perteneciente al Paleolltlco inferior. y tengo la seguridad de que no será única en su género.
Si el servicio de Investigación Prehist6rica de la Excma. Diputaci6n de Valencia no contara con muchos y mis brlllantes éxitos en el
primer año de su actuación, éste ser[a suficiente para Justificar cumplidamente su creaci6n.
-14 -
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,
H. BREUIL
Station moustérie.nne. e.t pe.inture.s
préhistorique.s du «Canalizo e.1 Rayo >
,
Minate.da (i'llbace.te.)
l. STATION MOUSTt RI ENNE
C'est torsque j'étudiais les roches pelntes de Minateda que le
découvris [es stations moustériennes des environs.
Minateda est sur la vole qul met la Mancha en communication avec
la région de Carthagene et de Murcie, par le cours du rio Mundo et de
son affluent la Rambla del Moro (ou rio de Tobarra).
Entre Hellín et Agramon, se trouve une resserrement de cette voie
entre des cerros escarpés de calcaire miocene plus ou molos gréseux
ou molassiques, qui présentent. principalement vers leur base, des
conglomérats de galets de quartzlte et calcaire dur venant par érosion
des montagnes antérieures au rniocene qul dominent la région.
Le banc de galets á roches dures se rencontre, autour de Minateda,
presque au niveau de la plaine, et un peu partout dans les terres cul_
ti vées on rencontre des éclats moustériens épars, le plus souvent de
quartzite, mais parfols de silex, et portant des concrétions d'aspect
gypseux.
Un peu au no rd du village de Minateda (environ 2 kl. 1/2) se trouve
le vallon dit Rinconada del Canalizo El Rayo, dépression ouverte a
J'est, de contour rectangulaire, a fonds plat et cultivé, mesurant enviran 800 ms. de long. par 300 de large. Sauf a I'est, elle est rebordée
de petits abris ou a pies, oú j'ai trouvé 2 raches peintes d'importance
secondaire.
G'est la, surtout dans sa moltlé méridlonale, que se trouve l'agglomération principale des vestiges moustérlennes; il s'agit d'une véri-
15-
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2
H. BREUIL
table atelier de taille. dont les rtsldus jonchent les terres cuJtiv~es.
A cause du voisinage des lignes d'abris, on peut penser que sous le
remplissage principalement da au ruissellement des croupes d'alen tour, on aurait des chances, en pratiquant des sondages. de trouver
des niveaux en place et peut-Stre des foyers.
Depuis ce point jusqu'au village de Minateda, toujours au volsl·
nage du pied du versant, les trouvailles se continuent, mais pas avec
une densité comparable. Je n'ai pas vérifié s'jl en était de meme au
nord du Canalizo El Rayo.
L'industrie est typiquement moustérlenne, avec tres nombreux
disqucs-nucleus et éclats, parmi lesquels il en est de retouchés en polntes, racloirs, parfois grattoirs courts et per~oirs. Comme pi,éces exceptionnelles, je signalerai un racloir triangulaire terminé en vrai burln
ép.lis et un éclat court a pédoncule bIen défini rappelant les pointes
atéricnnes du Nord de l'Afrique (PIs. l-¡V).
Cette industrie est identique, sauf peut-etre qu'elle est travalllée
avec moins de soín, a ecHe trouvée par Louis Siret dans les abrís du
région de Murcie et d'Almeria, et elle n'appelle aucune observatlon
spéciale; elle appartient sans doute la une période tardive du Moust6ríen, autant que sa morphologie et la situation peu profonde dans
un sol de remplissage subaérlen peuvent permettre de le penser
11 . ROCHES PEINTES
La premithe roche peinte qu'on rencontre dans le vallon en venant
de Minateda, est située tout la I'entrée, non loín des exploitations de
gypse qui exlstent au seuil de la Rinconada. Cette rocheest orientée au
nord et mesure environ 20 ms. de large. A part quelques vestiges de
peintures évanouies on n'y pouvait lire, la plus de 2 ms. de haut, qu'une
seule figure; c'était une Biche pelnte en brun foncé, se détachant tres
peu sur la patine de la roche et de fOT médiocre facture, mals certal·
t
nement appartenant la I'art orIental espagnol. rai falt détacher
cette figure isolée et médiocre, maintenant conservée la ]'Institut de
Paleontologie Humaine.
La seconde roche, plus petite, et dominant d'une dizaine de métres le fond N. W. du vallon, mesure environ 12 m. de large; c'est un
vrai abrl, quoique peu profond. ouvert au sud et dominant un talus
la assises archéologiques, si I'on en juge aux silex et aux tessons qu'on
y rencontre en surface.
Les peintures qu'on y observe ne constituent qu'un petit panneau
ou ¡'on distingue les traces successives de trois époques tres diHérentes.
Les plus anciennes sont représentées seulement par des débris de
-16 _
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STATION DU tCANALlZO EL RAYO.
3
figures paléolithiques de couleur brun-noir, représenlant la plus grande partie du corps d'une Biche de bon style et sous son ventre, la
tete d'un petit animal de meme espere, peut-etre un faon. L'écaillement
des surfaces a emporté tout le reste.
Ultérieurement les néolithiques sont venus et ont peint en rougevif
une série de figures schématlques humaines aux jambes fléchies et
paraissant se tenir par la maln. D'autres vestiges plus faibles se
voient un peu plus baso qul sont oblitérées par le troisieme groupe de
peintures, qul est en noir et assez mal conservé. J 'y vois une inscrip·
tion en caractéres sémitiques, ara bes ou autres, qui n'ont aucun
rapport avec ces études.
-
17-
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,
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BREU IL • tMinatedat.
QuarlzJtn nIOLlIltrltnnn du Can&luo "El Ri fO" (Mlnllt4l'
PLANC HE I
(,r. na t.)
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BREUIL
~
,Minatedat.
PLANCHE 11
Cgr. nat.)
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BREUIL · t Minateda••
Qua rlllte. mOillltf~ n" 4u Ca naJ lu "El Rayo" (Mlnatdl )
PLANCHE 11 1
(fr. nat.)
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BREUlL - . Minatedat.
Quarllltn moullrrlrnnn du C.nall:lo "El Rayo" (Mlnaltila)
PLANCHE IV
(er. nal.)
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H. BREUIL
Ve!>tige!> de peinture!> préhi!>torique!>
a Le 6 Mars 1917, j'exploral quelques grottes ou abrís du voislnage
de la pittoresque ville de Jativa. Je ne découvris de vestiges intéressants que dans la seu le Cueva del Pernil, située a tres faíble distance
de la ville. dans les basses craupes avoisinant immédiatement le Calvario et un peu en amont de celul-cl. Ce point est situé entre la ville
de Jativa et la crete rocheuse portant les ruines imposantes de ses
Casllllos dont ceJui d'amont le domine presque irnmédiatement.
La grotte-abri contenant des peintures forme un recoln a angle
droit dont le toít est soutenu par un pilier naturel. Elle est creusée
dans une roche, calcaire ou gres molassique. qui m'a paru du Tertiaire
rbnt, et qul est portée comme Pliocéne dans la carte géologique générale d'Espagne au 1.500.000.
La grotte qui sert souvent de refuge adesnomades, est peu agréabJe
comme séjour a cause de sa saJeté. Les surfaces en sont généraJement
peu propres a. avoir gardé des peintures, sauf une grande surface perpendiculaire, lisse et haute comme une muraille, a. droite de I'entrée
occidentale et presque en dehors. Sous des inscriptions modernes qul
la souillent, cette surface présente des vestiges mal conservés de peintures préhistoriques, probablement de styJe oriental espagnol, mais
plus grandes que d'ordinaire. Etant donné Ja difficulté de les lire convenablement, on ne peut se falre une Idée exacte de ce qu'elles étaient
ti l'état frais, d'autant plus qu'elles se sont en partie surchargées entre
elles.
On trouvera dans le dessln eI-Jolnt, qui est la mise au propre de
mon décalque, tout ce que ¡'al su y déchlffrer. IJ se peut qu'en vlsl-19-
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2
H. BRIWIL
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1.
_20_
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PEINTURES PREHISTOR IQUES A 'LA CUEVA DEL PERNILt
3
taot la grotte A diverses heures, 00 puisse y voir d'autres détai ls qul
m'onl échappé et meme corriger plus ou moins ma lecture. Je n'étais
pas, lors de ma découverte, en expéditioo régulü~re de recherches et
n'étais muni que du slriet indispensable pour un relevé de fortune.
j'espérais avoir d'autres occasions de revoir ces lieux. qui ne se sont
plus renouvelées.
Sur le panneau peint, et superposé a de larges bandes rouges tres
palies appartenant a de grandes silhouettes. plus anciennes. se voit a
gauche. en rouge plus intense. une sorte de ramure de cervidé, formée
de 4 branches tres disparates; une a gauche. en grand arc de cercle.
puis une plus eourte, droite, une t roisieme, droite aussi, mais plus
longue, et avec deux étages d'andouillers opposés par paires, enlin
une courte bande asciforme s'évasant légerement vers I'exlrémité. Au
dessous, se volt une tete a museau en polnte, une ligne de poitrail el
des vestiges de ventre.
Un peu en avant et plus bas, se remarque un grand axe oblique.
peut-etre surmonté d'une tete, el du haut duquel descendent en s'écartant 2 bras symétriques, dont le gauehe se termine en main tridentée.
Plus a droite, vient un grand motif orienté verticalement. séparé
en deux segments; le supérieur, en plus mauvaise état et qui parait
se terminer carrément en haut. a le coté gauche tres sinueux, et le
droit a peine coudé; j'inférieur est un trapeze formé de 4 traits s'écartant en éventall jusqu'a la base de la figure. j'ignore le sens de celte
figure, extremement conventionnelle et gui s'écarle de ce que je con·
nais. Peut-.étre serait-ce un grand Poisson de style trés conventionnel?
A l'exlrémité droite, existe encore une reste de petit rameau a
double étage. ressemblant assez symétriquement a I'une des ramures
de cerf précédent; comme on ne peut savoir s'jl s'agit d'une figure
entiere ou d'un débris, toule interprétation serait risquée.
Tels sont les tres modestes vestiges que contient la Cueva del Pernil,
lis doivent inclter les chercheurs de la région a continuer leurs prospectlons dans cet orient de l'Espagne dont I'art rupestre paléoHthique
supérleur est si attachant el souléve tant de probh!mes.
- 21 -
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LUIS PERICOT
TrabaJol del Servicio de Invn llgacl6n Prt hlltórlu
El d!l.pó!.ito d!l. brazal!l.t!l.!. d!l. p!l.ctúnculo
d!l. «P!l.nya Rója» (Cuatr!l.tond!l.ta)
A comienzos de 1928 tuvo noticia el colaborador de.! Servicio, Don
Fernando Ponse!!, del hallazgo de unos brazaletes de pectúnculo realizado por un pastor en el término de Cuatretondeta (provincia de Alicante); tres de ellos habían pasado a poder del conocido investigador
de Alcoy, D. Camilo Visedo. Todavía rué posible a dicho colaborador
nuestro el recoger del pastor, autor del descubrimierrto, parte de lo
encontrado sin que se pudieran precisar con las indicaciones de éste
las circunstancias exactas del hallazgo, aunque indudablemente se
perdieron o destrozaron muchas de las piezas halladas. El lugar del
hallazgo fué localizado en una visita del Sr. Ponsell acompañado del
pastor, recogiéndose todavía varias piezas enteras que aparecían
como agrupadas de mayor a menor, a corta distancia de la superficie.
Ante la esperanza de que se tratara de una o varias sepulturas de
las que pudieran quedar otros restos, organiz6 el Servicio una expedición al lugar del hallazgo (1). Este se encuentra al pie del acantilado llamado Penya Roja, uno de los escalones por los que desciende
la montaña de la Serrella al pintoresco y cortado valle donde se asienta
Cuatretondeta, y a una media hora de camino de esta última.
Procedimos a realizar unas catas y tras de no escasa labor, hubimos de convencernos de que en el lugar preciso del hallazgo de los
brazaletes, ni a su inmediato alrededor, no existfan vestigios de nin(1) Hemos de hacer constar aqul nuestro agradecimiento por lu Innumerables
atenciones de qua fuimos objeto. tanto el Sr. Ponsell como el autor de este trabajo.
por parte de D." Ma.tllde Péret, Alcalde de CUatretondeta.
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2
LUIS f'ERICOT
guna especie que pudieran hacer sospechar la presencia de habitaciones o enterramientos. Tan 05610 hallamos revueltos en la tierra superficial, escapados sin duda a las pesquisas del pastor que descubrió el
depósito, un número escaso de fragmentos de brazalete. Algunos
pocos y pequeños fragmentos de cerámica a mano. atlpica aunque de
aspecto neolitico, hallado en la tierra removida al hacer las catas, no
son indicio suficiente para suponer allí la existencia de restos más
completos.
Debe tratarse, pues, de los restos de un depósito o de un taller
(aunque para suponer esto último nos falten piezas en curso de fabricación), que no dejan de indicar la conveniencia de una exploración
metódica de la sierra de la Serrella, en busca de restos de ocupación
eneolítica, que con seguridad existirán en ella.
El número de piezas recogIdas y que han pasado al Museo de Prehistoria de la DIputación, es de -4 brazaletes enleros, 3 casi enteros y 29
fragmentos. Todos ellos ofrecen el mismo aspecto y técnica con la
sola diferencia del grueso y del diámetro (v. lám. 1). El mayor de los
cuatro enteros mide 7-7'5 cms. de diámetro exterior y 5'5-6 cms. de
diámetro interior, siendo su grueso de 9 mms.; en el menor de los cuatro estas medidas son, respectivamente, 5'7,4-4'5 cms. y 7 mms. El
grueso máximo lo hemos podido apreciar en uno de los fragmentos,
llegando a 1'1 cms. De estas dimensiones podrfa deducirse una duda
respecto a [a denominación que reciben, ya que su reducido diámetro
interior parece impedirles, excepto casos excepcionales, que en los de
Cuatretondeta no se presentan, el ser utilizados como brazaletes a no
ser en mujeres de mano pequeña o en niños, y aún en estos casos resultarían ¡nutillzables los de tamaño reducido. Podrían suponerse colgantes como ocurre con otras piezas hechas de pectúnculo que se encuentran en estaciones de esta época yen este caso el roce con la cuer• da o fibra de que colgaran podría haber causado el desgaste que parece
apreciarse en la parte que corresponde al fondo de la concha. El hecho
de que en Cuatretondeta aparecieran algunos formando serie, no nos
Ilustra mayormente sobre la cuestlón.
Como característica de [os de esta estaci6n frente a la mayoría de
los restantes que conocemos, podemos señalar la de que forman un circulo bastante completo, careciendo del saliente que corresponde al
fondo de la concha.
Si es cierto que la concha de pectcn tuvo un carácter ritual o sagrado en muchas comarcas del Mediterráneo (1), Y que fué empleada
(1) V. CoRDON CHILoe: Th, Down 01 'UTO/lfon ci¡¡ilisafian. Londres, 1926,
p. 30, recogiendo los datos de autores que tratan de esta materia para el Mcdlterri.-
neo oriental.
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BRAZALETES PE PECTÚNCULO PE 'PENYA ROJ....
3
para fabricar cuentas de collar de distintas formas en muchas comarcas
europeas. su utilización para brazaletes parece más propia del Levante
español, habiendo sido elegida por Bosch Gimpera (1) como una de
las caracterlsticas de la cultura almeriense en el neolítico final y eneo·
lítico inicial.
En la provincia de Almería es frecuente la aparición de aniJIos de
piedra y de cuentas de collar de concha; los llamados brazaletes de
pectúnculo aparecen: en las cistas de Palacés, en gran número por cierto
(24 enteros y un centenar de fragmentos), al lado de unos arcos o
medias lunas del mismo material y técnica, agujereados, para ser usa·
dos indudablemente como colgantes; en los poblados de El Garcel y
Cuartillas (aquí hay ejemplares hechos de pectúnculos fósiles) y en
la cueva de Lucas (esta ya al N. de Aguilas, en la prov. de Mureta)
(2), Los sepulcros de Palacés eran colocados por Bosch entre los se·
pulcros no megalíticos de la primera época, neolltico final. Según
Siret (3) aparecen en AlmeTÍa los brazaletes en las casas y sepulturas
neolíticas, bien en mármol, en esquisto o en pectúnculo; faltan en el
eneolítico y vuelven con la edad del bronce, lo cual confirmaría la
fecha atrasada para los de pectúnculo. No lejos de esta región, en la
cueva de la Mujer (Alhama de Granada), halló Macpherson un brazalete del mismo tipo (4) y en un dolmen de Monachil ha encontrado
recientemente C. de Mergelina tres ejem plares, de buen tamaño, jun to con numerosos cuchillos de sílex (5).
Ya mas al Norte, conocemos varios ejemplares hallados por Vllanova y Piera en un enterramiento, en una grieta, cerca de Monovar
(prov. Alicante) junto con hachas de piedra, cuchillos de sílex y útiles de cobre (6); varios de la provincia de Murcia, por 10 menos uno
(1) V. entre otros trabajos de este autor, La Arqueololla praomalra hlspdrri_
(a, a~ndlce a la trad. de Hisparrla, de Schulten.- Gtntruli/u/s sob" lis Slpulefts
110 mllolflics co/a/áns (Alluarl de ¡·Institut d ·Estudls CataJans VI. 1915-1920, pAgI.
na 4721.-BosCH-Pl!RlcoT: US (Ivilisotion¡ de la Penrllsul~ ¡~rlque pl1/1dolll l.
/U'Olilhique Ir I"tlrreoU/lrlqu,. L·Anthropologie, vol. XXXV, 1925, p. 27 slgs.
(2) Las tres primeras estaciones se hallan publicadas en L. y H. SI/U.T, Las
primITas Idades dc/ 1711/01 In ,¡ S. E. de España, Barcelona 1890. De la CUl:!va
do Lucas se expone un ejemplar, tos(:(), en la sección de Prehistoria del PIoJlaclo
Nacional dI:! la Exposición Illternaelonal de Batoelona.
(31 L. SrIU!T: Qutlslions dI ( MO
l/atogie el d·,lIrnal,aphi, ¡W,iques, Pa·
rl.s 1913, p. 38.
(4) M"c PHI!IUQN; La cutva dtlla mu;e" parte IJ, IAm. VIII.
(S) Debemos e:¡tc in teresante dato al autor del descubrimiento, el dl5Ungul.
do Investigador D. Cayetano de Mergelina, al que agradecemos profundamente
su amabilidad.
(6) V1LANOV" y PI!!.!!:,,: Esl.addn pflhisl.drka de MonDIHU (Revista de Valen·
cla, I Diciembre 1881. p. 66).
-25-
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4
LU I! PERICOT
de una cueva cercana a Alhama de Murcia ( I ); un fragmento procedente de un poblado O) en Miravet (prov. de Castellón) hallado Junto con puntas de flecha de sílex de los tipos romboidal y con pedunculo y aletas (2); dos ejemplares de una gruta de las )aderas de
Albarracín (3).
Donde. acaso por haber sido más intensamente ex plora da. se conocen mayor número de estaciones con piezas semejantes, es en Cata luña. Aq uí las ci rcunstancias que acompaña n su hallazgo en la mayoría
de los casos, parecen justificar la teoría de que se trata de uno de los
elementos de la cultura llamada de los sepulcros no megalíticos, distinta de la de las cuevas y de la pirenaica y que representa en Cataluña
el reflejo de la cultura almeriense al extenderse hacia el Norte, si bien
no dejan de encontrarse ejemplares en algunas cuevas de la provincia
de Lérída. En Cataluña parece basta nte clara la época eneolitlca inicial de ta les piezas (4).
( 1) EI1 el articulo anterior 5U autor dIce posee r cjemplarcs de otros punto.
de la provincia de Murcia; en su obra (en colaboración con RADA y DtLOADO)
GtQ1or1o JI P,oIQhi:dQr;CI ibhicos, Madrid 1890. p. 459, habla del ejemplar de la
cueva cercana a Alhama de Murcia, que lo rué regal ado por el Sr, Fernlndez Du.
ro. Habla aqul ta mbién de cua tro ejemplares depositados en el Museo Arqueo.
lógico Naciol1al prooedentes de la colección Gongora por lo que cabe suponer
lucran hallados en la región andaluu..
(2) P. Boscl1 CII.Pt ~A : Considt1ocio", ~_afs sol»', I,s ' :dacio", ,,,lQIlllqul$
dtf Ba;x Aragd ; dtl Rtf" tI d, Val,,,cia. Anuar! 1. E. C.. VI, 1915·20, p. 463.
Debemos a nucstro amigo D. Nlcol!:; Primitivo Gómez la Indicación exacta del
lugar dQ hallazgo de este ejemplar de la colección Senent.
(3) GVNGOI(A Mo~TINtz: Los b,ozoltllS puMslÓ'icO$ (La Ilust ración Esl'al'lola
y Americana. Abril IBSl l. Ch. por VILA N
OVA y PII!~A.RoDo Y DtLooDo, ob.
cil .. p. 469.
(4) Sobre los de Cataluia v. Clpecialmente P. BoscH C I ",n~A: P,tlusforiCl
cola/ana, Barcelona. 1919, p, 90; del mismo autor: G,nualita/s $l:}bu ti/s ~pulcr,j
"O lIItralilics calaldns. Se conocen en Cataluña lo:; siguientes brazaletes de peco
túnculo; de un sepulcro de Tonola (pr. Tarragona). dos eJemplares (v, P!~ I OOT:
La Co/· lll':ci6 Prtll!isf6,ica dd MuStlu dtl Girona, Barcelona 1923.IAm. 1/: clsta de
Co rnu della 01 (Bosc H: P"hisl. Cal" p, 90) (1 ej .): sepulcro de Puigt'Cig (B()$cH:
Prthist. Col .• p, 901 sepulcro de Borgcs d'U rgell (prov, Lérlda) ( BoscH: S,plllcrtls
dd Balx U'rtll, Anuar! 1. E. e., VI. p. 470, lig. 95) (2 ell.): cista no megalltica del
AstlnyA (Noves. prov. Urlda) (J. CoLOMINES ROCA: S,pll lcr,s tln cistts no mtra·
I/tiqlltsa rAII Urrlff, Auuar!!. E, C. VI, p, 470. lig. 96)(7 ejs,): sepulcro de El Cerc
(OJius, prov. de Urlda) (4 els. enteras y varios fragms.) (J. S!RRA VILARÓ: Cillilit.
zoció lIIt1fa/ilica a Calalllnya, Solson., 1927, p, 137, flg. 135. Los citados hasta aho.
ra prooeden de sepulcro$ no mer.lltlcos; de cuevas son los siguIentes: Cova gran de
CoUba tó (prov. de Barcelona) (2 els., uno de ellos a medio hacer) {]. CoLONIN~S
ROCA: La P"hisJor(a dtl MOfll~rr(ll, Montse rrat, 1925, p.24, flg. 17), cova de J'Al.
gua (Alós de Balaguer, prov. de Lérlda) (1 fragmento) (1. SU~A RAI'OLS: La Co,
(·Itt:ci6 pr,hisl6rica Ullis Mt1TiCl" Vida/, Barcelona, 1921, p. 10, 11m. 11, lig, 20), cova
del Tabaco (Gamarasa, prov, Lérlda) (1 fragmento) (j. SURA RAPo!.S: Db, cit.,
-26-
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BRAZALETES DE PECTÚNCULO DE CPENYA ROJ.....
5
En Portugal conocemos un ejemplar, de pequeño tamaño, que
adornaba un húmero en un enterramiento de la gruta de Cabeyo
dos Mosqueiros (Alcobaya) (1).
Véase la distrlbuci6n de los ejemplares conocidos de la Península
en el mapa, fig. 1.
Fuera de la Península hemos visto citados muy raramente [os brazaletes de pectúnculo, mientras [os de otras materias son bien frecuen tes, teniendo como ejemplares más perfectos los de sllex y nácar del
Egipto. En Francia es conocido e[ taller de brazaletes de esquisto
de Montcombroux (AlIier), con más de 3.000 fragmentos más o menos
terminados y las conchas de Spondylus trabajadas para formar más
bien anillos que brazaletes (2). De igual tipo al nuestro conocemos uno
hallado en una sepultura de Dijon (3) y otro, de gran tamaño y conservando el saliente de la parte del fondo de la concha, de una sepultura
cerca de Arvier (valle de Aosta, Italia) (4). En el eneolltico de Greda, Tracia y del Danubio es corriente el empleo de brazaletes de
concha, principalmente de Spondylus (5).
No nos hemos propuesto en esta noticia el estudiar el origen y desarrollo de este Interesante tipo de brazalete agotando el material , lo
cual exIgiría un trabajo cuidadoso no s610 de revisi6n de publicaciones, sino, y muy especialmente. de estudio de museos. ya que segura-
p. 11, 14m, J, num o S). cova Joan d'Os (Tartareu. prov. Ulida ) ( J fragmento) (011.
en J. Co LOMINr:S ROCA: La Pr~histo'¡a d~ Mont5€TTat. p. 73), Coves de Monrev'
(Mard., prov. de. Tarragona) (un rragmento) (SALVAOOIt VILASr:CA: La , ol·IIuió
PTlhis/órl,a Montarut. di Marso, Rev. del Centre de Lectura. ReU$, n.O 188,
Dic. 1928, p. 340). Cova de la Fou (Bor. prov. Urida) (var ios fragment03 )
(J. CO LO Nltfl!.5 ROCA: La p"hisloTia d~ Monl$lTrat, p. 85). De un depósit o o se·
pulcro,on Reus. procedeln cinco ejemplares, dos de ellos completos (SALVAOOI{
VILASI:CA: Troballa pr,hiSIÓ,ira. BTOfaltts di ptdunc/, a Rtus, Rev. del Centre
de Lectura, n. a 172. Ag. 1927). De procedencia desconocida. 3 brauletes. dos de
ol1os incompletos, conservados en el Museo de Montscrrat (j. COLOMINr:S ROCA:
La PTehisto,ia d, Motll~T,al. p. 117. fig.79). Todos 101 sepulcros no megaliUcou
citados lo mismo que las cuevas, excepto la de Tartareu. se colocan desdo el Neo.
lltico final al Eneolltico Inicial.
(l) M. VIr:lItA NATIVIDAOr:: Grutas dt AI'obofa. Portugalia, 1, p. -452, lig. 94;
el!. por G. WILlCe: Sud~sl~uTopllisch, m~ra/ithkulluT und ih" btzilhunrtn lum
Orilnt, Würtburg 1912, p. 99, fig. 90. Al distinguido prehistorJador po rt ugub
Ruy de Serpa Pinto debemo3 la Indicación, que agradecemos. de que aparte
este ejemplar no parece existir este tipo en Portugal.
(2) V. Or:CHr:LI!TTI!: Manu~1 de Archt%gi, Prtlristorique, vol. 1, p. 577.
(3) Cit. en L. y H. SUtl!r: Las primeras tdades dtl mttal tn ti S. E_ dI España.
texto, p. 40.
(-4) MOItTlLLI!T: Mug~ Puhisloriqu~, 2 ed., llm. LXVIII.
(5) CoItOOtf CHILDI!: Ob. cit. , pigs. 66, 167 Y 173.
- 27-
[page-n-33--data::data]
6
LUIS PI! RICOT
u
•
"
1'11 . .." M.,. dol replflo de JOI bru.ltetn de )ltchlnc"IG In ti Llvant. uplllol,
1. CUNa d,la Mujer (Alhama de Granada),- -[ bis. Mona.chll (prov. do Cra.
nada).-2. Cuartillas (prov. de Almerla).-J. El Caree! (ld,),-4. Palac~s (ld.).-4 b i~. CllftlQ di Lueas (prov. de Murcia).-5. Alhama (ld.).-6. Sarda fa Vello
(Monovar, prov. de Alioante).-7. Pl!l1ya Roja (Cuatre tondeta, prov. de Alicante).
--8. Miravet (prov. de CasteIl6n).--8 bis. Sierra de Albarracln (prov. de Teruel).-
9. COIla de la Morcva (Marsa, prov. de Tarragona).-IO. Reus (prov. de Tarragona).
_ 11. Torroja (ld.).-12. Cornudella (ld.).-13. 80rges d'Urgell (prov. de Urlda).14. Collbat6 (prov. de Barcelona).- IS. Pulgrelg (ld.).-16. El Cl!rc (01lus. prov. de
Urlda).-17. eoua d.I'Aigua (Alós de Balaguer. Id.j.-IB. COIla del TabDt:o {Ca·
m:¡¡rau. ld.).-19. COIla de loan d'Os (Tartareu. id.).-20. Ast;nl'd (Noves, id.).21. COlla dI la FOil (Bor, id.).
-28-
[page-n-34--data::data]
BRAZALETES DE PECTÓNCULO DE CPENYA ROJA_
7
mente existirán en ellos muchas de estas piezas inéditas (1). Sin embar·
go podemos aceptar provisionalmente que los llamados brazaletes de
pectúnculo, sobre cuyo uso nada se puede asegurar con toda certeza,
tuvieron su época de desarrollo máximo durante la primera parte del
eneoHtico y que la regi6n levantina de la Penlnsula ibérica, donde la
utilizaci6n de toda clase de conchas lIeg6 a su más alto grado (cuentas
de collar y otros tipos de colgantes, decoraci6n de la cerámica) parece
por ahora ser el centro de fabricaci6n de tales tipos, a imitaci6n de lo
que en otros lugares se hacIa con otras materias. Dentro de esta zona,
de la que desconocemos exactamente las relaciones con otras comarcas
mediterráneas, no podemos señalar más concretamente la regi6n donde
se produjeran estas piezas. El gran número de las halladas en Palacés
yen Cuatretondeta, indica el Sur, a pesar de que mayor número de
estaciones se conocen en Cataluña, de donde al Igual que ocurri6 con
otros tipos peninsulares (2), pudo éste pasar a la cuenca del R6dano.
Que las gentes almerienses que se inhumaban en los sepulcros no me·
gallticos, fueran los divulgadores de este tipo de brazalete, resulta pro·
bable a base de lo que hasta ahora conocemos (3).
(11 Como dato curioso citaremos el hecho de que en Norte Am~rlca se han se·
ftalado entre los Indlol Pueblos los brazaletes y anlllol hechos de Ptdtn gigan_
ItuS, tratindose aqul de verdaderos brazaletes (j. WALTI!It Fewltes: Pocific co,
asl shtlls Irom prthistoric Tusayan Putblos, American Anthropologist. vol. IX.
Wa,hington 1896). J. C. Ander:;on Interpreta como pendientes y no como bra·
zaletes los finos anillos de concha hallados en las sepulturas de Sha Kuo Tun
(China) (j. C. AMDI!IlSOM: ThI calJt dtposil al Sha Kuo T'ulI in Ft"glitn, Palaeontologia slnica, ser. D. vol. 1, Ceologlcal Survey or China, !IISC. 1, Pekln 1923).
Una Investigaci6n cuidadosa en el campo de la Etnografla mundial podria sin
duda presentar nuevos oasos de esta curiosa tknica.
(2) V. BoscH: La mlgrallon dts /ypes hispalliqlles o l'mlolilhlql/I 1I Gil dlbut
d, I'oge du bronll. Revue Archeologique, 1. XXII, 1925. p. 13 slp.
(3) A los datos expuC!ltos y al mapa correspondiente (fig. 1), hay que agregar
los ejemplares hallados por F. de MotO$ en sepuituras de la región de V4!lu Blanco
(F. oe MOTOS: La tdad nto/I/iea ,n Vllu Blanco, Mems. Comis. de Invs. ?al,.
y PIehl .. Madrid 1918, p. 75, fig.37).
Tambi6n hemos de hlcer constar que el brazalete de pect6nculoexpuC!llo en
el Palacio Nacional de la Exposlci6n de Barcelona y que hemO$ dado como pro.
cedente de la eUtua dt Lucas, de acuerdo con los letreros provisionales que
ostentaban 10$ objetos alll exhibidos, resulta según la gula definitiva (P. BoscH
CIMPeRJt.: El url, ,n España, Culo d, fa seccidn Espaífa primitiva. Exposición
Internacional de Barcelona, 1929, p. 60). que procede del LlallO d, las Hur,rlas
(Herrerlas, provincia de Almerla).
-29-
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[page-n-36--data::data]
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(1 1/3)
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1. BALLESTER TORMO
La covacha
~"pulcral
d" "Camf R"al"
~LB~ID~
SITUACION y HALLAZGO DEL YACIMIENTO
A la entrada misma del puerto de Albaida, comunicación única,
medianamente practicable en tiempos antiguos, entre el valle de aquel
n'ombre y las comarcas alicantinas, álzase aislado, defendiendo el paso,
el cerro del Castelluell. La importancia estratégica que en todo tiempo
se le reconociera, den6tala su corona de murallas medievales y cubos
de más fuerte argamasa, los cimientos de muros de piedra en seco,
probablemente ibéricos, y apreciables indicios de población más remota.
En sus inmediaciones abundan las estaciones prehist6ricas, ibéricas
unas, otras al parecer eneolíticas o argáricas. Aún hoy confluyen al pie
del cerro, a la entrada de la cañada, la carretera general de Játiva a
Alicante y la vecinal de Adzaneta, coincidiendo en su trazado con los
dos antiguos caminos reales, el que subía por Albaida tras recoger los
afluentes del oeste del valle y el que, atravesándolo diagonalmente,
atajaba, viniendo de Játiva, por Palomar y Adzaneta,
Al pie del Castelluell, en la rambla del do Albaida que le rodea por
levante, aflora el alumbramiento de las nuevas aguas potables de la
ciudad, viniendo a salir la zanja de conducci6n por junto al puente de
la mencionada carretera vecinal, y tendiéndose luego por la fa lda del
cerro, corto trecho, hasta entrar en las inmediatas tierras de labor. Al
ahondarse la zanja, a consecuencia de una rectificaci6n de perfil en
el tramo comprendido entre el puente y el terreno cultivado, aparecieron el 23 de Diciembre de 1928 los restos humanos reveladores de la
sepultura. A la mañana siguiente, con ocasi6n de pasar por la carretera
- 31 -
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1.
a. . LLESTER
TORNÓ
inmediata, nos daba cuenta del hallazgo el capataz de las obras Bau·
tista Bernabeu. Junto a la zanja se veían unos capazos terreros cante·
nlendo cráneos humanos, fragmentos de otros y gran cantidad de di·
versos huesos revueltos. Todo ello, con algunos pequeños tiestos, era
el producto de la afanosa rebusca a que se dedicaran los obreros en la
mañana de aquel día yen la tarde del anterior. Las figuras de la lámina 1.& permiten formar idea de la situación de la sepultura con respecto al Caslellvell y a los caminos mencionados.
Reconocimos el yacimiento, que fué encontrado a 40 metros del
puente, 16 de la carretera vecinal de Adzaneta y sobre 9 de [as aún
manifiestas huellas de [o que fué, y aún sigue nombrándose, Caml Real
d' Afacan!, de cuyo trazado, casi siempre coincidente, se separa en tal
punto la carretera dicha. La zanja, abierta paralelamente a estas vías,
en terreno de aluvión cuaternario y orientada al NNO., alcanzaba en
tal punto profundidad de unos 275 cms. y ancho de sobre 70; y al
hender la masa de conglomerado y tobas que afloraba en la loma,
habla sido cortada la covacha que cobijaba. Las paredes de la excava·
ción mostraban, uno frente a otro, los perfiles de dos oquedades, restos
de la cámara destruida. El hueco quedado a poniente, parecia una
pequeña rinconada abierta en el aluvión. La oquedad de levante
dejaba ver una bóveda irregular, de tobas y conglomerado, que se al·
zaba hacia el sur hasta una altura de sobre 170 cms., punto donde apa·
recia todo el espacio obstruido, cerrado por una masa de tierra muy
suelta y piedras de mediano tamaño; y el fondo de esta rinconada ocupábalo un gran bloque de conglomerado, con pronunciado talud hacia
la zanja y separado de la bóveda por un espacio de 25 a 40 cms. Los
perfiles que aparecen en [as figuras 1.& y 2.& Y las dos de la lámina
11.& completan nuestra descripción.
El fondo de la zanja, sobre que se tendía el tubo de hierro de la
conducción, aparecía ocupado por revuelto montón de tierra, rojiza
:..-_ _ _ _~: '''''Iro
fll. l . Cm.,. P. d, l. Huch. Pn'll dt l. l1li11....
&1 tortlrl. 11
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't 11 CI)II'lIctt6n "
-32-
~1I.d ...
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11 O.
[page-n-39--data::data]
•
LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAMI REAL "
3
en unos lados y grisácea en otros, unas cuantas piedras gruesas y algunos fragmentos de huesos.
' -_ __ _ _~: Wllro
FI:. 2. "mara P. tlt ti covach • . Pmll dt '- Oquedad que qutda al E.
al I U tortada por '1 ~anJ' de la tOnduccl6n
Según referencia de Bernabeu, que nos acompañaba en el reconocimiento, nada denotaba la existencia del enterramiento antes de ahondar la zanja. Sólo en opuestos lados de ésta marcábanse los perfiles de
las oquedades descritas. al destacarse en el terreno natural de aluvión
el relleno grisáceo de tierra suelta y medianas piedras que lo constituían,
viéndose en lo alto de aquellos, anchos agujeros irregulares producidos
por asentamiento del material que las rellenaba. Fué al rebajar sobre
35 cms. el fondo de la zanja, cuando aparecieron los primeros huesos
humanos reveladores del enterramiento. Los obreros revolvieron aquélla
y socavaron los aún rellenos huecos laterales, restos de la cámara destruida, hasta convencerse del escaso provecho de su labor. Aseguraban
que los huesos aparechn principalmente en el centro de la zan ja, revueltos y como apilados contra la rinconada de poniente y separados
generalmente de ellos los cráneos, sobre algunos de los cuales se encono
traban gruesas piedras tobáceas; disposición especialmente comprobada
en tres cráneos agrupados que se hallaron a la entrada de la oquedad de
levante. Inmediato a ellos apareció un vaso de fondo conve xo y cuerpo
troncoc6nico alargado, que se deshizo al sacarle, cuyos restos se dispersaron en parte y que ha sido reconstruído aproximadamente aproo
vechando los tlestos que pudieron recogerse y las indicaciones del que
lo halló (Iám. VI, fig .• B, 1).
Retiramos tres cráneos casi completos (uno con mandíbula superior
y dos sin ella) y fragmentos de otros siete que se nos aseguró se rom o
-33-
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4
l. BA1.LESTER TORMO
pieron al extraerlos. Designamos estos cráneos con las letras A a j
para dlstlnguirles de los por nosotros encontrados en las excavaciones,
los cuales se indican con números romanos, por el orden en que se descubrieran. Los cráneos A, B Y
son los hallados en grupo.
Entre los restantes huesos humanos revueltos y fraccionados, de
antiguo unos y de reciente otros, hallamos la pieza de marfil incompleta
que describiremos más adelante y que aparece en la lámina VIII,
fig. 1Io A, 23.
Aparte el vaso antes aludido, los hallazgos cerámicos realizados
por los obreros, redujéronse a tiestos de muy escaso interés.
e,
11
LAS EXCAVACIONES
El alboroto producido al cundir en Adzaneta y Albaida la noticia
del hallazgo, agrandada con las exageraciones propias de estos casos,
el encontrarse el yacimiento junto a la transitada carretera que une
ambas poblaciones y a muy escasa distancia de las mismas (sobre kil6metro y medio), aconsejaba excavarlo sin pérdida de tiempo; pero la
imposibilidad de contratar braceros durante las inmediatas Pascuas
obHg6 a pequeño aplazamiento. El Ayuntamiento de Albaida, que efectuaba de su cuenta los expresados trabajos en la conducci6n, dando
plausible y poco frecuente ejemplo de auxilio a estas labores de investigaci6n, se encarg6 de la custodia del yacimiento no s610 en los aludidos
dlas, sino en los que posteriormente hubimos de suspender los trabajos
a causa de los temporales; complaciéndonos hacer constar aquí nuestro
agradecimiento a Corporaci6n tan culta.
Ni aun con tales precauciones logr6 evitarse que, durante la suspensi6n impuesta por las lluvias. surgiera el siempre esperado buscador
de tesoros, que, aprovechando horas desusadas, revolviera pequeña
parte del estrato. A su involuntaria colaboraci6n debimos el hallazgo
de la primer hacha y de una de las más bellas puntas de flecha. objetos
que dej6 abandonados, junto a la cata que abriera, como cosas de poca
monta.
El cribado de la tierra revuelta por los obreros municipales di6 esquirlas de huesos, dientes y muelas humanos, diversos tiestos, una
turritela (lámina VII 1, Hg.- A, 17), un pequeño caracol (lámina y fig.anterior, 18) varios fragmentos de otra laminilla de marfil que han
permitido reconstruirla en su mayor parte (Id., 22), un pequeño rascador discolde de pedernal (lámina VII, S, 2) Y un fino cuchillito de lo
mismo (A, 3).
-34 -
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L.A COVACHA SEPUL.CRAL. DE "CAMI REAL"
5
Con la tierra removida se extrajo alguna piedra mediana y gruesas
tobas que declan los obreros ser las halladas sobre los cráneos.
Libre la zanja de los materiales que la ocupaban, excavamos lo
que parecía estrato intacto.
A la entrada de la oquedad de poniente se encontró, casi superficial,
un frontal roto en dos trozos (cráneo I), junto a fragmentos de costillas
y de cañas de largos huesos indeterminables, y dos cóndilos temporales.
Algo más hacia la zanja, aparecieron otros tres cóndilos, un malar izquierdo, gran parte de un parietal y de un occipital; y a 25 cms. al sur
un trozo de mand(bula inferior.
Ensanchando el fondo de tal oquedad, en un rincón que entraba
hacia el NO., se halló un occipital (V) y otros restos de bóveda craneana
peor conservados. Debajo del occipital, sin poder precisarse si entre
la tierra que con tenia o sobre la que descansaba, apareció la punta de
flecha, romboidal, asimétrica, de pedernal melado, número 4 de la
Hg.- A. lám," VIII. También cribando las tierras del mismo sitio se
encontró otra punta de flecha, la amigdaloide número 3 de la misma
lámina, y el cuchillito de pedernal, n.O 1 de la VII, fig.· A. En el fondo
del propio hueco, y cerca una de otra, aparecieron las puntas de caliza
negruzca 1 y 2 de las lámina y figura antedichas.
El límite sur de la zona removida por los obreros quedaba bien
indicado en la zanja por un escalón de sobre 40 centímetros, diferencia
de nivel entre el dado a aquella y el a que llegaran los braceros en sus
rebuscas. Casi en el borde de tal escalón, y apenas cubierta de tierra,
apareció una gruesa toba, con la parte más llana hacia abajo, cuyos
bordes descansaban en piedras de mediano tamaño y su centro sobre
un cráneo (11) apoyado en la parte más alta del parietal Izquierdo, ligeramente inclinado adelante y con la frente al SSE., y al que faltaban
los huesos faciales y las mandlbulas, de las que no se halló rastro alguno;
no encontrándose más hueso inmediato que una tibia, en posIción horizontal y casi tocando el cráneo por el NO. La posición en que estaba
(lámina 11, Bl, dió lugar seguramente a que se rellenara de tierra rojonegruzca a consecuencia de las filtraciones. Fué encontrado este
cráneo a 315 cms. de profundidad, contada de la superficie de la loma.
Más hacia el sur, a unos 45 cms. de aquél y bajo un empedrado formado
con medianas piedras sueltas, apareció un lecho de huesos humanos
en desorden, pudiéndose precisar entre ellos fragmentos de húmeros,
costillas y un coxal.
En la tierra que rodeaba este cráneo se encontró una punta de flecha
más perfecta que las anteriores, ya con iniciación de pedúnculo, y otra
-35 -
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6
1. BALLESTER TORMO
parecida. aunque barbada, bajo el lecho de huesos inmediato (lámi na V II I. A, 3 Y 7).
La exploración del extremo norte de la zanja, donde terminaba
la zona revuelta, evidenció que el estrato no se exlendia más allá de
[a oquedad de poniente. Frente al final de ésta, y en el borde de la
zanja, se halló una cuenta globular aplanada de callais (Jám. VI II,
A, 16.)
En la oquedad de levante quedaba por explorar una estrecha e
irregular faja intacta, paralela a la zanja y limitada por eIJa, al pie del
talud del bloque de conglomerado que, como hemos dicho. ocupaba
casi todo el fondo, y un angosto rincón que, formado por el saliente de
la bóveda y el mencionado bloque. se extendia en dirección norte y
parecfa torcer a levante por det rás de aquel.
A la entrada de esta rinconada, donde se acumularon algunas tierras
procedentes de la exploración del mencionado talud, halláronse las
bellas puntas barbadas de flecha, de adm irable labor, números 8 y 12;
Y al pie del mismo, algo más al sur, la número 6, casi romboidal y de
piedra y labor más toscas.
Al excavar el referido rincón orientado hacia el norte, en el que se
veía tierra grisácea, removida superficialmente sólo en la entrada, y
en est rato evidentemente intacto, encontramos otro cráneo (111), caldo
sobre el parietal derecho, con ligera inclinación a la linea frontopariet ... 1
y la frente orientada al NNO., y al que rodeaban algunos fragmentos
de huesos inclasificables. Aunque completo en el sitio, se deshizo al
sacarle, quedando sólo unida la bóveda y no del todo integra.
Quince centímetros al NE. del anterior, y a unos 5 sobre el nivel del
mismo, se halló otra bóveda craneana con los parietales casi completos
y parte del frontal, apoyada sobre el lado izquierdo y con la frente al
norte (IV). Junto a ella apareció una mandíbula inferior casi completa,
un fragmento de otra y otro de una superior.
Entre el sitio en que aparecieron ambos cráneos, que se encontraban
llenos de tierra rojo grisácea, y lo más profundo de la angosta rinconada,
fueron hallándose, disemin~dos, una mandíbula inferior en dos trozos,
fragmentos de cañas de medianos huesos, de alguno grueso y de costillas
un sacro muy descompuesto, al parecer de varón, otro fragmen to d
pelvis, una falange y tres falanginas.
En diversos sitios y a distintos niveles, siempre en puntos inmediatos
a la zanja, aparecieron diversos tiestos, que denotaban hasta que punto
fueron fracturados en remotos tiempos los vasos de que procedlan.
El fondo del terreno, salvo algunos sitios donde apareció arcilla roja
arrastrada probablemente por las filtraciones , estaba compuesto por
guijo mediano, muy suelto, y alguna veta de lavada arena amarillenta.
-36-
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LA COVACHA SEPULCRAL DE " CAMi REAL"
7
Agotado el yacimiento en las inmediaciones de la zanja, se dirigio
la exploración hacia levante, o sea en el frente sur de la cavidad de
dicho lado, donde taponando la boca de la covacha se acusaba, como
queda dicho, un terreno mezcla de tierra grisácea y piedras, tan suelto
que evidenciaba su formación intencional.
Pronto se dejó ver que la covacha, cortada por la conducción de
las aguas, se prolongaba sobre 4 metros en dirección al E. por encima
y más allá del bloque de conglomerado, como había hecho sospechar
el reconocimiento de la cavidad ya explorada.
La excavación de todo el frente sur de la covacha, llevada hasta
comprobado terreno estéril, alcanzó un área aproximada de 5 metros de
ancho por otro tanto de largo. con una profundidad media de lBS cms.
Las piedras de mediano tamaño, que con la tierra suelta. como recién
removida, compon[a el estrato en tal punto. se mezclaban en el fondo
y al E. de la cata con gruesos bloques del conglomerado mismo quc
constituía el terreno en que se abría la cavidad aprovechada para enterramiento (Iám. 11 1. B): y la tierra. gris en las inmediaciones de aquél.
lb.:l tomando a mayor distancia un tono rojizo obscuro, sin llegar al
del terreno natural inmediato.
La fecundidad de esta zona del yacimiento rué extraordinaria, contra
lo que era de esperar.
A 42 cms. de profundidad apareció una valva de pectúncu!o, de
mediano tamaño (lámina V I II. A, 21).
A 160, un fuerte rascador rectangular de pedernal grisáceo (lámina VII, B, 1).
La bella punta de flecha de sílex gris obscuro y aletas muy desarrotladas(n.o la de la lámina V I I, A,) que nos proporcionara la involuntaria colaboración del buscador de tesoros, debió salir a unos 170 cms.,
según permitió calcular la pequeña cata que abriera.
Once cuchillos de sílex, [os números 4 a 10, 12 a 14 y 17 (lámina
VIi, A) fueron encontrados a profundidades varlables entre 8 y lBS
centímetros; juntos 105 7 Y 8, que por su igualdad de técnica, piedra
y curvatura. daban la impresión de proceder del mismo nódulo.
También se encontraron once hachas de piedra a profundidades
que oscilaban entre 80 y 190 cms. (láminas V y VI, A). La primera
hallada (número 1, lam.· VI, A) junto con la mencionada punta de
flecha n.O 10 yen las propias circunstancias que ésta.
La situación de estos hallazgos queda fijada en la planta de la
covacha, que aparece en la fig.1Io 3.•.
Es de interés observar que la mayoría de los cuchillos y la totalidad
de las hachas que diera la excavación, aparecieron fuera de la covacha;
es decir. relativamente lejos del sitio en que se hicieran los enterramientos y en donde era de suponer se depositaran estas ofrendas.
-37-
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8
l. BAl.LESTER TORMO
DI6 asimismo tal cata pequeños tiestos, casi siempre esparcidos, y
más superficiales en la parte levante de aquella, donde salió alguno a
menos de 10 ems. de profundidad. Eran escasos los que acusaban formas;
s610 en el centro de la cata, frente a la cámara que llamamos de levante, aparecieron fragmentos de una como cazuela de fondo ancho y
plano, ya la entrada de aquélla varios pertenecientes a un vaso en forma
de casquete.
De igual modo, diseminados por toda el área excavada y a profun~
didades distintas, fueron encontrándose fragmentos de huesos humanos.
casi siempre de largas cañas de extremidades, mucho más descompuestos que los hallados en la cámara antes excavada. Trozos de un fémur
y de una tibia aparecieron muy cerca de los cuchillos 4 y 5.
La extraccl6n de tierras, con el consiguiente rebajamiento de nivel
en el área dicha frontera a la covacha y a lo largo de ésta, descubriendo
en toda su extensi6n el perfil de la misma. puso de manifiesto que la
masa de conglomerado, ocupando su centro, dividlala en dos cámaras.
la de poniente, ya excavada, y otra, a que hemos ya aludido, correspondiente al extremo opuesto e indicada, desde que se comenz6 a rebajar
el terreno, por un alzamiento semicircular de la b6veda y por la cavidad
bien visible quedada entre aquella y los materiales que la rellenaban.
También entre el bloque de conglomerado y la b6veda quedaba un
espacio, de altura variable, que en algún punto pasaba de 45 cms., y en
su entrada aparecla cerrada con los mismos materiales que constitulan
el estrato de la zona frontera. En la figura A de [a lámina 111 aparece
una vista del centro de la covacha.
Es una particularidad digna de menci6n, que en el centro de aquélla,
o sea en lugar aproximadamente equidistante de ambas cámaras, al
nivel de la b6veda y junto a la misma. apareciera una gran piedra
caliza (95 por 60 cms. de superficie y 57 de grueso medio), con la parte
superior casi del todo plana y de forma trapezoidal, sentada con perfecta
horizontalidad y descansando sobre unos bloques de conglomerado.
Tal piedra, de la caliza dura y astillosa Uamada del cRechlb en el pals,
por ser de la misma las canteras de la partida que le da nombre, se
mostraba en la cata como algo extraño al terreno y debi6 alll subirse
de 1" inmediata barranquera, donde llegarla arrastrada por las fuertes
avenidas, desde un kil6metro más arriba, sitio en que asoman bancos
de la propia caliza. Su horizontalidad, aparentemente intencional, su
aspecto inconfundible con las restantes rocas existentes en el estrato,
y su colocaci6n entre ambas cámaras, hace pensar si se puso am hitando
el espacio de separaci6n de aquéllas, como punto de referencia que
facilitara el acceso a las mismas,
-38 -
[page-n-45--data::data]
l.A COVACHA SEPULCRAL DE "CAMI REAl."
9
La excavación de la cámara de levante, con su yacimiento intacto,
habia de tener, y tuvo, singular interés.
Entre el arco que dibujaba el borde de la bóveda y la tierra gris
cenicienta que la rellenaba, aparecía una cavidad, como irregular segmento de círculo, producida seguramente por asentamiento del material
que la ocupaba y que alcanzaba una altura máxima de sobre 3S cms.
En la superficie se encontraron algunos tiestos, entre ellos dos bordes
de cazuela pertenecientes a piezas distintas, uno de ellos con mamel6n;
y algunos huesos humanos descompuestos e inclasific:lbles; más al E., y
a unos 50 cms. de la entrada, un fragmento de parietal con parte de
la sutura con el frontal; y en el centro, a 45 ems. de aquélla y unos 20 de
la bóveda, entre pudinga y tierra endurecida, una caña de tibia.
También en el relleno, compuesto de tierra gris con alguna piedra menuda, se hallaron diseminados algunos tiestos y diversos trozos de
huesos humanos.
A escasa profundidad, cubriendo el espacio existente entre el centro
de la cámara y el bloque de conglomerado que la limitaba por oeste,
apareció un empedrado formado por cualro grandes rocas tobáceas,
como las que se sacaron de la otra cámara, y tres más pequeñas, que
cubrían un grupo de cráneos, situado a 140 cms. de la entrada de la
cámara y sobre 60 de la bóveda.
Uno de ellos (VI), el más próximo a la entrada e inmediato al bloque,
apareció sentado normalmente, con ligera inclinación a la izquierda,
orientado al NNO. y en contacto, por la frente, con la lámina de un
coxal, y por la derecha con el cráneo VII; hallándose muy inmediata,
al SO. yen posición también normal, una mandíbula inferior, falla de
algunos dientes, y al sur, algo más alejados, una caña, al parecer de
cúbito, y parte de un radio. Este cráneo, salvo el hundimiento de la
parte alta de la bóveda (parietal derecho especialmente) producido por
presión de la piedra que 10 cubría, estaba completo in si/u, separándose,
al extraerle, los temporales, as! como los huesos faciales y de la base
que en su mayoria se deshicieron. La reciente rolura dicha dió lugar
a que se rellenara de tierra del estrato. A este cráneo pertenecerfa, probablemente, la mandibula inferior encontrada junto a él.
A levante de tal cráneo yen contacto con él por cerca de la sutura
parietoocclpltal derecha, apareció otro (VII) tumbado sobre el lado
derecho, con ligera inclinación hacia adelante y con el parietal izquierdo
suelto y algo rolo por el peso de otra piedra. Rodeábanle por el sur algunos fragmentos óseos de- imposible clasificación, al levante se encontraba el cráneo VIII, de que nos ocuparemos seguidamente, y al que
tocaba aquel por el ángulo frontal izquierdo, y apoyáhase por detrás
en la misma lámina de coxal con la que, como hemos visto, estaba en
contacto el cráneo VI. Se halló sin huesos faciales, separándose los
-
39-
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10
1. BALLESTER TORMO
temporales y destruyéndose también casi todos los de la base, al extraerle. Inmediatamente debajo de este cráneo encontróse un fragmento
de mandíbula superior, que pudiera ser del mismo.
Al NE. del anterior, y en contacto con el borde derecho del occipital,
apareció otro cráneo (VIII) en posición normal, ligeramente inclinado
hacia arriba y con orientaci6n al ENE. Se encontraba a nivel algo más
bajo que los precedentes, mostraba hundida buena parte del parietal
derecho, a su alrededor se veían diversos fragmentos de huesos y un
fémur se apoyaba en el lado izquierdo del frontal, hallándose precisamente debajo un peroné y trozos de una mandibula superior. También
conservaba en equilibrio los huesos de la cara y de la base, y, como en
los anteriores cráneos, soltáronse todos ellos, asf como los temporales
Al NO. del cráneo VI, en contacto por dicho lado con el coxal en
que se apoyaban aquél y el VII, y ya en el ángulo de arranque del bloque
central de conglomerado (por el batimento de sombra deja de verse
en las figuras de la lámina IV), se ha1l6 otro cráneo (IX) sentado sobre
el occipital, con pronunciada inclinación hacia arriba y orientado a
levante. Faltábanle los huesos faciales y también se le desprendieron,
al sacarle, los temporales y los de la base. J unto a él encontramos un
malar izquierdo y una falangina.
Al levantar el cráneo VI apareci6 debajo del mismo y algo corrido
en direcci6n al IX, un frontal también inclinado hacia arriba y con
orientaci6n al sur, que probablemente pertenecería al mismo cráneo
que otros fragmentos de b6veda encontrados esparcidos en la propia
cámara (X). Con él se hallaron un par de malares y muchos restos 6seos
indeterminables.
Todos los cráneos encontrábanse vacíos de tierra, a excepción del
IX. que estaba lleno de una rojonegruzca, igual a la que contentan lo!:
de la otra cámara hallados en posici6n anormal. Sólo el VIII, sentado
casi normalmente, con pronunCiada inclinaci6n hacia :'Irriba, mostraba
en el fondo del occipital un poco de tierra como sedimentada. Y ya queda
dicho que el VI se llen6 accidentalmente de la tierra gris del estrato
al separar la g~uesa piedra que lo cubria y como consecuencia de la
rotura que la misma produjera.
Las vistas, de conjunto de la cámara y de detalle del grupo de cráneos, que damos en la lámina IV (A Y Bl, ayudarán a formar idea de la
disposici6n y situaciÓn de aquéllos.
El área ocupada por los cráneos, y aun algo más de espacio a su alrededor, aparecía sembrada de restos 6seos muy fragmentados; pudiendo
determinarse, junto al coxal antes mencionado, trozos de costillas y
otros de cúbito y de radio. Entre tales restos destacábanse algunos aún
en peor estado de conservaci6n que la generalidad de los encontrados.
Al excavar el resto del estrato halláronse más fragmentos óseos de
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LA COVACHA SEPULCRAL DE " CA"'! REAL"
!1
clasificación difícil. Un fémur y una vértebra se encontraron en el fondo
de la cámara; y en la angostura, detrás del bloque de conglomerado.
gran parte de una mandibula.
En la misma hendidura, aun llena de tierra, a 22 cms. de la b6veda
y colocado con inclinación de sobre 45 grados. se halló el cuenco de la
lámina VI (8, 2). Otros tiestos aparecieron diseminados por toda el
área de la cámara; y en lo más hondo de ella varios pertenecientes al
fondo casi plano de un vaso de mediano tamaño.
Entre la tierra sobre que se sentaban los cuatro cráneos agrupados,
apareci6 la punta de flecha de silex gris amarillento, de perfil triangular
alargado, con los ángulos de la base cortados y pequeño pedúnculo,
número 9 de la lámina VIII (A); al cribar la tierra a aquellos inmediata, la número 11, de piedra blanca, bordes paralelos y pequeña base
triangular; a la misma entrada de la cámara, inmediatas al bloque que
la limita por la izquierda y a unos 15 centímetros de profundidad,
del terreno firme de la cata, encontráronse juntas las 13 y 14, ambas
de sílex gris blanquecino, perfil foliáceo e igual tamaño; yen la angostura de detrás del bloque, superficial, algo más a levante de donde se
hallara el cuenco, la bella punta de sílex negro brillante y perfil también
foliáceo, número 15 de la propia lámina.
El cuchillo número 15 (lámina VII, Al triangular y de pedernal
melado, se encontró, asimismo, al cribar la tierra de debajo del grupo
de cráneos; los 16, 18 Y 19 (gruesa lámina blanca muy retocada, aquel,
fragmento grisáceo el segundo y trozo triangular de sierrecilla el último),
halláronse al cribar la tierra de la mitad derecha de la cámara, pero
inmediata a la entrada; y la bella lámina de silex blanco, con alguna
mancha rosada, sin retoques, número 1 I de la lámina de referencIa,
apareci6 en el fondo de la cámara, al NE., cerca del arranque de la
bóveda.
También en el lecho de tierra y huesos de debajo de los cráneos
ha1l6se una varilla aplanada de marfil, rota por ambos extremos, y
algo más profunda una pequeña pieza cilíndrica, de la misma materIa,
con ranuras circulares y con taladro longitudinal; objetos ambos que
daban la impresi6n de haber formado uno solo (lámma VI lI, A, números 19 y 20).
La proyección y planta y las secciones que se insertan en las figuras 3. a, 4. a y 5. a permiten formar idea exacta de la cámara de levante
después de excavada.
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12
l. BALLESTER TORMO
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LA CO VA CHA SEPU LCR AL DE " CAMJ RE AL"
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14
1. BALLESTER T ORMO
11 1
LA SEPULT URA
Pusieron de manifiesto las excavaciones, como llevamos dicho, que
una extensa masa de conglomerado que afloraba en la loma y se extendía po r la vertiente en dirección al barranco próximo, servla de cobija
al abrigo apro vechado para sepultura, y que se companra ésta de dos
cámaras, una a cada extremo, la del oeste destruida al henderla, de
ent rada a fondo, la zanja de la conducción de aguas, y ambas separadas
por el tantas veces mencionado bloque de conglomerado. desprendido
o separado de la bóveda, que ocupaba el centro de [a covacha. La figura
3. a ayuda a formar juicio exacto de su disposición. La naturaleza del
terreno, permitiendo la filtración de aguas, cxpllC humanos.
Difícil es afirmar si se trata de una covacha natural o debida en
parte al trabajo del hombre. La relativa regularidad de la pequeña
oquedad quedada a occidente de la zanja al cortar ésta la cámara de
dicho lado, cavidad abierta en terreno de aluvión que permite el trabajo
humano, por una parte, y por otra las grandes masas de conglomerado
h'llladas sueltas en el estrato frontero al abrigo, nos inducen a creer
que debió aprovecharse una covacha natural. agrandándola donde fué
posible, ya ensanchando el espacio abierto en el aluvión más suelto, ora
extrayendo los bloques de conglomerado que, desprendidos de la bóveda
como el aún hallado en el centro de la covacha, ocuparían buena parte
del espacio de la misma. No es difícil encontrar este caso entre las variadísimas fo rmas de enterramientos propias de este período.
La extensión de la covacha debió ser, en la época de su aprovechamiento, la misma que tenía al excavarla, excepción hecha del sur de la
cámara del oeste, donde la cortadura efectuada al abrir la zanja acusaba
la continuación de la bóveda en tal dirección y seguramente en espacio
bastante a quedar protegido todo el terreno que vimos ocupaba el
cráneo 11 y el inmediato paquet e de huesos encontrados más a mediodía.
En la planta y proyección de la cueva. que aparece en la ya citada
figura 3.", queda indicada como probable, mediante línea de puntos.
esa sospechada extensión del abrigo.
_4~
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L.A COVACHA SEPUl.CRAl. DE "CAMI REAL."
15
Gontenía la sepultura restos pertenecientes a diez y nueve individios, cuando menos, a contar por los cráneos completos y los frontales
hallados sueltos.
No se encontró ningún esqueleto relativamente Integro, ni siquiera
restos ordenados que dieran motivo para suponer una primera inhumación, sino lechos de huesos revueltos, y aun muchos rotos, o paquetes
de ellos, sobre los que, o cerca de los cuales, descansaban los cráneos
agrupados o separados, habiéndose protegido unos y otros, especialmente los cráneos, con piedras cuidadosamente colocadas sobre ellos,
defensa que parecla faltar cuando, por acomodarles en rinconadas de
difícil acceso, se estimaba innecesaria.
Todo esto nos hace ver que se trata, más que de una sepultura, de
un verdadero osario, tipo de enterramiento bien corriente en las culturas europeas del neoHtico y eneolftico (1). A él debieron llevarse sucesivamente, separadas o en grupo, los esqueletos, tras un descarnamiento
previo, rito funerario cuya existencia en dichos periodos ha ido admitiéndose como cierta (2), o bien trasladados de otras sepulturas tal vez
preferibles para una primera inhumación por estar más próximas al
poblado y por tanto bajo su inmediato cuidado y defensa, y para cuyo
mejor aprovechamiento irían extrayéndose, de cuando en cuando, los
esqueletos más antiguos. Esta última hipótesis. más verosimil, daría
base para explicar, como consecuencia de un traslado poco minucioso,
el hecho de encontrarse muchas ofrendas incompletas, hacha inclusive,
y no haberse hallado los fragmentos que faltan, no obstante el cuidadoso
cribado de tierras; explicación más lógica que estimar la pérdida de
dichos fragmentos como efecto de revolverse muchas veces la sepultura. De haberse enterrado esqueletos intencionalmente descarnados,
les hubieran acompañado, por tratarse de primeras inhumaciones, las
ofrendas íntegras, aunque aparecieran generalmente rotas y diseminadas por revolverse en diversas ocasiones la sepultura.
Cada vez que se depositaran restos debió abrirse una cata delante
de la cueva y cortar el macizado de tierra y piedras que la cerraba,
sirviéndose probablemente de la piedra del Rechit. que se halló tan bien
sentada entre ambas cámaras, para orientarse según se tratara de dirigirse a una u otra de ellas; y la colocación de nuevos esqueletos, ya
ocupadas en parte las últimas, obligaría a remover las preexistentes.
con el consiguiente trasiego de tierras que motivaría la dispersión y
mayor fraccionamiento de los huesos, incluso de algún cráneo, de los
vasos y de las demás ofrendas, que, como se ha visto, aparecían en gran
(1) SIRI!T: QUIsli""s dI chro"ologie el d'eth""graphil lbtriquIs, 1,
C:HI!LI!TTE: Ma/'lutl d'auhlal"til , l. p. 4SO.
(2) DI!CHEl-ETTI!: ¡bid., p. 469.
-45-
r.
136.; DE
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16
l. BALLESTER TORMO
parte desparramadas por todo el espacio de la covacha y aun en un
área de sobre cinco metros frente a la misma; dando idea del reiterado
movimiento de tierras en la sepultura el verse mezclados, con los huesos
sobre que descansaban los cráneos de la cámara de levante, otros más
descompuestos, con igual aspecto que los que encontrábamos en el
estrato frontero al enterramiento, donde hablan estado expuestos durante tanto milenio a la acción directa y constante de las filtraciones.
Tal movimiento de tierras y la pronunciada pendiente de la loma dió
lugar a que la fuerte erosión producida por las aguas pluviales, con el
natural asentamiento del terreno removido, ocasionara una amplia
depresión enfrente de la covacha, bien explicable después de excavarla.
No encontramos justificación al hecho de que casi todos los cuchillos
grandes, y todas las hachas, se hallaran fuera de la sepultura; pues no
pudiendo por su tamaño pasar desapercibidos al extraer las tierras
para depositar nuevos esqueletos, parecía lógico que se separa ran para
volverlos a su sitio antes de cerrar de nuevo aquélla; cabléndonos aún
la duda de si las hachas estuvieron alguna vez dentro de las cámaras,
pues es bien extraño que no quedara alguna de ellas, como acontecfa
con los cuchillos.
Por lo que se ve, no trataron los enterradores de nuevos restos con
gran respeto a los ya existentes, pues sólo los cráneos, y no siempre,
merecieron el cuidado de ser colocados en sitio de dificil acceso como
a salvo de futuras remociones. En cambio, es manifiesto el cuidado
puesto en los últimos enterramientos efectuados, y tenemos por tales
los hallados intactos junto a las entradas de las cámaras, como los de
los cráneos 11, VI, VII Y VIII, Y huesos que los acompañaban, los que,
como queda dicho, aparecían cubiertos con piedras cuidadosamente
dispuestas, como para indicar su existencia y protegerles de involuntarias profanaciones en inhumacíones posteriores.
El abandono de esta sepultura no obedecería, seguramente, al agotamiento de su capacidad; pues, como se ha visto, quedó por aprovechar,
cuando menos, casi la mitad levante de la cámara de este lado.
Difícil es afirmar a qué poblado perteneció tal sepultura. En la
cima del Casftllvell. tan inmediata (véase lám. l.a, A), ocupada como
hemos visto en épocas tan diversas, existe algún indicio de población
anterior a la ibérica. Algo más lejos, en algunos contrafuertes de la
cercana umbría de Covalta (la Rabosa, el Canta/al' y La Tl'onefa), se
perciben restos de pequeños poblados que parecen pertenecer al eneolitico o al principio del bronce, el más cercano (el Cantalar) distará sobre
dos kilómetros en linea recta. La contigüidad del Caslellvell hace presumir que fueran sus probables ocupantes eneolíticos los que aprovecharan la covacha.
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LA COVACHA SEPULCRAL DE "CANI REAL"
17
Es muy interesante observar como coinciden, en algunas particularidades, el enterramiento de Caml Real d' Alacan! y el también eneolítico
de Canyarel de Calaceite (Teruel), hasta el extremo de que mediante
la excavación del de Albaida se ratifican observaciones y aclaran cuestiones que planteara la exploracl6n del segundo.
Se enterró en Canyare! al abrigo del saliente de unos escarpes. Las
excavaciones practicadas, primero por D. Juan Cabré (1) y luego por
el Insfiluf d'Esludis Calalans (2), permitieron suponer que sobre un
solado de losetas fueron apilándose los restos humanos y las ofrendas
en desorden, teniendo s610 cuidado de depositar los cráneos unos al lado
de otros sobre el lecho de huesos, cubriéndolo todo con una capa de tierra
sobre la que se sent6 otra de losetas. Como se ve, es manifiesta la coincidencia de los enterramientos de Albaida y Calaceite en el desorden de
los restos y de las ofrendas, asl como en la agrupaci6n de los cráneos
y hasta en la defensa de unos y otros cubriéndoles con piedras. Esta
última disposición , que en la sepultura albaidense obedeci6 seguramente
a evitar profanaciones que hacia posibles la remoci6n de los restos para
efectuar nuevos enterramientos en el reducido espacio de sus cámaras,
en Canyare!era precisa e imponia la protecci6n más eficaz del enlosado,
la ci rcunstancia de tratarse de enterramiento bajo un abrigo muy abierto
y por tanto más expuesto a intencionales profanaciones.
El desorden de los restos humanos hizo suponer al Sr. Cabré que
todos los enterramientos fueron realizados de una sola vez, habiéndose
reunido alli los huesos ya descarnados en otro sitio. No se decidía el
Sr. Bosch Gimpera, que dirigió las excavaciones practicadas por el
lnsfilut, a aceptar tal conclusi6n, fundándose en que si bien era cierto
que la colocaci6n de los cráneos juntos, sobre lechos de huesos, indicaban la remoción de su primer enterramiento, crela no haber razón para
suponer que éste fuese en otro sitio; llegando a la consecuencia de que
probablemente, a medida que se depositaban nuevos cadáveres, los
restos de los anteriores eran apilados en la forma observada; hipótesis
ésta que tampoco pudo tener comprobaci6n, porque, no habiéndose
encontrado intacta la entrada de la sepultura, se Imposibilit6 el conocimiento de los últimos enterramientos Las excavaciones de Cami Real
d' Alacan! han esclarecido tales dudas, comprobándose que en sepulturas de este tipo no se practicaban primeras inhumaciones, sino que
en ellas iban depositándose, individualmente o en grupos, restos esqueléticos, trasladados de otros primeros enterramientos o después de sufrir
( 1) CAlld: Un osario humano dtf tn6Olílico tn Ca/actitt. (Bal. dt lo R. S. E. dt
H. N .• Febrero 19~. p. 90).
(2) B03CH C I MPERA: El upu/cTl dI Canya", a Ca/auO (An. del l. d' E. e.,
1915-2), p. 457).
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18
l. BALt.ESTER TORMO
un previo intencional descarnamiento, más probable aquéllo que ésto,
por las razones ya expuestas.
También el Sr. Cabré halló en Canyaref, fuera de la sepultura, y a
pocos metros de distancia de la misma, algunas ofrendas: una punta
de saeta de sflex, triangular, con aletas y espiga, tres menos retocadas
y cuatro rascadores de forma ovalada. Lo que comprueba que también
aqui. como en la sepultura albaidense, se removieron los restos preexistentes para colocar otros, dejándose fuera de aquélla, inadvertirlamente, parte de las ofrendas al volver a su sitio lo extraido; lo que
contradice la hipótesis del enterramiento de esqueletos efectuarlo de
una sola vez.
IV
OTRAS CUEVAS SEPULCRALES LEVANTINAS DEL ENEOLITICO
NI en el Valle de Albaida ni en las comarcas ci rcundantes habfanse
excavado completa y sistemáticamente, hasta ahora, cuevas sepulcrales eneolíticas. De las que nos son conocidas, unas han sido exploradas ligera o superficialmente; en otras se destruy6 el yacimiento
totalmente antes de poderse estudiar o fué en buena parte revuelto,
pudiendo excavarse solo lo que restaba intacto ; y alguna vez practic6se
la exploraci6n con escasos cuidado y experiencia. Los datos que sobre
tales yacimientos poseemos han de ser, por todo ello, necesariamente
fragmentarios, incompletos y confusos. Creemos, esto no obstante, conveniente incluir en este trabajo una relaci6n, con ligera referencia al
material, de las más importantes cuevas sepulcrales del eneolítico aparecidas en territorios cercanos a la de Caml Real d' Alacan/, es decir, en
el sur de la provincia de Valencia y norte de la de Alicante: de alguna,
inédita, precisa dar noticia; otras tienen una bibliografía de difícil consulta; y todas gran interés para relacionarlas entre si y con la sepultura
albaidense, obteniéndose de este modo la Impresión de conjunto de
descubrimientos de tal clase en la zona dicha.
COila del Barranc del Casfellel
Es la más próxima al enterramiento de Albaida, hallándose situada
a unos cinco kilómetros a levante de aquel, en el término de Carrícola.
inmediata al valle, a la entrada y en la ladera de un abrupto barranco de
la umbría de Benicadell. Descubriéronla hace bastantes años unos
cazadores, quienes enterados por los datos que se les pidieron. tiempo
después, de que intentábamos explorarla, apresuráronse a revolver el
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LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAMI REAL"
19
yacimiento en busca del tesoro oculto. No hace mucho acabaron inad·
vertldamente la obra de destrucción unos obreros de la repoblación
forestal, extrayendo el depósito para construir el terraplén de una senda,
sin darse cuenta de los destrozados huesos humanos sacados a luz, que
durante algún tiempo han rodado por aquélla. Recientemente hemos
excavado los restos del yacimiento, que por suerte quedara intacto en
algunas rinconadas de la cueva, y se ha cribado cuanta tierra de la senda
ha sido posible sin que peligrara el muro de más de dos metros de altura
que la sustenta en la inmediación del yacimiento.
Trátase de una pequeña cueva, en forma de valva irregular, de sobre
cinco metros de fondo por un poco más de ancho, y tres aproximada.
mente de altura máxima. La entrada, que mira al SE. , debió ser pequeña
e inmediata a la cúspide y cerr6se probablemente con gruesas piedras.
Aseguran los que la descubrieron, que en la parte superior, y sobre un
a manera de poyo, hallábase un esqueleto humano en posición decúbito
supino, y que al revolver el suelo encontraron, casi superficial, un vasito
de cerámica hecho a mano, con fondo de casquete y paredes lisas de
perfil reentrante, o sea del tipo que evoluciona hasta el característico
del grado de El Argar. Nuestra reciente excavaci6n permiti6 apreciar
una capa de tierra blanca, como cal endurecida, que, con algún casquijo,
contenia particulas de carbón y alguna vez aprisionaba trozos de huesos
humanos, y que cubría un estrato fecundo, de tierra negruzca con alguna
mediana piedra, restos óseos y, frecuentemente, ofrendas; capa que a
su vez sentábase sobre un estrato de arenisca limpia, con gruesas piedras,
escasos huesos y ofrendas, probable fondo natural de la cueva, en el
que, correspondiéndose con la supuesta salida natural, observóse una
amplia mancha de tierra obscura, como de cenizas, y algún carbón.
También evidenci6 la excavaciÓn de las rinconadas intactas el desorden
en que se hallaban colocados los restos humanos y las ofrendas en buena
parte rotas.
Completamos la anticipada noticia de este yacimiento con una re·
ferencia somera y tal vez incompleta, por no haber sido aún debidamente examinado, del material encontrado en la cueva y en la senda.
Sllex: núcleos y lascas; rascadores, láminas de talla bárbara, fragmentos
de cuchillos de buen material y técnica, y algunos pequeños y hasta
minúsculos bien labrados; trozos de aquellos trabajados como para
fabricar otros objetos diversos, y algunos cortados transversalmente
y retocados hasta conseguir piezas trapezoidales con un ángulo muy
agudo y la base recta o ligeramente cóncava, como los microBtos geométricos atribuídos al capsiense final (conchero de Mugem, Portugal,
por ejemplo) y otros hallados en estaciones eneoliticas catalanas yencon.
trados por el Sr. Siret en algunas almerienses y que éste estima puntas
de flecha; y buen número de éstas, de silex blanco, gris amarillento,
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20
1. BALLESTER TORMO
ceniciento y melado, y de perfiles con aletas inidales. foliáceas estrechas.
romboidales más o menos evolucionadas y un tipo de cuerpo foliáceo y
base saliente en forma de pequeño triángulo equilátero; siendo las pri·
meras de labor tosca , las restantes de buen trabajo y la última de ad·
mirable labra. Conchas: de ciprea, de pectúnculo, de pecten y de cardium. Cuentas de collar: pequeños caracoles marinos y minúsculas dpreas agujereadas, y bastantes dentáliums; gran cantidad de cuentas
discoides. generalmente blancas y alguna vez grises, y de diámetros
graduales. que parecen hechas de piedra blanca unas y otras de concha:
otras, también discoides, pero más gruesas, de piedra verdosa, probablemente ca/lais, algunas en forma de rolivlU . de roca floja de color
verde más o menos obscuro y con vetas blanqlecinas; una esférica,
térrea, también de color verdoso; bastantes, asimismo discoides y otras
cilíndricas, de una materia negra grisácea, de escaso peso; colgantes
elipsoidales curvados, de materia blanca y dura indeterminable, que
recuerdan mucho otros estudiados por el profesor Taramelli en Cerdeña, en estaciones del mismo perfodo. Res/os de animales: falanges, tabas,
dientes, algunos de cáprido y de cerdo con taladro en un extremo, y
otra pieza plana y curvada, también agujereada, pareciendo haber
servido todas ellas de colgantes; fragmentos de láminas de hueso o marfil que semejan haber pertenecido al astil de unas piezas como los alfileres planos del enterramiento albaidense; y otra pequeña pieza consistente en delgado y corto cilindro, ligeramente apuntado por un extremo
e incompleta por el otro, ornado con un acanalado en espiral, pieza que
no es sino un pendeloque parecido a otros de la Cóva de la 8arsella y
de los Blanquizares de Lebor y semejante, sino igual, al supuesto tornillo
de la Cava de les Llameles; y algún fragmento de punzón de la misma
materia. Cobre a bronce: pequeños punzones de sección romboidal y
trozos de laminillas. Cerámica: además del pequeño vaso antes citado,
se han halJado tiestos, también sin decoración, generalmente bruñidos
y de tonos obscuros o grisáceos; un interesante fragmento de borde
recto, con ancho mamelón, amplio taladro circular y cordón resaltado,
en dirección oblicua; otros con decoración incisa consistente en faja s
punteadas o combinaciones de rayas horizontales y verticales; uno
amado con Impresiones cardiales; y varios tiestos de estilo campaniforme, también decorados con zonas paralelas cuadrilladas, pertenecientes unos a una pieza de la tan conocida forma de cáliz, y otros a
un vaso de fondo muy plano, apareciendo un fragmento adornado con
parte de un cinto de triángulos rayados. Los restos humanos que hemos
podido recoger son trozos de largas cañas, de mandíbulas, de parietales,
pequeños huesos de manos y pies, y buena cantidad de dientes y muelas.
Aparte la cuestión que pueda plantear la presencia de los sílex geométricos dichos, se han de apreciar en este yacimiento dos niveles, uno
-50-
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LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAMI REAL"
21
superior conteniendo el esqueleto alargado que los cazadores hallaran
y otro inferior separado de aquél por la capa de tierra blanca mencionada; siendo bien probable que el último sirviera de común depósito
a primeras inhumaciones efectuadas en el superior.
Algunos tipos de flechas de este enterramiento recuerdan las de
Parazuelos; otro, el más perfedo. el de cuerpo foliáceo y base triangular, se ve entre el material de Les Uomefes, en el que se encuentra también el colgante de hueso con acanalados en espiral, hallándose asimismo, como se ha dicho, piezas semejantes en La Barselta y los
Blalfquizares de Lebor; lo que, unido a la cerámica campaniforme y
cardial, y no obstante los punzones, probablemente de bronce. parece
dar a esta estación una cronología cercana al pleno eneolítico. El
enterramiento in silu, de la parte superior, no sería muy posterior al
resto del yacimiento, como semeja deducirse del hecho de no encontrarse
entre el material objeto alguno que contraste manlf!estamente.
C~Ya
de les Marauelles
Más a levante de Albaida, al otro extremo del estrecho paso denominado desde antiguo CMI de Uautó, que une el valle de aquel nombre
con la Huerta de Gandfa, ábrese frente a la llanada de Cotalba, ya en
término de Gandia, la C~Yade les Maravelles. Su yacimiento, revuelto
por entendidos y profanos, fué finalmente destruido por el propietario
de aquélla. Además de un nivel inferior paleolítico y epi paleolítico apreciado por Vilanova, Boscá y Breuil, definense, como en otro sitio hemos
dicho (1), dos niveles; uno con lucernas y monedas romanas y algunos
objetos ibéricos, que hacen pensar en una necrópolis de la romanización; y otro inferior, también probable enterramiento eneolftico, al que
de bieron pertenecer un pequeñito cuenco hecho a mano, bien bruñido,
algún tiesto cardial, unos toscos cuchillitos de pedernal y la punta
de flecha, de perfección notable, citada por Vilanova, y probablemente
una lámina de marfil, ovoidaltrregular, de que nos hablara el P. Calvo,
que exploró también el yacimiento. y un vaso en forma de barrilete, de
barro obscuro. con cuello cilíndrico, cuatro pequeñas asas pareadas y
y decoración de líneas punteadas, visto por nosotros. Escaso provecho
puede sacarse de esta estación, excavada mal e incompletamente, y
con material disperso.
,n
(1 ¡ Ullas C/!rámlcas ¡'¡I{eresallles
111 Valle de Albaida, p. 12" t1"'rada aparte
de Cultura Va/tI/dalia, alo 1928, núrns. 111 y IV).
-5 1 -
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22
1. BALLESTER TORMO
COVQ de Les Foyetes
En la vertiente E. del barranco de Les Poyetes, del término de Tabernes de Valldigna, descubrieron unos cazadores la cueva que recibe
el nombre de aquél y que ha sido ligeramente explorada por nuestro
ilustrado amigo D. Francisco Valiente. La boca de entrada era irregularmente circular, de sobre 90 centímetros de diámetro, continuando
en forma tubular y ligera pendiente hasta una pequeña cámara circular de bóveda baja y tres metros de diámetro, a la derecha de la cual
un estrecho conducto comunicaba con un divertículo de metro y medio
de ancho y de menos altura. El reconocimiento efectuado permitió
encontrar, a flor de tierra, tres cráneos, de que nos ocuparemos luego,
y algunos otros restos humanos, uno de aquéllos recubierto de concreción caliza producida por la estalactita que goteaba aún sobre él; y a
25 cms. aproximadamente de profundidad, en el estrato formado de
tierra y piedras de regular tamaño, halláronse algunos huesos humanos; evidenciándose que cráneos y huesos aparecian sin orden alguno
y como removidos. El material arqueológico hasta ahora encontrado,
redúcese a un pequeño vaso semiesférico, hecho a mano, de superficie
muy regular y perfecta, y color gris obscuro, hallado sobre una piedra
en el divertículo mencionado (1).
De los datos que hoy se tienen de esta cueva sepulcral, se deduce
que también en ella se depositaban los restos humanos en desorden.
Cova de la Sarsa
De la sierra de Mariola, tan inmediata por el sur al Valle de Albaida, conócense dos cuevas sepulcrales exploradas, siquiera sea someramente, y pertenecientes a 10 que estimamos una modalidad levantina
de la cultura eneolítica, la cardial, caracterizada principalmente por
la cerámica ornada con bellos y variados motivos Incisos producidos
con el borde, el costillaje y el natis de valvas de cardium, generalmente ,
y alguna vez de pecten.
Es una de ellas la COVQ de la Sarsa, descubierta y explorada ligeramente por el entusiasta colaborador del Servicio de Investigación Prehistórica de la Diputaci6n valenciana D. Fernando Ponsell, quien ha
cedido a la última los derechos que para excavar se le concedieran mediante oportuna R. O. Hállase en uno de los altos de la sierra dicha,
(1)
F. VA,LIENTI!: Afrunt s dadts ptr a f'tsludi dt la pTthisteria dt Vafldiena.
La c&a funeraria dI US Foydts. (Taufa d, If,tr,s lIol,ncion,s. núm. 19, p. 10).
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LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAMl REAL"
23
término de Bocairente, y se ha encontrado en ella: una bóveda craneana casi completa y otros restos humanos; algún vaso y abundantes
tiestos de cerámica cardial y de ornamentación Incisa, de extraordinaria
riqueza decorativa; otros con cordones resaltados exornados a su vez
con incisiones, impresiones digitales o pequeños mamelones; cuchillos
de sílex, brazaletes de pizarra y diversos útiles de hueso, tales como
punzones, espátulas, etc.
Covacha de la Caseta de Molina
Esta es la otra cueva antes aludida, situada en la vertiente NO. de
Mariola y término también de Bocairente. Ha sido superficialmente
explorada por el Inteligente Investigador alcoyano D. Camilo Vicedo,
quien encontró, con una bóveda craneana Incompleta y otros huesos
humanos, tiestos de vasos cardiales, de otros con decoración incisa,
lisos de tipo almeriense y alguna lasca de s[Jex; sacando la impresión
de que se trata de un enterramiento profanado tiempo ha (1).
CtJlJa de us L/omeles
Hallóse este enterramiento en las inmediaciones de Alcoy, en 1884.
Lo constituía una oquedad natural, formada por dislocación del conglomerado diluvial, de sobre S metros de larga por 2 y medio de ancha.
Revuelto el yacimiento, por los obreros que lo encontraron, lo exploró poco después D. Enrique Vilaplana Juliá, quien estimó existentes
dos niveles bien determinados: uno, el superior, con estrato de tierra
negruzca, de sobre 20 cms. de espesor, que contenía seis esqueletos en
posición decúbito supino, descansando (?) los cráneos sobre sendas
ollas, encontrándose junto a aquellos ofrendas de cobre puro y batido,
de las que pudieron recogerse una punta de lanza y un útil semejante
a una espátula, en que eran aparentes las soldaduras de los trozos de
cobre nativo y los golpes con que se forjaron; y otro nivel inferior, de
tierra arenosa, con cantos rodados y sobre 160 cms. de profundidad,
que contenía dieciocho esqueletos acurrucados (el frontal de uno de
ellos con dos taladros circulares) descansando generalmente sobre el
lado Izquierdo, y a los que acompañaban cuñas, hachas y escoplos de
diorita, pequeñas hachas votlvas de pizarra, una de feldespato, cuchillos
de sección triangular y trapezoidal, raspadores de silex, una sierra de
(1) Vo!ase, respecto a estas cuevas, con material cardlal. nuestro antecitado
trabajo, y para la de la Sana el articulo del Sr. Ponsell en el mismo número del
AlI;CHIVO DE PR! H ISTORI" en que se publica este trabajo.
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24
1. BALLESTER TORMO
lo mismo, piedras de afilar y pul!r, puntas de flecha con aletas, punzones
y agujas de hueso, un percutor de la propia materia, un trozo de bastón
de mando
de asta de ciervo, dos objetos de marfil. uno que se supuso
raspador y otro que se imaginó tornillo de cabeza aplanada con taladro
en el centro, una ostra y algunos tiestos de vasos toscos a mano. También
se estimó existente en este último nivel un hogar, con huesos humanos
quemados, y una comunicación con el elCterior para ventilación de la
tumba.
Entresacamos la anterior referencia a la disposición del enterramiento y al material encontrado, de los apuntes que guardara D. Enrique Vllaplana y de la memoria inédita que escribiera en colaboración
con V!lanova y Piera, documentos que conserva el hijo de aquél, don
Adolfo Vilaplana (l). En poder de éste obra parte del material salvado
de la general dispersión, del que pudimos hacer rápido examen en corta
visita a su poseedor. Figura entre este material: un instrumento de
cobre, laminar, con tendencia a triangular, y que parece estrecharse
en forma de lengOeta a partir de la parte más ancha, según deja entrever
su borde incompleto; debiendo tratarse de la punta de lanza (más, tosco
puñal de lengUeta) que recogiera Vilaplana procedente del nivel superior; pieza semejante a la hallada en el enterramiento, también alcoyano, del Rebo/ea/. Un hacha de piedra gris, granulosa y basta, de perfil
triangular; una azuela bien pulida, de buena roca verdosa y perfil trapezoidal; un hacha de bella piedra bien pulimentada y perfil rectangular muy alargado: y otras dos, al parecer de fibrolita, una casi cilíndrica,
que semeja gubia, y otra más pequeña. Una sierra de sílex, bien dentada
en los dos bordes y muy pulida por el uso; otra lámina, no muy perfecta,
apuntada y tendiendo a triangular, que pudo servir de lanza o puñal
a no ser tan débil; y algún fragmento de cuchillo de mejor técnica. Una
punta de flecha, de sílex blanquecino, del Interesante tipo del Barrane
del Cas/elle/, de cuerpo foliáceo y saliente base triangular. Algún tosco
punzón de hueso, un fragmento de estrecha lámina de lo mismo o de
marfil, que parece de astil de alfiler plano, como los de Cam! Real
d' Alaeanf, y un delgado y corto cilindro, de la misma materia, ligeramente apuntado por la parte inferior y aplanado por la opuesta, donde
lleva un taladro transversal, y decorado a lo largo con una ranura o
acanalado en espiral, pieza que, anunciada por Vilaplana como tornillo,
tanto intrigara a los prehistoriadores hace cerca de medio siglo, y que
no es sino un colgante, tal vez de significación fálica, como el Incompleto
hallado en el Barrane de Cas/ellet, y semejante a otros encontrados en
La Barsella (Torremanzanas) y en los Blanquizares de Lebo, (Totana),
m,
(1) Se Insertan apuntes y memoria en la obra de R. VICI!OO, Historia de Alcoy,
tomo I.
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LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAMI REAL"
2S
y que relaciona cronológicamente todas estas estaciones. Y tres cráneos
humanos (uno, al que falta la mandíbula inferior, y dos bóvedas) de que
nos ocuparemos más adelante, sin que pueda saberse si proceden del
nivel superior o del ¡nferior del yacimiento.
El Sr. Vilaplana pudo apreciar claramente la existencia de los mencionados niveles y con la separación de su material dar algún elemento
para la diferenciación cronológica de aquéllos, que parece contuvieron
primeros enterramientos pertenecientes a grados muy próximos, sino
inmediatos, del eneoliUco, tal vez llegando el superior al avanzado
eneolítico. La dispersión y pérdida del material encontrado en el estrato
superior, el haberse revuelto y probablemente mezclado éste con el inferior por las rebuscas de los campesinos, subsiguientes al descubrimiento, y tal vez la falta de cribado de tierras, que hace sospechar la carencia de menudos objetos, como cuentas de collar, por ejemplo, tan
abundantes en sepulturas de esta época, sobre todo en primeras inhumaciones, han restado valiosos elementos de Juicio sobre este tan
importante enterramiento.
Su disposición debió ser semejante a la del Barranc del Caslellel,
con la diferencia, según se ha dicho, de que en este el nivel inferior
parecía contener un osario.
El Rebolcal
También en las inmediaciones de Alcoy, sitio llamado El Rebolcat,
en el fondo de la vertiente dol cerro de La Serre/a, bien conocido por contener en la cima restos de un poblado y de un Interesante santuario
Ibéricos, y cerca de la casilla de peones camineros de la carretera de
Callosa de Ensarriá, aparecieron restos humanos al rebajarse el terreno
de una cantera mediante barrenos. Bien poco se pudo saber de la di·
posición de la sepultura, ni si se trataba o no de primeras Inhumaciones,
sospechándose fuese una covacha hundida por los barrenos. En el suelo,
en unas grietas, halláronse restos que, por los huesos de cráneos, pareelan corresponder a seis individuos. D. Camilo Visedo pudo recoger:
una bóveda craneana; parte de un vaso semiesférico hecho a mano, de
barro gris basto; una esquila de cobre y una lámina triangular de lo
mismo, de sobre 10 cros. de largo, que se estrecha por la base para form"3;r
ancha lengüeta, pudiendo servir de puñal; objeto parecido, aunque
más completo, al ya descrito de Les llome/es.
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"
26
l. BALLESTER TORMO
La Barsella
Unos cuantos kilómetros al SE. de Alcoy, hállase una caverna se·
pulcral cuya excavación pudo ser de extraordinario interés para el
estudio del eneoHtico en Levante. Encuéntrase como a dos tercios de
altura de un cerro cónico llamado La Barsella, frente al pueblo de
Torremanzanas. DescubriéronJa, hace años, unos cazadores, y comenzó
a explorarla en 1928, con entusiasmo que compensaba la inexperiencia,
e imponiéndose toda clase de sacrificios, el buen párroco de dicha población D. José Belda Domínguez. Segun los datos que éste nos diera
sobre el terreno y lo que dejaba entrever la caverna, en parte destruida
con motivo de la exploración, tenía aquélla una galerfa de entrada de
cerca de un metro de alto por poco más de ancho, en la boca, y cuatro
aproximadamente de largo, que terminaba en un hoyo, a manera de
pozo Irregular, de algo más de tres metros de profundidad, en cuyo fondo
abriase una oquedad que se extendfa por debajo de! pasadizo de entrada.
Frente a éste, yen la parte opuesta del hoyo, velase otra galeria inexplorable por ruinosa, según se nos dijo.
Contiene la caverna, aun en exploración, un rico yacimiento de cuya
fecundidad dará idea la siguiente ligera referencia del material hasta
ahora encontrado, pudiendo hallarse más detallada descripción en la
memoria que, redactada por el Sr. Belda, está para publicarse. De
cobre: punzones de sección cuadrangular, algunos de buen tamaño; dos
piezas a modo de escoplos; algunas láminas inclasificables; otra pequeña,
triangular, aguzada por el extremo completo y que se estrecha por el
opuesto para formar lengUeta, que aparece rota, pero mostrando los
agujeros para los clavillos, recordando este objeto otros de mayor tamaño descritos al ocuparnos de las cuevas de Les L/ameles y del Rebolea!; y otra laminil!a, aún más pequeña, de perfil aproximadamente
romboidal, con un ángulo más aguzado, que sirvió de hoja de minúsculo
puñal, y el opuesto, algo redondeado, para enmangarlo mediante tres
clavillos, pieza esta que encuentra su Igual en el poblado almeriense de
Lugarlco Viejo, y otras, un poco mayores de tamaño, en el de El
Argar (1). Hachas de piedra: las hay de perfiles rectangulares y triangulares, pocas de piedras escogidas, y otras piezas de tipo azuela y gubia.
Cuchillos de sílex con extremos casi siempre bien redondeados con
retoques; uno minúsculo y algunos de buenas dimensiones. Rascadores
de lo mismo, de distintas formas y tamaños. Cran número de puntas
de flecha, también de sílex de colores diversos y de los sigu ientes tipos:
(1) H. Y L. SIIt!T: ÚJs primuas tdadts dtf mt/af ... Alfas, Um. 16, n.o 11 y
lámina 37, núms. 213 y 275.
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LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAMí REAL"
27
romboidales más o menos largas, como las de Barranc del Casfellet;
alguna corta con bordes muy curvados y aletas; foliáceas estrechas y
anchas de las llamadas hojas de laurel y algún ejemplar de las derivadas
de éstas, alargándose y aguzándose por un extremo y apuntándose
ligeramente por el otro, pieza vista en la Cueva de la Roca (Orihuela)
y en el SE.; triangulares de bordes rectos, algunas muy estiradas y con
largo pedúnculo; una de bordes paralelos, punta en ojiva y pequeña base
triangular saliente, de la que hablaremos luego, y numerosas del tipo
característico de esta estación, que denominamos cruciforme por tener
largos muñones perpendiculares, a modo de aletas, en los ángulos laterales del cuerpo romboidal. Pequeñas láminas, rectangulares, de rocas
no clasificadas, con agujero en uno o en los dos lados menores. Largas
láminas de hueso aguzadas por un extremo, que a ser más resistentes,
pudieran servir de puñales; y otras, más estrechas, posibles ástiles
de alfileres para la cabeza. Otras piezas, también de hueso o de marfil,
probables alfileres de los dichos, compuestos de dos partes, una, la
cabeza, constituída por una pieza cilíndrica, con ligera tendencia a
troncocónica, ornada con una serie de acanalados circulares, y otra,
el vástago, de sección rectangular o circular, aguzada por un extremo
y adelgazada por el otro para sujetarla en el taladro de la primera.
Varias clases de colgantes, de lo mismo: unos semejan minúsculas
hachas, y otros, unas veces planos y otras cilíndricos, curvados o
rectos, todos con agujero en un extremo, que cuando son cilíndricos
suelen estár decorados con ranuras circulares paralelas entre sí, o
tal vez una en espiral, como los mencionados al hablar del Barranc del
Cas/elle/ y de Les llame/es, piezas que hacen pensar en una representación fálica, o bien substituyen a las ranuras amplios acanalados que
vienen a producir ornamentación de bastas perlas en serie; mereciendo
especial mención un pequeño colgante de los de la antedicha clase de
vástago cilíndrico, ranuras circulares que dan la impresión de espiral,
con taladro transversal junto a un extremo y terminando en el opuesto
con cabeza en forma de casquete esférico, objeto que a primera vista
parece un tornillo. Discos de hueso, con dos agujeros en el centro, semejantes a botones, ignorándose si son de hueso de cráneo humano.
Otras láminas de hueso recortadas en forma de caja de guitarra, el fragmento de una con la base recta terminada en cortos dientes a modo de
peine, pareciéndonos representaciones esquematizadas de [a figura
humana, incluso aquélla, que no semeja peine, por las puas cortas;
siendo pieza única otra, probablemente destinada a colgante, formada
por una estrecha laminilla, con agujero en la parte superior, que se
bifurca en la base, revolviéndose hacia arriba, hasta cerca del vástago,
formando un par de anillitos planos colocados simétricamente a los
lados, pareciendo haber llevado otro par en el centro, semejando estlli-57-
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28
l. BAl.LESTER TORMO
zación de brazos y pies, objeto también hallado en los Blanquizares
de Lebor. Botones de hueso piramidales, de bases cuadrangulares con
perforación en V. Punzones de la propia materia hechos con huesos
aguzados, que en el extremo destinado a empuñadura conservan la
parte de la articulación. Extraordinario número de cuentas de collar,
cuyas principales clases son las siguientes: de dientes agujereados; pequeñas cipreas; de roca verdosa en forma de tolivat; gran número de
discoidales blancas, de piedra o de concha, especie bien conocida en
el eneolítico de todo el E. español; no menor cantidad de otras también
discoidales, muy pequeñas, de una materia negra indeterminada, y
otras bitroncoc6nicas, de mayor tamaño, que semejan de materia parecida al azabache; una, globular, de ámbar y otra de callais, lenticular
aplanada, con taladro junto al borde. También se ha encontrado alguna
valva de pectúnculo. La cerámica, grisácea, a mano y escasamente
pulida, da tipos de cuencos semiesféricos, cilindrico de base plana con
mamelones, troncoc6nico alargado también con mamelones en el borde.
esferoidal con perfil reentrante para formar el cuello y otro en que
parece iniciarse el contorno de línea quebrada.
Se han encontrado también gran número de huesos humanos y unos
treinta cráneos, de ellos siete perfectamente conservados. Según datos
que pudimos recoger en la visita hecha a la caverna Junto con D. Ricardo Moltó y D. Fernando Ponsell, y acompañados por el Sr. Belda, los
restos humanos fueron hallados en la siguiente disposición: en el pasillo
de acceso, como a un metro de la entrada, y casi superficial, encontróse
un cráneo, cerca otro, e inmediatos algunos huesos, entre ellos fragmentos de costillas; más al fondo, algunas cañas de huesos largos, y otro
cráneo algo más al interior; en lo hondo del hoyo se recogió el que por
estar superficial llamó la atención de los cazadores; hallándose en el
mismo sitio, al excavar, cuatro o cinco cráneos más. No se observó
que sobre los paquetes de huesos, ni encima de los cráneos, existieran
piedras que los indicaran o defendieran, precaución tal vez estimada
inútil dada la amplitud de la caverna. Lo que aparecia bien claro era
el no haberse hasta entonces hallado restos tan ordenadamente dispuestos que permitieran sentar la afirmación rotunda de una primera
inhumación. Hoy ya no podemos decir tal: el Sr. Belda, que confiara
a su buena memoria todos los detalles de la excavaci6n, parece recordar
que los esqueletos encontrábanse replegados. Lamentando que nuestros
datos contradigan la actual referencia del Sr. Belda, nos creemos en
el ineludible deber de exponer 10 que antecede.
Parte del material reseñado hemos visto que relaciona este enterramiento con otras cuevas sepulcrales de Levante. La relación con estaciones del SE. es también clara. Las láminas de hueso que semejan
figuras humanas estilizadas, se ven, aunque con mayor estilización, en
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LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAMI REAL"
29
los Blanquizares de úbor (Totana). El colgante de hueso con pares de
anillos en el centro y en la base, también probable representaci6n humana, encuéntrase, asimismo, en los Blanquizares, junto con los otros
cilíndricos, decorados con ranuras circulares o con acanalados, piezas
éstas que en forma tubular aparecen, según veremos, como cuentas de
collar en estaciones almerienses del avallzado eneolltico excavadas por
don Luis Siret. Las puntas de flecha predominantes en esta sepultura,
aparte la cruciforme que es tlpica en ella, son las triangulares de lados
rectos o curvos, con espiga y aletas más o menos desarrolladas, y las
foliáceas, que abundan en Campos y los Millares. Y el puñalito formado
por una pequeña lámina romboidal, con clavillos, de La Barsel/a, es
igual, como hemos visto, a otro ejemplar de Lugarico Viejo y muy
semejante a unos de El Argar.
Tales paralelismos parece dan a esta sepultura una cronologia que
comprende desde tiempos cercanos al pleno eneolítico al período de
transici6n con la edad de bronce, si es que no alcanza al Inicial de éste.
En La Barsella, pues, tal vez se depositaron restos, o realizáronse
primeras inhumaciones, durante largo tiempo, sin interrupci6n, o aprovech6se diversas veces la sepultura en el lapso dicho.
La Serreta de la Vella
Algo más al sur, casi ya en el centro de la provincia de Alicante,
en el término de Monovar, descubri6se. hace cerca de cincuenta. años,
una covacha sepulcral que es poco conocida, tal vez por lo que escasea
la publicacl6n en que se insertara el trabajo del Sr Vilanova dando
cuenta de ello (1). De los datos que en él aparecen, nada puede sacarse
en limpio tocante al modo de estar dispuestos en este enterramiento
los restos humanos; omisi6n explicable, por cuanto Vilanova hubo de
recogerlos después de destruido el yacimiento.
Constituida una sociedad, nada menos que para buscar los tesoros
que la Imaglnaci6n popular suponia ocultos en unas grietas rocosas de
la Serreta de la Vella, de dicha poblaci6n, y comenzados los trabajos,
descubri6se en una de ellas, abierta a la intemperie, una sepultura que
parecía contener restos de siete Individuos y que destruyeron los braceros, quienes revolvieron también otras grietas que por estar cubiertas
cabla pensar si serian habitaciones. Pudieron recogerse, de manos de
aquéllos, tres cráneos sacados del enterramiento dicho, y el siguiente
material, sin poderse especificar si procedía de aquél o de las otras
(1) VU..... NOV ...: La l.rtad6n pr,hi.rt6rica d, ManouQr (Ra/islQ dl Va/lndQ, 1.0 de
DIcIembre 1881, t. 11, p. 66).
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•
30
1. 8AL.LESTER TORMO
grietas exploradas: huesos y dientes de mamíferos, en especial de caballo
y de ciervo; gran cantidad de conchas de caracoles terrestres, restos de
valvas de pectúnculo y de pecten; brazaletes de lo último; cuchillos
de pedernal; hachas pulimentadas de diorita y de otras rocas tenaces,
y un hacha gubia de petrosilex; y algunos objetos de metal, retirados
por los obreros, y de los que pudo recogerse una punta de flecha o lanza
que por el color y el aspecto se juzgó de cobre puro. Son los únicos e
imprecisos datos que podemos obtener de este yacimiento.
A otros dos yacimientos hemos aún de referirnos, no obstante hallarse
más alejados de Caml Real d' Alacanf. A su importante material tuvimos
que aludir hace poco; y su situación, entre las cuevas sepulcrales valencianas y las conocidas estaciones almerienses, les da gran interés para
quien quiera estudiar el enlace de ambas culturas en el eneolitico.
Cueva de la Roca
Se encuentra en el término de Orihuela, en la sierra inmediata a la
población, abriéndose su estrecha entrada en un escarpe casi Inaccesible;
observándose que, de cuatro departamentos que la componfan , uno
solo contuvo estrato arqueológico. Unos buscadores de minas revolvieron aquél y casi vaciaron la cueva allá por los años 1840 a 42 del pasado siglo. Según manifestaciones de alguno de ellos, hechas muchos
años después. aparecían en el yacimiento, revueltos, tiestos, huesos y
ofrendas. D. Santiago Moreno, distinguido Coronel de Ingenieros residente en Orihuela, que explorara inteligentemente las estaciones prehistóricas de su sierra, recogió entre los escombros del vaciado de la
cueva dicha, además de huesos humanos muy fragmentados, el siguiente
material: dos hachas de piedra pulimentada, una de roca blanca y otra
obscura, de sobre 15 cms.; algunos sílex de probable pertenencia al paleolítico y otros que pudieran ser rascadores de época posterior; cuchillos
toscos, salvo algún fragmento que parece de técnica mejor; puntas de
flecha, también de sílex, generalmente melado, con secciones planoconvexas y biconvexas, formas romboidales, triangulares de bordes
rectos y pedúnculo, bitriangulares con base saliente, pedunculadas
con aletas en curva reentrante, otras anchas con pedúnculo y bordes
en ojiva, foliáceas y otras de igual perfil pero aguzadas por un extremo
y apuntadas por el otro; variadas cuentas de coltar, de dentálium, elipsoidales de roca talcosa de color plomizo. otras bitroncopiramidales
de piedra que semejaba esteatita, cilíndricas veteadas de blanco, discoida!es verdosas (¿calla/s?) gruesas, y otras blancas, más pequeñas y
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LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAMI REAL"
31
delgadas hechas de conchas; un menudo objeto cillndrico de una piedra
dura verdosa y veteada, con taladro a lo largo y aplanado por un lado
en Igual sentido, donde lleva dos taladros más que en forma de V comunican con el longitudinal; algunas conchas de pectúnculo y ciprea; y
tiestos toscos, de barro mal escogido, y un borde decorado con dos
zonas inmediatas, separadas por paralelas, en que van, espaciados,
grupos de cuatro rayas oblicuas, y más abajo, una faja punteada (1).
Fué también explorado este yacimiento por el Sr. Vilanova, quién
hall6, entre material semejante al reseñado, bastantes huesos humanos (una mandíbula con marcado prognatismo), en general de indivl·
duos j6venes; haciéndole pensar, el encontrarse aquellos ennegrecidos
por el fuego, en la antropofágia o en la cremaci6n (2).
También en poder de D. Francisco L6pez, de Orihuela, que efectuara
por entonces rebuscas en la cueva, obraba algún material de esta procedencia: elegantes puntas de flecha, hojas y sierras de pedernal y algunos tiestos (3).
La cue/Ja de los Blanquizares de ubor
Al sur de la provincia de Murcia, ya casi en la de Almeria, descubri6se en el término de Totana, hace unos años, esta cueva sepulcral,
que ha comenzado a explorar D. Juan Cuadrado (4). Se ha encontrado, que sepamos, el siguiente material. Una lámina, aproximadamente
rectangular, que se estrecha por un extremo para formar a manera de
estilete, y tres punzones de secci6n cuadrangular y diversos tamaños,
todo de cobre. Una interesante hacha de piedra, de buen tamaño , aún
sujeta al ástil o mango de madera, muy bien dispuesto para el eficaz
esfuerzo, y perfectamente conservado. Numerosas puntas de flecha,
(]) Tomamos los anteriores datos de una Memoria inédita quo con el titulo
Apuntes sob" las Istadonls prehisI6ricas dI la Sierra dI Orihu,la. escribiera en ]872
D. SANTI .... OO MOl'CI!:Ho. c(m un cuIdado y con una preparación poco frecuentes en
época en que los estudios de prehl~orla merecan escasa atención. El culto Inves.
tlgador regnlcola D. Nicolás Primitivo GÓmez. poseedo r del manuscrito, piensa
honrar la memoria del Sr. Moreno publicando aquél, con una nota blográf!ca de
su autor, en Archi/lO dI P"hi$lo,ja ú/Jantina. Quedamos obligados una ve: más a
D. Nicolás Primitivo por haber puesto a. nuestra disposición el manuscrito dicho.
(2) VIl.AHOVA y PlfRA: Orign, na/tlra/ua y antigütdad dt/ hombre, p. 389.
VILAHOVA y P1I!:RA Y RAO .... y DeLG .... DO: GtO/ogfa)' Protohistoria lb/ricas (Madrid,
1890), p. 461.
(3) H. Y L. SU~ItT: Las primuas tdades del metaL., p. 308.
(4) El 51-. Cuadrado se O celona, habiendo llevado a la Sección de Arqueologia de la Exposición de la misma,
pano del material hallado.
-61-
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32
1. BALL.ESTER TORMO
de sllex, entre las que predominan [os tipos faliáceos anchos, viéndose
también la de aletas desarrolladas, de perfil cóncavo, que recuerda la
de Caml Real, as! como la de contorno bltriangular con muñones laterales, del Barranc del Castellel, y la cruciforme de La BaTsella, aunque
de forma menos acusada que en esta. Un colgante formado por una
laminilla alargada, de hueso o marfil, con taladro en un extremo, que
en el centro, y en sentido opuesto, lleva recortados unos anillos y que
se bifurca en la base. arqueándose hacia afuera y hacia arriba, sin llegar
a tocar el vástago central, formando otro par de anillos como acontece
en la pieza igual de La Barsella; y otro colgante de la misma materia.
consistente en delgado cilindro agujereado transversalmente en un extremo y ligeramente apuntado por el otro, exornado con ranuras o
acanalados circulares paralelos, o sea del mismo tipo que los de Les
Uomeles, La Barsefla y el Barranc del Caslellel. Una pieza, también de
hueso o de marfil, cilíndrica, con ligera tendencia a troncoc6nlca, decorada con serie de acanalados, cabeza de alfiler de una clase de que
hemos de ocuparnos, que aparece en Caml Real y en La Barullo. Varias
lámInas de hueso, de perfil simétricamente quebrado en los bordes laterales, otras recortadas en forma de triángulos opuestos por los vértices,
que alguna vez llevan otro mAs pequeño sobre la base del superior,
y que parecen representaciones de figuras humanas, aún mAs estili·
zadas que los objetos semejantes de Torremanzanas. Punzones fabri·
cados con huesos que conservan las articulaciones destinadas seguramente a empuñadura. Fragmentos de laminillas de marfil o hueso,
abrillantadas por el uso, que recuerdan trozos de ástil del tipo de
alfiler plano de Caml Real d' Alacant. Entre las cuentas de collar aparecen numerosas pequeñas ciprea.s agujereadas como las del Barranc
del Castellei, otras piezas tubulares de hueso, algunas iguales, de materia
gris y otras blancas discoidales. Según parece, también en este enterramiento, cómo en el albaidense, halláronse grupos de cráneos, 10
que supone más un osario que sepultura de primeras inhumaciones.
Es blén interesante observar cómo la disposición de los enterramientos en las cuevas sepulcrales levantinas del eneolítico, unas veces,
y otras el material de ellas conocido, va relacionándolas entre sí. y
con otras situadas más al sur, hasta enlazarlas todas con las estaciones del SE.
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LA COVA CHA SEPULCRAL DE " CAMi REAL"
33
v
El. MATERIAL
No es el encontrado en Caml Real d' Alocan/ lo numeroso que en
algunos otros enterramientos de Levante y del SE. Causa extrañeza
la falta de menudos objetos (cuentas de collar sobre todo) tan variados
y abundantes en las estaciones dichas; pareciendo justificarlo el tratarse
de un segundo enterramiento y lo difícil que habría de ser recoger las
pequeñas ofrendas, ya dispersas y mezcladas con la tierra, en el lugar de
la inhumación primera. No es menos digno de subrayarse el hecho de
la falta de objetos de metal.
Conchas
Entre las tierras removidas por los obreros encontramos las de
durritellat y caracol terrestre números 17 y 18 de la lámina VII, fig. a A.
El último pudo ser arrastrado a la sepultura en una de las remociones
de tierras efectuadas al depositar nuevos restos. Por faltar a la
durritellat parte del borde, no puede saberse si estaba agujereada y
por tanto si se empleó como cuenta de collar.
En el estrato frontero a la covacha hallóse la valva de pectúnculo
número 21 de la misma lámina. Es frecuente, como se ha visto, el hallazgo de conchas de tal clase, así como de cardium, pecten y ciprea, en
sepulturas de esta época.
Cuenla de .cal/aIs.
Es la única cuenta de collar encontrada, una de callais, cilíndrica
irregular, con taladro tubular central y de manifiesta tosquedad (lámina VIII, A, 16).
La que conocemos de La Barsella es más perfecta, de tamaño parecido y de form a lenticular, con agujero junto al borde. Una yotra
son diferentes a las del Barrancdel Cas/ellel, donde se dan más pequeñas,
discoidales gruesas, desiguales entre si y no muy regulares, tipo más
corriente en Levante.
Rascadores de pedernal
Se hallaron dos: uno grande, grueso, aproximadamente rectangular
(55 por 36 milfmetros, medidas medias), con una cara casi plana y la
otra con alto lomo toscamente rebajado en dirección a los bordes, encontróse en el estrato frontero a la covacha; y el otro, pequeño, discoidal
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34
1. BAl.LESTER TORMO
irregular (24 milfmetros de diámetro). rebajado por ambos lados y con
retoques en todo el borde. apareció entre la tierra removida por los
obreros municipales. Véanse en la lámina VII, fig.· B.
También suelen hallarse con frecuencia en las cuevas sepulcrales
levantinas.
Hachas de piedra
Encontráronse once, casi todas con roturas antiguas y de mediano
tamaño, pues oscilan entre 6 y 11 centímetros de largo máximo. Véanse
en las láminas V y VI, figo" A, los grabados de sus perfiles mayores.
Ninguna de estas piezas apareció dentro del enterramiento, sino en
el espacio frontero al mismo, a distancias y profundidades diversas.
En la planta y proyección de la covacha, que aparece en la figura
3.', quedan fijados los lugares de estos hallazgos.
De ellas merecen propiamente el nombre de hachas las J, JI, IV Y
VII a XI, en las que el filo se produce por intersección de las dos superficies laterales, con curvaturas simétricas, más o menos pronunciadas.
Sus perfiles mayores son triangulares, salvo en la XI en que es trapezoi.
dal, y elipsoidales sus secciones transversales, excepto en dos (X y XI)
que los tienen rectangulares. Son generalmente gruesas y de poco filo,
habiendo podido usarse algunas como cuñas.
Todas estas hachas, menos las VII, X Y XI, son de roca basta, granulosa, con laminillas brillantes, gris en la superficie y masa plomiza
obscura. Nos parece de igual piedra un hacha de Les Llomeles, tal vez
la de mayor tamaño, y la mayo da de las de La Barselfa.
Las tres de que se ha hecho excepción tienen mayor interés. La VII
es de fibrolita de tonos claros y bien pulida; la X, de acusada ondulación en los lados, es de piedra gris clara finamente moteada de negro
y poco pulimentada; y la XI, de buena piedra verde, de dureza escasa,
toscamente desbastada, con talón plano y muy bien bruñida en el espacio inmediato al mo, que aparece torcido y ondeado por los diversos
planos de afilamiento.
No obstante el distinto aspecto de las rocas con que se construyeron
estas hachas, todas ellas han sido clasificadas como ofitas (1).
Las tres restantes piezas de la lámina VI, figura A, no pueden comprenderse en la denominación de hachas, por su filo en bisel. Las Vy VI,
de buena piedra jaspeada, de color verde obscuro, bien pulimentadas,
perfil triangular y superficies laterales mayores plana una y abombada
(1) La clasificación de tales ple:as, asl como de las que noa ocupamos a conti·
nuación, ha sido heeha por el catedrUlco de la FaC'Ultad de Ciencias de Valencla,
D. Francisco 8cltrtn.
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•
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LA COVACHA SEPULCR"L DE "CA M! REAL"
3S
la otra, cortadas en pronunciado bisel, deben estimarse azuelas. La 111,
de roca obscura, granulosa, escasamente pulida, cuerpo tendiendo a
cilíndrico y gran abombamiento en la superficie curvada, que, al ser
cortada en bisel, produce un filo cóncavo, pudo emplearse como gubia.
También las rocas de estas piezas han sido estimadas ofitas. La Cova
de les Llomeles ha dado algún hacha de roca verdosa muy semejante a
la de las V y VI.
Pudo observarse reiteradamente, durante la excavación, que las
hachas de piedra menos fina, que fueron las más numerosas según se
ha visto, conservaban el pulido solo bajo la fuerte concreción térrea que
recubría la superficie sobre que descansaban, perdiéndola en la que, por
quedar hacia arriba, estaba expuesta a la acción de las filtraciones, que
tan frecuentes e intensas debieron ser en el estrato frontero a la cueva,
donde, como se ha repetido, halláronse todas. Tal particularidad, bien
comprobada, obliga a gran circunspección al aprovechar el mayor o
menor pulimento de las hachas como dato en que fundamentar deducciones cronológicas.
No obstante las piezas de rocas más escogidas, el tote de hachas
encontradas en la sepultura albaidense tiene aspecto de tosquedad si
se le compara con las pocas que hemos podido ver de Les Llameles,
generalmente de mejores piedras, más bien pulidas y algunas de perfiles
rectangulares. Tampoco se ven en La Barse/la piedras muy escogidas,
predominando también las piezas de contornos semejantes a los de
Albaida.
Cuchillos de sI/ex
También bajo la denominación genérica de cuchillos comprendemos
los así propiamente llamados y las restantes piezas semejantes que
debieron tener destino distinto.
Son diecinueve las láminas encontradas, entre piezas completas y
fragmentos. Véanse todas ellas en [a lámina VII, tig.· A.
Las hojas I a 9, [1 Y 13, muy curvadas, con filos vivos sin retoque
alguno más que cuando su Irregularidad lo hacía preciso, son útiles
seguramente destinados a corlar. Están fabricados de sílex de colores
melado, grisáceo y blanco, variando sus dimensiones entre 106 (n.o 11)
Y 42 (n.o 1) milímetros de largo, y 24 (n.o 9) y 8 (n.o 3) de ancho, siendo
sus secciones transversales generalmente triangulares y trapezoidales,
y alguna vez (n.o 7) pentagonal irregular. Los 7 y 8, de curvatura igual
y la misma piedra, hallados juntos. dan la Impresión de proceder del
mismo nódulo.
Es manifiesta la pobreza de este lote de cuchillos, de tamaño rela·
tivamente pequeño, piedras poco escogidas y sin retoque alguno en
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36
l . BALLESTER TORMO
sus extremos irregulares, como los diera el nódulo de que se desgajaran.
Parecen formar grupo aparte el fragmento 1 y los cuchillitos 3 y 4,
únicos de pedernal melado. cuyas hojas pequeñas y finas fueron conseguidas con mayor perfección.
Aunque con la misma técnica, separamos de los cuchillos las lámi·
nas 10 y 14, porque sus perfiles triangulares alargados y aguzadas
puntas les hace aptas, no obstante la escasa resistencia de sus delgadas
hojas, más para punzar que para cortar, habiendo podido empIcarse
como puñales u hojas de lanza. A la 10, que mide 108 milímetros de
largo por 13 en la base recta, se le aguz61a punta con retoques; y la 14,
que tiene de largo y base 77 y 11 milímetros respectivamente, lleva
también pequeños retoques cerca de su extremo despuntado.
Forman grupo bien definido las piezas 12, y 15 a 19, hojas todas
ellas demasiado gruesas y retocadas en los filos para que pudieran destinarse eOcazmente a cuchillos. La 18 es un fragmento de hoja recta,
de sílex ceniciento y sección triangular, con los bordes retocados irregularmente. La 19, trozo casi triangular de hoja de sílex melado, sección
trapezoidal y bordes dentados, parece ser resto de una sierra. La 17,
corta y gruesa lámina curvada de 43 millmetros de largo por 1I de
ancho medio y sección angular de lados curvos, con los filos retocados,
es poco o nada apta para cortar. La 16 es una hoja recta, de buen sl1ex
blanco y sección trapezoidal de 5 milímetros de altura, que mide 55 de
largo y 15 de ancho casi uniforme, con los bordes retocados en toda su
extensión, pareciendo, por su resistencia, una sierra de dientes desgastados. La 15 es una gruesa lámina triangular ala rgada, al parecer des·
puntada, de sílex melado, con 60 milímetros de largo y 16 de ancho en
la base, y secciones transversales, trapezoidal en e:ota y triangular hacia
la punta; la base es recta y retocada hasta redondearle tos ángulos,
continuando los retoques en los bordes hasta cerca de la punta; siendo
esta una pieza que, por su disposición y resistencia, pudo emplearse
con eficacia como puñal. Y es la 12 una gruesa y fuerte lámina de buen
sHex blanco, ligeramente curvada, con alto lomo redondeado con hábnes
retoques que llegan a todo el borde de la pieza, consiguiéndose un perrn
lanceolado, con la base apuntada en ojiva y el extremo opuesto muy
aguzado; mide 96 milímetros de largo por 17 de ancho máximo, dando
una sección transversal también en ojiva, y viene a ser un útil con
sobradas condiciones para emplearle como puñal o lanza, facilitando
el enmangamiento su base apuntada.
Como queda dicho, al reseñar las excavaciones, de todas estas láminas fueron halladas: dos (1 y 3) en la cámara de P., seis (2,11, 15, 16,
18 Y [9) en la de L., y las restantes en el estrato fronlero a la sepultura
y a distancias y profundidades diferentes. En la figura 3.' queda pre-b6-
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LA COVACHA SRPUI..CRAI.. DE "CAMI REAl....
3',
cisado el lugar de los hallazgos, dándose a las piezas la numeraci6n
que llevan en el diario de excavaciones en vez de la ordinal de que
acabamos de hacer uso.
Contrasta en este material la tosquedad de los cuchillos propiamente
dichos con el lote de piezas últimamente descritas, sobre todo con la 12,
pareCiendo algunas de ellas productos de una cultura cronol6gicamente
más avanzada que la a que pertenecen aquéllos, o de otra sincr6nica
pero más perfecta, llegados a virtud de relaciones comerciales a un
pueblo retrasado o de mayor pobreza.
Los cuchillos de La Barsella acusan generalmente mayor perfecci6n
técnica: son sus láminas más regulares, de extremos redondeados con
retoques y de rocas escogidas. De Les Llomeles hemos visto, además
de una sierra, una lámina triangular parecida a las JO y 14, y algunos
fragmentos de cuchillo de mejor técnica que aquella, y desde luego que
los de Cam/ Real d' Alacan/. Otro tanto sucede en el Barranc del Caslellel si se exceptúan dos láminas más toscas que las de aquél.
Los paralelos almerienses de los cuchillos albaidenses, menos perfectos, habría tal vez que buscarlos, en cuanto a técnica, en el poblado
de La Gerundia: siendo mucho más perfectos, como veremos, los de
Parazuelos y Campos.
En cambio, ni en las estaciones levantinas ni en las almerIenses,
Incluso las más avanzadas, encontramos pieza que se semeje al pequeño
puñal estiloide antes descrito.
Punlas de flecha
Ha dado este yacimiento. como qued6 oportunamente expuesto,
las quince puntas de silex que aparecen en la lámina VIII, fig.& A.
También en la planta y proyecci6n de la figura 3.& se fijan los sitios
donde fueron encontradas.
Las 1 y 2, ha!ladas casi juntas en el fondo del rinc6n izquierdo de
la cámara de P., son de floja piedra obscura con vetas negras, tal vez
caliza. Aquélla no es sino una lasca, apuntada por un extremo y con
bisel en el otro para enastarla; y la segunda, romboidal. con los ángulos
laterales redondeados, es gruesa, biconvexa, de punta y bordes poco
vivos y eficaces, debiendo haberse formado de un pequeño canto. La 4
encontrada en la misma rinconada, aunque algo más al NO. y en las
circunstancias oportunamente referidas, es asimétrica, de perfil romboidal con los lados en Iígera curva reentrante, lo que, haciendo destacar
los ángulos laterales, produce la iniciaci6n de aletas, y fué construida
de una lámina de s[Jex melado, de dorso en diedro, del que resta parte
de los planos, y cuyos bordes se rebajaron con retoques. Estas piezas
dan sensaci6n de arcaismo o de escasa habilidad técnica.
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38
l. BALLESTER TORMO
La 5, aparecida hacia el NO. de la zanja, entre la tierra removida
por los obreros, se fabric6 también de una laminilla de vulgar sllex grisáceo, en diedro por el dorso y de sección triangular, a la que se dl6
contorno de ojiva con escotaduras en la parte inferior para formar una
base, más que pedúnculo, triangular. N6tase también en el dorso parte
de uno de los planos.
La 3 se hall6, asimismo, en la cámara de P., entre las tierras inmediatas al cráneo 11. Es de sílex ceniciento, gruesa, abombada, de tipo amigdaloide, con pequeño pedúnculo roto y de labor mediana, pareciendo
proceder también de un pequeño guijarro. La 7, encontrada cerca del
paquete de huesos inmediatos al cráneo dicho. es de sílex gris amarillento, bIconvexa, pero más plana que la anterior, de contorno en ojiva
con gruesos dientes, uno de los cuales constituye la punta, y base angular.
La 6 apareció al pie del bloque que limita por la derecha la cámara
de P. Es de s[lex blanco mate, ligeramente biconvexa, algo tosca, pareciendo fabricada de una gruesa lámina a juzgar por el resto de plano
subsislente en una de las caras; es de perfil romboidal alargado, y forma
la base un ángulo de lados reentrantes.
Las 8 y 12 encontráronse, no lejos una de olra, en el mismo lado de
la propia cámara, a la entrada de la angostura existente más hacia el N.
La 8 es un bello ejemplar de sílex melado y blanquecino, biconvexa, de
caras simétricas, ancho cuerpo en ojiva finamente dentada, con pronunciadas escotaduras laterales y base angular. Y la 12, de sílex blanco
y brillante, es plano convexa, de lomo uniformemente redondt:ado con
hábiles retoques que dan a todo el contorno aspecto de fino dentado;
teniendo un perfil bien asimétrico, pues aparte la base en ángulo, es
curvo un borde y recto el otro. más largo éste que aquél.
La lO, hallada en el estrato de frenle a la sepultura, es de sílex ceniciento, biconvexa, de perfil triangular, ligeramente reentrante, aletas
ya muy desarrolladas y pequeño pedúnculo.
La 9, aparecida debajO del grupo de cráneos de la cámara de L.. es
pequeña, de sllex melado grisáceo. contorno triangular al::J.rgado, con
los vértices de la base truncados y menudo pedúnculo.
La JI se encontró entre las tierras de alrededor de los cráneos mencionados y es de piedra blanca, plano convexa. con largo cuerpo de
bordes paralelos en que se acusa la espina de la lámina de que se formó.
y minúscula base triangular cuyos ángulos sobresalen ligeramente.
y las 13, 14 Y 15 son del mismo tipo que parece caracterizar este
enterramiento, o sea de cuerpo roliáceo y base angular separados por
muñoncitos. como se ve en la última de aquéllas, que es el ejemplar
más completo, tipo que parece derivar más del de contorno romboidal
que del foliáceo propiamente dicho. Las 13 Y 14, halladas juntas en el
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LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAMf REAL"
39
lado izquierdo de la entrada de la cámara de L .• son casi Iguales, de
sílex de color claro, plano convexas y ligeramente curvadas: y la 15,
encontrada en el fondo de aquella, en la angostura que [a comunicaba
con la cámara de P., es un bello ejemplar de sílex negro brillante, caras
simétricamente abombadas y hábilmente retocadas.
Es bien poco uniforme este material: en cuanto a formas. constituye
un verdadero muestrario, pues sólo las tres últimas tienen, como hemos
visto, el mismo perfil; y en lo que atañe a técnica. aparte la 1, que no
puede tomarse en cuenta por ser una pieza anormal. es tosca la 2, tal
vez por la materia de que se fabricara, mediocres las 3 a 6, y de buena
labor las restantes, en especial las 8, lO, 12 Y 15.
También estas diversidades de técnica dan lugar a la misma duda,
expuesta al ocuparnos de los cuchillos, sobre si obedecen aquellas a
diferencias cronológicas o si son consecuencia de mezclarse productos
provinientes de centros cultu rales desarrollados en grados distintos.
Al ocuparnos de la cronología de esta estación, volveremos sobre ello.
En la cueva sepulcral de La Barsella donde hasta ahora predominan, como se ha dicho, los tipos cruciforme, foliáceos ancho y est recho
y triangular de bordes rectos, no aparece más forma de Caml Real, aparte
alguna romboidal de contorno parecido a la 6, que otra también de
sílex blanco, de largo cuerpo de bordes paralelos y pequeña base triangular ligeramente saliente, o sea de igual perfil que la 11, aunque algo
más ancha. Las triangulares suelen llevar largo pedúnculo y ángulos
inferiores no t runcados; y las foliáceas son de las propiamente llamadas
así. por el contorno curvo en toda su extensión o sea de tipo distinto a
las mixtas de la sepultura a[baidense.
Ni en Les L/omeles ni en el Barranc del Caslellef se haJla tipo alguno
de los del enterramiento albaidense. Lo que se encuentra en el Barranc
es una serie de puntas cuyos contornos van desde la forma romboidal
rectilínea a una muy semejante a la 15 de Caml Real. lo que pudiera
explicar el origen de este tipo más como evolución de aquella que como
derivación de las foliáceas. La romboidal inicial evoluciona alargando
mucho el ángulo destinado a punta, hasta dar el contorno de dos trián·
gulos, uno equilátero y otro lsósceles, yuxtapuestos por las bases coin·
cldentes, forma que alguna vez lleva sendos muñones en los ángulos
laterales; luego la base del triángulo destinado a punta es más estrecha
que la del triángulo que la sustenta, sobresaliendo éste por los lados; y
por último, el cuerpo rectillneo toma perfil foliáceo, ocasionando un
contorno parecido a la 15.
Tampoco entre el material conocido de la cueva de la Roca se encuentran las formas de puntas de la sepultura de Al baida. El tipo triangular de aquella es muy alargado de punta y pedúnculo, como alguno
de La Barsella; y en el triangular con aletas, de perfil reentrante, se
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40
l. BALLESTER TORMO
inclinan aquellas hacia el pedúnculo en vez de ser divergentes como en
la forma más parecida de Cami Real.
En las estaciones almerienses no vemos, asimismo, las formas albaidenses. En Campos, a cuyos tipos parecen semejarse en técnica las
mejores de aquellas piezas, predominan los contornos foliáceos anchos
y estrechos y las puntas triangulares pedunculadas, rectilíneas o más
o menos curvadas y con aletas poco o muy desarrolladas.
Objetos de marfil
Al reseñar las excavaciones se aludió a fragmentos de piezas, que.
por su aspecto externo y el de sus roturas, semejaban de marfil, y que
componían los út!les Incompletos que aparecen en la lámina VIII, figura A, con los números 19,20,22 Y 23.
El objeto núm. 22 lo constituye una lámina incompleta. ligeramente
curvada, que mide 142 miHmetros de largo por 17 y 9 de ancho y 3 y 2
de grueso, respectivamente en sus extremos, lámina que se ensancha
regularmente por uno de éstos hasta ser limpiamente cortada en sentido
perpendicular al eje mayor, y se estrecha gradualmente por el otro para
formar un astil plano de bordes casi paralelos, que parece tender a
estrecharse suavemente. Son manifiestas en esta pieza las huellas pro·
ducidas por un instrumento, piedra de afilar probablemente, con que se
trabajó la lámina, adelgazándola y dándole la forma deseada.
El núm. 23 es un útil semejante, diferenciándose del anterior, en que
es recto, algo más grueso y en que el extremo mayor no está corlado,
sino que lo constituye el arranque de la pieza de que se obtuviera esta
lámina. Mide, Incompleta, 145 mm. de largo, 16 y 9 de ancho en sus
extremidades y 6 Y 3 aproximada y respectivamente de grueso en estas.
La mayor parte de las fracturas de ambas piezas eran antiguas; y
encontráronse sus fragmentos, como se ha dicho, los de la 22, entre
la tierra revuelta por los obreros en el centro de la zanja, y los de la
23 junto con los pequeños huesos humanos que aquellos retiraron.
Las dimensiones de estos objetos, su escaso peso, el adelgazamiento
hacia un extremo y el verse en estaciones similares piezas de hueso o
marfil semejantes, apuntadas y sin resistencia suficiente para empleo
distinto, permite conjeturar que también estas terminaban en punta
por el extremo incompleto y que fueron empleadas como alfileres para
el cabello.
Otras cuevas sepulcrales de Levante contuvieron objelos semejantes.
Entre las láminas aguzadas por un extremo, halladas en La Barsella,
hay algunas que se parecen a las descritas, en especial a la 23; en el
Barranc del Cas/elle! hallamos fragmentos que deben pertenecer a la
parte más ancha, unos, y otros al astil, de piezas como las albaidenses;
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LA. COVA.CHA. SEPULCRA.L DE "CA.MI REA.L"
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Yen Les llametes se dan fragmentos de los últimos, as! como en los Blan·
quizares de Lebor.
Entre la tierra sobre que se sentaba el lecho de huesos y el grupo
de cráneos de la cámara de L., encontráronse, a menos profundidad
la primera que la segunda, las piezas 19 y 20 de la citada lámina. Es
aquélla un vástago incompleto de sección aproximadamente rectangular aplanada (7 X 3 milímetros), con fractura antigua por uno de
los extremos, y 67 mj)[metros de largo. El segundo objeto es un cilindro
con ligera tendencia troncoc6nica, que mide 26 milfmetros de largo y
10 Y 11 de diámetro en sus bases, está decorado con trece acanalados
circulares paralelos entre sr, toscamente labrados, y lo atraviesa un
ancho taladro coincidente con su eje mayor, donde aparece alojado UH
espigón de la propia materia, cortado al ras por la base mayor, y que
asoma roto por la más pequeña. Daban ambas piezas la impresión de
haber pertenecido a un solo objeto, debiendo adelgazarse el vástago
por un extremo para formar el espigón, que se ve encajado en el cilindro, y aguzándose por el otro a manera de punzón o alfiler; suposición
confirmada poco después al conocer el material de La Barsella.
Se conoce buen número de alfileres de este tipo, provinientes de
enterramientos eneoliticos peninsulares.
En la cueva sepulcral de Casa da Maura (Cesareda· Portugal),
apareció una pieza de hueso con cabeza plana y cuadrada, otra más
semejante a la de Caml Real, con cabeza cilíndrica lisa y el fragmento
de a lfiler en ella incrustado, y tres más del mismo tipo que la que
nos ocupa o sea de gruesa cabeza cilíndrica, oroada con acanalados, y
vástago independiente ajustado en ella. Se halló con ello: una lezna
de cobre, en forma de losange alargado; cerámica decorada con bandas
de líneas incisas formando diversas composiciones; hachas, azuela y
cinceles de piedra, en número de un centenar; sobre cien puntas de
flecha de siJex, de tipos varIados, predominando las de base cóncava;
diversos ídolos de pizarra. con decoración geométrica; otros, casi cilíndricos, en marmo! y también ornados con líneas incisas; un cayado
de pizarra decorado de igual modo por ambos lados; botones de hueso;
algunas perlas, entre ellas de calla;s y de azabactle. Entre muy abundantes restos humanos, se halló un cráneo con principio de trepanación (1).
La cueva sepulcral de Lapa Furada, también en Cesareda, dió un
ejemplar de alfiler, que se supone de hueso, igual que los de Casa da
Moura, con la cabeza corta y gruesa oroada con serie de acanalados
(1)
E. CJt,KTJt,ILHJt.C: ~s
d,es
p,~Ir¡.sIOfiqu,s d~
f' Espagn, Ifl du Portugal. Parls
1869. p. 81 y 101, flg. 117. NitoS ABERCl, La cillilisation IlIloIithiquI dans la
Pl1linsul, iWriquI, Upsala 1921. [l. 75 Y sigs.
-71 -
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42
1. SALLESTER TORMO
circulares, y el vástago, al parecer, como en aquella ciHndrico y pronunciadamenle curvado y constituyendo pieza aparte: y otro alfiler,
roto por el ástil. en que las ranuras de la cabeza son tan profundas.
que dan la impresión de serie de discos superpuestos. Les acompañaba
el siguiente material: tres hachas en piedra, algunas talladas groseramente; grandes astillas de sílex, punzones de hueso y fragmentos de
cerámica sin decoración (1).
En la lámina VI II , figura B, aparece con el número 1 un ejemplar
de estos alfileres de Cesare da.
Estima el Sr. Bosch que estos enterramientos pertenecen a la cultura
portuguesa del pleno eneolítico, subperíodo A.
También ha encontrado tales objetos D. Luis 5iret en sus excavaciones del SE .. en las siguientes sepulturas:
En una de cúpula. cercana a Tabernas (Los Linlales. n.O 9), junto
con dos flechas triangulares de sílex, un cuchillo de lo mismo y varias
vasijas, una de ellas de yeso.
En una sepultura cuadrangular de losas, cerca de Fonetas (n.o 13),
que di6 también fragmentos de vasija de yeso, y una de esas láminas
trapezoidales, de sítex, con uno de los ángulos aguzado y la base opuesta
generalmente cóncava, que encontramos también nosotros en el Barran,
del Caslellel, y que el Sr, Siret estima puntas de flecha.
En una sepultura dolménica inmediata a Fonelas (n.o 12), con tres
láminas o flechas de las antedichas, un cuchitlo y trozos de vasija de
yeso. Es este alfiler de marfil, con la cabeza larga y pronunciadamente
troncoc6nica y vástago recto, de sección circular; midiendo en lolal
sobre 24 centímetros (2), También se incluye en las mencionadas lámina y figura con el número 2.
En otra sepultura dolménica . también de las cercanías de Fonelas
(Llano de la Teja, n.O 1), junto con dos láminas de las anlecitadas y
tres flechas triangulares de sílex.
y asimismo en otra sepultura dolménica e inmediata a Fonelas
(Llano de la Teja. n.O 19), en que se encontraron t res láminas del repetido tipo. tres puntas de flecha triangulares, dos de base cóncava, una
con pedúncu lo y aletas, todo de sílex, y algunos tIestos.
No aparece en los Millares el alfiler de que nos ocupamos. no obstante
juzgarse su necr6polis contemporánea de las sepulturas citadas.
Debemos los anteriores datos a la gentileza del ilustre investigador
del SE., Sr. Siret. Conste aquí nuestro agradecimiento.
Algo al Norte de Almería, en la cueva de los Blanquizares de Lebor,
(1) CAItTAILHAC: lbid., p. 103. flg. IIS.-ABUO, ¡bjd.. p.80. flp. 102 Y 103.
-BOSCH C INPUA: lA arqumofia pTr"o1f1olla hisp61/¡eo, Jam. 111. 54, y p. 153.
(2) L. SIItH: L'Espofnt pr¡lrisloriqut, tig. 232.
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LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAN! REAL"
43
de que nos hemos ocupado ya, se ha encontrado una cabeza acanalada
de alfiler de esta clase, ignoramos si de hueso o de marfil. Es ligeramente
troncoc6nica, el taladro longitudinal no parece atravesarla totalmente,
viéndose en él alojado, como en el ejemplar albaidense, parte del espig6n
del vástago, que sobresale de la cara inferior.
De la caverna de La Barsella conocemos dos alfileres más de este
tipo, uno completo (véase el n.o 3 de las repetidas lámina y figura)
y otro al que falta parte del vástago, así como dos cabezas sueltas. Es
el vástago de aquél de sección triangular en su tercio Inferior, aguzándose para formar la punta; siendo igual que en Caml Real el sistema
de sujeción de ambas piezas.
Es curioso observar el gusto del hombre eneolítlco por la ornamentaci6n de ranuras o acanalados. La misma decoración con acanalados
circulares, en serie paralela, que se ve en los alfileres dichos. substituida
otras veces por uno en apretado espiral, que produce el propio efecto
visual, se encuentra en los pequeños colgantes de hueso o marfil, rectos
o curvos, ligeramente apuntados por un extremo y con un taladro
transversal en el otro, que hemos indicado en el Barranc del Caslellel,
en Les Llomeles, en La BarSllla y en los Blanquizares de Lebor. También
el Sr. Siret halla tubos parecidos a los colgantes dichos y a las cabezas
de los repetidos alfileres, usados como cuentas de collar en las estaciones
coetáneas almerienses. generalizándose más su uso en la edad del
bronce (1).
Cerámico
Sólo se han hallado las dos vasijas a que hicimos referencia y que
aparecen en la lámina VI, figura B.
La de fondo convexo y cuerpo troncoc6nico encontrada por los
obreros en la cámara de L.. junto a tres cráneos agrupados, se deshizo
al extraerla, destruyéndose y perdiéndose en parte, habiéndola podido
reconstruir aproximadamente, aprovechando los fragmentos recogidos.
con arreglo a las indicaciones del que la encontr6.
El cuenco, con mamel6n inmediato al borde, ya quedó dicho c6mo
y en qué sitio se halló, al excavar la cámara de L,
Ambas piezas son de barro basto, ceniciento, con alguna partícula
brillante, y apenas si conservan huellas de haber sido pulimentadas.
De los restantes tiestos encontrados s6lo algunos acusan formas
apreciables: bordes de cuencos, uno mamelonado; borde y pared de
(1) L. SlRI!T: Quutions d,
numo 18, y VII 1, núm. 26.
chrO'loIOli~
-73 -
ti d'tthnolrophi, iblriquts. IAm. VII,
[page-n-80--data::data]
44
l. BAl.LESTER TORMO
vasija de pcrfll quebrado: y partes de otras piezas parecidas a cazuelas
de fondo aplanado. En la figura 6.& damos sus perfiles.
f ll. 6. Tabla de IDrm. . .cu .... 1lJ por 1 ,,..mtnfol tcrt mlUI.
01
Mllu 'r MI ' .mlllo
La Irregularidad del grueso de las paredes. las tierras nada escogidas
y la defectuosa cocción. dan a estos tiestos el mismo aspecto de tosquedad que a los vasos.
Entre los vasos de La BarSl!lIa hemos visto que se encuentra, lamo
bién, el de fondo convexo y cuerpo troncoc6nico, pero más abombado
y alargado que el de Cami Real, y con unos cuantos mamelones junto
al borde.
VI
LOS RESTOS H UMANOS
Los reslos humanos hallados en este enterramiento están aún por
estudiar por persona especializada. Su examen superficial acusa la
existencia de restos esqueléticos pertenecientes a personas de ambos
sexos y a algún individuo no adulto.
La situación y estado de huesos y cráncos quedó precisada al reseñar
las excavaciones, y sería inútil repetirlo aquí (véase en cuanto a la
situación de los cráneos hallados por nosot ros la figura 3.·). Ya se
dijo que las humedades propias de un terreno de aluvión les habían
afectado mucho.
Diez fueron los cráneos hallados por los obreros, destruyéndose
todos al extraerlos, salvo los tres encontrados agrupados en la cámara
de P.; los huesos sueltos o rotos corresponden a siete cráneos más. Son
los indicados con las letras A a J, para distinguirlos de los que nos dieran
las excavaciones, que fueron señalándose con números romanos por el
orden de su descubrimiento.
-74 -
[page-n-81--data::data]
LA COVACHA SEPULCRAL DE "CANI REAL"
45
Siete son los cráneos relativamente completos por nosolros hallados
(11. 111. IV Y VI a IX), además de algunos huesos sueltos pertenecientes, a l parecer, a dos cráneos más (los I y Xl, teniendo dudas sobre
si corresponden a otro o a alguno de los últimos, un occipital y algunos
restos de b6veda, encontrado todo junto. y a los que al excavar se le
di6 el número V. También estos cráneos, con los huesos en equilibrio
en el yacimiento, se deshacían generalmente al extraerlos, soltándose
especialmente los huesos de la cara y de la base.
Por lo expuesto puede calcularse que los restos humanos depositados en Caml Real pertenecían, cuando menos, a 19 individuos.
Ningún cráneo lué encontrado con las dos mandíbulas, y uno solo
(Al llevaba unida la superior. Algunas de ellas y fragmen tos de otras
sollan rodear, junto con otros huesos, los cráneos.
Es el A el único que conserva todos los huesos de la base, y los B
y e la mayor parte de ellos.
Otro de estos, el VII , muestra por encima de la protuberancia fronlal
derecha la extensa huella, bien manifiesta, de una gran fractura en
vida. soldada luego, pero dejando marcada depresi6n callosa y el correspondiente abombamiento en la cara interna.
En la lámina IX .• reproducimos las principales normas de los nueve
cráneos más completos, dando con ello idea del actual estado de los
mismos y evitándonos enojosas descripciones. De alguno de estos cráneos
se conservan, separados, los huesos de la cara y de la base; y los no
reproducidos podrán probablemente completarse con gran cantidad de
huesos sueltos o rotos que se guardan.
Damos a continuación los índices cefálicos (Broca) de ocho de los
cráneos reproducidos en la lámina dicha. La falla de buena parte del
parietal izquIerdo del 1I 1, impide obtener su índice. El faltarle también
al 1I pequeña porción de un parietal, y existir una menuda rotura en
la glabela del VII, hace posible algún ligero error en sus índices.
Cráneo
A.
Indice
•
•
•
B.
•
•
•
•
•
c.
11.
VI.
VIL
VIII
IX.
•
•
•
•
•
•
DoH.
Doli.
78'66 ........ MesaU
70'49 (1) .. ..
Doli.
75'27 ....
Sub-doli.
71'87(1) ...
Doli.
80'55 ....
Sub-braqui
75'13 ........
Sub-doli.
73'33 ........
72'48 ........
-75-
[page-n-82--data::data]
46
L BALLESTER TORMO
Se conocen en el antiguo Reino de Valencia otros cráneos cneoHticos
cuyo estado permite su estudio. unos hallados en algunas de las cuevas
de que nos ocupamos antes, y otros en enterramientos de la provincia
de Castell6n. Damos a continuación noticia de los que nos son conocidos, sin que pretendamos haber hecho una relación completa de los
existentes.
Cava de les Poyeles. - Halláronse, como se ha dicho. tres cráneos.
uno de ellos recubierto de concreciÓn caliza producida por una estalactita que aún goteaba sobre él. Han sido estudiados tales cráneos
por los Sres. Barras de Arag6n y Sánchez. quienes, no obstante haberse
encontrado todos en el mismo nivel, s6lo se deciden a estimar uno
perteneciente al neolítico o a época algo posterior. a juzgar por sus
caracteres morfol6gicos. No conocemos su índice. pero se le clasifica
entre los subdolicocéfalos de Broca y cerca de los mesocéfalos de Fra nkfort. Según dichos señores, presenta la cara prognatismo poco acentuado,
clasificándose en el grupo de los ortognatos; el contorno superior acu;a
una sensible platicefalia; las dimensiones de la cara, bien proporcionadas con el cráneo, muestran las características del tipo étnico de la
Europa meridional. Tiene este cráneo una capacidad de 1.621 '3 c.C. (1).
C(}/Ja de la Sarsa.-No puede determinarse el índice de la bóveda
craneana encontrada en esta estación, por faltarle parte de un parietal;
pero se aprecia su dolicocefalia.
C(}/Ja de les Uomeles. - Halláronse, como se ha dicho, seis esqueletos
tendidos en el nivel superior y otros dieciocho, acurrucados, en el inferior; el frontal de uno de éstos. con dos taladros circulares. Han desaparecido casI todos los cráneos retirados de este enterramiento. Quedan
tres en poder de D. Adolfo Vilaplana, de Alcoy; uno, a l que (alta sólo
la mandíbula inferior, y dos bóvedas más algo Incompletas. He aquí
sus ¡ndices:
Cráneo
1. ¡ndice 75'70 ....... . Sub-doll.
11.
•
68'93 ....... . Dol.
•
71'75 ....... . 0011.
111.
•
•
El Rebolea!. - De los restos humanos hallados en este enterramIento
y que parecían pertenecer, como se ha dicho, a seis Individuos, pudo
salvar D. Camilo Visedo, de Alcoy, una b6veda craneana que da un
índice de 74'10 (doli).
Serreta de la Vella. - Se pudieron recoger, de manos de los obreros
empleados en la búsqueda del tesoro, tres cráneos completos, todos
pequeños, de huesos delgados, braquicéfalos y de cara ortognata (2).
F. V ... UI'!MTI!:; Ibid.
VI1.AMOV ... y PII'!RA:.La 6stacion prdist6r'-ca d6 MO"{)(IQll (Rtllista dI Va/trI·
cia, l.a Diciembre 1881, t. 11, p.66).
(I)
(2)
-76 -
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LA COVACHA SEPULCRAL DE " CAN ! REAL"
47
Cova de la Barsella. - Encontráronse, según oportunamente diJimos, unos treinta cráneos; bastantes en muy buen tstado de conservaci6n. Pudimos tomar el índice de siete de ellos:
Cráneo
•
•
•
•
•
•
1.
11.
111.
IV.
V.
VI
VII.
I ndice 76'00 ........
79'09 ........
82'35 ..
77'32 ........
73'10 ........
75'65 ........
75'00 ........
•
•
•
•
•
•
Sub-doli.
Mesati.
Sub-braqui
Sub-doli.
DoII.
Sub-doli.
Doli.
Respecto a la provincia de Castell6n, poseemos los siguientes datos
que hemos pOdido completar gracias a la atención, que sinceramente
agradecemos, del Dr. D. Joaquín Tuixans, de VilJarreal, distinguido
investigador levantino (1).
Filomena (Villarreal). - Bien conocida es esta estaci6n, en [a que
aparece, entre interesante material, el vaso campaniforme. Bajo un
túmulo halláronse veintiún enterramientos en silos de tipos diversos
que contenían, según parece, restos humanos pertenecientes a más de
treinta individuos. El Sr. Sos y Baynat ha podido estudiar tales restos,
deduciendo. de los fémurs hallados, las siguientes probables tallas:
hombre, 1'677 metros; mujer, 1'556; joven, 1'528; Yobteniendo de cuatro
de los seis cráneos encontrados los siguientes índices (2):
Cráneo
•
1.
11.
111.
Indice 72'44 ........
69'31 ........
•
IV.
64'02 ........
•
•
•
•
66'28 ........
DoII.
•
•
•
El Dr. Tuixans da como índice de dos de estos cráneos 69'85 y 68'70
y otro. medido por el mismo y D. Francisco Traver, 72'22 (3). Tales
diferencias no son bastantes para influir en la clasificación de aquellos
(1)
Para el estudIo de las estaciones castellonenses a que vamos 3. referirnos,
TUIXAti'S: La ~s/ac;(;n enroli/;CQ Fi/omlna, d~ Villa"cal (Gllla Allllorio dI'
la provincia d, Casttl/6n). - El cua/trnario y fa prehis/ar¡o (1 mp. J. Botella, (923).
Estaci6n prthis/6rica d~ Viwr (Htrafdo dI Cas/tI/6n, 29 Junio 1926).-D. V'1I pa/tal/tico capsi~ns. (Htr(Jfdo d, Cas/eff6n, 3 Octubre ¡Ci28).-Por titrras d~ V/!'I'r
(H~rQfdo de Cas/eI/6n, 4 Septiembre J928).-S,pufturas ,ntafiticas ~n ~l Bovel(.o d,
Afmalora (Heraldo d, Cas/t1l6n, 23 Noviembre 1928).
vbse
(2)
J.
V. 500
y
BAYNAT; Una tSlad6n prthis/6rica In Vil/arreal (B(>/. de fa S. C.
d, C .. 1. [JI, 1<)22; [V, 1923 Y V, 1924, Caslellón. Para los da.tos antropológIco"
t. [V, p. 99).
(3) F. TllAvllt: Los hallalgos prthist6ricos dI Vil/arrra/ (Las PrO/lincias. 17 Sep·
tlembre 1922).
-n-
[page-n-84--data::data]
48
i. BAt.l.ESTER TORMO
Fonl Talfade, Desierto de las Palmas (Benicasim). - Sepultura en
túmulo. Encontráronse dos cráneos, uno de ellos con índlce de 76'50
(sub·doli).
El Sargal (Viver). - Enterramientos en abrigos; en uno de elJos
un esqueleto en cuclillas. Indice de un cráneo: 82'70 (sub-braqui) (1 l.
El Boverot (Almazora). - Enterramiento en silos o vasijas. Hallátonse tres esqueletos. Un cn1neo con índice de 77 (sub-doli).
Con las medidas de todos los cráneos. de que acabamos de ocuparnos,
pudimos intentar un ensayo de mapa regional de distrlbuci6n de índices
cefáUcos; pero el hallarse sin incorporar al peninsular que iniciara hace
años el distinguido catedrático de Oporto Sr. Mendes Correa (2), no
s610 los cráneos eneollticos hallados en Levante, sino [os de otras muchas
estaciones españolas, nos induce a continuar la labor que aquél comenzara, tendiendo a completarla con los dalos que hemos podldo recoger,
sin pretender haber agotado lodos los existentes y aprovechables.
Además de los cráneos de las sepulturas levantinas, a que acabamos
de hacer referencia, quedan incorporados al nuevo mapa, que damos
en la figura 7.', los de las siguientes estaciones (3);
Cueva de la Mora (jabugo, provincia de Huelva) (4).
Cueva de la Mujer (Alhama, provincia de Granada) (6),
La Alcarria (VlIlanueva de Córdoba) (5),
Navalazarza (Montoro, provincia de Córdoba) (7).
Atcolen (provincia de Córdoba) (8).
(1) N. PRIMITIVO CóMI'!.1;; Las e"l'lIas del Sargal fn Virli'r dI' /I1S Agllas, (V, Las
f'nw illcias, 28 Agosto 1929).
(2) M!NDU CORRE": Os pows primitillOs da Lusitatlia, Porto, 1924, p, 214,
figura 22.
(3) En la rebusca de estos datos noshaprest3do enc:u: ayuda D. Luit Perioot,
(lulon ha dibujado, además, el mapa que Insertamo~, Le quedamos, por lodo ello,
obligados.
(") EDU"RDO DI"z; Avanct al tstrrdio d, la .Cutva dt la M"ra" f1/ jabufo,
p,ovitleia de Huellla (Actas y Memorias de la Soco Esp. de An/,.. Eln. y P"h., l. 1,
/9Z3, p. 119).
(5) V. JACQU.I!.S: E/tlotogla (A~ndice a la. ob. cil. de H. y L. Slret, p. 4'14. Ciul.
a V!RHI!AU: La rae' di erO· Mag7llJII, su migra/ions, SI'S dl'Sl;endan/$, RIIJ. d·An/h"
1886. p. 10).
(6) F. Da us BARRAS DI'! ARAOÓH: Dos 1/O/as rt/lTen/es a tres crdll,'l)s de /0'
alb.?r,s dt la edad del (abr,. (Aelas y Mem:Jorias dllu Soc. Esp. dI A",r. Eln y P"h ..
t, V, 1926, p. 29),
(7) BARRAS DI! AR"G6H: {bid,
(9) CAR80N!LL·PUI! Hn: -D[A~~ LA tstaci611 pr,hisl6rica de Alcol,a (Bol. d, la
Aed. d, C¡",tias. B,lIas utras y Noblts ArflS dI C6,doba, !924).
-78 -
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LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAMI REAL"
49
Perales de Tajuña (provincia de Madrid) (1).
Castelnuevo (Moli na de Aragón, provincia de Guadalajara) (2).
I
Palazuelos de Cuesta Urria (provincia de Burgos) (3).
Morolla, Ojebary La Hermita (Limpias, provincia de Santander) (4 ).
CUIIIO del Subidor (Albalate del Arzobispo, provincia de Teruel) (S).
Cal/yarel (Calaceite, provincia de Teruel) (6)
COLla del Buld6 (Rojals, provincia de Tarragona) (7).
Sepulcro de Les Piles (Santa Coloma de Queralt, provIncia. de Tarragona) (8).
COLla Fonda (Sa lam6, provincia de Tarragona) (9).
COLla josefina (Escornalbou, provincia de Tarragona) (lO).
Sepulcro de Call Vallés (BTuch, provincia de Barcelona) (11).
Roca del Moro, de Can Cer/Jero(Serrateig, provincia de Barcelona) (1 2)
Cnu de ¡es parets del Clo/ fondo de Coromilles (Viver, provincia de
Barcelona) ( 13).
Maslo NOlla (Vilanova, provincia de Barcelona) (14).
Dolmen de Colf del' Orel/er (Espilnalbet, provincia de Barcelona) ( 15),
Dolmen de Col/el de les Forques (Espunyola, provincia de Barcelona) (16).
Dolmen de Codonye! (Cint, provincia de Barcelona) (17)
(1) Se tienen dudas sobre sI pertenece el cráneo hallado. al eneolltleo. PITT,ut o: Un erOllt prtsunrlquo/trnolrt Irou/ll,n Espotnt (Rtu. dt r Ecol, d'A /llhropolo.
ri. d. Paris, VIII, 1903, Parls; p. 278).
(2) e ....tllAS DI!: AItAOÓH: Ibid.
(3) T. DI!: AItAHZADI: Les tsqut!tlos tntolfticos dt Polozutlos dI Cursto Urrio
(Brl//I. As. Col. dt A .. E. i p .. vol. 111.2,1929. p. In).
(4) K. SALLIIII:: Di, TaSstn du ¡ulnguen Sttinuit in dtn Mitllllmurlarnd"n
(8ul/l. As. Coto d·A .. E. i p .. 1926, p. [l.
(5) Y. BAItDAvru: His/orio de Albalott del Anobispo. 191 4, p. 18.
(6) T. 011 AItAHLADI: ES/lldi mé/ric del croni It/"l1l!nl ¡ d'allru rutes hllmons d,¡
upulcrt dt Co loceit. (Am,- dtll. d'E. C .. VI, ]915·20, p. 460).
(7) S. YILASI!:CA [ J. IGUSIES: Explorod6 prthis/6rico dt /'0/10 conco del 8ru·
,trllt.-I. La C¡Jvo dtl 8uld6. (Rru. dr! Ctl!trt de Ut/llra, any X. núm . 192, Abril,
1929. Reus).
(6) VILA.S!CA I! I OL!!sl!!s: Ibid.
(9) 1. BATISTA RO!;A: Conlribud6 o /'t$ludi ontropol6tic deis poblts prtlris/6Tics
dl Colalunyo (BI/I. As. Col. d'A .. E. i P., 1. ]923).
(lO) J. SllftltA VII.ARÓ: Escwno/bou puhist6ric (Escornalbou, [925, p. 53).
(11) 1. COLO~INAS; Lo Prthistorio dt Monstrrot (Monse.rTat, 1925. p. 156).
(12) 1. SI!IIRA V I LAIIÓ: El vos componilormt o Cololunyo I lIS COUIIS stpuferals
"" olftiquu (Solsona, 1923. p. 74).
(1
3) 1. Su itA V I LAItÓ; El /las componilormt ... , p. 79.
(1 4) j. BATISTA Ro!;,,; lbld .. p. 1
04.
(15) J. Sl!lIftA V,UItÓ: Ciuifi/zoci6 mtto/ftlco o Cololunyo(Solsona. 1927, p. 126).
(16) J. SlltftA V,LAftÓ: Ciuilit~oci6 mttoUtico .... p. 142.
( 17) 1. SIItItA. VILAlI:ó: Civiliuod6 mtgolltica ... , p. 223.
-79-
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A. Dolicocefalia o d6lico-con mesocefalia (punteado en los casos dudosos).
B. Mesocefalia.
C. Dólico-y braquicefalia con predominio de la primera.
D. Braquicefalia predominante o exclusiva.
E. Estaciones de las que carecemos de datos craniométricos seguros.
Estaciones figuradas en el mapa:
l . Aralar (provs. de Navarra y Cuipúzeoa).-2. PaJuuelos de Cuesta Unla (prov. de Burgos.}--3. Limpias (prov. de Santander).----4. Ovle.
dO.-5. Coste/nutllo (Mollna de Arag6n. prov. de Cadalajara).-ó. Perales de Tajufta (prov. de Madrld).-7. Clempozuelos (ld.).-8. AlquevO$
(Portugalj.-9. Aleobaca (Idj.-IO. Cesareda (Id.j.-II. Aleobertas (ld.).-12. Sorra das Mutelas (ld.).-13. Monte junto (ld.).-14. Folha
das Barradas (Id.).-IS. Uoela (ld.).-16. Palmella (ld.j.-17. Rotura (Id. j.-lB. Pav1.a (ld.).-19. Nil.a (ld.}.-20. Algarve (ld.).-21. Cutlla
d, la Moro (Jabugo, prov. de Huelva).-22. La Al,a"ia (Villanueva, prov. de Córdoba).-23. NavafazOTla (Montoro, Id.).-2•. Aleolea
~ (prov. Id.).-2S. Cibraltar.--26. Cueva del TlSora (Torremolln03, prov. de MAJaga).-27. eUlIJa de la Muiv (Alhama. prov. de Crana.
da).-26. Almerla.-29. Los Blar/quil ores d, LIbar (Totana, prov. de Murcia).--30. Lo Alfarfa (Orlhuela, prov. de AlIcante).-31. Se.
rrela dI la VIlla (Mon6var, Id.).-32. La BarSllla (Torrcmanzanas. Id.).--33. E/ R,bDlcal (Aleoy. Id.).-34. Les L/ameles (Id. Id.).-35. Cdva
d, la Sarsa (Bocalrente-Valencla).-36. Caml Real (Albaida.ld.).-37. CO/Ja de les Foyeles (Taberncs de Valldigna, Idem).-3B. Filomena(VI.
llarrea!. prov. de Castell6n).-39. El BOIItrQt (Almuora, Idem).-40. Cr)va del Sargal (Viver, Id.).-4I. Fonllallad, (BenlcAs.lm. Id.j.-42. Cutlla
d,1 Subidar (AlbaJate del Arzobispo, prov. de Teruel).--43. Conyortt {CaJaoelte, Id.J.-44. CtJva Josefina (EscornaJbou, prov. de Tarragona).45. Cdva dtlBllldó (RoJals. Id.).-46. Les Pi/,s (Santa Coloma de Quera!t. Id. )........oj,7. Cdua Fonda (Salam6. Id.).-48. Maslo Nouo {Vllanova,
prov. de Baroelona).-49. Sitge:¡ (prov. Id.J.-50. Can Volfls (Bruch, Id.).-5l. Cou d~/s Ossos (Torroella de Montgrl, prov. de Cerona).52. eduo d~ls Enconls (Scrlnyi. Id.) ........sJ.-Col Pa/lol (Puigreig, prov. de Baroelona).-54. Brtssal d, la MOTI d, Dtu (Corre'. Id.).55. Cedonyit (Cint, Id.).-S6. CoUa d, lIS Forques (Espunyola, Id.l.-57. Call de /,Orell" (Esplnalbet. Id.).-58. Roca dtl moro d, con
CtrVlra (Sorrate!)I;. Id. l.-59. Cou de ¡es porets del dol fondo d, Coromin,s (Vlver, Id.).-60. Esplufa ntfra (Ca$te!ltort. prov. de Urlda).
-ól. El Vilar dI S imaSiJ (OJlus, Id.l.--62. Cn[j/l,s (Java!, Id.).--63. CIará (prov. Id.).--64.-L'Alalaia (Solsona, ld.l.--65. Solar (Rlner.
ld.j.-66. Cr)va d'AifU'S lIiVls (Brles. Id.).--67. L'Auritori (Cuissona, Id. ).--68. L/ord {Castellar de la Ribera, Id.).--69. Roca deis moros d, Fi·
nlslre$ {Madrona, Idem).-70. COIIo d, PuifonSlric {San Miguel de I'Aguda. Id.).-71. S,nyús, (prov. Id.).-72. P,dro Cabana (El Vilar de
C&bó. Id.l.-73. Cabana del Moro {Bescartn. Id.).-74. L'Ombrilll (dep. del Arlege. Francla).-75. Trou de Villils (Nubena, Francia).
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VI
[page-n-88--data::data]
52
1. BAI-LESTER TORMO
Dolmen del Bresso/ de la Mare de Déu (Correá, provincia de Barcelona) (1).
Dolmen de Cal Palio/ (Puigreig, provincIa de Barcelona) (2).
Dolmen de CIará (provincia de Lérida) (3).
CtJua d' Aigues Vives (Bries, provincia de Lérida) (4).
Roca deis Moros de Fines/res (Madrona, provincia de Lérida) (S).
Espluga Negra (Castelltort, provincia de Lérida) (6).
Cova de Puigansuic (San Miguel de la Aguda, provincia de Lérida) (7).
Dolmen de L' Atalaia (501sooa, provincia de Lérlda) (8).
Dolmen de Colifles (Joval, provincia de Lérida) (9).
Dolmen de Solar (Riner, provincia de Lérida) (la).
Dolmen de Llord (Castellar de la Ribera, provincia de Lérida) (11).
Dolmen de El Vilar de Simo$a (Olius, provincia de Lérida) (12).
Dolmen de Pedra Cabana(Ei Vilar de Cab6, provIncIa de Lérida) (13).
Dolmen de Senyús (provincia de Lérida) (14).
Dolmen de Cabana del Moro (Sesearán , provincia de Lérlda) (15).
Sepulcro del Aurilori (Guissona, provincia de Lérida) (16).
Cau deIs OsS()s (Torroella de Montgrí, provincia de Gerona) (17).
Cova deis Encanfafs (Seriñá, provincia de Gerona) (16).
Aun situadas ya en el sur de Francia, hemos considerado de interés,
por su contigUedad, incluir en el mapa las dos estaciones de L' Ombrive
(Ariege) (19) y Trou de Vivies (Narbona) (20).
J. SI!.U.A VILARb:
J. SURA VILARÓ:
J. SERRA VII"ARÓ:
(.. ) J. SERRA VILARÓ:
(l)
(2)
(3)
(5)
(6)
(7)
(8)
(9)
( 10)
(11)
(12)
( 13)
(14)
(15)
( 16)
CiviUflaci6 _golf/jea .... p. 226.
Civi/iflaei6 _galf/ica .... p. 325.
Cfvilfllaci6 ""'galf/iea .... p. 172.
Elvaseampaniforml .... p. 39.
J. SERRA VII.ARÓ: El vas eampaniformll .... p. 68.
J. SERRA VILAR6: Etvas eampaniloTI1'III...• p. 68.
J. SERRA VII,ARó: Civiliflaci6 megalftiea.... p. 46.
J. SERRA VILAR6: CivfU/laci6 l1Vgallliea .... p. 50.
J. SERRA VILARÓ: CfvUi/laci6 ""'gall/iea .... p. 79.
J. SI!RRA V I LARÓ: CivifiUaci6 I1'IIIgalf/iea ... , p. 95.
J. SERRA VILARÓ: Civilifzaci6 wgall/ica ...• p. 116.
J. SI!RRA VILARÓ: Civili/zaci6 mtgal/lica ... , p. 133.
1. SERRA VII.ARÓ: Civili/laci6 _gaUfica.... p. 382.
J. SERRA VILAR6: Civili/zoci6 _gaUllca.... p. 288.
J. SERRA VlLAR6: Civili/zaci6 metal/trea... p. 306.
P. BOSCH GIMPERA: SeplllcTe a Guissona (An. /. E. C .• vol. V, 19 13-14.
p. 812).
(17)
J.
BAUTISTA RocA: /bid.
(1 8) M. CAZURRO; La cuev/J de StTiñd (An. /. E. C.• 11. 1908. p. 68).
(19)
VALLOIS: Lesosseml n/s ¡nw lilhiqllesde /'Ombriw(Ar;.ge) (L' An/hTop. 1927
p. 277).
(4!l) TH. n PH. HELENA: La callUne sepulcrale du Trou de Viv;' s JI Narbolllle
(8ut/f. As. Cato d'A .• E. ¡P., 111, 1925. p. 1).
-82-
[page-n-89--data::data]
LA COVACHA SEPULCRAL DE "CAMI REAL"
53
No se ha llevado al mapa, de modo adecuado, la estación de los Blanquizares de Lebor, por no haber conseguido obtener los datos precisos
de sus cráneos. También faltan mediciones conocidas de los cráneos
procedentes de la Cueva del Tesoro (Torremolinos, provincia de Málaga).
La Algorfa (Orihuela-Murcia) y Sitges (Barcelona), conservados respectivamente en los museos Antropol6gico Nacional. de los PP. Jesuitas de Orihuela y Arqueol6gico de Barcelona. Estas cuatro estaciones inclúyense en el mapa con indicación gráfica suficiente para
localizar la existencia de cráneos eneolíticos, sin determinaci6n de
¡ndices predominantes (1 ,.
VII
CRONOLOGIA
Las diferencias tipo16gicas y de técnica apreciables en el material
de Caml Real d' Alacanl (cuchillos y puntas de flecha), plantean la
cuestl6n de si responden a diversidades cronol6gicas o son motivadas
por la convivencia de culturas de distinto nivel. No creemos que tales
diferencias en el material sean lo suficientemente acusadas para atribuirle en parte a épocas muy distantes entre sí. Parece más 16gico que
se enterraran en este pequeño osario restos de primeras inhumaciones
no sincr6nicas, aunque sí cercanas, que se ocupara en dos periodos
tan distanciados que hiciera posible diferenciar su material. Más admisible es atribuir las diversidades notadas, a haberse introducido en una
cultura local, pobre y retardada, productos de otra sincr6nica pero más
perfecta.
El simple examen del material deja ver que las puntas de flecha de
buena labor, que son las más, excluyen esta sepultura de un eneolftico
muy inicial. En cambio, la falta de objetos de cobre, incluso de los más
rudimentarios, haciendo presumir que son aún muy estimados por su
escasez, parece obstáculo para una dataci6n eneolftlca muy avanzada.
La evidente semejanza, que en muchos casos llega a Identidad, entre
las culturas neo y eneoliticas de Levante y las del SE., tan estudiadas
( 1) Ya Otl tirada e3to trabajo recibimos el de TU."PORO DI!: AII.ANZADI.
Res/os lu~manos de las cavernas de San/imamiñ,(CortIIUbi). Afllti (E"ño) y Lu·
nwntxa (Ltqueitio). ,Ir Vilcaya, (A:loclacI6n E$paftola para e l progreso de las
cienciu--Congreso de Barcelona, T . VI-Clenclas Naturaes-p. 11, Madrid. 1929),
en el que se da cuenta de un cráneo dolloo~falo de la cueva de Santimamll'le.
que debe pertenecer al neolltloo o enoolltloo. No hemos podido. por ello. Incluir
este dato en el mapa adjunto.
-83 -
[page-n-90--data::data]
54
L BALLI!STER TORMO
y cuya cronología ha intentado el Sr. Bosch Gimpera (J), obliga a
buscar en las estaciones almerienses los necesarios elementos de comparación.
En el poblado de la Gerundia se ven algunas láminas tan toscas
como las peores de Camí Real, y las puntas de flecha semejan más retrasadas que las más bastas de éste, excepto la 1, que es un tipo anormal.
Parece la sepultura de Albaida, aun atendiendo a su material menos
perfecto, más avanzada que la de este poblado almeriense, datado en
un primer subperíodo (Al del eneolitico inicial (2).
En Parazuelos, junto con punzones de cobre, vense cuchillos en
general mejor cortados que en Camf Real. sin que parezcan existir
piezas tan perfectas como el puñal estiloide de éste; y [as puntas de flecha,
de tipos no coincidentes con los albaidenses, semejan de técnica peor
que las menos perfectas de éstas. Ello no obstante, parecen más pr6ximos el enterramiento de Albaida y este poblado, atribuido también
al eneolítico inicial, pero a un tiempo más avanzado (subperiodo a).
Los cuchillos del poblado de Campos, largos, de bordes limpios y
extremos cuidadosamente redondeados con retoques, son más evolucionados que los de Caml Real. En cambio, las puntas de flecha de éste
nada tienen que envidiar, en cuanto a técnica, a las de aquél, donde
predominan las de perfiles foliáceos, estrecho y ancho, y las triangulares
pedunculadas de bordes rectilíneos o en ojiva más o menos pronunciada,
no encontrándose más forma albaidense que la triangular y aun no del
todo coincidente, lo que impide el establecimiento de paralelos tipo16gicos. Este poblado, en el que aparecen ya punzones, cinceles, hacha
plana y brazaletes de cobre, atribúyese, asimismo, al subperiodo a del
eneolítico inicial, pero algo más cerca de los Millares o sea del pleno
eneolítico.
La comparaci6n con los Millares, en 10 que respecta al mismo material, da parecido resultado; pero la del material restante no permite
estimar la sepultura albaidense de época muy inmediata a aquel.
La conclusi6n a que conduce la relaci6n del material de los poblados
y el de Camf Real, es la de atribuir éste a tiempos inmediatos a Campos,
sin que pueda llegar a los Millares.
Otro elemento puede sernos también úttl para este ensayo de cronologia, y es el alfiler de cabeza cilíndrica con acanalados circulares. Ya
hemos visto que a partir de Albaida va apareciendo en el E. (Torremanzanas, Totana) en direcci6n a Almeria, donde se halla en sepulturas de
( 1) BOSCH CIMPl!ltA.; Lo arqutolagia preTlamana hispdnica (A~ndloe a Hil.
pania, de Schulten. p. 159).
(2) H. y L. SLR IH: ¡bid. (Alfol. lám. 1; para la subsiguiente referencia a Pa·
razuelos. lilms. 6 y 7; y para la cita de Campos, láms. 10 y 11).
-84 -
[page-n-91--data::data]
-'
LA COVACHA SEPUl.CRAL DE " CAMI REAL"
55
diversas clases, que su excavador Sr. Siret juzga contemporáneas de los
Millares. o sea del pleno eneotítico, encontrándose también en las cuevas
sepulcrales de Cesareda (Portugal), estimadas por el Sr. Bosch como
pertenecientes al pleno eneolítlco de la cultura portuguesa, sub período
A, del que es el alfiler dicho uno de los objetos característicos. Estos
paralelos vienen a dar a la sepultura albaidense datación del pleno
eneolftico, es decir, algo posterior a la que parece deducirse de la comparación del material de aquélla y el de los poblados almerienses.
Los alfileres portugueses de este tipo semejan menos perfectos que
los del SE. y levantinos: uno de Casa da Moura tiene. como hemos
visto, la cabeza lisa, sin acanalados; y los restantes, como el de Lapa
Furada, los llevan en una cabeza rechoncha y corta, menos proporcionada y esbelta que los del E. peninsular. Si ello obedeciera a que son
im itaci6n de prototipos almerienses llegados en virtud de Influencias
y de relaciones mutuas ya bien comprobadas, tal vez hubiera que retrasar algo la dataci6n de las estaciones de Levante y del SE. con
los expresados alfileres, viniendo así a acordarse la cronología deducida
a base de los últimos con la que semeja dar la comparaci6n del material
lítico albaidense y el de los poblados, es decir, algo anterior al pleno
eneolítico; con 10 cual quedaría también explicado por qué no se hallan
tales objetos en los Millares, ya que las sepulturas almerienses en que
aparecen vendrlan a ser un poco anteriores y no coetáneas de aquél.
Resta por explicar el hecho de que en una estación como esta,
eneolítica ya evolucionada. no haya aparecido objeto alguno de
cobre. En otras sepulturas atribuidas también al pleno eneolitico
(Calaceite, por ejemplo) sucede otro tanto.
-85-
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. OALLESTER - . Cami Realt.
A
8
A. la sttu.d6n df la coy.eh y la ytflltDlt dll CultDnll .
B. VIIII de la CGVldl .. tanJII y _Inos.
LÁMINA 1.
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BALLESTER - . Camí Reab.
A
B
LÁMINA 11.
[page-n-95--data::data]
BALLESTER - . Cami Reab.
LÁMINA 111.
A
8
A. Parte ftntral de 11 «Iv.fhl.
B. Cone en ti eltr.l0 frontera I 11 misma. La UUrI d. «I1or fllrD de 11 parle luperlor procede
k 11 Iptrlun. de 11 zanJI.
[page-n-96--data::data]
BALLESTER - . (amí Reab.
LÁMINA IV.
A
B
A.
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II~
ltl'l.ntt, fOn ti Irupo lit r r i - . 1 mlbll dt tita....,..
B. Dtllllt dt 1 mlsml.
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[page-n-97--data::data]
LÁMINA V.
BALLESTER • tCamí Realf.
IV
VII
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[page-n-98--data::data]
BALLESTER - . Cami
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BALLESTER •
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LÁMINA VIII.
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(10110
m" de 1/2).
B. Atllltrn de ClftU leanllada: 1, C...,t4I-PorIUlaJ: 2, Ponr...·Alme-ria: 'J 3, Tonem.anll~Anclnlt. (1 y 2. lta menos h la 1/% Y 3 IDbrt 1/3).
2
[page-n-101--data::data]
LAMINA I X
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[page-n-102--data::data]
FERNANDO PONSELL
Trabajos del ServIcio de Investigacl6 n Prehlst6rlca
La «Cóva de la Sarsa> (Bocairente)
La presente y corta nota tiene por único objeto el no retardar al
conocImiento de los investigadores la noticia de un hallazgo que viene
a plantear interesantes problemas al rededo r de la cerámica con decoracl6n cardial. HabIendo de ser objeto la cueva de la Sarsa de una excavación met6dica de l Servicio de Investigación, se deja para el pr6ximo Anuario el hacer el estudio completo de la misma y del material
que ya en la actualidad posee aquél, después de las catas que en ella
practicamos.
La cueva denominada de tIa Sarsa., se halla situada en el término
de Bocairente, en la partida de San Gregorio, dentro de la montaña
de Mariola, en sus estribaciones NO. ya unos cinco kil6metros de distancia de Bocairente. La cueva, adornada por numerosas estalactitas,
es muy grande, contando con varias galerías para entra r en alguna de
las cuales es preciso atravesar difíciles pasos. El hallazgo en ella de
restos humanos. que permitirán un interesante estudio antropol6gica, sugiere la idea de haber sido utilizada, por lo menos en parte, como
cueva sepulcral. Las catas realizadas hasta ahora lo han sido en la
entrada y parte central de [a cueva.
Lo hallado hasta ahora comprende, además de la cerámica, numerosos punzones de hueso de tipos variados, cuchillos de silex, finos y
pequeños, tres fragmentos de brazaletes de pizarra (?) y varias conchas.
La cerámica aparece en su casi totalidad decorada por medio del
empleo de un cardium y tanto por la riqueza de los motivos como por
su técnica y por [a forma de las vasijas. debe compararse con la famosa
-1!7 -
[page-n-103--data::data]
FERNANDO POfIISELL
2
cerámica de las cuevas de Montserrat (1). Antes de los descubrimientos de Montserrat la decoración cardial en la cerámica se conoela sólo
por hallazgos dispersos, en los que poca atención se puso. Con Montserrat pareció que se había encontrado el centro creador de esta técnica decorativa, ya que era hasta entonces la única estación en que
se daba con abundancia y variedad; tras el descubrimiento de la cueva de la Sarsa, que hemos tenido la fortuna de realizar, hay que convenir en que, por 10 menos, se trata de una manera decorativa propia
del Levante español. ¿En qué relación se halla con la cultura almeriense'? A éste y a otros interesantes problemas que plantea el nuevo hallazgo, intenta, con toda clase de reservas, responder I. Ballester en
un trabajo reciente y al que remitimos al lector (2), en espera de que
las próximas excavaciones, produciendo hallazgos más decisivos, permitan recoger y analizaren el Anuario de 1929, con mayor fundamento,
las teorías expuestas hasta el presente.
Vamos a dar un avance de las formas y tipos de decoración de la
cerámica, reproduciéndose algunos de los ejemplares más típicos en
la lámina adjunta (v. lám. 1). Por lo que hasta ahora puede juzgarSt',
tenemos en la cerámica las siguientes formas principales: casquete
esférico, que con frecuencia alarga las paredes hasta convertirse en
ovoideo; vasija esférica con cuello cilíndrico (al igual que en Montserrat yen numerosas estaciones levantinas del eneolítico, tipo que se ha
considerado como almeriense) y un tipo curioso de cuenco esférico
pequeño con una sola asa horizontal de proporciones desmesuradas.
Hay un caso de dos cuencos gemelos con un orificio entre ambos. Sorprendente riqueza por sus variadas formas y aún por hallarse casi
siempre cubiertas de ornamentos, la ofrecen las asas; tenemos entre
ellas las asas tubulares horizontales. las asas con saliente para apoyar el dedo, las asas en ángulo agudo, las verticales con doble orificio,
las agujereadas, etc.
En la decoración predomina la de carácter cardial, pero no faltan
los fragmentos con los relieves con impresiones digitales ni los simplemente incisos o puntillados. Las incisiones aparecen sueltas y profundas o son más finas y formando motivos; hagamos notar especialmente, un vaso ovoideo del que sólo se conserva una parte, que muestra
series de líneas paralelas acompañadas de pequeñas rayitas inclinadas,
de las que salen otras series verticales que terminan en un friso de triángulos rellenos. El puntillado. idéntico al del vaso campaniforme. apa-
(1) j. CoLOWIN~S Roc~: Lo. Prehistoria d, MOlllsvro.t, Montserrat, 1925.
(2) 1. B~I.I_I!STI!R TORillO: UlIo.s cuámicos intutso.nl,s dll valll dI AfbQido. en
Culturo. Vo.f,,,do.no., any [11 (l928), quadem. [11 y IV.
-&8-
[page-n-104--data::data]
LA. tCOVA DE LA SARS.u (aOCA IRENTE)
3
rece en zonas horizontales, verticales o en zig-zag siempre rellenas con
lineas inclinadas que aquí son de inclinaci6n constante.
La decoración cardlal comprende motivos muy variados que no
podemos ahora enumerar por completo; citemos tan s610 los zig-zags
combinados a veces con líneas paralelas, los triángulos en cuyo vértice se aplica el fondo del cardium, los círculos o semicírculos concéntricos de los que suelen irradiar fajas paralelas (en un caso, finísimos
círculos concéntricos alrededor de un mamelón); pero, sobre todo,
zonas paralelas limitadas por una o varias lineas y que se rellenan con
líneas Inclinadas, Imitando al vaso campaniforme, o de otras maneras
muy diversas. Todo o casi todo el vaso suele llenarse de impresiones
cardiales sin respetar, en general, las asas.
Entre las muchas consideraciones a que se presta esta interesante
cerámica, s6lo queremos llamar la atenci6n sobre el hecho de aparecer
varios fragmentos que solo se diferencian de los restantes en que su
decoración es la de zonas rellenas de líneas inclinadas con el clásico
puntillado, inconfundible, de la especie del vaso campaniforme, sin
que por otra parte aparezca esta forma, prueba evidente y decisiva,
al parecer, del enlace entre ambas especies cerámicas, que aunque hubieran pertenecido a culturas o a momentos distintos, llegaron a encontrarse y a influirse.
-89-
[page-n-105--data::data]
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PONSELL - . COva de la Sarsu.
Fralmtntos 41
LAMINA l.
~tmlc:a
con dROfltl6n uf41 ...
[page-n-107--data::data]
MAR IANO jORNET
Prehi!.toria de Bélgida
HALLAZGOS ENEOLITI COS
Hace ya bastantes años nos propusimos recopilar cuantas notas
vinieran a nuestras manos referentes a la villa de Bélgida y su térmi no
municipal; pero el año 1913, al redactar la parte histórica de aquel
trabajo, tropezamos con que los datos recogidos en archivos y bibliotecas fueron en tan corto número, que no bastaron a colmar nuestros
deseos. Pensamos entonces en que acaso en el subsuelo patrio pudieran
hallarse enterradas algunas páginas de su historia, y comenzamos a
reconocer detenidament e el término, teniendo la satisfacción de ver
confirmadas nuest ras sospechas por una serie de descubrimientos
arqueológicos de datas y culturas dist intas y t odos ellos interesantes.
Daremos a conocer, de estos descubrimientos, los correspondientes a
la etapa más antigua que hasta hoy conocemos de la prehistoria de
Bélgida , la eneolítica; y teniendo en cuenta que D. Isidro Ballester
ha publicado un trabajo sobre la técnica de estos hallazgos en los
números 111 y IV de la revist a Cultura Valenciana, del año 1928,
limitaremos nuestra labo r a la simple reseña de los yacimientos arqueológicos, con una breve descripción de los objetos encontrados.
PARTIDA DE ATAReÓ
Fué en el año 1915, cuando, al roturar un erial que D. Francisco
Faus posee en la meseta de la loma Atarcó, aparecieron unos cascos
de vasi jas que por el aspecto llamaron la atención de l administrador
D. Vicente R. Micó; practicada la exploración por nosotros, observamos que los fragmentos de cerámica descubiertos y los que luego encontramos ocupaban un hoyo circular de un metro de diámetro por
- 91-
[page-n-108--data::data]
M. JORNET
2
0,60 metros de profundidad, abierto en la marga blanca endurecida,
característica del terciario del valle de Albaida, ofreciendo las tierras
de relleno coloración gris e igual dureza que la marga.
Como la roturaci6n de los pocos eriales que restan en la comarca
s610 tiene lugar cuando por el exceso de humedad de los demás cam·
pos no pueden los braceros ocuparse en otras labores, ocurrió que el
mismo día en que apareció el hoyo mentado se suspendió la opera·
clón de desfonde, sufriendo con
ello la exploración un aplaza·
Atareó
miento indefinido. Mas nos·
otros, atosigados por el deseo
de conocer la importancia del
descubrimiento, dimos un vis·
tazo a lo que del erial quedaba
por romper, y allí donde el
tomltlo yel romero presentaban
mayor desarrollo, alH hicimos
una cata, logrando de esta ma·
nera descubrir los hoyos consigo
nados en el croquis de la fig. 1.
Todos tenían las dimensiones
Indicadas más arriba, a excep·
ción del D, que se describirá
fl¡. 1. CrOC! u lt del pob lada dtl At.rc6
después. Los hoyos B y e es·
taban casi tangentes, pues apenas les separaba un decimelro de
tierra. El contenido formaba un todo muy apelmazado, compuesto
de tierra con cenizas, piedras y cascos de vasijas.
Las piedras eran cantos rodados de un tamaño comprendido entre
el del puño y la cabeza; sacamos muchas labradas en la forma oblonga
y plano.convexa, que indica la lámina 1, A: son todas parecidas en
la forma~xcepto la de la Hg. 2,- pero desiguales en magnitud.
Una de las piedras, también plano·convexa, pero no tan cuidadosamen·
te trabajada, presenta en la convexidad un hoyo hemisférico, de 0,065
metros de ancho por 0,03 de profundidad, como de haber servido de
quicio (lám. lll, F). Ninguna cumplfa en el hoyo el objeto para que
fué construida, ya que las hallamos colocadas, Indistintamente, de plano
o de canto, pero en desorden siempre. Por el interés que pueden ofrecer,
.•... ' ~
recogimos unas cuantas y las llevamos
a casa. La superficie de estas piezas,
.. ..•. .
que debió ser lisa en un principio,
'~" :
presenta hoy un picado que puede
haberlo producido, por corrosión , el
ácido carb6nlco de la atmósfera.
"
.
- 92-
[page-n-109--data::data]
3
PREHISTORIA DE BÉLGIDA
No vimos en los hoyos ni alrededores indicio alguno de argamasa.
Los cascos de vasija que hallamos pertenecen, en su mayor parte,
a vasos hemisféricos de los llamados cuencos, fabricados a mano y
l1
"
ii
,
t
•
// ~
con pequeñc. .. mamelones o tetones cerca
... -.- ''':~.:'-' ''' ..... ;.:..........
del borde, haciendo de asas (Hg. 3); son
:
toscos, y solamente dos de ellos aparecen
, ' ,,
trabajados con mayor esmero y presentan
dibujos grabados en forma de estrella el
uno, y el otro dispuesto en fajas horizontales de 12 milímetros de anchura, alternando las lisas con las rayadas, según se
ve en la lámina 11, A, I Y 3. Este último
corresponde a un vaso campaniforme.
La fractura de los tiestos, en unos es rojiza
y blanda, y en otros, la mayor parte, ne~-~ ....... ,
gra, muy brillante y dura.
También recogimos una piedra caliza
de [,755 kilogramos de peso, algo hemis- fll. 4. H.~h 4t ama dd Alarc6
férica y con señales evidentes de haber
servido para moler a mano o triturar; varios trozos de pedernal, tallados algunos en forma de cuchillo o raspador; un fragmento de hacha
o piedra afiladora (Iám. 11, A, 4) Y otro de un hacha pequeña, de
ofita 0), pulimentada y cortada a manera de escoplo, como indica
[a fig. 4. Este instrumento apareció en la capa inferior del hoyo L,
explorado en Noviembre del año [918.
El citado arqueólogo don Isidro Ballester, apenas vió los primeros
hallazgos los refirió al período eneolítico, y señaló cerno evidentemente
ccampaniformes. los tiestos de la lám . 11, A, I y 3, que, ornados de
decoración incisa, son también de dicho período de transicIón a los metales. Asimismo nos advirtió la importancia de estos últimos, por ser
escasos los vestigios campaniformes encontrados-hasta entonces- en
la región valenciana.
Hay indicios de haber existido más hoyos de esta naturaleza en
-93-
[page-n-110--data::data]
4
M. JORNET
los campos inmediatos, y que al roturarlos en otro tiempo debieron
ser destruidos.
Ultimamente recogimos, a flor de tierra y unos 50 metros a l Sur
de la estación, el fragmento de piedra moledora que representa la
flg. 2; debió tener forma rectangular, con las dos caras labradas para
el mismo uso. pero que acaso, por el desgaste, llegaría a inutilizarse.
Hemos dejado la descripción del hoyo D para el final, por diferenciarse totalmente de los demás. Está situado en la meseta de la loma;
tiene 1,15 metros de profundidad; no es de forma ciHndrica, como los
demás, sino ventruda, con 1,25 metros en la parte más ancha, y en
el fondo hallamos siete piedras mayores que la cabeza, colocadas en
dos hiladas dispuestas en semicírculo, y en el centro, o sea en la concavidad de las piedras, un cráneo humano que se deshacfa al tocarlo
y vari",s huesos (cañas), que tenemos cuidadosamente guardados; pero
no había ninguna vértebra, ni costilla, ni tampoco alguno de los huesecitos de los pies y manos. Debemos anotar que mientras la tierra de relleno de los demás hoyos es de un gris oscuro, por las cenizas y carbones que contiene, la de éste es blanca, como la de la loma en que fué
abierto.
Por todo lo expuesto, podemos asegu rar que el hombre primitivo
habitó la estación que nos ocupa en la etapa eneolítica.
INDICIOS DE ESTA '::POCA EN LAS PARTIDAS MANDOlA, CASETA
DEL GENERAL, CAMINO DEL AlFOGÁS, BENIPRI y RENDAGUARA
Del mismo período de transición de la Edad de Piedra a la de los
Metales, hemos encontrado restos en las partidas 8enipri y Rendaguaña, que por aparecer mezclados con los de civilizaciones posteriores,
debiéramos relacionarlos al descri bir, en su dia, las expresadas estaciones, pero, para dar unidad a este trabajo, incluiremos aquí los que
de este período hemos hallado en las partidas Mandola, Caseta del General, camino del Alfogás, 8eniprí y Rendaguaña .
Mando/a-Pe rtenece a Mandola una vasija esférica de 14 lit ros
de capacidad, fabricada a mano en barro basto de un centímetro de
grueso, color claro y sin asas, que encont ró, en el año 1920, D. Daniel
Soler en tierras de su propiedad (Iám. 1, B). Estaba en un hoyo de un
metro de profundidad, abierto en el rlap. (marga blanca), y por el
barro, forma y labor, además de la circunstancia de encontrarse con
otros pequeños fragmentos cerámicos (uno de los cuales tenia por asa
el conocido mamelón), evidentement.e eneoHticos, no dudamos en
incluir el depósito entre los de este periodo.
- 94 _
[page-n-111--data::data]
PREHISTOR I A DE BÉLG IDA
5
Caseta del General.-La Caseta del General es un pequeño edificio
enclavado en la partida Alto del Atare6, y 250 metros a l Sur de este
edificio descubrimos, en 1921, un hoyo de forma idéntica a los de
Atarc6; en él hallamos muchos tiestos rayados por dentro y fuera de
una manera irregular cuyos perfiles damos en la fig. 5 (v. en la
lám. 111 , A y 8 uno de los eJemplares), y otros lisos, pero todos de
la misma fabricaci6n; varios trozos de pedernal amorfo y un fragmento
de hacha pulimentada.
Camino del Alfogás. Los caminos que van a la
Ped rera y a l Alfogás deter·
minan una faja de terreno
estrecha y com bada con una
prominencia en el centro, de
meseta plana y cu ltivada.
Al Sur de esta meseta, entre Fil. 5. PHllla ele ,. c."mlca •• la cud • • eI Glnl' • •
ella y el camino del Alfogás,
hay dos parcelas plantadas de algarrobos. que son las que contienen
los restos eneolfticos que vamos a relacionar. Nadie, que no haga un
reconocimiento tan minucioso del terreno como el que nosotros hemos
tenido necesidad de hacer, podrá sospechar que aquel sitio fuese mo·
rada del hombre primitivo; máxime habiendo arbolado en los campos,
que, como sabemos, suelen contener en abundancia escombros procedentes de los derribos
. ...e c de la poblacl6n destiD ·· ..... ....• ...... .... .... ." .. '
.:
nados a abono.
..........
Un tiestecito, enconq'
trado al azar a bas,D
tante distancia del pie
de los algarrobos, fué
....
'.
el principio del descubrimiento. Efect iva·
E ; loDQ
...
mente: pract icadas va·
rias catas, tuvimos el
acierto de tropezar con
los hoyos marcados en
el croquis de la fig. 6.
de idéntica fo rma y
dimensiones a los de
Atarc6. En ellos encontramos, como allí,
las mismas piedras y
f l¡. 6. Cl'OCIub del ,0'••110 eld A1rOIU
r[am~ d, A,o~ás
'"
"
.'
- 95 -
[page-n-112--data::data]
•
M. JORNET
tierras negruzcas mezcladas con cenizas y carbones, dos fragmentos
de hachas pulimentadas (una de ellas sin acabar, lám. 11 . D. 7) , muchos tralOS de pedernal amorfo y otro tallado en forma de raspador poligonal, varios de conchas marinas, un fragmento de pulsera de mármol
(Iám. 1I , D. 6), muchos fragmentos de cerámica negruzca de fractu ra
brillante y una punta de flecha de silex (pedernal), pequeña. que maravilla cómo aquellas gentes pudieron tallar, con Instrumentos rudimentarios, un útil tan delicado con tanta perfecci6n (Jám 1Il , C). De
. Jos tiestos hemos recogido principalmente los que presentan algún dibuJo, debiendo advertir que éste es siempre lineal e inciso, como en Atare6. No hay más diferencia que, mientras en Atareó la Ilnea o trazo
es continuo, aquí es punteado en a lgunos ejemplares, pero igualmente
relleno de substancia blanquecina. Hay algunos tiestos (lám. 11, D,
3 y 4), seguramente de una misma vasija, que la cara exterior es roJiza y el dibujo algo más pequeño, pero Igualmente dispuesto en fajas
horizontales como el que se cita de Atareó, y que, como aquél, pertenecen a otro vaso campaniforme. Ot ro de los tiestos corresponde
a media cazuela plana, es decir, de poco fondo , tamaño grande (28 centimetros de diámetro), de barro negro con decoración por dentro y
fuera en el borde, y solo por fuera, en el vientre (fig. 7, I Y lám . l li,
D). Son también de esta estación los tiestos de la lám. 11 , D, I Y 5.
Este último presenta como adorno un picado hecho con instrumento
triangular.
L
Fil.
)
1.
Pt rlllH de la urlmlu
del Alfo,is
FIl' 8. Sttcl6n del cu enco haUado en Btnlprl
Beniprf -Un reconocimiento practicado en la partida Ben iprí,
nos proporcionó un cuchillo o raspador de pedernal , y entre otros,
doce tiestos de una misma vasija, que por el dibujo, calidad del barro
y factura son característicos del período eneolltico (lám. 11, A, 2).
Dichos tiestos pertenecen a un hermoso cuenco de 36 centímetros de
diámet ro (Hg. 8) ; ninguno de ellos nos muestra el dibujo completo de
la vasija, ni son tampoco todos contiguos, pero el que cada fragmen to presente algo del anterior y parte del siguiente, nos ha permitido
reconstruir toda la composición artística de la misma, como puede
verse en la lám. 11 1, E; en el sitio en que aparecieron, que por cierto
está en el límite de dos estaciones (ibérica la una e íbero-romana la
-96-
•
[page-n-113--data::data]
PREH ISTOR IA DE BÉLGIDA
7
otra), excavamos un cuadrado de diez metros de lado por 0,50 de profundidad, sin poder formar juicio alguno; las labores agrícolas borraron toda huella: únicamente tropezamos, en el fondo de la excavaci6n, con un lecho de piedras sueltas y desiguales, que por entonces
respetamos
Rendaguaña.-En la partida Rendaguaña, lado izquierdo del camino que va a Bufalit, aparecieron en 1915, al
roturar uno de los campos, muchos carbones.
cenizas, piedras calcinadas y varios fragmentos
de cerámica negra idéntica a la de esta clase
descrita anteriormente, sin decoración alguna;
"
so lamente uno de los tiestos, que pertenece a
un cuenco de regulares dimensiones, presenta
unas muescas o incisiones transversales regularmente dispuestas en el borde. Los fragmentos
ce,6mlu di Rrn.llI l1ln •
acusan, a d em ás de Ia forma de cuenco d Ic ha,
el perfil ligeramente caliciforme que también se da en el At:lrcó (fig . 4) .
En la fig, 9 incluimos los perfiles de la Rendaguaña.
1
OTROS HALLA ZGOS
Hemos hallado la morada del hombre eneolítico en la localidad.
documento importantísimo para la historia primitiva de nuestra pequeña patria. De su paso por la misma teníamos conocimiento, ha
mucho tiempo, por las hachas recogidas en distintas ocasiones, y aun ·
que se citan algunas en otro lugar, haremos aquí. de todas. breve
relación
A tierras de Bélgida corresponden las hachas de ofita O) que tenemos de Pibaztan y camino de la Pedrera, otra de las ruinas del palacio
del marqués, una más de la casa núm. 21 de la calle de la Nevera
(lám. 11 , B), otra de la29 de la calle Nueva (lám. 11, C), otra de Atarc6 (Iám. 1, el y varios fragmentos, de la misma clase, de las partidas
Veto (Iám. 11, A), Bardal, Atarcó, Alto del Atareó y camino del AIfogAs, sin contar algunos fragmentos de objetos pulimentados de la
misma procedencia.
Pero el más bello ejemplar en hachas de este período, lo debemos
a nuestro querido amigo D. Vicente R. Sebadilla; apareció en tierras
de su propiedad, de la partida Fasicampo, en Marzo de 1916. Es un
hacha pequeña, cuidadosamente fabricada; su labor constituye un hermoso ejemplo de paciencia y habilidad.
~97~
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8
M. JORNET
CRONOlOGIA
Si examinamos con detención los yacimientos de Bétgida, correspondientes al período eneolítico, y los comparamos con los de la mism:l etapa de los alrededores de Madrid (Las Carolinas y Ciempozuelos), veremos que, con la sola diferencia de no aparecer metal alguno
en Bélgida, unos y otros son análogos. Allí, como aquí, se encuentran
los mismos hoyos con cenizas, carbones, huesos de animales, fragmentos de hachas pulimentadas. sllex amorfos y sílex retocados, cerá·
mica de barro negro, fabricada a mano, tosca, con mamelones y sin
decoración alguna , y fina, de varias formas , con ornamentación incisa
y lineal incrustada de pasta blanca. De ser contemporáneos, debemos
asignar a los primeros belgidenses, cuya huella nos es conocida, una
antigüedad que no debe bajar de los 2000 años antes de J. C., toda
vez que en esta fecha acaba , para Europa, la Edad de la Piedra pulimentada (incluso la del C
De propio intento hemos dejado para el final de los hallazgos prehist6ricos ocuparnos del descubrimiento de un objeto que, por las
condiciones del terreno en que lo encontramos, debe, a nuestro juicio,
haberlo fabricado el hombre en época muy remota.
Las avenidas del barranco del Pleit han abierto, a fuer1.3 de s[glos,
un tajo profundo en el manchón holoceno de la Zalema y los labradores, polra el mejor aprovechamiento de aquellos ribazos, tuvieron
que empezar por trazar sendas y contener por medio de malecones
las tierras. Al cortar, antaño, el aluvión para formar una de estas
sendas (la inmediata al llamado garro/er de la Grano/a) , quedó al
descubierto una piedra que, por el color, puHmento y forma geométrica, nos lIam6 la atención en uno de los muchos reconocimientos
que con fines distintos hemos tenido que hacer por allf. Dicha piedra
(Iám. 1, C), que es un elipsoide de silex, mide en los tres ejes O, 114. O,OSO
y 0,065 metros, respectivamente, y estaba a 3,50 metros de profundidad, debiendo advertir que el aluvión presenta allí, a la vista, unos
JO metros de espesor y no ha sido removida desde su origen la estratificación. El zapapico, probablemente, debió hacerle saltar el trozo
( 1) 1. Pe/l.u DI! BARRADAS. ArtIculo publicado en la Rftlisro dr/o Biblio/lta
ArthilJD y MUSID del AyuntamientD dt Madrid. Afio 111. EnerD. 1926. Ntlm. IX.
Huoo OIil!/I."AlI!:R: El hDmbTl fósil. M8morla de la Comisión de Invutlgae!o.
nes Paleon tológIcas y Prehistóricas. Ntlm. 9. 2.· edición, p~gina 401.
-98-
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9
PREHISTOR IA DE BÉLGlDA
que resaltaba del margen, equivalente a un cuarto de la pieza, causándole una sección oblicua al eje mayor.
Fué dicha piedra evidentemente labrada por el hombre prehistórico; lo creemos así, por la forma geométrica y porque no pudo adquirir. rodando en espacio tan corto (1). un pulimento tan acabado
mientras [as demás son todas ásperas, angulosas y de distinta naturaleza. Su remota antigüedad la acredita el nivel geológico de la 7.alema. Se trata de un aluvión antiguo. formado, sí, bastante después
de la desecación del valle, pero sobre él no pudieron colocarse nuevos
materiales, por la disposición del terreno, en un lapso de tiempo grande de entonces a hoy. El elipsoide de que hablamos es contemporáneo
de la formación, que suponemos del período ~holoceno~ sin otra razón,
por ahora, que la del útil encontrado.
RESUMEN DE LOS OBJETOS ENEOLlTICOS tlALLADOS EN SnOIDA
Numerosos fragmentos de cerámica negra, brillante. perteneciente
a vasos de diferentes forma y tamaño, sin adorno alguno.
Otros, de la misma clase , con decoración incisa y lineal. de trazo
continuo en unos y punteado en otros, representando figuras geométricas.
Otros, rayados por dentro y fuera de manera irregular.
Ot ro, que presenta como adorno un picado hecho con instrumento
triangular.
Otro. con incisiones transversales en el borde.
Una vasija esférica de 14 litros de capacidad.
Gran parte de una cazuela plana con decorado inciso punteado.
Hachas y fragmentos de hachas, pulimentadas.
Cuchillos y raspadores de pedernal.
Numerosos trozos de pedernal amorfo.
Una punta de flecha de sllex (pedernal).
Un fragmento de pulsera de mármol.
Piedras moledoras.
Una piedra-quicio (?).
Un elipsoide de sílex.
Un cráneo humano y algunos huesos más de la misma especie.
Con los objetos anteriores hemos hallado dientes de ciervo (a
nuestro parecer), conchas marinas completas e incompleta~ , huesos de
animales distintos, cenizas. carbone~ y piedras y losetas calcinadas
(1) Desde la dlvl:soria de agua5 al pun t o de hallazgo
recorrido de 2.800 metros.
-99 -
apena~
hay un mblmo
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JORNET - . Bélgida••
LÁMINA 1.
A
B
e
l .• Moledoras de AI •• dI ~ 8. V•.,. ,trhlro de Mndob ~ C. Ituba pullmenladl del Allft6 y tllpsol.h
dt ,lIex de ZII,ma
[page-n-118--data::data]
jORNET - t Oélgldat.
LÁMINA 11.
A
e
B
D
A. C 'mlcl y oble!o ~e p!drl de Alatril 'f fu~mlcl (núm. 2), de Benlprl - B y C. Hlchl) de pledr.
...
O. C,"mln y obJetQ) .tl Clmlno del Alioli. y ttrimlao {nOmo 8~ de la Cuetl del len .... !.
[page-n-119--data::data]
JORNET ~ t:Bélgida..
LÁMINA 111.
e
A
B
D
F
E
A Y H. Crr'mka de "Canla del ceneral" _ C. Punla di lIecha de 11In del tanllno del Allot's - O. Vaso del camino
dd A110," _ E. FrazmtnlO di «<'mka de Benlprl - F. Quklo de ,lfllra de Alarc6
[page-n-120--data::data]
LUIS PERICOT y FERNANDO PONSELL
Trabajos
d~1
Servicio de InvesUgac!ón Prthlslórlen
El poblado de «I"as de I"enente» (fllcoy)
El poblado cuyos restos se encuentran en la finca .Mas de Menentet,
partida de Barchell, término de Alcoy, descubierto por F. Ponsell en
4 de Diciembre de 1924, fué explorado por éste en los primeros meses
de 1925. El resultado de parte de los trabajos de exploración fué publicado en 1926 en las Memorias de la junta Superior de Excavaciones
y Antigüedades (1), pero habiendo continuado los trabajos de cuenta
de l Servicio de Investigación de la Diputación de Valencia , a quien
cediera sus derechos, reconstruída la cerámica y expuesto todo el material en el Museo de Prehistoria de la Diputación, creemos conveniente
publicar el conjunto de los trabajos y hallazgos realizados, puntualizando la cronología en lo posible y comparando para ello esta estación
con otras vecinas.
El poblado.-Se encuentra en la ladera meridional de un monte
aislado, de 830 ms. de altura sobre el mar, junto al Mas de Menente,
estribaciones de la sierra de Mariola. Su situación es estratégica, dominando la vega del BarcheIJ y al lado de un antiguo camino que atravesando la sierra se dirige a los pueblos de Bañeras, Benejama y Biar
(lám. 1, 1).
El poblado estaba rodeado, en la parte más fácilmente vulnerable.
por un fuerte mu ro de f:IJ cms. de espesor, del que apenas quedan restos,
que altgual que las paredes interiores(de35cms. de grueso) se hallaba
formado por un aparejo tosco de pied ras unidas por una especie de arga·
masa y en su parte interior revestidas por una capa de arciUa (Iáms. I.
2yll,I).
(1) FEIUIANDO PONSELL CoRTES: Exuw«iolles /In la linea .Mas d/l Ml1nen/Q,
Urmino d/l Alcoy (Alieon//I). Mmroria ..... udactada por ..... ; Junta Superior de El[·
cavaclones y Antigüedades, numo g1. 'lB, nUmo 8 de 1924·25. (Madrid, 1926).
-
101-
[page-n-121--data::data]
2
LUIS PERICOT-FERNANDO PONSELL
Las habitaciones en número de ocho, bien visibles (hasta doce contando otras más destruidas) se hallaban dispuestas a 10 largo del muro
y de una posible calle. Tan s610 en un caso uno de los departamentos
tiene claramente puerta a la calle, comunicándose otras dos habitaciones entre sí. Las aberturas que a manera de puertas señalamos,
miden aproximadamente I metro.
Las habitaciones, sin ser del todo regulares. se acercan a la forma
rectangular o trapezoidal, con dimensiones que varfan, ya que mientras
la n.O V mide 5 ms. de longitud por unos 4 ms. de anchu ra, la n.o IV
tiene sólo 3 X 4 ros., medidas que en la n.O VII se reducen a 2 x 3 ms
(véase el plano. fig. 1).
l'
,
VII
11
~I
IV
111
•
'¡¡l.,
flJ. 1.
Cro~ull
1,.
dt l. planla dd poblado de Mu d. Menent.
La altura de los muros conservados alcanza hasta a un metro por
término medio. El suelo presenta un apisonado de la capa arcillosa.
Por último, cada una de las habitaciones tiene un banco semicircular
donde, a juzgar por la abundancia de restos de ceniza, se hallarla el hogar;
Junto a este banco, o a lo largo de las paredes, estaban dispuestas con
cierto orden las vasijas que aparecieron, como veremos, en gran número
y por lo general enteras o poco menos.
Al realizarse la excavación aparecieron las siguientes capas: primero,
un estrato superficial de humus mezclado con piedras, de un espesor
que varía de O cms. a 30 cms., según las habitaciones, en el que aparecieron algunos fragmentos de cerámica procedentes de los estratos inferiores. Segura una capa arcillosa o de una especie de argamasa caliza,
con piedras, de espesor que va desde 3Ocms. a 80 cms., según las habitaciones, y dentro de la cual aparecieron ya numerosas piezas cerámicas
y de otras materias unidas por la argamasa hasta el punto de ser difícil
separarlas. Finalmente, una capa de tierra gris, de Oa 20 cms. de espe-
102-
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3
EL POBLADO DE tNAS DE MENENTEt (ALCOY)
sor, que contenía las cenizas, semillas y el resto de los objetos. La distribución de estos tres estratos era sensiblemente la misma en todas
las habitaciones, separándose algo de las restantes únicamente la n.O IV
que, entre las dos últimas capas, tenía otra, de 30 cms. de espesor, de
piedras.
Objelosde meta/.-Cinco han sido los objetos de metal hallados, todos
ellos en la capa de tierra gris donde aparecieron la mayoría de objetos
(v. lám. 11,2 Y fig.2).
e •
01
•
FI¡. 1. Pnm '1 Ifcd6n
beba, '1111&11101, Ituo ~I ,Inra '1 ,IIn16n
"lIt" lit 111 tama/la natural.
~tl
~.
collr ••
Un hacha en la habitación n.O 111; dimensiones: 8'7 cms. de longitud. 4'7 cms. de anchura en el filo y 1'5 cms. en la parte superior; su forma es trapezoidal, pero con dos prolongaciones del filo vueltas hacia
arriba, dándole un aspecto que se sale de lo corriente; el filo es muy
aguzado.
Un puñalito triangular, que conserva los dos clavos de fijación del
mango; dimensiones: 6 cms. de longitud y 2'5 cms. de anchura; en la
habitación n.O 111.
Otro puñalito de tipo muy parecido, aunque un poco mayor (7'5 cms.
de longitud y 3'3 cms. de anchura); aparece roto por [os agujeros de
sujeción al mango, lo que produce la impresión de que se trata de un
puñal con el mango de una sola pieza; en la habitación n.O 1.
Un fragmento de sierra, en la habitaci6n n.O 111; mide 2 X 2 cms.
Un punzón, de secci6n cuadrada, de 4'5 cms. de longitud y 0'4 cms.
de grueso.
Analizados estos objetos por el catedrático de Qulmica de [a Universidad de Valencia D. Enrique Castell, han resultado todos ellos de
cobre puro, sin indicios de estaño; tan sólo el punzón presenta indicios
de antimonio.
Objetos de piedra.-Son muy abundantes. En primer lugar, ocho
molinos de mano, de longitud que varía desde 25 a 60 cms.; apareci6
-
100-
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•
4
LUIS PERICOT-FERNANDO PONSELt.
f E¡. 3.
p~n,
unl6n de un
41_ ,. ,¡ellra &,uJ tru , o.
Mitad de 5U ' . mallo nalural
uno en cada habitaci6n , excepto en la habi·
tación n.O 11 en que aparecieron dos y la
n.O VI en que faltó esta pieza; generalmente
aparecieron en la parte superior de las habi·
taciones, cerca del hogar (v. lám. 11,3).
Una piedra plana ligeramente circular. de
unos 4 ems. de diámetro, con agujero cerca del
borde, para ser usada como colgante (fig. 3).
"
,
o
Fil . 4. PtrlU Y m:clo"n de bachu eran'eI de pledr• • MIIMI de MI lamallo natural.
-104-
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EL POBLAOO
ne
'MA.S OE MENENTEt (A.LCOY)
5
Las hachas de piedra son en número de 14, si bien alguna es de clasificación dudosa por lo desgastado del filo. Varias están fragmentadas.
Difieren los tamaños habiéndolas grandes y toscas (13'5 cms. de longitud, 10 cms. de anchura y4'5 cms. de grueso), medianas, toscas en parte.
de diorita (de 6 a S'Scms. de longitud, 3'5 a 5'5 cms. de ancho y 1'5 a 3'7
centímetros de grueso) y pequeñas. Estas últimas son tres, lodas ellas
de piedras finas y con pulimento muy perfecto; una, de fibrolita, mide
4'2 X .3 X 1 cms.; otra. completa, 4'5 X 3'5 X 1'2 cms., présentando
el canto lateral plano con los bordes agudos; la tercera, a la que falta
la parte superior, mide 3'3 X 2'8 X 1 cms. y ofrece la curiosa particularidad de una arista central cuyos bordes van a juntarse con los del
fiJo (véanse figs. 4 y S).
f ll. 5. Per'lfl , lKclonn de ptqUt"- hlch.. de pltllrl.
Mitad de '" Ilmallo na tural
Varios cantos rodados y afiladores. Una lámina, de piedra pizarrosa, de seccion rectangular; mide 8 X 1'8 X 0'7 cms.; tiene sus extremos rotos por el lugar donde ten fa, a cada lado, un agujero.
De sílex son numerosas sierras y fragmentos de hojas de cuchillo.
Estos últimos son en número de 8, de sílex negro o melado; entre ellos,
-
105-
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6
LUIS PERICOT-FERNANDO PONSELl.
tan sólo uno puede ser considerado completo. midiendo 5'7 ems. de longitud por '4 de anchura (v. fig. 6). Las hojas de sierra son en número
de 68; las hojas de sílex se
han preparado de manera a
dejar un lado grueso, el lado
que sirve para enmangar en
una lámina de madera, y
otro lado aguzado, en el que
f ll. ti. Cu chillo de IUn. T'lI1.IlIo n. tural
se tallan los dientes de la
sierra; asi es que tales hojas vienen a tener una sección análoga a la
de nuest ras navajas de afeitar. La longitud de estas pequeñas hojas
de sierra varía desde 1'7 a 3'3 ems. , su anchura de 1 a 1'6 ems. yel
grueso suele ser poco mayor de medio centímetro. Es curioso que todas
ellas (algunas no tienen más Que un diente) están muy desgastadas
y los dientes muy poco salientes ya, mientras la anchura de éstos
llega hasta 0'5 cms. (v. Hg. 7). Seis de estas hojas aparecieron en la
habitación n.O IV, junto a Jos restos de hoz de madera de que habla·
remos, por lo que cabe suponer formarían parte de ésta.
Cerámica.-Es, como siempre ocurre, el material más abundante,
pero en este poblado es de notar el hecho de que los numerosos vasos
encontrados apareciesen enteros o fácil mente reconstruibles, siendo en
cambio relativamente escasa la proporción de fragmentos dispersos.
El número total de piezas reconstruidas y expuestas en el Museo alcanza
a 163.
Las formas principales son las siguientes: cuencos con las variantes
cónica, de casquete semiesférico más o menos rebajado y de tendencia
ovóidea; ollas con tendencia campaniforme; vasos semiovóideos; algunos
con tendencia a formar el reborde central; de panza esférica y corto,
pero ancho, cuello cilíndrico; grandes vasijas ovóideas con pequeño
cuello, una de ellas troncocónica en su parte superior; con fondo de casquete esférico, reborde saliente y cue!to cóncavo (perfil llamado argári .
col; cilíndrico (dos ejemplares, uno con asa y otro sin ella). Todas estas
fo rmas admiten asas, de tipo normal o pezones en nú mero de uno a
cuatro . Tan sólo en dos vasijas de las de perfil argárico, aparece a ambos
-
106-
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EL POBLADO DE « MAS DE MENENTEt (ALCOY)
7
lados un reborde en el que se abren dos orificios que se destinarlan a
colgar la vasija (v. fig. 8).
';JcctJrCJ~C~
C~C(](J
l
I
;
Fil. 8. Cudra di 1.. forml' prlndplln d. I1 c,,'mlca dfl poblado d. MI' de "', n,nlt.
1/10 de ... Ilmlllo natur.l.
La pasta es de regular finura y la coccIón buena. presentando todos
los vasos un cier to pulimento de su superficie que compensa la falta
de decoración; su color varía del amarillento rojizo al gris negruzco.
La decoración falta por completo; tan sólo los bordes de dos grandes
cuencos tienen una líneas incisas oblicuas en todo su contorno.
Las dimensiones menores suelen encontrarse entre los cuencos (los
hay de 7 cms. de diámetro de la boca por3'Scms. de altura), aunque al·
guno de ellos sea de regulares proporciones(30 cms. diam. boca y 11 cms.
altura); los vasitos ov6ideos suelen ser también pequeños, lo mismo que
los campaniformes y algunos de reborde cent ral (medIdas de algunos:
7'5 cms. diám. X 6'5 cms. alt.; 11 cms. boca X 13 cms. diám. max. X 9
cenHmetros alt.; 7 cms. boca X 9 ems. diám. máx. X 6'5 cms. alt.).
-
107 -
[page-n-127--data::data]
8
LUIS PERICOT-FERNANOO PONSELL
Medianos suelen ser los de reborde central. midiendo el mayor de ellos
13 ems. de diám. de la boca, 18 ems. de dlám. máx. y 13'S ems. de alt.
Los dos cilindricos miden, el uno S'S ems. de alt. y I J ems. de diám. de
la boca, y el otro, JI ems. de alt., 15'5 diám. boca y [4 ems. diám. base.
Por ultimo, son de grandes dimensiones algunas de las ollas campaniformes y las vasijas de panza esférica u ov6idea con bocas de más de
20 cms. de diámetro. máximas anchuras superiores a 30 ems. y alturas
de 30 ems. cuando menos. Una vasija. mayor que todas, mide 40 eros.
de diám. de la boca y 56 ems. de alto (v. láms. 111 y 1V).
Olros objetos de barro.-Parte de un aro de barro tosco; el grosor
es de 20 ems. y el diámetro de la pieza 65 ems.; parece tratarse del
resto de un horno o de un sostén de vasija.
Varias piezas elipsoidales planas (dimensiones 16 X 23 x 5 cms.), con cuatro agu
jeros, de fin indeterminable (v. lám. V, 1).
,
Varias pellas de arcilla con perforación,
a manera de morillos para sostener una
Ii
barra (v. lám. V, 1).
Parte del pavimento de una habitación,
,
con la impresión de un cesto (v. lám. V, 2).
,
!~
Objetos de hueso.-Un hueso, decorado
curiosamente cerca de ambos extremos por
una faja de lineas inclinadas que se cruzan
entre dos líneas paralelas (v. Hg. 9).
Cinco fragmentos de punzones, uno de
ellos de 7'3 cms. de long. yotro, muy bien
Fil. t. (Ipru a,uJeruda y hutsG
conservado, con la punta de sección trianeon decoradOn Incisa.
gular (5 x 0'6 centímetros); parte de un
Mitad d. t u lamalo n.l u,,1
hueso, acaso punzón asimismo.
Objetos uarios.-Un mango de hoz de madera; consiste en una varilla
ligeramente curvada, de 40 cms. de longitud y s610 1'3 cms. de grueso
(v . lám. V, 3).
Tres conchas; una ciprea con dos agujeros para usarla como colgante
(Y. fig. 9).
Granos de trigo (?) carbonizados hallados dentro de una vasija.
Deducciones cronológicas.-El fijar la cronología de esta, como de
otrJ.s estaciones levantinas, unas pocas pubHcadas, muchas inéditas
todavía (1), ha de ser difícil mientras se trabaje sobre un corto número
,
.
(1) E.s realmente enorme el numero de estacl nnes descuhlert" de estos periodos en toda la regi6n levantIna y de las que se conooen en algunos casos hallazgos
sIn que hayan sIdo pubUcados ni siquiera exploradas debIdamente, Vtase. en prueba
de ello. el trabajo de D. Nioolás Primitivo Cómez inserto en otro lugar del presente
AItCHIVO.
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EL POBLADO DE tMAS DE MENENTH (ALCOY)
9
de ellas, ya que por su pobreza común carecen de los elementos típicos
suficientes para darles un lugar bien delimitado dentro del cuadro
general de la prehistoria hispánica.
Analizemos cada uno de los elementos que el Mas de Menente nos
ha proporcionado en orden a la cronología. Los objetos de metal nos
dan ya como término post quem, el eneolítico avanzado, ya que su variedad indica una época en que los útiles de metal se han divulgado y
multiplicado; el tratarse de cobre puro parece ser un obstáculo, no
insuperable, para que rebajemos su edad hasta la edad del bronce en
sus comienzos; es bien sabida ya la poca fijeza respecto al uso de cobre
puro o de bronce en los tiempos limítrofes entre el eneolítico y los comienzos de aquella edad. El punzón y los puñalitos indican el eneolítico; el fragmento de sierra da idea de algo más moderno, y el hacha
confirma esta última suposición; la forma sumamente rara de ésta,
con los salientes recurvados, no puede colocarse en un momento anti
guo, a pesar de que conserva todavía el cuerpo trapezoIdal de las hachas
de los primeros tiempos. En resumen, a base de los objetos de metal,
colocaríamos el poblado en la época de transición entre el pleno eneolítico y la época de El Argar.
La cerámica viene a confirmárnoslo. En ella falta toda decoración;
ni el más leve Indicio nos recuerda las decoraciones que en otro tiempo
florecieron en Levante, los reHeves de la cerámica de la cultura de las
cuevas, las incisiones de la cerámica cardial y del vaso campaniforme:
de acuerdo con el carácter tlplco de [a cerámica almeriense, acentuado
al acercarnos a El Argar, la decoración desaparece y en cambio la factura
es algo más perfecta y la superficie mejor alisada. Pero hay otro indicio
de los mismo en las formas; el cuenco cónico y, sobre todo, alguno de
los vasos con reborde central muy acusado, preludian las formas de
El Argar; no hemos llegado aún a éstas, pero nos hallamos en su camino. De notar son también por su originalidad las dos vasijas cllfndricas.
Aún podemos reforzar la hipótesis por medio del sflex. Ni una sola
punta de flecha; escasísimos cuchillos, mientras abunda extraordina·
riamente el tipo de sierra; todo ello nos indica que hemos pasado ya
del pleno eneolítico.
Los demás objetos no contradicen esta cronologfa; el buen número
de hachas de piedra nos impediría rebajar demasiado la edad del poblado; pero entre ellas hay dos ejemplares pequeños y de delicado trabajo que, el uno por lo agudo de sus cantos y el otro por el curioso r&borde central, nos hablan de un momento avanzado, también acaso
imitando ya las piezas de metal.
De todo ello concluimos que hay que colocar este poblado entre los
años de 2500 a 2000 antes de J.-C., siguiendo la cronología de P. Bosch
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LUIS PER ICOT-FERNANOO PONSELL
Gimpera. renovada últimamente (1), en la que se tiende a rebajar la
fecha de El Argar, dejando as! un amplio margen para la transición de
la época del cobre a la del bronce, dentro de la cual situamos la estaci6n
que nos ocupa, creemos que con sobradas razones.
Comparaciones.-De alto interés sería el poder agrupar este poblado
con las restantes manifestaciones análogas de la región levantina y ver
qué lugar ocupa en la evolución de su cultura; pero faltando realmente
trabajos de sistematización para aquélla, que recojan los datos últi·
mos (2), resultaría esta tarea fuera de lugar aquí. Por ello nos limitaremos a comparar el Mas de Menenfe con otras estaciones de los alrededores de Alcoy como primer núcleo para ir extendiendo en otra ocasi6n
el sistema a las restantes estaciones valencianas.
En su término o en los vecinos tenemos noticia de múltiples estaciones de época análoga: US llome/es, UIl del Moro, Mola Al/a de Serelles, necrópolis El Revolea! (Cocentaina), Mola d' Agres, Coua Blanca
o de Bolumini, Cabezo de Mariola, prescindiendo de otras más alejadas
(Bocairente, Gayanes, Carricola, Bélglda, Bellús, Albaida, Torremanzanas, etc.) (3),
La única bien excavada y estudiada es el poblado de la Mola Alta
(1) Vhse particularmente el trabajo de P. BOSCH GIMPtRA: O l'lto·,n,olitico
'la Europa Ocid,ntal, o problema do sita CTlJllologia (TTabalhos da Sociedade Por·
tUglllSO dI Antropologia, Etnologia. vol. ][], fase. IV, Porto, ]928), del que damos
un Te$umen en ]a Sección Bibliogri!ica de este ARCHIVO. En su nuevo sistema. el
proft$Or Bosch Gimpera subdivide el primer periodo de la Edad del Bronce (transición a El Argar) en dos subperlodos, y como se verá.. no nos atrevemos en muchos
casos a concretar ]a cronologla de las estaciones alcoyanas hasta el punto de distinguir en ellas estos dos subperlodos: sin embargo, cuando nos referimos al eneolltioo
final, como ocurre al hablar de la Mola Alta dI SfTllfes, tal denominación viene a
coincidir pr¡cticamente con el comienzo de la Edad del Bronce I a b del sistema de
80sch Glmpera.
(2) V. P. Basc!1 GIMPE!{A: Consirferocions g,niTo/s sobrlllSlstolicms tntoUli.
qUtS dll Boix Arog6 i dll Regnt dI Vollncfo, Anuarl 1. E. e., VI, Barcelona
1915.20, p. 463.
(3) Para el con/unto de estas estaciones, v. RI!MIOIO VICI!OO: Historia d6 Alea)'.
vol. I (Alcoy. 1920): C.... MlLO VIS~ 00: B"u noticia $Oh" /t!s pri_"s Ida/s d,¡ Itu/lolI
a liS proximilats d' Aleo)' (Bu/I/ttl d6 l' Associad6 Catalana d'Antropologia, Efl/(JIofia
i P"hfst6rio, vol. 111, fase. 11, Barcelona. 1925, p. 173). De algunas (~Igida, 80·
calrente, Albaida), se habla In distintos lugares de este ARCHIVO especialmente
en el trabajo de 1. Ballester sobre la estación del Caml Rlal d' Aloconl (A]bai.
da) donde se sistematiza lo refertlnte a tuevas sepulcrales de la comarca. La
estacl6n de Torrtlmanzanas, explorada por el pirroco de esta localidad, Sr. Belda,
ha sido publicada por ~I en la M6morio n.O 102 de la Junta Superior de Extavaclones de Antigüedades, MadrId 1929.
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EL POBLADO DE IMAS DE MENEN'rEt (ALCOY)
11
de Serelles (1). A nuestro juicio, este poblado, que se halla a pocos kilómetros en línea recta del de Mas de Menen/e. representa una misma
cultura , unas mismas gentes, viviendo en un momento inmediatamente
anterior. En él tenemos la misma pobreza en la decoraci6n cerámica,
parecidas formas, pero menos variadas y con falta del vaso con perfil
argárico; los cordones con impresiones digitales no son raros; los objetos
de sílex denotan mayor riqueza y los de metal menos, que los correspondientes del Mas de Menenfe. En una palabra, produce la impresi6n
de pertenecer a un eneolítico avanzado o final. pobre.
La cueva sepulcral de Les Llameles, junto a Alcoy, ofrece grandísimo
interés. Por desgracia, fué descubierta y explorada en una época en
que se prestaba todavía poca atenci6n a estos hallazgos, lo cual explica que nos falte de ella una publicaci6n completa y que se hayan
perdido gran parte de [os objetos y restos humanos que se hallaron. De
la descripción que se conserva de su exploraci6n (2) se deduce que
existían en ella dos capas, la superior con los cadáveres extendidos y
con útiles de cobre, que pertenecería al final del eneolítico o comienzos
de la época de transici6n al bronce, contemporánea en el primer caso
de la Mola Afia de Serelles, y otra inferior con los cadáveres en cuclillas
y cerámica sin decoraci6n, útiles de piedra, hueso y marfil (3); esta
capa inferior seria del pleno eneolítico, contemporánea de los enterramientos del Caml Real d' Alocan! (Albaida) y de la edila de la 8arsella
(Torremanzanas).
En Vil del Moro (La Serreta, Alcoy), hay restos de un poblado con
muros sin argamasa, que ha proporCionado una rica colecci6n de piezas
de sílex (puntas de flecha con aletas, entre otras), un pequeño escoplo
de cobre. cerámica tosca, hachas de piedra, etc. Lo suponemos del
eneolítico final, contemporáneo de la Mola Afia (4). La Mola de Agres,
algo más alejada ya que se halla en las estribaciones septentrionales de
Mariola, es otro poblado con numerosos restos de grandes muros del
que procede cerámica tosca y algunos objetos de piedra poco típicos;
(1) ERNESTO BOTELL", CUIOIIL"': Excavaciones.n la tMola AIIIff d. Ser./les
(Alcoy]. Memoria núm. 79 de las publicadas por la Junta SuperIor de Excavaciones
y Antigüedades (Madrid 1926). Del mismo autor y con el mismo titulo, Memoria
número 94 de las publicadas por la dicha Junta (Madrid. 1928).
(2) V. la copia de la Memoria redactada por D. Enrique Vilapl=a y D. J. Vilanova y Piera poco despu!s del descubrimiento en la Historia di Alcoy, de R. VII;~OO,
Tomo 1, donde !le contienen. adem:1s, otros datos Interesantes sobre este yacimIento.
(3) Entre ellos un llamado torlfillo que serla la cabeza de una aguja semejante
a la del Caml Rlol d'AlaCQ/lt; v. el trabajo de 1. 8allester sobre el último en Otro lugar
del ARCHIVO.
(4) R. VII;eDO, ob. cll.. p. 77 y 83; C. VIsaDO. ob. cit.
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LUIS PERICOT-FERNANOD PONSELL
acaso pudiera provisiona.lmente considerarse como del pleno eneolítico (l). En La Canal (Masias El Romá y Vi/aplana, Alcoy), frente al
poblado ibérico del Puig, se hallaron cadáveres y hachas de piedra;
provisionalmente atribuimos estos enterramientos al pleno encolltico;
lo mismo diremos de los enterramientos deis Dubots (al Este de La Serreta) y de La Menara y de los hallazgos de hachas y cerámica realizados
en los lugares denominados El Sargento y BaradeJios (2).
Al pleno eneolítico pertenecen también la Cava de Bolumini (3) con
cerámIca con decoración incisa, los fondos de cabaña de Bélgida C/) !1
vaso campaniforme, la Coua de fa Sarsa (Bocairente), con cerámica de'
decoración cardial (4) y los enterramientos del Caml Real d' Ala.:allt
(Alb:lidl) y la Coua de la Barsella (Torremanzanas) . La necrópolis d ' ~
GJ.yanes (5) acaso fllera un poco posterior, contemporánea de la Mola
Alta de Serelles, mientras el enterramiento de Carríco la (6) parece
también del pleno eneolítico. Por último, el CabefÓ de Mariola (7), con
un puñal de bronce de tipo avanzado nos lleva ya a una época plen3mente argárica, posterior, por lo tanto, a todas las estaciones que llevamos enumeradas.
Con esto hemos esbozado un primer intento de clasificación crono16giC.l de las numerosas estaciones de los alrededores de Alcoy, a base
de los escasos datos publicados. Esperemos que nuevos estudios en la
com3rca permitirán mejorar nuestra tentativa rectificando [os errores
que por las deficiencias de exploración forzosamente se habrán deslizado en ella. La abundancia de Jos hallazgos justifica por anticipado
cuantos esfuerzos se realicen en este sentido.
( 1) R. V1C~DO: ob. cit .. p. 77 Y 83; e, VrSEDO: ob. cil .
(2) R. VrC!Do: oh. cit .• p. 77 Y slgs.
(3) C. VIS!DO: oh. cit.; P. Bosch Glmpera y A. del Castillo. en SIl$ trabajos
sobre el vaso campaniforme. han atrIbuido la ocramlca de esta cueva a la especie
del vaso campaniforme, u otra emparentada con ella.
(") Aparte de la Cdva di la SaTsa, hay en el término de Bocairente otra pe.
quela cueva con el mismo tipo oeramlco (C. VIS~DO: ob. cil.).
(5) C. VISE DO: ob. cil. Esta necrópolis no $e ha publicado de manera completa y su material se halla disperso.
(El) Publicado po::l T C. VISEDO: ob. cil .. atrlbuy,!mdolo a Adzaneta; dicho autor
reproduce un vaso hallado en él, de acusado perf!l QTglfTico como algunos ejlmplares
del Mas d, M,,,mle. Recientemente (1929) 1. Ballester ha terminado su uplo.
raetón encontrando materia.l semejante al de otras cuevas sepulcrales eneolltleas.
(7)
R. VICE DO: oh.
cit.; C.
VISE DO: ob. cil.
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PERICOT - PONSELL - . 11as de Menente&.
2
l. Vhta
d~1 ~tn"o
40ndt st It:nnb tI por.lado.
2. Vbta 'c lo ballllllclonts dd po..... do.
LÁMINA I.
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LÁMINA !l .
PERICOT· PONSELL · . Mas de Menentt>¡.
2
3
l. EnllM:lH fe una de 1111 ,.r.... -
2. PlU.I.t
CO~...
-
3. Molinos de m...
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PERICOT - PONSELL - . Mas de Menente..
2
I '1
z.
Cerimlea del pobllldo.
LÁMINA 11 1.
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PERICOT - PONSELL - t Mas de Menenfe••
2
LÁMINA IV.
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PERICOT· PONSELL· .Mas de Menentu•
LÁMINA V.
•
,
3
1, Pltzu el, "lTO de Il1O Il'Idelerm ll'lado - 2, ImprH I61'1 tri el balTa d. 111'1 londo d, tala
3. Hal ele madera t lln piti as de lile>:.
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NICOLÁS PRIMITI VO GOMEZ
Un "Hiatus" prehistórico
EN LAS ESTACIQNESARQUEOLÚGICAS DE ALTURA, LEVANTINAS
LOS QUE TRABAJAN
La Región de Levante, sobre todo la parte valenciana. no se distinguió, hasta ahora, por la abundosa aportación al esclarecimiento de
la Prehistoria española: antes puede decirse, que era poco menos que
campo yermo, en el que sólo acá y allá, destacaban algunas pequeñas
parcelas que, hombres entusiastas, de una manera esporádica, desbrozaban y cultivaban . a veces con superesfuerzo, y, casi siempre, sin
encontrar eco que les animase a persistir en su tarea.
En el último tercio del siglo XIX, di6 ánimo e impulso a algunas excavaciones, nuestro Vilanova y Plera, recorriendo la Región, visitando
bastantes yacimientos y excavando. estudiando o simplemente refiriendo, algunos de ellos (1); mas aquel fuego se extingui6, sin casi dejar
(1) Creemos que no se ha hecho a nuestro Vilanova la Justicia que merece su
memoria. El y Caslano del Prado, principalmente, fueron los Introductones de los
estudios prehistóricos en Espa!'la, y sobre lodo Vilanova, esplritu empre ndedor,
propagandista y un poco trashumante, como buen geólogo, que acudió a cas! todos
los CongresDll de Prehistoria de su i!lpoca, defendiendo sus tesis. sobre todo la de
las famosas pinturas rupestres de Altamlra, tan combatidas por lo que podemos
llamar Escuela Francesa.
Jimbie~ de Cisneros ~ testigo presencial de lo que iilllama tborrascosa sesión.,
en que fuii Impugnada la existencia de dicho arte cuaternario - , echaba de menos
que Margan no hubiese citado a Vilancva en su obra tLa Humanidad Prehistórica, (1)
Hemos de cItar. en hcnor a la Justicia, la sesión solemne que se dedicó a honrar
la memoria de Vl1anova y Piera, con motivo de la Exposición de Arte Rupestre,
celebrada en Madrid por ,Los Amigos dcl Arte •.
(1)
Ji""
¡lid. p. 5,
lIC~tL
-113
~
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2
NICOLÁS PRIMITIVO CÓMEZ
rescoldo, y la Región levantina, que pareció por un momento que iba
a entrar en el concierto del estudio de la Prehistoria. quedó en la semiobscuridad, y s6lo algunos, con más voluntad que medios, continuaron
dando, alguna que otra vez, señales de vida.
No es nuestro ánimo historiar los trabajos hechos en la Región. y
no vamos, por tanto, a hacer una reseña de sus prehistoriadores;
pero antes de entrar en materia, y como inicio a esta labor de cooperación, nos creemos en el deber de hacer referencia a algunos de los que,
en plena actividad hoy, todavía se esfuerzan en mantener el fuego
sagrado; para que les sirva de cariñoso saludo, a fin de darles alientos
con que persistir en su labor y contribuir a una obra de relación que
nos lleve a efectuar un trabajO de conjunto que evite, de una vez, la
acción solitaria y aislada, perdida casi siempre, queo-se suele realizar,
generalmente, en Levante.
Entre todos, podemos decir que descuella el patriarca de la arqueología regional, D. Pedro lbarra y Ruiz, cuyos crecidos cuarenta años
de trabajos de rebusca en el campo de la prehistórica llIici, le han permitido archivar, en meritísimas publicaciones (1), numerosos datos y
atinadas observaciones, muy dignas de tenerse en cuenta; también el
veterano D. Daniel jiménez de Cisneros, que, desde el campo de la
geología, ha podido investigar bastantes estaciones prehistóricas en
las regiones de Murcia y de Alicante (2); y el infatigable Senent Ibáñez (3), que hermana sus deberes pedag6gicos con sus aficiones prehistóricas, hoy en Alicante, como ayer en Castellón y Valencia; y en
Alcoy y sus contornos, la pléyade de los Vicedo (H.) (4), Visedo (C.) (5),
Ponsell (6), Moltó, Gisbert, Reig y Botella (7); y en Torremansanes, Belda Domínguez (8); y Martínez y Martínez en Altea y sus alrededores yen
los confines de Valencia y Cuenca (9); y en Pego y sus alrededores el
venerable D. Bernardino Sastre; y Ballester Tormo, que tan buenos
trabajos de investigación tiene hechos en el valle de Albaida (10) y otras
( 1) I barra Elche: ¡barra His. No pretendemos consignar la completa blbliografla
publicada por estos señores que citamos; muchos de sus trabajos andan perdidos en
revIstas locales o en monograflas agotadas y no han llegado a nuestras manos.
(2) fimo Alg.; fimo Ali.: fimo Catl: fimo EJfc.: fimo GIO.: fimo ¡'Id.: fimo
Mom.; fimo Neg.: fimo P,ña: fimo Restos: fimo Silrra: fimo S. y SW.: Jim. Tabe·
YO'l: fimo Yacim.: fim. Zarza.
(3) Bosch. 5''1''11.: Senen/. Bar.; Scntll/. Esl.: Senelll. Mar.
(4) VicS. Alcoy: VicS. Guia.
(5) VisM. B,tu; VisM. Pre.: VisM. S'TTeta.
(6) P"'lstll.
(7) Bort/la.
(6) B,lda.
(9) MM. Castro.: MM. HeH!.
(lO) 8¡l/l~sLlT. Cer.; Balles/er. Par.
-
114 -
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UN "HIATUS" PREHISTÓRICO
3
comarcas de Albacete y Valencia; y Jornet Perales, que contribuye
afanoso al esclarecimiento de la prehistoria del dicho valle albaidense;
y Viñes Masip a la de J átiva (1) Y el P. Amado Burguera a la de Sueca
(2) y Valiente Izquierdo (3) y Grau Bono a la de Tabernes de Valldigna (4), y Uriel a la de Liria (5), y Corbfn Carbó a la de Siete-Aguas (6),
ya la de Náquera Lluch Amal (7) y Seytre, y G6mez Nadal a la de Serra;
y el Dr. Beltrán Bigorra (8), que desde el estadio de las Ciencias Natura[es ha donado también su 6bolo a la Prehistoria; y el veterano D. Pascual Meneu en Bechí (9); y Guillén Benages y RivelJes GuilJem en Vi ver;
y los Sres. Baynat (10), Nebot y Tuixans (11) en ViIlarreal; y los Peris
Fuentes (J.) (12) Y (M.) (13) en Burriana y distintos puntos de la provincia -de Castellón, así como igualmente [os Porcar y Esteve; y Monzó
Nogués en Ludiente y Torrechiva; y el conocid[simo investigador Cabré
(14), en la Vallforla y distintas partes de Teruel; y, en varios puntos
de esta misma provincia, el cronista deCalaceite D. Santiago Vidiella(IS)
y los Pérez Temperado (16), PalJarés y Ejérique, y finalmente, Zuazo
y Palacios, que en los confines de Albacete y Valencia, especialmente
Meca y el Cerro de los Santos, ha efectuado investigaciones apreciables,
de todos conocidas (17).
También algunas entidades se esfuerzan en llenar el vaclo que se
nota en nuestra Región - en cuanto a Prehistoria se refiere - casi
todas sin medios económicos, y hemos de señalar entre ellas a las CoViñ,s. I
Burgulfa.
(3) Vali,nt,.
(4) Grau.
(5) Urill.
(6) Corbin. Ca5.; Corbin. Rai.
(7) Lluch.
(B) B,llrdll.
(9) M,nlu. Cas.: Meneu. Pui,.: Menlu. Sal.
(10) Sos. Est.
(I!) Trlixans. Clla.: Tuixans. Fil.
(12) ¡PF. E~arctos.
(13) MPF. Mirabel.
(14) Bfluil. Cabr~.; Cabr~. Alb.; Cobr~. Arlt.; Cabr~. A/lts.; CQbr~. Alaila.:
CJb'i. Brone"5.: CQbr~. Ctr.; Cabr~. Estiles.; Cabli. Exc.: Cabrl. Hall.: Cabrl.
Ob;.; Cabrio Osar.: Cabrl. Pe/l.: Cabrl. PIra.: Cabrl. T,s.; Cabrl. Vall.
Debemos advertir, que en ~te pun t o, no citamos mas que levantinos trabal ando
en Levante y las sus obras que de esta Región traten, bajo alguno de los aspectos
prehistórleos de la misma, oon exclusión de las que queden al margen de los estu·
dios prerromanos.
(15) ViditllQ. Cal.; Viditllo. Est.
(16) Cabr~. Pirtl.
(17) Zual~. Bib.; ZuaJO. Matio.; Zualo. M«a.; ZualO. Mont.: ZUQzt). Trab.
-115(1)
(2)
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4
NICOLÁS PRIMITIVO CÓMEZ
misiones de Monumentos de Alicante y de Albacete. a la Sociedad Castellonense de Cultura, al Laboratorio de Arqueología de la Universidad
de Valencia, al Centro de Cultura Valenciana y a nuestra Diputación
Provincial; habiendo dado esta última un gran Impulso a los trabajos
de investigación (1) que han permitido iniciar un Museo en el que, en
corto tiempo, se han acumulado ya restos que comienzan a descorrer
el velo del pasado valenciano y a contribuir a la Prehistoria Cenera l.
La meritoria actitud de nuestra Diputación, secundada por el Director
de dichos trabajos, nuestro entusiasta Ballester Tormo, ayudado por
el Dr. Pericot - al que hay que considerar como un valenciano más y D. Mariano Jomet. entre otros, merecen un sincero aplauso de todos
los amantes de estos estudios y nos impulsan a desear que tal condlcta
sea imitada por otras entidades de nuestra Región, en bien de la cultura
patria.
Sin duda hemos dejado de mencionar personas y cent ros que en
Levante laboran en pro de la Prehistoria; pero acháquese a la fa lta
de relaciones en que muchos estudiosos se desenvuelven, lo que es
pernicioso para la investigación; y por esto no nos cansaremos de aconsejar que todos los que se sientan con ánimos de colaborar, de una
manera sistemática y con miras científicas, al progreso de la Prehistoria de nuestra comarca, se dirijan a las entidades que en ella se preocupen de tales trabajos, seguros de que serán acogidas amorosamente
sus consultas y tendrán una guía que permita aunar esfuerzos, a fin
de llegar a un plan de conjunto, que impida la pérdida de datos interesantes, a veces conseguidos a costa de grandes sacrificios pecuniarios.
y comenzamos nuestra labor, una vez cumplimentado este pequeño,
pero necesario, deber de cortesía.
11
LAS ESTACIONES PREHISTÓRICAS DE ALTURA
Entre las estaciones arqueológicas más fáciles de descubrir, están
las situadas en alturas; a veces, las ruinas de un castillo medieval nos
inducen a buscar, y allí se encuentran restos de edades pretéritas;
cuando no, la situaciÓn junto al paso de un camino antiguo, al ma rgen
de un río, a la vista del mar o a espaldas de una población actual, coincidiendo con puntos quebrados, de fácil defensa; o guiados por la topo-
(1)
S6l1icio.
-
116 -
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UN "HIATUS" PREHISTÓRICO
5
nimia: Alcalá, Ala/aya, Bastida, Balerfa, Castell, Caslellar (1), Casfellef
Castillo , Castillejo, Talayuela, etc.
Por esta facilidad misma de invenci6n, estos puntos han sido expo·
liados desde antiguo: por los buscadores de tesoros, por simple curiosidad, por los amadores de cosas antiguas y por los que se aprovecharon
de los restos para construcci6n de sus viviendas; todo lo cual, unido a
la acci6n devastadora, continuada, de los elementos, sobre todo las
aguas, ha hecho que, en la mayor parte de sitios, apenas existan señales,
teniendo, muchas de ellas, completamente desnuda su superficie; algunas con ingentes riscos completamente erosionados, que llevan al animo
la duda de que allí hubiese podido haber estaci6n humana, de no encontrar en los intersticios, y escalonados en las faldas, restos testimoniales que lo aseveren.
Por esto, a [a facilidad de hallarse con restos prehist6ricos en las
alturas, se une la dificultad de encontrar estaciones excava bIes, como
la afortunada de E/s COn/el/ars, encima del Mas de Menenle (Alcoy),
dada a luz por Ponsell Cortés (2), en donde, distintas causas, han permitido que se conservasen muchas piezas intactas, incluso casi licios,
todavía con su enlucido yesoso.
Casi todas las excavaciones efectuadas por los hermanos Siret lo
fueron en lugares elevados, mas o menos inaccesibles, y constaron de
dos partes: las viviendas y las sepulturas, y mientras que, gran número
de estas, fueron halladas vírgenes de saqueo, permitiendo un estudio
profundo sobre las costumbres funerarias de aquellos remotos antepasados, las viviendas apenas proporcionaron material; lo que es 16gico, ya que, en todas épocas, debieron ser materia de latrocinio, aparte
del expolio, consiguiente a su destrucci6n o abandono.
Estos puntos acantilados y fácilmente defendibles, por este hecho,
en todo tiempo pasado, en que la humanidad se vi6 ne~sitada de
defensa, han estado en peligro de ser ocupados, y muchos de ellos lo
(1) Se da el caso, hasta ahora, de no haber encontrado ningún punto apellidado
CastellaT, situado en altura, que no haya tenido restos lb~rlcos: habd. podido no
tenerlos de las primeras edades del metal, ni anteriores; o no haberlos tenido poste·
rlores a lo ibérico; pero de esta ~poca., Indefectiblemente los tenlan. Por eso aconse·
Jamos a los investigadores que, alll donde se encuentren con este topónimo, aunque
no hallen restos superficiales nI en las laderas - tal ve: porque estén cubiertos por
otros más modernos o por abundantes aluviones -, si no estA completamente
denudada la superficie, hagan catas, que es casi seguro que encuentren restos ibéricos. Por esto tambl~n, all! donde este topónimo se encuentre en llano y lejos de
todo monte, debe suponerse, en principio, que recuerda una estación ib~rica de
llanura y tal, es po51ble que ocurra con nuestro poblado de tCastellart, cerca y al
rnedlodla de Valencia, a bastantes kilómetros de lomas y montal'ias.
(2)
PonS$/I.
-117-
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NICOLÁS PRIMITIVO C6MEZ
6
han sido. por este motivo, en distintas épocas; pero como no siempre
el hombre ha coincidido en todos ellos, resulta que, mientras unos fueron
ocupados en una sola etapa, otros lo fueron en dos y hasta, en bastantes,
se pueden señalar no menos de tres épocas distintas de ocupación;
fenómeno que ya, en otro sitio, hicimos resaltar (1).
Las eslaciones de ladera, es decir, las situadas en el talud de [as mono
tañas, como la de San Antón de Orihuela del Segura, deben corresponderse, gran parte de ellas, con las de altura - cabezos y muelas (2)ya como sus escombreras. ya como sus necrópolis, ya como las poblacio-
nes sucesoras; por la tendencia a descender de los riscos, cuando ha
pasado el motivo por el cual buscaron una situación de defensa.
Los S!ret señalan edificaciones fuera de los cerramientos de muros
defensivos, en varias estaciones - Ifre, Zapata, El Oficio ... (3) - Y
en las vertientes, así como sepultu ras, a pesar de la tendencia manl ·
fiesta a enterrar, no s610 en el recinto, sino en sus mismas viviendas (4) ,
y estas prolongaciones, más que contemporáneas de las poblaciones
encasti11adas, pudieran ser las inmediatas tendencias al descenso, ya que
es difícil pensar en viviendas cercanas al exterior del muro, cuando
éste tenía un valor militar inmediato. Los mismos autores se inclinan
(1)
Ni,. Sil. p. 196.
(2)
Los Siret, al hablar de los restos que se hallaban en la ladera de San Antón,
de Orlhuela, dIcen (1): .Crelamos nosotros que estos escombros deblan provenir
t odos de la estrecha explanada que aparece sobre la cresta pelascosa, en la que
debla haber existido el caserlo; cuando al explorar este sitio, nos encontramos con
una superficIe muy escabrosa, presentandose la roca pelada por toda:¡ partest.
Posteriormente, La:¡ excavaciones de l p, Furgus pusieron de manifiesto que dichos
restos proccdlan de una e:densa necrópolis sItuada en dicha ladera; pero nosotros
creemos que esta obedecla a una estación situada en la c1Í.5pide, no siendo suficiente
el que no queden arriba m:s que Las rocas peladas pata negar que haya existIdo,
pues asl ocurre en muchos lugares faltos de meseta o de muros que contuviesen Los
objetos, y todavl.a existen muchas estaciones arqueológicas comprobables, en que,
s[ no fuese por [os escasos testimonios fehacientes que restan, nos parecerla impo.
sible la situación de viviendas en semejantes riscos.
Algunas estacIones de altura comprueban su pel'llistencia en las laderas o cuando
menos su traslado por los elementos, como las citadas m:s abajo, de los Slret, y la
antigua Lo.dera y Meseta de San Migu'¡, de Orihuela del Segura, citadas por Gis·
bert (2) y Vllanova y Rada y Delgado (3) y la otra Lodera de Canosa del Segura
que excavó e[ P. Furgos (4), cuya situación silenció !ste por temor a que la estropea·
sen los .busca·tesorOSt, tratándose. al pllreQCr, de una necrópolis del bronoe.
(3) Sirlt, Mil" p. lI O, 127, 128.239.
(-4) Sirtl. Mil" p, l~, Y passim,
(1)
(2)
(3)
5Irt/. Mil. p,309,
Gi~b",. p. 16.
VllalWlla. Rada. p. 0462.
(4)
"url llt. N".
-
•
118 -
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UN "HIATUS" PREHISTÓRICO
7
a aceptar, en Fuente Alamo (1), un descenso de la población de la
acrópolis, ocupando las vertientes, en tiempo posterior.
La probabilidad de invención de estas estaciones, estriba, a veces,
en la importancia de la estación de altura, pues siendo, posiblemente,
las pequeñas, simples atalayas o túmulos, más que viviendas, el rastro
de supervivencia que dejaron tras sí debió ser escaso y problemático;
aparte de que toda construcción en ladera es destruida prontamente
por los elementos, ya que, formada en parte por medio de ribazos, para
conseguir planos para el asiento de viviendas, aquellos son deshechos
por las aguas, cuando se dejan abandonados; como ya observaron en
lfre los mencionados hermanos Siret (2).
Otro tipo de estaciones interesante a nuestro estudio, por su sincro·
nismo con las de altura, 10 forman las megalíticas que, en nuestra Región,
no ha sido claramente señalado todavía, a excepción del clásico y problemático del Cas/elle! del Porque!, en la OUería, y de algunos otros
igualmente dudosos.
La ausencia, hasta ahora, de esta clase de construcciones prehistóricas, ha dado lugar a la creencia de queen Levante no las haya habido.
Pericot (3) hace resaltar la falta de dólmenes entre el N. de Cataluña
y Andalucía, y Obermaier (4) publica un mapa del suelo peninsular
en el que, si bien aparece esta Región sombreada con algunos puntos,
es debido a datos dudosos como el citado del Cas/ellel del Porquet (5);
mas nada hay de concreto todavía.
En Cataluña faltan también en las zonas bajas del país, como si
los constructores de dólmenes tuviesen preferencia por los sitios mono
tañosos, explicándose Pericot esta carencia (6), por la intensidad del
cultivo, que habrá ocasionado su destrucción en las partes bajas.
Sirel. Mel .. p. 255.
Sird. Met. p. 109. Cuando contemplamos la poblaci6n de Chulilla (Valen.
cia) y otras, situadas en vertientes de rapidísimo lalud, no podemos menos de pensar
(1)
(2)
que, si en el futuro son abandonadas. serán necesarios poCO$ siglos para que nadie
crea que alli pudo haber población, ya que, sobre no quedar resto alguno. deshe·
chos y arrastrados por las aguas. se contemplar:!. una vertiente pronunciada y
desnuda.
(3) P~,/cot, p. 19.
(") OtN,. Mata. p. 9.
(5) Adem¡s del Cas/el/tI del Porque/, en la Ollerla. :;e cita el del Mun/6 de les
MtnU,es. de Ayelo de Malferit, y otro. m¡s problem/lllco todavla, en el Cas/illo dtl
10$ MQS(;onl$ de Bicorp (1) Y aún otros, no m¡s seguros. en la provincia de Gaste·
lIón; uno de los cuales. de Segorbe. publicado pclr Huguet (2) como dolmen. parece
tener de ello muy poco.
(ó) Perico/, p. 21.
(1)
(21
V6ue ",ti adelante la
H~, ..". p. 19.
blbIIoC.afl~
de e.tas Ires "taclones.
-119 -
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8
NICOLÁS PRIMITIVO CÓMEZ
Estas faltas arqueológicas en terreno llano, no son exclusivas en
los megalitos, ya que pueden también ootarse en otras épocas más
modernas, y aun, actualmente, es en las partes montañosas, pobres e
¡ntdeadas, donde se conservan los monumentos antiguos, mientras
que, en las partes bajas, de ordinario más ricas, continuamente renuevan
sus monumentos 0, sencillamente, los hacen desaparecer cuando, ya
anticuados y fuera del gusto del día, estorban (JI) para la vida más
modernizada.
y ésta, es posible que sea una concausa de la falta que observamos,
porque no nos parece lógico que, una civilización tan extensa como la
megalltica y tan duradera, haya dejado claros tan notables, precisamente en los puntos en donde creemos que debió tener mayor desarrollo y esplendidez por la riqueza y exhuberancia vital de las regiones
en donde se nota esta carencia, que tenemos el convencimiento de que
no es debida a que dicha civilizaci6n les fuese ajena, sinoa causas posteriores que la destruyeron, al parecer, de raíz; siendo éstas, principalmente, el ansia destructora de los buscadores de tesoros y lo que llamaremos voracidad de la piedra constructiva. Por la primera causa
quedaron los monumentos al descubierto, y por la segunda fueron utilizados como fácil cantera; y aun vino posteriormente la agricultura
nivelando los túmulos y amontonamientos de restos que quedaron
auxiliados por [os aluviones de los rios y torrenteras; desapareciendo
de cuajo los megalitos sin dejar rastro siquiera, como resulta hasta
ahora, bajo el espeso sudario de los arrastres de las aguas y del polvo
atmosférico.
A este propósito queremos emitir todavía algunas opiniones más
sobre la probable existencia de megalitos en la Región valenciana y
las causas de su desaparición.
11 1
EL VALOR DE LA PI EDRA
Los monumentos megalíticos fueron expoHados desde los tiempos
prehistóricos y, seguramente, debieron serlo ya por los mismos contemporáneos; así, el dolmen de Matarrubilla, di6 barros pintados ibéricos (1)
como señal del paso de los buscadores de tesoros en aquella prehistórica
edad ; que no se limitaron a los megalitos, como parecen atestiguarlo,
en las Cuevas del Sargal de Viver de las aguas - que excavan Guillén
Benages y Rivelles Guillén - el hallazgo de algunos fragmentos de
( 1)
ObeT. Mala. p. 55.
-120-
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UN "HIATUS"
PREHISTÓRICO
9
cerámica pintada de dicha época (1) entre los demás restos, contemporá·
neos de los dólmenes, probablemente; y muchas otras estaciones, como
iremos viendo.
En tiempos de Roma continuaron €-"poliándose estos monumentos.
En el dolmen del Romeral, por ejemplo, se encontraron, según Merge.
lina (2), fragmentos de tegulae e imbrices y un cuello de hidria que dan
fe de haberse verificado una expoliación en época romana; extendién·
dose también la acción de los depredadores de esta época a otros monu·
mentos de dicha edad, como la necrópolis de Filomena, en ViIlarreal,
en donde se encontraron monedas de emperadores romanos, según
Tuixans (3); y en el dolmen de Soto de Trigueros (Huelva), excavado
por Obermaier (4), fueron hallados, según éste, en la escombrera ex·
traída, fragmentos de ce rámica romana y árabe; demostrando estos
últimos que en época mahometana se continuó el saqueo devastador,
que sigue en nuestros días (5).
Estas depredaciones, aunque parezca una paradoja, debieron ser
mayores en las regiones ricas que en las pobres, por cuanto en aquellas,
el mercado es más extenso y no ya se limita a los objetos de valor In·
trinseco, sino a otros espléndidamente pagados, a veces, por coleccionistas·o simplemente caprichosos, y por los hombres de estudio; y así
parece significarlo el que muchos dólmenes se encuentran muy removidos
de antiguo, como lo demuestra el no hallarse en ellos, ordinariamente,
más que fragmentos con minutos de cerámica y huesos (6), y el que ape·
nas se encuentren hachas y otros instrumentos, en muchos, porque
debieron tener mercado, además, como amuletos. Véase lo que quedará
a la posteridad de los que se excavan actualmente con miras arqueológicas, en donde hasta se criban las tierras a fin de no dejar olvidada ni
la pequeñísima cuenta de collar.
Los buscadores de tesoros y antiguallas no llegan al punto de ser
litófagos y hacer desaparecer hasta el rastro; pero dejan al descubierto
la existencia del pedregal, y cada megalito queda convertido, por el
hecho del descubrimiento , en cantera fácil, lo que en tiempos pasados,
(1) Nic.Sarral.
(2) Mer. NtC. p. 84.
(3) Tulxans (J.), Comunlcacl6n al Centro de Cultura ValencIana, en primero
de NovIembre de 1922,
(4) Oller. S%. p. 22.
(5) Cuevl11as y 80uza (1) citan que, al principio del siglo XVII, Xohan VUqUCl
de Orxas, quej6se ante la Justicia de que, en el transcurso de pocas semanas, hablan
sido abler1a.s mAs de tres mil mlimoos.
(6) Ollv. Mata. p. 54; San. Caso p. 292; Sena. L/u. p. lO.
(1)
CII",,1/I11J.
8011111.
p. 7.
-121-
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10
NICOLÁS PRIMITIVO CÓMEZ
en los que la piedra era tan difícil de extraer, fué una condena a su absoluta desaparición y, aunen la actualidad, todavia, una de las causas,
seguramente la más importante, de la destrucción de los monumentos
arquitectónicos en despoblado, es el ansia de la piedra constructiva (1).
Pero es que, además, en tiempos pasados, el valor relativo de la piedra
era mucho mayor que el actual, por la dificultad de extracción. Hay
que haber visitado las antiguas canteras y aprendido el proceso trabaJoso de la obtención de los bloques, para darse cuenta del valor de un
sitiar en los tiempos megalíticos.
Valencia, ciudad grande y rica desde antiguo, está, en sus contornos
rocosos próximos, circuída de canteras que le proporcionaban las enormes cantidades de piedra que la abastecían para sus edificios, vías,
murallas, torres, puentes y pretiles. En muchas de ellas, abandonadas
hoy, se ven los señales de la antigua explotación yen algunas, como
las del Toy Pelat (Bétera), se puede contemplar todo el proceso de
arranque, desde el tormo (sillar), que está comenzado, hasta el que ya
se encuentra a punto de extraer. Da la sensación de que, estas canteras, fueron abandonadas en plena producción, repentinamente, y parece
confirmarlo el que algunos viejos canteros de Masarrochos, población
cercana, las conocen con el nombre de pedreres del pleit (canteras del
pleito), por algunas diferencias surgidas, tal vez, entre los tallapedres
(canteros) y el dueño de la loma donde están [as abandonadas tascas.
El cantero empezaba por desmontar el terreno de acarreo hasta
(1) C6mez·Moreno (1) dilZ al hablar del dolmen de Viera , ... empezaron a
llevarse las losas... quid. para nuevos edificios.• Amor6s y Sancho, en su estudio
sobre el talayot d'Es Ra/el Cagallts (Manacor) (2), dllZn: tAl visitar por primera
vez el monumento, nos advirtió su propietario que estaba en vlas de una com o
pleta destrucción. ya que eran muy solicitadas las piedras para edificaciones en
las propiedades vecinas ...• ; Virgilio Correia cIta varIas alltas de las que tiene noticia y que se han perdido por completo, yen la desaparecida del Ouftliro da Forca (3), dice textualmente que: , ... deseando el propietario aprovechar la piedra,
mand6 excavar el anta ...• Muchos casos podríamos citar de destrucción de monu·
mentos, por el afán del aprovechamiento de la piedra; pero nos limitaremos al heoho
curioso _ y que prueba hasta qué punto atraen los can tos y s!llares en disposición
de utllización - de un labrador que iba desmcntando piedras de la cap!l!a gótica
del Castillo de la Reina Mora, situado entre riscos Ingentes y de trabajoso acceso.
en término de Benifairó de Valldigna, llevándoselas. a brazOS, a algunos k!1ómetros
de distancia, a Tabernes, para ediflcarse su vivienda: caso que nos citó Vallente
Izquierdo, médico de dicha población, cuando, en nuestra excul"$lón a dicho Castillo
nos pareció ext ral'lo no encontrar caldas las piedras que faltaban, de reciente, en
dicha capilla.
(1)
G6"m.Ml)/'tlN". p. 87.
(2) "'_6s. 5"",11". p. 1%.
(J) C""I¡". p. J2.
-122-
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UN "HIATUS" PREHISTÓRICO
11
llegar a la roca apetecida y propia para obtener el sillar (1), y después,
señalando las proporciones de éste con el pico, cortaba un canal alrededor del bloque - para dejarle aislado de la peña - tan profundamente como fuera el espesor apetecido (Hg. 1, lám. A) (2) Y cuando
éste era alcanzado, cortaba otro canal para aislarlo según el grosor,
tan hondo como le era posible procediendo después a clavar cuñas
de madera seca en estos canales y, mojándolas, esperar que, al absorber
el agua la madera, por capilaridad, y tender a la hinchazón, hiciera
saltarel bloque apetecido; ytodavia, más o menos, se emplea en algunos
puntos este procedimiento para obtener pequeños bloques de areniscas
como en E/s Muntanyars de Jávea (fig. 2, lám. A).y en la playa de Calpe
(Alicante), habiendo sustituido las cuñas de madera, por otras de hierro.
Del valor relativo que tenía la piedra en la Edad Media, parece que
nos dé testimonio un acuerdo del Concejo de Valencia, de fines del
siglo XIV, en el que se pone de manifiesto que los Maestres Piquen
(Maestros canteros) se quejaban de que los lallapedres y los trajineros
de las canteras cometlan fraude en la piedra que extraían o transportaban (3), y también parece probarlo el que en muchos testamentos
(1) A veces, cuando el terreno que cubrla la roca útil estaba sostenido por In
costra de caliza cuaternaria llamada IQPQ~, no se desmontaba sIno que se obtenlan
loa bloques, mientras hubiese consistencia en dicha costra, formando cuevas a
menudo monumentales, como las indIcadas de us Vinyeles, Junto a las del TOf
Pelal.
(2) Bloque aIslado y a punto de clavar cunu para arrancarlo. En el TOf Pe/al
(s.§tera, Valencia). Antigua cantera abandonada.
(3) Manual. Follo lxxvJ vuelto: tAnno a natjvila/' dominLM.cec.1xxij. Die·
tuen"ls de mane,xxx. mensls aprills ..... Follo IXllvHj: Item com en Jacme cUbells,
.Maestre plquer, per si] per los altrts Maestres plquers dela dita Ciutat, hagu6s ex·
tposat al di! Consell que, per los Tallapedres, 9OCS, per aqullls qui tallen lIS pedrlS
ten la pedrera, a obs d,les obres dela dita Ciutat {e pt'r los Traglners deles dites
tpedres, eren retes alcunts fraus en consumament deles dltts pedres I en dan d"la
teOSa pública dela dita Ciutat; hagu6s, ulmateill, uposat que, p"r hautr mellorla
ti abondament deles dites pedres 11 que alcuna partldes de montanya, contigues
tal loch dela dita pedrera. rossen deslgnades i atorgades a ler lenya als tallapedrts
tI a lur vs, I qu" altrj no pogués aqui fer lenya, vul1i!.s per esquiuar contrasts j occa_
«slons I vullas ptr quels dlts tallapedrts no saquessen a pleujr deIs ceps d,les vinyes
tI altrlS arbreo Iruytals daqutlles partldes. E lo dlt honrat Consell no hagu6s pIe·
tIIura, jnformació I urtll!cació d"ls dlts affers, en quant catan en fet; per tal, delli'
tberadament I concordant I Comanáren als honrat! micer Ramo!! toba, jurat j
uduocat penslonat d" la dlta Ciutat ¡en Miqu.1 de palomar, Mostat;:af daquella, i
tan Jacme cubells, damunt dlt, que ells velen I regoneguen, dl1lgentment, los dits
taflers. E flta relació daqu.lls, als honrats jurats dela dita Ciutat I ab consell da·
tquelb, hi facen aquelles p"rulsions I establiments, simples o })enals, de part I en nom
ti loch dtl di! Consell, qu, a lur saujea I consultats segons es dit los dlts juratsV
.aparra mils tOer faedor.t (1 J.
(11
La puntuacl6n
e. nuaslra.
-
lZl-
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12
NICOLÁS PRIMITIVO C6MEZ
de dicha época, aparecen inventariadas cantidades Irrisorias de una
arroba. media y, aun. sólo de algunas libras de piedra (1 l.
Esta dificultad obligaba a escoger rocas blandas, preferentemente,
para la construcción: areniscas (rodenos) y calizas de las llamadas popularmente toscas, que tanto abundan en los alrededores de Valencia;
y puede observarse que casi todas las construcciones antiguas de nuestra
ciudad, están realizadas, generalmente, con esta clase de piedra: la
Seo, el Miguelete, las Torres de los Serranos, la Lonja, los puentes, los
pretiles, etc. Las canteras de estas calizas - el TOf Pe/al (Bétera),
les Vinyeles (Moncada), el Badall y l' Horlela (Masarrochos), etc., fueron
abandonadas por otras de calizas más compactas, al iovenir nuevos
medios de explotaci6n y mayores exigencias comerciales.
y si todas estas dificultades transcritas ocurrían en tiempos en
que las canteras empleaban ya herramientas de acero - aunque obtenido por el temple mediante la sangre de toro, los orines, los excrementos y otros medios igualmente empíricos, pero que daban al hierro
las condiciones apetecidas en aquellas épocas - piénsese en las dificultades de extracci6n cuando el hierro se obtenía sin norma que le diese
un apropiado temple o cuando s6lo se conocía la piedra (2). En estos
tiempos sería muy costoso separar los bloques de las rocas, como no
fuera aprovechando una grieta natural de las mismas, para aplicar un
tronco de árbol y hacer saltar el monolito palanqueando o por medio
de la aplicaci6n de cuñas o cuando la roca era blanda (3).
(1) Notals . • Die ventris xviij Kaltndas junlj (1348 ) ..... Item miga aroua dt
pedra ... ; Die lunl pridie Kaltndas julij (1348) ..... Vna aroua di pedra; Die macurlj
sexto nonas lulil (1348) ..... Item miga roua de pedra; Ole Jou!s Nono Kaltndas
augunl Anno Domíni Milles.simo cee xlIx ..... vna roua dt pedra ... ; Die ventris kaltndas augunl (1349) ..... Item vn aroua di pedra ... ; Ole luno prldlo nonas augun i
(1349) ..... ltem vna roua do pedra... ; Die marUs nonas augusll (1349) ... Item Ix
lliures de pedra ... ; Ole martis septimo kaltndas septembrlll ..... 111m mIga roua de
¡:¡edra ... : Ole martis viij jdus aprilis (1349) ..... 111m un canaslo 111m vn qulntar di
¡:¡edra trtS roues vna roua miga roua de pedra ....
(2) Hacemos caso omiso del bronce y del cobre, por ser poco aptos para los
trabalos de cantera, y es problem1tico que hayan podido adoptalU para tales
faenas, sobre todo el cobre, ya que, ciertas rocas, utll!:adascomo pIcos, darlan un
trabajo no inferior e incomparablemente m:!.s económico.
(3) Los hormanos Siret (1) hablan en Paruuelos do t ... losas de pudingas, pro_
bablemente cortadas en las orillas mismas del cerrillo .... y en o! Argar dicen que
.... las losas de que se hacia uso ... (en las cistas) ... han sido casi todu cortadu do
unos bancos de arenisca mic1cea ...I; tamblbn citan el empleo de tIalas de yeso cristaliu.dOt. En el Olicio dicen que .... en la cima de la acrópolis obl;brvanse pedazos
de callz.a arrancados del mismo suelo ocupado por las casas.... y se trata de .... ca·
111U blanquecinas cuaternarias (Iapaf) que iban a buscarse a lallanura ...• empleando
(1)
$[111. Mil. p. &3, L61, L67, 168 '1241.
-12
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UN "HIATUS" PREHISTÓRICO
13
La separaci6n del/ormo, de la roca de que forma parte, es sin duda
posterior a la posibilidad de trabajado del mismo, y por lo tanto, al
grabado rupestre. Este pudo practicarse algunos miles de años antes,
y de hecho se practic6, como indican los grandes relieves en roca: el
friso de Cap Blanc (Dordoña) , del magdalenense superior, con un cabaUo grabado, y las figuras de hombre y mujer, del oriñacense final,
del abrigo de Laussel, de la misma localidad (1) y en el dolmen de
Matarrubilla, cita Obermaier (2) una pila o altar de mármol jaspeado,
trabajado, aunque toscamente, con picos de roca, al parecer; y muchos
más ejemplos que se podrían citar del trabajado de la piedra, como
posiblemente anterior al arrancado de los grandes bloques.
IV
LA CONSTRUCCION DEL DOLMEN
Las canteras del hombre primitivo debieron ser principalmente los
delgados estratos, posiblemente desgaja bies - las costras de calizas
cuaternarias, las pizarras, las areniscas en lajas, etc. -los cantos
erráticos de tos deshielos, los lechos de los ríos y las faldas de los montes,
también •... lajas de arenisca, terciaria ...•. Hablando de las losas empleadas en el
Argar dicen; •... la operaci6n de descubrir y arrancar esas losas no deja de ser
bastante laboriosa; y el transporte de las mismas a la poblacl6n (El Argar) con
bestias de carga, tampoco debla ser muy cómodo ...•. Cóme:-Moreno (1) dice, refiriéndose a los d6lmenes de Menga y Viera, que •... su piedra es una brecha caliza
amarillenta con granos de CUartO y de formaci6n triásica probablemente bajada del
dominante cerro de la Cruz, donde se ve manifiesta la cantera...• y Mergellna (2) tu.·
tando de la misma, al estudiar el dolmen de Menga, hace observar que .... todavla
puede determinarse en esta primitiva cantera, el lugar de donde :;c extrajeron los
enormes monolitos .... y, a continuación. que f ... para formar la cubierta pudieron
desgaJa~ un gran número de monolitos, de los que sólo cinco se admiran .... Es
asombroso pensar que los enormes bloques de estos d6lmenes pudiesen desgajarse
del monte a golpes de piedra: pero el trabajado de los mismos de que se hacen eco
Cóme:·Moreno y Mergellna, contribuyen a asegurar que asl sea, además de que
en las rocas blandas y en las más o menos friables. atacables por el marUllo de
piedra, nada se opone a que :;cemplease el mismo procedimiento de extracci6n por
corte en canalillo y cul'las de madera que hemos indicado más arriba.
(1) OINr. Fosi/. lám. VII y Hg. 91.
(2) Ober. Mala. p. 52.
1L) G6mu .Mcrl1lo. p. 84.
N".. N«. p. SS.
12)
-
125-
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14
NICOLÁs PR IMITIVO C6MEZ
con las losas desprendidas por los elementos naturales (1); desde cuyos
puntos trasladaría los bloques al lugar de emplazamiento, por medio
de rodillos o angarillas (2), aunque dudamos que este último procedimiento pudiese ser empleado cuando el peso de las losas fuese excesivo,
y en algunos casos alcanzaba bastantes toneladas (3). Lo probable es
que el medio más usado fuese el de caminos de rodamiento formados
por polines y que colocando los tormos sobre dos troncos largueros,
formasen una especie de carro ~ de modo igual a como todavía se
suele hacer en las canteras, para desplazamientos cortos - y llevando
palancas, los peones que marchasen detrás, para evitar el retroceso y
ayudar el avance, y cuerdas y correas los delanteros. ayudados por
bueyes, ir desplazando el bloque hacia el lugar apetecido, construyendo
rampas y terraplenes para salvar [os desniveles y los fosos, o bien poniendo troncos, formando puentes y declives, sobre los que correrlan
los rodillos que conducirían las a modo de galeras, formadas con las
pIedras transportadas y los troncos largueros, quedando, en principio,
formlda, rústica y elementalmente, la caja del carro; y el hecho de que
la misma raíz haya sido aplicada al vehículo ya las piedras y canteras,
parece querer significar que fué en esta época cuando tuvo origen el
carro y la carrela, porque también carreau, carrjir~ y carriera, de la
(1) Vldal (L. M.l (1). publica una fotograHa donde pueden observarse las losas
calizas desprendi~ndose del monte como ruinas naturales, fen6meno que podemos
contemplar alll donde existan estratos de eseaso e:Jipesor alternados con otros ticilmente erosionables, y en muchos lugares montal'losos hay puntos - montes, faldas
o barrancos _ que ostentan los nombres de Can/alar, Losar o Molar, en algunos de
los cuales todavia comprobarnos la existencla de canteras naturales.
Este desprendimiento de monolitos, muy frecuente. es sel'lalado por Senent (2)
en la Mola d, Morella la Vella y nosotros, entre otrOll sitios, 10 hemos observado
en Morrtdondo, estación prehistórica de Torrente (Valencia). en donde se desgajan
bloques de diferentes tamaños, llamando la atención el que aqul sólo quedan los
miU recientes, sin duda porque los antiguos fueron utilizados.
(2) Corrtia, p. 65.
(3) Cazurro (3) calcula que la cubierto. del dolmen del Mas·Pui" de Darnius,
que es de granito. pesar~ alrededor de 9 toneladas; y GÓmez.Moreno, refiriéndose
a los dólmene~ del Romeral y Viera (4). dice: l ... ni los ponderados megalitos fran.
ceses creo que sean capaces de ostentar serie tan gigantesca de piedras puestas en
obra como que la mayor del Romeral calculo pesarA unas 75 t oneladas, y en Menga
llega al limite nuestro asombro al ver otra de 68 metros cúbicos, cuyo pe50 no baja
de 170 teneladas ...•
(1)
(2)
(Jj
(4j
A NI/arl. J908. p. 5-tS.
S#'II"'. MM".
CUI/rro. p. 57.
G6/f11Z·MoUNO. po 107.
-126 -
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UN "H IATUS" PREH ISTÓRICO
15
misma raíz, se refieren a las rocas, lo que certifica Carrara, famosa cantera italiana de mármol (1).
Los megalitos, ordinarlamente, se construían con la pied ra del mismo
lugar o proximidades (2) ya que, regularmente, son de igual naturaleza
que el suelo en donde están; resultando por esto que unas veces son
de granito, otras de pizarra, de basalto, de cuarzo, de areniscas, etc.
Esta diversidad demuestra que no había preferencia rltual por una
determinada clase; se echaba mano del material de que se disponía y
les agradaba, cercano o alejado, y por eso, cuando aparecen rocas distintas del terreno en donde están, hay que achacarlo a la carestía de
losas utilizables en las inmediaciones, que obligó a buscarlas en los
losares y canta/ares más lejanos, más bien que a necesidad de índole
religiosa.
En el dolmen de Cabana arqueta (Espolia), las losas graníticas están
en terreno pizarroso y según Cazurro (3) .... las hubieron de arrastrar
desde el punto donde se encuentra el granito, a lo menos a un kilómetro
y subirlas a lo alto de la loma, con un desnivel de más de 60 metros ....
El mismo autor cita el de Arregañats (4) en el que se produce idéntico
fenómeno y Obermaler en el repetidamente nombrado de MatarrubilIa (5) supone que uno de los materiales, el granito, de que está compuesto ... . ha sido acarreado desde una distancia de unos 20 kilómetros, por 10 menos .... Más, todavía, demuest ra n nuestro aserto, los dólmenes en donde las losas son de distintas rocas, como en este último
citado, en el que, a las de arenisca, recogidas en los alrededores, se unen
las de granito, Igualmente citadas, traídas de lejos, y el bloque de
( 1) No podemos menos que hacer observar que una de las maderas mb resiso
tentes de nuestro pals, la encina, lleva el nombre popular de ,ar,a$i;a - en Levante
es el nombre con que se la conoce - . Con esta madera se suelen construir todavía
las partes principales y de mAs resistencIa de los CorTOS.
El sufijo ase parece Indicar abundancia y tamafio. y asl se comprueba en peilasco,
de peña. y chubasco, del galalco·portugu&l ,huva (lluvIa). vi~ndosc en esto el es·
trecho parentesco de dicho sufijo con el adverbio eús kera aslco (mucho).
La ra lz carr acabamos de ver que no s610 significa vehlculo sino pena. y d~ndole
a ase el significado que hemos dicho, podremos traducir carrasca qui:á mb bien
que por tcarro grandeJ por tpelasCOt o ~ran losa.. por haber servido duran te largos
siglos, en los d6lmenes, para la construccl6n do puntales, palancas, cuñas y puntos
de apoyo; pero, princIpalmente, como polines o rodillos, que es de donde posible·
mente le vino el nombre. Otra madera que por lo resistente pudo ser empleada. si
es que yaexistlaen nUC$tro pals en aquellasedadC$. es el algarrobo, ya que su nombre
crecmos que equivale a ti carrobo. tambi~n de ,orr,
(2) Cazurro, p. 10.
(J) Cazurro. p. 40.
(4) Cnlurro. p. 46.
(5) Obe,. Mala. p. 44.
-
127 _
•
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16
NICOl.ÁS PRIMITIVO C6MI!.Z
mármol, para formación del ara; y Coneia (1) cita en el anta octava de
la heredad de la Caeira, el caso de un sostén de granito entre varios
de pizarra.
La inclinación sistemática de los monolitos parietales dolménicos
hacia el interior y la existencia del túmulo, en muchos de ellos. parecen
denunciarnos claramente la técnica de la construcción de estos monumentos, que se efectuaría propablemente de la forma que sigue: Aportados los bloques y demás materiales necesarios al lugar de emplazamiento. se procedía a la construcci6n de lo que en la termlnologia de
la fundición llamamos un naya (núcleo), es decir, a formar el bastimento
que había de oCl:1par 10 que luego iba a ser el hueco interior del dolmen
(fig. 1, a). Este cuerpo, bastante fuerte para no hundirse al peso de
FI:. l. COflllrueel6n de IIn dolmen: a, oúeleo o .noyo.; b, 1o$U; e, pallnel.: d, pvnlos
~e apoyo ~, las palancas; " laIlJaI par. planlar .... tola, hrKhu
las losas, tendría las paredes suficientemente Inclinadas, formando
una pirámide truncada, a fin de que las piedras, al ser levantadas derechas, pudieran llegar a descansar sobre el naya, evitando el peligro de
que cayesen hacia el exterior o interior, si se plantaban verticales,
dada cuenta de la falta de base estable, en tales bloques, de cantos y
caras desiguales (2) y por lo tanto, difícilmente situables en posici6n
Corrtia. p. 52.
(2) M~llda (1) al hablar de las piedras que componen un dolmen de la Vega
del Cuadancll, dIce de estas que están , ... mejor labradas ... que en [os antedi·
chos.... ; pero por las fotograflas de unos y de otros se vequcson cantos Irregula·
res sIn labra de escuadrado. por lo que la frase mejor labradas. debe ser s610 una
manera de decir, que se presta a confusIón. Pericot (2), refirl~ndose a los catalanes.
opina que t ... en ningún caso ... puede asegurarse la ellistencia de un labrado de las
losas...' No obstante, en otros monumentos encontramos la labra de la piedra; C6me~·
Moreno (3). hablando de las losas que forman el dolmen de Viera, dIce: t ... MI pri·
(1)
(1)
(2)
(3)
Mllida. p. 9 y 14m. V.
Ptritol. p. 22.
G6_.Mr;wr".,. p.8S.
-128 -
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UN "HIATUS" PREHISTÓRICO
17
normal al suelo, y era por esto necesario que la construcción se hiciese
as[, para que pudiese realizarse con absoluta seguridad, pues téngase
en cuenta que, si bien se encuentran bloques parietales, en los dólmenes que, a pesar de estar inclinados, se mantienen en situación de equi·
librio estable, por caer su centro de gravedad hacia el interior de su
base los hay también muchos, quizá los más, en posición inestable, y
éstos había que retenerlos - que es el motivo de la construcción del
núcleo-hasta su fijacIón y el acabamiento de la obra; con lo que
quedaban, además, solidarios unos de otros.
Practicábase alrededor del núcleo una zanja para albergar dichos
pies derechos b, haciéndola lo suficientemente profunda para que, una
vez las losas derechas y apisonadas con tierra y cascote, se mantusiesen
en su sitio, después de deshacer el noyo. Los bloques b se colocaban
acostados y apuntando - lo que habla de ser base - a la zanja e,
perpendicularmente a a y situados a su alrededor; y una vez hecho esto,
con palancas e se iban levantando los bloques, y rellenando con piedras
mera impresión, viendo la e$merada labor de las mismas, su lisura y ajustes. que
apenas dejan resquiclo, fu~ creer en el uso de herramientas de metal; pero exami·
nando con detención, ¡amb he podido rastrear su huella, y por el contrario, algunas
piedras, hacia la boca del corredor, que se labrarlan a lo último, presentan su haz
lleno de concavidades redondas, hechas con un instrumento romo y contundente,
con el ci ncel o hacha de piedra. con que se procederla. machacando mils bien que
tallando. de conformidad con la naturaleza de la roca, desmoronadiza sin gran
esfuerzo. cuando aún conservase el agua de cantera.... Obermaler (1), refiri~ndose
al de Matarrubilla. dice que t ... ninguna de las piedras de cubierta muestran huellas
de aparejo de t rabajo, si no que se trata s610 de piezas usadas en el mismo estado
en que se encontraron en las canteras próximas .... ; pero al hablar de la pila o altar
de m1rmol hallado en el mismo, dice que est1 tallado y t ••• los surcos de la talla son
cort05, poco agudos e irregulares, lo cual hace suponer, desde luego. el que fuera
picada la depresión, lenta y trabajosamente, con martillos de piedra. mils que con
herramientas de me ta!.. .• : también en el dolmen de Viera, aparece una puerta
cortada en uno de los monolltos, y unas en talladuras importantes, lo cual t ... no se
realizó si no con Instrumento de piedra ...• (2),
Es, pues, indudable que se trabajaban las Josas algunas veces: pero de ordinario,
se utlllnban en bruto. La piedra se labraba, se pulla, se grabab", - como 'Ja hemos
indicado mils arrlba-~ perforaba y hasta se aserraba, $egún dloe Munro (3) al
hablar del palafito del lago de Mooseedorf - cant6n de Berna - que atribuye a
la Edad de Piedra: 1... 1, scia" d, lo pieT" Ilail ,0nllu d al/I! Ipoque. ai"si qUI! le
dlmonlre1l1 lIS porfians d, pieT"S 91('on o fToullhtS sciúS,,,t; pero no se refiere sino a
pequeflas porciones.
(1)
O/ur.
(2)
Mno. N«. p. 78 1 79.
13)
M~n'Q.
MaIQ. p,
52
p,80,
-129 -
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18
NICOLÁS PRIMIT IVO CÓMEZ
y tierra el espacio que quedaba hueco por debajo (Fig. 11 g. g) para que
los sostuviese; detalle muy esencial a tener en cuenta, porque iba
formándose un piso alrededor de a que permitla el accionamiento de
las palancas y peones cada vez más arriba. a medida que las losas b', b",
s~ levantaban; y de esta manera, elevando alternativamente los tormos,
el suelo, los hombres y las palancas, acababan por enderezar los monolitos b' b" y tener al mismo tiempo casi formado un túmulo g, (,
producto de la técnica constructiva y no del ritual funerario (1).
Una vez todos los bloques descansando en el noyo y relleno el es-
Flg. H. ConllrucclOn de ~n dolmen: //, noyo; b' b", 1
000al: ,', pa¡anc.; d, punl o
de apoyo de la palana: ~', 101(1: t ,', hrra,lfn.
(1) Hemos de dar somera cuenta de algunas opiniones vertidas sobre construcción de dólmenes; GÓmez·Moreno (1) presupone el támulo hecho al empezar la cons·
trucclón, cuando dice: t .•. primero formaban la caja del edificio en medio del tú·
mulo; sublan por el las piedras ... deJábanlas caer luego en la cortadurA, resul.
tando, a poco trabajo, cubiertas.... Aparte de que levantar las losas y desllzatlas
resultarla muy dificil en este sistema y el descendimiento por la cortadura, a medida
que ~ta fuese mis profunda, convertirla el tormo en un terrible arriete, cuyo manejo
y dirección seria temerario, peligrando la integridad del mismo bloque, el dispendio
de fuerza habla de ser muy superior, pues calculando, Erosso modo, un tormo de
20 toneladas, elevado a un túmulo de unos tres metros, consumirla no menos de
6O.CXXI k!lográmetros, sólo por este hecho. sin contar su enderezamiento y descenso,
al que no hablamos de conceder menos de JO.CXXI, que es 10 que, a 10 más, consumiria por el prooedimlento de las flp. 1, 11 Y 111, es decir, una tercera parte so·
lamente.
Mergelina (2) cree que para conslrulr el dolmen de Menga L. se eligió un cerrete
próximo, constituido por una toba caliza, fácil de trabajar. En la parte superior
de ~te se abrió un ancho foso, lo suficientemente capa.¡: para albergar el monu·
mento... Alrededor de esta excavación por el interior y próximo a las paredes, se
abrió una zanja de unos 30 centlmetros, que habrla de servir para la cimentación ...
se subieron los monollto$ hasta la parte superior del oerrete excavado, y con ayuda
de palancas, se fueron desllumdo hasta caer sobre la zanja.... El prooedlmlent o es
esencialmente el mismo preconizado por su maestro, y si realmente el dolmen, como
dice, está Incrustado en un cerro caJlzo y la caja del megalito se ha cortado en el
mismo, nada tenemos que objetar, y el procedimiento, efectivamente, debe haber
:ddo, mAs o men~, el descrito; pero si no es tal cerrete y si el túmulo artificial, como
(t)
(2)
G6mu.MQ""Q. p. 86.
M~,. Net:. p. H.
-
130-
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UN "HIATUS" PREHISTÓRICO
19
pacio 1, que pudiera quedar entre aquéllos y el terraplén que habíase
formado para levantarlos, el poner los de la cubierta h (Hg. 11 1) era
sencillo para aquellas gentes acostumbradas a trasladarlos desde muchos
Flg. 111 . Conl lruccl6n d ~ un dolmen! 6". losas d~cchll; ,', t~Tlpl~n; h, 101& d ~
cubltrta; /, amontonam ie nto de tierra pita evitar II l1uvll en el Interior: i, muros
d. contfllcl6n del lelTllplfn,
posiblemente lo sea, 6ste ha debido ser consecuencia de la construcción del dolmen
como hemos hecho ver.
Mergelina llama textra!!'a Inclinación, (1) a la que presentan las losas derechas,
hacia el Interior de esto~ monumentos, como se ve en b" (Hg. 111) Y en un dibujo
que publica. representa dichos bloques en equilibrio Inestable, diciendo que .... el
mismo peso de la piedra Impedirla a 6sta venocl'SCl hacia el Interior de la construc.
cI6n .... lo cual podrla ocurrir en aquellos casos en que el centro de gravedad cayese
dentro de la base, pero no en los dem:.s, que seria 10 m:.s frecuente, sin duda. Al
pensar dicho prehistoriador en la colocación de las piedras de cubierta, se ve compe.
Iido a rellenar el Interior del dolmen de piedras y tlerra. Esto pone de manifiesto la
16gica de la construcción del IIOyo o (fig. 1) desde el principio, a fin de descansar
las losas parietales sobre ~I y poder poner la cubierta.
El procedimiento de excavar la fosa para luego revestir Interiormente las
paredes de losas, es el seguido en las cistas, generalmente de paredes de lajas delgadas (2). pero dificil mente se hallarán dólmenes que no est~n o exentos - excep·
tuando la :.anJa de cimentación -o recubiertos de un tómulo artificial, porquo
6!te. repetimos, es, en su origen, lógica consecuencia de la construcción de los gran·
des dólmenes y ademb porque, vaciar la caja de &tos en un cerro, para luego introducir a11l los monolltos, es de dificultades tan enormes para aquellos prehistóri.
COSo que nos atrever!amos a callflcarlas de insuperables, y as! lo vló ya Ca!!.al (3),
y el mismo Gómez·Moreno (4), preveyendo esto mismo, supone, para llevar a cabo
la construcci6n, a su modo , ... un sistema de mecánica duarrollada, que es dificil
Idear aqu!, por mucho que se avispase el ingenio de los andaluces .... y esta duda
sobre la capacidad de estos prehistóricos, le lleva a suponer que fueran fenicios los
arquitectos ' ... pues ellos, por su aprendizaje con los egipcios, se adiestraron en el
empleo de materiales corpulentos... , Nosotros, al contrario, clllemos que, para la
~nstrucci6n de los mis grandes dólmenes, bastó el conocimiento práctico de la
palanca y el rodillo, y disponer con suficiencia, y según los casos, de peones y de
animales de tiro.
(11
(2)
(JI
(4)
MO". N". p. sa,
Sird. Mil. p. 101 Y ~n{,.,.
Cañal. p. 192.
G6mtl,Normo, p. 107,
-
131 -
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20
NICOLÁS PRIM IT IVO GÓMEZ
kilómetros, a veces, y a subirlos por pendientes abruptas, bastante
elevadas, cuando era preciso. Así. pues, les bastaba con fabricar una
rampa que permitiese llegar hasta el terraplén g' y una vez alli. con
más sencillez todavía, situar el sombrero h sobre aquella cabeza y deshacer el noya Q, con lo que el dolmen quedaba terminado.
Seguramente que, en gran número de casos, sobre todo en los me·
galitos de modestas proporciones, sería más sencillo construir el edificio
que acarrear los materiales para formarlo. y no habría necesidad de
formar apenas terraplén; pero en pocos se podria hacer caso omiso del
noyo, ya que siempre aparecen las losas parietales b" b" inclinadas
hacia el interior, aunque esto, en algunos casos, pudiera ser más efecto
de la costumbre adquirida que de la necesidad constructiva.
Dejando aparte la discusión de si todos los dólmenes tuvieron o
no túmulo (1) es seguro que, por lo menos, en los más monumentales,
hubo de construirse un terraplén para edificarlos, y que, en la cubierta,
se colocarla un montón de tierra y cascotes, i, apisonado, especie de
capuchón, para evitar que el dolmen se lloviese por dentro (2), tal como
se hace hoy, en nuestra región, al construir los mollons o cacherufets (3)
edificios hechos con piedra seca, las más veces, cuya bóveda es de falsa
(1) Cazu"o. p. 11; Cond,. p. 28: Peric%~~ p. 22 y 117.
(2) Algunos dólmenes se ven provistos de grandes losas de cubierta que rebasan
lo suficiente las paredes para. que sirvan de resguardo a la lluvia; .,1 se ve, por eJemplo, en Cazurro (1) y SelTa Ráfols (2). En Olros dólmenes se ve mAs patenle la in _
tención de resguardar el interior, ya que las uniones de las losas que forman la
cubierta. esttn tapadas por otras colocadas encima de la junta, como se observa
en el de la Crtu d" En Cubtrtella y en el de la Banata del Lladre (3). ESle hecho hace
sospechar que estos monumentos no hayan tenido nunca ni capuchÓn ni túmulo,
a pes.ar del resto de amontonamiento de piedras que se ve en alguno de ellos, como
en este último citado.
(3) El cachuul,t es una. construcciÓn rústica que consiste en la formación de
un muro mb o menos circular. con hiladas de piedras en bruto, reentrantes, que van
cerrando el recinto por la parte superior, en donde queda, finalmente. un agujero
que tapa una piedra que no es lave de cúpula, sino que descansaenclm¡¡(flg.IV).
Una vez terminado, se pone a la parte de arriba un amasijo de tierra para evitar
que el rtlfugio se llueva po r dentro.
Esta construcción, de la misma t~nlca que los dólmenes llamados de falsa Cú'
pula. es muy corriente entre los labradores de los secanos del lltoral valenclanocatalán: terminando en la linea castellano·aragonesa, más adentro de la cual no
hemos encontrado este tipo. empleado en la actualidad para guarecerse de la lluvia
y de l sol. en los campos secanos y que casi siempre se halla sin puerta de cierrtl.
'11
(2)
C/U",,..,. p. 31, 36, 38. "7, SI, S3 Y SS.
SR. EJlp. p. 7". fI~. 28.
(31
Cuw"a. p. SS; BrJSdr. S.p. p. 482.
-
132-
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UN "HIATUS" PREHISTÓRICO
21
cúpula (figs. 3 Y 41ám. A)(l) supervivencia sin duda de las construcciones
megaUticas.
Hecho el terraplén por necesidad de la edificación, y el capucho
para evitar el agua, la unión de ambos para formar el túmulo, pudo
hacerlo el tiempo y la estética, además de que seria más cómodo dejar
el terraplén que deshacerlo, quedando mucho más resguardado el
dolmen, como hoy ocurre con los dichos cacherulefs que fabrican los
obreros en nuestras canteras para guardar sus herramientas (2), cuyas
construcciones las recubren de verdaderos montículos de cascote y
F". IV. AILldo y planta de.u n ntherult l l11(l demo. Tipo valenciano.
(1) Co n:rtruccl6n rural moderna, de falsa cúpula, llamad3. CachlfUltl en la partida del Condrl. de Alcudia de Crespins (Valencia). e interior de ~u falsa cúpula.
(2) AdemAs de los labradores, construyen tambl~n esta clase de refugios los
canterOS y los caleros.
-13]-
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22
NICOLÁS PRIMITIVO CÓMEZ
tierras, a fin de que les sea más dificil a los ladrones saltearlas (Hg. 1,
lám. B) (l).
El tamaño del túmulo estada en proporciones de la grandiosidad
del monumento funerario que había de cubrir y de la riqueza a contener,
y es posible que la costumbre, que aún persiste entre nosotros, de echar
puñados de tierra encima del ataúd, los que presencian la inhumación,
y la otra de tirar piedras los caminantes al lugar en donde se produjo una
muerte desgraciada - con lo que se forman grandes montones de
piedras (2) en corto tiempo - tengan sus rafees en la época dolménica;
pero no sabemos, en realidad, el significado primitivo de estas ofrendas (3).
Se puede asegurar, después de todo lo dicho, que la construcción
de los dólmenes, era una manifestaci6n arquitect6nica de la época,
que no estaba al alcance de todo el mundo, habida cuenta de la gran
cantidad de mano de obra que representaban; habiendo tenido, indudablemente, en muchos casos, que movilizar verdaderos ejércitos de peones
y bestias, y emplear una no despreciable cuantía en maderamen, cuerdas
y correas, además de la piedra, que, 16gicamente, había de alcanzar
un gran valor, debido a su gran consumo y dificultad de extracci6n.
Esta escasez, frente a la necesidad adquirida de construir, hizo, sin
duda. adoptar el aparejo pequeño de los d6lmenes llamados de .talsa
cúpula~, que consiste en hiladas de piedras reentrantes, cubiertas por
grandes losas. Este reentramiento da a los paramentos interiores de
estos d6lmenes, una inclinaci6n que recuerda la que adoptaron los
monolitos para caer sobre los noyos, por lo que hace suponer que el
(1) Co
como almadn de herramientas.
(2) Hem~ podido oomprobar esta costumbre yendo a visitar el pantano de
Buseo, desde Sot de Chera: en BronchaJes (Teruel) (tig. 2, lAmo B) (1) Y en otros
sitios. Un origen parecido deben tener los omillodo{ros - amontonamientos de
piedras _ que se forman alrededor del Santuario de San Andr60 de Telxld6, cerca
del Cabo Ortegal (Galicia), con las piedras arrojadas por los romeros en se~.l de
cumpUmlento de votos (2).
En muchos d6lmenes sin túmulo se ven alrededor amontonamientos de pIedras
oomo 1>1 fuesen los restos testimoniales de est., costumbres o del monHculo que
los cubrirla. tal ve:.
(3) JaJhag (3) dloe: •... No es raro enoontrar alrededor de nuestras iglesias y
ermitas rominlcu, piedras de forma parecida a la de una cabeu, señalando el lugar
de antiguas sepulturas... t
(1) eru: d. Pedro B' ..<'O 'J I montonamlento de piedra; a la derecha del camIno del Tre..w..
da! (Bronelta'''', Tlltuel)
(2)
Ml;1c/iI.j, o.
31 jo/hot. p. 13.
-134 -
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UN "HIATUS" PREH ISTÓR ICO
23
origen de semejante tipo de construcción, es la imitación del dolmen de
grandes bloques derechos, y para cerciorarse de ello, basta examinar
el de Matarrubilla (1 J, en donde la longitud de las losas era suficiente
I'ara descansar sobre las paredes, aunque éstas hubiesen sido verticales;
también se observa en los dibujos que Dechelette publica del de Alcalar
(Algarve) (2), lo que demuestra que el reentramiento, no fué preconcebido a fin de aprovechar losas más cortas, sino, posiblemente, por
imitación a los dólmenes de pies monolíticos, como decimos, ya que,
para la construcción de los monumentos de falsa cúpula y grandes
losas de cubierta, hubieron de necesitar igualmente, y aun con mayor
motivo, de la formación de un núcleo o noyo.
En a lgunos dólmenes de losas ciclópeas, existen detrás de éstas,
muros formados por lajas y cantos de piedra (fig. Ill, j, j). Asl a parecen
en los de Viera y Menga (3) y en el de .Soto de Trigueros. (4). Estos
muros son, seguramente, de descarga y sirven para la contención de
las tierras laterales del túmulo, a fin de que no pese sobre los bloques
parietales, dejando a estos, solamente, la función de sostener la cubierta.
Al pequeño aparejo le hacían tomar la desviación de las losas a que estaba
adosado, y, cuando éstas desaparecieron (5) de la construcción, continuó
(I)
(2)
(3)
(4)
Obu. Mata. ¡¡p. 19 Y 2).
DICMlttlt. p. 37, Hg. 6.
Gdmlz,Mcwtna. p. 86.
Obtr. Soto. p. 8.
(5) Va a ser dificil averiguar exactamente el tnnsito del lipo de megalitos
parietales al de pequeflo aparej o; una hlp6t.el:is aceptable CTeemO!! que seria la de
que el flaqueamlento de algunO!! bloques pusiera de manifiesto la resistencia del
muro de aseas y canto!! pequeños que habla en el intedor. para descarga del túmulo,
G6mez·Moreno (1) se Inclina por un prooeso contrario, y opina que la Cueva del
Romeral de falsa cúpula es anterior a la de Menga, de grandes monolitos, pues dice
que , ... la Inclinacl6n de las paredes en la cueva de Menga, como por lo común en
las antas, apenas resultarla justificable si no recordando los saledizos del Romeral,
y pueden ser tambl~n un resabio del sistema aparejado de los contramuros de
liviana mamposterla, Igualmente vistos en el tesoro de Orcomene y tumulo de
Sardes... , y supone (2) que este cambio de construcci6n se efectu6 l ..• hacia el siglo
XI antes de Cristo ... en que los fenicIos ... quid influyeron en la arquitectura, transo
formándola de aparejada en megalltica ...•
Mantenemos nuestra oplnl6n de que las losas parietales tomaron la Inclinacl6n
po r la necesidad de descansarlas en algo que las substentase durante la construcción
y entlbamlento, faltas en su mayorla de base para sostenerse por si mismas; y que
los muros de descarga tomaron la natural inclinación de las losas a las que se ado.
saron y que el peque!l.o aparejo continu6 inclinado por costumbre mlts bien que
por necesidad, hasta que por el tiempo se aprenderla su utllldad para el cerra·
miento con piedras de menor tama!l.o.
(1)
P)
C6mtl.Morll'o. Po 107 Y 108.
C61f11u.MDI'uo. p. IJO.
-
135-
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24
NICOLÁS PRIMITIVO 06MEZ
fabricándose inclinado, sin aprovechar su ventaja . Fué posteriormente,
sin duda, cuando la práctica puso a los megalíticos sobre el secreto
del cierre superior con losas, de vez en vez más pequeñas, hasta llegar
al cacherulef (1) actual (fig. IV), cuyas fa lsas cúpulas se cierran por u~
lasca. la mayor parte de las veces no mayor que las demás que forman
las paredes.
Es muy probable que a este resultado fuese impulsado el hombre
por la carencia de losas y el coste excesivo de la mano de obra, lo que
justifica también el que, paralelamente a esta clase de sepelios siempre caros, más o menos, y a veces fastuosos, y no prodigables, por
lo tanto - hubiesen de existir otros más modestos, en cistas, aprovechando las cuevas y grietas naturales. en silos, etc.; algo quizA, parecido
a como si dijéramos: [os panteones de los poderosos (dólmenes), los
nichos de la clase media (cistas) y la fosa común (cuevas y pozos funerarios).
Parece confirmar esta distinción, el que en los dólmenes es siempre
escasa la cantidad de los ocupantes, comprobable; aunque en algunos
casos, y como excepción, se eleve el número, sin que depase la posibilidad de que se trate de un largo uso de la cámara funeraria u otras
circunstancias igualmente explicables (2).
Sentado, pues, que la arquitectura dolménica era cara y por lo tanto
solamente asequible a las gentes más poderosas - relativamente a la
riqueza del pars en donde se situaban - es l6gico suponer que es, en
[os valles ricos en donde mejor debieron edificarse los más espléndidos
monumentos, para cobijar a sus jefes; y es precisamente en los lugares
donde suelen faltar; pero lo l6gico es esto, que no existan a la vista,
sabiendo el gran valor que, en todo tiempo, ha tenido la piedra en las
llanuras y, en éstas, en la cercanía de las grandes ciudades, y que era
muchlsimo más barato y fácil aprovechar las losas que les deparaban
los megalitos, que no arrancarlas.
(1) Cacho/as llaman los ribereños del Cinca a unas cuevas artif!ciales habitadas
en tiempos pasados (1); en Irancés cacha significa ~ndel'f. Es posible que. tanto
cacJwla oomo cachuultl, deriven de la misma rau y equivalgan a lI'efugio., que es
lo que en realidad son, sobre todo estos últimos.
(2) En un dolmen de cúpula de Almizaraque. descubierto por L. Siret, se ha·
liaron restos de mis de cincuenta indlviduos (2). Nada Impide pensar que se tratase
de un pante6n familiar, y no de una fosa común.
(1) Lo .abemol por reforenclas.
(2) Ob". Milla. p. 22.
-
1
36-
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UN "HIATUS" PREHISTÓR ICO
2S
v
LA CIVILIZACiÓN MEGALITICA
Durante la época megalltica, no hay duda que existiría gran respeto
hacia sus monumentos funerarios, que posiblemente fueron ya salteados
por los contemporáneos buscadores de sus riquezas de manera sigilosa;
aunque, ordinariamente, debió respetarse la construcción, por lo menos
aparentemente; un gran número de dólmenes, persistirla durante siglos,
los suficientes para que los aluviones de los dos, en los vaHes, los fuesen
cubriendo y dejando cada vez más disimulados y hasta perdidos (1).
No hemos de perder, pues, la esperanza de que, un dia, la excavación
fortuita descubra en el llano monumentos megallticos, ya la existencia
de túmulos es posible que, en parte, se deba el gran número de topónimos que, en nuestro valle valenciano, significan altozanos u oteros:
alter, coJelles, monlells, 100os, pujo/s, etc., nombres de lugar que han
de dar que sospechar al prehistoriador, sobre todo los a veces, situados
en lugares completamente llanos; porque es proverbial el afán por la
tierra culti vable que tiene nuestro pueblo de la llanura y hay que ver
cómo va conquistando al agua marjales y campos, convirtiendo el
Iluenf (laguna) en arrozales, y éstos, por el tiempo, en huertas. Para
esto desmonta los sitios altos, convirtiéndolos en regadfos, y baja, en
barquichuelos sin qu!lla '-'" por los canales y escorredores hasta los
pantanos -las tierras arrancadas y las arroja en los lagunazos a fin de
ir dejándolos en seco y cultivarlos
De alguno de estos afien desmontado, hemos oido hablar de hallazgos de sepulturas y otros restos, como el del Alteró de Miquel de Sollana,
(1) La tendencia nlvelatorla de las aguas, disminuyendo las cimas y rellenando
los valles, as! como la del arado, ha disimulado los túmulos, con o sin dólmenes, y
sin duda, en mucha:¡ partu, deben de existir ignorados y que sólo el azar pondrá al
descubIerto en su dla, o una InvestigaciÓn y tanteo conscientes.
Obermaier (1 l, del dolmen de Matarrubil!a, dioe que •... primitivamente, estarla
cubierto por una colina de tierra de regulares dimenslonu, pero es probable que se
allanase en e] tranSCUT$D de los allos, de modo que hoy no se destaca nada este
lugar, en el paisaje ondulado ...•; y Callal al hablar del de ]a Cutlla d, la Pastora (2),
da a entender que el túmulo que la contiene no se distingue de los muchos oteros o
altounos que le rodean, y asl se podrla decir de algunos, hallados al azar de los
trabajos agrlco las, como este de la Pastora.
(1)
(2)
Obt, . Mala. p. 44.
Cañal. p. 192.
-
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26
NICOLÁS PR IMITIVO CÓMEZ
partida de Les Basses o Barraquel. arrasado hace años; en el que se
halló un hacha de ofita de fondo verdoso. con manchas obscuras, de 205
mllfmetros de longitud (fig. 3, lám. B). Se hallaba en la colección
Almarche. El señor Vera Verdú, ilustrado médico de dicha localidad, nos
dijo que en dicho alter había sido hallado un dolmen y una sepultura:
pero no pudimos hallar comprobación de 10 primero, habido el tiempo
que ya la excavación había sido hecha y las manos profanas que la
realizaron.
Son innumerables los alters y pujols desmontados, de los que se
puede tener noticia, unas veces por relación de los agricultores que tos
trabajaron o que recuerdan haberlo oldo contar a sus mayores, otros
por [a toponimia; y no podemos menos que pensar en que, sin duda,
muchos de ellos debieron ser arqueológicos - recuérdense, también ,
e/s pujols de Castellón de la Plana (1) - y guardarán quizás en su seno,
todavía, el monumento que les confia ron nuestros antepasados prehistóricos, algunos posiblemente intactos, así como otros debieron des·
aparecer por completo.
Sería demasiado hipotético nuestro razonamiento, si fundásemos
b. posibilidad de la existencia de dólmenes en las llanuras, en estas
razones y escasos indicios aducidos aunque añadamos en apoyo de
nuestra hipótesis el argumento de la persistencia de las construcciones
de nuestros secanos llamadas cacherufels; pero es que además, en apoyo
de nuestra argumentación, tenemos el hecho de que en la época de
los megalitos hay comunidad de cultura entre estos y ciertas estaciones
de altura, cuevas, silos, cistas, fosas y túmulos; y existiendo estos tipos
en nuestra región, constituyendo algunos aspectos de aquella civilización que floreció al principio de los metales, no parece lógico que la
faceta funeraria más suntuosa de aquella cultura - como son los dólmenes - sea precisamente la que falte de ordinario, en los llanos, casi
siempre más ricos y, sobre todo, en una de las regiones de más opulencia
natural, que ya en aquellas épocas, sin duda alguna, florecería, cuando
menos, po r su ganadería.
Los megalitos perduraron desde el neolftico hasta principios del
bronce, a través de todo el eneolítico y forman uno de los sectores de
cultura más estudiados, a causa de su gran extensión, que abarca desde
la India al Mar del Norte, siendo principalmente litoral (2), manifestando su difusión y vitalidad ser efecto de una civilización tan persistente que llegó a una gran uniformidad y se enseñoreó, en el transcurso del tiempo, t ... de las zonas costeras del Mar Mediterráneo, del
Atlántico, del Mar de l Norte y del Báltico ...• Estos monumentos - com(1)
(2)
AlmaTch,. p.35 y 87; Hugutl. p.(I96.
Obu. Mola, PS, 5, 6 y 7.
-
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UN "HIATUS" PREHISTÓRICO
27
probado en gran número de casos su oficio funerario, de carácter más
o menos aristocrático, casi siempre -se habían de corresponder con
otros más modestos y asequibles, digamos populares, y de hecho, tenemos los silos, como la estaci6n de Filomena, en Vi1larreal; las cistas
y tinajas, como en la Ladera de San Ant6n; los túmulos, como el de
Gayanes, el Casfillarejo, de Enguera, y el de la Monlaña de Rafel, de
Tabernes de Valldigna (1); y las cuevas funerarias, como la del Barranc
deles Foyeles, de la misma localidad, y dada a luz por Valiente Izquierdo;
las del Sargal, en Viver (Caste1l6n), y otras Inéditas tOdavla; con material argárico unas estaciones, campaniforme otras, como la de Filomena citada (2); la de la Sarra de 80calrente (3), denunciada por Ponsell Cortés, con cerámica decorada con Incisiones cardiales, y las ya
clásicas Cuevas: de Roca (4), de Orihuela del Segura, de la Avellanera
(Catadau) (5), de San Nicolás (Ollería) (6), de les Marauelfes (Gandla) (7)
y aún otras, con sus discutidos restos del neolítico. De las cuevas con
cultura sim!lar a la de los megalitos, Pericot (8), al estudiarlas, dice:
.Hace pocos años que p, 80sch Gimpera se di6 cuenta por vez primera
de esta identidad de cultura que vamos a señalar (Bosch, Prehis!ória
Calalana, pág, 77 Ysiguientes) y lo que entonces era s6lo una hip6tesis
a comprobar, ha recibido estos últimos tiempos tantos refuerzos, que
no puede ya dudarse de su certeza .... ; hecho que confirma el mismo
80sch en Hispania, un año más tarde (9), indicando a continuaci6n
que .... los restos de poblados y talleres neolíticos dan un material
parecido al de los megalitos y cuevas .... y Serra Vilar6 (10) en su Memoria sobre el dolmen de Llanera, dijo anteriormente: .En año y medio
que llevo dedicado a estas exploraciones, he encontrado ya unas veinte
cuevas conservando restos prehist6ricos, siendo s6lo seis habitaciones,
(1) Va!i,nt,.
(2) Sos. Est, 192.t, p. SI.
(3) Bal/,st". Cer. p. 17. 18,2),21,22; Servicio, p. 12.
(4) Gisbt,t. T. 1, ps, 16. 19 Y IAm.; Vi/ancua. O,ip".I¡.m. I numo 14 y 15, ps. 222,
235 y 389; Vi/anaua. Rada. ps. 423, 461 Y 462; Moreno. passim.
Oon Santiago Moreno Tovlllas estudió esta cueva y sus restos, presentando en
1872 una Memoria detallada con dibujos. a la Sociedad Arqueológica Valenciana
que no llegó a publicar; cuyo manuscrito tuvimos la ocasión de encontrar en una
libreria de lance y que procuraremos dar a luz en breve.
(5) Vi/anoua. Est. p. 72: Vi/anoua. M~m. ps. 21, 462, 482 y 483; Vi/anoua,
• Orig",. p. 363; Vi/a1lova. Rada, p. 453, 492.
(6) Vi/a1loua. M,m. ps. 21, 462,482 Y 483; Vilanova. Origen. ps. 349 y 353;
VilanOlla. Rada. pS. 447 y 452.
(7) Bal/Isttr, CIT. passim.; Vilanava. Mem" pS. 21.y483; Vilanava. Orig,n,
p.s. 250. 349 y 364; Vi/anova, Rada, p.s. 447, 452.
(8) P,,¡,at, p. 59.
(9) Bosch Arq., p. 159.
(10) Sura Ua .• p. 4.
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28
NICOLÁS PRIMITIVO CÓMEZ
y sepulturas las demás. El mismo pueblo que utilizaba estas viviendas
y necrópolis que le deparaba la naturaleza. era el constructor de los
sepulcros megalfticos y turnularest.
y así como acabamos de ver que, en la cultura megalítica. a los aristocráticos dólmenes corresponden otras sepulturas más humildes,
también a las humildes cuevas habitadas, como las que señala Serra
Vilar6, correspondían viviendas más o menos suntuosas, al aire libre:
las colocadas en alturas acantiladas y defendidas - poblados, fortalezas y atalayas - que desde la época neoHtica ya través de [a edad del
Cobre, perduraron hasta principios del bronce; tal como ocurre en los
dólmenes, de cuya paridad dijo Correia en su estudio del cabezo llamado
El Castillo, a orillas del Téra (Portugal) que eran (1) L los restos de
una aldea neolítica cuyo estado de civilizaci6n acusaba ya influencias
del periodo del cobre ... siendo los hombres que la habitaron los mismos
que erigieron las antas (2) diseminadas por los alrededores.....
En nuestra Regi6n tenemos estaciones de altura cuyo periodo
abarca toda la duraci6n de la cultura megalítica, sin duda, ya que, entre
el neolltlco, según Bosch, del Puntal deIs Moros, de Náquera (3). y los
albores del bronce de la lloma del Comellars, al Mas de Menen/e, de
Alcoy (4), existen innumerables estaciones, entre las que podemos citar
las halladas por M. Jornet, con cerámicas del eneoHtico, en el valle de
Albaida y estudiadas por nuestro Ballester Tormo (5).
Es tal el número de estaciones de altura correspondientes a esta
civilizaci6n - no bien determinada todavía, ni menos matizada, por
cuanto cada día surgen elementos inesperados que obligan a desplazamientos, ampliaciones o conjunciones, de culturas que se tenían por
diversas - que es difícil hallar un valle, en nuestra regi6n, por pequeño
que sea, que no la tenga, y hay rincones donde encontramos, no una,
sino tres y más, como en Corbera de Alcira, Olocau, Náquera y otros
puntos; y un valle como el valenciano, al que naturaleza dot6 con
dos ríos de buen caudal- aparte de los afluentes y menores.- que
estaba, en gran parte, formado en dicha época, no debi6, en manera
alguna, quedar al margen de la cultura de los d6lmenes, y. más estando
como está rodeado de estaciones de altura - contemporáneas y de
técnica mobiliaria equivalente-con tal profusión que, ya uno parece
que lJeve el convencimiento de hallar restos prehist6ricos, al subir a
cualquier cabezo: el Puntal deIs Moros, Montaspre, els Trencalls y les
(1)
(2)
(3)
Co"eio. J). 12.
Ll:imanse, en Portugal, 01l/0S a los d6lmenes.
Bosel!. Proble1l1lS, p. 96.
(4)
(5)
POll~lI.
BolleS/er. Cero
-
140 -
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UN "HIATUS"
PREH ISTÓRICO
Solsides, en Náquera (1); el Salf de Ria, deSerra; el Porlichol, Peuya Roja
y el Punlal del Mungany, en Olocau (2); el Cabefo de la Casa de Camp en
Casinos; la Cava Foradá, la Ermita de Sent Miquel (Hg. 2, lám. C) y la
Caua del Cauall, en Liria (3); la de Montiel. en Benaguacil; (Hg. 3,
fám. C) (4) la Montanyefa de Cabrera, (fig. 4, lám. Cl (5) y Morredondo
en Torrente; el Portell, en Montserrat; el Caslelle! de Senyera (fig. 1,
lám. D) la Montanya de Carlos, el Punlal del' Ahuela y el Caslell, en Corbera de Alcira (fig 2, lám. D) (6); la Serreta del pos Buuap, en Tabernes
de Valldigna (Hg. 4, lám. D); el Cabet¡ol, en Cullera (fig. 3, lám. D) (7)
el Castellet de la LIorna de Bechl, en la Vallesa de Mandor; el Cabef del
Puig (8) y muchos otros puntos de que tenemos noticia y no hemos visitado, y más, seguramente, que yacen todavía en la obscuridad y de los
que ni noticias tenemos, que contemplan el valle valenciano, al que
sólo nos circunscribimos en este momento.
VI
LAS CIUDADES DEL LLANO
Tal conjunto de estaciones de altura, la mayor parte probablemente
militares, es natural que algo tuviesen que defender, además de que
tampoco es lógico pensar que la gran extensión de la llanura, rica y
feraz, quedase deshabitada y que este valle, surcado por los ríos, los
canales y los lagos - de [os que quedan [os cauces actuales, la Albufera
yel recuerdo de la toponimia - tan apropiado para ser asiento de navegantes, ya que la naturaleza presentaba un sinnúmero de puertos
naturales, apropiados para la navegación prehistórica, quedase en
barbecho, contemplado por innumerables gentes. viviendo en incómodos y estériles riscos.
y en efecto, este valle fué asiento de un gran pueblo navegante,
(2)
Lluch.
Nic. Ol«au.
(3)
Uriel .
(1)
(4) El no Tuna y al fondo, derecha la Ermitadt Monti,l desde VHlamarchante.
(5) La MOI1la"ytfa d, Cabrlfa, a la derecha y al fondo Iz:quierda Torrente
(Valencia).
(6) En primer t6'mino el Punta, entre 80queta y FontaneJ1es; en segundo
término; izquierda, la Monta"ya d, Carlos, la población al centro yel Casl6/1 a
la derecha. Al fondo la Montany6ta d, S,nt Miqutl y la Ribera del Júcar.
(7) La Ribera bala del JOcar y al fondo la montaf'ia de CulJera oon las estaciones
de El Caberol, hacia la ¡z:qulerda, el Fort en la parte alta de la derecha y el Caslell
en la vertiente de dicho lado.
(e) Véase, mé.s adelante, el estudio de estas estaciones.
-
141_
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30
NICOLÁS PRIMITIVO CÓMEZ
los Sicanos, del que nos hablan los historiadores antiguos (1) aunque
de una manera parca, dándonos a entender que colonizaron en el Me·
diterráneo Central (2) y que pertenecían a las gentes iberas (3) y que
estaban situados hacia la desembocadura del J úcar (4).
Los íberos llegan hasta los linderos de la historia subdivididos en
multitud de pueblos a los que todavía se les recuerda dicho origen,
mientras que los Tartesios estaban olvidados ya desde el siglo v antes
de Cristo (5) a causa, seguramente, de su destrucción por los Cartagine·
ses (6), efectuada, según Schulten, en las proximidades de dicho siglo.
Los Tartesios estaban enclavados entre gentes iberas-como parece
atestiguarlo el periplo de Avieno (7) -cuyo fenómeno podía ser de(l) V~ase una blbUografla bastante completa en Vicedo San Felipe (1). No
participamos de sus conclusiones al Identificar el Sicano con el Serpls y situar a
sus habitantes en la reglón alcoyana.
(2) Diod. Sic., V, 6; Phifipon. p. 102.
PI Diod. Holic. 1,22. Seguramente que tal afirmación proceder' de alguna
tradlci6n antigua que situase a los Siconosen el solar que luego ocuparon los iberos;
pero pudo ser tambl~n que aquellos fuesen una parte de estas gentes o que se tra_
tase de una Inflltraclón de colonias el los Ibero:;,
El fenómeno del picha!, en el habla valenciana - que distingue la del valle ocupado por la capital de la del resto de la regi6n, y que alguno:; han supuesto que se
originaba en la repoblaci6n de la Reconquista, sin conseguir demostrarlo - debe
obedecer a la Influencia de una colonlzacl6n extral'la de larga persistencia, tal vez,
en la prehistoria.
(4) Allieno, 479 y 480;
altolit inde :u sicana cillilas,
propinquo ab om"i sic /IOCala Hibtricis ..•
(5) S,hlllt,,,. Tar.. ps. 109 Y siguientes.
(6) Schult,,,. Tar., p. 97.
(7) Allieno. 248 a 255. 463 y 464, 473 a 476.
al Hibuus ¡lId, manat amnis. d IlXos
fa;u"da/ u"da; plurimi it ipsc fuunt
dictas Hibtros. nO/l ab iIIo Ilumi",
quod inquietos (110) Vasconas praelabilur.
nam quidquid om",m ge"tis huius adiacet
IXc(duum ad Olfem, Hibe,iam 'Ol/lominan/,
Pars porro loa tontin" Tarlts;os
,/ Cilbicenos ..................... .
........... . hit /e"";,,us quo"dam sütil
Tortlsiorum; hic Huna civilas fuil.
El ton/ro Hiberi ¡tI usque Pirtn, ir/gum
jus protlllle" prop/u ¡"terius ma"
101, IlXuti; prima torum civj/as
Iluda surgi/ ...................... ..... .
Habla, por lo tanto, Iberos antes y despub de Tartesios, estando metida entre
dichas gentes, como una cuí'la. esta ciudad.
(ll
VicS. Ale. T. 11,
p. 140 '1 slgulent=.
-142-
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UN "HIATUS" PREHISTÓRICO
31
bldo a que aquel pueblo formase parte de los Iberos o a que fuesen
gentes extrañas que, como una cuña, hubiesen invadido el territorio,
viniendo del Norte de Africa o por el mar. Schulten se inclina a creerles
un sedimento de los Ligures y extraños, por lo tanto, a los Iberos (1);
pero la lingüística y la toponimia, más parecen probar que se trate
de un pueblo invasor, venido posteriormente a la existencia de los
Iberos en el territorio tartesio (2).
Los Tartesios se disputaron con los Fenicios la talasocracia durante
siglos, en los que ocurrieron, según toda probabilidad, alternativas en
el ejercicio de la hegemonla sobre los mares conocidos, por los dos pue·
bIas navegantes (3), Bosch Gimpera no encuentra razones suficientes
para hacer retroceder en la antigüedad, a los Fenicios, más allá del
siglo VUI a, de C. (4); pero en esta época, ya las maves de TarsiS8 eran
célebres desde el siglo x cuando menos (5); lo que parece significar que
los Tartesios pudieran ser anteriores y alcanzando las postrimerías de
la Edad del Bronce o una antigüedad todavía mayor (6).
Los Sicanos aparecen en los escritores antiguos un poco fabulosa·
mente e ignorados en sus cualidades marineras, que debieron tener,
ya que ejercieron, seguramente, la talasocracia, en un tiempo, cuando
fundaron colonias en Sicilla y otros puntos del Mediterráneo. Thuci·
dides (7) dice que los Sicanos pasaron a Sicilia ahuyentados por los
Ligures, de lo que se hacen eco otros autores. Philipon (8), aunque
opInando que proceden de Asia, dice que los lberosicanos son los pri.
meros Indoeuropeos que ocuparon la Italia, apoyándose en Virgilio
y otros autores, que afirman de ellos que fueron los más antiguos habi·
tantes del Lacio, digamos, colonizadores.
Los Iberos protohistóricos no se distinguen como navegantes, sino
que tevitan el mar. (9) y ninguno de los escritores antiguos habIa de
(1) Schull,n, Tar., ps. 164 Y 165.
(2) Andalucla y Murcia Interrumpen la ur¡idad for¡l!itlca del litoral español,
mucho más similar en el NE. y Levante, cor¡ el W. y NW. que no con el S. y SE.
Algunos top6r¡imos, como Albuñol, Castllferro, Muela de Montalvlch (Al merla). etc.,
son como sedlmer¡tos de la fon6tlca Ibera. anterlor a la actual. que hemos supuesto
tartesia.
(3) BO$Ch. Fl nitia.; Schullln. Ta,.
(4) BO$Ch. Flnicio, p.34a.
(5) BO$Ch. Fenicia. p. 315: Schultln. Tar., p. 11 Y siguientes.
(6) Schulten. Ta,. passim. C6mez·Moreno (1) supone a los Tarll5ios COl'IStructores de los d61menes andaluces.
{7} Curlls. Sicana Clyltas.
(a) Philipon., p. 102 y siguientes.
(9) Schulten. Tar., p. 165.
-143 _
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32
NICOLÁS PRIMITIVO C6MEZ
ellos por sus condiciones como tales; y no son, por lo tanto, de esta época
los Iberosicanos, aparte de que, en lo poco que hablan de ellos los
escritores antiguos, les dan como muy anteriores. Nada sabemos tampoco de relaciones ni de luchas que tuvieran con otros navegantes,
como Cartagineses, Griegos ni Tartesios, lo que hace suponer que los
Sicanos sean anteriores a todos estos pueblos, y parece afirmarlo más
el contacto en que los escritores de la antigüedad, los ponen con los
Ligures, que es el pueblo que, en la Prehistoria de Occidente, aparece
como el más antiguo, entre los menos míticos.
Hay que colocar a los Sicanos entre los Ligures y los Iberotartesios,
como contemporáneos o, aun, anteriores a los fundado res de este gran
pueblo de Occidente, y por lo tanto, en la época megalítica o hacia el
fin de la misma (1) .
Los Sicanos tenían su ciudad junto al río, como las antiguas Babilo(1) A comproba.r la antigüedad de los Slcanos y su condlci6n de navegantes
vIene la Odisea, pues con motivo del episodio de la llegada de UUses a la t ierra. do
los Feaclos. cita algunos nombres como el de Nallsithoos y su hIJo Alkilloo. padro
do Nausikaa; que nos dan alguna lu% sobre la naturaleza de aquellas gentes slcanas.
Nausikia (Nr.tUl!Jldr.t), hija do Alclnoo (Al.af...,.,~), rey de los Feaclos, se encuen·
tra con Ulises a la. orilla del rlo a donde esta princesa habla ido, con sus servidores,
a lavar las ropas. y le conduce a la ciudad (1 ¡.
Los Feacios, según la Odisea, eran marinos cuyas naves surcaban los mares «:l..
pidas como el ala y como el pensamiento. (2). y procedlan de la upaciosa Iberia (3),
lo que significa que eran colon~ en la tierra donde estaban.
Champault. que ha estudiado a tondo esta cuesti6n (4), opina que la tierra reacia
era una isla del Mediterráneo central y que eTa montai'iosa y volcinlca, Identificán_
dola con lschla y a los Feacios con los Fenicios. pero las mismas condiciones parece
tener SiciJia y está de acuerdo con la tradici6n antigua de que de Iberia fueron los
Sieanas a colonIzar la antigua. SlcuUa e Italia.
Por otra parte, Nausjkáa se deja descomponer en nau y sjkáa, siendo na« una
palabra luso. valenciana que slgnlflca ,"ave. y sjeáa, del orden del portugués al~máa
(alemana), sáa (sana), etc., y aun del valenciano ed (can), y otras del mismo tipo.
puede muy bien significar oslcana..•Nave sicana. - alcui'ia quIzá queriendo significar _hermosa., tesbelta_, ant iguos de nombrar a los hijos con frases agradables y apropiadas y que todavla
siguen modernamente otros pueblos que no se han Incorporado t odavla a la civilizacl6n oooldenta! y, en cierta manera, los apodos de nuestros pueblos rurales son
una supervivencIa de semejante consuetud.
No pretendemos explicar todos los nombres que aparecen en el pal.s feaclo ;
pero 51 haremos observar que Alclnoo tiene el articulo ib~rlco al y Nal1lll thoo
( N a;~~¡9Qo:;¡ puede descomponerse como el de su nieta en nau y SII6a, siendo el prl.
(1)
Odi~a.
12)
Od"~a.
VI.
VII. J4 Y 3:>; Clra"'JHI~1I p. 143 , -le.
(J) OdiNII. V I, 4. Tltlpd1), db el texto; ~ro II p Y l. b se $!b.lhuyen fon6ticamente
oon luma flclUdld Y. por Jo tan lo, en la ,rIU ..
( 4) Clrampa~ll. Pussim.
- 1 44 -
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UN UH IATUS" PREHISTÓRICO
nia, Nlnive, Tebas, Memfis, Ta rtesos ... y otras que han llegado a los
tiempos modernos (1): Lisboa, Valencia, Génova, Venecia, Londres ... ;
sus astilleros y viviendas estarían al fondo de los canales, donde pudieran
poner sus naves en seco y construirlas, carenarlas y tenerlas al abrigo
en puertos donde .hubiese toda seguridad. sIn necesidad de cuerdas ni
áncoras ni de amarrar las naves, yen los que eJ marino pudiera quedar
tanto tiempo como desease espetando el buen viento., según nos dIce
mero nave, como hemos dicho. y $;/60 igual a 5ie60, como Sitana igual a Slcana
segUn se ha reconCH::ido (1).
Sic60 puede ser 5;edo. pues por la manera especial de pronunciar _ como se
puede comprobar en algunos pueblos del W. hispano
este dip tcngo nasal do
pudo ser graflado por 60en cuyo caso la palabra seria tSlcano •. 8ln que pueda admi.
ramos este caso aparente de 8ilepsl= .•nave slcanot en vez de mave slcana., pues
en nueSlra toponimia tenemos numerosos ClISO$: RCH::a·fort. Vila·llonc. Pella,foTl,
Quera·fumat, etc.
Una nueva prueba de nuestros asertos. la da Ullses cuando vuelto a Itaca y
preguntado qul~n era, responde: 4- Soy de Alibont,... pero la mala 8uerte me Ilovó
aqul. contra mi voluntad, desdo Slcania .... (2)
Alibol/t, (A).ú,&";:~;) tiene forma hIspánica caslld6ntlca a AUca,,!,; sin que pretendamos que exista paridad de significado, Además, UHses, griego y en su pals.
pudo presentarse a los suyos diciendo que venia de Slcanla y que era de allá, porquo
nabiendo llegado del pals de los Ftocios, hablaba como ellos y como ellos Iba
vestido, ya que afTIM a sus playas desnudo completamente, debido a sus luchas
en el mar, y presentándose a Nousik6a tapado con unas ramas, esta nubo de darle
ropas (3). para cubrir su desnudez. Estos h~hos tienden a demostrar que Afilian/e: y
los FIados perteneclan a las gente:s slcanas. de donde decla haber llegado Ullses.
y finalmente. la leyenda que cuenta que el pelasgo DMalo. arrojado de Creta
por el rey Minos. se refugIó en la corte de Coca/os, rey de los Sicanos (4). atestIgua
la remota antlgi.ledad de estos navegantes. Coca/os es tambi6n fcrma hlsp'nlca.
como demuestran nuestros topónimos Coca y Cocallo y las variantes Cucalon. Cu·
cayo, Cucos, Cucul y Otros, y Cucala. aoellido valenciano de nuestra Región,
Algunos lectores tacharan quiz' de anacrónicas nuestras deducciones toponlmicas: pero los que nos lean desde antes de ahora. sabrén que, hace tiempo que
defendemos la hipótesi:; de que los lenguajes hispánicos estaban ya formados en la
prehistoria. no habiendo innuldo en ellos las lenguas cultas: griego. latln, lenguajes
ge rmél}loos. arabe. etc.. más que de una manera su¡..erflclal Y. casi nada, en el
fondo delienguaJe hablado popular y no se olvide que c: ~ te es el de la tradiciÓn y
por lo tanto el de la primera historIa.
No es esta ocasión de extendernos en mas disqulsicionOll lingülstlcas, que guardamos para otro lugar.
(1) Schult",. Bosell., p. 25; Schult,n. Tar" p. [34,
(1)
,/,i",o
t21
(JI
(4)
B/d, q¡uJ, p. 34: Schllllm. Bosel•. p. 72. nOln. En l. edLoL6n prJncLpe d. la 0", MIS
ap.'III'. Si'.I/a 1. Il~ abola"I •• l. mlyo, PHt. da 101 oomen,. dn.u 00"'2. SicQlla.
AI,mal/l', p. 4; 041.,:1. XXIV, J04 '1.I¡.
04i..a, VI ¡HUS'm_
Plrfli~I/. p, 111.
-l-lS -
[page-n-170--data::data]
34
NICOLÁS PR I MITIVO C6MEZ
la OdiSlO, del puerto de la isla cercana de los Cyclopes (1). en tCuyo
fondo corría un arroyo de Ifmpidas aguast.
El puerto y ciudad de los Sicanos deberla distar a algunos kil6metras de la costa actual, tierra adentro, en donde estaría elfluminis diuortia (2), al fondo de un lago surcado de canales y. por [o tanto, en plena
lIan l'ra actual, a bastantes metros de profundidad, enterrados por los
millones de metros cúbicos de aluviones que los dos del valle. y sobre
todo el Júcar, han descendido hacia el mar, durante los milenios pasados desde tal época.
Estas son, por este motivo. las estaciones arqueológicas más difíciles
de situar, porque de tan remotas fechas es dificil que quede ni toponimia
que sepamos interpretar, ni dato documental aprovechable, ni rastro
arqueológico, como el azar no haya llevado la herramienta del trabaja dor del campo hacia el lugar preciso; y una prueba de tales dificultades
de acierto la tenemos en los trabajos del sabio profesor Schulten, realizados después de un erudito y concienzudo estudio prellminar (3), que
parecía conducirle de la mano al completo éxito.
Todavía no ha sonado la hora, en Occidente, de desenterrar sus civilizaciones prehistóricas contemporáneas de las de los países del
Mediterráneo Oriental; hasta ahora apareció la parle más pobre de
nuestras culturas, o la más visible, y por lo tanto la más fácilmente
expoliable en todo tiempo; pero la magnifica civilización, la de los poderosos mineros, la de los navegantes mediadores entre la fabulo sa
Oestrimnia y el Oriente remoto, la de las tradiciones milenarias, la que
refieren los mitos de Oriente, de esa, apenas sabemos las primeras palabras; pero confiamos en que no tarde en hallarse el rastro y en que,
cuando empieze a descorrerse el velo, nos encontraremos con la grata
sorpresa de que nuestra Región no habrá ido a la zaga en su con trib ución a la cultura prehistórica de la Penlnsula ibérica y del mundo
antiguo.
(1)
(2)
Odiua, IX.
AI'lm" , 46 1.
(3)
S,lIu/ttn. Tar.
nnjU' loltl' ab
lIuiu$ ¡/wmini: dr/lOl'lio ..
-146 -
[page-n-171--data::data]
UN "HIATUS" PREHISTÓRI CO
3S
VII
LOS CASTROS PR EHISTÓRI COS
En los valles no se encuentran. superficialmente, restos arqueol6gicos, pasados unos siglos de la destrucción o abandono de las cosas:
las maderas y los hierros se aprovechan y desaparecen; los sillares se
desmontan, los muros se caen, y los escombros no utilizados forman
una ondulaci6n que las aguas y el polvo atmosférico se encarga de
cubrir y los aluviones de las torrenteras cercanas de nivelar, ayudadas
y por la
por el tiempo - del que la naturaleza dispone sin tasa
mano del hombre .
Ya para encontrar restos romanos, en la superficie, es necesario
Investigar en las partes altas de nuestros valles, a!!l donde apenas
llegó el riego antiguo y los aluviones son escasos; donde comienzan los
oteros y las aguas de los torrentes ha siglos que no llegaron; y para
¡nvenir lo prerromano, hay que remontar las faldas y llegar a los cabezos; alli podemos encontrar los restos de la cultura prehist6rica de los
vivos, conocida hasta ahora. Entre el cabezo y el valle, hasta el presente, apenas se nos ha manifestado más que la muerte. con las tumbas.
La vida parece haberse concretado en lo alto, y en las cuevas.
Desde la cumbre al valle, en las faldas. en las cimas y en las cuevas,
la excavaci6n ha puesto de manifiesto sepulturas de tipo diverso: inhumaciones e incineraciones; en las cimas, se manifiesta la vida pasad::!,
a flor de tierra; la mayor parte de veces. sin necesidad de excavaciones
a priori; acaso sin posible excavaci6n. Al ascender por las faldas de los
cabezos, se nota la siembra de restos. frecuentemente, y ascendemos
con el temor de no llegar a tiempo de encontrar la estaci6n de d6nde
proceden . porque son muchas las ocasiones en las que el arque6logo
llega tarde, no encontrando ni un vestigio, ni un solo testimonio en
las alturas, porque destruído y arrasado todo por el hombre y los elementos en mutua colaboración, las aguas arrastraron los restos por el
camino de las vertientes. sepultándolos en las faldas o desfigurándolos
y deshaciéndolos en las torrenteras.
La carencia de habitación humana fuera de las alturas abruptas y
de las cuevas, acaba por Hamar la atención del prehistoriador que, a
medida que examina estas estaciones y las encuentra todas ellas más
o menos fortificadas, y en lugares fácilmente defendibles, acaba por
convencerse de que se halla ante un país en armas, que estaba preparado para la defensa de sus intereses y vid"IS. Además de esto, cuando
observa la abundancia de poblados, fortalezas y atalayas, sobre todo
-147 -
[page-n-172--data::data]
36
NICOl.ÁS PRIMIT IVO C6MEZ
del principio de los metales, que existen en Levante, acaba por creer
firmemente que toda manifestación de vida está concentrada en las
alturas y no piensa que pudieran existir tambien poblaciones en el
fondo de los valles, porque a primera vista, en algunos lugares. hasta
parece que la densidad de población debió estar a favor de aquellas
remotas edades.
Ya los hermanos Siret, al estudiar la cultura almeriense. tuvieron
oc~i6n. más de una vez, de darse cuenta del perenne estado de guerra
de esta civilización , observando en el Lugarico viejo - por sus defensas
naturales y facticias (1) - ~... el miedo siempre creciente a un enemigo
que debía ser poderoso ...• y haciéndoles exclamar el examen de las fortificaciones de Ifre (2): ~Na d ie va a construi r su vivienda en la cima
de un peñasco cuando no tiene que guardarse de un mal vecino o de
un invasor lejano ...• y otras observaciones, igualmente interesantes
a este respecto. que les hacen presentar como una de las caracterfsl icas
de este pueblo (3) , ... la elecci6n que hacían, pa ra edificar sus caseríos,
de colinas escarpadas, defendidas en parte por la naturaleza y en parte
artificialmente por murallas de piedra trabada con tierra.'
Pero esto no es s610 una característica de la cultura del SE., sino.
más bien. de lodos los poblados de la Península ibérica, en dicha época:
varían su técnica, su extensi6n y grado de fortificaci6n y estrategia:
pero todos ellos dan la sensaci6n de estar preparados para la ddensa
contra un enemigo más o menos lejano y poderoso, y este mismo
fenómeno volvemos a encontrarlo en la llamada época Ibérica. la de
los barros pintados de elevada cochura. la de los círculos concéntricos.
la de la fa/cota. la de los molinos discoides. la que luchó con los Cartagineses y perdiÓ su personalidad con los Romanos.
Tampoco de este período se encuentran viviendas más que en las
alturas escarpadas, a veces con formidables fortificaciones y siempre
con sus defensas. También estas estaciones están expoliadas y revueltas
desde inmemorial y sólo algún rincón olvidado se logra hallar sin saquear
ni remover; y entre aquellas del principio de los metales, con cerámica
basta, manu facla y cocida a baja temperatura: con objetos de cobre y
bronce y abundancia de utensilios de piedra, y estas de la Se.gunda Edad
del Hie.rro, con barros finos, torneados y cocidos a elevada temperatura,
y objetos de hierro abundantes y diversos, se ve que hay un abismo de
tlempo imposible de llenar satisfactoriamente. hasta ahora, y durante
el cual estas estaciones estuvieron, sin duda, abandonadas.
(1)
(2)
(3)
Siul. M~/., p. 105.
S¡rd. M~t .• p. 109.
Sird. Md., p.315.
-148 -
[page-n-173--data::data]
UN "HIATUS"
PREHISTÓRICO
37
Hasta ahora, como hemos dicho repetidamente, la vida prehistórica
está concretada casi exclusivamente en las alturas, mostrando el estado
militar de un pueblo Invadido, o en guerra civil, en dos períodos distintos de la prehistoria; [a civilización de la paz, [a de las llanuras, floreciente sin duda en ese interregno ignorado - entre la aurora de los
metales y lo ibérico .. nos es desconocida hasta el presente. poco menos
que en absoluto; por eso es de un alto interés el situar y descubrir una
de estas ciudades de [os valles, de la civilización que podemos llamar de
los ríos. ya que junto a ellos se situaron aquellos prehistóricos, según
puede colegirse por lo poco que de los escritores antiguos nos queda,
y por 10 que los mismos nombres de los antiguos antepasados nuestros
nos demuestran: SicQnos, Tartesios, Iberos, y quizás, entre otros, Ligures y Sefes (1).
La falta de esta hIpotética civilización de las llanuras, da gran importancia al estudio de [os restos de los pueblos que se encastillaron.
porque, aunque expoliados, van mostrando acá y allá cosas escapadas
Los Sicanos tomaron nombre del rlo que pasaba junto a su ciudad:
atolla ind. u Sitana civitas
propin9uo ab amni si, lIfJ(ata H'~ri,is (1),
Lo ml~mo puede decirse de los Tartcsios:
., ...... " """, ..... Tarlessius
ag" Ms adhacrd adeuitqUf ,aespilem
TOTI,ssus amnis ... (2)
E igualmente de los 1beros:
al HiN"'s inde manal amnis d lecos
!«undar unda plurimi tJ( ipSD /eTunt
dictos inqui.tos (va) Vasconas PTodabituT_ .. (3)
(J)
En cuanto a los Ligllus, sospechamos que este nombre provenga de L'i,o, como
L' i~T YU'ibu(4) yslendo 19or _ /'I(>Tcomo IbeT _ l' ~T, no 5Crla extral'io que for
significara o fuese nombre de rio, ya que en Espal'ia hay alguno que 5C llama asi.
S,/es es plural de Se/a _ 3ft/a, rab; de Sevilla = Sefilla. Probablemente, $ella signIficaba torma., .Ia tIerra blanda de la orilla., de donde, por slmllllud de estado al
tac to, pasase a t:;Cbot, - seu, en valenciano, y as! como bera o VIIra (orilla) proviene de ber(rlo) y ora (orilla) de Q (rlo), también quid, U/,MII, uu, fuesen nombres
r
prehistóricos de las corrientes de agua, y esta variedad de denominaciones de los
cursos de agua poco nos debe elttral'iar, ya que hoy tenemos, tambien, muchas
maneras de expresarlo; rlo, barranco, tor¡ ente, canal. nava, cañada, arroyo, reguero,
cte. Los Se/ls. pues, pudIeran, de la misma manera que los otros, tomar el nombre
do un rio de donde fueran originarios y en donde tendrlan su principal asiento.
AvünQ. 479
y 480.
223, 224 y 225,
248, 249, 250 y l!>t.
(1)
(2)
A~iuQ.
(3)
14)
Auiuo.
Nlc, Silo ~Q.
p.
.-oo.
-
149-
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38
NICOLÁS PRIMITIVO CÓMEZ
a la rapiña de las pasadas edades, y descorren el velo de la prehistoria.
apenas levantado; aunque nos hagamos, de vez en vez, la ilusi6n de
que estamos en posesión de los hilos que nos Induzcan al esclarecimiento
de la cultura de aquellos tiempos. Lejos de esto, estamos convencido!>
y no 10 estará menos el que con independencia de criterio siga paso a
paso el progreso del conocimiento de la prehistoria de los metales en
nuestra península, de que apenas conocemos una pequeña parte de
los usos funerarios, y casi nada de las maneras, capacidad ni posIbilidades de su civilización en los vivos.
As! como en la Edad Media habían castillos roqueros y poblaciones
encastilladas, pero al propio tiempo, también, en el llano, ciudades
populosas y ricas - Valencia, Barce[ona, Sevilla y muchas otras son
buena prueba de ello - ibérica, no habla de haber ocurrido lo mismo? Nada Impide, técnicamente, que aquellas gentes que aprendieron a construir monumentos
como los dolménicos, supieran al propio tiempo construir muraBas del
tipo de las inferiores de Tarragona, altas como pirámides, si era menester, para que resguardasen sus ciudades del Bano. Es [a misma técnica y
la misma posibilidad.
Por esto, convencidos de que 10 ubérrimo de la civllizaci6n prehist6·
rica está guardado misteriosamente en el seno de [os valles, en las
orillas de los Tios, en el interior de los antiguos lagos y en las cercan las
del mar, es por lo que decimos que las alturas s6lo nos muestran un
aspecto de la vida belicosa de las fortalezas y de la civil de [os pueblos
humildes y pastoriles, destrozada y expoliada por los hombres y barrida
por los elementos; es decir, un aspecto pobre de su cultura, conservado
de una manera más paupérrima todavía.
Nosotros nos limitaremos a dar una ojeada a unas cuantas de estas
estaciones prehist6ricas de altura de la Regi6n levantina, que nos servirán para afi rmar, más rotundamente, nuestra hlp6tesis de un hiofll$
de abandono de estas fortalezas entre la época megalítica y la ibérica,
en cuyo interregno. no pudiendo admitir [a despoblaci6n de nuestra
Península, no cabe más que la conclusi6n de que existi6, como hemos
dicho, una ~civilizac¡6n de las llanuraSJI, de [a que apenas podemos
conjeturar su existencia, hasta el presente.
-
150-
[page-n-175--data::data]
UN "HIATUS" PREHISTÓRICO
39
VIII
PERIODO MEGALITICO
Hemos visto antes c6mo, este periodo, según la autorizada opini6n
de Obermaier - no desmentida ni modificada todavía, sino más bien
seguida y robust!lcida por otros (!) - perduraba desde la Edad Neolítica hasta el prIncipio de la del Bronce, a través de todo el eneolitico;
y hemos dicho también que, en las estaciones de altura, existe una
etapa que, paralelamente, parece persistir durante el mismo periodo
de tiempo, obseT;"vaci6n manifestada ya por otros (2), y a este fen6meno
de sincronismo dedicamos este capítulo.
A la sumidad de esta civilización, o sea al fin del neolítico, pertene·
cen el Castro de Liceia, cerca de Barcarena (Lisboa), estudiado por
Ribelro (3); [a estaci6n de El Castillo, al W. de Pavia, en el Alcntejo
(Portugal), según Correla (4); las estaciones de El Gárcel, La Gerundia,
Cuartillas, Tres Cabezos y La Pernera, en la provincia de Almería, según
los hermanos Siret (5); el Puntal deis Moros, de Náquera (Valencia) (6)
y el Puig de les Animes, de Caldas de Malavella (Gerona), según Boseh
Gimpera (7).
A las distintas etapas, supuestas, del eneolítico, corresponden los
castros de Ofeiro de Assenla, en Obidos, según Alves Pereira (8); los de
Chihanes y Rofura, en los alrededores de Setubal (Portugal), estudiados
por Márques da Costa (9); el del Cerro de las Canferas, de Vélc% Blasco
(Almería) (10); las estaciones excavadas por los Sirel (1 1) en Parazuelfos,
(1) Bostlr. Arq.. p. 156.
(l¡ Bosch Gimpeta dloe (1): .Los restos de poblados y tallcl'C$ neol!tlco, dan
un m1l.tc rlal parecido al de los mcgallticos y cueVall ... 1
(3) Mllndes, p. 202.
(4 ) Corrl¡a, p. 11.
(5) 5i"l. MIl.
(6) Bostlr. Problemes, p. 96
(7) Bastir, Cat., p. 127.
(8) AP. E$!.
(9) Mdrquts.
(10) Molos.
(11) 5lrtl. Mtl" p. S9.
(1)
BoWt. Arq. p. 1$9.
-ISI -
[page-n-176--data::data]
40
NrcoLÁS PRIMITIVO CÓMEZ
Campos, Lugarico Viejo y Fuenlt Vermcja (1) Y algunas del Valle de
Albaida estudiadas por Ballester Tormo (2): Alarcó, Bellipri...
Pero la Edad de Oro de las estaciones de altura. al fin del Período
Megalítico, parece constituirla una época de transición entre el fin del
EneoHtico y los comienzos del Bronce; perfedo por antonomas ia llamado
orgárico, por ser la estación del Argar, en Almerfa - excavada por los
repetidamente nombrados hermanos Siret - [a que sirve de prototipo,
por ser tan copiosa en hal1azgos, y haber sido estudiada tan a fondo y
concienzudamente por los dichos prehistoriadores. A este período per-
tenecen, sin duda, la inmensa mayoda de las estaciones de altura, ya
que es rara la en que no se encuentra , en abundancia relativa, los
restos de dicha época almeriense, sobre todo la cerámica: Jfre, Zapa/a,
La Roca, La Ciñuela, El Argar, Catas, El Oficio, Fuente Alama y otras
en Almería (3); Els Comellars al Mas de Menenle (4) y L(1' Mola Alta
de Serelles, en Alcoy (5); E/s Trencalls, ús So/cides, Monlaspre, en Ná·
quera (6) y muchísimas otras, no bien características o apenas estudiadas, solamente indicadas o todavía inéditas.
Para la clasificación de estas estaciones citadas, no nos ha movido
en general nuestra propia opinión, sino lo que se deduce de la de sus
excavadores o de los autores que las han estudiado (7), pudiéndose
asegurar que en las estaciones de estas edades es muy difícil llegar
a una estratigrafía verídica, ya que en la mayoría de los casos, el material está revuelto de antiguo o los estratos no pueden determinarse,
o no existen en absoluto; y no suele haber material relacionado, de
cronología conocida, que permita fechar la estación ni menos sus dIversas etapas.
En las estaciones de altura, se suele encontrar material de todas las
(1)
(.2)
(3)
(4)
(5)
5Irt!. Mt! .. p. 103.
8QIfIS/er. C6, .. ps. 3 y 5.
5i,6I. M6I.
Prm~lI.
So/tilo.
Lll.lch.
(7) SegulmO$ mis bien la opi nión de 10$ excavadores, $Obre todo para los po.
blados de AlmerLa, que 80sch Gimpera dcpLau un pooo (1), sin que pretendamos
enmendarle la plana a este prehl.storlador; mis bien so ha de entender que conce·
demos escaso val or a las subdivl$:iones del periodo Megalltleo, un tanto provislo.
nales y un mucho prematuras, que han de sufrir revlsi6n a la vista de los const antes
descubrimientos nuevos.
(6)
fII
BOKIt, A". p. 1$'1 J 166.
-15Z -
[page-n-177--data::data]
UN "HIATUS" PREHISTÓRICO
41
culturas paralelas al Período Megalítico (1): cuevas, dólmenes y sepulturas no megallticas (2): pero de una manera más escasa, más pobre,
como demostró la extensa y sistemática excavación de los hermanos
Siret, dentro del círculo cultural almeriense; fenómeno que suele repetirse en cuantos sitios ha podido comprobarse. Es decir, que los poblados son una repercusión de todas las manifestaciones funerarias del
período, y como a parte de las cuevas - viviendas en número relativamente escaso - son la única manifestación de vida y, sus testimonios
paupérrimos, puede decirse que lo poco que conocemos de sus manifestaciones vitales, lo es, más bien, a través de sus muertos (3).
Es dudoso que la duración de las estaciones de altura sea exactamente paralela al desarrol!o de los megalitos; parece más bien que, los
poblados más antiguos. sean posteriores a los primitivos dólmenes y
que su última etapa argárica sea posterior a su desaparición; aunque
contemporánea de la falsa cúpula y de la cista no megalítica. En este
caso tenddamos que los poblados contemporáneos de los megalitos
primitivos eslarfan en los llanos - ¿civilizaciones líguras? - los cuales
deberían verse obligados a encastillarse, quizá defendiéndose de un
(I) Al expresarnos de este modo. parece que nosotros opinemos que se trala
de culturas distintas dentro de un mismo perIodo, y, como tendremos aculón de
ver durante el transcurso de este trabajo, no opinamos asl, sino que se trata de
distIntos aspectos de una misma cultura.
Actualmente, las oerAmlcl3 de Onda, Manises. Alacuas y Ca:.teiló dc 10:5 Jerres.
por ejemplo, no $On manifestaciones de culturas distintas, sino distintas manIfestaciones de una sola; la absoluta uniformidad de ciertos utensilios en grandes extensiones territoriales, en la PrehiJtoria, permiten pensar en centros de fabricación,
única manera de explicarse una unIformIdad ImposIble de conservar por medio de
una fact ura individual a distancia; lo mismo que explica ciertas coincidencias de
tipos diversos y predominIo de unos sobre otros, según la rique%a de las estaciones.
La existencIa de estos centros de fabricación no excluirla la de la manufactura local,
en menor escala; como las grandes fábricas de ferreterla. cer:!.mkas. etc., no excluyen
hoy, en los pueblos. las herrerlas, ladrl11ares, allarerlas. etc.
(2) t ... cuando llegamos al final del eneolltico - dice Pericot (1) - las tres
cul turas catalanas (megalitos. cuevas y sepulcros no megallticos) se han puesto en
contacto y las Influencias mutuas son en gran número ..... lo que supone culturas
distintas.
(3) Los Siret (2) vienen a pensar esto cuando dicen: t ••• los objetos depositados
eG las tumbas, he ahl lo que nos ha permitido llegar a conocer tan Intlmamente a
estos pueblos....
(ti
P~¡"".
(21
SI,,,. MIt. p. 122.
p. 83.
-153 -
[page-n-178--data::data]
42
NICOLÁS PRIM ITIVO C6MEZ
invasor - ¿Se/es? ¿ Ofiusos? - conservando, durante algún tiempo
las construcciones dolménicas, que ya ejecutaban cuando vivían en las
llanuras y que, poco a poco, se transformaron; bajando de los riscos al
advenimiento del bronce - construyendo ya la tfalsa cúpula. y la
cista - al haber expulsado al enemigo o caer bajo el dominio de otro
más humano o más poderoso - ¿ Cretenses? ¿Sicanos?
Difícil es saber hoy, todavía, si este encastillamiento ocupó un solo
momento evolutivo - que duraría precisamente la transición de la
piedra al bronce -llenado todo él por un movimiento de colonizaci6n
y conquista de centros productores o mediadores, efectuado por pueblos
extra peninsulares, o bien si ese período de encastillamiento tuvo varias
etapas de ascenso y descenso, producidas por alternativas de independencia e invasi6n y colonizaci6n.
No cabe duda que existe una diferenciaci6n de material, en las estaciones de altura, y que uno ha de ser el de la primera etapa y otro el
del final del encastillamiento; así, entre los cimientos de cabañas del
Punlal deis Moros, entre rectangulares y ovales, formados por piedras
plantadas (fig. 4, lám. B) los de la Mola Murada de Chert: los cimientos ovales y redondos citados por Motos
en Vélez Blanco (1) con paredes de piedra,
revestlda de arcilla; los casilicios. más o
menos rectangulares, del Mas de Menen/e,
de Alcoy, con muros de cantos y barro con
enlucido yesoso (rig. 1, lám. C) y los de
la Mola Afia de Serelles, de la misma
localidad, parece que debe existir una diferencia, no ya técnica, que esto es evidente, sino de épo:.a. Igualmente se observan
1__:
diferencias entre los microlitos de El Cárcel.
flc· v. Pun la dt IIt cha de ';Iu
supuestas puntas de flecha (2); las que
I r'" nt¡rUlCO Pfoctdenl t dd Sa ll
dI RI. (S ur.)
realmente lo son, triangulares de base c6ncava . más o menos evolucionadas, datadas
como de las diversas etapas del eneolítico (3), y las hermosas, pedun culadas con aletas, de Parazuelos , Campos (4), Vélez 81allco (5),
Alfogás (6), Saft de Ria, de Se rra (fig, V) etcétera, cuyas formas per-
,
(1)
(2)
(3)
(.¡)
(5)
(b)
MI)/os, p. 13 Y passim.
5if t/. Mtl., p. 8.
Boselt. Arq.. l;m. 11 'f 111.
5¡rtl . Mel .. I:lm. b, 7, O Y JI.
MolOS. Hg. 21,
SaIlUI". Cer., lig. 8.
-154-
[page-n-179--data::data]
UN "HIATUS"
43
PREHISTÓR ICO
"5lsten al iniciarse el metal, continuando su tipo en bronce (fig. VI) Y
aun despuM en hierro (Hg. VII); conside-
randoasimismo verosimil una evolución de
unas formas a otras, efectuada con el tiem-
po; y lo mismo nos ocurre con las hachas.
con los cuchillos de sílex, con el nacimiento
y progreso del metal y con la evolución
cerámica, en la que los vasos toscos de formas sencillas, como el cuenco, y con ador-
nos o con cordones, con impresiones digitales, parece que han de ser anteriores al
vaso campaniforme y a las incisiones cardiales; teniéndose éstas como precedentes
a las formas argaricas. de cerámica lisa,
.
.
de mo de Ios vana dos y super f·leles pu I·das,
1
f il· VI .
Punl. de
(?J IIroctdtnlt
nu h. de
bron~ t
del C.lllllo dt Alc"
en muchos casos, y sin adorno ninguno,
rra (Cu' ncal
aparte de las asas, perforaciones y demás aditamientos útiles.
Pero todo esto es un poco impreciso en las alturas; la mayor
parte de las veces, la clasificación
es puramente subjetiva, no existe
en los objetos, por imposibilidad
de estratificación, y nos encono
tramos en un mismo lugar objetos
que se tienen por anacrónicos y
acabamos por dudar del neolitismo
de estas estaciones y de la precisión de la divisoria del cobre y el
bronce (1); pero hemos de rendirnos a la evidencia de una verdad
que no puede negarse: que estamos
'.
en presencia del tránsito de la
Edad de la piedra a la de los meta·
les, única cosa cierta que creemos
:: ~
. . __ •• J • • 0. _ __ .:No __ _
que puede afi rmarse al presente
,
,
en estos encastillamientos, de una
,
: :
''.,,
manera bastante probable. Todo
lo demás se presenta aquí impref ll. VII. Puntl ' e IIt(ll. de h ~rro proctdtnlt
' tl C4Jst,1I de UIMHon l (Tl n acona)
ciso, por estar a merced de la ri·
· ..
· ..
·.
·
·
·
·.
.....
(1) Los hermanos Siret (1) no creian que el cobre era anterior al bronce, y du,
rante largo tiempo hubo participes de esta opini~n,
(t J Sj'lI. "'d. p. Xl? 7 P4ui ...
-155-
•
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NICOLÁS PRIMITIVO CÓMEZ
queza de los poblados, del estado civil o militar de los habitantes~
de su clase social-pastores, agricultores. mineros, pescadores. navegantes, etc. - de la expoliación sufrida, de su destrucción por los
hombres y por los elementos, y, aún, de su estado de adelantamiento
relativo; para poder llegar a apreciar el punto de la evolución donde
estaban colocados (1).
Una manera de llegar al conocimiento de estas estaciones de altura
del Período Megalitico, sería estudiar en Cataluña, en Levante, en
Andalucía, en Portugal, en el NW., el N. y aun en el Centro, este fenó·
meno del encastillamiento, con la misma intensidad y extensión que
los hermanos Siret en la provincia de Almería, seguros de que llega·
ríamos a resultados aceptables (2). aunque nunca lo suficientemente
claros. como de lograr la exhumación de algunas de las ciudades del lLano.
anteriores y posteriores a la subida y descenso de aquellos remotos
españoles, a los riscos y cabezos más o menos inexpugnables..
Un cálculo hecho por los hermanos Siret (3), de la duración del
poblado del Argar. última etapa de este período de los primeros metales, que estud iamos, les asigna una persistencia de cienlo c[ncuenla
años, para una densidad de cuatrocientos habitantes; a cuyos resultados llegaron después de prolijas conjeturas, que no dejan de tener
su lógica. Si tuviésemos algunos otros cálculos de los distlntos grados
del eneolítico, así como de la última elapa neolítica - primera de
estos poblados, según se opina (4) - podríamos conjeturar la duración
total de este periodo de defensa peninsular contra un enemigo.
(1) En mur.hos CIl$O,. dos e$tadones pueden considerarse SUl'le$lvas, sIendo
C"ntcmroléneas, por ~u diferente grado de riqueza, condidón social, expo!i;
Catalans en el Bajo Arag6n y la de algunos prehistoriadore:o en lo, castros galo.
portugueses. limit{mdonos en eala cita, solamente, a las estacione:! de altura.
(3) SrTet. Met .• p. 202 y sig,
(4) Bardaviu POOl: habla de restos paleollticos en las e$tacione$ de altura (1).
-156-
•
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NICOLAS PRIMITIVO - Un . HiatuSt prehistórico.
LÁMINA l. (Al.
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NICOLAS PRIMITIVO - Un:. HiatuSt prehistórico.
LÁMINA 11. (Bj.
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NICOLAS PRIMITIVO - Un .Hiatus. prehistórico.
i
LÁMINA 111. (C).
2
[page-n-184--data::data]
NICOLAS PRIMITIVO - Un . Hiatuso prehistórico.
LÁMINA IV. (D).
[page-n-185--data::data]
LUIS PERICOT
Trl blJo. dfl Servicio de Inv u llglclón PrfhlstórlCII
El poblado ibérico
d~1
. Charpolar»
En una de sus exploraciones por la interesante comarca que sirve
de paso entre Pego y Denta, por una parte, y el antiguo condado de
Cocentaina. por otro, hubo de fijarse nuestro colaborador D. Fer·
nando Ponsell en el monte conocido por .EI Charpolart. que en estra·
tégica posici6n domina el valle de Gallinera. hallándose enclavado
entre los términos municipales de Alcalá, Margarida y Benisili (pro·
vincia de Alicante). Indudablemente el paso indicado hubo de tener
importancia como vía comercial en los siglos del apogeo ibérico, y a
través de él debieron circular muchas de las influencias que la cultura
griega, desde la costa y en especial desde la cercana factorra de Heme·
roscopeion. ejerci6 sobre la indígena. La importancia del estudio del
m:lyor número posible de estaciones ibéricas en el hinterland de Denia
es, pues, evidente.
El señor Ponsell pudo visitar el poblado y practicar en él algunas
sencillas catas, suficientes para compro bar el interés que ha de ofrecer
una excavaci6n completa del mismo. que esperamos no ha de tardar
en poder realizarse. Vamos a dar cuenta someramente del resultado
de dicha exploraci6n. El material hallado ocupa una de las vitrinas
del Museo de Prehistoria de la Diputaci6n de Valencia.
EL POBLADO (v. lAm. 1. 1)
Situado a más de 900 ms. de altura, ocupa una meseta de forma
que se acerca a la rectangular, con declives pronunciados y rocosos
por tres de sus lados y cortada a pico por el lado Norte. La parte del
monte que mira a Occidente es la que ofrece una subida más suave
-
157-
[page-n-186--data::data]
2
LU IS PER ICOT
y una más fáci l entrada al poblado. Aún sin realizar su excavaci6n,
se percibe la existencia de varios muros, uno exterior, que sigue el con·
torno de la meseta, y otros interiores, al parecer encerrando en rectángulo al verdadero poblado, cuya dimensión máxima pasa poco de
los 100 ms.; se a precia también la acumulaciÓn de defensas por el
lado menos protegido naturalmente. Dentro del recinto del poblado
se observan los restos de numerosas habitaciones. en una de las cuales
se realizaron las catas que han producido el material que vamos a
describir,
OBJETOS DE HIERRO (v. 14m. 1,2 y 11, 1. 2,3 y 4)
Son numerosos, como en otros poblados de la región (Covalta,
La Bastida), lo cual indica que nos hallamos en un territorio de intensa metalurgia. Sobresalen: una falcata a la que falta gran part~
del mango, teniendo la mitad inferior de la hoja muy deteriorada,
siendo por elJo la primera reconstrucción hecha de la misma algo defectuosa; su longitud es de 61 cms. y [a anchura en el comienzo de
la hoja de 6,5 ems. Una argolla, articulada en el centro. formando
dos grandes anillos (7 ems. de diámetro) doblados, en sus extremos;
la longitud máxima de la pieza es de 25 ems., el ancho de la lámin3
de 2.5 cms.; el ceñir perfectamente el cuello de una persona sugiere
la idea de un instrumento de prisión. Una llave con el mango doblado
y terminado en un anillo y con cuatro dientes. siendo la longitud de
la varilla de la que nacen estos últimos, 7.5 cms. Una hoz, rota en
la punta, de 25 ems. de long. Una azuela de 17 ems. de long. y 3 ems.
de anchura en el fHo. Un cincel tubular de 2 cms. de anchura y 10,5
centlmetros de longitud. Por último, una varilla de 28 ems. de longi tud, con los extremos doblados; una placa rectangular (10 X 8 cms.),
con orificios en los ángulos y una varilla curvada de sección circular
OBJETOS DE BRONCE (v. lAmo 11.4]
Una aguja finísima. algo doblada. de 6 cms. de long. y 2 mm. de
ancho en la cabeza. que tiene forma cuadrada. Una aguja saquero!!,
doblada. de cabeza rota; su longitud es de 14 cms. y el ancho de la
cabeza de 4 mm. Un anillo de 2.7 ems. de diámetro. Un cardium, de
3 cms. de diámetro. Un peso, de forma troncocónica, superficie algo
cóncava y agujero central; diám. de la base, 2 cms.; altura, 1,6 eros.;
peso, 35 grs. Fragmento de una fíbula de doble resorte (4 centfmetros
de longitud).
-
1,)8 -
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EL POBLADO I BÉRICO DEL "CHARPOLAR"
3
OBJETOS VARIOS (v. 11m. 11,4 y 11[, 1)
Un anillo de hueso de 2,8 cms. de diámetro y I cm. de anchura.
Una moneda ibérica de bronce. de Cástulo. Una piedra de molino de
75 cms. de diámetro. Ocho fusayolas, de las que cinco ofrecen el tipo
curioso c6nico con abultamiento más o menos acentuado en la parte
superior; una de éstas muestra una línea incisa cerca de la base; las
tres restantes son de los tipos troncoc6nico, bitroncoc6nlco y esferoidal, la primera de ellas con dos series de lineas puntiHadas que dejan
en el centro una estrecha faja lisa
CERÁMICA (v. lamo 111,2 y 3)
Son ya bastantes las piezas de cerámica que han podido reconstruirse. De ellas, dos, un plato reconstruido y un fondo de plato, son
de especie campaniana, Entre [as restantes, ibéricas, sobresalen cuatro
fragmentos de bellísima decoraci6n de espirales y vegetal estilizada,
con rayado que llena los motivos, y animal. viéndose en tres de los
fragmentos conservados, que posiblemente pertenecian a una sola y
grande vasija, patas y un cuarto trasero de caballo. El resto comprende 21 piezas, la mayoría reconstruidas ya torno. Entre ellas notamos una vasija cilíndrica de 15 cms. de altura y 18,5 cms. de diámetro máximo; una vasija de panza esférica y boca en embudo de 14
centímetros de anchura máxima y de altura; un vaso bitroncoc6nico,
con asa de 9,5 cms. de altura y 6,5 cms. de diám. de la boca; varias
vasijas más o menos ovoideas mas toscas; un pequeño jarrito con
asa, con salientes en el punto en que ésta se enlaza con el borde; varios
vasitos finos. uno de eltos de la especie negra campaniforme. frecuente
en las estaciones ibéricas, y un plato de 21 cms. de diámetro. El resto
de las piezas cerámicas lo constituyen tapaderas, platos y vasijas de
varias formas, en general de factura más tosca que los descritos anteriormente; hecho a mano es un tarro casi cilíndrico, de 9 cms. de altura
y 10 cms. de diám. de la boca. Las dos primeras de las vasijas descritas y el plato de buena técnica, muestran decoraciones bien conservadas. En todas ellas se reducen a los motivos geométricos: fajas.
zig-zags. rombos. series de líneas onduladas y segmentos de clrculos
concéntricos.
-
159 -
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4
LÚIS PERICOt
DEDUCCIONES
Las sencillas catas realizadas permiten ya suponer que se trata
de un poblado que puede proporcionar abundante material; resalta
la riqueza en piezas de hierro y bronce con ejemplares poco frecuentes
como la argolla y aún la misma falcata. Aquélla es parecida a otros
ejemplares procedentes de las necrópolis de la meseta, especialmente
al ejemplar hallado en el cerro de los Castejones (Calatañazor) (1) , al
de la necrópolis de Almedin!lla (2) y al del campamento V de Renieblas (3).
También es interesante la fíbula de doble resorte de la que se han
encontrado otros ejemplares en estaciones ibéricas de Levante y el
Bajo Aragón (Villaricos, sepulcro de Salzadella, poblado de San Antonio de Calaceite). Otras consideraciones respecto a las restantes
piezas interesantes, las reservamos para cuando se publique extensamente el resultado de las excavaciones en este poblado. Unlcamente
nos fijaremos en las representaciones de caballos y haremos notar también el interés de las fusayolas, con abultamiento en la parte superior,
raras en las estaciones ibéricas de Levante, aunque pueden encontrarse
paralelos a las mismas.
De alto interés son las representaciones de caballos en la cerámica,
pues muestran uno de los tipos más elevados a que !legó el arte de
la decoraci6n entre los iberos, y del que nos quedan pocos ejemplares. Se conocen representaciones de caballos en 103 vasos de Archena,
(l) V. 81. ....s T .... R.... cP:N .... : Euavacionts t1f diwrsos lugarts d, la provincia d,
S",¡a (Memorias de la Junta Supo de Excs. y Antigs. núm. 75, 192~-25), pago 22,
IlI.m. VI. La pie:ta de que habla el seftor Taracen:! es fundamentalmente id~ntica
a la del Charpolar, aunque ésta se halle reducIda a la sola argolla y le falten las
otras piezas menores que en Calataftazor se artIculan con ella. Ademi.s en el Charo
polar se trata, por su mayor tamaf'l o, no de CSpOS:lS, sino de un dogal lo cual
explica su mayar sencl11e:t.
(2) V. P. P"Rls-A. ENaEL: FQui/lts ti r",htrchts a Alm,dillil/a (Rev. Archeo·
16glque, 4.° ser.. t. V] 11, 1906) p. 84. Por la descrlpci6n se trata tambl~n de un
dogal o cepo de prisionero diferenclll.ndose el de Almedinilla por tener los extre·
mos en forma de piezas en espiga que ajustan al oerrarse. En el easo del Charpolar ]a presencia de los anillos termi nales sugiere la Idea de un cIerre mediante
una cadena o candado.
(3) V. A. ScHULTI!N: NllrllQn tiD, 1, IV (Di, LAg" bti R'llÍtblas); la deserlp·
cl6n, en la pA~. 226, es debida al especialista M. von Croller; reproducldo en la
111m. 49, 1, a, b.; en este ejempblr se trata de un cepo para lo, tobillos ya que
su d!i.metro no pasa de 12 cms.; termina en anillas, una de las euaJes, alarga·
da, se introduce en la otra, circular, obtenlhidose un curioso cIerre.
-
160-
[page-n-189--data::data]
EL POBLADO I BÉRICO DEL "CHARPOLAR"
5
Elche, La Serreta (Alcoy), Oli va, Calacei te, Azaila y Numancia (1).
Los hallados en el Charpolar vienen, pues, a hacer más denso el mapa
de tales representaciones en la región levantina. No es posible comparar por completo su estilo con
el de los otros ejemplares conocidos, por faltar en el Charpola r las
cabezas y partes anteriores de los
caballos. Hagamos observar, al
lado de una interpretación algo
defectuosa de la pata de uno de
los fragmentos, la aparición, en la
única que se ve completa del espolón bien acusado (v. fig. 1), lo cual
contrasta con la CorOla triangular fl~ . 1. f rll(mento de VISO Ibirlea dtl IIObldo
de la pezuña en Alcoy y Archena, do! CharllOrl r, ton decorlt l6n ve, tll! flIUIy que en cambio volvemos a en- lid. f p.rtr dr un uballa (dlb. Pons.II).
contrar en algunas representaciones de caballos-de las estelas del Bajo
Aragón (2). Los motivos
vegetales estilizados que
aparecen junto con los caballos. y que desgraciadamente se conservan solo en
muy reducida partf', son de
una perfección y riqueza
de combinaciones no superada, presentando el mismo rayado interior de los
motivos de los vasos más
perfectos de la región (Elf ll. 2. frl l me nlo ~ t '1'" tbtllco delllOblllkl dtl Chupo'a,
che, Archena, Oliva) (v. fiton dlCOIU r6n nerla' "IUllld. f ' trIe de dw caballol
(dlb. Ponsell).
guras 1 y 2).
(1) Los vasos de Archena, Elche, La Serreta y Numancill han sido reproduci.
dos con frecuencIa. L., necrópolis de Oliva se ha lla ¡nMita. pero en algunos tra·
bajos recientes se han publicado fotogra fl as de alguna de sus vasiJas. Por vez
primera So(! publica el desarrollo de las represen t aciones humanas y anImales de sus
dos va:O$ mb Importantes en el trobajo de P. Boscli GIMPI!:R¡,. Inserto en el pre·
sente AII.CIiIVO. Para las numerosas e interesantes repre~ .. ntaclone·¡ hallad~ en
Aulla V. J. CUII.É. La urdmica pintada dt Alaila. Archivo espai'lol de Arle y
Arqueologla, n.o VI. 1926. p, 215,-l!Id .. Los estililaciolltS de aun}' caballos de
Alaila, Acta., y Memorias do la Sociedad Espai'lola de Antropología. Etnogralla
y Prehistoria, t. v. 1926. mem, XLIII.
(2) V. p, Boscli CIWPI!:R¡,: Les inwstigaciolls dtla cultura iblrica al Baj¡,; Ara.
t6. Anuari del Institut d'Eatudis Calal~ns. vol. VI. 1915·3). p6gs. M I y slgs .•
IIg. "93, En este trabajo pueden verse reproducidas las l Ose" reF-resentaclones
de caballos del poblado de S. Antonio (Calacelte).
-161 -
•
[page-n-190--data::data]
6
LUIS PERICOT
Otras consideraciones, as! como un intento de dotar de crono[ogia
a este poblado, han de dejarse para cuando se excave en mayor escala.
Sin embargo, de lo encontrado hasta ahora parece deducirse que el
poblado es de la mejor época de la cultura ibérica del S. E., debiendo
atribuirse el hallazgo de la moneda de Cástula a un hecho casual,
pues no hay otros restos de época tan avanzada, y que si hemos de
conceder valor decisivo a los fragmentos de cerámica campaniana,
este poblado podría atribuirse al segundo periodo de la cultura ibérica
de Levante. que corresponde aproximadamente al siglo 1II a. de J. e
según el sistema de P. 80sch Cimpera (1)
(1) V. entre otros trabajos de slstematlzacl6n de este autor, L',slal acllUlI dtl
cOIl,iumt1l' d, /a ciuililaó6 ¡Wr;ca dtl "171' dt Vol,,,cia. Anuarl dellnstitut d'E,·
tudls Catal1ns, vol. VI, 1915·20, p:l.g. 624 slgs.-El estado actual dI la ¡71utsligOt:i6n
d. la cultura iWrica, Bol. R. Ao. de la Historia, Madrid, 1929.
-
162-
[page-n-191--data::data]
LÁMINA I
PERICOT • , El Charpolan.
2
l. Yllla del poblado ¡,mad' dude el S. E. -
2. Objtlol de bltrto (Z/5 .prn.).
[page-n-192--data::data]
PERICOT - t E! Charpolau .
LÁMINA [1.
3
2
e
"------o ca==-
•
l. Fakala - 2. DOIaI di hIerro (1/5 IprU.) - 3. Llavt de 1I1trrQ (1/4 'Jlrox.) - 4. ObJetot di hierro, bronce y hueso
[page-n-193--data::data]
LÁMINA 111.
PERICOT - tEI Charpolan.
2
~~~~~~
--
- - - -- - - - - -
------------
3
l. ' ....yalas -
2 'J 3. Crrimlea IWrlea.
[page-n-194--data::data]
P BOSCH GIMPERA
Relacionu entre el arte ibérico
y el griego
Para resolver el problema del origen y evolución del arte ibérico
.se ha acudido siempre al arte griego buscando en él parale[os que muestran realmente una gran semejanza y que hablan de una íntima relación entre ambos círculos de cultura y de una poderosa influencia del
arte griego sobre el ibérico_ Pero al querer comparar aspectos concretos, se ha fracasado debido a que muchas veces la cronología, cuando
es posible obtenerla con alguna exactitud, se opone a estos paralelos
al no corresponderse las épocas de las manifestaciones artísticas griega e ibérica que se comparan (1)_ Es conocido el caso de la comparación
de la cerámica ibérica con la micénica iniciada ya por F'urtwang[er
y Perrot, presentada en mayor escala por Pierre Paris y que llevó a
conclusiones erróneas a pesar de que no puede negarse una positiva
semejanza en la ornamentación de ambas especies de cerámica. También
se ha comparado la plástica, en piedra y en bronce, de los iberos. con
prototipos griegos y orientales, pero no ha podido pasarse de [a aHrrnación de la semejanza formal y estilisticaentre determinados tipos, que
(1)
Trabajos de conjunto con bibliografia completa sobre el a rte y la cultura
y sobre los problemas cronológicos: Base,", CIIoIPf;R ... : i r estado oc/uol
d, lo inv,slitacióll d, lo cultura iblrica (Boletin de la R. Academia de la His·
lorl;! 1929). Aoerca de la cuestIón de las relaciones con el arle griego. BoseH
ClIolPI!It .... Trabajo citado y IlNrisch, Kritttrkop/t ous dtn Cerro dI' ["s Son/.'s
(Sponitn): (An/ikt Plaslik. Ftslschri/I lii~ W. Alfle/ung. 5erlln, Cruyler. 1928,
p. 31 slp.). R. C ... It PI!JHI!R: Tht g,uks inSpa¡II (Bryn_Mawr. 1925) Y R. L ... HTII!It,
El S3ntuor(o iblriro dI Cos/tllo, de SOllti$l,ban ¡Madrid. 1917: M~morln de la
Coml~Ón de Investlgacl6n Paleontológicas y Prehistóricas). p. 57 Y ,Ig.
lb~rlcas
-163 -
[page-n-195--data::data]
2
P. BOSCH G1MPERA
no aclaran el origen y desarrollo del arte ibérico, ya que la mayoría de
los monumentos de la plástica hispana carecen de cronología segura,
y el precedente de lo ocurrido con la cerámica impide establecer esta
cronología a base de los paralelos tipológicos: en la cerámica los orna·
mentos que recuerdan los micénicos y los geométricos, donde apare·
cen con mayor abundancia es en los grupos más modernos de la cerá·
mica ibérica, en los siglos 11I e incluso en el 11. mientras grupos que
con seguridad son anteriores, de los siglos V Y IV, presentan otro ca·
rácter.
Poco a poco se van descubriendo en España nuevos monumentos
y se va llegando a resultados cronológicos seguros. Pero hemos de re·
conocer que nos hallamos todavía muy lejos de que las condiciones
del problema nos permitan esperar una solución satisfactoria. Con
los nuevos materiales tan sólo podemos plantear el problema sobre
una base más amplia y con ello discutir las diversas soluciones del mismo.
En el presente trabajo queremos intentar un resumen del estado
actual de [a cuestión.
LA A RQ UITEC T URA
Los restos arquitectónicos que permiten establecer comparacio·
nes, si exceptuamos los restos de ciudades, cuyo conocimiento es muy
deficiente por lo que respecta a los primeros tiempos de la cultura ibé·
rica. son bastante escasos. Sin embargo permiten interesantes paralelos,
Mencionemos en primer lugar los llamados muros ciclópeos de Tarragona. A pesar del aspecto primitivo que ofrecen 105 enormes sillares
de piedras sin desbastar, la disposición de las puertas y de las torres
cuadradas en íntima relación con ellas (v.lám. 1, 1), indica una técnica
constructiva muy adelantada que debe compararse con la técnica de
fortificación que muestran los muros de la colonia griega de Emporion
en la costa catalana (1). En Emporion la entrada de la ciudad se halla
también protegida por torres cuadradas, además de presentar el muro
olras torres, construídas muchas veces todas ellas con toscos si11ares
e incluso verdaderas peñas (v.lám, 1, 2 Y 3), Nada hay en ellas dela bella
técnica poligonal griega, por lo que debemos pensar en una to~ca labor
provincial, acaso emprendida también con auxiliares indígenas, Dc este
modo están., construídas las murallas indígenas que suponemos más
antiguas, lo mIsmo en Tarragona que en Gerona (2), as! como las más
(1,
V. BoseH Gn,pI!RA:
Prob/~mlS
d'tlrqllfOloria i d'hiSloria antita lorraroni·
nu (Tarragona, 1925), p. 58 sigs.
(2) P. P .... 'us: Essoi sur I'orl " t indll$/ri,
p. 11, fig. 9.
-164 -
d~
l'Espotn, prinulllH I (Parb.
19(3),
[page-n-196--data::data]
RELACIONES ENTRE EL ARTE IBÉRICO y EL CRIECO
3
modestas de los poblados Ibéricos de Aragón (1 l. En esta última comarca evoluciona paulatinamente el tosco muro de circunvalación hasta
convertirse en una perfecta muralla con torres, que ya encontramos
en la terraza superior de San Antonio de Calaceite, perfeccionándose
en la inferior del mismo poblado, construída posteriormente, siendo la
forma de la torre oval, mientras las torres de la muralla de Osuna en
Andalucía (2), construidas en época más avanzada, son circulares. En
Cataluña, la fortaleza de Olérdola muestra todavía torres cuadradas:
la técnica de sus muros, construídos en el siglo I J I a. de J. C, como
parecen haber demostrado las excavaciones de Pallarés (3), ya no
es la llamada ciclópea, sino que indica alguna influencia de la técnica
poligonal griega.
Un tipo enteramente distinto es el que hallamos en muchas fortificacIones de Valencia y Aragón, que deben considerarse como la
continuación de una técnica de fortificaciones indígenas, puramente
ibéricas. En Los Foyos (Lucena del Cid, prov. de Castellón) lo mismo
que en La Torre Cremada (Valdeltormo, prov. de Teruel), se encuentran
grandes torres circulares u ovales; pero no en el muro que rodea el poblado, sino en medio de éste (4). Aunque de excelente técnica, recuerdan, sin embargo. no sólo a los fuertes eneoliticos de Los Millares en
Almería, cuya planta es asimismo circular, sino también al tipo de fortificación corriente en el Mediterráneo occidental y en el NO. de Africa: los talayots de las Baleares y los nuraghes de Cerdeña, los mismo
que muchas fortalezas modernas del Sahara y Niger superior (5).
Todas ellas par~n reproducir un tipo originario de torre de observación circular colocada en el centro del poblado y alrededor de la cual
se agrupan las viviendas, rodeadas a su vez por un muro exterior
Problema todavía insoluble es el de los talayots cuadrados de Lluchmajar en Mallorca, que por la semejanza formal de la técnica construc(1) BOSCH C1MPUA: ~s in~stigoci01ls dll la culluro ¡N'¡ea del Baix Aroró
(Anuo'¡ dtllns({(ul d'Esludis Caloláns VI, 19[5·20, p. 641 slgs.), y la !Iotlcla sobre las excavaciones de los allos siguientes en el Alluar¡ VI l. actualmente en pren·
sa, con planos de los poblados. Tambi~n BoSCH, La cultura Iblrleo dtl Bajo
Aragón (IV Congreso Internacional de Arqueologla, Barcelona 1929).
(2) A. ENGI!I. y P. P"R1S: Un' lorllrts~ iNriqut a Osuna (Nouwllts archiws
du mlssions sci,ntiliqu,s " Iitt"aiTts, XIII, ParLs, 1905, p. 357 slp.l, IAm. XIV.
(3) M. PALLAR&.s: ExctWaci6ns a Ollrdola (Anuo,¡ d,{ /nstitul d'Estlldis CataIdns, VI, 1915-20, p. 598-599). V. tambl~n. A. L,,¡,nU!Ri!R: OUrd%. Di, i~risclY:
8ur, des Panodls( D'lIlsch, Z,itung IIOn Spani,n, VIII, Baroelona, [925, numo [60(61), y BOSCH, Probl,m,s d'Arqutologia i d·Histo,ia anU,a la"a,onin,s, p. 62·63.
(4) BOSCH C¡IoIPI!RA y J. Si!NI!NT, La lo", iblrlea d, L/uetna del Cid (Anuo.
" dtf lnstilllt d'Estudis Cotaláns, VI, 19[5-20, p. (62[ slgs.). Para la Torre Crema·
da v. la nota de las excavaciones en Anuori VII (en prensa).
(5) L. FROHI!NIUS: Das IIn~kannlt Atrika (Muneh 1923), parte J J l.
- [65-
[page-n-197--data::data]
4
P. BOSCH CIMPERA
tiva no difieren de los muros y talayots de la cultura de la avanzada
edad del bronce de las islas del Mediterráneo occidental. Acaso debió·
ramos pensar en una ruda técnica indígena profundamente arraigada
en el Occidente, aunque también seria posible proponer para la forma
cuadrada de los talayots de Capocorp la hipótesis de influencias orientales prehelénicas, lo cual se relaciona con otras complicadas cuestiones (1).
Otras particularidades de la técnica de fortificación ibérica hacen
pensar también en la inrluencia griega. Acaso puedan notarse estas
influencias en el plano regular de la ciudad de Meca (2), con su camino cubierto hasta la ciudadela lo mismo que en [a colocación de los puestos de vigilancia exterior en varios lugares del anfiteatro montañoso
de San Antonio de Calaceite. Pero el número de planos completos de
las ciudades ibéricas que poseemos es todavia demasiado reducido
para poder emitir un juicio definitivo.
Influencias extrañas se observan con seguridad en el templo del
Cerro de los Santos (3). El templo es una celia rectangular alargada
y en sus cercanfas se han hallado restos de capiteles y otros elementos
arquitectónicos, que constItuyen una copia indígena de modelos jónicos. También aparecen capiteles jónico-ibéricos en Elche (4) y se
observa la influencia del sistema decorativo arquitect6nico griego en
los restos de construcciones de la ciudad de Osuna (5), y en los restos
de las tumbas andaluzas de Galera (6).
Pero la disposlcl6n interior del santuario del Cerro de los Santos
presenta interesantes problemas. Es probable que las conocidas esta·
tuas votivas se hallasen colocadas sobre una especie de bancos aplicados a los muros laterales en el interior del edificio. Resulta a~í una
notable disposici6n del interior del templo que recuerda fuertemente
ciertos templos orientales e indudablemente el antiguo templo de Ishtar
en Assur (7), en el que las esculturas sumerias se alineaban junto a
los muros. Podrían citarse otros casos de persistencia de antiguas culturas orientales en época mucho más avanzada, como nos la presenta
la escultura con la llamada Bicha de Ba!azote, un toro con cabeza
BosCH: Probl,m,s d'Arqutologia i d'Historia antiga laTTagonines, p. 59.
(2) Descrlpci6n de Meca:A. SCHULH:tI: Mua, ,in,iberisch, Fefunsladt¡Deut·
sche ZllIung von Spanil1n, VII, 1922. núm. 145-47.)
(3) P. PARIS: Essai, 1, p. 40, slgs. lip. 29·35, y J. OE D. DE LA RAOA DEl.0,0,00: AntigüedadtS dll C,"O dI los Santos (Madrid 1875).
(4) P. PARIS: Essai 1, 11m. 111 y figs. 36·37.
(5) A. EHGI!L y P. PARIS: Unt lort~"sst ¡Wr{qUI d Osuna. lam. V.
(6) CABRé: y MOTOS: EJ«avacion,s ,n fa nter6polis iNrita dt Galtra (Granada).
(M,morias de la Junla superior dI tllLQlIQCiontS )' Qntigfltdadls, núm. 25. 1918).
(7) W. ANDRAI':: Der IschIQr(,rnptl in Assur (WisstnschQIIIi,~ VuÓlltlllli(hulIg'l1 dtr D'uISth,n Ori,n( G'stllschal', Lelpzlg, 1922).
(1)
-
166-
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RELA.CIONES ENTRE EL ARTE IBÉRICO Y EL GR I EGO
5
humana, parecido a los de la antigua Babilonia (1 l. Naturalmente
no hemos de pensar en relaciones directas con Mesopotamia. Sin embargo, podria suscitarse la cuesti6n de si tales fen6menos no tienen
paralelos en el Oriente griego, donde podrían explicarse a través de
Asia menor.
También en los sepulcros monumentales de Andalucia se puede
encontrar Inflencias extrañas. En contraste con los sencillos túmulos
con una pequeña cista rectangular o con una cámara semejante construida con aparejo pequeño del Levante y Arag6n, continuaci6n de
los antiguos sepulcros almerienses, o con las tumbas de los Alcores,
pequeñas fosas bajo grandes túmulos, muchas de las sepult uras de la
Andalucfa oriental (Galera, Toya) (2), consisten en grandes cámaras
de piedra con anejos y corredor de entrada de buena técnica arquitec·
t6nica, con molduras esculturadas (v. lám. 11 , 11, restos de estuco en los
muros y con las juntas de las puertas conve rgentes como en muchas
cámaras sepulcrales del Occidente de! Asia Menor. En el Oriente griego
(3) podrían presentarse paralelos semejantes aunque más modestos
en las cámaras sepulcrales de Samas. y no parece deberse a la casualidad el hecho de que en estas sepulturas españolas (Galera) se hallan
cistas de caliza (¿urnas cinerarias?) con pinturas policromas, entre
ellas figuras de grifos (41, (v. lám. !l, 2 Y 31 que recuerdan motivos
griegos y en particular los sarcófagos de Clazomene.
LA PLÁSTICA
En el campo de la plástica ibérica hallamos diversidad técnica.
no s610 entre los diversos grupos locales, sino también dentro de la
misma comarca geográfica. Lo mismo en la plástica del SE. que en la
andaluza, aparecen junto a obras perfectas, verdaderamente artlslicas, ol ras de gran rudeza o de rasgos pnmitivos o degenerados. Pero
debe evitarse el tomar estas diferencias tipo16gicas como prueba de
una cronologra o evoluci6n distintas. La prudencia nos es recomendada
por las esculturas de Osuna, donde se hallan representaciones de aspecto muy primitivo y arcaizante junto a otras verdaderamente herL. HEUZr:Y: Monumenls el Mlmoirts Piol, 1901, p. 122 slgs.
EUQJlQCionls en la nICrdpolis iblrica di Golera (Granada)
(Memoria" de la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades. p.25. 191 6)
Y J . C.o.ad: El upufero de Toya (Archivo espaí'iol de arte yarqueologia. 1925.
pAgina 73 y sig.)
(3) B6HUU: Aus ionischln und ilalischen Ndr;Topolln (Leipzlg 1696), p. 19·20.
(4) 1. C¡!ldl: La nICrdpofis de Tutugi Objetos ex6tlcos y de procedencia
oriental en 111$ necrópolis turdetanas (Boletin de la Socitdad IspoilolQ di ex·
cursionls, 193). lám. 1.
-167 (1)
(2)
C.BI!.IIJ y MOfOS:
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6
P. aOSCH CIMPERA
mosas y perfectas; pero precisamente en aquéllas. que se compararlan
de buena gana con representaciones arcaicas de la plástica griega,
Jos guerreros llevan escudos celtas del tipo de La Téne [1 (1), por lo que
no pueden fecharse antes de los siglos IV-1I1 a. de J. C. También en
los bronces votivos de Castellar de Santlsteban (que Lantier compara
con productos de arte griego) y Santa Elena en Despeñaperros. se ha
reconocido siempre que entre los centenares de estatuíllas, los tipos al
parecer más primitivos y rudos, eran los productos descuidados y baratos, fabricados en grandes masas.
R. Carpenter (2) ha planteado otra interesante cuestión que limita todavía más la discusión sobre las influencias extrañas en la plástIca ibérica. Aparte de tipos al parecer arcaizantes que permiten erróneas comparaciones con modelos extranjeros, ya que se trata en este
caso simplemente de un fenómeno de convergencia, incluso en las esculturas ibéricas más perfectas, se debe atribuir su parte al normal desarrollo indígena puro. Por esta razón deben considerarse muchas de las
mejores estatuíllas de bronce de La Luz (Murcia), como producto
del apogeo de la plástica ibérica, que no se deben a la influencia
extranjera
Posibles relaG,iones con la plástica griega se hallan ante todo en las
esculturas de animales.
El conocido toro con cabeza humana barbuda llamado ..la bicha
de Balazotef (3), ha sido con razón comparado con antiguos tiros babilónicos y asirios y podría ponerse en relación con tipos del Asia Menor, caldeos yetruscos (4). Pero también sería posible ver en él la misma manera en el tratamiento de la cabeza y la postura reposada de
las representaciones griegas de animales (5), al mismo tiempo que la
falta en la cabeza barbuda de positivas semejanzas ~tilísticas con
los tipos mesopotámicos,
Las representaciones de leones (Bocairente, Baena, Córdoba) constituyen un verdadero paralelo con la plástica arcaica griega. De especial interés es la semejanza del león de 80cairente con el león de Fo-
(1) A. ENOtL y P. PARlS: Une lo"l'tsSl ibi,iqlll ti OSI/no, limo XIV,
(2) Tht Iruks 111 Spaill, p, 41, $Igs, y p. 92.
(J) L. Hl:uzn: rl b. di .. 'f p, PAltls: Essai 1, p. 117 sigs.
(4) Como por ejemplo el toro barbudo de la Tamba del Torl en Tarqulnla.
(5) CARPI:IHI!R: Thl ,'«ks ¡II Spoin, p. 161, no ¡;,.,o que las tbi¡;has. sean
«as11ti<:ast, sino que ofreoem el tipo del toro ¡;on ¡;allen humana barbuda, ¡;onien_
le en los dioses alados griego$ del siglo VI y que podrlan en¡;ontrarse paralelos
para la t6cnlca y estilo de tales represen ladones en la plAstlca griega arcaka de Si-
cilla.
- 168-
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RELACIONES ENTRE EL ARTE IBÉR ICO Y EL GRIEGO
7
cea (1) Y el hecho de que rocea sea precisamente la metrópoli de las
colonIas griegas en España.
En las esfi nges se han observado, so bre todo, paralelos con la plástica griega arcaica. Las de Agost (v . lám. IV, 1) Y Villacarrillo proceden
con seguridad de prototipos griegos arcaicos y especialmente las primeras producen una fuerte impresión de cosa griega. Carpenter (2) las
ha comparado con la esfinge de Chipre . La influencia griega se confirma también en las esfinges del Salobral (3); pero éstas son de otro
género y no orrecen el tipo corriente de aves, sino que represen tan cua·
drúpedos alados, cuyas alas pueden compararse con las de los grifos
pintados de las pequeñas cistas de Galera, con figuras de la cerámica
jonia e incluso con pinturas murales etruscas (4).
Se puede atribuir a la Influencia griega la afici6n a [as representaciones de animales, entre ellos a los diversos tipos de toros que observamos sobre todo en el SE. y Andalucía, así como la frecuente aparición de leones y esfinges y la tendencia a los seres alados. Tales influencias procedían de las comarcas orientales del mundo griego, ya que
alli la afición a la plástica animalística y a los seres alados en relación
con Asia Menor dura desde la época orientalizante hasta la arcaica.
lo cual se halla de acuerdo con el origen oriental de las colonias griegas de España.
La in fl uencia griega se ve confirmada y explicada por el friso de
Emporion con las dos esfinges, obra del período arcaico avanzado (5);
en él vemos, en suelo español. una representación emparentada con
la plástica de animales ibérica.
La cuestión cronológica debe quedar provisionalmente por resolver. Desgraciadamente las circunstancias de los hallazgoz españoles
110 permiten conclusiones seguras.
En las representaciones humanas, tanto en piedra como en bronce,
se dejan ver distintas in fl uencias. Queremos aquí prescindir de lo que
refleja importación directa oriental, siria o fenicia. Realmente se pueden observar muchos rastros de ella en el traje y en los adornos de
las estatuas: la dama de Elche lleva collares fenicios semejantes a los
del tesoro fenicio de La Aliseda (6) . Se ha comparado también la ter( 1) Sobre elieón de Bo en F. SAftTIAUX: RklrtTClrtS sur 1, sil, d, ra ncien"t Plrocl, (Comples rtndusd, r Aea·
d,m;, des Inscriptions el 8tl/u uf/us, 191 4). p. 6. $Igs. Y Hg. 2.
(2) Ob. cit . p. 160. Lae$f!nge deChipre en el Bufftlin dt eOrrtSI!(>/Id,lIICt hlll,niqu" 1894, p. 3 16, IAm.
(3) P. PARIs.: Essai l. p. 127, $igs.ligs. 96·97.
(4 ) Para Calera, CAB RR: La nter6polis d, Tu/ugi, lam. 1.
(5) Anuar( d, f Inst i/ul d'Es/udis Cata/el" s VI, 1915-20. p. 707. IIg. 546.
(6 ) J. MtL I DA: Elltsoro d, /a Aliuda (Bo/etin dI la SOCIedad ISpailola d, ' x·
cursionts, 1921), lam. l'y IV.
-
169 -
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8
P. BOSCH GIMPERA
mlnaci6n puntiaguda del manto de las figuras femeninas que se apoya en una especie de aparato sobre la cabeza, con tocados sirios u
orientales; pero en la Dama de Elche se ve que el velo como el manto
puntiagudo de las mujeres, se fijan a la cabeza por medio de un peine.
que corresponde a la actual «peineta.. para sostener la .mantilla., de
manera que cabe suponer que estas formas de disposición del velo
corresponden a costumbres indígenas muy antiguas.
Las esculturas tipol6gicamente más antiguas que podrían hallarse influidas por la plástica extranjera, serían muchas de las figuras
sentadas del Llano de la Consolación que Carpenter, siguiendo a P
Paris. compara con las esculturas de los Branquidas (1). A una etapa
anterior de la plástica griega correspondería también una estatuílla
de bronce, inédita, del santuario de Castellar de Santisteban, representando una mujer desnuda, que podría compararse con los más
antiguos monumentos de la plástica ática antigua (v. lám. IV, 2-3).
Otro grupo lo constituyen un par de bronces de Despeñaperros,
en los que Carpenter ha comprobado con seguridad la influencia jónica. Uno de ellos (figura femenina) podría según él ser incluso un
original jonio (v. lám. IV), lo mismo que una pequeña estatuilla de
Hera del SE. (2). Y entre las figuritas de bronce de Despeñaperros
se hallan también toscas imitaciones de la citada figura femenina posiblemente jonia.
Además puede observarse en el estilo de los paños de las figuras
femeninas del Cerro de los Santos, una semejanza en la manera de
tratar los pliegues con las estatuas femeninas arcaicas, jónicas o áticas
Algunos tipos españoles recuerdan las Cores de la Acrópolis, y es notable el hecho de que estas figuras femeninas del Cerro de los Santos
tengan un paralelo también en Etruria en una estatua, de toba, de
VuJci (3).
Los paralelos arcaicos concluyen con dos cabezas de guerreros
del Cerro de los Santos que he publicado en el Fesfschri[l [ür Ame·
¡ung (4) (v. lám. lll, 1 Y 2). Corresponden a la época del arcaismo griego, tal como lo revela el frontón de Egina.
Según Carpenter (5) las influencias arcaicas dieron el impulso a
(1)
(2)
P.
CAIlPI:IHU: ob.
CARPI:HTI!Il: ab.
P"'~IS:
cit., p. [60. V. P. PARIS: Enoi 1, p. 260, flg. 296.
cit., p. 38 slgs. y lám. IV B. La estatuilla de Hera en
Essai 1, p. [OB, figs. 82·63.
S/oria dtlror/e e/rusco
11 (Florencia 1927), lAmo 63, núm. 197.
E$ notable que una estatuilla de bronce publicada en esta misma [amlna (con el
número 196), prO de los bronoes IMricos de Andalucla.
(4) lberischl Krf."rkdpl' ous dlm Cerro di los San/os.
(5) Ob. cit., p. 92.
-170 -
(3)
DIJCATI:
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RELACIONES ENTRE EL ARTE IBÉRICO Y EL CRIECO
9
a plástica ibérica, que después se desarrolló independientemente, y
sólo más tarde volvió a ponerse en contacto con la griega. Así se explicarían la mayorla de las obras de la plástica en bronce y en piedra,
en las que o bien se encuentra una persistencia de Jos tipos arcaizantes o un perfeccionamiento de la técnica, obtenida con sus propios
medios, Excepción de ello es la Dama de Elche, que se halla muy por
encima de las posibilidades corrientes de las obras ibéricas, y para la
cual Carpenter vuelve a adoptar la opinión de Th. Reinach: sería de
puro estilo griego con un modelo ibérico, acaso obra de un escultor
griego Carpenter compara la Dama de Elche con el Apollo
Chatsworth, y fecha su estilo hacia el 450 a. de J. C.
Acaso no debemos excluir un más duradero Influjo griego. El torso
del guerrero con la falcata, de Elche (1), as! como muchas esculturas
de Osuna (2), quizás significan un nuevo influjo griego, especialmente de la plástica del siglo IV. A su lado, empero, se observan siempre
las persistencias arcaizantes de los tipos más antiguos, como lo prueba la figura citada de Osuna, de estilo arcaizante y con el escudo de
La Tene.
PINTURA
La cerámica Ibérica pintada nos aparece hoy, después de muchos
trabajos de sistematización (3), como un arte de multlples variantes
locales que se desarrolla desde el siglo V a a lo más desde finales del VI ,
hasta entrada la época romana. No sabemos todavía hasta qué momento de la época romana se fabricó cerámica ibérica pintada, pero aparecen fragmentos Ibéricos Junto con sigil-Iata en numerosas estaciones e incluso en las capas romanas de Emporion y otras ciudades, por
lo que es seguro que por lo menos duró hasta el comienzo de la época
imperial. No sabemos cuándo debe suponerse que empezó la pintura
de la cerámica en España. Los vasos ibéricos más antiguos pueden se r
los de la necrópolis de los Alcores en Carmona, donde alcanzamos el
limite cronológico superior en la segunda mitad del siglo VI con la fibula de tipo avanzado de La Certosa, Pero los vasos de los Alcores
son de decoración muy sencilla: fajas pintadas y motivos geométricos
(1) P. PAIUS: Es.sai l. p. 305, flg. 307.
(2) V. la blbliografla citada antes.
(3) Ademis de la primera slntesb del material en P. PAII.ls: ESSlJi 11, v. BosCH:
ZrlT F,aCII di' ibuisch'tI Ktramik (Mlmtlon 1913. p. 166 slp.). completado en la
edición espaí'lola: El p,obf,ma d, fa cm'mica iW,¡ca (Madrid 1915). Vhse también
E. POTTIfR: l.t p,obUml di fa ",ámiquI iN,iquI (joumal dts savan/s, 1918, p.
28 1 $Igs.), y BOSCH: El estado actual de la investigación de la cul t ura flsica
¡Soletln de la R. Academia de la Historia, 1929) y el art iculo Pyrtn,iischl Hal ·
b¡tI~f en el Rtalltxifron de E5tRT. V. tamb ién CARP1!NTI!R; ob. d I., p. 82 sigl!o
-171 -
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10
P. BOSCH CIMPERA
de poca importancia y de formas posiblemente influidas por la cerámica cartaginesa, por lo que sirven poco para resolver el problema.
Los mejores ejemplares de la cerámica ibérica de Andalucía y del SE ..
así como vasos semejantes de Emporion, aparecen junto con vasos
griegos de figuras rojas de los siglos V-IV, mientras en la necrópolis
de OJiva (Valencia) (1), se hallan acompañados por cerámica de bar-
niz negro del final del siglo ¡Vo principios del 111. y en el Bajo Aragón con cerámica helenística del siglo 111. Por las excavaciones de
Cabréen Azaila parece que el grupo de Azaila es todavía posterior (2),
ya que allí los vasos más hermosos aparecen junto con vasos helenísticos avanzados, monedas ibéricas y romanas hasta la época de la guerra serloriana y con grandes ánforas para vino helenfstico-rornanas_
En Castilla, la primera aparici6n de la cerámica Ibérica pintada
tiene lugar en las necr6polis célticas post-hallstátticas del siglo 111,
junto con espadas y fíbulas de La Tene 11 (3) Y s6lo entonces se
desarrolla paulatinamente la especie numantina que alcanza un flore·
cimiento peculiar y que, si hemos de aceptar la cronología relativa
fundamental de Taracena (4), muestra primero tipos muy distintos
de la cerámica ibérica corriente, que se originan independientemente
en el campo de la cultura post·hallstáttica (vasos poHcromos), y s610
más tarde, en el siglo 11, adopta los tipos ibéricos generales, aunque
siempre desarrollados con originalidad. Más hacia el Oeste se encuentra
la cerámIca Ibérica como una Influencia forastera en la cultura posthallstáttica, no antes que en Celtiberia (Las Cogotas, prov. de Avila),
y dura con formas degeneradas hasta la avanzada época romana (5).
La cerámica ibérica de Portugal, cuando es antigua, es del tipo
andaluz de los Alcores (Faro en Algarve, .Castros_ de los alrededores
de Figueira) y se mezcla como importaci6n o influencia extranjera
(1) BosCH; Articulo Oliva en el Rtafll.'xlkoll de E811!:RT y BosCH-SUItA. El
Muuo Arqult016licn d, BarctlQlla ([V Congreso Internacional de Arqueologla,
Barcelona 1929). por tada y p. 26.
(2) CA8R¡1;: Dos luoros d, monedas d, brollce all/6110mas de Alaila. [MemQria
numism6/ico tspaiJoI, 1921 junio) y del mismo. La. c"ámica ibUica pill/ada de
Alaila [Archivo ,spañol de arl, )' arqultO/ofla [1,192.6, p. 215 sig$.) y Ala,Itl ( IV
Congre$o lntemaclonal de Arqueologla, Barcelona. 1929).
(3) BOSCH: El probl,ma d, la cer6mica iWrjca. p. 32·44 y ngs. 13-15. Ocl mbInO, Los "Itas)' la dui/izaci6/1 e¡//ica ~n la P~nfnsllla iWrica (BCJI~1I11 d, la Socü.
dad ~spañola d, '1CI:llrSiOlltS, 1921) Y articulo Pyr~"liisch~ Halblnul D en el RralI~xikon de EOERT.
(4) B. TARACENA: La cu6mica iWrjca dt Numancia (Co/tccjc>nisn¡a, Madrid,
1924) y resumen del mÍ!lmo; Arll iblrico. Los ua$CS )' las /ifllros d~ barro d, Nu·
mancia en IPEK 1, 1925, p. 75 $Ig5.
(5) BO$CH: El probl'ma d, la etrdmictl iblrica, p. 33. Las Cogotas, In~dlto.
- 172-
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RELACIONES ENTRE EL ARTE IBÉRICO Y EL CRIECO
11
con la cultura post-hallstáttica, o bien, en el Norte de Portugal (Guiff6es, CaldellasJ, es muy rara y de época. muy avanzada (1 J.
La cuna y los grupos más antiguos de la cerámica pintada ibérica
resultan, pues, hallarse en el S, y SE. de España, siendo los restantes
grupos derivaciones del anterior, ya que en el Ebro sólo aparece una
transformación de los motivos de la cerámica del SE., y en Celtiberia
se muestra un desarrollo indígena en el que aparte unos pocos elementos
de la cerámica del Ebro no se da casi nada en común con los restantes
grupos.
Siguiendo a Pierre Paris, que fué el primero que se ocupó sistemáticamente de la cerámica ibérica, se buscó el origen de sus motivos en
la cerámica micénica (especialmente los círculos concéntricos y las lineas onduladas), como ya habían supuesto Furtwangler y Perrot. Al
conocerse la cerámica numantina, se habló de la influencia de la especie geométrica griega a causa de la primitiva estllizaci6n de la figura
humana y la frecuente aparición de la swástica y de [os motivos ajedrezados. La cronología habla en contra de tales paralelos y debemos
hoy prescindir de los mismos
La mayoría de los motivos de la cerámica andaluza y del SE" se
pueden encontrar en las especies griegas y principalmente en la cerámica orientaHzante final y jónica. En este punto llegamos a los mismos
resultados que en las restantes muestras del arte ibérico, en el que se
comprueban influencias griegas arcaicas
Hasta la avanzada cerámica jonia se conserva la división del va~o
por medio de anchas zonas pintadas, que constituyen el único adorno
en los vasos decorados pobremente o sea en los vasos de uso corriente
y en muchos vasos chipriotas. Es interesante el hecho de que en la colonia griega de Emporion, se hallan ejemplares de esta cerámica en
las tumbas del siglo VI (2). Naturalmente que estos como muchos
otros ornamentos, derivan de una remota tradición que continúa
desde especies muy primitivas y que es común a la cerámica siria y
del Asia Menor. Como que la cerámica cartaginesa, cuando está deco·
rada, casi siempre muestra tan s6lo estas fajas pintadas, y como estas
predominan en la cerámica andaluza, en la que por otra parte se deja
sentir la influencia de muchas formas de vasos cartagineses, se puede
penS.'lr en ambos orígenes para Ips motivos más sencillos de la cerámica ibérica. Debido a lo escaso de los hallazgos fenicios antiguos y al
hecho de no abundar las importaciones cartaginesas en las necrópolis
(1) Bosclt: II Islado actual de la in~sti,at:i6n de la cul/uTa ¡bh¡ca (Bolclln de
la R. Academia de La Historia, 1929).
(2)
A.
F"-U;KI!:NIiAUS:
Grildi$ehe Vo.stn
QUS
Empor;on (AnuoT;
di'
l. d'E.
C. 11, 1908, p. 195 slgs.), p, :aJ1 slgs., nUffi$, 2·3 {Iigs, 5·9). V. ~t1LAu: Aus fo"/$ehtn und ilaf($eht" Ntkropol,n (Leip¡!g, 1898). lam. 11,4. !il.m. VI y VIII.
-173-
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1~
P. aOSCH CIMPERA
ibéricas de Andalucía hasta el siglo IV (1 l. mientras los citados hallaz·
gas de Emporion prueban la presencia en España de cerámica jónica
avanzada. hemos de considerar más importante la influencia griega.
Los semicírculos que se cruzan, muy frecuentes en la cerámica del
SE. y E. y en los grupos del Arag6n influidos por aquéllos, podrían tener un precedente en los llamados vasos eolios. que ciertamente no
han sido nunca hallados en España, pero que en Italia aparecen junto con especies del final de la época orientalizante, que han sido también
halladas en Emporion.
Respecto de muchos otros motivos geométricos: tableros de ajedrez.
swásticas, meandros, dientes de lobo. series de s y de espirales, pueden hallarse para ellos innumerables paralelos griegos de todas las épocas. Especial interés ofrece la espiral doble a la que se juntan moti·
vos de palmetas o estilización de capullos, alcanzando un desarrollo
rico y origin:!l en la cerámica del SE., hasta el punto de formar la base
'para una gran parte de la decoración local, pasando a todos los grupos
lnfluídos por la cerámica del SE. En Greda aparecen hasta en la cerámica ática de los siglos VI-V y como motivos de relleno o bajo las asas
de las grandes vasijas; en las especies Jónicas y especialmente en las
orientalizantes avanzadas, como por ejemplo en los vasos de Fikellura, son muy frecuentes ya menudo tratados como moticos independientes como ocurre en la cerámica ibérica. Estos paralelismos han sido
también señalados por Carpenter.
Las combinaciones de líneas onduladas y clrculos o semicirculos
concéntricos que aparecen en todas las regiones, pero que se hallan más
arraigadas y desarrolladas en Andalucía, se pierden en las especies
griegas de época avanzada y son frecuentes en las más antiguas entre
las micénicas y geométricas. Llegan, sin embargo, hasta las especies
orientalizantes avanzadas como motivo de relleno.
Las líneas de hojas de yedra paralelas a ambos lados de una línea
horizontal (como en muchos vasos ibéricos del SE. y Emporion) o en
guirnaldas (como perduran hasta las especies avanzadas: Azaila), (v,
lám. VI, 1-2) se hallan sobre todo en la cerámica jónica del siglo VI;
pero continúan usándose hasta épocas muy avanzadas y el paralelo
más evidente que se puede encontrar en Grecia al plato de Azaila y
a otros vasos de Belmonte (2), en Jos que las hojas de yedra se hallan
magníficamente desarrolladas, sería un plato de Marlon en Chipre, del
siglo ¡V-III (3); también en la cerámica de barniz negro helenística se
(1)
Vi1IariCOS, Galera.
Para Belmonte v. BoseH: NOlts d, p"hisldria aragontsa ( Bulllell de {'As·
SlXiaci6 (ata/ana d'Anlropologla, Em%gla i Prehistdria 1, 1923), p. 60 slgs. y lig. 19.
(3) P. HURIoIAIHI: Das G,aMr!e/d /l(}n Mario" aut CYfM'n (43 W¡n( kelmanns·
prol,amm, Berlln, 1888), p. 51, IIg. 32 y p. 58, fjg. 42.
-174 (2)
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RELACIONES ENTRE EL ARTE ISÉRI CO y EL CRIECO
13
encuentran con frecuencia estas guirnaldas de yedra en el cuello de
las crateras con asa. Como que estas crateras helenísticas se han
hallado en relaci6n con cerámica ibérica del siglo 111, en Ensérune
(S. de Francia) (1) yen Emporion, Cabrera de Matar6, Puig Castellar
y San Antonio de Calaceite (2), debemos creer en la posibilidad do
una influencia continuada durante diversas épocas.
También los ramos con rellenos de hojas se pueden comparar, como
ha hecho Carpenter (3), con motivos griegos semejantes. especialmente de hidrias ceretanas.
De nuevo hallamos en la cerámica griega importantes paralelos
de los motivos animales del SE., que s610 aquí llegan a ser motivos
fundamentales. Aunque aparecen también en Arag6n, son de evidente
monotonfa o pobreza de estilo (Azaila) o constituyen solo una excepci6n en el circulo de los motivos florales o geométricos (Ca laceite
S!damunt). En el SE. y en los más antiguos vasos emparentados (L'
Aigüeta). se desarrollan con independencia. Los más interesantes por
su paralelismo con la cerámica griega son los carnfvoros (los llamados
.carnassiersf) y las aves (v. lám. V, 1-2). Estas últimas recuerdan
mucho las aves estilizadas de las mejores especies geométricas y orlen talizantes antiguas griegas. Los carnívoros recuerdan muchas Hguras
semejantes de las especies orientalizantes y corintia e incluso de la
cerámica del siglo VI. Y la posibilidad de una relaci6n nos la aseguran
también los hallazgos de España: en la necr6polis arcaica de Emporion entre los hallazgos más antiguos se hall6 una pequeña o[nochoe calcldica con un friso de animales, entre los cuales hay uno
parecido a los tcarnassierst (4). Carpenter (S), que también acepta la
influencia griega en los .carnassiers., cree que tales animales son una
reproducci6n inriel e ininteligible de las panteras y leopardos desconocidos en España y que aparecen en la cerámica orientalizante griega.
También pueden admitirse con Carpenter (6) influencias griegas
en los conejos de Elche yen las cabezas de caballo de los vasos de Ar-
(1) F. MOVR!T: CoUtdion Mourel (Fouilles d'Ensüunll. (Corpus Vosorll",
Ant!qr¡orIOlI, Parls), Iá.m. 14-19.
(2) S. Antonio de Calaoelte, BOSCH: US inl.lesligacións de /a eu/tllro ib/riea al
Buix Aragó (Anuari /. E. C.. VI, 1915-20). p. ó62.66J Y Lo eullll'o iblrieo del
8u;0 Arogón , IV Congreso lnte.-nacional de Arql.lcologla, Barcelona 1929). Pulg
Castellar, Bosctl: Art. Pyrtn¡iischl Hulbinsel en el R,ullllJ(ikoll de EeIlRT, h.m.
162, h. BOSCH: El donot/u dI Puig Castellar (Anuo,! VI, 1915·20). p. 597,
IIg. 370 y 391.
(3) C,IoIorP!.HHR: The gruks in Spoin. Iá.m. XV.
(") FRICItIlNH.o.I.lS: ob. cil., numo 13 a (fig. 16).
(5) Ob. eil., p. &4.
(6) Ob. ell .. lam. XIV·XVI y el te:o;to correspondien te.
-175-
[page-n-207--data::data]
14
P. BOSCH CIMPERA
chena. A éstos pueden juntarse ahora los caballos de los vasos de Olio
va y de La Serreta de Alcoy (J l.
En las representaciones de la figura humana puede ootarse menos
la influencia griega, ya que en su mayoría son por completo bárbaras
e infantiles. Pero si se reúnen los pocos vasos con figuras humanas
que poseemos, pueden observarse en éstas reflejos de la cerámica
griega de distintas épocas. El hermoso vaso de Emporion. con la escena de una cacería (2) (Y. lám. V, JJ, ha de ponerse en relaci6n,
de acuerdo con Carpenter (3), con las representaciones jonias, ac.:l.SO
con los negros del vaso de Busiris. Un tipo enteramente distinto del
de la cerámica griega aparece en las ingenuas y toscas representaciones
de! vaso de [os guerreros de Archena (4); la disposición simple de
las figuras de guerreros que luchan de dos en dos puede compararse
con el estilo ático severo, lo cual coincidiría con la cronología probable del vaso de Archena, en la segunda mitad del siglo V o primera
mitad del IV.
Los vasos de Archena parecen representar una etapa anterior,
dentro de la cerámica ibérica, a los de Oliva y Alcoy, que han de colocarse en la transición del siglo IV al 11 1 por el hallazgo de cerámica
helenística antigua; el estilo de Archena es más severo y más puro en
las combin"lciones de espirales y palmetas, as! como también se halla
más próximo a los prototipos arcaicos griegos en las representaciones
de aves y carnívoros. Los vasos de Oliva (v. lám. VI, 2 Y 3) y Alcoy
mu!!stran una decoración barroca y evolucionad3. derivada en cuanto
a las espirales y palmetas y a la decoración de capullos de la etapa
anterior, de Archena, En los motivos hum:J.nos, aparte detalles atribuíbies a un progreso indígena, se observan nuevas influencias de la
c!!rámica griega: la urna con una escena de batalla (5), en la que
comblten dos grupos de guerreros a pie ya cabl110 en planos distintos,
recuerda la complicada disposición de las escenas de los vasos del S. de
It3Ha, así como el distinto tamaño de las figuras prlncipales que sobre~alen de las figuras cercanas de menor tamaño.
Lo mismo que para los restantes ornamentos, la cerámica numan-
(1) BOSCH y J. DI!: C. SI!:/UtA. n MuUfl Arqulolólit:od, Borctlo'!a(IV Con,
g",,5O Internacional de Arqueologla. Barcelona 1929). p, 26.
(2) Reproducido en BOSCH y J, DI!: C. S1!!~", Emporio'! (IV Congreso Interna·
clon:!1 de ArqUClologla, B:!rcelona 1929), p, 18.
(3) Ob. lit" nota 36 en la p. 151.
(4) Articulo Art:htno en el RIQ//txikon de EOERT, reproducido en la lim. 45.
(S) Reproducido en BOSCH; Pyr, Halbil/$'[ D en el Rtallui/rOn de EOE!T,
en I:! lamo 153 c y en colores en BOs.!ll!kT: Ctschi,ht, dlS Kun$tl_r/w$ 1 (Berlln,
192a), lim. XIII, 2.
-176 -
[page-n-208--data::data]
~EL ... CIONES ENTRE EL ARTE IBtRICO y EL CRIEGO
15
tina representa también algo aparte en los motivos humanos. Queremos suponer por ello que debe considerarse mejor como una evolución
independiente.
•••
Si queremos resumir nuestros resultados, hemos de reconocer que
en el arte ibérico se deja sentir un eco poderoso de las corrientes arUsticas de la Grecia oriental en las épocas orientalizantes avanzada y
arcaica.
A juzgar por los escasos hallazgos con fecha segura, se ve, sin emblrgo, que la tradlci6n antigua sobrevive largo tiempo, y que Carpenter (J), acertadamente, califica al arte ibérico como fa stagnant art
set In motion by archaic greek example•. Pero de tarde en tarde ha Ido
recibiendo nuevas influencias griegas. Desgraciadamente no podemos
medir aún con exactitud su importancia de la misma manera que resu lta toda vía dificil averiguar el camino que siguieron para llegar aquí.
Todo contribuye a hacer de esta una cuestión muy complicada. y a
pesar de la gran importancia de la primera colonizaci6n focea del siglo
VI, continúa sin explicar la fuerte tendencia arcaizante del arte ibérico, así como el verdadero papel desempeñado por la colonia de Hemeroscopeion, que perdur6 hasta época avanzada y en cuyo hinterland
floreci6 el arte del SE. Podemos preguntarnos si no contribuy6 a ello
la contemplaci6n directa de obras de arte griegas en lugares puramente
helénicos, donde los productos de la época arcaica se conservaron
largo tiempo. Sabemos efectivamente por la tradicl6n hlst6rica que
los iberos tomaron parte, como soldados mercenarios, en la guerra greco-púnica, de Slcllta, que dur6 desde el 480 hasta avanzado el siglo IV,
tanto en los ejércitos griegos como en los cartagineses. Serra posible
que, además de la Influencia directa de las colonias españolas, estos
soldados, acostumbrados a la vida y costumbres griegas durante su
serVICIo, sirvieran de intermediarios, y que a Sicilia deba atribuirse
un gran papel en el desarrollo del arte ibérico.
(1)
Ob. cil., p. 92.
-In-
•
[page-n-209--data::data]
[page-n-210--data::data]
BOSCH - . RelacloneSt.
LÁMI NA 1.
l. TINTe Ik '" rnllros UamadOll "dcI6peos" dt Tanlona.
2. Torrt Ik la ,"IIr11l1
lr~11
de Ernporlon. (Fol. Bosch)o
(FOto 80"",,).
3. Tone con Ip.utJO tfOHnl, hecho con r rinda
"D"IlIa de rO)U, Ik Emporlon. (Fo t. 8oICh¡.
[page-n-211--data::data]
BOSCH - «Relaciones••
LÁMINA 11 .
l . Frl¡mtnlo Irqulltcl6nko dt un Itpukrordt Galen.
(Fol.
Co.b r~1
3. OtlaDe de la ur ... plnl.... de G..1m!
¡aocOn C.b"l·
[page-n-212--data::data]
DoseH - . Relaciones..
l.
e.HU
LÁMINA 111.
de I "UfHO, 4, pll1I"" del CftTD de los SantOL
( M'l:UO de M urcia)
(1'01. Colominas ).
(Fol. MIIL s.reelona¡
[page-n-213--data::data]
BOSCH - _Relaciones••
lÁMINA IV.
1. Elflnle de AIOII (LOUl'I'f).
(Fot. M:ueo de B.,ulon&, do un -"'&cbdo).
2 Y 3. f1lurll. ele bronu de Cllle... f de SanUaltban
fOlrccl6n J lmtnu de Cllnnos, AlnltIÚI.
(Fot. Servicio lov. Arq. Ba..... ).
4. flcurtta de bronce
(Mua. Al .. N.c.)
't
Da~IIa,mol
(Fot. ell).
[page-n-214--data::data]
BOSCH -
4 Relacione~.
LÁMINA V.
1 '1 2. Va..,. prnldOl dr Arthma (Mul . Ir BIIrerlona) (Fot. Mus. Barreronl ).
3. D««a.:l6n de un vaso IWrko dI Emporlon . (Cnl«cl6n CUlIITo) (DIbujo GudroJ).
[page-n-215--data::data]
BOSCH - . Relacioneso
.
LÁMINA VI.
I 'J 2. VlSOI ,lnlldOl, de AuU • • (Mul. dt 8Ir~"GIII I (Fol. Mus. S._lona).
3. D_roUG de la d"orad6n de un VI1G, de OUva. (Mul. SarUlonl) (Clb. Cudlol).
4. Dell/'JGIIG de la duond6n 1M un vaso. de Olh .. 1M",. 'e 811'1Ionl). (Dib. Cudlol).
[page-n-216--data::data]
1. BALLESTER TORMO - L. PERICOT
Tflbajo. del ServIcIo de Invutl gacllln Prehlslll rlca
La Bas.tida de (I'ogente)
EL CERRO Y EL DESPOBLADO DE LA BASTIDA DE ,LES ALCUSES.
Separa las cuencas del Albaida y del Cáñoles el pequeño sistema
montuoso denominado SeTTa-grossa, que, ya muy a poniente de los valles a que dan nombre aquéllos, viene a disgregarse en pequeños mon tículos, teniendo antes por término un largo y estrecho cerro de sobre
700 metros de altura, separado de la sierra dicha por profundo barranco, que le deja aislado entre la llanada del Alfod (Fontanares) por
el sur y la de Les Alcusts (Mogente) por el norte. Son las laderas de
este monte de tan rápida pendiente, que sólo tiene fácil acceso por su
extremo occidental, desde donde la cima, de escasa anchura, va poco
a poco elevándose, alcanzando su máxima altura y amplitud ya cerca
del extremo opuesto, que es precisamente el sitio que ocupó el poblado. En la lámina 11, figura A, aparece el cerro de La Bastida ,
visto desde el norte o sea de Les A/cuses, con indicación del lugar en
que se extienden las ruinas.
El nombre de La Bastida, con que se conoce este monte, aparece
en Levante denominando otros cerros, siempre con despoblados de
época más o menos remota.
Dominase desde esta altura un amplio panorama sólo limitado al
este por el macizo montañoso de que forma parte. En la misma orientación, por encima de los cerros más altos de la sierra , emergen lejanos
las crestas rocosas de Benicadell. Al sureste, en el fondo, destácase,
surgiendo de la masa montuosa de Mariola, la cumbre de Moncabrer,
-
179-
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2
l. BALl.ESTER TORMO· L. PERICOT
y más bajo y próximo, parte del Valle de Albaida y la pintoresca hoz
del Pduclar (Onteniente), donde comienza la interesante zona de las
cuevas conocidas en el pais por les casetes d'e/s moros. Al mediodía se
ve en primer término la llanura del Alfor/, sembrada de caseríos,
con el pueblecito de Fontanares como núcleo urbano, cuyo amplio
paso da acceso desde el valle dicho a la meseta albaceteña, por tierras de Caudete; y más allá del llano los montes de la Umbria que
lo cierran por el sur, yen ellos, bien a la vista, la estaci6n de la Zafra
y aún alguna otra de época más remota, como la deIs Gamellóns, Por
el lado opuesto, al pie del cerro, bajo de un rellano de la loma cubierto
de pinar, extiéndese de norte a poniente la llanada de Les Alcuses,
(lámina 11, B) también con numerosos caserios; algo más lejos, pero
en igual sentido, la honda cañada formada por la rambla del Cáñoles, paralelos a la cua l suben los actuales caminos (carretera y línea fé rrea) que comunican la costa con Albacete; y en último término los
montes que separan la cuenca dicha de la serranla de Enguera. Y al
suroeste, donde vienen a comunicar fáci lmente ambas llanuras, la del
Alforí y Les Alcuses, aparece Fuente la Higuera pegada al cortinón
montañoso de Mariaga, zona también fecunda en restos prehistóricos
(Torre de Tallada, El Angel, AII de la Fundisió, Mola de Torró, Sangomengo, etc.); más allá, los dilatados horizontes que sobrepasan las
tierras de Caudete y Almansa, y por encima de ésta, percíbese, recortándose en el fondo, casi esfumada, la inconfundible silueta de la
despoblada ciudad de Meca.
Situación tan estratégica permitió a los pobladores de La Bastida atalayar los pasos de la meseta, bien visibles a oeste y suroeste, e
intervenir los caminos naturales que, a través de los mencionados valles, comunicaban aquélla con las ricas comarcas levantinas y con el
mar.
La primera referencia a esta estación hizonosla D. Luis Tortosa,
de Onteniente, en el verano de 1909, cuando con motivo de la catalogación de monumentos de la provincia de Valencia, encomendada al se·
ñor Conzález Simancas, inquirla éste, con uno de nosotros, la existencia de yacimientos prehistóricos en el sur de aquella. El Sr. Tortosa
posefa algunas piezas de bronce, fíbulas especialmente, de tal procedencia. Años después volvla a hablarnos de este despoblado D. Gonzalo J. Viñes, con quien 10 visitamos luego. La Importancia del esfuerzo que exigía la excavación de tal yacimient o, ha imposibilitado su
exploración hasta crearse el Servicio de Investigación Prehistórica
por la Diputación valenciana.
Extendíase el poblado, como queda dicho, en la parte más elevada
y ancha de la meseta. La subida a ésta por el lado más fácil o sea por
poniente, cortábala primeramente una muralla que, atravesando transo
-
180 -
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LA BASTIOA
oe
"LES ALCUSESt (NOCENTE)
3
versalmente la cima, continuaba hacia levante por el borde de las
laderas, uniéndose a poco en ellas a otra muralla que, atajando también el paso por la cresta, curvábase hacia las vertientes y continuaba
por ellas hasta Juntarse de nuevo en el lado opuesto, cerrándose
así el cinturón de defensas en el extremo levante del poblado. Precisamente en el punto en que las ruinas de ambos cintos de muro cortan
la espina de la loma, casi coincidiendo con el eje mayor del despoblado, aparecen sendos! rompimentos, de bastante amplitud, en los
muros, denotadores del lugar de las puertas de este tado de la población, entradas cuyas defensas debieron estar reforzadas con fortificaciones especiales, como veremos. En el extremo levante alcanza a
notarse otra puerta, también en 10 más alto de la cresta, en el punto
de unión de las murallas laterales, lugar donde parecen verse probable,
ruinas de torre; entreviéndose hacia el norte, también confusamente
algo como paso. Estos restos de derruidas fortIficaciones son conocidas en Les A/cuses por les baferies d'els moros. Véase en el croquis
de la figura La el probable trazado de las murallas según permiten
apreciar las ruinas, y en láminas 11 , e y 111. A y B, las vistas de los
rompimientos de las puertas.
Como aparece de 10 expuesto, contuvo el poblado dos recintos:
uno, el del extremo este, es el del poblado propiamente dicho y se compone de dos porciones, la inmediata a la puerta de poniente, más llana
y baja, y la restante, a levante, con rápida inclinación al norte; y en
toda el área, salvo donde aflora la roca, vénse las lineas de las paredes
y aún la traza completa de alguna construcción; siendo éste, entre los
poblados levantinos que nos son conocidos, el en que más manifiestamente se mostraba su existencia; y en cambio en el recinto de oeste,
o sea el comprendido entre las dos murallas de dicho lado, no obstante
ser adecuado, por lo llano, para contener la población, no se exterIoriza, ni probablemente hubo, construcción alguna; lo que nos
hace pensar, si al mismo tiempo que tal espacio murado servla de
refuerzo a la defensa por el punto más débil, vino a desempeñar también
papel parecido al a/bocar de los castillos de muchos siglos después
o sea de lugar cercado y defendido donde guardar las be:stias y ganados en caso de peligro o sitio.
En lo más elevado del despoblado propiamente dicho, aparecen dos
cavidades, a manera de simas, tal vez utilizadas como algibes, si bien
por estar emplazados tan altas, no sería mucha el agua pluvial que
en ellas pudiera recogerse. Los buscadores de tesoros de las cercanías,
tentados por el misterio de estas oquedades, hiciéronlas motivo de sus
afanes, según dejan ver los montones del extraído depósito que las rellenara.
- 181-
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4
1. BAlL.ESTER TORMO , L. PER ICOT
11
LAS EXCAVACIONES DEL DESPOBLADO
Como queda dicho, la importancia de la labor a emprender ha hecho
que la excavación de La Bastida no se pudiera realizar hasta que,
creado por la Diputación Provincia l de Valencia su Servicio de Investigación Prehistórica, se decidiera a efectuarla. sin regatear medios,
solicitándose de la Junta Superior el procedente permiso (1), y comen·
zando los trabajos el primero de J ulio de 1928. bajo la dirección de uno
de nosotros, pero quedando al frenle de los mismos el colaborador
del Servicio D. Mariano Jornel Perales. auxiliado eficazmente, cuando olras labores de investigación lo han hecho posible, por D. Luis
Pericot y D. Gonzalo J. Viñes, subdirector y colaborador respectivamente de aquéL La cuidadosa labor del Sr. Jornet, a quien se deben
además los trabajos planimétricos efectuados en La Bastida, es digna
de todo encomio.
La comisión de excavaciones no puede agradecer bastante a D. Enrique Segura y D. Manuel Lera, las atenciones tenidas con su personal, pues han puesto a disposición de este las casas de labor
que poseen en Les Alcuses y aún sus particulares habitaciones.
La dirección de estos trabajos ha sido una de las más fáciles que
hemos realizado, pues el estrato estaba intacto y afloraban en buena
parte, en el suelo. [os restos de las construcciones, siendo por demás
sencilla la labor de su descubrimiento.
Fil. 1. Pllnll del poblada Ibhlca de L" B,,>tldll. La lOnl rayada Indica
el a ... clo Utlvado huta ahorl.
EIt. 1 : 6.000
Inicióse la excavación, de norte a sur, en el centro de lo más elevado
del despoblado, partiendo de un a manera de camino de ronda, bien
claro junto a la muralla norte: habiéndose explorado, hasta que redactamos este trabajo, casi toda la parte central de aquél, como aparece en el croquis de la figura 1.&, donde se ve rayado el espacio excavado.
(1) Se concedió por R. O. de 23 de Abril de 1929.
- 182-
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LA 8ASTIDA DE fLES ALCUSESt (MOCENTE)
5
Ni en las murallas ni en las puertas se ha efectuado, hasta ahora,
exploración ninguna.
La pronunciada pendiente que de sur a norte tiene el área excava·
da, y su fondo rocoso, dan lugar a que [a profundidad del estrato sea
variadísima. En muchos lugares, y aún en anchos espacios, aflora la
roca, rellenando escasa tierra sus oquedades naturales; y en otros, en
especial en el centro del área dicha, suelen encontrarse las profundi·
dades máximas, que disminuyen algo al llanear un poco el terreno en
las inmediaciones de la muralla. La profundidad mayor en las habita·
ciones ha llegado a 74 centimetros.
La estratificación general es igual a la de los otros poblados
valencianos de la misma época, y comprobaci6n manifiesta de la de
Covalta (Albaida), poblado excavado desde hace bastantes años por
uno de nosotros. Dentro de las construcciones aprécianse dos capas:
una, la superficial, compuesta de mantillo; otra, la más profunda, de
tierra gris rojiza semejante a descomposición de enlucido de barro,
estrato que a veces se endurece en el fondo, donde suele hallarse algu.
na zona gris cenicienta. Separa las dos capas otra mezcla de la tierra
de ambas. Aparece revu~ta en estas abundante piedra del tamaño
usual en las construcciones, nunca en cantidad bastante a dar a las
paredes la altura necesaria en una habitación ordinaria de una sola
planta. En el exterior de las viviendas, junto a sus paredes, se acusan
también los dos estratos dichos: yen el resto del espacio se suele ver.
bajo la capa mantillosa, algo de la rojiza, y otras, aunque escasas veces,
alguna mancha grisácea, como resto de acumulacl6n de cenizas. La pro·
fundidad de dichos estratos es bien variable; el de humus suele tener
15 o 20 centímetros.
La fecundidad de este yacimiento, como la de los otros poblados
coetáneos de Levante, es tal que s6lo en la primera campaña de exca·
vaciones, que no llegó a durar un mes, se obtuvieron cerca de 2.000
objetos, algunos de extraordinario valor arqueológico que se verá;
llegando el número de vasos completos encontrados a la cifra de 116,
algunos de ellos de tipos nuevos.
Objetos de todas clases, de adorno, armas, útiles diversos, pequeñas
joyas y hasta menudos vasos y las conocidas piedras de molino a mano,
aparecen esparcidos, como sembrados, por todas partes, en las habi·
taciones y fuera de ellas, en todas las capas del estrato, aunque abun·
dando más en el fondo de la gris rojiza de dentro de las viviendas,
donde suelen hallarse muchos objetos in situ, vasos especialmente.
Son manifiestas las huellas de un gran desorden acaecido en el po·
blado. Bajo de una gran piedra rodada de la pared sur del departamen.
to 18, hacia su centro, encontramos dos pequeños platos completos,
uno de ellos campaniano. Fuera del 36, a sobre un metro de su pared
-
183-
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6
l. BAl.LESTER TORMO - l.. PERICOT
norte y cerca de la divisoria con 32. hall6se un lote de 12 anillos o are·
tes de bronce juntos, que debieron estar alados o enhebrados, pues
de olro modo se hubieran dispersado antes de llegar hasta allí. Una
interesante cacha de madera, de las del tipo de espada co rriente en [a
necrópolis Ibérica de la Casa del Monte (Albacete) excavada por uno de
nosotros (1), tipo del que se conoce un ejemplar de 1II0ra y otro de Al panseque, fué hallada sin haber podido dar, no obstante el extremado
cuidado puesto, con el menor fragmento del arma a que perteneció.
El pequeño tesoro compuesto de dos pares de pendientes de oro, presea
estimada de una bastidana de los últimos días del poblado , hall6se
también junto. constituyendo las cuatro piezas un lote (tal vez porque
los sugetara algún atadijo), fuera de las construcciones 39 y 40, en el
ángulo que al norte forman ambas ya 15 centímetros de la última
y 30 de profundidad , bajo de una piedra desprendida de las inme diatas paredes. En el fondo del departamento 42 se halló un molino,
caldo junto al poyo que debió ocupar, y cerca una soliférrea rota
(véase figura B, lámina V). Serían inacabables las citas de hechos pare cidos. Lo excepcional es encontrar las cosas en su posición normal, in ·
cluso las que aparecen en el sitio donde de5ieron estar al extinguirse
la población.
Confirman las excavaciones que no fué aquélla abandonada vo luntaria y pacifica mente, sino que, como los demás poblados de la
comarca situados en las sierras, peligrosos por su fácil defensa o
por su posición estratégica, fué arrasada y tal vez incendiada, probablemente después de un asalto.
Se ve que no hubo tiempo de retirarse sus ocupantes llevándose los
vasos pequeños y de lujo, cuando menos, los útiles de trabajo, ni siquiera los menudos objetos de adorno y las joyas, como sortijas de plata y
bronce, pendientes de oro, fíbulas, pinzas, agrafes con incrustaciones de
plata. Sólo quedó algo en su sitio en los fondos de habitaciones, donde
el sistemático asolamiento no llegó a alcanzar. En el departamento
48 se encontraban in si/u, cerca de la pared norte, el pequeño molino
bajo el que asomaba la lámina de plomo escrita. y en otro lado. cui·
dadosamente amontonados, buen número de pesos que nos hace suponer un telar desmontado (véase el fondo de esta casa en la lámina VII l.
figura Al. En la 91 hall6se también otro montón de pesos en igual
número (lámina IV, figura B), y en el lado opuesto varios vasos en
posición normal; hecho este registrado en no pocos departamentos,
muy en especial en el 49, donde encontramos muchos diseminados
(1) 1. BALI.I!$TEIt Toltllo. Comunjcacionu 01 /V Conrr,so int,rnodonol d,
Arqutolorio: JI. AlID.nc, o/ ,s/Ildio d. /0 n«r6polis IWrlco d. /0 Caso dtl Mont, (Al·
baclt,),
- 184-
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LA BASTIDA DE _LES Al.CUSESt (MOCENTE)
7
en el fondo, junto con a lgunos afiladores, y en particular cerca del
ángulo norte, donde se veía colocada en posición normal una loseta de
asperón, con huellas de reiterados afilamientos, y una gran pieza discolde de plomo que estuvo sujeta en el sitio a enérgica acción del fuego y hallábase rodeada de tierras cenicientas, y donde apareció nutrido
grupo de vasijas pequeñas y medianas, finas y bastas, que debieron
dejar los habitantes del poblado, en las últimas horas de éste. rodeando el llar. En las figuras A y B de la lámina VI, damos dos vistas.
tomadas en sentido contrario, de este fondo de habitación.
Que hubo lucha dentro de la población parece confi rmarlo el encontrarse, en las habitaciones y fuera de ellas, herrajes de las armaduras de los escudos, asideros de los mismos. uno muy perfecto y com pleto rodeado de clavos cortos de gruesa cabeza en forma de casquete
esférico que tal vez sujetaron el cuero de aquéllos, así como la soliférrea
y no pocos regatones y hojas de jabalina de otros tipos y de lanzas, armas en estado de haber sido aprovechadas al debelarse el poblado.
Inducen a pensar que éste fué incendiado, las amplias zonas de
tierras cen icientas que suelen registrarse bajo del mantillo, el carbón
rollizo encontrado alguna vez en bastante cantidad , como en el fondo
del departamento 48 (figura A, lámina VIII ), y sobre todo que en el
cubo de las moharras de algunas lanzas y jabalinas y en el hueco de
sus regatones se ven carbonizados los restos de madera de las astas
que en ellos se aseguraran; particularidad también notada en algún
instrumento o útil de hierro que llevó madera adherida o sujeta.
Las habitaciones, de las que nos hemos de ocupar más adelante,
son rectangulares, de dimensiones bien distintas, y aparecen agrupa·
das como constituyendo una sola vivienda, con paredes comunes a diversos compartimientos, viéndose claramente alguna vez su delimita·
ción y siendo difícil de precisar ot ras.
También la excavación del poblado nos proporciona indicios sobre
el destino de alguna de las dependencias agrupadas formando vivienda. Asi, por ejemplo, parece existir en cada grupo un departamento
donde se hallara montado el telar. Las construcciones 48 y 91 contenian
apilados buen número de pesos; lo que hace pensar si se trataba de
dos telares que hallábanse desmontados al fenecer el poblado. Parece
confirmarlo el que en el departamento 35 encontráranse también gran
número de pesos; doce formando grupo y algunos más sobre larga
lámina de hierro roblonada, gemela de otra hallada en el propio
departamento, láminas que sugieren la idea del armazón del telar. no
desmontado, en este caso, sino posiblemente destrufdo.
-
185 -
[page-n-223--data::data]
8
1. BALLESTER TORMO - L. PERICOT
También parece que hubo en cada grupo, como es lógico. un departamento destinado a cocina. Por ejemplo el número 49, con el lote
de vasos, la loseta de afilar y la placa discoidal de plomo. posible llar,
de que hablamos antes; debiendo tener igual desUno alguna otra dependencia en que se encontrara placa semejante, asl como en las que
suele hallarse buen número de vasos colocados en posición normal.
Tal vez alguna dependencia en que aparecieron grandes vasos, como
en las 37 y 31, se destinara a pequeña bodega o a depósito de granos.
Es confirmaci6n de la finalidad diversa de cada departamento, el he·
cho de que en los del grupo constituído por los 1 a 4, s6lo el 3 contenía
piezas cerámicas, circunstancia que semeja repetirse en otras dependencias, aunque no tan claramente .
Es de importancia el hallazgo. en el ángulo occidental del departamento 16, de un lote constituido por ocho pesas de bronce y plomo, y
formas diversas, de que nos ocuparemos detalladamente; descubrimiento cuyo interés aumenta si se relaciona con el de un platillo de balanza, de latón, de 7 centlmetros de diámetro y con tres agujeritos en
los bordes para su suspensión. encontrado en la propia dependencia (1).
De un hallazgo, más curioso que trascendental, conviene dar
cuenta: en la rinconada que lleva el número 78, y cuya excavación
fué en extremo fecunda, encontráronse, separados sobre 50 centímetros, dos vasos, uno de ellos del tipo de boca acampanada, rotos por
la presión de las tierras, que contenían entre las que los rellenaban,
ya su alrededor, noventa tabas de tamaño pequeño muy uniforme,
salvo cuatro. algo más gruesas. Supuesto su destino de piezas de
juego, no deja de ser curioso el encontrar esta especie de almacén de
juguetes tales.
.También es interesante el hallazgo, entre el departamento 90 y
el que se insinúa a poniente del 96, de un lote d'e los conocidos discos
de cerámica recortada, de los cuales mide el mayor 63 milímetros
de diámetro y 23 el más pequeño.
Conviene subrayar la particularidad de que, entre los abundantisimas restos de vasos, no aparezca [a más pequeña muestra de cerámica saguntina, ni de ninguna otra variedad que con certeza quepa
datar como romana. Tampoco han dado hasta hora las excavaciones
moneda alguna.
(1) V6aste 1. BALLlSTtR TORNO, ComunicQdones QII V COI/IriSO Inltmac{onal
dt A,qutolol{a: l. Ú)S pondD'Qlts ibúicos d.1 tipo cova/lino.
-186-
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LA. BA.ST1DA. DE . LES ALCUSESt (MOCENTE)
9
111
LAS CONSTR UCCION ES
Dicho queda que hasta ahora se ha excavado sólo parte del po·
blado, no habi~ndose practicado exploración alguna en las fortifica ·
ciones.
El superficial reconocimiento de los restos de éstas deja ver que se
construyeron de piedra en seco, siendo aquélla sin desbastar y generalmente de tamaño no grande. De las dos murallas que defienden el
poblado por poniente, la interior semeja por las ruinas haber sido
más elevada y fuerte que la externa y tal vez que todo el resto del re·
cinto. Unos rompimientos en el paramento de la doble muralla de l
oeste, coincidentes con la espina de la loma y correspondi~ndose con
el eje mayor del poblado, hemos dicho ya que semejan ser las puertas
de dicho doble recinto; vislumbrándose, fuera y dentro de la interior,
restos de construcciones que completaron su defensa, así como a los
lados grandes amontonamientos de piedra que parecen indicios de
sendas torres destinadas a igual fin. También en el lado opuesto del
poblado, en el extremo levante del recinto, donde las murallas extendiéndose por el borde de las laderas vienen a encontrarse formando
agudo ángulo, nótase asimismo otro amontonamiento de piedras que
hace suponer la existencia de otra torre, refuerzo de la defensa de la
puerta que debiera existir en tal lugar, de la que parece también indicio un dudoso paso o entrada, existente en el nordeste de la supuesta
torre. En las figuras e de la lámina 11 y B de la 111 aparecen fotograHas de los rompimientos, probables puertas de poniente, vistos de
fuera a dentro y en sentido contrario la posible puerta de levante.
También nos hemos ocupado antes del probable destino, semejante al albacar de los castillos de siglos después, que a nuestro juido
pudo tener el recinto exterior.
Tocante a las habitaciones, el sistema de construcción es el
mismo de las fortificaciones: paredes de piedra en seco, seguramente
sentada con barro que el tiempo ha hecho desaparecer.
Lo descubierto consiste en series de departamentos, aproximadamente rectangulares, de medidas que oscilan entre 10 y 2,5 metros
aproximadamente. Excavábase el suelo aplanando en lo posible la
pronunciada vertiente, y sobre unas paredes, como base de la construcción, apoyábanse otras, dividiendo el área en compartimientos de la
forma dicha; soliendo tener las paredes de 45 a 7fJ centfmetros de anchas; siendo excepcional medidas mayores y el empleo de mejor apareJo, como en la pared norte de los departamentos 61 a 65 (véase fi·
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10
l. BALLESTER TORMO · L. PERICOT
gura e, lámina 111), o bien como en la del sur del 18 en que se aprovecharon gruesas piedras ahiladas para formarla.
Como deja ver el plano de lo excavado, inserto en la lámina 1.
los compartimientos parecen agruparse para constituír una sola vivienda. Es clara la agrupación formada por los departamentos 45 a
56 y tal vez el 59. Un amplio departamento central, el 48, sirve de
núcleo a los restantes, generalmente pequeños. En su pared norte. y
a nivel inferior, ap6yanse los departamentos 49 a 52, viéndose más
al norte de estos, restos de otros tantos, en parte destruí dos. En el
lado opuesto, o sea al sur del departamento central, y a nivel superior, descubriéronse tres dependencias mayores y más regulares
que las antedichas; y aún más al sur, los espacios 58 y 59 pudieran
ser departamentos pertenecientes a la misma vivienda.
Se destacan, también, claramente algunos otros grupos: el formado
por los 1 a 4, excavado incompletamente; los constituídos por los departamentos 5 a 18, 19 a 24, 25 a 27, 61 a 65 y 77, 89 a 94 y 97. Se
hace dudosa la determinaciÓn de otras viviendas al agruparse las dependencias sin solución de continuidad , confusiÓn que puede nacer de
estimar como restos de departamentos algunas paredes, mejor diríamos cimientos, que pudieron servi r sólo para contención de tierras
o aplanamiento del suelo, tan desigual, donde se levanta la parte
excavada del despoblado. Por ejemplo el espacio señalado con el número 36, que sólo conserva la dudosa pared del norte, y que por el
lado sur semeja limitado por unas rocas que afloran, pudiera no ser
habitación, no obstante el buen número de objetos que diera, sino
hueco de paso de la parte alta de la población a la muralla. En tal
caso las dependencias 28 a 35 constituirían probablemente una vivienda. Otro tanto sucede con el espacio 44, que semeja también separar de 42 y 43 el grupo de dependencias que se apoyan en 48.
El desnivel existente entre los diversos departamentos que constituyen una sola vivienda, como consecuencia de la pronunciada pendiente del suelo, debió ser salvado por medio de escaleras o de rampas. As! en el grupo denominado casa del plomo (48 a 50), el departamento central debió unirse al 47 por una de aquéllas que seguramente
se apoyaría en la gran piedra saliente bajo la pared colindante. En
el ángulo levante de 46 apareció un escalón que facllitarfa el acceso
desde 58 a 46; y en éste, uniéndose oblicuamente a la pared lindando
con 48, hall6se una hilera de piedras planas, como formando otro
escalón, resto de la escalera que le uniera a lguna vez con 48, y decimos alguna vez porque no debió existir en los últimos tiempos de
la población, puesto que la pared separatoria de ambos se hallaba a
mayor alt ura que el escalón dicho. También la comunicación de
48 con la serie de departamentos de nivel inferior, tal vez se resol-188 -
•
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LA BASTIDA DE tLES ALCUSES» (MOCENTE)
11
viera de modo parecido, especialmente con SO y 51, ya que se nota
por la parte de los últimos, y en la pared divisoria, gruesas piedras
en que estribaría la escalera: si bien hemos de hacer constar que no
existía resto alguno de escal6n que sirviera para salvar la altura de
la expresada pared por la parte de 48. Pocos Indicios más se pueden
observar referente a este punto.
Alguna otra particularidad constructiva suele apreciarse en las
habitaciones. En el ángulo sur de 42 hallóse un pequeño poyo de igual
técnica que las paredes (cuarenta centímetros de altura y 65 por 75
aproximadamente de superficie), que pudo servir para sentar en él el
pequeño molino que, completo aunque roto, encontrábase derribado
Junto a él (véase la figura B de la lámina V). También hemos expuesto antes de ahora que en el ángulo norte de 49 encontróse, sentada
horizontalmente, una loseta de piedra arenisca, con huellas de su empleo como afiladora. En otros departamentos, como en la pared levante del 72 y las poniente y norte del 64, ha1l6se a manera de una segun·
da pared más baja, que por su disposici6n y medidas debi6 emplearse
a modo de banco o poyo. En la figura A de la mIsma lámina, damos
una vista del interior del departamento 64, en que se manifiestan bien
claramente los supuestos bancos.
Antes de ahora hemos aludido también a la técnIca de estas construcciones. Generalmente fueron fabricadas con piedras de mediano
tamaño, siempre sin el empleo de argamasa, soliendo tener las paredes
de 45 a 70 centimetros de anchura, que se aumenta excepcionalmente,
como por ejemplo en las intermedias de 62, 63 y 64 Y 65. También la
pared norte que une todas aquellas es de técnica más cuidada que la
corriente en el poblado, como deja ver el primer término de la
citada figura A.
Es asimismo comprobacl6n de interés la de que, como en Covalta,
no pudieron las paredes, a juzgar por sus restos, exceder mucho de I,SO
metros; lo que hace pensar que en éste, como en aquel poblado, se completaron las paredes con adobes o con tabiques de cañas o ramas revocados con barro, si bien hemos de hacer constar que no hallamos
en La. Bastida las pellas de barro, con improntas de aquellas, que en Covalta aparecen.
De esta técnica, de ramaje o cañas con revoque de barro, debieron
ser las cubiertas de los departamentos. Su sustentación se haría con
rollizos de madera, de los que aparecen algunos restos carbonizados.
Difícil es resolver el problema de luces de algunos pequeños compartimientos, que hállanse empotrados entre otros que pudieron tenerlas directas.
Otro tanto sucede con las vertientes de aguas; pues también en este
poblado dejan de observarse los estrechos espacios, de menos de un
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12
1. BALLESTER TORMO - l. PERICOT
metro de anchura, que separan las construcciones de Covalta, sIguiendo la inclinaci6n nalural del suelo.
Parece haber predominado en La Bastida el ensolado de las habitaciones con barro o tierra apisonada. Sus restos suelen constitui r
una dura capa de tierra rojo-grisácea, perceptible alguna vez por bajo
del estrato de tierra más suelta de parecido color y naturaleza. As!
sucedió en la excavación de los departamentos 63, 64 Y 66. Ot ras veces encuénlranse restos de enlosado, como acontece en el departamento 62, en el que se hallaron dos grupos de piedras planas, compuesto uno de seis y otro de cuatro; y otro de tres losetas descubriose
en el ángulo norle de 42.
Pocas veces perclbense en las paredes los huecos para las puertas.
Sólo en algunas suelen reconocerse cla ramente, como en el departamento 4, entre el 12 yel 11, el 15 y el 16 y más claramente que en
ningún otro sitio en la entrada al 92 y comunicación de éste con el
91 y 93.
IV
LA LAMI NA DE PLOMO ESCRITA
Al excavarse el fondo de la habitación 48, el 28 de Julio de 1928,
y al tratar de determinar y limpiar el macizado de unos 15 centímetros
sobre que se sentaba el pequeño molino de que reiteradamente se ha
hablado, apareciÓ, a pocos centlmetros por bajo de la muela fija y en
posici6n horizontal que denotaba colocaciÓn intencional, una lámina
de plomo arrollada en espiral, de la que se veía sólo pequeña parte.
De ella vamos a ocuparnos.
Trátase de una delgada planchuela rectangular, que mide lBO milímetros de largo por 49 de ancho y se halla escrita por ambos lados en caracteres ibéricos. En la lámina IX aparecen ambos textos
en tamaño natural y en las figuras S, e, D y E de la lámina VIII
la propia planchuela antes de ser desarrollada.
En la cara B contiene 177 signos y 96 en la A, o sea en suma 273,
cabiendo la posibilidad de algún ligero error al contarlos. La superficie de ambas caras dividi6se en zonas o espacios mediante lineas
horizontales paralelas, fuertemente trazadas; y los dos textos escribiéronse sobre tal pautado, siempre de derecha a izquierda, sin terminar las líneas, de tal manera que sobr6 buen espacio en blanco en
alguna de ellas, más en A que en B; comenzándose a aprovechar parte
del de dos líneas de aquella, escribiendo en sentido contrario.
Los grupos de signos, frases o palabras (nada sabemos de cierto) ,
hállanse como separados por lineas de puntos, generalmente colocados
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LA BASTIDA DE tLES ALCUSESf (NOOENTE)
13
en fila vertical y en número distinto, que suele variar de dos a ocho;
observándose la particularidad de que, no cabiendo en el ancho de la
pauta el número de aquellos que se pretendió grabar, colocáronse los
sobrantes alIado mismo. En una de las caras destácanse los puntos
más confusamente, por haberse arrastrado al grabarles, en vez de
levantarse, el punzón.
Es Interesante observar que, de las 19 frases o palabras del texto
B, 16 terminan con el mismo signo y las tres restantes con otro;
y entre aquellas, en 12 se repite no sólo el último sino también el penúltimo signo, yen las otras cuatro se da otra combinación de los dos
signos finales; todo lo cual parece suponer la repetición de iguales
desinencias.
Otra particularidad del mismo texto (B), consiste en encontrarse
algunas de sus frases cruzadas horizontalmente por otras lineas menos
enérgicamente grabadas que las del pautado. Unas veces tal rayado
alcanza a una sola frase; otras, con un solo trazo crúzanse varias de
ellas; yen alguna ocasión se han cruzado frases inmediatas con trazos
distintos; lo que hace suponer que pudieron no trazarse en el mismo
momento, sino en ocasiones diferentes.
En el texto del lado opuesto (Al observánse caracterlstlcas parecidas, pero sin tachaduras, ni tantas repeticiones de letras linales. Es
su texto más corto y, según hemos expuesto, trató de aprovecharse
para nueva escritura y en sentido contrario, el espacio libre de las dos
últimas líneas del pautado.
Nuestra falta de preparación en la materia nos obliga a dejar el
estudio integro de este preciado documento a persona suficientemente especializada (1). Ello no es obstáculo a que demos nuestra Impre·
sión, consecuencia de las particularidades observadas, de que uno
de los textos dichos semeja una serie de apuntes que fueron tachados
en su mayor parte, dejando subsistentes otros, como la última frase
de la segunda linea; y de que las series de puntos, con que parecen
terminar frases o palabras, semejan tener significación más importante
que la de mera puntuación separatoria de aquéllas, a juzgar por su
número diverso y por el cuidado que se puso en completar la serie,
como cosa indispensable, aún no cabiendo en el ancho del pautado.
Las circunstancias de encontrarse el importante documento de
que tratamos, en su sitio yen el fondo de una mansión a donde no llegara la destrucción del poblado, permitiendo suponer que vivió aquél
los últimos días de éste, autorizan a darle, como cronologia bastante
(1) Se ha encargado de tal trabajo el sabio profe,or Sr. Cómez Moreno, tan ex·
traordlnarlamente preparado para labor de esta índole. Su estudio aparecer! pro_
bablemente en el Inmediato número de ARCHIVO O!l PRl:H"TORIA LEVANTINA.
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•
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14
l. BALLESTER TORMO - L. f'ERICOT
precisa, la del momento final de La Bastida; particularidad que ava lora extraordinariamente la importancia del hallazgo , pues es la única
pieza de esta clase cuyo descubrimiento se documenta tan completamente. En la lámina VIII, figura A, incluimos la fotografía del interior
de la repetida habitación, viéndose a la Izquierda de la muela inferior
la lámina de plomo, aún en el sitio en que se hallara.
v
PESOS DE T ELAR
Son abundantes esta clase de piezas en la estación que nos ocupa;
hallándolas en las habitaciones y fuera de ellas; en general de tamaño
mediano (dimensiones máximas: 15 centímetros longitud, 7,5 por
7,5 base mayor, 6 por 5,5 base menor; dimensiones m[nimas: 8. 4,5
por 5 y 3,5 por 3, respectivamente), troncopiramidales de base rectangular y de barro casi siempre tosco y poco cocho, por lo que generalmente han salido incompletos, rompiéndose al intentar sacarlos de
la tierra en que se hallaban.
La construcción 3 dió dos pesos de esta clase; dos más la 7; en
el centro de la 26 sobre doce más o menos completos, entre restos
de otros diversos; en la 35 número igual yen ci rcunstancias semejantes; en la 37 un peso y fragmentos de otro; uno más en el departamento 75; y en el 48 y 91 sendos montones de ')fJ pesos, hallazgos interesantes que hacen suponer se trataba de te lares desmontados en el
momento de destrucción del poblado (véanse ]cminas IV, B
Y VIII AJ.
Tal vez las largas láminas de hierro, dobladas hasta formar dos ramas paralelas unidas por roblones equidistantes, de igual medida
ambas, pudieran relacionarse con los hallazgos de pesos, pensando,
si formarlan parte del montaje de los telares.
En la base menor de dos de los pesos se observan borrosas impresiones de carácter floral, en apariencia.
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LA BA.STIDA DE .LES ALCUSEst (NOCENTE)
15
VI
LAS fUSAVOLAS
Como es corriente en todos los lugares de habitaci6n del hombre
primitivo o del salvaje a partir del momento en que conoce ya el arte
textil, la abundancia de husos o fusayolas, por lo general de barro,
es considerable. Aparecen en La Bastida, un poco en todas partes, sin
que se pueda observar acumulaci6n en determinadas habitaciones,
como ocurre con los pesos de telar.
El número de las halladas hasta ahora y expuestas en el Museo,
es de 180. Salvo raras excepciones se han conservado enteras. Sus
formas son muy variadas, pero domina la de doble tronco de cono
con sus dos partes desiguales. Las bases suelen ser planas o ligeramente rehundidas. Si bien son frecuentes los casos en que la forma bitroncoc6nlca está bien marcada, generalmente en los ejemplares más perfectos, de superficie alisada o pulida y color negruzco en la mayorfa
de los casos, pueden observarse todos los grados de la transici6n a
otras formas. Por una parte el cono superior, siempre más alto que el
inferior, va exagerándose hasta producir el tipo simplemente troncocónico y por otra se va perdiendo la rigidez de la silueta. pasando a
ser esferoidal. Otras veces deriva hacia la forma discoidal o a la cilíndrica. Además surgen un número reducido de casos especiales con superncies cóncavas o con abultamientos en la parte superior o en la
Inferior. Véase en la lámina X, E, muestras de todos los tipos.
Las dimensiones varfan también aunque la mayoría de piezas suelen medir alrededor de 2,5 centímetros de altura y de diámetro máximo; las más pequeñas llegan a tener t ,6 centímetros en ambas dimensiones, mientras en las mayores observamos diámetros de 4 centfmetros
y alturas cercanas a 3.
Treinta y seis de los ejemplares encontrados presentan decoraci6n;
17 de ellos con lineas incisas: una, dos o dos series de dos, dispuestas
paralelamente a las bases; s610 en un caso vemos líneas perpendicu lares cortando a estas transversales. Tres con líneas y puntos. Cuatro
con series de puntos, incisos profundamente y en un caso con un punz6n triangular. Por último, 15 con líneas puntilladas, paralelas, radiales, en cuadricula o en zig-zag. formando en algún caso combinaciones
realmente bellas.
Como ya hemos indicado su color suele ser negruzco o grisáceoterroso, a veces algo rosado, presentando algunos ejemplares huellas
de haber sufrido la acci6n del fuego.
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16
l. BALLESTER TORMO - L. peRICOT
VII
OTROS OBJETOS DE CERÁMICA
Adem.u de los pesos de telar y las fusayolas de que acabamo5 de
ocuparnos, existen otras piezas cerámicas de interés.
Los objetos de índole varia o de dudosa determinación, hallados
en La Bastida, son los siguientes: Un fondo agujereado o colador. de
cerámica tosca, incompleto, aproximadamente discoidal, de 6,5 centtmetros de diámetro (lámina X, B); una especie de pequeña cubeta
o recipiente cuadra ngular con los tados cur vados hacia dentro , de
5,5 centlmetros de lado y 2,5 centlmetros de altura (lámina X, F) ;
fragmentos de otro recipiente irregular y de paredes mlis gruesas,
con varios compartimientos, de 4 centímetros de altura; la parte del
cuello de una vasija, vuelto al revés y recortado en su parte superior
en forma de curioso almenado, que mide 19 centlmetros de diámetro
y 8 de altura: una pieza inclasificable. con Impresiones parecidas a
palmetas en sus cuatros caras, 6 centimetros de longitud por 3 de
grueso máximo (lámina citada, C); una pieza larga, de sección tra~
pezoidal, con impresiones digitales a lo largo de su cara mayor, de
uso indeterminable; un tubo corto que no puede asegurarse pertene~
ciera a una vasija ; varios discos de cerámica recortada cuyo diámetro
alcanza 6'2 centlmetros y 1,3 centímetros su altura. Al hablar de las
excavaciones nos ocupamos del interesante hallazgo de un lote de
11 de estas piezas, de tamaños en serie, que varian de 62 a 23 miH~
metros de diámetro y que fueron encontrados, casi superficia les, junto
a la pared NE de 96 y a so bre un metro de otra pared aún borrosa
que parece salla de aquella en la me~cionada orient¡ición.
Deben incluirse aquí dos soportes cerámIcos para vasos (láminas
X, D y XIX , B) de los que se hará referencia.
VIII
VASOS
SI de alto Interés resultan las piezas de todo género halladas en el
poblado que nos ocupa, se distinguen entre todas, por la abundancia
y variedad, los vasos cerámicos. Claro es que este hecho no ha de extra~
ñarnos cuando es sabido que la abundancia de fragmentos de vasijas.
es lo normal en los poblados ibéricos e incluso en todas las estaciones
prehistóricas a partir del NeoHtico; pero ya resulta más curioso si agregamos que en La Bastida, la proporci6n de vasos reconstrulbles fácil~
-194 -
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LA BAST I DA De tLe$ ALCUSESt (MOCENTE)
11
mente, cuando no enteros, es muy crecida; y además la variedad
y riqueza de formas es en este poblado muy notable.
En resumen, podríamos considerar como caracteres que resaltan
en la cerámica de La Bastida, los siguientes: frecuencia de vasos enteros o completos, lo cual constituye otra prueba del hecho, apuntado
ya, del repentino e impremeditado abandono de la ciudad, y pobreza
de la decoración pintada, que contrasta con la variedad y novedad de
las formas.
Como en todos los poblados prehistóricos, es lo corriente que las
cantidades enormes de fragmentos cerámicos irreconstruíbles aparezcan dispersos dentro y fuera de las habitaciones, mientras los frecuentes vasos enteros o rotos por la presión de las tierras, conservando
todos sus fragmentos, suelen aparecer en lugares determinados de
las habitaciones, en rincones de éstas o agrupados junto a lo que puede
suponerse hogar (véase lAmina VI y lo dicho en el capitulo 11),
En las presentes notas trataremos de dar una ligera idea de la cerámica de La Bastida, debiendo tenerse en cuenta que del centenar
de cajas llenas de fragmentos que se han recogido, sólo una mfnima
parte ha podido hasta ahora se r lavada y reconstruida, por lo que esta
reseña forzosamente ha de ser provisional y limitada a recoger tan solo
los ejemplares que desde el primer momento pudieron completarse.
Podemos dividirla en tres grandes grupos: cerámica helenlstlca;
cerámica ibérica fina; cerámica ibérica tosca. ExaminémosJos sucesivamente.
CERÁM ICA HELENISTICA.-AI igual que en la mayoria de poblados Ibéricos de la costa oriental de España, son aquf en extremo
abundantes los hallazgos de fragmentos de cerámica griega de baja
época (1). Al lado de un número reducido de fragmentos con figuras
pintadas, tenemos un número grande de piezas del tipo llamado cam·
paniano, en que el barniz negro brillante, caracteristico de la cerAmica
helénica, ocupa toda la superficie del vaso sin que aparezca en él decoración figurada.
Fragmentos con ligurQ$,-Pertenecen a las últimas manifestaciones, muy decandentes ya, del estilo de figuras rojas. Los fragmentos
conservados son parte de varios vasos cuya forma es difícil imaginar,
{Il Es bien sabido que la presencia de fragmentos cerimlcos grlego~ ha sido
uti!luda par¡¡ datar los productos Indlgenas aparecidos juntamente y puede de_
cirse que en gran p:lrte la cronologla de la cultura IMrlca se basa eo esos hallazgos.
Pero es de lamentar que por tratarM! de piezas de bala época, de fabrlcación reglo.
nal, la cronologla no puede nunca precisarse, como ocurrlrla 5 se tratase do eJemplares de buena época en que puede llegarse al autor o a la escuela.
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18
.
1. BA.LLESTER TORMO - L.. PERICOT
aunque en algunos casos parece tratarse de copas (1) (véanse los más
Importantes en la lámina XIII) .
Varios de los fragmentos pertenecen a un vaso del que se conserva
una figura bastante completa: una mujer, a la que falta la cabeza,
en actitud de dirigirse o abrazar a una figura desnuda, sentada de
frente, de la que se vé sólo una pequeña parte; de un estilo muy libre
y con poco cuidado en la aplicación de la pintura negra que limita
las figuras dejadas en el tono rojo del fondo, la creemos una buena mue~
tra de la cerámica italiota de figuras rojas del siglo IV a. de J. C. (B,
centro). Fragmentos de otros vasos, más incompletos aún, muestran el
mismo estilo.
En cambio otra serie de fragmentos, entre los que sobresale uno
con parle de una cabeza con corona floral y una especie de alas a la
espalda, presenta un fondo color ceniza achocolatado, siendo los trazos negros que forman la figura muy finos y rfgidos; además la ¡:.arte
interior del vaso queda sin pintar. De este vaso hay varios fragmentos (e, derecha). Otro vaso, con motivos florales en estilo semejante,
parece tener, a juzgar por los fragmentos conservados, un cuello relativamente estrecho (íd., centro). Otros fragmentos proceden de un plato o de una copa baja con borde recto, decorada con varias figuras de
animales (¿cánidos o félidos, aves?) al parecer afrontados, y también
han adquirido este tono ceniciento, seguramente a causa del fuego
(Al. Todos ellos no salen, sin embargo, del área de la cerámica italiota
del siglo IV.
Podemos citar aquf también los fragmentos, escasos, de vasbs de
estilo campaniano con adornos ;sencillos de motivos vegetales, en
negro o en rojo, generalmente cerca del borde del vaso y de eJecuci6n
tosca.
Vasos campanianas.-La gran proporci6n de vaws de barniz negro
brillante, llamados campanianos, que han aparecido en La Bastida,
no constituye un fen6meno aislado, ya que esta especie cerámica es
la que suele acompañar a la ibérica en los poblados de época inmediatament e prerromana . Pero al igual de [o que ocurre con [a ferro sigil1010 de época romana, y acaso en mayor escala aún, se nota [a falta
de estudios de conjunto. en especial para las variantes que aparecen
en la P~nínsula. Por ello resulta imposible, en la actualidad, distinguir
de variedades y procedencias e incluso no se puede extremar con ella
( 1) Entre las estaciones españolas en que aparecen fragmentos de vasos grle·
gos con figuras, de baja !!poca. podemo~ citar las de Ampurlas, Bagur. Cabrera
de Mataró, Pulg Castellar, Les Umbre~. San Antonio de Calacelte, TArrega,
Sagunto, lblu, Covalta, Elche, Casa del Monte, Rojales, Amare jo, Redoban,
Villarlcos. CaJera, Peal del Becerro, Almedlnil1a y Castellar de Santlsteban; en
la portuguesa de Alcacer do Sal aparecen tambl!!n vasos de este tIpo.
-
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LA BASTIDA DE tLES ALCUSES- (NOCENTE)
19
la cronología por desconocerse ésta en detalle, lo contrario de lo que
ocurre con la restante cerámica griega. Incluso cabria preguntarse
si la abundancia de sus ejemplares en las estaciones de la Península
no obliga a suponer que en esta existieran centros de fabricaci6n,
como ha podido demostrarse para la (erra sigil-/ola.
Así. por necesario que nos parezca este estudio, que debiera ser
previo, para poder localizar cronol6gica y estilística mente nuestros ha·
lIazgos, no podemos hacerlo aquí, debiendo limitarnos a [a descripci6n
de las piezas halladas y a su comparaci6n con las descubiertas en otras
estaciones españolas (1).
Las características generales de los vasos de esta especie. hallados
en La Bastida, coinciden con las ya conocidas: fina pasta de color rosáceo generalmente, a veces ceniciento por la acci6n del fuego. excelente cocci6n, forma perfecta y elegante y barniz negro brillante.
Este último por la acci6n de la tierra ha perdido mucha de su brillanttz
y en algunos vasos se nota un fuerte descascarillado de la capa superficial. Sólo en alguno que otro vaso se conserva el brillo original en
toda su esplendidez, con el hermoso reflejo metálico (plateado) que
(I) No Intentando aqul hacer el e.studio de la cerAmlca campaniana en las esta·
taclones ibtricas espallolu. nos abstenemos de dar la It.:.ta de los lugares en que
aparece, asl como la blbliografla acerca de los mi$mos.
La cerámica de barnIz negro brillante, conocida generalmente con el nombre
de campaniana. tiene un orIgen muy remoto. ya que vasijas con dicho barniz. imi·
tanda el brillo de los vasos metálicos. y sin decoración figurada. se encuentran
en Crecia en el siglo VI a. de J. C.. viviendo paralelamente a la cerámica idca
de figuras y cuando 6sta decae se multiplica la fabricación de los vasos sin figuras.
surgiendo numerosos centros con productos que presentan entre si naturales di.
ferencias. Como centro de los productos de esta especie halladcs en Espai'ía se ha
considerado la Italia meridional y mis concretamente la Campanla. dc donde ha
recibido el nombre. Otras especies que presen tan algunas analoglas eon ella. las
de Cales. Mcgara y otros centros del mundo helcnlstlco. son de I!poca parecida.
pero sus productos no tienen la sencillez ni la difusi6n (que alcanta a Francia y
Espalla) de los producto, del estilo campaniano (I'Iruxo·colllpollO, según Ducati).
La época de su fabrlcacl6n es. según este conocido historiador de la ceramica gric·
ga. el siglo I V Y la primera mitad del JI l. pero parece durar realmente aLgo mis.
fabrictndose durante todo el siglo III a. de J. C. en la misma Areuo. donde a co,
mien~os del siglo 11 desaparece paulatinamente ante la cerAmlca que sustituye
el negro brillante por el rojo coralino de la cerilmica aretina o /'''0 sigil./a/o. La va·
rledad del tipo campanlano que suele darse en la Penlnsula es naturalmente la mis
sencilla y a veces Incluso de fabrlcaci6n inferior. siendo lisa, a lo mb gallonada
en contadas ocasiones. y con e,tamplllados de palmetas y franjas de puntos y
rayltas onduladas o alguna franja de hojas. blanca o dorada.
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197-
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20
1. SALLESTER TORMO - L. PER ICOT
posee en los ejemplares mejor conservados, mientras en muchos
otros se ha vuelto mate (1).
A pesar de que relativamente son muchas las vasijas de esta especie reconstruidas y expuestas en el Museo, sin embargo, queda un número considerable de fragmentos que suelen repetir los tipos que reproducimos, pero en los que acaso un estudio más detenido, con la posiblidad de completarlos tras paciente rebusca, pueda descubrir variantes inéditas.
Uno de los tipos más interesantes y que no es raro, es el de crátera.
La crátera campaniana es corriente en la costa española, ya que la
podemos señalar, sin que pretendamos agota r la lista de estaciones,
en Enserune, Ampu rias, Cabrera de Matar6, Pulg Castellar. Sa n Antonio de Calaceite y Covalta. Se tral a de una variedad sencilla de la
crátera, de dimensiones pequeñas, sin adornos en el cuello, con asas
verticales bastante esbeltas, terminadas siempre en un apéndice de
sección rectangular y puntiagudo (2); en algunos casos se nota cierta
irregularidad o imperfección subiendo una de las asas más que la olra.
El borde superior es recto o presenta un reborde. Uno de los siete
ejemplares completos, que figu ran ya en el Museo, tiene la panza gallonada y otros dos presentan el fondo interior decorado con un círculo
de pequeñas líneas y con palmetas rodeadas por un circulo de rayitas.
respectivamente. Un ejemplar incompleto tiene también cualro palmetas en cruz y dos fajas de rayitas. Véanse los ejemplares más completos en la lámina X l, D.; y la gallonada en la figura E de la misma lámina.
Si comparamos las crateras de La Bastida con las de Enserune.
de donde poseemos magnífica y completa publicación (3), nos daremos
cuenta de la mayor riqueza de la estación francesa, aunque las formas
suelen coincidir, especialmente en la parte del pie; las nuestras podrían
ponerse a l lado, so bre todo. de las que Mou ret atribuye acaso a una
Imitación de las piezas buenas.
En cuanto al tamaño, el ejempla r de panza gallonada mide 18,2
centímetros de un ext remo a ot ro de asa. JI centímetros de diámetro
(1) No cree mos que el color mate do algunos ejemplare~:;ea debIdo a un orIgen
distinto. Sogun DUCATI (C/ass/lication du uram(quls ollliqUIS, Pa rls, 1927. C/as·
si/iealiCII 9. ClTamica della P,n;sola italiana. p. 28). la opacidad en el barnl: ca·
racteri: arla los productos de la Italia central (Etrurla) frente a la bril1ant.e: de
los de la Italia meridional (Campania).
(2) La, asas a PDuciers de los autores franc:eo-...es.
(3) F. MOUReT. Col/«tion Mourel (Fouiflls d' EIISlTUIII), en el Corpus Vasorum
Anliquorum, fase. 6 de Francia. Paris, 1927.
Véase en la poigina 20 de dicha obra la blb1iogrda de la oerimlca campanlana
que nos abstenemos de dar.
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LA BASTI DA DE tLES ALCUSESt (NOCENTE)
21
de la boca, 5,7 centímetros el del pie y 10,5 centímetros de altura; en
los restantes ejemplares estas medidas oscilan respectivamente entre
los 14,3 y 19 centímetros, B,7 y 10 centímetros, 4,B y 5,7 centlmdros
y B y 10,5 centímetros
Un tipo menos frecuente es el de oinochoe; el ejemplar de La Bastida
puso ser reconstruído utilizando gran número de fragmentos, resul·
tanda una pieza esbelta y fina, de cuerpo gallonado (lámina X I, H) y
con los lóbulos de la boca puntiagudos. Mide 12 centlmetros de altura,
5,5 centímetros de anchura en la boca y 4 centímetros de diámetro del
pie. De las estaciones levantinas no recordamos otro ejemplar de
este tipo que uno de Ampurlas (1), gallonado también y parecido
tanto en forma como en dimensiones, excepto en lo puntiagudo de los
tres lóbulos, al que nos ocupa. Indudablemente de este y otros mode·
los griegos se copiadan los ejemplares ibéricos, menos elegantes, de
que luego hemos de hablar.
Algo más abundante (conocemos ejemplares en Ampurias y en
Enserune) es el tipo de lekythas aribolislica del que apareció en La Bas·
tlda un ejemplar incompleto, ya que le falta el asa y la boca, no sien·
do seguro que una boca, que cerca se encontró, corresponda precisamente a este ejemplar, hallado por cierto en muy mal estado de con ·
servaci6n por haber saltado casi todo el barniz. Mide B,5 centrmetros
de altura, 4,7 centlmetros de diámetro del pie, 6 centlmetros de an o
chura máxima y 2 centlmetros de diámetro del cuello (lámina XI , F).
Tampoco es raro el tipo de copa de pie bajo que se acerca al sky·
phos, o al K a/yle, del que poseemos dos ejemplares completos (lámina
XII, D Y E). Ambos tienen en su fondo un círculo de rayitas y en
el centro palmetas en cruz. Uno de ellos, bastante descascarillado.
muestra el color de la cerámica, rojizo-negruzco. Sus medidas son: al·
tura, 4,7 y 6 centímetros, respectivamente; longitud máxima, 18,5 y
21 centímetros; ancho de la boca, 10,8 y 12,7 centímetros; diámetro del
pie, 7 y 8,5 centlmetros. En Enserune hay varios ejemplares de este
tipo (2).
Muy curioso es el vasito en forma de astrágalo, incompleto por
faltarle el asa y la boca; en la cerámica griega se nota la afición
a los vasos de fo rmas raras (askas, rhyton), pero no son frecuentes
los de forma de astrágalo; recordemos el bello ejemplar con figuras
(1) En la seccl6n de Prehistoria del Palacio Nacional de la Exposición Interna·
clonal de Barcelona, procedente del Museo Municipal de Arte y Arqueologla de
dicha ciudad, n.O 6.358.
(2) Se encuentra tambl6'! en Ampurlas y con seguridad en otras esta ciones
peninsulares. La variante hel&!lca llamada KoIyl~ es acaso la que mAs se acerca a
este tipo.
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22
1. BALLESTER TORMO - L. PERICOT
rojas del Museo Británico (1); el hallar aqul este ejemplar es otra prueba de la importaci6n de cent ros Importantes y del gusto indigena por
estas rarezas. El ejemplar de La Bastida (lámina Xl. C) mide 8 cen tfmetros de longitud por 4 de ancho y 4,5 de altura, siendo el diámetro de la boca rota, 1,7 centimetros. Su factura es buena. No conocemos otro ejemplar en la Peninsula.
Lo que más abunda es, al Igual que en otras estaciones, el tipo de
plato o de escudilla pequeña. De aquél reproducimos (lámina XI, e y
X I I, el tres ejemplares; dos de ellos son de fondo curvado y boca
reentrante y el tercero es de fondo plano y boca con rehorde. Ambas
variantes se encuentran en Enserune; pero es más abundante la primera , que se halla en casi todas las estaciones Ibéricas (2), Los dos
ejempla res de la mIsma, procedentes de La Bastida, miden 24 y
2 ,8 centímet ros de diámetro máximo, 12,8 y 12 centímetros de diámetro del pie y 6,4 Y 5,8 centlmetros de altura; uno de ellos presenta
su fondo decorado con palmetas rodeadas por cinco hileras circulares
de pequeños t riángulos Impresos y el otro con nueve palmetas elegantemente unidas por semicfrculos que se cortan, rodeadas por una
faja circular de rayitas sinuosas, El ejemplar de boca con reborde
mide 24 centímetros de ancho máximo, 12,5 centímetros de diámetro
del pie y 7 centimetros de altura; también se halla su fondo decorado
por diez palmetas unidas por semiclrculos rodeadas por una faja circular de triples rayit as (3).
Entre los numerosos fragmentos irreconstruibles abundan los pertenecientes a bordes o fondos de piezas de este tipo, y entre los últimos los hay bellamente decorados con los motivos estampados corrientes,
Este tipo de plato grande con palmetas en el fondo se encuentra
(1) Se trata en este caso de un depósito de a.!ItrAgalos para el juego, que mide
15 centlmetros de longitud. Vi;ase el filS(l. 5 de Inglaterra del Co,pus VasorUI1I
Anlfqllorrlm (B,ftfs!J Mu~um, fase. 4, por H. B. WALnlU. Londres, 1929), pAgi.
na 3, lámina 26; en ~! se da una bibllograUa de este tipo con IndIcación de otroseJem.
piares. En el volumen V, página 31, figura 6.742 del Dictionnai" du anUquf/es
f r«quts ,1 'amaints. de DARENBI!RO y SAOUO, puede verse otro recipIente de la
misma forma. procedente de Eglna y utllltado como lámpara.
(2) Ybnse los ejemplares de Ampuriaa en el Museo de Barcelona y reproduccIón
de algunos de ellos en CAlURRO·G"'
siguIentes). En el Museo Prehistórico Provincial de Valencia pueden verse algun os
platos de este tipo procedentes de Ampurllill, que pertenecieron a la colección Cazurro, la cual en su mayor parte ha pasado a dicho Museo. Los de En:serune en la lÁmina 22 de la publicación citada.
(3) Véase esta decoración en las láminas 24 y siguientes de la publicación de
Enserune.
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:lOO -
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LA BASTIDA DE 'LES ALCUSES. (MOCENTE)
23
en casi todas las estaciones Ibéricas. Recordemos s6lo el hallazgo del
mismo en los poblados ibéricos del Urge! y del Bajo Aragón, en Ampurias, en El Charpolar, etc.
Las pequeñas escudillas son numeroslsimas. como en Enserune y
poblados Ibéricos españoles (1). Reproducimos aqul doce de ellas (lámina X [, A Y B); pero debe tenerse en cuenta que los fragmentos importantes con los que podrlan reconstruirse piezas de este tipo suman
muchas docenas. También en este tamaño pequeño son raras las escudillas de boca con reborde. mientras las de boca reentrante ofrecen
variantes por su esbeltez mayor o menor, el grueso de sus paredes y
la forma del pie (plano en los mejore" ejemplares, de sección bUida
y delgada en los más rechonchos). Entre el pie y la panza suele
quedar una ranura con el color rojo o rosado natural del vaso y en la
parte plana de los pies de algunos alternan las fajas circulares de este
color natural con las pintadas de negro, Las impresiones de palmetas
y círculos de rayitas son también muy frecuentes, uniéndose en algún
caso las palmetas entre si por medio de semicirculas. En varios ejemplares (lámina XII, A Y B) aparecen sólo las palmetas puestas en
cruz; en un fragmentos de un fondo se ven las cuatro palmetas rodeando un pequeño clrculo ya su vez dentro de otro. Otro fragmento.
no reconstruido, muestra una faja de diminutos circulitos entre pares
de circulos concéntricos y en el interior una faja circular de grupos de
tres circulitos. En una palabra. la variedad en la decoraci6n es grande y se hace preciso un estudio aparte, en que reunidas todas las estampillas, puedan compararse con las de otras estaciones e Iniciar
un estudio de fabricaciones y modelos que ha de ser de gran utilidad
para el conocimiento de esta especie cerámica. En tanto, s610 podemos indicar la abundancia en todas las estaciones Ibéricas de este tipo
de escudilla o plato pequeño y la presencia siempre en él de los citados
motivos decorativos en una u en otra forma aplicados.
Entre los fragmentos que no pueden reconstruirse hay representantes de las formas más frecuentes entre las citadas; copas o platos de
todas las variantes, algunos de barniz que han conservado todo su brillo original, cráteras, etc. Por tratarse de una forma que no hemos citado aún, haremos notar la presencia de parte de un pie de grandes
dimensiones que por la forma parece corresponder a una crátera en
campana o a una ánfora acaso con figuras. Un pequeño fragmento al
parecer con relieves, de cerámica delgada se separa de 10 corrIente;
tampoco es posible identificar su forma.
(11
V~ase
la limlna 22 de
la
publicación citada de Enserune,
-
201 -
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24
L BALLESTER TORMO - L. PERICOT
CERÁMICA ISÉRICA FINA. - Es la que más abunda bien característica y conocida en un sin fin de estaciones (1). El barro. en general cuidado, es cocido de manera que produce una de las dos variedades principales siguientes: bien cocido, originándose una cerámica
de color ocre rosado a veces con capas de color ferruginoso en su interior, en la que la pintura adquiere singular relieve conservándose magnlflcamente, o mal cocida, resultando blanda y poco consistente,
poco favorable para la conservación de la pintura, ya que es casi imposible limpiarla de la tierra que en el transcurso de los siglos ha quedado adherida a su superficie. Esta última, que se nos muestra como
un signo de cierta decadencia, es la que aparece con mayor abundancia en La Bastida, lo cual, unido a la pobreza dominante en los motivos decorativos, contribuye a dar la impresión de cerámica pobre si
se compara con la conocida de otras estaciones levantinas cercanas.
Pero esta impresión queda. en parte por lo menos, borrada ante
la riqueza de formas: riqueza que ha podido apreciarse mejor por lo
completo de muchos vasos y por haberse realizado la excavación con
sumo cuidado y recogiendo todos los fragmentos, aún los más insignificantes. Una vez reconstruido todo el material, creemos que será este
uno de los poblados ibéricos conocidos en que pueda apreciarse mayor
número de formas, abundando en ellas las realmente curiosas como
vamos a ver.
Agrupemos los vasos por sus formas y después estudiaremos la
decoración que en ellos aparece.
Las formas.- Tratemos de reunirlas en número reducido de tipos
que describiremos.
Es evidente que de muchas de estas formas podemos hallar el pro·
totipo en vasijas helénicas o helenlsticas y acaso, a veces, cartaginesas.
y sus semejantes en otras estaciones ibéricas, pero creemos que en algunos casos se tr.ata de formas que damos por primera vez a conocer
y que tal vez fueran peculiares de La Bastida y de la comarca de ella
dependiente. Pero este es un estudio que hay que emprender en conjunto, teniendo en cuenta toda la cerámica de la región, lo cual se halla
ahora lejos de nuestro propósito.
Una de las formas más clásicas es la oinochoe. Del tipo griego y helenfstico, del que se suelen encontrar ejemplos en las estaciones ibé. ricas (en La Bastida mismo tenemos como se recordará un caso), debió derivar el modelo ibérico, menos elegante que el primero, pero
conservando todavla cierta esbeltez y gracia.
(1)
La bibllografla completa es en extremo abundante por lo que s610 citare-
mos como obras fundamentales: P. P .... RIS, Essai SUT I'arl 1I ¡'/nduslrfl d, /.Espaglll
pTlmitivt, 11, Parls, 1904.
P. B OSC H GI"l'l!ft~,
El pTobl,ma d, la ",.ómita iUdca, Madrid, 1915,
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LA BASTIDA DE tLES ALCUSESt (MOCENTE)
Uno de los ejemplares (lámina XIV, H) tiene el cuerpo cilindrico
y la parte superior cónica, siendo por tanto comparable a los ejemplares de Numancia, mucho menos esbeltos; mide 23 cenHmetros de
altura, 10,5 centrmetros de diámetro de la base y 10 cenHmetros de
anchura de la boca. Otros dos ejemplares tienen en cambio el cuerpo
formado por dos troncos de cono aproximadamente, unidos por ws
bases; el primero (lámina XIV, 1) mide 14,5 centimetros de altura (desde la base hasta la parte superior del asa, que sobresale de la boca)
y 10 centimetros aproximadamente de anchura máxima y 5 centímetros de diámetro del pie. El segundo (lámina XV, Al menos elegante, con un cuello irregular y una boca alargada, mide 17 centfmctros de altura, 9 centlmetros de anchura máxima, 6,5 centímetros de
longitud de la boca y 5,5 centímetros de diámetro del pie. SemeJante al primero de estos dos ejemplares, pero con el cuello provisto de
un abultamiento, y sin asa, hay otra vasija (lámina XIV, J) de 12
centímetros de altura, 10 centímetros de anchura máxima y 5 centímetros de diámetro del pie. Las cuatro piezas descritas están todas
decoradas con líneas pintadas.
Un tipo parecido nos lo ofrece otra elegante vasija que podrla denominarse hidria (lámina XV, C); de cuerpo cilíndrico abombado,
cuello estrecho e irregular y boca de contorno irregular también por
presentar unas escotaduras que inician a manera de un pico; su altu ra es de 15,8 centímetros, el ancho de 10 centímetros yel diámetro de
la boca de 5 centímetros; también aparece pintada con fajas de lineas paralelas y puntos en la parte cercana al cuello.
Otra forma bien característica es la de panza que va desde la forma
casi esférica hasta la bitroncocónica y con cuello y boca muy abiertos
o en forma de embudo otrompela, cuya boca exvasa pronunciadamente.
De ésta han aparecido numerosos ejemplares, habiéndose reconstruido
por ahora hasta nueve. Como puede verse por los grabados, no hay
dos ejemplares iguales y mientras unos están bellamente decorados
olros carecen de toda pintura. Alguno es casi esférico (lámina XV, F):
dimensiones: 16 centímetros de altura, 15 de anchura máxima, 14 de
boca y 7 de diámetrO de la base, con la boca extraordinarIamente
abierta y con motivos pintados en el inlerior de la misma. Otro es
alargado (lámina XIV, Al; dimensiones: 21,6 centímetros de altura,
15 cenUmetros de anchura máxima, 9,5 cenUmetros de diámetro de
la boca y 6,5 centímetros el del pie: otro muestra claramente la boca
en forma de embudo desproporcionado, por su tamaño, con el cuerpo
de la vasija (lámina XIV, C); dimensiones: altura 18 centlmetros, anchura máxima 14,5 centlmetros, diámetro del pie 6,5 centfmetros,
de la boca 10,3 centlmetros; tres ejemplares constituyen una transición a otro tipo que describiremos más adelante (lámina XIV, G);
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1. BALl.ESTER TORMO - L. PERICOT
dimensiones: de uno de ellos: altura 15,3 ccntrmelros. anchura máxima 14 centímetros, diámetro boca 9,5 centímetros, diámetro del pie
7 centímetros. Los restantes tres ejemplares (XIV, Bl, uno de ellos.
ofrecen formas intermedias entre las descritas, variando sus dimensiones entre los 14,5 y 19,8 centímetros de altura. 14,5 y 17 centímetros de anchura máxima y 9,5 a 10,5 el diámetro de la boca. En la
cerámica de Galera hallamos formas parecidas.
Un tipo distinto, con largo cuello, panza abultada y baja, y boca
poco abierta. lo tenemos en la elegante vasija, de perfil que nos alreveriamos a calificar de modernista (XV, Cl, decorada con fajas pintadas y series de Iíncas onduladas entre aquéllas. Sus dimensiones son:
17 centímetros de altura, 16 centímetros de anchura máxima, 8 centímetros de diámetro del pie y 6,5 cenHmetros de la boca, reduciéndose el diámetro interior del cuello a 3,2 centímetros, De paredes
bastantes gruesas, tiene un peso mayor del acostumbrado en estas
vasijas,
Por faltarle la boca no puede clasificarse de un modo definitivo,
pero parece pertenecer a este grupo un vaso de pie muy acusado,
abultamiento bajo y cuello con reborde(lámlna XV, E); dimensiones:
altura 19 centimetros, anchura máxima 13 centímetros, anchura de l
cuello 6 centímetros, diámetro del pie 7 centímetros: de cerámica
bastante tosca, con algunas lineas pintadas y con señales de la acci6n
del fuego en su exterior.
Otra forma, más difícil de describir, es la de urna de tamaño variable, con pie, panza troncoc6nica, cueHo Que se estrecha y se abre
flnalmente en la boca (lámina XV, I Y XVI. A, B. G). Estas urnas
aparecen siempre decoradas, por lo general con series de círculos
concéntricos secantes. Hay reconstruidas hasta ahora cinco piezas de
esta forma. variando sus dimensiones de 7,5 a 13 centimetros en altura, de 9 centímetros a 14,5 centímetros en anchura máxima y de 5
centímetros a ¡ 1,S centímetros en diámetro de la boca y de 5,5 a 7
centímetros en diámetro del pie. Esta forma es típicamente ibérica.
apareciendo en muchas estaciones del este y del sur de la Península;
pero parece más propia de las comarcas meridionales que de las
septentrionales. La falta de publicaciones sistemáticas de cerámica
ibérica impide, como hemos dicho otras veces, intentar siquiera un
cuadro de distribución de la misma; señalemos su presencia en Almedinilla, en Galera, en Castellar de Santisteban, etc. (1).
(1) En el trabajo de P. PARI$ Y A. EHGI!t., Fouillts ti r«htrchts a Almedr"illa
(Rcvuc Archcologlque, 1906, 11, páginas 49 y sIguIentes). se 1l!producen algunas
siluetas de vasos. Las referencias a formas de GaJera lu hacemos principalmente
a base de notas tomadas ante el material expuesto en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid.
->?4-
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LA BASTIDA DE ~LES ALCUSESt (MOCENTE)
Otro tipo nuevo, creemos, en la cerámica ibérica conocida (cuando
menos la publicada), es la de vaso cilíndrico horizontal que recuerda,
es cierto, al botijo actual de algunas comarcas del sudeste de España (l). Se trata de un cuerpo cilíndrico que termina a ambos lados
por dos casquetes más o menos esféricos o troncoc6nlcos, separados
del cuerpo por una ranura como para recibir una cuerda que a cada
lado 10 sugete para suspenderle y que fijan dos mamelones. en la forma
de que hablaremos. En el centro del cuerpo cillndrico se halla la boca.
Dos ejemplares se han reconstruido de este tipo, conservándose fragmentos dealgún otro, lo cual indica que efectivamente no es un tipo frecuente, Deaquéllos, uno ha podido completarse, mientras otro se ha dejado sin terminar ante la duda de si la parte que falta poseia alguna
particularidad insospechada. El ejemplar completo (lámina XVII, B),
de buena cerámica, es muy regular , tiene una boca relativamente pequeña y dos asas a ambos lados de la boca. Sus dimensiones son: 28 centlmetros de longitud total, 17 cenUmetros de diámetro del cilindro, 7 centlmetros de diámetro de las bases de los casquetes extremos; diámetro de la
boca 5 centímetros y altura de ésta 2,5 centlmetros. El ejemplar incompleto (lámina XVI l. C), esde cerámica tosca, más irregular y de boca cónica muy grande y provista de un pico; su longitud máxima es de 19 centímetros, la anchura mayor de 17 centímetros. el diámetro de la base
conservada 6 centimetros y 7 centímetros el diámetro de la boca.
Tenemos noticia del hallazgo de piezas semejantes en Bélgida
(provincia de Valencia), por D. Mariano Jornet (2). En [919, uno de
nosotros, l . Ballester, encontr6 en el Castlllico de Fortuna (provincia
de Murcia). la parte superior de una pieza de esta clase.
La misma forma, en mucho mayor tamaño, 54 centimetros de longitud y 32 centimetros de diámetro, la tenemos en el precioso ejemplar que bien podemos calificar de tonel o dep6sito de algún liquido.
reproducido en la lámina XVii , A. Es de cerámica tosca y gruesas
paredes. muy regular y con algunas particularidades curiosas: una
de ellas consiste en tener un pequeño agujero circular de 1,5 centlmetros de diámetro en la parte opuesta y enfrente de la boca, que
mide 10,5 centímetros de diámetro; otra es la presencia de los dos muñones inclinados a que acabamos de referirnos y que no miden más
que 2 ccntimetros de longitud el llevar una pronunciada ranura cir(1) Un dibujo de una vasija hallada por el Padre Furgus en Orihuela ( P. J.
FUIlGus). Lo ,dad prthisl6ri,o,n Orih~I,/o. apéndice ]11 a]a Hifitwia de Orihutlo.
de A. CISBIIIlT y BALLl!Srl!llos. Orlhue]a 1903. p.t.glnas 703 y siguientes). '1 que ~I
califica de tone lito. produce]a idea dt: un recipiente semejante al que nos ocupa,
pero sin los casque tes termlnale~ y con la boC1l desmesuradamente grande.
(2) Se publlcar.t. en el oportuno trabajo por e] autor del hallazgo. en el pr6xlmo
nQmero de] ARCHIVO.
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l. BALLESTER TORNO - L. PERlCOT
cular en los extremos del cuerpo cilíndrico y arranque de los casquetes laterales, ya hemos dicho nos hace pensar si sirvieron para las
cuerdas de suspensi6n de estas piezas, destinándose los aludidos muñones a evitar que aquéllas se desplazaran. En el tipo de anillas se ve
que la suspensión se afirmó en ellas_
Las grandes ánforas abundan también; la más completa de las
reconstruidas hasta ahora (lámina XIX, B), mide 48 centlmetros de
altura, 14,5 centímetros de diámetro de la boca y 26 centimetros de
diámetro máximo y tiene dos asas muy salientes; su forma coincide
con [a de otras ánforas halladas en distintas estaciones ibéricas y es en
realidad una forma corriente en Cartago. donde suele datarse como
del siglo IV. Este tipo de vasijas suele carecer de decoración o reducirse a lo más sencillo.
En la fotograHa que se reproduce aparece el ánfora colocada sobre
un soporte de cerámica de que han aparecido varios ejemplares con
dimensiones en los dos completos, que varlan desde 6 a 8 centímetros
de altura y de 21 centímetros a 23 de diámetro. Se encontraron semejantes en Almedinilla y Covalta.
Una forma curiosa y que no hemos visto descrita para otras estaciones, aunque seguramente no será exclusiva de La Bastida, es la
de gran vasija u olla con un orificio y un pico, en la parte baja de la
panza, para dar salida al líquido que contuviera. Por los fragmentos
recogidos serán en número considerable los vasos de esta especie
que podrán reconstruirse; hasta ahora son cuatro (tres de ellos reproducidos en la lámina XVII, D, E. F), con dimensiones que varían,
pues el más pequeño mide 29,2 centímetros de altura, 18 centímetros
de diámetro de la boca, 29,3 centímetros de diámetro máximo y
9,5 cenUmetros de diámetro del pie, viniendo a estar el extremo del
pico a 0,5 centímetros sobre el suelo; en cambio, el de mayor tamaño
mide respectivamente 57, 30, 49, 12 Y 8 centímetros. Aquel tiene dos
asas verticales acanaladas y está decorado, lo mismo que otro de los
cuatro ejemplares. con Hneas onduladas y drculos o segmentos de
circulo concéntricos. El ejemplar mayor es notable no sólo por las
dimensiones y por la perfecta cocción que ha permitido una conservación excelente de los motivos decorativos y que la distingue de la
mayoría de productos cerámicos hallados en La Bastida, sino por
un detalle curioso: la presencia de un asa sencilla colocada a través
del orificio de salida, en su parte interior; tan extraño dispositivo es
dificil saber a que obedeció, acaso sirviera para sujetar por el Interior
algo que se colocara allí, por ejemplo. un paño que actuara de filtro.
Una de hs cuatro va.sijas reconstruidas que a~bamos de enumer.n, más baja y de más ancha boca que sus compañeras, constituye
sencillamente una modificación de un tipo muy general y corriente
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LA BASTIDA DE .LES ALCUSESt (NOCENTE)
29
en todas las estaciones Ibéricas, el de gran vasija de tendencia ovoidea,
de boca más o menos ancha y con pie o sin él. Naturalmente abu ndan
en número enorme los fragmentos de piezas de este tipo, aunque hasta ahora, y ante la repetición del mismo, se hayan reconstruido sólo
un corto número de ejemplares que por lo general son de gran tamaño: existe una variedad alargada (lámina XX, G, ejemplar que mide
32,5 centimetros de diámetro de la boca, 54 centímetros de diámetro
máximo y 62,5 cenUmelro!l de altura) y otra baja y redondeada (lámi~
na X V, D), un ejemplar con las dimension~ siguientes: diámetro de la
boca 45 centímetros, ídem máximo 50 centímetros, altura 35,S centimetros (1). En el Museo figuran varias vasijas de tipo semejante pero
de menor tamaño, que pueden bien calificarse de ollas: una de ellas
(23 cent ímetros altura y 16 centímetros de diámetro de la boca) se
rompió en la antiguedad y rué recompuesta entonces por medio de
lañas de plomo (lámina XIV, D); otras seis son más groseras y ya veremos cómo abundan los ejemplares de forma semejante en cerámica
tosca. Por lo general las grandes vasijas de esta forma suelen carecer de decoración o bien se limita a fajas pintadas, empleándose
más raramente los circulos concéntricos u otros motivos.
Uno de los ejemplos más característicos de la imitación por el
arte Indígena de Jos modeJos helénicos lo tenemos en toda la zona de
cultura Ibérica, en la forma de copa con largas asas, el Kily): griego.
No son demasiado frecuentes las piezas de este tipo, habiendo nosotros
reconstruido uno tan sólo (lámina XV, B); este ejemplar mide 5,5
centlmetros de altura y 21,5 centímetros de máxima anchura de un
extremo a otro de asas; está decorado y no responde a la esbeltez de
los modelos helénicos. pero así y todo constituye una de las piezas
más elegantes dentro de la serie ibérica.
Otra bella muestra que da esta estación de la copía de modelos cerámicos griegos la tenemos en el ánfora de la lámina XI 1, G; algo incompleta en su parte inferior, con la elegante linea desu panza y cuello con abultamiento antes de llegar a la boca y sobre todo con sus
asas rectas desde el vientre al borde, formadas por dos cañas que
se doblan en vistosas volutas, constituye una de las piezas más
Interesantes halladas hasta ahora en La Bastida. La cerámica no es
muy fina y la decoración (clrculos, rombos, etc.) se halla muy deteriorada, presentando la superficie un color negruzco en casi toda la
vasija, efecto sin duda de la acción del fuego.
Las dimensiones de este notable recipiente son las siguientes: altu(1) Observemos la abundancia de este tipo preclsam.. nte en las e!;taclones ano
daluzas, como Galera, Castellar de Santlsteban, etc. En camtlo la variedad
alargada se da con mucha frecuencia en todo Levante, en Catalufia y Arag6n.
-aJ7-
•
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30
l. BALLESTER TORMO - L. PERICOT
Ta, 29 centímetros; diámetro de la boca, 17,5 centlmetros; diámetro
de la base, 11 centímetros; diámetro máximo, 20,5 cenHmetro.s; altura de las asas, 11,5 centímetros.
Algunos otros fragmentos de asas terminados con las mismas volutas se han encontrado en las excavaciones, pero no es posible afirmar pertenezcan a vasijas de la misma forma, aunque en algún caso
esto parezca probable. Abundan las volutas semejantes en la estación
de Covalta.
Entre la cerámica de otras estaciones ibéricas acaso pueda encontrarse un parecido con esta forma en una de Almedinilla (1), aunque
ésta parezca hallarse mucho más lejos del original helénico.
Seguramente debido a su pequeño tamaño se han conservado en
gran número, enteros, los menudos vasos que vamos a describir. Las
forma s pequeñas son las siguientes: copa, plato, sostén o tapadera,
vaso campaniforme, vasija alta.
Muy curiosa es la forma de copa pequeña, que en algún caso podría
compararse con la moderna huevera; los cinco ejemplares que conservamos completos y que en parte reproducimos (lámina XVIII, e y F),
muestran tres tipos distintos, variando también en cuanto a la ciase de cerámica y al color, sin que ninguno de ellos esté decorado. El
mayor mide s6lo 5 centlmetros de altura y 4,2 centlmetros el menor;
la anchura máxima varía desde 4,5 cenHmetros a 5,4 centímetros y
el diámetro del pie de 3 cenHmetros a 4,7 centímetros.
Las piezas de pie alto y fondo plano, de pequeño tamaño, abundan
también; tres de ellos están reproducidos en la lámina XVI I 1, e y F;
sus dimensiones varían desde 2,3 centimetros a 3,4 centímetros de altura, de 4 a 5 centimetros el diámetro del pie; de 6.8 a 7.8 centlmetros
el diámetro del plato, cuya profundidad no llega a medio centímetro.
Carecen todos ellos de decoraci6n. Podrían acaso suponerse tapaderas,
pero el hallazgo de una de estas piezas en suposici6n natural teniendo
encima una de las pequeñas vasijas que vamos a describir inmediatamente, nos confirma en la idea de que se trata de soportes. Este tipo
y el anterior aparecen también en Almedinilla.
Este último tipo de vasijas a que nos referíamos contiene numerosas
variantes y viene a ser la copia en tamaño reducido de las vasijas mayores que hemos denominado vasijas con el cuello en embudo. Seis
ejemplares casi completos o completos se han hallado y se reproducen
en la lámina XVI I 1, G; los dos mayores. de superficie color ceniza,
por la acción del fuego, presentan numerosas fajas pintadas. habiéndose transformado el color original hasta hacerse casi negro; sus
(1) P. PAR IS y A. ENGI!L, rouillts ti rlCh""ltts a Almtdinilla (Revue Archeo_
logique, 1906, 11, pAgina 49 y siguientes).
-208 -
•
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LA BASTIDA DE tLES ALCUSESt (NOCENTE)
31
dimensiones son: 7 y 7,5 centímetros, respectivamente, de altura; 3,5
y 5,2 centimetros de diámetro de la boca, 4 y 4,4 de diámetro del
pie, y 5.5 y 7 centímetros de diámetro máximo. Los dos tipos que
acabamos de describir encuentran sus paralelos en otras estaciones
ibéricas.
Un tipo abundantísimo en toda la cultura Ibérica del este y sur
de España es el de pequeña vasija campaniforme. De perfil elegante.
caracterizada además por un pulimento o barniz de su superficie que
la acerca, los mismo que su forma , a tipos helenísticos, llega a constituir un grupo especial, bien marcado. dentro del conjunto cerámico
indígena. Los ejemplares de La Bastida (quince en el Museo. reproduciéndose siete de ellos en la lámina XVI I 1, D, E y F) no se distinguen precisamente por su finura, ya que por el contrario son más toscos
e incluso de formas menos elegantes que lo general, por lo que pueden considerarse como imitaciones no bien logradas. Son de color
negro (es muy raro aquí el color ocre que en este tipo se da con
frecuencia en otras comarcas) y su altura oscila entre 5 y 7 centlmetros, el diámetro de su boca entre 7,5 y 9,5 centfmetros yel del pie
entre 3 y 4 centimctros. El estudio comparativo de este tipo sería
muy interesante; su aparición en las estaciones ibéricas catalanas fué
pronto observada y alguna vez se aplicó a ella el calificativo de helenística (1); no nos atreveríamos a admitir tanto, pero si reconocemos
que forma un grupo aparte del resto de la cerámica indígena. En levante tenemos la interesante cueva del Colmenar (Domeño), provincia de Valencia (2), en donde no aparece, hasta ahora, más cerámica
fina que la de este tipo y de la variedad más perfecta, de color negro
u ocre y en este último caso con líneas pintadas de rojo.
En las nuestras se observan variantes. y así el de la lámina
XVIII, F, ofrece una ancha boca. mientras otro es de forma más
clásica, con el cuello, casi cilíndrico. abriéndose ligeramente y el reborde marcado de la panza.
En cierto modo como variante de este tipo puede considerarse
el de cazoleta de perfil más acusado y de tamaño menor aún. Seis ejemplares poseemos de la misma (lámina XVIII, D, F Y G); el menor no
mide más que 2,3 centimetros de altura, 4,7 de diámetro de la boca,
3,3 centímetros de diámetro del pie y 5,2 centímetros de diAmetro
(1) V6ase por ejemplo: P. BOSCH G1MPER .... Pr,historfa catafana. Baroclona.
1911, paginas 254 y siguientes, y los utudlos de dicho autor sobre la cultura Ibérica catalana y del Bajo Aragón, publicados en el Anuarf d, f'lflstitut d' Esludis Cala/aflJ, VI. 1915-1920,
(2) Explorada superlicialmente por el Laboratorio de Arqueologla de la Unjo
veT$ldad de '/alencia, que se propone realltar la excavación. El material, inMito,
se guarda en la. colección del Laboratorlo_
-2ú9-
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32
1. BALLESTER TORMO - L. PI!:RICOT
máximo. El ejemplar más alto no pasa de 4 centímetros y el más
ancho de 6. Carecen del barniz o pulimento del tipo anterior, así
como de toda decoraci6n pintada. pero están cuidadosamente hechos. De estos dos últimos tipos aparecen algunos ejemplares en
Covalta.
El tipo de plato ibérico tan abundante siempre, ha aparecido también aquí con frecuencia. Entre los muchos que se han reconstruido,
aparte el gran número de ejemplares incompletos o de fragmentos,
reproducimos algunos de eJlos. Cas! siempre se observa un parecido
con las formas helénicas, especialmente en los pequeños de boca reentrante (lámina XVIII, A, By F), comparables a los platitos helenísticos de que hemos hablado antes; éstos son los de dImensiones más
reducidas (en el menor de ellos el diámetro de la boca es de 7,5 centl·
metros y la altura de 2,3), siguiendo los abiertos (lámina XVIII, B;
dimensiones del menor: 3,5 centímetros de altura, 4 de diámetro del
pie y 12 centfmetros de diámetro máximo); finalmente algunos
tienen la parte superior ligeramente oblicua, constituyendo verdaderos platos y llegando hasta medir 6,5 centimetros de altura y 18
centímetros de diámetro máximo y 7 centfmetros de diámetro de pie_
Las dos últimas variantes suelen hallarse decoradas, y en los mayores
la decoración, muy elegante, es interior y exterior; de la misma puede dar idea la lámina XVI, e, D y E, donde se reproducen el exterior de tres de ellos completos o reconstruidos, cuyas dimensiones
son, respectivamente, las siguientes: 3,5, 4 Y S centímetros de altura, 12, 18 Y 17 centímetros de diámetro máximo y 4,3, 5,5 Y 6 centimetros de diámetro del pie. No falta el tipo de gran plato cónico,
parecido a los campanianos y aún a tipos de cuenco de épocas anteriores (dimensiones: 7,5 cenUmetros de altura y 24,S centímetros de
diámetro). De la variante en forma de copa esférica con pie bajo no hemos encontrado hasta ahora en La Bastida más que un ejemplar
muy incompleto.
Otro tipo menos frecuente, muy original y elegante y que recuero
da el psychier griego (1), lo tenemos en dos ejemplares uno de ellos
reproducido en la lámina XVIII, D (tercera pieza desde la izquierda),
de pie y boca semejantes en diámetro (4 y 4,5 centfmetros en uno y
6 Y 4,5 centfmetros en otro, siendo las respectivas alturas de 7 y 6,5
centímetros) y de panza regular y muy abultada (10,5 y 10 centímetros respectivamente de diámetro máximo). En otras estaciones espa-
(1) O alguna forma hallstáttica. Véaso el ejemplar de Estlche (provincia de Hues.
ca). reproducido por P. BoscH GIIIPERA , NotlS d, P"Jfisloria Arato.IISa. Butlloti
de la A:;$. cato d'Antr. Etn. i Preh.. volumen 1, 1923, página 57, figura 16.
-210 -
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LA BASTIDA DE fLES ALCUSEst (MOCENTE)
33
ñolas lo hallamos también, por ejemplo en Cádiz (1), Castellar de
Santlsteban. Galera, etc.
Variantes del mismo pueden considerarse dos vasijas (láminas XV,
H Y XVI. F), en que no se acusa menos el abultamiento de la panza
y la boca es más estrecha y está provista de un reborde; sus medidas
son las siguientes: altura, 6,2 y 10 centimetros: diámetro máximo, 8
y 14,5 centímetros; diámetro del pie, 3,7 y 6 centímetros, y diámetro
de la boca, 3,7 y 4 centímetros. Ambos ejemplares se hallan decorados; el menor, por haberse encontrado completo y la buena clase de
cerámica, es un bello ejemplar.
Entre la primera de estas dos formas y la que hemos denominado
campaniforme, se presenta un grado intermedio en el pequeño vaso
de la lámina XV III, D (segundo ejemplar por la izquierda) que mide
6,5 centimetros de altura, 6 diámetro de la boca, 4 centimetros de
diámetro del pie y 7,5 de diámetro máximo, y en otro de la misma
forma y algo mayor; esta forma recuerda otras que abundan en los
poblados ibéricos aragoneses (2).
La decoración.--Contrastando con la riqueza de formas, la decoración de los vasos de La Bastida es sumamente pobre. Se reduce a la
pintura de sencillos motivos en el color rojo vinoso caracterlstlco,
sobre el fondo amarillento rosado del vaso, más o menos alterado
todo ello por la acción del fuego y del tiempo.
Los motivos son puramente geométricos, no habiendo aparecido
hasta ahora un solo motivo vegetal o animal. fenómeno realmente sorprendente si tenemos en cuenta que no lejos se hallan estaciones en
que estos motivos decorativos son bien abundantes y que no cabe
tampoco suponer muy alejados cronológicamente.
Los motivos que hasta ahora hemos podido observar son los siguientes: líneas o fajas pintadas paralelas, de anchura varia; círculos concéntricos, tangentes, secantes o cortados a su vez por el centro por líneas
rectas; semiclrculos y segmentos de círculo concéntricos; series de
lineas onduladas paralelas, verticales o inclinadas; series de rombos
o de puntos. Como siempre, se sigue la agrupación en zonas de motivos distintos que se separan por fajas pintadas.
La ejecución de los motivos suele ser buena. En general se aplican
(1) V~se PI!:L. ... YO QU IIHUO, EXCQllac;onls tll Ixlramllros di la dI/dad di C6·
diz. Memorias de la Junta Superior de Exos. y Ants., numero 26, Madrid, 1920.
LAmina IV.
(2) Cada ve¡ parecen con¡;:retarse mejor los tipos derivado~ de los hallsu'tticos
que desde muy pronto se Introducen en la Penlnsula. Su apar!¡;:ión en Catalufla
y Aragón ha ,Ido espe¡;:ialmente estudiada por P. Bosch Glmpera en varios de
10$ trabajos citados en el presente articulo.
- 2 11 -
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34
1. BAt.LESTI!:R TORMO - L. PERICOT
a la parte central (panza) del vaso los motivos más complicados (crrculos generalmente).
Los vasos que suelen aparecer decorados con mayor frecuencia o
más ricamente son los que hemos llamado urnas y los platos. Las grandes vasijas si se decoran es con fajas pintadas simplemente, aunque
alguna tiene magnificas decoraciones de motivos más complicados y
elegantemente combinados.
Por la decoración , la cerámica de La Bastida se relaciona más con
el grupo andaluz (1) que con la propia del sureste; de si esta dependencia está en relaci6n con otros aspectos de la cultura que nos ofrece La
Bastida o de sí nos hallamos simplemente ante una diferencia cronológica respecto de las estaciones conocidas del sureste, trataremos al
final de nuestro estudio.
LA C ERÁMI CA ToscA.- AI lado de la cerámica fina que acabamos de estudiar, aparece en grandes cantidades la especie más
tosca, que también se fabrica a torno, pero que se distingue por el barro
mal preparado y que adquiere con la cocción un color negruzco, con
menor frecuencia rojizo y una superficie de apariencia porosa. Es de
notar también que en general su grosor es escaso, a pesar de lo cual
llegan los vasos de este tipo a tener notables dimensiones.
Todas estas circunstancias explican que se hayan conservado muy
mal las vasijas de esta especie y sus características poco acusadas dificultan grandemente la rebusca de los fragmentos pertenecientes al
mismo ejemplar, por lo que hasta ahora se han podido reconstruir
pocas, relativamente, de este tipo, y rarísimas entre las de mayores
dimensiones.
Salvo excepciones, la forma dominante dentro de esta especie es
la de olla de vientre esférico u ovoideo con la base sensiblemente plana
y el cuello vuelto (véase lámina XX, A, B, e y D), de la que se exponen
en el Museo hasta doce ejemplares. El de mayor tamaño alcanza 34
centímetros de diámetro de la boca y 48 centimetros de altura.
Otras formas menos frecuentes son las de tapadera y plato (láminas XVIII, C--en el centro- y XX, E y F), de dimensiones varias.
De esta misma clase de cerámica es una especie de cantimplora (lámina XIV, E) de forma ligeramente ovalada y aplastada; la boca está
rota y mide 3 centímetros de diámetro, el anchoes de 13,5 centímetros
y el diámetro máximo de 17,5. También es de factura tosca, lo cual
se observa sobre todo en su superficie, una gran vasija ovalada de
62,S centfmetros de altura, 32,5 de diámetro de la boca y 54 de diá·
(1)
Falta un estudio comparativo oompleto de la deooracl6n de la oerámlca
agrupada en regiones. V6a5I!. los datos presentados por P . BosCH GII.I'U.....
en El p,obllma d, la ,,,6mi,a ibúi,a, y en sus trabajos posteriores.
-212 ib~rica
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LA BASTIDA DE 'LES ALCUSEst (MOCENTE)
35
metro máximo (lámina XIX, Al. Por último, incluiremos aqu! la parte superior de una vasija cuya forma sería parecida a una botella actual, con los ángulos vigorosos, que tiene cerca del borde dos pares
de pequeños agujeros.
Como es l6gico, estas vasijas de superficie tosca y basta factura
carecen de decoraci6n pintada y aún la de otra clase es rarísima, recordando cuando existe, la decoracl6n de cerámica de épocas anteriores,
lograda gracias al relieve y la Incisi6n. Así en una pequeña olla (lámina
XX, D) Y en otros fragmentos, aparece debajo del cuello un cordón en
que [as clásicas impresiones digitales se han sustituido por una profunda incisión en zig-zag, de efecto parecido. En otra gran vasija ovoidea de gruesas paredes (lámina XX, H) el adorno del cuello consiste
en dos hileras muy juntas de fuertes incisiones, como acaso pudiera
encontrarse precedente en la cerámica hallstáttica catalana (1 l. En una
pequeña olla negruzca, alrededor del cuello, hay cinco triángulos de
grandes puntos.
Claro está que es difícil establecer una separaci6n radical entre la
cerámica tosca y la fina, por lo que no es de extrañar que algunas de
las piezas que colocamos entre ésta última tengan caracteres de la
anterior como ocurre con la especie de tonel y el botijo Incompleto
a que nos hemos referido anteriormente.
Es evidente que esta abundante cerámica tosca ocupa el lugar de
la cerámica a mano que aparece en otras estaciones Ibéricas. A nuestro
modo de ver la falta de esta última en esta estación puede ser un indicio más de la fecha avanzada de su desaparlci6n, a cuyo momento cabe
atribuir los restos hasta ahora encontrados.
(1) Asl por ejemplo en las ¡nclldones profundas que decoran la cerámica de la
cueva de Llorá, explorada por M. Pallar&l, que se publica en el AnuaT¡ dI l' ¡ d' E. e.,
volumen VII, 1920·25, no aparecido aún.
- 213-
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NOTICI AS
NOTICIAS
En esta sección procuraremos incluir cuantas noticias podamos
adquirir respecto de actividades científicas, referentes siempre a la
Prehistoria levantina, ya se trate de excavaciones, hallazgos, conferencias, etc.; nuestro objeto. repetimos, es reflejar en su totalidad
el movimiento de investigación de esta región española.
Cursos de Prehistoria en la Universidad
Con motivo de la reforma universitaria reciente, ha recibido categoría de enseñanza oficial la de la Prehistoria. Esta queda asegurada
en un primer curso de Prehistoria general unida a la Historia Universal y de España antiguas, y en un curso de investigación de Prehistoria española. En nuestra Universidad queda al frente de la primera de dichas asignaturas el profesor Sr, Casado, y de la segunda, el
Sr, Pericot. En la última, el tema monográfico elegido para el
curso 1928-29 es el de ,La cultura de Almeria en la región levantina•.
Curso de Etnología en la Universidad de Valencia
Por vez primera recibe carácter oficial en España la enseñanza
de una ciencia que tantos servicios presta a la Prehistoria. Gracias a
la reforma universitaria, nuestra Facultad de Filosofía y Letras ha
podido crear una cátedra, del grupo e, de Etnología. de la que ha sido
encargado D. Manuel Cabrera, catedrático de Derecho Canónico, y
bien conocido por sus trabajos en aquella materia. Merece plácemes
tal acuerdo por ser la única cátedra de esta naturaleza que con carácter universitario existe en España.
-215 -
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2
NOTICIAS
El Centro de Cultura Valenciana y su sección de Prehistoria
La sección de Prehistoria del Centro de Cultura Valenciana, al frente de la cual se halla como director D. Nicolás Primitivo G6mez, ha
continuado los trabajos de recolección de datos para la Prehistoria
y la Historia antigua en general de Valencia, realizando visitas a varias estaciones prehistóricas. Ultimamente se ha dado gran impulso
en dicha sección, a los estudios de toponimia antigua, siendo en parte
resultado de los mismos, el estudio que el Boletín del Centro publica,
debido al citado Director, acerca de la Ora Marítima de Avieno.
El Laboratorio de Arqueología de la Universidad
Bajo la dirección del catedrático de la Universidad de Arqueología
D. Luis Gonzalvo. Ita continuado este Centro sus reuniones semanales ,
en las que se han presentado nuevos hallazgos y discutido cuestiones
que afectan a la Prehistoria levantina. Se han visitado, además, algunas estaciones prehistóricas, como los poblados eneoHticos de
Náquera.
Entre los más interesantes hallazgos que ha recogido el Laboratorio, figuran los procedentes de la Cueva del Colmenar (Domeño),
que posee un rico yacimiento de cerámica ibérica, con gran abundan'Cia del tipo de vaso pequeño, a torno, con tendencia campaniforme,
de color negro o gris oscuro y fina superficie.
Hallazgos de las
~poc a s lb ~ rica
y romana en Valencia
Al realizarse los trabajos para construir un nuevo alcantarillado
en la parte más antigua de la ciudad, han aparecido en diversos lugares de la misma, restos de la primitiva Valencia, de alto interés por ser
diffcil practicar excavaciones metódicas dentro de la ciudad, pudiendo contar solo para rehacer las fases arqueológicas de su más remoto
pasado con hallazgos casuales o de la especie de los referidos. Tenemos noticia del hallazgo de cerámica campanlana y de restos de un
sepulcro romano con lápidas (véase la recensión de un trabajo de don
Pío Beltrán sobre las mismas, en la sección bIbliográfica), junto al AImudln, de restos de un dolium en la calle del Trinquete de Caballeros,
cerca de la iglesia de la Congregación, y, en la plaza del Miguelete, de
un fragmento de cerámica ibérica con una faja pintada, hallado por
-
216 -
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3
NOT ICIAS
D. Nicolás Primitivo G6mez, y un fragmento de fino vaso campania·
no, recogido por el Servicio. Es de lamentar que la índole de los trabajos
realizados no haya permitido ampliaciones, que acaso hubieran producido hallazgos de mayor importancia
Exploraciones en Alicante
La actividad prehist6rica más destacada del año 1928, en las tierras valencianas del Sud, ha sido la labor realizada por la Comisi6n
Provincial de Monumentos de Alicante, en la Necr6polis ibérica de
El Molar, cuyos trabajos ha dirigido D. José Lafuente Vidal.
La estación arqueol6gica de que se trata, se halla situada en los
límites de los términos municipales de San Fulgencio y Elche, extendiéndose a ambos lados de la carretera que conduce a Guardamar, a
un kil6metro del Segura, y tres más allá del poblado de La Marina.
Aunque la exploraci6n realizada s6lo ha permitido estudiar una
pequeña parte de las sepulturas, ha sido lo suficiente para que podamos
asegurar su importancia. Es de esperar que las excavaciones que habrán de continuar en campañas sucesivas, nos muestren toda la trascendencia del hallazgo.
La segunda campaña de excavaclones del
~Servlcio ~
En curso la impresi6n de este primer número del ARCH ¡VO, se ha
dado término a la segunda campaña de excavaciones del .Serviciot, en
los meses de Junio y Julio del presente año 1929.
El colaborador D. Gonzalo J. Viñes ha continuado con éxito las
excavaciones de Cova Negra (Játiva), ratificándose la clasificaci6n de
musteriense que provisionalmente se diera a tal yacimiento.
También se ha continuado la excavacl6n emprendida en La Bastida de ús Alcuses (Mogente), bajo la direcci6n de la del ~Servicio.,
que encarg6 asimismo de ellas a D. Mariano Joroet, auxiliado por el
Sr. Viñes. Esta campaña ha sido menos intensa y duradera que [a del
verano anterior, por requerir más atenci6n y tiempo la Cova del Parpalió, de que hablaremos luego. Se han descubierto en La Bastida
construcciones más completas, en general que en la campaña anterior.
Perdura la fecundidad del estrato.
Se han iniciado las excavaciones en Cova del Parpalló, del término
de Gandía. La extraordinaria fecundidad de su yacimiento en el que
aparece abundanUsimo material lítico y óseo magdaleniense y gran
número de losetas con grabados de animales (ciervos, cabras, caballos,
-217 _
[page-n-275--data::data]
4
NOTICIAS
toros y jabalies) y signos geométricos indescifrables, además de gran
masa de restos de fauna, le coloca en lugar preeminente entre las esta·
ciones similares de la Peninsula. Parece iniciarse el yacimiento en un
magdaleniense próximo al final, en el que se dan algunos hendidores
de tipo asturiense, siguiendo acusando la estratificación del yacimiento.
sin solución de continuidad, la lenta evolución de tal cultura, haciendo
concebir la esperanza de su enlace con alguna cultura anterior. Las
excavaciones estuvieron bajo la dirección de D. Luis Pedeot, auxiliado
por D. Mariano J ornel.
La prensa diaria valenciana ha publicado en el último Agosto una
extensa nota dando detallada cuenta de los hallazgos efectuados en
las estaciones referidas; nota que se insertará en la Memoria oficial de
Secretaria de la Diputaci6n, de cuyos particulares se prepara tirada
aparte. Sobre el yacimiento del Parpa1l6 se ha publicado un avance por
1. Ballester en Cultura Valenciana, año 1929, cuaderno lII; habiéndose
presentado sobre lo mismo al IV Congreso Internacional de Arqueo·
logia celebrado en Barcelona en Septiembre de 1929, comunicacl6n de
los Sres. Pericot y Jornet y otra del Sr. Vlñes sobre los trabajos en
CdlJa Negra.
-218 -
[page-n-276--data::data]
NOTAS BIBl.IOCRÁFICAS
NOTAS BILlOGRAFICAS
En esta sección daremos cuenta de las oblas referentes a la Prehistoria levantina o que traten problemas Interesantes para bta, publicadas durante el afio.
En este primer volumen damos cuenta de las pubUcadas en los aflos 1927 y 1928
que han llegado a nuestro conoc[mlento, y especialmente de alguna de [926.
RuUulkon der Vorgtst h[e hte, publicado po r M"x ESI!R.r. BIlrlin.
Wa[ter de Cruyter.
•
Va ya aoercindose a su t~rmlno la publicación de esta Enciclopedia de la Pre.
historia, de la que clcsde el afio 1927 inclusive han aparecido los vols. VIII
(Maltaja·Noppenrign), IX (Norddeutschland·Ollusfund). X (Pacht. Pyrenaenhal.
blJl3eI), Xl (Qade$Ch_Soddl n) y XII (Seedoñertypus-SUd1!cles Afrlka) y hallándose en publ!caclón los vol,. XI I I y XIV. De estos vohlmenes Interesa aqul
citar los artlculos siguientes: Vol. VI II : Mon tgó (L. Perlcot), MorelJa la vella
(Obermaier), Mugron-Nlsche (Obermaler), MllJares (Lo,) (L. Perlcot), Mlnateda
(Obermaier), Megallth· grab (P. Boscn Clmpera); voL IX: Oficio (El) (A. del
CastllJo): vol. X: Parazuelos (A. del Castillo~ Perell6 (Obermaler). PhOnlklsche
bo3iedlung (P. Bosch Gimpera), Pilum (Beseh), Primltlve Kunst (H. KUhn). Pujol
(J. de C. Serra RAfob). Pyrenlen halblnsel (Obermaler·Besch); vol. X I: S. Antonio el Pobre (Serra), S. Antonl de Calaoeit (Sorra), Schnurkeramlk (Besch), Schrih
(lberisches) (Serra), Secans·Nische (Obermaler): vol. XII: Serreta (La) (A. del
Castillo), Sidamunt (Sorra), Soll ferreum (Bescn).
L. P.
M"HU!t1. CóNflt MOftI!HO: l.1 novf l. df Esp'''., Madrid, 1928. 415 pies.
El insigne maestro cuyas múltiples actividades en el campo de la HIstoria y
Arqueologla patrias han dado frutos tan admirados, acaba de producir un Ubro
sumamente original y que el propio autor reconoce que podrla llamarse Historio
nwdunis/o d, EspoRo. Se trata de una serie de cuadros hlstórlco.novelescos. que
abarcan desde los que ~l llama pre·adamie:¡ hasta Almanzor, en los que intenta
presentar, en rorma sugestiva y viviente. los episodios de nuestra historia primitiva
que en los libros de estudio corriente:¡ adoptan, como dioe acertadamente el autor,
un nono gri!a que los hace poco slmpitlcos y que se tdestlfle con el tiempo..
No representa esta obra algo aislado en nuestros dlas; como reaccl6n conlra el
hipercrltidsmo y sequedad de las monografias de investlgacl6n, surgen en estos
últimos tiempos ensayos como el que nos ocupa. No cabe duda que el devolver
algún colorido a la descrlpcl6n de las épocas p8S3das no puede hacemos sino sentir
-
219-
[page-n-277--data::data]
2
NOTAS BIBLIOCRÁFICAS
con mAl¡ fuerza y adaptar nuestro esplritu mejor a las genas pasadas. Un SQlo pe.
ligro podrla ofrecer el sistema: el de que lo intentara un investigador sin condiciones
literarias o un literato no espe el andamiaje de su obra, se perdiese en el laberinto de producciones monogrfl.flcas
en el que a 10$ mi$mos eruditOI cuesta trabajo moverse. Ambos pellgros quedan ad·
mlrablemente salvados en la obra del prol. Gómez Moreno. y quien como (§! conoce
euanto los siglos nos han conservado de la vida de nuestros antepasados y como (§l
ha oontrlbuldo a oonocerla, se hallaba en oondldones inmejo rables para reall~arla.
Dada la Indole de la obra, no puode ser nuestro objeto el receger aqul todas las
interesantes sugestiones que la misma contiene, no sólo en las vigorosas paginas
del texto, sino en los reversos eruditos que lo acompañan e Hustran. Algunas de
ellas, que se refieren a problemas candentes de la Prehistoria penInsular, merecen
profunda ,nenclón; podrin en parte discut irse, pues nuestro remoto pasado se hall3.
todavla plagado de misterios para el historiador moderno, pero precisamente por
esta razón es preeiSQ tener muy presentes las opIniones de todos los Investigadores
para procurar obtener del oonnaste de todas ellas la suma mayor posible de PI 0_
babllidades,
Entre tantas pAgInas de IntenSQ valor emotivo, llenas de Ideas valiosas, hagamos
resaltar las dedicadas a ponderar el papel de la eultura andaluza. tanesia. desde el
eneolltico y las que se refieren a la influeneia egea y griega en el S. y SE. do la
Penlnsula.
LUIS PI! RI COT
Bltl!ulI.: El yacimie nto palrolllleo de San
Bla,. er re. de Teruel. Asodoci6n EspoRo/a pora e/ PrOfUSO dI las
Ci'lIdas, ConfrlSO d, C6dil. Tomo VIII. pAgs, 11-15, .. figs. Ma_
drid 1927.
HUGO OOEIU.... IER·HINRI
Corta e interesante nota en que se da cuenta del hallugo en las terruas cuater·
narias del Rlo Alfambra, cerca del poblado de San Bias, no lejos de Teruel. Entre
los objetos recogidos se halla una jann de euarclta de edad ehelonso, un hacha de
mano amlgdalolde, de euarcita. perteneclonte al ehelense evolucionado o al aehe.
lense antiguo y numerosas piezas de cuarcita pertenecientes probablemente al
musteriense de tradicIón achelense. Indican los autores que la actividad de los
exploradores se verA seguramente coronada por el (§xlto con hallatgos numerosos
do la especie de 101 descritos, en la periferia de todos los macl~os euaroltlcos de la
Peninsula y en las zonas do aluvl6n de sus alrededores.
L. P.
Ole Ftlsmalerele n der . Cueva del Civil. (Valllort.
Schlucht; prov. Cu tellón). ¡PEK (jahrbuch jllr Prtihistorisch, I/ nd
Ethnorraphisch, KI/nst). 1927, pies_ 91-94, 2 flgs.
H. OBEIUU,IER:
En esta corta nota el autor cree necesarlo rectifIca r algunas de las afirmaciones
de J. Cabr(§ respecto 3. determinadas representaciones figuradas de los abrigos del
barranoo do la Valltorta; espe color blanco bordeando las figuras de la COlla d,1 Civil y la presencia en el abrigo
del Mas d',n JOSlP de una ligura de toro convertida en jaball por motivos mAgicas.
L. P.
-2>l-
[page-n-278--data::data]
NOTAS BIBLIOGRÁf'tCA S
3
Alld H. BII.r:U IL: Oeuvrn d'aTt paltolllhtqun InUttn du Pfrlgord tt
Art Orltntal d'f.,spagne, Revue Anthropologiqul. Avril· Juln 1927,
37<' année, nÚms. 4-6, ptgs. 101.108, 3 fl~.
En la seria de publicaclones provocada por la candente dlscusl6n aocrca la edad
da las pinturas rUpei5trell levantinas, el articulo de que damos cuenta figura entre
los mb lIalien(~, por aducir datos nuevos y de insospechado Inte~ en pro de la
edad paleolltlca de aquéllas. Aparte diversos objetos y dos flgurltu humanu ha.
liadas an las cuevas de Pechlalet (Grolejat. Oordoña), el interéis del articulo se halla
en una placa de esquisto da dicha cueva y en una pintura del abrigo Labatu! (Ser.
geac. Dordof'ia). La primera mide IS'S cms. en su dimensi6n mAxlma y presenta
en una de liUS caras un oso y dOli sere:; humanos grabados, uno de elloli cogido por
el animal y el otro en actitud de acudir a socorrerle; la composlcl6n recuerda la con·
cepelón artlstlca dal arte levantino espaftol; la cueva habla sido habitada durante
el paleolltlco superior, acaso el auriñadense final. En el abrigo Labatut de Sergeac.
Mr. Dldon des gable parecido con las representaciones semejantes del Este español: también. y
con toda segurIdad. procede esta pintura de la capa auriñaciense superior de dicho
abrIgo.
Resulta, pues, probable que durante el auriñaciense superior el arte franco
cant'brlco Influyó sobre el incipiente arte levantino, autóctono en parte; con el
aislamiento producido por el enfriamiento del solutrense y magda1eniense antiguo.
el arte levantino slgul6 una ruta peculiar abandonado a sus propios medios. Tales
son, en ruumen 1113 Interesante:; deducciones del sabio invesligador Mr. Breuil
que han do sor segura menta muy tenIdas en cuenta por los que se preocupan del pro.
blema de nuestras pinturas levantinas.
L. P.
HUGO OaI!:JltIol4lu:
N~ufntdf(kte
Elsz' ltmal rrek n In Tuuel (0515 pa·
nl en). IPEK, 1926, pigl. 287-88."
fi~.
Huno OBI!:RIoI,II!:R: Nuevas pinturas rupestres descubIertas en 101 al.
rededoru de Tormón (Terufl). Invtstigación y Pragreso. Madrid,
a!'Jo l . núm. 1, Abril 1927,2 págs.. 2
fi~.
Hvoo OB!RM'IER Y HI!:NRI BREUIL: las plnluras rupeltru de los al.
rededores de Tormón (Teruel). Bolelin de la Real Academia dI la
Historia. Tomo 90, 1927, págs. 511-531, l ng., 14 lims.
En astos trabajos los autores estudian el último hallazgo realizado en el do·
mInio del arte rupestre levantino. Los abrigos de Tormón merecen ellnteréis despertado, no sólo por venir a aumentar el conocimiento, bastante completo ya, del
arte rupestre levantino, sino po r liU valor intrln:;eco ya que estas pinturas, em·
parentadas con las cercanas de A1barracln. por su eJII(:ucl6n y valor estético, $11
hallan por encima de la mayorta de pinturas levantinas. según declaración de los
autores..
El abrigo prlncipaJ, d. los Toros, fu6 descubierto en 1926 por el P. Prudenclo
Carcla, y se halla en el valle de OUvanas. cerca do la casa forestal del Prado de Tor.
m6n (t6rmlno municipal de A1barradn); tiene una longitud de 9 m. En varios gTU.
-221 -
[page-n-279--data::data]
4
NOTAS BIBl..IOCRAJ>JCAS
pos eslan representados 10 figuras humanu, 5 ciervos, I gamo, 1 équido, 9 torOl.
2 bisontes dudosos, 3 animales Indet erminados y 2 ~gnos. Entre las figuras humanas sobresale la de un arquero desnudo y con gorro de dos plCO$, con parte del
cuerpo rayado, que se dirige hacia un gamo herido, de bella. técnica, color rojo;
hay también una figura de mujer con faldas, muy bolTosa. Entre las figuras de
animales sobresalen dos ciervos en rojo claro con las astas en pelusa (las represen.
taciones de las astas de los ciervos de Tormón recuerdan las del aurUlacense franco-canUbrlco, lo que refuerza, junto con el hallazgo del ciervo plnudo de Sergeac, la hipótesis de la edad cuaternaria del arte levantino), varios loros en neo
gro, o en negro y rojo (el mayor de 75 cms. de longitud) y vacas. algunas de ellas
do "pecie dis t in ta del 80S Primigtniu$ (acaso el 80$ 1
0ngilron$l, mientras ot ros
pertenecen a dicha especie y son en t odo Id¡§n t lcos a los represen tad os en lo~ abri.
gos de Albarraoln. De notar son dos posibles representaciones de bl$onte$, una
do ellas en blanco con los cuernos de pe rfil, caso Ilnlco en el arte lovantino. Los
autores establecen in teresantes paralolos entro algunas do estas figuras con otras
de las series que H. Breuil reconocl6 en las pinturas de Minadela y desde el punto
d, vista de la t6cnica plct6rlca reconocen nueve series en las pinturas del abrigo de
los Toros.
Otros dos abrigos cercanos descubri6 H. Breul1. los de la Ceja do Pic:earrodl1la
y La Cerrada del Tlo Jos¡§. ambas en el t¡§rmino dc Torm6n. En los dos hay un loro
pintado; el de La Ceja de Piezarrodi11a, de 74 cms, de longit ud, se parece a los de
Albarracln, con los cuernos en forma semejanto a una lira, tiene la silueta y la ca,
bua en negro tnfIs Intenso y debajo de ¡§I hay restos de otro t oro en blanco. Nume·
rosas y buenas ilustraciones acompañan estos interesantes trabajos.
LUIS PeRlcoT
PeDRO BOSCH G'WPCRA: Da, spanlche porlugl cslsche Kuns lgtrwtrbt!
vom Neolll hlk um bis ¡ ur R6ntHUIt. En la GlMhicJ!/e des KllnsJ·
l'wtrbts olltr /titen IInd /JO/kIT ... hsgn ... Dr. H. TH. BOSSERT, pá.
ginas 158-175, I lámina en colores, 2 láms. 7 págs. de figs. Ber·
IIn 1928 (Ernst Wasmuth).
En la H istoria de Las artes indus t riales que dirige el Dr. Bo:¡.:¡ert, la parte rofc·
ronto al arto prehistórico hispano a partir dol neolltico ha $ldo redactado por el
prof. Bosch Gimpera; consti tu ye un in teresante resumen claro y conciso con una
ilustraci6n selecta, entre la que nos In teresa ospeclalmente la lAmi na en color re·
produciendo el desarrollo de un vaso de Archena y el famoso vaso dc los guerro·
ros de Oliva.
L. P.
MAN UEl.. PU/S: Ml rabd· Fonlalli.- Hallazgol arqueoI6¡lcol.-Bol . d,
la Soco CaS/IUon,nu dtl Cultura, 1926, cuad. IV, p. 177.
In teresa ocuparnos de este t rabajo publleado on 1926. Da en ¡§l cuenta
su aut or de algunos hallazgos casuales y do otros producto do sus exploraCIOnes
cn el barranco de Mirabet. término de Cabanes, provincia de Caste1l6n; barranco foro
mado por la ladera occidental do las Agujas do Santa Agued.a y hUI estribaciones
orien tales del Bartola. Los hal1azgO$ espor.t.dlcos de .algunas h.achas de piedra pu.
Ilmen tada, llamando la atencl6n del Sr. Peris sobre determinado paraJo do la barran·
quera, induJ¡§ronle a un cuidadoso reconocimiento que dió lugar a nuovO$ hallazgos
-222-
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5
NOTA S BIBL IOGR ÁFI CAS
de hathas y allex, y a l destubrimiento de restos de construtclones consistentes
en tuatro paredes de piedra en 5e¡;;O. a dos caras, reqillneas y de un metro de anchas,
situadas a sobre 71 pasos unas de otras, que arrancando del fondo del barranco
dirlglanse hacia la vertiente de la loma, donde desaparecía todo rastro a canse,
tuenda tal ve: de la fuerte erosl6n producida printipalmente por la pro nuntiada
pendien te de aqutlla, Entre el material hallado en el terreno, naturalmente abun.
dante en pedernales, se mendonan: pequel'ias hathas·gtJbias de fibroJi ta; una de
ohta de doble bisel; otra de los mismo, de mediano tamaño; una espede de buril
de calvla, una gubia de pedernal; una punta de lan:a de lo mismo: varias mas, de
lanza y de fletha.. de sllex: y algu nos mitroHtos.
Sin que quepa negar la dataci6n eneollt k a de alg ún material encont rado. los
sllex de esta procedencia. vist os en el Labo rat orio de Arqueologla de la Unlversl.
dad de Vale ncla. parecen de t iempos mutho mas ret rasados.
Admitidas la supuesta toctaneidad de las rial arqueol6glco, bie n difici l es talcular la fina lidad de aquellas. Su construcció n
!!In el fondo de la b.rranque ra, la direcci6n perpe nd it ul ar a la vertie nte. y 61encontrarse sltuadu debajo de un collado, paso nat ural de las Agujas. com unlcati6 n
obligada entre las llanuras Inmediatas al mar y la serranla . h izo pensar al aut or en
un t Iradero para t8%a mayor. La extre mada peq~ lIe: de la mayorla de lu hachas
no es indicio que corrobore ta l suposición. Ello, la abundanti a nat ural de pederna l
en el!ugar de las to nstruttiones, el t ipo de a lgunos objet os de sllex y la disposición
de aquellas en serie paralela. obliga a dcscthar la supuesta finalidad.
La ulstencia al lado del collado mencionado. Jun t o a las crestas de las Agu·
jas, de un despoblado (:On restos ibtricos y hasta de la do minatión musulmana.
da fundamento para relationar el yatimiento del fondo del barranco de Mirabel .
cualquiera que fuera su objeto, con los remotos habitantes de aquel, pues bien
Iretuentemente se comprueba tómo, a lTavé:; de muthos milenio:s. ha continua_
do el hombre de diversas culturas ocupando los propios lugares, necesarios para
su dominio o su seguridad.
1.
B"L!.esTe~
Nlco!.;'s P IU NITIVO (GÓ N l"l.): Salter io ArlJueuloglcu. L u cueva. de l
Sargal. tn Vlnr de las Aguas. ArtIculas publitados en Las Pro.
vinci(ls, 23 de Oct ubre y 25 de Diciembre 1928.
Da cuenta de una visi t a realizada a la:; cue vas del Sargal descubierta en VI_
ver: habla de 1011 hallazgos que vió, proceden tes de las exploraciones re alizadas
po r los SrCll. Ri velle, y Cuill tn; 3 cut hlllos de silex bien ret ocados, I hac ha pu·
lida, 2 punzones de hueso, rest os h umanos y de ani ma les. Co n este moti vo est udIa e l
autor la toponimia de Vive ro fiJan dose espetialmente en los ttrmlnos Barranco.ur6n (q ue identif ica con ba rran to.ro ). Zal6n y Mariané.
L. P.
Jo.$! M ... It¡" CO ltll[N: Due ubrlmlento$ Arqu eológico •. En lo I lerr ll
de las Cab rill as. Las Provincias . S Abril 1927.
l o.: En las sierras de las Clbrlllas. Estación roma na de Rl ldón (Slt te·
Aguu ). Las PrOllincias. 28 Febrero 1928.
[D.: En lu I lu rls de las Cabrllllas. Es tación t neoUllea de Rald6n (Siete·
Aguu ). Las Provincias. 10 J unio 1928.
-223 -
•
[page-n-281--data::data]
6
NOTAS BI81.IOCRÁFICAS
1D.: En ¡IS slerru de las Cabrillas (Siete-Aguas ). EstaelÓn eneolltlnIbtrIQ del CII5I«II.... LAs P,wi"cias. 7 Agosto 1928.
En el primero de estos articul~ inicia el relato de 10$ intel'e3antea descubrl.
mlentos realizados en los sierras de laa Cahril1.:u: un poblado romano y otro enoo·
IIlleo cerca del pozo-fuente de Rald6n (t6Tmlno de Siete-Aguas), y un poblado
•
habitado en e] eneolttico y época ibérica en el Castellar ¡término de Turls) .
El poblado romano ha producido hasta ahora ese"" material: ánforas y tégulu. un posible quicio de puerta; hay restos de 20 cuas con muros de piedra de
1 m. de espesor.
Muy cerca de la anterior, en un puntal muy dominante y de dificil acceso, so
halla un poblado encalllieD cerrado por muTOs de piedra soca por IIIlI panes dI!! U,·
eil acceso. Al practlcarse all! unas catas pudieron hallarse numerosos fragmentos
de cerAmica, a mano, sin decorar, reconstruy6ndose algunas vasijas, ovoideas o
t ronoocónlcas, molinos de mano y trozos de cerAmlca mal cocida, lo que indica la
fabricación Indlgena, La fa lta de hallazgos de otra especie y la misma pobreza de la
cerAmlca, creemos que Impiden una fiJaoión cronol6gica y cultural segu ra, para lo
que hemos de esperar nuevas excavaciones mAs completas.
De mayor Importancia son los hallazgos en el Castellar, meseta de acceso muy
dLflcll y que domina toda la comarca veeina. rodeada en parte por el rlo Siete·Aguas·
La ocupación eneolltica parece comprobada por la cerAmlca de aspecto
neolltico (dato al que por si solo no darlamos excesiva importancia) y por un ras·
pador y un trozo de sierra. de sllex. El poblado iMrico. de mayor Interl!s. produjo
buen número de grandes vasijas y de plato$ y otrO$ Va$OS pintados; parece dedu·
cil'$tl del articulo que 10$ motivos son !IOlamente geométricos. En una de las ha·
bitaclone$. a I m. de profundidad. se hallo un pl$o de lo:;as de rodeno regulares co·
locadas sobre hormigon de gravilla y greda. como se dispone en algunes aposen.
tO$ rurales.
L. P.
1. SA1.1.I'!STI!R
TORMO: Un .. cnimlc.. Interuantu tn ti valle de Albai.
da. Cultura Valenciana, Any JI! ( 1928), quadem IJI, pigs. 89·100;
8 ligs.: quadem IV, p¡j,g. 170; 8 fip.
Publlcaoión de la cerAmica hallada en Bélgida por D. M. Jornet, con los comenta·
rios sugeridos por la pre~ n cia del vaso campaniforme en esta$ comarcas y por la
aparición de cerAmlca con decoración cardial. Esta última y el hallazgo de es te tipo
ce rim lco en la oueva de la Sarsa, cuya resel'la va en ot ra parte del presente Anua.
rio. sirve de base para que el autor plantee los problemas sugeridos po r 05105 recien·
tes desoubrimientos.
L. P.
EIolILIO LLUCH ARtlAL: Algunta nolta labre J'Arquto logi. en lo lerme I
p6ble de Náquer • . Culturo Valenciana, 1926. cuadernos 111. p. 86,
Y IV. p. 124.
AUn habl6ndonos propuesto recoger en est a sección del Anuario s610 las refe.
renclas bibliográficas de t rabajos publicados en 1927 y 28, que traten de nuestra
Prehistoria, creemO$ conveniente ocupamos de algún otro de fecha anterior, por
su evidente lnterb objetivo. para dar asl completa idea del actual estado de nues·
tra investigación prehistórica.
-224-
[page-n-282--data::data]
NOTAS BIBLlOCRÁF1CAS
7
El culto mae$tro de InstruccIón primaria, autor del trabajo de que nos ocu·
pamos, exploró cuIdadosamente el t~rmino de NAquera. Habremos de aclarar,
para no Inducir a error a quIen nos lea, que en este como en otros cuos,
cuando hablemos de fCxploracióm de yacimientos, aludiremos sólo al examen
superficial del terreno o a la prtctica de alguna cata cuando mAs. A ello, mÁl! a
lo primero que a lo segundo, !le ha reducido hasta hace po<:(I casi toda la Inves·
tigaclón valenciana de ClIuclones, labor acometida por personas estudiosas, con
tanto entusiasmo como escasez de medios, siendo bien pocas las excavaciones
realizadas y aún algunas nada slstemAticas. La laboriosidad del Sr. L1uch pero
mitlóle lijar el lugar de algunos yacimientos. que juzgó neolitlcos unos, otros
eneotllleos y algunos romanos. Esta clas[ficaclón seria ya hoy rectificada segura·
mente por el autor. en especial en lo que respecta a parte de lo estimado eneolltlco.
De las supuestas estaciones neol!tlcas apenas hay elementos en que fundar un
Juicio.
Las romanas (el Sa/(, Vinyes y la Torreta) parecen contener los tipos de cerA·
mica corriente de tal clase, sigillata Inclusive; sin que sepamos si se da tambl~n,
como suele .ser frecuente en yacimientos de esta especie, la iMrlca pint ada decadente.
De las estaciones estimadas eneollticas (Els TTencafls, us Sofsides" Montasp"
y Plor/al d,ls MOros) se tienen mAs detalles. Son despoblados situados, como casi
todos los de Levante, en 1&:1 cima¡ de altozanos. con defensas naturales completadas
mediante murall.., de piedra en seco. El material recogido en la superficie es el
que suele verse en nuestros despoblados, desde El Argar inclusive para atrb, y
que, s.alvo rara excepción, es insuficiente al intentar fijar una cronologla entre el
neolltlco y el grado dicho.
El Puntal dlls M6ras se destaca, Interesante, entre los demb yacimientos alu.
didos, por particularIdades excepcionales: habitaciones de planta redonda, pare.
des de losas puestas de canto y cerámica a mano exornada con mamelones e 1m·
preslonCll digitales.
Sabido es que tal despoblado ha sido clasificado par el Sr. BoS(:h como enea
ltIco (Els probltnJts orqulol6g;cs di la pravo di CastlIi6).
Sin mAs datos a la vista que los grabados de piezas de sllex que se Insertan en
el trabajo que nos ocupa (la referencia a la cerAmica es muy vaga), habrla segura·
mente que retrasar la cronologla de algún otro yacimiento estimado eneolltlco.
EI'tNUTO BOTILLA CANDELA: Excavllc!on u en
t• • Mo la Alt .. de Se.
relle. (Alcoy ). Memoria de los trabajos y desc ubr imientos realiza.
dO!. Mlmarias pubUcados por fa Junio Superiar d, Excallodolles
y anligUtdad,s. Núm. galo 94, núm. 2 de 1927. Madrid 1928. 10 pA·
glnas, 11 laminas.
Es est a la segunda Memoria que los excavadores de la Mola Alta de Serelles
dedican a dar cuenta de los result ados de sus trabajos, que a jUlgar por el m~to.
do reflejado en la Memoria y por lo bien dispuesto del Museo particular donde se
guardan los hallugos, aparecen realiz:ados cuidadosamente, circunstancia que es
de alabar, por no ser frecuente entre los aficionados.
Hasta ahora van descubiertas varias habitaciones rectangu lares adosadas a
la muralla, todas ellas con unos huecos en el piso, destinados a hogar; en un caso
un grueso tronco carbonlz:ado y unas piedras planas podrlan indicar el procedl·
mient o usado para cubrir las habitaciones.
-225 -
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B
NOTAS B I B Ll OCRÁFICAS
Entre 108 hallazgos de esta segunda campafla figuran huesos de anI males, varios punzones de hueso de tipo tosco por lo general, dos hachas pulimentadas (una
de dIorita y otra de fibroUta), 14 clpreas do pequcno tamaflo y otra bastante mayor
(restos de un collar), una punta de flecha y un fragmento de cuchillo, de cobre.
la primera hallada fuera del poblado; do! molde:¡ para fundir hachu trapezoidales
algo evolucionadas, numerosos trozos de sIerras, cuchillos y raspadores de .lIell
y buen numero de muelas de mano, Se repiten las piezas de barro mal cocido, y
aparecen otras redondeadas y con varios agujeros, suponiendo los au tores quo
las primeras serian sostenes para as vasiJas, 'f [as segundas, piezas para torcer
las fibras y no pesos de telar.
La cerAmlca, es muy abundante y carece de deco ración; $610 en 10$
pcquel'io$ cuencos muestra cierta finura; las formas $on [a de cuenco, gran vasija
ovoidea y panza esMrlca con cuello ancho cil!ndrlco; los mamelones so n frecuentes.
El hallarse a poca profundidad los objetos de metal y los moldes, hacc $uponer
al autor quc el poblado se remonta al neolltlco, aunque a esta primera capa se
sobrepuso una civilizaci6n eneolltica.
Nuestra opinión sobre este interesante punto de cronologla va Inserto en uno
de nuestros trabajos (en colaboración con F. Ponsell) en otro lugar del presente
Anuario.
Excelentes plano y fotograflas, en buen número, acompai'ian esta Memoria.
LUIS PI!II~ I COT
AI.BEI'tTO GEl. C"STII.1.0 YUI'tI'tITA: La cultura del vu o campanJlorme
(. u origen y ut ensl ll n en Europa). UniversIdad de Barcelona. Fa·
oultad de Filosofla y Let ras. Barcelona 1926. 216 pAga., CCVI lA·
minas y dos mapas.
Pocos aspectos de la Prehistoria espaPlola, y a O dldamO$ europea, han adqulrl.
n
do mayor Importancia en menor tiempo que el referente al vaso campaniforme.
En pocos aftos los hallazgos de este Interesante tipo de cerAmica se han multlpll·
cado, no s610 en nuestro pals. sino en todo el Occidente de Europa, y se hacia sen·
tir cada vez con mé.:¡ fuerza la necesidad de un trabajo que recopilase todos los da·
tos dispersos y pusiera orden en las teorlu que forzosamente hablan surgido al
compé.:¡ de Jos hallazgos. Pero esta obra no podia ser fruto mé.:¡ que de largos estu.
dios y vbltas a los principales museos de la Europa Occidental. en todo$los cuales
se guardan ejemplares de dicha especie ceramlca. Por esta ra;¡;ón nos resulta mas
simpltlco el hecho de que haya sido un Investigador espalol. el encargado de
realizar este prime r ensayo de sistematización. Gracias a la labor de su profesor
D. Alberto del Castillo, quien se Impuso el sacrificio de residir largos aftas en
Franela, [nglaterra, Alemania e Italia, la Facultad de Fl1osofla y Letras de la
Universidad de Barcelona ha podido aftadir un precioso eslabón a la ya larga
cadena de sus Interesantes publicaciones, que present a por cierto con todo carifto.
Tras un examen del estado actual de la cuestl6n, dAndose la ImportancIa que
merecen a lo.!: anteriores ensayos de slstematizacl6n del problema realizados por Bosch
Gimpera, que constituyen, especialmente el último (CfochllbechtTkultur en el Rea·
lIexikon de Ebert), una base Imprescindible para su estudio, se oc upa del origen de
la cultura del vuo campaniforme. En este punto refuerza el autor su hipótesis
emitida anteriormente, de que forma y t ~cnlca decorativa del vaso campaniforme
tienen su origen desde el neolltlco final en el llamado circulo de cultura de las
cuevas de la Penlnsula y más concretamente en el subclrculo andal uz. Es Indudable
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NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
9
el hecho de que actualmente los autores extranjeros se hallan conformes en admI_
tir el origen cspai'lol del vaso campaniforme y realmente parece lógIca la deri_
vación de la cerámica ricamente decorada de las cuevas meridionales, siempre a
reserva de que nuevos hallazgos, que no parece hayan de producIrse en la región
valenciana. no nos obliguen a rectificar aquel supuesto al hacernos conocer mejor
las cerámicas ncollticas espall.olas. El autor cree que la supuesta Incrustación de
pasta blanca se debo al contacto con terrenos calizos o yesosos.
En la parte tercera de la obra se estudia la cultura del vaso campaniforme en
la Penlnsula iMrica. estudlindose los grupos de Andalucla o del Guadalquivir,
de la meseta inferior o toledano, de la meseta superior, del sistema iMrico central,
de Portugal o de la costa oocldental, de Almerla y de la costa levantina, de la Cata·
lufla nueva o de Salamó, PirenAIco yel de Gallcla, Nos Intere$3 aqul particular.
mente la parte que trata del grupo de Almerla y de la costa levantina, De este,
grupo cita el autor las estaolones de Los Millares, Llano de la Atalaya (Purchena),
MojAcar, Tabernas, San Antón (Orihuela). Cueva 80lumlnl (Alcoy) y Filomena
(VlJlarreal). Dejando aparte los interesantes vasos de la provincia de Almerta
quedan sólo los dos fragmentos, poco tlplcos, de Orihuela, y 10$ no mejores de la
cueva Bolumini, que a 10 mis serin de especies emparentadas con el vaso campa.
niforme, y por último, el vaso entero y los fragmentos de la necrópolis de Filomena,
de alto interes; ante esta esease:t, que no creemos permita grandes deducciones,
C$ doblemente de lamentar que por hallarse del todo In~ditos no haya podido utili·
:tar el autor los magnlflcos hallazgos de D. Mariano Jornet en ~lglda, que van
descritos en otra parte de este Anuario, Fundamentalmente no modifican las conclusiones que respecto a este grupo :;eflala el autor, pero conviene que hagamos notar la aparición en ellos del tipo de cazuela y la mayor rlquua de motivos,
En la parte cuarta estudia los grupos directamente derivados de los de la Pe·
nlnsula ib~rica (Medlodla de Franela, 8retal'la, Islas del Mcditerrineo Occidental.
5iciJia, litoral toscano y Norte de [talla); en la parte quinta [os grupos derivados
indirectamente de los de la Penlnsula ib~rica (Danubio superior y afluentes, Bohemia y Moravia, Austria, Hungrla, Silesia, Sajonia, SaJonia y Turlngla y territorios
adyacentes, Rln central y territorios adyacentes. Holanda, Gran Bmal'la, Irlanda.
y por último la influenela en los circules del Norte de Europa).
En las concluslonC3 5ell.ala el autor el camino que el vaso campaniforme ha se·
guido desde su cuna en Andalucla hasta llegar a los puntos extremos de su domi_
nio, acompal'lado muchas veces por otros objeto!!. (especialmente pul'lales de cobre
y placas rectangulares de piedra agujereadas), Una vla conduce a Portugal, otra
a las mesetas y otra a Almerla para subir por Levante hasta Catalull.a; la hIpótesis de la mayor pobreza de formas y deeoración en Levante creemos no puede ya
sostenerse ante los hallazgos de B61gtda y la rique:ta general que en otras estaciones
encollticas de la reglón se nos muestra. Desde Catalufla el vaso campaniforme se
prolongarla por el Pirineo acaso hasta Gallcia. La pO$lble relacIón con Africa queda en el misterio. Del¡de el Pirineo sigue la :tona del SE, de Franela, mientras el
grupo bretón se origina desde Portugal por el comercio marltlmo. De Almena pasa
el vaso campaniforme a Baleares, SlclHa y Cerdefla, y de ah! a Toscana y al valle
del Po, donde se encuentra con otra corriente cultural venida de los Alpes. Mas di.
IIcll es señalar caminos mis alli de los Alpes, pUC3 mientras Boach Gimpera prefiere el camino del Ródano·Rin para penetrar en el centro de Europa, A. del CasU.
110 adopta la ruta alpina (Adlgto.lnn) para puar al S. de Alemania, siguiendo a
Bohemia.Moravla, de donde parie una rama a Hungrla, otra a Silesia y otra a SaJonia. La corriente venida de SaJonia y otra, llegada mis dIrectamente de la Pe·
nlnsula (por el Ródano y los palafitos sui:tos), seencontrarlan en el Rln, por el que
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10
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
el vuo campaniforme desciende para llegar a Holanda, de donde palla ti Inglaterra. El vaso campaniforme Irlandhs parece más bIen de origen bretón.
En punto a conclusiones etnológlcu cree el autor prematuro cu,lquier afirma_
cl6n, pero 51 ve en la difusión dol vaso campaniforme en los grupos directamente
derivados de la Penlnsula una eo~cuencia del comercio del cobre.
Con s6lo indicar el número de 206 lAminas que siguen al teato, se puede formar
Idea de que el autor y la Facultad editora no han escatimado medios para que la
obra marcase un Jalón do Importancia en el curso floreciente de nuestra blbliograna prehistórica. No queremos termInar sin expresar nuestra esporantll de que a l
entrar las investlgaelones arqueológicas de Valencia en un periodo do gran actl·
vidad, van a multiplicarse los hallugos de cerimica del tipo que nos ocupa, has.
ta el punto de hacer necesario dentro de algunos al'los un nuevo ensayo de conJun.
to para este grupo.
LUIS PE/UCOT
PEORO BosCH CIMP!R": Las relac lontt de 101 pueblos . ' ''ntlcol y l.
Penhu ul. Ibblca en el eoeolltlco y en l. edad del bronce. lllllts·
tifaci6" y PrOfTtso. Arlo 1, núm. 7. Madrid, I Octubre 1921.2 págs.
Corta nota en que se exponen los fundamentos para una revIsión de la crono·
logia aceptada hasta ahora por el autor para el eneolltlco y Edad del Bronce, a base
de las relaciones atli!.nticas durante estas "'pocas. La cultura de los Millares pero
durarla mAs alli del 2500 a. de J. e. y después del 2000 tendrlamos todavla el Bron·
ce I c. Este punto, que es el que aqul nos Interesa del trabajo, ha sldoposterlormen.
te desarrollado por el autor en el articulo que sigue.
L. P.
P. BOSCH CINPI!RA: O neo.eneolfllco ni Europa occldent. 1 f o problem.
d. su. cunOlo,I•. Extracto do fuco IV do vol. 111, dos Trabalhos da
Sociedadt Por/ufutSa dt AII/Topafafla , E/"ofot{a. Porto 1928, 16
pAginas.
Como último trabajo en la larga serie de publicaciones del profesor catalán,
reviste éste especIal Interés por recogerse en 61 algunas sugestiones muy recientes
e Intentarse una mayor puntualización en la cronologia de la cultura. argárica.
Dificil es resumir un resumen. de por!1 tan denso de doctrina, como el que nos ocu·
pa. Nos IImltaremOI a decir que repasa el autor las distintas culturas por "'1 seí'la·
ladas en la Penlnsula y en Franela, sei'ialando las relaciones con los restantes pal.
ses europeos, Sumamente Interesantes son los datos que aporta respecto a las culo
turas de las cuevas y del Sahara en 01 Norte de Africa, hermanas, respectivamente,
do la de las cuevas y almeriense de la Penlnsula: el sahariense (con el neol!tico
bereber) seria desoendlente de las culturas esbaiklense y atenense del Paleol!tlco
Inferlcr: la cultura de las cuevu, tanto espaftola como africana, descender!a del
capslense. La cultura del Sahara llega hasta el Fayum, en Egipto.
El estudio del 1 periodo de la edad del bronce en la %Ona atlántica europea,
hacolJegar a la conclusión de que entre el plono eneollUco, con vaso campanifor·
me, y la plena edad del bronco, eabe colocar un periodo 1 de dicha edad. del quo
forman parte on la Penlnsula las ostaclones de Alealar y las de Almerl.a de tran·
sltión al Algar. y asl aunque se mantenga la fecha do H. Schmidt, el 2500 a. de J. e.,
como t"'rmino an/I qlllm para el desarrollo del vaso campaniforme, se pueden ad·
mltlr las tendencias a rehajar la lecha de El Argar y llenar de este modo el enorme
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NOTAS BIBLlOCRÁFlCAS
11
vaclo de nue$lra edad del bronce. As! es que el autor llega a fijar los slgulente$ pe.
rlodos que Intenta dotar de cronologla absoluta: Epipal,olflü:o·Prolontolftico (6000
a. de J. C. aprox.?). Ntolftico auanlado o final (-4000 a. de J. C. o antes?). Entall·
nco (3700-2500), con sus fases Inicial y plena. Edad d,1 bronc, ¡ (2500-17001) (su.
pervlvenclu eneolitlca.s; dividido en 1, a·b-Alcalar, última fue de los Millares,
Pirenlico evolucionado en Francia, grupo bretón evolucionado, comienzo de los
megalitos Irlandeses, vaso campaniforme Inglb y holandb. clstas nórdica:¡; y 1, oLugarlco Vlelo, Fuente Bermeja, Castro Marim, cistas bretonas, comlen:o del apo·
geo de la clvlllzaclón megalltica irlandesa).
Suprlmlmo$ la Indicación dentro de cada época de las culturas que la caracte·
rban para no vernO$ obUgados a copiar todo el articulo.
Por lo u:puesto se YO la Importancia del trabajo, que no hay necesidad de pon.
derar y que esporamos ver ampliado y difundido en nuestro pals. Unlcamente nos
permltlremos objetar al mismo. que aún reconociendo la necesidad de rectificar
las fechu 2500·2000 para la cultura de El Argar, lo que dejaba en blanco poco
monos do un milenIo de nuestra historia. que no podla llenarse solo con supervl.
venclU arglrlcas. nos parece excesivo el salto y crcemos mi!.s razonable asignar
al Bronce I las focbu 2500·2000 para dejar al Bron05 11 (Argar y supervivencias
Inmediatas. las de 2OQ().1400 apro:.:., siendo esta última fecha eompaUblo con la
cronologla acaso exageradamento corta de Gordon Childe, y dejando al mismo
tiempo amplio margen para un Bronce ][ 1, on el que la influencia europea se hace
más manifiesta y los tipos mediterráneos abundan.
LUIS PIIIUCOT
P. BOSCH GIMPIII!A: Los Intlguo, Iberos y .u orlgtn. Con/tundas da·
das ,,, ,1 C,nlTo d, ¡"lucambio inl,(<
Una nueva aportación del ilustre profesor de Baroe!ona sobre el problema
de l origen de loe Iberos. en que ratificándose en puntos de vista expuestos ya. re·
fuerta con nuevos ti Interesante$ datos sus hipótesis. Tras de resumir las caracterls.
tlcas do la cultura de Almerla y su eJltensión en la Penlnsula, IndIca las culturu
contemporineas del Afrlca menor, por creer que aqu~lIa procede de eirta última
reglón y mb concretamente de la cultura del Sabara. Esta Illtlma, que cada dla
se nos aparece como mb Interesante, desarrollada por gentes a quiones los cambIos
climáticos do! final dol paleolltlco obl!garon a salir de las comarcas saharIanas,
se oJltlendo hasta el Egipto. donde forma un substractum cultural de gran Impor.
tancla. Las cistas bajo túmulo y las puntas de flecha de slloJl de esta cultura re·
cuerdan claramente las mismas manifestaciones del cIrculo almeriense. Acaso ten.
dremos con todo ello la solución dada por la Arqueologla a un problema de tan alto
Intor6s; falta ahora que la Fllolog1a y la Antropologla corflrmen los resultados ex.
puestos.
L. P.
w. J.
H!MP: Sorne rack·c ul tomb! Ind habllatlon cavu In Mlllorca.
Archatolafia, vol. LXXVI, Odord 1927, pigs. 121·160, 19 flgs.,
2 h'ims.
Wllfrld J. Hemp es uno de los representantes do la nueva escuela de prehbto.
dadores Ingleses que tanto se viene significando por su atención por las cosas de
nUC$tro pals. Bella muestra de este interés han sido [as excavaciones reaU%adu en al-
-22>-
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12
NOTAS BIBLlOCRÁFICAS
gunas cuevas artificiales de Mallorca, cuyo resultado se expone en la presente Memorla. Se trata de las cuevas del grupo de San Vicente, cerca de PolJensa, 13 cue·
vas artificiales destinadas unas a habitación y otras a enterramiento; es curioso en
ollas el recinto rectangular que queda ante su entrada.
El e$caso material encontrado comparado con el de otras cuevas excavadas por
otros Investigadores (Interesante el puñal de cobre o bronce de Son Mulet que se
publica por primera vez:), confirma su atribución al periodo afgarlco; el autor, In-
clinándose por la cronologla corta, de Gordon Chl1de, sItúa estas cuevas mallorquinas hacia el 15CX) a. de j. C.
Otros grupos e:o;plorados son los de la reglón de Santa Eugenia y Alcudia, Son
Suiler y Son Mari (cerca de Artill, presentándose nuevos y muy exactos planos de
las cuevas. En las de Son Mari, en relación Indudable con talayols del lugar, se halla
otro punal de cobre o bronce de tipo argArlco, lo cual hacc suponer a Mr. Hemp
que los talayots tuvieron su comienzo cuando subsistla al1n la anterIor cultura de
las cuevas.
Sugiere Ilnalmente el auto r el parecido de las cuevas artificiales de Mallorca
y la disposición de las navetas con las cuevas sepulcrales de Cerdel'la y Provenza (las llamadas galerlas cubiertas), y por 111tlmo, con las del Marne. haciendo un
detenido y útil estudio de estas semejanzas. Otras conclusIones son las siguientes:
tas cuevas circulares son de habitaciÓn; las alargadas. que suelen tener cAmaras
laterales, de InhumaciÓn. En ambos casos existe un vestlbulo sencillo o doble, al
aire libre; en alguna ocasión se cubri6 la cueva con un túmulo. Los cadáveres
se colocaban alargados con cerámica al lado.
Los estudios de Hemp completan los realizados por J. ColomInas, y confirman
la pOSibilidad de relaciones de las Baleares con Francia, que habrán de tenerse en
cuenta en adelante.
LUIS PI!IIICOT
J.
se.vl di MIJore.. Tlr. ap. de Aui dtl Convtlnc Ar·
chlc/orico Sordo. Reggio nell'Emllia. 1927. 12 pAgs., 18 ftg:;.
CoLOMINAS: G il
Es el ultImo de los trabajos publicados por el investigador catalAn resumiendo
la labor de muchos alos de excavaciÓn en Mallorca. Reitera los puntos de vista
ya conocidos por sus anteriores publicaciones, consIderando las siguIentes tres etapas: Primera edad del bronce: cuevas naturales de habitación y cuevas artificiales sepulcrales formando verdaderas necr6pol!s; material: cerAmlca de tipo argárl_
co y escasos objetos de metal de formas correspondIentes a la misma cultura. Pie·
na edad del bronce: desarrollo de la cultura llamada de los talayots; estos últ imos
no son otra cosa que las torres de defensa de poblados, algunos de los cuales
han podido todava ser estudiados, a pesar de lo dest ruidos que estAn la mayorla
de sus muros; continúan usándose las cuevas con fin funerario; Junto a la ceniml.
ca derivada del periodo anterior aparecen numerosos objetos de bronce de tipo
avanudo, como hachas tubulares y espadas y puna les de empunadura maciza
y hoja estrangulada. Seguramente se prolonga esta cultura hasta la 4!poca romana,
Ya de esta última, de la que conocemos poblados, santuarios y cuevas sepulcrales,
tenemos muestras de una cultura original, mezcla de diversos elementos con productO! de Interpretación dificil como placas de plomo y discos de bronce. regatones de
hierro termInados por una paloma o un toro, cabezas de toro de bronce, vasos
de bron~, vasos de doble fondo (en Menorca), etc, A pesar de que en algunos de
estG$l1ltlmos objetos se han querido ver pruebas de una Influencia egea, y sIn negar
que 4!sta pudiera ejercerse, está fuera de duda que han sIdo hallados con objetos
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NOTAS BlaLIOGRÁFICAS
13
de época romana siempre que se ha reallndo unaexcavacl6n met6dica. Continua.
mas, pues, sin datos ciertOll de lu relaciones de las Baleares con el Mediterrtneo
Oriental en época anterior a la Edad del Hierro.
L. P.
PEDRO BOSCH CINPERA: I rapPOTtl fTa le clvllli medlterrante nella fine
deU 'et! del bronIO. rir, ap. de Alli dI' ConVltrto arelllologi,o sardo.
Glugno 1926. Regglo nell'EmUla. 1927. 18 ptgs., 6 figs.
Una nueva aportaci6n del prof. ~ch Glmpera al estudio del Interesante problema de las relaciones medlterrineas en las edades prehist6rlcas y para cuya
solución nos cabe expresar la fundada esperann de que la labor de nuestro Servl.
clo ha de !Jer particularmente fecunda.
En el presente trabajo el praL Bosch Glmpera ratlflca conclusiones suyas de
otros trabajos anteriores y con nuevos datos a la vista resume el estado actual de
la cuestl6n. Parte el autor de las relacione!, hoy bIen comprobadas, que la Penlnsula
mantuvo durante el Eneolltlco, por un lado con el Atlli.ntlco y las Islas Brltli.nlclll,
por otro con las Islas del Mediterré.neo Occidental e italia. haciendo constar que
cree se trata en ambos casos de relaciones pacificas de caricter comercial y no de
emigraciones de pueblos.
Sobre todo son interesantes las relaciones de la cultura sarda de Anghelu.Ruju
con el eneolltlco del SE. de Francia y de Almerla (dlrlase mejor del Levante espa.
ftol) y de Cerdefta debe proceder tambIén la Idea de los grandes monumentos de
lu Baleares. Idea que parCQC proceder en último t~rmlno del que Frobeniua llama
tc!rculo cultural de Ja Sirte., correspondiente a pueblos sudaneses, en el N. de Atrl.
ca: es la misma Idea que encontramos desarrollada en dos torres de defensa Ibéricas,
la de Loll Foyos (Lucena del Cid) y de la Torre Cremada (Valdetormo, prov. de Te.
ruel). La edad del bronce peninsular la conocemos mal huta que al llegar al final del
la misma, numerosos dalaS nos comprueban las relaciones med lterráneas-hach a
plana con pedúnculos laterales. espadu de empuftadura maclu, fibula de arpa.
hachas planas macizas (prueba de una pe rduraci6n de los tIpas arcaicos en el Medl·
terráneo Oooldenlal). La aparición del hierro en los talayots y en el depósito de
CampotéJar (prov. de Cranada) prueban que el nuevo metal se propag6 por el Me·
dlterráneo en la misma ~pooa que en el Egeo (IOOQ·I2(X»), algo después que en Eglp.
' o (hacia el 1 Las relaciones exlstian, pues, entre ambos ellt remos del Mediterráneo, pero
Indirectamente, esto es, de Isla en Isla. Aprovecha la ocasl6n el autor para ratifl·
car su creencia de la falta de pruebas para admitir la poderosa Influencia egea en las
Baleares y en la Penlnsula, que algunos arqueólogos han supuesto.
Pasa después el autor a tratar de ellplioar la causa de las re laciones medltem1·
neas de Espafta y cree encontrarla en el comercio del metal: CQn la plena edad del
bronce esta fuente de producción se ve suplantada por loa yacimientos del Centro
de Europa y se debllltan las relaciones hispánicas. Acaso la plata espafola lleg6
hasta el Egeo.
Por último estudia brevemente la evolucl6n de las relaciones de los aqueos de
Egeo con SU!! vecinos (heUtas, Siria, Egipto) para deducir que los aqueOll segura.
mente buscaron los productos de Slcllla y por mediación de hta los metales de ü<:.
cldentc. cuando las luchu co n sus vecinos del E. les impIdieron el aprovislonamien.
t o en Chipre y Asia Menor; despub del siglo XII t odo el Egeo se halla en convul·
sl6n y no parece que deban ser aún los fenicios 10$ Intermedlarlos enue Espafa y
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231 -
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14
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
el OrIente; es temerario afirmar que fueran los tartesios, siendo mAl¡ probable
que el comercio se realizara por etapas.
Finalmente "ltiste alguna baso arqueológica en Ce rdel'ia para suponer acerta.
da la Identificación de shardana, shakalsha y tursa con los sardos, slculos y etruscos. y que estos pueblos desde el AsIa Menor pasaran a Italia y sus Islas; los fenl·
elos no haclan otra cosa que seguir los pasos de estos viajes anteriores; el hallarsc
las BaIeiU"e$ fuera de su ruta, explica la decadencia y aislamiento de Mallorca y
Menorca hasta la época cartaginesa.
Creemos In11tl1 insistir en la importancia que tienen para la Prehistoria levan.
tina estos problemas y en la maelltrla y erudicIón oon que son tratados por el
autor de este trabajo, que va ilustrado con varios mapas.
LUIS PeRlcoT
ADOLf' SCHUL'fEN: Tartessos, Klio Bd. XXII, Heft 3, Lelpzlg, 1928,
pAginas 284-291.
Nuevo resumen, puesto al dla, de los datos referentes a Tartessos, recogidos
por el Incansable Investigador alem¡ID. Entro las afirmaciones que aqul nos Inte·
resan conviene haoer notar las siguientes. Se ratifica el camino seguido por los na.
vogantes meditem!.neos para llegar a Kotlnussa (Qdi:) por Cl-omyussa y Molussa
(Mallorca y Monorea), Pityussa (Ibl:a) y Ophlussa (Formentera); Hemeroscopelon
se hallaba en Denla, efectivamento; 01 Imperio tartesio llegaba hasta el cabo de la
Nao; la Dama de Elche es obra de un artista tartesio con una indlgena por mode·
lo y con el estilo griego arcaico do] sIglo V. Despu&! del ail.o 500 se fundan Alonl!
(junto a Benldorm) y Akra l..euko (Alicante). De especial ¡nter&!, aunque hayan
sido hechas con anterioridad por el propIo autor, son las siguientes afirmacIones:
todo el arte del S. y SE. es tarteslc; Ics tartesios fueron los dlsc!pulos de los grle·
gos: el arte Ibbrlco autóctono no existió, pues los iberos eran todavla bárbaros
un sIglo antes de J. e., a pesar de que ~obre ellos tambMn se oJorcióla Influencia
griega. Este contraste solo puede expl1carse con la hipótesis de que Tartessos ha.
bla sido fundada por gentes orientales, mis concretamente del Asia Menor en relación con los cretenses, de manera que Tartessos tenla una profunda raigambre
cultural; la tennlnaci6n .~$$Os, propia del Asia Menor y los objet08 de prooedencla
cretense a lo largo del Mediterráneo confirmarlan esta suposición.
L. P.
AOOLI' SCHULTEN: Die s! ulen des Herakl es. Tir. ap. de la obra O. lES'
S8N: Die Strasse yon Gibraltar. Berlin 1927, p;gs. 174·206, 5 flgs.
una ¡ámlna.
En el detallado estudio que A. Schulten dedica al estrecho de Gibraltar desde
el punto de vista hIstórico y topogr4fico antiguo, nos Interesan las comparaciones
con el Pellón de ¡fach. Este aparece tamblbn en relación con el nombre de Calpe
y volvemos a encontrar el nombre de Calpe en un promontorio de la Bitinia (hoy
Klrpe), llamado también column:l.ll de Hércules. En los tres C:l.ll03 se trata de altos
promontorl03 en forma de penlnsula. Por varlas razones supone Schulten que el
nombre de Calpe prooede de la Bitinia y fub traldo aci por los navogantes helenos
dándose primeramente este nombre al PeRón de lfach, antes que a Gibraltar.
L. P
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NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
15
P. B03CH GIMP!RA: Fralen der Chronologie der PhOni:r.lschen Kolonl5allo n In Spanlen. Tlr. ap. de Kfio, Bd. XXII, heft, 3. Lelpzig 1928.
24 pigs.
La cuestl6n de las colonizaciones sufridas por la f'enlnsula vuelve a hallarse
sobre el tapete. sobre todo desde que &:hulten despertó nuevamente el Inter~
por Tartessos y avivó la ya antigua poll!:mica sobre Avleno y los viales griegos a
Espana.
En el presente trabajo se intenta presentar todas las fuentes que tenemos de
Ja coJonlucl6n fenicia y por una razonable critica de las mismas hacer comprender
el escaso fundamento que existe para continuar dando fe a Ja tradIción. que quiere
una fecha muy remota para la fundación de Cádit y reserva un papel muy grande
a los fenicios. Asl llega el autor a las siguientes conclusiones: en los textos blbli·
cos se habla s610 de las tnaves de Tarschish, de manera vaga, pudIendo referirse
a un tipo de naves; la fecha tradicional de la fundación de Cádlz se conserva sólo
en fuentes muy posterlores, de escaso valor; sólo en el siglo VI J se encuentran
datos arqueológicos y literarios seguros del comercio fenicio; es posible por lo tanto, dudar con acUoc y con Clerc de que Cádiz fuera fundada anteriormente. Pasa
despuM a estudiar el estado actual del problema de Tartessos para concluir que la
aparición de los fenicios en la costa española no debe oolocarse mucho mis allá
del siglo VI JJ, que el comercio fenicio se desarroll6 durante eJ VII, durante el cual
se fundaron las colonias de Ibiza, que en el VI decayó hasta que con el fin de la
hegemonla focea en 535 es sustituido por la ocupación cartaginesa. que empieza
L. P.
la verdadera colonluoiÓn.
CAItLOS ROMÁN: Excavaciones en Ibl:r.a, Mlmorio dI lo J. S, dI Eu.s, y
AlltS., núm. 91 (9 de 1925·26), Madrid, 1927; 23 ps. con V lims.
Merece gran atención a nuestros Investigadores todo cuanto se refiere a la co·
Ionización y fugu dominio pílnico en Levante. porque su mejor conocimiento
ha de ayudar a esclarecer algunos problemas que plantea la excavación de estaclo.
nes de la avanzada edad del hierro cercanas a la costa. Gran importancia tienen
para ello las excavaciones que, desde tiempo ha, vienen practlc.indose en Ibiza.
trabajos emprendidos a partir de 1917 por la Junta Superior, que delega la dirección en D. Carlos Rom!n y Ferrer.
La Memoria de que nos ocupamos refil!:rese a la labor realinda en 1925 y liml.
tada a la zona de Puig du Mlllins, campaña menos fructuosa que las anteriores,
por haberse efectuado en terreno que fué antes objeto de reiteradas rebuscas clan.
destInas, Se excavaron siete fosas y 15 hipogeos, en su casi totalidad saqueados
tiempos ha. Encontráronse, entre el ya conocido material de esta procedencia, los
siguientes objetos merecedores de mención: anillo de oro con chat6n de forma eUp.
tlca, que lleva grabados una serpiente y ot ro animal no determinable; dos aretes,
de lo mismo, de forma corriente; amuleto de plata representando una divinidad
egipcia, algunos aretes y dos pendientes con remate circular, t odo de plata; dos
escarabeos, uno de ellos de cornalina, decorado con una orante de estilo egipcio y
montado en oro, y el otro, de diaspro. montado en plata, que lleva un león de glÜto
oriental; un esenciero de vidrio, en forma de anforlta, ornamentado con zlp-zap
de pasta vltrea verde, negro y ocre; un estilo o punzón de vidrio uul. incompleto;
cuentas de collar también de vidrio generalmente azul, y algunas policromadas
con tonos azul, ocre y verde; otras cuentas de hueso y de loza; amuletos, también
en su mayorla de estas mismas materias, con representaciones dlve~as en que pre·
-233-
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16
NOTAS BIB LIOGRÁFICAS
dominan 108 falos y slmbo!o! y divinidades eglpcla:s; lucernas rodias y pUn!cas: un
pequetlo arEbalos italogrlag" de forma achatada y de figuras rolB..!, decorada con
la de un tIgre; dos vasos biberones, de barro y forma ordinarios; un par de estatulllas de las de forma acampanada y otra de las de estilo que se JU!f. netamente
púnico, con orificio en la parte superior. para colgarla, y pares de taladros a los la·
dO$ para sujetar collares; y un vaso que afecta la forma de estatuJla de balTO,
busto de mujer vestida de túnica y tocada con tiara estrecha y alargada que cons-
tituye la boca de la vasiJa. figura que por su novedad y perfección parece destacarse
como excepcional entre los demás hallazgos de esta clase.
Es de tamentar la escasez de Ilustraciones que suelen aeompaflar a las Memorias de las excavaciones de Ibiza, lo que unido a la concIsión de las descripciones
de algunos objetos, hace poco aprovechables, a veces, los datos que nos sumlnls·
tra, para el estudio comparativo con material hallado en estaciones levantlnas.
1.
BA~1.P;.'HP;~
Nlco~b P~IW:ITIVO
(G6w:!z): SUana, contrlbucl6n al estudio toponlmico de la Ora Marltlma de Rulo futo Avleno. Aria/u d!f Ctnf,o
dt Culfura Va/tnclana. Afto 1, núm. 1, Enero.Junio de 1928. págl.
nas 97·112. Afta 1, nllm. 2, Jullo.Dlclembre 1928, pág. 176·208.
El Interesante estudio que nos ocupa y del que s6lo va publicada una pequefta
parte. representa un nuevo Intento de resolver las abst ruSlU cuestiones que el tan
manoseado texto de Avieno ha planteado entre los InvestIgadores. Limitando su
estudio a la parte de la 0'0 referente a la región levantina, el autor se ha colocado
en condIciones ventajosas frente a muchos ot ros autores espai'loJcs y extranjeros
que han tratado de Iden tificar los lugares indicados en aqu~na; estas cond iciones
derivan del detallado conocimiento que el autor t Iene de la costa levantina y de
Sll# continuas exploraciones por la reglón valencIana, que ha recorrido en todos
sentidos, descubriendo Innumerables estaciones de las edades prehistóricas. Por
osta razón hemos de felicitarnos de que haya emprendido el trabajo que nos ocu·
pa, pues de ,sI espe ra mos aclaraciones y puntos de vista enteramente nuevos on el
ya viejo problema de la InterpretaciÓn de Avieno.
En su primer articulo el autor supone que uno de los que manejaron el perlo
plo original antes de Avleno lo compendió. sup rimiendo párrafos enteros y co·
sIendo despu,ss los fragmentos resultantes que dejaron entre sI grandes vaclos,
a uno de estos cortes atribuye más adelante el autor la omisión de Em porlon y Rode.
Pasa después a estudiar la frase del Periplo: ... aquT Istuvo tf t~fmino dt los Taf.
Itsjos .. • Cree que el geógrafo original recogió en esta frase una t radicIón y no un
hecho ocurrido. Esto le da pie para hablar del valor de la tradi ción popula r. El
t,srmlno de los tartesios debe sit uarse para el autor en el mismo peMn de Calpo.
Del cúmulo de datos de diverso orden que aporta el autor con su erudición y pero
fecto conocImiento de los lugares. recoge remos los que nos parecen m!s Interesan·
tes, sin insistIr en los de orden filol6glco por pertenecer a una t6cnlca ajena a
nuestros estudios.
Calpc se hallaba en la ladera del ?cMn de Hach, donde se han hallado restos
do construeolones y objet os preromanos; este peflón recibe los nombres de Ifach
(que en lenguaje prcrromano cree probable significara gran caballo, colncidien.
do con la forma de caballo acostado que el pei'i6n presental, de Glbraltaret y de
Calpo (que el autor cree t opónimo valenciano Igual a fosal; navegantes slcanos,
antes de. la formacl6n del Imporlo t artesIo, lo llevarlan a Andaluela y despu& se
-23< -
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NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
17
formó la leyenda de que fueron los tartesios los que lo trajeron a Valencia (ya que
por ser los últimos todo les era atribuIdo como ahora ocurre oon los moros). Cree
equivocados a Carpenter, al suponer que aqul 110 encontraba Hemeroscope]o, ya
Schulten haciendo a [fach una de las tres Islas que seglln Avleno dilen ompliammle la costa (que para el autor son las tres de Tabarca).
Pasa despu~ a estudiar el lugar de Herna, que sitúa en Bemla, topónimo que
compara con Irlanda (Erin-Ern-Bem) y con Berna (Sui za), con significación
de es/ar ;unlo al rio. La sierra de Bemla, abrupta y fácil de defender, parece IndI_
cada para haber sellalado el t6rmino de los tartesios, pues el camino del puerto
de Bernla, junto al Mascarat, es de gran valor estrat~gloo. Herna debIó encontrarse alll y efectIvamente en el fort del Mascarat, en lo alto del paso, halló el au tor,
adem:1s de restos medievales, cerámIca de dos ~pocas: eneolltica e Ib6rica y helenlstlca. caso frecuente en las estaciones levantinas. Este hecho le da pretexto para
sentar una hipótesis que aunque posible, es a nuestro juicio algo prematu ra. Supone el autor que durante el eneolltlco se encastillaron las gentes en los
riscos, abandonAndose los poblados en las cumbres hacia el afta 2000, volvl~ndose
a ellos en la 6poca Ib6rica. quedando por lo tanto un hlatus de 1.500 a ftas, ~poca
de paz que termina con las luchas entre celtiberos del InterIor e iberos de la costa,
favorecidas por 10$ cartaglne,es que deseaban apoderarse de la corta. Durante
este hlatu$ se desarrollaron grandes ciudades. de las que sólo queda el nombre:
Tartessos. Masslena, Sitana, pues enterradas a muchos metros de profundidad
no han podido ser descubiertas. y en tanto nada sabemos de la civilización de las
llanuras. Al primer encastllJamiento deben referirse 10$ versos 137-145 de la Osa
Marltima, y quienes se encastillaron fueron los Ilgures (ligur_habitant e de la ori_
lla), que no formaban ni una raza, nI un pueblo, para defenderse de una nación
marltlma. Esta hipótesis puede verse desarrollada en el articulo del propio aUlor
Inserto en otro lugar del presente ARCHIVO.
Respecto a este pun to nos permitiremos observar, reconociendo lo sugestivo
de la hipótesis propuesta, que en nuestra opinión aunque exista realmente una ~po_
ca de la que tenemos pocos datos, acaso el hlatus no sea muy largo si aceptamos
el rejuvenecimiento de la cultura argArlca. tan en boga hoy dla, y por otra parte
tampoco ncs parece prudente llenarlo ccn una civilización hlpot~tica de la que
existen IndIcios sobrado escasos para afirmarla. Otro pun to muy Interesante y
que no oreemos suficientemente dilucidado, es el que se re fiere a la presencia de ce.
rAmica tosca, a mano, en los poblados Ibérlcos; creemos que mIentras no exista
estratigrafla segura, el hallazgo superflclal Q en un mismo nivel que la pintada,
de aquella especie cer4mica, no es razón decisiva para suponer un estaNeclmlen.
to neolltlco, aunque la t opografla de los poblados ibéricos nos seftale, a veces, a
priori, que dichos lugares hablan sido, probablemente, ocupadas ya por forta_
lezas neolltlcas.
Volviendo al Periplo, el autor deduce de lo afirmado hasta ahora, lo sIguien te:
habiendo estado Herna deshabitada entre los anos 2000 a 400 a. de j. C., entre
ambas fechas hay que fechar el Periplo, que seria escrIto acaso, según el aut or,
par un navegante nórdico, ya que la Oestrlmnla se hallaba qulzAs en Noruega;
adem:1s, no debió ser uno sólo sino dos por lo menos los periplos utilizados, siempre dentro del hlatus sena lado.
AsI, seglln el autor, los tartesios negaban en tiempo de la Ora hasta la sIerra
de SernJa. que era ocupada y defendida por otras gentes: los gimnetes, a los que
el autor Identifica con jinetas, que :;erla la denominación Indlgena. Aqul termina
la parte publicada del trabajo, cuya conti nuacIón debe esperarse con todo Jnter~,
LUIS PII'IICOT
-
235-
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18
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
A. SCHULTI!N: for st hllnc cn In Spanlt n. 1927. Archn)logiscJ¡" Anlti-
ttr, 19272-3,
Berilo 1927, pAgs. 198-243, 18 figs.
En el presente estudio se relatan los trabajos exploratorios realludos en 1927
por el profesor de Erlangen. Pre$cindlremos de la parte que dedica a Numancia,
Zamora, Santibáfle:. ctoeres y Cidl:, para referirnos tan s610 a la costa levantina, que recorri6 desde Alicante. y de cuya parte haremos un resumen detallado,
no habiendo sido posible Incluir su traducdón en el presente Anuario.
Empieza lamentándO$(l que la costa levantina espaliola que por sus colonias
griegas es, Junto con Andaluc.a., la región espaflola de mayor ínter&! para reali·
zar en ella excavaciones, haya sido huta ahora tan pOCQ e:o;plorada, mientras se
daba preferencia a los poblados pobres del interior,
Entre e l Sucro y Cartagena, Artemldoro cita tres colonias marsellesas. Una de
ollas os Alonls, quo por las citas de otros autcres hay que colocar en Benldorm
y su Isla: Ptolomeo la confun de con Portus !licitanus. Otra de las colonias marse·
Ilesas dobe ser Akra Leuke. citada por Oiodoro y Livio, situada en el actual
ca.:stillo de Santa Birbara (Alicante). La tercera era Hemoroscopelon (Denia).
En Alicante, Schulten comprobó las magnUlca.:s condiciones del eastUlo de Santa Birbara por su situación y amplio panorama. mientras en sus laderas hallaba
ceramica ib~rica y campaniana. En el Tossal de Manlses y La Condamina, 4 kms.
al N .. hay que colocar a Luoentum (han aparecido al!l muchas lapldu. cer:!.mlca
IWrlca y romana). Vlslt6 la isla Plana. la Planesla de Estrab6n. cuyo nombre deriva de .. 1.Tt'l,_vagabundo (pirata): el poblado debla hallarse en el Istmo que di.
vide la isla.
Un poco al O. de la actual Santa Pola se hallaba el Portus !licitanus. el puerto
de Elche; su importancia como punto de entrada do las Influencias hel~nlcu debió
ser grande como lo prueban los hallazgos de la Alcudia de Elche, que convendrla
excavar; en ella y en el Portus Ilicltanus se han hallado vasos griegos del sIglo VI,
cosa que s610 ha ocurrido en Ampurlas. Ademb. la Inscrlpci6n de Alcoy es Jonia,
del siglo VI, y se han encontrado en el hinterland figuras de bronoe de CIlite mismo
,Iglo.
Siguiendo hacia VllIaJoyosa se encuentra el Tos.sal del Moro, con oer:!.mica
ant Igua, yen aquella población hay restos romanos, pero segó.n el autor no puede
ser Alonls como se ha pretendido. En sus alrededores existieron numerosas villas.
Desde Altea vislt6 el lugar en donde supone se hallaba Alonis, Benldorm, situado
en una penlnsula, con la Isla de IU nombre a dos millas de dbtancla; en la isla
hay cer:!.mica iWriea y romana; el nombre debe proceder de la semeJan~a de la
forma de la Isla con la de un mont6n de 5<11.
Entre VillaJoyosa y Benidcrm hay un sepulcro romano, la Torre de San Jos~ ,
con varios pisos. Da cuenta después de Jos haJJa~gos realizados por don Francisco
Martlne~ en Altea y sus alrededores: en éstos se encuentran restos do numerosas
villas; un largo acueducto en ruinas muestra quo esta reglón se regaba, siendo la
irrigación levantina, segó.n Schulten, de origen romano o cartaginés, habiendo est udiado ~I mismo en el Aloca romana procedimientos semejantes. Junto al Cabo
Alblr exlstla una villa do importancIa. La comarca est:!. llena de restos de pobla_
dos Ibéricos. teniendo el aspec to de uno de éstos la mIsma Altea; cerca de ésta,
entre el mar y el tia Algar, exlstirla uno importante y otro se hallaba en Altea
la VieJa. cuya necr6polis ha encontrado D. Francisco Martlne~.
1Justrando su, palabra.:s con Interesantes planas y lotografla.:s habla de Calpe,
objeto en estos dlas de tantos estudios, como demuestran las presentes notas bl.
bllogr!ficas. El nombre de Calpe lo reclbl6 de los grle¡:os (v. la resela de su otro
-Zl6 -
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NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
19
trabajo: Di, 5;"1," dts Ht7ok/ts, en la pago 232, y del de D. Nlcol" PrimItivo G6.
me:: 5;'0110. en la pago 234), pudiendo ser el de lfach. ib~rlco, por el prefijo i-; de la
pella pasó el nombre de Calpe a la ciudad situada en su ladera, y desputs, al aban.
donarse 6$ta por la malaria, pa5ó al pueblo edificado mas 14fJos. Segun Schulten,
Clrpenter estudió bien Hach. pero su identificaciÓn con Hemcroscopeion no es ¡uso
ta, pues en Denla realmcnte hay una laguna y tiene condiciones de atalaya (con
este caracter sirviÓ a Sertorie). mientras la cumbre de [Iaeh no era acoesible hasta
hace poco.
En la ladera occidental del monte se han hallado numerosos restos. entre ellos
ceramleaeampanlana y atica (un fragmento de6$ta, del siglo V. se halla en la coleccl6n de D. Francisco Martlne:). El poblado que alll existi6 es mb veroslmll fuera
griego que lb6rioo, a Juzgar por el nombre y por la poca afiel6n al mar de los lberOl: las salinas exIstentes, con un paso abierto en la roca, servlrlan de puerto In_
terior. Al otro lado de las salinas, sobre una colina. se levantÓ un templo romano
seguramente dedicado a la Venus marina. yen la orilla, en el lugar llamado /:/(//los d, fa r,ína. hay restos de numerosas casas.
Ilach lu6 en 6poca prehist6rica una isla, pero en la 6pooa grIega ya era penln·
sula. Con ella debe Identificarse una de las tres islas eltadas en la 0'0 de Avleno
entre el Cabo de Pales y el de la Nao, pues los griegos llamaban tambl~n n,SQS a
las penlnsulas que vistas de IeJes semejaban islas.
En Denla (Dlantum, Dinlu), al pie del cerro del Castillo, se hallaba la ciudad
antigua. de la que queda un muro ib~rico, En el siglo VII_VI se establecieron alJl
los foceos. que levantaron un templo a su diosa nacional, Artemls; durante la gue·
na sertorlana sirvió a Serlorio y a sus piratas cilicios, hallándose el puerto al N.
del COITO, en una laguna. hoy seca; por el S. tambl~n penetraba el mar, de modo
que Denla era una penlnsula, La Dianium romana se hallaba en la ladera S. del
monte, DOmo la ciudad actual. Los restos de una capilla. de 10 x 5 ms_, visibles en
lo alto del monte, deben ser los de la cel_Ia del templo antlguo_
Re~peeto a la desembocadura del Júcar. acepta Schulten la~ indicaciones de
N_ P. G6mez, suponl~dole triple: la actual, una al N. hacia la Albufera, otra al
S. (por Favareta). Cree que Suero se hallaba al otro lado de Albalat. y fu~ destruida en la guerra sertorlana, pero quedó el puente romano sobre el Jucar y la esta·
clón de la via, Ad Sucronlm. Sleana, segUn el autor, puede hallarse en Cullcra.
pues el Poriplo pareco indicar que estarla junto a la costa.
Pasando a Almenara visit6 los restos que cree indudablemente del campamento
romano de los Esclplones en la segunda guerra puntea, citado por Poliblo, badndose en su magnifica sItuación a la vista de Sagunto, en las semejam:as con el campamento do Renleblas y la proximidad del templo de Venus. El campamen to se
adapta a la lade ra y forma un trapecio de una longitud que se aproxima a los SOO
metros; se conservan los muros de piedra, las puerta.s y los restos de 16 torres: en
su Interior hay sellales de edificios. pero faltan restos de ceramlca.
Del templo de Venus queda poco; se halla ahora a 2 kms. de la costa. pero en la
antlglledad se encontrarla en la orilla: una laguna sellala el puerto IndIcado por
PoUblo, en el que ancló la flota de los Escipiones_ El templo mide 15 X J2 ms .. vJ~n·
dese restos de una escalera, D. Luis Cebrian conserva un capitel JÓnico con dOI
delflnOll a am~ lados de un tImÓn; este templo fu~ edificado primero por [os 10ceos, pero el capitel es romano, Al S. del templo hay una necrópolis romana con
alguna dedIcatoria a V"n,ri(san,ta,,). Una ciudad Ibérica se levantaba en el monte
del castillo de Almenara y alll cerea se conservan tambl~n restos de una via romana,
Por último visitó el autor Borriol, donde comprobó que el collado en tre Sonlol
y Puebla, en el que abunda la pitarra negra, debe ser el lapid,s alri donde los
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•
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20
NOTAS BIBl.IOGRÁl"¡CAS
romanos encerraron a Hasdrúbal; ¡liturg! debió hallarse Junto a Gabanes y Mentissa,
Junto a Borrlol.
El prol. Jesscn acompaña este importante relato con un estudio geográfico·
geológico de la costa desde Cartagena a Castellón.
Algunas de las identlflcaciones defendidas por el prof. Schulten no son acepta·
das por otros autores, y asl González Slmancas cree púnico el campamento de Al.
menara. Por ello remitimos al lector a las notas en que resumimos los trabajos de
los Sres. N. Primitivo Cómez, F. Martlnez y González Slmancas. Pero no pode·
mos dejar de expresar nuestra slmpatla por la labor infatigable del sabio catedrá·
tico de Erlangen. que ha aclarado tantos puntos obscuros de nuestra geogTafl.a
antigua y en la que no pueden tener importancia los dIsentimientos en cuestione!;
de detalle.
LUIS PUICOT
F. MAflrIH!Z y MAII.TIH!Z: Arqueologla Valenciana. H~moro!co ptlo t
Hach. Tir. ap. del BQf,lf" dI! la R. Acod. d, la H. Madrid 1928,30
páginas, una lám.
La publicación por el prof. Rhys Carpenter de su articulo sobre Hemerosco·
peion. que forma parte de su interesante Ubro Th, GTuks jI! Spa¡n, ha provocado,
como era de csperar, la respues ta de los que creen errónea su interpretación de los
textos antiguos al colocar dicha colonia griega en la punta o promontorio de lfach
junto a Calpe. abandonando ]a clásica teorla que identifica a aquella con Denla,
]a Dlanlum o Artemision. Y hay que con fesar que vista la cuestión serenamente,
despub de [os argumentos brillantemente aducidos por el autor del trabajo que
reseñamos, la hipótesIs tradicional parece resultar victoriosa.
Los argumentos que hace valer D. Franciaco Martlnez. son los siguientes. No
abundan en Cenia los restos cerámicos griegos, pero no faltan las monedas griegas
y los fragmentos campanianos y griega croe tambl(§n una cabeza de Atenea (que se
reprodUDe en una lámina) hallada en un huerto donde se supone estuvo el templo
de Diana. La antigua Dianlum concuerda en ab$Oluto con las condiciones que lijan
Avieno y Estrabon, ya que por una parte pueden aduclrse numerosas pruebas de
todo orden, Incluso folklÓricas. en favor de la existencIa de estanques y marismas
Junto a Denla y po r otra parte el vecino Montgó, de 761 ms. de altura, CIiI una ata·
laya de mucha mayor Importancia que el promontorio de Hach, y desde la misma
ciudad y DeHO de San Nicolás so divisa hasta Tarragona e Ibiza,
Su situación fácilmente defendible y las condiciones de su puerto aseguran
que debió ser la base naval de Sertorio de que nos habla Estrabón. Por último. CIiI
Indudable que en el castillo de Deniaexlsten restos que parecen pertenecer a un ano
tiguo templo, que seria el mencionado por Estrabón como dedicado a la diosa Diana.
En una segunda parte de su trabajo. el autor demuestra que lfach no pudo ser
HemerO$Copelon, Sobre el promontorio dicho, casi Inaccesible. no se encuentra
resto alguno de habitación: bajo el acantilado es Indudable que existió una pobla·
ción por hallarse los restos de las construcciones. con cerámica lbbica, campa·
nlana y romana, y aún posterior. pero no puede hablarse de templo en lo alto,
Como atalaya no sirve más que para el E. y S .. pero no hacia el N.; la existencIa
del puerto es completamente inadmisIble, a no suponer un movimiento de la
linea de la costa, el puesestanque hoy existente no tiene boca y si solo una
abertura en la roca, de 90 cms. de calado, inadecuado para grandes buques. Los
restos de construcciones de la finca llamada Alginech deben ser romanos por la
abundancia en ellos de terra slgil·lata; lo mismo ocurre con los conocidos Baños
•
-
238-
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NOTAS BIBLlOCRÁFICAS
21
d, fa R,ina. Finalmente da cuenta del hallazgo realizado por el Investigador in_
gl~ Mr. Hemp, de abundante cerámica ¡b~r¡ca y campanlana Junto a restos do
construcciones, en la olma del MontgÓ.
Es de desear que se multlpllquon estudios como el prosente, pues el conocimiento profundo del terreno da a los investigadores nacionales una onorme ven_
taja al tratar de I'fICOnSlrulr nUC$lra dificil gcograna anUlua.
LUIS PI!ItICOT
Peolto BoscH GIMPI!ItA: Ibulsche Krlelerkclpfe IIlI dem Cerro de 101
Sanlos (Spa nlen ). Tir. al'. de AlIlik, Plastilc, Beriln, 1928, 5 págs.,
4 lip.
Publicación de un busto conservado en el Museo provincial de Murcia, del
que habla ya dado cuenta P. Par!s, y de otro adquirido en 1917 por el Museo de Barcelona. En ambos casos se trata de represen t aciones de soldados, rara la primera
por la forma del casco, Interesantlslma la segunda po r la belleza de los rasgos y
perfección del trabajo; indudablemente mUC$tra uno de los prototipos que fueron toscamente reproducldD1l en tantas copias adocenadas como en el mismo Cerro de los Santos han aparecldo_ El primero de estos bustD1l presenta rasgos de ma·
yor soltura tl.cnica. pero ambos pueden ponerse como paralelos de la última etapa
del arte arcaico griego. Otras oonsideracionC$ sobre este aspecto pueden leerse
ampliadas en el trabajo del mismo auto r Inserto en el presente Anuario.
L. P.
J. CAed: Dccor.clonu hlspinlcu, ArchillO ISpailo/ d, ar', y arquto/of/a; Madrid, 1928, págs. 97·110, 20 liga.
Trata do reivindicar, el infatigable arqueólogo D. Juan Cabr6, en el trabajo
que Inicia, como propios de nuestra arqueologla prerromana, los productos do las
Industrias metalúrgiClllll dol periodo que viene denominándose hispánico, objetos
bien diferenciables de sus similares del resto de Europa; y tiende a comprobarlo
con el estudio de las placas de bronce para cinturón, de las que escoge, para ello,
las rectangulares sin calados InterloTCS.
Dedica el autor esta primera parte de su labor a los broches de tal tipo decorados con grabadoll más o menos prolundos, pielas que estima escasas y halladas
principalmente en el sur de la penlnsula, salvo algún que otro ejemplar descubier_
t o en el reino de Valencia, en la provIncia de Teruel y en Calaluna; y deja para más
adelante el estudio de. las placas exo rna das co n Incrusta ciones de metales precio·
sos y con delicados cincelados, pinas predominantes en la meseta central y más
abundantes que el tipo antedicho. Data el Sr. Cabr~ los broches del primer grupo
hacia los siglos VI a I II a. de J. C., por estimar van unidos a vasos griegos o Italo.
griegos ya restos escultóricos y tumbas aparejadas en slllerla, de tal ~poca; y las
del segundo grupo JÚl:galO$ de 10$ siglos 111 a 11, sosteniendo se dan en ajuares fu_
nerarios y acrópolis con objetos y armas correspondientes a dicho periodo.
Sirve de base al trabajo, el detenido enmen de los siguientes ejempates, de
los que se adjuntan reproducciones: el de Elche, el de AmareJo, tres del Santuario
de la Cueva de los JardInes. el de Cabrera de Mataró, uno de procedencIa desconocida existente en el Museo de MadrId, otro de Alcácer do Sal (Portugal) y cuatro
más que parecen proceder de un nuevo santuario, explotado clandest inamente,
que se cree situado cerca de Santa Elena (Ja~n).
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22
NOTAS B IBLIOCRÁPICAS
Estudia el autor, a continuación, la decoración de algunos restos arquitectónicos, levantinos unos (los fragmen t os de capitel de Elche y el de Montealegre,
que Incluye P. Peris en su Essoi). y andaluces 10$ mAs, como los fragmentos. ~cul
pido:;: en piedra, de Osuna, Cástula y castellar de Santisteban, [a cajita cineraria
de Tugla (Peal (le Becerro-Jaén) y, sobre todo, la .lapata de la pilastra central de
una tumba de la necrópolis de Tútugl (Calera Granada). e$taci6n donde aparecen.
entre otro material que no hace ahora al caso, fragmentos de cerámica griega o
It.1¡ogricga con figuras negras, junto con vasijas Indlgenas del tipo bien oonocido,
una urna cineraria de piedra pintada con orlas do meandros. ovas y cntreluado$
similares a los que exornan las repetidas placas de bronce, y una figura femenina
hierética, de eSlilo arcaico, sentada en un trono.
Las indudab!C$ analoglas existentes entre lu ornamentación de los citados
broches y los elementos decorativos de los aludidos rest os arquitectónicos, en espe·
cial los de Calera, asl como el mencionado materIal de tal yacimiento, Inducen al
Sr. Cabr~. como al principio expusimos, a datar el repetIdo gru po de placas hacIa
los sIglos VI a 111 antes de J. C. Merécenos dudas t al deducción cronológica
Aparte la inseguridad de su capital fundamentación en paralelismos oroamen.
tales de piezas de muy distinta naturaleza, asl como la acreoditada perdurabilidad o
reaparición de determinados tipos decorativo. a trav~ de culturas bien distantes,
contribuyen a nuestra perplejidad las circunstancIas de determinados hallazgos
de esta clase de brochcs, realizados por nosotros. En las excavaciones que deade
1918 a 20 efectuamos en la necrópolis de la Gua del Monte (VaJdeganga.Albacete)
tema de una de nuestras comunicaciones al I V Congreso Internacional de Arqueolo:
gla. encontramos, entre otras de tipos distintos, dos placas de cint urón de las es·
tudiadas por el Sr. Cabr~, una en la quc no se ve decoración, tal vez borrada por un
principio de fusión a que debió estar sometIda, y la otra, de perfil Iguala las que
se Insertan en el trabajo de que nos ocupamos, con los números 1, 10 Y 12, lleva
decoraolón acanalada casi id~ntica a la del número 3 y fajas de puntos y clrcull·
t os incIsos como la mayor parte de aqu~llas, decoraclón repetida en el elemento
'pasivcl de este broche, donde se hallan tambl~n tonas de pequeñas ovas como en
la mayorla de las placas reproducidas por Cabr6, y en especial en la pieza comple.
mentarla del broche número 12. La oerémlca campaniana y la helenlstlca de flgu·
ras 10Ja.s, muy decadente (aparecidas bien cerca de lal placa), asl como una espada
de antenas casi atrofiadas terminadas en bolas, dan a esta necrópolis una datación
de final del IV al 111. Yen las excavaciones del despoblado de La Bastida(Mogcnte).
realizadas por el Servicio de Investigación Prehistórica, donde tambl~n aparece
abundante cerémica campaniana y algunos escasos tiestos de helenlstica de fi.
guras rojas, encontramos, en nivel indiscutiblemente de los últ imos dlas del pobla·
do, un fragmento, Inmediat o al gancho, de una pieza de est a clase, que lleva la linea
de zlg·zags. como los números 6 y 12 del repetIdo trabajo, y dos placas mb, decora·
das con Incrustaciones de plata, en que tambl&l aparece la propIa ornamentación
de puntos y clrculltos, y la linea en zlg·zag Junto al gancho, decoración vista en la
mayor parte de los bro.::hes antecitados; pudiendo, como se ve. fijarse fundada·
mente a este poblado una cronolog!a bien próxima a la de la necrópolis albacetella,
Tales descubrimientos parecen, pues. aconsejar para las piezas que el Sr. Cabré
estudia, una datación mb rebajada (del final del IV al 111, como hemos visto).
Ello tal vez obligue, también, a rectificar ligeramente la cronologla dada por el
Sr. Bosch Cimpera a esta clase de broches con perfil curvUlneo Junto al ga.ncho,
como los mencionados encontrados por nosotros, variante que atribuye 11 los siglos
V.IV en el es t udio t ipológico de esta clase de objetos, hecho con toda clase de
reservas en su trabajo Los Ctltas y la ,¡'¡dlizaci6n ,I/l i,a .. , (figura 6).
- 24Q-
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NOTAS SIBLIOCRÁFIC/,s
23
El escuo material descubierto y el desconocimiento de las circunstancias del
hallazgo de buena parte de él, hacen aún muy insegura la clasiflcacl6n cronol6glca
de ",ta clase de pletas.
Este Intereunte trabajo, de arque610go tan destacado como el Sr. Cabré, tiene
la minuciosidad descriptiva que caracteriza sus obras.
NICOLÁS PRI~ITIVO (GóWl!;z):
Salterio Arqueológlto, Un vIaje a OlOClU,
Dia,io d# Va/Inda, nÚlns. de 1I Noviembre y 25 Diciembre 1928.
En elitos artlculO$ da cuenta el autor de los relNltados obtenIdos en una vIsita
al pueblo de Olocau y sus alrededores. En el tPuntal de ]a Penya roja. hay restos
de muros y de una especie de torre pollgona] en un recinto pequelo (47 ms. X 20 ms.
aproximadamente); en ~u In terior encontró restos escasos de épo Ilth:a. Refl rMndose a una partIda con nombre Aleald, emite la hlp6tesls de que tal
palabra no siempre es de origen Arabe, ~¡no que puede ser indlgena. En Olocau bus·
caba uno de los fuertes que defendlan el paso de Ja Celtiberia aJ llano Ibérico (como
tAlcalAl en Serra. el tRaboserot de Torres Torres); la gran fortaleza para defender
el paso de una a otra parte de los llanos iMricos era Sagunto, pues el autor cree
que el limIte de la Celtiberia coincldirla oon el del habla castellano-aragonesa en la
actualidad. Olocau se hallarla en tierra de olcades.
Encontr6 el autor restos de un acueducto romano que llevaba las aguas a Olocau.
En el Puntal deis Uops, encontr6 restos de una fortaleza ibérica con un recinto
de 60 x 20 ms., con muros y una especie de torre rectangular 'con pared de mis
de un metro de espesor. Su sltuaci6n estratégica dominando el camino que por Cá·
lova y Marines viene de Arag6n. prueba su importancia, acrecentada por la abun.
dante cerámica Ibérica y helenlstlca de su superficie. Considera probable el autor
que Anlbal destruyera esta fortaleza en su lucha con lOS olcades.
Entre las noticias recogidas figuran las que se refieren a la existencia deestacloncs
y restos neollticos en El Por/ichal y El Puntal d~1 Musgany. Ibéricas en El Puntal
81a1lt. romanas en Collado d, I~s Forquetes (restos de un acueducto). PitMri,
Ro", la vello, Ol«(¡u (¿parte de un tbalneum.?) e indeterminables en algunos otros
puntos.
Por lo transcrito podemos darnos ouenta de la Importancia arqueol6glca del
término de Olocau. reflejada en los interesantes hallazgos del incansable Investl·
gador autor de este trabajo.
L. P.
M¡NU.1lL GONzt,LEZ SIY¡NC¡S: Excavaciones de S_gunlo, MDlno,{a d,
la J. S. d, E. Y A. , núm. 92 (10 de 1925-26); 31 ps., dlvel"$os planos
y XXI láms.
Ocd~ en este trabajo. el Sr. González Simancas, dei resultado de sus exca·
vaciones en los allos 1923-26. del descubrimiento de la escultura del toro Ibérico
(de que tratara ya en otros sitios) y del Museo creado con los hallazgos efectuados.
Es bien digna de aplauso la decisl6n con que Conzáez Simancas acometie·
ra la empresa de excavar el castillo saguntino. La constante remocl6n del estra·
to a trav!$ de tantas y tan diversas dominaciones, con la destrucción de unas
obras y construccl6n de otros edificios y defensas que en cada nueva ocupacl6n
del castillo se juzgaron convenientes. habla de dificultar extremadamente la ex-
-
241 -
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24
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
t:3vaci6n, inconveniente superable sólo con una diligente atención que permitiera
recoger el menor atisbo de luz, y siempre con escasa esperanza de poder llegar a
conclusiones muy pre<:lsas.
Gracias al cuidado y perneverancia del experimentado directOr de estas excavaciones. va resultando fructuoso el empleo del pul'iado de pelletas que desde hace
algunos allos dedica el Eúado, como caso único y JU'SUflcado para dAdiva excepcio.
nal, a "clarecer la prehistoria de la región mis rica y contributiva de la naelón.
Eo las campa!as de referencia. en un laberinto de restos de edlf!caciones y cimientos do diferentes ¡§pocas, algunas veces sentados sobre relleno de escombros
de tIempos mis remotos, han continuado desc1brl~dose construcciones del tipo
de las ya conocidas por trabajos anteriores y que Gondlez Slmancas sigue estimando púnicas_
Son dignos de menci6n los siguientes hallazgos: una estatua de mármol blanco,
varonil, ac~fala y sin bratos, que viste túnica; la parto suporlor del torso de otra
estatua, tambl~n de varón, de piedra del pals estucada de bhlnco, con clAmlde suJeta al hombro por una flbula circular; trozos de anchas molduras, JlTobables restos de entablamentos; parte de fustes y basas de columnas; un capitel d6rlco; gran_
des placas y trozos de escultura decorativa, labrado todo en caUza; fragmentos de
friso, de la misma piedra, con moldura gallonada, sosteniendo cabezas de nmo;
podestales de O$tatua con dedicatorias latinas, una liplda de mirmol blanco dedicada a Tiberio y una inscripci6n ib~rlca incompleta esculpida en caliza azul marm6rea; algunos grafitos en cerámica y maTta.$ de alfarero; útiles de bronce y hueso,
elc~tera.
Es bien digno de mencionarse un hallazgo de restos humanos efectuado fuera
del recinto. al pie de las Importantes construC(:lones, calificadas de pUnleas, que
continúan formando parte de aqu~I, Extendidos en una capa de tierra de poco
espesor, bajo cenizas y sobre el escalonado fondo rteoso de dos departamentos rec_
tangulares, aparecieron restos pertenecientes a once individuos, entre los que
uno semejaba mujer y otro n.ii'lo, acompañando a aqu~lIa un anillo de bronce con
decoracl6n sencilla punteada y un arete del mismo metal; y mAs cerca de la muralla, bastante separados entre sI. algunos huesos y un craneo con dcs grandes
piedras encima, como arrojadas sobre la cabeza del muerto para rematarle, y otro
crlneo con clavos de los que hablaremos; dando el conjunto la impresl6n de que
los cadheres se colocaron alll, no como enterramiento ordinario, estando ya oon5truldas las obras cuya cimentaci6n se descubriera, Una extral'la y no explicable
particularidad se apreci6 en algunos de estos restos: la mayor parte de los crAneos
estaban rodeados por clavos de hierro, de cuatro centtmetrO! de longitud, dlspues,
tos en forma de nimbo radial; encontrándose tambl~n clavos Junto a las articulacio'
nes de brazos y piernas, en otros esqueletos, y en les pies de uno apare clan en sltuacl6n que hizo sospechar si estuviercn hincadcs en el cuerpo del muerto. Ha·
llósc tambi~n en los departamentos aludides el siguiente material: monedas saguntinas, una con leyenda Ib~rica, otras blllnglles, romanas de la misma proceden.
tia y una autónoma de Bilbilis; abundantes ceramica ib6rlca, llevando engobe
blanco los fragmentos pintados de color pardo roJizo; unos pocos tiestos de vasos
Italogrlegos y ninguno de roja barnizada,
No hemos de encarecer la Importancia que para la arqueologla valenciana
tienen las excavaciones que en Sagunto se realizan y la neOCllldad de que se
aumente la consignaci6n para que aquellos se Intensifiquen,
1.
-242-
BALLEST!1t
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NOTAS BIBLIOCRÁF1CAS
25
M. CotfZÁLI!Z Su.... tfC,.S: Elcavaclones arlluulllglcas ~n Alme nara. El
campamento de Aníbal. Las Prouindas, 18 Septiembre 1926.
En esta corta nota 01 autor da. cuenta de haber realizado por vez primera exca·
vaclones on 01 lugar llamado .Punt dtl Cid. en Almenara, que $efún ~I contle.
ne lo~ restos del campa~nto levantado por Anlbal al sitiar a la cercana Sagunto
y que Schulten croe. slguiondo opiniones anteriores. pcrtenoccn al campamento
do los Esciplones (v~a.se la nota del trabajo de este úttimo: Forschunfm in Spn·
nitn 1927). El autor conflrma su hipótesis por el hallazgo, en la exploracl6n, de
ciertos elomentos arquitect6nicos exactament e iguales a los que:se usaron en la
labra de los muros de la fortaleza púnica de Sagunto.
L. P.
SALVAOOIt Bl':LLMOI'IT: RuInas de una torre roma na. Anolts del Ctll.
/ro dI Culturo Voltndana. Alío 1, núm. 2, Ju lio. Diciembre 1928,
pi gs. 120- 122. 2 figs.
En el t~rmlno do Torrente, llndante con Alacuis,:se hallan las ruinas de una too
rre en una promInencia sobre el terreno, en el lugar conocido por La partd duon·
Id. Formaba una plrlmlde tru ncada octogonal, habiendo caldo hacia el exterior siete
de las paredCll, carent es de cimentaci6n . Los muros son de hormlg6n de cement o
y grava, con un espesor uniforme de 0,6 m. Los muros no :se unen, presentando
un bisel para su buen acoplamiento, Unos orificios dispuestos ~gu larmenle lueron hechos al construlr los muros: coinciden con las lineas de unión de las $OcelonCll de hormtg6n. El muro en pie presenta un enlucido de unos cuatro cms. No hay
puertas ni ventanas.
L. P.
NICOLÁS Pfl. UHTIVO CóWI!l: Una estlcl6n arquco l6glu rn . tu Pe.
nyel". de Torrtnte. (Conferencia dada en 21 de Enero de 1927, en
el Centro de Cultura Valenciana.) Las Prcvindas, de 4 de Septiem.
bre y 9 de Octubre de 1927, con varias figuras.
En dicho lugar existen extensas ruinas de la época romana, a orillas de un camino antiguo de Importancia local; cree el autor que :se trata de una villa urbana,
un p"lorio O do una uil/a rústico. o ¡rllcluario o de las tres cosas a la vez. Aparto los
restos de muro y piso se han hallado numerosos fragmentos cerlmlcos, un quicio de
puerta, un mortero, un moJ6n y una solera de prensa de acei te ('?J, todo lo cual
so avieno con la hip6tesls de un a explotación agrlcola cuyas campos $Crian regados.
L. P.
PIO BI!LTRÁt'I: lI allugo de "pidas romanas. Anales d.-l Crnfro d, Cultura Vaftnciana. Afto 1, núm. 1, 19.28, págs. 90·96, 4 {lgs.
Entre los halJazg03 realizados en la ciudad de Valencia al efeetuanc las obras
del alcantarlllado, figuran ~stos de sepulturas <:(ln lápidas romanas en el lugar lla·
mado ,La Cenia., cercano al Almudln. Cabe suponer que las :sepulturas son del
siglo VI, para lll$ que se utilizaron lápidas de la ~poea de Trajano. Las dos lápidas (con 4 Inscripciones), debieron pertenecer a un panteón familiar de Lucio An·
-
243-
[page-n-301--data::data]
26
NOTAS BIBl.IOGRÁFICAS
tonlo Cresoentc y su esposa Julia Máxima, del que se no~ han conservado tan solo
dos losas laterales, Separando las inscripciones hay figuras de esclavos vestidos
a la usanza bárbara. El Sr. Beltrán, tras cuidadou lectura y traducción de las 11·
pldllll, ha podido reconstruir el Arbol genealógico de la familia, que comprende
cinco miembros conocidos; la indicación de los cargos que desempeflaron en la co·
lonla valentina con la confirmación de la existencia de las dos colonias reunidas
de Valent!nos veteranos y véteres, realzan el valor del hallazgo. Este excelente tra·
bajo estA !lustrado con varias figuras, entre ellas dos fotograflllll de las lápidas,
que se guardan en la torre de Serran03 de Valencia.
L. P.
P I O BI!LTRÁN:
Nueva Insc ripción romana . Analls di/ Cintra di Cultu·
ro Valenciana. Afta 1, núm. 2. julio.Dlclembre !928. Pitga. 169·170
una fig.
Publicaci6n de un cipo de piedra caliza con Inscrlpd6n dedicatoria al empera·
dor Aureliano divlniUldo, hallado al practicar las obras del alcantarillado, a 3 m.
de profundidad, entre la Catedral y el templo de Nuestra Seftora de los Desampa·
rados de la ciudad de Valencia.
L. P.
NIGOLAU PRIIUTlU (G6/o1l1:z): Salttrl Arquco1ógic, De cóm le ptrden eh
eamlM antics, Diario d.I Va/Inda, n(¡ma. de 8 de julio y 12 Agosto
de 1927.
Notable estudio en que se recogen numerosos datos acerca de caminos antiguos
de esta reglón que se van perdiendo por diversas causas, al dejarse de usar por la
construceión de v1as modernas,
Un documento de principios del siglo XIV comprueba que la destrucción o In·
utilización de los mismos, empezó ya de antiguo,
L. P.
La dirección del SERVICIO no se hace solidaria de las opiniones
cientílJcas vertidas en los trabajos que en ARCHIVO se inserten
-
244 -
[page-n-302--data::data]
INDICE ALFABETlCO
Los nombres de los auto res van en letra
VERSALITA,
los de materias
en negrilla y los geográficos en cursiva
o
AultG (N1LS), 71.
Ad orn o. t n lo. VISOS camp.nlanos, 200.
Adlantta d, Altxlida (prov. Valencia), 31. 32, 34. 112.
Allladores, lOS.
Alast (prov. Alicante), 169.
Agram6n (prov. Albacetel, 15.
Albltar (posible ... en La Bastida). 181.
Albaida (prov. Valencia), 31 y sigs.. 110; v. Cam real; valle de .... 43,52. 92, 224.
AlbaTfOJ:ln (prov. Teruel), 26.
Albo/al. d,1 ATIObispD (prov. Teruel). 79.
A/t:o/6 (prov. Alicante). 157.
Alcarria (Vlllanucva de Córdoba), 78.
Alca/fu (Algarve), 135.
A/t:oleo (prov. Córdoba), 78.
Alc07'S, v. Los Aloores.
Alcoy (prov. Alicante). 53, 55. 76, 10 Y ~igs.
AIClIsts. v. Le, Alcu5es.
AlIntrtl de huno o marfil, 57, 62, 71 y si~ .. 85.
Aljog(¡$ (B6lg1da). 154.
Alfogds (Camino del) (B~lg¡da), 94 y sifll.
A/for/ (Fontanares. prov. Valencia), 179.
A/homo (Granada). 76.
A/homo (Murcia). 26.
Alicanlt.217.
Alistdo (Lo) (prov. Giceres). 169.
ALM ... RCHI!. (FR ... NC I SCO). 138.
Almazara (prov. Castel1ón), 78.
Almtdinilio (prov. ja6n). 160. 204. 206, 208,
Almrnora (prov, Castellón), 243.
Almtrlensu. 29.
Almilaraqu, (prov, Almerla), 136.
AII d, la lundid6 (Fuente La Higuera, prov. Va~ncia), 180.
AI/amira (prov. Santander), [13.
-
2<45-
[page-n-303--data::data]
AI/~r6
d. Miqu~1 (Sallana. prov. Valencia). 137.
Alto d,l Alarcd (Bélgida). 97.
AI.VES PEREIRA. 151.
Am ba r, 58.
AMoRós SANCHO. 122.
Ampurias (prov. Gerona). 198 sigs.. v. Emporlon.
ANDI!:RSON (j. G.), 'no
ANORA.!!: (W.). 166.
Ang~/, v. El Angel.
Anillo de hueso. 15.
ARANZAPI (TELESFORO DE). 79. 83.
A"h,na (prov. Murcia). 160, 176.
Artla (Ereño, prov. Vizcaya), aJ.
Argar. v. El Argar.
Argo lla (para prisioneros), ]58, 160.
Ar quitect ura Ibé rica, ]64.
ArregaRa/s (dolmen de .... Espolia. prov. Gerona). 127.
Arle grIego (relaciones con el Ibérico). 163 slgs.
Ar te Ibérico (relaciones con el griego). 163 slgs.
Arvi~r (Franela). 27.
AslS (tIpos de ... en la cerámica de La Sarsa). 88.
AS$ur. 166.
Ast urle nse (hendldores de tlpo ... ). 218.
Atarc6 (Bélglda), 152; partida de .... 91 slgs., 95. 97.
Alerle nse. 16.
Aurilori (:sepulcro deL .• Guissona, prov. Lérlda). 82.
Av,llanaa. v. Cueva de ...
Avleno. 142; v. Ora Marltima.
Aubache. 58, 71.
Alaila (prov. Zaragou). 161, In. 174, 175.
Babilonia. 167.
Ba,na (prov. Córc1oba), 168.
Bafalol~ (prov. Albaoete), 166. 168.
BALUSTER TORIIOIO (ISIDRO). 10. 88, 91, 93. 110. ] 11, 112. 114, ! 16. 140, 152, 184.
185. 205. 218, 223, 225. 234. 240, 243.
La covacha sepulcral de Caml Real. 31; Unas cerámicas Interesantes en el
valle de Albaida. 224" ..... y PERICOT (L). La Bastida de Irs Alcuses (Mo·
gente). 179.
BaiJeras (prov. Alicante). 101.
Barad~l1os (Alcoy). 112.
Borch~1I (Alcoy). 101.
Bardal (Bélglda). 97.
BARDAVIU PONZ (VICENTE), 79. 156.
Barraca d.1 liad" (dolmen. Espolia, prov. Gerona). 132.
Barrane d.1 Cast~l1et. v. Cova del...
Barrane d.I,s Foyel,s. v. Cova del ...
BARRAS OE ARACó« .76, 78. 79.
BarSlfla. v. Cova de la ...
Bastida. v. La Bastida.
BATISTA ROCA (jOSE M.), 79. 82.
BELPA DOlflNGUEZ (JOSE), 56, 58, liD, 114.
BIIgida (prov. Valencia), 91 y sigs.. 110. 112, 205.
B~Imon/, (prov. Zaragoza). 174.
-246-
[page-n-304--data::data]
BI!:LTRAN BIOORRA (FRANC ISCO), 64, 115.
B!LTRAN V ILLAORA.SA (PIO), 216; Hallazgo de lápidas romanas, 24.3; NUt.va ,no
crlpción romana, 244,
B!LLMONT (SALVAOOR), Ruinas de una torre romana, 243.
Blllús (prov, ValencIa), 11, 110.
Blnl;ama (p rov. Alicante), 101.
SInfcadlll (prov, Valencia), 48.
B,ni,ásim (prov. CastellÓn). 78.
Blniprl (Bélglda), 94, slgs.. 152; estación ibf;rica, 96.
Bt!nisili (p rov. Alicante), 157.
BI!:RNABI!:U (BAUT ISTA ), 32, 33.
BlScarán (prov. Urida). 82,
Blar (prov, Alicante). 10 1.
Blanca, v, Cova Blanca,
BlanQI/izarts di Llbor (Totana), v. Cueva de los...
Bocairent, (prov, Valencia). 53. 87 Y sigs" 110, 168.
BI:iIIl.... U. 167, 173.
BI,/'/mini, v, Cova de ...
Bo:;e ... (EOUARDO). 51.
130$CH CIMPI!:RA (PI!:DRO), 25, 26, 29, 47, 72, 82, 64, 85. 109. liD, ! [2, 139, 14')
143. 151, 152, [61, 162. 164, 165, 166, 171, 172. 173, 174, 175. 176,202. 2I.rt,
210,211.212.
Relaciones entre el arte IMrlco y el griego, 163, Das spanlsche-portugleslsch,
K,llstgewerbe vom Neolithiukm bis zur Romerz.elt, 222. Las relacIones de Ior.
pueblos atlantlcos y la Penlnsula Ibérica en el eneolitico y en la edad del bron.
c.:, llB. O noooC!leolitlco na Europa ocidental e o problema da sua cronolo.
fla, 228. Lo$ antiguos Iberos y su origen. '229. I rapporti fra la civiltá meditcrra.
occ ;,ella fine dell 'etá del bronzo. 231. Fragen der Chronolog;e cler phonlzischel'
Koio,llsatlon In Spanien. 233. ]berische Krlegerkopfe aus dem Cerro de los San·
tos (Spanlcn). 239.
BOSSEIU. 176.
BOTELLA CAN DeLA (ERNESTO), 111, 114; Eltcavaciones en la Mola Alta do Sore,
I.es, 215.
BotO!l~l de hueso, 58, 71.
Bo:,¡z... BRI!:Y (F!RMIN). 121.
Braza letes, de esquisto. 27; de mármol y esquisto, 25: de pectúnculo, 23 y slg~,
00: de pizarra, 87: de Spondylus. 27; de cobre, 84.
BrtssrJ/ d, la Ma" di D,u (Correá, prov, Barcelona). 82.
13I1.I!UIL (H I!NR I). 51: Statlon moustf;rienne et pelntures prehlstorlques du CanaJl
zo El Rayo. Mlnateda (Albacete), 15; Vestiges de peintures prehistorlqur~ a 1:'
Cueva de! Pern!l, Játlva (Valence), 19; Oeuvres d'art pal60llthlques In~dlte: dI
Perlgord et art orienta! d'Espagne, 221; v, QlltIl.M ... / !'.:R (H,),
BROC .... (P.), 75, 76,
Uro nte (objetos de ... ), 50. 158,
BURGUI!:RA (P, AM ... DO), 115.
Cabmll o (restos de ... ), 12; pintado en la cerámica ibi!rlca. 159 slgs.
Cabana Ar9111la (Espolia, prov. Gerona). 127,
Cabanll dll Moro (Sesearan, prov, Urida), 82,
Ca/Nf dd Puig (prov. Valencia), 141.
CalHfÓ di la Cllsa di Camp (Casinos, prov. Valencia). 14L
Cabt# d., Mllriola (prov, Alicante). 110, 112.
Cabefo do Mosq'lIiro (Alcobaoa. Portugal), 27,
Cabefo/ (Cullera, prov, Valencia), 141.
-247 -
[page-n-305--data::data]
CAIIKIÍ Aaun.6 (JUAN). 47, 48, 115, 161, 166, 167. 169, 172. Decoraciones hispA·
nleas, 239.
CAIIKl!KA WAKLJ!.TA (MANUEL). 215.
Cabrua d~ Ma/aró (prov. Barcelona), 175, 198.
Cacha de espada, de madera (hallada en La Bastida). 184.
Clcherul et , 132.
Cddiz. 211.
Catira (Portugal), 128.
Calactitt (prov. Teruel),85, 16 1; v. San Antonio de Calaceite.
Cald,lIas (Portugal). 173.
Cal Paf{o/ (dolmen, Puigreig, prov. Ban:elona). 82.
CAI.VO (P. Ll!ANORO), 51.
Callais, SO, 58, 60, 63. 71.
Callt dt la Ntvtra (Bélglda), 97.
Callt Nutlla (Bélglda). 97.
Cam inos antiguos (c6mo se pierden). 244.
Cami real d'Alacan/ (Albaida). v. Covacha del. ..
Carnpalllento. de Anlbal en Almenara, 243, o de los Esclplones. 237.
Call1pan lform e. v. Cer:!.mica campaniforme.
Campaill (Segunda ... de exploraciones del Servicio de Investigación Prehlstó.
rica). 217.
Campos (prov. Almerla), 59. 67. lO, 84. 151, 154.
Canal. v. La Canal.
Canalizo ti Rayo (Minateda). ¡S.
Can/alar (Albaida). 46.
Can Vallls (Bruch, prov. Barcelona). 79.
Canyart/ (Calacelte), 47. 48. 19.
CAlhl.. 131, 137.
Cap 81ane (Franela). 125.
Capocarp (Mallorca), ]66.
CapslfnSt, 11.
CAKIIONJ!.I.L, 78.
Carolinos. v. Las Carolinas.
~AKPBNTl!R (RHYS), 163. 168, 169, 170. 171, 175. 176, 177,
Carrkofa (prov. Valencia), 48, 110, 112.
CAKTAII.HAC (EMII.I!:). 71, 72.
Casa da Maura (portugal. 71, 85.
CASADO (Jost). 215.
Case/a del Gentral (Bélgida). 94.
Case/a dt MaUlla. v. Covacha de la...
Cau/es dtls moros (Ontenlente, prov. Valencia), IBO.
Cas/I/nutvo (Mollna de Arag6n. prov. Guada!ajara). 19.
Cas/tU (Corbera de Aleira). 141.
Cas/eU (Ulldecona, prov. Tarragona), 155.
Cas/tllar (Valencla). 117.
Casttllar (Siete Aguas. prov. Valencia), 224.
Casttllar dt Sanlis/tbQn (prov. Ja~). 168. 170,204,211.
Cas/tl/tt d, fa /loma dt 8«hi (Valle:>a de Mandor. prov. Valencia), 141.
Casttl/tI dd Parqutl (Olleda. prov. Valencia), 119.
Cas/tl/tI d. Stnyua (Corbera de Alcira). 141.
Castt/l6n (provincia de). 76. 77.
Casl,/lvtll (Albaida). 31. 32. 46.
Caslillcut;o (Enguera, prov. Valencia). 139.
-
248-
[page-n-306--data::data]
---
._-----------------------------,
Cas/illico (Fortuna, prov. Murcia), 205.
CUTILLO YU~RIT" (AJ.BUiTO DI!I.), 112. La cultura del vaso campanlformo, 226.
Castillo, v. El CUtlllo.
Costillo dI Altorra (Cuenca). 155.
Castillo dI los Moscon,s (Blcorp, prov. Valencia), 119.
CastTo dI Lit:,il,l (Portugal), 151.
Castros preh is tóricos, 147 slgs.
Cástula, 162.
Cotllluilo (brazaletes de pectúncul0 en, .• ), 26.
Cau dt/s OS$()$ (Torroolla do Montgr!, prov. Gerona), 82.
eau dI I,s pa"ts di' dDl jondo di COlominas (Viver. prov. Barcelona, 79).
Cal/oll. v. Cava del Caval!.
Cayado de pIzarra, 71.
CAZURRO (M ... NUI!L). 82, 126, 127, [32, 2CK).
Centro de Cultura V. I ~ ncl.n • • trabajos de su sección le Prehlstorlll., lib.
Cu. mlca, en Penya Roja, 24: en Caml Real y otras cuevas sepulcrales de Levante,
SO, 53. 55, 58. 61, 71, 72, 73, 74; en La Sarsa, 87; en ~lgLda, 92 slgl.: en Mas
do MononlO, 106; en Charpolar, 159: en La Bastida, 194; en Cl,lova
96, 10~, 112,226: C tlca, 195: Ib6r1ca, 159, 171 si".: ibérica en Portugal, 172: Ibérlca fina 202 sigs.:
Ib6rlca to~ca, 211.
C,rro d, las Cant"QS (Vélez Blanco), 151.
C'TTO d, los CosttjOllts (Calatañazor. prov. Soria), 160.
C,rro d, los SOIl/OS (Montealegl'rl, prov. Albacete), 166, 170,239.
CnaTtdo (Portugal), 71, 72, 85.
Clcl6pu (t6cnlca), 165.
Ci,m~udos (prov. Madrid), 98.
Cierv o, restos en Cova Negra. 12.
Cln c,ln de cobre, 84.
Ciñlll/a, v. La Cll'l,lela.
Clpteas, 58, 62, 108.
Cludldes del Il lno, 141 slgs.
ClvUltac l6 n de liS II l nuras, 137, 149 slgs.
Ciará (dolmen, prov. Urlda), 82.
C/olom"", 167,
Co bre , piezas y útlle~, 25, 50, 53, 54, 55, 56, 61, 71, 84, IOJ, 111.
Cx,n/afllo (Condado de ),157.
Codony,1 (dolmen, Clnt, prov, Barcelona), 79.
Coto/as, v. Las Cogotas.
Colgl nles, 62: de hueso o marlll, 57, 73.
Co/illts (dolmen, Java], prov. Uridal, 82.
COlmlfll1T, v. Cueva del Colmenar,
CoLOMINAS ROCA (¡od), 26, 27, 79; Gil scavi di Majorca. 230.
Col/,I d, I,s ForquIs (dolmen, Espl,lnyola, prov. Barcelona), 79.
ColI di 1'0Tllltr (dolmen, Espinalbet, prov. Barcelona). 79.
ColI d, L/Qutd {prov. Valenclal, 51.
Comlllars, v. Els Comellal'll.
Co nchas, 24, SO, 61 , 63, 87,96, 108.
COTNTO d. AfeiTO (prov. Valencia). 140.
CoII:B1N CARBO (Josá M. l, 115; De$cubrlmientos arqueológlC Cabrillas, 223, 224.
C6rdob4, 168.
-249 -
[page-n-307--data::data]
GoRRillA (VEROILIO), 122, 140, 151.
Corthubi (prov. Vizcaya). 83.
Costa Il!vanfina, (Investigaciones de A. Schulten). 236,
Cava Blanca. v. Cova de Solumlnl.
Covacha dI! la Cau/a dI! Molino (Socalrente). 53.
Covacha upult:ral d, ComE Rl!ol ti' AIOJ;anl (Albaida). 31 slgs,. 112.
COuo de Bo/umini (Alcoy), 110, 112.
CÓVa d, lo Barullo (Torreman:anas), SO, 51, 54. 56, 59. 62. 63, 67, 6? 70. 71, 7J
74,77.111.112.
Cóva de la Sarsa (Sooalrente). 52, 76. 87, sigs .. 11 2. 139.
C6ua del Barran, del CasteIlef (Cardeola), 48, 54. 55, 57. 62. 63. 67. 69, 70. 72. 73.
C6uo dl!l Barranc d, les Foyetes o d, lIS Foydes (Tabemcs de Valldigna), 52. 76,
139.
COua del Bu/dd (Ro/als. prov. Tarragona), 79.
Cdua del CQ/lall (Urla. prtlv. Valenoia). 141.
Cóva dI! les Llometes(Alooy). 50, 51. 53. 55. 56. 57. 62, 65. 67. 69. 71 , 73. 76.
COua de I,s Morauell,s (Candla). 14, 51, 139.
Cduo del Parpall6 (Candla), 14.217,
CM deis Encon/ots (Seriñá), 82.
Cwo dI Monliel (BenaguaoiJ, prov. Valenoia). p. 141.
C6uo d, Piugonser¡c (San Miguel do la Aguda. prov. Uirida), 82.
C6uo Fonda (Salamó. prov. Tarragona). 79.
Cóva Foradti (Urla. prov. Valenola). 141.
C6uo JOHJino (Esoomalbou, prov. Tarragona), 79.
Coualta (Albaida). 46. 158, 183, 189. 198,206,208.210.
Cdcla NItra (Játlva, prov. ValencIa). 1l sigs.. 217.
Cráneos humanos, 53.55,58,59,62.71,74 slgs., 83. 94.
Crátera. 198.
Cre tenses. 154.
CTtU d',n Caber/ella (dolmen. Rosas. prov. Gerona), 132.
Cronologia do la eolonl:acl6n fenlola en Espaí'la. 233; de las estaciones de S~I~da,
93; del Charpolar, 162; de Mas de Menente, 108 slg5.; del neo yeneolltico penin·
sulares. 22~: de Caml Real. 83; de las cuevas sepulcrales levan tinas del eneoJl·
tlco, 48 slgs.
CUADRADO (JUAN). 61.
Cuartillas (prov. Almerla). 25. 151.
Cuatutandeta (prov. Alicante), 23 :dgs.
Cuchll10s d~ slln:. 25, 53. 60, 65, 72. 83. 84. 87, 96. lOS, 106.
Cu~nlas de eollar. 5'), 5a, 60, 73.
CU,II,) de la Aveflantra (Catadau, prov. Valencia). 139.
Cuella d, la Mora (Jabugo. prov. Huelva). 78.
Cueva d, fa Muier (Alhama de Granada). 25. 78.
Cueva dt la PastOTa (Castl11eja de Gu:mán, prov. Sevilla), 137.
Cutva dt lo Roca (Orlhuela). 57, 60, 69. 139.
CUlva del Cofmmar (Domeí'lo. prov. Valencia). 209. 216.
Cutva dd Panil (játlva. prov. Valencia), 19 5lgs.
Cu,va de los BlanquilaTtS de Ltbor (Tatana). SO, 51,54,58,59,61.71,72,73,83.
Cut/.la dd Subidor (Albalate del Arzobispo, prov. M:!.laga). 79.
CUIVC:Z dd Tescro (Torremollnos. prov. Teruel). 83.
C'lt!.>a de LtICQS (prov. de Murcia). 25.
Cueva d, San Nico/6.s (Ol!crla, prov. Valencia), 139.
Cuevas dd Sarga/ (Vi ver). 78, 120, 139. 223.
CuevllS d! Mallorca, 229.
-250 -
[page-n-308--data::data]
CUEVII.. LoU (FLOIlENT INO L.), 121.
ChaTpclar (1311. 157 slgs" 201.
Chibf.lllls (Setubal, Portugal), 15 1,
Chilla, 29.
Chul i//a (prov. Valencia), 119.
Dama de Elche, 170,
Danubio, 27.
DAIlIlNBEIlO, 200.
Decoración, en la oer1mlca de La Bastida, 211.
Decoraciones hlsp!lnlcas, 239.
DlcHIlLETTI (J,), 27,45, 135.
Dl1Iia (pro v , AUcante), 157.
Dentalhun, 60.
Depósit o, de brazaletes de pcctúoculo, 23.
Dlsi,r/o d. los Po/mas. (Bcn!c~lm. prov. CasteU6n), 78.
D,splifap", os (p rov. Ja.!n), 170.
D IAZ, 78.
DIAl: (E.), 78.
Dijon (Franela). 27.
Discos, de hueso, 57; de piedra agujereados. 104.
Dolmen (construcción del), 125 slgs.
Dubo/s, v. Els Dubots.
DUCATI (P.), 170, 198.
EUII:T (M.), 17 1, 172, 175, 176. Reallexikon der Vor¡::cschichte. 219.
Efina. 170.
E J EIlIQUE, 115.
El Angl/(Fuente La HIguera, prov. Valencia). lOO.
El Arfar (prov. Almerla), 49, 56, 59, 109, 110, 125. 152.
El BOVIrot (Almazora, prov. Ca3lell6nJ, 78.
E l Castillo (Pavta, Portugal), 140, 151.
El Charpolar,. v. Charpolar.
Elch, (pro v , Alicante), 161, 166. 169. 175.
Elephas anU(jIHn, 12.
El Ga",I (prov. Almerla), 25. 151, 15-4.
Elipsoide de I nex, 98.
El Molar (Alicante). 217.
El Olido (prov, Almerla), 118, 152.
El R.bolca/ (Alcoy) . 54. 55, 55, 76. 110.
El Sargl1lto (Alcoy). 112.
Els Dubots (Alcoy), 112.
E/s Comll/ars (Alcoy), ¡ ¡ 7. 140. 1:;2.
E/s Trtncalls (Ná.quera ). 140, 152.
El Vi/ar d. Cab6 (prov. Urlda). 82.
El Vi/ar dI Simosa (OHus. prov. Urid a ), 82.
Emporian. 164, 169, 171, 173, 174, 175, 176; v. Ampuri3~.
Encastmamlento en tos riscos. 153, slgs.
EneoliUeo, de ~tglda, 91 slp.; su cronologia. 228.
ENOIL (A.), 160, 165, 166, 168.204.208.
Ensrrun. (Francia), 175, 198, 199,200.
Enterrlm enlOJ, en abrigos, 78; en silos o vasijas, 78; en ~no~, 77.
Er mita d, S,nt Miqutl (Urla, prov. Valencia), 141.
Escornalbou (prov. de Tarragona), 79,
Esculturl, IWrlca, 168 slgs .. 239.
- .251-
[page-n-309--data::data]
Esq ueletos, 53, 76.
Espluga Negra, (Castelltort, prov, lérida), 82.
Es lac!onn de ladera, 118.
Estaclonn megal!t!cas, en Levante, 119 sigs.
Estaciones prehistóricas de altura, 116 slgs.
ESTl:VI!: (FRANCISCO), 115.
Elnologla (su ensel'lan:a en la Universidad de Valencia), 215.
Exposición d, BaJ"f;,lona (secci6n de Prehistoria), 29, 199.
Falcata, 158, 160,
FaTO (Portugal), 172.
Fosicompo (&Iglda), 97.
FenIcIos. 143.
FUNANDI!:: DURO (C,), 26.
Fl!:wltEs (J. WALTl:R), 29.
Flbula, 158.
Pigl/tira (Portugal). 172.
Figuras pintadas, esquemátlcas del Neoiltico, 17.
Filom,no (ViUarreal, prov. Caslell6n), n, 121, 139.
Foyd6, v, Cova del Barrane de IC3...
Foua. 169.
Fone/as (prov, Almerla), 72,
Fon/al/d, v, Mlrabet.
Fon! Tallad, (Bcnletslm, prov. Castell6n), 78.
Formas de la ctrllmlca. de Caml Real, 74; de la Sarsa, 88; de Bélg1da, 93 slgs.;
de Mas de Menente, 106 sip.: del Charpalar, 159; de la cerámica Ibérica fina
de La Bastida, 202.
Fortlf!Uclón, en el MedlterrAneo occidental, 165.
Foyos, V. lQS FQyos.
FROB8NLUS (l,). 165.
FRlcr;eNHAus (A.), 173, 175.
Fu,,,/, Alomo (prQv. Almerla), 152, 179.
Fu,,,t, Vum,¡a (prov. Almeria), 151.
FUROu! (P,). 118, 205.
FURTWANGLeR, 163, 173.
fusayo las, en Charpolar. 159; en La Bastida, 193.
Ga./tra (prov, Granada), 166, 167, 169,204.
Ga.llintra (valle de) (prov. Alicante). 157.
Comelfons, 180.
Gandla (prov. Valencia), 51, 200.
Ga.ru[, v, El Garcel.
G%s (prov. Almcrla), 152.
Cayo/les (prov. Alicante), ¡ 10, ¡ 12, [39,
CtrOrJa. 82, 16-4.
GtrurJdia. v. La Cerundia.
Gibraltar (estrechQ de). 232.
GISBIlRT, 114, 118,
GIS8I!:RT y BALLllsTl:ROS (H.), 205.
Gó!llU MORI!:NO (MANUEL), 122, 125, 128, 130. 131, 135, 191. La novela de EspaIa, 219.
GóMU NADAL {E~"J-IO}, 115.
G6wu SI!:RRAMO (NICOLÁS PRIMITIVO) 61, 78. lOO, 216, 217, Un Hlatla prehlst6rico en las estaciones arqUCQI6gtcas de altura. levantinas. 113; Salterio arqueol6glco, las cuevas del Sargal, 223; Sltana, 234; Salterio arqueol6gico, un viaje a 010-
-252-
[page-n-310--data::data]
cau, 241; Una estación arqueol6gica en Les Penyetes de Torrente, 243; Salteri
Arqueologlc, com se perden els carnlns antles, 244.
eóNOOII.A M.... RTrHez (M .... NueL), 26.
CONULI!Z SUU,NCAS (MANUI!L), 180. Excavaciones de Sagunto, 241: ExcavacIones
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eoNZALvO PARf3 (LUIS), 216.
GORDON CHILDe (V.), 24, 27.
CRAU BONo, 115.
CrICia, 27.
GROLLI!R (M. VOIf), 160.
Guil/(}#$ (Portugal), 173.
Cu n.LI!N BI!IfAo!s, 115, 120,
H.blt. tlenu, en MAs de Menente, 102; en la Bastida, 185 slgs., su t6cn ica, 187
siguien tes.
Hachas. de cobrt, 84; de oflta. 138: de piedra pulimentada, 25, 53, 54, 56, 60,
61,64, 71, 72, 93, 97, 103 5igs,
HIlLeNA (PIf.), 82.
H ILelfA (TH.), 82.
H,flin (prov, Albacete), 15.
H,merO$(o/Mion, 237, 238.
H 1UCP (W. J.), Sorne rock,cut tombs ans habitalion caves In Mallorca, 229.
HIRRW .... "" (R.), 174.
Heuzl!Y (L.), 167, 168.
Hlllus, en las estaciones de altura, levantinas, 113.
Hltrro (objetos de), 158.
Hoyos (fondos de cabaña), 92.
Hoz de madera (mango de), IOB.
Hu uo (objetos do). on Caml Real, 54, 62, 73; en la Sarsa, 87; decorado, en Mas
de Menen le, 108.
Hunos humanos, 58, 60, 6 1, 7 1, 74.
HUGuu, 119.
IB .... RRA RU IZ (PEDRO), 114.
Iberos, 142. sigs., 149; su origen, 229.
Iberosleanol, 143.
Ibiza, 233.
IlIolos, de pizarra y mirmol, 71.
Ilach (prov. Alicante), 238.
IITI (prov. Almerl.), ! 18, 119, 148, 152.
I OLes l....S (J.), 79.
Indleu cdiUcos, 75 slgs., 80.
Inserlpcl6 n, on caracteres $Cmltlcos, 17; ibérica en la Bastida, 190 slgs.
Institul di Paltonlologit Humainl (Paris), 16.
jACQUI!S (VICTOR), 78,
Jáliva (prov. Valoncla), 11 sigs. 19 sigs.
JALH .... y (P. Eugenio), 134.
jeSS!If, Ole StrU$C van Gib raltar. 232.
J IM h;,ez DE CISNE ROS (DAtl"lel.). 113, 114.
JORH!T PIlIt.... LIlS (MAlu .... tfo), 115. 116, 140, 182,205,217,218. Prehistoria de
glda, 9 1.
¡oval (prov. Uirlda), 82.
L'Aigutla (Flgueras, prov. Gerona), 175.
La Algorla (Orihuela), 83.
La Bastida (Mogente), 158, 179,217.
-25J-:-
~I
[page-n-311--data::data]
Lob"alor¡o dt ArqueologEa, en la Universidad de Valencia, 21&.
La. Canal (Maslas El Romá y Vllaplana, Alcoy), 112.
La. C¡;¡utla (prov. Almena), 152.
Loduo (Callosa de Segura, prov. Alicante). 116.
La.dua d, San Antón (Orihuela). 139.
Ladua y mtseta d, San Migu,1 (Orihuela). 116.
L.'''UI!NTI!.
VIDAL (José), 217.
La Gmmdio (prov. Almerla). &7, 64. 151.
La. Ermita (Limpias. prov. Santander), 79.
La Lu/! (Santuario de) (Murcia), 166.
L(I M,nor(l (Alcoy), 112.
U ,mlna, de plomo escrita, IW sigs.; de hueso o marfll, 57, 70.
LAMMI!RI!R (A.). 165.
LANTII!R
(R.), 163, 166.
Lap(l Furoda (Portugal), 71, 65.
Lo Pernera (prov. Almerla). l51.
lápIdas roman as, 243, 244.
Lo Roca (prov. Almerla). 152.
Los Corolinos (MadrId), 96.
Los Cag%s (prov. Avila), 172.
Lo S,rre/a, (Alcoy), 55, 161. 176.
L'A/(lloyo (dolmen, SosQna). 62.
La Torre C"modo (Valdeltormo, prov. Teruel), 165.
Lousul (Franela), 125.
LI!RA (MANUI!L), 162.
Ufida. 62.
LIs Alt:uStS, v. La. Bastida.
1.4s L/omnlS. v. Cava de ...
LIs Penytlu (Torrente, prov. Valencia), 243.
LIs Pilts (Santa Coloma de Queralt, ,·rov. Tarragona), 79.
us Solcides (Náquera). 141. 152.
Lkt¡a (Portugal), 151.
Llguru, 143 slgs .. 149.
Limpios (prov. Santander), 79.
L'Ombri", (Arlege, Francia), 82.
Lopp;z (FRANCISCO). 61.
LQ$ Alcoru (Carmona, prov. Sevilla), 167, 171, 172.
Los Foyos (Lucena del Cid, prov. Caste1l6n), 165.
Los Lilliolts (Tabernas. prov. Almeríal, 72.
Los Millares (prov. Almerla), 55,59,64, 65.
Lr/eas, v. Cueva de Lucas.
Lugarico Vie;o (prov. Almeria), 56, 146, 151.
Lumt"txo (Lequeltio, Vizcaya), 63.
Llonero (prov. Urlda), 139.
Lla/lO dt la Consolaci6n (Montealegre, prov. Albaccte), 170.
Llano d~ los H~""fos (Herrerlas, prov. Almerla), ~.
Llama dtls Comtllars. v. EIs Comellars.
L/omll~s, v. Les Llometes.
Llorlf (:hlmen. Ca.tellar de la Ribera. prov. Urlda). 82.
LLUCII AJI:"'AL (E"'ILIO), liS; AIgunes notes sobre l'Arqueolog1a. en lo terme I p6ble
de Náquera, 224.
Lluc/fma;or (Mallorca), 165,
M"'CPHI!RSON, 25.
-254 -
[page-n-312--data::data]
MadTid, 79.
Magdalfnlensf, en la Cóva del Parpalló,218.
Mal/oTca. 229, 230.
Mandola (~Igida), 94 sigs.
Map., del reparto de brazaletes de pectúnculo en el Levante IISraflol, 28; de 1:1
dhtrlbucón del Indloe oefálico en la Penlnsula durante el Neolltlco y Eneoll
tlco, 80.
MaTa~/l,s, v, Cóva de IIIlI Maravellell.
Marlll (objetos de), 62, 70: colgantes, 73; raspador. tornillo, 54.
MaTrarida (prov. Alicante), 157.
Maria/a (sie rra de), 52, 87, 101, 111.
MaTion (Chipre), 174.
MAII.Quh DA COSTA. 151,
M ... II.T1Nez v MAI~T1NeZ (FII. ... NCISCO), 114; Arqueología valenciana, Hemerosoorc1to
e [fach, 238.
Mosd, M,ntnlt (Alcoy). 101 slgs., 117. 140, 154.
Mas/a NOlla (Vllanova, prevo Barcelona), 79,
Mas Puir (Darnlus. prov . Gerona), 126,
Mafarrllbilla (dolmen de, prov. Sevl11a). 120, 125, 127, 129, 135, 137.
M«a (prov, Albaoe te), 166, lOO,
Medi/tmJnto, 24.
MClamos, probable existencia de ellos en Valencia, 120 slgs.
Mh. IOA (J. R,), 12B, 169.
M!NDES CoRUA (A. A.l, 78.
M!tu:u (PASCUAl.), liS.
M,nga (Cueva de. Antequera, prov. Málaga), 125, 126, 131, 135.
MlnoTa, v. La Menara.
MUOIILINA (CAVIITANO 011). 25, 121, 125, 130, 131.
M1CÓ (Vu:;r;NTII R.), 91.
MlcroJltos, 72.
Millo"s, v. Los Millares.
Minaftria (prov. Albaoetel, 15slgs.
MiTatlf/. Fonfalld (Gabanes. prov. Castellón), 26. 222.
Moglnl, (prov. Valencia), 179 slgs.
Mala alfa dt StTIIIIS (Alcoy), 110, lJ 1, 112, 152, 154, 225.
Mo/a d'A grts (prov. Alicante), 1JO, 111.
Mola di Torrd (Fuente La Higuera, prov. Valencia), lOO.
Ma/a Murada (Chert, prov, Caste1l6n), 154.
MolaT, v. El Mola?
MOLT6 AeAo (R iCARDO), 58.114,
Moll ons, o caeherulets, supervivencia de las construcdones megalltlr¡¡¡:, 132. sig~.
Monachil (do lmen, prov. Granada), 25.
MOn eda lbllrlu, en Charpolar, 159,
MondllaT (prov, Alicante). 25, 59.
Monfanya dI CaTlos (Corbera de Alclra), 14 1.
Monfanytla d, CabTtra (Torrente, prov. Valencia), 14 1.
Manlaila d. Ral,1 (Tabernes de Valldlgna), 139.
MonfaspTt (NA.quera), 140, 152.
Montcom/)roux. (AllIe r, Francia), 27.
MOI1Utl, V. Cóva de MonUel.
Mont",o (prov. Córdoba), 78.
Manturrat (prov, Baroelona), 88,
MONtÓ NOGub, 115.
-255 -
[page-n-313--data::data]
MooSldorf (Berna, Suiza), 129.
MOREtlO Tovll.. L.AS (SAtlTIAOO), 60, 6 1, 139..
MOl'loAtl (H,), 113.
MDrollo. (Limpias, rrov. Santander), 79.
MWTldondo (Torrente, prov. Valencia), 141.
MORTILLET, 27.
Motivos anlmalu (en l. oer:1mlca IMrlca), 175.
Mollvos vege tal es (en la oeramlca ib~rlca), 174.
MOTOS (FI!IlEI'IICO DE), 29, 154, 166, 167.
MouRI!T (F.), 175, 198.
Mugem (Portugal), 49.
Mu;", v". Cueva de la Mujer.
Mundo (rlo), 15.
MUNRo, 129.
Munló d, I,s M,nlid,s (Ayelo de Malfe.it, prov. Valencia), 11 9.
Murallas, en La Bastida, 181 slgs.
Murcia (provincia de). 25.
MuS«) Antropológico Nacional (Madrid), 83.
MuS«) Arql/eológico (Barcelona). 83 .
MI/Seo d, los Podus juu[tas (Orlhuela), 83.
MU$l() d, PuhisJor;o d, lo Diputación (Valencia), 24,10 1, 106, 115,157, 193.
Musterltnse, de COva Negra, 12 sigs.; de Minateda, 15.
NtJquua, (prov. Valencia), 140, 227.
Naroona (Francia), 82.
Navalalarla (Montara, prov. Córdoba), 78.
NUOT, 115.
N,gra, v. COva Negra.
Neo1fllco y eneolítlco, en la Europa occidental, 228.
Norltamlrico. 29.
Notlclas. 215.
Numoncia (prov. Sorla), 161.
OBI!RhlAIEI'I (Huoo), 12,98, 121, 125. 127. 129, 137, 151. Ole FelsmaJerelen der
Cueva del Civil, 220; Neuendeckte EiszeitmaJereien in Teruel, 221; Nuevas pln.
turas rupestres descubiertas en los alrededores de Torm6n, 221; ... y BuulL (H.l,
El yacimiento paJeoJltico de San Bias, 220; Las pinturas rupestres de los aIre·
dedores de Tormón, 221.
Olicio, v, El Oficio.
Oflulol, 154,
Oilbar (Limpias, prov. Santander), 79.
OUrd% (prov, Baroelona), 165.
Oliva (prov. Valencia). 161, 172, 176.
Olocau (prov. Valencia), 140,241.
Ora MarlUma. de Avleno, estudio toponinimo, 234.
Orihutla (prov. Valencia), 60, 83.
Osuna (prov. Sevilla), 165, 166, 171.
Olúro d, Ass,nla (Obldos, Portugal), 151.
Ou(,iro da Forco. (portugal), 122.
Pa/acls (prov. Almcrla), 24, 29.
Palacio d,l Marquls (Btlgjda). 97.
PO/OlU'/OS de Cu,s/a Urrla (prov. Burgos), 79.
PaleoUUco, en San Bias (Terue!), 220; Inferior, v. PALLAltb (MATIAS), 115, 165, 213.
Parolu,/os(prov. Almerla), 51 . 67, 84.15[,154,
-256 -
[page-n-314--data::data]
PAlUS (PU':'lIU!), 160, 163, 164, 165, 166, 168, 169, 170, 171, 173, a)2, 204, 206'
Pwpo.lld, v. COva del Parpa1l6.
Pastora. v. Cueva de la Pastora.
Pcc!ünculos. 58; brazaletes de ... , 23; ... róslles, 25.
Pldra Caballa {dolmen, El Vilar de Cab6. prov. Lérida). 82.
P#drtra (~Ig1da), 95, 97.
P~IO (prov. Alicante), 157.
Pcndltnt u, de oro, 184.
P~nya Roia (Cuatretondeta, prov. Alicante), Z3 slgs.
P~nya Roia (Olocau. prov. Valencia), 141.
P~nyetes, v. Les ?enyetcs.
P~Tal~s de Ta;uña (prov, Madrid), 79.
Pbet (D.- MATILDII), 23.
Phl!t De BARRADAS (Jos!!), 98.
P!!RI!: TeMPRADo (LoReNto), ! 15.
PIIR ICOT CARCIA (LUIS), 26, 78, 116, 119, 128, 139. 153, 182,215,218,219,220,
221,222,223,224,226, 228,229,230,23[,232,233,235,238,239,240,24 1,243,
244. El Dep6slto de brazaletes de pectúnculo de Penya Roja, Cuatretondeta.
23; El poblado Ib/lrlCQ de l Charpolar, 157; ... y PONSELL (FERNANDO), El pob lado
de Mas de Menente, 10 1. v. SALLESTeR T ORMO (ISIDRO).
Perlado megaUtico, en Levante, 15 1 sigs.
PeR l' FueNTES (J.), 115.
PeRls FueNTes (MANueL), 115. Mlrabet-Fonttallá, 222.
Perlu de collar, 71.
P"ntra. v. La Pernera.
P"lIif, v. Cueva del Pernil.
PeRROT, 163, 173.
Pellu de arcma, 108.
Pesu, do bronoel y plomo, en La Bastida, 186.
Peso, do bronce, 158.
Pesos de telar, en La Bastida. 192.
PH1L IPON, 143.
Piblllfdn (~Iglda), 97.
Piedra, de afilar, 54; do pulir. 54; moledora, 92, 94; valor de la .... la) slp.
Plntura,lb6rlca, 171 sipo
Pinlura, rupestres, Mlnateda, 16; játlva, 19; Valltorta,22); Pertgord y Esto de
Eilpal'la, 221; Torm6n, 222.
PlnARD, 79.
Plbtlca, Ibérica, 167 slp.
PI,U (barranCQ de l) (Bélglda), 98.
Plomo (lámina do ... escrIta, on La. Bastida), 190 sigs.
Poblado, v. Mas de Monente. Charpolar, Bastida.
POtlSI1:LL CoRTb (FI1:RNANDO), 23, 52, 58, 101, 114, 117, 139, 157. La cova de la
Sarsa. 87. V. P!RICOT CARetA (LUIS).
POReAR, 115 .
Po'/eU (Monserrat, prov. Valonc!a). 141.
Po,lichol (Oll)(:au. pro v. Valencia), 141.
POTT I!R (E.), 171.
PRADO (CAS IANO DEL), 113.
Prehlstori. de Btlgld., 91 sig,o
PU!NT!, 78.
Pu;, (Alcoy), 112.
Pu.f, Cast,l/a, (Barcelona), 175, 198.
-
"257 -
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Puig d, /,s Alliml's (GaIdas de Malavella, prov, Gerona), 151.
Pulsera, de mármol, 96.
Puntal d, I'Alm,(a (Corbera de Alcira, prov. Valencia), 141.
Puntal d,/s MOTO$ (Náquera). 140, 151, 154.
Puntas d.e lIeeha de ¡Jlex, 26, 54, 60, 61, 67. 71, 72, 83, 84, 96.
Puntillado (en la cerámica de la Sarsa), 88.
Punzones. de cobre, 84; de hueso, 62, 72, 87, 108.
Quicio, de piedra, 92.
QUINTERO (PELA yo). 211.
Raboso (La) (Albaida), 46.
RADA y DI!:LGADO (J. DE D.), 26, 61. 118, 166.
Raidon (Siete Aguas, prov. Valencia), 223.
Rambla d,1 Moro o Rio d, Tabarra (prov. Albacete), 15.
Rascadores de sllex, 63.
R,bokal, v. El Rebolcat.
RE!G, 114.
REINAcH (TH), 171.
Re lacio nes, entre el arte Ibérico yel griego, v. BOSCH C IIoCPI!RA (P.); entre 10$ pue·
blos atlánticos y la Penlnsula, 228; entre las clvll!zaclones mediterráneas a
fines de la edad del Bronce, 230,
R,ndaluo;'o (~Iglda), 94, 97.
R,n;,blos (prov, Soria), 160.
Restol de anlma lu, SO.
Ru los humanos, v. Huesos humanos.
Rdoq ue ese.lcrlforme (en el musterlense de COva Negra, JAtlva), 12.
Rhlnoeeros MerekU, 12.
RI8IIRO, 151.
Ri11t:ollada dll COllalizo ,1 Raya (Minateda), 15.
Rinl'r (prov. Urlda), 82.
RIVELLES GUILLEM, liS, 120.
Roca. v. Cueva de la ...
Roca d,( Moro d, Call CUVI'ro (Serratelg, prov. Bateelona), 79.
Roca d,ls Moros d, Fin,strl's (Madrona, prov. Urida),82.
R6daIlO (rio), 29.
ROMAN (CARLOS), Excavaciones en Ibl~a, 233.
RomlTol (dolmen del, Antequera, prov. Málaga), 121, 126, 135.
Rotura (Setubal), 151.
SAClLIO, 200.
Sagullto (prov. Valencia), 241.
Salalll6 (prov. Tarragona), 79.
Salobral (prov. Albacete), 169.
Sa/l d, Rio (Serra, prov. Valencia), 14 1, 154.
Sollad,lIa (prov. Caslellónl, lOO,
SALLER (K.l, 79.
Somos, 167.
5011 AII16n (Orlhuela), 118.
San Antollio dI' Ca/ouill' (prov. Teruel), 160, 16.$, 166, 175, 198.
Sallgolll'lIlo (Fuente La Higuera, prov. Valencia), 180.
San Nicolds, v. Cueva de ...
SonIa EI,IIQ, (prov. JaM), 168.
Sanlimamiif, (Cortb-ubt, Vizcaya), 83.
Sargal, v, COva del...
Sorsa. v. COva de la...
-2S8 -
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Sor,'lIlo, v. El Sargento.
SAItTlAUX (F.). 169.
SI..$TItI! (BI!RItARO IItO), 1l4.
SCItULTl!tI' (AOOLP'). 142, 143, 146. 160, 166. Dil! Siuen des Herak1es. 232; Tar·
tessos, 232; Forschungen In Spanien. 236.
SUADILLA (VICIItTl! R.), 87.
Stfn, 149, 154.
S,gor/)l, (SUpUMtO dolmen, prov. Caste1l6n), 119.
SI!OURA (D. ENRIQul!). 182.
SIINIlItT I B¡IlI!z (J.), 114. 126, 165.
S,nyus (dolmen, prov. Urlda), 82,
S,,¡ild (prov. Gerona), 82.
SUPA P ltI' TO (Ruy CoRRI!A DI!), 27.
5'" 0 Crosso (prov. Valencia), 179.
SI!RRA R .....oLS (J . DI! G.). 26, 132, 172, 176.
SI!RRA VILAR6 (J UAtI'), 26, 79, 82, 139, 140.
5",,110 (prov. Alicante), 23.
5''''/0, v. La Serreta.
S,rrllo d, lo Vello (Mon6var), 59, 76,
S,rr,la dll Pos BUlJap (Tabernes de Valldlgnal, 141.
SI!YTII!, 115,
Slcanos, 142 slgs., 149, 154: navegantes, 144, 145: equivalontes a los feRclos, 145.
Sidlia, (su papell en el desarrollo del arte Ibérico), 177.
Sidamum (prov. Urlda), 175.
Silrro di Moria/o, v. Marlola.
Slerru, de sllex. 105, 106.
SUu, v. Cova Negra, caml Real, Bélglda, cuchillos de ...
SlI05, 77, 78.
SIItI!T (H. y L.), 25, 27, 56, 6 1, 84. (Lurs), 25, 27, 45, 49, 59, 72, 73, 85, 117, IH!
119, 122, 136, 148, 151, 152, 153, 153, 155, 156.
Si/Olla, 234.
Sitg,s (prov. Barcelona), 83.
So/al' (dolmen, Rlner, prov. Urlda), 82.
So(cid,s, v. Les Solcldes.
SoLI!It (OAltll!L), 94.
So/J4l1a (prov. Lérlda), 82.
Soport es cerAmlcol (en La Bastida). 194.
Sos y BAYItAT, 77, 115.
S% (dolmen, Trigueros, prov. Huelva), 121, 135.
Talnrnas (Almerla), 72.
Tob,nlls d, Volldillla (prov. Valencia), 52.
Talatoy d',s Ratel Cagol/u (Manacor, Mallorca), 122.
Ta ller, musterlen:;o, 15, 16.
TARAcl!tI'A (BLAS), 160, 172.
TARAMI!LL1, SO.
Torrolalla, ISO, 164.
Tartulos, 142. slgs., J49.
Tar/lS$Os, 232.
TH UCIO IOIS, 143,
T", P,lal (Bétera, prov. ValencIa), 122.
Torre C"",oda, v. La Torre Cremada.
Torre d, To(lodo (Fuente la Higuera, prov. Valencia), 180.
Torre",Ollla"OS (prov. Alicante), 54, 56, 62, 83, 84, 110. v. ava de la BarsellB
-259-
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Torre romana (en Torrente), 243.
TORTOSA (LUIS), 180.
TO"Nllo de Monlrrl, v. Cau deis 05$05.
Tofana (prov. Murcia), 54, 59, 61, 84. v. Cueva de los Blanquitares de Lebor.
Toyo, 167.
Tr.baj O! de l Servicio de In veslllul6n Prehistórica, 11,23,87,101, 157, 179,2 17.
Tracia. 27.
TIlAVI!:R (FRANCISCO), 77.
Trencalls. v. ELs Trencalls.
Tris Cabtzos (prov. Almeda). 151.
Trigo (granos de ... ), 108.
Trontla (La). (Albaida), 46.
Trou. d, Vfllíts (Narbona, Francia), 82.
TUIXANS (JOAQUIN). 77, 115. 121.
Túmulo. 78.
Vil del Moro (La Serreta. Alcoy), 110. ]! 1.
UnIversIdad de V.[encla (C ursos de Pr ehistoria y Etn ologla), 215,
URlel.. 115.
Valencia. 216.
VALII!NTI! 1ZQUII!:I!:OO (FRANCISCO). 52. 76. liS. 122. 139,
VALLOIS.82.
Vaso ca mpaniform e. v. Cerámica campaniforme.
Vaso en larma de aslrlgalo. 199.
Vasos. v. cedmlca.
V,go dll Gu.adallcil, 128.
VI/tI Blanco (prov. A[mer!a). 29. 154.
VI!RA VI!RDÓ, 138.
VIRNeAu (R.). 78.
V,'o (~lglda). 97.
VICIIDO SAN FIILIPI (ReM!O!O), 54, 110, 111,112, 114, 142.
VIDAL (LU IS MARIANO), 126.
V IDIILLA (SANTIAOO). 115.
VIEIRA N.HIVIOAOII, 27.
Viuo (dolmen de .... Antequera:. prov. Malaga). 122, 125. 126. 128, 129. 135.
VILANOVA y PII!RA (JUAN). 25,5 1,54.59,6 ].76,79. [11. 113, 118.
VILAPLANA (AOOLPO). 54, 76.
VILAPLANA JULIÁ (ENRIQUE). 53, 54, 55, 111.
VILAseCA (SALVAOOR), 27, 79.
Villocoffillo (prov. Ja~n). 169.
Villallutva dt Córdoba, 78.
Vil/aricos (prov. Almer!a), 160.
Villarrta/ (prov. CasteIl6n). 77.
VIÑa MAS!P (GoNZALO J.). 1 [5.180,182.217,218. La COva Negra, JAtlva, 11.
VIIlOILlO, 143.
VISEDO (CAMILO). 23, 53, 55, 110 , 112,114, ]70.
VilllT (prov. CasteIl6n). 78. 79.
Vu!cí (Italia), 170.
WALTlRS (H. B.), 200.
WILU (G.). 27.
Yeso (vasijas de ... ). 72.
Zafra (La), 180.
ZO!tmll (~lglda). 98.
Zapata (prov. Almorla), 118, 152.
ZVAZO PALAC IOS (J.), 1 [5.
-260-
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IHDIC.E GEHERIIL
(l.). A guiSQ IÚ prt»17Iio, El Suvicio de lnw$llgocidn Prthist6rieQ y su MUfMo. •• •• • • . • . . . • . • •• •• •• •• •• •• •• •• •• •• •• •• •• .• •• . . . .
B ... I.LI!.ST~1't TORMO
7
J.). La ,COvo NIgrO! (jáfiva).. ........ ................
11
BREUIL (H.). Station moustlrj,nn~ ,/ peintuTts pr¡historiquts du .Conofiw ti
Rayott, Mina/Ma (Afb«lIIej..........................................
BltBu1l.. (H.). Y,stigu dI plinturu pr'hisl,"iquIs (1 ,La el/wa del Punil_,
15
¡dtil/o(Vo/lnce)........................................ ............
19
V IRES (GONZALO
PIIUCOT (L.). El d,pdJito de blazo/tllS di ~1(¡n,uIQ dI 'Plnro Ro;m (Cua/r,.
londtta).............. .. .. ...... ...................................
BALLI!5TER TOIUfO (l.). l,.Q covruha upulcral dI ICamT /Ua/., Albaida.. . . . . . .
PONSI':L.l. (F.l. Lo. .Cooa d, la Sar sQt (Bocalrente)...... ........ .. .. .. ...
jORNET (M.). pr.histario d, Bllfido. J. Ho/lOlfas 'lItolfticos..............
PERICOT (L.) y PONSEL.l. (F.l. El poblado d•• Mas d, M'II'lIttt (Aleoy).. . ...
CóI.tl!.Z (NICOL.'u PRUUT1'VO). UII .H(atus. prlhlst6rico tll /as tsladonts QT.
qlltol6gicQS d, a/lura. Itvonlinas......................................
PERICOT (L.). El poblado Ibtrico d,I.ChllJ'pola,... ...... .. ................
Bo3clt CUIPE!t, (P.). R.rocianu 'nI" ,1 arl. ibtrico y ,/ fri'fo.... .. ......
B"I-UST!R TOINO (1.) y PEIUCOT (L.). Lo. Bastida dttús AICIIUSt (Moftnll). .
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NOTICIAS
CUI'lIOlI de PrehIstoria en la Unlvel'llldad ................................
Cuno de Etnologla en la Univel'llldad de ValencIa...... ........ ....
El Centro de Cultura ValencIana y sus seccl6n de Prehistarla...... ........
El Laboratorio de Arqueologia de la Universidad................ ........
Hallazgos de lu ¡§pocu Ib¡§rlca y romana en Valencia ....................
ElI:ploraclones en Alicante................. . . .. . . . . . . . . .. . . .. . . .. • . . . ..
La segunda campai'la de excavaciones del Servicio.... .. ................
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NOTAS BIBLlOORAFI CAS
Max Ebttl . Reallexlkon der Vo rgeschlchte........ ........ .. .. .. .... . ...
Ma71uII G6mtl Morlno. La novela de EspaPla ............................
Hura Obermoiu·H""i B,.ui!. El yacimiento paleolltlco de San BIas. cerca
de Teruel.... . .. . . . . .• .. .. . . . . .. . . . . . . . . . . .. .. . . .. .. . .
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H. Obtrm'(tf. Die Felsmalerelen der tCueva del Civil. (Val!torta Schlucht;
prov.CasteI!6n) .....................................................
220
Abbt H. Br.uil. QeUVTeS d'art pal60llthlques In¡§elites du Perigord et Art
Oriental d' Espagne...... .... ................ .. .................. ..
Hugo Obtrmoitf. Neucn tdeckte Elszeitmalerelen In Terucl (Ostspanlen) ..
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p ....
HUIO ObumailT. Nuevas pinturas
rupost~
descubiertas en los alrededores
de Tormón (Teruel) ................................................ 221
HUle Obumaitr)l Henr; 8"ull . Las pinturas rupest~ de los alrededores de
Torm6n
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p~,o Bosch Gim~,a. Das spaniche-portuglesische Kuns1gerwerbe vom Neo.
o, • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • ' , • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •
IIthikum bis zur Romeneit................. ........... ............ 222
Ma1l/tll P,'¡S. Mirabet·Fontall:L....................................... 222
Nicol6s Primitivo G6mez. Salterio arqueológico. Las cuevas del Sargal, en
Viver de las Aguas..... ... ............... ................ ......... 223
¡osI M.· Corb¡n. Descubrimientos arqueológicos en las sierras de las Ca·
brillas .. . ........... . . .. .. . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . .
Id. En la ~lerra de las Cabrillas. E~tación romana de RaM6n (Sieto Aguas) ..
Id. En las ~ierlas de las Cabrillas. Estación eneoUt tca de Raid6n (Siete Aguas).
Id. En las sIerras de las Cabrillas (SIete Aguas). Estaci6n eneolltica-Ib~rlca
del Castellar.. ..... ..... ............................................
l. 8o. IIesler Tormo. Unas cerámil::as Interesantes en 01 Vallo de Albaida ....
Emilio Llut:h Amal. Algunes notes sobre l'Arqueologla en lo t erme I pobe
de Nltquera............................ ........ .. .............. ... . .
Ernl!Sto Botella Co.nde/o.. Excavaciones en la .Mola AII», do Serelles (Alcoy)..
Albtrto del Castillo Yurrita. La cultura del vaso campanIforme ............
Ped,o Bosch Gimpua. La:; relaciones de los pueblo, atlAntlcos y la ?enln,u.
la IbérIca en el eneolitico y en la edad del bronce............ ..........
Id. O neo·eneol!tico na Europa ocidental e o problema da sua cronologla ..
Id . Los antiguos Iberos y su orIgen..................................
W. J. Hllmp. Sorne rock-cut_ tombs and habltallon caves In Mallorca ......
J. Colomino.s. Gil scavi di Majorca..
. . .. . . .. . . . . . . . . .. . . . . . . .. ..
Pedro SOSlh Gimp"a. 1 rapportl fra le clvlltlt medlterranee nella line dell'etá
del bronzo..... ........ ..... ......... ...................... ........
Adol! Sdlulten. Tartessos.......... . ............. ...................
P. Sosch Gimpua. Fragen der Chronologle de r Phonlzlschen Kolonlsation In
Spanlen .... ..... ..... ........... ' ........ . .......................
Carlos Romdn. Excavaciones en Ibiza... ....... .....................
Nit:olás p'imiti/lO GÓmel. Sitana, contribución al estu dio topon lmlco de la
Ora Marltlma de Rufo Festo Avieno........ .......... .. .. ...... .. ..
A. St:hull,n. Forschungen in Spanien. 1927...... .. .......... ............
F. Ma,tfntz y MarUntz. Arqueologla valenciana. Hemoroscopclo e [fach....
Pedro SOSlh Gimpuo.. lberische Krlegerkople aus dem Cerro de los Santos
(Spanlen}...... .. .......... .. .. ........ .. .. .. .......... ........ ..
J. Co.brl. Decoraclones hispánicas..................................
Nit:olds Primitivo GÓmel. SalterIo Arqueol6gico. Un viaje a Qloc:au......
Mo.I/ut¡ Gonzdlll Simo.ncas. ExcavacIones de Sagunto ..................
Id. Excavaciones arq~oI6g¡ cas en Almenara. El campamento de Anlbal..
Salvador Sel/mont. Ruinas de una torre romana.. .. ........ .. ............
Nit:olds Primiti/lO GÓmel. Una estación arqueol6gica en d...os ?enyeles, de
Torrente ..... .. . . . . . . .. .. .. .. . . . . . . .. .. . . .. . . . . . . . . . . .. . . . . . . .. . . ..
Plo B,I/, dn. Hallazgo de lápidas romanas.......... .. .. ............
Id. Nueva Inscrlpcl6n romana ........................................
Nit:o/o.w P,imit/w GÓmll. Salten Arqueológlc. De c6m se pc rden el! camln!
anlles..... ................ .. .......... .......... ..................
Advertencia............... .................. .............. ..........
Indice aHa~tico...•............................ ••
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Servicio de Investigación Prehistórica
DIRECTOR
D. Isidro Ballester Tormo.
SUBDIRECTOR
D. Luis Perico! Garcfa.
COLABORADORES
D. Mariano Jornet Perales.
D. Gonzalo
J. Viñes
Masip.
D. Fernando Ponsell Cortés.
AGREGADO
D. Emilio Gómez Nada!.
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El Museo, la Biblioteca y el Laboratorio de l Servicio e:'Itfln Instalados en el
Palacio de la Diputación de la Generalidad del Reino de Valencia (caUe de
Caballeros)
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A guisa de proemio. El Servicio de Investigación Prehistórica y su Anuario
Isidro Ballester TormoPag. 7-10descarregarEl depósito de brazaletes de pectúnculo de "Penya Ròja" (Cuatretondeta)
Luis Pericot GarcíaPag. 23-30descarregarEl poblado de "Mas de Menente" (Alcoy)
Luis Pericot García / Fernando Ponsell CortésPag. 101-112descarregarUn "Hiatus" prehistórico en las estaciones arqueológicas de altura, levantinas
Nicolau Primitiu Gómez SerranoPag. 113-156descarregarLa Bastida de "Les Alcuses" (Mogente)
Isidro Ballester Tormo / Luis Pericot GarcíaPag. 179-214descarregar